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John J.

Mearsheimer: Un Realista Ofensivo Entre Geopolítica y Poder

Peter Toft

Resumen

El propósito de este artículo es discutir el trabajo de John J. Mearsheimer y


evaluar su contribución para el desarrollo de la disciplina de las relaciones
internacionales en general, y particularmente para el realismo. La principal
contribución de Mearsheimer es su teoría de realismo ofensivo. Este artículo trata
de lidiar mayormente con su teoría para así evaluar su potencial y sus
limitaciones. Yo argumento que a pesar de ciertas debilidades, la teoría representa
un gran avance. El trabajo de Mearshimer es remarcablemente consistente, claro
y expone una posición fuerte sobre la teoría realista que proporciona respuestas
convincentes sobre por qué el expansionismo y las estrategias agresivas del
Estado son una respuesta racional para la vida del sistema internacional. Además,
Mearshimer hace contribuciones importantes a la teoría de las alianzas y ofrece
nuevas ideas importantes sobre el rol del poder y la geografía en la política
mundial.

I. Introducción

La peligrosa competencia por la seguridad va inevitablemente a re-emerger


en una post Guerra Fría de Europa y el Noreste de Asia, y las instituciones
internacionales no pueden brindar coexistencia pacífica entre los Estados. En las
siguientes décadas los Estados Unidos deberían ayudar a Alemania y Japón a
obtener disuasivos nucleares para ellos mismos. Es probable que EEUU termine
sus compromisos continentales en Europa y el Noreste de Asia. EEUU debería
esforzarse por limitar el desarrollo económico de China para así acortar las
intenciones de los mismos de dominar Asia. Todas las grandes potencias se
comportan inherentemente agresivas a pesar de acoger la democracia liberal,
estas declaraciones bastante controvertidas difícilmente resumen las conclusiones
sugeridas por el profesor John J. Mearsheimer en sus numerosos artículos y libros
que cubren un amplio rango en materia de seguridad internacional. La naturaleza
provocativa de Mearsheimer en sus trabajos, ha estimulado grandes debates en la
disciplina de las relaciones internacionales durante los 90s, para la tradición
realista que es a donde sus trabajos pertenecen, como para círculos más amplios
de la disciplina. Como consecuencia de su habilidad remarcable para inspirar
debates importantes y establecer premisas en la misma agenda, John J.
Mearsheimer ahora a comienzos de este nuevo milenio, es una de las figuras más
distinguidas, controversiales e influentes de la escuela americana contemporánea
con respecto a la tradición realista.
En este artículo los esfuerzos teóricos de Mearsheimer, su potencial y sus
limitaciones tienen que lidiar con el propósito de evaluar su trabajo hasta la fecha y
evaluar el valor de su contribución para el estudio de las relaciones
internacionales. La mayoría de los apuntalamientos de las conclusiones de
Mearsheimer son basados en su teoría de realismo ofensivo, sin embargo,
recientemente lo ha desarrollado por completo en un marco teórico explícito y
coherente en el libro “La Tragedia de Grandes Potencias Políticas” (The Tragedy
of Great Power Politics), (2001). Pero su versión de realismo ofensivo es
constantemente aplicada en la mayoría de sus grandes artículos.
Consecuentemente, por su centralidad, una evaluación de la contribución de
Mearsheimer al desarrollo de la teoría dentro de la disciplina de las relaciones
internacionales, se toma como un punto natural de partida la evaluación de su
teoría de realismo ofensivo. La pregunta central de este artículo es: A qué materia
ha contribuido más el desarrollo teórico de Mearsheimer de realismo en ciencias
políticas?

Como recordatorio de este artículo, está organizado de la siguiente manera:


comienzo con una breve presentación de la teoría de realismo ofensivo de
Mearsheimer y esbozo su dinámica. En la parte II la teoría es ubicada en un plano
más amplio del realismo en las relaciones internacionales, y la parte central del
artículo (parte III, IV, y V), evalúo su teoría y discuto sus méritos y limitaciones.
Finalmente, un recuento sobre las consideraciones de Mearsheimer sobre la
política exterior de EEUU (parte VI). Esta discusión nos permite evaluar la
contribución de Mearsheimer sobre el realismo en particular, y en general sobre
ciencias políticas, la materia de la sección que concluye.

I. Realismo Ofensivo: La Teoría

El propósito básico de la teoría realista de Mearsheimer, es explicar


comportamientos, corporaciones y no menos importante el conflicto en el sistema
moderno de Estados. Más específicamente, Mearsheimer busca explicar por qué
las grandes potencias buscan siempre esforzarse por dominar, y por qué este
patrón de comportamiento está trágicamente condenado a repetirse por sí mismo
alimentando la competencia de seguridad implacable y causando guerras
ocasionales entre grandes potencias.

Supuestos básicos

El primer supuesto de la teoría es que el sistema internacional es


anárquico, no en el sentido de desorden, pero sí en el sentido de principio de
ordenamiento. En consecuencia, el orden anárquico del sistema internacional,
apunta al hecho de que no hay “gobierno de gobiernos” que imponga las reglas o
castigue perpetradores. En consecuencia, las unidades principales que comprimen
el sistema, los Estados, deben decidir por ellos mismos al final, lo que significa
desplegarse para alcanzar sus metas. Esto de cualquier manera implica que
fundamentalmente los Estados no pueden confiar en otros para garantizar su
seguridad, como lo pueden hacer los ciudadanos en sociedades locales. Por lo
tanto, el sistema internacional es inevitablemente un reino de autoayuda.

El segundo supuesto de la teoría es que ningún Estado puede nunca estar


absolutamente seguro de la intención de otros. En anarquía ningún Estado puede
tener absoluta certeza de que otros Estados no van a utilizar sus capacidades
militares para atacar ese primer Estado, Mearsheimer no asume mediante esto
que los Estados tienen necesariamente intenciones hostiles. De todas formas, las
intenciones son imposibles de adivinar con absoluta certeza, y ellas están en
constante flujo. Por eso, intenciones benignas pueden cambiar rápidamente a
malignas, y viceversa. En anarquía la poca certeza sobre las intenciones es
inevitable.

El tercer supuesto es que la supervivencia es la principal meta de todos los


Estados en el sistema internacional. Sin embargo, otras metas como: prosperidad,
derechos humanos, etc, están al principio de la lista, aunque sobrevivir está en el
tope porque la autonomía del Estado es un prerrequisito para poder alcanzar el
resto de las metas. La seguridad es la principal motivación del comportamiento del
Estado.

El cuarto supuesto es que los Estados son racionales en el sentido


instrumental de la palabra. Esto implica que ellos piensan estratégicamente sobre
su situación externa y escogen la estrategia que supone que maximiza su
propósito básico de seguridad y supervivencia, incluso a largo plazo.

Finalmente, Mearsheimer asume que los Estados siempre van a poseer


capacidad ofensiva y esto los dispone a herir y posiblemente destruir el uno al
otro. Como establece elocuentemente Mearsheimer, “para cada cuello, hay dos
manos para ahogarlo”. De acuerdo con esto, él establece que incluso de manera
inherente, armas defensivas pueden ser utilizadas para atacar (Mearsheimer
1994/95, 2001ª: 30-31).

Uniendo todas estas suposiciones, Mearsheimer concluye que los Estados


escogen las estrategias de seguridad que le garanticen su supervivencia, y que
pronto se dan cuenta que la manera más eficiente de alcanzar esta meta es
maximizando la seguridad con el objetivo último de convertirse en el poder más
fuerte del sistema (un hegemón). Esto es porque la posición más elevada en la
cumbre de poder es la mejor garantía de asegurar la supervivencia a largo plazo
del Estado. El problema es que como sea, no todos los Estados pueden maximizar
su seguridad en un mismo momento, mientras el sistema internacional se
mantenga anárquico, por lo tanto, está destinado a ser una arena de competencia
de seguridad implacable.

Hablando de manera general, la definición de estructura internacional de


Mearsheimer es de acuerdo al programa de investigación realista moderna como
se indica por Kenneth Waltz (1979). No obstante, dos de estas suposiciones son
controversiales.

Primero, a pesar de que la mayoría de los estudiosos contemporáneos lo


comparten, el supuesto de racionalidad es controversial. De hecho, Waltz
argumenta que el realismo estructural no necesita ninguna distinción de
suposición de racionalidad (Waltz 1979: 76-77). Sin embargo, un calificador
importante generalmente aceptado en el supuesto de racionalidad es que los
Estados eligen las estrategias más eficientes sobre el fondo del conocimiento
imperfecto.

Segundo, Mearsheimer asume que todos los Estados poseen alguna


capacidad militar ofensiva, pero esto no se debe generalmente al supuesto
principal del programa de investigación realista. Además, es difícil incluir este
supuesto en una definición de estructura internacional. Esto se debe a que la
capacidad militar ofensiva es un nivel específico asociado y atribuido con los
Estados individuales y no con las relaciones entre ellos. Sin embargo,
Mearsheimer no intenta hacerlo explícito, uno podría argumentar que la capacidad
militar ofensiva es un rasgo estructural porque a pesar de que la capacidad militar
es un atributo de la unidad, la distribución de las capacidades militares a través de
las unidades no lo es. En resumen, la lista de supuestos de Mearsheimer parece
encajar bien en la lógica de la investigación del programa de realismo.

Estrategias y Metas del Estado

Como menciona se anteriormente, Mearsheimer argumenta que la


hegemonía es el fin último de cada Estado, un hegemón es definido como “un
Estado que es tan poderoso que domina todos los otros Estados en el sistema”
(Mearsheimer 1995: 84 fn. 15 [1990ª], 2001ª: 40). El concepto de hegemonía se
aplica tanto a nivel global como regional. De esta manera, aunque “hegemonía
significa la dominación del sistema, que usualmente se interpreta como todo el
mundo… es posible aplicar este concepto a un sistema más estrecho y se puede
usar para regiones en particular, como Europa, el noreste de Asia, el hemisferio
oeste” (ibid: 1995: 80 fn. 4 [1990ª], 2001ª: 40). No obstante, Mearsheimer
encuentra que alcanzar la hegemonía mundial es virtualmente imposible debido a
la potencia de frenado del agua, así mismo, los problemas de proyectar el poder a
través de los océanos del mundo, se hace casi imposible para cualquier Estado
dominar todo el mundo. La hegemonía mundial es únicamente posible en el caso
raro de que un Estado alcance el monopolio nuclear, esto sin embargo, es muy
poco probable que suceda “porque los Estados rivales harán todo lo posible para
desarrollar una fuerza de represalia nuclear propia” (ibid.: 2001ª: 146). Como
consecuencia de esto, la hegemonía regional se vuelve el principal propósito de
los Estados. Por consiguiente, la dinámica de seguridad regional se convierte en el
principal nivel de análisis en el pensamiento de Mearsheimer.

Para alcanzar la hegemonía regional, los Estados deben esforzarse por


alcanzar tres metas operacionales:

Primero, las grandes potencias buscan construir militares formidables en


sus regiones, especialmente ellos se esfuerzan por dominar el balance de fuerzas
terrestres ya que el poder territorial significa coerción porque es el instrumento
militar principal de conquista y control de tierra, el cual es el objetivo político
supremo en un mundo de Estados territoriales (ibid.: 86, Ch. 4).

Segundo, los Estados pretenden maximizar su participación en la riqueza


del mundo ya que el poder económico es un requisito previo importante del poder
militar. (ibid. Ch. 3, 143).

Tercero, los Estados se esfuerzan por ganar superioridad nuclear. Sin embargo, la
superioridad nuclear es casi imposible de alcanzar, Mearsheimer argumenta que
las grandes potencias no están contentas con el hecho de vivir en un mundo
donde son vulnerables a un ataque nuclear por otras grandes potencias. La
superioridad nuclear podría eliminar este riesgo; para estar seguros, Mearsheimer
está de acuerdo con que el riesgo de un ataque nuclear is bastante pequeño en un
mundo en de destrucción mutua asegurada (DMA). Sin embargo, mantiene que
este riesgo –a pesar de lo pequeño que sea- es, sin embargo uno real. (ibid.: 145-
146).

Pero que estrategias especificas aplican los Estados para alcanzar su fin
último que es hegemonía regional? Mearsheimer divide esto en dos estrategias en
general de política exterior, una estrategia busca ganar incrementos adicionales
de poder relativo, mientras el otro tipo de estrategia busca revisar a los agresores
para prevenirlos de que ganen más poder relativo a costa de otro Estado. Así, la
maximización de la seguridad se convierte en un juego bilateral en el cual los
Estados no solo tratan de ganas más poder relativo para ellos mismos, también
tratan de evadir que los otros ganen relativamente.
La principal estrategia para ganar poder es guerra y conquista. A pesar de
que la guerra es costosa, los Estados racionales pueden escoger empezar una
guerra si los beneficios superan los costos. Pero más importante, una guerra
exitosa puede expulsar al rival de las categorías de grandes potencias, haciendo
de este modo al agresor más seguro. (ibid.: 147-152). Segundo, una estrategia de
chantaje puede ser aplicada para obtener concesiones de un rival, mediante
amenaza o el uso de la fuerza. Sin embargo, la estrategia de chantaje puede
funcionar con éxito cuando es contra pequeñas potencias (ibid.: 152-152).
Finalmente los estados pueden ganar relativa fortaleza aplicando una estrategia
de hostigamiento y derramamiento de sangre. Una estrategia de cebo y sangrado
tiene la intención de atraer a dos potencias rivales a una prolongada y costosa
guerra de desgaste, lo que permite que la carnada se siente al margen ganando
relativamente mientras se sangran mutuamente. De todas maneras, esta
estrategia es problemática ya que es difícil hacer que otras potencias empiecen a
guerra que ellos no podrían pelear (ibid.: 153-154). Por otra parte, una estrategia
de derramamiento de sangre es más sencilla de alcanzar; esta estrategia no
implica hostigamiento pero pretende asegurar que un conflicto existencial entre
dos rivales se torna en una costosa guerra prolongada de desgaste que debilita a
ambas partes, mientras que el otro se sienta cómodamente en el banquillo.

En el otro lado del juego de poder, Mearsheimer sugiere que la principal


estrategia para controlar la agresión es equilibrar, esto implica tomar
responsabilidad directa de disuadir un potencial agresor, ya sea a través de la
acumulación interna (equilibrio interno) o alguna combinación de los mismos.
Basándose en la bibliografía realista existente sobre la formación de la alianza,
Mearsheimer señala que los Estados se unen porque se comparte la carga de
disuadir o combatir a un agresor. Sin embargo, las alianzas son difíciles de formar
y frecuentemente son ineficientes porque toma tiempo encontrar aliados y
coordinar esfuerzos. Además, los aliados probablemente van a estar en
desacuerdo sobre cómo se deberían distribuir las cargas entre los miembros de le
alianza (ibid.: 156-157).

Se sugiere pasar dinero como la mejor alternativa de balance. La persona


encargada de pasar la carga de disuadir a un agresor a otra persona mientras
permanece al margen. Esto puede resultar como una alternativa atractiva de
equilibrio por el bajo costo de manejar al agresor, sin embargo, si se comienza una
guerra el encargado de pasar la carga eventual puede esperar mientras el balance
de poder se inclina hacia su lado. De esta manera, esto implica un elemento
ofensivo fuerte y puede llegar a parecerse a la estrategia mencionada
anteriormente de derramamiento de sangre. Además, esta puede ser una opción
peligrosa por dos razones: primero, el que pasa la carga podría fallar en contener
al agresor, esta situación lo dejaría expuesto al que ahora sería un rival más fuerte
por si mismo, mientras que al mismo tiempo le dejaría menos opciones para
establecer alianzas. Segundo, si el que atrapa la carga le gana exitosamente al
agresor, se le permite incrementar su poder relativo y podría terminar afectando la
balance de poder para su desventaja. (ibid.: 157-162).

La literatura de la alianza realista a menudo postula que el bandwagoning,


que está del lado de un oponente más fuerte, es la alternativa estratégica
fundamental para equilibrar el comportamiento. Sin embargo, Mearsheimer
rechaza esta opción viable porque implica conceder desproporcionalmente la
repartición de posibles conquistas. Esto podría hacer más poderoso al aliado. De
acuerdo a la percepción de Mearsheimer, bandwagoning es una anomalía porque
los Estados tienen fuertes incentivos para resistir a otros poderes de que
aumenten su parte relativa del poder del mundo, solo los Estados muy débiles sin
prospectivas de resistir al agresor escogen esta estrategia. El apaciguamiento, es
hacer concesiones con la esperanza de que el agresor se vaya a convertir en una
potencia saciada, es otro patrón de comportamiento anómalo al realismo ofensivo.
El apaciguamiento es perseguido con la esperanza de que un agresor se pueda
convertir en un poder de status quo. De acuerdo con la lógica de la estrategia de
realismo ofensivo está como sea condenado a fallar como todas las grandes
potencias que enfrentan fuertes incentivos para siempre aumentar su parte del
poder mundial. De esta manera, hacer concesiones solamente aumenta el apetito
del agresor y viola los incentivos de resistir a otras potencias de ganar relativa
fortaleza. (ibid.: 163-164). En resumen, siguiendo la lógica de realismo ofensivo de
Mearsheimer, podríamos encontrar solo algunos casos de bandwagoning y de
apaciguamiento, al menos entre las grandes potencias.

Escoger entre las Estrategias

Al delinear opciones de estrategias específicas disponibles para los


Estados, Mearsheimer está dispuesto a deducir hipótesis específicas sobre su
posible comportamiento en política exterior. De todas formas, para saber
específicamente bajo qué condiciones los Estados escogen una estrategia de
ganar poder, o una estrategia de revisar la agresión, depende sobre dos variables
independientes y distintas: La distribución de poder, y la ubicación geográfica del
Estado.

Mearsheimer argumenta que el factor determinante que hace que los


Estados apunten a optar por una estrategia de ganancia de poder, es la
distribución relativa de poder. A pesar de que los Estados siempre tienen el
objetivo de maximizar su poder relativo, no son agresores sin sentido. De hecho,
de acuerdo con los supuestos de racionalidad, ellos calculan cuidadosamente el
riesgo de agresión tomando en cuenta la fuerza y las acciones que podrían tomar
sus competidores. Cuando los beneficios sobrepasan los costos, ellos escogen la
estrategia de maximización de poder; cuando los costos son muy altos se sientan
a esperar por un momento más propicio (ibid.: 38). De esta manera, mientras la
balanza de poder favorezca a la potencia, hay más posibilidades de que intente
ganar una posición como un hegemón. De acuerdo con esto, una estrategia de
ganancia de poder, es más probable cuando la balanza de poder está fuertemente
inclinada a una de las grandes potencias. Esta situación es descrita como una
multipolaridad desbalanceada. Sin embargo, Mearsheimer no intenta aclarar bajo
qué condiciones los Estados escogen entre varias estrategias de ganancia de
poder, solo dice que estas son opciones posibles. No obstante, una examinación
más cercana de las diferentes estrategias de maximización de poder combinadas
con el cálculo de costo beneficio bajo diferentes distribuciones de poder, dejan
claro que bajo ciertas condiciones ciertas estrategias son más factibles que otras.

Por ejemplo siguiendo la lógica de Mearsheimer, ninguna de las dos


potencias competidoras en una estructura de poder bipolar, están dispuestas a
establecer hegemonía mundial por la difícil distribución equitativa del poder
mundial. Por eso, una estrategia de guerra hegemónica es poco probable ya que
las grandes potencias poseen los medios para defenderse a sí mismas
exitosamente y además frustrar intentos expansionistas de los otros. Debido a
este estado de cosas las dos grandes potencias es más probable que persigan
estrategias que puedan debilitar al oponente de manera más indirecta, por
ejemplo, mediante extraer concesiones de estados menores mediante chantaje, o
intentando agotar oponiéndose a grandes potencias mediante costosas carreras
de armas, o manteniéndolos enredados en una lucha prolongada con poderes
más pequeños que persiguen estrategias de derramamiento de sangre. Por otra
parte en una multipolaridad balanceada, la capacidad de maniobrar es más amplia
y hace posible seguir una estrategia de guerra limitada en contra de pequeñas
potencias, o debilitar grandes potencias vecinas. También el chantaje, el
derramamiento de sangre, entre otras son opciones factibles. Sin embargo, en la
multipolaridad desequilibrada, una estrategia de guerra hegemónica parece ser la
única opción viable (aparte del caso extraño de alcanzar el monopolio nuclear).
Esto es porque el intento de convertirse en un hegemón regional es probable que
se consiga con una coalición compensatoria de las otras grandes potencias. De
esta manera, los hegemones potenciales deben pelear con todo a sus rivales para
así establecer hegemonía.

La distribución de poder también condiciona cuando los Estados escogen


una política de control de agresión. Como se menciona anteriormente,
Mearsheimer establece que las dos maneras probables de control de agresión es
balanceando y buck-passing. De nuevo, es probable acortar bajo qué condiciones
cualquier estrategia es la opción más probable de acuerdo al realismo ofensivo.
En una estructura bipolar buck-passing es imposible porque no existe tercera gran
potencia que atrape la pelota. El balance interno es en consecuencia la única
opción viable, ya que tampoco hay otras grandes potencias con quien se puedan
aliar. Por otro lado en sistemas multipolares balanceados, buck-passing es la
estrategia preferida porque cada poder puede estar seguro que la agresión va a
ser revisada por otras grandes potencias. Sin embargo, si un Estado decide pasar
la pelota depende de su ubicación geográfica a través de su rival, más
específicamente, mientras un Estado rival este más cercano, es más probable que
la estrategia de balance sea la preferida, este es el caso especialmente si las
grandes potencias rivales comparten fronteras comunes. Por otra parte, si existen
barreras naturales que separen grandes potencias rivales uno del otro, es más
probable que se escoja la estrategia de buck-passing, esto es especialmente
verdad cuando se refiere a potencias insulares, ya que la proyección de poder
entre océanos es especialmente difícil. De esta manera, en sistemas multipolares
equilibrados los llamados equilibradores costa afuera se inclinan más por el buck-
pass (Mearsheimer 1998,2001: CH.8). En multipolaridad desequilibrada, el
balance de poder es tan asimétricamente distribuido a favor de uno de las grandes
potencias, que es posible hacer una carrera por dominación regional, creando así
un hegemón regional potencial; cuando ocurre esta situación, el equilibrio es la
única opción de respuesta viable entre otras grandes potencias, a pesar de esto el
impetuoso buck-pass continua siendo fuerte. Sin embargo, mientras más fuerte
sea el potencial hegemón, es menos probable que los Estados puedan costear
una carrera por el riesgo asociado de pasar la pelota.

II. Realismo Ofensivo y las visiones Realistas de las RI

Habiendo destacado y presentado las dinámicas el argumento básico de la


teoría de Mearsheimer, el propósito de la siguiente sección es ubicar el cuerpo de
su trabajo en la visión de realismo de las RI. Esto es importante porque aunque la
mayoría de los realistas contemporáneos toman en cuenta como punto de partida
los principales supuestos del programa de investigación realista moderno (cf.
Waltz 1979), una proliferación de diferentes teorías realistas han tomado lugar en
la última década. Así mismo, Wivel (2002) ha identificado no más de 14 debates y
escuelas distintas contemporáneas dentro del paradigma. Este estado de las
cosas hace que evaluar el trabajo de Mearsheimer sea difícil por al menos tres
razones.
Primero, los realistas siempre han enfatizado y de alguna manera legitimado el
enfoque en contra de la continuidad histórica sobre sus ideas desde los clásicos
realistas tales como Tucídides, hasta realistas estructurales como Waltz. Sin
embargo, parece complejo identificar la continuidad y las tendencias de
durabilidad si el desarrollo teórico del realismo cada vez incrementa más el punto
principal constante de los pensamientos y supuestos (Wivel 2002: 3).

Segundo, Vazques argumenta que el desarrollo teorico reciente dentro del


realismo, han llevado a conflicto e hipótesis mutuas exclusivas sobre la naturaleza
y la dinámica de la política internacional. De hecho, el programa de investigación
realista es degenerativo, en vez de progresivo.

Tercero, como indica Legro y Moravcsik (1999), es progresivamente dificultoso


distinguir las teorías realistas contemporáneas de otros paradigmas, porque
muchos realistas modernos además de factores sistémicos, incorporan atributos
de unidades como estructura política local y sus percepciones. Además
Rosecrance (2001) argumenta que el realismo contemporáneo ha evolucionado en
puro análisis de costo-beneficio. Tomando en cuenta una opinión opuesta, Gideon
Rose (1998), por otro lado, elogia el desarrollo dentro del realismo contemporáneo
porque contribuye argumentalmente con mejores especificaciones del programa
de investigación y explora su rango aclaratorio. En la misma línea, Taliaferro
(2001), señala que un debate intra-realista vivo tienda a producir avances teóricos
de manera más productiva que degenerativa en todo el programa de investigación,
de acuerdo con Taliaferro, los debates dentro del programa de investigación en
vez de ser entre ellos llevan a una investigación progresiva, ya que los
investigadores al desarrollar y probar teorías, deducen del mismo conjunto de
supuestos básicos, y así pueden identificar hipótesis competitivas y descubrir
nuevos hechos. En suma, el debate en marcha y los diferentes puntos de vista
sobre el estado contemporáneo del realismo demuestra que una evaluación de la
contribución de Mearsheimer, requiere una clara especificación sobre su posición
dentro de la visión realista de las relaciones internacionales, para así evaluar si
sus esfuerzos teóricos representan un avance teórico, o marca un punto
degenerativo.

Una especificación sobre la postura de Mearsheimer en el debate realista,


sucesivamente, demanda una suerte de principio de sistematización con el cual
podríamos especificar los diversos puntos de vista teóricos dentro del programa de
investigación. Sistematizando la postura teórica de Mearsheimer al aplicarle las
etiquetas convencionales dentro del debate realista es complejo, sin embargo por
tres razones principales:
Primero, el énfasis de Mearsheimer sobre la estructura de poder de la política
internacional está perfectamente de acuerdo con la teoría neorrealista seminal de
Kenneth Waltz (1979) y coloca firmemente a Mearsheimer dentro del marco
realista estructural contemporáneo. Sin embargo, la naturaleza pesimista de su
análisis y la representación del sistema internacional como una arena de
competición implacable por poder y seguridad, distingue su enfoque de Waltz, más
realismo benigno, que sostiene que el brote de las guerras internacionales y la
competencia por la seguridad no proviene de la agresión calculada abierta como
argumenta Mearsheimer (cf. Part II), pero del error de cálculo y la reacción
exagerada en un mundo poblado por Estados con motivos inherentemente
defensivos atrapados en un dilema de seguridad. Más bien, la naturaleza
pesimista del análisis de Mearsheimer se asemeja más a las escrituras de los
llamados realistas de la naturaleza humana como Hans Morgenthau, Reinholdt
Niebuhr y Henry Kissinger. Sin embargo, el realismo de la naturaleza humana
identificó las causas de la competencia de la seguridad internacional dentro de la
naturaleza del hombre, proveniente de la insaciable lujuria por el poder y la
dominación. Por otro lado, Mearsheimer mantiene que las causas al nivel de la
estructura internacional (no por la naturaleza humana) impulsan inherentemente a
los Estados que buscan la seguridad para comportarse agresivamente hacia los
otros.

Segundo, la inclusión de la geografía representa un corte claro con Waltz y la


teoría neorrealista, que no deja espacio para atributos de nivel de unidad. Waltz
argumenta que la distribución internacional del poder solo es suficiente para
explicar los comportamientos de corporación y conflicto dentro del sistema
internacional, por ejemplo la formación de alianzas y la frecuencia de las guerras
(Waltz 1979). Para estar seguro, Mearsheimer mantiene que las restricciones
estructurales por sí solas solo explican la motivación ofensiva de los Estados, pero
al mismo tiempo el enfatiza fuertemente el rol de la ubicación geográfica como un
factor importante de influencia en los comportamientos de las corporaciones y el
conflicto (cf.: part II). Aunque Waltz rechaza incluir la geopolítica en su marco
teórico, el análisis geopolítico está lejos de ser ajeno al realismo, de hecho la
geopolítica ha sido presentada en el pensamiento realista por siglos. (Haslam
2002: Ch. 4), y la geografía también juega un rol prominente en los más recientes
desarrollos del programa de investigación realista, por ejemplo Balance de la
Teoría de la Amenaza de Stephen Walt (1990).

Tercero, al combinar la distribución del poder y la ubicación geográfica,


Mearsheimer es capaz de deducir predicciones bastante específicas de la política
exterior a partir de su teoría. Sin embargo, el intento de explicar la política exterior
marca otro paso de alejamiento de la teoría neorrealista de Waltz que se preocupa
principalmente de las principales tendencias políticas internacionales, no del
comportamiento de política exterior (Waltz 1979, 1996). Como argumenta Rose, el
análisis de política exterior está estrechamente asociado con la llamada escuela
neoclásica realista, cuya principal preocupación es explicar el proceso a través del
cual las presiones del sistema internacional se traducen en acciones específicas
de política exterior.

La discusión previa demuestra que Mearsheimer incorpora elementos de varias


hebras realistas, esto hace que sea difícil ubicar su trabajo dentro de la visión de
las RI del realismo. Sin embargo,la tarea se facilita si uno aplica la topología
contemporánea de realismo sugerida por Wivel (2000ª,2002). El punto principal
para sistematizar con éxito los diversos soportes teóricos dentro del realismo
contemporáneo, es que se debe distinguir entre teorías realistas ofensivas y
defensivas por un lado y teorías contingentes y universales en otros. Con respecto
a la primera división, ahora existe un desacuerdo ampliamente reconocido entre
los realistas que argumentan que la estructura anárquica del sistema internacional
impulsa a los Estados a comportarse de manera defensiva y proponen la opinión
de que los estados son inducidos a actuar agresivamente, para estar seguros,
ambos realistas defensivos y ofensivos, comienzan con la lógica de que el sistema
internacional anárquico presenta Estados con poderosas limitaciones y
oportunidades que no pueden ignorar fácilmente, pero hacen conclusiones
radicalmente diferentes de cómo los Estados responden a las presiones del
sistema internacional (cf.: Brown, Lynn-Jones & Miller 1995, Labs 1997,Taliaferro
2001, Wivel 2000ª, 2002). La mayoría de la escuela defensiva del realismo
describe una imagen comparativa benigna de la política internacional,
argumentando que la seguridad es en abundancia la mayor parte del tiempo
porque el sistema internacional y el predominio de las armas defensivas impulsan
a los Estados a comportarse moderadamente. Primero, la seguridad es abundante
porque los Estados desean sobrevivir y están propulsados para controlar a los
agresores. Si un Estado aumenta significativamente su poder relativo, sus vecinos
no tienen más opción que generar un equilibrio en contra del mismo, ya que
mientras sea más poderoso, tiene mayor habilidad para dominar y probablemente
dañar a los otros. En consecuencia, para asegurar su supervivencia y autonomía,
los Estados más débiles continuamente unen fuerzas y forman coaliciones
compensatorias para así bloquear potenciales ambiciones agresivas del más
fuerte. En un mundo así solo las estrategias moderadas destinadas a preservar el
status quo con racionales porque los comportamientos agresivos son
contraproducentes. Como argumenta Grieco, los Estados están más preocupados
en mantener su posición relativa de poder, no en aumentarla, haciéndolos actuar
como posicionalistas defensivos (Grieco 1993). Segundo, muchos realistas
defensivos establecen que la seguridad es abundante por la predominancia de las
armas defensivas, de acuerdo con este argumento, existe un balance de sistema
de armas ofensivo y defensivo y la historia demuestra que la defensa ha tenido la
ventaja la mayor parte del tiempo haciendo que la agresión sea difícil y costosa.
En la actualidad, especialmente la presencia de armas nucleares ha inclinado la
balanza de manera decisiva a favor de la defensa. Desde el otro lado de la acera,
los realistas ofensivos argumentan que es imposible determinar cuando el nivel de
seguridad es suficiente. Además, este problema está compuesto porque el poder y
la riqueza de los Estados crecen a un ritmo distinto, haciendo incluso más difícil
predecir como la balanza de poder va a evolucionar a través del tiempo. Y como el
poder es el medio primario de la seguridad en un mundo de autoayuda, los
estados se ven obligados a hacer cálculos a corto plazo y aprovechar cualquier
oportunidad que conduzca a mayores niveles de seguridad porque el estado más
fuerte es relativo a sus potenciales rivales, es menos probable que cualquiera de
esos rivales lo ataque y amenace su supervivencia a largo plazo. Por lo tanto, los
realistas ofensivos pintan una imagen bastante sombría de la política internacional
como un ámbito competitivo en el que la seguridad siempre es escasa.

No obstante, como argumenta Wivel otra línea divisoria de igual importancia se


puede detectar dentro del realismo contemporáneo, esta es entre teorías
contingentes y universales. Mientras que las teorías universales deducen
conclusiones generales de los efectos de la estructura internacional solamente, las
teorías contingentes incorporan varios factores no estructurales que afectan el
impacto de la estructura anárquica en la acción estatal (Wivel 2000ª; Ch. 3, 2002).
Como se menciona anteriormente, la teoría neorrealista de Waltz solo atribuye
importancia a la estructura internacional, y en consecuencia es un arquetipo de
teoría universal. Por otra parte, algunos estudiosos realistas, por ejemplo Walt y
Schweller, incluyen explícitamente variables no estructurales que afectan el
comportamiento del Estado en conjunto con la estructura internacional, de este
modo su teoría se ubica en la línea de teorías continentes.

Dónde encaja la teoría de Mearsheimer? Como está claro por la etiqueta de


“realismo ofensivo” donde él mismo se aplica para describir su teoría (aunque no
acuñado por él), él conscientemente se ubica a sí mismo en el lado ofensivo de la
división ofensiva-defensiva. De hecho, el reciente libro de Mearsheimer "La
Tragedia de la Gran Política de Poder", probablemente representa la articulación
más fuerte de punto de partida hasta el día de hoy. Sin embargo, el enfoque
ofensivo y militar de los escritos de Mearsheimer es evidente en su trabajo anterior
también, como ejemplo, en su libro de 1983 “DisuacionConvencional”, el establece
un análisis de diferentes estrategias de guerra militar ofensiva. Además de eso,
durante los 80s publicó distintos artículos dedicado a la evaluación de estudios
estratégicos (1984/85, 1989), por ejemplo, el equilibrio de fuerzas nuclear y
convencional en la Guerra Fría de Europa. Además, en su conocido artículo "De
Vuelta al Futuro", Mearsheimer ha argumentado que, eventualmente, la
competencia de seguridad agresiva volverá a surgir entre las grandes potencias
de Europa después del final de la Guerra Fría y concluyó que la mejor manera de
mantener el poder de emprender la guerra en el futuro es la propagación
controlada de las armas nucleares. Además, en su acaloradamente debatido
artículo "La falsa promesa de las instituciones internacionales", criticó duramente
la creencia de que las instituciones internacionales pueden lograr la paz mundial,
al tiempo que revelan una visión especialmente competitiva del funcionamiento del
sistema internacional. En resumen, Mearsheimer puede colocarse firmemente en
el lado ofensivo en el debate ofensivo-defensivo.

Sin embargo, posicionar la teoría de acuerdo con la división horizontal


contingente universal es más problemática. Esto es porque la teoría incluye
ambos, la estructura internacional y la ubicación geográfica como motivadores
independientes del comportamiento del Estado. Sin embargo, como la ubicación
geográfica no es un atributo estructural, esto nos lleva a ubicar la teoría del lado
de la división contingente. Esto es porque el comportamiento de los Estados, en el
pensamiento de Measheimer, es contingente sobre su proximidad vis-a-vis el
Estado más amenazante (más fuerte). En general, mientras la amenaza sea más
cercana, es más probable que los Estados escojan la estrategia de equilibrio.
Mientras la amenaza es más distante, es más probable que se use la estrategia de
buck-passing, se elige aunque esto también depende de la posible presencia de
un hegemón potencial en un sistema multipolar desequilibrado. Esto sin embargo,
también indica que la distribución internacional de poder puede ser un factor más
importante que la geografía. La geografía solo nos dice cuándo y qué Estados es
probable que equilibren a los agresores. No afecta si los estados se comportan de
manera agresiva o defensiva en primer lugar. Esto es una diferencia en
comparación con otras teorías realistas contingentes, que mayormente
argumentan que modificadores no estructurales intervienen fuertemente entre las
presiones del sistema internacional sobre el comportamiento del estado. En el
pensamiento de Mearsheimer la variable no estructural, la ubicación geográfica no
juega ninguna parte con respecto a si las grandes potencias actúan de acuerdo
con las presiones de la estructura internacional. Por lo tanto, aunque Mearsheimer
abarca la división universal-contingente, debemos ubicar su teoría a lo largo de la
línea divisoria universal debido a la importancia primaria de las presiones
constantes y siempre presentes de la estructura internacional que empuja y
empuja a los estados a intentar maximizar su participación del poder mundial.

II. Una Evaluación Teórica


Habiendo ubicado el trabajo de Mearsheimer en la visión realista de las RI,
podemos recurrir a una evaluación crítica aclaratoria de poder sobre el centro de
la teoría de realismo ofensivo. Esta tarea es emprenderse en esta sección
mediante el escrutinio de la teoría de acuerdo con tres criterios de teoría de la
evaluación (cf.: Walt1999). Estos criterios son: Grado de originalidad, consistencia
lógica, y validez empírica. Estos criterios son útiles por tres razones principales.

Primero, el concepto de poder aclaratorio es usado frecuentemente sin ninguna


sustancia o definición explicita válida o no. Sin embargo como argumenta Waltz, la
relación entre teoría y hecho es usualmente compleja e interdependiente, en
consecuencia, las teorías deben también ser juzgadas sobre otros parámetros, por
ejemplo, poder intelectual (1986: 336, 1997). Consecuentemente, suplementando
el criterio de validez empírica con otros parámetros relevantes, ganamos mayor
fundamento sólido para evaluar la teoría.

Segundo, como argumenta Walt, el grado de la teoría de originalidad y


consistencia lógica representan otro criterio de gran importancia. Esto es porque
las teorías que son innovadoras y originales podrían ayudarnos a ver fenómenos
bien conocidos y proveer soluciones para misterios teóricos o empíricos que antes
eran imposibles de resolver (Walt 1999: 13). Además deberíamos prestar atención
a la lógica consistente de las teorías por las predicciones deducidas de estas
teorías, tienen lógicamente algunos defectos que no pueden ser deducidos
directamente de sus premisas. Además, lógicamente las teorías inconsistentes
tienden a producir hipótesis defectuosas. Además de esto, las teorías son difíciles
de probar porque no podemos determinar claramente si un hecho empírico
soporta o contraria la teoría (ibid.:12).

Finalmente, en comparación con otros métodos científicos de evaluación de


teorías, por ejemplo, el principio de falsificación o estrategia de Lakatos de
Popper, para evaluar programas de investigación científica, que ha sido sujeto de
muchas críticas (cf.: King, Koehane, & Verba 1994: 101, Walt 1997b), los tres
criterios de evaluación de la teoría sugeridos anteriormente no son controversiales
(cf.: Wivel 2000b: 26).

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