La Quimica
La Quimica
La Quimica
Química es la ciencia que estudia la materia, cómo está compuesta, sus propiedades
y cómo se transforman sus estructuras tras sufrir diversos procesos o reacciones que
afectan sus moléculas y átomos.
Cabe mencionar que materia es todo aquello que nos rodea, compuesto por
moléculas y átomos que reaccionan ante diversos cambios químicos, y que puede
relacionarse con la liberación de energía en algunos casos.
Esta disciplina tiene un papel protagónico en la vida cotidiana, está presente en los
alimentos, cosméticos, combustibles, tratamiento de aguas, textiles, en la minería,
construcción, medicina, farmacia, productos industriales, medio ambiente, entre muchos
otros más. Como ejemplo abordaremos algunos de los mencionados.
1. Alimentos:La importancia de las reacciones químicas en la industria alimenticia abarca
casi todos los productos consumibles. La química no solo encuentra métodos para
conservar el sabor y valor nutricional de los alimentos, sino que también es determinante
para su elaboración.Además, vale la pena destacar que, a través de pruebas químicas, se
puede asegurar la inexistencia de elementos nocivos en los alimentos, garantizando un
consumo seguro.
2. Cosméticos:La aplicación de la química industrial en el desarrollo y producción de
cosméticos es fundamental, pues esta industria es prácticamente en base de química. A
través de esta ciencia se desarrollan nuevos artículos como cremas, geles, aerosoles,
lociones y espumas para diversos fines. Pero también se encarga de crear maquillaje de
distintos colores utilizando pigmentos y distintas texturas con diversos ingredientes.
3. Combustibles:Los combustibles de uso común se producen gracias a las aplicaciones
de la química industrial: si prendes una cocina, conduces un automóvil o utilizas el
transporte público, estarás haciendo uso de un elemento desarrollado gracias a los
avances de esta ciencia. En específico, el petróleo y el gas pasan por diversos procesos
químicos para luego ser usados en los motores de medios de trasporte, cocinas y dar
calor en el invierno, entre otros usos.
4. Tratamiento de aguas:Algo tan sencillo como beber agua de la llave se logra debido a
los aportes de la química industrial, pues ésta transita por diversos tratamientos
químicos que la transforman en agua potable lista para tu consumo. Procesos como la
cloración o la filtración con carbón activado son necesarios para eliminar cualquier
contaminante del agua. A través de estos se evitan serias enfermedades que por mucho
tiempo afectaron a las poblaciones. Tales avances te permiten, por lo tanto, usar el agua
para cocinar, beber y ducharte de manera segura.
5. Textiles:La industria textil se beneficia ampliamente de los aportes de la química
industrial, siendo determinante para la elaboración de los materiales necesarios para la
producción de diversas prendas.
Estos compuestos están presentes en casi todo lo que nos rodea, como los
pesticidas usados en la agricultura, los aditivos y conservantes de la alimentación
industrial, los productos cosméticos, los detergentes, el plástico, la ropa o los
artículos de cocina, entre muchos otros. La producción industrial, junto con la
cultura del consumo en masa, requiere que nos pongamos a pensar sobre cómo
estas sustancias afectan a nuestra salud y si necesitamos afrontar ciertos riesgos.
Se trata de sustancias pensadas por la industria para hacernos la vida más
cómoda, pero la comodidad no suele ser amiga de la salud y la prevención. Un
dato importante es que, del total de la producción, se calcula que apenas el 1% ha
pasado un control que evalúe el riesgo que supone para la salud humana, y aún
así, son comercializados con escasa información.
Principalmente, nos contaminamos a través de la dieta, el aire, el agua y los
tóxicos que se acumulan en los suelos. La mayoría de estas sustancias se
almacenan en la grasa animal (en nuestros tejidos) y siguen siendo tóxicas
durante décadas. Otras actúan como hormonas sintéticas (disruptores
endocrinos) provocando graves problemas de salud, muy difusos en algunos
casos, porque los resultados surgen al cabo del tiempo, incluso muchos años
después. Afectan principalmente al sistema nervioso central (SNC) y al sistema
inmunológico (nuestras defensas). El SNC queda sensibilizado y muestra
diferentes problemas para funcionar y en diferente grado: por ejemplo, se siente
más dolor, se notan mucho más los olores o los ruidos. La hiperactividad, el
Parkinson o el Alzheimer también se han relacionado con la exposición a
sustancias tóxicas, principalmente con los biocidas (que significa «matar la vida»).
Nuestro sistema inmunológico se ve afectado mediante la alteración de nuestras
defensas y dejándonos, por tanto, más vulnerables a cualquier problema de salud.
• Ecotóxicas: tóxicas para los seres vivos, se dividen según sean dañinas
para organismos acuáticos o terrestres.
• Contaminantes del agua: incluye las sustancias que favorecen el
crecimiento excesivo de algas o plantas dificultando la vida acuática
(sustancias eutrofizantes), Ej. Nitratos; y sustancias con capacidad de
disolverse o permanecer en el agua, Ej. plaguicidas.
• Contaminantes atmosféricos: sustancias que forman las nieblas de
ciudades y zonas industriales, Ej. Contaminantes Orgánicos Volátiles
(COV); sustancias que acidifican el agua de lluvia Ej. Óxidos de azufre o
nitrógeno; sustancias que degradan la capa de ozono que protege la Tierra,
Ej. halones; y sustancias que provocan el cambio climático Ej. anhídrido
carbónico.
• Persistentes: son sustancias que permanecen en el medio natural, no se
degradan fácilmente y por tanto permanecen en el agua o suelo durante
decenas de años, generando una amenaza para la salud.
• Bioacumulativas: se acumulan en los tejidos grasos de los organismos y,
por tanto, en la grasa de las personas y de los animales que consumimos,
pudiendo provocar graves daños a la salud.