Las Horas de La Pasion
Las Horas de La Pasion
Las Horas de La Pasion
EDITORIAL
ARCA DE LA ALIANZA
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Editorial ARCA DE LA ALIANZA Imprime: CAMPILLO NEVADO, S.A. - Tlf.: 91 560 94 75 - 28019 Madrid
Imprimatur y Nihil Obstat RICARDO GUIZAR DÍAZ
OBISPO DE ATLACOMULCO
Las horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo
De Luisa Piccarreta
Con Imprimatur dado en el año 1915 por el obispo
de la Archidiócesis de Trani-Barletta-Bisciglie
Mons. Giuseppe M. Leo
Con Nihil Obstat dado en el año 1915
por San Annibale M. di Francia Las Horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo
De la Sierva de Dios Luisa Piccarretta
Con la Beatificación y Santificación de San Annibale M. Di Francia
han sido aprobados por la Iglesia todos sus escritos y prefacios, y por Es una serie de 24 meditaciones sobre la Pasión de Nuestro Señor
tanto las obras de la sierva de Dios Luisa Piccarretta (S. E. Mons. Jesucristo, precedida la presentación de la autora y la introducción
Carata 23-1-91 en S. Domenico in Corato). escrita por su censor oficial y primer editor San Aníbal de Francia
consta en el epílogo final.
Está escrita especialmente para almas amantes de Jesucristo, que
CONGREGATIO DE CAUSIS SANCTORUM desean cultivar su vida espiritual, y para almas consagradas, como
indica el Beato Aníbal de Francia. Les servirá para “internarse en los
sentimientos del Corazón Santísimo de Jesús en sus divinos padeci-
Prot. N. VAR. 2522/85 mientos” y obtener gozosos frutos de mayor amor y gratitud hacia
TRANEN.-BAROLEN.-VIGILIEN. Jesús, purificación del alma, progreso espiritual, fortalecimiento en las
Beatificationis pruebas, mayor unión con Dios…
Servae Dei ALOISIAE PICCARRETA
Laicae Que la Sma. Virgen María, la primera en haber acompañado a
E Tertio Ordine Sancti Dominici Jesús en su camino de la Cruz y en rememorar después muchas veces
en su corazón, volviendo a recorrerlo, el amor y el dolor por el que
Jesús quiso redimirnos, haga que sean muchos los que, aprovechando
DECLARATIO la guía de este librito, gusten en acompañarla a Ella y a su Divino Hijo
Congregatio de Causis Sanctorum, quaesito sibi proposito respondens, en la Vía Dolorosa ahora y en la Gloria y Dicha Celestial, en su com-
declarat ex parte Sanctae Sedis NON OBSTARE quominus Causa pañía, después.
Beatificationis Servae Dei Aloisiae Piccarreta, Laicae, e Tertio Ordine
Sancti Dominici, initiari possit, sed ad mentem, quae in adnexis litteris Atlacomulco, Méx., a 22 de enero de 2005
diei 25 mensis Martii anno Domini 1994, Exc.mo ac Rev.mo Domino D.
Carmelo Cassati, M.S.C., Archiepiscopo Tranensi-Barolensi-Vigilensi,
scriptis, statuitur: servatis de cetero omnibus aliis de iure servandis.
Datum Romae, ex sedibus eiusdem Congregationis, die 25 mensis
Februarii A.D. 1994.
SANTO ANNIBALE MARIA DI FRANCIA
Confessore straordinario e Censore degli Scritti di Luisa
Apostolo del Divin Volere
Canonizzato il 16 Maggio 2004
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meditar, con la más profunda contemplación de amor y de Del valor y del Provecho del Ejercicio de Estas Horas
amoroso dolor, en los sufrimientos y en la muerte del de la Pasión
adorable Redentor Jesús.
Muchos años han transcurrido desde el día de aquella Con la debida reserva y con la más perfecta sumisión
visión, desde aquella doliente invitación...“¡Alma, al juicio de la Santa Iglesia, según el decreto del Papa
Ayúdame...!”, y la persona a quien fueron dirigidas estas Urbano VIII, transcribo ahora algunas REVELACIONES
palabras no ha dejado nunca sus dolorosas contemplaciones. que Nuestro Señor Jesucristo habría hecho al Alma
Solitaria, a la que inspiró esta Obra. Revelaciones que
No me es lícito manifestar su nombre, ni el lugar muestran cuán agradable es al Corazón adorable de Jesús
donde sencillamente y en la soledad ella vive. que se practique este Ejercicio.
Me contentaré con llamarla simplemente con el nom- Comienzo con transcribir una carta enviada a mí por
bre de “Alma”, y a este nombre lo complementaré fre- la Autora:
cuentemente con adjetivos de toda clase, tanto en el curso
de esta introducción como en el cuerpo de las meditacio- “Muy Reverendo Padre Annibale:
nes de este libro. Finalmente, le remito las Horas de la Pasión. Todo
para gloria de nuestro Señor. Le envío también otras hojas
en las que se contienen los efectos y las bellas promesas
*** de Jesús para quien hace estas Horas de la Pasión.
Yo creo que si quien las medita es pecador, se conver-
Antes de todo, hay que decir que cualquier medita- tirá; si es imperfecto, se hará perfecto; si es santo, se hará
ción acerca de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo es más santo; si es tentado, encontrará la victoria; si sufre,
de suma complacencia al Corazón adorable de Jesús, y encontrá en estas Horas la fuerza, la medicina y el consue-
de sumo provecho espiritual para quien devotamente la lo; si su alma es débil y pobre, encontrará un alimento
hace. espiritual y un espejo donde mirarse continuamente para
embellecerse y hacerse semejante a Jesús, nuestro modelo.
Es tanta la complacencia que del ejercicio de estas Horas
Jesús bendito recibe, que Él quisiera que hubiera un ejem-
plar en cada ciudad y pueblo y que se practicara, porque
entonces sucedería como si en esas reparaciones Jesús sin-
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tiera reproducirse su misma voz y sus mismas oraciones tal 9 de noviembre de 1906
como Él mismo las elevaba al Padre en las 24 horas de su Encontrándome en mi habitual estado, estaba pensan-
dolorosa Pasión. Y si esto se hiciera por las almas en todas do en la Pasión de nuestro Señor, y mientras esto hacía, él
las ciudades y hasta en los más pequeños pueblos, Jesús me vino y me dijo:
hace entender que la Justicia Divina quedaría en gran parte
aplacada y serían en gran parte evitados y como aligerados “Hija mía, me es tan grato quien siempre va rumiando
los flagelos en estos tan tristes de dolores y de sangre. mi Pasión, la siente y me compadece, que me siento como
retribuido por todo lo que sufrí en el curso de mi Pasión.
Haga UD. Reverendo Padre, una llamada a todos, para El alma, rumiándola siempre, llega a formar un alimento
que tenga su cumplimiento esta obra que Jesús me ha continuo en el que hay variados condimentos y sabores,
hecho hacer. que producen en ella diversos efectos. Entonces, si duran-
Quiero decirle que la finalidad de estas Horas de la te mi Pasión me dieron cadenas y cuerdas para atarme, el
Pasión no es la de narrar la historia de la Pasión, pues alma me desata y me da libertad; aquellos me desprecia-
muchos libros hay que tratan este piadoso tema, y no ron, me escupieron y me deshonraron, ella me aprecia, me
habría sido necesario hacer uno más. La finalidad es la de limpia de esas escupitinas y me honra; aquellos me des-
uniros con nuestro Señor Jesucristo para hacernos corre- nudaron y me flagelaron, ella me cura y me viste; aque-
dentores en Él, aceptándonos el Padre Eterno como a su llos me coronaron de espinas, me trataron como rey de
propio hijo. De aquí la importancia que tiene el meditar y burla, me amargaron la boca con hiel y me crucificaron;
reparar estas horas junto a Jesús, en algunos pasajes se el alma, rumiando todas mis penas, me corona de gloria y
bendice, en otros se da correspondencia, en otros se supli- me honra como su Rey, me llena la boca de dulzura y me
da el alimento más exquisito, como es el recuerdo de mis
ca, se pide, se implora, etc.
mismas obras; me desclava de la Cruz y me hace resuci-
Pero dejo a Ud. Padre Annibale, hacer conocer a todos tar en su corazón. Y por cada vez que todo esto hace, Yo
esta finalidad de las Horas con un prólogo o introducción”. como recompensa le doy una nueva vida de Gracia; de
Las hojas con los escritos a que se refiere la Autora al manera que ella es mi alimento y Yo me hago su alimen-
principio de esta carta, contienen lo que Jesús le ha dicho to continuo. Así que, la cosa que más me gusta es que el
en relación al ejercicio de las Horas, y son, con sus alma rumie continuamente y siempre mi Pasión”.
fechas, los siguientes:
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10 de Abril de 1913 6 de septiembre de 1913
Esta mañana, Jesús ha venido y estrechándome a su Estaba pensando en las Horas de la Pasión escritas, y
Corazón me ha dicho: como están sin Indulgencias, quien las hace no gana nada;
en cambio hay tantas oraciones enriquecidas con muchas
“Hija mía, quien piensa siempre en mi Pasión forma
Indulgencias...Y mientras esto pensaba, mi siempre ama-
en su corazón una fuente, y por cuanto más piensa tanto
ble Jesús todo benignidad, me dijo:
más esta fuente sea grande, y como las aguas que brotan
son comunes a todos, esta fuente de mi Pasión que se “Hija mía, con las oraciones indulgenciadas se gana
forma en el corazón sirve para el bien del alma, para glo- alguna cosa, en cambio las Horas de la Pasión son mis
ria mía y para bien de las criaturas.” mismas oraciones, mis mismas reparaciones; son todo
amor y han salido del fondo de mi Corazón. ¿Has acaso
Entonces yo le he dicho: “Dime, Bien mío, ¿qué cosa olvidado cuántas veces me he unido contigo para hacer-
darás en recompensa a quienes hagan las Horas de la las juntos y he cambiado los flagelos en gracias para toda
Pasión, tal como Tú me has enseñado?” la tierra? Y es tal y tanta mi complacencia que en lugar de
Y Él: “Hija mía, estas Horas no las consideraré como la Indulgencia le doy al alma un puñado de amor, que
cosas vuestras, sino como cosas hechas por Mí, y os daré contiene precio incalculable de infinito valor. Además,
mis mismos méritos, como si Yo estuviera sufriendo en cuando las cosas son hechas por puro amor, mi amor
acto mi Pasión, y así os haré conseguir los mismos efec- encuentra ahí su desahogo... y no es indiferente que la
tos, según las disposiciones de las almas, y esto en la tie- criatura dé alivio y desahogo al amor de su Creador”.
rra, por lo que cosa mayor no podría daros; luego en el
Cielo, a estas almas me las pondré de frente saeteándolas
con saetas de amor y de contentos por cuantas veces
habrán hecho las Horas de mi Pasión, y ellas me saetea- Octubre de 1914
rán a Mí. ¡Qué dulce encanto sea éste para todos los bien- Estaba escribiendo las Horas de la Pasión y pensaba
aventurados!” para mí: “Cuántos sacrificios por escribir estas Horas de
la Pasión, especialmente por tener que poner en el papel
ciertos actos internos que solo entre mí y Jesús han pasa-
do. ¿Cuál será la recompensa que Él me dará?”. Y Jesús
haciéndome oír su voz tierna y dulce me dijo:
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“Hija mía, en recompensa por haber escrito las Horas pudiendo no las hacen. Estas Horas son las más preciosas
de la Pasión, por cada palabra que has escrito te daré un de todas, que no son otra cosa que repetir lo que YO hice
alma, un beso”. en el curso de mi vida mortal y lo que continúo en el
Santísimo Sacramento. Cuando oigo estas Horas de mi
Y yo: “Amor mío, eso para mí, pero a aquellos que las
Pasión, oigo mi misma voz, mis mismas oraciones, veo
harán, ¿Qué les darás?”.
mi voluntad en esa alma, voluntad de querer el bien de
Y Jesús: “Si las hacen junto Conmigo y con mi misma todos y de reparar por todos, y Yo me siento transportado
Voluntad, por cada palabra que reciten les daré también a morar en ella para poder hacer en ella lo que ella misma
un alma, porque toda la mayor o menor eficacia de estas hace. ¡Oh, cuánto quisiera que, aunque fuera una sola por
Horas de la Pasión está en la mayor o menor unión que pueblo, hiciera estas Horas de la Pasión; me oiría a Mí
tienen Conmigo, y haciéndolas con mi Voluntad la criatu- mismo en cada pueblo, y mi Justicia, en estos tiempos tan
ra se esconde en mi Querer y actuando mi Querer puedo grandemente indignada, quedaría en parte aplacada”.
hacer todos los bienes que quiero, aun por medio de una Agrego que otro día estaba haciendo la Hora cuando la
sola palabra; y esto cada vez que las hagan”. Mamá Celestial dio sepultura a Jesús, y yo la seguía junto
Otro día estaba lamentándome con Jesús porque después para hacerle compañía en su amarga desolación para com-
de tantos sacrificios para escribir las Horas de la Pasión, eran padecerla. No tenía la costumbre de hacer esta Hora siem-
muy pocas las almas que las hacían, y entonces me dijo: pre, sino solo algunas veces, y estaba indecisa si la hacía o
no, y Jesús bendito, todo amor y como si me rogara, me dijo:
“Hija mía, no te lamentes, aunque fuera solo una,
deberías estar contenta. ¿No habría sufrido Yo toda mi “Hija mía, no quiero que la descuides, la harás por
Pasión aunque se debiera salvar una sola alma? Pues así amor mío y en honor de mi Mamá. Has de saber que cada
también tú. Jamás se debe omitir el bien porque sean vez que la haces, mi Mamá se siente como si Ella misma
pocos los que lo aprovechan; todo el mal es para quien no en persona estuviera en la tierra repitiendo su vida y, por
lo aprovecha. Y como mi Pasión hizo adquirir el mérito a lo tanto, recibe Ella la gloria y el amor que me dio a Mí
mi Humanidad como si todos se salvaran, a pesar de que en la tierra. Y Yo siento como si estuviera de nuevo mi
no todos se salvan, porque mi Voluntad era la de salvarlos Mamá en la tierra, sus ternuras maternas, su amor y toda
a todos, merecí según Yo quise y no según el provecho la gloria que Ella me dio. Y por todo esto te tendré en con-
que las criaturas habrían querido recibir. Así tú, según tu sideración de madre...”
voluntad se ha fundido con la Mía de querer hacer el bien Y entonces, abrazándome Jesús, me decía quedo,
a todos, así serás recompensada, todo el mal es de los que, quedo al oído: ”Mamá, mamá...” y me sugería lo que hizo
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y sufrió en esta Hora la dulce Mamá, y yo la seguía...Y 6 de noviembre de 1914
desde ese día en adelante no he descuidado esta Hora Continuando las acostumbradas Horas de la Pasión,
ayudada siempre por su gracia... mi amable Jesús me ha dicho:
“Hija mía, el mundo está en continuo acto de renovar mi
Pasión, y como mi inmensidad envuelve todo dentro y fuera
de las criaturas, así estoy obligado por su contacto a recibir
4 de Noviembre de 1914 clavos, espinas, flagelos, desprecios, escupitajos y todo lo
Estaba haciendo las Horas de la Pasión, y Jesús, com- demás que sufrí en mi Pasión, ..y aún más. Ahora bien,
placiéndose todo, me dijo: quien hace estas Horas de mi Pasión, a su contacto Me sien-
to sacar los clavos, pulverizar las espinas, endulzar las lla-
“Hija mía, si tú supieras la gran complacencia que
gas, quitar los salivazos; me siento cambiar en bien el mal
siento al verte repetir estas Horas de la Pasión y siempre que me hacen los demás; y Yo, sintiendo que su contacto no
repetirlas, y de nuevo repetirlas, quedarías feliz. Es ver- me hace mal sino bien, me apoyo siempre más en ella.”
dad que mis santos han meditado la Pasión y han com-
prendido cuánto sufrí, y se han deshecho en lágrimas de Después de esto, volviendo el bendito Jesús a hablar
compasión hasta sentirse consumar por amor de mis de estas Horas de la Pasión me ha dicho:
penas, pero no lo han hecho así de continuo y siempre “Hija mía, has de saber que con estas Horas, el alma
repetido con este orden. Así que puedo decir que tú eres toma mis pensamientos y los hace suyos, mis reparaciones,
la primera que me da este gusto tan grande y especial. Y las oraciones, los deseos, los afectos y aún mis más íntimas
al ir desmenuzando en ti hora por hora mi vida y lo que fibras, y las hace suyas; elevándose entre el Cielo y la
sufrí. Yo me siento tan atraído que hora por hora te voy Tierra hace mi mismo oficio, y como corredentora dice
dando el alimento y como contigo ese mismo alimento y conmigo:”Ecce ego mitte me”, quiero repararte por todos,
hago junto contigo lo que haces tú. Debes saber que te responderte por todos e implorar el bien para todos”.
recompensaré abundantemente con nueva luz y nuevas
gracias; y aún después de tu muerte, cada vez que sean
hechas por las almas en la Tierra estas Horas de mi
Pasión, Yo en el Cielo te cubriré siempre de nueva luz y 23 de abril de 1916
nueva gloria”.
Continuando mi habitual estado, mi adorable Jesús se
hacía ver todo circundado de luz, luz que le salía de den-
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tro de su santísima Humanidad y que lo embellecía en palabras, sus pensamientos, sus compadecimientos, y los
modo tal que formaba una vista encantadora y raptora; yo unen con los míos y los llevan ante mi Majestad para reno-
quedé sorprendida y Jesús me dijo: varme la gloria de mi misma vida. Y es tanta la compla-
cencia de los ángeles que, reverentes, se están en torno al
“Hija mía, cada pena que sufrí, cada gota de sangre,
alma para oír lo que dice y rezan junto con ella; por eso,
cada llaga, oración, palabra, acción, paso, etc., produjo
con qué atención y respeto el alma debe hacer estas Horas,
una luz tal en mi Humanidad de embellecerme de mane-
pensando que los ángeles toman de sus labios sus palabras
ra de tener raptados a todos los bienaventurados. Ahora,
para repetir junto a ella lo que ella dice.”
el alma, a cada pensamiento de mi Pasión, a cada compa-
decimiento, a cada reparación, etc. que hace, no hace otra Luego agregó: “Ante tantas amarguras que las criatu-
cosa que tomar luz de mi Humanidad y embellecerse a mi ras me dan, estas Horas son los sorbos dulces que las
semejanza, así que un pensamiento de más de mi Pasión almas me dan, pero ante tantos sorbos amargos que reci-
será una luz de más que llevará un gozo eterno.” bo, son demasiado pocos los dulces, por tanto, más difu-
sión, más difusión”.
13 de octubre de 1916
9 de diciembre de 1916
Estaba haciendo las Horas de la Pasión y el bendito
Jesús me dijo: Estaba afligida por la privación de mi dulce Jesús, que
si viene, mientras siento que respiro un poco de vida,
“Hija mía, en el curso de mi vida mortal, millones y quedo más afligida al verlo más afligido que yo y que no
millones de ángeles cortejaban a mi Humanidad y recogí- quiere saber de aplacarse, pues las criaturas lo constriñen,
an todo lo que Yo hacía, los pasos, las obras, las palabras le arrancan otros flagelos, y mientras flagela, llora por la
y aún mis suspiros y mis penas, las gotas de mi sangre, en suerte del mundo y se oculta dentro de mi corazón, casi
suma, todo. Eran ángeles encargados de mi custodia, y para no ver lo que sufre el hombre. Parece que no se
para hacerme honor, obedientes a mis más pequeñas seña- puede vivir en estos tristes tiempos, y además parece que
les subían y bajaban del Cielo para llevar al Padre todo lo se está solo al principio de ellos. Entonces mi dulce Jesús,
que Yo hacía. Ahora estos ángeles tiene un oficio especial, estando yo pensativa por mi dura y triste suerte de deber
y cuando el alma hace memoria de mi vida, de mi Pasión, estar casi continuamente privada de Él, vino y poniéndo-
de mis oraciones, se ponen en torno a ella para recoger sus me un brazo al hombro me dijo:
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“Hija mía, no acrecientes mis penas con afligirte, son encontrado la fuerza de mi Pasión que lo sostenga. En la
ya demasiadas y Yo no espero esto de ti; es más, quiero impaciencia no ha encontrado el espejo de mi paciencia
que hagas tuyas mis penas, mis oraciones, y todo Yo que le infunda la calma, la resignación; y ante mi pacien-
mismo, de modo que pueda encontrar en ti otro Yo cia, avergonzándose, tenga como un deber dominarse a sí
mismo. En estos tiempos necesito gran satisfacción y solo mismo en las penas no ha encontrado el consuelo de las
quien hace suyo a Mí mismo me la puede dar. Y lo que en penas de un Dios, que sosteniendo a las suyas le infunda
Mí encontró el Padre, es decir, gloria, complacencia, amor al sufrir. En el pecado no ha encontrado mi
amor, satisfacción, completas y perfectas y para bien de Santidad, que haciéndole frente, le infunda odio a la
todos, Yo lo quiero encontrar en estas almas como otros culpa. Ah, en todo ha prevaricado el hombre porque se ha
tantos Jesús que me lo hagan a la par de Mí, y estas inten- separado en todo de quien puede ayudarlo. Por eso el
ciones las debes repetir en cada Hora de la Pasión que mundo ha perdido el equilibrio. Ha hecho como un niño
hagas, en cada acción, en todo. Y si no encuentro mis que no ha querido más conocer a su madre, con un discí-
satisfacciones...ah, para el mundo se habrá terminado; los pulo que desconociendo al maestro no ha querido más
flagelos lloverán a torrentes.¡Ah hija mía! ¡Ah hija mía!” escuchar sus enseñanzas ni aprender sus lecciones. ¿Qué
será de este niño y de este discípulo? Serán el dolor de sí
mismos y el terror y el dolor de la sociedad. Tal se ha
hecho el hombre: terror y dolor, pero dolor sin piedad.
2 de febrero de 1917 ¡Ah, el hombre empeora, empeora siempre más...y Yo
lloro con lágrimas de sangre!”
Continuando mi habitual estado me encontré fuera de
mí misma y vi a mi siempre amable Jesús todo chorrean-
do sangre y con una horrible corona de espinas; con difi-
cultad me miraba por entre las espinas y me dijo:
16 de mayo de 1917
“Hija mía, el mundo se ha desequilibrado porque ha
Encontrándome en mi habitual estado, estaba fundién-
perdido el pensamiento de mi Pasión. En las tinieblas no
dome toda en mi dulce Jesús y luego me extendía toda en
ha encontrado la luz de mi Pasión que lo ilumine y que
las criaturas para darles a todas por entero a Jesús.
haciéndole conocer mi amor y cuántas penas me cuestan
Entonces Él me dijo:
las almas, pueda reaccionar y amar a quien verdadera-
mente lo ama, y la luz de mi Pasión, guiándolo, lo ponga “Hija mía, cada vez que la criatura se funde en Mí da
en guardia de todos los peligros. En la debilidad no ha a todas las criaturas un flujo de Vida Divina, y según tie-
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nen ellas necesidad obtienen su efecto: la que es débil 12 de julio de 1918
siente la fuerza, la obstinada en la culpa recibe la luz, la
Estaba rezando con cierto temor y ansiedad por un
que sufre recibe consuelo; y así de todo lo demás.” alma moribunda, y mi amable Jesús, al venir, me ha
Después, me encontré fuera de mi misma y me halla- dicho:
ba en medio de muchas almas que me hablaban y parecí- “Hija mía, ¿por qué temes? ¿No sabes tú que por cada
an ser almas del Purgatorio y santos y nombraban a una palabra sobre mi Pasión, pensamiento, compasión, repa-
persona conocida mía que había fallecido no hacía ración, recuerdo de mis penas...se establecen nuevas
mucho, y oía: ”Él se siente como feliz al ver que no hay comunicaciones de electricidad entre el alma y Yo, y por
alma que entre al Purgatorio que no lleve el sello de las lo tanto el alma se va adornando de tan múltiples y dife-
Horas de la Pasión, y ayudada y rodeada por el cortejo de rentes bellezas? Esa alma ha hecho las Horas de mi
estas Horas toma sitio en lugar seguro. No hay alma que Pasión y Yo la recibiré como hija de mi Pasión, vestida y
vuele al Paraíso que no sea acompañada por estas Horas adornada con mis Llagas. Esta flor ha crecido en tu cora-
de la Pasión. Estas Horas hacen llover del Cielo continuo zón y Yo la bendigo y la recibo en el mío como una flor
rocío sobre la Tierra, en el Purgatorio y hasta en el Cielo.” predilecta.”
Al oír esto decía yo para mí: “Tal vez mi amado Jesús, Y mientras esto decía, se desprendía una flor de mi
para mantener la palabra dada de que por cada palabra de corazón y emprendía el vuelo hacia Jesús...
las Horas de la Pasión daría un alma, hace que no haya
alma salvada que no se haya servido de estas Horas.
“Después he vuelto en mi misma, y habiendo visto a mi
dulce Jesús le he preguntado si eso era cierto y Él me ha
dicho: 21 de octubre de 1921
“Estas Horas son el orden del universo, ponen en Estaba pensando en la Pasión de mi dulce Jesús, y
armonía el Cielo con la Tierra y me detienen para que no entonces Él, al venir me ha dicho:
destruya al mundo. Siento poner en circulación mi “Hija mía, cada vez que el alma piensa en mi Pasión,
Sangre, mis Llagas, mis ansias de salvar a las almas y me se acuerda de lo que sufrí o me compadece, en ella se
siento repetir mi Vida. ¿Cómo podrían obtener las criatu- renueva la aplicación de mis penas, surge mi Sangre para
ras algún bien sino es por medio de estas Horas?. ¿Por inundarla, se ponen en camino mis Llagas para sanarla si
qué dudas? La cosa no es tuya, sino mía; tú no has sido está llagada o para embellecerla si está sana, así como
más que el esforzado y débil instrumento”. también todos mis méritos para enriquecerla. El negocio
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que hace es sorprendente, es como si pusiera en un banco Exhortación
todo lo que Yo hice y sufrí y ganara el doble. Todo lo que
Yo hice y sufrí está en acto continuo de darse al hombre, Oh almas que amáis a Jesucristo, oh almas que hacéis
como el sol está en acto continuo de dar su luz y su calor profesión de vida espiritual, y vosotras especialmente,
a la tierra. Lo que Yo he obrado no está sujeto a agotarse, Esposas de Jesucristo, consagradas a Él con votos o con
basta con que el alma lo quiera y por cuantas veces lo pertenecer a santas Congregaciones, considerad, después
quiera para que reciba el fruto de mi vida. De modo que de haber leído todo lo anterior, cuánto agrado dais al
si se recuerda veinte veces, o cien, o mil , de mi Pasión, Corazón Santísimo de Jesús con practicar estas Horas de la
otras tantas gozará los efectos de Ella, pero...¡qué pocos Pasión. Ha sido para vosotras, especialmente, para quienes
son los que de Ella hacen tesoro! Con todo el bien de mi han sido inspiradas por Nuestro Señor estas Horas de la
Pasión...y se ven almas débiles, ciegas, sordas, mudas, Pasión a aquella Alma Solitaria y contemplativa, que desde
cojas, cadáveres vivientes que dan asco, y ¿por qué? hace tantos años las ejercita con gran provecho para ella y
Porque mi Pasión es olvidada. para toda la Iglesia. Gracias especiales os están reservadas
si os aficionáis a este santo ejercicio cotidiano y os inter-
Mis penas, mis Llagas, mi Sangre, son fortaleza que náis en los mismos sentimientos y en las mismas disposi-
quita las debilidades, son luz que da vista a los ciegos, ciones del Alma que lo escribió y que lo practica desde
son lengua que desata las lenguas y que abre los oídos, hace tantos años. Y de los sentimientos tan íntimos y de las
son camino que endereza a los cojos, son vida que hace disposiciones tan amorosas de esta Alma, vosotras pasaréis
resucitar a los muertos. a los sentimientos y a la disposiciones mismas de Nuestro
Todos los remedios necesarios a la humanidad están en Señor Jesucristo en las veinticuatro horas en las que sufrió
mi Vida y en mi Pasión, pero las criaturas desprecian la por amor nuestro. Y es imposible que en este ejercicio el
medicina y no se preocupan de los remedios, por eso se ve alma no se encuentre con la dolorosísima Madre María, y
que con toda mi Redención...y el hombre perece en su esta- no se una a la misma compasión y a los mismos afectos
do, como afectado por una enfermedad incurable. Pero lo incomprensibles de la Dolorosa Madre de Dios.¡Será un
que más me duele es ver a personas religiosas que se fati- vivir con Jesús sufriente y con María doliente, y un cose-
gan por la adquisición de doctrinas, de especulaciones, de char todos los inmensos eternos bienes para sí y para todos!
historias, pero de mi Pasión...¡nada!; de manera que mi ¿Qué decir del gran medio que sería este ejercicio para
Pasión muchas veces está lejos de las iglesias, lejos de la toda la Comunidad Religiosa para adelantar en santidad,
boca de los sacerdotes, por lo que su hablar es sin luz, y así para conservarse, para crecer en número de almas elegi-
las gentes se quedan más en ayunas que antes”. das y para lograr toda verdadera prosperidad? ¡Cuán
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grande empeño, entonces, cada Comunidad debería tener no, se puede estar todos los días editando 24 horas, desde
en practicar constantemente este ejercicio! ¡Y las almas las 5 de la tarde de hoy hasta las 5 de la tarde de maña-
de la Comunidad, que se llegan diariamente a la Sagrada na...y luego empezar de nuevo? Ciertamente que esto es
Mesa, oh, entonces sí que la Santa Comunión la harían humanamente imposible. Y decimos humanamente por-
con tales disposiciones de fervor y con tal amor a Jesús que con el concurso especial de la gracia divina, este ejer-
que cada Comunión sería un renovado esponsal del alma cicio continuo, ininterrumpido, es el que ha hecho y
con Jesús en la más íntima y creciente unión de amor! desde hace tantos años el Alma solitaria que lo ha escrito.
¡Si Jesús, por un alma sola que haga estas Horas evi- Pero sin pretender nosotros tanto, el ejercicio de las 24
tará castigos a esa ciudad en que se hagan y hará gracias horas puede hacerse de diversas maneras, según las con-
a tantas almas por cuantas son las palabras de este Reloj diciones y las circunstancias de cada quien.
Dolorosa, ¿Cuántas gracias no podrá esperar una
“Hacer” una Hora de la Pasión significa leerla con
Comunidad?, ¿de cuántos defectos y relajamientos no
atención, meditándola, contemplándola, haciendo inte-
será curada y preservada?, ¿y de cuántas almas no procu-
riormente lo que el Alma Solitaria hace, y todo esto para
rará su santificación y de otras su salvación si practica
hacer de la Pasión la vida propia. Sí, porque no se trata de
este piadosísimo ejercicio?
la meditación en general de la Pasión, como cuando se
¡Hubiera en cada Comunidad un alma que se aplicase a meditan los misterios dolorosos en el Santo Rosario o se
practicarlo con atención en el día, si bien entre las ocupa- lee una narración de lo que pasó, por muy elocuente que
ciones diarias, y en la tarde y noche con un poco de vigilia; sea, sino que es un modo concreto, específico y eficaz,
pero sería el colmo del divino y máximo provecho para la inspirado por el Amor mismo de Jesús, de fundirse el
Comunidad y para todo el mundo si un tal ejercicio fuera alma antes que todo con la Voluntad Divina para repetir,
practicado por todas, turnándose de día y de noche! para rehacer continuamente la vida interior, los actos y
los sentimientos que Jesús hizo y tuvo en el curso de su
P. Annibale Maria de Francia
vida y de su Pasión. No se trata, entonces, de sólo medi-
tarlas, no se trata sólo de una devoción más, sino que se
trata de una EDUCACIÓN A UNA VIDA. Y con esta
Algunas Consideraciones Acerca Del Modo de Hacer
finalidad es con la que el alma ha de hacer estas Horas.
Estas Horas de la Pasión
Como primera cosa, es importante que el alma memo-
A algunos les parecerá cosa difícil, si no imposible, rice el Horario, con el título o enunciado del contenido de
hacer estas Horas de la Pasión. ¿Cómo, podrá decir algu- cada Hora. Esto le servirá muy bien para referenciar inte-
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riormente las diversas horas de la jornada diaria con los Horario
correspondientes pasos de la Pasión. 1ª Hora
Para quien no puede, no es necesario hacer la medita- De las 5 a las 6 p.m.
ción de alguna Hora precisamente en la hora del día que Jesús se despide de su Santísima Madre
está transcurriendo; es decir, a las 7 de la mañana se 2ª Hora
puede hacer la hora de las 6 a las 7 de la tarde, por ejem- De las 6 a las 7 p.m.
plo. Se debe meditar todas las Horas, de principio a fin, Jesús se aleja de su Madre Santísima y se encamina al
de acuerdo con las circunstancias y condiciones de cada Cenáculo
quien, haciendo hoy una o unas y mañana la o las siguien- 3ª Hora
tes, según se pueda, hasta terminar y volver a empezar, De las 7 a las 8 p.m.
pero siempre con la intención de continuarlas, aunque La cena legal
sólo sea con el enunciado o título de cada una, mientras 4ª Hora
no se puede uno retirar o dedicar a la meditación. De las 8 a las 9 p.m.
Otro modo será el de formar y organizar un grupo de La cena Eucarística
cuatro, ocho o doce personas y repartirse el Horario com- 5ª Hora
pleto, comprometiéndose cada una a hacer las que le De las 9 a las 10 p.m.
correspondan en los diversos momentos del día de que Primera Hora de agonía en el Huerto de Getsemaní
pueda disponer, y todos los integrantes del “grupo” con la 6ª Hora
intención comunitaria, uniéndose en sus intenciones a las De las 10 a las 11 p.m.
demás personas. Jesús tendrá entonces sus “Relojes” que Segunda Hora de agonía en el Huerto de Getsemaní
no se detienen nunca: su Vida y sus intenciones en acto en 7ª Hora
ese grupo. ¡ Y oh, cuántas gracias divinas lloverán sobre De las 11 a las 12 p.m.
el grupo y sobre cada uno de sus integrantes y se difundi- Tercera Hora de agonía en el Huerto de Getsemaní
rán en bien de los demás! Deberán rotarse periódicamen-
8ª Hora
te las diferentes Horas para que cada uno en un período De las 12 a la 1 a.m
razonable pueda hacerlas todas. La captura de Jesús
Pero quien tenga interés y empeño en hacer personal o 9ª Hora
comunitariamente este santo ejercicio podrá encontrar De la 1 a las 2 a.m.
otros modos, siempre válidos, de hacerlo. Jesús, atado, es hecho caer en el torrente de Cedrón
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10ª Hora 18ª Hora
De las 2 a las 3 a.m. De las 10 a las 11 a.m.
Jesús es presentado a Anás Jesús abraza la Cruz.
11ª Hora 19ª Hora
De las 3 a las 4 a.m. De las 11 a las 12 a.m.
Jesús en casa de Caifás
La Crucifixión de Jesús.
12ª Hora
De las 4 a las 5 a.m. 20ª Hora
Jesús en medio de los soldados De las 12 a la 1 p.m.
Primera Hora de agonía en la Cruz.
13ª Hora
De las 5 a las 6 a.m. 21ª Hora
Jesús en la prisión De la 1 a las 2 p.m.
14ª Hora Segunda Hora de agonía en la Cruz
De las 6 a las 7 a.m. 22ª Hora
Jesús de nuevo ante Caifás y después es llevado a Pilatos De las 2 a las 3 p.m.
15ª Hora Tercera Hora de agonía en la Cruz. Muerte de Jesús.
De las 7 a las 8 a.m.
23ª Hora
Jesús ante Pilatos. Pilatos lo envía a Herodes
De las 3 a las 4 p.m.
16ª Hora Jesús muerto, traspasado por la lanza. El descendimiento
De las 8 a las 9 a.m. de la Cruz.
Jesús de nuevo ante Pilatos. Es pospuesto a Barrabás.
Jesús es flagelado. 24ª Hora
17ª Hora De las 4 a las 5 p.m.
De las 9 a las 10 a.m. La Sepultura de Jesús
Jesús es coronado de espinas. “Ecce Homo”. Jesús es
condenado a muerte.
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Preparación antes de la Meditación doras suplicabas la salvación de las almas. He tratado de
seguirte en todo, y ahora, teniendo que dejarte por mis
Oh Señor mío Jesucristo, postrada ante tu divina pre- habituales obligaciones, siento el deber de decirte:
sencia suplico a tu amorosísimo Corazón que quieras “Gracias” y “Te Bendigo”. Sí, oh Jesús!, gracias te repito
admitirme a la dolorosa meditación de las Veinticuatro mil y mil veces y Te bendigo por todo lo que has hecho y
Horas en las que por nuestro amor quisiste padecer, tanto padecido por mí y por todos...Gracias y Te bendigo por
en tu cuerpo adorable como en tu alma santísima, hasta la cada gota de sangre que has derramado, por cada respiro,
muerte de Cruz. Ah, dame tu ayuda, gracia, amor profun- por cada latido, por cada paso, palabra y mirada, por cada
da compasión y entendimiento de tus padecimientos amargura y ofensa que has soportado. En todo, oh Jesús
mientras medito ahora la Hora...Y por las que no puedo mío, quiero besarte con un “Gracias” y un “Te bendigo”.
meditar te ofrezco la voluntad que tengo de meditarlas, y Ah Jesús, haz que todo mi ser te envíe un flujo continuo
quiero en mi intención meditarlas durante las horas en de gratitud y de bendiciones, de manera que atraiga sobre
que estoy obligada dedicarme a mis deberes o a dormir. mí y sobre todos el flujo continuo de tus bendiciones y de
Acepta, oh misericordioso Señor, mi amorosa intención y tus gracias...Ah Jesús, estréchame a tu Corazón y con tus
haz que sea de provecho para mí y para muchos, como si manos santísimas séllame todas las partículas de mi ser
en efecto hiciera santamente todo lo que deseo practicar. con un “Te Bendigo” tuyo, para hacer que no pueda salir
de mí otra cosa sino un himno de amor continuo hacia Ti.
Gracias te doy, oh mi Jesús, por llamarme a la unión
contigo por medio de la oración. Y para agradecerte Dulce Amor mío, debiendo atender a mis ocupacio-
mejor, tomo tus pensamientos, tu lengua, tu corazón y nes, me quedo en tu Corazón. Temo salir de Él, pero Tú
con éstos quiero orar, fundiéndome toda en tu Voluntad y me mantendrás en Él, ¿no es cierto? Nuestros latidos se
en tu amor, y extendiendo mis brazos para abrazarte y tocarán sin cesar, de manera que me darás vida, amor y
apoyando mi cabeza en tu corazón empiezo... estrecha e inseparable unión Contigo. Ah, te ruego, dulce
Jesús mío, si ves que alguna vez estoy por dejarte, que tus
latidos se sientan más fuertemente en los míos, que tus
Ofrecimiento Después de Cada Hora manos me estrechen más fuertemente a tu Corazón, que
tus ojos me miren y me lancen saetas de fuego, para que
Amable Jesús mío, Tú me has llamado en esta Hora de sintiéndote, me deje atraer a la mayor unión Contigo. Oh
tu Pasión a hacerte compañía y yo he venido. Me parecía Jesús mío!, mantente en guardia para que no me aleje de
sentirte angustiado y doliente que orabas, que reparabas y Ti. Ah bésame, abrázame, bendíceme y haz junto conmi-
sufrías y que con las palabras más elocuentes y conmove- go lo que debo ahora hacer...
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consuelo para tu corazón tener un alma a tu lado y que
comparta contigo las penas, los afectos y las reparaciones?
Oh Jesús, en esta Hora tan desgarradora para tu terní-
DE LAS 5 A LAS 6 DE LA TARDE simo corazón qué lección nos das, lección de filial y amo-
rosa obediencia para con tu Madre. ¡Qué dulce armonía la
que hay entre María y Tú! ¡Qué suave encanto de amor
que sube hasta el Trono del Eterno y se extiende para sal-
PRIMERA HORA var a todas las criaturas de la tierra!
Oh Celestial Madre mía, ¿sabes lo que quiere de ti el
adorado Jesús? No quiere otra cosa sino tu última bendi-
ción. Es verdad que de todas las partículas de tu ser no
Jesús se despide de su Santísima Madre salen sino bendiciones y alabanzas al Creador, pero Jesús
al despedirse de ti quiere oír esas dulces palabras: “Te
Oh Mamá Celestial, ya se acerca la hora de la separa- Bendigo...” . Y yo me uno a ti, oh dulce Mamá, y en las
ción y yo vengo a ti. Oh Madre, dame tu amor y tus repa- alas de los vientos quiero recorrer el Cielo para pedir al
raciones, dame tu dolor, pues junto contigo quiero seguir Padre, Al Espíritu Santo y a los ángeles todos un “Te
paso a paso al adorado Jesús. Y he aquí que Jesús viene y Bendigo” para Jesús, a fin de que, yendo a Él, le pueda
Tú con el alma rebosante de amor corres a su encuentro, llevar sus bendiciones. Y aquí en la Tierra quiero ir a
pero al verlo tan pálido y triste, el corazón se te oprime todas las criaturas y obtener de cada boca, de cada latido,
por el dolor, las fuerzas te abandonan y estás a punto de de cada paso, de cada respiro, de cada mirada, de cada
desmayarte a sus pies. Oh dulce Mamá ¿sabes para qué ha pensamiento, bendiciones y alabanzas a Jesús, y si ningu-
na me la quiere dar, yo quiero darlas por ellas.
venido a ti el adorable Jesús? Ah, ha venido para decirte
su último Adiós, para decirte una última palabra y para Oh dulce Mamá, después de haber recorrido y girado
recibir tu último abrazo... por todo para pedir a la Sacrosanta Trinidad, a los ánge-
les, a todas las criaturas, a la luz del sol, al perfume de las
Oh Mamá, me estrecho a ti con toda la ternura de que flores, a las olas del mar, a cada soplo de viento, a cada
es capaz este mi pobre corazón, para que estrechada y llama de fuego, a cada hoja que se mueve, al centellear de
unida a ti pueda yo también recibir los abrazos del adora- las estrellas, a cada movimiento de la naturaleza, un “Te
do Jesús. ¿Me desdeñas acaso Tú? ¿ No es más bien un Bendigo” vengo a ti y uno mis bendiciones a las tuyas.
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Dulce Mamá, veo que recibes consuelo y alivio y ofre- vuestros últimos besos y vuestros últimos abrazos.¿No
ces a Jesús todas mis bendiciones en reparación por todas veis que no puedo estar sin Vosotros, a pesar de mis mise-
las blasfemias y maldiciones que recibe de las criaturas. rias y frialdades? Jesús, Madre mía, tenedme estrechada a
Pero mientras te ofrezco todo, oigo tu voz temblorosa que Vosotros, dadme vuestro amor, vuestro Querer, saetead
dice: “Hijo, bendíceme también Tú”. Y yo te digo, oh mi pobre corazón, estrechadme ente vuestros brazos, y
dulce Jesús mío, bendíceme a mí también al bendecir a tu junto contigo, oh dulce Madre, quiero seguir pasa a paso
Madre, Bendice mis pensamientos, mi corazón, mis al adorado Jesús con la intención de darle consuelo, ali-
manos, mis pasos y todas mis obras, y bendiciendo a tu vio, amor y reparación por todos.
Madre bendice a todas las criaturas. Oh Jesús, junto con tu Madre te beso el pie izquierdo
Oh Madre mía, al ver el rostro del dolorido de Jesús, suplicándote que quieras perdonarme a mí y a todas las
pálido, acongojado y triste, se despierta en ti el pensa- criaturas por todas las veces que no hemos caminado
miento de los dolores que dentro de poco habrá de hacia Dios. Beso tu pie derecho pidiéndote me perdones
sufrir...Prevés su rostro cubierto de salivazos y lo bendi- a mí y a todas las criaturas por todas las veces que no
ces; su cabeza traspasada por las espinas, sus ojos venda- hemos seguido la perfección que Tú querías de nosotras.
dos, su cuerpo destrozado por los flagelos, sus manos y Beso tu mano izquierda pidiéndote nos comuniques tu
sus pies atravesados por los clavos, y adonde quiera que pureza. Beso tu mano derecha pidiéndote me bendigas
Él está a punto de ir Tú lo sigues con tus bendiciones...Y todos mis latidos, mis pensamientos, los afectos, para que
junto contigo yo también lo sigo. Cuando Jesús será gol- recibiendo el valor de tu bendición sean todos santifica-
dos. Y bendiciéndome a mí bendice también a todas las
peado por los flagelos, traspasado por los clavos, golpea-
criaturas y con tu bendición sella la salvación de sus
do, coronado de espinas, en todo encontrará junto con tu
almas.
“Te Bendigo”, el mío.
Oh Jesús, junto con tu Madre te abrazo y besándote el
Oh Jesús, oh Madre, os compadezco. Inmenso es
corazón te ruego que pongas en medio de vuestros dos
vuestro dolor en estos últimos momentos, tan inmenso
corazones el mío para que se alimente continuamente de
que parece que el corazón del uno arranque el corazón del
vuestros amores, de vuestros dolores, de vuestros mismos
otro. Oh Madre, arranca mi corazón de la Tierra y átalo
afectos y deseos, en suma, de vuestra misma Vida.
fuerte a Jesús para que estrechado a Él pueda tomar parte
en tus dolores. Y mientras os estrecháis, os abrazáis, os Así sea.
dirigís las últimas miradas y los últimos besos, estando yo
en medio de vuestros dos corazones, pueda yo recibir
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vencer las ternuras de los familiares o amigos o los vín-
culos y los apegos a las criaturas no se preocupan por
cumplir el Querer Santo de Dios y corresponder al estado
de santidad al que Dios los llama. Qué dolor te dan estas
De las 6 a las 7 de la tarde almas al rechazar de sus corazones al amor que quieres
darles y se contentan con el amor de las criaturas...
Jesús se aleja de su Madre Santísima y se encamina al Pero con sumo dolor mío veo que mi angustiada
Cenáculo Mamá tiembla, y es tanto su dolor que mientras trata de
decir adiós al Hijo, la voz se le apaga en los labios y no
Jesús mío adorable, mientras tomo parte junto contigo puede articular palabra alguna; se siente desfallecer y en
en tus dolores y en los de tu afligida Madre, veo que te su delirio de amor dice:”Hijo mío, Hijo mío, te bendigo!
decides a partir para encaminarte adonde el Querer del ¡Qué amarga separación, más cruel que cualquier muer-
Padre te llama. Es tan grande el dolor entre Hijo y Madre, te!” Pero el dolor le impide hablar y la enmudece...
que os hace inseparables, por lo que Tú te quedas en el ¡Desconsolada Reina, deja que te sostenga, que te
corazón de tu Mamá y la dulce Mamá y Reina se deja en enjugue las lágrimas, que te compadezca en tu amargo
el tuyo, de lo contrario os hubiera sido imposible separa- dolor! Madre mía, no te dejaré sola. Tú tómame contigo
ros. Pero después, bendiciéndoos mutuamente, Tú le das y enséñame, en este momento tan doloroso para Jesús y
tu último beso para darle fuerzas en los amargos dolores para Ti, lo que debo hacer, cómo debo defenderlo, cómo
que va a sufrir, le dices Tu último adiós y partes. Pero la debo repararlo y consolarlo, y si debo exponer mi vida
palidez de Tu Rostro, los labios temblorosos, tu voz sofo- para defender la suya...No, no me separaré de debajo de
cada, como si fueras a romper en llanto al decirle tu manto, a una señal tuya volaré a Jesús y llevaré tu
Adiós...ah, todo esto me dice cuánto la amas y lo que amor, tus afectos, y tus besos junto con los míos y los
sufres al dejarla. Pero para cumplir la Voluntad del Padre, pondré en cada llaga, en cada gota de su sangre, en cada
con vuestros corazones fundidos el uno en el otro, a todo pena e insulto, a fin de que sintiendo en cada pena los
os sometéis queriendo reparar por aquellos que por no besos y el amor de su Mamá, sus penas queden endulza-
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das, y después volveré bajo tu manto trayéndote sus besos nes de tu corazón, y que en pago ya te está preparando la
para endulzar Tu Corazón traspasado. Cruz y afilando los clavos para cometer el deicidio, y te
estremeces, y se te rompe el corazón y lloras por su des-
Madre mía, el corazón me palpita, quiero ir a Jesús, y
trucción. Y con esto reparas por tantas almas consagradas
mientras beso tus manos maternas bendíceme como has
a Ti, almas que con tanto cuidado tratabas de convertir en
bendecido a Jesús y permíteme que vaya a Él.
portentos de tu amor y que ellas, ingratas, no te corres-
Dulce Jesús mío, el amor me descubre tus pasos y te ponden y te hacen así padecer mayores amarguras...y yo
alcanzo mientras recorres las calles de Jerusalén con tus quiero reparar contigo para endulzar esta herida de tu
amados discípulos, te miro y te veo todavía pálido, oigo corazón. Pero veo que te quedas horrorizado ante la vista
tu voz, dulce, sí, pero triste, con una tristeza que rompe el de Jerusalén y retirando de ella tus miradas entras ya en
corazón de tus discípulos, que están turbados.” Es la últi- el Cenáculo...Amor mío, estréchame a Tu Corazón para
ma vez -dices- que recorro estas calles por Mí mismo, que haga mías tus amarguras y las ofrezca junto Contigo.
mañana las recorreré atado y arrastrado entre mil insultos. Y Tú mira piadoso mi alma y derramando tu amor en ella
“ Y distinguiendo los lugares en los que serás más insul- bendíceme.
tado y maltratado sigues diciendo: “ Mi vida está por ter-
minar acá abajo, como está por ponerse el sol, y mañana,
a esta hora, ya no existiré...Pero como sol resucitaré al
tercer día.”Al oír tus palabras, los Apóstoles más se
entristecen y no saben qué responder. Pero Tú añades:
“Ánimo, no os abatáis, Yo no os dejo, siempre estaré con
vosotros, pero es necesario que Yo muera por el bien de
todos.” Y así diciendo te conmueves y con voz tembloro-
sa continúas instruyéndolos. Antes de entrar en el
Cenáculo miras el sol que ya se pone, así como está por
ponerse tu Vida y ofreces tus pasos por aquellos que se
encuentran en el ocaso de su vida y das la gracia de que
la hagan ponerse en Ti y reparas por aquellos que a pesar
de los sinsabores y de los desengaños de la vida se obsti-
nan en no rendirse a ti. Después miras de nuevo a
Jerusalén, el centro de tus milagros y de las predileccio-
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alma, tan beneficiada por Mí: está perdida!” Y con tus
ojos resplandecientes de luz lo miras, como queriendo
hacerle comprender el gran mal cometido. Pero tu supre-
ma caridad te hace soportar este dolor y no lo manifiestas
De las 7 a las 8 de la noche ni siquiera a tus amados Apóstoles...Y mientras sufres por
Judas, tu corazón querría llenarse de alegría viendo con-
tener más el amor, atrayéndolo dulcemente a ti le haces
TERCERA HORA apoyar su cabeza sobre tu corazón, haciéndole probar el
Paraíso por adelantado. Es en esta hora solemne cuando
en los discípulos son representados dos pueblos, el répro-
bo y el elegido. El réprobo en Judas, que ya siente el
La Cena Legal infierno en el corazón y el elegido en Juan, que en ti repo-
sa y goza.
Oh Jesús, ya llegas al Cenáculo con tus amados discí- Oh dulce Bien mío, también yo me pongo a tu lado y
pulos y te pones a la mesa con ellos. Qué dulzura, qué junto con tu discípulo amado quiero apoyar mi cabeza
afabilidad muestras en toda tu Persona al abajarte a tomar cansada sobre tu corazón adorable y rogarte que a mí
por última vez el alimento material. Aquí todo es amor en también me hagas sentir sobre esta tierra las delicias del
Ti, y también en esto no sólo reparas por los pecados de Cielo, y así la tierra ya no sea más tierra para mí sino
gula sino que nos obtienes también la santificación del Cielo, raptada por las dulces armonías de tu
alimento; y de igual modo que éste se convierte en fuer- corazón...Pero estas armonías dulcísimas y divinas siento
za, así nos obtienes la santidad hasta en las cosas más que se te escapan dolorosos latidos:¡Son por las almas
bajas y más corrientes. que se perderán ¡Haz que tu palpitar corriendo en el suyo
les haga sentir los latidos de la vida del Cielo como los
Jesús, vida mía, tu mirada dulce y penetrante parece
siente tu amado discípulo Juan y que atraídas por la sua-
escrutar a todos los Apóstoles; y aún en ese acto de tomar
vidad y la dulzura de tu amor puedan rendirse todas a Ti.
el alimento, tu corazón queda traspasado viendo a tus
amados Apóstoles débiles y vacilantes todavía, sobre Oh Jesús mientras me quedo en Tu Corazón dame
todo el pérfido Judas, que ya ha puesto un pie en el infier- también a mí el alimento como se lo diste a los Apóstoles:
no. Y Tú desde el fondo de tu corazón amargamente El alimento de la Divina Voluntad, el alimento del amor,
dices: “¿Cuál es la utilidad de mi Sangre? ¡He ahí un el alimento de la Palabra Divina. Y Jamás, oh Jesús mío,
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Introducción
me niegues este alimento que tanto deseas Tú darme, de
modo que forme en mí tu misma vida.
Dulce Bien mío, mientras me estoy a tu lado veo que
el alimento que tomas con tus amados discípulos no es
sino un cordero. Es el cordero que te representa, y como
en este cordero no queda ningún humor vital por la acción
del fuego, así Tú, místico cordero, que por las criaturas
debes consumirte todo por fuerza de amor, ni siquiera una
gota de tu sangre conservarás para ti, derramándola toda
por amor a nosotros. Nada hace Tú que no represente a lo
vivo tu dolorosísima Pasión, la que tienes siempre en la
mente, en el corazón, en todo, y así me enseñas que si yo
tuviera también siempre en la mente y en el corazón el
pensamiento de tu Pasión, jamás me negarías el alimento
de tu amor.
¡Cuánto te doy las gracias, oh Jesús mío! Ningún acto
se te pasa en que no me tengas presente y con el que no
pretendas hacerme un bien especial, por eso te ruego que
tu Pasión esté siempre en mi mente, en mi corazón, en
mis miradas, en mis pasos, en mis obras, a fin de que a
dondequiera que me dirija, dentro y fuera de mi te
encuentre siempre presente para mí, y dame la gracia de
que no olvide jamás lo que Tú sufriste y padeciste por mí.
Esto sea para mí como un imán que atrayendo todo mi ser
a Ti, haga que no pueda nunca jamás alejarme de Ti.
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de que atrae la atención de todo el Cielo y lo hace quedar
estático. Los mismos Apóstoles se quedan casi sin movi-
miento al verte postrado a sus pies...Pero dime, amor mío
¿qué quieres, qué pretendes con este acto tan humilde?
DE LAS 8 A LAS 9 DE LA NOCHE ¡Humildad nunca vista y que jamás se verá!
“¡Ah hija mía, quiero todas las almas y postrado a sus
CUARTA HORA pies como un pobre mendigo las pido, las importuno y
llorando les tiendo mis insidias de amor para ganarlas!
Quiero, postrado a sus pies, con este recipiente de agua
mezclada con mis lágrimas lavarlas de cualquier imper-
La Cena Eucarística fección y prepararlas a recibirme en el Sacramento. Me
importa tanto este acto que no quiero confiar este oficio a
los ángeles, y ni aún a mi querida Mamá, sino que Yo
Dulce amor mío, incontentable siempre en tu amor,
mismo quiero purificar hasta las fibras más íntimas de los
veo que al terminar la Cena Legal, junto con tus amados
Apóstoles, para disponerlos a recibir el fruto del
discípulos te levantas de la mesa y en unión con ellos ele-
Sacramento, y en ellos es mi intención preparar a todas
vas el himno de agradecimiento al Padre por haberos
las almas.
dado el alimento, queriendo con esto reparar todas las fal-
tas de gratitud y suplir por el agradecimiento que no tie- Quiero reparar por todas las obras santas, por la admi-
nen las criaturas por tantos medios como nos das para la nistración de los Sacramentos y en especial por las cosas
conservación de la vida corporal. Por eso Tú, oh Jesús, en hechas por los Sacerdotes con espíritu de soberbia, vací-
todo lo que haces, tocas o ves, tienes siempre en tus as de Espíritu Divino y de desinterés.¡Ah, cuántas obras
labios las palabras:”¡Gracias, oh Padre, por mí y por buenas me llegan más para deshonrarme que para darme
todos”, para continuar yo la reparación por las faltas de honor! ¡Más para amargarme que para complacerme!
agradecimiento. ¡Más para darme muerte que para darme vida! Estas son
Más, oh Jesús, tu amor parece no darse tregua, veo que las ofensas que más me entristecen. Ah sí, hija mía, hija
de nuevo haces sentarse a tus amados discípulos, tomas mía, enumera todas las ofensas más íntimas que se me
una palangana con agua y ciñéndote una blanca toalla te hacen y dame reparación con mis mismas reparaciones y
postras a los pies de los Apóstoles en un acto tan humil- consuela mi Corazón amargado”.
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¡Oh afligido bien mío! Tu vida la hago mía y junto remedio oportuno. Jesús mío, también yo me uno conti-
contigo quiero repararte por todas esas ofensas. Quiero go, hago mías tus suplicas, tus reparaciones, tus oportu-
entrar en todos esos lugares más íntimos de tu Corazón nos remedios para cada alma y quiero mezclar mis lágri-
divino y reparar con tu mismo Corazón por las ofensas mas con las tuyas para que nunca estés solo sino que me
más íntimas y secretas que recibes de tus predilectos. tengas siempre contigo para dividir tus penas.
Quiero, oh Jesús mío, seguirte en todo, y en unión conti-
go quiero girar por todas las almas que te han de recibir Pero mientras prosigues lavando los pies de los
en la Eucaristía y entrar en sus corazones. Y junto con tus Apóstoles veo que ya estás a los pies de Judas. Siento tu
manos las mías y con esas lágrimas tuyas y con el agua respiro afanoso, veo que no sólo lloras, sino que sollozas,
con que lavaste los pies a tus Apóstoles lavemos las almas y mientras lavas esos pies los besas, te los estrechas al
que te han de recibir, purifiquemos sus corazones, incen- corazón y no pudiendo hablar con la voz, porque te ahoga
diémoslos, sacudamos de ellos el polvo con que están el llanto lo miras con tus ojos hinchados por las lágrimas
manchados, a fin de que, al recibirte, Tú puedas encontrar y con el corazón le dices: “¡Hijito mío, ah, te ruego con
en ellas tus complacencias en lugar de tus amarguras. la voz de mis lágrimas: No te vayas al infierno, dame tu
alma, que a tus pies postrado te pido! Dime, ¿qué quie-
Pero mientras estás todo atento lavando los pies de los
res? ¿Qué pretendes? Todo te daré con tal de que no te
Apóstoles, te miro y veo otro dolor que traspasa tu
pierdas. ¡Ah, evítame este dolor, a Mí tu Dios!”Y te estre-
Corazón santísimo. Estos Apóstoles representan para ti a
chas de nuevo esos pies a Tu Corazón...Pero viendo la
todos los futuros hijos de la Iglesia. Cada uno de ellos
representa la serie de cada uno de los males que iban a dureza de Judas, tu corazón se ve en apuros, tu amor te
haber en la Iglesia y, por tanto, la serie de cada uno de tus ahoga y está a punto de desfallecer....Corazón mío y vida
dolores...En uno, las debilidades; en otro, los engaños; en mía, permíteme que te sostenga entre mis brazos. Me doy
otro, las hipocresías; en otro, el amor desmedido a los cuenta de que estás son tus estratagemas amorosas que
intereses...En San Pedro, la falta a los buenos propósitos usas con cada pecador obstinado...Ah, te ruego, corazón
y todas las ofensas de los Jefes de la Iglesia; en San Juan, mío, mientras te compadezco y te doy reparación por las
las ofensas de tus más fieles; en Judas, todos los apósta- ofensas que recibes de las almas que se obstinan en no
tas, con la serie de los graves males causados por quererse convertir, que recorramos juntos la tierra y
ellos...Ah, tu corazón está sofocado por el dolor y por el donde hay pecadores obstinados démosles tus lágrimas
amor, tanto que no pudiendo sostenerte, te detienes a los para enternecerlos, tus besos y tus abrazos de amor para
pies de cada Apóstol, rompes en llanto y ruegas y reparas encadenarlos a Ti, de manera que no te puedan huir, y así
por cada una de esas ofensas y para todos imploras el te consolaré por el dolor de la pérdida de Judas.
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Jesús mío, gozo y delicia mía, veo que tu amor corre, vida y ¿cómo tendré corazón para dejar solos y huérfanos
que rápidamente corre. Doliente como estás te levantas y a mis hijos? Sus enemigos son muchos: las tinieblas, las
casi corres a la mesa, donde está preparado el pan y el pasiones, las debilidades a que están sujetos...¿Quién los
vino para la consagración. Veo que tomas un aspecto todo ayudará? ¡Ah, te suplico me quede en cada hostia para ser
nuevo y nunca antes visto, tu Divina Persona toma un vida de cada uno, para poner en fuga a sus enemigos y ser
aspecto tierno, amoroso, afectuoso; tus ojos resplandecen para ellos luz, fuerza y ayuda en todo. Pues de lo contra-
de luz más que si fueran soles; Tu Rostro, encendido, res- rio ¿a dónde irán? ¿Quién los ayudará? Nuestras obras
plandece; tus labios, sonrientes, abrasados de amor; y tus son eternas, mi amor es irresistible, por eso no puedo ni
manos, creadoras, se ponen en actitud de crear...Te veo, quiero dejar a mis hijos.”
amor mío, todo transformado. Parece como si tu
Divinidad se desbordara fuera de tu Humanidad. Ah El Padre se enternece a la voz tierna y afectuosa del
Jesús, este aspecto tuyo, nunca visto, llama la atención de Hijo y desciende del Cielo...y ya está sobre el altar, unido
todos los Apóstoles, quienes subyugados por tan dulce con el Espíritu Santo, para concurrir con el Hijo. Y Jesús,
encanto no se atreven ni siquiera a respirar. La dulce con voz sonora y conmovedora, pronuncia las palabras de
Mamá corre en espíritu al pie de la mesa, del altar, a con- la consagración, y sin dejarse a Sí mismo, se crea a Sí
templar y a participar en los prodigios de tu amor. Los mismo en ese pan y vino...
ángeles descienden del Cielo y entre ellos se preguntan, Después te das en comunión a tus Apóstoles, y seguro
“¿qué pasa?...”Son verdaderas locuras, auténticos exce- que nuestra Madre Celestial no se vio privada de recibir-
sos: ¡Es Dios que crea, no el cielo o la tierra, sino a Sí te. ¡Ah Jesús, los Cielos se postran y todos te envían un
mismo...¿Y dónde? En la vilísimas materia de un poco de acto de adoración en tu nuevo estado de tan profundo
pan y un poco de vino. Y mientras están todos en torno a anonadamiento! Y así tu amor queda saciado y satisfecho,
Ti, oh amor insaciable, veo que tomas el pan en tus no teniendo ya nada más que hacer.
manos...lo ofreces al Padre...y oigo tu dulcísima voz que
dice: “Padre Santo, gracias te sean dadas, pues siempre Y yo veo sobre ese altar, en tus manos, todas las hos-
escuchas a Tu Hijo. Padre Santo, concurre conmigo.Tú, tias consagradas que se perpetuarán hasta el fin de los
un día me enviaste del Cielo a la tierra a encarnarme en el siglos, y en cada hostia, toda tu dolorosa Pasión desple-
seno de mi Mamá para venir a salvar a nuestros hijos. gada, pues las criaturas, a los excesos de tu amor, te pre-
Ahora permíteme que me encarne en cada hostia para paran excesos de ingratitud y de enormes delitos. Y yo,
continuar la salvación de ellos y para ser vida de cada uno corazón de mi corazón, quiero estar siempre contigo en
de mis hijos...Mira, oh Padre, pocas horas quedan de mi cada sagrario, en todos los copones y en cada hostia con-
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sagrada que habrá hasta el fin de los tiempos, para darte reparación por las miradas frías y distraídas, ofreciéndote
mis actos de reparación a medida que recibes las ofensas. mis miradas y manteniéndolas fijas siempre en Ti.
Por eso, corazón mío, me pongo ante ti y te beso la Jesús, amor mío, beso tus santísimos oídos...Ah, te
frente majestuosa...Pero al besarte siento en mis labios el veo todo atento, escuchando lo que quieren de Ti las cria-
dolor de las espinas que rodean tu cabeza, porque en esta turas, para consolarlas, pero ellas, por el contrario, hacen
hostia santa, oh Jesús mío, no te limitan las espinas como llegar a tus oídos oraciones mal echas, llenas de recelos,
en la Pasión...pues veo que las criaturas vienen a tu pre- sin verdadera confianza; oraciones, en su mayor parte,
sencia y en vez de ofrecerte el homenaje de sus pensa- por rutina y sin vida...Y tus oídos en esta hostia santa son
mientos, te envían pensamientos malos, y Tú bajas de más molestados que en la misma Pasión. Oh Jesús mío,
nuevo la cabeza, como en la Pasión, para recibir las espi- quiero tomar todas las armonías del Cielo y ponerlas en
nas de los malos pensamientos que se tienen en tu presen- tus oídos para repararte por estas molestias; quiero poner
cia. Oh amor mío, también yo la bajo contigo para com- en mis oídos en los tuyos, no sólo para compartir estas
partir tus penas y pongo todos mis pensamientos en tu molestias sino para estar siempre atenta a lo que quieres,
mente para sacarte esas espinas que tanto te duelen y te a lo que sufres y darte inmediatamente mi acto de repara-
entristecen, y quiero que cada pensamiento mío corra en ción y consolarte.
cada uno de los tuyos para formarte una acto de repara-
Jesús, vida mía, beso tu santísimo rostro...Lo veo san-
ción por cada pensamiento malo de las criaturas y endul-
grante, lívido e hinchado. Ah, las criaturas vienen ante
zar así tus afligidos pensamientos.
esta hostia santa y con sus posturas indecentes, con sus
Jesús, bien mío, beso tus hermosos ojos...Te veo en conversaciones malas que tienen ante Ti, en vez de darte
esta hostia santa, con esos ojos amorosos en espera de honor, te dan bofetadas y salivazos, y Tú, como en la
todos aquellos que vienen a tu presencia, para mirarlos Pasión, con toda paz, con toda paciencia los recibes y lo
con tus miradas de amor y para obtener la corresponden- soportas todo...Oh Jesús, quiero poner mi rostro no sólo
cia de amor de sus miradas, pero, cuántos vienen a tu pre- junto al tuyo, para acariciate y besarte cuando te dan esas
sencia y en vez de mirarte y buscarte a Ti, miran cosas bofetadas y limpiarte los salivazos, sino que quiero
que las distraen de Ti y te privan del gusto del intercam- ponerlo en tu mismo rostro para compartir contigo estas
bio de miradas entre Tú y ellas,,,y Tú lloras. Por eso, al penas; y aún más, quiero hacer de mi ser tantos diminu-
besarte siento mis labios empapados por tus lágrimas. Ah tos pedacitos para ponerlos ante Ti como otras tantas esta-
Jesús mío, no llores. Quiero poner mis ojos en los tuyos tuas arrodilladas, en continua genuflexión, para repararte
para compartir estas penas tuyas, llorar contigo y darte por tantos deshonores como te dan ante Tu presencia.
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Jesús mío, beso tu dulcísima boca...Y veo que Tú, al nas amorosas, que encadenes mi corazón con todas estas
descender al corazón de las criaturas, el primer sitio cadenas para poder darte por todos mi correspondencia de
donde te apoyas es sobre la lengua y oh, cómo quedas amor.
amargado al encontrar muchas lenguas mordaces, impu-
Jesús mío, flechero divino, beso tu pecho...Y es tanto
ras, malas...Ah, te sientes como ahogar por esas len-
y tan grande el fuego que contiene que, para dar un poco
guas...y peor aún cuando desciendes a los corazones. Oh
de desahogo a tus llamas, que tan en alto se elevan, Tú,
Jesús, si me fuera posible quisiera encontrarme en la boca
queriendo descansar un poco en tu trabajo, en el
de cada criatura para endulzarte por cada ofensa que reci-
Sacramento quieres entretenerte también, y tu entreteni-
bes de ellas.
miento es formar flechas, dardos, saetas, para que cuando
Fatigado bien mío, beso tu santísimo cuello...pero te las almas vengan a Ti, Tú te entretengas con ellas hacien-
veo cansado, agotado y todo ocupado en tu quehacer de do salir de tu pecho tus flechas para herirlas, y cuando las
amor. Dime ¿qué haces?... reciben, forman tu fiesta y Tú formas tu entretenimiento.
Pero muchas, oh Jesús, te las rechazan, enviándote a su
Y Jesús: “Hija mía, Yo, en esta hostia trabajo desde la
vez, flechas de frialdad, dardos de tibieza y saetas de
mañana hasta la noche, formando continuas cadenas de
ingratitud. Y Tú te quedas tan afligido que lloras porque
amor, a fin de que al venir las almas a mí, encuentren ya
las criaturas te hacen fracasar en tus entretenimientos de
preparadas mis cadenas de amor para encadenarlas a mi
amor. Oh Jesús, he aquí mi pecho, dispuesto a recibir no
corazón. Pero, ¿sabes tú lo que a cambio ellas me hacen?
sólo las flechas preparadas para mí, sino también todas
Muchas toman a mal estas cadenas mías y se liberan de
las que las demás rechazan...Así no volverás ya a fracasar
ellas por la fuerza y las rompen, y como estas cadenas
en tus entretenimientos, y por correspondencia quiero
están atadas a mi corazón, Yo me siento torturado y doy
darte reparación por las frialdades, por las tibiezas y por
en delirio...Y mientras hacen pedazos mis cadenas,
las ingratitudes que recibes.
haciendo fracasar el trabajo que hago en el Sacramento,
buscan las cadenas de las criaturas y de los pecados...y Oh Jesús, beso tu mano izquierda...Y quiero reparar
esto aún en mi presencia, sirviéndose de Mí para lograr su por todos los tocamientos ilícitos y no santos hechos en tu
intento. Esto me da tanto dolor que me da una fiebre tan presencia y te ruego que con esta mano me tengas siem-
violenta que me hace desfallecer y delirar.” pre estrechada a Tu Corazón.
¡Cuánto te compadezco, oh Jesús! Tu amor se ve en un O Jesús, beso tu mano derecha...Y quiero repararte por
extremo agobio...Ah, te ruego, para consolarte por tu tra- todos los sacrilegios, en particular por las misas celebra-
bajo y para repararte cuando son despedazadas tus cade- das malamente...¡Cuántas veces, amor mío, te ves forza-
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do a descender del Cielo a las manos del Sacerdote, que le los ojos, lo convertiste y lo sanaste; que así al contacto
en virtud de su potestad te llama, y encuentras esas manos tuyo sacramental, conviertas esas ofensas en amor.
llenas de fango, que chorrean inmundicia, y Tú, aunque Oh Jesús, beso tu Corazón, el lugar donde se concen-
sientes náusea de esas manos, te ves obligado por tu amor tran las ofensas...Y quiero darte mi reparación de todo y
a permanecer en ellas! Es más, en algunos Sacerdotes es por todos, quiero corresponderte con amor, y en unión
peor, en ellos encuentras a los sacerdotes aquellos de tu contigo, compartir tus penas. Ah, te suplico que si olvido
Pasión, que con sus enormes delitos y sacrilegios renue- repararte por alguna ofensa, me hagas prisionera en tu
van el deicidio...Jesús mío, es espantoso pensarlo: otra Corazón y en tu Voluntad para que nada se me escape...A
vez te encuentras, como en la Pasión, en esas manos nuestra dulce Mamá suplicaré que me haga atenta, y en
indignas, como un corderito, aguardando de nuevo tu unión con Ella te repararemos por todo y por todos, jun-
muerte. ¡Ah Jesús, cuánto sufres! ¡Cómo quisieras una tas te besaremos y haciéndonos tu defensa, alejaremos de
mano amorosa para librarte de esas manos sanguinarias! ti las olas de amarguras que por desgracia recibes de las
¡Ah, cuando te encuentres en esas manos, te ruego que criaturas.
hagas que me encuentre presente también yo para darte Ah Jesús, recuerda que yo también soy una pobre
mi reparación. Quiero cubrirte con la pureza de los ánge- encarcelada2, si bien es cierto que tus cárceles son mucho
les y perfumarte con sus virtudes para neutralizar el hedor más estrechas, como lo es el breve espacio de una hostia.
de esas manos, y darte mi corazón como consuelo y refu- Así pues, enciérrame en tu Corazón, y con las cadenas de
gio y mientras estés en mí, yo te rogaré por los tu amor no sólo aprisióname sino ata a Ti uno por uno mis
Sacerdotes, para que sean dignos ministros tuyos, y así no pensamientos, mis afectos, mis deseos. Inmovilízame las
pongan en peligro tu vida sacramental. manos y los pies, encadenándolos a tu Corazón; mis cade-
nas, el amor; las rejas que me impidan absolutamente
Oh Jesús, beso tu pie izquierdo...Y quiero repararte
salir, tu voluntad Santísima; y tus llamas de amor serán
por quienes te reciben por rutina y sin las debidas dispo-
mi alimento, mi respiración, mi todo...Así que ya no veré
siciones. otra cosa sino llamas, y no tocaré sino fuego, que me dará
Oh Jesús, beso tu pie derecho...Y quiero repararte por muerte y vida, como Tú lo sufres en la Hostia, y así te
aquellos que te reciben para ultrajarte. Cuando eso se daré mi vida. Y mientras yo quedo prisionera en Ti, Tú
atreven a hacer, ah, te ruego que renueves el milagro que
hiciste cuando Longinos te atravesó el corazón con la 2 Lo dice Luisa, que vivió 64 años prisionera en su cama, en calidad de
lanza, que al fluir de aquella sangre que brotó, abriéndo- Víctima de Jesús.
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quedarás libre en mí. ¿No ha sido este tu propósito al
encarcelarte en la hostia: Ser desencarcelado por las
almas que te reciben, recibiendo vida en ellas, así pues,
bendíceme como señal de tu amor y dame un beso, y yo
te abrazaré y me quedaré en Ti.
Pero veo, oh dulce Corazón mío, que después de que
has instituido el Santísimo Sacramento y de que has visto
la enorme ingratitud y las innumerables ofensas de las
criaturas ante tantos excesos de amor tuyos, aunque que-
das herido y amargado, sin embargo no te haces para
atrás, al contrario, en la inmensidad de tu amor quisieras
ahogarlo todo...
Te veo, oh Jesús, que te das en comunión a tus
Apóstoles, y que después agregas que eso que has hecho
Tú, lo deben hacer también ellos, dándoles así el poder de
consagrar. De esta manera los ordenas Sacerdotes e insti-
tuyes este otro Sacramento. Y así lo reparas todo: las pre-
dicaciones mal hechas, los Sacramentos administrados y
recibidos sin disposiciones y que quedan, por lo tanto, sin
sus efectos buenos; las vocaciones equivocadas de algu-
nos Sacerdotes, tanto por parte de ellos como por parte de
quienes los ordenan, no usando todos los medios para
conocer las verdaderas vocaciones...Ah Jesús, nada se te
olvida...Y yo quiero seguirte y repararte por todas estas
faltas y ofensas.
Y después de que has dispuesto y hecho todo esto, en
compañía de tus Apóstoles te encaminas al Huerto de
Getsemaní para continuar tu dolorosa Pasión. Y yo en
todo te seguiré para hacerte fiel compañía...
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profundo...Pongo toda mi atención en mis oídos y perci-
bo su respirar afanoso...y es precisamente a Jesús a quien
encuentro. ¡Pero qué cambio funesto ha habido! Ya no es
el dulce Jesús de la Cena Eucarística, cuyo rostro resplan-
DE LAS 9 A LAS 10 DE LA NOCHE decía con una hermosura arrebatadora y deslumbrante,
sino que ahora está triste, con una tristeza mortal que
eclipsa su belleza...Ya está en agonía, y yo me siento tur-
QUINTA HORA bada al pensar que no escucharé más su voz, pues parece
que muere, y por eso me abrazo a sus pies, y haciéndome
más atrevida me acerco a sus brazos, le pongo la mano en
la frente para sostenerlo y en voz baja lo llamo: “Jesús,
Primera hora de agonía en El Huerto de Getsemaní Jesús”.
Y entonces Él respondiendo a mi voz, me mira y me
Afligido Jesús mío, como por una corriente eléctrica dice:
me siento atraída a este huerto...Ah, comprendo que Tú
me llamas, y como por un potente imán siento atraído mi “Hija, ¿estás aquí? Te estaba esperando, pues el com-
herido corazón, y yo corro pensando para mí: “¿Qué cosa pleto abandono de todos es la tristeza que más me opri-
es esta atracción de amor que siento en mí? ¡Ah, es mi me. Y te esperaba a ti para hacerte espectadora de mis
perseguido Jesús que se encuentra en tal estado de amar- penas y para hacerte beber conmigo el cáliz de las amar-
gura que siente necesidad de mi compañía.” Y yo corro, guras que mi Padre Celestial me enviará dentro de poco
vuelo, ¿pero qué?, me siento sobrecogida al entrar en este por medio de un ángel. Lo beberemos juntos, no será un
Huerto...es la oscuridad de la noche, la intensidad del frío, cáliz de consuelo sino de intensa amargura, y siento la
el moverse lento de las hojas que como voces lastimeras necesidad de que las almas que me aman beban alguna
presagian penas, tristezas y muerte para mi dolorido gota al menos...Por eso te he llamado, para que tú lo acep-
Jesús. El dulce centellear de las estrellas, que como ojos tes y compartas conmigo mis penas y me asegures que no
llorosos están mirando atentas, y haciendo eco a las lágri- me vas a dejar solo en tanto abandono.”
mas de Jesús me reprochan mis ingratitudes. Yo tiemblo, Ah sí, angustiado Jesús mío, bebamos juntos el cáliz
y en la oscuridad lo voy buscando y lo llamo: Jesús, de tus amarguras, suframos juntos tus penas, yo no me
¿dónde estás? ¿Me llamas y no te dejas ver? ¿Me llamas separaré jamás de estar a tu lado. Entonces mi afligido
y te escondes?”. Todo es terror, todo es espanto y silencio Jesús, después de habérselo asegurado, entra en agonía
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mortal y sufre penas jamás vistas ni escuchadas. Y yo, no Cruz, y sin embargo, apoyando mi cabeza sobre tu cora-
pudiendo resistir y queriendo compadecerlo y aliviarlo, le zón siento que crueles espinas te traspasan la cabeza,
digo: Dime, ¿por qué estás tan triste, tan afligido y solo ¿qué flagelos tan despiadados son esos que no te dejan a
en este Huerto y en esta noche? Es la última noche de tu salvo ninguna partícula, ni dentro ni fuera de tu Divina
vida en la tierra, pocos momentos te quedan para comen- Persona y que hacen que tus manos están contraídas y
zar tu Pasión...Yo pensaba encontrar al menos a la desfiguradas más que si fuera por clavos? Dime, dulce
Celestial Mamá, a la amante Magdalena, a tus fieles Bien mío, ¿quién es el que tanto poder tiene, hasta en tu
Apóstoles, pero por el contrario, solo, solo te encuentro, interior, para atormentarte tanto y hacerte sufrir tantas
abrumado por una tristeza que te da muerte despiadada, muertes por cuantos tormentos te da? Y parece que Jesús
pero sin hacerte morir. Oh Bien mío y todo mío, ¿no me bendito abriendo sus labios exánimes y moribundos me
respondes?, háblame. Pero parece que te falta la palabra, dice:
tan grande es la tristeza que te oprime...Oh Jesús mío, esa
“Hija mía, ¿quieres saber quién es el que me atormen-
mirada tuya, llena de luz, sí, pero afligida e inquieta, que
ta más que los mismos verdugos, es más, que ellos serán
parece que busca ayuda...Ese tu rostro tan pálido, esos tus
nada en comparación con él? ¡Es el amor eterno!, que que-
labios tan abrasados por el amor, esa tu Divina Persona
riendo tener la supremacía en todo, me está haciendo sufrir
que tiembla toda de pies a cabeza, ese tu corazón que te
todo junto y hasta en lo más íntimo, lo que los verdugos
palpita tan fuerte y esos latidos tuyos que buscan almas y
me harán sufrir poco a poco.¡Ah hija mía! Es el amor que
que te dan tal afán que parece que de un momento a otro
prevalece por entero sobre Mí y en Mí. El amor es para Mí
vayas a expirar...me dicen que Tú estás solo y que quie-
clavo, el amor es para Mí flagelo, el amor es para Mí coro-
res mi compañía...¡Y aquí me tienes, Jesús toda para ti y
na de espinas, el amor es para Mí todo, el amor es para Mí
contigo! Pero mi corazón no resiste al verte tirado por tie-
mi Pasión perenne, mientras que la Pasión que los hombres
rra; entre mis brazos te tomo y te estrecho a mi corazón;
me darán es temporal...Ah hija mía, entra en mi corazón y
quiero contar uno a uno tus afanes, una por una las ofen-
vente a perder en mi Amor y sólo en mi Amor comprende-
sas que se te presentan ante tu mente, para darte por todo,
rás cuánto he sufrido y cuánto te he amado, y aprenderás a
alivio, por todo, reparación, y por todo darte mi compa-
amarme y a sufrir sólo por amor”.
sión por lo menos. Pero oh Jesús mío, mientras te tengo
entre mis brazos tus sufrimientos aumentan; siento correr Oh Jesús mío, ya que Tú me llamas adentro de tu
en tus venas un fuego, siento que la sangre te hierve y te Corazón para hacerme ver lo que el amor te hizo sufrir,
quiere romper las venas para salir fuera. Dime, Amor yo entro en él, y al entrar encuentro los portentos del
mío, ¿qué tienes? No veo azotes ni espinas ni clavos ni amor, que no te corona la cabeza con espinas materiales
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sino con espinas de fuego, que no te flagela con cuerdas
sino con flagelos de fuego, que te crucifica no con clavos
de hierro sino de fuego...todo él es fuego que te penetra
en tus huesos hasta la médula, y que destilando en fuego
a toda tu Santísima Humanidad te causa penas mortales,
evidentemente más que en la misma Pasión, y prepara un
baño de amor para todas las almas que hayan de querer
lavarse de cualquier mancha y adquirir el derecho de ser
hijas del amor.
¡Oh amor sin fin yo me siento retroceder ante tal
inmensidad de amor, y veo que para poder entrar en el
amor y comprenderlo, debo ser toda Amor! ¡Y, oh Jesús
mío, no lo soy! Pero ya que Tú quieres mi compañía y
quieres que entre en Ti, te suplico que me hagas conver-
tirme toda en amor; te suplico que corones mi cabeza y
cada uno de mis pensamientos con la corona del amor; te
pido, oh Jesús, que con el flagelo del amor flageles mi
alma, mi cuerpo, mis potencias, mis sentimientos, mis
deseos, mis afectos, en suma, todo, y en todo quede fla-
gelada y sellada por el amor. Haz, oh amor interminable,
que no haya cosa alguna en mí que no tome vida del
amor...Oh Jesús, centro de todos los amores, te suplico
que claves mis manos y mis pies con los clavos del amor
para que enteramente clavada por el Amor, en Amor me
convierta, el amor entienda, de amor me vista, de amor
me alimente, y el amor me tenga toda clavada en Ti a fin
de que ninguna cosa, ni dentro ni fuera de mí, se atreva a
desviarme y alejarme del amor, oh Jesús”.
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las heridas de las almas consagradas a ti, que, o por ten-
tación o por estado de ánimo o por falta de mortificación,
en vez de estrecharse a ti, de velar y orar, se abandonan a
sí mismas y, somnolientas, en vez de progresar en el amor
DE LAS 10 A LAS 11 y en la unión contigo, retroceden...Cuánto te compadez-
DE LA NOCHE co, oh amante apasionado, y te reparo por todas las ingra-
titudes de tus más fieles. Estas son las ofensas que mayor-
mente entristecen a tu corazón adorable y es tal y tan
SEXTA HORA grande su amargura que te hacen delirar. Pero, oh amor
mío sin límites, tu amor que te hierve en las venas vence
todo y olvida todo. Te veo postrado por tierra, y oras, te
ofreces, reparas y quieres glorificar al Padre en todo por
Segunda hora de agonía en el Huerto de Getsemaní las ofensas que le hacen las criaturas. También yo, oh
Jesús mío, me postro contigo y unido a ti quiero hacer lo
Oh dulce Jesús mío, ya ha transcurrido una hora desde que haces Tú...
que llegaste a este Huerto. El Amor tomó la primacía
Oh Jesús, delicia de mi corazón, veo que la multitud
sobre todo, haciéndote sufrir todo junto lo que los verdu-
de todos los pecados, nuestras miserias, nuestras debilida-
gos te harán sufrir en el curso de tu amarguísima Pasión;
des, los más enormes delitos, las más negras ingratitudes,
más aun, suplió y llegó a hacerte sufrir todo lo que ellos
no podrán, y en las partes más internas de tu Divina te vienen al encuentro, se arrojan sobre ti y te aplastan, te
Persona. Jesús mío, te veo ya vacilante en tus pasos, pero hieren, te muerden...Y Tú, ¿qué haces? La sangre que te
no obstante, quieres caminar. Dime, oh bien mío, ¿a hierve en las venas hace frente a todas estas ofensas,
dónde quieres ir? Ah, ya comprendo, a encontrar a tus rompe las venas y en copiosos arroyos brota fuera, te
amados discípulos...y yo también quiero acompañarte empapa todo y corre hasta la tierra, dando sangre por
para sostenerte si Tú vacilas. Pero, oh Jesús mío, otras ofensas, Vida por muerte...¡Ah, a qué estado te veo redu-
amarguras encuentra tu corazón: Ellos duermen y Tú cido, estás expirando ya!. Oh bien mío, dulce vida mía,
siempre piadoso, los llamas, los despiertas y con paternal no te mueras, levanta la cara de esta tierra que has moja-
amor los amonestas y les recomiendas la vigilancia y la do con tu sangre preciosísima, ven a mis brazos y haz que
oración. Vuelves luego al Huerto, pero llevas otra herida yo muera en vez de ti...Pero oigo la voz trémula y mori-
en el Corazón, y en esta herida veo, oh amor mío, todas bunda de mi dulce Jesús, que dice: “¡Padre, si es posible,
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pase de Mí este cáliz, pero hágase no mi voluntad sino la más te plazca, pero tenme contigo, siempre contigo; que
Tuya!”. jamás suceda que, ni por un instante, me quede separada
de Ti. Es más, déjame endulzarte, repararte y compade-
Ya es al segunda vez que oigo esto de mi dulce
certe por todos, porque veo que todos los pecados, de
Jesús.¿Pero que es lo que me quieres hacer comprender
todas las especies, pesan sobre Ti.
con estas palabras: “Padre, si es posible pase de Mí este
cáliz?” Oh Jesús, se te hacen presentes todas las rebelio- Por eso, Amor mío, beso tu santísima cabeza...Pero,
nes de las criaturas, ves por casi todas rechazado aquel ¿qué veo? Todos los malos pensamientos, y Tú sientes su
“Hágase tu Voluntad” que debía ser la vida de cada cria- horror. Cada pensamiento malo es una espina para tu
tura, y éstas, en vez de encontrar la vida, encuentran la sacratísima cabeza, que te hiere acerbamente; ah, no se
muerte; y Tú, queriendo dar la vida a todas y hacer una podrán comparar con la corona de espinas que te pondrán
solemne reparación al Padre por las rebeliones de las cria- los judíos...¡Cuántas coronas de espinas te ponen en tu
turas, por tres veces repites: “¡Padre, si es posible pase de adorable cabeza los malos pensamientos de las criaturas!,
mí este cáliz”, es decir, el cáliz amargo de que las almas, tanto que la sangre te brota por todas partes, de la frente,
separándose de nuestra Voluntad, se pierdan”...”Este cáliz y hasta de entre los cabellos...Jesús, te compadezco y qui-
es para Mí muy amargo; sin embargo, no se haga mi siera ponerte otras tantas coronas de gloria y para endul-
voluntad, sino la Tuya”. zarte te ofrezco todas las inteligencias de los ángeles y tu
misma inteligencia para ofrecerte una compasión y una
Pero mientras dices esto, es tal y tan grande la amar-
reparación por todos.
gura, que te reduce al extremo, te hace agonizar y estás a
punto de dar el último respiro... Oh Jesús, beso tus ojos piadosos...Y en ellos veo todas
las malas miradas de las criaturas que hacen correr sobre
Oh Jesús mío, Bien mío, ya que estás en mis brazos,
tu rostro lágrimas de sangre...te compadezco y quisiera
yo también quiero unirme contigo, quiero reparate y com-
endulzar tu vista poniéndote delante todos los gustos que
padecerte por todas las faltas, por todos los pecados que
se puedan encontrar en el Cielo y en la tierra.
se cometen contra tu Santísimo Querer, y suplicarte que
yo siempre haga todo en tu Santísima Voluntad; que tu Jesús, bien mío, beso tus sacratísimos oídos...Pero,
Voluntad sea mi respiro, mi aire, que tu Voluntad sea mi ¿qué escucho? En ellos oigo el eco de las horrendas blas-
latido, sea mi corazón, mi pensamiento, mi vida y mi femias, los gritos de venganza y de malediciencia; no hay
muerte...Pero, ah, no te mueras. ¿Adónde podré ir sin ti? ni una voz amante y dulce que resuene en tus sacratísimos
¿A quién me volveré, quién me ayudará? Todo acabaría oídos...Oh amor insaciable, te compadezco, y quiero con-
para mí. Ah, no me dejes, tenme como quieras, como a ti solarte haciendo resonar en ellos todas las armonías del
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Cielo, la voz dulcísima de tu querida Mamá, los encendi- las criaturas. Te compadezco, y para aliviarte te ofrezco la
dos acentos de la Magdalena y de todas las almas que te unión inseparable de las Divinas Personas; y yo, fundién-
aman. dome en esta unión, extiendo a ti mis brazos y formando
en torno a tu cuello dulces cadenas de amor alejar de ti las
Jesús, vida mía, un beso más encendido quiero poner
ataduras de los apegos que casi te ahogan, y para endul-
en tu rostro, cuya belleza no tiene par...Ah, este es el ros-
zarte te estrecho fuerte a mi corazón.
tro ante el cual los ángeles no se atreven a levantar la
mirada, y es tal y tanta su hermosura que a ellos los arre- Fortaleza divina, beso tus santísimos hombros...Y los
bata, pero que las criaturas sí se atreven a ensuciarlo con veo lacerados, veo tus carnes arrancadas a pedazos por
salivazos, a golpearlo con bofetadas y a pisotearlo bajo los escándalos y los malos ejemplos de las criaturas. Te
los pies. ¡Amor mío, qué osadía! ¡Quisiera gritar fuerte- compadezco, y para aliviarte te ofrezco tus santos ejem-
mente para ponerlos en fuga! Te compadezco, y para plos de la Mamá y Reina y los de todos tus santos; y yo,
reparar estos insultos me dirijo a la Trinidad Sacrosanta Jesús mío, haciendo correr mis besos en cada una de estas
para pedir el beso del Padre y del Espíritu Santo y las llagas quiero encerrar en ellas las almas que por motivo
inimitables caricias de sus manos creadoras, me dirijo de escándalo han sido arrancadas de tu Corazón, y quiero
también a la Mamá Celestial para que me dé sus besos, así sanar las carnes de tu santísima Humanidad.
las caricias de sus manos maternas y sus profundas ado-
Fatigado Jesús mío, beso tu pecho...Y lo veo herido
raciones, me dirijo también a todas las almas consagradas
por las frialdades, por las tibiezas, por las faltas de corres-
a Ti y te lo ofrezco todo para repararte por las ofensas
pondencia y por las ingratitudes de todas las criaturas...Te
hechas a tu santísimo rostro.
compadezco, y para endulzarte te ofrezco el recíproco
Dulce bien mío, beso tu dulcísima boca...Pero la sien- amor del Padre y del Espíritu Santo, la perfecta corres-
to amargada por las horribles blasfemias, por las náuseas pondencia entre las tres Divinas Personas; y yo, oh Jesús
de la gula y de las embriagueces, por las conversaciones mío, sumergiéndome en tu amor, quiero ser defensa para
obscenas, por las oraciones mal hechas, por las malas impedir estas heridas que las criaturas te causan con sus
enseñanzas y por todo lo malo que hace el hombre con la pecados, y tomando tu amor, quiero con él herirlas para
palabra...Jesús, te compadezco y quiero endulzarte la que ya no se atreven a ofenderte nunca más, y quiero
boca, para lo cual te ofrezco todas las alabanzas angélicas derramarlo en tu pecho para endulzarte y sanarte.
y el buen uso de la palabra que hacen tus hijos.
Oh Jesús mío, beso tus manos creadoras...Y veo todas
Oprimido amor mío, beso tu cuello...Y ya veo atado las malas acciones de las criaturas que como otros tantos
con las sogas y las cadenas de los apegos y los pecados de clavos traspasan tus manos santísimas, de modo que no
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quedas Tú crucificado sólo con tres clavos, como sobre la pecado, y esperas la tercera lanza, la lanza de los judí-
cruz, sino por tantos clavos por cuantas son las obras os...Y tu Corazón sofocado por el amor sufre contradic-
malas que hacen las criaturas...Te compadezco, y para ciones violentas, afectos impacientes de amor, deseos que
endulzarte te ofrezco todas las obras santas, el valor de te consumen, latidos de fuego que quisieran dar vida a
los mártires al dar su sangre y su vida por tu amor; y qui- cada corazón. Y precisamente es aquí, en tu Corazón,
siera también, Jesús mío, ofrecerte todas las buenas obras donde sientes todo el dolor que te causan las criaturas, las
para quitarte todos los clavos de las obras malas. cuales con sus malos deseos, con sus desordenados afec-
tos, con sus latidos profanados, en vez de querer tu amor,
Jesús, beso tus pies santísimos, siempre incansables buscan otros amores...
en la búsqueda de las almas...Y veo que en ellos encierras
todos los pasos de las criaturas, pero muchas de ellas ¡Jesús mío, oh cuánto sufres! Te veo desfallecer,
sientes que te escapan y Tú quisieras tomarlas a todas. sumergido por las olas de nuestras iniquidades; te compa-
Por cada uno de sus malos pasos Tú te sientes traspasado dezco y quiero endulzar la amargura de tu Corazón triple-
por un clavo, y quieres servirte de todos estos clavos para mente traspasado, ofreciéndote las dulzuras eternas y el
clavarlas en tu amor...Y tal y tan intenso es el dolor que amor dulcísimo de la Mamá querida.
sientes y el esfuerzo que haces por clavarlas a tu amor Y ahora, oh Jesús, haz que mi pobre corazón tome
que te estremeces todo. Oh Jesús, te compadezco, y para vida de este Corazón tuyo, para que no viva más que con
consolarte te ofrezco los pasos de todas las almas fieles tu solo Corazón, y en cada ofensa que recibas, mi corazón
que exponen su vida por salvar almas. se encuentre siempre preparado para ofrecerte un consue-
lo, un alivio, un acto de amor interrumpido...
Oh Jesús, beso tu Corazón...Y veo que sigues agoni-
zando, no por lo que te harán sufrir los judíos, no, sino
por el dolor que te causan las ofensas de las criaturas...en
estas horas quieres dar el primer lugar al amor, el segun-
do lugar, a todos los pecados, por los cuales expías, repa-
ras, glorificas al Padre y aplacas a la divina Justicia; y el
tercer lugar, a los judíos. Y con esto me das a entender
que la Pasión que te harán sufrir los judíos no será sino la
sombra de la doble Pasión amarguísima que te hacen
sufrir el amor y el pecado, y por esto es por lo que yo veo
concentrado en tu corazón la lanza del amor, la lanza del
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quiere caminar, pero no teniendo fuerzas, fatigosamente
se arrastra...Dulce vida mía, déjame que te lleve entre mis
brazos...¿Es que vas, acaso, a tus amados discípulos?
¡Pero cuánto es el dolor de tu adorable corazón al encon-
DE LAS 11 A LAS trarlos nuevamente dormidos! Y Tú con voz apagada y
12 DE LA NOCHE trémula los llamas: “Hijos míos, no durmáis, la hora está
próxima.¿no veis a qué estado me he reducido? Ah ayu-
dadme, no me abandonéis en estas horas extremas.” Y
SÉPTIMA HORA casi vacilante estás a punto de caerte a su lado mientras
Juan extiende sus brazos para sostenerte. Estás tan irreco-
nocible que de no haber sido por la suavidad y dulzura de
tu voz, no te habrían reconocido. Después, recomendán-
doles que estén despiertos y que oren, vuelves al Huerto,
Tercera hora de agonía en El Huerto de Getsemaní pero con una segunda herida en el Corazón. En esta heri-
da veo, oh bien mío, todas las culpas de aquellas almas
Dulce bien mío, mi corazón no resiste...Te miro y veo que a pesar de las manifestaciones de tus favores en
que sigues agonizando; la sangre como en arroyos te cho- dones, caricias y besos, en las noches de la prueba, olvi-
rrea de todo el cuerpo y con tanta abundancia que no sos- dándose de tu amor y de tus dones se quedan somnolien-
teniéndote de pie, has caído en un lago.¡Oh amor mío, se tas y adormiladas, perdiendo así el espíritu de continua
me rompe el corazón viéndote tan débil y agotado! Tu oración y vigilancia.
rostro adorable y tus manos creadoras se apoyan en la tie-
rra y se llenan de Sangre...; me parece que a los ríos de Jesús mío, es cierto que después de haberte visto y
iniquidad que te mandan las criaturas, quieras Tú dar ríos después de haber gustado tus dones, se necesita gran fuer-
za para quedar privados y resistir; sólo un milagro puede
de sangre para hacer que todas las culpas queden en éstos
hacer que esas almas resistan la prueba. Por eso, mientras
ahogadas, y dar así con tu Sangre a cada uno el perdón.
te compadezco por esas almas, cuyas negligencias, lige-
¡Más, oh Jesús mío, reanímate, ya es demasiado lo que rezas y ofensas son las más amargas para tu corazón, te
sufres; baste ya hasta aquí a tu amor! Y mientras parece ruego que en el momento que llegasen a dar un solo paso
que mi amable Jesús muere en su propia sangre, el amor que pudiera en lo más mínimo entristecerte, las rodees de
le da de nuevo vida. Lo veo moverse penosamente, se tanta Gracia que las detengas, para que no pierdan el espí-
pone de pie y así, cubierto de sangre y fango, parece que ritu de continua oración.
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Dulce Jesús mío, mientras vuelves al Huerto parece que mientras Tú estás con el ángel, yo recorreré Cielos y tie-
ya no puedes más; levantas al Cielo el rostro cubierto de rra. Tú me permitirás que tome esta sangre que has derra-
sangre y de tierra y por tercera vez repites: “Padre, si es mado para que pueda dársela a todos los hombres como
posible, pase de Mí este cáliz...; Padre Santo, ayúdame, prenda de salvación para cada uno y llevarte el consuelo
tengo necesidad de consuelo; es verdad que por las culpas de la correspondencia de sus afectos, latidos, pensamien-
que he tomado sobre Mí soy repugnante, despreciable, el tos, pasos y obras.
último entre los hombres ante tu Majestad infinita; tu Celestial Madre mía, vengo a Ti para que juntas vaya-
Justicia está airada contra Mí; pero mírame, oh Padre, pues mos a todas las almas y les demos la sangre de Jesús.
siempre soy tu Hijo y formo una sola cosa contigo.¡Ah, Dulce Mamá, Jesús quiere consuelo, y el mayor consuelo
socorro, piedad, oh Padre, no me dejes sin consuelo!”. que podemos darle es llevarle almas...Magdalena, acom-
A continuación, oh Bien mío, me parece escuchar que páñanos; ángeles todos, venid a ver a qué estado se ha
llamas en tu ayuda a la querida Mamá: “Dulce Mamá, reducido Jesús. El quiere consuelo de todos y es tal y tan
estréchame entre tus brazos como me estrechabas siendo grande el abatimiento en que se encuentra que no desde-
niño; dame aquella leche que tomaba de ti para darme ña a ninguno.
fuerzas y endulzar las amarguras de mi agonía; dame tu Jesús mío, mientras bebes el cáliz lleno de intensas
corazón que es todo mi contento. Madre mía, Magdalena, amarguras que el Padre te ha enviado, oigo que suspiras
Apóstoles queridos, vosotros todos los que me amáis, más, que gimes y que deliras, y con voz sofocada dices:
ayudadme, confortadme, no me dejéis solo en estos “¡Almas, almas, venid aliviadme, tomad sitio en mi
momentos extremos, hacedme todos corona a mi alrede- Humanidad! ¡Os quiero, os suspiro! ¡Ah, no seáis sordas
dor, dadme el consuelo de vuestra compañía y de vuestro a mi voz, no hagáis vanos mis deseos ardientes, mi san-
amor... gre, mi amor, mis penas! ¡Venid almas, venid!”.
Jesús, amor mío, ¿quién puede resistir viéndote en Delirante Jesús mío, cada uno de tus gemidos y suspi-
estos extremos? ¿Qué corazón será tan duro que no se ros es una herida para mi corazón, herida que no me da
rompa viéndote ahogado en tu sangre? ¿Quién no derra- reposo, por lo que hago mía tu sangre, tu Querer, tu celo
mará a torrentes amargas lágrimas al escuchar los doloro- ardiente, tu amor, y recorriendo Cielos y tierra quiero ir a
sos acentos con que buscas ayuda y consuelo? Jesús mío, todas las almas para darles tu sangre como prenda de sal-
consuélate; veo que ya el Padre te envía un ángel como vación y llevártelas a Ti para calmar tus anhelos, tus deli-
consuelo y ayuda, para que puedas salir de este estado de rios y endulzar las amarguras de tu agonía, y mientras
agonía y puedas entregarte en manos de los judíos. Y hago esto, acompáñame Tú mismo con tu mirada...
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Madre mía, vengo a ti porque Jesús quiere almas, quie- Y tú, Madre mía, ponte a su lado y como Madre afectuo-
re consuelo; dame, pues, tu mano materna y recorramos sa toca con tus manos maternas sus miembros doloridos,
juntas todo el mundo en busca de almas...Encerremos en alíviales sus dolores, tómalas en tus brazos y derrama de
su sangre los afectos, los deseos, los pensamientos y tu Corazón torrentes de gracias sobre todas sus penas.
obras, los pasos de todas las criaturas e incendiemos sus Haz compañía a los abandonados, consuela a los afligi-
almas con las llamas de su Corazón para que se rindan, y dos; para quienes carecen de los medios necesarios dis-
así, metidas en su sangre y transformadas en sus llamas las pón tú las almas generosas que los socorran; a quienes se
conduciremos en torno a Jesús para endulzarle las penas encuentran bajo la atrocidad de los dolores obtenles con-
de su amarguísima agonía. suelo y reposo; para que así, aligerados, puedan con
mayor paciencia sobrellevar todo lo que Jesús dispone
Ángel mío de mi guarda, precédenos tú y prepáranos
para ellos.
las almas que han de recibir esta Sangre para que ningu-
na gota se quede sin su copioso efecto. Sigamos nuestro recorrido y entremos en la estancia
de los moribundos...¡Madre mía, qué terror! ¡Cuántas
Madre mía, pronto, pongámonos en camino; veo que
almas hay a punto de caer en el infierno! ¡Cuántas, des-
Jesús nos sigue con su mirada, escucho sus repetidos
pués de una vida de pecado quieren dar el último dolor a
sollozos que nos incitan a apresurar nuestra tarea.
ese Corazón repetidamente traspasado, sellando su último
Y he aquí, oh Mamá, que ya a los primeros pasos nos respiro con un último acto de desesperación! Muchos
encontramos a las puertas de las casas donde yacen los demonios están en torno a ellas infundiendo en su cora-
enfermos. ¡Cuántos miembros llagados! ¡Cuántos enfer- zón terror y espanto de los divinos juicios, dándoles así el
mos, bajo la atrocidad de los dolores prorrumpen en blas- último asalto para llevarlas al infierno; desearían avivar
femias e intentan quitarse la vida...¡Otros se ven abando- las llamas del infierno para envolverlas a ellas y no dar
nados por todos y no tienen quien les dé una palabra de así lugar a la esperanza...Otras, atadas por los apegos de
consuelo ni los más necesarios socorros, y por eso más se la tierra no saben resignarse a dar el último paso...Ah
lamentan contra Dios y se desesperan. Ay Mamá, escucho Mamá son los últimos momentos, tienen mucha necesi-
los sollozos de Jesús, pues ve correspondidas con ofensas dad de ayuda, ¿no ves cómo tiemblan, cómo se debaten
sus más delicadas predilecciones de amor, que hacen entre los espasmos de la agonía, cómo piden ayuda y pie-
sufrir a las almas para hacerlas semejantes a El. Ah, dad? La tierra ya ha desaparecido para ellas. Mamá Santa,
démosles su Sangre para que las provea de las ayudas ponles tu mano materna sobre sus heladas frentes y acoge
necesarias y les haga comprender con su luz el bien que Tú sus últimos respiros. Demos a cada moribundo la san-
hay en el sufrir y la semejanza que adquieren con Jesús. gre de Jesús, la que poniendo en fuga a todos los demo-
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nios, disponga a todos a recibir los últimos Sacramentos qué lamentable es su estado! El Cielo las mira y llora con
y los prepare a una buena y santa muerte. Démosles el dolor, la tierra las mira con repugnancia; todos los ele-
consuelo de la agonía de Jesús, sus besos, sus lágrimas y mentos están contra ellas y quisieran destruirlas, porque
sus llagas; rompamos las ataduras que los tienen sujetos; son enemigas del Creador. Oh Mamá, la Sangre de Jesús
hagamos oír a todos las palabras del perdón y pongámos- contiene la vida: démosela pues, para que a su contacto
les tal confianza en el corazón que hagamos que se arro- estas almas resuciten y resurjan más hermosas, y hagan
jen en los brazos de Jesús. Y así El, cuando los juzgue, los así sonreír a todo el Cielo y la tierra.
encuentre cubiertos con su Sangre y abandonados en sus
Pero sigamos, oh Mamá. Mira, hay almas que llevan
brazos haga que quieran recibir todo su perdón.
la marca de la perdición, almas que pecan y huyen de
Pero continuemos, oh Mamá. Tus ojos maternos miren Jesús, que lo ofenden y desesperan de su perdón...Son los
con amor la tierra y se muevan a compasión por tantas nuevos Judas dispersos por la tierra, que traspasan ese
pobres criaturas que necesitan esta Sangre...Madre mía, corazón tan amargado. Démosles la Sangre de Jesús para
me siento incitada por la mirada indagadora de Jesús a que esta Sangre borre en ellos la marca de la perdición y
correr, porque quiere almas. Siento sus gemidos en el les imprima la de la salvación; para que ponga en sus
fondo de mi corazón que repiten: “Hija mía, ayúdame, corazones tanta confianza y amor después de la culpa que
dame almas...” los haga correr a los pies de Jesús y estrecharse a esos
Mira, Mamá, como está llena la tierra de almas que pies divinos para no separarse jamás...Mira, oh Mamá,
están a punto de caer en el pecado, y cómo Jesús rompe hay almas que corren locamente hacia la perdición y no
en llanto viendo su Sangre sufrir nuevas profanacio- hay quien detenga su carrera. Ah, pongamos esa Sangre
nes...Hace falta un milagro que les impida la caída; ante sus pies para que al tocarla, ante su luz y ante sus
démosles pues, la Sangre de Jesús para que encuentren en voces suplicantes, que quieren salvarlas, puedan retroce-
ella la fuerza y la gracia para no caer en el pecado. der y ponerse en el camino de la salvación...
Un paso más, Madre mía, y he aquí otras almas ya caí- Continuemos, Mamá, nuestro recorrido. Mira, hay
das en culpa, las cuales necesitan una mano que las levan- almas buenas, almas inocentes en las que Jesús encuentra
te. Jesús las ama pero las mira horrorizado porque están sus complacencias y su descanso de la Creación, pero las
enfangadas, y su agonía se hace aún más intensa. criaturas están en torno a ellas con tantas insidias y escán-
Démosles la Sangre de Jesús para que encuentren así esa dalos para arrancar esta inocencia y convertir las compla-
mano que las levante...Mira, Mamá, son almas que tienen cencias y el descanso de Jesús en lágrimas y amarguras,
necesidad de esta Sangre, almas muertas a la gracia. ¡Oh, como si no tuvieran más fin que el de dar continuos dolo-
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res a ese Corazón divino...Sellemos y circundemos pues almas están ya a punto de expirar y caer en el abismo, no
su inocencia con la Sangre de Jesús, para que sea como hay nadie a su lado para salvarlas. ¡El tiempo apremia, los
un muro de defensa para que en ellas no entre la culpa: momentos son extremos y se perderán sin duda! No,
pon en fuga, con su Sangre, a quienes quisieran contami- Mamá, esta Sangre no será derramada inútilmente por
narlas, y consérvalas puras y sin mancha para que en ellas ellas, por tanto volemos inmediatamente hacia ellas y
Jesús encuentre su descanso de la Creación y todas sus derramemos sobre su cabeza la sangre de Jesús para que
complacencias, y por amor de ellas se mueva a piedad de les sirva de Bautismo e infunda en ellas la Fe, la
tantas otras pobres criaturas... Esperanza y la Caridad...Ponte a su lado, Mamá, y suple
Tú todo lo que les falta; más aún, déjate ver; en tu rostro
Madre mía, pongamos estas almas en la Sangre de
resplandece la belleza de Jesús, tus modos son en todo
Jesús, atémoslas una y otra vez con el Santo Querer de
iguales a los suyos, y por eso, viéndote, podrán conocer
Dios, llevémoslas a sus brazos y con las dulces cadenas
con certeza a Jesús. Estréchalas después a tu corazón
de su amor atémoslas a su Corazón para endulzar las
materno, infúndeles la vida de Jesús que tú posees, diles
amarguras de su mortal agonía...
que siendo Tú su madre, las quieres para siempre felices
Pero escucha, oh Mamá esta sangre grita y quiere toda- contigo en el Cielo, y así, mientras expiran, recíbelas en
vía más almas...Corramos juntas y vayamos a las regiones tus brazos y haz que de los tuyos pasen a los de Jesús. Y
de herejes y de infieles...¡Cuánto dolor siente Jesús en si Jesús mostrase, según los derechos de la justicia, que
estas regiones! El, siendo vida de todos, no recibe en no puede recibirlas, recuérdale el amor con el que te las
correspondencia ni siquiera un pequeño acto de amor y no confió bajo la Cruz, y reclama tus derechos de Madre, de
es conocido por sus mismas criaturas...Ah Mamá, démos- manera que a tu amor y a tus plegarias El no pueda resis-
les esta Sangre para que les disipe las tinieblas de la igno- tir, y mientras contentará tu Corazón, contentará también
rancia o de la herejía, para que les haga comprender que tus ardientes deseos.
tienen un alma, y abra para ellas el Cielo. Después pongá-
Y ahora, oh Mamá, tomemos esta Sangre y démosla a
moslas en torno a El como tantos hijos huérfanos y deste-
todos: A los afligidos, para que sean consolados; a los
rrados que al fin encuentran a su Padre, y así Jesús se sen-
pobres, para que sufran su pobreza resignados y agrade-
tirá confortado en su amarguísima agonía.
cidos; a los que son tentados, para que obtengan la victo-
Pero parece que Jesús no está aún contento, porque ria; a los incrédulos, para que en ellos triunfe la virtud de
quiere más almas. En estas regiones de paganos e infieles la Fe; a los blasfemos, para que cambien sus blasfemias
siente que de sus brazos le son arrancadas las almas de los en bendiciones; a los Sacerdotes, para que comprendan su
moribundos para ir a precipitarse en el infierno. Estas misión y sean dignos ministros de Jesús; toca sus labios
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con esta Sangre para que no digan palabras que no sean Y ahora hagamos también nosotras un vuelo hacia el
de gloria de Dios; toca sus pies para que corran y vuelen Cielo. Pongámonos a las puertas eternas y...permíteme,
en busca de almas y las conduzcan a Jesús...Demos esta oh Mamá, que también a ti te dé esta Sangre para tu
Sangre a quienes rigen los pueblos, para que estén unidos mayor gloria. Esta Sangre te inunde de nueva Luz y de
y tengan mansedumbre y amor hacia sus súbditos. nuevos contentos...y haz que esta luz descienda en bene-
Volemos ahora hacia el Purgatorio y demos también ficio de todas las criaturas para darles a todas la gracia de
esta Sangre a las almas penantes, pues ellas lloran y supli- la salvación.
can esta Sangre para su liberación...¿No escuchas, Mamá, Ahora, Madre mía, dame también Tú a mí esta
sus gemidos y sus delirios de amor que las torturan, y Sangre...Tú sabes cuánto la necesito. Con tus mismas
cómo continuamente se sienten atraídas hacia el Sumo manos maternas retoca todo mi ser con esta Sangre y
Bien? ¿Ves cómo Jesús mismo quiere purificarlas para retocándome, purifícame de mis manchas, cura mis lla-
tenerlas cuanto antes consigo? El las atrae con su amor, y gas, enriquece mi pobreza, haz que esta Sangre circule
ellas le corresponden con continuos ímpetus de amor por mis venas y me dé toda la Vida de Jesús, que descien-
hacia El, pero al encontrarse en su presencia, no pudien- da a mi corazón y me lo transforme en su mismo
do aún sostener la pureza de la divina mirada, no pueden Corazón, que me embellezca tanto que Jesús pueda
sino retroceder y caer de nuevo en las llamas de amor encontrar todas sus complacencias en mí.
purificadoras...Madre mía, descendamos en esta profunda
Ahora sí, oh Mamá, entremos en las regiones del Cielo
cárcel y derramando sobre ellas esta Sangre, llevémosles
y demos esta Sangre a todos los bienaventurados, a todos
la luz, mitiguemos sus delirios de amor, extingamos el
los ángeles, para que puedan tener mayor gloria, para que
fuego que las abrasa, purifiquémoslas de sus manchas,
prorrumpan en himnos y acciones de gracias a Jesús y
para que así, libres de toda pena, vuelen a los brazos del
rueguen por nosotros, viadores, para que en virtud de esta
Sumo Bien; demos esta Sangre a las almas más abando-
Sangre podamos un día reunirnos con ellos.
nadas y olvidadas, para que encuentren en Ella todos los
sufragios que las criaturas le niegan; demos a todas, oh Y después de haber dado a todos esta Sangre vayamos
Mamá esta Sangre, no privemos a ninguna, para que en de nuevo a Jesús. Ángeles y santos, venid con nosotras.
virtud de Ella todas encuentren alivio y liberación. Haz de Ah, El suspira las almas y quiere hacerla entrar todas en
Reina en estas regiones de llantos y de lamentos, extien- su Humanidad para darles a todas los frutos de su Sangre.
de tus manos maternas y saca de estas llamas ardientes, Pongámoslas, pues, en torno a El y se sentirá volver la
una por una a todas las almas, haciéndolas emprender a Vida y recompensar por la amarguísima agonía que ha
todas el vuelo hacia el Cielo... sufrido.
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Y ahora, Mamá santa, llamemos a todos los elementos Conclusión de la Agonía
a hacerle compañía a fin de que ellos rindan también
honor a Jesús...Oh luz del sol, ven a disipar las tinieblas Agonizante Jesús, parece que está por apagarse tu
de esta noche paa dar consuelo a Jesús. Oh estrellas, con vida, oigo ya el estertor de tu agonía y veo tus hermosos
vuestras centelleantes luces descended del cielo y venid a ojos eclipsados por la cercana muerte y tus santísimos
consolar a Jesús. Flores de la tierra, venid con vuestros miembros abandonados, y siento cada vez más como que
perfumes; Pajarillos de los aires, venid con vuestros tri- ya no respiras, y siento que el corazón se me rompe por
nos; elementos todos de la tierra, venid a confortar a el dolor. Te abrazo y te siento helado; te toco y no das
Jesús. Ven, oh mar , a refrescar y a lavar a Jesús...El es señales de vida...¡Jesús! ¿Estás muerto?
nuestro creador, nuestra vida, nuestro todo; venid todos a Afligida Mamá, ángeles del Cielo, venid a llorar a
confortarlo, a rendirle homenaje como a nuestro sobera- Jesús; y no permitáis que siga yo viviendo sin El, porque
no Señor... no puedo. Y me lo estrecho más fuete y siento que da otro
Pero, ay, Jesús no busca luz, ni estrellas, ni flores, ni respiro, y luego que otra vez no da señales de vida...Y lo
aves...¡El quiere almas, almas! llamo: ¡Jesús, Jesús, vida mía, no te mueras! Ya oigo el
ruido de tus enemigos que vienen a prenderte...¿Quién te
Helas aquí, dulce bien mío, a todas junto conmigo: A defenderá en el estado en que te encuentras?”
tu lado está nuestra Mamá querida...descansa Tú entre sus
brazos; también ella tendrá consuelo al estrecharte a su Y El, sacudido, parece que resurge de la muerte a la
regazo, pues ha participado intensamente en tu dolorosa vida. Me mira y me dice: “Hija, ¿estás aquí? ¿Has sido
agonía...También está aquí Magdalena, está Marta, y espectadora de mis penas y de tantas muertes como he
están todas las almas que te aman de todos los siglos...Oh sufrido? Pues bien, debes saber, oh hija, que en estas tres
horas de amarguísima agonía he reunido en Mí todas las
Jesús, acéptalas, y a todas di una palabra de amor y de
vidas de las criaturas, y he sufrido todas sus penas y hasta
perdón; en tu amor átalas a todas para que no vuelva a
sus mismas muertes, dándoles a cada una mi misma
huirte ningún alma...pero parece que me dices: “¡Ah hija,
Vida...Mis agonías sostendrán las suyas; mis amarguras y
cuántas almas por la fuerza huyen de Mí y se precipitan
mi muerte se tornarán para ellas en fuente de dulzura y de
en la ruina eterna! ¿Cómo podrá, entonces, calmarse mi
vida. ¡Cuánto me cuestan las almas! ¡Si fuese al menos
dolor, si Yo amo tanto a una sola alma cuanto amo a todas
correspondido! Es por eso que has visto cómo, mientas
las almas juntas?...”
moría, volvía a respirar...Eran las muertes de las criaturas
que sentía en Mí.”
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Fatigado Jesús mío, ya que has querido encerrar en ti sión de los pecadores, por la paz de los pueblos, por nues-
también mi vida, y por lo tanto también mi muerte, te tra santificación y en sufragio de las almas del Purgatorio.
ruego que por esta amarguísima agonía tuya, vengas a Pero veo que tus enemigos están ya cerca y Tú quieres
asistirme en el momento de mi muerte. Yo te he dado mi dejarme para ir a su encuentro. Jesús, permíteme que te
corazón como refugio y reposo, mis brazos para sostener- bese en la mejilla, donde Judas osará besarte con su beso
te y todo mi ser a tu disposición y oh, con cuánto deseo infernal. Permíteme que te limpie el rostro bañado en san-
me entregaría en manos de tus enemigos para poder morir gre, sobre el cual van a llover bofetadas y salivazos. Y Tú,
yo en lugar tuyo...Ven, oh vida de mi corazón, en aquel estrechándome fuerte a tu corazón, no dejarás que te deje
momento extremo, a darme lo que te he dado, tu compa- jamás, sino que harás que te siga en todo...¡Bendíceme!
ñía, tu Corazón como lecho y descanso, tus brazos como
sostén, tus respiros afanosos para aliviar mis afanes, de
modo que al respirar lo haré por medio de tu respiración,
que como aire purificador me purificará de toda mancha
y me prepararás la entrada en la felicidad eterna...Más
aún, dulce Jesús mío, aplicarás a mi alma toda tu
Humanidad santísima, de modo que al mirarme me verás
a través de ti mismo y viéndote a ti mismo en mí, no
hallarás nada de qué juzgarme; luego me bañarás en tu
Sangre, me vestirá con la blanca vestidura de tu Santísima
Voluntad, me trasfigurarás en el sol de tu Amor y dándo-
me el último beso me harás emprender el vuelo de la tie-
rra al Cielo...
Y ahora te ruego que hagas esto que quiero para mí, a
todos los agonizantes; estréchatelos a todos en el abrazo
de tu amor y dándoles el beso de la unión sálvalos a todos
y no permitas que ninguno se pierda.
Afligido Bien mío, te ofrezco esta hora, en la que he
hecho memoria de tu Pasión y de tu muerte, para desar-
mar la justa ira de Dios por tantos pecados, por la conver-
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Jesús mío, ¿cómo es posible no amarte? La ternura de
tu amor es tanta que debiera arrebatar a cada corazón a
amarte, y sin embargo, no te aman. Más, oh Jesús mío, en
este beso de Judas Tú reparas las traiciones, los fingi-
DE LAS 12 DE LA NOCHE A LA mientos, los engaños bajo aspecto de amistad y de santi-
1 DE LA MAÑANA dad, y sobre todo en los sacerdotes. Tu beso, además,
declara que a ningún pecador, con tal que venga a ti humi-
llado y arrepentido, rehúsas perdonarlo.
OCTAVA HORA Ternísimo Jesús mío, ya que te entregas a merced de
tus enemigos, dándoles el poder de hacerte sufrir todo lo
que quieran, yo también Jesús mío, me entrego a tus
manos, para que libremente puedas hacer de mí lo que
más te agrade. Y junto contigo quiero seguir tu Voluntad,
La captura de Jesús tus reparaciones y sufrir tus penas. Quiero estar siempre
en torno a ti para hacer que no haya ofensa que no te repa-
Oh Jesús mío, es ya medianoche. Ya oyes que se apro- re, amargura que no endulce, salivazos y bofetadas que
ximan los enemigos. Te veo ahora limpiándote y enjugán- recibas que no vayan seguidas por un beso y una caricia
dote la sangre y reanimado por los consuelos recibidos. mía...En tus caídas estarán siempre dispuestas mis manos
Veo nuevamente a tus Apóstoles, a quienes llamas y los ayudarte para levantarte. De manera que, oh Jesús, siem-
amonestas y te los llevas contigo, y sales al encuentro de pre quiero estar contigo, ni un solo minuto quiero dejarte
tus enemigos, queriendo con esto reparar con tu prontitud solo; y para estar más segura, introdúceme dentro de ti, y
mi lentitud, mi desgana y mi pereza en obrar y en sufrir así yo estaré en tu mente, en tus miradas, en tu Corazón y
en todo tu Ser para hacer que lo que Tú haces pueda
por tu amor. Más, oh Jesús mío qué escena tan estrujante
hacerlo también yo; así podré hacerte fiel compañía y no
veo: Al primero que encuentras es al pérfido Judas, el
pasar por alto ninguna de tus penas, y podré darte por
cual, acercándose a ti y poniendo un brazo a tu hombro te todo mi correspondencia de amor. Dulce Bien mío, a tu
saluda y te besa; y Tú, Amor entrañabilísimo, no desde- lado estaré para defenderte, para aprender tus enseñanzas
ñas el beso de esos labios infernales; abrazas a Judas y lo y para numerar una por una todas tus palabras...¡Ah,
estrechas a tu Corazón queriendo arrancarlo del infierno, cómo me descienden dulces en mi corazón las palabras
dándole muestra de nuevo amor... que dirigiste a Judas: “Amigo, ¿a qué has venido?”. Me
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parece que a mí también me diriges las mismas palabras, defenderte, y llega hasta a cortar una oreja a Malco, lo
no llamándome amiga, sino con el dulce nombre de corriges amorosamente, y quieres reparar con esto las
Hija...”Hija, ¿a qué has venido?” Y yo te respondo: obras buenas que no son hechas con santa prudencia, y
“¡Jesús, a amarte!”...”¿A qué has venido?” me dices si que por excesivo celo caen en la culpa.
hago oración; “¿A qué has venido?”me repites desde la
Pacientísimo Jesús mío, estas cuerdas y cadenas pare-
Hostia Santa, o si trabajo, o si tomo alimento, o si sufro,
cen añadir algo de más hermoso a tu persona. Tu frente se
o si duermo...¡Qué hermoso reclamo para mí y para todas
hace más majestuosa, tanto que atrae la atención de tus
las almas ¡ ¡Pero cuántos, a tu pregunta “A qué has veni-
mismos enemigos; tus ojos resplandecen con más luz; tu
do?” responden: ¡Vengo a ofenderte!; otros, fingiendo no
rostro divino manifiesta una suprema paz y dulzura, capaz
escucharte se entregan a toda clase de pecados, y a tu pre-
de enamorar a tus mismos verdugos; con tus modos sua-
gunta”¿A qué has venido?”responden con irse al infier-
ves y penetrantes los haces temblar, tanto que si se atreven
no...¡Cuánto te compadezco, oh Jesús! Quisiera tomar
a ofenderte es porque Tú mismo así lo consientes...
esas mismas sogas con que van a atarte tus enemigos,
para atar a estas almas y evitarte este dolor. Oh Amor encadenado y atado. ¿Es que vas a permitir
que estando Tú atado por mí, para probar más que me
Y de nuevo oigo tu voz ternísima que ahora dice,
amas, yo, que soy tu pequeña hija, esté sin cadenas? ¡No,
mientras sales al encuentro de tus enemigos: “¿A quién
no! Con tus manos santísimas átame con tus mismas
buscáis?” y ellos responden: “A Jesús Nazareno”. Y Tú
sogas y cadenas. Te ruego que ates, mientras beso tu fren-
les dices: “YO SOY”, los vuelves a llamar a la vida, y por
te divina, todos mis pensamientos, mis ojos, mis oídos,
ti mismo te entregas en manos de tus enemigos. Y ellos,
mi lengua, mi corazón, mis afectos y todo mi ser, y que
pérfidos e ingratos, en vez de quedar humildemente pos-
ates juntamente a todas las criaturas, para que sintiendo
trados a tus pies y pedirte perdón, abusando de tu bondad
las dulzuras de tus amorosas cadenas, no se atrevan a
y despreciando gracias y prodigios te ponen las manos
ofenderte más.
encima y con sogas y cadenas te atan, te inmovilizan te
hacen caer por tierra, te pisotean, bajo sus pies, te arran- Ah, dulce Bien mío, ya es la una de la madrugada y la
can los cabellos, y Tú con paciencia inaudita callas, mente está cargada de sueño; voy a hacer lo más que
sufres y reparas las ofensas de los que, a pesar de los pueda por mantenerme despierta, pero si el sueño me sor-
milagros, no se rinden, sino que además cada vez más se prende, me quedo en Ti para seguir lo que haces Tú; es
obstinan...Con tus sogas y cadenas suplicas que sean mas, Tú mismo lo harás por mí en ti, Jesús mío, dejo mis
rotas las cadenas de nuestras culpas, y nos atas con las pensamientos para defenderte de tus enemigos, mi respi-
dulces cadenas de tu amor. Y a San Pedro, que quiere ración para hacerte compañía, mis latido para que te
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digan siempre que te amo y para darte el amor que no te
dan los demás, y las gotas de mi sangre para repararte y
para restituirte los honores y la estima que te quitarán con
los insultos, salivazos y bofetadas. Jesús mío, bendíceme;
y si Tú quieres que duerma, hazme dormir en tu adorable
Corazón, para que por tus latidos, acelerados por el amor
o por el dolor, pueda ser yo despertada frecuentemente y
así no quede interrumpida nunca nuestra compañía...
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Y mi amable Jesús parece que me dice: “Ah hija mía,
lloremos juntos la suerte de tantas almas consagradas a Mí
y que por pequeñas pruebas o por incidentes de la vida no
se ocupan de Mí y me dejan solo. Lloremos juntos por tan-
DE LA 1 A LAS 2 DE LA MAÑANA tas otras almas tímidas y cobardes que por falta de valor y
de confianza me abandonan; por tantos Sacerdotes que al
no hallar su propio gusto en las cosas santas, en la admi-
NOVENA HORA nistración de los Sacramentos, no se ocupan de Mí..; por
otros que predican, que celebran la Santa Misa o que con-
fiesan por amor al interés y a su propia gloria, y mientras
parece que están a mi alrededor, siempre me dejan
Jesús, atado, es hecho caer En el torrente Cedrón solo...Ah hija mía. ¡Qué duro es para Mí este abandono!
No sólo me lloran los ojos sino que me sangra el Corazón.
Amado Bien mío, mi pobre mente te sigue entre la vigi- Ah, te ruego que mitigues mi acerbo dolor prometiéndo-
lia y el sueño.¿Cómo puedo abandonarme del todo al me que no me dejarás nunca más solo.”
sueño si veo que todos te dejan y huyen de ti? Los mismos ¡Sí, oh mi Jesús, te lo prometo, ayudada por tu gracia
Apóstoles, el ferviente Pedro, que hace poco dijo que que- y en la firmeza de tu Voluntad Divina!
ría dar su vida por ti..., el discípulo predilecto que con tanto Pero mientras lloras por el abandono de los tuyos, tus
amor has hecho reposar sobre tu Corazón, ah, todos te enemigos no olvidan ningún ultraje que puedan hacerte.
abandonan y te dejan a merced de tus crueles enemigos... Oprimido y atado como estás, oh Bien mío, tanto que no
Jesús mío, estás solo, y tus purísimos ojos miran a tu puedes por ti mismo dar un paso, te pisotean, te arrastran
alrededor para ver si alguno de aquellos a quienes has por esas calles llenas de piedras y de espinas; no hay
hecho tanto bien, te sigue para testimoniarte su amor y movimiento que te hagan hacer en el que no te hagan tro-
para defenderte,,,Y al descubrir que ninguno, ninguno ha pezar en las piedras y herirte con las espinas...Ah Jesús
quedado fiel, el corazón se te oprime y rompes en amar- mío, veo que mientras te maltratan, vas dejando tras de ti
go llanto, pues sientes aún mas el dolor por el abandono tu Sangre preciosa y los rubios cabellos que te arrancan
de tus más fieles amigos que por lo que están haciéndote de la cabeza...
tus mismos enemigos. No llores, Jesús mío,. O haz que yo Vida mía y todo mío, permíteme que los recoja, a fin
llore contigo... de poder atar todos los pasos de las criaturas, que ni aún
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de noche dejan de herirte; al contrario, se aprovechan de gos, temiendo que te ahogues, y queriendo reservarte para
la noche para herirte aún más, unos con sus encuentros, mayores tormentos, te sacan fuera...pero causas tanta
otros con placeres, con teatros y diversiones, otros se sir- repugnancia que ellos mismos sienten asco de tocarte.
ven de la noche hasta para llevar a cabo robos sacríle- Mansísimo Jesús mío, ya estás fuera del torrente, y mi
gos...Jesús mío, me uno a ti para reparar por todas estas corazón no resiste al verte tan empapado por esta agua
ofensas que se hacen en la noche... repugnantes. Veo que por el frío tiemblas de pies a cabeza;
Mas, oh Jesús, ya estamos en el torrente Cedrón, y los miras a tu alrededor buscando con los ojos, lo que no haces
pérfidos judíos te empujan a él, y al empujarte te hacen con la voz, uno al menos que te seque, que te limpie y te
que te golpee contra las piedras que hay ahí, y con tanta caliente..., pero en vano; no hay nadie que se mueva a com-
fuerza que de tu boca derramas tu preciosísima Sangre, pasión por ti; los tuyos te han abandonado, y la dulce
con la cual dejas selladas aquellas piedras...Después, Mamá está lejos porque así lo dispone el Padre...
tirando de ti, te arrastran bajo aquellas aguas negras, a las Pero aquí me tienes, Jesús, ven a mis brazos. Quiero
que te entran por los oídos, en la nariz y en la boca...Oh llorar hasta formarte un baño para limpiarte y lavarte, y
amor incomparable, quedas todo bañado y como cubierto con mis manos reordenarte los desordenados cabellos...
por un manto por aquellas aguas negras, nauseantes y Amor mío, quiero encerrarte en mi corazón para calentar-
frías. Y en ese estado representas a lo vivo el estado te con el calor de mis afectos; quiero perfumarte con mis
deplorable de las criaturas cuando cometen el pecado. deseos insistentes; quiero reparar estas ofensas y empeñar
¡Oh, cómo quedan cubiertas por dentro y por fuera con un mi vida junto con la tuya para lavar a todas las almas;
manto de inmundicia que da asco al Cielo y a cualquiera quiero ofrecerte mi corazón como lugar de reposo, para
que pudiese verlas, de modo que atraen sobre ellas los poderte reconfortar en algún forma por las penas que has
rayos de la Divina Justicia! sufrido hasta aquí...Después continuaremos de nuevo el
camino de tu Pasión.
Oh vida de mi vida, ¿puede haber amor más grande?
Para despojarnos de este manto de inmundicia permites
que tus enemigos te hagan caer en ese torrente, y para
reparar por los sacrilegios y las frialdades de las almas
que te reciben sacrílegamente y que te obligan a que
entres en sus corazones, peores que el torrente, y que
sientas toda la náusea de sus almas, permites que esas
aguas penetren hasta en tus entrañas, tanto que tus enemi-
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Ahora comprendo, dulce Vida mía, por qué me has
despertado. Tenías razón: ¿Quién había de sostenerte en
este momento en que estás por caer? Tus enemigos rom-
pen en risotadas satánicas, en silbidos y en palmadas,
DE LAS 2 A LAS aplaudiendo un acto tan injusto, mientras que Tú, tamba-
3 DE LA MAÑANA leándote, no tienes en quien apoyarte. Jesús mío, te abra-
zo; más aún, quiero hacerte un apoyo con mi ser; te ofrez-
co mi mejilla con ánimo y preparada a soportar cualquier
DECIMA HORA pena por tu amor. Te compadezco por este ultraje, y unida
a ti te reparo por las timideces de tantas almas que fácil-
mente se desaniman, por aquellos que por temor no dicen
la verdad, por las faltas de respeto debido a los sacerdo-
tes y por las murmuraciones.
Jesús es presentado a Anás
Pero veo, afligido Jesús mío, que Anás te envía a
Caifás. Tus enemigos te precipitan por la escalinata; y tú,
Jesús sea siempre conmigo. Mamá dulcísima, sigamos Amor mío, en esta dolorosa caída reparas por aquellos
juntas a Jesús. Jesús mío, centinela divino. Tú, que en el que de noche caen en la culpa, aprovechando la oscuri-
corazón me velas, y no queriendo continuar solo, sin mí, dad; y llamas a los herejes y a los infieles a la luz de la fe.
me despiertas y me haces hallar contigo en casa de Anás... También yo quiero seguirte en esas reparaciones, y mien-
tras llegas ante Caifás te envío mis suspiros para defen-
Ya te encuentras en ese momento en que Anás te inte-
derte de tus enemigos. Y tú, sigue haciéndome de centi-
rroga sobre tu doctrina y sobre tus discípulos; y Tú, oh
nela mientras duermo y despiértame cuando tengas nece-
Jesús, para defender la gloria del Padre, abres tu sacratí- sidad. Así pues, dame un beso y bendíceme, y yo beso tu
sima boca y con voz sonora y llena de dignidad respon- corazón y en él continúo mi sueño.
des: “Yo he hablado en público, y todos los que aquí están
me han escuchado. “A estas dignas palabras tuyas, todos
se sienten temblar; pero es tanta la perfidia, que un sier-
vo, queriendo honrar a Anás, se acerca a ti y con guante
de hierro te da una bofetada, tan fuerte que te hace tam-
balear, mientras se hace lívido tu rostro santísimo.
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Pero mi afligido Jesús teniéndome en su corazón, me
estrecha más fuerte y me dice: “Hija mía, no he hecho
nada de mal...Oh, el delito del amor contiene todos los
sacrificios, el amor de precio ilimitado...Aún estamos al
DE LAS 3 A LAS 4 DE LA MAÑANA principio; mantente en mi corazón, observa todo, ámame,
calla y aprende. Haz que tu sangre helada corra en mis
venas para dar descanso a mi Sangre, que es toda llamas.
UNDÉCIMA HORA Haz que tu temblor esté en mis miembros para que fundi-
da tú conmigo, puedas estar firme y calentarte, para que
sientas parte de mis penas y al mismo tiempo adquieras
fuerza al verme tanto sufrir. Esta será la más hermosa
defensa que me hagas; séme fiel y atenta.
Jesús en casa de Caifás
Dulce Amor mío, el escándalo de tus enemigos es tal
Afligido y abandonado Bien mío, mientras mi débil y tan grande que no me permite dormir más; los golpes se
naturaleza duerme en tu dolorido corazón divino, yo, hacen cada vez más violentos...Oigo el rumor de las cade-
entre la vigilia y el sueño siento los golpes que te dan y nas con las que te han atado tan fuertemente que te hacen
sangrar por las muñecas, y vas dejando las huellas de tu
despertándome te digo: ¡Pobre Jesús mío...abandonado
Sangre en aquellas calles. Recuerda que mi sangre está en
por todos, sin nadie que te defienda! Pero desde dentro de
la tuya, y al derramarla, mi sangre te la besa, la adora y la
tu Corazón yo te ofrezco mi vida para servirte de apoyo repara; y mientras te arrastran y el ambiente ensordece
en el momento en que te hacen tropezar...; y me adormez- por los gritos y los silbidos, haz que mi sangre sea luz
co de nuevo. Pero otra sacudida de amor de tu Corazón para aquellos que de noche te ofenden, y un imán que
divino me despierta, y me siento ensordecer por los insul- atraiga a todos los corazones en torno a ti, amor mío y
tos que te hacen, por las voces, por los gritos, por el correr todo mío.
de la gente...Amor mío,¿cómo es que están todos contra Ya llegas ante Caifás, y te muestras todo mansedum-
ti?¿Qué has hecho que como tantos lobos feroces te quie- bre, modestia, humildad...Tu dulzura y tu paciencia es
ren despedazar? Siento que la sangre se me hiela al oír los tanta como para aterrorizar a tus mismos enemigos, y
preparativos de tus enemigos; tiemblo y estoy triste pen- Caifás, todo una furia, quisiera devorarte...¡Ah, que bien
sando qué podré hacer para defenderte. se distingue a la inocencia y al pecado! Amor mío, Tú
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estás ante Caifás como el más culpable, como quien va a ¿No me conoces? ¿No recuerdas con cuántos bienes te he
ser condenado. Caifás pregunta a los testigos cuáles son colmado? ¡Oh, si los demás me hacen morir de penas, tú
tus delitos.¡Ah, mejor hubiera hecho preguntando cuál es me haces morir de dolor! ¡Oh, cuánto mal has hecho al
tu amor! Y hay quien te acusa de una cosa y quien, de seguirme desde lejos y exponiéndote después a la oca-
otra, diciendo necedades y contradiciéndose ente ellos; y sión!”
mientras ellos te acusan, los esbirros que están junto a ti
Negado Bien mío, cómo se conocen inmediatamente
te tiran de los cabellos, descargan sobre tu rostro santísi-
las ofensas de los tuyos más queridos. Oh Jesús, quiero
mo horribles bofetadas que resuenan en toda la sala, te
hacer correr mis latidos en los tuyos más queridos. Oh
tuercen los labios, te golpean..., y Tú callas, sufres y, si
los miras, la luz de tus ojos desciende a sus corazones, y Jesús, quiero hacer correr mis latidos en los tuyos para
ellos no pudiendo sostener tu mirada se alejan de ti pero mitigar el dolor atroz que sufres, y mi palpitar en el tuyo te
otros intervienen para hacerte sufrir más... jura fidelidad y amor; y yo con él, mil y mil veces repito y
juro que te conozco...Pero tu amor no se calma todavía y
Pero entre tantas acusaciones y ultrajes veo que agu- tratas de mirar a Pedro. A tus miradas amorosas, llenas de
zas el oído y que el corazón te late con mayor violencia, lágrimas por su negación, Pedro se enternece, llora y se
como si fuese a estallar por el dolor...Dime, afligido Bien retira de allí; y Tú, habiéndolo puesto a salvo te clamas y
mío, ¿qué sucede ahora? Porque veo que todo eso que te reparas las ofensas de los Papas y de los jefes de la Iglesia,
están haciendo tus enemigos, es tan grande tu amor que sobre todo de aquellos que se exponen a las ocasiones.
con ansia lo esperas y lo ofreces por nuestra salvación; y
tu corazón repara con toda calma las calumnias, los odios, Pero tus enemigos continúan acusándote, y viendo
los falsos testimonios, el mal que se hace a los inocentes Caifás que nada respondes a sus acusaciones, te dice: “Te
con premeditación, y reparas por aquellos que te ofenden conjuro por el Dios vivo: Dime, ¿eres tú verdaderamente
por instigación de sus jefes, y por las ofensas de los ecle- el Hijo de Dios?”
siásticos...Pero ahora, mientras en unión contigo sigo tus Y tú, Amor mío, teniendo siempre en tus labios pala-
mismas reparaciones, siento en ti un cambio, un nuevo bras de verdad, con una actitud de majestad suprema y
dolor no sentido nunca hasta ahora. Dime, dime, ¿qué con voz sonora y suave, ante lo cual quedan todos asom-
pasa? Hazme partícipe en todo, oh Jesús. brados y los mismos demonios se hunden en el abismo,
“Hija, ¿quieres saberlo? Oigo hasta aquí la voz de respondes: “Tú lo has dicho: ¡Sí, Yo soy el verdadero
Pedro que dice no conocerme, y ha jurado y ha perjurado Hijo de Dios! Y un día vendré en las nubes del Cielo para
por tercera vez, que no me conoce...¡Oh Pedro! ¿Cómo? juzgar a todas las naciones.”
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De las 10 a las 11 de la Noche. Sexta Hora
Ante tus palabras, todos quedan en silencio, sintiendo
escalofríos de espanto...Pero Caifás, después de algunos
instantes de espanto, reaccionando furibundamente, más
que una bestia feroz, dice a todos: “¿Qué necesidad tene-
mos ya de testigos? ¡Ha dicho una inmensa blasfemia!
¿Qué esperamos para condenarlo? ¡Ya es reo de muer-
te!”.Y para dar mayor fuerza a sus palabras se rasga las
vestiduras, con tanta rabia y furor, que todos, como si fue-
sen uno solo, se lanzan contra ti, Bien mío; y hay quien te
da puñetazos en la cabeza, quien te tira por los cabellos,
quien te da bofetadas; unos te escupen en la cara, otros te
pisotean con los pies. Los tormentos que te dan son tales y
tantos que la tierra tiembla y los cielos quedan sacudidos...
Amor mío y vida mía, al ver que tanto te atormentan,
mi pobre corazón queda lacerado por el dolor. Ah, permí-
teme que salga de tu dolorido corazón, y que yo en tu
lugar afronte todos estos ultrajes. Ah, si me fuese posible,
quisiera arrebatarte de entre las manos de tus enemigos,
pero tú no quieres, porque esto lo exige la salvación de
todos. Y yo me veo obligada a resignarme.
Pero, dulce Amor mío, déjame que al menos te limpie,
que te arregle los cabellos, que te quite los salivazos, que
te limpie y te seque la sangre, y que me encierre en Ti.
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ras esos salivazos. Pero aquellos malvados, no soportan-
do su corazón ver la luz de tus ojos, vuelven a cubrirlos
de nuevo con salivazos...Otros, haciéndose más atrevidos
en el mal, te abren tu dulcísima boca y te la llena de
DE LAS 4 A LAS 5 DE LA MAÑANA hediondos salivazos, de lo que hasta ellos mismos sienten
asco; y como esos salivazos caen en parte, y en parte
muestran la majestad de tu rostro y tu sobrehumana dul-
DUODECIMA HORA zura, ellos se sienten estremecer y se avergüenzan de
ellos mismos...Y para sentirse más libres te vendan los
ojos con un trapo repugnante y así poder del todo desen-
frenarse contra tu adorable persona: de manera que te gol-
Jesús en medio de los soldados pean sin piedad, te arrastran, te pisotean bajo sus pies,
vuelven a descargar los puñetazos y las bofetadas sobre tu
Vida mía, Jesús dulcísimo, mientras dormía fundida rostro y en tu cabeza, rasguñándote, tirando de tus cabe-
en tu Corazón, sentía muy a menudo las punzadas de las llos y empujándote de un lado para otro...
espinas que herían a tu Corazón Sacratísimo; y querién- Jesús, Amor mío, mi corazón no resiste viéndote en
dome despertar contigo para ser una que conoce todas tus tantas penas...Tú quieres que ponga atención a todo, pero
penas y que te compadece, me estrecho aún más fuerte a yo siento que quisieras cubrirme los ojos para no ver
tu Corazón, y sintiendo aún más vivas las punzadas me escenas tan dolorosas que arrancan de cada pecho los
despierto. Pero, ¿qué veo? ¿Qué siento? Quisiera escon- corazones, pero tu amor me obliga a ver lo que sucede
derte dentro de mi corazón para ponerme yo en lugar tuyo contigo. Y veo que no abres la boca, que no dices ni una
y recibir sobre mí penas tan dolorosas, insultos y humilla- palabra para defenderte, que estás en manos de estos esbi-
ciones tan increíbles y ultrajes tan bárbaros que sólo tu rros como un harapo, y que te pueden hacer lo que quie-
amor podría soportar... Pacientísimo Jesús mío, ¿qué ren; y al verlos saltar sobre ti, temo que mueras bajo sus
podías esperar de gente tan inhumana? pies...
Ya veo que se divierten contigo y te cubren el rostro Bien mío y todo mío, inmenso es el dolor que siento
con densos salivazos...La luz de tus hermosos ojos queda por tus penas, y quisiera gritar tan fuerte que me hiciera
eclipsada por los salivazos, y Tú, derramando ríos de oír allá arriba en el Cielo para llamar al Padre, al Espíritu
lágrimas por nuestra salvación, con ellos, de tus ojos reti- Santo y a los ángeles todos, y aquí en la tierra, de un
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De las 10 a las 11 de la Noche. Sexta Hora
extremo a otro, para llamar a la dulce Mamá y a todas las
almas que te aman, a fin de que haciendo un cerco en
torno a Ti, impidamos que se acerquen esos insolentes
soldados para insultarte y atormentarte...Y juntamente
contigo reparemos toda clase de pecados nocturnos, sobre
todo los que cometen los sectarios sobre tu Sacramental
persona en las horas de la noche, y todas las ofensas de
las almas que no se mantienen fieles en la noche de la
prueba.
Pero veo, oh insultado bien mío, que los soldados,
ebrios y cansados, quieren descansar; y mi pobre corazón,
oprimido y lacerado por tantas penas tuyas, no quiere
quedarse solo contigo, siente la necesidad de otra compa-
ñía...Ah dulce Madre mía, sé Tú mi inseparable compa-
ñía; me estrecho fuerte a tu mano materna y te la beso. Tú
fortifícame con tu bendición. Y Jesús, abrazándonos jun-
tas, nos hace apoyar nuestra cabeza sobre su dolorido
Corazón para consolarlo.
Oh Jesús, junto con nuestra Mamá te beso y te bendi-
go y en unión con Ella tomaremos el sueño del amor
sobre tu adorable Corazón.
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con la mirada cansada y apagada por la vigilia; tus cabe-
llos todos en desorden; tu santísima persona toda golpea-
da, y hay que agregar que no te puedes valer por ti solo
para ayudarte y limpiarte, porque estás atado. Y yo, oh
DE LAS 5 A LAS 6 DE LA MAÑANA Jesús mío, llorando y abrazándome a tus pies exclamo:
¡Ay, cómo te han dejado, oh Jesús!
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los corazones la aurora de la gracia para que Tú, Sol carte perdón, dándote reparación por todas las veces que
Divino, puedas resurgir en todos los corazones y reinar en no hemos tenido la intención de agradarte y de mirarte
todos. para ver qué querías de nosotros, que debíamos de hacer
y a dónde querías que fuésemos; y en tus ojos quiero fun-
Pero veo que Tú, dulce Jesús mío, también reparas por
dir los míos y los de todas las criaturas, para poder repa-
todas las primicias de los pensamientos, de los afectos y
rar con tus mismos ojos todo el mal que hemos hecho con
de las palabras que desde el principio del día no son ofre-
la vista.
cidos a ti para darte honor, y reúnes en ti como si fueran
uno solo, los pensamientos, los afectos y las palabras de Piadoso Jesús mío, beso tus oídos santísimos para
las criaturas, para dar al Padre la reparación y la gloria repararte por los insultos de toda la noche, y mucho más
que ellas le deben. todavía por el eco que resuena en tus oídos por todas las
ofensas de las criaturas...y te pido perdón y te reparo por
Jesús mío, maestro divino, ya que disponemos en esta
todas las veces que nos has llamado y hemos sido sordos,
prisión de una hora libre y estamos solos, quiero hacer no
fingiendo no escucharte, y Tú, cansado bien mío, has
sólo lo que haces Tú, sino limpiarte, reordenarte los cabe-
repetido tu llamada, pero en vano...Quiero fundir en tus
llos y fundirme toda en ti. Por tanto, me acerco a tu santí-
oídos los míos y los de todas las criaturas para darte una
sima cabeza y reordenándote los cabellos quiero repararte
continua reparación completa.
por tantas mentes ofuscadas y llenas de tierra, que no tie-
nen ni siquiera un pensamiento para ti; y fundiéndome en Enamorado Jesús, beso tu rostro santísimo, todo lívi-
tu mente quiero reunir en ti todos los pensamientos de las do e hinchado por los golpes...y te pido perdón y te repa-
criaturas y fundirlos en tus pensamientos para hallar sufi- ro por cuantas veces nos has llamado a ser víctimas de
ciente reparación por todos los malos pensamientos y por reparación, y nosotros, uniéndonos a tus enemigos, te
tantas luces y santas inspiraciones sofocadas...quiero hemos dado bofetadas y salivazos...Jesús mío, quiero fun-
hacer de todos los pensamientos uno solo con los tuyos dir mi rostro en el tuyo, para restituirte tu hermosura natu-
para darte la verdadera reparación y perfecta gloria. ral y darte entera reparación por todos los desprecios
hechos a tu adorable majestad.
Afligido Jesús mío, beso tus ojos cargados de lágrimas
y de tristeza. Y como tienes las manos atadas a la colum- Amargado Bien mío, beso tu dulcísima boca, dolorida
na no puedes secártelos ni limpiarte los salivazos con que por los golpes y abrasada por el amor...y quiero en tu len-
te han ensuciado, y como es insoportable la postura en gua fundir la mía y la de todas las criaturas, para reparar
que te han atado, no puedes cerrar los ojos cansados para con tu misma lengua por todos los pecados y las conver-
reposar un poco...y yo quiero enjugarte los ojos y supli- saciones malas que se tienen. Quiero, sediento Jesús mío,
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hacer de todas las voces una sola con la tuya, para hacer los deseos, para repararlos contigo y dar tus afectos, tus
que cuando las criaturas estén a punto de ofenderte, tu latidos y tus deseos a todos, para que ninguno vuelva a
voz, corriendo en las voces de ellas, sofoque esas voces ofenderte.
de pecado y las cambien en voces de alabanza y de amor. Pero oigo ya que en mis oídos resuena el chirrido de
Enamorado Jesús, beso tu cuello oprimido por esas la llave... Son tus enemigos que vienen a llevarte... ¡Jesús,
pesadas cadenas y cuerdas, que yéndote desde el pecho me siento estremecer! ¡Me siento helar la sangre porque
hasta detrás de los hombros y sujetándote los brazos te Tú estarás de nuevo en manos y a merced de ellos! ¿Qué
tienen fuertemente atado a la columna. Tus manos ya va a ser de ti? Pero me parece oír también el ruido de las
están hinchadas y amoratadas por la estrechez de las ata- llaves de los sagrarios... Cuántas manos profanadoras vie-
duras, tanto que de ellas brota sangre...Ah, Jesús encade- nen a abrirlos y tal vez a hacerte descender a corazones
nado, permíteme que te desate; y si gustas ser atado, te sacrílegos. En cuántas manos indignas te ves forzado a
ato con las cadenas del amor, que siendo dulces te alivia- encontrarte... Prisionero Jesús mío, quiero encontrarme
rán en vez de hacerte sufrir...Y mientras te desato, quiero en todas tus cárceles de amor para ser espectadora cuan-
fundirme en tu cuello, en tu pecho, en tus hombros, en tus do tus Ministros te sacan... y hacerte compañía y reparar-
manos y en tus pies para poder reparar contigo por todos te por las ofensas que recibes...
los apegos y llevar a todas las almas las cadenas de tu Pero veo que tus enemigos ya llegan, y Tú saludas al
amor, para reparar por todas las frialdades y llenar los naciente sol, al último de tus días, y ellos, al desatarte,
pechos de todas las criaturas con tu fuego, porque veo que viéndote lleno de majestad y que los miras con tanto
es tanto el que Tu tienes que no puedes contenerlo; para amor, en pago descargan sobre tu rostro bofetadas tan
reparar por todos los placeres ilícitos y el amor a las fuertes que lo hacen enrojecer y ensangrentar con tu pre-
comodidades, y dar a todos el espíritu de sacrificio y el ciosísima sangre.
amor al sufrimiento...Quiero fundirme en tus manos para Amor mío, antes que salgas de la prisión, en mi dolor
reparar por todas las malas obras y por el bien hecho te ruego que me bendigas para tener la fuerza de seguirte
malamente y con presunción, y dar a todos el perfume de en todo lo demás de tu Pasión.
tus obras. Y fundiéndome en tus pies, encierro todos los
pasos de las criaturas para repararte y dar tus pasos a
todos para hacerlos caminar santamente.
Y ahora, dulce Vida mía, permíteme que, fundiéndo-
me en tu corazón, encierre todos los afectos, los latidos,
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querer saber más, con voces unánimes gritan: “¡ Es reo de
muerte, es reo de muerte!”.
Caifás confirma la sentencia de muerte y te envía a
DE LAS 6 A LAS Pilatos. Y Tú, Jesús mío, viéndote condenado, aceptas
esta sentencia con tanto amor y resignación que casi la
7 DE LA MAÑANA arrebatas al inicuo pontífice, y reparas por todos los peca-
dos hechos deliberadamente y con toda malicia, y por
todos aquellos que, en vez de afligirse por el mal, se ale-
DECIMOCUARTA HORA gran y exultan por el mismo pecado, y esto los lleva a la
ceguera y a sofocar cualquier luz y gracia en ellos.
Vida mía, tus reparaciones y plegarias hacen eco en mi
Jesús de nuevo ante Caifás y después es llevado a Pilatos corazón, y reparo y suplico en unión contigo. Dulce amor
mío, veo que los soldados, habiendo perdido la poca esti-
ma que les quedaba de ti, viéndote condenado a muerte,
Dolorido Jesús mío, ya estás fuera de la prisión, pero añaden nuevas cuerdas y cadenas y te oprimen tan fuerte
estás tan agotado que a cada paso vacilas. Y yo quiero que impiden casi el movimiento a tu divina persona, y
ponerme a tu lado para sostenerte cuando estés a punto de empujándote y arrastrándote, te sacan del palacio de
caer... Pero veo que los soldados te presentan ante Caifás, Caifás... Turbas de populacho te esperan, pero nadie para
y Tú, oh Jesús mío, como sol apareces en medio de ellos, defenderte; y Tú, divino sol mío, sales en medio de ellos
y aunque desfigurado, envías luz por todas partes... Veo queriendo envolverlos a todos con tu luz... Al dar los pri-
que Caifás se estremece de gusto al verte tan malamente meros pasos, queriendo encerrar en los tuyos todos los
reducido, y a los reflejos de tu luz se ciega todavía más, pasos de las criaturas, suplicas y reparas por quienes dan
y en su furor te pregunta de nuevo: “¿Así que tú eres sus pasos para obrar con fines malos: Unos para vengar-
verdaderamente el Hijo de Dios?” Y Tú, amor mío, con se, otros para matar, otros para traicionar, otros para
una majestad suprema, con una voz llena de gracia y con robar, y para tantas otras cosas pecaminosas... Oh, cómo
tu habitual acento tan dulce y conmovedor que rapta los hieren tu Corazón todas estas culpas, y para impedir tanto
corazones, respondes: “Sí, Yo soy el verdadero Hijo de mal oras, reparas y te ofreces a ti mismo por entero.
Dios”. Y ellos, a pesar de que sienten en ellos mismos Pero mientras te sigo, veo que Tú, sol mío Jesús, ape-
toda la potencia de tus palabras, sofocando todo y sin nas comienzas a bajar del palacio de Caifás. Poco des-
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pués, te encuentras con María, nuestra hermosa y dulce
Mamá. Y vuestras recíprocas miradas se encuentran, se
hieren, y aunque os es un alivio el veros, de ahí nacen
nuevos dolores: Tú, al ver a la dulce Mamá traspasada,
pálida y enlutada, y la querida, Mamá al verte a ti, sol di-
vino, eclipsado, cubierto con tantos oprobios, en lágrimas
y con un manto de sangre... Pero no podéis disfrutar
mucho el intercambio de miradas: Con el dolor de no
poder deciros ni siquiera una palabra, vuestros corazones
se dicen todo, y fundidos el uno en el otro, han de dejar
de mirarse, porque los soldados lo evitan, y así, pisotea-
do y arrastrado, te hacen llegar a Pilatos.
Jesús mío, me uno a mi doliente Mamá para seguirte,
para fundirme junto con Ella en ti; y Tú, dirigiéndome
una mirada de amor, bendíceme...
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dice: “¿Cómo, Tú eres Rey?” Y Tú: “Yo lo soy, como tú
dices, y para esto he venido al mundo: a enseñar la
Verdad.” Y él, sin querer saber más y convencido de tu
inocencia, sale a la terraza y dice: “Yo no encuentro culpa
DE LAS 7 A LAS alguna en este Hombre.”
8 DE LA MAÑANA Los judíos, enfurecidos, te acusan de tantas otras
cosas, y Tú callas y no te defiendes, y reparas por las
debilidades de los jueces cuando se encuentran ante los
DECIMOQUINTA HORA poderosos y sus injusticias, y rezas por los inocentes,
oprimidos y abandonados.
Entonces Pilatos, viendo el furor de tus enemigos y
Jesús ante Pilatos. Pilatos lo envía a Herodes para desentenderse, te envía a Herodes...
Rey mío divino, quiero repetir tus plegarias, tus repa-
Encadenado bien mío, tus enemigos, unidos a los
raciones y. quiero acompañarte hasta Herodes... Veo que
sacerdotes, te presentan ante Pilatos; y ellos, con aparen-
tus enemigos, enfurecidos, quisieran devorarte y te llevan
te santidad y escrupulosidad, y teniendo que festejar la
entre insultos, burlas y befas, haciéndote así llegar ante
Pascua, permanecen fuera, en el atrio... Y Tú, amor mío,
Herodes; el cual, en actitud soberbia te hace varias pre-
viendo en el fondo su malicia, reparas por todas las hipo-
guntas, pero Tú no le respondes, ni siquiera lo miras... Y
cresías de los que son piadosos. Y también yo reparo con-
él, irritado al no verse satisfecho en sus preguntas y sin-
tigo. Pero mientras Tú te ocupas del bien de ellos, ellos,
tiéndose humillado por tu prolongado silencio, declara a
por el contrario, empiezan a acusarte ante Pilatos, vomi-
todos que Tú eres un loco, un demente; y ordena que
tando todo el veneno que tienen contra ti... Pero Pilatos,
como tal seas tratado; y para deshonrarte y despreciarte
mostrándose insatisfecho ante las acusaciones que te
hace que seas vestido con una vestidura blanca y te entre-
hacen, y para poderte condenar con motivo, te llama apar-
ga a la soldadesca para que te haga lo peor que pueda...
te y a solas te examina y te pregunta: “¿Eres Tú el Rey de
los judíos?” Y Tú, Jesús, verdadero rey mío, le respondes: Inocente Jesús mío, nadie encuentra culpa en ti, sino
“Mi Reino no es de este mundo; de lo contrario, miles de sólo los judíos, pues por su falsa e hipócrita apariencia de
legiones me defenderían.” Y Pilatos, conmovido por la religiosidad ¡no merecen que resplandezca en sus mentes
suavidad y la dignidad de tus palabras, sorprendido te la luz de la verdad!
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Jesús mío, Sabiduría infinita. ¡Cuánto te cuesta ser moniarte mi amor en medio de tantas penas. Tú for-
declarado loco! Los soldados, abusando de ti, te arrojan tifícame con tu beso y con tu bendición y así te seguiré de
al suelo; te pisotean, te cubren de salivazos, te escarne- nuevo ante Pilatos..
cen, te apalean con bastones... y recibes tantos golpes que
te sientes morir. Son tantas y tales las penas, los oprobios
y las humillaciones que te hacen, que los ángeles lloran y
con sus alas se cubren el rostro para no verlas...
Y yo también, mi loco Jesús, quiero llamarte loco,
pero loco de amor... y es tan grande tu locura de amor que
en vez de desfallecer, rezas y reparas por las ambiciones
de los gobernantes que ambicionan reinos para ruina de
los pueblos; por las destrucciones que provocan, por toda
la sangre que hacen derramar, por sus caprichos, por
todos los pecados de curiosidad y por las culpas que se
cometen en los juzgados y en la milicia.
¡Oh Jesús mío, qué conmovedor es verte en medio de
tantos ultrajes orando y reparando! Tus palabras resuenan
en mi corazón y sigo lo que Tú haces...
Déjame ahora que me ponga a tu lado y que tome
parte en tus penas y te consuele con mi amor. Y alejando
de ti a tus enemigos, te tomo entre mis brazos y para darte
fuerzas y besarte la frente...
Dulce amor mío, veo que no te dan reposo y que
Herodes te envía nuevamente a Pilatos... Si la venida ha
sido dolorosa, más trágico será el regreso, pues veo que
los judíos están más enfurecidos que antes y están resuel-
tos a hacerte morir a cualquier precio. Por eso, antes que
salgas del Palacio de Herodes quiero besarte para testi-
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Jesús, sino a Barrabás!” Entonces Pilatos, no sabiendo ya
qué hacer para calmarlos, te condena a la flagelación.
Despreciado Jesús mío, el corazón se me hace pedazos
DE LAS 8 A LAS 9 DE LA MAÑANA al ver que mientras que los judíos se ocupan de ti para
hacerte morir, Tú, concentrado en ti mismo, piensas en
dar la vida por todos la Vida... Y poniendo yo atención en
DECIMOSEXTA HORA mis oídos, te oigo que dices:
“Padre Santo, mira a tu hijo vestido de loco... Esto te
repare por la locura de tantas criaturas caídas en el peca-
Jesús de nuevo ante Pilatos. do. Esta vestidura blanca sea en tu presencia como la dis-
Es pospuesto a Barrabás. culpa por tantas almas que se visten con la lúgubre vesti-
Jesús es flagelado. dura de la culpa... ¿Ves, oh Padre, el odio, el furor, la
rabia que tienen contra Mí, que les hace perder casi la luz
Atormentado Jesús mío, mi pobre corazón atormenta- de la razón? ¿Ves la sed que tienen de mi sangre? Pues Yo
do te sigue entre angustias y penas, y viéndote vestido de quiero repararte por todos los odios, las venganzas, las
loco y sabiendo quién eres Tú, Sabiduría infinita, que das iras, los homicidios, e impetrar para todos la luz de la
a todos el juicio, me siento enloquecer y exclamo: razón. Mírame de nuevo, Padre mío. ¿Puede haber un
¿Cómo? ¿Jesús... loco? ¿Jesús... malhechor? ¡Y ahora vas insulto mayor? Me han pospuesto al gran malhechor... Y
a ser pospuesto a un gran malhechor: a Barrabás! yo quiero repararte por las posposiciones que se hacen...
Jesús mío, Santidad infinita, ya te encuentras otra vez ¡Ah, todo el mundo está lleno de estas posposiciones!
ante Pilatos, y éste, al verte tan malamente reducido y Hay quien nos pospone a un vil interés; quien, a los hono-
vestido de loco, y sabiendo que tampoco Herodes te ha res; quien, a las vanidades; quien, a los placeres, a los
condenado, se indigna aún más contra los judíos y más se apegos, a las dignidades, a comilonas y embriagueces y
convence de tu inocencia y confirma que no quiere con- hasta al mismo pecado; y todas las criaturas por unanimi-
denarte, pero queriendo contentar en algo a los judíos, y dad e incluso hasta en la más pequeña cosa, nos pospo-
como para aplacar el odio, el furor, la rabia y la sed que nen... Y Yo estoy dispuesto a aceptar ser pospuesto a
tienen de tu sangre, te propone a ellos junto con Barrabás para reparar por las posposiciones que nos
Barrabás... Pero los judíos gritan: “¡No queremos libre a hacen las criaturas.”
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Jesús mío, me siento morir de dolor y de confusión al Despojado Jesús mío, permíteme que me desahogue,
ver tu grande amor en medio de tantas penas, al ver el pues de lo contrario no podré continuar viéndote sufrir
heroísmo de tus actitudes en medio de tantas penas e tanto... ¿Cómo? Tú, que vistes a todas las cosas creadas,
insultos... Tus palabras, tus reparaciones, repercuten en al sol de la luz, al cielo de estrellas, a las plantas de hojas
mi corazón y forman otras tantas heridas, y en mi amar- y de flores y a los pajarillos de plumas... Tú, ¿desnudo?
gura repito tus plegarias y tus reparaciones... y ni siquie- ¡Qué osadía, qué atrevimiento!
ra un instante puedo separarme de ti, de lo contrario, se
me escaparían muchas cosas de todo lo que haces Tú... Pero mi amantísimo Jesús, con la luz que irradia de
sus ojos, me dice: “Calla, oh hija. Era necesario que Yo
Pero ahora, ¿qué veo? Los soldados te llevan a una fuese desnudado para reparar por tantos que se despojan
columna para flagelarte. Amor mío, yo te sigo; y Tú, con de todo pudor, de candor y de inocencia; que se desnudan
tu mirada de amor mírame y dame la fuerza para asistir a de todo bien y virtud y de mi Gracia, y se visten de toda
tu dolorosa flagelación... brutalidad, viviendo a la manera de las bestias. En mi vir-
Purísimo Jesús mío, ya estás junto a la columna. Los ginal confusión quise reparar por tantas deshonestidades
soldados, con ferocidad te sueltan para atarte a la colum- y lascivias y placeres bestiales... Pero sigue atenta a todo
na, pero no les es suficiente, te despojan de tus vestiduras lo que hago, ora y repara conmigo y... cálmate.”
para hacer cruel carnicería de tu santísimo cuerpo... Amor
Despojado Jesús, tu amor pasa de exceso en exceso.
mío y vida mía, me siento desfallecer de dolor viéndote
casi desnudo. Te estremeces de pies a cabeza y tu santísi- Veo que los verdugos toman los flagelos y te azotan sin
mo rostro se tiñe de virginal pudor, y es tan grande tu con- piedad, tanto, que todo tu santísimo cuerpo queda lívido;
fusión y tu agotamiento que no sosteniéndote en pie, estás y con tanta ferocidad y furor te golpean que están ya can-
a punto de desplomarte a los pies de la columna... Pero sados, pero otros dos verdugos los sustituyen... toman
los soldados, sosteniéndote, no por ayudarte sino para otros flagelos y te azotan tanto que en seguida comienza
poderte atar, no dejan que caigas... Ya toman las sogas y a chorrear sangre de tu santísimo cuerpo a torrentes... y lo
te atan los brazos, pero con tanta fuerza que en seguida se continúan golpeando todo, abriendo surcos... haciéndolo
hinchan y de los dedos te brota sangre. Después, en torno todo una llaga. Pero aún no les basta, otros dos continú-
a la columna pasan sogas que sujetan tu santísima perso- an, y con nuevos flagelos más agudos y pesados prosi-
na hasta los pies, tan apretadamente que no puedes ni guen la dolorosa carnicería. A los primeros golpes esas
siquiera hacer un movimiento... y así poder ellos desen- carnes llagadas se desgarran y a pedazos caen por tierra;
frenarse sobre ti libremente. los huesos quedan al descubierto y la sangre chorrea y cae
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al suelo formando un verdadero lago en torno a la co- Y mientras así dices, es tan grande tu amor que incitas
lumna... casi a los verdugos a que te azoten aún más.
Jesús, flagelado amor mío, mientras te encuentras bajo Descarnado Jesús mío, tu amor me aplasta y me sien-
esta tempestad de golpes me abrazo a tus pies para poder to enloquecer. Y aunque tu amor no está cansado, los ver-
tomar parte en tus penas y quedar toda cubierta con tu dugos no tienen. ya más fuerzas y no pueden proseguir
preciosísima Sangre. Y cada golpe que recibes es una tan dolorosa carnicería... Te sueltan las cuerdas, y Tú, casi
nueva herida para mi corazón, y mucho más, pues muerto, caes en tu propia sangre. Y al ver los pedazos de
tus carnes te sientes morir de dolor, pues ves en esas car-
poniendo atención en mis oídos, percibo tus ahogados
nes arrancadas de ti a las almas perdidas... y es tan in-
gemidos, los cuales no se escuchan bien porque la tem-
menso tu dolor que agonizas en tu propia sangre.
pestad de golpes ensordece el ambiente, y en esos gemi-
dos oigo que dices: “Vosotros, todos los que me amáis, Jesús mío, déjame que te tome entre mis brazos para
venid a aprender del heroísmo del verdadero amor; venid restaurarte un poco con mi amor. Te beso, y con mi beso
a saciar en mi sangre la sed de vuestras pasiones, la sed encierro a todas las almas en ti; así ninguna se perderá...
de tantas ambiciones, de tantos deseos de placeres... de Y mientras tanto, Tú me bendices...
tanta sensualidad. En esta sangre mía hallaréis el remedio
para todos vuestros males.”
Y con tus gemidos continúas: “Mírame, oh Padre,
hecho todo una llaga bajo esta tempestad de golpes, pero
no me basta, pues quiero formar en mi cuerpo tantas lla-
gas que en el Cielo de mi Humanidad sean suficientes
moradas para todas las almas, de modo que conforme en
Mí mismo su salvación, para hacerlos pasar luego al
Cielo de la Divinidad... Padre mío, cada golpe de flagelo
repare ante ti, una por una, cada especie de pecado, y al
golpearme a Mí, sean excusa para quienes los cometen...
Que estos golpes golpeen los corazones de las criaturas y
les hablen de mí amor por ellas, tanto que las forcen a
rendirse a Mí.”
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un escalofrío hasta en mis huesos, el corazón me late
fuertemente, me siento morir... ¡ Jesús, Jesús, ayúdame!
Y mi amable Jesús me dice: “Ánimo, hija mía, no pier-
DE LAS 9 A LAS das nada de lo que sufro. Sé atenta a mis enseñanzas. Yo
quiero rehacer al hombre en todo... El pecado le ha quita-
10 DE LA MAÑANA do la corona y lo ha coronado de oprobio y de confusión,
de modo que no puede comparecer ante mi majestad. El
pecado lo ha deshonrado, haciéndole perder todo derecho
DECIMOSÉPTIMA HORA a los honores y a la gloria; por eso quiero ser coronado de
espinas, para poner la corona sobre la frente del hombre
y para devolverle todos los derechos a todo honor y glo-
ria... Y mis espinas serán ante mi Padre reparaciones y
Jesús es coronado de espinas. voces de disculpa por tantos pecados de pensamiento, en
“Ecce Homo” Jesús es condenado a muerte. especial de soberbia, y voces de luz para cada mente cre-
ada, suplicando que no me ofenda; por eso, tú únete con-
Jesús mío, amor infinito, más te miro y más compren- migo y ora y repara conmigo.”
do cuánto sufres... Ya estás todo lacerado y no hay parte Coronado Jesús mío, tus crueles enemigos te hacen
sana en ti. Los verdugos, haciéndose aun más feroces al sentar, te ponen encima un trapo viejo de púrpura, toman
ver que Tú, en medio de tantas penas, los miras con tanto la corona de espinas y con furor infernal te la ponen sobre
amor, y que tus miradas amorosas forman un dulce tu adorable cabeza; a golpes y con palos te hacen penetrar
encanto, como si fueran tantas voces que ruegan y que las espinas en la cabeza, en la frente, y algunas de ellas se
suplican más penas y nuevas penas, aunque ellos son te clavan hasta en los ojos, en las orejas, en el cráneo y
inhumanos, pero también forzados por tu amor, te ponen hasta en la nuca... ¡Amor mío, qué penas tan desgarrado-
de pie, y Tú, no pudiéndote sostener, de nuevo caes en tu ras! ¡Qué penas inenarrables! ¡Cuántas muertes crueles
sufres! La sangre te corre sobre la cara, de manera que no
sangre... Y ellos, irritados, con puntapiés y a empujones
se ve más que sangre, pero bajo esas espinas y esa sangre
te hacen llegar al lugar en que te coronarán de espinas.
se descubre tu rostro santísimo radiante de dulzura, de paz
Amor mío, si Tú no me sostienes con tu mirada de y de amor. Y los verdugos, queriendo completar el tor-
amor, yo no puedo continuar viéndote sufrir... Siento ya mento, te vendan los ojos,, te ponen como cetro una caña
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en la mano y empiezan sus burlas... Te saludan como al “Hija mía, estas espinas dicen que quiero ser constitui-
Rey de los Judíos, te golpean la corona, te dan bofetadas, do Rey de cada corazón. A Mí me corresponde todo
y entre gritos te dicen: “¡Adivina quién te ha golpeado...!” dominio. Tú toma estas espinas y punza tu corazón y haz
Y Tú callas y respondes con reparar las ambiciones de que salga de él todo lo que a Mí no pertenece... y deja una
quienes aspiran a gobernar, de quienes aspiran a las digni- espina clavada en tu corazón en señal de que soy tu Rey
dades, a los honores, y por aquellos que, encontrándose en y para impedir que ninguna otra cosa entre en ti. Después
tales puestos y no comportándose bien, forman la ruina de corre por todos los corazones y, punzándolos, haz que sal-
los pueblos y de las almas confiadas a ellos, y cuyos malos gan de ellos todos los humos de soberbia y la podredum-
ejemplos son causa de empujar al mal y de que se pierdan bre que contienen... y constitúyeme Rey en todos.”
almas... Con esa caña que tienes en las manos reparas por
Amor mío, el corazón se me oprime al dejarte... Por
tantas obras buenas pero vacías de espíritu interior, e
eso te ruego que cierres mis oídos con tus espinas para
incluso hechas con malas intenciones. En los insultos y
que sólo pueda oír tu voz, que me cubras con tus espinas
con esa venda reparas por aquellos que ridiculizan las
mis ojos para poder mirarte sólo a ti, que me llenes con
cosas más santas, desacreditándolas y profanándolas, y
tus espinas la boca para que mi lengua permanezca muda
reparas por aquellos que se vendan la vista de la inteligen-
a todo lo que pudiera ofenderte y está libre para alabarte
cia para no ver la luz de la verdad. Con esta venda impe-
y bendecirte en todo... Oh Rey mío Jesús, rodéame de e-
tras para nosotros el que nos quitemos las vendas de las
spinas, y estas espinas me custodien, me defiendan y me
pasiones, del apego a las riquezas y a los placeres...
tengan inabismada por entero en ti...
Jesús, Rey mío, tus enemigos continúan sus insultos;
Y ahora quiero limpiarte la sangre y besarte, pues veo
la sangre que chorrea de tu santísima cabeza es tanta que
que tus enemigos te llevan de nuevo ante Pilatos, y él te
llegando hasta, tu boca te impide hacerme oír claramente
condenará a muerte. Amor mío, ayúdame a continuar tu
tu dulcísima voz, y por tanto me veo impedida a hacer lo
doloroso camino y bendíceme...
que haces Tú... Por eso vengo a tus brazos, quiero soste-
ner tu cabeza traspasada y dolorida, quiero poner mi Coronado Jesús mío, mi pobre corazón, herido por tu
cabeza bajo esas mismas espinas para sentir sus punza- amor y traspasado por tus penas, no puede vivir sin ti, y
das...Pero mientras digo esto, mi Jesús me llama con su por eso te busco... Y te encuentro nuevamente ante
mirada de amor y yo corro, me abrazo a su Corazón y Pilatos. ¡Pero qué tremendo espectáculo! ¡Los Cielos se
trato de sostener su cabeza. ¡Oh, qué alegría es estar con horrorizan y hasta el infierno tiembla de espanto y de
Jesús, aún en medio de mil tormentos! Y entonces El me rabia! Vida de mi corazón, mi vista no puede aguantar
dice: mirarte sin sentirme morir; pero la fuerza de tu amor me
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obliga a mirarte para hacerme comprender bien tus me camino en sus mentes para reordenar todas las cosas
penas... y yo te contemplo entre lágrimas y suspiros... según la luz de la verdad... Con estar así humillado ante este
¡Jesús mío, estás casi desnudo, y en vez de con ropas te injusto juez, quiero hacer comprender a todos que solamen-
veo vestido con sangre, las carnes abiertas y destrozadas, te la virtud es la que constituye al hombre como rey de sí
los huesos al descubierto, tu santísimo rostro, irreconoci- mismo, y enseño a los que mandan que solamente la virtud,
ble... Las espinas clavadas en tu adorable cabeza te llegan unida al recto saber, es la única que es digna y capaz de go-
a los ojos al rostro... y yo no veo más que sangre que cor- bernar y regir a los demás, mientras que todas las demás
riendo hasta el suelo forma un charco bajo tus pies. ¡Jesús dignidades, sin la virtud, son cosas peligrosas y que más
mío, ya no te reconozco! ¡Cómo has quedado! ¡Tu estado bien hay que lamentar... Hija mía, haz eco a mis reparacio-
ha llegado a los excesos más profundos de las humillacio- nes y sigue poniendo atención a mis penas.”
nes y de los dolores! ¡Ah, no puedo soportar tu visión tan
Amor mío, veo que Pilatos, viéndote tan malamente
dolorosa! Me siento morir y quisiera arrebatarte de la pre-
reducido, se siente estremecer, y todo conmovido exclama:
sencia de Pilatos para encerrarte en mi corazón y darte
“¿Pero es posible tanta crueldad en los corazones humanos?
descanso; quisiera sanar tus llagas con mi amor, y con tu
¡Ah, no era esta mi voluntad al condenarlo a los azotes!” Y
sangre quisiera inundar todo el mundo para encerrar en
queriendo liberarte de las manos de tus enemigos, para
ella a todas las almas y llevarlas a ti como conquista de
poder encontrar razones más convenientes, todo hastiado y
tus penas... Y Tú, oh paciente Jesús mío, a duras penas
apartando la mirada, porque no puede sostener tu visión
parece que me miras por entre las espinas y me dices:
excesivamente dolorosa, vuelve a interrogarte: “Pero dime,
“Hija mía, ven entre mis atados brazos, apoya tu cabeza ¿qué has hecho? Tu gente te ha entregado en mis manos
sobre mi Corazón, y sentirás dolores más intensos y acer- ...Dime, ¿Tú eres Rey? ¿Cuál es tu reino?”. A estas pregun-
bos, porque todo lo que ves por fuera de mi Humanidad no tas de Pilatos, Tú oh Jesús mío, no respondes, y abstraído
es sino lo que rebosa de mis penas interiores... Pon atención piensas en salvar mi pobre alma, a costa de tantas penas...
a los latidos de mi Corazón y sentirás que reparo las injus-
Y Pilatos, no viéndose respondido, añade: “¿No sabes
ticias de los que mandan, la opresión de los pobres, los ino-
que en mi poder está el liberarte o el condenarte?”.
centes pospuestos a los culpables, la soberbia de quienes,
con tal de conservar dignidades, cargos o riquezas, no Pero Tú, oh amor mío, queriendo hacer resplandecer
dudan en transgredir toda ley y en hacer mal al prójimo, en la mente de Pilatos la luz de la verdad, le respondes:
cerrando los ojos a la luz de la verdad... Con estas espinas “No tendrías ningún poder sobre Mí si no te viniera de lo
quiero hacer pedazos el espíritu de soberbia de “sus señorí- Alto; pero aquellos que me han entregado en tus manos
as”, y con las heridas que forman en mi cabeza quiero abrir- han cometido un pecado más grande aún que el tuyo.”
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Entonces Pilatos, como movido por la dulzura de tu voz de tu amado Padre que te dice: “¡Hijo mío, te quiero
voz, indeciso como está y con el corazón en turbulencia, muerto, y muerto crucificado!”
creyendo que los corazones de los judíos fuesen más pia-
Y ah, oyes también a tu querida Mamá que, aunque
dosos, se decide a mostrarte desde la terraza, esperando
traspasada, desolada, hace eco a tu amado Padre:
que se muevan a compasión al verte tan destrozado, y
“¡Hijo... te quiero muerto!”
poderte así liberar.
Los Angeles y los Santos, así como el infierno, gritan
Dolorido Jesús mío, mi corazón desfallece viéndote
todos con voz unánime: “¡Crucifícalo, crucificalo!” De
seguir a Pilatos... Fatigosamente caminas, encorvado y
bajo esa horrible corona de espinas; la sangre marca tus manera que no hay nadie que te quiera vivo. Y, ay, ay, con
pasos, y saliendo fuera oyes el gentío tumultuoso que mi mayor confusión, dolor y asombro, también yo me veo
aguarda con ansiedad tu condena. Y Pilatos, imponiendo forzada por una fuerza suprema a gritar:. “¡Crucificalo!”.
silencio para captar la atención de todos y hacerse escuchar ¡Jesús mío, perdóname si también yo, miserable alma
por todos, con visible repugnancia toma los dos extremos pecadora, te quiero muerto! Sin embargo, ah Jesús, te
de la púrpura que te cubre el pecho y los hombros, los le- ruego que me hagas morir contigo...
vanta para hacer que todos vean a qué estado has quedado
Y mientras Tú, oh destrozado Jesús mío, pareces decir-
reducido, y dice en voz alta: “¡Ecce Homo! ¿He aquí al
Hombre! ¡Miradlo, no tiene ya aspecto de hombre! me, movido por mi dolor: “Hija mía, estréchate a mi
¡Observad sus llagas; ya no se le reconoce! Si ha hecho Corazón y toma parte en mis penas y en mis reparaciones...
mal, ya ha sufrido bastante, demasiado. Y yo estoy arre- El momento es solemne: Se debe decidir entre mi muerte o
pentido de haberle hecho tanto sufrir; dejémoslo libre...” la muerte de todas las criaturas. En este momento dos
corrientes chocan en mi Corazón. En una están todas las
Jesús, amor mío, déjame que te sostenga, pues veo que almas que, si me quieren muerto, es porque quieren hallar
vacilas bajo el peso de tantas penas ... Ah, en este en Mí la Vida, y así, al aceptar Yo la muerte por ellas, son
momento solemne se va a decidir tu suerte. A las palabras absueltas de la condenación eterna y las puertas del Cielo
de Pilatos se hace un profundo silencio en el Cielo, en la se abren para admitirlas. En la otra corriente están aquellas
tierra y en el infierno... Y en seguida, como una sola voz, que me quieren muerto por odio y como confirmación de
oigo el grito de todos: “¡Crucificalo, crucificalo! ¡A toda su condenación... y mi Corazón está lacerado y siente la
costa lo queremos muerto!”. muerte de cada una de éstas y sus mismas penas del infier-
Vida mía Jesús, veo que te estremeces... El grito de no... Mi Corazón no soporta estos acerbos dolores; siento
“Muerte” desciende a tu Corazón, y en esas voces oyes la la muerte en cada latido, en cada respiro, y voy repitiendo:
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“¿Por qué tanta sangre será derramada en vano? ¿Por qué Pero mientras reparas por todo esto, el Corazón te san-
mis penas serán inútiles para tantos? ¡Ah hija, sosténme, gra por el dolor de ver al pueblo escogido por ti, fulmina-
que ya no puedo más... Toma parte en mis penas y tu vida do por la maldición del Cielo... que ellos mismos con
sea un continuo ofrecimiento para salvar las almas y para plena voluntad han querido, sellándola con tu Sangre, que
mitigarme penas tan desgarradoras. han imprecado... Ah, el Corazón se te parte, déjame que
lo sostenga entre mis manos, haciendo mías tus repara-
“Corazón mío, Jesús, tus penas son las mías, y hago ciones y tus penas... Pero el amor te empuja aun más
eco a tu reparación... alto... y ya con impaciencia buscas la Cruz...
Pero veo que Pilatos queda atónito, y se apresura a
decir: “¿Cómo? ¿Debo crucificar a vuestro Rey? ¡Yo no
encuentro culpa para condenarlo!”
Y los judíos, llenando el aire, gritan: “¡No tenemos
otro rey que el César, y si tú no lo condenas, no eres
amigo del César! ¡Quita, quita, crucificalo, crucifícalo!”.
Pilatos, no sabiendo ya que más hacer, por temor a ser
destituido, hace traer un recipiente con agua y lavándose
las manos dice: “Soy inocente de la Sangre de este Justo”.
Y te condena a muerte.
Y los judíos gritan: “¡Su sangre caiga sobre nosotros y
sobre nuestros hijos! Y viéndote condenado, estallan en
una fiesta, aplauden, silban, gritan... Y mientras, Tú, oh
Jesús, reparas por aquellos que, hallándose en el poder,
por temor vano y por no perder su puesto, pisotean hasta
las leyes más sagradas, no importándoles la ruina de pue-
blos enteros, favoreciendo a los impíos y condenando a
los inocentes. Y reparas también por aquellos que después
de la culpa, instigan a la Cólera Divina a castigarlos.
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en la corona y no pueden sacártela por arriba, así que, con
crueldad jamás vista, te arrancan todo junto: la púrpura y
la corona. A tan cruel tirón se rompen muchas espinas y
quedan clavadas en tu cabeza; la sangre te llueve a chor-
DE LAS 10 A LAS ros, y es tan intenso el dolor, que gimes; pero tus enemi-
gos no teniendo en cuenta tus torturas, te ponen tus vesti-
11 DE LA MANANA duras y de nuevo vuelven a ponerte la corona, y oprimién-
dola fuertemente a tu cabeza hacen que las espinas te hie-
DECIMOCTAVA HORA ran en los ojos, en las orejas... De manera que no hay
parte en tu santísima cabeza en que no sientas las punza-
das de ellas. Y tan intenso es el dolor bajo esas manos
crueles que vacilas, te estremeces de los pies a la cabeza
Jesús abraza la cruz y entre atroces espasmos estás a punto de morir... pero
con tus ojos apagados y llenos de sangre, penosamente
Jesús mío, amor insaciable, veo que no te das tregua; me miras para pedirme ayuda en medio de tanto dolor...
siento tus delirios de amor y tus dolores; el Corazón te Jesús mío, Rey de los dolores, déjame que te sostenga y
late con fuerza, y en cada latido siento explosiones, tortu- te estreche a mi corazón. Quisiera tomar el fuego que te
ras, violencias de amor; y Tú, no pudiendo contener el devora para hacer cenizas a tus enemigos y ponerte a salvo,
fuego que te devora, te afanas, gimes, suspiras, y oigo que pero Tú no quieres, porque las ansias de la Cruz se hacen
en cada gemido dices “¡Cruz!”, y cada gota de tu sangre aún más ardientes y quieres inmolarte ya sobre ella, aun
repite “¡Cruz!”. Y todas tus penas, en las cuales nadas para bien de tus mismos enemigos... Pero mientras te estre-
como en un mar interminable, repiten entre ellas cho a mi corazón, Tú estrechándome al tuyo, me dices:
“¡Cruz!”. Y Tú exclamas: “¡Oh Cruz amada y suspirada,
“Hija mía, hazme desahogar en amor y repara conmi-
tú sola salvarás a mis hijos, y en ti concentro Yo todo mi
go por aquellos que haciendo el bien me deshonran...
amor!”.
Estos judíos me visten con mis ropas para desacreditarme
Entre tanto, tus enemigos te hacen nuevamente entrar aun más ante el pueblo, tratándolo de convencer de que
en el pretorio y te quitan la púrpura y quieren ponerte de Yo soy un malhechor. En apariencia, el acto de vestirme
nuevo tus vestidos. ¡Pero ay, cuánto dolor! ¡Más dulce me era bueno, pero en sí mismo era malvado... Ah, cuántos
sería morir que verte sufrir tanto! ¡La vestidura se atora hacen obras buenas, administran Sacramentos o los fre-
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cuentan, pero lo hacen con fines humanos e incluso per- hacerlas herederas del Reino de los Cielos; y luego, no
versos, y como el bien, mal hecho, conduce a la dureza, pudiendo contener el amor con que las amas, vuelves a
Yo quiero por segunda vez ser coronado, y con dolores besar la Cruz y le dices:
más atroces que en la primera, para romper esta dureza y
“Cruz adorada, por fin te abrazo... Tú eras el suspiro de
así atraer con mis espinas a las criaturas a Mí...
mi Corazón, el martirio de mi Amor; pero tú, oh Cruz, tar-
Ah, hija mía, esta segunda coronación es para Mí aun daste hasta ahora, en tanto que mis pasos siempre se dirigí-
más dolorosa, la cabeza me la siento nadando entre espi- an hacia ti... Cruz Santa, tú eras la meta de mis de mis
nas, y en cada movimiento que hago y en cada golpe que deseos, la finalidad de mi existencia acá abajo. En ti con-
me dan, otras tantas muertes crueles sufro. Y así reparo centro todo mi ser; en ti pongo a todos mis hijos... Tú serás
por la malicia de las ofensas, reparo por aquellos que, en su vida y su luz, su defensa, su protección, su fuerza... Tú
cualquier estado de ánimo que estén, en lugar de ocupar- los sostendrás en todo y me los conducirás gloriosos al
se de la propia santificación, se disipan y rechazan mi Cielo. Oh Cruz, cátedra de Sabiduría, sólo tú enseñarás la
Gracia, y vuelven a procurarme espinas aun más punzan-
verdadera santidad, sólo tú formarás los héroes, los atletas,
tes, y Yo me veo obligado a gemir, a llorar con lágrimas
los mártires, los Santos... Cruz hermosa, tú eres mi trono, y
de sangre y a suspirar por su salvación... ¡Ah, Yo hago de
teniendo Yo que abandonar la tierra, quedarás tú en mi
todo por amar a las criaturas, y ellas hacen de todo por
lugar... A ti te entrego en dote a todas las almas:
ofenderme! Al menos tú no me dejes solo en mis penas y
en mis reparaciones”. ¡Custódiemelas, sálvamelas... te las confío! “.
Destrozado Bien mío, contigo reparo, contigo sufro; Y diciendo esto, ansioso te la haces poner sobre tus
mas veo que tus enemigos te precipitan por la escalinata; hombros... Ah Jesús mío, la Cruz para tu amor es dema-
el populacho con ansia y furor te espera; ya te hacen siado ligera, pero el peso de la Cruz se une al de nuestros
encontrar preparada la cruz, que con tantos suspiros ansí- enormes e inmensos pecados, tan enormes e inmensos
as; con amor la miras y con paso decidido te acercas a como es la extensión de los cielos; y Tú, triturado bien
abrazarla, pero antes la besas, y corriéndote un estreme- mío, te sientes aplastar bajo el peso de tantos pecados. Tu
cimiento de alegría por tu santísima Humanidad, con alma se horroriza ante su vista y sientes la pena propia de
sumo contento tuyo vuelves a mirarla midiendo su longi- cada pecado; tu Santidad queda conmocionada ante tanta
tud y su anchura... En ella estableces la porción para todas fealdad, y por esto, sosteniendo la Cruz sobre tus hom-
y cada una de las criaturas, y las dotas suficientemente bros, vacilas, jadeas, y de tu Humanidad santísima brota
para vincularlas a la Divinidad con un vínculo nupcial y un sudor mortal.
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Ay, Amor mío, no tengo ánimo de dejarte solo; quiero mis hombros bajo la Cruz para compartir contigo el peso.
dividir contigo el peso de la Cruz, y para aliviarte del peso No me desdeñes, sino acéptame como tu fiel compañera...
de los pecados me estrecho a tus pies... Y en nombre de
Oh Jesús, me miras y veo que reparas por aquellos que
todas y de cada una de las criaturas quiero darte amor por la
no llevan con resignación su propia cruz, sino que renie-
que no te ama; alabanzas, por la que te desprecia, y bendi-
gan, se irritan, se suicidan o cometen homicidios; y Tú
ciones, gratitud y obediencia, por todas. Declaro que por
impetras para todos resignación y amor a la propia cruz...
cualquier ofensa que recibas quiero ofrecerte todo mi ser en
Pero es tanto tu dolor, que te sientes aplastar bajo el peso
reparación y hacer el acto opuesto a las ofensas que las cria-
de la Cruz. Son los primeros pasos apenas que das y ya
turas te hagan y consolarte con mis besos y con mis conti-
caes bajo ella, y al caer te golpeas en las piedras, las espi-
nuos actos de amor... Pero veo que soy demasiado misera-
nas se clavan más profundamente aun en tu cabeza y
ble, por lo que tengo necesidad de ti para poder darte repa-
todas tus heridas se abren y sangran nuevamente; y no
ración de verdad. Por eso me uno a tu santísima
teniendo fuerzas para levantarte, tus enemigos, irritados,
Humanidad, y junto contigo uno mis pensamientos a los
a puntapiés y empellones tratan de ponerte en pie.
tuyos para reparar los pensamientos malos míos y los de
todos; uno mis ojos a los tuyos para reparar por las malas Amor mío caído, déjame que te ayude a ponerte de
miradas; uno mi boca a la tuya para reparar por las blasfe- pie, que te bese, que te limpie la sangre y que contigo
mias y por las malas conversaciones; uno mi corazón al repare por quienes pecan por ignorancia, por fragilidad y
tuyo para reparar por las inclinaciones, por los deseos y por por debilidad, y te ruego que des ayuda a todas estas
los actos malos; en una palabra, quiero reparar por todo lo almas.
que repara tu santísima Humanidad, uniéndome a la inmen- Vida mía Jesús, tus enemigos, haciéndote sufrir dolo-
sidad de tu amor por todos y al bien inmenso que haces a res inauditos, han logrado ponerte de pie... Y mientras
todos. Pero no me contento aún... Quiero unirme a tu caminas vacilante, oigo tus respiros afanosos; tu Corazón
Divinidad para perder mi nada en ella y así poder dar todo... late con más fuerza y nuevas penas te lo traspasan acer-
bamente; y sacudes la cabeza para quitar de tus ojos la
Camino al Calvario sangre que los llena, y miras con ansiedad... Ah Jesús
mío, comprendo todo: Es tu Mamá, que, como gimiente
Pacientísimo Jesús mío, veo que das los primeros paloma, va en tu búsqueda y quiere decirte una palabra y
pasos bajo el enorme peso de la Cruz... Y uno mis pasos recibir una última mirada tuya; y Tú sientes sus penas,
a los tuyos, y cuando Tú, débil, desangrado y agobiado, sientes en tu Corazón el suyo lacerado, y enternecido y
vayas a caer, a tu lado estaré yo para sostenerte, y pondré herido por vuestro común amor la descubres abriéndose
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paso entre la gente, pues quiere a toda costa verte, abra- a fuerza de latigazos y a puntapiés tratan de ponerte en
zarte y darte su último adiós... Pero Tú quedas aún más pie... Y así reparas por las repetidas caídas en el pecado,
traspasado al ver su palidez mortal y todas tus penas los pecados graves cometidos por toda clase de personas,
reproducidas en Ella por la fuerza del amor. Y si Ella con- y ruegas por los pecadores obstinados, llorando con lágri-
tinúa viviendo es sólo por un milagro de tu mas de sangre por su conversión.
Omnipotencia... Ya diriges tus pasos al encuentro de los
Quebrantado Amor mío, mientras te sigo en las repa-
suyos, pero dificilmente podéis apenas cruzaros una
raciones, veo que no eres ya capaz de sostenerte bajo el
mirada... ¡Oh dolor del corazón de ambos! Los soldados
peso enorme de la Cruz... Vacilas... Y a los continuos gol-
han caído en la cuenta y a empellones impiden que la Ma-
pes que recibes, las espinas penetran cada vez más en tu
dre y el Hijo os deis un último adiós, y es tan grande el
santísima cabeza; y la Cruz, por su gran peso, se hunde en
dolor y la angustia de los dos, que tu Mamá queda petri-
tu hombro, formando en él una llaga tan profunda que te
ficada por el dolor y está a punto de desfallecer... Pero el
descubre los huesos... A cada paso me parece que te mue-
fiel Juan y las piadosas mujeres la sostienen mientras Tú
res, y por todo esto te ves imposibilitado para seguir ade-
caes nuevamente bajo la Cruz. Entonces tu Mamá doloro-
lante... Pero tu amor, que lo puede y lo vence todo, te da
sa, lo que no hace con el cuerpo porque se ve imposibili-
nuevas fuerzas. Y al sentir que la Cruz se hunde en tu
tada, lo hace con el alma: Entra en ti, hace suyo el Que-
hombro reparas por los pecados ocultos, que no siendo
rer del Eterno y asociándose en todas tus penas te hace el
reparados acrecientan la crudeza de tus dolores... Jesús
oficio de Mamá, te besa, te repara, te cura, y en todas tus
mío, déjame que ponga mi hombro bajo la Cruz para ali-
llagas derrama el bálsamo de su materno y doloroso amor.
viarte, y que repare contigo por todos los pecados ocultos.
Penante Jesús mío, yo también me uno con la traspa-
Entonces tus enemigos, por temor de que mueras bajo
sada Madre; hago mías todas tus penas, y en cada gota de
la Cruz, obligan al Cirineo a ayudarte a llevar la Cruz, y
tu sangre, en cada una de tus llagas quiero hacerte de
él te ayuda, pero de mala gana y vociferando; no por
madre, y junto con Ella y contigo reparo por todos los
amor, sino por fuerza... Y ante esto, en tu Corazón resue-
encuentros peligrosos y por quienes se exponen a las oca-
nan como un inmenso eco todos los lamentos de quienes
siones de pecado, o que forzados a exponerse por necesi-
sufren, las faltas de resignación, las rebeliones, los enojos
dad, quedan atrapados por el pecado...
y los desprecios en el sufrir; pero quedas aun más dolo-
Y Tú entre tanto gimes caído bajo la Cruz... Los sol- rido al ver que las almas consagradas a ti, a quienes lla-
dados temen que mueras bajo el peso de tantos tormentos mas por compañeras y ayudas en tu dolor, te huyen, y si
y por haber perdido tanta sangre; y es por esto por lo que Tú con el dolor las estrechas a ti, ah, se liberan de tus bra-
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zos para ir en busca de placeres y te dejan a ti solo en el atenta, oh Jesús, para que nada más te aflija y añada otras
sufrir... amarguras a tus penas internas... Oh Jesús mío, haz que
todo mi interior nade en la inmensidad del tuyo; así podré
Jesús mío, mientras reparo contigo, te ruego que me
encontrar amor suficiente y voluntad capaz de hacer que
estreches entre tus brazos, y tan fuerte, que no haya nin-
no entre en tu interior un amor malo ni una voluntad que
guna pena que Tú sufras en la que yo no tome parte, para
pudieran desagradarte.
transformarme en ellas y para compensarte por el abando-
no de todas las criaturas. Entre tanto, tus enemigos, viendo mal este acto de la
Verónica, te empujan, te azotan y te hacen proseguir el
Quebrantado Jesús mío, a duras penas y todo encorva-
camino... Otros pocos pasos y de nuevo te detienes, pero
do caminas... pero veo que te detienes y tratas de mirar.
tu amor, bajo el peso de tantas penas, no se detiene, y
Corazón mío, ¿qué pasa, qué quieres? Ah, es la Verónica
viendo a las piadosas mujeres que lloran por tus penas, te
que, sin temor a nada; valientemente te enjuga con un olvidas de ti mismo y las consuelas diciéndoles: “Hijas,
paño el rostro, cubierto todo de sangre. Y Tú se lo dejas no lloréis mis penas, sino por vuestros pecados y los de
estampado en señal de gratitud... Generoso Jesús mío, vuestros hijos.”
también yo quiero enjugarte, pero no con un paño, sino
que quiero presentar todo mi ser para aliviarte, quiero ¡Qué enseñanza sublime! ¡Qué dulce es tu. palabra!
entrar en tu interior y darte, oh Jesús mío, latidos por lati- Oh Jesús, contigo reparo por las faltas de caridad y te
dos, respiros por respiros, afectos por afectos, deseos por pido la gracia de olvidarme de mí misma para que no me
deseos... Quiero arrojarme en tu santísima inteligencia, y acuerde sino sólo de ti.
haciendo correr todos esos latidos, respiros, afectos y Pero tus enemigos; al oírte hablar se llenan de furor,
deseos en la inmensidad de tu Voluntad, quiero multipli- tiran de ti con las cuerdas y te empujan con tanta rabia
carlos infinitamente... Quiero, oh Jesús mío, formar olas que te hacen caer, y cayendo te golpeas en las piedras. El
de latidos para hacer que ningún otro latido malo reper- peso de la Cruz te oprime, te tortura y te sientes morir...
cuta en tu Corazón, y así poderte aliviar todas tus amar- Déjame que te sostenga y que con mis manos alivie tu
guras íntimas; quiero formar olas de afectos y de deseos santísimo rostro... Veo que tocas la tierra y te ahogas en
para alejar todos los afectos y deseos malos que pudieran tu misma sangre. Pero tus enemigos te quieren poner de
entristecer en lo más mínimo a tu Corazón; y deseo así pie, tiran de ti con las cuerdas, te levantan por los cabe-
mismo formar oleadas de respiros y de pensamientos que llos, te dan empellones y puntapiés... pero todo es en
pongan en fuga cualquier respiro y pensamiento que vano. ¡Te mueres, Jesús mío! ¡Qué pena! ¡El corazón se
pudiesen desagradarte en lo más mínimo... Estaré bien me rompe por el dolor! Y casi arrastrándote te llevan al
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monte Calvario; y mientras te arrastran, siento que repa- Y Jesús, mientras, mirándome con sus lánguidos y
ras por todas las ofensas de las almas consagradas a ti, agonizantes ojos parece decirme: “¡Hija mía, cuánto me
que te dan tanto peso, que Tú, por más que te esfuerzas cuestan las almas! Aquí es el lugar donde las espero a
por levantarte, te resulta imposible... Y así, arrastrado y todas para salvarlas, donde quiero reparar los pecados de
pisoteado llegas al Calvario, dejando por donde pasas aquellos que llegan a degradarse por debajo de las bestias
rojas huellas de tu sangre preciosa. y que se obstinan tanto en ofenderme que llegan a no
saber vivir sin cometer pecados. Su razón queda ciega y
pecan frenéticamente, y por eso me coronan de espinas
por tercera vez. Y siendo desnudado reparo por quienes
Jesús es despojado de Sus vestiduras llevan vestidos de lujo e indecentes, por los pecados con-
tra la modestia y el pudor y están atados a las riquezas, a
Y aquí en el Calvario te esperan nuevos dolores. Te los honores y a los placeres, que de todo eso hacen un
desnudan de nuevo y te arrancan vestidura y corona de dios para sus corazones... Ah sí, cada una de estas ofen-
espinas. Ah, gimes al sentir que de tu cabeza te arrancan sas es una muerte que siento, y si no muero es sólo por-
las espinas; y arrancándote tus ropas, te arrancan también que el Querer de mi Padre Eterno no ha decretado aún el
tus pocas carnes laceradas que aún te quedan y que están momento de mi muerte.”
adheridas a ellas. Las llagas se abren de nuevo, la sangre
corre a ríos hasta el suelo, y es tan grande el dolor que Desnudado bien mío, mientras reparo contigo, te
caes casi muerto. Y nadie se mueve a compasión por ti, suplico me despojes de todo con tus santísimas manos y
no permitas que ningún afecto malo entre en mi corazón;
bien mío... al contrario, con bestial furor te ponen de
vigílamelo, rodéamelo con tus penas y llénamelo con tu
nuevo la corona de espinas, te la clavan a golpes y son tan
Amor. Haz que mi vida no sea sino la repetición de tu
insoportables los dolores por las laceraciones y al arran-
Vida, y confianza mi despojamiento con tu bendición.
carte los cabellos amasados en la sangre ya coagulada,
Bendíceme de corazón y dame la fuerza de asistir a tu
que sólo los ángeles podrían decir lo que sufres, mientras
dolorosa crucifixión para quedar crucificada yo también
horrorizados retiran sus angélicas miradas y lloran...
contigo.
Desnudado Jesús mío, déjame que te estreche a mi
corazón para calentarte, porque veo que tiemblas y que un
gélido sudor de muerte invade tu santísima Humanidad.
¡Cuánto quisiera darte mi vida y mi sangre para sustituir
a la tuya, la que has perdido para darme Vida!
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la obstinación del pecador, especialmente en el pecado de la
soberbia... Jesús, veo que si el amor no te empujase aún más
arriba, Tú ya hubieras muerto por la intensidad del dolor que
sufres en esta tercera coronación de espinas. Pero veo que
DE LAS 11 A LAS 12 DEL DÍA no puedes soportar el dolor, y con esos ojos velados por la
sangre miras para ver si al menos hay uno que se te acerque
para sostenerte en tanto dolor y confusión...
DECIMONOVENA HORA
Dulce bien mío, aquí no estás solo como en la noche
de la Pasión, aquí está la dolorosa Mamá que, lacerada en
su Corazón sufre tantas muertes por cuantas penas sufres
La Crucifixión de Jesús Tú... Oh Jesús, también está la amante Magdalena, que
parece enloquecida por causa de tus penas; el fiel Juan,
Jesús, Madre mía, venid a escribir conmigo, prestad- que parece enmudecido por la intensidad del dolor de tu
me vuestras santísimas manos para que pueda escribir lo Pasión... Este es el monte de los amantes... y no podías
que a Vosotros os plazca y sólo lo que queráis. estar solo, pero dime, Amor mío, ¿quién quisieras que te
sostuviera en tanto dolor? Ah, permíteme que sea yo
Jesús, amor mío, ya estás despojado de tus vestiduras;
quien te sostenga. Yo soy quien tiene más necesidad de
tu cuerpo santísimo está tan lacerado, que pareces un cor-
todos... La Mamá querida, con los demás, me ceden el
dero desollado... Veo que de la cabeza a los pies tiemblas,
puesto, y yo, oh Jesús, me acerco a ti, te abrazo y te ruego
y no sosteniéndote de pie, mientras tus enemigos te pre-
que apoyes tu cabeza sobre mi hombro y que me hagas
paran la Cruz, caes por tierra en este monte. Bien mío y
sentir en mi cabeza tus espinas. Quiero poner mi cabeza
Todo mío, el corazón se me oprime por el dolor al ver
junto a la tuya„ no sólo para sentir tus espinas sino tam-
cómo la sangre te diluvia de todas partes de tu santísimo
bién para lavar con tu sangre preciosísima, que de la
cuerpo, y todo cubierto de llagas, de la cabeza a los pies.
cabeza te chorrea, todos mis pensamientos, para que
Tus enemigos, cansados, pero no satisfechos, al desnu- todos puedan estar en tacto de repararte por cualquier
darte han arrancado de tu santísima cabeza, con indecible ofensa de pensamiento que cometan las criaturas. Oh
dolor tuyo, la corona de espinas, y después te la han clava- amor mío, estréchate a mí, pues quiero besar una por una
do de nuevo entre dolores inauditos, traspasando con nuevas las gotas de tu sangre que chorrean sobre tu rostro santí-
heridas tu sacratísima cabeza... Ah, Tú reparas la perfidia y simo; y mientras las adoro una por una, te ruego que cada
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gota de tu sangre sea luz para cada mente creada, para Amor mío, antes que te extiendas sobre la Cruz déja-
hacer que ninguna te ofenda con pensamientos malos... me que te estreche más fuerte a mi corazón y que te de, y
Y mientras te tengo estrechado y apoyado en mí, te tú me des, un beso. Oye, Jesús, no quiero dejarte; quiero
miro, oh Jesús, y veo que miras la Cruz que tus enemigos permanecer contigo y extenderme también yo sobre la
te preparan. Oyes los golpes que dan a la Cruz para hacer- Cruz y quedar clavada junto contigo. El verdadero amor
le los agujeros en los que te clavarán. Oh Jesús, siento no soporta ninguna clase de separación. Tú perdonarás la
que el Corazón te palpita con violencia, anhelando ese audacia de mi amor y me concederás quedarme cru-
lecho, para ti el más deseado, si bien con dolor indescrip- cificada contigo... Mira, tierno amor mío, no soy yo sola
tible, con que sellarás en ti la salvación de nuestras almas; quien te lo pide, sino también te lo pide la doliente Mamá,
y te oigo decir: la amante Magdalena, el predilecto Juan; todos te dicen
que les sería más soportable quedar crucificados contigo
“Amor mío, Cruz amada, lecho mío precioso: Tú has
que sólo asistir y verte a ti solo crucificado... Por eso en
sido mi martirio en vida y ahora eres mi descanso. Oh
unión contigo me ofrezco al Eterno Padre, identificada
Cruz, recíbeme pronto en tus brazos; estoy impaciente en
con tu Voluntad, con tu Amor, con tus reparaciones, con
la espera. Cruz santa, en ti daré cumplimiento a todo.
¡Pronto, oh Cruz, cumple mis ardientes deseos, que me tu mismo Corazón y con todas tus penas.
consumen para dar Vida a las almas, y estas Vidas serán Ah, parece que mi dolorido Jesús me dice: “Hija mía,
selladas por ti, oh Cruz! ¡Ah, no tardes, que con ansia has previsto mi Amor, esta es mi Voluntad: Que todos los
espero extenderme sobre ti para abrir el Cielo a todos mis que me aman queden crucificados conmigo. Ah sí, ven tú
hijos y cerrarles el Infierno! Oh Cruz, es verdad que tú también a extenderte conmigo sobre la Cruz; te haré vida
eres mi batalla, pero eres también mi victoria y mi triun- de mi Vida y te tendré como la predilecta de mi Corazón.”
fo completo. En ti concederé abundantes herencias, victo-
rias, triunfos y coronas a mis hijos...” Dulce bien mío, he aquí que te extiendes sobre la
Cruz, miras a los verdugos, que tienen en las manos cla-
¿Pero quién podrá decir todo lo que mi dulce Jesús vos y martillo para clavarte, y los miras con tal amor y
dice a la Cruz? dulzura que les haces dulce invitación para que pronto te
Pero mientras Jesús se desahoga con la Cruz, sus ene- crucifiquen... Y ellos, aunque sienten repugnancia, con
migos le mandan que se extienda sobre ella, y El inme- ferocidad inhumana te sujetan la mano derecha, presentan
diatamente obedece a lo que quieren, y esto para reparar el clavo y a golpes de martillo lo hacen salir por el otro
por nuestras desobediencias. lado de la Cruz, pero es tanto y tan tremendo el dolor que
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sufres, oh Jesús mío, que te estremeces; la luz de tus ojos infierno a todas las almas y que detengas los rayos de la
se eclipsa, tu rostro santísimo palidece y se hace lívido... Divina Justicia, que por nuestras culpas está por desgra-
Diestra bendita, te beso, te compadezco, te adoro y te cia irritada... Ah Jesús, haz que este clavo en tu izquierda
agradezco, por mí y por todos... Y por cuantos fueron los bendita sea la llave que cierre la Divina Justicia, para ha-
golpes que recibiste, tantas otras almas te pido en este cer que no lluevan los flagelos sobre la tierra, y abra los
momento que libres de la condena del infierno; por cuan- tesoros de la Divina Misericordia a favor de todos. Por
tas gotas de sangre derramaste, tantas almas te ruego que eso te ruego que nos estreches entre tus brazos... Ya has
laves en esta Sangre Preciosísima; y por el dolor atroz quedado inmovilizado para todo, y nosotros hemos que-
que sufriste, especialmente cuando te clavaron en la Cruz, dado libres para poderte hacer todo; por tanto, pongo en
te ruego que a todos abras el Cielo y que bendigas a tus brazos el mundo y a todas las generaciones, y te
todos, y ésta tu bendición llame a la conversión a los ruego, Amor mío, con las voces de tu misma sangre, que
pecadores, y a la luz de la fe a los herejes e infieles. no niegues a ninguno el perdón, y por los méritos de tu
Preciosísima Sangre te pido la salvación y la Gracia para
Oh Jesús, dulce Vida mía, habiéndote crucificado ya la
todos, sin excluir a ninguno.
mano derecha, los verdugos, con inaudita crueldad te toman
la izquierda y te tiran de ella tanto, para hacer que llegue al Amor mío Jesús, tus enemigos no están todavía satis-
agujero ya preparado en la Cruz, que te sientes dislocar las fechos; con ferocidad diabólica toman tus pies santísi-
articulaciones de los brazos y de los hombros, y por la vio- mos, siempre incansables en la búsqueda de almas, y,
lencia del dolor, las piernas se contraen convulsamente... contraídos como estaban por la fuerza del dolor de las
Mano izquierda de mi Jesús, te beso, te compadezco, manos, tiran de ellos tan fuerte que quedan descoyunta-
te adoro y te agradezco... Y te ruego, por esos golpes y das las rodillas, las caderas y todos los huesos del pecho...
por los dolores que sufriste cuando te traspasaron con el Mi corazón no resiste, oh Bien mío... Veo que por la vehe-
clavo, que me concedas muchas almas que en este mencia del dolor, tus hermosos ojos eclipsados y velados
momento hagamos volar del Purgatorio al Cielo; y por la por la sangre se ponen en blanco, tus labios lívidos e hin-
sangre que derramaste te ruego que extingas las llamas chados por los golpes se tuercen, las mejillas se hunden,
que atormentan a esas almas, y para todas sea refrigerio y los dientes entrechocan, el pecho se sofoca, y el Corazón,
un baño saludable que las purifique de todas las manchas por la fuerza de la tensión con que han sido estiradas las
y las disponga a la visión beatifica... Amor mío y Todo manos y los pies, queda todo desquiciado... ¡Amor mío,
mío, por el agudísimo dolor que sufriste cuando te clava- con cuánto deseo me pondría en tu lugar para evitarte
ron el clavo en la mano izquierda te ruego que cierres el tanto dolor! Quiero extenderme en todos tus miembros
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para darte un alivio, un beso, un consuelo y una repara- Jesús. Y por la potencia de esta Sangre te pido que ningu-
ción por todo. na huya nunca más de ti.
Jesús mío, veo que colocan un pie sobre el otro, y te lo Oh Jesús mío, terminando los verdugos de clavarte los
traspasan con un clavo, por añadidura despuntado... Ah pies, yo me acerco a tu Corazón. Veo que ya no puedes
Jesús mío, permíteme que mientras te los traspasa el más, pero el amor grita más fuerte y exige: “¡Más penas
clavo, te ponga en el pie derecho a todos los Sacerdotes, aún!”. Jesús mío, abrazo tu Corazón, te beso, te compa-
para que sean luz para todas las gentes, y en especial dezco, te adoro y te agradezco, por mí y por todos... Oh
aquellos que no llevan una vida buena y santa; y en el pie Jesús, quiero apoyar mi cabeza sobre tu Corazón para
izquierdo a todas las gentes, para que reciban la luz de los sentir lo que sufres en esta dolorosísima crucifixión... Ah,
Sacerdotes, los respeten y les sean obedientes; y en la mi- siento que cada golpe de martillo resuena en tu Corazón.
sma forma que el clavo te traspasa los pies, así traspase a Tu Corazón es el centro de todo, y por él empiezan los
los Sacerdotes y a las gentes para que unos y otras no pue- dolores y en él terminan ...Ah, si no fuera porque esperas
dan separarse de ti... una lanza para ser traspasado, las llamas de tu Amor y la
Pies benditos de mi Jesús, os beso, os compadezco, os sangre que hierve en torno a tu Corazón, se hubieran
adoro y os agradezco... Y por los atrocísimos dolores que abierto camino y te lo habrían ya traspasado. Estas llamas
sufriste cuando fuiste estirado, descoyuntándose todos los y esta sangre llaman a las almas amantes a hacer su feliz
huesos, y por la sangre que derramaste, te suplico que pon- morada en tu Corazón, y yo, oh Jesús, por amor de este
gas y encierres a todas las almas en tus llagas. No desde- Corazón y por tu sacratísima Sangre, te suplico, te pido la
ñes a ninguna, oh Jesús... Que tus clavos crucifiquen nues- santidad de todas tus almas amantes... Oh Jesús, no las
tras potencias para que no se separen de ti; nuestro cora- dejes salir jamás de tu Corazón, y con tu Gracia multipli-
zón, para que siempre y solamente quede fijo en ti; todos ca las vocaciones de almas amantes y víctimas que conti-
nuestros sentimientos queden clavados con tus clavos para núen tu vida sobre la tierra. Tú quisieras dar un puesto
que no tomen ningún gusto que no provenga de ti... especial en tu Corazón a las almas que te aman; haz que
este puesto no lo pierdan jamás.
Oh Jesús mío crucificado, te veo todo ensangrentado,
nadas en un baño de sangre, y estas gotas de sangre no te Oh Jesús, que las llamas de tu Corazón me abrasen y
gritan sino: ¡Almas! Más aún, en cada una de estas gotas me consuman, que tu sangre me embellezca, que tu Amor
de tu sangre veo presentes a todas las almas de todos los me tenga siempre clavada al Amor, con el dolor y con la
siglos; de manera, que a todas nos contenías en ti, oh reparación.
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Oh Jesús mío, ya los verdugos han clavado tus manos todas las criaturas... ¡Oh Jesús mío, ay! ¡Cómo está destro-
y tus pies a la Cruz, y volteándola para remachar los cla- zado tu pobre Corazón! ¿Cómo podré confortarte en tanto
vos obligan a tu rostro adorable a tocar la tierra empapa- dolor? Me difundiré en ti, pondré mi corazón en el tuyo, en
da por tu misma sangre, y Tú, con tu boca divina, la tus ardientes deseos pondré los míos para que sea destrui-
besas... Y con este beso, oh dulce Amor mío, quieres do cualquier deseo malo; difundiré mi amor en el tuyo a fin
besar a todas las almas y vincularlas a tu amor, sellando de que con tu fuego sean abrasados los corazones de todas
su salvación. Oh Jesús, déjame que tome yo tu lugar para las criaturas y destruidos los amores profanos y pecamino-
que tu sacratísimo cuerpo no toque esa tierra, aunque esté sos. Y así tu Corazón sacratísimo quedará reconfortado. Yo
empapada por tu preciosísima sangre; déjame que te prometo desde ahora, oh Jesús, mantenme siempre clava-
estreche entre mis brazos, y mientras los verdugos doblan da a este Corazón amorosísimo con los clavos de tus
a golpes los clavos, haz que estos golpes me hieran tam- deseos, de tu Amor y de tu Voluntad. ¡Oh Jesús mío:
bién a mí y me crucifiquen por entero a tu Amor. Crucificado Tú, crucificada yo en ti! No permitas que me
desclave lo más mínimo de ti; sino que quede siempre cla-
Jesús mío, mientras las espinas se van hundiendo cada
vada, para poder amarte y repararte por todos y mitigar- el
vez más en tu cabeza, quiero ofrecerte todos mis pensa-
dolor que te dan las criaturas con sus pecados...
mientos, para que como besos afectuosos te consuelen y
mitiguen la amargura de tus espinas.
Jesús clavado en la Cruz
Oh Jesús, veo que tus enemigos aún no se han hartado En esta hora, en íntima unión
de insultarte y de escarnecerte, y yo quiero confortar tus con Jesús, el alma, ejerciendo
divinas miradas con mis miradas de amor. el oficio de víctima, quiere desarmar
Tu lengua está pegada casi a tu paladar por la amargu- a la Justicia Divina.
ra de la hiel y por la sed abrasadora. Para aplacar tu sed
quisieras todos los corazones de las criaturas rebosantes de Mi buen Jesús, veo que tus enemigos levantan el pesa-
amor, pero no teniéndolos, te abrasas cada vez más por do madero de la Cruz y lo dejan caer en el hoyo que han
ellas... Dulce amor mío, quiero enviarte ríos de amor para preparado; y Tú, dulce Amor mío, quedas suspendido
mitigar de algún modo la amargura de la hiel y la sed entre el Cielo y la tierra. En este solemne momento te
ardiente... Oh Jesús, veo que a cada movimiento que haces, diriges al Padre, y con voz débil y apagada le dices:
las llagas de tus manos se van abriendo más y el dolor se “Padre Santo, héme aquí cargado con todos los peca-
hace más intenso y acerbo. Querido Bien mío, para confor- dos del mundo; no hay pecado que no recaiga sobre Mí.
tar y endulzar este dolor te ofrezco las obras santas de Por eso no descargues sobre los hombres los flagelos de
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tu Divina Justicia, sino sobre Mí, tu Hijo. Oh Padre, ¿no figurado la bella imagen que El creó, y no tienen más
ves a qué estado me he reducido? Por esta Cruz y en vir- pensamientos que para desconocerlo y ofenderlo, y de su
tud de estos dolores, concede a todos el perdón, verdade- inteligencia, que debía ocuparse en comprenderlo, for-
ra conversión, paz y santidad. Detén tu indignación con- man por el contrario una guarida donde anidan todos los
tra la pobre humanidad, contra mis hijos; están ciegos y pecados... Y Tú. oh Jesús mío, para aplacarlo, atraes la
no saben lo que hacen... Por eso mírame bien, cómo he atención del Divino Padre a que mire tu santísima cabeza
quedado reducido por causa de ellos. Si no te mueves a traspasada en medio de atroces dolores, que en tu mente
compasión por ellos, enternécete al manos al ver mi ros- tienen cono clavadas a todas las inteligencias de las cria-
tro escupido y cubierto de sangre, lívido e hinchado por
turas, y por las cuales y por cada una ofreces una expia-
tantas bofetadas y golpes que he recibido... ¡Piedad,
ción para satisfacer a la Divina Justicia. ¡Oh, cómo estas
Padre mío! Yo era el más hermoso de todos, y ahora estoy
espinas son ante la Majestad Divina voces piadosas que
tan desfigurado que ya no me reconozco. He llegado a ser
excusan todos los malos pensamientos de las criaturas!
la abominación de todos. ¡Por eso, a cualquier precio
quiero salvar a la pobre criatura!”. Jesús mío, mis pensamientos sean uno solo con los
Crucificado Amor mío, yo también quiero seguirte ante tuyos; por eso contigo ruego, imploro, reparo y excuso
el Trono del Eterno. y junto contigo quiero desarmar a la ante la Divina Majestad por todo el mal que hacen todas
Divina Justicia. Hago mía tu santísima Humanidad, me las criaturas con la inteligencia. Permíteme que tome tus
uno con mi voluntad a la Tuya y junto contigo quiero espinas y tu misma Inteligencia, y que vaya recorriendo
hacer lo que haces Tú... Es más, permíteme que corran mis contigo todas las criaturas y una tu Inteligencia a las
pensamientos en los tuyos; mi amor, mi voluntad, mis suyas, y que con la santidad de tu Inteligencia les de-
deseos en los tuyos; mis latidos corran en tu Corazón y vuelva la primera Inteligencia, tal como fue por ti creada;
todo mi ser, en ti, a fin de que no deje escapar nada y repi- que con la santidad de tus pensamientos reordene todos
ta acto por acto y palabra por palabra todo lo que haces Tú. los pensamientos de las criaturas en ti, y que con tus espi-
Pero veo, crucificado Bien mío, que Tú, viendo al nas traspase la mente de todas y de cada una de las cria-
Divino Padre grandemente indignado contra las criaturas, turas y te devuelva el dominio y el gobierno de todas... Ah
te postras ante El y ocultas a todas las criaturas dentro de sí, oh Jesús mío, Tú solo sé el dominador de cada pensa-
tu santísima Humanidad, poniéndolos al seguro, para que miento, de cada acto de todas las gentes; rige Tú solo
el Padre, mirándonos en ti, no nos eche a las criaturas de cada cosa, y sólo así la faz de la tierra, que causa horror
Sí. Y si las mira airado, es porque todas las almas han des- y espanto, será renovada.
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Mas me doy cuenta, crucificado Jesús, que aún ves al les hará ver que Tú lloras por su causa, y que mientras se
Divino Padre indignado, que mira a las pobres criaturas y van enfangando Tú tienes preparadas tus lágrimas y tu
las ve a todas tan enfangadas de pecados y cubiertas con sangre para lavarlas... y así, al verte llorar, se rendirán.
las más repugnantes asquerosidades, que dan asco a todo Ah, con estas tus lágrimas permíteme que lave todas las
el Cielo. ¡Oh, cómo queda horrorizada la pureza de la inmundicias de las criaturas; que haga descender estas
mirada divina, casi no reconociendo como obra de sus lágrimas en sus corazones y ablande a tantas almas endu-
manos santísimas a la pobre criatura! Es más, parece que recidas en el pecado, venza la obstinación de los corazo-
sean otros tantos monstruos ocupan la tierra y que atraen nes y haga penetrar en ellos tus miradas, haciéndoles
la indignación de la mirada del Padre... Pero Tú, oh Jesús
levantar al Cielo sus miradas para amarte, y no las dejen
mío, para aplacarlo tratas de endulzarlo cambiando sus
más vagar sobre la tierra para ofenderte. Así el Divino
ojos por los tuyos, haciéndole verlos cubiertos de sangre
Padre no desdeñará mirar a la pobre humanidad.
e hinchados de lágrimas; y lloras ante la Divina Majestad
para moverla a compasión por la desgracia de tantas Crucificado Jesús, veo que el Divino Padre aún no se
pobres criaturas, y oigo que le dices: aplaca en su indignación, porque mientras su paterna
“Padre mío, es cierto que la ingrata criatura cada vez bondad, movida por tanto Amor a la pobre criatura, Amor
más se va enfangando con pecados, hasta no merecer ya tu que ha llenado Cielo y tierra de tantas pruebas de amor y
mirada paterna; pero mírame, oh Padre: Yo quiero llorar de beneficios hacia ella, tantas que se pueda decir que en
tanto ante Ti, que forme un baño de lágrimas y de sangre cada paso y acto de la criatura se siente correr el Amor y
para lavar todas las inmundicias con que se han cubierto las gracias de ese Corazón Paterno, y la criatura, siempre
las criaturas. Padre mío, ¿querrás acaso Tú rechazarme? ingrata, no quiere reconocerlo sino que hace frente a tanto
Amor llenando cielos y tierra de insultos, de desprecios y
¡No, no puedes; soy tu Hijo! Y a la vez que soy tu Hijo
soy también la Cabeza de todas las criaturas, y ellas son de ultrajes, y llega a pisotearlo bajo sus inmundos pies,
mis miembros... ¡Salvémoslas, oh Padre, salvémoslas!”. queriendo destruirlo si pudiera, y todo por idolatrarse a sí
misma ¡Ah, todas esas ofensas penetran hasta en los
Jesús mío, amor sin fin, quisiera tener tus ojos para Cielos y llegan ante la Majestad Divina, la Cual, oh cómo
llorar ante la Majestad Suprema por la pérdida de tantas se indigna viendo a la vilísima criatura que llega hasta
pobres criaturas... y por estos tiempos tan tristes.
insultarla y ofenderla en todos los modos posibles!
Permíteme que tome tus lágrimas y tus mismas miradas,
que son una con las mías, y recorra todas las criaturas. Y Pero Tú, oh Jesús mío, siempre atento a defendernos,
para moverlas a compasión por sus almas y por tu amor, con la fuerza arrebatadora de tu Amor fuerzas al Padre a
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que mire tu santísimo rostro, cubierto de todos estos Gracia, y les haga postrarse ante ti a todas, en acto de ado-
insultos y desprecios, y le dices: rarte y de glorificarte.
“Padre mío, no rechaces a las pobres criaturas; si las Jesús mío, Crucificado adorable, la criatura continúa
rechazas a ellas, a Mí me rechazas. ¡Ah, aplácate! Todas irritando sin cesar a la Divina Justicia, y de su lengua
estas ofensas las tengo sobre mi rostro, que te responde hace resonar el eco de horribles blasfemias, voces de
por todas... Padre mío, detén tu furor contra la pobre imprecaciones y maldiciones, conversaciones malas, tra-
humanidad; son ciegos y no saben lo que hacen. Por eso mas para preparar cómo destrozarse mejor entre ellas y
mírame bien cómo he quedado reducido por su causa. Si llevar a cabo horribles matanzas y asesinatos... Ah, todas
no te mueves a compasión por la mísera humanidad, que estas voces ensordecen la tierra y penetrando hasta en los
te enternezca mi rostro lleno de salivazos, cubierto de Cielos ensordecen los oídos divinos, y Dios, cansado de
sangre, amoratado e hinchado por tantas bofetadas y gol- estos ecos malignos que las criaturas le envían, siente que
pes como he recibido... ¡Piedad, Padre mío! Yo era el más querría deshacerse de ellas y arrojarlas lejos de Sí, porque
bello de los hijos de los hombres y ahora estoy tan desfi- todas estas voces malignas imprecan y claman venganza
gurado que soy irreconocible; soy oprobio para todos. y justicia contra ellas mismas... ¡Oh, cómo la Divina
¡Por eso, a cualquier precio quiero a la criatura salva! “. Justicia se siente constreñida a descargar flagelos! ¡Oh,
cómo encienden su furor contra la criatura tantas blasfe-
Jesús mío, ¿pero es posible que nos ames tanto? Tu
mias horrendas! Pero Tú, oh Jesús mío, amándonos con
amor tritura mi pobre corazón, pero queriéndote seguir en
sumo amor, haces frente a estas voces malignas con tu
todo, déjame que tome este tu rostro santísimo para tener-
voz omnipotente y creadora y haces resonar tu dulcísima
lo en mi poder, para mostrarlo continuamente así desfigu-
voz en los oídos del Padre para repararlo por las moles-
rado al Padre, con el fin de moverlo a compasión por la
tias que le dan las criaturas, con otras tantas voces de ben-
pobre humanidad, que tan oprimida está bajo el látigo de
diciones, de alabanzas, y clamas: “¡Misericordia, Gracias,
la Divina Justicia que yace como moribunda; y permíte-
Amor para la pobre criatura!” Y para aplacarlo más, le
me que vaya en medio de las criaturas y les haga ver tu
demuestras tu santísima boca y le dices:
rostro tan desfigurado por su causa, y las mueva a com-
pasión de sus almas y de tu amor; y que con la luz que “Padre mío, mírame de nuevo; no oigas las voces de
brota de ese rostro y con la fuerza arrebatadora de tu amor las criaturas sino escucha la mía; soy Yo quien te da satis-
les haga comprender Quién eres Tú y quiénes son ellas facción por todas; por eso te ruego que mires a las criatu-
que se atreven a ofenderte, y haga resurgir sus almas de ras, pero que las mires en Mí, pues si las miras fuera de
en medio de tantos pecados en que viven muertas a la Mí, ¿qué sería de ellas? Son débiles, ignorantes, capaces
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sólo de hacer el mal, llenas de todas las miserias. Piedad, compasión por la mísera humanidad y enternecerlo, con
piedad de las pobres criaturas. Yo te respondo por ellas voz más conmovedora le dices:
con mi lengua amargada por la hiel, reseca por la sed y
“Padre mío, mira mis manos destrozadas y estos cla-
quemada y abrasada por el Amor...”
vos que me las traspasan, que me tienen clavado junto
Amargado Jesús mío, mi voz en la tuya también quie- con todas estas obras malas. Ah, en estas manos siento
re hacer frente a todas esas ofensas. Déjame que tome tu todos los dolores que me dan todas estas malas obras.
lengua, tus labios y que recorra todas las criaturas y toque ¿No estás contento, oh Padre mío, con mis dolores? ¿No
sus lenguas con la tuya, para que sintiendo ellas en el son acaso capaces de satisfacerte? Ah, estos mis brazos
momento de ofenderte la amargura de la tuya, no vuelvan descoyuntados y descarnados sean para siempre cadenas
a blasfemar, si no por amor, al menos por la amargura que que tengan atadas a todas las pobres criaturas a fin de que
sientan...; déjame que toque sus labios con los tuyos a fin ninguna me huya, sólo la que quisiera arrancarse de Mí a
de que, haciéndoles sentir en sus labios el fuego de la viva fuerza; y estos mis brazos sean las cadenas amorosas
culpa, y haciendo resonar tu voz omnipotente en todos los que te aten también a ti, Padre mío, para impedirte que
pechos, pueda detener la corriente de todas las voces destruyas a la pobre criatura; más aún, te atraigan siem-
malas, y cambiar a todas las voces humanas en voces de pre más hacia ella para que derrames abundantemente
bendiciones y alabanzas. sobre ella tus gracias y tus misericordias.”
Crucificado Bien mío, ante tanto amor y dolor tuyo la Jesús mío, tu amor es un dulce encanto para mí, y me
criatura no se rinde aún; por el contrario, despreciándote, mueve a hacer todo lo que haces Tú; por eso dame tus
va añadiendo pecados y pecados, cometiendo enormes brazos, pues quiero impedir junto contigo, a costa de
sacrilegios, homicidios, suicidios, fraudes, engaños, cualquier pena, que intervenga la Justicia Divina contra la
crueldades y traiciones... Ah, todas estas obras malas pobre humanidad. Con la sangre que escurre de tus manos
hacen más pesados los brazos paternos, y el Padre, no quiero extinguir el fuego de la culpa que la enciende y
pudiendo sostener su peso, está a punto de dejarlos caer, aplacar su furor; y para mover al Padre a más piedad por
haciendo llover sobre la tierra cólera y destrucción. Y Tú, las criaturas, permíteme que en tus brazos ponga tantos
oh Jesús mío, para librar a la criatura de la cólera divina, miembros destrozados, los gemidos de tantos pobres heri-
temiendo ver a la criatura destruida, tiendes tus brazos al dos, tantos corazones doloridos y oprimidos, y déjame
Padre para que El no los deje caer y destruya a la criatu- que recorra todas las criaturas y las estreche a todas en tus
ra, y ayudándolo con los tuyos a sostener el peso, lo des- brazos para que todas vuelvan a tu Corazón. Permíteme
armas e impides a la Justicia que actúe. Y para moverlo a que con la potencia de tus manos creadoras detenga la
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corriente de tantas obras malas y pecaminosas e impida a Jesús mío, te veo en estado de violencia para aplacar al
todos hacer el mal. Padre y para vencer a la pobre criatura; por lo cual permí-
teme que tome tus santísimos pies y vaya a todas las cria-
Amable Jesús mío crucificado, la criatura no está
turas y ate sus pasos a tus pies para que si quieren caminar
satisfecha aún de ofenderte; quiere beber hasta el fondo
por el camino del mal, sintiendo las ataduras que has pues-
todas las heces del pecado y corre como enloquecida por
to entre Tú y ellas, no puedan. Ah, con estos tus pies haz-
el camino del mal; se precipita cada vez más de pecado en les echarse atrás del camino del mal y ponlas en el sende-
pecado, desobedece y desconoce tus Leyes, y descono- ro del bien, haciéndolas más dóciles a tus Leyes; y con tus
ciéndote a ti, se rebela más contra ti , y casi sólo por darte clavos cierra el infierno para que nadie más caiga en él.
dolor quiere irse al infierno... ¡Oh, cómo se indigna la
Majestad Suprema! Y Tú, oh Jesús mío, triunfando sobre Jesús mío, amante crucificado, veo que ya no puedes
todo, para aplacar al Divino Padre le muestras toda tu más... La tensión terrible que sufres sobre la Cruz, el con-
santísima Humanidad lacerada, descoyuntada, descarna- tinuo moverse de tus huesos, que cada vez más se dislo-
can a cada pequeño movimiento, las carnes que cada vez
da y destrozada en modo horrible, y tus santísimos pies
más se abren, las repetidas ofensas que te añaden, repi-
traspasados, en los que contienes todos los pasos de las
tiéndote una pasión y muerte más dolorosa, la sed ardien-
criaturas, que te dan dolores de muerte, tanto que están
te que te consume, las penas interiores que te ahogan de
deformes por la atrocidad de los dolores; y oigo tu voz
amargura, de dolor y de amor, y en tantos martirios tuyos
más que nunca conmovedora, como a punto de extinguir- la ingratitud humana que te hace frente y que penetra
se, que a fuerza de amor y de dolor quiere vencer a la como una ola impetuosa hasta dentro de tu Corazón tras-
criatura y triunfar sobre el Corazón del Padre diciendo: pasado, ay, te aplastan de tal manera que tu santísima
“Padre mío, mírame de la cabeza a los pies: No hay Humanidad, no resistiendo bajo el peso de tantos marti-
parte sana en Mí. Ya no tengo donde hacerme abrir nue- rios, está a punto de sucumbir, y como delirando por el
vas llagas y procurarme otros dolores. Si no te aplacas amor y por el sufrimiento suplica ayuda y piedad...
ante este espectáculo de amor y de dolor, ¿quién va a Crucificado Jesús. ¿Será posible que Tú, que riges todo
poder aplacarte? ¡Oh criaturas, si no os rendís ante tanto y das vida a todos, pidas ayuda? ¡Ah, cómo quisiera pene-
amor, ¿qué esperanza de conversión os queda? Estas mis trar en cada gota de tu Sangre y derramar la mía para
llagas y esta Sangre mía sean siempre voces que hagan endulzarte cada llaga, para mitigar el dolor de cada espina
descender del Cielo a la tierra gracias de arrepentimiento, y hacer menos dolorosas sus punzadas, y para aliviar en
de perdón y de compasión hacia la pobre humanidad...” cada pena interior de tu Corazón la intensidad de tus amar-
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guras! Quisiera darte vida por vida y, si me fuera posible, Pero Tú, oh Jesús mío, triunfando en todo, defiendes a
quisiera desclavarte de la Cruz para substituirte... Pero veo estas almas y con el amor inmenso de tu Corazón das
que soy nada y que no puedo nada; soy demasiado insi- reparación por las oleadas de amarguras y de heridas
gnificante, por eso, dame a ti mismo; tomaré Vida en ti, te mortales que estas almas te envían; y para aplacar al
daré a ti mismo, sólo así mis ansias quedarán satisfechas. Padre le dices:
Destrozado Jesús, veo que tu santísima Humanidad se “Padre mío, mira este mi Corazón: Que todos estos
agota para dar en todo cumplimiento a nuestra reden- dolores te satisfagan, y por cuanto más amargos, tanto más
ción... Tienes necesidad de ayuda, pero de ayuda divina y potentes sean sobre tu Corazón de Padre para obtenerles
por eso te arrojas en los brazos del Padre y le pides ayuda gracia, luz, perdón... Padre mío, no las rechaces: Ellas serán
y piedad. ¡Oh, cómo se enternece el Divino Padre miran- mis defensoras y continuarán mi Vida sobre la tierra”.
do la horrenda destrucción de tu santísima Humanidad, la
“Oh Padre amorosísimo, considera que si bien mi
terrible obra que el pecado ha hecho en tus sagrados
Humanidad ha llegado ahora al colmo de sus sufrimientos,
miembros! Y El, para satisfacer tus ansias de amor, te e-
también este mi Corazón estalló por las amarguras y por
strecha a su Corazón paterno y te da los auxilios necesa-
las íntimas penas e inauditos tormentos que he sufrido a lo
rios para dar cumplimiento a nuestra redención. Y mien-
largo de casi 34 años, desde el primer instante de mi
tras te estrecha, en tu Corazón sientes más fuerte repetir-
Encarnación... Tú conoces, oh Padre, la intensidad de
se los martillazos y los clavos, los rayos de los flagelos,
estas penas interiores, tan dolorosas que hubieran sido
el abrirse las llagas, las punzadas de las espinas... ¡Oh,
capaces de hacerme morir a cada momento de puro dolor
cómo queda conmovido el Padre! ¡Cómo se indigna vien-
si nuestra Omnipotencia no me hubiera sostenido para
do que todas estas penas te las dan en tu Corazón hasta las
prolongar mi padecer hasta esta extrema agonía... Ah, si
almas a ti consagradas! Y en su dolor te dice:
todas las penas de mi santísima Humanidad, que te he
“¿Pero es posible, Hijo mío, que ni siquiera la parte por ofrecido hasta ahora para aplacar tu Justicia sobre todos y
ti elegida esté contigo? Al contrario, parece que sean almas para atraer sobre todos tu misericordia triunfadora, no te
que piden refugio y ocultarse en este tu Corazón para bastan, ahora de un modo particular Yo te presento, por las
amargarte y darte una muerte más dolorosa y, lo que es faltas y los extravíos de las almas consagradas a Nosotros,
peor, todos estos dolores que te dan, van ocultos y cubier- este mi Corazón despedazado, oprimido y triturado,
tos con hipocresías. ¡Ah, Hijo, no puedo contener más mi pisoteado en el lagar de todos los instantes de mi vida
indignación por la ingratitud de estas almas que me dan mortal... Ah, observa, Padre mío, que éste es el Corazón
más dolor que las de todas las demás criaturas juntas!”. que te ha amado con infinito amor, que siempre ha vivido
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abrasado de amor por mis hermanos, hijos tuyos en Mí... Corazón, una sola fibra que no esté atormentada más que
Este es el Corazón generoso con el que he anhelado sufrir todos los destrozos de mi cuerpo divino! ¡Mira si toda la
para darte la completa satisfacción por todos los pecados sangre que estoy derramando no brote, más que de mis lla-
de los hombres. Ten piedad de sus desolaciones, de su gas, de mi Corazón, que se deshace de amor y de dolor!
continuo penar, de sus tedios, de sus angustias, de sus Piedad, Padre mío, piedad, no para Mí, que quiero sufrir y
tristezas hasta la muerte... ¿Acaso ha habido, oh Padre padecer hasta lo infinito por las pobres criaturas, sino pie-
mío, un solo latido de mi corazón que no haya buscado tu dad de todas las almas, especialmente de las llamadas a ser
Gloria, aun a costa de penas y de sangre, y la salvación de mis Esposas, a ser mis Sacerdotes. Escucha, oh Padre, mi
todos mis hermanos? ¿No ha salido de este mi Corazón Corazón, que sintiéndose faltar la vida acelera sus encen-
siempre oprimido las ardientes suplicas, los gemidos, los didos latidos y grita: ¡Padre mío, por mis innumerables
suspiros, los clamores, con que durante casi 34 años he penas te pido gracias eficaces de arrepentimiento y de ver-
llorado y clamado Misericordia en tu presencia? Tú me dadera conversión para todas estas infelices almas; que
has escuchado, oh Padre mío, una infinidad de veces y por ninguna se pierda! ¡Tengo sed, Padre mío, tengo sed de
una infinidad de almas, y te doy gracias infinitas..., pero todas las almas... pero especialmente de éstas; tengo sed
mira, oh Padre mío, cómo mi Corazón no puede calmarse de más sufrir por cada una de estas almas! Siempre he
en sus penas, aun por una sola alma que haya de escapar a hecho tu Voluntad, Padre mío, y ahora, ésta es mi Volun-
su amor, porque Nosotros amamos a un alma sola tanto tad, que es también la Tuya, ah, haz que sea cumplida
como a todas las almas juntas... ¿Y se dirá que habré de perfectamente por amor a Mí, tu Hijo amadísimo en quien
dar el último respiro sobre este doloroso patíbulo viendo has encontrado todas tus complacencias!”
perecer miserablemente incluso almas a Nosotros consa- Oh Jesús mío, me uno a tus súplicas, a tus padecimien-
gradas? Yo estoy muriendo en un mar de angustias por la tos, a tu amor penante. Dame tu Corazón para que sienta
iniquidad y por la pérdida eterna del pérfido Judas, que me tu misma sed por las almas consagradas a ti y te restituya
fue tan duro e ingrato que rechazó todas mis finuras amo- el amor y los afectos de todas... Permíteme ir a todas y
rosas y delicadas, y al que Yo hice tanto bien que llegué a que les lleve tu Corazón, para que a su contacto se enfer-
hacerlo Sacerdote y Obispo, como a los demás Apóstoles voricen las frías, se conmuevan las tibias, se sientan lla-
míos. ¡Ah Padre mío, baste este abismo de penas, baste... mar de nuevo las extraviadas y lleguen a ellas de nuevo
Oh, cuántas almas veo, elegidas por nosotros a esta voca- las gracias que han rechazado. Tu Corazón está sofocado
ción sagrada, que quieren imitar a Judas... cual más, cual por el dolor y por la amargura al ver incumplidos, por su
menos! ¡Ayúdame, Padre mío, ayúdame; no puedo sopor- incorrespondencia, tantos designios que tenías sobre
tar todas estas penas! ¡Mira si hay una fibra en mi ellas, y al ver a tantas otras almas, que deberían tener vida
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y salvación por medio de aquellas, que sufren las tristes dos por las balas, recibámoslos en nuestros brazos para con-
consecuencias... Por eso quiero mostrarles tu Corazón tan fortarlos; si se ven abandonados por todos o si están impa-
amargado por causa suya, y arrojar en ellas dardos de cientes por su triste suerte démosles esta Sangre para que se
fuego de tu Corazón; quiero hacer que escuchen tus sú- resignen y se mitigue la atrocidad de sus dolores... Y si
plicas y todos tus padecimientos por ellas, y así no será vemos que hay almas a punto de caer en el Infierno, démos-
posible que no se rindan a ti; así volverán arrepentidas a les esta Sangre divina que contiene el precio de la
tus pies y tus designios amorosos sobre ellas se verán Redención, y arrebatémoslas a Satanás... Y mientras tengo
cumplidos; estarán en torno a ti y en ti, no ya para ofen- a Jesús estrechado a mi corazón para tenerlo defendido de
derte sino para repararte, para consolarte y defenderte. todo y reparado por todo, estrecharé a todos a este Corazón
Crucificado Jesús, Vida mía, veo que continúas agoni- a fin de que todos puedan obtener gracias eficaces de con-
zando en la Cruz, pero que no está aún satisfecho tu amor y versión, de fuerza y de salvación”.
que quieres dar cumplimiento a todo. También yo agonizo Oh Jesús, veo que la sangre te chorrea de tus manos y
contigo y llamo a todos: “Angeles, Santos, venid al de tus pies... Los ángeles, llorando y haciéndote corona,
Calvario a contemplar los excesos y las locuras de amor de admiran los portentos de tu inmenso amor. Veo al pie de
un Dios! Besemos sus llagas sangrantes, adorémoslas, sos- la Cruz a tu dulce Mamá, traspasada por el dolor, a tu pre-
tengamos esos miembros lacerados y agradezcamos a Jesús dilecto Juan... todos petrificados en un éxtasis de estupor,
por nuestra Redención. Mirad también a la traspasada de amor y de dolor... Oh Jesús, me uno a ti y me estrecho
Mamá, que tantas penas y muertes siente en su Corazón In- a tu Cruz, tomo toda tu Sangre y la derramo en mi cora-
maculado por cuantas penas ve en su Hijo y Dios; sus mis- zón. Y cuando vea tu Justicia irritada contra los pecado-
mos vestidos están llenos de sangre, sangre que está derra- res, para aplacarla le mostraré esta Sangre. Cuando quie-
mada por todo el Calvario, y nosotros, todos juntos tome- ra la conversión de almas obstinadas en el pecado, te
mos esta sangre, suplicando a la dolorida Mamá que se una
mostraré a ti esta Sangre y en virtud de ella no podrás
a nosotros, recorramos todo el mundo y vayamos en ayuda
rechazar mi plegaria, porque en mis manos tengo ya la
de todos; socorramos a los que están en peligro de muerte,
prenda para ser escuchada...
para que no perezcan; a los caídos en el pecado, para que se
levanten de nuevo; y a aquellos que están por caer, para que Y ahora, Crucificado Bien mío, en nombre de todas las
no caigan. Demos esta Sangre a tantos pobres ciegos para generaciones, pasadas, presentes y futuras, junto con nues-
que en ellos resplandezca la luz de la verdad; vayamos tra Mamá y con todos los ángeles, me postro profundamen-
especialmente en medio de los pobres combatientes, sea- te ante ti diciéndote: “Te adoramos, oh Cristo, y te bende-
mos para ellos vigilantes centinelas, y si van a caer alcanza- cimos, porque por tu Santa Cruz has redimido al mundo.”
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¿Qué más? Los mismos pérfidos judíos, los despiadados
verdugos, que hasta hace poco te ultrajaban y te escarne-
cían llamándote impostor y malhechor; los ladrones que
te blasfemaban..., todos callan, enmudecen. El remordi-
DE LAS 12 A LA 1 DE LA TARDE miento los invade, y si algún insulto se esfuerzan por lan-
zarte, les muere en los labios...
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Oh amable Jesús mío, repite de nuevo esta Palabra a hecho derramar de tu sacratísima cabeza y por todas las
cuantos pecadores hay en el mundo. Implora misericordia veces que no hemos correspondido a tus inspiraciones.
para todos, aplica los méritos infinitos de tu preciosísima Por todos estos dolores que has sufrido te suplico, oh
Sangre a todos, a todos... Oh buen Jesús, continúa apla- Jesús, la gracia de no volver a cometer nunca más pecados
cando a la Divina Justicia y concede la gracia a quien, de pensamiento... Quiero además ofrecerte todo lo que Tú
hallándose en el momento de tener que perdonar, no sien- mismo sufriste en tu santísima cabeza, para darte toda la
te la fuerza... gloria que todas las criaturas te habrían dado si hubieran
hecho uso de su inteligencia según tu Voluntad.
Jesús mío, Crucificado adorado, en estas tres horas de
amarguísima agonía Tú quieres dar cumplimiento a todo; Adoro, oh Jesús mío, tus sacratísimos ojos... Y te doy
y mientras permaneces silencioso en la Cruz, veo que en las gracias por todas las lágrimas y la sangre que han
tu interior quieres satisfacer en todo y por todo al Padre. derramado, por las crueles punzadas de las espinas, por
Por todos le agradeces, por todos lo satisfaces, por todos los insultos, befas y burlas soportados durante toda tu
pides perdón, y para todos impetras la gracia de que ya Pasión. Te pido perdón por todos los que se sirven de la
nunca más te ofendan. Y para obtener esto del Padre, vista para ofenderte y ultrajarte, suplicándote, por los
resumes toda tu Vida, desde el primer instante de tu Con- dolores sufridos en tus santísimos ojos, que nos concedas
cepción hasta tu último respiro... Jesús mío, Amor inter- la gracia de que nadie más te ofenda con malas miradas...
minable, déjame que también yo recapitule toda tu Vida Y quiero ofrecerte todo lo que Tú mismo padeciste en tus
junto contigo y con la inconsolable Mamá... santísimos ojos, para darte toda la gloria que las criaturas
te habrían dado si sus miradas hubieran estado fijas sola-
Dulce Jesús mío, te doy las gracias por tantas espinas
mente en el Cielo, en la Divinidad y en ti, Jesús mío.
que han traspasado tu adorable cabeza, por las gotas de
Sangre que de ellas has derramado, por los golpes que en Adoro tus santísimos oídos... Y te doy las gracias por
ella has recibido y por los cabellos que te han arrancado... todo lo que sufriste mientras aquellos malvados te aturdí-
Y te doy las gracias por todo el bien que has hecho e impe- an con gritos e injurias, estando sobre el Calvario. Te pido
trado para todos, por las luces y las buenas inspiraciones perdón en nombre de todos por cuantas malas conversa-
que a todos nos has dado, y por cuantas veces has perdo- ciones se escuchan, y te ruego que los oídos de todos los
nado nuestros pecados de pensamientos malos, de sober- hombres se abran a la Verdad Eterna, a la voz de la
bia, de orgullo y de estima propia. Te pido perdón en nom- Gracia, y que ninguno más te ofenda con el sentido del
bre de todos, oh Jesús mío, por cuantas veces te hemos oído... Y quiero ofrecerte igualmente todo lo que Tú
coronado de espinas, por cuantas gotas de sangre te hemos mismo sufriste en tus sacratísimos oídos, para darte toda
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la gloria que las criaturas te habrían dado si de este senti- conversaciones pecaminosas y mundanas se hacen y por
do siempre hubieran hecho uso según tu Voluntad. cuantas blasfemias son pronunciadas por las criaturas;
quiero ofrecerte además todas tus santas palabras, en
Adoro y beso tu santísimo Rostro, oh Jesús mío... Y te
reparación por sus palabras no buenas. Quiero ofrecerte
doy las gracias por cuanto sufriste por los salivazos, por
la mortificación de tu gusto para reparar sus gulas y todas
las bofetadas y por las burlas recibidas y por todas las
las ofensas que se te hacen con el mal uso de la lengua. Y
veces que te dejaste pisotear por tus enemigos. En nom-
quiero ofrecerte todo lo que Tú mismo sufriste en tu san-
bre de todos te pido perdón por cuantas veces se tiene la
tísima boca, para darte toda la gloria que las criaturas te
osadía de ofenderte, suplicándote, por esas bofetadas y
habrían dado si ninguna hubiera osado ofenderte con el
salivazos recibidos, que hagas que tu Divinidad sea por
sentido del gusto y abusado de la lengua.
todos reconocida, alabada y glorificada... Es más, oh
Jesús mío, quiero ir yo misma por todo el mundo, de Oh Jesús, te doy las gracias por todo y a nombre de
oriente a occidente y de norte a sur, para reunir a todas las todos. A ti elevo un himno de agradecimiento eterno e
voces de las criaturas y convertirlas en otros tantos actos infinito... Quiero ofrecerte, oh Jesús mío, todo lo que has
de alabanza, de amor, de adoración... Y quiero, oh Jesús sufrido en tu sacratísima Persona, para darte toda la glo-
mío, traer a ti todos los corazones de las criaturas para ria que te habrían dado todas las criaturas si hubieran uni-
que puedas derramar en todos luz y verdad, amor y com- formado su vida a la tuya.
pasión de tu Divina Persona; y mientras das el perdón a
Te doy las gracias, oh Jesús, por todo lo que has sufri-
todos, te ruego que no permitas que ninguno más te ofen-
do en tus santísimos hombros, por cuantos golpes has
da... y si fuera posible, aun a costa de mi sangre. Quiero
recibido, por cuantas llagas te has dejado abrir en tu
ofrecerte todo lo que Tú mismo sufriste en tu santísimo
sacratísimo cuerpo y por cuantas gotas de tu sangre has
Rostro, para darte toda la gloria que las criaturas te habrí-
derramado. Te pido perdón en nombre de todos, por todas
an dado si ninguna se hubiera atrevido a ofenderte.
las veces en que, por amor a las comodidades, te han
Adoro tu santísima boca... Y te doy las gracias por tus ofendido con placeres ilícitos y pecaminosos. Te ofrezco
primeros llantos, por la leche que mamaste, por todas las tu dolorosa flagelación para reparar por todos los pecados
palabras que dijiste, por cuantos besos encendidos de cometidos con todos los sentidos, por el amor a los pro-
amor diste a tu Santísima Madre, por el alimento que pios gustos, a los placeres sensibles, al propio “yo” y a
tomaste, por la amargura de la hiel y por la sed ardiente todas las satisfacciones naturales... Quiero también ofre-
que padeciste en la Cruz y por las plegarias que elevaste certe todo lo que has sufrido en tus hombros, para darte
al Padre. Y te pido perdón por cuantas murmuraciones y toda la gloria que las criaturas te habrían dado si hubieran
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en todo tratado de agradarte sólo a ti y de refugiarse a la Beso tu mano derecha... Y te doy las gracias por todo
sombra de tu divina protección. el bien que has obrado y que obras para todos, especial-
mente te doy las gracias por las Obras de la Creación, de
Jesús mío, beso tu pie izquierdo... Y te doy las gracias
la Redención y de la Santificación. En nombre de todos te
por todos los pasos que diste en tu vida mortal y por cuan-
pido perdón por cuantas veces hemos sido desagradeci-
tas veces cansaste tus santos miembros para ir en busca de
dos e ingratos entre tantos beneficios tuyos, y por tantas
almas para conducirlas a tu Corazón; y te ofrezco, oh
obras nuestras hechas sin la recta intención de agradarte.
Jesús mío, todas mis acciones, mis pasos y movimientos,
Y en reparación por todas estas ofensas quiero ofrecerte
con la intención de ofrecerte reparación por todo y por
toda la perfección y la santidad de tus obras, para darte
todos. Te pido perdón por todos aquellos que no obran con
toda la gloria que las criaturas te habrían dado si hubieran
recta intención. Uno mis acciones a las tuyas para que las
correspondido a todos esos beneficios.
mías sean divinizadas por las tuyas, y te las ofrezco unidas
a todas las obras que hiciste con tu santísima Humanidad, Oh Jesús mío, beso tu Sacratísimo Corazón... Y te doy
para darte toda la gloria que te habrían dado todas las cria- las gracias por todo lo que has sufrido, deseado y ardien-
turas si hubieran obrado santamente y con fines rectos. temente anhelado por amor de todos y de cada uno en
particular... Y te pido perdón por tantos malos deseos,
Te beso, oh Jesús mío, el pie derecho... Y te doy las
afectos y tendencias malas... Perdón, oh Jesús, por tantos
gracias por todo cuanto has sufrido y sufres por mí, espe-
que posponen tu amor al amor de las criaturas. Y para
cialmente en esta Hora en que estás suspendido en la
darte la gloria que todos te hemos negado, te ofrezco todo
Cruz... Te doy las gracias por el desgarrador trabajo que lo que ha hecho y lo que continúa haciendo tu adorabilí-
te hacen los clavos en tus llagas, las cuales se abren cada simo Corazón.
vez más, con el peso de tu sacratísimo cuerpo. Te pido
perdón por todas las rebeliones y desobediencias que co-
meten las criaturas, ofreciéndote los dolores de tus pies
santísimos en reparación por estas ofensas, para darte
toda la gloria que las criaturas te habrían dado si en todo
se hubieran mantenido sujetas a ti.
Oh Jesús mío, beso tu santísima mano izquierda... Y te
doy las gracias por todo lo que has sufrido por mí, y por
cuantas veces has aplacado a la Divina Justicia satisfa-
ciendo por todos.
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tocarles el corazón y robarlos todos para ti... Pero también
aquí tu amor se ve obstaculizado... ¡Cuántos rechazos,
cuántas desconfianzas, cuántas desesperaciones! Y es tan
grande tu dolor, que de nuevo te reduce al silencio...
DE LA 1 A LAS 2 DE LA TARDE Quiero reparar, oh Jesús mío, por aquellos que desespe-
VIGÉSIMA PRIMERA HORA ran de la divina Misericordia en el momento de la muerte...
Dulce amor mío, inspírales a todos fe y confianza ilimita-
da en ti, especialmente a aquellos que se encuentran entre
Segunda Hora de Agonía En la Cruz las angustias de la agonía, y en virtud de esta Palabra tuya
Segunda Palabra concédeles luz, fuerza y ayuda para poder morir santamen-
te y volar de la tierra al Cielo. En tu santísimo cuerpo; en
Crucificado Amor mío, mientras oro contigo, la fuer- tu Sangre, en tus llagas contienes a todas las almas, a todas,
za raptora de tu amor y de tus penas mantiene mi mirada oh Jesús, así pues, por los méritos de tu preciosísima San-
fija en ti, pero el corazón se me rompe viéndote tanto gre, no permitas que ni siquiera una sola alma se pierda.
sufrir... Tu deliras de amor y de dolor, y las llamas que Que tu Sangre aún hoy les grite a todas, juntamente con tu
abrasan tu Corazón se elevan tanto que están en acto de Palabra: “Hoy estaréis conmigo en el Paraíso”.
devorarte, reduciéndote a cenizas. Tu amor reprimido es
más fuerte que la misma muerte, y Tú queriendo desa-
hogarlo, mirando al ladrón que está a tu derecha, se lo Tercera Palabra
robas al infierno, con tu gracia le tocas el corazón y ese
Crucificado Jesús mío, tus penas aumentan cada vez
ladrón se siente todo cambiado, te reconoce y te confiesa
más. Ah, sobre esta Cruz Tú eres el verdadero Rey de los
como Dios, y lleno de contrición te dice: “Señor, acuér-
Dolores, y en medio de tantas penas no se te escapa ningún
date de mí cuando estés en el reino”, y Tú no vacilas en
alma, sino que le das tu Vida a cada una. Pero tu amor se ve
responderle: “HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL
resistido por las criaturas, despreciado, no tomado en cuen-
PARAISO” y haces de él el primer triunfo de tu amor.
ta, y al no poder desahogarse, se hace cada vez más intenso
Pero veo que en tu amor no solamente al ladrón le y te procura indecibles torturas; y en estas torturas va idean-
robas el corazón, sino también a tantos moribundos. Ah, do qué más puede dar al hombre para vencerlo, y te hace
Tú pones a su disposición tu Sangre, tu amor, tus méritos, decir: “¡Mira, oh alma, cuánto te he amado! ¡Si no quieres
y usas todos los artificios y estratagemas divinas para tener piedad de ti misma, ten piedad al menos de mi amor!”
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Entre tanto, viendo que no tienes ya nada más que darle, decerte como mereces te ofrezco la misma gratitud de tu
pues ya te has dado todo, vuelves tu mirada agonizante a tu Jesús. Oh dulce Mamá, sé Tú nuestra Madre, tómanos a
Mamá... También Ella está más que agonizante por causa tu cargo y no dejes que jamás te ofendamos en lo más
de tus penas, y es tan grande el amor que la tortura que la mínimo; manténnos siempre estrechados a Jesús y con tus
tiene crucificada a la par contigo... Madre e Hijo os com- manos átanos a todos, a todos a El, de modo que nunca
prendéis..., entonces Tú suspiras con satisfacción y te con- más podamos huir de El. Con tus mismas intenciones
suelas viendo que puedes dar tu Mamá a la criatura; y con- quiero reparar por todas las ofensas que se hacen a tu
siderando en Juan a todo el género humano, con voz tan Jesús y a ti, dulce Mamá mía...
tierna que enternece a todos los corazones dices: “MUJER, Oh Jesús mío, mientras continúas inmerso en tantas
HE AHÍ A TU HIJO” y a Juan: “HE AHÍ A TU MADRE”. penas, abogas aun más por la causa de la salvación de las
Tu voz desciende en su Corazón materno y juntamen- almas; y yo por mi parte no me quiero quedar indiferen-
te con las voces de tu Sangre continúas diciéndole te, sino que quiero recorrer tus llagas, besarlas, curarlas y
“Madre mía, te confio a todos mis hijos; todo el amor que sumergirme en tu Sangre, para poder decir junto contigo:
me tienes a Mí, tenlo para cada uno de ellos; todos tus “¡Almas, almas!”. Y quiero sostener tu cabeza traspasada
cuidados y ternuras maternas sean también para cada uno y dolorida para repararte y pedirte misericordia, amor y
de mis hijos... Tú me los salvarás a todos.” perdón para todas.
La Mamá acepta... Pero son tan intensas tus penas,
que de nuevo te reducen al silencio...
Cuarta Palabra
Oh Jesús mío, quiero reparar por las ofensas que se le
hacen a la Santísima Virgen, por las blasfemias e ingratitu- Penante Jesús mío, mientras me estoy abandonada y
des de tantos que no quieren reconocer los beneficios que estrechada a tu Corazón numerando tus penas, veo que un
nos has hecho a todos, dándonosla por Madre... ¿Cómo temblor convulsivo invade tu santísima Humanidad; tus
podremos agradecerte por tan gran beneficio? Recurro a ti miembros se debaten como si quisieran separarse unos de
mismo, oh Jesús mío, y en agradecimiento te ofrezco tu otros, y entre contorsiones por los atroces espasmos, gri-
misma Sangre, tus llagas y el amor infinito de tu Corazón... tas fuertemente: “DIOS MIO, DIOS MIO, ¿POR QUÉ
-Oh Mamá santa, ¿cuál no es tu conmoción al oír la ME HAS ABANDONADO?”.
voz de tu Hijo, que te deja como Madre de todos nos- Ante este grito, todos tiemblan, las tinieblas se hacen
otros? Yo te doy las gracias, Virgen bendita, y para agra- más densas, y la Mamá petrificada palidece y casi se des-
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maya... ¡Vida mía y Todo mío! ¡Jesús mío! ¿Qué veo? Ah, fuertemente al mío, lo beso y lo miro con toda la ternura
estás próximo a la muerte, y aun las mismas penas, tan de que ahora soy capaz, y para procurarte un alivio
fieles a ti, están por dejarte; y entre tanto, después de mayor, hago mía la ternura divina y con ella quiero com-
tanto sufrir, ves con inmenso dolor que no todas las almas padecerte, con ella quiero convertir mi corazón en un río
están incorporadas en ti; por el contrario, ves que muchas de dulzura y derramarlo en el tuyo, para endulzar la amar-
se perderán, y sientes su dolorosa separación como si se gura que sientes por la pérdida de las almas...
arrancaran de tus miembros... Y Tú, debiendo satisfacer a Es en verdad doloroso este grito tuyo, oh Jesús; más
la Divina Justicia también por ellas, sientes la muerte de que el abandono del Padre, es la pérdida de las almas que
cada una y hasta las penas mismas que sufrirán en el se alejan de ti, lo que hace escapar de tu Corazón este
infierno, y gritas con fuerza a todos los corazones: doloroso grito.
“¡No me abandonéis! Si queréis que sufra más penas Oh Jesús mío, aumenta en todos la Gracia, para que nadie
estoy dispuesto, pero no os separéis de mi Humanidad. se pierda, y que mi reparación sea a favor de aquellas almas
¡Este es el dolor de los dolores, ésta es la muerte de las que habrían de perderse, para que no se pierdan. Te ruego
muertes! ¡Todo lo demás me sería nada si no sufriera además, oh Jesús mío, por este extremo abandono, que des
vuestra separación de Mi! ¡Ah, piedad de mi Sangre, de ayuda a tantas almas amantes, que por tenerlas de compañe-
mis llagas, de mi muerte! ¡Este grito será continuo en ras en tu abandono, parece que las privas de ti, dejándolas en
vuestros corazones: ¡Ah, no me abandonéis!”. tinieblas. Que sus penas sean, oh Jesús, como voces que lla-
Amor mío, cuánto me duelo junto contigo... Te asfi- men a todas las almas a tu lado y te alivien en tu dolor.
xias; tu santísima cabeza cae ya sobre tu pecho; la vida te
abandona... Amor mío, me siento morir... Pero también
yo quiero gritar contigo: ¡Almas, almas! No me separaré
de esta Cruz y de estas llagas tuyas, para pedirte almas; y
si Tú quieres, descenderé en los corazones de las criatu-
ras, los rodearé con tus penas para que no se me escapen,
y si me fuese posible quisiera ponerme a la puerta del in-
fierno para hacer retroceder a las almas que quieren ir ahí
y conducirlas a tu Corazón.
Pero Tú agonizas y callas, y yo lloro tu cercana muer-
te... Oh Jesús mío, te compadezco, estrecho tu Corazón
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Y ah, esta Palabra la repites a cada corazón diciéndo-
le: “Tengo sed de tu voluntad, de tus afectos, de tus
deseos, de tu amor; agua más fresca y dulce no podrías
darme que tu alma... ¡Ah, no me dejes abrasarme! Tengo
DE LAS 2 A LAS 3 DE LA TARDE sed ardiente, por la que no sólo me siento abrasar la len-
gua y la garganta, tanto que no puedo ya articular ni una
palabra, sino que me siento también secar el Corazón y
VIGESIMA SEGUNDA HORA las entrañas. ¡Piedad de mi sed, piedad...!.
Y como delirando por la gran sed, te abandonas a la
Voluntad del Padre.
Tercera Hora de agonía En la Cruz Ah, mi corazón no puede vivir más, viendo la impie-
Muerte de Jesús dad de tus enemigos, que en lugar de darte agua, te dan
Quinta Palabra hiel y vinagre, y Tú no los rechazas... Ah, lo comprendo,
es la hiel de tantos pecados, es el vinagre de nuestras
pasiones no dominadas lo que quieren darte, y que en
Crucificado mío agonizante, abrazado a tu Cruz sien-
lugar de confortarte te abrasan aun más... Oh Jesús mío,
to el fuego que devora a toda tu Divina Persona; el
he aquí mi corazón, mis pensamientos, mis afectos..., he
Corazón te palpita con tanta violencia que, hinchándote el aquí todo mi ser para calmar tu sed y para dar un alivio a
pecho, te atormenta en un modo tan-tremendo y horrible tu boca seca y amargada. Todo lo que tengo, todo lo que
que toda tu santísima Humanidad sufre una transforma- soy, todo es para ti, oh Jesús mío. Si fueran necesarias mis
ción que te hace irreconocible... El amor, del que tu penas para poder salvar incluso a una sola alma, aquí me
Corazón es hoguera, te seca y te quema todo, y Tú, no pu- tienes, estoy dispuesta a sufrirlo todo. A ti yo me ofrezco
diendo contenerlo, sientes la fuerza de su tormento, que por entero, haz de mí lo que mejor te plazca.
más que por la sed corporal, por haber derramado toda tu Quiero reparar el dolor que sufres por todas las almas
Sangre, te atormenta por la sed ardiente por la salvación que se pierden y por la pena que te dan aquellas que,
de nuestras almas. Tu sed de nosotros es tanta que quisie- cuando Tú permites que tengan tristezas o abandonos,
ras bebernos como agua para ponernos a todos a salvo ellas, en vez de ofrecértelos a ti para aplacar la sed devo-
dentro de ti, y por eso, reuniendo tus debilitadas fuerzas, radora que te consume, se abandonan a sí mismas, y así
gritas: “¡TENGO SED!”. te hacen sufrir aún más.
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Sexta Palabra Séptima Palabra
Agonizante Bien mío, el mar interminable de tus Jesús mío, Crucificado agonizante, ya estás a punto de
penas, el fuego que te consume, y más que nada el Querer dar el último respiro de tu vida mortal. Tu santísima
Supremo del Padre, que quiere que Tú mueras, no nos Humanidad está ya rígida; el Corazón parece que no te
permiten esperar ya que puedas continuar viviendo. ¿Y late más... Con la Magdalena me abrazo a tus pies y qui-
yo cómo voy a poder vivir sin ti? siera, si fuera posible, dar mi vida para reanimar la tuya.
Ya te faltan fuerzas, tus ojos se velan, tu rostro se Entre tanto, oh Jesús, veo que de nuevo abres tus ojos
transforma y se cubre de una palidez mortal..., la boca moribundos y miras en torno a la Cruz, como si quisieras
está entreabierta, la respiración fatigosa e intermitente, decir tu último Adiós a todos; miras a tu agonizante
tanto que ya no hay más esperanzas de que te puedas rea- Mamá, que ya no tiene más movimiento ni voz por las
nimar... Al fuego que te abrasa se sustituye un frío, un tremendas penas que sufre, y con tu mirada le dices:
sudor frío que te baña la frente; los músculos y nervios “Adiós Mamá, Yo me voy, pero te tendré en mi Corazón.
cada vez más se contraen por la crudeza de los dolores y Tú cuida de los míos y tuyos.”
por las heridas que hacen los clavos. Las llagas se siguen
Miras a Magdalena, anegada en lágrimas, a tu fiel Juan,
abriendo aún..., y yo tiemblo, me siento morir... Te miro,
y con tu mirada les dices: “Adiós...”. Miras con amor a tus
oh Bien mío, y veo que de tus ojos brotan las últimas
mismos enemigos y con tu dulce y agonizante mirada les
lágrimas, mensajeras de tu cercana muerte, mientras que
dices: “Os perdono y os doy el beso de paz”. Nada escapa
fatigosamente haces oír aún otra Palabra:”¡TODO ESTA
a tu mirada; de todos te despides y a todos perdonas...
CONSUMADO!”.
Después, reuniendo todas tus fuerzas y con voz poten-
Oh Jesús mío, ya lo has agotado todo, ya no te queda
te y sonora gritas: “¡PADRE, EN TUS MANOS ENTRE-
nada más. El amor ha llegado a su término... Y yo, ¿me he
GO MI ESPIRITU! “.
consumido toda por tu amor? ¿Qué agradecimiento no
deberé yo darte, cuál no tendrá que ser mi gratitud hacia ti? E inclinando la cabeza, expiras...
Oh Jesús mío, quiero reparar por todos, reparar por las Jesús mío, a este grito se trastorna toda la naturaleza y
faltas de correspondencia a tu amor, y consolarte por las llora tu muerte..., la muerte de su Creador. La tierra se
afrentas que recibes de las criaturas mientras que Tú te estremece fuertemente y con su temblor parece que llore
estás consumiendo de amor en la Cruz. y quiera sacudir el espíritu de todos para que te reconoz-
can como el verdadero Dios... El velo del Templo se
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rasga; los muertos resucitan; el sol, que ha llorado hasta Oh Jesús, beso tus hermosos ojos, húmedos aún por
ahora por tus penas, retira su luz horrorizado... Tus e- las lágrimas y cubiertos por la sangre... Y te pido perdón
nemigos, a este grito, caen de rodillas y golpeándose el por cuantas veces te ofendí con miradas inmodestas y
pecho, algunos dicen: “Verdaderamente Este es el Hijo de pecaminosas. Te prometo que cada vez que mis ojos se
Dios”. Y tu Madre, petrificada y moribunda, sufre penas sientan impulsados a mirar cosas de tierra, gritaré inme-
más amargas que la muerte... diatamente: “Jesús, María, os entrego el alma mía”.
Muerto Jesús mío, con este grito nos has puesto tam- Oh Jesús, beso tus sacratísimos oídos, aturdidos hasta
bién a nosotros todos en las manos del Padre, para que no los últimos instantes por insultos y horribles blasfemias...
nos rechace. Es por esto por lo que has gritado fuerte, y Y te pido perdón por cuantas veces he escuchado o he
no sólo con la voz sino con todas tus penas y con la voz hecho escuchar conversaciones que nos alejan de ti, y por
de tu Sangre: “¡Padre, en tus manos pongo mi espíritu y cuantas conversaciones malas tienen las criaturas. Te pro-
a todas las almas!”. meto que cada vez que me encuentre en la ocasión de oír
Jesús mío, también yo me abandono en ti. Dame la aquello que no conviene, gritaré inmediatamente: “Jesús,
gracia de morir por entero en tu amor, en tu Querer, y te María, os entrego el alma mía”.
suplico que no permitas jamás que ni en la vida ni en la Oh Jesús mío, beso tu santísimo Rostro, pálido, lívido,
muerte salga yo de tu Santísima Voluntad. ensangrentado... Y te pido perdón por tantos desprecios,
Quiero reparar por todos aquellos que no se abando- insultos y afrentas como recibes de nosotros, vilísimas
nan perfectamente a tu Santísima Voluntad, perdiendo o criaturas, con nuestros pecados. Te prometo que cada vez
reduciendo así el precioso fruto de tu Redención... ¿Cuál que me venga la tentación de no darte toda la gloria, el
no será el dolor de tu Corazón, oh Jesús mío, al ver tan- amor y la adoración que se te deben, gritaré inmediata-
tas criaturas que huyen de tus brazos y se abandonan a sí mente: “Jesús, María, os entrego el alma mía”.
mismas? Oh Jesús mío, piedad para todos... Oh Jesús mío, beso tu santísima boca, abrasada, seca
Beso tu cabeza coronada de espinas... Y te pido perdón y amargada... Y te pido perdón por todas las veces que te
por tantos pensamientos de soberbia, de ambición y de he ofendido con malas conversaciones y por cuantas
propia estima. Te prometo que cada vez que me venga un veces he cooperado en amargarte y en acrecentar tu sed.
pensamiento que no sea totalmente para ti, oh Jesús, y me Te prometo que cada vez que me venga el pensamiento de
encuentre en ocasión de ofenderte, gritaré inmediatamen- decir cosas que podrían ofenderte, gritaré inmediatamen-
te: “¡Jesús, María, os entrego el alma mía!” te: “Jesús, María, os entrego el alma mía”.
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Oh Jesús, mío, beso tu cuello santísimo, en el que veo que cada vez que me de placeres de la tierra, cada vez que
aún las marcas de las cadenas que te han oprimido... Y te me venga el pensamiento de separarme de ti, gritaré inme-
pido perdón por tantas cadenas, vínculos y apegos de las diatamente: “Jesús, María, os entrego el alma mía.
criaturas, que han añadido nuevas sogas y cadenas a tu san- Oh Jesús, beso tu Sacratísimo Corazón... Y quiero
tísimo cuello. Te prometo que cada vez que me sienta turba- encerrar en El, junto con mi alma, a todas las almas redi-
da por apegos, deseos y afectos que no sean sólo para ti, gri- midas por ti, para que todas se salven, sin excluir alguna...
taré inmediatamente: “Jesús, María, os entrego el alma mía”. Oh Jesús, enciérrame en tu Corazón, y cierra sus puertas,
Jesús mío, beso tus hombros santísimos... Y te suplico per- de modo que yo no pueda ver, desear o conocer nada
dón por tantas ilícitas satisfacciones, perdón por tantos pecados fuera de ti. Te prometo que cada vez que me venga el pen-
cometidos con los cinco sentidos de nuestro cuerpo. Te prome- samiento de querer salir de éste tu Corazón, gritaré inme-
to que cada vez que me venga el pensamiento de tomarme diatamente: “Jesús, María, os entrego el alma mía”.
algún placer o alguna satisfacción que no sea para tu gloria, gri-
taré inmediatamente: “Jesús, María, os entrego el alma mía”.
Jesús mío, beso tu pecho santísimo... Y te pido perdón
por tantas frialdades, indiferencias, tibiezas e ingratitudes
tan horribles que recibes de las criaturas. Te prometo que
cada vez que me sienta enfriar en tu amor, gritaré inme-
diatamente: “Jesús, María, os entrego el alma mía”.
Jesús mío, beso tus sacratísimas manos... Y te pido
perdón por todas las obras malas o indiferentes, por tan-
tísimos actos envenenados por el amor propio y por la
propia estima. Te prometo que cada vez que me venga el
pensamiento de no obrar por solamente tu amor, gritaré
inmediatamente: “Jesús, María, os entrego el alma mía”
Jesús mío, beso tus santísimos pies... Y te suplico per-
dón por tantos pasos y por tantos caminos recorridos sin
tener la recta intención de agradarte, por tantos que de ti se
alejan para ir en busca de placeres de la tierra. Te prometo
– 203 – – 204 –
acerque a ti y con una lanzada te abra el Corazón, hacién-
dote derramar las últimas gotas de Sangre y agua, conte-
nidas aún en él.
DE LAS 3 A LAS 4 DE LA TARDE Oh, ¿No quisieras Tú permitir, Jesús mío, que esta
lanza hiera también mi corazón? ¡Ah sí, que esta lanza
sea la que hiera mis deseos, mis pensamientos, mis lati-
VIGESIMA TERCERA HORA dos y mi voluntad, y que me de tu Querer, tus pensamien-
tos y toda tu vida de amor y de inmolación!
Corazón de mi Jesús herido por esta lanza, ah, prepa-
Jesús muerto, traspasado por la lanza. ra a todas las almas a un baño, un refugio a todos los cora-
El Descendimiento de la Cruz zones, un descanso a todos los atribulados.
De esta herida es de donde haces brotar a tu amada
¡Oh Jesús mío, ya estás muerto! Y yo, estando en tu Esposa, la Iglesia; de ahí haces salir los Sacramentos y la
Corazón, empiezo a gozar ya de los copiosos frutos de Vida de las almas; y yo, junto con tu Madre Santísima,
la Redención. cruelmente herida en su Corazón, quiero reparar por las
Aún los más incrédulos se doblegan reverentes ante ti, ofensas, abusos y profanaciones que se le hacen a la
golpeándose el pecho; lo que no hicieron ante tu cuerpo Iglesia, y por los méritos de esta herida y de María
viviente, lo hacen ahora ante tu cuerpo ya muerto... La Santísima, nuestra dulcísima Madre, te suplico que encie-
naturaleza se estremece, el sol se eclipsa, la tierra tiembla, rres a todos en tu amantísimo Corazón, y que protejas,
los elementos se conmueven y parecen tomar parte en tu defiendas e ilumines a quienes rigen la Iglesia.
dolorosísima muerte. Los ángeles, sobrecogidos de admi- Oh Jesús mío, después de tu dolorosísima muerte,
ración y de amor, descienden del Cielo a millares, te ado- parece que yo no debería tener más vida propia, pero en
ran y te rinden homenajes de reconocimiento, confe- este tu Corazón herido encontraré mi vida, de modo que
sándote como nuestro verdadero Dios. Oh Jesús mío, yo cualquier cosa que esté por hacer, la tomaré siempre de
también uno mis adoraciones a las suyas y te ofrezco mi este Corazón Divino. No volveré a dar vida a mis pensa-
gratitud y todo el amor de mi pobre corazón. mientos, pero si quisieran vida, la tomaré de tus pensa-
Pero veo que tu amor no está aún satisfecho, y para mientos. Mi querer no volverá a tener vida, pero si vida
darnos una última muestra, permites que un soldado se quisiera, la tomaré de tu Santísima Voluntad. No volverá
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a tener vida mi amor, pero si quisiera amor, tomaré la vida los golpes, heridos por las espinas... Hagamos penetrar,
de tu amor. Oh Jesús mío, toda tu Voluntad sea mía, pues oh Madre, nuestras adoraciones en esos oídos que ya no
ésta es tu Voluntad, y ésta es también la mía. oyen y que también han sufrido tanto por llamar a tantas
almas obstinadas y sordas a las voces de la Gracia... Oh
Jesús mío, nos has dado la última prueba de tu Amor:
dulce Mamá, veo tu rostro bañado en lágrimas, y a ti toda
tu Corazón traspasado. Ya no te queda más qué hacer por
llena de dolor al ver el rostro adorable de Jesús. Uno mi
nosotros; pero he aquí que ya se preparan a descenderte
dolor al tuyo, y juntas limpiemos el fango y los salivazos
de la Cruz; y yo, después de haber puesto todo en ti, con
que tanto lo han ensuciado; adoremos ese rostro de
tus amados discípulos quiero quitar los clavos de tus
majestad divina que enamoraba al Cielo y a la tierra y que
sacratísimos pies y de tus sagradas manos, y mientras te
ahora ya no da señal alguna de vida...
desclavo, Tú clávame toda en ti.
Besemos juntas su boca, dulce Mamá, esa boca divina
Jesús mío, la primera en recibirte en su regazo, bajado
que con la suavidad de su palabra ha atraído a tantas
de la Cruz, es tu Madre Dolorosa; y entre sus brazos, tu
almas a su Corazón... Oh Madre, quiero con tu misma
cabeza traspasada, dulcemente reposa...
boca besar esos labios lívidos y ensangrentados... y pro-
Oh dulce Mamá, no desdeñes tenerme en tu compañía, fundamente los adoro.
y haz que también yo, junto contigo, pueda prestar los últi-
Oh dulce Mamá, junto contigo quiero besar y volver a
mos servicios a mi amado Jesús... Madre mía dulcísima, es
besar el cuerpo adorable de Jesús, hecho toda una llaga;
verdad que Tú me superas en el amor y en la delicadeza al
juntamente contigo pongo mis manos para unir esos jiro-
tocar a mi Jesús, pero yo trataré de imitarte en el mejor
nes de carne que en él aún quedan, y adorémoslo profun-
modo posible para complacer en todo al adorado Jesús. Por
damente...
eso juntamente con tus manos pongo las mías y quito todas
las espinas que rodean su adorable cabeza, con la intención Besemos, oh Madre, esas manos creadoras, que han
de unir a tus profundas adoraciones las mías. obrado por nosotros tantos prodigios... Esas manos tala-
dradas, que ya están frías y con la rigidez de la muerte.
Celestial Mamá, ya llegan tus manos a los ojos de mi
Jesús y se disponen a remover la sangre coagulada de Oh dulce mamá, encerremos en esas sacrosantas heri-
esos ojos que un día daban luz a todo el mundo y que das a todas las almas, para que Jesús, al resucitar, las
ahora están oscurecidos y apagados... Oh Mamá, me uno encuentre a todas en El, depositadas por ti, y así no se
a ti, besémoslos juntas y adorémoslos profundamente... pierda ninguna. Oh Mamá, adoremos juntas estas profun-
Veo los oídos de mi Jesús llenos de sangre, macerados por das heridas en nombre de todos y con todos...
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Oh Celestial Mamá, veo que te acercas a besar los vos..., al ver esos ojos que ya no te miran, esos oídos que
pies de Jesús... ¡Cuán desgarradoras son estas heridas! no escuchan más tu voz, esa boca que ya no te habla, esas
Los clavos se han llevado gran parte de la carne y de la manos que ya no te abrazan, esos pies que nunca te deja-
piel, y el peso de su santísimo cuerpo los ha herido horri- ban y que aun desde lejos seguían tus pasos... Quiero
blemente... Besémoslos juntas, adorémoslos profunda- ofrecerte el Corazón mismo de Jesús, rebosante de amor,
mente y encerremos en estas heridas todos los pasos de para compadecerte como mereces y para dar un consuelo
los pecadores, para que cuando caminen sientan los pa- a tus amarguísimos dolores.
sos de Jesús, que de cerca los sigue, y no se atrevan a
ofenderlo...
Veo, oh dulce Mamá, que tu mirada se detiene en el
Corazón del adorado Jesús... ¿Qué haremos en este
Corazón? Tú me lo mostrarás, Mamá y en él me sepulta-
rás, lo cerrarás con la piedra y lo sellarás; y aquí adentro,
depositando en él mi corazón y mi vida, me quedaré ence-
rrada hasta la eternidad... ¡Dame tu amor, oh Mamá, para
que con él ame a Jesús, y dame tu dolor para interceder
con él por todos y para reparar toda ofensa que se le haga
a este Corazón!
Acuérdate, oh Mamá, que al sepultar a Jesús, quiero
con tus mismas manos ser también yo sepultada, para que
después de haber sido sepultada con El, pueda resucitar
con El y con todo lo que es suyo.
Y ahora unas palabras a ti, oh dulce Mamá: ¡Cuánto te
compadezco! Con toda la efusión de mi pobre corazón
quiero reunir todos los latidos, todos los deseos y todas
las vidas de las criaturas y postrarlos ante ti en un acto del
más ferviente amor y compasión. Te compadezco en el
extremo dolor que has sufrido al ver a Jesús muerto, coro-
nado de espinas, destrozado por los azotes y por los cla-
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les del Cielo, venid a ayudarla a separarse del cuerpo
muerto de Jesús... pues si no, Ella morirá!
Mas, oh prodigio, mientras parecía extinguida junta-
DE LAS 4 A LAS 5 DE LA TARDE mente con Jesús, oigo su voz temblorosa e interrumpida
por sollozos, que dice:
“Hijo, Hijo amado, éste era el único consuelo que me
VIGÉSIMA CUARTA HORA quedaba y que mitiga mis penas: tu Santísima Humanidad,
desahogarme sobre estas llagas y adorarlas y besarlas...
Pero ahora también se me quita esto, porque el Querer
La sepultura de Jesús Divino así lo quiere. Y Yo me resigno. Pero sabe, oh Hijo,
que lo quiero... y no puedo. Al solo pensamiento de hacer-
Dolorosa Mamá mía, ya veo que te dispones al último lo, las fuerzas se me desvanecen y la vida me abandona...
sacrificio: tener que dar sepultura a tu Hijo Jesús muerto. Ah permíteme, oh Hijo, que para poder recibir fuerza y
Y resignadísima a los Quereres del Cielo, lo acompañas y vida para esta amarga separación, me deje sepultada ente-
con tus mismas manos lo depones en el sepulcro... Y ramente en ti, y que para mi vida tome tu vida, tus penas,
mientras recompones esos miembros, tratas de decirle un tus reparaciones y todo lo que Tú eres... Ah, sólo un inter-
último adiós, de darle el último beso, y por el dolor te cambio de vida entre Tú y Yo puede darme la fuerza de
sientes arrancar el corazón del pecho. El amor te deja cla- cumplir el sacrificio de separarme de ti.”
vada sobre esos miembros, y por la fuerza del dolor y del
amor tu vida está a punto de quedar apagada junto con tu Afligida Mamá mía, así decidida, veo que de nuevo
muerto Hijo... recorres esos miembros, y poniendo tu cabeza sobre la de
Pobre Mamá, ¿cómo harás ya sin Jesús? El es tu vida, Jesús, la besas y en ella encierras tus pensamientos,
tu todo... y sin embargo, es el Querer del Eterno el que así tomando para ti sus espinas, sus afligidos y ofendidos
lo quiere. Ahora tendrás que combatir con dos potencias pensamientos y todo lo que ha sufrido en su sacratísima
insuperables: El Amor y el Querer Divino... El amor te cabeza... ¡Oh, cómo quisieras animar la inteligencia de
tiene clavada, de modo que no puedes separarte, pero el Jesús con la tuya para poder darle vida por vida!... Y ya
Querer Divino se impone y quiere este sacrificio... Pobre sientes que empiezas a revivir, con haber tomado en tu
Mamá, ¿cómo harás? ¡Cuánto te compadezco! ¡Ah, ánge- mente los pensamientos y las espinas de Jesús...
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Dolorosa Mamá, te veo que besas los ojos apagados mi todo, no sabría reconocerte... tanto has quedado irreco-
de Jesús. Y se me parte el corazón al ver que Jesús ya no nocible! Tu natural belleza se ha convertido en deformi-
te mira más... ¡Cuántas veces esos ojos divinos, mirándo- dad, tus rosadas mejillas se han hecho violáceas; la luz, la
te, te extasiaban en el Paraíso y te hacían resucitar de la gracia que irradiaba tu hermoso rostro -que mirarte y que-
muerte a la vida! Pero ahora, al ver que ya no te miran, te dar arrobado era una misma cosa- se ha transformado en
sientes morir ... Por eso veo que dejas tus ojos en los de la palidez de la muerte, oh Hijo amado... ¡Hijo, a qué has
Jesús y que tomas para ti los suyos, sus lágrimas y la quedado reducido! ¡Qué horrible trabajo ha realizado el
amargura de esa mirada que ha sufrido tanto al ver las pecado en tus santísimos miembros! ¡Oh, cómo quisiera tu
ofensas de las criaturas y tantos insultos y desprecios. inseparable Mamá devolverte tu primitiva belleza! Quiero
fundir mi cara en la tuya y tomar para Mí tu rostro, las
Veo que besas también, oh traspasada Mamá, sus santí-
bofetadas, los salivazos, los desprecios y todo lo que has
simos oídos, y lo llamas y le dices: “Hijo mío, ¿pero es
sufrido en tu rostro adorable... ¡Ah Hijo, si me quieres aún
posible que ya no me escuches más? Tú, que me escucha-
viva, dame tus penas, de lo contrario me muero!”.
bas y que atendías hasta el más pequeño gesto mío... Y
ahora que lloro y que te llamo ¿no me escuchas? ¡Ah, el Y tan grande es el dolor que te sofoca, que te corta las
amor verdadero es el más cruel tirano! Tú eras para Mí más palabras y quedas como extinguida sobre el rostro de
que mi propia vida, ¿y ahora tendré que sobrevivir a tan Jesús... ¡Pobre Mamá, cuánto te compadezco! Angeles
gran dolor? Por eso, oh Hijo, dejo mis oídos en los tuyos y míos, venid a sostener a mi Mamá, su dolor es inmenso,
tomo para Mí todo lo que han sufrido tus santísimos oídos, la inunda, la ahoga, y ya no le quedan más vida ni fuer-
el eco de todas las ofensas que en ellos resonaban... Sólo zas... Pero el Querer Divino, rompiendo estas olas de
esto me puede dar la Vida: tus penas y tus dolores...”. dolor que la ahogan, le restituye la vida.
Y mientras ésto dices, es tan intenso el dolor y las Y llegas ya a su boca, y al besarla te sientes amargar
angustias en tu Corazón, que pierdes la voz y te quedas tus labios por la amargura de la hiel que ha amargado
sin movimiento... ¡Pobre Mamá mía, pobre Mamá mía, tanto la boca de Jesús, y sollozando continúas:
cuánto te compadezco! ¡Cuántas muertes crueles estás
“Hijo mío, dile una última palabra a tu Mamá... ¿Pero
sufriendo!
es posible que no haya de volver a escuchar nunca más tu
Pero, Mamá dolorosa, el Querer divino se impone y te voz? Todas las palabras que en vida me dijiste, como
da el movimiento, y Tú miras el rostro santísimo de Jesús, otras tantas flechas me hieren el Corazón de dolor y de
lo besas y exclamas: “¡Hijo adorado, cómo estás desfigu- amor; y ahora, al verte mudo, estas flechas se remueven
rado; si el amor no me dijera que eres mi Hijo, mi Vida, en mi lacerado Corazón y me dan innumerables muertes,
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y a viva fuerza parece que quieran arrancarte una última Corazón, te apresuras a tomar para ti el Corazón Sa-
palabra... y no obteniéndola, me desgarran y me dicen: cratísimo de Jesús, su amor rechazado por tantas criatu-
“Así es, ya no más lo escucharás; no volverás a oír más ras, tantos deseos suyos ardentísimos, no realizados por la
sus dulces acentos, la armonía de su palabra creadora, que ingratitud de ellas, y los dolores, las heridas que traspasan
en ti creaba tantos paraísos por cuantas palabras decía”... ese Corazón sagrado y que te tendrán crucificada durante
¡Ah, mi paraíso se terminó y no tendré sino amarguras! toda tu vida... Y mirando esa ancha herida, la besas y
¡Ah Hijo, quiero darte mi lengua para reanimar la tuya! tomas en tus labios su sangre, y sintiéndote la vida de
Ah, dame lo que has sufrido en tu santísima boca, la Jesús, sientes las fuerzas para soportar la amarga separa-
amargura de la hiel, tu sed ardiente, tus reparaciones y tus ción... Y así, lo abrazas y te retiras... y estás a punto de
plegarias; y así, oyendo por medio de éstas tu voz, mi permitir que sea cerrado el sepulcro con la piedra...
dolor podrá ser más soportable... y tu Mamá podrá seguir Pero yo, dolorosa Mamá mía, llorando te suplico que
viviendo en medio de tus penas...”. no permitas aún que Jesús nos sea quitado de nuestra
Mamá destrozada, veo que te apresuras porque los que mirada; espera que primero me encierre en Jesús para
están contigo quieren ya cerrar el sepulcro, y casi como tomar su Vida en mí... Si no puedes vivir sin Jesús Tú,
volando pasas sobre las manos de Jesús... las tomas entre que eres la Sin Mancha, la Santa, la Llena de Gracia,
las tuyas, las besas, te las estrechas al Corazón y dejando mucho menos podré yo, que soy la debilidad, la miseria,
tus manos en las suyas, tomas para ti los dolores y las la llena de pecados... ¿Cómo voy a poder vivir sin Jesús?
heridas que han deshecho esas manos santísimas... Y lle- Ah Mamá dolorosa, no me dejes sola, llévame contigo;
gando a los pies de Jesús y mirando la cruel destrucción pero antes deposítame toda en Jesús, vacíame de todo
que los clavos han hecho en sus pies, pones en ellos los para poner a Jesús por entero en mí, así como lo has pues-
tuyos y tomas para ti esas llagas, entregándote en lugar de to en ti... Comienza a cumplir conmigo el oficio de Madre
que te dio Jesús estando en la Cruz, y abriendo mi pobre-
Jesús a correr en busca de todos los pecadores para arran-
za extrema una brecha en tu Corazón materno, enciérra-
carlos al infierno...
me toda por completo en Jesús con tus mismas manos
Angustiada Mamá, ya veo que le dices el último Adiós maternas. Encierra los pensamientos de Jesús en mi
al Corazón traspasado de Jesús... Aquí te detienes; es el mente, a fin de que no entre en mí ningún otro pensa-
último asalto que recibe tu Corazón materno, y te lo sien- miento. Encierra los ojos de Jesús en los míos para que
tes arrancar del pecho por la vehemencia del amor y del nunca pueda escapar yo a su mirada. Pon sus oídos en los
dolor, y por sí mismo se te escapa para ir a encerrarse en míos para que siempre lo escuche y cumpla en todo su
el Corazón Santísimo de Jesús; y Tú, viéndote sin Santísimo Querer... Su rostro ponlo en el mío a fin de que
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contemplando ese Rostro tan desfigurado por amor a mí, por uno todos los dolores que Jesús ha sufrido sobre ella...
lo ame, lo compadezca y repare. Pon su lengua en la mía, Y no pudiendo contener tu dolor, entre sollozos exclamas:
para que hable, rece y enseñe con la lengua de Jesús. Pon
“¡Oh Cruz! ¿Tan cruel habías de ser con mi Hijo? ¡Ah,
sus manos en las mías para que cada movimiento que yo
en nada lo has perdonado! ¿Qué mal te había hecho? No
haga y cada obra que realice, tomen vida en las obras y
has permitido siquiera a Mí, su dolorosa Mamá, que le
movimientos de Jesús. Sus pies ponlos en los míos, a fin
diera un sorbo de agua al menos, cuando la pedía, y a su
de que cada paso que yo dé sea vida, salvación, fuerza y
boca abrasada le has dado hiel y vinagre; sentía Yo licuár-
celo para todas las criaturas...
seme el Corazón traspasado y hubiera querido dar a aque-
Y ahora, afligida Mamá mía, permíteme que bese su llos labios mi Corazón licuefacto para calmar su sed, pero
Corazón y que beba su Preciosísima Sangre, y encerran- tuve el dolor de verme rechazada... Oh Cruz, cruel, sí,
do Tú su Corazón en el mío, haz que pueda vivir yo de su pero santa, porque has sido divinizada y santificada al
amor, de sus deseos y de sus penas... Y ahora toma la contacto de mi Hijo. Esa crueldad que usaste con El, cám-
mano derecha de Jesús, rígida ya, para que me des con biala en compasión hacia los miserables mortales, y por
ella su última bendición... las penas que El ha sufrido sobre ti, obtén gracia y forta-
leza para las almas que sufren, para que ninguna se pier-
Veo que ahora ya permites que la piedra cierre el sepul-
da por causa de cruces y tribulaciones. Mucho me cuestan
cro, y Tú, destrozada, la besas y llorando dices tu último
las almas; me cuestan la vida de un Hijo Dios; y Yo, como
Adiós a Jesús... y después te alejas del sepulcro. Pero tu
Madre y Corredentora, las confio todas a ti, oh Cruz.”
dolor es tanto que quedas petrificada y helada...
Traspasada Mamá, contigo le digo Adiós a Jesús y, lloran- Y besándola y volviéndola a besar te alejas... ¡Pobre
do, quiero compadecerte y hacerte compañía en tu amar- Mamá, cuánto te compadezco! A cada paso y encuentro
ga desolación. Quiero ponerme a tu lado para decirte en surgen nuevos dolores, que haciendo más grande su
cada suspiro tuyo, en cada dolor, una palabra de consuelo, inmensidad y su amargura, te inundan como oleadas, te
para darte una mirada de compasión... Recogeré tus lágri- ahogan, y a cada momento te sientes morir.
mas, y si te veo desvanecerte, te sostendré en mis brazos.
Pocos pasos más... y llegas al sitio donde esta mañana
Ahora veo que te ves obligada a volver a Jerusalén por lo encontraste bajo el enorme peso de la Cruz, agotado,
ese mismo camino, por donde viniste... Unos cuantos pasos chorreando sangre, con un manojo de espinas en la cabe-
y te encuentras de nuevo ante la Cruz, sobre la que Jesús za, las cuales, a los golpes de la Cruz penetraban más y
ha sufrido tanto y ha muerto, y corres a ella, la abrazas, y más y en cada golpe le procuraban dolores de muerte... La
viéndola tintada en sangre, en tu Corazón se renuevan uno mirada de Jesús, cruzándose con la tuya, buscaba piedad,
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pero los soldados, para privar de ese consuelo a Jesús y a za sientes que te penetran más las espinas que has toma-
ti, lo empujaron y lo hicieron caer, haciéndole derramar do de Jesús, con las punzadas de todos nuestros pecados
nueva sangre; y ahora, viendo la tierra empapada, te po- de pensamiento, que penetrándote hasta en los ojos, te
stras por tierra, y mientras besas esa Sangre te oigo decir: hacen derramar lágrimas de sangre... Y mientras lloras,
“Angeles míos, venid a hacer guardia a esta Sangre, teniendo en los ojos la vista de Jesús, desfilan ante tu
para que ninguna gota sea pisoteada y profanada.” vista todas las ofensas de las criaturas... ¡Cómo sientes su
amargura! ¡Cómo comprendes lo que Jesús ha sufrido,
Mamá dolorosa, déjame qué te dé la mano para levan-
teniendo en ti sus mismas penas! Pero un dolor no espera
tarte y sostenerte, porque te veo que agonizas en la
al otro, y poniendo atención en tus oídos te sientes atur-
Sangre de Jesús...
dir por el eco de las voces de las criaturas, y según cada
Pero al proseguir tu camino, nuevos dolores encuen- especie de voces ofensivas de las criaturas te los hieren, y
tras. Por doquier ves huellas de su Sangre y recuerdas el Tú repites una vez más: “¡Hijo, cuánto has sufrido!”.
dolor de Jesús... Por eso apresuras tus pasos y te encierras
en el Cenáculo. Yo también me encierro en el Cenáculo, Desolada Mamá, ¡cuánto te compadezco! Permíteme
pero mi Cenáculo sea el Corazón Santísimo de Jesús; y que te limpie tu rostro todo bañado en lágrimas y en san-
desde su Corazón quiero venir a tus rodillas maternas gre..., pero me siento retroceder al verlo ahora violáceo,
para hacerte compañía en esta Hora de amarga desola- irreconocible y pálido, con una palidez mortal... ¡Ah,
ción... No resiste mi corazón dejarte sola en tanto dolor. comprendo, son los malos tratos que le han dado a Jesús,
que has tomado sobre ti y que te hacen tanto sufrir, tanto,
Desolada Mamá, mira a esta pequeña hija tuya; soy
que al mover tus labios en tu oración o para dejar escapar
demasiado pequeña, y sola no puedo ni quiero vivir.
Tómame sobre tus rodillas y estréchame entre tus brazos suspiros de fuego de tu pecho, siento tu aliento amar-
maternos, haz conmigo de Mamá. Tengo necesidad de guísimo y tus labios abrasados por la sed de Jesús...
guía, de ayuda, de sostén... Mira mi miseria y derrama ¡Pobre Mamá mía, cuánto te compadezco! Tus dolores
sobre mis llagas una lágrima tuya, y cuando me veas dis- parece que van creciendo cada vez más, y parecen darse
traída, estréchame a tu Corazón materno, y en mí vuelve la mano entre ellos... Y tomando tus manos en las mías,
a llamar la Vida de Jesús... las veo traspasadas por clavos... En ellas precisamente
Pero mientras esto te suplico, me veo obligada a dete- sientes el dolor al ver los homicidios, las traiciones, los
nerme para poner atención a tus acerbos dolores, y siento sacrilegios y todas las obras malas, que repiten los golpes,
que el corazón se me rompe al ver que al mover tu cabe- agrandando las llagas y exacerbándolas cada vez más.
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¡Cuánto te compadezco! Tú eres la verdadera Madre ga desolación tuya, que me vengas a asistir en la hora de
Crucificada, hasta el punto que ni siquiera tus pies que- mi muerte, cuando mi pobre alma se encontrará sola,
dan sin clavos; más aún, no sólo te los sientes clavar, sino abandonada de todos, en medio de mil angustias y temo-
también como arrancar por tantos pasos inicuos y por las res; ven Tú entonces a devolverme la compañía que tan-
almas que se van al infierno, y Tú corres tras ellas para tas veces te he hecho en mi vida; ven a asistirme, ponte a
que no se precipiten en las eternas llamas infernales... mi lado y ahuyenta al enemigo; lava mi alma con tus
Pero no es todavía todo, Crucificada Mamá. Todas tus lágrimas, cúbreme con la Sangre de Jesús, revísteme con
penas, reuniéndose juntas, resuenan haciendo eco en tu sus méritos, embelléceme con tus dolores y con todas las
Corazón, y te lo traspasan, no con siete espadas, sino con penas y las obras de Jesús; y en virtud de sus penas y de
miles de espadas; y mucho más porque teniendo en ti el sus dolores, haz desaparecer de mí todos mis pecados,
Corazón Divino de Jesús, que contiene a todos los cora- dándome el total perdón. Y al expirar mi alma, recíbeme
zones y envuelve en su latido los latidos de todos, ese lati- entre tus brazos y ponme bajo tu manto, ocúltame a la
do divino va diciendo en sus latidos: “Almas, Amor”, y mirada del enemigo, llévame en un vuelo al Cielo y
Tú, en ese latido que dice “Almas” te sientes correr en tus ponme en los brazos de Jesús... ¡Quedemos en este acuer-
latidos todos los pecados, y te sientes dar la muerte por do, querida Mamá mía!
cada uno de ellos; y en ese otro latido que dice “Amor”, Y ahora te ruego que les hagas la compañía que te he
te sientes dar la vida; de manera que estás en un acto con- hecho hoy a todos los moribundos presentes y futuros, a
tinuo de muerte y vida. todos hazles de Madre; son los momentos extremos y se
Crucificada Mamá, mirándote, compadezco tus dolo- necesitan grandes auxilios, por eso, a ninguno niegues tu
res... éstos son inenarrables. Quisiera transformar mi ser oficio materno...
en lengua, en voz, para compadecerte, pero ante tantos Y por último unas palabras: Mientras te dejo, te ruego
dolores mis compadecimientos son nada. Por eso llamo a
que me encierres en el Corazón Sacratísimo de Jesús, y
los ángeles, a la Trinidad Sacrosanta, y les ruego que pon-
Tú, doliente Mamá mía, hazme de centinela para que
gan en torno a ti sus armonías, sus contentos, sus belle-
Jesús no me tenga que echar fuera de su Corazón, y para
zas, para que endulcen y compadezcan tus intensos dolo-
que yo, ni aun queriendo, pueda salir jamás...
res; que te sostengan entre tus brazos y que te devuelvan
todas tus penas convertidas en amor. Y ahora, te beso tu mano materna y Tú dame tu ben-
dición...
Y ahora, desolada Mamá, gracias en nombre de todos
por todo lo que has sufrido, y te ruego, por ésta tan amar- AMEN
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y que desde el Obispo le venía por medio del Confesor
en turno.
Nuestro Señor intervino para poner a Luisa definitiva-
EPÍLOGO mente y sin dudas en su estado de víctima de reparación,
para lo cual se sirvió de una epidemia de cólera que en
1886 cosechaba muchas víctimas en la región de Corato.
Jesús le pidió que aceptara un estado de sufrimientos para
Unas palabras acerca de la autora de estas Horas de la poner fin a aquel flagelo, y habiendo aceptado Luisa, des-
Pasión: pués de tres días de sufrimientos desapareció el cólera,
que desde meses antes cundía.
LUISA PICCARRETTA. Nació el 23 de abril de 1865
en la pequeña ciudad de Corato, en la provincia de Bari, Cuando ella tenía 21 años, su nuevo confesor, Don
al sur de Italia, ahí vivió siempre, y ahí murió en olor de Michele de Benedictis, para conocer, probar y discernir
santidad el 4 de marzo de 1947. su espíritu, le impuso por primera cosa que, si debía
sufrir, debía primero pedirlo a la obediencia.
Ochenta y dos años de vida, sesenta y cuatro de los cua-
les, sí, sesenta y cuatro, los pasó en la “celda más pequeña Un año después, Jesús le pidió ofrecerse a sufrir, pero
que haya habido en el mundo”: su cama. Encima y alrede- no ya a intervalos, como en el pasado, sino de modo con-
dor de su cama una ligera estructura metálica de la cual por tinuo, y todo para reparar a la Divina Justicia, demasiado
los cuatro costados pendían sendas cortinas, que hacían de airada, y evitar a los hombres tantos castigos que cada vez
su cama un claustro de escasos dos metros cuadrados; más merecían y que estaban a punto de llover. Luisa hizo
espacio suficiente para ella y su Amado: Jesús, que casi a saber estos deseos de Jesús al Confesor y le pidió que le
diario la visitaba y la amaestraba para que ella modelara diera la obediencia, pues debía sufrir “por un cierto tiem-
todo su interior a semejanza de Él. Y no sólo para Él, sino po”-que ella pensaba fueran cuarenta días-; el Confesor
también había espacio para la Mamá- la Santísima Virgen, consintió y Luisa quedó así definitivamente en cama,
a quien Luisa llamaba-, la que con la misma finalidad de desde los 22 años, en el otoño de 1887. Y aún debió vivir
hacer de Luisa una copia perfecta del interior de Jesús y del por otros 60 años, sí, 60, en su “celda”, pues la obedien-
de Ella, la visitaba también con frecuencia. cia le venía renovada, y los vivió así sin haber estado
Luisa estuvo siempre bajo la potestad de la “Señora NUNCA enferma de nada y sin que jamás presentara una
Obediencia”, ante la que siempre se doblegó y sometió, llaga debido a su estado.
– 223 – – 224 –
Se inició, entonces, una nueva cadena de gracias sin- Luisa escribió, a partir de entonces, 36 volúmenes
gulares, Jesús se hacía ver frecuentísimamente, dispo- acerca de esta doctrina del vivir en la Divina Voluntad, y
niéndola a los “Desposorios Místicos” y llevándola a una otros escritos, entre los cuales estas Horas de la Pasión,
perfecta conformidad con la Voluntad de Dios. Jesús con- de las que se publicaron cuatro edici8ones, en 1915, 1917
tinuó preparándola para otros desposorios, los y 1921. La obediencia de escribir cesó y el último capítu-
“Desposorios de la Cruz”, y, una mañana, mostrándose lo del Vol.36 lo escribió el 28 de febrero de 1938.
crucificado, le comunicó los dolorosísimos estigmas de Finalmente, el 4 de marzo de 1947, a las 6 de la mañana,
su Pasión, pero, consintiendo los deseos de Luisa de murió, después de una breve pero inmensa pulmonía.
dejárselos invisibles, ninguna señal externa le dejó. Después de 4 días de veneración pública de sus restos, tuvo
Desde entonces le era renovada por Jesús mismo la cru- su primera apoteosis: sus triunfales funerales, en los que par-
cifixión. Luisa, que se veía consumar por un hambre insa- ticiparon innumerables personajes de la Iglesia local de Trani,
ciable de sufrir, años más tarde debió aprender que todo, diócesis a la que pertenece Corato, así como de otras partes,
voluntad de sufrir y aún el deseo de ver sensiblemente a según se puede constatar en algunas fotografías de la época.
Jesús, todo debía morir en la Divina Voluntad.
Pero dejemos ahora la palabra a uno de sus
Muerto este Confesor, uno nuevo, Don Gennaro di Confesores, uno con el que estuvo en contacto por 17
Gennaro, en 1899, la tomó a su cuidado y así fue durante 24 años, si bien solo casi 2 años fue su confesor extraordina-
años. Y por primera cosa le dio la obediencia, dolorosísima rio, hasta la muerte de él en 1927; aquel que se interesó
para ella, de escribir todo lo que había sucedido, desde el ini- de tal manera en la persona, en los escritos de Luisa y en
cio, entre Jesús y ella, y empezó a escribir en febrero de 1899. la doctrina de la Divina Voluntad, que fue quien publicó
Jesús continuó enseñándola y preparándola a su excel- estas Horas de la Pasión: San Annibale María de Francia.
sa misión, a la máxima gracia y a un “estado superior”: El P. Annibale Maria di Francia llegó a Corato en
Vivir en y de la Divina Voluntad. En 1900 le habla por 1910, iniciando una serie de visitas y un frecuente e ínti-
primera vez de esto y da a ella por primera esta Gracia de mo contacto espiritual con Luisa. Conocerla, para él sig-
las gracias y la constituye como la Pequeña Hija de la nificó un viraje trascendental en su vida, y el conocimien-
Divina Voluntad, iniciando así con ella, en el silencio y en to de la Divina Voluntad fue decisivo en su espiritualidad.
lo escondido, la nueva Era de Gracia, el verdadero Reino El Arzobispo de Trani lo nombró Censor eclesiástico de
de la Divina Voluntad en la Tierra, el cumplimiento del su diócesis y director en lo que se relacionaba con los
Pater Noster: Fíat Voluntas Tua Sicut in Coelo et in Terra. escritos de Luisa, en vista de la publicación que el Padre
Hágase Tu Voluntad como en el Cielo en la Tierra. deseaba hacer.
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Entonces el P. Di Francia se dedicó, con todos sus virgen, a quien Él llama la más pequeña que haya encon-
deseos y energías, a la publicación de estas Horas de la trado en la tierra, desprovista de toda instrucción, ha que-
Pasión, para las que escribió una larga introducción, e rido formar un instrumento apto para una misión tan
hizo cuatro ediciones, siempre con el Imprimatur y el sublime que NINGUNA OTRA se le puede comparar,
Nihil Obstat. El Padre, como Censor de los escritos de esto es, para el triunfo de la Divina Voluntad en la tierra,
Luisa obtuvo de S.E: el Azobispo de Trani el Imprimatur de conformidad con lo que está dicho en el Pater Noster:
para los primeros 19 volúmenes escritos por Luisa, que Fiat Voluntas Tua Sicut in Coelo et in Terra”.
eran los que a la sazón había escrito.
“Esta Virgen del Señor, desde hace más de cuarenta
Dejémosle, pues, la palabra a él, transcribiendo parte años, desde que era adolescente, fue puesta en cama como
del válido testimonio que de Luisa dejó escrito: víctima del Amor Divino. Y durante todo este tiempo ha
vivido una larga serie de dolores naturales y sobrenatura-
“...Ella quiere vivir solitaria, oculta y desconocida.
les, de embelesamientos de la Caridad eterna del Corazón
Por ninguna razón habría puesto por escrito las íntimas y
de Jesús. Origen de dolores que exceden todo orden ha
prolongadas comunicaciones con Jesús adorable, desde
sido una casi continua y alternada “privación de Dios...”.
su más tierna edad hasta hoy, y que continúan quién sabe
hasta cuándo, si Nuestro Señor mismo no la hubiera obli- “A los sufrimientos del alma se agregan también los del
gado, ya sea directamente por Él o por medio de la santa cuerpo, todos originados por el estado místico: sin que nin-
obediencia a sus directores, obediencia a la que siempre guna señal aparezca en las manos, en los pies, en el costa-
se rinde con gran violencia por su parte, junto con una do o en la frente, ella recibe de Nuestro Señor mismo una
grande fortaleza y generosidad, porque el concepto que frecuente crucifixión... Y si Jesús no lo hiciera así, sería
ella tiene de la Obediencia le haría rehusar aún la entrada para esta alma un sufrimiento espiritual inmensamente más
al Paraíso...” “Y esto constituye uno de los más importan- grande... Y esta es otra señal de verdadero espíritu...”.
tes caracteres de un espíritu verdadero, de una virtud sóli-
“Después de cuanto hemos dicho acerca de la larga y
da y probada, y además se trata de cuarenta años en los
continua vida de años y años en una cama en calidad de
que con la más fuerte violencia contra sí misma se some-
víctima, con participación de tantos dolores espirituales y
te a la gran Señora Obediencia, la que la domina...”
corporales, podría parecer que la vista de tal desconocida
“Esta Alma Solitaria es una virgen purísima, toda de virgen debería ser una cosa dolorosa y afligente, pues
Dios, objeto de singular predilección del Divino Redentor sería ver a una persona que yace con todas las señales de
Jesús Nuestro Señor, que de siglo en siglo acrecienta los dolores sufridos...pero aquí hay otra cosa admirable:
siempre más las maravillas de su amor, parece que de esta Esta Esposa de Jesús Crucificado, que pasa las noches en
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éxtasis dolorosos y en sufrimientos de todo género, al Por esto leemos en las revelaciones de Santa
verla luego en el día, medio sentada en su cama, trabajan- Gertrudis, de Santa Matilde, de la Venerable Le Royer,
do en sus bordados, nada, nada se transparenta, ni lo más del Beato Enrique Susson, y de muchos otros santos con-
mínimo, de una que en la noche haya sufrido tanto. templativos, que Jesucristo mismo les ha revelado que Él
Ninguno, ningún aire de extraordinareidad o de sobrena- acepta la piadosa contemplación de sus divinos padeci-
turalidad. Se ve en todo con el aspecto de una persona mientos como si en el tiempo de su Pasión el alma que
sana, alegre y jovial; habla, discurre y a veces ríe, si bien hoy lo compadece lo hubiera ayudado y socorrido, le
recibe a pocas personas amigas...”. hubiera dado alivio y descanso en sus mismos brazos y en
“No continúo más. La vida de esta virgen Esposa de su mismo corazón.
Jesús es MÁS CELESTIAL QUE TERRENA, y quiere Y cuán grande sea el bien espiritual que obtiene un
pasarla en el mundo ignorada y desconocida, no buscan- alma de la asidua y cotidiana meditación de los padeci-
do sino a Jesús y a su Santísima Madre, quien la ha toma- mientos de nuestro amorosísimo Bien Jesús, no hay len-
do bajo su particular protección”... gua humana que lo pueda dignamente expresar. Ante todo
Y para terminar esta Presentación, diré que el Padre Di es imposible que el alma no se sienta inflamar de día en
Francia, que con tanto fervor publicó esta obra y cuyo tes- día de amor hacia el Divino Redentor Jesús. Aquí se rea-
timonio acerca de LUISA en parte he reproducido, fue liza lo dicho por el Profeta: “In meditatione meaexardes-
BEATIFICADO por el Papa Juan Pablo II el pasado 7 de cit ignis”(En la meditación el fuego se enciende). ¿Y
octubre de 1990 y fue por Él elogiado y puesto como cómo podrá quedar indiferente un alma considerando dia-
ejemplo para los sacerdotes de nuestros días. riamente los excesos, o mejor los extremos de la Pasión
de Nuestro Señor?.
José Luis Acuña ¿Y cuáles son estos extremos? En primer lugar: quién
es Aquel que se somete a padecer y a las humillaciones?
Enero de 1991 ¡Es el Hijo eterno del Eterno Padre; Dios igual al Padre;
Creador, con el Padre, del Cielo y de la Tierra, de los
ángeles y de los hombres! Aquel que si mira indignado la
Tierra, la Tierra tiembla y los montes eructan. Aquel bajo
cuyos pies se inclinan los más sublimes coros de los
Nota: El 16 de mayo de 2004 Aníbal María di Francia fue canonizado ángeles. Aquel de quien nadie puede hablar dignamente,
por el Papa Juan Pablo II y cuyas grandezas son tan infinitas que ni siquiera María
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Santísima puede llegar a comprenderlas enteramente. Ese majestuosa, divina y sacrosanta Persona de Jesucristo,
es Jesucristo, Hombre y Dios, el Santísimo, de belleza abandonada a la ferocidad, más diabólica que terrena, de
inenarrable; la dulzura, la Bondad y Caridad infinitas. Y los pérfidos y vilísimos hombres que no se saciaban de
este Hombre Dios, digno de todas las adoraciones y de los cubrir de ultrajes e ignominias al Omnipotente, al Eterno,
homenajes de los ángeles y de los hombres es Aquel que al Infinito...Y golpearlo, arrojarlo a tierra, pisotearlo,
por nuestro amor se hizo como un leproso, escarnecido y arrastrarlo , darle puñetazos, puntapiés, escupirle en su
humillado, colmado de oprobios y pisoteado como un vil rostro santísimo, en su boca adorable...colmarlo con toda
gusano de la tierra... clase de injurias. ¡Qué espectáculo inexpresable, que ha
incitado a los siervos de Dios a desear, a suspirar los
En segundo lugar: ¿Cuáles son las penas que sufrió?
ultrajes, las ignominias y los desprecios como el más
Estas son de tres clases: Sufrimientos corporales, igno-
grande tesoro que puede haber en esta Tierra!
mias y sufrimientos interiores. Cada una de estas tres
categorías es un abismo inconmensurable... Una tercera serie de penas inefables del Hombre-Dios,
y poco o nada comprendidas, son las que Él sufrió en su
Si contemplamos los padecimientos que sufrió
alma santísima y en su amorosísimo y sensibilísimo
Jesucristo Nuestro Señor en su cuerpo adorable, nos sen-
Corazón...
timos estremecer ante el Varón de Dolores, como lo llamó
Isaías, y en el Cual no había parte sana, porque se hizo ¡Aquí entramos en un océano sin playas! En un grado
una sola llaga, desde las plantas de los pies hasta el extre- infinito Él sufrió las tristezas, las angustias, los dolores, el
mo de la cabeza..., hasta el punto de quedar irreconoci- abandono, la infidelidad, la ingratitud, los temores, los
ble:”Et vidimus eum et non erat aspectus”. (Y lo vimos y terrores...Como cuatro inmensas cataratas se derramaban
no era de mirarse. Is.53, 2). en su interior, por cuatro motivos, las aguas de todas las
penas que se dicen del alma:
Meditando en los padecimientos de la humanidad
Santísima de Jesucristo, nuestro Sumo Bien, los Santos se Primera: De la vista horrenda de todas las iniquidades
deshacían en lágrimas, se desvanecían de amor y no cesa- humanas que Él había tomado sobre Sí como si Él hubie-
ban de flagelarse y mortificarse de todas maneras a sí se sido el responsable y el culpable...¡Él, que era la
mismos. Santidad Infinita!-
Otra categoría de inauditos padecimientos son las Segunda: La vista continua de las cuentas que debía
ignominias sufridas por el Verbo Divino hecho Hombre. rendir a la Justicia inexorable de la Divinidad, y las penas
Aquí el alma contemplativa se siente desmayar viendo la con las que debía todo pagar.
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Tercera: La vista amarguísima de todas las ingratitu- María Virgen hasta el último respiro dado en la Cruz. Son
des humanas, y el terrorífico espectáculo mismo de todas treinta y cuatro años de continua agonía y de continuo
las almas que se habrían condenado, y para las cuales su inefable sufrir del alma y del cuerpo, en lo que se realiza
Pasión no habría servido sino para hacerlas más infelices de un modo misterioso la palabra del Profeta: “Abyssus
eternamente... abyssum invocat, in voce cataractarum tuarum”. (Un
¡Oh, qué dolor para el Corazón Santísimo de Jesús que abismo llama a otro abismo, al fragor de tus cataratas.
ama infinitamente a cada alma! Por esto, Él habla con el Salmo 41, 8).
Profeta diciendo:”Doloris inferni circumdederunt me” El alma Santísima de Jesucristo bajo el ímpetu y la
(Los dolores del Infierno me circundaron. Sal. 17, 6). caída continua de las cataratas anegadoras de sus penas
Como si dijera: Siento en Mí los acerbísimos dolores en espirituales y de las agonías de su Corazón Divino pasa-
los que serán atormentados eternamente los pecadores ba de abismo en abismo, porque un abismo de penas lla-
que se condenarán. maba a otro, y a otro...hasta lo infinito.¡Ah, Él debía
Cuarta: La vista de todas las aflicciones que habría pagar en Sí mismo toda la deuda de culpa y de pena eter-
sufrido su Santa Iglesia. La vista de todas las penas cor- na de sus elegidos y sentir todas sus penas temporales!.
porales y espirituales a las que habrían sido sometidos De aquí venía que Nuestro Señor amorosísimo moría
inevitablemente todos los elegidos, tanto en esta vida a todo momento, en cuanto que el colmo de sus penas era
como en el Purgatorio, y mucho más la pena del detri- tal que como puro Hombre Él habría muerto a cada ins-
mento de los elegidos en las virtudes y en la adquisición tante, pero que, como Dios, sostenía con un milagro con-
de los bienes eternos, habiendo Él dicho que la adquisi- tinuo su vida mortal para prolongar hasta el fin sus pade-
ción de todo el Universo no es de compararse a un simple cimientos y coronarlos con todos los dolores y los ultra-
detrimento del espíritu...”¿Quid enim proderit homini, si jes de su Pasión y de su muerte de Cruz.
lucretur mundum totum, et detrimentum animae suae
¡Cuán cierto es entonces que estamos obligados ante
faciat? (¿De qué sirve al hombre ganr todo el mundo y
Nuestro Sumo Bien Jesús no por una muerte sola, sino
perder su alma?) Mc.8, 36). Uno de los extremos de estas
por miles y cientos de miles de muertes por amor nuestro!
interminables categorías de padecimientos del alma y del
cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo que ha de considerar- Y sin embargo, Jesucristo Nuestro Señor, tratando con
se también es su duración, la cual no es desde el Jueves sus criaturas durante los treinta y tres años y tres meses de
Santo en la tarde hasta el Viernes Santo, sino desde el pri- su vida terrena, aparecía calmado, dulce, sereno, tranqui-
mer instante de su Encarnación en el Seno Purísimo de lo, manso, conservador...y hasta sonriente. Él mantuvo
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perfectísimamente y comunicó este estado de paz y sere- por nosotros. Él quiso mostrarnos cuánto nos ama, hasta
na quietud en medio de abismos absolutamente inescruta- dónde se extiende su amor por nosotros, y quiso preparar-
bles de penas interiores, diciendo por boca del Profeta, nos una Redención copiosa de demostraciones, de expia-
con una expresión que sólo el Espíritu Santo podía dictar: ciones, de ejemplos admirables y de inobjetables argu-
“Ecce in pace amaritudo mea amarissima”. (He aquí en la mentos y pruebas de su ternísimo y obligantísimo
paz mi amargura amarguísima. Is.38, 17). amor.¡Ah, que bien dijo el Apóstol Pablo: “Si quis non
amat Jesum Chirstum anathema sit” (Quien no ama a
Otro extremo, o mejor, exceso, que se debe meditar en
Jesucristo sea maldito). ¿Y qué corazón es el nuestro si
la Pasión adorable de Jesucristo Nuestro Señor es que
somos insensibles a una amo que para convencernos y
para salvar las almas nuestras, para redimir el mundo
atraernos se quiso manifestar a nosotros con las pruebas
todo, no era en realidad necesario que Él sufriera las
de penas tan inauditas como continuas?
penas inefables del Alma y del Cuerpo a que se quiso
sujetar, no todas las ignominias a que se quiso someter. Ah, una de las causas de nuestra dureza e insensibili-
Héchose Hombre en el Seno Inmaculado de su Santísima dad es precisamente el imperdonable descuido en meditar
Madre, le bastaba elevar una sola oración a su Padre, y considerar cotidianamente la Pasión adorable de
hacer un solo acto de adoración a la Divinidad, derramar Nuestro Sumo Bien. Jesús no se cansó de sufrir y agoni-
una sola gota de su Sangre Preciosísima, cuanta se puede zar treinta y cuatro años, en su alma y en su cuerpo, por
derramar por una pequeña herida hecha con la punta de nosotros. ¿Y nosotros nos cansamos en dirigir, por lo
un alfiler, y con esto habría podido redimir no un mundo menos media hora al día, la mirada del alma a meditar
solo, sino millones y millones de mundos, pues cada penas tan inefables y por amor a nosotros sufridas por el
acción, aún la más pequeña, del adorable Señor Nuestro Hijo de Dios hecho Hombre, por el Santo de los Santos,
Jesucristo era de valor infinito. por el Impecable, que por nosotros se hizo pecado, esto
es, víctima de todos los pecados, como lo proclamó el
¿Pero por qué, entonces, quiso ser más que inundado,
enamorado Bautista? Por todo lo cual sabiamente San
sumergido en tantos cruelísimos, acerbísimos y dolorosí-
Buenaventura escribe: “Non debet nos taedere meditari
simos tormentos, penas, ignominias y agonías...que lo
quod Christum ipsum non taesuit tolerari.”(No debemos
hicieron decir con el Profeta: “Veni in altitudinem maris
nosotros cansarnos en meditar en lo que Jesucristo no se
et tempestas demersit me”? (Me he adentrado en altamar
cansó en soportar en Él mismo).
y la tempestad me ha anegado. Sal.68, 3). ¡Oh misterio de
amor infinito del Corazón de Jesús! Lo que bastaba para Pero otro extremo de tan infinito amor debemos con-
redimir millones de mundos era nada para el amor suyo siderar en la dolorosa e ignominiosa Pasión de Nuestro
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Señor Jesucristo. Un extremo que es como el golpe deci- El alma que contempla la dolorosa e ignominiosa
sivo para destrozar la frialdad y dureza de nuestro cora- Pasión del Redentor Divino, debe contemplarla con esta
zón y encadenarlo todo al amor del Eterno Divino consideración; debe decir: Por mí, Jesús sufrió treinta y
Amante de las almas, extremo que si no sirve para con- cuatro años; por mí sudó Sangre en el Huerto, por mí se
movernos, servirá para hacernos reos de la más culpable hizo capturar, por mí se hizo conducir a los injustos tribu-
crueldad, y para precipitarnos por el camino de la perdi- nales, por mí soportó ignominias, golpes, escupitinas,
ción. Este extremo, sí, es considerar que todo lo que empellones; por mí se hizo flagelar, coronar de espinas,
Jesucristo Nuestro Señor sufrió por amor y salvación de condenar a muerte; por mí subió al Calvario, se hizo cru-
cificar, agonizó tres horas, sufrió la sed, la hiel, el vina-
todas las generaciones humanas, es decir, por un número
gre, el abandono; por mí por amor a mí, murió sumergi-
interminable de almas, lo sufrió igualmente por cada
do en un abismo de sufrimientos...
alma en particular. Es decir, que si en el mundo no hubie-
ra existido sino una sola alma, por aquella alma sola ¡Qué ingratitud...Olvidarse de Jesús sufriente; esto es,
Nuestro Señor Jesucristo habría hecho y sufrido cuanto de cuanto sufrió por amor a nosotros, que no somos más
hizo y sufrió por la redención de todo el género humano. que vilísimos gusanos! ¿Qué, acaso Él tenía necesidad de
O sea, oh lector o lectora míos, que si en el mundo no nosotros? ¡Ah, Él, que sin criatura alguna habría sido, por
hubiera existido sino sólo tu alma que salvar, por ti sola virtud de su misma Divinidad, eterna e infinitamente
feliz, como lo es!
el Hijo de Dios habría bajado del Cielo a la tierra, se
habría encarnado tomando un cuerpo pasible, habría
sufrido treinta y cuatro años, sin un solo instante de tre-
Una Comparación
gua, en el alma y en el cuerpo; se habría entregado por ti
sola en manos de los mismos sufrimientos, de los mismos La enorme ingratitud del hombre que no corresponde
ultrajes, de las agonías, de los flagelos, de las espinas, de amor por amor y se olvidad de cuanto por él ha sufrido el
la misma Cruz y de la misma muerte...¡Sí, así es! Pues es Sumo y Eterno Amante, se demuestra con esta compara-
verdad que Nuestro Señor Jesucristo ama tanto a un alma ción, propuesta por el gran Doctor de la Iglesia, San
cuanto ama a todas las almas presentes, pasadas y futuras, Alfonso M. De Ligorio, y que yo quiero reproducir aquí,
juntamente tomadas. ampliándola:
¿Quién podrá permanecer indiferente ante esta Un esclavo, por sus delitos fue condenado a muerte
Caridad Infinita? por un rey. Puesto en la cárcel, entre cadenas esperaba
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temblando el momento de ser conducido al patíbulo. Pero cederé”. Empeñada así la palabra del Padre, el Hijo, rom-
el rey tenía un hijo único que era toda su delicia. Este piendo en lágrimas de amor le dijo: “Padre mío, Padre y
joven Príncipe, por una bondad incomparable, tiempo Señor mío, aceptad otra víctima y dejad libre al escla-
hacía que había nutrido un gran afecto, junto con una gran vo...” “¿Otra víctima?” exclamó el Padre, “Oh Hijo mío
compasión, por aquel mísero esclavo. Habiendo conocido amadísimo, para poder Yo aceptar otra víctima en lugar
el estado infeliz en que aquel se encontraba, ya próximo del culpable, ésta debería ser no otro esclavo, no un ser
a ser ajustado, fue invadido por tal dolor, por tan tierno y cualquiera, sino una víctima digna de mi Majestad ofen-
piadoso amor, que presentándose ante su padre y arroján- dida, uno igual a mí.¿Y dónde encontrar a esta tal vícit-
dose a sus pies, con lágrimas y suspiros le suplicó que ma?” “Héme aquí, héme aquí Padre, esta Víctima soy
perdonara al mísero esclavo y que revocara la terrible Yo”, respondió el hijo.”Ecce ego, mitte me (Is.6, 8).
sentencia. El padre, que amaba intensamente a aquel su Mandadme a Mí, mandadme a Mí a la muerte! ¡Muera Yo
único hijo, fue presa también él de un profundo e inaudi- y viva el esclavo! ¡Esta es la gracia que os pido y que
to dolor en lo más íntimo de su corazón, y dirigiéndose a habéis empeñado vuestra palabra en concedérmela!”. Oh
su Hijo le dijo:” Oh Hijo mío y delicia de mi corazón, momento tremendo...El Rey no puede retirar su pala-
grande es mi pena por haber sido obligado a condenar a bra...Su Justicia no puede evitar el tener una satisfac-
muerte a aquel culpable esclavo, y tú bien conoces las ción... Y queda obligado a aceptar el cambio...y lo acep-
inevitables exigencias de mi tremenda Justicia. Tú sabes ta. Pero el generoso Hijo no está aún satisfecho, y le pide
que Yo no puedo, sin gran deshonor mío, dispensarme de a su Padre otra gracia más y le dice: “Padre mío, en este
exigir una satisfacción digna de mi Majestad ultrajada; y momento no podéis negarme nada, Yo os suplico que al
la satisfacción puede venirme solo de la muerte del cul- esclavo culpable no solo lo perdonéis de corazón, sino
pable, pues se necesita que mi Justicia sea satisfecha”. que además lo toméis y lo recibáis como hijo en lugar
“Padre mío amantísimo, replicó el joven Príncipe, es mío, y lo hagáis partícipe en todos los bienes de vuestro
tiempo ya de que Yo os manifieste que mi amor por este Reino y heredero de los mismos.”¡El Rey y Padre está
esclavo es tal y tanto que Yo no puedo resistir ante el solo vencido! Traspasado por el dolor y profundamente con-
pensamiento de su condena; por tanto, oh Padre mío, ya movido concede todo al Hijo...El cual inmediatamente,
que vuestra justicia no puede revocar la terrible sentencia, despidiéndose de su Padre y Rey, se encamina a la prisión
Yo os pido una gracia, pero Vos, Padre mío, prometedme del esclavo, hace abrir la puerta, quita de sus manos las
que me la concederéis.” “Hijo mío, agregó el Rey, Yo cadenas al culpable, lo besa tiernamente, lo estrecha a su
empeño mi palabra de que, conque no me pidas lo que noble corazón con un fuerte abrazado, llorando le dice:
pueda lesionar mi Justicia, cualquier otra gracia te la con- “¡Oh esclavo, mira cuánto te he amado! Eres ya libre,
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eres el nuevo hijo y el heredero del rey, mi Padre, el cual te en el Patíbulo por amor mío, me pedís de favor que yo
te acogerá en su seno como a mi misma Persona, pero yo no olvide vuestros dolores y vuestra muerte, ni el amor
voy a morir en lugar tuyo para satisfacer la Justicia de mi con el que, para hacerme feliz los abrazáis. Ah mi ternísi-
Padre y Rey. ‘Adiós, hermano mío amado, hijo de mi mo Amante!, ¿Cómo podré jamás olvidarlos? ¡No,
dolor y de mi muerte... ¿Ves cuánto te amo? ¡Tú pecaste no!¡Desde este momento mi vida no será sino una vida de
y Yo pago por ti! Antes de morir sufriré, según la ley del lágrimas, pensando en cuánto habéis sufrido y la muerte
Reino, mil torturas, que debías sufrir tú, y luego seré lle- que habéis encontrado por amor mío! ¡Os prometo, os
vado al patíbulo! Pero una sola cosa te pido: Que no te juro que recorreré todos los días el mismo camino por el
olvides de cuánto te amé y de cuanto por ti voy a sufrir. que ahora vais a morir, me postraré sobre vuestra tumba,
No me seas ingrato y me desconozcas, prométeme que te y ahí pensará en vuestro amor, en las ternuras para mí de
recordarás siempre de las torturas y de los tormentos a vuestro nobilísimo Corazón; tendré continuamente en mi
cuyo encuentro voy por amor a ti, y de la muerte ignomi- pensamiento las torturas que, por el riguroso decreto
niosa que voy por ti solo a sufrir...¿me lo prometes?”. Real, me correspondía sufrir, y que Vos las habéis queri-
do sufrir en lugar mío. Meditaré continuamente en la ago-
En este punto considera, oh lector mío, cuál habría
nía mortal, en la muerte lenta e ignominiosa que os será
sido tu respuesta si tú te hubieras encontrado en el lugar
dada ante todo el pueblo. Y quiero tanto llorar y amaros
d aquel esclavo culpable...
que querré morir de dolor sobre vuestra tumba!”.
Seguramente que arrojándote a los pies de tan enamo-
Mi querido lector, mi devota lectora, vosotros habéis
rado Príncipe, en medio de un diluvio de lágrimas le
ya comprendido todo el significado de esta comparación,
hubieras dicho: “Oh generoso e inapreciable Príncipe
la cual, por cuanto conmovedora sea, está aún inmensa-
¡Ah nobilísimo corazón, rico de inefable Bondad y
mente lejana de poder representar los extremos de amor
Caridad! ¿Qué habéis encontrado en mí para amarme
del Hijo Eterno de Dios por el hombre. Y no sólo por toda
hasta este exceso? Yo he pecado. Yo, miserable esclavo
la humanidad, sino por cada alma en particular.
que nada valgo...seré libre, seré hijo del Gran Rey, partí-
cipe de los bienes de su Reino, su heredero...Mi infelici- Cada uno de nosotros es ese esclavo culpable ante
dad será cambiada en una suerte tan inmensamente gran- Dios, que es el Rey del Cielo y de la tierra; esclavo digno
de que no podría no soñarla!¡Y todo esto sólo porque Vos y merecedor de eterna muerte y eternos tormentos...El
os habéis ofrecido a sufrir y a morir por mí, oh generosí- hijo Unigénito de Dios, delicia eterna del Eterno Padre,
simo Amante mío! Y ahora Vos, en este momento en que lleno de amor infinito e incomprensible por este esclavo ,
os encamináis al encuentro de los tormentos y de la muer- se presentó al Padre y le dijo: “ Padre mío, tu Divina
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Justicia exige una víctima digna de Ti para poder liberar o lectora míos, le concedió todo lo que con lágrimas, sus-
a este mísero esclavo. Nadie podrá jamás darte tan digna piros y clamores le pidió. Como dice el Apóstol: “Oravit
satisfacción, excepto Yo. ¡Pues bien...Muera Yo y viva el cum lacrimis et clamore valido, et exauditus est pro reve-
esclavo! “Ecce ego, mitte me”. “Héme aquí envíame a la rentia sua.” (Oró con lágrimas y clamor válido, y fue
tierra, fórmame un cuerpo pasible, en el cual yo pueda escuchado con reverencia. Hebreos 5, 7).
experimentar los más atroces, los más inauditos tormen-
Y así sucedió que por este mísero esclavo rebelde, el
tos y la muerte más dolorosa e ignominiosa por amor de
Santo de los Santos, el Impecable, el Inocentísimo, el
este esclavo. Quiero ponerme enteramente en su lugar,
Cordero Inmaculado, se dio a toda clase de sufrimientos
me haré Yo el esclavo, me haré encadenar, me haré arras-
trar a los tribunales, me someteré al juicio de inicuos jue- y vivió treinta y cuatro años ahogado en inefables penas,
ces; de inocente pasaré a ser declarado reo malhechor; nunca interrumpidas ni por un solo instante, penas en el
Pues quiero demostrar a este mísero esclavo hasta dónde alma y en el cuerpo, y que luego todas se reunieron en su
llega mi amor por él. Y con tal de que él sea libre y feliz, tremenda Pasión desde la tarde del Jueves hasta el
Yo me haré ultrajar, golpear, maldecir; me haré el opro- Viernes Santo, en el que expiró como el más abyecto y el
bio, el vituperio de todos; seré semejante a un gusano que más nefando de los culpables, sobre el patíbulo, entonces
todos pisotean; pero te suplico, oh Padre Mío, que el infame, de la Cruz.
esclavo, siempre y cuando te sea fiel y agradecido, entre ¡Oh hombre! ¿Cómo podrás tú olvidar cuánto te amó y
en tu Gracia como mi misma Persona, que Tú lo ames cuánto sufrió y soportó tu Divino Eterno Amante? ¿No eres
como me amas a Mí mismo, que él sea hijo adoptivo, que tú, no soy yo, más duro que el granito y más cruel que la
todos nuestros bienes eternos se los participes en vida y más feroz bestia si olvidamos lo que Jesucristo, Sumo
después de la muerte; que por los méritos de mi muerte en Bien, padeció por nuestro amor?. Considera, oh alma cris-
Cruz, él sea enriquecido de gracias, sea confortado en sus tiana, que Jesús yendo a morir y a sufrir por ti, te haya
penas, le sean aliviados los indispensables dolores de la dicho como a aquel joven Príncipe de la misteriosa narra-
vida, le sirva de mérito eterno la misma necesaria peni- ción: “Oh, hijito mío, ah alma que Yo voy a redimir derra-
tencia por el pecado; tenga, en el final de su vida, una mando toda mi Sangre, esta correspondencia y esta com-
muerte tranquila y preciosa, y, de ahí, venga a reinar con pensación de amor te pido: que no olvides cuánto habré
Nosotros eternamente en nuestro mismo gozo.” sufrido por amor tuyo. Recuérdate a menudo de los dolo-
Y así, o bastante mejor que así, habló el Verbo Divino res, de las heridas y de las llagas de mi cuerpo santísimo, a
a su Padre. Y el Padre, encendido de un igual amor por el que me someteré. Recuérdate que para arrancarte de la
mísero esclavo culpable que soy yo, que eres tú, oh lector muerte eterna venceré una tal lucha con la humana repug-
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nancia al sufrir y al morir que agonizaré y sudaré sangre. bilísima Pasión y muerte, y también tuvo presente el pia-
¡Ah, recuérdate de cuánto me cuestas! Recuérdate de doso y santo fervor de aquellas almas que de esta salutí-
cómo, por amor tuyo, presentaré mi adorable rostro a los fera y obligada meditación hacen su alimento cotidiano.
golpes, a las escupitinas, a los crueles tirones de mi barba, Subió al Calvario con el Corazón desolado por los prime-
a los puñetazos; mira esta corona de espinas que me tras- ros y experimentó un consuelo por la fidelidad y el amor
pasará la cabeza con penas tales que ni criatura humana ni de las segundas. ¿Y qué cosa vió Él de ti, oh mi lector, oh
angélica comprenderá jamás...Pero he aquí que ya me con- mi lectora? ¿Eres tú esclavo redimido con tantas penas,
denan a muerte, como indigno ya de vivir; he aquí que me que olvidas qué te redimió y lo que por ti sufrió tu
cargan con la pesantísima Cruz...Adiós, hijito mío amado, Redentor, para pasarla distraído entre bagatelas y vanida-
delicia de mi Corazón, no más esclavo, sino heredero de mi des del mundo, y renuevas al Amante de las almas todos
Reino, adiós..., otros tormentos más atroces me esperan, sus padecimientos y su atrocísima muerte con tus pecados
seré extendido horriblemente y clavado a un madero en y con tu ingratitud y olvido?
cruz, estaré tres horas en una agonía terrible, tan desprovis-
¡Ah, meditemos, meditemos diariamente en la Pasión
to de todo socorro, tan abandonado por todos, hasta por mi
adorable del amantísimo Redentor nuestro Jesús! “Non
Padre, tan miserable y oprimido en el alma y en el cuer-
debet nos taedere meditare quod Chirstus ipsum non tae-
po...que estas tres horas no serán tres horas, sino tres siglos
dit tolerari”. ¡No nos cansemos de meditar en lo que
de dolores. Todo, todo lo voy a sufrir por ti, por amor tuyo.
Jesucristo no se cansó de soportar por nosotros!
¡ Pero no me seas tan ingrato que olvides mi sufrir y mi
morir! Yo recorreré contento la Vía Dolorosa, llevaré con- La meditación de la Pasión Santísima de nuestro
tento la Cruz, contento abrazaré las terribles agonías que Señor Jesucristo produce bienes inestimables en quien la
me esperan, me será ligera la ignominiosa y amarguísima hace diariamente. Esta meditación enciende el alma de
muerte, con tal de que tú me prometas que no olvidarás mi amor y gratitud; produce la verdadera y perfecta contri-
sufrir ni mi morir, ni el amor infinito con el que, por ti, ción de los pecados, esto es, el arrepentimiento no por
tanto a uno como a otro me someteré!”. temor a los castigos, temporales o eternos, sino por el
motivo del puro amor a Dios; desapega de las cosas terre-
¡Alma! ¿Qué cosa habías respondido tú en aquel
nas; aleja el pecado, el cual no puede subsistir con esta
momento a tu Dios, a tu Divino y amorosísimo Redentor?
santa meditación; mortifica sin violencia y por vía de
Jesucristo, verdadero Hombre y verdadero Dios, tuvo amor las pasiones; purifica el espíritu; infunde la Ciencia
todo presente. Él vio la frialdad e indiferencia inexcusa- y la Sabiduría, suscita grandes deseos de perfección; for-
bles de quienes nunca, o casi nunca, meditan en su adora- tifica al alma en el sufrimiento; aumenta de día en día la
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gracia santificante; acelera la perfecta unión con Dios...” dijo que si compadecíamos a Jesucristo, seríamos con Él
¡Oh hombre -exclama San Buenaventura-, ¿quieres siem- glorificados. Y si ahora lloramos y nos interesamos por
pre crecer de virtud en virtud, de gracia en gracia? los padecimientos, por las ignominias, por las angustias
¡Medita diariamente la Pasión del Redentor!” el alma que sufridas por Jesucristo por amor nuestro, es muy justo que
medita con amor diariamente la Pasión de nuestro adora- un día participemos también de su gozo y de su eterna
ble Redentor y Sumo Bien de nuestros corazones, la felicidad.
medita, se puede decir, en compañía de Jesús penante, Otro gran provecho de meditar diariamente en la
Jesús la asiste, la transporta, la llena de compunción, la Pasión de nuestro Señor Jesucristo es el del más eficaz
compenetra, la ilumina, la inflama, y frecuentemente le medio que se adquiere para obtener toda gracia del Eterno
comunica el don tan precioso de las lágrimas, ese don que Padre. Quien se familiariza con los misterios de la Pasión
es una de las ocho bienaventuranzas en esta tierra, pues de nuestro Señor, los cuales son innumerables, adquiere
nuestro Señor Jesucristo dijo: “Beati qui lugent”, como un derecho de presentarse ante el Divino Padre y
Bienaventurados los que lloran. pedirle todo lo que quiera. Fue esta también una revela-
Y oh, cuántas almas elegidas, meditando cotidiana- ción de nuestro Señor Jesucristo a Santa Gertrudis: “Mi
mente en las dolorosas escenas de la Pasión, finalmente, Padre -le dijo-, no puede negar nada que se le pida en vir-
de las arideces han pasado a la profunda conmoción de tud de mi Pasión”. Y no debemos olvidarnos que el obje-
los sollozos, del llanto y de los suspiros. Quiera también to principal de nuestro Señor Jesucristo en su inmenso
a nosotros el Sumo Bien darnos tan grande gracia dándo- sufrir y humillarse fue el amor, la obediencia y el celo
nos la santa perseverancia en esta amorosa meditación. hacia su Eterno Padre. Y por eso, Él mismo en el
Evangelio nos dejó dicho: “Hasta ahora habéis pedido y
Leemos de un San Francisco de Asís que por el tanto
no habéis obtenido, porque no habéis pedido en mi nom-
llorar sobre la Pasión de nuestro Señor se quedó ciego. El
bre, y Yo ahora en verdad os digo que todo lo que pidie-
profeta Zacarías, como si tuviera presente todas las lágri-
reis al Padre en mi nombre, todo se os concederá, y vues-
mas que habrían derramado en el tiempo del cristianismo
tro gozo será pleno”. ¿Y en dónde esta petición hecha al
las almas amantes de Jesucristo sobre sus penas, y todos
Eterno Padre por los méritos de la Pasión y muerte de
los lamentos que habrían elevado, dijo: “¡Y se llorará
nuestro Señor Jesucristo tiene su mayor eficacia? Sí, en el
sobre Él como suelen llorar las madres, las muertes de sus
gran Sacrificio de la Santa Misa, en el cual se renueva, si
unigénitos!” (Zac.12,10).
bien de manera incruenta e impasible, el misterio del
Yo no sé si entre los signos de predestinación a la vida Gólgota. ¿Y qué cosa es la Santísima Eucaristía si no el
eterna haya alguno mayor que éste; por eso el Apóstol memorial continuo de la Pasión y muerte de nuestro
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Señor Jesucristo? Precisamente por esto, nuestro Señor la que Él viene por los montes, superando las colinas. Y
instituyó la tarde del Jueves Santo, mientras sus enemigos explica: Oh mi Divino Redentor Jesús, cuántos collados
preparaban sus padecimientos y su muerte, y, al instituir- difíciles y ásperos habéis debido superar, etc.
la como exceso de su infinito amor por el hombre, dijo:
Quién descuida la santa meditación de la adorable
“Tomad y comed, esto es mi Cuerpo, que por vosotros
Pasión de nuestro Señor Jesucristo nunca hará una comu-
será entregado a los flagelos y a la muerte. Tomad y
nión fervorosa ni sacará nunca verdadero provecho de ella.
bebed, esto es mi Sangre, la Sangre del Nuevo y Eterno
Testamento, que será derramada por vosotros y por Lector o lectora mía, la meditación cotidiana de los
muchos en remisión de los pecados. Esto que Yo he padecimientos y de la muerte de nuestro Señor Jesucristo,
hecho, hacedlo en memoria mía”. Y con esto dicho, mientras en nosotros produce los citados provechos, y mil
¿Quién puede separar la Pasión de nuestro Señor de la otros que yo, mísero no sé decir, otro bien inmenso pro-
Santísima Eucaristía, o ésta de aquella? duce, y del cual gran aprecio hemos de tener: ¡Ella nos
Y he aquí otro gran e inmenso provecho de la cotidia- une a la compasión de la más pura, de la más Santa entre
na meditación de la pasión y muerte del Divino redentor, las criaturas, de la Santísima Virgen María, de la Madre
el cual es el crecer en el conocimiento, en el amor y en el misma del Verbo Divino hecho Hombre!
acercamiento al Santísimo Sacramento del altar. De los ¡Oh, qué otro misterio de amor y de dolor hay aquí, y
pies de Jesús crucificado se va a los pies del Sacramento, que el cristiano no debe jamás olvidar! ¡Maria Santísima
donde se adora, se ama y se pasa a la unión más íntima Dolorosa, Desolada, Reina de los mártires, copartícipe de
que pueda haber entre el alma y Dios mediante la todas las penas del Redentor Divino! ¡María Santísima
Santísima Comunión Eucarística. Ninguno que se acer- Corredentora del género humano en unión con el Hombre
que a recibir la Santa Comunión debe descuidar dedicar Dios!
media hora de meditación sobre los sufrimientos de nues-
tro Señor Jesucristo. Especialmente las almas que tienen Los dolores de la gran Madre de Dios menos se pue-
el gran bien de acercarse diariamente a la Mesa de los den comprender y penetrar por quien no los medita dia-
Ángeles deben antes dedicarse a meditar cualquier pasa- riamente, pues éstos no tienen nada de corporal y visible,
je de la Pasión de nuestro Señor. El doctor de la Iglesia, sino que todas son penas interiores, desolaciones íntimas,
San Alfonso, expresa este concepto cuando comienza la proporcionadas al amor incompresible de esta gran
preparación de la Santa Comunión en sus “Obras Madre de Jesucristo, su Dios y su Hijo... Aquí los extre-
Espirituales” con aquellas palabras del sagrado Cantar: mos son también ellos excesivos, tanto por la sensibilidad
“Ecce iste venit in montes, transaliens colles, “He aquí delicadísima y materna de la Santísima Virgen, que por
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cuanto era Inmaculada, purísima, santísima y sapientísi- fue de doce años, según otros, de dieciséis, y según otros
ma, tanto más era susceptible de penas interiores, como de veintiún años. Durante todo este tiempo la Santísima
por la medida del amor por Jesús, que en Maria era incon- Virgen no hizo sino repasar día y noche en su alma santí-
mensurable, tanto, que superaba al ardor de todos los sima y uno por uno todos los padecimientos de nuestro
Serafines, y también por el conocimiento de la infinita Señor Jesucristo en el modo más íntimo que sólo Ella
majestad y dignidad de Jesucristo, a quien Ella veía tan podía recordar y penetrar, tanto los padecimientos que
ignominiosamente ultrajado y pisoteado como un gusano. Jesús soportó en su Santísima Humanidad como las igno-
Y también por la inmensidad de su caridad por el género minias y los ultrajes a los que se quiso someter, como
humano y por cada alma en particular, puesto que por también las penas aún más tremendas de su Divino
cada alma entregaba con pleno consentimiento de su Corazón y de su alma. La Santísima Virgen, al recordar
voluntad a su Divino Hijo a los dolores, a los oprobios, la estos divinos padecimientos, los renovaba todos dentro
muerte...y también conocía y ponderaba la pérdida de de Ella misma con tanto dolor y con tanta pena que por
tantas almas. ello habría podido morir a cada momento si la virtud divi-
na no la hubiese continuamente sostenido, como la sostu-
Sólo Ella comprendió y dividió las penas interiores y
vo con un continuo milagro durante la Pasión de Nuestro
las agonías del Corazón Santísimo de Jesús, desde la
Señor, en la cual no una sino innumerables veces habría
Encarnación hasta la muerte, y todas las sufrió, bebiendo
muerto de puro dolor. Durante el tiempo que vivió en
hasta las heces el cáliz doloroso. Y de esta manera el
Jerusalén, Ella visitaba todos los lugares en lo que su
Martirio de la Santísima Virgen, como dicen los autores
Divino Hijo padeció por nosotros, y en modo particular
sagrados, empezó en el momento de la Encarnación y
recorría personalmente, con profundas y dolorosas con-
continuó siempre creciendo hasta la muerte del Redentor
templaciones, la Vía de la Cruz, comenzando desde el
Divino; y desde ésta hasta la Resurrección de Jesucristo
palacio de Pilatos, donde Nuestro Señor fue condenado a
nuestro Señor tenemos lo que se llama Desolación de la
muerte, y siguiendo hasta el Calvario. ¡De aquí nació el
Santísima Virgen, que es el mayor de sus insuperables
piadoso ejercicio del Vía Crucis, que es una de las más
dolores; y después del misterio de la Resurrección tene-
santas devociones de la Iglesia!
mos un período de penas sensibilísimas de la Inmaculada
Señora, que es precisamente la gran Escuela abierta a ¡Así que, la Escuela de la Meditación de la Pasión y
todas las almas amantes de Jesucristo acerca de la obliga- muerte de nuestro Señor Jesucristo la encontramos en
ción y del modo de meditar la pasión de Jesucristo bendi- María Dolorosa y Desolada! Oh, bienaventurada el alma
to. período éste que duró todo el tiempo restante de la que se está todo su tiempo pensando entre Jesús y María,
vida mortal de la Santísima Virgen Maria, que según unos compadeciendo ora al Hijo ora a la Madre, ora llorando
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con Una, ora con Otro, ora representándose las escenas Introducción, que se ha consagrado a las penas del Divino
del Huerto, de la Captura, de los tribunales, de los flage- Redentor.
los, de las espinas, de la condena, del camino al Calvario, La particular inspiración que ha tenido esta alma
de la Crucifixión, de las tres horas de agonía, de la sed, forma un nuevo y muy proficuo método de cómo contem-
del abandono, y luego dirigiendo los ojos del alma a toda plar los padecimientos de nuestro Señor Jesucristo; y éste
la parte que tuvo en tales misterios de amor y de dolor la es: ordenar una por una las veinticuatro horas, de las 5 a
Madre de Dios, la más afligida de las madres, la Cual las 6 de la tarde del Jueves Santo hasta las 5 de la tarde
sufrió con Jesucristo, si bien en un modo todo espiritual, del Viernes Santo, y contemplar, hora por hora, lo que
y por eso más doloroso, el Huerto, la captura, los ultrajes, Jesucristo sufrió sucesivamente en aquellas veinticuatro
los flagelos, las espinas, el camino al Clavario, los clavos, horas.
la agonía de la Cruz y la misma amarguísima muerte...
He dicho “nuevo” este método no en cuanto a la orde-
¡Bienaventurada el alma que, internándose en los nación de los padecimientos de Nuestro Señor en veinti-
Corazones Santísimos de Jesús y de María, entrevé, por cuatro horas, sino nuevo en cuanto a la forma, a los sen-
cuanto es posible, el abismo de las penas interiores, y en timientos y a la finalidad, que forman un todo nuevo. No
las olas tempestuosas de esta “ contrición tan grande como es nuevo dividir en veinticuatro horas la Pasión de nues-
un mar sin playas” (Magna velut mare contritio), mezcla tro Señor Jesucristo, y esto es lo que se llama “El Reloj
afanosamente sus lágrimas de amor, extraídas por la coti- de la Pasión”, y que se encuentra en varios libros devotos,
diana contemplación de las penas de Jesús y de María! como por ejemplo en “El Jardín Espiritual” y en las obras
espirituales de San Alfonso y si bien entre los diversos
autores existen siempre pequeñas diferencias en los hora-
*** rios y los acontecimientos esto no tiene importancia.
Como todos podrán ver, esta obra de “Las Horas de la
Pasión”, entre todas las que se refieren a la Pasión de
Las Horas de la Pasión Escritas por el Alma Solitaria nuestro Señor Jesucristo y a los dolores de su Santísima
Madre, está entre las primeras y más importante, pues
La Divina Providencia, que en todo tiempo suscita analiza, desmenuza y medita uno por uno los padecimien-
almas que conozcan a Dios, que lo amen y que lo hagan tos externos e internos del adorable Redentor nuestro
conocer y amar por los demás, ha suscitado un alma, Jesucristo. Es una especie de Vía Crucis más entero y
como fue ya dicho en la primera página de esta completo, porque toma a Nuestro Señor no desde la con-
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dena a muerte en el tribunal de Pilatos, sino que comien- sin embargo, los padecimientos, los maltratos, los ultrajes,
za desde donde propiamente comenzó la dolorosa Pasión, los dolores y heridas del adorable Redentor Jesús están a lo
esto es, desde la despedida de nuestro Señor Jesucristo de vivo descritos y con términos que penetran el corazón, lo
su Santísima Madre, como es piadosa creencia universal, conmueven, lo impresionan y lo atraen al Amor.
para ir a morir, sigue luego el Cenáculo, el Huerto, la cap-
El Amor, y debemos subrayarlo, sí, el Amor Divino,
tura, etc.
en su tierna expresión, es la nota predominante de estas
Lo que hay de verdaderamente nuevo en “Las Horas “Horas de la Pasión”; esto es, ¡el Amor de Jesucristo por
de la Pasión” del Alma Solitaria que las escribió y me los hombres y el amor de esta Alma Solitaria por
confió, sí, es, en primer lugar, que de la repartición de las Jesucristo! Ella es una enamorada que se funde en la más
24 horas no ha hecho sólo el enunciado de cada una, amorosa compasión por su Amado; lo compadece, lo aca-
como lo hacen los autores por mí antes citados, los que se ricia, lo abraza, lo besa y lo besa, lo acompaña en todos y
contentan con decir, por ejemplo: de las 6 a las 7 de la en cada uno de sus padecimientos, con una
mañana, Jesús es llevado a Pilatos. De las 7 a las 8, es SUBSTITUCIÓN continua, es decir, se pone ella misma,
conducido a Herodes, etc., etc,; pero de cuanto sucedió en por cuanto está en ella, en el puesto del Amado penante,
esa hora en particular, nada dicen. En cambio, el Alma y recibe todo sobre sí, como si en esta piadosa substitu-
solitaria hace una viva descripción de cuanto sucedió y ción quisiera aligerar, dividir y evitar los padecimientos
agrega consideraciones, afectos y REPARACIONES. Y al Sumo Bien ahora por entonces, pues para esta alma
en segundo lugar, estos afectos y estas reparaciones son contemplativa no hay pasado. Ella reproduce las escenas
tan singulares, nuevas e íntimas que no parecen ser obra como presentes y en ellas se funde, se ensimisma, y en el
humana sino Celestial... exceso de la compasión del amor ella se arroja con tal
Todo parece nuevo en estas santas meditaciones, y si confianza que, al besarlo en los ojos, en el rostro, en la
bien no se meditan sino los mismos misterios sobre los boca, en las manos, en los pies, en el Corazón, le pide
cuales tanto se ha escrito y meditado por tan variados y también ella besos amorosos a Jesús, con una confianza
santos autores, pero aquí, ciertamente, la divina inspira- tal que en ninguna de las más amantes almas se encuen-
ción, que siempre obra cosas nuevas y varía en tantas for- tra una semejante. ¡Es la Esposa del Cantar que exclama:
mas su gracia (Multiformis gratia Dei), se manifiesta por ¡Béseme Él con el beso de sus labios!”.
medio de esta Alma en un modo todo singular. No se puede poner en duda que si a Nuestro Señor
Debo decir que el Alma Solitaria que escribe estas place mucho el reverente temor, no le plazca menos a su
“Horas” no es una letrada, ¡apenas sabe leer y escribir!, y amantísimo Corazón la filial y tierna confianza. ¿Y cómo
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no tenerla con Aquel que pudiéndose salvar con derramar A veces, el Alma Solitaria en este libro hace hablar a
una sola gota de su Preciosísima Sangre, toda la quiso Nuestro Señor, y entonces todas esas palabras no son ya
derramar, en medio de los más inauditos tormentos y de un particular sentimiento suyo, sino una inspiración que
los más ignominiosos ultrajes, para demostrarnos cuánto se manifiesta con las palabras que el alma es capaz, pues-
nos ama? ¿Acaso pide mucho un alma cuando pide besos to que toda inspiración y toda revelación que pasa por el
a aquél Jesús que se ha dado y se da siempre todo Sí canal humano brota según la capacidad, o mejor, según la
mismo? ¿Y por qué deberían privarnos de esta gran con- intuición mística del sujeto. De ahí la diversidad en
fianza de amor nuestros pecados, cuando hemos sido de expresarse de las almas contemplativas sobre un mismo
tema.
ellos purificados con el arrepentimiento, la Penitencia y
la humildad? ¿No es acaso cierto que el padre del hijo Pero sí, el Alma Solitaria, autora de estas “Horas”, las
pródigo cuando lo vio volver le echó los brazos al cuello hace nuevas en los afectos, y novísimas, y diría yo, úni-
y lo colmó de besos? ¿Y la oveja perdida, encontrada y en cas, en las REPARACIONES.
los hombros del Buen Pastor no habrá sido también ella En verdad, la reparación por todas las ofensas que
acariciada y besada? ¿No sea cierto, entonces, lo que recibe nuestro Señor Jesucristo ha sido siempre el prin-
aquella angelical enamorada de Jesús, Santa Inés, dijo: cipal objeto de tantas almas amantes, de tantos libros de
Yo amo a Aquel que por cuanto más lo abrazo y lo toco, devoción y, tal vez, de especiales Revelaciones. Así, por
tanto más pura y casta me hago? ¡Ah, más bien: La con- ejemplo, tenemos los escritos de Santa Margarita María
fianza amorosa que parte de un corazón humilde roba el de Alacoque, que en la devoción del Corazón Santísimo
Corazón de Dios! Y es en este modo como se hace uno de Jesús incluye especiales reparaciones. Más dirigidas
niño, como enseñó Nuestro Señor cuando abrazando en a este objeto son las devociones del Santísimo Nombre
su regazo amoroso a un tierno niño, dijo: “De éstos es el de Jesús y de su Sagrado Rostro, de las que tuvo bellas
Reino de los Cielos”. revelaciones la Sierva de Dios Sor María de San Pedro,
carmelita. Ordinariamente, todas estas reparaciones son
Tal es la confianza que transpira cada página de estas formadas de atenciones, de intenciones y de plegarias.
“Horas de la Pasión”. Y el alma que pone en sus manos En cambio, las reparaciones de estas “Horas de la
este libro y se interna en este piadoso ejercicio con esta Pasión” que ahora publicamos, son un fundirse, un ensi-
guía, poco a poco se encontrará partícipe de los senti- mismarse, un revestirse con las Reparaciones mismas de
mientos, de la compasión, del amor y de la confianza, de nuestro Señor Jesucristo; es un internarse en los senti-
todos los cuales está este libro lleno y rebosante. mientos del Corazón Santísimo de Jesús, en sus divinos
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padecimientos y con Jesús que sufre, que reza, que ofre-
ce y que repara, el alma compadece, sufre, reza, ofrece y
repara. ¿y por qué cosa repara? Aquí las reparaciones se
extienden, se multiplican y se adaptan a toda especie de
pecados que puedan tener relación con los particulares
padecimientos de Nuestro Señor. Desde la primera hasta
la última palabra, se puede decir, esta Obra es una con-
tinua y variada REPARACIÓN de todos los pecados con
todas sus especies; y no solamente de los pecados gra-
ves, sino también de los veniales y más leves; no sola-
mente de los pecados que fueron cometidos contra la
Persona adorable de Jesucristo cuando estuvo en manos
de sus enemigos, sino por todas la culpas pasadas, pre-
sentes y futuras en persona de todos los pecadores, sean
de los llamados como de los elegidos. El Alma compa-
deciente se arroje y se sumerge en casi todos los padeci-
mientos de nuestro Señor, y mide, por cuanto lo puede
hacer un ser humano, el infinito abismo de cada uno, y
uniéndose a las infinitas intenciones reparadoras del
Hombre-Dios penante, ofrece a Él, ofrece al padre, ofre-
ce a la Divina Justicia REPARACIONES INFINITAS
por todos y por todo. Y es precisamente la grande, nece-
saria y universal REPARACIÓN lo que exigen éstos
nuestros tan tristes tiempos, las innumerables iniquida-
des de las presentes generaciones y el justo y tremendo
airarse de los divinos castigos.
Editorial
10.000 ejemplares. 2ª Edició n Revisada ARCA DE LA ALIANZA
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EDITORIAL ARCA DE LA ALIANZA
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