Jesús Único Salvador
Jesús Único Salvador
Jesús Único Salvador
El interrogante fue planteado por el purpurado bávaro este sábado al intervenir en el Congreso
«Cristo: Camino, Verdad y Vida», que ha reunido del 28 de noviembre al 1 de diciembre a
algunos de los teólogos más respetados del mundo en la Universidad Católica San Antonio de
Murcia (UCAM).
«¿No es una arrogancia hablar de verdad en cosas de religión y llegar a afirmar haber hallado
en la propia religión la verdad, la sola verdad?», añadió el prefecto de la Congregación para la
Doctrina de la Fe.
Ante un auditorio de casi tres mil personas, en gran parte jóvenes, el cardenal Ratzinger
constató que «hoy se ha convertido en un eslogan de una enorme repercusión rechazar como
simultáneamente simplistas y arrogantes a todos aquellos a los cuales se puede acusar de
creer que "poseen" la verdad».
«Estas personas, según parece, no son capaces de dialogar y por consiguiente no se les
puede tomar en serio, pues la verdad no la "posee" nadie --añadió exponiendo las tesis del
relativismo--. Sólo podemos estar en busca de la verdad. Pero --y esto hay que objetar en
contra de esta afirmación--, ¿de qué búsqueda se trata aquí, si no puede llegar nunca a la
meta?».
«¿Busca realmente, o es que no quiere hallar la verdad, porque lo que va a hallar no debe
existir?», siguió preguntando.
«Naturalmente la verdad no puede ser una posesión --aclaró--; ante ella debo tener siempre
una humilde aceptación, siendo consciente del riesgo propio y aceptando el conocimiento como
un regalo, del que no soy digno, del que no puedo vanagloriarme como si fuera un logro mío».
«Si se me ha concedido la verdad, la debo considerar como una responsabilidad, que supone
también un servicio para los demás --explicó--. La fe además afirma que la desemejanza entre
lo conocido por nosotros y la realidad propiamente dicha es infinitamente mayor que la
semejanza (Lat IV DS 806)».
En realidad, el arrogante es el relativista, según Ratzinger. «¿No es una arrogancia decir que
Dios no nos puede dar el regalo de la verdad?»; preguntó de nuevo. «¿No es un desprecio de
Dios decir que hemos nacido ciegos y que la verdad no es cosa nuestra?».
Por tanto, consideró, «lo único que podemos hacer es reconocer con humildad que somos
mensajeros indignos que no se anuncian a sí mismos, sino que hablan con santa timidez de lo
que no es nuestro, sino de lo que proviene de Dios».
«Sólo así se hace inteligible el encargo misionero, que no puede significar un colonialismo
espiritual, una sumisión de los demás a mi cultura y a mis ideas», subrayó. «La misión exige,
en primer lugar, preparación para el martirio, una disposición a perderse a sí mismos por amor
a la verdad y al prójimo».
«Sólo así la misión es creíble», concluyó. «La verdad no puede ni debe tener ninguna otra
arma que a sí misma».
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San Pedro dijo: "Porque no hay bajo el cielo otro nombre (que Jesús) dado a los hombres por
el que nosotros debamos salvarnos.» -Hechos 4,12. Como otras enseñanzas, esta debe ser
entendida a la luz de toda la Sagrada Escritura y de la sabiduría que el Espíritu Santo da a su
Iglesia a través de los siglos. Ver: desarrollo de la doctrina
San Pablo en 1 Tim 2,4: (Dios) que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al
conocimiento pleno de la verdad. ¿Como se reconcilia este deseo de Dios con lo dicho arriba
por S. Pedro y el hecho de que tanta gente muere sin conocer a Jesús?
Los Santos Padres enseñaron que no hay salvación fuera de la Iglesia. Cipriano, por ejemplo,
dijo: "No puedes tener a Dios como Padre si no tienes a la Iglesia como madre". Sin embargo
estas enseñanzas se referían a aquellos que, habiendo conocido la fe verdadera, la
rechazaron.
San Agustín pensaba que, habiéndose proclamado el Evangelio en todas partes, los judíos y
otros que no aceptaban a Jesús serían condenados. Esta enseñanza tuvo mucha influencia
porque la Iglesia buscaba la interpretación correcta de lo dicho por S. Pedro. Pero la
interpretación de S. Agustín no llegó a ser universalmente aceptada. Hemos de recordar que
aun los Padres y los santos cometen errores en aquella materia que no está claramente
definida.
Mas tarde Santo Thomas de Aquino también enseñó sobre la necesidad de pertenecer a la
Iglesia para salvarse pero al mismo tiempo enseñó sobre la posibilidad del "bautismo de
deseo": Uno puede obtener salvación sin ser de hecho bautizado, si la persona deseó el
bautismo, tal deseo es el resultado de la fe que actúa por medio de la caridad, por la que Dios,
cuyo poder no está atado a los sacramentos visibles, santifica la persona interiormente. (ref.:
Summa Theologiae III, q.68, a.2).
El Papa Pío IX en Singulari Quadam enseñó la doctrina de "no salvación fuera de la Iglesia"
con algunos importantes matices. Enseñó, por ejemplo que algunos trabajan en "ignorancia
invencible" sobre nuestra religión pero observan con perseverancia la ley natural y sus
preceptos que Dios ha "inscrito en el corazón de todos". Estos están listos para obedecer a
Dios y viven una vida honesta y recta por lo que pueden, por la obra de la luz divina y la gracia,
alcanzar la vida eterna".
Ochenta años después de la encíclica de Pius IX, el Papa Pio XII publicó Mystici Corporis en
1943. En ella enseña que los que están fuera de la Iglesia Católica deben ser prestos en seguir
las mociones interiores de la gracia y rescatarse de ese estado en el que no pueden estar
seguros de su propia salvación. Porque, aunque, en cierto deseo inconsciente ellos puedan
estar relacionados al Cuerpo Místico del Redentor, pueden quedar desprovistos de tantos y tan
poderosos dones y ayudas del cielo que solo se pueden gozar dentro de la Iglesia Católica.
En 1949, una carta del Santo Oficio al Arzobispo Cushing hace referencia a la encíclica de Pio
XII: El Papa censura aquellos que excluyen de la salvación eterna a todos los hombres que se
adhieren a la Iglesia solo con un deseo implícito; también censura aquellos que falsamente
mantienen que los hombres pueden salvarse igualmente en todas las religiones"
Entre los Concilios Vat. I y Vat. II, el teólogo Ives Congar enseñó que "elementos" de la única
Iglesia verdadera existen fuera de sus fronteras visibles. Otro teólogo, Henri de Lubac continuó
esa línea. Ambos fueron periti (Latín "expertos") oficiales en el Vatican II y ambos han sido
nombrados cardenales por el Papa Juan Pablo II.
El Concilio Vaticano II no cambió la doctrina sino que cristalizó casi 1900 años de desarrollo
teológico.
Refiriéndose a los cristianos no católicos, el Decreto sobre el Ecumenismo enseñó que ellos
también llevan a cabo muchas acciones sagradas de nuestra religión cristiana. Estas acciones
pueden verdaderamente engendrar una vida de gracia y pueden proveer acceso a la
comunidad de salvación. Aunque tienen defectos, estas comunidades no carecen de
significado e importancia en el misterio de salvación ya que el Espíritu de Cristo las utiliza como
medio de salvación. Pero estos medios de salvación derivan su eficacia de la misma plenitud
de gracia y verdad confiados a la Iglesia Católica.
Es verdad que los no cristianos -lo ha recordado el Concilio Vaticano II- pueden «conseguir» la
vida eterna «bajo el influjo de la gracia», si «buscan a Dios con corazón sincero» (Lumen
gentium, 16). Pero en su búsqueda sincera de la verdad de Dios, ellos de hecho están
«ordenados» a Cristo y a su Cuerpo, la Iglesia (ver allí mismo). Se encuentran, por tanto, en
una situación deficitaria, si se compara con la de aquellos que, en la Iglesia, tienen la plenitud
de los medios salvíficos. Así se entiende que, siguiendo el mandato del Señor (ver Mt 28,19-20)
y como exigencia del amor a todos los hombres, la Iglesia «anuncia, y tiene la obligación de
anunciar incesantemente a Cristo que es "el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 14,6), en quien
los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas
las cosas» (Nostra aetate, 2).
"Las ´semillas de verdad´ son efecto del Espíritu de verdad que actúa más allá de los confines
visibles del Cuerpo Místico y que sopla donde quiere".
"A través de la práctica de lo que es bueno en sus propias tradiciones religiosas, y siguiendo
los dictados de su conciencia, los miembros de las otras religiones responden positivamente a
la invitación de Dios y reciben la salvación en Jesucristo, aunque no lo reconozcan como su
Salvador".
Esta actitud de respeto y diálogo, concluyó Juan Pablo II, "constituye un debido reconocimiento
de las ¨semillas del Verbo¨ y de los ¨gemidos del Espíritu¨. Y prepara el anuncio del Evangelio
"en espera de los tiempos dispuestos por la misericordia del Señor".
«La mejor manera para avanzar es el diálogo auténtico entre cristianos y musulmanes, basado en
la verdad e inspirado por el sincero deseo de conocernos mejor mutuamente, respetando las
diferencias y reconociendo lo que tenemos en común». Benedicto XVI, Turquía, 28 Nov.06
Recuerdo que el año pasado, en el momento del intercambio con la asamblea, una persona del público me
preguntó si al menos podía aceptar que Mahoma fue el último de los profetas y el más grande.
Dirigiéndome a un público compuesto de musulmanes, antes de responder, le pregunté a mi vez: «Si yo
hiciera una pregunta análoga sobre Jesucristo, por ejemplo pidiendo a un profesor musulmán que admita
al menos que Jesucristo es tan grande como Mahoma, ¿considerarían que es un buen musulmán si, por
complacerme, me diera la razón? Ustedes preferirían --creo yo-- que fuera coherente con su fe incluso a
costa de disgustarme con su respuesta. Pienso que ustedes quieren de mí una respuesta como mujer
católica y no apreciarían una respuesta de componenda para complacerles. No me considerarían una
buena cristiana católica. Por ello les respondo como cualquier católico debería responder: con sinceridad
y serenidad».
Recuerdo que este razonamiento tocó cuerdas profundas en mis colegas musulmanes que me
manifestaron un gran aprecio por la sinceridad y transparencia demostrada, y también por mi valor al
darles una respuesta que ciertamente no era totalmente aceptable para un musulmán.
Un profesor me dijo: «doctora Morali, nosotros queremos dialogar con católicos de verdad, no con
católicos a medias, aunque esto sea ciertamente bastante más difícil. Siga así, por favor».
De nuestro correo:
Ustedes los católicos son verdaderamente orgullosos... ¿Quién les dijo o les dio la
autoridad para proclamarse como la única religión? ¿Quién o por qué creen que el suyo es el
único Dios?
Alá, Yahvé, Jeová... Llámalo como quiera, pero él es universal...
¿No se han dado cuenta que todas las religiones suben la misma montaña por diferentes
caminos?
Respuesta
Querido amigo:
Todas las religiones tienen semillas de verdad y en todas el hombre sincero puede elevar su
corazón a Dios en oración. Eso creemos.
Pero no todas las religiones son iguales. Si las religiones son invento humano, sería cierta tu tesis:
todas las religiones serían tan solo diferentes caminos al mismo fin. Pero en verdad Dios se ha
revelado a los hombres. Nos ha enviado a su Hijo. Es cierto que hay un solo Dios y que es para
todos. Pues bien ese Dios tiene derecho de darse a conocer y lo hizo plenamente en Jesús.
Jesús: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí". Juan 14,6.
Si creemos en Jesús no queda otra alternativa sino compartirlo con todos. Compartir no es
imponer sino dar libremente lo que hemos recibido. Es cierto que muchos cristianos no han
vivido su fe. ¿Vamos por eso a negarle a otros la oportunidad de conocerle? Sería una gran
falta de amor no compartir el don que hemos recibido gratis.
Fe Sí; Religión NO
En el camino de la búsqueda espiritual he aprendido que las religiones son creaciones humanas y
mundanas. Es la fe y el credo lo que es divino.
Yo entiendo perfectamente que como miembro activo y fervoroso de la iglesia católica le es imposible no
sugerir su credo propio como la mejor opción y de hecho el único y verdadero camino, pero creo que eso
no deberia implicar el cuestionar irrespetuosamente otras creencias porque si Jesús hablo de amor
entonces ciertamente nunca clasifico ni dividio a los humanos. De hecho recuerdo que hay un pasaje de la
biblia en el que él dice "dichosos aquellos que son juzgados por sus creencias".
RESPUESTA
Querido hermano
Dices las religiones son humanas pero la fe y el credo es divino. Pero si entendemos el significado de
"religión" como "vincularse a Dios por medio de la fe", entonces queda claro que en el momento que
profesamos creer en Dios y le respondemos con fe, ya entramos en la religión. De manera que decir:
"tengo fe en Dios pero no soy religioso" sería una contradicción.
¿Son todas las religiones iguales? En ese caso Dios tendríamos que concluir que Dios nunca se ha
revelado. ¿Acaso Dios no tiene derecho de darse a conocer cada vez mas claramente? Para eso fue que
envió a su Hijo al mundo. Antes de decir que Jesús es uno mas es necesario darle la oportunidad de
hablarnos al corazón. Mira esto desde la perspectiva de Dios. Nuestra parte es responder. MEDITA EL
EVANGELIO Y PONDERA LAS ENSEÑANZAS DE JESUS Y DIME SI DEJA LUGAR PARA
RELATIVISMO. El es la luz que ha brillado en las tinieblas.
Ninguna otra religión fuera de la Cristiana cree que Dios se hizo hombre por amor a nosotros. Otras solo
se fundamentan en “profetas” que dicen que oyeron a Dios. Ninguno compara a Cristo.
Si crees que Jesus no es Dios entonces crees que El es un mentiroso. Si fuera así, no sería ni siquiera un
hombre bueno. Sería un blasfemo ya que el mismo dijo ser Dios. ¿CREES TU ESO DE JESUS? NO TE
PUEDES QUEDAR EN EL MEDIO. SI O NO.
El catecismo enseña: "nadie debe estar obligado contra su voluntad a abrazar la fe. En
efecto, el acto de fe es voluntario por su propia naturaleza" CIC # 160. Pero el respeto y la
tolerancia no deben conducir al relativismo. Dios nos ha revelado la verdad sobre si mismo y
sobre sus designios para los hombres y estas verdades son necesarias para la plena
realización del hombre y su salvación.
Quien encuentra a Cristo es como quien caminaba en la oscuridad con una vela. Cuando salió
el sol todo quedó iluminado y su camino se hizo rápido y seguro. Ahora es capaz de ver toda la
hermosura del paisaje que antes permanecía en penumbras. Igualmente, cuando aparece
Jesucristo el alma queda iluminada por una luz inefable de la verdad divina.
Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no
perezca, sino que tenga vida eterna. -Juan 3,16
Jesús nos revela con su vida y sus palabras el infinito amor de Dios por cada uno de nosotros.
El Espíritu Santo nos comunica este amor y nuestra vida es profundamente transformada y
santificada. ¡descubrimos que no solo existe un Dios sino que somos sus hijos, capaces de
participar en su vida divina! Esta gracia que experimentamos tiene un efecto transformador
manifiesto en nuestro cambio de vida. Somos liberados de las ataduras del pecado que antes
nos dominaban. El encuentro con Cristo nos capacita para una vida nueva. Esta realidad es
testimoniada en la historia a través de los santos. "Por sus frutos los conoceréis" -Mateo 7,16.
A mí, el menor de todos los santos, me fue concedida esta gracia: la de anunciar a los gentiles
la inescrutable riqueza de Cristo, y esclarecer cómo se ha dispensado el Misterio escondido
desde siglos en Dios, Creador de todas las cosas, para que la multiforme sabiduría de Dios
sea ahora manifestada a los Principados y a las Potestades en los cielos, mediante la Iglesia,
conforme al previo designio eterno que realizó en Cristo Jesús, Señor nuestro, quien, mediante
la fe en él, nos da valor para llegarnos confiadamente a Dios. -Ef 3,8-12.
...al Misterio escondido desde siglos y generaciones, y manifestado ahora a sus santos, a
quienes Dios quiso dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los
gentiles, que es Cristo entre vosotros, la esperanza de la gloria, al cual nosotros anunciamos,
amonestando e instruyendo a todos los hombres con toda sabiduría, a fin de presentarlos a
todos perfectos en Cristo. Por esto precisamente me afano, luchando con la fuerza de Cristo
que actúa poderosamente en mí. -Colosenses 1,26-29
Quien considere a Cristo tan solo como uno mas de tantos que han hablado de Dios no le
conoce. El mismo dijo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida"
Díceles él (Jesús): «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el
Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de
Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los
cielos. -Mateo 16,15-17
Pedro fue escogido por Jesús para ser el primer Papa. Hasta el fin de los tiempos la Iglesia,
encabezada en la tierra por el Papa, vicario de Cristo, enseñara siempre la plenitud de la
verdad en su magisterio.
Muchas religiones comparten algunas verdades. Pero no debemos conformarnos con algunas
verdades cuando podemos conocer a aquel que ES la verdad y fuente de toda la verdad:
Jesucristo. Cristo revela la plenitud de la verdad en su propia persona. El es Emmanuel, Dios
con nosotros. El fundó una Iglesia y le prometió estar siempre en ella. Le prometió la asistencia
perenne del Espíritu Santo para garantizar que su magisterio contenga siempre toda la verdad
y solo la verdad. Quien ha recibido este tesoro tiene una obligación por caridad de compartirlo.
Un ejemplo. En vísperas de la visita del Papa a Nigeria, Marzo 1998, se dio la siguiente noticia
en los periódicos de la nación:
Nigeria, treinta personas de la tribu de urhobo fueron sacrificadas a los dioses por una etnia
rival, los ijawa, en un sangriento ritual celebrado en el Sur del país.
Las víctimas - 11 hombres, 10 mujeres y 9 niños - fueron masacradas en una ceremonia que
tuvo lugar en un Santuario de Oboro, en el Estado de Bayelsa.
Tiro Agbudje, quien logró escapar con vida junto a su hijo pequeño, viajaba en una
embarcación fluvial con un grupo de personas de su tribu que se dirigía a una población vecina
para dar el último adiós a un miembro enfermo de la comunidad. De repente, el grupo fue
atacado por los ijawa quienes les obligaron a acompañarles hasta su poblado.
En el camino, Agbudje logró huir con el hijo, sin embargo, según afirma, pudo ver la inmolación
de sus compañeros bajo la estatua de una divinidad femenina como conclusión de un ritual
celebrado por el sumo sacerdote. En esta región tienen lugar frecuentemente enfrentamientos
étnicos. Las autoridades han anunciado el envío a la zona del rito macabro de un
destacamento de la policía para evitar crímenes de este tipo que podrían tener resonancia
mundial en caso de que sucedieran durante la visita del Papa al país.
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Alguno dirá que también los cristianos se matan unos a otros y cometen toda clase de
crímenes. Pero hay una diferencia fundamental. Cuando un cristiano asesina no lo hace por ser
cristiano sino por ser mal cristiano. No comete el delito porque lo mande su religión. Lo que la
fe católica enseña está claramente expuesto en su magisterio y se fundamenta en amor a Dios
y amor al prójimo, incluso a los enemigos.
Utilicemos una analogía: Quien se cubre con un paraguas no se moja aunque camine en la
lluvia; de la misma manera quien cierra su corazón a la gracia no se santifica ni da buen fruto
aunque esté en la Iglesia.
No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la
voluntad de mi Padre celestial. -Mateo 7,21
Todos los hombres tienden al mal. Los Cristianos no somos mejores por nosotros mismos. Si
manifestamos una vida superior es por gracia de Dios, la gloria es de Jesucristo.
Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que aparezca que una fuerza tan
extraordinaria es de Dios y no de nosotros. -II Corintios 4,7
El bien supremo es Cristo, quien vino para todos y nos mando comunicar su Evangelio a todos.
Solo en El podremos todos vivir plenamente como verdaderos hijos de Dios. Todos tienen
derecho a conocer a Jesucristo y hemos de hacer todo lo posible para que todos puedan
encontrarlo. El Cristianismo no es para un grupo étnico sino para todos.
Un ejemplo:
Uno de los capítulos más sugestivos de la epopeya misionera en Nigeria es la leyenda de los
reyes cristianos: hombres potentes y temidos que renunciaron a muchas prerrogativas para
seguir a Cristo. En la región «ibo» (sudeste de Nigeria), el más famoso fue el rey Idigo de
Agulcri quien, en 1891, después de haber renunciado a todos sus fetiches y a seis de sus siete
mujeres, se fue a vivir con misioneros en una aldea de leprosos, antiguos esclavos, y de
ancianas acusadas de hechicería.Otro ejemplo es el rey Nigeriano Nzedegwu II quién fue
entrevistado por Zenit.
- Nzedegwu II: Quise que quedara claro que yo quería ser un rey cristiano y que, por
consiguiente, cumpliría sólo con las funciones compatibles con mi fe, es decir: no aceptaría el
título de gran sacerdote ni ofrecería sacrificios a los espíritus. Mi funeral debería ser cristiano.
- Nzedegwu II: La muerte de un rey pagano va acompañada del sacrificio de sus concubinas y
de sus siervos, que quedan enterrados en la tumba con él.
- La gran mayoría de los «ibos» es cristiana, pero entre sus súbditos hay también paganos.
¿Cómo se comporta con ellos?
- Nzedegwu II: A veces vienen a pedirme animales para sacrificarlos en su santuario, pero me
opongo a entregárselos vivos. Si quieren, los mato yo aquí, en mi casa, y luego se los entrego.
Les invito a rezar conmigo, pero no me asocio de ningún modo a los sacrificios a los espíritus.
- Como el padre Tansi, también Su Majestad ha tenido que renunciar a muchas cosas para
seguir a Jesús. ¿Ha sido difícil?
- Nzedegwu II: No he sido yo quien ha hecho todo esto, mi fe es obra de Dios. Ahora puedo
hablar a Dios en mi lengua y estoy seguro que comprende lo que le digo. Hay un ángel de la
guarda que vigila sobre mí. Los paganos temen a los espíritus y les ofrecen sacrificios
continuamente. Yo sé que Jesús se sacrificó por mí, y lo único que tengo que hacer es rezar.
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Bien comprendieron estos reyes que Cristo es EL CAMINO y no meramente un camino más.
A medida que descubrimos la verdad somos capaces de hacer mejores decisiones. Apremia,
por lo tanto, esmerarse en conocer la verdad y no conformarse con cualquier cosa. Buscar la
verdad requiere mucho esfuerzo y honestidad.
Debemos respetar la conciencia de todos pero eso no significa que dejemos de compartir el
tesoro que hemos recibido. Jesús vino para salvar a toda la humanidad y llevar a todos a una
nueva relación con Dios. "Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda
la creación." -Marcos 16,15.
No hacemos ningún bien pretendiendo que todo es igual. Esa actitud es frecuentemente un
escape para eximirnos de nuestra responsabilidad y una falta de amor a nuestros hermanos
que buscan la verdad.
DE NUESTRO CORREO
¿ES LO MISMO CUALQUIER RELIGION?
¡Hola! me considero cristiana pero sin embargo me acosa una duda: ¿podrá ser que todas las
religiones (digo las grandes religiones) cuyo punto central siempre es un Dios (Ala, Buda,
Cristo) que por sí mismo y por sus profetas propone una existencia del ser humano como
hombre bueno, sin dañarse ni hacer daño a nadie, cumpliendo unos preceptos, SON UNA
SOLA? Esto daría obviamente a pensar que en verdad la religión es producto del ser humano,
que en algún momento a tenido necesidad de creer y ha inventado su "Dios" o también podría
interpretarse como que Dios es UNO SOLO pero que cada nación o grupo lo PERCIBE de
diferente forma. Puede suceder con Dios lo que sucede con la virgen, ¿no? En Lourdes fue
percibida como una mujer maravillosa de piel blanquecina, pero en Guadalupe permitió que se
la percibiera como una mujer con rasgos indígenas y morena ¿podría ser?. ¿Será que estoy
pecando por pensar? Al Señor le agrada que uno piense estas cosas o preferirá que nos
limitemos a lo que ustedes nos enseñan de El?
Gracias. ___
RESPUESTA
No no se peca por pensar. El pecado sería si hay orgullo u obstinación. Es bueno que piense y
busque la verdad utilizando el intelecto que Dios le ha dado pero con confianza en Dios.
Es cierto que las mayores religiones tienen en común elementos de verdad. Sin embargo Dios
ha querido revelarse plenamente enviando a Su Hijo al mundo. Ha manifestado su amor y su
salvación muriendo por nosotros en la Cruz. La fe católica reconoce las verdades que se
encuentran en las diversas religiones pero ha de ser fiel a la riqueza inagotable que es
Jesucristo. Solo Cristo es Dios y hombre verdadero, solo Cristo es la cabeza de la Iglesia,
perdona pecados, da vida eterna, restaura al hombre, a la familia y la sociedad. Estas
verdades no son meramente ideas abstractas, su poder es manifiesto en la vida de los
creyentes. Quien ha experimentado el poder de Cristo en su vida sabe que no es una idea
meramente humana.
La comparación que hace entre las religiones y las diferentes advocaciones a María Santísima
no es válida. Las devociones a Nuestra Madre dentro de la Iglesia tienen diversas costumbres,
nombres y representaciones, pero los devotos católicos creen la misma doctrina sobre ella. No
sería una devoción mariana católica si se desvía de la doctrina de la Iglesia. Las diferencias
entre las religiones no son meramente "percepciones" de la misma realidad. De el mensaje de
Cristo es único porque El mismo es el único camino al Padre.
Dios la bendiga.
Padre Jordi Rivero
«Dos mil años, ¿después de qué?». Este fue el provocador tema de un simposio de tres días,
del 25 al 27 de noviembre, organizado por la Universidad Sorbona de París, en el que fue
invitado el Cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación vaticana para la Doctrina
de la Fe. El encuentro sirvió para constatar que en estos días de transición hacia el 2000 se
habla mucho de «efecto 2000», pero pocos se preguntan sobre el nacimiento de Jesús, el
auténtico motivo de estas celebraciones.
Como el mismo diario «Le Monde», explicó, se trataba de reflexionar «sobre la figura de Cristo
y de su enseñanza en el templo del racionalismo fundado por la II República».
La intervención del Cardenal Ratzinger suscitó un interés inesperado, hasta el punto de que el
suplemento dominical de ese diario parisino abrió la portada con la transcripción íntegra del
purpurado bávaro. El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe afrontó las grandes
cuestiones que plantea el cristianismo a la mentalidad laicista, respondiendo a preguntas como
«si se puede aplicar la noción de verdad a la religión católica o, dicho de otra manera, si el
hombre puede conocer la verdad propiamente dicha sobre Dios y todo lo divino».
Afrontando claramente este reto intelectual, el Cardenal Ratzinger sugirió una reflexión
lanzando una mirada a los orígenes del cristianismo. «La fuerza que transformó el cristianismo
en una religión mundial consistió en su síntesis entre razón, fe y vida; es precisamente esta
síntesis la que se expresa con la breve fórmula religión verdadera».
El auténtico desafío de los católicos de fin de milenio, según el purpurado, consiste en seguir
convencidos en la profesión de esta religión verdadera en un momento caracterizado por el
relativismo y la tentación del sincretismo. «El compromiso del católico por devolver a la
expresión "religión verdadera" consistirá en hacer coincidir amor y razón como pilares
fundamentales de lo real: la razón auténtica es el amor y el amor es la razón auténtica. En su
unidad son el fundamento auténtico y el fin de todo lo real».
LA UNICIDAD Y UNIVERSALIDAD SALVIFICA DE CRISTO Y DE LA
IGLESIA
Juan Pablo II, a los participantes de la Plenaria de la Congregación para la Doctrina de la
Fe, Enero, 2000
Para poner remedio a esta mentalidad relativista es necesario, ante todo, afirmar el carácter
definitivo y completo de la revelación de Cristo. Fiel a la Palabra de Dios, el Concilio Vaticano II
enseña que «por medio de esta revelación, la verdad profunda sobre Dios y sobre la salvación
del hombre, resplandece para nosotros en Cristo, el cual es a la vez el mediador y la plenitud
de toda la revelación» (Dei Verbum, 2).
Es, por tanto, contraria a la fe de la Iglesia la tesis que afirma el carácter limitado de la
revelación de Cristo, la cual encontraría su complemento en las otras religiones. La razón de
fondo de dicha afirmación pretende fundarse en el hecho de que la verdad sobre Dios no puede
ser conocida y manifestada en su globalidad y totalidad por ninguna religión histórica, por tanto
ni siquiera por el cristianismo ni por Jesucristo. Esta posición, sin embargo, contradice las
afirmaciones de fe según las cuales en Jesucristo se da la plena y completa revelación del
misterio salvífico de Dios, mientras que la comprensión del misterio infinito es siempre
discernida y profundizada a la luz del Espíritu de la verdad, que nos guía en el tiempo de la
Iglesia «a la verdad completa» (Jn 16,13).
Las palabras, las obras y todo el acontecimiento histórico de Jesús, siendo limitado en cuanto
realidad humana, tienen sin embargo como fuente a la Persona divina del Verbo Encarnado y
por ello portan en sí la definitiva y completa revelación de sus caminos salvíficos y del mismo
misterio divino. La verdad sobre Dios no es abolida o reducida por el hecho de haber sido
expresada en lenguaje humano. Por el contrario, permanece única, plena y completa, porque el
que habla y obra es el Hijo de Dios encarnado.
Es verdad que los no cristianos -lo ha recordado el Concilio Vaticano II- pueden «conseguir» la
vida eterna «bajo el influjo de la gracia», si «buscan a Dios con corazón sincero» (Lumen
gentium, 16). Pero en su búsqueda sincera de la verdad de Dios, ellos de hecho están
«ordenados» a Cristo y a su Cuerpo, la Iglesia (ver allí mismo). Se encuentran, por tanto, en
una situación deficitaria, si se compara con la de aquellos que, en la Iglesia, tienen la plenitud
de los medios salvíficos. Así se entiende que, siguiendo el mandato del Señor (ver Mt 28,19-20)
y como exigencia del amor a todos los hombres, la Iglesia «anuncia, y tiene la obligación de
anunciar incesantemente a Cristo que es "el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 14,6), en quien
los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas
las cosas» (Nostra aetate, 2).
Al tiempo de felicitarlos por este importante y precioso ministerio, los aliento a continuar con
renovado impulso en el servicio a la verdad salvífica: Christus heri, hodie et semper!