1905 - El Nacimiento de Los Primeros Soviets en 1905

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EL NACIMIENTO DE LOS1905PRIMEROS

ANEXO 381

SOVIETS EN 19051
Nikolai Nikolaievich Demochkin

Fueron los obreros de la fábrica Alapaiev, en los Urales, quienes hicie-


ron la primera tentativa de crear un soviet en el curso de la primavera de
1905. Los Urales eran, al inicio de la primera revolución, una de las regio-
nes industriales más importantes de Rusia.

EL SOVIET DE ALAPAIEV
A fines de febrero de 1905, en respuesta, entre otras cosas, a una
baja salarial decidida por el patrón, los obreros de la fábrica decidieron
prepararse para la huelga. Se organizaron por taller, elecciones de diputa-
dos, encargados de negociar con la administración. El 6 de marzo, se
realizó la primera reunión de diputados, a la cual también fueron invita-
dos a participar los representantes de los mineros de Alapaiev. Los diputa-
dos debían decidir el desencadenamiento de la huelga y elaborar las rei-
vindicaciones que se presentarían frente a la administración de la empresa.
El propietario de la empresa, decidió decapitar la huelga que se estaba
preparando e hizo detener por la policía a los diputados electos. Los obre-
ros respondieron a esta medida haciendo huelga el 7 de marzo y eligiendo
nuevos diputados el 8. Al mismo tiempo, liberaron por la fuerza a sus
camaradas, internados en la dirección del cantón, echando a los policías y
al comandante militar de éste.
El 12 de marzo se realizó una reunión de los nuevos diputados
electos: 27 diputados de la fábrica Alapaiev y 6 diputados de los mine-
ros. Decidieron dar a su órgano el nombre de asamblea de diputados
obreros y eligieron como presidente al bolchevique Vetluguin.
Bajo el impulso de los diputados, los obreros hicieron huelga
de manera organizada. Obtuvieron la reducción de la jornada de
1
Extractos realizados por el CERMTRI de N. Demochkin, Soviety 1905 goga, organy
revoliovtsionnoï vlasti (gosoudarstviennoie izdatielstvo iouriditcheskoi literatoury), 1963. Traduc-
ción del francés del artículo publicado en Cahiers du Mouvement Ouvrier N° 25, CERMTRI,
París, diciembre de 2004-enero de 2005, pág. 46.
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trabajo, la anulación de las bajas salariales decidida anteriormente,


el aumento de la remuneración de las horas extras y la satisfacción
de varias reivindicaciones más. Cuando la huelga finalizó, no sólo se
mantuvo la asamblea, sino que ésta incluso desarrolló su actividad, mien-
tras que los comités de huelga sólo funcionaban durante la duración de
ésta. La asamblea de diputados organizó la elección de las comisiones
por talleres, que definieron las tarifas para cada producción, establecie-
ron la grilla de las calificaciones y controlaron la contratación y los des-
pidos de los trabajadores. Bajo la exigencia de los trabajadores, la direc-
ción de la empresa fue obligada a despedir a ciertos miembros del
personal de la administración de la empresa que habían perseguido a
los trabajadores de manera particularmente brutal.
La asamblea de los obreros extendió también su actividad hacia
los campesinos de las aldeas vecinas. Varias sociedades campesinas eli-
gieron diputados a la asamblea. El 18 de abril, se realizó una asamblea
común entre los diputados obreros y campesinos. Este fue el embrión
del primer soviet de los diputados obreros y campesinos. A su llamado,
los obreros y campesinos de la aldea de Alapaija celebraron el 1º de
mayo de forma organizada con una manifestación y un mitin lleno de
proclamas revolucionarias y discursos políticos.

EL SOVIET DE NADEJDIN
Es necesario poner el acento también en la actividad del soviet
de diputados obreros electo a fines de abril de 1905 en Nadejdin.
Numerosos diputados electos eran miembros del POSDR. El jefe
adjunto de la dirección de la gendarmería del gobierno (provincial)
de Perm destacaba en un informe a su jefe: “La mayoría de los elec-
tos son individuos reconocidos por su falta de civismo político y que
incluso están sometidos a investigaciones policiales por crímenes
contra el Estado”.
La administración de la empresa anuló los resultados de la elec-
ción de diputados. Se organizaron nuevas elecciones que dieron los
mismos resultados. La dirección de la empresa debió reconocer en-
tonces oficialmente a los diputados electos la función de intermedia-
rios de la fábrica, durante tanto tiempo como los obreros en los talle-
res lo decidieran. En total, fueron electos 25 diputados en los talleres;
entre los 25, fue formado un presidium de 10 diputados. El presi-
dente del soviet fue el bolchevique Dobrynin.
Luego de la primera reunión, los diputados decidieron llamar a su
organización, el soviet de los plenipotenciarios de los obreros. Desde los
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primeros días de su existencia, el soviet dirigió la lucha de los obreros


por la mejora de su situación económica y jurídica. La asamblea general
del 12 de mayo confirmó las reivindicaciones de los trabajadores frente
a la administración de la fábrica: la jornada de 8 horas, el aumento de
salarios, la instauración de un tribunal de camaradas cercano al soviet,
etc. El soviet, al no obtener la satisfacción de las reivindicaciones, decla-
ró una huelga que duró tres días.
Los patrones de la empresa, temerosos, fueron obligados a intro-
ducir la jornada de trabajo de 8 horas en los altos hornos y la reduc-
ción de media hora en los otros talleres, organizar un sistema de pro-
tección social de los obreros financiado por la empresa. Pero el soviet,
que nació primero como comité de huelga, desplegó lo esencial de su
actividad (como en la fábrica de Alapaiev) luego del fin de la huelga.
El soviet reglamentó la jornada de trabajo y el salario en la fábrica. Y,
bajo la decisión del soviet, el médico de la empresa, que había recha-
zado brindar a lo obreros certificados médicos afirmando que habían
sido golpeados por los policías, fue echado.
Finalmente, por decisión del tribunal de camaradas constituido jun-
to al soviet, toda una serie de alcohólicos y ladrones fueron expulsados de
la fábrica, así como el vigilante de policía y dos guardias. El soviet tomó el
control de la cooperativa obrera, cuya dirección comprendía esencialmente
a obreros y empleados de salarios altos, e instauró así su control sobre la
actividad de la policía local.
Un servicio de orden armado de 20 miembros fue creado junto al
soviet. Los obreros que formaban parte de él recibían sus armas bajo certi-
ficado librado por el secretario del soviet. No sólo las autoridades locales,
sino también las provinciales debieron tomar en cuenta la actividad del
soviet. Así, los diputados obtuvieron a principios de octubre de 1905, la
expulsión de la fábrica del procurador y del jefe adjuntos de la dirección de
la gendarmería.
El testimonio de este último ilustra la autoridad y el rol revolu-
cionario del soviet. Escribió: “El movimiento obrero que se constitu-
yó en la fábrica de Nadejdin se fortaleció de tal manera en octubre
que los diputados electos, entre los cuales se encuentran todos los
individuos ubicados bajo vigilancia, establecieron su comando como
ellos quisieron: ocuparon el teatro, el club y la biblioteca y alejaron a
su conveniencia a los suboficiales de la policía y a los funcionarios de
la fábrica. Por un decreto hecho por ellos el 2 de octubre, el procura-
dor adjunto y yo, nos hemos alejado de la fábrica. Un movimiento
similar se desarrolló en la fábrica vecina de Sosvin, de donde una tro-
pa armada nos ha echado”.
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EL SOVIET DE IVANOVO-VOZNESSENSK
Fue luego, entre los obreros de Ivanovo-Voznessensk, que apareció
el tercer soviet. El 9 de mayo, la conferencia del POSDR de la ciudad
decide llamar a una huelga general política para el 12 de mayo.
Al día siguiente, 10 de mayo, luego de un mitin de toda la ciu-
dad, los obreros elaboran sus reivindicaciones comunes y deciden cons-
tituir un órgano revolucionario para asumir la dirección directa de la
huelga, un consejo de plenipotenciarios. Y son electos 151 diputados,
de los cuales 17 son mujeres y 46, socialdemócratas bolcheviques. El
nuevo gobernador de la región de Ivanovo-Voznessensk, que venía de
acceder a sus funciones a principios de mayo, declara entonces que “toda
violencia ejercida por los obreros para intentar mejorar su bienestar
material debe ser considerada como criminal”. Prohibe a los obreros
reunirse en las calles y en las plazas de la ciudad. Pero esta decisión no
puede terminar con el combate de los obreros de Ivanovo-Voznessensk.
Estos se reúnen cada día en los márgenes de la ribera del Talka y en los
alrededores de la ciudad.
Durante la huelga, el soviet se convierte fundamentalmente en un
órgano del poder revolucionario. Prohíbe a los comerciantes aumentar
los precios de los comestibles y obliga a los depósitos de las fábricas a
entregar mercaderías a crédito a los obreros. Gracias a las medidas to-
madas por el soviet, los borrachos y las peleas terminaron en la ciudad,
a pesar de la existencia de alrededor de 200 cabarets. Los empresarios y
los funcionarios son obligados a contar con la fuerza real del soviet, que
pone fin a las expulsiones de los obreros huelguistas de las viviendas
pertenecientes a sus fábricas. Las autoridades locales no pueden hacer
imprimir sus documentos urgentes sin la autorización del soviet. El 20
de mayo, el soviet decide formar una milicia obrera para preservar el
orden en la ciudad e impedir provocaciones. En su resolución, decide
“formar una milicia de nuestro propio medio, una guardia protectora
formada por obreros, que deberá vigilar el orden en la ciudad y no dejar
que los talleres, fábricas, plantas retomen el trabajo aisladamente antes
que nosotros decidamos volver al trabajo. Las acciones de esta milicia
son dirigidas por los diputados electos por nosotros para negociar con
los empresarios y fabricantes. Esto siendo que, juzgamos necesario re-
cordar que si se le impide a los miembros de nuestra milicia ejercer estas
tareas, entonces, a pesar de toda nuestra voluntad de mantener el or-
den, no podemos garantizar su sostenimiento”.
El poder local prohibió la formación de la milicia, pero el soviet
no le obedeció. La milicia fue fundada y ejerció sus tareas con éxito. El
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soviet, en su reunión del 22 de mayo, decide “enviar la milicia obrera,


es decir la guardia de seguridad, a vigilar que se respete el orden en la
ciudad e impedir a los obreros de algunas fábricas y talleres aislados
retomar el trabajo”.
Los campesinos del distrito de Murom saludaron calurosamente la
lucha de los obreros de Ivanovo-Voznessensk. En una carta dirigida al
soviet, ellos escriben: “Nosotros, campesinos de Murom, habitantes de
tres aldeas, hemos escuchado decir que una huelga se desarrolla en Ivanovo.
Hemos escuchado decir que los obreros quieren obtener un mejoramien-
to de su existencia y nos alegramos que los obreros lo logren”.
Los campesinos del distrito de Chuia piden al soviet que les expli-
que cómo quitar la tierra a los grandes propietarios y desembarazarse de
los jefes provinciales.
En sus recuerdos sobre este período, Mijhail Frunze, miembro de la
fracción bolchevique de Ivanovo-Voznessensk escribe: “La huelga de mayo
detuvo la vida industrial de todo el distrito industrial de Ivanovo-
Voznessensk y de todas partes, de las localidades y aldeas más perdidas,
decenas de delegaciones afluían a Ivanovo-Voznessensk para pedir un con-
sejo, instrucciones, recomendaciones. Venían con las demandas más diver-
sas, desde la exigencia de oradores hasta la solicitud de una ayuda material.
Las demandas escritas eran aún más numerosas. Llenas de errores en las for-
mas, estaban al mismo tiempo penetradas de una fe profunda y desacostum-
brada en la potencia y capacidad del soviet de diputados obreros de Ivanovo-
Voznessensk, en la potencia sin límite de los socialdemócratas que los
dirigían y en sus cartas y pedidos, celebraban a los miembros de nuestro
partido”.
Un servicio de orden armado de 60 obreros fue constituido para pro-
teger las reuniones, las manifestaciones y los mítines. Numerosos fabrican-
tes fueron obligados a huir de la ciudad.
Para quebrar la resistencia de los obreros, las autoridades declararon
la ciudad en estado de sitio y procedieron a numerosos arrestos. Pero los
obreros continuaron haciendo huelga.
En su declaración a los fabricantes, advirtieron a estos últimos que
era imposible asustarlos ni con ejecuciones ni por hambre. “Nos hemos
sostenido un mes, nos sostendremos aún por mucho tiempo más”.
La actividad del soviet no se interrumpió. Sus reuniones se sostuvie-
ron regularmente. El soviet se convirtió cada vez más en el poder real en la
ciudad. Las autoridades locales y zaristas estaban manifiestamente exalta-
das. El gobernador de la provincia escribió el 16 de junio de 1905 al
ministro del Interior Trepov: “Si continuamos autorizando sus reunio-
nes, pueden, casi con seguridad, tomar un carácter antigubernamental;
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por otro lado si se las dispersa, entonces, el movimiento obrero les dará
el carácter de un levantamiento abierto (...) Las tropas son muy reticen-
tes frente a su rol de mantenimiento del orden”.
La burguesía exigió el envío a la ciudad de unidades suplementarias
del ejército y el arresto de los dirigentes del soviet. Al mismo tiempo, la
policía y los fabricantes, para intentar descomponer a las filas obreras,
enviaron en sus filas a provocadores y formaron grupos de esquiroles.
Pero el hambre hizo su aparición y, con la represión, obligó al
soviet a decidir el 27 de junio suspender la huelga, declarando: “Dadas
las acciones de la administración gubernamental, manifiestamente diri-
gidas hacia la defensa de los fabricantes y contra los obreros, dada la
llegada de una gran cantidad de tropas a la ciudad, dado que 47 días de
huelga consumieron nuestras fuerzas (...), declaramos que hemos deci-
dido retomar el trabajo a partir del 1º de julio, con la perspectiva de
consolidar nuestras fuerzas, con el fin de volver a comenzar la lucha por
nuestros derechos y reivindicaciones, que hemos presentado a los fabri-
cantes al principio de la huelga del 12 de mayo de 1905”.
El combate que había llevado adelante, permitió al proletariado de
Ivanovo-Voznessensk, obtener la reducción del tiempo de trabajo, el au-
mento del salario, la mejora de las condiciones sanitarias. Al mismo tiempo
que decidió detener la huelga, el soviet anunció su decisión de disolverse.
Pero, incluso después de esta disolución, los obreros consideraron a sus
antiguos diputados como sus plenipotenciarios en la reglamentación de los
conflictos con los fabricantes.
Bajo la influencia de la huelga de Ivanovo-Voznessensk y de la activi-
dad del soviet de la ciudad, apareció en Kostroma un soviet de diputados-
huelguistas. El gobernador de la provincia de Kostroma, en un informe al
departamento de la policía del 3 de septiembre, escribía: “No hay ninguna
duda que la duración de la huelga de Ivanovo-Voznessensk y las circuns-
tancias en las cuales se desarrolló y de las cuales fue acompañada, en rela-
ción con la agitación desarrollada por individuos que se definieron como
miembros del partido socialdemócrata, han influido sensiblemente en el
desarrollo de la huelga de Kostroma”.

EL SOVIET DE KOSTROMA
Después del fracaso de una primera huelga en mayo, los trabaja-
dores de Kostroma volvieron a la huelga en julio. Para dirigir a su
movimiento, eligieron 108 diputados. La primera reunión del soviet
de diputados-huelguistas se sostuvo el 6 de julio. La reunión elaboró
la lista de reivindicaciones y decidió excluir del soviet a las Centurias
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Negras que intentaban diseminar el pánico para quebrar la huelga


general.
Las asambleas obreras generales se realizaban cada día cerca de la
ribera del Kostroma. Discutían sobre sus necesidades, se difundían fo-
lletos y los oradores socialdemócratas intervenían allí. El soviet se re-
unía dos veces por día. Constituyó una comisión de huelga de 12 miem-
bros y una milicia popular de 110 miembros. La comisión, que reunía
a los obreros que tenía más autoridad, llevaba en el nombre del soviet
las negociaciones con las autoridades locales y los fabricantes. El soviet
designó a cuatro recaudadores que disponiendo de carnets de recibos
especiales y certificados firmados por el presidente y el secretario del
soviet, recolectaban dinero entre la población para el apoyo a los obre-
ros que se encontraban en una situación particularmente difícil. Cuan-
do la policía detuvo un día a uno de los recaudadores, el soviet dirigió
una protesta al gobernador y el recaudador detenido fue inmediata-
mente liberado. En respuesta a una exigencia del soviet, la Duma mu-
nicipal (consejo municipal) aportó con 1.000 rublos para el sostén de
los huelguistas.
Los representantes del soviet declararon a los fabricantes y al go-
bernador que ellos mismos asegurarían el orden en la ciudad y en las
empresas, y no admitieron ninguna violencia fuera del lado que fuera:
“Nosotros, obreros en huelga –afirma la resolución adoptada por el so-
viet con respecto a este tema– garantizamos la tranquilidad, la calma y
el orden, y la inviolabilidad de los miembros de la administración de la
fábrica y exigimos al mismo tiempo que ni el ejército ni la policía inter-
vengan en nuestra pacífica huelga”.
Las autoridades locales y los fabricantes debieron tener en cuenta las
decisiones del soviet.
La lucha de los obreros de Kostroma obligó a los fabricantes a dar
concesiones. La jornada de trabajo fue reducida a 10 horas, las tarifas de
pago de algunas categorías de trabajos fueron elevadas y las condiciones de
trabajo fueron mejoradas.
Sin embrago, al mismo tiempo que llevaban adelante las negociacio-
nes con los obreros, los jefes de empresa se preparaban para dar un golpe
contra los huelguistas. Los Cosacos fueron llamados a la ciudad y la tropa
entró en las fábricas. Los fabricantes intentaron también utilizar esquiro-
les, pero la milicia obrera no los dejó penetrar en las fábricas en huelga.
El agotamiento de los recursos materiales de los obreros luego de una
huelga que duró un mes, obligó al soviet a detener el combate. Los obreros
retomaron el trabajo a partir del 27 de julio previniendo a los fabricantes
que se preparaban “para una nueva lucha, aún más decidida”.

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