Habitad

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EL EL HABITAD DE LOS PECES

HABIT
AD DE CIENTIFICA:
METODOLOGIA
METODOLOGIA CIENTIFICA:
La alimentación .-
LOS

La alimentación de los peces es muy variada, y depende en gran parte del grado de
especialización. Se puede relacionar con su morfología (posición de la boca o los ojos, entre

PECES
otros), la disponibilidad de alimento y con el comportamiento social. Los peces pertenecen a
diferentes niveles tróficos y por esto hay peces herbívoros (comen vegetales), carn ívoros
(comen animales), detritívoros (comen detritus) y omnívoros (comen de todo). As í mismo, las
larvas y los peces jóvenes difieren de los adultos, se nutren de zooplancton. La mayor ía de
los peces pelágicos son especies planctófagas, se alimentan de plancton. Presentan una
estructura bucal en forma de embudo que aumenta el volumen de agua que circula para
ser filtrada juntamente con el alimento en suspensión, y por una serie de espinas en forma
de peine o pelos gruesos en la cara interna de los arcos branquiales. No obstante, hay otros
que son depredadores activos, como la lubina (Dicentrarchus labrax) y el at ún (Thunnus
thynnus), que cazan en grupo a otros peces. Las especies bent ónicas restan al acecho de sus
presas, escondidas entre las rocas, la arena o las algas. Suelen alimentarse de organismos
del plancton y pequeños invertebrados que viven asociados al fondo. Las especies fit ófagas,
como la salpa (Boops boops), se nutren de algas superiores o fanerógamas marinas y esto
las obliga a llevar una vida asociada a los fondos iluminados. Muchas especies
sedimentívoras se alimentan de la materia orgánica que hay en descomposición y que se
acumula al fondo, como por ejemplo el salmonete (Mullus surmuletus). Hay muchas especies
omnívoras, que se alimentan de especies vegetales y animales indistintamente, como por
ejemplo la dorada (Sparus aurata) y el sargo (Diplodus sargus), que comen algas,
crustáceos, moluscos y otros invertebrados.

 La reproducción.-
Las estrategias reproductivas de los peces son muy diversas. El inicio de la reproducci ón, se
produce generalmente como respuesta a los cambios ambientales, como por ejemplo la
temperatura del agua. En general, ponen un gran número de huevos y protegen la puesta.
La mayor parte de los peces tienen fecundación externa, es decir, las c élulas sexuales son
liberadas al exterior y se unen en el agua. Así, una inmensa mayor ía de peces son
ovíparos; ponen huevos que son expulsados al exterior durante la fresa o puesta. La
sardina (Sardina pilchardus) y el pez luna (Mola mola) son ovíparos. El número de huevos
de las puestas cambia en función del grado de supervivencia que tengan: ponen muchos
huevos si estos tienen escasas posibilidades de prosperar. Los huevos pueden ser
expulsados a la columna de agua o bien dispuestos al fondo sobre las rocas o sobre la
vegetación En los condrictios y algunos osteíctios, la fecundación es interna, la unión de las
células sexuales se da dentro del cuerpo de la hembra. La fecundaci ón interna va asociada
a la cópula, que suele ser precedida de un cortejo nupcial m ás o menos complejo, y a la
existencia de órganos copuladores. La tintorera (Prionace glauca), la musola (Mustelus
mustelus), y algunos peces óseos de agua dulce son vivíparos. No se forma huevo, sino que
se desarrollan embriones que durante el periodo de incubación se nutren de la madre
mediante unas secreciones especiales. Los ovovivíparos incuban los huevos dentro de una
cavidad interna del cuerpo y liberan los alevines al agua cuando est án bien desarrollados.
El tiburón toro (Carcharias taurus) es un ejemplo de pez ovovivíparo. A pesar de no ser el
más habitual, el viviparismo y el ovoviviparismo, presenta ventajas ya que la fecundaci ón,
al ser interna, se garantiza, y de esta manera se protegen los huevos y los embriones de los
cambios ambientales, los parásitos y los depredadores. Las estrategias reproductivas de los
peces son bien diversas. El inicio de la reproducción, se desencadena, generalmente, como
respuesta a los cambios ambientales, como por ejemplo la temperatura del agua.

 El comportamiento y las relaciones sociales.-


El comportamiento de los peces puede definirse como una respuesta a las interacciones que
se originan entre ellos mismos o con relación a los est ímulos ambientales externos. Los
peces pueden relacionarse con individuos de su especie o de otras especies por medio de
diversos señales (emisión de sonidos, vibraciones, señales químicos, impulsos eléctricos y
producción de luz) o coloraciones (mimetismo, advertencia o comportamiento reproductor).
Generalmente los utilizan para defenderse de los enemigos, como alerta o bien para
relacionarse en las épocas de reproducción. Muchas especies bentónicas presentan
coloraciones crípticas, coloraciones similares a las del fondo donde viven que les permiten
camuflarse para capturar sus presas o bien protegerse de los predadores. En cambio, otros
presentan coloraciones llamativas, coloraciones aposemáticas que, como señal de
advertencia, indican a los individuos de otras especies que tienen partes o estructuras
venenosas. Muchas especies pelágicas tienen la parte dorsal más oscura que la ventral para
confundirse con la luz que traviesa el agua y la oscuridad del fondo, a la vez. Algunos peces
hasta tienen la capacidad de producir luz, son bioluminiscentes, ya sea porque tienen una
sustancia química capaz de producir luz, o bien porque llevan asociadas bacterias que la
producen. Esta luz es utilizada para el reconocimiento de individuos en el aspecto
reproductivo y para la atracción de las presas. Otros, como las anguilas (Anguilla anguilla),
producen electricidad a través de órganos eléctricos derivados de fibras nerviosas o
musculares. Esta electricidad se utiliza para la localización de objetos y de otros individuos,
para su defensa y la captura presas. La emisión de sonidos a partir de los radios de las
aletas, la boca, los dientes, la vejiga natatoria o el aparato digestivo, es otro recurso
utilizado por diversas especies y está ligado a la defensa del territorio, al comportamiento
social y reproductor. Algunos peces tienen tendencia a formar cardúmenes. Este
agrupamiento, también llamado banco, les disminuye el riesgo a ser atacados por sus
depredadores, les facilita la búsqueda de alimento y la reproducción, y les proporciona una
mayor eficacia hidrodinámica.
A veces algunos peces hacen migraciones, movimientos estacionales o anuales que est án
ligados a la reproducción o a la búsqueda del alimento. Algunas especies recorren miles de
quilómetros; otras simplemente se mueven de zonas profundas a superficiales, y viceversa.
Estos viajes van ligados a la percepción de cambios en la temperatura del agua, el
movimiento de las corrientes marinas, la luminosidad o los campos magnéticos.

 El mediterráneo.-
El Mediterráneo no proporciona pescado en cantidad, pero sí pescado de calidad y,
sobretodo, de muchos tipos. Podemos diferenciar el pescado blanco, de carne blanca y gran
calidad (merluza, salmonete, rape, lenguado), del pescado azul, menos valorado (sardina,
boquerón, caballa, bonito, atún), y del pez de roca, que vive en fondos más o menos rocosos
(cabracho) De las aguas del mundo cada día se extraen alrededor de 60 toneladas de
pescado. Las cantidades más elevadas corresponden a la anchoa (Engraulis encrasicolus) y a
la sardina (Sardina pilchardus), seguidas del bacalao (Gadus morhua) y la merluza
(Merluccius merluccius). Según la Lista roja de las especies amenazadas de la UICN, hay
unas 1.173 especies de peces en peligro de extinción, entre ellas, el bacalao (Gadus morhua).
La sobrepesca genera un problema: si se extrae más pescado del que se produce, puede
peligrar la supervivencia de algunas especies, sobre todo si no se respetan las tallas
mínimas permitidas para la explotación pesquera. La degradación de los hábitats por los
efectos de la contaminación marina, la construcción de embalses, la extracción de agua para
el consumo humano y la introducción al medio de especies exóticas (especies invasoras),
representan otro problema para la supervivencia de los ecosistemas marinos.

El habitad de los peces marinos, peces de agua salada.-Si nos fijamos en los peces
marinos, se pueden encontrar peces capaces de vivir en prácticamente cualquier mar u
océano. Hay algunos adaptados a vivir en los océanos más fríos, mientras que otros s ólo
pueden hacerlo en aguas con temperaturas elevadas.
También hay que tener en cuenta que los océanos pueden ser muy profundos y hay varias
zonas dentro de ellos, donde varían varios componentes como la luz o el ox ígeno disuelto.
Se puede hablar de zona epipelágica, mesopelágica, batial, abisal o hadal de menos a m ás
profunda. No todos los peces pueden vivir a cualquier profundidad, sin embargo, hay
algunas especies de peces que durante el día habitan en una zona y por la noche migran
verticalmente hacia otra.

Empezando por los océanos más fríos del planeta encontramos en el hemisferio norte el
Ártico y en el sur el Antártico. No son muchos los peces adaptados a tales temperaturas,
pero sí hay algunas especies que pueden habitarlos. En el Ártico viven peces como el pez
plata, la linterna oscura, el espinoso de nueve espinas, el tiburón de Groenlandia o el
salmón blanco nelma. Algunos de ellos pueden bajar hasta el océano Atlántico o el Mar del
Norte, pero son habituales en el océano Ártico.

En el Océano Antártico viven especies de peces como la merluza negra, el bacalao ant ártico,
el pez linterna de puntos negros o el pez linterna r ómbico. La mayor ía de ellos tiene un
color oscuro de tonos marrones y están preparados para las temperaturas extremas
gracias a anticongelantes que llevan en su sangre.

De manera similar, se puede hablar de peces que sólo pueden habitar en aguas
especialmente calientes. La mayoría de ellos viven en aguas cercanas al ecuador,
independientemente del océano que sea. Muchos de ellos tienen colores llamativos y por
eso se acostumbran a tener como animales de acuario. Algunos ejemplos de este tipo de
peces pueden ser el pez payaso, el pez loro, el pez mandarín, o el pez león. Son peces
asociados a hábitats de arrecifes de coral.

En el resto de casos es muy complicado limitar el hábitat de los peces marinos puesto que la
mayoría de ellos viven en aguas de todos los océanos. Por ejemplo el atún, uno de los peces
más comunes, está distribuido por todo el mundo.

Es cierto que algunas especies tienen preferencia por algunos mares, pero en general est án
en todos los océanos y mares. Algo similar pasa con los peces que estamos acostumbrados
a consumir en nuestra dieta: el mero, las sardinas, la merluza, el gallo, el rodaballo o la
dorada son todas especies marinas que viven en prácticamente todas las aguas. Sin
embargo, en algunos casos empiezan a ser más escasos ya que ha habido un exceso de
pesca.

El habitad de los peces de agua dulce.- En el caso de los peces de agua dulce ocurre
algo parecido a los peces marinos y es complicado diferenciar claramente sus hábitats
puesto que la mayoría están presentes en diversos ríos y lagos a lo largo de todo el mundo,
no obstante el hábitat está un poco más limitado que las grandes masas de agua  de los
océanos y mares.

Aunque muchos originariamente sí tenían un hábitat definido, con el paso de los años y la
acción del hombre, se han introducido especies en lugares que no les corresponde. Por
ejemplo, las truchas se pueden encontrar en ríos de aguas frías en Norteamérica, el norte de
Asia y Europa. Sin embargo, han sido introducidas en algunas zonas donde no son
autóctonas como en Oceanía o Suramérica

La carpa es un pez de agua dulce típico de las zonas templadas de Europa y Asia que
puede vivir en aguas con temperaturas que rondan los 20 ºC. Sin embargo, es considerada
una especie invasora que es capaz de vivir en muchos otros hábitats donde se pueda
introducir, siendo capaz de desplazar a la fauna autóctona de esos ríos, de hecho en
muchos países es  considerado como un problema potencial ante la aminoración de sus
especies autóctonas.

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