Gary Williams - Hablemos de Nehemias

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HABLEMOS DE

NEHEMIAS
Exposición
Gary Williams
Ayudas Prácticas

Jim West
HABLEMOS DE

NEHEMIAS

Exposición
Gary Williams
Ayudas Prácticas
Jim West

2
Editores Generales
Juan Carlos Cevallos
Rubén O. Zorzoli
Editores Especiales
Ayudas Prácticas: James Giles
Artículos Generales: Jorge E. Díaz

EDITORIAL MUNDO HISPANO


Apartado Postal 4256, El Paso, TX 79914 EE. UU. de A.
www.editorialmh.org

Comentario Bíblico Mundo Hispano, tomo 7, Esdras, Nehemías,


Ester y Job. © Copyright 2005, Editorial Mundo Hispano, 7000
Alabama St., El Paso, Texas 79904. Todos los derechos reservados.
Prohibida su reproducción o transmisión total o parcial, por cualquier
medio, sin el permiso escrito de los publicadores.

Las citas bíblicas han sido tomadas de la Santa Biblia: Versión Reina-
Valera Actualizada, © copyright 1982, 1986, 1987, 1989, 1999, usada
con permiso.

Editores: Juan Carlos Cevallos, María Luisa Cevallos,


Vilma Fajardo, Hermes Soto
Primera edición: 2005
Clasificación Decimal Dewey: 220.7
Tema: 1. Biblia—Comentarios
ISBN: 0-311-03131-5
E.M.H. No. 03131

3
PREFACIO GENERAL

Desde hace muchos años, la Editorial Mundo Hispano ha


tenido el deseo de publicar un comentario original en castellano
sobre toda la Biblia. Varios intentos y planes se han hecho y,
por fin, en la providencia divina, se ve ese deseo ahora hecho
realidad.

El propósito del Comentario es guiar al lector en su estudio


del texto bíblico de tal manera que pueda usarlo para el
mejoramiento de su propia vida como también para el
ministerio de proclamar y enseñar la palabra de Dios en el
contexto de una congregación cristiana local, y con miras a su
aplicación práctica.

El Comentario Bíblico Mundo Hispano consta de veinticuatro


tomos y abarca los sesenta y seis libros de la Santa Biblia.

Aproximadamente ciento cincuenta autores han participado


en la redacción del comentario. Entre ellos se encuentran
profesores, pastores y otros líderes y estudiosos de la Palabra,
todos profundamente comprometidos con la Biblia misma y con
la obra evangélica en el mundo hispano. Provienen de diversos
países y agrupaciones evangélicas; y han sido seleccionados por
su dedicación a la verdad bíblica y su voluntad de participar en
un esfuerzo mancomunado para el bien de todo el pueblo de
Dios. La carátula de cada tomo lleva una lista de los editores, y
la contratapa de cada volumen identifica a los autores de los
materiales incluidos en ese tomo particular.

4
El trasfondo general del Comentario incluye toda la
experiencia de nuestra editorial en la publicación de materiales
para estudio bíblico desde el año 1890, año cuando se fundó la
revista El Expositor Bíblico. Incluye también los intereses
expresados en el seno de la Junta Directiva, los anhelos del
equipo editorial de la Editorial Mundo Hispano y las ideas
recopiladas a través de un cuestionario con respuestas de unas
doscientas personas de variados trasfondos y países
latinoamericanos. Específicamente el proyecto nació de un
Taller Consultivo convocado por Editorial Mundo Hispano en
septiembre de 1986.

Proyectamos el Comentario Bíblico Mundo Hispano


convencidos de la inspiración divina de la Biblia y de su
autoridad normativa para todo asunto de fe y práctica.
Reconocemos la necesidad de un comentario bíblico que surja
del ambiente hispanoamericano y que hable al hombre de hoy.

El Comentario pretende ser:


 crítico, exegético y claro;
 una herramienta sencilla para profundizar en el estudio de
la Biblia;
 apto para uso privado y en el ministerio público;
 una exposición del auténtico significado de la Biblia;
 útil para aplicación en la iglesia;
 contextualizado al mundo hispanoamericano;
 un instrumento que lleve a una nueva lectura del texto
bíblico y a una más dinámica comprensión de ella;
 un comentario que glorifique a Dios y edifique a su
pueblo;
 un comentario práctico sobre toda la Biblia.

5
El Comentario Bíblico Mundo Hispano se dirige
principalmente a personas que tienen la responsabilidad de
ministrar la Palabra de Dios en una congregación cristiana
local.

Esto incluye a los pastores, predicadores y maestros de clases


bíblicas.
Ciertas características del comentario y algunas explicaciones
de su metodología son pertinentes en este punto.

El texto bíblico que se publica (con sus propias notas —


señaladas en el texto con un asterisco, *,— y títulos de sección)
es el de La Santa Biblia: Versión Reina-Valera Actualizada.
Las razones para esta selección son múltiples: Desde su
publicación parcial (El Evangelio de Juan, 1982; el Nuevo
Testamento, 1986), y luego la publicación completa de la Biblia
en 1989, ha ganado elogios críticos para estudios bíblicos
serios. El Dr. Cecilio Arrastía la ha llamado “un buen
instrumento de trabajo”. El Lic. Alberto F. Roldán la cataloga
como “una valiosísima herramienta para la labor pastoral en el
mundo de habla hispana”. Dice: “Conservando la belleza
proverbial de la Reina-Valera clásica, esta nueva revisión
actualiza magníficamente el texto, aclara —por medio de
notas—los principales problemas de transmisión. . . Constituye
una valiosísima herramienta para la labor pastoral en el mundo
de habla hispana.” Aun algunos que han sido reticentes para
animar su uso en los cultos públicos (por no ser la traducción de
uso más generalizado) han reconocido su gran valor como “una
Biblia de estudio”. Su uso en el Comentario sirve como otro
ángulo para arrojar nueva luz sobre el Texto Sagrado. Si usted
ya posee y utiliza esta Biblia, su uso en el Comentario

6
seguramente le complacerá; será como encontrar un ya
conocido amigo en la tarea hermenéutica. Y si usted hasta ahora
la llega a conocer y usar, es su oportunidad de trabajar con un
nuevo amigo en la labor que nos une: comprender y comunicar
las verdades divinas. En todo caso, creemos que esta
característica del Comentario será una novedad que guste,
ayude y abra nuevos caminos de entendimiento bíblico. La
RVA aguanta el análisis como una fiel y honesta presentación
de la Palabra de Dios. Recomendamos una nueva lectura de la
Introducción a la Biblia RVA que es donde se aclaran su
historia, su meta, su metodología y algunos de sus usos
particulares (por ejemplo, el de letra cursiva para señalar citas
directas tomadas de Escrituras más antiguas).

Los demás elementos del Comentario están organizados en un


formato que creemos dinámico y moderno para atraer la lectura
y facilitar la comprensión. En cada tomo hay un artículo
general. Tiene cierta afinidad con el volumen en que aparece,
sin dejar de tener un valor general para toda la obra. Una lista
de ellos aparece luego de este Prefacio.

Para cada libro hay una introducción y un bosquejo,


preparados por el redactor de la exposición, que sirven como
puentes de primera referencia para llegar al texto bíblico mismo
y a la exposición de él. La exposición y exégesis forma el
elemento más extenso en cada tomo. Se desarrollan conforme al
bosquejo y fluyen de página a página, en relación con los trozos
del texto bíblico que se van publicando fraccionadamente.

Las ayudas prácticas, que incluyen ilustraciones, anécdotas,


semilleros homiléticos, verdades prácticas, versículos
sobresalientes, fotos, mapas y materiales semejantes

7
acompañan a la exposición pero siempre encerrados en
recuadros que se han de leer como unidades.

Las abreviaturas son las que se encuentran y se usan en La


Biblia Reina-Valera Actualizada. Recomendamos que se
consulte la página de Contenido y la Tabla de Abreviaturas y
Siglas que aparece en casi todas las Biblias RVA.

Por varias razones hemos optado por no usar letras griegas y


hebreas en las palabras citadas de los idiomas originales (griego
para el Nuevo Testamento, y hebreo y arameo para el Antiguo
Testamento). El lector las encontrará “transliteradas,” es decir,
puestas en sus equivalencias aproximadas usando letras latinas.

El resultado es algo que todos los lectores, hayan cursado


estudios en los idiomas originales o no, pueden pronunciar “en
castellano”. Las equivalencias usadas para las palabras griegas
(Nuevo Testamento) siguen las establecidas por el doctor Jorge
Parker, en su obra Léxico Concordancia del Nuevo Testamento
en Griego y Español, publicado por Editorial Mundo Hispano.

Las usadas para las palabras hebreas (Antiguo Testamento)


siguen básicamente las equivalencias de letras establecidas por
el profesor Moisés Chávez en su obra Hebreo Bíblico, también
publicada por Editorial Mundo Hispano. Al lado de cada
palabra transliterada, el lector encontrará un número, a veces en
tipo romano normal, a veces en tipo bastardilla (letra cursiva).
Son números del sistema “Strong”, desarrollado por el doctor
James Strong (1822–94), erudito estadounidense que compiló
una de las concordancias bíblicas más completas de su tiempo y
considerada la obra definitiva sobre el tema. Los números en
tipo romano normal señalan que son palabras del Antiguo

8
Testamento. Generalmente uno puede usar el mismo número y
encontrar la palabra (en su orden numérico) en el Diccionario
de Hebreo Bíblico por Moisés Chávez, o en otras obras de
consulta que usan este sistema numérico para identificar el
vocabulario hebreo del Antiguo Testamento. Si el número está
en bastardilla (letra cursiva), significa que pertenece al
vocabulario griego del Nuevo Testamento. En estos casos uno
puede encontrar más información acerca de la palabra en el
referido Léxico Concordancia... del doctor Parker, como
también en la Nueva Concordancia Greco Española del Nuevo
Testamento, compilada por Hugo M. Petter, el Nuevo Léxico
Griego-Español del Nuevo Testamento por McKibben,
Stockwell y Rivas, u otras obras que usan este sistema
numérico para identificar el vocabulario griego del Nuevo
Testamento.

Creemos sinceramente que el lector que se tome el tiempo para


utilizar estos números enriquecerá su estudio de palabras
bíblicas y quedará sorprendido de los resultados.

Estamos seguros que todos estos elementos y su feliz


combinación en páginas hábilmente diseñadas con diferentes
tipos de letra y también con ilustraciones, fotos y mapas harán
que el Comentario Bíblico Mundo Hispano rápida y fácilmente
llegue a ser una de sus herramientas predilectas para ayudarle a
cumplir bien con la tarea de predicar o enseñar la Palabra eterna
de nuestro Dios vez tras vez.

Este es el deseo y la oración de todos los que hemos tenido


alguna parte en la elaboración y publicación del Comentario.
Ha sido una labor de equipo, fruto de esfuerzos mancomunados,
respuesta a sentidas necesidades de parte del pueblo de Dios en

9
nuestro mundo hispano. Que sea un vehículo que el Señor en su
infinita misericordia, sabiduría y gracia pueda bendecir en las
manos y ante los ojos de usted, y muchos otros también.

Los Editores
Editorial Mundo Hispano

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NEHEMÍAS
Exposición
Gary Williams

Ayudas Prácticas
Jim West

INTRODUCCIÓN

NOMBRE
El libro tiene el nombre de su personaje principal. Al inicio
del libro Nehemías es el copero del rey de Persia (1:11–2:1),
pero la mayor parte del libro relata sus esfuerzos en pro de su
pueblo y de la ciudad de Jerusalén como gobernador de Judá
(ver 5:14; 13:6, 7). Desde ese puesto dirigió la reconstrucción
de la muralla de Jerusalén (caps. 2–4, 6), alivió la opresión de
los pobres de Judá (cap. 5) y luchó por la santidad del pueblo
(13:4–31).

UBICACIÓN HISTÓRICA
El libro de Nehemías narra los últimos eventos del Antiguo
Testamento. Cuando comienza en el año 445 a. de J.C. (1:1;
2:1), los judíos ya tenían unos 90 años de haber regresado del
cautiverio babilónico (Esd. 1:1–2:70) y ya habían reconstruido
el templo en Jerusalén (Esd. 6:15). Sin embargo, habían sido
frustrados en su intento de reconstruir la muralla de la ciudad
(Esd. 4:7–23). La narración abarca un poco más de 12 años
(Neh. 5:14; 13:6, 7), si bien algunos versículos en los capítulos
11 y 12 aluden a tiempos posteriores. Es posible que Nehemías
y Malaquías hayan sido contemporáneos, pues ambos vivieron
cuando Judá era regido por gobernadores persas (Neh. 5:1, 4–5
; Mal. 1:8), y ambos lucharon con problemas de ofrendas y
diezmos (Neh. 10:28–39; Mal. 1:6–14; 3:6–12), de corrupción
en el sacerdocio (Neh. 13:4–9, 28, 29; Mal. 1:6–2:9) y de los
llamados matrimonios mixtos (Neh. 13:23–29).

Ya que habían regresado del cautiverio y habían reconstruido


el templo, los judíos piadosos esperaban el cumplimiento de las
demás promesas de los profetas, tales como el rey davídico, la
exaltación de Israel y Jerusalén y la transformación del pueblo
por el Espíritu de Dios. En efecto, la construcción de la muralla
(1–6), el arrepentimiento del pueblo y su pacto para obedecer la
Ley (8–10), la repoblación de Jerusalén como ciudad santa (7,
11–12), la dedicación de la muralla (12:27–43), la entrega de
ofrendas (12:44–47) y la separación de los extranjeros (13:1–3)
parecían ser avances en el cumplimiento de esas promesas. Sin
embargo, el libro concluye de manera totalmente inesperada,
con una andanada de incumplimientos del pacto del capítulo 10
de parte de la comunidad (13:4–31). Sólo Nehemías resiste esta
infidelidad. De modo que el libro cierra dejando una crisis de
fe: ¿cómo entender las promesas divinas a la luz de los fracasos
del pueblo?

AUTOR

El libro es anónimo. En 1832 L. Zunz argumentó que fue


escrito juntamente con Crónicas y Esdras como una sola obra.
En los siguientes 150 años esa teoría fue aceptada en casi todos
los comentarios críticos. Al autor de esta obra se le ha llamado
“el Cronista”.

12
La teoría se basa principalmente en las similitudes
lingüísticas (vocabulario, gramática, estilo literario) y de énfasis
teológicos (p. ej., las genealogías y el énfasis en el culto, los
levitas, los cantores y los porteros) entre Crónicas y Esdras-
Nehemías. Además, los últimos dos versículos de Crónicas se
repiten al principio de Esdras. También se aduce que el
Talmud, publicado en el siglo IV d. de J.C., atribuye estos
libros a Esdras.

Sin embargo, en las últimas dos décadas ha llegado a


predominar la teoría de que Esdras y Nehemías no fueron
escritos como una continuación de Crónicas, ni por el autor de
Crónicas. Una evidencia es la tradición: todas las fuentes
antiguas (manuscritos hebreos, manuscritos de la LXX, la
Vulgata, alusiones al número de libros en el Antiguo
Testamento, listas de estos libros, escritos de los rabinos y de
los padres de la Iglesia) dan a entender que Crónicas y Esdras-
Nehemías son libros distintos. El Talmud en realidad no
atribuye Crónicas a Esdras, sino que se limita a decir que él
escribió Esdras y Nehemías y las genealogías de Crónicas
(Baba Batra 15A).

Otra evidencia son las diferencias de énfasis teológicos.


Crónicas centra su narración en el rey David y su dinastía, pero
Esdras-Nehemías sólo habla de David por su aporte al culto
(Esd. 3:10; 8:20; Neh. 12:24, 36, 45, 46), de Salomón sólo trae
a colación su pecado (Neh. 13:26; Crónicas omite este fracaso)
y ni siquiera revela que Zorobabel (Esd. 2:2; 3:2, 8; 4:2, 3; Neh.
7:7; 12:1, 47) fue descendiente de David. Crónicas recalca
mucho más que Esdras-Nehemías la retribución divina
manifestada en cada generación y el papel de los profetas,
mientras que Esdras-Nehemías predica la separación de los

13
samaritanos y de los otros pueblos, conceptos ajenos a
Crónicas. Las similitudes lingüísticas y teológicas entre
Crónicas y Esdras-Nehemías se explican como características
generalizadas del idioma y del pensamiento del pueblo judío en
el período posterior al cautiverio babilónico.

Por otro lado, sí parece que Esdras y Nehemías son una sola
obra. La separación en dos, normal en nuestras Biblias, no se
conoce hasta los escritos de Orígenes (siglo III d. de J.C.) y
luego fue adoptada en la Vulgata (siglo IV). En las fuentes más
antiguas —la LXX, Josefo, Melito de Sardis (siglo II d. de
J.C.), el Talmud— Esdras y Nehemías son tratados como un
solo libro. Su separación no aparece en el Texto Masorético
hasta el siglo XV. Aun entonces las notas masoréticas los
consideran como una sola obra, pues colocan al final de
Nehemías el total de versículos de Esdras-Nehemías (685) y
señalan como versículo del medio Neh. 3:32.

El análisis literario también ha dado apoyo a la unidad de


Esdras-Nehemías. Fácilmente se detecta una estructura tripartita
que abarca todo Esdras y la mitad de Nehemías: Esdras 1–6:
Retorno con Sesbasar y Zorobabel para reconstruir el templo.
Esdras 7–10: Retorno de Esdras para enseñar la ley. Nehemías
1–6: Retorno de Nehemías para reconstruir la muralla.Tamara
Eskenazi ha unido todos estos capítulos bajo el concepto de la
construcción de la casa de Dios en Jerusalén. Este tema,
anunciado en Esdras 1:1–4, luego se desarrolla en las tres
secciones ya enumeradas. En Esdras 1–6 se construye el
templo, casa de Dios. Luego en Esdras 7–10 se edifica el
pueblo judío como casa de Dios, y en Nehemías 1–6 se levanta
la muralla para encerrar toda Jerusalén como casa de Dios.

14
En contra de la unidad de Esdras-Nehemías se ha
argumentado que no tiene sentido que una misma obra repita la
misma lista de quienes regresaron del cautiverio (Esd. 2; Neh.
7). Sin embargo, Eskenazi aduce que esta repetición tiene una
función estructural en Esdras-Nehemías, al formar una
“inclusión” que enmarca el relato de los tres retornos. Otra
manera de verlo es que la lista repetida encabeza las dos
secciones ma-
yores de Esdras-Nehemías: el relato de los tres retornos (Esd.
2—Neh. 6), y el resto de la obra (Neh. 7–13).

Según el Talmud, Esdras-Nehemías fue escrito por Esdras y


completado por Nehemías. En efecto ellos dejaron escritos
autobiográficos que sirvieron como fuentes fundamentales para
el autor final y hasta hoy anónimo de Esdras-Nehemías.

ORDEN CRONOLÓGICO DE ESDRAS Y NEHEMÍAS


Según el texto bíblico, Esdras retornó a Jerusalén en el año 7
de Artajerjes (Esd. 7:1, 8, 9), o sea el año 458 a. de J.C., y
Nehemías en el año 20 del mismo rey (Neh. 2:1; 5:14), en el
año 445 a. de J.C. Sin embargo, hasta la década de 1970 la
mayoría de los comentarios críticos concluían que Esdras
regresó después de Nehemías, sea en el año 37 de Artajerjes
(428 a. de J.C.), o en el año 7 de Artajerjes II (398 a. de J.C.).
Estas teorías son intentos de resolver dos problemas: (a) ¿Cómo
se puede explicar que Esdras, quien regresó a Judá para enseñar
la Ley en el año 7 de Artajerjes, no lo hizo hasta el año 20
(Neh. 8)? (b) ¿Cómo se puede explicar que Nehemías tuvo que
lidiar con el problema de matrimonios mixtos (Neh. 13:23–28),
si Esdras ya lo había corregido (Esd. 10)?

15
Estas ideas han perdido terreno en las últimas décadas. Que
Nehemías tuviera que repetir la reforma de Esdras una
generación después (después del año 32 de Artajerjes, ver 13:6,
7) no parece nada increíble. Ignoramos qué hizo Esdras entre
los años 7 y 20 de Artajerjes. Tal vez trabajó con grupos
pequeños de discípulos, o por alguna razón se ausentó de Judá
durante la mayor parte de este período, o el rey Artajerjes limitó
su influencia debido a los eventos de Esdras 4:7–23. Sea como
fuere, muchos estudiosos ahora aceptan que el orden canónico
entraña menos problemas que la inversión del orden. La
inversión requiere no sólo cambiar la fecha en Esdras 7, sino
también la hipótesis de que Nehemías 8 y 9 están colocados
fuera de su orden cronológico (por cierto muchos todavía
aceptan esta teoría) y la supresión de los nombres Nehemías en
Neh. 8:9 y 10:1 y Esdras en Neh. 12:36 (ver también la
exposición de 3:4, 11).

PERSONAJES
El personaje principal del “libro de Nehemías” es Nehemías
mismo. Se le representa como un elemento bueno, así como
Esdras. Los enemigos —Sanbalat, [página 88] Tobías,
Gesem— siempre se presentan como malos. El pueblo es el
segundo “personaje” principal, juntamente con su liderazgo
múltiple. Se le retrata como un personaje más complejo y
realista, a veces bueno y a veces malo.

Conforme avanza la narración, resalta en un momento un


personaje y en otro el otro. En 1:1–7:5 Nehemías es el
protagonista, aunque el pueblo y su liderazgo múltiple juegan
un papel secundario. De hecho, estos se destacan en el capítulo
3, donde Nehemías ni siquiera es mencionado. Luego, en 7:6–
12:26 Nehemías casi desaparece del escenario, y la comunidad

16
y sus líderes son los protagonistas. En el evento culminante del
libro el pueblo, el liderazgo múltiple y Nehemías aparecen
juntos en el escenario para la dedicación de la muralla (12:27–
43). Luego la progresión se revierte. En el capítulo 13 los
judíos y sus líderes fracasan, y Nehemías tiene que luchar para
corregirlos. El libro concluye donde comenzó, con Nehemías
como el único actor humano (13:30,31). Nos deja
preguntándonos si Judá podrá mantenerse fiel a Jehovah cuando
el gran líder Nehemías no esté más para hacer que se cumpla la
voluntad de Dios.

ENSEÑANZAS
Esdras-Nehemías muestra que Judá seguía siendo el pueblo
de Jehovah, aunque habían sido sacados de su tierra, vivían
todavía sujetos al Imperio persa y no tenían rey propio. Para
triunfar tenían que cumplir con el culto a Jehovah en el templo
(Neh. 10:32–39; 12:44–47; 13:10–14, 30, 31), obedecer la Ley
de Moisés (Neh. 1:5, 9, 11; 8:1– 10:29) y mantenerse separados
de las influencias paganas de los pueblos que los rodeaban
(2:20; 9:2; 10:30; 13:4–9, 23–30). Todo esto se podría hacer
solamente clamando a Dios y esforzándose con vigilancia,
como Nehemías.

La muralla construida bajo la dirección de Nehemías no sólo


protegía a Jerusalén de invasiones, sino también le quitaba al
pueblo judío la vergüenza (Neh. 1:3; 2:17) y simbolizaba la
separación del mundo pagano (Neh. 13:19–22; 12:27–43).
Honrando el templo como casa de Jehovah y obedeciendo la
Ley, el pueblo se edificaría también como casa de Jehovah, y
disfrutaría la bendición divina en la ciudad santa, una tercera
dimensión de la casa de Jehovah (ver la exposición de 1:9; 3:1;

17
7:1; 11:1, 2; 12:27–43; 13:22). No se podría contar para
siempre con un líder singular de la calidad de Nehemías. Era
imprescindible que cada miembro del pueblo y de su liderazgo
pusiera de su parte para mantener a la comunidad fiel a su Dios.
Sólo así se cumpliría la meta resaltada en Esdras-Nehemías:
edificar la casa de Jehovah, Dios de Israel, en Jerusalén(Esd.
1:3).

Para los cristianos hay enseñanzas paralelas. Aunque Dios


nos disciplina por nuestro pecado, a veces severamente,
seguimos siendo sus hijos (Heb. 12:3–12). Para triunfar
debemos adorarlo individualmente y reunidos en su iglesia
(Mat. 6:6; Hech. 2:42–47; Heb. 13:15), obedecer su palabra
(Stg. 1:22–25) y mantenernos puros alejándonos de los pecados
y valores del mundo que nos rodea (Stg. 1:27; 1 Ped. 2:11, 12,
4:1–4; 1 Jn. 2:15, 16). Confiando en Cristo, seremos templo del
Espíritu Santo individualmente (1 Cor. 6:19), como iglesia local
(1 Cor. 3:9–17) y como iglesia universal (Ef. 2:20–22; 1 Ped.
2:4). Para edificar la casa de Jehovah en estas tres dimensiones
es necesario que cada cristiano y cada líder cumplan su papel
con fidelidad (Ef. 4:11–16).

18
BOSQUEJO DE NEHEMÍAS

I. CONSTRUCCIÓN DE LA MURALLA, 1:1–6:19


1. Fórmula introductoria, 1:1a
2. Nehemías se entera de la condición de Jerusalén, 1:1b–3
3. Nehemías ora por Judá, 1:4–11
4. Nehemías es enviado por Artajerjes a reconstruir
Jerusalén, 2:1–10
5. Nehemías convence a los judíos de reconstruir la muralla,
2:11–20
6. Muchos grupos reconstruyen la muralla, 3:1–32
a. Reconstrucción del muro norte, 3:1–3
b. Reconstrucción del muro occidental, 3:4–13
c. Reconstrucción del extremo sur de la muralla, 3:14,
15
d. Reconstrucción del muro oriental, 3:16–31
e. Reconstrucción de un tramo en el muro norte, 3:32
7. Las burlas de Sanbalat y Tobías, 4:1–6
a. La amenaza de un ataque, 4:7–15
b. Más medidas defensivas, 4:16–23
c. Los deudores claman, 5:1–5
8. Nehemías socorre a los deudores, 5:6–13
a. Nehemías hace sacrificios económicos a favor del
pueblo, 5:14–19
b. Trampa de la reunión cumbre, 6:1–9
c. Trampa de la falsa profecía, 6:10–14
9. Oposición persistente de Tobías, 6:15–19
a. Nehemías enfrenta burlas y amenazas, 4:1–23
b. Nehemías auxilia a los explotados, 5:1–19
c. Nehemías enfrenta intimidaciones, 6:1–19

19
II. EDIFICACIÓN DEL PUEBLO, 7:1–13:31

1. Nehemías toma medidas para la defensa de Jerusalén,


7:1–73ª
a. Los porteros y los guardias, 7:1–5a
b. Registro de los que retornaron, 7:5b–73a
2. Reunión del primer día, 7:73b–8:12
a. Lectura de la Ley, 7:73b–8:8
i. Reacción positiva del pueblo, 8:9–12
ii. Reunión del día dos, 8:13–18
b. Estudio acerca de la fiesta, 8:13–15
i. Celebración de la fiesta, 8:16–18
ii. Reunión del día veinticuatro, 9:1–10:39
c. El pueblo se compromete a obedecer la Ley, 7:73b–
10:39
i. Resúmenes de la reunión, 9:1–3
ii. Oración de confesión, adoración y clamor,
9:4–38
iii. Pacto de obedecer la Ley, 10:1–39
3. Se repuebla Jerusalén, 11:1–20
a. Notas relacionadas con 11:3–20, 11:21–12:26
b. Sobre los habitantes de Jerusalén, 11:21–24
i. Sobre los habitantes de Judá, 11:25–36
ii. Sobre los sacerdotes levitas, 12:1–26
iii. Preparativos para la dedicación, 12:27–30
4. El acto de dedicación, 12:31–43
a. Las cámaras del templo y las ofrendas, 12:44–13:14
b. Los judíos nombran encargados de las cámaras y
ofrendan, 12:44–47
5. Los judíos excluyen a los extranjeros de Israel, 13:1–3
a. Nehemías expulsa a Tobías de las cámaras, 13:4–14
i. El sábado y los matrimonios mixtos, 13:15–29

20
ii. Nehemías corrige la profanación del sábado,
13:15–22
iii. Nehemías lucha en contra de los matrimonios
mixtos, 13:23–29
b. Nehemías resume su obra y pide recompensa, 13:30,
31
i. Se repuebla la ciudad santa, 11:1–12:26
ii. Se dedica la muralla, 12:27–43
c. Nehemías corrige las recaídas del pueblo, 12:44–
13:31

21
I. CONSTRUCCIÓN DE
LA MURALLA,
(1:1—6:19)

22
1. Fórmula introductoria, 1:1a
Fórmulas similares introducen escritos proféticos (Jer. 1:1;
Amós. 1:1) y sapienciales (Ecl. 1:1; Prov. 30:1), pero sólo aquí
una obra histórica. El vocablo traducido palabras (dabar 1697)
también significa hechos (ver 1 Rey. 11:41; 1 Crón. 29:29; 2
Crón. 9:29; 12:15; 13:22; 16:11; 20:34). Aquí cabe un juego
con ambos sentidos, pues aproximadamente la mitad del libro
se refiere a hechos de Nehemías narrados en sus propias
palabras (1:1–2:20; 4:1–7:73; 12:31, 32, 38–40; 13:4–31). Se
supone que estos textos provienen de un documento
autobiográfico que los estudiosos llaman “Las memorias de
Nehemías”.

Nehemías significa “Jehovah ha consolado”. Hay dos


Nehemías más en el libro (3:16; 7:7). El nombre Hacalías tiene
la misma estructura, “Jehovah ha…”, pero no se sabe qué
significa el verbo hacal, ni tampoco sabemos nada más del
padre de Nehemías.

2. Nehemías se entera de la condición de Jerusalén, 1:1b–3


Susa era la capital donde los reyes persas pasaban el invierno.
La capital veraniega era Acmeta (también llamada Ecbatana) en
Media (ver Esd. 6:2). El vocablo traducido capital (biyrah
1002) es lit. “ciudadela, fortaleza”, así como en 2:8. Era un
apodo de Susa (Est. 1:2, 5; 2:3, 5, 8; 3:15; 8:14; 9:6, 11, 12;
Dan. 8:2). Si originalmente se refería al palacio real y a la
fortaleza que lo rodeaba, algún día llegó a aplicarse a toda la
ciudad. Así la traducción “capital” o “residencia real” capta
bien el uso aquí. Por qué Nehemías estaba en Susa o qué hacía
allí son datos que se nos esconden hasta el v. 11.

23
Quislev, el noveno mes judío, comenzaba a mediados de
noviembre. ¿El año 20 será el año 20 de la vida de Nehemías
(como “el año 30” en Eze. 1:1), de su estancia en Susa, o de
algún reinado? De nuevo Nehemías nos deja sin respuesta,
ahora hasta el 2:1 (ver exposición de 1:11).

El grupo de Judá (1:2) había viajado unos 1.800 km. El viaje


de Jerusalén a Babilonia era de unos cuatro meses (Esd. 7:9), y
el tramo de Babilonia a Susa agregaba algunas semanas más.
Hermanos (1:2) puede significar “parientes” (ver 4:2; 5:10),
pero 7:2 sugiere que Hanani fue hermano consanguíneo de
Nehemías.

Nehemías tomó la iniciativa para indagar acerca de Jerusalén


y Judá (1:2). Los judíos que habían escapado, que habían
quedado de la cautividad no eran los que se habían escapado de
ser llevados al cautiverio, sino los que se habían escapado para
regresar del cautiverio (ver Esd. 9:8, 13, 15 donde la expresión
aquí traducida “los que habían escapado” se cambia por
“sobrevivientes”; cf. también “el que quede” en Esd. 1:4).

La provincia (1:3) era Judá, provincia del Imperio persa (ver


11:3; Esd. 5:8). La palabra traducida derribada no significa
“totalmente destruida”, sino “llena de brechas” (cf. 4:7; 6:1). La
reacción de Nehemías en el v. 4 sugiere que el informe de 1:3
lo tomó por sorpresa. Debía referirse a una destrucción reciente
y no sólo a lo que los babilonios hicieron en el año 586 a. de
J.C., hacía más de 140 años. De hecho, en el reinado de
Artajerjes los judíos habían intentado reconstruir los muros de
Jerusalén (Esd. 4:7,5,12), y ese proyecto fue detenido con poder
y fuerza (Esd. 4:23). Si Esdras 4:12 se refiere a los que
regresaron a Judá con Esdras en el año 458 a. de J.C. (ver Esd.

24
8), la intervención violenta tal vez se dio poco antes de que
Hanani y sus amigos viajaran a Susa.

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Semillero homilético
Dios llama a un líder que quiere a su pueblo 1:1–3

Introducción: Respondemos en diferentes maneras a las noticias


de desastres. Meditemos acerca de cómo respondió Nehemías
ante tales noticias. Su manera de responder lo ayudó a
convertirse de ser un seguidor a ser un líder. ¿Cómo debemos
recibir mensajes conmovedores y cómo debemos responder?
Dios nos llama a servirlo a él y a su pueblo a través de este tipo
de experiencias.

Un líder toma en cuenta al mensajero que trae el mensaje.


¿Podemos tener confianza en la fidelidad del mensajero?
¿Podemos tener confianza en la veracidad del contenido de su
mensaje?

Como creyentes en un Señor que quiere, nosotros debemos


querer también. Sin embargo, debemos evaluar primero si el
mensajero y el mensaje son verídicos. Necesitamos tener
cuidado con desconocidos que nos traen mensajes falsos. Un
líder toma en cuenta el contenido del mensaje.

Considera la severa situación de las personas involucradas.


Considera la situación de la ciudad (las murallas y puertas).

Un líder toma en cuenta la magnitud del mensaje.

25
El destinatario siente una tristeza profunda. Su receptividad es
evidencia de un corazón preparado por Dios.

El destinatario responde de una manera que indica que había


sido llamado por Dios para una tarea importante.

La respuesta que recibió Nehemías indica que cada uno tiene


que estar listo para recibir el llamado y para obedecer al que lo
llama, nuestro Dios soberano.

Conclusión: Recibimos diariamente muchos mensajes.


Tenemos que discernir cuáles vienen de parte de Dios. Seamos
espiritualmente sensibles por medio de la obra del Espíritu
Santo. Él puede hablarnos por medio de otros. Dios nos llama a
servirle a él y a su pueblo.

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En esta época los persas, para evitar rebeliones, casi no


permitían que las ciudades de sus provincias tuvieran muralla
[página 95] (cf. 2:19; 6:5–7; Esd. 4:13). En toda Siria y
Palestina sólo dos ciudades estaban amuralladas a mediados del
siglo V. Samaria, con todo y ser capital provincial, no era una
de ellas. No obstante, los judíos consideraban que estaban en
gran dificultad y afrenta porque: (1) acababan de ser humillados
por sus enemigos cuando quisieron construir los muros de
Jerusalén (Esd. 4:9–23); y (2) esperaban que después del
retorno del cautiverio Jehovah exaltaría a Jerusalén (Isa. 60–
62), “edificada para Jehovah desde la torre de Hananeel hasta la
puerta de la Esquina” (Jer. 31:38). La condición devastada de la
ciudad chocaba con su fe en las promesas de Jehovah.

26
3. Nehemías ora por Judá, 1:4–11
Nehemías reaccionó con dolor y oración (1:4). Aunque vivía
lejos de la tierra santa, se identificaba con el pueblo allí. Su
reacción duró “días” (la palabra “algunos” no está en el
hebreo), los cuales, como se verá en 2:1, se extendieron a
cuatro meses. El hebreo literalmente tiene “estuve ayunando y
orando”; indicando acción repetida (cf. v. 6). El ayuno
expresaba dolor y arrepentimiento (Joel 2:12, 13) y reforzaba la
oración (Esd.8:23).

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Semillero homilético
Dios usa a un líder que ora por su pueblo 1:4–11

Introducción: Haga una lista de las maneras o razones por las


que el mundo es imperfecto: enfermedad, divorcios, injusticias,
desempleo, guerras, terremotos, etc. ¿Qué puede hacer usted
acerca de todo esto? Nehemías se dio cuenta de la imperfección
de su mundo. Él oró al oír sobre la pésima situación en que se
encontraba su pueblo en Jerusalén. Apeló primeramente a la
autoridad suprema, la divina. Luego, apeló a la autoridad
humana, la terrenal.

Analicemos la oración de Nehemías prestando atención a la


actitud que tuvo hacia Dios, hacia su pueblo y hacia sí mismo.
Consideremos detenidamente cuál fue su petición al Señor. La
oración de Nehemías ha llegado a ser un modelo para nosotros,
aunque las situaciones y condiciones son diferentes. Este líder
del Antiguo Testamento debiera convertirse en uno de nuestros
profesores en la escuela de la oración.

27
Examinemos nuestra actitud hacia Dios.
Reconozcamos la grandeza de Dios (v. 5a).
Reconozcamos que Dios es fiel a su pacto (v. 5b).
Reconozcamos que Dios es fiel a su propia naturaleza (v. 5c).
Reconozcamos que Dios es fiel a sus promesas (v.6a).
Reconozcamos que Dios responde a las oraciones de sus hijos
(v. 6b).

Examinemos nuestra actitud hacia nuestro pecado.

Confesemos que todos hemos pecado (v. 6c).


Confesemos que nosotros mismos hemos pecado (v. 6d).
Confesemos que hemos distorsionado (actuado inicuamente)
nuestra vida (v.7a).
Confesemos que hemos violado la ley divina (v. 7b).

Examinemos nuestra actitud hacia el plan divino.

El plan divino incluye el castigo por el pecado (v.8).


El plan divino incluye la oferta de reconciliación (vv. 9, 10).

Examinemos nuestra actitud hacia nuestras peticiones.

Nuestras peticiones tienen que ser basadas en nuestra relación


familiar con Dios (v. 10).
Nuestras peticiones tienen que estar basadas en nuestro
respeto y reverencia por Dios (v. 11a).
Nuestras peticiones son correctas al pedir la gracia de Dios a
favor de lo qu es su voluntad divina (v.11b).

28
Conclusión: Jesús, también, nos enseñó cómo orar en la
Oración Modelo (Luc. 11:1–4). Tanto Nehemías como Jesús
nos enseñan que nuestras oraciones tienen que: (1) tomar en
cuenta nuestra reverencia para con Dios, (2) confesar el pecado
nuestro y el de nuestro pueblo, y (3) pedir que Dios haga su
voluntad divina por medio de nuestra vida de obediencia.
---------------------------------------------------

El título “Dios de los cielos” (1:4, 5) se aplica a Jehovah ya en


Génesis 24:7, y Jonás, hablando a paganos, también lo usa (Jon.
1:9). Durante el dominio persa los judíos empleaban el título
con mayor frecuencia (1:5; 2:4, 20; Esd. 5:12; 6:9, 10; los
Papiros de Elefantina), refutando así a los persas que lo
atribuían a su dios supremo, Ormuz.

En 1:5–11 Nehemías resume su oración por Judá; está


cargada con expresiones tomadas de las Escrituras,
especialmente de Deuteronomio (cf. también 1 Rey. 8:28, 29; 2
Crón. 6:19, 20). Por otro lado, no corresponde en su forma a
ninguno de los géneros conocidos de oraciones. Está compuesta
de un llamado a Jehovah que enumera sus virtudes (1:5), un
ruego a escuchar la oración (1:6a), una confesión de pecados
(1:6b, 7), un ruego a recordar las promesas del pacto (1:8, 9),
una alusión a la obra pasada de Jehovah a favor de su pueblo
(1:10), otro ruego a escuchar (1:11a) y, al final, la petición
concreta (1:11b). En cuanto a su temática, es una oración de
arrepentimiento como en 9:6–37; Esdras 9:6–15; Daniel 9:4–
19; y el apócrifo Baruc 1:15–3:8.

Nehemías se dirigía a Jehovah como el Dios supremo,


poderoso y leal (1:5; cf. Dan. 9:4). El nombre Jehovah, usado
por Nehemías sólo aquí y en 5:13 (ver la exposición de 1:11),

29
subraya la relación de pacto entre Dios e Israel. La enumeración
de las virtudes divinas constituía una alabanza y a la vez una
confesión de confianza de que Jehová concedería la petición.

Dios grande y temible (1:5) es una frase que proviene de


Deuteronomio 7:21; 10:17 señala que Jehovah es supremo (el
hebreo literalmente dice “el Dios grande”) y hacedor de obras
asombrosas que inspiran temor. Tal Dios sería capaz de
responder (cf. 4:14).

La descripción de Dios en el v. 5b proviene de Deuteronomio


7:9. Guardar el pacto significa cumplirlo. Se trata del pacto de
Moisés, en el que Jehovah se había comprometido a bendecir a
Israel si este cumplía con su parte. En relación con los pactos el
vocablo hebreo jésed 2617, [página 97] comúnmente traducido
como misericordia, significa más exactamente “fidelidad,
lealtad”. Amar a Jehovah (1:5) no era primordialmente asunto
de los sentimientos, sino de gratitud expresada en lealtad y
obediencia. Los que aman a Dios guardan sus mandamientos
(Juan 15:16, 21, 23, 24; 1 Jn. 5:2, 3).

Nehemías enmarcaba la mayor parte de su oración entre dos


ruegos a que Jehová le prestara atención (1:6, 11), tema común
en las plegarias del Antiguo Testamento (ver 1 Rey. 8:28; 2
Crón. 6:40; Sal. 130:2; Isa. 37:17). Nehemías elevaba su
oración de día y de noche (1:6), o sea, constantemente (cf. 1
Tes. 5:17). Aunque casi todos los habitantes de Judá
pertenecían a las tribus de Judá, Benjamín y Leví (ver Esd. 1:5),
los denominaba los hijos de Israel. Así daba a entender que la
comunidad de Judá era la continuación legítima de las doce
tribus de Israel y heredera de las promesas de Dios a su pueblo

30
(cf. Esd. 6:17). Si bien no habían sido obedientes a Jehovah
(1:6b, 7), ahora los llamaba tus siervos (1:6; ver 1:9–11).

La confesión de los pecados de Israel (1:6b, 7) tiene paralelos


en otras oraciones del período (9:6–37; Esd. 9:6–15; Dan. 9:4–
19). Repitiendo “hemos pecado” (traducido hemos cometido la
primera vez), Nehemías se solidarizaba con la culpa de Israel
(1:6b). La primera persona plural se emplea con el mismo fin
en v. 7, Esdras 9:6–15 y Daniel 9:5–16, conforme al modelo de
Moisés en Éxodo 34:9. Al incluirse a sí mismo entre los
pecadores, Nehemías reconocía que ante Jehovah no hay
ningún justo (cf. Dan. 9:20). Sin embargo, hablaba sobre todo
de la infidelidad de Judá al pacto mosaico antes del cautiverio
babilónico (1:7). La expresión los mandamientos, las leyes y
los decretos proviene de Deuteronomio (ver Deut. 6:1), así
como tu siervo Moisés (ver Deut. 34:5).

Verdades prácticas
Dios nos habla de distintas maneras. Haga una lista de las
diferentes maneras en que Dios le ha hablado a usted durante el
mes pasado. Seamos sensibles a su voz.

Antes de que podamos lograr algo de valor en relación con las


autoridades humanas, tenemos que tener primero el apoyo de la
autoridad divina.

Nuestra oración no convence a Dios de que nosotros tenemos


la solución de los problemas. Al contrario, la oración nos pone
en relación con Dios y abre la ventana celestial para que sus
respuestas celestiales actúen eficazmente para cambiar las
situaciones terrenales.

31
Habiendo confesado el pecado de Judá, Nehemías no podía
basar su petición solamente en el amor y la obediencia del
pueblo (cf. v. 5b). Por eso, acudió a otro “mandamiento” del
pacto de Moisés: la promesa de restauración (1:8, 9). Al decir
mandaste (1:8) insinuaba que Jehovah se había obligado a sí
mismo restaurar al pueblo arrepentido.

La palabra (1:8) que Nehemías resume en 1:8, 9 era


Deuteronomio 30:1–4. La condición que Dios había establecido
para restaurar a Israel era un arrepentimiento manifestado en
obras (1:9; Deut. 30:1–3). Al citar esta condición Nehemías
insinuaba que los judíos ahora la cumplían. Ciertamente, el
grupo que regresó de Babilonia a Judá se había limpiado de la
idolatría (aunque esta seguía siendo un peligro real, ver 13:23–
27; Esd. 9:1, 2).

Joya bíblica
Oh, Jehovah, por favor, está atento tu oído a la oración de tu
siervo y a la oración de tus siervos que quieren reverenciar tu
nombre. Prospera, por favor, a tu siervo hoy, y concédele gracia
ante aquel hombre (1:11a).

La promesa que Nehemías cita en su oración es la del retorno


(1:9b). Ahora bien, Dios había cumplido esa promesa hacía
unos 90 años (ver Esd. 1–6). Sin embargo, la promesa del
retorno en Deut. 30:1–4 está ligada a otras de bendición y
prosperidad en la tierra prometida (Deut. 30:5, 9). De estas
promesas aquí indirectamente Nehemías le recuerda a Jehovah.

El extremo de los cielos (1:9) era el horizonte más lejano (cf.


Deut. 4:32; 30:4). El lugar escogido para que allí habitara el
nombre de Jehovah (1:9b) era el templo (Deut.12:5, 11, 14; 1

32
Rey. 8:29; 2 Crón. 6:20), pero aquí la expresión parece abarcar
más. Para Nehemías no sólo el templo, sino toda Jerusalén era
casa de Dios (ver “Autor” y “Enseñanzas” en la
“Introducción”). Al final del v. 9, él sutilmente le recuerda a
Jehovah que todavía no se ven las evidencias plenas de su
morada en la ciudad y la tierra santas.

Luego trae a colación la obra de Dios para librar a su pueblo


(1:10). Hace eco de Deuteronomio 9:29, donde Moisés, después
del éxodo, intercede ante Jehovah para que no destruya a Israel
en el desierto. Nehemías da a entender que de nuevo el Señor
ha librado a su pueblo, ahora de Babilonia, y que de nuevo no
lo debe dejar perecer. A la cita de Deuteronomio 9:29
Nehemías agrega ellos son tus siervos, sugiriendo así una vez
más que los que han retornado llenan la condición de
arrepentimiento (ver v. 9). La redención de Egipto por la
poderosa mano de Jehovah es un lugar común en Deuteronomio
(Deut. 3:24; 4:34; 5:15; 7:8; 9:26).

Repitiendo el ruego que Dios escuchara su oración (1:11; ver


v. 6), Nehemías se dirige a él como “Señor” (equivocadamente
traducido Jehovah), reconociendo así su poder y soberanía (cf.
4:14, el único otro pasaje donde “Señor” se usa en Nehemías).
Agrega que otros siervos del Señor también oran como él. El
aporte de otros a la restauración de Judá y Jerusalén será un
tema cada vez más prominente conforme avanza el libro (ver
“Personajes” en la “Introducción”).

El hebreo traducido quieren reverenciar (1:11) es lit. “se


deleitan en temer”. Temer al Señor es tener miedo de
desobedecerlo (cf. Éxo. 20:20), pero también la confianza de

33
que él bendecirá a quienes acaten sus mandamientos (ver Deut.
6:2, 3). Esa bendición es la que Nehemías ahora busca.

La petición apremiante y específica a la cual toda la oración


apunta apenas se menciona al final (1:11b). Todo lo anterior
(1:5–11a) echa los fundamentos para esta petición (ver el
mismo fenómeno en la oración de 2 Crón. 20:6–12). A primera
vista, no entendemos la petición, un ruego de que Dios le
concediera “misericordia, compasión” (una traducción más
exacta [página 99] que gracia) ante algún hombre. Sólo
sabemos que hoy, cada día, Nehemías repite esta súplica.

Habiendo resumido su oración incesante, Nehemías nos


asombra con una nota escueta: ¡Él era un alto funcionario con
acceso personal al rey persa! (1:11b). Esta revelación nos
obliga a releer y reinterpretar todo el cap. 1. Ahora vemos que
Nehemías tenía posibilidades de influir a favor de Judá. Si bien
el rey no se ha identificado todavía, suponemos que será el rey
de Susa (cf. 1:1), el emperador persa, soberano sobre la mayor
parte del mundo conocido, incluyendo Judá. Sin embargo, para
Nehemías era, en comparación con Jehovah, sólo un hombre
(1:11).

Las evidencias del Antiguo Oriente indican que el copero era


no sólo un siervo de mucha confianza, sino también un
funcionario de alto rango. Una de las más llamativas son las
listas asirias de años epónimos. Los reyes asirios asignaban a
cada año su propio nombre o el nombre de alguno de sus
funcionarios. En muchos reinados el copero principal fue
honrado así en el tercero, cuarto o quinto año. Que Nehemías
era el principal copero es sugerido por el acceso diario que tenía

34
al rey (ver hoy en el 1:11) y las responsabilidades que
posteriormente se le asignarían (2:4–10; 5:14).

Posiblemente Nehemías era eunuco, así como muchos


funcionarios persas, especialmente los que tenían acceso al
harén real (cf. 2:6). Sin embargo, había funcionarios persas que
no eran eunucos, como Amán (cf. Est. 6:13; 7:8), y
posiblemente Nehemías. De otro modo, sus enemigos
seguramente lo hubieran publicado, pues según Deuteronomio
23:1 los eunucos debían ser excluidos de la congregación de
Jehovah.

4. Nehemías es enviado por Artajerjes a reconstruir


Jerusalén, 2:1–10
Llegó Nisán, el primer mes del año judío (2:1), que
comenzaba a mediados de marzo. Nehemías ya llevaba cuatro
meses de estar haciendo la oración de 1:5–11 día y noche (cf.
1:1, 6), con lágrimas y ayunos (cf. 1:4).

Fue el año 20 de Artajerjes, o sea, el 445 a. de J.C.


Normalmente los años de los reinados persas se contaban
partiendo del mes de Nisán. Sin embargo, en 1:1 se indica que
el mes de Quislev anterior también estaba en el año 20. Tal vez,
entonces, Nehemías aquí toma como inicio del año 20 de
Artajerjes el aniversario del inicio de su reinado, o quizá el
primero de Tisri, el séptimo mes (septiembre-octubre), ya que
en el Antiguo Testamento los años de los reinados a veces se
cuentan partiendo de Nisán y a veces de Tisri.

Al fin Nehemías identifica al rey (2:1; cf. 1:11). El lector


recordará que el mismo Artajerjes había respaldado el proyecto
de Esdras de honrar el templo de Jehovah en Jerusalén y de

35
enseñar y aplicar la Ley en Judá (Esd. 7:6, 11–28). Sin
embargo, también había parado la reconstrucción de los muros
de Jerusalén (Esd. 4:7–23), si bien dejó abierta la puerta para
revertir esa orden (Esd. 4:21). ¿Qué actitud tomaría ahora?

Nehemías le sirve el vino (2:1). La conversación siguiente no


sugiere un banquete público, sino un contexto privado. Viendo
[página 100] triste a su copero por primera vez, Artajerjes le
pregunta la causa (2:1, 2). Así abre un diálogo en que tres veces
él dirige una pregunta a su copero (2:2, 4a, 6a) y tres veces éste
le responde (2:2b, 3, 4b, 5, 6b).

Algunos opinan que Nehemías puso una cara triste para


buscar una oportunidad de hablar con el rey acerca de
Jerusalén. Sin embargo, su reacción asustada (2:2) implica lo
contrario. ¿Por qué sintió muchísimo temor? ¿Al rey no le
agradaba que sus siervos estuvieran tristes en su presencia?
¿Pensó Nehemías que el rey lo acusaba de alguna malicia? (La
frase “quebranto de corazón”, literalmente “mal de corazón” en
el hebreo, podría entenderse como “malicia de corazón” como
en 1 Sam. 17:28.) O, ¿era que Nehemías finalmente vio la
oportunidad de hablar con el rey acerca de Jerusalén y sabía que
era un tema delicado? Quizá más de uno de estos factores
incidió en su miedo.

Mensajero falso con mensaje falso


Tuve el privilegio de servir como pastor en varias iglesias en
mi país. Un día, un joven llegó a nuestra casa. Me dijo que su
mamá había muerto y no tenía dinero para sepultarla. Me
preguntó si yo podría
prestarle dinero para poder hacerlo. P rometió que me pagaría
dentro de un mes cuando recibiera un cheque que estaba

36
esperando. Me ofrecí a ir con él a visitar a su familia. Sin
embargo, él se negó a aceptar mi ofrecimiento de cuidado
personal y se fue. Nunca regresó. Luego, otros pastores me
informaron que este hombre había llegado a las casas de ellos
con la misma historia. Hay que tener cuidado, porque hay
mensajeros falsos con mensajes falsos.

Siempre hay personas que quieren engañar. Sin embargo, en


el caso de Nehemías los que llegaron hasta él eran personas en
quienes sí se podía confiar. Aquellos eran mensajeros
verdaderos con mensajes verdaderos.

Al contestar, Nehemías primero reafirmó su lealtad al rey


mediante el saludo tradicional (2:3; cf. 1 Rey. 1:31; Dan. 2:4).
Luego le dio una respuesta sabia, seguramente planificada
durante sus cuatro meses de oración. Hizo un acercamiento
personalizado, sentimental y cauto. En vez de debatir
cuestiones políticas, habló de los sepulcros de sus padres. Los
reyes del Antiguo Oriente guardaban un respeto profundo por
los sepulcros ancestrales. Nehemías evitó el nombre
“Jerusalén”, ciudad que Artajerjes había tildado de rebelde y
peligrosa (Esd. 4:12, 19, 20). En vez de la delicada palabra
“muralla”, sólo habló de las puertas de la ciudad. No pidió
nada, sino sólo explicó su tristeza en respuesta a la pregunta del
rey.

La segunda pregunta de Artajerjes abrió una puerta grande


(2:4). El rey suponía que si su copero le había planteado un
problema, ya tenía un plan para resolverlo, el cual requería la
autorización real. Sin embargo, antes de responder, Nehemías
despachó una plegaria telegráfica (2:4; ver 1:11b). En cuanto al
título Dios de los cielos, ver la exposición de 1:4.

37
Plasmó su propuesta en oraciones paralelas (2:5). Comenzó
con el protocolo indicado: Si le agrada al rey y si tu servidor es
acepto ante ti, Seguidamente inició su petición propia con otro
paralelismo: Envíame a Judá a la ciudad… de mis padres.

Guardó lo principal y más delicado hasta el final: para que yo


la reedifique, una sola palabra en el hebreo. Todavía evitó decir
“Jerusalén” y “muralla”, pero edificar la ciudad bien podía
incluir amurallarla (ver Jos. 6:26; 1 Rey. 12:25; 15:17, 21, 22;
16:34).

En su tercera pregunta Artajerjes ya se mostraba favorable a


la solicitud (2:6a). De hecho, la concedió antes que Nehemías le
respondiera (2:6b). Siempre da por sentado que su copero ya
tenía un plan detallado. El plazo que Nehemías le señaló debía
de ser corto (cf. 6:15), aunque él terminaría quedándose en Judá
12 años (5:14; 13:6).

¿Por qué Nehemías menciona a la reina (2:6)? Tal vez fue


para indicar que el diálogo se realizó en privado, pues las reinas
raras veces asistían a los banquetes públicos (Est. 1:5–12). O
quizá ella influyó en la respuesta positiva de Artajerjes, o, al
contrario, era un obstáculo para Nehemías. El uso del artículo,
la, sugiere que era la reina oficial, Damaspia, y no cualquiera
otra del harén real (cf. Dan. 5:2, 3, 23).

Luego Nehemías pidió cartas de apoyo oficial (2:7, 8).


Durante los cuatro meses de oración Nehemías había
desarrollado un plan pormenorizado. Cuando le llegó el
momento de hacer su petición, la presentó como un programa
bien pensado y estructurado.

38
Más Allá del Río (2:7) era la satrapía del Imperio persa que se
extendía desde el río Éufrates hasta el mar Mediterráneo, e
incluía provincias como Samaria y Judá, cada una con su propio
gobernador. El lado occidental del Éufrates era “más allá del
río” desde la perspectiva de Persia. La petición de cartas de
salvoconducto anticipaba la oposición de algunos de los
gobernadores (ver v. 10; cf. Esd. 4:5–23; 5:3, 4).

La carta para Asaf autorizaría madera para tres


construcciones (2:8). El bosque (el hebreo tiene el singular)
probablemente no estaba en el Líbano (ver Esd. 3:7), sino en
Judá (ver Hag. 1:8), pues Asaf era nombre judío. La ciudadela
era una fortaleza en el monte del templo o al norte de él (ver 1
Mac. 13:52), donde posteriormente Herodes construiría la
fortaleza Antonia (cf. Hech. 21:27–40). En la construcción de la
muralla (al fin Nehemías pronunció esa palabra delicada),
hileras de madera se intercalarían con hileras de piedras (cf. 1
Rey. 6:36; Esd. 6:4; 5:8), tal vez para dar mayor resistencia ante
los terremotos. La madera para la casa de Nehemías sería una
evidencia del apoyo imperial, y así una ayuda para vencer
cualquier oposición local al proyecto.

Verdades prácticas
Dios llama a personas a su servicio en maneras diferentes.
Llamó a Nehemías por medio de un mensaje desde Jerusalén
acerca de la condición de la ciudad y los muros (Neh. 1:1–3).
Llamó a Moisés por medio de una zarza ardiente (Éxo. 3:1 ss.).
Llamó a Isaías por medio de un culto de adoración en el templo
(Isa. 6:1).
Llamó a Eliseo por medio de otro profeta, Elías, quien tiró
sobre él su manto (1 Rey. 19:19).

39
Llamó a Pablo en el camino a Damasco (Hech. 9:3–19; 22:6–
21; 26:13–23).

Y a usted, ¿cómo lo está llamando?

Artajerjes concedió las cartas (2:8b). Las virtudes de


Nehemías debieron influir en su decisión, y seguramente el
emperador esperaba algún beneficio político. Probablemente
quería fortalecer a Jerusalén como una defensa contra los
griegos, la otra “superpotencia” en aquel entonces. No obstante,
Nehemías atribuyó la decisión a la bondadosa mano de mi Dios
(la misma frase, o similar, se repite en el v. 18; Esd. 7:6, 9, 28;
8:18, 22, 31). A través de las otras causas, y por encima de
ellas, obraba Jehovah.

En su viaje a Jerusalén Nehemías utilizó las cartas de


salvoconducto (2:9). Los jefes del ejército y jinetes protegían al
copero e impresionaban a cualquier gobernador que quisiera
ponerle trabas. El plural jefes implica que el contingente era
grande, pues cada uno tendría una tropa a su mando. Esdras no
pidió escolta militar, para evitar que la petición no desacreditara
a Jehovah (Esd. 8:22, 23). Nehemías, en cambio, no claudicaba
en aprovechar el puesto y la influencia que Dios le había dado
para conseguir apoyo para la reconstrucción de la muralla.

El v. 10 concluye el relato tan alentador con una nota


preocupante. Sanbalat era gobernador de la provincia persa de
Samaria, al norte de Judá. Un papiro de Elefantina en Egipto,
con fecha del año 408 ó 407 a. de J.C., dice: “Hemos expuesto
todo el asunto en una carta… dirigida a Delaías y Selemías, los
hijos de Sanbalat, gobernador de Samaria”. Muestra que 37
años después de la llegada de Nehemías, Sanbalat todavía

40
gobernaba, pero ya de edad avanzada, sobre Samaria, si bien
sus hijos aparentemente ya manejaban muchos asuntos del
gobierno. Su nombre es babilonio; significa “Sin (el dios Luna)
ha dado vida”. Quizás era descendiente de una familia babilonia
que fue trasladada a Israel por los asirios después de la
deportación israelita en el año 721 a. de J.C. (2 Rey. 17:24;
Esd. 4:2, 9, 10). Adoraba al Dios de Israel, pues la ías al final
de los nombres de sus hijos significa “Jehovah” (así como en
Tobías y en los nombres en 1:1). Sin embargo, su religión
probablemente era sincrética, mezclada con la adoración de
otros dioses (ver 2 Rey. 17:41; Esd. 4:2, 3). Nehemías lo llama
“horonita”, tal vez porque era oriundo de Bet-jorón Baja o Bet-
jorón Alta, ciudades de Efraín (Jos. 16:3, 5). Según otras
teorías, “horonita” significa “originario de Horonaim” en Moab
(Isa. 15:5; Jer. 48:3); “procedente de Harán” en Mesopotamia,
un centro de la adoración del dios Sin; “oriundo de Hawan”, al
oriente de Galilea; o “adorador del dios Horón”.

Según una teoría, Tobías era de estirpe israelita, pues su


nombre es hebreo (cf. 7:62). Significa “Jehovah es bueno”. Su
hijo también tenía un nombre hebreo: Johanán, “Jehovah ha
tenido misericordia” (6:18). Varias evidencias antiguas sugieren
que la familia de Tobías estuvo en eminencia en Amón por
siglos. Si Amón era una provincia persa, es posible que Tobías
[página 103] fuera su gobernador. Probablemente tenía un título
honorífico como “el siervo del rey”, pero Nehemías, en son de
burla, lo abreviaba a el siervo o “el esclavo” (la palabra hebrea
tiene las dos acepciones). El apodo “amonita” también
escarnecía a este israelita convertido en amonita, miembro de
un pueblo excluido de la congregación de Jehovah (ver 13:1;
Deut. 23:3). Otra teoría es que Tobías era subalterno de

41
Sanbalat en Samaria, y que era de una familia amonita que,
como Sanbalat, adoraba a Jehovah sincréticamente.

Oyeron (2:10) es un verbo clave en la estructura de caps. 2–6.


Cada vez que el proyecto de la reconstrucción de la muralla
avanzaba, los enemigos lo oyeron y reaccionaron con desagrado
u oposición (2:10, 19; 4:1, 7; 6:1). Por otro lado, el mismo
verbo introducirá el anuncio del fracaso de la oposición (4:15;
6:16).

Nehemías excluye a Sanbalat y Tobías de los legítimos hijos


de Israel (2:10). Resalta su maldad mediante un contraste en el
heb. entre las palabras “bueno” y “malo”. A ellos les disgustó
(lit. “les pareció malo”) el bien (“lo bueno”) que Nehemías
procuraba, la bondadosa (lit. “buena”) mano de Dios (v. 8) y lo
que agradó (lit. “pareció bueno”) al rey (vv. 5, 6, 7). Su
desagrado reflejaba sus intereses. Reconocían que la venida de
Nehemías amenazaba su poder en Jerusalén (ver 6:16–19;
13:4–9, 28; cf. Esd. 4:11, 12, 17, 23).

5. Nehemías convence a los judíos de reconstruir la muralla,


2:11–20
Después del viaje de 1.800 km (ver la exposición de 1:2),
Nehemías tomó tres días, es decir, el resto del día de su llegada
más los dos días siguientes, para descansar, ordenar sus asuntos
y su casa, y ser recibido por las personas de influencia (2:11; cf.
Esd. 8:32, 33).

La noche del tercer día Nehemías hizo un recorrido de los


muros del sur de Jerusalén (2:12–16). Las repeticiones subrayan
que buscaba examinar los muros (2:13, 15) y que la inspección
fue secreta (de noche, 2:12, 13, 15), porque el proyecto de

42
reconstrucción también lo era (2:12, 16). Nehemías quería
informarse directamente de la condición de la muralla antes de
anunciar el proyecto. Así podía anticipar las objeciones de los
escépticos y los opositores, especialmente de los aliados
poderosos de Tobías y Sanbalat (ver 6:17–19; 13:4, 5, 28).

Los pocos varones que acompañaron a Nehemías (2:12)


deben haber sido de su confianza, incluyendo guías de
Jerusalén. Les exigió ir a pie para evitar llamar la atención de
los habitantes de la ciudad. No obstante, él iba montado,
preservando su dignidad como funcionario persa. Su animal
debía ser mula o asno, pues estos caminan con más seguridad y
menos ruido que los caballos. Nehemías aclara que fue Dios
quien le había dado el deseo de construir los muros (2:12), así
como había inclinado el corazón de Artajerjes en otra ocasión
(Esd. 7:27).

Inspeccionó la muralla de la mitad sur de Jerusalén (2:13–15),


primero en el lado occidental (2:13) y luego en el lado oriental
(2:14, 15). Salió por la puerta del Valle (2:13), que conducía al
valle que separaba los cerros oriental y occidental de Jerusalén.
Las evidencias arqueológicas indican que Nehemías dejó el
cerro occidental afuera de su muralla.

Procediendo hacia el sur, Nehemías pasó frente al manantial


del Dragón (2:13), sitio hoy desconocido. Habiendo avanzado
unos 450 m (ver 3:13), llegó a la puerta del Muladar, o mejor,
“del Basurero”. Se cree que estaba cerca del extremo sur de la
muralla occidental, y que conducía al basurero en el valle de
Hinom. Nehemías iba observando que la muralla estaba “llena
de brechas” (ver la explicación de derribado en 1:3) y las
puertas quemadas (2:13).

43
Luego Nehemías comenzó a subir hacia el norte por el valle
de Quedrón en el lado oriental de la ciudad. La puerta de la
Fuente (2:14) probablemente estaba cerca del extremo sur del
cerro y conducía a En-rogel, un manantial afuera del muro (ver
Jos. 15:7; 18:16). Muchos opinan que el estanque del Rey,
mencionado sólo aquí, era el estanque de Siloé, también en el
sur del cerro oriental (ver 3:15). Sin embargo, Nehemías tendría
que pasar por el estanque de Siloé antes de llegar a la puerta de
la Fuente, y no después. Tal vez el estanque del Rey estaba
afuera de la muralla en el valle de Quedrón.

Los escombros impedían que Nehemías siguiera en su


cabalgadura (2:14). Las investigaciones arqueológicas indican
que cuando los babilonios destruyeron Jerusalén en el año 586
a. de J.C., arrojaron muchas piedras de la muralla por la ladera
del valle de Quedrón, y posteriormente cayeron por allí también
las casas construidas sobre terrazas en la misma ladera.
Entonces Nehemías siguió hacia el norte caminando a pie en el
valle de Quedrón (el arroyo, 2:15).

Luego Nehemías regresó por el mismo camino y entró por la


puerta del Valle, donde había comenzado la inspección (2:15).
El hecho que no menciona ningún sitio en el lado norte de la
ciudad implica que no completó el circuito. Había visto la
sección norte cuando llegó a Jerusalén y probablemente
también en sus actividades durante sus primeros tres días (ver v.
11).

El v. 16 amplía lo que Nehemías ya había dicho en el v. 12:


no había revelado a nadie su meta. La repetición enmarca el
párrafo sobre la inspección (2:12–16). Los nobles y oficiales

44
eran gobernantes judíos, poderosos económica y socialmente
(5:7; 6:17, 18; 13:17), si bien ignoramos sus funciones exactas.
Las mismas palabras hebreas están traducidas principales y
magistrados en 5:7; 6:17; 7:5; 13:17; y la segunda se cambia
por dirigentes en 13:11. La última frase del v. 16, lit. “ni a los
que hacían la obra”, es un modismo hebreo que se refiere a
otros gobernantes.

Cuando Nehemías les planteó a los judíos el proyecto (2:17,


18a), no les habló como un funcionario persa, sino como un
hermano, usando la primera persona plural: nos encontramos,
reedifiquemos, seamos (v. 17). Las referencias a las puertas
quemadas en 1:3; 2:3, 13, 17 unen los caps. 1–2 y subrayan el
estado vergonzoso en que se encontraba la ciudad.

Nehemías los retó a trabajar con él (2:17b). No recalcó lo


indefensa que se encontraba la ciudad, sino su vergüenza (ver
1:3; cf. 4:4; 5:9). Les contó cómo Dios había obrado para que el
rey le comisionara a edificar la muralla (2:18; cf. [página 105]
vv. 1–8). Fue una noticia clave, pues sobre los judíos pesaba el
decreto de Artajerjes que prohibía construir los muros (ver Esd.
4:21). Respondieron animados y dispuestos (2:18).

Cuando los enemigos lo oyeron (ver el comentario sobre este


verbo en el v. 10), iniciaron una guerra psicológica (2:19). Los
arqueólogos han descubierto que Gesem fue rey de Quedar, una
ciudad en el norte de Arabia, y que encabezó una confederación
de tribus árabes que logró dominar Moab, Edom, parte de
Arabia y los caminos de acceso a Egipto. De manera que la
oposición rodeaba a Judá en tres lados: Gesem en el sur,
Sanbalat al norte en Samaria y Tobías al oriente en Amón (ver
la exposición del v. 10).

45
El ataque consistía en la burla y una acusación de rebelión
contra Artajerjes (2:19). La burla fue diseñada para desanimar,
y la acusación para atemorizar. Fue por una acusación similar
que Artajerjes ya había parado la reconstrucción de la muralla
(Esd. 4:12, 19–21). Sin embargo, el testimonio de Nehemías (v.
18) había quitado de antemano el aguijón de la acusación.

Nehemías no se acobardó ante el embate, sino que fue a la


ofensiva. Afirmó su confianza en Jehovah y rechazó toda
injerencia de los tres opositores en Jerusalén (2:20). No habló
del apoyo del rey, sino del Dios de los cielos (cf. 1:11; 2:4, 8,
12, 18), a quien había clamado en 1:5 y 2:4. El rechazo enfático
al final del v. 20 anticipa la lucha que Nehemías sostendrá
contra la influencia de Tobías y Sanbalat en Jerusalén (ver
6:17– 19; 13:4–9, 28). También introduce un tema relevante en
Esdras-Nehemías: la necesidad de la separación de la influencia
pagana (ver 9:2; 10:28; 13:1–3, 23–30; Esd. 4:1–3; 6:21; 9:1,
2).

Joya bíblica
Les declaré cómo la mano de mi Dios estaba conmigo para
bien, y también las palabras que el rey me había dicho (2:18).

La repetición de reedifiquemos (v. 17), edifiquemos (v. 18) y


reedificaremos (v. 20) deja en claro la idea principal de 2:17–
20. A la vez reconoce que la construcción no será obra de
Nehemías solamente, sino de todo el pueblo (ver el cap. 3, y la
sección “Personajes” en la “Introducción”).

46
6. Muchos grupos reconstruyen la muralla, 3:1–32
El cap. 3 pone de manifiesto la extraordinaria capacidad de
Nehemías para motivar y organizar. Si bien su nombre no
aparece en el capítulo, el contexto deja poca duda de que él
dirigió el proyecto (ver 2:18–20; 4:13–23). Por otro lado, no
pudo construir la muralla solo. Muchas manos, dirigidas por un
liderazgo múltiple, realizaron el trabajo. El capítulo enumera 41
tramos y los equipos que los construyeron. La labor se repartió
entre grupos ya existentes: familias, habitantes de determinada
ciudad o región y diversos gremios (sacerdotes, levitas,
servidores del templo, orfebres, perfumistas y comerciantes).
Los jefes fueron líderes reconocidos. Así el capítulo resalta el
segundo protagonista del libro: la comunidad con su liderazgo
múltiple (ver “Personajes” en la “Introducción”).

(1) Reconstrucción del muro norte, 3:1–3.


“Se levantó… y edificaron” (3:1) hace eco de 2:18, 20. En el
cap. 3 el pueblo cumple sus metas expresadas al final del cap. 2.

Eliasib dirigió el primer grupo mencionado (3:1). Fueron


sacerdotes, así como los constructores en 3:4, 21, 22, 28, 29,
señal de que la obra fue una tarea sagrada (ver la participación
de otro personal del templo en vv. 17–20, 26, 29b). El sumo
sacerdote era la segunda persona más poderosa en Judá,
después del gobernador, y su apoyo fue clave para que el
pueblo se involucrara con entusiasmo.

La puerta de las Ovejas (3:1) estaba al oeste de la esquina


nordeste de la ciudad (cf. v. 32). Su nombre sugiere que por ella
entraban las ovejas destinadas al sacrificio en el templo y que
cerca de ella había un mercado de ovejas. Antes de completarla
los sacerdotes la “santificaron” (traducción literal, ver la nota).

47
Luego santificaron también su sección de la muralla. Estos
actos en el primer tramo apartaron toda la muralla para el
servicio de Dios. Esta santificación previa difería de la
“dedicación” del muro ya edificado (ver 12:27). Ambos actos
indican que la muralla formaba parte del proyecto de edificar la
casa de Jehovah en Jerusalén (Esd. 1:3, 4; ver “Autor y fecha” y
“Enseñanzas” en la “Introducción”).

Como paso final en la puerta (la entrada como una totalidad),


los sacerdotes colocaron sus puertas (sus hojas de madera; este
vocablo hebreo difiere del anterior) en lugar de las hojas
quemadas (3:1; cf. 1:3; 2:3, 13, 17). Los vv. 3, 6, 13, 14, 15
también hablan de la puerta, y luego de sus puertas. RVA
distingue las dos palabras hebreas al final de 6:1.

El tramo de Eliasib y su equipo estaba en el muro norte, desde


la puerta de las Ovejas en el este hasta la torre de Hananeel
(3:1). Quedaba cerca del templo, donde los sacerdotes solían
trabajar. Las torres eran fortalezas incrustadas en la muralla. La
torre de la Centena quizá era un cuartel de 100 soldados.

Jericó (3:2), a unos 30 km al nordeste de Jerusalén, fue una de


varias ciudades de Judá que enviaron equipos (ver vv. 3, 5, 7,
13, 27). Zacur (3:2b), como todos los individuos nombrados en
este capítulo, fue jefe de un grupo. Donde el grupo no se define
es en la familia del líder.

Senaa (3:3) era una ciudad, y sus hijos eran sus habitantes
(ver 7:36–38; Esd. 2:33– 35). Su ubicación se desconoce hoy.
Aparentemente, por la puerta del Pescado se traía pescado a la
ciudad (13:16) y cerca de ella se vendía. La frase con sus
cerraduras y sus cerrojos indica que la puerta se completó hasta

48
sus últimos acabados, así como en vv. 3, 6, 13–15. Los cerrojos
eran las trancas y las cerraduras las argollas u otros dispositivos
en que las trancas se insertaban.

(2) Reconstrucción del muro occidental, 3:4–13.


Meremot hijo de Urías (3:4), sacerdote de alto rango (Esd.
8:33), [página 107] dirigió la construcción de dos tramos (ver v.
21). En cuanto al clan de Cos, ver la exposición de 7:63. La
presencia de Meremot con Esdras (Esd. 8:33) y en la
construcción de la muralla choca con la teoría de que Esdras
vino a Jerusalén en el reinado de Artajerjes II (ver “Orden
cronológico de Esdras y Nehemías” en la “Introducción”).

Los vv. 1–3 han empleado el verbo edificar, pero a partir del
v. 4 se utiliza restaurar principalmente (se repite en todos los
vv. 4–32 menos vv. 25, 26). Restaurar no fue un trabajo menor
que edificar, pues los vv. 15–32 usan restaurar donde se
construyó desde la nada. Más bien, los dos verbos son
sinónimos en este capítulo (cf. vv. 13–15, reedificar es lit.
edificar).

Mesulam hijo de Berequías (3:4) era hombre poderoso, que


pudo emparentarse con Tobías (6:18). Construyó dos tramos
(ver v. 30). De Sadoc nada sabemos fuera de lo dicho en el v. 4.

Tecoa (3:5) estaba a unos 20 km al sur de Jerusalén. Aunque


sus jefes no condescendieron para colaborar, los habitantes
restauraron dos tramos (ver v. 27). Aun con líderes
irresponsables el pueblo podía construir (ver “Personajes” y
“Enseñanzas” en la “Introducción”). El final del v. 5 se puede
traducir su Señor, “sus señores” o “su señor” (es decir,
Nehemías, cf. mi señor en Esd. 10:3). La primera es la mejor

49
aquí, pues el proyecto no se hizo acatando una orden de las
autoridades de Judá, sino como un servicio voluntario (2:18,
20) a Jehovah (ver la exposición de v. 1).

La frase traducida la puerta Antigua (3:6) es lit. “la puerta de


la Antigua”, tal vez una forma abreviada de “la puerta de la
(Ciudad) Antigua”. Afuera de esta puerta estaba el Segundo
Barrio, el sector menos antiguo de la ciudad (2 Rey. 22:14; 2
Crón. 34:22; Sof. 1:10). De modo que por “la puerta de la
Antigua” se pasaba del Segundo Barrio a la Ciudad Antigua. El
Segundo Barrio tal vez fue cercado por la muralla exterior del
rey Manasés (2 Crón. 33:14), pero Nehemías no lo incluyó
adentro de su muro, sino que prudentemente optó por seguir la
línea mucho más corta de la muralla antigua (ver la
introducción a la exposición de 3:16–31).

Gabaón y Mizpa (3:7) quedaban a unos 13 km al noroeste y


al norte, respectivamente, de Jerusalén. El v. 7 tal vez implique
que Meronot estaba cerca de ellas. El v. 7b puede significar que
Gabaón y Mizpa no estaban bajo la autoridad del gobernador de
Judá, sino que respondían directamente al sátrapa de Más Allá
del Río (ver la exposición de 2:7). Sin embargo, tiene más
sentido traducir después de Mizpa: “al trono del gobernador de
Más Allá del Río”. El equipo del v. 7 construyó hasta el edificio
reservado para el sátrapa cuando visitaba Jerusalén.

Es de suponer que Uziel y Ananías (3:8) dirigieron equipos


de sus gremios. El vocablo traducido platero significa más
exactamente “orfebre”, artífice que labraba oro y plata. Los
orfebres y los perfumistas, por ser prósperos, disponían de más
tiempo que, digamos, los panaderos y los alfareros, y no
dudaron en ensuciarse las manos (cf. 3:31,32). El muro ancho

50
era un trecho en la parte norte de la muralla occidental (ver
12:38).

Refaías (3:9) era jefe de uno de los dos subdistritos que tenían
por cabecera a Jerusalén. Este capítulo revela que la provincia
persa de Judá estaba dividida en por lo menos cinco distritos,
encabezados por Jerusalén (3:9, 12), Bet-haquérem (3:14),
Mizpa (3:15), Betsur (3:16) y Queila (3:17, 18). Por lo menos
tres de ellos (los de Jerusalén, Betsur y Queila) estaban
divididos en dos subdistritos.

Delante de su casa fue un lugar de trabajo accesible para


Jedaías (3:10), y él tendría un interés especial en dejar bien
construido ese tramo. Seguramente por estas razones otros
habitantes de Jerusalén también trabajaron frente a su casa (vv.
23, 28, 29; cf. v. 26) o su almacén (v. 30).

----------------------------------------------------
Semillero homilético
Organizados para lograr la obra de Dios 3:1–32

Introducción: Se dice que una iglesia es un “organismo


organizado”. Tiene vida, como si fuese un cuerpo humano.
También tiene organización, como si fuese un cuerpo humano.
Cada miembro tiene importancia y cada uno tiene una función.

La obra del Señor es para todos.


Los ministros deben ser un modelo en su trabajo: como lo era
el sumo sacerdote y los demás sacerdotes (vv. 1, 17, 22, 26).

51
No siempre necesitamos viajar lejos para trabajar de acuerdo
al plan de Dios, pero sobre todo cuando hay algo que hacer
frente a nuestra propia casa (vv. 10, 23, 28, 29).

A veces, Dios nos indica que debemos trabajar lejos de


nuestra casa (vv. 2, 5, 7, 19, 22).

A veces, los que tienen talentos y dones específicos tienen


que hacer trabajos comunes (vv. 8, 27, 31, 32).

A veces, los que son altos líderes en la comunidad tienen que


trabajar en trabajos comunes (vv. 9, 12, 16, 17b, 18, 19).

La obra del Señor debe continuar a pesar de la falta de


cooperación de algunos.
Siempre habrá algunos de la congregación que no participan
porque piensan que ellos son “demasiado importantes” (v. 5b).

Los demás miembros de la congregación, aun los más


cercanos a los calumniadores, deben continuar con su
importante obra (v. 5a).

La obra del Señor debe hacerse con un espíritu positivo.

Los que hacen la obra de Dios deben hacerla con gran


entusiasmo (v. 20).
Los que hacen la obra de Dios deben estar dispuestos a hacer
más que lo mínimo (vv. 11, 19, 20, 21, 24, 27, 30).

La obra del Señor es digna de una buena organización.

52
El que dirige la organización de los miembros debe reconocer
que cada uno participa como un voluntario (ver cap. 3).

Cada voluntario debe aceptar asignaciones según sus dones,


talentos y llamado, bajo la dirección del organizador (vea las
frases repetidas “a su lado” y “después de él”).

Conclusión: Cualquier aspecto de la obra de Dios es digno de


una buena planificación y una ejecución efectiva. Esto es
especialmente importante para una iglesia neotestamentaria. Tal
como lo dijo el apóstol Pablo: “…él [Jesucristo], es la cabeza
del cuerpo, que es la iglesia” (Col. 1:18). La iglesia es como un
cuerpo humano. Con Jesús como la cabeza, todos debemos
trabajar en armonía uno junto al otro, y todos en armonía con
Jesucristo.
--------------------------------------------------------

Malquías hijo de Harim (3:11) fue uno de los que


despidieron a sus es-
posas extranjeras en la reforma de Esdras (Esd. 10:31). Esto
también pesa en contra de la teoría de que Esdras no llegó a
Jerusalén hasta el reinado de Artajerjes II (ver la exposición del
v. 4).

La frase traducida otro tramo (3:11) es literalmente “un


segundo tramo” (ver la exposición de vv. 21, 25). El texto
anterior no atribuye otro tramo a Malquías y Hasub (el mismo
fenómeno se da en vv. 19, 20, 30). Tal vez ellos trabajaron en
otra sección sin ser jefes, o su otro tramo es el que se atribuye a
Benjamín y algún Hasub en el v. 23, o la enumeración de los
tramos en este capítulo es incompleta. Probablemente cerca de
la torre de los Hornos (3:11) había hornos para pan o cerámica.

53
La participación de las hijas de Salum era insólita (3:12).
Muestra que toda persona dispuesta podía aportar, aun cuando
no pareciera ser su deber (ver “Enseñanzas” en la
“Introducción”). Probablemente Salum no tenía hijos varones.

Zanóaj (3:13) quedaba a 23 km al sudoeste de Jerusalén.


Sobre las puertas del Valle y del Muladar, ver la exposición de
2:13. El codo era la medida desde el codo hasta la punta del
dedo, equivalente a unos 45 cm. Hanún y su equipo, además de
la puerta quemada, restauraron 450 m en un trecho lleno de
brechas (ver 2:13). Fue un logro prodigioso, fruto de muchos
colaboradores.

(3) Reconstrucción del extremo sur de la muralla, 3:14,


15.
Desde Jerusalén, Mizpa (3:15) estaba a 13 km al norte, y se
cree que Bet-haquérem (3:14) estaba al oeste o al sur. Puerta
del Manantial (3:15) está traducido puerta de la Fuente en 2:14
(ver la exposición allí). El estanque de Siloé estaba en el
extremo sur de Jerusalén. Salum restauró la porción de la
muralla que servía de muro de retención para el estanque. Debe
de haber estado entre las puertas del Muladar y del Manantial,
pues el v. 14 no indica que Malquías haya reparado nada
después de la puerta del Muladar.

Además, Salum restauró un tramo al norte de la puerta del


Manantial, ahora en el lado oriental de la ciudad. Ese tramo
pasaba por el jardín del Rey y llegaba hasta donde la ciudad
comenzaba a subir por gradas. No queda claro si el jardín del
Rey (cf. 2 Rey. 25:4), estaba adentro de la ciudad o en el valle
de Quedrón. La Ciudad de David era la parte sur del cerro

54
oriental [página 110] desde la fuente de Gihón. El contexto aquí
y en 12:37 indica que las gradas comenzaban a subir cerca del
extremo sur del cerro.

(4) Reconstrucción del muro oriental, 3:16–31.


Según la evidencia arqueológica, en el lado oriental de la
ciudad Nehemías no reconstruyó el muro preexílico, sino que
levantó otro nuevo más cerca de la cima del cerro. Los datos de
3:16–31 concuerdan.
No dicen en ninguna parte que se restauró el muro anterior.
Menciona las puertas antiguas, pero da a entender que la
reconstrucción no las incluía, sino que se realizaba arriba de
ellas (ver la exposición de 3:26, 28, 31).

La ladera oriental de Jerusalén es empinada, y había muchos


escombros allí (ver 2:14). Estos factores dificultarían la
reconstrucción. Además, dado el número reducido de habitantes
(7:4; 11:1), una muralla con menos circunferencia sería
suficiente y más factible de defender (4:19). Probablemente fue
por estas razones que aquí Nehemías edificó más cerca de la
cima. Optó por una meta realista (ver la exposición del v. 6).

No se debe confundir a Nehemías hijo de [página 111]


Azbuc (3:16) con el hijo de Hacalías, héroe del libro (1:1).
Betsur estaba a 22 km al sur de Jerusalén. El plural sepulcros de
David (3:16) indica que allí estaban sepultados no sólo el rey
famoso, sino también familiares y descendientes suyos. David
fue sepultado en la Ciudad de David (1 Rey. 2:10), pero no
sabemos exactamente dónde. De hecho, ignoramos la ubicación
de todos los sitios mencionados en 3:16–31. Tal vez el estanque
artificial (3:16) era el estanque del Rey mencionado en 2:14
(ver la exposición allí). La casa de los Valientes puede haber

55
sido un cuartel de soldados, pues el vocablo traducido Valientes
(gibor 1368) lit. significa “guerreros”.

Los levitas (3:17) se refiere a todos los constructores de 3:17–


20. De modo que al sur de la casa del sumo sacerdote (v. 20)
edificaron los levitas, y al norte los sacerdotes (3:21, 22).
Ambos grupos pondrían especial empeño en construir bien
cerca de la casa del sumo sacerdote.

Queila (3:17, 18) estaba a 25 km al sudoeste de Jerusalén.


Probablemente Bavai hijo de Henadab (3:18) es un error del
copista por Binúi hijo de Henadab (ver v. 24). Los dos nombres
se escribían de manera muy similar en el heb. sin vocales. Sus
hermanos (3:18) es lit. “los hermanos de ellos”, es decir, de
Rejum y Asabías. Esto implica que Asabías (3:17), Binúi/Bavai
(3:18), Ezer (3:19) y probablemente Baruc (3:20) eran
hermanos de Rejum (3:17), es decir, levitas. Además, tres de
ellos eran gobernantes, jefes de la mitad de un distrito (3:17,
18) o de una ciudad (3:19), así como algunos levitas preexílicos
(ver 1 Crón. 23:4; 26:29–32). Ezer era jefe de la ciudad de
Mizpa (3:19), aunque Salum gobernaba el distrito de Mizpa (v.
15; cf. 3:9, 12 con 7:2). El vocablo traducido esquina,
maqtsowa 4740, (3:19) no se refiere a una de las esquinas
principales de la ciudad, sino, quizás, a algún ángulo en la
muralla. Otros opinan que significa “contrafuerte” (una especie
de pilar para fortalecer el muro) o “escarpa”. La palabra vuelve
a aparecer en el v. 24 traducida como “ángulo” y el v. 25
traducida como “esquina”.

56
Verdades prácticas
Algunas veces nos puede asaltar la tentación de no querer
leer un pasaje como Nehemías 3. No lo haga. Piense en el
sudor, en las manos cubiertas con llagas que sangraban, en
hombres y mujeres que no estaban acostumbrados a la labor
manual, pero que trabajaban con entusiasmo. Los que
trabajaron con joyería, los que fabricaron perfumes, los
políticos, los sacerdotes y los levitas, etc. ¿Por qué? Porque
captaron una visión. Percibieron el cuidado renovado de Dios.
Reconocieron el costo que ellos tendrían que pagar. Hicieron un
compromiso entre ellos y con Dios. Oh Señor, danos una visión
así, aun en el día de hoy, debería ser nuestra constante oración.

Los tramos en 3:19–21 fueron en cada caso el segundo del


constructor. El primer tramo de Ezer y de Baruc no se
menciona (cf. la exposición del v. 11), pero el primero de
Meremot se registra en el v. 4. [página 112] Su segundo tramo
fue corto (3:21).

Meremot fue sacerdote (ver la exposición del v. 4), así como


los constructores del tramo siguiente (3:22). La llanura era el
valle del Jordán (Gén. 13:10–12; 19:28; Deut. 34:3; 2 Sam.
18:23; 1 Rey. 7:46). Sin embargo, la palabra hebrea lit.
significa “círculo” o “región”. Se usa con respecto a la región
alrededor de Jerusalén en 12:28, y tal vez aquí también.

El tramo de 3:24 fue el segundo de Binúi; probablemente el


primero se menciona en v. 18. La esquina había de ser alguna
variación abrupta en la línea de la muralla, pero en general la
muralla seguía corriendo del sur al norte. La casa del rey (3:25)
no era el palacio, el cual estaba más al norte. El patio de la

57
guardia en la casa del rey era el lugar donde el profeta Jeremías
estuvo preso (Jer. 32:2).

En cuanto a los servidores del templo (3:26), ver la


exposición de 7:46. Su tramo estaba al sur del Ofel, área al sur
del cerro del templo. La puerta de las Aguas, parte de la muralla
destruida, estaba al oriente del tramo (ver también 12:37), una
evidencia de que Nehemías construyó más cerca de la cima del
cerro. La puerta había sido la salida a la fuente de Gihón en el
valle de Quedrón, un poco al sur del punto intermedio en el
lado oriental de la ciudad. La torre que sobresalía del v. 26 no
es la misma del v. 25, sino la torre grande del v. 27.

Una parábola moderna


Cierta vez hubo un hombre que no tuvo la oportunidad de tener
una preparación académica formal. Sin embargo, había logrado
superarse económicamente en la vida aun sin ella. Cuando
nació su hijo, se dedicó a hacer preparativos para que su hijo
tuviera todos los recursos necesarios para continuar con la
educación universitaria.

El tiempo iba pasando. El papá acumulaba los fondos para el


día en que su hijo entrara a la universidad. El gran anhelo de
este padre era poder ver a su hijo con un título universitario.
Durante los años de la niñez y juventud, el papá habló con el
niño de los preparativos y el plan que estaba desarrollando. Vez
tras vez, le manifestó su amor a su hijo.

Cuando el hijo terminó la escuela secundaria, decidió que no


iba a asistir a la universidad, sino que entraría directamente en
el negocio de su padre. El padre se sintió muy decepcionado y
desanimado. Su plan para la preparación de su hijo había

58
fallado. Él había preparado todo. El dinero estuvo en el banco
para que el hijo lo utilizara en sus estudios.

El hijo estuvo a punto de perder esta gran oportunidad que su


padre había logrado. El corazón de este padre estaba
quebrantado y dolido, y una gran tensión se había generado
entre ellos.

Después de un tiempo, el hijo se arrepintió; comprendió que


debía prepararse. Vio el valor de los preparativos de su padre;
decidió asistir a la universidad. Como resultado, aprovechó
todos los preparativos del padre. Este hijo recibió su título;
llegó a ser una persona preparada académicamente, logrando
desarrollar así su potencial humano.

El plan divino incluyó la restauración de Israel. Pero Israel no


estaba en condiciones correctas para recibirla. Dios escogió a
Nehemías para guiar al pueblo en un tiempo de arrepentimiento
y renovación. De esta manera, Israel pudo recibir lo que Dios
había planificado.

El tramo de 3:27 fue el segundo construido por los de Tecoa


(ver v. 5). El muro de Ofel (cf. 2 Crón. 27:3) aquí ha de ser su
parte norte, donde cruzaba la muralla de Nehemías.

La palabra traducida desde (3:28) lit. significa “de sobre”.


Indica que los sacerdotes construyeron arriba de la antigua
puerta de los Caballos (cf. v. 26). Esta había formado parte de
la muralla anterior en el lado oriental de la ciudad, y daba
acceso al valle de Quedrón (ver Jer. 31:40). No era la puerta del
mismo nombre que había estado entre el templo y el palacio
(ver 2 Crón. 23:15).

59
Sadoc hijo de Imer (3:29) debía ser sacerdote (ver Esd. 2:37).
Semaías era portero del templo (cf. 11:19). La puerta oriental
debe ser la misma puerta del templo que se menciona en
Ezequiel 10:19 y 11:1, si bien el vocablo traducido “oriental” es
diferente allí.

El tramo del v. 30a fue el segundo de Ananías y Hanún. Su


primer tramo no se menciona, a menos que sean el Ananías del
v. 8 y el Hanún del v. 13. El tramo de Mesulam (3:30b) también
fue su segundo (cf. v. 4).

Tal vez en la casa de los servidores del templo y de los


comerciantes (3:31) los dos grupos colaboraban para vender lo
que los judíos necesitaban para sus sacrificios y otros aspectos
del culto en el templo. La puerta de la Inspección tal vez había
sido el sitio en la muralla anterior donde se convocaba a los
varones para la guerra. La esquina era la esquina nordeste de la
ciudad.

(5) Reconstrucción de un tramo en el muro norte, 3:32.


El último tramo termina donde el primero comenzó: en la
puerta de las Ovejas (ver v. 1). La lista de los tramos ha dado la
vuelta completa por la muralla, en dirección contraria a las
manecillas del reloj. El vocablo traducido fundidores (traducido
plateros en el v. 8) significa “orfebres”.
Quizá en un mercado cercano los orfebres y los comerciantes
vendían sus productos a los que entraban por la puerta de las
Ovejas rumbo al templo.

60
7. Nehemías enfrenta burlas y amenazas, 4:1–23

(1) Las burlas de Sanbalat y Tobías, 4:1–6.


Según el cap. 3 la construcción de toda la muralla se completó
(3:1, 32), hasta los acabados (3:3; cf. 6:1; 7:1). Ahora los caps.
4–6 vuelven a contar la historia para resaltar los obstáculos que
se superaron.

De nuevo Sanbalat oyó del avance del proyecto (4:1; ver el


comentario sobre oyeron en 2:10). Esta vez reaccionó con furia,
pensando en el poder que perdería sobre Jerusalén. Para tratar
de detener el proyecto y animar a su gente recurrió otra vez a la
burla (ver 2:19). Sin embargo, su enojo desmentía su burla. Se
rió del trabajo de los judíos como si no le preocupara en lo más
mínimo, pero su cólera revelaba todo lo contrario.

Los hermanos de Sanbalat (4:2) eran sus familiares,


funcionarios en su gobierno como sus hijos posteriormente lo
serían (ver la exposición de 2:10). El ejército ya una vez había
detenido la construcción de la muralla judía (Esd. 4:23).

El escarnio consistió en cinco preguntas retóricas (4:2).


Según las primeras dos, los judíos eran incapaces de hacer cosa
alguna, mucho menos restaurar su propia muralla. En el hebreo
la tercera pregunta no tiene la palabra volver, y de hecho los
judíos ya tenían 90 años de ofrecer sacrificios sin impedimento
(ver Esd. 3:1–6). La pregunta es sencillamente: “¿Ofrecerán
sacrificios?”. Quizá signifique: “¿Creen que sólo con ofrecer
sacrificios lograrán edificar la muralla?”. O tal vez alude al
sacrificio de alabanza al finalizar la empresa (ver 12:43). La
cuarta pregunta sugiere que los judíos no se dan cuenta de la
magnitud de la tarea, y la quinta se burla de sus recursos. La

61
piedra caliza quemada era demasiado débil para servir otra vez
en una muralla. Tobías, por su parte, se mofó de la fuerza de la
muralla (4:3). Irónicamente, para nosotros lo irrisorio no es el
trabajo judío, sino la ignorancia de Sanbalat y Tobías. Habiendo
leído ya el capítulo 3, sabemos que la muralla sí se levantará.

Abruptamente una oración imprecatoria interrumpe el relato


(4:4, 5). Ni siquiera se dice quién oró, ni cuándo. Sin embargo,
el contenido indica que el clamor provino de Nehemías, y que
él la pronunció al oír el escarnio. Pidió un castigo equitativo
(4:4a), y luego una cautividad, para que Sanbalat y Tobías
tuvieran que pasar por lo mismo que los judíos de quienes se
burlaban.

Por último Nehemías suplicó que Dios no los perdonara (4:5).


Esta petición sería contestada si no se arrepentían y temían a
Jehovah (Sal 32:1, 2, 5; 103:3, 7–14; Ro. 4:5–7). Ni su pecado
sea borrado implica que Dios, figuradamente por lo menos,
mantiene un registro escrito de los pecados (ver Apoc. 20:12,
13; cf. Neh. 13:14; Mal. 3:16). En heb. la frase después de
provocaron es lit. “frente a” los que edificaban. Nos revela que
Sanbalat y Tobías no pronunciaron su burla en Samaria, sino
delante de la muralla de Jerusalén, a oídos de los constructores
(cf. 2 Rey. 18:26–37). El ejército los acompañó no sólo para
protegerlos, sino también para intimidar a los judíos.

La petición de Nehemías contrasta con las de Jesús y Esteban


(Luc. 23:34; Hech. 7:60) y con enseñanzas como las de Lucas
6:27, 28, 32–36. Sin embargo, concuerda con otras del Antiguo
Testamento (ver Jer. 18:23). Todavía hacían falta ciertas bases
para perdonar al enemigo (aunque: ver Éxo. 23:4, 5; Lev.
19:17, 18; Prov. 24:17; 25:21, 22). No había revelación clara

62
acerca del juicio más allá de la muerte. Cristo todavía no había
muerto por los pecados de todos. El Espíritu Santo no convertía
a los enemigos de Dios como lo hace desde el día de
Pentecostés. No existía un cuerpo de Cristo compuesto de
judíos y gentiles.

---------------------------------------------------------
Semillero homilético
Adversarios contra la obra de Dios 4:1–6

Introducción: En muchas partes del mundo, hay oposición y


persecución en contra de la obra de Dios. Sin embargo, a pesar
de la oposición, debemos ser fieles por medio de la oración y de
una visión ininterrumpida de la obra que Dios nos ha
encomendado.

Los adversarios llegan a ser criticones (vv. 1–3).


Los adversarios llegan a ser expertos en la mofa (v. 1).
Los adversarios llegan a ser expertos en la crítica (vv. 2, 3).
Los adversarios atacan lo que una persona es y hace (vv. 1–3).

La mejor forma de defendernos contra los adversarios es por


medio de la oración (vv. 4, 5).
Antes de cualquier reacción contra los adversarios, debemos
llevar nuestra carga al Señor en oración.
Cuando sintamos enojo, o aun ira, contra una persona,
necesitamos decírselo honestamente a Dios.
Aunque los adversarios pensaban que su burla era contra los
judíos, en realidad, estaban atacando a Dios y su plan divino.

Seamos entusiastas en la obra de Dios (v. 6).

63
Fijemos nuestra mirada en el trabajo que tengamos a la mano
(v. 6a).
Unamos los trabajos de otros que tienen la misma visión (v.
6b).
Todos trabajaremos iguales cuando todos tengamos el mismo
ánimo (v. 6c).

Conclusión: No siempre los adversarios están en otros países. A


veces están a lado nuestro. Siempre hay adversarios contra la
obra de Dios. Sin embargo, a pesar de la oposición, debemos
ser fieles por medio de la oración y una visión ininterrumpida
de la obra que Dios nos ha encomendado.

La oración agresiva de Nehemías animó a los judíos frente a


la intimidación samaritana y pronto habían completado la mitad
del proyecto (4:6). Levantaban todos los tramos
simultáneamente, porque muchos judíos colaboraban. El plural
reedificamos y la última oración del v. 6 reconocen que la
construcción no dependía solamente del gran líder, sino del
concurso [página 116] del pueblo dispuesto (ver “Personajes” y
“Enseñanzas” en la “Introducción”).

Joya bíblica
Así reedificamos la muralla, y fueron unidos todos los tramos
de la muralla hasta la mitad de su altura; porque el pueblo tuvo
ánimo para trabajar (4:6).

(2) La amenaza de un ataque, 4:7–15.


Otra vez los enemigos oyeron y se encolerizaron (4:7; cf. v. 1).
Rodeaban a Judá más que nunca: Sanbalat en el norte, los
árabes en el sur, los amonitas al este (ver la exposición de
2:19), y ahora los de Asdod en el oeste. Estos eran los

64
habitantes no sólo de la ciudad de Asdod, sino de casi todo el
antiguo territorio filisteo. Las brechas habían comenzado a ser
cerradas se refiere a la misma etapa descrita en v. 6, y nos
recuerda que no se tuvo que construir toda una muralla nueva,
sino que, en muchos lugares, sólo cerrar las brechas de la
muralla anterior.

Los judíos respondieron a la conspiración de 4:8 orando y


poniendo guardia (4:9). La oración de fe combinada con
medidas prácticas caracterizaba todo el proceder de Nehemías.

Joya bíblica
Entonces oramos a nuestro Dios, y a causa de ellos pusimos
guardia contra ellos de día y de noche (4:9).
Nehemías tomó algunas otras medidas para animar a los
constructores y defender la ciudad sin interrumpir el proyecto
de construcción. Sin embargo, esta vez los judíos se
desanimaron por el tamaño de la tarea (4:10) y por las noticias
aterradoras que les llegaban (4:11, 12). El plan secreto (4:11) lo
supieron quienes vivían por las fronteras y lo contaron en
Jerusalén (4:12). Así previnieron a los constructores (ver v. 15),
pero la frase 10 veces y el tono derrotista de los informes (4:12)
también contribuían al desaliento en Jerusalén.

Hagamos lo que está a la mano


En cierta ocasión conocí a un predicador laico que había
considerado la posibilidad de dejar su profesión para entrar en
el ministerio a tiempo completo. Un día, mientras hablaba por
teléfono, un amigo le aconsejó que tratara de servir al Señor
con todo lo que está a la mano: “Contesta tu correspondencia”,
le dijo su amigo. Por medio de la correspondencia que estaba
acumulada sobre su escritorio, Dios le habló y le indicó que él

65
debería ser un buen cristiano laico, no un pastor. Todavía
predica frecuentemente, pero ha continuado por años usando su
profesión como un medio para seguir sirviendo a su Señor.

Nehemías respondió aumentando la guardia (4:13) y


arengando a los constructores (4:14). Llamó a todos a armarse,
y los colocó por familias para defender las partes menos
reconstruidas de la muralla (4:13). En las unidades familiares
los judíos sentirían más confianza y les sería fácil detectar un
intruso. Sus armas eran aquellas que solían usar para la caza y
la protección personal. En su discurso Nehemías instigó a los
varones a confiar en Jehovah y a pelear en defensa de sus
familias y sus casas (4:14). Les recordó que el Señor era más
temible que sus enemigos (4:14). En cuanto a los principales y
los oficiales (4:14, 19), ver la exposición de 2:16.

La táctica surtió efecto (4:15). Nehemías reconoció que quien


había desbaratado el plan del ataque sorpresivo no había sido él,
sino Dios. Hacía unos 90 años, los samaritanos habían frustrado
el propósito judío de reconstruir el templo (Esd. 4:5). Ahora,
Nehemías usa la misma expresión hebrea al señalar que Dios
había desbaratado el plan de los samaritanos y otros enemigos
que buscaban detener la reconstrucción de la muralla.

Esta vez nuestros enemigos oyeron no introduce un relato de


la oposición (cf. 2:10; 19; 4:1, 7), sino un anuncio de que la
oposición había fracasado. A la vez combina con la frase
similar en 4:7 para enmarcar 4:7–15 como una unidad, y
también con la frase similar en 4:1 para enmarcar todo 4:1–15
sobre la oposición de los enemigos.

66
(3) Más medidas defensivas, 4:16–23.
En un “apéndice” al capítulo 4, Nehemías relata más medidas
para animar a los constructores y defender la ciudad sin
interrumpir la obra (4:16–23). El cap. 6, paralelo en varios
aspectos al cap. 4, también concluirá con un “apéndice” (6:17–
19), y el libro completo hará lo mismo (12:44–13:31).

El enemigo de Dios y los enemigos del pueblo de Dios


Se organizó una alianza con propósitos malignos de cinco
líderes políticos. Lo hicieron porque estaban dominados por el
espíritu maligno de Satanás. Entonces, la guerra no era entre
Nehemías y estos cinco hombres. Pero Dios peleaba al lado de
Nehemías contra Satanás y sus seguidores. Nehemías percibió
con precisión que no estaba solo en esta lucha.

De igual manera, si estamos cumpliendo el plan divino,


debemos estar seguros de que Dios está a nuestro lado. Nuestro
problema es que, por lo general, no percibimos que tenemos los
recursos espirituales disponibles para la guerra. En Efesios
6:12, Pablo demuestra que comprendió con claridad esta
realidad. Él dice que nuestra guerra no es contra carne y sangre,
sino contra los poderes espirituales de maldad en los lugares
celestiales. Pero recordemos que nuestro Señor es Dios de
dioses. Él es el Omnipotente, y no hay ningún espíritu poderoso
ni autoridad humana que pueda vencer a nuestro Padre celestial.

Nehemías asignó la mitad de su gente a ser una guardia


armada, mientras la otra mitad seguía construyendo (4:16; ver
5:16). Los hombres (lit. “jóvenes, muchachos”) de Nehemías
eran sus subalternos de alto nivel (ver la explicación de criados
en 5:10). Sus armas, en contraste con las del pueblo (cf. v. 13),
eran las de soldados profesionales. La presencia de estos

67
soldados bien armados desalentaría un ataque de los enemigos y
alentaría a los judíos.

Nehemías también colocó a los “jefes” (traducción lit.) detrás


de los constructores (4:16b), para que desde allí coordinaran la
construcción y la defensa de su tramo. Habían de ser los
mismos jefes enumerados en el cap. 3. Otra posibilidad es que
fueran jefes “militares”, como traduce NVI (la palabra no es la
misma que está traducida “oficiales” en 4:14, 19).

El inicio del v. 17 debe ir unido al v. 16, así como en la LXX:


“…toda la casa de Judá, quienes reedificaban el muro”. Luego
una nueva oración comienza con: Los que llevaban cargas. El
resto del v. 17 habla de estos, y el v. 18a de los constructores.
Los que acarreaban escombros afuera de la muralla estaban más
expuestos a un ataque sorpresivo. Por eso, asían su carga con
una mano y su arma con la otra (4:17). Los constructores
necesitaban ambas manos para su trabajo, pero llevaban su
espada ceñida al cinto (4:18).

Nehemías estableció un sistema para convocar a todos a


repeler un ataque en una parte particular de la muralla (4:18b–
20). La trompeta (v. 18; traducido corneta en el v.20) era un
cuerno de carnero. Se usaba en tiempos antiguos para convocar
a los israelitas a la batalla (cf. Jue. 3:27; 6:34; 7:18; 1 Sam.
13:3). Nehemías informó a todos del sistema (4:19, 20), y
concluyó con una promesa tomada de las historias del éxodo y
la conquista de Canaán (4:20; cf. Éxo. 14:14; Deut. 1:30; 3:22;
20:4; Jos. 23:10; ver también Jos. 10:14, 42). El cuerno de
carnero también evocaba historias del Dios guerrero que
peleaba por su pueblo. En última instancia la confianza de

68
Nehemías no descansaba en sus estrategias, sino en Jehovah, y
estimulaba la misma fe en el pueblo (cf. Sal. 127:1).

Nehemías y sus subalternos ponían un buen ejemplo (4:21; cf.


v. 16), lo cual daba solvencia para persuadir a los constructores
de otras ciudades a pasar la noche en Jerusalén para servir de
centinelas y acelerar la construcción (4:22). Los subalternos de
Nehemías vigilaban durante el día (4:21), y los otros se
turnaban por las noches (4:22). Cada uno con su criado [página
119] implica que los constructores no eran pobres (ver también
cap. 3).

A toda hora Nehemías y sus allegados se mantenían listos para


un ataque (4:23). El vocablo traducido compañeros (aj ) es
literalmente “hermanos”. Se refiere a los familiares de
Nehemías (cf. 1:2; 4:2; 7:2). Sus “hombres” eran sus
subalternos (ver v. 16). Aparentemente hay un error del copista
al final del v. 23. No se le halla sentido al hebreo, lit. “cada uno
su jabalina el agua”. Muchos estudiosos, entonces, recomiendan
unas pequeñas modificaciones en el hebreo, para que quede lo
que tiene la RVA: y cada uno tenía su jabalina a su derecha.

8. Nehemías auxilia a los explotados, 5:1–19

(1) Los deudores claman, 5:1–5.


El clamor (5:1) es un ruego angustioso por socorro. En este
caso la angustia, así como el clamor, fue grande. No clamaron
unos pocos, sino el pueblo. La participación de sus mujeres
demuestra el apoyo amplio y serio para la manifestación (ver
8:2, 3; 10:28, 29; 12:43; Esd. 10:1). No se quejaron de las

69
naciones enemigas (ver caps. 4 y 6), sino de sus hermanos
judíos.

Cuatro fueron sus quejas (5:2–5): Pasaban hambre (5:2),


empeñaban sus propiedades para poder comer (5:3) y para
pagar el tributo del rey persa (5:4) e, incapaces de pagar las
deudas, tenían que entregar a sus hijos para ser vendidos como
esclavos (5:5).

Mantenga su mirada en su objetivo


Nehemías pudo considerar varias opciones; él pudo haber
atacado a sus enemigos. Esto hubiera iniciado una guerra que,
al fin de cuentas, hubiera cesado la reconstrucción de la muralla
y de la ciudad. Pero su objetivo era la reconstrucción de la
muralla, no ganar una batalla.

Una segunda opción fue esperar hasta que todo se hubiera


calmado. Podía haber enviado a todos los trabajadores a casa,
haber dejado que los enemigos se cansaran de fastidiar, y luego
haber continuado con su trabajo. Sin embargo, hubiera sido
muy difícil reorganizar nuevamente el trabajo. Los enemigos
hubieran ganado la victoria sin guerra.

Nehemías no seleccionó ninguna de esas opciones. Él


mantuvo su mirada en su objetivo: completar la muralla. Derivó
de su objetivo algunas estrategias y planes de acción. Dividió a
los obreros en dos grupos: el primer grupo haría guardia, el
segundo grupo seguiría trabajando. El primer grupo sirvió para
vigilar y pelear contra cualquier ataque de sorpresa. Pero en
caso de una gran invasión, cada integrante de
los dos grupos estaba armado. Nadie se fue a su casa, todos se
quedaron en Jerusalén. Nehemías también estableció un sistema

70
de alarma por medio de las trompetas. Y todos se quedaron
vestidos tanto durante el día como por la noche para estar listos
en cualquier momento.

En la obra del Señor hay muchas distracciones.


Hay muchas actividades que reclaman nuestra atención y aun
nuestra acción. Tenemos que mantener nuestra mirada en
nuestro objetivo. O mejor dicho, en el objetivo divino.
Formemos nuestras estrategias y planes de acción basadas en lo
que Dios quiere. No nos desviemos de nuestro propósito,
porque nos llevará muy lejos del plan divino (ver Heb. 12:2).

El hambre (v. 3) sería resultado de pobres cosechas de cebada


y trigo en abril-junio. Los campesinos no segaron lo suficiente
para alimentar a su familia, mucho menos para pagar sus
deudas pendientes, y la escasez hacía subir los precios en el
mercado. Ahora la crisis se agudizaba en agosto-septiembre
(ver 6:15). Algunos opinan que lo narrado en 5:1–13 sucedió en
otro tiempo, hasta en la segunda gestión de Nehemías, más de
doce años después (cf. 13:6, 7). Sin embargo, el contexto ubica
esta crisis durante la construcción de la muralla, y los vv. 9 y 16
así lo confirman.

Por otro lado, algunos dicen que la obra causó la crisis: que
los constructores tenían que descuidar sus campos (ver 4:22) y
que el proyecto provocó un embargo comercial de parte de los
pueblos vecinos (ver 4:7). Sin embargo, 5:2–5 no menciona
nada de esto. Es dudoso que un trabajo de sólo 52 días, después
de las cosechas de granos, pudiera empobrecer de este modo a
los judíos. Además, muchos constructores no eran campesinos
pobres (ver todo el cap. 3 y 4:22). Algunos eran acreedores (cf.
5:7, 10 con 4:14, 16). La crisis más bien fue resultado de la

71
hambruna (5:3), el tributo persa (5:4) y la acción egoísta de los
acreedores (5:5, 7).

Vender a los hijos para pagar deudas (5:5) se contemplaba en


la Ley, la cual decretaba condiciones humanitarias y medios de
liberación para los esclavos (Éxo. 21:2–11; Lev. 25:39–46;
Deut. 15:12–18). Con todo, era un trauma desgarrador (5:5a;
ver 2 Rey. 4:1), más aún en el caso de las hijas, pues ellas no
saldrían libres en el séptimo año (ver Éxo. 21:2, 7), y su
esclavitud podía incluir una sujeción sexual (ver Éxo. 21:8–10).
Sometidas a servidumbre (5:5) era un modismo por “violadas”
(ver la traducción del mismo verbo kabash 3533 en Est. 7:8).

Tampoco había esperanza de un futuro mejor para el pueblo,


pues habían perdido sus fuentes de ingresos (5:5b; nótese la
repetición de nuestras tierras y viñas en 5:3–5). A algunos les
fueron quitadas por no poder pagar sus deudas. Otros, sin haber
llegado a ese extremo, tenían que entregar a los acreedores el
producto agrícola. Habiendo defendido a sus hijos y casas
frente a la amenaza de afuera (ver 4:14), ¡ahora estaban siendo
despojados de ambos por otros judíos! Estos violaban el
espíritu de la Ley, y tal vez su letra también. En vez de
solidarizarse con sus hermanos (ver la repetición de esta palabra
en 5:1, 5; Lev. 25:25, 35, 36, 39, 46, 47), aprovechaban la
hambruna para enriquecerse a sus expensas.

(2) Nehemías socorre a los deudores, 5:6–13.


El clamor despertó a Nehemías (5:6; cf. Luc. 18:2–5). Enojado
con los acreedores (5:6), se calmó lo suficiente como para
pensar qué hacer (5:7; cf. Stg. 1:19, 20). Decidió confrontarlos.
¡Eran los mismos gobernantes judíos! (5:7; ver 2:16). Lejos de

72
cumplir con su deber de proteger a los pobres (Sal. 72:1, 12–14;
Prov. 31:4, 8, 9), se aprovechaban de ellos para lucrar.

Sobre el verbo reprendí, ver la exposición de 13:11. La frase


practicáis la usura es asunto de debate (5:7). Los manifestantes
no mencionaron la usura (5:2–5). En el v. 10 Nehemías usa el
mismo verbo de sí mismo (ver la exposición), pero es dudoso
que él prestara con intereses, práctica prohibida en Éxodo
22:25; Levítico 25:35–37; Deuteronomio 23:19. Muchos
estudiosos hoy concluyen que la expresión en el v. 7 significa
“hacéis préstamos exigiendo garantías”. Esta interpretación
concuerda con la queja de 5:2–5, el uso de las mismas palabras
hebreas en 5:10, 11, y el uso de la raíz hebrea en Deuteronomio
24:10 y Proverbios 22:26. La Ley no prohibía exigir garantías,
pero protegía a los pobres en tales casos (Deut. 24:6, 10–13). Si
bien no trataba el tema de hipotecas, los acreedores violaban el
espíritu de Deuteronomio 24:6; al tomar las tierras de los
campesinos, les quitaban la vida misma.

La confrontación con los acreedores aparentemente no


produjo los resultados deseados, pues Nehemías luego convocó
una asamblea (5:7). Así trató el problema con transparencia
ante todos los afectados y presionó a los acreedores (cf. Esd.
10:7–15). Mediante un paralelismo señaló una incongruencia
(5:8): Nosotros rescatamos a nuestros hermanos vendidos a los
gentiles. Vosotros vendéis a vuestros hermanos y son vendidos
a nosotros.

El tiempo pasado hemos rescatado alude a lo que Nehemías


había hecho en Susa, aun antes de recibir el informe de 1:2, 3.
Los gentiles, entonces, eran los persas, los babilonios y otros
pueblos de las tierras de exilio. Conforme a nuestras

73
posibilidades implica sacrificio económico, en contraste con la
avaricia de quienes vendían a los jóvenes que recibían por las
deudas. El paralelismo también contrasta a los amos. ¡Los
judíos (el segundo nosotros) tomaban el lugar de los gentiles
como propietarios de sus hermanos! En vez de para que
vuelvan a ser vendidos, el heb. tiene sencillamente “y son
vendidos”.

Ante el silencio de los acreedores (5:8b), Nehemías advirtió


del castigo (5:9). El temor de Dios incluía miedo de su castigo,
en este caso la continuada humillación por la condición de la
muralla (ver 1:3; 2:17; 4:4). Si querían terminar la muralla,
debían dejar de explotar a los deudores.

Sigue una revelación inesperada: ¡Nehemías y sus allegados


también prestaban exigiendo garantías (5:10)! El verbo
traducido hemos prestado significa más exactamente “estamos
prestando contra garantías” (ver la exposición del v. 7). Sin
embargo, Nehemías no había cobrado las hipotecas, pues en el
v. 11 no dice “restituyamos”, sino restituid. Probablemente ni
siquiera había estado en Jerusalén suficiente tiempo como para
que sus préstamos vencieran. Siempre habrá críticas…¿Cómo
responderá usted?

Un renombrado pastor, que fue reconocido como un


predicador ejemplar y un expositor fiel de las doctrinas bíblicas,
en cierta ocasión realizó un viaje al interior de su país junto a
otros líderes evangélicos, para predicar el evangelio. Algunos lo
tildaron de ser un liberal, mientras otros lo criticaron por ser un
conservador extremista. Habrá críticas…¿Cómo responderá
usted? No podemos escapar de ellas. Este pastor ejemplar,
refiriéndose a la crítica decía: “No puedo controlar lo que otros

74
dicen de mí, pero sí puedo controlar la forma en que yo les
respondo”. A nosotros nos toca ser fieles al Señor, sin darle
mayor importancia a las opiniones o a las críticas de otros.

Los hermanos de Nehemías eran sus familiares (cf. 1:2; 4:23;


7:2), y sus criados (lit. “jóvenes, muchachos”) eran sus
subalternos de alto rango (cf. 4:16, 23). Tenían suficientes
recursos para prestar dinero (para el tributo, ver v. 4) y granos
(ver vv. 2, 3).

Luego Nehemías presentó su propuesta: que dejaran de exigir


hipotecas y que devolvieran las propiedades e intereses (5:10b,
11). El hecho de que Nehemías mismo fue un acreedor ayudó a
vender esta idea. En lugar de esta usura (5:10b), tradúzcase
“estos préstamos con garantías”, así como en el v. 7. En este día
(5:11) refleja la apremiante necesidad de los pobres (cf. Deut.
24:12, 13, 15). Renunciad a no está en
el heb. y confunde al lector.

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Semillero homilético
¿Qué es más importante, las personas o las cosas? 5:1–19

Introducción: Hoy en día, hay mucha gente que usa a las


personas para obtener cosas. Quieren acumular bienes
materiales a costa de quien sea y cueste lo que cueste; y aun así
nunca están satisfechos con lo que tienen.
A veces las personas tienen problemas financieros.

Puede ser porque son familias grandes que tienen ingresos


limitados (v. 2).
Puede ser por sequías, literales o figuradas (v. 3).

75
Puede ser por impuestos altos (v. 4).
Puede ser por préstamos con intereses exagerados (v. 5).

Las personas que tienen problemas desesperantes buscan


respuestas desesperadas.
Pueden aprovecharse de los hijos para ganar más dinero (v. 5).
Pueden pedir prestado dinero para pagar las deudas (v. 5).
Pueden renunciar a su único medio de obtener ingresos, en
este caso, sus tierras y viñas (v. 5).
Siempre hay personas voraces que toman ventaja de los
necesitados.
El único motivo de su vida es ganar dinero y bienes
materiales.
La manera de lograr su propósito es por medio de usar a las
personas para obtener las cosas.
Aun este tipo de personas pueden ser transformadas (v. 12).
Siempre hay maneras para rescatar a los oprimidos y a los
opresores.
Hay que enseñarles a sentir la actitud apropiada: rechazo a la
opresión (v. 6).
Hay que señalar con exactitud cuál es el problema: estaban
cargando intereses ilegales a sus hermanos (v. 7).
Hay que sacudir la conciencia apelando al honor divino (vv. 8,
9).
Debemos ejemplificar el comportamiento deseado (v. 10).
Conclusión: Siempre habrá personas dispuestas a aprovecharse
de las personas necesitadas. Sin embargo, es nuestro deber
como cristianos defenderlas y ayudarlas.
------------------------------------------------------------

La nota señala que en lugar de la usura en el v. 11 el hebreo


tiene “la centésima de” (realmente “el cien de”). Debe referirse

76
a los intereses, tal vez una tasa de 1% por mes, 12% por año.
Entre los judíos de Elefantina en Egipto en la misma época
había tasas anuales de hasta el 60% y el 75%. En otras partes
del antiguo Oriente, los intereses solían ascender al 20% por
préstamos de plata y 33 1/3% por préstamos de granos.
Posiblemente en Judá se exigía menos debido a las
prohibiciones de cobrar intereses a los israelitas pobres en
Éxodo 22:25; Levítico 25:35–37; Deuteronomio 23:19, 20. O
quizás la palabra “centésima” fuera un modismo que
significaba simplemente “porcentaje”.

Las deudas incluían no sólo el dinero y el grano (ver vv. 2–4,


10), sino también el vino y el aceite (5:11b). Los tres
comestibles corresponden, en el mismo orden, a los tres tipos
de terrenos hipotecados en el v. 11a. La palabra traducida
demandáis es de nuevo el verbo “prestar [página 124] contra
garantía” (ver el comentario sobre el v. 7). En fin, una
traducción del v. 11b podría ser “y la centésima parte del
dinero, el grano, el vino y el aceite que les prestáis contra
garantías”.

Verdades prácticas
Nehemías comprendió la seriedad de su situación. Varios
hombres importantes: políticos influyentes y militares
poderosos se juntaron contra él y la ciudad. Seguramente, era
Dios mismo quien le dio la perspicacia de la situación real. Sin
embargo, este hombre de Dios discernió que la victoria, le
pertenecía al Señor. Pero Dios también le mostró que los
adversarios eran solamente hombres. Nehemías se acordó de
que su primer recurso siempre ha sido el Señor. Gracias al
recurso de la oración los enemigos no podrán desviar a la
familia de Dios del plan divino, nunca podrán vencerla (v. 9a).

77
¿Cómo oró Nehemías? Anteriormente él había intercedido
por justicia divina contra los enemigos. Ahora pediría,
probablemente, sabiduría para saber cómo proceder. Es
evidente que Nehemías percibió a Dios primero como el dueño
y jefe absoluto del universo, y segundo como el guía que le
mostró los recursos humanos que había en cada individuo. De
esta forma, Dios guió a Nehemías a usar lo que él ya tenía.

Por supuesto, Dios espera que el hombre participe en su plan


divino. Aun, el Señor Jesús dijo que se debe vigilar y orar.
Entonces, Nehemías usó algunas estrategias defensivas
humanas contra sus adversarios humanos (v. 9b).
Nehemías podía haber pensado que con la oración ya era
suficiente, y no haber considerado la necesidad de vigilar. Si él
hubiera actuado de esta manera, hubiera probado a Dios, pero
no lo hizo. Pero tampoco puso la guardia humana sin primero
pedir la intervención de Dios. Si sólo hubiera montado guardia
sin haber orado, hubiera sido una manifestación de puro orgullo
humano. Si hubiera actuado de esta manera, hubiera perdido la
protección e intervención divinas.

Nehemías no propuso librar a los jóvenes esclavizados ni


condonar las deudas. Habría sido difícil librar a los muchachos,
pues los acreedores los habían vendido (ver v. 8). Sin embargo,
dejar de exigir garantías por los préstamos (5:10b) pondría un
alto a la práctica de esclavizar a los hijos de los deudores. Si la
política es el arte de lo posible, la propuesta de Nehemías es un
ejemplo de ese arte en su máxima expresión.

El discurso de Nehemías ante la asamblea tiene varios


paralelos con las leyes del año de jubileo: el rescate de judíos

78
vendidos a extranjeros (v. 8; Lev. 25:47–53), la crítica de la
práctica de esclavizar a hermanos israelitas (v. 8; Lev. 25:39,
46), el temor de Dios como motivación (v. 9; Lev. 25:17, 36,
43), la restitución de propiedades (v. 11; Lev. 25:27, 28, 41) y
la prohibición de cobrar intereses por préstamos a los pobres (v.
11; Lev. 25:36). Habló como los profetas en 5:7–9, pero como
gobernante en 5:10, 11. Los profetas denunciaron la injusticia
pero raras veces hicieron propuestas concretas. Nehemías, en
cambio, tenía el conocimiento, el poder y el deber (cf. v. 14) de
formular e implementar políticas. La iglesia como institución y
sus ministros deben imitar a los profetas. A la vez, debe haber
cristianos como Nehemías que sirvan a Dios y al pueblo en la
política y en el gobierno.

Los acreedores accedieron a las propuestas (5:12a).


Aceptaron restituir las hipotecas e intereses (la petición del v.
11) y no demandarlos más (la propuesta del v. 10b). Los pobres
seguían endeudados, pero sin la presión de las hipotecas y los
intereses.

Ya que “entre lo dicho y lo hecho hay un gran trecho”,


Nehemías comprometió a los acreedores mediante un juramento
(5:12b) y una maldición (5:13a; ver 10:29). Los sacerdotes
jugaron algún papel en el juramento (5:12b), pero el contexto
aclara que a quienes Nehemías hizo jurar fue a los acreedores.

Inició la maldición con una acción simbólica (5:13a; cf. Jer.


19:10, 11). El vocablo traducido ropa se refiere a la ropa que
cubre el pecho. Nehemías la sacudió a fin de quitarle aun el
poco polvo que tenía (cf. Hech. 18:6). Otros opinan que la
palabra se refiere a las bolsas en los pliegues de la ropa (cf. el
uso del sinónimo “seno” en Prov. 6:27; 17:23; Jer. 32:18). Al

79
expresar la maldición verbalmente (5:13), Nehemías pidió a
Dios quitar toda posesión a aquel que incumpliera el juramento.
Fue una maldición justa: pobreza para los que explotaran a los
[página 125] pobres. Mediante el amén la asamblea se sometió
a la maldición, como en Deuteronomio 27:15–26.

Verdades prácticas
Existen dos tipos de adversarios: los de afuera y los de
adentro. Los enemigos de afuera de su familia pueden ser
aquellas personas que desean romper las relaciones entre
esposo y esposa, entre padres e hijos, etc. Los enemigos de
afuera de su iglesia pueden ser las personas que quieren “robar”
miembros del seno de la congregación para llevarlos a otra.

En el día de hoy, nuestros adversarios de afuera son los del


mundo corrompido, los malignos y satánicos. Nuestro enemigo
interno es nuestra propia carne, nuestra naturaleza humana
pecaminosa.

Por esta razón, necesitamos seguir el ejemplo de Nehemías.


Él pidió la ayuda divina y puso vigilantes contra los enemigos.

Los acreedores sí cumplieron (5:13b). El pueblo (5:1, 13)


enmarca toda la historia, pero en el v. 1 el pueblo son los
deudores, mientras que en el v. 13 son los acreedores. La
división se ha zanjado, y los dos bandos son, de nuevo, un
pueblo. La alabanza reconoció que esto era obra de Jehovah, el
Dios del pacto (Nehemías usa el nombre Jehovah sólo aquí y en
1:5).

80
Nehemías empleó su poder político para auxiliar a los pobres.
Habría sido difícil que otro hiciera frente a los acreedores,
también poderosos (ver v. 7).

(3) Nehemías hace sacrificios económicos a favor del


pueblo, 5:14–19.
En 5:14 Nehemías revela que fue gobernador de la provincia de
Judá, desde el año que Artajerjes autorizó la reconstrucción (cf.
2:1). A la luz de la autoridad que despliega desde 2:16 en
adelante, fue nombrado antes de salir para Jerusalén (cf. 6:2;
8:9; 10:1; 12:26). El relato de 5:14–19 rebasa el contexto
cronológico de caps. 4–6 para hablar de los 12 años del
gobierno de Nehemías (ver la misma técnica narrativa en 7:5–
73 y Esd. 4:5– 23); 13:6, 7 revelará que él también tuvo una
segunda gestión.

A diferencia de sus predecesores, Nehemías no cobró el


impuesto para su presupuesto de alimentos (5:14b, 15). El
vocablo traducido compañeros (5:14) es “hermanos”; se refiere
a los familiares de Nehemías (ver v. 10; 1:2; 4:23; 7:2). Los
gobernadores persas anteriores fueron, primero, Sesbasar y
Zorobabel (ver la exposición de 7:7), y para las siguientes
décadas los arqueólogos han suplido los nombres de Elnatán,
Jehoezer y Ahzai, aunque la fecha de los últimos dos es
incierta. Algunos han aducido que antes de la llegada de
Nehemías Judá pertenecía a la provincia de Samaria y, por lo
tanto, los gobernadores aquí mencionados eran los de Samaria.
Sin embargo, la evidencia cada vez más indica que durante este
período Judá fue una provincia con su propio gobernador.

81
Mi papá
Mi papá era un hombre saludable y fuerte. En los años de mi
niñez y juventud, siempre fue mucho más grande y fuerte que
yo. ¡Qué seguridad! Frecuentemente, yo pensaba: “¡Nadie se
atreverá a pelear conmigo! ¡Mi papá es grande y fuerte! ¡Él les
ganará a todos!”. Pero, ¡qué tristeza! Mi papá no podía estar
conmigo todo el tiempo. A veces, tuve que enfrentarme solo
contra mis adversarios. Salí con vida, ¡apenas!

Pero con Nehemías no ocurrió así. Su Padre celestial estuvo a


su lado todo el tiempo; especialmente cuando tuvo que
enfrentarse contra los adversarios. Nehemías dependía de su
Padre. Le pidió socorro. Dios era su defensor fuerte y
victorioso.

La expresión hebrea traducida además del pan y del vino


(5:15) no es clara. Posiblemente hay un error del copista, y el
original decía: “tomaron 40 siclos de plata cada día por el pan”.
El texto de la Vulgata apoya esta teoría. Los criados de los
gobernadores (5:15) eran sus subalternos de alto rango (ver v.
10). Se enseñoreaban indica que obligaban al pueblo a sostener
su estilo de vida lujoso (cf. 9:37). Sobre el
temor de Dios, ver la exposición del v. 19.

Verdades prácticas
Nuestra vida espiritual tiene que ser más que una profesión de
labios hacia afuera. Nuestra fe tiene que mostrarse en la manera
de ser y de andar. Por eso, nuestra manera de vivir debe ser
conforme a la naturaleza de nuestro Dios. Nuestro
comportamiento debe dar gloria a Dios entre los adversarios.
Nunca debemos decir o hacer nada que traiga como
consecuencia que los impíos desprecien a Dios.

82
Lejos de enseñorearse del pueblo Nehemías y sus subalternos
trabajaron con ellos hombro a hombro en la muralla (cf. 4:16,
21, 23), y no se aprovecharon de sus préstamos a los judíos
pobres para adquirir terrenos (5:16). El plural compramos (ver
la nota), mejor traducido aquí “adquirimos”, incluye a los
familiares (ver v. 10). El verbo traducido participé es lit.
“restauré”, y hace eco de 3:4–32.

El presupuesto alimenticio de Nehemías era inmenso (5:17,


18a). Los 150 judíos y magistrados vivían en Judá, si no en
Jerusalén (5:17; sobre los magistrados, ver la exposición de
2:16). Los que venían de los pueblos serían funcionarios que
llegaban para tratar con el gobierno de Nehemías, o que
pasaban por Jerusalén rumbo a otro lugar.

Un comentarista calcula que un toro (o “buey”) y seis ovejas


(5:18) darían carne para 600 a 800 personas. Las aves eran
producto de la caza o de la avicultura (cf. 1 Rey. 4:23). Los
pollos se conocían en Palestina por lo menos desde finales del
siglo VII a. de J.C., pues fue hallado un sello de esa época con
la figura de un gallo. La diferencia entre odres de vino y con
todo vino (ver la nota) no afecta el sentido de la oración.

La carga impositiva que el pueblo aguantaba (5:18b) detenía


a Nehemías de cobrar el pan del gobernador (la repetición de
esta frase enmarca 5:14–18 como una unidad). Temía a Dios (v.
15) y amaba a sus hermanos (v. 18), encarnando los dos
grandes mandamientos (Mat. 22:36–40). La servidumbre (5:18)
aquí eran los impuestos persas (ver v. 4; 9:36, 37), los cuales
Nehemías mismo, como gobernador, estaba obligado a
recaudar.

83
Seis veces en el libro Nehemías pide a Dios acordarse, ya sea
de sus buenas obras (5:19; 13:14, 22, 31), ya sea de la maldad
de los enemigos (6:14; 13:29). Ambos ruegos manifiestan
temor de Dios, la fe de que él bendecirá a los justos y castigará
a los malos (ver vv. 9, 15). Cada una de las seis súplicas marca
el final de un relato, en este caso de todo el cap. 5. Algunos
tildan de egoísta este tipo de oración. Sin embargo, la
recompensa divina es una de las principales motivaciones
bíblicas para obedecer a Dios y aun para hacer más que lo que
él exige. Sacrificarse por el pueblo de Dios, motivado en parte
por la [página 127] recompensa (Nehemías también fue
motivado por la compasión, ver v. 18), es la esencia de la fe y el
temor a Jehovah. El apóstol Pablo se presenta como un paralelo
neotestamentario (ver 1 Cor. 9).

9. Nehemías enfrenta intimidaciones, 6:1–19

Desbaratadas sus artimañas contra los constructores en


general (cap. 4; ver 4:15), los enemigos ahora buscan intimidar
a Nehemías (ver 6:9, 14, 19, las conclusiones de las tres
secciones del capítulo). Las primeras dos secciones cuentan
trampas de los enemigos. Ambas trampas comienzan con
reunámonos (6:2, 10), y ambas secciones tienen la siguiente
estructura:
A. Ocasión (6:1, 10a)
B. Complot de los enemigos y respuesta de Nehemías (6:2–8,
10)
C. Propósito del complot: intimidar a Nehemías (6:9a, 13)
D. Oración de Nehemías (6:9b, 14)

84
(1) Trampa de la reunión cumbre, 6:1–9.
El verbo oír de nuevo introduce un relato acerca de la oposición
(6:1; ver 2:10, 19; 4:1, 6). En cuanto a los enemigos
enumerados, ver 2:10, 19; 4:7. Todos ellos volverán a aparecer
en el capítulo: Sanbalat y Gesem en 6:2–9, Tobías y Sanbalat
en 6:12–14, todos los enemigos en 6:16 y otra vez Tobías en
6:17–19.

Lo que se oyó esta vez fue que Nehemías terminaba el


proyecto (6:1). El yo había reedificado no fue una jactancia,
sino la perspectiva de los enemigos. Ellos creían que sin
Nehemías el proyecto se pararía (v. 9). Sin negar su papel clave
como líder (ver 2:5, 12), Nehemías reconocía que el pueblo
edificaba la muralla (ver 2:18, 4:1, 6), y Dios más que nadie
(ver 6:9, 16). En cuanto a las brechas, ver la exposición de 4:7.

Joya bíblica
Entonces les envié mensajeros diciendo: “Estoy realizando
una gran obra. No puedo ir, porque cesaría el trabajo si yo lo
abandonase para ir a vosotros” (6:3).

La invitación a una reunión cumbre (6:2) implica que


Nehemías ya era gobernador de Judá (ver 5:14). Quefirim (la
lectura del TM, ver la nota) era una ciudad que hoy es
desconocida. Alguna de las aldeas es un intento de hacer
sentido de la LXX, que tiene sólo las aldeas. Ono era una
ciudad de Benjamín (7:37; 11:35), a unos 45 km al noroeste de
Jerusalén. Probablemente las fronteras de las provincias persas
de Judá, Samaria y Asdod se juntaban en el valle de Ono.

De alguna manera Nehemías percibió una trampa (6:2b), sea


por espías (ver 4:12), o por las circunstancias y su conocimiento

85
de los enemigos (ver v. 12). Ellos querían hacerle daño, política
o físicamente (ver 6:10–13). La negativa de Nehemías presentó
como excusa la obra (6:3), pero hizo ver que él reconocía sus
intenciones (v. 3b). También fue una afrenta sutil, pues [página
128] daba prioridad al trabajo por encima de una reunión con
Sanbalat y Gesem.

Nehemías rechazó la invitación cuatro veces (6:4). La quinta


vez la envió Sanbalat solo, mediante uno de sus funcionarios
(6:5; ver la explicación de criado en 5:10). Este también llevaba
una carta no sellada. Nehemías tenía que suponer que su
contenido ya se había propagado. La carta alegaba que un
rumor circulaba entre los pueblos (los que rodeaban a Judá, ver
4:7), confirmado por Gesem, rey árabe (6:6). Sanbalat así se
distanciaba del rumor, como si él fuera neutral en el asunto y
podría mediar entre Gesem y Nehemías.

---------------------------------------------------------
Semillero homilético
Desvío (6:1–16)

Introducción: Los desvíos en la carretera son para permitir la


continuación de alguna construcción o reparación. Sin embargo,
hay personas que quieren desviar la obra y a los obreros de
Dios por medio de obstáculos. Nosotros tenemos que superar
estos desvíos para que la obra de Dios no se detenga, sino que
siga adelante.

Veamos los obstáculos con claridad.


Pueden ser por medios sutiles, como la invitación a una
reunión (v. 2).

86
Pueden ser por medios persistentes, como cartas sucesivas (v.
4).
Pueden ser por medio de comenzar rumores (v. 5, 6).
Pueden ser por medio de “amigos” desleales (vv. 10–13).

Superemos los obstáculos con integridad.


Por medio de percibir los engaños de los adversarios (v. 2).
Por medio de persistir en la tarea divina (v. 3).
Por medio de la consistencia en el carácter y en la acción (v.
4).
Por dependencia de Dios (v. 9).
Por valentía (v. 11).

Logremos la meta como evidencia del apoyo divino.


Por cumplir la tarea (v. 15a).
Por marcar el tiempo notable (v. 15b).
A pesar de las maniobras de los adversarios (v. 16a).
Para que los enemigos le den el honor a Dios (v. 16b).

Conclusión: Aun los obstáculos pueden ser usados como


piedras para construir un altar a Dios.
--------------------------------------------------------

El rumor (6:6) era peligroso (ver la explicación de 2:19).


Achacaba a Nehemías de aspiraciones mesiánicas, apoyadas
por sus profetas (6:6, 7). Era una mentira creíble, pues los
profetas Hageo y Zacarías habían promovido la reconstrucción
del templo como un preludio al reino mesiánico asociado con
Zorobabel (ver Hag. 2:6–9, 20–23; Zac. 6:9–14), y otros
profetas habían participado en elevar al trono varios reyes de
Israel (ver 1 Sam. 9–10; 16:1–13; 1 Rey. 1:32–40; 11:29–40; 2

87
Rey. 9:1–13). El hebreo vertido en has llegado a ser su rey (v.
6) también puede traducirse como “vas a ser su rey”.

La advertencia acerca del rey persa (6:7) fue una amenaza.


Sanbalat mismo aseguraría que Artajerjes oyera el rumor. Su
carta era una táctica para obligar a Nehemías a acudir a la
reunión cumbre (6:7b). Difícilmente Nehemías iba a creer en la
neutralidad de Sanbalat, pues este había hecho señalamientos
semejantes anteriormente (cf. 2:19). Como en aquella ocasión
el líder judío no se amedrentó, sino que contraatacó, tildando a
Sanbalat de mentiroso (6:8, cf. 2:20). Concluyó el relato otra
vez irrumpiendo repentinamente en una oración (6:9; ver 4:4,
5). Imploró lo contrario de lo que los enemigos perseguían.
Ellos querían debilitar las manos judías; él pidió fuerza para las
suyas. Reconocía que su valentía procedía de Dios.

(2) Trampa de la falsa profecía, 6:10–14.


Nehemías fue a la casa de Semaías aparentemente porque este
había mandado a informarle que le tenía una profecía (6:10). Se
había encerrado como un acto simbólico para reforzar su
profecía (cf. Eze. 3:24; 4:1– 5:17). La expresó en poesía, la
forma más usada por los profetas. Comenzó con dos líneas
paralelas:

A. Reunámonos en la casa de Dios dentro del templo. Mediante


el reunámonos Semaías se presentaba como aliado de
Nehemías. La línea B es literalmente “en el interior del
templo”, una alusión al patio interior, donde estaba el altar de
holocaustos frente al santuario.
La profecía concluyó con tres líneas más. La línea A aconsejó
cerrar las puertas del muro que rodeaba el patio interior del

88
templo. Las líneas B y C fueron el clímax: A. …y cerremos las
puertas
B. Porque
C. Sí, a la noche vendrán para matarte vendrán para matarte

Verdades prácticas
“Si yo no controlo mi calendario de actividades, otra persona
lo hará”. Así dijo un amigo acerca de su hábito de siempre tener
una noche libre para su familia. Sin embargo, el principio es
mucho más grande.

Siempre hay mucho más para hacer de lo que uno puede lograr.
Siempre hay actividades que parecen ser urgentes.
Sin embargo, no son tan importantes.
Siempre hay actividades que están camufladas.

Por afuera aparecen como buenas, pero por adentro son


dañinas.

Piense: “Dios tiene un plan completo, perfecto y santo para


mi”. Pregúntese: “Lo que me piden que haga, ¿es parte de ese
plan divino? ¿Me ayudará a lograr lo que Dios quiere de mí y
para mí?”. Muchas actividades, que no son malas, no son parte
del plan de Dios para nosotros.

La repetición identificó y subrayó el peligro, y el sí, a la noche


se agregó al final para espantar y presionar aun más al
gobernador. Semaías llamaba a Nehemías asirse del altar de
holocaustos (ver 1 Rey. 1:50; 2:28); aun los asesinos a sueldo
tendrían miedo de matar a alguien protegido por un dios.
Algunos opinan que Semaías incitaba a Nehemías a entrar

89
donde le era prohibido, pero esa táctica no hubiera engañado a
nadie. Nehemías respondió en verso también (6:11):
A. ¿Un hombre como yo entraría para salvar su vida?
B. ¿Quién como yo ha de huir?

Algunos opinan que en la línea B Nehemías decía que como


laico, o eunuco (ver la explicación de 1:11), no tenía derecho de
entrar en el templo. Sin embargo, sí tenía derecho de asilarse en
el altar. El paralelismo más bien subraya que como líder no
debía huir. Si sus preguntas retóricas dejaran alguna duda,
Nehemías la despejó con su negación contundente: ¡No entraré!

Fidelidad, a pesar de la intimidación


Un grupo de alumnos de la universidad de San Marcos en
Lima, Perú, decidió testificar a los estudiantes por medio de la
película titulada Martín Lutero. Después de que la película fue
exhibida, un grupo de estudiantes izquierdistas provocó tal
controversia y alboroto que casi degeneró en violencia. Esta
confrontación fue casi inevitable. Si los estudiantes hubieran
pensado “con sabiduría”, tal vez ni hubieran pasado la película.
Sin embargo, su deseo de evangelizar a los universitarios era
tan fuerte que no se desviaron de su propósito; y aun a pesar de
las amenazas potenciales siguieron adelante con su plan.

Posteriormente se dio cuenta de que Semaías fue un profeta


corrupto, contratado para destruir su reputación (6:12, 13).
Tales profetas abundaban (6:14), así como en toda la historia de
Israel (ver Miq. 3:11; Jer. 23:9–32; Eze. 13; Zac. 13:2–6).
Tobías, nombrado antes que Sanbalat en 6:12, 14 (en contraste
con 2:10, 19; 4:7; 6:1), debía ser el responsable principal del
soborno.

90
Los enemigos esperaban que Nehemías pecara, mostrando
falta de fe en Dios (6:13). Así pensaban ponerlo en ridículo ante
el pueblo. El verbo traducido desacreditar (jaraf ) incluye la
idea de burla (afrenta en 1:3; 2:17; 4:4; 5:9 es de la misma raíz
hebrea).

En vez de imitar a los enemigos armando complots, Nehemías


encomendó la venganza a Dios (6:14; ver Deut. 32:35; Rom.
12:19). Sobre la oración imprecatoria y el acuérdate, ver la
exposición, respectivamente, de 4:4, 5 y 5:19.

(3) Oposición persistente de Tobías, 6:15–19.


A pesar de todos los obstáculos (caps. 4–6), ¡la muralla fue
terminada en sólo 52 días! (6:15). Algunos dudan de que esto
fuera posible. Sin embargo, en los lados norte, occidente y sur
no había sido necesario construir toda una muralla nueva, sino
sólo reparar los muros anteriores. Las excavaciones
arqueológicas indican que la sección nueva en el lado oriental,
unos dos metros de ancho, no fue una obra fina, sino hecha
apresuradamente. En la misma época los atenienses
reconstruyeron su muralla, destruida por los persas, en sólo un
mes, y en el 447 d. de J.C. la muralla de Constantinopla,
derrumbada por un terremoto, fue levantada de nuevo en 60
días.

Según la mayoría de estudiosos, el 25 de [página 131] Elul


(6:15) fue el 2 de octubre de ese año, aunque algunos piensan
que cayó a mediados de septiembre. Como sea, el proyecto se
completó dentro de seis meses de su autorización (ver 2:1). El
trabajo se hizo en agosto y septiembre, meses de sequedad y
calor, y se terminó poco antes de la temporada de lluvias.

91
Nuestros enemigos oyeron (6:16) hace eco del v. 1a,
marcando así la conclusión de los dos relatos sobre las trampas.
Un fenómeno similar se da en 4:15 (ver la exposición allí).
También en ambos capítulos cuando nuestros enemigos oyeron
introduce su reconocimiento de haber sido derrotados por
Jehovah (6:16; 4:15).

El número de adversarios ha venido creciendo (2:10, 19; 4:7).


Ahora en 6:16 Nehemías habla de todos (así el heb.) nuestros
enemigos y todos los pueblos de nuestros alrededores. En lugar
de y lo vieron el TM tiene “que temieron”. Habían buscado
intimidar a Nehemías y a los judíos (6:9, 14), pero ellos mismos
quedaron atemorizados y perdieron su arrogancia frente a Judá
(cf. 4:1–3). Habían creído que el proyecto dependía sólo del
liderazgo de Nehemías (ver 6:1), “un ser humano” (traducción
literal en 2:10 donde RVA tiene alguien). Ahora, reconocieron
que fue obra de Jehovah (6:16), así como Nehemías siempre lo
había dicho (ver 2:8, 18).

El v. 16 parecería concluir el libro. La reconstrucción de la


muralla se ha concluido con éxito. Sin embargo, ¡el libro sigue
7 capítulos más! Queda por delante otro reto, aun más grande:
la “construcción” del pueblo santo. Este reto será introducido
en 6:17–19.

Prioridades para un sociedad sana


Establecer un ambiente de seguridad física. La muralla con sus
puertas pueden mantener a los adversarios a una distancia de la
población.
Establecer un ambiente de seguridad humana. Los porteros
sirven para permitirles la entrada a la ciudad a las personas
adecuadas.

92
Establecer un ambiente de seguridad espiritual. Los cantores y
levitas eran algunos de los líderes que dirigían los cultos de
adoración.

El cap. 6 concluye con un “apéndice” después de la derrota de


los enemigos (6:17–19), así como el cap. 4 (4:16–23). Aquí se
revela que los problemas con Tobías persistieron. Muchos
líderes de Judá mantenían relaciones estrechas con él mediante
cartas (6:17), pactos (6:18a) y aun matrimonios (6:18b).
Entraban con él en juramento (6:18, ver la nota) para así sellar
pactos de apoyo mutuo en asuntos comerciales, familiares,
de amistad y políticos (sobre los juramentos en los pactos, ver 1
Sam. 20:16, 17 y la exposición de 10:29).

Los matrimonios mixtos reaparecen (6:18b), aun después de


la reforma radical de Esd. 10. Ara(j), el clan de Secanías, se
menciona en 7:10. Mesulam, suegro de Johanán, restauró dos
tramos en la muralla (3:4, 30), pero, como los otros principales
en 6:17–19, no apoyaba la política separatista de Nehemías y
Esdras. Los nombres de Tobías y Johanán indican que adoraban
a Jehovah, pero probablemente lo hacían sincréticamente (ver la
exposición de 2:10).

Las cartas de Tobías para intimidar a Nehemías (6:19b)


contenían falsas acusaciones (ver 6:6, 7) o “advertencias” de
complots (ver 6:10–14). Buscaban hacerle tomar un paso en
falso que destruiría su liderazgo (cf. 6:9, 13). Entretanto,
algunos de los principales servían como agencia de inteligencia
para Tobías (6:19a).

La repetición de Tobías en 6:1, 19 enmarca el capítulo, y las


referencias al envío de cartas de los enemigos a Nehemías en

93
6:2, 19 hace lo mismo. Los brotes de la palabra carta en 2:7, 8,
9 y de nuevo en 6:5, 17, 19 enmarca toda la sección sobre la
muralla. Pero la inclusión es formada por las palabras de
Nehemías (1:1) y mis palabras (6:19).

La sección 6:15–19, a diferencia de 6:1–9 y 6:10–14, no


concluye con una respuesta y una oración de Nehemías. Más
bien, nos deja en suspenso. ¿No se librará Nehemías jamás de la
oposición de Tobías? ¿El pueblo seguirá a Nehemías o a los
líderes aliados con Tobías? Nehemías ha dirigido con éxito la
construcción del muro, pero todavía hace falta una
transformación del pueblo. De esa tarea tratará el resto del
libro.

94
II. EDIFICACIÓN DEL
PUEBLO
(7:1—13:31)

95
1. Nehemías toma medidas para la defensa de Jerusalén,
7:1–73a

(1) Los porteros y los guardias, 7:1–5a.


El pasaje 6:17–7:5a sirve de transición entre las dos grandes
tareas del libro, la construcción de la muralla (caps. 1–6) y la
purificación del nuevo Israel (caps. 7–13), y también entre los
dos personajes principales: Nehemías (caps. 1–6), y el pueblo
con su liderazgo múltiple (caps. 7–12). Así, por ejemplo, los
verbos en 7:1, 2 hablan en forma alternada del trabajo de
Nehemías (coloqué, puse) y del pueblo y su liderazgo (fue
reedificada, fueron asignados).

Retomando el tema de la muralla (7:1a), Nehemías pasa a


informar de algunas medidas para defender la ciudad (7:1b–5).
En el v. 1a cuenta otra vez lo que ya fue reportado en 6:15, pues
colocar las puertas (lit. “las hojas”; ver la exposición de 3:3) fue
el paso final para terminar la muralla (ver 6:1). Los porteros
aquí lógicamente debían ser los de la muralla (ver 2 Rey. 7:10),
pero la lista porteros, cantores y levitas implica más bien que
eran los porteros del templo (ver la exposición de 7:45). Según
parece, el personal del templo fue asignado a las puertas de la
ciudad porque faltaban guardias seculares (ver v. 4), pero
también porque toda Jerusalén se consideraba casa de Dios (ver
11:1; 13:22; y la exposición de 3:1).

Nehemías nombró a dos gobernantes sobre Jerusalén (7:2) y


les dio instrucciones sobre la seguridad de la ciudad (7:3). La
repetición de mi hermano Hanani en 1:2 y 7:2 marca el inicio
de las dos [página 133] secciones principales del libro.
Nehemías nombró a su hermano porque no lo traicionaría (cf.
6:17–19). Ananías también era hombre de verdad (es decir, fiel;

96
ver 9:33) y temeroso de Dios (ver la exposición de 5:19). Se le
presenta aquí al principio de la segunda parte del libro como un
ejemplo de lo que todo el pueblo debería ser. Además, tenía
experiencia en la defensa de la ciudad. Sobre la fortaleza, ver la
exposición de 2:8.

-------------------------------------------------------
Semillero homilético
Un hombre de verdad (7:2b)

Introducción: Una persona “transparente” es una que “es lo que


se ve”. No es como el “hipócrita”, un actor griego de la
antigüedad que llevaba una máscara según el papel que le
tocaba representar.

¿Cómo es el “hombre de verdad”?


Es una persona fiel que cumple los propósitos dignos.
Es una persona de verdad que busca lo que es verdadero.
Es una persona veraz que habla la verdad en amor.
Es una persona estable que no fluctúa según lo que oye.
Es una persona recta que anda en sendas de rectitud.

¿Cómo se llega a ser un “hombre de verdad”?


Por el ejemplo de padres piadosos.
Por la enseñanza de maestros piadosos.
Por su propia búsqueda de una relación auténtica con Dios.
Por su propia búsqueda a través de la lectura disciplinada de la
Biblia.
Por su entrega a propósitos piadosos.
Por sus relaciones piadosas con otros que tienen el mismo
deseo de agradar a Dios.

97
Por su deseo de formar y mantener relaciones positivas con
otros.

Conclusión: Una persona llega a ser “transparente” por su


profunda relación personal con Dios por medio de Jesucristo y
por sus auténticas relaciones espirituales con otros.
-----------------------------------------------------------

Nehemías instruyó a los dos gobernantes acerca de las puertas


y los guardias (7:3). El horario de abrir y cerrar las puertas
prevenía contra intrusos que intentaran entrar bajo el manto de
las tinieblas (cf. Rut 3:14). Sobre frente a su casa, ver la
exposición de 3:10.

No había suficientes habitantes en Jerusalén para defenderla


(7:4). Las casas no estaban reconstruidas se debe interpretar en
sentido relativo: había pocas casas reconstruidas (cf. v. 3; 3:10,
20, 23, 29, 30; Hag. 1:4). Nehemías juntó al pueblo (el heb.
traducido que reuniese es lit. “y reuní”) para un censo
genealógico (7:5). Buscaba datos que sirvieran de base para
trasladar a algunas familias a Jerusalén (ver 11:1). Atribuyó a
Dios el crédito por la idea y el deseo de llevarla a cabo (cf.
2:12, cf. Esd. 7:27). El censo no fue inspirado por Satanás
como en el caso de David [página 134] (cf. 1 Crón. 21:1). No
buscaba aumentar la confianza en la fuerza militar (ver 1 Crón.
21:2, 3), sino planificar un uso justo y sabio de recursos
escasos.

Obviamente la convocación para el censo no se realizó


durante los cinco días entre 6:15 y 8:2. Más bien en 7:6–73a el
relato rebasa el marco cronológico para desarrollar más el tema

98
de la defensa de la ciudad. La misma técnica narrativa se usa en
5:14–19 y Esdras 4:6–23.

(2) Registro de los que retornaron, 7:5b–73a.


Durante el censo, Nehemías halló el libro de la genealogía
(traducción literal) de los clanes que habían participado en el
retorno en tiempos de Ciro (7:5). Cita de ese documento
histórico en 7:6, 73a, así “desviándose” del tema de la defensa
de Jerusalén, al cual no se volverá hasta 11:1.

El pasaje 7:6–73a es paralelo a Esdras 2:1–70. La repetición


de la larga lista recalca la relevancia del pueblo en Esdras-
Nehemías y sugiere que ahora se va a retomar precisamente ese
tema donde se dejó inconcluso en Esdras 10 con el divorcio de
las esposas paganas. La repetición también honra a los
fundadores del nuevo Israel, y el censo señala la continuidad
entre las dos generaciones dentro del mismo pueblo. Se
esperaba que en ese pueblo Jehovah cumpliría todas las
promesas de los profetas: paz, prosperidad, exaltación, justicia,
transformación personal y nacional del reino davídico.

Hay discrepancias entre 7:6–73a y Esdras 2:1–70 en los


nombres, y muchas más en los números. La escritura no incluía
las vocales, lo cual dificultaba la labor de transcribir nombres
de personas y sitios poco conocidos. Un sistema para anotar los
números consistía en rayitas verticales y horizontales, algo
similar a los números romanos. Era fácil en ese sistema cometer
errores al copiar, sobre todo cuando el texto del manuscrito
anterior era borroso. Para una comparación de las dos listas en
columnas paralelas, ver el libro de Samuel Pagán, Esdras,
Nehemías y Ester (Comentario Bíblico Hispano- americano;
Miami: Editorial Caribe, 1992), pp. 154–158. No es claro cuál

99
lista fue original, o si ambas fueron copiadas de un tercer
documento, o aun de ediciones distintas de un tercer
documento.

El registro se introduce en 7:6, 7a. La provincia (7:6) era


Judá (cf. 1:3; 11:3; Esd. 5:8). La lista de doce líderes (7:7) da a
entender que los retornados representaron no sólo las tribus de
Judá, Benjamín y Leví (ver Esd. 1:5), sino todo Israel (ver Esd.
8:35 y la exposición de 1:6). El retorno fue un segundo Éxodo.

Zorobabel fue el líder principal. Su nombre significa “semilla


de Babilonia”, es decir, “engendrado en Babilonia”. Fue nieto
de Joaquín, penúltimo rey de Judá (ver 1 Crón. 3:16–19). Llegó
a ser gobernador persa de Judá (Hag. 1:1, 14; 2:21), constructor
del [página 135] templo (Esd. 3:1–4:5; 5:1, 2) y objeto de
esperanzas mesiánicas (Hag. 2:20–23). Algunos aducen que
retornó cerca del año 520 a. de J.C., poco antes de iniciar la
reconstrucción del templo (Hag. 1:1, 12; Esd. 5:1, 2). Sin
embargo, Esdras 1–5 indica que regresó en el mismo retorno
encabezado por Sesbasar poco después del año 538 a. de J.C.
(ver Esd. 1:5–11; 5:14–16). Tal vez Sesbasar era el gobernador
de Judá (Esd. 5:14) y el encargado del retorno desde la
perspectiva persa, pero Zorobabel, quien posteriormente sería
gobernador, fue el verdadero líder del retorno desde la
perspectiva judía. O quizá Zorobabel y Sesbasar eran dos
nombres del mismo hombre. Los dos nombres se usan del líder
del retorno (ver 7:7; Esd. 1:5–11; 2:2), del gobernador de Judá
(ver Esd. 5:14; Hag. 1:1) y del líder que puso los cimientos del
templo (ver Esd. 3:8–13; 5:16), y nunca aparecen juntos en un
mismo contexto designando a dos hombres distintos.

100
Jesúa (7:7), llamado Josué en Hageo y Zacarías, fue sumo
sacerdote (ver 12:10; Hag. 1:1; Zac. 3:1). Hijo de Josadac (Esd.
3:2; Hag. 1:1), fue nieto de Seraías, el último sumo sacerdote
que fungía como tal antes del cautiverio babilónico (cf. 2 Rey.
25:18 y 1 Crón. 6:15). Cobró fama por su liderazgo, juntamente
con Zorobabel, en la reconstrucción del templo (ver Hag. 1:12,
14; Esd. 3:2; 5:2).

Algunos opinan que Nehemías y Mardoqueo (7:7) fueron los


mismos héroes de los libros de Nehemías y Ester, y que Azarías
fue Esdras (son dos formas alternas del mismo nombre en heb.).
Según esta teoría, el v. 7 combina datos de distintos períodos de
la historia judía posexílica. La teoría es dudosa, pues Nehemías,
Esdras y Azarías, por lo menos, eran nombres comunes (ver
3:16; 12:1, 13, 33).

El pasaje 7:7b–38 enumera los grupos de los laicos. Sobre


Israel (7:7b), ver la exposición de 1:6. Algunos grupos fueron
identificados por su clan (7:8–25), y otros por su ciudad (7:26–
38), aunque se sabía el clan de todos (ver 7:61–64). En cambio,
7:26–38 a su vez tiene una lista de los hombres de ciertas
ciudades (7:26–33), y otra de los hijos de otras ciudades (7:34–
38). Estas diferencias pueden indicar que el compilador de la
lista usó varias fuentes.

Entre 7:8–25 y Esdras 2:3–20 tres de los nombres difieren


(ver las notas) y el 55% de los números. Gibar (un clan; Esd.
2:20) fue el original en lugar de Gabaón (una ciudad; 7:25),
pues en caso contrario la frase en 7:25 sería “hombres de
Gabaón”, como en la lista de ciudades a continuación (7:26–
33). Además, en esta lista las ciudades generalmente están

101
ordenadas de sur a norte, pero Gabaón (7:25) estaba bastante al
norte de Belén (7:26).

La única diferencia notable entre 7:26–38 y Esdras 2:21–35


en los nombres es la omisión de los hijos de Magbis (Esd. 2:30)
en Nehemías 7, pero hay discrepancias en el 36% de los
números. Casi todas las ciudades estaban cerca de Jerusalén,
mayormente al norte de ella. Ninguna estaba al sur de Belén, tal
vez porque las ciudades del sur quedaban más devastadas por
las invasiones babilonias.

El cambio de hombres a hijos en 7:34 puede indicar que el


otro Elam era un clan, como el Elam del v. 12. Por otro lado, v.
33 habla de otro Nebo sin que haya aparecido un Nebo antes en
la lista, y en 7:35, 36 hijos de claramente se usa con nombres de
ciudades. Como los hijos de Senaa (7:38) fueron el grupo más
numeroso de toda la lista y la ubicación de Senaa es
desconocida, algunos sugieren que la palabra original fue otra
similar que significaba “el aborrecido” y que se refería a la
clase social baja o a los israelitas de las tribus del norte (ver 1
Crón. 9:3). Sin embargo, ningún manuscrito apoya esta teoría,
es improbable que una lista oficial llamara “el aborrecido” a
una parte de la nación, y existía una ciudad de Senaa (ver 3:3).

El pasaje 7:39–42 da los datos acerca de los sacerdotes. No


hay discrepancias con Esd. 2:36–39, y tampoco las hay entre
7:63 y Esdras 2:61. Era más crítico que los escribas copiaran
con exactitud los datos sacerdotales (ver 7:64, 65). Sólo eran
cuatro familias, las mismas que aparecen en Esdras 10:18–22.
Jedaías, Imer y Harim fueron 3 de las 24 familias sacerdotales
organizadas por David según 1 Crónicas 24:7–19, y Pasjur tal
vez fue hijo del Malquías en esa misma lista (cf. 1 Crón. 9:12 y

102
24:9). Según la tradición rabínica, de estas cuatro familias los
judíos reconstituyeron los 24 grupos (Tosefta ii. I, 216; ver las
referencias al grupo de Abías en Luc. 1:5 y 1 Crón. 24:10).
Jesúa recibe una mención especial porque era el sumo sacerdote
(7:39).

Los sacerdotes sumaron 4.289 (7:39–42), más del 10% de


toda la congregación (7:66). Tenían un interés especial en la
meta del retorno, la reconstrucción del templo (ver Esd. 1:2–4).
Además, bastantes sacerdotes fueron llevados al cautiverio, ya
que los babilonios habían deportado líderes (ver 2 Rey. 24:14;
25:12).

El pasaje 7:43–45 registra los clanes de levitas, cantores y


porteros. Son iguales a los de Esdras 2:40–42, pero las dos
terceras partes de los números difieren. Los levitas (7:43) eran
pocos, especialmente en comparación con los 4.289 sacerdotes,
así como en el retorno dirigido por Esdras (Esd. 8:15–19). Estos
datos chocan con la teoría crítica de que las leyes acerca de los
levitas no se redactaron hasta después del cautiverio babilónico.
Según la Ley, los levitas deben recibir todos los diezmos y dar
el diezmo del diezmo a los sacerdotes (Núm. 18:22, 26). La
elaboración de tales leyes no tendría sentido cuando había
menos levitas que sacerdotes. La falta de levitas se debía a la
reforma de Josías, quien quitó los lugares altos (2 Rey. 23:5–9).
Muchos sacerdotes de esos santuarios eran levitas (ver Jue.
17:7–13; 18:19, 20, 30), quienes luego se veían limitados a
puestos de menos prestigio en el templo (ver Eze. 44:10–14; 2
Rey. 23:9). Esos puestos no los motivaban a abandonar sus
hogares en Babilonia para regresar a Jerusalén.

103
Los cantores (7:44; ver 11:17; 12:8, 9, 24, 25, 27–29, 36, 42)
y los porteros (7:45) también eran levitas, si bien aquí se
clasifican aparte (ver la exposición de 13:5; cf. 1 Crón. 24:20–
26:28). Sobre Asaf (7:44) ver la exposición de 12:46. El
contexto indica que los porteros del v. 45 fueron los del templo,
responsables de guardar las cámaras y tesoros del templo,
mantener un control de los utensilios y ofrendas en el templo y
abrir las puertas cada mañana (ver 12:25; 1 Crón. 9:26–29).

Los clanes de los servidores del templo están registrados en


7:46–54 (y Esd. 2:43–54 incluye tres más). Si bien su título
significa solamente los dados (ver la nota), en efecto eran
personal del templo (ver Esd. 7:24). David y los magistrados
los habían dado (traducción literal) para servir a los levitas
(Esd. 8:20), así como estos habían sido dados a los sacerdotes
(Núm. 3:9; 8:19). Varios de sus nombres no son hebreos: Zija
7:46; nombre egipcio en los Papiros de Elefantina), Rezín
(7:50; ver Isa. 7:1), Meunim (7:52; ver 1 Crón. 4:41), Nefusim
(7:52; ver “Nafis” en Gén. 25:15; 1 Crón. 1:31; 5:19), Sísara
(7:55; ver Jue. 4:2). Se cree que eran cautivos de guerras (ver
las referencias a los meunim y nefusim en 1 Crón. 4:41; 5:19–
22), sometidos, como los gabaonitas, a hacer las tareas más
humildes en el santuario (ver Jos. 9:23, 27; Núm. 31:25–47).
Así, Senaquerib, rey asirio, en cierta ocasión entregó 41
cautivos de guerra al servicio del dios Zababa. Por otro lado, los
servidores del templo no eran esclavos, sino parte de la
congregación (ver 7:66, 67; 10:28, 29) y exentos de impuestos
(Esd. 7:24). Algunos piensan que Ezequiel 44:6–9 los rechaza,
cuando tilda de abominación el servicio en el templo de
extranjeros incircuncisos de corazón y de carne, pero los
servidores del templo que participaron en el retorno

104
seguramente eran circuncidados (cf. Éxo. 12:48; Núm. 15:14,
15).

Los siervos de Salomón se mencionan en la Biblia sólo en


7:57–60; 11:3; Esdras 2:55–58. Su nombre y su agrupación con
los servidores del templo en 7:60 sugieren que fueron
extranjeros sometidos por Salomón a determinadas tareas (ver 1
Rey. 9:21, 22). Los nombres Soféret (7:57) y Poquéret-
hazebaim (7:59) son femeninos. Significan “el oficio de
escriba” y “el oficio de guardián de las gacelas”
respectivamente, y revelan el trabajo (secular) de los hijos de
esos clanes. Hay discrepancias con Esdras 2:55–57 en dos de
los diez nombres. Los clanes de los servidores del templo y
siervos de Salomón eran pequeños (7:60).

Algunos clanes de laicos (7:61, 62) y sacerdotes (7:63–65)


habían perdido sus documentos genealógicos, tal vez cuando
fueron llevados al cautiverio. Las ciudades del v. 61 habían de
estar cerca de la ciudad de Babilonia (ver Eze. 3:15). Dos de
ellas estaban construidas sobre un tel, un montículo artificial
formado por los restos de tiempos anteriores (cf. Jos. 11:13).
No poder demostrar su casa paterna impedía a los laicos
reclamar sus propiedades ancestrales. No poder demostrar si
eran de Israel limitaba sus posibilidades de matrimonio y su
participación en el culto (ver 9:2; 13:3). No se sabe si el Tobías
de 7:62 fue ancestro del enemigo de Nehemías (ver 2:10). Los
nombres de 7:61, 62 y Esdras 2:59, 60 son casi iguales, pero los
números son diferentes.

Para los tiempos de Esdras los hijos de Cos (7:63) habían


resuelto su problema si, como parece probable, el Meremot hijo
de Urías, hijo de Cos en 3:4, 21, es el mismo Meremot hijo del

105
sacerdote Urías en Esdras 8:33. Barzilai el galadita fue un rico
que apoyó a David (ver 2 Sam. 17:27–29; 19:32; 1 Rey. 2:7).
Quizás una razón por la que los hijos de Barzilai no pudieron
demostrar su linaje fue que su ancestro había adoptado el
nombre de una familia no sacerdotal, tal vez para ser heredero
de las riquezas del suegro. Si así fuera, la decisión del ancestro
de buscar herencia humana en vez de depender de Jehovah
como la herencia de los sacerdotes (ver Núm. 18:20) impidió el
ministerio de sus descendientes (7:64, 65).

Fueron excluidos (7:64b), literalmente “considerados


inmundos”, es decir, demasiado inmundos para ofrecer
sacrificios sobre el altar, pues no podían demostrar que eran
descendientes de Aarón (ver Núm. 16:40). El gobernador (7:65,
70) era Sesbasar (ver la exposición de 7:7). Las cosas más
santas eran las porciones de los sacrificios reservadas para los
sacerdotes (ver Lev. 2:3; 7:31–36).

El final de 7:65 no quiere decir que no había sacerdotes


calificados (ver 7:39–42), sino que el Urim y Tumim (ver Éxo.
28:30; Lev. 8:7, 8; Núm. 27:21) había caído en desuso. No se
menciona después del reinado de Saúl. Literalmente se puede
traducir “hasta que se parara el sacerdote para usar el Urim y
Tumim”. Se trataba de dos piedras, palitos o dados marcados de
tal manera que, cuando el sacerdote los sacaba del efod, decían,
según las combinaciones, “sí”, “no” o “sin respuesta” (ver 1
Sam. 14:37; 28:6; y la nota sobre 1 Sam. 14:41).

En 7:66–69 se reportan las cifras totales de los que retornaron


(7:66), sus esclavos (7:67a), sus cantores (7:67b) y sus bestias
de carga (7:68, 69). Los primeros dos números son iguales a los
de Esdras 2:64, 65, pero 42.360 (7:66) es mayor que la suma de

106
los grupos en 7:8–62 (31.089) y en Esdras 2:3–67 (29.818; ver
algo similar en Esd. 1:9–11). Los 42.360, incluyeron a grupos
no citadas en 7:8–62, notablemente israelitas de las tribus del
norte (ver 1 Crón. 9:3). Quizás sea significativo que 42.360 es
divisible entre 12.

Sus siervos y sus siervas (7:67) eran [página 139] esclavos. El


hecho que había un esclavo por cada seis personas libres y que
algunas familias también tenían cantores muestra que entre los
que retornaron había gente próspera (ver 7:70–72). Los cantores
del v. 67, de ambos sexos, a diferencia de los del v. 44,
amenizaban el ambiente en casas de ricos (ver 2 Sam. 19:35;
Ecl. 2:8). Fueron 200 (ver Esd. 2:65); el ojo de un copista saltó
del 200 del v. 67 al 245 del v. 68, así también omitiendo el v.
68 (ver nota).

Las bestias de carga (7:68, 69) llevaron las pertenencias de


los que retornaron en el viaje de Babilonia a Judá. Los números
en 7:69 son iguales a los de Esdras 2:67.

El registro que Nehemías viene citando también proporciona


datos sobre las ofrendas del gobernador (7:70), algunos jefes de
casas paternas (7:71) y el resto del pueblo (7:72). Esdras 2:68,
69 incluye todo esto bajo el rubro de los jefes de las casas
paternas, así como Nehemías 7:70a. La obra (7:70, 71) fue la
reconstrucción del templo (ver Esd. 1:3–11). El ejemplo de los
que retornaron animaría a la generación de Nehemías a ofrendar
para mantener el culto en el templo (ver 10:32–39; 13:10–14,
30, 31).

Las casas paternas (7:70, 71) eran los clanes de 7:8–24, 39–
59, 62, 63. El dracma (7:70–72), sea el dracma griego o el

107
dárico persa, era una unidad de medida de oro, y la mina (7:71,
72) lo era de plata. Los tazones (7:70) eran para el rito de los
sacrificios en el templo (ver Éxo. 38:3; 2 Crón. 4:8, 11, 22; Zac.
14:20). En 7:70, en lugar de “500 y 30”, la forma normal de
escribir 530 en heb., el TM tiene “30 y 500”. Probablemente el
original fue “30 vestiduras sacerdotales y 500 minas de plata”
(cf. los datos en 7:71, 72 y Esd. 2:69).

Las diferencias entre los datos en 7:71 y Esdras 2:69 se deben


en mayor parte a que Nehemías 7 registra las ofrendas de 7:70–
72 bajo tres rubros y Esdras 2 resume todo bajo el rubro de los
jefes de las casas paternas. La suma de las ofrendas en 7:70–72,
tomando en cuenta la enmienda sugerida para el final del v. 70,
es de 41.000 dracmas de oro, 50 tazones, 4.700 minas de plata y
97 vestiduras sacerdotales. Las 4.700 minas y 97 vestiduras
concuerdan con los números redondos 5.000 y 100 en Esdras
2:69. La diferencia entre las 41.000 dracmas en Nehemías y las
61.000 en Esdras 2:69 se debe a un error del copista.
Probablemente los 50 tazones (7:70) fueron omitidos adrede en
Esdras 2:69, porque hay una lista más completa de utensilios en
Esdras 1:9–11.

La cita que Nehemías hace del registro histórico concluye con


el v. 73a. Al llegar a Judá, los judíos habitaron en sus ciudades,
pero faltaba gente en Jerusalén (7:4). Fue esto lo que motivó el
censo de Nehemías (7:5). En cuanto a todo Israel, ver la
exposición de 1:6. Todo Israel en sus ciudades (7:73a) y cada
uno a su ciudad (7:6) forman una inclusión que enmarca toda la
cita del documento acerca de los que retornaron.

108
2. El pueblo se compromete a obedecer la Ley, 7:73b—
10:39

La palabra Ley se halla 19 veces en estos capítulos, y sólo


dos veces en el resto del libro. Su repetición enmarca 8:1–8,
14–18; y 9–10 (ver 9:3; 10:29, 34, 37). A diferencia de los
capítulos anteriores, 8–10 no son narrados por Nehemías, y lo
mencionan solamente en 8:9, 10 y 10:1. Ningún líder domina la
escena, sino que hay muchos líderes y el protagonista principal
es el pueblo entero.

Se pueden dividir los caps. 8–10 en tres partes según la


actividad: el pueblo estudió la Ley (8), oró (9) e hizo pacto con
Jehovah (10). Sin embargo, varias repeticiones y paralelos
sugieren una división según las tres reuniones realizadas en el
séptimo mes: el primer día [página 141] (7:73b–8:12), el
segundo día (8:13–18) y el día 24 (9:1–10:39).

Los relatos de las tres reuniones siguen la misma estructura:


fecha (8:1, 13; 9:1), asamblea (8:1, 13; 9:1), lectura de la Ley
(8:1–8, 13; 9:3), aplicación basada en la lectura (8:9–11, 14, 15;
9:4–37) y reacción positiva del pueblo (8:12, 16–18; 9:38–
10:39). Cada relato comienza con se reunieron (8:1, 13; 9:1), y
los primeros dos concluyen con gran alegría en la celebración
de una fiesta conforme a la Ley (8:12, 17). El primero y el
tercero tienen en común: los que podían entender (8:2, 3;
10:28), Nehemías el gobernador (8:9, 10:1), que el pueblo se
puso de pie (8:5; 9:2) en su lugar (8:7; 9:3), un acto de seis
horas (8:3; 9:3), un grupo de líderes parado en un lugar elevado
(8:4; 9:4), una bendición a Jehovah (8:6; 9:5) y listas de levitas
(8:7; 9:4, 5). En los relatos de la segunda y tercera reunión se
repite como está escrito (8:15; 10:34, 36).

109
Los capítulos 8–10 nos dan esperanza que los problemas
divisados en 6:17–19 serán superados. Parece que el pueblo
será transformado para ser fiel y obediente a Jehovah. Esta
impresión persistirá hasta el último capítulo del libro, donde se
desplomará.

(1) Reunión del primer día, 7:73b–8:12.


Muchos estudiosos opinan que Nehemías
8 es una versión editada, en tercera persona, de un documento
autobiográfico escrito por Esdras (ver la exposición de 1:1).
Muchos también aducen que este capítulo originalmente seguía
a Esdras 8 ó 10. Por cierto, con una enmienda en el v. 9 (ver
abajo) cabría bien entre Esdras 8 y 9. Por otro lado, hace falta
una explicación convincente de por qué el autor trasladaría este
pasaje a su presente ubicación y por qué querría dar la
impresión de que los eventos narrados sucedieron después de la
construcción de la muralla.

(a) Lectura de la Ley, 7:73b–8:8.


La cita de la lista paralela a Esdras 2 ya concluyó en 7:73a. Sin
embargo, 7:73b–8:1a es también casi idéntica a Esdras 3:1. El
autor sugiere así que la asamblea de Esdras 3:1, para iniciar la
construcción del templo, fue un
“tipo” de la asamblea de Nehemías 8, para construir una “casa
de Dios” aún más importante, un pueblo santo.

El mes séptimo (7:73b) fue Tisri, que, según las dos teorías
dominantes hoy, comenzó ese año a mediados de septiembre o
a principios de octubre. Nehemías llamaba a los meses por sus
nombres babilonios (ver 1:1; 2:1; 6:15), pero el autor del libro

110
los identificaba por su número, el sistema preexílico. En cuanto
a Israel, ver la exposición de 1:6.

En caps. 1–7 Nehemías ha dirigido todo, pero ahora el v. 1 da


la impresión de que el pueblo se reunió por su propia voluntad,
unido como un solo hombre (en contraste con 5:1; 6:17–19). El
énfasis en el pueblo en 8:1–12 se subraya por la repetición de
todo el pueblo diez veces (8:1, 3, 5, 6, 9, 11, 12), pueblo dos
veces más (8:7, 9) y hombres, mujeres y cuantos podían
entender en 8:2, 3.

La puerta de las Aguas era parte de la antigua muralla (ver la


exposición de 3:26). De modo que la asamblea no se celebró en
el templo, y nadie tenía impedimento para asistir. Además el
sitio sugería que cumplir la Ley era tarea de todo el pueblo, no
sólo del clero.

El pueblo pidió la Ley (8:1). La construcción previa de la


plataforma (8:4) delata que su petición no fue espontánea. Tal
vez fue parte de una liturgia. Según una teoría, 8:1– 12 imita la
liturgia de la sinagoga. Sin embargo, no sabemos cómo era esa
liturgia antes de los tiempos neotestamentarios. En su forma
más antigua conocida incluía varios elementos que faltan aquí,
incluyendo la recitación del Shema (Deut. 6:4), oración, lectura
de los Profetas, sermón y bendición sacerdotal. Es más probable
que la liturgia seguida aquí haya provenido de las asambleas
celebradas cada siete años para leer la Ley (cf. Deut. 31:10–12).

111
-------------------------------------------------------
Semillero homilético
El poder de la escritura (8:1–18)

Introducción: Un hombre cristiano tenía la costumbre de visitar


a un prisionero en su celda. No lo sermoneaba, sólo le leía la
Biblia. El prisionero le decía: “¡Lea más por favor! ¡Lea más!”.
La Palabra de Dios
tiene el poder para transformar la vida de cualquier persona.

La Escritura habla a las personas.


Como individuos; cada uno necesita escuchar la lectura de las
Escrituras (v. 2).
Como familias; los padres necesitan recibir la explicación de
las Escrituras para luego poder explicárselas a su familia (v.
13).
Como pueblo; la congregación tiene la responsabilidad de
escuchar las Escrituras (vv. 1, 3b, 5, 6, 9,11, 12, 17).

La Escritura merece una buena explicación y una diligente


aplicación.
Dios comunica su mensaje a ciertas personas.
En una ocasión específica.
En un lugar específico.
En un momento específico de la historia (v. 2).

El mensaje viene directamente de Dios, quien no está limitado


porque él es eterno, a personas, ocasiones, lugares y momentos
históricos.

112
El mensaje contiene principios eternos que deben ser
explicados y aplicados según el momento y de acuerdo a cada
necesidad (vv. 7–11, 13, 15).

La Escritura transforma a las personas.


La Escritura contiene malas noticias para los que rechazan su
mensaje, lo cual debe resultar en profunda tristeza (v. 9).
La Escritura contiene buenas noticias para los que se
arrepienten y confiesan sus pecados, acción que los librará de
su tristeza (vv. 9–11).
La Escritura contiene instrucciones de cómo experimentar la
vida abundante y triunfante (vv. 10, 14, 17, 18).

Conclusión: No tenemos que depender sólo de nuestra


inteligencia, argumentación ni persuasión. Dios actúa por
medio de su mensaje divino. Somos socios con Dios en la
proclamación de su Palabra, la Escritura.
------------------------------------------------------------

La asamblea se realizó cinco días después de que se terminó


la muralla (cf. 8:2 con 6:15). El primer día del mes séptimo se
celebraba la fiesta de las Trompetas (ver Lev. 23:24, 25; Núm.
29:1–6). La Biblia no aclara la razón de esta fiesta. Tal vez
originalmente marcaba el inicio de la segunda mitad del año (la
vuelta del año, Éxo. 34:22). Desde tiempos antiquísimos los
judíos celebran el Año Nuevo en esa fecha, pero ignoramos si
lo hacían ya en tiempos de Nehemías.

Esdras fue escriba y sacerdote (8:1, 2; ver v. 9; 12:26; Esd.


7:1–6, 11). En Esdras, Nehemías generalmente funciona como
escriba, o sea, maestro de la Ley. Al detallar los tres grupos que
componían la congregación, 8:2, 3 recalca la trascendencia que

113
el pueblo atribuía al evento (ver la exposición de 5:1). Los
aptos para entender (8:2), que podían entender (8:3), eran los
menores de edad (ver 10:28; Esd. 10:1). Deuteronomio 31:10–
13 estipulaba que cada siete años la Ley se leyera ante los
varones, mujeres y niños de Israel, y varios pasajes exhortan a
los padres a enseñar la Ley a sus hijos (ver Éxo. 12:26, 27;
Deut. 6:6–9, 20–25).

El v. 3 resume el acto: la lectura, el lector, el tiempo, el lugar,


la composición de la congregación y su actitud atenta. La
lectura duró unas 6 horas, tiempo insuficiente para leer toda la
Ley de Moisés. A lo mejor Esdras escogió pasajes
particularmente pertinentes para el pueblo en ese tiempo.

Se discute cuál ley leyó Esdras. La opinión crítica dominante


ha sido que fue el llamado “Código sacerdotal”, una colección
de leyes supuestamente recién editada en Babilonia que
posteriormente formaría parte del Pentateuco. Según otro punto
de vista, Esdras leyó de Deuteronomio. Otros piensan que leyó
de un Pentateuco recién completado en Babilonia. Algunos
hasta opinan que sólo algunas de las leyes leídas por Esdras
llegaron a incorporarse en el Pentateuco. Sin embargo, el v. 1
no indica que Esdras haya develado una nueva ley, sino que el
pueblo pidió la Ley antigua y conocida, dada por Jehovah hacía
siglos a Moisés. Las leyes específicas a que Nehemías 8 alude
provienen de Deuteronomio y de las leyes sobre el culto en
Levítico y Números.

Después del resumen (8:3), el pasaje 8:4–8 relata el acto una


segunda vez, pero ahora con más detalles. Primero cuenta que
Esdras se paró en medio de 13 varones sobre una plataforma
alta (8:4; lit. “una torre”, migdal 4026), construida por el pueblo

114
(el sujeto implícito de “habían hecho”, ver v. 3b). El verbo
traducido estaba y estaban (amad 5975, 8:4) es literalmente “se
paró” y “se pararon”. En lugar de 13 varones, 6 a la derecha y 7
a la izquierda, se esperan 12, uno por cada tribu de Israel (ver
exposición de 7:7). Sin embargo, aunque hay algunas
discrepancias entre el TM aquí y las versiones griegas y 1
Esdras 9:44 (libro que se halla sólo en la LXX), no hay
suficiente evidencia para enmendar el he., y hay otra lista de 13
en el v. 7. Quizás en cada caso los 13 representaban todas las 13
tribus de Israel (Jacob tuvo 12 hijos, pero los descendientes de
José se contaban como dos tribus, Manasés y Efraín), o tal vez
uno de cada grupo era el líder, y los otros 12 representaban las
tribus.

Los 13 debían ser líderes laicos, pues el texto no los identifica


como levitas o sacerdotes. Su presencia en la plataforma
apoyaba el acto y daba a entender que cumplir la Ley no era
responsabilidad del clero únicamente. Tal vez se turnaban en la
lectura cuando Esdras se cansaba. Las listas de 8:4, 7 sugieren
que la transformación del pueblo no depende de un solo
dirigente, sino de muchos líderes trabajando juntos.

Luego Esdras abrió el rollo, y el pueblo se puso de pie en


señal de respeto ante la Ley (8:5; cf. Jue. 3:20; Job 29:8). Acto
seguido Esdras bendijo a Jehovah (8:6a), así como se ha hecho
en la sinagoga desde tiempos inmemoriales antes de leer la
Escritura. Dijo algo como: “Bendito sea Jehovah, el gran Dios”
(ver 1 Crón. 16:36; 2 Crón. 6:4; Sal.
41:13; 72:18; 89:52; 106:48). En cuanto al título el gran Dios,
ver la exposición de 1:5. El pueblo confirmó la alabanza verbal
y físicamente (8:6b). Repitieron ¡Amén! (lit. “¡Confirmado!”)
para enfatizar (ver Sal. 41:13; 72:19; 89:52). A la vez alzaban

115
las manos, en postura de súplica (Esd. 9:5; Sal. 28:2) y alabanza
(Sal. 134:2). Luego se postraron en adoración, humillándose
ante el Dios grande (ver Esd. 9:5; 10:1).

De los 13 nombres de levitas en 8:7, cuatro aparecen en 9:4, 5


y siete en 10:9–13. Lógicamente Esdras leía (ver v. 3) antes de
que los levitas explicaran (8:7). Estos debían ser maestros (ver
Deut. 33:10; 2 Crón. 17:7–9; 35:3). Para cumplir con su tarea
en esta ocasión probablemente caminaban entre el pueblo
(8:7b). Tal vez su lugar era el sitio donde el pueblo debía
pararse en la liturgia (ver 9:3; 2 Crón. 30:16; 34:31; 35:10).

Los levitas también leían la Ley (8:8). Quizá Esdras leía por
ratos desde la plataforma, y luego los levitas andaban entre la
congregación repitiendo la lectura y explicándola (ver la
exposición del v. 11). Algunos opinan que el vocablo traducido
explicando (parash 6567) significa traduciendo. Suponen que el
pueblo judío había perdido el hebreo durante las décadas en
Babilonia, donde se hablaba el arameo. Sin embargo, 13:23, 24
implica que los judíos todavía hablaban hebreo. La traducción
explicando armoniza con el uso del verbo en los otros pasajes
donde indiscutiblemente aparece (Lev. 24:12; Núm. 15:34; Esd.
4:18).

El pasaje 8:1–8 concluye con un clímax: ¡el pueblo entendió


la Ley! El siguiente párrafo terminará de igual manera (8:12).
La Ley no se leía sólo para cumplir con un rito, sino para que
fuera entendida y, como se verá en 8:12, 16–18, acatada. El
verbo hebreo “entender” se repite seis veces en 8:1–12 (8:2, 3,
7, 8, 9, 12); explicaban (v. 7) y enseñaban (v. 9) son
literalmente “hacían entender”.

116
(b) Reacción positiva del pueblo, 8:9–12.
El pueblo primero reaccionó llorando (8:9), pues la lectura les
había revelado sus pecados y la Ley amenazaba con castigar a
los desobedientes (ver la reacción similar en 2 Rey. 22:11–19; 2
Crón. 34:19–27). El llanto masivo fue un cumplimiento parcial
de la promesa del Espíritu (cf. Eze. 36:24–32).

Los líderes, lejos de alimentar el llanto, lo pararon (8:9),


porque el día, siendo el primero del séptimo mes (ver v. 2), era
santo para Jehovah (8:9–11; ver Lev. 23:24; Núm. 29:1). Con la
excepción del día de Expiación (Lev. 23:25; Núm. 29:7), todos
los días santos deberían ser celebrados con gozo y alegría
(Deut. 12:7, 12, 18; 14:26; 16:11, 14, 15; 2 Crón. 30:25), pues
conmemoraban las obras de Jehovah a favor de su pueblo.

Nehemías se nombra primero en el v. 9, lo cual sugiere que


él tomó el liderazgo en la exhortación a no llorar. Con todo y
ser laico, apoyó decididamente la reforma de los caps. 8–12
(ver 10:1; 12:31, 38–40). Se menciona junto con Esdras sólo
aquí y en 12:26, 31–38. Muchos estudiosos aducen que su
nombre no estaba en 8:9 originalmente, porque no se halla en el
pasaje paralelo de 1 Esdras 9:49 y porque el verbo traducido
decían está en el singular. Sin embargo, el libro de Nehemías
regularmente usa verbos hebreos en el singular con sujetos
múltiples. La evidencia de 1 Esdras tampoco es de peso, pues
ese pasaje equivocadamente toma el gobernador como si fuera
un nombre propio. Quizá omitió el nombre de Nehemías debido
al énfasis de 1 Esdras en Zorobabel como el gobernador. Por
otro lado, la LXX aquí tiene Nehemías pero omite que era el
gobernador. El texto original, entonces, debía tener ambas
partes.

117
Nehemías hizo un llamado a celebrar el día santo con alegría
y generosidad (8:10). El sujeto de dijo es Nehemías, quien
encabeza la lista del v. 9. Exhortó al pueblo a degustar las
mejores comidas y bebidas. Bebidas dulces eran vinos de alta
calidad, o tal vez vino mezclado con miel (así interpreta la
Vulgata). Los que no tienen nada preparado eran los pobres (ver
Deut. 12:12, 18; 14:26, 27; 16:11, 14). El comer juntos con
alegría era una característica sobresaliente de la vida religiosa
de Israel (ver Deut. 12:12; 14:26; 2 Sam. 6:19; 1 Crón. 12:39,
40; 29:22; 2 Crón. 7:8–10; 30:21–26).

Joya bíblica
El gozo de Jehovah es vuestra fortaleza (8:10c).
Gozo de Jehovah (8:10) significa regocijo en Jehovah.
Alegrarse por las obras de gracia divina a su favor, incluyendo
su perdón (cf. Sal. 103:7–12), motivaría al pueblo a obedecer a
Jehovah. Así ese regocijo sería una fortaleza que los defendería
de los juicios divinos. Aun más que el miedo al castigo, la
motivación principal para obedecer a Dios es la gratitud por su
gracia.

Así como durante la lectura de la Ley los levitas repetían y


reforzaban el mensaje, tal vez caminando entre la congregación
(8:11; ver vv. 7–9). Por tercera vez el pasaje recalca que los
días santos no deben ser tristes (ver vv. 9, 10).

Los judíos obedecieron la exhortación (8:12). La reunión de


8:1–12 está enmarcada por acciones complementarias. En 8:1
todo el pueblo se reunió para oír la Ley, y en el v. 12 todo el
pueblo se dispersó habiéndola entendido. El v. 12 también
resume una vez más la participación en la reunión del pueblo y

118
sus líderes: los líderes habían enseñado, y el pueblo había
entendido (cf. v. 8).

(2) Reunión del día dos, 8:13–18. Este relato se puede dividir
en dos partes: 8:13–15 y 8:16–18. Concluyen con expresiones
paralelas —como está escrito (8:15) y conforme a lo
establecido (8:18)— y tienen la misma estructura, aunque en
orden invertido o “quiástico”:

A Fecha (8:13a)
B Estudio de la Ley (8:13b)
C Mandamiento: habitar en cabañas (8:14)
D Mandamiento: salid… traed ramas… hacer cabañas (8:15)

D’ Obediencia: salió y las trajo… hizo cabañas (8:16)


C’ Obediencia: habitó en ellas (8:17)
B’ Lectura de la Ley (8:18a)
A’ Fecha (8:18b)

(a) Estudio acerca de la fiesta, 8:13–15.


El segundo día del séptimo mes (ver v. 2) se reunieron sólo los
responsables de enseñar a otros (ver, en contraste, v. 1), tanto
el clero como líderes laicos (8:13). No todos los jefes de las
casas paternas (ver la exposición de 7:70) enseñarían
formalmente pero usarían su influencia para promover la
obediencia a la Ley. El verbo se reunieron sugiere la iniciativa
de los estudiantes, en contraste con la acción de grandes líderes
como Nehemías o Esdras (ver la exposición de 7:1; 8:1). Según
el hebreo, acudieron a Esdras, el maestro más versado en la Ley
(cf. vv. 1, 2; Esd. 7:6, 10).

119
Verdades prácticas
Este gozo que viene de Dios es más que una mera emoción.
Muchas veces, algunos directores de cultos tienen la falsa idea
de que si la gente canta más fuerte, es una evidencia de que hay
gozo. ¡No es así! Eso es sólo la evidencia de que la gente tiene
los pulmones sanos. Tampoco es evidencia de gozo la práctica
de cantar sólo cánticos contemporáneos o cantos de “alta
velocidad”. Eso es sólo evidencia de un gusto o inclinación por
cierto estilo musical. Tampoco es evidencia de gozo el relatar
chiste tras chiste. Eso es sólo la evidencia de un buen sentido
del humor.

El gozo de Jehovah viene como resultado de la confesión del


pecado (principio) y de los pecados (hechos). Primeramente,
esta confesión producirá la limpieza de la culpa; y
seguidamente, dará lugar a la llenura del Espíritu Santo.
Ninguna persona puede manufacturar el gozo de Jehovah,
aunque algunos tratan de imitarlo. Sin embargo, Satanás
también puede imitarlo a la perfección.

Si se anhela experimentar el verdadero gozo de Jehovah, hay


que seguir la “receta” divina: confesión y arrepentimiento
auténticos del pecado y de los pecados. Dios responderá,
llenando la vida con su gozo divino.

Al estudiar (8:13), descubrieron que debían acampar en


cabañas durante la fiesta del mes séptimo, la de los
Tabernáculos (8:14, 15). El plural hallaron (8:14) subraya el
trabajo del grupo. El vocablo traducido fiesta se usaba de las
tres fiestas que todo varón debería celebrar en Jerusalén: Panes
sin Levadura, Pentecostés y Tabernáculos (ver Deut. 16:16).
Las fechas de esta última eran los días 15–22 del mes séptimo

120
(Lev. 23:39). Tenía un doble propósito: celebrar la conclusión
de la cosecha de higos, aceitunas y uvas (Éxo. 23:16b; Lev.
23:39; Deut. 16:15), y conmemorar la peregrinación por el
desierto cuando Jehovah hizo que Israel viviera en tabernáculos
(Lev. 23:42, 43), es decir, cabañas (ver la nota en Lev. 23:34) o
enramadas. La palabra difiere de aquella que se usa del
tabernáculo que era el santuario en el desierto.

Como desconocían que deberían habitar en cabañas (v. 14), y


como ese aspecto de la fiesta se exige sólo en Levítico 23:42,
43, texto que forma parte del llamado Código sacerdotal (ver la
exposición de 8:3), muchos críticos han tomado el v. 14 como
una evidencia de que el Código sacerdotal recién se había
redactado en Babilonia. Sin embargo, no es difícil imaginar que
por descuido, ignorancia o tradición Israel había olvidado un
mandamiento antiguo. Es un peligro en todo tiempo (ver Mar.
7:8).

En el hebreo el v. 15 comienza con: “y que informaran y


pregonaran” (ver la RVR-1960). Es decir, los judíos también
encontraron en la Ley el contenido del v. 15. Sin embargo, ese
contenido no aparece en el Pentateuco. Por eso, muchos hoy
enmiendan el texto, como lo hace la RVA. Sin embargo, el v.
15 es una aplicación de varias leyes: Levítico 23:2, 4 (el pregón
de la fiesta), 40 (la traída de las ramas), 42 (la construcción de
las cabañas) y Deuteronomio 16:15 (la celebración de la fiesta
en Jerusalén). El grupo de estudio dirigido por Esdras interpretó
estas leyes unas a la luz de otras y las contextualizó para su
generación, en consonancia con lo que está escrito (8:15).

121
Verdades prácticas (8:15)
El objetivo del símbolo (usar ramas y hacer cabañas) era para
recordarle al pueblo el peregrinaje de los cuarenta años en el
desierto. El mensaje está depositado dentro de una “vasija”
(símbolo). Ignorar el símbolo es ignorar el mensaje. Recordar y
restaurar el símbolo recuerda y restaura el mensaje.

Así son los símbolos de la Cena del Señor y del bautismo. En


el caso de la Cena del Señor, el mensaje es: “Cristo murió por
ti”, y queda depositado dentro de los símbolos del pan y de la
copa. Si se menosprecian los símbolos se menosprecia también
el mensaje. El mensaje del bautismo es la muerte, la sepultura y
la resurrección con Cristo. Esto queda depositado dentro del
símbolo de sumergir a la persona en el agua y luego levantarla.
Minimizar el símbolo es minimizar el mensaje.

(b) Celebración de la fiesta, 8:16–18.


Al pasar del primer día del mes séptimo (8:2) al día 2 (8:13) y
luego al día 15 (el principio de la fiesta de los Tabernáculos,
8:16), Nehemías 8 salta el día de la Expiación el día 10 (ver
Lev. 23:27). Por eso muchos críticos aducen que en la ley que
Esdras tenía no había todavía legislación sobre el día de la
Expiación. Sin embargo, los argumentos basados en lo que un
pasaje no dice son precarios. Nehemías 8 pasa directamente del
día 2 al día 15 debido a lo que los judíos descubrieron el día
segundo (8:13–15). Habla de dos fiestas que ofrecieron amplia
oportunidad para la [página 148] lectura de la Ley (ver 8:3, 18).
El tema del capítulo no son las fiestas del séptimo mes, sino la
lectura, la explicación, el estudio y la aplicación de la Ley. Otra
razón por la omisión del día de la Expiación puede ser que
Nehemías 9 relataría un acto nacional de confesión de pecados
el día 24 del mismo mes.

122
En obediencia al mandamiento del v. 15, el pueblo hizo
enramadas en Jerusalén (8:16). Los habitantes de la ciudad las
construyeron en sus casas, y los demás judíos en los patios del
templo y dos plazas (8:16). Sobre la puerta de las Aguas, ver la
exposición de 3:26. La puerta de Efraín había de estar en el lado
norte de la ciudad, mirando hacia el territorio de Efraín.
En obediencia al mandamiento del v. 14, todo el pueblo pasó
la fiesta en las enramadas (8:17). El título la congregación que
había vuelto de la cautividad (8:17a) evoca las profecías de que
Jehovah cumpliría a los que retornaran muchas promesas,
incluyendo la transformación espiritual (cf. Eze. 36:24–38; Jer.
32:37–44). En el contexto de la celebración de los Tabernáculos
la frase también sugiere que el retorno de Babilonia fue un
segundo éxodo (ver Lev. 23:43). La disposición de toda la
congregación a obedecer se debía en parte a que todo el pueblo
estaba representado en el estudio (ver 8:13).

El v. 17b no quiere decir que Israel no había celebrado la


fiesta en absoluto. La celebraron regularmente antes del
cautiverio babilónico (ver Jue. 21:19, 20; 1 Rey. 8:2, 65; 12:32;
2 Crón. 7:8–10; 8:13) y de nuevo desde el retorno (ver Esd.
3:4). Sin embargo, no la habían celebrado acampados todos en
enramadas. Esta costumbre se había observado en el reino del
norte (ver Ose. 12:9), pero la fiesta allí no era la genuina fiesta
de los Tabernáculos (ver 1 Rey. 12:32).

Los judíos cumplieron una serie de leyes relacionadas con la


fiesta (8:17b, 18): celebración con alegría (Deut. 16:13–15),
lectura pública de la Ley (Deut. 31:10–13), duración de siete
días (Lev. 23:34–36, 39; Núm. 29:12–38) y clausura con un
feriado el octavo día (Lev. 23:36, 39; Núm. 29:35). A la luz de

123
Deuteronomio 31:10–13, tal vez era un año sabático. Sin
embargo, también puede haber sido otro año, pues desde
tiempos inmemoriales la lectura de la Ley ha sido una parte
destacada de la celebración de la fiesta todos los años. El
hebreo no tiene el nombre Esdras al inicio del v. 18. Si bien es
posible interpretar Esdras leía sobre la base de 8:2, 3, es más
natural entender el verbo en forma impersonal: “se leyó”. De
todas formas, la omisión del nombre desvía la atención del gran
líder hacia la Ley y el pueblo. La expresión asamblea festiva
incluye la idea de día de asueto (ver Lev. 23:36; Núm. 29:35), y
conforme a lo establecido significa “conforme a la ley” (ver el
uso de la expresión, y otras similares, en 1 Crón. 15:13; 24:19;
2 Crón 4:7, 20, 8:14; 35:13).

(3) Reunión del día veinticuatro, 9:1–10:39.


Esta sección, así como Josué 24 y el libro de Deuteronomio,
tiene una estructura similar a la de los pactos hititas: a)
preámbulo, que identifica al rey soberano y hace gala de sus
títulos (9:5–7); b) prólogo histórico, que resume las obras
[página 149] del rey soberano a favor de su vasallo
(9:8–36); c) testigos de los compromisos (9:38–10:27); d)
maldiciones para quienes no cumplieran (10:28, 29); e)
estipulación general (10:28, 29); y f) estipulaciones específicas
(10:30–39). Muchos de estos elementos están presentes porque
el capítulo 10 contiene un pacto, pero el capítulo 9 suple el
preámbulo y el prólogo histórico.

(a) Resúmenes de la reunión, 9:1–3.


La reunión del día 24 (9:1) se realizó dos días después de la
conclusión de la alegre fiesta de los Tabernáculos (ver 8:17,
18). Ahora predomina la pesadumbre por el pecado, expresadas
por el ayuno, el cilicio y el polvo (9:1b; cf. 1 Crón. 21:16, 17;

124
Dan. 9:3–5; Jon. 3:5–8). El dolor, reprimido desde el primer día
del mes (ver 8:9), había sido alimentado por la lectura de la Ley
los ocho días de la fiesta (8:18). Así como en 8:1, 13, el verbo
se reunieron señala la acción del pueblo, no de un gran líder. En
cuanto a hijos de Israel (v. 1) y linaje de Israel (v. 2), ver la
exposición de 1:6.

Se resume la asamblea dos veces (9:2, 3), y luego se reporta,


con mucho más detalle, su oración (9:4–38). El primer resumen
(9:2) destaca tres acciones en cadena, mediante igual número de
verbos en el tiempo pretérito en heb., lit. se apartaron, se
pusieron de pie y confesaron. Primero se apartaron de los
extranjeros, no físicamente, sino mediante un acto litúrgico que
expresó su compromiso de mantenerse puros de las in-
fluencias nocivas de los otros pueblos (cf. 10:28; Esd. 6:21; 9:1;
10:11). Lo hicieron postrados ante Dios, pues a continuación se
pusieron de pie para confesar el pecado nacional (cf. vv. 16, 34;
1:6; 13:18).

El segundo resumen (9:3) amplía las últimas dos acciones del


v. 2 y agrega dos más: leyeron y adoraron. Fue en su lugar que
el pueblo se puso de pie (ver la exposición de 8:7). Leyeron en
voz alta por tres horas. Quienes leyeron (v. 3) fueron los del
linaje de Israel (v. 2; ver en contraste 8:2, 3), otro detalle que
resalta el protagonismo del pueblo. La confesión y la adoración
también duraron tres horas, entrelazadas, como ilustra 9:5–38.

Joya bíblica
¡Levantaos, bendecid a Jehovah vuestro Dios, desde la
eternidad hasta la eternidad! (9:5b).

125
(b) Oración de confesión, adoración y clamor, 9:4–38.
Ocho levitas iniciaron la oración clamando a Jehovah (9:4). Las
palabras traducidas plataforma e invocaron significan “gradas”
y “clamaron”. La Mishna, seis siglos después, habla de gradas
de los levitas que conducían del atrio exterior al atrio interior
del templo, y dice que los levitas solían pararse en ellas para
cantar. Seguramente el clamor de los levitas fue por liberación
de la opresión persa (ver vv. 36, 37). En vez de un solo líder
como Esdras, todo un grupo dirige la oración.

Luego otro grupo de ocho levitas dirigió al pueblo en una


oración que repasó la historia para alabar a Dios, confesar los
pecados de Israel y pedir liberación (9:5–38; ver la oración
similar en Sal. 106). Cinco de ellos también estuvieron en el
grupo en el v. 4. Las múltiples alusiones al Pentateuco en la
oración reflejan la lectura y estudio de la Ley en los días
anteriores (ver 8:3–8, 13, 18; 9:3). También muestran que el
autor de la oración conocía un Pentateuco muy similar o igual a
la forma final del Pentateuco.

Los levitas introdujeron la oración expresando, primero a la


congregación y luego a Dios, el deseo de que Jehovah fuera
alabado (9:5). Bendecir a Jehovah es alabarlo, contar sus
virtudes. Más que toda bendición y alabanza también puede
traducirse “mediante toda bendición y alabanza”.

¿Qué es arrepentimiento auténtico?


El arrepentimiento auténtico involucra cambios en tres áreas:
intelectual, emocional y de la voluntad.
Cambio en el área intelectual. Compare su vida con la de
Cristo. Esto es como comparar una hoja “fresca” de papel
recién sacada de una resma, con otra hoja que ha sido colocada

126
sobre una cartelera por dos meses. Por medio del intelecto
humano se puede comparar y distinguir la diferencia que existe
entre las dos hojas de papel.

Cambio en el área emocional. Después de distinguir la


diferencia entre la calidad de la vida de Cristo y la calidad de su
vida, realice el siguiente ejercicio: sienta una profunda emoción
de tristeza por haber convertido algo tan hermoso (la vida que
Dios le ha dado) en algo tan feo (la vida en que usted la ha
convertido, por la distorsión del pecado). Esto es insultar a
Dios. Esto sería semejante a querer usar el traje hermoso que
me ha hecho mi esposa para sentarme en un corral de puercos,
con el propósito de evaluar la calidad de vida de los animales.
Ensuciar el traje sería un insulto a mi esposa. En el caso nuestro
hemos tomado la vida pura que Dios nos ha dado y la hemos
bañado en la suciedad más fea: de rebeldía, de trasgresión y de
incredulidad.

Cambio en el área de la voluntad. Dios nos ha dado un “yo”


que actúa en nuestra alma y es como el comandante que manda
y dirige nuestra vida. Percibimos intelectualmente que nuestra
vida no es como la de Cristo, al sentir una tristeza emocional
por haber insultado a Dios por nuestra forma de ser y hacer.
Entonces, nuestro “yo” hace una decisión: “Abandono este
camino destructivo. Me rindo a mi nuevo Maestro, Jefe,
Emperador y Dios”.

Esta clase de arrepentimiento auténtico resulta en una vida


transformada; no sólo en lo que uno sabe y conoce, sino
también transformada en los gustos y disgustos. Pero además,
es una transformación en el comportamiento. Esta
transformación no es por presión u obligación (fuerza externa),

127
sino por la presencia de una nueva personalidad dentro del ser
(fuerza interna).

La oración remonta a la creación para confesar la grandeza de


Jehovah (9:6). Él solo hizo todo (9:6a) y sostiene con vida a
todos (9:6b), sin la intervención de otro dios. RVA ha omitido
la palabra solo al inicio: Tú solo eres Jehovah. Los cielos de los
cielos son los cielos más altos, donde moran los ejércitos de los
cielos, es decir, los astros y los seres celestiales. Muchos
pueblos adoraban a éstos en los tiempos de Nehemías, pero en
realidad fueron creados por Jehovah, son sostenidos por él y lo
adoran. ¡Cuánto más debía Israel hacer lo mismo! Sólo la LXX
tiene Y Esdras dijo al inicio del v. 6 (ver la nota). Esta frase no
estaba en el texto original. Más bien el énfasis aquí recae en la
acción de todo el pueblo y de un liderazgo múltiple.

De la grandeza de Jehovah en la creación (9:6) la oración


pasa a su gracia y fidelidad en su pacto con Abraham (9:7, 8).
Toda la sección de 9:7–15 repasa la gracia divina para con
Israel.

La similitud entre el inicio de los vv. 6 y 7 subraya que el


mismo Jehovah que creó y preserva el universo condescendió
en su gracia al elegir a Abram. Lo sacó (el verbo implica
liberación) de Ur de los caldeos, anticipo de lo que haría siglos
después con los judíos cautivos en Babilonia (ver 7:6). Cambió
su nombre, así prometiéndole muchos descendientes (ver Gén.
17:4–6), e hizo un pacto para dar la tierra de Canaán a su
descendencia (9:8), incluyendo a los mismos judíos que ahora
oraban. Sobre el doble cumplimiento de estas promesas, ver la
exposición de los vv. 23–25.

128
De alguna manera el corazón fiel de Abraham incidió en la
concertación del pacto (9:8; cf. Gén. 18:18, 19). Su fidelidad
haría contraste con la conducta posterior de Israel (ver vv. 16–
18, 26, 28, 33), pero ahora era un ejemplo que los judíos se
proponían imitar (ver la exposición del v. 38).

Verdad práctica
Es un día importante cuando el ser humano comprende el
mensaje de Dios. Sin embargo, es aún más significativo cuando
él no sólo lo comprende, sino que también lo obedece. No
debemos estar conformes cuando la congregación o la clase
sólo puede decir de memoria lo que les hemos enseñado. El
maestro ha enseñado cuando el alumno ha aprendido; y el
alumno ha aprendido cuando hay cambios en su forma de
pensar, sentir y actuar.

Del v. 8 en adelante, salvo en una frase del v. 14, la oración


guarda silencio acerca de las figuras destacadas de la historia de
Israel. Así contribuye al énfasis de los capítulos 7–12 en el
pueblo y su liderazgo múltiple en vez de los grandes líderes.

La siguiente escala en el recorrido histórico es el éxodo,


evento que exhibió el poder, la fidelidad y la misericordia de
Jehovah (9:9–11). Al alabar a Jehovah por sus obras de antaño,
los judíos indirectamente pedían que él las repitiera en sus
tiempos, prestando atención a su aflicción y clamor (9:9; cf. vv.
4, 27, 28, 32, 36, 37) y haciendo señales y
prodigios para librarlos de sus opresores persas (9:10, 11; cf.
vv. 36, 37).

129
--------------------------------------------------------
Semillero homilético
El Dios que adoramos (9:1–36)

Introducción: Lo más importante para el ser humano es que éste


llegue a conocer a Dios tal como él es. Desde el principio del
tiempo la gente ha fabricado sus propios dioses. Los han hecho
de yeso, madera, bronce y aun de marfil. La Biblia nos revela
que el Dios verdadero no está hecho por humanos, sino que es
él quien hizo a los humanos. Este Dios se revela a nosotros
como uno que hace y cumple un pacto con su pueblo; uno que
es misericordioso para perdonar el pecado de su pueblo y uno
que es fiel para cuidar de su pueblo.

Dios es fiel para cumplir su pacto (v. 8).


Dios busca a personas aptas para recibir su pacto.
Dios ofrece un pacto para elevar la calidad de vida de su
pueblo.
Dios cumple activamente su promesa en el pacto.
Dios cumple su pacto porque es justo por naturaleza.

Dios es fiel para querer perdonar a su pueblo (v. 17).


Aun cuando no quisieron obedecer.
Aun cuando se olvidaron de sus hechos de misericordia.
Aun cuando endurecieron sus corazones.
Aun cuando rechazaron a su líder escogido.

Dios es fiel debido a su naturaleza, (vv. 17–19).


Su naturaleza de ser perdonador.
Su naturaleza de ser compasivo.
Su naturaleza de ser misericordioso.

130
Su naturaleza de ser fiel.

Dios es fiel para cuidar de su pueblo (vv. 5, 6, 9,11, 12, 20, 25,
27, 35).
Dios provee una vida terrenal para su pueblo.
Dios mantiene su vista fija sobre su pueblo.
Dios libera a su pueblo de los adversarios.
Dios guía continuamente a su pueblo.
Dios provee para las necesidades físicas de su pueblo.
Dios suministra un lugar abundante donde vivir.

Conclusión: ¿Cómo es el Dios que usted adora? El Dios de la


Biblia lo ama, lo llama, lo cuida, lo perdona y lo invita a
depositar su fe en él.
-------------------------------------------

El v. 9a, sobre lo que Jehovah hizo en Egipto, se desglosa en el


v. 10; y el v. 9b, sobre lo que hizo junto al mar Rojo, se
desglosa en el v. 11. Actuar con soberbia (9:10; cf. Éxo. 18:11)
es hacer mal consciente y deliberadamente (cf. Éxo. 21:14).
Jehovah cobró renombre como libertador no sólo en el éxodo,
sino también en el día de hoy de los que oraban (9:10),
mediante la liberación de Babilonia (ver 7:6).

Verdades prácticas
¿Qué ocurre cuando una persona empieza a leer la Biblia?
Haciendo uso de mi imaginación puedo ver muchas acciones
simultáneas tales como las siguientes:

En el cielo ocurre algo. El Padre celestial, quien lo ve todo, ve


que alguien lo está buscando.

131
El Padre y el Hijo, sentados en su trono celestial, expresan
mucho interés. Hablan entre ellos sobre la forma en que
participarán en el momento de la lectura de su Palabra.

Simultáneamente, el Santo Espíritu de Dios entra también en


acción, ya que los tres son uno.

El Espíritu Santo, la presencia de Dios en la tierra, se acerca a


la persona que está a punto de abrir la Biblia.

La persona ora a Dios y le pide que la ilumine divinamente


para poder entender su Palabra. Dios (Padre, Hijo, y Espíritu
Santo) se alegran al escuchar tal petición. Dios siempre está
dispuesto a iluminar la mente del que está dispuesto a estudiar
su Palabra.

El Espíritu Santo (en mi imaginación) se acerca al lector y,


como si fuera un amable y paciente tutor, se inclina hacia el
oído del lector. Mientras los ojos del lector pasan sobre las
palabras, el Espíritu le susurra y le explica quietamente lo que
esas palabras significan para la vida de hoy.

De repente, el lector comprende algo que él hizo, pensó, o


sintió…Aquello fue una ofensa para su Dios que lo ama tan
incondicionalmente. El lector se entristece profundamente. Su
corazón está empezandoa quebrantarse.

El lector ahora se convierte en un arrepentido. La lectura de la


Biblia le ha mostrado la santidad de Dios y su pecaminosidad.
Se ve sucio, inadecuado, indigno.

132
El paciente tutor ahora se convierte en el compasivo
consolador, perdonador y limpiador. El toma la culpa. Blanquea
lo negro. Lava lo sucio. El lector ahora se ve como una persona
diferente. Se ve a sí mismo en forma distinta. Ve a Dios más
claramente. Pero también ve de una manera diferente a su
familia, a su trabajo y al mundo. Siente una alegría sublime.
Se postra y adora a Dios.

Algo así debe ocurrir cada vez que abrimos la Biblia para
leerla (9:2, 3).

Avanzando en la historia, la oración llega a las


peregrinaciones por el desierto (9:12–21). Jehovah guió a los
israelitas por el camino (9:12), les dio buenas leyes (9:13, 14),
les proveyó de maná y agua de la peña (9:15a), y en Cades
Barnea les ordenó tomar la tierra prometida (9:15b). Las leyes
eran buenas porque eran rectas (justas) y eran fieles al revelar a
Israel cómo obtener la bendición divina (ver Deut. 30:16). La
frase les prometiste que entrarían (9:15) también puede
traducirse como un mandato: les dijiste que entraran. Esta
traducción cabe mejor con el v.

A pesar de estas bondades, en Cades Barnea Israel se rebeló


contra Jehovah (9:16, 17a). Su desobediencia será uno de los
temas principales del resto de la oración (vv. 18, 26, 28–30, 33–
35). Los judíos reconocieron que sus padres pecaron con
soberbia (9:16; ver v. 29), tan malos como los opresores
egipcios (ver v. 10). Tercamente desoyeron dos mandamientos:
el de invadir la tierra (ver v. 15b; Núm. 14; Deut. 1:21, 26–29),
y luego el de no invadirla (ver Deut. 1:40–43). No recordaron
con fe los milagros divinos a su favor (9:17a; ver [página 155]
Deut. 1:29–33). Esta oración busca evitar semejante olvido. La

133
alusión al plan de regresar a Egipto implícitamente criticaba a
los que quisieran regresar a Babilonia o Persia, o conformarse
con la servidumbre actual (ver vv. 36, 37).

Reconciliación y perdón
Según mis apuntes, ocurrió el jueves 17 de agosto de 1992, en
la Primera Iglesia Bautista en la ciudad de Barquisimeto,
Venezuela. Cada mañana teníamos un culto devocional, antes
del comienzo de las reuniones diarias de la Convención
Nacional Bautista. El tema de cada mensaje devocional era
sobre la necesidad de reconciliación entre los hermanos.

Ese jueves, después de terminar su mensaje, el predicador


hizo la siguiente invitación: “Si usted ha ofendido a un
hermano, búsquelo y reconcíliese”. Un pastor muy respetado,
con un tono de voz muy enfático, dijo: “Hermanos, yo he
ofendido públicamente a uno de mis hermanos; creo que debo
reconciliarme públicamente”. Dejó su asiento y cruzó hasta el
otro lado del salón para buscar a otro pastor; cuando llegó a
donde estaba aquel pastor a quien había ofendido, lo abrazó y le
pidió perdón. Los dos pastores lloraron juntos.

Otro hermano pastor se levantó y, después de decir casi lo


mismo, buscó a otro pastor y le pidió perdón; los dos se
abrazaron y lloraron. Y otro. Y otro. Y otro. Después de varias
horas, muchos hermanos confesaron unos a otros sus relaciones
rotas y se reconciliaron.

Después de esta experiencia de reconciliación, un espíritu de


comprensión, aceptación y respaldo saturó el ambiente de las
reuniones de la Convención.

134
Una visión fresca y renovada impregnó la mente de los
asistentes. Ahora, la pregunta principal era: “¿Qué podemos
hacer para ganar a nuestra amado país para Cristo?”.

En ese momento había 32 iglesias miembros de la


Convención. Como resultado de aquella hermosa experiencia
de reconciliación surgió una nueva visión, un nuevo reto. Al
siguiente día, antes de que terminara la convención, los
mensajeros habían aprobado una meta nueva: tener 100 iglesias
en los siguientes años.

Cuando nos reconciliamos, Dios nos da una nueva visión: de


nuestro servicio, de nuestra familia, de nuestro país, de nuestro
trabajo, del mundo. Un nuevo movimiento evangelístico había
comenzado y continúa hasta hoy.

No obstante, Jehovah no abandonó a su pueblo (9:17b). Pero


tú hace contraste con pero ellos (ver v. 16). Cada sección ha
venido señalando un atributo de Jehovah: su poder (v. 6), su
justicia (v. 8), su acción liberadora (v. 10) y ahora, su perdón
misericordioso. La descripción de Dios en el v. 17b hace eco de
Éxodo 34:6, y resonará en los vv. 19, 27, 28, 30–32.

Jehovah ni siquiera abandonó a Israel cuando adoraron el


becerro de oro (9:18–21). ¡Atribuyeron al becerro las obras de
Jehovah! (9:18). Probablemente argumentaban que el becerro
no era otro dios, sino una representación de la presencia de
Jehovah. Sin embargo, quien adora a Dios con la ayuda de una
imagen lamentablemente resulta adorando la imagen misma.

Así despreciaron a Jehovah. El vocablo traducido


abominaciones (9:18) es más exactamente “desprecios”

135
(también en v. 26). Con todo, el Señor les siguió brindando los
mismos cuidados ya citados: dirección por el camino (9:19; ver
v. 12), buena enseñanza (9:20a; ver vv. 13, 14) y sustento
(9:20b; ver v. 15). En vez de enviarles un espíritu malo, como
hizo con Abimelec (Jue. 9:23), Saúl (1 Sam. 16:14–16, 23) y
Acab (1 Rey. 22:19–23), dio su buen Espíritu (9:20) para
capacitar a Bezaleel [página 156] (Éxo. 31:2–5) y para investir
a los líderes de Israel (Núm. 11:16, 17, 24–30; Isa. 63:10–14).
Siguió supliendo todas sus necesidades durante los cuarenta
años (9:21).

Verdades prácticas
¿Cómo puede un ser humano bendecir a Dios? Es Dios quien
nos bendice, ¿no es cierto? Pero la forma en que Dios bendice
al ser humano es una, y la forma en que el ser humano bendice
a Dios es otra.

Cuando Dios bendice al ser humano, él le da su poder divino,


su dirección para la vida, su poder sanador, su sabiduría. Usted
complete su propia lista. ¡Qué grande e incomparable es la
forma en que Dios
nos bendice!

No, el hombre no bendice a Dios de la misma manera. Una


persona expresa su adoración y alabanza a Dios, por su propia
cuenta. Los líderes dieron la orden: “…bendecid a Jehovah
vuestro Dios,…”. No debemos bendecir a Dios sólo para
obedecer una orden de algún líder. Sin embargo, los líderes
espirituales tienen la obligación de guiar al pueblo a adorar.
Voluntariamente, la gente debe elevar su corazón a Dios en
alabanza y adoración.

136
Guiemos al pueblo a bendecir a nuestro Dios.
El siguiente evento en la oración fue la conquista (9:22–25).
Jehovah dio a Israel los reinos del lado oriental del Jordán
(9:22) y luego la tierra prometida, Canaán (9:23–25). Antes
había multiplicado como las estrellas del cielo a los hijos de la
generación que salió de Egipto (9:23a; Deut. 1:10), así
cumpliendo una promesa del pacto con Abraham (ver Gén.
15:5; 22:17; 26:4). Ahora los judíos anhelaban que la volviera a
cumplir, conforme a las profecías (Eze. 36:10–12, 38; Zac. 2:4),
pues desde el cautiverio babilónico su tierra había quedado
subpoblada (ver 7:4).

Verdades prácticas
Nuestra salvación no depende de una vida perfecta. ¡Qué
maravilloso! Dios no nos abandona cada vez que pecamos.
Nuestra salvación depende de Cristo, quien nunca pecó y nunca
pecará. Nosotros no tenemos que mantenernos agarrados a la
mano de Dios, porque es él quien sigue agarrándonos a
nosotros con su mano poderosa.

A los hijos Jehovah les entregó no sólo la tierra (9:24), sino


también sus pueblos y reyes (9:24), ciudades, tierras fértiles y
toda una economía próspera (9:25). Los que oraban en
Nehemías 9 reconocían que Jehovah los había introducido a
ellos también en la tierra, después del cautiverio babilónico (ver
7:6), y anhelaban que los prosperara allí, incluso haciéndolos
triunfar de nuevo sobre los pueblos de la(s) tierra(s) y sus reyes
(ver vv. 30, 37; 10:28; Esd. 6:21).

La oración luego avanza al período de los jueces, cuando se


repitió muchas veces (v. 28) el bien conocido ciclo de pecado,
opresión, clamor y liberación (9:26–28; cf. Jue. 2:10–19). La

137
matanza de los profetas en este período (9:26b) se menciona
sólo aquí, si bien se conocen casos durante la monarquía (1
Rey. 18:4; 2 Crón. 24:20–22; Jer. 26:20–23).

En el resto de la oración los judíos se sitúan a sí mismos en


un ciclo más. Habían pecado (9:29, 30a), vivían la opresión
(9:30b, 31) y en este momento levantaban su clamor (9:29–38).
El pecado, cometido con soberbia y a pesar de la amonestación
divina, correspondió a los muchos años del período de los reyes
(9:29, 30a). La opresión había durado ya 200 años a manos de
los pueblos de la tierra: primero Asiria, luego Babilonia y ahora
Persia (9:30b; ver v. 32). Sin embargo, de nuevo Jehovah ha
tratado a su pueblo con misericordia, preservándolo y
trayéndolo de regreso de Babilonia (9:31; ver vv. 17b, 19a).

Ahora pues (9:32) marca el inicio del clamor y lo señala


como la meta de toda la oración. El clamor contiene petición
(9:32), confesión (9:33–35), descripción de angustia (9:36, 37)
y promesa (9:38).

La única petición en toda la oración se halla en 9:32. Los


judíos la introdujeron confesando una vez más que Jehovah era
capaz de contestarla y dispuesto a hacerlo (9:32a; ver 1:5). Que
guardas el pacto aquí evoca la promesa del v. 8 de dar la tierra a
la descendencia de Abraham. La petición fue que Jehovah
tomara en cuenta el sufrimiento de todo su pueblo. La petición
era velada, debido a la situación política, pero su ubicación en
el ciclo después del pecado, opresión y clamor no deja duda que
lo que los judíos pedían era liberación. La angustia incluía los
cautiverios asirio y babilónico de los reinos del norte y del sur,
respectivamente, y el actual dominio persa (ver vv. 36, 37).

138
Nuestros magistrados, lit. “nuestros jefes”, eran los gobernantes
además del rey (también en v. 38).

Los judíos se apresuraron en su oración a aclarar que habían


merecido los dos siglos de opresión (9:33–35). Estos versículos
resumen la confesión de los vv. 6–31. El tú eres justo (9:33)
hace eco del v. 8 (y de Esd. 9:15), así subrayando que mientras
Jehovah había actuado con verdad, es decir, fielmente
cumpliendo sus promesas (ver 7:2), Israel le había sido infiel
(9:33b–35). La lista de los desobedientes (9:34) coincide con la
lista de los angustiados del v. 32, salvo que omite nuestros
profetas (algunos de los cuales no fueron desobedientes) y todo
tu pueblo, cuyo pecado se acaba de confesar en el v. 33. En su
reino (9:35) implica que 9:34, 35 se refiere particularmente al
período de la monarquía.

Los judíos contrastaron su angustia con la promesa del pacto


abrahámico y la obra de Dios en su historia (9:36, 37). Los dos
he aquí (9:36) llaman la atención a estas incongruencias. Los
judíos vivían en la tierra prometida, pero como esclavos. En vez
de deleitarse en el producto de la tierra (ver v. 25), tenían que
pagarlo a los reyes persas (9:37; ver 5:4, 18; Esd. 4:13). Estos
cobraban tributo a las provincias para financiar la vida lujosa de
la corte (ver Est. 1:2–9), la construcción de magníficos palacios
y campañas militares. El tributo contribuía al hambre,
desintegración familiar y esclavitud en Judá (ver 5:2–5). En vez
de entregar reyes en manos de los judíos para que hicieran con
ellos según su voluntad (9:24), Jehovah les imponía reyes que
se enseñoreaban de ellos conforme a su voluntad (9:37). Estos
contrastes resaltaban la gran angustia judía, pero también daban
esperanza de que Jehovah completaría el ciclo, librando a su
pueblo oprimido (ver v. 27).

139
A causa de esto, es decir, su historia de desobediencia y su
actual opresión, los judíos reforzaron su clamor mediante un
pacto con Jehovah (9:38). El verbo traducido hemos hecho es
literalmente “cortamos” (los verbos en el v. 38 están en tiempo
presente). Este verbo se usa en el hebreo de la concertación de
pactos. De modo que el firme compromiso fue un [página 159]
pacto. Firme aquí significa “fiel”. Después de su historia de
tanta desobediencia los judíos ahora se comprometían a
obedecer a su Dios fielmente. Esperaban que esa fidelidad lo
motivaría a cumplir con ellos toda la promesa de la tierra, así
como la fidelidad de Abraham incidió en el origen de esa
promesa (ver v. 8).

Para mayor seriedad, los judíos hicieron el pacto por escrito y


sus líderes lo firmaron. Literalmente el v. 38b reza “y sobre el
sellado están nuestros…”, es decir, “sobre el documento sellado
están las firmas (o los sellos) de nuestros…”. El rollo se sellaba
para garantizar que nadie lo abriera para modificarlo. También
habría una copia abierta para que todos los judíos pudieran leer
y recordar el compromiso (ver Jer. 32:11, 14).

(c) Pacto de obedecer la Ley, 10:1–39.


La lista de los firmantes (10:1–27) antecede los compromisos
del pacto, resaltando el apoyo de muchos líderes. Nehemías,
siendo gobernador, encabeza la lista (10:1; ver 5:14). De
Sedequías no sabemos nada. No era de los sacerdotes
enumerados a continuación, porque estos seguramente
comienzan con Seraías, la familia del sumo sacerdote (ver 12:1,
12). Según una teoría Sedequías era el escriba Sadoc (son dos
formas del mismo nombre) mencionado en 13:13, y que era

140
costumbre que el nombre del escriba siguiera al nombre del
gobernante en documentos oficiales, así como en Esdras 4:8, 9.

Verdades prácticas
Los israelitas, por medio de sus representantes, hicieron una
larga lista de votos. Podemos decir que firmaron una “tarjeta de
promesa”. Ellos se comprometieron a:
Obedecer la ley de Dios (v. 29).
Cumplir los mandamientos de Jehovah.
Cumplir sus decretos (v. 30).
No dar a sus hijas a los gentiles como esposas.
No tomar las hijas de los gentiles como esposas (v. 31).
No hacer compras o ventas en el día sábado.
No cultivar la tierra en el séptimo año.
Perdonar toda deuda cada siete años.(v. 32).
Sostener económicamente para el mantenimiento del templo (v.
33).
Proveer el pan de la presentación.
Dar la ofrenda vegetal.
Proveer para el holocausto continuo.
Dar para ofrendas santas y sacrificios por el pecado (v. 34).
Proveer la ofrenda de leña (un sorteo entre los sacerdotes, los
levitas y el pueblo) (v. 35).
Traer anualmente al templo las primicias agrícolas (v. 36).
Consagrar el primogénito de las familias y el ganado.
Llevar el diezmo de los productos agrícolas para el sostén de
los levitas (v. 38).
A llevar la décima parte del diezmo a la tesorería del templo (v.
39).
A llevar la ofrenda del grano.
A no abandonar el cuidado del templo.

141
Veintiún familias sacerdotales firmaron (10:2–8). Por lo
menos quince de los nombres eran de familias, pues por lo
menos trece (Seraías, Jeremías, Amarías, Hatús, Sebanías,
Maluc, Meremot, Ginetón, Abías, Mijamín, Maazías, Bilgai y
Semaías) aparecen en 12:1–7 en la lista de sacerdotes que
habían subido de Babilonia hacía casi un siglo, y dos más
(Pasjur y Harim) están en la lista de familias sacerdotales en
7:39–42. Seraías (10:2) era la familia del sumo sacerdote (ver 1
Crón. 6:3–14) y de Esdras (ver Esd. 7:1–5). Es por eso que los
nombres de Eliasib (ver 3:1) y de Esdras no aparecen en la lista
de firmantes.

Diecisiete familias y líderes levitas firmaron (10:9–13). Los


primeros tres nombres eran de familias, pues también aparecen,
y en el mismo orden, en una lista de los que subieron con
Zorobabel (ver 12:8). Y sus hermanos implica que los otros
firmantes eran individuos que pertenecían a estas tres familias
(ver la exposición de 12:7). Siete (Jesúa, Hodías, Quelita,
Pelaías, Hanán, Serebías y Bani) enseñaron al pueblo el primer
día del mes (ver 8:7). Serebías y Hasabías llegaron a Jerusalén
con Esdras (Esd. 8:18, 19), y un levita llamado Hasabías
reconstruyó un tramo de la muralla (ver 3:17, donde RVA tiene
Asabías).

Cuarenta y cuatro familias laicas firmaron (10:14–27). No


sólo el clero, sino también los laicos apoyaron el pacto. Los
jefes (lit. “cabezas”) del pueblo corresponden a los magistrados
(lit. “jefes”) de 9:38. De manera que las mismas tres categorías
nombradas en 9:38 vuelven a aparecer en 10:2–27, pero en
orden inverso, con el nombre de Nehemías en el centro entre las
dos listas (10:1). Los primeros veintiún nombres (hasta
Magpías, v. 20) eran de familias. Todos ellos, menos Buni,

142
Azur y Hodías, corresponden, y aproximadamente en el mismo
orden, a los nombres en 7:8–33 y Esdras 2:3–30 de las familias
que regresaron a Judá con Zorobabel. Posiblemente algunos de
los restantes veintitrés nombres eran de individuos. Cuatro
aparecen en Nehemías 3 como padres o abuelos de
constructores del muro: Mesezabeel (10:21; 3:4), Halojes
(10:24; 3:12), Harim (10:27; 3:11) y Baaná (10:27; 3:4). Entre
los constructores aparecen dos Mesulam (10:20; 3:4, 6, 30) y
los nombres de Sadoc (10:21; 3:4), Hasub (10:23; 3:11) y
Ananías (10:23; 3:8, 30).

Agradecimiento
Siempre digamos: “Gracias, Señor, por tus bendiciones”.

Un señor iba de puerta en puerta regalando muestras de una


nueva marca de chocolates. Cuando llegó a cierta puerta, él
tocó y una niña abrió. Con toda cortesía y entusiasmo, él le
ofreció la cajita de dulces. Ella agarró la cajita, rompió
rápidamente el celofán que envolvía los dulces, y con las dos
manitos tomó cada dulce, y los devoró velozmente. Todo lo que
quedó fueron las manchitas de chocolate en sus manos y boca,
pero con su lengua corrigió eso.

Luego, el señor llegó con su regalo a otra puerta de la


comunidad. Tocó con firmeza. Una niña sonriente le abrió. Él le
ofreció la muestra de los chocolates. Cuando la niña vio los
apetitosos dulces a través del papel celofán, se le agrandaron los
ojos. Ella aceptó el regalo; rompió la envoltura lo más rápido
que pudo; luego, con una gran sonrisa, extendió el regalo al
visitante y le dijo: “¡Oh, gracias, señor! ¿Quiere usted tomar el
primero?”.

143
Es fácil de adivinar cuál de las dos niñas recibió una segunda
cajita de chocolates.

¿Cómo mostramos nuestro agradecimiento al Señor por su


gran generosidad para con nosotros?

También entró en el pacto el resto del pueblo (10:28). Esta frase


se desglosa en una lista de los sectores del pueblo: primero el
clero, por sus categorías (ver 7:39–46), y luego los laicos que se
habían apartado de las prácticas e influencias de los pueblos no
judíos (ver 9:2) para obedecer la Ley (ver Lev. 20:26). No sólo
los varones, sino también las mujeres y los jóvenes pactaron
(ver la exposición de 8:2).

-----------------------------------------------------
Semillero homilético
Mayordomía auténtica (10:29–33)

Introducción: Por lo general pensamos en la mayordomía una


vez al año, durante alguna campaña de mayordomía
previamente programada. Sin embargo, la mayordomía debe ser
el resultado normal de una experiencia de adoración. La
mayordomía auténtica comienza en la cruz de Cristo, no en una
tarjeta de promesa. Cristo no dio el diezmo de su sangre, él la
dio toda; sin que le quedara ni una sola gota. En la “tarjeta de
promesa” que hicieron los israelitas, ellos incluyeron las
siguientes decisiones:

Obedecer la ley de Dios (vv. 29, 30).


Cumplir los mandamientos de Jehovah.
Cumplir sus decretos.

144
Mostrar una buena mayordomía a través de la adoración, el
agradecimiento, y el amor.
Somos mayordomos fieles por medio de nuestras acciones,
ofrendas y diezmos (vv. 32, 33).
Debemos adorar a Dios como creador, dueño, Salvador y
Señor.
Debemos agradecer a Dios por sus incomparables bendiciones.
Debemos amar a Dios como él nos ama.

Conclusión: Nuestro Padre celestial es un Dios que abunda en


toda generosidad. Cuando estamos llenos de su Espíritu, somos
generosos como él es generoso.
----------------------------------------------------------

Al comprometerse, el pueblo siguió a sus líderes (10:29a).


Los verbos se adhirieron y se comprometieron están en tiempo
presente en el heb. El pasaje 9:38–10:39 no relata eventos en
tiempo pasado, sino que cita el contenido del pacto. Los judíos
entraron en el pacto mediante un juramento público de guardar
sus estipulaciones (ver 5:12 y la exposición de 6:18) e
imprecación (maldición) para quienes no las cumplieran (ver
5:12, 13). Eran dos elementos comunes en los pactos del
Antiguo Oriente (ver Deut. 28:15– 68; 2 Crón. 15:15; la nota
sobre Deut. 29:19).

El primer compromiso era general (10:29). El avivamiento


que comenzó con la lectura de la Ley (8:1–8) ha conducido a un
juramento de obedecer la Ley, y toda ella: mandamientos,
decretos y leyes. Luego los judíos se comprometieron con
respecto a algunos aspectos específicos de la Ley (10:30–39) en
los cuales había existido flojera (ver 13:10–31; Esd. 9–10) y
diversidad de opiniones.

145
Primero juraron no casarse con los pueblos vecinos (10:30).
Este problema, tratado hacía trece años (ver Esd. 9–10),
persistía. Éxodo 34:11–16 y Deuteronomio 7:1–4 prohibían
matrimonios con los cananeos, para evitar que Israel se
contaminara con la adoración de otros dioses. En tiempos de
Nehemías los cananeos ya no existían, pero los judíos
contextualizaron las leyes en relación con los pueblos que los
rodeaban. El hebreo traducido gentiles es lit. “pueblos de la
tierra”, frase que se refiere a los pueblos que vivían en Palestina
(ver v. 31; 9:24; Esd. 10:2, 11).

El segundo compromiso específico tenía que ver con los días


y años sabáticos (10:31). La Ley prohibía a los israelitas
trabajar el séptimo día (Éxo. 20:8–11; 23:12; 34:21; Deut.
5:12–15), incluyendo el trabajo agrícola, cocinar (Éxo. 16:23),
recoger maná (Éxo. 16:26), viajar (Éxo. 16:29), encender fuego
en las casas (Éxo. 35:3) y recoger leña (Núm. 15:32–36). Los
israelitas entendían que la prohibición también vedaba vender
(ver Amós 8:5), pero algunos argumentaban que comprar no era
trabajo, y si los vendedores no eran israelitas, no había
violación de la Ley. Ahora se acuerda que el espíritu de la Ley
prohibía comprar también, y no sólo el séptimo día, sino
también en otros días santos. Si los pueblos de la tierra trajesen
no planteaba una situación hipotética, sino una real y bien
conocida (ver 13:16).

La oración al final del v. 31 es muy condensada en el heb.:


“dejaremos el séptimo año y toda deuda”. La primera parte
alude a Éxodo 23:10, 11 y su exigencia de dejar de sembrar,
cultivar y cosechar en el séptimo año. El producto debía quedar
para los pobres. “Dejar la deuda” (ver Deut. 15:1, 2)

146
obviamente también favorecía a los pobres. El vocablo
traducido deuda se refería a préstamos garantizados por
hipotecas (ver la exposición de 5:7, 10, 11). No es claro si dejar
ese tipo de deuda significaba perdonarla, o sencillamente
posponer el pago un año.

El resto del pacto se dedica al compromiso de ofrendar para


mantener el culto a Jehovah (10:32–39). Durante la monarquía
los reyes habían subvencionado el culto en el templo. Después
del retorno de Babilonia, los reyes persas hacían lo mismo (ver
11:23; Esd. 6:4, 8–10; 7:15–24). La generación del retorno
había ofrendado liberalmente para el culto en el templo (7:70–
72; Esd. 1:6; 2:68, 69), y ahora le correspondía a la generación
de Nehemías aportar su parte.

El nuevo impuesto para el culto (10:32, 33) se basaba en


Éxodo 30:11–16, como delatan los paralelos verbales entre los
dos pasajes: para la obra de la casa de nuestro Dios (10:32)
hace eco de para el servicio (lit. la obra) del tabernáculo (Éxo.
30:16), y a fin de hacer expiación por Israel (10:33) es una
adaptación de a fin de hacer expiación por vuestras personas
(Éxo. 30:15, 16). Si bien el impuesto de Éxodo 30:11–16 era
para el tabernáculo y se exigía solamente cuando hubiera censo,
el rey Joás ya lo había interpretado como un impuesto anual
para el templo (ver 2 Crón. 24:4–14). En tiempos de Jesús este
impuesto había subido a medio siclo, equivalente a dos dracmas
tirias (ver Mat. 17:24).

La lista de ocho destinos para el impuesto (10:33) está


enmarcada por las dos frases similares al final de los vv. 32 y
33. Pan de la presentación en hebreo es “pan de la hilera”,
expresión que surgió del hecho de que en cada día de reposo el

147
pan de la Presencia (de Jehovah) se colocaba sobre la mesa en
dos hileras (ver Lev. 24:5–8). La ofrenda vegetal continua, de
harina amasada con aceite de olivas, se ofrecía dos veces al día
(Núm. 28:5, 8; Éxo. 29:40, 41), acompañando el holocausto
continuo de un cordero por la mañana y otro al atardecer (Núm.
28:2–8; Éxo. 29:38–42).

Los sábados el holocausto y la ofrenda eran dos veces


mayores (Núm. 28:9, 10). Para los holocaustos y ofrendas de
las lunas nuevas, ver Núm. 28:11–15. Las fiestas solemnes eran
aquellas que se celebraban anualmente. Números 28:16–29:39
enumera los sacrificios y ofrendas para ellas: la Pascua y Panes
sin Levadura (28:16–25), Pentecostés (28:26–31), Trompetas
(29:1–6), día de la Expiación (29:7–11) y Tabernáculos (29:12–
38). Las ofrendas santas eran otros sacrificios [página 164]
públicos, como en 2 Crónicas 29:33; 35:13. Sobre los
sacrificios por el pecado, a fin de hacer expiación por Israel, ver
Levítico 4:13–21; Números 15:24–26.

Los judíos ya habían asignado por casas paternas y fechas


anuales la responsabilidad de ofrendar leña (10:34). El verbo
nos impusimos sí está en tiempo pasado (ver la exposición del
v. 29). La Ley no exige una ofrenda de leña, pero como está
escrito en la ley se refiere a Levítico 1:17; 6:12, 13, que
implican la necesidad de una provisión constante. Había
escasez de leña cerca de Jerusalén (ver Hag. 1:8). Para
proveerla, los judíos involucraron a los mismos tres grupos que
firmaron el pacto, sacerdotes y levitas. La repartición por
suertes de turnos en el culto se basaba en tradiciones antiguas
(ver 1 Crón. 24:5, 7, 31: 25:8, 9; 26:13, 14). Josefo y el Talmud
dan testimonio de que siglos después persistía un sistema para
asegurar la ofrenda de leña.

148
Los judíos juraron ofrendar sus primicias y primogénitos a los
sacerdotes en el templo (10:35, 36). El juramento sobre las
primicias (10:35) se basaba en Éxodo 23:19; 34:26. El
propósito era reconocer que toda la cosecha provendría de
Jehovah y pertenecería a él. Números 18:12, 13 estipulaba que
las primicias se asignaran a los sacerdotes. En su pacto los
judíos se obligaron a dar las primicias de los árboles frutales.
La Ley no especificaba eso, pero se podría entender en
Números 18:13.

El v. 36a alude de manera general a varias leyes (Éxo. 13:12–


16; 34:19, 20; Núm. 18:15–18; Deut. 12:6. El v. 36b especifica
que llevarían los primerizos de las vacas y de los rebaños a los
sacerdotes en el templo (ver Núm. 18:17, 18; Deut. 12:6). El
vocablo traducido ovejas incluye a las cabras también (ver
Núm. 18:17). A las primeras crías de los otros ganados las
rescatarían, así como a sus hijos primogénitos (ver Núm. 18:15,
16; Éxo. 13:13; 34:19–20).

Los judíos también juraron ofrendar lo mejor de su producto


agrícola a los sacerdotes en el templo (10:37a). La palabra aquí
traducida primicias es diferente de la palabra en el v. 35.
Probablemente significa "lo mejor" (ver Eze. 44:30).

Los judíos se comprometieron a entregar sus diezmos a los


levitas (10:37b; ver Núm. 18:21, 24). Los levitas mismos los
recogerían en las ciudades de las regiones agrícolas (10:37b).
En el hebreo la última oración del v. 37 reza literalmente: "y
ellos, los levitas, son quienes recogerán los diezmos en todas
nuestras ciudades de labor". Esta última palabra se refiere al
trabajo agrícola. En la reforma de Ezequías los judíos llevaron

149
sus diezmos al templo (2 Crón. 31:5–12; cf. Mal. 3:10); ahora
piensan usar otro sistema. Un sacerdote supervisaría la
recaudación de los diezmos (10:38a), y los levitas darían un
diezmo de lo que recibían al templo (10:38b; ver Núm. 18:26–
28).

El pacto concluye con dos resúmenes (10:39). Resumiendo


específicamente los vv. 35, 37, 38, los judíos juraron que los
laicos y los levitas llevarían sus ofrendas vegetales a las
bodegas del templo para la compra de los utensilios del
santuario y el sostén de su personal (10:39). El uso de la tercera
persona aquí (llevarán) y en los vv. 28, 29ª enmarca las
promesas expresadas en primera persona en los vv. 29b–38. La
última oración del v. 39 resume los compromisos de todo 9:32–
39 de sostener el culto en el templo.

3. Se repuebla la ciudad santa, 11:1—12:26

Los caps. 11–12 dan a entender de muchas maneras que la


casa de Dios abarca más que el templo; también incluye la
ciudad de Jerusalén y el pueblo de Judá. Por lo tanto, construir
la muralla (caps. 1–6) y purificar el puelo (caps. 8–10; Esd. 9–
10) fueron parte del proyecto anunciado al inicio de Esdras-
Nehemías: edificar la casa de Jehovah en Jerusalén (Esd. 1:3,
4). Las listas en los caps. 11–12 refuerzan ese mensaje y, a la
vez, destacan el liderazgo plural en Judá.

(1) Se repuebla Jerusalén, 11:1–20.


El 11:1 recoge el problema planteado en 7:4: no habitaba (este
verbo se repite cuatro veces en vv. 1–3, traducido la primera
vez se establecieron) suficiente gente en Jerusalén para
defenderla. Entre estos dos textos el pueblo ha renovado su

150
compromiso con Jehovah (caps. 8–10), y ahora, como
resultado, los jefes y 10% del pueblo se trasladaron a Jerusalén
(11:1). El sorteo aseguró que la elección fuera hecha por Dios
(cf. Núm. 26:55; Jos. 14:2; 18:6, 8; Prov. 16:33; Hech. 1:23–
26). Así como los judíos hace poco habían echado suertes para
asignarse una tarea del templo (10:34) y habían prometido
entregar sus diezmos (10:37, 38), ahora hicieron otro sorteo
para asignar un diezmo del pueblo a servir en la casa de Dios
más amplia, la ciudad santa.

Si bien el cap. 11 retoma un problema que Nehemías


comenzó a atacar en 7:1–5, no menciona a ese gran líder para
nada. Más bien, actúan el pueblo (11:1, 2, 25–36) y toda una
lista de sus jefes (11:3–24). Continúa el enfoque que comenzó
desde 7:6 sobre el pueblo y su liderazgo plural.

En el A.T. Jerusalén se llama ciudad santa sólo cinco veces,


dos de ellas en este capítulo (vv. 1, 18; ver Isa. 48:2; 52:1; Dan.
9:24). El título indica que Jerusalén era el sitio del templo, pero
también que toda ella era santa, apartada para el servicio de
Dios (ver la exposición de 1:9; 3:1; 7:1; 12:27–43; 13:22).

Los que se ofrecieron voluntariamente (11:2) fueron los


mismos del v. 1. No había ley o autoridad que los obligara a
trasladarse. De manera similar, Débora felicitó a aquellos que
habiendo sido convocados a la batalla, voluntariamente se
ofrecieron (Jue. 5:2,9). La anuencia de los escogidos a dejar sus
tierras y familiares para acatar el resultado del sorteo fue fruto
del avivamiento de los caps. 8–10. Esdras-Nehemías comienza
con el edicto de Ciro llamando a los judíos a dar ofrendas
voluntarias para la casa de Dios que está en Jerusalén (Esd.
1:4). Ahora, los principales y el 10% del pueblo se presentaron

151
como ofrenda voluntaria para la casa de Dios que era Jerusalén.
El 11:2 hace eco de Jue. 5:2, 9, pues las palabras “bendecir”,
“pueblo” y “ofrecerse voluntariamente” aparecen en los tres
textos. Así, sutilmente evoca aquella batalla y nos recuerda que
quienes se trasladaron a Jerusalén lo hicieron para pelear, si
fuera necesario, en su defensa (ver vv. 6, 14; 7:1–4).

Voluntarios en la obra de Dios 11:2


La victoria de cualquier iglesia no depende tanto de los
“profesionales”, como de los “voluntarios”. Hemos conocido a
algunos voluntarios que estuvieron dispuestos aun a cambiar su
lugar de residencia con tal de poder extender la obra de Dios.
Sabemos de unos voluntarios a quienes Dios les mostró que él
quería usar su apartamento como base para abrir una obra
nueva. Sin embargo, la ubicación no era apropiada ni el tamaño
del departamento era adecuado. Ellos buscaron un apartamento
más amplio en un lugar más apropiado y accesible y lo
compraron. Proyectaron películas cristianas para sus vecinos.
Tuvieron una buena cantidad de libros cristianos para aquellos
que quisieran obtener alguno. En muy poco tiempo, la nueva
obra se constituyó en una nueva iglesia. ¡Qué grande es el valor
de la obra de los voluntarios!

Las listas en 11:3–20 conmemoran algunos clanes que


habitaron en la ciudad santa y la defendieron. Las semejanzas
entre este pasaje y 1 Crónicas 9:2–17 delatan alguna relación
entre ellos, pero las diferencias indican que ambos pasajes se
basaron en un tercer documento, y que los dos autores
agregaron y omitieron información según su propósito. Algunas
de las diferencias se deben a errores de los copistas. Además, en

152
11:12–35 la LXX, posiblemente representando una edición del
pasaje anterior a la del TM, tiene menos de la mitad de todo lo
que está en el TM.

La estructura de 11:3, 4 es complicada. El v. 3a introduce


una lista de los jefes que habitaron en Jerusalén. Luego el v. 3b
agrega que había judíos viviendo en todo Judá. Los vv. 4–19
entonces contienen la lista anunciada en el v. 3a, y el v. 20 se
asemeja al v. 3b. El v. 3b parece romper el hilo entre el v. 3a y
el v. 4, pero hace eco de 7:73a, así señalando que ahora se
recoge el problema de la subpoblación de Jerusalén dejado
inconcluso en el cap. 7.

Los jefes de la provincia (11:3) eran los líderes de más alta


categoría de los clanes judíos (ver vv. 4–24). La provincia aquí
es Judá, así como en 1:3. El v. 3b enumera los sectores
principales de la sociedad. Los israelitas eran los laicos, en
contraste con los otros grupos mencionados. En cuanto a los
últimos dos grupos, ver la exposición de 7:46–60.

El v. 4 resume la lista siguiente (11:4–9). El paralelo en 1


Crónicas 9:3 agrega que también hubo algunos de Efraín y
Manasés.

De los tres clanes de Judá (cf. Núm. 26:20), 11:4b–6


menciona a un jefe de Fares (Ataías, 11:4b) y otro de Sela
(Maasías, 11:5), pero ninguno de Zéraj (a diferencia de 1 Crón.
9:6). Sin embargo, Petaías (v. 24) era de este clan. La
genealogía de Ataías (11:4) es la segunda en todo Esdras-
Nehemías. La primera presenta a Esdras como sacerdote
legítimo (ver Esd. 7:15 y cf. Neh. 7:63–65; Esd. 2:61–63).
Ahora las genealogías en los vv. 4, 5, 7 y 8, dan a entender que

153
los laicos, así como los sacerdotes, eran santos, apartados para
servir a Dios.

Coljoze, abuelo de Maasías (11:5), probablemente fue padre


de un constructor de la muralla (ver 3:15). Siloni (11:5) no fue
un individuo, sino que significa “el (clan) silonita”, o sea, el
clan de Sela (cf. Núm. 26:20; 1 Crón. 9:5). Hombres valerosos
(11:6) es un modismo que significa “guerreros”; ellos serían
capaces de pelear en defensa de la ciu-
dad (ver v. 14).

La lista reconoce a tres jefes de Benjamín: Salú (11:7), Gabai


y Salai (11:8). Después de Mesulam, 11:7, 8 no coincide en
nada con el paralelo en 1 Crónicas 9:7–9. Algunas de las
diferencias pueden indicar que cada pasaje preserva sólo una
parte de la lista original. Posiblemente en lugar de después de él
(11:8), el original tenía “sus hermanos” (ver BJ, DHH, NVI), y
“guerreros fuertes” en lugar de Gabai y Salai (11:8; ver BJ).
Hay cierta semejanza entre estas expresiones en el hebreo, pero
“guerreros fuertes” no se halla en ningún texto antiguo, y sólo
algunos manuscritos de la LXX ofrecen apoyo para leer “sus
hermanos”.

Joel y Judá fueron jefes de los laicos (11:9). Supervisor aquí


probablemente significaba “jefe militar” (ver la exposición de
v. 14). De ellos no significa sólo “de los hijos de Benjamín” (v.
7), sino, como indica la descripción de Judá, “de todos los
laicos en Jerusalén”. Tal vez Joel y Judá fueron los sucesores de
Hanani y Ananías (ver 7:2).

Los jefes de los sacerdotes en Jerusalén (11:10–14)


corresponden a tres de los cuatro clanes sacerdotales en 7:39–

154
42 y Esd. 2:36–39. Al clan de Jedaías (11:10–12a) pertenecía
Jesúa, el sumo sacerdote (7:39; Esd. 2:36). Se ha conjeturado
que en lugar de Jaquín (11:10) el original tenía “hijo de” (BJ).
En tal caso 11:10b–12a tendría la misma estructura que 11:12b,
13a y 11:13b, 14a: a) nombre de un solo jefe sacerdotal, b) su
genealogía, c) una referencia a sus hermanos y d) el número de
ellos. Ningún texto antiguo tiene “hijo de”, pero el hecho de
que Jesúa fuera del clan de Jedaías implica que Jedaías fue
descendiente de Seraías (v. 11), el último sumo sacerdote antes
del cautiverio babilónico (ver 2 Rey. 25:18; 1 Crón. 6:14, 15;
Jer. 52:24). El principal de la casa de Dios (11:11) era el sumo
sacerdote (ver 2 Crón. 31:10, 13, donde el mismo título hebreo
está traducido director de la casa de Dios); aquí el título se
refiere a Ajitob. Los 822 sacerdotes del clan de Jedaías se
encargaban del culto en el templo (11:12a).

El nombre Pasjur (11:12b) sugiere que el clan de Adaías


corresponde a los hijos de Pasjur en 7:41; Esdras 2:38. La
genealogía de Adaías concuerda con la de 1 Crónicas 9:12,
aunque allí se omiten tres nombres. La omisión, aparentemente,
intencional de generaciones es común en las genealogías
bíblicas (cf. las genealogías de Seraías en v. 11 y Esd. 7:1, 2).

Amasai fue el tercer jefe sacerdotal (11:13b, 14). El último


nombre de la genealogía sugiere que su clan correspondía a los
hijos de Imer en 7:40; Esdras 2:37. Sus 128 sacerdotes eran
idóneos para defender a Jerusalén (11:14; ver 7:1–4). La cifra
de 1.760 en 1 Crónicas 9:13 incluye a los sacerdotes de todos
los clanes.

El paralelo con el v. 9 sugiere que Zabdiel (11:14) era


supervisor de todos los sacerdotes, no sólo del clan de Amasai.

155
Supervisor probablemente era un título militar, ya que el sumo
sacerdote era la autoridad suprema sobre los sacerdotes.
Gedolim (11:14) sería un nombre raro, pues significa “los
grandes”. “Hijo de los grandes (guerreros)” sería una manera de
decir que Zabdiel era un gran guerrero.

Seis jefes levitas son enumerados en 11:15–18. En lugar de


hijo de Buni (11:15), el paralelo en 1 Crónicas 9:14 tiene de los
hijos de Merari, probablemente el texto original. Merari era uno
de los clanes principales de los levitas (ver 1 Crón. 6:16, 19,
29–32, 44–47; Esd. 8:19).

Sabetai y Jozabad (11:16) tal vez sean los mismos levitas


mencionados en 8:7; Esdras 8:33; 10:15. La obra exterior del
templo se contrasta con la obra del templo que correspondía a
los sacerdotes (ver v. 12). Podría ser el mantenimiento del
exterior del santuario, el abastecimiento del templo con
provisiones, la recolección de los diezmos y el impuesto del
templo (ver 10:32, 33, 37–39) o la enseñanza de la Ley en
Israel (ver Deut. 33:10). Primero de Crónicas 26:29, el único
otro pasaje donde aparece la expresión hebrea, la emplea como
del servicio de ciertos levitas como gobernantes y jueces en
Israel (cf. 3:17, 18; 1 Crón. 23:4; 26:30–32).

El papel de Matanías (11:17) implica que era jefe de los


cantores (pero ver la exposición de v. 22; 12:8, 9, 25, 35). Era
descendiente de Asaf, el famoso padre de uno de los tres clanes
de cantores (ver la exposición de 12:46). En tiempos
neotestamentarios había tres tiempos de oración en el templo, a
las 9:00, a las 12:00 y a las 15:00 horas (ver Hch. 3:1), pero no
se sabe si este horario estaba establecido ya en los tiempos de
Nehemías (ver 1 Crón. 23:30).

156
El contexto sugiere que Bacbuquías (11:17) también era
cantor, así como Matanías y Abda. En ese caso, Bacbuquías fue
segundo a Matanías sobre los cantores (pero ver la exposición
de 12:9, 25). Jedutún, ancestro de Abda, fue jefe de un clan de
cantores en los tiempos de David (1 Crón. 25:1, 3) y Salomón
(2 Crón. 5:12).

Los 284 levitas (11:18), aparentemente incluyendo a los


cantores (ver v. 17 y la exposición de 7:44), eran todavía muy
pocos en comparación con los 1.192 sacerdotes (11:12–14; ver
la exposición de 7:43). Acub y Talmón (11:19) eran clanes de
porteros del templo (cf. 7:45; 12:25). La frase ciudad santa (vv.
1, 18) enmarca el relato de la repoblación de Jerusalén, y las
expresiones similares en 11:3b y 20 enmarcan la lista de
los que vivieron en Jerusalén.

(2) Notas relacionadas con 11:3–20, 11:21–12:26.

(a) Sobre los habitantes de Jerusalén, 11:21–24.


En cuanto a los servidores del templo (11:21), ver la exposición
de 7:46. Vivían en el Ofel, en el lado sur del cerro del templo
(ver 3:26). Zija es nombre de un clan de servidores del templo
en 7:46. En 11:4–19 se identifica al supervisor de los laicos (v.
9) y de los sacerdotes (v. 14), pero no de los levitas. El
versículo 11:22 llena ese vacío. Matanías hijo de Micaías, de
los hijos de Asaf, identificado en el v. 17 como jefe de los
cantores, aquí figura como el bisabuelo de Uzi (ver la
exposición de v. 17; 12:8, 9, 25).

El mandato del rey (11:23) no es el [página 169] mandato de


David mencionado en 12:24, 45, pues en Nehemías el rey, sin

157
más calificativo, es el emperador persa (ver v. 24; 1:11; 2:18,
19; 5:14; 6:7). Sin embargo, hay una relación tipológica entre
las dos frases: el mandato del emperador que apoyaba el
ministerio de los levitas y cantores en el templo era un
“cumplimiento” del tipo, el mandato de David. Observar esta
relación tipológica animaba a los judíos a creer que Dios
cumpliría todas sus promesas pendientes a Israel.

El mandato del rey no regulaba los deberes o las actividades


del culto. Los judíos no hubieran aceptado semejante
intromisión de parte de un rey pagano. Más bien, el mandato
autorizaba una provisión de la tesorería real para la
manutención diaria de los levitas y cantores (cf. las cosas para
cada día con la misma frase hebrea en 12:47). La palabra
traducida reglamento es literalmente “una orden firme”. De
modo que el v. 23 refleja un tema repetido a lo largo de Esdras-
Nehemías: Jehovah soberanamente utiliza el poder y los
recursos de los reyes persas para la reconstrucción y
manutención de su casa (ver Esd. 1:1–4; 6:4, 8–10; 7:15–24;
Neh. 2:1–9). Esto fue un cumplimiento de profecías como
Isaías 60:15–17 y Hageo 2:7, 8.

El v. 24 sugiere que Petanías tenía acceso a la corte persa,


pero el contexto (vv. 1– 19, 21, 22) indica que vivía en
Jerusalén. Tal vez viajaba periódicamente a Persia para rendir
informes a la mano del rey (ver la nota) sobre la apreciación
judía de la administración imperial o aun para representar los
intereses del pueblo judío allí.

(b) Sobre los habitantes de Judá, 11:25–36.


El pasaje 11:25–36 desglosa 11:20, detallando la ubicación de
las tribus de Judá (11:25–30), Benjamín (11:31–35) y Leví

158
(11:36) fuera de Jerusalén. La mayoría de las ciudades
nombradas en 11:25–35 estaba en las tradicionales fronteras
sur, occidental y norte de Judá-Benjamín (ver Jos. 15 y 18). La
presencia judía en esas ciudades probablemente se veía como
un cumplimiento tipológico de la repartición de la tierra a las
tribus mencionadas en Josué, y también una señal que Jehovah
todavía les daría a ellas todo el territorio que les fue asignado
en Josué. Las aldeas rodeaban las ciudades y dependían de
ellas.

En los tiempos de Nehemías las once ciudades de 11:25–29a


pertenecían a Idumea, provincia de edomitas y árabes al sur de
Judá. Sin embargo, se incluyeron en la lista porque algunos
judíos vivían en ellas y porque marcaban la frontera sur del
territorio de Judá según Josué 15. Así se explica que la lista
comienza con Quiriat-arba, nombre arcaico de Hebrón hallado
en Josué 14:15; 15:13, pero omite las ciudades enumeradas en
Nehemías 3 y 7.

Las últimas seis ciudades de 11:29, 30a estaban al oeste y


sudoeste de Jerusalén, en la frontera con Filistea. Campos
(11:30) tal vez se refiera a casas dispersas en el área rural donde
no había aldeas (ver 12:29).
En el resumen en 11:30b, Beerseba era el límite sur del
territorio tradicional de Judá, y el valle de Hinom, al lado sur de
Jerusalén, era el límite norte (ver Jos. 15:5b, 8). El verbo
traducido habitaron en el v. 30 es literalmente “acamparon”.
Evoca de nuevo el proceso de conquistar la tierra prometida.

La mayoría de las quince ciudades en 11:31–35 estaba en el


territorio repartido a Benjamín en la conquista (ver Jos. 18:11–
28), aunque las últimas cuatro habían sido asignadas a Dan

159
(Jos. 19:40–48). Todas estaban dentro de la provincia persa de
Judá. Las primeras cuatro (11:31) estaban cerca de la frontera
norte de Benjamín, y la última cinco (11:34, 35) estaban en la
frontera occidental.

Aparte de los 284 levitas que vivieron en Jerusalén (v. 18),


algunos habitaron en otras ciudades de Judá y Benjamín (11:36;
ver vv. 3, 20). El hebreo del v. 36 es oscuro y, por lo tanto, las
traducciones varían en las versiones. La traducción de la RVA
encaja bien con 11:25–35.

(c) Sobre los sacerdotes y levitas, 12:1–26.


El pasaje 12:1–26 proporciona información adicional sobre los
sacerdotes y levitas mencionados en 11:10–20. Enlaza el clero
de las varias generaciones desde Zorababel hasta Nehemías y
aún después, así sugiriendo que todas las generaciones del libro
de Esdras-Nehemías aportaron al proyecto anunciado desde el
principio: la construcción de la casa de Jehová en Jerusalén
(Esd. 1:3, 4). Este pasaje (12:1–26) señala estos nexos entre las
generaciones a través de datos genealógicos (12:10–23) y la
repetición de nombres y funciones en diferentes generaciones
(12:1–9, 24–26).

Homenaje a nuestra herencia 12:1–26


¿Quiénes abrieron brecha para nosotros? Para cada
generación hay pioneros espirituales que prepararon el camino.
Nehemías nos da primero una lista de sacerdotes y levitas que
llegaron en el año 536 a. de J.C., en el tiempo de Zorobabel.
Luego, registra a los sumo sacerdotes anteriores y menciona a
las cabezas de las familias sacerdotales y de los levitas de las
siguientes generaciones. Eran hombres santos que Dios usó
para promover una renovación espiritual entre el pueblo. Éstos,

160
sin duda alguna, merecen un lugar en el panteón de los héroes
de la fe. ¿Ha hecho usted una lista de los pioneros espirituales
de su país? ¿Y de su propia vida? Dé gracias a Dios por los que
abrieron brecha para que usted pudiera conocer a Dios (ver
Heb. 13:7).

En el 12:1–9 se enumera los jefes de los sacerdotes y levitas


que retornaron a Judá unos 90 años antes que Nehemías. En
cuanto a Zorobabel y Jesúa, ver la exposición de 7:7.

Primero se enumera a los jefes de los sacerdotes (12:1b–7).


Con la excepción de Hatús (v. 2), todos los 22 nombres de esta
lista aparecen también, y en el mismo orden, en los vv. 12–21,
aunque algunos en formas un tanto diferentes. Con la excepción
de Ido (v. 4), los primeros 16 nombres, algunos en formas un
poco diferentes, también aparecen, y en casi el mismo orden, en
10:2–8. En 12:1b–7 los nombres pueden ser de individuos que
retornaron con Zorobabel, pero en vv. 12–21, en otra
generación, ya son nombres de clanes sacerdotales y, entonces,
tienen que ser nombres de clanes también en 10:2–8 en días de
Nehemías. Estos eran los jefes de los sacerdotes es un
paréntesis. Los hermanos (12:7) eran los sacerdotes que
pertenecían a los clanes dirigidos por los jefes enumerados en
12:1–7 (ver hermanos en 11:12, 14, 17, 19; 12:8, 9, 36).

Los levitas que retornaron con Zorobabel se enumeran en


12:8, 9. En ese tiempo Jesúa y Cadmiel, por lo menos, ya eran
jefes de clanes (ver Esd. 2:40; 3:9). Los primeros cuatro
nombres (12:8) también aparecen en 10:9, 12 (cf. 9:4, 5), como
firmantes del pacto en los días de Nehemías. En ese tiempo
debían ser nombres de clanes.

161
Los levitas encargados de dirigir la alabanza eran Matanías,
Bacbuquías y Uni (12:8b, 9). En el v. 8 las palabras y y quien
no están en el hebreo. Después de Judá se podría colocar un
punto, y luego Matanías, juntamente con sus hermanos, estaba a
cargo… Si frente a ellos (12:9) significa “frente a Matanías y
sus hermanos”, Bacbuquías y Uni dirigían un coro que
respondía antifonalmente al grupo de Matanías. Si significa
“frente a los levitas”, Bacbuquías y Uni, así como Matanías,
dirigían a los levitas en las alabanzas. Esta interpretación es
más probable a la luz del v. 24.

Un ministerio similar se atribuye en 11:17 a Matanías y


Bacbuquías, pero en los días de Nehemías, 90 años después del
retorno. En 12:25 los mismos dos nombres pertenecen a jefes
de clanes de levitas en días de Joyaquim y de Nehemías. En el
v. 35 y en 11:22 Matanías es el bisabuelo de dos músicos en los
días de Nehemías (ver también 13:13). Parece, entonces, que
Matanías y Bacbuquías retornaron con Zorobabel 12:8, 9, 35;
11:22), y que en 12:25 y 11:17 los nombres se refieren a los
clanes respectivos, o a sus jefes que los representaban. En
cuanto a la repetición de estos nombres en tres generaciones
diferentes, ver la introducción a 12:1–26.

La genealogía sumo sacerdotal (12:10, 11) es una


continuación de aquella que concluye con Josadac, padre de
Jesúa, en 1 Crónicas 6:3–15. En cuanto a Jesúa (12:10), ver la
exposición de 7:7. De Joyaquim sólo se sabe lo referido en vv.
10, 12 y 26. Posiblemente la genealogía salta una generación
antes o después de su nombre. Eliasib (12:10) fue
contemporáneo de Nehemías (cf. 3:1, 20, 21). De Joyada
sabemos sólo lo dicho en 12:10, 11 y 13:28, y Jonatán no se
menciona fuera de 12:11. Algunos opinan que originalmente el

162
v. 11 no tenía Jonatán, sino Johanán (ver vv. 22, 23). Sin
embargo, ningún texto antiguo apoya esta enmienda. Más bien
Jonatán y Johanán fueron dos personas diferentes (ver
exposición de v. 23). Según Josefo, Jadúa (12:11) fue sumo
sacerdote cuando Alejandro Magno pasó por Israel hacia el año
333 a. de J.C. (Antigüedades 11.302). Si tenía razón, la
genealogía aquí salta por lo menos una generación antes o
después de Jonatán, y el libro no se [página 172] terminó de
escribir hasta los tiempos de Alejandro, o bien el v. 11b fue
agregado al libro en ese período para actualizarlo.

En 12:12–21 se enumeran los jefes de los clanes sacerdotales


una o dos generaciones después del retorno de Babilonia. Los
nombres de los clanes son los mismos nombres de los jefes
sacerdotales mencionados en 12:1–7. Esta repetición resalta que
los clanes descendieron de aquellos jefes y refuerza la idea de
que las dos generaciones trabajaron en el mismo proyecto. Las
diferencias entre las formas de los nombres en 12:1–7 y 12:12–
21 (ver las listas abajo) nos advierten que los escribas estaban
propensos a cometer errores cuando copiaban listas de nombres
(ver exposición de 7:7–63).

Jefes (12:1–7)
Seraías
Jeremías
Esdras
Amarías
Maluc
Hatús
Secanías
Rejum (rjm en heb.)
Meremot

163
Sebanías
Harim (jrm)
Merayot
Ido
Ginetón
Abías
Miniamín
Moadías

Clanes (12:12–21)
Seraías
Jeremías
Esdras
Amarías
Melicú
Ido Ginetoi (así el heb.)
Abías
Mijamín
Maadías
Bilga
Semaías
Joyarib
Jedaías
Salú
Amoc
Hilquías
Jedaías
Bilga
Semaías
Joyarib
Jedaías
Salai

164
Amoc
Hilquías
Jedaías

Posiblemente Zacarías, jefe del clan de Ido (12:16), fue el


profeta Zacarías (ver Zac. 1:1, Esd. 5:1), pero Zacarías e Ido
eran nombres comunes.

-------------------------------------------------
Semillero homilético
El culto gozoso (12:22–43)

Introducción: La alegría que sin duda experimentamos dentro


del culto, de ninguna manera es un sustituto para el verdadero
gozo. La alegría puede ser incentivada por medio de los cantos
y muchas otras experiencias cargadas de mucha emotividad. Sin
embargo, solamente una auténtica renovación espiritual puede
dar como resultado un gozo verdadero.

Experimentamos gozo en la adoración cuando nos


consagramos al señorío de Dios.

Todo el pueblo se consagró al Señor. La consagración empezó


con los líderes espirituales, y luego siguió con cada miembro.
No excluyeron las puertas ni la muralla. Dios nos da gozo
cuando todo lo que somos y todo lo que tenemos lo entregamos
a él (v. 30).

Todo el pueblo participó generosamente en las ofrendas al


Señor. El hombre experimenta gozo cuando está en armonía
con el Dios generoso (v. 44).

165
Experimentamos gozo en la adoración cuando en nuestro
trabajo se cumple el plan de Dios.

Los líderes de los levitas expresaron alabanza y acción de


gracias en forma antifonal. Al hacer esto estaban reconociendo
la dirección y participación divina en el trabajo terminado (v.
24).

Todo el pueblo desfiló sobre la muralla como una expresión


de gozo porque habían visto personalmente la mano divina
logrando las victorias. El gozo auténtico se hace evidente
cuando podemos ver la mano divina logrando victorias en la
tierra (vv. 31–43).

Experimentamos gozo en la adoración cuando la gente de


Dios está en armonía.
Los líderes políticos y espirituales contribuyeron para que
exista armonía espiritual (los levitas, v. 27; los cantores, v. 28;
los sacerdotes, v. 30; los principales, v. 31).

Las familias completas se juntaron en gozosa celebración y


adoración (v. 43).
El pueblo se alegró por la purificación y el servicio consistente
de sus líderes (vv. 44–47).

Conclusión: El pueblo de Israel experimentó una renovación


espiritual. Tal renovación provocó un gozo auténtico en su
culto. Hoy en día queremos tener el gozo, pero sin experimentar
la renovación espiritual. Grandes bendiciones nos esperan si
nos arrepentimos y entregamos completamente a Cristo como el
Señor de la vida y de la iglesia.
-------------------------------------------------------

166
Vemos que 12:22, 23 sigue enlazando las generaciones al
afirmar que los jefes del clero fueron inscritos generación tras
generación desde Eliasib en adelante. Como ya no había reyes
en Judá, los judíos volvieron al sistema antiguo de expresar la
cronología en términos de los sumos sacerdocios (ver Núm.
35:28). Darío el persa (v. 22) fue uno de los reyes persas, pero
no se sabe si fue Darío I (522–486 a. de J.C.), Darío II (424–
404 a. de J.C.) o Darío III (336–330 a. de J.C.). También se
discute si se debe traducir “hasta Darío” o “desde Darío”.

El libro de las crónicas (12:23) no es el libro bíblico de


Crónicas, sino un documento que probablemente estaba
archivado en el templo. Johanán (12:22, 23) y Jonatán (v. 11)
fueron sumo sacerdotes diferentes, con nombres diferentes y de
diferentes generaciones. Johanán fue hijo de Eliasib (v. 23),
pero Jonatán fue su nieto (vv. 10, 11). Quizá la expulsión de un
hijo de Joyada (ver 13:28) hizo necesario que Johanán,
hermano de Joyada, asumiera el sumo sacerdocio por un tiempo
entre Joyada y Jonatán. Según un papiro de Elefantina Johanán
era sumo sacerdote en el año 410 a. de J.C. Tal vez Esdras 10:6
se refiera a él en su juventud, antes que fuera sumo sacerdote,
aunque es también posible que el Johanán de Esdras 10:6 fuera
hijo no del sumo sacerdote Eliasib, sino del sacerdote Eliasib
mencionado en 13:4–7. El Johanán aquí no se debe confundir
con el Johanán que, según Josefo, mató a su hermano en los
tiempos del emperador Artajerjes III (358–338 a. de J.C.).

La lista de levitas en los días de Joyaquim (12:24) hace pareja


con la lista de sacerdotes en 12:12–21. Hasabías y Serebías
(12:24) también fueron nombres de jefes de familias levitas que
regresaron con Esdras (Esd. 8:18, 19), y Serebías fue nombre de

167
sendas levitas líderes en los días de Zorobabel (Neh. 12:8) y de
Nehemías (9:5). En lugar de Jesúa hijo de (bn 1121) Cadmiel
(12:24), el original probablemente fue “Jesúa, Binúi (bnwy),
Cadmiel”, nombres de jefes levitas también en los tiempos de
Zorobabel (v. 8) y de Nehemías (10:9).

Matanías, Bacbuquías y Obadías dirigían las alabanzas


(12:24, 25). A la luz de 12:8, 9 (ver la exposición) y 11:17, se
debe colocar dos puntos al final del v. 24 y un punto después de
Obadías (v. 25), para luego comenzar una nueva oración con
Mesulam (v.25). Sobre el mandato de David acerca de los
levitas músicos (12:24), ver v. 45; 1 Crónicas 16:4; 25:1; 2
Crónicas 29:25. A David se le llama hombre de Dios solamente
en 12:24, 36 y 2 Crónicas 8:14, siempre con referencia a su
establecimiento de la música para el culto. La frase señala que
David fue profeta (el significado normal de hombre de Dios, cf.
1 Rey. 13) y resalta un paralelo entre David, fundador de la
música del culto, y Moisés, [página 175] hombre de Dios que
fundó el culto en general (ver Deut. 33:1; Jos. 14:6). La frase
traducida un grupo frente a otro (v. 24) también puede
significar “turno por turno”. En cuanto a Matanías y
Bacbuquías (12:25), ver la exposición de vv. 8, 9.

Mesulam, Talmón y Acub eran los porteros del templo


(12:25b). Talmón y Acub también fueron nombres de clanes de
porteros en días de Zorobabel (7:45; Esd. 2:42) y de jefes
porteros en tiempos de Nehemías (11:19). La responsabilidad
de los porteros sobre los almacenes del templo también se
menciona en 1 Crónicas 26:15, 17.

168
Ofrendas, primicias y diezmos en el Antiguo Testamento

Ofrendas y sacrificios
Algunas de las ofrendas y los sacrificios en el Antiguo
Testamento son:
El holocausto. Esta ofrenda era para renovar la relación con
Dios. Dicha relación pudo haberse interrumpido por el contacto
con alguna inmundicia o algún pecado.
La ofrenda vegetal. Su motivo es incierto, aunque se puede
concluir que fue una expresión de gratitud por la buena
cosecha. Acompañaba a las ofrendas por el holocausto;
significaba homenaje y acción de gracias a Dios.
El sacrificio de paz. Por lo general, se piensa que éste era una
expresión de gratitud. Generalmente expresaba paz y
compañerismo entre el oferente y Dios. Culminaba en una
comida fraternal. Lo ofrecieron en la ocasión de la dedicación
del templo (1 Rey. 8:63) y la renovación espiritual del pueblo
(2 Crón. 29:31–36).
Los sacrificios por el pecado y la culpa. Estos sacrificios se
realizaron para expiar el pecado no intencional. La seriedad del
sacrificio dependía no tanto del tipo de pecado, sino de la
posición del pecador. Lo más solemne era para el líder
espiritual, luego venía el líder político, luego el miembro del
pueblo y al fin, el pobre. El sacrificio por la culpa insistió en la
restitución; de tal modo que el culpable tuvo que devolver lo
robado más el veinte por ciento.

Los mismos jefes levitas de los días de Joyaquim también


sirvieron una o dos generaciones después en los días de
Nehemías (12:26; la repetición de en los días de indica que se
trata de dos períodos distintos, así como en el v. 47). La
repetición de tantos nombres en más de una generación desde

169
los días de Zorobabel hasta los días de Nehemías, todo un siglo,
indica que fueron nombres no sólo de individuos, sino también
de clanes. A la vez, la repetición sirve para enlazar todas estas
generaciones en la misma misión, la construcción de la casa de
Jehovah en Jerusalén (ver Esd. 1:3, 4).

Los nombres de Nehemías y Esdras aparecen juntos sólo en


8:9 y 12:26, así enmarcando todo el avivamiento del pueblo.
También aquí sirven de enlace con 12:27–43.

4. Se dedica la muralla, 12:27–43

La dedicación de la muralla, terminada el día 25 del sexto


mes (6:15), se pospuso hasta después del avivamiento del
séptimo mes (7:73b–10:40) y la repoblación de Jerusalén (7:1–
4; 11:1–36). Hasta entonces, no había sido conveniente hacer la
dedicación. La construcción se completó justo antes de las
fiestas del mes séptimo: Trompetas (día 1, ver 8:2), el día de la
Expiación (día 10, ver Lev. 16:29–31) y Tabernáculos (días 15–
22; ver 8:13–18). La lectura de la Ley en esas fiestas generó la
confesión del pecado, la renovación de votos de obediencia a la
Ley (día 24, ver 8:8, 9, 18; 9:1). Luego, urgía el proyecto de
repoblar la ciudad para poder defenderla (7:4; 11:1, 2).

La dedicación es el clímax de Esdras-Nehemías. En ella se


conjugan el pueblo, la ciudad de Jerusalén y el templo, las tres
dimensiones de la casa de Jehovah, cuya construcción ha sido el
tema central del libro (ver Esd. 1:3, 4).

Aquí Nehemías vuelve a hablar en primera persona (ver


12:31, 38, 40) por primera vez desde 7:5. Por otro lado,
también se habla mucho de otros líderes (12:27–29, 31– 36, 38,

170
40–42). De modo que el relato prolonga el énfasis de 7:6 en
adelante sobre el pueblo y su liderazgo plural, pero a la vez
introduce de nuevo a Nehemías, el gran líder (mencionado entre
7:5 y 12:26 sólo en 8:9, 10 y 10:1), y también a Esdras (12:36).

(1) Preparativos para la dedicación, 12:27–30.


En preparación para la dedicación se convocó a los levitas y
cantores (12:27–29) y se purificó a los judíos y a la muralla
(12:30). Al inicio de la reconstrucción los sacerdotes habían
“santificado” el primer tramo, apartando así la muralla para el
servicio de Dios (ver la exposición de 3:1). Ahora mediante la
dedicación se hizo acto de entrega de la muralla terminada a
Dios, así como se había hecho con el templo reconstruido en
una generación previa (Esd. 6:16, 17). Fueron dos fases del
proyecto de edificar casa a Jehovah en Jerusalén (Esd. 1:3).

El pasaje 12:27 se amplía en 12:28, 29; ambos hablan de los


levitas cantores (ver exposición de 12:8, 9, 24, 25). Los verbos
buscaron (v. 27) y fueron reunidos (v. 28) no atribuyen la
convocatoria al gran líder Nehemías, sino, aparentemente, al
pueblo y su liderazgo plural. De todos sus lugares (v. 27) se
aclara en vv. 28, 29 (ver 11:3, 20, 36). Desde Jerusalén, Netofa
(12:28) quedaba 15 km al sur (cf. 7:26), Bet-gilgal (12:29) 30
km al nordeste, y Geba y Azmávet (12:29) 10 km al norte.
Sobre los campos, ver la exposición de 11:30.

La palabra traducida fiesta (12:27) es literalmente “alegría”


(ver la exposición del v. 43). Los címbalos, liras y arpas habían
figurado en celebraciones litúrgicas en los reinados de David (1
Crón. 13:8; 15:16, 28; 16:5; 25:1, 6), Salomón (2 Crón. 5:12) y
Ezequías (2 Crón. 29:25). Las liras y arpas eran instrumentos de
cuerdas pulsados con los dedos o con una uña, y que se podían

171
tocar en una procesión. Hijos (12:28) aquí significa “miembros
del gremio”; es decir, los hijos de los cantores eran los cantores
mismos (ver v. 35 y la nota sobre 3:8, 31). El uso de los
instrumentos y la participación de los levitas y cantores indican
que la muralla se consideraba sagrada.

Los sacerdotes y levitas se purificaron no sólo a sí mismos,


sino también al pueblo (12:30; ver en contraste 1 Crón. 15:14; 2
Crón. 29:15; 35:6; Esd. 6:20). Esto daba a entender que todo el
pueblo era santo, apartado para servir a Dios, así como cuando
la nación nació (ver Éxo. 19:6, 10, 14, 15). También se
purificaron las puertas y la muralla (12:30; cf. 3:1), un indicio
más de que la ciudad se concebía como casa de Dios (cf. la
purificación del altar en Eze. 43:26 y del templo, de sus
utensilios y del altar en 2 Crón. 29:15–19). La purificación era
una preparación para un acto cúltico (ver los varios pasajes
citados en este párrafo).

(2) El acto de dedicación, 12:31–43.


Nehemías organizó dos procesiones que recorrieron la muralla
alabando a Dios (12:31–40a). Cada procesión se conformaba de
un coro seguido por la mitad de los principales laicos (12:31,
32, 38). Cada grupo de laicos tenía un líder (12:32, 38, 40), y,
como se verá, cada coro incluía siete sacerdotes con trompetas
(12:33–35a, 41) y ocho levitas músicos (12:36, 42) con su
director (12:35b, 42b). En la sección de la muralla que se ha
excavado, la anchura permitía que caminaran filas de dos o tres
personas. Las procesiones sobre la muralla (12:31, 38)
desmintieron la burla de Tobías en 4:3.

Las dos procesiones partieron de un lugar entre la puerta del


Muladar (v. 31) y la torre de los Hornos (v. 38), [página 177]

172
probablemente la puerta del Valle, de donde Nehemías había
partido para inspeccionar la muralla (2:13). El recorrido de la
primera procesión evoca esa inspección inicial (cf. vv. 31, 37
con 2:13–15). En aquella ocasión Nehemías había encontrado la
muralla llena de brechas y las puertas quemadas (2:13), pero
ahora todo era diferente. Los recorridos de las dos procesiones
también evocaba el informe de la reconstrucción de los tramos
en el cap. 3 y los problemas que se superaron en el proceso
(4:1–6:14).

Una procesión caminó hacia el sur sobre el muro occidental y


luego hacia el norte en el muro oriental (12:31b–37). La puerta
del Muladar (12:31), o “del Basurero”, estaba en el extremo sur
de la ciudad en el lado occidental (ver 2:13). La derecha (ver la
nota) era el sur, pues en hebreo uno se orientaba mirando hacia
el oriente (valga la redundancia).

En 12:33–36 Nehemías enumera algunos integrantes del


primer coro. El hebreo se presta a confusión aquí. La
composición paralela de las dos procesiones indica que los siete
varones en 12:33, 34 no eran laicos, sino sacerdotes
trompetistas, así como en v. 41. Entonces, 12:33–35a se debe
traducir: “Y Azarías, Esdras, Mesulam, Judá, Benjamín,
Semaías y Jeremías, de los hijos de los sacerdotes, llevaban las
trompetas” (ver BJ). Los hijos de los sacerdotes (v. 35) eran los
sacerdotes mismos (ver v. 28). Como trompetistas, formaban
parte del coro que encabezaba la procesión. A los sacerdotes les
correspondía tocar las trompetas en la Ley de Moisés (Núm.
10:8; 31:6), en el culto ordenado por David (1 Crón. 15:24;
16:6; 2 Crón. 29:26) y en el culto posexílico (Esd. 3:10).
También hubo siete sacerdotes trompetistas en la procesión
cuando David traía el arca a Jerusalén (1 Crón. 15:24).

173
Ocho levitas instrumentistas y su director Zacarías también
pertenecían al coro (12:35b, 36). El nombre Zacarías (v. 35)
debe iniciar una nueva oración. Zacarías no era sacerdote
trompetista, sino levita, descendiente del famoso levita músico
Asaf (v. 35; ver la exposición de v. 46). Por lo mismo, es de
suponer que sus compañeros (lit. “sus hermanos”, aj 251) en el
v. 36 también eran levitas. La genealogía (v. 35) marca a
Zacarías como el director del grupo, y la frase sus hermanos (v.
36) lo confirma (ver la exposición de 12:7). A diferencia de los
sacerdotes trompetistas, los levitas tocaban los instrumentos
musicales de David (12:36): címbalos, liras, arpas (v. 27),
panderetas (1 Crón. 13:8) y cornetas (1 Crón. 15:28).

Esdras iba delante de la primera procesión (12:36b). Como


sacerdote él pudo encabezar la procesión sagrada, cosa que
Nehemías no pudo hacer (ver v. 38). El hecho de que Esdras y
Nehemías aparecen juntos en 12:26–40 y en 8:9, ambas veces
en el primer año del retorno de Nehemías, es una evidencia
fuerte de que Esdras en efecto llegó a Jerusalén en el séptimo
año de Artajerjes I (ver “Orden cronológico de Esdras y
Nehemías” en la “Introducción”). Las referencias a ellos en
12:26, 31, 36, 38, 40 evocan su papel descollado en Esdras-
Nehemías, pero no los resaltan demasiado. Si bien Esdras
marchaba al frente, se le menciona sólo en una nota escueta al
final de la lista de integrantes de la primera procesión. Así, el
relato los reconoce pero pone más énfasis en el liderazgo
múltiple del pueblo.

Después de pasar el extremo sur de Jerusalén la procesión


caminó hacia el norte en el lado oriental de la ciudad (12:37).
Sobre la puerta de la Fuente, las escalinatas de la Ciudad de

174
David y la puerta de las Aguas, ver la exposición de 2:14; 3:15,
26. La casa de David era el sitio de su antiguo palacio (ver 2
Sam. 5:11) o de los sepulcros de David (ver 3:16).

Entre tanto, la segunda procesión caminó hacia el norte sobre


el muro occidental, hacia el oriente sobre el muro norte y, por
último, hacia el sur en el muro oriental (12:38, 39). Nehemías
dirigía el grupo “del pueblo”, como gobernador, y en
reconocimiento de su liderazgo en la construcción de la
muralla, y aun en la reforma del pueblo (ver 8:9; 10:1). Sin
embargo, las expresiones tras él (v. 38) y conmigo (v. 40)
rebajan un tanto su perfil, de modo que el énfasis recae en el
liderazgo múltiple. La mitad del pueblo aquí significa “la mitad
de los dirigentes del pueblo” (ver v. 40), pero la frase resalta la
representación de todo el pueblo en el acto de dedicación y su
participación en la construcción. Pueblo aquí significa
“laicado”, en contraste con el clero de los vv. 41, 42.

Todos los sitios en la trayectoria de 12:38, 39, menos las


puertas de Efraín y de la Guardia, se mencionan, en orden
inverso, en 3:1, 3, 6, 8, 11 (ver la exposición allí). Sobre la
puerta de Efraín, ver la exposición de 8:16. La puerta de la
Guardia debía estar en el muro oriental cerca del patio de la
guardia, un poco al sur de la puerta de las Aguas (ver 3:25, 26),
a donde llegó la primera procesión (ver 12:37). Así las dos
procesiones completaron el circuito de la muralla. No se
menciona ningún sitio entre la puerta de las Ovejas y la puerta
de la Guardia, porque ese largo trecho, siendo construcción
nueva, no incluía nada de la muralla anterior (ver la
introducción a 3:16–31).

175
Luego, las dos procesiones marcharon al templo, donde se
detuvieron en el espacioso patio exterior (12:40a). Allí,
alabaron a Dios con música, comieron los sacrificios y se
regocijaron (12:41–43). Después de mencionar a los dos coros
(v. 40a), 12:40b–42 identifica los integrantes de la segunda
procesión: sus laicos (v. 40b), sus siete sacerdotes trompetistas
(12:41) y sus ocho levitas cantores, dirigidos por Izrajías
(12:42). La palabra hebrea sacrificios, zebaj 2077 (12:43), se
refiere a los sacrificios de comunión, en que los adoradores
quemaban una parte de la carne sobre el altar para Dios y
comían la mayor parte en el patio exterior del templo. Tales
sacrificios se ofrecían especialmente para mostrar gratitud a
Dios, así como en esta ocasión. Fueron muchos, así como en la
dedicación del templo (Esd. 6:17; cf. 2 Crón. 7:4, 5), una
manifestación más de que la muralla se consideraba sagrada.

Regocijarse, alegría y regocijo en 12:43 son todos de la


misma raíz hebrea. La repetición de esta raíz cinco veces en el
v. 43 (les había dado gran alegría es literalmente “les había
hecho alegrarse con gran alegría”) es muy enfática. A la vez la
repetición de alegría en vv. 27 (ver la exposición allí) y 43
enmarca toda la dedicación de la muralla y señala su nota
dominante. A principios de Esdras-Nehemías, mientras se
echaban los cimientos del templo, el bullicio de los judíos se
oía desde lejos, pero fue una mezcla de llanto y gritos de alegría
(Esd. 3:11–13). Ahora se les volvió a oír desde lejos, pero esta
vez sus gritos fueron de pura alegría. Entre esas dos ocasiones,
la alegría marcó la dedicación del templo (Esd. 6:16), la [página
179] lectura de la Ley (Neh. 8:12) y la celebración de la fiesta
de los Tabernáculos (Neh. 8:17). Aquí llegó a su clímax.
Participaron no sólo los líderes que habían integrado la
procesión, sino todo el pueblo, hasta las mujeres y los niños

176
(ver la exposición de 5:1). Las mujeres y los niños habían
llorado con Esdras (Esd. 10:1), pero ahora se regocijan, no sin
antes haber recibido la enseñanza de la Ley (8:2, 3) y haberse
comprometido a guardarla (10:28, 29). Los verbos impersonales
buscaron (12:27) y ofrecieron (12:47), que también enmarcan el
relato de la dedicación, recalcan el papel del pueblo (ver la
exposición de 7:1).

La dedicación de la muralla en 12:27–43 es el clímax de


Esdras-Nehemías, y el v. 43 lo es en particular. Parecería ser
una excelente conclusión para el libro, así como 6:16 lo
parecería en su momento. Sin embargo, el autor tiene más que
decir.

5. Nehemías corrige las recaídas del pueblo, 12:44—13:31

Si bien 12:27–43 es el clímax de Esdras-Nehemías, la parte


más crítica se ha reservado para 12:44–13:31, un desafío a los
lectores para que asuman su responsabilidad en el pueblo de
Dios.

Esta sección final revierte la progresión que ha venido


desarrollándose en cuanto a los dos personajes principales (ver
“Personajes” en la “Introducción”). Nehemías fue dominante en
1:1–7:5, pero en 7:6–12:26 es desplazado por el pueblo y su
liderazgo diverso. Ahora en 12:44–13:3 el pueblo y su
liderazgo siguen actuando bien, pero de allí en adelante
fracasan (13:4–29). Nehemías lucha para corregirlos, primero
con el apoyo de algunos líderes (13:11, 13, 22), pero luego solo
(13:23–29). En 13:30, 31 él es, de nuevo, el único actor
humano. El libro concluye donde comenzó.

177
Esta conclusión, así como la conclusión de la primera mitad
del libro (6:17–19), nos deja en duda: ¿Podrá Judá mantenerse
fiel a Dios cuando Nehemías ya no esté? La primera mitad del
libro retrata un ideal: el gran líder, los otros líderes y el pueblo
trabajan juntos para cumplir con la voluntad de Dios. En los
capítulos 7–12 aparece un ideal aún mejor: el pueblo y su
liderazgo numeroso, sin ser puyados por el gran líder, obedecen
a Dios. Un líder sobresaliente como Nehemías puede jugar un
papel clave, pero raras veces hay un dirigente de esa talla. Más
bien, el libro da a entender que Judá se mantendrá fiel a Dios
solamente si cada líder y cada judío cumple con sus
responsabilidades. Es un mensaje vital para el pueblo de Dios
en todo lugar y en toda generación.

Joya bíblica
Aquel día ofrecieron muchos sacrificios y se regocijaron,
porque Dios les había dado gran alegría. También se
regocijaron las mujeres y los niños, y el regocijo de Jerusalén se
oía desde lejos (12:43).

A la luz del NT, 13:4–31 encierra otro mensaje de valor


extraordinario. Los fracasos narrados sugieren que el pueblo no
superará el patrón de infidelidad que ha marcado su historia
(ver 9:16–37). Pone en evidencia que los seres humanos
tenemos un defecto fatal, nuestro pecado. El ejemplo de
Nehemías ofrece dos remedios: el conocimiento de la Ley y la
oración. Sin embargo, aun la enseñanza de la Ley (cap. 8) no
produjo más que un avivamiento temporal. Las oraciones de
Nehemías, por otro lado, muestran su dependencia del socorro
divino. Así, el libro resulta siendo nuestro tutor para llevarnos a
Cristo, para que seamos justificados por la fe (Gál. 3:24) y para

178
que andemos en el Espíritu, resistiendo los malos deseos de la
carne (Gál. 5:16).

(1) Las cámaras del templo y las ofrendas, 12:44–13:14.


Esta sección tiene una estructura quiástica:

A. Los judíos nombraron encargados de las cámaras y


ofrendaron para sostener el personal del templo (12:44–47).
B. Los judíos excluyeron a los extranjeros de Israel (13:1–3).

B’ Nehemías expulsó a Tobías de las cámaras (13:4–9).


A’ Nehemías instó a los judíos a ofrendar para sostener al
personal del templo y nombró encargados de las cámaras
(13:10–14).

Los judíos comenzaron bien (A y B), pero luego recayeron, y


Nehemías sólo logró corregir sus errores mediante la
imposición de medidas enérgicas (B’ y A’). Tres de los relatos
tratan del uso y abuso de las cámaras del templo (A, B’ y A’),
la casa de Jehová en Jerusalén (ver Esd. 1:3, 4).

(a) Los judíos nombran encargados de las cámaras y


ofrendan, 12:44–47.
Aquel día (12:44) significa “en aquel tiempo” (ver la misma
expresión en 13:1 y antes de esto en 13:4). Un fruto del regocijo
expresado en la dedicación de la muralla (v. 43) fue la ofrenda
con gozo para los sacerdotes y levitas (v. 44). La repetición de
aquel día en 12:43, 44; 13:1 también subraya el vínculo entre la
dedicación y los eventos de 12:45–13:3.

La voz pasiva fueron puestos (12:44) sugiere la acción del


pueblo y su liderazgo múltiple (ver exposición de 7:1; 8:1). Y el

179
nombramiento creó más líderes. Así se prolongan los enfoques
en el pueblo y su liderazgo plural que han venido
predominando desde 7:6.

Los nombrados fueron encargados de recoger las ofrendas y


guardarlas (12:44). Sus responsabilidades sobre las cámaras del
templo implican que eran levitas o sacerdotes (ver 13:4, 13;
10:37–39). Los tesoros eran las ofrendas de metales y piedras
preciosas (ver 7:70, 71). En lugar de primicias, se debe traducir
“mejores ofrendas” (ver la exposición de 10:37 y 13:31). Las
porciones legales eran aquellas que la Ley estipulaba: los
diezmos para los levitas, y las ofrendas, las “mejores ofrendas”
y los diezmos de los levitas para los sacerdotes (ver 10:37–39).
Los judíos habían prometido estas ofrendas en el pacto que
recién habían hecho (10:37–39).

Sostenido económicamente, el personal del templo pudo


dedicarse a sus ministerios (12:44b, 45). Sobre la ordenanza de
la purificación, ver 1 Crónicas 23:28. Sobre el mandato de
David, ratificado por Salomón (12:45), ver la exposición de
12:24 y cf. 1 Crónicas 23–26; 2 Crónicas 8:14. Asaf (12:46) fue
un levita que se había destacado como músico en los tiempos de
David (1 Crón. 15:16, 17, 19; 16:4, 5; 25:1, 2) y llegó a ser el
padre de un clan de cantores (ver Neh. 7:44; 11:17, 22; 12:35).

En los días de Nehemías, entonces, los judíos volvieron a


sostener al personal del templo con sus ofrendas, así como en
los días de Zorobabel (12:47; cf. Esd. 6:18). Sobre todo Israel,
ver la exposición de 1:6. Las porciones de los cantores y
porteros provenían de los diezmos (ver 13:5), y lo que los
judíos y los levitas consagraban eran sus diezmos (ver 10:37,

180
38). Los consagraban al ofrendarlos, así apartándolos para el
servicio de Dios.

(b) Los judíos excluyen a los extranjeros de Israel, 13:1–3.


Escuchando la lectura de Deuteronomio 23:3–5, los judíos
descubrieron que a los amonitas y los moabitas les era
prohibido entrar en la congregación de Dios (13:1, 2). Podían
vivir en Israel, pero no participar en la asamblea para el culto en
el santuario (cf. Deut. 23:1, 2). Sobre aquel día (13:1), ver la
exposición de 12:44. Los verbos se leyó y se halló (13:1) de
nuevo sugieren la acción del pueblo y su liderazgo múltiple (ver
fueron puestos en 12:44 y la exposición de 7:1; 8:1). Las
repeticiones de libro de Moisés y la congregación en 8:1–3 y
13:1 enmarcan todo el avivamiento narrado en 8:1–13:3.

La prohibición se debía a que cuando Israel subió de la


esclavitud en Egipto, los amonitas y moabitas no le ofrecieron
ni la más mínima ayuda (pan y agua), aunque eran
descendientes de Lot (Gén. 19:33–38), el sobrino de Abraham
(Gén. 11:31). Lejos de socorrer a Israel, Balac, rey de Moab
(ver la nota), contrató a Balaam para maldecirlo (13:2; ver el
comentario sobre Tobías en v. 4).

El vocablo traducido extranjeros, ereb 6154, (13:3)


literalmente significa “mezcla”. Se usa de extranjeros que viven
entre otro pueblo (ver las varias traducciones en Éxo. 12:38;
Jer. 25:20; 50:37). Aquí se refiere particularmente a los
amonitas y los moabitas (ver v. 1). Excluirlos de Israel no
significaba desterrarlos, sino excluirlos de la asamblea cúltica
(ver v. 1; 9:2; Esd. 10:8). Fue un paso más en la separación de
las influencias extranjeras (ver 9:2; 10:28). En cuanto al
nombre Israel, ver la exposición de 1:6.

181
(c) Nehemías expulsa a Tobías de las cámaras, 13:4–14.
Eliasib, en ausencia de Nehemías, asignó a Tobías una cámara
del templo que había sido usada como bodega sagrada (13:4–
6a). Antes de esto (13:4a) significa “antes de la separación de
los amonitas y moabitas” (13:1–3). No todo lo narrado en 13:4–
9 pudo suceder antes de dicha separación, sino sólo el
nombramiento de Eliasib sobre las cámaras del templo (ver
12:44), y tal vez su allegamiento a Tobías (ver 6:18).

El Eliasib aquí mencionado no fue el sumo sacerdote Eliasib


(3:1, 20, 21; 12:10, 22; 13:28), pues no se diría que fue
encargado de la cámara del templo; el sumo sacerdote era
encargado de todo el templo. Ya que el templo tenía muchas
cámaras (10:39; 12:44) y el v. 5 implica que Eliasib estaba
sobre más de una de [página 182] ellas, cámara (v. 4) ha de ser
un singular colectivo, que en español se puede traducir como un
plural (así como “ofrenda” y “diezmo” en el v. 5).

El vocablo traducido había emparentado es literalmente “se


había allegado”. Se usa de parientes (p. ej., Lev. 21:2, 3; 25:5),
pero también de amigos (Sal. 15:3). Ambas interpretaciones son
posibles aquí (cf. 6:17–19; 13:28). Acabando de leer 13:1–3, el
lector recordará que Tobías era amonita en algún sentido (ver
2:19; 4:3; y la exposición de 2:10) y enemigo de Nehemías y
del bien de Judá (2:10, 19; 4:3, 4:7; 6:1, 12–14, 17–19).
También se acordará que, como Balac había hecho contra Israel
(v. 2), Tobías había contratado a profetas para dañar a
Nehemías (6:13, 14).

La gran cámara (13:5) de alguna manera servía los intereses


de Tobías en Jerusalén (ver 6:18). Quizás almacenaba allí

182
surtidos que él vendía al templo. La frase en la que antes
guardaban nos hace sospechar que los judíos habían dejado de
ofrendar y diezmar, en contraste con 12:47. Sobre las ofrendas
enumeradas, ver la exposición de 10:35–39 y 12:44. El incienso
se ofrecía juntamente con otras ofrendas (Lev. 2:1, 2). El hecho
de que los cantores y los porteros eran sostenidos por el diezmo
(ver también v. 10) implica que ellos también eran levitas (ver
11:17, 22; 12:8, 24, 25), aunque aquí se mencionan por aparte
(así como en v. 10; 7:43–45; 10:40; 11:18, 19; 12:44–47).

Nehemías volvió a Artajerjes, tal vez en Babilonia, en el año


433 ó 432, después de gobernar Judá por doce años (13:6; cf.
5:14). Lo que sabemos de esa gestión después del primer año se
limita a lo narrado en 5:14–19 y 12:26, 47. Artajerjes, rey persa,
también hacía alarde del título rey de Babilonia porque Persia
había conquistado esa ciudad famosa (cf. Esd. 5:13; 6:22). La
frase yo no estaba revela que desde el v. 4 ha aparecido de
nuevo la narración en primera persona (ver la introducción a
12:27–43 y la exposición de 1:1).

Regresando a Jerusalén, Nehemías limpió el templo de los


enseres de Tobías (13:6b– 9). Después de un tiempo es una
expresión imprecisa (13:6), pero Nehemías obviamente regresó
antes de la muerte de Artajerjes en el año 424 a. de J.C. Al
pedir permiso, tomó la iniciativa para su retorno. Creía que su
pueblo todavía necesitaba su ayuda (cf. 5:19). Sus acciones
impositivas en el resto del capítulo implican que regresó con
autoridad sobre Judá, aparentemente de nuevo como
gobernador (ver 5:14; 8:9, 10; 12:26).

La presencia de Tobías en el templo era un mal (13:7) porque


era amonita (cf. vv. 1– 3), enemigo del pueblo y dominado por

183
influencias paganas. El nombramiento de los encargados de las
cámaras (12:44) había fracasado. Eliasib se había corrompido, y
el sumo sacerdote no lo había corregido.

Como se verá a continuación, al llegar a Jerusalén para su


segunda gestión Nehemías descubrió que todas las reformas
del primer período —el nombramiento de encargados de las
cámaras del templo (12:44), la separación de los amonitas (3:1–
3), las ofrendas para sostener el culto del templo (10:32–39;
12:44–47), la promesa de no comprar de los extranjeros en días
de reposo (10:31) y la promesa de abstenerse de matrimonios
mixtos (10:30)— habían fracasado. Sin embargo, en vez de
darse por vencido, Nehemías enérgicamente impuso de nuevo
cada reforma. Luchó en pro del espacio sagrado (13:4–9), el
personal sagrado (13:10–14, 29), el tiempo sagrado (13:15–22)
y el pueblo sagrado (13:23–28). Las muchas repeticiones en
este capítulo de la frase la casa de Dios (v. 7) nos recuerda que
la meta de Esdras-Nehemías (ver Esd. 1:3, 4) se ha realizado en
sus tres dimensiones (templo, pueblo y ciudad; ver “Autor” y
“Enseñanzas” en la “Introducción”), pero ahora está en peligro
de echarse a perder.

La acción de Nehemías en v. 8 lo hizo un tipo de Cristo (cf.


Mat. 21:12, 13). Ordenó “purificar” (el significado del verbo
traducido limpiaran, ver v. 22) las cámaras (13:9), porque la
presencia de Tobías —ni sacerdote, ni levita, sino amonita—
las había contaminado. El plural cámaras indica que Tobías
había profanado no sólo la cámara que le fue asignada (vv. 5,
7), sino también todas aquellas con que él había tenido
contacto.

184
En lugar de los enseres de la casa de Tobías (v. 8), Nehemías
puso los enseres de la casa de Dios (v. 9). La lista de las cosas
devueltas (v. 9) no incluye los diezmos y la ofrenda para los
sacerdotes (ver v. 5), otra indicación de que los judíos ya no los
daban (cf. v. 10).

Las acciones en 13:8, 9 representaban una reprensión pública


del sumo sacerdote y una invasión en su dominio (ver también
vv. 11, 13, 22, 28). Nehemías utilizó su poder como gobernador
para efectuar reformas que el sumo sacerdote no había querido
hacer. Antepuso la santidad de la casa de Dios a las buenas
relaciones con ese poderoso líder. Nehemías reinstaló a los
levitas, su sostén y a los administradores (13:10–14).

Este relato vincula 12:44–13:14 con 13:15–31. Concluye el


quiasmo que abarca 12:44–13:14 (ver la introducción a 12:44–
13:14), pero, a la vez, está firmemente enlazado con 13:15–29
por una serie de paralelos (ver la introducción a 13:15–22).

Nehemías descubrió que, debido a la falta de diezmos, los


levitas y los cantores habían abandonado el templo y regresado
a la agricultura (13:10). Las porciones de los levitas eran los
diezmos (cf. vv. 5, 12; 10:37b, 38). Literalmente el hebreo tiene
“las porciones de los levitas no habían sido dadas”. Esto aclara
que el problema no fue solamente una mala administración de
los diezmos (pero ver v. 13), sino que el pueblo no estaba
diezmando.

Como consecuencia, los ministros habían huido del hambre


(13:10). Nehemías no les echó la culpa a ellos, sino a los
gobernantes laicos que debían proveer para su sostén (13:11).
Los dirigentes eran los mismos oficiales de 2:16 (ver la

185
exposición allí). Su campo (13:10) era el terreno donde los
levitas y cantores vivían antes de ser trasladado a Jerusalén, y
donde algunos todavía vivían cuando no les tocaba turno en el
templo (ver 7:73; 11:3, 18, 29, 36; 12:27–29). No se trataba de
ciudades levíticas, pues aun si estas existían, en Judá y
Benjamín todas habían sido asignadas a los sacerdotes (ver Jos.
21).

El texto no indica que los sacerdotes también hubieran


regresado a sus campos. Ellos se sostenían, con estrechez, de la
porción de los sacrificios que les correspondía (Núm. 18:8–19;
Deut. 18:3), además de las pocas ofrendas para los sacerdotes
(v. 5; 10:37, 38a) y el exiguo diezmo de los levitas (10:37b, 38;
12:47). Los levitas y los cantores, en cambio, dependían casi
totalmente de los diezmos (v. 5; 10:38a).

El verbo traducido reprendí, riyb 7378, (13:11, 17; 5:7) es


literalmente “reñí con” (ver v. 25). De nuevo Nehemías
antepuso la adoración de Jehovah a las buenas relaciones con
los poderosos (ver la exposición de vv. 8, 9 y cf. vv. 17, 25;
5:7). Los acusó de romper su pacto con Dios (cf. v. 11 con la
última oración de 10:39). El liderazgo múltiple, visto
positivamente en 7:6–13:3, ya no cumplía con sus
responsabilidades.

Nehemías reactivó el culto en el templo (13:11b–13). Instaló


a los levitas y los cantores en el templo por fe (13:11b), pues
los diezmos no se habían dado todavía. Su acción tal vez se veía
como otra interferencia en la esfera del sumo sacerdote (ver la
exposición de los vv. 8, 9).

186
Cuando el pueblo entregó los diezmos (13:12), Nehemías
nombró a cuatro administradores fieles (13:13). Una vez más el
texto habla de un liderazgo plural y de las medidas prácticas
que Nehemías empleó. Los almacenes (vv. 12, 13) eran las
mismas cámaras del templo mencionadas en 12:44; 13:4–9. El
nombramiento de los administradores implica que Eliasib fue
destituido de su cargo sobre las cámaras (ver 13:4, 5), otra
incursión en el dominio del sumo sacerdote.

Los nuevos administradores tenían fama de ser fieles (v. 13),


cualidad esencial en quienes manejan finanzas ajenas (cf. 1
Crón. 9:26; Hech. 6:3; 2 Cor. 8:17–23). Representaban a cuatro
grupos del personal religioso: un sacerdote, un escriba, un levita
y un músico. Los escribas eran maestros de la Ley (ver 8:1, 4,
9, 13; 12:26, 36; Esd. 7:7, 11) y tenían habilidades
administrativas (ver 1 Crón. 24:6). El escriba Sadoc velaría para
que las ofrendas se administraran conforme a las pautas de la
Ley. Sus responsabilidades en el templo indican que él, como
Esdras (Esd. 7:11) y Semeías (1 Crón. 24:6), era no sólo
escriba, sino también levita o sacerdote (ver 13:4, 13; 10:37–
39). La frase sus hermanos implica lo mismo. La genealogía de
Hanán revela que era músico, descendiente del famoso
Matanías (ver la exposición de 11:17, 22; 12:8b, 9, 24, 25, 35).

Nehemías concluye este relato pidiéndole a Dios que lo


recompense (13:14; ver la exposición de 5:19). El vocablo
traducido bondades, jesed 2617, significa literalmente “actos de
lealtad”. Nehemías manifestó su lealtad luchando contra viento
y marea para establecer y mantener el culto a Jehovah en el
templo. La súplica no borres mis bondades (13:14) implica que
Dios, figuradamente por lo menos, mantiene un registro escrito
de las buenas obras de los justos, para luego recompensarlos

187
(cf. Mal. 3:16; Neh. 4:5). El v. 14b resume 13:4–13; hice por la
casa de mi Dios corresponde a 13:4–9, e hice… por sus
servicios alude a 13:10–13.

---------------------------------------------------
Semillero homilético
Hay que cuidar a los pastores (13:10–14)

Introducción: La vitalidad de la vida espiritual está vinculada


con la vitalidad de la adoración. Existe una relación íntima
entre la debilidad espiritual y el abandono del culto. Además,
existe una relación íntima entre el cuidado material que se da a
los ministros y la vitalidad espiritual de la congregación.

El pueblo que descuida su vida espiritual descuidará también a


los líderes espirituales.
Porque no hay una persona valiente que tome las riendas del
liderazgo. Nehemías estuvo ausente (v. 6).
Por la negligencia de los dirigentes se debilita la vida espiritual
del pueblo (v. 11).
Por la infidelidad del líder espiritual principal se menospreció el
lugar de adoración (vv, 4, 5).
Por la indisciplina del pueblo en diezmar y ofrendar se descuidó
el sostén de los ministros y del culto (v. 13).

El pueblo espiritual (la iglesia) debe cuidar y proveer para los


líderes espirituales y no abandonarlos.
Por medio de quitar todo lo que estorba para una vida de
consagración (vv. 8, 9).
Por medio de denunciar las provisiones económicas
inadecuadas (vv. 10, 11).

188
Por medio de restaurar a los líderes a sus respectivos oficios (v.
11b).
Por medio de proveer adecuadamente para las necesidades de
los líderes espirituales (vv. 12, 13).

Conclusión: El cuidado económico adecuado de los ministros y


los ministerios es una evidencia de la calidad de vida espiritual
de la congregación y de la clase de amor que tenemos por
nuestro Señor.
-----------------------------------------------------

(2) El sábado y los matrimonios mixtos, 13:15–29.


Las estructuras de 13:10–14 y 13:15–22 son paralelas: a)
Nehemías se percató del pecado (13:10, 15, 16), b) riñó con los
gobernantes (13:11a, 17, 18), c) señaló la gravedad del pecado
con preguntas retóricas (13:11, 17, 18), d) tomó medidas
prácticas para resolver el problema (13:11b–13, 19–22a), y e)
pidió a Dios acordarse de él (13:14, 22). Además, también en v.
22 vincula los dos relatos.

Aún más marcados son los paralelos entre 13:15–22 y 13:23–


29: a) En aquellos días (13:15, 23), b) Nehemías vio el pecado
(13:15, 23), c) riñó con los responsables (13:17, 25), d) señaló
la gravedad del pecado con preguntas retóricas sobre la historia
de Israel (13:18a, 26), e) resolvió situaciones relacionadas con
el problema (13:19–22a, 28, 29), y f) pidió a Dios acordarse
(13:22b, 13:29). Además, asimismo en v. 23 vincula los dos
relatos.

En fin, 13:15–29 es una unidad literaria compuesta de dos


relatos, pero está estrechamente relacionada con 13:10–14

189
también. Este pasaje es la conclusión de 12:44–13:14. Así los
paralelos amarran todo 12:44–13:31 en una unidad mayor.

(a) Nehemías corrige la profanación del sábado, 13:15-22.


Este pasaje tiene una estructura quiástica:
A. Los judíos llevan cargas a Jerusalén el sábado (13:15).
B. Los tirios venden en Jerusalén durante el sábado (13:16).
C. Nehemías riñe con los líderes sobre la profanación del
sábado (13:17, 18).
B’ Nehemías evita que se venda afuera de Jerusalén durante el
sábado (13:20, 21).
A’ Nehemías evita que ingresen cargas en Jerusalén el sábado
(13:19, 22a).

Verdades prácticas
Un culto de adoración debe incluir:
Las ofrendas sacrificiales (evitando la mezquindad).
El regocijo que viene de Dios (no de las emociones humanas).
La presencia de toda la familia (no sólo los niños, las mujeres y
los ancianos).

Algunos judíos del área rural trabajaban en el día de reposo


(13:15). Nehemías los vio en aquellos días, o sea, al principio
de su segunda gestión. Fue en septiembre u octubre, tiempo de
cosechar y pisar uvas. Eran judíos, pues a los gentiles, aun a los
que vivían en Judá, no les era prohibido trabajar el sábado. No
se sabe si ya en ese período se limitaba el camino de un sábado
a un km (ver la nota sobre Hech. 1:12), pero el tipo de
transporte descrito en el v. 15 se había condenado en Jeremías
17:21–27.

190
En vez de acerca del día (v. 15), el hebreo literalmente dice
“en el día”. Como el producto se llevó a Jerusalén el sábado, el
día de la venta y de la amonestación fue el día siguiente. De
modo que Nehemías los amonestó no por vender en el día
sábado, sino por transportar su producto en ese día.
Seguramente los judíos no vendían los sábados. Ni siquiera los
comerciantes corruptos y apóstatas del reino del norte lo habían
hecho (ver Amós 8:4–6).

En cambio los tirios no tenían prohibición de vender los


sábados (13:16; ver la exposición de 10:31). En este contexto,
allí significa “en Judá”. En el período persa los tirios y otros
fenicios vivían en toda la costa de Palestina, y habían
establecido algunos pueblos en el interior como centros para sus
operaciones comerciales. La frase en Jerusalén es literalmente
“¡y en Jerusalén!”. Los tirios no sólo vendían a los judíos en día
de reposo, ¡sino que lo hacían en la ciudad santa misma! De
nuevo, los judíos habían quebrantado su pacto con Dios (ver
10:31).

Nehemías peleó otra vez con los gobernantes judíos (13:17,


18; ver v. 11). Sobre reprendí y los principales (v. 17), ver la
exposición de vv. 11 y 2:16 respectivamente. Nehemías los
acusó de profanar el sábado (13:17) y les recordó que toda esta
desgracia —el cautiverio babilónico, la destrucción de
Jerusalén y la sujeción al Imperio persa (ver 9:30, 32, 36, 37)—
se debía en parte a ese pecado (13:18a; cf. Jer. 17:19–27; Eze.
20:12–24).

Concluyó advirtiendo que la profanación del sábado traería


más castigo divino (13:18b). Añadir ira sobre Israel lo
expondría a una aniquilación completa (ver Esd. 9:14). Profanar

191
el sábado era tratarlo como cualquier otro día (ver la exposición
de santificar el sábado en v. 22). En cuanto a Israel, ver la
exposición de 1:6.

Nehemías tomó tres medidas (13:19–22a):


A. Ordenó a sus subalternos mantener cerradas las puertas
(13:19).
B. Ahuyentó a los comerciantes que estaban afuera (13:20, 21).
C. Ordenó a los levitas mantener cerradas las puertas (13:22a).

Las medidas A y C buscaban corregir la profanación descrita


en el v. 15, y la medida B, la profanación del v. 16. Las
medidas A y C evitaban la profanación del sábado dentro de la
muralla, y la medida B la evitaba afuera.

Nehemías cerró las puertas todo el sábado, desde el atardecer


del viernes (13:19a). Se discute el sentido exacto del verbo
traducido oscurecía (tsalal 6751), pero todas las
interpretaciones llegan a lo mismo: el atardecer del día viernes.
En esta época, así como hoy, los judíos consideraban que el día
comenzaba con el atardecer.

Sobre los criados de Nehemías (13:19b), ver la exposición de


5:10. No se prohibía entrar ni salir de Jerusalén el sábado, sino
sólo ingresar cargas. Así, la muralla y sus puertas construidas
en Nehemías 1–6 contribuyeron a mantener la santidad del
pueblo.

Los comerciantes (13:20) eran los tirios mencionados en v.


16. Pasaban la noche fuera de la muralla para que los judíos les
compraran allí la mañana del sábado. Era su solución a la
medida del v. 19. Nehemías los ahuyentó con una amenaza

192
(13:21). Se tenía que tomar en serio (13:21), porque era
gobernador y ya había actuado contra Tobías (v. 8). Nótese el
dejo de humor al final del v. 21.

Nehemías luego asignó la responsabilidad sabatina en las


puertas a los levitas (13:22; cf. la exposición de 7:1). La orden
de que se purificasen implica que su tarea era sagrada y que la
ciudad era santa (ver la exposición de 12:30). En hebreo el
tiempo de se purificasen, fuesen y guardar indica acción
repetida. Estas órdenes eran una incursión más en el dominio
del sumo sacerdote (ver vv. 8, 11, 13). El propósito de la
medida, como de las dos anteriores, era santificar el día de
sábado (v. 22). Se santificaba apartándolo del uso común del
tiempo, el de trabajar para ganarse la vida. Así manifestaban fe
en Dios para su provisión económica.

Verdades prácticas
Nehemías sirve como gobernador por unos once años y
medio. Luego, regresa a Babilonia donde sirve al rey Artajerjes
por doce años. Luego, es nombrado nuevamente como
gobernador. Al llegar a Jerusalén, descubre que sus reformas no
se habían seguido. Los líderes actuaron solamente como
“pantalla”. Es decir, dieron la apariencia de haber aceptado las
reformas, pero no las cumplieron ni las hicieron cumplir de
verdad.

¿Por qué las personas no se mantienen fieles a sus


compromisos?
En cuanto a la oración del v. 22b, ver la exposición de 5:19.
El verbo traducido perdóname es literalmente “ten compasión
de mí”, y “tu misericordia” podría ser traducido “tu fidelidad”.
Así, Nehemías pide que Dios, fiel a sus promesas, lo

193
recompense por su defensa del día de reposo. Por otro lado,
reconoce que al fin y al cabo él no merece la recompensa.

(b) Nehemías lucha en contra de los matrimonios mixtos,


13:23–29.
Nehemías observó matrimonios mixtos (13:23), a pesar de la
reforma de Esdras 10 y el pacto de Nehemías 10. En el capítulo
13 los judíos violan, en orden invertido, tres de los
compromisos principales de ese pacto (cf. 13:10 con 10:37, 38;
13:15–16, 20 con 10:31; 13:23–24, 28 con 10:30). La mayoría
de los casos involucraban a mujeres de Asdod (13:23, 24). Este
pueblo, descendiente de los filisteos, habitaba en la provincia al
occidente de Judá. Se había opuesto violentamente a la
construcción del muro (4:7). Amón y Moab eran los dos
pueblos de los cuales, por encima de cualquier otro, los judíos
habían acordado separarse (13:1–3).

El verbo traducido habían tomado (13:23) es literalmente


“habían hecho morar”. Se usa del matrimonio sólo en vv. 23, 27
y Esdras 10:2, 10, 14, 17, 18, y siempre de matrimonios mixtos.
En estos pasajes significa “habían hecho morar en sus casas”, y
tal vez implica que estos matrimonios no eran totalmente
legítimos ante Dios (para otra interpretación ver la nota sobre
Esd. 10:2). Muchos hijos no hablaban hebreo (13:24), señal de
que no se estaban formando en las tradiciones judías, sino en la
cultura pagana de las madres.

Nehemías riñó fuertemente con los maridos culpables (13:25–


27). Los maldijo (13:25), quizás con las maldiciones del pacto
del capítulo 10 (ver la exposición de 10:29). Para ejemplos de
tales maldiciones, ver Deuteronomio 28:15–68. También les
aplicó castigos públicos dolientes y humillantes (13:25): azotes

194
con vara (ver Deut. 25:1–3; Prov. 10:13; 26:3; Jer. 20:2) y
arrancar pelos de la barba (ver Isa. 50:6). En contraste, cuando
Esdras se percató de matrimonios mixtos, se arrancó los
cabellos (Esd. 9:3). La diferencia puede reflejar diferencias de
personalidad, pero también de papeles. Esdras, como maestro
de la Ley, buscó cambiar su sociedad por la enseñanza y su
ejemplo (si bien Artajerjes le había conferido mucha autoridad,
ver Esd. 7:25, 26).

Nehemías, como gobernador, utilizó la fuerza para obligar al


pueblo a acatar la Ley. Las medidas drásticas le parecían
necesarias ante la reincidencia después de las reformas de
10:30; 13:3; y Esdras 10 (ver las medidas fuertes en vv. 8, 21,
28). Después de algunos de ellos (13:25), el hebreo agrega
varones, así aclarando que Nehemías no aplicó estas penas
físicas a las mujeres.

Nehemías obligó a los varones a hacer un juramento basado


en Deuteronomio 7:3 (13:25b). Esperaba que, aunque el
juramento era forzado, temieran romperlo por la amenaza del
castigo divino (cf. [página 189] 5:12, 13). En hebreo el
juramento dice: si dais vuestras hijas a sus hijos, o si desposáis
sus hijas con vuestros hijos o con vosotros mismos. Se
sobreentiende que la conclusión no expresada es “malditos
seréis”, o algo por el estilo (cf. Deut. 27:15–26).

La primera pregunta retórica de Nehemías trae a colación que


aun el incomparable Salomón había caído en la idolatría por la
influencia de esposas paganas (13:26). En 1 Reyes 11:1, las
primeras mujeres extranjeras mencionadas en esta historia son
precisamente las moabitas y las amonitas. Amado por su Dios
se basa en 2 Samuel 12:24, 25.

195
Advertidos por el ejemplo de Salomón, era una locura que los
judíos se casaran con mujeres extranjeras (13:27). La frase
traducida ¿Habremos de escucharos y cometer…? también
puede significar “¡¿y de vosotros se oye que hacéis…?!” (cf. 1
Cor. 5:1). El contexto y el orden de las palabras favorecen esta
interpretación. En hebreo el v. 27 comienza con “y a/de
vosotros”, señalando una comparación entre “vosotros” y
Salomón. Los matrimonios mixtos eran infidelidad contra su
Dios porque violaban el Pacto Mosaico (Deut. 7:2, 3) y el de
Nehemías 10 (10:30), y porque conducían a la adoración de
otros dioses (Deut. 7:4).

Nehemías también expulsó y maldijo al nieto del sumo


sacerdote por su matrimonio con una hija de Sanbalat (13:28,
29). El nieto, siendo hijo de Joyada, tenía posibilidades de
llegar al sumo sacerdocio, como Jonatán, otro hijo de Joyada
(12:11), y Johanán, hermano de Joyada (ver la exposición de
12:23). Sin embargo, había contraído un matrimonio prohibido
para el sumo sacerdote (Lev. 21:14), a la vez violando de
manera notoria la Ley (Deut. 7:2, 3) y los compromisos de
10:30 y Esdras 10:3. Su acción requería de una medida drástica
y pública de parte de Nehemías (cf. Gál. 2:14; 1 Tim. 5:20). En
cuanto a Sanbalat, ver 2:10, 19; 4:1, 2, 7; 6:1–9. El matrimonio
tenía el propósito de garantizar una alianza entre la familia del
sumo sacerdote y la de Sanbalat (cf. 6:17, 18). Nehemías, en
cambio, no confiaba en las alianzas con los gobernantes de las
provincias vecinas (cf. vv. 7, 8; 6:2), sino en Dios (v. 31b). No
escatimó abrir frentes contra enemigos poderosos —Sanbalat y
la familia del sumo sacerdote— a fin de luchar en pro de la
santidad de Judá (cf. vv. 8, 11, 17).

196
Lo ahuyenté de mi lado (13:28) tal vez implica una expulsión
de Judá (cf. Esd. 7:26). En tal caso, la pareja pasaría a vivir con
Sanbalat en Samaria. Josefo cuenta una expulsión similar, pero
la ubica 100 años después, en los tiempos de Alejandro Magno,
y dice que como resultado Sanbalat construyó para su yerno el
templo samaritano en el monte Gerizim. Sin embargo,
probablemente el relato de Josefo es una versión confundida del
evento narrado por Nehemías y el templo samaritano no fue
construido hasta algún tiempo después de Alejandro.

Sobre la oración de 13:29, ver la exposición de 4:4, 5; 5:19.


Quienes habían contaminado el sacerdocio eran Joyada, su hijo,
Sanbalat, y todos los que apoyaban el matrimonio mixto del v.
28. El pacto de los sacerdotes y de los levitas consistía en
promesas divinas de bendición para ellos y el compromiso de
ellos de honrar y obedecer a Dios en sus responsabilidades
especiales (ver Mal. 2:4–9, y cf. Núm. 18:1–32; 25:10–13;
Deut. 10:8, 9; [página 190] 33:8–11; Jer. 33:21). Si el
sacerdocio se contaminara, ¿cómo podría la nación ser santa?

(3) Nehemías resume su obra y pide recompensa, 13:30,


31.
El resumen de su obra (13:30, 31a) se refiere principalmente a
su segunda gestión como gobernador. Los purifiqué de todo lo
extranjero (13:30a), es decir, de toda influencia pagana, se
resume en los vv. 4–9, 23–29. La meta no era pureza racial,
sino religiosa.

El v. 30b resume los vv. 11–13. A la luz de estos versículos,


en lugar de asigné deberes a, sería mejor traducir “puse los
turnos de”. Nehemías no se entrometió en los pormenores del

197
culto, sino que proveyó una infraestructura económica para los
ministros.

El v. 30 también resume 12:44–13:31 al usar varias palabras


clave de la sección: purifiqué (12:45; 13:9, 22), puse (13:11,
19), turnos (traducida ordenanza en 12:45), sacerdotes y levitas
(12:44, 47; 13:4, 5, 10, 13, 22, 28, 29), tarea (traducida servicio
en 13:10).

El v. 31a llena un vacío. Casi todas las ofrendas prometidas


en 10:34–39 se habían entregado (ver 12:44; 13:5, 12). Sin
embargo, no se ha mencionado la ofrenda de leña ni las
primicias (ver la explicación de primicias en 12:44). Al punto
de concluir el libro, Nehemías revela que él había conseguido la
entrega de estas dos ofrendas pendientes también. Esto
contribuye a un sentido de clausura del libro. Además, la lista
de ofrendas en 12:44 y las dos ofrendas en el v. 31 colocan un
marco literario alrededor de toda la sección de 12:44–13:31.

De las cuatro oraciones de Nehemías pidiendo que Dios se


acuerde de él, la del v. 31 es la más escueta (ver vv. 14, 22;
5:19). Esto también da un sentido de clausura al libro. Las
oraciones aquí y en 1:4–11 enmarcan todo el libro y subrayan la
confianza en Dios que caracteriza a Nehemías del principio al
final.

198
AYUDAS SUPLEMENTARIAS

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