Corrientes Libertadoras Del Perú - Profesor
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mucho tiempo.
No fue el caso de la ciudad de Lima, cuya aristocracia había financiado la contrarrevolución en el Perú y Sudamérica y jugaba aún
la carta colonial como “mal conocido”, en tanto que le espantaba sinceramente la idea de enfrentarse a la metrópoli y establecer su
propio dominio autónomamente (lo “bueno por conocer”)
El ejército sanmartiniano, y particularmente sus dirigentes, habían llegado al Perú conscientes del peligro que representaba una
excesiva exaltación de la población. A pesar de ello, se propuso su movilización a fin de crear un contrapeso manejable al poderío
español y proespañol.
El 8 de setiembre San Martín, a la vez que convocaba al pueblo peruano, tranquilizaba a la aristocracia con planteamientos
moderados. Las fuerzas sanmartinianas no eran suficientes como para hacer mella a las de los realistas. En realidad estos debieron
respirar aliviados al ver que ellas se componían sólo de unos 4 mil hombres. San Martín confiaba en que los criollos del Perú se
pronunciarían de consenso por la separación y, por ende, el problema se resolvería prontamente, en tanto que sus lugartenientes
(Cochrane y Millar) preferían una acción rápida y contundente.
San Martín optó por la vía del entendimiento con las autoridades españolas. Más que evitar un derramamiento de sangre, le
importaba impedir que el enfrentamiento derivase en una alternativa con características sociales distintas a las que resaltarían de un
acuerdo en las alturas. La primera conferencia se desarrolló en Miraflores en setiembre. Hipólito Unanue actuó como secretario de
parte del virrey. Los realistas y criollos podían estar tranquilos: San Martín no era el jacobino que se temía.
Las fuerzas más importantes de los realistas estaban en la sierra. Lima estaba relativamente desprotegida, pero San Martín no quiso
atacar a la ciudad capital: en cambio envió a Álvarez de Arenales a la sierra con 1200 efectivos, mientras el partía hacia el norte y
Cochrane dominaba el mar. La independencia de Guayaquil hizo innecesario que las tropas de San Martín llegasen al norte. Cochrane
logró capturar la fragata “Esmeralda” el 15 de noviembre de 1820, con lo que afianzó su dominio en el litoral.
La misión de Arenales penetro en territorios dominados por los realistas. Pasó por Huamanga al valle de Mantaro y Cerro de Pasco
– una zona primordial en tanto principal productora minera y de comunidades campesinas fuertemente ligadas al mercado – en donde
organizó fuerzas insurgentes, especialmente en Tarma con el Salteno Francisco de Paula Otero.
La idea evidente era impedir que los españoles siguiesen aprovechando las minas y; eventualmente, cortar la comunicación entre
los realistas en Lima y el sur andino. El 6 de diciembre, cerca de Pasco, tuvo lugar el único encuentro (y la única victoria
sanmartiniana) con las fuerzas realistas, cuta caballería – comandada por el coronel hasta entonces realista Andrés de Santa Cruz – se
pasó al bando patriota.
Entre tanto, el 2 de diciembre los americanos del batallón “Numancia” se entregaron al ejército de San Martín en Sayan. Como
consecuencia, los españoles incrementaron el celo para con sus oficiales criollos y mestizos, situación que dio lugar a que algunos otros
oficiales peruanos pasasen al lado independentista; entre ellos (en enero de 1821) los coroneles Agustín Gamarra, Velasco y Elespuru.
El dominio patriota del mar y la independencia de Guayaquil y Lambayeque (27 de noviembre) hacían imposible la resistencia del
norte. El intendente de Trujillo, el criollo limeño José Bernardo Tagle, marqués de Torre Tagle – quien había reunido en la capital de la
intendencia a un grupo de personajes decididos por la independencia, entre ellos sus primos Manuel Cavero y Muñoz, marqués de
Bellavista (alcalde de Trujillo), y Miguel Tinoco y Merino – aceptó la invitación de San Martín. Las tropas acantonadas en Trujillo se
pronunciaron también por la separación. El 29 de diciembre se juró la independencia de Trujillo. Acto seguido, Piura, Cajamarca,
Chachapoyas, Jaén y Maynas siguieron el ejemplo.
Ni la independencia de Trujillo ni la de otras ciudades y pueblos del norte puede ser considerada como resultado de la presión
foránea. Fue producto de la voluntad, ciertamente no bien definida de la población. El apoyo que proporciona el norte peruano a la
larga gesta emancipadora así lo demuestra.
Las vacilaciones del virrey José Joaquín de la Pezuela con respecto de las fuerzas insurgentes y las derrotas y deserciones
provocaron malestar entre los generales de su ejército. En Asnapuquio estos decidieron obligarlo a renunciar a favor del general La
Serna, y lo lograron. El virreinato terminaba con un golpe de Estado militar.
Pese a esas muestras de debilidad, San Martín no se decidió a asestar un golpe a las fuerzas realistas en Lima. Sólo para alejar a
Cochrane – quien insistía en un ataque contundente mientras estaba inactivo en el litoral – lo autorizó a realizar una incursión en el sur.
Junto a Millar, Cochrane tuvo una serie de encuentros pequeños pero victoriosos, llegando a organizar a la población de Tacna y
Puno. Cuando se disponía a ampliar su accionar a otras localidades de la sierra sur, el armisticio de Punchauca se lo impidió.
La segunda conferencia, en la que participaron La Serna y San Martín, fue en la hacienda “Punchauca” en junio de 1821. San
Martín volvió a proponer la monarquía constitucional independiente, con enormes e increíbles concesiones adicionales. En la práctica,
el ejército insurgente se auto anulaba.
Los realistas no tenían apuro alguno. Contaban con el apoyo de la mayoría de los criollos y sabían que la población indígena no
haría un levantamiento general, y menos bajo el mando del ejército sanmartiniano.
El virrey sabía que sus fuerzas eran muy superiores y que los patriotas eran fuertes solo en la costa y el norte, pero también sabía
que el Perú real se hallaba en la sierra y que estaba a su favor. No quería (y nada lo obligaba a ello) abandonar el Perú; pero debía en
cambio abandonar Lima que ya padecía los estragos del bloqueo. Lima era un pésimo lugar para rechazar una ofensiva armada. Lo
único que necesitaba era ganar la iniciativa y dirigirse a la sierra. De esta manera, dejaba Lima para ganar el Perú; revertía la situación
de sitiado a sitiador.
La parte más importante del Perú en tiempos coloniales no fue la costa con su capital aristocrática, sino la sierra, con su producción
agropecuario, minera, obrajera, sus relaciones comerciales y su alta densidad demográfica. Allí los realistas tendrían una despensa
inacabable en víveres y mano de obra (vituallas para el ejército, cobro de tributos), y una inmensa retaguardia hacia el sur.
Es evidente la importancia estratégica de las provincias cisandinas y las numerosas quebradas para las acciones bélicas. Más
todavía en las circunstancias en que realmente ocurrieron los hechos: dos bandos separados por la cordillera occidental de los Andes.
Una vez ganada la sierra, el virrey podía seguir dominando en el país indefinidamente. No fue un “largo empate” como se ha
manifestado.
Las fuerzas realistas, efectivamente, partieron de la costa de 6 de julio. Pese a que Arenales estaba dispuesto a impedirlo. San
Martín no autorizó el ataque. Mientras el Callao quedó al mando del general realista La Mar, el virrey La Serna se instaló en el Cuzco
con amplio apoyo de los sectores criollos del sur. Tal vez el único problema que aquejó a las fuerzas realistas fue la deserción del
general Olañeta en el Alto Perú, que las privó de recursos económicos y humanos en el momento crucial de la lucha.
Ni la independencia de Trujillo ni la de otras ciudades y pueblos del norte puede ser considerada como resultado de la presión
foránea. Fue producto de la voluntad, ciertamente no bien definida de la población. El apoyo que proporciona el norte peruano a la
larga gesta emancipadora así lo demuestra.
Las vacilaciones del virrey José Joaquín de la Pezuela con respecto de las fuerzas insurgentes y las derrotas y deserciones
provocaron malestar entre los generales de su ejército. En Asnapuquio estos decidieron obligarlo a renunciar a favor del general La
Serna, y lo lograron. El virreinato terminaba con un golpe de Estado militar.
Pese a esas muestras de debilidad, San Martín no se decidió a asestar un golpe a las fuerzas realistas en Lima. Sólo para alejar a
Cochrane – quien insistía en un ataque contundente mientras estaba inactivo en el litoral – lo autorizó a realizar una incursión en el sur.
Junto a Millar, Cochrane tuvo una serie de encuentros pequeños pero victoriosos, llegando a organizar a la población de Tacna y
Puno. Cuando se disponía a ampliar su accionar a otras localidades de la sierra sur, el armisticio de Punchauca se lo impidió.
La segunda conferencia, en la que participaron La Serna y San Martín, fue en la hacienda “Punchauca” en junio de 1821. San
Martín volvió a proponer la monarquía constitucional independiente, con enormes e increíbles concesiones adicionales. En la práctica,
el ejército insurgente se auto anulaba.
Los realistas no tenían apuro alguno. Contaban con el apoyo de la mayoría de los criollos y sabían que la población indígena no
haría un levantamiento general, y menos bajo el mando del ejército sanmartiniano.
El virrey sabía que sus fuerzas eran muy superiores y que los patriotas eran fuertes solo en la costa y el norte, pero también sabía
que el Perú real se hallaba en la sierra y que estaba a su favor. No quería (y nada lo obligaba a ello) abandonar el Perú; pero debía en
cambio abandonar Lima que ya padecía los estragos del bloqueo. Lima era un pésimo lugar para rechazar una ofensiva armada. Lo
único que necesitaba era ganar la iniciativa y dirigirse a la sierra. De esta manera, dejaba Lima para ganar el Perú; revertía la situación
de sitiado a sitiador.
La parte más importante del Perú en tiempos coloniales no fue la costa con su capital aristocrática,
sino la sierra, con su producción agropecuario, minera, obrajera, sus relaciones comerciales y su alta
densidad demográfica. Allí los realistas tendrían una despensa inacabable en víveres y mano de obra
(vituallas para el ejército, cobro de tributos), y una inmensa retaguardia hacia el sur.
Es evidente la importancia estratégica de las provincias cisandinas y las numerosas quebradas para
las acciones bélicas. Más todavía en las circunstancias en que realmente ocurrieron los hechos: dos
bandos separados por la cordillera occidental de los Andes.
Una vez ganada la sierra, el virrey podía seguir dominando en el país indefinidamente. No fue un
“largo empate” como se ha manifestado.
Las fuerzas realistas, efectivamente, partieron de la costa de 6 de julio. Pese a que Arenales estaba
dispuesto a impedirlo. San Martín no autorizó el ataque. Mientras el Callao quedó al mando del general
realista La Mar, el virrey La Serna se instaló en el Cuzco con amplio apoyo de los sectores criollos del
Jos é de l a S erna, úl timo
sur. Tal vez el único problema que aquejó a las fuerzas realistas fue la deserción del general Olañeta en virrey del Perú, fue herido y
el Alto Perú, que las privó de recursos económicos y humanos en el momento crucial de la lucha. hecho pris ionero en l a
Batall a de A yacucho (182 4),
Para posesionarse plenamente de la sierra, el general Carratalá fue encargado de aplastar las
viéndos e obligado a firmar
guerrillas. En diciembre destruyó Cangallo y tomo Lucanas y Parinacochas. A continuación, el 27 de l a capitulac ión de l as
fuerz as real is tas .
abril Carratalá logró vencer Quirós en Paras, fusilando a este y a sus lugartenientes. La misma suerte
corrió entre otros. María Parado de Bellido, esposa y madre que servía de mensajera y se negó a revelar su información. Finalmente,
en mayo de 1822 fueron derrotados los legendarios Auqui de Cangallo.
Apenas se fueron los españoles. San Martín fue recibido en Lima en medio del júbilo popular y recelo de la aristocracia colonial,
obligada por las circunstancias a asumir una postura libertaria. Actitud comprensible si se recuerda que entre ella y el ejército de la
Serna se encontraban las montoneras y guerrillas dispuestas a entrar en acción. Rechusarse era para muchos el equivalente a firmar su
propio arresto, confiscación, pérdida de empleo o exilio.
En tales condiciones, la firma del acta el 15 de julio y la declaración de la independencia el 28 de julio fueron meras formalidades.
La verdadera emancipación del Perú no se lograría mientras las tropas realistas continuasen dominando las zonas más ricas del país.
El protectorado está establecido por San Martín pretendía viabilizar la monarquía. Sus ministros Juan García del Río, Bernardo
Monteagudo e Hipólito Unanue eran monarquistas poco entusiasmados por llevar a buen término la guerra. Mientras se buscaba en
Europa un príncipe para el trono limeño, en el Perú se estableció la Orden del Sol con miras a formar un cuerpo de notables para servir
de entorno al futuro rey peruano. Inclusive, en diciembre se declaró la subsistencia de los títulos de Castilla (ahora llamados títulos del
Perú y eliminando las referencias a lo “real”). En enero de 1822 se creó la sociedad patriótica de Lima.
Los republicanistas se aglutinaron en torno de La Abeja Republicana. Eran criollos como José Faustino Sánchez Carrión, Francisco
Javier Mariátegui, José Mariano de Arce, Manuel Pérez de Tudela, Francisco Javier de Luna Pizarro, etc.
En setiembre Canterac volvió, con muy escasas fuerzas, por Cieneguilla y pasó al Callao. Pese a ello y a la exigencia de sus jefes,
San Martín no quiso atacarlo. Canterac se paseó por el valle de Lima impunemente y en octubre regreso a la sierra con todo el arsenal
del Real Felipe. Las fuerzas patriotas sufrieron una gravísima crisis; un numeroso grupo de generales estaba listo a derrocar al
Protector, entre ellos Cochrane, Las Heras y Necochea, quienes prefirieron abandonar el Perú. No todo fue perdido para la causa
independentista; las fuerzas atrincheradas en la Fortaleza de Real Felipe se rindieron y su jefe, el general realista La Mar, pasó a integrar
el ejército peruano.
La élite criolla limeña estaba disconforme con los resultados de la guerra. Mejor dicho, con la falta de resultados. Había firmado el
acta de independencia, pero los independentistas no se manifestaban resueltos como para sentirse seguro de su elección, de modo que
se encontraba entre dos fuegos.
No sabía si volverían los españoles a tomar represalias. Los conventos se llenaban de gente ante la proximidad de tropas enemigas
de las que ocupaban temporalmente la ciudad.
Desde un principio los españoles sufrieron las represalias del nuevo régimen. Ya el 18 de julio se decretó el secuestro de bienes de
los que fugaron o se negaron a aceptar la independencia, aunque fueran personas humildes, practicándose sobre todo el sistema de
denuncias, que generó numerosos abusos.
La represión antipatriota estuvo a cargo del ministro Monteagudo, principal asesor de San Martín. La elite criolla y española lo
despreciaba tanto como él a ella. Formó la comisión de vigilancia contra los españoles. San Martín perdió crédito ante los criollos por
que los cargos políticos principales no estaban siendo ocupados por los criollos limeños y las propiedades secuestradas a los chapetones
quedaban en amos de los militares (Anna 1979: 183-184).
Entre tanto, las fuerzas independentistas en el norte se fortalecían. Luego de la victoria de Pichincha que selló la independencia de
Quito – con activa participación de tropas peruanas al mando de Santa Cruz -, Bolívar ocupó Quito y Guayaquil en mayo de 1822.
Con los reveses indicados, San Martín debió pensar cada vez más en dejar el Perú. En julio de 1822 se reunió con Bolívar en
Guayaquil.
En el Perú libre, en tanto, prevalecían las tendencias republicanas. San Martín tuvo que convocar el primer congreso peruano que
debía definir el tipo de régimen. Se fortalecían también las tendencias proespañolas. En Lima estas última lograron hacer deportar al
ministro Monteagudo.
A su retorno de Guayaquil, el protector se despidió del país con un discurso en el que advertía: “Peruanos: os dejo establecida la
representación nacional; si depositáis en ella una entera confianza, cantad el triunfo, si no la anarquía os va a devorar”. Se embarcó el
21 de setiembre a Valparaíso.
BOLIVAR EN EL PERÚ
Estas condiciones facilitaron el ingreso al Perú de Bolívar, quien llegó el primero de Setiembre
al Callao invitado por el congreso de Lima, que lo invistió con el mando supremo, pero sólo aceptó
el militar. Torre Tagle seguía siendo formalmente el presidente del país.
Las fuerzas de Riva Agüero estaban en el norte. Además, bajo su mando se hallaba la escuadra
comandada por Guise y las tropas de Santa Cruz en Moquegua.
La correspondencia que sostenía Riva Agüero con el virrey La Serna fue abierta por su propio
enviado, el coronel Antonio Gutiérrez de la Fuente. Este apresó a Rivera Agüero el 25 de
Noviembre pero en vez de fusilarlo lo desertó junto a sus principales colaboradores. Camino a
Panamá, fue desembarcado en Guayaquil, pero los jefes regulares y guerrilleros que lo habían
acompañado volvieron al lado del gobierno de Lima.
Bolívar rectificó la estrategia anterior. Entendía que la única forma de vencer al ejército
Español era en la sierra. No a través de campañas parciales como se había vanamente intentado,
sino por medio del ejército en pleno. Decidió entonces ascender por el norte. Las fuerzas con que
contaba sumaban 13,000 efectivos. Como necesitaba tiempo, el congreso aprobó establecer con Antonio J osé de Suc re,
protagonist a del triunfo decisivo
los realistas un armisticio y se envió en Enero de 1824 al ministro Juan de Berindoaga conde de de Ayac uc ho en 1824 sobre l as
fuerz as realis tas.
San Donas a establecer las negociaciones que a la postre no dieron resultados positivos.
Por falta de pago, la tropa Argentina de las fortalezas del Callao se amotinó el 4 de Febrero de
1824 liderada por el sargento Dámaso Moyano liberando a los oficiales coloniales presos en las casamatas. Nuevamente flameó la
bandera Española en el Callao, hecho que alentó a los partidarios del rey en Lima. Torre Tagle fue destituido por manifestarse
abiertamente en favor de los Españoles y en consecuencia, Bolívar concentró todo el poder político.
El repliegue realista causó gran confusión. El propio virrey fue herido y tomado prisionero los soldados realistas abandonaban sus
armas y desertaban. Seguía resistiendo el general Valdes y el mando general lo asumió Canterac, quien propuso replegarse hacia el
alto Perú. Pero el desorden era tal que no se pudo organizar la retirada. Hubo que aceptar la
capitulación que ofrecía el jefe insurgente Antonio José de Sucre.
La capitulación resulto más favorable para los vencidos. Parecían antes vencedores que derrotados
en esa decisiva batalla. Entre otras medidas se estipulaba el resto de los derechos de los oficiales
realistas. Inclusive, si deseaban dejar el país, el Estado Peruano debía asumir los gastos del viaje y al
menos la mitad del sueldo mientras permanecerían en el Perú. Se respetaban las propiedades de todos
los españoles y se reconocía la deuda contraída por el virrey para solventar la Guerra. Todos los
integrantes del ejército realista eran admitidos en el Peruano, con los mismos grados anteriores. No se
destituía de sus cargos a los funcionarios que habían apoyado a los realistas.
Los realistas seguían dominando en el Alto Perú y en el Callao. Ya desde Enero de 1824 el general
Pedro Antonio de Olanneta se había revelado y pese a las fuerzas enviadas por el virrey, no habían
podido someterlo nuevamente. Más bien se apoderó de todo el Alto Perú. Actitud que causó enormes
Dolores de cabeza a los realistas, más preocupados por el frente bajo peruano. Invit ado por el Congreso de Lim a,
Simón Bolivar l legó al Perú en
Las fuerzas de Gamarra y Sucre se lanzaron hacia el territorio antes ocupado por los realistas. Los Set iembre de 182 3, orient ando l a
pueblos del Cuzco, Puno y Arequipa se manifestaban por la independencia; mientras tanto, en es trat egia de l as fuerz as patriot as
a una ofens iva integral y no a
Arequipa la elite criolla designó a Pro Tristan como virrey del Perú. campañas parc ial es .
En el Alto Perú también se produjeron deserciones del lado de Olañeta. Antes de que llegase
Sucre el legendario guerrillero Lanza tomo la ciudad de la Paz el 25 de Enero de 1825. Olañeta murió durante un amotinamiento de
sus tropas, dejando el paso libre para la vida independiente en el Alto Perú. Una asamblea convocada por Sucre en Chuquisaca ( hoy
Sucre ) acordó el 25 de Marzo constituir un país independiente con el nombre de Bolivia en honor al Libertador.
COMPROBACIÓN DE LOS APRENDIZAJES
Pregunta Desarrollada
1. ¿Quiénes fueron los precursores durante la Emancipación?
Sustentación:
Eran pensadores que propagaron las ideas de libertad, igualdad, fraternidad y derechos de autonomía para los criollos de la
colonia, durante el S. XVIII, sobre todo su labor se reforzó con la presencia de la orden jesuita cuyos miembros defendían las
libertades ciudadanas; los precursores se alimentaron de las ideas liberales europeas y de la ilustración logrando cambiar de
formas de pensamiento medieval a liberales, planteando ya sea: a) reformas (precursores reformistas), como José Baquíijano y
Carrillo quien pronunció eñ “elogios”, crítica al gobierno virreynal; además de Fray Calixto de San José Tupac Inca; así como b)
El separatismo (precursores separatistas), como Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, que por ser jesuita fue expulsado en 1767 por
orden del rey Carlos III, y en Europa escribió: “Carta a los españoles americanos”, de contenido autonoista y separatista, en pro
de un gobierno criollo y americanista.
Pregunta por Desarrollar
2. ¿Cuáles eran las formas de gobierno de José de San Martín y de Simón Bolivar? Explique las razones y sus
características.
Sustentación:
1. El triunvirato que asumió el gobierno de 1822 estuvo 5. No fue un integrante del grupo republicano que publicó
integrado por: “La Abeja Republicana”
A) Luna Pizarro, Pedemonte y Paredes A) José F. Sánchez Carrión
B) La Mar, Alvarado y Salazar y Baquíjano B) Mariano José de Arce
C) La Mar, Guido y Unánue C) Manuel Pérez de Tudela
D) Sánchez Carrión, Monteagudo y Guido D) Bernardo Monteagudo
E) La Mar, Torre Tagle y Berindoaga E) Toribio Rodríguez de Mendoza
6. Diciembre de 1821, San Martín convoca el primer
2. El primer presidente del Perú independiente fue: Congreso Constituyente del Perú para que tuviera como
A) San Martín B) Santa Cruz tareas centrales:
C) La Mar D) Torre Tagle A) Continuar la guerra de la independencia.
E) Riva Aguero B) Implementar el gobierno monárquico.
C) Invitar a Bolívar a venir al Perú.
3. Acuerdos por el cual San Martín fue rectificado como jefe D) Establecer la forma de gobierno que tendría el Perú y
por sus generales: le diera su primera constitución al país.
A) Acta de Rancagua: 1818 E) Establecer una monarquía.
B) Acta de Mendoza: 1816
C) Pacto de Tiquina: 1817 7. El régimen o carácter político del Perú que adopta en la
D) Tratado de Lircay:1816 Constitución del 23:
E) Congreso de Tucumán: 1816 A) República confederada
B) República federal
4. En la reunión celebrada por San Martín y la Serna en la C) República constitucional
Conferencia de Punchauca, el primero propuso: D) República independiente social
A) El pago de una indemnización de guerra. E) Monarquía constitucional
B) La instauración de una Monarquía Constitucional.
C) El retiro inmediato de las tropas realistas. 8. La organización de los montoneros en la sierra fue
D) La entrega del Castillo del Real Felipe. confiada por San Martín a:
E) El reconocimiento de la Constitución de Cádiz. A) General Arenales
B) General Gregorio de la Heras
C) Guillermo Cayetano Quiroz
D) Francisco Vidal
E) Ignacio Quispe Ninavilca II. Organizó el Congreso en forma Unicameral.
III. Organizó el congreso en forma Bicameral, se legisla
9. El motín del Balconcillo exigió y consiguió: sobre el Senado Conservador.
A) Renuncia de San Martín IV. Fue el producto más genuino de todos los
B) Sucre asume el mando militar documentos producidos por la revolución.
C) Se promulgue la Constitución de 1823 Son falsas:
D) Bolívar venga al Perú A) sólo I B) sólo II C) sólo III
E) Se nombre a Riva Agüero presidente D) I-III E) II-IV
16. Como hechos administrativos de San Martín se puede
10. La idea de San Martín para el Perú independiente fue
citar:
establecer:
(Marque lo que no corresponde)
A) Unión con la gran Colombia
A) abolió la pena de los azotes.
B) La monarquía constitucional
B) creó la Biblioteca Nacional de Lima.
C) Confederación boliviana
C) comenzó la construcción de ferrocarriles
D) Una república
D) organizó la Hacienda Pública
E) Una constitución conservadora
E) declaró libertad de imprenta
11. Fue nombrado Ministro de Hacienda durante el
Protectorado:
17. El Congreso despojó a Riva Agüero del cargo de
A) Unanue
B) B. Monteagudo Presidente y acordó invitar a Bolívar para que terminara
C) J. García del Río la guerra. Riva Agüero no aceptó el despojo y se trasladó
D) Pérez de Tudela a Trujillo. Mientras llegaba Bolívar el Congreso nombró
E) F. Sánchez Carrión presidente a:
A) La Mar B) Sucre
12. Sobre el Protectorado señale lo incorrecto: C) Santa Cruz D) Torre Tagle
A) Libertad irrestricta para todos los esclavos E) A. Gamarra
B) Libertad de Vientres
C) Crea la Orden del Sol 18. La independencia de Chile se sella con la Batalla de:
D) Seleccionó el Himno Nacional A) Maypú B) Valdivia
E) Se decretó la libertad de imprenta C) Cancha Rayada D) Chacabuco
E) Valparaiso
13. Dirigió la Escuadra Libertadora del Perú
(1819-1820)
19. Presidió la primera Junta Gubernativa:
A) Alvarez de Arenales
A) M. Salazar y Baquíjano
B) Guisse
B) Santa Cruz
C) O’Higgins
C) La Mar
D) O’Relly
D) Sucre
E) Tomás Cochrane
E) Agustín Gamarra
14. Es considerado como el “Ideólogo de la República”:
A) Bernardo Monteagudo 20. El virrey ............... fue depuesto en Aznapuquio siendo
B) J. F. Sánchez Carrión reemplazado por ...............
C) Pérez Tudela A) Gabriel de Avilés – José Abascal
D) Rodríguez de Mendoza B) Pezuela – La Serna
E) Vizcardo y Guzmán C) Abascal - Pezuela
D) La Serna – Teodoro de Croix
15. Sobre la Constitución de 1823: E) La Serna - Pezuela.
I. Fue sancionada por José B. Tagle.
Fuente: Academia TRILCE