Isaías y Su Mensaje
Isaías y Su Mensaje
Isaías y Su Mensaje
Más portentosa fue el acceso al trono de Tiglat-pileser III, o Pul en, Asiría, en el
745 a. C. La subsiguiente conquista de Babilonia por los asirios, precipitó una
preparación unificada de los gobernantes palestinos para la agresión asiría. En el
743-738, esta expectación se convirtió en realidad, cuando el ejército asirio
avanzó hacia el oeste en diversas campañas. El rey asirio informa en sus anales
que derrotó a la fuerza palestina bajo el mandato de Azarías o Uzías de Judá.
Thiele fecha este hecho en el primer año de este período. Manahem, el rey de
Israel, también tuvo que realizar un fuerte tributo a! rey de Asiría (II Reyes 15:19).
Mientras que Peka resistía firmemente a los asirios, un grupo pro-asirio fue
ganando poder en Judá. Aparentemente, este movimiento fue el responsable de la
elevación de Acaz al trono en el 736-35 a. C., cuando los ejércitos asirios se
hallaban activos en. Nal y Urartu. Acaz pudo haber precipitado la invasión asiría
de los filisteos en el 734. Al menos, tras de su retirada, Peka de Samaría y Rezín
de Damasco, lanzaron un. ultimátum a Acaz para unirse a ellos en oposición a
Asiría. En este momento, Isaías quedó implicado en la marcha de los
acontecimientos. Fue específicamente comisionado para avisar al rey de confiar
en Dios (Is. 7:lss.). Ignorando el aviso del profeta, Acaz hizo un tratado con Tiglat-
pileser III. Aunque Judá fue invadida por los ejércitos sirio-efraimíticos y perdió a
Edom como tributaria, Acaz sobrevivió con el avance del ejército asirio. Las
sucesivas campañas asirías dieron por resultado la conquista y capitulación de
Siria en el 732 a. C. Simultáneamente, Peka fue ejecutado y substituido por
Oseas, que aseguró el tributo de Israel al rey de Asiría. Acaz se encontró con
Tiglat-pileser en Damasco y selló su pacto introduciendo el culto de adoración
asirio en el templo de Jerusalén.
La actividad de Isaías durante el resto del reinado de Acaz es obscura. Tuvo que
haber compartido el profundo interés y ansiedad de los ciudadanos de Judá
concernientes a las luchas de Samaría, a unos sesenta kms., al norte de
Jerusalén. Cuando Salmanasar sucedió a Tiglat-pileser sobre el trono de Asiría,
Oseas terminó su servidumbre. Siguiendo un asedio de tres años por los asirios,
Oseas fue muerto, y Samaría conquistada por el invasor en el 722.
Aparentemente, Acaz fue capaz de mantener favorables relaciones diplomáticas
con Asiria, evitando así la invasión de Judá en aquel tiempo. No hay indicación de
que Acaz pudiese haber conocido a Isaías como un verdadero profeta.
Amaneció un nuevo día para Isaías con el acceso al trono de Ezequías (716-15 a.
C.). Acaz había desafiado al profeta soportando el culto idolátrico en el templo,
pero Ezequías persiguió un radical y diferente curso de acción. Con todo
entusiasmo introdujo reformas, reparaciones y purificación del templo, enviando
invitaciones a los israelitas desde Beerseba hasta Dan para unirse a las religiosas
actividades de Jerusalén. Mientras que Isaías no hace mención a estas reformas
en su libro, la celebración nacional de la pascua y la conformidad con la ley de
Moisés, tuvieron que haberle alentado por lo que concernía al futuro de Judá.
Mientras tanto, Ezequías estaba construyendo sus defensas. El túnel de Siloé fue
construido de forma que Jerusalén estuviese asegurada de un adecuado
suministro de agua en caso de sufrir un prolongado asedio. Mucho tiempo antes
de esto, en los días de Acaz, Isaías había declarado valientemente que Asiria
extendería sus conquistas y su control sobre el reino de Judá.
¿Escribió Isaías el libro que lleva su nombre? Ningún erudito competente duda de
la historicidad de Isaías ni el hecho de que parte del libro fuese escrito por él.
Algunos limitan la construcción de Isaías a porciones escogidas desde 1 al 32,
mientras que otros le acreditan con 66 capítulos completos.
El análisis más popular de este libro es su división tripartita. Aunque existe falta de
unanimidad entre los expertos en detalles, el siguiente análisis representa un
acuerdo general entre aquellos que no apoyan la unidad de Isaías.
El Primer Isaías consiste del 1 al 39. Dentro de esta división, solo selecciones
limitadas desde el 1 al 11, 13 al 23 y 28 al 32, son realmente adscritas al profeta
del siglo VIII. La mayor parte de esta sección tiene su origen en subsiguientes
períodos. El Segundo Isaías, o Deutero-isaías, 40-55, es atribuido a un autor
anónimo que vivió después del 580 a. C. Este escritor vivió entre los cautivos de
Babilonia y refleja las condiciones del exilio en sus escritos. A pesar del hecho de
que numerosos eruditos le reputan como uno de los más notables profetas del
Antiguo Testamento, ni su nombre real ni cualquier clase de hechos atestiguan su
existencia. El Tercer Isaías, o Trito-isaías, 56-66, es atribuido a un escritor que
describe las condiciones existentes en Judá durante el siglo V; los eruditos fechan
a su autor con anterioridad al retorno de Nehemías en el 444 a. C. La mayor parte
de aquellos que apoyan este análisis no limitan el libro de Isaías a íres autores.
Numerosos escritores, muchos de los cuales vivieron después del exilio, ya tarde
en el siglo II a. C., hicieron contribuciones fragmentarias.
La opinión de que Isaías escribió la totalidad del libro con su nombre, data con
anterioridad de al menos el siglo II a. C. Aunque escritores modernos puedan
afirmar que hay "un acuerdo universal entre los eruditos por una diversidad de
autores, la unidad de Isaías ha sido capazmente defendida. La popularidad de la
moderna teoría ha tendido a eclipsar los argumentos de aquellos que han estado
convencidos de que Isaías, el profeta del siglo VIII, fue el responsable de la
totalidad del libro.
Análisis de este libro
El libro de Isaías es uno de los más comprensivos de todos los libros del Antiguo
Testamento. En el texto hebreo, Isaías se coloca en quinto lugar en extensión tras
del de Jeremías, Salmos, Génesis y Ezequiel. En el Nuevo Testamento, Isaías es
citado por su nombre veinte veces, que excede del número total de referencias de
todos los otros profetas en los libros del Nuevo Testamento.
Varios temas pueden ser rastreados a todo lo largo del libro. Los atributos y
características de Dios, el remanente, el Mesías, el reino mesiánico, las
esperanzas de la restauración, el uso de Dios de las naciones extranjeras y
muchas otras ideas se encuentran frecuentemente en los mensajes del profeta.
I. El mensaje y el mensajero
Con esta perspectiva como guía, el libro de Isaías puede ser analizado
completamente considerando cada división por separado.
I. El mensaje y el mensajero
Este pasaje puede ser considerado muy bien como una introducción. Casi todos
los temas de mayor importancia, desarrollados más tarde, están inicialmente
mencionados aquí. Una lectura cuidadosa y el análisis de estos capítulos
introductorios proporcionan una base para la mejor comprensión del resto del libro.
La crisis que hizo surgir la cuestión de los proyectos del reino, era la guerra siro-
efraimítica del 734. Siguiendo a la invasión asiría de los filisteos, a principios de
aquel año, Peka y Rezín formaron un pacto para detener a los asirios. Cuando
Acaz rehusó unirse a ellos, Israel y Siria declararon la guerra en Judá.
Asiría se convierte en el punto focal del mensaje de Isaías conforme discute los
proyectos del reino de Judá. Las consecuencias de la alianza de Acaz con Pul
será peor que cualquiera de las que hayan ocurrido en Judá desde la muerte de
Salomón y la división del reino. Como un hombre, cuyos cabellos son
completamente separados de su cabeza al ser afeitados con una navaja, así Judá
será esquilado por Asiría (7:20). En el cap. 8, Asiria tiene la similitud de un río que
pasa rugiendo sobre Palestina y absorbiendo a Judá hasta el cuello. Es notable y
digno de mención que Isaías no predice la terminación de la existencia nacional de
Judá, una suerte nefasta que seguramente se abatirá para Israel y Siria.
Asiria es como una vara en la mano de Dios (Is. 10:5): ¿Serían los asi-rios tan
poderosos que pudieran destruir a Jerusalén? ¿Encontrará Jerusalén la misma
suerte, ante el avance enemigo de los ejércitos de Asiria, que Calno, Carquemis,
Hamat, Arpad, Damasco y Samaría? El profeta presenta claramente la verdad
básica de un Dios omnipotente que utiliza a Asiria como una vara en su mano.
Tras de que haya cumplido su propósito de llevar el juicio sobre su pueblo en el
monte Sión y Jerusalén, Dios tratará con Asiria. Así como el hacha o la sierra que
es manejada por el artesano, así Asiria está sujeta a Dios y a su control. La vara
no puede utilizar a su dueño, ni tampoco Asiría a Dios. Isaías, valientemente,
asegura al pueblo de Sión (10:24) que no deberían temer la invasión de Asiria. El
juicio de Dios sobre Jerusalén será cumplido. Asiria asestará su puño a Jerusalén
pero Dios detendrá al rey en sus planes para destruir la ciudad. La seguridad de
que la nación pagana está bajo el control de Dios, proporciona la base de
esperanza y tranquilidad para aquellos que depositan su confianza en el Dios de
los ejércitos.
El ejemplo más gráfico está en los capítulos iniciales de este pasaje (13:1-14:27).
Babilonia, con su rey será también enjuiciada. Aunque el apogeo de su fuerza en
Babilonia estaba todavía en el futuro, Isaías predijo en los días de Ezequías (39)
que Babilonia sería responsable del cautiverio de luda. Para la gente que
sobreviviese a la destrucción de Jerusalén, bajo el poder de Babilonia, esos
capítulos tuvieron que haber tenido una vital y especial importancia. El juicio
aguardaba a este reino que fue temporalmente utilizado en el plan de Dios para
purgar a Judá de sus pecados. Por aquel tiempo, el pueblo ya había sido testigo
de la caída de Asiría y este pasaje les aseguraba de que Babilonia sería
igualmente juzgada.
Es muy apropiado el canto de los redimidos que sigue en 25:1-26:6, en que ellos
responden con acción de gracias y alabanza mientras que se gozan de su
salvación y disfrutan de las bendiciones del Señor. El reproche, el sufrimiento y la
vergüenza desaparecerán conforme Dios haga desaparecer todas las lágrimas y
elimine la muerte.
Tanto si los primeros capítulos de este pasaje reflejan una alianza con Asiría o con
Egipto, la advertencia es clara, de que tales propósitos acabarán en el fracaso.
Donde Egipto está específicamente identificado (30:2), la advertencia
explícitamente establece que la dependencia de la ayuda egipcia no está en los
planes de Dios. La humillación y la vergüenza serán su destino. En 31:1-3, se
hace un vivido contraste entre los egipcios, con sus caballos y carros de combate
y el Señor, a quien Judá debería consultar. Cuando el Señor extienda su mano
contra ellos, tanto los egipcios como aquellos a quienes ayuden, perecerán. Asiría,
igualmente, será sacudida por el terror (30:31) y aplastada (31:8-9). Esto no se
cumplirá por los esfuerzos del hombre, ni por la espada, sino por el decreto de!
Señor de Sión. Los fieros asirlos serán destruidos y se convertirán en las víctimas
de la traición (33: 1). Por último, la ira y la venganza de Dios se ejecutará sobre
todas las naciones del mundo (34:1 ss.). En consecuencia, la confianza en
cualquier nación mediante una alianza no puede nunca servir como adecuado
substituto de una simple fe en Dios.
Dos simples ilustraciones sugieren que Dios tenía un propósito eterno en sus
acciones con su pueblo (28:23-39). Un granjero no debe arar su campo
repetidamente sin tener un propósito. Lo labra con objeto de sembrar, para que a
su debido tiempo pueda recoger la cosecha. Tampoco el grano es trillado ni batido
en una acción sin fin. El propósito del trillado es separar el grano de la paja. El
propósito de Dios no es destruir Israel, sino evitar el juicio para la purificación de
su pueblo, separando a las personas justas de las malvadas. Jerusalén, llamada
Ariel, estará sujeta a juicio, pero el Señor de los ejércitos intervendrá y
proporcionará su pronta liberación (29:1-8).
Aunque Israel sólo tiene una religión formal, honrando a Dios con los labios más
bien que con el corazón (29:9-24), Dios traerá una transformación. Como un
alfarero, Dios cumplirá su propósito. Israel será una vez más bendecido, volviendo
a ganar prestigio, prosperando y multiplicándose, entre todas las naciones.
Aunque es un pueblo rebelde (30:8-14), tiene la seguridad de la restauración de la
fe en Dios (30:15-26).
La justicia prevalecerá bajo el justo rey de Sión (32:1-8) y esta futura esperanza no
ofrece excusa para la complacencia. El pueblo de Jerusalén, esta, advertido de
que el juicio y la destrucción precederán a esas bendiciones hasta que el Espíritu
se manifieste desde lo Alto (32:9-20). La oración del sufrimiento y la de los
afligidos (33:2-9) no quedará sin recompensa. Los pecadores serán juzgados,
mientras que el remanente justo gozará de las bendiciones del Señor (33:10-24).
A su debido tiempo se producirá la reunión de todas las naciones para un juicio del
mundo y la restauración de Sión (34-35). Previamente ya fue indicado que Dios
cernería las naciones en el cedazo de la destrucción (30: 27-28). Incluso los
ejércitos de los cielos responderán cuando el juicio sea ejecutado. Edom, que
representaba una avanzada civilización desde el siglo XIII al VI a. C. , y era
extremadamente rica en los tiempos de Isaías , es presentada tras todas las
naciones del mundo que están sujetas al juicio. Sión y Edom representan
respectivamente el lugar geográfico para las bendiciones de Dios y sus juicios.
Puesto que el día de la venganza es un tiempo de recompensa para la causa de
Sión, este juicio podría ser difícilmente restringido a Edom. Muchas otras naciones
fueron y han sido culpables de ofender a Sión.
Estos capítulos han sido varias veces etiquetados con el nombre de "El libro de
Ezequías". El rey de Judá es confrontado con el ultimátum de rendir Jerusalén a
los asirlos. Oralmente al igual que por escrito, Senaquerib intenta desconcertar a
Ezequías y a su pueblo, acosándolos respecto a confiar en Egipto o confiar en
Dios para su liberación. Sarcásticamente, el rey asirio incluso ofrece a Ezequías
dos mil caballos si él tiene jinetes para montarlos. Haciendo una lista con la serie
de ciudades conquistadas cuyos dioses no han ayudado en nada, Senaquerib
afirma que él está enviado por Dios y que la oración por el remanente de Judá es
ridicula. Ezequías se refugia en la oración, extendiendo literalmente la carta ante
él, conforme apela a Dios para su liberación.
Isaías anuncia decididamente y con valentía la seguridad de Jerusalén. Incluso
aunque la presencia de los asirios haya entorpecido la siega de las cosechas para
la próxima recolección, los invasores serán expulsados a tiempo para segar lo que
haya crecido de la siembra.
Para Isaías, el exilio que ha de producirse es cierto. Que Babilonia sea el destino
de su exilio final es igualmente cierto, puesto que él, específicamente indica esto
en su mensaje a Ezequías (39). Las condiciones del exilio son bien conocidas
para Isaías y su pueblo en Jerusalén. Los asirios no solamente se llevan el pueblo
de Samaría al exilio en el 722, sino en las conquistas de las ciudades en Judá por
Senaquerib en el 701, e indudablemente, muchos de los conocidos por Isaías
fueron llevados cautivos. Cartas e informes procedentes de aquellos exiliados
retratan las condiciones prevalecientes entre ellos.
Con hechos históricos y las predicciones de 1-39 como fondo, Isaías tiene un
mensaje más apropiado de esperanza y tranquilidad para aquellos que anticiparon
el exilio de Babilonia. Muchos detalles se hacen significativos como algunas
predicciones se convierten en históricas en subsiguientes períodos. En todas las
ocasiones, no obstante, es un mensaje de seguridad y esperanza para aquellos
que han puesto su confianza y su fe en Dios.
La garantía de esta gran liberación, descansa en Dios que puede realizar todas las
cosas. Como cautivos buscando socorro y ayuda, el pueblo no necesitó un
mensaje de condenación. Aquellos que estuvieron sujetos a la realidad del exilio,
fueron conscientes de su pasado pecado por el que estaban sufriendo de acuerdo
con las advertencias del profeta Isaías. Para inspirar la fe y asegurar la
tranquilidad Isaías, recarga el énfasis sobre los atributos y características de Dios.
De una nación árida y sin frutos, Dios obtendrá un pueblo próspero (54: 1-17).
Israel es temporalmente juzgado y abandonado. De la misma forma que Dios
permitió al destructor que llevase la destrucción y el juicio, asi asegura también la
prosperidad a su pueblo, personas que están identificadas como sus siervos. Ellos
no serán puestos en la vergüenza y no serán derrotados, sino que poseerán las
naciones y será establecida la justicia y la rectitud.
El mensaje de perdón y de esperanza, se expresa para uno y para todos en 55:1-
56:8. La respuesta a esta gratuita invitación trae vida y -ciones. Como el malvado
abandona su camino y el hombre injusto pensamientos, puede gozar de la
misericordia del Señor y obtener el perdón de Dios, ya que la explicación está
provista en la muerte del siervo que sufre. La salvación es ofrecida al que se
vuelve hacia Dios, al abandonar sus caminos del pecado. La disposición universal
es aparente en el hecho de que los extranjeros y los eunucos se conformarán a
los caminos del Señor. Las naciones extrañas y el pueblo lejano se asociarán por
sí mismo con el Señor. El templo será la casa de oración para todos los pueblos.
Los sufrimientos del alma serán satisfechos por la acción del hombre de dolores, y
muchos individuos procedentes de todas las naciones se convertirán en justos
servidores del Señor.
La idolatría y la opresión del pobre prevalecen entre el laicado al igual que entre
los jefes, quienes están considerados como guardianes ciegos (56:9-57:13).
Simultáneamente, oran y ayunan esperando que Dios les favorezca con juicios
justos (58:1-5). El pecado y la iniquidad en la forma de injusticia social, opresión,
actos de violencia y derramamiento de sangre continua en abierta práctica (59:1-
8). Dios está disgustado con tales acciones — el juicio y la condenación esperan,
al culpable (ver también capítulos
La gloriosa perspectiva de Sión, está dibujada una vez más con la venida del
redentor para establecer a Israel como el centro y el deleite de todas las naciones
(60:1-22). Esta capital será conocida como la cuidad del Señor y el Sión del Santo
de Israel. La gloria de Dios se extenderá tan universalmente que el sol y la luna no
serán precisos ya más. Este reinado continuará para siempre, como está
previamente indicado por Isaías 9:2-7 y otros pasajes similares. La fecha del
cumplimiento de todo ello, no está indicada más allá de la simple y conclusiva
promesa de que Dios la aportará a su debido tiempo.
Una vez más, las líneas de demarcación están claramente establecidas en los
capítulos siguientes (63:7-65:16) entre los que recibirán las bendiciones del Señor
y los ofensores que estarán sujetos a la maldición de Dios. El pasaje inicial (63:7-
64:12), representa un llamamiento a Dios en solicitud de ayuda y socorro. Sobre la
base del favor de Dios, para Israel en el pasado, la oración expresa una demanda
para la divina intervención. Dios es vituperado por ser la causa de los errores del
pueblo y del endurecimiento de su corazón (63:17), entregándoles al poder de la
iniquidad (64: 7), y haciendo de ellos lo que son. La respuesta de Dios a su
oración (65: 1-7) refleja su actitud hacia el que es justo por sí mismo quien le ha
ignorado durante el tiempo que estuvo disponible. Ellos han menospreciado sus
llamamientos y fracasaron en volver a él en el día de la misericordia — su
apelación de justicia propia llega demasiado tarde.
El día del juicio está sobre ellos (65:8-16). Aquellos que no respondieron al
llamamiento de Dios ni escucharon cuando El habló de que estaban condenados,
ignoraron la misericordia de Dios que antecede al juicio. Por contraste, los siervos
de Dios, mencionados siete veces en estos nueve versos, son los receptores de
sus eternas bendiciones.
Finalmente, Isaías describe las últimas bendiciones para los justos en Sión en
términos de un nuevo cielo y una nueva tierra (65:17-66:24). Jerusalén de nuevo
es el punto focal desde donde tales bendiciones se extenderán umversalmente.
Las condiciones de paz prevalecerán incluso entre los animales. Incluso aunque el
cielo es trono de Dios y la tierra su escabel, El se deleita en los hombres que han
sido humildes y contritos en espíritu. Aunque hayan estado sujetos al desprecio y
el ridículo, triunfarán en el establecimiento de Sión, mientras que los ofensores
estarán todos sujetos la condenación. Conforme sean juzgados los enemigos, se
hará aparente que Dios tiene sus manos extendidas sobre sus siervos.. Los
redimidos procedentes de todas las naciones, compartirán las bendiciones de
Sión, mientras aquellos que se rebelaron estarán sujetos a un castigo que no
tendrá fin (66:24).
743. Los asirios derrotan a Sarduris III, rey de Urartu. Uzías y sus aliados
derrotados por los asirios en la batalla de Arpad.
734. Los ejércitos asirios invaden a los filisteos. Guerra siro-efraimítica tras la
retirada de los asirios.
732. Damasco conquistado por los asirios, terminando el gobierno sirio. Peka
reemplazado por Oseas en Samaría.
727. Salmanasar V comienza a gobernar en Asiria.