Azucar Cali

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ANÁLISIS DE LOS RELATOS DEL “VALLE DEL PROGRESO” CON RELACIÓN


AL PARO DE LOS CORTEROS DE CAÑA DEL 2008

YOLANDA LÓPEZ DURANGO

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN PARA OPTAR POR TÍTULO DE LICENCIADA


EN LITERATURA.

DIRECTOR
JUAN MORENO BLANCO
DOCTOR EN ESTUDIOS IBÉRICOS E IBEROAMERICANOS

UNIVERSIDAD DEL VALLE


FACULTAD DE HUMANIDADES
LICENCIATURA EN LITERATURA
SANTIAGO DE CALI, 2013

2
Dedicatoria

A mi madre, “tejedora de todos los oficios, todos los arreboles del crepúsculo”, a ella
alcahuete de mis sueños, mujer de ascendencia indígena, quien huérfana a los 11 años
supo enfrentar sola la vida y hacer una familia, 8 hijos “en los tiempos de harina y un kilo
de pan”, a ella por su ejemplo de vida, gracias por extenderme siempre su abrazo.
A la memoria de mi padre, afrodescendiente, obrero, que como todos los de su clase
trabajadora siempre esperaron por la justicia cada día, a él quien me enseño sobre el amor
y el respeto a los otros como a mí.
A mi familia para impulsar el deber y el derecho a una educación de calidad.
A mi pareja y compañero por su amor, para qué siga junto a sus pares obreros la lucha.
A los corteros de caña, y a todos los campesinos, “los imprescindibles”, a ellos gracias por el
agro, por la vida.
A las mujeres de lucha, que dicen sin miedo lo que sus esposos callan.
A mi ciudad, a mi valle geográfico del río Cauca.
Dedicado a todas y todos los que creyeron en esta apuesta investigativa, y a los que no la
valoraron, también gracias.
A todos los que soñamos un país con equidad, pero sobre todo con amor, y a quienes con su
buen oficio contribuyen a que se termine la crisis agroalimentaria en Colombia.

3
Agradecimientos:

A Dios, no como manipulación del vaticano, ni del poder político usado para someter al
pueblo, sino como esa fuerza espiritual dentro de mí.
A mis profesores de colegio, y a mis profesores del IPC, de Bellas Artes, de la universidad,
música y literatura, a los investigadores, a los maestros de la calle, vecinos, amigos, la
gente, por quienes con su semilla he venido hasta aquí.
Especial saludo al profesor Germán Feijoo por sus aportes iniciales en cómo hacer
investigación sobre relatos e historia oral.
Al profesor Juan Moreno por promover la investigación en la escuela, y por la motivación
en sus palabras sobre éste trabajo.

4
SUMARIO

Pág.

RESUMEN………………………………………………………………………………..1

INTRODUCCIÓN………………………………………………….……………………..2

Capítulo I: NARRATIVAS LÉGITIMADORAS DEL “PROGRESO” EN EL VALLE


DEL CAUCA:….………..…………………………………………………………….…..5

1.1. La construcción social de la realidad en el Valle del


Cauca:……..……………………………………………………………………….5

1.2. El “valle del progreso”: construcción narrativa de la industria azucarera en la


“región pujante” del Valle del Cauca, Siglo XXI……………………………20

1.3. El “valle del progreso” desde la narrativa del “país vallecaucano”…….35

Capítulo II: ESCENARIO DISCURSIVO DEL CONFLICTO AGRARIO EN EL


VALLE GEOGRAFÍCO DEL RÍO CAUCA: DESDE EL PARO DE LOS CORTEROS
DE CAÑA, 2008……………………………………………………………………..…..60
2.1 Cortadora vs machete……………………………………………………….……67

CONCLUSIONES. ……………………………………………………………………..97

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………….101

5
RESUMEN

¿De dónde provienen los relatos del “Valle del progreso” y la identidad de “orgullo
vallecaucano”? El presente trabajo de investigación, (el cuál hace parte de un trabajo
más extenso), intenta dar respuesta a estos interrogantes a través de un
acercamiento al conflicto agrario colombiano, centrado específicamente en el estudio
de los relatos de dos polaridades discursivas: corteros de caña vs industriales de la
caña de azúcar del Valle geográfico del río Cauca.

Mediante el rastreo minucioso y recopilación de los relatos de estos dos polos


enuncivos, se analiza el escenario narrativo del paro de los corteros de caña de 2008
y los antecedentes de la élite hegemónica vallecaucana en la construcción social de
la realidad desde el nicho del relato del “valle del progreso”. El cual, tiene su origen
en la hacienda colonial hasta llegar al agronegocio azucarero del siglo XXI.
Asimismo, la concepción del “país vallecaucano”, presente en relatos como María y El
Alférez Real, y gran parte de la poesía vallecaucana que alude el valle del paraíso
terrenal, Aspectos que iluminan la tesis sobre la creación de subjetividades colectivas
mediante técnicas biopolíticas presentes en el discurso de la clase empresarial de la
mano de la massmedia, que en el presente siglo crean “Valle del progreso, con el
dulce sabor del azúcar de Colombia”.

Palabras claves: Valle geográfico del río Cauca, Valle del Cauca, caña de azúcar,
paro corteros de caña 2008, conflicto agrario, relatos, literatura vallecaucana siglo XIX,
María, El Alférez Real, “país vallecaucano”, polaridad discursiva, estrategias de poder,
técnicas biopolíticas, manipulación massmediática, subjetivación colectiva, verdad
subjetiva, escritura dominante/ sociedad subalternizada, narrativas legitimadoras de
“progreso”, construcción social de la realidad.

1
INTRODUCCIÓN

El presente trabajo de investigación1 está basado en los relatos alrededor del


paro de los corteros de caña del 2008. A partir de allí encontramos dos
polaridades discursivas: los colonizadores/hacendados/industriales y los
esclavos/campesinos/obreros/corteros de caña. De los primeros, surgen los
relatos del “valle del progreso” que constituyen una realidad objetivada de
identidad y orgullo vallecaucano, gracias a la élite regional y la industria de la caña
de azúcar; provenientes de la hacienda colonial al agronegocio azucarero, de los
segundos, los relatos invisibilizados en el marco del “progreso” del siglo XVI a
nuestros días.

En este estudio se analizará la construcción argumentativa de los dos polos


enunciadores, principalmente, los industriales y los corteros de caña, desde la
creación verbal y los postulados del discurso expuestos por Mijaíl Bajtín (1982) y,
los diversos aportes de Guilles Deleuze/Félix Guattari (2004). Las estrategias de
poder desarrolladas por Michel Foucault (1999-2008). La construcción social de la
realidad desde Peter Berger/Thomas Luckmann (2001). Asimismo, parte de las
investigaciones sobre el Valle del Cauca desde Michel Taussig (1980), German
Colmenares (1986), Alonso Valencia Llano (1993) y Francisco Zuluaga (1986),
intérpretes de las relaciones tejidas en la hacienda vallecaucana. A su vez, sobre
la narrativa tejida alrededor de los relatos vallecaucanos del siglo XIX desde Ángel
Rama (1998), María Teresa Cristina (2005), Luis López Cano (2002) y Álvaro
Pineda Botero (2004). Presupuestos investigativos imprescindibles a la hora de
comprender como se ha venido tejiendo ese gran relato del “valle del progreso”
1
El presente trabajo de investigación (por medio del cual se realizó un arduo trabajo de campo) se realizó entre el 2008
y 2012. De ahí surgió un trabajo documental, al igual que material pictórico con que participé en la exhibición de pintura
de los estudiantes de artes integradas en el 2011 en la biblioteca Mario Carvajal. Este trabajo se llevó a cabo a lo largo y
ancho del Valle geográfico del río Cauca. No contó con patrocinio económico alguno, en cambio diversas dificultades. El
corpus de este trabajo contó además del presente desarrollo, con un tercer capítulo sobre relatos alternos, la escritura
de 8 crónicas y algunas entrevistas. Así mismo, la presentación de un estudio iconográfico desde el análisis de Denise
Jodelet sobre los mapas conceptuales, sobre la imagen del “progreso” desde las representaciones simbólicas
encontradas en los archivos fotográficos de los ingenios azucareros, el patrimonio vallecaucano consignado en museos
de la caña y el archivo histórico sobre la hacienda y el paso a la modernización del Valle del Cauca. Este estudio
interdisciplinar, también, se abordó desde la fotografía y mapas conceptuales a través de dibujos y pinturas realizados
con los corteros de caña, las cuales, formaron parte constitutiva de esta investigación permitiendo la mejor inmersión
en la investigación. Todo este trabajo no fue incluido aquí, dado que fue necesario suprimir esos capítulos de acuerdo a
los parámetros de extensión del pregrado, también, en el caso del documental, por los fines de éste.
2
desde el “país vallecaucano.”2 Pero también, para entender el escenario narrativo
de los relatos de los corteros de caña desde los estudios de Ángel Sánchez
(2008), y Mario Pérez (2009), entre otros autores.
En esta apuesta cualitativa, cuya metodología se basa en la investigación,
observación, recolección, clasificación y análisis de los relatos; me permito hacer
un rastreo de enunciados partiendo de las conversaciones con los corteros entre
el 2008-2011 y el discurso de los representantes de los industriales presentes en
los registros del periódico El País (octubre del 2008 a enero del 2009). Entre
otros, los informes de Fedesarrollo y los comerciales de ASOCAÑA entre 2008 y
2012. El corpus conformado por estos dos sujetos enuncivos, permitirá la
inmersión en sus representaciones simbólicas.

En esta perspectiva, - dado que es menester de la literatura-, se busca contribuir


a la interpretación del texto y el contexto. Así como contagiar y provocar a la
comunidad universitaria hacia la investigación y el trabajo de campo, relevante en
el ejercicio de lecto-escritura y, tan en boga en los estudios culturales pues a
través de ellos se lleva a cabo un ejercicio interdisciplinar.

Nuestra hipótesis parte de cómo se lleva a cabo la subjetivación colectiva a través


del discurso, en ese sentido, cómo se ponen en juego las técnicas biopolíticas del
agro-sustentable en la construcción verbal del valle del “progreso”. A ese respecto
indagaremos, ¿De dónde provienen los relatos del progreso? ¿Cuál es el discurso
que comporta la realidad objetivada? ¿Cómo se relaciona Verdad y poder? y
sobre cómo se lleva a cabo la legitimación del discurso.

2. “Ésta exaltación, llegó a características de ser un imperativo moral, de donde ese “país vallecaucano” era el buen
lugar de la vida, el escenario donde germinaban sus recuerdos traídos ahora como nostalgias y del que nacían las
motivaciones para sus luchas políticas y militares. Los nacionalismos no son acaso fundamentalmente un proyecto
político que se sustenta en la sublimación de la raza, la cultura y del territorio, que dan exclusividad y sello de identidad
al país de ese proyecto. En la valoración positiva- subjetiva- que realiza un escritor y que puede ser apropiada por el
aparato ideológico y político par “formar y llenar de orgullo-exacerbado muchas veces- a la colectividad, existe una
sublimación de esas particularidades características del territorio y en ello, elevación a categoría moral; el país del bien,
de la luz, el hogar de nuestras familias; el territorio privilegiado: el paraíso.” Oscar Buitrago Bermúdez, Nelson Londoño
Pinto y Pedro Martínez Toro. “María y el proyecto de refundación del Valle del Cauca”. Polígamas, Escuela de Estudios
Literarios. Cali, 2005. (P. 171). pp. 151-196.
3
Para el desarrollo de éste escrito en torno a los discursos como creación verbal,
se parte de dos capítulos a saber: I. Narrativas Legitimadoras, compuesto por tres
partes: 1. La construcción social de la realidad en el Valle del Cauca: que
contextualiza mediante algunos ejemplos, cómo desde la construcción simbólica
la clase terrateniente partió de los cronistas de indias para construir y legitimar su
discurso geopolítico de poder. Por donde estudiaremos, de qué forma estos
acontecimientos permiten establecer los antecedentes del marco de la
confrontación entre la comunidad agro-alfarera/agrícola-campesina/proletaria y la
gesta de la élite europea/vallecaucana que invisibiliza desde la construcción de la
subjetividad colectiva. 2. El valle del progreso”: construcción narrativa de los
ingenios azucareros en la “región pujante” del valle del cauca, siglo XXI, que
continua la inmersión, sobre cómo los ingenios mediante el uso del massmedia
construyen los enunciados del “Valle del progreso”. Y, 3: “El valle del progreso”
desde la narrativa del “país vallecaucano”, en el cual, se analiza cómo se ha
venido construyendo la fisonomía del Valle del Cauca; principalmente, a través de
dos relatos del siglo XIX: ‘María’ (1867) de Jorge Isaac y el ‘Alférez Real’ (1886)
de Eustaquio Palacios, los cuales, realzan la imagen de la hacienda colonial y los
hacendados. Relatos del valle geográfico del río Cauca, que establecen la
importancia de las familias de élite sobre la clase campesina y esclava. Escenario
de la escritura dominante que configuró el modelo social para impulsar la
modernidad y “el progreso”.
Y, por último, El capítulo II: Escenario discursivo del conflicto agrario en el valle
geográfico del río Cauca, desde el paro de los corteros de caña 2008. 2.1.
“cortadora vs mache”, allí se discutirá ¿cómo pugnan esas fuerzas discursivas en
el relato?, ¿cuáles son sus estrategias, y, sobre cómo se ha comportado la
alteridad discursiva en lo referente a los paros del sector azucarero y el relato del
valle del “progreso”.

4
Capítulo I. Narrativas legitimadoras de “progreso” en el Valle del Cauca.

1.1. CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA REALIDAD EN EL VALLE DEL CAUCA:

“La aventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que


acertáramos a desear; Porque ves allí, amigo Sancho Panza,
De donde se descubren treinta, o pocos más desaforados
gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos
las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer;
que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar
tan mala simiente de sobre la faz de la tierra” (Quijote de la
mancha: parte I, capítulo 8, p. 43).

Toda cultura es originariamente colonial. Toda cultura se


instituye por la imposición unilateral de alguna política de
la lengua. (Jaques Derrida).

Partiendo de la pregunta de Peter Berger y Thomas Luckmann (2001) en su texto:


‘La construcción social de la realidad’, sobre ¿Cómo es posible que los
significados subjetivos se vuelvan facticidades objetivas? (opus cit., pp. 52-65),
nos adentraremos en el hecho, para intentar demostrar cómo se ha venido
construyendo el relato del “valle del progreso” desde la realidad de la hacienda
vallecaucana hasta el ingenio azucarero. A través de lo cual, analizaremos cómo
se han tejido las relaciones de poder, mediante representaciones simbólicas que
crean la realidad social.
Berger y Luckmann nos ofrecen una primera perspectiva cuando afirman que,
desde lo social se construye la conciencia del individuo y se transmiten
significados objetivados, siendo “incorporados y re-elaborados en la conciencia
individual determinada socialmente”, que conlleva a “institucionalización de la
realidad.” (Opus, pp.121-135).
Pero ¿cómo se creó la realidad de la hacienda vallecaucana y cómo llegó a
constituirse en ingenio azucarero? ¿De dónde provienen los corteros de caña y
los empresarios del azúcar?, ¿Cómo se configura el Valle del Cauca en el “valle
del progreso”, ¿De qué dan cuenta los industriales en relación a la industria de la

5
caña de azúcar? ¿Cómo se objetiviza “el progreso” en la sociedad vallecaucana?
¿Por qué ha existido la pugna entre los dos polos discursivos categóricamente
opuestos: conquistadores/“indios”; campesinos/hacendados; corteros de
caña/industriales del azúcar?

Para abrir este debate, comenzaremos primero por establecer por qué el
“progreso” se construye en el valle geográfico del río Cauca. Acto seguido se
establecen tres momentos históricos que van hilvanando esa construcción social,
1. El sometimiento del indígena y el afroamericano esclavo, 2. El paso del
indígena y el “negro” al campesinado del agro en las haciendas y en la urbe, 3. El
desenlace de guerras, confrontaciones en relación al reparto de la tierra y la
deuda histórica en relación a la reforma agraria. Tres momentos que hacen un
breve recorrido a modo de preparar el escenario del conflicto entre dos
polaridades discursivas empresarios/obreros desarrollado en el capítulo dos.
Por su puesto que no podríamos describir 5 siglos en este trabajo, pero tomo el
riesgo de abrir los interrogantes de cómo se ha venido gestando desde la
conquista la construcción de “progreso” en el Valle del Cauca. Entendido entonces
este ejercicio no por ingenuidad pero si con arrojo y humildad de investigadora,
como un abrebocas a futuras investigaciones historiográficas de mayor
envergadura investigativa, ojala y posibilitadas de una mayor extensión en la
escritura. Lo cual, a su vez, requiere de verdadero apoyo económico y especial
aporte académico.

A través de los cronistas de indias se estableció el relato de los conquistadores,


quienes fijaron su mirada en las riquezas que había en América. Al pasar en el
siglo XVI por el Valle del Cauca, Juan de Ampudia, Pedro de Añasco, Juan de
Castellanos, Sebastián de Belalcázar, Pascual de Andagoya, y el mismísimo
Cieza de León, no pudieron vencer el asombro frente al paraíso de tierra fértil que
constituía el Valle geográfico del Rio Cauca, el potencial económico de éste, y sus
posibilidades de “desarrollo”. De ahí la necesidad de sembrar zozobra frente a los

6
pobladores de estas tierras que en su llegada estaba poblada por indígenas en
cacicazgos organizados en provincias.3 Miremos algunos de éstos relatos:

“Bellos y fertilísimos asientos/Que no se harta la vista de mirallos,


Donde podéis tener repartimientos /Con número crecido de vasallos
Noticias de soberbio nacimientos/ De oro que podéis luego labrallos
Demás de valles y de poblaciones/ Que deben de tener otros rincones”.
(Juan de castellanos, 1560, p.93).

“Cuando los españoles daban en los pueblos de estos indios y los tomaban
de sobresalto, hallaban gran cantidad de oro en unos canastillos que ellos
llaman habas, en joyas muy ricas de campanas, platos, joyeles, y unos que
llaman caricuries, y otros caracoles grandes de oro bien fino”.
“Desde la ciudad de Popayán comienza, entre las cordilleras de sierra que
dicho tengo, a se allanar este valle, que tiene en ancho a doce leguas…”
“Los indios vienen a sembrar las tierras y a coger los maizales de los
pueblos que los tienen en los altos de la serranía. Junto a estas estancias
pasan muchas acequias y muy hermosas, con que riegan sus sementeras,
y sin ellas, corren algunos ríos pequeños de muy buena agua; por los ríos y
acequias ya dichas hay puestos muchos naranjos, limas, limones,
granados, grandes platanales y mayores cañaverales de cañas dulces”
(Cieza de León, p. 31, 75, y p. 80).

“Vieron en uno de sus aposentos /monstruosidad que escandaliza,


cueros de indios, sobre cuatrocientos/ Colgados, todos llenos de ceniza
cuyas carnes sirvieron de alimentos/ Uso que por allí se solemniza;
(…) en estos inhumanos pareceres/ costumbres duras y desaforadas.
(…) Y ansi por sus enojos o placeres/ “Tenían las pellejas ahumadas:
eran también crueles y homicidas, /y solían comer y ser comidas.”
( Juan de Castellanos, Citado por Gardeazabal, 2001, p. 24).

"Lo alto de las sierras es frío, a la mitad de ellas templado y en los valles
caliente y esto toda la vida y así los frutos de ellas se dan todo el año...".
(Fray Pedro, citado por Rodríguez Cuenca, 2005, p. 120).

Enormes eran las posibilidades de los españoles de sacar provecho. Baste leer
sobre las descripciones que hacen los conquistadores “historiadores”, para darse
cuenta cómo fue que estas crónicas despertaron el interés, siglos más tarde, de la
élite criolla vallecaucana, la de los terratenientes de Buga, seguidos por la

3
Sobre este tema se alude desde los cronistas que hubo cerca de 16 provincias a la llegada de los españoles, y son:
Provincia de Antioquia (Valle de Aburra), Camaranta, Cartama, Arma, Zopia, Paucura, Pozo, Picara, Carrapa, Anserma
(Umbra), Chancos, Quimbaya, Guadalajara de Buga, Gorrones, Cali (Valle del Lile), Montaña (Dagua). Consultar en:
Rodríguez. Pueblos, 2005, p. 21-31.
7
gobernación de Popayán, el cabildo, quienes temprano percibieron la riqueza de
este valle, decidiendo hacer campaña para emprender su empresa.

Gustavo Álvarez Gardeazábal en su texto ‘se llamaba país vallecaucano’ (2001, p.


22 y 35) señala también escritos de 1603, como los de Diego Bocanegra y Tulio
Enrique Tascón pertenecientes a la élite de Buga y Popayán, que dan
continuidad a la conquista en su “sed de latifundios”. Quienes a su vez, no sólo
describen el Valle como tierra fértil, sino llena de “indios caníbales”. Repitiendo la
hazaña de los cronistas en su afán de exterminio, mediante la deslegitimación de
fuerza de los indígenas, en relación a batallas libradas a los españoles, así como
la contribución al genocidio de su cultura. Sea el caso de los enfrentamientos de
los conquistadores con los pijaos, quienes impidieron la colonización en las
fronteras de su territorio en la Cordillera Central. (Aproximadamente entre 1556 y
1611) Lo que los vecinos de Buga denominaron “una frontera de guerra”. Por eso,
fundada la ciudad de Buga, repartieron la tierra a los militares quienes hicieron su
frontera, dando paso a crear nuevos enunciados de poder, frente a la sublevación
indígena. Al respecto dice Berger/Luckmann:

“El enfrentamiento de universos simbólicos alternativos implica un problema


de poder: ¿Cuál de las definiciones conflictuales de la realidad habrá de
“quedar adherida” en la sociedad? Dos sociedades se enfrentan y cada una
de las cuales posee universos en conflicto, desarrollarán mecanismos
conceptuales destinados a mantener sus respectivos universos. Desde el
punto de vista de la plausibilidad intrínseca, las dos formas de
conceptualización parecen ofrecer escaso margen de opción al que
observa desde afuera. Sin embargo, la cuestión de cuál de las dos
prevalecerá, dependerá más del poder que de la habilidad teórica de los
legitimadores respectivos”. (Berger/Luckmann. Opus cit., p. 140).

De acuerdo a lo anterior, queda muy fácil saber quién tiene, como dicen los
autores; “el palo más grande”. El dominio del poder está a cargo de quien pueda
generar la conciencia colectiva, que en este caso, ha estado a manos de la clase
invasora, terrateniente y esclavista. Cuya técnica ha sido la invisibilización del otro.
Así pues, que socialmente se ha promovido de generación en generación, la
8
hacienda colonial como nicho de progreso. De ello da cuenta la escuela,
transmisora del pensamiento colonizador de la conquista a través de la historia,
mediante siglos y siglos de silencio. Sólo en el presente siglo se han intentado
hacer reflexiones al respecto, donde no es nada difícil encontrar agentes de la élite
hegemónica camuflando ese discurso dominante, tal y como sucede con muchos
de los llamados historiadores de nuestros tiempos.

Así las cosas, nos encontramos en un universo, en el cuál la realidad se presenta


como un hecho constituido, fehaciente. Los cronistas tienen el aval de la escritura,
pertenecen a una esfera social más elevada que los primeros pobladores de las
cordilleras del caudaloso río Cauca: que la del Cacique Jamundí y los indígenas
Gorrones, Quimbaya, Pijaos, Calimas, Coyaimas, Uaununas, los Quiamanoes o
los Putimaes (Gardeazábal, opus, pp.13-30). Los españoles no “comen carne
humana” como los pijaos, no son “indios”: son blancos. Los indios gorrones son
de “costumbres duras y desaforadas”, los señores españoles, no son asesinos;
son expedicionarios y conquistadores. Así se autoproclaman en su papel
“civilizador” enfrentado a “la barbarie” de “los indios”. Es decir, se va creando la
realidad socialmente. Como lo vemos, a través de las construcciones simbólicas
presentes en sus relatos. Lo cual, va justificando la conquista y la depredación de
parte de los españoles sobre los amerindios.

A través de la palabra como dice Bourdieu4 se van haciendo unos “ritos de


iniciación”. Según el autor el portavoz autorizado es dueño de una “investidura”,
donde su acto de institución produce lo que designa: “Conviértete en lo que eres”5
a lo que agregamos, “es así como te verán”. Precisamente por lo que nos dice
Berger/Luckmann en lo social es donde se objetiviza la realidad:

4
Pierre Bourdieu ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos. Ediciones Akal universitaria. S.A.
Madrid España, 1999, 2001. Para el autor “hablar de rito de iniciación, es indicar que cualquier rito tiende a consagrar o
a legitimar, es decir, a hacer desestimar en tanto que arbitrario o reconocer en tanto que legítimo, natural, un límite
arbitrario” en este caso, para los españoles el comportamiento de los “indios” es insólito, de ahí que de esa presentación
se pase al aprovechamiento de las circunstancias. Véase para este ejemplo los Ritos de iniciación., p. 78-86
5
Bourdieu, Opus cit., p.82
9
“La realidad se define socialmente, pero las definiciones siempre se
encarnan, vale decir, los individuos o grupos de individuos concretos sirven
como definidores de la realidad”. (2001, 149).

Y es a partir de los enunciados del “valle fértil” opuesto a “indios caníbales”, es


decir, conquista/exterminio, que se crean hábitos de uso de esa institución; que
Berger/Luckmann aluden como el ejercicio de la legitimación. La cual, “explica” el
orden institucional y su validez, porque pertenece a la tradición que regula en lo
social y en lo histórico. (Opus cit., 122 y 123). Lo que en este caso, le sirvió a los
españoles para la conquista (Siglo XVI), en que dieron muerte a los indígenas
dando paso a la expropiaron de su territorio nativo de las bandas del río Cauca,
mediante el reparto de mercedes de tierras y las encomiendas6 entregadas por
Belalcázar entre 1536 y 1541. (Valencia Llano, 1994, p.43). Tierras que, como
hemos dicho, sirvieron posteriormente, para ir propiciando el cultivo y explotación
de la caña de azúcar. Al tiempo del despojo del campesino. Tal y como ocurrió
desde el comienzo con la adjudicación de tierras a las huestes conquistadoras, y
demás terratenientes. Y, en 1573 se funden ciudades que van configurando
precisamente el ordenamiento sociopolítico comandado por la autoridad real,
como son las tierras de Ralengo, las del Cabildo y los ejidos sobreviniéndose la
sociedad feudal que distribuyó mercedes de tierras y conformó caseríos y aldeas
con mano de obra indígena negra y esclava.

Sobre este tema puede consultarse los diálogos entre los españoles para
favorecer su empresa conquistadora. Miremos el caso de la capitulación de 1538
que le hace el gobernador del río San Juan a Pascual de Andagoya:

“Vos doy licencia e facultad para que por nos y en nuestro nombre y de la
corona real de Castilla, podáis conquistar y pacificar e poblar las dichas

6
“La encomienda fue un instrumento que utilizo la Corona para dejar bajo su protección al indígena como mano de
obra, evitando la servidumbre feudal haciendo del indígena el tributario del rey, quien, de acuerdo con las obligaciones
establecidas por la Iglesia, debía cuidar por su bienestar espiritual, al tiempo que aprovechaba esta obligación para
realizar un proceso de aculturación. El indígena debió pagar estos tributos en dinero, en especie, o en servicios. (…) El
pago del dinero era escaso y por lo tanto, aunque la tasación se hacía en pesos, se estableció un equivalente en especie
de acuerdo con las características productivas de cada resguardo. En la práctica, y donde fueron numerosos los
indígenas sometidos, la encomienda fue utilizada fundamentalmente para la explotación de la fuerza de trabajo.” En:
Zuluaga/Mejía/Valencia/Arias, 2012 p. 47.
10
tierras que hay desde el dicho río de San Juan hasta donde comienza la
gobernación”. (Bolaños, 2008).

Donde se cumple -lo que venimos diciendo: el ejercicio de “La legitimación


mantiene la realidad del universo construido socialmente”. (Berger/ Luckmann, p.
147). ¿Quiénes tienen derecho a la tierra? Los designados por la corona.

Téngase en cuenta, aquí brevemente que, según informe de Procaña, Cristóbal


Colón en su segundo viaje introdujo la caña en América en 1493, en la Isla de La
Española, la cual no prospero. Caso distinto al de 1501 donde la caña si cobró
frutos. Lo que condujo a las plantaciones prosperas de azúcar en Santo Domingo
y lo llevó hasta el Caribe y América del Sur.

En el caso de Colombia, en 1510 se intentó el cultivo de caña por primera vez, en


Santa María de Darién. Pero fue Pedro de Heredia, fundador de Cartagena, quien
en 1533 introdujera la caña en la Costa Atlántica.

En el caso del Valle geográfico del río Cauca llegó de manos de Sebastián de
Belalcázar en 1541 cuando la plantó en su estancia en Yumbo, de tal suerte que
Hacia 1550 tuvieron origen tres ingenios a orillas del rió Amaime y desde aquí se
enviaron mieles y azúcares a Panamá en 1588. Lo que para 1721 llevó a la
construcción de 33 trapiches en el Valle geográfico. Desde ese momento la
Corona se dio a la tarea de repartir tierras, al tiempo de entregar a los españoles
encomenderos indígenas y mano de obra esclava, mediante lo cual, no solo se
conseguía la explotación ganadera y minera, sino la llegada al siglo XVIII con el
establecimiento de trapiches paneleros y de explotación de los derivados de la
caña.7 Gracias a estas intuiciones, los criollos de la élite, y por su puesto su
impulsor, Belalcázar, sembró a partir del siglo XVI en su estancia la gramínea,
desde allí la esparció por todo el costado izquierdo del río Cauca.

Otro de los ejemplos de confrontación discursiva presente a razón de las


consecuencias de la conquista y la colonia entre los siglos XVI y XVII, es un texto
citado en la obra de Álvaro Félix Bolaños (2008), que escribe Manuel Quintín

7
Véase: Alonso Valencia Llano. De la sociedad de conquista a la sociedad colonial. Revista Historia del Gran Cauca. No
11. Universidad del Valle, Cali, Colombia, 1994.
11
Lame, en el cuál tempranamente se identificaba el verdadero papel de los
conquistadores:

“Esta humanidad de hombres blancos envuelta


En medio del orgullo, sedienta de riquezas,
de las riquezas de mis antepasados,
aquellos que se encuentran hasta hoy
en extensas poblaciones en el vientre de
la tierra Guananí; con el fin de favorecer
sus riquezas y favorecer sus vidas de la
persecución de los que llegaron el 12 de
octubre de 1492 con el supuesto nombre
de conquistadores españoles”.
Manuel Quintín Lame. (Bolaños, p.46).

En el anterior relato podemos ver como Quintín líder indígena de los Nasa,
interpreta tempranamente, la realidad impuesta por el conquistador y da cuenta de
los procesos de invisibilización del pensamiento otro.
Imaginemos el conquistado, colonizado y esclavizado, su percepción frente al
blanco, no por osadía, el sin número de enfrentamientos entre los dos polos
enunciatarios. Y la representación del mundo visiblemente distante.

Según Tzvetan Todorov (1991, p.18) en ‘La conquista de América, el problema del
otro la problemática de la alteridad’, el plano del valor (axiológico) y “la acción de
acercamiento o alejamiento con el otro” (plano praxiológico) lo definen los
españoles en tres momentos: Primero, percibiendo las debilidades del “otro”, es
decir, el momento para la identificación, que se define como dice Weber (1997) a
través de la sujeción del poder, mediante el papel de quien “descubre”; el
segundo, la asimilación, a través de la estrategia frente a la codicia de los
navegantes, la promesa del oro y de paso, la posibilidad de reconocimiento de su
empresa conquistadora y la tercera, la imponencia de la propia imagen, la
imposición de la lengua, la religión y la norma. Lo que quiere decir la imposición
del “yo” de “ellos” en el “nosotros”:
El descubrimiento por parte del “yo” de los “ellos” que lo habitan, va
acompañado por la afirmación mucho más aterradora de la desaparición

12
del “yo” en el “nosotros”, característica de los regímenes
totalitarios.(Todorov, opus cit., 61).

Para continuar con las reflexiones sobre la construcción social de la realidad


desde el nicho de la dominación europea, bien podemos dar paso al universo de
enunciados de la trata negrera (siglos XVI al silgo XIX), la cual llegó al nuevo
mundo por Cartagena8 luego de un largo recorrido desde África (lugar donde la
historia señala inició la esclavitud en España). Comercio tríadico entre Europa-
África-América, de la cual, también tuvo participación Holanda, Francia, Inglaterra
y EEUU. Que para Europa significó luego de la invasión y el exterminio que dejo
Cristóbal Colón en 1492, la nueva ruta de comercio y el establecimiento de su
cultura. El monopolio de la trata estuvo en manos de Portugal (XVI y XVII), y
hacia 1724 a cargo de los ingleses. En ese escenario, el régimen esclavista
construye socialmente al negro esclavo como “cosa” para poder llevar a cabo su
cometido económico. Y es allí justamente, donde tienen lugar los enunciados
fronterizos entre los señores europeos y los esclavos. A través de la compra-
venta de esclavos9 mediante el “facto” (especie de contrato de venta, a través de
un “factor” o representante), y los “autos de buen gobierno” (aparato de control de
parte de la corona a los afrodescendientes no esclavizados), se lleva a cabo la
dominación del afroamericano.
En la trata trasatlántica que duro 3 siglos, se constata el origen de la polaridad
discursiva: La hispanización del espacio y la resistencia del indígena. (Motta,
2005, p.83). En otras palabras, desterritorialización, despersonalización y
domesticación, por medio del cepo, azotes, mutilaciones, marcas en el cuerpo
del esclavo (el hierro), el bautismo que le arrebato al negro su nombre, cultura, e
identidad, la imposición del castellano: negación a su lengua, opuesto, a la

8
“Aunque la distribución desde Cartagena tomara diversas vías como Río Hacha o Portobello, la principal y más
importante para nuestro caso, fue la vía que tomando el río Magdalena, conducida hasta la ciudad de Honda y, desde
allí, tomando el camino del Quindío, llegaba al primer mercado importante del suroccidente, Cartago, donde eran
comercializados con destino a las minas del Chocó y algunas de las haciendas de Buga; luego se realizaban ventas en Cali
y en Popayán.” Francisco Zuluaga, (…) .Valle del Cauca Procesos históricos. Editorial Manuelita, Cali, Colombia, 2012
9
“Se calcula que entre 1533 y 1580 se importaron “legalmente” alrededor de 3000 negros de los ríos de Guinea, entre
1580 y 1640, cuando Cartagena se convirtió en el principal puerto negrero de América ingresaron oficialmente unos
170.000 esclavizados. Entre 1710 y 1740 se registraron unos 300000 ingresos” lo que podía duplicarse con el
contrabando de estos. En: Héctor González. Vallenato, tradición y comercio. Ed. Univalle, Cali, 2007.
13
resistencia amotinada mediante el cimarronismo,10 los palenques y la misma
confrontación, a través de la negativa de los esclavos a la imposición del sistema
esclavista. (Ver: Zuluaga, 2012. ‘Régimen esclavista’: pp. 66-71; Friedemann,
1983; Motta, opus cit.; Navarrete, 2003, 2005, 2007). Es decir, la esclavización
que implica el sometimiento del ser humano a la condición de esclavo como dice
Zuluaga (opus cit.). De ahí que el interés sea fijar en la sociedad al esclavizado
como “cosa” mediante otros enunciados como “casta” o “negro” para justificar el
deseo de territorializar, también, el idioma y desterritorializar la palabra, bajo la
imposición de códigos de lengua. Sumado, al deseo de alcanzar el poder y cifrar
en el mundo la idea de desarrollismo desde el modelo económico de la
explotación de mano de obra esclava/negra/indígena/campesina/pobre, que
cifraría “el progreso” en el mundo. Imposición cultural en la que España mediante
procesos de aculturación y deculturación, conquista nuevas tierras y riquezas. Y
sobre todo, da paso a la globalización, que en este estudio se entiende como el
establecimiento de la realidad Verdad/poder11 bajo patrones de legitimación del
discurso de la dominación y superioridad europea. Del pobre sobre el rico, del
blanco sobre el Indígena, del blanco sobre el “negro”.

En el siglo XVII y XVIII la mano de obra del valle del Cauca era mayormente
esclava. La corona sin embargo, a través del rey trató de poner orden, pero los
conquistadores continuaron buscando sus favores, dando origen a
enfrentamientos entre el poder del rey y los conquistadores como Belalcázar y
Andagoya. Y posteriormente, la guerra entre colonos, por la disputa de la mano
de obra y el territorio del Valle geográfico.
De tal suerte que, en adelante, se fueron sucediendo una serie de confrontaciones
discursivas, por ejemplo con el tema de los concertados (trabajo de días que
hacían los negros en las haciendas para obtener una pequeña parcela), es decir la
nueva modalidad con la que los terratenientes querían someter al campesino libre
10
Cimarrón: proviene del ganado que huye y fue aplicada a los esclavos fugitivos. Las formas de resistencia incluían
cimarronismo y su concreción en palenques. Navarrete Cristina. GRIOTS. La memoria de los Griots. Feriva, Cali, 2003.,
pp.37 y 38.
11
Sobre este tema consultar: Entrevista con M. Fontana en Rev. L´Arc, No 70, pp. 16-26 en: Michel Foucault. La
microfísica del poder. Capítulo: verdad/poder. Edición y traducción Julia Varela, Madrid, 1979. pp.175-189.
14
luego de la abolición de la esclavitud en 1851. A este respecto, Joaquín
Mosquera, 1852, vecino y dueño de esclavos afirma:

“Hasta ahora, la abolición general no ha producido ninguna conmoción


seria; pero veo dificultades alarmantes porque los agitadores han estado
aconsejando a los negros que no hicieran contratos con sus antiguos amos
ni que dejaran sus tierras, sino que tomaran posesión de ellas”. (Posada y
Restrepo, 1933, pp. 83-85, citado por Taussig, 1980, p. 74.).

Felipe Carbonero 1872. Campesino:

Los conservadores deseaban conservar la ley de los españoles (…) matar


y esclavizar (…) atrapar negros y venderlos (…) venderlos de una hacienda
a otra (…) atrapar a los esclavos negros y hacerlos trabajar noche y día sin
pagarles nada, como no fuera su comida y nada más. Esto es lo que se
llama Conservar, conservar la ley dañina del español... (Taussig, 1980, p.
98).

En la anterior cita como en toda la historia del valle geográfico, el deseo del
sometimiento de los españoles presente en sus enunciados. Estos episodios
fueron de los colonizadores a los herederos terratenientes de la élite criolla:
hacendados, militares y comerciantes. Donde la norma, la religión y el estatus
social, establecían parámetros de verdad. Por ello, a la hora de la apropiación de
la tierra o de la explotación de la mano de obra del esclavo, se argumenta la
institucionalidad de su discurso a través de actas, juicios, permisos oficiales, como
el de traer negros a las minas, es decir lo que Berger/Luckmann denomina
establecer un orden horizontal que permita integrar una plausibilidad subjetiva.
Los motivos detrás de los argumentos, por donde se establecen roles y ordenes
simbólicos de representación, que implican conocimientos, pero también, la
transmisión de esos conocimientos, o sea los procesos de significación. Todo esto
imbrica la legitimación. (Berger/Luckmann, opus cit., 2001, p. 120- 133).

Todo lo que los españoles y terratenientes blancos han venido haciendo a través
de sus enunciados de poder obedece al ejercicio de trasmisión y administración,
que no es otra cosa que el ejercicio de la legitimación de su discurso de poder.

15
“Toda transmisión de significados institucionales entraña, evidentemente,
procedimientos de control y legitimación, anexos a las instituciones misma
y administrados por el personal transmisor”. (Opus cit., 2001, p.95).

Luego de la abolición de la esclavitud, y el desenlace de cruentas guerras entre


campesinos y hacendados por el reparto de la tierra, Arboleda dueño de hacienda
en Caloto sostiene que:

“Debemos devolver al catolicismo su imperio, organizar una vez más la


familia cristiana (…) restablecer el derecho a la propiedad y crear un nuevo
ejército permanente”. (Arboleda 1972, p. 207, cita Taussig, p. 77).

Y es que si bien la ley antiesclavista había anunciado su llegada en 1851,


parafraseando a Zamira Díaz (2008, p.116.), fue hasta el 1° de enero 1852 tal lo
había dispuesto la Constitución de Cúcuta en 1821, implantada por el presidente
José Hilario López, que comienza a tener vigencia en Mayo la ley que hacía
también ciudadanos a los esclavos de la república. Así se explica cómo dos años
antes, los esclavistas caucanos bajo el comando de Julio Arboleda, dueño de
centenares de esclavos comandara la declaratoria de guerra y se enfrentaran al
gobierno.
Luego del grito independentista (1810-1825), y de las diversas guerras civiles
(1860-1862) por las confrontaciones por la posesión de la tierra y las diferencias
políticas entre izquierda y derecha, se comienza a vislumbrar la esperanza para el
campesino en relación al derecho a recuperar su cultura y su tierra, no sin que los
hacendados y terratenientes continuaran abusando de ellos cambiando las
modalidades de sometimiento hasta bien entrado el siglo XX, de esclavos a semi-
servidumbre, como arrendatarios, terrazgueros, agregados, libres, campesinos y
fuerza independiente que se desempeña como jornaleros asalariados.

Otro tema de gran relevancia en el siglo XIX es el concerniente a la reforma


agraria sobre la cual se ha creado expectativa para el derecho a la tierra de parte
del campesino. De nuevo desde Díaz López: entre 1840 y 1870 bajo la ley 61 de
1882 se “trazaban nuevas pautas para la asignación de tierras” y el gobierno de
16
Mosquera aludía algo así como “la tierra para el que la trabaja”. (Opus cit. 2008,
pp. 137-142). Pero esta iniciativa según la autora no cobro frutos porque más que
por diversos opositores de la expropiación de indivisos y la adjudicación de baldíos
que por las políticas de gobierno en confrontación y sobre todo, por su deseo
progresista, en el cuál, seguiría de manos del estado el acaparamiento y
distribución de tierras.
Y es esta centurias del siglo XIX-XX donde el agronegocio azucarero, llega a
constituir su emporio en 1964 (cuando se celebró el centenario de la Manuelita,
empresa pionera) al llegar al siglo XXI, afianzo el relato del “valle del progreso”,
en el cual, los enunciados aluden empresas generadoras de trabajo y bienestar,
dejando de lado el otro relato del sistema esclavista, el del despojo de la tierra
ancestral, la diáspora africana, la violencia y el dominio de la tierra a través de la
supuesta posesión de tierras “vacas”, “baldíos” e indivisos de parte de los
terratenientes de la época. Este periodo de bonanza industrial favoreció la
disponibilidad de los recursos naturales y territoriales para la explotación de la
gramínea. Al tiempo, del desarrollo sustentado en la tenencia de la tierra y cambio
de paradigma del agro de la economía campesina por la economía de mercado12,
nueva agricultura mecanizada al servicio de la industria; lo que se traduce en
cambio del paisaje no sólo de cultivos ancestrales por el monocultivo de la caña
de azúcar, sino en el cambio de percepción de mundo.
Ya no se trata de los españoles cambiando religión por el oro de los indígenas, ni
su carácter civilizador por despojo, como lo hemos analizado desde Todorov,
ahora la construcción social de la realidad se produce mediante nuevos
mecanismos de poder legítimos. Es decir, la corona, la iglesia, los hacendados y
militares, ahora son reemplazados por la nueva institucionalidad del “progreso”, de
mano de la estrategia industrial para el “desarrollo” donde no cabe el
reconocimiento al subalterno: negro, indígena, campesino, jornalero, cortero de
caña, quien paradójicamente, con su mano de obra condujo el tan significado
“progreso”.
De acuerdo a esto, Berger/Luckmann (2001) sostienen:

12
Ver: Rivera, De María a un mar de caña, 2007, p. 35.
17
“En otras palabras el universo simbólico no solo se legitima sino que
también se modifica mediante los mecanismos conceptuales construidos
para resguardar el universo “oficial”. “El universo que como alternativa
presenta la otra sociedad debe de ser presentado esgrimiendo las mejores
razones que pueden existir para apoyar la superioridad del propio. Esto
demanda un universo conceptual de gran sofisticación.” (pp. 138 y 139).

En resumen, y de acuerdo a la tesis de Berger y Luckmann sobre el discurso,


aquí brevemente expuesta, el discurso de la legitimación se mantiene a través de
mecanismos de superioridad que resguardan el mundo oficial de los enunciadores
autorizados quienes crean verdad semiótica y a través de sus representaciones
simbólicas establecen el orden social.
Objetivaciones del orden institucional que deben transmitirse a una nueva
generación, aspecto por medio del cual, los autores establecen un primer nivel,
que a modo de ejemplo, en este caso, a través de los cronistas, como de los
diversos relatos, funcionaria así: los enunciados coloniales dicen:
“indios=caníbales=salvajes” y “esclavos/negros=cosas”. Seguido de:
Español/hacendado/blanco= “progreso”.

Según estos autores, en un segundo nivel se encuentran las proposiciones


teóricas: hay una preexistencia de patrones y de ello dan cuenta las relaciones
sociales, de ahí que sea factible encontrar posiciones de clase diversas:
Existen expresiones desde el nicho del poder instauradas en el entramado social,
que justifican la colonización, el despojo, y la diáspora africana: “Si no entienden
es porque son negros y los negros sirven para el trabajo pesado… y otras que
paradójicamente, se oponen a estos enunciados y que provienen de la voz oficial:
“los negros eran muy lentos para trabajar”. (El hacendado Arboleda en: Taussig:
1980: 80), idéntico pensamiento al de Tomas Cipriano de Mosquera: “débiles para
el trabajo, sufridos y desconfiados” (opus cit., 81). De ahí la importancia de
trabajar por la conquista y "el desarrollo”.
En un tercer nivel: las instituciones son legitimadas por su poder en el orden
simbólico. Existe un modelo a seguir desde la imagen que proyectan las elites
regionales en su idea de desarrollo, de ahí que se hallen instaurados, -como

18
dijimos arriba- en el entramado social, diversos enunciados como los siguientes:
“los ingenios traen el desarrollo porque tienen jerarquía en el rango social y por
eso determinan la economía”. (Esta clase de enunciados puede verse en: La
Manuelita, 1991).
En cuarto nivel, están los universos simbólicos: “Fue necesaria la colonización y
conquista para la modernidad”, “La industria es progreso”. Todo ello obedece al
significado social donde se crean mecanismos para afianzar y darle sostenibilidad
a ese universo simbólico que legitima las instituciones lingüísticas “autorizadas”,
lo cual crea una identidad subjetiva del individuo para ayudar a la propia
socialización, de la mano a la Invisibilización, que paradójicamente, se establece
mostrando al otro, al subalterno como inferior.

“Toda vez, que es la esfera a la que pertenecen todas las formas de


comportamiento institucional y “los roles”, el universo simbólico proporciona
la legitimación definitiva de todo orden institucional, concediéndole la
primacía en la jerarquía de la experiencia humana” (Opus cit., 2001, p.128).

Hemos visto hasta aquí como la institucionalización de la realidad, se lleva a cabo


a través de enunciados de poder provenientes del rol que cumplen en el universo
social. Los enunciados como diría Bajtín (1982) obedecen a otros
acontecimientos, un enunciado se justifica por la pre-existencia de otros
enunciados. De ahí que Foucault (1999), articule la dualidad verdad/poder.
¿Quiénes han tenido el poder? Quienes han permanecido hegemónicamente en
el rol de superioridad: La clase dominante, llámense El Rey, La corona, los
españoles/colonizadores/conquistadores/hacendados/industriales: Clase superior,
fenotipo blanco, quienes producen y mantiene “los efectos de verdad”. (p. 149).
De ahí que se establezca como se ha venido gestando la modernización del valle,
de mano de la hacienda colonial y la industria, hoy emporio del azúcar, y de
cómo se objetiviza “el progreso” en la sociedad vallecaucana, mediante
enunciados que dan cuenta de esa objetivación también del sujeto. A su vez la
proveniencia de unos y otros gestores de ese desarrollo. Mediante los juegos de
poder del lenguaje, es que se lleva a cabo la construcción social de la realidad
19
vallecaucana, porque pertenecemos al orden de los enunciados, que se
“internalizan” en lo social, no es gratuito que el departamento del Valle del Cauca,
referido constantemente como el valle de oportunidades, que Berger/Luckmann
de acuerdo a nuestra aceptación, aluden como eternalizar o mejor eternizar esta
realidad de generación en generación. Lo que paradójicamente no depende ni de
la clase obrera, ni del entramado social, es más bien un resultado real y visible
como resultado de las relaciones de poder, donde parece que pasara de largo esa
realidad, pero está allí, diciendo a todos, que los vallecaucanos debemos el
progreso a la industria de la caña de azúcar.

1.2. “El VALLE DEL PROGRESO”: CONSTRUCCIÓN NARRATIVA DE LA


INDUSTRIA AZUCARERA EN “LA REGIÓN PUJANTE” DEL VALLE DEL
CAUCA”.
“Hay acción psíquica de un hombre sobre otro
cuando el primero, por sus gestos o sus signos
expresivos, comprendidos o sentidos por el segundo, o
por su actitud o su mirada, o por su sola presencia,
modifica el estado mental del segundo imponiéndole
un desorden o revelándole un apetito, suscitándole
cólera, miedo, esperanza, odio, simpatía, un deseo de
obediencia o de mando, encendiendo una idea, un
plan, un proyecto”. Michel Foucault.

Para comprender cómo La industria azucarera del valle geográfico del río Cauca
vino a construir el relato: “el valle del progreso” dando continuidad a “la región
pujante” del Departamento del Valle del Cauca, o –como dijimos en la
introducción, “el país vallecaucano”,13 comenzaremos por analizar más sobre los
enunciados de “progreso” lo cual, está presente en el discurso de los empresarios
del azúcar, fundamentalmente, a partir de la consigna:14 “El valle del progreso: con

13
Esta frase la institucionalizó Jorge Isaac, al referirse en María a las nostalgias de su país vallecaucano. María Teresa
Cristina. Obras completas, Jorge Isaacs, María. Volumen I, Universidad del Externado de Colombia, Bogotá, Colombia,
2005, Capitulo XL, p. 326.
14
“El lenguaje sólo puede definirse por el conjunto de consignas, presupuestos implícitos o actos de palabra, que están
en curso en una lengua en un momento determinado. Guilles Deleuze y Félix Guattari. Mil mesetas. Capitalismo y
esquizofrenia. Traducción de José Vásquez Pérez con la colaboración de Umbelina Larraceleta. Pretextos. Valencia
España, 2004. P. 84.
20
15
el dulce sabor de la azúcar de Colombia.” La cual ha estado en la publicidad
promovida en la massmedia (a través de comerciales televisivos), la prensa del
2008, y los informes de ASOCAÑA del 2008-2012.
Así podremos analizar las estrategias discursivas utilizadas por los ingenios
azucareros en el orden de aludir su “compromiso con el progreso”, “los avances
científicos”, “la gestión ambiental” y “la construcción del tejido social”. Lo que
veremos, representa la urgencia de posicionar un nuevo relato.
Veámos como en los enunciados de sus comerciales se alude no sólo al Valle del
Cauca, está vez, también, refieren de forma más directa, el país dentro del
territorio del “progreso”. En el que sus consignas o actos de palabra personifican
el propio territorio:

Comercial de INCAUCA S.A.:

“El dulce sabor del azúcar de Colombia es progreso: porque es uno de los
principales generadores de empleo.
Sabe a desarrollo: con sus recursos se capacitan millones de colombianos.
Sabe a naturaleza: porque invierte en la protección del medio ambiente.
Sabe a futuro: porque genera la energía más limpia del país. Progreso: con el
dulce sabor del azúcar de Colombia”.16

Comercial de Mayagüez:

“Cuando la alegría se transforma en amor, el amor se transforma en fuerza. Una


fuerza que puede transformar todo lo que toca en energía. Energía capaz de crear
y transformar el mañana. Energía que nos ayuda a formar y crear el fututo, energía
que crea compromiso con el desarrollo del país. Un compromiso que se transforma
en confianza. Eso, eso es lo que hacemos en Mayagüez, dedicar nuestra vida a
transformar lo que nos da la tierra, en una nueva energía sostenible para el
bienestar de todos. Mayagüez: Energía en evolución.”17

Comercial de Castilla:

“¿Cómo hacer de la caña de azúcar una planta de energía?: generando energía


eléctrica a través de la biomasa de caña. ¿Cómo darle de beber a un río? A través
del tratamiento de aguas residuales. ¿Cómo contribuir a la preservación de
nuestros bosques? Papel a partir del bagazo de caña. ¿Cómo estar en boca de

15
Esta consigna hace parte de la pauta publicitaria de los ingenios azucareros, transmitidos por los canales de televisión
colombiana, 2011.
16
“El sector azucarero de Colombia. el dulce sabor del progreso” en: youtobe.com/warch?V=wslugpvEWy8.
17
En: watch?v=MePJZgjI_pg. Septiembre 26 del 2012.
21
todos? Postobón (…). ¿Cómo ayudarles a respirar a 90 millones de pulmones?
Alcohol de la caña para oxigenar la gasolina”18

En los anteriores enunciados se lleva a cabo una estrategia discursiva que a partir
de Foucault (2008) y Deleuze/Guattari (2004), puede ser comprendida a través del
poder del lenguaje. (Lazzarato, 2007, pp. 73-134).
El lenguaje en términos no saussureanos, lo definen Deleuze/Guattari (opus cit.)
como un conjunto de órdenes sociales a ejecutar. Transmisión de consignas o
actos de habla. Al respecto, Foucault (1999, pp. 54-55)19 advierte que el poder
actúa sobre las acciones de los otros, determinando su conducta. Ello puede
explicarse desde el mismo momento en el que al nacer somos sumergidos por
otros en el orden de la cultura, de ahí que radique el poder del lenguaje20. Sin
embargo, ya en el uso del entendimiento Foucault advierte que en el poder hay
cierto grado de libertad dirigida. Así puede entenderse que los ingenios fijen su
interés en la opinión pública, como una garrapata que se instaura en el cerebro, un
cúmulo de imágenes se instauran en él: “azúcar”, “empresa”, “empleo” y
“progreso”.

“Si el poder fuese únicamente represivo, sino hiciera otra cosa más que
decir no, ¿cree realmente que se le obedecería? Lo que hace que el poder
se aferre, que sea aceptado, es simplemente que no pese como una fuerza
que solamente dice no, sino que de hecho, circula, produce cosas, induce
al placer, forma saber, produce discursos, es preciso considerarlo más
como una red productiva que atraviesa el cuerpo social, que como una
instancia negativa, que tiene como función reprimir. (Foucault, 1999, p.49)

El poder de acuerdo a Foucault: no es excluyente, no reprime, su estrategia es


atraer, enganchar, en otras palabras lo que produce es “dominio de objetos y
rituales de verdad”, que para Deleuze obedece a la “normalización”, o sea al

18
“Corteros de caña y desarrollo social del sector azucarero” en: youtobe.com/warhg?V=QJFLpJ9J8
19
Si para Foucault el poder deviene de una acción conjunta, para Weber (1997) para que el poder tenga efecto en el
fenómeno social debe contar con quien los celebre, los defienda y los imponga, lo que para Deleuze significa que el
poder opera la naturaleza de la totalización, el poder es. “la estatalización de lo biológico” (Foucault: 1992:247). Y Pierre
Bourdieu. Poder derecho y clases sociales. Ed. Desclee. Bilbao, 2000.
20
Para Durkheim (1972) la sociedad es un substrato homogéneo de miembros que aprenden las similitudes en la vida
colectiva, es decir a través de la socialización, donde se reproduce la realidad aprehendida. Ver. Durkheim, según
Althusser (1971) donde el sujeto desaparece porque es un “reproducido”, la visión del mundo se le impone. Que
Margulis (2009) refiere como los contenidos discriminatorios presentes en la discursividad social. Véase bibliografía.
22
control supeditado a la soberanía y a la sociedad disciplinaria. (Rodríguez, 1982.
V.2 No 1-3) Es decir, el poder de los enunciados radica en la procedencia de los
interlocutores: empresarios autónomos, amparados en la ley natural, en la norma.
Para nadie es un secreto que los ingenios azucareros constituyen un emporio
económico. Los enunciados televisivos se encargan que ello quede en la memoria
colectiva. Lo cual, desde Foucault podía llegar a convertirse en otra de las
técnicas disciplinarias de gobierno (como la familia, la escuela, la fábrica). Lo
mismo que para Deleuze/Guattari sería “la maquina abstracta”, o sea mecanismos
disciplinarios y de control, como la moneda, el internet. Pero a su vez, lo que en
estos tiempos puede ser la técnica de dominación hacia la masa, porque el
sistema massmediático domina el cerebro del espectador a control remoto, y
ordena: hacer.
A través de sus enunciados, el gremio azucarero deja en claro su posición dentro
del entramado social, que está dentro de lo que llama Foucault (1999,54): una
triple especificidad la especificidad de su posición de clase: empresarios que
generan empleo. La especificidad de su condición de vida y trabajo: los avances
de su industria genera progreso al país. Y la especificidad de la política de la
verdad: el discurso de verdad amparado en la institucionalidad, en otras palabras,
todo constituye lo que Foucault ha denominado: el saber /poder y verdad/poder.

“La verdad” está ligada circularmente a los sistemas de poder que la


producen y la mantienen, y a los efectos de poder que induce y que la
acompañan “al régimen” de verdad.” (F., Opus cit., pp. 54-45)

Según Foucault al interior de los discursos se crean “efectos de verdad”, y ello no


significa que obedezca a la verdad/realidad, sino en la posibilidad de ligar lo
verdadero a “efectos de poder”. (F., 1999, 48-54). En este caso, quien produce el
“progreso” tiene un saber y por su puesto ello origina el poder. Y ese es un “efecto
de verdad”. La industria es gracias a su investigación, por tanto ello da pie a
postulados de autoridad. Los enunciados: “sabe a desarrollo”, “sabe a progreso”,
y a “futuro”, también ponen de presente el “saber”. Allí se lleva a cabo una
continua significación, verán ustedes, esto conlleva la significación hacia poder-
23
hacer. Dice Foucault: “El poder produce discursos y es una red que atraviesa el
mundo social”. (p. 41-55).
No olvidemos que quien tiene el poder, es poseedor de la fuerza, y de cierto
confort, lo que a su vez genera la envidia, o admiración de otros. En éste caso
“poder”, como la capacidad de uno sobre otro, más que reprimir, “produce
cosas”, e “induce al placer” en el otro. Es decir, se invierte el orden de la
significación, se remplaza el poder subyugador, el cual crea impotencia en el otro;
por el bienestar que generan las empresas. Lo que da sentido a nuevos
enunciados. El poder también es entendido como privilegio y apropiación de clase,
y, como una constante lucha, un “enfrentamiento de guerra” o una batalla. (F.,
1999, p. 35). Sea el caso del “poder” de uno sobre otro, lo que produce la
confrontación.
Cuando se establece que un territorio como el Valle geográfico del río Cauca, de
tierra fértil, dónde se cultiva la caña dulce que genera progreso, esos enunciados
transforman el contexto de quién escucha. Entonces aparecen enunciados como:
“pujanza”, “terruño”. Produce placer y felicidad ser parte de esa obra que
beneficia a todos. Y se va creando un discurso geopolítico, en una red interna que
suscita en el oyente o espectador admiración y aceptación.
En consecuencia, si nos referimos a Bajtín (1982, p.254), sobre la teoría de la
enunciación, hablaríamos sobre el disenso o el consenso que pueden llegar a
producir los enunciados, lo cual, constituye el principio fundamental del
dialogismo, que Delleuze/Guattari refieren como los afectos que pueden generar
los enunciados. Y esos afectos desde Bajtín, obedece a lo que significan los
enunciados, una réplica, que bien puede desfavorecer la intención del “poder”,
pero no es menester que los tentáculos del poder dejen el espacio abierto, pues el
poder también calcula y prevé justamente los afectos en el otro. Ya lo vimos desde
la tesis de Foucault, el “poder” controla. De acuerdo a Delleuze/Guattari: “El
lenguaje ni siquiera está hecho para que se crea en él, sino para obedecer y que
se le obedezca” (2004, p. 81). Es decir, de acuerdo a estos autores los
enunciados como actos de habla, despliegan su fuerza/poder hacia actos también
sociales.
24
Ahora bien, En el comercial de Mayagüez los enunciados funcionan como una red
comunicativa, una consigna se reproduce en otra. En ese sentido, Deleuze y
Guattari definen el poder del lenguaje como la capacidad de un dispositivo que va
del lenguaje como transmisor de consignas al agenciamiento colectivo, es decir, a
“enunciados-actos” que producen la subjetivación relativa, como un engranaje.
(Opus cit., 2004, pp. 86-90). Miremos, “la alegría” se transforma en “amor”, “el
amor” en “fuerza”. “la fuerza en energía”. “Energía” crea y puede “transformar el
mañana”. Energía como “compromiso/desarrollo”. Luego ese “compromiso” es
“confianza”. “Mayagüez transforma la tierra, en una energía sostenible para el
bienestar de todos”. Mayagüez=energía=evolución. Ocurre toda una metamorfosis
de la significación. Las palabras adquieren un nuevo sentido, y en la
transformación ocurre una nueva semiótica. El ser de las palabras presupone un
devenir. Como dice Deleuze un agenciamiento colectivo.
Así que, estas consignas: energía/amor/evolución/progreso, puede entenderse
como los autores Delleuze/Guattari lo aluden desde Canetti: como “sentencia de
muerte”, que a su vez desterritorializa y reterritorializa, porque se convierten en
una sobrecarga que mata y resucita, una transformación del cuerpo. El devenir, el
“expresado del enunciado”, o acontecimiento. Una palabra que invoca otras. Lo
que quiere decir, que Mayagüez con la explotación de la tierra en territorio
vallecaucano (enunciado que se desterritorializa) genera la conservación
(territorializa). Hay allí una estrategia discursiva para someter al nuevo orden de la
significación: La apropiación y explotación de la tierra de parte de los ingenios
produce bienestar.21
Deleuze/Guattari interpretan la consigna/enunciado como la que transforma lo
que dice. Así las cosas, si un empresario dice “azúcar para el progreso”, está
diciendo lo que él hace, allí está implícita su condición socioeconómica, política,
afectiva, y por ende, la hace llegar mediante un acto ilocutorio al interlocutor,
quién la transforma en “bienestar para el país”, y se transforma como poseedor de
ese “orgullo vallecaucano y colombiano”.
21
Aspecto que se trata en este apartado de manera somera, pero que se ampliará en el Capítulo II. Ver: Michel Foucault:
Nacimiento de la biopolítica. Curso en el College de France: 1977.1978. F.C.E., Buenos Aires, 2008.

25
De acuerdo a los enunciados del ingenio azucarero Castilla ¿cómo generar
energía, cómo darle de beber a un río, preservar los bosques, ayudar a respirar?
Mediante esos cuestionamientos, se ejerce una reescritura de la palabra, un
nuevo orden de significación, donde se crea un dispositivo “nosotros”, o sea:
“nuestra empresa lo hace”. Hay allí una tarea de afirmación del “yo” narrativo, se
fija la intención como creación verbal, es decir acto de palabra, de enunciado.
Cifrar su imagen y quehacer en el imaginario colectivo. ¿Cómo nosotros lo
hacemos? “Si Nosotros somos quienes damos todo ese bienestar”. “El saber
científico que genera desarrollo”, “la energía de la biomasa de caña, ayuda a la
preservación del entorno natural a través de bagazo de la gramínea”. La
afirmación del “nosotros” haciendo empresa, aprovechando el conocimiento para
ponerlo al servicio del país. Mediante lo cual, se reafirma su ocupación territorial.
La resignificación y creación de nuevos enunciados como: ayudar a respirar
porque oxigenan la gasolina, que realmente quiere decir, el aire del ser humano.
Alusiones indirectas para referir lo no referido. Referir el aire puro que genera la
gasolina, una técnica biopolítica (Foucault, 2008), es decir, un modo como se
establece el control del aparato social, mediante una nueva consigna: “bienestar
“para todos”, estrategia para confundir: la contaminación ambiental.
Pero, ¿en dónde, en qué lugar, en qué territorio logran todo ese bienestar?
¿Cómo? ¿Por qué? Esas preguntas se resuelven ligeramente, mediante
consignas de progreso. No en el sentido de la complejidad de la ocupación del
territorio vallecaucano. Lo que importa es que ese bienestar es generado por la
industria centenaria para “orgullo vallecaucano”. Y ello va configurando un
dispositivo de seguridad hacia la población que como dice Foucault hace parte de
la economía política y es “un instrumento de los dispositivos de seguridad”. (F,
2006, p. 445). Allende, se recodifica el interlocutor con “efectos de verdad”.
Otro ejemplo, ocurre a través del discurso de los empresarios industriales en
torno al “biocombustible”: “energía para cuidar el medio ambiente”. (Informe
ASOCAÑA, 2010). El encadenamiento del enunciado presupone “responsabilidad
social” y el auditor se transforma en “privilegiado del avance y de la ciencia”. Se
entiende la robustez de los ingenios, “hacedores del progreso”, debido a que, son
26
los poseedores de los conocimientos. Enseguida se prefiguran como sujetos de
“autoridad” en la materia. Ello genera confianza.
Se supone que hay estudios que dicen todo lo contrario del biocombustible, donde
se reflexiona sobre que son un agente altamente nocivo y contaminante, pero se
transforman los enunciados, se genera lo bio, lo saludable, lo que “preserva”, con
otra significación enunciativa aún más problemática: “el biocombustible es
energía”. Y la “energía es para la vida”, hay allí impresa una nueva significación, la
energía se convierte en energía vital, no podríamos caminar sin energía, pero el
biodiesel casualmente, no es alimento para el cuerpo, no le proporciona energía a
éste, por lo menos no en el concepto de “lo bio”, su producido, más bien, hecha
andar carros y he ahí la contrasignificación. La performativa de las palabras.

Desde otro punto amplia Guattari:

“En una enunciación hay a la vez “voces pre-individuales” que expresan


evaluaciones volitivo-emocionales (los afectos), y “voces sociales” que
expresan evaluaciones sociales o ético-políticas, “los valores” (lo bello, lo
justo, lo verdadero)”. (Lazzarato, 2007, p. 27).

Hagamos un alto en la intención del enunciado: “el dulce sabor del azúcar”, el
cual evoca la doble intención emotiva y social: Pensar en azúcar, atrae otros
enunciados, las mieles, deleite para el paladar, algo que reconforta a la
humanidad, tanto como el progreso. Y, es que justamente, de acuerdo al
enunciado: el azúcar hace el “progreso”, y he allí su valor. “Azúcar: energía para la
vida”, “Azúcar energía para el hombre”. (Fedesarrollo, 2007-2008, pp. 6 y 14.).
Las empresas expresan su valor para la sociedad, mueve los afectos en el
interlocutor.
En otras palabras, “el progreso del Valle del Cauca” es gracias a los ingenios
azucareros, y en ese sentido, el lenguaje suscita una estrategia comunicativa,
propia del poder de la enunciación. En ese poder está en la intención del
enunciado a que hace referencia Bajtín, como principio de las relaciones
dialógicas. Es decir los empresarios del azúcar camuflan su verticalidad hacia los

27
enemigos de su labor. Y establecen un eje horizontal, a través del cual, dialogan,
convencen, persuaden.
Los empresarios promueven un enunciado que conduce a otros enunciados que
establecen comunicación directa con la idea de “progreso” y preservación de la
vida. Por otro lado, la consigna como discurso indirecto22 o lo que Canetti asume
como: “el aguijón que forma un quiste”, por medio de lo cual, se pasa el aguijón a
la masa23 se explica en el contenido de esta expresión “el valle del progreso”,
porque representa el aguijón que quiere comunicarse a la masa. De hecho, está
instaurada en la massmedia, a través de una serie de comerciales que como
hemos dicho, dominan el cerebro a distancia. Situación que se expresa en el
discurso de los empresarios desde el XIX a nuestros días, mediante lo cual,
también a través de la prensa escrita de 1950-1960 fueron creando la necesidad
del progreso. (Ver: Rivera/Naranjo y Duque, 2007, Cap. II).
Deleuze y Guattari comparten con Bajtín la tesis: “un enunciado remite a otro
enunciado”:24 y es así como el enunciado de la consigna: “el valle del progreso”
encadena otros enunciados: “los ingenios azucareros”, “la caña de azúcar”,
“biocombustible” saludable con el medio ambiente, “energía limpia” “transformar la
tierra”, “identidad y orgullo vallecaucano”, “tierra fértil, paraíso”, “tierra de
oportunidades, trabajo y vida”.

Recientemente ASOCAÑA (2012) ha promovido en su informe anual, a través de


su presidente Luis Fernando Londoño Capurro, tres pilares importantes que llevan
a cabo sus empresas: “El desarrollo social, la conservación del medio ambiente y
el desarrollo económico.” Los mismos que han promovido a lo largo de los
cuadernillos de Fedesarrollo y ASOCAÑA, 2008-2012: la pujanza y el desarrollo
del valle geográfico del río Cauca.
En el presente informe Londoño Capurro expresa que ahora en el 2012 en los 148
años de la historia del negocio azucarero, “ya no son las 5 familias de las que se

22 “El discurso indirecto es la presencia de un enunciado transmitido en el enunciado transmisor, la presencia de una
consigna en la palabra. El discurso indirecto abarca a la totalidad del lenguaje. Opus cit., 2004. P.89.
23 Deleuze y Guattari citan a Canetti en Mil mesetas. (2004: 114).
24 Deleuze y Guattari. opus cit. 2004., p.83.
28
ha venido hablando” -que son las dueñas de las empresas-, ahora según él de las
223. 905 hectáreas de área cultivable, sólo ocupan ellos el 25 %, - con 1000
accionistas, mientras los proveedores poseen el 75% de la tierra o área cultivable.
A su vez reflexiona sobre el patrimonio económico que generan sus empresas:

13 Ingenios, 12 cogeneradores de energía, 5 destilerías de alcohol


carburante, Más de 2.700 proveedores de caña, 1 productor de papel
(Propal), una empresa sucroquímica (Sucromiles), Más de 40 empresas de
alimentos, 3 empresas de gaseosas, 8 empresas de vinos y licores, Más de
50 proveedores especializados. (Informe Asocaña, 2013).

Justamente, Bajtín dice: el carácter del enunciado es contestatario, es una réplica.


Entonces la pregunta sería: ¿A quién va dirigido este enunciado que comporta el
relato de la región pujante del Valle del progreso? ¿Qué enunciados le anteceden?
¿Cómo significa dentro de la construcción del relato del Valle del progreso, “el país
vallecaucano”, la cartografía fértil? ¿Cuál es la acción psíquica de los signos?
¿Cuál es la estrategia semiótica? ¿Cómo se ejercen las relaciones de poder,
quien es A y quién es B?
Al respecto Foucault dice sobre “el poder”: existen tres conceptos diferentes: “las
relaciones de poder”, “las relaciones de dominación” y en medio de ellas “las
técnicas de gobierno”.
“En las relaciones de poder: una fuerza quiere conducir a la otra”, pero hay libertad
y el orden entre ellas puede cambiar. En las relaciones de dominación, por el
contrario no hay libertad, El sujeto A impera en el sujeto B, y la relación no se
puede invertir, esta relación comporta un “régimen disciplinario”. Lo mismo que
desde Deleuze puede entenderse como las relaciones tejidas por “las sociedades
disciplinarias”25 , es decir, -como dijimos-, las relaciones del estado, la familia, la
escuela, etc. Sin olvidar, que según Foucault, de estas instituciones se deriva el
poder y no a la inversa. Por último se encuentran “las técnicas de gobierno” que
aluden a la posibilidad de gobernar la sociedad civil. “Ejercer una acción sobre
acciones posibles” Y de la cual se derivan “las estrategias disciplinarias y de

25 Deleuze dice “estas técnicas eran individualizantes, jerarquizantes, uniformizantes en la sociedad disciplinaria,
pero que ya no funcionarán de ese modo en la sociedad de control.” Lazzarato. P. 93.
29
seguridad”. La una separa y encierra la sociedad y la otra integra hacia estrategias
biopolíticas, es decir haciendo creer un favorecimiento social lleno de libertades. 26
Detengámonos en esta última, en las estrategias biopolíticas, la idea de
pertenecer a un “territorio de progreso”, de grandes fábricas que protegen los
ecosistemas, como lo han venido instaurando en la realidad del Valle del Cauca
los empresarios del azúcar, lo cual; “redunda en bienestar para Colombia”, tal y
como lo encontramos en otros comerciales como en los informes de Fedesarrollo,
donde los enunciados llenan de orgullo vallecaucano, invitando a sentirse
privilegiados hacia esa realidad.
Miremos lo que dice Fedesarrollo27 en su informe de 2010:

“Colombia a nivel mundial es un país importante en el mercado azucarero.


Según los datos de la Organización Internacional del Azúcar (OIA), la
producción de 2, 28 millones de toneladas de azúcar durante el 2007 ubicó
a Colombia como el décimo tercer productor en el mundo. (…)”. “El país se
ubicó en ese año en la décima posición de la lista de principales
exportadores de este producto en el mundo”. Según datos de la
organización mundial del azúcar (OIA).” p.3.
“A nivel regional se encuentra que los municipios cañicultores tienen, en
promedio, una calidad de vida mejor, medida a través de diferentes
variables como el Índice de Calidad de Vida (ICV) calculado con datos de la
Encuesta de Calidad de Vida del DANE de 2003 y el índice de Necesidades
Básicas insatisfechas (NBI) calculado con el Censo de población de 2005.
También se encuentra que en promedio los municipios cañicultores tienen
mejores índices educativos (mayor tasa de alfabetismo, mayor tasa de
asistencia escolar y más años de escolaridad) y de salud (menores tasas
de mortalidad y morbilidad) que los demás sectores representativos del
país. Esto permite que sus habitantes encuentren condiciones más
adecuadas para el desarrollo propio de la región.” (p. 1-2).

Estos enunciados provenientes de Fedesarrollo en consonancia con ASOCAÑA


(2010), nos permite analizar en términos de Deleuze, la creación de una
respuesta-reacción, o lo que Bajtín llamaría una confrontación semiótico
lingüística. ¿A quién favorece que Colombia este en el ranking mundial en el
tercer lugar como productor de azúcar? Se supone que al país, porque eso,
además de llenar de orgullo, justamente, afianza el desarrollo de los colombianos.

26 Véase: Sometimiento social y servidumbre máquinica y técnicas de gobierno. Opus cit. Pp. 45-134.
27 María Angélica Arbeláez, Alexandra Estacio y Mauricio Olivera. Impacto socioeconómico del sector azucarero
colombiano en la economía nacional y regional. Cuadernos Fedesarrollo No31. Enero 2010.

30
Según Bajtín un enunciado se refiere a otro, porque es una réplica, es decir se
producen, en relación a enunciados ajenos que le preceden o que serán
posteriores dada la alteridad. De ahí que Bajtín lo resuma en el género discursivo
basado en los principios de la polifonía, donde hay un enunciador dialógico y
contestatario inmerso en un contexto multivocal propio de la interacción social.
Pero, ¿cuáles enunciados preceden este discurso? O como dijimos anteriormente,
¿quién es A y quién es B?
En el 2008 tuvo lugar el paro de los corteros de caña, allí se dio lugar la
confrontación discursiva entre industriales y corteros de caña, dado que los
trabajadores reclamaban mejores condiciones de trabajo, debido a la inexistencia
de un contrato directo. Situación que ponía y pone en entredicho el compromiso
social y empresarial ostentado por el agronegocio azucarero a través de sus
cuadernillos de Fedesarrollo y los informes anuales de ASOCAÑA, contradicho en
buena parte por investigaciones como Pérez y Álvarez (2009) y Aricapa (2006). De
igual modo, el estar en el ojo del huracán a nivel internacional. (Raffo: 2009). Así
que el leiv motive de su discurso fue proyectar una imagen abundante bienestar
social con la región del Valle del Cauca.

Fedesarrollo 2009:

“Este estudio muestra que los ingenios azucareros son grandes


dinamizadores de la economía colombiana, especialmente en el empleo
(multiplicador del 28,4) en los impuestos (multiplicador de 10,3) y en el PIB
(multiplicador de 3,9).” (p. 6 y 7).
“Los municipios en donde el sector azucarero tiene influencia importante
presentan mejores indicadores socioeconómicos en comparación con otros
municipios agrícolas del país y con el promedio nacional. (p.7).

Miremos el informe de ASOCAÑA, 2007-2008:

“A la Corporación para el Desarrollo y la Paz del Valle del Cauca


(Vallenpaz) se destinaron 516 millones de pesos en el año 2007, con el fin
de apoyar la formación de capital social, humano y económico en la
región.” “Durante el año 2007 el sector azucarero colombiano pagó la suma
de 614 mil millones de pesos por concepto de salarios, compensaciones y
prestaciones sociales a trabajadores directos e indirectos, 27 así como

31
aportes parafiscales, pagos al sistema de seguridad social integral y salud
preventiva.”
“Las mejoras en los sistemas de aprovechamiento de agua en los ingenios”
“reducciones en la contaminación de 43 a 123 veces la generada hace 30
años.”
“Desde enero de 2007, el sector azucarero realiza un avanzado y constante
monitoreo de la calidad del aire en diversas zonas productivas de la región,
con equipos automáticos de última tecnología.”
“Los bajos niveles de emisiones de material particulado por parte del sector
azucarero colombiano son el resultado de que éste cuenta con la red
meteorológica más avanzada entre los mayores productores mundiales de
azúcar. (pp. 42- 48.).

Vemos entonces en estos tres momentos del discurso como son reiterativas y
mecánicas las alusiones sobre el “progreso” que generan las empresas
agroindustriales en el Valle geográfico del río Cauca. “Bienestar y progreso”,
estrategia comunicativa sumada al interés de resaltar el aval de las instituciones
que los respaldan, es decir, de nuevo se prueba la institucionalidad discursiva.
Son diversas las razones que argumenta en su réplica la industria azucarera, para
defenderse de la coyuntura del paro. Ellos han presentado hegemónicamente una
posición de sacar informes, entre ellos en el centenario de la Manuelita (1964),
donde refieren situaciones generales de un paro en 1885, como una “peligrosa
encrucijada”, pero su interés es ahondar en lo que ellos le dan al valle del cauca:
“progreso”. (La Manuelita, opus cit., p. 65).
Por otro lado, pocas veces han grabado videos con alocuciones de los
propietarios, sorprende últimamente, el informe en audiovisual por Londoño
Capurro. Sin embargo luego del paro más grande que ha tenido el sector, el del
2008, (que en importancia lo antecede el del 2005 y el de 1976), se han visto en la
obligación de generar un discurso que contradiga otros enunciados como el de los
corteros de caña, la CUT, senadores de la izquierda, o los sindicatos del gremio
azucarero, quienes han venido realizando confrontación con los empresarios en
relación al tema del abuso de poder de los ingenios con la mano de obra más
importante en la producción económica de los ingenios: los corteros de caña.28
Situación que condujo a poner al descubierto la otra cara del discurso de la

28
Este aspecto se analiza más detalladamente en el capítulo II.
32
imagen productiva del Valle del Cauca: el de la explotación de los corteros de
caña, la nueva esclavitud del siglo XXI, la deforestación del medio ambiente, la
crisis agroalimentaria y los altos precios en la gasolina. De ahí que el origen de
sus enunciados esté directamente relacionado con lo que Delleuze/Guattari
denominan presupuestos implícitos, que en este caso serían, los enunciados de
“progreso” opuestos a la imagen de empresarios esclavistas en pleno siglo XXI.
En donde se explica la construcción simbólica de sus enunciados de progreso y su
estrategia de clase. Haciendo uso del poder del lenguaje.
Finalmente, esta estrategia se repite en dos comerciales recientes (2013) de los
ingenios azucareros sobre el biocombustible, a través de un carro que habla, en
donde se prefigura una nueva verdad: “Los biocombustibles: un derecho de los
colombianos”:

Comercial uno: Biocombustibles en la ciudad:

“Todos hablan de los biocombustibles


La verdad es que desde que los uso me siento mejor
No solo yo, sino Colombia entera respira mejor
Biocombustibles un derecho de los colombianos”29

Agregando en letreros dentro del comercial: “Mejor desempeño del motor”, “menor
contaminación del medio ambiente”, “menos dependencia combustibles fósiles.”

Comercial dos: Biocombustibles en el campo:

“Hoy les quiero contar que gracias a los biocombustibles


Nuestro país está mejorando
No solo yo, sino miles de colombianos en el campo sonríen gracias al uso
de los biocombustibles
Nuestro país también se mueve con los biocombustibles
Biocombustibles un derecho de los colombianos”30

También usa el recurso de los letreros aludiendo: “Beneficiamos a más de 90.000


familias”, “mejoramos la vida en el campo, apostando a la paz de Colombia”. En

29
En: http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=m7S302QQI_E&NR=1
30
En: http://www.youtube.com/watch?v=YbgxhngOhV4

33
ambos comerciales, el humo del biocombustible es representado por mariposas y
flores, el carro a su vez, parece ser ecológico porque es de color verde, y alude a
lo “bio”, además es un carro que habla y está feliz.
Pero… ¿quiénes son los que promueven los comerciales?: el Ministerio de
Agricultura Colombiana, Fedebiocombustibles y por su puesto ASOCAÑA. Y
ahora, ¿a quién va dirigido este nuevo discurso? Por su puesto que está dirigido a
todos los enunciatarios anteriores, y de manera especial al espectador o
televidente y, uno adicional, al gobierno nacional; el presidente Santos. Dado que
el TLC no cobijó, - como prometió-, a los ingenios azucareros. El país por el
contrario está siendo víctima de inundaciones de azúcar a mitad de precio, traídas
de EEUU (primer productor). Lo que por otro lado, representa una ofensa a la
promesa de generar posibilidades de exportar no sólo azúcar, sino el mismo
biocombustible. Así roto el sueño de los ingenios azucareros su mensaje es claro,
la comunidad debe pensar en el bienestar que recibe de la industria azucarera y
debe exigir el derecho al biocombustible, entre otras el más caro de América, aun
siendo productor directo de este. Entonces la estrategia discursiva se centra en lo
que veníamos analizando como técnicas biopolíticas, que también se dirigen al
cortero de caña, tal y como lo han manifestado los empresarios: ellos deben salir a
las calles a “exigir” que se acabe el TLC, por el derecho al trabajo.31 Esta es la
única vez que los empresarios solicitan ayuda de los corteros de caña, y estarían
de acuerdo tal vez por primera vez en oposición frente al gobierno: en rechazar el
TLC, según aluden las agremiaciones sindicales y políticas, de boca de las
empresas hay una eminente amenaza de un posible cierre. Aspecto que a su vez
legitima el discurso de entregar a los trabajadores proyectos productivos mientras
son despojados de sus empleos, so pena de engrosar las filas del empleo
informal, como supuestos “microempresarios”. So pretexto de dar continuidad a la
mecanización total.

Por otro lado, presentar la contaminación ambiental que genera no sólo la


producción del biocombustible sino su presencia misma en el medio ambiente

31
Aspecto que será analizado más adelante capítulo II.
34
como mariposas que vuelan, y flores ya es una metáfora grosera. Es pretender
simular la realidad por una nueva: la del aire puro, y hasta quienes contribuyen
con sus empresas a “la paz en el campo”, -a propósito del vigente dialogo de paz y
la crisis del agro-, mensajes subliminales, para continuar la construcción de la
realidad que enajena mientras se defiende a los recientes análisis sobre la crisis
alimentaria, dada la producción no de alimentos, sino de combustibles, el abuso
de la energía que acaba con los recursos naturales, y las continuas denuncias
frente a las empresas petroleras y mineras, tal y como ha venido sucediendo
desde la colonia alrededor de la caña de azúcar. Incluso en la actualidad sobre la
nueva ruta verde que pretenden hacer con inversión extranjera en Cali, en relación
de la puesta en marcha del proyecto de reactivación del tren en Cali. Antes el
monocultivo se imponía frente al desarraigo de los campesinos, la explotación de
la mano de obra y la esclavitud y frente al paisaje mismo del Valle geográfico,
ahora se imponen los biocombustibles frente a la propia vida, a través de un nuevo
discurso legitimador: “progreso con el dulce sabor del azúcar de Colombia”,
“Colombia respira mejor por el uso de los biocombustibles”, “biocombustibles un
derecho de los colombianos. El desarrollo, el cuidado y el bienestar para los
colombianos desde el “Valle del progreso".

1.3. EL “VALLE DEL PROGRESO” DESDE LA NARRATIVA DEL PAIS


VALLECAUCANO”.

En el Valle Geográfico del Río Cauca, hoy erigido por la élite empresarial de la
industria del azúcar como “valle del progreso”32 se han tejido relatos importantes
en el orden de la construcción del paradigma nación. Novelas como María (Isaac,
1867) y el Alférez Real (Palacios, 1886), son una muestra de ello. La impronta de
estos autores ha estado vinculada con las relaciones de poder tejidas en las
haciendas. La primera, cuenta los amores prohibidos entre dos primos: Efraín y
María, teniendo como escenario principal La Casa de la Sierra, hoy hacienda El

32
Amplíese en comerciales de la industria azucarera sobre el progreso:
www.Asocaña.org/modules/documentos/secciones.Aspx?=3&valor=301 y
Youtobe.com/warch?V=hskzwCCcprk&feature=related. Así también en los informes anuales de Fedesarrollo, 2009-
2010. Informes anuales de ASOCAÑA 1999 al 2012 Cali, Colombia. en: ASOCAÑA, www.asocana.org.co

35
Paraíso, y la segunda, de manera similar, narra alrededor de la hacienda Cañas
Gordas, la historia de Inés y Daniel; dos enamorados que enfrentan la aparente
desigualdad de clases, y ven en un primer momento, trunco su amor.
Dos relatos del siglo XIX en los que se repite el canon romántico europeo de la
novela, en temas universales como el amor cruzado por la muerte o la
desigualdad de clases, las relaciones edípicas entre hijos y padres
(Efraín/madre/padre), la búsqueda del paraíso cifrado en la infancia feliz y el
sueño del retorno a la madre (Efraín y Daniel). Así también, la búsqueda de
patrones de la escritura grecolatina (especialmente en el Alférez real),
institucionalización del modelo de mujer de la sociedad aristocrática: basada en la
castidad y las buenas maneras (María/Inés), y por último, el establecimiento del
canon de la escritura y de la tradición de las “ciudades letradas”33, que buscaban
la consagración de los centros de poder en la sociedad. Estos direccionaban los
principios y los valores en el Valle del Cauca, pero también, permitían el control de
la sociedad republicana sobre la clase trabajadora a través de la escritura. Allí se
subrayaba el modelo social: hacendado/esclavo. Así se fijaba mediante los dos
relatos (Isaac y Palacios), la clase social alta del terrateniente-culto-letrado-
escritor-político-empresario, opuesto y paradójicamente, en comunión con la clase
baja, o sea, el esclavo/cimarrón/inculto-iletrado-trabajador. (Raymond, 1991;
Mejía, 1979; López, 2002; Macgradry, 2006).
En los dos relatos se puede establecer la trascendencia de las relaciones
discursivas entre familias prestigiosas de la sociedad hacendataria, con familias
sencillas y esclavo. En las ficciones literarias se puede reflexionar sobre el

33
“Ciudades letradas” es el concepto utilizado por Ángel Rama en relación a metrópolis como Bogotá, en donde el canon
narrativo fue marcado por la élite de poder del siglo XIX: "La ciudad bastión, la ciudad puerto, la ciudad pionera de las
fronteras civilizadoras, pero sobre todo la ciudad sede administrativa que fue la que fijó la norma de la ciudad barroca,
constituyeron la parte material, visible y sensible, del orden colonizador, dentro de las cuales se encuadraba la vida de la
comunidad. (…) Es la que creo debemos llamar la ciudad letrada, porque su acción se cumplió en el prioritario orden de
los signos y porque su implícita calidad sacerdotal, contribuyó a dotarlos de un aspecto sagrado, liberándolos de
cualquier servidumbre con las circunstancias. Obviamente se trataba de funciones culturales de las estructuras de
poder, cuyas bases reales podrían elucidar, pero así no fueron concebidas ni percibidas, ni así fueron vividas por sus
integrantes”. “En el centro de toda ciudad, según diversos grados que alcanzaba plenitud en las capitales virreinales,
hubo una ciudad letrada que componían un anillo protector del poder y el ejecutor de sus órdenes: Una pléyade de
religiosos, administradores, educadores, profesionales, escritores y múltiples servidores e intelectuales, todos esos que
manejaban la pluma, estaban estrechamente asociados a las funciones de poder y componían lo que Georg Friederici ha
visto como un país modelo de funcionariado y de burocracia. Ver: Ángel Rama. La ciudad letrada. Editorial Arca Andes,
Montevideo, 1998., p. 32.
36
establecimiento del relato vallecaucano como el deseo de la aristocracia
terrateniente, de forjar una sociedad que promoviera los valores culturales y
regionales; entre ellos, la lectura, la escritura y la crítica literaria de patrón
occidental que siguiera el modelo de las ciudades gramaticales de Caro y Cuervo
y el proyecto del “idioma nacional”, a través de la academia nacional de la lengua
y la construcción de una “nación” propuesta por Vergara y Vergara.34 Al tiempo de
una modelización de una sociedad rumbo a la industrialización y la modernización
del territorio vallecaucano. Fenómeno entendible en la época en que se desarrolla
el regionalismo o lo que ha denominado Raymond (1992) “la nación de regiones”
(1830 y 1950), si tenemos en cuenta que ambos novelistas con la influencia de la
tradición antioqueña (tradición literaria del altiplano) y de la cultura letrada de la
“Atenas Suramericana” establecida en Bogotá (1886-1909), guardaban la
esperanza de establecer en el siglo XIX una literatura del Gran Cauca. (Opus cit.
1992, p. 51). La Atenas de la gobernación de Popayán. La nueva Atenas de los
virreinatos de Palacios, y el “país vallecaucano”35 de Isaac. La nueva “ciudad
letrada”, que este autor denomino la “Arcadia heleno-católica de la Colonia a la –
Republica, especialmente, alrededor de relatos fundacionales como María y el
Alférez real:

“De 1883 a 1885, José María Vergara y Vergara escogió y consagro a


ciertos novelistas, en el marco de la literatura “nacional” que el propiciaba.
En el Mosaico, una especie de club literario esencialmente conservador y
masculino, admitió nombres nuevos, sobre todo aquellos que podían reunir
las credenciales necesarias, intelectuales o de clase, como fue el caso del
joven caucano Jorge Isaac. Después de sus años de aprendizajes en El
Mosaico, Isaac retornó al Gran Cauca para escribir su única novela, María,
publicada en 1867. María, aunque considerada una obra deplorable, se
editó porque se necesitaban con urgencia novelas para sustentar el
proyecto ideológico conservador, particularmente aquellas de valor estético
comparables a las europeas y a las que las clases media y baja del país se

35
“Volví a ver ese valle del Cauca, país tan bello cuanto desventurado ya…. Tantas veces había soñado divisarlo desde
aquella montaña, que después de tenerlo delante con toda su esplendidez. (…)” Aquí Isaac hace alusión a las guerras
civiles de 1854 y 181 a través del regreso al valle del personaje Efraín. Ver: María T. Cristina María. Universidad del
externado de Colombia, Bogotá, 2005. Capítulo XL, p. 326.

37
habían acostumbrado. En María, Isaac engalana las tierras del Gran Cauca
con el colorido del paraíso terrenal, y ofrece una variante local del tema de
la arcadia, logrando cumplir en forma magnífica los requisitos ideológicos
que se exigían, a saber, fuera una obra romántica, bien escrita, con el uso
de un lenguaje “poético”, y que estuviera basada en modelos europeos.
Con este conjunto de elementos se lograba compensar varias deficiencias,
como eran que el género novelísticos no estuviese aún bien definido, y que
además, fuese en general menospreciado. Finalmente se trataba de un
autor de la aristocracia que había logrado describir a Colombia como una
verdadera Arcadia Heleno- Católica. Otras razones contribuyeron a hacer
de María una novela “nacional”, y tal vez no sea coincidencial el hecho de
que Vergara y Vergara propusiera ese mismo año, en su Historia de la
Literatura en Nueva Granada, la existencia de una literatura orgánica
nacional.36 (El subrayado y la cursiva es mía. R., opus cit. p. 51).
No es gratuito que la élite de la sociedad vallecaucana estableciera los parámetros
de expresión literaria, y a través de la cultura escrita se permitieran cimentar el
control político y religioso. Bien sabido es, que la oligarquía del siglo XVIII y XIX
que provenía de la hacienda esclavista buscó primero, la escritura, y segundo,
hacer parte del control político social. No sólo los escritores como Palacios o
Isaac pertenecientes a las familias de prestancia del Valle, y por tanto participes
de la vida política, estaban interesados en la literatura y la política (MacGrady,
2006, p. 15-16 y Silvestre, 2009, p. 16).37; este modelo viene desde González de
Quesada a Rafael Núñez, como de otros presidentes Alfonso López Michelsen y
Marco Fidel Suarez,38 quienes mezclaron lo que conocemos desde Foucault como
poder y escritura39: Recuérdese que el mismo Isaac “reveló en su
correspondencia la ambición de gobernar el Estado del Valle del Cauca.”40
Isaac y Palacios pertenecientes a la aristocracia vallecaucana, en sus relatos
reconstruyen la clase terrateniente hacendataria, ahondando en la sociedad
colonial española y el control de las élites gubernamentales, cuyo interés estaría

36
Opus cit. 1992. p. 51.
37
Donald McGrady. Jorge Isaac. Traducción Alberto Supelano. Universidad Externado de Colombia. Bogotá, Colombia,
2006. Pp. 15-16., y Francisco Silvestre. Tribunales políticos, militares y de hacienda que hay en el virreinato, 1789. En: El
Alférez Real. Cronología de José Eustaquio Palacios. Colección Bicentenario 1810-2010. Colombia, 2009, p.16.
38
. “Con el mismo ardor Jiménez de Quesada defiende con su espada el poder político de la corona en el Nuevo Mundo
y con su pluma la imagen española”, p. 26. “Miguel Antonio Caro participó en el grupo que redactó la Constitución de
1886” p. 30 y Marco Fidel Suárez presidente gramático, p. 31. “La presidencia de Colombia siempre ha sido el más
elevado premio para sus escritores”. Entrevista personal López, el 20 de agosto de 1987, p. 75. Raymond. Opus.
39
“Ellos mismos, intelectuales, forman parte de ese sistema de poder, la idea de que son los agentes de la «conciencia»
y del discurso pertenece a este sistema. Michel Foucault. Microfísica del poder, Editorial La Piqueta, Madrid, 1979. p.58
40
En: carta reproducida en El Relator (Cali), número 6063 (17 de febrero de 1937), p. 3. Citado por McGrady. Opus. p.
30.
38
cifrado hacia el establecimiento colonial y por ende a la apertura del progreso. A
propósito Palacios en el Alférez Real describe al insigne Don Manuel y su
prestigiosa familia:

“En materia de linaje estaba muy pegado de su alcurnia y mencionaba con


orgullo la larga serie de sus nobles ascendientes, todos los cuales habían
ejercido el honroso cargo de Alférez Real, de padres a hijos, y habían
recibido de los reyes de España señaladas muestras de distinción,
juntamente con su escudo de armas. Esas distinciones honoríficas que
había recibido del Soberano, unidas al esplendor de su raza, a su regular
ilustración ya sus riquezas, le daban en la ciudad de Cali y su jurisdicción,
una autoridad casi ilimitada; al mismo tiempo que su carácter franco y
generoso, su honradez proverbial y el interés con que propendía siempre a
toda mejora de utilidad común, le granjeaban gran prestigio entre sus
compatriotas y la general estimación. Era de hecho y de derecho el
personaje más importante de la ciudad. Ponía particular esmero, siempre y
en toda circunstancia, en defender los fueros y privilegios de su familia y en
mantener una valla insuperable entre la nobleza y la plebe”. (El subrayado
es mío).
“Doña Francisca Cuero y Caicedo era buena, dulce y eminentemente
caritativa; y lo era por raza, pues todos los individuos de esa familia, eran y
habían sido notables por su genial bondad. (La cursiva es mía). (Palacios
2009: 32).

Respecto a la novela de Isaacs, Abel Enrique Prieto Jiménez en “valoración y


clases de la novela María” dice:

“En María hay una clase espiritual superior, hipersensible, que mira al
mundo de un modo peculiar, descubriendo siempre la belleza; la clase del
rosal y del amor sublime. Son gentes diferentes de esta nobleza
elevadísima. Son en la novela Efraín (el poeta) y María (la mujer elegida
por el poeta). (…) Resulta que la familia de Efraín hacendados ricos,
dueños de propiedades respetablemente grandes que incluían “una
costosa bella fábrica de azúcar, muchas fanegadas de caña para
abastecerla, extensas dehesas de ganado vacuno y caballar” además de
numerosos esclavos, ocupa el nivel más alto de la novela, después de la
pareja romántica”. (Mejía, 1979).

Tanto en María, como en el Alférez Real, además del amor entre plebeyos y
familias de gran estirpe, María/Efraín y Daniel/Inés41, pude distinguirse el interés

41
. Importante anotar que Daniel finalmente no es plebeyo, y por eso de algún modo, se justifica dentro de trama que
pueda concebirse por parte del Alférez Real, la posibilidad de unirse a Inés, dama que si venia de cuna.
39
de resaltar a las familias de prestigio y abolengo y su relación con el “país
nación” Valle del Cauca, en donde se desarrolla, según señala Pineda Botero, - al
referirse a la novela de Palacios-, “cierto sentimiento en favor del esclavismo”. A
su vez, “la finalidad secundaria de exaltar la prosapia de ciertas familias” cuyos
descendientes cien años más tarde serían “figuras prestantes” en la sociedad.42.

Tal caso ha sido el de la familia Caicedo, influyente en la sociedad industrial, igual


a como lo fueron sus antecesores, así también, los Isaacs, Cabal y Eder de
negocios vinculados al relato vallecaucano. Sobre todo, si se entiende que Isaac y
Palacios, hacen del tiempo cronológico de la novela una narración de un tiempo
anterior, en el caso de Isaac, más de una década, puesto que su primer borrador
lo escribió en 1865, quizá evocando esa época en que existía la mano de obra
esclava que fortaleció al sector de la sociedad hacendataria, la misma que
promovió reformas a nivel institucional en pro del negocio azucarero.
El poeta Isaac como sus personajes Efraín y María, al igual que Joaquín Caicedo
y Cuero (Último Alférez Real en Cali),43 personaje de la novela de Palacios, tienen
erigidos monumentos y su vida política (en el caso de los escritores) fue
trascendente en la historia y el orden colonial que llega a través de los relatos
hasta nuestros días. Así mismo el padre de Jorge Isaacs, George Henry Isaacs
quien paradójicamente, se pronunció en contra de la abolición de la esclavitud
(1851), siendo él mismo fundador de la hacienda La Manuelita, que vendiera a
Santiago Eder en 1864 Y fue éste último, quien trajera el “progreso” y quien sería
convertido en prócer de la historia, modelo a seguir como símbolo de los logros de
la élite vallecaucana.

42
. Álvaro Pineda Botero. La fábula del desastre. Estudios Críticos sobre la novela colombiana. 1605.1931. Opus. Opus.
43
Joaquín de Caicedo y Cuero (Cali, Nuevo Reino de Granada, 2 de agosto de 1773- Pasto, 26 de enero de 1813), fue un
militar y político patriota que encabezó la Junta extraordinaria de Santiago de Cali, la segunda Junta de gobierno creada
en la Nueva Granada, lo que hoy es Colombia. La plaza principal de la ciudad de Cali, ubicada en el centro de la ciudad,
fue rebautizada en su honor con una escultura en bronce de este. Joaquín de Caicedo y Cuero nació en Santiago de
Cali en 1773 y fue hijo de Manuel de Caicedo Tenorio y María Francisca Cuero. Estudió en las Ciudades
Popayán y Bogotá, y obtuvo el grado de doctor en Jurisprudencia. En 1808 muere su padre Manuel de Caicedo Tenorio,
y Joaquín lo sucede con el título de alférez real de Santiago de Cali. Precisamente Joaquín de Caicedo y Cuero fue el
último alférez real que tuvo la actual capital del Valle del Cauca. Ver en http/www. Valle on line.com

40
El caso de los novelistas, y del mismo Eder, pone de manifiesto como el poder va
abriendo camino en el entramado social. Y en ese sentido, como el relato del
progreso mediante la institucionalidad implementa y legitima el discurso de la
élite y el poder político, lo cual se ve reflejado desde el interés por la educación
europea, (de la que por cierto, recibieron directa o indirectamente su legado, los
escritores y empresarios de la época), el uso y la posesión de la tierra, y
finalmente, a través de la implementación de modelos de desarrollo industrial
como viene sucediendo desde la postguerra.
La implementación del discurso legitimador puede verse de manera extensa en los
dos relatos fundacionales del “Valle del progreso”, especialmente a la hora de
establecer la jerarquía de la clase dominante sobre la mano de obra esclava,
desde donde se lleva a cabo el proyecto de modelización social:
Palacios da importancia a la sociedad patriarcal de la época, presa en la estela de
los españoles. En El Alférez, abunda la descripción de Santiago de Cali dentro del
territorio vallecaucano, descrita en su paisaje lleno de diversidad de cultivos y la
extensa fauna y flora, que con los inmensos caudales de agua y aire puros,
recuerdan el valle perdido, de ganado, tabaco e incipientes cultivos de caña, así
como la minería, por donde cruzaron generaciones de mano de obra esclava.
Por su parte, Isaacs, sobre el tópico de la relación terrateniente-esclavos, baste
mencionar las continuas alusiones, sobre sus esclavos Felisa, Pedro y
principalmente, “el negrito” Juan Ángel, quienes efectivamente existieron en la
realidad, lo que hace más verosímil la intención del relato, la armonización de las
relaciones coloniales en pro de la constitución del “país vallecaucano”:

“Dormí tranquilo, cuando me adormecía en la niñez uno de los maravillosos


cuentos del esclavo Pedro”.44 (Cristina: opus cit., p.11)

Modelización social mediante la relación normal entre amo y esclavo que cobra
efecto cuando el mismo Juan Ángel corrobora en una entrevista concedida a
Luciano Rivera y Garrido:

41
“Yo era el paje del patrón don Jorge, pero también les servía a las señoras,
a los niños y a las niñas. Todo el día no oía usted sino ¡Juan Ángel! Pro
aquí, Juan Ángel por allá…
Hacía los mandados, preparaba el café de los blancos, recibía de visita y
los hacía pasar a la sal donde ya estaban los amos… porque la casa era
muy visitada, señor. Allí iban los señores Martínez de “”El Alisal”, los
señores Aparicio, los señores Molinas, el patrón doctores Mallarino, los
señores Holguines de Cali y las señoras y las niñas de todos esos blancos.
(…)En el trapiche de la “Manuelita” había un extremo tan grande que casi
nunca sucedía que al pasar el templado de los fondos a las hormas cayera
una sola gota de miel al piso; y si tal cosa ocurría, por casualidad, ya
estaba ahí listo un sirviente para limpiar y frotar todo. ¡Jesús, señor! el
azúcar parecía una nieve de lo puro blanca; tanto, que los trapicheros de
las ciudades, llenos de envidia al ver aquella azúcar tan bonita, andaban
diciendo los muy malvados que el patrón le ponía no sé cuántos venenos,
para blanquearla… ¡Nada, señor, purito aseo y nada más! Era que él lo
hacía trabajar según la moda de su tierra (López, 2002, p. 119).

En la novela se presentaba a los protagonistas esclavos sin conciencia de su


situación y sin hacer un juicio sopesado por parte del escritor, sobre el orden
establecido por la sociedad patriarcal. (Navia, 2005 y Mejía, 1979). Un ejemplo de
ello lo podemos observar en el episodio que narra la visita de Efraín a la casa de
Emigdio, en el que ni el personaje Efraín, o el escritor Isaacs, dan importancia al
accidente del esclavo, más bien con la indiferencia hay una aprobación total al
mal trato del esclavo:

“¡Choto!, gritó; y a poco se presentó un negrito medio desnudo, pasas


monas, y un brazo seco y lleno de cicatrices.
-Lleva a la canoa ese caballo y límpiame el potro alazán.
Y volviéndose a mí, después de haberse fijado en mi cabalgadura añadió:
-¡Carrizo con el retinto!
-¿cómo se averió así el brazo ese muchacho? pregunté.
-Metiendo caña al trapiche: ¡son tan brutos estos! No sirve ya sino para
cuidar los caballos. (…) En breve empezaron a servir el almuerzo, mientras
yo me las había con doña Andrea, madre de Emigdio”. (Cristina, opus cit.,
2005, p.68)

Así mismo, Palacios, hace mayor énfasis en valorar la diferenciación de clases


sociales, como parte de un proyecto político de la escritura de la “nación
vallecaucana”:

42
“Todos esos esclavos, hombres y mujeres, trabajaban toda la semana en
las plantaciones de caña; en el trapiche moliendo la caña, cociendo la miel
y haciendo el azúcar; en los cacaotales y platanares; en sacar madera y
guadua de los bosques; en hacer cercas y en reparar los edificios; en hacer
rodeos cada mes, herrar los terneros y curar los animales enfermos; y en
todo lo demás que se ocurría. (…).”

“A mediados de Octubre recibió Don Manuel una carta de Don Juan Valois
en que le avisaba que en esa fecha había recibido sesenta y cuatro negros
esclavos, hombres y mujeres, que le remitían de Cartagena para que los
vendiera en el Valle, y le preguntaba si su merced quería comprar algunos,
en cuyo caso debía ir a escogerlos, antes que se presentaran otros
compradores. Don Manuel necesitaba reponer tres esclavos que había
perdido en ese año, uno de muerte natural, otro herido por el rayo y una
negra que había muerto a consecuencia de haberse molido un brazo en el
trapiche y de haberle caído gangrena después de que el brazo, que le
había quedado como un bagazo de caña, le había sido amputado cerca al
hombro por un cirujano empírico”. (Palacios, 2009, p. 132).

Palacios también habla de los grandes hacendados y su relación con mano de


obra esclava. Donde establece una relación en la que estuvo presente también la
evangelización, el control político y la apropiación de la cultura ancestral del
esclavo.
"La familia Caicedo se había trasladado a Cali con anticipación para cumplir
con el precepto de la comunión anual. Don Manuel era el primero en dar
ejemplo de obediencia a las leyes de la Iglesia. La pascua caía ese año el
12 de Abril, y estaban corriendo ya los últimos quince días de la cuaresma.
La ciudad entera estaba entregada a la devoción y al ayuno. (…).
Esto se hacía todas las noches desde las ocho en adelante. Cuando la
cuaresma estaba para terminarse, era tanta la afluencia de gente de los
campos, que no alcanzaban a despacharla temprano, y tenían que
prolongar el trabajo hasta las once de la noche. (Opus, 2009, p.60).

Por otro lado, frente a esta oposición de realidades discursivas tal y como ocurre
en estos dos sectores de la sociedad hacendataria y esclava, el juego de
oposiciones discursivas ha sido narrada en menor o en mayor medida también a
través de otros relatos donde se evidencia la diferencia de clases y las relaciones
de poder de la estirpe influyente, frente a sectores de la clase trabajadora. Tal y
como ocurre en la Marquesa de Yolombo (1928) de Tomas Carrasquilla, o la
Vorágine (1924) de José Eustasio Rivera, donde se abre también el espectro de
las relaciones discursivas entre dos enunciatarios opositores: los terratenientes y
la mano de obra esclava u obrera.
43
Pero ¿cómo llegan “María” y “El Alférez Real” a ser parte del “valle del progreso”?
Según Carmen Elisa Acosta Peñalosa, los escritores ven en el ejercicio literario la
posibilidad de aproximarse al progreso en el cual, la escritura va de la mano con el
desarrollo social y político. Y, su idea de progreso esta cimentada en la tradición
de la hacienda esclavista. (2009, p. 83).
Por otro lado, en María, según Sommer (2004), se trata de una estratagema
política del relato que quizá persigue hacer de María de Isaac, “la melancólica
apología” de los hacendados45. Que de otro modo podíamos analizar como la
conservación del mundo de arriba” el de los hacendados y el de “abajo” el de los
campesinos. Aspecto que Buitrago, Londoño y Martínez (2005, p. 172): en relación
al papel de Isaac y su María representan “un proceso constituyente de la
vallecaucanidad”. Como lo fue, al convertirse en la promotora de la “creación del
Valle del Cauca en 1910”.
Por eso podemos decir que ‘María’, configura otras construcciones simbólicas en
torno al valle, y más allá de ser la novela realista o romántica /moderna (Cristina,
2005 y Borges 1937), funciona como un dispositivo narrativo que construye la
personificación del territorio vallecaucano. El mismo que estaba en los sueños del
autor, a través de la trascendencia que le daban familias como la suya, a la
minería, al comercio y especialmente al sueño de “recuperar la opulencia que
conoció cuando era niño: La manera cómo se proponía adquirir riquezas era
establecer una hacienda y producir azúcar” (Buitrago/Londoño, 2005, p. 172).
En el caso del autor de María, el autor pone de presente en su relato, un hecho
real en la época en que termino la novela (1867), recuérdese que ya Eder había
hecho de la hacienda la Manuelita (1864), -que fuera del progenitor de Isaacs-,
otra de sus logros agrícolas. Lo que en los siguientes párrafos quiere decir: aludir
a un nostálgico pasado.

“Quedó mi padre satisfecho de mi atención durante la visita que hicimos a


las haciendas; más cuando le dije que en adelante deseaba participar de
sus fatigas quedándome a su lado, me manifestó, casi con pesar, que se

44
veía en el caso de sacrificar a favor mío su bienestar, cumpliéndome la
promesa que me tenía hecha de tiempo atrás, de enviarme a Europa a
concluir mis estudios de medicina, y que debía emprender viaje, a más
tarde dentro de cuatro meses”.
“Una vez concluida tu carrera, la familia cosechará abundante fruto de la
semilla que voy a sembrar.
-Estoy seguro de que a tu regreso ya habré conseguido llevar a cabo con
fortuna los proyectos que tengo para pagar lo que debo. Tú posición será
pues muy buena dentro de cuatro años”. (MacGrady, opus cit., p. 26).

Y es que promover los valores de la hacienda se hizo una necesidad en la


escritura de la élite vallecaucana, hacia la consecución de tierra como lo permitió
el cabildo caleño, pero también, atraer el “progreso” y este venía de la mano de los
lineamientos de los modelos europeos y las misiones inglesas. Así se fijó también
el modelo social bajo los presupuestos del desarrollo y el progreso fijado por
intereses de los empresarios industriales.
En El Alférez, el autor que paradójicamente ubica también su relato en una época
anterior, exactamente, 1789 y 1792, deja de presente la constitución de una
“Buena familia” como modelo social impuesto por poder de la clase hegemónica:46

¿Quién que transite hoy por ese camino, yendo de Cali, y vea los espesos
y sucios matorrales que quedan a la izquierda, al pasar la quebrada,
sospechará siquiera que allí hubo una hermosa hacienda, con su gran casa
de teja, su oratorio, cuadrilla de esclavos sujetos a campana, trapiche,
ganados, labranzas y una familia feliz? Al lado de arriba, hacia la loma,
estaba la posesión de Don Francisco Mateus, compuesta de plantación de
caña, trapiche, ganados y esclavos. (p.135)

Y que mejor ejemplo del proyecto de fundación del Valle del Cauca como paraíso
terrenal, donde hay haciendas y “progreso”, que la creación de María como
utensilio y personaje real. Aspecto que entenderían muy bien las familias como
Carvajal, Sánchez, González, Varela, Ortiz Rodríguez, Caicedo, Holguín,
Jaramillo, López y García, quienes promovieron la creación de un Cementerio en
1950 en “La casa de la Sierra”, en el municipio de Santa Elena como homenaje a
María difunta real, según las propias declaraciones de Clementina Isaacs, hija de

45
Jorge Isaacs47. Interés que ya había desarrollado la gobernación del Valle de la
mano de las familias de élite con la promoción internacional de la hacienda el
Paraíso.
Lo cual, según la investigación de Cano, dio origen a diversos relatos urbanos
sobre la propia existencia de María. Fue abundante la creación de relatos sobre
María, por parte de las familias de élite que buscaron fomentar el culto al
personaje, especialmente, los dueños de la Casa de la Sierra; de mano de la
gobernación del valle. Así también ex esclavos de la hacienda como Juan Ángel,
comunidad en general, turistas, familiares del escritor, y viajeros por donde
aparecieron relatos asociando el personaje María con Felisa González (esposa
de Isaacs), María, niña Esther de Jamaica, María hija del primer dueño del
Paraíso, Víctor Cabal Molina, María, hija de Vicente Holguín, María la O, ahijada
de Jorge Enrique Isaac, quien murió a los 9 meses, y por último, según Cano, la
más opcionada hacer la protagonista de la ficción, la prima del poeta: María
Manuela Conto, de quien pudo enamorarse y quedar herido de amor, cuando está
se casó en Cali y al poco tiempo murió. (p.326). Sea verdad o sea mentira lo
cierto es que se creó un mito, un símbolo y un relato urbano.
Acto seguido, aparece otro símbolo del mito, el Cementerio (creado en 1880), en
el que las familias de prestancia según Cano, conforman la logia de difuntos
enterrados en cercanía a ‘María’ a razón de la importancia de sus apellidos. Pero
también, familias con suficiente alcance económico “fundamentado en la
producción de trapiches, cultivos de caña, maíz, uva y ganadería”. (Opus cit.,
406).
La hacienda El Paraíso como dice López Cano (2002), objeto de vitrina turística
del Departamento del Valle, “a donde llegan personas de todo el mundo a buscar
las huellas de María” en las trenzas o en la piedra de los enamorados. Lo cual,

47
Clementina Isaacs, hija menor del poeta, había dado tres versiones distintas sobre la autenticidad de la historia. El 9
de abril de 1950 dijo en Bogotá que María fue realmente Felisa González (Pachón de la Torre, El Espectador, p.7.) Tres
años después mientras se desarrollaba el proceso de compra de la “Cada de la Sierra”, aseguró a los medios que la
protagonista existió en la vida real, que era una pequeña de cinco años llamada Ester, a quien su padre Salomón envió a
Enrique Isaac, para que la educase en la hacienda donde se enamoró del niño Jorge. Al poco tiempo falleció de ataques
epilépticos y su cuerpo fue conducido hasta Santa Elena para que recibiera sepultura. (Mateus, 1953b, p, 1). Más
adelante presento evasivas frente al tema, manifestando no atinar a las respuestas. (Alonso de la Guardia, 1967, p. 16).
Citado por Cano p. 438.
46
va tejiendo otros relatos urbanos, a su vez, que posicionan al Valle geográfico del
río Cauca como paraíso terrenal y cartografía pujante mediante la labor de la élite
hacendataria. Eso puede corroborarse con las visitas dirigidas en las diversas
haciendas de familia de industriales, que a su vez, hacen usufructo de museos,
entre los cuales se encuentra otro también destacado como es el de la caña de
azúcar en Santa Helena, y diversas haciendas en Cerrito en conmemoración a la
heroína María, y monumentos sobre Efraín y María, tales como la estatua erigida
en Santa Elena y Cali. Iconografía musearia de la representación que cumple su
papel civilizador, también desde los monumentos y las imágenes sobre el valle del
Cauca y el progreso. Así mismo las fiestas de las ánimas celebradas en noviembre
en esa población.
De ahí que el personaje María “esté vinculado al origen pueblo” de Santa Helena,
e “integrada a su historia”. (Opus, p.226). Región que fue dejando de lado la
tradición festiva gracias a los cultivos de uva, para convertirse en el lugar donde
los ingenios Providencia y Manuelita siembran y explotan caña de azúcar. Como
lo fueron en su totalidad los municipios del Valle geográfico, sembrados por el
monocultivo de caña y por ende, territorio de los ingenios azucareros.
Relato por medio del cual, podríamos entender como se ha esculpido la identidad
vallecaucana o “el país vallecaucano”, mediante esos sustratos culturales.
También a través de “María” personaje, y utensilio, fisionomía del valle y de la
mujer judía que aceptó su condición de allegada a la hacienda; al lugar donde se
propiciaban relaciones idílicas tal y como ocurría, con los amos de la hacienda y
los negros esclavos.
Personaje que funciona también para aludir al Valle, a través de lo cual “el relato
configura el carácter duradero de un personaje”. ‘María’ como la “identidad
narrativa”, María- “virgen caucana”48, modelo social de castidad femenina, la cual,
mediante la lectura del libro, se aprende a valorar como personaje que existió y
tiene un altar donde se le adora.49 Relato que se cuenta de generación en

48
Cano, opus, p. 439.
49
“La práctica de ritos en la tumba de María como un fenómeno que acapara la atención de los habitantes de Santa
Elena” p.183. Según Cano, se encienden velones, se depositan flores en el monumento funerario de María. La tumba es
47
generación, ‘María’ virgen de Santa Elena. “Identidad de la historia” que “forja la
del personaje” (Ricoeur, 1999, p. 218).
Y es que si ‘María’ a su vez, construye la leyenda mariana mediante la creación
de una virgen ficcional, ‘El Alférez Real’ representa otro icono de la sociedad
colonial, apropósito de los virreinatos y de la comunidad franciscana de Cali.
Acontecimientos capaces de mover a la sociedad hacia la iconografía creada por
las ficciones literarias, que en ambos casos, parten de la vida real de los
escritores y crean un nivel de aceptación porque parten de la investigación
histórica, la crónica y lo anecdótico, nutrido de la ficción que logra ser convincente
en la sociedad, capaz de promover valores hacia la hacienda, la élite patriarca, la
fe, entre otras. Tal y como ocurre con la memoria fotográfica del valle del Cauca
inspirada en el desarrollo y el progreso” del Valle en relación a la caña de azúcar y
el modelo hacendatario al agronegocio de la industria del azúcar, el etanol y la
energía.
Así, el Valle, paraíso terrenal proveniente desde la concepción de María de Jorge
Isaac, representa la identidad y el orgullo vallecaucano. Tal y como quedo grabado
en la voz del poeta Isaac, como de mano de los poetas costumbristas y
románticos de la época, entre ellos Guillermo Valencia, quienes grabaron en las
conciencias de sus lectores, un canto al paisaje lleno de aromáticas llanuras
tropicales, con sabores, y colores, de abundante y paradisiaca fauna y flora; de
pampas, manglares, y riberas, lleno de haciendas ganaderas y cañaduzales,
fisonomía fértil del paraíso de azúcar, ficción de la escritura que se traslada al
paraíso soñado en el que millones de hombres y mujeres quisieran enamorarse,
tal y como le ocurre a Efraín y María.

Valle de melancólicos pastores, / donde ha tiempo yo vi la luz del día/


y me embriagué de aromas y rumores: / Tierra de Jorge Isaac y de María.
(Cornelio Hispano, 1911).

una santidad a la que se le reza en espera de favores. p. 187. El autor también alude a los milagros y posible movimiento
de peregrinos en el siglo XIX. p.191. y pág. 473. Luis Francisco López Cano. Opus, cit.

48
¡Bravo sol de mi Valle! ¡Deslumbrante/ sol de destellos áureos que caldea y
enardece la sangre! (“Al sol del Valle del Cauca”. Alberto Carvajal, 1882-
1967).

Visto así, en conjunto, como grandiosa y armónica decoración de la


naturaleza, en la cual dos cordilleras majestuosas se empinan audaces
hasta las nubes y dejan en su base el pedestal amplio y firmísimo de
llanuras magníficas, el Valle del Cauca produce intensa impresión en quien
arrobado lo contempla con ojos de soñador, de artista o de poeta […]”.
(Rivera y Garrido, 1992, p.8).

Así el cielo, los horizontes, las pampas y las cumbres del Cauca (valle
geográfico del río Cauca) hacen enmudecer a quien los contempla. Las
grandes bellezas de la creación no pueden a un tiempo ser vistas y
cantadas: es necesario que vuelvan al alma empalidecidas por la memoria
infiel. (Jorge Isaac, 1967, p.10).

Los cronistas y los poetas vallecaucanos, a su modo, narran el valle como un


universo geográfico de paisaje esencialista, lo cual sin duda, también constituyo la
mirada interesada de los españoles, no solo en colonizar, sino en crear la
necesidad de orientar un relato hacia la conquista y el progreso.

“Andan desnudos y descalzos, sin traer más que algunas pequeñas


mantas, y enjaezados con sus joyas de oro; las mujeres andan cubiertas
con otras pequeñas mantas de algodón y atraen a sus cuellos collares con
unas mosquitas de fino oro y de bajo, muy galanas y vistosas…”. (Cieza de
León: 1984).
Estos indios que aquí habitan (gorrones), tienen una laguna de agua
grande,… y cebase cuando el río (Cauca) crece y las aguas son muy
grandes. (Robledo, Jorge. Colección de documentos inéditos, Madrid,
1864, p. 268).

Entre ellos surgen relatos como los de Luciano Rivera y Garrido y más adelante
Cornelio Hispano. (Malatesta/Hugues: 53-94). A su vez, Vergara y Vergara dando
relevancia a la hacienda, a los trapiches y a los cultivos de caña, a la relación con
los esclavos y la sociedad de la época, dado que era propio dentro de los
intereses políticos y cultos de la comunidad letrada:

“Dos negros medio desnudos atienden al horno, el uno a sostener el fuego,


cebándolo con troncos, que tiene á un lado, para que haga brasa, ya con
bagazo seco de caña, que tiene al otro, para que alce llama. El otro negro
espuma los calderos ó pasa el caldo de un fondo a otro. Varios negros

49
acarrean caña desde la plazuela donde descargaron los peones, al pie de
las molenderas. Estas, sentadas al pie de la masa mayal, meten caña por
un lado y reciben caña exprimida por el otro. Un negrito azota y grita a la
perezosa pareja de bestias que llevan el mayal para dar movimiento al
trapiche. Varios negros quitan el bagazo fresco y lo arrojan fuera de la
enramada, y otros que están en remuda para los diversos oficios, duermen
bajo los alares mientras les llega su hora de trabajar” (Vergara, 1974,
p.208).

Mirada contenida que relata experiencias cercanas a la vida agraria, y la relación


con el campesino sirviente y esclavo. Escritores quienes junto con otros poetas
como Alberto Carvajal Borrero, Isaías Gamboa, Jorge Rivas, Carlos Villafañe y el
mismo Jorge Isaac, Manuel Ancízar y José Jerónimo Triana, narraron al Valle del
cauca, desde la poesía terrígena y geográfica, atestada de alusiones
monotemáticas sobre el valle primaveral, de frescos atardeceres, carboneros
florecidos, ríos y quebradas de aguas cristalinas, tamarindos, arrayanes,
farallones. Algunos con más garbo poético que otros, pero sobre todo, con tópicos
comunes desde la lírica poética como la de Isaac: la melancolía y el ensueño, la
remembranza y continuas evocaciones al Valle del paisaje exuberante y el amor
cortés. El tema social, a través de las grandes señoras de la sociedad, su
distinción, al pertenecer a las familias de élite, la descripción de los negros
esclavos en las haciendas, la fe, y por último el tema político: desde el
ayuntamiento, la alcaldía, y los representantes de la élite regional que desfilan en
la hacienda colonial hasta el siglo XXI como próceres de la historia: el Alférez,
Isaac, Cabal, Eder, Cerruti, Belalcázar, de quienes hemos visto les alzan
monumentos y les rinden insólitos homenajes. También desde otros escenarios ya
más alejados de la sociedad de “la arcadia Heleno-católica”, que alude Raymond,
haciéndose relevante la obra poética de Aurelio Arturo, quien con su poesía deja
la urdimbre de la naturaleza puesta a favor de las geografías del paisaje. Poetas
de la modernidad literaria como Helcías Martán Góngora, Manuel Antonio Bonilla,
que desde otro bando, también aludieron el tema recurrente en la poesía
vallecaucana: el desarrollo de una identidad regional paralela a una identidad
nacional construida por la modernidad. (Malatesta/Mejía, 2010).

50
Aspecto que es de vital importancia a la hora de vincular el relato con la historia.
Si tenemos en cuenta, que los relatos del Valle del Cauca están vinculados a la
identidad nacional, en cuya construcción participa como factor imprescindible la
modernidad y el proceso de la modernización del siglo XIX. Los grandes avances,
la apertura del comercio o la salida del estancamiento, la llegada del transporte y
la industria, en especial la azucarera, la cual modificó el modo del relato, y la
propia idiosincrasia vallecaucana.
Tal y como ocurría con los intereses promovidos por la élite empresarial:

COMENTARIO DE EDER, Cónsul de los estados unidos en Buenaventura.


Construcción del Ferrocarril.
“Hace algunos años la Panamá Railroad Co. tuvo aquí ingenieros y
agentes, para informar sobre el costo probable de la construcción del
ferrocarril y el valor de las minas de carbón; se consideró entonces que el
costo sería demasiado elevado para construir el ferrocarril en este país y
que no justificaría su inversión, pero desde entonces el país ha progresado
paulatinamente; existe ya una línea telegráfica desde este puerto hasta
Bogotá y las gentes van adquiriendo gradualmente hábitos industriales, con
aumentos anuales tanto en importaciones como exportaciones. 50.
(“Santiago Eder, Cónsul de los Estados Unidos en Buenaventura. (Eder,
1959, Cap. V, p.133).

“¿Qué cambio, por ejemplo, tendría el negocio del azúcar en el Valle del
Cauca si gozara de un ferrocarril, o siquiera un camino carretero por donde
encaminar sus productos a la costa? Verdad es que hay doce millas de
ferrocarril y que falta poco para completar la línea de Buenaventura y
Córdoba; pero se necesitan unas ochenta millas más para evitar que
nuestras cargas pasen la cordillera en mulas. ¿Y cuándo habremos
conquistado este trabajo?”.(Opus. cit.)

En el siglo XIX algunos diarios como “El Valle en Nación” aluden en sus relatos
periodísticos a otro de los baluartes promovidos por los relatos vallecaucanos: la
importancia del idioma como eje fundamental de la sociedad moderna:

“En la fecha reciente el Gobierno Nacional dictó un Decreto en virtud del


cual se atiende a la efectiva defensa del idioma oficial delos colombianos.
La lengua de Castilla, que junto con la religión católica llegó a tierras de
América con alas carabelas descubridoras, se expandió sobre el
Continente nuevo con vigor extraordinario. Por sobre el mismo imperio

51
político de la Metrópoli, la lengua castellana, (…). Inflamó a los
conquistadores para penetrar dócilmente en el alma de los nativos. (…)
Caro y Cuervo, Carrasquilla y Suárez, Isaac, Rivera, Bonilla… Ellos son
apenas una muestra eximias de lo que en Colombia ha sido el acendrado
culto de la lengua.”51

Del mismo modo, realzando la imagen de los ingenios azucareros: “El moisés
azucarero” como símbolo de progreso:

“A poco se alzaron las fábricas arquitectónicas de los primeros ingenios y


las noches isleñas se perfumaron con olor de mieles y coplas de
cosecheros. De Santo Domingo vino el azúcar al Valle del Cauca. Debió
llegar poco después de los conquistadores, pues hacia 1570 ya se habla
del ingenio de don Gregorio de Astiagarreta.
(…).Creo que en estos días lo que se conmemora realmente no es el
centenarios de “La Manuelita” como se ha dicho con desinformación
efusiva sino el de la vinculación de don Santiago Eder a la industria
azucarera del Valle del Cauca. Por eso es más que justo que alguien haga
recuerdo de don Jorge Enrique Isaac, creador de ese emporio.”52

La industrialización de las haciendas productoras de mieles y azucares en el siglo


XIX, fue registrado por la revista el Valle en Nación así:

“El cuatro de febrero de 1964 pasará a la historia del Valle del Cauca como
una de las fechas primordiales de su desarrollo económico y social. Ese día
en Cali, se otorgó la escritura de constitución de la Sociedad para el
Desarrollo azucarero Limitada. La cual tiene entre sus tareas inmediatas la
de promover la fundación de tres ingenios azucareros, con una inversión
calculada de quinientos millones de pesos.” Al tomar vida jurídica e impulso
la empresa azucarera, surgen en el panorama del país y particularmente en
el regional, poderosos y felices motivos de optimismo, (…) se advierten
desde ahora positivos factores de progreso” “no se desplazaran cultivos”
“en el valle del Cauca, avanza, pues, concreto objetivamente la era de la
Caña de Azúcar”. 53

Y es que la construcción del relato del “progreso” se ha venido construyendo no


solo desde los relatos fundacionales de la cartografía pujante del Valle del Cauca
del paraíso fértil de la sociedad colono-patriarcal, sino a través de la misma
concepción de la hacienda como “casa”, en donde surgen relaciones idílicas pero

51
Álvaro H. Caicedo. La lengua es también patria en: El valle nación. No 11, Marzo, 1964. pp. 1-22
52
Adolfo Bonilla Aragón. Un Moisés Azucarero. El valle nación. No 119, Marzo, 1964. pp. 10-12
53 Léase en: El plan azucarero: Revista el Valle en Nación No 119, Colección de autores vallecaucanos. Octubre de 1963
52
trágicas. Un dispositivo narrativo donde se refiere el territorio no referido: Porque
se alude a la casa, o a la hacienda pero no a la ocupación del territorio.

La arquitectura de las casas del periodo colonial obedecía a una estética austera,
imponente, sencilla, rigurosa y eficaz. La casa como símbolo de la hacienda
(Barney y Ramírez: 1995, pp. 63, 69, y 70), lo cual fue cambiando a la llegada de
los trapiches y de los ingenios. Ellas representaban la élite propietaria que
mantenía los modelos españolizantes de la hacienda colonial: “el pasado
idealizado”.

“La hermosa casa de los señores M, con su capilla blanca y sus bosques
de ceibas, se divisaba en lejanía”. (Cristina, 45).
“La casa, aunque iluminada ya, estaba silenciosa cuando entregué en la
gradería el caballo a Juan Ángel. Me esperaba mi padre paseándose en el
salón: la familia se hallaba reunida en el oratorio”. (Opus, 198).
“A la falda oriental de la gran colina que hemos descrito, estaba la casa de
la hacienda, que hasta ahora existe, con todos los edificios adyacentes,
casi a la orilla de la quebrada de Lili. Esa casa consta de un largo cañón de
dos pisos, con un edificio adicional, (…). A continuación de uno de estos
edificios adicionales estaba la capilla, y detrás de ésta, el cementerio. La
fachada principal de la casa da vista al Oriente, y tenía en aquella época un
gran patio al frente, limitado por las cabañas de los esclavos, colocadas en
línea como formando plaza, y por un extenso y bien construido edificio
llamado el trapiche, en donde estaba el molino, movido por agua, y en
donde se fabricaba el azúcar. La casa grande en el piso bajo sólo tenía una
puerta en la mitad del corredor del frente, la cual daba entrada a la sala
principal, y al patio interior, a los lados de la sala había recámaras. En el
piso alto, había sala, recámaras y cuartos”. (Palacios, 29).

“Entre las rústicas cabañas de los esclavos que formaban el cuadro del
gran patio de la hacienda, la mejor era la de Fermín, en la cual vivía con su
madre. Esta cabaña, o más bien pequeña casa, era, como las demás, de
paredes de guadua y barro con techo pajizo, pero presentaba un aspecto
menos humilde y descuidado que el de las otras. Las paredes, cubiertas
con una capa de barro bien alisada, estaban sin grietas, y el techo reparado
con esmero. Con esto, el interior quedaba a cubierto del viento y de la
lluvia. Tenía puerta de madera con llave, siendo así que las otras la tenían
de tabla de guadua, y en vez de llave, se aseguraban con una correa de
cuero. El interior se componía de una salita y un aposento; en la sala había
dos anchas bancas hechas de guadua, que servían de asientos, y en una
de las cuales dormía Fermín. Una silla vieja de brazos y una mesa
pequeña, de las que desechaba la casa grande”. (Palacios, p.36)

53
Esto puede entenderse desde la misma concepción de la construcción de la “casa”
de la hacienda vallecaucana, de fe y señorío, qué jugó un papel importante en la
iglesia gracias a la construcción de hermosas capillas al interior de los predios.
La casa como símbolo de hermandad entre esclavos y dueños, arquitectura que le
hizo culto a España, deseo de los dueños hacendados de concebirse en un
reinado, el de los dueños de la tierra usurpada; como sus antecesores españoles.
La casa como discurso que construye el imaginario colectivo, “agenciamiento
colectivo de la enunciación”, “encadenamiento de lo expresado” (Deleuze/Guattari,
2004), a donde se pertenece, por lo que se debe trabajar, la casa; la hacienda
como hábitat. Resultante de los enunciados que producen otros enunciados,
mientras se trabaja la concepción de Casa como hermandad, así mismo se
manipula por medio de la fe. Que da paso a la conversión católica, quienes
paradójicamente, viven el desalojo y la pérdida de sus tierras. Obligándolos a
servir como peones en las haciendas, vendiendo su fuerza de trabajo bajo
condiciones desventajosas para ellos y lo que es peor, causando la diáspora y la
confinamiento en las zonas marginales de la ciudad, debiendo hacinarse con sus
familias en los barrios marginales de los centros urbanos vallecaucanos,
abandonando su cultura ancestral y dejando de lado la posibilidad de educación,
que por lo demás fue de la mano pero del blanco. En otras palabras, cambiando
la cultura campesina por desarraigo citadino. (Colmenares, 1980; Díaz, 1983;
Mejía, 1996; Valencia, 1993; Valdivia, 1992).

Escenario de la posesión de la tierra representada en la hacienda también desde


los imaginarios del progreso y el desarrollo previstos por la élite agroazucarera,
modelización de la sociedad a través de maniobras de legitimación de su imagen
empresarial; de dueños de la tierra y de los modos de la construcción del
“progreso”. Mediante la invisibilización de quienes han generado precisamente el
“progreso”. O sea la mano de obra esclavizada. Tal caso, es que las haciendas
esclavistas ocuparon hegemónicamente la zona más fértil de grandes
extensiones de tierra del Valle, que a su vez sirvieron, para el abastecimiento de
las zonas mineras del pacífico como fue el Choco y Raposo, contrapuestas a las

54
pequeñas estancias localizadas en ejidos en la que habían cultivos de pancoger y
trapiches artesanales que abastecían los mercados locales donde se cultivaba
tabaco, cacao y se elaboraba aguardiente clandestino. Terrenos anegadizos y
encenegados, “espacios vacíos”, periferia o bordes de las haciendas a orillas del
río Cauca o sus afluentes; ocupados por “libres” y gentes de “baja esfera”. (Mejía,
1996, 10-11).

Esta visión de la hacienda es justamente resaltada por la Manuelita en el


centenario de su industria, en 1964:

“La Manuelita: La hacienda Real, llamada así desde que la Corona


Española la confiscó a la compañía de Jesús hacia el años de 1767,
formaba parte, con las de La Otra Banda, de Llano Grande, extensa
planada dentro de la cual fue surgiendo, pudiera decirse que por
generación espontánea, la hoy populosa ciudad de Palmira, que ostenta
con justificado orgullo el título de capital agrícola de Colombia. (…) Igual a
las que la circundaban, allí también había trapiche, se molía caña
cosechada en abundancia en sus fértiles suertes, se fabricaban melazas,
panela, azúcar y alcohol y se mantenía y desarrollada quizá la más grande
ganadería de la región, (…), cuyas huellas existieron hasta hace pocos
años.” (El subrayado es mío, Manuelita: 1964: 15).

“Las casonas de hacienda, clausuradas, con anchos corredores y


pasadizos, gruesas paredes y pesada techumbre de teja española,
rodeadas de frondosos árboles que han formado imponentes alamedas,
engalanadas con hermosos vergeles, de muros enjalbegados que le dan
matiz al profuso verde de la vegetación dominante, las mismas del tipo que
describiera de mano maestra Eustaquio Palacios en sus obra El Alférez
Real y las que dio categoría histórica la rica y clara lírica de Jorge Isaacs,
se encuentran allí prácticamente intactas, con rasgos que parecen eternos
y hablando el lenguaje”. (Opus cit., p.15)

La casa de la hacienda en el siglo XIX, la hacienda real, a diferencia de las


“casitas” de los esclavos, aludidas por Isaac, constituye otro enunciado que narra
la diferencia de clases. Aspecto que no cambió en pleno siglo XXI, y que da
cuenta de la opulencia de los hacendados frente a las humildes casas, que ahora
también son “casitas” de interés social, cuando no verdaderos tugurios
marginados:

55
“Los tugurios, chozas y sucios cobertizos a donde hace cien años se
confinaban la peonada, fueron sustituidos por higiénicas viviendas
formando concentraciones convenientemente localizadas”. (La cursiva es
mía. Opus opus, p.175).

“Menos añosa, pero sin desentonar en ese conjunto, está la mansión de


dos plantas que frente a la antigua fábrica edificara el primero de los Eder,
adaptada hoy para funcionarios del ingenio”. (El subrayado es mío). Opus,
p. 176).

Visión de los relatos de la hacienda como nicho de la sociedad patriarcal, en la


que se hacía necesario establecer las diferencias de clases. Allende la cercanía
de la mano de obra en condiciones que permitieran el total control mental y
laboral. La configuración de un proyecto representativo de los enunciados de
poder, estrategia de la enunciación para fijar en la memoria colectiva la vida, la
historia y el acontecimiento de la posesión territorial. Haciendas cimentadas a lo
largo y ancho del Valle del Cauca, donde fueron desplazadas las comunidades
indígenas, a pesar de la batalla librada por el cacique Petecuy, y se sucedieron
guerras sangrientas auspiciadas primero por los colonizadores, después por los
terratenientes de mano de “la policía civil”, o pájaros. Tierra por donde se cruzó la
esclavitud, la violencia que devasto los pueblos, la misma tierra que hoy refieren
las industrias como la ocupación territorial fraternal con el medio ambiente y con el
“progreso”. (El País, 6 de Noviembre, 2008). Las mismas que, desde el siglo XVI
desplazaron los cultivos aborígenes. Aspecto que la Manuelita en su relato refiere
como los “esfuerzos de Belalcázar y sus tenientes” como: “los impostergables
requerimientos de su propia subsistencia, para remplazar los cultivos aborígenes,
extinguidos por las batallas” a causa de la desidia de las exiguas huestes
sobrevivientes de Petecuy, quienes según Cieza, frente a la conquista de
Belalcázar: “aguardaron siempre de guerra, peleando” con los españoles por
“defender su tierra y ellos no ser sujetos” , quienes murieron de hambre “por dejar
de sembrar”. (Opus, p. 11 y 12).
Es decir, los industriales refieren el territorio, incluso aluden con manifiesto interés
histórico los hechos de la conquista española. Reconocen que el progreso del

56
Valle del Cauca es heredero de esos hechos sangrientos, pero no se sienten en la
obligación de analizarlos más allá de los hechos de “progreso”.
Entonces, estos relatos donde la hacienda y los ingenios han dado como resultado
“el valle del progreso”,- consolida un proyecto representativo de la élite
empresarial.
Entonces, El Valle, guarda entre otras, la historia de la caña de azúcar, y los
relatos que nacieron en las haciendas del valle, presentes en la narrativa
vallecaucana con los sueños de “progreso”.
La Manuelita en 1964, como pionera del gremio azucarero erige su labor
justificando en sus enunciados, el cambio del paisaje para construir la idea de que
las industrias son sanas, lo que denomina Manuelita en su centenario (1964): El
“patriotismo constructor”: “progreso y desarrollo”, a través de la percepción de la
construcción de sus empresas en el valle:

“Las dos decenas de chimeneas que con su penacho de color plomizo


tachonan a lo largos trechos el horizonte del Valle del Cauca, tienen el
mérito, desde el punto de vista de quienes aprecian la comarca
principalmente por su valor como fuente insustituible de recreación
espiritual, de que, al romper la monotonía de los colores, del silencio y la
quietud, le han impreso dinámica al paisaje; pero este conserva todos los
atributos de exuberancia y belleza que le hacen comparable al bíblico
edén”. (p. 175).
(..)Al mismo tiempo se palpa físicamente allí, sin transición perceptible, la
profunda transformación que estos cien años han operado en la fisonomía
de aquella comarca y sus sistemas de vida. A la vegetación salvaje de
tupidas y selváticas lianas, poblada de micos y animales indómitos y a las
ciénagas insalubres y miasmáticas, incubadoras de endemias tropicales
que diezmaban la población, las remplazan hoy dilatados campos
sembrados de caña, cruzados por canales de riego y acequias de desagüe,
servidos por una completa red de comunicaciones terrestres. (p. 176).

A propósito del centenario de la Manuelita “para la nación fue aquella una


experiencia fecunda en bienes, así los del orden del progreso material, como los
de la cultura política”. (p. 114).

“Pese al aislamiento asfixiante, al desangre (…), por las frecuentes


contiendas fratricidas (…), el Cauca, el Valle, las provincias de Cali y de
Palmira, y toda Colombia alcanzaron por aquellos años un grado de
desarrollo y progreso. Los vapores de la Pacific Steam Navegation Co. Se
57
exportaba oro en polvo, platino, tabaco, azúcar, café, cacao y la célebre
quina”. (p. 28).

“Si ha de darse crédito a Jorge Isaacs sobre el manejo afable y paternalista


que su padre daba en sus haciendas al trabajador, que se mostraba
satisfecho, alegre y grato, y a lo que el libro El Fundador dice el doctor
Phanor J. Eder sobre las altas remuneraciones y el trato también
paternalista , dispensado siempre por su padre a quienes le ayudaron en
sus múltiples actividades, y se justiprecia el alto nivel alcanzado respecto a
estabilidad por el personal de Manuelita, donde solo se han presentado dos
paros de trabajo: uno parcial, que no abarcó a los trabajadores del campo
en 1936, y otro en 1959, se tendrá buena base para comprender mejor lo
que ha sido la política social de la empresa”. (p. 185).

Y es que la familia Isaac fue la primera dueña de la hacienda Real: La Rita, La


Concepción de Amaime, y La Manuelita, pertenecientes “a las capas superiores”
del negocio agrícola de más “pingue rendimiento”. Especialmente por hacer parte
de las familias pioneras en el cultivo y explotación de la caña de azúcar, la
promotora de la pujanza y el “progreso”.
Caña: enunciado, perfecta personificación de la creación verbal del progreso, que
tal vez, guía otros enunciados como lo fue el de los cronistas de indias, quienes
despertaron el interés en el valle de ríos y enorme vegetación propia de la tierra
fértil, ya Gregorio Astigarreta dueño de la hacienda San Jerónimo, buscaba no
solo la producción de mieles en los trapiches, sino la fabricación de la azúcar en
su ingenio, lo cual copiaron al tiempo, los hermanos Cobo. De la que Humboldt
(dueño del mérito de hacer la primera revolución de los cañaduzales), introdujera
la caña blanca que vino a parar en La Manuelita de Eder, pasando por variedades
de caña con olor a “progreso”, tal y como el tranvía, la energía, el ferrocarril, la
maquina a vapor, centros de investigación de la caña, CENICAÑA, entre otros
signos de desarrollo promovido por los industriales. Lo que quiere decir, que la
caña tuvo su “progreso” antes del mencionado estancamiento económico, al que
aluden los historiadores del presente siglo en relación a la lectura de la economía
del siglo XIX.
En resumen, desde las crónicas de indias de Cieza de León, de Humboldt, o
escritores como Isaacs, Palacios, hasta el representante de los ingenios
azucareros Londoño Capurro, en el presente siglo en el que la sociedad de la élite
58
vino a posesionarse del valle geográfico del río Cauca, se ha establecido mediante
el relato del país vallecaucano, o país nación la idea del “Valle progreso”, ligada a
las haciendas y la industria. Y es a partir de ahí, en el que el “progreso” se
constituye en el recurso narrativo de la hegemonía empresarial, cuyo origen
fundacional no sólo está en los anales de la propia colonización sino que continua
en la ejecución de empresas pioneras como la Manuelita, que mediante el
discurso de la celebración de su centenario en 1964, esculpen el relato legitimador
de progreso. De ahí que en el 2012, el enunciado principal de la campaña del
“Valle del Progreso” en los 148 años de la industria azucarera, sea: “El dulce sabor
de la caña de azúcar de Colombia: “es progreso”.

59
Capítulo II
¡A las sonrisas de azúcar blanca!

ESCENARIO DISCURSIVO DEL CONFLICTO AGRARIO EN EL VALLE


GEOGRAFICO DEL RÍO CAUCA: DESDE EL PARO DE LOS CORTEROS DE
CAÑA, 2008.

“Esta tierra en obra de treinta leguas, que es lo que se despobló, era la más bien
poblada tierra, y más fértil, abundosa de maíz y de frutas y patos; y cuando yo
llegué estaba y la hallé tan despoblada que no se halló en toda la tierra un pato
para poder criar; y donde había en estas treinta leguas sobre cien mil casas, no
hallé diez mil hombres por visitación”. Descripción del río Cauca en 1546.
(Pascual de Andagoya, 1986, 130).

Va uno paz Palmira, Amaime o Cerrito y caña vea, humaredas se levantan rojizas
en el cielo: ingenio Manuelita, Providencia, Pichichi, sigue uno pa Buga o Tuluá y
caña oye; trenes cañeros, tractores, tanques de gas: ingenio San Carlos y
Carmelita; si va pa Zarzal: ingenio río Paila, ceniza en el aire. Si va pa Cartago en
la Virginia, el olor etílico y el olor de los abonos: ingenio Risaralda. Se devuelve
pa Pradera, Florida o Miranda, caña al corte, al compás del zig zag de las
cortadoras: ingenios Mayagüez, Castilla, María Luisa e INCAUCA. Si en cambio,
decide ir paz Jamundí: está La Cabaña, saliendo pa Cali: ¡Caña oiga mire vea!
(Yolanda López D. Apartes de “Crónica del Valle”).

En todo este análisis hemos venido desarrollando el tema de las representaciones


simbólicas presentes en los relatos del “valle del progreso”, que en ese sentido,
han estado configuradas en el orden del establecimiento de poder. En el capítulo I,
(1.1), habíamos estudiado el escenario del relato en medio de la construcción
social de la realidad del siglo XVI al siglo XXI, lo que establece el marco de los
antecedentes de la confrontación social presentes en el relato del “valle del
progreso”. Ahora, en este apartado, estudiaremos los enunciados de la
confrontación entre hacendados y los campesinos de finales del siglo XVIII, XIX,
XX, mediante lo cual, se crea el clímax para entrar al siglo XXI, en el que se
produce uno de los paros más importantes de los campesinos corteros de caña: el
paro del 2008. Momento en el cual, aparecen nuevamente, dos polos

60
enunciadores: corteros de caña vs empresarios del azúcar. Que da cuenta de la
subjetividad colectiva presente en sus enunciados como creación verbal, lo que
nos permitirá continuar el estudio de su discurso desde los presupuestos del
poder.

El escenario narrativo en el Valle del Cauca, ha sido un escenario de conflictos y

confrontaciones discursivas. La conquista, la colonia, la trata negrera, las guerras


civiles, la época de la violencia, el paso de hacienda colonial al agronegocio
azucarero, a través de la modernización e industrialización del valle geográfico del
río Cauca ha traído consigo la pugna también de la palabra.
Entre el siglo XVIII y XIX se suceden enfrentamientos entre los campesinos libres
y el sector hacendatario dada la expropiación de tierras y el indiscriminado abuso
de poder, que condujo a la violencia de los años 50s y 60s, como lo han registrado
Taussig (1980), Colmenares (1986), Valencia (1993), Valencia Llano (1994)
Barona (1993), Zuluaga (1993), Díaz (1983) y Oquist (1978), Mejía (1996), entre
otros. Lo cual, da como resultado nuevos enunciados fronterizos.
En 1857, se está estrenando una nueva economía en el valle geográfico del río
Cauca, recién han transcurrido los días en que el esclavo recobra su libertad
(1851), en medio de la desazón de los terratenientes negados a aceptar esta
realidad. En lo referente a la caña de azúcar, encontramos un ejemplo en el cual,
Taussig (1980), nos acerca a una de las confrontaciones discursivas entre
campesinos del rio Palo y los hacendados Arboleda (Julio, Sergio, Jacinto,
Alfonso), quienes constituyen el Estado esclavista más grande del Valle del
Cauca. 54 Este autor registra un episodio de 1867, en el cual, el hacendado Sergio
Arboleda da instrucciones al administrador de sus propiedades en relación a los
arrendatarios sobre las encomiendas y el uso de la tierra, por donde
comenzaremos a contextualizar las confrontaciones discursivas:

54
De ahí que la hacienda Japio en Caloto, haya sido considerada la hacienda esclavista por antonomasia. Consúltese:
José Ramón Burgos Mosquera. “Japio o la grandeza del viejo Cauca”, en Croniquillas: En:
http://croniquillas.blogspot.com/2008/05/japio-o-la-grandeza-del-viejo-cauca.html
Archivo Central del Cauca, siglo XIX, Popayán, Colombia. Léase también: Jorge E. Salcedo y Luis Valdivia. Revista
trimestral de estudios regionales. Historia Economía y Espacio. Cali, Colombia, junio del 79. V.1, No 2, pp. 1-120.

61
“La experiencia me ha enseñado que, primero cobran lo mismo los
alimente uno o no; y segundo, que casi todos ellos, una vez que tienen la
comida asegurada, no hacen en un mes ni la mitad de lo que cuesta
alimentarlos, y al final del año de trabajo, la tarea apenas si está en sus
comienzos”. (Taussig, 1980, p. 80).

Así las cosas, y dado los continuos señalamientos de Arboleda, manifestando que
en “la fábrica sólo debían trabajar blancos” (Opus cit., p. 155), y la persecución a
los negros del rió Palo, en relación al pago exigido por terraje, y sobre los
derechos de empresa en la destilación de licores, los campesinos a través de una
carta, responden:

¿Quién se cree usted que es? ¿Por casualidad cree usted que todavía está
en Quinamayo con su hermano el granadino Calígula y su ejército de
bandidos que sacrificaban a los pobres? ¿Cree usted que vamos a seguirle
tolerando su bellaquería? Alerta, Doctor de la Venganza; es un escándalo
que un hombre como usted que tiene tantas maneras de ganar dinero le
robe a las pobres mujeres su derecho a hacer licor, que es el único medio
de subsistencia que les queda después que usted y su hermano nos
robaron durante la revolución. (…) La hora de la venganza está próxima.
Nunca olvidaremos los pelotones de fusilamiento de San Camilo y Palmira,
ni las horcas de Piendamo, o las órdenes de su hermano de matar de
hambre a los prisioneros. (…)Tenga cuidado, no vaya a ser que el licor
resulte su forma de pagar sus deudas. Cuide que su maldad y su vida
criminal no lo hagan terminar como a su hermano (quien fue asesinado en
1862); a cada Cesar su Bruto, es mejor robarle 300.000 pesos o más al
gobierno, que hacerle la guerra a las mujeres por el licor, porque esto es
muy ridículo. Tenga cuidado, o la gente va a reclamar su derecho, porque
somos libres y soberanos; ya no es usted Jefe de Estado de los Godos (los
conservadores), que como en 1861 podían robar y matar. (La cursiva es
mía). Ver: Taussig, opus cit. La religión esclava y el campesino libre, pp.
80-81).

A partir de estos enunciados, el conflicto discursivo se hace presente, por un lado


los hacendados, legitiman su discurso mediante la manifestación de su condición
de clase afectada por el problema de los negros sublevados, y se crea una
situación “Cara a cara”, como lo refieren Berger/Luckmann (2001, p.46), un espejo
o crisol por donde cada uno puede acercarse a la subjetividad55 del otro, mediante

55
La subjetividad entendida desde Guattari en su texto ´Caosmosis´ se refiere “al conjunto de condiciones que instancias
individuales y/o colectivas” que “ son capaces de emerger como Territorio existencial sui-referencial, en adyacencia o en
62
enunciados que obedecen a una interacción social. Sin embargo aquí la
subjetivación proviene del afuera no de la subjetividad propia del ser en devenir,
es decir del sujeto como sujeto. Por el contrario lo que se produce es la
subjetivación colectiva que impide ser al individuo. La subjetivación entendida
desde Deleuze, como “la captura de un individuo por el mecanismo de la máquina”
(Lazzarato, 2007, p. 53), como máquina de signos y procesos de dominación,
tales como cine, computadores, etc.
Los empresarios niegan las capacidades de los obreros bien por su color, o por
referirlos como perezosos e incapaces. Los campesinos, responden, a su vez,
develando la propia subjetividad de sus enunciados, hay odio, pero ese odio es
causa a su vez de la subjetivación colectiva de la cual hacen parte en la escritura
social. Algo así como: aquí estamos, tenga cuidado, somos una amenaza. La
subjetivación entendida desde Foucault, su primer mentor, significa una forma de
dominio que somete y delimita, disciplina y normaliza).56 Subjetivación que está
presente en todos los enunciados de los polos enunciadores, y que abordaremos
de manera especial, en el siguiente apartado.

De acuerdo a Colmenares (1986) los antiguos latifundios y haciendas coloniales


del Valle del Cauca, tuvieron lugar entre el siglo XVIII y XIX, donde estas se
valieron de la mano de obra esclava y es entre estos dos sectores, en donde
origina el marco de los enunciados fronterizos:

“Nosotros los campesinos rechazamos la caña de azúcar porque es la


materia prima de la esclavitud del pueblo campesino. Nosotros los
campesinos estamos bien dispuestos a cambiar la caña de azúcar por
cultivos que podamos comer aquí, como el plátano, el cacao, el café, el
arroz, y las papas y el maíz. La caña de azúcar ´solo ayuda a que los ricos
y el gobierno compren más y más tractores para darse lujos, ellos y sus
familias. (…).

relación de delimitación con una alteridad a su vez subjetiva”, “la subjetividad no se fabrica sólo a través de los estadios
psicogenéticos del psicoanálisis o de los “matemas” del Inconsciente, sino también en las grandes máquinas sociales,
massmediáticas o lingüísticas que no pueden calificarse de humanas”. Ver: Félix Guattari Caosmosis. Manantial,
Argentina, 1996., p.20 y21.
56
Ver: Etienne Tassin. De la subjetivación política. Althusser, Ranciére, Foucault, Arent, Deleuze. Revista de
estudios sociales. No 43, Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias sociales, 2012.
63
Rechazamos enérgicamente el cultivo de la caña de azúcar, por las
siguientes razones: -mala fe que muestran estos capitanes cuando inundan
nuestras parcelas con el agua que usan para su caña. -¡y más aún! La
fumigación que hace daño a los cultivos de los campesinos, dejándonos en
la miseria más tremenda, lo que prepara el terreno para que envíen a su
gente a comprarnos la tierra. Los terratenientes nos quitan la tierra con este
propósito. Todavía existen ancianos nacidos a principios de siglo, que
pueden narrarnos en persona la historia imperialista de estos señores
terratenientes. Las posesiones de nuestros antepasados se concentran hoy
en grandes latifundios y reducen al recién nacido a la pura miseria.” (El
subrayado es mío. Ver: Opus cit., El diablo y la cosmogenesis del
capitalismo. p. 130).

Carta escrita por campesinos 1972:


“Hace mucho tiempo que padecemos los enormes daños que nos
infligieron los señores de la industria dedicados a beneficiarse con la caña
de azúcar (…) para la cual toman agua del río Palo sin ningún tipo de
control (…) sin ponerse en práctica ni respetar las normas sagradas que
están escritas en los libros de leyes”. (El subrayado es mío. Ver: Opus
opus. La polución, la contradicción y la salvación., p.156).

En 1879 dado los continuos ataques de los campesinos en los que queman la
caña y sabotean la expansión de esos cultivos, como parte de las vías de hecho
que vienen llevando en 1871, Alfonso Arboleda (hijo) escribe:

“Los negros del río Palo están constantemente en pie de guerra. Si


continúan haciendo todo lo que les plazca, y porque aquí no hay fuerzas
que protejan a los terratenientes y ninguna forma de hacerlos entrar en
razón, deberemos apelar al gobierno liberal para ver si él puede aplicar la
fuerza. Porque estos negros que están atacando a los oligarcas, también
son una amenaza para el gobierno actual”.57 (El subrayado es mío.)

Vemos entonces, como el universo del relato de los negros del río Palo,
campesinos de la hacienda colonial, va develando otras voces invisibilizadas en el
conflicto, sobre las cuales, no se alude en la creación verbal que ha venido
configurando la élite regional vallecaucana desde el siglo XVI a nuestro tiempo.
Para comprender el origen y curso de esta confrontación entre la clase
hacendataria y campesinos, es necesario comprender que en el Valle del Cauca,
se han producido las masacres más terribles por la posesión de la tierra. Otro
ejemplo de ello, se encuentra en la lucha de los comuneros 1781, la lucha por la
libertad esclava en del siglo XVI a siglo XVIII, la guerra de dos mil días (1902), y
57
Opus cit., p.83.
64
las guerras civiles (1812-1895), en donde se registra la rebelión de los esclavos
del sur del Valle del Cauca (1841). Guerras bipartidistas en las diversas regiones
de Colombia, siguiendo su curso a 1967 con violencia entre paramilitares y
guerrilla hasta nuestros días. De ahí las movilizaciones y huelgas, como la
huelga de las bananeras 1928, la huelga ferroviaria, 1924, y el paro de
transportadores, 1946, y por su puesto las más recientes movilizaciones de la
minga indígena también en el 2008, el paro agricultor y minero del presente siglo,
y todas las luchas campesinas y obreras que dan cuenta de esa confrontación
discursiva.

De acuerdo a Ricardo Sánchez en su análisis en las ‘Irás del azúcar’ (2008), al


paro del 2008, lo anteceden otros paros y movilizaciones del sector
especialmente, el paro de La Manuelita (1959), y Riopaila (1973-1976). También
como sabemos, el del 2005 con 13 ingenios en donde participaron 11 mil
corteros. Miremos un ejemplo de los enunciados presentes en el paro de Riopaila
(1976), el cuál llevaron a cabo los corteros dado la ausencia de garantías en la
contratación e inconformidades con lo referente a derechos fundamentales: salud,
educación y recreación.

“80 días de huelga en la que, fueron varios los eventos que se


desencadenaron el 19 de enero de 1976 con el asesinato de los
trabajadores José Dolores Cardona y Gustavo Hurtado, día en que se dio
también la represión de los estudiantes de bachillerato en Tuluá y el
cadáver de Hurtado fue secuestrado por la policía. Una obrera, Velsi
Vanegas herida por una bala en la cabeza, en el hospital de zarzal y a
Fabio Gómez, directivo del sindicato, atravesado por una bala en la nuca.
El Comité Femenino fue decisivo en la organización de toda huelga, 3 de
las organizadoras fueron llevadas al Buen Pastor donde realizaron huelga
de hambre como protesta. (Comité de Despidos de Rio Paila, citada por el
Sánchez, opus cit., p.51).

En esa relación de hechos, Sánchez hace un registro donde la ministra, María


Helena Crovo, afirma que “el paro es ilegal”. Según los trabajadores el número de
despidos llegó a 800, aunque la empresa sólo reconoció haber cancelado el
contrato a 488 empleados. Eso sin contar los trabajadores de otros ingenios que

65
fueron despedidos aprovechando la supuesta ilegalidad del sindicato. Dando
oportunidad al accionar del DAS y el batallón militar en su arremetida. Así mismo,
la contratación de un nuevo personal por su puesto los ingenios mantuvieron la
idea de que todo estaba bien: “donde se viene laborando con orden, disciplina y
entusiasmo”. (Opus cit., p.47).

Por otro lado, en nuestras entrevistas recientes encontramos a un participante y


dirigente sindical de la huelga de la Manuelita en 1959:

Entrevista: Manuel Sánchez Ortega: ex líder sindical, Palmira, 2009:

“Anteriormente si hubo en manuelita Mujeres laborando. Mataron dos


compañeros. La policía uno de Providencia y uno de Manuela, y eso quedo
allí no hubo judicializaciones. En Manuela era por el pliego de peticiones.
Cuando pasamos la huelga se nombraron comisiones para recolectar
ayudas tanto en comida como en dinero en Manuelita duro 28 días”.

En relación a estos hechos la prensa registra:

“Violentos enfrentamientos ocurridos en la Paila”, “Bloqueada por


centenares de huelguistas” y, “exigen reintegro de 500 trabajadores
despedidos a raíz de otra huelga declarada ilegal” (El País 27 de diciembre,
9 y 20 de enero, 1976).

Hasta aquí podemos observar 3 aspectos presentes en las confrontaciones


alrededor de la caña de azúcar, aquí expuestas a manera de ejemplo, uno: se
legitiman los enunciados a través de los roles de autoridad, (gobierno,
hacendados, la prensa oficial) dos: se cumple lo que Foucault (1999) denomina
verdad/poder, lo que hemos nominado la dualidad del poder: saber/hacer. Es
decir, existen aquí unos agentes “autorizados” socialmente cuyos enunciados son
acciones ejemplarizantes o “modelo” y tres: se crean efectos de verdad mediante
un rol de “autoridad” en el orden simbólico de representaciones y reproducción
secular de la realidad subjetivada. (Berger/Luckmann: 2001).

66
2.1. Cortadora vs machete:

“Humilde labrador de tierra, el machete se levantó enceguecido


porque le había llegado su hora”.
(Fernando Vallejo: Los días azules 1985).

El paro del 2008 donde se movilizaron más de 10 mil corteros de caña, en el 2009
no parecía terminar en el Ingenio María Luisa, (que fue el último en retornar a sus
actividades después del paro del 2008), tras el bloqueo de las entradas principales
del ingenio en enero de ese año. Situación que termino en el regreso de los
contratistas, y en el despido de más de 20 de los organizadores de la huelga. Tal
y como sucedió con líderes del paro del 2008, judicializados, y con saldo de 2
asesinatos en el 2012, el de Daniel Aguirre y en 2013, Juan Carlos Muñoz58, el
establecimiento de las Cooperativas de Trabajo Asociado y por supuesto, la
pérdida de la petición principal: la contratación directa.

La huelga de los corteros de caña, acontecida entre septiembre 15 y 10 de


diciembre, con una duración de 56 días, en el Valle del Cauca, produce una serie
de relatos alrededor del conflicto obrero/patronal, la cual, data del siglo XVI a
nuestros días. Porque es la misma descendencia de campesinos la que ha
venido en esta heredad de subalternos, opuesta a la clase dirigente
hegemónicamente histórica. Llámense esclavos, cimarrones, palenqueros,
aparceros, concertados, macheteros, trabajadores agrícolas, jornaleros, y
corteros de caña. Es sobre la clase campesina sobre quien recae también el poder
discursivo de la clase dominante. La misma descendencia de campesinos que
trabajaron en los distritos mineros y pasaron de la autonomía de su territorio
ancestral, a la hacienda a producir mieles, aguardiente, quienes ahora cortan
caña, para azúcar, biocombustible y energía. Hombres y mujeres cortadoras y

58
Ver: http://www.elespectador.com/opinion/columna-344808-quien-mato-daniel-aguirre-
http://prensarural.org/spip/spip.php?article10129
67
cortadores de caña59 procedentes de los ríos del pacífico colombiano, de Tumaco,
Nariño, Ismina, Guapi, Cerrito, Florida, Pradera, Palmira, también, de Buga,
Risalda y la Guajira. Y es sobre su mano de obra, no aludida, no referida, por
donde los industriales narran el “valle del progreso”. Relatos de poder, aparatos
discursivos que se han enraizado, cual alacranes de futuro y “progreso”.

En todo el tiempo del paro de corteros de caña de 2008 y posterior a éste (entre
diciembre y enero del 2009), el periódico El País, se encargó de hacer registro
sobre los acontecimientos. A partir de ello hemos establecido el análisis de la
Confrontación Discursiva, en la que se analizan: Uno: ¿Cómo se dan los
mecanismos para la construcción social del paro? y sobre ¿cuáles son las
estrategias de los implicados? Dos: ¿Cómo se construye la verdad subjetiva a
través de la confrontación discursiva? Y, tres: ¿Cómo participan estos enunciados
en la creación del “valle del progreso”?.
Para tal efecto hemos realizado una malla de contenido de los enunciados
presentes en el marco del paro de corteros.
En primer lugar nos acercaremos a las estrategias de poder, mediante las técnicas
de gobierno, qué de acuerdo a Foucault (2006, 2008) se refieren al control social,
y según Deleuze, a la dominación de la masa, a través de mecanismos de
dominación, desde dónde surgen las técnicas biopolíticas, entendidas desde
Foucault como las que van de la macrofísica de la masa a la microfísica del sujeto,
a través de estrategias de conservación y preservación de la vida. Biopolítica
mediante lo cual, la especie humana es un hecho biológico que hay que proteger.
De ahí que se haga necesario mejorarla, administrarla. Biopolítica que puede
entenderse como el gobierno de la población, o las técnicas de la regulación de la
vida. (Foucault 1992, 262). Por otro lado, sobre la construcción social de la
realidad desde Berger/Luckmann (2001), es decir, estrategias de legitimación,
donde se crean y se distribuyen roles que conducen a crear verdades objetivadas.

59
Pese a ser un reducido número de mujeres trabajando en el corte de caña, ellas también han participado en esta
labor, y fue un oficio que llevaron a cabo en sus fincas paneleras. Hoy día se puede ver algunas trabajando pero como
picadoras o recolectoras de caña. Las esposas de los corteros de caña, participaron activamente en el paro del 2005 y
2008. Sobre este tema ver capitulo III.
68
Asimismo nos referiremos a otro aspecto relevante que tiene que ver con la
verdad subjetiva desde Deleuze/Guattari (2004), qué también proviene de las
relaciones de alteridad y de la escritura de las máquinas de sometimiento social
como el estado, la fábrica, la televisión y/o la massmedia. Y finalmente sobre las
técnicas de gobierno, que Foucault denominó “el gobierno de los hombres”, que
deviene en este caso en la voz gubernamental, como hemos aprendido, referente
a la autoridad de los actos legítimos que advierte el gobierno de las almas y de las
conductas. La manipulación Mediática y/o massmediática, que de acuerdo a
Lazzarato (2007p.87), toca los efectos desde lo ideológico, y finalmente, los
‘Motivos’ del paro, mediante un breve ejercicio de acercamiento a algunas de las
confrontaciones discursivas, en relación al Leiv motive de las huelgas60 de éste
sector, aspectos todos guiados por antetítulos sugerentes que guían la idea
central del episodio del paro de 200861.
De acuerdo a esto, en el marco de la confrontación estarán: los empresarios,
agenciados por el estado y los altos miembros, también los militares, la
massmedia, por otro lado, los corteros de caña, los sindicalistas, el Senador
Alexander López y el grupo de asesores de la Organización Maestra Vida, con el
“Movimiento 14 de Junio”, Más, el acompañamiento de Jorge Robledo, Piedad
Córdoba, Wilson Arias, entre otros, y en el otro extremo los espectadores de la
confrontación, los ambientalistas y la comunidad nacional e internacional.

Dice Bajtín (1982): un enunciado es una “réplica”. Para Deleuze/Guattari (2004) el


enunciado representa el aguijón que se incrusta en el cerebro, compartiendo con
Bajtín el concepto de enunciado como: “orden” y “acción” a ejecutar. En el paro de
Rio Paila, y de la Manuelita, los enunciados llevan un sino de representación y de
significación. El producto de los enunciados permiten establecer quien es A y
quien es B, si tenemos en cuenta que un enunciado obedece a otro enunciado.

60
Vale la pena aludir este episodio de los corteros de caña, se usaron tanto en la prensa como en la vida
cotidiana los nombres de paro y huelga. Sin embargo, se entiende que paro obedece a la parálisis de la
producción, mientras que la huelga es sólo de los trabajadores.
61
Para este estudio se realizaron 8 cuadros comparativos sobre el análisis del discurso, que ilustra las diferentes voces
registradas en los paros del sector, de donde tomamos la información aquí citada. Pero no se incluyen en este trabajo.
69
Porque éste es una réplica. Cada enunciado se produce en relación al anterior.
Sin embargo, cada vez, esos enunciados recogen partículas semióticas, calcos o
huellas y estructuras completas de lenguaje que reproducen el mismo significado.
En ese sentido diremos que las representaciones simbólicas de los dos polos
enunciadores, aquí expuestas constituyen la réplica, una frente a la otra, en la
que a su vez, la producción y reproducción de códigos discursivos se desarrolla
en un tiempo cíclico.
Como sabemos, desde Bajtín y sus estudios sobre el discurso, todo acto de habla
es social. Por tanto, esta imbricado en la reproducción de códigos y estrategias de
poder. Ya hemos venido estudiando que quienes ostentan el poder, son
precisamente quienes han traído el “progreso”. El poder entendido desde Foucault
(2007), se da entre sujetos libres, por medio de interrelaciones constantes. De ahí
que se considere la dualidad: lenguaje/poder.

El discurso como hecho social, según Bajtín (1982) comporta enunciados. No hay
representación simbólica sin actos de habla. De tal suerte que, el universo del
paro se convierte en el escenario narrativo por medio del cual, podremos analizar
la polaridad discursiva. Austin en su texto “como hacer cosas con palabras (1955,
pp. 66-77)”62 se dirige al análisis de los enunciados desde el uso del lenguaje,
entendido éste como actos, por donde establece tres aspectos, los cuales, a su
vez, nos ayudarán a comprender sobre el sentido y la referencia de las oraciones
u expresiones aquí estudiadas, desde precisamente, quién emitió la expresión,
desde dónde, cuál es su convicción política, su vocabulario, entre otras.

Austin sostiene que, acto locucionario: es el número de sentidos distintos de una


expresión, es en suma el acto físico de la emisión, el acto ilocutivo, la intención
que tiene el emisor al exponer la oración, perlocucionario, el que produce a través
de enunciados consecuencias, tales como, convencer, persuadir, intimar, el acto
ilocucionario el que tiene “efectos”, advierte, ordena, designa, protesta. En ese

62
Edición electrónica de www.philosophia.cl. Escuela de filosofía de la universidad ARCIS. Conferencias VIII y
IX.
70
sentido da tres ejemplos claves: Acto locucionario. “dijo que…”, ilocucionario:
“sostuvo que…” y perlocucionario: “me convenció de que…”. Aspecto que
tendremos en cuenta ya no como análisis profundo, en cambio sí, a modo de
continuar iluminando el análisis inicial propuesto.

A través de algunas entrevistas realizadas entre el 2008 y el 2011 y el rastreo y


recopilación de prensa escrita y, relatos alrededor de los paros del sector, veamos
de que modo empresarios y corteros de caña, expresan mediante enunciados su
pensamiento:

Corteros de caña: ¿Guerrilleros o sindicalistas?63:

Cortero de caña: “Producen combustible, producen papel, producen


alcohol, producen energía, gas. ¿Dónde está la plata?, no nos hemos
beneficiado en nada los corteros de caña”.

Omar Sedano: “Pepudo”, cortero de Pichichi: Presidente del Movimiento


14 de Junio: “La responsabilidad social es de nuestros patrones, no de
nosotros”.

Santacruz: “Somos empresarios de nuestra propia miseria”.

Esposa cortero de caña: “Y ahora los ingenio, los grandes cabeza están
amenazando a las personas que verdaderamente están formando los
sindicatos, para matarlos, para dejarlos sin trabajo. Entonces, ¿qué está
pasando? ¿Qué está pasando con los trabajadores que están dando su
sangre para que los ricos vivan bien?”. (Todos estos enunciados son de los
corteros de caña y sus esposas: Asamblea de corteros de caña, Pradera,
2008).64

De nuevo, ¿a quién anteceden estos enunciados? Los sujetos de su enunciación


son los empresarios de los ingenios azucareros, ellos representan la idea de
trabajo y desarrollo, pero para los corteros de caña los “patrones” significan, algo

63
Ha sido habitual en Colombia referirse a quienes realizan la protesta como “guerrilleros”, para significar “terroristas”,
pese a ello, los corteros de caña en medio de su movilización asamblearia dan cuenta de quién es el hablante y a quién
van dirigidos sus enunciados.
64
Ver más en: Documental: “Quemando la caña”. http://www.youtube.com/watch?v=XrgHhqcJrGk
71
así como chupa sangres. El cortero de caña mediante el encadenamiento de sus
palabras va diciendo su realidad. Este momento de la Asamblea para ellos
significa poder denunciar la otra cara de la realidad.
Vemos aquí un discurso indirecto (esposa cortero de caña), y los otros directos
(corteros) al referirse a los ingenios, mediante lo cual ambos enunciados
establecen dialogicidad con otros enunciados. De ahí, la importancia de lo que
dice Bajtín, el establecimiento del eslabón en la cadena discursiva, donde un
enunciado cita otro. También, polifonía, voces que se intersectan como un coro
en una misma frase.
Por otro lado, se establecen signos verbales y no verbales en la entonación, por
donde sobresemantiza su expresión, consiguiendo llegar al auditorio de manera
clara, consiguiendo persuadir al enunciatario. Pasa de un acto ilocutivo, porque
hay una intencionalidad en la emisión, a niveles de enunciación perlocutivos o
perlocucitivos en el auditorio. Hay en estos enunciados, mecanismo de
construcción social del paro, una convicción política clara, de quienes entienden
cuál es su papel dentro de la creación de la verdad. Si producen riqueza, ¿dónde
está?. Que sugiere ¿por qué no recibimos (corteros de caña) algo de esa riqueza?
Detengámonos aquí, de acuerdo a Guadalupe Álvarez (2007) 65 señala desde
Fetzer (2002), quien parte desde Austin, que “el acto perlocucionario adopta una
orientación dialógica.” (p. 90). Aspectos que de acuerdo a nuestro análisis todos
los enunciadores aquí expuestos llevan a cabo ese acto perlocucionario
especialmente entendido desde estás teorías, la del acto perlocucitivo como la
posibilidad de interacción y reciprocidad de Hornsby (1990), en dónde el acto
perlocucitivo requiere de acciones entendidas por un oyente. No de robots que
acaten enunciados, más bien “reciprocidad”, “cuando se reconoce como debe ser
tomado el discurso del otro”, (p. 87), a partir de lo cual queremos orientar como
los enunciados pueden generar comunicación dialógica. Tal y como ocurre
cuando un enunciador se va convirtiendo en enunciatario y viceversa, por ejemplo

65
Sobre este tema consúltese: Guadalupe Álvarez. Efectos ilocucionarios y perlocucionarios en la teoría de
los actos de habla y en sus posteriores reformulaciones. Centro de investigación en Antropología filosófica y
cultural, Argentina, 2007.
72
como veremos a continuación cuando un enunciado responde, o alude a otro
enunciado que ha comprendido. Suscitando una nueva escritura, o nuevo
enunciado.

Los corteros de caña no envían a representantes a los medios, como sucede con
los empresarios del azúcar: obsérvese el siguiente enunciado:

Presidente de Asocaña: Luis Fernando Londoño Capurro:


“Las contradicciones son sanas, más si se hacen por vías democráticas y
no de hecho como el bloqueo al que han sido sometidos ocho ingenios por
parte de un grupo de corteros. Por tanto vale la pena aclarar las
afirmaciones que se hacen en la columna titulada “¿Para qué sirve
Asocaña?, publicada el lunes pasado”.
Para empezar, es importante aclarar que la única protección al azúcar es el
arancel externo común definido por la –comunidad Andina a fin de defender
a sus agroindustrias de la protección y subsidios a la producción y
exportación en muchos países.
(…)Se afirma de nuevo que la producción de etanol es subsidiada y que a
los ciudadanos se les obliga a comprarlo al precio que los ingenios quieran.
Repito, la exención de impuestos al etanol se realiza al momento de su
venta, por lo cual favorece al consumidor, a tal punto que la escasez de
etanol originada en el bloqueo de los ingenios ocasionó un aumento en el
precio de la gasolina de más de $100 por galón.
(…) ”Para qué sirve Asocaña?” Desde hace 50 años, Asocaña promueve el
desarrollo del sector dentro del marco de la ley y la unidad entre sus
afiliados, Como muestra, basta mencionar algunas ejecutorias: parques de
recreación; construcción de colegios; aporte para la construcción y
desarrollo de universidades; clínicas y acueductos clínicas y acueductos (.).
(…)Tampoco establece políticas para la contratación de trabajadores ni
interfiere en las relaciones laborales o políticas salariales propias de cada
uno de sus afiliados. (El subrayado es nuestro). El país, 2 oct de 2008).

Nos hemos enfrentado a dos estrategias diferentes, por un lado los corteros de
caña, dan la cara sobre lo que dicen, los empresarios jamás han dado la cara
frente a los medios, más que a través de sus informes de “progreso”, por medio de
Fedesarrollo y Asocaña. ¿Alguien ha visto u oído a los empresarios del azúcar
referir sobre el beneficio que reciben de los corteros de caña? o ¿referirse en
televisión sobre las huelgas del sector, aun cuando Ardila Lule es el dueño de
empresas televisivas como Caracol y RCN, entre otros medios de comunicación?
Nadie, porque esa es su estrategia, enmascaramiento a través de los medios de
producción y la legitimidad de sus actos.
73
Londoño Capurro, en su argumentación – de tono por demás, defensivo-, asume
el rol de víctima del “lenguaje malintencionado” de otros enunciados, en este caso
El País, en su columna (septiembre 29, 2008), sobre el papel de los ingenios.
(Relación dialógica). Llama la atención su tono contra ofensivo con el periódico, en
relación a la publicación que para Londoño, pone en entre dicho la labor
empresarial de ASOCAÑA, sobre todo si se tiene en cuenta que su réplica está
dirigida precisamente en una columna grande del mismo periódico. (Nada extraño
en un periódico sobre el cual, tienen directa injerencia). Según entendemos, el
periódico le cede un espacio en toda una columna para que desahogue sus
enunciados. Aquí el presidente de ASOCAÑA deja denotar primero, que sus
argumentos van dirigidos a responder al columnista “mal intencionado”, por los
cuestionamientos que le hace a la empresa que él representa y segundo, tal y
como han venido las movilizaciones y reclamos de los corteros de caña hacia las
empresas industriales, va aclarando a la comunidad que su empresa no “establece
políticas para la contratación de trabajadores”. Tercero, no dirige sus argumentos
a los reclamos de los corteros de caña, y menos al paro, que completa 17 días,
más que aludiendo que “las contradicciones son sanas y más si se hacen por vía
democrática”, lo que quiere decir que el “bloqueo” al que se refiere, a través de “un
grupo de corteros” en cambió, es “ilegal”. Olvida o desconoce Londoño que no se
trata de “un grupo”: expresión indeterminada, que más bien alude un pequeño
grupo de personas, y en cambio no, los cerca de 10 mil a 14 mil corteros, como lo
sabe desde su condición de empresario, y como lector informado. Más, cuando él
mismo infiere que ese grupo ha llevado a cabo el bloqueo de 8 de los 13 ingenios
azucareros. Aspecto relevante a la hora del análisis, dado que los ingenios, (en
especial los ingenios grandes) poseen estructura militar dentro de sus
instalaciones. Entonces, ¿cómo es que ese pequeño grupo ilegal, -igual que
terminó diciendo la réplica azucarera a lo largo del paro-, pudo paralizar su la
producción de sus ingenios, y por ende afectar su economía? ¿Ignora o no se
siente en condición de reconocer esa cifra que repican en los periódicos sobre la
huelga?, cuyos registros aludían a cerca de 10 mil, o tras veces, 14 mil corteros en
paro. (El país 2008).
74
Por otro lado, desde la autoridad que le asiste el ser presidente de la compañía, se
dirige a la comunidad letrada, a los lectores, y posibles analistas que puedan
interpretar sus códigos letrados; especializados en temáticas como: estadísticas,
con datos porcentuales, que se refieren a lo establecido por la ley económica y la
normatividad de gobierno. Tales como: el arancel promedio para el azúcar del
1%, la reducción nominal de 18%, y la exención de impuestos del etanol.

Ahora bien, Londoño hemos venido estableciendo, hace de su discurso todo un


ejercicio de legitimación, y podíamos también referirnos a la forma de discurso
directo, donde cita a otro interlocutor y establece una dinámica intertextual. Acto
ilocutivo, no obstante, como en todos los demás enunciados que veremos los
cuales cumplen de acuerdo a los autores referidos, la doble función del rol
perlocucitivo porque producen efectos en el auditorio, logrando persuadir y
confundir, aludiendo a su rol de empresario, valiéndose de lo que el poder le ha
otorgado en “bien para la sociedad”. Por lo tanto, so pretexto de denunciar: la
escasez de etanol originada en el bloqueo de los ingenios ocasionó un aumento
en el precio de la gasolina de más de $100 por galón. Valiéndose de estrategias
gubernamentales (Foucault, y Berger/Luckmann). Además hace énfasis en los 50
años que lleva ASOCAÑA promoviendo “el desarrollo de la región y el país”.
Sobre lo cual, sus enunciados pretenden dejar en la memoria colectiva, el aporte
empresarial al desarrollo, y la responsabilidad del negocio azucarero, dado que
están cumpliendo con lo ley y la norma economicopolitica-social. Así podemos
explicar cómo se cumple la tesis de Bajtín:

“La expresividad de un enunciado nunca puede ser comprendida y


explicada hasta el fin si se toma en cuenta nada más su objeto y su
sentido. La expresividad de un enunciado siempre, en mayor o menor
medida, contesta, es decir, expresa la actitud del hablante hacia los
enunciados ajenos, y no únicamente la actitud hacia el objeto de su propio
enunciado.” Bajtín (1982).66

En este caso, el discurso de Londoño Capurro de carácter contestatario le permite


hacer uso de técnicas y estrategias que Foucault le designa al poder, la posibilidad

66
Michel Bajtín. Estética de la creación verbal. Siglo XXI editores. Edición al español, Madrid, 1982., p. 282.
75
de estas estrategias consisten en invisibilizar y deslegitimar a su oponente, que no
es el reportero del periódico sino, más bien, los corteros de caña. Así las cosas,
utiliza el recurso de la réplica también para dirigirse a otros sujetos implicados en
su defensa. Aunque no utiliza nombre propio, ni se siente obligado a prestarse
para el dialogo, más bien, deja en claro las distancias, ellos/nosotros. Lo que
responde a la pregunta ¿a quién anteceden los enunciados de los corteros de
caña? Efectivamente, en el 2008, aparece la figura del paro de corteros, como
hecho de palabra, acto seguido, ocurre la confrontación de la que hemos venido
hablando. Por el lado de los empresarios, nos encontramos que se valen del
establecimiento de su autoridad en el entramado social, como empresarios, de ahí
que la defensa que hacen de la empresa, negada a realizar la contratación directa
y mejora de las condiciones de vida de los corteros de caña, este basada en los
principios de la ley y la norma. ¿Cuáles son esos mecanismos? Veamos: primero,
los ingenios hacen declaratoria de la ilegalidad del paro, segundo, la advertencia:
“La negociación se dará una vez se levante el bloqueo”. (El País 4 de octubre,
2008). Tercero, declaran el paro como atentado a la sociedad, dado que con él se
incrementa la gasolina. Es decir poniendo a los corteros de caña, en contra de la
comunidad, Así es registrado en El País: “Manuelita al borde del cierre”, Gasolina
subió 147 pesos en Cali”, “‘Sequia’ de etanol por paro de corteros”. “Un paro que
paraliza los municipios del valle”. (23 de octubre). Esto hace parte de las
estrategias que Foucault denomina estrategias gubernamentales de poder. Porque
los enunciados actúan hacia la masa. “la gasolina sufrirá alza” el aparato simbólico
reproduce: “pobreza” “inconformidad” en el usuario. Enunciados que en los
empresarios permiten crear la estrategia para un aumento de la gasolina, es decir:
“mayores ingresos”, “riqueza”. De ahí que se explica que en noviembre del 2008
se registren los más altos costos y ganancia en la venta de la gasolina y el etanol,
contrario a lo que dicen sus enunciados en los que se habla de pérdida
económica.

76
Situación que no tarda en generar nuevos enunciados: “No es por las vías de
hecho como se logran conseguir las cosas”. (Alfonso Ocampo, 18 de octubre,
Tabla1). Asimismo:

La voz gubernamental: voz autorizada:

Francisco José Lurido: El País, 2008.


“considero que si el paro de los corteros se prolonga, el prejuicio
económico será no sólo para los 30 municipios del área de influencia de los
ingenios, sino para el comercio, el transporte, los proveedores de insumos,
y los propios trabajadores y su familia”.

El País, 26 de Septiembre del 2008:


“El gobernador Juan Carlos Abadía, “propuso a los protestantes que en un
gesto de buena voluntad, desbloquearan una vía de cada ingenio, pero la
respuesta negativa no se hizo esperar”.

El Ministro de la Protección social, Diego Palacios:


“Aquí hay un conflicto entre el derecho a la protesta y el derecho al trabajo.
Los dos son básicos, legítimos y legales, pero el primero está impidiendo
que un número grande de quienes ejercen el segundo, lo hagan libremente.
(El País, 28 de Septiembre del 2008).

Lo anterior, está dado dentro de los mecanismos de legitimidad de que habla


Berger/Luckmann, por medio de lo cual, se construye la realidad subjetiva. Se
sabe que todos estos informes de prensa provienen directamente de los intereses
de los ingenios azucareros. Pues es de ellos y de parte del estado que se
registran las apreciaciones sobre el conflicto. En ese sentido Londoño, como
representante de ASOCAÑA trabaja en el establecimiento de su verdad: las
empresas azucareras patrimonio de los vallecaucanos, están siendo afectadas por
“el bloqueo al que han sido sometidos ocho ingenios por parte de un grupo de
corteros”. Lo que de acuerdo al orden simbólico de sus enunciados significa que,
a su vez, dado este bloqueo, los usuarios se ven afectados por el alza en los
precios de la gasolina. Entonces, la intención discursiva de Londoño apunta
construir la realidad en el lector o espectador desde palabras no dichas, por lo que
77
cualquier persona puede inferir que: siendo los ingenios quienes le dan desarrollo
al Valle, ¿cómo puede ser posible está injusticia?, si ellos actúan es dentro de la
legalidad, y no tienen responsabilidad fiscal con los corteros de caña. Por lo
demás, queda sobre entendido que esa responsabilidad es del resorte de las
Cooperativas de Trabajo Asociado, y “Asocaña no establece ni fija políticas en las
relaciones de sus afiliados con sus proveedores”. En ese orden de ideas, los
empresarios del azúcar son víctimas de la ignominia de ese “grupito” de
trabajadores, es decir se crea una realidad alterna, o subjetiva.
En octubre, en pleno apogeo del paro aparecen otros enunciados, ASOCAÑA dice
que “detrás de la protesta hay intereses electorales” y que a causa de ello, puso
fin a un proceso de diálogo que las partes adelantan desde hace 3 meses.
Momento donde aparece el Senador Alexander López, quien ya había estado
revoloteando en el senado con la denuncia de los corteros de caña. Y en medio de
este conflicto se desencadenan otros enunciados como los de Álvaro Uribe Vélez:
“el oficio de cortar caña es un oficio de esclavitud”.
Esta expresión no está dada precisamente para apoyar el paro, más bien, es una
estrategia biopolítica del presidente, es decir, si lo bio se refiere a un estado de
bienestar, y preservación de la vida, que no haya esclavitud lo permitirá. Allende,
estos enunciados son un mecanismo de distracción por donde se establece una
verdad desde el constructo de la verdad misma, lo que le permite deslegitimar el
reclamo de los trabajadores. Por la vía democrática y legítima del presidente de
los colombianos.

Lazzarato (2007, p. 20), explica a través de Austin que “la enunciación no


describe una acción, sino que la cumple (al decir, “declaro abierta la sesión” te
condeno…”, “te prometo…”)”, o sea, un acto ilocutorio, un acontecimiento
performativo. (Opus cit. P.21). Que Lazzaratto advierte no como performativa de
los enunciados sino como una dialógica “estratégica”. (p. 36). La expresión de
Uribe cumple perfectamente este rol dialógico, debido a que abre el debate sobre
el corte de caña como “oficio de la esclavitud”, convoca nuestra subjetividad en
contra de ese oficio que maltrata y abusa del ser humano, mueve al espectador en
78
favor de la desaparición de este oficio. Funciona esta expresión como un aparato
simbólico biopolítico. De esa manera el enunciado del presidente cumple una
doble función, justifica los enunciados en contra del corte de caña, y por otra
genera una opinión en contra del paro, dejando de lado, la importancia de la
discusión frente a la responsabilidad fiscal de las empresas y sus trabajadores,
haciendo vía libre a la mecanización. Otros enunciados que aparecen como
cortina de humo, y constituyen precisamente parte de la estrategia de continuar
hablando como lo han venido haciendo los empresarios, ocurrió entre junio y
agosto, mediante emisión especial del País, 28 de junio y 2 de octubre,
presentando informes sobre todo lo que sus empresas hacen por el cortero y su
familia, así como por el valle de ostentado “paraíso”. Cuando en junio y agosto
estaban en conversaciones con los corteros de caña sobre el aumento en la tarifa
del corte de caña, y el cambio de cooperativas por la contratación directa. A su
vez, se llenaba la prensa de enunciados como estos: “el valle se une para vender
su paraíso”, “Jorge Isaac no se equivocó al comparar la tierra vallecaucana con el
paraíso terrenal descrito en las sagradas escrituras”, “Ingenio Mayagüez con el
dulce sentido de la responsabilidad”. Lo que actúa como hemos venido diciendo
como una cortina de humo que confunde al espectador, -por lo menos al
desprevenido-, dos relatos vertiginosamente opuestos, el del “valle del paraíso” y
el “progreso” saboteado por el valle del paro.
Hegemónicamente en nuestro país y como sabemos, el mundo, la izquierda y la
derecha ha comportado un juego de representaciones simbólicas encontrado. Y
en el conflicto del paro de corteros, este hecho es aprovechado, por las empresas
también como mecanismo de desarticulación. Es así como aluden a los beneficios
de la caña de azúcar en los comunicados de prensa, como por ejemplo, que se
origina del granulado, como cuidan y preservan el medio ambiente. Así mismo,
sobre los millones de pesos invertidos en el trabajo y el bienestar social en el valle,
veámos algunos apartes:

79
Técnicas biopolíticas:

El País, 2 de octubre, 2008:

“Jorge Isaac no se equivocó al comparar la tierra vallecaucana con el


paraíso terrenal descrito en las sagradas escrituras. (…) Así lo entendieron
los 150 microempresarios dedicados al turismo de los municipios, quienes
acaban de constituir la Corporación Destino Paraíso (…), para promover el
turismo hacia la región”.

El País 28 de Junio, 2008:


“De igual manera el sector azucarero se ha empeñado en ser el que menos
aporta carga contaminante al río Cauca y lo ha conseguido. Hoy es
responsable sólo del 2% del aporte total de dicha carga.”
“Se ha reducido el uso del agua para cultivos y fábricas a un 50% en los
últimos 20 años”

“El bienestar de la comunidad”:


“614 millones de pesos pago el sector azucarero como parte de salarios
compensaciones y prestaciones sociales a trabajadores directos e
indirectos. 6.300 millones de pesos invirtió en educación y cultura para los
trabajadores y su familia. 9.000 millones de pesos aporto para proyectos de
la región COMO EL Centro de Eventos del Pacifico y otros, entre el 2005 y
2007. 516 millones de pesos invirtió en la ejecución de proyectos para
recuperar el tejido social de las familias campesinas en las zonas de
laderas. “La capacitación de los trabajadores vinculados a las cooperativas
de Trabajo Asociado y a sus familias, en diferentes áreas” “generación de
ingresos a las familias de los corteros y finalmente, vivienda para los
mismos”.

Sin embargo, mediante el siguiente enunciado de una reciente investigación


económica se pone en entre dicho lo anterior:

“La productividad media en el sector ha crecido significativamente durante


los últimos años, pero no ha sucedido lo mismo con los ingresos laborales,
de modo que la distribución de los beneficios adicionales de la industria se
ha concentrado en el sector empresarial. El producto medio por empleado
se elevó de $287 millones en 2002 a $446 millones en el 2006, obteniendo
un crecimiento promedio anual del 11%. Sin embargo, este significativo
aporte no fue reconocido en sus remuneraciones laborales incluyendo la
seguridad social, las cuales crecieron durante el periodo en sólo 3,4%
promedio anual, cifra inferior a la dinámica de la inflación que lo hizo en
5,7% lo cual significó una pérdida real de los salarios de los trabajadores y
empleados del sector cañero en esos casos. Ello hizo que la participación
de los salarios y las prestaciones en el conjunto del producto de la industria

80
azucarera se redujera en forma importante al pasar 8,8% en 20002 a 6,9%
en 2006. (Álvarez y Pérez, Opus cit., o, 20)”67

Como hemos visto los enunciados de las empresas constituyen una estrategia de
control, que valiéndose de los comunicados de prensa, le ponen pañitos de agua
tibia, a la realidad que enfrentan los corteros de caña frente a sus salarios:

Los trabajadores, por la vía de salarios deprimidos y aberrantes


condiciones laborales, también terminan subsidiando a los ingenios. En
efecto, desde la Ley 50 de1990 de flexibilización laboral, presentada en
ponencia por el entonces senador Álvaro Uribe, éstos han probado
fórmulas para contratar la mano de obra más barata, hasta que encontraron
en las Cooperativas de Trabajo Asociado – CTA– el mecanismo perfecto
para burlar a los corteros sus salarios, mediante bajos precios en el corte
por tonelada de caña, el robo en
el pesaje, incremento del porcentaje de materia extraña, préstamos al 10%
para pagar en ocho días, tiendas con sobreprecios de más del 50%,
desconocimiento de las prestaciones y la seguridad social.
Además, los trabajadores son afectados por los paros continuos que
realizan los ingenios por reparación, mantenimiento sencillamente por falta
de caña, muy comunes desde que se empezó a producir
etanol; por ejemplo, Incauca ha parado diez días por mes en los últimos
cinco meses, con lo cual el 70% de los corteros de este ingenio no
alcanzan a devengar más de un salario mínimo.”68
Los cultivadores de caña, quienes durante años fueron socios en el negocio
del azúcar, ahora se han convertido en una ‘piedra en el zapato’ para los
industriales, quienes no reconocen lo que contractualmente les
corresponde. Hoy los ingenios les pagan 30% menos por la caña que va
destinada a etanol que por la caña que va para azúcar, aun cuando el
producto que entregan los agricultores es el mismo. Por lo tanto, hoy sus
antiguos socios no reciben los beneficios del etanol.69

A mediados de noviembre, momento de la negociación, los industriales sostienen:

“Con el paro aprendimos que nadie quiere que existan corteros de caña, ni
siquiera ellos mismos. Lo que creíamos nosotros que era una fuente de
empleo se volvió una actividad que está mal calificada. Frente a esta
situación lo único que queda es mecanizar. No hay alternativas” Bernardo
Quintero, presidente del Ingenio Riopaila- Castilla.

Este hecho nos permite terminar con este primer ciclo desde Foucault, y
Berger/Luckmann, estableciendo que detrás de los enunciados de los ingenios

67
Tomado de Raffo, Opus. cit., p.3
68
Mario Alejandro Valencia Barrero. El negocio de los biocombustibles y la crisis energética: peor el remedio que la
enfermedad. Fuente: aymara.org., p.15
69
Opus cit. P.15.
81
está el deseo de terminar con el corte de caña, por eso surgen enunciados como
el del alza a la gasolina dado el bloqueo, y ahora este último, en donde se pone de
manifiesto que, los ingenios quieren mecanizar el corte. Algo así como: no
queremos contratar una actividad vista con malos ojos, porque no somos injustos,
nuestras empresas son legales y tienen responsabilidad social, algo así como lo
que dijo Uribe “un trabajo para esclavos”, entonces, estas representaciones lo
que han venido construyendo es verdad subjetiva70 desde el nicho del poder.

Creando verdad subjetiva: Más técnicas de gobierno:

La voz de los empresarios como estrategia para la mecanización y por ende el


desempleo:

El País 17 de noviembre de 2008. “Harold Eder Presidente del Ingenio


Manuelita, explica que el 45% de la producción de esa empresa está
mecanizada. Aparte de la productividad, hay que tener en cuenta las
razones ambientales. Hay presión de las comunidades vecinas que no se
queme la caña y para poder cosechar caña no quemada debe ser
principalmente con máquinas, porque el corte manual es muy complejo en
caña verde”.

Vemos aquí el uso del discurso indirecto de parte del periodista que cita a Eder
desde su propio discurso. Y he aquí de nuevo el acto perlocucitivo, que hemos
señalado desde la orientación dialógica desarrollada por estudiada por Álvarez
(opus cit., p. 87).
.
Pero ¿qué interés está guardado detrás de la mecanización? De acuerdo a
nuestro análisis: Uno: Terminar con la pesada carga fiscal de los corteros de caña,
dado que a el sector dulce de la economía colombiana tiene problemas con la
venta del azúcar a nivel local, es decir produce más azúcar de la que consume. Lo
que genera pérdidas por la capacidad de producción de azúcar solo para el

70
“La sociedad, la identidad y la realidad se cristalizan subjetivamente en el mismo proceso de internalización”, es decir
en la realidad subjetiva que se produce en la relación dialéctica.” Berger y Luckmann. Opus cit. p.169.

82
mercado local. (O sea Colombia.). Dos: Tiene pretensiones de entrar en el
mercado local con más fuerza, a través del etanol para que no lo exporten de
EEUU. Tres: Quiere consolidar el mercado internacional con el biocombustible. Y
todas estas tres cosas, las hace mejor con las máquinas, porque no requiere
tantos procesos para sacar la sacarosa y la biomasa para el biocombustible y la
energía, pese a que con el primero se enfrenta a no estar incluido en el TLC, en
cambio con el segundo, tiene el sueño de consolidarse más a nivel nacional.
Según Leonardo Raffo López71 explica que la caída del azúcar no fue a causa del
paro del 2008, más bien, a causa de la caída estrepitosa del azúcar exportada en
los últimos 4 años, lo cual se viene dando en la industria, de acuerdo a su
“decisión de incursionar en el mercado de los biocombustibles”.

Otras razones que explican este análisis lo encontramos en los siguientes textos:

“Así las cosas, el etanol se ha convertido en una carga más que presiona
cada mes el alto precio del combustible en Colombia. Como explicación, el
gobierno nacional manifiesta que “si no se incrementaba el ingreso al
productor localmente, el etanol encontraría mercados externos más
atractivos”. (Censat: 2008).

“El azúcar es –quizá– el único producto en el cual Colombia puede


competir con Estados Unidos en un mercado liberalizado, y pesar de ello,
fue el único producto que la nación del norte excluyó en las negociaciones
del TLC. A cambio, se le ofrece a Colombia la ilusión de vender etanol y
biodiesel al mercado estadounidense”. (Censat: p.17.)

“El gobierno le miente al país mostrando a los agricultores y a los


trabajadores como los ganadores en el negocio del etanol y su eventual
exportación como resultado del TLC. Según el Ministro de
Agricultura, Andrés Felipe Arias, “con el TLC las posibilidades de crear más
riqueza, empleo y bienestar rural a partir de agrocombustibles se
incrementará exponencialmente”. (Opus, p. 16)
“Es por esta sociedad energuivora y petroadicta, que se suscita la crisis
ambienta”

Al respecto, Absalón Escobar, líder sindical, 2010:

71
Leonardo Raffo López. La paradoja del azúcar: Revista: El Observador regional. Cidse. Departamento de Economía.
Universidad del Valle, septiembre del 2009. Véala en línea: http://elobservador.univalle.edu.co

83
“Es la mentira más absurda que la han metido a Colombia porque
Colombia no tiene como abastecer a EEUU con etanol, primero no hay
territorio ya donde sembrar caña en el departamento del Valle del Cauca, y
los pocos territorios que hay sembrados en caña, se están secando por el
calentamiento global, o sea la tierra ya no produce”.

“Y que es una mentira que los ingenios azucarero están en crecimiento,


muy fácilmente los ingenios azucareros pueden quebrar, por la sencilla
razón que los productos principales no los metieron al tratado de libre
comercio, y según Ardila Lule dice el dotor Ortiz, los trabajadores deben dar
pelea como trabajadores contra EEUU para que las empresas donde
presentamos su servicio no sean terminadas. Y si no hay producción chao
pal trabajador, pero qué ahora. Entonces que desde ahora, deberían los
dueños empresarios bregar a buscarle trabajo a los corteros en otras
cosas, que den oportunidades el gobierno y eduquen en otras labores,
aunque no se acabe la empresa, porque el trabajo para el cortero de caña
es duro, ¿pero si no hay trabajo paz donde pegamos? Entonces ahora si se
cumplen lo que decía el jefe del SMAAD, y la policía, que aguantar hambre
en el paro se volvería un conflicto social. Ahora si vamos aguantar hambre
¿oyó?”.

Otra de las estrategias de las empresas azucareras frente al paro del 2008 fue
crear una nueva cortina de humo, a través de la pelea entre los empresarios,
Uribe, y el senador López, ahí tuvo lugar una serie de acusaciones de unos sobre
otros: politiquería y vinculación de los actores del paro con las Farc., hasta llegar
aludirse a “un paro politizado”. Otra estrategia del poder mediante mecanismos de
deslegitimación de los actores del conflicto. Y por otro lado, de nuevo, la creación
de la realidad subjetiva:

Álvaro Uribe: “General Gómez Méndez hay congresistas que en el pasado


lideraron la destrucción de Emcali deberían estar en la cárcel y ahora son
los mismos que estimulan tras bambalinas la violencia de los invasores,
judicialícelos y métalos a la cárcel. Ud. Me decía con preocupación “que
hay unos congresistas”, métalos a la cárcel general métalos a la cárcel”.
(Reunión con el ministro de justicia, televisada 31 de mayo, 2008: (incluida
en documental: “Ruge la tierra”).

El país, 25 de septiembre de 2008: “’ ¿Un paro politizado’?”. Osseil


Villada:
Dicho de otra forma: no puede ser posible que la política haya sido buena
en el 2001 cuando el Congreso aprobó la ley que les permitió a los ingenios
entrar en el negocio del etanol, pero sea mal ahora, cuando se requiere
buscar salidas a la problemática social que gira en torno a esa industria”.

El país. Octubre, 2008: “Asocaña denuncio que detrás de la protesta hay


intereses electorales.”
84
Alexander López: 21 de octubre, 2008: “Soy presidente de la comisión de
Derechos Humanos. “Toda esta problemática está en un informe que
entregamos a la Procuraduría y a la Defensoría” Soy la oposición y tengo
derecho a ella y es legítimo”.

El País, 28 de Septiembre: El fiscal Mario Iguarán “reveló una denuncia en


la que se afirma que el paro estaría infiltrado presuntamente por miembros
de las Farc”.

El País, 26 de octubre, 2008: Se rumora que el paro de corteros ha recibido


financiación de gobiernos extranjeros. ¿Qué piensa de esa versión? La
orden del Gobierno es decomisar lo que llegue y deportar lo que llegue, esa
es la orden abierta y esa es una instrucción que les repito diariamente a la
Policía y al DAS.

Este episodio de confrontación discursiva, alcanzó su punto álgido, cuando


también se acercaron los indígenas a Cali y participaron en las movilizaciones de
los corteros de caña:

25 de octubre de 2008: “La capital del Valle es hoy el resguardo de los


indígenas. Esta mañana 20.000 indígenas llegarán a la Universidad del
valle. Se comprometen a no hacer daños”.

Absalón Escobar: líder sindical.


“Los indígenas fueron importantes, porque nos jugamos una estrategia,
cuando salíamos a marchar, ellos nos acompañaban, también en la
audiencia, lo más chistoso es que ya decían, los compas, “ahora si dirá el
gobierno, vienen los “indios”, ahora si es verdad que llegan las Farc,
entonces ay si tiemblan jajjaj. Como cuando uno protesta es guerrillero.
Ellos estaban también reclamando sus tierras, y nos dieron apoyo, el
gobernador.”

Por esos días del conflicto llama la atención, lo que pareciera una respuesta
positiva frente a la incógnita de la venida de los indígenas en el marco del paro de
los corteros de caña, casualmente, resulto siendo un llamado de atención de la
prensa local, en este caso El País, 25 de octubre a través de enunciados como:
“se comprometen a no hacer daño”, seguido de las declaraciones de Uribe, frente
a la decisión de responder con el DAS y la policía frente a posibles alianzas de su

85
gobierno con gobiernos externos, de ahí, tal vez, la desencadenada réplica de un
columnista vallecaucano:

El País, 3 de noviembre, 2008. Al margen: Germán Patiño. Mata indios:


matar indios era una ocupación principal de los conquistadores españoles
para hacerse a su tierra, a sus mujeres, (…) -y desde luego, un Mataindios,
así fuera a la traición y de manera cobarde siempre sería tenido como un
hombre valiente por sus contemporáneos.” “Según datos de la
organización indígena, en los seis años del gobierno de Uribe han sido
asesinados más de 1.200 indígenas. ¿Y qué? “”no creíamos que matar
indios fuera malo”” ‘Mataindios’= ‘guahibiar’ por la ‘inferioridad del indio’.

En el anterior acto dialógico, se presupone la interacción del lector/ oyente, y por


su puesto las acciones de habla del enunciador o escritor, de ahí la reciprocidad
del acto ilocucionario , porque se entiende que a este enunciado también lo
antecede una interacción por lo menos con otros actos perlocucionarios que
dieron origen a esta comprensión de los hechos de los conquistados, y más en el
marco de la reflexión sobre la movilización indígena por los días en que tenía lugar
el paro de los corteros de caña.

Por otro lado, efectivamente se trató de un paro politizado, y tenemos suficientes


razones para este análisis, la verdad se teje frente a la realidad y desde actores de
autoridad: no por azar, las empresas y Uribe son los dueños de los enunciados,
avalados también por los otros entes de poder como el militar, a través de Iguarán,
ciertamente, un enunciado proviene de las relaciones de alteridad inscritas en la
subjetivación de la realidad. También son políticos los actores implicados:
derecha/izquierda, indígenas-trabajadores, sindicalistas/ empresas, gobierno. En
este orden de sucesos, surge:

La figura de la marcha:

El País, 2008:
“El cese de actividades nos perjudica.”

El País, septiembre del 2008:

86
“Rechazo: por lo menos 3.000 trabajadores de los ingenios azucareros
afectados con el paro de los corteros marcharon ayer en Palmira, pidiendo
que se les respete el derecho al trabajo.”

Estrategia de los ingenios al llevar cortero de INCAUCA al congreso hablar mal de


sus compañeros de corte de caña, de mano de la senadora Dilian Francisca Toro
y Roy Barreras. Este hecho se registra antes de que estalle el paro a través de la
denuncia que hacen en el senado Alexander López, quien es además quien hace
un llamado a investigar el caso, asimismo, como la otra estrategia de la
implementación de una marcha en la que se obligó a los trabajadores de planta a
salir en contra, también de los corteros de caña:

“El País, septiembre, 2008:


“En Guacarí se realizó ayer una marcha rechazando el paro de los corteros
de caña”.

Las fotografías también muestran otro de las pancartas: “Marcha de solidaridad


por el derecho al trabajo en los ingenios”. “No al paro de corteros.”. (El País, sep.
2008).

Creando verdad subjetiva vs estrategias gubernamentales:

Seguido de lo anterior, la estrategia de los ingenios sobre solicitar al estado la


judicialización mediante lo cual se vale la policía y dan captura a 4 líderes
acusados de ser guerrilleros: “Asegurados los presuntos líderes del paro de
corteros”. (El País, 22 de octubre de 2008). Conflicto que solo tuvo feliz término en
el 2011, luego de no comprobarles la acusación hecha por las empresas: “ser
terroristas de la Farc”.
Otro aspecto dentro de la creación de subjetividad colectiva por parte del sector
dulce del azúcar fue: de nuevo en el 2009, el resurgimiento del paro del ingenio
María Luisa, dado el incumplimiento de la empresa por incumplir con lo pactado en
torno al pago de los salarios:

87
26 de noviembre, 2008: “María Luisa cumple sus compromisos… paga sus
obligaciones, respeta la palabra empeñada, acata la ley y goza de buen
nombre y reputación, tanto en el sector como en la opinión pública”.

La pelea entre los empresarios del azúcar y las cooperativas:

El país, noviembre: “Estancada negociación en María Luisa”.


Portafolio, 26 de noviembre, 2008: “no confiamos en nadie” dicen la
cooperativa de trabajo asociado La fortaleza, que es contratista de la María
Luisa.
26 de noviembre, 2008: “María Luisa cumple sus compromisos… paga sus
obligaciones, respeta la palabra empeñada, acata la ley y goza de buen
nombre y reputación, tanto en el sector como en la opinión pública”.

Fisura en el movimiento sindical:

Manuel Salvador Ortega: Ex líder sindical, Palmira, 2009:


“El movimiento sindical estaba muy unido, cuando pasaba algo los otros ya
sabían, pero hoy día el movimiento sindical se acabó, hoy día les ofrecen
prebendas.

IBIS YANGUAS: 2009.


Integrante del Movimiento, 14 de
Junio:
“Que ellos tuvieran un reconocimiento de asociación sindical. Que eso no
se podía hacer uso sino que se metió a través de la asociación del 14 de
junio por lo representativo de Alexander y todo eso y lo del 14 de junio en
Pradera...

Daniel Aguirre. Secretario General Sinalcorteros: Florida, 2010.


“Llenamos afiliaciones sindicales a nombre de Sintracañaisucol,
Sinalcorteros no existía, llegamos a Sintracañaisucol con una caja de 5 mil
corteros, ellos no lo aceptaron razones fueron muchas, entonces
constituimos Sinalcorteros. Se hizo una asamblea y allí me delegaron a mi
como Secretario General, ha habido asambleas y a mí no me han
removido. Sinalcorteros se ha sostenido con la empresa, con el gobierno,
con la OIT, con la CUT nosotros hemos pretendido llevar bienestar a los
trabajadores pero si no hay quien reclame no hay nada”. (El subrayado es
mío).

En este punto del análisis, no podía faltar el registro de las confrontaciones


discursivas generadas también al interior del paro. Al interior de la estructura
también existe la creación de subjetividades como cortinas de humo frente al
conflicto. Pese a esto, en lo que si se encuentran unidos es en el reciente llamado

88
que hacen a través de la Cut, y del Polo Democrático Alternativo de la mano de
Alexander López, Wilson Arias, Piedad Córdoba y Jorge Robledo, entre otros,
colaboradores del paro del 2008, es a través de sus informes y páginas oficiales
donde denuncian los recientes conflictos laborales: Persecución sindical,
tercerización y negativa a negociar, masacre laboral en la cabaña, María Luisa, y
Castilla, e incumplimiento de varios de los ingenios en las convenciones colectivas
vigentes.

Manipulación mediática:

El País, 13 de noviembre: Activos: titular: “superado en un 99% el


conflicto de los ingenios”.

“Es mentira la verdad” y también viceversa:

De acuerdo a Deleuze/ Guattari, en su teoría de la enunciación, se da una


subjetivación del individuo mediante las maquinas semióticas, es decir, a través de
la significación del aparato de poder como diría Foucault. Deleuze llama
“máquinas” a todos los sistemas de escritura individual y colectiva, con referencia
a esto alude a dos máquinas de producción de signos: “de significante y a-
significantes”, Miremos, para Deleuze la comunicación, digamos, como expresa
Lazzarato, obedece a la representación semiótica, es decir lo que Deleuze
denomina: “significantes”, mientras, que “a-significantes” se refiere a las máquinas
de producción de signos, llámese moneda, televisión, cine, computadores, ciencia
o música.72 De estas últimas dice Lazzarato:

“producción o servidumbre máquinica funciona sobre la base de semióticas


a-significantes; aquí los signos no funcionan como significaciones, sino
como si fueran un operador material en lugar de producir una significación

72
Este análisis desde Deleuze se hace desde la lectura de Lazzarato en la Filosofía de la Diferencia, que ya hemos
referido. Ver: opus cit. p.53 y 54.
89
desencadenan una acción, una reacción, un comportamiento, una actitud,
una postura” (p. 57).

Y es desde allí donde la massmedia viene produciendo todo el despliegue de


sobreinformación del paro, y creando subjetivaciones colectivas donde el
enunciado convierte al sujeto en objeto de relevo de información. En el paro del
2008, como en los otros paros la prensa jugo ese papel “máquina”, en donde las
representaciones jugaron ese papel como “a-significantes”, veamos:

¿Reporte de la prensa?:

El país, noviembre de 2008. La zona plana del valle tiene 210.000


hectáreas de las cuales 170.000 están cultivadas con caña.

El país: Costo de la mecanización: una maquina cortadora puede remplazar


el trabajo de 80 a 250 hombres, cuesta alrededor de US$1,5 millones o
US$2 millones, Manuelita 22 máquinas, Incauca 12.

25 de noviembre, 2008: “Básicamente se elevó muy por encima dela


inflación la tarifa de corte de caña por tonelada, hubo acuerdos en materia
de vivienda y educación, más lo relativo a dotaciones. Además habrá
recursos para blindar bien todo lo relativo a seguridad social, pago de
incapacidades, entre otros aspectos”.

25 de noviembre, 2008: “Se calcula que son más de $300.000 millones o lo


que se han dejado de percibir, no sólo las empresas, sino los municipios y
el comercios en la zona de influencias de los ingenios. Los perjuicios han
sido para 700.000 colombianos que dependen del ‘clúster’ del azúcar. Es
una situación social sumamente grave”.

Hasta aquí algunos de los enunciados de la confrontación. En este largo recorrido


hemos visto cómo se comporta el relato del paro, no por azar se han repetido en
todos estos paros de los corteros de caña que datan 1976 al 2008 (por referirnos a
los más sonados), la reproducción de mecanismos de sometimiento y las técnicas
biopolíticas que hemos venido refiriendo. Aspecto que finalmente podremos
precisar en los siguientes enunciados, donde hay una suerte de motivos en
relación a paros como el de Riopaila 1973- 1976, la Manuelita 1959, y 2005 y los
8 ingenios del paro del 2008. Creación de subjetividad colectiva y legitimación del
poder:

90
Comparación de “Motivos” paros del sector: Leiv motive de enunciados:

Acciones gubernamentales: (las siguientes citas corresponden a: Sánchez,


2008).

1936: Nicolás Buenaventura: Los trabajadores de la huelga en Manuelita


son reprimidos y despedidos: “La misma policía se encarga de sacarlos de
los campamentos y tirarlos a la carretera central”. (p. 21).
1959: Magistrado Díaz: declara “ilegalidad de la huelga” en La Manuelita
(p.36).
1959: Sobre la huelga de la Manuelita. “El Ministerio de trabajo declara la
huelga ilegal, Resolución 918 del 14 de julio”. (p. 33). “Los cañeros así
unificados, realizan la gloriosa marcha del 59, que llega hasta el Paso del
comercio, donde caen asesinados por las balas oficiales dos compañeros:
CHALACÁN Y RODRIGUEZ”. (P. 34).
1960: Referente al paro de La Manuelita, Gobierno Lleras: “El gobierno
debe manifestar que no está seguro que dichos paros obedezcan a una
directiva y a una organización sistemática”. (p.37)
1975: Luis Hernesto Sanclemente, Gerente Rio Paila: “la empresa jamás
ha sido declarada una huelga legal, pues los paros que se han cumplido
han sido ilegales, sin que haya mediado negociación de Pliego de
Peticiones, tal como lo estipula el Código Laboral”, “consignas de
dirigentes de la extrema izquierda revolucionaria”. (p. 45)
1975: Ministra María Helena Crovo: “ilegalidad del movimiento, mediante
resolución 004730 del 17 de noviembre” Referente al paro de Rio Paila. (p.
47).
1975: El País, 27 de septiembre. “La empresa no tomará represarias”, “la
mayor parte de sus trabajadores estaban dispuestos a regresar a sus
trabajos”, “tratan de capitalizar la inconformidad de los obreros con fines
exclusivamente políticos”. (p.58 y 59).
1976: Hernando Caicedo: “Colombia debe crear esa situación de bonanza
antes de pensar en el alza de salarios”. “En Colombia trabajamos dos días
y descansamos uno, pero eso sí, el patrono tiene que pagarles a sus
empleados los 365 días del año” “No conozco el primero que se haya
enriquecido a costa de sí mismo”. (pp.14 y 17).
1976: El País: “Versiones no confirmadas oficialmente señalaron (…) que
un agente de la policía y dos obreros (…) habían sido muertos a bala”
(p.60).
2008: “Por lo menos unos diez mil corteros de caña se declararon ayer en
cese de actividades” El País, 16 de septiembre de 2008.
2008:“Los ingenios siempre han estado dispuestos a dialogar pero es
necesario que se levante el paro”. El país, 4 de octubre, 2008.
2008: “El paro estaría infiltrado por las Farc” El país, 28 de Septiembre del
2008.
2012: Asesinato de líder sindical Daniel Aguirre.
1976: “El comité femenino fue decisivo en la organización de toda la
huelga. Después de estos acontecimientos tres de sus organizadoras

91
fueron llevada al Buen Pastor donde realizaron huelga de hambre como
protesta” (p.52).

Actualidad del paro del 2008:

Movilización de corteros de caña hacia Asocaña, Plantón: Enero,


2013: “exigimos el reingreso de los trabajadores del ingenio María
Luisa, Castilla y Manuela, exigimos la contratación directa, el libre
derecho a la asociación sindical, denunciamos fleteo y amenazas”
informe: sindicato Sintraimagro.

Voz institucional:

25 de Noviembre, 2008. “Básicamente se elevó muy por encima dela


inflación la tarifa de corte de caña por tonelada, hubo acuerdos en
materia de vivienda y educación, más lo relativo a dotaciones.
Además habrá recursos para blindar bien todo lo relativo a seguridad
social, pago de incapacidades, entre otros aspectos”.

25 de noviembre, 2008: “Se calcula que son más de $300.000


millones o lo que se han dejado de percibir, no sólo las empresas ,
sino los municipios y el comercios en la zona de influencia de los
ingenios, los perjuicios han sido para 700.000 colombianos que
dependen del ‘clúster’ del azúcar. Es una situación social sumamente
grave”.

Finalmente, luego de este extenso juego de motivos hemos podido establecer


como se confronta el discurso entre dos polos enuncivos.
Para ir concluyendo, diremos que, hemos visto desde Foucault como el poder
actúa en lo social, es decir la masa, mientras las técnicas disciplinarias trabajan en
el cuerpo, así los enunciados producido de otros enunciados según Bajtín, están
en el acto perlocucitivo incrustado en el universo social en donde se crea verdad
subjetiva y creación social de la realidad, tal y como lo dicen Deleuze/Guattari y
Berger/Luckmann en los análisis que hemos tomado como punto de referencia
para este análisis. Así todos los enunciados, o relaciones de alteridad sobre el
paro de 2008, son producto de otros enunciados que los preceden y continúa su
devenir semiótico en la construcción social. Estrategia biopolítica, que como
hemos visto especialmente desde la subjetivación colectiva escribe y reescribe
socialmente enunciados de: productividad, bienestar económico, identidad

92
vallecaucana, cuidado con el medio ambiente en ese nuevo orden de significación:
“energía para la vida”, “biodiesel para el aire puro” y “caña para el “progreso”.
Que en el caso de los paros del sector denota la misma estrategia gubernamental
hacia el control de la masa, no ha sucedido por azar, que los enunciados de la
confrontación se repitan, un ejemplo de ello, lo comporta el relato del paro de
1976, el 2005 y el del 2008. Son los mismos enunciadores los que protagonizan
los enunciados fronterizos, que se repiten milimétricamente a través de sus
técnicas de gobierno: paros declarados ilegales, desmanes militares, despidos, la
unión de la prensa y el gobierno de turno, confundiendo a la comunidad, entre
otros aspectos que hacen el constructo de las representaciones simbólicas que
crean verdad subjetiva, analizados aquí como los mecanismos presentes en la
construcción social de la realidad.
Subjetivación colectiva hacia la masa enunciataria u oyente, que hemos visto hace
parte de la objetivación de la realidad del “valle del progreso”. Lugar de la
enunciación en el que, los empresarios, la prensa y los órganos de gobierno en
sus enunciados han dejado más o menos claro, su posición frente al paro, lo cual
podía definirse en este estudio en una sola frase: “el paro es un atentando contra
la productividad del Valle del cauca”, porque es nocivo para los vallecaucanos,
como dirían seguramente los industriales desde su lenguaje más elaborado,
constriñe el “progreso”, y “es ilegal” porque según sus argumentos hay
motivaciones de la “guerrilla o terroristas” e “intereses políticos” detrás de la
movilización. No corteros de caña, quienes exigen sus derechos, por otro lado,
los corteros de caña, denuncian la falta de reconocimiento a su labor dentro de –
precisamente-, esa productividad de las empresas para las que trabajan, así que
se da lugar a la individuación y a la reflexión sobre cómo se sienten en esa labor,
hay una manifestación de odio y de dolor (proveniente de un legado ancestral),
también la angustia de no saber que vendrá en torno a su trabajo, y los
enunciados se adentran desde su lenguaje coloquial y cotidiano, señalado por el
sistema como “contestatario”. Sin embargo, también podíamos señalar que la
subjetividad de estos dos polos enunciatarios o enuncivos está dirigida hacia el
oyente para persuadirlo, para instarlo a la reflexión, de lo qué está pasando. Los
93
corteros de caña, en defensa de su mano de obra ancestral, la denuncia frente a
la ausencia de decisiones estatales que garanticen el derecho al trabajo, y la
igualdad como personas trabajadoras frente a los empresarios. Y estos últimos
desde la urgencia de posicionar la industria fabril. De ahí que surjan como hemos
presenciado aquí, la postura de intelectuales, ambientalistas y líderes políticos que
en actos colaborativos de enunciación, es decir actos perlocucitivos, se expresen
sobre este conflicto, haciendo parte de la confrontación discursiva, que no por
casualidad ocupo nuestro interés, porque en ella estuvo presente el deseo de la
élite empresarial vallecaucana de continuar creando realidades paralelas frente a
la problemática del paro de los corteros de caña, tales como, “el valle del progreso
con el dulce sabor de la caña”.

94
Posdata:

En el desenfadado valle del paraíso que vio llegar por las riveras de sus ríos y
mares los barcos de los colonizadores, valle por donde paso la modernidad que vio
surgir el transporte, los trenes… El idílico valle de Efraín y María, de haciendas
que cruzan las sombras de los esclavos que jamás fueron felices. –pese a
Isaac…Valle del Cauca que dejó atrás los atardeceres de frondosos árboles
frutales que cantaban con su voz de tabaco, cacao, guayabo, mango, y
piña…“País vallecaucano” construido por poetas que le cantaron al prodigioso
valle…
Valle olvidado que dejó todo para venir a la posmodernidad industrial y dar el
toque de trompetas en obstinato, a lo Guillermo Tell, en ese interludio de sudor por
azúcar y mieles para golosinas y endulzantes, sudor por alcohol carburante, por
etanol, sudor, por gasolina: alimento de carros, sudor por papel, sudor hecho ya
de melaza y anís, de cachaza, abono; sudor de los hombres trapiche, de los
hombres machete, de los hombres quipu pavesa, (de flameante y lluvioso aliento),
que –no por osadía, guardado el estuche de su cuerpo máquina, como nuevos y
mutilados escarabajos del cuerpo de Gregorio Samsa, de seguro -como él por el
desencanto de la modernidad-, saldrán –como les da la gana-, en busca de
aguardiente; al tiempo que a otros compañeros las maquinas cortadoras con sus
guillotinas borran sus rostros de azúcar, y cae la ceniza. (“Las voces de la caña”.
Yolanda López D. Apartes de Crónicas y atardeceres: Fuga en Sol mayor).

El paro del 2008 finaliza con la pérdida del punto principal del pliego de peticiones
de los corteros de caña: La contratación directa. Y aunque, en el 2011 por fin, se
habla de cumplir el acuerdo Obama, el cual exige que se acaben las cooperativas,
esta vinculación se hace bajo la figura de una nueva empresa denomina: Cosecha
S.A. Implementada por el grueso de los ingenios. Situación que para los
trabajadores implica la pérdida de su antigüedad y la imposibilidad de que sus
familias puedan ser contratadas por los empresarios, dado los despidos masivos y
la financiación de los mal llamados “productos productivos”, que expulsan al
trabajador de la empresa haciéndolo, -como dicen los industriales: “dueño de su
propia empresa”, como hemos visto, traducida por los corteros: “dueños de la
miseria”.
Por otro lado, la agremiación sindical queda con una fisura, perdiendo dos de sus
integrantes: uno líder y gestor del paro del 2005 y 2008: Daniel Aguirre en el 2012
y otro perteneciente al nuevo sindicato Sintrainagro: Juan Carlos Muñoz, de los
cuales se sabe fueron asesinados y se desconocen las causas reales.

95
Por otro lado, el cierre de los sindicatos antiguos, que movían las verdaderas
bases, el paralelismo sindical y el fenómeno de “asesorismo” de agentes externos
a los corteros de caña, comandado por las empresas azucareras, lo cual,
amenaza la libertad de agremiación y la legitimidad de su acción en favor de los
corteros de caña.
El tema de los mal denominados “asesores” quienes realmente son impuestos a
los sindicatos por las empresas, fenómeno que data desde hace varios años,
especialmente, desde el 2005, cuando las empresas sintieron la amenaza de los
sindicatos no patronales. Asesores quienes son los llamados a tomar las
decisiones importantes: firma de convenios con los ingenios, representación con
los medios de comunicación y gestores de proyectos nacionales e internacionales.
Todo esto auspiciado por los empresarios quienes a través de contratos sindicales
amarran al trabajador. Por otro lado, el alto porcentaje de desescolarización de
los corteros de caña, (todavía hay un alto porcentaje de corteros que no leen, ni
escriben, y la mayoría solo llega a 3 de primaria), la falta de conocimiento político
por parte de los dirigentes sindicales del sector, el miedo y la mano negra de la
empresa de mano de líderes vendidos, la nula veeduría y respaldo del gobierno
frente a estas acciones que atentan al movimiento sindical, y la sombrilla de
algunos grupos políticos, organizaciones estudiantiles y obreras, nacionales e
internacionales camuflan la problemática bajo el silencio y la figura de la
oposición, que hacen algunos líderes también de izquierda.

96
CONCLUSIONES

Desde el siglo XVI al XXI la élite vallecaucana ha creado relatos de poder, en


especial, nos hemos detenido a analizar los enunciados de “El valle del progreso”,
una de las polaridades discursivas entre dos sujetos de enunciación
categóricamente opuestos, como son: por un lado, los blancos/ españoles,
/hacendados/industriales, y por otro los campesinos/indígenas
esclavos/afrodescendientes/mestizos/ los corteros de caña. De esta manera,
hemos analizado las narrativas de la cultura hegemónica en contraposición a la
subalternizadas e invisibilizadas en relación a la construcción verbal del “valle del
progreso”.
Así pues, esta investigación ha pretendido hacer interpretación del conflicto
agrario, desde una de sus aristas más importantes: la industria, que en este
estudio de caso, ha sido el concerniente a la caña de azúcar y el paro del 2008.
Como vimos en el apartado 1 del primer capítulo el establecimiento del ethos de
“progreso” ha estado cifrado en la posesión de la tierra.

El nuevo afán empresarial agroenergético, ecoverde y “bio”, por donde se


prefigura la industria de la caña de azúcar como la salvadora de la crisis
alimentaria que se vive en el mundo causado –precisamente-, por el daño de
estas al medioambiente. “Deuda social” que bien ha señalado Pérez y Roa (2009),
debido a la depredación de los ecosistemas que favorecen a las máquinas en
lugar del hombre, creando comunidades tal y como afirma Hildebrando Vélez e
Irene Vélez: “petroadictas y energuivoras” sobre el “cadáver de la naturaleza”.
Sociedades que dan prelación al tanque de sus carros antes que a su estómago,
muy propósito del título de su libro: “agrocombustibles llenando tanques vaciando
territorios” (Censat Agua Viva, 2008, p.16). Y es que la crisis agroalimentaria que
tiene a la sociedad en la periferia es la misma que se enorgullece de ser “tierra
pujante” con el “dulce sabor de la caña”, que como señalamos en el apartado dos
del primer capítulo, es la imagen que del negocio de la gramínea hacen los
ingenios agrícolas en la massmedia.
97
Otro aspecto importante de estas aproximaciones, fue a nuestro modesto parecer,
incentivar la memoria colectiva frente al circuito de dominación de la élite del
departamento del Valle del Cauca. Y, es en ese sentido que el paro de los corteros
de caña renueva la historia de las narrativas de resistencia, afroamerindias y
mestizas frente a la barbarie desarrollista que legó el sistema colonial a la clase
terrateniente vallecaucana. Evidenciando la tenencia de la tierra para el
monopolio del cartel del azúcar por vía de los presupuestos del progreso. La
posesión de la tierra como fenómeno causante de los conflictos sociales, el deseo
expansionista de la industria azucarera en desmedro del agro y la sociedad, ya no
a través de litigios de indivisos, establecimiento tierras vacas o baldíos para
promover el monopolio de la tierra de parte de los terratenientes a través del
régimen colonial, mediante un problema jurídico, sino, a través del cacareado
síndrome del “progreso”, que ha dejado atrás la reforma agraria y a través de
técnicas biopolíticas ha dejado en evidencia un preocupante problema: la falta de
conciencia y memoria histórica.
De este modo, se da sentido a la hipótesis inicial sobre la creación social de la
realidad y la verdad subjetiva presentes en los relatos del valle como destino
paraíso de ostentada identidad que de su paso mejoró el turismo por las
haciendas del Valle. Narrativas legitimadoras desde los relatos nacionalistas, que
encontraron asidero en la subjetivación colectiva, también por medio de las
estrategias discursivas de la pluma historiadora incapaz de sacudir la historia
oficial que sigue encumbrando a Sebastián de Belalcázar igual que a diversos
“próceres” de la cultura y la vida empresarial y política, a través de monumentos o
suntuosos homenajes distinguidísimos y por su puesto a muchos de los
encumbrados cronistas con máscara de historiadores y poetas.

Es aquí, en este valle geográfico donde se han dado cita el agua de los ríos y las
florestas de las cordilleras que trajeron consigo las rutas del oro, el tabaco, la
caña, a nuestro departamento y el caucho (en la amazonia), que dejo también la
rapiña heredad de los españoles en las familias de élite, Los Cobo, Caicedo,
Eder, Cerruti, Arboleda, Carvajal, Cabal, Molina, Lloreda, Ardila Lule, por lo que
98
llevaron con éxito negocios como la ganadería, la minería, y la caña de azúcar,
paradójicamente en desmedro del campesinado colombiano.

Se concluye entonces, que “el progreso” ha existido pero para la clase empresarial
de la oligarquía vallecaucana. Sobreviene, entonces, las respuestas a los
diversos cuestionamientos que hacíamos al comienzo, de ¿dónde, por qué,
cuándo, de dónde viene la polaridad discursiva? y ¿cómo se objetiviza el relato del
“valle del progreso”? ¿Quién es A y quién es B? ¿Qué enunciados preceden ese
discurso? ¿Cuál es la estrategia semiótica? Bien, Juzguen ustedes.

Lo cierto es que, hemos dado algunas pistas en el orden de la construcción social


de la realidad, que cómo dijimos viene de la conquista al siglo XXI, ésta se ha
llevado a la luz del pensamiento hegemónico, la escritura dominante y los
organismos de poder.
Sin embargo el trabajador campesino ha venido resistiendo tal y como se entiende
desde el legado de sus antepasados, qué posiblemente desconocen, pero que
reivindican en cada uno de los caminos sembrando, recogiendo los frutos de las
semillas, por recordar algunos: Quintín Lame, en la lucha por la comunidad Nasa
y todos los indígenas73, “Taso”74, Eustasio Zayaz, el trabajador de la caña, que
sobrevivió a la depredación de las plantaciones a través de las huelgas en Puerto
Rico, Luis Carlos Mina, Sinecio Mina y Sabas Casamán75, activistas quienes
hicieron resistencia a los hacendados en pro de los trabajadores campesinos del
sur del Valle, Biokos Bioho,76 palenquero de Cartagena que se opuso a la
esclavitud en Cartagena, y tantos líderes que desarrollaron desde la otredad su
espíritu combativo.

73
Luz Ángela Núñez. Quintín Lame Mil batallas contra el olvido. Anuario colombiano de historia social y de la cultura no
35. Universidad Nacional de Colombia. Departamento de Historia, Bogotá, 2008.
74
Sidney W. Mintz. Taso, trabajador de la caña de azúcar. Ediciones El Huracán, Puerto Rico, 1988.
75
Luis Carlos Mina y Mario Diego Romero. La construcción de la memoria: Luis Carlos Mina en la historia de los pueblos
del sur del valle geográfico del Rio Cauca. II seminario internacional: participación del negro en la formación de las
sociedades latinoamericanas. Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Bogotá 8-10 de noviembre de 2005.
76
Ricardo Sánchez Ángel. Movimientos anteriores a la independencia. Capítulo: Benkos Bioho: la rebelión cimarrona y
palenquera. en: Bernardo Tovar Zambrano. Independencia historia diversa, Universidad Nacional, 50 años del
departamento de historia, 1962-2012. Bogotá, 2012.
99
Sea el momento de mencionar el despertar y la participación en las denuncias y
en la vinculación a procesos políticos. Por ejemplo, las manifestaciones, los
paros, que si bien dan cuenta de la condición de los trabajadores y su desventaja
frente a las políticas agrarias, también develaron la postura de los agentes de
poder, el gobierno, los empresarios y la represión de los mecanismos de control,
aspecto que queda bien subrayado en el capítulo dos, en el cual, se pone de
manifiesto lo cíclico del conflicto, el repetido accionar de los empresarios en
concubinato con el estado y los medios de comunicación al servicio de éstos. Y
pese a que la historia de la clase obrera es desalentadora por la división sindical,
con el paralelismo de las organizaciones que generan desconfianza, la
investigación descubre la protesta como un despertar al conflicto social de los
trabajadores y trabajadoras colombianas.
Para terminar, lo que queda son los relatos de los hombres y mujeres que
contaron sus historias de vida, los cuales quedaron impresas en fotos, en pinturas,
en crónicas, entrevistas y en el documental que como señalamos quedaron por
fuera de este primer esbozo. Las mujeres cuya referencia es somera al final del
trabajo, pero que también estuvieron presentes en la misma redacción de este
trabajo porque recojo su sentir y su lucha. Los relatos de su cosmogonía ancestral
y fantasmagoría, la percepción de la política y la guerra, relatos de duendes,
dioses y diablos del conflicto agrario, análisis iconográfico del valle, que aguardan
en el tercero capítulo, experiencia que sin duda pese a las diversas dificultades de
este trabajo fueron una motivación y están presentes aquí en este continuo
aprendizaje. Finalmente, cumplimos el objetivo de convocar a la otredad del
discurso y con el deseo de una mejor y más sosegada escritura que traduzca lo
que comenzamos a sugerir la importancia de reescribir en la memoria.

100
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6. Ley de la Reforma Tributaria 788 del 2002.
7. Pliego unificado corteros de caña. CUT, 2008.

VIDEOS, PLENARIAS, INVESTIGACIONES, Y EVENTOS SOBRE LA CAÑA DE


AZUCAR:
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2. Evento: Asamblea pública informe de Sinalcorteros a Tarsicio Mora,
Presidente nacional de la Cut., 2011.
3. Eventos paro, 2008.
4. Eventos paro, -Florida 2009.
5. LÓPEZ MAYA, Alexander. Los agrocombustibles en Colombia. El caso del
Etanol a base del monocultivo de la Caña de Azúcar. Unidad Técnica
Legislativa H.S. Silverio Garzón Gaviria -investigador Corporación
Humanidad Maestra Vida. Santiago de Cali – Colombia, Junio 23 de 2008.
6. ________________________________Plenaria en el senado, octubre de
2008.
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8. PLENARIA ABIERTA. Encuentro internacional de sindicatos de corteros de
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4. CARVAJAL, Francisco. Río cauca. Nacimiento. Valle del Cauca, 1996.
5. CONTRAVÍA. La música en medio del conflicto. Colombia, 2000.
6. Colectivo Sur Alternativo y Sinalcorteros. Pacora, caña y sol, por la dignidad
de los corteros. Popayán, 2009.
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8. DORADO Antonio. Historias del gran Cauca. Cali, 1992
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11. OCE. Solidaridad corteros de caña, Universidad del Valle, 2008.
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