1991 Colombia Prehispánica Uribe y Mora
1991 Colombia Prehispánica Uribe y Mora
1991 Colombia Prehispánica Uribe y Mora
de edad y asignación
cultural inciertas.
Parque de La Poma,
Soacha, Cundinamarca.
Colombia prehispánica
Fotografía de Diego Martínez C.
trata de una zona plana de clima seco, con muy baja del norte del Perú, toda la parte andina ecuatorial
precipitación pluvial y escasas elevaciones, como la y las cordilleras Occidental y Central en Colombia,
serranía de Piojó y la loma del Caballo. Está surca- separadas por el valle longitudinal del río Cauca.
da por pequeños cauces de agua, que desembocan La cordillera Occidental es la más estrecha de las
en extensas ciénagas, formadas a partir de brazos tres y en su límite con el valle del Cauca presen-
fósiles del río Magdalena. La depresión momposina ta una larga falla; los materiales parentales que la
y cuenca baja del río San Jorge es un delta interior, conforman son del jurásico y del cretácico, dando
donde confluyen las aguas del Magdalena, el Cauca origen a suelos inestables y erosionables; en ella se
y el San Jorge, que inundan el paisaje durante ocho distinguen, de sur a norte, cuatro subregiones con
meses al año. La región está cubierta por vegetación características culturales propias: el valle de Popa-
de sabanas, con bosques de galería, a la orilla de los yán, la región del río Calima, el sector montañoso
caños. En el extremo suroccidental, se encuentra el de los departamentos de Quindío, Risaralda y Cal-
golfo de Urabá y el Alto Sinú. Esta es una zona sel- das, y la cuenca media del río Cauca.
vática y forma parte del cinturón pluvial que separa La cordillera Central es de origen volcánico, de
las llanuras del Caribe de la zona andina. relieve muy quebrado, valles transversales estrechos
y numerosos volcanes; allí se ubican, de sur a norte,
Los Andes colombianos las siguientes subregiones: el altiplano nariñense, la
fosa del río Patía, el Alto Magdalena, que compren-
Al sur se encuentran los Andes colombianos. Son
de la región de San Agustín, los valles de los ríos La
parte de la gran cordillera de los Andes que recorre
Plata y Páez y una larga franja que fuera ocupada
Suramérica, en forma paralela al litoral de la costa
por los grupos quimbaya durante el siglo XVI que
Pacífica, desde el extremo suroccidental del conti-
termina en el macizo antioqueño. Denominamos
nente, hasta la actual República de Venezuela. La
Andes del extremo norte a la cordillera Oriental
parte norte de esta cadena montañosa es conocida
colombiana y su prolongación en Venezuela. Es la
como Andes septentrionales y extremo norte. Los
más ancha de las tres cordilleras y en ella se escalo-
primeros están conformados por la zona montañosa
nan una serie de cuencas planas de suelos fértiles,
ubicadas por encima de los 2.500 metros. Es, por
excelencia, la cordillera de los páramos y, en ella, se
distinguen dos subregiones: el altiplano cundiboya-
cense, del cual forma parte la sabana de Bogotá y la
Cerámica muisca
montaña santandereana. Colindando con las tierras
cálidas, situadas al occidente de la sabana, tenemos
Poporo quimbaya
Petroglifo, Cundinamarca
Colombia prehispánica 13
A pesar de ello, desempeñaron un papel importante que tienen en común un complejo sistema de apro-
dentro de las cosmogonías indígenas. vechamiento de los nutrientes disponibles.
Al norte se extienden las llanuras tropicales,
Las tierras bajas orientales donde dos estaciones bien marcadas dan forma a
una vegetación compuesta, en su gran mayoría, por
Al oriente de los Andes colombianos se extienden hierbas. También crecen en estas sabanas, en aque-
dos regiones contrastantes. El sur se encuentra cu- llos lugares donde el flujo de agua es permanente
bierto por selvas, con árboles de hasta 40 m, área (caños y ríos), bosques de galería. Semejantes a es-
en la cual las altas precipitaciones se prolongan a tos últimos son las matas de monte, que surgen en
lo largo del año, sin presentar variaciones. Sin em- aquellos lugares donde las raíces de algunos árboles
bargo, no se trata de una región homogénea. Existe, alcanzan las aguas subterráneas y crean un micro-
al interior de este territorio, una gran variedad de ambiente favorable para otras especies vegetales.
ambientes, caracterizados por factores tales como El fuerte contraste en la precipitación, a lo largo
la influencia que ejercen los ríos que nacen en la de las estaciones, es el factor primordial en la diná-
cordillera y transportan sedimentos, la proximidad mica ambiental de esta región. El mismo contribuye
de los Andes, al igual que la historia geológica par- a que el paisaje de las sabanas se transforme rápida-
ticular de cada región. Estos factores, sumados a la mente: allí, donde hace unos meses solamente exis-
tían grandes depósitos de arena con algunas hierbas
y arbustos aparentemente secos, hoy se encuentra
un estero de un verde profundo, lleno de aves, ma-
míferos y reptiles.
Dos factores ambientales resultan extremada-
mente importantes para comprender la historia de
la ocupación humana de esta región: la prolonga-
ción de la estación seca, de acuerdo con el aumento
en la latitud y las características geomorfológicas.
Cerámica, Tumaco En efecto, la existencia de las terrazas en varios ni-
veles, terrazas disectadas, la altillanura disectada,
los conos de deyección, colinas y glacis recientes,
llanuras bajas, altas y disectadas, actuaron y actúan
sobre la selección que el hombre realiza de estos
espacios para su utilización.
14 Gran Enciclopedia de Colombia
Piedrapintada de Aipe.
Acuarela del álbum
de la Comisión
Corográfica, s. XIX
Colombia prehispánica 15
ellos, le han imprimido un carácter particular a los Estos son administrados evitando, siempre, agotar
datos disponibles. Esto lleva a que la imagen que aquellos recursos localizados en el área económi-
presentemos de la época prehispánica en Colombia camente activa de un campamento, para contar,
sea parcial y que, en muchos casos, presente dis- en los futuros asentamientos, con la posibilidad
continuidades ocasionadas por los vacíos existentes de retornar a un sitio que contenga los elementos
en la información. necesarios para la subsistencia. Otra estrategia es
la fusión o fisión de las bandas, en función de los
Aspectos generales recursos disponibles y en coordinación con la ac-
tividad social que permite la reproducción de los
Nuestra aproximación a la historia prehispánica es-
grupos. De vital importancia, en este tipo de orga-
tará organizada siguiendo un esquema de tres eta-
nización social y económica nómada, es la identifi-
pas cronológicas: etapa Lítica, Formativo y Desa-
cación y apropiación de un territorio.
rrollos regionales, y tomará en cuenta las siguientes
Los agricultores aseguran sus cosechas a través
premisas.
del empleo del espacio a corto plazo, o durante un
En primera instancia, cada unidad social busca,
tiempo considerable; en muchas ocasiones, los gru-
ante todo, garantizar el abastecimiento de materias
pos sólo logran garantizar la producción durante
primas y alimentos. En segundo lugar, pretende ob-
períodos de tiempo reducido, ya que con la prácti-
tener el mayor rendimiento posible de la inversión
ca agrícola introducen cambios que contribuyen al
realizada, en tiempo y esfuerzo, para procurarse los
deterioro de las condiciones ambientales. Este es el
elementos que le son necesarios. Para ello, seleccio-
caso de la agricultura de roza y quema, considerada
na espacios con recursos y potencialidades especí-
en forma errónea como el sistema «propio» para el
ficas, desarrolla una tecnología y crea una organiza-
cultivo en las zonas selváticas.
ción particular que intenta optimizar las ganancias,
Los aspectos anteriormente mencionados, res-
así como sostener y reproducir el sistema.
pecto a los grupos productores de alimentos, pre-
Los grupos de cazadores y recolectores logran
sentan ciertas contradicciones. En muchas
esto mediante un conocimiento detallado Piedra pintada de
ocasiones, la disminución de los Pandi. Acuarela del
de los ciclos naturales, que les permite
riesgos puede requerir de álbum de la Comisión
el aprovechamiento de materias pri- Corográfica. s. XIX
una mayor inversión
mas y alimentos, a medida que se
suceden en el espacio y el tiempo.
18 Gran Enciclopedia de Colombia
Abrigo rocoso
en el sitio Tequendama,
Cundinamarca.
Fotografía de Diego Martínez C.
Recolectores y horticultores del cuarto al ocupaciones que van desde el año 3045 hasta el 755
primer milenio a.C. a.C.
Hacia el año 3000 a.C. se produce en la sabana de Los artefactos líticos pertenecientes a las diferen-
Bogotá un cambio en las pautas de asentamiento tes ocupaciones son de percusión simple, la misma
y alimentación de las bandas de cazadores-reco- técnica empleada por los cazadores-recolectores de
lectores. Los abrigos rocosos son definitivamente El Abra, Tequendama y de más sitios anteriores, y la
abandonados y reemplazados por campamentos materia prima utilizada para fabricarlos es un chert
rudimentarios a cielo abierto; hay evidencias de do- local. Hay artefactos de molienda como percuto-
mesticación de raíces y tubérculos y una marcada res, molinos planos y yunques, hechos de arenis-
tendencia al establecimiento de una vida semise- cas duras y gran cantidad de desechos de talla. Esta
dentaria. Los sitios de asentamiento de estas bandas pobre industria lítica contrasta con una de hueso,
son Chía III, Vistahermosa, Aguazuque y Galindo, en muy compleja y bien elaborada, cuya frecuencia es
la sabana de Bogotá, y Zipacón en las estribaciones menor. Entre los animales predominan el venado
occidentales de la cordillera Oriental; éstas desarro- cola blanca, el curí y otros mamíferos menores; hay
llan sus actividades entre el año 3000 y el 700 a. C. tortugas y caimanes de clima medio y cálido, peces
A pesar de las evidencias locales de actividades de río y de laguna, moluscos y crustáceos terrestres.
hortícolas en la sabana, la agricultura y la alfarería Estas bandas habitaron pequeños cobertizos circu-
no fueron resultado de un proceso endógeno sino lares en forma de colmena, reemplazados, durante
que, al parecer, fueron introducidas por grupos pro- la última ocupación precerámica, por viviendas cir-
venientes del valle del Magdalena. A las dos indus- culares de un diámetro mayor.
trias líticas anotadas, la de la Sabana y la del valle En lo que hace referencia a tecnología y patrón
del Calima, podemos adicionar una tercera proce- de asentamiento, el sitio de Aguazuque es similar
dente del valle alto del río Cauca, cerca a Popayán. a otros sitios contemporáneos como Vistahermosa,
Allí se ubican dos sitios de cazadores-recolectores Chía y Zipacón; presenta, sin embargo, marcadas
correspondientes al segundo y primer milenio a.C.: diferencias respecto a costumbres funerarias, ex-
los Árboles, caracterizado por una economía prefe- traordinariamente variadas y complejas.
rencial de caza, y La Balsa con una economía mixta En el piso correspondiente a la segunda ocu-
de apropiación y producción de alimentos. Dichos pación, fechada en 1870 a.C, aparece un entierro
asentamientos se identifican por una tecnología líti- colectivo de veintitrés individuos, dispuestos en
ca simple, compuesta por microlitos tallados en obsi- círculo, acompañados por una ofrenda de huesos
diana, asociados a implementos de molienda como de venado y de curí, morteros, lascas, raspadores y
machacadores, martillos y manos. algunos instrumentos de hueso. En este mismo piso
Con relación a las evidencias de agricultura tem- también hay inhumaciones secundarias, aisladas y
prana entre estas bandas, hay que mencionar los calcinadas, de huesos craneales y largos. Los huesos
restos orgánicos del estrato I de Zipacón, de bata- del cráneo están cuidadosamente biselados y
ta (Ipomea batata), aguacate (Persea americana), decorados con pintura nacarada, extraída
totumo (Crescentia cujete) y maíz (Zea mays), los de un molusco de agua dulce; los bordes
cuales tienen una fecha de 1320 a.C.; en este mismo presentan incisiones rellenas de pintura
sitio se asentaron posteriormente grupos agrícolas, blanca; los huesos largos tie-
lo que se deduce de la presencia, en los estratos su- nen las epífisis cortadas, por
periores, de restos de cerámica perteneciente al pe- donde se extrajo la médula.
ríodo premuisca. En la cordillera Occidental, en el Estos rasgos y la disposi-
valle El Dorado de la región calima, hay evidencias ción desarticulada de los
más tempranas aún de cultivo de algunas varieda- cadáveres permiten suge-
des de maíz, ubicadas entre el quinto y el cuarto rir la presencia de prácti-
milenio a.C. cas antropofágicas.
Aguazuque
Entre los sitios pertenecientes a horticultores tem-
pranos de la sabana de Bogotá, Aguazuque merece
un análisis detallado pues ejemplifica de manera
consistente, el establecimiento de un modo seden-
tario de vida por parte de bandas de recolectores y Enterramiento del sitio
cazadores. Se trata de un campamento a cielo abier- Tequendama, datado
en alrededor de 5.000 años.
to, localizado sobre una antigua terraza de la extinta
Museo de Historia Natural,
laguna de la sabana de Bogotá, que presenta cinco Universidad Nacional, Bogotá
22
al 50 d.C. y es equiparable, morfológica y tempo- jas de piedra y decoradas con motivos geométricos
ralmente, con la fase Mataje. Entre los elementos pintados. En esta región se desarrolló una estatuaria
diagnósticos se encuentran las vasijas con soportes lítica de gran tamaño. Tales asentamientos tienen
huecos, las alcarrazas con doble vertedera, las figu- una cronología que va del año 1000 al 200 a.C.
rillas humanas y animales huecas, los silbatos, los 3. La fase llamada del valle medio del río Calima.
sellos o pintaderas y los moldes para la cerámica. Mil años la separan de las últimas ocupaciones pre-
Los asentamientos correspondientes se ubicaron cerámicas del área. Corresponde a una sociedad con
directamente sobre el piso natural de las terrazas una base agrícola estable y una incipiente estratifi-
cercanas a los esteros, siendo reemplazados poste- cación social. Los sitios tipo son el Pital y el
riormente por montículos artificiales; el sitio más Topacio. Como ocurre con la cerámica de
importante de este sistema es La Tolita, localizado la fase Horqueta, la decoración es incisa
en la provincia de Esmeraldas, en el Ecuador. La me- fina; predominan las vasijas
talurgia que corresponde a esta fase utilizó oro y antropomorfas, llamadas
platino de aluvión, abundante en los ríos que bajan «canasteros», «las alca-
de la cordillera Occidental; el oro prehispánico más rrazas» y los «patones».
antiguo de Colombia proviene de Tumaco y tiene Sus orígenes son poco cla-
una fecha de 325 a.C. ros, al igual que la extensión
2. La fase Horqueta del Alto Magdalena coincide, precisa de su territorio, y
en parte, con el Formativo inferior y se caracteriza tiene una cronología que
por la presencia de grupos estratificados, organiza- va desde el año 1590
dos en asentamientos dispersos, con una cerámica a.C. hasta el siglo
marrón decorada con incisiones geométricas. Los primero d.C.
poblados, ubicados en ambas márgenes del alto río
Magdalena, se agrupan en la periferia de algunos Alcarraza mamiforme
centros ceremoniales compuestos por montículos de la región Calima.
funerarios y tumbas; estas últimas revestidas con la- Museo Nacional de Colombia
24 Gran Enciclopedia de Colombia
Grupos agrícolas
iniciales de la cordillera Oriental
De manera independiente a los desarrollos surocci-
dentales y seis siglos más tarde, el Formativo de los
Andes del norte está representado por algunos sitios
arqueológicos dispersos en un amplio territorio; su
hallazgo es el resultado de investigaciones esporá-
dicas, individuales y a corto plazo, debido a lo cual
no han podido ser agrupados en fases. Estos sitios
se encuentran ubicados sobre terrazas aluviales del
valle medio del río Magdalena, extendiéndose hacia
las tierras altas de la cordillera Oriental.
Este horizonte cerámico temprano parece co-
rresponder a influencias que penetraron desde las
llanuras del Caribe, a través del valle del río Mag-
dalena, personificando una conducta circumcaribe
que se articuló, siglos más tarde, con la del suro-
ccidente, de características andinas, dando lugar a
algunos desarrollos regionales en el centro del país.
Lo caracteriza la presencia de asentamientos disper-
sos de agricultores itinerantes, ubicados entre los
siglos III a.C. y IV d.C., para quienes la cacería de
roedores y la recolección de caracoles terrestres fue
significativa.
La cerámica, decorada con incisiones, no pre-
senta homogeneidad morfológica ni decorativa. Los
sitios más representativos del valle del Magdalena
son Cerro Coloma, Pubenza, Guaduero, Guaduas,
El Guamo, Arrancaplumas, Puerto Antioquia y El
Espinal, entre otros. Las fases Herrera o Premuis-
ca del altiplano cundiboyacense, y Preguane de la
montaña santandereana, podrían representar una
Orfebrería quimbaya. 4. La fase Quimbaya temprana del valle medio prolongación hacia el piso frío de este horizonte
Museo del Oro, Bogotá
del río Cauca. Su inclusión dentro de este grupo temprano. Aunque este período Formativo no ha
se hace de manera provisional, pues su existencia sido investigado sistemáticamente, su existencia se
ha sido propuesta hipotéticamente con base en ha- propone sobre la base de excavaciones de sitio dis-
llazgos aislados de orfebrería y cerámica hechos por persas llevadas a cabo por varios investigadores en
guaqueros, y carece de cronología absoluta. Aunque el Magdalena Medio y en la sabana de Bogotá.
su cerámica se asemeja mucho a las anteriormente De acuerdo a los resultados de las excavaciones
descritas, su orfebrería, en cambio, está emparenta- llevadas a cabo en Tunja y en las salinas de Zipa-
da con los desarrollos norteños. quirá, la ocupación premuisca o fase Herrera de la
Todas las fases anteriores comparten una alfarería sabana data del siglo IV d.C. A pesar de su amplia
fina, de formas aquilladas y pasta marrón, decorada distribución en el altiplano cundiboyacense, la ce-
con incisiones en el hombro y cuello de las vasijas; rámica de esta fase es homogénea. Los sitios corres-
entre las formas representativas se destacan las vasi- pondientes se encuentran ubicados en varios pisos
jas con doble vertedera y asa de estribo y los cuen- térmicos y sus portadores explotaron, en pequeña
cos. Presenta rasgos distintivos de las fases Chorrera escala, las salinas de Zipaquirá; estos, a diferencia
y Machalilla de la costa ecuatoriana, influencias que de los muiscas, no se agruparon en aldeas ni fabri-
parecen haber ingresado al suroccidente del país caron tejidos ni tuvieron orfebrería.
Colombia prehispánica 25
Hacia el siglo II a.C. comienzan a configurarse se- de tiempo completo) colocado en el vértice de la pi-
cuencias regionales correspondientes a desarrollos rámide social y que representa, con mayor o menor
cacicales complejos, con rasgos distintivos y dife- énfasis, la riqueza social de la comunidad; en ese
renciales en las dos zonas andinas colombianas. Es- sentido, es un emblema de identidad de la misma.
tas formaciones histórico-sociales perdurarán, con Acapara la mayor cantidad de elementos intercam-
algunos cambios, hasta la llegada de los españoles biados con otros grupos y tiene privilegios traduci-
en el siglo XVI. dos en la posesión de algunos valores de uso, como
mujeres y esclavos, pero sus privilegios no derivan
Rasgos de los cacicazgos
ni de la propiedad de la tierra ni de los recursos.
según los etnohistoriadores
La organización de la producción estuvo enfo-
La interpretación de los datos arqueológicos de so-
cada al abastecimiento estable de alimentos, y los
ciedades estratificadas estuvo basada, independien-
excedentes generados contribuyeron a la reproduc-
temente de su temporalidad, en datos etnológicos
ción de la diferenciación social existente.
y etnohistóricos. Sólo hasta hace muy poco, la ar-
Hay contradicciones entre los investigadores res-
queología ha venido a contradecir lo que afirmaban
pecto a la capacidad expansiva de estas sociedades.
las crónicas españolas y a cuestionar lo ahistórico de
Algunos autores sugieren que la guerra endémica
la metodología.
fue un factor importante de estatus, motivada por la
No existe consenso entre los etnohistoriadores
necesidad de apoderarse de las tierras y cosechas de
respecto al carácter de las sociedades cacicales de
grupos favorecidos por mayores índices de pluviosi-
los Andes colombianos. Según algunos, se trata de
dad. Otros, por el contrario, afirman que la imposi-
grupos basados en el parentesco y en la identidad
bilidad de consolidar territorios contiguos convertía
étnica, con una propiedad comunal sobre los me- las zonas fronterizas en áreas de conflicto perma-
dios de producción. Otros piensan que su estruc- nente, donde había que defender parcelas ubicadas
tura social es desigual y que están organizados en en otros pisos térmicos y rutas de acceso a estas. La
federaciones de aldeas, agrupadas alrededor de jefes ausencia de un monopolio de las armas por parte de
territoriales; también se habla de una jerarquización uno de los grupos, convertía las guerras en actos de
social piramidal y de una redistribución suprafami- pillaje y saqueo al grupo enemigo, nunca en episo-
liar, donde las posiciones son hereditarias y están dios de conquista.
relacionadas con una determinada parafernalia. Algunas investigaciones arqueológicas se han in-
Siguiendo a algunos de estos etnohistoriadores, teresado en corroborar las hipótesis que, acerca de
sabemos que el cacique es un especialista (se llama la economía y la organización del espacio cacical,
«especialista» a aquel que tiene un oficio definido y han sido sugeridas por los etnohistoriadores. Entre
Templete funerario.
Parque arqueológico de
San Agustín, Huila.
26 Gran Enciclopedia de Colombia
Estatua policroma
en el Alto de Purutal.
San Agustín, Huila
Fotografía de Oscar Martínez C.
Desarrollos regionales
de las sociedades complejas
La hipótesis acerca de un origen común de los caci-
cazgos de los Andes septentrionales, a partir de mi-
graciones de la cultura Chorrera de la costa ecuato-
éstas cabe mencionar el proyecto Valle de La Plata,
riana, toma cada día más fuerza. El área donde estas
que estudia el comportamiento demográfico de los
influencias presentan mayor consistencia es la costa
cacicazgos del Alto Magdalena. La excavación sis-
Pacífica sur, el Alto Magdalena, el valle del Calima y
temática de los poblados y de los cementerios ha
el valle medio del Cauca.
permitido definir algunos indicadores de posición
Un rasgo que apunta a la existencia de un sus-
social y, por lo menos, tres sectores sociales: el del
trato cultural común, para toda esta zona suroc-
cacique y sus allegados, el de los especialistas y el
cidental del país, es la presencia de una tradición
del común; sus huellas son evidentes en la organiza-
metalúrgica, con características tecnológicas y for-
ción del espacio habitacional y funerario.
males propias, que se origina hacia el siglo V a.C.
De los tres sectores, el primero tuvo privilegios
y comienza a decaer hacia el año 1.000 d.C. Esta
con respecto a los otros dos a juzgar por el mayor
tradición orfebre utiliza oro de alta pureza en gran
número de personas y de bienes suntuarios que re-
escala y, en menores proporciones, plata y platino
posan en las tumbas pertenecientes a este. La dis-
de aluvión, con una orientación tecnológica hacia
tribución restringida de los textiles, los objetos me-
el trabajo directo del metal por medio de técnicas
tálicos, la cerámica funeraria y los objetos de lejana
como el martillado, el repujado y el ensamblaje.
procedencia, como caracoles y conchas, pone en
evidencia que no todo el mundo tenía acceso a los
productos de los especialistas. Los objetos demos- Cambios acumulativos de
trativos de riqueza no se heredaban, de tal manera los cacicazgos del suroccidente
que a ese nivel no hubo acumulación. Hacia los últimos siglos del primer milenio
Estas sociedades complejas desarrollaron diversos a.C., las sociedades aborígenes del Alto Mag-
mecanismos, conocidos con el nombre genérico de dalena y del valle del Calima estaban bajo
microverticalidad, para procurarse el acceso directo la esfera de influencias mutuas. Duran-
a recursos de diferentes cinturones bióticos sin ne- te las fases Yotoco del valle del Calima,
cesidad de recorrer grandes distancias y sin depen- ubicada entre los siglos II a.C., a XI d.C.,
der del intercambio para su supervivencia. Dichos e Isnos o Clásico regional de San Agustín,
mecanismos presuponen una sola residencia, con con fechas entre los siglos IV a IX d.C., exis-
desplazamientos cortos de uno o dos días, hacia los ten evidencias de una notable complejidad
otros pisos térmicos. Por lo tanto, el intercambio se social.
llevaba a cabo con productos ligados a otras esferas, Estas fases representan un aumento demo-
que no eran la de estricta supervivencia. gráfico, alteraciones en los patrones de asen-
Colombia prehispánica 27
Fuente de Lavapatas en
el Parque Arqueológico de
San Agustín, Huila.
tamiento, surgimiento de especialistas y presencia bresaturación de las cenizas volcánicas de los sue-
de tecnologías de adecuación de la topografía con los, la cual produce movimientos en masa como de
fines agrícolas. Estas alteraciones parecen obedecer hecho ocurrió con la terraza El Pital.
a cambios acumulativos, traducidos en modificacio- Estos agricultores de la cordillera Occidental ba-
nes graduales en la organización de la producción y saban su subsistencia en el cultivo de, por lo me-
en el tamaño de la población, con un énfasis social nos, dos especies diferentes de maíz: una relacio-
en aspectos inmateriales de la cultura. nada con la línea Pollo/Nal Tel/ Chapalote y otra de
Entre las técnicas de adecuación cabe mencionar granos más grandes, posible antecesora de la raza
los canales o zanjas verticales, pertenecientes a la colombiana Cabuya. Tenían sus casas sobre plata-
fase Yotoco, excavados en el sentido de la pendiente formas artificiales, ubicadas en las laderas, llamadas
de las laderas y utilizados en una localmente tambos. Este sistema de adaptación a
amplia zona del suroccidente las condiciones topográficas tiene una distribución
con el fin de evitar la so- tardía, generalizada en los Andes septentrionales en
asentamientos ubicados entre los 1.000 y los 3.000
m de altura.
Los cacicazgos del Alto Magdalena presentan
diferentes grados de complejidad social. Durante
el Clásico regional, fase que agrupa las manifesta-
ciones arquitectónicas y escultóricas más notables
en San Agustín y el valle de La Plata, la topografía
ondulada de origen volcánico, que caracteriza la re-
gión, fue modificada sustancialmente por medio de
rellenos artificiales de hondonadas, construcción de
terraplenes, caminos y montículos. Los monumen-
tos funerarios del Alto Magdalena están disemina-
dos en una extensa zona, con concentraciones
en lo que parecen haber sido grandes centros
cacicales el Alto de los Ídolos y las Mesitas, en
Relieve escultórico en
el Alto de La chaquira.
San Agustín, Huila.
Fotografía de Oscar Martínez C.
28 Gran Enciclopedia de Colombia
Bohíos indígenas
construidos sobre antiguas
terrazas precolombinas.
Pueblito, en el Parque Tayrona
(Magdalena).
Fotografía de
Oscar Martínez C.
saico de cacicazgos locales disímiles con diferentes el valle alto y medio del Cauca, las cuales tenían
niveles de complejidad social, diversidad lingüística una cultura guerrera que combinaba rasgos tribales
y fragmentación política regional. Este abigarrado con formas sociales complejas, caracterizadas por la
mosaico de etnias estaba articulado por un inter- presencia de prácticas antropofágicas.
cambio generalizado de productos, materias primas La conquista y colonización de los Andes del nor-
y servicios, cuyo manejo dependía del cacique y de te tuvo otras características. La cordillera Oriental,
su séquito, y por guerras continuas entre los habi- la Sierra Nevada de Santa Marta y los Andes vene-
tantes de los altiplanos y los grupos de vertiente. zolanos estaban densamente poblados por grupos
La conquista y colonización de la zona sur andina como los muiscas, laches, guanes, chitareros, suta-
fue llevada a cabo por algunos lugartenientes de Be- gaos y tunebos, pertenecientes a la familia lingüísti-
lalcázar y Pizarro, procedentes del Perú y del Ecua- ca Chibcha. Compartían formas de organización so-
dor, respectivamente. En su avance hacia el norte, cial, patrón de asentamiento y tradiciones alfareras
éstos fueron conquistando y colonizando los Andes y metalúrgicas emparentadas con un posible origen
septentrionales, los cuales se encontraban poblados común y un desarrollo local muy marcado.
por grupos de agricultores avanzados, asentados en Estos grupos chibchas fueron conquistados por
las partes altas, y nómadas guerreros dispersos en españoles procedentes de la costa Caribe, que re-
las tierras bajas. montaron el río Magdalena hasta llegar al altiplano.
Estos primeros colonizadores venían acompaña- Allí, al igual que en épocas anteriores, la población
dos por yanaconas, indios quechuas al servicio per- aborigen anterior a la Conquista poseía característi-
sonal de los conquistadores, quienes se fueron que- cas culturales diversas: eran andinos en la medida
dando en los territorios recién conquistados. A ellos de su adaptación microvertical al entorno físico cor-
se debe la gran cantidad de quechuismos presentes dillerano, pero poseían rasgos de origen circuncari-
en el habla popular, los cuales se fueron mezclando be por sus vínculos económicos y estilísticos con la
con las lenguas aborígenes locales. costa Caribe y con Centroamérica.
34 Gran Enciclopedia de Colombia
La zona cálida del Magdalena Medio, al igual DRENNAN, R. Y C. A. URIBE (EDS.), Chiefdoms in the Americas,
que otras tierras bajas, fue lugar de asentamiento Nueva York, Londres, University Press of America Inc.,
tardío de grupos seminómadas y guerreros de filia- 1987.
ción Karib, como los pijaos, panches, colimas, mu- OSBORN, ANN, El vuelo de las tijeretas, Fundación de Inves-
zos y otros, con quienes los habitantes del altiplano tigaciones Arqueológicas Nacionales, Bogotá, Banco de la
sostenían guerras continuas. La conquista de estos República, 1985.
territorios bajos, por parte de la Corona, fue una PREUSS, K. THEODOR, Arte monumental prehistórico, Bogotá,
empresa riesgosa y ardua de alcances muy limitados Universidad Nacional, 1974.
y muy pocas veces coronada por el éxito. REICHEL-DOLMATOFF, GERARDO, Arqueología de Colombia. Un
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poco decorada, mientras que el segundo –Nofu- desde cuando ha sido empleada esta técnica en la
rei– se encontraba representado por una cerámica Amazonia, pero es probable que no sobrepase el
profusamente decorada. Esta interpretación su- primer milenio antes de nuestra era.
ponía que los grupos portadores de los elementos La creación de suelos con una mayor aptitud
Nofurei habían penetrado en la región y, después de agrícola ofreció otras posibilidades organizativas a
un tiempo, predominaron sobre los fabricantes de los habitantes, hecho que se refleja en el registro
la cerámica Camani. Los recientes estudios, adelan- arqueológico. Una mayor estabilidad de los asen-
tados por la Fundación Erigaie, consideran que los tamientos, que ya no tienen que ser trasladados a
estilos cerámicos Camani y Nofurei pertenecen a un varios kilómetros de distancia cuando se agotan los
mismo grupo que cambia a lo largo del tiempo. nutrientes disponibles para los cultivos, contribuyó
Durante Méidote I, es ocupada la región de Ara- a la cohesión social, marcando un fuerte contraste
racuara por un grupo de agricultores que despejan con aquella registrada durante el período Tubabo-
grandes áreas, quemando el bosque. Estas comuni- niba. En efecto, las inversiones en trabajo y los re-
dades llevan consigo los conocimientos necesarios querimientos organizativos del mismo, durante uno
para crear suelos capaces de permitir una mayor y otro período, son cuantitativa y cualitativamente
producción agrícola. Se trata de una técnica me- contrastantes. En la primera época Tubaboniba so-
diante la cual, en un área restringida y, a través de lamente se requería del trabajo comunitario durante
un prolongado y complejo sistema de mejora de los las faenas de tala del bosque, labor dispendiosa que
suelos se obtienen mayores beneficios. No sabemos era realizada por grupos de hombres equipados con
rudimentarias hachas de piedra. La cosecha
y los desyerbes, en caso de que fue-
ran necesarios, podían ser reali-
zados individualmente. Por el contrario, la adición tamientos, se formaran suelos negros y pardos y, en
de materia orgánica a los suelos, en forma de de- otros, suelos pardos exclusivamente. Las diferencias
sechos de otras actividades humanas, así como los entre uno y otro tipo de suelo se calculan en térmi-
procesos de reubicación de las viviendas dentro de nos de cantidad de tiempo invertido en la mejora,
un perímetro delimitado, con la finalidad de contri- junto con el tipo de actividades asociadas a esta, en
buir de forma intensa a la mejora de áreas dedicadas sectores específicos; en cualquier caso, estas dife-
a la agricultura, tuvieron que involucrar una mayor rencias son cuantitativas y no cualitativas.
proporción de actividades comunitarias y planea- El manejo del espacio con fines agrícolas, duran-
ción. Adicionalmente, este sistema debió requerir te esta primera fase, involucró, en un principio, el
de la creación de estrategias tendientes al control despeje de un amplio sector en el cual, con poste-
de las plagas, que afectan más fácilmente a aquellos rioridad, fueron ubicados algunos árboles frutales
cultivos que son realizados de forma constante en y cultivos cíclicos, disminuyendo la frecuencia de
áreas reducidas. las quemas. Dentro de las plantas cultivadas se des-
El carácter de cada uno de los asentamientos de tacan dos variedades de yuca, ají y maíz y se hace
esta época, que incluye aspectos como posición den- notoria una diversificación en la selección de las
tro del paisaje, densidad demográfica, participación plantas cultivadas.
dentro de una red y dinámica interna de la rotación Adicionalmente, estas prácticas de manejo del
de las viviendas, contribuyó a que, en algunos asen- ámbito y patrón de asentamiento tuvieron que in-
fluir en la fauna silvestre de la región, marcando otro
contraste con el uso de los recursos, entre el período
Tubaboniba y la fase Méidote I. En efecto, ha sido
posible demostrar cómo las alteraciones introduci-
das en el paisaje, por los sistemas agrícolas de tala y
quema, redundan en un aumento de las potenciales
presas de cacería, al acrecentarse la producción de
los frutos consumidos por ellas. Este proceso no se
daría durante las fases Méidote, al quedar las vivien-
das ubicadas en medio de los campos de cultivo.
Durante la fase Méidote II, continúa la progresiva
diversificación de los cultivos que se había iniciado
a finales de Méidote I. Y si bien este es un rasgo im-
portante, la característica más sobresaliente de esta
fase es un drástico cambio en el patrón de asenta-
miento, que tiene que ver con el proceso de concen-
tración de la población. Este fenómeno determina
que hacia el año 1200 d.C., se produzca un aban-
dono de puntos ubicados sobre la colina estructural
y en inmediaciones de ella.
Un cambio fuerte en la densidad de la población
que ocupa una zona específica significa un mayor
impacto ambiental, así como la necesidad de au-
mentar y garantizar la producción de alimentos.
Este problema fue resuelto a través de la regulariza-
ción de una práctica de adición de materia orgánica
a los suelos, que se había venido experimentando
desde el año 800 d.C., y que consistía en la adición
de limos procedentes de zonas inundables lo que
contribuía a mejorar la estructura de los suelos y a
fijar los nutrientes adicionados. Este procedimien-
to era realizado, posiblemente, en conjunto con la
protección de árboles, especialmente frutales, exis-
tentes en el área.
Por supuesto, la aplicación de esta nueva técnica que contenían las mejores arcillas, las cuales fueron Indios coreguajes
con sus adornos.
implicó nuevas formas organizativas, razón por la distribuidas a lo largo de una extensa región. Un
Comisión Corográfica, siglo XIX.
cual es durante este período que se alcanza la mayor proceso semejante se dio a nivel de los materiales
especialización en el trabajo. El transporte de limos empleados para la manufactura de instrumentos
requería de conjuntos coordinados de cargadores líticos, que empezaron a ser importados desde dis-
que realizaban continuos viajes entre los campos tancias considerables.
de cultivo y las zonas inundables del río Caquetá, Todos estos cambios se relacionan, y también de-
localizadas 140 m por debajo de estos. Recientes bieron contribuir a que se diera una especialización
experimentos han permitido establecer que, para la en los asentamientos. Probablemente la importancia
formación de un centímetro de suelo en una hec- de los poblados de la fase Méidote II en Araracuara
tárea, siguiendo este procedimiento de adición de se deba a que desde allí era posible controlar la na-
limos, se requieren 245 toneladas de los mismos. Si vegación a lo largo del río Caquetá, que es, sin lugar
pensamos que algunos perfiles arqueológicos tienen a dudas, la principal vía comercial.
más de 150 centímetros, con una extensión de hasta Es aún difícil precisar por qué y cómo esta so-
32 hectáreas, podemos concluir que la inversión de ciedad, poderosa y bien organizada, declinó; no
tiempo y esfuerzo para la construcción y manteni- existen relatos de la época de la Conquista que per-
miento del sistema agrícola debió ser inmensa. mitan ubicar su situación en los siglos XVI y XVII. Lo
La calidad del trabajo de algunos de los especia- que sí resulta evidente es que, para el siglo XVIII, los
listas de esta sociedad durante Méidote II es sobresa- naturalistas y viajeros que transitaron por el medio
liente; ejemplo de ello es la cerámica. El florecimien- río Caquetá nunca mencionaron un grupo con ta-
to de un estilo alfarero caracterizado por complejos les características, registradas arqueológicamente.
diseños decorativos, realizados en pintura roja, Tal vez, las comunidades que tuvieron el control de
blanca y negra, así lo testifican. Pero no solamen- esta zona ya habían desaparecido antes del contacto
te se trató de un cambio en la decoración, también entre el viejo y el nuevo mundo. Hoy, después de
las materias primas, empleadas en la elaboración de quinientos años del descubrimiento de América, al
utensilios de uso corriente y otros objetos en este excavar en la región en compañía de los indígenas
material, fueron seleccionadas cuidadosamente. En que allí habitan, la cerámica más elaborada y profu-
efecto, los nuevos requerimientos sociopolíticos de samente decorada es atribuida por estos a un grupo
estas comunidades en transformación determinaron que en el pasado invadió la región, destruyendo los
un mayor aprovechamiento de los escasos depósitos asentamientos de los más antiguos habitantes.
42 Gran Enciclopedia de Colombia
complejos diseños geométricos, demarcados por planos de la cordillera Oriental consolidó la impor-
el uso de colores tales como el rojo, el blanco y el tancia de este piedemonte y, particularmente, la de
negro y se asocia con los grupos Tupi-Guaraní. Un los llanos de San Juan y San Martín, hoy sector occi-
sitio arqueológico que contenía materiales cerámi- dental del departamento del Meta. Allí se realizaron
cas con estas características fue localizado en vecin- las más antiguas fundaciones españolas y se estable-
dades de Santa Sofía. Los fragmentos encontrados ció la base para adelantar campañas descubridoras
habían sido manufacturados empleando una amplia sobre los llanos y selvas, en busca de El Dorado. Las
gama de atemperantes, que incluye carbón, caraipe, comunidades indígenas de esta región no resistie-
conchas y arena. Tres fechas de carbono 14 ubican ron por mucho tiempo el impacto de la penetración
la ocupación hacia la primera mitad del segundo europea y desaparecieron. Para finales del siglo XVII,
milenio d.C. (las fechas obtenidas son 1030±90 en aquellos lugares en los cuales habían habitado
d.C., 1265±90 y 1515±90). importantes comunidades agrícolas, solamente res-
Recientemente, Elizabeth Reichel, basándose en taban algunos campamentos de nómadas. La geo-
su experiencia como etnóloga, propuso un sistema grafía de un antiguo mundo se había transformado
de ocupación para la Amazonia dentro del cual se radicalmente.
relacionan los conjuntos humanos con sistemas de
organización y producción. El territorio Guayupe
Para los cronistas del siglo XVI, los llanos de San Juan
Las sociedades complejas y San Martín se encontraban ocupados por diferen-
del piedemonte llanero tes grupos: saes, eperiguas y guayupes. Estos se
Los Llanos no escapan al esquema que supone la diferenciaban en algunos usos, según los relatores,
existencia de diferentes migraciones. En efecto, los aunque compartían un origen mítico y muchos ri-
primeros resultados arqueológicos obtenidos allí tuales. Las diferencias existentes han sido atribuidas
identifican conjuntos cerámicas que bien podían re- más a la riqueza acumulada por algunos sec-
lacionarse con el Policromo. En vecindades de Gra- tores de la población que a diferencias
nada, Puerto Caldas y Puerto Lleras se recolectaron étnicas. Es por ello que la totalidad
restos de alfarería que, para algunos investigadores, del área ocupada por estos gru-
señalaban la migración de grupos Tupi-Guaraní. pos se ha considerado como
John P. Marwitt, quien realizó la investigación, una unidad que denomi-
consideró que los restos cerámicos encontrados en naremos territorio Gua-
las proximidades del río Ariari eran prueba de que yupe, y que compren-
hasta allí habían llegado los grupos portadores del de las vegas del río
horizonte Policromo. Así fue posible atribuirles una Ariari, la sierra de la
posición cronológica hacia la mitad del primer mi- Macarena, los cursos
lenio de nuestra era. Esta idea se apoyaba, además, de los ríos Duda, Pa-
en los resultados obtenidos por C-14 en algunas pamene, Guayabero
muestras de carbón. Marwitt estableció dos fases de y parte del Guaviare,
ocupación para el departamento del Meta: Granada,
relacionada con el horizonte Policromo, y Puerto
Caldas, que aparentemente no tenía ninguna rela-
ción con otros conjuntos.
Con posterioridad, fueron datados otros contex-
tos que permitieron determinar que estos materiales
arqueológicos habían sido manufacturados tanto en
los siglos inmediatamente anteriores a la Conquista
como con posterioridad a ésta. Por ello, la búsque-
da partió de la documentación escrita durante los
primeros años del contacto y se amplió a través del
trabajo arqueológico.
Durante la Conquista, se estableció una impor-
tante ruta a través del piedemonte llanero. Desde
Venezuela, los conquistadores alemanes penetraron
viajando con la cordillera a su derecha hasta inter- Pictografías del bajo río
Guayabero, cerca a San José
narse en las selvas. El descubrimiento por parte de del Guaviare.
Nicolás de Federmán de un camino hacia los alti- fotografía de Álvaro Botiva C.
44 Gran Enciclopedia de Colombia
a lo observado en Acacías, los poblados de la re- vasijas. Es importante resaltar cómo esta cerámica,
gión de Upín tuvieron dimensiones considerables; que participa en la ceremonia fúnebre, se encuentra
otros sitios ubicados en proximidades de la planta decorada con figuras antropomorfas, desconocidas
de purificación de aguas de Restrepo también corro- en objetos recuperados en otros contextos.
boran la existencia de asentamientos grandes. Estos En la banda opuesta del río Ariari fueron detec-
poblados, además, se encontraban fortificados y te- tados otros yacimientos. Se trata de un área que está
nían hasta cien casas, según los cronistas. Aparen- siendo erodada por el río y en la cual fueron recu-
temente, se ubican cerca de la frontera con otros peradas varias vasijas. Si bien se trata de los mismos
grupos separados por un espacio despoblado. De materiales cerámicos encontrados en otras partes,
momento, no se cuenta con fechas de radio carbón sus dimensiones hacen pensar en un uso posible-
para este sector de la ocupación guayupe, aunque mente relacionado con el almacenamiento de líqui-
probablemente estos poblados fortificados tuvieron dos y granos, sin descartar que, en algún momento,
cierta estabilidad en el tiempo. Los intentos de los hubieran podido ser empleadas como urnas fune-
españoles por tomar uno de estos asentamientos rarias.
fueron infructuosos. A pocos kilómetros del poblado de Puerto Caldas,
La importancia del sitio de Upín radicó en la se halló y excavó una planta de habitación. Dentro
explotación de los afloramientos salinos del piede- de los materiales cerámicas recobrados se incluyen
monte, que constituyen un recurso escaso en la re- grandes platos (budares), semejantes a aquellos usa-
gión llanera. Adicionalmente, pudo tratarse de una dos por los grupos indígenas de las tierras bajas en
aldea en la cual confluyeron diferentes grupos para el procesamiento de la yuca, factor que sugiere el
intercambiar productos. consumo de este producto. Este tipo de plato es co-
En cercanías de Fuente de Oro, en el caño Irique, mún en aquellos yacimientos que han sido reporta-
fue localizado un extenso asentamiento. Este com- dos sobre el plano aluvial del río Ariari. Entre tanto,
binaba algunas estructuras y materiales cerámicos su registro en aquellos yacimientos localizados en
que indicaban que se trató de un poblado guayupe, otras formas del paisaje es menos frecuente.
con algunos basureros asociados. Una fecha de C- En la margen sur del río Güejar, en las vecinda-
14 obtenida allí dio como resultado el año de 1630 des del actual poblado de Puerto Lucas, en una te-
d.C., haciendo de este yacimiento el sitio más re- rraza alta, se ubicó un gran asentamiento indígena.
cientemente ocupado por estos indígenas. Con pos- Del mismo quedan de diez a doce montículos, que
terioridad, y a algunos kilómetros de distancia, se forman un círculo y testimonian la existencia de an-
descubrió un área de entierros en la cual las cenizas tiguas plantas de habitación circulares o ligeramen-
de los individuos fueron depositadas en urnas cerá- te ovaladas. Otros asentamientos con características
micas, algunas de las cuales fueron tapadas con otras y materiales similares han sido registrados; baste
Los achaguas
La excavación del basurero de uno de estos asenta-
nombrar aquellos próximos al poblado de Puerto
mientos, en los llanos del Casanare, aportó una bue-
Lleras, Mesetas, caño Cunimia, Puerto Caldas, en
na muestra de material cerámico y lítico, así como
vecindades de Villavicencio, en Guayabetal y en el
algunos restos óseos de aves, mamíferos y humanos,
río Guaviare. En este último sitio fue reportada la
al tiempo que permitió la realización de una fecha
presencia de suelos antrópicos asociados a la ocu-
de C-14. Esta última ubica la ocupación hacia el año
pación guayupe.
1650 d.C., época en la cual la región se encontraba
Todos estos datos demuestran cómo al interior
poblada por los indígenas achaguas. Por ello, las in-
del territorio que fuera controlado por los guayu-
formaciones arqueológicas fueron complementadas
pes se dio una especialización en el carácter de los
con el análisis de los recuentos escritos en ese en-
asentamientos. Esta se relacionó con la producción,
tonces; particularmente aquellos de los jesuitas.
que involucró áreas de recursos específicas, la posi-
La subsistencia de estos grupos se basó en la
ción del asentamiento, respecto de las fronteras, y
agricultura y la recolección de algunos productos
la especialización en funciones religiosas. Sobre el
vegetales, así como en la caza y la pesca. Además,
piedemonte se explotó la sal y se participó en una
participaron en una red comercial que se extendía
red comercial que involucraba a los grupos del alti-
por la totalidad de los llanos e involucraba a algu-
plano, así como a otros del piedemonte. En las ve-
nos grupos de la cordillera.
gas del río Ariari, la calidad de los suelos contribu-
Dentro de los productos cultivados se destacan la
yó a la formación de asentamientos especializados
yuca y el maíz, que tenía una importancia secunda-
en la producción agrícola. En las diferentes zonas
ria en algunas regiones del territorio Achagua. Otros
de terrazas altas, el énfasis se marcó en el aprove-
productos fueron el ají o pimentón, el tabaco, las
chamiento de recursos propios del bosque. Sobre
papayas, las guavas, las cañas para fabricar cuchi-
el área central del territorio, al menos un asenta-
llas de afeitar, algunas variedades de piñas, palmas,
miento, según las crónicas, se encontraba dedicado
pimientas, el yopo (Anadenanthera peregrina), el
al culto religioso.
quitebe, del cual se extraían fibras para tejer, así
como caña de azúcar y el achiote, empleado para la
Los agricultores, pescadores y recolectores pintura corporal. Todos estos cultivos se plantaban
del piedemonte casanareño en los bosques de galería, empleando el sistema de
En los llanos del Casanare, en el municipio de Yo- tumba y quema, o en pequeñas áreas dentro de las
pal, se identificaron una veintena de asentamientos sabanas. Además se usaron con fines agrícolas aque-
arqueológicos. Todos ellos contenían materiales llas zonas que eran periódicamente inundadas en la
cerámicas y líticos que podían ser incluidos en un estación de lluvias, empleándolas cuando el nivel
mismo conjunto relativamente homogéneo. Adi- de las aguas lo permitía. Solamente la yuca requirió
cionalmente, ninguno de estos sitios arqueológicos de cuidados adicionales para su cultivo: era planta-
presentaba evidencias que pudieran sugerir que da sobre pequeños montículos para garantizar que
Colombia prehispánica 47
Pieza cerámica
quimbaya.
Fotografía de
Fabian Alzate
Colombia prehispánica 49
A.C. 14.000 13.000 12.000 11.000 10.000 9.000 8.000 7.000 6.000 5.000 4.000 3.000 2.000 1.000 0 1.000 2.000 d.C.
P L E I S T O C E N O H O L O C E N O
Zenú
Cazadores recolectores San Jacinto Zenú Tardío Malibues
Llanuras del Caribe
Primera cerámica Sociedad hidráulica
Máscara tairona
Nehuange Tairona
Si e rr a N ev a da de Sa nt a M ar t a
Cerámica quimbaya
Cordillera O ri en ta l Premuisca
Cazadores recolectores (precerámico) Herrera Muisca
Alto Magdalena
Temprano Medio Tardío
Sa n A gu s t í n
Sur o cc id en te
Cazadores recolectores (precerámico) Cauca - Sonso
C ab ec er a s r í o C au ca
Alcarraza calima
Al t o va l l e d el C a uc a
Cazadores recolectores (precerámico) Ilama Yotoco Sonso
y c or d i l l er a oc ci d en t al
Malagana
( R eg i ón C al i m a )
A.C. 14.000 13.000 12.000 11.000 10.000 9.000 8.000 7.000 6.000 5.000 4.000 3.000 2.000 1.000 0 1.000 D.C.
50 Gran Enciclopedia de Colombia
Las sociedades prehispánicas de las culturales y no de uno solo; por ello, los desarro-
llos costeros serán analizados de la misma forma en
llanuras del Caribe
que lo hicimos con la zona andina y las tierras bajas
La historia de los desarrollos caribeños se inicia orientales, con un enfoque regional.
a partir de un período llamado Formativo, cuyos
antecedentes inmediatos permanecen aún oscuros. Los primeros pobladores
Contrario a lo sucedido con la región andina, ex- Son pocos los datos que tenemos acerca de los
tensamente documentada respecto a las bandas de grupos de la etapa Lítica en las llanuras del Cari-
cazadores de la etapa Lítica, en la costa son pocos be. Estos han permitido identificar una veintena de
los datos anteriores al cuarto milenio a.C. En sus estaciones superficiales pertenecientes a grupos de
inicios, el Formativo se considera ligado a campa- cazadores-recolectores, ubicadas en la serranía de
mentos dispersos de recolectores que habitan una Cosinas, en la península de La Guajira, en el Alto
amplia zona del litoral, los cuales, con el tiempo, Sinú y en la serranía de San Jacinto; y son la evi-
tienden a desplazarse hacia el sur remontando el dencia de un poblamiento disperso consistente en
curso bajo de los ríos hacia las cordilleras. refugios temporales.
Dentro de este esquema general de desarrollo se Los vestigios superficiales de material lítico en-
considera la costa Caribe como el escenario de una contrados en el Alto Sinú están constituidos por
serie de procesos civilizatorios que de allí fueron di- algunos raspadores, lascas y navajas triangulares,
fundidos a otras regiones del país. Según lo anterior, talladas en flint por grupos de cazadores y pescado-
la costa fue lugar de origen del arte alfarero en Amé- res. El patrón general de poblamiento de estas pe-
rica; asimismo, se considera que en las llanuras ca- queñas bandas parece corresponder a campamentos
ribeñas se utilizó, por primera vez, tanto la pintura a cielo abierto, ubicados en las tierras bajas, cerca a
positiva como la negativa para decorar la cerámica. las ciénagas o sobre terrazas fluviales. Según lo an-
En lo que hace relación al desarrollo de la agri- terior resulta evidente que el período Lítico, en las
cultura se presume que el llanuras del Caribe, permanece prácticamente des-
cultivo de una especie de conocido; lo mismo sucede con el proceso que llevó
yuca silvestre (Manihot a los grupos de cazadores-recolectores a domesticar
carthagenensis) sirvió de plantas y a convertirse en agricultores sedentarios.
base al proceso de sedenta-
rización, al permitir la exis-
Ceramistas tempranos, recolectores
tencia de una vida aldeana
y horticultores
ribereña. Con el transcurso
de los siglos, este cultivo La historia de las sociedades caribeñas se inicia con
fue reemplazado por el maíz, el período Formativo temprano, ubicado entre el
dando lugar a la colonización tardía cuarto y el segundo milenio a.C. e identificado por
de los Andes por parte de estas co- la presencia de sitios conocidos como concheros,
munidades maiceras costeñas. formados por acumulaciones de conchas, fragmen-
Respecto a los anteriores plan- tos de cerámica y restos de fauna fluvial y marina.
teamientos son varios los cambios Son, por lo tanto, el resultado de las actividades es-
que se introducen aquí. Ante todo, tacionales de pescadores, recolectores de moluscos
se abandona por completo y horticultores tempranos. Los grupos que integran
la explicación basada este período temprano utilizaron ampliamente los
en el modelo difu- recursos procedentes del litoral, de las ciénagas y
sionista; pensamos de los ríos.
que los diferentes El Formativo se definió a partir de la excavación
procesos de trans- de concheros ubicados en la zona del canal del Di-
formación de las que, en la región aledaña a Cartagena y en el Bajo
sociedades prehis- Magdalena; fue subdividido en tres fases: temprana,
pánicas se generaron media y tardía. Los elementos diagnósticos que lo
a partir de varios focos caracterizan son:
1. La presencia de campamentos estacionales uti-
lizados para la extracción de moluscos y ubicados
muy cerca al litoral. (Sin embargo, la recolección
de moluscos ha sido una actitud económica de los
Cerámica zenú. grupos costeros desde el cuarto milenio a.C. hasta
Museo del Oro, Bogotá nuestros días, por ello no puede tomarse como ele-
Colombia prehispánica 51
mento diagnóstico para definir períodos históricos Jacinto. La cerámica acumulada allí fue fabricada
u horizontes temporales de desarrollo). con desgrasante de fibra vegetal en su totalidad y el
2. La fabricación de una cerámica cuya forma instrumental lítico presenta escasas modificaciones.
más difundida es el cuenco o tecomate decorado, Se destacan las manos, los yunques y las micro-las-
con incisiones y figuras humanas, y animales a ma- cas triangulares de flint. Los desechos de fauna in-
nera de asas. En su fabricación fueron utilizados dos dican una economía de caza, con un predominio de
tipos de desgrasante: fibra vegetal y arena, siendo tortugas y mamíferos y, en menor proporción, pe-
reemplazado el más antiguo de fibra vegetal por el ces y cangrejos. El sitio tiene una fecha de 3750xx+
-
de arena. 430 a.C.
3. Un instrumental lítico poco diferenciado, con Otro sitio con fechas muy antiguas es el montícu-
un predominio de yunques, golpeadores y martillos, lo de Monsú, ubicado sobre una terraza marina en
para el procesamiento de raíces y otros vegetales.
terrenos anegadizos, a sólo tres kilómetros de la ac-
4. La utilización de la yuca como alimento com-
tual línea costera; su desarrollo temporal fue subdi-
plementario a la recolección y cuya evidencia estaría
vidido en cinco períodos: Turbana, el más antiguo,
en la presencia de platos pandos o budares en algu-
Monsú, Pangola, Macaví y, finalmente, Barlovento,
nas de las capas de los concheros.
los cuales cubren un lapso de tiempo comprendido
Esta visión del Formativo, como un período que
caracteriza exclusivamente a grupos recolectores entre 3350 y 1300 a.C. Toda la cerámica procedente
costeros, se ha modificado a raíz de investigaciones de las excavaciones de este montículo tiene desgra-
e interpretaciones recientes. Estas últimas indican sante de arena y una decoración incisa ancha. Los
que los concheros podrían pertenecer a grupos de restos de fauna pertenecientes a las diferentes ca-
la serranía de San Jacinto, que bajaban al litoral en pas presentan sensibles variaciones: durante las fa-
busca de recursos estacionales. ses más antiguas hay restos de mamíferos terrestres
y felinos, propios de las sabanas circundantes, los
El Formativo temprano en las cuales son reemplazados hacia el final de la secuen-
llanuras del Caribe cia por recursos marinos.
Muy cerca de allí, hacia el sur, en dirección al
Los inicios del Formativo están representados por
canal del Dique, se encuentra el conchero de Puer-
dos sitios localizados en la serranía de San Jacinto:
por el montículo de Monsú, ubicado cerca a la costa to Hormiga, de unos 80 m de diámetro. Tiene una
de Barú, y por los concheros de Puerto Hormiga y cerámica con desgrasante de fibra vegetal y la deco-
Puerto Chacho, situados sobre una antigua terraza ración es incisa y dentada, hecha con el borde de un
fluvial formada por un brazo fósil del río Magdale- bivalvo; las formas más comunes son los cuencos
na, sobre cuyo lecho fue trazado posteriormente el con bases redondeadas y con figuras de animales
canal del Dique. modeladas sobre el borde de las vasijas, a manera
Hasta el momento, el sitio más antiguo es San de asas. Los restos de fauna procedentes de este
Jacinto I, un montículo de posible forma circular, conchero corresponden a moluscos de aguas poco
ubicado en las estribaciones de la serranía de San profundas y a presas menores, como aves, reptiles y
roedores. Dentro del instrumental lítico se destacan asentamientos tienen una fecha inicial de 2210 a.C.
los yunques, golpeadores, martillos y piedras planas y la cerámica presenta similitudes estilísticas con la
por ambas caras, utilizadas para triturar semillas y de Monsú.
raíces; utillaje propio de los grupos recolectores- Dos concheros excavados cerca a Cartagena tie-
horticultores. Las fechas de este sitio se ubican entre nen una cerámica que carece de desgrasante de fibra
3100 y 2500 a.C. vegetal. El primero de ellos es Canapote, ubicado a
El conchero de Puerto Chacho también está ubi- unos 300 m de la laguna de Tesca, en una zona de
Vasija del sitio
cado sobre una terraza aluvial, cerca al canal del manglares y cuyos materiales no han sido publica-
Puerto Chacho, Bolívar.
Data del 3100 a.C. Dique; entre los restos de fauna se destacan los de dos; tiene una fecha de 1940-100 a.C. El otro es el
Museo Nacional de Colombia peces marinos y de manglar; los conchero de Barlovento, localizado cerca al anterior
moluscos más abundan- y ubicado entre los años 1500 y 1000 a.C. Los mo-
tes provienen de aguas luscos que fueron consumidos por sus pobladores
poco profundas semi- provienen de aguas poco profundas y la cerámica
salobres y es notable que tipifica este sitio se encuentra diseminada en la
la pobreza de especies región de Barú, Tierrabomba y golfo de Morrosqui-
terrestres. La cerámica llo, conformando un horizonte cultural.
de este sitio presenta Tierra adentro, en las sabanas de San Marcos,
tres tipos de desgrasan- se encuentra un sitio llamado El Pozón, localizado
te: de fibra vegetal, de sobre una antigua playa de río, que tiene una fe-
arena y mixto; la decoración cha de 1700 a.C. Las formas predominantes son los
es incisa y las formas se aseme- cuencos o tecomates y las vasijas pandas. Uno de los
jan a las de Puerto Hormiga. Tiene una fe- tipos cerámicas establecidos tiene desgrasante de fi-
cha de 3270 a.C. bra vegetal y animales modelados sobre el borde de
En la región del Bajo Magdalena se encuentra la las vasijas, características propias de la cerámica de
Indígenas con ciénaga del Guájaro, comunicada con el canal del Puerto Hormiga.
peces y frutos, Dique; allí se identificó el período Rotinet, que pa- Del análisis de los datos anteriores podemos
grabado de Americae
moralis indiae de
rece corresponder a grupos de recolectores de cié- deducir que existen dos tradiciones alfareras tem-
Th. de Bry, 1594-1602. naga y pescadores de algunas especies marinas; los pranas. La de desgrasante de fibras vegetales, que
Colombia prehispánica 53
parece ser la más antigua, está representada por Aunque esta última ha sido discutida, la idea de una
los sitios de Puerto Hormiga, San Jacinto I y Puerto ocupación temprana del área se encuentra reforza-
Chacho, los cuales presentan características estilís- da por los hallazgos realizados en El Jobo, Muaco,
ticas y tecnológicas comparables; la otra tradición Taima-Taima y Monte Cano, que tiene
es la de desgrasantes minerales y de concha, repre- una cronología semejante o aún más
sentada por los sitios de Monsú, Rotinet, Canapote temprana.
y Barlovento. Ambas comparten las formas básicas, La documentación sobre los primeros
la decoración incisa y de los diseños. agricultores en la región no presenta la
Mapa general
de la provincia de
indios goajiros que Hacia el siglo VIII los portadores de la cerámica desde finales del primer milenio d.C. hasta media-
llaman del Río del Hacha perteneciente al primer horizonte pintado se replie- dos de la primera mitad del segundo milenio. Se
Archivo Nacional, Bogotá gan y abandonan las márgenes del río Ranchería; trata de agricultores que, posiblemente, cultivaron
poco tiempo después, son reemplazados por los la yuca y el maíz.
portadores del segundo horizonte policromo. Además de estos dos grandes conjuntos cerámi-
En términos generales, la alfarería agrupada bajo cas, identificados en La Guajira, existen otros ma-
el primer horizonte representa una ruptura con los teriales. En la zona occidental y central de la pe-
estilos que se habían venido desarrollando en la re- nínsula, en las dunas consolidadas, se encuentran
gión del Caribe colombiano con anterioridad. Este dispersos algunos materiales que se pueden incluir
hecho ha permitido a los investigadores plantear su dentro del Tayrona clásico. Estos no han sido objeto
origen en la combinación de elementos del Forma- de estudios detallados; sin embargo, las informacio-
tivo colombiano y de algunos conjuntos cerámicas nes etnohistóricas testimonian la presencia tayrona
venezolanos. (En 1986, Reichel-Dolmatoff veía se- en el área.
mejanzas entre la cerámica pintada de Momil y la
del primer horizonte pintado y, por ello, planteaba
Recolectores tardíos de la
una posible relación entre una y otra. Posteriormen-
Ciénaga Grande de Santa Marta
te, se propuso un origen venezolano para este hori-
zonte cuyas fuentes se encontrarían en la cerámica La Ciénaga Grande de Santa Marta y la ciénaga de
Tocuyanoide. En la actualidad, se acepta, como hi- Pajaral se encuentran conectadas a través de nume-
pótesis, que se haya dado una combinación de estos rosos canales y forman una unidad lacustre de agua
dos conjuntos). salobre; tanto esta, como la isla de Salamanca, estu-
El segundo horizonte pintado se caracteriza por vieron ocupadas por grupos tardíos cuya cronología
el uso de la pintura bicroma, que es empleada en abarca del siglo IV al XI d.C. Se presume que todos
una decoración en la cual predomina la línea recta. los sitios prehispánicos de esta región son conche-
En Colombia a este horizonte pertenecen los perío- ros estacionales, debido a que ninguno presenta
dos Portacelli y Los Cocos, que han sido fechados huellas de vivienda.
Colombia prehispánica 55
En la isla de Salamanca se exploraron cuatro con- el cementerio de la isla Tía María que, se supone,
cheros: Palmira, Tasajeras, Los Jagüeyes y Cangarú. perteneció a la misma ocupación.
El más antiguo es el de Tasajeras, con una fecha del A partir de los datos disponibles, se puede con-
siglo IV d.C. La economía de sus pobladores estuvo cluir que la Ciénaga Grande de Santa Marta fue
enfocada hacia los recursos marinos y basada en la ocupada de forma continua, desde el siglo IV hasta
recolección de almejas de varios tipos, la pesca de el siglo VI d.C., por grupos emparentados con las
especies de agua dulce, como bagres, róbalos y mo- tradiciones del Bajo Magdalena; entre los siglos VI y
jarras, y la cacería de tortugas, iguanas, ranas, roe- IX d.C., se presenta un período sin evidencias cul-
dores y pájaros. En el conchero de Los Jagüeyes se turales al que le sigue una nueva ocupación que se
encontró cerámica tayrona, indicando la existencia prolonga hasta el siglo XII d.C., representada en los
de relaciones entre las sociedades complejas de la concheros de la isla de Salamanca, como Tasajeras y
Sierra Nevada y las de la isla de Salamanca; el tipo Cangarú, y en los de Mina de Oro, Loma de López
de moluscos explotados y el material cultural ha- y Cecilio. A partir del siglo XII d.C. hasta la llegada
llado en este conchero se asemeja al de Tasajeras y de los conquistadores, no hay evidencias culturales
al de Palmira, de tal manera que es presumible que que indiquen una ocupación de la zona.
sean producto de las actividades del mismo grupo.
Otro conchero de la isla de Salamanca es el de Los pescadores del Bajo Magdalena
Cangarú, que fue utilizado como campamento para
La región donde se han concentrado las investiga-
pesca y recolección de moluscos; los restos de cul-
ciones arqueológicas es un triángulo comprendido
tura material se asemejan a los de Mina de Oro y
por la ribera izquierda del río Magdalena hasta su
Loma de López, dos concheros ubicados en el cos-
desembocadura, el canal del Dique, y la llanura li-
tado suroriental de la Ciénaga Grande.
toral de la costa Caribe. En ella se distinguen tres
En Loma de López se han definido dos períodos
áreas arqueológicas diferentes: el valle de Santiago,
de ocupación: el primero se inicia hacia el año 1000
el Bajo Magdalena y el embalse del Guájaro. En ge-
d.C. y corresponde a un grupo con tradición agrí-
neral, los sitios del Bajo Magdalena se encuentran
cola, rasgo que fue deducido a partir de la presencia
ubicados sobre antiguas terrazas aluviales con una
de budares y otros artefactos; por las característi-
tradición cerámica local, una industria lítica muy
cas de su cerámica, se presume que sus portadores
simple y una dependencia de los recursos fluviales.
tuvieron relaciones estrechas con grupos del Bajo
Los primeros reconocimientos a la zona fueron
Magdalena.
llevados a cabo en 1953 por los Reichel-Dolmatoff,
La segunda ocupación corresponde a grupos de
quienes recogieron varias colecciones de material
tradición pesquera, relacionados con los habitantes
cultural en superficie. Este fue agrupado en com-
de la Sierra Nevada de Santa Marta. El material cul-
plejos tardíos del Bajo Magdalena, como son Plato,
tural procedente de Loma de López es similar al de
Zambrano y Saloa.
Cangarú, mientras que aquel perteneciente a Mina
de Oro tiene semejanzas con Malambo y con la ce-
rámica Neguanje o pretayrona de la Sierra Neva-
da de Santa Marta.
En la ciénaga de Pajaral se excavó el
conchero de Cecilio, cuyos artefactos
de piedra y cerámica guardan estre-
chas relaciones con los comple-
jos culturales tardíos del Bajo
Magdalena; a escasos metros
de este conchero se encuentra
La tradición Malambo fue definida a partir de la dencias de la presencia del maíz. La fase más tardía
excavación de dos pequeñas aldeas llamadas Ma- es La Isla; corresponde a grupos que se desplazaron
lambo y Los Mangos, ubicadas entre la ribera del hacia la costa y explotaron los recursos del litoral
río y algunas ciénagas aledañas. La etapa más an- hasta bien entrada la Colonia.
tigua de la tradición Malambo, con fechas entre el En la ciénaga del Guájaro, muy cerca al canal
segundo milenio a.C. y el siglo VII d.C., corresponde del Dique, fue hallada cerámica del Formativo tem-
a la fase Los Mangos; a ésta le sigue la fase Malam- prano, denominada localmente período Rotinet.
bo. Angulo supone que fue durante la fase Malambo Muchos siglos después, y al parecer sin ninguna
que se domesticó la yuca y de allí se difundió hacia solución de continuidad, aparece el período Carri-
otros lugares de Suramérica. La anterior aseveración zal, con una fecha inicial del siglo IX d.C. y que se
es hipotética y no está respaldada por análisis de prolonga hasta la Conquista; sus portadores fueron
ningún tipo; se trata de una deducción a partir de grupos aldeanos cultivadores de maíz, con un po-
la presencia de budares, cuyo empleo de forma ex- blamiento disperso y enterramientos que carecen
clusiva para el proceso de la yuca amarga ha sido de ofrenda, lo que parece indicar que se trataba de
cuestionado por los etnógrafos. grupos igualitarios.
Los elementos diagnósticos de esta tradición,
ubicada dentro del período Formativo tardío, son Agricultores avanzados de las llanuras del
el modelado inciso, la pintura roja aplicada por zo- San Jorge y el Sinú
nas y las incisiones anchas y pandas de la cerámica;
La extensa región cubierta de ciénagas, por donde
rasgos que llevaron a comparar la cerámica de Ma-
corren los ríos San Jorge y Sinú, ha sido estudiada
lambo con la de la tradición Barrancoide del bajo
por algunos investigadores con perspectivas y sis-
Orinoco. Algo que caracteriza esta sociedad es que
temas de clasificación diferentes. Por ello, las dos
los individuos eran enterrados en sitios indiferen-
zonas serán tratadas por separado, sin perder de
ciados, acompañados siempre por una ofrenda de
vista su enorme parentesco y similitud. Las secuen-
alimentos.
cias establecidas están constituidas por tradiciones
El valle de Santiago fue lugar de asentamiento de
alfareras que cubren varios siglos, algunas de las
pequeños grupos independientes, diferenciados en
cuales presentan discontinuidades a lo largo de su
tres fases contemporáneas, que coexistieron duran-
desarrollo.
te el siglo XVII. La más antigua se llama Tocahagua,
data del siglo X y se prolonga hasta el siglo XVII d.C.; Las sociedades hidráulicas de la
se caracteriza por una cerámica fabricada con des- depresión momposina
grasante de concha molida. La depresión momposina es un delta interior de una
Un poco más tardía, la fase Palmar está ubica- extensión aproximada de 600 km2, que es inundado
da entre el siglo XIII y el siglo XVII d.C.; la cerámica por las aguas de los ríos Magdalena, Cauca y San
carece del desgrasante de concha de la fase Tocaha- Jorge durante ocho meses al año. El desborde de es-
gua, pero tiene semejanzas estilísticas con esta y los tos ríos se produce a partir del mes de junio: inicial-
siguientes rasgos diagnósticos: bases altas de apoyo mente, las aguas corren por un gran número de ca-
circular en vasijas y platos, figurinas, decoración ños, tributarios de los grandes ríos; después, cubren
modelada incisa para adornar asas y bordes y evi- la totalidad de las partes bajas y cenagosas. Esto úl-
timo genera una rápida sedimentación en el área de
la depresión, que se encuentra delimitada por fallas
geológicas activas que contribuyen a que se dé un
Metate y piedra
de moler tayronas.
proceso de hundimiento generalizado. Estos hechos
Museo del Oro, Bogotá
tienen una gran importancia para comprender la
dinámica de la ocupación humana en el área
y sus características.
Los datos arqueológicos indican que las
sabanas que bordean la depresión mompo-
sina fueron ocupadas por comunidades tan
tempranas como aquellas del Formativo
temprano. En efecto, en el sitio El Pozón
se recolectaron algunos fragmentos cerá-
micos manufacturados con desgrasante de
fibras vegetales, los cuales tienen una es-
trecha similitud con las cerámicas arcaicas de
la costa Caribe. Sin embargo, la primera ocupación
Colombia prehispánica 57
Alegoría de la
alimentación indígena.
Theodoro de Bry, 1594-1602
de la depresión momposina sólo se registra hacia el res de esta cerámica se asientan en el caño Rabón,
primer milenio a.C. Se trata de los portadores de la donde concentran una alta densidad de población.
tradición Granulosa-Incisa, alfarería que cuenta con En el cauce Carate-Pajaral, también se encuentra
claros antecedentes en la región de la costa Caribe asociada con asentamientos de ocupación densa,
como lo demuestran sus semejanzas con aquella de fechados entre los siglos III y x d.C. Durante seis si-
Momil y Ciénaga de Oro. (En el sitio El Papayo, so- glos, este conjunto cerámico se mantuvo constante,
bre el caño Pajaral, se obtuvieron fechas asociadas a testimoniando la unidad de sus productores.
cerámica Granulosa-Incisa de 810 a 330 a.C. Otras Durante este lapso se dan los más importantes
dotaciones tempranas para este conjunto cerámico cambios en el paisaje, que tienen que ver con su
se obtuvieron en Pimienta 5, Carate 19 y Los Ne- manejo: la transformación de una extensa área ane-
gritos). gadiza en un importante distrito agrícola. En efecto,
Para el año 130 a.C., ya se habían establecido las llanuras inundables fueron drenadas por medio
en la región algunos poblados y continuaban con la de canales que se adecuaron a las características es-
construcción de canales de desagüe; estas primeras pecíficas de cada región, se levantaron plataformas
obras de ingeniería se encuentran hoy parcialmente para localizar viviendas y cultivos y se construyeron
sepultadas, tanto por los procesos de hundimiento montículos para enterrar a los muertos, a quienes
como por la construcción de canales sobrepuestos. se acompañó con piezas de orfebrería y recipientes
Hacia el año 150 d.C., algunas comunidades se en- cerámicas. (La orfebrería de esta región se encuen-
cuentran controlando el Bajo San Jorge donde cons- tra clasificada dentro de la provincia del norte, en
truyen asentamientos nucleados; para esta época, la cual predominó como técnica de fabricación el
se hacen notorios algunos cambios en la cerámica. martillado de láminas que luego eran repujadas por
Estos tienen que ver con la aparición de un nue- ambas caras. Con esta técnica y otras se representó
vo estilo: la tradición Modelada-Pintada. En ella es con gran realismo la fauna de la región).
notoria la existencia de un conjunto cerámico de- En el interior de la región inundable se dio, ade-
dicado exclusivamente a las labores domésticas y más, una dinámica íntimamente relacionada con los
otro empleado como ajuar funerario. La difusión y cambios climáticos que, en una u otra época, con-
popularización de esta alfarería, a lo largo y ancho tribuyeron a determinar un mayor volumen en las
de la depresión momposina, fue gradual durante los aguas, así como los cauces seguidos por estas. Esto,
siguientes siglos. Para el año 500 d.C., los portado- combinado con el constante proceso de hundimien-
58 Gran Enciclopedia de Colombia
Pieza de orfebrería
sinú hallada en to, permitió que en muchos sectores se construye- dalena están penetrando en la zona. Los rastros de-
San Marcos, Sucre. ran canales sobre áreas que anteriormente habían jados por estos ocupantes se encuentran en caños
Museo del Oro, Bogotá
sido empleadas, y que se concentrara la población como el San Matías. Se trata de sitios de habitación
en determinados sectores y se abandonaran otros. dispersos, a orillas de meandros recientes y caños,
A partir del siglo VII d.C., se inicia un lento proce- en los cuales se aprovecharon las partes más altas.
so de abandono de la región. Algunos de los puntos Allí se encuentra cerámica de la tradición Incisa-Ali-
más densamente poblados son desocupados y se sada, común en el curso bajo del Magdalena. No
descuida el mantenimiento del sistema hidráulico. obstante los estudios adelantados en la región, es
Hacia el siglo X, en el curso medio de San Jorge, se aún difícil determinar las causas y el proceso que
encuentran vestigios de los portadores de la tradi- culminó con el colapso de estas sociedades com-
ción Modelada-Pintada que parecen indicar el mo- plejas en el siglo XVI. Resulta evidente el progresivo
vimiento de la población río arriba. debilitamiento político iniciado en el siglo VII, que
Para la época del Descubrimiento y la Conquis- obligó a las comunidades a replegarse, abandonan-
ta, solamente quedaban algunos remanentes de este do áreas que habían logrado una alta producción
complejo cultural. En efecto, los datos etnohistó- como consecuencia de la adecuación agrícola.
ricos señalan a los cacicazgos Finzenú, Panzenú y
Zenufana como reductos de la antigua organización
sociopolítica que controlara la región unos siglos Agricultores y pescadores de ciénaga
antes. El primero de ellos estaba ubicado en la hoya del Bajo Sinú
del río Sinú, el segundo en la hoya del San Jorge y El valle medio y bajo del río Sinú difiere notable-
el tercero, y más importante durante la época de la mente del curso alto; son terrenos planos inunda-
Conquista española, estaba cerca de los ricos yaci- bles con algunas ciénagas, como las de Betancí y
mientos auríferos del Cauca y del Nechí. Momil, conectadas con el río a través de algunos
En el Bajo San Jorge, a partir del siglo XIV se hace caños; estas se encuentran rodeadas de pequeñas
evidente que otros grupos procedentes del río Mag- colinas, a salvo de las inundaciones, y en ellas exis-
Colombia prehispánica 59
ten numerosos vestigios de ocupaciones prehispá- cuentran los restos de antiguas aldeas prehispánicas
nicas que datan del Formativo y se prolongan hasta cuyos vestigios materiales han sido agrupados bajo
la Conquista. la denominación de Complejo Ciénaga de Oro. Se
El curso bajo del río atraviesa una zona plana y trata de grupos agrícolas con una cerámica de ca-
anegadiza que forma la depresión de Lorica-Momil. racterísticas locales, integrada por objetos como sil-
Los asentamientos están ubicados sobre las peque- batos, figurillas humanas y rodillos. El material de
ñas lomas cercanas a la playa, en el litoral y en los este complejo tiene similitudes con el de Momil II;
alrededores de la ciénaga de Momil; la mayoría de desconocemos su posición cronológica exacta, pero
ellos carecen de una cronología absoluta y su anti- se presume que es posterior a este último.
güedad ha sido deducida a partir de rasgos estilísti- Los asentamientos de la ciénaga de Betancí tie-
cos de la cerámica únicamente. nen características similares a las del Bajo San Jorge,
El complejo Momil corresponde a los restos más con túmulos funerarios de tierra roja, de planta cir-
antiguos de sociedades agrícolas y alfareras de la re- cular y elíptica, y un diámetro promedio de 8 m.;
gión y es, al mismo tiempo, un horizonte cultural están ubicados en las partes altas no inundables. Un
con una distribución geográfica muy amplia que poco más bajos, cerca a los caños, se encuentra gran
abarca las hoyas de los ríos San Jorge y Bajo Sinú, cantidad de montículos alargados, aplanados en su
así como las riberas bajas del río Magdalena. parte alta, compuestos de tierra negra; se trata de
El sitio de Momil comprende depósitos de líti- plataformas para vivienda.
cos, cerámica, huesos y concha, que forman una El material cultural de estos asentamientos perte-
secuencia evolutiva continua; estos basureros al- nece al Complejo Betancí, un desarrollo local defi-
canzan hasta tres metros de altura, cubren un área nido a partir de las características formales, decora-
de unos 10.000 m2 y tienen fechas de los primeros tivas y técnicas de la cerámica. Probablemente, esta
siglos a.C. La secuencia ha sido subdividida en dos alfarería sea la misma de la región del Bajo San Jorge.
fases: la más temprana, Momil I, está caracterizada La metalurgia Sinú está asociada con este complejo,
por la presencia de cerámica con pintura bicroma y que tiene una amplia distribución en las hoyas del
policroma, decoración negativa, incisa y estampada, San Jorge y el Bajo Magdalena. Por sus característi-
y figurinas humanas, con la base en forma de he- cas, se le asigna a las tribus históricas encontradas
rradura; hay una industria de sílex compuesta por por los españoles en esta región.
golpeadores, martillos y ausencia de metates.
Momil II presenta cambios notables con respecto
a su antecesora; tiene grandes tinajas para líquidos, Enterramiento de un cacique con el ajuar funerario que los cronistas
vasijas trípodes, figurinas huecas con piernas grue- describen en las tumbas de la tierra Zenú. Grabado de Americae
sas, sellos, pintaderas, rodillos, ocarinas, pendien- de Theodoro de Bry.
tes, volantes de huso, objetos en
concha, artefactos tallados en hue-
so y adornos en forma de ave. Hay
gran cantidad de metates y ausencia
de budares, lo que sugiere un culti-
vo intensivo del maíz con el consi-
guiente abandono de la yuca.
Momil ha sido considerado como
el punto de partida del Formativo
de los Andes colombianos, deno-
minado tradición Zambrano, que
penetra por el valle del Magdalena
hasta el macizo colombiano, dando
origen a la fase temprana del Alto
Magdalena. Esta tradición perso-
nifica una colonización de las ver-
tientes andinas por parte de grupos
costeños cultivadores de maíz del
Formativo tardío.
A orillas del curso medio del río
Sinú, en un estrecho valle rodeado
por las últimas estribaciones de la
serranía de San Jerónimo, se en-
60 Gran Enciclopedia de Colombia
Petroglifo en
Albán, Cundinamarca
Fotografía de
Álvaro Botiva C.
62 Gran Enciclopedia de Colombia
Las últimas décadas de investigación agua y de tierra, cangrejos y tortugas. En ese lugar
se hallaron evidencias de la primera presencia del
sobre la prehistoria colombiana
hombre en Colombia, durante el pleniglacial supe-
por Leonor Herrera rior, además de ser el segundo caso documentado
de una asociación entre el hombre y la megafauna
El auge entre las décadas de los ochenta y los no- (Tibitó, mencionado atrás, es el primero).
venta) de la arqueología de rescate (o preventiva) en En esa época el clima era notablemente más frío
grandes obras de infraestructura, conforma –junto y seco que ahora y la vegetación no era de bosque
con el patrocinio de fundaciones e instituciones andino sino de matorrales que dejaban amplias
académicas– un significativo aporte a la investiga- áreas abiertas, a las cuales estaba adaptada la mega-
ción y preservación del patrimonio prehistórico co- fauna. Estas sabanas conectaban el valle del Magda-
lombiano. Aun así, en este campo de estudio toda- lena con el altiplano de Bogotá y, desde allí, con los
vía tenemos un panorama salpicado de lagunas de páramos de la cordillera Oriental facilitando, tanto
diversa magnitud. a los mastodontes como a los grupos humanos, mo-
vimientos dentro de un hábitat muy amplio. Estos
grupos llegaron hasta los llanos orientales en este
A finales del pleistoceno período, como lo indican los hallazgos en la serra-
La etapa más antigua de ocupación humana de te- nía del Chiribiquete, en el Guaviare.
rritorio colombiano se ha corrido atrás varios mile- Por muchos años se denominó «paleoindio» a
nios hasta quedar firmemente anclada en el pleisto- esta primera etapa de ocupación humana, término
ceno; en Pubenza, sitio localizado entre Tocaima y que se había acuñado inicialmente para hallazgos
Girardot (conjunción de los valles del río Bogotá y en otras regiones de América, como las puntas de
el río Magdalena), existía un pantano entre el 17000 proyectil que se supone indican una economía es-
y el 13000 a.C. Muy cerca de los restos fósiles de pecializada en la caza de grandes mamíferos y me-
tres mastodontes que quedaron allí atrapados (se- gafauna extinta. Sin embargo, en Colombia los des-
guramente el alto contenido mineral de esas aguas cubrimientos de esta clase han sido relativamente
lodosas atraía a diversos animales), se encontraron escasos y se ha pensado que la explicación podría
evidencias de la presencia humana en forma de ar- encontrarse en una explotación más generaliza-
tefactos líticos y de hueso; sus dueños quizá ocu- da del medio ambiente; sin embargo
paron campamentos temporales en los bordes del en los últimos años ha habido una
pantano; sitio especialmente atractivo por la mega- buena cantidad
fauna (que incluía una especie de armadillo gigante de hallazgos
llamado gliptodonte) y los mamíferos que lo visita-
ban, así como por fauna menor como caracoles de
de puntas de proyectil bifaciales en el valle del Mag- valles interandinos, como parece indicarlo la con-
dalena medio antioqueño, tanto superficiales como centración de hallazgos en las cordilleras Occiden-
en excavaciones controladas. Las puntas están casi tal y Central, desde la penillanura de Popayán hasta
siempre acompañadas de otros artefactos bifaciales el norte de Antioquia. En esta amplia zona se han
y por raspadores plano convexos finamente reto- registrado ventiséís yacimientos precerámicos. El
cados. Esta industria lítica está fechada en el 9000 sitio llamado La Mikela (en los alrededores de Pe-
a.C., es decir, durante la parte final del pleistoceno, reira, en una terraza aledaña al río Consota), una
momento en el cual se inició (con avances y retroce- planicie natural con excelente visibilidad sobre los
sos) un cambio significativo en el clima: aumentaron alrededores, es un buen ejemplo de la clase de lu-
la temperatura y la humedad y la vegetación se tor- gar que estas gentes escogían para vivir en forma
nó más cerrada; las sabanas se redujeron a parches cada vez más estable. Condiciones similares se ob-
aislados lo que incidió en la extinción de la mega- servan en Checua, una colina por encima del nivel
fauna (también es posible que la cacería efectuada de inundación de la Sabana de Bogotá. Es posible,
por el hombre hubiera acelerado ese proceso). El sin embargo, que los abrigos rocosos se siguieran
cambio tan marcado, aunque gradual, que señaló la utilizando ocasionalmente (si cumplían las anterio-
transición entre el pleistoceno y el holoceno, tuvo res condiciones) como es el caso de un enclave con
que ser afrontado por las poblaciones humanas con pintura rupestre en San José del Guaviare.
nuevas e ingeniosas adaptaciones. El final de esta Durante la etapa más temprana del precerámico
etapa, para la cual muchos prefieren ahora la deno- hubo una constante actividad volcánica en la cor-
minación «estadio de cazadores recolectores» se dio dillera Central y sus efectos tuvieron que sentirse
entre el 9000 y el 8000 a.C., con la iniciación de con diversos grados de intensidad en zonas muy
una etapa nueva: el precerámico. extensas, incluso en las cordilleras Occidental y
Oriental. De hecho, en el departamento del Tolima
El precerámico se descubrieron varios yacimientos precerámicos en
los municipios de Roncesvalles, Chaparral, Fresno y
Durante este período, que abarca desde el 9000
Cajamarca, en los cuales la influencia de la alta ac-
hasta el 3500 o 2500 a.C., la agricultura alcanzó un
tividad volcánica –especialmente en aquellos loca-
crucial desarrollo, de acuerdo con los más recien-
lizados entre Cajamarca y La Línea, dentro del área
tes descubrimientos. Para el precerámico se regis-
directa de afectación de los volcanes Tolima y Cerro
tra no sólo un cambio en los hábitats disponibles
Machín– es evidente. Allí se ha estudiado la corre-
para estas poblaciones tempranas sino también
en las preferencias de los grupos humanos que
pasaron a ocupar las laderas de los pequeños
64 Gran Enciclopedia de Colombia
lación entre las erupciones, sus marcados efectos de aumentar su fertilidad, los hace más flojos, más
sobre el hábitat y los episodios de abandono y redo- fáciles de cavar y revolcar.
blamiento de la zona, en una secuencia que cubre La azada de piedra es el instrumento emblemáti-
desde el precerámico hasta el siglo XVI. El material co del precerámico temprano. Se ha encontrado en
piroclástico, los gases tóxicos y la lava, así como las la mayoría de los yacimientos, sobre todo en los del
altas temperaturas y la ceniza volcánica, impactaron suroccidente, en algunos casos en número sorpren-
el paisaje de varias maneras: pendientes colapsadas, dente como en el sitio de El Jazmín (en Santa Rosa de
erosión, represamientos, flujos de lodo y gran canti- Cabal, Risaralda) donde se recolectaron veintisiete.
dad de vegetación perdida a causa de la ceniza (que Se cree que estas herramientas se usaban para escar-
además genera serios problemas respiratorios y di- bar el suelo en busca de raíces y rizomas, así como
gestivos e incluso la muerte). Teniendo en cuenta para prepararlo antes de transplantar y sembrar. El
efectos tan catastróficos, no deja de sorprender que utillaje lítico de las ocupaciones precerámicas com-
estos lugares fuesen reocupados una y otra vez; la prende además una variedad de instrumentos que
explicación se podría encontrar en dos de las secue- sirvieron para procesar raíces, tubérculos, rizomas,
las que a largo plazo produce la actividad volcánica: semillas, frutos diversos y nueces de palma.
formación de claros en el bosque andino y efectos Las investigaciones en el sitio Peña Roja (cuenca
de la ceniza volcánica en los suelos; pues además media del río Caquetá), cuya ocupación más tem-
Colombia prehispánica 65
prana se remonta al 7000 a.C., proveen información Petroglifo conocido como Piedra de Sasaima,
clave sobre la temprana utilización y manipulación Cundinamarca.
de plantas. Allí, en el borde del río y en la proxi- Recientes aportes metodológicos han posibilidato la
inclusión del arte rupestre como parte de los estudios
midad de zonas pantanosas, se tenía acceso a va-
arqueológicos en Colombia.
riados recursos, desde frutos comestibles de palmas
A la derecha se observa el nivel que alcanzan las aguas
(canangucho o seje y milpeso) hasta mamíferos y de la quebrada Talauta, que en época de invierno
peces que se alimentaban de estos y otros frutos. alcanza a cubrir un grupo de petroglifos.
Uno de los primeros pasos pudo haber sido el de Diego Martínez C. (Manual de arte rupestre de
Cundinamarca, ICANH - Gobernación de Cundinamarca,
promover, mediante diversas estrategias, una mayor 2002).
concentración de estos recursos; en el caso de al-
gunas palmas para cosechar los frutos es necesario
tumbarlas, con lo cual se impulsa su regeneración.
La reproducción de otras palmas se incrementa al
procesar el fruto para consumir la pulpa, puesto
que deja descubierta la pepa, quedando preparada
así para su rápida germinación en el punto donde se
desecha. Otras formas de intervención consisten en
66 Gran Enciclopedia de Colombia
cuidar especialmente las plantas favorecidas (des- tas de las plantas que fueron usadas o determinar
yerbe, poda, transplante). Inclusive el uso contro- si se trata de especies ya domesticadas; tal duda se
lado del fuego puede aumentar la concentración de presenta en la aparición del aguacate y el balú (o
algunos recursos de flora. chachafruto) en el sitio San Isidro (Morales, Cau-
El sitio de Peña Roja reúne las condiciones teó- ca) cuya ocupación precerámica está fechada ente
ricamente apropiadas para un desarrollo de la hor- el 8000 y 7500 a.C. Pero en especies como la yuca
ticultura temprana: ambiente fluvio-lacustre con (domesticada en el sur-suroeste de la cuenca ama-
abundancia de recursos que permite un grado de zónica hacia el 5000 a.C.), y del maíz, presente en el
permanencia de las ocupaciones humanas y una lo- páramo de Peña Negra (sabana de Bogotá) desde el
calización en el límite entre el bosque, otra fuente 6000 a.C., no existe duda de que se trata de plantas
de recursos, y un hábitat abierto (muy conveniente ya domesticadas. Ambas especies aparecen ya en el
para experimentar con plantas). Estas condiciones 4000 a.C. en el sitio Porce II (norte de Antioquia).
se encontraban también en los sitios cordilleranos En niveles más tempranos de éste, hacia el 7000
del suroccidente. Contando para el estudio de la a.C. aparecen evidencias de chontaduro y otras pal-
horticultura incipiente apenas con restos carboni- mas del género Attalea.
Monolitos fálicos en
El Infiernito, Boyacá.
zados, polen fósil o esqueletos de sílice (fitolitos) Ya para el 2500 a.C. no habitaban el suroccidente
Fotografía de es con frecuencia difícil hacer identificaciones exac- estas gentes. Su desaparición es todavía un misterio.
Oscar Martínez C. En el estado actual de nuestros conocimientos, la re-
gión aparece como deshabitada durante el siguiente
milenio, hasta cuando se reinicia el record arqueoló-
gico con poblaciones agroalfareras estables, cuyos
antecedentes en muchos casos son otro misterio a
medio develar.
La cultura La Cancana perdura hasta el 1500 no se han datado directamente por la técnica del
a.C., sin que hasta el momento se conozca la razón radiocarbono, los restos cerámicos asociados a es-
de su discontinuidad en el registro arqueológico. tos campos corresponden a la fase Inguapi II (300
Sin embargo, es para esta época que se han fecha- a.C.- 600 d.C.) o de florecimiento de la cultura Tu-
do en Antioquia las evidencias más tempranas del maco-La Tolita. En las excavaciones de estas obras
complejo cerámico marrón inciso, relacionado con de adecuación agrícola se ha rescatado valiosa in-
el estilo orfebre Quimbaya clásico, conocido desde formación sobre la base económica de esta cultura:
hace décadas en la zona del eje cafetero y el norte maíz, calabaza, arruruz (o sagú), palma chunga y
del departamento del Valle del Cauca, pero con fe- otros productos.
chas menos antiguas. Es de destacar, por un lado, la Pero, ¿cómo se desarrolló y mantuvo esta so-
ampliación hacia el norte de la zona de dispersión ciedad compleja, de tipo cacicazgo, con su con-
de esta cerámica y, por otro, el que en esta zona comitante aumento de densidad de población? El
perdure –aunque ya reducida a sólo algunos encla- estudio de estos camellones y del medio ambiente
ves– hasta el siglo XVI d.C. De manera que en Antio- asociado permiten vislumbrar la respuesta: la zona
quia el «marrón inciso», un desarrollo típico de la costera de manglares, con su abundancia de recur-
etapa denominada por algunos arqueólogos clásico sos de fauna figuró en forma preponderante en el
regional (0-500 d.C.), se prolonga más allá de los sustento de esta sociedad, pero no fue suficiente. Cerámica tumaco.
límites temporales de esta. Finalmente, se puede Fotografía de Fabián Alzate
anotar que la vida de las gentes portadoras de este
complejo cerámico se orientaba a la explotación de
la sal y el oro, lo cual se refleja en su escogencia de
lugares de habitación.
Para la región de Antioquia otra novedad den-
tro del clásico regional es la definición de la cultura
Ferrería. Se presenta tanto en el valle medio del río
Porce, como en el valle de Aburrá, con fechas entre
el 450 a.C. y la Conquista española. Pero en la etapa
tardía de la secuencia cultural en Antioquia coexis-
ten estas dos tradiciones de origen antiguo con una
más reciente, y más típica de esta época, conocida
como Quimbaya tardío. En resumen, el panorama
de las poblaciones agroalfareras en la región antio-
queña es de considerable complejidad. Si bien esta
zona se considera a veces como parte del surocci-
dente, por la afinidad con los desarrollos de la cuen-
ca media del Cauca, es evidente que a lo largo del
tiempo presente un perfil diferente, idiosincrático.
Hacia el extremo opuesto del suroccidente co-
lombiano, en la costa pacífica sur, para la cultura
Tumaco-La Tolita –cuya cerámica figurativa es tan
familiar– se ha puesto en evidencia algo que has-
ta hace poco no se conocía: la existencia de exten-
sos campos de cultivo en áreas de la llanura aluvial
próximas a la costa y a los manglares. Están con-
formados por camellones paralelos separados por
zanjas, en tramos largos (hasta de 1 km o más) y
cortos, orientados en diferentes direcciones en un
patrón básico que se asemeja a un peine; desaguan
en cursos de agua naturales o en otros canales prin-
cipales. Algunos de estos conjuntos abarcan más de
100 hectáreas. Tratándose de una zona tan lluviosa,
con niveles freáticos altos y, por supuesto, propen-
sa a inundaciones, estas obras se construyeron para
intensificar la producción agrícola al incorporar
suelos formados por sedimentos aluviales, y por lo
tanto fértiles, pero sobresaturados de agua. Aunque
68 Gran Enciclopedia de Colombia
Ajuar tayrona.
Fotografía
de Fabián Alzate
Ahora se sabe cómo se logró incorporar la llanura Este ejemplo de ingeniería prehispánica se apre-
aluvial, mucho menos rica en recursos e inundable. cia en toda su magnitud en fotografías aéreas to-
Otro interrogante que plantea la cultura Tumaco es madas entre 1958 y 1987. Se levantaba sobre la
su desaparición hacia el 500 d.C. La respuesta po- planicie, en forma de un intrincado conjunto de
dría estar en el efecto que el recurrente «fenómeno terraplenes de entre 7 y 30 m de ancho, construidos
del niño» pudo tener sobre este sistema agrícola. en tierra y bordeados por zanjas. Un sector de este
Una dramática disminución del régimen de lluvias se aprecia con más claridad y consiste en una com-
habría afectado tanto la producción de los camello- binación de estos dos elementos que rodea un espa-
nes que causaron su abandono; en forma similar a cio aproximadamente rectangular de 600 x 400 m,
lo sucedido en la región del bajo río San Jorge, en dividido en dos por otro terraplén/zanja; dentro de
las llanuras inundables del norte del país. cada mitad a su vez había una especie de montícu-
los. En una de estas mitades y bajo algunos de estos
Malagana montículos se concentraban las tumbas más ricas,
En la hacienda Malagana, localizada en Palmira (Va- que dieron fama a la hacienda Malagana. Este recin-
lle del Cauca), se llevó a cabo el hallazgo arqueo- to está a su vez circundado por otro terraplén/zanja
lógico más espectacular de la última década del más angosto pero más extenso. Hacia el oriente se
siglo xx, pero también el más lamentable caso de extienden otras construcciones similares.
destrucción e irreparable pérdida de un patrimonio Siglos de erosión redujeron la altura de los terra-
cultural arqueológico que le pertenecía a la nación plenes a un metro y medio en promedio, que parece
entera. No me refiero sólo a la fabulosa cantidad de poco, pero que en la planicie representaba un serio
piezas de cerámica y orfebrería que, producto del obstáculo para el óptimo funcionamiento del rega-
saqueo, en su mayor parte fue a enriquecer colec- dío en los cultivos de caña de azúcar; de manera
ciones particulares, sino también al asentamiento que en 1992 –y sin que nadie se percatara de su
prehispánico en sí mismo, ejemplo de una obra pú- presencia e importancia– este sector de la hacienda
blica de grandes dimensiones. Malagana (unas 11 hectáreas), fue nivelado. Al ha-
Colombia prehispánica 69
cerlo algunas tumbas quedaron a medio destapar y tes del gran centro ubicado en Malagana, en la cual
se inició el saqueo. Estas desdichadas circunstancias se concentraba el poder y las funciones religiosas.
han impedido dar respuestas adecuadas a los diver- Esta cultura tuvo su clímax en los dos primeros
sos interrogantes que este lugar suscitó; a pesar de siglos de la era cristiana, con la construcción de las
todo las investigaciones arqueológicas consiguieron grandes estructuras de tierra y la producción de una
rescatar información valiosa y permitieron detectar cerámica y orfebrería sobresalientes por su calidad
la existencia –bajo la superficie actual– de las zan- estética y técnica, que además evidencian influen-
jas, conservadas bajo sedimentos. Gracias a estos cias estilísticas Calima, Tolima, Tumaco-La Tolita,
estudios es posible plantear que las construcciones el Viejo Caldas y San Agustín; también se encon-
fueron utilizadas para dirigir y controlar las aguas traron objetos provenientes de estas áreas, posible-
del río Bolo y otros cursos de agua que presentaban mente por intercambio. Todo indica, entonces, que
riesgos de desborde en las épocas lluviosas, así como esta sociedad mantenía importantes contactos con
para desecar áreas de habitación, lo que les permitía otras culturas, algunas de ellas muy lejanas, lo que
aprovechar un hábitat pantanoso pero muy fértil y no es extraño si se tiene en cuenta la existencia de
rico en recursos de fauna. caminos que cubrían extensos trayectos como los
Los terrenos donde hoy se encuentra la hacien- estudiados en Calima.
da Malagana fueron ocupados al comienzo de la era Las influencias eran obviamente de doble vía. Un
cristiana por portadores de la cultura Ilama; la mis- caso ilustrativo es el de unos vasos antropomorfos
ma que caracteriza por la época a la vecina región que representan mujeres acuclilladas, que como
de Calima. A partir de Ilama se dan dos desarrollos piezas raras, habían aparecido en las regiones del
paralelos: la cultura Yotoco (conocida desde hace Viejo Caldas y Calima. Excepto por la temática, es-
más de tres décadas) que se extiende por la cordi- taban fabricadas dentro de los estilos típicos de estas
llera Occidental y el norte del plan del Valle; y ha- regiones para la época (marrón inciso por un lado,
cia el sur de la planicie la recién descubierta cultura Ilama por el otro); este tipo de vasos antropomorfos
Malagana. De esta última han ido apareciendo re- abunda en la hacienda Malagana y, de hecho, entre
cientemente otros yacimientos como el cementerio la variedad de representaciones, tanto antropomor-
de Coronado, el sitio Estadio del Deportivo Cali y fas como zoomorfas de la cerámica Malagana, esta
Santa Bárbara, ambos muy cercanos al casco urbano es la que con más frecuencia se encuentra. Por algu-
de la ciudad de Palmira y hacia el norte la finca La nos ejemplares que se encontraron en las excavacio-
Cristalina, en el municipio de Cerrito. Ninguno de nes arqueológicas se sabe que –a diferencia de otras
ellos rivaliza con la hacienda Malagana en eviden- vasijas finas y figurativas que se habían depositado
cias de densidad de población o riqueza de las tum- en las tumbas como parte del ajuar funerario– los
bas, como tampoco tienen obras de ingeniería; son vasos femeninos se utilizaron como ofrendas en la
sitios más pequeños y modestos, poblaciones satéli- superficie o en pozos especiales, a veces con escalas,
Petroglifo en Risaralda.
Fotografía de
Álvaro Botiva C.
70 Gran Enciclopedia de Colombia
como si hubieran permanecido abiertos por algún la resolución de problemas bien definidos. La ex-
tiempo. Los vasos en sí constituyen ofrendatarios, cepción es el hallazgo accidental, en los alrededores
ya que con mucha frecuencia se halló en su interior de la población de Madrid (Cundinamarca), de un
una cuenta de cuarzo o de piedra verde. Estas vasi- yacimiento con características que no se conocían
jas representan mujeres jóvenes sin joyas ni vestido, para esta ni para ninguna otra región del país. Las
aunque el baño rojo que es muy frecuente y los dise- excavaciones de un área extensa del sitio determi-
ños en pintura negra pueden sugerir algo de pintura naron que, durante el período Herrera, se constru-
corporal. De estos vasos femeninos, tan abundantes yó primero un amplio montículo, usado para fines
en la hacienda Malagana, sólo ocasionalmente se funerarios, y posteriormente en éste se cavaron hi-
han encontrado fragmentos en otros lugares. leras de pozos orientados norte-sur. En una hilera
Así como el inicio de la cultura Malagana está los pozos son de forma piramidal invertida (con la
todavía sujeto a conjeturas, su ocaso tampoco está punta hacia el fondo) y rellenos de tierra oscura y
claramente definido. Posiblemente ocurrió después en la siguiente tienen la misma forma, pero contie-
del 400 d.C. No se sabe con claridad si la llegada nen una amalgama de arcilla blanca. Separada de
de nuevos pobladores de la cultura Bolo-Quebra- las anteriores por un canal hay otra hilera de pozos
da Seca (de la tardía tradición Sonsoide) incidió en de forma redondeada, mamiforme tal vez. Aún se
el abandono del sitio. Los estratos de ocupación de ignora cuál pudo ser el uso de estas estructuras pero
estos habitantes tardíos ya no existen pero, gracias lo más probable es que tuvieran un carácter astro-
a los sedimentos que rellenaron las zanjas, sabemos nómico y un significado ritual.
de esta última ocupación prehispánica que no se Desde una perspectiva regional, son varios los
ocupó de mantener las zanjas en funcionamiento temas que suscitan interés y controversia. En el al-
y que probablemente las utilizó como depósitos de tiplano cundiboyacense (de forma similar a como
basura. ocurre en la región Calima y muy distinta a como
se percibe el desarrollo cultural en la región de An-
El altiplano cundiboyacense tioquia) no queda claro si hubo continuidad entre
las poblaciones precerámicas y las primeras con ce-
Para esta región central del país diversas investiga-
rámica y agricultura ya plenamente desarrolladas.
ciones han ampliado enormemente el panorama del
Se piensa que la cultura Herrera corresponde a una
conocimiento, no sólo de la etapa paleoindia y pre-
población que llegó al altiplano procedente tal vez
cerámica, sino de las posteriores ocupaciones cerá-
del valle del Magdalena; población que pasados los
micas Herrera y Muisca; pero hay poco de sensacio-
siglos habría sido a su vez suplantada o asimilada
nal en estos trabajos cuyo mérito consiste en aplicar
por grupos migrantes de habla chibcha procedentes
una serie de enfoques teóricos y metodológicos a
del foco de dispersión de esta familia lingüística en
América Central, o sea, los muiscas. Sin embargo,
una mayor disponibilidad de restos óseos ha per-
mitido plantear una hipótesis divergente: una con-
tinuidad entre portadores de la cultura Herrera y
los muiscas, o dicho de otra manera, que desde
un punto de vista genético serían la misma
gente.
Por otro lado, el tema de las mi-
graciones de hablantes de la familia
lingüística chibcha ha tomado nue-
vos aires. Se sabe que hubo por lo
menos dos oleadas migratorias de
estos grupos que penetraron a Sur
América y en Colombia llegaron hasta
el extremo sur. Sus representantes con-
temporáneos son los u’was y los koguis.
La importancia de la lingüística para la
arqueología radica en que la estructura de
una lengua es también la matriz que moldea el pen-
Máscara
antropomorfa samiento y la cultura de sus hablantes. Combina-
de la región da con la etnohistoria, permite proponer interpre-
arqueológica tumaco. taciones sobre aspectos desconocidos de culturas
Museo del Oro, Bogotá desaparecidas. Un caso muy ilustrativo es cómo el
Colombia prehispánica 71
estudio de la ideología, economía y organización Paradójicamente, el desarrollo de técnicas de in- Grabados rupestres
tensificación de la producción agrícola no siempre de la quebrada Perico,
social de los u’was ha enriquecido las interpretacio-
cerca a Honda, Tolima.
nes arqueológicas, en el tema, por ejemplo, de la llevó a un mejoramiento de las condiciones alimen- Fotografía de
comprensión de la orfebrería prehispánica. Más allá ticias de la gente del común; por el contrario, las Diego Martínez C.
de conjuntos estética y técnicamente sobresalientes, tendencias fueron más bien hacia el desequilibrio.
los estilos orfebres son las expresiones materiales de Mientras en las comunidades precerámicas la oferta
complejos sistemas de pensamiento que han perdu- alimenticia pudo ser más variada y la repartición de
rado por siglos, cuando ya muchos de sus elementos productos más equitativa, en las posteriores socie-
(como la misma orfebrería) son cosa del pasado. dades cacicales el desarrollo de rangos y jerarquías
Volviendo al asunto de los restos óseos humanos, –en general de la desigualdad social– habría impli-
tanto del altiplano cundiboyacense como de otras cado el acaparamiento, por parte de los individuos
regiones, se ha avanzado mucho en el estudio de del tope de la pirámide social, de los productos ali-
las características físicas, demográficas, de salud menticios más codiciados y escasos, en detrimento
entre las poblaciones prehispánicas, a pesar de que de aquellos que ocupaban la base de la pirámide.
el territorio colombiano no es muy propicio para Estas circunstancias, sin embargo, no impiden reco-
la conservación de los restos humanos que estudia nocer que la capacidad de aumentar la población y
la antropología física. El tema de la alimentación, lograr su sostenimiento representa, en general para
sobre todo, ha servido para promover un intercam- cualquier sociedad, un logro extraordinario.
bio de conocimientos entre antropólogos físicos, No es posible terminar este artículo sin celebrar
odontólogos y médicos forenses. La comparación el estudio que se llevó a cabo para la sabana de Bo-
de este aspecto en poblaciones del precerámico (de gotá en torno a los vestigios de adecuaciones agrí-
unidades sociales pequeñas e independientes) con colas en forma de conjuntos de camellones, otrora
las sociedades grandes y complejas (tipo cacicazgo) muy extensos; por supuesto, nos hemos tardado
permite dar una mirada distinta sobre la evolución muchos años en emprender esta investigación y va-
social, el progreso y otros aspectos relacionados. liosísima información se ha perdido por cuenta de
72 Gran Enciclopedia de Colombia