Literario
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2ºBachillerato
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literarios
Federico García Lorca
Comentario Literario “La casa de Bernarda Alba”
(texto 3)
Nos encontramos ante un fragmento de la obra La casa de Bernarda Alba de Federico
García Lorca. Dicho fragmento se corresponde con la escena final del acto tercero y
último de la obra dramática.
Federico García Lorca nació en Granada en 1898. Estudió en la famosa Residencia de
Estudiantes música y pintura, disciplinas fundamentales para el desarrollo posterior de “La
Barraca”, una compañía teatral con la que recorrió tierras españolas. Fue director de
teatro, compositor de canciones, poeta y dramaturgo. Debido a su ideología y fama, fue
una de las víctimas mortales de la Guerra Civil Española.
Si analizamos el marco histórico en el que se sitúan Lorca y su obra, nos encontramos
con un periodo importante con la convivencia de Movimientos Vanguardistas con los
Novecentistas y la Generación del 27, a la que Lorca perteneció. En cuanto al ámbito
político de la época, entre 1923 y 1939 sucede la dictadura de Primo de Rivera, la
proclamación de la II República, y finalmente, la
Guerra Civil de 1936, año en el que Lorca escribió esta obra y en el que
desgraciadamente fue asesinado.
La casa de Bernarda Alba es la última obra dramática que escribió Lorca y su origen
es enigmático, es decir, no se conoció sobre su escritura hasta 1945, año en el que fue
editada. Los personajes están basados en personas reales y es innegable que los
sucesos reflejan la sociedad andaluza de la época; reprimida y con las preocupaciones
sobre el “qué dirán”. La obra comienza con el funeral del segundo marido de Bernarda,
tras el cual se impone un riguroso luto de 8 años. La hija mayor, Angustias, heredera del
dinero del primer marido de Bernarda, encuentra pretendiente, Pepe el Romano, lo que
produce la envidia de las otras hermanas y una situación conflictiva en la casa.
El carácter literario de este texto se puede observar en el hecho de que la finalidad del
autor es crear un texto con intención artística, transmitiendo a través del mismo una serie
de valores y sentimientos. Esta obra pertenece al género teatral, ya que puede ser
representada y su subgénero es el dramático debido al ambiente de la obra y a las
muertes que en ella suceden. En cuanto a las funciones del lenguaje, cabe destacar
tres; la apelativa, ya que se ve una clara relación entre el autor y el receptor por medio del
diálogo que presenta el texto; la poética, ya que se pretende embellecer el mensaje
mediante el uso de recursos literarios; y la expresiva, porque todos los personajes
expresan sus deseos y sentimientos.
El tema principal es la disputa entre Bernarda y sus hijas, el enfrentamiento entre
la tradición y los nuevos valores que quieren introducir las hijas. Otros temas son
la pasión, la frustación, la honra, el amor o la muerte.
La estructura externa de la obra sigue un orden cronológico, sin saltos en el tiempo. La
obra está dividida en tres actos. En el primero se halla la presentación (el duelo del
marido de Bernarda) y parte del desarrollo (el compromiso de Angustias). En el segundo
acto tienen lugar las primeras sospechas de los encuentros de Adela con Pepe el
Romano. Finalmente, en el tercer acto, se descubre la verdad, Adela muere y Bernarda
reafirma su autoridad sobre sus hijas.
En la estructura interna de la obra, asistimos al momento en el que Adela acaba de
encontrarse con Pepe el Romano, quien estaba prometido con su hermana Angustias.
Bernarda reprocha a su hija menor que tenga este comportamiento indigno y ella se
refugia en su dormitorio provocando el desenlace final y trágico, su suicidio. Pese a lo
que cabe esperar, Bernarda no rompe de dolor, sino de rabia e impotencia, e insiste en
que su hija “ha muerto virgen”.
En cuanto a los personajes, la obra está compuesta principalmente por personajes
femeninos, aunque aparece una gran presencia de Pepe el Romano, que a pesar de no
aparecer físicamente, es aludido constantemente por los demás personajes. Bernarda
es la protagonista, una mujer con un fuerte carácter autoritario, hasta el punto que los
demás personajes le temen. Bernarda tiene cinco hijas a las que trata con mano dura,
según los principios de la sociedad española de la época. Angustias es la hija mayor,
que es la única que puede comprometerse, lo cual hizo con Pepe el Romano. Adela es
la hija más joven y se podría decir que es la más rebelde de la familia debido a que es la
única que se enfrenta a su madre, reclamando su libertad. Amelia y Magdalena son
personajes secundarios. Amelia, a diferencia de Magdalena, tiene un gran aprecio a
Adela y al resto de sus hermanas. Martirio, otra hermana, es muy enamoradiza y ama en
secreto a Pepe el Romano. Como se ha comentado anteriormente, aunque Pepe no
interviene en el diálogo, es un personaje principal, ya que la enemistad entre las
hermanas gira en torno a él. Otros personajes son María Josefa, madre de Bernarda y
Poncia, quien es una de las dos criadas que trabajan para Bernarda, que conoce los
secretos del hogar y quien es capaz de advertir el conflicto entre las hijas.
Si se atiende al tiempo y el espacio, podemos ver cómo Lorca innova el teatro
convencional mediante el trazo de estos dos parámetros. La obra transcurre dentro de la
casa de Bernarda, en una habitación con paredes blancas y puertas de arco con cortinas,
esto simboliza la opresión. El único contacto con el exterior lo vemos a través del patio,
las ventanas y los encuentros entre Angustias y Pepe, o bien, Adela y el mismo, que para
las hijas es la única salida a la libertad. El fragmento ante el que nos encontramos se
desarrolla tanto en el patio interior como en la habitación de Adela. En lo que se refiere al
tiempo, la obra se desarrolla en un caluroso día de verano. El fragmento ante el cual nos
encontramos sucede en el anochecer, es decir, el fin del día y de los problemas. Es la
noche en el momento en el que se desencadena el desenlace.
Las acotaciones nos proporcionan información esencial sobre la puesta en escena y la
intención comunicativa del personaje. Sabemos por estas, que Adela rompe el bastón de
su madre y que también se ahorca, pues Poncia se lleva las manos al cuello. Por otro
lado, también aportan detalles como el tono de voz y los gestos.
El diálogo es dinámico debido a la facilidad con la que se puede leer, gracias a lo que
nos podemos imaginar la escena. En este fragmento en concreto predomina el estilo
coloquial con frases exclamativas, interrogativas e imperativas por la presencia de
discusión.
En cuanto al nivel léxico-semántico, encontramos palabras pertenecientes al campo
semántico de muerte como son “sangre”, “luto” o “hundiremos”, y también al del cuerpo
como son “cabeza”, “manos”, “dedos” o “cara”. Aparecen sinónimos como “muerte, fin” o
“vara, bastón”, y antónimos como “vida, muerte” o “entrar, salir”. Podemos observar que
la palabra más repetida en el fragmento es “silencio”, como símbolo de represión, y
también “bastón”, que representa la autoridad de Bernarda.
En el texto se encuentran recursos literarios, sobre todo metáforas como son “un rayo
entre los dedos”, “un río de sangre” y “un mar de luto”, todas hiperbólicas y de gran
fuerza expresiva debido al dramatismo de la escena. También podemos destacar
símiles: “respirando como si fuera un león”, “en voz baja como un rugido” (acotación).
Por otra parte, en la morfología predomina el de la segunda persona y sobre todo el
imperativo, usado por Bernarda hacia sus hijas (“déjala”, “abre”). Es importante destacar
el uso futuros, (“dominará”, “irás corriendo”), lo que le da al texto una sensación de
predicción. Sintácticamente, predominan las oraciones simples e incluso algunas
nominales, (“¡Adela!”, “¡Dios mío”), que ayudan al modo imperativo del texto , como
“maldita” o “por ella”. Además, destaca el uso de exclamativas e imperativas en las
intervenciones de Bernarda (“¡Esa es la cama de las mal nacidas!” o “¡Abre, porque
echaré abajo la puerta!). También podemos observar oraciones interrogativas retóricas
(“¿Por qué lo has dicho entonces?”, “¿Me habéis oído?”) que acentúan la idea y le dan
valor emocional.
Sin duda, nos encontramos ante una obra de teatro muy representativa de la sociedad
de la época, sobre todo la parte rural. Las personas se mueven por sus pasiones y
emociones y es lo que Lorca trata de representar: la lucha del deseo contra la realidad.
Federico García Lorca
Comentario Literario “La casa de Bernarda Alba”
(texto 1)
Nos encontramos ante un fragmento de la obra La casa de Bernarda Alba de Federico
García Lorca. Dicho fragmento se corresponde con el comienzo de la obra, en el acto
primero.
Federico García Lorca nació en Granada en 1898. Estudió en la famosa Residencia de
Estudiantes música y pintura, disciplinas fundamentales para el desarrollo posterior de “La
Barraca”, una compañía teatral con la que recorrió tierras españolas. Fue director de
teatro, compositor de canciones, poeta y dramaturgo. Debido a su ideología y fama, fue
una de las víctimas mortales de la Guerra Civil Española.
Si analizamos el marco histórico en el que se sitúan Lorca y su obra, nos encontramos
con un periodo importante con la convivencia de Movimientos Vanguardistas con los
Novecentistas y la Generación del 27, a la que Lorca perteneció. En cuanto al ámbito
político de la época, entre 1923 y 1939 sucede la dictadura de Primo de Rivera, la
proclamación de la II República, y finalmente, la
Guerra Civil de 1936, año en el que Lorca escribió esta obra y en el que
desgraciadamente fue asesinado.
La casa de Bernarda Alba es la última obra dramática que escribió Lorca y su origen
es enigmático, es decir, no se conoció sobre su escritura hasta 1945, año en el que fue
editada. Los personajes están basados en personas reales y es innegable que los
sucesos reflejan la sociedad andaluza de la época; reprimida y con las preocupaciones
sobre el “qué dirán”. La obra comienza con el funeral del segundo marido de Bernarda,
tras el cual se impone un riguroso luto de 8 años. La hija mayor, Angustias, heredera del
dinero del primer marido de Bernarda, encuentra pretendiente, Pepe el Romano, lo que
produce la envidia de las otras hermanas y una situación conflictiva en la casa.
El carácter literario de este texto se puede observar en el hecho de que la finalidad del
autor es crear un texto con intención artística, transmitiendo a través del mismo una serie
de valores y sentimientos. Esta obra pertenece al género teatral, ya que puede ser
representada y su subgénero es el dramático debido al ambiente de la obra y a las
muertes que en ella suceden. En cuanto a las funciones del lenguaje, cabe destacar
tres; la apelativa, ya que se ve una clara relación entre el autor y el receptor por medio del
diálogo que presenta el texto; la poética, ya que se pretende embellecer el mensaje
mediante el uso de recursos literarios; y la expresiva, porque todos los personajes
expresan sus deseos y sentimientos.
El tema principal es la disputa entre Bernarda y sus hijas, el enfrentamiento entre
la tradición y los nuevos valores que quieren introducir las hijas. Otros temas son
la pasión, la frustración, la honra, el amor o la muerte.
La estructura externa de la obra sigue un orden cronológico, sin saltos en el tiempo. La
obra está dividida en tres actos. En el primero se halla la presentación (el duelo del
marido de Bernarda) y parte del desarrollo (el compromiso de Angustias). En el segundo
acto tienen lugar las primeras sospechas de los encuentros de Adela con Pepe el
Romano. Finalmente, en el tercer acto, se descubre la verdad, Adela muere y Bernarda
reafirma su autoridad sobre sus hijas.
En la estructura interna de la obra, asistimos con la retirada de las vecinas y se
presenta a Bernarda indignada por la murmuraciones de las mujeres. Aparecen, además,
sus hijas Magdalena, Amelia, Martirio y Adela. Bernarda anuncia el luto que reinará en la
casa durante 8 años.
En cuanto a los personajes, la obra está compuesta principalmente por personajes
femeninos, aunque aparece una gran presencia de Pepe el Romano, que es aludido
constantemente por los demás personajes. Bernarda es la protagonista, una mujer con
un fuerte carácter autoritario, hasta el punto que los demás personajes le temen.
Bernarda tiene cinco hijas a las que trata con mano dura, según los principios de la
sociedad española de la época. Angustias es la hija mayor, que es la única que puede
comprometerse, lo cual hizo con Pepe el Romano. Adela es la hija más joven y se podría
decir que es la más rebelde de la familia debido a que es la única que se enfrenta a su
madre, reclamando su libertad. Amelia y Magdalena son personajes secundarios.
Amelia, a diferencia de Magdalena, tiene un gran aprecio a Adela y al resto de sus
hermanas. Martirio, otra hermana, es muy enamoradiza y ama en secreto a Pepe el
Romano. Aunque Pepe no interviene en el diálogo, es un personaje principal, ya que la
enemistad entre las hermanas gira en torno a él. Otros personajes son María Josefa,
madre de Bernarda y Poncia, quien es una de las dos criadas que trabajan para
Bernarda, que conoce los secretos del hogar y quien es capaz de advertir el conflicto
entre las hijas.
Si se atiende al tiempo y el espacio, podemos ver cómo Lorca innova el teatro
convencional mediante el trazo de estos dos parámetros. La obra transcurre dentro de la
casa de Bernarda, en una habitación con paredes blancas y puertas de arco con cortinas,
esto simboliza la opresión. El único contacto con el exterior lo vemos a través del patio,
las ventanas y los encuentros entre Angustias y Pepe, o bien, Adela y el mismo, que para
las hijas es la única salida a la libertad. El fragmento ante el que nos encontramos se
desarrolla en el patio interior. En lo que se refiere al tiempo, la obra se desarrolla en un
caluroso día de verano. El fragmento ante el cual nos encontramos sucede en plena luz
del día, se alude al calor por lo que se podría decir que se trata de mediodía.
Las acotaciones nos proporcionan información esencial sobre la puesta en escena y la
intención comunicativa del personaje. Sabemos por estas, que salen del interior de la
casa hacia el patio interior, el inicio del llanto de Magdalena y cuando Bernarda golpea el
bastón, que indica la autoridad que esta posee. Por otro lado, también aportan detalles
como el tono de voz y los gestos.
El diálogo es dinámico debido a la facilidad con la que se puede leer, gracias a lo que
nos podemos imaginar la escena. En este fragmento en concreto permite ver una intensa
crítica social: las mujeres tienen asignadas tareas que las repliegan al interior de la casa,
mientras que los hombres pueden experimentar la vida exterior, “eso tiene ser mujer”,
“Hilo y aguja para las hembras. Látigo y mula para el varón”. Además se hace referencia a
las diferencias de clase, “Eso tiene la gente que nace con posibles”.
En cuanto al nivel léxico-semántico, encontramos palabras que hacen referencia al agua
como son “río” o “pozos”. Aparecen sinónimos como “hombre, varón” o “mujer, hembra”, y
antónimos como “entrar, salir”. Podemos observar que la palabra más repetida en el
fragmento es “luto”, como símbolo de muerte.
En el texto se encuentran recursos literarios, metáforas como es “el veneno de sus
lenguas. También podemos destacar símil con tono exagerado, tratándose de una
hipérbole: “Igual que si hubiese pasado por ella una manada de cabras”. Además
aparecen múltiples símbolos como “Tome usted. (Le da un abanico redondo con flores
rojas y verdes)” como vitalidad o “Dame uno negro y aprende a respetar el luto de tu
padre” como muerte.
Por otra parte, en la morfología predomina el de la segunda persona y sobre todo el
imperativo, usado por Bernarda hacia sus hijas (“échales”, “dame”). Sintácticamente,
predominan las oraciones simples (“Eso tiene ser mujer”, “Yo no tengo calor”). Además,
destaca el uso de exclamativas (“¡Andar a vuestras cuevas a criticar todo lo que habéis
visto!” o “¡Cómo han puesto la solería!).
Sin duda, nos encontramos ante una obra de teatro muy representativa de la sociedad
de la época, sobre todo la parte rural. Las personas se mueven por sus pasiones y
emociones y es lo que Lorca trata de representar: la lucha del deseo contra la realidad.
Federico García Lorca
Comentario Literario “La casa de Bernarda Alba”
(texto 2)
Nos encontramos ante un fragmento de la obra La casa de Bernarda Alba de Federico
García Lorca. Dicho fragmento se sitúa al final del segundo.