Azucar Cali
Azucar Cali
Azucar Cali
DIRECTOR
JUAN MORENO BLANCO
DOCTOR EN ESTUDIOS IBÉRICOS E IBEROAMERICANOS
2
Dedicatoria
A mi madre, “tejedora de todos los oficios, todos los arreboles del crepúsculo”, a ella
alcahuete de mis sueños, mujer de ascendencia indígena, quien huérfana a los 11 años
supo enfrentar sola la vida y hacer una familia, 8 hijos “en los tiempos de harina y un kilo
de pan”, a ella por su ejemplo de vida, gracias por extenderme siempre su abrazo.
A la memoria de mi padre, afrodescendiente, obrero, que como todos los de su clase
trabajadora siempre esperaron por la justicia cada día, a él quien me enseño sobre el amor
y el respeto a los otros como a mí.
A mi familia para impulsar el deber y el derecho a una educación de calidad.
A mi pareja y compañero por su amor, para qué siga junto a sus pares obreros la lucha.
A los corteros de caña, y a todos los campesinos, “los imprescindibles”, a ellos gracias por el
agro, por la vida.
A las mujeres de lucha, que dicen sin miedo lo que sus esposos callan.
A mi ciudad, a mi valle geográfico del río Cauca.
Dedicado a todas y todos los que creyeron en esta apuesta investigativa, y a los que no la
valoraron, también gracias.
A todos los que soñamos un país con equidad, pero sobre todo con amor, y a quienes con su
buen oficio contribuyen a que se termine la crisis agroalimentaria en Colombia.
3
Agradecimientos:
A Dios, no como manipulación del vaticano, ni del poder político usado para someter al
pueblo, sino como esa fuerza espiritual dentro de mí.
A mis profesores de colegio, y a mis profesores del IPC, de Bellas Artes, de la universidad,
música y literatura, a los investigadores, a los maestros de la calle, vecinos, amigos, la
gente, por quienes con su semilla he venido hasta aquí.
Especial saludo al profesor Germán Feijoo por sus aportes iniciales en cómo hacer
investigación sobre relatos e historia oral.
Al profesor Juan Moreno por promover la investigación en la escuela, y por la motivación
en sus palabras sobre éste trabajo.
4
SUMARIO
Pág.
RESUMEN………………………………………………………………………………..1
INTRODUCCIÓN………………………………………………….……………………..2
CONCLUSIONES. ……………………………………………………………………..97
BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………….101
5
RESUMEN
¿De dónde provienen los relatos del “Valle del progreso” y la identidad de “orgullo
vallecaucano”? El presente trabajo de investigación, (el cuál hace parte de un trabajo
más extenso), intenta dar respuesta a estos interrogantes a través de un
acercamiento al conflicto agrario colombiano, centrado específicamente en el estudio
de los relatos de dos polaridades discursivas: corteros de caña vs industriales de la
caña de azúcar del Valle geográfico del río Cauca.
Palabras claves: Valle geográfico del río Cauca, Valle del Cauca, caña de azúcar,
paro corteros de caña 2008, conflicto agrario, relatos, literatura vallecaucana siglo XIX,
María, El Alférez Real, “país vallecaucano”, polaridad discursiva, estrategias de poder,
técnicas biopolíticas, manipulación massmediática, subjetivación colectiva, verdad
subjetiva, escritura dominante/ sociedad subalternizada, narrativas legitimadoras de
“progreso”, construcción social de la realidad.
1
INTRODUCCIÓN
2. “Ésta exaltación, llegó a características de ser un imperativo moral, de donde ese “país vallecaucano” era el buen
lugar de la vida, el escenario donde germinaban sus recuerdos traídos ahora como nostalgias y del que nacían las
motivaciones para sus luchas políticas y militares. Los nacionalismos no son acaso fundamentalmente un proyecto
político que se sustenta en la sublimación de la raza, la cultura y del territorio, que dan exclusividad y sello de identidad
al país de ese proyecto. En la valoración positiva- subjetiva- que realiza un escritor y que puede ser apropiada por el
aparato ideológico y político par “formar y llenar de orgullo-exacerbado muchas veces- a la colectividad, existe una
sublimación de esas particularidades características del territorio y en ello, elevación a categoría moral; el país del bien,
de la luz, el hogar de nuestras familias; el territorio privilegiado: el paraíso.” Oscar Buitrago Bermúdez, Nelson Londoño
Pinto y Pedro Martínez Toro. “María y el proyecto de refundación del Valle del Cauca”. Polígamas, Escuela de Estudios
Literarios. Cali, 2005. (P. 171). pp. 151-196.
3
Para el desarrollo de éste escrito en torno a los discursos como creación verbal,
se parte de dos capítulos a saber: I. Narrativas Legitimadoras, compuesto por tres
partes: 1. La construcción social de la realidad en el Valle del Cauca: que
contextualiza mediante algunos ejemplos, cómo desde la construcción simbólica
la clase terrateniente partió de los cronistas de indias para construir y legitimar su
discurso geopolítico de poder. Por donde estudiaremos, de qué forma estos
acontecimientos permiten establecer los antecedentes del marco de la
confrontación entre la comunidad agro-alfarera/agrícola-campesina/proletaria y la
gesta de la élite europea/vallecaucana que invisibiliza desde la construcción de la
subjetividad colectiva. 2. El valle del progreso”: construcción narrativa de los
ingenios azucareros en la “región pujante” del valle del cauca, siglo XXI, que
continua la inmersión, sobre cómo los ingenios mediante el uso del massmedia
construyen los enunciados del “Valle del progreso”. Y, 3: “El valle del progreso”
desde la narrativa del “país vallecaucano”, en el cual, se analiza cómo se ha
venido construyendo la fisonomía del Valle del Cauca; principalmente, a través de
dos relatos del siglo XIX: ‘María’ (1867) de Jorge Isaac y el ‘Alférez Real’ (1886)
de Eustaquio Palacios, los cuales, realzan la imagen de la hacienda colonial y los
hacendados. Relatos del valle geográfico del río Cauca, que establecen la
importancia de las familias de élite sobre la clase campesina y esclava. Escenario
de la escritura dominante que configuró el modelo social para impulsar la
modernidad y “el progreso”.
Y, por último, El capítulo II: Escenario discursivo del conflicto agrario en el valle
geográfico del río Cauca, desde el paro de los corteros de caña 2008. 2.1.
“cortadora vs mache”, allí se discutirá ¿cómo pugnan esas fuerzas discursivas en
el relato?, ¿cuáles son sus estrategias, y, sobre cómo se ha comportado la
alteridad discursiva en lo referente a los paros del sector azucarero y el relato del
valle del “progreso”.
4
Capítulo I. Narrativas legitimadoras de “progreso” en el Valle del Cauca.
5
caña de azúcar? ¿Cómo se objetiviza “el progreso” en la sociedad vallecaucana?
¿Por qué ha existido la pugna entre los dos polos discursivos categóricamente
opuestos: conquistadores/“indios”; campesinos/hacendados; corteros de
caña/industriales del azúcar?
Para abrir este debate, comenzaremos primero por establecer por qué el
“progreso” se construye en el valle geográfico del río Cauca. Acto seguido se
establecen tres momentos históricos que van hilvanando esa construcción social,
1. El sometimiento del indígena y el afroamericano esclavo, 2. El paso del
indígena y el “negro” al campesinado del agro en las haciendas y en la urbe, 3. El
desenlace de guerras, confrontaciones en relación al reparto de la tierra y la
deuda histórica en relación a la reforma agraria. Tres momentos que hacen un
breve recorrido a modo de preparar el escenario del conflicto entre dos
polaridades discursivas empresarios/obreros desarrollado en el capítulo dos.
Por su puesto que no podríamos describir 5 siglos en este trabajo, pero tomo el
riesgo de abrir los interrogantes de cómo se ha venido gestando desde la
conquista la construcción de “progreso” en el Valle del Cauca. Entendido entonces
este ejercicio no por ingenuidad pero si con arrojo y humildad de investigadora,
como un abrebocas a futuras investigaciones historiográficas de mayor
envergadura investigativa, ojala y posibilitadas de una mayor extensión en la
escritura. Lo cual, a su vez, requiere de verdadero apoyo económico y especial
aporte académico.
6
pobladores de estas tierras que en su llegada estaba poblada por indígenas en
cacicazgos organizados en provincias.3 Miremos algunos de éstos relatos:
“Cuando los españoles daban en los pueblos de estos indios y los tomaban
de sobresalto, hallaban gran cantidad de oro en unos canastillos que ellos
llaman habas, en joyas muy ricas de campanas, platos, joyeles, y unos que
llaman caricuries, y otros caracoles grandes de oro bien fino”.
“Desde la ciudad de Popayán comienza, entre las cordilleras de sierra que
dicho tengo, a se allanar este valle, que tiene en ancho a doce leguas…”
“Los indios vienen a sembrar las tierras y a coger los maizales de los
pueblos que los tienen en los altos de la serranía. Junto a estas estancias
pasan muchas acequias y muy hermosas, con que riegan sus sementeras,
y sin ellas, corren algunos ríos pequeños de muy buena agua; por los ríos y
acequias ya dichas hay puestos muchos naranjos, limas, limones,
granados, grandes platanales y mayores cañaverales de cañas dulces”
(Cieza de León, p. 31, 75, y p. 80).
"Lo alto de las sierras es frío, a la mitad de ellas templado y en los valles
caliente y esto toda la vida y así los frutos de ellas se dan todo el año...".
(Fray Pedro, citado por Rodríguez Cuenca, 2005, p. 120).
Enormes eran las posibilidades de los españoles de sacar provecho. Baste leer
sobre las descripciones que hacen los conquistadores “historiadores”, para darse
cuenta cómo fue que estas crónicas despertaron el interés, siglos más tarde, de la
élite criolla vallecaucana, la de los terratenientes de Buga, seguidos por la
3
Sobre este tema se alude desde los cronistas que hubo cerca de 16 provincias a la llegada de los españoles, y son:
Provincia de Antioquia (Valle de Aburra), Camaranta, Cartama, Arma, Zopia, Paucura, Pozo, Picara, Carrapa, Anserma
(Umbra), Chancos, Quimbaya, Guadalajara de Buga, Gorrones, Cali (Valle del Lile), Montaña (Dagua). Consultar en:
Rodríguez. Pueblos, 2005, p. 21-31.
7
gobernación de Popayán, el cabildo, quienes temprano percibieron la riqueza de
este valle, decidiendo hacer campaña para emprender su empresa.
De acuerdo a lo anterior, queda muy fácil saber quién tiene, como dicen los
autores; “el palo más grande”. El dominio del poder está a cargo de quien pueda
generar la conciencia colectiva, que en este caso, ha estado a manos de la clase
invasora, terrateniente y esclavista. Cuya técnica ha sido la invisibilización del otro.
Así pues, que socialmente se ha promovido de generación en generación, la
8
hacienda colonial como nicho de progreso. De ello da cuenta la escuela,
transmisora del pensamiento colonizador de la conquista a través de la historia,
mediante siglos y siglos de silencio. Sólo en el presente siglo se han intentado
hacer reflexiones al respecto, donde no es nada difícil encontrar agentes de la élite
hegemónica camuflando ese discurso dominante, tal y como sucede con muchos
de los llamados historiadores de nuestros tiempos.
4
Pierre Bourdieu ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos. Ediciones Akal universitaria. S.A.
Madrid España, 1999, 2001. Para el autor “hablar de rito de iniciación, es indicar que cualquier rito tiende a consagrar o
a legitimar, es decir, a hacer desestimar en tanto que arbitrario o reconocer en tanto que legítimo, natural, un límite
arbitrario” en este caso, para los españoles el comportamiento de los “indios” es insólito, de ahí que de esa presentación
se pase al aprovechamiento de las circunstancias. Véase para este ejemplo los Ritos de iniciación., p. 78-86
5
Bourdieu, Opus cit., p.82
9
“La realidad se define socialmente, pero las definiciones siempre se
encarnan, vale decir, los individuos o grupos de individuos concretos sirven
como definidores de la realidad”. (2001, 149).
Sobre este tema puede consultarse los diálogos entre los españoles para
favorecer su empresa conquistadora. Miremos el caso de la capitulación de 1538
que le hace el gobernador del río San Juan a Pascual de Andagoya:
“Vos doy licencia e facultad para que por nos y en nuestro nombre y de la
corona real de Castilla, podáis conquistar y pacificar e poblar las dichas
6
“La encomienda fue un instrumento que utilizo la Corona para dejar bajo su protección al indígena como mano de
obra, evitando la servidumbre feudal haciendo del indígena el tributario del rey, quien, de acuerdo con las obligaciones
establecidas por la Iglesia, debía cuidar por su bienestar espiritual, al tiempo que aprovechaba esta obligación para
realizar un proceso de aculturación. El indígena debió pagar estos tributos en dinero, en especie, o en servicios. (…) El
pago del dinero era escaso y por lo tanto, aunque la tasación se hacía en pesos, se estableció un equivalente en especie
de acuerdo con las características productivas de cada resguardo. En la práctica, y donde fueron numerosos los
indígenas sometidos, la encomienda fue utilizada fundamentalmente para la explotación de la fuerza de trabajo.” En:
Zuluaga/Mejía/Valencia/Arias, 2012 p. 47.
10
tierras que hay desde el dicho río de San Juan hasta donde comienza la
gobernación”. (Bolaños, 2008).
En el caso del Valle geográfico del río Cauca llegó de manos de Sebastián de
Belalcázar en 1541 cuando la plantó en su estancia en Yumbo, de tal suerte que
Hacia 1550 tuvieron origen tres ingenios a orillas del rió Amaime y desde aquí se
enviaron mieles y azúcares a Panamá en 1588. Lo que para 1721 llevó a la
construcción de 33 trapiches en el Valle geográfico. Desde ese momento la
Corona se dio a la tarea de repartir tierras, al tiempo de entregar a los españoles
encomenderos indígenas y mano de obra esclava, mediante lo cual, no solo se
conseguía la explotación ganadera y minera, sino la llegada al siglo XVIII con el
establecimiento de trapiches paneleros y de explotación de los derivados de la
caña.7 Gracias a estas intuiciones, los criollos de la élite, y por su puesto su
impulsor, Belalcázar, sembró a partir del siglo XVI en su estancia la gramínea,
desde allí la esparció por todo el costado izquierdo del río Cauca.
7
Véase: Alonso Valencia Llano. De la sociedad de conquista a la sociedad colonial. Revista Historia del Gran Cauca. No
11. Universidad del Valle, Cali, Colombia, 1994.
11
Lame, en el cuál tempranamente se identificaba el verdadero papel de los
conquistadores:
En el anterior relato podemos ver como Quintín líder indígena de los Nasa,
interpreta tempranamente, la realidad impuesta por el conquistador y da cuenta de
los procesos de invisibilización del pensamiento otro.
Imaginemos el conquistado, colonizado y esclavizado, su percepción frente al
blanco, no por osadía, el sin número de enfrentamientos entre los dos polos
enunciatarios. Y la representación del mundo visiblemente distante.
Según Tzvetan Todorov (1991, p.18) en ‘La conquista de América, el problema del
otro la problemática de la alteridad’, el plano del valor (axiológico) y “la acción de
acercamiento o alejamiento con el otro” (plano praxiológico) lo definen los
españoles en tres momentos: Primero, percibiendo las debilidades del “otro”, es
decir, el momento para la identificación, que se define como dice Weber (1997) a
través de la sujeción del poder, mediante el papel de quien “descubre”; el
segundo, la asimilación, a través de la estrategia frente a la codicia de los
navegantes, la promesa del oro y de paso, la posibilidad de reconocimiento de su
empresa conquistadora y la tercera, la imponencia de la propia imagen, la
imposición de la lengua, la religión y la norma. Lo que quiere decir la imposición
del “yo” de “ellos” en el “nosotros”:
El descubrimiento por parte del “yo” de los “ellos” que lo habitan, va
acompañado por la afirmación mucho más aterradora de la desaparición
12
del “yo” en el “nosotros”, característica de los regímenes
totalitarios.(Todorov, opus cit., 61).
8
“Aunque la distribución desde Cartagena tomara diversas vías como Río Hacha o Portobello, la principal y más
importante para nuestro caso, fue la vía que tomando el río Magdalena, conducida hasta la ciudad de Honda y, desde
allí, tomando el camino del Quindío, llegaba al primer mercado importante del suroccidente, Cartago, donde eran
comercializados con destino a las minas del Chocó y algunas de las haciendas de Buga; luego se realizaban ventas en Cali
y en Popayán.” Francisco Zuluaga, (…) .Valle del Cauca Procesos históricos. Editorial Manuelita, Cali, Colombia, 2012
9
“Se calcula que entre 1533 y 1580 se importaron “legalmente” alrededor de 3000 negros de los ríos de Guinea, entre
1580 y 1640, cuando Cartagena se convirtió en el principal puerto negrero de América ingresaron oficialmente unos
170.000 esclavizados. Entre 1710 y 1740 se registraron unos 300000 ingresos” lo que podía duplicarse con el
contrabando de estos. En: Héctor González. Vallenato, tradición y comercio. Ed. Univalle, Cali, 2007.
13
resistencia amotinada mediante el cimarronismo,10 los palenques y la misma
confrontación, a través de la negativa de los esclavos a la imposición del sistema
esclavista. (Ver: Zuluaga, 2012. ‘Régimen esclavista’: pp. 66-71; Friedemann,
1983; Motta, opus cit.; Navarrete, 2003, 2005, 2007). Es decir, la esclavización
que implica el sometimiento del ser humano a la condición de esclavo como dice
Zuluaga (opus cit.). De ahí que el interés sea fijar en la sociedad al esclavizado
como “cosa” mediante otros enunciados como “casta” o “negro” para justificar el
deseo de territorializar, también, el idioma y desterritorializar la palabra, bajo la
imposición de códigos de lengua. Sumado, al deseo de alcanzar el poder y cifrar
en el mundo la idea de desarrollismo desde el modelo económico de la
explotación de mano de obra esclava/negra/indígena/campesina/pobre, que
cifraría “el progreso” en el mundo. Imposición cultural en la que España mediante
procesos de aculturación y deculturación, conquista nuevas tierras y riquezas. Y
sobre todo, da paso a la globalización, que en este estudio se entiende como el
establecimiento de la realidad Verdad/poder11 bajo patrones de legitimación del
discurso de la dominación y superioridad europea. Del pobre sobre el rico, del
blanco sobre el Indígena, del blanco sobre el “negro”.
En el siglo XVII y XVIII la mano de obra del valle del Cauca era mayormente
esclava. La corona sin embargo, a través del rey trató de poner orden, pero los
conquistadores continuaron buscando sus favores, dando origen a
enfrentamientos entre el poder del rey y los conquistadores como Belalcázar y
Andagoya. Y posteriormente, la guerra entre colonos, por la disputa de la mano
de obra y el territorio del Valle geográfico.
De tal suerte que, en adelante, se fueron sucediendo una serie de confrontaciones
discursivas, por ejemplo con el tema de los concertados (trabajo de días que
hacían los negros en las haciendas para obtener una pequeña parcela), es decir la
nueva modalidad con la que los terratenientes querían someter al campesino libre
10
Cimarrón: proviene del ganado que huye y fue aplicada a los esclavos fugitivos. Las formas de resistencia incluían
cimarronismo y su concreción en palenques. Navarrete Cristina. GRIOTS. La memoria de los Griots. Feriva, Cali, 2003.,
pp.37 y 38.
11
Sobre este tema consultar: Entrevista con M. Fontana en Rev. L´Arc, No 70, pp. 16-26 en: Michel Foucault. La
microfísica del poder. Capítulo: verdad/poder. Edición y traducción Julia Varela, Madrid, 1979. pp.175-189.
14
luego de la abolición de la esclavitud en 1851. A este respecto, Joaquín
Mosquera, 1852, vecino y dueño de esclavos afirma:
En la anterior cita como en toda la historia del valle geográfico, el deseo del
sometimiento de los españoles presente en sus enunciados. Estos episodios
fueron de los colonizadores a los herederos terratenientes de la élite criolla:
hacendados, militares y comerciantes. Donde la norma, la religión y el estatus
social, establecían parámetros de verdad. Por ello, a la hora de la apropiación de
la tierra o de la explotación de la mano de obra del esclavo, se argumenta la
institucionalidad de su discurso a través de actas, juicios, permisos oficiales, como
el de traer negros a las minas, es decir lo que Berger/Luckmann denomina
establecer un orden horizontal que permita integrar una plausibilidad subjetiva.
Los motivos detrás de los argumentos, por donde se establecen roles y ordenes
simbólicos de representación, que implican conocimientos, pero también, la
transmisión de esos conocimientos, o sea los procesos de significación. Todo esto
imbrica la legitimación. (Berger/Luckmann, opus cit., 2001, p. 120- 133).
Todo lo que los españoles y terratenientes blancos han venido haciendo a través
de sus enunciados de poder obedece al ejercicio de trasmisión y administración,
que no es otra cosa que el ejercicio de la legitimación de su discurso de poder.
15
“Toda transmisión de significados institucionales entraña, evidentemente,
procedimientos de control y legitimación, anexos a las instituciones misma
y administrados por el personal transmisor”. (Opus cit., 2001, p.95).
12
Ver: Rivera, De María a un mar de caña, 2007, p. 35.
17
“En otras palabras el universo simbólico no solo se legitima sino que
también se modifica mediante los mecanismos conceptuales construidos
para resguardar el universo “oficial”. “El universo que como alternativa
presenta la otra sociedad debe de ser presentado esgrimiendo las mejores
razones que pueden existir para apoyar la superioridad del propio. Esto
demanda un universo conceptual de gran sofisticación.” (pp. 138 y 139).
18
dijimos arriba- en el entramado social, diversos enunciados como los siguientes:
“los ingenios traen el desarrollo porque tienen jerarquía en el rango social y por
eso determinan la economía”. (Esta clase de enunciados puede verse en: La
Manuelita, 1991).
En cuarto nivel, están los universos simbólicos: “Fue necesaria la colonización y
conquista para la modernidad”, “La industria es progreso”. Todo ello obedece al
significado social donde se crean mecanismos para afianzar y darle sostenibilidad
a ese universo simbólico que legitima las instituciones lingüísticas “autorizadas”,
lo cual crea una identidad subjetiva del individuo para ayudar a la propia
socialización, de la mano a la Invisibilización, que paradójicamente, se establece
mostrando al otro, al subalterno como inferior.
Para comprender cómo La industria azucarera del valle geográfico del río Cauca
vino a construir el relato: “el valle del progreso” dando continuidad a “la región
pujante” del Departamento del Valle del Cauca, o –como dijimos en la
introducción, “el país vallecaucano”,13 comenzaremos por analizar más sobre los
enunciados de “progreso” lo cual, está presente en el discurso de los empresarios
del azúcar, fundamentalmente, a partir de la consigna:14 “El valle del progreso: con
13
Esta frase la institucionalizó Jorge Isaac, al referirse en María a las nostalgias de su país vallecaucano. María Teresa
Cristina. Obras completas, Jorge Isaacs, María. Volumen I, Universidad del Externado de Colombia, Bogotá, Colombia,
2005, Capitulo XL, p. 326.
14
“El lenguaje sólo puede definirse por el conjunto de consignas, presupuestos implícitos o actos de palabra, que están
en curso en una lengua en un momento determinado. Guilles Deleuze y Félix Guattari. Mil mesetas. Capitalismo y
esquizofrenia. Traducción de José Vásquez Pérez con la colaboración de Umbelina Larraceleta. Pretextos. Valencia
España, 2004. P. 84.
20
15
el dulce sabor de la azúcar de Colombia.” La cual ha estado en la publicidad
promovida en la massmedia (a través de comerciales televisivos), la prensa del
2008, y los informes de ASOCAÑA del 2008-2012.
Así podremos analizar las estrategias discursivas utilizadas por los ingenios
azucareros en el orden de aludir su “compromiso con el progreso”, “los avances
científicos”, “la gestión ambiental” y “la construcción del tejido social”. Lo que
veremos, representa la urgencia de posicionar un nuevo relato.
Veámos como en los enunciados de sus comerciales se alude no sólo al Valle del
Cauca, está vez, también, refieren de forma más directa, el país dentro del
territorio del “progreso”. En el que sus consignas o actos de palabra personifican
el propio territorio:
“El dulce sabor del azúcar de Colombia es progreso: porque es uno de los
principales generadores de empleo.
Sabe a desarrollo: con sus recursos se capacitan millones de colombianos.
Sabe a naturaleza: porque invierte en la protección del medio ambiente.
Sabe a futuro: porque genera la energía más limpia del país. Progreso: con el
dulce sabor del azúcar de Colombia”.16
Comercial de Mayagüez:
Comercial de Castilla:
15
Esta consigna hace parte de la pauta publicitaria de los ingenios azucareros, transmitidos por los canales de televisión
colombiana, 2011.
16
“El sector azucarero de Colombia. el dulce sabor del progreso” en: youtobe.com/warch?V=wslugpvEWy8.
17
En: watch?v=MePJZgjI_pg. Septiembre 26 del 2012.
21
todos? Postobón (…). ¿Cómo ayudarles a respirar a 90 millones de pulmones?
Alcohol de la caña para oxigenar la gasolina”18
En los anteriores enunciados se lleva a cabo una estrategia discursiva que a partir
de Foucault (2008) y Deleuze/Guattari (2004), puede ser comprendida a través del
poder del lenguaje. (Lazzarato, 2007, pp. 73-134).
El lenguaje en términos no saussureanos, lo definen Deleuze/Guattari (opus cit.)
como un conjunto de órdenes sociales a ejecutar. Transmisión de consignas o
actos de habla. Al respecto, Foucault (1999, pp. 54-55)19 advierte que el poder
actúa sobre las acciones de los otros, determinando su conducta. Ello puede
explicarse desde el mismo momento en el que al nacer somos sumergidos por
otros en el orden de la cultura, de ahí que radique el poder del lenguaje20. Sin
embargo, ya en el uso del entendimiento Foucault advierte que en el poder hay
cierto grado de libertad dirigida. Así puede entenderse que los ingenios fijen su
interés en la opinión pública, como una garrapata que se instaura en el cerebro, un
cúmulo de imágenes se instauran en él: “azúcar”, “empresa”, “empleo” y
“progreso”.
“Si el poder fuese únicamente represivo, sino hiciera otra cosa más que
decir no, ¿cree realmente que se le obedecería? Lo que hace que el poder
se aferre, que sea aceptado, es simplemente que no pese como una fuerza
que solamente dice no, sino que de hecho, circula, produce cosas, induce
al placer, forma saber, produce discursos, es preciso considerarlo más
como una red productiva que atraviesa el cuerpo social, que como una
instancia negativa, que tiene como función reprimir. (Foucault, 1999, p.49)
18
“Corteros de caña y desarrollo social del sector azucarero” en: youtobe.com/warhg?V=QJFLpJ9J8
19
Si para Foucault el poder deviene de una acción conjunta, para Weber (1997) para que el poder tenga efecto en el
fenómeno social debe contar con quien los celebre, los defienda y los imponga, lo que para Deleuze significa que el
poder opera la naturaleza de la totalización, el poder es. “la estatalización de lo biológico” (Foucault: 1992:247). Y Pierre
Bourdieu. Poder derecho y clases sociales. Ed. Desclee. Bilbao, 2000.
20
Para Durkheim (1972) la sociedad es un substrato homogéneo de miembros que aprenden las similitudes en la vida
colectiva, es decir a través de la socialización, donde se reproduce la realidad aprehendida. Ver. Durkheim, según
Althusser (1971) donde el sujeto desaparece porque es un “reproducido”, la visión del mundo se le impone. Que
Margulis (2009) refiere como los contenidos discriminatorios presentes en la discursividad social. Véase bibliografía.
22
control supeditado a la soberanía y a la sociedad disciplinaria. (Rodríguez, 1982.
V.2 No 1-3) Es decir, el poder de los enunciados radica en la procedencia de los
interlocutores: empresarios autónomos, amparados en la ley natural, en la norma.
Para nadie es un secreto que los ingenios azucareros constituyen un emporio
económico. Los enunciados televisivos se encargan que ello quede en la memoria
colectiva. Lo cual, desde Foucault podía llegar a convertirse en otra de las
técnicas disciplinarias de gobierno (como la familia, la escuela, la fábrica). Lo
mismo que para Deleuze/Guattari sería “la maquina abstracta”, o sea mecanismos
disciplinarios y de control, como la moneda, el internet. Pero a su vez, lo que en
estos tiempos puede ser la técnica de dominación hacia la masa, porque el
sistema massmediático domina el cerebro del espectador a control remoto, y
ordena: hacer.
A través de sus enunciados, el gremio azucarero deja en claro su posición dentro
del entramado social, que está dentro de lo que llama Foucault (1999,54): una
triple especificidad la especificidad de su posición de clase: empresarios que
generan empleo. La especificidad de su condición de vida y trabajo: los avances
de su industria genera progreso al país. Y la especificidad de la política de la
verdad: el discurso de verdad amparado en la institucionalidad, en otras palabras,
todo constituye lo que Foucault ha denominado: el saber /poder y verdad/poder.
25
De acuerdo a los enunciados del ingenio azucarero Castilla ¿cómo generar
energía, cómo darle de beber a un río, preservar los bosques, ayudar a respirar?
Mediante esos cuestionamientos, se ejerce una reescritura de la palabra, un
nuevo orden de significación, donde se crea un dispositivo “nosotros”, o sea:
“nuestra empresa lo hace”. Hay allí una tarea de afirmación del “yo” narrativo, se
fija la intención como creación verbal, es decir acto de palabra, de enunciado.
Cifrar su imagen y quehacer en el imaginario colectivo. ¿Cómo nosotros lo
hacemos? “Si Nosotros somos quienes damos todo ese bienestar”. “El saber
científico que genera desarrollo”, “la energía de la biomasa de caña, ayuda a la
preservación del entorno natural a través de bagazo de la gramínea”. La
afirmación del “nosotros” haciendo empresa, aprovechando el conocimiento para
ponerlo al servicio del país. Mediante lo cual, se reafirma su ocupación territorial.
La resignificación y creación de nuevos enunciados como: ayudar a respirar
porque oxigenan la gasolina, que realmente quiere decir, el aire del ser humano.
Alusiones indirectas para referir lo no referido. Referir el aire puro que genera la
gasolina, una técnica biopolítica (Foucault, 2008), es decir, un modo como se
establece el control del aparato social, mediante una nueva consigna: “bienestar
“para todos”, estrategia para confundir: la contaminación ambiental.
Pero, ¿en dónde, en qué lugar, en qué territorio logran todo ese bienestar?
¿Cómo? ¿Por qué? Esas preguntas se resuelven ligeramente, mediante
consignas de progreso. No en el sentido de la complejidad de la ocupación del
territorio vallecaucano. Lo que importa es que ese bienestar es generado por la
industria centenaria para “orgullo vallecaucano”. Y ello va configurando un
dispositivo de seguridad hacia la población que como dice Foucault hace parte de
la economía política y es “un instrumento de los dispositivos de seguridad”. (F,
2006, p. 445). Allende, se recodifica el interlocutor con “efectos de verdad”.
Otro ejemplo, ocurre a través del discurso de los empresarios industriales en
torno al “biocombustible”: “energía para cuidar el medio ambiente”. (Informe
ASOCAÑA, 2010). El encadenamiento del enunciado presupone “responsabilidad
social” y el auditor se transforma en “privilegiado del avance y de la ciencia”. Se
entiende la robustez de los ingenios, “hacedores del progreso”, debido a que, son
26
los poseedores de los conocimientos. Enseguida se prefiguran como sujetos de
“autoridad” en la materia. Ello genera confianza.
Se supone que hay estudios que dicen todo lo contrario del biocombustible, donde
se reflexiona sobre que son un agente altamente nocivo y contaminante, pero se
transforman los enunciados, se genera lo bio, lo saludable, lo que “preserva”, con
otra significación enunciativa aún más problemática: “el biocombustible es
energía”. Y la “energía es para la vida”, hay allí impresa una nueva significación, la
energía se convierte en energía vital, no podríamos caminar sin energía, pero el
biodiesel casualmente, no es alimento para el cuerpo, no le proporciona energía a
éste, por lo menos no en el concepto de “lo bio”, su producido, más bien, hecha
andar carros y he ahí la contrasignificación. La performativa de las palabras.
Hagamos un alto en la intención del enunciado: “el dulce sabor del azúcar”, el
cual evoca la doble intención emotiva y social: Pensar en azúcar, atrae otros
enunciados, las mieles, deleite para el paladar, algo que reconforta a la
humanidad, tanto como el progreso. Y, es que justamente, de acuerdo al
enunciado: el azúcar hace el “progreso”, y he allí su valor. “Azúcar: energía para la
vida”, “Azúcar energía para el hombre”. (Fedesarrollo, 2007-2008, pp. 6 y 14.).
Las empresas expresan su valor para la sociedad, mueve los afectos en el
interlocutor.
En otras palabras, “el progreso del Valle del Cauca” es gracias a los ingenios
azucareros, y en ese sentido, el lenguaje suscita una estrategia comunicativa,
propia del poder de la enunciación. En ese poder está en la intención del
enunciado a que hace referencia Bajtín, como principio de las relaciones
dialógicas. Es decir los empresarios del azúcar camuflan su verticalidad hacia los
27
enemigos de su labor. Y establecen un eje horizontal, a través del cual, dialogan,
convencen, persuaden.
Los empresarios promueven un enunciado que conduce a otros enunciados que
establecen comunicación directa con la idea de “progreso” y preservación de la
vida. Por otro lado, la consigna como discurso indirecto22 o lo que Canetti asume
como: “el aguijón que forma un quiste”, por medio de lo cual, se pasa el aguijón a
la masa23 se explica en el contenido de esta expresión “el valle del progreso”,
porque representa el aguijón que quiere comunicarse a la masa. De hecho, está
instaurada en la massmedia, a través de una serie de comerciales que como
hemos dicho, dominan el cerebro a distancia. Situación que se expresa en el
discurso de los empresarios desde el XIX a nuestros días, mediante lo cual,
también a través de la prensa escrita de 1950-1960 fueron creando la necesidad
del progreso. (Ver: Rivera/Naranjo y Duque, 2007, Cap. II).
Deleuze y Guattari comparten con Bajtín la tesis: “un enunciado remite a otro
enunciado”:24 y es así como el enunciado de la consigna: “el valle del progreso”
encadena otros enunciados: “los ingenios azucareros”, “la caña de azúcar”,
“biocombustible” saludable con el medio ambiente, “energía limpia” “transformar la
tierra”, “identidad y orgullo vallecaucano”, “tierra fértil, paraíso”, “tierra de
oportunidades, trabajo y vida”.
22 “El discurso indirecto es la presencia de un enunciado transmitido en el enunciado transmisor, la presencia de una
consigna en la palabra. El discurso indirecto abarca a la totalidad del lenguaje. Opus cit., 2004. P.89.
23 Deleuze y Guattari citan a Canetti en Mil mesetas. (2004: 114).
24 Deleuze y Guattari. opus cit. 2004., p.83.
28
ha venido hablando” -que son las dueñas de las empresas-, ahora según él de las
223. 905 hectáreas de área cultivable, sólo ocupan ellos el 25 %, - con 1000
accionistas, mientras los proveedores poseen el 75% de la tierra o área cultivable.
A su vez reflexiona sobre el patrimonio económico que generan sus empresas:
25 Deleuze dice “estas técnicas eran individualizantes, jerarquizantes, uniformizantes en la sociedad disciplinaria,
pero que ya no funcionarán de ese modo en la sociedad de control.” Lazzarato. P. 93.
29
seguridad”. La una separa y encierra la sociedad y la otra integra hacia estrategias
biopolíticas, es decir haciendo creer un favorecimiento social lleno de libertades. 26
Detengámonos en esta última, en las estrategias biopolíticas, la idea de
pertenecer a un “territorio de progreso”, de grandes fábricas que protegen los
ecosistemas, como lo han venido instaurando en la realidad del Valle del Cauca
los empresarios del azúcar, lo cual; “redunda en bienestar para Colombia”, tal y
como lo encontramos en otros comerciales como en los informes de Fedesarrollo,
donde los enunciados llenan de orgullo vallecaucano, invitando a sentirse
privilegiados hacia esa realidad.
Miremos lo que dice Fedesarrollo27 en su informe de 2010:
26 Véase: Sometimiento social y servidumbre máquinica y técnicas de gobierno. Opus cit. Pp. 45-134.
27 María Angélica Arbeláez, Alexandra Estacio y Mauricio Olivera. Impacto socioeconómico del sector azucarero
colombiano en la economía nacional y regional. Cuadernos Fedesarrollo No31. Enero 2010.
30
Según Bajtín un enunciado se refiere a otro, porque es una réplica, es decir se
producen, en relación a enunciados ajenos que le preceden o que serán
posteriores dada la alteridad. De ahí que Bajtín lo resuma en el género discursivo
basado en los principios de la polifonía, donde hay un enunciador dialógico y
contestatario inmerso en un contexto multivocal propio de la interacción social.
Pero, ¿cuáles enunciados preceden este discurso? O como dijimos anteriormente,
¿quién es A y quién es B?
En el 2008 tuvo lugar el paro de los corteros de caña, allí se dio lugar la
confrontación discursiva entre industriales y corteros de caña, dado que los
trabajadores reclamaban mejores condiciones de trabajo, debido a la inexistencia
de un contrato directo. Situación que ponía y pone en entredicho el compromiso
social y empresarial ostentado por el agronegocio azucarero a través de sus
cuadernillos de Fedesarrollo y los informes anuales de ASOCAÑA, contradicho en
buena parte por investigaciones como Pérez y Álvarez (2009) y Aricapa (2006). De
igual modo, el estar en el ojo del huracán a nivel internacional. (Raffo: 2009). Así
que el leiv motive de su discurso fue proyectar una imagen abundante bienestar
social con la región del Valle del Cauca.
Fedesarrollo 2009:
31
aportes parafiscales, pagos al sistema de seguridad social integral y salud
preventiva.”
“Las mejoras en los sistemas de aprovechamiento de agua en los ingenios”
“reducciones en la contaminación de 43 a 123 veces la generada hace 30
años.”
“Desde enero de 2007, el sector azucarero realiza un avanzado y constante
monitoreo de la calidad del aire en diversas zonas productivas de la región,
con equipos automáticos de última tecnología.”
“Los bajos niveles de emisiones de material particulado por parte del sector
azucarero colombiano son el resultado de que éste cuenta con la red
meteorológica más avanzada entre los mayores productores mundiales de
azúcar. (pp. 42- 48.).
Vemos entonces en estos tres momentos del discurso como son reiterativas y
mecánicas las alusiones sobre el “progreso” que generan las empresas
agroindustriales en el Valle geográfico del río Cauca. “Bienestar y progreso”,
estrategia comunicativa sumada al interés de resaltar el aval de las instituciones
que los respaldan, es decir, de nuevo se prueba la institucionalidad discursiva.
Son diversas las razones que argumenta en su réplica la industria azucarera, para
defenderse de la coyuntura del paro. Ellos han presentado hegemónicamente una
posición de sacar informes, entre ellos en el centenario de la Manuelita (1964),
donde refieren situaciones generales de un paro en 1885, como una “peligrosa
encrucijada”, pero su interés es ahondar en lo que ellos le dan al valle del cauca:
“progreso”. (La Manuelita, opus cit., p. 65).
Por otro lado, pocas veces han grabado videos con alocuciones de los
propietarios, sorprende últimamente, el informe en audiovisual por Londoño
Capurro. Sin embargo luego del paro más grande que ha tenido el sector, el del
2008, (que en importancia lo antecede el del 2005 y el de 1976), se han visto en la
obligación de generar un discurso que contradiga otros enunciados como el de los
corteros de caña, la CUT, senadores de la izquierda, o los sindicatos del gremio
azucarero, quienes han venido realizando confrontación con los empresarios en
relación al tema del abuso de poder de los ingenios con la mano de obra más
importante en la producción económica de los ingenios: los corteros de caña.28
Situación que condujo a poner al descubierto la otra cara del discurso de la
28
Este aspecto se analiza más detalladamente en el capítulo II.
32
imagen productiva del Valle del Cauca: el de la explotación de los corteros de
caña, la nueva esclavitud del siglo XXI, la deforestación del medio ambiente, la
crisis agroalimentaria y los altos precios en la gasolina. De ahí que el origen de
sus enunciados esté directamente relacionado con lo que Delleuze/Guattari
denominan presupuestos implícitos, que en este caso serían, los enunciados de
“progreso” opuestos a la imagen de empresarios esclavistas en pleno siglo XXI.
En donde se explica la construcción simbólica de sus enunciados de progreso y su
estrategia de clase. Haciendo uso del poder del lenguaje.
Finalmente, esta estrategia se repite en dos comerciales recientes (2013) de los
ingenios azucareros sobre el biocombustible, a través de un carro que habla, en
donde se prefigura una nueva verdad: “Los biocombustibles: un derecho de los
colombianos”:
Agregando en letreros dentro del comercial: “Mejor desempeño del motor”, “menor
contaminación del medio ambiente”, “menos dependencia combustibles fósiles.”
29
En: http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=m7S302QQI_E&NR=1
30
En: http://www.youtube.com/watch?v=YbgxhngOhV4
33
ambos comerciales, el humo del biocombustible es representado por mariposas y
flores, el carro a su vez, parece ser ecológico porque es de color verde, y alude a
lo “bio”, además es un carro que habla y está feliz.
Pero… ¿quiénes son los que promueven los comerciales?: el Ministerio de
Agricultura Colombiana, Fedebiocombustibles y por su puesto ASOCAÑA. Y
ahora, ¿a quién va dirigido este nuevo discurso? Por su puesto que está dirigido a
todos los enunciatarios anteriores, y de manera especial al espectador o
televidente y, uno adicional, al gobierno nacional; el presidente Santos. Dado que
el TLC no cobijó, - como prometió-, a los ingenios azucareros. El país por el
contrario está siendo víctima de inundaciones de azúcar a mitad de precio, traídas
de EEUU (primer productor). Lo que por otro lado, representa una ofensa a la
promesa de generar posibilidades de exportar no sólo azúcar, sino el mismo
biocombustible. Así roto el sueño de los ingenios azucareros su mensaje es claro,
la comunidad debe pensar en el bienestar que recibe de la industria azucarera y
debe exigir el derecho al biocombustible, entre otras el más caro de América, aun
siendo productor directo de este. Entonces la estrategia discursiva se centra en lo
que veníamos analizando como técnicas biopolíticas, que también se dirigen al
cortero de caña, tal y como lo han manifestado los empresarios: ellos deben salir a
las calles a “exigir” que se acabe el TLC, por el derecho al trabajo.31 Esta es la
única vez que los empresarios solicitan ayuda de los corteros de caña, y estarían
de acuerdo tal vez por primera vez en oposición frente al gobierno: en rechazar el
TLC, según aluden las agremiaciones sindicales y políticas, de boca de las
empresas hay una eminente amenaza de un posible cierre. Aspecto que a su vez
legitima el discurso de entregar a los trabajadores proyectos productivos mientras
son despojados de sus empleos, so pena de engrosar las filas del empleo
informal, como supuestos “microempresarios”. So pretexto de dar continuidad a la
mecanización total.
31
Aspecto que será analizado más adelante capítulo II.
34
como mariposas que vuelan, y flores ya es una metáfora grosera. Es pretender
simular la realidad por una nueva: la del aire puro, y hasta quienes contribuyen
con sus empresas a “la paz en el campo”, -a propósito del vigente dialogo de paz y
la crisis del agro-, mensajes subliminales, para continuar la construcción de la
realidad que enajena mientras se defiende a los recientes análisis sobre la crisis
alimentaria, dada la producción no de alimentos, sino de combustibles, el abuso
de la energía que acaba con los recursos naturales, y las continuas denuncias
frente a las empresas petroleras y mineras, tal y como ha venido sucediendo
desde la colonia alrededor de la caña de azúcar. Incluso en la actualidad sobre la
nueva ruta verde que pretenden hacer con inversión extranjera en Cali, en relación
de la puesta en marcha del proyecto de reactivación del tren en Cali. Antes el
monocultivo se imponía frente al desarraigo de los campesinos, la explotación de
la mano de obra y la esclavitud y frente al paisaje mismo del Valle geográfico,
ahora se imponen los biocombustibles frente a la propia vida, a través de un nuevo
discurso legitimador: “progreso con el dulce sabor del azúcar de Colombia”,
“Colombia respira mejor por el uso de los biocombustibles”, “biocombustibles un
derecho de los colombianos. El desarrollo, el cuidado y el bienestar para los
colombianos desde el “Valle del progreso".
En el Valle Geográfico del Río Cauca, hoy erigido por la élite empresarial de la
industria del azúcar como “valle del progreso”32 se han tejido relatos importantes
en el orden de la construcción del paradigma nación. Novelas como María (Isaac,
1867) y el Alférez Real (Palacios, 1886), son una muestra de ello. La impronta de
estos autores ha estado vinculada con las relaciones de poder tejidas en las
haciendas. La primera, cuenta los amores prohibidos entre dos primos: Efraín y
María, teniendo como escenario principal La Casa de la Sierra, hoy hacienda El
32
Amplíese en comerciales de la industria azucarera sobre el progreso:
www.Asocaña.org/modules/documentos/secciones.Aspx?=3&valor=301 y
Youtobe.com/warch?V=hskzwCCcprk&feature=related. Así también en los informes anuales de Fedesarrollo, 2009-
2010. Informes anuales de ASOCAÑA 1999 al 2012 Cali, Colombia. en: ASOCAÑA, www.asocana.org.co
35
Paraíso, y la segunda, de manera similar, narra alrededor de la hacienda Cañas
Gordas, la historia de Inés y Daniel; dos enamorados que enfrentan la aparente
desigualdad de clases, y ven en un primer momento, trunco su amor.
Dos relatos del siglo XIX en los que se repite el canon romántico europeo de la
novela, en temas universales como el amor cruzado por la muerte o la
desigualdad de clases, las relaciones edípicas entre hijos y padres
(Efraín/madre/padre), la búsqueda del paraíso cifrado en la infancia feliz y el
sueño del retorno a la madre (Efraín y Daniel). Así también, la búsqueda de
patrones de la escritura grecolatina (especialmente en el Alférez real),
institucionalización del modelo de mujer de la sociedad aristocrática: basada en la
castidad y las buenas maneras (María/Inés), y por último, el establecimiento del
canon de la escritura y de la tradición de las “ciudades letradas”33, que buscaban
la consagración de los centros de poder en la sociedad. Estos direccionaban los
principios y los valores en el Valle del Cauca, pero también, permitían el control de
la sociedad republicana sobre la clase trabajadora a través de la escritura. Allí se
subrayaba el modelo social: hacendado/esclavo. Así se fijaba mediante los dos
relatos (Isaac y Palacios), la clase social alta del terrateniente-culto-letrado-
escritor-político-empresario, opuesto y paradójicamente, en comunión con la clase
baja, o sea, el esclavo/cimarrón/inculto-iletrado-trabajador. (Raymond, 1991;
Mejía, 1979; López, 2002; Macgradry, 2006).
En los dos relatos se puede establecer la trascendencia de las relaciones
discursivas entre familias prestigiosas de la sociedad hacendataria, con familias
sencillas y esclavo. En las ficciones literarias se puede reflexionar sobre el
33
“Ciudades letradas” es el concepto utilizado por Ángel Rama en relación a metrópolis como Bogotá, en donde el canon
narrativo fue marcado por la élite de poder del siglo XIX: "La ciudad bastión, la ciudad puerto, la ciudad pionera de las
fronteras civilizadoras, pero sobre todo la ciudad sede administrativa que fue la que fijó la norma de la ciudad barroca,
constituyeron la parte material, visible y sensible, del orden colonizador, dentro de las cuales se encuadraba la vida de la
comunidad. (…) Es la que creo debemos llamar la ciudad letrada, porque su acción se cumplió en el prioritario orden de
los signos y porque su implícita calidad sacerdotal, contribuyó a dotarlos de un aspecto sagrado, liberándolos de
cualquier servidumbre con las circunstancias. Obviamente se trataba de funciones culturales de las estructuras de
poder, cuyas bases reales podrían elucidar, pero así no fueron concebidas ni percibidas, ni así fueron vividas por sus
integrantes”. “En el centro de toda ciudad, según diversos grados que alcanzaba plenitud en las capitales virreinales,
hubo una ciudad letrada que componían un anillo protector del poder y el ejecutor de sus órdenes: Una pléyade de
religiosos, administradores, educadores, profesionales, escritores y múltiples servidores e intelectuales, todos esos que
manejaban la pluma, estaban estrechamente asociados a las funciones de poder y componían lo que Georg Friederici ha
visto como un país modelo de funcionariado y de burocracia. Ver: Ángel Rama. La ciudad letrada. Editorial Arca Andes,
Montevideo, 1998., p. 32.
36
establecimiento del relato vallecaucano como el deseo de la aristocracia
terrateniente, de forjar una sociedad que promoviera los valores culturales y
regionales; entre ellos, la lectura, la escritura y la crítica literaria de patrón
occidental que siguiera el modelo de las ciudades gramaticales de Caro y Cuervo
y el proyecto del “idioma nacional”, a través de la academia nacional de la lengua
y la construcción de una “nación” propuesta por Vergara y Vergara.34 Al tiempo de
una modelización de una sociedad rumbo a la industrialización y la modernización
del territorio vallecaucano. Fenómeno entendible en la época en que se desarrolla
el regionalismo o lo que ha denominado Raymond (1992) “la nación de regiones”
(1830 y 1950), si tenemos en cuenta que ambos novelistas con la influencia de la
tradición antioqueña (tradición literaria del altiplano) y de la cultura letrada de la
“Atenas Suramericana” establecida en Bogotá (1886-1909), guardaban la
esperanza de establecer en el siglo XIX una literatura del Gran Cauca. (Opus cit.
1992, p. 51). La Atenas de la gobernación de Popayán. La nueva Atenas de los
virreinatos de Palacios, y el “país vallecaucano”35 de Isaac. La nueva “ciudad
letrada”, que este autor denomino la “Arcadia heleno-católica de la Colonia a la –
Republica, especialmente, alrededor de relatos fundacionales como María y el
Alférez real:
35
“Volví a ver ese valle del Cauca, país tan bello cuanto desventurado ya…. Tantas veces había soñado divisarlo desde
aquella montaña, que después de tenerlo delante con toda su esplendidez. (…)” Aquí Isaac hace alusión a las guerras
civiles de 1854 y 181 a través del regreso al valle del personaje Efraín. Ver: María T. Cristina María. Universidad del
externado de Colombia, Bogotá, 2005. Capítulo XL, p. 326.
37
habían acostumbrado. En María, Isaac engalana las tierras del Gran Cauca
con el colorido del paraíso terrenal, y ofrece una variante local del tema de
la arcadia, logrando cumplir en forma magnífica los requisitos ideológicos
que se exigían, a saber, fuera una obra romántica, bien escrita, con el uso
de un lenguaje “poético”, y que estuviera basada en modelos europeos.
Con este conjunto de elementos se lograba compensar varias deficiencias,
como eran que el género novelísticos no estuviese aún bien definido, y que
además, fuese en general menospreciado. Finalmente se trataba de un
autor de la aristocracia que había logrado describir a Colombia como una
verdadera Arcadia Heleno- Católica. Otras razones contribuyeron a hacer
de María una novela “nacional”, y tal vez no sea coincidencial el hecho de
que Vergara y Vergara propusiera ese mismo año, en su Historia de la
Literatura en Nueva Granada, la existencia de una literatura orgánica
nacional.36 (El subrayado y la cursiva es mía. R., opus cit. p. 51).
No es gratuito que la élite de la sociedad vallecaucana estableciera los parámetros
de expresión literaria, y a través de la cultura escrita se permitieran cimentar el
control político y religioso. Bien sabido es, que la oligarquía del siglo XVIII y XIX
que provenía de la hacienda esclavista buscó primero, la escritura, y segundo,
hacer parte del control político social. No sólo los escritores como Palacios o
Isaac pertenecientes a las familias de prestancia del Valle, y por tanto participes
de la vida política, estaban interesados en la literatura y la política (MacGrady,
2006, p. 15-16 y Silvestre, 2009, p. 16).37; este modelo viene desde González de
Quesada a Rafael Núñez, como de otros presidentes Alfonso López Michelsen y
Marco Fidel Suarez,38 quienes mezclaron lo que conocemos desde Foucault como
poder y escritura39: Recuérdese que el mismo Isaac “reveló en su
correspondencia la ambición de gobernar el Estado del Valle del Cauca.”40
Isaac y Palacios pertenecientes a la aristocracia vallecaucana, en sus relatos
reconstruyen la clase terrateniente hacendataria, ahondando en la sociedad
colonial española y el control de las élites gubernamentales, cuyo interés estaría
36
Opus cit. 1992. p. 51.
37
Donald McGrady. Jorge Isaac. Traducción Alberto Supelano. Universidad Externado de Colombia. Bogotá, Colombia,
2006. Pp. 15-16., y Francisco Silvestre. Tribunales políticos, militares y de hacienda que hay en el virreinato, 1789. En: El
Alférez Real. Cronología de José Eustaquio Palacios. Colección Bicentenario 1810-2010. Colombia, 2009, p.16.
38
. “Con el mismo ardor Jiménez de Quesada defiende con su espada el poder político de la corona en el Nuevo Mundo
y con su pluma la imagen española”, p. 26. “Miguel Antonio Caro participó en el grupo que redactó la Constitución de
1886” p. 30 y Marco Fidel Suárez presidente gramático, p. 31. “La presidencia de Colombia siempre ha sido el más
elevado premio para sus escritores”. Entrevista personal López, el 20 de agosto de 1987, p. 75. Raymond. Opus.
39
“Ellos mismos, intelectuales, forman parte de ese sistema de poder, la idea de que son los agentes de la «conciencia»
y del discurso pertenece a este sistema. Michel Foucault. Microfísica del poder, Editorial La Piqueta, Madrid, 1979. p.58
40
En: carta reproducida en El Relator (Cali), número 6063 (17 de febrero de 1937), p. 3. Citado por McGrady. Opus. p.
30.
38
cifrado hacia el establecimiento colonial y por ende a la apertura del progreso. A
propósito Palacios en el Alférez Real describe al insigne Don Manuel y su
prestigiosa familia:
“En María hay una clase espiritual superior, hipersensible, que mira al
mundo de un modo peculiar, descubriendo siempre la belleza; la clase del
rosal y del amor sublime. Son gentes diferentes de esta nobleza
elevadísima. Son en la novela Efraín (el poeta) y María (la mujer elegida
por el poeta). (…) Resulta que la familia de Efraín hacendados ricos,
dueños de propiedades respetablemente grandes que incluían “una
costosa bella fábrica de azúcar, muchas fanegadas de caña para
abastecerla, extensas dehesas de ganado vacuno y caballar” además de
numerosos esclavos, ocupa el nivel más alto de la novela, después de la
pareja romántica”. (Mejía, 1979).
Tanto en María, como en el Alférez Real, además del amor entre plebeyos y
familias de gran estirpe, María/Efraín y Daniel/Inés41, pude distinguirse el interés
41
. Importante anotar que Daniel finalmente no es plebeyo, y por eso de algún modo, se justifica dentro de trama que
pueda concebirse por parte del Alférez Real, la posibilidad de unirse a Inés, dama que si venia de cuna.
39
de resaltar a las familias de prestigio y abolengo y su relación con el “país
nación” Valle del Cauca, en donde se desarrolla, según señala Pineda Botero, - al
referirse a la novela de Palacios-, “cierto sentimiento en favor del esclavismo”. A
su vez, “la finalidad secundaria de exaltar la prosapia de ciertas familias” cuyos
descendientes cien años más tarde serían “figuras prestantes” en la sociedad.42.
42
. Álvaro Pineda Botero. La fábula del desastre. Estudios Críticos sobre la novela colombiana. 1605.1931. Opus. Opus.
43
Joaquín de Caicedo y Cuero (Cali, Nuevo Reino de Granada, 2 de agosto de 1773- Pasto, 26 de enero de 1813), fue un
militar y político patriota que encabezó la Junta extraordinaria de Santiago de Cali, la segunda Junta de gobierno creada
en la Nueva Granada, lo que hoy es Colombia. La plaza principal de la ciudad de Cali, ubicada en el centro de la ciudad,
fue rebautizada en su honor con una escultura en bronce de este. Joaquín de Caicedo y Cuero nació en Santiago de
Cali en 1773 y fue hijo de Manuel de Caicedo Tenorio y María Francisca Cuero. Estudió en las Ciudades
Popayán y Bogotá, y obtuvo el grado de doctor en Jurisprudencia. En 1808 muere su padre Manuel de Caicedo Tenorio,
y Joaquín lo sucede con el título de alférez real de Santiago de Cali. Precisamente Joaquín de Caicedo y Cuero fue el
último alférez real que tuvo la actual capital del Valle del Cauca. Ver en http/www. Valle on line.com
40
El caso de los novelistas, y del mismo Eder, pone de manifiesto como el poder va
abriendo camino en el entramado social. Y en ese sentido, como el relato del
progreso mediante la institucionalidad implementa y legitima el discurso de la
élite y el poder político, lo cual se ve reflejado desde el interés por la educación
europea, (de la que por cierto, recibieron directa o indirectamente su legado, los
escritores y empresarios de la época), el uso y la posesión de la tierra, y
finalmente, a través de la implementación de modelos de desarrollo industrial
como viene sucediendo desde la postguerra.
La implementación del discurso legitimador puede verse de manera extensa en los
dos relatos fundacionales del “Valle del progreso”, especialmente a la hora de
establecer la jerarquía de la clase dominante sobre la mano de obra esclava,
desde donde se lleva a cabo el proyecto de modelización social:
Palacios da importancia a la sociedad patriarcal de la época, presa en la estela de
los españoles. En El Alférez, abunda la descripción de Santiago de Cali dentro del
territorio vallecaucano, descrita en su paisaje lleno de diversidad de cultivos y la
extensa fauna y flora, que con los inmensos caudales de agua y aire puros,
recuerdan el valle perdido, de ganado, tabaco e incipientes cultivos de caña, así
como la minería, por donde cruzaron generaciones de mano de obra esclava.
Por su parte, Isaacs, sobre el tópico de la relación terrateniente-esclavos, baste
mencionar las continuas alusiones, sobre sus esclavos Felisa, Pedro y
principalmente, “el negrito” Juan Ángel, quienes efectivamente existieron en la
realidad, lo que hace más verosímil la intención del relato, la armonización de las
relaciones coloniales en pro de la constitución del “país vallecaucano”:
Modelización social mediante la relación normal entre amo y esclavo que cobra
efecto cuando el mismo Juan Ángel corrobora en una entrevista concedida a
Luciano Rivera y Garrido:
41
“Yo era el paje del patrón don Jorge, pero también les servía a las señoras,
a los niños y a las niñas. Todo el día no oía usted sino ¡Juan Ángel! Pro
aquí, Juan Ángel por allá…
Hacía los mandados, preparaba el café de los blancos, recibía de visita y
los hacía pasar a la sal donde ya estaban los amos… porque la casa era
muy visitada, señor. Allí iban los señores Martínez de “”El Alisal”, los
señores Aparicio, los señores Molinas, el patrón doctores Mallarino, los
señores Holguines de Cali y las señoras y las niñas de todos esos blancos.
(…)En el trapiche de la “Manuelita” había un extremo tan grande que casi
nunca sucedía que al pasar el templado de los fondos a las hormas cayera
una sola gota de miel al piso; y si tal cosa ocurría, por casualidad, ya
estaba ahí listo un sirviente para limpiar y frotar todo. ¡Jesús, señor! el
azúcar parecía una nieve de lo puro blanca; tanto, que los trapicheros de
las ciudades, llenos de envidia al ver aquella azúcar tan bonita, andaban
diciendo los muy malvados que el patrón le ponía no sé cuántos venenos,
para blanquearla… ¡Nada, señor, purito aseo y nada más! Era que él lo
hacía trabajar según la moda de su tierra (López, 2002, p. 119).
42
“Todos esos esclavos, hombres y mujeres, trabajaban toda la semana en
las plantaciones de caña; en el trapiche moliendo la caña, cociendo la miel
y haciendo el azúcar; en los cacaotales y platanares; en sacar madera y
guadua de los bosques; en hacer cercas y en reparar los edificios; en hacer
rodeos cada mes, herrar los terneros y curar los animales enfermos; y en
todo lo demás que se ocurría. (…).”
“A mediados de Octubre recibió Don Manuel una carta de Don Juan Valois
en que le avisaba que en esa fecha había recibido sesenta y cuatro negros
esclavos, hombres y mujeres, que le remitían de Cartagena para que los
vendiera en el Valle, y le preguntaba si su merced quería comprar algunos,
en cuyo caso debía ir a escogerlos, antes que se presentaran otros
compradores. Don Manuel necesitaba reponer tres esclavos que había
perdido en ese año, uno de muerte natural, otro herido por el rayo y una
negra que había muerto a consecuencia de haberse molido un brazo en el
trapiche y de haberle caído gangrena después de que el brazo, que le
había quedado como un bagazo de caña, le había sido amputado cerca al
hombro por un cirujano empírico”. (Palacios, 2009, p. 132).
Por otro lado, frente a esta oposición de realidades discursivas tal y como ocurre
en estos dos sectores de la sociedad hacendataria y esclava, el juego de
oposiciones discursivas ha sido narrada en menor o en mayor medida también a
través de otros relatos donde se evidencia la diferencia de clases y las relaciones
de poder de la estirpe influyente, frente a sectores de la clase trabajadora. Tal y
como ocurre en la Marquesa de Yolombo (1928) de Tomas Carrasquilla, o la
Vorágine (1924) de José Eustasio Rivera, donde se abre también el espectro de
las relaciones discursivas entre dos enunciatarios opositores: los terratenientes y
la mano de obra esclava u obrera.
43
Pero ¿cómo llegan “María” y “El Alférez Real” a ser parte del “valle del progreso”?
Según Carmen Elisa Acosta Peñalosa, los escritores ven en el ejercicio literario la
posibilidad de aproximarse al progreso en el cual, la escritura va de la mano con el
desarrollo social y político. Y, su idea de progreso esta cimentada en la tradición
de la hacienda esclavista. (2009, p. 83).
Por otro lado, en María, según Sommer (2004), se trata de una estratagema
política del relato que quizá persigue hacer de María de Isaac, “la melancólica
apología” de los hacendados45. Que de otro modo podíamos analizar como la
conservación del mundo de arriba” el de los hacendados y el de “abajo” el de los
campesinos. Aspecto que Buitrago, Londoño y Martínez (2005, p. 172): en relación
al papel de Isaac y su María representan “un proceso constituyente de la
vallecaucanidad”. Como lo fue, al convertirse en la promotora de la “creación del
Valle del Cauca en 1910”.
Por eso podemos decir que ‘María’, configura otras construcciones simbólicas en
torno al valle, y más allá de ser la novela realista o romántica /moderna (Cristina,
2005 y Borges 1937), funciona como un dispositivo narrativo que construye la
personificación del territorio vallecaucano. El mismo que estaba en los sueños del
autor, a través de la trascendencia que le daban familias como la suya, a la
minería, al comercio y especialmente al sueño de “recuperar la opulencia que
conoció cuando era niño: La manera cómo se proponía adquirir riquezas era
establecer una hacienda y producir azúcar” (Buitrago/Londoño, 2005, p. 172).
En el caso del autor de María, el autor pone de presente en su relato, un hecho
real en la época en que termino la novela (1867), recuérdese que ya Eder había
hecho de la hacienda la Manuelita (1864), -que fuera del progenitor de Isaacs-,
otra de sus logros agrícolas. Lo que en los siguientes párrafos quiere decir: aludir
a un nostálgico pasado.
44
veía en el caso de sacrificar a favor mío su bienestar, cumpliéndome la
promesa que me tenía hecha de tiempo atrás, de enviarme a Europa a
concluir mis estudios de medicina, y que debía emprender viaje, a más
tarde dentro de cuatro meses”.
“Una vez concluida tu carrera, la familia cosechará abundante fruto de la
semilla que voy a sembrar.
-Estoy seguro de que a tu regreso ya habré conseguido llevar a cabo con
fortuna los proyectos que tengo para pagar lo que debo. Tú posición será
pues muy buena dentro de cuatro años”. (MacGrady, opus cit., p. 26).
¿Quién que transite hoy por ese camino, yendo de Cali, y vea los espesos
y sucios matorrales que quedan a la izquierda, al pasar la quebrada,
sospechará siquiera que allí hubo una hermosa hacienda, con su gran casa
de teja, su oratorio, cuadrilla de esclavos sujetos a campana, trapiche,
ganados, labranzas y una familia feliz? Al lado de arriba, hacia la loma,
estaba la posesión de Don Francisco Mateus, compuesta de plantación de
caña, trapiche, ganados y esclavos. (p.135)
Y que mejor ejemplo del proyecto de fundación del Valle del Cauca como paraíso
terrenal, donde hay haciendas y “progreso”, que la creación de María como
utensilio y personaje real. Aspecto que entenderían muy bien las familias como
Carvajal, Sánchez, González, Varela, Ortiz Rodríguez, Caicedo, Holguín,
Jaramillo, López y García, quienes promovieron la creación de un Cementerio en
1950 en “La casa de la Sierra”, en el municipio de Santa Elena como homenaje a
María difunta real, según las propias declaraciones de Clementina Isaacs, hija de
45
Jorge Isaacs47. Interés que ya había desarrollado la gobernación del Valle de la
mano de las familias de élite con la promoción internacional de la hacienda el
Paraíso.
Lo cual, según la investigación de Cano, dio origen a diversos relatos urbanos
sobre la propia existencia de María. Fue abundante la creación de relatos sobre
María, por parte de las familias de élite que buscaron fomentar el culto al
personaje, especialmente, los dueños de la Casa de la Sierra; de mano de la
gobernación del valle. Así también ex esclavos de la hacienda como Juan Ángel,
comunidad en general, turistas, familiares del escritor, y viajeros por donde
aparecieron relatos asociando el personaje María con Felisa González (esposa
de Isaacs), María, niña Esther de Jamaica, María hija del primer dueño del
Paraíso, Víctor Cabal Molina, María, hija de Vicente Holguín, María la O, ahijada
de Jorge Enrique Isaac, quien murió a los 9 meses, y por último, según Cano, la
más opcionada hacer la protagonista de la ficción, la prima del poeta: María
Manuela Conto, de quien pudo enamorarse y quedar herido de amor, cuando está
se casó en Cali y al poco tiempo murió. (p.326). Sea verdad o sea mentira lo
cierto es que se creó un mito, un símbolo y un relato urbano.
Acto seguido, aparece otro símbolo del mito, el Cementerio (creado en 1880), en
el que las familias de prestancia según Cano, conforman la logia de difuntos
enterrados en cercanía a ‘María’ a razón de la importancia de sus apellidos. Pero
también, familias con suficiente alcance económico “fundamentado en la
producción de trapiches, cultivos de caña, maíz, uva y ganadería”. (Opus cit.,
406).
La hacienda El Paraíso como dice López Cano (2002), objeto de vitrina turística
del Departamento del Valle, “a donde llegan personas de todo el mundo a buscar
las huellas de María” en las trenzas o en la piedra de los enamorados. Lo cual,
47
Clementina Isaacs, hija menor del poeta, había dado tres versiones distintas sobre la autenticidad de la historia. El 9
de abril de 1950 dijo en Bogotá que María fue realmente Felisa González (Pachón de la Torre, El Espectador, p.7.) Tres
años después mientras se desarrollaba el proceso de compra de la “Cada de la Sierra”, aseguró a los medios que la
protagonista existió en la vida real, que era una pequeña de cinco años llamada Ester, a quien su padre Salomón envió a
Enrique Isaac, para que la educase en la hacienda donde se enamoró del niño Jorge. Al poco tiempo falleció de ataques
epilépticos y su cuerpo fue conducido hasta Santa Elena para que recibiera sepultura. (Mateus, 1953b, p, 1). Más
adelante presento evasivas frente al tema, manifestando no atinar a las respuestas. (Alonso de la Guardia, 1967, p. 16).
Citado por Cano p. 438.
46
va tejiendo otros relatos urbanos, a su vez, que posicionan al Valle geográfico del
río Cauca como paraíso terrenal y cartografía pujante mediante la labor de la élite
hacendataria. Eso puede corroborarse con las visitas dirigidas en las diversas
haciendas de familia de industriales, que a su vez, hacen usufructo de museos,
entre los cuales se encuentra otro también destacado como es el de la caña de
azúcar en Santa Helena, y diversas haciendas en Cerrito en conmemoración a la
heroína María, y monumentos sobre Efraín y María, tales como la estatua erigida
en Santa Elena y Cali. Iconografía musearia de la representación que cumple su
papel civilizador, también desde los monumentos y las imágenes sobre el valle del
Cauca y el progreso. Así mismo las fiestas de las ánimas celebradas en noviembre
en esa población.
De ahí que el personaje María “esté vinculado al origen pueblo” de Santa Helena,
e “integrada a su historia”. (Opus, p.226). Región que fue dejando de lado la
tradición festiva gracias a los cultivos de uva, para convertirse en el lugar donde
los ingenios Providencia y Manuelita siembran y explotan caña de azúcar. Como
lo fueron en su totalidad los municipios del Valle geográfico, sembrados por el
monocultivo de caña y por ende, territorio de los ingenios azucareros.
Relato por medio del cual, podríamos entender como se ha esculpido la identidad
vallecaucana o “el país vallecaucano”, mediante esos sustratos culturales.
También a través de “María” personaje, y utensilio, fisionomía del valle y de la
mujer judía que aceptó su condición de allegada a la hacienda; al lugar donde se
propiciaban relaciones idílicas tal y como ocurría, con los amos de la hacienda y
los negros esclavos.
Personaje que funciona también para aludir al Valle, a través de lo cual “el relato
configura el carácter duradero de un personaje”. ‘María’ como la “identidad
narrativa”, María- “virgen caucana”48, modelo social de castidad femenina, la cual,
mediante la lectura del libro, se aprende a valorar como personaje que existió y
tiene un altar donde se le adora.49 Relato que se cuenta de generación en
48
Cano, opus, p. 439.
49
“La práctica de ritos en la tumba de María como un fenómeno que acapara la atención de los habitantes de Santa
Elena” p.183. Según Cano, se encienden velones, se depositan flores en el monumento funerario de María. La tumba es
47
generación, ‘María’ virgen de Santa Elena. “Identidad de la historia” que “forja la
del personaje” (Ricoeur, 1999, p. 218).
Y es que si ‘María’ a su vez, construye la leyenda mariana mediante la creación
de una virgen ficcional, ‘El Alférez Real’ representa otro icono de la sociedad
colonial, apropósito de los virreinatos y de la comunidad franciscana de Cali.
Acontecimientos capaces de mover a la sociedad hacia la iconografía creada por
las ficciones literarias, que en ambos casos, parten de la vida real de los
escritores y crean un nivel de aceptación porque parten de la investigación
histórica, la crónica y lo anecdótico, nutrido de la ficción que logra ser convincente
en la sociedad, capaz de promover valores hacia la hacienda, la élite patriarca, la
fe, entre otras. Tal y como ocurre con la memoria fotográfica del valle del Cauca
inspirada en el desarrollo y el progreso” del Valle en relación a la caña de azúcar y
el modelo hacendatario al agronegocio de la industria del azúcar, el etanol y la
energía.
Así, el Valle, paraíso terrenal proveniente desde la concepción de María de Jorge
Isaac, representa la identidad y el orgullo vallecaucano. Tal y como quedo grabado
en la voz del poeta Isaac, como de mano de los poetas costumbristas y
románticos de la época, entre ellos Guillermo Valencia, quienes grabaron en las
conciencias de sus lectores, un canto al paisaje lleno de aromáticas llanuras
tropicales, con sabores, y colores, de abundante y paradisiaca fauna y flora; de
pampas, manglares, y riberas, lleno de haciendas ganaderas y cañaduzales,
fisonomía fértil del paraíso de azúcar, ficción de la escritura que se traslada al
paraíso soñado en el que millones de hombres y mujeres quisieran enamorarse,
tal y como le ocurre a Efraín y María.
una santidad a la que se le reza en espera de favores. p. 187. El autor también alude a los milagros y posible movimiento
de peregrinos en el siglo XIX. p.191. y pág. 473. Luis Francisco López Cano. Opus, cit.
48
¡Bravo sol de mi Valle! ¡Deslumbrante/ sol de destellos áureos que caldea y
enardece la sangre! (“Al sol del Valle del Cauca”. Alberto Carvajal, 1882-
1967).
Así el cielo, los horizontes, las pampas y las cumbres del Cauca (valle
geográfico del río Cauca) hacen enmudecer a quien los contempla. Las
grandes bellezas de la creación no pueden a un tiempo ser vistas y
cantadas: es necesario que vuelvan al alma empalidecidas por la memoria
infiel. (Jorge Isaac, 1967, p.10).
Entre ellos surgen relatos como los de Luciano Rivera y Garrido y más adelante
Cornelio Hispano. (Malatesta/Hugues: 53-94). A su vez, Vergara y Vergara dando
relevancia a la hacienda, a los trapiches y a los cultivos de caña, a la relación con
los esclavos y la sociedad de la época, dado que era propio dentro de los
intereses políticos y cultos de la comunidad letrada:
49
acarrean caña desde la plazuela donde descargaron los peones, al pie de
las molenderas. Estas, sentadas al pie de la masa mayal, meten caña por
un lado y reciben caña exprimida por el otro. Un negrito azota y grita a la
perezosa pareja de bestias que llevan el mayal para dar movimiento al
trapiche. Varios negros quitan el bagazo fresco y lo arrojan fuera de la
enramada, y otros que están en remuda para los diversos oficios, duermen
bajo los alares mientras les llega su hora de trabajar” (Vergara, 1974,
p.208).
50
Aspecto que es de vital importancia a la hora de vincular el relato con la historia.
Si tenemos en cuenta, que los relatos del Valle del Cauca están vinculados a la
identidad nacional, en cuya construcción participa como factor imprescindible la
modernidad y el proceso de la modernización del siglo XIX. Los grandes avances,
la apertura del comercio o la salida del estancamiento, la llegada del transporte y
la industria, en especial la azucarera, la cual modificó el modo del relato, y la
propia idiosincrasia vallecaucana.
Tal y como ocurría con los intereses promovidos por la élite empresarial:
“¿Qué cambio, por ejemplo, tendría el negocio del azúcar en el Valle del
Cauca si gozara de un ferrocarril, o siquiera un camino carretero por donde
encaminar sus productos a la costa? Verdad es que hay doce millas de
ferrocarril y que falta poco para completar la línea de Buenaventura y
Córdoba; pero se necesitan unas ochenta millas más para evitar que
nuestras cargas pasen la cordillera en mulas. ¿Y cuándo habremos
conquistado este trabajo?”.(Opus. cit.)
En el siglo XIX algunos diarios como “El Valle en Nación” aluden en sus relatos
periodísticos a otro de los baluartes promovidos por los relatos vallecaucanos: la
importancia del idioma como eje fundamental de la sociedad moderna:
51
político de la Metrópoli, la lengua castellana, (…). Inflamó a los
conquistadores para penetrar dócilmente en el alma de los nativos. (…)
Caro y Cuervo, Carrasquilla y Suárez, Isaac, Rivera, Bonilla… Ellos son
apenas una muestra eximias de lo que en Colombia ha sido el acendrado
culto de la lengua.”51
Del mismo modo, realzando la imagen de los ingenios azucareros: “El moisés
azucarero” como símbolo de progreso:
“El cuatro de febrero de 1964 pasará a la historia del Valle del Cauca como
una de las fechas primordiales de su desarrollo económico y social. Ese día
en Cali, se otorgó la escritura de constitución de la Sociedad para el
Desarrollo azucarero Limitada. La cual tiene entre sus tareas inmediatas la
de promover la fundación de tres ingenios azucareros, con una inversión
calculada de quinientos millones de pesos.” Al tomar vida jurídica e impulso
la empresa azucarera, surgen en el panorama del país y particularmente en
el regional, poderosos y felices motivos de optimismo, (…) se advierten
desde ahora positivos factores de progreso” “no se desplazaran cultivos”
“en el valle del Cauca, avanza, pues, concreto objetivamente la era de la
Caña de Azúcar”. 53
51
Álvaro H. Caicedo. La lengua es también patria en: El valle nación. No 11, Marzo, 1964. pp. 1-22
52
Adolfo Bonilla Aragón. Un Moisés Azucarero. El valle nación. No 119, Marzo, 1964. pp. 10-12
53 Léase en: El plan azucarero: Revista el Valle en Nación No 119, Colección de autores vallecaucanos. Octubre de 1963
52
trágicas. Un dispositivo narrativo donde se refiere el territorio no referido: Porque
se alude a la casa, o a la hacienda pero no a la ocupación del territorio.
La arquitectura de las casas del periodo colonial obedecía a una estética austera,
imponente, sencilla, rigurosa y eficaz. La casa como símbolo de la hacienda
(Barney y Ramírez: 1995, pp. 63, 69, y 70), lo cual fue cambiando a la llegada de
los trapiches y de los ingenios. Ellas representaban la élite propietaria que
mantenía los modelos españolizantes de la hacienda colonial: “el pasado
idealizado”.
“La hermosa casa de los señores M, con su capilla blanca y sus bosques
de ceibas, se divisaba en lejanía”. (Cristina, 45).
“La casa, aunque iluminada ya, estaba silenciosa cuando entregué en la
gradería el caballo a Juan Ángel. Me esperaba mi padre paseándose en el
salón: la familia se hallaba reunida en el oratorio”. (Opus, 198).
“A la falda oriental de la gran colina que hemos descrito, estaba la casa de
la hacienda, que hasta ahora existe, con todos los edificios adyacentes,
casi a la orilla de la quebrada de Lili. Esa casa consta de un largo cañón de
dos pisos, con un edificio adicional, (…). A continuación de uno de estos
edificios adicionales estaba la capilla, y detrás de ésta, el cementerio. La
fachada principal de la casa da vista al Oriente, y tenía en aquella época un
gran patio al frente, limitado por las cabañas de los esclavos, colocadas en
línea como formando plaza, y por un extenso y bien construido edificio
llamado el trapiche, en donde estaba el molino, movido por agua, y en
donde se fabricaba el azúcar. La casa grande en el piso bajo sólo tenía una
puerta en la mitad del corredor del frente, la cual daba entrada a la sala
principal, y al patio interior, a los lados de la sala había recámaras. En el
piso alto, había sala, recámaras y cuartos”. (Palacios, 29).
“Entre las rústicas cabañas de los esclavos que formaban el cuadro del
gran patio de la hacienda, la mejor era la de Fermín, en la cual vivía con su
madre. Esta cabaña, o más bien pequeña casa, era, como las demás, de
paredes de guadua y barro con techo pajizo, pero presentaba un aspecto
menos humilde y descuidado que el de las otras. Las paredes, cubiertas
con una capa de barro bien alisada, estaban sin grietas, y el techo reparado
con esmero. Con esto, el interior quedaba a cubierto del viento y de la
lluvia. Tenía puerta de madera con llave, siendo así que las otras la tenían
de tabla de guadua, y en vez de llave, se aseguraban con una correa de
cuero. El interior se componía de una salita y un aposento; en la sala había
dos anchas bancas hechas de guadua, que servían de asientos, y en una
de las cuales dormía Fermín. Una silla vieja de brazos y una mesa
pequeña, de las que desechaba la casa grande”. (Palacios, p.36)
53
Esto puede entenderse desde la misma concepción de la construcción de la “casa”
de la hacienda vallecaucana, de fe y señorío, qué jugó un papel importante en la
iglesia gracias a la construcción de hermosas capillas al interior de los predios.
La casa como símbolo de hermandad entre esclavos y dueños, arquitectura que le
hizo culto a España, deseo de los dueños hacendados de concebirse en un
reinado, el de los dueños de la tierra usurpada; como sus antecesores españoles.
La casa como discurso que construye el imaginario colectivo, “agenciamiento
colectivo de la enunciación”, “encadenamiento de lo expresado” (Deleuze/Guattari,
2004), a donde se pertenece, por lo que se debe trabajar, la casa; la hacienda
como hábitat. Resultante de los enunciados que producen otros enunciados,
mientras se trabaja la concepción de Casa como hermandad, así mismo se
manipula por medio de la fe. Que da paso a la conversión católica, quienes
paradójicamente, viven el desalojo y la pérdida de sus tierras. Obligándolos a
servir como peones en las haciendas, vendiendo su fuerza de trabajo bajo
condiciones desventajosas para ellos y lo que es peor, causando la diáspora y la
confinamiento en las zonas marginales de la ciudad, debiendo hacinarse con sus
familias en los barrios marginales de los centros urbanos vallecaucanos,
abandonando su cultura ancestral y dejando de lado la posibilidad de educación,
que por lo demás fue de la mano pero del blanco. En otras palabras, cambiando
la cultura campesina por desarraigo citadino. (Colmenares, 1980; Díaz, 1983;
Mejía, 1996; Valencia, 1993; Valdivia, 1992).
54
pequeñas estancias localizadas en ejidos en la que habían cultivos de pancoger y
trapiches artesanales que abastecían los mercados locales donde se cultivaba
tabaco, cacao y se elaboraba aguardiente clandestino. Terrenos anegadizos y
encenegados, “espacios vacíos”, periferia o bordes de las haciendas a orillas del
río Cauca o sus afluentes; ocupados por “libres” y gentes de “baja esfera”. (Mejía,
1996, 10-11).
55
“Los tugurios, chozas y sucios cobertizos a donde hace cien años se
confinaban la peonada, fueron sustituidos por higiénicas viviendas
formando concentraciones convenientemente localizadas”. (La cursiva es
mía. Opus opus, p.175).
56
Valle del Cauca es heredero de esos hechos sangrientos, pero no se sienten en la
obligación de analizarlos más allá de los hechos de “progreso”.
Entonces, estos relatos donde la hacienda y los ingenios han dado como resultado
“el valle del progreso”,- consolida un proyecto representativo de la élite
empresarial.
Entonces, El Valle, guarda entre otras, la historia de la caña de azúcar, y los
relatos que nacieron en las haciendas del valle, presentes en la narrativa
vallecaucana con los sueños de “progreso”.
La Manuelita en 1964, como pionera del gremio azucarero erige su labor
justificando en sus enunciados, el cambio del paisaje para construir la idea de que
las industrias son sanas, lo que denomina Manuelita en su centenario (1964): El
“patriotismo constructor”: “progreso y desarrollo”, a través de la percepción de la
construcción de sus empresas en el valle:
59
Capítulo II
¡A las sonrisas de azúcar blanca!
“Esta tierra en obra de treinta leguas, que es lo que se despobló, era la más bien
poblada tierra, y más fértil, abundosa de maíz y de frutas y patos; y cuando yo
llegué estaba y la hallé tan despoblada que no se halló en toda la tierra un pato
para poder criar; y donde había en estas treinta leguas sobre cien mil casas, no
hallé diez mil hombres por visitación”. Descripción del río Cauca en 1546.
(Pascual de Andagoya, 1986, 130).
Va uno paz Palmira, Amaime o Cerrito y caña vea, humaredas se levantan rojizas
en el cielo: ingenio Manuelita, Providencia, Pichichi, sigue uno pa Buga o Tuluá y
caña oye; trenes cañeros, tractores, tanques de gas: ingenio San Carlos y
Carmelita; si va pa Zarzal: ingenio río Paila, ceniza en el aire. Si va pa Cartago en
la Virginia, el olor etílico y el olor de los abonos: ingenio Risaralda. Se devuelve
pa Pradera, Florida o Miranda, caña al corte, al compás del zig zag de las
cortadoras: ingenios Mayagüez, Castilla, María Luisa e INCAUCA. Si en cambio,
decide ir paz Jamundí: está La Cabaña, saliendo pa Cali: ¡Caña oiga mire vea!
(Yolanda López D. Apartes de “Crónica del Valle”).
60
enunciadores: corteros de caña vs empresarios del azúcar. Que da cuenta de la
subjetividad colectiva presente en sus enunciados como creación verbal, lo que
nos permitirá continuar el estudio de su discurso desde los presupuestos del
poder.
54
De ahí que la hacienda Japio en Caloto, haya sido considerada la hacienda esclavista por antonomasia. Consúltese:
José Ramón Burgos Mosquera. “Japio o la grandeza del viejo Cauca”, en Croniquillas: En:
http://croniquillas.blogspot.com/2008/05/japio-o-la-grandeza-del-viejo-cauca.html
Archivo Central del Cauca, siglo XIX, Popayán, Colombia. Léase también: Jorge E. Salcedo y Luis Valdivia. Revista
trimestral de estudios regionales. Historia Economía y Espacio. Cali, Colombia, junio del 79. V.1, No 2, pp. 1-120.
61
“La experiencia me ha enseñado que, primero cobran lo mismo los
alimente uno o no; y segundo, que casi todos ellos, una vez que tienen la
comida asegurada, no hacen en un mes ni la mitad de lo que cuesta
alimentarlos, y al final del año de trabajo, la tarea apenas si está en sus
comienzos”. (Taussig, 1980, p. 80).
Así las cosas, y dado los continuos señalamientos de Arboleda, manifestando que
en “la fábrica sólo debían trabajar blancos” (Opus cit., p. 155), y la persecución a
los negros del rió Palo, en relación al pago exigido por terraje, y sobre los
derechos de empresa en la destilación de licores, los campesinos a través de una
carta, responden:
¿Quién se cree usted que es? ¿Por casualidad cree usted que todavía está
en Quinamayo con su hermano el granadino Calígula y su ejército de
bandidos que sacrificaban a los pobres? ¿Cree usted que vamos a seguirle
tolerando su bellaquería? Alerta, Doctor de la Venganza; es un escándalo
que un hombre como usted que tiene tantas maneras de ganar dinero le
robe a las pobres mujeres su derecho a hacer licor, que es el único medio
de subsistencia que les queda después que usted y su hermano nos
robaron durante la revolución. (…) La hora de la venganza está próxima.
Nunca olvidaremos los pelotones de fusilamiento de San Camilo y Palmira,
ni las horcas de Piendamo, o las órdenes de su hermano de matar de
hambre a los prisioneros. (…)Tenga cuidado, no vaya a ser que el licor
resulte su forma de pagar sus deudas. Cuide que su maldad y su vida
criminal no lo hagan terminar como a su hermano (quien fue asesinado en
1862); a cada Cesar su Bruto, es mejor robarle 300.000 pesos o más al
gobierno, que hacerle la guerra a las mujeres por el licor, porque esto es
muy ridículo. Tenga cuidado, o la gente va a reclamar su derecho, porque
somos libres y soberanos; ya no es usted Jefe de Estado de los Godos (los
conservadores), que como en 1861 podían robar y matar. (La cursiva es
mía). Ver: Taussig, opus cit. La religión esclava y el campesino libre, pp.
80-81).
55
La subjetividad entendida desde Guattari en su texto ´Caosmosis´ se refiere “al conjunto de condiciones que instancias
individuales y/o colectivas” que “ son capaces de emerger como Territorio existencial sui-referencial, en adyacencia o en
62
enunciados que obedecen a una interacción social. Sin embargo aquí la
subjetivación proviene del afuera no de la subjetividad propia del ser en devenir,
es decir del sujeto como sujeto. Por el contrario lo que se produce es la
subjetivación colectiva que impide ser al individuo. La subjetivación entendida
desde Deleuze, como “la captura de un individuo por el mecanismo de la máquina”
(Lazzarato, 2007, p. 53), como máquina de signos y procesos de dominación,
tales como cine, computadores, etc.
Los empresarios niegan las capacidades de los obreros bien por su color, o por
referirlos como perezosos e incapaces. Los campesinos, responden, a su vez,
develando la propia subjetividad de sus enunciados, hay odio, pero ese odio es
causa a su vez de la subjetivación colectiva de la cual hacen parte en la escritura
social. Algo así como: aquí estamos, tenga cuidado, somos una amenaza. La
subjetivación entendida desde Foucault, su primer mentor, significa una forma de
dominio que somete y delimita, disciplina y normaliza).56 Subjetivación que está
presente en todos los enunciados de los polos enunciadores, y que abordaremos
de manera especial, en el siguiente apartado.
relación de delimitación con una alteridad a su vez subjetiva”, “la subjetividad no se fabrica sólo a través de los estadios
psicogenéticos del psicoanálisis o de los “matemas” del Inconsciente, sino también en las grandes máquinas sociales,
massmediáticas o lingüísticas que no pueden calificarse de humanas”. Ver: Félix Guattari Caosmosis. Manantial,
Argentina, 1996., p.20 y21.
56
Ver: Etienne Tassin. De la subjetivación política. Althusser, Ranciére, Foucault, Arent, Deleuze. Revista de
estudios sociales. No 43, Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias sociales, 2012.
63
Rechazamos enérgicamente el cultivo de la caña de azúcar, por las
siguientes razones: -mala fe que muestran estos capitanes cuando inundan
nuestras parcelas con el agua que usan para su caña. -¡y más aún! La
fumigación que hace daño a los cultivos de los campesinos, dejándonos en
la miseria más tremenda, lo que prepara el terreno para que envíen a su
gente a comprarnos la tierra. Los terratenientes nos quitan la tierra con este
propósito. Todavía existen ancianos nacidos a principios de siglo, que
pueden narrarnos en persona la historia imperialista de estos señores
terratenientes. Las posesiones de nuestros antepasados se concentran hoy
en grandes latifundios y reducen al recién nacido a la pura miseria.” (El
subrayado es mío. Ver: Opus cit., El diablo y la cosmogenesis del
capitalismo. p. 130).
En 1879 dado los continuos ataques de los campesinos en los que queman la
caña y sabotean la expansión de esos cultivos, como parte de las vías de hecho
que vienen llevando en 1871, Alfonso Arboleda (hijo) escribe:
Vemos entonces, como el universo del relato de los negros del río Palo,
campesinos de la hacienda colonial, va develando otras voces invisibilizadas en el
conflicto, sobre las cuales, no se alude en la creación verbal que ha venido
configurando la élite regional vallecaucana desde el siglo XVI a nuestro tiempo.
Para comprender el origen y curso de esta confrontación entre la clase
hacendataria y campesinos, es necesario comprender que en el Valle del Cauca,
se han producido las masacres más terribles por la posesión de la tierra. Otro
ejemplo de ello, se encuentra en la lucha de los comuneros 1781, la lucha por la
libertad esclava en del siglo XVI a siglo XVIII, la guerra de dos mil días (1902), y
57
Opus cit., p.83.
64
las guerras civiles (1812-1895), en donde se registra la rebelión de los esclavos
del sur del Valle del Cauca (1841). Guerras bipartidistas en las diversas regiones
de Colombia, siguiendo su curso a 1967 con violencia entre paramilitares y
guerrilla hasta nuestros días. De ahí las movilizaciones y huelgas, como la
huelga de las bananeras 1928, la huelga ferroviaria, 1924, y el paro de
transportadores, 1946, y por su puesto las más recientes movilizaciones de la
minga indígena también en el 2008, el paro agricultor y minero del presente siglo,
y todas las luchas campesinas y obreras que dan cuenta de esa confrontación
discursiva.
65
fueron despedidos aprovechando la supuesta ilegalidad del sindicato. Dando
oportunidad al accionar del DAS y el batallón militar en su arremetida. Así mismo,
la contratación de un nuevo personal por su puesto los ingenios mantuvieron la
idea de que todo estaba bien: “donde se viene laborando con orden, disciplina y
entusiasmo”. (Opus cit., p.47).
66
2.1. Cortadora vs machete:
El paro del 2008 donde se movilizaron más de 10 mil corteros de caña, en el 2009
no parecía terminar en el Ingenio María Luisa, (que fue el último en retornar a sus
actividades después del paro del 2008), tras el bloqueo de las entradas principales
del ingenio en enero de ese año. Situación que termino en el regreso de los
contratistas, y en el despido de más de 20 de los organizadores de la huelga. Tal
y como sucedió con líderes del paro del 2008, judicializados, y con saldo de 2
asesinatos en el 2012, el de Daniel Aguirre y en 2013, Juan Carlos Muñoz58, el
establecimiento de las Cooperativas de Trabajo Asociado y por supuesto, la
pérdida de la petición principal: la contratación directa.
58
Ver: http://www.elespectador.com/opinion/columna-344808-quien-mato-daniel-aguirre-
http://prensarural.org/spip/spip.php?article10129
67
cortadores de caña59 procedentes de los ríos del pacífico colombiano, de Tumaco,
Nariño, Ismina, Guapi, Cerrito, Florida, Pradera, Palmira, también, de Buga,
Risalda y la Guajira. Y es sobre su mano de obra, no aludida, no referida, por
donde los industriales narran el “valle del progreso”. Relatos de poder, aparatos
discursivos que se han enraizado, cual alacranes de futuro y “progreso”.
En todo el tiempo del paro de corteros de caña de 2008 y posterior a éste (entre
diciembre y enero del 2009), el periódico El País, se encargó de hacer registro
sobre los acontecimientos. A partir de ello hemos establecido el análisis de la
Confrontación Discursiva, en la que se analizan: Uno: ¿Cómo se dan los
mecanismos para la construcción social del paro? y sobre ¿cuáles son las
estrategias de los implicados? Dos: ¿Cómo se construye la verdad subjetiva a
través de la confrontación discursiva? Y, tres: ¿Cómo participan estos enunciados
en la creación del “valle del progreso”?.
Para tal efecto hemos realizado una malla de contenido de los enunciados
presentes en el marco del paro de corteros.
En primer lugar nos acercaremos a las estrategias de poder, mediante las técnicas
de gobierno, qué de acuerdo a Foucault (2006, 2008) se refieren al control social,
y según Deleuze, a la dominación de la masa, a través de mecanismos de
dominación, desde dónde surgen las técnicas biopolíticas, entendidas desde
Foucault como las que van de la macrofísica de la masa a la microfísica del sujeto,
a través de estrategias de conservación y preservación de la vida. Biopolítica
mediante lo cual, la especie humana es un hecho biológico que hay que proteger.
De ahí que se haga necesario mejorarla, administrarla. Biopolítica que puede
entenderse como el gobierno de la población, o las técnicas de la regulación de la
vida. (Foucault 1992, 262). Por otro lado, sobre la construcción social de la
realidad desde Berger/Luckmann (2001), es decir, estrategias de legitimación,
donde se crean y se distribuyen roles que conducen a crear verdades objetivadas.
59
Pese a ser un reducido número de mujeres trabajando en el corte de caña, ellas también han participado en esta
labor, y fue un oficio que llevaron a cabo en sus fincas paneleras. Hoy día se puede ver algunas trabajando pero como
picadoras o recolectoras de caña. Las esposas de los corteros de caña, participaron activamente en el paro del 2005 y
2008. Sobre este tema ver capitulo III.
68
Asimismo nos referiremos a otro aspecto relevante que tiene que ver con la
verdad subjetiva desde Deleuze/Guattari (2004), qué también proviene de las
relaciones de alteridad y de la escritura de las máquinas de sometimiento social
como el estado, la fábrica, la televisión y/o la massmedia. Y finalmente sobre las
técnicas de gobierno, que Foucault denominó “el gobierno de los hombres”, que
deviene en este caso en la voz gubernamental, como hemos aprendido, referente
a la autoridad de los actos legítimos que advierte el gobierno de las almas y de las
conductas. La manipulación Mediática y/o massmediática, que de acuerdo a
Lazzarato (2007p.87), toca los efectos desde lo ideológico, y finalmente, los
‘Motivos’ del paro, mediante un breve ejercicio de acercamiento a algunas de las
confrontaciones discursivas, en relación al Leiv motive de las huelgas60 de éste
sector, aspectos todos guiados por antetítulos sugerentes que guían la idea
central del episodio del paro de 200861.
De acuerdo a esto, en el marco de la confrontación estarán: los empresarios,
agenciados por el estado y los altos miembros, también los militares, la
massmedia, por otro lado, los corteros de caña, los sindicalistas, el Senador
Alexander López y el grupo de asesores de la Organización Maestra Vida, con el
“Movimiento 14 de Junio”, Más, el acompañamiento de Jorge Robledo, Piedad
Córdoba, Wilson Arias, entre otros, y en el otro extremo los espectadores de la
confrontación, los ambientalistas y la comunidad nacional e internacional.
60
Vale la pena aludir este episodio de los corteros de caña, se usaron tanto en la prensa como en la vida
cotidiana los nombres de paro y huelga. Sin embargo, se entiende que paro obedece a la parálisis de la
producción, mientras que la huelga es sólo de los trabajadores.
61
Para este estudio se realizaron 8 cuadros comparativos sobre el análisis del discurso, que ilustra las diferentes voces
registradas en los paros del sector, de donde tomamos la información aquí citada. Pero no se incluyen en este trabajo.
69
Porque éste es una réplica. Cada enunciado se produce en relación al anterior.
Sin embargo, cada vez, esos enunciados recogen partículas semióticas, calcos o
huellas y estructuras completas de lenguaje que reproducen el mismo significado.
En ese sentido diremos que las representaciones simbólicas de los dos polos
enunciadores, aquí expuestas constituyen la réplica, una frente a la otra, en la
que a su vez, la producción y reproducción de códigos discursivos se desarrolla
en un tiempo cíclico.
Como sabemos, desde Bajtín y sus estudios sobre el discurso, todo acto de habla
es social. Por tanto, esta imbricado en la reproducción de códigos y estrategias de
poder. Ya hemos venido estudiando que quienes ostentan el poder, son
precisamente quienes han traído el “progreso”. El poder entendido desde Foucault
(2007), se da entre sujetos libres, por medio de interrelaciones constantes. De ahí
que se considere la dualidad: lenguaje/poder.
El discurso como hecho social, según Bajtín (1982) comporta enunciados. No hay
representación simbólica sin actos de habla. De tal suerte que, el universo del
paro se convierte en el escenario narrativo por medio del cual, podremos analizar
la polaridad discursiva. Austin en su texto “como hacer cosas con palabras (1955,
pp. 66-77)”62 se dirige al análisis de los enunciados desde el uso del lenguaje,
entendido éste como actos, por donde establece tres aspectos, los cuales, a su
vez, nos ayudarán a comprender sobre el sentido y la referencia de las oraciones
u expresiones aquí estudiadas, desde precisamente, quién emitió la expresión,
desde dónde, cuál es su convicción política, su vocabulario, entre otras.
62
Edición electrónica de www.philosophia.cl. Escuela de filosofía de la universidad ARCIS. Conferencias VIII y
IX.
70
sentido da tres ejemplos claves: Acto locucionario. “dijo que…”, ilocucionario:
“sostuvo que…” y perlocucionario: “me convenció de que…”. Aspecto que
tendremos en cuenta ya no como análisis profundo, en cambio sí, a modo de
continuar iluminando el análisis inicial propuesto.
Esposa cortero de caña: “Y ahora los ingenio, los grandes cabeza están
amenazando a las personas que verdaderamente están formando los
sindicatos, para matarlos, para dejarlos sin trabajo. Entonces, ¿qué está
pasando? ¿Qué está pasando con los trabajadores que están dando su
sangre para que los ricos vivan bien?”. (Todos estos enunciados son de los
corteros de caña y sus esposas: Asamblea de corteros de caña, Pradera,
2008).64
63
Ha sido habitual en Colombia referirse a quienes realizan la protesta como “guerrilleros”, para significar “terroristas”,
pese a ello, los corteros de caña en medio de su movilización asamblearia dan cuenta de quién es el hablante y a quién
van dirigidos sus enunciados.
64
Ver más en: Documental: “Quemando la caña”. http://www.youtube.com/watch?v=XrgHhqcJrGk
71
así como chupa sangres. El cortero de caña mediante el encadenamiento de sus
palabras va diciendo su realidad. Este momento de la Asamblea para ellos
significa poder denunciar la otra cara de la realidad.
Vemos aquí un discurso indirecto (esposa cortero de caña), y los otros directos
(corteros) al referirse a los ingenios, mediante lo cual ambos enunciados
establecen dialogicidad con otros enunciados. De ahí, la importancia de lo que
dice Bajtín, el establecimiento del eslabón en la cadena discursiva, donde un
enunciado cita otro. También, polifonía, voces que se intersectan como un coro
en una misma frase.
Por otro lado, se establecen signos verbales y no verbales en la entonación, por
donde sobresemantiza su expresión, consiguiendo llegar al auditorio de manera
clara, consiguiendo persuadir al enunciatario. Pasa de un acto ilocutivo, porque
hay una intencionalidad en la emisión, a niveles de enunciación perlocutivos o
perlocucitivos en el auditorio. Hay en estos enunciados, mecanismo de
construcción social del paro, una convicción política clara, de quienes entienden
cuál es su papel dentro de la creación de la verdad. Si producen riqueza, ¿dónde
está?. Que sugiere ¿por qué no recibimos (corteros de caña) algo de esa riqueza?
Detengámonos aquí, de acuerdo a Guadalupe Álvarez (2007) 65 señala desde
Fetzer (2002), quien parte desde Austin, que “el acto perlocucionario adopta una
orientación dialógica.” (p. 90). Aspectos que de acuerdo a nuestro análisis todos
los enunciadores aquí expuestos llevan a cabo ese acto perlocucionario
especialmente entendido desde estás teorías, la del acto perlocucitivo como la
posibilidad de interacción y reciprocidad de Hornsby (1990), en dónde el acto
perlocucitivo requiere de acciones entendidas por un oyente. No de robots que
acaten enunciados, más bien “reciprocidad”, “cuando se reconoce como debe ser
tomado el discurso del otro”, (p. 87), a partir de lo cual queremos orientar como
los enunciados pueden generar comunicación dialógica. Tal y como ocurre
cuando un enunciador se va convirtiendo en enunciatario y viceversa, por ejemplo
65
Sobre este tema consúltese: Guadalupe Álvarez. Efectos ilocucionarios y perlocucionarios en la teoría de
los actos de habla y en sus posteriores reformulaciones. Centro de investigación en Antropología filosófica y
cultural, Argentina, 2007.
72
como veremos a continuación cuando un enunciado responde, o alude a otro
enunciado que ha comprendido. Suscitando una nueva escritura, o nuevo
enunciado.
Los corteros de caña no envían a representantes a los medios, como sucede con
los empresarios del azúcar: obsérvese el siguiente enunciado:
Nos hemos enfrentado a dos estrategias diferentes, por un lado los corteros de
caña, dan la cara sobre lo que dicen, los empresarios jamás han dado la cara
frente a los medios, más que a través de sus informes de “progreso”, por medio de
Fedesarrollo y Asocaña. ¿Alguien ha visto u oído a los empresarios del azúcar
referir sobre el beneficio que reciben de los corteros de caña? o ¿referirse en
televisión sobre las huelgas del sector, aun cuando Ardila Lule es el dueño de
empresas televisivas como Caracol y RCN, entre otros medios de comunicación?
Nadie, porque esa es su estrategia, enmascaramiento a través de los medios de
producción y la legitimidad de sus actos.
73
Londoño Capurro, en su argumentación – de tono por demás, defensivo-, asume
el rol de víctima del “lenguaje malintencionado” de otros enunciados, en este caso
El País, en su columna (septiembre 29, 2008), sobre el papel de los ingenios.
(Relación dialógica). Llama la atención su tono contra ofensivo con el periódico, en
relación a la publicación que para Londoño, pone en entre dicho la labor
empresarial de ASOCAÑA, sobre todo si se tiene en cuenta que su réplica está
dirigida precisamente en una columna grande del mismo periódico. (Nada extraño
en un periódico sobre el cual, tienen directa injerencia). Según entendemos, el
periódico le cede un espacio en toda una columna para que desahogue sus
enunciados. Aquí el presidente de ASOCAÑA deja denotar primero, que sus
argumentos van dirigidos a responder al columnista “mal intencionado”, por los
cuestionamientos que le hace a la empresa que él representa y segundo, tal y
como han venido las movilizaciones y reclamos de los corteros de caña hacia las
empresas industriales, va aclarando a la comunidad que su empresa no “establece
políticas para la contratación de trabajadores”. Tercero, no dirige sus argumentos
a los reclamos de los corteros de caña, y menos al paro, que completa 17 días,
más que aludiendo que “las contradicciones son sanas y más si se hacen por vía
democrática”, lo que quiere decir que el “bloqueo” al que se refiere, a través de “un
grupo de corteros” en cambió, es “ilegal”. Olvida o desconoce Londoño que no se
trata de “un grupo”: expresión indeterminada, que más bien alude un pequeño
grupo de personas, y en cambio no, los cerca de 10 mil a 14 mil corteros, como lo
sabe desde su condición de empresario, y como lector informado. Más, cuando él
mismo infiere que ese grupo ha llevado a cabo el bloqueo de 8 de los 13 ingenios
azucareros. Aspecto relevante a la hora del análisis, dado que los ingenios, (en
especial los ingenios grandes) poseen estructura militar dentro de sus
instalaciones. Entonces, ¿cómo es que ese pequeño grupo ilegal, -igual que
terminó diciendo la réplica azucarera a lo largo del paro-, pudo paralizar su la
producción de sus ingenios, y por ende afectar su economía? ¿Ignora o no se
siente en condición de reconocer esa cifra que repican en los periódicos sobre la
huelga?, cuyos registros aludían a cerca de 10 mil, o tras veces, 14 mil corteros en
paro. (El país 2008).
74
Por otro lado, desde la autoridad que le asiste el ser presidente de la compañía, se
dirige a la comunidad letrada, a los lectores, y posibles analistas que puedan
interpretar sus códigos letrados; especializados en temáticas como: estadísticas,
con datos porcentuales, que se refieren a lo establecido por la ley económica y la
normatividad de gobierno. Tales como: el arancel promedio para el azúcar del
1%, la reducción nominal de 18%, y la exención de impuestos del etanol.
66
Michel Bajtín. Estética de la creación verbal. Siglo XXI editores. Edición al español, Madrid, 1982., p. 282.
75
de estas estrategias consisten en invisibilizar y deslegitimar a su oponente, que no
es el reportero del periódico sino, más bien, los corteros de caña. Así las cosas,
utiliza el recurso de la réplica también para dirigirse a otros sujetos implicados en
su defensa. Aunque no utiliza nombre propio, ni se siente obligado a prestarse
para el dialogo, más bien, deja en claro las distancias, ellos/nosotros. Lo que
responde a la pregunta ¿a quién anteceden los enunciados de los corteros de
caña? Efectivamente, en el 2008, aparece la figura del paro de corteros, como
hecho de palabra, acto seguido, ocurre la confrontación de la que hemos venido
hablando. Por el lado de los empresarios, nos encontramos que se valen del
establecimiento de su autoridad en el entramado social, como empresarios, de ahí
que la defensa que hacen de la empresa, negada a realizar la contratación directa
y mejora de las condiciones de vida de los corteros de caña, este basada en los
principios de la ley y la norma. ¿Cuáles son esos mecanismos? Veamos: primero,
los ingenios hacen declaratoria de la ilegalidad del paro, segundo, la advertencia:
“La negociación se dará una vez se levante el bloqueo”. (El País 4 de octubre,
2008). Tercero, declaran el paro como atentado a la sociedad, dado que con él se
incrementa la gasolina. Es decir poniendo a los corteros de caña, en contra de la
comunidad, Así es registrado en El País: “Manuelita al borde del cierre”, Gasolina
subió 147 pesos en Cali”, “‘Sequia’ de etanol por paro de corteros”. “Un paro que
paraliza los municipios del valle”. (23 de octubre). Esto hace parte de las
estrategias que Foucault denomina estrategias gubernamentales de poder. Porque
los enunciados actúan hacia la masa. “la gasolina sufrirá alza” el aparato simbólico
reproduce: “pobreza” “inconformidad” en el usuario. Enunciados que en los
empresarios permiten crear la estrategia para un aumento de la gasolina, es decir:
“mayores ingresos”, “riqueza”. De ahí que se explica que en noviembre del 2008
se registren los más altos costos y ganancia en la venta de la gasolina y el etanol,
contrario a lo que dicen sus enunciados en los que se habla de pérdida
económica.
76
Situación que no tarda en generar nuevos enunciados: “No es por las vías de
hecho como se logran conseguir las cosas”. (Alfonso Ocampo, 18 de octubre,
Tabla1). Asimismo:
79
Técnicas biopolíticas:
80
azucarera se redujera en forma importante al pasar 8,8% en 20002 a 6,9%
en 2006. (Álvarez y Pérez, Opus cit., o, 20)”67
Como hemos visto los enunciados de las empresas constituyen una estrategia de
control, que valiéndose de los comunicados de prensa, le ponen pañitos de agua
tibia, a la realidad que enfrentan los corteros de caña frente a sus salarios:
“Con el paro aprendimos que nadie quiere que existan corteros de caña, ni
siquiera ellos mismos. Lo que creíamos nosotros que era una fuente de
empleo se volvió una actividad que está mal calificada. Frente a esta
situación lo único que queda es mecanizar. No hay alternativas” Bernardo
Quintero, presidente del Ingenio Riopaila- Castilla.
Este hecho nos permite terminar con este primer ciclo desde Foucault, y
Berger/Luckmann, estableciendo que detrás de los enunciados de los ingenios
67
Tomado de Raffo, Opus. cit., p.3
68
Mario Alejandro Valencia Barrero. El negocio de los biocombustibles y la crisis energética: peor el remedio que la
enfermedad. Fuente: aymara.org., p.15
69
Opus cit. P.15.
81
está el deseo de terminar con el corte de caña, por eso surgen enunciados como
el del alza a la gasolina dado el bloqueo, y ahora este último, en donde se pone de
manifiesto que, los ingenios quieren mecanizar el corte. Algo así como: no
queremos contratar una actividad vista con malos ojos, porque no somos injustos,
nuestras empresas son legales y tienen responsabilidad social, algo así como lo
que dijo Uribe “un trabajo para esclavos”, entonces, estas representaciones lo
que han venido construyendo es verdad subjetiva70 desde el nicho del poder.
Vemos aquí el uso del discurso indirecto de parte del periodista que cita a Eder
desde su propio discurso. Y he aquí de nuevo el acto perlocucitivo, que hemos
señalado desde la orientación dialógica desarrollada por estudiada por Álvarez
(opus cit., p. 87).
.
Pero ¿qué interés está guardado detrás de la mecanización? De acuerdo a
nuestro análisis: Uno: Terminar con la pesada carga fiscal de los corteros de caña,
dado que a el sector dulce de la economía colombiana tiene problemas con la
venta del azúcar a nivel local, es decir produce más azúcar de la que consume. Lo
que genera pérdidas por la capacidad de producción de azúcar solo para el
70
“La sociedad, la identidad y la realidad se cristalizan subjetivamente en el mismo proceso de internalización”, es decir
en la realidad subjetiva que se produce en la relación dialéctica.” Berger y Luckmann. Opus cit. p.169.
82
mercado local. (O sea Colombia.). Dos: Tiene pretensiones de entrar en el
mercado local con más fuerza, a través del etanol para que no lo exporten de
EEUU. Tres: Quiere consolidar el mercado internacional con el biocombustible. Y
todas estas tres cosas, las hace mejor con las máquinas, porque no requiere
tantos procesos para sacar la sacarosa y la biomasa para el biocombustible y la
energía, pese a que con el primero se enfrenta a no estar incluido en el TLC, en
cambio con el segundo, tiene el sueño de consolidarse más a nivel nacional.
Según Leonardo Raffo López71 explica que la caída del azúcar no fue a causa del
paro del 2008, más bien, a causa de la caída estrepitosa del azúcar exportada en
los últimos 4 años, lo cual se viene dando en la industria, de acuerdo a su
“decisión de incursionar en el mercado de los biocombustibles”.
Otras razones que explican este análisis lo encontramos en los siguientes textos:
“Así las cosas, el etanol se ha convertido en una carga más que presiona
cada mes el alto precio del combustible en Colombia. Como explicación, el
gobierno nacional manifiesta que “si no se incrementaba el ingreso al
productor localmente, el etanol encontraría mercados externos más
atractivos”. (Censat: 2008).
71
Leonardo Raffo López. La paradoja del azúcar: Revista: El Observador regional. Cidse. Departamento de Economía.
Universidad del Valle, septiembre del 2009. Véala en línea: http://elobservador.univalle.edu.co
83
“Es la mentira más absurda que la han metido a Colombia porque
Colombia no tiene como abastecer a EEUU con etanol, primero no hay
territorio ya donde sembrar caña en el departamento del Valle del Cauca, y
los pocos territorios que hay sembrados en caña, se están secando por el
calentamiento global, o sea la tierra ya no produce”.
Otra de las estrategias de las empresas azucareras frente al paro del 2008 fue
crear una nueva cortina de humo, a través de la pelea entre los empresarios,
Uribe, y el senador López, ahí tuvo lugar una serie de acusaciones de unos sobre
otros: politiquería y vinculación de los actores del paro con las Farc., hasta llegar
aludirse a “un paro politizado”. Otra estrategia del poder mediante mecanismos de
deslegitimación de los actores del conflicto. Y por otro lado, de nuevo, la creación
de la realidad subjetiva:
Por esos días del conflicto llama la atención, lo que pareciera una respuesta
positiva frente a la incógnita de la venida de los indígenas en el marco del paro de
los corteros de caña, casualmente, resulto siendo un llamado de atención de la
prensa local, en este caso El País, 25 de octubre a través de enunciados como:
“se comprometen a no hacer daño”, seguido de las declaraciones de Uribe, frente
a la decisión de responder con el DAS y la policía frente a posibles alianzas de su
85
gobierno con gobiernos externos, de ahí, tal vez, la desencadenada réplica de un
columnista vallecaucano:
La figura de la marcha:
El País, 2008:
“El cese de actividades nos perjudica.”
86
“Rechazo: por lo menos 3.000 trabajadores de los ingenios azucareros
afectados con el paro de los corteros marcharon ayer en Palmira, pidiendo
que se les respete el derecho al trabajo.”
87
26 de noviembre, 2008: “María Luisa cumple sus compromisos… paga sus
obligaciones, respeta la palabra empeñada, acata la ley y goza de buen
nombre y reputación, tanto en el sector como en la opinión pública”.
88
que hacen a través de la Cut, y del Polo Democrático Alternativo de la mano de
Alexander López, Wilson Arias, Piedad Córdoba y Jorge Robledo, entre otros,
colaboradores del paro del 2008, es a través de sus informes y páginas oficiales
donde denuncian los recientes conflictos laborales: Persecución sindical,
tercerización y negativa a negociar, masacre laboral en la cabaña, María Luisa, y
Castilla, e incumplimiento de varios de los ingenios en las convenciones colectivas
vigentes.
Manipulación mediática:
72
Este análisis desde Deleuze se hace desde la lectura de Lazzarato en la Filosofía de la Diferencia, que ya hemos
referido. Ver: opus cit. p.53 y 54.
89
desencadenan una acción, una reacción, un comportamiento, una actitud,
una postura” (p. 57).
¿Reporte de la prensa?:
90
Comparación de “Motivos” paros del sector: Leiv motive de enunciados:
91
fueron llevada al Buen Pastor donde realizaron huelga de hambre como
protesta” (p.52).
Voz institucional:
92
vallecaucana, cuidado con el medio ambiente en ese nuevo orden de significación:
“energía para la vida”, “biodiesel para el aire puro” y “caña para el “progreso”.
Que en el caso de los paros del sector denota la misma estrategia gubernamental
hacia el control de la masa, no ha sucedido por azar, que los enunciados de la
confrontación se repitan, un ejemplo de ello, lo comporta el relato del paro de
1976, el 2005 y el del 2008. Son los mismos enunciadores los que protagonizan
los enunciados fronterizos, que se repiten milimétricamente a través de sus
técnicas de gobierno: paros declarados ilegales, desmanes militares, despidos, la
unión de la prensa y el gobierno de turno, confundiendo a la comunidad, entre
otros aspectos que hacen el constructo de las representaciones simbólicas que
crean verdad subjetiva, analizados aquí como los mecanismos presentes en la
construcción social de la realidad.
Subjetivación colectiva hacia la masa enunciataria u oyente, que hemos visto hace
parte de la objetivación de la realidad del “valle del progreso”. Lugar de la
enunciación en el que, los empresarios, la prensa y los órganos de gobierno en
sus enunciados han dejado más o menos claro, su posición frente al paro, lo cual
podía definirse en este estudio en una sola frase: “el paro es un atentando contra
la productividad del Valle del cauca”, porque es nocivo para los vallecaucanos,
como dirían seguramente los industriales desde su lenguaje más elaborado,
constriñe el “progreso”, y “es ilegal” porque según sus argumentos hay
motivaciones de la “guerrilla o terroristas” e “intereses políticos” detrás de la
movilización. No corteros de caña, quienes exigen sus derechos, por otro lado,
los corteros de caña, denuncian la falta de reconocimiento a su labor dentro de –
precisamente-, esa productividad de las empresas para las que trabajan, así que
se da lugar a la individuación y a la reflexión sobre cómo se sienten en esa labor,
hay una manifestación de odio y de dolor (proveniente de un legado ancestral),
también la angustia de no saber que vendrá en torno a su trabajo, y los
enunciados se adentran desde su lenguaje coloquial y cotidiano, señalado por el
sistema como “contestatario”. Sin embargo, también podíamos señalar que la
subjetividad de estos dos polos enunciatarios o enuncivos está dirigida hacia el
oyente para persuadirlo, para instarlo a la reflexión, de lo qué está pasando. Los
93
corteros de caña, en defensa de su mano de obra ancestral, la denuncia frente a
la ausencia de decisiones estatales que garanticen el derecho al trabajo, y la
igualdad como personas trabajadoras frente a los empresarios. Y estos últimos
desde la urgencia de posicionar la industria fabril. De ahí que surjan como hemos
presenciado aquí, la postura de intelectuales, ambientalistas y líderes políticos que
en actos colaborativos de enunciación, es decir actos perlocucitivos, se expresen
sobre este conflicto, haciendo parte de la confrontación discursiva, que no por
casualidad ocupo nuestro interés, porque en ella estuvo presente el deseo de la
élite empresarial vallecaucana de continuar creando realidades paralelas frente a
la problemática del paro de los corteros de caña, tales como, “el valle del progreso
con el dulce sabor de la caña”.
94
Posdata:
En el desenfadado valle del paraíso que vio llegar por las riveras de sus ríos y
mares los barcos de los colonizadores, valle por donde paso la modernidad que vio
surgir el transporte, los trenes… El idílico valle de Efraín y María, de haciendas
que cruzan las sombras de los esclavos que jamás fueron felices. –pese a
Isaac…Valle del Cauca que dejó atrás los atardeceres de frondosos árboles
frutales que cantaban con su voz de tabaco, cacao, guayabo, mango, y
piña…“País vallecaucano” construido por poetas que le cantaron al prodigioso
valle…
Valle olvidado que dejó todo para venir a la posmodernidad industrial y dar el
toque de trompetas en obstinato, a lo Guillermo Tell, en ese interludio de sudor por
azúcar y mieles para golosinas y endulzantes, sudor por alcohol carburante, por
etanol, sudor, por gasolina: alimento de carros, sudor por papel, sudor hecho ya
de melaza y anís, de cachaza, abono; sudor de los hombres trapiche, de los
hombres machete, de los hombres quipu pavesa, (de flameante y lluvioso aliento),
que –no por osadía, guardado el estuche de su cuerpo máquina, como nuevos y
mutilados escarabajos del cuerpo de Gregorio Samsa, de seguro -como él por el
desencanto de la modernidad-, saldrán –como les da la gana-, en busca de
aguardiente; al tiempo que a otros compañeros las maquinas cortadoras con sus
guillotinas borran sus rostros de azúcar, y cae la ceniza. (“Las voces de la caña”.
Yolanda López D. Apartes de Crónicas y atardeceres: Fuga en Sol mayor).
El paro del 2008 finaliza con la pérdida del punto principal del pliego de peticiones
de los corteros de caña: La contratación directa. Y aunque, en el 2011 por fin, se
habla de cumplir el acuerdo Obama, el cual exige que se acaben las cooperativas,
esta vinculación se hace bajo la figura de una nueva empresa denomina: Cosecha
S.A. Implementada por el grueso de los ingenios. Situación que para los
trabajadores implica la pérdida de su antigüedad y la imposibilidad de que sus
familias puedan ser contratadas por los empresarios, dado los despidos masivos y
la financiación de los mal llamados “productos productivos”, que expulsan al
trabajador de la empresa haciéndolo, -como dicen los industriales: “dueño de su
propia empresa”, como hemos visto, traducida por los corteros: “dueños de la
miseria”.
Por otro lado, la agremiación sindical queda con una fisura, perdiendo dos de sus
integrantes: uno líder y gestor del paro del 2005 y 2008: Daniel Aguirre en el 2012
y otro perteneciente al nuevo sindicato Sintrainagro: Juan Carlos Muñoz, de los
cuales se sabe fueron asesinados y se desconocen las causas reales.
95
Por otro lado, el cierre de los sindicatos antiguos, que movían las verdaderas
bases, el paralelismo sindical y el fenómeno de “asesorismo” de agentes externos
a los corteros de caña, comandado por las empresas azucareras, lo cual,
amenaza la libertad de agremiación y la legitimidad de su acción en favor de los
corteros de caña.
El tema de los mal denominados “asesores” quienes realmente son impuestos a
los sindicatos por las empresas, fenómeno que data desde hace varios años,
especialmente, desde el 2005, cuando las empresas sintieron la amenaza de los
sindicatos no patronales. Asesores quienes son los llamados a tomar las
decisiones importantes: firma de convenios con los ingenios, representación con
los medios de comunicación y gestores de proyectos nacionales e internacionales.
Todo esto auspiciado por los empresarios quienes a través de contratos sindicales
amarran al trabajador. Por otro lado, el alto porcentaje de desescolarización de
los corteros de caña, (todavía hay un alto porcentaje de corteros que no leen, ni
escriben, y la mayoría solo llega a 3 de primaria), la falta de conocimiento político
por parte de los dirigentes sindicales del sector, el miedo y la mano negra de la
empresa de mano de líderes vendidos, la nula veeduría y respaldo del gobierno
frente a estas acciones que atentan al movimiento sindical, y la sombrilla de
algunos grupos políticos, organizaciones estudiantiles y obreras, nacionales e
internacionales camuflan la problemática bajo el silencio y la figura de la
oposición, que hacen algunos líderes también de izquierda.
96
CONCLUSIONES
Es aquí, en este valle geográfico donde se han dado cita el agua de los ríos y las
florestas de las cordilleras que trajeron consigo las rutas del oro, el tabaco, la
caña, a nuestro departamento y el caucho (en la amazonia), que dejo también la
rapiña heredad de los españoles en las familias de élite, Los Cobo, Caicedo,
Eder, Cerruti, Arboleda, Carvajal, Cabal, Molina, Lloreda, Ardila Lule, por lo que
98
llevaron con éxito negocios como la ganadería, la minería, y la caña de azúcar,
paradójicamente en desmedro del campesinado colombiano.
Se concluye entonces, que “el progreso” ha existido pero para la clase empresarial
de la oligarquía vallecaucana. Sobreviene, entonces, las respuestas a los
diversos cuestionamientos que hacíamos al comienzo, de ¿dónde, por qué,
cuándo, de dónde viene la polaridad discursiva? y ¿cómo se objetiviza el relato del
“valle del progreso”? ¿Quién es A y quién es B? ¿Qué enunciados preceden ese
discurso? ¿Cuál es la estrategia semiótica? Bien, Juzguen ustedes.
73
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departamento de historia, 1962-2012. Bogotá, 2012.
99
Sea el momento de mencionar el despertar y la participación en las denuncias y
en la vinculación a procesos políticos. Por ejemplo, las manifestaciones, los
paros, que si bien dan cuenta de la condición de los trabajadores y su desventaja
frente a las políticas agrarias, también develaron la postura de los agentes de
poder, el gobierno, los empresarios y la represión de los mecanismos de control,
aspecto que queda bien subrayado en el capítulo dos, en el cual, se pone de
manifiesto lo cíclico del conflicto, el repetido accionar de los empresarios en
concubinato con el estado y los medios de comunicación al servicio de éstos. Y
pese a que la historia de la clase obrera es desalentadora por la división sindical,
con el paralelismo de las organizaciones que generan desconfianza, la
investigación descubre la protesta como un despertar al conflicto social de los
trabajadores y trabajadoras colombianas.
Para terminar, lo que queda son los relatos de los hombres y mujeres que
contaron sus historias de vida, los cuales quedaron impresas en fotos, en pinturas,
en crónicas, entrevistas y en el documental que como señalamos quedaron por
fuera de este primer esbozo. Las mujeres cuya referencia es somera al final del
trabajo, pero que también estuvieron presentes en la misma redacción de este
trabajo porque recojo su sentir y su lucha. Los relatos de su cosmogonía ancestral
y fantasmagoría, la percepción de la política y la guerra, relatos de duendes,
dioses y diablos del conflicto agrario, análisis iconográfico del valle, que aguardan
en el tercero capítulo, experiencia que sin duda pese a las diversas dificultades de
este trabajo fueron una motivación y están presentes aquí en este continuo
aprendizaje. Finalmente, cumplimos el objetivo de convocar a la otredad del
discurso y con el deseo de una mejor y más sosegada escritura que traduzca lo
que comenzamos a sugerir la importancia de reescribir en la memoria.
100
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