Parentescos, Legados de Indianos Siegrist 2015
Parentescos, Legados de Indianos Siegrist 2015
Parentescos, Legados de Indianos Siegrist 2015
Mandas de los
establecidos en el Río de la Plata hacia la Península. Siglos XVIII-XIX
Nora Siegrist*
Introducción
1
* Conicet-Cemla Argentina.
A. García-Baquero González (1976), J. B. Ruiz Rivera (1988); J. B. Ruiz Rivera - M. C. García
Bernal (1992).
2
N. Siegrist (2014), pp. 267-287.
1
otra parte, se conoce que hasta los compadrazgos de los comerciantes a Indias
fueron comunes a ambos lados del Atlántico3.
De hecho, los hombres involucrados en el comercio de ultramar cedieron, fuera
por testamento o por documentación protocolizada, legados y donaciones a las
tierras de origen, en donde todavía residía la familia paterna y materna y el resto de
parientes, vecinos y amigos4. Precisamente, al ser los comerciantes quienes
emigraban se tiene conocimiento de la acción que estos realizaron a la distancia lo
que no ocurre, por lo general, con las mujeres quienes hicieron donaciones para el
lugar preciso donde vivían5. De ellas existen las mandas que realizaron a favor de
las Iglesias y Conventos de Buenos Aires donde concurrían o donde las hijas habían
tomado los hábitos religiosos.
En esta colaboración, se mencionan varios legados dejados por la acción privada
de los provenientes de zonas cercanas a la cornisa cantábrica y remesas de dinero y
objetos de culto, que fueron pedidos se remitieran a España desde territorios
rioplatenses. Existe una enorme bibliografía sobre donación de cuadros,
ornamentos, capillas y demás, remitidos desde el resto de Hispanoamérica 6. En este
sentido, se afirmó que los movimientos migratorios llevaron consigo la cultura de
los que se trasladaban sumado a que, en territorios hispanoamericanos desde la
misma fundación de las ciudades, se traspasaron las normativas civiles del derecho
castellano. Un concepto interesante sobre la beneficencia privada por parte de
particulares es el que pone el acento en que el siglo XVIII, de acuerdo al concepto
ideológico ilustrado que dejaba atrás la caridad otorgada de la Edad Media, canalizó
los legados para la construcción de instituciones. En efecto, a las donaciones para
Iglesias, misas para el alma y pocitos de trigo, aparecen las que apuntan a la
fundación de escuelas de niños con el objeto de que estos se instruyeran y salieran
de la pobreza, brindado dinero en un puntual objetivo de formación cultural7.
3
V. E. Martínez del Cerro González (2004). En esta tesis la autora desarrolla el compadrazgo,
paisanaje, parentesco y las donaciones de una gran parte de los cargadores a Indias en
Hispanoamérica.
4
E. Catalán Martínez (2008).
5
C. Ibáñez Fernández (S/f). p. 160, ya lo indica: “Si hacemos un estudio del dinero recogido de
manos de particulares lo primero que debemos señalar es la preeminencia de los hombres como
benefactores”.
6
P. Barea (2006), pp. 29-40.
7
C. Ibáñez Fernández (S/f.), pp. 158-159.
2
El Derecho en Hispanoamérica
Interesa destacar los sistemas de herencia que rigieron al producirse la
transmisión España-América8, los que estaban fundamentados en el Código de las
Siete Partidas de Alfonso X, las Leyes de Toro de 1505, la Nueva Recopilación de
1567 y la Novísima Recopilación de 18059. Todo ello conformó a partir del siglo
XVI el sistema legal rioplatense10.
La capacidad del testador para realizar donaciones y legados entre el siglo XVIII
y parte del XIX se ciñó al respeto de la legítima de los herederos legales. Esta los
beneficiaba en los 4/5 parte, quedando solo el quinto restante para concretar la libre
voluntad, la que podía utilizarla para “el bien de su alma”, o a favor de un extraño 11.
El derecho sucesorio vasco tuvo diferencias marcadas en cuanto a la troncalidad, los
mayorazgos y la distribución de los bienes. Puede decirse que en Álava rigió el
derecho civil castellano, en la tierra de Ayala existió un fuero propio y en la zona de
Llodio, el esquema de la foralidad vizcaína. Igualmente en Guipúzcoa, ocurrieron
situaciones diferentes, por la práctica del caserío y su herencia. Sin entrar a
determinar todas las zonas, en Burgos rigió el derecho castellano.
No es necesario aclarar que los criterios fueron diversos y en lo que hace al Río
de la Plata rara vez existió la intención de fundar mayorazgos si bien la idea se hizo
presente concretamente en cinco vecinos, residentes en Buenos Aires y en
Montevideo. Una parte de los que hicieron legados y donaciones al espacio
cantábrico y vizcaíno fueron personas enroladas a la Orden Tercera Franciscana
seglar en Buenos Aires (VOT). Ellos destinaron ayudas benéficas de todo tipo –
entre otras- para la fundación de Iglesias, los presos de la cárcel, y los
hospitalizados o en situación de indigencia.
En orden a lo expresado, no está de más ampliar conceptos sobre las palabras:
Beneficencia, como “compasión oficial que ampara al desvalido por un sentimiento
de orden y justicia”12 que puede ser también privada o conjunta; Filantropía, que es
la “compasión, filosófica, que auxilia al desdichado por amor a la humanidad, y la
8
N. Siegrist de Gentile – Ó. Álvarez Gila (1999).
9
N. Siegrist de Gentile – Ó. Álvarez Gila (1999), p. 4, donde cita a Cabral Texo, J. (1933), p. 47.
10
A. Levaggi (1987), Tº II, pp. 235-272.
11
N. Siegrist – O. Álvarez Gila (1999), p. 4.
12
C. Arenal de García Carrasco (1861), p. 43.
3
conciencia de su dignidad y de su derecho”13; y la Caridad, que comprende “la
compasión cristiana que acude al menesteroso por amor de Dios y del prójimo”14.
Los legados pudieron ser conocidos a partir de la revisión de los testamentos,
protocolos notariales y por las obras editas que indican la acción de los pobladores y
vecinos15. Sumado a lo anterior de las cesiones, durante la centuria decimoctava, se
dispusieron mandas para un concepto que destinaba al alma como heredera16.
13
C. Arenal de García Carrasco (1861), p. 43.
14
C. Arenal de García Carrasco (1861), p. 43.
15
E. Udaondo (1920).
16
M. I. Seoane (1985).
17
Archivo General de la Nación. Argentina (en adelante AGN), Testamento de Francisco de los Ríos
y Quevedo, 21-5-1737. Protocolo Notarial. R. 3, 1737, f. 285 v.
4
deseo en serbicio de tan gran Señora 18. Nombró por albaceas, 1º) al sargento mayor
Juan A. de Tagle Bracho, vecino de la ciudad de los Reyes, 2°) a Melchor García
Tagle de la MCC inscripto en 1734, nacido en Burgos (pariente de Miguel García
Tagle, Ministro de la VOT en 1778), residente en Buenos Aires, 3°) a Juan de
Santelices, terciario franciscano, vecino de Potosí. Designó herederos a sus
hermanos y a Fernando de los Ríos y Quevedo, vecino de la jurisdicción de Piura y
Puerto de Tumbes, en Perú19. Hizo donación de las legítimas paterno-materna a su
hermana Rosa, a sus hijos y sucesores y, en caso de que éstos faltasen, a sus
hermanos mayores con el cargo de una misa, cada año, por su alma.
Muchos de los que ejercieron la máxima magistratura como ministros y
hermanos terciarios de la VOT dejaron dinero para que con sus réditos se
promovieran acciones benéficas en ultramar. Así, D. Vicente de Azcuénaga
(Ministro de la VOT en 1761- 1766-1767, matriculado como comerciante en Cádiz
en 1744), expresó tener 10.000 pesos que le habían encomendado “en confianza”
para fundar un Hospital en la Villa de Durango, Vizcaya. En dicha fundación se
debían decir 50 misas cualquier día del año, a excepción de la que debía rezarse el
día de la Virgen María y en el día de los finados. Ordenó mandar a España 9.000
pesos dobles, más 6 o 7.000 reales de vellón. Si la fundación no se hacía efectiva,
con el consentimiento de dicha Villa, los 9.000 pesos dobles y los 6.000 o 7.000
reales de vellón, quedarían para la fundación de una capellanía lega con el cargo de
50 misas20. Para ello escribió a Juan M. Lazcano de Bilbao remitiéndole el plano de
construcción pidiendo que, en caso que no se concretara, se instituyera una pía
memoria en beneficio de las almas. Con respecto a la propiedad en Durango, en el
primer testamento de 1781, en la cláusula 7º, dijo:
"Sé que se compone de una casa grande con una fuente de piedra labrada, cuartos de
alquiler y otras oficinas, el objeto de mis antepasados y el mío es que subsista, la cual
ocupan hoi mis hermanas Ana María e Inés, disfrutando su arrendamiento por
donación..."21.
En 1783 hizo nuevo testamento, con diferencias con el texto anterior. Indicó que
18
AGN., Protocolo Notarial. R. 3, f. 285 v.
19
J. Turiso Sebastián (2014), p. 190. Por otro lado antes, en Panamá, otorgó testamento en
noviembre de 1731 ante el escribano Manuel Calvo Bustillo.
20
AGN., Testamentos de Vicente de Azcuénaga de 1781 y 1783. Protocolo Notarial, Reg. 6, 1783, f.
345.
21
AGN., Testamento de Vicente de Azcuénaga, Protocolo Notarial, Reg. 6. 1783, f. 345.
5
los 6.000 o 7.000 reales de vellón debían sacarse del quinto de libre disposición. Si
la casa de Durango no se convertía en Hospital la gozarían los hijos, primero
Miguel, el mayor; sin facultades de enajenarla salvo caso de extrema necesidad.
Estableció que se dieran 2.000 pesos para mantenerla; si no se erigiera el indicado
Hospital, la suma se debía repartir entre los herederos.
Azcuénaga fue uno de los pocos que gestionaron ante el Rey y el Consejo de
Indias la fundación de un mayorazgo a instituirse en el hijo Miguel a concretarse,
según testamento de 1781, con el remanente del quinto de los bienes, el tercio del
caudal y sobre las "casas de su morada". En el segundo de los testamentos de 1783,
señaló que con el tercio debía mejorarse a este hijo para que con su caudal fundase
el mayorazgo, "...a fin de que mi posteridad tenga este asilo" 22. Asimismo instituyó
que del quinto se debían imponer legados para misas, pobres vergonzantes, con
beneficios al hospital Betlemita, y a la casa de niñas huérfanas23.
Solicitó ser enterrado en el convento de San Francisco, como hermano tercero de
la Orden, con la mortaja franciscana 24. Presidió esa prestigiosa congregación civil
en 1761 luego de haber estado inscripto en la Matrícula de Cargadores a Indias
(MCC) en 1744, condición que le permitió manejar al fuerte núcleo de comerciantes
de la VOT en el Río de la Plata. Su esposa, Da. María Rosa de Basavilbaso fue
Abadesa de la VOT en 1775; sus hijas lo mismo: Gabriela en 1779, Victoria en
1782)25, y sus suegros, que también participaron en el cénit de la Congregación.
En similar actitud otro importante legado fue el mandado realizar por el Ministro
de la VOT entre 1772-1773, D. Eugenio Lerdo de Tejada 26, nacido en Nájera, La
Rioja, inscripto en la MCC en 1755, que remitió a España 1.500 pesos para la
compostura y aderezo de la Ermita del Señor San Roque. De igual modo, 750 reales
22
AGN., Testamento de Vicente de Azcuénaga, Protocolo Notarial, Reg. 6. 1783, f. 345. W. D
´Aloia Criado (2003), p. 64 y pp. 34-36.
23
AGN., Testamento de Vicente de Azcuénaga, Protocolo Notarial, Reg. 6, 1783, f. 345. Destinó
500 pesos para misas por su alma y la de su esposa; 1.200 pesos a dividir en 200 a pobres mendigos,
1.000 para hombres y mujeres pobres en solemnidad, vergonzantes, de acuerdo con la información
que suministraran los curas de la ciudad, 500 a entregarse a Úrsula Dertiano y Azcuénaga, hija de su
hermana Inés en la localidad de Durango, 1.000, aparte de muchos legados para Buenos Aires.
24
AGN., Testamento de Vicente de Azcuénaga, Protocolos Notariales, Reg. 6. 1783, f. 345.
25
AGN., Testamento de Vicente de Azcuénaga, Protocolos Notariales, Reg. 6. 1783, f. 345. Sobre
Vicente de Azcuénaga y la rica dote que tuvo su hija Flora al casarse con Gaspar Santa Coloma,
véase S. Socolow (1991), cap. 7, pp. 159-194.
26
AGN., Testamento de 3-5-1787 y codicilo de 3-2-1790 de Eugenio Lerdo de Tejada. Sucesión N°
6727. P.p.t. de 6-8-1782y Testamento de Eugenio Lerdo de Tejada. Sucesión, leg. N° 6730.
6
para el cura de la parroquia de la Villa de Alson para destinarlos en misas en
memoria de sus abuelos maternos; 750 pesos para el Padre Abad de Santa María la
Real de Nájera para misas en la capilla del Santo Ecce Homo venerada a los pies del
Real Monasterio; un copón de oro27 para el servicio de la Real Parroquia de Santa
Cruz sumados a los 500 pesos de a 15 reales vellón para poner un aniversario de
misa, vigilia y responso, todo cantado, que debía celebrarse en dicha parroquia, con
beneficio de su propia alma y la de sus padres, enterrados allí.
Otra interesante página es la que recuerda, asimismo, los reclamos de vecinos
quienes deseaban dar cumplimiento a legados que se debían ejecutar en España,
recién en momentos de la redacción de sus propios testamentos.
Fue el caso del Sargento mayor D. Manuel García de Cevallos 28, natural de
Lantadilla, arzobispado de Burgos quien, de acuerdo a su pedido, fue enterrado en
la Iglesia de San Francisco de Buenos Aires. Declaró tener en su poder 100 pesos
pertenecientes al Santísimo Cristo de esa localidad por lo que era su voluntad se
entregaran a don Antonio Gallegos, su sobrino nacido asimismo en Lantadilla –
residente en Buenos Aires-, quien los enviaría o llevaría a España con el fin de que
se convirtieran en aquello “... más necesario para el culto de dicha efigie”. Expresó
tener guardados en su poder 7 candeleros para el Altar de Nuestra Señora de
Guadalupe en Extremadura, por lo que solicitaba que el dicho A. Gallegos los
remitiera o llevara personalmente a la Virgen. En este concepto, 200 pesos, 100 de
los cuales debía aplicarlos en limosna para ayuda de la beatificación de la Madre
Sor Juana de la Cruz y 100 pesos para la Madre Sor María de Jesús de Agreda.
Otorgó 100 pesos de limosna para los Santos Lugares de Jesús, debiendo Antonio
llevarlos a la Península y desde allí dirigirlos a cercano oriente, al territorio de los
Santos Lugares. Pidió se fundase una Capellanía perpetua de misas de 2.000 pesos
de principal en la Iglesia y convento de San Francisco en el altar y capilla del
Glorioso San Pedro de Alcántara del cual era devoto. De igual manera, por la
devoción que tuvo hacia San Pedro, rogó se separasen 1.000 pesos de su fortuna y
se impusieran a censo y lo obtenido de ellos se gastara cada año en el adorno del
Altar de dicho santo el día de su fiesta. Fue su voluntad, finalmente, que se
27
M. del C. Heredia Moreno (1992), pp. 288-309, trae referencias sobre copones enviados desde
Hispanoamérica a Huelva y demás regiones de España.
28
AGN., Poder para testar del Sgto. Mayor Manuel García de Ceballos, 4-4-1714, f. 251.
7
separasen 1.000 pesos para imponerlos a censo sobre fincas seguras y la renta se
consumiese a disposición de los padres Guardianes de San Francisco en gastos de
cera y para la celebración de las misas por su alma, todos los jueves, en ocasión de
estar descubierto el cuerpo de Cristo Sacramentado. Finalmente, destinó 1.000
pesos para que Gallegos los entregara a la villa de Lantadilla para la fundación, en
la Iglesia y altar que le tenía comunicado de una capellanía de misas por su alma.
En tales circunstancias las anteriores disposiciones sólo debían tener efecto en caso
de que se cobraran las cantidades que se le adeudaban ya que no poseía más caudal.
Las remesas para España de D. Gregorio Matorras de Lamedo y su mujer Da.
Manuela de Larrazábal constituyen una página especial (la hermana de ésta fue
Abadesa de la VOT en 1745, al igual que otra descendiente en 1765). El primero
gozó de múltiples cargos en el territorio de la gobernación –posterior Virreinato del
Río de la Plata-. Fue designado albacea de su suegro el vasco D. Antonio de
Larrazábal para instituir una capellanía que dejó pendiente durante dieciséis años y
que, incumplida, se ordenó fundar por la Curia Eclesiástica de Buenos Aires29.
D. Gerónimo Matorras arribó en 1750 a Buenos Aires con géneros de Castilla,
gozando de un buen pasar. En 1758 fue nombrado Regidor del Cabildo; luego
alférez real “propietario” de Buenos Aires y defensor de menores. También el
Gobernador D. Pedro de Cevallos lo nombró miembro del Tribunal de la Real
Hacienda y Coronel honorario del “Regimiento de la Nobleza”. Vecino pudiente en
la ciudad pagó con su dinero las fiestas de la proclamación del Rey Carlos III el 15
de noviembre de 1760. Mandó acuñar 600 medallas de plata y oro que fueron
arrojados al pueblo. Pocos años después, en 1765, volvió a España para presentar al
Rey su plan de someter a los indios, lo que fue concedido por Real Cédula del 7 de
septiembre de 176730. Propuso costear con sus fondos una expedición militar al gran
Chaco Gualamba mediante la suma de 12.000 pesos a las cajas reales y una fianza
de 50.000 pesos. Fue Gobernador del Tucumán y tomó posesión del Gobierno de
Córdoba el 13 de septiembre de 1769. En junio de 1774 llevó a efecto la expedición
al Chaco y el 29 de julio con 378 hombres luego de invitar al cacique Paikín a
29
A. Levaggi (1987), p. 73.
30
E. O. Acevedo (1969), p. 127, contiene aspectos relacionados con el Tucumán.
8
convertirse a la fe católica, firmó con él un tratado 31. Su deceso se produjo a los 55
años, a 40 Km. de la localidad de Salta el 16 de octubre de 177532.
Cabe expresar que Matorras, conjuntamente con su esposa doña Manuela de
Larrazábal, estipularon donaciones para enviar a España. En efecto, ambos
ayudaron a la construcción de la Iglesia Nuestra Señora en Santo Toribio de
Liébana, en Cantabria, y al pueblo donde él había nacido. Todo ello según consta en
los documentos que existen en documentación en Buenos Aires y en el Diccionario
escrito por Pascual Madoz33 de mediados del siglo XIX. En este aparece que por la
década de 1840, nadie desconocía que esos legados para el mencionado centro del
culto de “construcción moderna”, habían sido a expensas de “Jerónimo Matorro”
de Lamedo y vecino de Buenos Aires 34. Además, Matorras en 1746, efectuó una
donación para esa Iglesia de 1.816 reales, 10 maravedíes, asentado en el Libro de
Cuentas Parroquial. En el entretejido de situaciones y, en mérito a la documentación
relevada, se constató el envío del dinero para la comunidad de Cantabria 35. Tanto él
como su mujer decidieron donar para esta Villa, en 1756, como para el Concejo,
Justicia y Regimiento del pueblo: “...y en el deseo de que Dios fuera alabado, una
destacada remesa de dinero que debía servir como poción de trigo”, -entre otras-
para ayudar a las viudas y a los carentes de recursos de Lamedo en momentos de
necesidad36 .
Ciertamente, las preocupaciones por este lugar de Santo Toribio de Liébana, se
pusieron de manifiesto ante el escribano porteño Gorordo el 20 de marzo de ese
año. Entregaron un rosario de coral engarzado en plata con tres medallas para la
imagen de Nuestra Señora del Rosario valuado en 16 pesos dobles, a lo que
agregaban dos coronas de plata de 12 pesos dobles. Asimismo, un “calix” con su
paterna e hijuela, por valor de 35 dobles; una caja de plata con su bolso de
terciopelo carmesí y cintas de oro para los enfermos, costo 8 pesos dobles. Un
31
C. Bruno (1970), Tº VI, p. 407 y ss., trae copia de la pintura pintado por Tomás Cabrera. Existe
actualmente en el Museo Histórico Nacional de Buenos Aires un óleo llamado: “Campamento del
Gobernador Matorras en el Chaco”.
32
AGN., Tribunales, Sala IX, 40-9-7. Expediente 14, 1788. El 13 de febrero de 1765 dejó testamento
cerrado en Buenos Aires en la escribanía de José Zenzano antes de realizar un viaje a España. Más
tarde, hizo un codicilo en Salta el 12 de octubre de 1773.
33
P. Madoz (1850), Tº X, p. 54.
34
P. Madoz (1850), Tº X, p. 54.
35
Enciclopedia Espasa Calpe (1911), Tº X, p. 133. Antiguamente, Santander. Lamedo es el
municipio vecino a Vega de Liébana, donde se encuentra el Santuario de Santo Toribio.
36
N. Siegrist (2001), pp. 31-52.
9
incensario con su gaveta y cuchara, de 55 dobles, todo por un total que ascendían a
la importante suma de 1.126 de ese valor. En el Navío San Jorge que regresaba a
España desde el puerto de la ciudad bonaerense, con escala en Cádiz, remitían al
cura “del lugar de Lameo”, D. Marcos de Salcedo, una bandeja con una campanilla
y dos vinageras, con un peso de 5 marcos tres onzas y 14 acarmes (sic), su costo 50
pesos, 6 reales dobles; cuatro campanitas pequeñas, peso 7 onzas, costo 8 dobles;
una custodia para el Divino Sacramento, con un peso de 13 marcos y una onza, de
165 dobles. La suma de estas tres partidas ascendía a 349 pesos, 6 reales dobles que
reducidos a reales de vellón importaban la importante suma de 6 millones, 992.
La beneficencia para obras de caridad y como ayuda para la población fue una
continuación de las remesas enviadas con anterioridad a los parientes y a sus tierras
de nacimiento. Los otorgantes señalaron que, precedentemente, hubo un envío al
padre de Gerónimo, Andrés de Matorras, como que en la oportunidad volvían a
remitir 250 pesos dobles por un valor de 5 millones de reales vellón; una salvilla de
plata compuesta por 10 vasos redondos de tal metal y uno grande en el medio,
tasados en 2 millones reales de vellón. Una cláusula estricta definía que las alhajas
enviadas no podían ser vendidas ni enajenadas y estarían a cargo “...del mayordomo
que se eligiese cada año”. Tanto Matorras como Da. Manuela de Larrazábal
buscaron fundar en dicho lugar una casa que pudiera servir de “pocito” de trigo, con
el propósito de suplir las necesidades de las viudas y vecinos en necesidad, con la
única obligación posterior de devolver lo sacado. Con otro envío de 150 pesos
dobles enviados a Manuel Viaña de la Torre se fabricó la casa que, se estipulaba, no
podía ser vendida37. El dinero que se embarcaba en el navío preindicado en 1756, en
el orden de 250 dobles, podía ser utilizado hasta un máximo de 50 pesos más, en la
casa y en la fundación del pocito, en el caso que se tuviere por conveniente. Los 200
pesos sobrantes se usarían para comprar el trigo. Los vecinos de Lameo que se
sirvieran de él debían devolverlo en el plazo máximo del mes de agosto del año,
pero si transcurrieran dos sin que lo efectuaran no se les facilitaría más. El trigo no
sería cobrado a los vecinos, pero a éstos se les encargaba una cláusula: “… debían
rogar por las almas de los otorgantes y las benditas ánimas que se encontraban en el
37
AGN, Registro de Escribano Gorordo, 1755-1758. “Donación que hace Jerónimo Matorras y su
mujer Manuela de Larrazábal a favor de la Iglesia y Concejo del Lugar de Lameo”. Es posible que
Manuel Viaña de la Torre sea Manuel Matorras Viaña, hijo legítimo de Matheo Matorras e Inés
Via(a), quien fuera bautizado el 18 de septiembre de 1718. Su padrino fue Andrés Matorras, su tío.
10
Purgatorio”. Las llaves del granero quedaban en poder del regidor del lugar; y una
copia con el cura párroco. Con respecto a la “salvilla” con los once vasos, se
depositarían en la Casa, la que debía ser sacada en las festividades representativas.
Toda la donación no se revocaría en el tiempo y tampoco en documento alguno;
de igual manera los herederos -que tomaban conocimiento de lo estatuido- no
podían cambiar por tal protocolo las disposiciones preanotadas38. Según consta, Da.
Manuela hizo la señal de la Cruz y, en el acto, declaró su renuncia de todo derecho
y “protestación” como mujer legítima de Matorras. Se puede concluir diciendo que
las mandas que se efectuaron en la Ciudad de Buenos Aires desde mediados del
siglo XVIII -por estipular una fecha- para las provincias del interior del Virreinato
como las que se enviaron a ultramar, tal el caso de los esposos Matorras-Larrazábal,
fueron cláusula común en los testamentos de esa época. Sin duda, el objetivo final
fue sostener una trascendencia de misión cristiana, también la búsqueda se orientó a
lavar la conciencia por los pecados cometidos y hacer recordar el linaje y el alma.
Eugenio Fortaneda Pérez en un escrito39, que no transcribe el testamento de
Matorras)40, aclara lo siguiente:
“El alcalde, don Gonzalo Gutiérrez Rivero, con otros vecinos, nos destacan que existió una
caja de plata con los vasos sagrados, copón, vinajeras, campana, etc., donadas por don
Jerónimo Matorras y que, hasta época relativamente reciente, se custodiaban en la casa de
los Matorras, que únicamente se trasladaban y usaban en las misas principales de las
grandes solemnidades. Por nuestra parte, hemos observado en la Iglesia algunas de estas
piezas que pudieran ser las mismas, al ser plata del siglo XVIII y al gusto peruano y
argentino. La caja se cree, desapareciera en la guerra civil española de 1936”41.
Aparte de lo expresado, es probable que las disposiciones más notables fueran las
de D. Bernardo Sancho de Larrea a la Rioja, España, arquetipo del indiano con
mandas benéficas para su tierra de origen 42. Una extensa documentación inserta en
protocolos notariales que existen en el Archivo General de la Nación de Argentina y
en documentación de Santurde43, La Rioja, permiten dar cuenta de la vida de este
benefactor. Nacido en dicha región el 1º de Agosto de 1727 fue hijo legítimo de D.
38
AGN, Registro de Escribano Gorordo, 1755-1758, cit.
39
E. Fontaneda Pérez (1981), p. 9.
40
N. L. Siegrist de Gentile (2001).
41
E. Fontaneda Pérez (1981), p. 9.
42
N. Siegrist de Gentile – Ó. Álvarez Gila (1988), pp. 68-69. Para ampliar los datos de Sancho de
Larrea, ver: http://www.santurde.es/downloads/Apellido_Aransay.pdf
43
N. Siegrist de Gentile – Ó. Álvarez Gila (1988), pp. 68-69.
11
Juan de Sancho Larrea y de Da. Josefa de Aransay, naturales de la Villa. Contrajo
matrimonio el 18 de diciembre de 1766 -por poder otorgado a D. Eugenio Lerdo de
Tejada-, con Da. María Isabel Josefa Bustillos Rabanal y Ceballos, nacida en
Buenos Aires, hija legítima de D. Ignacio de Ceballos y Da. Ana de Rabanal. Como
testigos del matrimonio estuvieron presentes D. Manuel de Escalada, considerado
uno de los hombres más ricos de su tiempo en la ciudad bonaerense, y Da. María
Josefa de Ceballos. El matrimonio concibió una sola hija, Da. María Josefa Belén
bautizada en 1768, fallecida antes de 1783, a los 11 años de edad44.
Sancho de Larrea arribó al Plata como Capitán del Regimiento fijo de su
Majestad en Buenos Aires; dedicado al comercio, estuvo adscripto a la Matrícula de
Comerciantes de Cádiz (MCC) en 1767. Fue elegido Ministro de la Venerable
Orden Tercera de San Francisco (VOT) en 1777 en la ciudad porteña, lo que habla
una vez más de la unión que hubo entre aquella matrícula y la hermandad señalada.
Se dijo que enviudó y no dejó descendencia viva. Viajó de regreso a España y en
Madrid continuó con los negocios de ultramar, aparte que invirtió en acciones del
Banco de España y vales del tesoro. Falleció en esta última ciudad en julio de 1799.
Pidió ser sepultado en el convento de San Francisco, amortajado con su hábito y
cuerda, sin pompa y con humildad. Dispuso en España que de su caudal se separase
la suma de 60.000 pesos para obras de piedad en una pía memoria para su esposa,
su hija y él mismo45.
Como dato de interés es de agregar que desde mediados del siglo XVII
existieron en Santurde varias cofradías como la de San Roque. Se recuerda que éste
fue el santo patrono de los terciarios franciscanos de Buenos Aires, con capilla
propia al lado del Convento franciscano sita en la esquina de las calles Alsina y
Defensa.
Fue de los pocos vecinos en la ciudad puerto rioplatense que solicitó al Rey
fundar un mayorazgo, situación que en el siglo también elevaron como petitorio D.
Vicente de Azcuénaga, D. Domingo de Basavilbaso, D. Ignacio de Irigoyen, D.
Francisco de Alzáybar, y D. Manuel de Escalada. Todos miembros de la hermandad
de la VOT. Sancho de Larrea otorgó un primer testamento el 20 de noviembre de
44
H. Fernández de Burzaco (1991), vol. VI, p. 60.
45
AGN., Testamento de Bernardo Sancho de Larrea, 2-8-1783. Protocolo Notarial, Reg. 6, 1783, f.
287.
12
1765; no obstante, hubo uno posterior de 1783 firmado en Buenos Aires,
coincidente con el año en que murió su única hija.
En estas circunstancias, mencionó que dicho vínculo fuera cargado con la
pensión de cien misas rezadas “… que hará celebrar adonde le parezca anualmente
por mi intención”46. Designó como sus albaceas testamentarios y cumplidores de su
última voluntad, a su sobrino D. Miguel Sancho Larrea, y a D. Eugenio Lerdo de
Tejada, ambos en igual grado. Si fallecía en la navegación “que intento hacer para
España”, sumados a los citados, D. Pedro Sancho Gómez, residente en Madrid, y
el señor conde de las Cinco Torres, de Cádiz. Si quedaba un remanente de todos sus
bienes, derechos, acciones y futuras sucesiones, eligió y nombró por sus universales
herederos, a D. Juan Vicente de Sancho Larrea y a sus hermanas María y Antonia
Larrea, y los hijos de sus dos difuntas hermanas, Rosa y Catalina, en España, aparte
de un sobrino,D. Andrés de Aransay, nacido en Santurde el 29 de noviembre de
1759.
El mayorazgo en Buenos Aires no se concretó y entre 1803-1805 pidió fundarlo en
España en la cabeza del citado Andrés de Aransay y Miguel Sancho Larrea.
"Todos los poseedores del Mayorazgo han de ser obligados a dar de los productos y rentas del
asistencias a sus hijos legítimos para ponerlos en Carrera”; “Ygualmente tendrán obligación todos
los poseedores de este dicho Mayorazgo de vivir en la nominada Villa de Santurde para que con
mejor proporción amparen a los parientes y pobres de dicho Pueblo, y en caso de que viviesen en
otro contribuirán en cada un año y pondrán de las rentas del Mayorazgo en la Casa del
Ayuntamiento de la nominada Villa quatrocientos ducados que servirán para dotar a quatro
pobres hijas del Lugar a razón de cien ducados cada una"; "Que el mencionado Don Juan Manuel
Sancho Larrea y Aransay como primer poseedor de este Mayorazgo ha de construir con las rentas
de él en el término de quince años una Casa en dicha Villa de Santurde con la misma solidez,
extensión y forma que la que hizo a sus expensas el referido Don Bernardo Sancho Larrea con
destino a Escuela de Niños y Ayuntamiento cuya Casa ha de ser siempre propia de este
Mayorazgo"47.
Al respecto, Catalán Martínez señala que las mandas tuvieron por objeto el
ejercicio de la caridad, “…tanto en pobres vergonzantes como en estudiantes sin
medios o mujeres sin posibles para tomar estado…”48.
46
AGN., Testamento de Bernardo Sancho de Larrea. Protocolo Notarial, R. 6, 1783, f. 287.
47
A. Montoya Repes, “Bernardo Sancho de Larrea” (2004), pp. 3-5.
48
E. Catalán Martínez (2008). Las dotes no fueron solamente para doncellas pobres. Desde el marco
novohispano algunos mandaron dinero a los efectos de que sus sobrinas o demás parientes
femeninos tomaran estado: V. Vázquez de Prada y Vallejo-y J. Bosco Amores Carredano (1991), p.
142.
13
Además del carácter filantrópico del legatario que contribuyó a que el pueblo de
origen se desarrollara y modernizara, existió la búsqueda de perpetuar su linaje a
través de donativos y obras pías, como de que se conociera su status socio-
económico. Se dijo que estableció dotes para las doncellas que contrajeran
matrimonio (las que todavía continúan otorgando tal beneficio). Es de agregar que,
el legatario aparece como el segundo fundador de la construcción del llamado El
Palacio en Santurde. En esta región se conserva aún hoy el escudo de D. Sancho de
Larrea, conocido como “El Fundador”, en la Casa de Ejercicios. La plaza tiene una
escritura en una lápida de mármol blanco que reza: "Plaza del Fundador. A la
memoria del insigne patricio D. Bernardo Sancho Larrea, en testimonio de perpetua
gratitud la villa de Santurde de Rioja. 9 de Septiembre 1904”. Se encuentra
edificada sobre 4 arcos con paneles y posee un portal empedrado artísticamente49.
Los legados de Sancho Larrea para obras pías se perpetúan hoy día, en mérito a
las donaciones ocurridas siglos atrás. Inclusive un sector del ámbito edilicio como
el propio Ayuntamiento de esa Villa (antiguamente fue la casa del maestro y
escuela de niños) y la escuela de niñas (actualmente escuela y consulta médica)
mandados construir por su testamento50.
Para que dicha escuela se perpetuara dejó fondos para mantenerla y para los
sueldos de los maestros. Impuso además becas para aquellos que tuvieran aptitudes
49
A. Montoya Repes, trae la mejor información vinculada a Sancho de Larrea y la historia del
mayorazgo. https://www.yumpu.com/es/document/view/14536052/descargar-santurdees/61
50
A. Montoya Repes, cit.
14
para el estudio, en especial, para los que se desenvolvieran en la carrera
eclesiástica51.
El investigador A. Montoya Repes ha dado cuenta de la vida de Sancho de
Larrea y sus donaciones señalando en la Fundación existe un arca de tres llaves
donde se guardan documentos y dinero.
Las donaciones de Sancho de Larrea no fueron las únicas. Un pedido similar
para fundar una escuela fue para Álava el del destacado comerciante D. Gaspar
Santa Coloma (su esposa, Da. Flora Aazcuénaga fue Abadesa de la VOT en 1791).
Ordenó construir un centro de primeras letras para los niños y también un granero
en su pueblo natal52.
Al listado anterior de legatarios se agregan la fuentes que conciernen a D. José
del Alizal53, quien testó en 1829 en Buenos Aires, solicitando 1.500 misas para ser
rezadas luego de su muerte; otorgó 4.000 pesos a los pobres de la Ciudad; 300 pesos
para las monjas en Buenos Aires y 300 pesos para la Cofradía o Hermandad del
Corazón de Jesús54. Para obras pías legó dinero igualmente a los pobres de la
parroquia de Santa Juliana en Abanto, en el sentido de que si su hermano Emiterio
residente en las Encartaciones fallecía, debían brindarse durante cinco años a
aquellos 400 reales de vellón y "...pasado ese tiempo, nada, quedando ellos dueños",
con referencia a los herederos de su hermano55.
En el orden de los que fueron donantes puede agregarse a Ventura Nieto y Ortiz
Basualdo nacido en Pobeña, Vizcaya56, murió en Buenos Aires en febrero de 1850.
Contrajo matrimonio con Da. Rosa Isabel de Gainza, sin sucesión. Formalizó
testamento ante el escribano Cabral de esta Ciudad el 10 de junio de 1847 anulando
el efectuado en 1837. Se declaró sin deudas ni deudores y nombró como albaceas a
Francisco Ibarra y Vicente Martínez. Dejó como sus herederos a los sobrinos
51
A. Montoya Repes, citado.
52
A.G.N., Registro de Escribano Nº 2, 1802, f. 633 v. N. Siegrist de Gentile (1998), pp. 43-51; lo
comentado en p. 47.
53
C. Jáuregui Rueda (1989), p. 455, transcribe la partida del matrimonio con Da. Eustaquia de las
Carreras.
54
AGN., Sucesión de José del Alizal, leg. 3483. En esta sucesión figura el pedido de funerales sin
pompa en el mencionado Convento de San Francisco, “…dando limosnas a los pobres que se reúnan
el día de las honras”. Para los pobres de Buenos Aires destinó 4.000 pesos. N. Siegrist de Gentile –
Ó. Álvarez Gila (1988), pp. 84-88.
55
AGN., Sucesión de José del Alizal, leg. 3483.
56
N. Siegrist de Gentile – Ó. Álvarez Gila (1988), pp. 97-99. H. Fernández de Burzaco (1990), Tº
V, p. 28.
15
Ramón Obares y Nieto (hijo de la hermana Valentina Nieto) y José Undarreta y
Nieto (hijo de Damiana Nieto, hermana suya, finada), residente en Buenos Aires. El
13 de febrero de 1850 dispuso un codicilo estando enfermo, con el pedido de que
los albaceas trabajaran mancomunadamente. La viuda, hizo reclamos en orden a los
legados sobre un capital aproximado a los 80.000 pesos, debido al dinero que dejó a
sobrinos y parientes. En efecto, Ventura Nieto dejó 25.000 pesos a la sobrina Isabel
Nieto de 14 años, hija del hermano Nicolás Nieto; 25.000 pesos a la hermana
Valentina Nieta, residente en Pobeña; 4 onzas de oro selladas a la prima hermana
Marta Capetillo y Nieto, residente en Vizcaya hija de una tía: Ramona Nieto; 4
onzas de oro selladas a los primos hermanos, hijos del tío Antonio Ortiz Basualdo
residentes en Besio, Vizcaya; otro tanto a los primos hijos de María Ortiz Basualdo.
Al fallecer poseía una herrería, caballerizas y un horno de ladrillos en la zona de la
circunscripción bonaerense de Balvanera, donde había fábricas similares. Un
aspecto importante de los negocios que mantuvo en Buenos Aires fue el de la
posesión de cuatro carretas y setenta bueyes. Entre los créditos activos de la
testamentaria se agregaron 33 onzas de oro. El total de los bienes líquidos fue
finalmente de 97.900 pesos. Legó cuatro onzas de oro selladas a la Ermita de la
Rigada en San Juan de Somorrostro57 y otras cuatro onzas de oro selladas a la
Ermita (santuario en despoblado) de Nuestra Señora del Socorro en Pobeña58.
Los legados para Besio y Pobeña en Vizcaya debían ser diligenciados por
Ramón Obares, el sobrino de Ventura, quien señaló: "...estoy muy próximo a hacer
viaje para Europa precisamente en dirección al lugar de mi nacimiento..." 59. Este se
ofreció para entregarlos colocando como garantía propiedades que tenía en la
ciudad porteña. Indicó que uno de los albaceas, Francisco Ibarra viajaba a España
con él y que era su paisano. Obares formalizó como fianza una obligación sobre una
casa y obraje en los "extramuros de la Ciudad cuartel 50, parroquia Valvanera" que
poseía 116 varas de frente a la calle Cangallo, ante el Registro del escribano
Conde60.
57
AGN., Sucesión de Ventura Nieto, leg. No. 7208.
58
G. Arregi Azpeitia (1987), pp. 65-86, habla de varias ermitas desaparecidas y hace mención de que
Ventura Nieto le legó dinero a otras personas de apellido Nieto (p. 75).
59
AGN., Sucesión de Ventura Nieto, leg. No. 7208. Una línea de los Iturriaga estuvo emparentada
con los Nieto y con los Ortiz Basualdo, a través del casamiento de Gregorio Iturriaga, natural de
Buenos Aires, con Josefa Nieto quien falleció prematuramente.
60
AGN., Sucesión de Ventura Nieto, leg. 7208.
16
Finalmente desde Pobeña, jurisdicción del Concejo de San Julián de Muzquiz en
enero de 1852 Valentina Nieto y Ortiz, esposa de Ignacio de Obares, padres de
Ramón y asimismo, María Josefa Lambarri, ante el escribano de número de los
Cuatro Concejos de Somorrostro recibieron de manos de Ramón Obares la entrega
de los legados. En el caso de Valentina, los 22.500 pesos, iguales a 77 onzas de oro
(290 pesos por onza sellada). Todo el acto fue finalmente legalizado en Bilbao el 26
de febrero de 185961.
Fuente: G. Arregi Azpeitia (1987), pp. 65-86. “Interior de la ermita -actualmente Parroquia de
Nuestra Señora de la Asunción de La Rigada”.
Se conocen otras donaciones de trascendencia enviadas a España. Fue el caso de
Francisco de Murrieta hermano de Manuel (éste testó en 1793, 21 años después de
estar inscripto en la MCC en 1772), quien se destaca en el entorno del viejo y el
61
AGN., Sucesión de Ventura Nieto, leg. 7208; N. Siegrist de Gentile – Ó. Álvarez Gila (1988), pp.
84-88.
17
nuevo continente por sus legados, los que han sido objeto de un estudio puntual 62.
Su testamento manifestó una importante donación para la construcción de una
Iglesia en San Román de Ciérvana. Cabe mencionar que los Murrieta estuvieron
emparentados por línea materna con Vicente Casares, un prestigioso poblador de en
Buenos Aires, oriundo de San Pedro de Abanto, Vizcaya, con quien tenían negocios
en común. Este Casares, efectuó transacciones comerciales con Miguel Escuti desde
1813, en el rubro de venta de cueros de reses.
Se dijo que sobresale el importante legado mandado a San Román de Ciérvana
por Francisco de Murrieta y Latorre, que en vida amasó una importante fortuna en
fincas y dinero, en moneda corriente y en metálico. A su muerte, ocurrida en 1864,
una gran cantidad de dinero se volcó en parientes establecidos en Buenos Aires y en
Vizcaya. En esta última provincia, en su región de origen, solicitó fuera construida
una Iglesia católica.
El paso de la Ciudad porteña de ambos hermanos se ha llegado a conocer por el
censo de la ciudad de Buenos Aires de octubre de 1855. Manuel llegó al territorio
argentino aproximadamente en el año 1807. Su estada, desde poco tiempo antes de
la revolución separatista de España de mayo de 1810, puede ser también tomada
como patrón de medida del arribo de su hermano Francisco, de quien se carece de
noticias. En momentos de la declaración al empadronador, ambos vivían en la calle
Defensa, en la zona de Catedral al Sur. Aquél declaró contar con 76 de edad,
mientras Francisco con 72. Pasados ya sus años mozos, es evidente que ambos
debieron arribar muy jóvenes, desde que Manuel habría nacido en 1779 y Francisco
en 1783. Luego se verá cómo la partida de nacimiento del último lo dio por nacido
el 27 de abril de 1786. El 27 de octubre de 1863 Francisco se presentó ante las
autoridades expresando que había fallecido su hermano Manuel el 13 de junio de
ese año, a los 80 años, situación que no coincide con aquella primera declaratoria.
Expresó que acompañaba testamento en donde se lo nombraba heredero y albacea 63.
La tramitación de la sucesión, principió por reclamar al cura párroco de la Iglesia de
62
N.L. Siegrist de Gentile – Ó. Álvarez Gila (1993), pp. 24-35. Los Murrieta residían en Buenos
Aires para la época de la revolución de mayo, según C. A. García Belsunce (1982), pp. 143-157. En
p. 156, expresa que aparecen dos Manuel Murrieta, y un José Murrieta, si bien puede tratarse de
Francisco, uno de los hermanos tratados. Un texto aclaratorio sobre Manuel y Francisco Murrieta en
N. Siegrist de Gentile – Ó. Álvarez Gila (1988), pp. 71-81.
63
AGN., Testamento de Manuel Murrieta, leg. No. 6836. Es de lamentar que el testamento de
Manuel se desglosó del expediente, ya que fue mandado entregar a Francisco, el 11-XII-1863.
18
Catedral al Sur D. Apolinario del Carmen Heredia, la partida de defunción,
corroborada por la declaración de dos testigos, Anacleto de la Llosa o Liosa y José
López Seco (y Ferrari), vizcaínos de origen.
Los funerales, con toda pompa y ceremonia, finalizaron con el enterramiento de
Manuel en el Cementerio de Católicos de Recoleta. Francisco falleció poco tiempo
después; en efecto, luego de otorgar testamento el 20 de diciembre de 1864, partió
de este mundo el día 30, dejando cuantiosos legados a parientes y amigos. Por
medio de sus disposiciones transformó el pasar de muchos y donó, especialmente
para el terruño de sus mayores, una Iglesia, en donde ordenó fuera siempre
recordado el apellido Murrieta, situación que se mantuvo hasta ya entrado el siglo
XX. Sobre la construcción de esta Iglesia erigida finalmente en la Cuesta, hay
estudios puntuales64.
Francisco -en su última voluntad- dispuso que su cuerpo fuera llevado al
cementerio de católicos de Buenos Aires. En las veintitrés cláusulas testamentarias
declaró ser nacido en San Román de Ciérvana, en el Valle de Somorrostro, Vizcaya.
Hijo legítimo de Manuel de Murrieta y Brígida de La Torre, difuntos y naturales de
igual Concejo. Sus palabras parecidas al de otros testamentos de la centuria
decimonona dieron comienzo con la expresión:
“En el nombre de Dios todo Poderoso y su Santa Gracia amén (...), hallándome algo
enfermo pero en mis cinco sentidos y potencias cumplidas temeroso de la muerte que es
natural a todo viviente y en hora incierta, secreto reservado sólo a Dios nuestro Señor y
porque ella no me asalte sin aquella disposición que todo cristiano debe tener antepuesta
para el fin de sus días, he dispuesto otorgar mi testamento creyendo y confesando ante todo
como creo y confieso en todo cuanto cree y confiesa nuestra Santa Madre Iglesia Católica
Apostólica Romana..”65.
64
N. Siegrist de Gentile- Ó. Álvarez Gila (1988), pp. 71-81 y pp. 177-184.
65
AGN., Testamento de Francisco Murrieta, leg. 6844.
66
Historia General del Señorío de Vizcaya (1973), Tº 9. Como se sabe, este fue el santo patrón de
Vizcaya.
19
de oro selladas y depositadas en la casa de la moneda, por remuneración por los
servicios prestados en su enfermedad67. En la cláusula 7ª pidió se vendiera la casa
de la calle Defensa (Nos. 133-135 y 137), para hacer frente a sus disposiciones
testamentarias. Por la 8ª, se enviara a Bilbao por conducto seguro, el legado de
11.000 pesos fuertes para ser entregados a su sobrino Cecilio Fernández y Murrieta.
Por la 9ª, enviaba 4.000 pesos fuertes para su sobrina, Manuela de Murrieta y el
Calvo. Por la 10ª, recordó a las 4 hijas de ésta, legándoles 4.000 pesos para repartir
entre ellas. Todas las sumas se constituyeron en pesos fuertes. Entre los nombrados
en la sucesión, figuró Nicolás Obares y Murrieta Fue hijo legítimo de Manuela
Murrieta, ésta hermana de Francisco y Manuel, residente en Vizcaya. Nico1as, por
lo tanto, era sobrino consanguíneo de los Murrieta y trabajó con ellos en Buenos
Aires en calidad de dependiente 68. Posiblemente por ser el único hijo varón, partió
en busca de la aventura americana. El censo de población de la Ciudad de Buenos
Aires de 1855 lo define soltero de 23 años, "dependiente" en la casa de la calle
Defensa 135, de Vizcaya, con 6 años de residencia.
En la sucesión de Francisco Murrieta no fueron todos, no obstante, legados a
familiares69. En efecto, por la cláusula 11ª, recordó al Concejo de San Román de
Ciérvana en Vizcaya. Solicitó que mediante el envío de 10.000 pesos fuertes dicho
Concejo los impusiera en Bilbao en fincas libres de todo gravamen, para un fin que
involucraba un objetivo de importancia espiritual:
"...con su rédito mande decir una misa diaria rezada, a más de las dos que allí se dicen, la
que se aplicará por mi intención, para lo que asociado a mi dicho sobrino D. Cecilio
Fernández y Murrieta, buscará un sacerdote, prefiriéndolo de mis parientes, a quien le
acudirá con quince reales de vellón diarios, o veinte sino se encontrase quien por aquella
suma celebre la misa, entendiéndose que si de los réditos quedase algún sobrante después de
satisfacer el importe de la misa quedará a beneficio de la Iglesia" 70.
67
AGN., Testamento de Francisco Murrieta, leg. 6844, cit.
68
AGN., Testamento de Francisco Murrieta, leg. 6844, cit. N. Siegrist de Gentile- Ó. Álvarez Gila
(1988), pp. 71-81 y pp. 177-184.
69
AGN., Testamento de Francisco Murrieta, leg. 6844, cit. Donó a su primo (por parte de su madre),
Lino José de Latorre, 60.000 pesos; a sus sobrinas, hijas del señalado Lino, Luisa de Latorre y a
Flora de Latorre otros 10.000 a cada una, y a Calixta de Latorre similar cantidad, completando los
legados a esta familia mediante otros 10.000 pesos para repartir entre los hijos menores de la última.
Por la cláusula 15ª fueron beneficiadas Eufemia Grebis y Botet, con 8.000 pesos por sus servicios en
su enfermedad, y a la hermana de ésta, Mercedes Botet con 2.000 pesos. También recordó a
Martiniana Botet y su hijo menor, con 2.000 pesos y 1.000, respectivamente.
70
AGN., Testamento de Francisco Murrieta, leg. 6844, cit., fjs. 3a.
20
de 10.000 pesos fuertes, que se construyera una iglesia en el campo de San Román
o en Cardeo (donde estaba la casa natal de Murrieta), construida con una nave "a la
moderna con bóveda"71.
Fuente: Imagen de la Iglesia de San Román cuyo fundador fue Francisco de Murrieta.
http://www.clubrural.com/pueblos/vizcaya/zierbena/sitios-interes/parroquia-de-san-roman_8461
71
N. Siegrist de Gentile- Ó. Álvarez Gila (1988), p. 181. AGN., Testamento de Francisco Murrieta,
leg. 6844, cit., cláusula 12ª. Por la 21ª, solicitó que si quedaban excedentes luego del reparto de sus
legados, se debían repartir los mismos entre sus parientes en España (los agraciados, en proporción a
sus legados), mandando aplicar algunas misas por su alma, la de su hermano y "... demás del
purgatorio". Por la disposición Nº 23, expresó tener bienes en España, legando éstos a sus sobrinos
Cecilio Fernández y Murrieta, Manuela de Murrieta y de Calvo, quienes en la Península también
serían albaceas mancomunados. Su propósito fue que éstos heredasen por partes iguales no
olvidando recomendarles que encomendaran su alma a Dios.
21
sobrino de Francisco Murrieta, para hacerse cargo de su legado, como igualmente lo
hizo en representación de los parientes en Vizcaya. Debido a su próximo retorno
designó a Vicente Casares, vizcaíno, del comercio en la ciudad porteña,
emparentado por vía materna con los Murrieta como apoderado general en la
testamentaría. Si bien la liquidación de los bienes de Murrieta tardó en cumplirse, al
fin el producto de la venta fue repartido en partes proporcionales a Calixta, Luisa y
Flora de Latorre; también los hijos menores de la primera. Otro tanto ocurrió con
los parientes vizcaínos al recibir Cecilio Fernández y Murrieta por él y como
legatario de los demás familiares, el sobrante luego de la liquidación de las fincas y
mobiliario. Todos los legados a los parientes en tierra vasca fueron girados, previo
poder otorgado por el propio ayuntamiento en el Concejo de San Pedro de Abanto,
el 1º de marzo de 1865. La situación revestía que los parientes vivos hicieran acto
de presencia y uno de los capitulares, Ladislao Pablo de Las Heras, gestionó el
poder en nombre de los familiares que lo acreditaba como pariente directo de
Francisco Murrieta en favor de Vicente Casares72. Ese testimonio fue visto, por el
cónsul de la República Argentina radicado en Bilbao.
Interesa aquí reseñar el legado de Francisco Murrieta para la fundación de la
Iglesia en Vizcaya, a través de la documentación argentina. Nicolás Obares estimó
que Casares no tenía el poder expedido por los municipales del Ayuntamiento, para
recibir por su cuenta el legado. Por su parte, el Juez de primera instancia en Buenos
Aires determinó que el importe se depositara en la Casa de la Moneda hasta que se
acreditara totalmente aquella representación. A lo largo del año 1866 y principios
de 1867 se encuentran las tramitaciones sucedidas. Pero el final de esta historia, fue
la construcción de una iglesia que cumplimentó la aspiración de trascendencia del
nombre Murrieta en la Cuesta, lo que se efectuó recién en 189773.
En torno a todo lo expresado es de mencionarse la existencia de legados de
montañeses para territorio argentino. Fue el caso en 1780, de José Domingo de
Santibáñez quien donó para la Iglesia franciscana de Salta una mesa de mármol que
aún se conserva. Vale recordar que ya su padre había partido de España en 1750
como consecuencia de objetivos comerciales y de allí la relación entre los dos
72
Vicente Casares estaba emparentado con los Murrieta a través de la familia materna.
73
N. Siegrist de Gentile- Ó. Álvarez Gila (1988), pp. 71-81 y pp. 177-184, véase p. 181.
22
continentes74.
Conclusiones
74
F. Montes González (2012), pp. 443-452.
23
el ámbito rioplatense en la segunda mitad del siglo XVIII y en la primera centuria
siguiente. A través de los legados se buscó reconocimiento de linajes y status social.
Las disposiciones protocolizadas llegaron en vida o luego del fallecimiento del
donante. En el primero de los casos militares y comerciantes que visitaban sus
familias les llevaron dinero y objetos de distinto tenor para las Iglesias donde
habían sido bautizados o reposaban los restos de sus parientes. La acción asistencial
más allá de lo filantrópico estuvo enmarcada por legados y caridad de los que
quisieron trascender el momento de sus vidas buscando que su memoria quedara
perpetuada, y como sostén póstumo para quienes se enlazaban por parentesco.
Sumado al alivio que significó para personas y pueblos las mandas en dinero que
se repartieron en iglesias, hospicios, escuelas y un amplio abanico de instituciones,
los legados llegaron a huérfanos y como dotes para mujeres para que tomaran
estado.
En este listado no debe obviarse los de los esposos Matorras - Larrazábal los que
además de enviar varios cientos de onzas de oro para la Iglesia de Lamedo, la
virgen y alhajas, decidieron fundar un pocito de trigo para momentos de escasez.
De hecho, la beneficencia para obras de caridad y como ayuda para la población
fue continuación de las remesas enviadas anteriormente. Esta cultura transmitida
por generaciones de vascos y montañeses tuvo sus efectos concretos en la
modernización y transformación local. En efecto, las donaciones, legados y remesas
de dinero enviados, fortalecieron el desarrollo económico de diversas regiones. De
más está indicar que los regalos de dinero que muchos recibieron -en una verdadera
cascada de metal- fueron colocados en financiamiento de obras, construcción de
empresas, muelles y barcos; en inversión o adquisición de bienes, propiedades, o
variadas inversiones del movimiento del dinero. Es de recordar que la suma
otorgada en su tiempo por Sancho de Larrea de $80.000 fue enorme y se perpetua
en la actualidad; que los $10.000 de uno sólo de los legados de Francisco de
Murrieta impuesto para la erección de una Iglesia dio lugar, a la contratación de la
mano de obra necesaria para la construcción; que las onzas de oro selladas que
envió Ventura Nieto para Vizcaya generó un movimiento financiero, tales las
remitidas por Francisco de Ríos y Quevedo y Manuel García de Cevallos. Otro
tanto ocurrió con los legados religiosos de D. José de Alizal para Santa Juliana de
24
Abanto, o las donaciones que asimismo se dieron para fundación de ermitas, misas,
o como ayuda para el sostén del culto, constituidas en miles de pesos fuertes. Los
montos acumulados fueron parte del desarrollo de las provincias vascas y
cantábricas desde fines del XVIII y en la primera mitad del siglo XIX.
En resumen, el mecenazgo indiano se materializó en una actividad de
donaciones en donde quedaron ligados dos mundos: el de partida y el de llegada.
Los bienes de difuntos, los libros de fábrica, los testamentos y protocolos notariales
dan cuenta de esta multifacética realidad que se desenvolvió a ambos lados del
atlántico.
Testamentos de Vicente de Azcuénaga de 1781 y 1783. Prot. Notarial, Reg. 6, 1783, f. 345.
Testamento de 3-5-1787 y codicilo de 3-2-1790 de Eugenio Lerdo de Tejada. Sucesión N°
6727. P.p.t. recíproco de 6-8-1782. Testamento de Eugenio Lerdo de Tejada. Sucesión, leg.
N° 6730.
Poder para testar de Manuel García de Ceballos, 4-4-1714. Sala IX, 48-9-6, f. 251.
Tribunales, Sala IX, 40-9-7. Expediente 14, 1788.
Testamento de Bernardo Sancho de Larrea, 2-8-1783. Prot. Notarial, Reg. 6, 1783, f. 287.
Sucesión de José del Alizal, leg. 3483.
Sucesión de Ventura Nieto, leg. No. 7208.
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