Calculadora
Calculadora
Calculadora
Hay otras preocupaciones, como que un alumno use la calculadora erróneamente pero
crea que la respuesta es correcta porque fue el resultado dado por la calculadora.
Los profesores intentan combatir esto animando a los estudiantes a realizar
manualmente una estimación del resultado y asegurar que se acerca al resultado
calculado. También es posible que un niño teclee −1 × −1 y obtenga la respuesta
correcta «1» sin advertir el principio implicado (que multiplicar un número
negativo por otro número negativo da como resultado un número positivo). En este
sentido, la calculadora pasa a ser una muleta más que una herramienta didáctica,
pudiendo frenar a los estudiantes durante un examen si estos se dedican a comprobar
incluso los cálculos más triviales en la calculadora.
Otras
Los errores no se restringen solo a los estudiantes. Cualquier usuario puede
confiar descuidadamente en la salida de una calculadora sin comprobar la magnitud
del resultado, es decir, el lugar donde la coma decimal aparece. Este problema
también se daba en la época de las reglas de cálculo y los cálculos con lápiz y
papel, cuando la tarea de establecer las magnitudes del resultado tenía que ser
hecha por el usuario.
Características distintivas
La precisión numérica
A pesar de que las calculadoras de bolsillo de hoy en día suelen ser muy precisas
en los cálculos simples, pueden existir diferencias de precisión y resolución entre
los diferentes modelos de calculadoras en los cálculos numéricos. Las razones se
encuentran en los métodos de aproximación numérica (por ejemplo, el método de
Horner y CORDIC ). Estas diferencias pueden ser detectadas en las funciones
trascendentes como en la función seno (sin()). Más precisamente, depende de los
coeficientes básicos almacenados para el cálculo por aproximación, que ocupan
cierto espacio de memoria y que era especialmente en sus primeros momentos la causa
de un cuello de botella tecnológico.
Siglo XIX
Charles Babbage desarrolló el concepto aún más, abriendo el camino hacia los
computadores programables, si bien la máquina que construyó era demasiado pesada
como para ser operable.
En 1872 Frank Stephen Baldwin inventó la calculadora de rueda dentada, que también
fue desarrollada independientemente dos años después por W. T. Odhner. El modelo de
Odhner y otros similares de otras compañías vendieron varios miles de unidades.
En 1878 fue patentada en Nueva York la Verea Direct Multiplier, por el inventor
español Ramón Verea. Su máquina fue la primera en realizar multiplicaciones de
forma directa, llegando a resolver 698.543.721 x 807.689 en veinte segundos.
Dorr E. Felt inventó en los Estados Unidos el comptómetro en 1884, la primera
máquina que operada por teclas que permitía sumar y calcular (a diferencia de los
diseños anteriores, que exigía operar palancas separadas). En 1886 se unió a Robert
Tarrant para constituir la Felt & Tarrant Manufacturing Company, que fabricó miles
de comptómetros.
En 1865, tras una breve estancia en Puerto Rico, Ramón Verea se trasladó a Nueva
York, donde trabajó como traductor. Allí, creó la " Agencia industrial para lana
compra de maquinaria y efectos de moderna invención" y enseñó su máquina de
calcular: a Verea Direct Multiplier, primera que realizaba multiplicaciones de
forma directa, en vez de emplear múltiples vueltas de manivela.
En 1891 William S. Burroughs empezó a comercializar su calculadora sumadora
impresora. La Burroughs Corporation se convirtió en una de las principales
compañías en el mercado de máquinas de contabilidad y computadoras.
La calculadora Millionaire se presentó en 1893. Permitía la multiplicación directa
por cualquier dígito.
1900 a 1960
Las calculadoras mecánicas alcanzan su cenit
La primera mitad del siglo XX asistió al desarrollo gradual de las calculadoras
mecánicas que ya habían sido inventadas, sin embargo se hicieron algunas
innovaciones importantes.
La máquina sumadora-listadora de Dalton presentada en 1914 fue la primera de su
tipo en usar solo diez teclas, convirtiéndose en el primero de muchos modelos
diferentes de «sumadoras-listadoras de 10 teclas» fabricadas por diversas
compañías.
En 1948 la calculadora miniatura Curta, que se sujeta en una mano para usarse, fue
presentada tras su desarrollo por Curt Herzstark en un campo de concentración nazi,
suponiendo un desarrollo extremo del mecanismo calculador de ruedas dentadas
escalonadas.
Desde principios de los años 1900 hasta la década de 1960, las calculadoras
mecánicas dominaron el mercado de computación de escritorio (véase Historia del
hardware de computador). Los principales fabricantes estadounidenses fueron Friden,
Monroe y SCM/Marchant. Estos dispositivos funcionaban con la ayuda de un motor y
disponían de carros móviles donde los resultados de los cálculos eran mostrados
mediante diales. Casi todos los teclados eran «completos»: cada dígito que podía
introducirse tenía su propia columna de nueve teclas (del 1 al 9) más una columna
para limpiar, permitiendo la introducción de varios dígitos a la vez. Podría
decirse que esto era una entrada paralela, frente a la entrada serie de diez teclas
que era común en las sumadoras mecánicas y actualmente es universal en las
calculadoras electrónicas. (Casi todas las calculadoras Friden tenían un teclado
auxiliar de diez teclas para introducir el multiplicador cuando se realizaba esta
operación.) Los teclados completos tenían generalmente diez columnas, si bien
algunos modelos de bajo coste tenían solo ocho. La mayoría de las máquinas
fabricadas por estas tres compañías no imprimían sus resultados, aunque otras
compañías como Olivetti fabricaron calculadoras impresoras.
En esta máquina, las sumas y restas eran realizadas en una sola operación, como en
una sumadora convencional, pero la multiplicación y la división se lograban
mediante repetidas sumas y restas mecánicas. Friden fabricó una calculadora que
también extraía raíces cuadradas, básicamente realizando divisiones, pero con un
mecanismo añadido que automáticamente incrementaba el número en el teclado de forma
sistemática. Marchant también fabricó un modelo (el SKA) que calculaba raíces
cuadradas. Las calculadoras mecánicas de mano, como la ya mencionada Curta de 1945,
siguieron usándose hasta que fueron definitivamente desplazadas por las
electrónicas a principios de los años 1970. Para 1970 una calculadora podía
fabricarse usando solo unos pocos chips de bajo consumo, permitiendo que los
modelos portátiles fuesen alimentados con baterías. Las primeras calculadoras
electrónicas portátiles aparecieron en Japón en 1970 y pronto fueron
comercializadas por todo el mundo. Entre estas estaban la Sanyo ICC-0081 Mini
Calculator y la Canon Pocketronic. El avance y aprovechamiento de la calculadora
fue en incremento ya que al poder fabricar calculadoras usando unos cuantos chips
con un bajo consumo, pudieron surguir las primeras calculadoras portátiles. Sin
duda un gran avance para la evolución de la calculadora. En lo que respecta desde
1980-1990 surgió la primera calculadora capaz de realizar cálculos simbólicos que
fue la HP-28, lanzada en 1987. Era capaz, por ejemplo, de resolver simbólicamente
ecuaciones cuadráticas. La primera calculadora gráfica fue la Casio fx7000G,
lanzada en 1985.
En Europa fueron comunes modelos como los fabricados por Facit, Triumphator y
Walther. Máquinas de aspecto parecidos fueron las Odhner y Brunsviga, entre otras.
Aunque éstas funcionaban a manivela, hubo también versiones impulsadas por motor.
La mayoría de estas máquinas usaban el mecanismo Odhner o variantes del mismo. La
Olivetti Divisumma realizaba las cuatro operaciones aritméticas básicas y contaba
con una impresora. Las máquinas de teclado completo, incluyendo las movidas a
motor, también fueron usadas en Europa durante varias décadas. Algunas máquinas más
raras contaban hasta con 20 columnas en sus teclados completos.
En 1954 IBM presentó en los Estados Unidos una gran calculadora fabricada con
transistores y, en 1957, la compañía lanzó la primera calculadora «comercial» de
este tipo, la IBM 608, que ocupaba varios armarios y costaba unos 80 000$.5
La Casio Computer Co., Ltd. de Japón lanzó el Modelo 14-A en 1957, considerada la
primera calculadora «compacta» totalmente eléctrica del mundo. No usaba lógica
electrónica, sino que se basaba en relés y era construida dentro de un escritorio.
Calculadoras de bolsillo
Para 1970 una calculadora podía fabricarse usando solo unos pocos chips de mínimo
consumo, permitiendo que los modelos portátiles fuesen alimentados con baterías.
Las primeras calculadoras electrónicas portátiles aparecieron en Japón en 1970 y
pronto fueron comercializadas por todo el mundo. Entre estas estaban la Sanyo ICC-
0081 Mini Calculator, la Canon Pocketronic y la Sharp QT-8B micro Compet. La Canon
Pocketronic fue un desarrollo del proyecto Cal-Tech que había sido iniciado en
Texas Instruments en 1965 como proyecto de investigación para fabricar una
calculadora portátil. La Pocketronic no tenía una pantalla tradicional, sino que
imprimía los resultados en un rollo de papel térmico. Como resultado del proyecto
Cal-Tech Texas Instruments obtuvo patentes clave sobre las calculadoras portátiles.
Sharp hizo grandes esfuerzos para reducir el tamaño y consumo, y en enero de 1971
presentó la Sharp EL-8, también comercializada como Facit 1111, que estaba muy
cerca de ser una calculadora de bolsillo. Pesaba algo menos de medio kilo, tenía
una pantalla fluorescente de vacío, baterías recargables de níquel cadmio y su
precio de partida fue 395$.
Una de las primeras calculadoras de bajo coste fue la Sinclair Cambridge, lanzada
en agosto de 1973. Salió a la venta por 29,95£ y 5£ menos en formato kit. Las
calculadoras Sinclair tuvieron mucho éxito por ser mucho más baratas que las de la
competencia, si bien su diseño tenía fallos y la precisión de algunas de sus
funciones era cuestionable. Los modelos científicos programables eran
particularmente pobres en este aspecto.
Mejoras técnicas
Durante los años 1970 la calculadora de bolsillo electrónica sufrió un rápido
desarrollo. Las pantallas de LED rojos y de vacío fluorescente azul o verde
consumían demasiada electricidad, haciendo que la calculadora tuviese poca
autonomía (del orden de horas, siendo pues comunes las baterías recargables) o
fuese lo suficientemente grandes como para aceptar baterías de gran tamaño y
capacidad. A principios de la década las pantallas de cristal líquido (LCDs)
estaban en su infancia y era objeto de mucha preocupación que tuvieran una vida
operativa corta. Busicom fue una compañía muy innovadora, que cuando presentó el
modelo LE-120A HANDY, la primera calculadora de bolsillo y la primera con pantalla
LED, también anunció el modelo LC, con pantalla LCD. Sin embargo, hubo problemas
con esta pantalla y la calculadora nunca salió a la venta. La primera calculadora
con LCD viable fue fabricada por Rockwell International y comercializada desde 1972
por otras compañías bajo nombres como Dataking LC-800, Harden DT/12, Ibico 086,
Lloyds 40, Lloyds 100, Prismatic 500 (o P500) y Rapid Data Rapidman 1208LC. Los
primitivos LCDs de la época mostraban los números de color plateado contra un fondo
oscuro. Para lograr un contraste alto estos modelos iluminaban la pantalla de
cristal usando una lámpara incandescente o similar, lo que eliminaba los beneficios
del bajo consumo del LCD. Estos modelos solo fueron vendidos durante uno o dos
años.
Una serie de calculadoras de mucho mayor éxito usando pantallas LCD reflexivas fue
lanzada en 1972 por Sharp Corporation con su modelo EL-805, que era una calculadora
de bolsillo delgada. Este y otros modelos similares usaban la tecnología COS
(Crystal on Substrate) de Sharp, que empleaba una placa de circuito similar a un
cristal que era también una parte integral del LCD. Al operar el usuario veía los
números mostrados a través de esta placa. La tecnología COS debió resultar
demasiado cara y solo fue usada en unos pocos modelos antes de que Sharp volviese a
los circuitos convencionales, si bien todos los modelos con pantallas LCD
reflexivas se denominan a menudo «COS».
A mediados de los años 1970 aparecieron las primeras calculadoras con las actuales
pantallas LCD «normales», con dígitos oscuros contra un fondo gris, si bien las
primeras tenían a menudo un filtro amarillo sobre ellas para eliminar los dañinos
rayos ultravioletas. La gran ventaja del LCD es que es pasivo y refleja la luz, lo
que requiere mucha menos energía que generarla. Esto abrió el camino para las
primera calculadoras del tamaño de una tarjeta de crédito, como la Casio Mini Card
LC-78 de 1978, que podía funcionar meses con un par de pilas de botón.
Con este consumo de energía reducido se hizo posible el usar células solares como
fuente de electricidad, lo que se logró sobre 1978 por calculadoras tales como la
Royal Solar 1, Sharp EL-8026 y Teal Photon.