Noviazgo Cristiano Con Aspectos Resaltados

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Noviazgo

Des-Esperando
A todos nos importa el tema del amor. Dios nos diseñó para la comunidad,
particularmente la comunidad entre esposo y esposa, cp. Gn 2:18). Además,
nuestra cultura está saturada del “amor”: Lo vemos en las caricaturas que ven los
bebés, en los anuncios de televisión, las novelas y las películas, y hasta hay un
“Día del amor y la amistad”.
Los cristianos no son inmunes a estas avalanchas de enamorados y
enamoramiento y citas y noviazgo. Pero una lectura rápida a la Biblia nos va a
dejar ver que, si bien Dios habla mucho del amor, Él habla poco o nada del
noviazgo. Entonces, ¿cómo debemos pensar los cristianos sobre el noviazgo
cristiano? ¿Existe tal cosa? ¿Cómo se diferencia del matrimonio o la amistad?
¿Cómo puedo glorificar a Dios en mi noviazgo?
Creo que estas son preguntas válidas, y quisiera ayudar a responderlas. No hablo
como la autoridad final sobre el tema, pero he visto muy poco escrito en español
con una perspectiva centrada en el evangelio.
1. No necesitas una pareja
Lo primero que debemos decir es algo sorprendentemente contracultural: Tú no
“necesitas” una pareja. Sí: “no es bueno que el hombre esté solo”, pero estar
soltero no es lo mismo que estar solo.
Piensa en esto: Cristo nunca estuvo casado, ¿acaso le faltó algo? Él no fue menos
hombre solo por nunca haber entrado en una relación con una mujer. Tú tampoco
lo eres si nunca has estado en una relación de este tipo, ya sea que tengas 20
años o 60.
Además, nosotros encontramos que 1 Corintios 7 nos habla de que en ciertas
circunstancias, es “bueno para el hombre no tocar mujer”. Dios ha otorgado a
muchos de sus hijos e hijas el llamado don de continencia, que se manifiesta, no
en una falta de deseo de entrar en una relación amorosa, sino en poder entregar
ese deseo al Señor y sentirse satisfecho con lo que Él da.
Añadiendo a esto, observa estas palabras del Señor Jesús:
Los discípulos le dijeron: “Si así es la relación del hombre con su mujer, no
conviene casarse.” Jesús les dijo: “No todos pueden aceptar este precepto, sino
sólo aquéllos a quienes les ha sido dado. Porque hay eunucos que nacieron así
desde el seno de su madre, y hay eunucos que fueron hechos eunucos por los
hombres, y también hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa
del reino de los cielos. El que pueda aceptar esto, que lo acepte”, Mateo 19:10-12
Refiriéndose a los eunucos, quienes no podrían consumar el matrimonio, el Señor
dice que hay un grupo a quienes le fue dado entender el peso del matrimonio, y
han comprendido que no es su llamado. Los que puedan aceptar esto, pueden
entender que la soltería es buena y agradable para ellos. Y esa es la realidad para
todo creyente que no está casado. El Señor nos ha dado todo lo que necesitamos
para el momento donde estamos. Si nos sentimos solos, vacíos, estancados
espiritualmente…nada de eso va a cambiar por iniciar un noviazgo. No “necesitas”
una pareja, no verdaderamente. Sí necesitas intimidad con el Señor.
Sí: el matrimonio otorga la intimidad que quita la soledad. Pero también
encontramos intimidad en las amistades profundas y verdaderas. Y en la cercanía
profunda con Dios. Ciertamente iniciar una relación de noviazgo da un cierto
“high”, donde te sientes por las nubes por un tiempo, y hasta te da ganas de hacer
tus devocionales más temprano y orar siempre (por él o ella, principalmente). Pero
la vida cristiana no se vive en las nubes, ni en base a emociones. Por tanto, hay
áreas de tu vida que deben estar listas o siendo trabajadas antes de involucrarte
emocionalmente con quien esperas sea tu futuro esposo o esposa.
2. El propósito del Noviazgo
Dicho eso, ¡es bueno desear una pareja! Como dijimos al principio, es una
muestra de que fuimos creados para no estar solos. “El que halla esposa halla
algo bueno, Y alcanza el favor del SEÑOR” (Pr. 18:22). Es una bendición el llegar
al matrimonio. Pero matrimonio y noviazgo no es lo mismo.
Legalmente, una pareja en un noviazgo sigue siendo una pareja de solteros. De
igual manera lo es delante del Señor: la noche antes del matrimonio, si la pareja
tiene relaciones sexuales comete un pecado horrendo delante de Dios. La noche
después, hace algo honroso y bendito por Él.
El hecho de que no hay en la Palabra un tiempo como el que nosotros hablamos
hoy de “novios” nos debe llevar a pausar. Nosotros no amamos el mundo ni nos
guiamos por lo que el mundo enseña. Creo firmemente a la luz de la Escritura que
el propósito del noviazgo es la preparación para el matrimonio. No hay otro.
Esa preparación implica al menos tres cosas:
Conocer a la pareja. No importa cuán intensa y extensa sea una amistad, hay
cosas que solo se conocen cuando uno inicia una relación amorosa. Ya que el
matrimonio es para toda la vida (Mt. 19:3-12), debemos conocer de la manera más
piadosa y más profunda (en la etapa donde estemos) a aquella persona con quien
nos uniremos en santo matrimonio.
Conocerte en la pareja. El “conócete a ti mismo” aplica aquí. Como las personas
más cercanas a nosotros son quienes mejor nos conocen y nos afilan, al entrar en
un noviazgo podemos conocer las áreas de nuestro carácter que necesitan ser
moldeadas antes de entrar en una relación de por vida. Para esto es importante
tener el consejo de personas piadosas que desde fuera de la relación puedan
hablar a la pareja y dejarles ver qué están viendo que necesita ser llevado a la
cruz para hallar perdón y transformación.
Preparar todo para el matrimonio. Una boda conlleva mucha planeación. Y eso
es solo el principio. El noviazgo es el momento idóneo para hacer los arreglos de
dónde vivir, hacer el presupuesto semanal y mensual, organizar los ministerios en
la iglesia (y si son de dos iglesias diferentes, decidir en cuál iglesia estar),
observar y adecuar la dinámica familiar con la familia extendida, y así muchas
otras cosas que necesitan decidirse y presentar al Señor antes del matrimonio.
3. Antes de un noviazgo
Tal vez lo primero que necesitas tomar en cuenta antes de iniciar un noviazgo es
poder descifrarte a ti mismo. No porque tengas ganas de tener novio o novia o
porque te sientas enamorado debes iniciarlo realmente. Aquí algunas preguntas
que te puedes hacer:
¿Estoy listo para una relación?
¿Cómo está tu madurez espiritual? ¿Tu relación con el Señor? ¿Tu dominio
propio? ¿Qué tan anclada en Cristo está tu identidad? También lleva preguntas
prácticas: ¿Qué tan avanzado en mis estudios estoy? ¿De cuánto tiempo
dispongo para invertir en un noviazgo y próximo matrimonio? ¿Estoy ganando
dinero como para poder pagar las salidas y cenas para dos?
¿Quiere Dios que yo inicie una relación?
Tal vez lo pienses cliché, pero me sorprende cuántos cristianos viven su día a día
sin consultar con el Señor, como ateos prácticos. En vez de seguir dando pasos
hacia una relación, ve delante del Señor y pregúntale: Señor, ¿Estoy listo? ¿Es
esta la persona adecuada? ¿Es este el momento adecuado? ¿Es esta la forma
adecuada? Que Dios nos libre de tomar decisiones sin consultarle.
¿Quieren mis padres que yo inicie una relación?
En América Latina, la mayoría de los solteros viven sin haber hecho ese “dejará a
su padre y a su madres, y se unirá a su mujer…”. Por tanto, es importante conocer
su opinión sobre esto, especialmente si nuestros padres son creyentes. Ellos han
invertido su vida, tiempo, dinero, y amor en ti, y te conocen y aman posiblemente
más que cualquier otra persona en el mundo. Por tanto, ve donde ellos antes de
continuar adelante.
¿Cuánto tiempo tomaría esta relación para llegar al matrimonio?
Esta es una pregunta clave. Como ya mencionamos, la Biblia no presenta un
tiempo específico que deba durar el noviazgo. Pero la Biblia sí está llena de
advertencias en contra de la fornicación, y a mayor tiempo la relación de noviazgo,
más posibilidades de tentación hay. El propósito del noviazgo puede cumplirse
perfectamente en un año: definitivamente no necesita 5. Es por eso que
recomiendo encarecidamente no iniciar una relación antes de la universidad o
recién entrando en la universidad. De hecho, tengo varios amigos pastores que
tuvieron relaciones de noviazgos largas: ninguno la recomienda.
Randy Alcorn lo dice bien: “En nuestra cultura, la combinación sin precedentes de
tiempo libre en los jóvenes, dinero, transporte, la licencia para estar solos por
largas horas a altas horas de la noche —además del largo tiempo entre la
pubertad y el matrimonio— han demostrado ser tentaciones abrumadoras para
muchos, incluidos los cristianos”.
Un par de cosas más que son importantes tomar en cuenta antes de iniciar un
noviazgo:
Rodéate de hermanos en la fe
Esto provee de intimidad real con aquellos que son íntimos con el Señor, lo que te
ayuda a que la decisión de buscar una pareja no sea por desesperación. Además,
te provee de una multitud de consejeros a la hora de evaluar las parejas; y, por
qué no, también te provee de un mejor grupo de candidatos a la hora de iniciar
una relación.
Si estás comprometido con Jesús, busca alguien comprometido con Jesús

Es evidente que un cristiano no debe buscar un noviazgo con un no cristiano, por


lo que nos dice el apóstol Pablo en 2 Corintios 6:14-16

“No estén unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación
tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas? ¿O qué
armonía tiene Cristo con Belial? ¿O qué tiene en común un creyente con un
incrédulo?”.

Un noviazgo no es un matrimonio, pero tiene como propósito llegar a esa unión.


Por tanto, no debemos estar preparándonos para casarnos con alguien que no
ama al Señor. Hay muchos contextos en los que podemos evangelizar; el
noviazgo no es uno de ellos. Dios no llama a nadie a un noviazgo misionero.
Igual te recomendaría que busques una relación con alguien que sea maduro en la
fe, como debes serlo tú. Eso va a ser de gran aliento a la hora de criar hijos, y va a
evitarles muchos desalientos durante la boda y la vida.

4. Durante el noviazgo
Ya sea que hayas iniciado un noviazgo teniendo todos estos principios bíblicos en
cuenta o no, déjame darte algunos consejos prácticos que oro te sirvan para
glorificar a Dios en tu noviazgo.

Haz un compromiso de pureza

Por supuesto, esto es en primer lugar un llamado a huir de la fornicación. Siempre


me ha llamado la atención que el Señor nos ordena resistir al diablo (Stg. 4:7) pero
nos dice que huyamos de la fornicación (1 Co. 6:18). Déjame recordarte que esta
persona podría terminar siendo un amigo de toda la vida, o tal vez terminar casada
con tu mejor amigo. No hagas nada con él o ella que te causaría vergüenza o
incomodidad si terminas siendo el padrino o la dama de honor en su boda.

En este sentido, eviten estar en lugares a solas. Eso incluye el carro o coche.
Acuerden ir solo de aquí hasta allá y no quedarse nunca a solas ahí. No hay nada
de vergonzoso en pedirle a alguien más que les acompañe; más bien, es glorioso,
pues muestra su deseo de agradar a Dios. Como lo dice Randy Alcorn: “El
noviazgo es un tiempo para explorar la mente, no el cuerpo”.

Evita las relaciones que avanzan rápido y la intimidad instantánea

Esto es subjetivo, pero es grave, y lamentablemente demasiado común. Se ve en


esas relaciones donde no pueden separarse, pasan todo el día hablando, y hay
discusiones semanales. Es como un vehículo a toda velocidad y sin control. Puede
que a algunos les guste, pero el final no terminará nada bien.

Cultiven una vida espiritual juntos


Por un lado, pueden proponerse orar juntos al empezar y terminar el día. Esto es
bastante fácil hoy, con Whatsapp y FaceTime y todo lo demás. Además,
decídanse a estar leyendo juntos también, y buenos libros. También tengan
conversaciones con propósito sobre temas de la Escritura y la fe: pueden
investigar juntos un tema, o discutir sobre algún pasaje bíblico. Háganse
preguntas sobre su crecimiento en la fe. Esto les va a servir de preparación para
una vida espiritual sana durante el matrimonio.

Busquen mentores

La idea de tener mentores en tu noviazgo es tener alguien con quien hablar y a


quién acudir. Todos necesitamos de eso, y son particularmente importantes
durante la etapa donde decidimos con quién pasaremos toda nuestra vida. Busca
una pareja casada madura en la fe que pueda hablar a sus vidas, que puedas
aprender de ellos y de sus errores. Y una vez los tengas, no te escondas de ellos.

Señales de alerta

El propósito de cada noviazgo cristiano es terminar en el matrimonio, pero no


siempre eso se cumple. Hay noviazgos que deben terminar. Algunas señales de
alerta pueden ser:

No hablamos las cosas. Aunque disfruten el día a día, la mala comunicación en el


noviazgo no va a mejorar por osmosis al casarse.
Dudas constantes. Sobre el futuro y lo correcto de la relación. Sobre la salvación
del otro en la pareja.
Avances sexuales. Falta de dominio propio es problemático al momento, y
probablemente terminará en fornicación, lo que sabes que es pecado delante del
Señor. Si ya han caído en la inmoralidad sexual, les recomiendo leer este artículo.
Desacuerdo en tu familia de la iglesia. Principalmente con tus mentores y
pastores. El Señor los ha puesto ahí para estimularte al amor y las buenas obras,
y ellos están buscando lo mejor para ti.
Yugo desigual.
Si varias o todas estas señales están presentes en tu relación, lo más
recomendable es que, si tus líderes están de acuerdo, esa relación termine. Te
recomendaría que leas este artículo sobre ese tema en particular.

***

Es mi oración que este escrito te haya servido para evaluar tus conceptos sobre el
noviazgo a la luz de la enseñanza bíblica. Si no estás en una relación amorosa,
oro que el Señor pueda dar paz a tu corazón y te ayude a evaluar si/cuándo es
momento de iniciar una. Si ya estás en un noviazgo, oro que puedan mantenerse
puros y creciendo en la imagen del Hijo, a medida que se preparan para el
matrimonio. Si leerlo te ha motivado a terminar el noviazgo con tal de honrar al
Señor, te aseguro que Dios lo ve y va a recompensar tu acción (cp. Mt. 19:29). En
cualquier momento donde estés, ¡qué Dios sea glorificado!

3 verdades sobre el noviazgo


En mi experiencia, mucha de la consejería que los jóvenes piden en la iglesia tiene
que ver con el noviazgo. ¿Eso debería sorprendernos? Por supuesto que no.

En la juventud, las hormonas revolucionan nuestros cuerpos y el “amor está en el


aire”. Además, nuestra cultura está obsesionada con lo que llama amor (siempre
hay una película romántica en cartelera), y en el mundo hay diferentes formas de
entenderlo, algunas muy contradictorias entre sí. Ante eso, todo joven creyente
necesita asegurarse de comprender el noviazgo de una manera que honre al
Señor.

Así que tiene mucho sentido que un joven se pregunte: ¿qué es lo más básico que
yo debería saber sobre el noviazgo cristiano? Espero ayudarte a continuación
presentándote al menos tres verdades al respecto.

1. El noviazgo no es lo más importante.


Hace muchos años yo me congregaba en una iglesia cuyo ministerio de jóvenes
tenía una obsesión particular con el tema del noviazgo. Casi todas las semanas
los sermones a los jóvenes eran sobre el tema, y todos los meses organizaban
eventos multitudinarios al respecto. Eso me parecía bien en aquel entonces, pero
ya no estoy tan seguro de eso.
Una de las tragedias más grandes en muchos ministerios juveniles es que
tenemos a un montón de chicos y chicas que saben decenas de tips sobre el
noviazgo, pero no tienen un entendimiento correcto de cómo Cristo nos salva y
qué revela la Biblia sobre nuestro Dios. Hay un problema cuando jóvenes que
dicen ser cristianos están más interesados en tener un “noviazgo cristiano” que en
conocer más a Cristo. De hecho, esta crisis se evidencia cuando estos jóvenes
evangélicos lanzan a la fama a otros jóvenes que se enfocan en hablar mucho
sobre noviazgo cristiano en redes sociales. ¡Pero si la Biblia en realidad
prácticamente no habla sobre el noviazgo!

Ningún noviazgo en este mundo será eterno, así que no mires el noviazgo como lo
más grandioso que existe, ni como la meta de tu vida.

Al estar enamorados, o en una relación exitosa, o cuando nos dejamos engañar


por lo que la cultura que nos rodea suele decir sobre el noviazgo, es fácil sentir
que el noviazgo es la cosa más grande en todo el mundo. Es fácil sentir que es lo
más importante. Por eso muchos jóvenes acuden a Cristo para que les dé una
pareja espectacular y un mejor noviazgo, pero no para tener a Cristo y pedir a
Dios que les haga amarlo más a Él. Lo sé por experiencia porque, por mucho
tiempo en mi adolescencia, yo estaba más interesado en tener una novia que en
estar satisfecho en Dios.

Ante esta realidad, necesitamos entender que el noviazgo no es lo más importante


en el universo. La gloria de Dios es lo más importante en el universo (Ro. 11:36).

Ningún noviazgo en este mundo será eterno, así que no mires el noviazgo como lo
más grandioso que existe, ni como la meta de tu vida. Cuando compras la mentira
de que un buen noviazgo (cristiano o no) es lo más importante para ti, ya has
cometido idolatría. Y ningún ídolo podrá satisfacer el anhelo más profundo de tu
corazón.

Idolatrar el noviazgo te hará exigir demasiado de tu pareja, o vivir miserable si no


estás en una relación, o lamentarte si ella no luce digna de fotos en Instagram que
acumulen muchos likes, o vivir entregando absolutamente todo tu ser a esa
relación (atesorando la relación más que a Dios) mientras que otras áreas de tu
vida están en desorden. Esta es una receta para mayor caos en medio de un
mundo que ya es caótico por causa del pecado. Lo cual nos lleva a la siguiente
verdad.

2. El noviazgo no es lo más necesario.


Si la gloria de Dios es la realidad más importante, entonces es eternamente mejor
para nuestras almas no tener un noviazgo y tener a Cristo, que tener un noviazgo
que luzca bien y no tenerlo a Él. Un buen noviazgo cristiano es hermoso porque
puede ser un eco del evangelio que nos habla de la iglesia como la novia
prometida de Cristo; pero un noviazgo no es el evangelio. No es la realidad
máxima. No es Jesús. No es lo que más necesitas.

Cualquier noviazgo que puedas tener en esta tierra es incapaz de morir por ti,
reconciliarte con Dios, darte una esperanza firme para afrontar cualquier
circunstancia adversa en tu vida, y darte la gracia que solo Cristo puede otorgar.
Por eso necesitamos la realidad máxima. Necesitamos la cruz y la tumba vacía.

No es malo en sí mismo desear una pareja (Pr. 18:22), pero un noviazgo (y


matrimonio) no está en los planes de Dios para todo creyente (Mt. 19:10-12; 1 Co.
7). “No es bueno que el hombre esté solo”, pero podemos gozar de compañía
edificante fuera del matrimonio con amigos en la iglesia, o en la familia. Recuerda
la amistad de David con Jonatán (1 S. 20), o la de C. S. Lewis con J. R. R. Tolkien,
en la que ambos se ayudaban a crecer y desarrollar sus dones. Por otro lado,
mientras el matrimonio apunta al evangelio al reflejar el amor de Cristo por su
iglesia y viceversa (Ef. 5:25-33), la soltería también puede apuntar al evangelio al
ilustrar la suficiencia de Dios y la espera de la iglesia por su Novio. Además, la
soltería es un llamado y regalo del Señor (1 Co. 7:6-9).

Así que si estás soltero, necesitas reconocer que tal vez el plan de Dios para ti es
que permanezcas así hasta el día en que la Iglesia se case con el Cordero (Ap.
19:6-10). Y en aquel entonces, la soltería en los individuos será universal (Mt.
22:30). ¿Qué pensarías de eso? ¿Creerías que Dios es malo contigo si te deja
soltero toda tu vida aquí? ¿Verías eso como una maldición o una oportunidad para
glorificar a Dios en la soltería? Esto puede ayudarte a descubrir si idolatras el
noviazgo.
El secreto para un noviazgo exitoso es entender que no necesitas un noviazgo. Es
entender que necesitas más a Cristo.

Curiosamente, aquí vemos la clave para que un noviazgo sea exitoso en glorificar
a Dios: ambas personas deben entender que no se necesitan, y deben buscar
primero el máximo gozo en Dios. Idolatrar una relación es dañino. En cambio,
cuando estamos satisfechos primero en el Señor, por lo que Él es y ha hecho,
entonces podemos amar a nuestra pareja sin exigir lo que no puede darnos.
Podemos vivir en paz estemos o no estemos en una relación. Podemos amar a
nuestra pareja mejor amando más a Dios.

Para tener un noviazgo que agrade a Dios y sea edificante, necesitamos amor,
alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad, y mucho control
propio. Sin todo eso, jamás viviremos como necesitamos hacerlo en un noviazgo o
fuera de uno. Colapsaremos con frecuencia. No seremos pacientes, ni sabremos
perdonar o renunciar a nuestros desquiciados egos. Sucumbiremos fácilmente a
tentaciones. No seremos agradecidos ni amorosos. Y todo esto es fruto del
Espíritu Santo que viene a nuestras vidas cuando creemos el evangelio y
atesoramos a Cristo sobre todo lo demás (Gá. 5:22-23).

Así que el secreto para un noviazgo exitoso es entender que no necesitas un


noviazgo. Es entender que necesitas más a Cristo, y permanecer unido a Él por
medio de la fe, y procurar eso mismo para la otra persona. Esto es lo que hace la
diferencia en la vida, estés en una relación o no.

3. El noviazgo cristiano tiene como meta glorificar a Dios.


Los cristianos no somos llamados a glorificar a Dios y a vivir adorándolo con
nuestras vidas para que Él nos ame. En cambio, deseamos glorificarlo porque Él
es digno de adoración y nos amó de antemano. Nos amó a tal punto que dio a su
Hijo por nosotros para rescatarnos de la condenación que merecemos por toda
nuestra idolatría y rebelión contra Él (Ro. 5:8, Jn. 3:16). Nos amó a tal punto que
decidió escogernos por gracia, llamarnos, perdonarnos, y comprometerse a
llevarnos a ser como Jesús (Ro. 8:29-30).

Necesitamos entender que Dios nos llama a vivir para su gloria, estemos en un
noviazgo o no (1 Co. 10:31). Somos llamados a comprometernos con la pureza y
la santidad. Esto debe cambiar la manera en que ves el noviazgo. Un noviazgo no
debe ser para “pasar el rato y estar juntos”. No es para usar a otra persona para tu
placer y beneficio. No debe ser un experimento con nuestros corazones y cuerpos
(que pertenecen al Señor si somos creyentes) o los de alguien más (pues somos
llamados amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos). En cambio, un
noviazgo debe tener como fin exaltar el nombre de Dios.

¿Cómo luce un noviazgo que glorifica al Señor? Considera al Señor como lo más
importante y necesario en el universo (ver puntos 1 y 2). Ambas personas en la
relación procuran ayudar a la otra a crecer a imagen de Jesús, recordándose las
preciosas verdades del evangelio. Ambas personas en el noviazgo procuran
guardarse del pecado, evitar las tentaciones, ayudarse a buscar más del Señor.
Ambas personas se muestran gracia porque Dios les ha mostrado gracia. Y ya
que el evangelio nos modela que la recompensa y consumación apropiada del
amor entre hombre y mujer es el matrimonio (Ap. 19:6-10), un noviazgo que
glorifica al Señor procura como meta un matrimonio para la gloria de Él.

Necesitamos entender que Dios nos llama a vivir para su gloria, estemos en un
noviazgo o no.

Todo esto también implica buscar la sabiduría y los consejos de creyentes


maduros, ya que la voluntad de Dios es que como iglesia nos ayudemos unos a
otros en la carrera de la fe. Y si no estás en una relación, esta realidad debe
moldear tus expectativas sobre alguna relación futura. El evangelio debe animarte
a buscar en oración la voluntad de Dios, con ayuda de personas mayores y
sabias, antes de entrar en un noviazgo. La meta debe ser clara: adorar al Señor
en todo y llegar a un matrimonio en donde ambas personas sigan adorándolo
(ahora de nuevas y más íntimas maneras).

A veces esa meta no se alcanza por varias razones, la mayoría de las cuales son
muy dolorosas y complicadas. El pecado es escurridizo y daña muchas relaciones.
Es por eso que toda pareja en noviazgo, o considerando iniciar uno, necesita ser
sabia al respecto. Al mismo tiempo, es posible que al leer todo esto puedas ver
que has cometido serios errores. Sé lo que es equivocarse, y no estás solo en
esto. ¡No quiero que leer esto te deje abatido!
Entonces, ¿qué hacer al respecto? ¿Cómo seguir con nuestras vidas cuando el
dolor de una relación amorosa rota o el pecado nos golpea?

Déjame decirte qué podemos hacer: podemos mirar a Aquel que fue a un pesebre,
y luego a una cruz, y luego a una tumba que está vacía ahora, y luego a los cielos
para interceder por nosotros y reinar sobre todas las cosas. Podemos aferrarnos al
evangelio. Esto hace toda la diferencia en el mundo. Es lo que nos consuela
cuando hemos fallado y pecado, y al mismo tiempo nos impulsa a vivir en
santidad. Podemos confiar en la soberanía de Dios, acudir a Él en arrepentimiento
por nuestros pecados, y seguir hacia adelante en su voluntad para tu vida.

A fin de cuentas, Cristo nos ama, y esto es más que suficiente.

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