Antropolog

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 3

De niciones:

Cultura: conjunto aprendido de tradiciones y estilos de vida, socialmente


adquiridos, de los miembros de una sociedad, que incluye sus modos
pautados y repetitivos de pensar, sentir y actuar (es decir, su conducta).
La cultura es ese todo complejo que comprende conocimientos,
creencias, arte, moral, derecho, costumbres y otras capacidades y
hábitos adquiridos por el ser humano como miembro de una sociedad.

Enculturación: experiencia de aprendizaje parcialmente consciente y


parcialmente inconsciente a través de la cual la generación de más edad
incita, induce y obliga a la generación más joven a adoptar los modos de
pensar y comportarse tradicionales. La enculturización se basa,
principalmente, en el control que la generación de más edad ejerce sobre
los medios de premiar y castigar a los niños. Cada generación es
programada no solo para replicar la conducta de la generación anterior
sino también para premiar la conducta que se adecue a las pautas de su
propia experiencia de endoculturación y castigar, o al menos no premiar,
la conducta que se aleja de estas.

Etnocentrismo: creencia en que nuestras propias pautas de conducta


son siempre naturales, buenas, hermosas, deseables o importantes, y
que los extraños, por el hecho de actuar de forma diferente, viven según
modos salvajes, inhumanos, repugnantes o irracionales. Las personas
intolerantes hacia las diferencias culturales, normalmente, ignoran el
siguiente hecho: Si hubieran sido enculturizados en el seno de otro grupo,
todos los estilos de vida supuestamente salvajes, inhumanos,
repugnantes e irracionales serían ahora los suyos.

Relativismo cultural: creencia en que toda pauta cultural es,


intrínsecamente, tan digna de respeto como las demás. Esta corriente
a rma que cada cultura debe entenderse dentro de sus propios términos.
Así pues, no sería posible establecer un punto de vista universalmente
válido desde el que juzgar todas las culturas. No habría, por tanto, unas
culturas superiores a otras sino que cada cultura sería una con guración
única e inconmensurable.
fi
fi
fi
Perspectivas emic y etic:

A la hora de aproximarse a las diferentes culturas, los antropólogos


suelen asumir dos perspectivas: la perspectiva emic o la perspectiva etic.
Desde la perspectiva emic los observadores emplean conceptos y
distinciones que son signi cativos y apropiados para los participantes de
la cultura analizada. La prueba de la adecuación de las descripciones y
análisis emic es su correspondencia con una visión del mundo que los
participantes nativos aceptan como real, signi cativa o apropiada. Al
llevar a cabo la investigación en el modo emic, los antropólogos tratan de
adquirir un conocimiento de las categorías y las reglas necesarias para
pensar y actuar como un nativo. Intentan averiguar, por ejemplo, qué
regla subyace en el uso del término de parentesco para la madre y la
hermana de la madre entre los bathonga; o cuándo es apropiado humillar
a los huéspedes entre los kwakiutl; o entre los quinceañeros
norteamericanos, cuándo se puede quedar para salir con un chico o una
chica.

En cambio, la prueba de la adecuación de las descripciones etic es,


sencillamente, su capacidad para generar teorías cientí cas sobre las
causas de las diferencias y semejanzas socioculturales. En vez de
emplear conceptos que sean necesariamente reales, signi cativos y
apropiados desde el punto de vista del nativo, el antropólogo se sirve de
categorías y reglas derivadas del lenguaje de la ciencia que a menudo le
resultarán poco familiares al nativo. Los estudios etic comportan con
frecuencia la medición y yuxtaposición de las actividades y
acontecimientos que los informadores nativos encuentran inadecuados o
carentes de signi cado.

El siguiente ejemplo demuestra la importancia de la diferencia entre el


comportamiento de tipo emic y el de tipo etic en aspectos no lingüísticos
de una cultura. En el distrito de Trivandrum del estado de Kerala, en la
India meridional, los agricultores insistían en que nunca acortarían
deliberadamente la vida de uno de sus animales, en que nunca lo
matarían ni lo dejarían morir de hambre, y a rmaban la prohibición hindú
contra el sacri cio del ganado vacuno. Sin embargo, entre los agricultores
fi
fi
fi
fi
fi
fi
fi
de Kerala la tasa de mortalidad de los terneros es casi el doble que la de
las crias de sexo contrario. De hecho, el número de hembras de 0-1 años
supera al de machos del mismo grupo de edad en una proporción de 100
a 67. Los mismos agricultores son plenamente conscientes de que los
segundos tienen más probabilidades de morir que las primeras, pero
atribuyen la diferencia a la relativa “debilidad” de los machos. “Los
machos —suelen decir— enferman más a menudo”. Al preguntarles cómo
explican esta propensión, algunos sugirieron que los machos comían
menos que las hembras. Finalmente, varios de ellos admitieron que esto
se debía a que solo se les permitía permanecer unos pocos segundos
junto a las ubres de la madre. Pero a nadie se le ocurrió a rmar que,
dada la escasa demanda de animales de tiro en Kerala, se decide
sacri car a los machos y criar a las hembras.

La perspectiva emic de la situación es que nadie, consciente o


voluntariamente, acortaría la vida de un ternero. Una y mil veces los
agricultores a rmaban que todas las crías, independientemente de su
sexo, tenían derecho a la vida. Pero la dimensión etic de la situación es
que la proporción de sexos en el ganado vacuno se ajusta de un modo
sistemático a las necesidades de la ecología y la economía locales
mediante un “bovicidio” preferencial de los machos. Aunque no se
sacri can los terneros indeseados, se los deja morir de hambre con
mayor o menor rapidez.
fi
fi
fi
fi

También podría gustarte