San Ambrosio de Milan
San Ambrosio de Milan
San Ambrosio de Milan
ASCENSO AL EPISCOPADO
A fines del siglo IV hubo un profundo conflicto en la diócesis de Milán
entre la Iglesia de Nicea y los arrianos. En 374, el obispo de Milán,
Auxencio, un arriano, murió, y los arrianos reclamaron el derecho a elegir a
su sucesor,11 Ambrosio fue a la iglesia donde se realizarían las elecciones,
para evitar un alboroto, lo cual era probable en esta crisis. Su discurso fue
interrumpido por un clamor popular: "¡Ambrosio, obispo!", el cual fue
retomado por toda la asamblea.
Al principio, rechazó enérgicamente el cargo, para lo cual no estaba
preparado de ninguna manera: Ambrosio no fue bautizado ni formalmente
entrenado en teología. Tras su nombramiento, Ambrosio huyó a la casa de
un colega en busca de esconderse. Al recibir una carta del emperador
Graciano alabando la conveniencia de que Roma nombrara individuos
evidentemente dignos de posiciones santas, el anfitrión de Ambrosio lo
entregó. En una semana, fue bautizado, ordenado y debidamente
consagrado obispo de Milán el 7 de diciembre.
Como obispo, adoptó de inmediato un estilo de vida ascético, repartió su
dinero a los pobres, donando toda su tierra, haciendo solo provisiones para
su hermana Marcelina
LEYENDA DE SAN AMROSIO
Estando en casa de un hombre rico, le preguntó San Ambrosio cómo le iba,
a lo que el rico respondió que siempre había gozado de salud, riqueza,
fortuna, y que al igual que sus hijos, no conocía la adversidad. Lo que fue
interpretado por San Ambrosio como una mala señal y pidió de inmediato a
sus compañeros abandonar la casa. De pronto, se hundió la casa con todos
sus propietarios dentro.
«San Ambrosio les dijo ¿acaso no os había dicho yo que en esa casa no
estaba Dios? Nuestro corazón se alegrará cuando estemos heridos, porque
será un buen signo»