Sermon Recoleccion 2022
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Sermon Recoleccion 2022
Texto bíblico: “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener
necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?
Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. Y en
esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones
delante de él” (1 Juan 3:17-19).
INTRODUCCIÓN
Saben algo. Tengo un problema con las estadísticas, porque reducen las personas
a números. En esta mañana quiero invitarles a mirar mucho más allá de los
números. ¿Qué ve?
Yo veo personas, personas como usted y yo, personas por las cuales el Señor
Jesús dio su vida; personas muy preciosas a los ojos de Dios. Si las personas son
especiales para Dios, ellas deberían ser especiales para nosotros también.
Estoy aquí dando apenas un ejemplo, que es el del hambre. Podríamos dar
muchos otros ejemplos que ilustran que vivimos en un mundo repleto de
necesidades físicas, emocionales y espirituales.
Mahatma Gandhi escribió lo siguiente: “El planeta tiene lo suficiente para saciar
las necesidades de los seres humanos, pero no para sus ambiciones”.
Les invito a leer Santiago 4:17: “y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es
pecado”. ¿De qué pecado habla Santiago? Del pecado de la omisión, de la
indiferencia. El pecado de saber lo que debe ser hecho y no se hace.
¿Será que ese no es un problema nuestro, suyo, mío, de la iglesia? Si nosotros
estudiamos atentamente la Biblia, vamos a encontrar más de 2 mil versículos
donde Dios trata el asunto de la pobreza y de la injusticia social, siempre invitando
a su pueblo a ser parte de la solución para esos problemas. Si ese es un tema tan
exhaustivo en la Biblia, es porque es muy importante para Dios. Por lo tanto,
debería ser muy importante para la iglesia, para usted y para mí, porque nosotros
somos la iglesia.
He oído muchas veces decir que la iglesia tiene responsabilidad social, pero no
estoy de acuerdo con este término. Las empresas tienen responsabilidad social
pero no la iglesia. Estimados, la responsabilidad de cuidar de nuestro prójimo
sufriente, de nuestro hermano que pasa necesidad es una responsabilidad
espiritual. Nunca nos olvidemos de eso. Nuestra religión se resume en dos cosas:
amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Acorde con el texto de Santiago 4:17, noten lo que la escritora Ellen White
escribió: “Aquellos que sean indiferentes a la necesidad de los pobres (sufrientes)
serán considerados como administradores infieles y clasificados como enemigos
de Dios y del hombre”. (El ministerio de la bondad, p. 21). Es fuerte, a mí no me
gustaría ser enemigo de Dios y tengo la certeza de que a usted tampoco. Por lo
tanto, cuidemos de nuestro prójimo sufriente.
PARTE II – Indiferencia y omisión versus compasión. ¿De qué lado está
usted?
¿De quién me hago Prójimo? Esta es la gran pregunta del sermón de esta
mañana.
Una cita más de Ellen White nos ayuda a responder esta pregunta: “Cualquier ser
humano que necesita nuestra simpatía y nuestros buenos servicios, es nuestro
prójimo. Los dolientes e indigentes de todas clases son nuestros prójimos; y
cuando llegamos a conocer sus necesidades, es nuestro deber aliviarlas en
cuanto sea posible” (El ministerio de la bondad, p. 49).
Otra lección muy importante es sobre la actitud del Buen Samaritano.
Veamos lo que dice Lucas 10:33 – “Pero un samaritano que iba de viaje llegó a
donde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él” (NVI). La clave de la
actitud del samaritano está en la palabra COMPASIÓN
En latín, compasión está formada por dos palabras: CUM (con) PATIRE (sufrir). O
sea, compasión significa “sufrir con la otra persona”. ¿Cómo es que
sufrimos con la otra persona? Para sufrir con la otra persona, usted debe
ponerse “en los zapatos de ella”.
Existe una diferencia entre compasión y empatía. Empatía es reconocer el
sufrimiento de la otra persona. Compasión, por su parte, tiene un significado
mucho más profundo, porque más que reconocer es sentir el sufrimiento de la otra
persona. Es colocarse literalmente en los zapatos de la otra persona.
Muchas veces reconocemos el sufrimiento de las personas y hasta sentimos pena
de ellas. Pero muchas veces lo máximo que hacemos es decir: “Voy a orar por
usted”. Estimados, orar es muy bueno e importante, pero las personas necesitan
más que nuestras oraciones.
La empatía es pasiva; la compasión es activa. La empatía siente pena; la
compasión nos lleva a hacer alguna cosa al respecto del sufrimiento del otro de
una forma concreta.
Ejemplos de compasión:
Marcos 6:34 y Lucas 7:13. En los dos casos Jesús reconoce el sufrimiento y la
necesidad de las personas y siente compasión por ellas. En los dos casos, la
compasión lo lleva a hacer algo concreto para solucionar el problema: curar y
alimentar la multitud y resucitar el hijo de la viuda. Nunca lo olviden: la compasión
es siempre activa. Ella siempre nos lleva a hacer algo al respecto.
DIAPOSITIVAS
Cuidó: él mismo cuidó las heridas del otro. Él no llamó al 123 o al 91. La
Madre Teresa de Calcuta es un gran ejemplo de servicio. Ella
personalmente limpiaba las heridas de los leprosos que eran traídos a sus
cuidados. Un día, un hombre importante estaba visitando su institución de
caridad en la ciudad de Calcuta, India, y al ver a la madre limpiando las
heridas de los leprosos le preguntó a ella: “¿Cómo es capaz de tocar a un
leproso?” Y agregó: “Yo no haría eso ni por mucho dinero”. Ella le sonrió y
dijo: “Yo tampoco lo haría por dinero, pero todas las veces que lo hago es
como si estuviese haciéndolo para el Señor Jesús”.
CONCLUSIÓN
Es muy fácil criticar la actitud del sacerdote y del levita de la parábola, pero
¿será que no hacemos exactamente lo mismo todos los días cuando
ignoramos las necesidades de nuestro prójimo?
Para ayudar a nuestro prójimo tenemos que renunciar a nuestras
prioridades, nuestro tiempo, nuestros prejuicios y nuestros recursos.
La compasión es activa y siempre nos lleva a buscar la solución para el
problema. No basta reconocer la necesidad del prójimo. Tenemos que
hacer algo al respecto.
Mi prójimo es todo aquel que necesita de mí y no importa su color, raza,
género, religión o preferencia política.
Por último,
Por favor, no piensen que estoy predicando salvación por las obras en esta
mañana. La salvación siempre fue y siempre será por la fe y por la gracia del
Señor Jesús. Entretanto, no nos olvidemos de que aunque la salvación sea por la
fe, seremos juzgados por nuestras obras, porque la fe que no obra es una fe
muerta. Si tiene dudas de eso, lea Mateo 25:31-46.
Recuerden que todo nuestro actuar debe estar basado en: Justicia,
Compasión, Amor
Oremos…