JUANELE Ensayo

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Arturo Carrera

C a rrera, A rtu ro
Ensayos m u rm u ra d o s Ensayos murmurados
Primera Edicidn
M ansalva. Cokccidn Campo Real
B u en o s A ires, 2 0 0 9

IS B N 9 7 8 -9 8 7 -1 4 7 4 -2 4 -0
1. E nsayo A rg e n tin o . I. T ftu lo
C D D A 864

© A rtu ro C a rrera, 2 0 0 9
© M an salv a, 2 0 0 9
E l Salvador 4 1 9 9 - (C1175ACG)
B u en o s A ires, A rg e n tin a

Direccidn: Francisco Garam ona


Arte: Javier Barilaro
Correccion: Laura Crespi

Ninguna parte dc csra publicacidn,


incluido el diseno de la cubierta,
puede scr reproducida, almacenada
o transmitida en manera alguna
ni por ningurr medio, ya sea eleccrico,
qulmico, mccinico, dptico, Informitico,
de grabacidn o de fotocopia, sin
I
permiso previo del director.
MANSALVA
[email protected] CAMPO REAL
w w w .m an salv a.coni.ar
del extasis, y el dxtasis ese fruto que mira eternamente el pajaro 1982: Juanele*
de los Upanishads, sin tocarlo siquiera. O tra vez en la sentencia
de Vallejo: m i madre m eponia el abrigo no porque nevara sino
para que empezara a nevar. ( Obertura)
El asombro, la via de las sensaciones que anulan al hombre
para que sea unicamente esa voz llamada “nino”. Nino para Alabemos a la Naturaleza
atravesar los afectos, los perceptos y las sensaciones. No La Naturaleza en nuestro planeta,
escribimos, atravesamos, los colores, los sonidos, un ritmo, las jNuestra
Naturaleza!
formas. Escucho un poema que me espera como a una voz, esa
Es decir tamhien
voz que cambia mi cuerpo segiin la aspereza de su atencion,
Lo que somos
segun las variedades de su vertiginoso azar o agonia o mimesis. coda dia A l despertar,
Dice Lezama: “Las imagenes proclaman nuestro cuerpo, caen Lo que se nos trae
en lo sucesivo o en la esfera, siempre en una voz que le prestd el Por la ventana ^
centro de su aliento. Nuestro cuerpo llega a ser un obstaculo
donde la ajeni'a se revuelve.” Aqui esta la sensacion y el poema Un fragmento de “(Obertura)”, asi se llama, del poema de
que nos va escribiendo. El asombro, que nos vuelve a escribir. Francis Ponge “La fabrica del prado”.
Puedo simplificarlo todo asi: yo no escribo, escribe mi Y lo traje simplemente para acercarme y acercarles a ustedes,
sensacion, que busca esa memoria de una antigua inmediatez. las variaciones sigilosas de una idea nueva de Naturaleza: aquella
Escribe el acontecimiento, cuyo simulacro mi sensacidn que miramos desde el cuadrado de la pagina, en los versos, en las
despliega, y queda en mi poema la “sensacion”, queda el sello de silabas, en sus acentos, en su sonido, en los intervalos repetidos
no saber ni como escribi, ni cuando, ni como escribian, ni pero diferentes —lo que rememora una nocion de ritmo distinta,
como escribiran: queda la sensacion cumplida esta vez en el tambien nueva, la que acepta que el ritmo no es unicamente una
sentido mas filosofico y deleuziano del termino: la sensacidn mueca de la repeticion sino una puesta en marcha de una
que es un ser que vale por sf mismo, que excede cualquier accion. Y entonces lo que miramos es tambien la vida, la otredad
vivencia. Las sensaciones estdn en la ausencia del hombre y es ast de la vida del otro.
como un poema dura. Su exito no limita su ignota teleonomfa; la Para los poetas que nacimos en la provincia, cerca del
Gioconda sonreira en el cuadro mientras este se vuelva campo, de esa ventana a la Naturaleza, en la pagina su
duradero. En un poema, una muchacha parecida a la Gioconda resonancia tiene un sentido de esperanza. Y quiero volver a
vuelve a sonreir, y volvera a hacerlo ni bien leamos la pigina
donde sonrefa, ni bien volvamos al poema o al verso donde ella
1. Texto lefdo en Caixa-Forum, ciclo “De poeta a poeta”. Madrid, 22 de
detallaba su alegrfa o su pena en la sonrisa.
mayo de 2009.
2. Extrafdo de Francis Ponge, La sonadora materia, trad, de Miguel
Casado, Galaxia Gutemberg, Madrid, 2007.

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Ponge de nuevo y a cy:ro poeta que admiro, Yves Bonnefoy; y esta dado por la lectura, que es la que imanta la clasicidad de un
decir con ellos, ^es la poesia una tarea de esperanza? Francis libro. Calvino, a su vez da muchas definiciones de lo que es un
Ponge escribe: “El Prado es la esperanza. Pienso que sin duda clasico, pero la que yo prefiero es la que pone el acento en lo
una golondrina no hace primavera. Pero ^no es cierto que un que el llama “el efecto de resonancia que vale tanto para una
solo prado natural proporciona tranquila y vivamente a la vez la obra antigua como para una moderna pero ya ubicada en una
prueba, es la prueba mds sencilla del porvenir y de la variedad continuidad culmral.” Un texto contemporineo, digamos, d no
del m undo, campo de descanso y vivacidad para el hombre, lo dice pero yo lo infiero, puede ser o es un clasico, segun esa
(Invitacion/Incitacion) al descanso y a la esperanza? novedosa definicion.
Ahora bien, “influencia” en cambio viene etimologicamente
La influencia es el paisaje. Su prueba de esperanza. El tema de fluir, e influir es hacer notar la presencia de una cosa en la
de las influencias, quiero anticiparles, para mi ha sido siempre manera de ser u obrar de otra. Figurativamente, el diccionario
un tema feliz, si cabe decirlo; un tema que me ha implicado en considera la influencia como “una gracia, como una inspiracion
todo caso de un modo alegre, jugueton, sin culpas ni angustias que Dios le comunica a las almas”. Pero entre los escritores es una
de ninguna especie; o quizd, para lavar en ese tema, la fiietza, segiin creo, una energia a veces positiva y a veces no, que
influencia, la Naturaleza, la culpa de cualquier digresion. Y aquf puede dirigir la obra de un dcterminado autor.
empieza una: Canon es una nocion mas precisa desde el punto de vista de
la critica actual, y la definicion mas ejemplar a mi entender es la
^Por que elegl a Juanele Ortiz? Es un clasico. Es mi canon. de Harold Bloom cuando dice que el canon de un libro es una
^Me ha influfdo? forma de originalidad que o bien puede ser asimilada o bien nos
asimila de tal modo que dejamos de verla como extrana. El
M e parece que bajo el titulo de “angustia de las canon, segun d , es una especie de asombro, una especie de
influencias”, que acaso padecieron los escritores hasta mediados extraneza que nos sorprende y ya no nos deja. Yo la he
del siglo XX y aun mas, se esconden tres nociones que hay que comparado con la infatuacion amorosa. Incluso tengo un ejemplo
revisar: la nocion de canon, la nocion de clasico y la nocion de —sin duda clasico—de canon amoroso. Es el soneto de Lugones
influencia. Todas trabajadas y definidas con lucidez por Harold que Borges tanto citaba y que dice en su primera estrofa:
Bloom. Por lo tanto, s6lo me limitar^ a distinguirlas, dado que
son las relaciones que se establecen entre ellas las que les Alprom ediar la tarde de aquel dia,
otorgan un vigor constantemente renovado. cuando iba m i habitual adids a darte,
D e “clasico” hay dos defmiciones que retengo y repito: la fu e una vaga congoja de dejarte,
lo que me hizo saber que te querta.
de Borges, y una de las tantqs que ofrece Calvino en su libro Por
que leer los cUsicos. Borges dice que un clasico es “un libro que
Alli hay, digamos, canon; all! hay sorpresa, extraneza, y hay
leemos de cierto modo; no un libro escrito d c cierto modo, sino
un fomro dibujado, impredecible; pero que aun asi predice lo
leido de cierto modo”. O sea que el acento de lo que es clasico.

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r
inexorable; el amor en puertas. Nosotros, segiin creo, no tenemos alma por medio de una luz que atraviesa el arco iris. Y estd
como los americanos la palabra infatuation. Infetuacion no nos tambidn la teor/a de la “gran memoria”, del poeta Yeats, donde
dice casi nada. Pero es ese estado preeminentemente portico que se enuncia que en todo hombre convergen todos los infinitos
se produce en lo candnico, y que se produce en la influenaa, y antepasados. La madre, el padre, el abuelo, la abuela, el
que se produce acaso cuando nos encontramos con un clisico; bisabuelo, la bisabuela y asf en una progresidn hacia atris,
cuando su lectura nos sorprende, nos levanta, dirfa Barthes, en el geom^trica. Una tradicidn continua, variadi'sima, en la que no
sentido picaresco y sexual del termino; y ahf tenemos p una habria influencias porque se anulan'an al ser el poeta el gran
trinidad potente. casi feroz por cuanto es, din'amos, bastante recepticulo de las memorias de la “gran memoria”.
primitiva. Es como la aporia de algo, de un estado que no Es muy grato suponer que un escritor comienza a aceptar
podemos definir y que huye, como el deseoso. ese canon, esa influencia, que comienza a no justificar con
Y huimos, es obvio, nadie quiere, o al menos yo no demasiados argumentos a los escritores que admira, que ama, y
quiero, en apariencia, que se sepa donde aceptamos, ddnde que se deja incluso definir de algun modo por ellos, por sus
rozamos el senuelo, y menos aiin, c6mo cai'mos en la trampa semejanzas, sus gustos, sus hostilidades, literarias o polfticas,
-p orque son una especie de trampa, de embaucamiento incluso en las diferencias. Creo que Borges tuvo esa grandeza:
pasional, las influencias. aceptar escribir, crfticamente, acerca de sus precursores —no se si
N o hace mucho lei c6mo Borges daba en una respuesta, los verdaderos—y sehalar su idea de los cldsicos, su idea de
una defmicion encubierta de influencia. El locutor Carrizo le influencia, que denostaba, y del plagio incluso, de que plagiaba
pregunta acerca de su pasidn por Lugones y Borges responde: a otros y por supuesto, a sf mismo. Fue uno de los primeros en
“descubrir las metaforas que Lugones ya habi'a descubierto, a aceptar esos cambios.
eso se le llama ‘uitralsmo’”. Claro, porque Borges supone que lo
peor es la influencia de un jefe y la generacidn, por este jefe, de Ustedes se preguntarin por qu^ no hablo de Juanele Ortiz,
escuelas, de sectas, de capillas. Ffjense que €\ nunca flie jefe ni si es lo que estd anunciado. Hasta ahora pareciera que quien mi!s
quiso scrlo. Borges no acepto ser jefe. Incluso se lamentaba de me ha influido -c o n el perddn de la palabra- ha sido Borges,
que no se recordara a escritores como Banchs, o Capdevila, que pero no es asf. Aunque es cierto que lo lef muy tempranamente,
habian escrito algo bello, a su juicio. Y sostema que Bartolom^ por obligacion, en la escuela, y casi antes que a nadie.
Hidalgo, por ejemplo, habfa formado escuela con una obra Mi biograffa empieza con una mentira: yo no nacf en
floja, pero que dio o influyo en nombres como Ascasubi, Del Coronel Pringles sino en Buenos Aires. Pero la mentira es la
influencia: Yb nacf en la provincia de Buenos Aires, en un
Campo, Hernandez.
pueblito Uamado Coronel Pringles, donde habfa una linica
Ahora bien, podemos negar las influencias, por ejemplo, librerfa, Casa Landoni, atendida por senoritas solteronas: las
aludiendo a la teon'a de la reminiscencia de Platon, donde se chicas de Landoni. El padre habfa sido un femoso librero y allf
dice que no hacemos mas que recordar. Plutarco embellece vendfan diarios, revistas, figurines y libros. Pero m is tarde las
despues la reminiscencia porque encuentra que todo llega al chicas solo aceptaron vender libros. Y los exponfan en unas

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Entonces, yo entre En el aura del sauce, como se llama la
rotalidad de los poemas de Juanele (“Juanele” es el sobrenombre
enormes vicriai^ ir.»cables, junto a mufiacot de potcelana y
familiar con el que se identificaba al poeta). Yo me acerque a su
obra por la leyenda, que ya existi'a. Se decia -a l menos en
Pringles- que Juanele era un eremita, entre esas islas de nuestra
da lot pdmaros libtoa elagidoa y com ptado, pot mi. Mi patka
Mesopotamia (la comprendida no entre el fiufrates y d Tigris
1 lata a Entiqua Hudson y a Josd H am d n d » . Tambido Oa»
como la del primer poema epico, smo entre el Parana y el
S a ^ n * SovU,ra. da Guiraldas, Uruguay). Una mesopotamia recorrida adn por una hidrogra la
o fv e rio G itondo y da L. O rtiz ma ^ * 1 “ )“ ' J
hormigueante. Con un rio hacia la mitad muy caudabso e
n n i n r o r discfpulo del cubista Petorutti, que habia llegado a
inmenso Uamado Gualeguay, que no lejos de su desernbocadura
Pringles y que L amigo personal de Juanele Ortiz. D e modo
en los brazos del delta del no Parand, tiene un pequeno puerto.
que l n is hizo entrar en su mundo, digo nos hizo porque
Puerto Rui'z, donde nacid el 11 de jumo de 1886 Juan
bicluyo a C&ar Aira, que por ese entonces ya era amigo m ■
Laurentino Ortiz. Segdn la tradicbn, ese puerto resP«nd(a d
L r o mi influencia de Juan L Ortiz es mas tardia y ^ p ^ t ,
nombre de un viejo pescador Uamado Ruiz, que hab.a elegido el
porque es como una semilla de esas que explotan con d
lugar de costa mas alta por las crecidas que sufna. ^
l 2 d o frecuentd por carta a un poeta rosarino Uamado Hector
La leyenda d e Juanele destacaba su fina estam pa, agil, tlaca,
Piccoli. En verdad, Piccoli me hizo conocer por medio de sus
co n cen trad a en la o b se rv a cb n del paisaje fluvial; su am o r p o r los
• Ltd o” T.ianple Cuando lo conoci a Piccoli, era un
"vivencias obucuas ajuanci . » • ti nrtr gatos, d e los q u e d e d a q u e “recibfan d e las galaxias u n a sustancia
poeta concretista o concrete. Sin embargo, esta ^ c o r p o ra l llam ada n eutrino” . Y q u e fd m ab a en largas boquiUas
Tuanele o canonicamente estigmatizado por Juanele, que escri
d e cana q u e dl m ism o febricaba; q u e publicaba sus poem as, de
L n cre4 m en te como el, en poemas pulverizados y concretistas.
versos extensos, en libros d e tipografia m m dscula, en h n . ..
lo mismo hada con Gdngora, a tal punto, que Vivid una corta temporada en Buenos Aires y luego se
nuestra amistad empezamos a escribir juntos un libro de son
retird con su mujer y su hijo a Parand donde vivid hasta 1978.
por correspondencia. Yo desde Pringles le enviaba b que escribi
Su poesfa tardia es lo que mds me atrae, sus p o en i^
V d me corregi'a los defeaos de mis sonetos horribles porque el
extensos, donde practica lo que los antiguos supieron llamar el
y i : es todavi'a, un experto en prosodia. Me corregia
carmen perpetuum, que suena como poesla perpetua o infinita.
versl cada acento, cada licencia podica errdnea. Podria decirse
Una paradoja, sin duda, porque I^opardi dice que el P ° - ™ ^
a u e l e eiercicio fue, como dice Rodolfo Wilcock, una tentativa
1 mostrarnos a nosotros mismos como la paciencia puede imitar
“un Impetu que no puede durar mucho y Juanele lo hace durar
muchas pdginas. Y es eso lo que yo admiro; sus paradojas. Su
al talento. Pero ademds estaba la figura de Hector por ese
concisidn en lo extenso. Admiro que sus poemas admitan
entonces. La vi en una foto polaroid que me envio. E j^ ^ a
contarnos algo, aunque despuds el h ib de lo contado se abra, se
pescando bajo un sauce sobre el n'o Carcarana. Inmediatament
desfleque, en infmitos hililbs y cada uno haya visto una historia
L co n o d en d , como una premonicbn, la figura del ^ c ia n o
Juanele. Todavia no habfa visto fotos de Juande y p b unagina diferente en cada poema.

tan jovencito como H d to r Piccoli.

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Aldo Oliva y curiosamente tambien Juan Jos^ Saer,
Como un Paracelso argentino, Juanele le advirtio sobre los lazos
compararon a Juanele con el pintor americano Jackson Pollock.
afectivos entre los planetas y las estrellas con las hierbas y con las
Y creo que es una comparacion acertada. Pollock urilizd, ustedes
hormigas. Les explico una danza de las hormigas, y como las
saben, la t&nica del dripping, del chorreado. Metia pinturas en
hormigas por la noche acuden a sus nodrizas, que llegan a
una lata agujereada y se paseaba sobre la tela horizontal. Ya hab/a
acunar y a hacer dorm ir a las hormigas mds pequenas. (El relato
una revolucion en ese hecho, que la tela no estaba fijada a la
despues nos lo confirmo una lectura de Maurice Maeterlink).
pared ni sobre el caballete sino en el piso, y el se paseaba sobre
Pero Juanele tambien tem'a, al parecer, una lectura ticita.
ella con movimientos exorbitados; y asi contaba su historia, o no,
^No hay acaso en nuestra vida, una lectura tacita, a la que
con manchas, con motas de color como en enjambres. Y Juanele,
nunca accedimos pero que de un modo labermtico,
a su modo, tambidn: utilizaba las palabras que amaba como una
comprendemos? Para Juanele esa lectura fue Una cierva en el
materia fluida, como una tinta que uno pudiera chorrear.
parque de Richmond, de Enrique Hudson; se lamentaba, decia
Juanele es un caso extraordinario -n o lo conod en persona
que nunca la pudo leer, ni conseguir. Sin embargo, sabia de su
pero lo empece a leer cada vez mas y a comprender, si es que se
escritura. Por ejemplo, que Hudson escribfa una pagina hoy y la
puede comprender la poesla, luego de la visita que tres amigos
corregi'a durante la noche siguiente, avanzando de ese m odo en
mios (Tamara Kamenszain, Cdsar Aira y Hector Libertella)
su trabajo. Al m orir antes de Enalizar la ultima pigina del libro,
hicieran a su casa de Parana, donde dl vivi'a. No estuve alli pero
&ta quedo sin corregir. Y Juanele le pregunto a C&ar Aira: jqu^
a su regreso los acribill^ a preguntas. Tome notas, pedi que me
dice esa pdgina que Hudson no corrigid?
repitieran las an<$cdotas, no se si eran anecdotas; me pareda
incrdble la cantidad de “microrrelatos” que trajeron de ese solo
Si la poesi'a escrita puede ser un empirismo, es decir una
“di'a”. Tamara K. dijo que tardo mucho en recibirlos. Gerarda,
sintaxis y una experimentacidn constantes dentro de no importa
su mujer, los hizo pasar y sentar y cuando aparecid Juanele les
cuiles h'mites, podemos imaginar a Juanele Ortiz como la
explicd que tardaba en venir porque se estaba peinando. En
experiencia de lo imperceptible, de una pragmatica de lo
verdad se estaba batiendo el pelo delicadamente hasta que
imperceptible, y eso me gusta. Su “empirismo” lo habfa llevado
adquirla una consistencia de espuma y les refirio por qud lo
a atravesarlo todo como el viento. Pero para decirlo de un modo
hacia; “para que el aire fluyera mas entre los hilos de la fiierza”.
mas directo: se habi'a vuelto un n'o. Tenia, como dice el fildsofo
Para que los pelos tambidn gozaran como gozan las hojas y los
Deleuze, entre sus devenires, un devenir no. Un rdgimen de
tallos de las plantas.
rlos, con sus deltas, sus afluentes, las islillas, las arenas, las
Cdsar me conto dos cosas a mi juicio secretas, que me han
florcitas, las canas.
acompanado hasta hoy, sobre el “gusto cienrifico” de Juanele. La
Desde el comienzo al fin de su obra se mantuvo en ese
primera, que su lectura favorita era: La vida secreta de las plantas,
devenir-rlo. Un poema de la primera dpoca, vastamente citado,
un extrafio libro de Peter Tomkins y Cristopher Bird. Un libro
titulado “Fui al rlo”, prefigura de que modo formal y espirimal
donde aparecen exposiciones fascinantes acerca de las relaciones
(me atreverla a decir) dl entra en esta dimension sutil del no.
fisicas, emocionales y espirituales entre las plantas y el hombre.

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Fui al Ho y b sentia esas aranitas que tejian en sus poemas los diminutivos. Otra
cerca de mi, enfrente de mi. cosa contd H ector Libertella: su amor por las aranitas era tal,
Las ramas tertian voces que impedia que las mataran; la tarde que lo visitaron, mientras
qtie no Uegaban hasta m i lo ayudaban a pasar en limpio algunos de sus manuscritos, al
La corriente decia volver las piginas aparedan estas aranas. Juanele se referfa a ellas
COSOSque no entendia.
sonriendo como las autoras de sus textos, las obreras sigilosas de
Me angustiaba cast,
sus poemas).
Queria comprenderlo,
sentir q ui decia el cielo vagoy pdlido en il
con sus primeras silabas alargadas, Juanele fue leido por ese entonces, s6lo por la exigua
pero no podia. comunidad de sus amigos que lo cuidaban desde lejos, como
en ese aforismo de Foucault: “pensar que alguien esta solo es
Regresaba. orar por d ”. £ l no formd escuelas ni sectas ni pandillas, pero
—^Erayo el que regresaba? su presencia lejana imantaba, atrai'a jovenes viajeros que lo
en la angustia vaga visitaban y que fiieron esbozando el mito. Ahora, por suerte,
de sentirme solo entre las cosas lUtimas y secretas. se lo ha redescubierto y se lo lee, y es el poeta mayor de la
Argentina, y su obra es incomparable.
De pronto senti el Ho en mi,
corria en mi,
con sus onllas Primulas de senas, Debo reconocer constantemente su impetu, su energfa, que
con sus hondos refl^os apenas estrellados. al leerlo, multiplica en nosotros la afirmacion de una alegna, de
Corria el rio en m i con sus ramajes. una presencia incontenible, que convierte nuestro pensamiento
Era yo un rio en el anochecer, en algo que no se reduce a la conciencia.
y suspiraban en m i los drboles, Juanele fue quien dijo: todo poeta es un ser peligroso porque
y el senderoy las hierbas se apagaban en mi. prefigura la concienda de la felicidad perdida. Por eso, para
jMe atravesaba un rio, me atravesaba un rio! pensar esas magias de la naturaleza, de esa naturaleza que
recibimos en sus libros y que tanto nos toca, hay que leer a
Pero ese atravesamiento no es el rfo ni el tema del rio sino Juanele como para indisciplinarse. Nos deja a su modo, como
el fluir mismo, el ritmo, el flujo e influjo de la vision de los Francis Ponge, otra fibrica del prado. Nos deja un testimonio
movedizos temas que trata y de todos los personajes que formal casi incivil, parecido al de Thoreau y sus lagunas. Porque
describe; de todos los estados de infancia, de deseo -interiores y con su misterioso vigor y sus rupturas, atrae una alegria profunda,
exteriores ya, a su propia escritura. casi inalcanzable, que nos hace vibrar y vivir esa eficacia de la
Estuvo anos en esa potencia imperceptible, amando lo que poesia sin dejar de mostrarnos el dolor, la injusticia, el pliegue de
lo rodeaba, adorando ese paisaje o macrocosmos que lo oro de cierta “miseria de belleza”; y ademds: una especie de
contenfa y ese lugar dim inuto que le conversaba en la pdgina: involucion constante en lo formal. Porque ese devenir consiste en

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una involucion y la involucion -dicen los fil6sofos- es lo soledad ante el paisaje”. Debo decidirme a pensar que su obra es
contrario de evolucionar pero tambi^n lo cxmtrario de regresar a un paisaje, que su poesi'a pudo ser o es lo que podriamos llamar
un origen a una infancia o a un mundo primitivo, sino m is bien, un poco aventureramente “poesi'a de paisaje”, asi como decimos
para Juanele incluso, permanecer en la sencillez de una econom/a que en Oriente existe una “pintura de paisaje”.
de la belleza. Basra que leamos el primer libro de poemas y Salvo que yo me enfrente a ese paisaje, a esa “naturaleza”
algunos de los ultimos, para notar la gran eficacia que alcanzd ese para asegurarme de que a travis de elk recobran'a acaso la
carpe diem permanente, ese trabajo al intentar eliminar la memoria inmediata o la memoria de lo inmediato. O quizi,
gravedad, gravedad que logro domenar mediante la utilizacidn como dice Bonnefoy, la presencia.
extremadamente precisa de los adverbios. Ortiz explica en una carta a un amigo: “sueno para lo mi'o
El semiofisico Rend Thom ha senalado esa importancia de con una poesi'a de pura presencia, de resplandor casi, sin forma,
los adverbios para el dominio de la gravedad. Juanele es un o con la muy fluida y aerea de los estados interiores —armonia o
virtuoso de lo leve con un extraordinario oido de la precision. En vision...” Esa experiencia unitiva con lo primordial, que en
muchos momentos lo senti cercano a Ohvier Messiaen, el mixsico occidente llamamos lo Uno, en Oriente pudo ser la inmediatez.
ornitologo: a sus breves cilulas melodicas repetidas, de pajaros, y Yo quisiera comprender esa escritura para decidir ilusoriamente
por imitacion casi, la utilizacion sistematica de teclados y flautas, por que escribimos. Q u izi sea tan solo para participar de ese
leves adverbios que las segmentan mas aiin, hasta que todo parece agenciamiento del Impetu de las medidas rltmicas. La medida o
un vitral sonoro (destruido por la armonia). la metrica del m undo, como quen'a el poeta Robert Creeley,
‘T o no tengo en cuenta la musica -n o s dice Juanele en una una metrica que nos mide adn cuando dormimos, cuando no
entrevista—, yo la necesito . Y al referirse al silencio aclara; sabemos nada acerca de elk. Creeley cita el poema de William
“Lo mio es esa otra musica, esa cosa que hay mas alia de la Carlos Williams:
musica, como el mismo Debussy en la propia miisica dice, que
no es la evocacion del silencio sino la sugerencia de algo que esta "Aprendiendo con la edad a d^arpasar mi vida mientras duermo:
S^tminando y que va a florecer y que no puede definirse. Es diciendo
decir el devenir, es decir el tiempo mas que los momentos de la La medida interviene, medir es todo lo que sabemos..."
eternidad donde uno puede sentir como un vertice, una cosa
que es dolorosa aunque sea de ixtasis, mas que eso, algo que los Q uizi escribir no sea otra cosa que aprender a medir esa
traspasa, que los trasciende, que puede llamarse el tiempo. Como medida ya sutil, ya incierta. Y acaso tambien mediante ella,
los orientales que escriben musica que dicen que es lo que m is se entrever como nos incluimos en el mundo, c6mo somos formas y
parece a la vida (...) ritmo que no puede definirse por la devenires de la vida que anhelamos. Y comprender que por ese
cantidad de sflabas sino que como ritmo de lo que se dice.” acceso a lo inmediato podemos consentir un acuerdo con el lugar
Debo plantarme finalmente ante la obra de Juanele y de la existencia. Creo que eso fue lo que me dejo y aun me deja
decidir, casi como 6l mismo lo hacia, otra de las nociones Juanele cuando lo leo: la idea de que la vida debe ser captada
imprescindibles en su obra como es la Uamada “la prueba de rotundamente, como intenta hacerlo la pintura japonesa sumi-h

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Suzuki compara el instance de la pintura sumi-'e con la
Si ustedes me preguntaran ahora por que me incluyo en este
pintura al oleo. Aquella es como una catedral en relacion a esta
feliz “De poeta a poeta”, cuando puede empezar a verse, a sentirse
que es pauperrima: “pobre en la forma, pobre en el coittenido,
en mi obra la influencia, la ilusion de rozar la experiencia de
pobre en la ejecucion, pobre en el material”, nos dice, pero los
Juanele, yo diria en mi libro Arturo yyo. En ese libro inclui como
orientales sentimos en ella la presencia de cierto esplritu movil
epfgrafe unas llneas acerca de la pintura sumi-e, que tome de los
que misteriosamente se cierne en torno de las llneas, puntos y
Ensayos sobre el budismo Zen, de Suzuki. Dice asi:
sombras de variadas formas; en eUos vibra el ritm o de su aliento
vital.” Incluso, la llnea del pintor sumi-e es final, insiste Suzuki:
La vida es una pintura sumi-e,
^ue debemos ejecutar de una vez y para siempre, nada puede trascenderla, nada puede recobrarla; es inevitable
sin vacilacidn, sin inteleccidn, como el resplandor de un relampago; ni el artista puede
sin que scan permisibles n i posibles deshacerla; y de alli surge su belleza.
las correcciones. Creo que en Oriente toda la pintura de paisaje busca
alcanzar en su proposito la misma eficacia, la misma velocidad,
Quiero referirme a esa pintura, ligada a la idea que tengo la misma inmediatez. Lo mismo esto que yo decido nombrar
de la poesla de Juanele como poesi'a de paisaje, y tambi^n a esa como poesla de paisaje. Y acaso esta poesla de Juanele sea uri
“prueba de soledad en el paisaje”, que solemos citar de ^1 sin sumi-e un poco ralentado por los fantasmas de la retdrica y de la
precisar demasiado bien ni sus t^rminos, ni sus alcances. tradicidn. Sin embargo, el rasgo mds notable de su escritura en
La pintura sumi-b es lo m ^ comparable a la escritura relacidn al sumi-'e, pareciera ser el haber com prendido quizd
manuscrita, ya que en Oriente el sum i-i y la caligrafla son intuitivamente, que mediante esta inconsciencia la naturaleza
considerados la misma clase de arte. Estdn el bianco y negro de documenta su destino; mediante esta inconsciencia el poeta
la tinta, porque se pinta sobre papel y casi no se aplica color. hace su prueba de soledad en el paisaje.
Podria decirse que es una especie de boceto eh negro y bianco. En una entrevista que yo lei tardfamente acaso, Juanele
La tinta se prepara con hollm y cola, y el pincel es de pelo de intenta explicar esto que toma de Antonio Machado: la prueba
oveja o tejdn; se confecciona asf para que absorba mucho fluido. de soledad en el paisaje. “Machado (dice Juanele a don Vicente
El papel debe ser delgado y absorbera, tambi^n, mucha tinta. Zito Lema) hie un tlpico escritor de provincia, en el sentido
D e m odo que si el pincel se demora mucho, el papel se rasga. pleno. O sea, estuvo radicado en un pequeno lugar, y muy
Las llneas han de dibujarse lo mds rapidamente posible y en la espaciadamente viajaba a Madrid, y menos aun a Paris, ^unque
menor cantidad. No se permite la deliberacidn, ni el borrado, m no por ello estaba ausente o desconocla lo que pasaba. Machado
las correcciones. ,;Que quiere decir todo esto? Q ue el artista dice cosas m uy profUndas y muy justas. Lo que significa vivir en
debe seguir su inspiracion volcando la energla de su esplritu en provincia y resistir la prueba de estar sin companla. Es algo que
esos trazos, sin hacer demasiadas concesiones al realismo. Aqul despu^ yo he sentido en came propia. Revisando sus libros
otra vez la semejanza con la practica de Pollock adquiere nuevo decla: esto es lo que me sucede a ml. fil afirma que es un
sentido. El papel, el soporte es el que realiza la obra sin que lo desaflo m uy importance para ciertos escritores, o para ciertos
sepa el artista que se mueve, dirlamos en Occidente, con intelecmales o para ciertos esplritus, vivir con la naturaleza.
movimientos “inconscientes”.

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fiiera de la ciudad, porque si bien es muy humano y muy idea, a la maneta de Mallarmi, la variacion prismitica de una
necesario contrastar lo que uno hace, someter a la opinion de idea, quizi, de una sensacidn o apenas una cosa, una hojita, una
los colegas o complices, lo que uno esta creando, saber a que brizna de hierba o el latido de una ranita. Pero me gusta la
atenerse sobre su valor, si bien ello es necesario para la soledad de los durmientes y Juanele armo esta escena :
conciencia po^tica, artfstica en general, lo otro, es decir la
contrastacion solamente con las cosas que no responden, quizas Aqui estoy a tu lado mujer mia qtie duermes,
sea m is determinante o mas profunda en distinto sentido. solo.
Machado dice que d en las provincias no podia preguntarle a La noche es una oscuridad timida
un arbol, a una piedra, lo que valla eso que hacla, eso que sentla a travh
que debla hacer. Y que le hubiera sido relativamente ftcil irse a de la madreselva.
M adrid a preguntarselo a otros escritores, pero que preferla (Sera en los campos una solemnidad
de giro armonioso,
someterse a la prueba misma, si es que puede considerarse
mdgico,
prueba, a esa resonancia que, no s6 si imaginativamente, las
acompasado de grillosy suspirado de aguas).
cosas tienen en el mismo m undo que las rodea.” Estoy solo a tu lado, mujer mia.
Ahora bien, no es asombroso ni increlble que esta prueba de (Qu{ sueno
soledad en el paisaje coincida con el esplritu de “Soledad Eterna”, agitard tu pecho?
un principio artlstico-religioso especlficamente japonis, puesto en Aqui estoy a tu lado, solo, mujer mia.
practica por los poetas Saigyd y Matsuo Basho, hace mas de ^QuSserd de nosotros
cuatrocientos anos. Principio que se conoce bajo el nombre de de aqui a doscientos ariosi
sabi o wabi o shibumi. Basho lo pone en practica en la etapa de su Q ul seremos iDios miol Qui seremosi
Dentro de cien,
madurez, en la que segiin se crela, “el regreso a la naturaleza” era
ddnde estariyoi
mas importante que “el regreso al hombre comiin”. Los tipos de
pTendrd la noche estival,
imigenes que evoca sabi, el estilo sabi, se refieren a la soledad
entonces laforma que ahora tienei
impersonal y lejana, a una forma de vigilia profunda o estado de iYhabrd una soledad
alerta m is alii de la emocidn personal y de la conciencia del yo. que gemird
Imigenes dominadas por un alejamiento sugesdvo, quietud, en esta misma pieza,
suave melancolla y tranquilidad. Es la escrimra de toda la obra de al lado
Juanele. ^Cuil poema el^irfam os para acercarnos a esa soledad? A de la mujer dormida?
medida que la obra crece, pero tal vez no crece, o tal vez su
crecimiento sea tan imperceptible como el de los cristales, m is Aquf estoy a tu lado”, de su libro El aguay la noche.
diffcil es decidir, aunque escuchamos en los poemas de los
ultimos anos del poeta, un trizamiento, unos signinos disperses, La prueba de soledad en el paisaje se acerca profundamente
unas tiselas sonoias que se desplazan circundando un tema, una a la Soledad Eterna o sabi. No es gratuito que se diga que

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Machado conocid el haiku y casi lo practicd en sus poemas
aforisticos. No es raro comprobar el profundo acercamiento de 1984: Los nifios'
Juanele al m undo Oriental y al Zen.
En una entrevista con Jorge Conti cuando este le pregunta
c6mo definin'a la funcion podtica del lenguaje, Juanele Soy uno de esos sospechosos lectores que leyeron el libro
responde; “C uando es utilizado de una manera, dirfamos... cuando aiin no estaba impreso, cuando no habi'a sido entregado
(claro, hay que hablar de una manera, en cierto m odo religiosa) o “devuelto” mds puro a la tribu, cuando no tenia el “prestigio”
de ‘iluminacion’... Es decir, se carga tanto, pone en fiincidn de lo publicado, tan parecido al del nacimiento pero mas al de la
tantas virtualidades fondticas, conceptuales, rftmicas, que muerte, con su toque escalofriante de cosa acabada que promete
paraddjicamente y a la vez se hace transparente y recibe en silencio una vida ulterior. Un libro se planta asi a sus lectores:
(justamente ahi esta la doctrina Zen), por hacerse casi existente, como un prestigioso enigma. Como un misterio. Y un misterio
recibe, digo, ciertas esencias, ciertas atmosferas, ciertos aires de que viene a cuestionar con su profundo y superficial
esa realidad que al hombre se le escapa... que no puede asir.”^ interrogante, que cosa nos devuelve cada poeta, qud juguete
desentierra del sitio donde se desentierran los tesoros del habla.
Pero aiin habiendo sido ese tipo de lector que quiere participar
No, no la temas, ella te mira temerariamente, con su vanidosa lectura, de los inimaginables
de donde tu doblas, constantemente, los dias...
Cambios que parece pedir cada poema, yo reconocf desde un
Y de noche, aiin, te visita,
comienzo en este libro de Romero Borri, la elocuencia dichosa.
y tu quizd ni sospechas que algunas vecespor tu hdlito
eUa te respira... Inmediatamente pensd angustiado: ^c6mo escribird el que sigue?
^De donde obtendra la fiierza? Pues Free puer parece uno de esos
libros destinados a agotar con su energfa todo tema, toda
Quizd la poesfa sea el registro de un paso. D e una vacilacion interioridad, toda diversidad po^tica. ^Pero por que digo todo
como la mi'a, ahora. ^Escribo? ^Busco un poema, un libro, o tema? ,|Que quiero decir cuando digo “el tema es el nino”?
apenas el reflejo de mi incertidumbre, la estrategia de mi dolor? Desde el tftulo percibimos que no se trata de cualquier nino
sino de uno especial: Ecce puer quiere decir: Este es el nino, he aqul
el nino. Hay, si nos atenemos a las delicadas convenciones de la
filosofia, lo que Duns Scoto Uamo “haecceidad”, el principio de
individualidad, lo que hace que una entidad sea este individuo y
no otro, este nino, digamos, y no otro. ^Pero cudl es este nino?
Este es el interrogante que nos ofrece el libro.

3. Didlogo de Juan L Ortiz con Jorge Conti, en Una poesia delfitturo.


Convenaciones con Juan L. Ortiz. (Osvaldo Aguirre Compilador) Editorial 1. Articulo leido el 31 de Octubre de 2000 en el Fondo Nacional de las
Mansalva, Buenos Aires, 2008 Artes.

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