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    Jeremías

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    Jeremías realiza una acción simbólica poniéndose un yugo en el cuello y enviándolo a otros reinos para representar que debían someterse al rey de Babilonia. En ese momento, los reinos vecinos de Judá planeaban una rebelión contra Babilonia, pero Jeremías predicaba que la única forma de sobrevivir era aceptar el vasallaje a Babilonia, como quería Dios. La acción de Jeremías enseña a ser prudentes políticamente y a obedecer la voluntad de Dios ante los poderosos

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    Jeremías realiza una acción simbólica poniéndose un yugo en el cuello y enviándolo a otros reinos para representar que debían someterse al rey de Babilonia. En ese momento, los reinos vecinos de Judá planeaban una rebelión contra Babilonia, pero Jeremías predicaba que la única forma de sobrevivir era aceptar el vasallaje a Babilonia, como quería Dios. La acción de Jeremías enseña a ser prudentes políticamente y a obedecer la voluntad de Dios ante los poderosos

    Descripción original:

    el profeta jeremías

    Título original

    jeremías

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    Jeremías realiza una acción simbólica poniéndose un yugo en el cuello y enviándolo a otros reinos para representar que debían someterse al rey de Babilonia. En ese momento, los reinos vecinos de Judá planeaban una rebelión contra Babilonia, pero Jeremías predicaba que la única forma de sobrevivir era aceptar el vasallaje a Babilonia, como quería Dios. La acción de Jeremías enseña a ser prudentes políticamente y a obedecer la voluntad de Dios ante los poderosos

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    Materia: proféticos

    Seminarista: Danilo Eraso Molina

    Las acciones simbólicas: Jeremías y el yugo


    Jr 27, 1-3.12b: "1.(Al principio del reinado de Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá, fue dirigida esta
    palabra a Jeremías de parte de Yahveh:) 2.Así me ha dicho Yahveh: «Hazte unas coyundas y un yugo,
    póntelo sobre la cerviz, 3.y envíalos al rey de Edom, al rey de Moab y al rey de los ammonitas, al rey de
    Tiro y al rey de Sidón por medio de los embajadores que vienen a Jerusalén a ver a Sedecías, rey de
    Judá, 12. A Sedecías, rey de Judá, le hablé en estos mismos términos, diciendo: «Someted vuestras
    cervices al yugo del rey de Babilonia, servidle a él y a su pueblo, y quedaréis con vida."
    Al leer este texto bíblico me surge este interrogante ¿Por qué Jeremías realiza esta acción simbólica y
    cuáles son las circunstancias de fondo?
    La acción simbólica escenifica la metáfora del vasallaje como yugo. Parece tratarse de uno de esos
    yugos de madera, apoyados en el cuello y hombros, a manera de balanza, que permitían transportar
    equilibrados pesos notables.1
    Definición de Yugo: pieza de madera que se ajustaba, por su parte interior, generalmente curvada, a la
    cabeza o a la nuca de una pareja de bueyes para uncirlos a un arado. Se emplea como símbolo de
    servidumbre y esclavitud, y también de la pesada servidumbre de hallarse bajo la ley. 2
    En el año 594 a.C todos los pueblos pagaban tributo a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y desean
    liberarse de esta carga. En Jerusalén tiene lugar una conferencia internacional para tratar de la
    rebelión.3 En términos geográficos era una coalición modesta. Sedecías había sido nombrado rey por
    Nabucodonosor y había pronunciado su juramento de vasallaje. Los pequeños reinos sometidos
    espiaban los momentos de debilidad o dificultad del imperio para sacudir el yugo del vasallaje. En uno
    de esos momentos sucede la embajada conjunta de reinos vecinos al rey judío para atraerlo a una
    alianza militar. La propuesta de rebelión era descabellada, pues sólo serviría para desatar una
    represión violenta de parte del imperio. Jeremías predica la aceptación del vasallaje político como
    único medio para sobrevivir. Ésta es la hora de Nabucodonosor, el cual a su vez es siervo y vasallo del
    Señor.4
    Dios quiere invitar a su pueblo a que sea prudente políticamente; Jeremías es el encargado de preparar
    la señal de que todos los países vecinos tendrían que ser sometidos al rey de Babilonia para evitar su
    destrucción. Con esto aprendemos que Dios también nos enseña a tener un espíritu manso para evitar
    sufrir ante los poderosos. El pobre de espíritu, el manso y humilde disfruta consuelo y evita muchas
    desgracias a las cuales está expuesto el que nunca quiere perder. En todos los casos debe interesarnos
    obedecer la voluntad de Dios.

    1
    Biblia del peregrino, Antiguo Testamento Tomo II, Luis Alonso Schökel, Verbo Divino, Navarra, 2009, pág 237.
    2
    Nuevo diccionario bíblico ilustrado, Vila Escuain, edición Clie, Barcelona, 1988, pág 1217.
    3
    Introducción al profetismo bíblico, José Luis Sicre, editorial Verbo Divino, Navarra, 2014, pág 127
    4
    Biblia del peregrino, Antiguo Testamento Tomo II, Luis Alonso Schökel, Verbo Divino, Navarra, 2009, pág 237.

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