Manejo de Cuencas Hidrográficas

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MANEJO DE CUENCAS HIDROGRÁFICAS

Morales, J. (Comp.). (2022)


Docente de la asignatura “Manejo de cuencas hidrográficas”

1. Introducción

La utilización de los recursos naturales que sustentan la existencia humana ha


aumentado enormemente con el incremento de la población de la Tierra en los
tiempos modernos. La explotación excesiva de los suelos pobres, la deforestación,
la contaminación de los ríos y el empobrecimiento de la diversidad genética, son
algunos de los factores que ponen peligro en la productividad de los recursos
naturales indispensables para la alimentación y la agricultura.

En nuestro país los habitantes de muchas zonas rurales afrontan actualmente


graves problemas a causa del deterioro de su entorno natural; ya que tienen
menos tierra fértil para cultivar, sus bosques producen menos madera, sus
campos se vuelven desiertos o las inundaciones dañan sus cultivos y
pertenencias.

Esto ha ocasionado la degradación de los recursos naturales, manifestándose


entre otras cosas, en la reducción de terrenos posibles de cultivar y por
consiguiente en el empobrecimiento de los/as agricultores/as que dependen
directamente de la agricultura para subsistir; por esta causa muchas son las
familias campesinas que migran hacia otros lugares y han tenido que abandonar
sus tierras para vivir en la ciudad, generalmente con un notorio descenso en su
calidad de vida.

Un enfoque para abordar estas problemáticas socio-ambientales es el "Manejo de


cuencas hidrográficas".

El manejo de cuencas hidrográficas es una actividad que considera gran parte de


los elementos presentes en un sistema hidrográfico, posibilitando a través del
trabajo interdisciplinario, la consolidación de iniciativas que permiten aprovechar
los recursos naturales existentes con el fin de obtener una producción óptima y
sostenida. Involucra por lo tanto, muchas disciplinas técnicas y sociales y muchos
organismos de distintos sectores institucionales y no gubernamentales. Por ello,
sólo es posible alcanzar resultados efectivos si se trabaja considerando aspectos
básicos de planificación, organización, coordinación y participación comunitaria.

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En el contexto de una cuenca hidrográfica, como unidad territorial, las acciones de
manejo estarán orientadas al aprovechamiento adecuado de los recursos
naturales con fines productivos, a la conservación de los ecosistemas y al control y
prevención de los procesos de degradación ambiental. El objetivo de este manejo
repercutirá en la integridad ecológica de la cuenca y en la presencia de
ecosistemas “saludables” capaces de proveer bienes y servicios ambientales que
mejoren la calidad de vida de los habitantes (Musálem et al., 2014).

El enfoque de manejo de cuencas también se articula con el ordenamiento


territorial como un mecanismo para viabilizar la aplicación de políticas y acciones
requeridas para la planificación de los recursos naturales de acuerdo a la
capacidad de uso de las tierras y las necesidades presentes y futuras de las
poblaciones. Se aplica a unidades territoriales definidas según el drenaje
superficial: microcuencas (tercer orden), subcuencas (segundo orden) o cuencas
(primer orden). Sin embargo, se debe considerar que el nivel de impacto puede
variar según la escala de trabajo (tamaño), ya que una microcuenca puede ser
grande o pequeña.

En el contexto del manejo de cuencas hidrográficas se requiere prevenir, mitigar y


controlar las externalidades que afectan la dinámica eco-hidrológica de la cuenca
hidrográfica. La elección de las áreas prioritarias o zonas de trabajo debe
considerar aquellas actividades que generan las principales externalidades
negativas.

El ordenamiento territorial y ambiental es otro elemento importante que aplica


el manejo de cuencas, se aprovechan los recursos de acuerdo a su capacidad o
vocación, se orientan los usos potenciales considerando el riesgo y la
vulnerabilidad. Una consideración importante del ordenamiento territorial es la
valoración de las condiciones ecológicas, sociales y económicas, de tal manera de
armonizar la demanda de las poblaciones y las capacidades de soporte de la
naturaleza.

La coordinación y responsabilidad compartida, también es fundamental, ya que la


intervención en el territorio de la cuenca se realizará sin duplicidad de esfuerzos,
buscando complementariedad y que cada acción requerida tendrá un actor social
responsable. La intervención de arriba hacia abajo, de empezar por áreas críticas
o de aprovechar el potencial inmediato, se puede lograr mejor con una acción
coordinada a nivel de cuencas.

En el manejo de cuencas es imprescindible la participación activa de la


población local debidamente organizada, con el apoyo coordinado de las
instituciones públicas y privadas pertinentes (Sánchez, 2003; citado en Díaz,
2004).

La gestión territorial a nivel de cuenca es idónea para mejorar la calidad del


agua, regularizar la cantidad, contrarrestar peligros y riesgos de inundaciones,
sequías y deslizamientos, contribuirá a mejorar la biodiversidad y diversificación
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de la producción agrícola/forestal, contrarrestar la desertificación y mejorar la
fertilidad de los suelos.

La gestión para el desarrollo del ser humano con base en el enfoque de


cuencas parte de considerar el potencial y las necesidades de manejo de los
recursos naturales en una forma ambientalmente sustentable, siendo el agua el
recurso primordialmente considerado como eje de articulación para coordinar las
acciones de crecimiento económico y equidad. El margen de acción lo forman los
límites naturales de las cuencas hidrográficas. Es un enfoque que se basa en
sostener que el desarrollo del ser humano será sustentable sólo en la medida que
actué en forma armónica con el entorno. Es decir que se parte por determinar el
potencial de los recursos naturales para utilizarlos con los conocimientos,
tecnologías y organización disponible, para fijar luego metas sociales y
económicas en función de dicho potencial (Sánchez, 2003; citado en Díaz, 2004).

El enfoque de cuencas para fines de gestión ambiental es una opción


importante ya que facilita la coordinación entre usuarios unidos a un mismo
recurso como el agua y, sobre todo, facilita verificar los progresos en control de
contaminación vía sus efectos sobre la calidad del agua. Para ello, es necesario
que en toda propuesta de gestión de cuencas se haga teniendo en cuenta su
relación con los sistemas de gestión que funcionan con otros límites, sobre todo,
con los límites políticos-administrativos, entre los cuales los municipios son
prioritarios (Sánchez, 2003; citado en Díaz, 2004). En tal sentido, el manejo
ambiental no puede ser visto como un acto de buena voluntad, sino como un acto
responsable de los actores sociales que se benefician de las bondades de los
recursos naturales y de aquellos actores sociales que ponen en peligro su
equilibrio.

El manejo racional y sostenible de los recursos naturales de las cuencas


hidrográficas requiere el estudio cuidadoso de cuestiones científicas y técnicas,
así como de los factores socioeconómicos, de las estructuras institucionales, el
apoyo comunitario, los marcos legislativos y reglamentarios y los instrumentos
económicos que influyen esencialmente en el uso que hacen los seres humanos
de los recursos naturales.

Los bienes, servicios ambientales y beneficios asociados al manejo de cuencas


hidrográficas pueden categorizarse como poseedores, o no, de valores de
mercado.

Los bienes y servicios de mercado incluyen el agua potable, la generación de


energía hidroeléctrica, los suministros municipales e industriales, las cosechas, los
productos animales, la leña, la madera para la construcción y otros productos de
madera y las pesquerías. Debido a que estos bienes y servicios son
intercambiables, su valor comercial se identifica claramente.

Por otro lado, los valores no comerciales del manejo de cuencas


hidrográficas, tales como los beneficios de control de inundaciones, el control de
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sedimentos de embalses y represas, el control de deslizamientos y avalanchas,
los valores estéticos y la protección de hábitats para la vida silvestre son difíciles
de cuantificar en términos económicos.

Faustino (2002), puntualiza que “no es lo mismo trabajar en una cuenca, que
trabajar con enfoque de manejo de cuencas”. Para materializar lo anterior se
requiere una visión integral y de actuar sobre el sistema de la cuenca hidrográfica,
pero la dificultad está en que la cuenca no tiene un solo propietario, como el caso
de una finca, por lo tanto son muchos los actores sociales y sectores con quienes
se debe trabajar en una cuenca (agricultor/a, ganadero, maderero, el que beneficia
café, poblador urbano, industrial que requiere agua, educación, organizaciones
etc).

Este nuevo enfoque analiza el significativo valor de los recursos naturales, pero
además de considerar la necesidad de manejarlos en forma sostenible; se hace
relevante la necesidad de fortalecer actitudes y aptitudes en quien maneja
directamente o toma decisiones sobre los recursos, es decir la atención se dirige
al ser humano, representado por diferentes actores sociales (niños/as, jóvenes,
hombres, mujeres, productores/as, líderes/lideresas, decisores y gobernantes),
basados en procesos participativos y apropiados principios de equidad y enfoque
de género.

Es preciso que la sociedad civil organizada se involucre en espacios de diálogo y


debate sobre temas vinculados con el manejo de las cuencas hidrográficas;
también es necesario que se realicen acciones de incidencia que permitan influir
en las decisiones sobre políticas públicas. Y, a nivel local, es imprescindible que la
sociedad civil participe activamente en iniciativas de manejo de cuencas. Esta
participación debe ser buscada y promovida a partir de la figura de los comités de
cuenca, también llamados “organismos de cuenca” o “autoridades de cuenca”.

Es importante resaltar que lo primero que se debe manejar no es la cuenca en sí,


sino la intervención del ser humano que realiza en ella, pues depende del accionar
y grado de responsabilidad con que actúe y por otro lado del control y fiscalización
que lleve a cabo el Estado y demás personas o instituciones involucradas
(Vásquez et al., 2016).

En el manejo y gestión integral de las cuencas, subcuencas y microcuencas


hidrográficas, se debe buscar lograr un manejo y aprovechamiento sostenible de
los recursos naturales con que se cuentan, lo cual significa aprovechar en forma
racional y eficiente los recursos naturales existentes en dichos espacios
geográficos a fin de beneficiar a la población asentada en ellas; pero que ese
aprovechamiento de los recursos naturales debe hacerse de tal manera que no se
comprometa el futuro de las generaciones venideras; es decir, ese
aprovechamiento debe hacerse con absoluta responsabilidad social y ambiental,
sin egoísmos y pensando en que futuro queremos dejar para nuestros hijos/as y a
los/as hijos/as de nuestros hijos/as.

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2. El concepto de manejo

Moreira et al (2020), explican que para entender la definición y necesidad del


manejo, una primera aproximación puede estar relacionada con la propuesta de
D’Agostini y Schlindwein (1998), cuando afirman que el propósito del manejo es
avanzar en el desarrollo de metodologías de evaluación global de las relaciones
que el ser humano mantiene con el ambiente natural (transformándolo en
productivo). El enfoque conservacionista está normalmente identificado con
estrategias locales de conservación, cuando determinados espacios son tomados
o apropiados para ejercer la autoridad sobre las actividades de manejo. Se asocia,
además, con la noción más amplia de desarrollo sostenible, en la que el uso
productivo de los recursos naturales busca promover el crecimiento económico y
fortalecer los modos de vida locales, caminando lado a lado con la conservación
de estos recursos para generar beneficios ambientales para las generaciones
presentes y futuras (Cunha y Coelho, 2012).

El manejo es el acto de usar racionalmente un territorio, optimizando la


producción (rural) sin perjudicar el desempeño ambiental y conservando los
recursos naturales.
Es decir, serían las intervenciones y procedimientos ejecutados en el espacio a
ser manejado, con vistas a generar una propuesta superior de planificación
ambiental, ya que el manejo del suelo, manejo de la agricultura, manejo de la
producción, etc., son comúnmente aplicados en un ámbito local y están dirigidos
específicamente a un tipo de agricultura, un tipo de suelo, una pequeña porción
del terreno, etc. De manera que este es uno de los desafíos emergentes del
manejo de las cuencas hidrográficas y de cómo utilizar estas técnicas particulares
de forma integrada en las cuencas hidrográficas a partir del abordaje sistémico
(Moreira et al., 2020).

El concepto de “manejo”, en el ámbito de las cuencas hidrográficas, proviene de


las escuelas forestales de Estados Unidos de Norteamérica por medio de la
castellanización del término “management”, en el sentido de manejar o manipular
los aportes de agua con el fin de regular la escorrentía en calidad, cantidad y
oportunidad (Dourojeanni et al., 2002; citado en Mendoza y Alvarado, 2017).

Explica González (2004), que manejo significa manejar algo, conducir algo,
maniobrar con algo. En el caso de la cuenca, se debe entender como que se
maneja todo o parte de lo que está dentro de la misma, de modo tal que se
obtenga un beneficio general previamente identificado: “calidad de vida de los
usuarios y usuarias de la cuenca”. Tal concepto como es evidente en orden, y
según Dourojeanni (1992), se materializa después de las etapas o fases previas
(ordenamiento) e intermedias (habilitación o ejecución). Dourojeanni denomina a
estas fases de manejo como permanentes.

En un sentido amplio, “manejar” se utiliza como sinónimo de conducir o abordar la


dinámica y, o la problemática vinculada directa o indirectamente con las cuencas
hidrográficas. Pero de acuerdo con especialistas en la materia, “manejo” es toda
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gestión que se realiza a nivel de los espacios territoriales definidos por límites
hidrográficos, es decir, cuencas hidrográficas.

3. Historia del manejo de cuencas

Vásquez et al (2016), mencionan que la evolución sobre la concepción y el


conocimiento de las cuencas hidrográficas ha corrido siempre de la mano con las
historia y la evolución de la humanidad, lo cual se remonta desde la época en que
el ser humano era errante o nómada hasta que este se vuelve sedentario, que
ocurre cuando comienza a practicar la agricultura, que se constituyó en su
actividad principal y al mismo tiempo observa que ello si podría ser efectiva si
contaba con agua y suelo. Por ello el ser humano asociaba al agua y el suelo
como símbolos de vida.

Más adelante, cuando ya se constituyen grupos humanos y que se establecen en


pequeños centros poblados o aldeas y más tarde en ciudades, va apareciendo la
necesidad de construir obras hidráulicas para abastecerse de una mayor cantidad
de agua que requerían tanto para su consumo directo como para el riego de sus
cultivos. Así también descubre la necesidad que dichas obras tenían que ser
conservadas y mantenidas en buen estado de funcionamiento y también va
desarrollando trabajos de protección, ante los graves problemas que se generaban
por la sedimentación, deslizamientos de tierra, contaminación e inundaciones de
las áreas más productivas. Con el crecimiento de los grupos humanos en las
diferentes cuencas, van observándose que para satisfacer sus necesidades
tenían que cortar árboles y arbustos para su vivienda y para cocer sus alimentos;
lo cual les iba generando nuevos problemas para su supervivencia, mayor erosión
y pérdida de suelos, sedimentación, mayor efecto destructivo de los ríos,
inundaciones y salinización y problemas de drenaje en las partes bajas de las
cuencas, generando el abandono de estas tierras y migrando hacia nuevos
lugares con mejores condiciones para su vida.

Todos estos problemas muy variados según las condiciones naturales `propias de
las cuencas, referente a lluvias, topografía, flora y fauna, costumbres, etc; los
seres humanos desarrollaron diferentes prácticas para hacer frente a estos
problemas adversos; así se puede ver en la actualidad que desde hace miles de
años ya a lo largo del mundo, las diferentes civilizaciones desarrollaron trabajos de
conservación, protección y manejo de recursos naturales (agua, suelo y
vegetación) así como también llevaron a cabo trabajos de investigación,
adaptación genética y domesticación de ciertas especies vegetales silvestres para
ser utilizadas en la alimentación de dichas poblaciones, como es el caso de la
papa, entre muchas otras especies. Asimismo trabajaron en zonas de desierto y/o
cercanas al mar, donde se puede observar aún extraordinarios legados de manejo
y ahorro de agua, especies vegetales propias para dichas zonas y prácticas
agronómicas admirables. Pudiendo observarse en todas estas civilizaciones un
factor común: el cuidado del agua, el suelo y la cubierta vegetal de sus cuencas o
espacios donde viven.

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Para ilustrar o fundamentar lo antes expuesto se presentan las siguientes
reflexiones que datan de hace varios miles de años:

“Quién controla las montañas, controla los ríos” (proverbio Chino)

Cuyo significado es sumamente claro, pues la torrentosidad, la gran cantidad de


sedimentos y el efecto devastador y destructivo que tienen las aguas que fluyen
en las partes bajas de los ríos de las cuencas, depende en gran medida del
manejo y trabajos que se lleven a cabo en las partes altas de las cuencas,
llamadas también montañas que son los lugares donde ocurren las más altas
tasas de lluvias. Si se deforestan las partes altas y medias o se usan prácticas
inadecuadas, los daños en las partes bajas serán grandes.
El gran filósofo Platón, en referencia al bosque que existía en las montañas de
Atica, expresó lo siguiente:

“La precipitación anual que caía, no se perdía como ahora, en que las
laderas están deforestadas y se le permite al agua fluir sobre las superficies
desnudas hasta el mar, sino que era recibida en toda su abundancia, en las
entrañas mismas del terreno, donde se almacenaban en su cuerpo
impermeable y luego era descargada en forma de arroyos y ríos con
abundante volumen y distribución territorial amplia. Los templos que se
observan hasta los días presentes, en los sitios donde las fuentes de agua
se extinguieron, son la evidencia de la validez de mi presente hipótesis”
(Platón, 42 años antes de Cristo).

Esta reflexión de Platón es muy clara, pues narra lo que él había observado,
comparando dos situaciones: una de laderas con pastos, bosques y montes y la
disponibilidad de abundante agua en las partes bajas y medias y la otra situación
en que ya dichas laderas se encontraban “desnudas” o sin vegetación y donde el
agua fluía rápidamente por los ríos hacia el mar, y lógicamente la disponibilidad de
agua en las partes medias y bajas de las cuencas había disminuido
considerablemente en las épocas de no lluvia o estiaje.

Morales (2002), destaca que las acciones de manejo de cuencas se han realizado
desde que el ser humano ha utilizado los recursos naturales en función del agua.

De acuerdo a Londoño (2001), la constatación de que la cuenca hidrográfica constituye la


unidad espacial más adecuada para coordinar esfuerzos de desarrollo, no es privilegio de
los planificadores de nuestro tiempo. Ya en la época del Imperio Romano se constituyeron
asociaciones en algunas de las cuencas principales de Europa, para asegurar la
navegabilidad de los cauces fluviales, y promover el comercio.

Las ideas iniciales del manejo de cuencas en los Estados Unidos de Norteamérica
fueron establecidas a fines del siglo XIX, se hicieron en relación con la influencia
del bosque sobre el ambiente, tomando como objetivo principal la protección. Por
ser estas cuencas montañosas un medio esencialmente forestal, en el desarrollo
de estas ideas los forestales jugaron un papel importante; sin embargo, la falta de
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un criterio científico, los llevó a exagerar la influencia del bosque, llegándose a
argumentar dos ideas cuya validez científica era cuestionable: la primera, que el
bosque, por sí solo, controlaba las inundaciones; y la segunda, que la presencia
del bosque aumentaba la precipitación.

La reacción de ciertos ingenieros y geólogos, en el sentido de negarle al bosque


toda influencia en el control de las crecidas, permitió que, posteriores
investigaciones, aclararán en una mejor forma cuál es la relación entre el uso de la
tierra, bosque, escorrentía y producción de sedimentos.

En 1928 se aprobó, en los Estados Unidos de Norteamérica, la construcción de la


represa Hoover, la primera gran presa para uso múltiple: producción de energía,
riego, abastecimiento de agua para la población, y recreación.

La más notable de las organizaciones a nivel de cuenca, la TVA (Autoridad del


Valle del Tennessee), creada en 1933, tuvo el más grande impacto en la época de
la gran depresión económica, y en una región de extrema pobreza, en los
Apalaches. Esta organización surgió con los siguientes objetivos principales:
control de inundaciones, generación de energía hidroeléctrica, desarrollo agrícola,
conservación de vertientes, desarrollo de recursos forestales y recreación.

Pero, al lado de las obras de gran envergadura, a nivel de grandes cuencas


hidrográficas, es necesario destacar los esfuerzos de desarrollo integrado a nivel
de pequeñas cuencas. En 1953 había en los Estados Unidos de Norteamérica,
800 organizaciones locales responsables del desarrollo de pequeñas cuencas; a
raíz de la ley de protección de cuencas y prevención de inundaciones, aprobada
en 1954, más de 900 proyectos de ordenación de cuencas, con participación
activa de la comunidad local, habían sido aprobados hasta 1975.

A partir de 1950, la TVA orientó su esfuerzo hacia el establecimiento de


organismos que canalizarán la participación de las fuerzas vivas, a nivel de
cuencas tributarias. La comunidad local se expresa allí a través de cabildos
abiertos, desde la fase de planificación, y desempeña un papel activo en la
ejecución de los programas.

En Europa se desarrolló el concepto de corrección de torrentes, diferente, en


ciertos aspectos, al enfoque norteamericano de manejo de cuencas. Esta
diferencia es producto de una orografía más reciente, y una mayor densidad de
población en las zonas montañosas. En estas montañas existen cuencas
pequeñas, con vertientes muy empinadas, en formaciones geológicas inestables,
que al ser sometidas a lluvias intensas responden con crecidas que presentan
hidrogramas de picos pronunciados, y elevado arrastre de carga del lecho.

Estos problemas han sido y son desarrollados independientemente de las


actividades del ser humano; sin embargo, las deforestaciones en suelos
montañosos agravaron su incidencia. Al mismo tiempo que ocurrían estas
deforestaciones en las vertientes, se producía una intensificación de uso no
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planificado de las tierras en las zonas inmediatas a las gargantas de los torrentes
y en los valles intermontañosos. Surge entonces la necesidad de la protección de
estas zonas contra las crecidas de los torrentes, lo que originó el desarrollo de la
disciplina de corrección de torrentes, que, según la definición dada por Keller (en
López y Hernández, 1972), tiene como objetivos proteger las obras y actividades
en la parte inferior de los torrentes, y reducir al mínimo la erosión y el transporte
de carga del lecho.

En el enfoque europeo se hace muy poca o ninguna consideración al rendimiento


hídrico y calidad del agua, destacándose más las labores de protección y
restauración.
A diferencia de los Estados Unidos de Norteamérica, donde la mayoría de las
cuencas se encuentran forestadas o en estado natural, en los países en desarrollo
las cuencas se encuentran densamente pobladas, y afectadas por la agricultura de
subsistencia, lo que ha conllevado a que, en estos países, el objetivo de manejo
de cuencas se centre, fundamentalmente, en el control de la erosión y la
sedimentación.

Expresa Morales (2002), que antes de los años 60 primaba la necesidad de


desarrollar las cuencas en el sentido de habilitarlas para aprovechar sus recursos
naturales, controlar inundaciones, utilizar las tierras con fines agrícolas, pecuarios,
forestales y establecer poblaciones, industrias y explotaciones mineras en las
mismas.

Con relación al manejo de los recursos naturales en América Latina se trató


primeramente el tema de “conservación de suelos”, luego el de “manejo de
cuencas” y más recientemente el de “sustentabilidad ambiental”.

Una revisión rápida a la historia del manejo de cuencas muestra que éste ha sido
impulsado durante el siglo XX por la necesidad de las dependencias
gubernamentales de implementar políticas públicas emergentes para atender
grandes problemas nacionales (Burgos, Bocco y Soza, 2015).

Durante el siglo XX, el estudio de las cuencas hidrográficas se interesó en


describir y explicar los procesos biofísicos que conectan el agua, el suelo y la
vegetación, así como los impactos que sobre estos tienen las actividades
humanas. Las tecnologías geoespaciales (imágenes satelitales y sistemas de
información geográfica) expandieron significativamente las posibilidades para
abarcar áreas más extensas y conjuntar enormes bases de datos y capas de
información. Menor atención; sin embargo, se prestó a los procesos sociales que
determinan y configuran los territorios, normas e instituciones que se expresan y
yuxtaponen dentro de los límites de una cuenca.

El interés mostrado por diferentes países en la gestión de cuencas ha respondido


a problemáticas disímiles. En la India, los problemas de la producción agrícola y la
contención del hambre motivaron hacia los primeros años del siglo XX el impulso
del enfoque de cuencas para la planeación del uso agrícola de la tierra (Kerr et al.,
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2002; Joshi et al., 2004; Shaheen et al., 2009); mientras que en Australia lo fue la
escasez de agua y la salinización de tierras áridas por riego; y en Colombia la
necesidad de avanzar en el ordenamiento territorial en zonas montañosas
(IDEAM, 2004). En países con mayor desarrollo, el interés gubernamental devino
de otros problemas. Estados Unidos de Norteamérica abordó este enfoque de
manera muy temprana en los albores del siglo pasado, por la preocupación en la
pérdida de vida útil de presas, la navegabilidad de sus ríos y sus consecuencias
económicas (Glaser, 2007); mientras que Canadá lo adoptó ante las amenazas
generadas por las presas hidroeléctricas sobre la vida acuática de cuerpos de
agua naturales (Pike et al., 2010). México, por su parte, ha mostrado un franco
retraso en la adopción de este marco para la aplicación de políticas en el territorio
nacional, ello pese a las experiencias pioneras que se implementaron como réplica
del enfoque norteamericano de atención a grandes cuencas en las décadas de los
50 y 60, que en la práctica se limitó a la agricultura de irrigación (Cotler, 2004;
Burgos y Bocco, 2014).

4. Evolución del concepto/enfoque “manejo de cuencas”

Benegas y Faustino (2008), expresan que desde los años 80 el manejo de


cuencas se refería al ordenamiento de los recursos con una visión de corto plazo y
modalidades de proyectos con horizontes no mayores a cinco años. En la década
de los 90, se empieza a considerar a la familia, las personas o las comunidades
como el centro de las acciones, en quienes recaen las decisiones de contaminar,
conservar, proteger o utilizar apropiadamente un recurso natural. En la época
actual, se encuentran programas en lugar de proyectos que empiezan a
considerar fases múltiples para horizontes de 12 años en general o más.

Esta evolución permite inferir que en la región centroamericana se ha iniciado un


nuevo enfoque y visión del manejo y gestión de cuencas. Y en este contexto,
surgen varias alternativas basadas en las experiencias y en esa nueva visión para
lograr los impactos esperados. Estas alternativas buscan ajustes en sus diferentes
fases, las múltiples variables y un nuevo estilo de gestión, donde se impulsa una
mayor concertación e integración de esfuerzos conjuntos de “todos los actores
sociales” valorando las responsabilidades y roles según los intereses y
motivaciones para manejar una cuenca. La clave de este enfoque, es que
mientras se logre la convergencia de intereses o “interés común” será más viable
concretar los esfuerzos colaborativos, la coordinación y la complementariedad
para concretar el manejo y gestión de cuencas.

Faustino (2002), destaca que los conceptos de manejo de cuencas han


evolucionado significativamente, a continuación se destacan algunos de los más
importantes:

 La cuenca como unidad de planificación ya no solo considera el límite de la


divisoria de las aguas, sino que integra el entorno, los ámbitos municipales, las
zonas de intercuencas y las zonas costeras en el caso de cuencas que llevan sus
aguas a un mar u océano.
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 El manejo de cuencas evoluciona al concepto de gestión de cuencas, con un
enfoque más social, en el cual el ser humano es el factor clave, además de
todos los elementos básicos convencionales, agua, recursos naturales y
sostenibilidad.

 El manejo de cuencas está orientado a la producción de servicios y


externalidades, y no solamente a lograr la sostenibilidad de los recursos
naturales.

 Los participantes en los diferentes procesos y actividades de manejo de cuencas


dejan de considerarse beneficiarios, para constituir los actores sociales.
 Los procesos de planificación de las cuencas incorporan las metodologías
participativas, su profundidad depende del tamaño y complejidad de la cuenca,
en las microcuencas ésta es más aplicable, mientras que en las cuencas de gran
tamaño, los procesos participativos son menos prácticos de aplicar.

 En los aspectos organizacionales se enfatiza en la creación y promoción de las


entidades y organismos de cuencas.

Se considera que en las etapas iniciales, el manejo de cuencas enfatizó


solamente en la planificación y manejo del recurso hídrico, utilizándose la
siguiente definición:

"Es el arte y ciencia de manejar los recursos naturales de una cuenca, con el
fin de controlar la descarga de agua en calidad, cantidad y tiempo de
ocurrencia".

La definición anterior, dada por el Dr. Robert E. Dils de Colorado State University
en 1964, se aplica bien a las condiciones de las montañas rocosas de los Estados
Unidos de Norteamérica, dado que en ella se encuentran cuencas utilizadas con
prioridad para la captación de agua con fines de uso agrícola y urbano. También
se puede aplicar en cuencas poco habitadas y cuyo destino primordial es el de
captar agua con fines de uso urbano (cuencas municipales o cuencas de
captación) o para otros usos.

Posteriormente, se consideró que el uso de la tierra tenía una relación muy


importante dentro del objetivo de manejar el agua, y por esta razón se adoptó la
siguiente definición:

"Es el conjunto de técnicas que se aplican para el análisis, protección,


rehabilitación, conservación y uso de la tierra de las cuencas hidrográficas
con fines de controlar y conservar el recurso agua que proviene de las
mismas".

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Se puede notar que, a pesar de numerosas connotaciones, en sus inicios, el
recurso hídrico (agua) fue la consideración más importante en el manejo de
cuencas.

En la década del 70, se enfatizó mucho en los aspectos ecológicos e impacto


ambiental que producían ciertos cambios en los sistemas naturales a consecuencia
de la construcción de grandes obras hidráulicas con fines hidroeléctricos, de
irrigación, de carreteras, colonizaciones, abastecimiento de agua potable o
desarrollo industrial. En este período, el manejo de cuencas se definió de la
siguiente manera:

"Es una acción de desarrollo integral para aprovechar, proteger y conservar


los recursos naturales de una cuenca, teniendo como fin la conservación y/o
el mejoramiento de la calidad medio ambiental y los sistemas ecológicos".

A partir de este período se inserta un cambio sustancial, integra al ser humano


como elemento clave en el manejo de cuencas, ya que el eje de análisis no es el
recurso natural o ambiente, sino quien utiliza o maneja el recurso natural: el ser
humano. Si bien es cierto, su intervención en las diferentes acciones en las cuencas
es obvia, inicialmente no se le tomaba en cuenta en forma explícita dentro de la
definición misma del manejo de cuencas; entonces se estableció la definición
siguiente:

"Es la gestión que el ser humano realiza a nivel de la cuenca para aprovechar,
proteger y conservar los recursos naturales que le ofrece, con el fin de
obtener una producción óptima y sostenida para lograr una calidad de vida
acorde con sus necesidades".

Este concepto utilizado en el período de los años 1980 a 90, incorporaba al ser
humano, pero no se especificaba su rol y cómo debería ocurrir la articulación para
hacer realidad el manejo de cuencas. Aparecen entonces las consideraciones
pragmáticas de carácter "antropocéntrico", el ser humano es el eje, es él quien
realiza el manejo, de sus decisiones dependen, el buen uso de los recursos
naturales, por lo tanto su participación activa es clave y es mucho más importante
actuar en el medio en el cual él realiza día con día, el manejo de los recursos
naturales, ese lugar es la finca, es una zona crítica, es una unidad territorial o es
una actividad de desarrollo.

El concepto moderno de manejo de cuencas, plantea una definición que trata de


representar las funciones socio-ambientales y los criterios de sostenibilidad de los
recursos naturales, promoviendo el lograr demostrar a nivel de campo los beneficios
del manejo de cuencas, como una realidad concreta, pragmática y con resultados
inmediatos, en este marco conceptual se asocia la producción de externalidades. El
manejo de cuencas requiere de una movilización social para crear las condiciones
de continuidad y sostenimiento "crear el poder social". Se conduce un énfasis en las
interacciones de los recursos naturales, con el papel integrador del recurso agua y
el ser humano como decisor, sin dejar de valorar los otros aspectos que ocurren en
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una cuenca. Es imprescindible e imperativo, articular las acciones de manejo de
cuencas con otros programas de desarrollo, por ejemplo salud, educación, obras
viales, etc. Integrando el concepto de gestión, la definición se expresa de la
siguiente manera:

"El manejo de cuencas es una ciencia o arte que trata de la gestión para
lograr el uso apropiado de los recursos naturales en función de la
intervención humana y sus necesidades, propiciando al mismo tiempo la
calidad y cantidad de agua, sostenibilidad, calidad de vida, desarrollo y
equilibrio ambiental"

En este sentido la cuenca es la unidad de análisis y planificación, y la finca es


la unidad de intervención y manejo. A nivel de cuenca se analizan los impactos
y efectos globales, en ella se plantean las relaciones entre las partes altas y las
partes bajas y viceversa, por ejemplo cómo el efecto total de manejo de la cuenca
aguas arriba afecta la calidad de los manglares y zonas costeras. Es importante
analizar los aspectos que trascienden al entorno de la cuenca en el medio físico
biológico y socio económico.

En este nuevo concepto se promueve la participación de la población para crear las


bases de continuidad de acciones locales, con un adecuado sistema de extensión,
educación ambiental y mecanismos de coordinación institucional de abajo hacia
arriba. Un criterio importante que debe considerarse en el desarrollo de estos
mecanismos, es que la organización juega un papel importante como resultado o
efecto del manejo de cuencas, si los/as productores/as o usuarios de las cuencas
ven intereses claros en la necesidad de organización, esto será clave para sus
sostenibilidad, de lo contrario podemos promover organizaciones que serán débiles
y no continuaran después de la ejecución de los proyectos. También la coordinación
interinstitucional debe ser una respuesta a los intereses y acciones específicas de
los niveles locales gubernamentales y no gubernamentales. Es importante promover
la implementación de acciones a nivel de campo, con enfoques armonizados de
producción sostenida y conservación de los recursos, con criterios socio-
económicos y ambientales, acordes con las necesidades de la población.

Una crítica que sirve de ejemplo es lo que ocurre con los proyectos de
hidroelectricidad, agua potable o riego, que solo se han preocupado del manejo
aguas abajo del área de embalse o captación, muy pocos recursos se destinaban
para manejar la parte alta de la cuenca de donde proviene el agua y por otro lado
no había integración con las áreas afectadas, aguas abajo en las partes bajas.

Además se solicitaba a los/as agricultores/as de las partes altas realizar


conservación de suelos, reforestación, uso racional de agroquímicos, pero no se les
daba ningún apoyo, es más, ellos/as nunca se beneficiaban de la electricidad o
servicios de agua y no se reconocía que ellos/as estaban generando un servicio
ambiental o una externalidad.

13
En los últimos años esta visión está cambiando hacia modalidades más integrales y
reconociendo el justo rol de cada una de las partes, fundamentalmente se plantean
acciones dirigidas a lograr el mayor beneficio para el ser humano del campo y de la
ciudad, con sus respectivas bases de calidad y nivel de vida, para lo cual es
necesario reconocer los servicios ambientales que presta el manejo de cuencas y
que en retribución a tener agua en calidad y cantidad, a no tener sequías e
inundaciones o deslizamientos, bien vale la pena en invertir o contribuir
financieramente.

5. Conceptualización del término “manejo de cuencas”

En América, el término “manejo de cuencas” fue adoptado por primera vez en los
Estados Unidos de Norteamérica, y fue traído de los países de los Alpes
europeos, a inicios del siglo veinte. En Europa el manejo de cuencas se denomina
control de torrentes, y se orienta, principalmente, al control de inundaciones y
material de arrastre en las corrientes de montaña. En los Estados Unidos
Norteamérica el énfasis principal del manejo de cuencas ha sido la protección, la
producción de agua, en cantidad y calidad deseadas, y el control de inundaciones.
En los países en desarrollo, el objetivo principal ha sido el control de la erosión y
sedimentación (Londoño, 2001).
La terminología “manejo de cuencas” fue introducida en Latinoamérica a mediados
de 1960, mayormente por ex-becarios que estudiaron en Colorado State University
oriundos de Perú, Colombia y Venezuela principalmente, así como por diferentes
profesionales que realizaron estudios o viajes de instrucción en otras
universidades de Estados Unidos de Norteamérica (Morales, 2002).

En América Latina y el Caribe, lo que se conoce como manejo de cuencas


(traducción libre del término watershed management) se ha ejecutado desde
tiempo prehispánicos sobre todo en las zonas andinas y también en Centro
América y México, tal como lo demuestran los sistemas de terrazas, andenes,
milpas, guaruguarus, entre otros ( https://sites.google.com/site/cuencahidrografica/cuenca-
hidrografica/manejo-de-cuencas-conceptos-y-enfoques).

El término manejo de cuencas llega a América Latina en la década de los


setentas, por influencia de los programas de watershed management generados
en las escuelas forestales.

En la década del 70's se inician programas nacionales de manejo de cuencas en


varios países, así como iniciativas locales, algunas de ellas desarrolladas por
universidades locales y otros organismos. Paralelamente, se inician programas de
formación académica, además algunos programas de manejo, evolucionan de un
enfoque hidrológico, un enfoque conservacionista de reforestación y conservación
de recursos naturales, principalmente suelos. A pesar de todos estos avances y
esfuerzos desplegados en la región, que además, han sido compartidos en
diferentes foros y redes temáticas, aún falta mucho por hacer.

14
Si bien han existido experiencias, proyectos pilotos, programas nacionales de éxito
importante, éstos no han sido replicados suficientemente en algunos casos, y en
otros, no se le ha dada continuidad y estabilidad en el tiempo.

El concepto de manejo de cuencas ha tenido diversas acepciones e


interpretaciones en América Latina, desde programas de control de torrentes,
control de erosión, conservación de suelos y aguas, forestación y reforestación,
hasta programas de desarrollo rural integral.

Con el advenimiento de la temática ambiental, los enfoques de manejo de cuencas


están siendo demandados para solucionar problemáticas ambientales, tomando la
cuenca como base de actuación y la gestión ambiental como fin.

A continuación se destacan conceptos del término “manejo de cuencas


hidrográficas” expuestos por diferentes autores:

 Formulación y aplicación en toda la cuenca hidrográfica, tanto aguas abajo


como aguas arriba, de un conjunto integrado de acciones en la búsqueda del
desarrollo sostenible, minimizando los efectos ambientales negativos sobre el
recurso hídrico que la población utiliza aguas abajo.

 Proceso de formular y aplicar en una cuenca hidrográfica un conjunto integrado


de acciones tendientes a orientar su sistema social, económico y natural para
lograr unos objetivos específicos en los términos aceptados por la sociedad
(FAO, s.f.; citado en González, 2004).

 Arte y ciencia (gestión) de manejar los recursos naturales de una cuenca con el
fin de controlar la descarga de agua en calidad, cantidad y tiempo de ocurrencia
(régimen) o como como la aplicación de modernas técnicas de conservación al
drenaje de la cuenca (Dourojeanni, 1992; citado en González, 2004).

 Conjunto de técnicas que se aplican para el análisis, protección, rehabilitación,


conservación y uso de la tierra de las cuencas hidrográficas con fines de
controlar y conservar el recurso agua que proviene de las mismas (Dourojeanni,
1992; citado en González, 2004).

 Acción de desarrollo integral para aprovechar, proteger y conservar los recursos


naturales de una cuenca, teniendo como fin la conservación y/o mejoramiento
de la calidad ambiental y los sistemas ecológicos (Dourojeanni, 1992; citado en
González, 2004).

 Gestión con un sentido empresarial-social que el ser humano realiza a nivel de


cuenca para aprovechar y proteger los recursos naturales que le ofrece con el
fin de obtener una producción óptima y sostenible (Dourojeanni, 1992; citado en
González, 2004).

15
 Aplicación de principios y métodos para el uso racional, integrado y participativo
de los recursos naturales de la cuenca; fundamentalmente del agua, del suelo y
de la vegetación, a fin de lograr una producción de bienes óptima y sostenida a
partir de estos recursos, con el mínimo deterioro ambiental, para beneficio de
los pobladores y usuarios de la cuenca (Grupo manejo de cuencas de la
UNALM, 1989; Dourojeanni, 1994; IPROGA, 1996).

 Gestión que el ser humano realiza a nivel de cuenca para aprovechar y proteger
los recursos naturales que le ofrece con el fin de obtener una producción óptima
y sostenida (Ministerio de Desarrollo Sostenible de Bolivia, 1997; citado en
González, 2004).

 Proceso complejo que le da orden a un conjunto de acciones dentro de la


cuenca hidrológica superficial (hidrográfica) o cuenca hidrológica subterránea,
encaminado a lograr un desarrollo social y económico sostenible en el tiempo,
además de la protección del ambiente (González 2000, citado en González,
2004).

 Conjunto de actividades que realiza el ser humano encaminadas a intervenir en


los procesos naturales, sociales y económicos, con el fin de controlarlos en
función de sus objetivos prácticos inmediatos (López y Hernández, 1972; citado en
Londoño, 2001).
 Aplicación de métodos y principios técnicos para el manejo de todos los
recursos naturales renovables en una cuenca, con el objeto de asegurar el
máximo suministro de agua usable, régimen deseado, prevención y control de
erosión y reducción de inundaciones y sedimentación (Sociedad de Forestales
Americanos en López y Hernández, 1972; citado en Londoño, 2001).

 Manejo de la tierra para la óptima producción de agua de alta calidad, la


regulación del rendimiento hídrico, la máxima estabilidad del suelo, además de
surtir otros productos del suelo (Dilis, 1964. en López y Hernández, 1972; citado
en Londoño, 2001).

 Actividad ordenada y planificada que desarrolla el ser humano dentro de un


área física denominada cuenca hidrográfica, para aprovechar los recursos
naturales, buscando una producción óptima y sostenida, que resulte en un
incremento en el bienestar social y económico del ser humano (Blair, 1990;
citado en Londoño, 2001).

 Conjunto de acciones de gestión en la fase permanente (operación y


mantenimiento de todas las obras construidas y de todas aquellas requeridas
para la preservación de los recursos de la cuenca) del proceso de desarrollo de
una cuenca, extensivas a todos los recursos, sean estos naturales o
construidos por el ser humano; incluye, por lo tanto, manejo de suelos
agrícolas, fauna, silvicultura, pastos, cuerpos de agua y áreas ribereñas, nieve,
escorrentía, sitios de construcción urbana, minería y vías de comunicación
(FAO, 1997; citado en Londoño, 2001).
16
 Gestión que el ser humano realiza en un determinado sistema hidrográfico, para
aprovechar y proteger los recursos naturales que le ofrece, con el fin de obtener
una producción óptima y sostenida (Londoño, 2001).

 Utilización racional de los recursos naturales dentro de los límites de una área o
unidad geográfica denominada cuenca, considerando fundamentalmente la
capacidad del uso de la tierra, basada en su configuración geomorfológica y
ecológica, interrelacionada a los elementos antrópicos y tomando como recurso
integrador al agua (Faustino, 2002).

 Conjunto de acciones integradas, orientadas y coordinadas sobre los elementos


variables del ambiente en una cuenca, tendientes a regular el funcionamiento
de este ecosistema, con propósitos de elevar la calidad de vida de la población
inserta en ella (FAO, 1996; citado en Morales, 2002).

 Aplicación de principios y métodos para el uso racional e integrado de los


recursos naturales de la cuenca, fundamentalmente agua, suelo, vegetación y
fauna, para lograr una producción óptima y sostenida de estos recursos, con el
mínimo deterioro ambiental, para beneficio de los pobladores de la cuenca y de
las poblaciones vinculadas a ella (Colegio de Ingenieros del Perú, citado en
Morales, 2002).
 Aplicación de acciones de interés común entre los/as agricultores/as (por
ejemplo), para facilitar y garantizar el mayor éxito de estos. Así, promueve la
conservación del suelo, la recuperación de las áreas erosionadas, la
reconstitución de los bosques de galería/ribereños o bosques riparios, la
recuperación de las carreteras y la disminución del uso de productos químicos,
y garantiza los niveles de producción y la rentabilidad de la agricultura, junto
con la conservación ambiental de la cuenca hidrográfica que posibilita el
desarrollo de estas actividades productivas (Machado y Stipp, 2003; citado en
Moreira et al., 2020).

 Aplicación de principios y métodos para el uso racional e integrado de los


recursos naturales de la cuenca, fundamentalmente agua, suelo, vegetación y
fauna, para lograr una producción óptima y sostenida de estos recursos, con el
mínimo deterioro ambiental, para beneficios de los pobladores de las cuencas y
de las poblaciones vinculadas a ellas (Sánchez, 2003; citado en Díaz, 2004).

 Acción de desarrollo integral para aprovechar, proteger y conservar los recursos


naturales de una cuenca, teniendo como fin la conservación y/o mejoramiento
de la calidad del ambiente y los sistemas ecológicos (Díaz, 2004).

 Implementación de sistemas de manejo que aseguran la preservación,


conservación y el uso sostenible de los recursos naturales, y el mejoramiento
de las condiciones de vida de los habitantes de muchas áreas rurales y
urbanas, especialmente en las zonas de laderas y montañas (FODEPAL, 2004).

17
 Proceso de formulación y ejecución de un sistema de acción que incluye el
manejo de los recursos de la cuenca para la obtención de bienes y servicios, sin
afectar negativamente los recursos suelos y aguas. Debe considerar los
factores sociales, económicos e institucionales que actúan dentro y fuera del
área de la cuenca (González, 2004).

 Acción de desarrollo integral para aprovechar, proteger y conservar los recursos


naturales de una cuenca, teniendo como fin la conservación y, o el
mejoramiento de la calidad ambiental y los sistemas ecológicos (González,
2004).

 Gestión que el ser humano realiza a nivel de la cuenca para aprovechar,


proteger y conservar los recursos naturales que ésta le ofrece, con el fin de
obtener una producción óptima y sostenida para una calidad de vida acorde con
sus necesidades (González, 2004).

 Uso racional de los recursos naturales de una cuenca, buscando producción de


agua en cantidad y calidad (Sociedad Americana de Ingenieros Forestales, en
Cecílio y Reis, 2006; citado en Moreira et al., 2020).

 Administración de los recursos naturales de un área de drenaje, principalmente


orientada a la producción y protección del agua, incluyendo el control de la
erosión, las inundaciones y la conservación de los aspectos estéticos asociados
con la presencia del agua (Cecílio y Reis, 2006; citado en Moreira et al., 2020).

 Uso integrado de agua, tierra y vegetación en un área de drenaje


geográficamente discreta para el beneficio de sus residentes, con el objetivo de
proteger y conservar los servicios hidrológicos que la cuenca provee, y de
reducir y evitar los impactos negativos aguas abajo y en el subsuelo (World
Bank, 2008).

 Adopción de procedimientos que atiendan a los requisitos de educación,


concienciación, protección, conservación y adopción de prácticas y técnicas de
bajo o nulo impacto ambiental, es decir, que generen el mínimo de pasivos
ambientales (Gomes, 2010; citado en Moreira et al., 2020).

 Estrategia de planificación del uso de los recursos naturales renovables (Souza,


Silva y Días, 2012; citado en Moreira et al., 2020).

 Conjunto de técnicas que se aplican para el análisis, protección, rehabilitación,


conservación y uso de la tierra en las cuencas hidrográficas, con el fin de
controlar y conservar el recurso agua proveniente de las mismas (Souza, Silva y
Dias, 2012; citado en Moreira et al., 2020).

 Proceso de planeación, implementación y evaluación de acciones, dirigidas al


control de las externalidades negativas, mediante la participación organizada e
informada de la población (Musálem et al., 2014).
18
 Administración integral de la cuenca mediante la implementación de políticas
claramente definidas y normas adecuadas, así como el desarrollo planificado de
acciones técnicas que permitan el aprovechamiento racional y la conservación
del espacio físico y de los recursos naturales existentes en la cuenca, así como
la conservación y protección de su ambiente, el mejoramiento del nivel de vida
de la población, la participación activa de la población local y sociedad en
general y algo fundamental para lograr lo antes mencionado, la decisión política
y el comportamiento de las autoridades y clase política a nivel local, regional y
nacional. Sin ello no se podrá alcanzar un desarrollo sostenible de la cuenca
(Vásquez et al., 2016).

 Instrumento de gestión ambiental que requiere adaptarse a la complejidad


geomorfológica y a la dinámica eco-hidrológica, así como a los diversos modos
de apropiación de la tierra (Cotler et al., 2008; citado en Zaldívar, 2017).

Si a partir de estas denficiones efectuamos un análisis somero, no nos resultará


difícil colegir algunos aspectos comunes; por ejemplo, la visión de cuenca como
sistema, el énfasis en los recursos naturales (agua, suelo, bosque, biodiversidad)
y la consideración de aspectos sociales, económicos e institucionales para el
manejo de las cuencas. Estas definiciones, sin embargo, no relacionan de manera
directa el manejo de cuencas hidrográficas con la gestión del riesgo o la reducción
de vulnerabilidad frente a desastres ocasionados por amenazas naturales. Eso se
debe, probablemente, al hecho de que sea relativamente reciente la consideración
de que el buen manejo de una cuenca hidrográfica implica, de manera ineludible,
la idea de tomar en cuenta, a la vez, la gestión de riesgos y la reducción de la
vulnerabilidad frente a desastres.

6. Aspectos relevantes del manejo de cuencas”

El manejo de cuencas hidrográficas:

 Es un instrumento de gestión ambiental que requiere adaptarse a la


complejidad geomorfológica y a la dinámica eco-hidrológica, así como a los
diversos modos de apropiación de la tierra.

 Requiere de un proceso de institucionalización a nivel central y a nivel local.

 Requiere de la labor coordinada de las instituciones públicas y privadas


pertinentes (aspecto importante).

 Es de interés público o colectivo y requiere de la concertación de intereses


privados y públicos. Ninguna entidad social en particular cuenta con las
competencias y capacidades completas para manejar los recursos naturales de
las cuencas hidrográficas de forma óptima para conciliar todos los intereses de
los actores sociales.

19
 Evidencia tanto las relaciones de las poblaciones con los recursos naturales
como las interacciones que se dan al interior de los grupos sociales, a través de
una lógica en la cual interactúan las partes alta, media y baja de las cuencas.
Es decir, se evidencia que la deforestación en las partes altas de las cuencas
afecta la escorrentía en las partes bajas; que la aplicación de agroquímicos y
plaguicidas en forma irracional en las partes medias contamina las aguas que
deben aprovecharse en las partes bajas. Por ello es necesaria la concertación
entre actores sociales de los diferentes espacios de la cuenca, para la
búsqueda de un manejo sustentable de los recursos naturales y un incremento
de la calidad de vida de todos los habitantes de la cuenca, independientemente
de su ubicación geográfica.

 No es la sumatoria de trabajos a nivel de parcelas o fincas, sino la gestión de


procesos de desarrollo con una dimensión territorial.

 Es una prioridad local, por lo tanto se debe tratar en forma discrecional.

 Se refiere a técnicas y organización asociada con el aprovechamiento del agua


en relación con otros recursos naturales (suelo, bosque, biodiversidad).

 Busca generar externalidades positivas.

 Implica ordenar, ejercer autoridad, disponer y organizar los recursos naturales


en el territorio de una cuenca.

 Alude a la articulación de múltiples actores sociales que interactúan y se


afectan mutuamente con intervenciones, conscientes o no, sobre el soporte
biofísico de la cuenca.

 Constituye un excelente ejemplo de la interacción entre el desarrollo rural y la


conservación ambiental (https://sites.google.com/site/cuencahidrografica/cuenca-
hidrografica/manejo-de-cuencas-conceptos-y-enfoques).

 Se limita al uso, aprovechamiento y manejo de los recursos naturales de la


cuenca, donde generalmente existe un ente determinado que ejerce de manera
principal la responsabilidad de implementar acciones para manejar esos
recursos.

 Se ha extendido al manejo integrado de los recursos naturales de una cuenca


hidrográfica.

 Se inscribe como una actividad mixta vinculada al manejo y conservación de


todos los elementos y recursos naturales así como a la gestión específica del
agua.

 Combina aspectos de protección, conservación y aprovechamiento de recursos


naturales.
20
 Tiene como principio primordial la utilización de herramientas de planificación
aplicadas al drenaje que se genera en las cuencas hidrográficas, con el objetivo
de poder explicar los efectos/impactos más significativos de la cobertura vegetal
y prácticas de uso del uso del suelo.

 Es una subdivisión de la planificación y gestión de usos del suelo y los recursos


naturales.

 Exige una buena información relativa al equilibrio hidrológico que dé cuenta del
suministro de agua y sus usos (consumo doméstico, riego, uso industrial,
transporte, etc).

 Provee prácticas y medidas de tratamiento para una producción sostenible,


sustentada en la capacidad productiva de la tierra desde un punto de vista
integral.

 Trata de responder a un mundo de nuevos retos y paradigmas, uno de los


cuales es el desarrollo sostenible.

 Incluye los problemas de medios de vida de la población, que incluyen tanto


componentes socioeconómicos como biofísicos.
 Desempeña un papel fundamental en la reducción de riesgos y la adaptación al
cambio climático.

 Debe ser considerado un proceso que garantice la capitalización organizativa y


descentralizada hacia los espacios locales, financiero orientado al sector
productivo; y recurrente mediante la venta de servicios ambientales. Ello
permitirá visualizar un enfoque más participativo que apoya el bienestar
humano y la sostenibilidad verdadera.

 Debe tener como un enfoque fundamental la reducción de la vulnerabilidad,


principalmente la asociada a fenómenos hidroclimáticos (inundaciones,
deslizamientos, avalanchas, sequías, etc.). Los desastres ocasionados por
amenazas naturales influyen de manera determinante en el desarrollo humano
en las cuencas, a través de la pérdida de vidas humanas y de hogares,
infraestructura y empleos, la disminución de ingresos, aumento en los costos de
producción y de servicios, así como impactos sobre el ambiente y los recursos
naturales, acentuando, cada vez más, males sociales como la pobreza,
enfermedades, degradación ambiental y las migraciones.

 Es un marco de integración de elementos y procesos que concurren en un


espacio delimitado de manera no ambigua. Éstos pueden referirse a recursos
como agua, suelo y vegetación o a relaciones causales implicadas en los
impactos y externalidades entre sectores aguas arriba-aguas abajo.

21
 Es un concepto/enfoque clave y una práctica vital en la planificación para lograr
el desarrollo sostenible a largo plazo.

 Debido a la naturaleza de continuidad del flujo de agua, los esfuerzos de


manejo no deben limitarse a un sitio específico sino que deben tener en cuenta
toda el área de influencia de la cuenca hidrográfica.

 Es necesario posicionarlo como una estrategia de prioridad nacional que tiene


múltiples propósitos: reducción de vulnerabilidad frente a desastres
ocasionados por amenazas naturales y, consecuentemente, la gestión de
riesgos; la seguridad alimentaria; la gestión integrada de recursos hídricos y, en
general, el desarrollo rural sostenible.

 Significa poner en práctica un plan concreto de actividades con miras a alcanzar


objetivos de diversa índole (FAO, 1958).

 Establece una serie de medidas con las cuales se quiere disminuir el impacto
negativo, tanto en lo económico como en lo social, de las actividades
desarrolladas por el ser humano en el manejo de los recursos naturales
(Londoño, 2001).

 Implica modelos integrados y sostenibles de producción agrícola, pecuaria y


forestal, adaptados a las realidades políticas y económicas de la cuenca,
culturalmente aceptables y socialmente justos, con miras al bienestar de los
pobladores, que dependen de esa producción (Londoño, 2001).

 Enfatiza en el fortalecimiento de la capacidad de gestión local de los actores


sociales para el manejo de las cuencas y la prevención de desastres
ocasionados por amenazas naturales (Faustino, 2002).

 Es más que manejo forestal, reforestación, conservación de suelos, desarrollo


rural o actividades para el manejo hidrológico (Faustino, 2002).

 Incluye la definición de uso múltiple, producción sostenida y conservación


(Faustino, 2002).

 Su ámbito está vinculado al manejo integrado de los recursos naturales y a las


bases de la planificación del desarrollo económico, social y ambiental (Faustino,
2002).

 Se logra mediante intervenciones de tipo técnico, medidas de tipo legal y de


coordinación entre los usuarios de la cuenca (organizaciones, pobladores)
(Faustino, 2002).

 Está relacionado con la producción de externalidades (por ejemplo agua en


calidad y cantidad), por lo cual es importante valorarlas para lograr recursos que
se inviertan en el manejo de la cuenca (Faustino, 2002).
22
 Está orientado a la producción de servicios y externalidades, y no solamente a
lograr la sostenibilidad de los recursos naturales (Faustino, 2002).

 Su eje se centra en las actividades que realiza el ser humano, sus actitudes y la
forma como desarrolla sus actividades productivas, con base a los recursos
(Faustino, 2002).

 Requiere de una movilización social para crear las condiciones de continuidad y


sostenimiento "crear el poder social" (Faustino, 2002).

 Requiere de la participación directa de la población que cohabita en la cuenca,


con un adecuado sistema de extensión, educación ambiental y mecanismos de
coordinación interinstitucional (Morales, 2002).

 Es una actividad compleja, por lo que una sola institución en particular no es


suficiente para poder realizarlo, por eso es necesario aunar esfuerzos con el fin
de lograr resultados positivos en esta vía (Morales, 2002).

 Permite promover la integración y participación de todos los actores sociales


responsables e interesados en el aprovechamiento y manejo de los recursos
naturales que la cuenca posee (Morales, 2002).

 Es un concepto multidimensional que trata de definir procesos complejos que se


producen en el contexto de una cuenca hidrográfica (Morales, 2002).

 Es una actividad que considera gran parte de los elementos presentes en un


sistema hidrográfico, posibilitando a través del trajo interdisciplinario, la
consolidación de iniciativas que permiten aprovechar y proteger los recursos
naturales existentes con el fin de obtener una producción óptima y sostenida
(Morales, 2002).

 Involucra muchas disciplinas técnicas y sociales, y muchos organismos de


distintos sectores institucionales. Por ello, sólo es posible alcanzar resultadas
efectivos si se trabaja considerando aspectos básicos de planificación,
organización, coordinación y partición que requiere de una movilización social
para crear las condiciones de continuidad y sostenimiento, o sea “crear el poder
social” (Morales, 2002).

 Su enfoque sustancial es dirigir la atención en el ser humano, las familias y sus


comunidades, denominado "enfoque antropocéntrico", mediante el cual, para
manejar los recursos naturales o el ambiente, se tiene que entender al ser
humano, porqué hace lo que hace, cuáles son sus necesidades, qué puede
realizar para mejorar el ambiente o conservar los recursos (World Vision, 2003).

 Involucra varias disciplinas, tales como las ciencias forestales, agrícolas,


hidrológicas, ecológicas, ambientales, edafología, climatología física y otras que
23
proporcionan pautas para decidir alternativas de manejo aceptables, dentro del
contexto económico y social (FODEPAL, 2004).

 Plantea la necesidad de realizar un uso racional de los recursos naturales


dentro de los límites de las cuencas (FODEPAL, 2004).

 Considera fundamental tomar en cuenta la capacidad de uso de la tierra y


establecer una relación con la configuración geomorfológica, ecológica, social y
cultural de la cuenca (FODEPAL, 2004).

 Consiste en aprovechar y conservar los recursos naturales en función de las


necesidades del ser humano, para que pueda alcanzar una adecuada calidad
de vida en armonía con su ambiente (Ramakrishna, 1997; citado en Díaz,
2004).

 Trata de hacer un uso apropiado de los recursos naturales que posee la cuenca
para el bienestar de la población, teniendo en cuenta que las generaciones
futuras tendrán necesidad de esos mismos recursos por lo que habrá que
conservarlos en calidad y cantidad (Ramakrishna, 1997; citado en Díaz, 2004).

 Pone mayor énfasis en los elementos y componentes biofísicos, como el suelo,


la vegetación, el agua, la biodiversidad; la intervención humana se ve más
como un elemento que interactúa en el espacio territorial cuenca (Jiménez
2009).

 Su cimiento es el manejo adaptativo, fundamentado en información científica


sólida e implementada mediante una gestión participativa (Cotler y Caire, 2009).

 Es un proceso flexible y adaptativo (Cotler et al., 2013).

 No es un proyecto detallado sino más bien es una estrategia colaborativa


amplia, que posibilita la resolución de un complejo conjunto de problemas
interrelacionados entre sí (Sabatier et al., 2005; citado en Musálem et al., 2014).

 Es un proceso adaptativo que alinea, coordina y construye programas hacia


objetivos comunes (Davenport, 2002; citado en Musálem et al., 2014).

 Considera medidas que contribuyan al control, protección, conservación,


recuperación de los recursos naturales y otros aspectos ambientales (Gaspari,
2016).

 Representa una vía favorable para la mitigación y reducción de la vulnerabilidad


a desastres ocasionados por amenazas naturales (Palacios, 2016).

 Debe ser incluido dentro de la gestión de riegos, ante eventuales eventos


climatológicos extremos (ciclones, huracanes, inundaciones), cuyos impactos
sobre las comunidades y asentamientos urbanos, pueden ser notoriamente
24
menores, por la barrera natural que ofrece la cuenca hidrográfica (Palacios,
2016).

7. Objetivos del manejo de cuencas”

El manejo de cuencas tiene como objetivos básicos: a) hacer compatible la


producción con la conservación ambiental y b) concentrar esfuerzos para optimizar
el uso a partir del interés de los diferentes actores sociales presentes en la cuenca
hidrográfica a ser manejada, a fin de que todas las actividades económicas
desarrolladas dentro de esta sean realizadas de forma racional e integralmente
(Cecílio y Reis, 2006).

Entre los objetivos/fines que persiguen las actividades de manejo de cuencas


se destacan los siguientes:

 Manejar la superficie y la sub-superficie de la cuenca hidrográfica que capta el


agua.

 Hacer frente a los problemas del uso de la tierra y el agua principalmente, pero
no en términos de cualquier recurso en particular, sino sobre la base de que
todos los recursos naturales dependen uno del otro, y deben considerarse
consiguientemente todos juntos (FAO, 1958; Lassen, 1973 y Urbina, 1979).

 Estabilizar los suelos, los flujos de agua y mejorar la calidad del agua, pero no
se limita a los sistemas de manejo ecológico.

 Facilitar el monitoreo y evaluación del efecto de las inversiones en conservación


de vertientes para protección del agua.

 Privilegiar la protección del valor estratégico del recurso agua.

 Alcanzar un uso verdaderamente racional de los recursos naturales, en especial


el agua, el bosque y el suelo, considerando el hombre y la comunidad como el
agente protector o destructor (objetivo principal) (Ramakrishna, 1997; citado
en Díaz, 2004).

 Buscar la integración de los actores sociales involucrados en una sola


problemática, en lugar de atender varios problemas sectoriales dispersos, lo
cual implica la coordinación y cooperación entre actores y también entre
diversas entidades administrativas.

 Trata de evitar que los recursos naturales (agua, suelo, flora y fauna) se
degraden, eliminen o contaminen, considerando al mismo tiempo que el ser
humano tiene que obtener suficientes alimentos, adecuada cantidad y calidad
de agua, madera, leña, etc (Morales, 2002).

25
 Puede dar respuestas definitivas en la incorporación de los conceptos y criterios
de sostenibilidad a las acciones de desarrollo (Morales, 2002).

 Aborda aspectos importantes de calidad de vida y por ende del desarrollo.

 Hace un aporte sustantivo en forma directa a aspectos como: alimentación y


nutrición, sanidad ambiental, sostenibilidad y productividad de los ecosistemas,
criterios de uso los recursos naturales, estabilidad ecológica ambiental, estética
ambiental, participación de la comunidad y de recreación,

 Trata los problemas del suelo y el agua en forma conjunta, ya que están
interrelacionados. Además, la tecnología de manejo de cuencas ha avanzado a
un nivel que justifica su consideración en la planificación integral del uso de las
tierras y las aguas, ya que entre ambas actividades no existe contradicción.

 Aprovechamiento de los recursos naturales por parte de la población ubicada


en la cuenca, especialmente el suelo, el agua y la vegetación, con alta
participación de sus organizaciones representativas y dentro de una relación
armoniosa con el ambiente. Tomando en cuenta que el aprovechamiento
deberá realizarse en función de las potencialidades y limitaciones impuestas por
la fragilidad natural de los ecosistemas montañosos y valorando profundamente
la importancia estratégica de sus corrientes hídricas.

 Trata de enmarcar las acciones de la cuenca dentro de los planes de desarrollo


regional y zonal.

 Contempla la protección necesaria y los beneficios posibles a las poblaciones


existentes a la salida de la cuenca.

 Trata de lograr un manejo productivo en forma permanente que garantice la


seguridad social y la integración económica y política justa de la cuenca con la
región y el país.

 Alcanzar un uso verdaderamente racional de los recursos naturales, en especial


el agua, el bosque, el suelo, considerando al ser humano y la comunidad como
el agente protector o destructor.

 Aprovechar y conservar los recursos naturales en función de las necesidades


del ser humano, para que pueda alcanzar una adecuada calidad de vida en
armonía con su ambiente.

 Usar adecuadamente los recursos naturales para el bienestar de la población,


teniendo en cuenta que las futuras generaciones tendrán necesidad de estos
mismos recursos, por lo que habrá que conservarlos en calidad y cantidad.

7.1. Instrumentos utilizados para lograr los objetivos del manejo de


cuencas hidrográficas
26
Algunos de los instrumentos utilizables para lograr los objetivos del manejo
de cuencas hidrográficas son los siguientes:

 Económicos: beneficios e incentivos económicos tales como esquemas de


impuestos y subsidios que pueden orientar la ubicación de actividades.

 Reglamentarios: zonificación, reglamentos y ordenanzas de conservación y


otros tipos de control de uso del suelo diseñados y aplicados por instituciones
públicas.

 Derechos de propiedad: que ofrecen seguridad de la tenencia de la tierra, con


el fin de promover la inversión sostenible a largo plazo de prácticas de mejora
en cuanto al uso del suelo por parte de los/as propietarios/as y/o usuarios/as.

 Educación ambiental, capacitación e información: mediante la cual se


puede fomentar la conservación y participación voluntaria de los actores
sociales en la adopción de prácticas de manejo sostenible.

27
8. Beneficios y ventajas del enfoque de cuencas hidrográficas

Entre los principales beneficios y ventajas que brinda el trabajar con enfoque de
manejo de cuencas se destacan los siguientes (World Vision, 2003).

 La intervención en un sistema integrado permite una mejor coordinación entre


proyectos y acciones, permite tener una mejor visión de los problemas socio-
ambientales, sus causas, sus efectos y las interacciones entre ellos.

 Es una alternativa interesante para el ordenamiento territorial y ambiental,


posibilita la relación e interacción espacial y los diferentes escenarios asociados
a las capacidades y vocación de la cuenca.

 Facilita la concertación, se maneja mejor los conflictos socio-ambientales y se


definen prioridades en forma armoniosa.

 Es posible identificar y manejar un desarrollo metodológico homogéneo.

 A nivel de microcuencas: se puede lograr una participación más inmediata,


por el interés común en este nivel espacial.

 Es posible lograr una mejor explicación a los usuarios (internos y externos) de


los servicios ambientales/ecosistémicos que proporciona la cuenca.

 A nivel de finca: a los/as productores/as se les demostrará los beneficios que


se derivan de la conservación de suelos, aguas, agroforestería, manejo de
cultivos, uso racional de agroquímicos (mejor uso de los recursos naturales). Se
mostrarán los resultados asociados con el rendimiento de los cultivos, mejor
productividad, disminución de insumos y costos de producción, mayor retención
de humedad y de calidad de agua, mayor oferta de agua, disponibilidad de leña
y otros productos forestales.

 A nivel de cuenca: se logrará mejorar la calidad del agua, regular el sistema


hídrico, controlar inundaciones y sequías, estabilizar a la población, internalizar
las externalidades asociadas al manejo de cuencas.

 Fuera de la cuenca: se garantiza la oferta de servicios ambientales, por


ejemplo agua para poblaciones, riego, electricidad, lugares de esparcimiento,
oferta de productos forestales y agropecuarios.

 Se facilita la organización y gestión local para la cuenca.

 Se puede identificar las fuentes de financiamiento asociados a los efectos


globales y específicos que se producen en la cuenca.

 Se pude promover con mayor respaldo la participación para la apropiación del


manejo de cuencas y su sostenibilidad institucional, por ejemplo por medio de
28
los comités de cuencas, cuencas municipales u otras entidades de cuencas en
general.

 Valoración de la tierra y del patrimonio ambiental.

 Bienestar social, económico y ambiental.

9. Enfoques de manejo de cuencas

Según Londoño (2001), los enfoques sobre manejo de cuencas han evolucionado en
todos los países. De una visión centrada en el manejo del agua, se va pasando,
paulatinamente, a considerar el uso múltiple del recurso, al manejo de las áreas de
captación, y al aprovechamiento de todos los recursos naturales e incluso, a la
consideración de acciones para el desarrollo integral de los habitantes de las
cuencas. La concepción hidrológico-forestal del manejo de cuencas, es decir, la
sola producción de agua y madera, es algo que ha quedado como cosa del
pasado, dando paso a la concepción de varios tipos de producción, tales como:
agrícola, forrajes, ganadería, vida silvestre, recreación, etc.

El administrador de cuencas debe dedicar esfuerzo a la administración de cada


elemento dentro de un contexto integral, y resolver los conflictos que puedan
presentarse. Para ello, se requiere de una perspectiva de uso múltiple, que le
permita lograr un manejo de cuencas integrado y sostenible, especialmente en los
países en desarrollo, donde grandes comunidades de pobladores rurales
dependen de una variedad de recursos que se producen en las partes altas de las
cuencas, en donde las actividades desordenadas de manejo han conducido a su
degradación, y han originado impactos aguas abajo. La solución a estos
problemas está en diseñar estrategias de manejo que permitan la diversificación y
el incremento de los ingresos, a través de la producción agrícola, y el
aprovechamiento de los recursos naturales, pero, promoviendo los objetivos de
conservación del suelo, del agua y la vegetación.

Infortunadamente, por lo general, al manejo sostenible de las cabeceras de las


cuencas se le asigna una prioridad, relativamente, baja, en comparación con los
supuestos beneficios mayores y más inmediatos que pueden lograrse con las
inversiones económicas en las cuencas bajas, tales como: la irrigación para la
agricultura mecanizada, el suministro de agua para consumo humano e industrial,
la producción piscícola y el desarrollo turístico. Los formuladores de políticas, los
inversionistas y otros interesados, suelen hacer caso omiso de los servicios
ambientales cruciales y los beneficios económicos que produce un buen manejo
de las cuencas altas, tanto para la salvaguarda de las poblaciones y las
inversiones económicas y sociales en las cuencas bajas, así como en el
aseguramiento de otros servicios ambientales esenciales, como el aseguramiento
y protección de las fuentes de agua y la regulación del clima.

El término “uso múltiple” puede estar orientado al manejo de un recurso o al


manejo de un área. En el primer caso, se refiere al hecho de que el mismo recurso
29
puede ser usado para varios propósitos; por ejemplo, el agua puede ser usada
para riego, industria, consumo humano, generación de energía, producción
agropecuaria, recreación, pesca, etc. Este tipo de manejo depende de los
conocimientos que se tengan sobre el efecto que produce el manejo de un recurso
sobre el uso de los demás recursos, o el efecto de un uso del recurso, sobre otros
usos del mismo recurso. El uso múltiple aplicado al área, significa el manejo
simultáneo de varios recursos naturales.

Para poder aplicar en forma óptima el término “uso múltiple”, en el manejo de


cuencas, se deben tomar en cuenta las siguientes consideraciones: i) mediciones
locales de la producción de los recursos naturales y agropecuarios, para el
sistema de manejo de uso múltiple que se esté considerando; ii) conocimiento de
la relación
costos-beneficios directos, asociados con cada alternativa; y iii) reconocimiento de
los impactos relacionados con cada alternativa (CEPAL, 1999).

El manejo integral de un sistema natural, en este caso una cuenca hidrográfica,


tan sólo es posible a partir del momento en que se conozcan los complejos
mecanismos que lo mantienen en funcionamiento.

De acuerdo a World Vision (2003), los principales enfoques de manejo de cuencas


se pueden relacionar de la siguiente manera:

 Manejo de cuencas: Cuando el agua es el centro de la planificación y manejo,


allí adquiere predominancia el concepto de calidad y cantidad de agua, y
dependen de cómo funciona y cómo se maneja el sistema hídrico.

 Manejo sostenible de cuencas: Cuando los recursos naturales constituyen el


centro de la planificación y manejo, pero se mantiene al recurso hídrico como
elemento integrador en la cuenca.

 Manejo integral de cuencas: Cuando el enfoque es amplio y se define que el


centro de la planificación y manejo es el ambiente, pero manteniendo el rol
estratégico del recurso hídrico.

30
En el ámbito del manejo de cuencas, es muy común oír hablar de “manejo
integral”, “manejo integrado” y “manejo sectorial”. Para Dourojeanni (1992),
citado en González (2004); son tres conceptos diferentes aunque muy
relacionados permanentemente.

El manejo integral, de carácter estratégico, tiene su base en la visión


integral, de conjunto (holística) de la cuenca para su uso óptimo. Surge como
una necesidad incuestionable ante las condiciones de la cuenca, es decir, se tiene
la perspectiva de todos los sectores y factores: recursos naturales, recursos
humanos, actividad socioeconómica, ambiente, instituciones, etc. Es de hecho la
excepción, no la regla de lo que se hace hoy día. Puede constituir un objetivo de la
gestión.

El manejo integrado, de carácter táctico y operativo, tiene su base en los


conceptos de relaciones y de balance adecuado entre los componentes del
geosistema que es la cuenca. Puede ser aplicado a un área específica, a uno o
varios recursos, por lo que es posible considerar un manejo integrado de la
actividad agrícola y forestal, así como un manejo integrado de los recursos
hídricos. Generalmente se asocia al concepto “uso múltiple” (Brooks et al.,
1997). En todo caso, lo más importante es que el manejo integrado no se debe
usar ambiguamente y de manera arbitraria, sino que debe lograrse cierta sinergia
con la integración de los componentes (recursos, factores, etc). No constituye un
objetivo de gestión, sino una herramienta o instrumento de carácter técnico-
operativo que siempre va a estar presente tanto en el manejo integral como
en el sectorial.

El manejo sectorial, de carácter estratégico, tiene su base en un solo sector


o dimensión, por lo que puede hablarse de “manejo de los recursos hídricos”,
“manejo de los suelos”, “manejo ambiental”, “manejo forestal”, etc. En la práctica
es el tipo de manejo más común. Se debe tener en cuenta que el manejo sectorial
para que sea efectivo, debe operar bajo una “visión integral” (no confundirse con
manejo integral), es decir, tener en cuenta los otros componentes aunque no los
trate al nivel de “manejo”.
10. Formas de manejar una cuenca hidrográfica

La cuenca hidrográfica se puede manejar de diversas formas dependiendo de su


vocación. Si se trata de una cuenca con una vocación para la producción de
energía hidroeléctrica, generalmente el manejo está a cargo de instituciones
especializadas (p.e.: Empresa Nicaragüense de Electricidad -ENEL-). En muchos
casos, estas instituciones respetan las leyes de protección, lo que evita la
colonización de esas áreas y el rápido deterioro de la cuenca.

31
A continuación se diferencia el enfoque institucional y comunitario para el manejo
de una cuenca hidrográfica.

 Enfoque de “arriba hacia abajo” (institucional)

Este enfoque se debe orientar hacia la eficiencia económica general del país, ya
que tendrá que alcanzar objetivos generales mediante acciones en una cuenca
determinada, por ejemplo, la planificación de cuencas proveedoras de agua para
generación hidroeléctrica o riego caen dentro de esta categoría.

Este enfoque es una estrategia para cuencas grandes que sean tomadas como
unidades de planificación y acción, en las cuales se deben incluir programas de
gran escala y con poca diferenciación entre territorios menores, ya que en este
enfoque los objetivos del manejo pocas veces coinciden con las aspiraciones y
necesidades de la base social y productiva.

 Enfoque de “abajo hacia arriba” (comunitario)

Este enfoque se debe orientar hacia la comunidad, el/la agricultor/a, el/la


campesino/a, al pobre rural. El plan se generará a partir de las necesidades
sentidas en la comunidad y se debe decidir con ella en el curso de la acción y
participación en la ejecución, la autoridad oficial en este caso solo orientará la
acción.

En este enfoque la acción es intensa a nivel de una microcuenca prioritaria, esto


nos permitirá tratar con detalle la planificación y con profundidad la acción. Es el
que mejor se prestaría para la ejecución de proyectos de desarrollo rural integral
ya que sus principios y opciones se inscriben y se explican en la articulación de los
sistemas naturales y culturales.

En nuestro país es más sensato buscar la integración espacial interna en áreas


pequeña con mucha participación de las comunidades y de los gobiernos
municipales, ya que en la estrategia de manejo de cuencas grandes (200 o más
de 1000 km2) frecuentemente no se valoriza adecuadamente el papel de los
recursos naturales para la sustentación de los sistemas de producción, ni tampoco
los intereses de la población local.

32
11. Manejo de cuencas y externalidades

Expresa Faustino (2002), que en los últimos años se ha fortalecido el enfoque de


manejo de cuencas hacia objetivos integrales, con una mejor vinculación al
concepto de sistema, por lo tanto lo que produce la cuenca con o sin manejo, vista
de manera integral es un producto conveniente o no conveniente. Este producto
es una externalidad, favorable cuando se trata de un efecto positivo como tener
agua en cantidad, calidad y oportunidad, o no favorable cuando existe agua
contaminada, o cuando ella es escasa o cuando se producen inundaciones.

Para lograr una externalidad hay que actuar en el sistema de la cuenca en forma
ordenada e integral, por ejemplo la calidad del agua puede depender de un uso
adecuado de agroquímicos, del uso racional de agroquímicos o de la aplicación
del manejo integrado de plagas, del uso de insumos orgánicos, pero además
podría ser necesario realizar el tratamiento de aguas de los beneficios de café, o
de un adecuado alcantarillado en las poblaciones rurales o de una buena
recolección y disposición de basuras. En conclusión para lograr agua de buena
calidad será necesario actuar sobre todo el sistema hídrico. Si valoramos este
ejemplo, no solo haría falta conocimiento tecnológico, sino educación ambiental,
buena reglamentación e incentivos.

Las externalidades pueden ser múltiples, pero lo más importante es su


reconocimiento, valoración y la forma de administrarlos. Todavía no existe mucha
experiencia al respecto, de manera que la internalización en beneficio de
actividades en la cuenca resulta un gran reto. Primero se debe tener claro quien
produce la externalidad, luego cuanto se invierte en producirla, quien valora la
externalidad, quien cobra por este producto y luego como se devuelve a los que
generan la externalidad.

Tradicionalmente el manejo de cuencas, se ha considerado como una actividad


importante orientada a lograr la sostenibilidad de los recursos naturales,
especialmente el agua; sin embargo, este enfoque ha evolucionado, en función de
factores sociales y de sus actores. El enfoque integral, de sistemas y de largo
plazo, fundamenta sus resultados en la capacidad de gestión del ser humano,
porque es él quien toma las decisiones de proteger o conservar un recurso, y son
sus actitudes las que realizarán los cambios y lograrán la sostenibilidad.

El producto del manejo de cuencas, no es fácil lograr; pero es muy necesario,


porque de lo contrario a largo plazo los conflictos podrían ser inmanejables, así
lograr una buena calidad y cantidad de agua, en un escenario de uso conflictivo de
la tierra no será tarea fácil. Los/as agricultores/as tendrán que realizar inversiones
en sus fincas, para que se produzca el equilibrio hídrico, pero quien paga por las
inversiones?. Es cierto que se logran beneficios en el sitio o en la parcela, pero
también se producen efectos fuera de la parcela, aguas abajo.

Es decir que el manejo de cuencas, es para lograr externalidades y partir de ellas


demostrar que si vale la pena invertir en reforestar, conservar suelos o aplicar
33
agroquímicos en forma racional, etc. Las externalidades ocurren aguas abajo de
las cuencas y en algunos casos los servicios pueden darse a zonas vecinas o
entorno biofísico de la cuenca.

Las externalidades deben identificarse, valorarse y reconocerse, solo así los


gestores del manejo de cuencas tendrán alternativas para crear la sostenibilidad.

12. Qué significa buen manejo de una cuenca hidrográfica

El manejo apropiado/adeciadp de una cuenca brinda beneficios a la sociedad, que


se originan de una amplia gama de bienes y servicios ecosistémicos que parten de
mantener las funciones ecológicas, sociales y económicas de la propia cuenca a
partir del manejo participativo, adaptativo, sistemático y con visión a largo plazo
del territorio (Cotler et al., 2013).

Un buen manejo de cuencas hidrográficas implica una gestión integrada de


los recursos naturales, la consideración de aspectos socioeconómicos e
institucionales y, a la vez, la gestión de riesgos. Dicha integralidad en el
abordaje de este tema conlleva múltiples y variados desafíos; entre ellos, cabe
mencionar:

 En lo social: Que las medidas directas e indirectas asociadas con el manejo de


cuencas como estrategia de reducción de vulnerabilidad (y gestión de riesgo),
tengan niveles apropiados de aceptación y participación de distintos grupos de
interés dentro de los espacios biogeográficos seleccionados (cuenca,
subcuenca y microcuenca). Es necesario propiciar una adecuada educación y
extensión socio-ambiental, así como la adopción generalizada de prácticas
compatibles con la conservación y uso sostenible de los ecosistemas y sus
recursos asociados.

 En lo institucional: Fortalecimiento de la capacidad de los gobiernos locales


(alcaldías municipales), las comunidades usuarias y distintos grupos de interés
por conocer y administrar sus recursos naturales en función de bases
sostenibles y de normas aceptables y aplicables por la mayoría.
Adicionalmente, mejorar las capacidades para implementar arreglos
institucionales necesarios para colectar, almacenar y analizar sistemáticamente
información relacionada con la administración y manejo de recursos a nivel de
cuencas hidrográficas (para fines productivos y de gestión de riesgo).

 En lo tecnológico: Que las intervenciones de restauración o rehabilitación


asociadas con el manejo de los ecosistemas naturales y los recursos que estén
vinculados con ellos, permitan su uso sostenible y, a la vez, consideren los
aspectos del riesgo frente a desastres.

 En lo económico-financiero: Que las medidas de manejo de cuencas


hidrográficas emprendidas permitan la generación de ingresos y rendimientos
económico-financieros, ya sea por los bienes que se producen o por el lado de
34
los servicios ambientales generados. Es necesario que las actividades
económicas -que dependen del uso sostenible de la base de recursos naturales
y de la generación y mantenimiento de los servicios ambientales- se den a
conocer ampliamente, de manera que se conozca cuál es su grado de
participación en la economía nacional.

 En lo ambiental: Que las acciones de manejo de cuencas garanticen la


conservación (estabilidad y resiliencia) de los ecosistemas y de los recursos
naturales asociados con ellas. También es preciso que el manejo de cuencas
considere la reducción de los elementos que ocasionan vulnerabilidad
ambiental.

Ante estos desafíos, el buen manejo de cuencas hidrográficas se identifica


como una estrategia de contribución al ordenamiento del territorio, a la
reducción de vulnerabilidad a desastres -especialmente de origen climático- y,
consecuentemente, al desarrollo sostenible de los grupos humanos. Esta
conclusión obedece a que dentro del manejo de cuencas hidrográficas con
enfoque de gestión de riesgo también se incluyen acciones para estudiar y atender
las amenazas de origen hidrológico. Igualmente, los enfoques modernos del
manejo de cuencas incluyen acciones tendentes a la creación de capacidades
locales, fortalecimiento institucional, la creación de normativas y políticas ad hoc -
asociadas con la utilización de los recursos y los espacios territoriales, el
resguardo de la infraestructura social y productiva y el desarrollo de capital
humano-. Todas, como se ve, acciones que, en definitiva, contribuyen al desarrollo
integral y a una reducción de la vulnerabilidad de las poblaciones. En otras
palabras, el buen manejo de cuencas hidrográficas es una estrategia tanto de
gestión ambiental como de gestión de riesgo y, por lo tanto, contribuye a generar
los siguientes beneficios:

 Focalización de las acciones: Se evita la dispersión de esfuerzos ya que se


concentran recursos en un solo ámbito geográfico. Con enfoque de gestión de
riesgo, se focalizan acciones en función de estudios de amenaza o peligro,
tomando en cuenta el grado de vulnerabilidad de los pobladores que viven en
las cuencas.

 Integración de esfuerzos/acciones: El análisis de la funcionalidad de los


ecosistemas en una cuenca y de sus múltiples relaciones con los diferentes
subsistemas (por ejemplo, cuenca alta-cuenca baja; montaña-pie de monte-
valle; ladera-camino-cauce) orienta la reflexión, planificación y evaluación de
acciones de tipo integral, no sólo en materia de recursos (objetos) sino, sobre
todo, en torno a actores (sujetos).

 Efectividad: Esta se valora en términos de eficiencia y eficacia de las acciones.


Ambas cualidades se determinan a partir del uso de indicadores que orientan
valoraciones al respecto de diferentes subsistemas: grupos sociales, finca,
comunidad, cuenca, grupos y sectores vulnerables, entre otros.

35
 Funcionalidad: Las acciones de recuperación, protección y administración de
recursos naturales en cuencas hidrográficas contribuyen a garantizar la
funcionalidad de los ecosistemas (recursos).

Para D’Agostini y Schlindwein (1998), citado en Moreira et al., (2020); el manejo


adecuado de las cuencas hidrográficas requiere elaborar un instrumento que,
concomitantemente, pueda atender mínima y equilibradamente todos los criterios
determinantes de la calidad de las relaciones entre el uso de la tierra y el agua,
además de incluir el propio sujeto de la acción. Significa esto que un indicador de
la adecuación de las relaciones de uso no puede restringirse solamente al análisis
de cantidades o magnitudes objetivas, sino que también debe ser capaz de
comparar al propio ser humano en sus actitudes con el territorio donde habita.

Un buen manejo de cuencas hidrográficas debe ser un manejo integral, que


tome en cuenta, a la vez, la gestión de riesgos y la reducción de vulnerabilidad
frente a desastres ocasionados por amenazas naturales, en particular aquellos de
origen climático. Para lograr este nuevo enfoque que se necesita de manera
urgente, es preciso alcanzar un compromiso nacional, lo cual conlleva
implicaciones intersectoriales e interinstitucionales. El tema de cuencas
hidrográficas debe ser considerado como una prioridad nacional y, en
consecuencia, debe conocerse adecuadamente tanto por los gobiernos (a nivel
nacional y local) como por otros sectores de la sociedad.

También es preciso contar con políticas de Estado sobre el tema, es decir,


políticas que trasciendan el período de los sucesivos gobiernos. Además, se
requieren instrumentos de política (normas, incentivos, asistencia técnica,
información) que no solo fomenten y orienten la recuperación, protección y
mejoramiento de la base de recursos naturales con un enfoque de cuencas
hidrográficas, sino sobre todo contribuyan a la gestión de riesgos frente a
desastres ocasionados por amenazas naturales de origen climático.

Mediante esta clase de políticas e instrumentos de política podrían propiciarse


acciones coordinadas y eficientes que favorezcan un manejo integral de cuencas
hidrográficas; con ello se estaría contribuyendo a la gestión de riesgo, a la
reducción de vulnerabilidad frente a desastres ocasionados por amenazas
naturales, al manejo sostenible de recursos naturales, a la seguridad alimentaria y,
finalmente, a la promoción del desarrollo humano sostenible.

Según Morales (2002), el indicador más común para evaluar si una cuenca
está bien manejada o no es la cantidad, calidad y frecuencia de descarga de
agua proveniente de la misma y el nivel de producción que se obtiene por
unidad de área.

El agua refleja el nivel de protección y la producción refleja el nivel de


aprovechamiento. Ambos son indicadores del grado de conservación de la cuenca
y sus recursos.

36
El florecimiento y desarrollo del valle o cuenca baja depende de la calidad y
cantidad de humedad que reciban de las áreas captantes de mayor altitud. Si el
manejo de las tierras altas no es adecuado, en el valle habrá inundaciones durante
el período de lluvias y el agua en altos volúmenes será incontrolable en su camino
hacia el mar o bien, azolvará rápidamente en un embalse disminuyendo las
posibilidades de las tierras dependientes aguas abajo, además del abatimiento de
los mantos acuíferos subterráneos por la reducción de su recarga.

Una cuenca está bien manejada si el agua de escorrentía de la misma viene en


promedio sin exceso de sedimentos en relación a las características geológicas de
la cuenca y el cauce, y con relación a las actividades del ser humano, si hay una
buena infiltración y flujo base y si el agua es en general de buena calidad y con
regímenes normales de descarga por el tipo de cuenca que se trate. Esto se
complementa si en la cuenca se establecen claramente zonas de riesgo para el
ser humano y se toman medidas para prevenir, mitigar o evitar las situaciones
negativas cuando su origen sea natural, como una inundación, o inducida por el
ser humano.
Con el propósito de contribuir a un apropiado manejo de las cuencas hidrográficas
del país, resulta imprescindible consolidar una política de Estado e implementar
programas, proyectos, estudios y otros instrumentos de política (normas,
incentivos, asistencia técnica, información) que no solo fomenten y orienten la
recuperación, protección y mejoramiento de la base de recursos naturales, sino
sobre todo contribuyan a la gestión de riesgos frente a desastres ocasionados por
amenazas naturales de origen climático. En ese sentido, además de propiciar
acciones de campo, es necesario lograr grados de incidencia en el ámbito de las
políticas públicas y sus principales instrumentos.

Solo se podrá garantizar un manejo sustentable de la cuenca hidrográfica, si


se logra el compromiso entre actores sociales beneficiarios de la explotación de
los recursos naturales, quienes al requerir condiciones favorables para mejorar su
propia productividad, están obligados a realizar sus procesos de manera tal que se
mejoren, o al menos se mantengan condiciones aceptables.

12.1 Requisitos/elementos/aspectos indispensables para que el manejo


. de una cuenca hidrográfica sea exitoso

Para que el manejo de una cuenca hidrográfica tenga éxito es necesario


considerar los siguientes aspectos:

 Que no haya estructuras permanentes en las llanuras aluviales.

 Que todos los cursos de agua tengan zonas de amortiguamiento.

 Que no se permita en las pendientes actividades agrícolas intensivas


superiores a un porcentaje establecido según la capacidad de la tierra.

37
 Que se limite la tala total de bosques, haciéndose énfasis en la conservación y
el manejo sostenible de los bosques.

 Que se cree un organismo institucional oficial (comité u organismo de cuenca)


que atienda los conflictos socio-ambientales.

 Que se cuente con la participación de hombres y mujeres en las decisiones


relativas al manejo.

 Que se cuente con planes de manejo eficaces y que se apliquen los


reglamentos ambientales y de zonificación.

 Que se utilicen métodos de evaluación de los efectos/impactos ambientales


para garantizar que los efectos acumulativos de las actividades económicas
sean sostenibles.

12.2 Principales acciones a desarrollar en la búsqueda de un manejo


. sustentable de las cuencas hidrográficas

Educación y difusión para una planificación familiar efectiva

La planificación familiar debe constituir una política de Estado sobre todo en los
países pobres o subdesarrollados donde se presentan las mayores tasas de
crecimiento poblacional, teniéndose familias hasta con unos seis a ocho hijos en
promedio, sobre todo en las familias más humildes, lo cual acentúa los niveles de
pobreza y pobreza extrema, causa principal para la depredación y mal uso de los
recursos naturales de las cuencas donde habitan o a donde migran.

Decisión política y compromiso real de las autoridades y líderes


gubernamentales

Las autoridades y líderes gubernamentales deben tomar la decisión política y


asumir el compromiso real de llevar adelante las acciones necesarias para lograr
el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales y de la cuenca
hidrográfica.

Sin el respaldo ni la decisión política de las autoridades desde el más alto nivel, no
se podrá implementar ni llevar adelante los planes de ordenamiento territorial y de
manejo de cuencas, pues para ello se requiere contar con los recursos
económicos necesarios y es el Estado el primero que debe aportar recursos como
para iniciar tales trabajos.

Políticas nacionales adecuadas

Es obligación del Estado establecer las reglas de juego para que así puedan
desarrollar sus actividades productivas y de comercialización los diferentes
agentes económicos. Jamás debe el Estado propiciar que el sector rural se
38
descapitalice por políticas dictadas en ese sentido; tal como fue costumbre en el
pasado en muchos países, especialmente en los más pobres o subdesarrollados.

El mantenimiento de una economía social de mercado, es lo más conveniente


para todos y todas, pero sí el Estado siempre cuidando mantener un equilibrio en
las importaciones agrarias que podrían tener subsidios en el mercado mundial de
alimentos, mediante el mantenimiento de un sistema de sobretasas arancelarias a
la importación de tales productos, a fin de lograr una competencia leal con los
productores nacionales, evitando su descapitalización y empobrecimiento.

Por otro lado el Estado debe impulsar la producción de cultivos o productos más
rentables al productor/a, aprovechando las ventajas comparativas que posea un
país y poder vender a otros países. Aquí el Estado debe apoyar a los/as
pequeños/as productores/as o minifundistas en todo este proceso de reconversión
productiva; sin ese apoyo será ilusorio lograr dicho proceso.

Finalmente, todas las negociaciones internacionales de comercio y que terminan


suscribiéndose Tratados de Libre Comercio, es obligación del Estado que los
negociadores representantes del país, cautelen celosamente los intereses de los
productores rurales a fin de darles equidad en la competencia y abrirles nuevos
mercados para sus productos; pues la competencia exige eficiencia, pero esta
debe ser en igualdad de condiciones.

Elaborar un plan de ordenamiento territorial a nivel de cuencas

El crecimiento desordenado que caracteriza a la mayoría de las cuencas


hidrográficas debe ser encarado con decisión y participación de la población en
general. Para ello se debe partir elaborando un plan de ordenamiento territorial y
manejo y gestión integral de la cuenca hidrográfica; de lo contrario, el desorden, la
contaminación y la depredación de los recursos naturales avanzará
inconteniblemente, afectando a la naturaleza, al ambiente y a toda la sociedad en
su conjunto y sobre todo pensando en las futuras generaciones, podemos
preguntarnos ¿Qué les espera en el futuro?, si ahora no se encara con decisión y
profesionalismo esta problemática.

Formación y capacitación de nuevos líderes

Sin verdaderos líderes en el sector rural se seguirá en la rutina de la demagogia,


paternalismo, ineficiencia, baja productividad, falta de competitividad, pérdidas
económicas en la comercialización, pobreza, etc.

Líderes y lideresas capacitados, emprendedores/as, con organización y visión


empresarial y ansias de mejorar y triunfar en sus actividades que desarrolla, ese
es el camino que debe seguirse para salir adelante y que dicho esfuerzo debe ser
promovido e impulsado por el Estado.

39
Se requiere líderes y lideresas para el cambio de los tradicionales modelos de
producción. Sin ello no se logrará revertir la situación de pobreza y desaliento de
la mayoría de las familias rurales.

Aumento de la producción y productividad agropecuaria

Los bajos niveles de la productividad agraria son propios de las familias rurales
más empobrecidas, agravando consecuentemente su situación socioeconómica.
Por ello, es responsabilidad del Estado y de los líderes políticos encarar con
realismo este problema, pues de lo contrario sólo estaremos enmascarando y
embalsando el problema para el futuro y con impredecibles consecuencias para la
sustentabilidad de los recursos naturales, el ambiente y los problemas sociales y
políticos.

Por ello, es fundamental que el incremento de la producción y productividad se


orienten básicamente mediante las acciones siguientes:

 Conservación de suelos, ampliación y mejoramiento de la frontera agrícola.

 Transferencia de tecnología y capacitación sobre los procesos productivos,


cosecha, post-cosecha, comercialización, organización empresarial de los/as
productores/as, entre otros aspectos. Remarcando que sólo en la post-
cosecha ocurren pérdidas superiores al 20% de los productos cosechados, lo
cual afecta en mayor grado a los más pobres del campo.

 Organización o fortalecimiento de la organización empresarial de los/as


pequeños/as productores/as, a fin de mejorar su capacidad de negociación
para la compra de sus insumos, la comercialización de sus cosechas, el poder
brindar servicios eficientes a sus asociados; buscando bajar los costos de
producción, tener rentabilidad en su trabajo y también tener una buena
capacidad de interlocución con el Estado u otras entidades u organizaciones
públicas o privadas.

Lucha frontal contra la pobreza y pobreza extrema

El mejoramiento de los niveles de vida de la población que están en situación de


pobreza y pobreza extrema debe dejar de ser un discurso lírico de las autoridades
gubernamentales y nuestros líderes políticos y pasar a realizarse con medidas
concretas como lo es: generación de empleo, organización o fortalecimiento de su
organización, capacitación para el trabajo, apoyo a su pequeña agricultura con
créditos y asistencia técnica, mejoramiento y recuperación de sus pastizales,
reforestación, brindar los servicios básicos de calidad : educación, salud, agua,
desagüe, electrificación, infraestructura vial, infraestructura hidráulica para la
cosecha de agua de lluvia y el manejo del agua de riego a nivel parcelario, entre
otras actividades.

40
El reparto de dinero a las familias que están en situación de pobreza y pobreza
extremas u otras dádivas por parte del Estado o de cualquier otro ente
“benefactor”, no ayuda en nada en solucionar realmente el problema; por el
contrario lo agudiza y va creando un paternalismo muy dañino y que puede
convertirse en un clientelaje político del gobierno de turno. Además, se debe tener
en cuenta que la gente puede ser pobre pero tiene dignidad y por lo tanto se le
debe apoyar a “ganarse el pan con el sudor de su frente”, para lo cual necesita
una oportunidad.

41
Incrementar la disponibilidad de tierras agrícolas

Especialmente los países pobres y/o con bajo índice de disponibilidad de tierras
agrícola, están obligados a cuidar sus suelos, desarrollando proyectos de
conservación de suelos a fin de poder desarrollar masivos trabajos de
construcción de terrazas de absorción, recuperación de andenes, zanjas de
infiltración en áreas reforestadas o de pastizales, entre otras prácticas
conservacionistas. Asimismo tienen que orientar sus esfuerzos a la construcción
de proyectos de irrigación o mejoramiento de riego de las áreas en actual
producción; así como también a la recuperación de suelos degradados por las
inundaciones o por problemas de drenaje y salinidad.

Finalmente, debe existir mediante una planificación del crecimiento urbano y un


ordenamiento territorial, con el cual toda la sociedad gane y no solo un pequeño y
reducido grupo de personan que venden sus terrenos productivos a las
urbanizadoras. Aquí la actuación del Estado es fundamental.

Reforestación y recuperación de pastizales

La recuperación y el mejoramiento de la cubierta vegetal en la superficie de los


suelos de las cuencas hidrográficas es tarea vital que debe promover e impulsar el
Estado en forma prioritaria, pues la cobertura vegetal no sólo protege contra la
erosión de los suelos sino que tan o más importante aún es la infiltración del agua
de lluvia que produce mejoramiento del ambiente y del ciclo hidrológico, el paisaje,
la biodiversidad, entre otros beneficios.

Lucha contra la erosión y degradación de los suelos

Es obligación de toda la sociedad tener cabal conciencia de las consecuencias


que acarreará la pérdida de los suelos agrícolas: menos producción de alimentos
u otros productos agrarios y más grave aún, la desertificación y la alteración del
ciclo hidrológico que lleva consigo. Por ello, el Estado debe impulsar programas
encaminados a controlar la erosión y a la recuperación de suelos degradados por
erosión o por problemas de drenaje y salinidad o por inundaciones.

Lucha frontal contra la contaminación

Debe entenderse bien que la contaminación nos conducirá hacia la “muerte”, por
ello es obligación del Estado y de la propia población en general, tomar cabal
conciencia de las consecuencias que acarrea la contaminación del agua, suelo y
medio ambiente en general. Para emprender acciones concretas para poder hacer
frente al flagelo de la contaminación, se tienen que llevar a cabo acciones, tales
como:

 Marco legal claro y sin ambigüedades sobre la materia de contaminación y los


recursos naturales.

42
 Eliminar la corrupción de las autoridades y responsables del monitoreo y control
de la aplicación de la legislación vigente.

 Tratamiento de las aguas servidas provenientes de la industria, minería, etc. Se


debe considerar como un atentado el vertimiento de relaves o aguas servidas
crudas directamente a las fuentes de agua, sin haberse llevado a cabo un
previo tratamiento, tal como lo establece la legislación vigente.

 Tratamiento de los humos provenientes de chimeneas de la industria o minería,


pues de no hacerlo se contaminará el aire que respiramos, con consecuencias
en la salud, la producción agraria, etc.

 Formalización total y control de la pequeña minería o minería artesanal a fin de


que desarrollen sus actividades en forma técnicamente adecuadas y sin los
alarmantes niveles de contaminación de las aguas y el ambiente.

 La corrupción y la persecución irracional que podría llevar a cabo el Estado,


bajo el pretexto de luchar contra la contaminación, no es lo más recomendable.
El apoyo del Estado para su formalización y capacitación técnica junto al
diálogo sincero, y las acciones concretas es el camino correcto para atacar este
problema.

 Control estricto a la comercialización y movilización de los insumos químicos


básicos para el narcotráfico y las acciones de interdicción aérea necesaria para
hacer frente a este creciente y sucio negocio.

 Establecimiento de rellenos sanitarios con todas las exigencias técnicas y el


correspondiente tratamiento y reciclaje de la basura que diariamente se
recolecta en las ciudades o pequeños centros poblados.

Mejoramiento de la disponibilidad de agua de buena calidad

Teniendo claro que el problema de la falta de agua es el problema que año a año
se irá acentuando en diferentes países del planeta Tierra, se tiene que desarrollar
acciones concretas para mejorar la oferta de agua, entre tales medidas se tiene:

 Cosecha del agua de lluvia mediante la construcción de infraestructura


hidráulica de almacenamiento; reforestación, manejo de pastos, entre otros.

 Mejoramiento de las eficiencias en el aprovechamiento del agua en todas las


actividades humanas.

 Explotación racional de las aguas subterráneas.

 Fortalecimiento de las organizaciones de usuario de agua para que lleven a


cabo sus funciones como verdaderas empresas de agua; desterrando la

43
demagogia, la intromisión política partidaria y el mal manejo de los recursos
provenientes del pago de las tarifas de agua que pagan los usuarios.

 Capacitación y logro de una valoración cabal del recurso agua por parte de
todos los integrantes de la sociedad: cultura del agua.

 Tratamiento y reúso de las aguas servidas.

 Protección de la calidad de las aguas.

 Desalinización de las aguas de mar; entre otras.

Apoyo decidido a la pequeña agricultura

El Estado está en la obligación de apoyar a los/as pequeños/as productores/as


agrarios o minifundistas a mejorar su producción y productividad y en muchos
casos a lograr una reconversión productiva a fin de hacer más rentable su
actividad productiva.

El apoyo a la tecnificación del riego, siembra de cultivos más rentables,


capacitación, el establecimiento de cadenas productivas, la organización
empresarial, la extensión rural entre otras actividades es sumamente importante
para incrementar la rentabilidad del productor.

Finalmente hay que tener muy presente que el pequeño productor agrario no
quiere dádivas ni subsidios, sólo quiere una oportunidad para poder salir adelante
con su propio esfuerzo.

Rentabilidad del productor/a rural

El nivel de rentabilidad o ganancias que pueda obtener un productor/a rural es la


clave para asegurar su capitalización y la consecuente adopción de tecnologías
para mejorar sus índices de productividad y su nivel de vida.

Sin rentabilidad en el/la productor/a, sobre todo en el minifundista lo único que


puede desarrollar es una actividad de subsistencia y consecuentemente lo sumirá
en la pobreza. Por ello, un productor/a agrario requiere fundamentalmente:
mercado y precio rentable para su producto; pero un minifundista requiere
adicionalmente un apoyo inicial del Estado para que pueda lograr aceptables
niveles de productividad: capacitación y extensión agrícola, organizaciones en
cadenas productivas y créditos, tecnología, entre otros aspectos.

Un productor/a no necesita subsidios del Estado, requiere si el apoyo franco y


decidido para producir competitivamente y tener utilidad en su trabajo; pero al
mismo tiempo no requiere competencias desleales con productos subsidiados que
se importen al país. Aquí el Estado debe cuidar celosamente este aspecto, a fin de
que la competencia sea justa.
44
Desarrollar e implementar una política de prevención

El Estado está en la obligación de implementar una política de prevención que sea


de carácter permanente, para hacer frente con éxito a las inundaciones, sequías,
mitigando sus efectos devastadores; experiencias al respecto abundan en los
diferentes países del mundo.

Las sequías se amortiguan sus efectos con acciones tales como:

 Cosecha del agua de lluvia en reservorios desde las partes altas, etc.

 Reforestación y regeneración masiva de los pastizales con zanjas de infiltración


desde las partes altas de las cuencas hacia abajo, a fin de mejorar los
puquiales, manantiales u ojos de agua.

 Aumentando las eficiencias en el uso del agua; entre otras.

Las inundaciones se amortiguan sus efectos con las siguientes acciones:

 La reforestación y la regeneración de pastizales en las partes medias y altas de


las cuencas con zanjas de infiltración para captar las aguas de escorrentía
superficial.

 Cosecha de agua de lluvia en lagunas, reservorios, entre otras técnicas, en las


partes altas y medias de las cuencas; así como en las propias partes bajas de
la misma.

 Limpieza y protección de las riberas de los cauces de los ríos.

 Reforestación de las riberas de los ríos a fin de lograr tener verdaderas


defensas vivas.

Activa participación de la sociedad

La población no puede estar ni sentirse indiferente ante los problemas que se


presentan en las cuencas hidrográficas; por el contrario deben constituirse en el
verdadero motor para lograr un aprovechamiento y el manejo racional y sostenible
de sus recursos naturales.

Esta participación activa debe ser producto de la toma de conciencia por cuidar su
medio ambiente, su hábitat y el aprovechamiento y manejo sustentable de la
cuenca; pensando siempre que sus hijos/as, los/as hijos/as de sus hijos/as y
poblaciones venideras también tienen derecho a la vida y por lo tanto hoy se debe
actuar con esa responsabilidad que se tiene sobre nuestros hombros.

Finalmente la participación no sólo será lírica, sino también aportando


conocimientos, inquietudes, trabajo y recursos económicos por el
45
aprovechamiento de los recursos que se extraen de la cuenca, a fin de asegurar
que se puedan llevar a cabo trabajos efectivos en las partes altas y medias de las
cuencas. Con ello todos ganarán en la actualidad y en el futuro.

Titulación de tierras

El Estado debe priorizar la titulación de todas las tierras a lo largo de toda la


cuenca, entendiéndose que es un derecho de las personas, pues les evitara’
conflictos con sus vecinos, familiares o particulares, además que le permitirá una
revaloración automática de su predio.

La titulación de un predio de seguridad, confianza, tranquilidad emocional y


consecuentemente una mayor dedicación a su dueño para trabajarlo mejorarlo y
cuidarlo.

Implementación de redes hidrometeorológicas

A fin de tener información adecuada y confiable se debe implementar estaciones


hidrometeorológicas técnicamente distribuidas a lo largo de la cuenca, pues sin
información no se puede planificar ni desarrollar proyectos confiables para la
construcción de obras hidráulicas u otras obras de desarrollo ni actividades
productivas o de servicios. Además se debe tener en cuenta que en la actualidad
con el avance tecnológico se tienen equipos de última generación que permiten
obtener información en tiempo real y con bajas inversiones.

13. Fases del manejo de cuencas

Cotler et al (2013), manifiestan que como proceso flexible y adaptativo, el manejo


de cuencas puede estar formado por distintas etapas, aunque por lo menos se
pueden distinguir siempre cuatro fases (Maass y Cotler, 2007; Cotler y Caire,
2009).

Figura: Fases del manejo integral de cuencas.

46
Fuente: Cotler et al (2013).
En términos generales, estas fases buscan identificar las causas del problema que
se pretende resolver en conjunto con los actores sociales involucrados e ir
generando la información necesaria tanto para plantear acciones alternativas
como para evaluarlas, permitiendo de ese modo corregir las prácticas en función
de los resultados obtenidos. A este proceso se le denomina manejo adaptativo.

14. Estrategias para la implementación del manejo de cuencas a nivel de


campo

Morales (2002), manifiesta que para lograr impactos en manejo de cuencas se


requiere de un proceso de mediano a largo plazo, por esta razón las estrategias
de intervención deben ser definidas de manera muy cuidadosa, de lo contrario
después de haber intervenido a los pocos años podrían presentarse respuestas no
deseables o que una vez logrado el resultado, este no es relevante para resolver
la problemática socio-ambiental enfrentada.

Una estrategia se puede considerar como la vía, dirección, forma o cómo se va a


lograr el manejo de cuencas, implica determinar cómo se va a materializar en la
realidad cada una de las propuestas del plan de manejo y gestión integral de la
cuenca hidrográfica. Las estrategias pueden variar de acuerdo a las condiciones y
características de cada cuenca, por lo tanto se pueden agrupar de acuerdo a los
siguientes criterios: espaciales, institucionales y operativas.

Espaciales

Existen dos niveles de escala predominante en la planificación de cuencas, una


relacionada a las grandes cuencas (megaproyectos hidroeléctricos, riego) en las
que se consideran grandes inversiones de recursos para la implementación,
generalmente bajo una administración especial del gobierno central (Ministerio).
Otro nivel corresponde a cuencas pequeñas, microcuencas o la parte alta de una
subcuenca, generalmente asociadas con el interés local, de municipios, junta de
regentes de pequeños proyectos u organizaciones comunitarias.

La experiencia ha demostrado que para intensificar el proceso de manejo de las


cuencas, el nivel de intervención por “microcuencas” y de “parcela en
parcela” ha mostrado más ventajas por las siguientes razones:

 El interés común de los actores sociales es mucho más homogéneo que en una
gran cuenca.

 El área de trabajo es más pequeña y la necesidad de recursos será menor.

 Se facilita la comprensión de las problemáticas socio-ambientales, de las


necesidades sentidas y de cómo resolverlas.

 La administración es mucho más sencilla.

47
 El seguimiento ambiental y gerencial de la cuenca es más inmediata.

 La posibilidad de promover la organización para la continuidad puede facilitarse.

 Se facilita la participación de los actores sociales.

 Las experiencias se comparten más rápidamente.

 La problemática social puede ser más homogénea.

Institucionales

Las estrategias institucionales se determinarán de acuerdo a las interacciones de


los problemas y soluciones en el cual se relacionen con la comunidad, organismos
locales y las instituciones que tienen interés o responsabilidad en la cuenca. Estas
estrategias facilitan el desarrollo de las estrategias operativa. Algunas de estas
estrategias pueden ser:

 Concienciación mediante educación ambiental.

 Promulgación de leyes y mecanismos para el manejo de los recursos naturales,


con implementación inmediata.

 Establecimiento de incentivos conservacionistas adecuados y bien dirigidos.

 Presencia y apoyo continuo de técnicos de las instituciones.

 Establecer y apoyar el desarrollo de los mecanismos de autogestión.

 Formar y fortalecer la capacidad de gestión.

Operativas

Son las estrategias que permiten implementar las acciones directas o acciones a
nivel de campo y requieren de una integración con las estrategias institucionales y
espaciales. Algunas de las estrategias operativas más utilizadas pueden ser:

 Extensión humanizada para lograr la adopción de las alternativas técnicas y del


manejo de la cuenca.

 Capacitación para mejorar el nivel de conocimiento y facilitar la implementación


de las prácticas de manejo sostenible.

 Organización de grupos de agricultores/as o actores sociales para facilitar la


extensión y la capacitación.

48
 Promover el trabajo con líderes y promotores para facilitar el acercamiento total
de los/as agricultores/as.

 Utilizar prácticas sencillas, de bajo costo y resultados significativos inmediatos.

 Establecer parcelas demostrativas en forma participativa que permitan la


comprobación de beneficios.

15. Principales vacíos, debilidades y necesidades relevantes para


impulsar mejores procesos de manejo de cuencas

Entre los principales vacíos, debilidades y necesidades, que se identifican como


relevantes para impulsar mejores procesos de manejo de cuencas, se destacan
los siguientes:

 Falta de políticas, estrategias, directrices y un marco regulatorio que defina las


competencias y responsabilidades institucionales con relación al manejo de
cuencas. El manejo de cuencas requiere de un proceso de institucionalización a
nivel central y a nivel local.

 Ausencia de instrumentos y mecanismos técnicos, financieros, económicos y


sociales, para facilitar la gestión de cuencas (desde la planificación hasta la
evaluación). Es relevante el cobro y pago de los servicios ambientales y el
desarrollo eco-empresarial (hay que valorar lo que produce la cuenca o lo que
se dejaría de perder por inundaciones, sequías, contaminación).

 Debilidades en los criterios para selección y oferta limitada de tecnologías,


prácticas y métodos para aplicar un enfoque apropiado de manejo de cuencas.

 Capacidades técnicas y sociales limitadas para aplicar correctamente los


enfoques y estrategias, que corresponden a los verdaderos conceptos de
manejo de cuencas.

 Decisiones de limitada trascendencia con relación a las inversiones para


realizar actividades preventivas, de ordenamiento territorial, manejo o
rehabilitación de las cuencas hidrográficas.

 Necesidad de inversiones dirigidas a fortalecer las capacidades técnicas,


administrativas, gerenciales y en la innovación para realizar gestión de manejo
de cuencas a nivel central y local.

 Limitadas gestiones y acciones relacionadas con la investigación y análisis


científico, para promover los grandes cambios o ajustes que requiere el enfoque
de manejo de cuencas.

49
 Falta una visión de sostenibilidad, análisis de procesos y definición de factores
claves para impulsar una gestión acorde a las necesidades del desarrollo local,
nacional y regional.

 Se requiere una sistematización de experiencias para valorar el aprendizaje y


los avances logrados.

Saborío (2005), expresa que las acciones de manejo de cuencas hidrográficas en


la región Centroamericana, han carecido hasta la fecha de dos serias limitantes:

a) La carencia de integración de la variable riesgo en de los planes de manejo de


cuencas hidrográficas.

b) La carencia de herramientas de control que permitan dar seguimiento a las


acciones de la gestión del manejo de las cuencas hidrográficas.

Por otra parte una vez que se pasa a la ejecución de acciones se carece de
formas de control o seguimiento, ni de indicadores específicos que permitan ver
los progresos de implementación de las medidas.

Benegas y Faustino (2008), destacan que en América Latina, y particularmente en


la región Centroamericana, se han realizado grandes esfuerzos para lograr el
manejo de las cuencas hidrográficas; no obstante, similar a lo que ocurre con
otros abordajes en recursos naturales como reforestación, conservación de suelos
y desarrollo rural; se han invertido muchos recursos económicos y se ha logrado
poco, esto motiva una seria reflexión sobre la temática.

Morales (2002), expone que en Nicaragua en los años 80 el enfoque de manejo


de cuencas hidrográficas en el país entró en una crisis de validez, vigencia y
operatividad debido a las siguientes razones:

 Todos los estudios que se realizaron no tuvieron una definición clara del rol del
manejo de cuencas en relación con la planificación regional o con respecto a los
intereses o competencia de los gobiernos municipales.

 No hubo una efectiva coherencia y coordinación interinstitucional tanto en la


formulación de los planes como en su implementación.

 Se hizo muy poco para promover la premisa de que las acciones de manejo no
deben ser asumidas por una sola institución sino por la acción concertada de
todas.

 Se planificó para responder a problemas no sentidos por la base social y


productiva de los territorios, en todos los casos prevaleció un enfoque
institucional de arriba hacia abajo con escasa participación de las
organizaciones comunales.

50
Los elementos expuestos no deben desalentar, ni minimizar los esfuerzos
realizados por los diversos actores sociales que apoyan el enfoque de manejo de
cuencas, en realidad se trata de sustentar la necesidad de realizar una reflexión
profunda y dirigida a proponer los cambios acordes a una nueva realidad, tanto
institucional, como social.

51
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