Anatomía y Fisiología El Sistema Tegumentario2
Anatomía y Fisiología El Sistema Tegumentario2
Anatomía y Fisiología El Sistema Tegumentario2
El sistema tegumentario es el sistema corporal que rodea todo tu cuerpo; tanto literal como
metafóricamente hablando. Si te miras en el espejo lo ves, si miras cualquier parte de tu
cuerpo lo ves, y si miras a tu alrededor en el mundo exterior, lo ves. Este es el sistema que
puede decirnos instantáneamente si alguien es joven o viejo, el origen étnico o la raza de una
persona o incluso dejarnos saber si alguien ha estado de vacaciones recientemente.
También nos protege del daño y nos permite sentir el entorno que nos rodea. En términos
generales, el sistema tegumentario está compuesto por la piel y sus apéndices: tejido
subcutáneo, fascia profunda, uniones mucocutáneas y mamas. Este artículo discutirá la
histología del sistema tegumentario en detalle junto con algunas notas clínicas sobre ellos y el
sistema tegumentario en su totalidad.
La piel conforma la cubierta externa del ser humano, sin soluciones de continuidad, ya que en
los orificios naturales, se transforma progresivamente en mucosa. Representa uno de los
órganos más importantes del mismo. De un lado por su tamaño, al ser el más grande, ya que
cubre una superficie de alrededor de 2 m2 y un peso de 4-5 kg (aproximadamente el 6% del
peso corporal total); y por otro, por sus variadas funciones(1) que le permiten, al mismo
tiempo, separar al organismo del medio ambiente externo y facilitar su comunicación con él.
Aunque la piel del neonato pueda parecer “madura”, atendiendo a su aspecto anatómico,
muchas funciones fisiológicas de la piel experimentarán una maduración posnatal(2). Estas
competencias se desarrollan y maduran durante toda la gestación y el periodo neonatal; de tal
forma, que la piel de un recién nacido pretérmino no es capaz de mantener la homeostasis, ni
regular la temperatura y es mucho más susceptible a la infección(3). Estudios recientes han
demostrado cómo este desarrollo se mantiene a lo largo del periodo neonatal, siendo en esta
etapa la piel muy diferente a la del adulto: escaso desarrollo del estrato córneo, uniones
intercelulares epidérmicas más débiles, menor producción de sebo, disminución de la cohesión
entre dermis y epidermis, mayor pérdida transepidérmica de agua, la conductancia es mayor,
el pH de la piel inferior, piel mucho más fina y con una actividad caseinolítica mucho más alta
que en el adulto(4).
De forma inseparable, hay que considerar los anexos cutáneos o partes adjuntas a la piel.
Además de los pelos y uñas (anexos queratinizados), externos y evidentes, en la piel, se
encuentran otro tipo de anexos producidos por invaginaciones de la epidermis: folículos
pilosos, glándulas sebáceas y sudoríparas.
Composición de la piel
Constituida por tres capas muy diferentes entre sí en anatomía y función, pero con complejas
interrelaciones: epidermis, dermis e hipodermis.
Capas de la piel.
Con origen embriológico totalmente distinto: la epidermis es derivada del tejido ectodérmico,
mientras que la dermis y la hipodermis lo hacen del mesodermo, al igual que las células de
Langerhans. Por su parte, la cresta neural es responsable de las terminaciones nerviosas
sensoriales y de los melanocitos que emigran hacia la epidermis.
Tiene un grosor desde 0,03 (párpado) a 0,12 mm en la piel fina y puede alcanzar 1,4 mm en la
gruesa (palmas). El grosor de cada capa varía en función del área anatómica del que hablemos.
De esta forma, la epidermis palmar y plantar es la más gruesa al incorporar una capa “extra”
denominada estrato lucido.
Las células madre están presentes en todos los niveles de la piel y son pieza clave para
entender la fisiología de este territorio(5). Las características inherentes de estas células de
auto renovarse y poder dar origen a diferentes tipos celulares, junto con el desarrollo
asombroso de la bioingeniería, plantean un horizonte de posibilidades apasionante. En ese
sentido, las células madre de la piel tienen un atractivo especial, por su número relativamente
elevado, proporcional a la superficie corporal, y su accesibilidad. Se pueden localizar: en la
capa basal de la epidermis inter folicular, donde se diferencian hacia queratinocitos; en la
parte inferior de la porción permanente del folículo piloso se detectan aquellas responsables
de la regeneración del mismo; en la papila dérmica encontramos células con diferenciación
hacia el linaje neuronal y mesodérmico; y otras se ubican en glándulas sebáceas, infundíbulo y
glándulas sudoríparas.
Epidermis
Es un epitelio plano poliestratificado y queratinizado que cubre la totalidad de la superficie
corporal. Es la capa de la piel con mayor número de células y con una dinámica de recambio
extraordinariamente grande. Presenta un espesor variable, con un valor medio de 0,1 mm,
pudiendo alcanzar en zonas, como las plantas de los pies y las palmas de las manos, espesores
de hasta 1 o 2 mm.
Estructura
Capas de la epidermis.
Sobre la membrana basal, la capa basal queda configurada por una monocapa de células
cilíndricas o cúbicas, con núcleo grande. Con tres tipos celulares: células madre
indiferenciadas, con capacidad de dividirse de forma ilimitada; células comprometidas, con
rápida división, pero solo para originar queratinocitos y células posmitóticas, en estado de
diferenciación terminal, que ya no se dividen, sino que migran al estrato superior. Las
queratinas K5 y K14 son las principales proteínas del citoesqueleto de los queratinocitos
proliferativos de la capa basal. Son sustituidas por las K1 y K10, cuando el queratinocito
comienza su proceso de queratinización y se desliga de la membrana basal. La queratina K2 se
encuentra en la capa granulosa. También se localizan en esta capa los melanocitos.
• Estrato granuloso. Aquí se inicia el proceso de queratinización. Constituido por 3-5 capas de
células romboidales, más aplanadas, toscamente granulares, en forma de diamante, que
contienen gránulos de queratohialina (íntimamente ligados al citoesqueleto celular y
necesarios para la producción de queratina K2 y K11) y gránulos lamelares. Estos últimos se
sitúan cerca de la membrana plasmática, fuera de la cual vierten su secreción por exocitosis
hacia los espacios extracelulares entre el estrato granuloso y córneo. Contienen fosfolípidos,
ceramidas y glicolípidos que al depositarse en la superficie de la piel, actúan como un
“pegamento” que mantiene las células íntimamente unidas entre sí y forman la probarrera
lipídica, que contribuye a la impermeabilización de la piel. A medida que ascendemos en las
capas de este estrato, las células van perdiendo los orgánulos citoplasmáticos y quedando solo
los desmosomas.
• Estrato córneo. El más superficial y ancho de la epidermis, y el que más varía en grosor. Es el
resultado de la diferenciación terminal de los queratinocitos epidérmicos. Una capa
constantemente renovada y muy protectora. Constituye la primea línea defensiva de la piel y
juega un papel clave en la función barrera frente a las agresiones que llegan del medio
externo. Está formada por 20-30 capas de células escamosas, muertas, aplanadas y anucleadas
denominadas corneocitos, situadas unas sobre otras en forma de tejas y que continuamente se
desprenden. Diferenciaríamos dos subcapas dentro del estrato córneo. Una capa córnea
compacta, densa, cohesiva, la más profunda; y una capa más superficial, más laxa, menos
cohesiva, que a medida que se hace más externa va perdiendo la adhesividad de sus células, se
deteriora la adhesión intercorneocitaria y, por último, descaman.
Sin embargo, a pesar de esa aparente inactividad celular, persisten en ella muchos procesos
químicos, pre programados en las capas vivas, que desempeñan un papel esencial en la
descamación ordenada de los corneocitos superficiales y en la regulación de la permeabilidad
del estrato córneo. Estos corneocitos contienen filamentos de queratina inmersos en una
matriz de filagrina, de tal modo que la membrana plasmática del queratinocito se va
sustituyendo por una envoltura cornificada lipídica. El citoplasma de estas células ha sido
sustituido por una proteína hidrófoba denominada queratina. Las uniones entre las células a
este nivel aparecen reforzadas, lo que explica la elevada resistencia a la erosión. Las células
más superficiales pierden la organización de los desmosomas y su adhesividad,
desprendiéndose.
Células de la epidermis
• La división celular ocurre en el estrato basal o germinativo. Fruto de esa mitosis, una célula
cuboidal permanece y la otra asciende hacia la superficie de la piel, y ya comienza a sintetizar
tonofilamentos (compuestos de queratina), que se agrupan en haces que constituyen las
tonofibrillas.
• La célula llega al estrato espinoso. Y al incorporase a la parte más superior de esta capa, las
células comienzan a producir gránulos de queratohialina que contienen proteínas intermedias,
filagrina y tricohialina. También producen cuerpos lamelares.
• Desde ahí, son empujadas hacia el estrato granuloso, donde se aplanan y adoptan la forma
de diamante. Estas células acumulan gránulos de queratohialina mezclados entre las
tonofibrillas.
• Por último, las células avanzan hacia el estrato córneo, donde se aplanan y pierden las
organelas y el núcleo. Los gránulos de queratohialina transforman las tonofibrillas en una
matriz homogénea de queratina.
Melanocitos
Melanocitos.
Células dendríticas derivadas de la cresta neural, desde donde migran para asentarse entre las
células basales de la epidermis y el folículo piloso. Suponen alrededor del 10% de las células
epidérmicas y son responsables de la producción de melanina que, a su vez, condiciona la
pigmentación de la piel. La luz UVB estimula la formación de melanina, que actúa como un
“fotoprotector” natural. Se suelen disponer en la basal epidérmica y contactan con los
queratinocitos a través de sus dendritas, existiendo un melanocito por cada 36-40
queratinocitos (unidad melánica epidérmica) o un melanocito por cada 9 células basales. El
melanocito posee unas prolongaciones de su citoplasma donde se forma la melanina
(melanogénesis). Diferenciamos dos tipos de melanina: la de color marrón parduzco
(eumelanina) y la de color rojo amarillento (feomelanina). Su síntesis está regulada por
diversas enzimas, entre las que destaca la tirosinasa, que metaboliza el aminoácido tirosina
para formar dihidroxifenilalanina (DOPA). La actividad de la enzima está estimulada por la
unión de la MSH (melanocite stimulating hormone) a un receptor en la membrana de los
melanocitos. Y, a su vez, este receptor MCR (melanocortin receptor) presenta hasta 5 variantes
y, dependiendo de la variante presente, se va a determinar la respuesta en la producción de un
tipo u otro de melanina (eumelanina o feomelanina), lo que va a determinar la respuesta del
individuo a la luz solar.
Célula de Langerhans.
Estas células dendríticas conforman la primera línea defensiva de la piel y juegan un papel
clave en la presentación de antígenos. Se localizan en el estrato espinoso y representan el 3-
8% de la población celular de esa capa. Son de origen mesenquimal, derivadas de las células
madre CD34 positivas de la médula ósea, forman parte del sistema mononuclear fagocítico y
están involucradas en una gran variedad de respuestas inmunes por medio de la activación de
las células T. Las células de Langerhans tienen una distribución muy constante en toda la piel y
pueden detectarse por medio de la localización de diversos antígenos como: ATPasa, CD1a,
langerina, CD4, S100 y HLA-DR. En el citoplasma, las células contienen un gránulo característico
que se observa en microscopía electrónica y que tiene forma de gusano o raqueta, conocido
como gránulo de Birbeck. Estas células expresan moléculas MHC I y MHC II, captan antígenos
en la piel que se procesan en compartimentos especializados y un fragmento de los cuales se
une a complejos de histocompatibilidad mayor. Tras unas horas, las células aumentan de
tamaño, abandonan la epidermis, migran a través de la dermis y entran en los vasos linfáticos
dérmicos y, de ahí, hacia las áreas paracorticales de los ganglios linfáticos de drenaje, en donde
presentan el antígeno a las células T, dando lugar a una respuesta específica y productiva en
estas células.
Células de Merkel. Son células epidérmicas modificadas, que provienen de la cresta neural y se
localizan en el estrato basal, directamente sobre la membrana basal. Tienen una función
sensorial como mecano-receptores, estando situadas en lugares con sensibilidad táctil muy
intensa como son: pulpejos, palmas, plantas y mucosa oral o genital. Están unidos a través de
desmosomas con los queratinocitos adyacentes y contienen filamentos de queratina
intermedia. Su membrana interactúa con las terminaciones nerviosas intraepidérmicas. La
queratina 20 es el marcador más eficaz de la célula de Merkel.
Dermis
Componentes de la dermis
Células de la dermis.
Matriz extracelular o sustancia fundamental. Representa el espacio libre entre los elementos
celulares y fibrosos. Está relleno con un fluido gelatinoso, en el que las células se pueden
mover libremente. Es una sustancia amorfa compuesta principalmente por proteoglucanos
(heteropolisacáridos y proteínas), que debido a su gran capacidad de absorción de agua,
forman una materia pegajosa y gelatinosa, que no solo sirve como elemento de unión entre el
resto de elementos, tanto celulares como fibrosos, sino que influencia la migración, la
cementación y la diferenciación celular.
1. La capa papilar o dermis papilar, la más superior, más fina, que contacta con la epidermis y
se compone de tejido conectivo laxo. Recibe ese nombre por la presencia de proyecciones
hacia el interior de la epidermis. Estas proyecciones se denominan papilas dérmicas y se
alternan con los procesos interpapilares de la epidermis. En las papilas se encuentran las asas
capilares (sistema circulatorio) que proporcionan los nutrientes a la epidermis avascular. La
capa papilar también contiene numerosas terminaciones nerviosas, receptores sensoriales y
vasos linfáticos.
2. La dermis reticular, más profunda, más gruesa, menos celular, con tejido conectivo muy
denso. Recibe ese nombre por el entramado o retícula de las fibras colágenas que forman
gruesos haces entrelazados con haces de fibras elásticas.
Está formada por tejido adiposo que forma lobulillos separados por tabiques de tejido
conectivo, continuación del conectivo de la dermis reticular, sin un límite definido. Se trata de
tejido conectivo laxo y muchas de sus fibras se fijan a las de la dermis, formando puntos de
anclaje, fijando así la piel a las estructuras subyacentes (fascia, periostio o pericondrio). Si
estos puntos de fijación están poco desarrollados, la piel se desplaza formando plegamientos.
Si están muy desarrollados o son muy numerosos, como es el caso de la planta de los pies o del
cuero cabelludo, la piel es casi inamovible. El grosor de la hipodermis es muy variable,
dependiendo de la localización, el peso corporal, el sexo o la edad. En su espesor, también
podemos detectar folículos pilosos, nervios sensitivos y vasos sanguíneos.
Las características de este tejido graso pueden variar dependiendo de la madurez de la piel.
Alrededor de la semana 26 de gestación comienza ya la formación del tejido graso subcutáneo
y va avanzando paralelamente al embarazo. En los recién nacidos, la grasa subcutánea es rica
en ácidos grasos saturados (palmítico y esteárico). Tiene un punto de fusión más elevado que
los ácidos insaturados propios de la grasa los adultos. Esto explicaría la mayor facilidad de
congelación del tejido graso en los niños que en los adultos y, con ello, determinadas
patologías del panículo en ese grupo de edad (necrosis grasa subcutánea del recién nacido,
paniculitis por “ingesta de helados”…). Por ello, sería relevante evitar temperaturas extremas
en los primeros años de la vida. La grasa parda se localiza en profundidad, en la base del
cuello, tras el esternón y área perirrenal, comenzándose a formar a partir de la semana 17-20.
Es un tejido adiposo especializado que produce calor mediante la oxidación de ácidos grasos.
En prematuros, está incompletamente desarrollada.
El más superficial discurre entre la dermis papilar y reticular. Mientras que el segundo se
dispone entre la dermis y la hipodermis. A pesar de esta “simplicidad” anatómica, la fisiología
de esta microcirculación y los cambios en el flujo sanguíneo cutáneo son muy complejos fruto
de la interrelación de varios factores:
• Activación simpática, que produce vasoconstricción a través de liberación de norepinefrina,
neuropéptido Y y ATP.
• Respuesta miogénica que juega igualmente un papel definido en esta regulación. El aporte
de la epidermis es a través del plexo arteriovenoso superficial (plexo subepidérmico-papilar),
vasos clave para la regulación de la temperatura. Se trata de un mecanismo altamente efectivo
de regulación de la temperatura a través del tegumento, incrementando el flujo sanguíneo en
la piel, transfiriendo con ello el calor desde el organismo hacia el entorno exterior. A su vez, los
cambios en el flujo sanguíneo se controlan por el sistema nervioso autónomo: la estimulación
simpática conlleva vasoconstricción y, por ello, retención de calor; por su parte, la
vasodilatación implica pérdida de calor. Esta vasodilatación es la respuesta al incremento de
temperatura corporal, a través de la inhibición de los centros simpáticos del hipotálamo
posterior.
El sistema nervioso periférico, tanto autónomo como somático, discurre por el espesor de la
piel. Existe un sistema eferente, representado por el sistema nervioso autónomo simpático,
que es responsable del funcionamiento del sistema vascular y anexial: tono de la vasculatura,
estimulación pilomotora de la raíz del cabello y de la sudoración. Y un sistema aferente, el
somático sensorial, responsable de procesar información sensorial a través de diferentes
receptores sensoriales .
Receptores sensoriales.
Las terminaciones nerviosas son ya visibles a partir del 4º mes. Y ya se puede constatar una
respuesta del feto al tacto y al dolor a partir de las 20 semanas. En el RN ya están bien
desarrolladas, aunque posteriormente completaran su maduración.
Músculos en la piel
Representado en la piel por el músculo arrector del pelo en forma de fascículos de fibras de
músculo liso, sujetos al tejido conectivo de la vaina folicular. Cuando se contrae el músculo,
conlleva la erección del vello, no de forma totalmente perpendicular, sino con una amplia
angulación y al mismo tiempo comprime la glándula sebácea, desencadenando la secreción de
su contenido. Esta “erección capilar” da a la piel el característico aspecto de “piel de gallina”.
Funciones de la piel
• Por una envoltura celular, con corneocitos que se asocian mediante uniones especializadas
(corneodesmosomas), responsables del refuerzo mecánico, que protegen la actividad mitótica
de capas subyacentes del daño UV, regula el inicio de la inflamación citoquina-dependiente y
mantiene la hidratación.
• Una envoltura lipídica, una capa lípido-hidrofóbica, anclada a la superficie más externa de la
membrana plasmática, que: regula la permeabilidad, inicia la descamación córnea, tiene
actividad peptídica antimicrobiana, elimina toxinas y permite una absorción química selectiva.
Durante la vida fetal, la función barrera es crítica en el sentido de intercambio de agua y gases,
y experimenta una drástica modificación tras el nacimiento. Aún hay aspectos sin clarificar,
como son: papel exacto de la vérnix caseosa, cómo se implanta la microbiota fisiológica o
papel exacto de las acuoporinas, proteínas que actúan como canales transmembrana,
pertenecientes a la familia MIP y que forman poros en las membranas biológicas, por los que
transportan principalmente agua(8). Al parecer, estos cambios adaptativos, configuración de lo
que ya será el estrato córneo, con su función de barrera y de intenso desarrollo, se gestionan
desde momentos antes del nacimiento hasta los 4 años de edad, en que adquieren ya valores
de adulto(9). En el RN pretérmino, la completa maduración de la función barrera se completa
entre las 2 y 4 semanas de la vida posnatal.
Aparte de estas diferencias estructurales, otra serie de factores convergen para hacer que la
piel del niño en los primeros momentos de su vida más susceptible a la toxicidad percutánea:
alta relación superficie corporal/volumen, inmadurez de su capacidad para el metabolismo de
las drogas, y su mermado depósito en tejido graso subcutáneo. Por ello, se incrementa el área
absortiva y, tras la absorción, el niño carece de sistemas totalmente desarrollados para el
transporte de las toxinas y sistemas de desintoxicación desarrollados. Como conclusión
directa: parece prudente recomendar en los primeros meses de vida, la aplicación tópica de
solo los productos necesarios.
Asumida en gran parte por la dermis, ya que su complejo diseño la configura como el
esqueleto perfecto, que aporta al mismo tiempo: flexibilidad, fuerza y protección de
estructuras anatómicas más profundas. Tanto el colágeno como el ácido hialurónico,
fortalecen la piel y proporcionan un anclaje sólido de la epidermis vía hemodesmosomas y
otros componentes adhesivos de la zona de membrana basal. Igual papel de anclaje
epidérmico juegan las fibras oxitalánicas. Por su parte, las fibras elásticas confieren la
flexibilidad. El entramado vascular dérmico, facilitando la llegada de nutrientes, es esencial
para mantener tanto a la epidermis como sus apéndices. Y la hipodermis que sirve de almacén
de energía, además de aislante térmico y de protector mecánico frente a golpes.
Función inmunitaria
Función endocrina
Función exocrina
Viene dada a través de la secreción del sudor y de las glándulas sebáceas, Función en la
curación de las heridas
Proceso complejo en el que se implican diversos componentes para completar las diferentes
fases de: hemostasia, inflamación, proliferación y remodelación(11). En la hemostasia están
implicados factores tisulares, presentes en los espacios subendoteliales de la piel, encargados
de desencadenar la cascada de la coagulación hasta formar el coagulo de fibrina. En la fase
inflamatoria, son los neutrófilos y los monocitos los que acuden a la zona dañada para eliminar
patógenos y detritus. La proliferación de queratinocitos y fibroblastos son los responsables de
la fase proliferativa, contribuyendo a la formación del tejido de granulación. Y, por último, la
participación de los macrófagos, es esencial en la fase de remodelación final: segregan una
matriz de metaloproteasas que elimina el exceso de colágeno y mantiene colágeno inmaduro
para finalizar la matriz extracelular.
Función de termorregulación
Función sensorial