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PATER NOSTER SALVE REGINA

Pater Noster, qui es in caelis, Salve, Regina, mater misericordiae;


sanctificétur nomen Tuum, vita dulcendo et spes nostra, salve.
adveniat Regnum Tuum, Ad te clamamus, exules, filii Evae.
fiat volúntas tua, Ad te suspiramus,
sicut in caelo et in terra. gementes et flentes
Panem nostrum cotidiánum in hac lacrimarum valle.
da nobis hódie, Eia ergo advocata nostra,
et dimitte nobis débita nostra, illos tuos misericordes oculos
sicut et nos dimittímus ad nos converte.
debitóribus nostris; Et Iesum,
et ne nos indúcas in tentationem, benedictus fructus ventris tui,
sed libera nos a malo. nobis post hoc exsilium ostende.
O clemens, O pía,
o dulcis Virgo María.
GLORIA
Gloria Patri, et Fili, et Spiritui Sancto.
Sicut erat in principio, et nunc et semper,
et in saeccula saeculorum,
amen.
AVE MARIA Acordaos
Ave María, Acordaos, oh piadosísima Virgen María!,
gratia plena, que jamás se ha oído decir
Dominus tecum, que ninguno de los que han acudido a vuestra
benedicta tu in muliéribus, protección, implorando tu auxilio, haya sido
et benedictus fructus ventris tui Iesus. desamparado.
Animado por esta confianza,
Sancta Maria, Mater Dei, a Vos acudo, Madre, Virgen de la vírgenes,
ora pro nobis peccatoribus, y gimiendo bajo el peso de mis pecados
nunc et in ora mortis nostrae. me atrevo a comparecer ante Vos.
Amen. Madre de Dios, no desechéis mis súplicas,
antes bien, escuchadlas y acogedlas
benignamente.
Amén.

Anima Christi ANGELUS


"Anima Christi, sanctifica me. V. Angelus Domini nuntiávit Mariae;
Corpus Christi, salve me. R. Et concépit de Spíritu Sancto.
Sanguis Christi, inebria me. Ave Maria....
Aqua lateris Christi, lava me. V.Ecce ancilla Dómini;
Passio Christi, conforta me. R. Fiat mihi secundum verbun tuum.
O bone Iesu, exaudi me. Ave Maria...
Intra tua vulnera absconde me. V. Et Verbum caro factum est;
Ne permittas me separari a te. R. Et habitávit in nobis.
Ab hoste maligno defende me. Ave Maria...
In hora mortis meae voca me. V. Ora pro nobis, Sancta Dei Génetrix
Et iube me venire ad te, R. Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.
ut cum Sanctis tuis laudem te Orémus
in saecula saeculorum. Gratiam tuam, quaesumus, Dómine,
Amen." méntibus nostris infúnde: ut qui, Angelo nuntiánte,
Christi Fílii tui Incarnatiónen cognóvimus,
per passiónem ejus ad crucem ad resurrectiónis
glóriam perducámur.
Per eúndem Christum Dóminum nostrum.
R. Amen.
VENI, CREATOR SPIRITUS MAGNIFICAT
Veni, Creator Spiritus, mentes tuorum visita, Magnificat anima mea Dominum;
imple superna gratia quae tu creasti pectora. Et exultavit spiritus meus in Deo salutari meo,
Quia respexit humilitatem ancillae suae; ecce enim
Qui diceris Paraclitus, altissimi donum Dei, ex hoc beatam me dicent omnes generationes.
fons vivus, ignis, caritas, et spiritalis unctio. Quia fecit mihi magna qui potens est, et sanctum
nomen ejus,
Tu, septiformis munere, digitus paternae dexterae, Et misericordia ejus a progenie in progenies
Tu rite promissum Patris, sermone ditans guttura. timentibus eum.
Fecit potentiam brachio suo;
Accende lumen sensibus, infunde amorem Dispersit superbos mente cordis sui.
cordibus, Deposuit potentes de sede, et exaltavit humiles.
infirma nostri corporis virtute firmans perpeti. Esurientes implevit bonis, et divites dimisit inanes.
Sucepit Israel, puerum suum, recordatus
Hostem repellas longius, pacemque dones misericordiae suae,
protinus, Sicut locutus est ad patres nostros, Abraham et
ductore sic te praevio vitemus omne noxium. semeni ejus in saecula.

Per te sciamus da Patrem, noscamus atque Filium; Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto
Te utrisque Spiritum credamus omni tempore. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in
saecula saeculorum. Amen.
Deo Patri sit gloria, et Filio, qui a mortuis
surrexit, ac Paraclito, in saeculorum saecula.
Amen
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA
DE SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONTFORT
¡Salve, María , amadísima Hija del Eterno Padre;
salve María, madre admirable del Hijo; salve, María, fidelísima Esposa del Espíritu Santo;
salve, María, mi amada Madre, mi amable Maestra, mi poderosa Soberana;
salve, gozo mío, gloria mía, mi corazón y mi alma! Sois toda mía por misericordia, y
yo soy todo vuestro por justicia, pero todavía no o soy bastante.
De nuevo me entrego a Ti todo entero en calidad de eterno esclavo,
sin reservar nada, ni para mí, ni para otros.

Si algo ves en mí que todavía no sea tuyo, tómalo enseguida, te lo suplico, y hazte dueña absoluta de
todos mis haberes para destruir y desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrada a Dios y plantar y
levantar y producir todo lo que os guste.

La luz de tu fe disipe las tinieblas de mi espíritu; tu humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; tu
contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; tu continua vista de Dios
llene de su presencia mi memoria, el incendio de caridad de tu corazón abrase la tibieza y frialdad del
mío; cedan el sitio a tus virtudes mis pecados; tus méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento.
En fin, queridísima y amadísima Madre, haz, si es posible, que no tenga yo más espíritu que el tuyo para
conocer a Jesucristo y entender sus divinas voluntades; que no tenga más alma que la tuya para alabar y
glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el tupo para amar a Dios con amor puro y con amor
ardiente como Tú.

No pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni contentos, ni aun espirituales. Para Ti el ver claro, sin
tinieblas; para Ti el gustar por entero sin amargura; para Ti el triunfar gloriosa a la diestra de tu Hijo, sin
humillación; para Ti el mandar a los ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin resistencia, y
el disponer en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios.

Esta es, divina María, la mejor parte que se te ha concedido, y que jamás se te quitará, que es para mí
grandísimo gozo. Para mí y mientras viva no quiero otro sino el experimentar el que Tú tuviste: creer a
secas, sin nada ver y gustar; sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo,
continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Ti, sin interés, como el más vil de los
esclavos. La sola gracia, que por pura misericordia te pido, es que en todos los días y en todos los
momentos de mi vida diga tres amenes: amén (así sea) a todo lo que hiciste en la tierra cuando vivías;
amén a todo lo que haces al presente en el cielo; amén a todo lo que obras en mi alma, para que en ella
no haya nada más que Tú, para glorificar plenamente a Jesús en mí, ahora y en la eternidad. Amén.

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