VOLCAN
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VOLCAN
DC IZALGO
P O R
JORGB LARDÉ,
DIRECTOR DEL OBSERVATORIO SISM0LÔG1C0 DE EL SALVADOR
S A N S A L V A D O R ,
EL VOLCAN DE IZALCO
POR
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OBRA P U B L I C A D A P O R EL S U P R E M O G O B I E R N O
S A N S A L V A D O R , G. A., 1 9 2 3
IMPRENTA NACIONAL
AL L E C T O R
JORGE LARDC
DIRECTOR DEL OBSERVATORIO SISMOLÓGICO DE EL SALVADOR
PRIMERA PARTE
Hacia ef Volcán
Rectificación importante
Antes de pasar adelante, y para evitar confusiones
debo llamar especialmente la atención sobre el grave
error que se viene cometiendo al confundir el Cuhnte-
pec o Cerro Verde, llamado también El Cuiliotal o El
Encantado con el Volcán de San Marcelino, denominado
también Cerro de San Andrés o Cerro Chino.
En el mapa de El Salvador, hecho por Dawson, se
ve el nombre de Volcán de San Marcelino sobre la al-
tura correspondiente ai Cerro Verde, y en el mapa ela-
borado por Barberena y Alcaine, para salir del paso, se
optó por repetir el nombre de Volcán de San Marceli-
no, poniéndolo sobre el Cerro Verde y sobre la altura
designada así realmente.
El Cerro Verde está situado entre los volcanes de
Santa Ana, Izalco y San Marcelino. De estos cuatro vol-
canes, el mayor es el Santa Ana, le sigue el Cerro Ver-
de, después el Izalco, y por último, el San Marcelino,
que apenas se eleva sobre el suelo que le rodea.
Puestos en el borde Sur del cráter del Volcán de
Santa Ana, el Izalco está al S. 7° W., el Cerro Verde
al S. 24° E. y el San Marcelino al S. 55° E., y des-
de el punto más alto del Izalco, el Santa Ana está al
N. 7 o E., el Cerro Verde al N. 42° E. y el San Mar-
celino al N. 85° E.
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De Armenia a La Puerta
La referida capa de tierra rojiza arcillosa con can-
tos rodados, puede observarse en todo el trayecto de
Armenia a Sonsonate, salvo en algunos trechos en que-
se encuentra cubierta por coladas de lava, pumitas y
cenizas volcánicas, de origen relativamente reciente.
Después de Armenia (583 m.) se llega a la esta-
ción de La Puerta (570 m.) quedando entre ellas el
punto más elevado (587 m.) de la línea férrea en su
trayecto de Sitio del Niño a Sonsonate. Ese punto co-
rresponde a las pequeñas alturas que por ese lado se-
paran la vacía de Zapotitlán de la cuenca del Chiqui-
huat.
— 13 —
De La Puerta a Sonsonate
En Sonsonate
La sierra de volcanes
En izalco
Como queda dicho, el mismo día 6 de noviembre
de 1921, salí de Sonsonate a la ciudad de Izalco, la
que dista de aquélla alrededor de 6 kms. en línea recta,
y está situada S. S. W. del volcán y a 440 m. sobre
el nivel del mar, sobre un suelo constituido de la capa
arcillo-terrosa amarillenta o rojiza, con cantos rodados,
que he citado varias veces.
Como a 2 kms. de Sonsonate, atravesé el puente
que está sobre el Sonsunapán, e inmediatamente des-
pués llegué a Sonzacate, pueblo situado a 260 m. so-
bre el nivel del mar; esto es, 30 m. sobre el nivel me-
2—El Volcán de Izalco.
— 18 —
ES Volcán de izalco
Más datos
En Izalco, en el lugar en que estaba observándo,
se me refirió que el sábado 30 de octubre, a las 10
— 25 —
Conglomerados porfídicos.
Surección de la Sierra
Las Brumas
El día siguiente muy de mañana partimos de la ciu-
dad de Izalco hacia el volcán vecino, ya no por los la-
dos Sur y Este de ese cono, como lo hicimos al ir al
nuevo centro de emisión, sino dando vuelta por el W. y
N. de dicho volcán. Esta vez solo me acompañó don
Pedro F. Cantor Inspector de Instrucción Pública.
De Izalco tomamos el camino que va al cantón de
Cruz Grande de Teocal a donde llegamos después de
recorrer un trayecto como de tres o cuatro kilómetros;
está ese cantón a 738 m. sobre el nivel del mar. Con-
tinuamos andando en terreno de relativa poca pendien-
te al rededor de 7 kms. a partir de Cruz Grande, y luego
empezamos ha ascender violentamente por una estribación
del volcán de Santa Ana, y después de un trayecto de
unos 30 kms. a partir de Izalco, llegamos a la casa de
don Agustín Linares, situada en una meseta del volcán
de Santa Ana, denominada actualmente Las Brumas.
Esta meseta, llamada en otro tiempo Los Calderones, se
extiende entre el referido volcán y los de Izalco y Ce-
rro Verde. Este volcán, además de llamarse El Cuilio-
tal y Cuntepeque, como he dicho, recibe allí también
el nombre de El Encantado, y se cuentan de él al-
gunas leyendas.
Allí en Las Brumas fuimos finamente atendidos por
don Paulino Linares, quien nos acompañó hasta la ci-
ma del Izalco.
La casa de Las Brumas está como a dos kilóme-
tros del Izalco, a 1821 m. sobre el nivel del mar, y a
una cincuentena de metros bajo el nivel del Izalco y eso
es así aunque Dollfus y Mont-Serrat, y de los que de
ellos han tomado datos, afirman que la meseta en refe-
rencia está a mayor altura, tal vez por una ilusión óp-
tica semejante a aquélla por la cual se ve el mar más
alto que la costa. De la casa de Las Brumas hay que
— 46 —
Ascención a! Volcán
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Más observaciones
Día 29.—Nada.
Día 30.—Nada.
Día 3/.-~Nada.
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Día 2.—Nada.
Día 3.—Nada.
Día 4.—Nada.
Día 5.—Nada.
Compendio y s u c e s o s posteriores.
Erupción de 1920—21
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El Volcán de Izalco
SEGUNDA PARTE
JORGE LARDO
(DIRECTOR DEL OBSERVATORIO NACIONAL)
De 1524 a 1576
Que el volcán que en 1524 vió Alvarado echando
un «humo espantable» era el mismo de Santa Ana, es
un hecho indudable, no sólo por los datos que dejo
consignados, sino también por los siguientes párrafos de
la carta-informe, que con fecha 8 de marzo de 1576, el
Oidor don Diego García de Palacio dirigió al Rey de
España.
«Están situados los Izalcos en las faldas de un vol-
cán que está humeando, que según todos afirman, se ha
consumido y bajado de cincuenta años a esta parte más
¡de 20 estadios (3 kms. 5) de altura; y algunos años ha
arrojado y expelido tanta ceniza que ha cubierto la tie-
rra muchas leguas al rededor y hecho gran daño en las
huertas de cacao».
Así pues, antes de 1575, año en que pasó el Oi-
dor García de Palacio, cincuenta años, el volcán cer-
cano a los Izalcos estaba ya humeando y echando ce-
nizas, y según esa expresión («de cincuenta años a es-
ta parte», desde cincuenta años antes de 1575) ese pe-
ríodo de actividad ya existía en el año 1525, lo que nos
dá casi la fecha de 1524 dada por Pedro de Alvarado
•5—Volcán (le Izalco
— 66 —
La erupción de 1722
La erupción del Izalco en 1722 (12 de marzo) ha
sido erróneamente atribuida al Volcán de San Marcelino.
El doctor don Santiago I. Barberena (Monografía
del deparatamento de Sonsonate), dice:
«Los vecinos de Armenia (antiguo Guaymoco) con-
servan la tradición de que en el siglo XVI existía, en
terrenos de la hacienda de Las Lajas, un pueblo lla-
mado San Juan Tecpán, que fue arruinado por las erup-
ciones del San Marcelino, y cuyos moradores se re-
fugiaron en Güimoco o Guaymoco, ofreciendo a los ve-
c i n Q S del lugar hacer comunidad de intereses con ellos,
lo que les fue concedido: tal es, según dicen, el origen
del barrio de San Juan de Armenia. En 1753 se en-
globaron en una sola medida de las tierras de ambos
pueblos».
En su Hist. Ant. y de la Conq. de El Salv. (pág.
310), dice Barberena:
«Para mí Acatecpan es el pueblo a que el Oidor
García de Palacio da el nombre de Tecpa, arruinado
probablemente cuando el San Marcelino hizo su última
y formidable erupción, el 12 de marzo de 1722».
El Dr. don Darío González (Estudio histórico de la
República de El Salvador), dice:
«El Cerro Chino (llamado también Volcán de San
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La erupción de 1722
Y ¿para qué suponer una erupción del San Mar-
celino? Las coladas (teshcal, malpaisera), que de él sa-
lieron, son indudablemente (por lo menos para mí), ante-
riores a la conquista. Por lo menos en ningún docu-
mento se apoyan para decir que el San Marcelino hizo
una erupción a mediados del siglo XVII, y mucho me-
nos llegar a afirmar, con el doctor Barberena, que el
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El Izalco en 1753
De 1753 a 1769
De 1770 a 1798
Sin embargo, el cono no debió haber crecido mucho
con la erupción de 1770, pues Fernández, después de esas
relaciones, dice que «hasta pasado largo tiempo hubo una
erupción más fuerte en que las materias abrasadas que
vomitó el cono dispuestas en correntada caminaron en
dirección del pueblo de Izalco, abriendo una ancha calle
a la arboleda, y no se detuvieron sino a una milla de
dicho pueblo», y el cono no podía distinguirse bien des-
de muy lejos sino después de la erupción de 1798, se-
gún contó a Stephens (Travels in Central América, etc.
vol. I. pág. 326) el cura de Sonsonate, en 1840.
«El cura de Sonsonate,—dice M. Stephens,—toda-
vía en todo el vigor de la edad, me dice que él recuer-
da perfectamente bien la época en que el lugar que re-
cubre actualmente el volcán no se podía distinguir de to-
das las localidades que le rodean. En 1798 se abrió
un pequeño orificio que arrojaba pequeñas cantidades de
polvo y arena. El vivía entonces en Izalco, y pequeño
muchacho que era se entretenía en irlo a ver, y le si-
guió en todo su desarrollo, observando cómo aumenta-
ba diariamente, hasta que se formó la montaña actual».
Juarros (Comp. de la hist. de la ciudad de Guate-
mala, Tomo I, cap. 2, 1800) dice:
«Es famoso en dicha comarca (en la de Sonsonate)
el volcán de Izalco, por sus repetidas erupciones; la que
hizo por abril de 1798 fue muy copiosa y se continuó
varios días.
Esto es importante—juarros publicó su obra dos a-
ños después de esa erupción, en 1800, de modo que es
contemporáneo de las «repetidas erupciones» del Izalco,
que lo hacen famoso, de las erupciones de 1770 y 1798
y si el Izalco fuera un volcán tan nuevo como se pre-
tende (nacido en 1770), Juarros ciertamente lo habría di-
cho, más cuando se trata de un volcán famoso «por sus
repetidas erupciones».
De esas frecuentes erupciones anteriores a la de
1798, de la única de que tengo noticia especial es la
- 83 -
Una rectificación
Antes de pasar adelante debo hacer referencia a un
supuesto terremoto en 1798, dado como hecho cierto
por el Dr. Darío González. Este, en su Geografía de
Centro América, dice lo siguiente:
"También se incluirán (en Izalco) los restos del an-
tiguo y magnífico templo parroquial que, según se cree,
fue arruinado cuando la copiosa erupción que hizo el I-
zalco en 1798 cuyos temblores se prolongaron durante
muchos días."
Parece que el Dr. González ha hecho aquí lo mis-
mo que con la pretendida erupción del San Marcelino y
la situación de Tecpa: dando como hechos ciertos sus
suposiciones. El Dr. González no se apoya en nada
para afirmar que la erupción de abril de 1798 fue
acompañada de temblores, y mucho menos para decir
que esos terremotos fueron ruinosos.
El Dr. González supone sensillamente que esa erup-
ción fue acompañada de terremotos, pero ninguna tradi-
ción ni documento dice tal cosa. Los relatos de Casti-
llo, Wagner, Stephens, Fernández, etc. no hablan de te-
rremotos en 1798; de todos los autores sólo el Dr. Gon-
zález indica temblores para esa fecha, y no temblores
cualesquiera, sino ruinosos, y no dice en qué se apoya
y a más de eso, creemos que terremotos ruinosos acom-
pañantes de la gran erupción de 1798 no podrían me-
nos que, por asociación de ideas, estar consignados en
los datos, unos históricos (de contemporáneos) y otros
tradicionales. Ipiña, en el párrafo citado dice que la erup-
ción de 1798 no causó alarma, lo que no hubiera sido
así si hubiera habido terremotos.
- 85 -
El Izalco en 1840
De 1867 a 1869
En 1867 hubo otra erupción de cenizas, según una
carta de don Mariano Fernández, de Sonsonate, acerca
de la erupción que hizo el Izalco en julio de 1869; en
ella indica que desde hacia fines de abril a mediados
de agosto de 1867 el volcán arrojó cenizas. El hecho
de que en los mismos meses, pero del año de 1866,
haya hecho una erupción semejante, constatada por Doll-
fus y de Mont-Serrat, hace creer en que probablemente
Fernández equivocó el año.
Según noticia publicada en El Faro Salvadoreño
(1868) el Izalco hizo una erupción el 16 de febrero de
1868; pero no especifica de qué clase.
Montesus de Ballore (Tremblements du terre et erup-
tions volcaniques au Centre Amerique) habla de una
erupción del Izalco verificada el 10 de abril de 1869.
Dice así:
«1869, 10 de abril. — Erupción del Izalco. — Los
— 107 —
De 1870 a 1889
Montessus de Ballore, en la citada obra, trae las
siguientes anotaciones:
«1870.— 19 de mayo,— 19 h. 28 m.—Principio de
una erupción del Izalco con numerosos temblores. La
lava llegó a la base del volcán (Rockstroh). Hay que
identificar esta erupción con la erupción auténtica del 19
de mayo de 1869».
Y tiene razón, pues, en «El Constitucional» de en-
tonces se publicaban con regularidad las noticias de
temblores de tierra y erupciones volcánicas, y en las
ediciones de ese tiempo no se menciona dicha erupción
ni dichos temblores.
Trae también Montessus las siguientes notas:
«1874.— Diciembre.— Erupción del Izalco». v
«1873.— Erupción del Izalco según Fuchs», quien
da admás la fecha «4 de marzo de 1873».
«1874.— Según Darío González, el volcán de San-
ta Ana echó mucho humo en ese año, y en consecuencia
desecó las plantaciones de café, de las cercanías. Por
compensación, el Izalco parecía más tranquilo que de
costumbre».
«1879.— Principios de año. Pequeña erupción de
cenizas del Santa Ana. Este dato me ha sido suminis-
trado por el ingeniero don Carlos Zimmermann, que la
observó».
En 1879 hubo, además, erupciones en diciembre,
— 110 —
De 1890 a 1900
En 1890 el Izalco hizo una importante erupción de
lava, según consta en el siguiente informe del Alcalde
de Izalco:
«Izalco, mayo 3 de 1890.—Señor Rector de la
Universidad Nacional.— San Salvador.— En atención al
telegrama de U., fecha 7 del corriente, tengo la honra
de dar informe de los fenómenos observados última-
mente en el Volcán de Izalco, como sigue:
«El cuatro de abril último anterior, como a las diez
de la noche, echó el volcán una gran correntada de
fuego que produjo una abertura en el cráter, y se vio
en la parte superior por el Oriente, que dicha abertura
estaba pasada al otro lado, figurando dos picos cerca-
nos. A las ocho de la mañana del siguiente día hizo
— 112 —
De 1901 a 1902