5expolingua1993 Martin2
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INTRODUCCIÓN
N
uestro uso del lenguaje refleja -es bien sabido- la visión de la realidad y la
escala de valores propias de la sociedad en que vivimos. Las enumeraciones,
por ejemplo, suelen responder a un orden jerárquico, que inconscientemente
respetamos; cuando rompemos este orden, no sólo estamos transgrediendo usos
lingüísticos establecidos, sino que estamos formulando de manera implícita una
propuesta revolucionaria. Este fenómeno se produce cuando una persona habla de
“mujeres y hombres”, o de “hijos y padres”, en lugar de servirse del orden establecido
diciendo, como todo el mundo, “hombres y mujeres” o “padres e hijos”.
Otra de las líneas de trabajo en las que se está insistiendo en los últimos años es la que
apunta al desarrollo de estrategias del aprendiente; estrategias, fundamentalmente, de
dos tipos: de comunicación y de aprendizaje. Las primeras contribuyen a hacer más
efectiva y fluida la comunicación, y el trabajo sobre las mismas dota al alumno de
recursos comunicativos (de expresión, de comprensión, de interacción…); con las
segundas se planifica, se autoevalúa, se organiza el proceso de aprendizaje, y se
potencia la autonomía del aprendiente en relación con la dirección de ese proceso.
Gracias a esta segunda línea metodológica, cada una de las destrezas recibe un
tratamiento específico, que, sin sacarla de la tarea comunicativa de la que forma parte,
atiende a las estrategias comunicativas que le son propias, y la enmarca en las
estrategias de aprendizaje de cada alumno.
Es, pues, en este contexto en el que se moverá la presentación que hoy voy a hacer.
Participar en un debate sobre los problemas de seguridad del lugar en que uno trabaja,
o llamar por teléfono para cancelar una invitación son propias de la comunicación oral,
mientras que elaboración de un proyecto o la convocatoria de una sesión de trabajo
son propias de la comunicación escrita.
En primer lugar, el soporte físico en el que descansan los dos tipos de comunicación es
distinto, lo cual obliga a la utilización de recursos expresivos distintos: la entonación, el
ritmo, las pausas, los silencios, etc., propios del lenguaje oral son imposibles de aplicar
al escrito. En éste juegan un papel importante los elementos gráficos, que no son
estrictamente una transcripción sistemática de los fónicos: la puntuación, la caligrafía y
la ortografía, las distintas tipografías, etc. Como ya se ha indicado, en el discurso oral
se da una conjunción de elementos lingüísticos, paralingüísticos y extralingüísticos que
facilitan y agilizan la transmisión de mensajes; la ausencia de los dos últimos en el
escrito exige una mayor concentración en los elementos lingüísticos; a modo de
ejemplo, y sin voluntad de enumeración exhaustiva, éstos son algunos de sus rasgos:
La situación actual puede describirse como aquejada de una cierta desatención a esta
destreza. A falta de datos estadísticos objetivos, esta calificación se basa en la propia
experiencia, y en la intuición que se deriva de la observación de los materiales
didácticos que los enseñantes tenemos a nuestra disposición, así como de la
publicación de artículos y libros teóricos, comparativamente inferior a la que se centra
en otros aspectos de la enseñanza de lenguas extranjeras.
Al margen de estos aspectos más bien teóricos, existen algunos factores de orden
práctico que coadyuvan a que el trabajo de expresión escrita no sea en las aulas tan
frecuente como debiera:
Tratándose de una actividad más laboriosa que la expresión oral, resulta en principio
menos motivadora para los alumnos que la han de ejercitar.
No sólo es más laboriosa para el alumno; también exige más del profesor. El tiempo
que habitualmente se le dedica a la corrección, así como la constatación de errores y la
dificultad que a veces comporta su corrección, la hacen también más ingrata.
Ese tiempo que se le dedica suele ser un tiempo al margen del horario escolar, es
decir, la expresión escrita forma parte de los deberes o tareas para hacer en casa. Ello
redunde en un mayor grado de exigencia.
Puede asimilar mejor las reglas del sistema formal de la lengua que está
aprendiendo. Puede observar diversos fenómenos, aplicar determinadas reglas y
De la misma manera que las actividades de expresión oral tienen como finalidad la
adquisición y el desarrollo de las capacidades propias de esa destreza, de tal modo que
los alumnos se conviertan en hablantes competentes, las actividades de expresión
escrita deberán contribuir a la formación de escritores competentes. Entendemos por
escritores competentes a aquellos que son capaces de comunicarse de forma efectiva y
adecuada a través de los textos escritos que producen; en el cuadro adjunto se
contrastan los escritores competentes con los que no lo son, mediante una breve lista
de actitudes y procedimientos que aquéllos aplican a la elaboración del texto escrito:
LOS ESCRITORES:
Competentes Incompetentes
Adoptan el escrito al destinatario Sí No
Tienen confianza en el escrito Sí No
Quedan satisfechos con el primer borrador No Sí
Dividen su labor en fases sucesivas atendiendo a
diversos cometidos Sí No
Encuentran placer en la actividad de escribir Sí No
FICHA 1
¿Qué tratamiento recibe la expresión escrita (EE) en tus clases? Marca cada uno de
los puntos siguientes con una de estas respuestas: C (cierto), F (falso) o P
(parcialmente cierto):
c) El profesor es la única persona que habitualmente lee lo que los alumnos han
escrito.
h) Una vez corregido el ejercicio que han escrito los alumnos, éste se les devuelve y
ellos lo archivan.
i) Los ejercicios de EE que realizan los alumnos suelen formar parte de una actividad
más amplia, en la que se trabajan, sucesiva o simultáneamente, otras destrezas.
j) Los tipos de textos escritos que producen los alumnos son muy diversos:
Completar impresos y formularios, notas con mensajes personales a amigos,
compañeros de trabajo, cartas a desconocidos, a instituciones, resúmenes e
informes (de entrevistas, debates...), redacciones y ensayos, cuentos e historias, etc.
k) Todos los errores que presentan los escritos de los alumnos son subrayados y
corregidos por el profesor.
2. ¿Crees que los ejercicios de expresión escrita que hemos realizado en lo que
llevamos de curso son...?
Excesivos Suficientes Insuficientes
5. ¿Qué aspectos de tus ejercicios de expresión escrita crees que deben mejorar?
La ortografía y puntuación El estilo
Otros (¿cuáles?) El uso del vocabulario
7. ¿Alguna vez alguien que no sea el profesor lee lo que has escrito en español?
No, siempre lo lee el profesor A veces lo leo solo yo
Sí, a veces lo leen otros Otros
compañeros de clase
Este taller de escritura es una muestra práctica de la forma en que se puede realizar un
trabajo de expresión escrita que responda a estos principios:
Atención a los procesos del escritor: pautas para el desarrollo de algunos de estos
procesos.
Realización completa del ejercicio en el aula: la atención del alumno a los
mencionados procesos es compartida con otros compañeros, y con el profesor.
Trabajo en equipo: colaboración en la realización de algunos de los pasos del
ejercicio escrito.
Corrección llevada a cabo por los propios escritores, y realizada durante el proceso
de escritura.
Texto dirigido a otros lectores, distintos del profesor.
Dignificación del producto final.
Desarrollo de la autonomía del alumno.
TRES FASES
Primera versión:
Segunda versión:
DESARROLLO DE LA AUTONOMÍA
• ¿Te interesa hacer algún ejercicio extra de escritura durante el próximo mes?
• ¿De qué tiempo dispones?
• ¿Cuándo y dónde lo escribirás?
• ¿Tienes una idea sobre el contenido y el tipo de texto?
• ¿Tal vez algún compañero esté interesado en trabajar en equipo?
• Recuerda que puedes utilizar la ficha de clase.
Connor, Ulla (1987): “Research Frontiers in Writing Analysis”, TESOL Quarterly, 21/4,
pp. 677-697.
Chimombo, Moira (1986): “Evaluating compositions with large classes”, ELT Journal,
40/1, pp. 20-26.
Freedman, A.; Pringle, I. & Yalden, J. (1983): Learning to Write: First Language, Second
Language, Longman.
Johns, A.M. (1986): “Coherence and Academic Writing: Some Definitions and
Suggestions for Writing”, TESOL Quarterly, 20/2, pp. 247-267.
Makin, D. y Kattán-Ibarra, J. (1979): Se escribe así. Thomas Nelson and Sons Ltd.,
Edinburgh.
Zamel, V. (1983): “Teaching those missing links in writing”, ELT Journal, vol. 37/1,
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