Trabajo de Procesal Penal - Debido Proceso

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DERECHO PROCESAL PENA I

TEMA

EL DEBIDO PROCESO

DOCENTE

DR. JAIME JOS VALES CARRILLO

INTEGRANTES

: JOS MIGUEL PREZ PRE LINDSAY CASTILLO HONORES PAOLA VASQUEZ VERA CINTHIA MONTESINOS QUIONES JEAN SOTO CRISTOBAl JULI LIZAMA QUISPE MICHAEL MARQUEZ

Escuela

Derecho

Ciclo

VII

TURNO

NOCHE

AULA

306

I.- INTRODUCCION El Debido Proceso es un principio legal el cual consiste en que se debe de respetar todos los derechos legales que posee una persona segn la ley. El Debido Proceso es un principio jurdico procesal segn el cual toda persona tiene derecho a ciertas garantas mnimas, tendientes a asegurar un resultado justo y equitativo dentro del proceso, a permitirle tener oportunidad de ser odo y a hacer valer sus pretensiones legitimas frente al juez. Esto quiere decir que el gobierno est subordinado a las leyes del pas que protegen a las personas del estado. Cuando el gobierno daa a una persona sin seguir exactamente el curso de la ley incurre en una violacin del debido proceso lo que incumple el mandato de la ley. El Debido proceso se ha interpretado frecuentemente como un lmite a las leyes y los procedimientos legales por lo que los jueces, no los legisladores, deben definir y garantizar los principios fundamentales de la imparcialidad, justicia y libertad. Esta interpretacin resulta controvertida, y es anloga al concepto de justicia natural y a la justicia de procedimiento usada en otras jurisdicciones. Esta interpretacin del proceso debido se expresa a veces como que un mandato del gobierno no debe ser parcial con la gente y no debe abusar fsicamente de ellos. El Debido proceso penal es el conjunto de etapas formales secuenciadas e imprescindibles realizadas dentro un proceso penal por los sujetos procesales cumpliendo los requisitos prescritos en la Constitucin con el objetivo de que: los derechos subjetivos de la parte denunciada, acusada, imputada, procesada y, eventualmente, sentenciada no corran el riesgo de ser desconocidos1; y tambin obtener de los rganos judiciales un proceso justo, pronto y transparente, asimismo este principio procura tanto el bien de las personas, como de la sociedad en su conjunto.

Cfr. Entre otros: BURGOS MARIOS, Vctor. Derecho Procesal Peruano. Tomo I. 2002; pg. 77. PICO I JUNOY, Joan. Las garantas Constitucionales. 1997; pg. 131. En ese mismo sentido, ESPARZA LEIBAR, Iaki. El Principio del Proceso Debido. 1995; pg. 112-113.

Desde que el ser humano dejo de lado la auto tutela, es decir la accin directa de las partes como mecanismo de solucin de los conflictos de intereses jurdicos; se pens en el proceso como uno de los medios ms idneos para ello. El proceso, vale decir, aquel conjunto de actos que buscan la solucin de un conflicto determinado, se concibe modernamente como el instrumento a travs del cual se ejerce la funcin jurisdiccional. Este proceso debe reunir un mnimo de elementos que permitan calificarlo como debido. Estos requisitos constituyen un derecho, que es fundamental en todo rgimen democrtico de derecho al debido proceso. El derecho a un debido proceso o tambin llamado proceso debido o Due Process of Law en el derecho anglosajn, viene a ser el conjunto de derechos que concurren bajo este concepto y que otorga garantas mnimas de proteccin a toda persona en un proceso judicial e incluso en aquellos de competencia administrativa (debido procedimiento), ya sea en condicin de demandante o demandado y en caso penal de imputado, tercero civilmente responsable. El debido proceso, reconocido como un derecho fundamental de la persona, se encuentra consagrado en nuestra carta magna y adems en normas supranacionales. En ese contexto, el derecho al debido proceso, principio y pilar fundamental de todo proceso en general, dentro de un Estado Constitucional de Derecho, se convierte en la piedra angular en la proteccin de las garantas y derechos fundamentales del individuo. Reconocido no solo por las constituciones de los diversos pases en el mundo, sino que tambin es reconocido por los estamentos internacionales sobre proteccin de los derechos humanos, se convierte en una garanta de observacin y aplicacin obligatoria en los distintos pases del mundo, incluido el nuestro. La doctrina conceptualiza al debido proceso, como aquella garanta general mediante la cual se va a dotar de rango constitucional a todas aquellas garantas especficas que no han sido reconocidas expresamente en la Constitucin, pero que se encuentran destinadas a asegurar que el proceso- penal se configure como un proceso justo, conforme a los fines constitucionales y tpicos de un Estado de Derecho. En todo Estado Constitucional de Derecho como el nuestro, la aplicacin de las normas se deben hacer teniendo en cuenta dos cosas: en primer lugar el rango que stas tengan y de acuerdo a esto aplicarse y, en segundo lugar, que dichos dispositivos se deben aplicar

observando obligatoriamente la Constitucin. En ese contexto, y adentrndonos dentro de lo que es el proceso penal, debemos concluir que dicho proceso penal y la normatividad que la regula debe llevarse a cabo conforme a la Constitucin. La Constitucin poltica, como es sabido adems de ser la Norma con mayor rango, regula los derechos y garantas de todo individuo, y es en ese correlato que las leyes procesalespenales- deben apuntar al respeto de dichos derechos y garantas. Podramos decir que la Constitucin tiene una vinculacin directa en el proceso penal, pues en el caso peruano por ejemplo, encontramos que regula garantas procesales en general, y stas deben ser observadas y aplicadas por todo juzgador, sobretodo en los procesos penales en donde est en juego derechos fundamentales como la libertad de las personas. En ese orden de ideas, son muchos los autores que se pronuncian por el desarrollo de un proceso penal conforme a la constitucin; y es que la interpretacin que se le debe dar a todo proceso penal, debe ser considerando a esta Norma Suprema. KARL LARENZ, nos dice cmo debe ser ese sentido de interpretacin de la ley conforme a la constitucin por parte del juzgador, manifestando el jurista alemn que, el Juez que interpreta- la ley- ha de prestar atencin, en la concretizacin de los principios constitucionales, al primado de concretizacin del legislador. En otra parte refiere: en la concretizacin por el legislador o el juez- sin interpreta conforme a la constitucin-, se ha de prestar siempre atencin a la armona de los principios constitucionales, que se pueden recprocamente, pero tambin limitar recprocamente. La doctrina y la jurisprudencia nacionales han convenido en que el debido proceso es un derecho fundamental de toda persona peruana o extranjera, natural o jurdica, y no slo un principio o derecho de quienes ejercen la funcin jurisdiccional. En esa medida, el debido proceso comparte el doble carcter de los derechos fundamentales; es un derecho subjetivo y particular exigible por una persona y, es un derecho objetivo en tanto asume una dimensin institucional a ser respetado por todos, debido a que lleva implcito los fines sociales y colectivos de justicia. En ese sentido, el debido proceso en tanto derecho fundamental con un doble carcter es oponible a todos los poderes del Estado e incluso a las personas jurdicas. Por ello, el debido proceso de origen estrictamente judicial, se ha ido extendiendo pacficamente como debido procedimiento ante las instancias estatales civiles y militares y debido proceso

parlamentario ante las cmaras legislativas, as como debido proceso inter privatos al interior de las instituciones privadas. En consecuencia el debido proceso encierra en s un conjunto de garantas constitucionales que se pueden perfilar a travs de identificar las cuatro etapas esenciales de un proceso: acusacin, defensa prueba y sentencia, que se traducen en tantos derechos que enunciativamente a continuacin se plantean: El derecho de defensa es la garanta fundamental con la que cuenta el ciudadano ya que permite que las dems garantas tengan vigencia concreta dentro del proceso penal. Para que haya un proceso penal propio de un Estado de Derecho es irrenunciable que el inculpado pueda tomar posicin frente a los reproches o cargos formulados en su contra, y que se consideren en la obtencin de la sentencia los puntos de vista sometidos a discusin.2 Como quiera que la meta procesal del esclarecimiento de la sospecha se alcance en la mejor forma por medio de un proceso dialctico, en el que se ponga a discusin aspectos inculpa torios y exculpatorios, as como los argumentos y contra argumentos ponderados entre s. En cuanto al derecho de defensa desde el punto de vista de una imputacin de carcter delictivo, se debe sealar que el derecho de defensa no puede tener limitaciones. As se considera que ste derecho solo se puede ejercer desde el inicio del proceso penal, que es cuando ya existe una imputacin cierta a travs de la denuncia penal. Considero que el derecho de defensa debe ser ejercido desde las etapas pre procesales como es la investigacin policial o preliminar. El derecho de defensa se encuentra consagrado constitucionalmente en el art. 139 inc. 14 de la Constitucin de 1993, en el siguiente trmino: "El principio de no ser privado del Derecho de Defensa en ningn estado del proceso. Toda persona ser informada inmediatamente y por escrito de la causa o las razones de su detencin. Tiene derecho a comunicarse personalmente con un defensor de su eleccin y a ser asesorada por ste, desde que es citada o detenida por cualquier autoridad".

TIEDEMANN, KLAUSS; "El Derecho Procesal Penal", en: ROXIN, CLAUSS, ARZT GUNTHER, TIEDEMANN KLAUSS, "Derecho Penal y Derecho Procesal penal, Edit. Ariel, Barcelona 1988, p.104.

El antecedente se encuentra en la constitucin de 1979 en los artculos 2 inciso 20 pargrafos h y en el artculo 233 inciso 9, los mismos que sealaban que: Toda persona ser informada inmediatamente y por escrito de la causa o razones de su detencin. Tiene derecho a comunicarse y ser asesorado con un defensor de su eleccin desde que es citado o detenido. La de no ser penado sin juicio ni privado del derecho de defensa en cualquier estado del proceso. El estado prev la defensa gratuita a las personas de escasos recursos. San Martn Castro seala que el derecho de defensa de toda persona nace, segn el texto constitucional, desde que es citado o detenida por la autoridad. Ello significa que surge con la mera determinacin del imputado: no hace falta que exista una decisin nominal o formal al respecto, basta que, de uno u otro modo, se le vincule con la comisin de un delito. Existiendo una imputacin nace el derecho de defensa, lo que importa reconocer que el sujeto pasivo de la imputacin tiene, en cuanta posibilidad procesal, el derecho de acceder al proceso o investigacin preliminar, a ser odo por la autoridad en todas y cada una de las instancias en que la causa se desenvuelve. El Derecho de Defensa es un derecho fundamental e imprescindible en un debido proceso. Es el derecho subjetivo pblico individual del imputado de acreditar su inocencia o cualquier circunstancia capaz de excluir o atenuar su responsabilidad; constituye una actividad esencial del proceso, integrando el tringulo formal de la justicia represiva, en cuanto nadie puede ser condenado sin ser odo ni defendido. Tambin se concibe a la defensa como el derecho inviolable, pblico y subjetivo que tiene toda persona para poder cautelar sus derechos cuando es imputado de un acto delictuoso. Se funda en el principio de la libertad. Es un poder que la ley confiere al hombre para impedir cualquier sancin. Responde a la idea de proteccin de amparo, frente al ataque que supone la contienda procesal bajo el cual subyace el conflicto de intereses y libertades, que si bien afectan a cuantos intervienen en el mismo, tiene una especial significacin respecto del imputado, constituyendo un derecho consagrado Constitucionalmente. Carroca Prez advierte dos dimensiones del derecho de defensa: a) Como derecho subjetivo; y, b) Como garanta del proceso. En lo que respecta a la primera dimensin, es visto como un derecho fundamental que pertenece a todas las partes del proceso, cuyas

notas caractersticas son su irrenunciabilidad (la parte no puede decidir que no se le conceda la oportunidad de defenderse) y su inalienabilidad (no puede ser dispuesta por su titular, ni su ejercicio puede serle sustrado ni traspasado a terceros). En cuanto a su segunda dimensin, de carcter objetivo institucional, la defensa constituye un verdadero requisito para la validez del proceso, siempre necesaria, aun al margen o por sobre la voluntad de la parte, para la validez del juicio. El derecho de defensa configura una amplia gama de garantas que cuenta el imputado o acusado en materia penal. Estas se pueden sintetizar en las siguientes: De la detencin de una persona por las autoridades competentes, surge la necesidad de ste de ejercer su derecho a la defensa, de all que nuestra Constitucin en su artculo 139 inciso 15 prescriba el principio de que toda persona debe ser informada, inmediatamente y por escrito, de las razones o causas de su detencin. La razn o causa de la detencin debe consistir en una noticia ntegra, clara, precisa, circunstanciada y oportuna del hecho concreto que se atribuye al imputado.

Si resultara que slo se da cumplimiento del deber de comunicacin de la imputacin, obviando alguno de estos requisitos, no se estar cumpliendo con la totalidad de elementos que caracterizan jurdicamente a la imputacin, se estara provocando la privacin del derecho a ser odo y, con ello, la facultad de influir eficientemente por esa va, en la decisin respectiva. Hay dos aspectos que merecen ser destacados: a) El alcance y las caractersticas de la informacin que se deben otorgar al acusado; y, b) La prontitud con que se le debe proporcionar dicha informacin. Como se puede ver de esta garanta se desprenden dos aspectos: a) La consideracin del tiempo necesario para la preparacin de la defensa; y, b) La facilitacin de los medios necesarios para la preparacin de la defensa. a. Tiempo necesario para la preparacin de la defensa.- Mientras que la parte acusadora puede con frecuencia haber estado preparando un caso durante un largo periodo antes del comienzo del proceso, la defensa deber confrontar la evidencia

acumulada por la acusacin, encontrar testigos, presentar sus propios medios de prueba y examinar y rebatir los argumentos jurdicos de la parte acusadora en el lapso sustancial ms breve. Que tiempo es el adecuado o el necesario para la preparacin de la defensa. Depender de la gravedad del delito, las dificultades para obtener evidencias a favor de la defensa, el nmero de personas acusadas en el mismo proceso, la novedad u originalidad de los problemas jurdicos que se requiere examinar, etc. b. Medios adecuados para preparar la defensa.- Esta garanta implica el derecho del acusado a comunicarse privadamente, sin censuras ni interferencias de ninguna especie, con quien le asista en la preparacin de su defensa. Sin embargo, esta garanta tambin incluye el derecho a comunicarse con otras personas distintas del defensor. Tambin implica el acceso a documentos necesarios para la preparacin de la misma, y muy especialmente a aquellos que han sido sometidos a la consideracin del los juzgados o Salas Penales y que forman parte del proceso. Es esencial que se le proporcione un intrprete que le ayude a comprender todo lo que se pueda decir en el juzgado o sala penal y todos los documentos o pruebas que se le puedan someter. El propsito de esta garanta es no slo permitir al acusado presentar argumentos en su defensa, ofreciendo su propia versin de los hechos y su interpretacin del derecho aplicable, sino que, lo que es ms importante, permitirle familiarizarse con la evidencia y los argumentos legales presentados por la parte acusadora. Es referida a aquella defensa ejercida generalmente por un abogado y slo en algunas otras legislaciones, por excepcin al propio imputado; se ejerce mediante instancias, argumentaciones, alegatos u observaciones que se basan en normas de derecho sustantivo o procesal. Exige lgicamente conocimientos jurdicos de que, el imputado en la mayora de casos carece; sin ellos, l no podra defender eficazmente, y la defensa, por ende, no respondera a los fines de su institucin. El defensor tiene la funcin de incidir en los hechos materia de autos, pero fundamentalmente en el derecho. El defensor es un auxiliar de la justicia pero no como

rgano imparcial que procura el triunfo de la verdad aunque traicione a su cliente, sino como engranaje ineludible del marco instrumental que el derecho predispone para garanta del individuo y de la sociedad. La defensa tcnica fundamentalmente presupone asistencia y representacin, la primera referida al aporte tcnico a la defensa material, informa acerca de los derechos e intereses que la ley le acuerda o reconoce, en relacin a los pro y contra que franquean al imputado tanto a nivel de los hechos que se le incriminan como al derecho etc. El segundo presupuesto de la defensa tcnica es la representacin, es decir que representa al imputado -valga la redundancia- a lo largo de todo el proceso, salvo en aquellos actos en que la ley exige una participacin personalsima del procesado. Es importante remarcar que la defensa tiene tres caractersticas fundamentales: pblica, libre y profesional: as, es pblica porque cumple una funcin en este orden, si bien es cierto que el defensor, defiende los intereses privados del procesado, pero su accionar va encaminado a una finalidad de orden social10; es libre porque no admite restriccin alguna salvo las establecidas por ley; y es profesional porque es solicitada por determinada persona especialista en derecho. La autodefensa consiste en la intervencin directa y personal del inculpado en el proceso, realizando actividades encaminadas a preservar su libertad: impedir la condena u obtener la mnima sancin penal posible. Llamada tambin defensa material, y como dijera VLEZ, "es la que se realiza mediante manifestaciones que el imputado puede hacer en el proceso, declarando cuantas veces sea necesario (tanto en la etapa preliminar, en la instruccin como en el juicio oral) siempre que sus declaraciones sean pertinentes". Corrobora en este sentido la afirmacin que la autodefensa es un hecho instintivo y natural del hombre y la ley permite esta actividad personal, que no significa en modo alguno una absoluta libertad para el ejercicio de la defensa personal. El derecho a la postulacin en el proceso le permite al imputado presentarse al Juez conjuntamente con su defensor alegando el derecho que le asiste. Este derecho le permite examinar personalmente o por medio de su defensor las pruebas acumuladas en su contra, descalificarlas, criticarlas o incluso en su propio favor. Admitir que el acusado pueda ser condenado en virtud de documentos que no ha tenido ocasin de conocer, o de testimonios que no ha podido refutar, sera aceptar un procedimiento

viciado desde un comienzo y diseado para condenar. Si el propsito de todo proceso criminal es hacer justicia, y si un principio fundamental del derecho a un juicio justo es el derecho del acusado a defenderse, para que tal defensa sea efectiva deben ponerse a disposicin del inculpado todos los medios indispensables para la preparacin de la defensa.

Este derecho es una de las manifestaciones del Derecho de Defensa, y en particular corresponde al deber que impone la norma de no "emplear ciertas formas de coercin, para privar al imputado de su libertad de decisin como informante (transmisor de conocimientos) en su propio caso, reside, por ltimo, evitar que una declaracin coacta del imputado pueda ser valorada como elemento de cargo en su contra". Para velar por uno de los derechos fundamentales de toda persona: El Derecho a la Defensa, sin discriminacin alguna, mediante la Ley N 27019, reglamentado por el D.S. N 005-99-JUS, el Ministerio de Justicia creo el Servicio Nacional de la Defensa de Oficio, para que provea la defensa gratuita a las personas de escasos recursos econmicos, que no puede contratar y pagar los servicios de un Abogado sin poner en peligro su subsistencia o la de su familia. El defensor de oficio, es un abogado que depende del Ministerio de Justicia y que brinda sus servicios profesionales al detenido en una sede policial, al procesado ante un Juzgado Especializado Penal., Sala Especializada Penal, Tribunal Militar, a los menores infractores, sentenciados y a los que la ley seale. Este profesional del derecho, asume la defensa gratuitamente en los procesos penales, asesorando, examinando y analizando los elementos de prueba, participando activamente en el proceso, colaborando para que se desarrolle dentro del marco del debido proceso. Asimismo, la defensa del menor y la alimentista, filiacin, tenencia, rgimen de visita, violencia familiar, interdiccin, tutela, consejo de familia, autorizacin de matrimonio de menor, suspensin y extincin de la patria potestad, autorizacin para el trabajo de menores y reconocimiento de unin de hecho; ejerce el patrocinio del menor en estado de abandono, interviene en el procedimiento de colocacin familiar, asume la defensa del

menor infractor para garantizar su derecho al debido proceso, defiende al menor agraviado slo en casos de delitos contra la libertad sexual. En los establecimientos penitenciarios ayuda a gestionar los beneficios penitenciarios. En las sedes policiales asume la defensa de las personas que son detenidas en las siguientes Direcciones especializadas: DININCRI, DINANDRO, DINCOTE, DIVINCRIS. 2.1. El derecho a la tutela judicial efectiva Esta garanta se encuentra consagrada en el inc. 3 del art. 139 de la Constitucin Poltica de 199357. Se trata de una institucin procesal de reciente data en el derecho comparado. Su origen se encuentra en el inc. 1 del art. 24 de la Constitucin Espaola de 1978. Lo reciente de su historia ha hecho que, en un inicio, su contenido no se encuentre determinado con precisin; siendo mrito del Tribunal Constitucional Espaol la paulatina fijacin de sus alcances. Sin embargo, incluso ahora no existe un total acuerdo respecto de su real contenido, sobre todo en cuanto se le pretenda distinguir del otro baremo central de los sistemas procesales de influencia hispnica -en el que coexisten ambos derechos, el derecho a un debido proceso . Es el sentido aludido que en algunas oportunidades se ha sealado que definir en forma ms o menos precisa la garanta de la tutela judicial efectiva en el Derecho espaol es muy difcil, porque son tantos los aspectos que se han estimado amparados en ella, que bien se podra decir que la cobertura que presta es casi ilimitada61; que su vitalidad es tan extraordinaria que prcticamente todo el esquema de garantas constitucionales podra construirse sobre ella. Lo que no se puede cuestionar desde ninguna perspectiva es que los derechos y garantas derivados del derecho a la tutela judicial efectiva abarcan todas las fases del procedimiento ya que a la resolucin judicial final slo puede llegarse a travs del proceso. El contenido del derecho a la tutela judicial efectiva se ha clasificado en la doctrina espaola sobre cuatro derechos bsicos, que luego se van desmenuzando en componentes.

a. El derecho de libre acceso a la jurisdiccin Conforme ha sealado Moreno Catena, aun cuando no aparezca reconocido de modo explcito, el derecho a la tutela judicial comprende el derecho de acceso a la justicia, como necesario prius lgico para obtener la tutela judicial efectiva. Mediante este derecho se garantiza al individuo la posibilidad de acceder al proceso jurisdiccional: promoviendo o solicitando su inicio, ante el rgano legalmente competente, o concurriendo vlidamente al proceso ya iniciado, en los casos en que tuviere algn inters en la resolucin jurdica del mismo (en los casos del imputado o el tercero civil). En el proceso penal este derecho se tiene que ver necesariamente desde las posibilidades de acceso real a la jurisdiccin del propio imputado; as como, del actor civil y del tercero civilmente responsable. Para cada uno de estos sujetos procesales -no importando que se trate de un sujeto contingente o no necesario- se deben de prever las vas legales para una efectiva garanta de su derecho de acceso a la jurisdiccin. En cuanto al imputado, se debe de garantizar que acceda al proceso jurisdiccional (e incluso, en los momentos previos, en el policial y fiscal) como una efectiva parte de ste, con los derechos y deberes que fluyen de su condicin de sujeto procesal. Esta garanta comporta necesariamente la superacin definitiva de la concepcin inquisitiva que entenda al procesado como un mero objeto de investigacin; frente al cual, incluso, estaba permitido el secreto de la instruccin. En lo que respecta a la vctima, conforme lo ha sealado San Martn Castro, en nuestro pas el derecho de acceso a la justicia presenta la particularidad de que es el Ministerio Pblico el rgano autnomo de derecho constitucional que tiene la exclusividad para promover la accin penal (art. 159.5 Const.); sin embargo, ello no obsta los ciudadanos tengan el derecho a formular denuncias y que si el Fiscal las rechaza puedan instar el control jerrquico del superior (art. 12 de la LOMP). Una vez promovida la accin penal los agraviados estn autorizados a constituirse en parte civil, sin perjuicio que decida -sin condicionamiento alguno- acudir a la va civil interponiendo una demanda de indemnizacin. La vctima en consecuencia no esta legitimada para reclamar la imposicin de una pena al presunto delincuente, pero s para acudir directamente al rgano judicial reclamando una indemnizacin65.

El acceso a la jurisdiccin, para los sujetos directamente interesados en la resolucin jurdica del conflicto, se proyecta tambin hasta la exigencia de un efectivo emplazamiento, pues el derecho a ser parte no se podra materializar si el interesado no fuera llamado al proceso. En este extremo, es necesario precisar que la forma usual de las notificaciones debe ser la que se realiza personalmente al sujeto interesado. La citacin por edictos resulta excepcional y el ltimo remedio, previo agotamiento de las dems modalidades personales posibles. Por ltimo, es necesario distinguir debidamente que cuando las notificaciones tienen por objeto el emplazamiento de una persona para que comparezca en un determinado procedimiento cumplen la finalidad de permitir el acceso al mismo, afectando directamente el derecho a la tutela, pero cuando tales notificaciones son de resoluciones que se producen dentro de un procedimiento ya iniciado, las infracciones que en la prctica de las mismas puedan producirse afectan el derecho a la tutela, pero no en cuanto derecho de acceso al proceso (en el que ya se est comparecido) sino en cuanto afectan el derecho a la defensa que pudiera ejercitarse precisamente contra las resoluciones no notificadas o deficientemente notificadas. b. El derecho de libre acceso al proceso en las instancias reconocidas: Conforme ha sido concebida en la doctrina jurisprudencial constitucional espaola, esta consecuencia del derecho a la tutela judicial efectiva constituye una mera continuacin del derecho de acceso al proceso. Esta garanta se refiere a la posibilidad que deben tener las partes de acceder a los recursos e instancias correspondientes en tanto se encontraran legalmente previstas. Esta garanta no debe entenderse como un derecho a la pluralidad de instancias, sino que slo constituye un derecho a acceder a las instancias -por ende al recurso que la posibilitaya legalmente previstas. El derecho a la pluralidad de instancias posee una especificidad propia y fluye de una clusula constitucional garantista especfica, como es la contenida en el inciso 6 del artculo 139 de la Ley Fundamental. Esta diferencia se entiende con mayor claridad si se explica que, por ejemplo, en Espaa que es, como ya sealamos, de donde hemos tomado la institucin del derecho a la tutela

judicial efectiva- no se encuentra constitucionalmente previsto el derecho a la pluralidad de instancias, razn por la que en algunos asuntos slo se concede legalmente un proceso con instancia nica. A la pluralidad de instancias en materia penal no se le reconoce origen constitucional expreso, sino que surge del artculo 14.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos. Para un mejor entendimiento se debe poner atencin en que si no existiera una clusula constitucional que otorgara un derecho a la doble instancia -y tampoco existieran normas internacionales que vinculen normativamente a nuestro estado en este sentido- el legislador se encontrara en absoluta libertad de prever procesos penales con instancia nica, sin lesionarse con esto el derecho a la tutela judicial efectiva, toda vez que esta ltima garanta slo se encuentra referida a posibilitar el acceso a las partes a los recursos e instancia ya previstos por el legislador. Es necesario tener debidamente en cuenta que con el derecho de libre acceso al proceso en las instancias reconocidas se garantiza a todos los sujetos procesales la posibilidad de hacer uso de los recursos impugnatorios legalmente previstos, en cuanto la resolucin del ad quo pueda ser tenida como nociva para sus intereses; as como, en las mismas condiciones que en el derecho inicial de acceso a la jurisdiccin69, la posibilidad de concurrir efectivamente a la nueva instancia, sin importar que no haya sido el sujeto que haya interpuesto el recurso que le da apertura, pero en tanto conserve intereses en juego. c. El derecho a obtener una resolucin fundada en derecho que ponga fin al proceso: Los derechos de libre acceso a la jurisdiccin y al proceso en sus instancias reconocidas perderan razn de ser, en cuanto partes integrantes del superior derecho a la tutela judicial efectiva, si el sujeto no tuviera tambin el derecho a una resolucin fundada en derecho que ponga fin al proceso. De nada servira que se le haya permitido al sujeto comparecer al proceso, en sus instancias legalmente previstas, si no se prev tambin un derecho para que el rgano jurisdiccional no pueda eludir dar la respuesta jurdica cuya bsqueda dio origen al proceso, o d una que resulte siendo ambigua. Sin embargo, no es cualquier respuesta la que satisface el derecho a la tutela judicial efectiva, sino que es necesario que sta, adems de ser clara, deba encontrarse debidamente motivada, tanto desde una perspectiva fctica como jurdica. El derecho a la motivacin de la resolucin que ponga fin al proceso se encuentra incluido en la garanta

especfica de motivacin de resoluciones jurisdiccionales consagrada en nuestra Ley Fundamental de 1993 en su art. 139, cuando prescribe: "Son principios y derechos de la funcin jurisdiccional: 5. La motivacin escrita de las resoluciones judiciales en todas las instancias, excepto los decretos de mero trmite, con mencin expresa de la ley aplicable y los fundamentos de hechos en que se sustentan. Si bien en su entendimiento inicial hemos referido este componente del derecho a la tutela judicial efectiva como un derecho a obtener una resolucin final, lo que puede identificarse con la sentencia; se debe advertir que la resolucin final a la que se hace referencia no es, en el proceso penal, necesariamente una sentencia, sino que puede serlo una resolucin mediante la cual se declara fundada una excepcin de naturaleza de accin, de prescripcin, amnista, etc. Asimismo, este derecho no slo le corresponde al imputado, contra quien se dirige la persecucin penal (razn de ser del proceso), sino tambin a todos los sujetos procesales que tengan un inters propio en el proceso, es decir el actor civil y el tercero civilmente responsable. Siendo as que no slo se debe fundamentar en derecho la sentencia condenatoria, sino tambin la absolutoria; y, la primera, no slo en su aspecto eminentemente penal sino tambin en lo que corresponde a la reparacin civil, porque es que se impone, su monto o porque es que se niega su imposicin. Es el tema de la motivacin uno de los que presentan singular importancia en nuestro sistema jurdico penal -y en el jurdico en general- pues si bien es difcil y poco frecuente que los jueces omitan pronunciarse respecto de la finalizacin del proceso; la falta o pobreza de las motivaciones es uno de los problemas de mayor frecuencia en nuestra judicatura. Se debe entender por motivacin el proceso discursivo en virtud del cual se expresa con suficiencia, claridad y coherencia las razones que se han tenido para tomar una determinada decisin. "Motivar significa justificar la decisin tomada, proporcionando una argumentacin convincente, e indicando los fundamentos de la operacin que el juez efecta. Segn Olsen Ghirardi: se considera que la resolucin del juez ha sido fundamentada cuando se muestra, por las expresiones vertidas, que se ha seguido todo un camino -en

forma explcita- hasta llegar a una afirmacin o negacin, con respecto a la conclusin final a la que se ha arribado".3 Ahora bien; la total configuracin de derecho de motivacin de las resoluciones jurisdiccionales resulta siendo consecuencia no slo del derecho a la tutela judicial efectiva y la norma recogida en el inc. 5 del art. 139. La doctrina procesal penal se ha encargado de precisar que la motivacin resulta un deber del juez que se deriva adems del derecho constitucional a la tutela judicial efectiva en su versin de derecho a obtener una resolucin fundada que ponga fin al proceso, del derecho a la defensa, de la necesidad de controlar la sujecin del juzgador a la ley, del derecho a la pluralidad de instancias y del mandato de interdiccin de la arbitrariedad. Es la confluencia de estos principios y derechos de la funcin jurisdiccional la que ofrece su completo fundamento (material) al mandato constitucional de motivar las resoluciones que no sean de mero trmite; son stas las normas que hacen nacer la exigencia de que el juez exprese las razones de su decisin. As, respecto del imputado, slo una resolucin condenatoria debidamente motivada permitir que el imputado ejerza plenamente su derecho a la defensa, pues nicamente as conocer cules han sido las razones en las que el juzgador se ha apoyado para emitir su pronunciamiento, "nadie puede defenderse debidamente de algo que ignora". Esto le posibilitar cuestionar los fundamentos que no encuentre arreglados al Derecho, mediante la interposicin del medio impugnatorio correspondiente, para que el superior jerrquico controle que la decisin del "ad quo" no haya sido arbitraria. Siendo en este sentido que se ha dicho que la norma consagrada en el inc. 5 del art. 139 de la Ley Fundamental resulta constituyendo una "garanta de garantas", de carcter instrumental, por tanto, pero condicin sine qua non de la vigencia de las garantas que hemos consignado como las que le otorgan su fundamento material. Se trata de una exigencia que slo posee naturaleza formal, pero de intenso contenido poltico-garantista. 2.2 El Principio de la Presuncin de Inocencia

GHIRARDI, Olsen. "La estructura lgica del razonamiento judicial", en Derecho y Sociedad N 13. Lima - Per: 1998, pg. 231.

Constituye una de las conquistas esenciales del movimiento liberal que consisti en elevar al rango constitucional el derecho de todo ciudadano sometido a un proceso penal a ser considerado inocente (Art. 2 inciso. 24 literal e). Es uno de los pilares del proceso penal acusatorio, reconocido como el derecho de toda persona a que se presuma su inocencia en tanto no recaiga sobre ella una sentencia condenatoria. Este principio est vigente a lo largo de todas las etapas del proceso y en todas las instancias. La presuncin de inocencia ha de desplegar, pues, sus efectos en la fase instructora, impidiendo que los actos limitativos de los derechos fundamentales, en general, y la prisin provisional, en particular, no puedan ser adoptados sin la existencia previa de fundados motivos de participacin en el hecho punible del imputado y tras una resolucin motivada en la que se cumplan todas las exigencias del principio de proporcionalidad. Este principio solo puede ser desvirtuado a travs de la actividad probatoria con las siguientes notas esenciales: i) La carga de la prueba corresponde exclusivamente a la parte acusadora (Ministerio Pblico) y no a la defensa; aqul ha de probar en el juicio los elementos constitutivos de la pretensin penal. ii) La prueba debe practicarse en el juicio oral bajo inmediacin del rgano jurisdiccional, con las debidas garantas procesales. El juez penal que juzga, solo queda vinculado a lo alegado y probado en el juicio oral. iii) Las pruebas deben ser valoradas, con criterio de conciencia por jueces ordinarios, competentes, independientes e imparciales. Este principio est en ntima relacin con el Derecho a la Libertad que la Constitucin garantiza a toda persona (art. 2 inciso 24), por ello en el marco de un proceso acusatorio todas las medidas coercitivas en general y la prisin preventiva en particular, tienen carcter excepcional y provisional, slo podrn imponerse cuando haya peligro procesal, es decir, peligro de fuga o de entorpecimiento de la actividad probatoria. 2.3 El Principio de Publicidad del juicio Se fundamenta en el deber de que asume el Estado de efectuar un juzgamiento transparente, esto es facilitar que la Nacin conozca por qu, cmo, con qu pruebas,

quines, etc. realizan el juzgamiento de un acusado. El principio de publicidad est garantizado por el inciso 4 del artculo 139 de la Constitucin Poltica, por los tratados internacionales, el inciso 2 del artculo I del Ttulo Preliminar y el art. 357 del CPP. Toda persona tiene derecho a un juicio previo, oral, pblico y contradictorio. Este principio de vital importancia es una forma de control ciudadano al juzgamiento. El citado principio es una forma de auto legitimacin de las decisiones de los rganos que administran justicia. Consiste en garantizar al pblico la libertad de presenciar el desarrollo del debate y en consecuencia de controlar la marcha de l y la justicia de la decisin misma. La publicidad es considerada como una garanta del ciudadano sometido a juicio y a la vez como un derecho poltico del cualquier ciudadano a controlar la actividad judicial. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha sealado que, la funcin poltica de control del poder judicial que cumplen los particulares, a travs de su presencia en un acto judicial pblico, consiste, precisamente, en la verificacin del cumplimiento de las condiciones, requisitos y presupuestos jurdicos por parte de quienes desempean la tarea de administrar justicia. La finalidad de la publicidad es que el procesado y la comunidad tengan conocimiento sobre la imputacin, la actividad probatoria y la manera como se juzga, as la comunidad podr formarse un criterio propio sobre la manera como se administra justicia y la calidad de la misma. La regla general es que los juicios deben ser pblicos, salvo cuando sea necesario para preservar los intereses de la justicia, de este modo ha sido recogido en la Convencin Americana de Derechos Humanos (art. 8 inc. 5). Nuestra Ley seala la excepcin al Principio de Publicidad cuando se trate de tutelar intereses superiores, tal es el caso del derecho al honor de una persona y en los casos de delitos contra la libertad sexual. Los juicios por responsabilidad de los funcionarios pblicos, por los delitos cometidos por medio de la prensa y por la afectacin de derechos fundamentales, siempre sern pblicos. La publicidad de los juicios est tambin referida a la facultad de los medios de comunicacin de poder informar sobre el desenvolvimiento de un juzgamiento y hacer efectivo el derecho de control ciudadano; pero la informacin propalada debe ser objetiva e imparcial, el medio de comunicacin no debe convertirse en medio de presin o de sensacionalismo. Sin embargo, la difusin por estos medios no deja

de presentar algunos problemas, por lo que algunas legislaciones han previsto restricciones para la prensa cuando se colisiona con otros intereses que deben ser igualmente protegidos.

2.4

Principio De Oralidad

Este principio no solo est estrechamente vinculado al de Publicidad sino que es corolario de los de Inmediacin y Concentracin, pues comporta, adems del dialogo directo entre las partes y el juez, la necesidad de que la causa se tramite en una sola audiencia, en presencia del mismo juez, sin solucin de continuidad y sin los escritos que son el refugio de los secretos que tuercen la justicia. La oralidad, es decir la palabra hablada, es la herramienta para llevar el conocimiento al juez y con base en las impresiones recibidas por este proceder a dictar sentencia. La oralidad impide, por otro lado, que el juicio se adelante en etapas o fases que desdibujan, por el paso del tiempo, la desconcentracin y la distraccin, la verdad. La oralidad es principio procesal que permite no solo la concentracin del proceso sino que garantiza la inmediacin del rgano de la prueba a lo largo del juicio, pues es el nico mecanismo que genera un sistema dinmico de comunicacin entre el juez, las partes y los medios de prueba, permitiendo, al mismo tiempo, construir, de modo controlado y eficaz, la verdad, con lo que se asegura la plena realizacin del contradictorio como producto de la interaccin entre las partes, en un equilibrado y reglamentado juego de interrogatorios y contrainterrogatorios, cuya agilidad y fluidez no se puede alcanzar a travs de la palabra escrita. Este principio tampoco se halla recogido en las normas rectoras de la ley 600 de 2000 a pesar de predicarse la oralidad en el juicio, pues la verdad es que un proceso por etapas, interminables y dilatadas, como las que all se contemplan no se concibe sino mediante la escritura, mxime cuando las pruebas tienen vocacin de permanencia, pues el juez fallaba no solo con fundamento en las practicadas frente a l, en la audiencia, sino inclusive con las practicadas en la indagacin preliminar por la polica judicial o en la instruccin por la fiscala. As las cosas, en esos trminos, sin que la inmediacin de la

prueba fuera necesaria y sin la concentracin y la continuidad del juicio, la escritura es imprescindible en el adelantamiento de tal tipo de procesos. Por el contrario, el artculo 9 de la ley 906 de 2004, desarrollado en el captulo I del Ttulo VI, dispone, perentoriamente, que la actuacin procesal ser oral y en su realizacin se utilizaran los medios tcnicos disponibles que permitan imprimirle mayor agilidad y fidelidad, sin perjuicio de conservar registro de lo acontecido, lo cual no poda ser de otra manera, como se anot, si queremos garantizar la inmediacin y contradiccin de la prueba, adems de la concentracin, publicidad y continuidad de un juicio pronto y cumplido. Segn el trascrito principio fundamento de una sentencia solo puede ser aquello que fue expuesto oralmente. Todo lo que suceda en el proceso, por ej., el interrogatorio del acusado, la produccin de la prueba, los alegatos, debe ser llevado a cabo oralmente (tambin la deliberacin, la votacin y el pronunciamiento de la sentencia) en contraposicin con el principio escriturista quod non est in actis, non est in mundo, lo que no ha sido dicho no es tomado en cuenta, sino que es considerado como no sucedido o no existente. Este principio implica, entonces, i) La exclusin de las declaraciones y pericias escritas como fundamento de la sentencia, ii) El testimonio, el dictamen y los informes se rendirn de manera oral por los acusados, testigos , peritos e investigadores, iii) La admisin de la prueba anticipada y de referencia ser excepcional[14] , iv) La exclusin de la prueba de referencia como soporte exclusivo de la sentencia.[15], v) la prohibicin de alegatos escritos para fiscales, ministerio pblico y defensores , vi) las decisiones del juez se tomarn de manera oral en la audiencia pblica, vii) las peticiones, alegatos y recursos debern interponerse en la audiencia de manera oral y viii) los recursos se sustentarn en forma verbal frente a los jueces competentes. Para el procesado implica: a) Que toda la prueba debe verterse y practicarse de manera oral, con lo que la asistencia de los peritos, testigos y dems intervinientes debe ser obligatoria; b) Que se permita que el juez reciba de manera directa y de viva voz la versin de los hechos que tienen los testigos, lo que a su vez permite poder determinar con ms precisin la credibilidad, conocimiento, parcialidad y capacidad de recordacin, entre otros, de los intervinientes en la prctica de las pruebas; c) Implica, como ya vimos la obligacin

de presencia, pero no slo del procesado sino tambin del juez, quien debe estar atento a lo que suceda en la audiencia; d) Que todas las solicitudes se tramitarn previa audiencia de la otra parte; e) Constituye una garanta frente a las partes y frente a la sociedad que puede reconocer y advertir la respuesta del Estado frente al crimen, lo que facilita el aumento de la confianza en el sistema judicial. 2.5 Principio de Inmediacin

Hace alusin a que toda la prueba, todos los actos procesales deben practicarse en el juicio oral y, por ello, solo tendr el carcter de prueba la practicada frente al juez, con lo que se asegura su contacto directo con los testigos, los peritos, la victima e inclusive el procesado, le permite al juez acariciar la prueba y fallar con base en impresiones directas y no recogidas por un tercero que por lo regular es la fiscala o la polica. La inmediacin, de la mano de la oralidad, acerca al juez a la prueba, los pone en contacto directo, evita los intermediarios y con ello las tergiversaciones propias de un juicio ajeno y lejano en el tiempo, por lo que la prueba pierde la vocacin de permanencia, pues solo tendr este carcter la que el juez ha presenciado directa y personalmente, de ah que la prueba anticipada y de referencia sean excepcionales y en los casos taxativamente sealados en la ley. Ello significa que la evidencia fsica, los materiales probatorios y la informacin recogida en etapas distintas al juicio oral por el fiscal, sin que se hubieren presentado, practicado o acreditado ante el juez, no son prueba y por tanto no sirven de soporte para proferir un fallo, mxime cuando es la misma ley la que seala que la prueba de referencia, es decir aquella que, junto a la anticipada, no se practica en la audiencia, no es suficiente, por s sola, para desvirtuar la presuncin de inocencia. Este principio, como los de imparcialidad y oralidad, tampoco encuentra consagracin legislativa en las normas rectoras de la ley 600, lo cual era de entenderse si se tiene en cuenta que la prueba poda ordenarse, recaudarse o practicarse por cualquiera de los funcionarios judiciales, incluida la polica judicial, en cualquiera de las etapas del proceso, incluida la indagacin preliminar, siendo escasos, por no decir ninguno, los eventos en que la prueba se practicaba frente al juez de conocimiento.

Cuando el proceso le llega al juez la actividad probatoria est prcticamente agotada y son muy pocas las ocasiones en que se aprovecha la etapa probatoria del juicio o cuando se solicitaba la repeticin de una prueba practicada en el sumario, en la mayora de los casos se negaba por innecesaria o superflua, con fundamento en la posicin de la Corte Suprema de Justicia de que el derecho de contradiccin no implica necesariamente la participacin en la prctica de la prueba pues basta la posibilidad de controvertirla o criticarla. Pero no es solo que la prueba no se practica, en el agonizante sistema, frente al juez sino que en las ocasiones, pocas, en que se practica frente a l, es otro juez, como ocurre con los jueces de descongestin, los que profieren sentencia. Si algo ameritaba el cambio de esquema procesal era la falta de inmediacin entre el funcionario fallador y la prueba, pues el juez est administrando justicia con fundamento en un expediente fro, yerto, desactualizado e inexpresivo. Por eso no es justicia lo que se puede esperar de un fallo producido por un juez que no conoce al acusado, que no presencia el interrogatorio, que no lo coteja con el contrainterrogatorio, que no observa a la persona del testigo, que no escudria al perito, en fin, que no interacta con las partes, inclusive con la vctima. Dado que la verdad y el logro de la justicia en un proceso penal solo se puede alcanzar, con algn grado de certeza o de probabilidad, cuando el juez reconstruye los hechos y los califica con fundamento en las pruebas cuya practica ha presenciado, es que el nuevo cdigo de procedimiento penal, en el artculo 16, consagra como Norma Rectora el principio que nos ocupa al disponer que en el juicio nicamente se estimar como prueba la que haya sido producida e incorporada en forma pblica, oral, concentrada y sujeta a confrontacin y contradiccin ante el juez de conocimiento. Por ello, continua la ley, En ningn caso podr comisionarse para la practica de pruebas. De conformidad con lo anterior, este principio se manifiesta de dos maneras: Formalmente se concreta en la presencia ininterrumpida del juez en la audiencia a fin de practicar y seguir la prueba de manera directa, con objetivo de incluir en la sentencia solo las pruebas que hayan tenido prctica y desarrollo en la vista pblica; materialmente hace referencia a la idea de que el rgano jurisdiccional debe procurar convencerse de los hechos reconstruidos en la vista por medio de las pruebas.

2.6

Principio de Celeridad

Dada la importancia y la trascendencia de lo que resulta comprometido en un proceso penal, la Dignidad, la Libertad, los bienes, la familia la Intimidad, el buen nombre, el principio que nos ocupa no solo encuentra acogida en el artculo 4 de la ley estatutaria de la Administracin del Justicia sino en los artculos 28 y 29 Superior, por la sencilla razn de que si no es pronta no es justicia. De conformidad con la Constitucin Nacional y los Tratados Internacionales suscritos por Colombia, toda persona tiene derecho a que su situacin jurdica se le defina, de forma definitiva, en un plazo razonable, pues como lo seal nuestra Corte Constitucional se hallan proscritas de nuestro sistema procesal las dilaciones injustificadas. Es que no es solo el procesado el que tiene derecho a que su proceso se adelante con rapidez, presteza y prontitud, pues no puede recaer sobre l la carga de la incompetencia o incapacidad del Estado para adoptar, a tiempo, ciertas decisiones o precluir determinadas etapas, sino la sociedad y la vctima, interesadas en que se administre pronta justicia. La sociedad est interesado en que la solucin de los conflictos que se pretenden solucionar con el derecho penal no se dilaten en el tiempo no solo porque ello genera desconfianza en el aparato judicial sino porque pone en entredicho el ordenamiento jurdico. La vctima, por otro lado, al ver que el tiempo corre sin que su derecho se restablezca, se le repare, se le haga justicia o se establezca la verdad va perdiendo, con desesperanza, el inters en el asunto y lo ms grave la confianza en la justicia, con lo que ya no creer en ella y la prxima vez querr hacerla con su propia mano, con todos los problemas, de ingrata recordacin, que ello genera. Para completar el panorama desolador que una justicia dilatada produce en todos los interesados en un proceso, esto es, el procesado, la sociedad y la vctima, no se debe olvidar que tampoco conviene al esclarecimiento de la verdad, como objetivo general del proceso, por aquello de que el tiempo que pasa es la verdad que huye, habida cuenta de que la calidad de la prueba se deteriora, la capacidad de recordacin del testigo disminuye, los rastros y las huellas se borran y el inters se pierde.

A todos conviene, entonces, una justicia, gil, dinmica, pronta, cumplida y por eso el novel legislador, en la ley 906 de 2004, seal trminos breves y perentorios para formular la acusacin as como para la libertad por vencimiento de trminos y prescripcin de la accin penal, con el propsito plausible de ponerle fin a esos interminables procesos propios de la ley 600 de 2000 en que varias de sus etapas, inclusive, no contaban con trmino de preclusin. Si una de las caractersticas de un proceso es la de ser cronolgico y preclusivo no se entiende cmo, por ejemplo, no existe ninguna sancin procesal, salvo la prescripcin, cuando el juez se toma meses y aos para dictar una sentencia despus de realizada la audiencia pblica o para resolver la apelacin de esa misma sentencia y mientras a quien se presume inocente privado de la libertad. DERECHO COMPARADO Argentina: La Constitucin Nacional establece en su artculo 18 los principios fundamentales del derecho al debido proceso: Art. 18.- Ningn habitante de la Nacin puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra s mismo; ni arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos. El domicilio es inviolable, como tambin la correspondencia epistolar y los papeles privados; y una ley determinar en qu casos y con qu justificativos podr procederse a su allanamiento y ocupacin. Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas polticas, toda especie de tormento y los azotes. Las crceles de la Nacin sern sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaucin conduzca a mortificarlos ms all de lo que aqulla exija, har responsable al juez que la autorice. Chile: La Constitucin chilena establece en el artculo 19 N 3 que se garantiza a toda persona La igual proteccin de la ley en el ejercicio de sus derechos. Este numeral desarrolla luego una serie de garantas relativas a este derecho, que son:  Derecho a la defensa jurdica y a la intervencin del juez (incisos 2 y 3).  Juez natural y anterior al hecho, y prohibicin de comisiones especiales (inciso 4).

 Legalidad del proceso (inciso 5).  No presuncin de derecho de la responsabilidad penal (inciso 6).  En materia penal, ley previa y expresa (incisos 7 y 8). El derecho est tutelado por distintas acciones constitucionales. Ante el Tribunal Constitucional se puede solicitar, por los rganos colegisladores, la anulacin de proyectos de ley, tratados internacionales, decretos del Presidente y autos acordados de los tribunales superiores. Espaa: El derecho a un debido proceso se trata de una garanta constitucional consagrada por el art. 24.2 Constitucin espaola, aplicable a todos los rdenes jurisdiccionales, tanto a los ordinarios como a los militares o a los sancionadores. Los antecedentes ms remotos del proceso estn en la Carta Magna, otorgada por Juan Sin Tierra en 1215, en la que se estableca el derecho a un juicio legal por los pares, conforme a la ley de la tierra. Pero la formacin del debido proceso se sustent fundamentalmente en los textos ilustrados; la Declaracin de Derechos de Virginia (1776), Declaracin de Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789), etc. En Espaa, la Constitucin de 1812 se hizo eco de todos estos antecedentes, y a raz de ella, todos los textos constitucionales posteriores han ido recogiendo la regulacin del debido proceso. La Constitucin Espaola de 1978 lo recoge en su art. 24.2, cuya eficacia vincula tanto a poderes pblicos como a ciudadanos, y puede ser alegado directamente ante los tribunales, sin necesidad de desarrollo legislativo. Las garantas que contiene el art. 24.2 se reflejan en otros preceptos constitucionales: el art. 117, 118, etc., incluso alcanzan una dimensin supraestatal, pues este derecho ha sido reconocido en diversos tratados internacionales suscritos por Espaa; Declaracin Universal de Derechos Humanos (1948), Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos (1966), etc. Estos tratados deben entenderse como parte integrante del ordenamiento jurdico interno, a tenor de lo dispuesto por el art. 10 de la Constitucin. Desde el punto de vista orgnico, la principal garanta a la que se refiere es la del juez ordinario predeterminado por la ley. Desde el punto de vista procesal, la principal garanta es la del derecho de defensa en sentido amplio que ha configurado el Tribunal Constitucional, como interdiccin de la indefensin. Esta garanta procesal es el centro de todas las dems.

Per: El derecho al debido proceso, en el Per, se encuentra consagrado en el artculo 139 inc. 3 de la Constitucin. Sin embargo, ms all del hecho que ese artculo se encuentra referido a las garantas de la funcin jurisdiccional ejercida por el Poder Judicial, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha dejado bien en claro que ese derecho se aplica a todos los entes, tanto privados como pblicos, que llevan adelante procesos o procedimientos para ventilar la situacin jurdica de los particulares. Esa misma jurisprudencia ha diferenciado este derecho en dos mbitos, el objetivo referido a las garantas que todo proceso debe observar en su desarrollo y el subjetivo que se basa en los requisitos de razonabilidad y proporcionalidad que debe observar cada decisin emitida por cualquier rgano de poder. Posteriormente, el derecho ha recibido consagracin en varios cuerpos legislativos pero no fue sino hasta la promulgacin del Cdigo Procesal Constitucional el ao 2004 que recin la legislacin peruana aventur una suerte de definicin y desarrollo del mismo.

CONCLUSIONES
1. Consideramos entonces que a partir de todos estos postulados el debido proceso o proceso justo supone, ante todo y sobre todo, que el justiciable haya tenido y podido acceder a un proceso justo y razonable, en donde haya tambin tenido posibilidad cierta de ejercer un derecho de defensa razonables dentro del principio de bilateralidad y en un esquema esto es, admitir de modo alguno que ante cualesquiera situacin inventemos o creemos o recreemos un "nuevo proceso", o "nuevos procedimientos", o nuevas tramitaciones interlocutorias por va de interpretacin legislativa, analgica o extensiva; o por normas administrativas o ejecutivas, o normas reglamentarias; o por una actividad excesiva o arbitraria de la autoridad estatal o privada, o se recorten a travs de normas estatutarias los principios constitucionales de la administracin de justicia. 2. Que, El debido proceso formal o procesal est conformado por un conjunto de derechos esenciales que impiden que la libertad y los derechos de los individuos sucumban ante la ausencia o insuficiencia de un proceso o procedimiento, o se vean afectados por cualquier sujeto de derecho, incluyendo el Estado que pretenda hacer uso abusivo de stos.

3. Que, se desprende que los derechos fundamentales deben entenderse a aquellos derechos pblicos subjetivos consagrados en la Constitucin a favor de la persona humana, por ejemplo, la libertad, la dignidad, la igualdad, etc. Estos derechos fundamentales son el pilar de un Estado de Derecho, que slo pueden verse limitados por exigencia de otros derechos fundamentales. Si la afectacin es ilegal o arbitraria, pueden protegerse a travs de las acciones de garanta. Por ser derechos que operan frente al Estado, tambin pueden oponerse dentro de un proceso penal.

4. Esta garanta se encuentra reconocida, conjuntamente con la de tutela judicial efectiva, en el inc. 3 del art. 139 de la Constitucin Poltica de 1993; y su utilidad radicara en que permitira situar a las garantas procesales que no aparecen expresamente reconocidas en la Constitucin, es decir, se tratara de una clusula de carcter residual o subsidiaria. Es en este sentido que comprenderan en el debido proceso fundamentalmente las garantas de justicia especficas previstas en la legislacin ordinaria y en los Instrumentos Internacionales de Derecho Humanos. 5. Declaracin Universal de Derechos Humanos Artculo 10: Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oda pblicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinacin de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusacin contra ella en materia penal. 6. Declaracin Americana de Derechos y Deberes del Hombre Artculo XVIII. Toda persona puede recurrir a los tribunales para hacer valer sus derechos. Asimismo debe disponer de un procedimiento sencillo y breve por el cual la justicia lo ampare contra actos de la autoridad que violen, en perjuicio suyo, alguno de los derechos fundamentales consagrados constitucionalmente. 7. Convencin Americana sobre Derechos Humanos Artculo 8. Garantas judiciales: Toda persona tiene derecho a ser oda, con las debidas garantas y dentro de un plazo razonable por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciacin de cualquier acusacin penal formulada contra ella, o para la determinacin de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carcter.

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