PSY301 - Control de Lectura - S5

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Control de lectura 1

Semana 5

Tema: La inteligencia emocional en diversos ámbitos

La inteligencia emocional hoy en día comienza a ser más tomada en cuenta, reconociendo que
trabajarla y desarrollarla en los diferentes ámbitos de nuestra vida, nos ayudará a potencializar
nuestras cualidades y habilidades y favorecer nuestro entorno social.

Por ello en este texto hablaremos de la inteligencia emocional en los diferentes ámbitos del ser
humano.

Inteligencia emocional en el ámbito laboral

Para Maribel Jiménez (2019), desarrollar la inteligencia emocional en el ámbito laboral es de suma
importancia para manejar escenarios de estrés o conflicto. Las personas con mayor inteligencia
emocional tienden a tener mejores habilidades para el liderazgo, manejo del estrés o relaciones
interpersonales.

Daniel Goleman (1995) señala que “las personas más competentes no están determinadas por su
coeficiente intelectual ni en su capacidad para resolver tareas marcadas por la empresa, sino en
aspectos como la empatía, el autocontrol de los impulsos, la autorregulación de los estados de
ánimo o la confianza entre las diferentes partes del equipo.”

Para Jiménez (2019), la inteligencia emocional en el trabajo es muy importante porque:

Se potencia
Se dominan Se resuelven
liderazgo al saber
situaciones bajo conflictos con
tomar decisiones
presión mayor eficacia
con calma

Se tiene más Se escucha y


empatía reflexiona mejor
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Maribel Jiménez (2019) describe que “la inteligencia emocional en el trabajo juega un rol
determinante que se puede asociar al liderazgo dentro de una corporación. Este aspecto es
indispensable para conseguir el máximo desempeño de todo el equipo gracias a una dirección e
interacción social.

El líder será capaz de gestionar, motivar y dirigir a los diferentes miembros del equipo mejorando
su rendimiento. Además, esta faceta analítica le permitirá tomar decisiones apropiadas dirigidas a
mejorar los resultados de la empresa. Esta mayor productividad se traducirá en un rápido y sano
desarrollo profesional”.

Asimismo, Jiménez (2019) señala que “la inteligencia emocional es una herramienta esencial
para fomentar el talento de los colaboradores, la promoción interna, el reconocimiento de
resultados y el desarrollo profesional e individual. Todo profesional que sea capaz de identificar las
necesidades de sus clientes ofrecerá soluciones más efectivas en un mercado cada vez más
competitivo”.

Para Daniel Goleman (1995), el


ámbito laboral no ha escapado a
la implementación de la
inteligencia emocional, “para así
comprender la productividad
laboral de las personas, el éxito
de las empresas, los
requerimientos del liderazgo y
hasta la prevención de los
desastres corporativos”.

Por tal motivo, Goleman (1995)


explica qué factores determinan
las diferencias entre un
trabajador “eficiente” y cualquier otro sin una inteligencia emocional adecuada.

Un trabajador o empleado eficaz y eficiente se destaca por tener autocontrol, entusiasmo, empatía,
perseverancia y capacidad para motivarse en el ámbito laboral.

Para Goleman (1995), “una persona que carece de control sobre sus emociones negativas podrá ser
víctima de un arrebato emocional que le impida concentrarse, recordar, aprender y tomar
decisiones con claridad. De ahí la frase de cierto empresario de que el estrés estupidiza a la gente.
El precio que puede llegar a pagar una empresa por la baja inteligencia emocional de su personal es
tan elevado, que fácilmente podría llevarla a la quiebra. En el caso de la aeronáutica, se estima que
el 80% de los accidentes aéreos responde a errores del piloto. Como bien saben en los programas
de entrenamiento de pilotos, muchas catástrofes se pueden evitar si se cuenta con una tripulación
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emocionalmente apta, que sepa comunicarse, trabajar en equipo, colaborar y controlar sus
arrebatos”.

Anteriormente los jefes competitivos y manipuladores, que confundían la empresa con una selva,
ha pasado a la historia. La nueva sociedad requiere otro tipo de superior cuyo liderazgo no radique
en su capacidad para controlar y someter a los otros, sino en su habilidad para persuadirlos y
encauzar la colaboración de todos hacia unos propósitos comunes (Goleman, 1995).

En un entorno laboral de creciente profesionalización, en el que las personas son muy buenas en
labores específicas, pero ignoran el resto de tareas que conforman la cadena de valor, la
productividad depende cada vez más de la adecuada coordinación de los esfuerzos individuales.

Por esa razón, la inteligencia emocional, que permite implementar buenas relaciones con las demás
personas, es un capital inestimable para el trabajador contemporáneo (Goleman, 1995).

En su estudio: “Inteligencia emocional en el trabajo”, María Victoria Ayuso (2016) argumenta que
“en el trabajo siempre nos dicen que apartemos lo personal de lo profesional. Pero para poder estar
al 100% profesionalmente debemos estar bien en nuestra vida personal, aunque ello no quita que
no tengamos algún problema merodeando en nuestra cabeza. Lo que la investigación de la IE nos
está aportando, es que no se trata de que haya una fractura entre lo profesional y lo personal. El
interés está en que aprendamos a gestionar las emociones que en cualquiera de los dos ámbitos se
produce, de forma que no haya una interferencia negativa entre ambas, es decir, que seamos
capaces de regular nuestras emociones. Goleman (2005), afirma que el éxito depende un 20% del
cociente intelectual y un 80% de la IE”.

Eficacia organizativa

En su libro: “Inteligencia emocional en el trabajo”, Daniel Goleman (2005) señala que “Si nos fijamos
con atención en cualquier factor que influye en la eficacia organizativa, descubriremos que la
inteligencia emocional desempeña un papel. Por ejemplo, Estados Unidos continuaba inmerso en
un período de prosperidad y crecimiento económico sin precedente. El inconveniente de esta
afortunada circunstancia para muchas organizaciones es que cada vez les resulta más difícil retener
a los buenos empleados, en particular a aquellos con las habilidades que importan en una economía
de alta tecnología. Así pues, ¿cuáles son los aspectos más importantes de una organización para
seguir contando con los mejores empleados? Un estudio de la Gallup Organization sobre 2 millones
de empleados en 700 empresas reveló que el tiempo que un empleado permanece en una empresa
y su productividad estarán determinados por su relación con su supervisor inmediato (Zipkin, 2000).
Otro estudio cuantificó este efecto con mayor profundidad. Spherion, una firma de recursos
humanos y asesoría de Fort Lauderdale, Florida y Lou Harris Associates, descubrió que sólo el 11%
de los empleados que calificaban a sus jefes de excelentes afirmó que probablemente buscarían
otro empleo durante el año siguiente. No obstante, el 40% de los que calificaron a sus jefes a la baja
afirmó que probablemente se despedirían. En otras palabras, los trabajadores con buenos jefes se
muestran cuatro veces menos inclinados a despedirse que aquellos que padecen malos jefes (Zipkin,
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2000). ¿Qué es lo que tienen los jefes que tanto importa en su relación con los empleados? ¿De qué
habilidades deben hacer gala para evitar que sus empleados se despidan? Los más eficaces son
aquellos que cuentan con la habilidad de darse cuenta de cómo se sienten sus empleados en su
situación laboral y de intervenir con eficacia cuando dichos empleados empiezan a sentirse
desanimados o insatisfechos. Los jefes eficaces también son capaces de manejar sus propias
emociones, con el resultado de que los empleados confían en ellos y se sienten bien al trabajar a su
lado. En pocas palabras, los jefes cuyos empleados se quedan son aquellos que dirigen con
inteligencia emocional. Cuando les pido a los empleados y a sus jefes que identifiquen los mayores
desafíos a los que se enfrentan sus organizaciones, suelen mencionar los siguientes: Las personas
deben afrontar grandes y rápidos cambios. Las personas deben ser más creativas a fin de impulsar
la innovación. Las personas deben manejar enormes cantidades de información. La organización
necesita aumentar la fidelidad de los clientes. Las personas deben estar más motivadas y
comprometidas. Las personas deben trabajar mejor juntas. La organización debe utilizar mejor los
talentos especiales disponibles en una fuerza laboral diversa. La organización debe identificar líderes
potenciales entre sus filas y prepararlos para ascender. La organización debe identificar y reclutar a
los más dotados. La organización debe tomar buenas decisiones acerca de nuevos mercados,
productos y alianzas estratégicas. La organización debe preparar a las personas para desempeñar
puestos en el extranjero”.

Según Goleman (2005), la inteligencia emocional influye en la eficacia organizativa en varias áreas

Cliente o estudiante
resultante
Contratación y Clientela
conservación del fiel
empleado

Desarrollo Calidad
de de
talento. servicios.

Trabajo
en Ingresos
equipo.

Compromiso,
estado de
Ventas.
ánimo y salud
del empleado.

Innovación Eficacia

Productividad.
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Goleman (2005) aborda tres factores relacionados al trabajo o campo laboral, que favorecen el éxito
de una empresa:

 las capacidades emocionales individuales.


 las habilidades para trabajar en equipo
 La empresa organizada con inteligencia emocional.

Da muestra de la importancia de adaptarse a las nuevas condiciones en las empresas modernas,


la necesidad del autocontrol en situaciones de estrés y la importancia de ser honesto, integro,
responsable. Para Goleman (2005), “los gerentes más eficaces son emocionalmente inteligentes
debido a su claridad de objetivos, su confianza en sí mismos, su poder de influir positivamente
y de leer los sentimientos ajenos”.

2.- Inteligencia emocional en el ámbito familiar

El sitio web Educa-aprende (2014), señala que es “en el seno de la familia, donde se forjan las bases
del desarrollo emocional, afectivo y social del niño, siendo por lo tanto su influencia, en este
aspecto, crucial. La familia es el agente socializador por excelencia, donde se generan los
primeros vínculos afectivos y se crean en torno a los mismos los patrones de apego que van a
determinar nuestras futuras relaciones. Las personas más cercanas a los niños, servirán de modelo
a seguir, transmitiendo de modo inconsciente, las maneras de expresar las emociones, las maneras
de hablar sobre ellas, las maneras de pensar sobre ellas y de actuar ante ellas”.

El educar a los niños con inteligencia emocional es de suma importancia ya que esta es aprendida,
pues no es innata en el ser humano, nadie nace inteligencia emocional, es fundamental trabajar
para desarrollarla y es primordial desarrollarla desde la niñez.

Educa-aprende (2014) argumenta que educar con inteligencia emocional, va a suponer prestar
atención a las emociones de los más pequeños y dar respuesta a sus necesidades emocionales, pero
por otro lado supone prestar atención a las propias emociones y a las propias necesidades
emocionales. Educar con inteligencia emocional, va a traer importantes beneficios para el
crecimiento del niño/a, pero además se acompaña de importantes beneficios para los adultos, y
para el clima y funcionamiento familiar.

Familia emocionalmente inteligente.

Las familias con inteligencia emocional, tienen las siguientes características (Educa-aprende, 2014):

 Los miembros de la familia saben expresar sus emociones.

 Son capaces de comprender las emociones de los demás.

 Tienen un clima de comunicación y confianza ideal.

 Se apoyan unos a otros.


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 Ninguno se siente juzgado, criticado o etiquetado.

 Desprenden cariño y bienestar.

3.- Inteligencia emocional en el ámbito social

Sofía García-Bullé (2019) define a la inteligencia social como “la capacidad de una persona para
comunicarse y relacionarse con otros en forma empática y asertiva. Esta capacidad parte de
conocerte a sí mismo y tener una buena gestión de emociones, por esto podemos decir que está
muy ligada a la inteligencia emocional, pero no son exactamente la misma cosa”.

Asimismo, Sofía García-Bullé (2019) enlista las siguientes habilidades sociales:

 Capacidad verbal, no verbal y conversacional fluida

El habla y el dominio del lenguaje no verbal es la plataforma principal por la cual un mensaje es
transmitido. El usar las palabras correctas, el tono idóneo y una intención certera es el primer paso
de que una comunicación efectiva.

 Conocimiento sobre roles sociales y costumbres

Estar al tanto de las reglas sociales, costumbres e idiosincrasia de determinado grupo es parte de
las aptitudes manejadas por la inteligencia social. Facilita la interacción con personas de diferentes
edades, orígenes geográficos, religiones e identidades culturales.

 Capacidad de escucha

El ejercicio de la escucha efectiva es fundamental para el desarrollo de la inteligencia emocional,


ayuda a conectar con los interlocutores, prevenir conflictos y obtener aprendizajes a través del
diálogo. Esto contribuye al crecimiento personal.

 Entendimiento sobre cómo funciona la sensibilidad del otro

Entender lo que activa las emociones de las personas, ya sean negativas o positivas, es en sí el
ejercicio de la empatía, y facilita la comunicación con las demás personas, ya que incluye en nuestro
discurso las particularidades de los interlocutores.

 Ejecución de rol y eficacia social

Esta habilidad permite adaptarse a diferentes entornos sociales, tener una idea clara de lo que
socialmente se espera de nosotros en un ambiente, ya sea familiar, laboral, amistoso, de soporte o
algún otro ayuda a reducir el estrés y asegura interacciones más constructivas.

 Construcción y mantenimiento de una imagen externa

Consiste en la habilidad de presentarnos a otros en forma que conecte con las demás personas sin
alejarnos de lo que define la nuestra. El objetivo es manejarse en una forma sincera hacia la persona
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que somos, pero abierta a adoptar conductas que muestren empatía, consenso y comprensión de
las particularidades de los demás.

4.- Inteligencia emocional en el ámbito personal

En su artículo escrito en “El sol de Puebla”, la periodista Mary Carmen M. Ávila (2019) hace hincapié
en que la inteligencia emocional es importante para:

1. Conocer las emociones propias: Es la pieza clave de la inteligencia emocional; tener conciencia de
las propias emociones y en los momentos en que ocurren.

2. Manejar las emociones: Es la habilidad para manejar tus propias emociones con el fin de
expresarlas de forma apropiada y se basa en la toma de conciencia de las emociones propias.

3. Motivarse a sí mismo: Una emoción tiende a impulsar una acción, por eso las emociones y la
motivación están íntimamente interrelacionados. Encaminar las emociones y la motivación
consecuente, hacia el logro de objetivos, es esencial para prestar atención, automotivarse,
manejarse y realizar actividades creativas.

4. Reconocer las emociones de los demás: la empatía se basa en el conocimiento de las propias
emociones y es el fundamento del altruismo. Las personas empáticas sintonizan mejor con las sutiles
señales que indican lo que los demás necesitan o desean.

5. Establecer relaciones saludables: el arte de establecer buenas relaciones con los demás es, en
gran medida, la habilidad de manejar sus emociones. La competencia social y las habilidades que
conlleva son la base del liderazgo, popularidad y eficiencia interpersonal. Las personas que dominan
estas habilidades sociales son capaces de interactuar de forma suave y efectiva con los demás.

La psicóloga Rosario Linares (2020), explica que por medio de la inteligencia emocional personal es
posible lograr:

 Percibir nuestras emociones y conocer sus efectos, aumentamos nuestra auto-conciencia


emocional.

 Aprender a automotivarnos.

 Mejorar nuestras relaciones.

 Desarrollar la empatía.

 Aumentar nuestro autocontrol.

 Regular nuestros estados emocionales.

Asimismo, Linares (2020) explica en su artículo el modelo de Mayer y Salovey (1990) sobre la
inteligencia emocional personal y sus cuatro ramas:
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1.- La percepción emocional

La percepción emocional consiste en


percibir, identificar, valorar y,
finalmente, expresar las emociones.
Es la capacidad que nos permite
detectar el material emotivo
subyacente que percibimos del
entorno y en nosotros mismos, ya sea
en una conversación cotidiana, en
una obra de arte o en una pieza
musical. También se encuentra aquí
la capacidad para expresar nuestras
emociones y sentimientos
adecuadamente, al igual que para
discernir entre expresiones emocionales que consideramos verdaderas de aquellas que no lo son.

2.- La facilitación emocional

Las emociones que hemos vivenciado se integran en nuestro sistema cognitivo, modificando e
influyendo en la información que guarda nuestro cerebro. Estas emociones se “anclan” a
determinados pensamientos, dándoles prioridad frente a otros sin tanta carga emotiva y dirigiendo
los procesos atencionales a aquella información relevante para nosotros.

3.- La comprensión emocional

Como su propio nombre indica, supone analizar y comprender las emociones tanto propias como
ajenas. Las emociones se encuentran en la base de la comunicación humana, estableciéndose así
una unión entre el “contenido” del mensaje y el “contexto” en el que se da el mismo. También sería
la capacidad para etiquetar las emociones, al igual que para reconocer las relaciones entre las
palabras (significantes) y la emoción o sentimiento que subyacen a ellas (significados).

4.- La regulación emocional

Este estadio se considera la cúspide de la inteligencia emocional. La regulación de las emociones es


el fin último de dicha inteligencia, proporcionándonos una adecuada gestión de los procesos
emocionales y utilizándolos para promover el conocimiento tanto racional como emotivo. Esta
habilidad nos permite tomar distancia de las emociones cuando nos perjudican en un momento
concreto o, en cambio, atraerlas y utilizarlas cuando consideramos que el momento lo requiere o
dicho contexto nos permite expresarlas. Esto ocurre, por ejemplo, cuando establecemos una
interacción comunicativa y observamos que nuestro interlocutor no se encuentra con unas
emociones adecuadas para recibir nuestro mensaje.
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Podemos concluir que las emociones están permanentemente en los seres humanos, y nos
acompañan a todas las esferas donde nos desenvolvemos, en el trabajo, en la familia y con los
amigos, en la sociedad, por ello conocer nuestras emociones y trabajar en ellas no hará personas
mayormente exitosas, plenas y felices, entre mayas desarrollada tengamos la inteligencia
emocional, nos facilitaremos la vida y se la facilitaremos a las personas que nos rodean; entre menos
desarrollada tengamos la inteligencia emocional, nos complicamos la vida y se la complicamos a las
personas que nos rodean.
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Fuentes de consulta

 Ávila, M. (2019). ¿Inteligencia emocional? Su importancia en el desarrollo personal.


 Ayuso, M. (2016). La inteligencia emocional en el trabajo.
 Bisquerra, A. Rafael. (2007). Educación emocional y bienestar. Barcelona. Editorial Praxis.
 Campos, C. (2017). Empatía y habilidades sociales. Educa-aprende. (2014). Inteligencia
emocional en la familia: Educación emocional en la familia.
 García, S. (2019). ¿Qué es la inteligencia social y por qué deberían enseñarla en las
escuelas?
 Goleman, D. (1995). La Inteligencia Emocional. Buenos Aires, Argentina. Editorial Kairós.
 Goleman, D. (2005). Inteligencia emocional en el trabajo. Barcelona, España. Editorial
Kairós.
 Jiménez, M. (2019). Qué es la Inteligencia Emocional: Cómo aplicarla en tu entorno
laboral.
 Linares, R. (2020). La inteligencia emocional: ¿Se puede desarrollar?
 M. Ávila, M. (2019). ¿Inteligencia emocional? Su importancia en el desarrollo personal.
 Mayer, J. D., y Salovey, P. (1990). Emotional Intelligence. Imagination, Cognition and
Personality, 9 (3), 185-211.

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