La Leña
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Lección 12
Texto clave: Apocalipsis 14:1-12. Enfoque del estudio: 2 Pedro 1:12; Apocalipsis
14:6-12; 14:14-20; 19:11-18.
RESEÑA
En nuestra Guía de Estudio de la Biblia para la Escuela Sabática de este trimestre,
nos hemos centrado especialmente en Jesús como nuestro ejemplo al relacionarnos con
las personas, revelar el carácter de Dios y explicar las verdades eternas de su Reino. Su
testimonio no era solo el de sus palabras, era el testimonio de su vida. Sus acciones reve-
laban la veracidad de sus palabras. Su vida era un testimonio de que lo que enseñaba era
verdad. Cuando Jesús ministraba sacrificialmente a quienes lo rodeaban, los corazones
eran tocados. Las barreras del prejuicio eran derribadas y multitudes respondían a sus
llamados del evangelio.
Todo testimonio efectivo fluye de un corazón que está lleno de amor por Cristo
y su Palabra. Los creyentes del Nuevo Testamento eran apasionados por la testificación
porque eran apasionados por Jesús. En Cristo, vieron el cumplimiento de las profecías,
de siglos de antigüedad. En su vida y sus enseñanzas, fueron testigos oculares de la glo-
ria de Dios. Al describir la experiencia de la iglesia primitiva, el apóstol Pedro dice que
fueron establecidos en la “verdad presente”. La verdad presente es una expresión que se
usa para definir la verdad que es relevante y urgente para esa generación. Cristo había
venido; no había nada más importante para proclamar cuando compartían su fe. Jesús
el Mesías era el cumplimiento de la profecía. La salvación estaba disponible para todos.
En nuestra lección de esta semana, estudiaremos el mensaje final de Jesús a un
mundo agonizante. Descubriremos su mensaje de “verdad presente” para una gene-
ración del tiempo del fin, preparándonos para su regreso. Descubriremos de nuevo el
mensaje de su amor eterno, su gracia abundante y su verdad eterna en el último libro de
la Biblia, Apocalipsis, y específicamente, en Apocalipsis 14:6 al 12.
COMENTARIO
El libro de Apocalipsis es “la revelación de Jesucristo” (Apoc. 1:1). Cada profecía
del último libro de la Biblia revela gemas de verdad sobre Jesús. Esto es especialmente
cierto sobre el mensaje final de Jesús en Apocalipsis 14. Apocalipsis 14:6 y 7 dice: “Vi
volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo
a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz:
Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel
que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (14:6, 7).
Aquí hay un mensaje urgente : el ángel vuela en medio del cielo; es eterno : el
ángel tiene el evangelio eterno; y es universal : debe ser proclamado a toda nación,
tribu, lengua y pueblo.
El evangelio eterno
La frase “evangelio eterno” habla del pasado, el presente y el futuro. Cuando Dios
creó a la humanidad con la capacidad de tomar decisiones morales, anticipó que los
seres humanos tomarían decisiones descarriadas. Una vez que sus criaturas tenían la
capacidad de elegir, tenían la capacidad de rebelarse contra su naturaleza amorosa. El
plan de salvación fue concebido en la mente de Dios antes de la rebelión de nuestros
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primeros padres en el Edén. (Ver Apoc. 13:8.)
Elena de White lo dice de esta manera: “El plan de nuestra redención no fue una
reflexión ulterior, un plan formulado después de la caída de Adán. Fue una ‘revelación
del misterio que por tiempos eternos fue guardado en silencio’. Fue una manifestación
de los principios que desde las edades eternas habían sido el fundamento del Trono de
Dios” (DTG 13).
La frase “evangelio eterno” habla de un Dios que ama tanto a los seres que ha
creado que, aunque sabía completamente de las consecuencias de sus elecciones, hizo
provisión para su eventual rebelión incluso antes de que pecaran.
Hay otro sentido en el que el evangelio es eterno. Para una generación ham-
brienta de amor genuino y auténtico, que anhela relaciones significativas, el evangelio
habla de aceptación, perdón, pertenencia, gracia y poder, que cambian la vida. Habla
de un Dios de amor incondicional que se preocupa tanto por la humanidad que hará
todo lo posible para redimirnos porque nos quiere con él para siempre.
En todo el mundo
Según el mensaje urgente del tiempo del fin del primero de estos tres ángeles,
el “evangelio eterno” debe ser proclamado a “toda nación, tribu, lengua y pueblo”. Aquí
hay una misión tan grande, tan amplia, tan grandiosa, tan abarcadora que lo consume
todo. Exige nuestros mejores esfuerzos y requiere nuestro compromiso total. Nos lleva
de una preocupación por nuestro propio interés a una pasión por el servicio de Cristo.
Nos inspira con algo más grande que nosotros y nos lleva fuera de los estrechos límites
de nuestras propias mentes a una visión más grandiosa.
No hay nada más inspirador, más satisfactorio y más gratificante que formar
parte de un movimiento divino, levantado providencialmente por Dios para realizar una
tarea mucho más grande, mucho más amplia de lo que cualquier ser humano podría
realizar por sí mismo. La comisión dada por Dios descrita en Apocalipsis 14 es la tarea
más grande jamás encomendada a su iglesia.
Temed a Dios
El anciano apóstol Juan, prisionero en Patmos, continúa su llamamiento urgente
del tiempo del fin en Apocalipsis 14:7 al declarar que el ángel dice “a gran voz: Temed
a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo
el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”. La palabra griega del Nuevo Tes-
tamento para “temer”, en Apocalipsis 14:7, es phobeo. Se usa aquí no en el sentido de
tener miedo de Dios, sino en el sentido de reverencia, asombro y respeto. Transmite el
pensamiento de la lealtad absoluta a Dios y la entrega total a su voluntad. Es una acti-
tud mental centrada en Dios, y no centrada en uno mismo. La esencia del Gran Conflic-
to gira en torno a la sumisión a Dios. Lucifer estaba centrado en sí mismo; se negaba a
someterse a ninguna autoridad, excepto la propia. En lugar de someterse a aquel que
se sienta en el Trono, Lucifer deseaba gobernar desde el Trono.
El mensaje del primer ángel nos llama a hacer de Dios el centro de nuestra vida.
En una era de materialismo y consumismo, en que los valores seculares se han conver-
tido en el centro, el llamado del Cielo es a apartarse de la tiranía del egocentrismo y
la esclavitud de la importancia propia exacerbada, para colocar a Dios en el centro de
nuestra vida.
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Dar gloria a Dios
Dar gloria a Dios habla de nuestras acciones. Dar gloria a Dios también tiene que
ver con cómo nuestras convicciones internas se traducen en un estilo de vida que honra
a Dios en todo lo que hacemos.
El apóstol Pablo explica lo que significa dar gloria a Dios en su llamamiento ur-
gente a la iglesia en Corinto: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo
todo para la gloria de Dios” (1 Cor. 10:31). Cuando Dios es el centro de nuestra vida,
nuestro único deseo es dar gloria a él en cada aspecto de ella, ya sea que tenga que
ver con nuestra dieta, nuestra vestimenta, nuestro entretenimiento o nuestra música.
Damos gloria a Dios al revelar su carácter de amor al mundo a través de vidas compro-
metidas con hacer su voluntad.