Lectura2 PsicologíaDiferencial-19-26
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Psicología Diferencial
Dentro de la psicología diferencial contamos con una serie de conceptos y categorías básicas,
entre las que destacan las ideas de diversidad y de individualidad, así como el hecho de que
ser humano puede ser único entre muchos de su especie. Para comprender los conceptos ini-
ciamos con una definición básica de la PD, para pasar luego a las categorías que representan
el objeto de estudio y que explican tanto la diversidad como la individualidad.
El desarrollo y la evolución de los organismos vivos llevan a niveles de individuación mayores, los
cuales se expresan en la conducta y son el resultado de su propia organización y desarrollo. De
este modo cada ser vivo desarrolla su propia idiosincrasia y, en el caso del hombre, su propia
personalidad.
Los rasgos diferenciales de cada individuo constituyen una categoría de variables psicológicas
imprescindibles en el estudio de la conducta.
2. Objeto de estudio
Este tipo de variables son las más características de la PD porque se refieren a un hecho natural,
que son las diferencias entre los individuos de una misma especie o población. Suelen ser varia-
bles según un criterio de clasificación de una dimensión comportamental, como el rendimiento,
el aprendizaje, la inteligencia, etc. Las diferencias aparecen debido a que cada persona ocupa
una posición concreta en la dimensión de clasificación utilizada, la cual es distinta a la de los
demás.
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Las diferencias entre las personas aparecen en el inicio y se refuerzan a lo largo del desarrollo,
siempre como resultado de la combinación entre herencia y ambiente. Por ello la variabilidad
es una constante, y las variables analizadas pueden ser ubicadas en una categoría taxonómica,
conductual o psicológica, donde cada individuo ocupa un lugar determinado en ese continuo.
Si la categoría tiene relevancia psicológica se le denomina dimensión y pasa a convertirse en
objeto de estudio de la PD.
En este caso, las variables intergrupales hacen referencia a las diferencias entre los grupos. Estas
variables se relacionan con la estandarización, en tanto que el estudio de una misma variable
dentro de un grupo brinda parámetros estadísticos que la identifican y la diferencian de otros
grupos. A pesar de estar basadas en las diferencias individuales no están causadas por los mis-
mos procesos, puesto que la organización de estos grupos se basa en una dimensión que actúa
como común denominador. Por ejemplo: cuando evaluamos la inteligencia en un grupo de 100
personas, como resultado creamos tres grupos con rangos de inteligencia bajo, promedio y alto;
la inteligencia es una dimensión psicológica, una variable interindividual, pero en este caso se
emplea como base para un estudio de grupos.
Además de la comparación entre grupos y la comparación entre personas, hay una tercera
fuente de diferencias, que denominamos variables intraindividuales, las que son el resultado de
la comparación del individuo consigo mismo. Este tipo de variabilidad se produce cuando ob-
servamos las variables a lo largo del tiempo o en situaciones específicas. Este tipo de variables
tienen dos aspectos: el primero es la variabilidad diacrónica, que hace referencia a los cambios
a lo largo de periodos de tiempo, como durante la infancia o adolescencia, los cuales son irre-
versibles por su relación con el proceso de desarrollo. El segundo es la variabilidad sincrónica,
que se refiere al modo en que cada sujeto está organizado con respecto a distintas dimensiones
psicológicas; estas pueden cambiar bajo distintas circunstancias. La organización del estudio
de estas variables se basa en la permanencia del cambio o la diferencia. Por ejemplo: los ritmos
biológicos o el modo de reacción al estrés son variables reversibles, de acuerdo con los con-
textos, pero los resultados del envejecimiento o de algunos daños neurológicos son estáticos y
permanentes.
Las conductas suelen estar dadas de acuerdo a las diferentes situaciones que enfrentamos; de
este modo, si por ejemplo tenemos una presentación con nuestros jefes en un par de horas, es
posible que nos encontremos un poco más tensos de lo normal, a diferencia de si estuviéramos
en la playa tomando sol. Pero también podemos apreciar cómo las personas tiendan a portarse
de modo similar en situaciones distintas; así, podríamos hablar de tendencias medianamente
consistentes. Eso ocurre porque la variabilidad interindividual de las conductas depende en gran
medida de características propias de la persona que las ejecuta. Las conductas habituales o
frecuentes se denominan hábitos, sea en el ámbito observable como o en el plano mental.
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Los rasgos pueden ser agrupaciones extensas de hábitos de conducta y pueden ser amplios,
como la ansiedad general, o restringidos, como la ansiedad cognitiva. En función de su ampli-
tud, nos brindan conocimiento descriptivo de las personas. Cuando los rasgos son muy amplios,
pasamos a considerarlos tipos, lo que constituye un concepto proveniente de los estudios clasifi-
catorios del temperamento. Un ejemplo puede ser la extroversión como tipo, que incluye rasgos
como social, dinámico y hablador.
A lo largo del desarrollo de la PD los rasgos han sido controversiales, pues para algunos son es-
pecíficamente dependientes de la situación y para otros son establecidos por las tendencias
personales. Los rasgos como concepto amplio se emplean sobre la base de diferencias en varias
áreas, destacando el área de personalidad, pues en torno de la inteligencia se modifica la pa-
labra y se prefiere el concepto de capacidades cognitivas. Finalmente, Zuckerman (en Andrés
Pueyo, 1997, 232) resume una serie de condiciones que ha de cumplir el atributo para ser consi-
derado rasgo de personalidad:
En el día a día el intento de establecimiento de rasgos es común; por ejemplo, si estamos ma-
nejando y el carro que tenemos delante frena de improviso, decimos que el conductor es un
desconsiderado, un egoísta, un tonto, etc.; esto es, utilizamos una categoría y la aplicamos, pues
es lo que interpretamos en su conducta. Si luego constatamos que había un niño que saltó re-
pentinamente a la pista, nuestra visión cambia: ese conductor ya no es un desconsiderado, sino
que, por el contrario, es alguien extremadamente considerado con la vida. En la psicología di-
ferencial y el estudio de los rasgos, el proceso es similar, solo que, aplicando con mayor cautela,
investigación y profundidad, y utilizando elementos fiables en la medición, como la observación,
los autorreportes y el análisis factorial para el manejo de la información y su validación.
Diferentes autores han propuesto distintas clasificaciones de los rasgos; entre ellos, destaca el
trabajo de Cattell, Guilford y Eysenk. En líneas generales se considera que pueden existir un total
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de 50 o 60 rasgos distintos que constituyen la personalidad humana, pero no todos ellos tienen la
misma naturaleza ni el mismo papel en las diferencias individuales.
Los estados psicológicos hacen referencia a una reacción compleja inmediata, pero de más
duración que una simple reacción emocional. La diferencia básica entre estado y rasgo es
comparable a la diferencia entre estar y ser. Lo que observamos al registrar una conducta es
el efecto de un estado que representan los efectos de la situación sobre las disposiciones del
sujeto, mientras que los rasgos nunca son directamente observables, sino que se infieren de las
conductas a lo largo del tiempo o en distintas situaciones.
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• Interpretación de los hechos mediante la formación de una teoría o modelo teórico (de-
ducción).
Esta propuesta puede colaborar como otros métodos e introducir distintos elementos como el
análisis factorial. Sin embargo, en la psicología diferencial permanece la coexistencia de dos
tradiciones marcadas, conocidas como la correlacional y la experimental, y ambas representan
dos formas de organizar la estrategia de la investigación para la mejor comprensión del compor-
tamiento humano. La primera se basa en la observación natural y el tratamiento estadístico de
los datos, mientras que la segunda, la más utilizada, se enfoca en la manipulación para obtener
datos.
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1.1. Métodos
1.1.1. Experimental
1.1.2. Correlacional
1.2.1. Transversal
1.2.2. Longitudinal
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M. C. N.
- Covariación - Experimentación
- A. Factorial - AVAR
- Multivariado F. Galton I. Pavlov - Uni o Bivariado
Ch. Spearman W. Wundt
R. B. Cattell R. S. Woodworth
H. J. Eysenck E. C. Tolman
Correlación Causación
Figura 3. Representantes del método científico natural. Extraído de Andrés Pueyo, 1997, p. 92.
NOMOTÉTICO IDIOGRÁFICO
Predecir y controlar el Comprender al ser humano en
Objetivo
comportamiento. cuanto individuo.
Métodos Cuantificación y medida. Cualidad, intuición y empatía.
Se centra en el supuesto de que los
Se centra en el supuesto de que los
hombres son únicos y por lo tanto su
Teoría hombres son parecidos y por lo tanto
objetivo es comprender al ser huma-
busca encontrar leyes generales.
no individual.
Se centra en el examen selectivo de Se centra en el examen selectivo de
Metodología
muchos sujetos. pocos sujetos.
La psicología diferencial recurre
a un enfoque nomotético, pues
busca la predicción del compor-
tamiento, y se ayuda del enfoque
idiográfico para extraer hipótesis
(que contrastará posteriormente
mediante métodos nomotéticos).
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de un número de medidas (variables) en términos de un menor número de dimensiones teóricas,
llamadas factores. Podemos dividir el AF en 4 fases (Andrés Pueyo, 1997, p.31)
3.1. Preparación
En esta fase se define el problema y se señala que tipo de funciones y actividades se deberá
utilizar para resolverlo. Formulamos hipótesis que orientarán trabajos posteriores y definimos qué
factores se espera encontrar al final del análisis. Es una etapa creativa que va a depender del
marco teórico del investigador. Además, se seleccionan las pruebas o test por emplear en una
muestra de sujetos.
3.2. Factorización
En esta fase, intentamos averiguar cuántos factores comunes es necesario incluir para explicar
las correlaciones. Se prepara una matriz de correlaciones, que es un mapa que refleja las dife-
rentes variables junto con sus aspectos comunes. Es una fase netamente estadística, y emplea
diferentes procesos para transformar la matriz correlacional en una matriz factorial, donde las
variables se encontrarán agrupadas de acuerdo con el factor que las conecta. Al llevarla a la
práctica hay que tener en cuenta cuatro acotaciones:
• El enfoque consiste en descubrir los factores centrales, no aquellos que intervienen modi-
ficando la actividad de manera leve o casual.
3.3. Rotación
En esta fase se aplica la estadística y algoritmos matemáticos con la finalidad de hallar una
estructura, de modo que cada variable (prueba o test) aparezca como función del mínimo
número de factores. Dichos factores son un producto matemático, que posteriormente tendrán
una interpretación basada en las variables que representa.
3.4. Interpretación
En esta fase las variables ya están agrupadas en factores y han sido verificadas, y dichos facto-
res se interpretan sobre la base de la importancia y significación de las variables que contienen.
Representa un ordenamiento cuantitativo que nos permite identificar la naturaleza de la varia-
ble y etiquetar el factor descrito.
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