Manejo de Cuencas Hidrográficas
Manejo de Cuencas Hidrográficas
Manejo de Cuencas Hidrográficas
1. Introducción
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En el contexto de una cuenca hidrográfica, como unidad territorial, las acciones de
manejo estarán orientadas al aprovechamiento adecuado de los recursos
naturales con fines productivos, a la conservación de los ecosistemas y al control y
prevención de los procesos de degradación ambiental. El objetivo de este manejo
repercutirá en la integridad ecológica de la cuenca y en la presencia de
ecosistemas “saludables” capaces de proveer bienes y servicios ambientales que
mejoren la calidad de vida de los habitantes (Musálem et al., 2014).
Faustino (2002), puntualiza que “no es lo mismo trabajar en una cuenca, que
trabajar con enfoque de manejo de cuencas”. Para materializar lo anterior se
requiere una visión integral y de actuar sobre el sistema de la cuenca hidrográfica,
pero la dificultad está en que la cuenca no tiene un solo propietario, como el caso
de una finca, por lo tanto son muchos los actores sociales y sectores con quienes
se debe trabajar en una cuenca (agricultor/a, ganadero, maderero, el que beneficia
café, poblador urbano, industrial que requiere agua, educación, organizaciones
etc).
Este nuevo enfoque analiza el significativo valor de los recursos naturales, pero
además de considerar la necesidad de manejarlos en forma sostenible; se hace
relevante la necesidad de fortalecer actitudes y aptitudes en quien maneja
directamente o toma decisiones sobre los recursos, es decir la atención se dirige
al ser humano, representado por diferentes actores sociales (niños/as, jóvenes,
hombres, mujeres, productores/as, líderes/lideresas, decisores y gobernantes),
basados en procesos participativos y apropiados principios de equidad y enfoque
de género.
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2. El concepto de manejo
Explica González (2004), que manejo significa manejar algo, conducir algo,
maniobrar con algo. En el caso de la cuenca, se debe entender como que se
maneja todo o parte de lo que está dentro de la misma, de modo tal que se
obtenga un beneficio general previamente identificado: “calidad de vida de los
usuarios y usuarias de la cuenca”. Tal concepto como es evidente en orden, y
según Dourojeanni (1992), se materializa después de las etapas o fases previas
(ordenamiento) e intermedias (habilitación o ejecución). Dourojeanni denomina a
estas fases de manejo como permanentes.
Todos estos problemas muy variados según las condiciones naturales `propias de
las cuencas, referente a lluvias, topografía, flora y fauna, costumbres, etc; los
seres humanos desarrollaron diferentes prácticas para hacer frente a estos
problemas adversos; así se puede ver en la actualidad que desde hace miles de
años ya a lo largo del mundo, las diferentes civilizaciones desarrollaron trabajos de
conservación, protección y manejo de recursos naturales (agua, suelo y
vegetación) así como también llevaron a cabo trabajos de investigación,
adaptación genética y domesticación de ciertas especies vegetales silvestres para
ser utilizadas en la alimentación de dichas poblaciones, como es el caso de la
papa, entre muchas otras especies. Asimismo trabajaron en zonas de desierto y/o
cercanas al mar, donde se puede observar aún extraordinarios legados de manejo
y ahorro de agua, especies vegetales propias para dichas zonas y prácticas
agronómicas admirables. Pudiendo observarse en todas estas civilizaciones un
factor común: el cuidado del agua, el suelo y la cubierta vegetal de sus cuencas o
espacios donde viven.
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Para ilustrar o fundamentar lo antes expuesto se presentan las siguientes
reflexiones que datan de hace varios miles de años:
“La precipitación anual que caía, no se perdía como ahora, en que las
laderas están deforestadas y se le permite al agua fluir sobre las superficies
desnudas hasta el mar, sino que era recibida en toda su abundancia, en las
entrañas mismas del terreno, donde se almacenaban en su cuerpo
impermeable y luego era descargada en forma de arroyos y ríos con
abundante volumen y distribución territorial amplia. Los templos que se
observan hasta los días presentes, en los sitios donde las fuentes de agua
se extinguieron, son la evidencia de la validez de mi presente hipótesis”
(Platón, 42 años antes de Cristo).
Esta reflexión de Platón es muy clara, pues narra lo que él había observado,
comparando dos situaciones: una de laderas con pastos, bosques y montes y la
disponibilidad de abundante agua en las partes bajas y medias y la otra situación
en que ya dichas laderas se encontraban “desnudas” o sin vegetación y donde el
agua fluía rápidamente por los ríos hacia el mar, y lógicamente la disponibilidad de
agua en las partes medias y bajas de las cuencas había disminuido
considerablemente en las épocas de no lluvia o estiaje.
Morales (2002), destaca que las acciones de manejo de cuencas se han realizado
desde que el ser humano ha utilizado los recursos naturales en función del agua.
Las ideas iniciales del manejo de cuencas en los Estados Unidos de Norteamérica
fueron establecidas a fines del siglo XIX, se hicieron en relación con la influencia
del bosque sobre el ambiente, tomando como objetivo principal la protección. Por
ser estas cuencas montañosas un medio esencialmente forestal, en el desarrollo
de estas ideas los forestales jugaron un papel importante; sin embargo, la falta de
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un criterio científico, los llevó a exagerar la influencia del bosque, llegándose a
argumentar dos ideas cuya validez científica era cuestionable: la primera, que el
bosque, por sí solo, controlaba las inundaciones; y la segunda, que la presencia
del bosque aumentaba la precipitación.
Una revisión rápida a la historia del manejo de cuencas muestra que éste ha sido
impulsado durante el siglo XX por la necesidad de las dependencias
gubernamentales de implementar políticas públicas emergentes para atender
grandes problemas nacionales (Burgos, Bocco y Soza, 2015).
"Es el arte y ciencia de manejar los recursos naturales de una cuenca, con el
fin de controlar la descarga de agua en calidad, cantidad y tiempo de
ocurrencia".
La definición anterior, dada por el Dr. Robert E. Dils de Colorado State University
en 1964, se aplica bien a las condiciones de las montañas rocosas de los Estados
Unidos de Norteamérica, dado que en ella se encuentran cuencas utilizadas con
prioridad para la captación de agua con fines de uso agrícola y urbano. También
se puede aplicar en cuencas poco habitadas y cuyo destino primordial es el de
captar agua con fines de uso urbano (cuencas municipales o cuencas de
captación) o para otros usos.
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Se puede notar que, a pesar de numerosas connotaciones, en sus inicios, el
recurso hídrico (agua) fue la consideración más importante en el manejo de
cuencas.
"Es la gestión que el ser humano realiza a nivel de la cuenca para aprovechar,
proteger y conservar los recursos naturales que le ofrece, con el fin de
obtener una producción óptima y sostenida para lograr una calidad de vida
acorde con sus necesidades".
Este concepto utilizado en el período de los años 1980 a 90, incorporaba al ser
humano, pero no se especificaba su rol y cómo debería ocurrir la articulación para
hacer realidad el manejo de cuencas. Aparecen entonces las consideraciones
pragmáticas de carácter "antropocéntrico", el ser humano es el eje, es él quien
realiza el manejo, de sus decisiones dependen, el buen uso de los recursos
naturales, por lo tanto su participación activa es clave y es mucho más importante
actuar en el medio en el cual él realiza día con día, el manejo de los recursos
naturales, ese lugar es la finca, es una zona crítica, es una unidad territorial o es
una actividad de desarrollo.
"El manejo de cuencas es una ciencia o arte que trata de la gestión para
lograr el uso apropiado de los recursos naturales en función de la
intervención humana y sus necesidades, propiciando al mismo tiempo la
calidad y cantidad de agua, sostenibilidad, calidad de vida, desarrollo y
equilibrio ambiental"
Una crítica que sirve de ejemplo es lo que ocurre con los proyectos de
hidroelectricidad, agua potable o riego, que solo se han preocupado del manejo
aguas abajo del área de embalse o captación, muy pocos recursos se destinaban
para manejar la parte alta de la cuenca de donde proviene el agua y por otro lado
no había integración con las áreas afectadas, aguas abajo en las partes bajas.
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En los últimos años esta visión está cambiando hacia modalidades más integrales y
reconociendo el justo rol de cada una de las partes, fundamentalmente se plantean
acciones dirigidas a lograr el mayor beneficio para el ser humano del campo y de la
ciudad, con sus respectivas bases de calidad y nivel de vida, para lo cual es
necesario reconocer los servicios ambientales que presta el manejo de cuencas y
que en retribución a tener agua en calidad y cantidad, a no tener sequías e
inundaciones o deslizamientos, bien vale la pena en invertir o contribuir
financieramente.
En América, el término “manejo de cuencas” fue adoptado por primera vez en los
Estados Unidos de Norteamérica, y fue traído de los países de los Alpes
europeos, a inicios del siglo veinte. En Europa el manejo de cuencas se denomina
control de torrentes, y se orienta, principalmente, al control de inundaciones y
material de arrastre en las corrientes de montaña. En los Estados Unidos
Norteamérica el énfasis principal del manejo de cuencas ha sido la protección, la
producción de agua, en cantidad y calidad deseadas, y el control de inundaciones.
En los países en desarrollo, el objetivo principal ha sido el control de la erosión y
sedimentación (Londoño, 2001).
La terminología “manejo de cuencas” fue introducida en Latinoamérica a mediados
de 1960, mayormente por ex-becarios que estudiaron en Colorado State University
oriundos de Perú, Colombia y Venezuela principalmente, así como por diferentes
profesionales que realizaron estudios o viajes de instrucción en otras
universidades de Estados Unidos de Norteamérica (Morales, 2002).
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Si bien han existido experiencias, proyectos pilotos, programas nacionales de éxito
importante, éstos no han sido replicados suficientemente en algunos casos, y en
otros, no se le ha dada continuidad y estabilidad en el tiempo.
Arte y ciencia (gestión) de manejar los recursos naturales de una cuenca con el
fin de controlar la descarga de agua en calidad, cantidad y tiempo de ocurrencia
(régimen) o como como la aplicación de modernas técnicas de conservación al
drenaje de la cuenca (Dourojeanni, 1992; citado en González, 2004).
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Aplicación de principios y métodos para el uso racional, integrado y participativo
de los recursos naturales de la cuenca; fundamentalmente del agua, del suelo y
de la vegetación, a fin de lograr una producción de bienes óptima y sostenida a
partir de estos recursos, con el mínimo deterioro ambiental, para beneficio de
los pobladores y usuarios de la cuenca (Grupo manejo de cuencas de la
UNALM, 1989; Dourojeanni, 1994; IPROGA, 1996).
Gestión que el ser humano realiza a nivel de cuenca para aprovechar y proteger
los recursos naturales que le ofrece con el fin de obtener una producción óptima
y sostenida (Ministerio de Desarrollo Sostenible de Bolivia, 1997; citado en
González, 2004).
Utilización racional de los recursos naturales dentro de los límites de una área o
unidad geográfica denominada cuenca, considerando fundamentalmente la
capacidad del uso de la tierra, basada en su configuración geomorfológica y
ecológica, interrelacionada a los elementos antrópicos y tomando como recurso
integrador al agua (Faustino, 2002).
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Proceso de formulación y ejecución de un sistema de acción que incluye el
manejo de los recursos de la cuenca para la obtención de bienes y servicios, sin
afectar negativamente los recursos suelos y aguas. Debe considerar los
factores sociales, económicos e institucionales que actúan dentro y fuera del
área de la cuenca (González, 2004).
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Evidencia tanto las relaciones de las poblaciones con los recursos naturales
como las interacciones que se dan al interior de los grupos sociales, a través de
una lógica en la cual interactúan las partes alta, media y baja de las cuencas.
Es decir, se evidencia que la deforestación en las partes altas de las cuencas
afecta la escorrentía en las partes bajas; que la aplicación de agroquímicos y
plaguicidas en forma irracional en las partes medias contamina las aguas que
deben aprovecharse en las partes bajas. Por ello es necesaria la concertación
entre actores sociales de los diferentes espacios de la cuenca, para la
búsqueda de un manejo sustentable de los recursos naturales y un incremento
de la calidad de vida de todos los habitantes de la cuenca, independientemente
de su ubicación geográfica.
Exige una buena información relativa al equilibrio hidrológico que dé cuenta del
suministro de agua y sus usos (consumo doméstico, riego, uso industrial,
transporte, etc).
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Es un concepto/enfoque clave y una práctica vital en la planificación para lograr
el desarrollo sostenible a largo plazo.
Establece una serie de medidas con las cuales se quiere disminuir el impacto
negativo, tanto en lo económico como en lo social, de las actividades
desarrolladas por el ser humano en el manejo de los recursos naturales
(Londoño, 2001).
Su eje se centra en las actividades que realiza el ser humano, sus actitudes y la
forma como desarrolla sus actividades productivas, con base a los recursos
(Faustino, 2002).
Trata de hacer un uso apropiado de los recursos naturales que posee la cuenca
para el bienestar de la población, teniendo en cuenta que las generaciones
futuras tendrán necesidad de esos mismos recursos por lo que habrá que
conservarlos en calidad y cantidad (Ramakrishna, 1997; citado en Díaz, 2004).
Hacer frente a los problemas del uso de la tierra y el agua principalmente, pero
no en términos de cualquier recurso en particular, sino sobre la base de que
todos los recursos naturales dependen uno del otro, y deben considerarse
consiguientemente todos juntos (FAO, 1958; Lassen, 1973 y Urbina, 1979).
Estabilizar los suelos, los flujos de agua y mejorar la calidad del agua, pero no
se limita a los sistemas de manejo ecológico.
Trata de evitar que los recursos naturales (agua, suelo, flora y fauna) se
degraden, eliminen o contaminen, considerando al mismo tiempo que el ser
humano tiene que obtener suficientes alimentos, adecuada cantidad y calidad
de agua, madera, leña, etc (Morales, 2002).
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Puede dar respuestas definitivas en la incorporación de los conceptos y criterios
de sostenibilidad a las acciones de desarrollo (Morales, 2002).
Trata los problemas del suelo y el agua en forma conjunta, ya que están
interrelacionados. Además, la tecnología de manejo de cuencas ha avanzado a
un nivel que justifica su consideración en la planificación integral del uso de las
tierras y las aguas, ya que entre ambas actividades no existe contradicción.
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8. Beneficios y ventajas del enfoque de cuencas hidrográficas
Entre los principales beneficios y ventajas que brinda el trabajar con enfoque de
manejo de cuencas se destacan los siguientes (World Vision, 2003).
Según Londoño (2001), los enfoques sobre manejo de cuencas han evolucionado en
todos los países. De una visión centrada en el manejo del agua, se va pasando,
paulatinamente, a considerar el uso múltiple del recurso, al manejo de las áreas de
captación, y al aprovechamiento de todos los recursos naturales e incluso, a la
consideración de acciones para el desarrollo integral de los habitantes de las
cuencas. La concepción hidrológico-forestal del manejo de cuencas, es decir, la
sola producción de agua y madera, es algo que ha quedado como cosa del
pasado, dando paso a la concepción de varios tipos de producción, tales como:
agrícola, forrajes, ganadería, vida silvestre, recreación, etc.
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En el ámbito del manejo de cuencas, es muy común oír hablar de “manejo
integral”, “manejo integrado” y “manejo sectorial”. Para Dourojeanni (1992),
citado en González (2004); son tres conceptos diferentes aunque muy
relacionados permanentemente.
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A continuación se diferencia el enfoque institucional y comunitario para el manejo
de una cuenca hidrográfica.
Este enfoque se debe orientar hacia la eficiencia económica general del país, ya
que tendrá que alcanzar objetivos generales mediante acciones en una cuenca
determinada, por ejemplo, la planificación de cuencas proveedoras de agua para
generación hidroeléctrica o riego caen dentro de esta categoría.
Este enfoque es una estrategia para cuencas grandes que sean tomadas como
unidades de planificación y acción, en las cuales se deben incluir programas de
gran escala y con poca diferenciación entre territorios menores, ya que en este
enfoque los objetivos del manejo pocas veces coinciden con las aspiraciones y
necesidades de la base social y productiva.
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11. Manejo de cuencas y externalidades
Para lograr una externalidad hay que actuar en el sistema de la cuenca en forma
ordenada e integral, por ejemplo la calidad del agua puede depender de un uso
adecuado de agroquímicos, del uso racional de agroquímicos o de la aplicación
del manejo integrado de plagas, del uso de insumos orgánicos, pero además
podría ser necesario realizar el tratamiento de aguas de los beneficios de café, o
de un adecuado alcantarillado en las poblaciones rurales o de una buena
recolección y disposición de basuras. En conclusión para lograr agua de buena
calidad será necesario actuar sobre todo el sistema hídrico. Si valoramos este
ejemplo, no solo haría falta conocimiento tecnológico, sino educación ambiental,
buena reglamentación e incentivos.
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Funcionalidad: Las acciones de recuperación, protección y administración de
recursos naturales en cuencas hidrográficas contribuyen a garantizar la
funcionalidad de los ecosistemas (recursos).
Según Morales (2002), el indicador más común para evaluar si una cuenca
está bien manejada o no es la cantidad, calidad y frecuencia de descarga de
agua proveniente de la misma y el nivel de producción que se obtiene por
unidad de área.
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El florecimiento y desarrollo del valle o cuenca baja depende de la calidad y
cantidad de humedad que reciban de las áreas captantes de mayor altitud. Si el
manejo de las tierras altas no es adecuado, en el valle habrá inundaciones durante
el período de lluvias y el agua en altos volúmenes será incontrolable en su camino
hacia el mar o bien, azolvará rápidamente en un embalse disminuyendo las
posibilidades de las tierras dependientes aguas abajo, además del abatimiento de
los mantos acuíferos subterráneos por la reducción de su recarga.
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Que se limite la tala total de bosques, haciéndose énfasis en la conservación y
el manejo sostenible de los bosques.
La planificación familiar debe constituir una política de Estado sobre todo en los
países pobres o subdesarrollados donde se presentan las mayores tasas de
crecimiento poblacional, teniéndose familias hasta con unos seis a ocho hijos en
promedio, sobre todo en las familias más humildes, lo cual acentúa los niveles de
pobreza y pobreza extrema, causa principal para la depredación y mal uso de los
recursos naturales de las cuencas donde habitan o a donde migran.
Sin el respaldo ni la decisión política de las autoridades desde el más alto nivel, no
se podrá implementar ni llevar adelante los planes de ordenamiento territorial y de
manejo de cuencas, pues para ello se requiere contar con los recursos
económicos necesarios y es el Estado el primero que debe aportar recursos como
para iniciar tales trabajos.
Es obligación del Estado establecer las reglas de juego para que así puedan
desarrollar sus actividades productivas y de comercialización los diferentes
agentes económicos. Jamás debe el Estado propiciar que el sector rural se
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descapitalice por políticas dictadas en ese sentido; tal como fue costumbre en el
pasado en muchos países, especialmente en los más pobres o subdesarrollados.
Por otro lado el Estado debe impulsar la producción de cultivos o productos más
rentables al productor/a, aprovechando las ventajas comparativas que posea un
país y poder vender a otros países. Aquí el Estado debe apoyar a los/as
pequeños/as productores/as o minifundistas en todo este proceso de reconversión
productiva; sin ese apoyo será ilusorio lograr dicho proceso.
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Se requiere líderes y lideresas para el cambio de los tradicionales modelos de
producción. Sin ello no se logrará revertir la situación de pobreza y desaliento de
la mayoría de las familias rurales.
Los bajos niveles de la productividad agraria son propios de las familias rurales
más empobrecidas, agravando consecuentemente su situación socioeconómica.
Por ello, es responsabilidad del Estado y de los líderes políticos encarar con
realismo este problema, pues de lo contrario sólo estaremos enmascarando y
embalsando el problema para el futuro y con impredecibles consecuencias para la
sustentabilidad de los recursos naturales, el ambiente y los problemas sociales y
políticos.
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El reparto de dinero a las familias que están en situación de pobreza y pobreza
extremas u otras dádivas por parte del Estado o de cualquier otro ente
“benefactor”, no ayuda en nada en solucionar realmente el problema; por el
contrario lo agudiza y va creando un paternalismo muy dañino y que puede
convertirse en un clientelaje político del gobierno de turno. Además, se debe tener
en cuenta que la gente puede ser pobre pero tiene dignidad y por lo tanto se le
debe apoyar a “ganarse el pan con el sudor de su frente”, para lo cual necesita
una oportunidad.
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Incrementar la disponibilidad de tierras agrícolas
Especialmente los países pobres y/o con bajo índice de disponibilidad de tierras
agrícola, están obligados a cuidar sus suelos, desarrollando proyectos de
conservación de suelos a fin de poder desarrollar masivos trabajos de
construcción de terrazas de absorción, recuperación de andenes, zanjas de
infiltración en áreas reforestadas o de pastizales, entre otras prácticas
conservacionistas. Asimismo tienen que orientar sus esfuerzos a la construcción
de proyectos de irrigación o mejoramiento de riego de las áreas en actual
producción; así como también a la recuperación de suelos degradados por las
inundaciones o por problemas de drenaje y salinidad.
Debe entenderse bien que la contaminación nos conducirá hacia la “muerte”, por
ello es obligación del Estado y de la propia población en general, tomar cabal
conciencia de las consecuencias que acarrea la contaminación del agua, suelo y
medio ambiente en general. Para emprender acciones concretas para poder hacer
frente al flagelo de la contaminación, se tienen que llevar a cabo acciones, tales
como:
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Eliminar la corrupción de las autoridades y responsables del monitoreo y control
de la aplicación de la legislación vigente.
Teniendo claro que el problema de la falta de agua es el problema que año a año
se irá acentuando en diferentes países del planeta Tierra, se tiene que desarrollar
acciones concretas para mejorar la oferta de agua, entre tales medidas se tiene:
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demagogia, la intromisión política partidaria y el mal manejo de los recursos
provenientes del pago de las tarifas de agua que pagan los usuarios.
Capacitación y logro de una valoración cabal del recurso agua por parte de
todos los integrantes de la sociedad: cultura del agua.
Finalmente hay que tener muy presente que el pequeño productor agrario no
quiere dádivas ni subsidios, sólo quiere una oportunidad para poder salir adelante
con su propio esfuerzo.
Cosecha del agua de lluvia en reservorios desde las partes altas, etc.
Esta participación activa debe ser producto de la toma de conciencia por cuidar su
medio ambiente, su hábitat y el aprovechamiento y manejo sustentable de la
cuenca; pensando siempre que sus hijos/as, los/as hijos/as de sus hijos/as y
poblaciones venideras también tienen derecho a la vida y por lo tanto hoy se debe
actuar con esa responsabilidad que se tiene sobre nuestros hombros.
Titulación de tierras
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Fuente: Cotler et al (2013).
En términos generales, estas fases buscan identificar las causas del problema que
se pretende resolver en conjunto con los actores sociales involucrados e ir
generando la información necesaria tanto para plantear acciones alternativas
como para evaluarlas, permitiendo de ese modo corregir las prácticas en función
de los resultados obtenidos. A este proceso se le denomina manejo adaptativo.
Espaciales
El interés común de los actores sociales es mucho más homogéneo que en una
gran cuenca.
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El seguimiento ambiental y gerencial de la cuenca es más inmediata.
Institucionales
Operativas
Son las estrategias que permiten implementar las acciones directas o acciones a
nivel de campo y requieren de una integración con las estrategias institucionales y
espaciales. Algunas de las estrategias operativas más utilizadas pueden ser:
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Promover el trabajo con líderes y promotores para facilitar el acercamiento total
de los/as agricultores/as.
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Falta una visión de sostenibilidad, análisis de procesos y definición de factores
claves para impulsar una gestión acorde a las necesidades del desarrollo local,
nacional y regional.
Por otra parte una vez que se pasa a la ejecución de acciones se carece de
formas de control o seguimiento, ni de indicadores específicos que permitan ver
los progresos de implementación de las medidas.
Todos los estudios que se realizaron no tuvieron una definición clara del rol del
manejo de cuencas en relación con la planificación regional o con respecto a los
intereses o competencia de los gobiernos municipales.
Se hizo muy poco para promover la premisa de que las acciones de manejo no
deben ser asumidas por una sola institución sino por la acción concertada de
todas.
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Los elementos expuestos no deben desalentar, ni minimizar los esfuerzos
realizados por los diversos actores sociales que apoyan el enfoque de manejo de
cuencas, en realidad se trata de sustentar la necesidad de realizar una reflexión
profunda y dirigida a proponer los cambios acordes a una nueva realidad, tanto
institucional, como social.
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