Kluge Negt 1

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Las contraesferas públicas de Kluge y

Negt: experiencia, fantasía, utopía*


As contra-esferas públicas de Kluge e The public counterspheres of Kluge and
Negt: experiência, fantasia, utopia Negt: experience, fantasy, utopia

Eugenia Roldán**

El artículo postula una esfera pública alternativa, capaz de contrarrestar el actual bloqueo de la
experiencia, tal como se desprende del planteo teórico y estético de Alexander Kluge y Oskar
Negt. Para estos autores, en la fantasía, no en el lenguaje del discurso racional como lo ha postu-
lado Jürgen Habermas, pervive la posibilidad utópica de un espacio público capaz de reinventar
de forma imaginativa otros medios de comunicar la experiencia. Concluye que la idea de utopía
atañe a una comprobación incesante de que real es lo que es, tanto como las oportunidades
históricas imaginadas coexisten obstinadamente y también son reales.
Palabras clave: espacio público, Alexander Kluge, Oskar Negt, teoría crítica, experiencia, fantasía. *En este escrito se vuelcan las
conclusiones parciales de la investi-
gación conducente a inalizar la tesis
doctoral de la autora. A su vez, forma
parte del proyecto de investigación
en curso abocado a la recepción de
O artigo postula uma esfera pública alternativa, capaz de neutralizar o atual bloqueio da ex- los debates estéticos postadornia-
nos: “La dialéctica de la apariencia
periência, tal como surge da abordagem teórica e estética de Alexander Kluge e Oskar Negt.
estética en el contexto de la desdi-
Para esses autores, na fantasia, não na linguagem do discurso racional como Jürgen Habermas ferenciación del arte”, dirigido por
postulou, sobrevive a possibilidade utópica de um espaço público capaz de reinventar imaginati- la doctora María Verónica Galione
y subsidiado por el Fondo para la
vamente outros meios de comunicar a experiência. Ele conclui que a ideia de utopia diz respeito Investigación Cientíica y Tecnológica
a uma veriicação incessante de que o real é aquilo que é, assim como as oportunidades históricas (FONCYT) del Ministerio de Ciencia,
Tecnología e Innovación Productiva
imaginadas coexistem teimosamente e também são reais. (MINCYT) Argentina, para el período
2015-2017.
Palavras-chave: espaço público, Alexander Kluge, Oskar Negt, teoria crítica, experiência, fantasia.
**
Profesora asistente de Epistemolo-
gía de las Ciencias Sociales, Facultad
de Ciencias de la Comunicación, Uni-
versidad Nacional de Córdoba (UNC),
Córdoba (Argentina). Licenciada en
The article proposes an alternative public sphere that is able to counteract the current obstruction
Comunicación Social y en Filosofía
of experience, according to the theoretical and aesthetic approaches of Alexander Kluge and Oskar de la misma Universidad. Becaria
Negt. For these authors, the utopian possibility of a public space capable of imaginatively rein- doctoral de la Secretaría de Ciencia
y Tecnología (SECYT)-UNC. E-mail:
venting other methods of communicating experience remains through fantasy, not in the language [email protected]
of rational discourse as Jürgen Habermas has stated. The article concludes that the idea of utopia
concerns an unceasing veriication of how the real world is and how imagined historical events original recibido: 11/07/2017
aceptado: 21/09/2017
coexist obstinately and are also part of reality.
Key words: public space, Alexander Kluge, Oskar Negt, critical theory, experience, fantasy. [email protected]
Págs. 65~79
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Introducción
No hay un lugar donde perviva hoy la fantasía, sino la centralidad de este concepto, no es deinido unívo-
más bien un horizonte utópico donde ésta cumple una camente por los autores. Por lo pronto, diremos que
función principal, cual es la de ser el medio de comu- Erfahrung, unido a esfera pública, amplían el análisis
nicación de una esfera pública alternativa capaz de de Habermas.
contrarrestar el actual bloqueo de la experiencia. Éste es,
en resumidas cuentas, el motor intelectual de Alexander Por su parte, el derrotero teórico de este último
Kluge1. Si bien pertenece al círculo de lo que podemos “deja claro que él desconfía de conceptos fenomeno-
llamar teoría crítica2, Kluge se ha movido libremente en lógicos como el de experiencia” (Jameson, 2014: 249),
los márgenes de la relexión sociopolítica, la ilosofía y el toda vez que su motivación irá perilándose hacia el aná-
arte, motivo éste que le ha valido cierta marginación de lisis de la estructura racional de la interacción social. En
los lugares tradicionales de la academia3. ese sentido, la crítica a los planteos fenomenológicos,
e incluso a la hermenéutica de Hans-Georg Gadamer,
Antes que como premiado escritor y consagrado parte del supuesto de la necesidad de analizar el con-
cineasta, este planteamiento puede reconocerse es- texto objetivo de la acción social y no circunscribirla a
pecialmente en la colaboración teórica emprendida la explicación de signiicados, sentido o intención sub-
con otro intelectual del círculo de Frankfurt, el soció- jetivos5 donde Habermas incluye la experiencia.
logo Oskar Negt4. En 1972 publicaron el primero de
tres trabajos en colaboración, que tenía como objetivo Desde este encuadre habermasiano, en un artícu-
principal, según los propios autores explicitaban, deba- lo de reciente publicación, Martin Jay (2014) cuestiona
tir el concepto de esfera pública burguesa descrito por el proyecto de contraesferas públicas de Negt y Kluge
Jürgen Habermas en su célebre tesis de habilitación esbozado desde aquel libro, al discrepar especialmen-
Strukturwandel der Öfentlichkeit. Untersuchungen zu te con la teoría de la experiencia sobre la cual se basa,
einer Kategorie der bürgerlichen Gesellschaft —Historia pues, para el autor, el recurso a la noción de experiencia
y crítica de la opinión pública (Habermas, 1994)—, re- sería tan “ideal” como el “ideal del diálogo racional”
lexionando acerca de la necesidad de esferas públicas que sustenta el desacreditado ediicio teórico de Ha-
alternativas o “proletarias”, como queda relejado en el bermas, y no tendría la arista crítica que los autores se
título mismo del trabajo: Öfentlichkeit und Erfahrung. atribuyen en contraposición al primeo. En deinitiva,
Zur Organisationsanalyse von bürgerlicher und prole- Jay argumenta que con el término Erfahrung los au-
tarischer Öfentlichkeit —Esfera pública y experiencia: tores no han logrado más que un escape idealista a la
hacia un análisis de la esfera pública burguesa y prole- deinición del problema de lo público.
taria (Kluge y Negt, 1993)—.
En este marco, este escrito desarrolla la importancia
Si desde aquel trabajo en adelante, Habermas tra- de las categorías de experiencia y fantasía en el plan-
duce la temática de la esfera pública en el análisis de teamiento de Kluge y Negt. El objetivo es mostrar que,
las relaciones intersubjetivas, las instituciones burgue- mientras que Habermas liga el concepto de experiencia
sas y el discurso, Negt y Kluge se concentran en el otro a algo que en esencia es individual, y equipara espacio
polo del título: la experiencia (Erfahrung). No obstante público a discurso racional, Negt y Kluge relotan una

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acepción dialéctica de experiencia que recuerda la for- el ascenso de la burguesía, a partir del cual, se abrió
mulada anteriormente por Walter Benjamin, Siegfried la posibilidad de una discusión racional de los asun-
Kracauer y, especialmente, por Theodor Adorno, según tos públicos. En otras palabras, en contraposición a la
la cual, puede pensarse dialécticamente lo subjetivo y Edad Media, cuando por público se entendía aquello
lo público. Esto es, utilizando el citado ensayo de Jay asociado a los reyes y la vida cortesana, a principios de
como plataforma de debate, en este artículo contraargu- la Europa moderna se crearon las condiciones para el
mentamos en favor del momento crítico del concepto de surgimiento de un nuevo tipo de publicidad. Esto fue
Erfahrung en Negt y Kluge, mostrando su ainidad con posibilitado por el desarrollo del capitalismo mercantil
los sentidos sedimentados en la tradición frankfurtiana. en el siglo XVI y el comienzo del cambio en la forma
del poder político, ya que ambos hechos, la nueva eco-
El texto se estructura en dos partes. La primera co- nomía y la nueva política, no solamente involucraban
mienza con la exposición de algunos puntos básicos de a la ascendiente burguesía, sino que generaron un vo-
la concepción habermasiana de espacio público, conti- lumen de tráico de información, noticias y decisiones
núa con la respuesta de Negt y Kluge y culmina con la que hasta allí había sido restringido.
presentación del argumento de Jay que replica las tesis
básicas de estos dos anteriores. En la segunda parte, a Entonces, en ese momento histórico, con la diferen-
modo de respuesta a Jay, nos concentramos en Negt y ciación de la autoridad pública del Estado y el dominio
Kluge para abordar la constelación de lo subjetivo y lo privado de la sociedad civil surgió, según Habermas,
público, el lugar de la fantasía y el cine de Kluge como una instancia crítica, esto es, una esfera de lo públi-
contraproducto. co burguesa integrada por individuos privados que se
reunían a discutir asuntos concernientes a la regula-
ción de esa sociedad civil y la administración estatal. Lo
I. particular de esta instancia fue que, al no formar parte
del Estado, pudo constituirse como un espacio crítico
La concepción habermasiana desde el cual hacer frente a las actividades estatales y
de esfera pública someterlas a juicio. Habermas presenta la esfera públi-
ca burguesa de los siglos XVII y XVIII como aquélla
Escrito originalmente como la Habilitationschrift de constituida alrededor de los méritos del mejor argu-
Habermas y publicado por primera vez en 1962, His- mento y no de la identidad de los participantes, esto es,
toria y crítica de la opinión pública “combina una como el ideal histórico del ejercicio de la razón.
penetrante visión histórica de la cultura política de ini-
cios de la Europa moderna con una aguda perspectiva Cabe destacar que, según la tesis habermasiana,
crítica sobre la degradación de la vida pública en nues- este surgimiento fue facilitado por dos acontecimientos
tras sociedades actuales” (Thompson, 1996: 5). de gran importancia. Por un lado, la aparición en algu-
nos lugares de Europa hacia inales del siglo XVII, de
Se trata, en términos generales, de una relexión periódicos y semanarios. En principio, dedicados a la
sobre la naturaleza de lo público. Como otros pen- crítica artística y cultural, pero con el correr del tiempo,
sadores, en esto no constituye ninguna excepción, cada vez más preocupados en tomar parte de las discu-
Habermas parte de la distinción público/privado retro- siones políticas y sociales. Por otro, la apertura hacia
trayéndose a la división griega entre polis y oikos: en la la misma época de los salones: nuevos centros de so-
Grecia clásica, lo público lo constituían los ciudadanos ciabilidad que fueron el ambiente propicio para que la
que, reunidos en el ágora, discutían los asuntos de la burguesía comenzara a interactuar entre sí como “élite
polis. Ahora bien, Habermas se preocupa por investigar instruida”6.
cómo esa forma primigenia de la vida pública fue adop-
tando diversos modos a lo largo de la historia. Así, la indagación histórica habermasiana se con-
centra en “desplegar el tipo ideal de la publicidad
Así, su tesis sociohistórica postula la idea de que burguesa desde el contexto histórico del desarrollo in-
la noción de espacio público remite especíicamente al glés, francés y alemán, en el siglo XVIII y comienzos
fenómeno histórico propiciado por el capitalismo y del siglo XIX” (Habermas, 1994: 3). La tarea revela un

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montar una maquinaria de consumo cultural. Así, en el


siglo XX se asiste, según Habermas, a una “refeudali-
zación de la esfera pública”, implicando con ello que,
a través de los medios masivos de comunicación se ha
transformado la política en un espectáculo que se ase-
meja a las antiguas cortes feudales.

Sin embargo, a pesar de no haber sido realiza-


da históricamente, la idea de lo público continúa para
Habermas proveyendo un estándar objetivo para la eva-
luación crítica de las instituciones realmente existentes.
El “principio crítico de la Öfentlichkeit” mediante el
cual, las opiniones individuales privadas pueden desa-
rrollarse en un medio público a través de un proceso de
debate racional abierto a todos y libre de dominación,
conserva todo su valor como ideal normativo.

Con innumerables cambios a lo largo de su obra


y movido por el mismo interés teórico, Habermas ha
ido mostrando las insuiciencias de este enfoque pues-
to que, desde su criterio, no logró proporcionar una
justiicación suicientemente convincente de por qué
los principios de la esfera pública burguesa deberían
• Chhinnamasta | Diosa Hindú seguir teniendo hoy alguna inluencia. Apartado del ar-
gumento normativo, Habermas intenta demostrar que
doble frente. Por un lado, mostrar las tensiones internas “la teoría de la acción comunicativa puede liberar un
de la categoría de publicidad burguesa y los factores que potencial de racionalidad instalado en la propia praxis
en último término llevarán a su caída. Al mismo tiem- comunicativa cotidiana” (1994: 22), y así los problemas
po, el elemento de verdad y el potencial para la política normativos a los que debe hacer frente una teoría crítica
democrática contenido en éste más allá de sus contra- de la sociedad podrían ser tratados en términos de una
dicciones o su falsedad ideológica (Calhoun, 1992). concepción de la racionalidad que tiene un cierto ca-
rácter vinculante e ineludible. En síntesis, el desarrollo
De lo anterior se iniere que la investigación del i- converge en una teoría de la democracia centrada en el
lósofo alemán sostiene que este proceso comenzado en discurso, en la cual las cuestiones de carácter práctico-
el siglo XVIII no duró mucho. De hecho, fue declinan- político pueden ser resueltas de una manera racional.
do y se desintegró desde el siglo XIX hasta adoptar las
características actuales. El declive también lo explica Las críticas que el trabajo de 1962 ha tenido acen-
Habermas por una multiplicidad de factores: el Estado tuaron sus diversas facetas7. Muchos ilósofos han
asumió cada vez un carácter más intervencionista, bo- rechazado el método histórico-normativo de Haber-
rrando la diferenciación con la sociedad civil que había mas. Por su parte, autores provenientes de los estudios
posibilitado la esfera pública; grupos de interés organi- en comunicación han apuntado principalmente con-
zados se fueron imponiendo en los procesos políticos; tra el pesimismo de la descripción del lugar de los
las instituciones como los salones, que habían sido el medios de comunicación en las sociedades actuales,
foro de la esfera pública, o bien desaparecieron, o su- atribuyendo esta posición a la apropiación acrítica del
frieron un cambio radical; los periódicos se organizaron diagnóstico hecho por Horkheimer y Adorno en Dia-
como grandes empresas comerciales. Esto último, la co- léctica de la Ilustración. También desde la historia, se
mercialización de los medios de comunicación, cambió ha argumentado en favor y en contra de la plausibilidad
su carácter fundamental, pues ya no se trataba del espa- de la visión de Habermas sobre la Europa moderna. En
cio para el debate racional y crítico sino la ocasión para este marco, el trabajo de Negt y Kluge fue pionero en

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desnudar el argumento habermasiano. En primer tér- Las contraesferas públicas


mino, porque ellos llamaron la atención sobre el hecho de Negt y Kluge
de que la visión de Habermas centrada en la esfera pú-
blica burguesa le impidió sopesar la signiicación de La originalidad de la visión de Negt y Kluge radica en
otras formas de actividad y discursos públicos exclui- que no sólo cuestionaron el argumento histórico por el
dos u opuestos a los burgueses. De hecho, Habermas cual en el planteamiento de Habermas se desatienden
(1994), en el prefacio del libro, se reiere a otros tipos diferentes formas de publicidad, sino que apunta-
de publicidad como “variantes” del tipo de publicidad ron directamente contra el principio de la publicidad
burgués, mostrando de ese modo la falta de interés que burguesa por él descrito. En otras palabras, Negt y Klu-
tendría analizarlos intrínsecamente. Numerosas críticas ge argumentaron en contra de una idea de lo público
se han sumado a este parecer. Ejemplarmente la obra como ideal, ya que consideraban que es la propia abs-
de Edward Palmer Thompson de 1963 (1966) sobre tracción inherente a la pretensión de caracterizar algo
el movimiento obrero inglés muestra, en comparación, así como un interés general lo que vuelve excluyente y
lo inverosímil del planteo de Habermas. No obstante, el reduccionista su programa teórico. A partir de ello se
propio Habermas ha reconocido posteriormente tanto comprende por qué para los autores tampoco se puede
este déicit en su estudio original (1994), como su des- pensar, en los términos de Habermas, el espacio públi-
conocimiento de los estudios de recepción de medios co como desintegración y declive. A diferencia de gran
masivos de comunicación que habrían hecho cambiar parte de las críticas esgrimidas contra esta perspectiva8,
su visión general pesimista respecto a éstos. Negt y Kluge no desaprueban el planteamiento de la
decadencia de la esfera pública burguesa por el “pesi-
mismo” que conlleva. Por el contrario, entienden que
las características de la esfera pública del siglo XX, su
ocaso y hundimiento, son intrínsecas a la propia con-
cepción de espacio público habermasiana.

Negt y Kluge no están simplemente reclamándole


que su concepto de publicidad burguesa sea excluyente
o que funcione meramente como ideal contrafáctico. El
problema es que la excesiva formalización y estabilidad
impiden la posibilidad de transformación y dejan fuera
elementos centrales de la experiencia para dar respuesta
únicamente a necesidades e intereses reiicados: “[…]
una red de normas, legitimaciones, delimitaciones, re-
glas procesuales y separación de poderes que previene
que la esfera pública política, una vez establecida, tome
decisiones que perturben o invaliden el orden de pro-
ducción burgués” (Kluge y Negt, 1993: 55)9.

Por consiguiente, Negt y Kluge desarrollaron su


propia tesis en relación con lo público a partir de la
idea, extendida en los años sesenta, de contra. De ahí la
utilización a lo largo de su primer trabajo conjunto de
nociones como contraconceptos de esfera pública: con-
traesferas públicas, contraproductos, contranarrativas10.

Según el análisis de los autores, desde el siglo XX,


y a la par de la esfera liberal burguesa, comenzó a to-
• El Juicio Final, 1545 | Juan Correa de Vivar, óleo sobre tabla,
136 cm x 100 cm. Museo del Prado mar forma un nuevo tipo de esfera pública a la que

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denominanaProduktionsöfentlichkeiten Por su parte, las contraesferas públicas entablarían una relación


(esferas públicas de producción). Con dialéctica con la esfera pública burguesa y las esferas públicas de pro-
ello se reieren básicamente a la forma ducción. En el sentido de que las contraesferas no son pensadas de
de publicidad que surge con la masiica- manera individual y en su esencia, como una dimensión adicional
ción de los medios, con la radio y el cine que se suma a las esferas existentes. No se trata de una esfera au-
en primer término, pero especialmen- tónoma, y por ello, la posibilidad de transformación que encarna la
te con el avance de la televisión. Estos idea de contraesfera se da en los contornos de esa nueva publicidad
medios “convierten la materia prima de industrial-comercial.
la experiencia humana en un objeto de
producción capitalista” (Hansen, 1983: En resumidas cuentas, a diferencia del término autónomo, el
155). Estas “esferas públicas de produc- preijo contra lleva consigo la insinuación de una política que busca
ción”, en realidad, no tienen legitimidad desaiar la esfera dominante antes que simplemente ser independien-
propia, por lo tanto, entran en alianza te de ésta. Y en esa orientación, encontramos justiicado inscribirlo
con la esfera pública burguesa (Hansen, en la tradición de la negatividad de la teoría crítica.
1993b).

En consecuencia, para los autores, la


posibilidad de una esfera pública oposi-
cional no se puede derivar de la crítica
ideológica a la esfera pública dominante,
o de un intento, como el de Habermas,
de redimir sus ideales, sino que debe
ser buscada en las contradicciones de
las esferas públicas de producción del
capitalismo tardío. Pues, a pesar de ad-
ministrar los intereses y necesidades
humanas de forma aparente, ilusoria, es-
tas esferas pueden proveer el medio para
una organización de la experiencia dife-
rente, que esté en relación y no separada
de la vida cotidiana y las condiciones
sociales de producción. Puesto que las
esferas públicas de producción necesitan
de legitimación y pueden obtenerla de la
esfera liberal burguesa clásica, utilizan su
estructura y se montan sobre ésta, gene- • Aia Paec | Cultura Mochica
rando un nuevo tipo de contradicción.

En lugar del mecanismo de exclusión ca- En las primeras etapas de su trabajo teórico conjunto, Negt y
racterístico de la esfera pública clásica, lo Kluge eligen como contraconcepto especíico para designar esta po-
que caracteriza la esfera pública de pro- sibilidad de una publicidad diferente esfera pública proletaria. Allí,
ducción, que está conectada con la clási- nombrar lo proletario no tiene la intención de señalar un tipo de pu-
ca, es la oscilación entre la exclusión y la blicidad especíica del proletariado. Antes bien, tiene el propósito de
intensa incorporación […]. La diferen- funcionar como una noción negativa que la esfera pública burguesa
ciación entre lo público y lo privado es no pueda subordinar como lo ha hecho con el concepto de crítica.
reemplazada por la contradicción entre la Si usan el sugestivo término proletaria para denominarla, lo hacen
presión ejercida por los intereses de pro- principalmente contra Habermas. Para él, ya lo hemos dicho, todas
ducción y la necesidad de legitimación. las nociones aledañas a la Öfentlichkeit eran simplemente desviacio-
(Kluge y Negt, 1993: 14) nes de su forma ideal original. Negt y Kluge buscan de esa manera

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EUGENIA ROLDÁN | LAS CONTRAESFERAS PÚBLICAS DE KLUGE Y NEGT: EXPERIENCIA, FANTASÍA, UTOPÍA

enfatizar el rasgo burgués de esa idea de asunciones de autenticidad, homogeneidad y continuidad, de inclusión y
esfera pública que se pretende universal. exclusión, de identidad y otredad. La noción de contraesfera, en contras-
Además, con el adjetivo proletario, Negt te, reiere a un fenómeno especíicamente moderno, contemporáneo con y
y Kluge echan mano del sentido negativo respondiendo a la comunicación capitalista dominante. Ofrece formas de
pero al mismo tiempo utópico que éste solidaridad y reciprocidad que están basadas en la experiencia colectiva de
tenía en la década de los sesenta. marginación y expropiación, pero estas formas son experimentadas inevi-
tablemente como mediadas, no originadas ya en relaciones cara a cara, y
En cambio, lo que no debería aso- sujetas al conlicto y negociación discursivos. (1993a: 36)
ciarse con este contraconcepto es una
reivindicación de una noción de comuni- Es importante recalcar, en síntesis, que para Negt y Kluge, la utopía
dad, es decir, una acepción esencialista o de una esfera pública diferente implica, no la inclusión de los segmen-
identitaria. En efecto, existen y existieron tos excluidos del espacio público, sino una comprensión diferente de
siempre esferas parciales oposicionales qué es vida pública y un principio de organización acorde con ésta.
encerradas en sí mismas, sostenidas por
Con el propósito de sustentar esta visión, alegan que formas
rudimentarias de contraesferas han emergido históricamente en las
contradicciones de los procesos sociales y políticos. Los ejemplos que
dan para ilustrar su tesis son, a saber: los medios de comunicación
independientes que surgieron con la clase trabajadora inglesa de co-
mienzos del siglo XIX11, el concepto de Lenin de autoexpresión de las
masas en contraposición a la propaganda del partido, el maximalismo
italiano de 1919 y algunas estrategias de los movimientos de protesta
de los años sesenta (Hansen, 1983).

En resumen, desde la perspectiva de Kluge y Negt, la esfera pú-


blica habermasiana excluye la participación de la gran mayoría de la
población, deja de lado el intento por comprender adecuadamente
cómo se inserta en ésta la experiencia cotidiana, no capta adecuada-
mente el lugar de los medios masivos en el capitalismo avanzado y se
engaña respecto al potencial emancipatorio del debate racional me-
diante argumentos, asociado con la idealizada esfera pública burguesa.
Mientras que otras críticas a la tesis habermasiana apuntan contra el
marxismo que implícitamente informaría el estudio sociopolítico de
Habermas en 1962, y contra su deuda adorniana en la comprensión
de la cultura de masas, la crítica de Negt y Kluge se posa exactamente
• Beato Luigi (Luis) Scrosoppi en estos dos puntos y desde esas coordenadas surge la importancia de
la categoría de experiencia para su análisis.

diversos grupos aglutinados por ras- La crítica de Martin Jay a Negt y Kluge
gos comunes. Piénsese, por ejemplo, en
grupos políticos o religiosos. Miriam En un artículo aparecido en la revista New German Critique en el 2014
Hansen explica de esta forma la diferen- que compila escritos sobre el último libro de la especialista Miriam
cia de la esfera pública proletaria con una Hansen Cinema and Experience: Siegfried Kracauer, Walter Benja-
noción surgida desde el comunitarismo: min and Theodor W. Adorno (2012), Martin Jay despliega una seria
crítica contra la tesis defendida por la autora. Se trata, en realidad,
El ideal de comunidad reiere a un modelo de aquella sostenida por Negt y Kluge y que básicamente enlaza la
de asociación que sigue los patrones de la posibilidad de construir contraesferas públicas con una noción fuerte
familia y las relaciones de parentesco, del de experiencia. El objetivo es original, ya que en un contexto elegíaco
lenguaje afectivo de amor y lealtad, de las para con el argumento de Hansen, Jay elige mostrar sus diicultades.

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Pero, por otro lado, se trata de una tesis frecuentemente menosprecian Negt y Kluge es la función discursiva del
utilizada desde un marco habermasiano, y nos resulta lenguaje, es decir, su capacidad de solucionar problemas
interesante intentar responder a ésta porque conside- en la toma de decisiones colectivas. Y es esta función la
ramos que ello nos permite deinir más precisamente la que él considera central para comprender la cuestión de
posición teórica de Kluge y Negt. la esfera pública.

Podríamos desentrañar en el escrito de Jay tres Dados los argumentos, Jay concluye que si se objeta
argumentos diferentes. En primer lugar, el autor se ma- el contrafáctico de una situación comunicacional ideal de
niiesta en contra de la idea de esfera pública proletaria racionalidad por ser meramente ideológico, ¿qué queda
sostenida por Negt y Kluge como contrapartida de la de la alternativa de salvar una noción de esfera pública
esfera pública burguesa descripta por Habermas. Lo posburguesa? ¿Puede la noción de experiencia proveer,
hace atacando la presunción de los primeros de que como esperan Kluge y Negt, el modelo de publicidad?
Habermas no revelaría la pretensión de clase que tie- Jay desafía la rápida desestimación de la función racio-
ne la propia idea de Öfentlichkeit. En efecto, airma Jay nal comunicativa de la esfera pública señalando que
(2014), Negt y Kluge se oponen a Habermas porque en- la dependencia de una teoría de la experiencia carece de la
tienden que la pretensión de una racionalidad universal agudeza crítica que dice tener. Desde nuestra perspectiva,
tiene orígenes de clase, ya que el principio abstracto ge- la valoración de Jay, primero, no devela todos los sentidos
neral no es menos violento que el principio liberal del sedimentados en la noción de Erfahrung en la teoría crí-
mercado que funciona como un verdadero mecanismo tica, asunto al que nos referimos en el siguiente apartado.
de exclusión. Sin embargo, el ilósofo americano sostie- Segundo, hacer hincapié en el bloqueo de la experien-
ne que esta argumentación es en sí misma ideológica y cia, su empobrecimiento, su desintegración, es la función
no advierte que el origen social de un principio o idea misma de la crítica, y no debería leerse desde el binomio
no excluye el potencial crítico de las ideologías que ge- pesimismo/optimismo. Y, inalmente, consideramos que
nera. Más aún, ello quedaría expuesto en la equivalente la perspectiva habermasiana según la cual la comunicabi-
apelación de Negt y Kluge a una esfera pública proleta- lidad de la experiencia necesita de razones y argumentos
ria. Además, desde su criterio, no se podría equiparar en el espacio público es reduccionista. Como señalamos
la violencia del principio de intercambio capitalista con hacia el inal del capítulo, lo que creemos que Jay desa-
“la inclusión de todas las partes relevantes, la validez de prueba en deinitiva es que la teoría de la esfera pública
testear argumentos por su propio mérito y la voluntad de Kluge y Negt, a contramano de la tendencia contem-
de revisar las conclusiones basados en nueva eviden- poránea, conserva como supuesto teórico un horizonte
cia” (2014: 168). utópico de transformación de una realidad opresiva.

En segundo lugar, Jay apunta a los fundamentos de


lo que Erfahrung ha signiicado en la tradición crítica. II.
Para el autor, la teoría de la experiencia frankfurtiana
expresa una visión pesimista del mundo revelada en la Experiencia en Negt y Kluge: la
idea de empobrecimiento, incluso cuando se quieran ver dialéctica de lo subjetivo y lo público
en ésta esbozos de un planteo propositivo en relación
con las nuevas modalidades de experiencia en la mo- Para bien o para mal, el libro de Negt y Kluge colabo-
dernidad, como es el caso de Hansen. ró en ampliar y diseminar el término Erfahrung en la
Alemania de los años setenta (Hansen, 1993a). No obs-
Además, leyendo la postura de Kluge en términos tante, de allí en adelante, el concepto no tendría ya el
habermasianos, entiende que lo que aquél hace desde su sentido especíico que tenía para la tradición crítica.
práctica teórica y artística no es más que estimar lo que Más aún, con el tiempo se volvería la palabra clave para
Habermas ya ha nombrado como función expresiva del designar nuevas prácticas culturales, sociales, políticas
lenguaje. Esto es, la función de “apertura de mundo” que y estéticas. Pensemos, por ejemplo, en lo importante
Habermas le atribuye al lenguaje y su importancia para que se vuelve la idea de experiencia para nombrar un
una experiencia estética. Pero aún más importante para fenómeno político central para los intelectuales de los
Jay es que, nuevamente en lenguaje habermasiano, lo que años ochenta: los “movimientos sociales”.

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Volviéndonos a la tradición crítica, Adorno, Ben- Rastreando la noción en el libro de Negt y Kluge,
jamin y Kracauer trabajaron la Erfahrung desde su encontramos que es analizada a lo largo de todo el pri-
sentido etimológico. El término alemán se despega del mer capítulo, donde se determina sin más que la esfera
sentido relacionado con la visión exacta del experimen- pública es la organización colectiva de la experiencia, el
tar cientíico. Asimismo, el alemán tiene otra palabra horizonte social de experiencia, y experiencia se adjeti-
para la experiencia inmediata: Erlebnis. Mientras que va y categoriza de distintas maneras: experiencia social,
Erlebnis indica una vivencia personal, la Erfahrung se experiencia histórica, la capacidad de experiencia y la
ha asociado con el recuerdo, con la memoria involun- producción de conocimiento, experiencia mediática,
taria de la experiencia vivida, individual e irrepetible, experiencia inmediata, el bloqueo de la experiencia, la
pero objetivada a través del lenguaje. Por ello, esta úl- fantasía como productora de auténtica experiencia.
tima, en contraposición a las Erlebnisse, puede tener
un carácter público y colectivo. Esa imagen dialéctica Central aquí es que actualizan el diagnóstico críti-
explica por qué para Negt y Kluge la experiencia es a co del empobrecimiento de la experiencia. Éste se da
la vez subjetiva y pública. Esto es, no hay experiencia porque se escinden, por un lado, expresiones públicas
individual posible sin la comunicación con otros, y esa estereotípicas, y, por otro, lo privado (familia, educa-
experiencia es la única posibilitadora de que se dé algo ción, trabajo), como si esto último no fuera también
así como lo público. un hecho social producido por lo público y lo políti-
co. Así explican el bloqueo (Blockierung) en el marco
Pero además, la Erfahrung como cate- de la reproducción del capitalismo, esto es, la
goría dialéctica en la tradición crítica se inevitable condición de alienación de la
relaciona con la cultura de masas, la experiencia contemporánea en la que
imagen y el cine. Las primeras re- se separan los sujetos de experien-
lexiones acerca del cine como cia de la posibilidad de expresión
medio distintivo de la época de y representación pública de ésta.
la transformación de la expe- No obstante, ese bloqueo del ho-
riencia vienen de la mano de rizonte social de experiencia se
Benjamin y Kracauer. La preo- mantiene en tensión con otra idea:
cupación apuntaba a ponderar la Erfahrung en relación con la ima-
cómo el cambio tecnológico ha- ginación y con la fantasía.
bía movilizado la esfera artística y
cultural de su tiempo. En particular, Esta dialéctica de la Erfahrung enten-
buscaron comprender los nuevos fenóme- dida como desgarramiento de la relación del
nos culturales en relación con las condiciones sujeto con el mundo y, al mismo tiempo, como oca-
sociales y económicas que los marcaban, y como resulta- sión histórica abierta para concebir la experiencia de
do, el cine funcionaba para ambos como síntoma de una otro modo, recuerda, como ya airmamos, los plantea-
época. Desde esta comprensión de la emergente cultura mientos de Benjamin y Kracauer. De hecho, Hansen,
de masas y la vida urbana, se puede localizar una contra- en su prefacio al libro, insiste en explicar la centralidad
dicción inherente a Erfahrung. Por un lado, nombra el de la noción de experiencia como una deuda con es-
declive y la desintegración de la experiencia producidos tos dos intelectuales y, con este gesto, desautorizarían
por la modernidad, pero al mismo tiempo, se reiere a la una noción adorniana del término, ya que Adorno ha
postulación utópica de aquello que la modernidad abre. negado que nuevas formas de expresión puedan emer-
Entre ello, una valoración del cine como medio de comu- ger con el arte tecnológicamente mediado (Hansen,
nicación de la experiencia que se derrumba. 1993a). Sin embargo, es curioso señalar que en el úni-
co momento del libro en el que los autores se avienen
En síntesis, para la teoría crítica, la experiencia no a precisar el término, recurren a Adorno. Este trabajo
equivale a la engañosa inmediatez de la vivencia indivi- de especiicar un sentido de Erfahrung se desarrolla en
dual, sino a la posibilidad utópica, aún en la época de el texto mediante la oposición de un sentido humeano
atroia de la experiencia, de reinventar esa experiencia y uno hegeliano, para cuya elucidación, como diji-
para todos. mos, echan mano de la comprensión adorniana (Kluge

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y Negt, 1993). Con esta oposición buscan subrayar la la subjetividad burguesa sino un análisis de su atroia y
connotación dialéctica del término, acentuando su pro- mutilación, sus residuos y su distorsión. Esta cuestión
veniencia adorniana; airma Negt en una entrevista: es trabajada persistentemente por Kluge también en su
práctica literaria y cinematográica.
[…] la experiencia es una forma de compromiso de la gente
con la realidad que va más allá de sensaciones o momentos Se trata, en deinitiva, de una noción dialéctica por-
vividos (Erlebnisse). Es realidad ya preservada y procesada. que hay una imbricación de la experiencia individual y
[…]. La idea de pensamiento dialéctico sigue jugando un social. El momento subjetivo parece tener un lugar de
papel importante en mi trabajo y en el de Alexander Klu- preponderancia, sosteniendo así todavía la necesidad
ge, esto es, la constelación de sujeto y objeto que no puede de los dos polos del proyecto moderno —aquellos tan
ser dividido. Cuando el sujeto se carga de hechos de expe- criticados en la segunda mitad del siglo XX—: la auto-
riencia, los objetos a los cuales se orienta el sujeto cambian nomía y la emancipación. “En mi experiencia”, indica
también. (Krause, 2006: 122) claramente Negt, “la idea de una transformación total
de la sociedad se mantiene como una idea pero ella ins-
Pero no sólo para el trabajo hermenéutico se remite truye los pasos concretos de manera diferente a que si
a Adorno. Hay en los autores una referencia permanen- la idea estuviera ausente” (Krause, 2006: 128).
te a la experiencia y su expresión pública como forma
dialéctica de comprender la subjetividad y allí las re-
ferencias son siempre Kant y Adorno. “Para Adorno, La fantasía: el lenguaje de las
como para Kant, la vida pública es la morada que nues- contraesferas públicas
tra experiencia necesita” (Kluge, 2014: 92); se trata de
palabras a las que, de una u otra forma, Kluge siempre Entonces, la experiencia en un sentido enfático es, para
regresa para dar cuenta de su propia posición respecto Negt y Kluge, la habilidad de registrar y negociar los
a la cuestión de la experiencia y lo público. efectos de la pérdida y fragmentación histórica. Como
señalábamos arriba, más que al empobrecimiento de la
Además, el punto de inversión, de una potencial an- experiencia, ellos aluden a la pérdida de la esfera pú-
títesis dentro del sistema, no es generado —como para blica y, por eso, el énfasis está puesto en la alerta sobre
Benjamin— por la lógica interna de las fuerzas produc- su incomunicablidad. A la manera de “El narrador” de
tivas, esto es, la tecnología. Por el contrario, más cerca Benjamin (2008) o de su programático texto “Expe-
de Adorno, “descansa en la categoría de sujeto, por riencia y pobreza” (2007), Negt y Kluge describen lo
más agotada históricamente y fabricada ideológicamen- que llaman el bloqueo de la experiencia social cuando
te que pueda parecer” (Hansen, 1981: 192). Así pues, ésta no puede ser comunicada.
el argumento de Kluge y Negt no implica un escape de
Además, al igual que Benjamin y Kracauer (2008)
en su momento, lo que también advierten en 1972 es
que la transformación estructural del capitalismo com-
porta una transformación de la percepción. Así es que
las nuevas formas de esfera pública que surgen con el
cine (y luego lo audiovisual transmuta a otros medios)
obligan a repensar los potenciales trastrocamientos en
la sensibilidad y la percepción de la subjetividad.

De manera que, como es propio de su provenien-


cia dialéctica, Negt y Kluge aluden tanto al bloqueo de
la experiencia como a la posibilidad de comunicarla
de modos diferentes en una postulada esfera pública
alternativa. Del argumento expuesto hasta aquí, pare-
cería seguirse que el cine formaría parte de este último
• Martirio de la Santa iluminación del Menologio de Basilio II (s.X) movimiento dialéctico.

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Sin embargo, resulta signiicativo que en el libro no y Negt, 1993: 33). No puede obviarse el hecho de que
se haga referencia explícita al arte, ni a la experiencia en la búsqueda de una emancipación práctica colectiva
estética, ni al cine, siendo que por la misma época se no es suiciente con servirse de los productos de la fan-
concentra gran parte de la producción cinematográi- tasía, ya que:
ca de Kluge. No obstante, sí se apela permanentemente
a dos categorías: imaginación y fantasía. Esto porque […] en su forma no superada [unsublated]12 como un mero
para Negt y Kluge, Erfahrung, a diferencia de Erlebnis, contrapeso libidinal a relaciones alienadas insoportables, la
implica la capacidad de la memoria, de la percepción, fantasía en sí misma es simplemente una expresión de esa
pero fundamental y centralmente de la imaginación y alienación. Sus contenidos son por ello conciencia inver-
la fantasía. tida. Sin embargo, en virtud de su modo de producción,
la fantasía constituye una crítica práctica inconsciente de la
Con imaginación podemos inferir que se reieren alienación. (Kluge y Negt, 1993: 33)
a un modo de resistencia, aquello que guarda la po-
sibilidad de realinear los desgarrados fragmentos de Desde la perspectiva del valor, la fantasía es descri-
experiencia a partir de una nueva constelación de rea- ta como “el miembro vagabundo, desempleado de las
lidad y fantasía, de tiempo e historia (Hansen, 1993b). facultades intelectuales” (1993: 33). Por lo anterior, se
ha dado históricamente una bifurcación entre lo real
Con respecto a la fantasía, en uno de los primeros (realistic) y lo irreal, que ha coninado la fantasía a los
subtítulos del libro ya se advierte que el trabajo de ésta sueños, al arte y a los sentimientos, generando así el
es la forma de producción de la experiencia auténtica. riesgo de distanciarla de la realidad hasta volverla in-
Desde el plano subjetivo, fantasía se reiere a la capa- capaz de abogar por los intereses reales de los sujetos.
cidad de organizar la experiencia individual y producir
ilusiones, por lo tanto, para los autores, su función es Ese modo de producción, esa “actividad libidinal
importante en el contexto de la atroia de la experien- de la conciencia” que es la fantasía, se encuentra en
cia. Entendida en términos freudianos, Kluge y Negt peligro en el presente, dado que es precisamente ésta
se reieren a ésta como compensación del principio de la que constituye la materia prima y el medio para la
realidad. Combinada con términos marxistas, la fanta- expansión de la industria de la conciencia (34). Es de-
sía se presenta como un escudo, como un mecanismo cir, mediante sus técnicas, la industria cultural13 busca
de defensa, como una protección del ego frente al reintroducir la fantasía pero solamente en su forma
shock de la experiencia del trabajo alienado, esto es, una domesticada.
realidad que de otra forma no podría ser tolerada (Klu-
ge y Negt, 1993). Pero también hay un sentido social de
fantasía. En este caso, también alude a una capacidad,
a aquella que, a pesar de ser universal, queda fuera de la
consideración de la esfera pública desde una perspec-
tiva racional. Y es justamente por haber sido suprimida
de su atención, que ha podido escapar de alguna forma
al control, a la disciplina y a la domesticación.

En esos lugares donde no se habría asimilado del


todo, donde la imaginación no se habría subsumido a
la valorización, sería posible estimular la fantasía para
que ignore los obstáculos que le presenta la realidad y
desarrolle perspectivas diferentes a aquellas inherentes
a las cosas tal como son (Kluge, 1981). Si bien es cla-
ro que estos espacios de imaginación incontaminada
no pueden encontrarse sin más, “la relación de depen-
dencia entre la fantasía y la experiencia de una realidad
alienada debe ser determinada teoréticamente” (Kluge • Wiracocha, (detalle) | Puerta del Sol

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El montaje como contraproducto Esto es, producciones artísticas y mediáticas diferen-


en el cine de Kluge tes de las que se proponen predominantemente en la
esfera pública contemporánea y que, sin embargo, cir-
Si la experiencia y la posibilidad de entablar rela- culan por sus mismos canales (en la actualidad, en la
ciones (Zussamenhang) son imprescindibles en la televisión y en la televisión web). Esto es, una práctica
comprensión de lo público, el montaje es la técnica que, al igual que lo postulado por Benjamin y Kra-
con la cual el cine de Kluge lleva a cabo ese entrecru- cauer, parte de la ambigüedad de la cultura burguesa
zamiento. Las conexiones que se proponen a través y no de su denuncia abstracta.
del montaje en sus películas responden al bloqueo es-
tructural de la experiencia bajo el dominio de la esfera La estrategia estética klugeliana puede resumirse
pública dominante. Esto, desde las primeras películas atendiendo al menos a cuatro características principa-
más narrativas —por ejemplo, Abschied von Gestern les: exhibe una búsqueda de la innovación formal y la
(1966) (Una muchacha sin historia) o Die Artisten in autorrelexión del medio audiovisual, materializada en
der Zirkuskuppel: ratlos (1968) (Los artistas bajo la el concierto polifónico de materiales en cada cons-
carpa de circo: perplejos)—, pasando por las películas telación que representa una película; está basada en
colectivas con pretensiones más ensayísticas, donde una particular forma de comprender el realismo cine-
Deutschland im Herbst (1977) (Alemania en otoño) matográico, fundado principalmente en la técnica del
es el ejemplo más claro y conocido, hasta las más ex- montaje para contrarrestar la intromisión excesiva de la
perimentales de los años ochenta, como Der Angrif referencialidad de la imagen; otorga un rol imprescindi-
der Gegenwart auf die übrige Zeit (1985) (El ataque ble a la experiencia estética del receptor, donde lo que
del presente al resto de los tiempos). Sin embargo, el se busca es activar la fantasía; y, inalmente, puede en-
ejemplo más cabal por la radicalización del recurso tenderse como una relectura de la dialéctica adorniana
del montaje que se convierte en el principal elemento del arte autónomo y la industria cultural. Lo anterior,
constructivo es su última película Nachrichten pues, “la inserción de la producción y el con-
aus der ideologischen Antike-Marx-Ei- sumo del cine en la totalidad social, que
senstein-Das Kapital (2008) (Noticias la restringe a la esfera del tiempo libre
de la antigüedad ideológica). Esta y el consumo, supone un indudable
última es una constelación de ele- obstáculo para que el medio pue-
mentos diversos: imágenes de da promover una experiencia en
archivo y secuencias iccionales sentido enfático” (Maiso, 2008:
(sin que pueda determinarse es- 27).
trictamente la diferencia), la voz
de Kluge como una voice-over Entonces, el diagnóstico
que rompe la indexicalidad de la del que se parte es que la expe-
imagen antes que describirla como riencia estética del espectador es
en el caso de los documentales, frag- dependiente de los patrones narrati-
mentos de otros productos audiovisuales, vos explotados por el cine comercial. Y,
ilustraciones y dibujos, intertítulos de colores por ello, lo que intenta Kluge desde el monta-
y tipología diversas, fragmentos de textos ilosóicos, je es una contranarrativa, entendiendo ésta como un
etcétera. “método dialéctico de reapropiarse la tradición de la
narración que incluya intereses humanos subjetivos”
Con esto queremos señalar que, más allá del abor- (Cook, 1985: 297). Esta contranarrativa tiene como
daje conceptual emprendido junto a Negt, nos es dado elemento constructivo principal el vacío, los cortes en-
airmar que en la práctica artística de Kluge el cine tre las tomas, puesto que sólo en ese suspenso puede
busca responder al bloqueo de la experiencia. Enmar- aparecer en su plenitud la imaginación del espectador.
cado en la crítica a la esfera pública burguesa y en la
posibilidad de que la experiencia pueda organizarse En deinitiva, la idea de contranarrativa y
de otra manera que no sea por la producción de valor contraproductos, y no de productos autónomos o inde-
abstracto, su obra busca la forma de contraproductos. pendientes, sugiere que los productos entren en disputa

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EUGENIA ROLDÁN | LAS CONTRAESFERAS PÚBLICAS DE KLUGE Y NEGT: EXPERIENCIA, FANTASÍA, UTOPÍA

con la esfera dominante y no que se piensen alejados nos discursivo-racionales, Negt y Kluge revalorizan el
de ésta, lo que sólo podría hacerse de modo aparen- lugar de la imaginación y la fantasía como aquellas ca-
te. Aún más, es ese grado de relación que mantienen pacidades universales que, activadas en la experiencia
con el mainstream lo que les da el carácter especíico subjetiva, pueden contrarrestar el bloqueo del horizon-
que Kluge ha delineado durante su carrera, ya que, en te social de experiencia.
sentido general, es la visible desigualdad entre los lo-
grados productos del mainstream y estos productos la Ahora bien, ¿signiica esto que la fantasía sólo pue-
que puede ser capaz de generar inestabilidad, colisio- de pretender para sí un lugar utópico? Por un lado, nos
nes, oportunidades para que modalidades diferentes encontramos tentados a contestar airmativamente, si
puedan surgir en la esfera pública14. tenemos en cuenta que en nuestras sociedades actuales
el debate sobre los elementos sistémicos de la indus-
tria cultural ha quedado coninado a discusiones de
Conclusiones administración de políticas públicas. En este sentido,
creemos en la importancia de rescatar el pensamien-
El lenguaje y la racionalidad instrumental no podrían to de Negt y Kluge pues, al recoger ellos los dilemas,
cruzar el límite entre la esfera pública burguesa y la pero también el impulso crítico que caracterizó a in-
proletaria, mientras que la fantasía sí puede hacer- telectuales como Adorno y Horkeimer, Benjamin y
lo. Por esta razón, es claro que en Kluge el discurso Kracauer, volverían a poner en el centro de la discusión
no puede ser el único medio para entender lo públi- académica las posibilidades y límites del pensamiento
co, tal como señala Martin Jay desde su concepción dialéctico.
habermasiana. Haciendo analogía con el trabajo de au-
torrelexión propuesto por el psicoanálisis freudiano Pero, por otro lado, la respuesta ensayada no nece-
para el caso de los individuos, Negt y Kluge arguyen sariamente agota la pregunta, ya que, en deinitiva, el
que a nivel colectivo no es posible reactualizar las ija- cine de Kluge, como otras prácticas artísticas y expre-
ciones y represiones con la pura actividad lingüística y siones culturales de nuestro tiempo, nos demuestran
el discurso, como pretende Habermas. De esto pode- que hay ejemplos concretos desde los cuales la fantasía
mos inferir que la teoría de la experiencia y el recurso busca ser reactivada. En el caso de Kluge, la conjunción
a la fantasía permiten a Kluge entender el cine como de la teoría y la práctica artística que hemos esbozado
una posible contraesfera pública en abierta crítica a la deja al descubierto el problema del lugar que los pro-
tesis habermasiana de Öfentlichkeit. Esto debido a que ductos culturales tienen en lo público. Así, junto a la
el proyecto teórico-estético de Kluge cruza las “esferas fantasía, Kluge reactivaría también las pretensiones
de valor” habermasianas para echar mano de todos los emancipatorias materialistas —esa antigüedad ideológi-
recursos disponibles para comunicar ideas. ca como la ha llamado— y, en ese marco, utopía atañe
en realidad a una comprobación incesante de que real
En conclusión, la fantasía es una pieza central de la es lo que es, tanto como las oportunidades históricas
posibilidad de un espacio público alternativo. Mientras imaginadas que no fueron pero que persisten, coexisten
que Habermas entiende la esfera pública en térmi- obstinadamente y también son reales.

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Notas
1. Figura destacada de la década del sesenta, se conoce a Kluge 1970, año en el que pasó a la cátedra de Sociología de la Univer-
como uno de los representantes de lo que se llamó nuevo cine ale- sidad de Hannover. Su producción teórica se ha enfocado en la
mán. Inicialmente doctorado en leyes, fue también asesor legal relexión sobre la política, especialmente de los sindicatos, y en la
del Institut für Sozialforschung, situación que lo relacionó prin- educación alternativa.
cipalmente con Theodor W. Adorno. En Frankfurt se inició su 5. “La trama objetiva de la acción social no se agota en la dimensión
aproximación al cine (Adorno lo acercó a Fritz Lang) y también del signiicado intersubjetivamente pretendido y simbólicamente
comenzó su importante trayectoria como escritor (en Alema- transmitido” (McCarthy, 1995: 220).
nia ha cosechado todos los premios literarios). Además, Kluge 6. Siguiendo la hipótesis ya formulada por Horkheimer y Adorno,
fue una pieza importante en la construcción de un marco legal e Habermas muestra la articulación del surgimiento de la auto-
institucional para el establecimiento de políticas para el cine in- nomía de la esfera artística con la mercantilización de la cultura
dependiente en la época de la reconstrucción alemana y, por los (Habermas, 1994).
mismos años, un precursor en la televisión. 7. El exhaustivo volumen editado por Craig Calhoun en ocasión de
2. Teoría crítica es el término acuñado por Max Horkheimer en el la traducción al inglés del libro de Habermas recopila las inter-
programático texto de 1937 “Teoría tradicional y teoría crítica”, venciones según provengan de la ilosofía, de la historia o de los
para caracterizar el quehacer del Institut für Sozialforschung que estudios en comunicación (Calhoun, 1992).
dirigía. No obstante, siguiendo a Wiggershaus (2010), utilizamos 8. Véase Calhoun (1992). Para una discusión dentro de la propia
esta denominación para referirnos a un grupo de intelectuales e tradición habermasiana, véase, por ejemplo, la temprana crítica de
inquietudes teóricas que pueden reconocerse como comunes aun Axel Honneth (2011).
no siendo parte formalmente del Institut o su principal órgano de 9. Todas las traducciones del inglés son propias.
publicación, la Zeitschrift für Sozialforschung. Son claro ejemplo 10. Miriam Hansen plantea la existencia de un vuelco en escritos pos-
de ello dos autores centrales para este artículo: Walter Benjamin teriores de Kluge hacia una posición habermasiana respecto a la
y Siegfried Kracauer. esfera pública (Hansen, 1993a). Si bien es cierto que más adelante
3. Que ciertos conceptos y teorías entren en el especializado espa- Kluge habla en términos de ampliación de la esfera pública y no
cio público académico, y cómo lo hagan, depende de muchos utiliza ya las nociones de contra o proletario, consideramos que
factores. Por una parte, el más inmediatamente obvio, es que esto puede deberse más a la adecuación de un vocabulario que
para aquellos debates que se dan en una lengua distinta a la ma- resultaba de época que a un sustancial cambio de posición. De
terna, debemos disponer de traducciones —traducciones que hecho, a partir de nuestro criterio y como argumentamos más ade-
dependen indefectiblemente del mercado que constituye la in- lante, la práctica artística que Kluge desarrolla hasta la actualidad
dustria cultural académica—. Esto puede explicar, por ejemplo, sigue teniendo en lo fundamental la forma de “contraproductos”.
la disparidad de trabajos que hay sobre la obra de Habermas y 11. Tal como lo desarrolló Edward Thompson (1966) en el trabajo
las escuetas traducciones de las que disponemos en español de ya referido.
Kluge. El segundo factor que queremos señalar depende, desde 12. Sublate es el término inglés con el que se traduce la inextricable
nuestro criterio, de divisiones disciplinares que muchas se veces noción hegeliana Aufhebung (asimilación, negación, superación).
se confunden con reparticiones en unidades académicas —po- En el original alemán la expresión es “unaufgehobenen Form”
dríamos señalar en nuestro caso la sociología y los estudios en (Kluge y Negt, 1973: 67).
comunicación, el arte y la ilosofía— que obturan problemáticas 13. No es este el lugar para desarrollar in extenso la posición de Klu-
que sólo se iluminan desde un ángulo que no se deja comparti- ge respecto al diagnóstico adorniano supuesto con la expresión
mentar. El escrito de tipo teórico que presentamos aquí ha sido industria cultural. Baste decir que intentamos dar cuenta de esa
desarrollado casi en su totalidad mediante el trabajo con fuentes posición con la presentación de su cine como contraproducto.
desde las cuales se puede avizorar un campo de problemáticas 14. Esto recuerda a la alusión que Adorno hace en Filmtransparen-
estéticas propias de la tradición crítica, atendiendo especialmen- te (traducido al español como Carteles de cine) al referirse a las
te al cine y a los medios masivos de comunicación. De allí que el películas de los jóvenes cineastas del nuevo cine alemán en com-
aporte que pretende sea tanto para los estudios en comunicación paración con las del gran negocio cinematográico: “En los rasgos
como para la ilosofía. de lo que en comparación con él es torpe se ha inscrito la esperan-
4. Oskar Negt, formado en sociología, defendió su tesis de doctora- za de que los ‘medios de comunicación de masas’ puedan ser algo
do bajo la dirección de Adorno. Fue adjunto de Habermas hasta cualitativamente diferente” (2008: 309).

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