Defensa Del Territorio

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C O L E C C I Ó N G R U P O S D E T R A B A J O

Serie Ambiente, cambio climático y sociedad

DEFENSA DEL TERRITORIO,


LA CULTURA Y LA VIDA ANTE
EL AVANCE EXTRACTIVISTA:
UNA PERSPECTIVA DESDE
AMÉRICA LATINA

Hugo Pereira
Eraldo da Silva Ramos Filho
Angelina Herrera
[coords.]
CARTOGRAFÍAS
DEFENSA DEL TERRITORIO,
DE LA DISCAPACIDAD
LAUNA
CULTURA Y LA
APROXIMACIÓN VIDA ANTE
PLURIVERSAL
EL AVANCE EXTRACTIVISTA
Comité científico

Alhelí Cáceres, Centro de Estudios Rurales (CERI), Paraguay.


Carlos Rodríguez Wallenius, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad
Xochimilco, México.
Elsa Guzmán, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, México.
Gisela Espinosa, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, México.
Marcela Crovetto, Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG) – Facultad de
Ciencias Sociales (FSOC) – Universidad de Buenos Aires (UBA) – Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina.
Mayra Nieves, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, México.
Mercedes Ejarque, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Argentina.
Mónica Cox, Universidad Federal de Pernambuco, Brasil
Osvaldo Aly, Núcleo de Pesquisa e Documentação Rural (NUPEDOR) – Universidad
de Araraquara (UNIARA), Brasil.
Stalin Herrera, Instituto de Estudios Ecuatorianos, Ecuador.
Susana Aparicio, Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG) – Facultad de
Ciencias Sociales (FSOC) – Universidad de Buenos Aires (UBA) – Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina.
Tamara Perelmuter, Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG) – Facultad de
Ciencias Sociales (FSOC) – Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina.

Defensa del territorio, la cultura y la vida ante el avance extractivista: una per-
spectiva desde América Latina / Juan Wahren... [et al.]; coordinación general de
Hugo Pereira; Eraldo da Silva Ramos Filho ; Angelina Herrera.- 1a ed.- Ciudad
Autónoma de Buenos Aires: CLACSO ; Asunción: CERI, 2022.
©CERI
Libro digital,
Centro PDF - (Grupos
de Estudios de trabajo
Rurales de CLACSO )
Interdisciplinarios
Archivo
Calle Digital:
Cruz descarga y1816
del Defensor onlinec/ José Martí | Asunción | Paraguay
Tel.: +595-21-607580
ISBN 978-987-813-187-0 | e-mail: [email protected] | website: www.ceri.org.py

1. Paraguay.
Equipo 2. Agroindustria. 3. Mapuches. I. Wahren, Juan. II. Pereira, Hugo,
coordinador
coord.Pereira
Hugo III. Ramos(Paraguay)
Filho, Eraldo da Silva, coord. IV. Herrera, Angelina, coord.
Eraldo da Silva Ramos Filho (Brasil)
CDD 306.364
Angelina Herrera (Cuba)

Diseño y diagramacón
Nolberto Valdez (Paraguay)

Foto de la portada
Participantes de la XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo "Estudios Críticos
del Desarrollo Rural" de CLACSO en la comunidad campesina paraguaya Marina
Kue. Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de
Trabajo Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)
Colección Grupos de Trabajo

Colección Grupos de Trabajo

DEFENSA DEL TERRITORIO,


LA CULTURA Y LA VIDA
DEFENSA DELEXTRACTIVISTA
ANTE EL AVANCE TERRITORIO,
LA CULTURA Y LA VIDA ANTE
UNA PERSPECTIVA DESDE
EL AVANCE EXTRACTIVISTA
AMÉRICA LATINA

UNA PERSPECTIVA DESDE


Hugo Pereira, Eraldo da Silva Ramos Filho
AMÉRICA LATINA
y Angelina Herrera
(Coords.)

Hugo Pereira
Eraldo da Silva Ramos Filho
Angelina Herrera
[coords.]

Grupo de Trabajo Estudios Críticos del Desarrollo Rural


Grupo de Trabajo Estudios Críticos del Desarrollo Rural
©CERI
Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios
Colección Grupos de Trabajo Calle Cruz del Defensor 1816 c/ José Martí | Asunción | Paraguay
Tel.: +595-21-607580 | e-mail: [email protected] | website: www.ceri.org.py
Pablo Vommaro - Director de la colección
Equipo coordinador
CLACSO Secretaría Ejecutiva Hugo Pereira (Paraguay)
Eraldo da Silva Ramos Filho (Brasil)
Karina Batthyány - Secretaria Ejecutiva Angelina Herrera (Cuba)
María Fernanda Pampín - Directora de Publicaciones
Diseño y diagramacón
Nolberto Valdez (Paraguay)
Equipo Editorial
Foto de la portada
CLACSO Secretaría
Lucas Sablich Ejecutiva
- Coordinador Editorial Participantes de la XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo "Estudios Críticos
Solange Victory y Marcela Alemandi
Karina Batthyány - Secretaria Ejecutiva- Gestión Editorial del Desarrollo Rural" de CLACSO en la comunidad campesina paraguaya Marina
Nicolás Arata
Nicolás Sticotti - Fondo de
- Director Editorial
Formación y Producción Editorial
Kue. Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de
Trabajo Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)
Director de Investigación - Pablo A. Vommaro
Equipo Editorial
Coordinadora de Investigación - Natalia Gianatelli
María Fernanda
Equipo de gestión Pampín - Directora Adjunta de Publicaciones
académica
Lucas Sablich - Coordinador
Cecilia Gofman, Marta Paredes, Editorial
Rodolfo Gómez, Sofía Torres, Teresa Arteaga y Ulises Rubinschik
María Leguizamón - Gestión Editorial
Nicolás Sticotti - Fondo Editorial

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Volveremos
Defensa dely territorio,
seremos millones (Buenos
la cultura Aires:
y la vida anteCLACSO,
el avancenoviembre de 2020).
extractivista: una perspectiva desde América Latina (Bue-
nos Aires: CLACSO,
ISBN 978-987-XXXXXXX mayo de 2022).
ISBN
© 978-987-813-187-0
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Estados Unidos 1168 | C1023AAB Ciudad de Buenos Aires | Argentina
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4304 9145 Fax [54 11] 4305
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CONTENIDO

Homenaje a Miguel Teubal. 14 de diciembre de 1937 – 18 de enero de 2021 | 9


GT Estudios Críticos del Desarrollo Rural – CLACSO

Agradecimientos | 15

Presentación | 17
Eraldo da Silva Ramos Filho

PRIMERA PARTE.
EXTENSIÓN UNIVERSITARIA CRÍTICA,
LA CUESTIÓN AGRARIA Y LAS CIENCIAS SOCIALES EN PARAGUAY

El oficio del sociólogo y sus adversidades en el Paraguay actual | 27


Raúl Ricardi

Extensión universitaria a la inversa. Incorporación de saberes


y prácticas de organizaciones sociales a la universidad | 29
Hugo Pereira, Liliana Rocío Duarte y María Paz González

Rol de la extensión universitaria en universidades públicas y derecho


a la tierra en Paraguay | 51
Elba Núñez

SEGUNDA PARTE.
EXTRACTIVISMO EN PARAGUAY

Agronegocio sojero y ganadero en el Paraguay.


Análisis de su expansión y autodestrucción | 63
Ramón Bruno Fogel Pedroso y Sintya Carolina Valdez Ayala

Los sentidos de la extranjerización de tierras en Paraguay.


Escalas y agentes | 75
Lorena Izá Pereira75
Concepción y el norte: territorios en disputa | 87
Profesor Benjamín Valiente

El sindicalismo y su lucha dentro del modelo extractivista | 95


Sara Raquel López C., Mirtha Maldonado, Miguel H. López

TERCERA PARTE.
REALIDAD EXTRACTIVISTA
LATINOAMERICANA Y ALTERNATIVAS

Boom minero y conflictividad en el noreste de Zacatecas, México | 113


Sergio Elías Uribe Sierra y Alejandra Toscana Aparicio

Las Alianzas Productivas de Palma de Aceite en Colombia y el acaparamiento


de tierras | 129
Natalia Espinosa Rincón

Resistencias y Alternativas del Pueblo Mapuche frente al Fracking


en Vaca Muerta (Neuquén, Argentina) | 149
Gisela Hadad

Centralidade do trabalho feminino na multiplicação das sementes crioulas


no Alto Sertão Sergipano | 165
Thais Moura dos Santos e Eraldo da Silva Ramos Filho

Documentos políticos | 183

Sobre los autores y las autoras | 187


HOMENAJE A MIGUEL TEUBAL
HOMENAJE A MIGUEL TEUBAL
14 de diciembre de 1937 – 18 de enero de 2021
14 de diciembre de 1937 – 18 de enero de 2021

GT Estudios Críticos del Desarrollo Rural – CLACSO

El largo proceso de hechura de un libro está atravesado por los avatares de la vida
misma. En este caso en particular la partida de nuestro compañero, camarada y amigo
Miguel Teubal en enero de 2021 nos invita a recordar su importante legado político,
académico y humano.

Sus pensamientos y reflexiones

Miguel tuvo una larga, prolífera y ecléctica trayectoria académica. Sus primeros tra-
bajos de finales de la década de 1950 y comienzos de la de 1960 son el resultado de
sus estudios de maestría en la Universidad de California en Berkeley y abordaron las
potencialidades y limitaciones de los proyectos de integración económica en América
Latina. En ellos la cuestión agraria era uno de los varios elementos a considerar y se
imbricaban con abordajes geopolíticos y macroeconómicos que hacían especial én-
fasis en el peso de los “factores no-económicos” a la hora explicar la integración entre
países entre el Norte y el Sur Global. Este primer conjunto temático fue retomado por
Miguel mucho tiempo después cuando entre finales de los 80’s y comienzos de los 90’s
se concretó la creación del Mercado Común del Sur integrado por Argentina, Brasil,
Paraguay y Uruguay.
Tras este primer paso en su formación de posgrado, Miguel regresó a Argentina don-
de ingresó a trabajar en el Departamento de Investigaciones Económicas del Banco
Central de la República Argentina dirigido en ese entonces por el economista Julio H.

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GT Estudios Críticos del Desarrollo Rural – CLACSO
Grupo de Trabajo Estudios Críticos del Desarrollo Rural de CLACSO

G. Olivera, a quien Miguel siempre recordaba como uno de los pilares de su formación
académica y científica. En ese espacio fortaleció sus conocimientos sobre estructura-
lismo económico latinoamericano y aumentó su interés analítico sobre el fenómeno
de la inflación y los múltiples factores no monetarios que influyen en ella. Esta línea
teórico-analítica y las cosencuencias socio políticas que suponen para vastos sectores
de la población la constante suba de precios de los productos básicos se convirtió en un
tema recurrente de sus trabajos posteriores, especialmente al abordar la paradoja del
hambre en el “granero del mundo”.
El abordaje estructuralista influyó notablemente en la segunda parte de su forma-
ción de posgrado que tuvo lugar nuevamente en Berkeley a finales de 60’s a donde llegó
impulsado no sólo por su afán de seguir formándose sino también por el desfavora-
ble clima represivo que se vivía en Argentina por aquellos años 1. La coyuntura política
-marcada por las protestas contra la Guerra de Vietman- y académica –donde la or-
todoxia económica perdía terrenos frente a perspectivas heterodoxas y eclécticas- fue
central en este nueva etapa de formación de Miguel, ahora enfocado directamente en
la economía agraria. Su tesis doctoral abordó el rol del sector agropecuario en el des-
empeño económico general de Argentina y la forma en que los sectores agrarios más
concentrados captaban el excedente económico. A partir de este trabajo, la cuestión
agraria y alimentaria se convertiría en el centro de sus reflexiones e investigaciones.
Finalizado el doctorado, Miguel regresó a la Argentina para continuar con su carrera
de investigador científico y también con la docencia en la Universidad de Buenos Aires
y en la Universidad Nacional del Sur, en la ciudad de Bahía Blanca, donde fue uno de
los impulsores de la Carrera de Economía desde perspectivas críticas. En este período
conoció a quien sería su compañera de vida, trabajo y militancia, Norma Giarracca.
Con el aumento de la persecusión política 2 como forma de violencia de Estado, Miguel
y Norma –como muchos de su generación decidieron partir al exilio- luego de sufrir
amenazas por sus investigaciones y labores académicas, consideradas “subversivas” por
la cruenta dictadura cívico-militar que tomó el poder entre 1976 y 1983. Incluso llegó a
tener que escribir algunos de sus trabajos académicos con seudónimo para preservar

1 A mediados de 1966 tuvo lugar en Buenos Aires la “Noche de los Bastones Largos” un hecho repre-
sivo en el cual el estado reprimió y desalojó una serie de facultades de la Universidad de Buenos Aires
(UBA) que estaban tomadas por docentes y estudiantes como forma de protesta al regimen de facto
que gobernaba el país. Tras este hecho se produjo una amplia renuncia de profesores de la UBA entre
los cuales estaba la de Miguel que por entonces dictaba la asignatura “Economía” en la Carrera de
Sociología.
2 Uno de los hechos que lo llevaron a entrar en las “listas negras” de los servicios represivos fue su
participación en el armado de la carrera de Economía en la Universidad Nacional del Sur, la cual tenía
una perspectiva heterodoxa. Miguel guardaba en su oficina revistas y periódicos de la época en donde
se relataba el allanamiento a la institución y se mostraban las supuestas pruebas de la herejía: fotos de
diversos libros de pensamiento económico y social crítico. Sobre esta experiencia Miguel junto a Carlos
Fidel (quien fuera su estudiante en esa época y más tarde su colega como docente en México) compi-
laron un muy interesante libro editado en 2017 por la Universidad de Quilmes y cuyo título es Enfoques
heterodoxos en el pensamiento económico. La carrera de Economía de la Universidad Nacional del Sur
en los setenta.

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Homenaje a Miguel Teubal
Homenaje a Miguel Teubal

su integridad física. Luego de pasar breves estadías académicas en España e Inglaterra


se establecieron en México de donde guardaba muy buenos recuerdos. En la Univer-
sidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco participó de un gran proyecto acerca de
los complejos agroalimentarios. Esta temática trascendió la etapa del exilio mexicano y
tras su regreso a Argentina en la década de 1980 aplicó dicho aparato conceptual para
abordar diversos sectores agrarios de Argentina. A ello le sumó otras perspectivas que
permitieran explicar la profunda relación entre los procesos socio-económicos a escala
nacional y sectorial y las tendencias mundiales propias de la globalización.
Desde muy temprano, junto a Norma Giarracca, advirtieron las profundas trans-
formaciones que imprimía el neoliberalismo en el agro, especialmente en los sectores
campesinos, indígenas y chacareros. En ese marco, sus trabajos alternaban los análisis
estructurales con las protestas sociales y fueron construyendo los pilares para un abor-
daje teórico analítico centrado en el concepto de agronegocio desde una perspectiva
crítica. La rebelión contra el modelo neoliberal que se desencadenó en 2001 también
estuvo dentro de sus preocupaciones. Con el correr de la década de los 2000 la interés
sectorial focalizado en el agro se fue expandiendo hacia otros sectores primarios. Así,
nuevamente junto a Norma Giarracca, abonaron activamente al debate en torno al mo-
delo extractivo, adhieriendo a la postura de quienes consideran al agronegocio como
su manifestación agraria. Sus análisis más generales en torno a las particularidades de
la reprimarización de la economía argentina durante el período deben justamente in-
sertarse en estos intercambios.
Es imposible realizar una recuperación exhaustiva del prolífero y diverso corpus de
escritos de Miguel. En los últimos años, y tras trabajar arduamente en la curadoría de la
compilación de trabajos de Norma Giarracca editada por CLACSO que fue una de sus
tantas formas de honrarla y despedirla tras su partida en 2015, Miguel había comen-
zado a reunir, ordenar y clasificar su obra. Listas monumentales de libros, artículos y
ponencias se iban multiplicando a medida que revolvía en sus bibliotecas, cajas y ar-
chivos. Su amigo Carlos Fidel le propuso seleccionar algunos trabajos para su pubica-
ción en una obra y tras meses de idas y vueltas se decidió por 11 textos que conforman
la compilación títulada Globalización, sistemas agroalimentarios y la lucha por la tierra
en América Latina y editada por la Universidad de Quilmes de próxima aparición. Ahí
mismo Miguel escribió un relato exhaustivo sobre su derrotero -que inspiró los párra-
fos precedentes- que no sólo recorre muchísimos temas de las ciencias sociales sino
también los avatares de una vida intensa atravesada por la historia de Nuestramérica.
Su trabajo enfocado en los sistemas agroalimentarios y en particular el agronego-
cio son referencias insoslayables para comprender la cuestión agraria latinoamericana
contemporánea. Con su agudo sentido crítico, supo aportar como pocos en la inter-
pretación de los signos de su tiempo, modesto en su actitud, casi como si no fuera un
aporte, inspirado en los sentidos libertarios de los pueblos y las gentes que construyen
los otros mundos posibles desde sus prácticas de resistencia, siempre manifestando su
opción clara por el lado de lxs desposeidxs, junto a quienes luchan y hacen la historia
por abajo y a la izquierda, donde está el corazón.

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11
GT Estudios Críticos del Desarrollo Rural – CLACSO

Grupo de Trabajo Estudios Críticos del Desarrollo Rural de CLACSO

Fotografía 1
Miguel Teubal obsequiando un libro de su autoría a un poblador de la comunidad
campesina paraguaya “Marina Kue”
(Domingo, 15 de setiembre de 2019)

Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo
Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)

El rol de Miguel en el GT

Como parte de su vasta trayectoria académica orientada en los estudios rurales de


América Latina, fue fundador de nuestro Grupo de Trabajo Estudios Críticos del Desa-
rrollo Rural en los años noventa junto a otrxs investigadorxs como Norma Giarracca y
Hubert de Grammond y participó del mismo hasta sus últimos días, dando continui-
dad a una línea de investigación crítica del desarrollo rural y comprometida con los
movimientos sociales rurales, campesinos, pueblos indígenas y afrodescendientes. Sus
participaciones en muchísimos de los encuentros durante todos los años de historia
del GT le daban a Miguel una perspectiva general del trabajo colectivo y en red que ca-
racteriza a este grupo de trabajo. Esto era un aporte muy importante, sumado a sus in-
vestigaciones y reflexiones en torno a las cuestiones agrarias y alimentarias de América
Latina y el mundo. Dentro del GT fue un claro referente para las nuevas generaciones
de investigadores rurales con perspectiva crítica que tenemos ahora la ardua tarea de
profundizar y continuar con su legado académico, político y humano.
Conoció los territorios de los movimientos sociales rurales de primera mano en sus

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Homenaje a Miguel Teubal

Homenaje a Miguel Teubal

múltiples trabajos de campo por toda América Latina. Parte de esos viajes los hicimos
juntos en el marco del GT, allí lo vimos transitar, infatigablemente y pese a su avanza-
da edad, esos territorios rurales a veces alejados y de difícil acceso. Nunca se quedaba
atrás. Preguntaba, escuchaba y se indignaba con las historias de lucha de las comunida-
des que visitábamos, hacía sus aportes desde su mirada integral de la cuestión agraria
latinoamericana y hacía nuevas amistades con académicos y activistas de toda Nuestra
América con quienes hablaba de igual a igual sin poner en juego su vasta trayectoria y
reconocimiento. La humildad, buen humor y mejor apetito eran características propias
de ese Miguel Teubal que disfrutamos conocer a lo largo de décadas de intercambios,
debates y sueños compartidos en el GT.

Fotografía 2
Intervención de Miguel Teubal durante la XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo
“Estudios Críticos del Desarrollo Rural” en Parguay
(Viernes, 13 de setiembre de 2019)

Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo
Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)

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GT Estudios Críticos del Desarrollo Rural – CLACSO

Grupo de Trabajo Estudios Críticos del Desarrollo Rural de CLACSO

Un adios que aún duele…

Su pensamiento crítico es un ejemplo a seguir por las futuras generaciones que nos
formamos junto a él y Norma Giarracca, su compañera de vida, en la política, la aca-
demia, el arte y la música. Siempre la música, pues como el hombre sensible que fue
compuso piezas para música de piano, cámara y orquesta, legado musical que conti-
núan sus hijos Julián y Emilio, y que el propio Miguel durante los últimos años cultivó
tocando el piano con gran dedicación como acariciando los recuerdos de Norma.
Miguel era el hombre de la afabilidad y de lo inesperado. Su contextura física le co-
locaba en la categoría engañosa de la fragilidad. Pero inesperadamente era un fuerte,
de un linaje de resistentes, de exiliados históricos y recientes, de quienes aguantan los
distintos embates de la vida y salen fortalecidos. La noticia de su fallecimiento nos dejó
perplejos y tristes, pero con la certeza de que nos queda profundizar y multiplicar su
legado.
Muchos de sus amigos y amigas más intímos, sobre todo aquellos que lo conocían
de los años sesenta y setenta, le decían, cariñosamente, Michel. Así queremos despe-
dirlo a Miguel, extrañando a nuestro Michel. Con sus invalorables aportes académico;
con la generosidad de su casa abierta a la curiosidad académica, al debate político, al
buen comer, a la música y el arte. Queremos despedir y recordar a Michel con su sonri-
sa franca, su aire distraido, su andar leve, su curiosidad infinita y su lucidez académica.
Abrazamos a su familia y nos abrazamos junto a ellxs en el dolor y la tristeza, pero
también en la alegría de que Miguel, y con Norma como siempre a lado, serán eter-
namente parte de nuestros corazones, de nuestras vidas, de nuestros pensamientos y
nuestras luchas por Territorio y Libertad.

¡Hasta siempre Miguel!

GT Estudios Críticos del Desarrollo Rural – CLACSO

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AGRADECIMIENTOS
AGRADECIMIENTOS

La Coordinación del Grupo de Trabajo Estudios Críticos del Desarrollo Rural del
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y la Coordinación de este
libro, expresan sus sinceros agradecimientos a los compañeros y compañeras de Para-
guay que hicieron posible la habilitación de un espacio académico horizontal y frater-
nal para analizar la realidad agraria latinoamericana. De manera especial agradecemos
a los y las docentes de la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO), de la Universidad Na-
cional de Asunción (UNA), quienes han motorizado los diferentes equipos y activida-
des que se desarrollaron en el marco de la XIX Reunión Anual de nuestro Grupo de
Trabajo:

Alhelí González Cáceres


Luis Rojas Villagra
María Limpia Díaz
Miguel H. López
Mirian Rodríguez
Mirtha Maldonado
Roni Paredes
Rosa Miranda
Sintya Valdez

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GT Estudios Críticos del Desarrollo Rural – CLACSO

Agradecimientos

Agradecemos a la Dirección de Extensión Universitaria de la FACSO, liderada por la


Profesora Elba Núñez, docente con alto compromiso con la realidad social paraguaya y
la apuesta a un modelo de universidad de calidad, laica y gratuita, por hacer posible la
realización de las diversas actividades desarrolladas durante la ejecución del proyecto
de extensión universitaria en cuyo marco se realizó la reunión anual del GT.
De igual manera expresamos nuestra gratitud al Primer Director de la carrera de
Sociología de la FACSO, Profesor Raúl Ricardi, cuya extensa trayectoria en el ámbito de
la docencia siempre ha estado caracterizada por el análisis de la sociedad paraguaya
desde la perspectiva del pensamiento crítico.
Sinceros agradecimientos a los estudiantes de las carreras de Trabajo Social y Socio-
logía de la FACSO que se sumaron a la reunión con alta y comprometida participación
en el registro y en la sistematización de las diferentes ponencias presentadas, además
de su valioso y destacado apoyo a cada una de las actividades llevadas a cabo.
Un especial agradecimiento al Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI),
centro de estudios con más de tres décadas produciendo conocimientos sobre los dis-
tintos factores que producen la degradación social y ambiental, en particular los que
determinan la capacidad de producción y de la apropiación del excedente de las fami-
lias campesinas, por las intensas y comprometidas gestiones realizadas para organizar
la XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo. A todos y a cada uno de sus investigadores
e investigadoras, muchísimas gracias.
A las organizaciones sociales de Paraguay que contribuyeron con sus saberes so-
bre sus prácticas y experiencias a enriquecer enormemente los conocimientos sobre
la realidad agraria desde la mirada de quienes luchan y combaten en las calles de las
ciudades y en los territorios rurales contra las injusticias impuestas por un modelo de
desarrollo extractivo, expansivo y excluyente.
A la comunidad de Marina Kue que nos abrió las puertas de sus casas y sus corazo-
nes para compartir su heroica experiencia de lucha.

19
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PRESENTACIÓN
Eraldo
Eraldoda
da Silva RamosFilho
Silva Ramos Filho

En fines de la segunda década del siglo XXI los pueblos de América Latina sufrieron
el recrudecimiento de los procesos históricos de invasiones violentas, sometimientos,
despojos, usurpaciones. Asumieron destaques los sucesivos y variados dispositivos de
ataques imperialistas a las frágiles democracias de los estados-nacionales 1 del conti-
nente, entre los cuales se destacan:
a) el golpe militar perpetrado en Honduras el 28 de junio de 2009, cuándo el ejército
ejecutó el encarcelamiento seguido de exilio forzado del presidente Manuel Zelaya;
b) el golpe parlamentario en Paraguay el 21 de junio de 2012, en contra el presidente
Fernando Lugo, que en 24 horas sufrió impeachment por decisión de los diputados y
senadores;
c) semejante receta ha sido practicada en contra de la presidenta de Brasil Dilma
Roussef el 17 de abril de 2016, marcando el inicio de un período de execración misógi-
na que ha culminado en su impeachment el agosto de 2016.
Milton Santos en su libro “La naturaleza del espacio: técnica y tiempo, razón y emo-
ción” define evento como un acontecer histórico y relacional, ya que la actuación de los
actores y sujetos sociales altera los hechos y transforma a los objetos. Se trata de un pro-

1 El estado es comprendido en esta presentacion como el aparato institucional integrado por el poder
político, gobierno territorializado, administracción pública regida por el conjunto de reglas constitu-
cionales y con el soporte de los aparatos de coerción social. Ante la ausencia de de una exigencia en el
campo de la linguísitica sobre la grafía del estado con letra mayúscula inicial, opté por escribir estado,
estado-nación y estado nacional con iniciales minúsculas, a modo de evitar su supervalorización.

20
17
Eraldo da Silva Ramos Filho

Eraldo Da Silva Ramos Filho

ceso de producción de nuevas configuraciones en el medio preexistente, cuya duración


temporal se prolonga mientras sea percibido. Estos golpes se entienden como eventos
y los haces de relaciones que los rodean y sus consecuencias se siguen percibiendo y
sintiendo en múltiples escalas.
Por lo tanto, los golpes de estado denunciados aún no han cesado y tienen en común
la constitución de alianzas entre las oligarquías nacionales, sectores militarizados, bur-
guesías nacionales e intereses imperialistas estadounidenses para la deposición de tres
líderes democráticamente elegidos. Los discursos de supuesta búsqueda de la moral y
anti-corrupción disimularon la ascensión de los proyectos neofascistas y la centralidad
de la cuestión agraria en la formación territorial.
En el caso brasileño, las acusaciones de delitos de responsabilidad fiscal involucra-
ron la decisión de la presidenta de firmar actos administrativos sin autorización del
congreso nacional, realizados para garantizar los créditos financieros del Programa Na-
cional de Fortalecimiento de la Agricultura Familiar (Pronaf ) y el pago de parte de los
beneficios de la política estatal de transferencia de ingresos para los más pobres.
Por su parte, en Paraguay, la acción policial encaminada a desalojar a familias sin
tierra de un área pública destinada a la reforma agraria resultó en la muerte de 11 tra-
bajadores. Este episodio conocido cómo la Masacre de Marina Kue fue atribuido al pre-
sidente Fernando Lugo, excusa para su declaración sumaria.
Estos y otros eventos de la coyuntura latinoamericana son manifestaciones de la pro-
fundización de la crisis estructural del capital que somete la cuestión agraria mundial
a profundas transformaciones. Sobre todo, en la orientación de los capitales especula-
tivos para los sectores productivos, expandiéndose a países de América Latina y África
donde abundan las condiciones materiales para la reproducción de la vida.
Por tanto, se verifica la movilización de capital-dinero para la adquisición de tie-
rras, ya sea para futuras especulaciones, convirtiendo este bien común en una mer-
cancía vendible y rentable o convirtiéndola en factores de producción capitalista de
mercancías alimentarias, energéticas o minerales. El territorio asume centralidad en la
búsqueda del dominio de una base física, material, susceptible de ser mercantilizada.
Es necesario que la producción capitalista del espacio geográfico encubra la conflicti-
vidad derivada de los procesos de expansión/invasión del capital.
Las corporaciones transnacionales y las instituciones financieras multilaterales han
impuesto su agenda a los gobiernos de los países. Por un lado, exigen la ayuda a los es-
peculadores, bancos y la reducción del gasto social y las inversiones de largo plazo que
garanticen la recuperación de la capacidad de acumulación del capital.
Por otro lado, dimensionan instrumentos del estado, que son eficientes en disipar
el (re)conocimiento público de la profundización de la conflictividad resultante, se po-
nen en marcha políticas públicas controladoras de lo social, mitigadoras de la pobreza e
instrumentalizadoras de la apropiación de riquezas y explotación del trabajo, ya sea extra-
yendo más valor en el campo y en la ciudad o forjando las condiciones para el someti-
miento de la renta campesina al capital.
Se pusieron en marcha un conjunto de expedientes con la intención de recrudecer el

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Presentación

Presentación

neoliberalismo como ideología hegemónica en la conducta de los estado-nacionales,


en la captura del conocimiento científico elaborado sociohistóricamente y en la domi-
nación de territorios.
En este contexto, presentamos al público este libro, que reúne análisis multidisci-
plinares sobre la expansión del capitalismo en el campo y las resistencias originarias,
campesinas y obreras, constitutivas de la producción de proyectos de sociedad contra-
hegemónicos. Esta obra es producto de la continuidad de la dedicación del Grupo de
Trabajo Estudios Críticos del Desarrollo Rural del Consejo Latinoamericano de Cien-
cias Sociales (CLACSO) en la construcción de un conocimiento comprometido sobre el
campo en América Latina y el Caribe.
Los textos aquí publicados apoyaron las discusiones del seminario La defensa del
territorio, la cultura y la vida de las comunidades campesinas e indígenas de América
Latina y el Caribe ante el avance del capital extractivista, realizado del 12 al 16 de sep-
tiembre de 2019, en Asunción y que congregó a líderes de movimientos sociales cam-
pesinos e indígenas, organizaciones urbanas que luchan por el derecho a la tierra y a la
ciudad, académicos de Argentina, Brasil, Colombia, México y Paraguay.
La actividad pública se construyó en el marco de la XIX Reunión Anual del GT CLAC-
SO Estudios Críticos del Desarrollo Rural, resultado de una alianza con la Facultad de
Ciencias Sociales (FACSO) de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), a través de
su Dirección de Extensión Universitaria (DEU), el Centro de Estudios Rurales Inter-
disciplinarios de Paraguay (CERI) y apoyada por la Sociedad de Economía Política del
Paraguay (SEPPY), el Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores de la FACSO (SITRA-
FACSO) y el Centro de Estudios y Promoción de la Democracia, los Derechos Humanos
y la Sostenibilidad Socio-ambiental HEÑÓI.
Esta compilación congrega un sentido especial. Está dedicada a la memoria póstuma
del amigo y compañero Miguel Teubal. Fundador del GT en los años noventa junto a
otrxs investigadorxs como Norma Giarracca y Hubert de Grammond, participó del mis-
mo hasta sus últimos días. Estuvo presente activamente - cómo siempre lo hacía - en
nuestra última actividad presencial antes de las restricciones de circulación impuestas
por el mundo pandémico. En reverencia y homenaje a su legado político, académico,
humano y artístico que influenció y sigue influenciando a diferentes generaciones, le
dedicamos la apertura de esta compilación.
Luego de este Homenaje, el libro sigue estructurado en 3 ejes temáticos, 11 artículos
y una sección de documentos políticos elaborados por ocasión de la reunión de Pa-
raguay. El primer bloque de artículos integra el eje temático Extensión Universitaria
Crítica, la cuestión Agraria y las Ciencias Sociales en Paraguay que contribuye con un
aporte a la memoria de la institucionalización de las Ciencias Sociales en Paraguay y su
compromiso con el análisis de la cuestión agraria mediante la promoción de la exten-
sión universitaria crítica en la universidad pública.
Iniciamos este bloque con una nota escrita por el primer director de la carrera de
Sociología de la FACSO, cuyo título es El ofício del sociológo y sus adversidadees en el
Paraguay actual. De modo contundente el autor explicita el proceso de apertura de

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Eraldo da Silva Ramos Filho

Eraldo Da Silva Ramos Filho

la carrera de Ciencias Sociales creada en la Universidad de Nacional de Asunción en


1970, cuya implementación fue impedida por motivaciones políticas de la dictadura
stronissta por 30 años, iniciando su efectivo funcionamiento en el año 2003.
El segundo artículo del libro se titula Rol de la extensión universitaria y universida-
des públicas y derecho a la tierra en Paraguay, de Elba Nuñez. Su punto de partida es la
historia de formación del espacio agrario paraguayo, en el que el predominio del poder
de una élite latifundista y oligopólica, con participación de propietarios extranjeros res-
paldados por diferentes gobiernos, dio como resultado un país con una de las mayores
desigualdades en la distribución de tierras del mundo.
La profunda mercantilización de la tierra y la ausencia de respuestas del estado a las
luchas sociales, por la toma de tierras en el campo y en la ciudad, demandan de las uni-
versidades la producción de conocimiento científico capaz de explicar los fenómenos,
formar profesionales aptos para actuar en la construcción de soluciones para proble-
mas de la sociedad. En este sentido, la autora afirma el rol social de las universidades
públicas, particularmente en la creación de líneas de extensión universitaria crítica en
torno a los conflictos territoriales, problemática clave para superar las desigualdades
históricas en Paraguay.
Para cerrar este eje temático Hugo Pereira, María Paz González y Liliana Duarte en
el artículo Extensión universitaria a la inversa. Incorporación de saberes y prácticas
de organizaciones sociales a la universidad afirman la extensión universitaria crítica
como un proceso educativo transformador que articula investigadores, estudiantes,
movimientos obreros, campesinos en torno de concepciones de educación popular e
investigación-acción-participación. Sobre este enfoque presentan las etapas de la pre-
paración y realización de la XIX Reunión Anual del GT CLACSO Estudios Críticos del
Desarrollo Rural en la FACSO/UNA como un proyecto de extensión universitaria crítica
que involucró estudiantes de diferentes carreras, maestros, investigadores latinoameri-
canos y movimientos de Paraguay.
Ha sido generado un espacio horizontal y fraternal que dimensionó una oportuni-
dad de análisis colectivo de la problemática agraria paraguaya y su confrontación con
la cuestión agraria latinoamericana. Las autoras y autor nos brindan con las transcrip-
ciones directas de las intervenciones de los líderes populares, campesinos, indígenas y
mujeres, pertenecientes a la Federación Nacional Campesina (FNC), la Coordinadora
de Organizaciones Sociales de los Bañados de Asunción (COBAÑADOS), la Pastoral So-
cial de Concepción, el Movimiento de Recuperación de Tierras, Organización de Mu-
jeres Rurales Indígenas (CONAMURI) y el Pueblo Qom. Como de costumbre en estos
encuentros, Pereira, Duarte y González nos brindan con la sistematización, registros y
análisis la interacción realizada durante el trabajo de campo en Marina Kue.
El segundo eje temático del libro reúne cuatro artículos que discuten el Extrativismo
en Paraguay enfocándose en la condición autodestructiva del agronegocio, pasando
por el proceso histórico de extranjerización de tierras, sus escala y agentes, así como los
conflictos territoriales que surgen y llegando a los retos interpuestos a la organización
de las luchas campesinas y de los obreros sindicalizados.

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Presentación

Presentación

Ramón Bruno Fogel Pedroso y Sintya Valdez abren este bloque con el artículo Agro-
negocio sojero y ganadero en el Paraguay. Análisis de su expansión
y autodestrucción.
El trabajo con datos oficiales y corporativos de las dos décadas del siglo XXI posibilita
ubicar la producción ganadera y de soja transgénica bajo la égida del agronegocio como
parte del modelo de desarrollo paraguayo exportador de commodities y su régimen ali-
mentaro neoliberal. Su expansión implica la expropiación territorial campesina y las
estadísticas revelan un período de disminución de la productividad agrícola, aumento
de los costos de producción, el proceso de endeudamiento del sector y su dependencia
de contaminantes ambientales.
Estos hallazgos apoyan la tesis del autor y autora sobre el carácter autodestructivo
del agronegocio de la soja transgénica y la ganadería. Fogel y Valdez también nos ofre-
cen un análisis de posibles escenarios de movidas del gran capital en el territorio para-
guayo y/o entre ramas y sectores, con énfasis en la minería.
Por fin, reconoce el proceso de expansión y autodestrucción del agronegocio que
produce la expropiación territorial campesina y la atomización de la organización po-
lítica de los trabajadores, por otro lado, enfrenta las luchas de resistencia transescalar
producidas por la Federación Nacional Campesina (FNC), el Partido Paraguay Pyahurã,
la Vía Campesina y un conjunto de prácticas agroecológicas y ferias locales.
En el quinto artículo titulado Los sentidos de la extranjerización de tierras en Para-
guay: escalas y agentes, Lorena Izá Pereira y Bernardo Mançano Fernandes lanzan una
mirada desde la geografía agraria brasileña para mostrar que la extranjerización de la
tierra es constitutiva de la formación del espacio agrario paraguayo.
Por extranjerización de tierras comprenden el proceso histórico y multiescalar de
control del territorio por agentes extranjeros o agentes involucrados, que, indepen-
dientemente del período histórico, tiene por único objetivo garantizar la acumulación
de capital. Se trata de un proceso global que asume diferentes configuraciones en cada
país y en un tiempo histórico determinado.
En Paraguay, desde el siglo XIX, los extranjeros han guiado la exploración masiva
de la naturaleza a través de la extracción y cultivo de productos orientados a la expor-
tación. A mediados del siglo XX los cambios geopolíticos globales ascendieron los in-
tereses de los EE.UU. y Brasil por la apropiación de las tierras paraguayas a través de la
expansión del agronegocio y las corporaciones capitalistas.
En el siglo XXI, en un contexto de crisis de sobreacumulación, los agentes brasileños
amplían el dominio de la tierra. El resultado ha sido la expropiación territorial del cam-
pesinado, la producción de violencias, el agravamiento de la inseguridad alimentaria y
la producción desordenada del espacio urbano resultante de la creación de los “refu-
giados del modelo agroexportador”.
A continuación, Benjamín Valiente en un ensayo de carácter colectivo, porque su
autoría se atribuye a la Pastoral Social de la Diócesis de la Santísima Concepción del
Paraguay, denuncia Concepción y el Norte: territorios en disputa. A partir de la recu-
peración de extractos de otras publicaciones que utilizaron fuertes testimonios, revela
que los departamentos del norte de Paraguay están sometidos a una disputa territorial

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Eraldo da Silva Ramos Filho

Eraldo Da Silva Ramos Filho

entre los campesinos y los sojeros, narco-ganaderos y narco-políticos. A partir de la


recopilación de publicaciones anteriores, recupera narrativas dolorosas de sujetos so-
metidos a situaciones de violencia armada, cuyo objetivo es expulsar a campesinos e
indígenas de sus territorios.
Denuncian la alianza entre grupos económicos y el estado paraguayo que se uti-
liza la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), una fuerza híbrida compuesta por militares,
policías, policía antidrogas y fiscalía, para acciones de persecución, detenciones, se-
cuestros, asesinatos y terror colectivo. Los sectores narcoeconómicos en alianza con el
estado también cuentan con el apoyo de la prensa corporativa que intenta encubrir las
atrocidades cometidas contra la población civil, atribuyendo las acciones de la FCT al
combate al grupo criminal Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), que también ejerce
violencia armada contra la población humilde.
El texto El sindicalismo y su lucha dentro del modelo extractivista, firmado por Sara
Raquel López, Mirtha Maldonado, Miguel H. López cierra este bloque temático anali-
zando la situación de los trabajadores/as paraguayos/as frente al modelo de desarrollo
extractivo y los desafíos que se le plantean a la organización de la lucha sindical. Este
modelo económico concentrador de tierras y capital, produce una sociedad profunda-
mente desigual basada en la sobreexplotación de la tierra, descampesinización, pobre-
za, informalidad y empleo precario en los espacios urbanos.
A partir de la sistematización de los datos oficiales, analizan los cambios recientes
en el mercado laboral y la fuerza de trabajo, incluidos los impactos de la pandemia del
Covid-19, evidenciando la reducción de la fuerza laboral, el aumento del número de
personas desocupadas con incidencia importante en las mujeres. En cuanto a la orga-
nización de la clase que vive del trabajo, las autoras y el autor hacen hincapié a las he-
rencias del período dictatorial en relación a la atomización sindical y la cooptación de
centrales sindicales por el estado. Concluyen enumerando un conjunto de retos para la
organización de la lucha política en el período del neoliberalismo extractivo, que per-
mean la construcción de unidad entre los trabajadores del campo y de la ciudad.
En el tercer eje temático, reunimos un conjunto de textos que se enfocan al estudio
de la Realidad extractivista latinoamericana y alternativas. En este recorrido reflexivo,
Sergio Elías Uribe Sierra y Alejandra Toscana Aparicio, en el artículo Boom minero y
conflictividad en el noreste de Zacatecas, México durante el siglo XXI, sitúan la actividad
minera en contexto de la historia económica latinoamericana desde el proceso de con-
quista, colonización y la ascensión de la modernidad occidental.
La minería cruza los significados del desarrollo del siglo XX y se ajusta a las reformas
neoliberales que delimitan la inserción subordinada del continente en la división in-
ternacional del trabajo como proveedor de minerales para el desarrollo industrial de la
economía mundial. Como base empírica se analizan seis conflictos y la conflictividad
desencadenada por la actividad minera, explorando los conflictos laborales, ambien-
tales o mixtos como evidencia del intercambio desigual entre empresas y comunidad.
El noveno artículo, titulado Las alianzas productivas de palma de aceite en Colombia
y el acaparamiento de tierras, de Natalia Espinosa Rincón expone los esquemas de la

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Presentación

Presentación

agricultura de contracto en Colombia impulsados por inversionistas privados naciona-


les y extranjeros, con apoyo del estado en distintas zonas del país.
Desde su locus de estudio, la región de Montes de María ubicada en el Caribe co-
lombiano y la región de Catatumbo, en el nororiente del país, explicita la asociación
de la agricultura de contrato con la concentración y el acaparamiento de tierras, con
subordinación del trabajo campesino. Además de identificar actores estatales, agentes
de cooperación internacional y financieros, empresas capitalistas y sus principales or-
ganismos de clase, demuestra que cuando la subordinación del trabajo imposibilita la
acumulación de capital, se producen alianzas con paramilitares para el ejercicio de la
violencia armada.
El décimo capítulo firmado por Gisela Hadad, Juan Wahren y Tomás Palmisano trata
sobre las Resistencias y alternativas del pueblo mapuche frente al fracking en Vaca Muer-
ta, Neuquén, Argentina. Los/as autores/as presentan la minería como una actividad
insertada en el contexto de acumulación por desposesión que impulsa contextos de re-
primarización de las economías. Abordan la degradación y la conflictividad derivados
de la explotación de hidrocarburos a través del fracking y las resistencias producidas
por el pueblo Mapuche.
Socavan el repertorio de procedimientos adoptados por las corporaciones de hidro-
carburos, con énfasis en: los acuerdos económicos firmados entre empresas argentinas
y corporaciones estadunidenses; los procedimientos de control social adoptados por
los sectores de responsabilidad social; la regulación del estado para viabilizar los obje-
tivos de acumulación capitalista.
A su vez, los/as autores/as comprenden que la resistencia frente al avance del capital
se caracteriza por ser contenciosa y defensiva. Registran que la apropiación territorial
Mapuche, arraigada en la ascendencia y espiritualidad no disocia la producción econó-
mica, cultural y política y sistematizan cuatro repertorios de resistencia: 1) la resisten-
cia colectiva; 2) el reclamo en el plan del derecho; 3) las prácticas de acción directa; 4)
la apertura de canales de diálogo.
Para cerrar este eje temático nos remitimos al texto de Thaís Moura dos Santos y
Eraldo da Silva Ramos Filho, titulado Centralidade do trabalho feminino na multipli-
cação das sementes crioulas no alto sertão sergipano, cuyo estudio tuvo como objetivo
demostrar la importancia del trabajo femenino en la conservación de semillas criollas,
así como discutir los desafíos y estrategias presentes en esta práctica en las comunida-
des Bom Jardim y Lagoa da Volta, ubicadas respectivamente en los municipios de Poço
Redondo y Porto da Folha, estado de Sergipe, Brasil.
Para sustentar los análisis, las autoras adoptaron como procedimientos metodoló-
gicos la lectura del marco teórico, viajes de campo y entrevistas semiestructuradas. En
las comunidades, se ha constatado una fuerte presencia de las mujeres en el proceso
de conservación y multiplicación de las semillas nativas. Siempre utilizando los patios
traseros, los alrededores de la casa y sus huertos las Guardianas producen amplia varie-
dad de alimentos y semillas. También se encargan de almacenar las variedades locales
en los semilleros comunitarios, práctica que reduce el riesgo de pérdida y da fe de la

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Eraldo da Silva Ramos Filho

Eraldo Da Silva Ramos Filho

calidad del material genético, además de asegurar acciones de sociabilidad campesina.


Para cerrar el libro, presentamos una sección de Documentos Políticos que reúne:
i) una resolución emitida por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONAC-
TY) que declara de “interés científico” a la XIX Reunión Anual del GT Estudios Críticos
del Desarrollo Rural. Una manifestación extremamente importante en un período tur-
bulento marcado por ataques a las ciencias sociales, humanidades y la negación cien-
tífica en el continente;
ii) un comunicado del GT Estudios Críticos del Desarrollo Rural contra las viola-
ciones a las defensoras y defensores de derechos humanos en Honduras encarcelados
por sus posiciones políticas y contra el hostigamiento y atentados contra la vida de la
defensora Irma Lemuz Amaya. Unos meses después de este pronunciamiento, la com-
pañera se vio en la obligación de exilarse para mantenerse viva. Esta condición perma-
nece hasta la fecha de finalización de la producción de este libro.
Ofrecemos al público este libro como contribución al debate sobre las problemáti-
cas históricas, sus transformaciones y configuraciones contemporáneas de la cuestión
agraria en América Latina, con la perspectiva que estimule la preservación de la memo-
ria, la reflexión académica y el debate político.

¡Excelente lectura para todos y todas!

Aracaju, invierno pandémico de 2021

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PRIMERA PARTE.
EXTENSIÓN UNIVERSITARIA CRÍTICA,
PRIMERA
LA CUESTIÓN AGRARIAPARTE
Y LAS CIENCIAS
SOCIALES EN PARAGUAY

Extensión universitaria crítica, la


cuestión agraria y las Ciencias
Sociales en Paraguay
ELOFICIO
EL OFICIODEL
DELSOCIÓLOGO
SOCIÓLOGO YY SUS
SUS ADVERSIDADES
ADVERSIDADES
EN
ENEL
ELPARAGUAY
PARAGUAY ACTUAL
ACTUAL
RaúlRicardi
Raúl Ricardi

La creación de la carrera de Ciencias Sociales en la Universidad Nacional de Asun-


ción (UNA) se remonta a la década de los 70. A pedido de las autoridades de la Facultad
de Derecho y Ciencias Sociales fue aprobada su creación por el Consejo Superior Uni-
versitario, según acta N° 253 del 20 de julio de 1972. Fue un paso importante desde el
punto de vista académico y profesional porque reconoció que existía la necesidad de
un estudio científico y riguroso de la sociedad paraguaya de aquella época. Sin embar-
go, su implementación se produjo recién en marzo de 2003, luego de la aprobación de
su funcionamiento por el Consejo Superior Universitario, según Acta Nº 969 del 7 de
mayo 2003.

¿Por qué se esperó 30 años para su implementación como una de las ofertas académi-
cas de la UNA?

Uno de los factores decisivos fue el régimen autoritario vigente en esa época que
ejercía un férreo control sobre las instituciones, y especialmente en la UNA, con el ob-
jetivo de evitar la “prédica política subversiva contra la paz y el progreso” 1, que era la
justificación ideológica del régimen stronissta. El régimen dictatorial del General Al-
fredo Stroessner veía con desconfianza las Ciencias Sociales, en general, y la Sociolo-
gía en particular, porque la consideraba como una “carrera de comunistas” y como tal
constituía un peligro al buscar la “eliminación del Estado” (clasista), además de la des-

1 “Paz y progreso” fue el lema del gobierno de la dictadura de Alfredo Stroeessner.

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Raúl Ricardi

trucción de la familia paraguaya, base fundamental de la sociedad, según sus voceros.


La vinculación de la carrera de Sociología y el comunismo la colocaba en una si-
tuación de alta peligrosidad, ya que sus estudiantes y profesores estarían buscando la
subversión del orden constitucional vigente y por lo tanto eran enemigos de la nación
paraguaya, desde la visión ideológica del gobierno. Las Ciencias Sociales se caracteri-
zan por su análisis crítico y su vinculación con movimientos sociales subversivos que
cuestionan la legalidad y legitimidad del régimen stronista eran vistas como una ame-
naza para el stronissmo.
Otra razón de la imposibilidad de la implementación de la carrera de Sociología en
la UNA estaba relacionada con la prohibición de determinados libros por parte de la
dictadura. Uno de los pensadores estudiados para el análisis de la sociedad y su estruc-
tura es Carlos Marx, quien influyó decisivamente en la comprensión de la constitución
histórica de las sociedades, sus mecanismos de reproducción y la necesidad de una
lucha política. Este proceso de concientización a partir de la lectura de la obra de Marx
y de la biblia, mediante el acompañamiento de sociólogos y sacerdotes producía un
rechazo en los referentes del gobierno y sus partidarios. Esto significaba que en Amé-
rica Latina el encuentro entre el marxismo y el cristianismo impulsaban la lucha por la
liberación contra un régimen opresor.
Se puede afirmar que las Ciencias Sociales y la militancia política estudiantil contes-
taria van de la mano. Por eso no tuvo cabida en la UNA durante el gobierno de Alfredo
Stroessner, que ejercía un fuerte y sistemático control sobre cualquier manifestación
de disidencia, tanto de estudiantes como de docentes. La implementación de la carrera
de Ciencias Sociales solo fue posible luego del derrocamiento del General Stroessner.
Sin embargo no fue inmediata. Pasaron 14 años después de la caída de la dictadura y
aun entonces con serias limitaciones, especialmente presupuestarias, y el ejercicio de
la enseñanza a cargo de docentes de la carrera de Derecho, fuertemente condicionados
por sus orientaciones ideológicas.
En síntesis, la cultura política autoritaria, la inexperiencia democrática en la toma de
decisiones y en la planificación concertada, aparte de los grupos de poder económico
y político, privilegiados, no están dispuestos a aceptar las críticas a sus privilegios. Por
eso la Sociología sigue siendo calificada por algunos como una “carrera de comunistas”.
La carrera de Ciencias Sociales se implementó a partir del año el 2003. Las clases se
desarrollaban en el antiguo local de la Facultad de Derecho de la UNA, ubicado sobre
las calles Palma y Yegros, microcentro de la ciudad de Asunción, con el mismo plan
curricular con que fue creado. Por eso hasta el año 2007 la UNA expedía el título de Li-
cenciado en Ciencias Sociales. Luego de una actualización de su malla curricular deno-
minado Plan 2010, se empezó a expedir el título de Licenciado en Sociología. Este plan
homologado está siendo implementado actualmente en la FACSO. Hemos iniciado el
proceso de revisión del plan curricular como respuesta a la demanda de una formación
académica de calidad y en sintonía con la problemática social de la sociedad paraguaya
que necesita ser comprendida desde un abordaje científico y respondida con políticas
públicas de proyección universal.

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EXTENSIÓN UNIVERSITARIA A LA INVERSA. INVERSA
INCORPORACIÓN DE SABERES
Incorporación Y PRÁCTICAS DE
de saberes
ORGANIZACIONES SOCIALES
y prácticas de organizaciones A LAaUNIVERSIDAD
sociales la universidad

Hugo Pereira, Liliana Rocío Duarte y María Paz González


Hugo Pereira, Liliana Rocío Duarte y María Paz González

Introducción

Una extensión universitaria comprometida con la realidad social

Vinculada con la Reforma de Córdoba, Argentina, del año 1918, un movimiento ju-
venil que apuntó a la democratización de la universidad controlada hasta entonces
por la oligarquía y el clero, la extensión universitaria en América Latina apareció para
involucrarse con la sociedad y sus problemas (Ortíz y Morales, 2011). Existen sin em-
bargo actualmente modelos de extensión universitaria que ponen el acento en el asis-
tencialismo de la comunidad académica, la que se presenta a sí misma como la única
poseedora de un conocimiento científico válido frente a los grupos populares con los
que trabaja y a los que destina de manera unidireccional “lo que sabe” en el marco de
actividades externas desarrolladas en el territorio de organizaciones comunitarias. Di-
chos modelos asistencialistas van desde el altruista, el divulgativo hasta el orientado a
las necesidades de las empresas (Serna Alcántara, 2007).
Desde la perspectiva crítica de la extensión universitaria el debate va más allá de los
modelos porque la disputa se establece con una gestión institucional que profundiza
la carencia del pensamiento crítico y que produce conocimientos a espaldas de la rea-
lidad social (Medina y Tommasino, 2018). Tommasino et al. (2018) sostienen que la ex-
tensión universitaria de perspectiva crítica es tributaria de los procesos emancipatorios
de América Latina relacionados con movimientos obreros y campesinos, y con las con-
cepciones de educación popular e investigación-acción- participación que emanan los

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Hugo Pereira, Liliana Rocío Duarte y María Paz González
Extensión universitaria a la inversa. Incorporación de saberes y prácticas de organizaciones sociales a
la universidad

mencionados procesos de lucha. La extensión universitaria crítica es así un proceso


educativo transformador en el que no existen roles estereotipados de profesores y estu-
diantes y en el que todos pueden aprender y enseñar, siendo el carácter del rol docente
de orientación permanente.
El desafío de la extensión universitaria crítica es la generación de espacios y activi-
dades que permitan el involucramiento de los y las estudiantes en los problemas reales
de la comunidad, lo que a su vez le posibilita ejercitar las habilidades propias del/a in-
vestigador/a (Monteverde et al., 2018). De esta manera la extensión establece un puen-
te entre la universidad y la realidad social al articular prácticas extensionistas e inves-
tigación participativa (Bang et al., 2018). Además de ello contribuye a la construcción
de nuevos conocimientos socialmente acordados que se orientan a los contextos de
aplicación de los mismos (Abeledo y Menéndez, 2018).
La XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo “Estudios críticos del desarrollo ru-
ral” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), celebrada en el año
2019, se constituyó en la oportunidad de apostar al análisis colectivo de la realidad pa-
raguaya en el contexto latinoamericano desde una perspectiva crítica, horizontal y, al
mismo tiempo, fraternal.
El Grupo de Trabajo “Estudios Críticos del Desarrollo Rural” del Consejo Latinoa-
mericano de Ciencias Sociales, tiene entre sus objetivos:

1. Analizar los procesos de expansión del capitalismo en el campo: corporaciones


transnacionales, agencias internacionales, mercados, acaparamiento y mercan-
tilización de la tierra, los territorios y la naturaleza.
2. Identificar los desarrollos y reformas del Estado y las políticas públicas de desa-
rrollo rural en Latinoamérica.
3. Estudiar los nuevos contextos y los procesos de constitución de los sujetos socia-
les en el campo y sus proyectos de sociedad.
4. Acompañar los procesos sociales y los actores del mundo rural latinoamericano
que luchan contra los cambios políticos y económicos producidos por los Esta-
dos y el capital que trasforman y afectan sus territorios.

Producción y difusión del conocimiento desde una perspectiva crítica y hori-


zontal

La Facultad de Ciencias Sociales (FACSO) de la Universidad Nacional de Asunción


(UNA), a través de su Dirección de Extensión Universitaria, implementó un proyecto
de extensión universitaria en cuyo marco se desarrollaron las actividades de la XIX Re-
unión Anual del Grupo de Trabajo “Estudios Críticos del Desarrollo Rural” del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Junto al Centro de Estudios Rura-
les Interdisciplinarios (CERI) fue coorganizadora de la reunión anual. La organización
del encuentro contó con la adhesión de reconocidas organizaciones como el Sindicato
de Trabajadoras y Trabajadores de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad

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30
Extensión universitaria a la inversa

Hugo Pereira, María Paz González y Liliana Duarte

Nacional de Asunción (SITRAFACSO-UNA), la Sociedad de Economía Política del Pa-


raguay (SEPPY) y la organización HEÑOI. Participaron representantes de destacadas
organizaciones como la Federación Nacional Campesina (FNC), la Organización de
Mujeres Campesinas e Indígenas (CONAMURI), el Movimiento “Recuperemos nues-
tras tierras” y la Coordinadora de Organizaciones Sociales y Comunitarias de los Baña-
dos de Asunción (COBAÑADOS).

Fotografía 1.
Reunión preparatoria del proyecto de extensión universitaria en la sala de reuniones
de la Dirección de Extensión Universitaria de la FACSO

Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo
Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)

El proyecto de Extensión Universitaria que involucró a más de ochenta estudian-


tes, docentes y egresados de las carreras de Sociología y Trabajo Social de la FACSO
fue apoyado por las cátedras de Economía Política, segundo semestre de la carrera de
Sociología; Economía, segundo semestre de la carrera de Trabajo Social; Movimientos
Sociales, segundo semestre de la carrera de Sociología; Sociología Rural, octavo semes-
tre de la carrera de Sociología; Comunicación y redacción castellana, carrera de Socio-
logía; Políticas Sociales y Trabajo Social II, sexto semestre, y Abordaje II, de la carrera
de Trabajo Social.

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Hugo Pereira, Liliana Rocío Duarte y María Paz González
Extensión universitaria a la inversa. Incorporación de saberes y prácticas de organizaciones sociales a
la universidad

Fotografía 2.
Reunión de planificación del proyecto de extensión universitaria con la participación
de docentes y estudiantes de la FACSO

Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo
Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)

Se establecieron tres momentos principales a lo largo de todo el encuentro del Gru-


po de Trabajo en Paraguay. En el primero, académicos paraguayos y latinoamericanos
expusieron y dialogaron sobre la realidad agraria de sus respectivos países. Seguida-
mente se abrió un espacio para escuchar y aprender sobre las prácticas y luchas de
las organizaciones y movimientos sociales paraguayos. De esa manera se invirtieron
los roles establecidos tradicionalmente en los que el protagonismo de la difusión del
conocimiento está centrado en los universitarios. En el tercer momento se llevó a cabo
una visita al territorio de la comunidad Marina Kue, epicentro de un conflicto rural
que acabó en una masacre y que fue aprovechado por sectores políticos conservadores
para producir un golpe de estado parlamentario que destituyó del poder en el 2012 a
un gobierno legítimo electo en las urnas. En dicho trabajo de campo investigadores/
as, profesores/as, estudiantes e integrantes de la comunidad fueron partícipes de un
círculo de aprendizaje mutuo.

Declaración de Interés científico de la XIX Reunión del Grupo de Trabajo

El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de Paraguay (CONACYT) declaró de


interés científico la décimo novena reunión anual del Grupo de Trabajo “Estudios Crí-
ticos del Desarrollo Rural” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLAC-

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32
Extensión universitaria a la inversa

Hugo Pereira, María Paz González y Liliana Duarte

SO), desarrollado del 12 al 16 de setiembre en el país.En una nota remitida por el In-
geniero Luis Alberto Lima Morra, Ministro-Presidente del CONACTY, al presidente del
Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI), Roni Paredes, y a la Secretaria
del Consejo Directivo del CERI, Lorena Recalde, explica que el organismo consideró el
objetivo de la reunión y decidió declarar de Interés Científico el encuentro. La resolu-
ción Nº 577 de fecha 10 de setiembre del año 2019, del CONACTY, señala en su artículo
primero:
DECLARAR DE INTERÉS CIENTÍFICO el “Encuentro Anual de Investigadores e In-
vestigadoras del Grupo de Trabajo “Estudios Críticos del Desarrollo Rural, del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) organizado por el Centro de Estudios
Rurales Interdisciplinarios (CERI) del 12 al 16 de setiembre de 2019.
La declaración se produjo en un año en el que en el mismo seno del Consejo Direc-
tivo del CONACYT se produjeron importantes ataques a producción científica de las
Ciencias Sociales. En efecto desde la segunda quincena del mes de marzo del 2019, en
las redes sociales empezaron a ocupar un espacio importante los cuestionamientos a
la financiación de determinados proyectos de investigaciones por parte del Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología de Paraguay (CONACYT). Las denuncias apuntaron
a estudios científicos realizados por centros académicos cuyos trabajos ponen en dis-
cusión los impactos negativos del modelo de desarrollo paraguayo.

Seminario de análisis de la realidad agraria latinoamericana

Mesa inaugural

La XIX Reunión del Grupo de Trabajo “Estudios críticos del desarrollo rural” de
CLACSO congregó a académicos de Paraguay y diversos países de la región, así como a
líderes de movimientos sociales campesinos e indígenas, organizaciones urbanas que
luchan por el derecho a la tierra y la ciudad, y a la comunidad académica de la FACSO.
La intensa agenda de trabajo incluyó la realización del Seminario de análisis de la rea-
lidad rural. El seminario tuvo por lema “La defensa del territorio, la cultura y la vida de
las comunidades campesinas e indígenas de América Latina y el Caribe ante el avance
del capital extractivista”.

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Hugo Pereira, Liliana Rocío Duarte y María Paz González
Extensión universitaria a la inversa. Incorporación de saberes y prácticas de organizaciones sociales a
la universidad

Fotografía 3
Seminario de análisis de la realidad agraria latinoamericana en la FACSO

Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo
Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)

Con una amplia participación de estudiantes, docentes, egresados, investigadores/


as y representantes de organizaciones y movimientos sociales, se realizó el Semina-
rio Internacional abierto de Análisis de la realidad agraria latinoamericana en el salón
auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO), de la Universidad Nacional de
Asunción.
Las palabras de apertura estuvieron a cargo del Prof. Mgter. Raúl Ricardi, Director de
la Carrera de Sociología de la FACSO, el Coordinador del Grupo de Trabajo, Eraldo da
Silva Ramos Filho, de la Universidade Federal de Sergipe (Brasil), y el Coordinador de
Extensión Universitaria de la carrera de Sociología, Hugo Pereira.
La Mesa Inaugural abordó temas relacionados al rol de las Universidades Públicas
desde la extensión universitaria ante la problemática de la tierra, la renta de la tierra y
acumulación de capital en Paraguay, el agronegocio regional y los conflictos territoria-
les en Paraguay, así como las alianzas productivas de palma de aceite en el marco de las
grandes transacciones de tierras en el Caribe colombiano.
Se partió del análisis de que América Latina es la región más desigual del mundo

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Extensión universitaria a la inversa
Hugo Pereira, María Paz González y Liliana Duarte

en la tenencia de la tierra, poniendo en evidencia que en ese contexto Paraguay es el


país con mayor concentración de la tierra donde el 85 % de las tierras está en manos
del 2,5 % de propietarios. Esta concentración se explica por el modelo de producción
extractivista basado en el agronegocio que expulsa a pobladores de las comunidades
campesinas e indígenas.
Se puso énfasis que las Universidades públicas tienen como desafío frente a esta
problemática profundizar en el aporte desde la investigación, la extensión crítica y la
formación en develar el patrón de vulneración de derechos y fortalecer las alianzas con
las organizaciones y movimientos sociales para contribuir en avanzar en una agenda
emancipatoria.
Durante la realización del seminario de análisis de la realidad agraria latinoameri-
cana, se presentaron unas 30 ponencias por parte de académicos paraguayos, de di-
ferentes países de América Latina y referentes de organizaciones sociales.Los puntos
resaltantes de las exposiciones y las deliberaciones han girado en torno a estos puntos:

1. Profundización de la política neoliberal y el extractivista y el agronegocio con


graves consecuencias en la expulsión de campesinos e indígenas.
2. Criminalización, asesinato y persecución de líderes.
3. Militarización del norte paraguayo.
4. Estados nacionales cooptados por derecha fascista que responde a los intereses
del gran capital.
5. Existencia de organizaciones sindicales y movimientos sociales en resistencia
que disputan el modo de producción y el orden social.
6. Necesidad de seguir denunciando, pero sobre todo articulándose para la acción
política transformadora emancipadora en América Latina.
7. Rol de la universidad pública en la investigación, divulgación y denuncia de los
procesos, en solidaridad con los movimientos sociales.

Fotografía 4
Mesa inaugural del Seminario de análisis sobre la realidad agraria latinoamericana

Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo
Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)

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Hugo Pereira, Liliana Rocío Duarte y María Paz González
Extensión universitaria a la inversa. Incorporación de saberes y prácticas de organizaciones sociales a
la universidad

Saberes y prácticas de organizaciones sociales

En el seminario de análisis de la realidad agraria latinoamericana se habilitó una


mesa de Movimientos Sociales, a fin de escuchar las voces de los protagonistas de las
luchas sociales en el Paraguay.

a-) Intervención de Arnaldo Ayala, dirigente de la Federación Nacional Campe-


sina (FNC)

En lo que respecta a la naturaleza de la lucha de la Federación Nacional Campesi-


na (FNC), la lucha central es la lucha por la reforma agraria. El problema principal de
nuestro país es la estructura agraria que tenemos, que tiene muchas consecuencias. Se
propone un modelo de nación distinto al que existe en nuestro país en este momento.
En la actualidad pequeños grupos de personas concentran casi toda la tierra de nuestro
país y eso moldea la dinámica dual nacional. Tenemos un país para los ricos y otro país
para la mayoría de la población, donde campesinos e indígenas quedan excluidos. Pero
este modelo es sostenido por un gobierno servil, capataz, que tienen a su servicio jueces,
fiscales y policía.
Este modelo económico, modelo de producción, beneficia a otros países. De acuerdo a
las necesidades de los países imperialistas se produce en nuestro país. Las consecuencias
de este modelo lo hacen insostenible. La tierra no se usa en beneficio de nuestro país o en
beneficio de la mayoría, entonces hay más de setecientas mil personas que pasan hambre
en nuestro país, se destruyen los bosques, se contamina nuestro ambiente, la migración
del campo a la ciudad es cada vez más intensa, así como la migración a otros países.
Salud, educación, vivienda no están disponibles para la población. Debería producirse
al servicio de la mayoría según la necesidad de nuestro pueblo, ya sea para alimentación
familiar, para la industrialización del país, generación de empleo, valor agregado. Por
eso, para la Federación Nacional Campesina, la lucha central para nuestro país es la
transformación de la realidad nacional y la reforma agraria.
En lo que respecta a la experiencia de la lucha por la tierra, tiene mucho valor la po-
litización del campesinado. El campesinado tiene consciencia de la mala situación del
país y lo que implica para el futuro colectivo, por lo que pensamos mucho en alternativas
de políticas. Por eso la FNC plantea políticas que den solución a la problemática, un mo-
delo de desarrollo nacional diferente al vigente. La marcha campesina por eso no tiene
una reivindicación concreta, sino plantea el análisis en conjunto con los diferentes sec-
tores de la población. Busca generar debate referente a la búsqueda de la patria nueva.
En las grandes asambleas que ocurren en los asentamientos y comunidades campesinas
aparecen muchos problemas concretos, como falta de semillas o de asistencia técnica,
pero también se piensa en términos más amplios. Entonces en cada coyuntura política
la FNC asume posición política. El campesinado se posiciona mediante cortes de ruta
y participación en las grandes huelgas generales. De esta manera, aparte de pensar en
los problemas concretos cotidianos, el campesinado piensa en un futuro diferente, en la

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Extensión universitaria a la inversa

Hugo Pereira, María Paz González y Liliana Duarte

patria nueva. El problema de la tierra no solamente es un problema campesino sino de


todos los habitantes del país para alcanzar la patria nueva.

Fotografía 5
Mesa de movimientos sociales – Seminario de análisis sobre la realidad agraria lati-
noamericana en la FACSO

Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo
Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)

b-) Intervención de Carmen Castillo, integrante Coordinadora de organizacio-


nes sociales de los bañados de Asunción (COBAÑADOS)

Los bañados fueron poblados por campesinos que fueron saliendo de sus tierras y vi-
nieron a buscar mejoras en Asunción, ubicándose en la parte céntrica, no tuvieron es-
pacio y construyeron barrios populares. En estas zonas se encuentra aproximadamente
el 12% de la población de Asunción, 23 mil familias que en este momento se encuentran
amenazadas por un proyecto de desarrollo vial que solamente garantiza que los vehícu-
los puedan acceder, entrar y salir de Asunción.
En el territorio de los bañados persiste una cultura campesina urbana. La gente sigue
teniendo su plantación de tomates, sus chanchos, gallinas, para alimentación y consumo
familiar. Estas comunidades se organizan y pelean por la existencia de servicios básicos

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Hugo Pereira, Liliana Rocío Duarte y María Paz González
Extensión universitaria a la inversa. Incorporación de saberes y prácticas de organizaciones sociales a
la universidad

como puestos de salud, escuelas en condiciones (las que existen son muy precarias, los
niños/as solamente acceden hasta el 9no grado) y seguridad.
La lucha de las comunidades del bañado es por el territorio, por el derecho de vivir en
la ciudad. El derecho de vivir en la ciudad implica no solamente una vivienda, como lo
plantea el gobierno, sino la tierra que es sinónimo de vida. Vida es arraigo, por eso los ba-
ñadenses la defienden dentro de sus posibilidades, ya que el desarrollo no debe implicar
el desarraigo de la gente sino potenciar el arraigo, potenciar a las comunidades y mejorar
la calidad de vida de todos y todas.
COBAÑADOS viene peleando desde hace 16 años por el territorio. No solamente lu-
chan por el territorio, la tierra, sino también el Jardín Botánico, los árboles que corren
peligro de ser talados por la enorme obra de construcción. La lucha de los bañadenses
es una lucha de resistencia ante un proyecto que solo favorece a un sector económico.
Los bañadenses son personas honestas y trabajadoras, que luchan dignamente por hacer
valer sus derechos. El actual gobierno no representa a los bañadenses. La articulación
con los campesinos/as es importante porque el campo y la ciudad deben unirse contra el
gobierno, cuyas políticas no favorecen al desarrollo humano.

c-) Benjamín Valiente, Coordinador de la Pastoral Social de Concepción

El libro “Relatos que parecen cuentos” relatamos los atropellos y asesinatos de perso-
nas a mano de sicarios, policías y militares. Entre las víctimas se encuentra una anciana
de casi ochenta años, indígenas, un adolescente minusválido, un líder campesino inte-
grante de la lucha por la tierra, ciudadanos comunes de asentamientos campesinos. De
estos últimos se extrae lo sucedido en el asentamiento de Arroyito, que constituye un caso
de terrorismo de Estado.
Se detalla lo ocurrido el domingo 19 de enero del 2014, eL acontecimiento más grave
protagonizado por la Fuerza de Tarea Conjunta, integrada por las Fuerzas Armadas y la
Policía Nacional. Dicha tarde se disputaba las semifinales de un torneo de fútbol, habían
cercado provisoriamente el campo de juego del asentamiento donde estaban unas mil
personas, cuando entraron siete individuos vestidos de civiles (pero eran policías y mili-
tares encubiertos) para preparar el ataque. Al culminar el encuentro deportivo, durante
los festejos de hinchas y atletas, llegaron camiones, ambulancias, tanques y helicópteros
con miembros de la Fuerza Conjunta, empleando su potencial bélico con el objetivo de
someter a los presentes.
Los acontecimientos pasaron desapercibidos para la prensa local y nacional. Recién
algunos días después cuando los afectados realizaron denuncias públicas, los coman-
dantes aparecieron en los medios de comunicación para dar su versión de los hechos
justificando el operativo realizado. Meses después el General Mario González, en una
reunión con dirigentes campesinos, en presencia del Obispo Miguel Ángel Cabello y
miembros de la pastoral social de Concepción, reconoció que se había equivocado en el
procedimiento, sosteniendo que la violencia con la cual actuaron las Fuerzas se debió a
los falsos testimonios de informantes civiles (pyragües). No se dieron los nombres de los

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Extensión universitaria a la inversa

Hugo Pereira, María Paz González y Liliana Duarte

informantes pero se mencionan que estos personajes resurgieron con la llegada de Hora-
cio Cartes al poder.
La violencia armada del norte es producto de una disputa territorial entre represen-
tantes de la macro agricultura extractiva-destructiva y otros grupos poderosos. El EPP es
una creación de grupos de poder que se encuentran en la sombra, que obran persiguien-
do y asesinando a dirigentes que luchan por sus derechos y reivindicaciones. Así, la gran
mayoría de las víctimas atribuidas al EPP son personas humildes, policías de bajo ran-
go y campesinos pobres. En definitiva, Concepción es un territorio que disputan sojeros,
ganaderos, narcotraficantes y abigeos. En ese escenario actúa la FTC (Fuerza de Tarea
Conjunta) en su “lucha contra el EPP”, siendo los agricultores campesinos los que sufren
las consecuencias de esa pugna.
La postura expuesta por la Pastoral Social de Concepción le valió acusaciones de par-
te del gobierno y de la FTC. A instancia de los pyragües se afirmó que la escuela “Fe y
alegría de la comunidad campesina Arroyito adoctrinaba a los niños y jóvenes para la
guerrilla, para su posterior ingreso al EPP.
Ante muchos acontecimientos similares, un grupo de dirigentes campesinos de Con-
cepción y San Pedro, con el acompañamiento de las pastorales sociales de ambos depar-
tamentos, conformaron la Coordinadora Interdepartamental de Organizaciones Cam-
pesinas de Concepción y San Pedro por la Vida y Seguridad Integral. La coordinadora
llegó a la conclusión de que uno de los mayores males del norte es la actuación de la FTC,
por lo que se propuso derogar la Ley referente a la FTC. En este contexto, se plantea la
preocupación vigente acerca de la propuesta del actual gobierno de utilizar las fuerzas
militares para la seguridad interna.

Fotografía 6
Intervención de Benjamín Valiente, Coordinador de la Pastoral Social de Concepción

Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo
Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)

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Hugo Pereira, Liliana Rocío Duarte y María Paz González
Extensión universitaria a la inversa. Incorporación de saberes y prácticas de organizaciones sociales a
la universidad

d- Intervención de Rodrigo Rojas, integrante del Movimiento “Recuperemos


nuestras tierras”

La lucha por la tierra por parte del Movimiento “Recuperemos nuestras tierras” cuen-
ta con un año de organización con la confluencia de varios asentamientos alrededor
del departamento Central sobre todo en Luque, Limpio, Itauguá y Capiatá. En los dos
últimos años se realizaron oleadas de desalojos en los asentamientos que a la vez fueron
más violentos, más ilegales y más irracionales que en los tiempos anteriores. La policía,
protagonista de realizar los desalojos no solo realiza el despojo de los asentamientos sino
incendia las pertenencias de estas personas además de agredirles físicamente.
El movimiento nació con la lucha, para la culminación de las necesidades del pueblo
con un espíritu de patriotismo. Cuando decimos patriotismo no nos referimos al fanatis-
mo, sino “Patria” como una gran familia, como una sociedad que aprenda a cuidarse a
sí misma. Esa búsqueda de que un Estado pueda cuidarse a sí mismo y eso significa aten-
der, conocer y hacerse cargo de las necesidades de la mayoría y en este caso tenemos un
Estado que vela por los intereses de una minoría, no tenemos un Estado patriótico sino
un Estado antipatriótico, anti pueblo.
Son grandes las desproporcionalidades y desigualdades de la tenencia de la tierra en
Paraguay. El 2,5% de la población es propietaria del 85% de la tierra, 600 latifundistas
tienen más de 12.000.000 de hectáreas en un país que tiene unos 40.000.000 hectáreas; 15
propietarios tienen más de 1.500.000 has y más de 7.000.000 hectáreas siguen en manos
de stronistas.
El Presidente Mario Abdo Benítez hoy es dueño de más de 2.000 hectáreas mal habi-
das, heredadas de la dictadura, 26 plazas públicas de la ciudad de Asunción son seccio-
nales coloradas y nosotros desde el movimiento nos preguntamos ‘’¿cuándo esas seccio-
nales serán desalojadas si son tierras del pueblo?”.
Unas 300.000 familias sin tierra existen hoy en Paraguay. El índice de Gini que es una
forma de medir la desigualdad en la distribución de la tierra, en el 2008 arroja como
resultado 0.93 casi llegando casi al 1. Paraguay es el país más desigual del mundo en
cuanto a la distribución de la tierra. Existen 9.000 familias por año que salen del campo
para venir a la ciudad, es decir, son expulsadas realmente por el modelo del agronegocio,
los agrotóxicos. Hoy el 75% de la población vive en la ciudad mientras que en los años
50 era el 35%, o sea hoy el porcentaje que vive en la ciudad es el doble que en los años 50.
Desde el análisis jurídico podemos visualizar las leyes establecidas a favor de las per-
sonas sin tierra. Por ejemplo, el artículo 1 de la Constitución Nacional habla del Estado
social de derecho que resalta que el ser humano es lo más importante, por encima de
cualquier otra cosa. No hay una política pública para desalentar los latifundios ociosos,
para desalentar el alza artificial de precios de la tierra, para que por lo menos las tierras
fiscales puedan estar al servicio de una reforma agraria urbana y para que los precios de
la tierra puedan ser accesibles en términos económicos para quien los necesite.

Desde el trabajo del Movimiento “Recuperemos nuestras tierras” vemos que la gente

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Extensión universitaria a la inversa

Hugo Pereira, María Paz González y Liliana Duarte

quiere pagar por un pedazo de tierra, no quiere nada gratis, no son haraganes, solamen-
te que los precios a los que vende el mercado son imposibles de pagar. Es una cuestión
histórica la mercantilización de la tierra desde el siglo XVI. En el imaginario de las per-
sonas la tierra se puede comprar como cualquier cosa. Reivindicamos el poder popular
para hacer frente a tanta politiquería basura que tenemos dentro del Estado y apuntar
con la alianza de varias herramientas sociales que luchan por conquistar derechos y por
otro Paraguay, esta sería la línea central del Movimiento “Recuperemos nuestras tierras”.

e-) Samuel Flores - Movimiento de Recuperación de Tierras

No dejo de insistir a nuestra gente que conozca el derecho de tener un pedazo de tie-
rra, una vida digna. Miles de paraguayos viven en una situación de calle, hay muchas
invasiones y en ocasiones estuve en el penal por defender la causa, y en la última vez me
torturaron para no salir a las calles. Yo, formalmente me entrego a la patria y a mi fami-
lia, tengo 10 hijos que alimentar.
Es importante conocer la realidad de nuestra gente porque tal vez algunos nada más
leen, textualmente. Hay niños hambrientos sin abrigo que no tienen nada en su país.
Ojalá que los jóvenes que estudian hoy puedan conquistar nuestros propios derechos y
dejemos una herencia que nunca nosotros disfrutamos con educación, salud y trabajo.
Provengo de una familia muy pobre y conozco la necesidad, sé lo que significa no tener
zapato, abrigo ni que comer. Después de 18 años tuve para mi casa a través de la lucha.
Hemos conquistado muchas ocupaciones con el movimiento, con garra y mucho sufri-
miento.
El Paraguay y los países vecinos están sufriendo a raíz de la oligarquía del mundo y ni
el agua ya no nos pertenece, siendo la vida y la riqueza las que abundan en nuestro país.
El día de hoy ocurrió de nuevo un desalojo en Limpio, realizado de una manera brutal.
De esa forma no existe misericordia para los pobres. La injusticia que existe por parte de
los politiqueros de turno que se enriquecen y así el pueblo se queda hambriento. Ojalá el
Paraguay y los países hermanos conquisten de vuelta su derecho.

f-) Alicia Amarilla - CONAMURI (Organización de mujeres rurales e indígenas)

No hay duda de que nuestro territorio está en disputa. Como organización defende-
mos la agricultura campesina e indígena, defendemos la soberanía alimentaria. Defini-
mos soberanía alimentaria como un principio de nosotras las campesinas e indígenas al
comprometernos a alimentar al pueblo, de seguir cultivando lo que es nuestro.
Tenemos experiencia de rescate de semillas nativas y criollas, es una lucha contra el
extractivismo, contra las transnacionales que están patentando y privatizando nuestras
semillas a través de leyes. De aquí a dentro de poco vamos a desaparecer porque sin
semilla no hay agricultura, no hay campesino y no hay vida. Ser campesino es saber
cultivar en qué tiempo y relacionarse con la naturaleza, recibir de nuestras abuelas los
saberes sobre medicinas naturales además de la cocina. Acá en Paraguay en los grandes

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Extensión universitaria a la inversa. Incorporación de saberes y prácticas de organizaciones sociales a
la universidad

acontecimientos como la Semana Santa el maíz es protagonista con la sopa, la chipa, el


chipa guasu, y no nos referimos a una cuestión religiosa sino el compartir entre familias
donde se forma una cultura, una identidad. Si nos sacan eso, nos sacan nuestra cultura,
todo está en peligro. Cada familia campesina que lucha por su territorio para nosotras es
un triunfo. Cada mujer desde la organización tratamos de politizar y visibilizar nuestros
trabajos en el campo, construir nuestro feminismo desde nuestra identidad campesina e
indígena, es un aporte para esta sociedad revalorar lo nuestro.
En Paraguay se dice “arandu ka’aty” 1 a las personas que no accedieron a la univer-
sidad pero con la experiencia de vida van aprendiendo, y en el campo somos eso. No
accedemos a la universidad pero nuestra profesión es la agricultura. Hoy en día nos per-
siguen, nos matan y nos desalojan de nuestro territorio, migramos y hay una desintegra-
ción familiar profunda a causa de este modelo agrario capitalista. Estamos en debate
sobre el tema del feminismo, nuestra identidad como mujer, cómo podemos visibilizar
el trabajo de la mujer en la agricultura, si no poseés profesionalización no hay reconoci-
miento desde este sistema.
Es una lucha permanente politizar y visibilizar el trabajo desde el poder popular. Las
campesinas siempre producimos orgánica o agroecológicamente, es una práctica que
viene de las mujeres, sin embargo los hombres están más sometidos al agronegocio por-
que tienen mayor acceso a los paquetes tecnológicos que vienen de las instituciones y de
esa forma se encuadran en una sola forma de producción. En cambio las mujeres que
históricamente practican la agroecología, que también somos olvidadas por el gobierno,
sobrellevamos la producción de alimentos sin veneno y además nos involucramos en la
escuela agroecológica.
Nuestra estrategia como organización es trabajar con familias porque si somos solo
mujeres hay contradicciones. Tenemos nuestra escuela agroecológica donde trabajamos
técnicas de producción agroecológica con familias, jóvenes, hombres y mujeres. Además
trabajamos de esa forma para que los compañeros revaloricen a las mujeres en la cues-
tión de producción, el rescate de semillas y los conocimientos. La defensa del territorio y
hablar de agroecología es una lucha frontal, es un desafío permanente porque el desalojo
es masivo, es violento y hay cada vez más muerte en nuestro país.

1 Frase guaraní que significa: sabiduría popular

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Hugo Pereira, María Paz González y Liliana Duarte

Fotografía 7
Representantes de organizaciones campesinas, indígenas y urbanas

Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo
Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)

g-) Intervención de Bernarda Pesoa, del Pueblo Qom e integrante de la Organi-


zación de Mujeres Rurales e Indígenas (CONAMURI)

Actualmente estoy a cargo de la dirección de comunicación y cultura en CONAMURI.


En Paraguay existe una gran discriminación hacia la sociedad trabajadora, sin embar-
go es el triple la discriminación por parte de los gobiernos actuales hacia los pueblos
indígenas. El gobierno actual en tiempos de candidatura se personificó como indígena
o religioso y ahora que ganó las elecciones se ha vuelto un satanás para nuestro país. Se
está quemando el territorio indígena-campesino, estamos por perder el agua. Estamos en
peligro es estos momentos y nadie hace nada. En la capital, Asunción, también ya entran
los brasileros a matarnos en nuestra propia casa, dentro de las comunidades indígenas
siempre se han presentado los desalojos y la violencia.
A nivel de la política en CONAMURI visibilizar la lucha de los pueblos es fundamen-
tal, no discriminar a nadie si te identificás como campesino o indígena. Esto forma parte
de un lineamiento que busca una transformación social para los pueblos, porque una so-
ciedad o un Estado sin la decisión del pueblo no puede desarrollarse en sí mismo. Cuan-

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Extensión universitaria a la inversa. Incorporación de saberes y prácticas de organizaciones sociales a
la universidad

do unos pocos deciden por el pueblo habrá muchos problemas.


Antes de ayer presentaron dos resoluciones por parte del Instituto Nacional del Indíge-
na (INDI) que prohíbe totalmente la participación y liderazgo de los pueblos indígenas,
una violación de los derechos humanos de los pueblos. La ley de la consulta, libre e infor-
mada no fue aplicada en estos momentos ni tampoco anteriormente. En el mes de abril
se había firmado otro protocolo de la consulta sobre la ley para que nosotros podamos
tener participación legal en las instituciones públicas que beneficien al bien común y
actuar según la forma de vida, hoy esto se prohíbe. Siempre hay discriminación dentro
de las instituciones públicas para los indígenas y con CONAMURI hemos luchado por
los derechos de las mujeres. No estamos conformes con las decisiones de la Presidenta
del INDI. Muchos cargos políticos están ocupados por personas que no conocen nuestra
situación. En estos momentos tenemos un ministro de agricultura que no tiene un título
y a nosotros como los indígenas no nos dejan entrar a instituciones públicas porque no
tenemos título, esto es una bofetada al pueblo y no se hace nada.
Mientras que haya vida hay que seguir luchando para que no haya discriminación
y los indígenas seamos iguales a la gente blanca, todos tenemos espíritu y vida única.
Hay una fuerte mirada extraña y discriminatoria hacia los pueblos en las instituciones
públicas donde piensan que todos hablamos en guaraní y no es así. En el Chaco muchos
pueblos pueden hablar en el guaraní y otros no. El Estado no reconoce que nuestra socie-
dad es diversa, donde hay sociedades diferentes como diferentes lenguas. Existe mucha
desculturización y la primera es la discriminación hacia los otros, eso te desculturaliza,
donde la mirada hacia al otro se basa en la inferioridad por no saber lo que el otro sabe.
Al entrar en una comunidad indígena todos se ponen contentos al recibir visitas, sin
embargo si yo entro al parlamento no existo. Son espacios iguales porque son espacios de
poder igual que la comunidad al igual que la universidad, somos iguales para aprender
y llevar conocimientos, es importante a pesar de que muchos pueden ser malos o buenos.
No hay que olvidar que todos somos iguales.

Marina Kue, el escenario de una masacre que justificó un golpe de estado parla-
mentario que destituyó un gobierno legítimo

El 15 de junio del año 2012 grupos de operaciones policiales realizaron un procedi-


miento para desalojar a unas 64 personas que se encontraban ocupando el terreno de
Marina Kue. La ocupación es un histórico método de conquista de las tierras en Para-
guay ante la alta concentración del recurso en muy pocas manos y la característica falta
de voluntad de las instituciones del Estado paraguayo para regularizar la tenencia de
la tierra y realizar una reforma agraria integral. En aquella trágica jornada murieron 11
campesinos y 6 policías.
Las injusticias cometidas contra los campesinos y campesinas que reivindican con
su lucha las tierras de “Marina Kue”, así como las irregularidades cometidas en el pro-
ceso judicial en su contra, han tenido una amplia repercusión nacional e internacional,
en especial por el desenlace de la masacre que culminó en el juicio político que destitu-

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yó del poder a Fernando Lugo, uno de los primeros golpes de estado de América Latina
que acabó con gobiernos de tendencia progresista.
En la tierra bañada con la sangre de 11 campesinos que dieron sus vidas en la lucha
por un espacio para afincarse y labrar su futuro, más de 100 familias reconstruyen sus
vidas. Estudiantes, docentes y egresados de las carreras de Sociología y Trabajo Social
participaron junto a los integrantes del Grupo de Trabajo “Estudios Críticos del Desa-
rrollo Rural” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) de un traba-
jo de campo en la comunidad campesina de Marina Kue.
Luego de caminar varios kilómetros desde la ruta principal hasta la comunidad, los
visitantes conocieron las circunstancias de la masacre de Curuguaty, la persistencia
de los pobladores y pobladoras en la lucha por un pedazo de tierra y, por sobre todo,
el resurgimiento de la vida comunitaria a pesar del nulo apoyo del Estado paraguayo.

Fotografía 8
Asamblea popular en Marina Kue con la participación de los y las visitantes

Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de Traba-
jo Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)

La jornada estuvo caracterizada por una alta carga emotiva. Las expresiones de las
víctimas de la masacre conmovieron a los visitantes, quienes retornaron con el com-
promiso de apoyar a la comunidad desde diferentes espacios de lucha. La visita a Ma-
rina Kue fue una experiencia emotiva, gratificante y renovadora del compromiso de
lucha por el derecho a la tierra.
Fotografía 9
Con la intermediación de estudiantes y docentes de la FACSO, niños/as y otros/as po-
bladores/as de Marina kue graficaron su realidad

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Extensión universitaria a la inversa. Incorporación de saberes y prácticas de organizaciones sociales a
la universidad

Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo
Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)

Los integrantes del Grupo de Trabajo, los estudiantes y profesores de la Facultad de


Ciencias Sociales expresaron su solidaridad a los pobladores y las pobladoras de Mari-
na Kue.

Fotografía 10
Expresión de solidaridad a pobladores y pobladoras de Marina Kue

Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo
Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)

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Fotografía 11
Integrantes del Grupo de Trabajo de CLACSO, estudiantes y docentes de la FACSO
conociendo el lugar y las circunstancias de la masacre

Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de Traba-
jo Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)

Fotografía 12
Mensaje de solidaridad del Observatorio de Conflictos Mineros de Zacatecas, México,
a la comunidad campesina de Marina kue

Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo
Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)

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la universidad

Fotografía 13
Integrantes del Grupo de Trabajo, estudiantes y docentes de la FACSO junto poblado-
res y pobladoras de Marina kue frente a la capilla de la comunidad.

Fuente: Proyecto de extensión universitaria XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo
Estudios Críticos del Desarrollo Rural (FACSO/UNA)

Principales conclusiones

La XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo “Estudios Críticos del Desarrollo Rural”
de CLACSO posibilitó un aprendizaje mutuo entre académicos, docentes, estudiantes
y referentes de organizaciones sociales. Los y las participantes enriquecieron su pers-
pectiva en los intercambios de saberes que produjo el diálogo entre universidad y co-
munidad de manera horizontal.
En términos generales las conclusiones del encuentro realizado giraron en torno al
reconocimiento de la preocupante profundización de la política neoliberal, extractivis-
ta y del agronegocio con graves consecuencias en la salud, en la expulsión de campe-
sinos e indígenas, así como en la reproducción de un patrón de violación de derechos
humanos expresada en la criminalización creciente, la persecución y el asesinato de
líderes en un contexto de impunidad.
En la región se enfrenta una fuerte tendencia de cooptación de los Estados naciona-
les por los intereses del gran capital. En este contexto se produce la profundización del
agronegocio, la concentración de la tierra en pocas manos y el acaparamiento de las
tierras, con una respuesta represiva del Estado con la militarización de los territorios y
la tendencia de militarización de las políticas de seguridad.
La disputa y resistencia que hoy plantean las organizaciones sindicales y movimien-

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Extensión universitaria a la inversa

Hugo Pereira, María Paz González y Liliana Duarte

tos sociales en América Latina y Paraguay, que disputan el modo de producción y el


orden social imperante, reafirma el horizonte de lucha del “otro mundo posible”. Las
luchas históricas desplegadas por los distintos actores, reafirma la necesidad de seguir
denunciando, pero sobre todo articulándose para la acción política transformadora
emancipadora en América Latina.
Quedó planteado el rol estratégico que tienen las Universidades públicas frente al
contexto analizado, para aportar a través de la investigación y la extensión universitaria
crítica a develar la realidad y generar procesos socio-educativos, tendientes a contri-
buir a la acción política transformadora.
Finalmente se llamó la atención sobre la necesidad de articular esfuerzos en la de-
fensa de las universidades públicas como un derecho y una conquista histórica, así
como su papel en la divulgación y denuncia de los efectos del agronegocio y el extracti-
vismo en la sustentabilidad de la vida, en denunciar las violaciones y al mismo tiempo
multiplicar solidaridades para contribuir a las demandas de los movimientos sociales.

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ROL
ROLDE
DELA EXTENSIÓN
LA EXTENSIÓNUNIVERSITARIA EN
UNIVERSITARIA
EN UNIVERSIDADES
UNIVERSIDADES PÚBLICAS
PÚBLICAS Y DERECHO
Y DERECHO A LA
A LA TIERRA EN PARAGUAY
TIERRA EN PARAGUAY 1
1

Elba Núñez
Elba Núñez

Introducción

Paraguay es uno de los países más desiguales del mundo en la distribución de la


tierra. Las universidades públicas del país, tienen un rol social estratégico para develar
a través de la investigación las causas y efectos de esta problemática, asegurar la forma-
ción profesional con perspectiva crítica, así como promover el análisis sobre el derecho
a tierra a través de la extensión universitaria como pilar de formación.
Para orientar el trabajo se plantearon las siguientes preguntas ¿qué rol deberían cum-
plir las Universidades para hacer frente a la hegemonía del paradigma científico-tecno-
lógico dominante y qué aporte tendrían en la democratización y la apropiación social
del conocimiento? En el caso de Paraguay ¿Qué rol deben tener las Universidades pú-
blicas para responder a una de las demandas claves para superar una de las desigual-
dades históricas en Paraguay?
La universidad no es una fábrica de profesionales, sino debe formar personas ínte-
gras. La formación universitaria debe estar al servicio de la sociedad. El análisis preten-
de recuperar el paradigma de la extensión universitaria crítica, que sitúa como rol de
las universidades públicas el contribuir con los procesos emancipatorios vinculados
a los movimientos sociales. Tommassino y Cano (2016) afirman que la extensión crí-

1 La correspondencia en relación a este artículo debe dirigirse a Elba Núñez, Dirección de Extensión
Universitaria, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Asunción, Dirección electrónica:
[email protected]

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Elba Núñez

Elba Núñez

tica en su dimensión política se propone “contribuir a los procesos de organización y


autonomía de los sectores populares subalternos intentando aportar a la generación de
procesos de poder popular” (p. 15).
Desde la perspectiva crítica de extensión universitaria requiere repensarse y rein-
ventarse, como dice Gambina (2016) es preciso pensar en la perspectiva de una matriz
productiva articulando pensamiento crítico y Universidad. En este sentido, es preciso
reconocer que las prácticas sociales en la producción, más allá de la lógica mercantil y
depredadora de la naturaleza, necesitan ser estudiadas y reformuladas como política
del conjunto social, para desarmar el actual patrón de consumo y el modelo productivo
y de desarrollo. Esto es un mecanismo de transición hacia otro orden social.
El trabajo es de carácter cualitativo, analiza la función de extensión universitaria
desde las universidades en relación a la problemática de la tierra y recupera algunas
experiencias significativas de extensión universitaria en la temática, desarrolladas en la
Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asunción.
El documento aborda una breve caracterización de los orígenes históricos de la des-
igualdad en la distribución de la tierra en Paraguay, en segundo lugar, sitúa la disputa
histórica de demandas y luchas por parte de los movimientos sociales, que permitió
conquistar marcos legales que garantizan el derecho a la tierra y finalmente, plantea al-
gunos desafíos que representa, desde la extensión crítica, la construcción de la relación
universidad sociedad frente a esta problemática.

Orígenes de la desigualdad histórica de distribución de tierra en Paraguay

La concentración histórica de la tenencia y propiedad de la tierra en diferentes par-


tes del mundo es una realidad contemporánea. La crisis energética y alimentaria de los
países ricos creó una nueva demanda que las corporaciones y los Estados buscaron sa-
tisfacer en los territorios de los países en vías de desarrollo. El modelo hegemónico de
producción capitalista extractivista a escala global convirtió a la tierra como mercancía.
En ese contexto, Paraguay fue configurando la distribución de la tierra más desigual
del mundo, con una pequeña élite latifundista y oligopólica, con importante participa-
ción de propietarios extranjeros, que concentra casi toda la superficie agrícola y gana-
dera, mientras que la inmensa mayoría de familias campesinas e indígenas carecen de
tierra suficiente para subsistir (Guereña y Rojas, 2016).
La lucha por la tierra se ha situado históricamente en el centro de disputas sociales,
económicas y políticas en el país. Uno de los puntos de inflexión fue la Guerra de la
Triple Alianza (1864-1870) en la que Argentina, Brasil y Uruguay apoyados por Gran
Bretaña que diezmaron la población de Paraguay y le arrebataron miles de kilómetros
cuadrados de su territorio.
Sumado a esto, la venta masiva de las tierras públicas a las grandes empresas agro-
forestales después de la guerra de 1865-1870 (Pastore, 1972). Con la modernización
agraria, el capitalismo comenzó a expandirse en el campo, con lo cual la agricultura
campesina fue perdiendo su posición como actor productivo del país, comenzando la

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Rol de la extensión universitaria en universidades públicas y derecho a la tierra en Paraguay

Rol de la extensión universitaria en Universidades públicas y derecho a la tierra

crisis de la cual no se recupera hasta el presente.


La falta de acceso a la tierra, afecta principalmente a la población campesina e indí-
gena. Riquelme (2014), sostiene que “… junto con la expansión del agronegocio, se pro-
ducen otros hechos que presionan a la agricultura campesina hacia su debilitamiento:
escasa preocupación del Estado por la agricultura campesina; baja cobertura y descoor-
dinación de las políticas públicas existentes para el sector…” (p. 22)
Sumando a esto, décadas de acaparamiento, corrupción y políticas a la medida de las élites
empresariales y financieras han llevado a niveles extremos de concentración de la tierra. Las tierras
mal habidas durante la dictadura representan cerca de 8 millones de hectáreas entre
1954 y 1989, situación que continuó luego de la caída de la dictadura. (Comisión Ver-
dad y Justicia, 2008)
Según Guereña y Rojas (2016) el 90% de la tierra está en manos de unas 12.000 gran-
des propiedades (menos del 5%), mientras que el restante 10% se reparte entre 280.000
propiedades pequeñas y medianas (más del 95%), pero, sin embargo:
“…las instituciones públicas del sistema agrario no garantizaron políticas redistribu-
tivas, ni trataron de recuperar las tierras que fueron adquiridas o apropiadas de forma
ilícita para restituírselas a sus legítimos dueños. Los actores del agro negocio facilitan
la acumulación de la propiedad y la expulsión de las poblaciones campesinas e indíge-
nas. Existe un círculo vicioso perverso, por el cual las élites económicas que concentran
la tierra y la riqueza ejercen una influencia sobre el funcionamiento del Estado, que les
permite definir las reglas del juego y seguir acumulando cada vez más tierra, más rique-
za y mayor poder político” (p. 17).
Este patrón de desigualdad se mantiene en la distribución de la tierra, a pesar de
que la reforma agraria está reconocida constitucionalmente como uno de los factores
fundamentales para lograr el bienestar rural. Específicamente se establece la adopción
de sistemas equitativos de distribución, propiedad y tenencia de la tierra; se organiza el
crédito y la asistencia técnica, educacional y sanitaria; se fomenta la creación de coo-
perativas agrícolas y de otras asociaciones similares, y se promueve la producción, la
industrialización y la racionalización del mercado para el desarrollo integral del agro
(CN, art. 114)
Los estándares de derechos humanos reconocen que toda persona tiene derecho a
la propiedad, individual y colectivamente y que nadie será privado arbitrariamente de
su propiedad. Para Pereira Fukuoka (s.f ), la relación entre tierra y derechos humanos
resulta central y plantea que:
Se ha vinculado el acceso y la seguridad en la tenencia de la tierra con el derecho a la
propiedad, a la libre determinación, a la vida cultural de las minorías, con el derecho a
la alimentación adecuada, al agua, a la vivienda adecuada, al trabajo, al medio ambien-
te sano, a la participación y asociación. (p. 18)
Además de las obligaciones que tiene el Estado paraguayo en la distribución de la
tierra, existen sentencias de la Corte IDH que obliga al Estado además de indemnizar,
reparar los daños, restituir los territorios a las comunidades e implementar políticas
que ofrezcan garantías de no repetición, lamentablemente a la fecha en su mayoría
fueron incumplidas.
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Elba Núñez

Elba Núñez

Por otro lado, la desigualdad de la propiedad de la tierra tiene sesgos de género, los
procesos de distribución de tierras en Paraguay, además de no haber transformado la
estructura de tenencia, han excluido a las mujeres o las han incorporado demasiado
tarde.
Entre 1940 y 2008 las mujeres apenas recibieron el 13,6% de las tierras fiscales adju-
dicadas a familias campesinas. También fueron marginadas en el acceso a los insumos
y servicios, pues apenas recibieron el 14% de la asistencia técnica y menos del 23% del
crédito agrícola. (Guereña y Rojas, 2017, p. 7).
Como consecuencia de la desigualdad en la tenencia de la tierra, la respuesta del Es-
tado ha sido la estigmatización de la lucha campesina que ha costado la vida de más de
un centenar de dirigentes gremiales. La Coordinadora de Derechos Humanos del Para-
guay (2014), denunció la existencia de 115 personas asesinadas en el marco de la lucha
por la tierra, con posterioridad al derrocamiento de la dictadura de Alfredo Stroessner.

La extensión universitaria y la problemática de la tierra

A diferencia de las Universidades públicas de la región. Paraguay, recién a partir de


la reforma constitucional del año 1992, consiguen conquistar la autonomía universita-
ria, como uno de los postulados de la Reforma de Córdoba, así como también lograr la
inclusión de la extensión universitaria, junto con la investigación científica y la tecno-
lógica, entre los fines de la Universidad.
Dada la configuración de la tenencia y propiedad de la tierra en el modelo extracti-
vista del agronegocio, las Universidades públicas tienen un gran desafío de contribuir
en la búsqueda de develar a través de la investigación, la extensión universitaria y la
docencia, cómo opera el modelo y sus consecuencias para el ejercicio de derechos y la
sostenibilidad de la vida y los modos de organización, para proponer lineamientos a las
políticas públicas para el sector campesino.
La extensión universitaria como objetivo misional de la UNA y su inclusión como re-
quisito curricular tiene apenas catorce años en Paraguay. Coexisten modelos de exten-
sión universitaria desarrollados históricamente que reflejan la política y práctica insti-
tucional de la UNA. Por un lado, la vertiente más tradicional, y por el otro, la vertiente
más crítica, que busca de trascender la extensión universitaria hacia la vinculación
social, donde la extensión se constituye en un proceso de aprendizaje, en la medida
que el miembro de la comunidad, así como los estudiantes y los profesores, aprenden
colectivamente (Núñez, Prieto y Medina, 2018).
Para la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO) de la Universidad Nacional de Asun-
ción (UNA), la vinculación universidad sociedad resulta fundamental y la “extensión
universitaria cumple un rol central de la Universidad, que, al articular los saberes teóri-
cos con los saberes populares, permite recrear el pensamiento en la búsqueda de redefi-
niciones que permita la construcción de un pensamiento crítico.” Desde la experiencia
con los Proyectos de extensión universitaria, el énfasis en el abordaje de la realidad na-
cional, se desarrolla a partir de la vinculación de estudiantes y docentes con diferentes

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Rol de la extensión universitaria en universidades públicas y derecho a la tierra en Paraguay

Rol de la extensión universitaria en Universidades públicas y derecho a la tierra

actores instituciones, personas, grupos, movimientos sociales, con los cuales se puede
intercambiar prácticas, conocimiento y saberes. (Plan Curricular de Trabajo Social, Re-
solución 0170-00- 2020, p. 5)
Desde diversos Proyectos de extensión universitaria de la Facultad de Ciencias So-
ciales se ha buscado acompañar procesos sociales vinculados a la problemática de la
tierra y el territorio.
En los Ñomonguetas 2 ¿Qué universidad para que sociedad?, impulsados en el año
2015, un dirigente campesino afirmaba: “le mandamos a la Universidad y le cambian
la cabeza y esto se reproduce en el campo, aceptando el uso de los agrotóxicos que antes
considerábamos veneno, la Universidad cambia la cabeza de nuestros hijos”.
Igualmente, en los “Foros por el derecho a la tierra y la ciudad”, acompañados por el
Proyecto de extensión junto la Facultad de Diseño y Arte (FADA) y las organizaciones
urbanas de los Bañados de Asunción, los pobladores plantearon su preocupación por
el riesgo de expulsión de sus comunidades a pesar de haber habitado esos territorios
por más de 50 años y haber construido sus barrios y conquistado el acceso a los servi-
cios.
Este Proyecto posibilitó que estudiantes y docentes pudieran aproximarse al análi-
sis de que la disputa por la tierra ya no es sólo en el campo, sino también en la ciudad
como resulta el caso de los Bañados de Asunción. La lucha de los pobladores por la
defensa del derecho a la tierra y a la ciudad, hoy están amenazados de ser expulsados
por un Proyecto bajo el manto de proyecto de mejoramiento de la urbanización que
expone al riesgo del desalojo a más de 20.000 familias que viven en los bañados.
Cuando egresan los estudiantes, el desafío en el ejercicio profesional sigue siendo a
qué intereses responden en el ejercicio profesional, en el año 2006, decía un dirigente
campesino, “nosotros ya sabemos escribir un amparo… el problema es que cuando tene-
mos un inminente desalojo, no tenemos un abogado/a que nos firme el amparo”, si ese
dirigente campesino ya tiene la técnica jurídica para elaborar un amparo, podría estar
indicando que aquel que tiene “el conocimiento y está habilitado”, no siempre respon-
de a los intereses del sector afectado.
Uno de los ejes de la actual política de extensión universitaria de la FACSO es “la
promoción de los derechos humanos, incluyendo la defensa y protección de la naturale-
za”. (FACSO, 2020). En este contexto es clave contribuir a través de los Proyectos y Pro-
gramas de Extensión, a develar que, en Paraguay, al igual que otros países de la región,
los sectores campesinos y pueblos indígenas que no tienen acceso y propiedad de la
tierra, se encuentran en una situación de gran desigualdad e inseguridad económica.
Igualmente, aportar en la formación en torno a que el acceso, la tenencia y la propiedad
de la tierra es un derecho humano y es la base para para el acceso a la alimentación, la
vivienda y al desarrollo.

2 Diálogos en el idioma guaraní.

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Elba Núñez

Elba Núñez

Investigación y problemática de la tierra en las universidades

El control sobre el conocimiento y el saber técnico-científico fue clave en todas las


épocas y culturas; esto cobra relevancia en el sistema educativo en general, y la univer-
sidad en particular. En varios países se constata desde hace un tiempo la injerencia de
las empresas transnacionales en los contenidos y metodologías aplicados en la forma-
ción de los futuros profesionales científico-técnicos en las universidades públicas de
Paraguay.
La Universidad tiene un doble carácter; por un lado, es una institución que responde
a la lógica reproductiva, según la demanda hegemónica del orden social que se orienta
desde la extensión de la mercantilización y la iniciativa privada. Por el otro como movi-
miento social, asume las contradicciones derivadas de la confrontación de los Proyec-
tos de las clases dominantes y de aquellos sectores sociales con pretensión alternativa
(Gambina, 2016, p. 55)
Hay estudios que muestran que, durante las últimas tres décadas, el capitalismo lo-
gró poner al mundo académico a su servicio de manera mucho más contundente y
directa que en anteriores fases. Parte de las reformas neoliberales implicaron reformas
del Estado, reducción de gasto público y concretamente reducción en la financiación
pública de las universidades. Esta práctica, sigue vigente a través de los “recortes” (Hi-
dalgo, 2014, p. 9).
Con la privatización se extiende el papel de la empresa privada, especialmente
aquellas de mayor composición orgánica e inserción en la transnacionalización de la
economía. El financiamiento está vinculado a las necesidades de investigación del ca-
pital privado y/o a favorecer recursos hacia la docencia o la investigación en las univer-
sidades que legitiman el accionar cotidiano de estas empresas, aun cuando actúan en
el deterioro del medio ambiente y la salud de los trabajadores o de las poblaciones en
las que se asientan.
Las empresas se apropian del saber específico desarrollado en las Universidades con
recursos públicos para organizarlos detrás de sus propósitos de innovación tecnológi-
ca, y el mercado define las características del currículo, la eficiencia y la eficacia de las
propias universidades públicas (Gambina, 2016, p. 58)
La aparente injerencia de las corporaciones del agronegocio en el proyecto acadé-
mico y educativo en las Universidades están siendo develadas por estudios recientes.
Tal como señala Riquelme (2016), el campesinado corre el riesgo de ser desplazado
totalmente del escenario rural si no operan cambios sustantivos en las políticas del Es-
tado.
El resultado del estudio de Portillo (2018), revela la injerencia en los temas que se
investigan, el enfoque de la formación de la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA) de
la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y resulta funcional al modelo económi-
co agroexportador. Una evidencia en este sentido se puede notar con la información
producida por Observatorio denominado Sojeando y agronegocios, a través del cual se
monitorea el avance de los precios en el mercado internacional de la soja, maíz y otros

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Rol de la extensión universitaria en universidades públicas y derecho a la tierra en Paraguay

Rol de la extensión universitaria en Universidades públicas y derecho a la tierra

productos del agronegocio. En ningún lugar pone en evidencia que esta producción no
paga impuestos, o cuáles son sus efectos sobre el medio ambiente, o las relaciones so-
ciales que genera en las comunidades campesinas, menos aún la expulsión que genera.
(FCA, 2019).

A modo de conclusiones

La tierra y el territorio para el campesinado y los pueblos indígenas es el principal


medio de vida y de producción. Por esta razón, el acceso a la misma debe ser garantiza-
do por el Estado social de derecho como el que define constitucionalmente el Paraguay,
de tal manera a asegurar la satisfacción de las necesidades básicas como la vivienda,
el trabajo, la salud, la alimentación, la educación, además de las formas culturales y su
modo de vida.
Resulta claro que la expansión del agronegocio y la agroindustria extractiva se pro-
duce a costa de la agricultura familiar campesina e indígena y de los escasos remanen-
tes de bosques. Este modelo reproduce un patrón de persecución, criminalización y
militarización creciente de los territorios y hoy incluso de las políticas de seguridad
ciudadana.
En este contexto, las Universidades también están resultando un campo de disputa
entre los intereses privados ya sea financiando investigaciones o proyectos de exten-
sión universitaria, patentando las innovaciones producidas y/o persiguiendo a investi-
gadores o investigadoras que devele los efectos de los agrotóxicos en la población afec-
tada por las fumigaciones.
Desde una perspectiva de la extensión crítica, plantea repensar en el rol de la Uni-
versidad y su vinculación con la sociedad, a fin de develar los efectos del modelo de
desarrollo basado en el agronegocio, que pone en riesgo la soberanía alimentaria de la
población campesina, genera graves consecuencias sociales, económicas y ambienta-
les a la población rural en general: expulsión; disminución de la producción de alimen-
tos; menor oferta de empleo; contaminación del agua, del suelo y del aire; deforesta-
ción; así como los efectos en la salud, entre otras.
Finalmente, desde la extensión debe procurar su articulación con la investigación y
la formación académica contribuir a develar las estructuras que reproduce la desigual-
dad histórica de la tenencia y propiedad de la tierra en el Paraguay, así como también
contribuir en diálogo con organizaciones y sujetos populares para el cumplimiento de
los derechos sociales y una mayor justicia en la distribución de bienes que estructuran
el orden social.

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SEGUNDA PARTE.
EXTRACTIVISMO EN PARAGUAY
SEGUNDA PARTE

Extractivismo en Paraguay
AGRONEGOCIO SOJERO Y GANADERO
AGRONEGOCIO SOJERO EN EL
Y GANADERO
PARAGUAY. ENDE
ANÁLISIS EL SU
PARAGUAY
EXPANSIÓN Y
AUTODESTRUCCIÓN
Análisis de su expansión y autodestrucción
Ramón Bruno Fogel Pedroso y Sintya Carolina Valdez Ayala
Ramón Bruno Fogel Pedroso y Sintya Carolina Valdez Ayala

Los límites a la expansión (y la autodestrucción) del agronegocio sojero

En el trabajo se caracteriza la expansión, estancamiento y declinación de la produc-


ción de soja transgénica en el Paraguay, que es el país con mayor proporción de su
superficie apta para la agricultura con cultivos que utilizan semillas manipuladas por
la ingeniería genética; se trata del cultivo emblema, en un modelo agro extractivista,
destinado a la exportación con escaso procesamiento. El caso paraguayo muestra los
límites del agro extractivismo basado en cultivos transgénicos.
Las transformaciones agrarias de las últimas tres décadas en el Paraguay comienzan
con la expansión del capitalismo agrario brasileño que llega al borde Este de la Región
Oriental del Paraguay, con productores de soja, cultivo que se vuelve transgénico en la
década del 90 del siglo pasado; ya en esa década se instalan en el país grandes corpora-
ciones biotecnológicas. Con el crecimiento de la demanda de commodities a partir del
2006 se da la expansión sostenida de cultivos transgénicos (Fogel, 2018).
El análisis hace parte de un debate teórico académico que se desarrolla en la ópti-
ca de estudios agrarios críticos, que se enraízan en el debate entre Lenin, Chayanov y
Kautsky acerca del impacto de las relaciones capitalistas en la economía campesina, en
el marco del materialismo histórico (Kay, 2015; Shanin, 2018). Desarrollos teóricos más
recientes que se rotulan como extractivismo agrario se focalizan en las transformacio-
nes agrarias provocadas por el desarrollo capitalista en la agricultura (Gudynas, 2017).
Considerando las particularidades del caso paraguayo, debe tomarse en cuenta el

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Ramón Fogel y Sintya Valdez

hecho que, con la expulsión intensa de la población campesina de su territorio, provo-


cado por la expansión del agronegocio, la lucha de clases en el campo en torno a la tie-
rra declina, aunque aparezcan nuevas formas de resistencia a la expansión en cuestión.
A pesar de la caída demográfica de la población rural, se observan diversas formas de
rechazo de organizaciones campesinas al modelo, que incluyen resistencias a la expan-
sión ilegal de empresas sojeras y ganaderas, y recuperación de sus territorios. A pesar
del debilitamiento del actor campesino, el agronegocio, básicamente el sojero, se frena
en su expansión y comienza a caer. Se trata de una suerte de autodestrucción, por obra
básicamente de su tecnología, tal como se observa en indicadores de productividad
y rentabilidad, los mecanismos de la mentada autodestrucción serán analizados más
adelante.

Método

Esta investigación se ha elaborado a partir de la explotación, procesamiento y aná-


lisis de datos secundarios de tipo estadístico ya existentes. Para el análisis de la expan-
sión de la soja transgénica sobre el territorio paraguayo, se han considerado los años
agrícolas desde 1999 hasta el 2019, cruzando datos provenientes, por un lado, de la Cá-
mara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas, CA-
PECO y por el otro, los del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, USDA,
por sus siglas en inglés. Para analizar las importaciones de fertilizantes y productos fi-
tosanitarios se han utilizado datos del Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal
y de Semillas, SENAVE, desde el año 2003, hasta el 2018. Por último, para el análisis de
la ganadería, se recurre a datos estadísticos de Servicio Nacional de Calidad y Salud
Animal, SENACSA, que dan cuenta de la población de ganado bovino y la proporción
de ganado hembra faenado en los años 2004 al 2018; la producción ganadera es parte
del agronegocio y no se desagrega de otros componentes en las resoluciones del Banco
Central del Paraguay.

Resultados

Desde el año agrícola 2015-2016 disminuye el volumen de producción de la soja


transgénica y el crecimiento de la superficie cultivada pierde intensidad (Gráfico Nº 1).

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Agronegocio sojero y ganadero en el Paraguay

Agronegocio sojero y ganadero en el Paraguay. Análisis de su expansión y autodestrucción

Gráfico Nº 1.
Soja transgénica. Superficie cultivada (has.) y volumen de cosecha (toneladas). Pa-
raguay

Fuente: Elaboración propia en base a datos de CAPECO (2019); USDA (2018).

En momentos del boom de la soja, entre los años agrícolas 1999/2000 y el 2014/2015,
la superficie cultivada se multiplicó por 2,7; este crecimiento insólito que casi se triplica
pierde intensidad (Tabla Nº 1). Los volúmenes de producción en los últimos tres años
también han bajado, llegando esta caída al 23% en el último año agrícola. Los rendi-
mientos también han disminuido en las tres últimas cosechas; los otros cultivos del
complejo soja también han caído en sus volúmenes de producción según se desprende
de datos de exportación. Ciertamente el estancamiento de la superficie cultivada pue-
de explicarse por el fin del crecimiento de la frontera de la soja en la Región Oriental,
así como la caída de los rendimientos por unidad de superficie puede deberse a la crisis
climática, pero como se verá el cultivo requiere uso creciente de fertilizantes y de pesti-
cidas debido a la proliferación de malezas resistentes.

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Ramón Fogel y Sintya Valdez

Tabla 1.
Superficie cultivada y rendimiento de soja transgénica. Paraguay
Campaña Área de siembra (Has) Volumen cosechado Rendimiento (Kgs/Ha)
1999-2000 1.200.000 2.911.423 2.426
2001-2002 1.445.365 3.546.674 2.454
2003-2004 1.936.623 3.911.415 2.020
2005-2006 2.227.487 3.641.186 1.635
2007-2008 2.644.856 5.968.085 2.256
2009-2010 2.680.182 6.462.429 2.411
2011-2012 2.957.408 4.043.039 1.367
2013-2014 3.254.982 8.189.542 2.516
2014-2015 3.264.480 8.153.587 2.498
2015-2016 3.380.480 9.216.937 2.823
2016-2017 3.388.709 10.366.144 3.050
2017-2018 3.400.000 9.200.000 2,706
2018-2019* 3.500.000 7.854.600 2.216
Fuente: Elaboración propia en base a datos de CAPECO (2019); USDA (2018); La
Nación (11/02/2018).

La magnitud de los créditos negociados constituye sin duda otro indicador de la re-
tracción del agronegocio; la Unión de Gremios de la Producción, UGP, plantea la res-
tructuración de deudas de productores del agronegocio de modo a reorganizar sus
deudas alejando las fechas de vencimiento de las mismas. El 13 de mayo del 2019, el
Banco Central del Paraguay, BCP, otorgó una medida transitoria con la formalización
de la renovación, la refinanciación o restructuración del capital de sectores agrícola
y ganadero; en realidad del 30% de los productores de soja ya había refinanciado sus
deudas con anterioridad (Banco Central del Paraguay, 2019).
Si bien es cierto que la participación del capital financiero es un rasgo esencial del
agronegocio, los créditos se otorgan por plazos determinados y tomando como cau-
ción hipotecas. La refinanciación se da sobre créditos vencidos y la flexibilización de
medidas por parte del Banco Central del Paraguay implica postergar la ejecución de
hipotecas. Ya en el 2019 el monto refinanciado al agronegocio superaba la mitad de la
exportación anual de soja. Esta suerte de retracción del agronegocio estaría reflejando
más que pérdidas del sector, la caída de su rentabilidad.
Otra resolución del BCP establece la disponibilidad de parte del encaje legal para los
propósitos referidos, posteriormente permite que bienes (muebles e inmuebles) adju-
dicados o recibidos por entes financieros entre el 1 de enero del 2018 y el 31 de mayo
del 2020, como pagos de crédito destinados al sector productivo sean enajenados en un
plazo más extendido y prudencial. En relación a la fundamentación de estas resolucio-
nes, el superintendente de Bancos, Hernán Colmán destacó el hecho que:
Lastimosamente la recuperación del mercado no se dio, en base a las expectativas
que se tenían, para evitar que, a los bancos, todos al mismo tiempo, se les venzan los

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Agronegocio sojero y ganadero en el Paraguay

Agronegocio sojero y ganadero en el Paraguay. Análisis de su expansión y autodestrucción

plazos para poder vender y poder realizar previsiones, lo que deprimirían aún más al
mercado; se les da un espacio mucho más largo para el inicio de sus previsiones (La
Nación, 13/06/2019).
Con estas resoluciones se busca evitar que los bancos se apresuren a hacer ventas y
deprimir el mercado inmobiliario, de modo a tranquilizar más al mercado “y las enti-
dades no reciban los bienes con mucho descuento, ya que no es el momento”, afirmó el
referido funcionario (La Nación, 14/05/2019 y 05/09/2019).
Los créditos refinanciados en cuestión, que a abril del 2019 superaban los 2 mil mi-
llones de U$S, además de constituir otro indicador de los límites del agronegocio en
sus expresiones actuales, muestra los grandes riesgos de una burbuja inmobiliaria. En
la Tabla Nº 2 puede observarse los bancos con mayor participación en la refinanciación
de créditos, a saber, Itaú, Regional y Continental.

Tabla Nº 2.
Montos en guaraníes de créditos renegociados (medidas transitorias) al sector pro-
ductivo - abril, 2019.
Banco Monto
BNF 573.341.000.000
Nación Argentina 170.914.000.000
GNB 1.081.104.000.000
Banco Do Brasil 6.478.000.000
Citi 81.057.000.000
BBVA 1.481.414.000.000
Sudameris 774.262.000.000
Itaú 2.343.741.000.000
Continental 2.105.902.000.000
Regional 2.164.166.000.000
Basa 693.522.000.000
Visión 606.827.000.000
Río 397.392.000.000
Familiar 688.812.000.000
Atlas 606.125.000.000
Bancop 132.273.000.000
Interfisa 131.979.000.000
Total 14.039.309.000.000
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Diario La Nación (13/06/2019).

La propia tecnología de transgénicos basado en la ingeniería genética que modifica


el ADN de las semillas, es el principal factor de autodestrucción de la soja transgénica;
el glifosato, un componente básico de la tecnología RR es un herbicida sistémico, no
selectivo, de amplio espectro, se emplea para la eliminación de hierbas de hoja ancha y
especies leñosas que mueren por un colapso metabólico al ser rociadas con el plagui-

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Ramón Fogel y Sintya Valdez

cida en cuestión (Fogel, 2018); después de algunos años se desarrollan malezas resis-
tentes a este herbicida 1, lo que obliga a los sojeros al uso de otros productos de igual o
mayor toxicidad para complementar al glifosato y lograr el efecto esperado.

Tabla Nº 3.
Fertilizantes, productos fitosanitarios importados (toneladas) y área de siembra de
soja (hectáreas).
Años Fertilizantes Productos fitosanitarios Área de siembra
2012 653.907 22.341 3.157.600
2013 814.992 32.435 3.254.982
2014 941.247 43.477 3.264.480
2016 1.289.453 45.861 3.388.709
2017 1.519.154 52.067 3.400.000
2018 1.554.304 59.204 3.500.000
Fuente: Elaboración propia en base a datos de SENAVE; VUI (2019)

La proliferación de malezas resistentes requiere la aplicación de mayor cantidad de


plaguicidas y de mayor toxicidad con incidencia ambiental y en costos de producción;
a su vez la contaminación de los alimentos relacionados con residuos nocivos genera
un progresivo rechazo de los mercados, tal como expresaron desde organismos públi-
cos de Rusia (The New Farm Company, 2019). A pesar de la caída de la producción de
soja y de cultivos asociados, sigue en aumento el uso de plaguicidas y fertilizantes, lo
que se proyectará en una caída progresiva de la rentabilidad, alimentando el proceso
de autodestrucción (Tabla Nº 4).

Tabla N° 4.
Tasa de crecimiento anual (%) de fertilizantes, productos fitosanitarios importados y
área de siembra de soja.
TCA Productos TCA área de
Años TCA Fertilizantes (%)
fitosanitarios (%) siembra (%)1
2013 24,6 45,2 3,1
2014 15,5 34,0 0,3
2016 37,0 5,5 3,8
2017 17,8 13,5 0,3
2018 2,3 13,7 2,9
Fuente: SENAVE, VUI (2019)

Tal como se desprende de la distribución presentada, solo en el 2013 la importación


de fitosanitarios se incrementó en 45 % y el de fertilizantes en 24 %, mientras en el año
agrícola 2012/2013 la superficie cultivada de soja creció en 3,1 %. El contraste señalado

1 Listado disponible en http://www.weedscience.org/Summary/MOA.aspx?MOAID=12

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Agronegocio sojero y ganadero en el Paraguay

Agronegocio sojero y ganadero en el Paraguay. Análisis de su expansión y autodestrucción

sigue en los años siguientes; así, en el 2017 la importación de fertilizantes y productos


fitosanitarios creció en 17,8 % y en 13,5 % respectivamente, pero la superficie cultivada
de soja se mantuvo sin mayores cambios (Gráficos Nº 2 y Nº 3; Tabla Nº 3); desagregan-
do los fitosanitarios, los herbicidas de mayor toxicidad tuvieron un crecimiento nota-
ble, tal como el 2,4D, conocido como agente naranja cuya importación creció en 17,9 %.

Gráfico N°2.
Superficie cultivada de soja transgénica (Has.) e importación de fertilizantes (tonela-
das)

Fuente: Elaboración propia en base a datos de CAPECO (2019); SENAVE; VUI (2019).

La tecnología que supone economías de escala con expansión creciente de la super-


ficie cultivada es otro aspecto del agotamiento del agronegocio sojero. En efecto, en la
Región Oriental la deforestación causada por el agronegocio es tan intensa que ya no
quedan superficies boscosas descontando las áreas protegidas o de reserva; ya fueron
desmontadas gran parte de las superficies con bosques, y ya no será posible lo que des-
de el conocimiento hegemónico se denomina cambio de uso del suelo.
En este sentido debe tenerse en cuenta que las superficies de las áreas protegidas
de las binacionales Yacyretá e Itaipú en los departamentos de Alto Paraná, Itapúa y
Canindeyú suman 186 mil hectáreas, y en el 2015 solo quedaba un remanente de áreas
boscosas de 251.393 hectáreas, que incluían áreas protegidas privadas. De hecho, hasta
la franja de protección de la represa de Itaipú está invadida por sojeros, básicamente
brasileños, que procedieron al desmonte de estas tierras expropiadas y afectadas a la
protección del embalse de Itaipú (Última Hora, 2019). Hasta el Banco Mundial (2018)
expresó su preocupación por la devastación de los bosques y sus implicancias en la
sostenibilidad.

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Gráfico N° 3.
Superficie cultivada de soja transgénica (Has.) e importación de productos fitosanita-
rios (toneladas)

Fuente: Elaboración propia en base a datos de CAPECO (2019); SENAVE; VUI (2019).

Reparos a la sostenibilidad de la producción ganadera

La ganadería, otro rubro emblemático del agronegocio también desacelera su pro-


ducción, y mientras la población de ganado vacuno se estanca y disminuye, aumenta
la tasa de faena de hembras, con incidencia en la capacidad de reproducción; así la tasa
anual que variaba entre el 29 y el 32 % de faena de hembras entre los años 2004 y 2009,
esa tasa llega hasta al 43 % en el 2017 (Tabla Nº 5). La disminución de la tasa de faena de
hembras en el 2018 coincide con menor cantidad de ganado enviado a los frigoríficos.
En cuanto a la sostenibilidad de la producción ganadera, debe tenerse en cuenta que
en la misma se combina tecnología de punta (implantación de pastura de alto rendi-
miento, sincronización de celo, cría de ganado europeo, etc.) con técnicas de manejo
arcaicas como la quema de rastrojos para adelantarse a las lluvias y facilitar el rebrote
del pasto. Se entiende que los hacendados con establecimientos ganaderos medianos
y grandes, nucleados en la Asociación Rural del Paraguay (ARP), operan con la lógica
del agronegocio. La pequeña ganadería produce con frecuencia en sistemas silvo pas-
toriles y agroecológicos.
En la ponderación de la sostenibilidad de la producción ganadera deben considerar-
se los riesgos de incendios que aumentan tanto con la deforestación intensa del Chaco
asociada a la expansión de la frontera agropecuaria como con los nuevos escenarios de
calentamiento global que resultan del modelo productivo predominante; de hecho los
incendios de setiembre en curso ya han causado daños irreversibles en la biodiversi-
dad chaqueña y muestra perjuicios inesperados de la eliminación de regulaciones en
las actividades económicas De hecho, ganaderos se opusieron en su momento a cri-
minalizar las quemas de rastrojos y hoy pueden sufrir pérdidas insospechadas en sus
actividades productivas (SENAVE VUI, 2019).
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Agronegocio sojero y ganadero en el Paraguay

Agronegocio sojero y ganadero en el Paraguay. Análisis de su expansión y autodestrucción

Tabla N° 5.
Población de ganado bovino y proporción de ganado hembra faenado. Años seleccio-
nados.
Total Ganado Tasa de faena de Población de
Años faenado ganado hembra (%) Ganado
2004 769.722 29% 10.024.105
2007 1.041.850 32% 12.305.442
2010 1.499.179 34% 13.376.456
2013 1.621.850 36%  
2014 1.996.959 42% 14.465.581
2015 1.889.134 41% 14.216.256
2017 2.066.100 43% 13.821.526
2018 1.896.750 40%
Fuente: Elaboración propia en base a datos de SENACSA (2019). La Nación
10/01/2019 y 07/05/2019.

Resultados y comentarios

La declinación actual del agronegocio de la soja transgénica y de cultivos asociados


puede tocar a fin al neoextractivismo en curso. Mientras tanto ya deja sus efectos irre-
versibles en el medio ambiente y en la salud pública, y si lo que viene será mejor, igual
o peor está por saberse; lo cierto es que las tendencias a mediano plazo muestran los
límites de un modelo, asociado estrechamente a la rentabilidad de sus componentes.
En el análisis de las consecuencias de las tecnologías de punta debe tenerse presente
que la ingeniería genética, que es portadora de las semillas de su propia destrucción,
se desarrolla en el marco de turbulencias de mercados globalizados, y de crisis de la
modalidad neoliberal del desarrollo capitalista. Lo que viene después está marcado por
la incertidumbre, que podrá disiparse más con las prácticas sociales que con construc-
ciones teóricas; el futuro más que nunca está abierto a la acción social.
En los escenarios emergentes puede avizorarse la agudización de la crisis del mo-
delo neoliberal de desarrollo capitalista con mayor incidencia en los países del norte
global que deprimirá aún más el mercado de las commodities. En la reproducción de las
expresiones actuales del agronegocio y la manifestación de la burbuja inmobiliaria los
dueños del capital invertirán en nuevas actividades productivas como el monocultivo
de eucalipto; en previsión de esta alternativa el Instituto Forestal Nacional, INFONA
mejora el material genético del eucalipto clonado (eucalipto spp).
Otra alternativa para el capital tiene que ver con la explotación minera, sobretodo
en el Norte de la Región Oriental donde se viene implementando un proyecto territo-
rial excluyente y que se caracteriza por la riqueza de sus recursos minerales. La soja
convencional, no transgénica, como alternativa, de hecho, requerida por los mercados
más exigentes, tropezará con problemas de falta de semillas y de infraestructura, lo que

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Ramón Bruno Fogel Pedroso y Sintya Carolina Valdez Ayala

Ramón Fogel y Sintya Valdez

implica un crecimiento mucho más lento de esta alternativa además de la demanda


de fuerza de trabajo requerida para suplir la aplicación de herbicidas; el desarraigo sin
proletarización asociado al modelo productivo sigue expulsando a población campe-
sina (Fogel, 2019).
Estos desplazamientos del gran capital a nuevas actividades económicas suponen,
además de la capacidad de agencia de sus representantes, el continuo apoyo del Es-
tado, que permanece cautivo de los actores económicos dominantes; dado el hecho
que la apuesta de las políticas públicas al agronegocio implica actualmente que por
poco no se le cobra impuestos, se dificultará la reproducción de la política fiscal en
cuestión. El Estado actualmente para mantener en el mismo nivel los servicios básicos,
marcadamente deficitarios, debe recurrir al endeudamiento creciente, lo que podría
sufrir trastornos; en este punto debe tenerse en cuenta que la deuda pública representa
actualmente el 33% del PIB, pero su presión tributaria no llega al 11% de la economía.
En este ejercicio de prefiguración de futuros posibles tienen importancia los mode-
los alternativos de desarrollo que van construyendo organizaciones campesinas, desde
sus prácticas sociales y discursos. En este punto debe tenerse en cuenta que la dinámi-
ca de transformación agraria genera en colectividades campesinas, tanto procesos de
adaptación como nuevas formas de resistencia. Una vez desplazados a asentamientos
urbanos de la Región Central, la pluriactividad ocupacional genera cierta atomización
de las colectividades, pero no impide la incorporación de estas a formas de resistencia
que se expresan sobretodo en marchas campesinas en la capital. De hecho, los cam-
pesinos ya insertos en nuevos espacios sociales urbanos mantienen su adscripción a
la cultura campesina; éstos no solamente siguen siendo guaraní parlantes sino siguen
participando en formas de resistencia.
Campesinos nucleados en la Federación Nacional Campesina (FNC) y en el Partido
Paraguay Pyahurã que se manifiestan con marchas en la capital formulando sus de-
mandas hacen parte de organizaciones articuladas a nivel de América Latina y del Sur
Global, tal el caso de CLOC Vía Campesina que mundializa las resistencias al modelo
neoliberal y plantean alternativas orientadas a la soberanía alimentaria y a la agroeco-
logía. Organizaciones locales que hacen parte de la FNC resisten a la expansión de los
cultivos de soja y se proponen recuperar territorios (Valdez, 2017); el rol de la conflicti-
vidad campesina será fundamental en la recuperación de tierras hoy hipotecadas que
revertirán al Estado en el caso de un previsible salvataje a los bancos.
Por otra parte, diversas asociaciones desarrollan practicas socio productivas alterna-
tivas a las del agronegocio. Estas organizaciones promueven una agricultura agroecoló-
gica a través de ferias distritales se vinculan a los consumidores. La sistematización de
estas prácticas que incluyen nuevas formas de resistencia al modelo hegemónico es un
punto central de nuestros centros de investigación y plantean desafíos metodológicos
y epistemológicos.

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Agronegocio sojero y ganadero en el Paraguay

Agronegocio sojero y ganadero en el Paraguay. Análisis de su expansión y autodestrucción

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Ramón Bruno Fogel Pedroso y Sintya Carolina Valdez Ayala

Ramón Fogel y Sintya Valdez

The New Farm Company (2019). Agritotal com. Buenos Aires.


Valdez, S. (2017). Resistencia campesina ante la expansión sojera. Asunción: CERI.
(Footnotes)
1 El dato de área de siembra de soja corresponde al período agrícola 2012-2013, ver
tabla 1 – Anexo 1.

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LOS SENTIDOS DE LA EXTRANJERIZACIÓN
DE TIERRAS EN PARAGUAY
Escalas
LOS SENTIDOS DE y agentes
LA EXTRANJERIZACIÓN DE
TIERRAS EN PARAGUAY: ESCALAS Y AGENTES
Lorena Izá Pereira
Lorena Izá Pereira y Bernardo Mançano Fernandes

Introducción

Este texto es el resultado de reflexiones maduradas durante cinco años de investiga-


ción sobre la extranjerización de tierras en Paraguay, que culminó en la tesis titulada
“La Triple Alianza sigue siendo un gran éxito: los regímenes de control del territorio
paraguayo (1870-2019)”, cuyo el objetivo era comprender cómo la extranjerización, a
través del propuesto control territorial, se materializa en Paraguay en el espacio y el
tiempo. Durante la investigación se nos hicieron muchas preguntas, especialmente
sobre las escalas y los agentes de la extranjerización. Esto se debe a que hay demasia-
do foco en los agentes regionales que actúan en la extranjerización de tierras en Pa-
raguay 1, especialmente en la figura de los brasileños, dejando en un segundo plano a
otros agentes, que juegan un papel igualmente importante.
Al discutir la cuestión de la escala, no estamos tratando de la escala de análisis, sino
la escala de acción es “um tipo de escala que se refere a determinados fenômenos so-

1 También asumimos la responsabilidad de este enfoque, ya que la tesis en cuestión está dedicada a
analizar la extranjerización de tierras en Paraguay por parte de agentes brasileños, argentinos y urugua-
yos.

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Lorena Izá Pereira

Lorena Izá Pereira y Bernardo Mançano Fernandes

ciais, concernentes a ações e ao papel dos agentes/sujeitos” (Souza, 2013, p. 182). Así,
desde Paraguay, el objetivo de este artículo es debatir la magnitud de la extranjeriza-
ción de tierras a partir de la acción de los agentes (trans) nacionales que conforman el
proceso. Argumentamos que, los agentes regionales tienen una influencia primordial,
pero también avanzan de acuerdo con las demandas de capital hegemónico, primero
Inglaterra, después Estados Unidos y, recientemente, China 2.
La extranjerización de tierras es un proceso tan antiguo como el propio capitalismo
y, como el mencionado sistema, se basa en la acumulación primitiva. Con base en Marx
(2013), argumentamos que la acumulación primitiva es también el pecado original de
la extranjerización, porque es a partir de este proceso que es posible la apertura de
nuevas tierras para la expansión del capital, permitiendo la concentración y garantía
de acumulación. Este es el significado de la extranjerización: la apropiación de la tierra
a través de su control para garantizar la continuidad del proceso de acumulación capi-
talista.
La extranjerización consiste en que el proceso está impulsado por las necesidades
de determinados agentes capitalistas, especialmente los hegemónicos y vinculados al
extranjero. En diferentes momentos de la historia del sistema de producción capitalis-
ta, si bien existen otros elementos cada vez más complejos, la extranjerización aparece
como un proceso resultante de las demandas de los agentes capitalistas, mayoritaria-
mente del norte global. La colonización de América Latina, en el siglo XVI; la “Era de los
Imperios”, de 1875 a 1914 (Hobsbawm, 2018) y el renovado interés del capital extranjero
en tierras del sur global a principios del siglo XXI son ejemplos de ello. Todo cambia
para que nosotros nunca cambiemos.
Tomando como punto de partida la extranjerización como elemento estructural de
la acumulación, entendemos esta como un proceso de apropiación de la tierra a través
de un sistema que implica el control, que no solo de la superficie, sino de la tierra como
recurso que aporta otros recursos (Li, 2014), como susceptible de garantizar su explo-
tación basada en la especulación. Además, para que la extranjerización se materialice,
el control también es inmaterial, ejemplos son el control de las políticas públicas, de
los marcos regulatorios y de los medios de comunicación, que sitúa la extranjerización
como una posible alternativa para resolver las crisis del sistema productivo capitalista.
Las reflexiones resultantes de este debate nos permiten aclarar algunas conclusio-
nes. Primero, la extranjerización de tierras es un proceso de múltiples escalas, que
articula diferentes agentes, cada uno con su rol e intencionalidad. En segundo lugar,
aunque los agentes regionales son de hecho los que poseen la mayor cantidad de tie-
rra en Paraguay, los agentes del norte global juegan un papel único, controlando todo

2 En este punto podemos relacionarnos con los ciclos sistémicos de acumulación de capital, propuestos
por Giovanni Arrighi (2008 y 2013) para abordar la lógica territorial del capitalismo histórico, donde está
la lógica del poder territorial y la lógica del poder capitalista. Hay cuatro ciclos sistémicos de acumu-
lación de capital, a saber: el genovés, desde el siglo XV hasta principios del siglo XVII; los holandeses,
desde finales del siglo XVI hasta mediados del siglo XVIII; el británico, que comprende la segunda mitad
del siglo XVIII hasta principios del siglo XX y el norteamericano, que se inicia a fines del siglo XIX y que
se produce hasta el momento actual de expansión financiera (Arrighi, 2008 y 2013).

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Los sentidos de la extranjerización de tierras en Paraguay

Los sentidos de la extranjerización de tierras en Paraguay: escalas y agentes

el proceso. Esto significa que el la extranjerización en las periferias 3 del capitalismo


mundial se ha expresado de manera particular, donde los capitales regionales son solo
intermediarios. El sentido de la extranjerización en el espacio y el tiempo es el mismo
que el de finales del siglo XIX y principios del XX, es garantizar la acumulación de ca-
pital mediante la producción intensiva de géneros destinados a exportación (Prado Jr.,
1969; Pereira, 2019).
A través del Paraguay, donde la presencia extranjera en la apropiación de tierras es
una realidad desde 1870 y que actualmente (re) configura la inserción del país en los
procesos globales de acumulación de capital, nos presentamos como objetivo debatir
cómo los múltiples agentes e intereses configuran el proceso en espacio y tiempo. El
artículo está organizado en dos partes. En primer, se esboza brevemente la historia de
la extranjerización de tierras en Paraguay, exponiendo elementos importantes para en-
tender el referido proceso en otro momento. Tal enfoque es importante porque permite
“entender los antecedentes, definir bases para poder calcular los impactos y devolver la
“agencia” a las distintas clases agrarias en disputa” (Edelman y León, 2014, p. 195). En
un segundo momento, discutimos la extranjerización de la tierra paraguaya en el siglo
XXI, enfocando los agentes y sus escalas de acción.
Como metodología, además de la investigación bibliográfica sobre la cuestión, reali-
zamos cinco trabajos de campo entre 2015 y 2019 en los siguientes departamentos: Alto
Paraná, Canindeyú, Caaguazú, Central, Cordillera y Paraguarí, además de la capital
Asunción. En estos momentos de campo, entrevistamos agentes extranjeros, emplea-
dos de instituciones públicas, consultores hasta inversionistas extranjeros y movimien-
tos sociales impactados por el proceso. En estos cinco años de investigación podemos
concluir que la extranjerización de tierras en Paraguay se materializa en el territorio a
través de una red de agentes que tienen acciones en múltiples escalas, con diferentes
intereses, pero el sentido de la extranjerización de tierras es la necesidad de acumula-
ción de capital por los agentes hegemónicos e imperialistas del sistema de producción
capitalista.

Lecturas históricas a la extranjerización de tierras en Paraguay

No es posible conocer la historia económica de Paraguay sin discutir el tema agrario


y la extranjerización de tierras. Esto es debido al hecho de la economía paraguaya se
basa en la extranjerización, que desde 1870, con el fin de la Guerra de la Triple Alianza
(1864-870), es una realidad en el país. Cabe señalar que entre 1811 y 1870 Paraguay vi-
vió una fase de independencia económica y política, tanto de la potencia hegemónica
Inglaterra, como de los países vecinos, Brasil y Argentina, que tuvieron una importante

3 Periferia no en el sentido de ubicación geográfica, sino como condición de estar dominado por el
poder hegemónico.

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Lorena Izá Pereira y Bernardo Mançano Fernandes

influencia en la cuenta platina (Pereira, 2019). Este aislamiento es una de las justifi-
caciones para el estallido de la Gran Guerra, no fue la Triple Alianza, sino la Quinta
Alianza 4 (Campos, 2012).
Con el fin de la guerra se estableció como inviolable la propiedad privada y la tierra
pública, que en 1870 era de 30.616.900 hectáreas (Kleinpenning, 2014). Se puso a la
venta a bajos precios a través de diferentes Leyes de Venta de Tierras Públicas, desde
la cual destacamos como la principal Ley de Tierras de 1883 y 1885 (Pastore, 1972).
Es cierto que se dio preferencia a los campesinos paraguayos para adquirir esas tie-
rras, pero estos no tenían condiciones financieras. En su mayoría se vendieron tierras
públicas y agentes extranjeros que, en muchos casos, ni siquiera conocían Paraguay
(Kleinpenning, 2014). Así comienzan las bases de la estructura agraria que tenemos
hoy: una clase de campesinos sin tierra y una concentración extrema de la tierra en
posesión de agentes externos.
En ese primer momento, la extranjerización de la tierra la llevaron a cabo agentes
argentinos y europeos, principalmente de Inglaterra y España (Pereira, 2019). Es inte-
resante notar que muchos de los argentinos que compraron tierras en Paraguay eran
de origen español y habían estado territorializados en el país vecino por algún tiempo.
Pero, ¿qué estaba pasando a escala global que justificaba el interés por tierras para-
guayas? Primero, hubo un tema geopolítico del control de Inglaterra sobre el mercado
internacional, recordando que antes de la Guerra de la Triple Alianza, Paraguay era un
país aislado (Villagra, 2014). En segundo lugar, había interés en la explotación de que-
brachos 5 para la extracción de taninos, sustancia utilizada para el curtido de cueros y
valorada en el mercado internacional. Si bien quienes compraron la tierra fueron sobre
todo los agentes argentinos, los verdaderos beneficiarios fueron los agentes del capital
hegemónico, ya que controlaban no solo parte de la tierra, sino las relaciones comer-
ciales.
Con la caída del precio del tanino en el mercado internacional (en la década de
1940), muchas empresas terminaron sus operaciones en Paraguay, por lo que en 1970
solo Compañía de Tierras Carlos Casado Ltda. (Argentina/España) trabajó en el sec-
tor. La industria paraguaya de quebracho “estuvo caracterizada por un inicio de rápi-
da expansión, un período de consolidación y otro en que el agotamiento de los recur-
sos y la creciente competencia de sus substitutos llevaron a su gradual disminución”
(Kleinpenning, 2014, p. 351), lo que es característico de las industrias extractivas. Los
latifundios de exploración de quebrachos se volvieron inútiles desde el punto de vista
productivo y Paraguay perdió valiosos recursos naturales y no obtuvo nada a cambio.
Desde la década de 1950, otras dinámicas han permeado Paraguay, que sufrió un
doble expansionismo: EE.UU. y Brasil. Los EE.UU. jugó un papel importante en la po-
lítica y la economía de toda América Latina, liderando, sobre todo, la Alianza por el

4 Además de Brasil, Argentina y Uruguay, Campos (2012) inserta el capital internacional inglés y la oli-
garquía paraguaya como impulsores de la Guerra.
5 El quebracho es un árbol endémico de Paraguay y Argentina. No era una plantación, sino una explo-
tación de árboles no contigua.

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Los sentidos de la extranjerización de tierras en Paraguay: escalas y agentes

Progreso y las dictaduras militares en el subcontinente. Paralelamente, Paraguay era el


objetivo del expansionismo geopolítico brasileño (Palau y Heikel, 1987) que, a su vez,
atravesaba una dolorosa y conservadora modernización de la agricultura y la expan-
sión de la frontera agrícola hacia Occidente (Pereira, 2019). También había intereses
del Estado paraguayo, entonces gobernado por el dictador Alfredo Stroessner (1954-
1989). Además de la concentración de minifundios en la región central del país, que
derivó en conflictos agrarios, están los factores geopolíticos, como la necesidad de ocu-
par sus fronteras con Brasil. Los intereses son múltiples y convergentes: EE.UU., Brasil
y Paraguay (Diagrama 01).
Aunque los intereses y procesos fueron variados, los agentes brasileños jugaron un
papel fundamental. Pequeños, medianos y grandes terratenientes de Brasil cruzaron la
frontera en busca de tierras a bajo precio. La migración alcanzó su punto máximo en
la década de 1970, cuando el flujo de brasileños hacia Paraguay se estimó en 500.000
migrantes (Sprandel, 1992). Existe una diferenciación entre los migrantes brasileños,
ya que hay quienes no pudieron establecerse en Paraguay y regresaron a Brasil sin tie-
rra (Batista, 1990) y otros que se consolidaron en Paraguay y constituyen la clase de
brasiguayos 6. El principal destino fue la región fronteriza oriental, principalmente los
departamentos de Alto Paraná, Itapúa y Canindeyú.

Diagrama 01: Intereses convergentes y em múltiples escalas en la extranjerización


de la tierra paraguaya en la segunda década del siglo XX.

Org.: Autores (2020).

6 En Brasil, los brasiguaios son brasileños que emigraron a Paraguay y regresaron a Brasil, formando una
clase de campesinos sin tierra (Wagner, 1990). En Paraguay, como hemos observado en el trabajo de campo,
los brasiguayos son esos migrantes brasileños que “trabajaron” y ahora controlan grandes extensiones de tierra.

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Otro elemento crucial introducido por los agentes brasileños es la producción de


soja. Según Riquelme y Kretschmer (2016), en 1973 se cultivaron 15.500 hectáreas en
los departamentos de Alto Paraná y Canindeyú, que hoy constituyen los mayores pro-
ductores de soja del país, con 976.851 y 685.810 hectáreas cultivadas respectivamente
en la cosecha de 2018/2019 (MAG, 2019). La soja es la columna vertebral de la agroin-
dustria paraguaya (Villagra, 2009) y fue precisamente la expansión de la frontera agrí-
cola brasileña la que fue uno de los motores de la incorporación de la economía pa-
raguaya a un modelo impuesto por el capital transnacional (Palau y Heikel, 1987). El
cambio no fue solo cuantitativo, pero también implicó en nuevas territorialidades y
formas de producción.
La extranjerización de la tierra paraguaya en el siglo XXI: escalas y agentes
Aunque el significado es el mismo, en el siglo XXI cambian las narrativas de la ex-
tranjerización. Esto porque la dinámica y las demandas globales también se modifican.
Primero, hay un cambio en el consenso de Washington hacia un consenso de los commo-
dities, caracterizado como un modelo “baseado na exportação em larga escala de bens
primários, no crescimento econômico e na expansão do consumo” (Svampa, 2019, p.
36). Esto significa que ahora, más que nunca, la economía de todo el Sur global se basa
en la producción de bienes primarios y en la explotación de la naturaleza.
Desde el consenso de los commodities, con el avance de la racionalidad neoliberal y
cultivo de semillas de soja transgénica en la región, el modelo actual de extranjeriza-
ción hay consolidado especialmente a través de la “República Unida de la Soja”, regio-
nalización creada en 2003 por la transnacional Syngenta y que comprende partes de
Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay (Turzi, 2011). La estimación de la Cáma-
ra Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (CAPE-
CO) es el cultivo de 3,500,000 hectáreas y la producción de 10,000,000 de toneladas de
soja en la zafra 2019/2020, correspondiente al sexto productor de soja más grande del
mundo. En este escenario, los agentes antiguos tienen roles renovados y se introducen
nuevos agentes en el proceso.
El capital hegemónico permanece bajo el control de las corporaciones estadouni-
denses, que operan a través de una lógica cada vez más financiarizada. Los intereses de
estos agentes se renovaron en el contexto de la crisis de sobreacumulación que alcanzó
su punto máximo en 2007/2008. El capital necesita expandirse en términos geográficos
y de mercado, para garantizar su acumulación incluso en tiempos de crisis, que son
estructurales del sistema de producción capitalista (Harvey, 2014). Las empresas trans-
nacionales operan en la extranjería upstream y downstream, es decir, controlan los
insumos (semillas transgénicas, plaguicidas y maquinaria) y la comercialización (Pe-
reira, 2019). El poder de las corporaciones transnacionales está en “articulating their
strategies of accumulation in different scales, something that is difficult to achieve for
small firms acting only at local and province levels” (Wesz Jr., 2016, p. 305).
También se renovaron los intereses de los agentes brasileños, tanto para los que lle-
garon a Paraguay en la segunda mitad del siglo XX, como para los de nuevos agen-
tes. Primero, los agentes brasileños que inicialmente se establecieron en la región de

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Los sentidos de la extranjerización de tierras en Paraguay: escalas y agentes

la frontera Oriental comenzaron a moverse hacia el interior del país, llevándose con
ellos la soja y la lógica productiva de los commodities para la exportación. Los agentes
brasileños actúan directamente en el cultivo de la soja, según Wesz Jr. (2016), estos son
responsables del 90% de la soja producida en Paraguay. El acceso a la tierra se logra
mediante la compra, el arrendamiento y el saqueo, prácticas que a menudo se llevan
a cabo ilegalmente. Como necesitan más tierra para la expansión de la producción de
oleaginosas, los productores de soja brasileños invaden las tierras campesinas, cam-
biando la territorialidad, es decir, las tierras que antes se utilizaban para la producción
de alimentos ahora comienzan a producir soja para la exportación.
Son múltiples las acciones ilegales dirigidas al acceso a la tierra y los agentes brasi-
leños no actúan de forma aislada, sino en conjunto con el Estado y sus funcionarios. La
compra de tierras por extranjeros en las colonias de reforma agraria y en la franja fron-
teriza son actividades prohibidas por el Estatuto Agrario de 2002 y la Ley n. 2.352/2005,
respectivamente. Aun así, la extranjerización sigue avanzando a través de adquisicio-
nes ilegales, falta de fiscalización y desalojos forzosos, como el caso de Guahory, depar-
tamento de Caaguazú, que fue blanco de acciones violentas de desterritorialización de
la Policía Nacional a favor de la agroindustria brasileña (Vuyk, 2017).
El aumento de la extranjerización en otros países de América del Sur también re-
sultó en la inserción de nuevos agentes en la extranjerización de la tierra paraguaya.
Uruguay es el ejemplo más sólido. La expansión de capitales argentinos hacia el país,
especialmente para la producción de soja y el monocultivo de árboles (silvicultura),
provocó el incremento en el precio de la tierra uruguaya (Pereira, 2019). Según datos
del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) (2019), entre los años 2000 y
2018 el precio de una hectárea en Uruguay aumentó en un 700%. Los arrendamientos
aumentaron un 451% entre 2000 y 2011 (MGAP, 2019).
En este contexto, los agentes uruguayos comenzaron a apropiarse de tierras en Pa-
raguay mediante compra, especialmente en el Chaco. En 2013, los uruguayos contro-
laban directamente más de 1.000.000 de hectáreas en el Chaco (El País, 14 de enero de
2013) y en 2015 esta cantidad aumentó a 2.000.000 de hectáreas (Díario Cínco Días, 12
de enero de 2015). Según información obtenida en el trabajo de campo realizado en 2018,
la mayor parte de los terrenos comprados por los uruguayos aún no habían sido puestos en
producción, se utilizaban solo para la especulación. Son varias las motivaciones para la
compra de tierras en Chaco, en las que destacamos el bajo precio de la tierra, la cons-
trucción del corredor bioceánico de la Iniciativa para la Integración de Infraestructura
Regional en América del Sur (IIRSA) y la investigación realizada por CAPECO y el De-
partamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) para el desarrollo de semillas
de soja adaptadas al clima chaqueño (Pereira, 2019).
Destacamos que los procesos recurrentes a escala global, como la participación del
capital financiero en la especulación con tierras agrícolas y la presencia del capital chi-
no en la extranjerización, aún son poco frecuentes en Paraguay. Esto se debe a que
Paraguay no tiene relaciones diplomáticas con China y al incipiente conocimiento del
país por parte de los agentes del capital financiero, lo que genera temor a las inver-

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Lorena Izá Pereira y Bernardo Mançano Fernandes

siones de estos en el país. Esta situación se está moviendo en la dirección del cambio,
especialmente desde que el capital chino ha encontrado estrategias para acceder a la
tierra y los mercados paraguayos.

Consideraciones finales

La extranjerización de tierra, entendida como un proceso de apropiación de la tie-


rra a través de un sistema que involucra control material e inmaterial, es un elemento
estructural de la acumulación de capital y se (re) crea en el espacio y el tiempo, espe-
cialmente en momentos de crisis del sistema de producción capitalista, cada vez más
compleja. Concluimos que considerar la historia es fundamental, ya que nos permite
mapear el proceso y medir los impactos. La escala de acción de la extranjerización es
global, pero en cada lugar asume características específicas. Sin embargo, el proceso
no debe considerarse de forma aislada, ya que la extranjerización de tierra también es
geopolítica e involucra diferentes intereses. Paraguay es un ejemplo de ello, ya que aun
con sus singularidades, la extranjerización no se puede explicar por sí sola.
Desde 1870, el territorio ha estado controlado, material e inmaterialmente, por ca-
pital extranjero. La materialización de los extranjeros ocurre mediante la actuación de
agentes de múltiples escalas. En un principio, los agentes argentinos fueron mayoría,
especialmente en la exploración del quebracho para la extracción de tanino. Si bien la
cantidad de tierra controlada por los argentinos era significativa, el agente hegemónico
era la capital inglesa que dominaba, en cierto modo, la territorialidad y el mercado. El
tanino extraído estaba destinado a Europa, era de interés de Inglaterra explotar el re-
curso.
La extranjerización es un proceso ininterrumpido, pero existen transformaciones a
partir de la segunda mitad del siglo XX, basadas principalmente en cambios geopolíti-
cos globales, como el ascenso de EE.UU. y Brasil como potencias hegemónicas globales
y sudamericanas, respectivamente. Además, Brasil vivía un período de modernización
de la agricultura y expansión de la frontera agrícola, lo que resultó en la “Marcha hacia
el Oeste”, que llegó a Paraguay. La territorialización de los brasileños en el país cambió
el uso del territorio a través del cultivo de soja, que acentuó la concentración y em-
pobrecimiento de la población campesina. Esta situación solo se agrava con la intro-
ducción de la soja transgénica en Paraguay, que ha intensificado las “contradicciones
del modelo de desarrollo agroexportador que históricamente caracterizó a Paraguay”
(Palau y Kretschmer, 2004).
En el siglo XXI, en un contexto de crisis de sobreacumulación, la extranjerización de
la tierra presenta una complejidad única, donde se articulan distintos agentes y conflu-
yen un abanico de intereses. Los agentes brasileños intensifican sus acciones en Para-
guay, expandiéndose hacia el interior del país e incorporando tierras campesinas que
antes eran utilizadas para el cultivo de alimentos. Tal integración se debe al despojo
violento promovido por diferentes agentes articulados en torno a un objetivo común.
La extranjerización no es un problema exclusivo de las zonas rurales, ya que impac-

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Los sentidos de la extranjerización de tierras en Paraguay: escalas y agentes

ta a toda la sociedad. Los desalojos forzosos “también tienen consecuencias impor-


tantes sobre el resto de la población, ya que son precisamente las familias expulsadas
de ellas las que producen el alimento indispensable para el sustento de la población”
(Palau, Cabrello, Maeyens, Rulli y Segovia, 2007, p. 310). La extranjerización agrava la
inseguridad alimentaria, ya que las tierras que antes se utilizaban para la producción
de alimentos comienzan a producir soja para exportación. Además, la población cam-
pesina desplazada comienza a conformar la periferia de las ciudades, contribuyendo
a una urbanización desenfrenada y no planificada. Se trata de refugiados del modelo
agroexportador al que está sometido Paraguay (Palau, Cabrello, Maeyens, Rulli y Sego-
via, 2007).
Finalmente, la investigación sobre la materialización de la extranjerización en Pa-
raguay permite concluir que la extranjerización es un proceso solidario y que involu-
cra a diferentes agentes en múltiples escalas y que actúan en redes de control. Si bien
los caminos y estrategias son diferentes en el espacio y el tiempo, ya que varía según
el movimiento de la realidad, pero, el sentido es lo mismo: garantizar la acumulación
interminable de capital que realizan los agentes hegemónicos a cualquier precio y en
cualquier contexto.

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CONCEPCIÓN Y EL NORTE:
CONCEPCIÓN Y ELTERRITORIOS
NORTE: EN
DISPUTA
TERRITORIOS EN DISPUTA

Profesor
ProfesorBenjamín Valiente
Benjamín Valiente

Muy a gusto hemos aceptado la invitación, que implica un desafío para nosotros, de
parte del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), a través del com-
pañero y hermano de lucha del norte, Hugo Pereira, periodista e investigador, para bos-
quejar la vivencia de los campesinos del norte, inmersos en un territorio en disputa, en
el marco del modelo agroexportador. Hablo en plural porque represento, como Coor-
dinador Responsable, a la Pastoral Social de la Diócesis de la Santísima Concepción del
Paraguay que abarca los Departamentos de Concepción y Amambay, especialmente
a nuestro asesor, el Pbro. Pablo Cáceres Aquino, al compañero Vice coordinador, José
Arias, presente aquí conmigo y al compañero Secretario Ejecutivo, Marciano Jara Ro-
mero.
Con el padre Pablo Cáceres, más conocido como pa’i Pablito, hace cinco años he-
mos publicado un pequeño libro, titulado “Relatos que parecen cuentos”. El opúsculo
cuenta los atropellos y asesinatos de personas a manos de sicarios, policías y militares.
Entre las víctimas se encuentran una anciana de casi 80 años, indígenas, un adolescen-
te minusválido, un líder campesino, integrante de la lucha por la tierra, tres ciudadanos
comunes de asentamientos campesinos. De estos últimos extraemos lo sucedido en un
asentamiento de Arroyito y calificado por los autores del libro como “un verdadero acto de
terrorismo de Estado”. Por ser muy significativo el hecho, extraemos in extenso, el relato:
(…) el domingo 19 de enero de 2014, se produjo el acontecimiento más grave, protago-
nizado por la fuerza conjunta y liderada por sus respectivos comandantes, Gral. Mario
González y Comisario Antonio Gamarra. Esa tarde se disputaban los partidos semifina-

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les de un torneo de fútbol, entre equipos de los 7 núcleos que componen los Asentamien-
tos de Arroyito, que ese año cumplieron los 25 años de vida. Habían cercado provisoria-
mente el campo de juego del Asentamiento 3, sede de los encuentros y donde caben unas
mil personas. Ese día estaba repleto, con gente venida, incluso, de Asunción. Cuando
promediaban los encuentros, entraron en el recinto, latitas de cerveza en mano y ha-
blando todo el tiempo por celulares, ciertos individuos de civil, con atuendos deportivos.
Más tarde se supo que eran militares y policías, unos adelantados pesquisadores del
ambiente, preparando el ataque. Al culminar el último encuentro y cuando los hinchas
y atletas de los dos finalistas empezaban a festejar, mesclando alborozo con espumante
cerveza, se oyó el rugir de camiones, ambulancias, tanques que llegaban al lugar y de he-
licópteros que sobrevolaban el pintoresco estadio. Como si se tratara de un desembarco
en Normandía, en la Segunda Guerra Mundial, la fuerza conjunta había empleado todo
su potencial bélico. ¿Para qué? Para someter al terror a jóvenes, chicas, niños, ancianos
y ancianas que se divertían sanamente en el atardecer de un verano muy caliente. “Lo
que pasó fue inenarrable”, dijo Don Zacarías Díaz, designado por el coordinador de la
Asamblea del 07 de febrero, Marciano Jara, para relatar los pormenores del hecho “im-
posible creer que militares y policías, en sus cabales, actuaran así: entraron a dar pata-
das a la gente, a ponerla boca abajo en el césped, apuntando sus armas a las cabezas de
los cuerpos echados en el césped, tirando más de 200 tiros al aire y al suelo. Cuando le
pregunté al Gral. González por qué actuaban así, me respondió: ore ninigo ndorojumo’ái
mitäicha pende apytépe (nosotros no vamos a venir como niños entre ustedes)”. Lo insó-
lito del caso fue que hecho tan grave pasó desapercibido para la prensa local y nacional,
tan proclive a propalar cualquier mentira oficial en los territorios ocupados, como ya
hemos mencionado. Recién algunos días después, cuando la gente afectada por el proce-
dimiento de horror hicieron denuncias públicas, aparecieron en la tele los comandantes
queriendo explicar lo inexplicable, incluso, arguyendo que ellos eran profesionales en el
uso de las mortíferas armas y que la acción era como un ensayo. Los más de mil aficio-
nados deportivos se constituyeron en conejillos de india, en manos de unos brutos cuasi
sicópatas. ¿Y, si por ahí, hubieran muerto algunos? Más que seguro que justificarían bajo
el pretexto más descabellado, como siempre. Meses después, el General Mario González,
en una reunión con dirigentes campesinos, en presencia del Obispo Miguel Ángel Cabello
y de miembros de la Pastoral Social de Concepción, reconoció que se había equivocado
en el procedimiento. Y fue más allá: dijo que tamaño yerro en la manera de actuar fue
a causa de falsos informes acercados por los famosos informantes civiles, alias pyrague
(delatores). No dio nombres de quiénes eran los integrantes de esta especie, que parecía
en extinción, pero que resurgió con la llegada de Horacio Cartes al poder (Relatos que
parecen cuentos, pág. 44-45).
En nuestro libro habíamos sostenido la tesis que la violencia armada del norte era
producto de una disputa territorial entre los representantes de la macroagricultura ex-
tractiva y destructiva y otros grupos poderosos en la sombra, algo parecido a la obra de
investigación del compañero Hugo Pereira, presentada en el excelente libro “Extracti-
vismo armado en Concepción” (Pereira, 2016). Paso a citar una parte del texto mencio-
nado en Cáceres & Valiente (2014).
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A esto el Gobierno llama presencia del Estado, tan reclamada por los campesinos
norteños en el foro social, en Horqueta, el 14 de setiembre de 2013. Allí se había urgido
a las autoridades tierra para cultivar y asistencia integral para los cultivos familiares,
detención de la frontera sojera, escuelas con programas relevantes y pertinentes, caminos
seguros y de todo tiempo, seguridad sanitaria, protección a los más vulnerables, etc. El
Ejecutivo responde con tanques, coches blindados, helicópteros, soldados y oficiales que
deambulan por las rutas y caminos sin saber para qué, pero con mucho flujo de dinero
del presupuesto oficial, es decir, del pueblo. Tanto es así que la vox pópuli afirma que
jamás detendrán a los miembros del EPP, porque si lo hicieran dejarían de percibir las
remuneraciones especiales por realizar sus servicios en “territorios peligrosos” y porque,
sobre todo, ¿a quién se culparía de los atracos, asesinatos, violaciones, accidentes, secues-
tros, incendios de estancias y todos los actos de violencias que comúnmente cometen los
mafiosos, abigeadores, asesinos a sueldo y delincuentes comunes? Nuestra tesis de cuatro
años atrás sigue latente: el EPP es una creación de grupos de poder en la sombra, o, en
último caso trabajan en forma coordinada para perseguir y asesinar a dirigentes y des-
mantelar las organizaciones populares que luchan por sus derechos y reivindicaciones.
El grupo, en sus actuaciones, no se enmarca dentro de la línea habitual de la guerrilla de
izquierda, que, generalmente arremete contra los poderosos. La gran mayoría de las víc-
timas atribuidas al EPP son gente humilde, policías de bajo rango y campesinos pobres.
Repetimos con algunos pocos periodistas: Concepción es un territorio en disputa entre
sojeros, ganaderos, narcotraficantes, abigeos y, en medio pugnan, por la supervivencia
la agricultura familiar campesina, ubicada en la franja de la Ruta V, desde Concepción
a Yvy Ja’u, entre los ríos Ypane y Aquidabán, quizá, en su último reducto en el Paraguay.
En este escenario actúa la fuerza conjunta en su “lucha” contra el EPP y, lastimosamente,
las consecuencias de esa pugna entre ambas fuerzas las sufren los agricultores y su fami-
lia”. (Cáceres & Valiente, 2014, pp.45-46).
Esta postura les valió a la Pastoral Social de Concepción y a sus miembros fuertes
y gratuitas acusaciones de parte de referentes del Gobierno y de la FTC. A instancias
de los pyrague (delatores), el Gobernador de Concepción, de entonces, Luis Urbieta
había afirmado que en las escuelas “Fe y Alegría”, de Arroyito, donde trabaja nuestro
compañero Marciano Jara, se entrenaba a los niños y jóvenes a la guerrilla, para su pos-
terior ingreso a las filas del EPP. Coincidentemente, Joel Cazal, fiscal integrante de la
Fuerza de Tarea Conjunta, amenazaba con investigar a los autores de “Relatos que pa-
recen Cuentos”, porque en la mochila de un supuesto miembro del A.C.A. (Agrupación
Campesina Armada) abatido, se encontró un ejemplar del libro. Los integrantes de la
Pastoral social fueron acusados por el Fiscal como adoctrinadores de los guerrilleros.
En un posterior encuentro, convocado por el Obispo de Concepción, con el Coman-
dante de la FTC, miembros de la Pastoral Social y líderes campesinos, Joel Cazal negó
la acusación, afirmando que los periodistas habían mal interpretado y tergiversado sus
expresiones. En la Presentación de “Relatos que parecen cuentos”, el Monseñor Oscar
Páez Garcete, de feliz memoria, nuestro maestro y compañero de ruta, había afirmado:

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Amigos lectores, hay que aprender a leer y comprender estos hechos como obedeciendo
a una visión y desde una experiencia cristiana para no dejarse llevar y dominar por una
actitud dominante y dominadora que lleva a ver al campesino y o al pobre como actores
de los males humanos y sociales. Cada uno de los textos que son como unidades inde-
pendientes y sin relación alguna entre ellos, sinembargo entre líneas y entre todos tienen
una relación y una explicación común, que nos explica por qué suceden y, lo peor aún,
seguirán sucediendo (Cáceres & Valiente, 2014, p. 6).
Estas expresiones premonitorias del gran obispo se cumplieron rápidamente, dando
origen a la segunda edición ampliada de Relatos que parecen cuentos, donde aparecen
crónicas de dolorosos atropellos y asesinatos de personas inocentes en los asentamien-
tos de Kurusu de Hierro y Arroyito, de Concepción.
Uno de los casos más llamativos de la acción de la Fuerza de Tarea Conjunta fue el
secuestro y posterior encarcelamiento de los hermanos Víctor y Gregorio Morales, del
Asentamiento Agüerito, de San Pedro. Los hermanos son oriundos de Concepción pero
habían formado parte del numeroso grupo de campesinos sin tierra, que, en los inicios
de la década de los noventa, habían ocupado los terrenos de la estancia Agüerito, de
Concepción, perteneciente a la multinacional Mate Laranjeira. Fueron terriblemente
reprimidos, encarcelados y, más tarde, trasladados a una inhóspita selva de Santa Rosa
del Aguaray, San Pedro, a 80 km de la misma, camino a Capitán Bado. Sobrevivieron
y formaron una próspera colonia. A raíz del encarcelamiento, sin prueba fehaciente
alguna, de los hermanos Morales, vale acotar que ya están casi cuatro años presos, sin
juicio, un grupo de dirigentes campesinos de ambos departamentos, con el acompaña-
miento de la Pastorales Sociales de las Diócesis de Concepción y San Pedro, conforma-
ron la Coordinadora Interdepartamental de Organizaciones Campesinas de Concepción
y San Pedro por la Vida y la Seguridad Integral.
En sus encuentros de reflexión y análisis, la Coordinadora llegó a la conclusión que
uno de los mayores males del norte era la actuación inconstitucional de la FTC. Se pro-
puso como tarea, con la ayuda de organismos de Derechos Humanos, la derogación
de la Ley que permitió la creación de dicha Fuerza militar y policial. Se contó con la
participación y acompañamiento del Senador nacional Pedro Arturo Santa Cruz, quien
presentó el Proyecto de Ley “Que deroga la Ley Nº 5036/2015 que modifica y amplía los
artículos 2º, 3º y 56º de la Ley Nº 1337/99 de Defensa Nacional y Seguridad Pública”.
El Senador Santa Cruz convocó a una Audiencia Pública sobre el tema, llevándose a
cabo el acto el día 18 de octubre de 2016, en el recinto del salón bicameral del Congreso,
con la participación de, aproximadamente, 200 referentes sociales, políticos y religio-
sos, en especial de los Departamentos de San Pedro y Concepción. Más de 30 oradores
expusieron sus ideas, las víctimas narraron sus viacrucis y uno sólo habló a favor de las
acciones de la FTC. Uno de los relatos más tristes fue el caso de Julián Ojeda Espínola,
de Nueva Fortuna, Azote’y, contada por su viuda, doña Leónidas Villalba: Julián había
bajado a orillas de Ypane, al anochecer, para pescar. Llevaba pala y machete, pues pen-
saba cazar también armadillo. Se topó con un grupo de la FTC, que lo acribilló y, como
siempre, lo vistió de ropa camuflada y le puso armas encima del cadáver. Julián dejó 10

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huérfanos, entre 22 y 2 años. La familia sufrió otra tragedia, hace un mes: Fabián, uno
de los huérfanos, de 10 años, cayó al Ypane, ahogándose, mientras su madre lavaba
ropa. 10 días después encontraron el cadáver debajo del puente cerca de Tacuati. La
prensa ni siquiera publicó el triste caso, porque los pobres no cuentan. El Senador re-
unió en un libro las ponencias del Audiencia Pública, pidiéndonos a la Pastoral Social
de San Pedro y Concepción, el Prólogo y la Presentación de la obra. El acto de lan-
zamiento del libro se realizó en la sala bicameral, el día 29 de agosto de 2017, siendo
presidido el evento por el Presidente del Congreso, Fernando Lugo. Cito una parte de la
presentación del libro:
En realidad, más que la presentación de la obra, quiero, brevemente, puntualizar al-
gunas ideas que hemos delineado en el prólogo de la misma. En nuestro permanente
acompañamiento a nuestro pueblo sufriente del Norte, hemos sentido en la piel el dolor
de nuestra gente. Unos de nuestros quebrantos actuales más terribles es el calvario de
las comunidades y organizaciones campesinas que conviven desde casi un lustro con la
increíble guerra sucia entre la FTC y el fantasmal EPP, sin que hayan vencedores ni ven-
cidos, pero los ramalazos siempre los sufre gente inocente que nada tiene que ver en esta
quimérica conflagración. En este marco sucedieron atropellos, muertes, apresamientos
y condenas asombrosos que superan la simple imaginación. Solo como muestras recor-
damos el atropello brutal a la cancha de fútbol del Núcleo 3 de los Asentamientos de
Arroyito, en una tarde de domingo, en que más de mil personas, varones, mujeres y niños
se divertían sanamente presenciando un torneo de fútbol, los asesinatos de los hermanos
Ovelar y de Julián Ojeda, de Kuruzu de Hierro, la misteriosa muerte del Capitán Enrique
Piñánez, en un atentado en Cuero Fresco y cuya autoría, el padre del joven militar, el
Gral. Retirado Herminio Piñánez atribuye a la propia FTC, publicado por los medios en
un doloroso reportaje, pero nunca investigado. Otros hechos bien llamativos fueron la
detención y condena a 17 años de cárcel del joven Pablo Valiente, de Arroyito, acusado de
pertenecer al EPP por una foto con Claudelino Silva, su ex compañero de escuela, colegio
y universidad y los de los hermanos Morales, de Agüerito, secuestrados violentamente
de sus domicilios en una madrugada y encarcelados por hace más de 18 meses con una
acusación fiscal más parecida a una novela de suspenso, sin prueba fehaciente alguna.
Un capítulo aparte merece el triste asesinato de ocho jóvenes militares en el Núcleo 6 de
los Asentamientos de Arroyito, hace un año, justo en vísperas de una publicitada Audien-
cia Pública que iba a tratar la derogación de la Ley de militarización del norte. A raíz de
todos estos acontecimientos y de otros muchísimos más que no incluimos acá, en honor
al tiempo, se formó la Coordinadora Interdepartamental de organizaciones campesinas
por Defensa de la Vida y de la Seguridad Integral, de Concepción y San Pedro, pidiendo
el acompañamiento de las Pastorales Sociales de ambas diócesis, para solicitar al Par-
lamento la derogación de la ley citada y aprobada por este mismo cuerpo legislativo a
inicios del presente periodo gubernamental, que posibilitó la creación de la FTC, que
nunca fue conjunta. Además, el EPP, para el Gobierno y sus voceros, no tiene el status de
guerrilleros sino de simples criminales y extorsionadores. A los asesinos no se les comba-
tes con fuerzas militares, bastaría una policía muy bien equipada y honesta. Mientras

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Concepción y el norte: territorios en disputa

tanto continuaban y continúan hasta hoy, como el último, de Tacuati, los secuestros y
extorsiones de parte de la gente del monte, a pesar de la presencia permanente de los mi-
litares y de los gastos multimillonarios en dólares de las Fuerzas Especiales” 1.
Antes de concluir, quiero contar el caso del joven Oscar Larrea, que, para mí, pinta
de cuerpo entero la ocupación militar del norte y donde se mezclan todos los compo-
nentes de una dictadura neoestronista en agresivo retorno: la fuerza bruta, la delación,
el miedo, la actuación caprichosa de fiscales mediocres que quieren escalar posiciones
echando a gente inocente, tal como hacían los funcionarios públicos en época del tira-
no Stroessner.
Comenzando, Oscar Larrea, un joven dirigente de la comunidad cristiana de Sagra-
da Familia, Naranjaty, tenía un apellido peligroso, pues toda la familia de Jara Larrea, de
Arroyito, pertenecía al ACA, grupo armado, supuestamente, del EPP, además, Naran-
jaty casi linda con Yvyraty, lugar de procedencia de Alejandro Ramos, uno de los prin-
cipales líderes del grupo armado. Oscar había recibido en su teléfono celular un audio,
como tantos de nosotros hemos recibido, de amenaza al Presidente Horacio Cartes.
Como era algo jocoso no lo eliminó enseguida. Alguien de su entorno le pidió que
le reenviara el mencionado audio. Él, sin pensar en las consecuencias lo reenvió. Era
diciembre de 2016, vacaciones de verano, época en los violentos, entre ellos la FTC,
suelen hacer de las suyas, aprovechando que la gente está más relajada y el flujo de
informaciones de los medios, menos intenso. A la madruga del día 2, el fiscal Cazal,
con efectivos de la FTC, fuertemente armada se presenta en el domicilio de la familia
Larrea, llevando detenido a Oscar a la jefatura de policía de Concepción, días después
lo trasladan a la cárcel regional de Concepción, donde permanece preso durante 90
días, saliendo con libertad ambulatoria, mientras su caso continuaba en los estrados
judiciales, a pesar de que el peritaje había señalado que la voz del famoso audio no era
la suya. Después de casi dos año fue a juicio oral, siendo liberado por dos a uno, en la
terna de magistrados, por lo que fiscal de la causa apeló la resolución, así es que Oscar
Larrea, hasta hoy no tiene el finiquito de su libertad.
Finalmente, mientras estaba preparando esta ponencia, escuché que la cumbre de
poderes, a instancia del Ejecutivo, está planeando la Enmienda Constitucional para
que los militares puedan inmiscuirse en seguridad interna, ya que una guerra interna-
cional, por hoy, no tiene sentido. Con esto, de hecho, reconocen la inconstitucionali-
dad de la Fuerza de Tarea Conjunta y está siendo acosado, incluso, por algunos estu-
dios de investigación semioficial. Me pregunto, ¿si el objetivo primordial de la Fuerzas
Armadas cual es el resguardo de las fronteras internacionales ya no tiene vigencia, no
sería mejor eliminarlas o reducirlas a su mínima expresión? Sería un enorme ahorro a
la Nación, es decir, al pueblo.

1 Presentación de Benjamín Valiente, realizada el 29 de agosto de 2017, del libro que recogió los testimo-
nios de la Audiencia Pública de derogación de la ley que militarizó el norte paraguayo.

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Benjamín Valiente

Bibliografía

Cáceres, P. & Valiente, B. (2014). Relatos que parecen cuentos. Asunción: Edición pro-
pia.
Pereira, H. (2016). Extractivismo armado en Concepción. “EPP”, la fantasmal guerri-
lla que “lucha” por la expansión del capital internacional en suelo norteño. Asunción:
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Poder Legislativo. (2016). Audiencia Pública Proyecto de Ley “Que deroga la Ley Nº
5036/2013 que modifica y amplía los artículos 2º, 3º y 56 de la Ley Nº 1337 de Defensa
Nacional y Seguridad Interna. Asunción.

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ELEL
SINDICALISMO Y SU
SINDICALISMO LUCHA
Y SU DENTRO
LUCHA DEL
DENTRO
DEL MODELO
MODELO EXTRACTIVISTA
EXTRACTIVISTA

Sara
Sara Raquel LópezC.,
RaquelLópez C.,Mirtha
Mirtha Maldonado, MiguelH.H.López
Maldonado,Miguel López

Introducción

Hablar del sindicalismo y de su lucha dentro y contra el modelo extractivista en Pa-


raguay no es tarea fácil por una serie de circunstancias objetivas e históricas que con-
dicionan las acciones de los colectivos de trabajadores organizados; y al mismo tiem-
po por la carencia de referencias teóricas que ayuden a encuadrar el fenómeno. No
obstante, este trabajo discurre sobre aquellos aspectos que hacen a la historia de las
circunstancias fundantes del problema del modelo económico en el país y el contexto
político y jurídico en el que accionan y proyectan trabajadoras y trabajadores para en-
frentar a ese modelo que sistemáticamente genera normativas y escenarios para elimi-
nar derechos e imponer regímenes de explotación.
Asimismo, se incorpora una breve caracterización y contextualización de cómo esta
situación de ataque sostenido hacia la clase trabajadora desde el modelo se ejecuta in-
cluso en contextos de la pandemia global del nuevo coronavirus que afecta al planeta y
que en Paraguay hace particular incidencia por su precario andamiaje social, sanitario
y laboral, marcado por una sobredimensionad corrupción pública y privada proyecta-
da desde la dictadura stronista (1954-1989) y que sigue siendo alimentada y robuste-
cida por los sucesivos Gobiernos que administran el Estado y el dinero público desde
febrero 1989 cuando se inaugura la etapa de transición democrática que inconclusa,
acaba cuajando en una democracia de mala calidad, con un Estado y unas institucio-
nes y autoridades endebles, ineficaces e ineficientes.

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Sara Raquel López C., Mirtha Maldonado, Miguel H. López
Sara López, Mirtha Maldonado y Miguel H. López

El capital, el trabajo y la tierra son tres elementos fundamentales que tienen presen-
cia en este trabajo y que ayudan a entender la situación de la clase trabajadora en sus
circunstancias históricas y sus desafíos presentes.

Desarrollo

La tenencia de la tierra para entender la situación de Paraguay

Paraguay es el país con la peor distribución de la tierra a nivel mundial, el Coefi-


ciente de Gini es de 0,93 (OXFAM, 2016). La concentración y centralización de la tierra
y el capital son causantes de la expulsión de cientos de miles familias campesinas e
indígenas de sus tierras y territorios, obligadas sin alternativas a engrosar los llama-
dos cinturones de pobreza en la periferia de las principales ciudades como Asunción,
Encarnación y Ciudad del Este. Según la Secretaría Técnica de Planificación del Desa-
rrollo Económico y Social (2015), en el Área Metropolitana de la capital del país exis-
ten hoy 405 asentamientos 1 donde habitan alrededor de 38.000 familias en situación
de pobreza, precariedad, sin infraestructura, servicios con baja cobertura de derechos
básicos como agua potable, electricidad, eliminación de excreta, escuela, puestos de
salud, transporte público, etc. La mayoría de esa población trabaja en condiciones de
informalidad, es decir sin salario mínimo, jubilación ni cobertura médica.
El aumento del proceso de expulsión de comunidades enteras se evidencia en el
correlativo aumento de la concentración y centralización de la tierra evidenciada en
los datos que señalan que el 94,25 % están ocupadas para la producción de materia
prima, mientras que solo el 5,75 % es utilizado para la agricultura familiar campesina.
Este sector primario exportador, el del agronegocio, es el eje principal de la economía
paraguaya, el que genera mayor ingreso de divisas y es muy competitivo, rentable y me-
canizado lo que pone un límite evidente a la capacidad de absorción de la gran fuerza
de trabajo existente (Cáceres, 2018). Este sector primario exportador es el que dinamiza
otros sectores como el comercio, las finanzas, y el transporte.
La desigual distribución de la tierra, posterior a la guerra de 1870, es central para
comprender el lugar que le asignó el capital a nuestro país dentro del mercado mun-
dial. (Cáceres, 2018). En la división internacional del trabajo ubicaron a Paraguay en
la función de proveer materia prima. Así, desde hace 3 décadas aproximadamente los
rubros más relevantes de exportación son la oleaginosa, fundamentalmente la soja, y
la producción altamente tecnificada de carne vacuna, rubros que desarrollan la econo-
mía de enclave altamente competitiva, pero con escaso valor agregado. Históricamen-
te, la economía paraguaya fue considerada como una economía abierta, con preca-
rio desarrollo industrial en comparación con las otras economías regionales (CADEP,
2016). Entre otros rasgos, el desarrollo tardío se debió al lento crecimiento económico

1 Asentamientos: Territorios informales donde se asientan las familias expulsadas del campo a la ciu-
dad. La mayoría de ellos se crearon a partir del año 2000.

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El sindicalismo y su lucha dentro del modelo extractivista

y a un sistema político autoritario que se mantuvieron hasta ahora, a excepción del pe-
riodo 1973-1981, pero, no fueron suficientes para generar condiciones de participación
industrial (Céspedes, 2009).
Lo señalado anteriormente contribuyó al crecimiento de la economía subterránea,
con un sinfín de actividades ilegales e ilícitas que encuentran respaldo en la debilidad
institucional de un Estado corrupto y prebendario heredado de la dictadura stronista.
A estos hechos se añade una presión tributaria de apenas el 10% en el año 2019, se-
gún el Ministerio de Hacienda (2019), una de las más bajas de la región, en un esquema
altamente regresivo, el excesivo endeudamiento público iniciado con el gobierno de
facto de Federico Franco tras el golpe parlamentario de 2012, que supera hoy los 11 mil
millones de dólares (ABC Color, 2020a). Todos estos elementos mencionados configu-
ran el escenario en el cual toma cuerpo la lucha de clases en nuestro país.
Paraguay en el año 2019 contaba con una población de 7.047.142 de los cuales,
1.657.131 (23,5%) se encuentra en situación de pobreza, y 284.028 (4%) es pobre extre-
mo; en el área rural afecta al 33,4% de pobres y al 7,8 de pobres extremos (EPHC, 2019)

El modelo económico extractivista paraguayo

El desarrollo capitalista paraguayo es resultado del modelo agroexportador que se


afianza desde del ’60 con la producción de soja y algodón. En la actualidad esa matriz
extractivista en Paraguay se compone de dos sectores consolidados: la agricultura in-
dustrial y la ganadería empresarial; y uno en gestación: la minería; todas ellas basadas
en la explotación intensiva de la tierra (Rojas, 2014).
Los últimos datos ubican a Paraguay como el cuarto exportador de soja, después de
Brasil, Estados Unidos y Argentina. Aproximadamente 5,500 mil hectáreas se utilizan
para el cultivo de granos para la exportación, siendo el 94% área controlada por el agro-
negocio, mientras que sólo el 6% de agricultura familiar campesina. Por su parte, el cul-
tivo de granos a gran escala trae aparejado el uso intensivo de agrotóxicos, de los cuales
el 73% son potentes plaguicidas (glifosato y paraquat), los principales causantes de la
contaminación ambiental y social, debido a las fumigaciones masivas (Irala, 2021).
Las características de este modelo tiene un anclaje como actividades del capital y
tierra, sin generación de empleo; al contrario, desplazan a los pequeños productores,
no los incorporan al circuito productivo como tales, sino los reconvierte laboralmente
en mecánicos, tractoristas, choferes, electricistas u a otros oficios, y en otros casos, en
fuerza de trabajo ociosa, disponible para el mercado de trabajo, pero, separada de sus
medios de producción: la tierra (Rojas, 2014).
Este modelo que deriva en agroindustrias de la soja, carne y tabaco, tiene como
consecuencia la profundización de la desigualdad y la pobreza, la degradación de los
recursos naturales y la pérdida de la biodiversidad (Levy, Costa, González, 2018), Asi-
mismo, la descampesinización por efecto de la expansión de los agronegocios, tiene
como efecto, además de lo señalado, la vulnerabilidad, la pérdida de la soberanía y
seguridad alimentaria, informalidad, desempleo y subempleo y la violencia en zonas
urbanas (Rojas, 2014)
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Sara Raquel López C., Mirtha Maldonado, Miguel H. López
Sara López, Mirtha Maldonado y Miguel H. López

En este contexto se van produciendo con mucha dificultad las luchas de re-
sistencia articuladas entre organizaciones sociales y populares en general, entre ellas
principalmente gremios campesinos y de trabajadores. Por lo general la unidad de ac-
ción se da en los puntos comunes que tienen que ver con la contestación al modelo ex-
tractivo del capitalismo contemporáneo que reduce las condiciones de vida a simples
mecanismos de transacción y los recursos y vidas en mercancía.
En los últimos años no fueron pocos los esfuerzos aunque sí más magros los
logros articulados, y allí radica uno de los desafíos principales en cuanto a la incorpo-
ración de fuerzas organizadas en la defensa de la soberanía alimentaria y la autonomía
sobre tierra y territorio contra el gran capital agroexportador.

Datos sobre trabajadoras, trabajadores y el mercado laboral

En este momento histórico de desempleo estructural (agravado por la pandemia),


según Antunes (1995), la “clase que vive del trabajo” se encuentra en un proceso con-
tradictorio; por un lado se reduce el proletariado industrial y fabril; y por el otro au-
menta el subproletariado: el trabajo precario o los asalariados del sector de servicios a
través de la heterogeneización, fragmentación y complejización.
La Encuesta Permanente de Hogares Continua (EPHC) explica la situación del país
a partir de indicadores de Fuerza de Trabajo 2 (FT), ocupación, desocupación, ingresos
y otros detalles 3. Tomamos el período 2017 – 2020 (2° trimestre) para comprender las
modificaciones ocurridas en los últimos 4 años.
Como se observa en la Figura 1, en el año 2017, la FT fue de 3.441.620 personas
(70,9%), disminuyendo para el año 2020 a 3.390.555 (66,7%); en el mismo período se
observa un aumento de personas desocupadas del 2,4% (77.784), lo que se traduce al 2°
trimestre del 2020 en términos absolutos a 257.000 personas de las cuales 137.000 son
hombres y 120.000 son mujeres; la falta de empleo aquejó en zonas urbana a 198.000
desocupados y en zona rural a 59.000 (EPHC 2020).

2 La Fuerza de Trabajo, esa denominación era conocida como Población Económica Activa – PEA)
3 Ampliar información sobre indicadores en: https://www.dgeec.gov.py/Publicaciones/Biblioteca/
documento/da68_ANEXO%20EPHC%20I,%20II%20%202017-2020.pdf

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El sindicalismo y su lucha dentro del modelo extractivista

Figura 1
Fuerza de trabajo, población ocupada y población desocupada. Años 2017 - 2020

Nota: Se resalta la línea de tendencia en la población desocupada. Extraído de la


Encuesta Permanente de Hogares Continua (EPHC 2020).

Datos de la Encuesta Permanente de Hogares Continua 2013-2018 (EPHC 2013-


2018) sobre ocupación informal 4 revelan que en el año 2018, de las 2.652.245 personas
ocupadas, el 64,3% (1.704.000) laboraba en ocupaciones informales. De esta cantidad,
937.147 (64,3%) eran hombres y 766.968 (66,8%) mujeres.
Otros datos señalan, en el mismo año, que 464.878 (32%) ganaban menos que el sa-
lario mínimo legal G. 2.112.562 (USD355). En el presente año (2020), el salario mínimo
es de G. 2.192.839 (USD 350), y, según declaraciones de la propia ministra de Trabajo
“no cubre ni la mitad de la canasta básica familiar de la clase trabajadora” (Ultima Hora,
2019), situación real ya que desde la transición democrática, trabajadoras y trabajado-
res vienen sufriendo una importante pérdida del poder adquisitivo en alrededor del
25% al 30% con respecto a la tasa oficial de inflación establecido por el Banco Central
del Paraguay (Monte Domecq, 2018).
La misma Encuesta explica que 759.305 personas (45%) con ocupación informal se
encontraban trabajando con menos de 3 años de antigüedad en algún establecimiento,
situación que muestra la fragilidad de la clase trabajadora con sus condiciones de esta-
bilidad laboral (EPHC 2013-2018).

4 Son aquellas que no aportan al sistema de jubilación o pensión (trabajadores del sector público o
privado); trabajadores y trabajadoras por cuenta propia que no tienen Registro Único del Contribuyente
(RUC); trabajadoras y trabajadores familiares NO remunerados y empleados domésticos que no aportan
a la jubilación. No se incluye población agrícola (EPHC 2013-2018).

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Organización de la clase trabajadora

La pandemia de Covid-19 evidenció la crisis estructural del sistema capitalista y con


ello quedó expuesta la clase trabajadora en sus diversas dimensiones: el alto nivel de
fragmentación y de debilidad del movimiento sindical no sólo en volumen numérico
sino también en su formación y su reconocimiento como clase.
Lachi y Rojas (2007) señalan que la falta de tradición histórica de organización sin-
dical y la atomización de los sindicatos tienen como causa la escasa industrialización
del país durante el pasado siglo hasta la fecha. Esta realidad estuvo empeorada por la
vigencia de la dictadura cívico militar de Alfredo Stroessner (1954-1989) que fue, entre
otras cosas, especialmente oprobiosa contra las organizaciones.
Céspedes (2009) explica que, a diferencia de los otros países de la región, en Para-
guay no existieron élites industrializantes que requirieran de apoyo sindical contra las
clases propietarias agrarias; esto representa un factor socioestructural que explica en
gran medida la debilidad del sector laboral-industrial y por ende, del sindicalismo en
nuestro país.
Existen en total 11 Centrales Sindicales y otras corrientes sindicales 5 en el país, de
las cuales 5 se declaran pro-gobierno 6, lo que revela la sujeción a ciertas líneas de ac-
ción legitimadas que no ponen en controversia las políticas oficiales ni los bajos niveles
de organización. Entender la debilidad y la fragmentación histórica y actual del movi-
miento sindical en Paraguay remite necesariamente a la comprensión de su configura-
ción y desarrollo.
El movimiento sindical paraguayo surge de las primeras organizaciones mutualistas
de residentes extranjeros y de la primera sociedad de socorros mutuos (1880) que fue
organizada por obreros paraguayos a través de la organización de artesanos, para dar
paso después a la agremiación de tipógrafos de las imprentas, los sastres, costureros,
carpinteros, panaderos, entre otros. Las primeras influencias en el sindicalismo para-
guayo provienen del anarquismo (Gaona, 2007).
En un estudio sobre sindicalismo en Paraguay, González (s.f.) identifica tres etapas
por las cuales atravesó el movimiento sindical durante la dictadura. La primera, la
etapa represiva (1954 – 1958) donde el sindicalismo fue limitado y contenido median-
te el uso de los recursos disponibles del aparato estatal; la segunda, la de cooptación
(1958–1985), en la que el movimiento sindical se rearticula y subordina al gobierno a
través del Partido colorado y los aparatos del Estado. En este periodo se generaron las
bases para la consolidación del sindicalismo corporativo que se institucionaliza con la

5 Las centrales obreras son: Confederación Paraguaya de Trabajadores (CPT), Central Nacional de Tra-
bajadores (CNT), Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Central Sindical de Trabajadores del Paraguay
(CESITP), Central Unitaria de Trabajadores Auténtica (CUT-A), Confederación General de Trabajadores
(CGT), Central Obrera y Transporte del Paraguay (COTP), Confederación Nacional de Funcionarios y
Empleados Estatales (CONFEE), Confederación Nacional de Trabajadores (CONAT), Confederación de
la Clase Trabajadora (CCT), Central Nacional de Trabajadores Legítima (CNT-L) (González, 2020) y Ac-
ción Sindical Clasista (ASC).
6 CPT, CNT, CUT, CGT, COTP.

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creación del Código Laboral (1961). A través de mecanismos de cooptación y represión


a partir del corporativismo se generó “la parálisis del movimiento sindical en lo que
respecta a su característica central de movilización en defensa de la clase trabajadora”
(p. 76). En agosto de 1958 se convocó la primera y única huelga general que fue brutal-
mente reprimida, la dirigencia sindical encarcelada, exiliada y, cuando no, cooptada.
La huelga fue declarada ilegal y todos los sindicatos intervenidos, abriendo espacio a la
hegemonía del Partido Colorado en el movimiento sindical. Esta huelga es el hito his-
tórico que marca el reflujo de la clase obrera organizada de línea clasista.
La última etapa es de la resistencia (1985-1989). Surge el Movimiento Intersindi-
cal de Trabajadores-MIT cuya línea dominante fue la ORIT-CIOLS 7 que respondía a
la central obrera norteamericana AFL-CIO 8 con un fuerte componente anticomunis-
ta, propiciando un sindicalismo apolítico, inserto en una economía de libre mercado
que instaba a la colaboración de clase (ASC, 2016). Un importante número de cuadros
sindicales locales fueron formados durante 1971 y 1981 bajo financiación del gobier-
no estadounidense vía Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre
–IADSL- con el fin de cooptar a la dirigencia sindical, combatir la línea del sindicalismo
de la Federación Sindical Mundial 9, anticapitalista y clasista, con marcada influencia
comunista, en el contexto mundial de la guerra fría 10.
A decir de Céspedes (2009), algunas características del sindicalismo de la época fue-
ron: bajo nivel de organización; conciencia general subalterna, de impotencia ante el
poder; tendencias convergentes: diversidad y conflictividad de dirigencias; crisis de le-
gitimidad; capacidad creciente de acción y protesta como proceso incipiente.
Con la apertura democrática tres fuerzas de trabajadores estaban conformadas, la
Confederación Paraguaya de Trabajadores, la Central Nacional de Trabajadores y el
Movimiento Intersindical de Trabajadores del Paraguay, que posteriormente se cons-
tituirá en la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) aglutinando a sindicatos indepen-
dientes y sectores campesinos organizados, con una posición clasista y autónoma del
Estado y de los Partidos políticos 11. Los siguientes cinco años de la década del 90 estará
marcada por intensas crisis al interior de las centrales obreras. La asunción en institu-
ciones del Estado -Ministerio de Justicia y Trabajo- de referentes sindicales tuvo efectos
contrarios 12, produjo mayor dispersión de la clase trabajadora y mayor deterioro en la
credibilidad de la dirigencia.

7 La Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT) es la sección sindical para América


de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales (CIOLS).
8 Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales.
9 Federación Sindical Mundial: es una federación internacional de sindicatos fundada el 3 de octubre
de 1945 en París. Fundadora de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
10 La tiranía del militar Alfredo Stroessner (1954-1989) se vanagloriaba de ser el campeón en la lucha
contra el comunismo en América Latina.
11 Declaración de Principios de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Céspedes (2019).
12 Este fue el caso del sindicalista Silvio Ferreira que bajo su administración fueron despedidos 6488
trabajadores por causas sindicales (periodo 1999 – 2002).

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No obstante esta situación, cabe recordar que, con la implementación de las Refor-
mas Neoliberales 13, el movimiento sindical, conjuntamente con el movimiento cam-
pesino tuvieron una activa participación en contra de la implementación de la priva-
tización de las empresas del Estado. Esto pudo darse a pesar de que la mayoría de los
sindicatos del sector público forman parte de la clientela política del partido de go-
bierno, por tanto, si bien se impidió la privatización de las principales empresas, es
comprensible la afrenta de las organizaciones sindicales en contra de la estrategia del
capital para aumentar su tasa de lucro. No se registran otros hechos que muestren ac-
ciones en contra de los gobiernos de turno en años posteriores.
González (2020) explica que en la actualidad, según datos del Ministerio de Trabajo,
Empleo y Seguridad Social (MTESS), existen 715 Sindicatos de los cuales el 43% co-
rresponde al sector público, el 54% al sector privado y el 3% a entes binacionales. La
caracterización histórica y actual del sindicalismo paraguayo muestra un alto grado
de fragmentación y atomización, lo que puede demostrarse con la cantidad de centrales
obreras existentes. En el mismo trabajo se identifican, agrupados en 4 sectores: trans-
porte (37%), educación (25%), energía (25%) y salud (13%).
El mayor número de trabajadores sindicalizados se halla en el sector público, ligán-
dose principalmente al partido de Gobierno (Colorado) y en menor medida al opositor
(Partido Liberal radical Auténtico), ambos representantes de las oligarquías del país.
Cabe destacar, en este sentido, que aunque en el sector público exista una mayor can-
tidad de sindicalización, existe un menor número de sindicatos, tal como se refleja en
la Tabla 1.

13 La Ley 1615/2000 de Reforma y transformación de entidades públicas, fue derogada mediante la movili-
zación popular (Rojas, 2011).

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Tabla1.
Cantidad de sindicatos distribuidos por sector
Sector Institución Total de Sindicatos
Organismos del Estado 143
Público

Entidades descentralizadas 162


Sindicato de cobertura transversal 01
Subtotal 306
Pesca 161
Transporte (terrestre, marítico y aéreo) 122
Industrial (alimentos y bebidas, textil, metalúrgica, entre otros) 44
Otros 21
Finanzas y afines 12
Privado

Salud 08
Comercio y afines 06
Educación 04
Prensa 04
Servicio doméstico 03
Seguridad 03
Subtotal 388
Total 715
Fuente: Secretaria de la Función Pública (2020) y MTESS (2020), en González, I. (2020),
adaptación

La tasa promedio de sindicalización es baja situándose en promedio en un 5%, ac-


tualmente. Solo entre los años 2010 y 2014, tomando como cálculo la PEA teníamos un
descenso desde el 4% al 3,4%, lo que tomando como cálculo la población real asalaria-
da descendía de 9,3% a 7,1% en ese mismo lapso (MTESS, s.f.). Con las reducciones y
despidos registrados desde entonces, más la campaña antisindical abierta desarrollada
por el Gobierno de Horacio Cartes (2013-2018) existe hoy un escenario más adverso y
reducido en materia de trabajadores organizados. En el sector privado el bajo nivel de
organización deriva de la represión empresarial que, violando el Código Laboral –con
anuencia del Ministerio del Trabajo- persigue toda posibilidad de sindicalización. Así,
existen sectores enteros como los de la carne, lácteos, supermercados, farmacias, esta-
ciones de servicios, maquiladoras, entre otras, que nunca tuvieron experiencia sindical
(Monte Domecq, 2018).

Amenazas para la clase trabajadora

Diversas acciones fueron encaminadas y asumidas desde diferentes gobiernos, alia-


do con sectores de las empresas y gremios de empleadores. La flexibilización de las
leyes de protección al trabajador son las más frecuentes. En la última década, en aras
de la flexibilización y precarización laboral, fue promulgado un paquete de leyes y otras

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normativas que se aplican de forma sistemática permitiendo a las patronales ampliar


la explotación laboral y mermar los recursos naturales. Ellas son la Ley Nº 4.951/13 “De
inserción al empleo juvenil”, la Ley Nº 5542/2015 “Da garantías para las inversiones y fo-
mento de la generación de empleo y el desarrollo económico y social”, la Ley 4457/2019
“Para las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES)” 14, la Ley 6339/2019 “Que
regula el empleo a tiempo parcial” que busca regular el empleo para realizar trabajos y
los contratos podrán ser por tiempo determinado, indeterminado, continuo, disconti-
nuo y ocasional.
Todas ellas establecen diversos mecanismos que vulneran todo el andamiaje de pro-
tección de derechos laborales conquistados con años de lucha de la clase trabajadora y
dispone sistemas de flexibilización legal aún por fuera de los sistemas constitucionales,
tratados y convenios ratificados por el Estado, así como son una avanzada del capita-
lismo que busca eliminar progresivamente la seguridad y la protección a trabajadoras
y trabajadores bajo ropajes de supuestas oportunidades, subsidios a los empresarios y
ficticia generación de puestos de trabajo caracterizados por contratos basura y salarios
de hambre.

El contexto de COVID-19

Con el advenimiento de la pandemia planetaria del nuevo coronavirus (Covid-19)


y tras declararse la emergencia sanitaria con cuarentena absoluta el 11 de marzo de
2020, la situación de trabajadoras y trabajadores ingresa en una espiral descendente y
cae en picada la permanencia en puestos formales de trabajo. Como se señalara más
arriba, según datos de la Dirección de Estadísticas, Encuestas y Censo, entre despidos
–justificados e injustificados- y cesantías temporales, más de 217 mil personas se vieron
afectadas.
Aproximadamente 718.000 personas (20% FT) fueron afectadas durante la crisis sa-
nitaria del coronavirus COVID-19, (ABC Color, 2020b); de las cuales, las que quedaron
sin empleo o tuvieron suspensión temporal alcanzaron 217.000 15, estas personas son
denominadas “inactivos circunstanciales”.
En esta franja, el mayor impacto recayó sobre la población que se encuentra desem-
peñando alguna labor en el llamado sector de las pequeñas y medianas empresas, que
ocupa el 71% de la Fuerza de Trabajo. El Estado no posee mediciones del impacto que
la situación tiene sobre las ocupaciones informales, donde existe un elevado porcenta-
je de personas que gana menos del salario mínimo.

14 Microempresas (MIE), máximo hasta 10 personas en la que el propietario trabaja personalmente él o


sus familias y facturen hasta 500 millones de guaraníes. Pequeña empresa (PE), facturará 2 mil quinien-
tos millones anual y que ocupe a 30 trabajadores. Mediana empresa, facturará hasta 6 mil millones anual
y ocupará hasta 50 trabajadores (Art. 5).
15 La EPHC 2020 incorporó una nueva forma de identificarlas a las personas “Fuera de la Fuerza de
Trabajo” denominada “inactivos circunstanciales” para diferenciarlos de los inactivos tradicionales (ju-
bilados, estudiantes, amas de casa, entre otros (p. 10).

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En este contexto, prontamente el Gobierno articuló la presentación de un proyecto


de Reforma del Estado para eliminar derechos y beneficios laborales en el sector pú-
blico, debilitando a las organizaciones sindicales (la mayor parte de los sindicatos del
país actualmente son de este sector), que hoy rechazan la iniciativa por darse en un
contexto de emergencia, en donde se torna imposible movilizarse, y no hay convoca-
torias reales a abrir debates amplios y efectivos con honestos propósitos, con el sector
que será afectado: trabajadoras y trabajadores. Asimismo, esta propuesta del Ejecutivo
encamina el proceso hacia la privatización de empresas del Estado, en particular las
energéticas como la Administración de Electricidad (Ande), retomando las intenciones
de las décadas anteriores..
En paralelo a tales acciones del Gobierno, desde el Legislativo se vienen promovien-
do iniciativas diversas de proyectos de leyes que buscan, argumentando el contexto de
pandemia, motorizar leyes que vulneren el Código laboral, elimine la estabilidad la-
boral, hagan tabla rasa de los contratos colectivos e instauren condiciones que incluso
eliminará la indemnización por despidos injustificados legalmente. Así surgió la pro-
puesta de la ley Que establece un régimen excepcional de contratación y terminación de
la relación laboral durante la emergencia sanitaria por la COVID19, de flexibilización
laboral para crear puestos de empleo para personas de 18 a 25 años y mayores a 45, sin
garantías, promovida por los diputados del partido oficialista 16 (Ultima Hora, 2020).
Esta propuesta sigue pendiente en el Congreso. En tanto, otra iniciativa, esta vez impul-
sada desde el propio Ministerio del Trabajo, Empleo y Seguridad Social, a pedido de los
empleadores, buscaba fraccionar los aguinaldos, que por Código Laboral es inembar-
gable, e introducía una serie de beneficios a favor de las patronales (López, 2020).
Finalmente a raíz de las protestas, manifestaciones en contra por diversos medios des-
de trabajadoras y trabajadores, el Congreso sancionó la normativa, no incluyendo el
aguinaldo.

A modo de conclusión

Trabajadores, trabajadoras y sus organizaciones se encuentran bajo clara amenaza


del modelo económico que sostiene todas las iniquidades, inequidades, desigualda-
des, violaciones y persecuciones. El capitalismo, cuya avanzada en la actualidad es el
criminal modelo extractivista que fagocita recursos naturales y seres humanos como
mera mercancía de acumulación y descarte, es su principal expresión sobre la clase
trabajadora. El ataque, la amenaza, es global y no repara en nada.
Como parte de las tareas ineludibles que tiene la clase trabajadora y su organización
para hacer frente a la actual circunstancia, existe una serie de acciones que deben em-
prenderse:
Promover espacios de formación en clave de clase trabajadora a las dirigencias y
bases de los sindicatos.

16 La propuesta de Ley es impulsada por los diputados oficialistas colorados Miguel Ángel Del Puerto y Raúl
Latorre.
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Impulsar y promover los mecanismos que permitan y recuperen la capacidad y el


ejercicio del derecho elemental de formación de núcleos, bases y organizaciones sindi-
cales dentro de las habilitaciones del Código Laboral: gremial, de empresa o por rama.
Reorganizar las agrupaciones de trabajadoras y trabajadoras existentes en torno a
los intereses de la clase trabajadora.
Trabajar y fundar alianza social conjuntamente con los sectores campesinos e indí-
genas que luchan contra la expansión del modelo agroexportador y la ganadería extrac-
tivistas; y con trabajadoras y trabajadores organizados del campo y la ciudad, a nivel
local e internacional para enfrentar de forma efectiva al modelo depredador.
Impulsar y fortalecer articulaciones obrero-campesinas contra la avanzada privati-
zadora de empresas públicas y para la defensa de los recursos energéticos.
Propiciar y ampliar la articulación entre trabajadores urbanos y rurales sobre líneas
de acción, promoción y defensa de la producción agroecológica, la ampliación y diver-
sificación de la producción en esa clave y la recuperación y desarrollo de la agricultura
familiar campesina.
La tarea es enorme al igual que el compromiso de trabajadoras y trabajadores
por la defensa de derechos humanos fundamentales que implican el derecho al traba-
jo en condiciones dignas y garantizadas y el derecho a la alimentación, la autonomía
alimentaria y la soberanía de la producción agroecológica. Estas necesidades y propo-
siciones son claramente líneas de acción y de resistencia ante el modelo neoliberal.
Por esa razón la organización sindical y su articulación con todos los sectores or-
ganizados, populares, universidades, grupos críticos y referentes de la sociedad, para
enfrentar al modelo económico vigente, es uno de las apuestas necesarias y urgentes.
En definitiva la lucha y la resistencia es por la existencia y la búsqueda de recuperar y
expandir derechos básicos inalienables.

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El sindicalismo y su lucha dentro del modelo extractivista

El sindicalismo y su lucha dentro del modelo extractivista

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levamiento de Asentamientos Precarios (RAP). Área Metropolitana de Asunción 2015.
Recuperado de https://www.mapadeasentamientos.org.py/static/informe-RAP.pdf
Última Hora (2019, 1 junio). Salario mínimo no cubre ni la mitad de la canasta básica,
según Bacigalupo. https://www.ultimahora.com/salario-minimo-no-cubre-ni-la-mi-
tad-la-canasta-basica-segun-bacigalupo-n2822909.html
Ultima Hora (2020, 15 julio). Proponen flexibilizar Código Laboral para contratación
de menores de 24 años. https://www.ultimahora.com/proponen-flexibilizar-codigo-la-
boral-contratacion-menores-24-anos-n2895009.html

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TERCERA PARTE.
REALIDAD EXTRACTIVISTA
TERCERAYPARTE
LATINOAMERICANA ALTERNATIVAS

Realidad extractivista
latinoamericana y alternativas
BOOM MINERO Y CONFLICTIVIDAD
BOOM MINERO EN EL NORESTE
Y CONFLICTIVIDAD
DE ZACATECAS,
EN EL NORESTE MÉXICOMÉXICO
DE ZACATECAS,

Sergio
Sergio Elías
Elías Uribe
Uribe Sierra
Sierra yy Alejandra
Alejandra Toscana
Toscana Aparicio
Aparicio

Introducción

El extractivismo minero ha sido una actividad relevante a lo largo de la historia eco-


nómica de América Latina, y recientemente también de la ecológica. Para Machado
(2014), la revolución minera iniciada en Potosí, Bolivia (1540) constituye el origen de
la modernidad, lo cual tiene como hechos previos los procesos de conquista y coloni-
zación determinados por la avidez de minerales, cuyo control fue asumido desde un
inicio por los centros metropolitanos del capitalismo naciente (Acosta, 2012). La colo-
nialidad y la globalidad constituyeron los fundamentos de este esquema de poder, que
instauró la base de la dependencia histórico-estructural de la región (Quijano, 2000).
Según Alimonda (2011), la conquista y la integración de forma subordinada al sis-
tema económico internacional no sólo puede entenderse como el origen de lo latinoa-
mericano, sino que también da cuenta de la manera en que este proceso determinó
una persistente colonialidad sobre la naturaleza regional, en la que los recursos natu-
rales, los seres humanos y el territorio en su conjunto son asumidos por el pensamien-
to hegemónico global y por las élites regionales como algo que puede ser explotado y
reconfigurado según el régimen de acumulación vigente.
A finales del siglo XX el desarrollo minero resurgió como una fuerza colonial arro-
lladora en América Latina. Tomando como base y modelo las reformas neoliberales 1

1 Leyes mineras de algunos países latinoamericanos: Perú (1991), Bolivia (1991), Ecuador (1991), México

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Sergio Elías Uribe Sierra y Alejandra Toscana Aparicio
Sergio Elías Uribe Sierra y Alejandra Toscana Aparicio

implementadas en Chile bajo el régimen de Augusto Pinochet, se dio origen al impre-


sionante boom minero experimentado actualmente (Machado, 2014). En este contexto,
Latinoamérica fue integrada nuevamente de forma subordinada y como proveedora de
minerales al desarrollo industrial de la economía mundial (Machado, 2013; Svampa,
2011). Según la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (2018), la extrac-
ción de minerales aumentó seis veces desde 1970, al pasar de 659 millones de tonela-
das a 3.972 en 2017, generando fuertes presiones ambientales.
Un elemento preocupante es que el extractivismo minero tiene un imaginario social
poderoso que tiende a vincular minería con desarrollo, lo cual suele ser actualizado
desde el Estado en todos sus niveles e instancias y las grandes corporaciones, surtien-
do efecto incluso en los propios movimientos y organizaciones opositoras (Svampa,
2011). De este modo, algunos países latinoamericanos (Bolivia, México, Perú y Chile)
han forjado una fuerte tradición minera con especificidades políticas, sociales y ecoló-
gicas propias de cada territorio, que responden al potencial geológico regional y al im-
portante peso económico que se le ha dado a la extracción y exportación de minerales.
Sin embargo, históricamente el auge económico generado por la minería ha repre-
sentado un intercambio desigual entre quienes extraen el mineral y los espacios donde
se emplazan los proyectos. Además, la ocupación territorial para el aprovechamiento
de tales recursos está marcado por procesos de despojo y violencia, así como explota-
ción humana, devastación ambiental y conflictos.
Por ello, dado a estas características históricas y su continuidad se ha configurado un
auténtico drama minero en territorios de la región con gran tradición minera 2; es decir,
tensiones que se dan entre las promesas de desarrollo y progreso por parte de las em-
presas y gobiernos, y la realidad de los territorios explotados, donde prevalecen casos
de devastación ambiental, enfermedad, pobreza y conflictos (Uribe, 2020).
Diversas investigaciones han retomado el extractivismo minero como objeto de es-
tudio en América Latina. Por ejemplo, en Delgado (2010) se abordan distintas expe-
riencias que dan cuenta de la ecología política de la minería, con énfasis en aspectos
legales, sociales y ambientales; mientras que Azamar (2018) analiza los problemas y
consecuencias que genera esta actividad. A escala nacional, en México, encontramos
trabajos que abordan las condiciones políticas para el nuevo boom minero (López y
Eslava, 2011; Cárdenas, 2013; Azamar, 2020) sobre la reforma al artículo 27 constitucio-
nal para la liberación de tierras en propiedad colectiva de carácter inalienable (1992) 3
y la emisión de la Ley minera (1990) que, según Cárdenas, fue diseñada “para favorecer

(1992), Brasil (1996), Guatemala (1997), Honduras (1998), Colombia (2003) y Argentina (1993) (Machado,
2014).
2 Es importante señalar que en los últimos años el imaginario social de la minería ha sido trastocado fuer-
temente en territorios de gran tradición debido a las presiones ambientales y sociales que el nuevo boom ha
generado, lo que ha detonado diversas respuestas sociales.
3 Después de la Revolución Mexicana de 1910, la Constitución de 1917 en el Artículo 27 plasmó el ejido
como una forma de propiedad colectiva de la tierra para los campesinos desposeídos. Los ejidos fueron ina-
lienables, inembargables e imprescriptibles hasta 1992 cuando se modificó el artículo para que pudieran ser
puestos en alquiler y en general pudieran incorporarse al mercado formal de tierras del que estaban excluidos.

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Boom minero y conflictividad en el noreste de Zacatecas, México
El boom minero en el noreste de Zacatecas, México

el capital nacional y extranjero en detrimento de los derechos fundamentales de los


mexicanos y de los principios económicos de nuestra constitución” (2013: 40). Azamar
(2018) analiza la pauperización social de las poblaciones donde se realiza la minería,
expone que a pesar de las grandes ganancias que genera la actividad, los beneficios son
apropiados por las grandes corporaciones. En Garibay (2010) se exponen las formas
utilizadas por las empresas para la ocupación territorial, que puede ser por medio de
contratos de renta temporal de suelo, o a partir de la expulsión violenta de la población
local, en una acción que Rodríguez (2017) define como despojo para la acumulación.
Cabe señalar que el agua es un recurso natural indispensable para las actividades mi-
neras, por lo que su mercantilización y concentración en pocas manos también ha to-
mado fuerza en los últimos años (Guzmán, Torres y Gómez, 2019).
El boom minero en México está generando fuertes impactos ambientales debido a
que las empresas mineras han optado por explotar zonas de vetas importantes que se
habían agotado con los métodos antiguos, denominadas tierras “revisitadas” (Tavera,
2019), y que ahora son de baja ley pero que, con tecnologías de vanguardia, como la
minería a cielo abierto y la lixiviación a montones, se pueden explotar. De manera para-
lela, con las nuevas tecnologías, ha sido posible abrir nuevas fronteras en zonas donde
la minería históricamente no ha tenido participación importante por la carencia de
yacimientos de alta ley (Tetreault, 2013), a estos territorios Tavera (2019) los denomina
“tierras nuevas”. Esto representa un beneficio indudable para los empresarios mine-
ros, pero para las comunidades significa mayores problemas ambientales, ya que este
método de extracción requiere gran cantidad de recursos: “extensas superficies para
acceder al yacimiento, procesar el mineral y colocar material de desecho contaminado;
inmensos volúmenes de agua que provocan escasez hídrica en la cuenca hidrológica
donde se instala; grandes cantidades de energía tomadas de red eléctrica nacional”
(Garibay, 2010: 133). Con el agravante de que suelen ser proyectos de corta duración
que por la devastación ambiental que generan, no permiten el desarrollo de otras ac-
tividades económicas que una vez concluida la extracción mineral den sustento a las
comunidades.
El boom minero también ha dado lugar a diversos conflictos por contaminación de
suelo y aire, enfermedades a pobladores de comunidades cercanas, despojo hídrico y
territorial, desplazamiento de familias, malas condiciones de trabajo a los empleados,
incumplimiento de pactos con las comunidades por parte de las empresas, entre otros
(Toledo et al., 2014; Pérez, 2014). Al mismo tiempo se han presentado actos de crimi-
nalización sobre algunos actores locales que se oponen a la actividad extractiva en sus
territorios. Y no solo eso, en el caso de México, con la apertura del sector minero y su
traspaso al sector privado, las actividades extractivas aumentaron y el Estado no ha te-
nido suficiente capacidad para vigilar las concesiones mineras y sus flujos económicos.
Esto ha implicado, que haya a la par de la extracción lícita, la ilícita; por ejemplo, según
Global Iniciative Against Trasnational Organized Crime (2016), en 2013, al menos 9%
de la producción de oro en México se realizó de manera ilegal a través de organizacio-
nes criminales. En otros casos grupos de la delincuencia organizada se han apoderado

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Sergio Elías Uribe Sierra y Alejandra Toscana Aparicio

Sergio Elías Uribe Sierra y Alejandra Toscana Aparicio

de las regalías que los campesinos obtienen de la renta de sus tierras a las mineras; o
bien, estos grupos extraen el mineral de manera ilegal y lo venden en el mercado negro
internacional (Escamilla, inédito).
Actualmente, los conflictos más comunes en torno a la minería se dan en el ámbito
laboral y en el ambiental, por lo que Tetreault (2016) propone diferenciarlos analítica-
mente en laborales y ecoterritoriales. En cuanto a los primeros, se ubican movimientos
que exigen mejores condiciones de trabajo y una negociación más justa de salarios,
pero también movimientos que se oponen a seguir siendo representados por sindica-
tos que no defienden sus derechos, detonando luchas intersindicales. Mientras que los
conflictos ecoterritoriales se refieren a las luchas que emprenden los actores locales en
respuesta a los fuertes impactos socioambientales que genera la minería extractiva en
sus territorios; en éstos se identifican tanto resistencias que buscan disminuir los im-
pactos y obtener mejores compensaciones económicas, como luchas que articulan un
contundente “no a la minería” y buscan parar las actividades mineras (Tetreault, 2016).
A partir de lo anterior, para el caso de los conflictos mineros en México, es importan-
te mencionar que por un lado, desde la privatización de las empresas mineras, la adop-
ción del modelo neoliberal y la alternancia política 4, los sindicatos han perdido fuerza
al dejar de ser mediadores entre los trabajadores mineros y el Estado, mientras estu-
vo en el poder el partido oficial, los líderes obtenían beneficios para sus agremiados
a cambio de lealtad al partido. Estos cambios trastocaron el “pacto” entre sindicatos y
Estado y han surgido diversos conflictos laborales. Por otra parte, la causa ambiental,
respaldada por el reconocimiento de la crisis ambiental a nivel internacional desde la
década de 1970 y en México desde la década de 1990, ha sido uno de los elementos que
ha logrado frenar algunos megaproyectos como los asociados a la minería.
Bajo esa perspectiva, tomando en cuenta los diversos aportes teóricos previos sobre
la temática, el objetivo de este artículo es analizar el nuevo boom minero acontecido
durante el siglo XXI en México y su conflictividad, desde la experiencia concreta de la
región noreste del estado de Zacatecas integrada por los municipios Mazapil, Concep-
ción del Oro y Melchor Ocampo. Se hace énfasis en seis casos de conflicto y los prin-
cipales impactos económicos, sociales y ambientales identificados. La investigación
es cualitativa y se nutre de fuentes académicas, institucionales y notas de prensa; así
como de datos recabados en campo, por medio de la observación participativa (Batth-
yány et al., 2011).
Algunas investigaciones en los ámbitos estatal (Burnes, 2010; Guzmán, 2016) y re-
gional, especialmente en el municipio de Mazapil han analizado los conflictos de Pe-
ñasquito (Panico y Garibay, 2011; Garibay et al., 2014; Santos y Martínez, 2015; Castro
et al., 2015; Panico, 2018; Valdivia, Valdivia y Ruíz, 2019) y Salaverna (Márquez, 2014;
Rodríguez, 2017; Uribe; 2017), si bien estos aportes han sido importantes para el aná-
lisis de cada caso específico, lo relevante de este artículo es que estudia los problemas

4 El llamado “partido oficial” PRI (Partido Revolucionario Institucional) estuvo en el poder 70 años a nivel
federal (1930-2000), en algunos espacios locales la alternancia se dio desde la década de los años ochenta y
en otros aún no ha habido alternancia.

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Boom minero y conflictividad en el noreste de Zacatecas, México

El boom minero en el noreste de Zacatecas, México

sociales, ambientales y económicos que la minería genera en la región a partir de seis


conflictos mineros ubicados en los proyectos Aranzazú, Peñasquito, Salaverna, Noche
Buena, Nuevo Mercurio y Camino Rojo, lo que permite caracterizar este espacio geo-
gráfico en su conjunto en relación a los conflictos. Los principales resultados exponen
la realidad conflictiva que viven muchos territorios con gran tradición minera que son
revisitados en el marco del nuevo boom minero, la continuidad de auge económico
e intercambio desigual, explotación humana, despojo de tierra y agua y devastación
ambiental.

La región noreste de Zacatecas (Mazapil, Concepción del Oro, Melchor Ocampo)

La singularidad geofísica del estado de Zacatecas ha sido objeto de estudio por ins-
tancias oficiales e investigaciones universitarias; entre ellas, para elaborar una tipolo-
gía de sus regiones que integren ámbitos geográficos, económicos y sociales (Burnes,
2010). De modo que Spagnolo y Foladori (1979) caracterizaron la región de Mazapil
como región norte integrada por los municipios de Mazapil, Melchor Ocampo y Con-
cepción del Oro; Ramírez Miranda (1995) la categoriza como región del semidesierto
por su baja intensidad y poca infraestructura, cuyas prácticas económicas locales son
la agricultura de temporal y la ganadería extensiva.
Para los fines de esta investigación se apeló al concepto de regiones de coyuntura
(Taracena, 2008) tomando en cuenta los comportamientos marcados por la coyuntura,
en particular, la importancia y el peso que tiene actualmente la actividad minera, mis-
ma que ha sido crucial en la dinámica histórica de este espacio. Así, se definió el lugar
de estudio como la región de Mazapil, tomando como principal elemento el repunte
que tuvo la minería a principios del siglo XXI, al iniciar las operaciones de la mina Pe-
ñasquito en el municipio de Mazapil, una de las más importantes a nivel nacional e
internacional, cuya influencia se extiende al resto de los municipios de la región: Con-
cepción del Oro y Melchor Ocampo.
En ese sentido, la región de Mazapil se entiende como un espacio con fuerte tradi-
ción y potencial minero, pues ahí se encuentran grandes yacimientos de oro, plata, co-
bre y zinc, que son muy importantes en la actividad extractiva del país. Cabe mencionar
que los conflictos que surgen en esta región tienen una cierta relevancia dado que la
misma no es particularmente conflictiva ni cuenta con una historia de lucha comunita-
ria (Panico y Garibay, 2011), sin embargo, la situación laboral y la devastación ambien-
tal han hecho que las comunidades respondan y se opongan. Se hace énfasis en que la
periodización de la investigación comprende del año 2006 a 2020, de la instalación y
consolidación de la megaminería en el área de estudio al presente año.
En el caso de las minas en Nuevo Mercurio 5 y Noche Buena 6 los conflictos surgieron

5 Este yacimiento para la extracción de mercurio fue descubierto en 1936 y comenzó operaciones en la
década de los años cuarenta. Estuvo a cargo de la compañía estadounidense Rosicler y las actividades
cerraron a finales de 1970 (OCMAL, 2021).
6 Esta mina fue descubierta en 1932 y de ella se extraía plata, plomo, cobre y zinc. En 1991 el sitio fue

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Sergio Elías Uribe Sierra y Alejandra Toscana Aparicio

Sergio Elías Uribe Sierra y Alejandra Toscana Aparicio

en otra etapa anterior a la modalidad extractivista actual, en la que México carecía de


legislaciones e instituciones ambientales consolidadas, sin embrago, son considerados
en el estudio porque estos conflictos tienen resonancia actual debido a la visibilidad
que ha cobrado la dimensión ambiental, y constituyen ejemplos de lo que puede pasar
en emplazamientos mineros abandonados por las empresas sin remediación ambien-
tal: pueblos fantasmas, altamente empobrecidos y contaminados.
Desde el año 2006, la región cobró importancia en la extracción de minerales a nivel
nacional e internacional debido a la llegada de la empresa canadiense Goldcorp 7 para
operar uno de los yacimientos de oro más grandes del mundo con una inversión de
1.500 millones de dólares (Burnes, 2010). Siguiendo los datos del Sistema de Adminis-
tración Minera (SIAM) (2018) el proyecto abarca 37 concesiones en una extensión de
50.273 hectáreas. Según cálculos propios, durante el periodo 2006-2017, la extracción
de oro en el municipio de Mazapil, el de mayor importancia minera en la región, creció
5.353%, al pasar de 284,5 kg a 15.229,4 kg.
Tan sólo en el municipio de Mazapil se han otorgado 404 concesiones equivalentes
al 64% del total del territorio, de las cuales, 64 pertenecen a Grupo Frisco con 52.882
hectáreas, que es otra de las empresas importantes que opera en la región (SIAM, 2018),
diariamente extrae 5.000 toneladas de material que contiene cobre, plata, plomo y zinc
(Panorama minero del estado de Zacatecas, 2018).
La empresa canadiense Orla Mining Ltd., es dueña del proyecto Camino Rojo lo-
calizado en el ejido San Tiburcio donde se esperan ganancias de un recurso mineral
total de 9,65 millones de onzas de oro y 102,4 millones de onzas de plata (Minera en
Línea, 2018). Este proyecto recibió recientemente la aprobación de la Manifestación
de Impacto Ambiental (MIA) por parte de las autoridades ambientales de la federación
(SEMARNAT) para comenzar operaciones.
En 2015, el municipio de Mazapil por sí solo, aportó el 8,8% del valor del Producto
Interno Bruto Industrial y 2,9% del Producto Interno Bruto nacional (Mejía, 2016), y al
mismo tiempo fue el cuarto municipio del estado con el mayor nivel de pobreza extre-
ma, con un 12,9% de su población, equivalente a 2.590 personas (CONEVAL, 2016). A
pesar de los grandes beneficios económicos que aporta la región por la explotación de
sus recursos mineros, en los lugares donde se han instalado las minas no se observa
una mejoría en la calidad de vida, más bien, como apunta Azamar (2018), la riqueza
es apropiada por los grupos empresariales a costa de la pauperización de la población
local y su territorio.

Conflictividad derivada del extractivismo minero en la región de Mazapil

Un conflicto se define como la “dinámica de oposiciones expresadas en acciones

abandonado por la compañía Noche Buena S.A. de C.V. dejando un alto nivel de contaminación sin re-
mediación alguna. Esto convirtió el espacio en un pueblo fantasma, ya que los habitantes tuvieron que
migrar por falta de trabajo (EjAtlas, 2021).
7 En 2019 la empresa estadounidense Newmont adquirió a la Goldcorp.

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Boom minero y conflictividad en el noreste de Zacatecas, México

El boom minero en el noreste de Zacatecas, México

colectivas que resultan de diferentes valoraciones, percepciones o significados sobre


acciones o circunstancias vinculadas con la sociedad y el ambiente, donde los actores
de oposición se reconocen entre sí, y cuyas expresiones discurren como un proceso y
en ámbitos políticos” (Gudynas, 2015: 271). Los conflictos mineros del noreste de Za-
catecas han surgido por el desencuentro de posturas sobre las condiciones laborales,
sociales y ambientales y las implicaciones presentes y futuras de las acciones de la so-
ciedad en el ambiente.
A partir del análisis y sistematización de algunas investigaciones (Pérez, 2014; Za-
remberg et al., 2019) y sitios virtuales de organizaciones que han documentado proble-
mas mineros (OCMAL, 2020; EjAtlas, 2020), se identificaron seis conflictos en la región
de Mazapil para el periodo 2006-2020. En el cuadro 1 se expone la información referen-
te a los conflictos y las características de las localidades, nombre de las empresas invo-
lucradas, su localización, las acciones emprendidas desde los espacios locales y el tipo
de violencia que se ha presentado. El mapa 1 muestra la localización de las localidades
donde hay conflictos.

Mapa 1. Localización de las localidades con conflictos mineros

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Cuadro 1. Conflictos mineros en la región de Mazapil 2006-2020

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Grado de Pobreza por Violencia
Población municipio Tipo de Respuestas
Proyecto Ubicación marginación Descripción contra las
2010 conflicto locales
en la localidad (porciento) comunidades
Nuevo
Mercurio Cerró operaciones
San Felipe
en 1979. En ella se Ecoterritorial
Nuevo Mercurio, Denuncia en Imperialismo
(mercurio) 305 Alto 59,9 almacenaron residuos y Pasivos
Municipio de medios. tóxico1.
industriales peligrosos. En ambientales
Minera Mazapil
2011 se inició la limpieza.
Rosincler

Los contratos de
ocupación de suelo se
llevaron a cabo bajo
Cerro Gordo, irregularidades y con
Peñasquito 2 Sin dato desiguales beneficios
Peñasquito, Cargos
Sergio Elías Uribe Sierra y Alejandra Toscana Aparicio

Cedros, económicos entre la


(oro, plata, 75 Alto Ecoterritorial, Plantón, criminales,
empresa y la población
zinc, plomo) 59,9 laboral e bloqueo, desaparicio-
El Vergel 1.013 Medio local. También se
intersindical movilización. nes, uso de la
Newmont- presentaron tensiones
Municipio de fuerza pública.
Goldcorp 347 Alto por los daños ambientales
Mazapil y por los contratos de
trabajo para el acarreo de
material entre gremios
sindicales de la región.
Imperialismo
tóxico 1

1 Imperialismo tóxico se refiere a la trasferencia de residuos tóxicos de países del Norte global hacia países del Sur global (Martínez Alier, 2015).

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Cuadro 1. Conflictos mineros en la región de Mazapil 2006-2020
Grado de Pobreza por Violencia
Población municipio Tipo de Respuestas
Proyecto Ubicación marginación Descripción contra las
2010 conflicto locales
en la localidad (porciento) comunidades
Nuevo El cambio de dueño en
Mercurio Cerró operaciones
San Felipe la mina Tayahua generó
en 1979. En ella se Ecoterritorial
Nuevo Mercurio, una transformación Denuncia en Imperialismo
(mercurio) 305 Alto 59,9 almacenaron residuos y Pasivos
Municipio de técnico productiva, lo medios. tóxico1.
industriales peligrosos. En ambientales
Minera Mazapil que implicó el despido
2011 se inició la limpieza.
Rosincler de los trabajadores
pertenecientes a la
comunidad de Salaverna
y al Sindicato
Los contratos Nacional
de Amenazas,
Salaverna de Mineros
ocupación de que preside
suelo se Movilización, hostigamien-
Salaverna, Napoleón Gómez
llevaron a cabo bajo Urrutia. Laboral, denuncia to, desalojo,
(cobre, plata.
Municipio de 303 Medio irregularidades
Posteriormente,yse con intersindical y en medios, desplazamien-
plomo, zinc) Cerro Gordo,
Peñasquito Mazapil 2 Sin dato planteó la expansión
desiguales beneficiosde ecoterritorial acciones to forzado
Peñasquito, Cargos
Grupo Frisco la mina Tayahua,
económicos entrelolaque legales. y viviendas
(oro, plata, Cedros, 75 Alto Ecoterritorial, Plantón, criminales,
empresa
implica ely desplazamiento
la población demolidas.
zinc, plomo) 59,9 de la población local laboral e bloqueo, desaparicio-
El Vergel 1.013 Medio local. También se
y la destrucción de la intersindical movilización. nes, uso de la
Newmont- presentaron tensiones
Municipio de comunidad, ya que el fuerza pública.
Goldcorp 347 Alto por los daños ambientales
Mazapil yacimiento de cobre
y por los contratos deque
59,9 se pretende
trabajo para explotar
el acarreosede
ubica debajo de las
material entre gremios casas
de los habitantes
sindicales de
de la región.
Imperialismo Salaverna.
tóxico 1 Daños a los inmuebles
Aranzazu Concepción del por la barrenación en
(cobre) Aura Oro, Municipio localidades cercanas. Ecoterritorial y
7.210 Muy bajo 28,6    
de Concepción laboral
1 Imperialismo
Minerales tóxico se refiere a la trasferencia de residuos tóxicos de países del Norte global hacia países del Sur global
Recorte de 25% de los (Martínez Alier, 2015).
Inc. del Oro
empleados
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Boom minero y conflictividad en el noreste de Zacatecas, México

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Cuadro 1. Conflictos mineros en la región de Mazapil 2006-2020
Pobreza por Violencia

122
Grado de
Población municipio Tipo de Respuestas
Proyecto Ubicación marginación Descripción contra las
2010 conflicto locales
en la localidad (porciento) comunidades
Nuevo
Noche
Mercurio Cerró operaciones
Buena San Felipe
Mineral de Noche en 1979. En ella se Ecoterritorial
Nuevo Mercurio, Cerró en 1991 dejando Ecoterritorial Denuncia en Imperialismo
(mercurio)
(plata, cobre, Buena, Municipio 305 Alto 59,9 almacenaron residuos y Pasivos 1
Municipio de 104 Medio 53,2 y Pasivos medios.
  tóxico
  .
plomo, zinc) de Melchor industriales
materialespeligrosos.
tóxicos sinEn ambientales
Minera Mazapil remediación ambientales
Ocampo 2011 se inició laambiental.
limpieza.
Rosincler
Minera
Noche Buena
Aún no inicia actividades.
San Tiburcio, Los contratos
Pero en 2014,de se llevaron
ocupación de suelo
los contratos se
previos
llevaron a cabo bajo
por la renta temporal de
548 Medio
El Berrendo,
Cerro Gordo, irregularidades con
suelo entre layempresa
Peñasquito
Camino Rojo 2 Sin dato desiguales beneficios
Peñasquito, que en ese momento era Cargos
Cedros, económicos
dueña del entre la
yacimiento, Uso de la
(oro,
(oro,plata,
plata) 75
149 Alto
Alto 59,9 Ecoterritorial,
Ecoterritorial Plantón,
Bloqueos  criminales,
empresa y la población
Sergio Elías Uribe Sierra y Alejandra Toscana Aparicio

zinc, plomo) San Fco. de los 59,9 Goldcorp, y los ejidatarios laboral e bloqueo, fuerza pública.
desaparicio-
El Vergel 1.013 Medio local.
del También
ejido Sanse Tiburcio,
Orla Mining Quijanos, intersindical movilización. nes, uso de la
Newmont- presentaron
los cualestensiones
se hicieron
Municipio de fuerza pública.
Goldcorp 347
45 Alto
Alto los daños
porbajo ambientales
irregularidades.
Mazapil por los contratos
yPosteriormente, de
Godlcorp
Municipio de trabajo para el acarreo
le vendió el yacimiento dea
Mazapil material entre gremios
la empresa Orla Mining.
sindicales de la región.
Fuente: Elaboración
Imperialismo propia con información de Pérez (2014), Zaremberg et al., (2019), OCMAL, (2020), EjAtlas (2020), CONEVAL, (2016),
1
tóxico
SEDESOL (2015).

1 Imperialismo tóxico se refiere a la trasferencia de residuos tóxicos de países del Norte global hacia países del Sur global (Martínez Alier, 2015).

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Boom minero y conflictividad en el noreste de Zacatecas, México
Sergio Elías Uribe Sierra y Alejandra Toscana Aparicio

Como se puede apreciar en el cuadro 1, en la región de Mazapil se presenta una


relación entre los conflictos mineros y los porcentajes de pobreza y marginación de
los municipios y las localidades involucradas, respectivamente. Salvo el municipio de
Concepción del Oro, los otros dos municipios de la región registran más del 50% de
la población en situación de pobreza; además, las localidades vinculadas a los con-
flictos de Nuevo Mercurio, Peñasquito, Salaverna, Noche Buena y Camino Rojo ex-
hiben grados de marginación social de medio a alto. En estas localidades no se ob-
servan beneficios relevantes de la extracción mineral. La capacidad de concentrar la
extracción mineral posibilita obtener cuantiosas utilidades y Newmont-Goldcorp es un
gran ejemplo, al tener una tasa de ganancia sobre inversión anual de 164% (Rodríguez,
2017). Del mismo modo, por cada mil dólares de minerales vendidos Goldcorp toma-
ba aproximadamente 998,82, mientras las comunidades recibían sólo 18 centavos de
dólar (Garibay, 2010). Lo anterior evidencia que a pesar del auge económico persiste
un intercambio económico desigual entre los actores involucrados en el extractivismo
minero de la región.
Los casos de Peñasquito, Salaverna y Aranzazú exponen las formas en que se ha
reorganizado el trabajo en el nuevo boom minero. En Salaverna, los mineros locales
fueron despedidos para incorporar trabajadores foráneos con mayor capacitación y la
sección del Sindicato Nacional, a la que pertenecían y que fue dirigida por el líder Na-
poleón Gómez Urrutia fue disuelta para dar paso a una sección vinculada al líder de un
sindicato contrario, Carlos Pavón, cuya postura es más afín a la parte patronal que la
del sindicato liderado por Gómez Urrutia. Esto puede interpretarse como parte de las
estrategias de la empresa Frisco para allanar el camino y ejecutar su plan de expansión,
quien pretende cambiar la modalidad de extracción de la mina Tayahua y pasar del
subterráneo al aprovechamiento del mineral con la técnica de tajo a cielo abierto.
En Aranzazú, se redujo la planta laboral con motivos de reestructuración de las ope-
raciones mineras, al implementar operaciones que combinan técnicas subterráneas y a
cielo abierto. En ambos casos (Salaverna y Aranzazú) los cambios laborales están liga-
dos a la automatización del trabajo para hacer más rentables las actividades de extrac-
ción, al incorporar maquinaria más sofisticada y desplazar el número de trabajadores.
En Peñasquito, la situación laboral expone jornadas atípicas de trabajo con periodos
de 12 horas por 14 días consecutivos y 7 de descanso (Guzmán, Torres y Gómez, 2019),
esto sin tomar en cuenta los lapsos de tiempo que implica el traslado de los trabajado-
res a sus lugares de origen, lo que podemos calificar como nuevos mecanismos de ex-
plotación del trabajo humano. A ello se suma, la forma en que la empresa ha utilizado
los contratos de acarreo de material para generar competencia en el mercado local en-
tre gremios de la región, quienes se disputan tales oportunidades de trabajo, en vez de
generar mecanismos centrados en el principio de equidad para fomentar posibilidades
de trabajo y de beneficio para todos en el ámbito regional.
Las reformas neoliberales han facilitado las condiciones de ocupación territorial
para que las empresas nacionales y extranjeras puedan aprovechar los recursos mine-
ros. En este ámbito, identificamos los contratos de ocupación de suelo y la expulsión

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Sergio Elías Uribe Sierra y Alejandra Toscana Aparicio

Sergio Elías Uribe Sierra y Alejandra Toscana Aparicio

violenta de la población local (Garibay, 2010). En los casos de Peñasquito y Camino


Rojo se presentaron situaciones irregulares en la firma de tales contratos entre la em-
presa Goldcorp y los ejidatarios, a través de la falta de información precisa sobre los
impactos económicos, sociales y ambientales que la minería a cielo abierto puede oca-
sionar en su territorio. También se observa un acceso de forma ilegal a los contratos de
parte de la empresa Goldcorp al violar el debido proceso establecido en la Ley Agraria,
ya que no se respetaron los lineamientos formales para la celebración de asambleas
ejidales en cuanto a tiempos y escrutinio de votos para la toma de decisiones (Uribe,
2020).
En Salaverna, el procedimiento efectuado por la empresa Grupo Frisco para expan-
dir las operaciones de la mina Tayahua, fue el de la expulsión violenta de la población
local con el respaldo del gobierno estatal y municipal, al apoyar un desalojo en diciem-
bre de 2016, que dejó como saldo la destrucción de la Iglesia y la escuela, en un claro
ejemplo de desplazamiento forzado. Esta situación muestra la continuidad de prácti-
cas de despojo de territorios que son esenciales para los empresarios mineros. Cabe se-
ñalar, que esto va acompañado de la privatización y mercantilización de recursos como
el agua. Tan sólo la mina Peñasquito tiene 63 títulos de concesión y aproximadamente
40 millones de m3/año de uso. Por su parte Grupo Frisco tiene 3 títulos de concesión y
481 mil m3/año disponible (Cartocrítica, 2016).
Aunado a los impactos sociales y económicos generados por el nuevo boom minero
en la región de Mazapil, se observa que las operaciones se llevan a cabo privilegiando
la rentabilidad por encima del resguardo del equilibrio ecológico del territorio, lo que
se entiende como una actividad insustentable en términos ambientales, sobre todo los
proyectos operados bajo la modalidad de cielo abierto. En éstos últimos son más evi-
dentes los daños por deforestación y transformación del paisaje; contaminación del
suelo, aire y agua (Olvera, 2019), así como los problemas por el agotamiento de los
mantos freáticos que este tipo de extracción genera (Garibay et. al., 2014) causando di-
versas alteraciones a la salud de los habitantes, muerte de animales y daños a la vegeta-
ción local (Uribe, 2020). Lo que ha configurado diversos conflictos mineros de carácter
ecoterritorial: Peñasquito, Salaverna y Aranzazú. Esto se suma a las tensiones en Noche
Buena y Nuevo Mercurio, derivado de la acumulación de pasivos ambientales por ac-
tividades mineras realizadas en años anteriores. Además, se percibe la incertidumbre
por la aprobación del proyecto Camino Rojo cuya modalidad de extracción es a cielo
abierto con el uso de métodos de beneficio que requieren la lixiviación con cianuro, lo
cual puede impactar de forma negativa en las localidades de San Tiburcio, El Berrendo
y San Francisco de los Quijanos.

Conclusiones y reflexiones finales

La trayectoria de las localidades, sobre todo las pequeñas, donde se instalan los pro-
yectos mineros, muchos de los cuales explotan yacimientos de baja ley y de corta du-
ración, inician con un periodo de cierto auge y derrama económica cuando la minera

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Boom minero y conflictividad en el noreste de Zacatecas, México

El boom minero en el noreste de Zacatecas, México

empieza a pagar rentas por las tierras y sueldos, continúa con el agotamiento del mine-
ral y otros recursos como el hídrico, así como con la contaminación del agua y el suelo,
y con la agudización de la pobreza y migración. Incluso cuando se trata de proyectos
anunciados como motores del desarrollo, del empleo y la prosperidad económica, se
registra en torno a ellos un elevado número de conflictos. Y una vez que los minerales
se agotan, las localidades quedan en el desamparo y con un deterioro ambiental que les
impide desarrollar otras actividades económicas, por lo que estos proyectos promovi-
dos como generadores de empleo y desarrollo terminan por anular la vida rural. Todo
esto acompañado por conflictos laborales y/o ecoterritoriales, que, en algunos casos
se sobreponen unos con otros. Así es como se presenta el boom minero en la región
noreste de Zacatecas, una zona además muy árida, en donde el agua está siendo con-
cesionada a favor de las mineras por encima de otros usos.
Finalmente, resta mencionar que los conflictos que se presentan en esta región dan
cuenta de las tensiones globales-locales; los territorios revisitados de la región se están
reconfigurando a partir de los intereses de las corporaciones del orden global y de la ca-
pacidad de respuesta desde lo local, donde se observa la continuidad de aspectos his-
tóricamente ligados a la minería: auge económico e intercambio desigual, explotación
humana, despojo de tierra y agua, enfermedades, devastación ambiental y conflictos,
lo que ha caracterizado a la región como un espacio geográfico con un auténtico drama
minero.

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LAS ALIANZAS PRODUCTIVAS
LAS ALIANZAS DE PALMA
PRODUCTIVAS DE ACEITE
DE PALMA
DECOLOMBIA
EN ACEITE ENYCOLOMBIA Y EL ACAPARAMIENTO
EL ACAPARAMIENTO DE TIERRAS 1
DE TIERRAS 1
Natalia Espinosa Rincón
Natalia Espinosa Rincón

Introducción

En los últimos años Colombia se ha constituido como el quinto productor de Palma


de Aceite a nivel Mundial y el primero en América latina y, de acuerdo con el sistema de
información estadística del sector palmero, este cultivo cuenta con un área sembrada
de aproximadamente 560 mil hectáreas para el año 2019 a través de distintas formas de
organización productiva en las que participa el Estado, grupos económicos nacionales
y extranjeros, élites políticas y económicas y pequeños productores.
La década de los noventa fue clave para el desarrollo de la agroindustria de palma
en el país en un contexto de transformaciones de la agricultura, enmarcadas en las re-
formas económicas para la liberalización comercial bajo las orientaciones de las po-
líticas económicas internacionales del Banco Mundial y otras entidades financieras y
de cooperación internacional. De acuerdo con Fajardo (2015), esto se tradujo en “la
reducción de las asignaciones fiscales para el desarrollo rural dirigidas hacia la peque-
ña y mediana agricultura, al tiempo que ascienden las exenciones fiscales y subsidios a
los grandes empresarios, recursos asignados de manera excluyente en beneficio de las
agriculturas empresariales.” (p. 77)

1 Este artículo fue elaborado en el marco del proyecto “Monitoreo de grandes transacciones de tie-
rra rurales en Colombia, coordinado por el profesor Juan Guillermo Ferro Medina, como parte de los
compromisos establecidos en el convenio firmado entre la Fundación para el desarrollo en justicia y
paz –FUNDAPAZ- y la Pontificia Universidad Javeriana para la iniciativa Land Matrix. El artículo inicial
fue publicado en el dossier: Grandes transacciones de tierra en América Latina: sus efectos sociales y
ambientales / Simón, Martín (et al.) - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fundapaz, 2019. Libro
digital, PDF.

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Natalia Espinosa Rincón

Natalia Espinosa Rincón

Durante esta década el Estado colombiano dispuso varias medidas de impulso a la


agroindustria de la palma de aceite en el país, entre ellos la creación del Fondo de Fo-
mento Palmero y del Fondo de Estabilización de Precios para el Palmiste, el aceite de
palma y sus fracciones, para temas de comercialización y se creó el incentivo a la capi-
talización rural –ICR- para siembra y mantenimiento de cultivos de tardío rendimiento,
entre ellos, la palma de aceite, para temas de financiamiento, como se verá más adelante.
De acuerdo con los datos ofrecidos por el sistema de información estadística del sec-
tor palmero, a partir de mediados de los años ochenta el cultivo de palma tuvo un creci-
miento continuo en el área sembrada, pasando de tener casi 60 mil hectáreas en 1985 a
más de 150 mil en el primer año 2000, mientras que en las dos primeras décadas de este
siglo, se dio un crecimiento exponencial de la palma, pasando de las 150 mil hectáreas
en el primer año del siglo XXI a 379 mil en el 2010 y a 560 mil aproximadamente para el
año 2019, como se observa en la tabla 1.

Tabla 1. Área total de palma de aceite en Colombia, 1965 - 2019

Año Área producción Área desarrollo Área total

1980 17689 13474 31163

1985 38990 19920 58910

1990 65982 45398 111380

1995 115344 15056 130400

2000 126100 31919 158019

2005 169444 90307 259751

2010 255766 123845 379611

2015 377662 121583 499245

2019 486005 73577 559582


Elaboración propia con base en: Sistema de información estadística del sector palmero. Áreas de siem-
bra.
Actualmente, aproximadamente el 30% del área total sembrada de palma de aceite
en Colombia que se encuentra registrada en el sistema de información estadística del
sector palmero está organizado a través de las Alianzas Productivas Estratégicas, que
de acuerdo con la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite – Fedepal-
ma-, gremio central en la toma de decisiones sobre esta agroindustria en el país, han
sido definidas como “un conjunto de relaciones y arreglos formales entre productores
de bienes agropecuarios, comercializadores y agroindustriales y organismos de apoyo,
públicos o privados, cuyo propósito es expandir empresarialmente las áreas de cultivos
de tardío rendimiento y actualizar tecnológicamente a las unidades productivas de pe-
queños productores”. (Fedepalma, s.f., p. 3).
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Las Alianzas Productivas de Palma de Aceite en Colombia y el acaparamiento de tierras
Las Alianzas Productivas de Palma de Aceite en Colombia. Del acaparamiento del uso al acaparamien-
to de tierras

Esta forma de organización de la producción basado en la agricultura por contrato


en la que participan empresas extractoras (empresas ancla) y grupos de pequeños y
medianos productores (que poseen títulos de propiedad de la tierra) se ha convertido
es un mecanismo enfocado en el control del uso del recurso, que se viene impulsando
en Colombia desde la década del noventa del siglo XX en distintas regiones del país,
asociado al fenómeno reciente de acaparamiento de tierras.
Autores como Cristóbal Kay (2013) han señalado que este proceso de acaparamien-
to de tierras se acentuó con la crisis alimentaria del 2008, como un fenómeno que está
afectando la estructura agraria a nivel mundial y que en el caso de América latina, en-
cuentra sus raíces en las políticas neoliberales que se profundizaron a partir de los años
ochenta del siglo pasado. Así, los cambios que se producen en la estructura agraria
están relacionados con el papel de los inversionistas y las distintas fuentes de capital
que les permite el control de la cadena productiva, pues tienen conocimiento de los
mercados internacionales, acceso a las últimas tecnologías del sector productivo, así
como la capacidad de financiar maquinaria e industrias procesadoras, entre otros.
Desde las instancias representativas de los grupos económicos vinculados al cultivo
de la palma de aceite, como Fedepalma, las alianzas productivas se han presentado
como un negocio inclusivo que “facilita la generación de ingresos de la población me-
nos favorecida de manera sostenible en el tiempo (…) donde la empresa ancla vincula
a su cadena de valor a un grupo de población de menores ingresos en una relación
gana-gana entre las partes.” (Fedepalma, 2010, p. 24). Así mismo, los impulsores de es-
tos procesos de integración económica ha tratado de desvincularlos de los procesos de
acaparamiento y concentración de tierra bajo el argumento de que no hay una trans-
ferencia directa de los derechos de propiedad de la tierra de campesinos o pequeños
productores hacia grandes inversionistas.
No obstante, consideramos que el análisis del desarrollo de las alianzas productivas
de palma en Colombia debe comprenderse en relación con las transformaciones del
sector agrícola de finales del siglo pasado, así como en el contexto de la dinámica del
conflicto armado, sobre todo en las regiones en que se expandió esta agroindustria en
las últimas décadas, como Montes de María y el Catatumbo.
En ese sentido, la expansión de la agroindustria palmera se enmarca en el proceso
de acumulación de capital y su expansión en los territorios rurales en las últimas déca-
das y está relacionada, por un lado, con el fenómeno de acumulación por desposesión y
acaparamiento de tierras ligado a la dinámica del conflicto armado. En este caso, la ex-
pansión de los monocultivos de palma a través de las alianzas estratégicas productivas
se ha dado en zonas fuertemente afectadas por el conflicto armado como Montes de
María y Catatumbo, regiones que han sido epicentros de procesos de despojo y despla-
zamiento de las comunidades campesinas y étnicas como parte de un proceso de acu-
mulación en el que ha primado la mercantilización y privatización de la tierra, así como
la expulsión forzada de los campesinos; la conversión de varios tipos de derechos de
propiedad (comunal, colectiva, entre otros) en derechos de propiedad privada exclu-
sivos; la supresión del acceso a bienes comunales; la mercantilización de la fuerza de

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Natalia Espinosa Rincón

Natalia Espinosa Rincón

trabajo y la supresión de formas alternativas de producción y consumo. (Harvey 2003)


Por otro lado, la expansión de la palma en Colombia desde inicios del siglo XXI a tra-
vés de las alianzas productivas estratégicas está relacionado con la necesidad de mano
de obra para el mismo proceso de acumulación de capital. En este punto, no se despoja
materialmente a los campesinos de sus territorios para implementar los monocultivos,
como señalamos con en el párrafo anterior con el fenómeno de acumulación por des-
posesión en regiones como Montes de María y Catatumbo con la violencia paramilitar,
sino que en la medida en que se busca incluir a los campesinos a la cadena de valor de
la palma a través de las alianzas productivas estratégicas, el objetivo es lograr sujetar a
los campesinos al cultivo de palma con contratos agrícolas a largo plazo, que resuelven
el problema de la mano de obra que necesita el capital en su proceso de acumulación,
al tiempo que permite que este se expanda en territorios en los que antes no se había
centrado.
Esto, enmarcado en lo que Hall et al (2015) han denominado como un proceso de
incorporación adversa que, a través de esquemas de producción en los que se vincula
a los campesinos en la producción de cultivos agroindustriales, soluciona el problema
de la mano de obra necesaria en el proceso de acumulación de capital y se extiende el
alcance territorial del capital corporativo, al tiempo que limita la participación y toma
de decisiones de los campesinos en otros eslabones de la cadena de valor del cultivo
(como el acceso a recursos como agua, suelo, semillas, producción de alimentos, auto-
nomía y tenencia de la tierra).
De esta manera, estos mecanismos de integración productiva mediante contratos
agrícolas implican el control efectivo de la riqueza y el poder basados en la tierra y otros
recursos naturales, mientras que los campesinos terminan subordinados a las decisio-
nes de las grandes empresas a través de los contratos agrícolas y quedan con un alto
riesgo de perder los títulos de propiedad de sus parcelas, pues esta es una de las con-
diciones básicas para que los campesinos puedan vincularse a la alianza productiva y
acceder a créditos y subsidios. Además, los inversores aseguran la oferta de mano de
obra barata en tanto no contratan directamente a los pequeños productores, evitando
el cumplimiento de las garantías laborales y facilitando que muchos de los campesinos
que no tiene títulos de propiedad se vinculan como jornaleros con precarias condicio-
nes laborales, en tareas como la poda y limpia de los cultivos.
Además, más allá de ser un mecanismo de inclusión productiva para los pequeños
productores, este tipo de agricultura por contrato se enmarca en lo que Gudynas (2016)
ha denominado como ´Modos de Apropiación Extractivistas´ que se enfocan en la ex-
tracción de los recursos y/o en el uso de los mismos, que están anclados localmente,
generando un cambio en el uso de los suelos, y que tienen el objetivo de buscar la ma-
yor rentabilidad, fragmentando y mercantilizando la naturaleza, con un alto grado de
dependencia de las dinámicas de oferta y demandas en los mercados internacionales.
Comprender el esquema de las alianzas productivas de palma de aceite como parte
del fenómeno reciente de acaparamiento y concentración de la tierra en Colombia im-
plica analizar este fenómeno desde una perspectiva plural, en la que “se entrecruzan

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Las Alianzas Productivas de Palma de Aceite en Colombia. Del acaparamiento del uso al acaparamien-
to de tierras

la tierra, los recursos naturales, el espacio, el trabajo y el poder como parte de nuevas
formas de acumulación de capital, vinculadas con el reordenamiento de las estructuras
y relaciones de producción agroalimentaria y las cadenas de valor globalizadas.” (Ro-
dríguez et al. 2017, p. 34).
Para comprender como opera el esquema de las alianzas productivas de palma de
aceite en los procesos de acaparamiento y concentración de tierra, hemos propuesto
dos componentes de análisis. El primero, se refiere al funcionamiento interno de las
alianzas productivas de palma y las relaciones de poder por parte de los actores que
hacen parte de ella y, en segundo lugar, un componente externo en el que se relaciona
este esquema de organización productiva con los contextos territoriales de conflicto
armado en los que opera, así como con actores claves como el Estado y los inversores
nacionales y/o extranjeros.

Las Alianzas productivas y sus principales actores

Las alianzas productivas estratégicas de palma de aceite funcionan con base en un


contrato de agricultura destinado únicamente para el monocultivo de palma aceitera,
firmado por un inversor privado nacional o extranjero (empresa ancla) y pequeños y/o
medianos productores asociados a través de una cooperativa que los representa en el
acuerdo comercial, por un periodo aproximado de 20 a 30 años. Como se observa en el
gráfico 1, este esquema cuenta con la participación y el apoyo de organismos públicos y
privados “cuyo propósito es expandir empresarialmente las áreas de cultivos de tardío
rendimiento y actualizar tecnológicamente a las unidades productivas de pequeños
productores de la alianza productiva” (Marlin, 2010 en Rondón, 2016, p. 60).

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Figura 1. Esquema general de las Alianzas Productivas Estratégicas de palma de


aceite

Elaboración propia con base en: Fedepalma (2010).

Como se mencionó anteriormente, desde la perspectiva de los sectores políticos y


económicos impulsores del modelo de la incorporación productiva, este esquema de
alianzas productivas genera beneficios tanto para los pequeños y medianos producto-
res, como para la empresa Ancla. Así lo ha planteado Fedepalma, al señalar las ventajas
que obtienen los distintos actores que participan en el negocio inclusivo de palma de
Aceite, entendido este último como “una iniciativa empresarial que busca generar ga-
nancias, contribuyendo a la superación de la pobreza a través de la incorporación de
ciudadanos de bajos recursos a su cadena de valor en una relación gana-gana.” (Fede-
palma, s.f., p. 3).

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Las Alianzas Productivas de Palma de Aceite en Colombia. Del acaparamiento del uso al acaparamien-
to de tierras

Cuadros 2 y 3. Ventajas de los actores participantes de las alianzas productivas


de palma de Aceite según Fedepalma

Tomado de: Fedepalma, 2010 p. 6.

Sin embargo, como se observa en el gráfico 2 en estos esquemas existe una inequi-
tativa distribución de las responsabilidades y compromisos que asume cada uno de los
actores, evidenciando un desequilibrio de poderes entre el inversor privado y los pe-
queños productores asociados. Ejemplo de ello es el caso del grupo empresarial Oleo-
flores, encabezado por el empresario Carlos Murgas quien desarrolló e implementó el
modelo de las alianzas productivas de Palma de aceite en las regiones de los Montes de
María (sabanas del caribe colombiano) y en el Catatumbo (Nororiente de Colombia) a
inicios del siglo XXI, como se verá más adelante.
La información del gráfico 3 evidencia que, efectivamente, los pequeños producto-
res que participan de estas alianzas tienen una condición desfavorable en tanto tienen
poca capacidad en la toma de decisiones autónomas frente al proceso productivo. Ade-
más, como lo señalan Álvarez y Mow (2013)
“existen otros factores como la variación de los precios internacionales de la palma
de aceite que afecta los precios a nivel local que son determinados por la empresa an-
cla, mientras que los pequeños productores no tienen la posibilidad de sortear este tipo
de crisis económicas con la producción de otros cultivos, entre otras razones porque
las mejores tierras y los subsidios por parte del Estado están concentrados en el cultivo
de palma, dejando a los campesinos sin ningún tipo de incentivos para los sembradíos
transitorios o de pancoger, lo que tiene implicaciones sobre la seguridad alimentaria de
los campesinos y de la población de estas regiones.” (p. 18)

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Figura 2. Compromisos y responsabilidades de los actores participantes del es-


quema de Alianzas productivas de Palma de Aceite.

Elaboración propia con base en: Rondón (2016), Álvarez (2013) y Gutiérrez (2016).

A continuación abordamos el componente externo de las alianzas productivas en el


proceso reciente de concentración y acaparamiento de tierras, que implica relacionar
este esquema productivo con tres elementos: i) el papel del Estado en el impulso de
esta agroindustria; ii) los relacionamientos entre las empresas ancla (en este caso de
Oleoflores) y el Estado y; iii) el contexto de conflicto armado en el que surge este esque-
ma de producción en algunas regiones del país como Montes de María y El Catatumbo.

El papel del Estado en la acumulación de capital visto desde las alianzas produc-
tivas

Autores como Borras (2017) han señalado la importancia que tiene el Estado en los
procesos de acumulación de capital, como facilitador de los fenómenos de acapara-
miento y de concentración de la tierra, teniendo en cuenta que “la historia del desarro-
llo del capitalismo global es una historia de combinaciones variables de alianzas entre
Estado y capital, en las que la acumulación y el despojo han avanzado de la mano” (pp.
70-71) tal como ocurre en el caso colombiano.
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Lo anterior en contraposición a los planteamientos que señalan que existe una de-
bilidad o ausencia del Estado en los procesos de concentración y acaparamiento, y por
el contrario, pone de manifiesto los mecanismos que este desarrolla para facilitar la
acumulación de capital, al tiempo que conserva unos mínimos de legitimidad política.
Así lo ha señalado Rodríguez et al. (2017) al afirmar que el Estado se ha enfocado en
“garantizar las condiciones de crecimiento económico y acumulación capitalista, así
como las condiciones de gobernabilidad y legitimidad. Es un actor fundamental en la
promoción y regulación de las compras masivas de tierras en el mundo en tanto es
quien justifica la necesidad de las inversiones.” (p. 38)
En términos generales el caso colombiano el Estado se ha enfocado en fomentar
políticas agrarias que estimulan el libre mercado de tierras y que impulsan la inversión
nacional y extranjera de quienes tienen el capital necesario para desarrollar proyectos
extractivistas y agroindustriales (Salinas, 2012). Este es el caso de la palma de aceite,
que ha tenido apoyo estatal desde los años sesenta del siglo pasado, con la estrategia
para atraer inversores privados para la siembra de esta oleaginosa por parte del Institu-
to de Fomento Algodonero, de carácter estatal, así como el aumento en las medidas de
apoyo a partir de la década de los noventa, señaladas en la tabla 2.
Este apoyo estatal ha incidido en procesos de “relocalización de la agricultura” como
los denomina Fajardo (2014), basados en la generación de sistemas de plantaciones
para la obtención de tierras a bajo costo, con apropiación de empresas de manera legal
e ilegal de terrenos pertenecientes a campesinos o comunidades étnicas, sumado al pa-
pel de los gobiernos que no protege a los legítimos propietarios mientras que han pro-
tegido las expropiaciones bajo el argumento de la utilidad pública, o cambiando leyes,
causando desplazamientos, destrucción de sus pertenencia, proletarización y pérdida
de su identidad cultural.
En el caso concreto del apoyo por parte del Estado a la agroindustria de palma de
aceite desde mediados de los años noventa del siglo pasado, este se ha enfocado en es-
timular y fortalecer esta agroindustria a través de la implementación de distintas leyes,
políticas y planes estatales, que de acuerdo con Rondón (2016) se han centrado princi-
palmente en tres aspectos: i) facilitar el acceso a capital financiero; ii) reducir los costos
de las operaciones y aportar al atractivo de los mercados y; iii) promover la autogestión
de este sector agroindustrial.
Una de las primeras medidas de apoyo del Estado colombiano a la agroindustria
de palma de aceite durante los años noventa fue la expedición de la Ley 138 de 1994
por medio de la cual se creó el Fondo de Fomento Palmero, administrado por Fede-
palma en temas de investigación y apoyo a la comercialización. Posterior a esta ley, el
Estado colombiano ha generado distintas medidas de carácter nacional para apoyar
la agroindustria de palma, que van desde los acuerdos bilaterales de cooperación con
otros países para la promoción del cultivo de esta oleaginosa, como el caso de Malasia,
así como lineamientos de política para el sector de los biocombustibles, como se señala
en la tabla 2.

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Cuadro 4. Medidas de apoyo del Estado colombiano a la agroindustria palmera

Elaboración propia con base en: Rondón (2016), Gutiérrez, (2016)

Estas medidas estatales de carácter nacional han tenido implicaciones regionales.


Por ejemplo, en el caso de los Montes de María a finales del siglo XX y comienzos del
siguiente siglo, entidades financieras del Estado como el Banco Agrario priorizaron los
créditos a los pequeños y medianos productores vinculados al esquema asociativo de
palma de aceite, frente a las solicitudes de créditos presentadas por pequeños produc-
tores de manera individual para la producción de otros cultivos como el arroz, un pro-
ducto que era predominante en la economía de esta región y que aumentó sus importa-
ciones en los años noventa, 2 lo que significó la quiebra para los productores arroceros
de la zona, así como la casi obligatoria vinculación de estos a las alianzas productivas.
Así lo señala un pequeño productor de esta región
“Cuando vino el proyecto de palma encontró que uno no tenía ni crédito porque estas
tierras son de arroz, y el arroz no tenía subsidio porque estábamos endeudados con Caja
Agraria, debíamos 30 y pico mil millones de pesos los campesinos […] éramos como dos
mil y pico de campesinos […] por acá [en Nueva Florida] sembraban siete mil hectáreas
de arroz. Nosotros vivíamos del maíz, del plátano y la yuca. El arroz si dejaba dividen-

2 De acuerdo con la información del documento de trabajo No 52 del Observatorio Agrocadenas Co-
lombia del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, en la década de los noventa se importaron casi
1.3 millones de toneladas de arroz blanco, “las mayores importaciones se realizaron entre 1994 y 1998 las
cuales alcanzaron a representar entre el 16% y el 18% del consumo aparente del país. (…) Por su parte,
las exportaciones de la cadena han sido mínimas. Mientras en 1993 se exportaron 3.666 Tm de arroz en
términos de blanco, en el 2003 apenas se realizaron 337 Tm. Dichas exportaciones no alcanzan a repre-
sentar ni el 1% del consumo aparente de arroz en Colombia. (p. 15-16)

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dos, pero la gente empezó a no pagarle a los bancos […] Entonces en un momento nos
quedamos trabados, sin salida, sin crédito, sin maquinaria pa’ cortar y sin apoyo del
Estado […] eso fue en la década de los 90. Pequeño productor 1, entrevista, 2016. Como
se citó en (Rondón, 2016, p. 63)
Este caso evidencia la crisis de la agricultura que se vivió durante los años noventa
del siglo XX en el país, periodo en el que la política agraria dejó de lado las posibilida-
des de una reforma agraria y se orientó hacia el mercado de tierras, teniendo en cuenta
las nuevas directrices de organismos internacionales como el Banco Mundial y el Ban-
co Interamericano de Desarrollo, que se centraron en la apertura comercial, la dina-
mización de los mercados de tierras y la asignación de recursos fiscales para promover
la competitividad. Esto debía debilitar el monopolio de la tierra, reducir sus costos y
hacer más competitivas las exportaciones colombianas. (Fajardo, 2014, p. 67)
En este contexto de apertura económica tomaron fuerza las políticas agrarias en-
focadas en impulsar la agricultura comercial, fomentando los cultivos de tardío ren-
dimiento (como la palma de aceite) en detrimento de los cultivos transitorios, como
medida para solucionar la crisis agrícola, que a la postre dejaba intacta la inequitativa
distribución de la propiedad de la tierra.

Relaciones entre el Estado y los inversores de la Palma. El caso Murgas

En los primeros años del siglo XXI, en las regiones de Montes de María y el Cata-
tumbo se impulsaron de manera paralela las alianzas productivas de palma de aceite
por parte de distintos actores privados, entre ellos, el reconocido empresario palmero
Carlos Murgas, quien además de tener una larga trayectoria en el sector privado palmi-
cultor, ejerció como Gerente General de la Caja Agraria (1992), luego como Ministro
de Agricultura durante el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) y posteriormente
como el principal representante del grupo empresarial Oleoflores, negocio familiar con
una trayectoria de más de 30 años entorno a la palma de aceite, como se señala en el
gráfico 4.
Este fenómeno de rotación entre cargos en empresas privadas, luego en cargos pú-
blicos y nuevamente en empresas privadas por parte de inversionistas privados se ha
denominado “puerta giratoria” y evidencia el uso que hacen particulares de las en-
tidades estatales para favorecer sus intereses económicos, como es el caso de Carlos
Murgas, quien además de impulsar las alianzas estratégicas de palma en su paso por
el gobierno nacional, impulsó “subsidios a la agroindustria como el incentivo de capi-
talización rural y la cooperación internacional principalmente de Estados Unidos y de
países como Malasia, con el que se desarrolló uno de los primeros proyectos pilotos de
palma en el Catatumbo.” (Salinas, 2010, p. 35).

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Figura 3. Trayectoria del grupo empresarial Oleoflores

Elaboración propia con base en: Rutas del Conflicto (2018a)

El siguiente testimonio da cuenta de la manera en que personas particulares como


Murgas han aprovechado su paso por las instituciones estatales para satisfacer sus in-
tereses comerciales. En este caso, con la imposición de directrices y requerimientos de
información sobre la palma de aceite hacia los funcionarios públicos de la Unidad Mu-
nicipal de Asistencia Técnica Agropecuaria –UMATA- del municipio de Maria la Baja,
región de Montes de María:
“[Carlos] Murgas llegó a Nueva Florida. Nosotros estábamos haciendo unas encuestas
para sembrar banano, y el doctor Carlos Murgas nos dijo que necesitaba una encuesta
para saber quién quería sembrar palma. Fue un 17 de febrero de 1998. Nos dijo que nos
veríamos en Usomaría para qué le dijéramos quién quería sembrar palma. Nosotros te-
níamos una pequeña asociación de plataneros, y como estábamos haciendo la encuesta
para saber quién quería sembrar banano, le quitamos el nombre banano y pusimos pal-
ma. Funcionario UMATA, entrevista, 2016. Como se citó en (Rondón, 2016, p. 54)
Así, el acumulado tecnológico e investigativo del grupo empresarial de Murgas sobre
la cadena de valor de la palma de aceite le permitió a este empresario utilizar las enti-
dades del Estado, directa e indirectamente, para consolidar su proyecto agroindustrial
en los distintos niveles de la cadena de producción de la palma de aceite, especialmen-
te durante los gobiernos de Álvaro Uribe (2002-2006 y 2006-2010), periodo en el que se
avanzó fuertemente en el ámbito legislativo para impulsar la palma, como se señaló en
la tabla 2.

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Durante el periodo en el que Carlos Murgas ocupó cargos públicos, promovió el mo-
nocultivo de palma de aceite bajo dos argumentos centrales: por un lado, el de mejorar
la competitividad en el campo y, por otro lado, como alternativa de desarrollo para re-
giones con presencia de cultivos declarados de uso ilícito. Este último argumento sirvió
para adelantar los primeros esquemas de alianzas productivas en la región del Cata-
tumbo, de la mano de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional
-USAID- a través de programas como el Más Inversión para el Desarrollo Alternativo
Sostenible-MIDAS. (Gutiérrez, 2016, p.105)
El caso de Murgas y su grupo empresarial Oleoflores y el impulso que este empre-
sario dio a las alianzas estratégicas productivas de palma de aceite da cuenta de cómo
interactúan en la implementación de este esquema de producción tanto el Estado, a
través de sus entidades nacionales y locales y de la política pública para el sector agro-
pecuario, así como los inversores nacionales y extranjeros, sumado al apoyo de entida-
des internacionales como la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Interna-
cional –USAID-, en un contexto de conflicto armado.
De acuerdo con la información del Observatorio global Land Matrix, las grandes
transacciones de tierra en las que está vinculado el grupo empresarial Oleoflores, en-
cabezado por Carlos Murgas, en las regiones de Catatumbo y Montes de María sobre
pasa las nueve mil hectáreas, gran parte de estas a través del esquema de Alianzas Pro-
ductivas de Palma de aceite, como se observa en la tabla 3.

Tabla 2. Casos del grupo empresarial Oleoflores en Land Matrix 3

Elaboración propia con base en: Landmatrix.org

Conflicto armado y acaparamiento de tierras

Además de la crisis agrícola que se sintió en las dos regiones, en Montes de María
con el Arroz y en el Catatumbo con el café y otros productos como el plátano y el maíz,
un elemento en común que tuvieron en los primeros años del siglo XXI fue el recrude-

3 La información de los casos que se recogen en esta tabla hacen parte del monitoreo realizado por
la autora en el marco de las actividades del convenio señalado en la cita de pie de página No 1. de este
artículo.

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cimiento del conflicto armado con la violencia de grupos paramilitares, en los mismos
años en que se desarrollaron las primeras alianzas productivas en estas zonas, como se
señaló anteriormente.
En la región del Catatumbo, el Centro Nacional de Memoria Histórica (2015) regis-
tró en el periodo de 1997 a 2004 la expulsión de 34.263 personas de Tibú, municipio
ubicado en la parte plana de esta región, en donde se ha expandido la agroindustria
palmera. Al respecto, el informe de esta institución señala que la cantidad de personas
desplazadas en este municipio
“representan el 42 por ciento [de las victimas] del Catatumbo, y más de una tercera
parte que las víctimas de Norte de Santander. Del total de las personas desplazadas re-
gistradas en el RUV a agosto de 2013, el 13 por ciento huyó en episodios masivos a partir
de 1999, año en el que se cometieron seis de las catorce masacres con las que el Bloque
Catatumbo se impuso en el territorio tibuyano, forzando la huida masiva de más de tres
mil personas.” (p. 61-62)
En este periodo en que incrementó el conflicto armado en la región, que coincidió
con los años de mayor presencia del Bloque Catatumbo de las Autodefensas (1999-
2004), fue el lapso de tiempo en que se impulsó el esquema de las alianzas productivas
estratégicas de palma de aceite con apoyo de entidades como la USAID y con la partici-
pación del grupo empresarial Oleoflores, como lo muestra la información recolectada
por el observatorio Land Matrix y que se señala en la tabla 3. 4 El siguiente testimo-
nio de un líder campesino el Catatumbo da cuenta de la relación entre el impulso a la
agroindustria de palma por parte del Estado, la violencia paramilitar y el papel de los
inversionistas privados.
“ese es el modelo que está en Tibú, digamos, esa fue la relación de la presencia del
paramilitarismo con el modelo agroindustrial, o sea, lo que queda de eso es el modelo
agroindustrial, que ahí incluso está la familia Murgas, la familia Uribe, y todo lo que se
hizo en el área de Tibú fue presentado como un modelo de sustitución de coca, en reali-
dad ahí lo que hubo fue la legitimación de un proceso de despojo y de desplazamiento
que todavía está por aclararse, por establecer responsabilidades, pero ellos mismos lo
ponen como un ejemplo de sustitución de coca, cuando ahí lo que instalaron fue planta-
ciones enormes, ya no hay campesinos.” (Entrevista a dirigente campesino, en Espinosa,
N. 2018, p. 62)
Un caso parecido ocurrió en el municipio de Maria la Baja en Montes de María, en el
que coincidieron la conformación de la primera alianza productiva denominada Aso-
palma 1 entre el grupo empresarial Oleoflores y 126 pequeños y medianos productores
en el año 2001, y el aumento de la violencia paramilitar a manos del bloque Héroes de
los Montes de María de las Autodefensas que un año antes había realizado “dos de las
masacres más violentas ocurridas en la región. En El Salado, en Carmen de Bolívar, y en
Mampuján y Las Brisas, en María La Baja y San Juan Nepomuceno, [en las que] los pa-

4 Sobre la relación entre violencia, reconfiguración territorial y agroindustria de palma en la región del
Catatumbo ver: Espinosa, N (2018) Acción política campesina en la región del Catatumbo. 1996-2013.
Tesis de Maestría. Universidad Javeriana.

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Las Alianzas Productivas de Palma de Aceite en Colombia. Del acaparamiento del uso al acaparamien-
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ramilitares asesinaron a 71 personas y desplazaron a otras 4.300.” (Rutas del Conflicto,


2018a.) Al respecto, un pequeño productor que hace parte de una alianza productiva
de palma en Maria la baja señala que este periodo
era la época de la violencia, de la guerrilla y los paramilitares, entonces crearon la
figura desde el gobierno, dicen si nosotros hacemos asociaciones y creamos empleo se
entretiene más la gente, yo recuerdo que cuando se desmovilizaron los paramilitares es-
tábamos nosotros en una reunión en Bucaramanga y acá en Maria la Baja hablábamos
de puchitos de tres, cinco hectáreas, del pobre que más tiene, tiene 150 hectáreas, y allá
yo escuchaba de mil, dos mil, tres mil hectáreas entonces escuchaba cuando estaba el
Ministro de Defensa, que en esa época era Juan Manuel Santos, que en esa época era
Ministro de Defensa de Álvaro Uribe y me acuerdo que decía, desmovilizada la zona sur,
hay mil 500 personas, cómo hacemos pa’ cogerlos? Y yo estaba al lado de ellos y escucha-
ba cuando ellos decían: lo que pasa es que un tipo de estos que haya manejado un grupo
que le vayan a pagar un mínimo no creo, eso hay que buscar trabajadoras sociales, yo me
acuerdo de eso, o sea más que todo eso [las alianzas de palma] se crearon porque eso acá
estuvo invivible por la violencia. (Entrevista personal, campesino palmicultor, María la
Baja, 2019)
La simultaneidad en que ocurrió la puesta en marcha de las alianzas productivas
con el recrudecimiento de la violencia paramilitar y el despojo y desplazamiento de
campesinos de estas dos regiones, evidencia, como lo han señalado investigaciones
realizadas por distintos medios de comunicación alternativos, que empresarios como
Murgas aprovecharon el escenario del conflicto armado para favorecer sus intereses
económicos en el negocio de la palma de aceite, como sucedió en el caso de la Asocia-
ción del Comité de Desplazados de El Cucal –Asocucal- 5 en el que:
“En medio de la violencia y apretados por las deudas, 24 de las 62 familias bene-
ficiadas vendieron sus parcelas a “comisionistas” que, señalan, han hecho parte del
grupo empresarial de Murgas. Entre ellos están Fabián Cantillo González, quien fue
coordinador Operativo de la Hacienda Las Flores (2002-2013), y Abel Rafael Mercado
Jaraba, actual miembro de las juntas directivas de la Promotora Hacienda Las Flores y
Oleflores.” (Rutas del Conflicto, 2018b.)
De acuerdo con lo anterior, tanto en el caso de Montes de María como en el Catatum-
bo los procesos recientes de acaparamiento se enmarcan principalmente en procesos
históricos de no distribución y concentración 6, que tienen que ver con las dinámicas
del conflicto armado que ha llevado a que la riqueza y el poder que genera la tierra, así

5 Esta asociación está conformada por pequeños productores beneficiarios de la ley 1 de 1968 de re-
forma agraria a quienes el Incora les adjudicó entre 14 y 16 hectáreas por familia en la década de los
noventa, con una medida de restricción de venta durante 15 años, periodo en el que cada familia debía
pagar a la Caja Agraria el valor de la tierra adjudicada. Sin embargo, durante este periodo la violencia
paramilitar terminó desplazando y despojando de sus parcelas a estos productores, que actualmente se
encuentran en un proceso de restitución de tierras. La información sobre este caso se puede consultar
en: Rutas del Conflicto. 2018b. La restitución de tierras que aún no llega al Cucal. Recuperado de: http://
rutasdelconflicto.com/especiales/acuatenientes/cucal.html
6 Al respecto Borras (2010) ha planteado una tipología sobre los cambios de uso de la tierra, que pueden

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como el acceso y control de la misma, se reconcentre en manos de los grupos terrate-


nientes y empresarios nacionales e internacionales.
De este modo, el poder territorial que estos grupos consolidaron en las últimas dé-
cadas, se expresa en los mecanismos de “redistribución inversa” es decir, “cuando la
riqueza y el poder basados en la tierra que se había redistribuido antes (de clases ha-
cendadas a campesinos pobres) 7 se vuelve a redistribuir entre las clases terratenientes
u otras élites. (Borras, 2010, p. 31).
Así lo ha planteado Salinas (2012) al señalar que:
“la reconfiguración de la tenencia de la tierra ha operado en medio de un merca-
do caracterizado por el despojo violento a las víctimas del desplazamiento forzado,
en ocasiones con el concurso de autoridades administrativas y judiciales, así como a
la inviabilidad de retorno a sus predios por razones de inseguridad en las zonas rura-
les mediadas por los intereses económicos. De esta forma, gran parte de la superficie
abandonada y despojada hace parte de un mercado fraudulento de tierras, que conlle-
va a la legalización del expolio y al aumento de las disputas entre los legítimos titulares
de derechos y los gestores de proyectos legales e ilegales.” (p. 200)
A manera de cierre
La manera en que se ha desarrollado el esquema de las alianzas productivas de pal-
ma de aceite en las regiones de Montes de Maria y del Catatumbo en las últimas déca-
das evidencia unas “prácticas de dominación y despojo” como lo ha planteado Osorio
(2017) al referirse a la formas en que el capital ingresa a un territorio específico, se man-
tiene y se impone en él, a través de prácticas que van desde la seducción hasta la elimi-
nación del otro y que en el caso que nos ocupa, incluyeron mecanismos de seducción
y persuasión, como el incentivo de un aumento de los ingresos económicos para los
pequeños productores que se vincularan a las alianzas productivas, así como mecanis-
mos de violencia y eliminación del otro, como sucedió con las masacres y la violencia
paramilitar, todo ello centrado en “la dominación, entendida como la imposición de la
autoridad a fin de subordinar y someter la voluntad de otros para satisfacción de ciertos
intereses, mediante diversas formas de ejercicio del poder.” (p. 553)
Lo anterior permite señalar que el análisis de la agricultura por contrato, a partir del
mecanismo de las alianzas productivas de palma de aceite, hace parte del proceso de
expansión del capital en territorios rurales que responde, tanto al fenómeno de acu-
mulación por desposesión, que en el caso colombiano se vio favorecido por el conflicto
armado y que permitió el despojo y desplazamiento de comunidades campesinas y
étnicas en distintos territorios rurales, así como a la necesidad de sujetar a una parte

estar basados en procesos de redistribución, distribución, no distribución y/o concentración. (Borras,


2010: 28)
7 En la región de los Montes de María, aunque también se han registrado casos en la región del Cata-
tumbo, se llevó a cabo un proceso de redistribución de la propiedad de la tierra para pequeños campesi-
nos a mediados del siglo XX, enmarcado en la ley 135 de 1961 de Reforma Agraria. Esta ley fue derogada
por el Pacto de Chicoral en 1973, en el que participaron los partidos políticos tradicionales así como dis-
tintos sectores económicos y políticos con el objetivo de adelantar un proceso de contrarreforma agraria
basado en el latifundio como principal unidad productiva.

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Las Alianzas Productivas de Palma de Aceite en Colombia. Del acaparamiento del uso al acaparamien-
to de tierras

de los campesinos en distintos territorios para solucionar el problema de mano de obra


necesario para mantener el ciclo de la acumulación del capital.
En un contexto de recrudecimiento del conflicto armado, sumado a las transforma-
ciones en el sector agrario de finales de siglo, enmarcadas en las políticas económicas
impulsadas desde organismos internacionales, las alianzas productivas estratégicas de
palma de aceite se convirtieron en una de las pocas alternativas para que los campesi-
nos o pequeños y medianos productores pudieran enfrentar la crisis de la crisis agrí-
cola de finales del siglo XX hasta los años recientes, cuando no fueron despojados o
desplazados de sus territorios.
Las orientaciones de la política agraria de finales del siglo pasado han generado con-
secuencias desfavorables para la economía campesina en regiones como Montes de
María y Catatumbo en lo que va corrido del siglo XXI, al favorecer la producción de
cultivos de tardío rendimiento como la palma de aceite, lo que ha implicado que los
campesinos sigan vinculándose en las alianzas productivas. Así, en la medida en que
las alianzas productivas se presentaron como un mecanismo de integración produc-
tiva, se buscó, a través de un ejercicio de seducción, la cooptación de los campesinos
y el rompimiento de sus procesos identitarios, bajo la idea de que, al vincularse a las
alianzas, los pequeños productores pasaban de ser campesinos a empresarios del cam-
po, al tiempo que se garantizaba sus ingresos económicos. Así lo señala un campesino
vinculado al cultivo de la palma en el municipio de María la Baja
Yo, ojalá tuviera diez hectáreas más, con diez más también las sembraba. Si porque es
que lo que pasa es que algunas personas no miran las cosas bajo un punto de vista como
táctico, porque aquí en María la baja, a nivel del municipio lo único que tiene mercado
asegurado es la palma de aceite, porque aquí si uno se pone a cultivar arroz, el arroz
tiene sus bajones, si no es que todo el mundo cultiva arroz. El maíz no da, porque ahora
está caro, mañana está barato, luego está barato y así, la yuca menos, en cambio con la
palma, un ejemplo, si la tonelada está a 250 mil pesos, si se estabiliza dos o tres meses ahí
a ese precio y si así está siempre que uno lo lleve al abasto, siempre le queda algo a uno,
si está a 300 igual porque el sube y también tiene sus bajas pero no es que baje así para
estrellarse, entonces, cómo hace él [Murgas] para no comprarlo si él es el único que tiene
la planta, es el compromiso que se hizo, tiene que comprarlo esté barato o esté caro, tiene
que comprarlo y eso es garantía. (Entrevista personal, campesino palmicultor, María la
Baja, 2019)
Finalmente, el desarrollo de las alianzas productivas de palma de aceite en las últi-
mas décadas en Colombia da cuenta de la manera en que estas se insertan como parte
de los mecanismos para profundizar el fenómeno de acumulación y expansión del ca-
pital en territorios rurales en un contexto de conflicto armado, que a su vez favorecen
los procesos de acaparamiento y concentración de la tierra y otros recursos naturales.
Además, en el impulso y desarrollo de este mecanismo de agricultura por contrato, el
Estado, a través de sus entidades nacionales y territoriales, tuvo un rol central con la
creación de distintas iniciativas de política pública y de incentivos que favorecieron
los intereses de grandes inversionistas, como el grupo empresarial Oleoflores, que a la
postre implicaron un detrimento de la economía campesina.
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Natalia Espinosa Rincón

Natalia Espinosa Rincón

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Las Alianzas Productivas de Palma de Aceite en Colombia y el acaparamiento de tierras
Las Alianzas Productivas de Palma de Aceite en Colombia. Del acaparamiento del uso al acaparamien-
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factibles los principios y criterios de la RSPO en Colombia? Bogotá, Oxfam, Indepaz.


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RESISTENCIAS Y ALTERNATIVAS DEL PUEBLO
MAPUCHE
MAPUCHE FRENTE AL FRACKING
FRENTE AL FRACKING EN
EN VACA
VACA MUERTA
MUERTA
(NEUQUÉN, ARGENTINA)
(NEUQUÉN, ARGENTINA)
Gisela Hadad
Gisela Hadad, Juan Wahren y Tomás Palmisano

Introducción: Extractivismo, Movimientos Sociales y Territorios en disputa

En las últimas décadas la economía del “sistema mundo capitalista” (Wallerstein,


2007) a escala global se vio atravesada por la profundización de su tendencia inherente
hacia la explotación y extracción acelerada de bienes de la naturaleza. Entre ellas se
destacan las matrices energéticas fósiles (gas, petróleo y carbón) y los minerales precio-
sos como el oro y la plata, pasando por los recursos naturales -revalorizados por la crisis
ecológica climática a escala global- como el agua, el litio, la tierra (para la producción
de alimentos, pero también de agro-combustibles) y las fuentes de biodiversidad (eco-
sistemas que actúan como reservorios de faunas y floras específicas). Esta actividad
“extractiva” sobre los recursos naturales (Giarracca, 2005 y Svampa, 2008) es entendida
como parte de un proceso de acumulación por desposesión (Harvey, 2004) que, por un
lado, genera diversos impactos socio-ambientales sobre los ecosistemas y las poblacio-
nes locales y, por otro, fomenta la tendencia hacia la reprimarización de las economías
de aquellos países donde se encuentran estos recursos naturales. El presente artículo
se enmarca dentro de los estudios críticos sobre el extractivismo, ligado en Argentina
fundamentalmente al “agronegocio”, la minería a gran escala (“megaminería”) y las ac-
tividades hidrocarburíferas convencionales y no convencionales (Giarracca, 2005, Gia-
rracca y Teubal, 2013, Svampa, 2008, Galaffassi, 2009 y Svampa y Viale, 2014).
En el contexto latinoamericano en general -y argentino en particular-, los recursos
naturales estratégicos para el desarrollo del sistema hegemónico se encuentran mayori-

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Gisela Hadad

Resistencias y Alternativas del Pueblo Mapuche frente al Fracking en Vaca Muerta (Neuquén, Argentina)

tariamente en territorios habitados por campesinos, indígenas, pequeños productores


agrícola-ganaderos y pobladores de ciudades pequeñas y medianas (Giarracca, 2005;
Agosto y Briones, 2007). En muchos casos estos actores sociales se han organizado para
resistir el avance de las empresas extractivas, a la vez que fueron reconfigurando sus
territorios a través de proyectos autogestionados ligados a la esfera productiva, a la sa-
lud, a la educación y a la revalorización de aspectos identitarios y culturales, como es
el caso de las comunidades indígenas mapuche que se asientan en el territorio bajo es-
tudio (Agosto y Briones, 2007; Svampa y Viale, 2014). Al respecto, los trabajos de Bartra
(2008), Ceceña (2004), Cotarelo (2005), Galaffasi (2009), Giarracca (2005), Leff (2005),
Zibechi (2017), entre otros autores, dan cuenta tanto de las acciones y planteos de los
movimientos sociales como de la importancia estratégica y geopolítica de los recursos
naturales de América Latina para el desarrollo del propio sistema de acumulación he-
gemónico. En contraste a la mercantilización y la imposición semántica que implica
la noción de “recursos naturales”, el Pueblo Mapuche propone formas alternativas de
relacionamiento con la Naturaleza basadas en la reciprocidad y en un uso prudente de
los bienes comunes que garantice tanto su regeneración como la reproducción de la
vida comunitaria.
La resistencia aparece como uno de los momentos de la acción colectiva, y se carac-
teriza por ser contenciosa y defensiva frente al avance de los actores antagonistas. La
configuración como movimiento social supone compartir una identidad común, una
durabilidad en el tiempo como colectivo y la impugnación o disrupción de las lógi-
cas hegemónicas del sistema político y económico (Melucci, 1991). Este desborde de
la política institucional desde el campo de lo social se ancla además en los territorios
donde estos movimientos sociales complementan los procesos de resistencia con los
momentos propositivos o de creación de alternativas societales, de sus modos de vida y
prefigurativos de una idea de sociedad que ponen en práctica. Consideramos que esta
suerte de “campo de experimentación social” (Santos, 2003) forma parte de su propia
acción colectiva, la cual se compone complementariamente tanto de los procesos de
resistencia contenciosa como de las dinámicas de prefiguración social.
Caracterizamos, entonces, a estos movimientos sociales -campesinos, indígenas,
pequeños productores agrícola-ganaderos- como “socioterritoriales” (Mançano Fer-
nandes, 2005), definiendo al territorio como un “espacio apropiado por una determi-
nada relación social que lo produce y lo mantiene a partir de una forma de poder (...). El
territorio es, al mismo tiempo, una convención y una confrontación. Exactamente por-
que el territorio pone límites, pone fronteras, es un espacio de conflictualidades” (2005:
276, nuestra traducción). El territorio, es así, un “lugar practicado” (de Certeau, 1979)
por diferentes actores sociales que lo reconfiguran de acuerdo a sus intereses, necesidades
y sentidos que construyen al “habitarlo”. En este sentido, abordamos el análisis de estos
movimientos sociales desde los estudios de la acción colectiva y los procesos identita-
rios. Melucci (1991), Svampa (2008), Tarrow (1997) e Ibarra (2000) plantean importan-
tes elementos para analizar las acciones colectivas como el contexto de oportunidades
políticas, las estructuras de movilización, la irrupción de acciones de protesta por fuera

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Resistencias y Alternativas del Pueblo Mapuche frente al Fracking en Vaca Muerta (Neuquén, Argentina)

Gisela Hadad, Juan Wahren y Tomás Palmisano

de los canales institucionales; las reconfiguraciones identitarias que se generan en el


marco de la acción colectiva, etc. Asimismo, entendemos que los movimientos sociales
de América Latina tienen características singulares que se encuentran ligadas a la con-
figuración de nuevos lazos sociales y de una política autónoma y de acción directa en
el marco de un anclaje territorial, es decir, la construcción de una nueva territorialidad
de los movimientos sociales (Zibechi, 2017, Svampa, 2008).
La estrategia metodológica planteada para este trabajo se basa en la combinación
de técnicas cuantitativas (análisis de estadística pública e informes sectoriales), cuali-
tativas (entrevistas en profundidad a diversos actores y notas etnográficas) y de revisión
bibliográfica crítica sobre el caso abordado. Para ello realizamos trabajos de campo en
Neuquén y en Buenos Aires, en los cuales hicimos 17 entrevistas en profundidad a:
miembros del Pueblo Mapuche y referentes de la organización provincial con repre-
sentación mayoritaria, la Confederación Mapuche de Neuquén (CMN); productores
campesinos (crianceros); funcionarios públicos de Añelo y Aguada San Roque; directi-
vos de YPF ligados a la explotación de hidrocarburos no convencionales y las relaciones
públicas; integrantes de ONG como Observatorio Petrolero Sur y Diálogo Neuquino; y
representantes de la Central de Trabajadores Argentinos y de la Asociación de Traba-
jadores del Estado de Neuquén. Hicimos notas de campo en nuestras visitas tanto a los
campos petroleros como a las comunidades mapuche y los campos de los campesinos
crianceros, así como de los espacios institucionales como la Intendencia de Añelo y la
delegación de Aguada San Roque. La recolección de los datos estadísticos se realizó
en diferentes organismos estatales a nivel nacional como el Instituto Nacional de Esta-
dísticas y Censos (INDEC) para recabar datos sociodemográficos de la zona así como
de la producción agropecuaria a través de los datos del Censo Nacional Agropecuario
(CNA) de diferentes años. También recabamos información estadística provincial de
la Dirección Provincial de Estadística y Censos de la Provincia del Neuquén (DPEC) y
local en la municipalidad de Añelo, la delegación de Aguada San Roque y en la Agencia
de Extensión local del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

Los avatares de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). De la privatización a


Vaca Muerta

El contexto de nuestro caso de estudio se remonta a la década de 1990 cuando en


Argentina se implementaron de manera extendida diversas políticas públicas de cuño
neoliberal, que incluyeron privatizaciones, desregulación de mercados, liberalización
de la economía, entre otras. En ese marco, el proceso de privatización de YPF entre 1991
y 1999 tuvo como efecto inmediato una pérdida del control estratégico sobre los hidro-
carburos a la vez que implicó una reducción de las reservas de gas y petróleo por la falta
de exploración de nuevos yacimientos y mantenimiento de la infraestructura produc-
tiva. Luego de varios años en esta situación, en 2011 se anunció el descubrimiento de
yacimientos de hidrocarburos no convencionales (shale oil y shale gas) en la formación
de Vaca Muerta ubicada principalmente en la provincia de Neuquén, el sur de la pro-

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Resistencias y Alternativas del Pueblo Mapuche frente al Fracking en Vaca Muerta (Neuquén, Argentina)

vincia de Mendoza y el noreste de la provincia de Río Negro (en la Región Patagónica


argentina). (Ver figura 1) Estos hidrocarburos no convencionales tienen la particulari-
dad de que solamente pueden ser explotados por medio de la técnica de fracturación
hidráulica conocida como “fracking”. La misma consiste en la fractura masiva de rocas
y arenas compactas que contienen partículas de hidrocarburos (gas o petróleo) a través
de perforaciones en profundidad y el uso de grandes cantidades de agua, sustancias
químicas y arenas de sílice inyectadas a presión que empujan los hidrocarburos hacia
la superficie (proceso denominado como inyección inversa). Todo esto es monitoreado
de forma remota vía cámaras y tecnologías informacionales de última generación. A
esta nueva situación en relación a las posibilidades de expansión de las actividades de
la empresa, se sumó en 2012 la decisión del gobierno nacional, encabezado en ese en-
tonces por Cristina Fernández, de expropiar la mayoría del paquete accionario de YPF.
Con esta renacionalización, la empresa estatal cobra un nuevo impulso en todo el país,
especialmente en Vaca Muerta y los yacimientos no convencionales.

Figura 1 - Argentina - Mapa de la ubicación geográfica de la formación Vaca Muerta

Fuente: Página web del Gobierno de la Nación Argentina, disponible en : https://www.


argentina.gob.ar/economia/energia/vaca-muerta/mapas
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Gisela Hadad, Juan Wahren y Tomás Palmisano

Asimismo, en la última década, los hidrocarburos –gas y petróleo- han incrementa-


do exponencialmente su precio de mercado así como su importancia geoestratégica al
tiempo que las reservas comprobadas de estos recursos van disminuyendo. Una conse-
cuencia directa de estos incrementos, fue la valorización de los recursos marginales de
gas y petróleo que deben ser extraídos por métodos “no convencionales” y que, hasta
entonces, por sus altos costos de exploración y explotación eran poco rentables, al igual
que las áreas secundarias o marginales convencionales. Por otra parte, estos métodos
“no convencionales” implican un proceso de ampliación de la frontera hidrocarburí-
fera hacia territorios que históricamente tenían otros usos económicos, sociales y cul-
turales: fruticultura, producción agrícola o ganadería de pequeña y mediana escala,
viticultura, entre otros, como es el caso de las provincias de Neuquén, Mendoza y Río
Negro.
Es así como se han generado una serie de disputas territoriales en torno a la denomi-
nada formación de Vaca Muerta protagonizadas por las distintas empresas petroleras
(nacionales y transnacionales) que actúan en la región, y diversas comunidades indíge-
nas del Pueblo Mapuche y puesteros crianceros de ganado caprino y ovino que habitan
el territorio de la provincia de Neuquén. Algunas de estas comunidades, a la vez que
resisten el avance de las petroleras sobre sus territorios y denuncian los impactos so-
ciales y ambientales del fracking, reconstruyen sus propias identidades y territorios en
la (re)creación de alternativas sociales, culturales, económicas y político-organizativas
en torno a la autogestión y la autonomía.
Asimismo, estos procesos de disputa, negociación y diálogo entre los diferentes ac-
tores se encuentran mediados en muchas ocasiones por formas discursivas diferencia-
das y donde la noción de “desarrollo” (Esteva, 2000) aparece como un concepto polisé-
mico que otorga sentidos tan diversos -e incluso contrapuestos- que resulta interesante
estudiarlo para observar los diferentes posicionamientos de los actores. En efecto, la
noción de desarrollo se presenta como la meta principal -ligada a la idea de progreso
y pleno empleo- de las empresas de hidrocarburos tanto las transnacionales como la
estatal YPF y, en este último caso, también potenciada por la idea de soberanía hidro-
carburífera y energética (Svampa y Viale, 2014). El Estado aparece fuertemente invo-
lucrado en esta narrativa “neo desarrollista” y busca erigirse como un “actor central”
de la actividad hidrocarburífera y de recuperación de la soberanía nacional sobre los
recursos naturales (Svampa y Viale, 2014). Por su parte los diferentes movimientos so-
ciales plantean miradas críticas a la noción de desarrollo hegemónica. Por un lado, al-
gunas comunidades campesinas y de pequeños productores agropecuarios defienden
sus propias formas productivas, amenazadas por el avance de la producción hidrocar-
burífera. Por el otro, las comunidades indígenas defienden sus territorios ancestrales y
plantean también narrativas críticas al “desarrollo y el progreso” que implica la activi-
dad hidrocarburífera, proponiendo otras formas productivas, culturales y sociales para
habitar y practicar esos territorios.
La provincia de Neuquén, donde nos focalizamos en este trabajo, tiene una impor-
tante tradición petrolera, donde la actividad ha marcado fuertemente al territorio y a

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Resistencias y Alternativas del Pueblo Mapuche frente al Fracking en Vaca Muerta (Neuquén, Argentina)

sus pobladores (Arias Bucciarelli y Favaro, 2008; Bonifacio, 2011). Allí se encuentra la
mayor reserva de gas y petróleo no convencional de las formaciones geológicas Vaca
Muerta y Los Molles (Bacchetta, 2013), por lo cual los métodos no convencionales de
explotación aparecen como una novedad productiva que avanza sobre algunas regio-
nes donde hasta entonces no había producción hidrocarburífera (Di Risio, Gavaldà,
Peréz Roig y Scandizzo, 2012; Svampa y Viale, 2014). Asimismo, existen otras regiones,
dentro de la provincia, donde la actividad petrolera ha provocado diversos conflictos
territoriales con los pobladores locales. Un ejemplo de ello son las acciones colectivas
de las comunidades mapuche en Loma de la Lata y Loma Campana contra la contami-
nación y los riesgos sanitarios de la actividad hidrocarburífera convencional de Rep-
sol-YPF en esos territorios, así como las comunidades del departamento de Rincón de
los Sauces (Bazalote Oliver, 2000 y Maragi, 2020).
El principal núcleo urbano dentro del territorio que comprende la formación Vaca
Muerta es la ciudad de Añelo, cabecera municipal del departamento homónimo que
tiene poco más de 3.000 habitantes. Tradicionalmente la producción de la zona fue
fundamentalmente agrícola (hortícola) y ganadera (caprina) de pequeña y mediana
escala, así como producción frutícola de pequeña, mediana y gran escala. Además, en
la última década avanzó el cultivo de vid con diferentes bodegas de alta gama que cul-
tivan uvas para vinos finos.
En esta zona también se encuentran las principales comunidades mapuche (Kaxipa-
yiñ, Paynemil y Campo Maripe) que vienen protagonizando procesos de resistencia a
las actividades hidrocarburíferas convencionales y no convencionales de los yacimien-
tos de Loma La Lata y Loma Campana, pertenecientes a la formación de Vaca Muerta.

Territorialidades en disputa: Empresas de hidrocarburos, el Estado, y comuni-


dades mapuche

En el presente apartado reconstruimos esquemáticamente las diversas territoria-


lidades que pudimos encontrar en nuestro análisis del departamento de Añelo en el
año 2017. Este análisis fue posible gracias a la combinación de técnicas cuantitativas
(análisis de estadística pública e informes sectoriales), cualitativas (entrevistas en pro-
fundidad a diversos actores y notas etnográficas) y de revisión bibliográfica crítica que
permitió delinear las intencionalidades que se ponen en juego al momento de la apro-
piación de los espacios.
Las empresas hidrocarburíferas (tanto las transnacionales como las nacionales y las
empresas estatales) apuntan a la maximización de las ganancias y entienden al entorno
territorial y la naturaleza como recursos a ser valorizados por medio de las inversiones
productivas-extractivas (Svampa y Viale, 2014). Desde este reasumido rol activo en los
territorios hidrocarburíferos, YPF despliega una política que apunta, según sus propios
planteos, al “desarrollo” y la conformación de una “soberanía energética” a través de la
exploración y explotación de yacimientos hidrocarburíferos convencionales y no con-
vencionales (YPF, 2012). Las principales empresas que actúan en el caso neuquino son

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Gisela Hadad, Juan Wahren y Tomás Palmisano

YPF (anteriormente Repsol YPF), Gas y Petróleo del Neuquén (GyP), Tecpetrol, Che-
vron, Total, Petrobras, Sinopec, Pan American Energy, Exxon, Petronas y EOG Resour-
ces (Svampa y Viale, 2014). La territorialización del sector petrolero opera básicamente
a través de dos formas: la producción directa y la intervención comunitaria.
En primer lugar, la territorialización de las empresas de hidrocarburos en Vaca
Muerta a partir del despliegue de la propia lógica productiva y tecnológica de la extrac-
ción de hidrocarburos convencionales y no convencionales genera fuertes impactos
en el medio ambiente, la salud de las poblaciones adyacentes y una reconfiguración
social inherente a la propia actividad extractiva. Específicamente, la principal empre-
sa que actúa en la formación de Vaca Muerta es YPF de capitales mayoritariamente
estatales en un joint venture con la empresa transnacional de hidrocarburos de origen
estadounidense Chevron, la cual además de capital aporta tecnología de última gene-
ración para el fracking. De esta manera las acciones que realiza YPF-Chevron marcan
de alguna manera las formas de acción del resto de las empresas de hidrocarburos que
operan en la zona, aunque algunas empresas muestran matices en sus procesos espe-
cíficos de territorialización en comparación con YPF-Chevron. Este escenario se en-
marca en un polémico acuerdo entre la empresa estatal y la petrolera estadounidense
Chevron firmado en el año 2013 para la explotación conjunta de los hidrocarburos no
convencionales del yacimiento de Vaca Muerta en Neuquén, el cual generó diferen-
tes debates políticos y mediáticos, así como diversas movilizaciones de distintos sectores
sociales (comunidades indígenas mapuche, sindicatos, movimientos territoriales) prin-
cipalmente de la provincia de Neuquén que se oponen al uso del “fracking” por con-
siderarlo contaminante y riesgoso para las poblaciones y las actividades productivas
adyacentes a los pozos de extracción (Svampa y Viale, 2014). En síntesis, la extensión
de estos métodos “no convencionales”, se presentan, por un lado, como una amplia-
ción de las reservas de hidrocarburos y el potencial desarrollo regional y nacional que
éstas permitirían, pero por otro lado, abren la disyuntiva acerca de los costos sociales y
ambientales que conllevan estas técnicas de explotación a través del “fracking” como
sobre napas de agua subterráneas para la extracción del gas y el petróleo.
En segundo lugar, las empresas despliegan mecanismo de intervención comunita-
ria principalmente dentro del paradigma de la “Responsabilidad Social Empresaria”
(RSE) (Correa, Flynn y Amit, 2004; Kirschner, 2006; Cafiero, 2010). De esta manera, las
mismas se plantean aminorar los impactos negativos de la actividad hidrocarburífera
en términos ambientales y sociales, generando lazos con las comunidades locales y
programas de remediación y/o prevención ambiental (Svampa y Sola Álvarez, 2010).
En este sentido, las políticas de RSE desplegadas por las empresas no se encuentran
ajenas al escenario de conflictividades que genera la actividad hidrocarburífera y por
ende, sus actividades aparecen como una esfera clave para comprender su rol en las
disputas territoriales de las regiones abordadas. Por ejemplo, la empresa Total, de ori-
gen francés y con mucha presencia de explotaciones no convencionales en la zona de
la reserva provincial Auca Mahuida, promueve a partir de sus políticas de RSE distin-
tos emprendimientos locales. Por su parte la Fundación YPF además de “colaborar”

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Resistencias y Alternativas del Pueblo Mapuche frente al Fracking en Vaca Muerta (Neuquén, Argentina)

con pequeños y medianos emprendimientos agropecuarios de la zona, participó en la


construcción, junto a otras empresas petroleras y el Estado municipal y provincial, del
Instituto de Educación Técnico Profesional de Añelo donde se estudian carreras técni-
cas, la mayoría ligadas a la actividad hidrocarburífera, orientadas a jóvenes de Añelo y
las localidades aledañas (Díaz y González, 2019).
Por su parte el Estado en sus diferentes niveles aparece como el ente regulador de
la actividad hidrocarburífera a través de la Secretaría Nacional de Energía y los entes
nacionales y provinciales encargados de esta actividad estratégica. Además, desde la
reestatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), el mismo retomó también su
rol empresarial (por eso YPF aparece como parte de actores empresarios). A su vez, el
Estado también interviene en estos territorios desde el nivel municipal, provincial y
nacional a través de políticas públicas directas hacia las poblaciones, ya sea de manera
focalizada o como política universal. Como señala Zibechi (2017), las políticas estatales
no siempre aparecen como eficaces en la regulación de la producción de hidrocarburos
y en la redistribución de los ingresos petroleros entre las poblaciones que habitan esos
territorios (Zibechi, 2017). En este sentido, las políticas públicas del Estado en sus di-
ferentes niveles y con sus particularidades regionales/locales refieren a un imaginario
de regulación de la actividad y a lógicas redistributivas de las riquezas generadas por la
extracción de hidrocarburos ligado al rol de la empresa estatal YPF durante el siglo XX
cuando, efectivamente tuvo un rol regulador y redistributivo en las zonas donde opera-
ba (Svampa y Pereyra, 2003; Svampa y Viale, 2014). Sin embargo, en la actual coyuntura,
estas políticas se encontrarían en crisis o se mostrarían poco eficaces en el nivel local/
territorial (Svampa y Viale, 2014). En efecto, Neuquén tiene una arraigada tradición
petrolera y la actividad ha mantenido su importancia económica a lo largo de los años.
Como demostramos en otro trabajo (Hadad, Palmisano y Wahren, 2021), el rubro “Pe-
tróleo y Gas” ha mantenido una participación en el Producto Bruto Geográfico (PBG)
de la provincia entre 1993 y 2016, período en el cual osciló entre el 33,15% en 2015
(valor más bajo) y 65,51% en 2002 (valor más alto). En términos generales, la puesta en
funcionamiento de los proyectos no convencionales vinculados a la formación Vaca
Muerta no tuvieron un impacto inmediato en la mejora relativa de la actividad. En 2011
“Petróleo y Gas” representaba el 40,16% del PBG y cayó 2 años seguidos para ubicarse
en 2013 en el 36,48%, repuntó en 2014 al 38,41% para descender nuevamente en 2015 al
33,15% y recuperarse en 2016 con el 38% (Hadad, Palmisano y Wahren, 2021: 70 y 71). Si
bien las fuentes más actuales (DPEC, 2020) no muestran los datos desagregados, sabe-
mos por análisis anteriores que Petróleo y Gas representa alrededor del 99% del rubro
“Minería” en Neuquén, ello nos permite afirmar que para 2017 este subítem representó
alrededor del 36% del PBG dando un gran salto en 2018 para ubicarse en torno al 47%
del producto provincial. Este último pico puede explicarse principalmente por un cre-
cimiento interanual del precio de venta de gas natural y petróleo en pesos argentinos
del 97,65% y el 106,91% respectivamente, el cual fue acompañado por una mayor pro-

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ducción de petróleo (12,53%) y de gas (16,03%) 1. Con el hallazgo de la mayor reserva


de gas no convencional de Latinoamérica dentro de las formaciones geológicas Vaca
Muerta y Los Molles (Bacchetta, 2013), los métodos no convencionales de explotación
permitieron la ampliación de la frontera mercantil hidrocarburífera hacia territorios
que tenían otros usos socio-económicos como la agricultura, la fruticultura y la gana-
dería, con el apoyo de políticas públicas provinciales y nacionales, que subsidian en
muchas ocasiones la producción de los hidrocarburos no convencionales. De hecho,
en los últimos años la participación del Sector Agropecuario en el PBG mantuvo una
tendencia decreciente del 0,76% en 2014 al 0,55% en 2018 (elaboración propia a partir
de DPEC, 2020).
Por último, las comunidades indígenas mapuche -con sus diferencias- expresan for-
mas particulares de organización productiva y construcción cultural. Las formas tradi-
cionales de uso y producción del territorio y la naturaleza de las comunidades indíge-
nas, a diferencia de lo que sucede con las empresas y a pesar de que el mismo constituye
el sustento económico de las mismas, refieren a una relación con la naturaleza que va
más allá de la maximización de ganancias y el uso económico, comportando valores y
significaciones culturales integrales del territorio que no pueden ser escindidos de las
formas de vida de estos actores sociales. Puntualmente, las comunidades se dedican
a la cría extensiva de ganado vacuno, caprino, ovino y porcino, los cultivos extensivos
(cebada, trigo), los frutales, la vid, la horticultura comunitaria, y la producción de arte-
sanías.
Una de las comunidades más renombradas es Paynemil. Conformada por más de
30 unidades familiares, la misma se encuentra en este territorio desde 1880 y posee
la tenencia reconocida de 4300 ha. desde el año 1990 (Latorraca y Montero, 2003), in-
suficientes para desarrollar sus actividades agropecuarias básicas. En efecto, Graciela
Méndez, la lonko (referenta) de la comunidad afirmaba que “...nosotros reclamamos
más espacio, porque no alcanza para nada. Así que no somos dueños de nada. Ellos
manejan nuestro territorio y no podemos hacer nada” (Latorraca y Montero, 2003: 26).
Asimismo, dos de las comunidades de la zona de Añelo -Lof Campo Maripe y Lof
Kaixipaiyin- pertenecen a la Confederación Mapuche de Neuquén (Confe) que agluti-
na desde fines de la década del setenta a la mayor parte de las comunidades mapuche
de la provincia de Neuquén, conformándose en una referencia insoslayable en la re-
gión tanto para las empresas extractivas como para el Estado (Maraggi, 2020). Precisa-
mente Jorge Nawel, uno de sus principales referentes, señala que “...el territorio es un
espacio para la vida cultural, económica, política, por lo tanto hay que resguardarlo, es
el espacio comunitario de vida y confronta totalmente con la mirada de este sistema
(capitalista) donde el territorio es un bien material que hay que explotar y que hay que
lograr sacarle la mayor ganancia posible en el menor tiempo y por eso está la confron-
tación…” (Entrevista propia, 2017).

1 Estos datos fueron elaborados a partir de información de la Dirección Provincial de Estadística y Cen-
sos de la Provincia del Neuquén: https://www.estadisticaneuquen.gob.ar/#/petroleo_y_gas (Acceso 14
de enero de 2021).

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Resistencias y Alternativas del Pueblo Mapuche frente al Fracking en Vaca Muerta (Neuquén, Argentina)

Por su parte el Lof Kaixipaiyin, está formado por 25 familias y practican el uso efec-
tivo de 4700 ha. que fueron reconocidas luego de largos conflictos territoriales con las
empresas de hidrocarburos y el Estado (Latorraca y Montero, 2003). En este sentido
Juan Gabriel Cherqui, el lonko de esta comunidad afirmaba que
"estamos con la soga al cuello. Con todo el envenenamiento que hay, estamos do-
blemente condenados: a morir por contaminación o a tener que salir a hacer changas
en las chacras porque nuestro suelo ya no sirve para la cría de animales (...) Nosotros
somos todos originarios de esta tierra, y no nos vamos a ir nunca. Y ellos deben seguir
muchos años con su explotación. Acá la única solución es sentarse a dialogar. Nuestro
deseo es que se vayan, pero como están las cosas, hoy eso es imposible. Si el Estado no
hace respetar mis derechos, menos los va a respetar una multinacional" (Latorraca y
Montero, 2003: 27).
En el caso del lof Campo Maripe ha quedado documentado que es una comunidad
con presencia en el territorio desde 1927 (Villarreal y Meza Huecho, 2015). Desde esos
años, la familia llevó adelante actividades ganaderas, a partir de las cuales fue registran-
do pagos al Estado en concepto de derechos de pastaje, demostrando su permanencia
ininterrumpida en el territorio que hoy reclaman. En la actualidad el lof está conforma-
do por unas 144 personas, integrantes de 35 familias, cuyos medios de vida se han ido
diversificando en las 900 ha. reconocidas como comunitarias por parte del Estado. Esta
superficie es una pequeña fracción de las más de 10.000 ha. que la comunidad reclama
como posesión ancestral, las cuales les permitirían apuntalar y ampliar sus prácticas
productivas agropecuarias autogestionadas (pastoreo extendido y agricultura). En la
actualidad, si bien se mantienen las actividades rurales, muchos miembros de la co-
munidad, sobre todo los más jóvenes, optan por empleos en las empresas que operan
en la región, tanto petroleras como de servicios (Hadad, Palmisano y Wahren, 2021).
En todas estas comunidades, la cantidad de tierra reclamada es mucho mayor a la
cantidad de tierra reconocida por el Estado y el uso efectivo del territorio se encuentra
en permanente tensión con las empresas petroleras de la zona. Lo que las unifica es
justamente este reclamo territorial y su identidad como mapuche. En palabras de Albi-
no Campo, lonko del Lof Campo Maripe,
"nosotros somos una comunidad y hay otras comunidades, pero somos un Pueblo
Mapuche. Nosotros como comunidad, como pueblo, lo único que le decimos al Estado
y a la provincia es que nos respeten, que cumplan la ley. Está escrita la ley está escrita,
nada más que las cumplan. Por lo menos acá saben que nosotros resistimos" (Entrevis-
ta propia, 2017).
Al no obtener respuestas frente a sus reclamos territoriales, el Lof decidió iniciar a
mediados del 2016 un bloqueo (Ver figura 2) permanente a los pozos de esa zona im-
pidiendo la producción a las empresas YPF-Chevron en esa parte del yacimiento Vaca
Muerta (Hadad, Palmisano y Wahren, 2021). Esta acción se dio en un contexto de fuerte
criminalización e invisibilización de las luchas mapuche en toda la región y en el mar-
co de un nuevo impulso por parte del gobierno nacional y provincial a las actividades
extractivas de hidrocarburos no convencionales en la zona.

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Figura 2 - Imagen del bloqueo efectuado por el lof Campo Maripe a YPF en 2016

Fuente: OPSur (2016). Extraído de https://bit.ly/3dsmEyv

Como parte de su estrategia de lucha, las comunidades mapuche en conjunto con


numerosas organizaciones sociales, políticas, feministas y gremiales, comenzaron a
organizarse en el año 2013 en la “Multisectorial contra el Fracking”, en vistas a realizar
acciones colectivas que pongan en cuestión la técnica de la fractura hidráulica (Svam-
pa y Viale, 2014). Otro espacio de coordinación de diferentes movimientos sociales
y pobladores de las ciudades de la región que se oponen al avance de la explotación
de hidrocarburos no convencionales es la Asamblea Permanente del Comahue por el
Agua (APCA) (Svampa y Viale, 2014). En este marco, las alianzas a escala provincial
se dan principalmente a través de la Confe, desde la cual construyen redes de coordi-
nación con organizaciones sociales de la provincia, principalmente, del movimiento
estudiantil, sindicatos como la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) la Asociación
de Trabajadores de la Educación de Neuquén (ATEN) y la Asociación de Trabajadores
del Estado (ATE), con fábricas recuperadas (principalmente con la ceramista Zanón) y
las asambleas ambientales en defensa del agua y el territorio que actúan en la región.
En paralelo, las comunidades mapuche de la zona de Vaca Muerta llevaron adelante
una estrategia jurídica para enfrentar el avance del fracking en sus territorios. Por un
lado, a través de estas articulaciones con otros actores sociales fomentaron la prohi-
bición de los hidrocarburos no convencionales en sus territorios así como en zonas
adyacentes. Pese a no existir grandes avances en la legislación nacional, a nivel local/
municipal, distintas organizaciones de vecinos, campesinas, indígenas y asambleas im-
pulsaron ordenanzas y leyes provinciales que prohíben y/o limitan estas actividades en

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Resistencias y Alternativas del Pueblo Mapuche frente al Fracking en Vaca Muerta (Neuquén, Argentina)

los ejidos municipales. Entre los años 2014 y 2017 se aprobaron ordenanzas que prohí-
ben esta actividad en diversas ciudades donde se estima que existen yacimientos de hi-
drocarburos no convencionales e, incluso en ciudades donde ya se han comprobado la
existencia de estos yacimientos y zonas aledañas ya han comenzado la exploración y/o
explotación de estos hidrocarburos. Por otro lado, las comunidades vienen reclamando
el reconocimiento ancestral de sus territorios en base a las leyes y normas nacionales e
internacionales, como por ejemplo el artículo 75 de la Constitución Nacional que reco-
noce la preexistencia de los pueblos indígenas y sus derechos territoriales ancestrales
y el artículo 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que además de los
derechos territoriales obliga al Estado a realizar consultas previas libres e informadas
sobre el uso de los territorios comunitarios indígenas. Gran parte de estas demandas
territoriales las canalizan a través del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) el
cual se encuentra realizando un relevamiento territorial de comunidades indígenas en
base a la ley 26.160 promulgada en el año 2006 y vigente hasta la actualidad.
Por último, las comunidades mapuche se encuentran reconstruyendo desde fines
de los años ochenta y noventa del Siglo XX sus propias formas productivas y de uso de
los territorios que configuran alternativas concretas al avance extractivo y al desarrollo
impuesto desde la lógica hegemónica de las empresas y del Estado en sus diferentes
niveles. Las comunidades Mapuche Lof Campo Maripe, Lof Paynemil y Lof Kaixipaiyin
vienen desarrollando y recreando la cría de ganado extensiva (principalmente cabras,
ovejas y cerdos) algunos con sistema de veranada/invernada que implica una exten-
sión territorial ligada a lógicas productivas propias de la región, arraigadas en prácticas
culturales. Asimismo, han recuperado distintas actividades de artesanías en tejidos y
alfarería que comercializan localmente en ferias locales y también en el ámbito pro-
vincial. En paralelo, algunas de las comunidades también han incorporado la siembra
de distintos cultivos como alfalfa, frutas (frambuesas, higos, membrillos y manzanas)
y hortalizas a través de sistemas de riego, algunos incluso con “apoyo” 2 de las empre-
sas de hidrocarburos a través de sus programas de Responsabilidad Social Empresaria
(RSE) (Díaz y González, 2019). Esta situación da cuenta de cómo se complejizan los
procesos de negociación y conflicto en la territorialización tanto de las comunidades
mapuche como de las empresas hidrocarburíferas. En este sentido, compartimos con
Maraggi (2020) quien propone que existen cuatro formas de relacionamiento y resis-
tencia de las comunidades mapuche en la zona frente a las empresas petroleras, a saber,
1) la resistencia colectiva vinculada a la articulación multiactoral o de redes sociales
más amplias orientadas a la configuración de alianzas políticas, 2) la reivindicación en
el plano del derecho con eventuales instancias de confrontación en el ámbito judicial,
3) las prácticas de acción directa relacionadas con el bloqueo de la actividad económi-
ca, y 4) la apertura de canales de diálogo entre partes para dar lugar a acuerdos institu-
cionalizados (Maraggi, 2020:52).

2 Es el caso de la petrolera de origen francés Total, que financió un vivero de plantas autóctonas y una
cooperativa de producción porcina, entre otras actividades, en el marco de su programa de RSE (Díaz y
González, 2019).

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Estos cuatro formatos conformaron una intersección y complementariedad que dan


cuenta de la complejidad de los procesos de territorialidad mapuche y sus disputas,
atravesadas por dinámicas de conflicto, negociación y resistencia frente a las empresas
hidrocarburíferas.

Conclusiones

En este trabajo esbozamos una serie de líneas interpretativas acerca de la interrela-


ción que se produce en diversos actores: el Estado en sus diferentes niveles, empresas
transnacionales o nacionales y las empresas estatales de hidrocarburos (YPF y GyP) y
pueblos indígenas. Estos territorios se encuentran atravesados por complejos procesos
de diálogo, negociación y conflicto en torno a la actividad hidrocarburífera, generando
tensiones aún no resueltas entre las necesidades y las alternativas productivas locales
y las lógicas de desarrollo regional y nacional de las empresas hidrocarburíferas y los
estados provinciales y el Estado nacional.
En este contexto, las poblaciones indígenas asumen como estrategia principal la ac-
ción directa a través de movilización, bloqueos de caminos y tomas de instalaciones
petroleras. Ello se complementa con estrategias jurídicas vía la prohibición de la activi-
dad del fracking en el nivel local de gobierno, y a nivel provincial y nacional a través de
la reivindicación de las leyes y normas nacionales e internacionales que reconocen sus
derechos culturales y territoriales y de la consulta previa para el uso de sus territorios
comunitarios por parte de las empresas. A esto se suman las fuertes articulaciones que
mantienen entre sí a escala provincial una gran parte de las comunidades mapuche a
través de la Confederación Mapuche de Neuquén y, a través de ésta, construyen redes
de coordinación con organizaciones sociales de la provincia, principalmente, del movi-
miento estudiantil, sindicatos, fábricas recuperadas y las asambleas ambientales.
De esta manera, podemos afirmar que los territorios donde se interrelacionan estos
distintos actores sociales, políticos y económicos son escenarios de disputas estraté-
gicas y geopolíticas en torno a los recursos naturales y el territorio entre movimientos
sociales, empresas de hidrocarburos el Estado (en sus diferentes niveles jurisdicciona-
les). En este escenario, el uso diferenciado de los recursos naturales deriva en modos
antagónicos de habitar, significar y practicar el territorio, que implican un permanente
proceso de diálogo, negociación y conflicto entre estos diversos actores políticos, eco-
nómicos y sociales. Estos escenarios de significaciones, prácticas y discursos contra-
puestos generan reconfiguraciones identitarias a los actores sociales en pugna y permi-
ten identificar alternativas propias de las comunidades mapuche al uso de los recursos
naturales y los impactos sociales y ambientales derivados de la explotación de los hi-
drocarburos en clave extractiva.
Asimismo, las disputas territoriales implican también divergencias acerca de las di-
ferentes nociones de desarrollo que se materializan tanto en nuevas articulaciones y
proyectos alternativos por parte de algunos de los movimientos sociales que caracteri-
zamos como socio-territoriales, como en las políticas de RSE de las empresas de hidro-

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carburos que forman parte indisociable de los procesos de territorialización de estos


actores económicos en los territorios en disputa presentados. De forma esquemática
hemos identificado tres formas principales de valorar y significar la actividad hidrocar-
burífera en las regiones abordadas: I) una mirada “celebratoria” del modelo hidrocar-
burífero convencional y no convencional (propulsada por las empresas del sector, par-
te de los niveles estatales y medios de comunicación); II) una perspectiva “sustentable”
que critica los altos impactos sociales, ambientales y sanitarios de la actividad pero que
plantea que es posible realizar la extracción de hidrocarburos de forma sustentable a
través de controles y regulaciones estatales o sociales para aminorar y remediar sus im-
pactos, y en paralelo a la búsqueda de energías renovables (hidroeléctrica, solar, eólica,
biogás, biomasa, etc.) ligadas a proyectos de inversión estatal y privados (expresada
por algunos niveles estatales, algunas ONG, algunos movimientos sociales y sindicatos)
y, por último, III) una postura crítica y “alternativa” que se plantea la supresión de la
actividad hidrocarburífera no convencional y una minimización de la convencional y
que propone la búsqueda de energías alternativas y renovables, descentralizadas y en
manos de actores de la sociedad civil y no de las grandes empresas multinacionales.
Considerando el carácter complejo y multidimensional de la expansión capitalista
y el extractivismo en estos territorios, esta última postura tiene el desafío de lograr una
articulación multiescalar y transterritorial entre una multiplicidad de actores como el
propio movimiento indígena, una serie de ONG´s y otros movimientos sociales aliados
a nivel provincial, nacional e internacional. Quedará para próximas investigaciones
profundizar en los avances y desafíos de esta construcción de alternativas al desarrollo
hegemónico, que articule las propuestas de los propios pueblos y comunidades indíge-
nas tanto en la escala local como a nivel latinoamericano y global.

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CENTRALIDADE
CENTRALIDADE DO TRABALHO
DO TRABALHO FEMININO NA
FEMININO
NA MULTIPLICAÇÃO
MULTIPLICAÇÃO DASDAS SEMENTES
SEMENTES CRIOULAS
CRIOULAS NO
NO ALTO
ALTO SERTÃO
SERTÃO SERGIPANO
SERGIPANO
Thais Moura dos Santos e Eraldo da Silva Ramos Filho
Thais Moura dos Santos e Eraldo da Silva Ramos Filho

Introdução

Pandolfo (et al, 2014) afirma que as sementes crioulas são variedades que passaram por pro-
cessos de melhoramento tradicional, sendo manejadas por camponeses e povos tradicionais
por meio de uma seleção dirigida e adaptada às condições ambientais locais, ou ainda, como
aquelas sementes herdadas dos antepassados que as mantiveram com formas tradicionais de
manejo e uso.
No entanto, presenciamos nas últimas décadas um intenso processo de privatização das
sementes pelas multinacionais do agronegócio. Processo que rebate diretamente na oligopoli-
zação do mercado de alimentos e padronização da cultura alimentar. Dessa forma, as pessoas
responsáveis por “cuidar” das sementes recebem a denominação de Guardião ou Guardiã de
Sementes, terminologia construída, a partir, da necessidade de orientar a população em geral
sobre a erosão, contaminação, perda e apropriação indevida das sementes, da cultura e do co-
nhecimento contidos nas mesmas.
Nas comunidades estudadas, o trabalho feminino é central na multiplicação das sementes
crioulas, corroborando com as afirmações de Grisa e Schneider (2008), que apontam que as
mulheres das comunidades rurais desempenham papel fundamental no resgate de sementes e
na produção agroecológica. Nesse contexto, o presente texto objetiva demostrar a importância
do trabalho feminino na produção das sementes crioulas em comunidades camponesas, bem
como, discutir os desafios e estratégias presentes no processo da guarda de sementes.
Nosso recorte de pesquisa são as comunidades rurais Lagoa da Volta, no município de Porto

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Thais Moura dos Santos e Eraldo da Silva Ramos Filho

Centralidade do trabalho feminino na multiplicação das sementes crioulas no Alto Sertão Sergipano

da Folha e Bom Jardim, pertencente ao município de Poço Redondo. Ambos os municípios


estão localizados no Território do Alto Sertão Sergipano, situado na porção noroeste do estado
de Sergipe, Brasil.

Figura 1 – Localização da área de estudo – 2020

Fonte: Center for Disease Control and Prevention (2019), Malhas Digitais IBGE, (2010).

Esse território surgiu em 2003, como uma estratégia de planejamento estatal, no contexto
da política de desenvolvimento territorial. Por situar-se em uma numa faixa que compreende o
semiárido, o Território do Alto Sertão Sergipano compartilha as características geofísicas desse
bioma, sendo atributo marcante os longos períodos de estiagem, fenômeno climático politi-
camente utilizado para justificar a situação de pobreza, sendo objeto de ações emergenciais e
assistencialistas das políticas públicas governamentais (AMORIM, 2016).
O presente estudo adotou como procedimentos metodológicos: a revisão bibliográfica, jor-
nadas de campo e a realização de entrevistas semiestruturadas com dez Guardiãs de Sementes,
sendo cinco em cada uma das comunidades. A faixa etária das entrevistadas circundou entre
32 e 75 anos, e, considerando que esta é uma atividade transmitida entre gerações, as entrevis-
tas evidenciaram notável conhecimento preservado.
O presente texto está estruturado, para além, dessa introdução em um primeiro tópico que
discute as características do fazer agricultura no modo camponês-familiar e capitalista-agro-
negócio. Em seguida, refletimos sobre a importância do trabalho feminino na conservação e
multiplicação das sementes crioulas. Por fim, versamos sobre a dinâmica e desafios da guarda
das sementes no Alto Sertão de Sergipe e são apontadas algumas considerações finais.

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Centralidade do trabalho feminino na multiplicação das sementes crioulas no Alto Sertão Sergipano

Thais Moura dos Santos y Eraldo da Silva Ramos Filho

Características dos modos de fazer agricultura e de apropriação das sementes: campo-


nesa-familiar versus capitalista-agronegócio

O sociólogo Teodor Shanin (2005) concebe o campesinato como uma classe sui generis. Sua
singularidade se manifesta na experiência única de reprodução, o qual se baseia no controle
sobre o trabalho e sobre os meios de produção. Concordando com essa reflexão, Ramos Filho
(2015) afirma que o fundamento da existência campesina reside em uma economia, na qual o
trabalho da família é a principal referência, e os objetivos do seu trabalho não são guiados pela
realização da acumulação, mas sim pela reprodução da vida com dignidade.
Nessa direção Chayanov (1981) vai conceber a Unidade de Produção Familiar Camponesa
como aquela que se fundamenta em relações de produção não-capitalistas, pois seu horizonte
não se assenta na extração de mais-valia e sim na satisfação das necessidades da família. Dessa
forma, o trabalho familiar é central para cultura camponesa, e sua organização irá variar con-
forme a composição (número de integrantes da família) e estrutura da família (distribuição dos
integrantes por faixa etária).
Então, a Unidade de Produção Familiar Camponesa é ao mesmo tempo uma unidade de
trabalho e de consumo, ou seja, a vida é regulada pela satisfação e penosidade do trabalho, um
cálculo qualitativo que pesa variáveis de acordo com cada realidade.
Para o camponês a relação com a terra enquanto lugar de reprodução da vida é também
diferenciada. Ramos Filho (2015) aponta que a terra para o campesinato comporta a função de
moradia e de trabalho, é o bem comum elementar que permite sua realização material e ima-
terial. Família-terra-trabalho é o tripé dos valores camponeses, portanto, características que
permitem ao campesinato conservar a capacidade de produzir seus próprios meios de vida.
O campesinato não está fora do capitalismo, e por isso, mesmo sendo conformado por rela-
ções de trabalho não-capitalistas, em sua reprodução deve ser entendido, a partir, das contra-
dições do capital. Para Vergés (2015) a unidade camponesa de trabalho e consumo não é mais
do que o suporte de um processo produtivo imerso no capital e definido, sobretudo, por sua
condição de trabalho explorado.
Essa exploração, que se consuma por meio de diversos mecanismos de intercâmbio desi-
gual, é também um todo complexo constituído por diversas transferências organicamente en-
trelaçadas. No mundo da troca o camponês se subordina ao mercado de produtos, o de dinhei-
ro e o de trabalho.
Na incorporação dos produtos camponeses no mercado capitalista, este é reduzido à con-
dição homogênea de mercadoria e automaticamente torna-se um produto do sistema. O cam-
pesinato tem que vender seus produtos por um preço imposto pelo mercado, e nesse processo
sua a riqueza e drenada para o capital.
No mercado de trabalho, esse sujeito coletivo, principalmente em tempos de crise é impelido
a vender sua força de trabalho para atingir a reprodução familiar equilibrada. A existência des-
se mecanismo de subordinação possibilita que o capitalista satisfaça sua necessidade de maxi-
mizar os lucros, pagando a força de trabalho abaixo de seu valor, prolongando ou intensifican-
do a jornada.
Já a sujeição camponesa no mercado de dinheiro, se configura principalmente, a partir, da

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Centralidade do trabalho feminino na multiplicação das sementes crioulas no Alto Sertão Sergipano

aquisição de créditos agrícolas utilizado para dinamizar a produção. Processo que reverbera no
endividamento do camponês, e consequentemente no aumento do grau de penosidade do tra-
balho, na liberação de força de trabalho para se assalariar nos empreendimentos capitalistas. E
como consequência mais grave, a perda dos meios de produção, que são carreados para quitar
as dívidas com os agentes do capital.
Essas formas de sujeições, demostram como o capital consegue se expandir a partir da cria-
ção e recriação do campesinato, revelam também, a funcionalidade da existência de formas de
produção não-capitalista. É mister entender, que o modo de vida camponês apresenta contra-
ditoriamente uma relação de subordinação e estranhamento com o capital. Se, por um lado, o
mercado domina o campesinato, por outro, ele não o organiza.
Logo, é importante ressaltar que “a presença camponesa não decorre de uma licença capita-
lista”, mas sim “da capacidade própria de se articular, enquanto classe” (PAULINO; ALMEIDA,
2010, p. 65), o constante processo de enfrentamento e organização campesina reflete em arti-
culações que permite a reprodução desse sujeito coletivo.
O modelo de agricultura capitalista-agronegócio possui como principal relação social o
trabalho assalariado e o resultado da produção orientado para a fabricação de mercadorias e
trabalho excedente apropriado privadamente. Nesse modelo de produção a terra é compreen-
dida como terra de negócio, ou seja, é terra utilizada como instrumento de exploração da força de
trabalho alheia, com a finalidade de gerar a reprodução ampliada do capital (MARTINS, 1981).
Ramos Filho (2015) nos ajuda a compreender o agronegócio como um complexo de siste-
mas capitalistas (produção agropecuária, biotecnologia, indústria de insumos agrícolas e me-
dicamentos veterinários, circulação e logística, marketing e propaganda, finanças, sistemas de
informação geográfica e redes de comercialização varejistas e atacadista).
Por sua vez, a agricultura capitalista concretiza sua expansão, a partir, da territorialização
do capital no campo, que se expande incorporando terras, mecanização e automação, trabalho
assalariado e produção de mercadorias. Também se expande monopolizando o território cam-
ponês, explorando o trabalho familiar, controlando os sistemas de produção e o produto final
sobre as condições que ele impõe, ou seja, sujeitando a renda camponesa.
Esse último processo visa cravar a dependência do mercado nos territórios camponeses.
Nesse contexto, o processo de apropriação das sementes pelas empresas multinacionais, rever-
bera em um artifício de controle externo na propriedade camponesa, que retira desse sujeito
seu conhecimento ancestral (saber fazer) e autonomia nas práticas de cultivos (o quê plantar,
quando plantar, como plantar, para quê e para quem plantar).

Trabalho feminino na agricultura camponesa e seu rebatimento na conservação e mul-


tiplicação das sementes crioulas

Pelas relações de gênero estabelecidas na sociedade, o trabalho realizado pelas mulheres é


inferior ao trabalho desempenhado pelos homens. Olhando para o mundo rural, Siliprandi e
Cintrão (2011) apontam que as mulheres, embora trabalhem em praticamente todas as tarefas
da propriedade, muitas vezes não participam da decisão sobre os usos dos recursos ou sobre
as prioridades da família e não têm acesso à renda gerada por seu trabalho. Nas estatísticas

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oficiais, as mulheres agricultoras são maioria entre os “membros não remunerados” da família.
As atividades realizadas pela mulher são consideradas como “ajuda”, uma vez que se pon-
dera que tanto dentro, quanto fora dos limites domésticos a mulher não trabalha. Esta situação
transforma as mulheres em eternas ajudantes familiares. Não por acaso, há uma invisibilidade
sobre o trabalho realizado pelas mulheres, em especial na agricultura familiar camponesa, em
que os trabalhos produtivo e reprodutivo se confundem.
Dessa forma, se quisermos compreender a importância do trabalho feminino na agricultura
camponesa e seus rebatimentos no processo revolucionário de conservação e multiplicação
de sementes não podemos fazê-lo com base apenas na economia tradicional, que invisibiliza
o trabalho das mulheres e exclui a produção do autoconsumo (que sustenta e garante a se-
gurança alimentar e nutricional das famílias) dos elementos de renda que medem o valor da
produção.
Para jogarmos luz sobre a produção e a renda das mulheres camponesas, buscamos fun-
damentos da economia feminista que, além da renda, ressalta a contribuição econômica do
trabalho que não produz mercadoria, ou seja, uma perspectiva que coloca em evidência o tra-
balho de cuidados realizado pelas mulheres, apontando-o como fundamental para o desenvol-
vimento humano, considerando a riqueza não monetária.
Nessa direção, têm sido as mulheres responsáveis pelos cuidados com as sementes e con-
sequentemente construtoras de autonomia para o campesinato. O primeiro aspecto que deve-
mos levar em consideração é o extenso conhecimento feminino acerca das práticas que envol-
vem o ciclo da vida. Então, vão ser as mulheres as incumbidas pela observação e cuidado das
espécies. Também são as elas que fazem de suas roças, quintais e/ou arredores de casa o lócus
da produção e reprodução da diversidade.
Outro aspecto, este atrelado ao fato das matriarcas serem as principais responsáveis pelas
trocas de sementes (filhas, mudas, brotos) e de conhecimentos tradicionais. É nas conversas
entre comadres, na passada na casa da vizinha, na sociabilidade das feiras, que as mulheres
vão intercambiando entre si e esse processo contribui sobremaneira na diversificação genética
das espécies.
É importante salientar o caráter multifuncional da mulher camponesa, essa que exerce uma
múltipla jornada, e ao longo do dia não fica limitada a uma tarefa só, desenvolvendo diversos
trabalhos importantes para a manutenção da família e da produção. Assim, elas se dividem entre
os serviços domésticos, os cuidados com a família e o trabalho agrícola. Ao combinar diferentes
modalidades de trabalho, elas formam um mosaico complexo, tornando difícil identificar onde
começa ou termina uma atividade (CORDEIRO, 2007).
Cordeiro (2007) esclarece que diferentemente dos homens, que se dedicam inteiramente ao
trabalho agrícola, as mulheres se desdobram entre os roçados, os terreiros e a casa para conci-
liar as diferentes demandas do grupo familiar.
Outra especificidade do trabalho feminino desenvolvido na agricultura camponesa é a res-
ponsabilidade das mulheres pelo processamento dos alimentos (produção de queijos, mantei-
ga, remédios e doces, por exemplo) e a manufatura de diversos produtos (vassouras, cerâmica,
retalhos e utensílios domésticos), além dos cuidados com os pequenos animais (galinhas, pa-
tos, porcos e cabras). As mulheres elaboraram várias estratégias que permitiram a circulação,

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Centralidade do trabalho feminino na multiplicação das sementes crioulas no Alto Sertão Sergipano

em diferentes espaços e processos sociais, de uma ideia fluida e pouco demarcada sobre o tra-
balho feminino no espaço rural.
Não buscamos aqui romantizar as práticas femininas na agricultura, pois como já dissemos
anteriormente a esfera do cuidado fora delegada à mulher, a partir de processos sociais que
desvalorizam essa esfera e posteriormente o trabalho feminino. Sabemos ainda que coexiste um
contexto de desvalorização do trabalho feminino, as atividades masculinas e femininas cumprem
papeis importantes na manutenção e reprodução da vida, o problema não está na diferença, está
na inferiorização de um pelo outro, e isso por vezes refletem na família camponesa.
Outro adendo importante para a compreensão do que dissemos até agora, é apontar que
não atribuímos à mulher o papel de “salvadora do mundo”, nem tão pouco, pensamos ser ela a
única responsável pela construção da autonomia camponesa. Mas, afirmamos a importância
de reconhecer e valorizar o trabalho feminino na agricultura, esse que rebate diretamente: no
controle das sementes, na expansão da agrobiodiversidade, no combate a erosão genética, na
provisão de alimentos, no enfretamento ao modo capitalista de agricultura e seu aparato tec-
nológico e jurídico e, assim, na produção e reprodução da vida e esses são elementos fundantes
na construção da autonomia camponesa.

Guardiãs de Sementes do Alto Sertão de Sergipe: Práticas produtivas, desafios e resis-


tências

São nas práticas da vida cotidiana que as mulheres se constroem e se afirmam enquanto
Guardiã de Sementes, transmissoras de conhecimento e multiplicadoras da cultura que está
associada a essa prática, por conseguinte, na escala do lugar negam os pressupostos da agroin-
dústria sementeira. Diante disso, procuramos construir um entendimento sobre a significação
e o sentido que está imbricado nesse sujeito a partir, das definições encontradas nas falas das
mesmas.
Eu sei que guardar semente é guardar, é preservar e não só a semente né, é o conhecimento também,
é guardar para se plantar, para ter, para não andar atrás dos outros, isso é ser guardiã (DM, 72 anos, Co-
munidade Bom Jardim).
Então, guardiã de semente é a pessoa guardar semente e ficar tranquila porque não vai estar se preo-
cupando de comprar semente, sem saber se vai nascer ou não e a gente guardando a gente sabe que vai
nascer (SR, 50 anos, Povoado Lagoa da Volta).
Minha filha eu me sinto muito orgulhosa de ser guardiã de semente, porque é não deixar nossa cultu-
ra morrer, é guardar pra mim e para quem mais precisar (CS, 55 anos, Povoado Lagoa da Volta).
Nos relatos, percebe-se que o sujeito Guardiã de Semente se relaciona intimamente com o
cuidado da vida que atravessa desde a manutenção das tradições familiares; a cultura campo-
nesa ambientada nos processos de sociabilidade, mas, também é um aporte do processo de
construção de autonomia camponesa, pois os cuidados com a semente permitem a família o
controle sobre o embrião da produção de alimentos.
As Guardiãs produzem com vistas à preservação e manutenção dos recursos naturais e o
equilíbrio ambiental e ecológico nos seus espaços. Para isto, elas buscam manter a produção
dos policultivos (diversificação vegetal e animal); a utilização de sementes próprias (crioulas);

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emprego de técnicas tradicionais que dispensam o uso de agrotóxicos; observação do tempo


da natureza. Estas estratégias são notáveis porque viabilizam a autonomia frente aos mercados
capitalistas.
No contexto da Unidade de Produção Familiar Camponesa, na realidade que nos propomos
estudar, as mulheres se dividem e produzem em basicamente em três espaços que se comple-
mentam e se retroalimentam, a saber: o Quintal, os Arredores da casa e a Roça. A manutenção
desses espaços é parte do trabalho das mulheres, labor diário que aumenta a variedade de ali-
mentos oferecidos à família e garante a conservação das sementes.

Figura 2 - Croqui da unidade de produção familiar camponesa, focando os espaços onde se tem os
cultivos das mulheres, 2020

Organização: Thais Moura dos Santos, (2020).

O quintal é a fração da Unidade de Produção Familiar Camponesa reservada ao cultivo de


hortaliças, ervas medicinas mais frágeis e árvores frutíferas. Trata-se do primeiro lócus de ge-
ração de alimentos da unidade camponesa, onde o processo do cuidado é de exclusividade da
mulher.

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Centralidade do trabalho feminino na multiplicação das sementes crioulas no Alto Sertão Sergipano

Brito e Carvalho (2000) afirmam que o quintal é definido, na maioria das vezes, como a por-
ção de terra próxima à residência, de acesso fácil e cômodo, na qual se cultivam ou se mantêm
múltiplas espécies que fornecem parte das necessidades nutricionais da família, bem como
outros produtos, como plantas medicinais. Nessa direção, Costa (2009) aponta o quintal como
um sistema policultural que produz grande diversidade de espécies, incluindo plantas orna-
mentais, frutíferas, medicinais, nativas e outras.
Em particular, o quintal, que historicamente foi relegado ao plano de invisibilidade, por ser
visto como um espaço de produção irrisória. No entanto, os processos formativos construídos
pelos movimentos socioterritoriais tem contribuído sobremaneira para superação dessa lógi-
ca, nos últimos dez anos, os quintais passaram a vigorar enquanto espaço de produção agroe-
cológica que não apenas gera renda, mas que, ao mesmo tempo, na medida em que aumenta
e diversifica a produção, contribui significativamente para mudanças nos padrões alimentares
das famílias.
Esse processo de ressignificação do quintal permite uma maior visibilização e reconheci-
mento das contribuições das mulheres, enquanto sujeitos portadoras de saberes e práticas li-
gados à preservação da biodiversidade, das tradições alimentares e reprodução digna da famí-
lia camponesa.
Outra fração da unidade de produção familiar camponesa são os arredores da casa. O que
diferencia esse espaço do quintal para as Guardiãs de Sementes que compõem esse estudo é
a disposição espacial. Os arredores são entendidos como as laterais e a frente da casa, e são
também chamados de “oitão” ou “terreiros”. Essa área é gerida por todos, mas a primazia é da
mulher.
A principal função dos arredores da casa é a criação de animais e a produção de espécies
frutíferas, importante atividade realizada pelas mulheres que garante a oferta de proteína e um
cardápio diversificado para a família. Também vai estar presente nesse espaço as plantas orna-
mentais, sempre coloridas e numerosas. Costa (2009) ressalta que para além do estigma que os
traduzem como “enfeitinhos” ou “coisinhas de mulher”, os arredores de casa são espaços que
possibilitam, de forma inevitável: o estímulo às sociabilidades locais e regionais, visto que, a di-
versidade de plantas existentes nessas áreas é garantida, em sua maioria, por meio de sistemas
de doação entre vizinhos, parentes, comadres e pessoas conhecidas.
Por sua vez, a roça eventualmente é cultivada em terras descontínuas e distante em relação
ao domicílio do grupo doméstico local que recebe o nome de “terreno”, sendo onde ocorre a
produção de alimentos e sementes destinada para três fins específicos a) alimentação da famí-
lia; b) alimentação animal e c) produção de excedentes agrícolas.
O trabalho na roça é apontado nas investigações de Costa (2009) “pesado”, “penoso” e, por-
tanto, como atribuição masculina. Quando a mulher labora nesse espaço, sua atuação é con-
vencionalmente como ajuda ao homem, nunca enquanto trabalho. As Guardiãs de Sementes
que compõem esse estudo revertem essa ótica. Durante as entrevistas em nenhum momento
associaram as atividades que desempenham na roça à ajuda. Pelo contrário, reconhecem em
seus discursos que as tarefas realizadas nesse espaço é trabalho, demonstrando certo grau de
reflexão e posicionamento crítico em relação à divisão das tarefas.
São também as mulheres às responsáveis pela diversidade de espécies nessa porção de es-

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paço “Ah, se dependesse do homem a roça só ia ter milho, olhe lá se teria feijão. É a mulher que
planta uma fava, uma abóbora, uma melancia, um quiabo, um girassol e as outras coisas” (MJ,
Coletivo de Produção MPA).
Tanto a Casa, o Quintal, Arredores e a Roça compõem a estrutura produtiva familiar campo-
nesa, espaços que se complementam, o que permite a combinação de natureza e trabalho, que
tem como principal objetivo a produção de alimento saudável e diversificado para reprodução
da família.
Durante as jornadas de campo, identificou-se nas unidades de produção familiar campone-
sa uma grande variedade de alimentos saudáveis produzidos pelas Guardiãs de Sementes, no
qual, práticas de consumo, venda, troca e doação cumprem a função de promover segurança
alimentar e nutricional para suas famílias, bem como processos autonômicos para o campesi-
nato.
[...] eu planto flores no meu quintal e fruta, planto verdura, hortaliça. Eu tenho muita coisa, tenho
mamão, pinha, graviola, limão, acerola siriguela, laranja, abacaxi, graviola, jenipapo, maracujá, pitomba,
couve, pimenta de vários tipos, biquinho, amarela de mesa, dedo de moça, malagueta, chapéu de frade,
pimentão, tomate, tomate cereja, cebolinha, cenoura, batata-doce, abóbora, chuchu e tem caju, as ervas
medicinais também, eu tenho capim-santo, erva cidreira, corpo de Cristo, malva Branca, mastruz, cigu-
leira, boldo, e se for calcular eu tenho muitas outras coisas, alface, coentro, goiaba, amora, feijão andu.
Eu sempre troco sementes com minha amiga sempre que ela tem uma semente nova, ela traz para mim
e sempre que eu tenho algo novo eu também levo para ela. Eu também troco com minha vizinha, a gente
sempre troca mudas, sementes, filhinhas de planta e outras coisas também. (SR, 55 anos, Comunidade
Lagoa da Volta).
A diversidade de espécies varia de acordo com o período do ano, uma vez que algumas
plantas são cultivadas apenas no período chuvoso, a exemplo da melancia, abóbora e caxixe. Já
outras, como as hortaliças, são cultivadas o ano inteiro graças à água armazenada nas cisternas,
entre outras tecnologias sociais de captação e armazenamento de água.

Quadro 1 – Comunidade Lagoa da Volta – Espécies vegetais citadas pelas Guardiãs de Sementes du-
rante as entrevistas que são cultivadas nos arredores de casa, 2019
Hortaliças Manjericão, Couve, Alface, Couve Manteiga, Cebolinha, Coentro, Salsinha, Rúcula.
Tomate Coração, Tomate Cereja, Pimenta Biquinho, Pimenta Malagueta, Pimenta
Legumes Chapéu De Frade, Pimenta de cheiro, Pimentão, Abóbora, Chuchu, Feijão andu,
Quiabo.
Raízes Batata-doce, Macaxeira, Cebola, Cenoura.
Abacaxi, Abacaxi Sem Espinho, Goiaba, Banana Pão, Banana Maçã, Banana Prata,
Frutas Manga Espada, Manga Rosa, Caju, Laranja, Abacate, Amora, Siriguela, Café, Gra-
viola, Limão, Acerola, Jenipapo, Pitomba, Maracujá, Graviola, Mamão, Carambola,
Coco.
Hortelã miúda, Hortelã grande, Boldo, Aroeira, Malva branca, Mastruz, Ciguleira,
Medicinais Corpo de cristo, Babosa, Capim santo, Cidreira, Erva canudo, Sete dores, Aranto,
Alfavaca.
Fonte: Trabalho de campo, 2019.
Org.: Thais Moura dos Santos, 2019.

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Centralidade do trabalho feminino na multiplicação das sementes crioulas no Alto Sertão Sergipano

Quadro 2 – Comunidade Bom Jardim. Espécies vegetais citadas pelas Guardiãs de Sementes durante
as entrevistas que são cultivadas nos arredores de casa.
Hortaliças Coentro, Alface, Couve, Cebolinha, Salsa, Rúcula, Espinafre, Manjericão, Cúrcuma.
Pimenta, Tomate, Quiabo, Pimentão, Tomate cereja, Berinjela, Abóbora, Caxixe, Abó-
Legumes
bora, Melão coalhada.
Raízes Cebola, Batata-doce, Macaxeira, Beterraba.
Cana caiana, Goiaba, Graviola, Pinha, Jaca, Mamão, Maracujá, Caju, Pinha, Pitanga,
Frutas
Carambola, Graviola, Cajueiro, Coqueiro, Banana prata, Limão, Acerola, Laranja,
Melancia, Abacate.
Hortelã, Capim santo, Cidreira, Arnica, Miroró, Aroeira, Siguleira, Boldo, Hortelã
Medicinais miúdo, Alfazema, Insulina, Noro, Puejo, Menta, Alecrim, Babosa, Arruda, Camomila,
Anador, Nevalgina, Alfavaca, Reforcina.
Fonte: Trabalho de campo, 2019.
Org.: Thais Moura dos Santos, 2019.

É inegável a diversidade produtiva que essas mulheres conseguem administrar nos seus espaços
produtivos. É importante salientar que essa variedade de espécies que já é enorme, tende a ser
ainda maior, pois as Guardiãs de Sementes se reportaram apenas os vegetais que se recordaram
no momento das entrevistas.
O atributo da policultura baseada na produção dos itens necessários para a manutenção
da família, presente na agricultura camponesa é vista por Fabrini (2008) como uma alternativa
defensiva, frente à lógica da especialização da agricultura, pressuposto presente na agricultura
capitalista, essa condição faz com que o campesinato construa alternativas de diminuição das
dependências externas.
A heterogeneidade também se faz presente, quando nos debruçamos sobre os tipos de se-
mentes que são armazenadas pelas mulheres.

Quadro 3 – Povoado Lagoa da Volta - Diversidade de sementes guardadas - 2019


Espécie Variedade
Amarelo, Branco, Vermelho, Cunha, Doce, Alho preto, Alho vermelho, Alho
Milho amarelo;
Corda, Preto, Cabeçudo, Corda amarelo, Arranca, Carioca rosa pequeno, Ca-
rioca, Lavandeira, Cariocão, Vagem roxa, Carioquinha, Rosinha, Caupi, Rasga
Feijão
letra, Sebastião, Manteiga, Andu, Boi deitado.

Fava Branca, Amarela, Preta, Boca de ovelha fava, Lavandeira, Rajadinha,

Outros Abóbora, Melancia, Melão, Gergelim, Sorgo, Quiabo, Alface

Fonte: Trabalho de Campo, setembro, 2019.


Organização: Thais Moura dos Santos, 2019.

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Centralidade do trabalho feminino na multiplicação das sementes crioulas no Alto Sertão Sergipano
Thais Moura dos Santos y Eraldo da Silva Ramos Filho

Quadro 2 – Comunidade Bom Jardim. Diversidade de sementes guardadas - 2020


Espécie Variedades

Cateto, Imbra, Naná, Catingueirinho, Branco, do Campo, Cacimbinha, Cunha,


Milho
Vermelho

Badajó, Carioca, Lista marrom, Lista preta, Riqueza, Corda, Andu, Moita, Ca-
Feijão chinho, Corujinha.

Fava Boca de ovelha, Pintadinha, Lavandeira

Outros Caxixe, abóbora, abóbora caboclo, quiabo, couve, coentro


Fonte: Trabalho de Campo, setembro, 2019.
Organização: Thais Moura dos Santos, 2019.

As variedades mais armazenadas de sementes são as que servem para alimentação humana,
como os feijões (base da dieta alimentar no semiárido brasileiro) e milhos (comumente utili-
zado na alimentação animal e humana). São variedades adaptadas ao clima semiárido, às pre-
ferências da cultura local e necessidades das famílias e são armazenadas nos domicílios das
Guardiãs ou em casas comunitárias de sementes.
A casa comunitária de sementes cumpre um papel estratégico que é garantir sementes de
qualidade para a época dos plantios, e de criar espaços coletivos de gestão comunitária. Nor-
malmente é uma estrutura física, implementada nas comunidades pelos movimentos socioter-
ritoriais e/ou mediadores sociais que são mantidas na comunidade pelo trabalho das Guardiãs,
se apresentam como uma conquista importante para o enfrentamento ao mercado de insumos
agrícolas.

Figura 1 – A) Variedade de sementes. B) Casa comunitária de semente, 2020

A B

Fonte: Thais Moura dos Santos (2019).

A figura 1 nos dá uma ideia sobre a diversidade de cores e tipos de sementes que são
cuidadas pelas Guardiãs do Alto Sertão de Sergipe. Como já discutimos anteriormente,
a agricultura capitalista é fundada sobre a base da monocultura, como a própria no-

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Centralidade do trabalho feminino na multiplicação das sementes crioulas no Alto Sertão Sergipano

menclatura denota, são cultivos monótonos, sem características culturais, uma mer-
cadoria que pode ser plantada em qualquer lugar, desde que seja acompanhado do
pacote tecnológico.
Já as sementes crioulas são germoplasmas diversificados que assumem característi-
cas culturais e afetivas, assim, são adaptadas ao espaço geográfico e ao tempo histórico
onde são cultivadas pelos povos. Por isso, ainda na figura 1, é possível perceber o or-
gulho com que as Guardiãs mostram suas sementes e afirmavam as características que
mais as agradavam nos germoplasmas que escolheram guardar, multiplicar e passar
para as próximas gerações.
Dentre as entrevistadas 44% revelou que pra além do consumo interno, seus cultivos
são comercializados seja nas feiras ou na própria residência da Guardiã de Sementes. A
comercialização dos alimentos é realizada pelas mulheres, e a gestão do recurso oriun-
do das vendas também é administrada por elas.
A gente vende, mas só questão de hortaliça porque o resto é para comer. Teve período que a gente
vendeu muito [...] tinha feirinha que a gente fazia cento e poucos reais, isso contribui para renda familiar.
Limão, a minha irmã leva para feira para vender, algumas mudas de planta, de remédio, planta de flor
ela leva para rua para vender, o dinheiro a gente usa para fazer alguma coisa mais, para comprar outras
coisas (EF, 32 anos, Comunidade Bom Jardim).
Santos (1978) nos ajuda perceber como a produção realizada pelas Guardiãs de Se-
mentes do Alto Sertão Sergipano se realiza a partir do ciclo Mercadoria – Dinheiro –
Mercadoria (M-D-M), assim sendo, esses sujeitos vendem seus produtos nos mercados
locais, para em seguida comprar os produtos necessários para satisfazer as necessi-
dades individuais e/ou familiar, “culminando o ciclo na obtenção de valores de uso; a
mercadoria é retirada da esfera de circulação e introduzida na esfera de consumo do
camponês” (SANTOS, 1978, p. 70).
Das Guardiãs de Sementes entrevistadas 56% revelaram que plantam somente para
o consumo da família. No entanto, todas revelaram que doam aos amigos, vizinhos e/
ou familiares o que cultivam em suas casas.
Eu não vendo. É só para consumo. Mas, eu também dou. Eu dou para minhas amigas e para minha
família e o restante a gente consome aqui em casa. Mas se for pensar, economizo muito comendo as coi-
sas aqui do meu quintal. Por semana eu devo economizar uns cinquenta reais de hortaliças e frutas (SR,
50 anos, Comunidade Lagoa da Volta).
Quando olhamos para as práticas econômicas das Guardiãs de Sementes, fica evi-
dente que a economia é muito mais do que é vendido no mercado, ela envolve práticas
como doações, trocas e produção para o autoconsumo.
No que tange os desafios enfrentados para o processo de cultivar e multiplicar se-
mentes crioulas, a questão climática foi o entrave mais elencado pelas Guardiãs de Se-
mentes. Por integraram o semiárido brasileiro, os municípios onde estão localizadas as
comunidades estudadas apresentam baixo índice pluviométrico e chuvas irregulares
e/ ou escassas ao longo do ano.
A primeira questão é o clima, porque nós perdemos muita semente foram sete anos de seca, sete anos
sem chuva. Então, ano passado a gente ainda tiramos, mas nunca mais tivemos um ano bom para tirar

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Centralidade do trabalho feminino na multiplicação das sementes crioulas no Alto Sertão Sergipano

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semente perdemos tudo (ML, 63 anos, Povoado Lagoa da Volta).


A falta de chuva prejudica muito nós, por exemplo, o milho a gente perdeu, e também perdemos a
semente do feijão de pai, que a gente tinha há mais de trinta anos e eu perdi na seca do outro ano (LF, 49
anos, Comunidade Bom Jardim).
A questão da estiagem prolongada foi apontada por todas as entrevistadas como
principal empecilho para a multiplicação e conservação das sementes, as Guardiãs
afirmam que têm consecutivamente perdido sementes em virtude da falta de chuvas,
mesmo entendendo que não podem colocar toda a semente na terra, mas a sequência
de “invernos ruins” tem acarretado a redução do número de variedades crioulas.
Outro desafio apontando e sentido, é a ameaça das sementes transgênicas e dos
agrotóxicos, elementos pertencentes à estratégia que o capital desenvolve para sujeitar
a renda e o território camponês, pois se as sementes do camponês forem contamina-
das, ele precisará se sujeitar ao mercado de insumos. E ao fazer isso, irá produzir de
acordo com as regras que vem de fora da sua propriedade.
Nas narrativas das Guardiãs de Sementes percebe-se que as sementes transgênicas
chegam até as localidades pela via do Estado, mais precisamente por empresas de as-
sistência técnica. Esse tipo de semente, doado pelo Estado é acusado pelas Guardiãs de
serem grãos sem qualidade, envenenado, contaminante dos germoplasmas crioulos e,
por isso, inspira grande preocupação.
Frente aos desafios evidenciados, as Guardiãs junto aos mediadores presentes no
Alto Sertão de Sergipe, a exemplo do Movimento dos Pequenos Agricultores (MPA) e
Articulação Semiárido Brasileiro (ASA), desenvolvem estratégias para continuar pro-
duzindo e multiplicando sementes crioulas dentro da lógica agroecológica.
Para a convivência com as épocas de estiagens as Guardiãs de sementes, em par-
ceria com mediadores sociais tem se apropriado da cultura de estoque, que há muito
tempo tem sido promovida pelo sertanejo. No caso do estoque das águas das chuvas
as entrevistadas contam com duas tecnologias sociais: a cisterna de beber e a cisterna
calçadão.

Figura 2 - Comunidade Bom Jardim - A) Cisterna Calçadão e B) Cisterna de beber, 2019

A B

Fonte: Trabalho de Campo, setembro, 2019.


Organização: Thais Moura dos Santos, 2019.

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Thais Moura dos Santos e Eraldo da Silva Ramos Filho

Centralidade do trabalho feminino na multiplicação das sementes crioulas no Alto Sertão Sergipano

As cisternas do tipo calçadão ou de segunda água (figura 2A) é uma tecnologia que capta a
água da chuva por meio de um calçadão de cimento de 200 m² construído sobre o solo. Com
essa área do calçadão, 300 mm de chuva são suficientes para encher a cisterna, que tem capaci-
dade para 52 mil litros. O calçadão também é usado para secagem de alguns grãos como feijão
e milho. A água captada é utilizada para produção de alimentos e para criação de animais.
A cisterna de beber ou de primeira água (figura 2B) é uma estrutura de reservatório cilín-
drico construída com placas de cimento, que normalmente são construídas ao lado da casa
e através de calhas e canos capta á água da chuva que escoa pelo telhado. Cada cisterna tem
capacidade para armazenar 16 mil litros de água, volume suficiente para abastecer uma família
de até seis pessoas, no período de estiagem.
As Guardiãs produzem para o autoconsumo e por isso o uso de agrotóxicos ou fertilizan-
tes industriais é uma prática impensável para elas, nessa direção elas desenvolvem estratégias
para atingir boas colheitas sem a utilização químicos industriais. Um exemplo é a construção
de minhocário, utilizado para a produção de húmus, uma substância muito rica em nutrientes,
um adubo natural e o chorume que diluído em água pode ser usado como defensivo contra
insetos.
Pode-se ver também a utilização de esterco e outras fontes de adubação orgânica para me-
lhoraria da fertilidade do solo, bem como, a produção de defensivos naturais que utilizam
como base urina de vaca, cinza, castanha de caju e ervas e outros. Cabe ainda, elencar os inter-
câmbios como outra estratégia potente para a conservação e multiplicação de sementes.
Os intercâmbios se constituem importantes instrumentos metodológicos/formativos na va-
lorização e no resgate de sementes crioulas. Amorim (2016) embasa a importância dessa prá-
tica afirmando que esse é um dos componentes principais do sistema informal de aquisição
de material genético, por meio do qual ocorre a troca entre os membros da comunidade de
agricultores, e comunidades distintas. Pois junto com o fluxo de materiais genéticos também
se dissemina o conhecimento, de camponês a camponês.

Figura 3 - Comunidade Lagoa da Volta – Intercâmbio realizado com Camponeses da Paraíba, 2018

Fonte: Coletivo de Comunicação do Movimento dos Pequenos Agricultores, (2019).

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Centralidade do trabalho feminino na multiplicação das sementes crioulas no Alto Sertão Sergipano

Thais Moura dos Santos y Eraldo da Silva Ramos Filho

Os intercâmbios são construídos em dinâmica autogestionada, permitindo, assim, que os


camponeses e camponesas conheçam experiências de outros sujeitos, que perguntem, e que
falem dos seus conhecimentos tradicionais. Essa interação e a troca horizontal de conhecimen-
tos realçam os laços campesinos para a troca de sementes, de receitas e modos de fazer.
Intercambiar por si só é um hábito do cotidiano feminino, que vem desde as relações de
vizinhança ambientada nos quintais, contribuem no manejo e conservação da biodiversidade,
aportam uma constante negação a consolidação do agronegócio, das relações mercadológicas
que envolvem os alimentos e constroem bases para a autonomia necessária para a reprodução
do campesinato.

Considerações

Neste trabalho, propusemo-nos compreender a importância do trabalho das mulheres na


conservação e multiplicação das sementes crioulas nas comunidades sergipanas Lagoa da Vol-
ta e Bom Jardim. Compreendendo a Guardiã de Sementes Crioulas como um sujeito coletivo,
uma trabalhadora do campo, que tem em seu trabalho um contributo para a produção de ali-
mentos saudáveis, conservação da natureza, construção de estratégias produtivas conta-hege-
mônicas e para a superação da sociedade patriarcal e de classes.
Entendemos as sementes crioulas enquanto bens comuns da humanidade, que carecem
circular livremente entre os camponeses, para que intercambiadas possam fomentar a agro-
biodiversidade. São ainda, inseparáveis do saber tradicional, isso quer dizer que não podem
ser vistas somente como um material genético, mas resultado dos conhecimentos aplicados na
sua seleção e aprimoramento. Nesse contexto, a semente crioula deve também ser entendida
em sua dimensão cultural, fonte de diversidade agrícola que contém e está contida na memó-
ria coletiva dos povos, sendo reflexo das bases comunitárias e modos de vida de determinado
tempo histórico e espaço geográfico.
Nas comunidades estudadas foi perceptível como a presença e força das mulheres nos
quintais, roças e arredores de casa é responsável pela diversificação dentro da unidade familiar
camponesa, que se concretiza na produção e reprodução de alimentos saudáveis e sementes,
permitindo a produção e reprodução de relações sociais que não são reguladas pelo mercado.
Posição que não pode ser romantizada, pois trás consigo as determinações sociais da divisão
sexual do trabalho, ao mesmo tempo em que remonta a ancestralidade das mãos femininas
que descobriram a agricultura.
A organização sociopolítica das mulheres no Alto Sertão de Sergipe, para além da contri-
buição para a recuperação e multiplicação de germoplasmas, que são verdadeiro patrimônio
genético dos povos, tem papel fundamental no enfretamento da ordem hegemônica dos trans-
gênicos, dos agrotóxicos e da monocultura. Destacamos também que esse processo interme-
diado pelo trabalho feminino e por consciência feminista tributa outra construção das relações
familiares que fogem aos padrões impostos pela sociedade patriarcal, que reduz as mulheres a
meras ajudantes do marido, no processo em curso as mulheres são reconhecidas e valorizadas.

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Thais Moura dos Santos e Eraldo da Silva Ramos Filho
Centralidade do trabalho feminino na multiplicação das sementes crioulas no Alto Sertão Sergipano

Dessa forma, o reconhecimento da importância do trabalho feminino frente à conservação


e multiplicação das sementes crioulas tem impulsionado um processo transformador na vida
das mulheres, que como saldo impulsionam a construção da autonomia camponesa no Alto
Sertão de Sergipe.

Referências

AMORIM, L. O. (2016). Plantando semente crioula, colhendo agroecologia: agrobiodi-


versidade e campesinato no Alto Sertão sergipano. Dissertação (Mestrado em Geografia).
Universidade Federal de Pernambuco.
BRITO, M.A., COELHO M.F. (2000). Os quintais agroflorestais em regiões tropicais – unida-
des autossustentáveis. Agricultura Tropical , v.4, n. 1, p. 7-35.
CHAYANOV, A. V. (1981). Sobre a teoria dos sistemas econômicos não-capitalistas. In: SIL-
VA, J. G.; STOLCKE, V. (Orgs.). A questão agrária. São Paulo: Editora Brasiliense, p. 133-163.
CORDEIRO, R.L. M. Agricultura familiar, trabalho feminino e ação coletiva. 2007. Dis-
ponível em <http://www.abrapso.org.br/siteprincipal/anexos/AnaisXIVENA/conteudo/pdf/
trab_completo_187.pdf>. Acesso 16 de Jan. 2020.
FABRINI, J. E (2008). Movimentos sociais no campo e outras resistências. In: PAULINO, E.
T.; FABRINI, J. E. Campesinato e territórios em disputa. São Paulo: Expressão Popular, p. 239-
271.
GRISA, C.; SCHNEIDER, S (2008). “Plantar pro gasto”: a importância do autoconsumo entre
famílias de agricultores do Rio Grande do Sul. Revista de Economia e Sociologia Rural, v. 46,
n. 2, p. 481–515.
JALIL, L. M. (2009). Mulheres e soberania alimentar: a luta para a transformação do meio
rural brasileiro. Dissertação (mestrado) – Universidade Federal Rural do Rio de Janeiro, Institu-
to de Ciências Humanas e Sociais.
COSTA, R. S. S (2009). Pra não dizer que não falei das flores: um estudo sobre relações
gênero e biodiversidade no semiárido pernambucano. Dissertação (Mestrado) - Universi-
dade Federal de Pernambuco. Programa de Pós-graduação em Desenvolvimento e Meio
Ambiente.
MARTINS, J. S. (1981). Os camponeses e a política no Brasil. Rio de Janeiro: Editora Vozes.
PANDOLFO, M. et al (2014). Guardiões da Agrobiodiversidade: estratégias e desafios locais
para o uso e a conservação das sementes crioulas. Revista Agriculturas: experiências em
agroecologia, v.11, n.1.
RAMOS FILHO, Eraldo da Silva (2015). O campesinato entre a segurança e a soberania ali-
mentar. In: RAMOS FILHO, Eraldo da Silva, et al. Estado, políticas públicas e território. 1. ed.
São Paulo: Outras Expressões. Disponível em: < http://www.lagea.ig.ufu.br/biblioteca/livros/
estado_politicas_publicas_e_territorio.pdf >.
SANTOS, J. V. T. (1978). Colonos do Vinho: Estudos sobre a subordinação do trabalho cam-
ponês ao capital. São Paulo: Editora Hucitec.
SILIPRANDI, E.; CINTRÃO, R (2011). As mulheres agricultoras no Programa de Aquisição de
Alimentos (PAA). Revista Segurança Alimentar e Nutricional, v. 18 n. 2, PP. 13-32

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Centralidade do trabalho feminino na multiplicação das sementes crioulas no Alto Sertão Sergipano
Thais Moura dos Santos y Eraldo da Silva Ramos Filho

SHANIN, T. (2005). A definição de camponês: conceituações e desconceituações – o velho


e o novo em uma discussão marxista. Presidente Prudente, Revista NERA – ano 8, n. 7, pp. 1-21.
VERGÉS, A. B (2015). Economia Política do Campesinato. São Paulo, Coletânea nº 21.

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DOCUMENTOS POLÍTICOS

Documentos políticos
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Comunicado por las comunidades rurales, campesinas e indígenas de Honduras


Nosotros los miembros del GT ante la comunidad nacional e internacional nos pronunciamos en
contra de las violaciones a derechos humanos y al debido proceso de defensa de los 8
ambientalistas de Guapinol que se encuentran privados de libertad en la cárcel de máxima
seguridad de Honduras.
-Desde el golpe de estado del 2009 las comunidades campesinas e indígenas de Honduras viven
la constante represión y criminalización por parte del gobierno y las fuerzas militares y
paramilitares.
-La violencia y la criminalización contra las personas defensoras de los Derechos Humanos y de
los bienes comunes es auspiciada por empresarios, terratenientes,militares y los Tribunales de
Justicia.
-Desde el 2014 comunidades y organizaciones de derechos humanos y en defensa de los bienes
comunes se han mantenido en resistencia contra la apertura de una mina de óxido de hierro, que
afectaría los ríos Guapinol y San Pedro, y el Parque Nacional Carlos Escaleros en Montaña el
Botadero, ubicados en Tocoa, Colón, Honduras. En agosto de 2018 inició el “Campamento
Guapinol en Defensa del Agua y la Vida”, el cual ha sido sujeto constante de la represión
policial y militar, siendo desalojado violentamente en octubre de ese mismo año, sumando 88
días de plantón.
-Manifestamos nuestra profunda preocupación por la grave criminalización que viven las
personas defensoras de estos ríos. Actualmente, el Estado hondureño tiene recluidos a 7
defensores del río Guapinol en una prisión de máxima seguridad y a uno en la cárcel de la
Ceiba. También, hay varios casos abiertos que judicializan a personas que han participado en
este movimiento.
-Manifestamos nuestro apoyo solidario a la compañera Irma Lemuz Amaya, integrante del GT-
Estudios Críticos del Desarrollo Rural de CLACSO, quien como defensora de derechos humanos
y de los bienes comunes ha sufrido constantes atentados y amenazas contra su vida y la de sus
seres queridos. Irma se ha sumado a la larga lista de mujeres y hombres en Honduras que se
encuentran en el exilio debido a las constantes amenazas contra su vida.
-Denunciamos que las amenazas contra la compañera Irma no es un hecho aislado, sino que es
un práctica sistemática de acoso, persecución y violencia contra las personas que se oponen a los
proyectos extractivistas de muerte y saqueo. Por eso nos unimos a las voces que denuncian las
constantes agresiones contra las mujeres defensoras de la tierra y territorio.

Assunción – Paraguay, 14 de septiembre de 2019

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Sobre los autores y las autoras

SOBRE LOS
SOBRE LOS AUTORES
AUTORES Y
Y LAS
LAS AUTORAS
AUTORAS
Sobre los autores y las autoras

En el libro participaron 19 autores de 5 países de América Latina: Argentina, Brasil,


Colombia, México y Paraguay, se acompaña seguidamente los datos de su vida acadé-
mica y en algunos casos de su vida dentro de los movimientos sociales, debido a que el
objetivo central del quehacer de nuestro grupo de trabajo “Estudios Críticos del Desa-
rrollo Rural” de CLACSO es adoptar perspectivas investigativas y de co-construcción de
conocimientos con las comunidades, territorios, actoras y actores sociopolíticos para
compartir saberes encarnados y conocimientos latinoamericanos acerca del desarrollo
rural.

Argentina

Juan Wahren

Es Sociólogo, Magíster en Investigación en Ciencias Sociales y Doctor en Ciencias


Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales (FSOC) de la Universidad de Buenos Ai-
res (UBA). Investigador Asistente del CONICET en el Instituto de Investigaciones Gino
Germani (IIGG). Coordinador del Grupo de Estudios Rurales - Grupo de Estudios sobre
Movimientos Sociales de América Latina (GER-GEMSAL). Coordinador del Grupo de
Trabajo “Estudios Críticos del Desarrollo Rural” (CLACSO) e integrante del Grupo de
Trabajo “Territorialidades en disputa y re-existencia” (CLACSO). Sus temáticas de in-
vestigación abarcan la Sociología Rural, la Cuestión Agraria, los Movimientos Sociales,

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Sobre los autores y las autoras

Sobre los autores y las autoras

el Extractivismo, la Autonomía, la Educación Popular, el Cambio Climático y la Terri-


torialidad. Actualmente se encuentra investigando acerca de las disputas territoriales
en la formación de Vaca Muerta de la provincia de Neuquén en torno al avance de los
hidrocarburos no convencionales sobre las comunidades Mapuche y los campesinos
crianceros de la zona. Asimismo, ha realizado diversas investigaciones en las temáticas
rurales y los conflictos territoriales en torno a los bienes naturales en las provincias de
Salta, Neuquén, Mendoza y Catamarca de Argentina, como también en Bolivia, Brasil,
Ecuador y México.

María Gisela Hadad

Es Socióloga (Universidad de Buenos Aires), Magíster en Estudios Latinoamericanos


(Universidad Complutense de Madrid) y Doctora en Ciencias Sociales (Universidad
de Buenos Aires). Seleccionada para el Ingreso a la Carrera de Investigador Científico
(CIC) del CONICET. Coordinadora del Grupo de Trabajo “Pueblos Indígenas, autono-
mías y derechos colectivos” y miembro del Grupo de Trabajo “Estudios Críticos del De-
sarrollo Rural”, ambos de CLACSO. Se especializa en el estudio de la conflictividad y los
movimientos sociales -movimientos indígenas, campesinos, asambleas socioambien-
tales y otros actores en resistencia a los distintos proyectos extractivistas en la región
(minería, fracking, agronegocios)-. Actualmente se encuentra investigando acerca de
las disputas territoriales en la formación de Vaca Muerta (Neuquén) en torno al avance
de los hidrocarburos no convencionales sobre las comunidades Mapuche y de campe-
sinos crianceros de la zona; sobre el avance del agronegocio y sus resistencias a partir
de la creación de alternativas agroecológicas (Buenos Aires); y sobre las prácticas y per-
cepciones en torno a la salud y la interculturalidad en comunidades diaguitas (Salta y
Catamarca). 

Tomás Palmisano

Es Doctor en Ciencias Sociales (2015), Magister en investigación en ciencias sociales


(2012) y Licenciado en Ciencia Política (2007), en todos los casos por la Universidad de
Buenos Aires (Argentina). Es miembro del Grupo de Estudios Rurales - Grupo de Estu-
dios sobre Movimientos Sociales de América Latina (GER-GEMSAL) e integrante de los
Grupos de Trabajos “Estudios Críticos del Desarrollo Rural” y “Autonomías, territorios
y memorias: geopolíticas en disputa” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Socia-
les (CLACSO). Sus temáticas de investigación incluyen los procesos de concentración
y centralización de la tierra y el capital, las transformaciones territoriales locales, las
acciones colectivas y resistencias de actores sociales frente al avance del agronegocio,
la minería de gran escala y la actividad hidrocarburífera. Actualmente es investigador
postdoctoral en el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad de Playa Ancha en
Chile y forma parte de su Observatorio de participación social y territorio.

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Sobre los autores y las autoras
Sobre los autores y las autoras

Brasil

Bernardo Mançano Fernandes

Profesor del Departamento de Geografía de la Facultad de Ciencias y Tecnolo-


gía (FCT), Universidad Estadual Paulista (UNESP), campus de Presidente Prudente.
Geógrafo, investigador del Consejo Nacional del Desarrollo Científico y Tecnológico
(CNPq). Coordinador de la Cátedra UNESCO de Educación del Campo y Desarrollo
Territorial. Profesor de los programas de postgrado en Geografía (UNESP, campus de
Presidente Prudente) y Desarrollo Territorial en América Latina y Caribe. Coordinador
de la Red DATALUTA América Latina. Coordinador del Grupo de Trabajo Desarrollo
Rural en América Latina, do Consejo Latino Americano de Ciencias Sociales - CLACSO
- 2005/2010 y miembro del Comité Directivo 2016/2022.

Eraldo da Silva Ramos Filho

Es licenciado (1997), Magíster (2002) y Doctor en Geografía (2008). Postdoctorados


por la Universidad Federal de Uberlandia (2010), Universidad de La Habana (2011) y
Universidad Federal Fluminense (2016 - 2017). Profesor  de los cursos de pregrado y
posgrado en Geografía de la Universidad Federal de Sergipe - Brasil. Coordinador del
Grupo de Trabajo Estudios Críticos del Desarrollo Rural (2016 - 2019) del Consejo Lati-
noamericano de Ciencias Sociales. Coordinador del Programa de Educación Ambien-
tal con Comunidades Costeras, desde 2017. 

Lorena Izá Pereira

Geógrafa y doctora en Geografía por la Facultad de Ciencias y Tecnología (FCT),


Universidad Estadual Paulista (UNESP), campus de Presidente Prudente.  Estudiante
Postdoctoral en Geografía de la Universidad Federal da Paraíba (UFPB). Investigador
del Centro de Estudios, Investigaciones y Proyectos de Reforma Agraria (NERA).  In-
vestigador colaborador del Instituto de Políticas Públicas y Relaciones Internacionales
(IPPRI/UNESP). Presidente del Comité Ejecutivo Nacional de la Asociación de Geógra-
fos Brasileños (AGB).

Thais Moura dos Santos

Es militante del Movimiento dos Pequeños Agricultores (MPA) donde contribuye


en el colectivo de comunicación. En el mismo movimiento coordina el colectivo de
género. Trabaja en el Programa de Educación Ambiental con Comunidades Costeras
(PEAC), actúa junto a Pescadores, Pescadoras y Marisqueiras y otros sujetos de pueblos

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Sobre los autores y las autoras

Sobre los autores y las autoras

y comunidades tradicionales del litoral sergipano y extremo norte da Bahía. También


es maestra en Geografía por el PPGEO/UFS, donde pesquisa en la contribución de las
mujeres en la construcción de la autonomía campesina, a partir de la práctica ancestral
de la custodia de semillas criollas.

Colombia

Natalia Espinosa Rincón

Historiadora, Magister en desarrollo rural y estudiante de doctorado en Estudios


Ambientales y rurales de la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá). Investigadora
del Observatorio de Territorios Étnicos y Campesinos (OTEC) y del Grupo de Investi-
gación Conflicto, Región y Sociedades Rurales de la misma universidad. Integrante del
Grupo de Trabajo “Estudios Críticos del Desarrollo Rural” de CLACSO e investigadora
colaboradora del Observatorio Land Matrix en Latinoamérica y el Caribe. Entre sus te-
mas de investigación se encuentran la historia del movimiento campesino, los movi-
mientos sociales, la cuestión agraria, el acaparamiento de tierras y las zonas de reserva
campesina

México

Alejandra Toscana Aparicio

Doctora en Geografía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Profeso-


ra-investigadora del Departamento de Política y Cultura, de la maestría en Sociedades
Sustentables y del posgrado en Desarrollo Rural de la Universidad Autónoma Metropo-
litana-Xochimilco, México, en donde desarrolla la línea de investigación “riesgos, de-
sastres y problemas socioambientales”.

Sergio Elías Uribe Sierra

Economista por la Universidad Autónoma de Zacatecas. Maestro y Doctor en De-


sarrollo Rural por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. Miembro del
Sistema Nacional de Investigadores de México con el nombramiento de Candidato a
Investigador Nacional. Integrante del Grupo de Trabajo “Estudios Críticos del Desarro-
llo Rural” y “Territorialidades en disputa y re-existencia”, ambos de CLACSO. Sus temá-
ticas de investigación abarcan la economía ecológica, geografía económica, ecología
política, el extractivismo y conflictos socioambientales. Actualmente es Investigador
Postdoctoral en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile desarrollando
el proyecto “Dinámicas extractivas de minería a cielo abierto y procesos de despobla-
miento rural. Los casos de la Comuna de Putaendo (Valparaíso, Chile) y Salaverna (Za-
catecas, México)”.

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Sobre los autores y las autoras

Sobre los autores y las autoras

Paraguay

Benjamín Valiente

Nació en San Blas, Concepción, el 31 de marzo de 1949, la carrera docente la llevó


a cabo en el Centro Regional de Educación, de Concepción, graduándose en Estudios
Sociales y Administración Educativa. Fue cofundador, catedrático y director del Cole-
gio Nacional San Blas. Fue catedrático de Lengua y Literatura Guaraní en el Colegio
Nacional “Pbro. Sebastián Pinto”, de Culantrillo, Concepción. En el campo social y re-
ligioso colabora con la iglesia diocesana por más de 30 años desde la Pastoral Social,
participando en diferentes congresos nacionales e internacionales. Fue dirigente sindi-
calista campesino y docente. Escribió, en coautoría con el Mons. Pablo Cáceres Aquino,
el libro titulado “Relatos que parecen cuentos”, sobre la violencia en el norte paraguayo.

Elba Núñez

Trabajadora Social y Abogada por la Universidad Nacional de Asunción. Doctoran-


da en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Master en Ciencias
Políticas por la UNA, Candidata a Magister en Garantismo y Derecho Penal por la Uni-
versidad Nacional de Pilar, Especialista en Políticas Sociales por la Facultad de Ciencias
Sociales. Diplomada en Derechos Humanos por la American Academia de Derechos
Humanos y Derecho Internacional Humanitario Washington College of Law American
University. Integrante del Grupo de Extensión Crítica “Teorías y prácticas en América
Latina y el Caribe” y del Grupo de Trabajo Salud Internacional Sur – Sur. Investigadora
social. Trabaja temas de violencia de género, derechos humanos, educación superior y
extensión universitaria. Docente escalafonada Directora de Extensión Universitaria de
la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO) de la UNA. 

Hugo Pereira

Hugo Pereira es Licenciado en Ciencias de la Educación con énfasis en Ciencias


Sociales, especialista y máster en Metodología de la Investigación por la Universidad
Tecnológica Intercontinental de Paraguay. Actualmente cursa el Doctorado en Ciencias
Sociales en la Universidad de Buenos Aires. Integra el Grupo de Trabajo “Extensión
crítica. Teorías y prácticas en América y el Caribe” y el Grupo de Trabajo “Estudios
críticos del Desarrollo Rural”, ambos del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
(CLACSO). Es miembro fundador e integrante del primer Comité Científico de la Red
Iberoamericana de Investigación en Políticas, Conflictos y Movimientos Urbanos como
asimismo del Grupo de Estudios sobre Política Exterior, Geopolítica y Defensa del
Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC) de la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Fue electo para desempeñar las
funciones de director del Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI) de

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Sobre los autores y las autoras

Sobre los autores y las autoras

Paraguay para el período 2019-2021. Se desempeña actualmente como Coordinador de


Extensión Universitaria de la carrera de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales
(FACSO) de la Universidad Nacional de Asunción (UNA).

Liliana Rocío Duarte-Recalde.

Encargada de Cátedra en la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO). Universidad Na-


cional de Asunción. Licenciada en Ciencia Política por la Universidad Católica “Nues-
tra Señora de la Asunción”, Master en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamerica-
na de Ciencias Sociales (FLACSO) sede Paraguay y Doctora (C) en Ciencia Política por
la Universidad Nacional de San Martín (Argentina)

María Paz González

Estudiante de la Licenciatura en Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales,


Universidad Nacional de Asuncion, Paraguay.

Miguel Hermenegildo López

Profesor Licenciado. Docente de Carrera (escalafonado) en la Universidad Nacio-


nal de Asunción: Facultad de Filosofía (Ciencias de la Comunicación) y Facultad de
Ciencias Sociales (Sociología). Investigador del Centro de Estudios Rurales Interdis-
ciplinarios (CERI). Participó como ponente en el seminario de la XIX Reunión Anual
del Grupo de Trabajo Estudios Rurales Críticos de CLACSO-Paraguay, además como
sistematizador y tutor de la actividad en proyecto de Extensión Universitaria.

Mirtha M. Maldonado

Psicóloga Clínica, egresada de la Universidad Nacional de Asunción. Ejerce la pro-


fesión en el Departamento de Psicología. Cátedra de Pediatría del Hospital de Clínicas,
Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Asunción.   Participé del Semi-
nario de la XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo “Estudios críticos de desarrollo
Rural” de CLACSO-Paraguay como co-organizadora de la actividad en mi carácter de
miembro de la Comisión Directiva del   Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores de la
Facultad de Ciencias Sociales - SITRAFACSO- UNA y de Acción Sindical Clasista. 

Ramón Fogel

Ph.D. en Sociología Kansas University, Investigador del Centro de Estudios Rurales


Interdisciplinarios (CERI), Profesor de FLACSO Paraguay, Investigador del Nivel III del
PRONII/CONACYT. Tiene más de 30 libros escritos, algunos en coautoría, y más de un
centenar de artículos en revistas académicas. 

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Sobre los autores y las autoras

Sobre los autores y las autoras

Raúl Ricardi

Graduado en Sociología por la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción.


Cuenta con una especialización en Sociología Política de la Educación y una maestría
en Ciencias Sociales con mención en Sociología y Política de la Educación. Área de
investigación educación y cuestión social. Docente de Teoría Social en la Facultad de
Ciencias Sociales – FACSO- de la Universidad Nacional de Asunción en la Carrera de
Sociología. Fue el primer director del Departamento de Sociología en la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asunción. Docente de Sociología y de
Realidad Social Paraguaya en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de
Asunción en la Carrera de Ciencias de la Comunicación.

Sara López Cristaldo

Trabajadora Social, Universidad Nacional de Asunción. Magistra en Trabajo Social,


Universidad Nacional de Entre Ríos (Argentina).  Magistra en Educación, Universidad
de San Andrés (Aires – Argentina).   Doctoranda en Ciencias Sociales y Humanas, Uni-
versidad Nacional de Misiones (Argentina). Profesora de las carreras de Trabajo Social
y Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Asunción.  Secre-
taria General del Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores de la FACSO – UNA. Partici-
pó en el Seminario como expositora.

Sintya Carolina Valdez Ayala

Actualmente es directora e Investigadora del Centro de Estudios Rurales Interdisci-


plinarios, CERI. Participó como coautora de la ponencia presentada en el seminario de
la XIX Reunión Anual del Grupo de Trabajo “Estudios críticos de desarrollo Rural” de
CLACSO-Paraguay.

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Sobre los autores y las autoras

C O L E C C I Ó N G R U P O S D E T R A B A J O

Los textos aquí publicados apoyaron las discusiones del semi-


nario La defensa del territorio, la cultura y la vida de las comuni-
dades campesinas e indígenas de América Latina y el Caribe ante
el avance del capital extractivista, realizado del 12 al 16 de sep-
tiembre de 2019, en Asunción y que congregó a líderes de movi-
mientos sociales campesinos e indígenas, organizaciones urba-
nas que luchan por el derecho a la tierra y a la ciudad, académicos
de Argentina, Brasil, Colombia, México y Paraguay.
La actividad pública se construyó en el marco de la XIX Reu-
nión Anual del GT CLACSO Estudios Críticos del Desarrollo Ru-
ral, resultado de una alianza con la Facultad de Ciencias Sociales
(FACSO) de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), a través
de su Dirección de Extensión Universitaria (DEU), el Centro de
Estudios Rurales Interdisciplinarios de Paraguay (CERI) y apoya-
da por la Sociedad de Economía Política del Paraguay (SEPPY),
el Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores de la FACSO (SITRA-
FACSO) y el Centro de Estudios y Promoción de la Democracia, los
Derechos Humanos y la Sostenibilidad Socio-ambiental HEÑÓI.

De la Presentación

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