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Hegemonia – Revista Eletrônica do Programa de Mestrado em Direitos Humanos, Cidadania e


Violência/Ciência Política do Centro Universitário Unieuro
ISSN: 1809-1261
UNIEURO, Brasília, número 29, Janeiro a Junho de 2020, pp. 130-153.

Recebido em: 4/7/2019


Avaliado em: 7/10/2019
Aprovado em: 18/11/2019

FACTORES GENERADORES DE DESVIACIÓN SOCIAL: UN


ANÁLISIS DESDE FACTORES SOCIALES

Javier Sepúlveda Ponce1 y Mario A. García Martínez2

Abstract: This article seeks to demonstrate the causes of the deviation, in front of the social
stereotypes. So, it demonstrates that every type of deviation is due at all times when the society
hasn`t complied with their citizens in terms of the values that integrates it.
Key words: Marginalization, Stereotypes, Social Deviation, Individual, Society, State, Violence

Resumen: Este artículo busca demostrar las causales de la desviación, frente a los estereotipos
sociales. Por tanto, se demuestra que cualquier tipo de desviación se debe en todo momento
cuando la sociedad no ha cumplido con sus ciudadanos en cuanto a los valores que lo integran.
Palabras Clave: Marginación, Estereotipos, Desviación Social, Individuo, Sociedad, Estado,
Violencia.

Introducción

En estadística, se entiende por desviación estándar al promedio de las desviaciones individuales


de cada observación con respecto a la media de una distribución. En sociología, la conducta
desviada se define como el resultado de un proceso mediante el cual un individuo o grupo de
individuos se aparta del cumplimiento de las normas socialmente establecidas (Estévez, 2017),
si llevamos esta última definición y la comparamos de forma analógica a la definición de

1
Doutor em Direito e docente da Universidade Autônoma de Nuevo León (México).
2
Mestre em Direito e docente da Universidade Autônoma de Nuevo León (México).
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Hegemonia – Revista Eletrônica do Programa de Mestrado em Direitos Humanos, Cidadania e
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estadística, las “normas socialmente establecidas” se representan en estadística como la “media


de una distribución” y el “proceso mediante el cual un individuo o grupo de individuos se aparta
del cumplimiento” como “el promedio de desviaciones individuales”.

Por tanto, la desviación social tiende a posicionarse en torno a los comportamientos que se alejan
de las normas y los valores que rigen a la sociedad normativa a la que pertenece el individuo.
(Barbero, 1980) (García-Pablos, 1988) (Larrauri, 1991).

Para autores como Richard Gelles y Ann Levine, la desviación es la violación de las normas
sociales, entendidas como las convenciones que una sociedad ha hecho para delimitar lo correcto
de lo incorrecto. (Botero, 2012) Asimismo dicha violación se interpreta como un
quebrantamiento de dichas normas, normas con las que manifiestan conformidad los sectores
más numerosos y significativos de la población.

Es de suma importancia destacar que la conducta desviada y en el problema general de la


desviación social, a pesar de que hemos venido refiriéndonos a una violación o quebrantamiento
de normas, no es intención del presente ahondar en aquellas que refieren a las relaciones entre
distintas partes del sistema social, puesto que para estas, ciertas actividades o conductas pueden
verse excéntricas o particulares y ser consideradas como desviadas aun cuando no lo sean. Por
tanto la desviación social, está así pues determinada, en aquellas normas que regulan las formas
de conducta aceptada o convencional, calificándola de correcta o inaceptable, lo anterior, según
sea el caso de acatamiento o infracción de la norma, es decir las normas a las que se alude en el
caso de la desviación social, son aquellas que se encuentran “dentro de la regulación general a la
que se refiere el orden constitutivo de la organización social”. (Políticas, 1980)

Es así como la violación a la ley se identifica como la desviación social por excelencia, siendo así
ya que su accionar nace de la violación o el quebrantamiento de estas, lo anterior debido a que
las normas jurídicas constituyen y se entienden como las normas fundamentales dentro de la
sociedad. Sin embargo, sostienen Gelles y Levine, “no todos los delitos se consideran desviantes
pues violaciones a la ley como evadir impuestos, pasarse un semáforo en rojo, etc., pueden ser
vistos en algunas sociedades como acciones comunes y corrientes, lejanas de ser desviantes,
aunque sean ilegales”. (Levine, 1997)
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A pesar de lo anterior, por lo general las conducta típicas y antijurídicas son consideradas por la
sociedad como desviantes, debido a que, con mucha claridad, atentan contra el orden social.

Es relevante destacar que, para autores como Gelles y Levine, La reacción de la sociedad frente
a la desviación es entonces fundamental para que la conducta quede bajo esta categoría. La
sociedad debe hacer manifiesta su desaprobación respecto a ella, y su propia voluntad a
enfrentarla, en defensa del orden social. De esta forma, cada sociedad crea y protege sus propias
leyes y normas y se mantiene siempre presta a castigar a quien las viole. Esto no impide, sin
embargo, que dentro de la sociedad se presenten diferentes grupos que conciben una misma
desviación de forma diferente en tanto pueden considerar que una conducta que para algunos es
desviante, no lo es. El carácter de desviado dependerá entonces de “el actor, la audiencia y la
situación” (Levine, 1997)

Por tanto, para llegar a los factores generadores de la desviación social es imperativo que
estudiemos el proceso a través del cual se busca socializar al individuo con esas normas.

Para Durkheim la conducta humana está absolutamente influida y debe de ser considerada como
algo que proviene de la sociedad a un nivel superior al psicológico. Lo que encuadra las creencias,
las normas morales o los preceptos jurídicos que prescriben un determinado comportamiento al
individuo son "cosas sociales", que forman parte de la realidad sui géneris defendida por él y que
hoy aceptamos como pautas culturales. (Durkheim, Les regles de la Methode Sociologique, 1949)

En ese orden de ideas, si consideramos que la conducta humana proviene de la sociedad, es


lógico pensar que el proceso de socialización se distinga como una “función” de la misma, es
así como para autores como Vanderstraeten dicha función es encarnada principalmente en los
agentes de la familia y el sistema educativo, con un objetivo específico: mantener un consenso
valorativo y normativo común sin el cual el sistema social se desintegraría. (Vanderstraeten, 2000)

Por otro lado para Hurtado, el proceso de socialización impacta de manera distinta en cada
individuo, en la medida que cada persona asimila estos contenidos y patrones de
comportamientos de acuerdo a su trayectoria diferencial tanto a nivel personal e interpersonal-
grupal como sociocultural. (Hurtado, 2001)
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En este sentido, se suele entender a la individuación como un proceso complementario de la


socialización que comprende la formación de la identidad. Así entendido, el proceso de
socialización es el resultado de la interacción de factores individuales, grupales y sociales.

Merton establece que el proceso de socialización dura toda la vida, porque es el proceso de
adaptación a las distintas situaciones y circunstancias que se atraviesan a lo largo de ella. Así, por
ejemplo, el aumento de la movilidad social y geográfica requiere un aumento análogo en la
velocidad de los procesos de adaptación a las nuevas situaciones. (Merton R. , 1964)

Ahora bien, pudiera pensarse entonces que el origen de la desviación social radica en un
problema de adaptación y aprendizaje del ser humano para lograr su incorporación en la
naturaleza y en el medio social, sin embargo para el estudio de los factores generadores de
desviación social, todo determinismo debe ser apartado, puesto que todos los factores capaces
de imprimir una dirección determinada a la conducta, deben ser tenidos en cuenta.

Teoría del Control

Como bien se mencionó, la sociedad debe inconformarse con el quebrantamiento de las normas
establecidas por esta última, por tanto, bajo esta teoría, la sociedad misma buscará realizar
esfuerzos para prevenir y combatir las conductas desviantes, en este sentido Gelles y Levine
mencionan que pueden establecerse dos distinciones en términos de control social, el que se
realiza formalmente y el que se hace informalmente. Los primeros se refieren al esfuerzo de las
instituciones públicas para corregir el comportamiento desviado. Estos se identifican por lo
general con las fuerzas policiales, los tribunales de justicia y las cárceles. Los controles informales,
por su parte, son aquellos que ejercen presiones sutiles, y se identifican comúnmente con la
aplicación de sanciones en el entorno inmediato del infractor, propinadas por las mismas
personas que lo rodean. Por ejemplo, “el chismorreo es una de las formas más familiares y
penetrantes de control social” (Levine, 1997)
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Así pues, esta teoría establece que las personas se encuentran bajo los efectos del control social
en muchos lugares y momentos de su vida constantemente.

Ahora bien, para que dichas formas de control social puedan establecerse, deberá existir un
vínculo cercano entre el individuo y la sociedad. El principal enunciado de este paradigma, en
los términos de Travis Hirschi, es que “es más probable que la desviación ocurra cuando la unión
entre el individuo y la sociedad es débil o inexistente”. Y es así como esta teoría de control social,
sostiene que si los lazos entre la sociedad y el individuo se deshicieran, una vez rotos, se
incrementa la posibilidad de desviación por parte del individuo. Lo anterior, aunado a que el
sujeto no se considere responsable o no tome relevancia a las normas establecidas por la sociedad
a la que pertenece, culminando en una violación a las normas jurídicas. (Jaramillo, 2012)

Ahora bien, dentro de esta teoría surge cuestionarnos entonces, ¿Cuáles son las instituciones
encargadas de ejercer el control social referido? Hirschi, Gelles y Levine, han establecido cuatro
instituciones principales en la instauración del control social. (Levine, 1997)

Dentro de estas cuatro instituciones establecen a la familia, la influencia y el control ejercido por
este vinculo se considera de suma relevancia, puesto que a pesar de que en algún punto los padres
no pueden ejercer el control fisca y permanentemente, la relación de la persona con sus padres
existe alcanzando otro nivel de control, expresándose en una forma de control psicológico, lo
anterior puede darse, debido a que los hijos han establecido a sus padres como un propio control
social, y en este supuesto se encontrarán constantemente en situaciones que persigan una
aprobación por parte de estos últimos.

Para esta teoría la relación establecida entre los padres y el hijo es crucial y fundamental, esta
relación toma en consideración dos aspectos, el primero es el apego que el menor desarrolla con
sus padres y derivado de este, el valor que le da a lo que estos pensaran o piensan de él.

Esto es así, puesto que a pesar de que el menor crezca, se encuentre lejos de sus padres o fuera
de su control, el individuo constantemente se encontraría inmerso en situaciones que le permitan
seguir una vida a través de la cual sus padres sintieran orgullo de este.
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No obstante el lazo o el vínculo familiar, puede quebrantarse, generando que el control que la
familia puede ejercer sobre el individuo sea inexistente o bien que pueda darse, en casos de
descomposición social y familiar, gracias a los fenómenos de pobreza.

Para el autor Osvaldo N. Tieghi, la familia se constituye como el espacio en el cual el menor
comienza su aprendizaje, no solo de aquello que sus padres conscientemente pretenden enseñar
sino también del ejemplo que sus padres son para el menor, siendo así que directa o
indirectamente aprende lo que serán sus conductas sociales como joven y adulto. Dice Tieghi
entonces que “la familia es, así, el molde en que se desenvuelve el ovillo de la especie
configurando múltiples y complejas estructuras de impulsos y motivaciones sociales” (Tieghi,
1989)

Esta última postura, podemos encontrar que la familia se constituye como una de las principales
escuelas para la vida de las personas, o dicho de otra forma, como una de las principales
instituciones encargadas de la socialización del individuo. Sin embargo, esta institución de
control social, como parte integral de la teoría en sí, ha generado diversos cuestionamientos,
principalmente sobre si estos aprendizajes reconocidos como estímulos generados por la familia
al principio de la vida serán posteriormente los sustentos para desencadenar respuestas innatas
ante las situaciones o si en cambio son reversibles mediante un nuevo aprendizaje.

Los autores Correa y Ardilla, sostienen que la adquisición de repetir o copiar con exactitud una
conducta a la cual los individuos han sido expuestos en una fase temprana de su desarrollo,
puede darse dentro de un periodo de tiempo posterior al establecido hasta ahora, puesto que el
troquelado o la impronta, puede variar dependiendo la maduración fisiológica y disposicional del
individuo. (Ardilla E. C., 1975)

Sin embargo, ARDILA apoyado en una serie de trabajos sistemáticos, entre los cuales destaca
los de BARRRET, afirma que el concepto de troquelado a pesar de su gran particularidad, puede
catalogarse como un comportamiento definitivamente aprendido. (Ardilla R. , 1979)

Comportamiento aprendido, que, por tanto, puede ser sustituido, es así como esta idea de que
los comportamientos o estímulos a los que el individuo esta expuesto en una fase temprana
comienzan a mantenerse con menos firmeza como irreversibles. Si bien es cierto, se consideran
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como una realidad, de que determinados estímulos precoces tienen efectos muy profundos y
duraderos en el comienzo de su vida y que tiene capacidad de perdurar a través de ella. No menos
cierto es que este comportamiento aprendido, pueda ser reversible a través de la incorporación
de nuevos objetos sin que desaparezcan completamente los antiguos.

Es así como dentro del impacto que genera la familia y por consiguiente del control ejercido, se
debe tener en cuenta también un factor de primacía, en el aprendizaje la respuesta aprendida más
reciente es la que tiene mayor probabilidad de ser realizada por el individuo, por otro lado, en el
troquelado la respuesta que tiene mayor probabilidad de manifestarse es la que primero se
aprendió.

La segunda institución de control social, de acuerdo con Hirschi es la escuela, este autor establece
la existencia de una tendencia, menciona que aquellos estudiantes que se muestran
comprometidos, responsables y conscientes de la dedicación que el estudio requiere, son menos
probables de terminar en las filas de la delincuencia, por otra parte esta tendencia se reafirma,
cuando aquellas personas que han hecho del crimen su actividad, por lo general eran
considerados como “estudiantes problemáticos”, quienes no sentían un compromiso por su
educación, no tomaban sus responsabilidades escolares, y mostraban apatía e indiferencia por
los que los maestros consideraran de ellos. Para estos últimos, la labor de control que la escuela
podría ejercer sobre ellos es inexistente. (Jaramillo, 2012)

Rodríguez resalta, por último, con respecto a esta institución de control social, que no solo se
pierde el control que la escuela podría ejercer sobre la persona, si no que además aunado a esto
se genera la deserción escolar y por ende, al no continuar con su educación, disminuyen las
posibilidades de generar medios de subsistencia legales, y por tanto los jóvenes se dedican a
buscar formas alternativas de vida y sin la función de control moral que la escuela ejerce
desarrollan una inclinación natural hacia la delincuencia. (Ortiz, 2000)

Dice Osvaldo N. Tieghi: “la inconducta y la desintegración social pueden anular toda educación;
ello ocurre en una comunidad desorganizada o abandonada a su suerte, con patrones de
conducta ambivalente y sin valores centrales firmes. (Tieghi, 1989)
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Como tercer institución o elemento que ejerce control, se establece el ejercido por el grupo de
pares, siendo este entendido como el grupo de personas con las cuales el individuo pasa mayo
parte de su tiempo, y que además este considere personas de respeto y que podrían ser ejemplo
a seguir o bien generar una influencia condicionada a la aceptación de dicho grupo de pares,
puesto que dicho grupo, determina en gran medida si la persona seguirá las normas sociales o si
las violará. Actuando este grupo de pares, en dos formas mediante el ejercicio de la presión sobre
la persona, podrá alentar o disuadir la conducta desviada.

En este proceso también tienen una gran influencia el grupo de pares, como señala Hirschi.
Puesto que, si hasta este punto, la persona no ha desarrollado o experimentado un vínculo de
control con sus padres, posteriormente tampoco fue logrado en la escuela, se ven tentados a
elegir un camino en el cual sientan solución y aceptación, y si no encuentran en su grupo de
pares la censura de la conducta antisocial, sino la aprobación o el aliento para este tipo de
prácticas, es muy probable que la desviación se concrete. (Tieghi, 1989)

El cuarto control se encuentra en “la aspiración a líneas convencionales de acción” es decir


expectativas para un plan de vida a futuro, como la educación o el trabajo. Es decir, si para el
individuo existe la posibilidad o la consideración de poder generar esas aspiraciones superiores
para generar una vida satisfactoria lo considerará como un plan de vida a futuro por el cual
deberá esperar y trabajar, o por el contrario si el individuo considera que es imposible aspirar a
una vida satisfactoria, buscara o intentará satisfacer sus necesidades inmediatas a como dé lugar
–desviándose–, alejándose de las reglas sociales que le pueden garantizar alcanzarlos
eventualmente. Así pues, “la juventud delincuente [...] tiene pocas esperanzas o planes a futuro;
viven el presente” (Levine, 1997). De esta forma, los futuros delincuentes viven en términos de
inmediatez, mientras que los demás sujetos mantienen una perspectiva bastante clara de
aspiraciones futuras.

Es así como derivado de esta latente necesidad de obtención inmediata de satisfacción de


necesidades, se genera un quebrantamiento entre las formas de acción “convencionales” o en
todo caso “legales” y las personas, configurándose esto como un factor de desviación social y de
delincuencia.
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Los fenómenos de pobreza y falta de oportunidades por vías legales, contrasta con la posibilidad
de un enriquecimiento y ganancia de poder rápido por el lado de la ilegalidad. Dentro de los
factores de disuasión se encuentra al establecimiento consciente y racional de las consecuencias
que en un futuro podrían traerles las acciones presentes. Hirschi consideraba que aun así muchas
personas han preferido desviarse de las líneas de acción convencionales y vivir en la inmediatez,
en buscar la satisfacción de sus necesidades rápidamente, en su mayoría, por medio de la
delincuencia. (Jaramillo, 2012)

Este cuarto elemento de control encontrará asociación con la teoría de la desviación social como
consecuencia de la marginación, la cual, será abordada más adelante.

Adicional a estos elementos de control social, el autor Hirschi, atribuye como factor generador
de la desviación social, la falta de control de sí mismo de la persona. El autor menciona que esta
falta de control se indaga desde la infancia de la persona, asimismo la atribuye a un deficiente
entorno social o de responsabilidad de los padres, que no corregían esta falta de autocontrol.

Por tanto, el concepto de socialización que mencionamos en un principio toma relevancia para
este autor, pues le atribuye a un proceso defectuoso de socialización la posibilidad de que la
persona podrá o no auto regular su natural inclinación a la desviación.

Desviación social como consecuencia de la marginación

Para esta teoría la desviación social surge de un problema de comunicación entre la persona y la
sociedad a la que pertenece; la inadaptación es la respuesta al conflicto individuo/situación que
se va manifestando en diversos contextos configurando así una pauta conductual. (Paíno F. J.,
1994)

En este orden de ideas, aquellos comportamientos desviados, son el resultado de un intento de


la persona de adaptarse a las diversas situaciones con las que se enfrenta; por tanto, la desviación
solo será considerada como tal al investigarse desde ciertos parámetros, ya que al verse desde la
vida del sujeto, podrá empatizarse y entenderse como una forma de adaptación, en la que la
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persona hizo lo que pudo con la información y posibilidades que tenía, sin ser justificante aun
así. Simplemente se observa que dicho comportamiento desviado, le es útil a la persona para
enfrentarse a la situación, es decir, el individuo inadaptado quiere alcanzar unas determinadas
metas legales o adaptadas pero los medios para llegar a ellas no son adaptados y, por ello,
manifiesta esa desviación comportamental, la conducta desadaptada, es el camino más fácil para
llegar a las metas y, a menudo, el único para aquellos individuos que han crecido en un entorno
empobrecido y carencial. Por esta razón, admitidos que el contexto determina e influye en la
configuración de las pautas/consistencias comportamentales, en la forma que tiene de
relacionarse, de afrontar la realidad. (Merton R. K., 1957) (Quay, 1979) (Valverde, El proceso de
inadaptación social, 1988)

Es así como esta teoría se enfoca en la desviación social de forma objetiva, considerando al
comportamiento desviado de tipo utilitario. Sin embargo, ¿Qué llevaría a la persona a considerar
de utilidad una conducta delictiva? Y sobre todo ¿Por qué a pesar de que conlleva una carga el
cometerla, la haría? Aunado al tema planteado por esta teoría, es decir, la marginación, autores
como Elster establece que contrario a lo que pudiera parecer, el acto desviado, puede ser un acto
racional.

La persona decide ejecutar o desarrollar la conducta desviada, bajo su percepción puede estar no
tan equivocado al hacerlo, puesto que para este individuo ello le traerá cierto nivel de satisfacción
de sus deseos y creencias, aun y cuando tendrá una carga social por haberlo realizado. Bajo esta
premisa, la persona, antes de actuar, realiza un análisis costo- beneficio, a través del cual podrá
determinar si actuará de acuerdo con las normas sociales o si decidirá seguir sus creencias. Elster
establece “el individuo buscará obtener recompensas que estarán orientadas por sus emociones
e impulsos, más que por presiones sociales.” (Elster, 2001)

Para Elster, cada grupo social correspondiente refleja los valores, creencias y conceptos
característicos, y a pesar de que dos grupos puedan compartir los mismos valores y equilibrios
de coordinación, pueden mostrar diferentes formas de actuar o conducirse, lo anterior debido a
diferentes creencias sobre cuales son los medios más eficientes para lograr sus objetivos. Es así
como las creencias son un elemento central para Elster, y así como en los grupos se ve reflejado
este impacto, sucede lo mismo en la individualidad. (Elster, 2001)
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De tal forma en el contexto social, el autor establece que, con la finalidad de mantener
determinada conducta, la sociedad establece la imposición de sanciones, dichas sanciones no
solos serán penales, si no también emocionales: tanto a nivel individual(vergüenza) como social
(desprecio al infractor).

Por tanto, la persona que realiza una conducta desviada realiza una evaluación en donde todas
estas sanciones son consideradas, sin embargo, si para esta persona, esta es la mejor manera de
satisfacer sus deseos o lograr sus metas, dadas sus circunstancias y creencias, el individuo
considerará racional realizar dicha conducta.

Sin duda hay una evaluación de las normas que realiza el individuo, es decir, la persona realiza
una relativización de la estructura social a partir de sus emociones e impulsos, la cual influirá en
su análisis costo-beneficio y definirá la manera de actuar de cada uno. (Elster, 2001)

Por otro lado, pasando de la racionalidad y utilidad que el individuo pueda encontrar en ejecutar
una conducta desviada, esta teoría también plantea en su análisis que, cuando las instituciones
de control social, entendidas bajo esta perspectiva como los reformatorios o prisiones, entran en
contacto con el individuo inadaptado en lugar de generar una reinserción a la vida en sociedad,
profundizan el conflicto, puesto que su comportamiento pasa de ser del tipo utilitario a
formalizarse conllevando la etiqueta del desviado a delincuente. (Garrido, 1987) (Sancha, 1989)
(Valverde, La cárcel y sus consecuencias: La intervención sobre la conducta desadaptada, 1991)

Es así como a través de las agresiones, tanto de las instituciones de control como de la persona
desviada, el comportamiento pierde su sentido utilitario y el individuo convierte y adapta su
comportamiento en una conducta agresiva y destructora, lo anterior como forma de respuesta
de adaptación al contexto de la institución de control. (Paíno S. , 1993)

Llegados a este punto, creemos que es posible plasmar ciertas líneas a seguir en el proceso de
inadaptación social (Durkheim, Las reglas del método sociológico, 1895) (Valverde, El proceso
de inadaptación social, 1988):

1) Interinfluencia entre el individuo y su entorno social: el entorno incide sobre el individuo


en su proceso de socialización y es influido por él.
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2) De tal relación, en este caso conflictiva por las deficiencias del entorno del que proviene
el muchacho, surge la conducta antisocial objetiva (con carácter utilitario). Se crea un
conflicto anómico entre las expectativas sociales y la carencia de medios legítimos para
alcanzarlas. Las respuestas a esta relación conflictiva, por tanto, pueden ser tres:
 Conformismo pasivo: Aceptación implícita del individuo a la imposibilidad de acceder a
metas culturales. Es algo similar a una resignación, y no adaptación, por lo que el nivel
de frustración suele ser muy elevado. En definitiva, el individuo alcanza una adaptación
social (porque sigue las normas sociales) y una inadaptación personal (por su
insatisfacción, aunque no manifieste una desviación social).
 Conducta antisocial objetiva: No acepta la imposibilidad de acceder a las metas sociales
y busca otras alternativas para alcanzarlas.
 Conducta de retirada: No acepta el conformismo pasivo pero tampoco llega a manifestar
comportamientos antisociales. Se aísla de las presiones sociales, abandona las metas
culturales y sociales, hay un abandono. En este caso, para mantener su adaptación hay
cierta presión para el uso de las drogas ilegales.
3. Institucionalización del conflicto entre individuo/situación: Es cuando la conducta
antisocial provoca la intervención de las instituciones. Esta intervención, en nuestra
sociedad, tiene un marcado predominio de planteamientos judiciales, sin ceñirse al
problema concreto de los individuos. Se produce una profundización del problema, pero
sin intentar dar soluciones al mismo resultando, por tanto, ineficaz tal intervención.
4. El comportamiento inadaptado, consecuentemente, acaba perdiendo su coherencia, se
inician las agresiones y se producen, a veces, trastornos en la personalidad del muchacho.
5. Finalmente, el individuo se introduce en una situación de inadaptación subjetiva en la
cual se agravará el comportamiento antisocial, lo que favorecerá el endurecimiento de la
intervención institucional como respuesta a la seguridad ciudadana y esta intervención, a
su vez, provocará una mayor desestructuración personal. Es un círculo vicioso sin
retorno
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Teoría causal de predisposición

Esta teoría admite la existencia de una serie de factores del individuo que predisponen a la
realización de ciertas conductas, las cuales pueden ser desviantes, esta serie de factores de
predisposición causal forman parte de la personalidad del desviado, en su constitución
biofisiológica, en su capacidad de inteligencia o en otras fuentes individualistas, no obstante, esta
teoría no niega la relevancia de la estructura social y la complejidad de las situaciones, sino que
aunado a esto establece la relevancia del ingrediente personal, el cual, está constituido por el
componente biológico.

Durkheim estableció que los factores sociales predisponentes no actúan por sí solos, que estos
se encuentran unidos a características personales o tendencias biopsíquicas, tales como el
egoísmo o el altruismo, aunque él los considerará fuera del actor y del acto desviado y por
consiguiente encadenados a la estructura social y cultural. Más tarde, este mismo autor ha
reconocido la existencia de factores causales que predisponen al individuo a la realización de
conductas desviadas, dichos factores están incorporados a la estructura y constitución de la
personalidad los cuales se integran con otras capacidades y mecanismos biofisiológicos
significativos en el aprendizaje en general y de manera muy particular en la elaboración de
comportamientos desviados, cosa que no depende de la evaluación que la sociedad le otorgue a
ciertas conductas. (Durkheim, Les regles de la Methode Sociologique, 1949)

Posteriormente el autor Enrico Ferri, construye una teoría de predisposición biológica y


sociológica más completa, puesto que el plantea una teoría multifactorial de las desviaciones,
sostiene y afirma que el crimen es el resultado de factores biológicos, es decir la herencia y la
constitución biológica, junto con factores ambientales físicos, como el clima, la estación del año,
etc. Por otro lado, para este autor también hay una incidencia de factores sociales, como lo son
la densidad de la población, migraciones, pobreza y otros aspectos del ambiente social que
coexisten. (Políticas, 1980)

Análogamente en esta misma línea de factores que predisponen al individuo, el autor


Lombroso, mantuvo la idea de una tipología criminal, la cual responden a rasgos en la fisionomía
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del individuo y que por tanto lo predisponen a cometer dichas conductas desviadas. Asimismo,
para Garofalo, de igual forma que Lombroso, sostuvo existencia de personalidades en las que
aparecía una clara tendencia hacia el mal, asociándolas con anomalías craneales y rasgos
fisionómicos característicos observables. Sin embargo, Garofalo, mencionaba con mayor
firmeza la predisposición del tipo psicológico hacia conductas desviadas, no asociada con rasgos
físicos, que en parte podía ser heredada y en parte aprendida en la primera infancia. Para este
autor, las motivaciones para cometer un crimen u otro tipo de desviación provienen de
“anomalías morales”. (Políticas, 1980)

Pues bien, en apoyo a esta teoría en Estados Unidos se publica en 1939 los resultados de
mediciones realizadas por Hotton, las cuales se realizan de forma comparativa entre un grupo
de presos cumpliendo condena y un grupo de la población general obtenida por muestreo
paralelo, estando integrados ambos grupos por individuos de raza blanca. El autor expresa haber
encontrado que los delincuentes eran por término medio más bajos y con características
singulares, tales como cabeza pequeña, nariz chata y mandíbulas estrechas e ideas muy
elementales y extrañas, concluyendo el autor que un factor generador de la desviación social es
la inferioridad biológica. (Hooton, 1939)

Por tanto, esta teoría establece que hay una serie de disposiciones anatómicas, fisiológicas o de
configuración o lesiones externas o internas que contribuyen a esta inadaptación. Lesiones que,
a pesar de ser leves, pudieran ser producidas desde el momento del parto y estas pueden
contribuir a desarrollar posteriormente alteraciones en la conducta y tambien dejar a los
individuos vulnerable a las influencias adversas al ambiente.

Personalidades psicopáticas

Edwin Lemert establece que el comportamiento del paranoico puede considerarse el resultado
o manifestación de un desorden en la comunicación entre el individuo y la sociedad. (Lemert,
1967) Se apoya sobre la idea de Cameron que considera que el paranoide es aquel que en
situación de estrés desacostumbradas se ve impulsado, a causa de su insuficiente capacidad de
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aprendizaje social a manifestar reacciones sociales inadecuadas. Estas reacciones se producen


frente a una comunidad imaginada en conflicto abierto con la comunidad real. (Cameron, 1947)

Este proceso adquiere especial protagonismo para el individuo la relación y su proceso en


interacción con el mundo social soslayando el reconocimiento de la paranoia como perturbación,
condición o síndrome integrado en el individuo.

Al concepto de personalidad psicopática y con independencia del valor que se dé a la


sociogénesis, lo relevante es destacar que se le ha venido considerando como algo ligado a
disposiciones constitutivas congénitas y plantea el problema de la valoración relativa, no sólo de
los disposicional o adquirido por entrenamiento o experiencia, sino también al componente
hereditario presente en este tipo de personalidades.

Enfermedad-Desviación social

La salud es una necesidad fundamental de los miembros individuales de la sociedad. Un bajo


nivel de salud o un nivel demasiado alto de enfermedad es disfuncional para el sistema, ya que
la enfermedad impide el correcto desarrollo de los papeles sociales. Bajo esta teoría la situación
de salud, manifestada como una enfermedad, impide el correcto o “normal” desarrollo de los
papeles sociales. De acuerdo con esta idea el control de la situación salud- enfermedad es de gran
interés funcional para el normal desenvolvimiento de los grupos sociales y del sistema social
completo.

Determinadas enfermedades, y muy especialmente aquellas en las que se manifiestan la presencia


de factores psicosomáticos, o las enfermedades mentales que alteran el comportamiento, no sólo
afectan al aspecto situacional no motivado de la acción social, sino que se colocan en la posición
de romper el equilibrio social mismo. La enfermedad puede ser considerada en este sentido bajo
dos aspectos, ambos importantes en la relación individuo-sociedad: como una forma de
respuesta a las presiones sociales o como un modo particular de eludir determinadas
responsabilidades personales.
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Enfocado por Parsons el problema desde este punto de vista se detiene de manera muy especial
en los componentes motivados de la enfermedad, lo cual le lleva a destacar la relación necesaria
entre la psicología social, la psiquiatría y las ciencias sociales en general. (Parsons, 1966)

Sobre esta idea Freidson analiza no sólo los tipos de desviación por enfermedad, en los cuales el
individuo no es considerado responsable, sino que comienza a tener en cuenta la cantidad y
calidad de la reacción societal de manera análoga a la que se produce en otras desviaciones que,
como más adelante veremos, es un fenómeno fundamental en el etiquetado y establecimiento de
la situación del desviado. (Freidson, 1972)

Suchman establece una serie de fases o períodos en la enfermedad referidos a factores culturales
y psicológicos, que de manera análoga se ven reproducidos en una serie de desviaciones de
conducta, ya se refieran al consumo de drogas o a dolencias de otro tipo. En ellas tiene
importancia la percepción del individuo de determinados síntomas hasta adquirir la experiencia
de ellos y los períodos y formas de asunción del papel de enfermo. (Suchman, 1963)

Teoría de la reacción social (control social como creador de criminalidad)


Dentro del presente, hemos estudiado la Teoría del Control, en la cual se establecen instituciones
de control que son las encargadas del proceso de socialización del individuo, asimismo dicha
teoría concluye que la desviación social es atribuida a un proceso defectuoso de socialización
realizado por dichas instituciones.
Sin embargo, esta teoría aunque versa sobre el control social, lo aborda desde una perspectiva
distinta, para los teóricos que la sustentan, el poder y el derecho no son objetivos, si no que giran
en torno a intereses de diferentes agentes de control y que estos intereses son los que se
encuentran plasmados en las normas y diferentes instituciones de control informal (familia,
escuela, aspiraciones, etc.). Bajo esta perspectiva en el afán de conocer los factores que generan
la desviación social, es decir las causas o los hechos que motivan a los individuos a reaccionar de
forma desviada en los procesos de adaptación, consideran, se ha dejado de lado lo
verdaderamente importante, es decir, analizar el poder y el rol que juegan las agencias de control
que lo ejercen, puesto que estos son quienes participan en los procesos en los que determinados
hechos o conductas son definidas como desviadas.
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Esta teoría establece, que para que una persona se convierta en delincuente de forma exitosa, es
necesario que los agentes de control lo signifiquen como tal con suficiente relevancia, elaborada
y sistematizada por el sociólogo Howard Becker y cuyos representantes principales son Lemert,
Chapman, Becker y Payne, propone que la determinación causal del delito se construye
socialmente a partir de procesos de definición y selección. (Aguirre, 1999)

Bajo esta perspectiva el análisis entonces es realizado a los agentes de control formal
(legisladores, jueces, fiscales, policías, etc.), quienes no detectan o delcaran el carácter delictivo
de las situaciones sino que lo producen, de acuerdo con dichos autores “el control social crea la
criminalidad; puesto que el control social, desde sus agentes y mecanismos, no se limita a detectar
la criminalidad, identificando luego al infractor, sino que realiza una función constitutiva de la
misma”

Diversos estudios indican que, la constitución de la que hablan los autores, es además realizada
de forma selectiva, cuanto más alto se ubique una persona en la jerarquía social menor posibilidad
tendrá de ser definido como delincuente.

Como sustento de lo anterior, tenemos el estudio realizado por Edwin Sutherland sobre los
delitos de cuello blanco. A través de su estudio, Sutherland analiza las estadísticas de diversos de
diversas instituciones con facultades y competencias en economía y comercio, dichas estadísticas
manifestaban un amplio número de infracciones que se cometían en dichos ámbitos y las
enormes repercusiones económicas que se derivaban. Y sostiene “El delincuente de cuello
blanco no se concibe a sí mismo como un criminal al no ser tratado ni legal ni socialmente como
tal”. (Sánchez, 2011)

Edwin Sutherland, establece que no hay distinción entre los delitos de cuello blanco y los delitos
comunes, en cuanto al proceso de causalidad, sin embargo no es común que las normas penales
alcancen a los poderosos, lo anterior es atribuido según el autor a tres aspectos: a) por su posición
dominante; b) por la ausencia de apoyo de leyes sancionadoras de estas conductas, pues el
control de las agencias de comunicación pública está en manos de hombres de negocios que
violan las leyes, y c) por la tendencia a métodos no punitivos de control social. (Aguilera, 2009)
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Es así como, sociedades mercantiles y administraciones públicas se constituyen como grupos de


poder que generan actividades ilegales, trayendo consigo consecuencias nocivas para la economía
y la salud pública, sin embargo la criminalización de tales comportamientos no corresponde a
la magnitud del daño social que producen, y por ende continúan generándose, aparentemente,
sin consecuencia proporcional para quienes efectúan estas actividades ilícitas.

Por tanto, podemos concluir que aunque el comportamiento desviado ocurre en todo el espectro
de la sociedad, los procesos de criminalización son enfocados y dirigidos en su mayoría a
determinados sectores de la población. Y es así como bajo esta teoría los actores de control, a
través del derecho penal contribuyen a este proceso generando criminalidad, en lugar de evitarla,
logrando así que el “desviado” al pasar por un proceso penal afirme su estatus de delincuente,
convirtiéndolo en algo irreversible, puesto que para la sociedad, ya forma parte de dicha
categoría.

Teoría interaccionista

Esta teoría analiza el proceso a través del cual una persona alcanza o logra el estatus de desviado,
su autor, el sociólogo David Matza, analiza dicho proceso en su obra “Becoming Deviant”, en
ella destaca que el proceso sucede en el ámbito cotidiano y de forma tal en que las personas van
realizando diversas interacciones y estas van tomando parte en su vida.
En este mismo orden de ideas, la persona a través de su vida realiza sucesivas interacciones sobre
las cuales va construyendo su sentido de realidad, de forma recíproca e interactiva es construido
por la persona y su entorno.
A diferencia de otras teorías planteadas en las que se le atribuye gran responsabilidad al entorno
de la persona, para Matza es innegable que dicho entorno posee gran poder de definición sin
embargo no es la reacción a este entorno la base o el factor generador de la desviación. Lo
anterior puesto que la persona, toma decisiones y puede medir y anticipar consecuencias, por
tanto fenomenología matziana contiene un interaccionismo moderado. (Deryck Beyleveld, 1975)
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Bajo esta teoría, en contraposición con el estudio de Sutherland, no existe ninguna correlación
entre el origen social de la persona y la desviación, la relación entre pobreza y delincuencia,
tampoco existe predeterminación hacia la delincuencia, tan así, que el autor establece es necesario
ir más allá de la idea de afinidad o de falta de objetividad del derecho por temas de poder, para
lograr entender como una persona se convierte en desviada.
David Matza establece que es necesario la ocurrencia de un proceso, una carrera, la cual se inicia
con la afiliación, es decir, cuando el sujeto hace suyos nuevos comportamientos, dicho proceso
se realiza siempre eligiendo entre varias posibilidades comportamentales, pues rara vez las
situaciones son de tal índole que no presenten alternativas. Para el autor, es importante
considerar que dentro de las opciones posibles, la persona debe estar dispuesta a adoptar alguna,
debe considerarse a sí mismo como alguien capaz de desarrollar determinada conducta.
Es así, que una vez la persona se ha visualizado realizando determinada conducta y de llevarla a
la acción en la realidad, al tratarse de conductas/acciones desviadas, la persona es consciente de
que deberá sopesar la reacción social que este hecho provocara, puesto que sabe, aunque puede
ser que no con tanta claridad, que diversos agentes de control social actuarán en consecuencia.
Sin embargo en el transcurso de la ejecución o materialización de la acción, es cuando la persona
podrá ir atribuyendo significados reales y específicos, pudiendo reconsiderar sus actos y no
volver a repetirlos.
Por otro lado, bajo esta óptica, la persona puede también decidir continuar realizando estas
conductas a pesar de la actuación de los agentes de control social, de ser así, la persona
comenzará a desarrollar técnicas propias de ese comportamiento o conducta desviada,
aprendiendo el método para ejecutarla y añadiendo significado a sus acciones: apreciando el
hecho y el proceso, lo anterior para minimizar o tratar de atenuar la actuación de los agentes de
control social.

El proceso es concebido por el principal sustentante de esta forma, cada vez que la persona
realiza una acción o conducta, genera consciencia misma para cada uno de los pasos a realizar,
con lo que la afiliación aumenta y se consolida. En este momento del proceso, la persona se
encuentra en la fase inicial, puesto que la persona ha quebrantado la norma y ahora se percibe a
sí mismo como alguien capaz de hacerlo, y que de hecho ya lo ha hecho, sin embargo, destaca el
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autor, en este momento, la persona no se considera a sí mismo como alguien desviado y en este
punto, ningún agente de control social ha descubierto la debilidad que la persona tiene con
respecto a determinada norma.

Es ahí cuando la significación social a determinadas normas puede generar un impacto en la


persona, que conlleve a un arrepentimiento y entendimiento de que su comportamiento es
desviado y desista en su repetición. Por tanto, aquí la Sociedad y el Estado, son fundamentales
porque además de la significación que se le da a la conducta, son quienes establecen las
consecuencias sociales reales a las personas y sus acciones. Dentro de este impacto que genera
la significación y sus consecuencias, se encuentra la prohibición de la conducta, a través de un
estatus moral de culpabilidad de dicha actividad, esta prohibición es meramente preventiva,
tendiente a evitar que se incurra en determinadas acciones, sin embargo en ocasiones la culpa, lo
único que logra es apartar a la persona que cometió la conducta, del grupo de lo convencional,
reafirmando la afiliación de la persona hacia lo desviado. En este momento, es posible que la
persona al sentirse señalado como desviado, deje de realizar la conducta y busque restaurar su
comportamiento inicial y así lograr el perdón social. Sin embargo, lo que comúnmente ocurre es
que esta segregación genera, que la persona desviada tenga un mayor compromiso con su rol de
desviado. Lo cual conllevará a cambios y adaptaciones en su conducta que le permitan ejecutar
acciones desviadas como parte de su vida y no solo como un hecho aislado.

En ese orden de ideas, la prohibición criminaliza a la persona puesto que esta, se aisla y se obliga
a buscar a quienes lo puedan apoyar en la continuación de la conducta ilegal, siendo así que la
persona comienza a desarrollar un sentido de duplicidad entre el mundo desviado y el
convencional, del que no puede separarse de forma total, por lo cual habrá de ostentar una doble
vida con sus debidas precauciones, teniendo a evadir el control social.

Sin embargo, en la mayoría de los casos la persona desviada no logra evadir o escapar del control
social, se encuentra aprehendido, determinado como aquel que incurrió en tal conducta desviada,
la sociedad por su parte lo etiquetará, lo cual es lo mismo que seguir formando parte del proceso
de conversión a dicha etiqueta. El autor hace hincapié en que quienes realizan la significación de
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la conducta, no consideran a la persona como un todo, lo cual, separa a esta ultima de su


naturaleza plural de manera que acaba asumiendo su rol de desviado como definitorio de sí
mismo, colaborando él mismo en su exclusión con la sociedad. (Deryck Beyleveld, 1975)
Pues bien como hemos analizado, las concepciones en torno a la desviación y a sus factores
generadores son muchas y muy variadas. Por una parte la desviación social puede ser explicada
desde el papel que juega la sociedad en la construcción de las normas, construcción bajo la cual
define un acto de cierta manera como “correcto o incorrecto”, así tambien encontramos otros
autores que consideran que el considerar una conducta como desviada, depende del contexto en
que esta se desarrolle y de la clasificación que en ese contexto se le dé a la misma como
consecuencia de las categorizaciones que realizan los grupos de poder. Un acto no es, por lo
tanto, inherentemente desviado, dicha definición es social y contingente. En este sentido, al
analizar la desviación es necesario tomar en cuenta quién elabora las reglas a partir de las cuales
se llevan a cabo las clasificaciones y el impacto que éstas tienen para los individuos que tienen
que llevar a cuestas una determinada etiqueta.

Por otro lado, también pudimos analizar las posturas de diversos autores ahondando en su
mayoría a que la desviación constituye una elección individual frente a la norma generalmente
aceptada y no como consecuencia de factores sociales que no lograron efectuar una correcta
socialización del individuo. Siendo así que posteriormente se precisa en el análisis diversas
instituciones que buscan controlar al individuo, también más tarde se precisa las razones o
factores externos, así como internos o predisponentes que llevan a un individuo a cometer una
conducta desviada.

Podemos concluir con la perspectiva que Elster da a las conductas desviadas, él establece, que
para el del resto de nosotros la violación o quebrantamiento de una norma jurídica puede parecer
un sinsentido, sin embargo, para el individuo que realiza dicha violación hacerlo puede ser
racional si el beneficio personal de la transgresión supera al costo de tomar el camino de la
conducta asumida como “desviada”.
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