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EL COMPROMISO CRISTIANO DESDE EL SACRAMENTO DE LA

RECONCILIACIÓN EN LOS JÓVENES DE LOS GRUPOS DE


CONFIRMACIÓN DE LA PARROQUIA SANTA MARÍA DE JERUSALÉN EN
CIUDAD BOLÍVAR BOGOTÁ

JIMMY ELIAS DIAZ

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE TEOLOGÍA

BOGOTÁ

2010
1
EL COMPROMISO CRISTIANO DESDE EL SACRAMENTO DE LA
RECONCILIACIÓN EN LOS JÓVENES DE LOS GRUPOS DE
CONFIRMACIÓN DE LA PARROQUIA SANTA MARÍA DE JERUSALÉN EN
CIUDAD BOLÍVAR BOGOTÁ

JIMMY ELIAS DIAZ

Trabajo de grado para optar por el título de


Licenciado en Teología

Tutor

P. CARLOS JULIO ROZO, CMF

Sacerdote Misionero Claretiano, Candidato a la Maestría en Teología de


la Pontificia Universidad Javeriana. Diplomado en Teología Pontificia
Universidad Javeriana. Profesor Tiempo Completo Facultad de
Teología, Pontificia Universidad Javeriana.

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE TEOLOGÍA

BOGOTÁ

2010
2
AGRADECIMIENTOS

“La gratitud es una de las virtudes que nace de la humildad de sentirse amados y
de dejarse amar”. Por este motivo quiero recordar a personas que con su
testimonio, su amor, su esfuerzo, apoyo y ánimo, han contribuido en mi formación
integral. Espero no omitir ningún nombre y si esto sucede, que Dios los bendiga
abundantemente con fe, esperanza y caridad:

Agradezco en primer lugar Dios dueño de mi vida, Señor de todo consuelo y


esperanza, por darme la oportunidad de haber hecho parte de la Sociedad de
Misioneros de los Santos Apóstoles, para llevar a cabo la obra que ha comenzado
en mi bautismo.

Agradezco Inmensamente a mis padres Gladis Neris Díaz y Samuel López, de


feliz memoria; a cada uno de mis hermanos(as): Jean Carlos, Jenny, Samuel,
Geovanny, Yoleida, Victor y a mi cuñada Guillermina, a mis sobrinos y sobrinas, a
todos mis benefactores y demás personas que han pasado por mi vida, que con
su presencia han dado un impulso a la vocación ministerial que el Señor me llama,
a quienes con su generosidad han apoyando material y espiritualmente mis
estudios académicos, en la Pontificia y Civil de Lima y en la Pontificia Universidad
Javeriana.

Agradezco al P. Rolland Barrette, MSA, de feliz memoria, quien siempre me apoyó


y creyó en mí, al P. José Antonio Zapata Nole, MSA, al Hermano Domingo Elera
Chuquizana, MSA quien me recibió y apoyo en el aspirantado de los Misioneros
de los Santos Apóstoles en los Teques- Venezuela.

3
Agradezco al P. Carlos Julio Rozo, CMF, tutor de esta monografía, por toda su
disposición, su sabiduría, su paciencia y su tiempo dedicado, sus correcciones y
valiosas indicaciones, para que este proyecto llegara a su feliz término.

Inmensa gratitud a todos mis profesores de Filosofía, Teología, pedagogía y


demás áreas, de la Pontificia Universidad Javeriana, personas valiosas de las
cuales aprendí y recibí grandes valores que me acompañarán toda mi vida.

Le agradezco al P. Yessid Núñez Vega, administrador de la Parroquia


protagonista de esta investigación, a lo jóvenes confirmandos a mis hermanos y
amigos Juan Carlos Torres y Andrés Ramírez, a la Familia Olivares, los amigo de
Jesús en los Teques (Caracas-Venezuela y Lima-Perú), a la feligresía de la
Capilla Jesús Carpintero (San Francisco-Venezuela).

Le agradezco inmensamente a Leonor Guerrero Solorza por su hermoso y


desinteresado apoyo y AMOR. Le agradezco mucho a la professeur de français
Zayde Figueredo Dios te bendiga.

4
DEDICATORIA

A Dios quien me regalo la vida y me llamó al servicio de los hermanos a través de


la Iglesia.

A mi familia adoptiva en los Teques (Caracas-Venezuela) Tereza (mamá), Julia


(abuela), Nelly (Tía) y la Señora Ilya Lopez.

A mi familia, especialmente a mi madre Gladis Neris Díaz, a mi Padre Samuel


Lopez y mi abuela Ernestina Caridad de Días ambos de feliz memoria, quienes
con su amor y cariño me han brindado su apoyo incondicional durante toda mi
vida.

A mis hermanos de comunidad, amigos y benefactores conocidos y anónimos con


los cuales hemos caminado juntos el camino de la vocación, de la sabiduría y de
la vida.

Jimmy Elías Díaz

5
GLOSARIO

Mc Marcos
Lc Lucas
Mt Mateo
Jn Juan
Rm Carta a los Romanos
Ef Carta a los Efesios
Flp Carta a los Filipenses
Gá Carta a los Gálatas
1Cor Primera de Corintios
2Cor Segunda de Corintios
Hch Hechos de los Apóstoles
Sal Salmos
1Jn Primera Carta de Juan
Col Carta a los Colosenses
Gén Génesis
Dt Deuteronomio
1Re Primer libro de Reyes
2Re Segundo libro de Reyes
Cr Libro de las Crónicas
Jer Profeta Jeremías
Ex Éxodo
YHWH Yahvé – Dios de Israel
Os Oseas
Lv Levítico
R Respuesta

6
CONTENIDO

Pág.

Introducción 9

1.- Palabras Claves 13

2.- Objetivo general de la Investigación 13

3.- Objetivos Específicos 14

4.- Método 14

5.- Marco Teórico 16

CAPITULO 1
La realidad de los barrios donde está ubicada la Parroquia Santa María
de Jerusalén (Ciudad Bolívar). 20

1.1.- El contexto territorial 21

1.1.2.- El contexto social 22

1.2.- Orígenes de la localidad de Ciudad Bolívar 23

1.2.1.- Organización Eclesial de la localidad de Ciudad Bolívar 24

1.3.- Parroquia Santa María de Jerusalén 26

1.3.1.- Contexto de la Parroquia 26

1.3.2.- Contexto Religioso 28

1.4.- Realidad socio-religiosa juvenil 28

1.4.1.- Relación de los jóvenes confirmandos con la Parroquia 35

7
CAPITULO 2
El Sacramento de la Reconciliación 37

2.1.- Marco Antropológico 38

2.1.1.- Perspectiva Psicológica de la Reconciliación 43

2.2.- Marco histórico 49

2.2.1.- La Reconciliación en el Antiguo Testamento 51

2.2.2.- La Reconciliación en el Nuevo Testamento 54

2.3.- La Reconciliación a partir de la Obra del P. Nouwen 56

A.- El Hijo Menor 58

B.- El Hijo Mayor 59

C.- El Padre 60

CAPITULO 3
Aplicación del Sacramento de la Reconciliación 62

3.1.- Análisis de las encuestas realizadas a los jóvenes de confirmación de la


Parroquia Santa María de Jerusalén 63

3.2.- El compromiso cristiano de la Reconciliación a partir de la de “El Regreso


del Hijo Pródigo” desde la Obra del P. Henri Nouwen 68

3.3.- Propuesta Pastoral 70

Anexo 1 78

Anexo 2 79

Conclusión 90

8
Bibliografía 94

INTRODUCCIÓN

A partir del Concilio Vaticano II se comenzó a dar un sentido distinto a la manera


de percibir el sacramento de la reconciliación, en contraste con lo que
antiguamente se entendía por dicho sacramento. Así, aparece según “ el rito y las
fórmulas de la penitencia de manera que expresen más claramente la naturaleza y
efecto del sacramento”1.

Por ende, se dio una visión más amplia, más humana, y porque no decirlo, más
misericordiosa, “pues la situación en el antiguo rito penitencial, cuando retiraban
de entre las filas de los fieles el día en que comenzaba su penitencia y enviado a
lo último de la Iglesia, tenía que permanecer allí llevando vestidos bastos, cadenas
y cenizas. Cuando entraban los fieles, se le exigía que se postrase, solicitando su
piedad con lágrimas y exclamaciones”2, solo para citar un ejemplo de tantos en el
cual este sacramento cambia su modo ser y su esencia antes de Vaticano II y
después del mismo.

Teniendo presente lo anterior, vemos que después de Vaticano II, el sacramento


de la Reconciliación logra ser dinamizado, en cuanto se hace más cercano a las
realidades humanas, de tal manera, que se convierte en paradigma en la medida
que cobra sentido en la realidad humana, teniendo una total apertura al Otro, lo
cual ha de ser vital para crear comunidad y también para que las personas logren
realizarse como tal.

1
CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II. Constitución, Sacrosamtum Concilium. Capítulo III, numeral 72.
2
MICHAEL, Taylor S.J., y Paul, OSB, Louis SJ. El misterio del pecado del perdón. Guevara–Santander: Editorial
Sal Terrae, 1972. p. 136.
9
Surge entonces la necesidad de llevar a cabo una praxis del sacramento de la
Reconciliación en la Parroquia de la localidad de Ciudad Bolívar, que se
encuentra localizada en la periferia de la ciudad de Bogotá. Por tal razón, se
manifiesta en cierto modo la intención del compromiso cristiano frente a éste
sacramento; puesto que se ven algunos vacios de apropiación en el dinamismo y
comprensión del mismo. Así, se justifica la pertinencia del presente trabajo.

Por lo tanto, para la elaboración del presente trabajo se realizará dentro de un


problema contextual3 con base en la obra del Padre Nouwen, El Regreso del hijo
pródigo4. Para responder a dicho problema se considera apropiado indagar cómo
entienden y cómo experimentan el sacramento de la reconciliación los jóvenes de
confirmación este año. Para ello se discute lo siguiente: Como primer aspecto, el
compromiso al cual llama el sacramento, y como segundo aspecto, contemplar
cuál es la realidad socio-religiosa de la juventud actual; para tal cometido se
abordarán las visiones antropológica, cristológica, eclesiológica y psicológica de la
reconciliación; destacando las características más sobresalientes de la relación del
joven confirmando con lo espiritual y cómo esta afecta a la reconciliación en su
realización amplia de comprensión.

Como se mencionó anteriormente el texto central del presente trabajo será la obra
del Padre Nouwen, “El Regreso del hijo pródigo” que de manera pedagógica en
tres pasos invita a una metodología. Estos pasos son divididos en tres partes: el
hijo menor, el hijo mayor y el Padre misericordioso, al iniciar con esta disección; se
da la posibilidad de que los jóvenes confirmandos en la Parroquia Santa María de
Jerusalén tengan un acercamiento ante aquello que implica comprometerse

3
Hace referencia a los problemas que presenta el Barrio Jerusalén en Ciudad Bolivar.
4
NOUWEN Henri J. El regreso del hijo pródigo. Meditaciones ante un cuadro de Rembrandt. Madrid: PPC,
Editorial y Distribuidora S.A, 1998.
10
cristianamente a través del sacramento de la Reconciliación teniendo en cuenta el
actuar propio de cada cristiano.

Otro texto de vital importancia tiene que aparece en el Antiguo Testamento,


“¡Dichoso al que perdonan su culpa y queda cubierto su pecado! Dichoso el
hombre a quien Yahvé no le imputa delito, y no hay fraude en su interior (Sal 32)” 5.
A partir de esta cita del AT, se observa que los confirmandos subrayan mucho la
dimensión penitencial del sacramento6. Y, siguen viéndolo más como una
normativa para poder comulgar y no como una reconciliación intima para recibir a
Cristo en la eucaristía, lo cual no los lleva a una experiencia de crecimiento en la
fe.

Por consiguiente, se constata que los jóvenes llegan a la parroquia sin una idea
clara de este sacramento, en cuanto a la experiencia de fe personal de la
reconciliación7. Al respecto se tiene que: “Quizás es porque el sentido de pecado
del mundo moderno lo identifican ordinariamente, tanto muchos cristianos como
no cristianos”8. Se hace pertinente buscar y señalar los factores que dificultan a
los jóvenes comprometerse como cristianos desde la exigencia de los
sacramentos de la Reconciliación y de la confirmación.

Sin duda, se hace pertinente mencionar que la situación del barrio, es decir en su
(contexto) es compleja, ya que se encuentran problemas de orden público tales
como: drogadicción, madres cabezas de hogar, prostitución y desempleo. Frente a
esta realidad es importante tener en cuenta los factores que influyen en una
vivencia del sacramento de la reconciliación en los jóvenes de la parroquia; sin

5
Biblia de Jerusalén. Nueva Edición revisada y aumentada. Bilbao: Desclée de Brouwer S.A., 1998.
6
Entrevista realizada al Párroco, el P. Yessid Nuñez Vega el día 11 de abril después de las confesiones que
realizó a los jóvenes para prepararlos a la cuaresma.
7
Después de compartir un dialogo con los jóvenes en la catequesis del día sábado 17 de abril.
8
MICHAEL y Taylor S.J, PAUL Aniaux, O.S.B. El misterio del pecado y del perdón. p. 14.
11
olvidar los cambios sociales que se dan de forma globalizante y que influyen en el
ambiente de la Parroquia Santa María de Jerusalén.

Ahora, Si bien, nos encontramos con algunas dificultades que hacen que dicho
sacramento no sea comprendido y valorado como tal, puesto que para algunos
jóvenes que se preparan para confirmar su fe en ésta parroquia, la realidad de
violencia que los permea en su diario vivir, les genera venganza en sus corazones,
lo cual no les permite ahondar en la misericordia ni en la reconciliación, sino
los lleva a seguir viviendo en una realidad de conflicto y división.

En este sentido se vislumbra que los jóvenes están sometidos a una realidad de
guerra, de conflicto, de odio, de sed de venganza, de muerte. Esto se encuentra
vinculado con la temporalidad moderna que ya Benedicto XVI nos presentaba en
el encuentro de Colonia-Alemania (Agosto 2005), en donde hace referencia a
que:

El ser humano está sometido directa o indirectamente a un mundo relativista,


donde lo que preocupa es el “ya” y el “ahora”, lo inmediato, lo atractivo, y lo que lo
haga sentir bien, se tiende a descuidar un aspecto fundamental de la vida
cristiana: el cuidado de la vida espiritual, el afán por lo trascendental por llevar una
vida moralmente organizada que conduzca a una plena realización, a ser mejor
persona y mantener mejores relaciones con los demás y su entorno9.

En este escenario contextual el sentido de Dios en la vida del ser humano se hace
más difuso y los sacramentos pierden parcial o totalmente su sentido como fuente
de vida y perfeccionamiento en orden a la santidad, siendo necesario replantear el
sacramento en la comunidad como tal.

9
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2005/august/documents/
hf_ben-xvi_spe_20050819_cologne-synagogue_sp.html. (Consultado el 20 de mayo de 2010).
12
En conclusión, es conveniente mencionar que la reflexión girará alrededor de
varios ámbitos para llegar a la pregunta en cuestión ¿Cuáles son los factores que
impiden a los jóvenes de los grupos de confirmación de la Parroquia Santa María
de Jerusalén vivir su compromiso cristiano a través del sacramento de la
reconciliación?, esta comprensión involucra un acercamiento a los aspectos
antropológicos, cristológicos, eclesiológicos, y psicológicos del sacramento para
articular y sistematizar la propuesta relacional del compromiso cristiano en la vida
de fe de los jóvenes desde la clave de la reconciliación.

1.- PALABRAS CLAVES:

Sacramento, Reconciliación, Confirmación y jóvenes en la Iglesia.

2.- OBJETIVO GENERAL DE LA INVESTIGACIÒN

Después de haber planteado el tema y localizado el problema a trabajar en los


jóvenes que se preparan para el sacramento de la confirmación de la Parroquia
Santa María de Jerusalén del año en curso y colocando el énfasis en el
sacramento de la reconciliación, se propone el siguiente objetivo.

Conocer los factores del contexto social que interfieren en los confirmandos de la
parroquia Santa María de Jerusalén, para que descubran el compromiso cristiano
a través del sacramento de la reconciliación con el fin de presentar una propuesta
pastoral para la parroquia.

13
3.- OBJETIVOS ESPECÍFICOS

A.- Identificar los factores o características que dificultan a los confirmandos vivir
la experiencia del compromiso cristiano a través del sacramento de la
reconciliación en su contexto vital.

B.- Concatenar la realidad circundante en los jóvenes frente al tema propuesto en


línea con el texto del P. Nouwen sobre los aspectos sistemáticos de la
reconciliación en clave de seguimiento.

C.- Proponer un proceso pedagógico desde las realidades concretas de los


jóvenes de la parroquia, como apoyo formativo durante la catequesis de
confirmación.

4.- MÉTODO

Para llevar a cabo este trabajo, el método de investigación a realizar es el método


Latinoamericano como lo plantean los hermanos Leonardo Boff y Clodovis Boff 10,
que consiste en ver, juzgar y actuar.

La pertinencia de este método se da en la medida que responde a un contexto –


social, en este caso a las necesidades que se dan en la Parroquia Santa María de
Jerusalén. Además, la pertinencia del método es clara, puesto que éste nació en

10
BOFF, Leonardo y BOOFF, Clodovis. Cómo hacer teología de la liberación. Bogotá. Ediciones: Paulinas
1986.
14
Latinoamérica siendo su progenitor Gustavo Gutiérrez11, el cual responde a una
necesidad de nuestro contexto Latinoamericano, según los signos de los tiempos.
Por ende, el método nos obliga a observar la realidad y el contexto donde habitan
los jóvenes confirmandos de la Parroquia Santa María de Jerusalén. A partir de
dicha realidad, es decir, una realidad de pobreza, desazón social y demás, donde
los jóvenes están comprendiendo el sacramento de la reconciliación bajo estos
factores socioculturales que los rodea. Así mismo, utilizamos el “ver” (referido al
método Latinoamericano), para el análisis del entorno que rodea a estos jóvenes
en particular, de tal modo, que se comienza por la realidad circundante de los
barrios, donde se encuentra la parroquia.

Es importante anotar que los jóvenes de estos barrios, provienen de realidades


muy duras a nivel familiar y comunitario. Ellos provienen de familias que no son
del todo unidas, donde las Madres son cabezas de hogar, con una situación
económica muy complicada. Por otra parte, los valores (éticos- morales), que
aprenden en las escuelas no son los más apropiados, es decir, que desdicen de
una verdadera formación ética. Ahora, su percepción frente al sacramento de la
reconciliación lo ven anticuado e innecesario, no tiene sentido para sus vidas; en
otras palabras, este sacramento es ajeno a la realidad que ellos viven, por tanto,
no es fundamental para sus vidas. Prueba de ello es que muchos de estos
jóvenes son obligados por sus padres asistir a la catequesis de confirmación12.

Como segundo paso del método Latinoamericano, aparece el “Juzgar”, que es


considerado como el elemento central de la teología, puesto que ilumina la
realidad con la Palabra de Dios, que a su vez es revelada continuamente en la
historia de la salvación, manifestada en la escritura y conservada por la Iglesia.

11
GUTIERREZ, Gustavo. Teología de la liberación. Buenos Aires. Latinoamérica, 1986.
12
Entrevista realizada el día 15 de Mayo de 2010 durante la catequesis a 20 jóvenes confirmandos de la
Parroquia Santa María de Jerusalén.
15
Desde esta óptica el “juzgar” se convierte en punto neurálgico para el análisis de
la realidad, en el caso de los jóvenes de la Parroquia Santa María de Jerusalén a
la luz de la palabra de Dios.
El “juzgar” ayuda a tomar conciencia del pecado personal presente en la vida de
cada uno y del pecado social presente en las estructuras del contexto social que
les rodea; en ese sentido “juzgar” exige un conocimiento cada vez más profundo
del mensaje cristiano y de la palabra de Dios y es por eso que la parábola del hijo
pródigo expresada en el libro del Padre Nouwen permitirá un acercamiento a la
realidad de estos jóvenes con la reflexión de la palabra de Dios, pues aquí
aparecen dos elementos fundamentales, que son el anunciar, y el denunciar que
tienen por objeto trasformar la realidad abrumada por el pecado.

A continuación aparece el “actuar”, como tercer paso del método


Latinoamericano. En este paso, se pretende realizar una propuesta pastoral para
la parroquia sobre el compromiso de los muchachos confirmandos ante el
sacramento de la reconciliación y así puedan experimentarlo ayudando a
transformar su contexto social.

5.- MARCO TEORICO:

Hoy día, surge la necesidad de integrar la vida del hombre en todo momento, en
cada situación de vida; ejemplo de ello lo vemos en los actuales sistemas
educativos, es decir, en su “esencia”, ya que éstos procuran integrar la vida del
joven con la educación, integrarla como tal. Sin embargo es necesario mostrar que
la urgencia por esta “integralidad” deja innumerables vacios que se reflejan a
diario. En contraste con lo anterior, en el campo de las propuestas catequéticas
eclesiales (sacramentales) este fenómeno no es ajeno; ya que la innombrable

16
cantidad de teorías y propuestas de “renovación de formulas” enmarcan el
panorama al tiempo que lo presentan desde su realidad primigenia.

Por eso, las exhortaciones desde la evangelización se presentan de diferentes


formas, dentro de ellas la catequesis es la primordial de todas, los catequistas por
tanto en virtud de su papel explicativo, pero sobre todo en su fuero de
responsabilidad involucran a todos los agentes de pastoral en el fomento del
Evangelio y en la creación de programas y directrices que manifiesten el Reino de
Dios y su justicia.

Así mismo, la realidad en los ambientes sociales pone de relieve la urgencia de la


Evangelización y en ella la importancia de crear sistemas de promoción humana
que contribuyan a la “interiorización” del mensaje de Cristo, que genere una
confrontación vital; es decir que el mensaje del evangelio dé sentido a la vida de la
persona, que logre confrontar su realidad. Por ello, la fuente de la fe cristiana se
ampara en la integralidad consigo mismo, desde la humanidad que nos permite
crecer constantemente. Por tanto, la clave de esta interacción es Jesús quien con
su encarnación pone de manifiesto el humanismo puro; que es la “verdadera
esencia del hombre”.

En cuanto, que la verdadera esencia del hombre tiene como finalidad integrar a la
persona en su totalidad, esto implica un ejercicio de reconocimiento de sí, que va
unido a un proceso de fortalecimiento de las relaciones humanas, a fin de
reconocer los aspectos vitales que involucran la transformación personal desde la
mirada del ser en general. Pues, dicha transformación personal en el ser humano
se encuentra ligada a las relaciones y dentro de ellas al “desprendimiento” de sí
mismo en pro del Otro.

17
Teniendo este panorama se hace pertinente la necesidad vital de identificar los
espacios de reconciliación emergentes a la hora de presenciar una “ruptura”
mediante conflicto. Por esta razón, los elementos identificables para un proceso de
reconciliación están netamente ligados a los lineamientos antropológicos de las
personas, así, alguien que no ha sentido en su vida el perdón difícilmente se
atreverá a “perdonar”. En esta perspectiva, la reconciliación no es un gesto de
“alivio” que afecta solamente los sentimientos (me siento… bien o… mal…. al
reconciliarme), sino que ante todo es una experiencia vital de crecimiento que se
ha de promover en todas las esferas de la vida.

Como aparece claramente, en el Evangelio de Lucas, el cual está enmarcado


dentro del reconocimiento de la persona como hijo; ejemplo de ello lo vemos en
(LC15), donde la presencia del hijo pródigo aparece como imagen de “necesidad”,
al hijo mayor como imagen de “presencia”; la figura del Padre se concatena con la
misericordia y en ella se descubre la necesidad de no separar los personajes 13.
Los aspectos característicos de cada uno de los personajes se dan en la
correlación que se instaura entre ellos y cuyo fundamento es indispensable para
comprender el sentido de la parábola.

Según esta parábola, se formula la praxis de la reconciliación desde aquello que


nos hace netamente humanos (las relaciones) y dentro de ellas el afán de
interacción que caracteriza al hombre. Así mismo, el dinamismo de los espacios
de crecimiento ha de ser fundamental en la medida que encuentra su curso en el
encuentro, haciendo hincapié en que sin un verdadero encuentro no se puede
hablar de procesos de reconciliación, por lo cual el sacramento perdería su
trascendencia y razón de ser.

13
Cfr. NOUWEN. El Regreso del Hijo Pródigo.
18
Ahora, surge la pregunta, ¿Qué implica el sacramento de la Reconciliación para
los jóvenes de confirmación en la Parroquia de Jerusalén? La respuesta tentativa
nos lleva a apoyarnos en las relaciones vitales que ellos manejan, desde la óptica
del encuentro con el fin de buscar una constante dialéctica entre su ser con el
mundo, con sus semejantes y consigo mismo, que permita “la transformación del
ser humano, la cual es todavía imperfecta si no cambian también sus
relaciones”14. De tal modo, que la búsqueda de estas relaciones vitales sea
primordial para que los jóvenes logren dar sentido a su compromiso cristiano hoy.

Se hace pertinente identificar que el sacramento de la Reconciliación está en el


marco de los denominados “sacramentos de curación”15, lo cual ha de permitir un
mayor acercamiento a la antropología de dicho sacramento, y nos brinde diversas
perspectivas en torno a que no sólo es un sacramento de confesión, sino que
también hace parte de ser un sacramento de sanación, o de curación.

Por ello, es importante hacer ver que este sacramento tiene diversos matices
dentro de la comunidad eclesial, que va a permitir una mejor comprensión del
mismo. En este caso, los jóvenes de la catequesis de confirmación en la
parroquia, necesitan lazos de comprensión y apoyo que desencadenen espacios
de relación positivos. De este modo se puede lograr presentar el Sacramento de la
Reconciliación como un elemento vital y concreto en la vida. Lo que va a generar
un compromiso de los jóvenes con su contexto, con su familia, y consigo mismo.

14
GRÜN, Anselm. Creer en la transformación, el camino hacia una vida sana y plena. Navarra: Editorial
Verbo Divino, 2009. p. 100.
15
Cfr. MARTINEZ, Víctor. “El sacramento de la Penitencia: signo vital de reconciliación de cara al nuevo
milenio”. Theologica Xaveriana, vol. 49 (1999).
19
CÁPITULO 1

LA REALIDAD DE LOS BARRIOS DONDE ESTÁ UBICADA LA PARROQUIA


SANTA MARÍA DE JERUSALÉN (CIUDAD BOLIVAR).

Dentro de las propuestas teológicas actuales surge la necesidad de contextualizar


las investigaciones de orden teológico, con el fin de indagar de manera pragmática
los contextos sociales en los cuales recaen los procesos de investigación y al
mismo tiempo, promover espacios de relación entre aquello que se “formula”
(ámbito teórico) y aquello que se “experimenta” (ámbito práxico).

Por tal motivo, la teología como una ciencia teórica-práxica tiene diferentes
métodos específicos, que han de permitir perspectivas prácticas que se
involucran en y desde las interacciones de la realidad contextual con los diversos
campos de reflexión en línea con el dato revelado en Jesús el Cristo 16. En este
aspecto, la indagación por los espacios de comprensión en los cuales se realizan
las investigaciones hacen parte del punto original del método ver, juzgar y actuar
sobre el cual recae este trabajo y que en su curso se complementa con espacios
documentales desde el análisis de la realidad.

El trabajo en cuestión, que se propone intenta tener un acercamiento al contexto


de situación que se vive en la localidad territorial, bajo la cual se focaliza el trabajo
en la (Parroquia Santa María de Jerusalén). Esto se da con el fin de indagar sus
problemáticas y buscar factores influyentes para la ejecución de dicha propuesta,
dentro del marco de la reconciliación. De este modo, los aspectos a tratar son de

16
Cfr. PARRA, Alberto. Textos, contextos y pretexto. Teología fundamental. Bogotá: Editorial Pontificia
Universidad Javeriana, 2005.
20
orden sistemático, es decir, que promueven el trabajo en el ámbito de una
realidad concreta, con el objeto de plasmar el tema de la reconciliación a la luz de
la vida sacramental; partiendo de la vivencia de los sujetos, en este caso de los
(jóvenes de confirmación de la parroquia).

1.1 El contexto territorial:

La localidad de Ciudad Bolívar se encuentra en el suroccidente de la ciudad de


Bogotá. Ubicada en la ribera izquierda del río Tunjuelito. Con una extensión de
12.998.46 hectáreas. El noventa por ciento (90%) de sus tierras son verdes pastos
que se extienden buscando las aguas “transparentes” que se descuelgan del
páramo Sumapaz. Su parte urbana “la conforman 314 barrios, los cuales han sido
construidos, “ladrillo a ladrillo” cada uno de sus habitantes”17. La localidad se
encuentra establecida en conjunto con los siguientes espacios limítrofes; al norte
con la localidad de Bosa, al sur con la localidad de Usme, al oriente con la
localidad de Tunjuelito y por el occidente con el municipio de Soacha. (Ver Anexo
1).

Adjunto a esto es pertinente describir las características topográficas que la


componen con la finalidad de “inspeccionar” sobre los lineamientos espaciales que
se presentan en el territorio. Tales aspectos relatan que: “tiene una extensión
territorial de 12.998.46 hectáreas, suelo urbano de 3.237.87 hectáreas, suelo rural
de 9.555.94 hectáreas, una altitud de 2.400 msnm, una temperatura mínima de
9ºC para una máxima de 19ºC y su población es de aproximadamente 1.000.000
habitantes18.

17
Cfr. MONTALVÁN V. Carlos María. Ciudad Bolívar, sueños e ilusiones en las lomas. Bogotá, Alcaldía Mayor
de Bogotá, 2001. pp. 4-5.
18
CUELLAR, Marcela. Atlas histórico de Bogotá- Cartografía. Bogotá: Editorial Planeta, 2007. p. 36.
21
1.1.2 El contexto social:

Para comprender el contexto social que se instaura en los límites de Ciudad


Bolívar es necesario proporcionar elementos de reflexión con relación a los
planteamientos sociales que la afectan. Puesto que, Ciudad Bolívar es catalogada
como un “tapete social de recortes”, esto quiere decir que se encuentra fundada
en una vasta pluralidad cultural que se presenta en su espacio; pero ante todo
reflejada en la pobreza y la desigualdad que se percibe en la mayoría de sus
habitantes.

Ahora, en cuanto a la población de esta localidad, podemos decir que la mayoría


de los pobladores “son de origen provincial campesino. Los ancianos y adultos, en
su mayoría nacieron y fueron criados en áreas rurales o en pequeños pueblos.
Sus sitios de origen están ubicados principalmente en los departamentos que
ocupan la región central del país, como son Cundinamarca, Tolima, Huila, Caldas,
Boyacá, Valle del Cauca y Santander”19. Sumado a ello existen habitantes de
países vecinos como Perú y Ecuador más un número alto de afrodescendientes
procedentes del Chocó.

Dentro de esta población, la mayoría son desplazados de la violencia (viven


mayormente en espacios periféricos), esto se da debido a la desprotección de las
instituciones gubernamentales. Este panorama hace que al llegar a la capital, se
de un ambiente nómada que los sitúa como “empobrecidos, desorientados y sin
un lugar propio donde vivir, ya que muchos viven en espacios alquilados”20.

19
MONTALVÁN, Ciudad Bolívar, sueños e ilusiones. p. 8
20
Entrevista realizada a la señora Leonor Guerrero Zolorzano habitante del barrio Jerusalén identificada con
la cédula nº 52.381.286 el día 4 de junio de 2010.
22
Y, si le agregamos a esta realidad, las condiciones económicas, de salud y de
protección, vemos que se desprenden de forma negativa en la localidad. Como
consecuencia de esto, los niveles de violencia se extienden constantemente y los
espacios de oportunidades para la mayoría son reducidos, los cuales son
influenciados por la falta de equidad social y de oportunidades, lo que genera la
injusticia social.

1.2 Orígenes de la Localidad de Ciudad Bolívar:

Teniendo presente los lineamientos anteriores, es pertinente hacer un rastreo por


la historia de la localidad de Ciudad Bolívar, partiendo de que “con el Acuerdo del
14 de septiembre 7 de 1983 se creó la Alcaldía Menor de Ciudad Bolívar siendo el
alcalde mayor de Bogotá Augusto Ramírez Ocampo, convirtiéndose en la localidad
número 19, ubicada al sur del Distrito capital; es la tercera localidad con mayor
extensión territorial que comprende suelo urbano y rural”21.

Sí nos adentramos en la historia de Ciudad Bolívar, vemos que esta población


gozaba de flora y fauna abundante; de ahí que allí se ubicaron hace largo tiempo
las tribus indígenas de los Suatagos, los Cundais y los Usmes bajo el gobierno del
cacique Sagüanmachica, quienes enfrentaron los ataques de la conquista desde
esta posición22. Los terrenos fueron pasando a diversos estadios comerciales, los
ambientes de desarrollo y la afluencia de personas que llegaron a la capital
durante la época de la violencia son los principales detonantes de la vasta
promulgación de viviendas que se presenta en esta zona de la ciudad.

21
ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ D.C. SECRETARIA DE HACIENDA – DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO DE
PLANEACIÓN. Recorriendo Ciudad Bolívar. Diagnóstico físico y socioeconómico de las localidades de Bogotá,
D.C., 2004. p. 1.
22
Cfr. ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ D.C. SECRETARIA DE EDUCACION. Navegador Pedagógico de Bogotá.
2006. pp. 140-141.
23
Como consecuencia, a la proliferación de personas que se dio en los predios es
necesario referir la intervención del estado en procurar el acercamiento de esta
población a sistemas de salud, educación y oportunidades; aspecto que se ve
opacado por la cantidad de individuos pero ante todo “según expresan muchos”
por la falta de recursos que se destinan para el mejoramiento de los espacios y la
protección social y de seguridad23.

1.2.1 Organización eclesial de la localidad de Ciudad Bolívar:

En el marco del proceso de la estructuración y organización social de la localidad,


aparece en escena la Iglesia católica y el proceso de evangelización que se fue
consolidando a su vez en pequeñas comunidades, que facilitaron la labor de
segmentar los terrenos periféricos de la creciente ciudad de Bogotá en futuros
asentamientos o barrios. Esta promulgación sumada a la amalgama de
experiencias religiosas de los habitantes (la mayoría de diversos lugares de
Colombia) ha formado una riqueza cultural que aflora en los ambientes de piedad
popular que se evidencian en el culto.

Mientras, que en lo relacionado a la arquidiócesis de Bogotá y su influencia con


esta comunidad, vemos primero que ésta se encuentra subdividida en zonas
pastorales que facilitan la labor administrativa y pastoral de la “porción del pueblo
de Dios”24. Esta división administrativa permite ante todo una amalgama de
posibilidades que confluyen en la atención a los fieles, promulgando un
conocimiento variado de los mismos e informando la mayoría de espacios que
necesitan de puntos de encuentro y congregación.

23
Entrevista en reunión sostenida con los Padres de los confirmandos realizada el día 6 de junio de 2010 y
visitas realizadas a lagunas viviendas del sector.
24
CODIG0 DE DERECHO CANONICO. Edición Bilingüe. Decima octava Edición (Actualizada). Madrid Biblioteca
de Autores Cristianos. Libro II, capítulo I, Del pueblo de Dios. Cánones 368-372.
24
Por consiguiente, Ciudad Bolívar pertenece a la Zona pastoral del Espíritu Santo,
cuyo “objetivo principal de la Zona se basa en el compromiso del trabajo en unidad
pastoral para construir e impulsar comunidades eclesiales en la Palabra y en la
práctica misericordiosa de Jesucristo, comunidades que sean Buena Noticia,
levadura transformadora del tejido de nuestra sociedad, camino del Reino
definitivo”25.

Es así como, la historia de la zona pastoral se remonta a la gestión eclesial y el


sentido social que tenían diversos sacerdotes ante el hecho de la pobreza extrema
en que vivían los grupos humanos y las comunidades que sufrieron directamente
los efectos de lo que se denominó el Bogotazo 26. Fruto de esa gestión (sacerdotal)
surgió lo que se denominó la Unión Parroquial del sur en el año de 1958 que tiene
entre sus precursores a los sacerdotes27.

En el año de 1971 el cardenal Muñoz Duque la erige como Vicaría Episcopal


Territorial bajo el gobierno de Víctor López, Enrique Sarmiento, Fabio Suescún,
Jesús María Rincón, como Vicarios Territoriales y el sacerdote Candido López
como su primer Vicario. Desde el 3 de mayo de 1996 es designada como se
conoce actualmente (Zona Pastoral Episcopal) según decreto del arzobispo, Señor
Cardenal Pedro Rubiano Sáenz. En la actualidad está acompañada y dirigida por
Monseñor Francisco Nieto Súa (Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Bogotá)28.

25
http://www.arquibogota.org.co/?idcategoria=336. (Consultado, 30 de Junio de 2010).
26
Se conoce como Bogotazo, al período de protestas, desórdenes y represión que siguieron al asesinato de
Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948 en el centro de Bogotá (Colombia). Se considera este uno de los
primeros actos urbanos de la época conocida como La Violencia.
27
ARQUIDIÓCESIS DE BOGOTÁ. Parroquia José María Escrivá de Balaguer: reseña histórica. En nuestras
parroquias http://www.pjosemariaescrivadebalaguer.arquibogota.org.co. (Consultado el 30 de junio de
2010).
28
Cfr. ARQUIDIÓCESIS DE BOGOTÁ. Zona Pastoral Episcopal Espíritu Santo. En Zonas Pastorales.
http://www.zpespiritusanto.arquibogota.org.co. (Consultado el 30 de junio de 2010).
25
1.3 Parroquia Santa María de Jerusalén:

Dentro del espacio contextual precedente se sitúa la parroquia Santa María de


Jerusalén y en ella se data la presente investigación. Este espacio tiene como
director parroquial en la actualidad al Rvdo. P. Yessid Núñez y se instaura en el
Barrio Jerusalén-Tanque. Una mirada histórica retrospectiva nos indica que: La
parroquia fue erigida canónicamente el 24 de noviembre de 1989, mediante el
decreto 301 de la Arquidiócesis de Bogotá, aunque ya había iniciado su acción
desde el año 1983, cuando la compañía de Jesús hizo presencia en el sector,
siendo luego acompañada por sacerdotes tales como el P. Hernán Cimadevilla, el
P. Julio H. Solórzano y el P. Fernando Torres, este último constituido como el
primer párroco29.

El celo pastoral de los sacerdotes y comunidades religiosas promovieron la


formación de grupos parroquiales sumados a la celebración dominical en algunos
espacios circunvecinos en los cuales actualmente se encuentran nuevas
parroquias y centros de culto. Dentro del trabajo social se destacan actualmente la
Casa del Abuelo (entidad sin ánimo de lucro, fue creada el año 1990), el programa
REDES y Javesalud (institución apoyada por la Pontificia Universidad Javeriana).

1.3.1 Contexto de la Parroquia:

Muchos de los espacios pastorales de la parroquia pertenecen a barrios de estrato


social 1 y 2. Se constata una población con altos niveles de analfabetismo,
aspecto que beneficia el “desempleo y la falta de oportunidades”30. Es una
población estigmatizada de “delincuentes” por el hecho de vivir en Ciudad Bolívar

29
BARÓN Casas, Laureano. Reseña histórica de la Parroquia. Enero 2001 a febrero de 2009.
30
Entrevista en reunión sostenida con los Padres de los confirmandos realizada el día 6 de junio de 2010 y
visitas realizadas a lagunas viviendas del sector.
26
y por encontrarse involucrados en brotes de violencia los cuales a su vez tienden a
identificarles.

Inicialmente las viviendas son de carácter provisional (invasión) y por tal razón
poco durables. “Este ambiente perdura en los lugares más alejados y altos de la
parroquia, debido al fenómeno migratorio”31. Algunas viviendas son construidas
por diversas fundaciones y pertenecen a ayudas que se han suministrado en
bienes raíz para el fortalecimiento de los canales de desarrollo de la población
menos favorecida del sector.

En el campo de la salud se evidencian factores de riesgo preeminentes en la


promulgación de enfermedades debido a las condiciones de abandono en las que
se encuentra la mayoría de la población. Dentro de estos factores de riesgo se
instauran: intoxicaciones por consumo de alimentos en estado de descomposición
y malos manejos en los procedimientos de preparación, alto índice de desnutrición
en niños y ancianos.

Son pocas las organizaciones sociales y políticas que existen en estos barrios, la
única que funciona con fuerza y con estructura legal es denominada junta de
Acción Comunal, la cual se autodenomina independiente de cualquier partido
político. Otra organización que tiene autoridad y ejerce su poder en los barrios es
la Policía Nacional como encargada de la seguridad (aspecto que es altamente
influyente en espacios circunvecinos de la parroquia y en la mayoría de los
estadios sociales de la misma; esta a su vez influenciada por las riñas callejeras y
el consumo de bebidas y sustancias alucinógenas).

31
CAPRERA, Gabriel. Ciudad Bolívar. pp. 38-42.
27
1.3.2 Contexto Religioso:

Siendo los pobladores en su gran mayoría de origen campesino, se infiere una


diversidad de experiencias religiosas y por lo tanto de manifestaciones rituales en
torno a la fe propia; esto en relación a las propiedades culturales que cada una de
las personas desarrolla en sus núcleos familiares (tradiciones religiosas). En lo
cual se constata que en la parroquia hay una gran afluencia de personas en
“tiempos fuertes” dentro de la propuesta de la liturgia católica; de forma
preeminente la Semana Santa ya que en ella se “recuerdan las tradiciones
religiosas, se reflexiona sobre la presencia de Dios y se mira la soledad
profunda”32.

De esta manera, los pobladores de los sectores ubicados en la parroquia


sostienen poca relación con la misma, debido en la mayoría de los casos a la
distancia y al peligro que corren en cuestiones de seguridad (especialmente
cuando las actividades litúrgicas son en horas de la noche). Dentro del marco de
presentación se destaca ante todo la influencia de la cultura y la tradición para las
diversas expresiones de fe personal y comunitaria.

1.4 Realidad socio-religiosa juvenil:

Apoyados en los ítems anteriores que presentan grosso modo una lectura
panorámica del contexto de los parroquianos de Santa María de Jerusalén, resulta
oportuno focalizar la reflexión en el campo del ambiente juvenil y al mismo tiempo
proponer una antropología subyacente que nos permita un acercamiento
deductivo hacia la realidad religiosa de los jóvenes que pertenecen a la parroquia.

32
SUAREZ, Luis Fidel. La religiosidad en Colombia aproximación al fenómeno religioso, comprensión y
evangelización de la religiosidad. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 1997. p. 129.
28
Este acercamiento se comunica desde la realidad social, sin la cual no haría mella
una verdadera experiencia religiosa.

Dentro de estos espacios contextuales se ha de marcar con ahínco las


perspectivas vitales de relación que se han descrito. Por eso será pertinente
comprender que los jóvenes de la parroquia son hijos de campesinos, con gran
influencia de creencias y aspectos culturales propios de sus antepasados.

Por lo tanto, una primera caracterización de los jóvenes está basada en


reconocer en ellos, la exploración de sus propios objetivos; es decir una búsqueda
autorrealización que emerge de la colectividad dentro de un panorama social
individualista. Así, en los jóvenes se evidencia un enfoque preferencial hacia
aquellas vivencias que están al “margen” de lo tradicional y que a su vez
“promuevan niveles de riesgo y adrenalina en ambientes magnánimos”33.

Por consiguiente, los jóvenes tienen dificultades, esto es en cuanto a sus


relaciones y en la capacidad para integrarse a grupos ya establecidos, de modo,
que se sienten marginados por la sociedad; así mismo se muestran
desesperanzados e inseguros ante el futuro y carecen de una visión crítica y
transformadora, la cual ha sido adormecida por la sociedad de consumo que con
sus propuestas ha delimitado y fragmentado los anhelos de las proyecciones
reales (fruto de la mercantilización de las relaciones)34.

A su vez la experiencia religiosa de los jóvenes se distingue por un índice de


individualismo acompañado por una itinerancia religiosa y una resistencia a
comprometerse. Lo cual desemboca en una proyección de espacios divididos que
33
MORAL, José Luis. ¿Jóvenes sin fe? Manual de primeros auxilios para reconstruir con los jóvenes la fe y la
religión. 2007, PPC, Editorial y Distribuidora, SA. p. 13.
34
Cfr. PEREZ Álvarez, José Luis. “Estudios Pastoral de juventud en una sociedad laica”.
http://www.misionjoven.org/07/09/368_1.html. (Consultado el 01 de julio de 2010).
29
poco o nada ofrecen interacciones vitales con el otro. Este fenómeno ocasiona
una búsqueda de ideales ficticios, los cuales no facilitan las relaciones entre unos
y otros. Por tanto, se hace necesario, replantear el compromiso con los jóvenes
desde su realidad de vida.

De lo contrario, estaríamos abocados en una moral, que se sintetiza en el “placer”


y el “tener”; es decir, enfocada desde la propuesta del consumismo, lo que va a
generar la confusión y la indiferencia en el joven, ocasionando identidades
contradictorias, esto es (falta de reconocimiento del otro y de mutua aceptación).

Desde esta perspectiva, surge lo que se conoce como la tolerancia religiosa,


término que se convierte en relativismo, puesto que todas las religiones parecen
idénticas e igualmente válidas y más aún, por el que la religión, aunque creíble, se
convierte en una de tantas explicaciones posibles para dar sentido a la existencia.
Entones, aparece una “religión a la carta”, que se construye con el propio grupo en
una experiencia religiosa individualista. Esta “religión a la carta” termina siendo un
“bricolaje sincretista”35 que confunde y contraría las propuestas tradicionales de la
religión (visto desde el ámbito moral).

En esta medida, ni la religión ni Dios figuran como uno de los temas más
relevantes en el horizonte vital, ya que se cree en Dios más no como un “Dios
personal” (humano)36 sino como un principio o “fuerza” que no entra en contacto
con el hombre sino que sirve de “motor” dinámico para todo. Este planteamiento
netamente filosófico37 está fundado en principios “etéreos” que corresponden a los
dictámenes de la cultura y que a su vez comprometen las propuestas juveniles de
encuentro y “liberación”.
35
MEDINA, Germán. “El caldo de cultivo de la experiencia religiosa juvenil contemporánea”. SEMINARIUM
BOGOTENSE. No. 6, 2005. p. 4.
36
Cfr. FAUS, Gonzales, José I. La Teología de cada día. Salamanca: Ediciones sígueme, 1977.
37
Cfr. PLATON. Diálogos VI; Filebo, Timeo, Critias. Editorial Gredos, S.A.U, 2008.
30
Con este panorama se destacan las diversas imágenes de Dios que se conciben
entre los jóvenes para interactuar y lograr “identificar” patrones de conducta que
permitan un acercamiento proyectivo de los jóvenes. Dentro de estos espacios
juveniles es muy común reconocer algunas formas de ver a Dios, por ejemplo,
aquella forma de ver a Dios que se denomina “negativa”, la cual se ve a Dios
como un “castrador” de la libertad, que cohíbe todo aquello que se concibe como
positivo en la mentalidad del joven moderno.

Otra forma de ver a Dios, se encuentra en la imagen del “gran ausente”, es decir
de un Dios imaginario, bajo esta visión es pertinente comprender que se “vive sin
Dios (porque nunca lo han experimentado o nunca se forjo), pero también sin
nostalgia de Dios, le resulta indiferente su existencia, e inclusive en el caso que
Dios existiera no cambiaría ni un ápice su modo de existir”38. En la religiosidad
actual juvenil existe también lo que Juan Pablo II denominó una crisis del sentido
de Dios y un eclipse de la conciencia moral que oscurece el sentido del pecado,
perdiéndose con ello la sensibilidad del bien y del mal.

En cuanto a la mediación religiosa, desciende la autoridad y la institucionalidad


para dar cabida a la autonomía personal. La religiosidad juvenil “prefiere” la
psicología y la religiosidad oriental y rechaza los dogmas y las instituciones. No
hay sentido de pertenencia y compromiso ni se participa en las instituciones
eclesiales por lo que el joven vive y crece aislado de éstas; desconociendo sus
discursos, símbolos y ritos. Además, un rasgo típico de la espiritualidad católica
latinoamericana que se evidencia en los jóvenes es que se sienten distantes y
marginados, cifrando que: “Nuestro pueblo no rechaza la Iglesia, la quiere, pero no
„se siente‟ Iglesia”39.

38
TORRALBA, Francesc. “Imágenes de Dios en los jóvenes”. Cuadernos formativos. Abril (2005).
39
MARTÍNEZ-DE-TODA, José, S.J. “La espiritualidad del comunicador cristiano”. Teología y Vida, Vol. XLIV
(2003), p. 74. Lo cito de: The National Pastoral Plan for Hispanic Ministry, Origins, p. 451.
31
En suma, la religiosidad juvenil puede ser enmarcada bajo algunos de estos
eslóganes que se usan comúnmente entre los jóvenes (“1ª “Religión monoteísta,
no; religiosidad, sí”. 2ª “Iglesia, no; Jesús, sí”. 3ª“Jesús, no; Dios impersonal, sí”.
4ª “Religión sin Dios”. 5ª “La religión ecológica será la religión del futuro” 40),
teniendo en cuenta un margen de juicio desfavorable si se generalizan las
expresiones pero sí brindando un bosquejo proporcional de la gran mayoría de los
casos.

Ante estas expresiones puede surgir una acertada cuestión, ¿Cuáles son las
raíces que están detrás de este fenómeno? Según Antonio Jiménez lo que él
denomina “increencia juvenil” se describe como “la falta de significatividad de la
religión, compatible en la vida cotidiana con restos de experiencias religiosas o
con fragmentos de verdades cristianas”41. Ello obedecería a la crisis de la
socialización religiosa particularmente en el ámbito familiar en donde la
irrelevancia social de la cuestión religiosa en medio de la complejidad de la
sociedad actual se mezcla con el narcisismo ambiental en la sociedad de la
diversión y de la inmediatez, sumada a la banalidad existencial y a la ausencia de
“pasión” (significación).

Dentro de la crisis de la socialización religiosa la familia ha dejado de ser un


agente de socialización religiosa, bien porque se malentiende el respeto, la
tolerancia y la libertad; o bien por el agotamiento del ritmo de la existencia. Existe
sumado a ello un endurecimiento de las posturas adultas como respuesta a la
ineficacia de los instrumentos con que cuentan para relacionarse con el joven, y
por el otro, a los bloqueos generacionales que se expresan en dificultades de

40
MARTÍNEZ-DE-TODA, S.J. “La espiritualidad del comunicador cristiano”. p. 70.
41
JIMENEZ, Antonio. “Increencia y jóvenes: datos y posibles raíces”. Misión joven. N° 363, abril (2007) p. 7.
32
comunicación, escucha y empatía entre jóvenes y adultos, “en el desprecio juvenil
de lo que se asocia con el universo adulto, verbigracia lo religioso ”42.

Sin embargo, esta crisis también es atribuible a la carencia paterna de una


imagen clara de Dios (debido a la organización desestructurada de la familia) lo
que les dificulta transmitirla a sus hijos y de lo que resulta un desconocimiento
absoluto sobre las cuestiones religiosas en ellos. Pero al mismo tiempo los hijos,
saturados por la información que reciben a diario de diferentes fuentes ya no
desean ni están dispuestos a recibir lo que sus padres tienen para decir sobre lo
religioso, les parece apartado del contexto.

En perspectiva se evidencia una irrelevancia social de la cuestión religiosa


marcada por el fin de los metarrelatos, cuestión que dificulta las “certezas
absolutas” en todos los órdenes. Tal aspecto conlleva a un pluralismo en la oferta
de valores que dificultan que el joven se posicione claramente en relación con los
problemas que lo afectan, y también lo despojan de las herramientas que le
permiten dotarse de sentido y dar respuesta a sus inquietudes vitales. Se asiste a
una desconfianza hacia las utopías de cualquier tipo incluidas las religiosas y a
una profundización de la sensación de inseguridad que hace que los individuos se
retraigan a la esfera privada, distanciándose de las instituciones.

La iglesia “sufre” particularmente una crisis de credibilidad entre los jóvenes, que
ya de por sí son escépticos hacia las instituciones, esto como producto de la
llamada disonancia cognitiva, con esto se hace referencia al malestar producido
por la incoherencia entre lo que él joven piensa que es el deber ser de la Iglesia y
lo que ella realmente es. Esta ansia de autenticidad los lleva a “menospreciar” la

42
KRAUSKOPF, Dina. “Dimensiones críticas en la participación social de las juventudes”. Participación y
Desarrollo Social en la Adolescencia. San José: Fondo de Población de Naciones Unidas (1998). pp. 119-134.
33
Iglesia como moralizante o legalista y a percibirla como autoritaria, jerárquica,
intolerante y reacia a admitir la diferencia.

De tal modo, que se puede decir que para los jóvenes, la Iglesia se hace
“innecesaria” para llegar a Dios y por supuesto no esperan de ella que les diga
qué es la verdad, pues el joven termina autoerigiéndose en la máxima autoridad
en materia religiosa. El escaso y problemático sentido de pertenencia eclesial
junto a la falta de cultura religiosa hace que muchos de los espacios religiosos no
les sean familiares. Tal ámbito involucra y al mismo tiempo indaga por los ritos
sacramentales que “se mueven en el terreno del ritualismo o del mero sentimiento
sólo, separados de la propia vida y del Reino de Dios”43.

En efecto, al creer sin pertenecer, al no sentirse parte de la iglesia y no confiar en


ella el joven no se encuentra motivado a celebrar los sacramentos, lo que también
le resulta difícil por la limitación de su formación religiosa, particularmente el
desconocimiento del lenguaje litúrgico y simbólico cristiano, pero además su fe
inmadura a causa de un recorrido incompleto del proceso de iniciación cristiana,
reducido a la preparación para los sacramentos, y de la carencia de una
comunidad de referencia es insuficiente para que pueda vivir una celebración
sacramental auténtica y le imposibilita la participación en el misterio celebrado.

El consumismo, el utilitarismo, el pragmatismo y el narcisismo moderno dificultan


la búsqueda de sentido de vida, de modo que los jóvenes de esta parroquia se
vean sin ideales que comprometan la vida como tal. La preocupación del individuo
joven por sí mismo prima sobre el reconocimiento del otro y la reciprocidad en los
vínculos; que sumado a un “denuncio” por el mercantilismo de los espacios

43
ÁLVAREZ, Luis Fernando. “La pastoral sacramental con jóvenes en la parroquia”. En
http:www.stjteresianas.pcn.net/Ed-cit08/Núcleo%20Carisma/PASTORAL/PastoralSacramental.doc.
(Consultado el 10 de julio de 2010).
34
religiosos hace una vertiente de ámbitos que no se comprenden por los
adolecentes y “manejos” que no se asimilan desde los parámetros y enseñanzas
que se promueven en la fe.

En síntesis, dentro de los jóvenes se evidencia una urgencia de encontrar


identidad y al mismo tiempo de procurar espacios de búsqueda que hacen parte
de la denominada mentalidad moderna que se evidencia en Latinoamérica,
marcada por las denominadas “tribus urbanas” que con amplio auge han sitiado
las esferas más vulnerables de la sociedad y que refieren directamente al manejo
de la religiosidad y el compromiso real por sus opciones propositivas.

1.4.1 Relación de los jóvenes confirmandos con la Parroquia:

Concatenando las experiencias anteriores se presenta un apartado que delimita


los espacios juveniles, este se inspecciona con los jóvenes de confirmación de la
parroquia. Las manifestaciones de cercanía que se dan de parte de los jóvenes
con la parroquia se evidencia en el dialogo con los confirmandos a lo largo del
trabajo propuesto en los ambientes circulares.

En este sentido, al presentarse una pluralidad de espacios religiosos (según el


panorama anterior) en la vida de los jóvenes; la parroquia se convierte en un
ambiente “tradicional” y en casos “aburrido” que no indica atracción. Las
proyecciones y anhelos juveniles parecen ser alejados de la realidad parroquial, el
aburrimiento y los conceptos de antaño no “figuran” dentro de los lineamientos de
pensamiento modernos que involucran una promoción del hombre y de Dios
diferente.

35
La “obligatoriedad” hace parte del ¿Por qué los jóvenes se acercan a la
parroquia?, en el sentido que las mociones en gran parte se da el “para recibir los
sacramentos”, poco o nada tienen que ver con lo personal-experimental; más bien
hacen parte de un arduo contenido comunitario que involucra y al mismo tiempo
incide en las proyecciones juveniles44. Esto no quiere en ningún momento decir
que sea justificable la ausencia de los jóvenes de los espacios de la parroquia
pero sí es un “alto en el camino” al momento de proyectar “mecanismos” de
evangelización que penetren de forma plena en la comunidad juvenil y que al
mismo tiempo proyecten perspectivas de caridad que en síntesis han de ser
propias de fortalecimientos proyectivos de la fe.

Los acercamientos de los jóvenes a los espacios de la parroquia atienden a una


“necesidad” de aceptación, esta se apoya en los conflictos que viven en sus
hogares y que hacen de la parroquia un “lugar diferente”45. Se exhorta por tanto al
crecimiento personal más sin embargo los tabús al momento de hablar de la
Iglesia y el “recelo” de muchos de acercarse a dichos espacios hace que los
jóvenes que asisten al contexto parroquial se sientan “alejados” de sus contextos y
grupos sociales.

En síntesis, la proliferación de creencias, la falta de experiencia personal y el


sentido de “vergüenza” ante lo religioso hacen parte de la deserción de los jóvenes
ante la idea de “parroquia”, sumado a esto se puede identificar una creciente de
“monotonía” que sienten los confirmandos en los espacios de encuentro y en la
vivencia activa de la fe. La pregunta de base sería ¿es necesaria la fe?, desde la
que se puede ceñir con claridad un acercamiento relacional de la iglesia (figurada
en el ámbito parroquial) con las expectativas y deseos de los jóvenes.

44
Cfr. GALLO, Luis Dueñas. La otra realidad. Bogotá: Editorial Instituto colombiano de cultura, 1963.
45
Entrevista realizada al joven confirmando de la parroquia Aguilera Bejarano Jhon Fredy el día sábado 03
de Julio de 2010.
36
CÁPITULO 2

EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN46:

Durante la presentación anterior se ha mostrado el contexto social sobre el cual se


proyecta la presente investigación, destacado la limitación territorial y las
implicaciones sociales de su población; atendiendo de forma especial a los
jóvenes en su contacto constante con su entorno. Es así como en el presente
capítulo se intenta determinar el sentido del sacramento de la confesión en la
Iglesia como aspecto histórico que se indica desde una indicación antropológica,
cristológica y eclesiológica que lleve a presentar como eje transversal el escrito del
P. Nouwen (el hijo pródigo) en relación a la propuesta de misericordia que formula
el autor47.

Es así como se indica la necesidad de integrar la reconciliación con el sacramento


de la confesión desde un paso epistemológico que permita un “puente” entre la
visión sacramental parcializada (donde los sacramentos son elementos sueltos) a
una que indique la unidad de la fe en la vida. Esta es la apelación que hacen los
documentos eclesiales desde el “ven y ve del Evangelio” 48 y que a su vez se
integran en las perspectivas de contenido que formula en Concilio Vaticano II
desde el llamado a retomar la Escritura como el centro de la vida y de la
evangelización49.

46
La primera precisión que debe hacerse es que siguiendo a Juan Pablo II en su mensaje del año 2000 a la
Penitenciaria Apostólica, en esta investigación se utiliza indistintamente el término confesión, ministerio de
la confesión, sacramento de la penitencia y sacramento de la reconciliación.
47
Cfr. NOUWEN, El Regreso del Hijo Pródigo. pp. 7-157.
48
MISSIONNAIRES DES SAINT-APÔTRES. Constitutions et normes, Montréal, 2006, Art. 72.
49
Cfr. C ONCILIO VATICANO II. Decreto Optatam Totius, Nº 16.
37
2.1 Marco Antropológico:

El presente apartado se ancla en una encuesta realizada en el año 1982 por un


grupo de seis alumnos del ciclo de Magister de la Facultad de Teología de la
Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá sobre la celebración del perdón de los
pecados con jóvenes y adultos (en el campo universitario), teniendo presente la
cuestión de ¿Por qué hablar de antropología de la reconciliación?, enfocando de
forma práctica los correlativos antropológicos que subyacen ante dicha propuesta.
Al final de su trabajo llegaron a la conclusión de la necesidad “latente” de una
fundamentación antropológica del sacramento de la reconciliación como punto de
partida al momento de hablar sobre dicha experiencia50.

Las razones explicitas sobre la conclusión son las siguientes:


a) Existe un marcado lenguaje autónomo que prescinde de la realidad
concreta con la cual se denota la carencia de una base más antropológica;
es preciso un acercamiento al hombre real.

b) Se da una visión puramente “esencialista” del hombre que conlleva a un


fariseísmo.

c) La persona humana (el hombre) no es un ser solitario y ahistórico; sino que


es un ser comunitario es decir en relación con otros, que va haciendo cada
día la historia al ritmo del proceso y avance vital.

Según lo anterior, el autor Vergote, reflexiona sobre la dimensión antropológica-


teológica de la reconciliación. De ahí surge la preocupación por lo antropológico

50
HURTADO, María V, Hermes Ramírez O., CJM, Luis Amado Vanegas G., CJM, y José Holmes H., Jaime
Pinzón M., Pro. “Celebración del perdón de los pecados – una aproximación a la praxis actual”. Theologica
Xaveriana, Vol. 32, nº 4 (Oct. - Dic.) 1982, p. 429. Encuesta realizada con la coordinación del Pbro. Fernando
Hurtado G.
38
más allá de la forma sumaria con la que se ha realizando la “confesión” en la
historia, ya que gracias a lo antropológico, el sacramento vuelve a ser signo del
proceso de conversión a Dios y se instaura como una realidad humana-vital51.

En relación con este tema, Vergote plantea que las dimensiones humanas son co-
constitutivos del sacramento en la que la acción humana se une a la acción divina,
el vínculo entre la gracia y la iniciativa humana es tan estrecho que se pueden
considerar el sacramento como una “acción divina” que se une a la “acción
humana”; no obstante, “Dios y el hombre no están en el mismo nivel. Si esto es
así, las dimensiones antropológicas de los sacramentos tienen su autonomía y
deben ser consideradas en sí mismas”52. Esto no significa que en el proceso
articulador de la reconciliación la acción humana y la divina no forman una sola
realidad sino que se indican en relaciones de comprensión indivisas y propias53.

En la conclusión del escrito de Vergote, se afirma que en la reflexión sobre las


dimensiones antropológicas de la reconciliación se ha de dar toda la importancia al
proceso de la persona humana, “sería preciso reflexionar sobre todo lo que ha
podido conducir a una deformación de la práctica de la confesión, que a menudo
desconoce sus dimensiones antropológicas, y favorece el ritualismo”. En el
proceso reconciliador no se pueden olvidar las exigencias de la dimensión
antropológica. “Una atención lucida a estas dimensiones ayudará a los creyentes a
reencontrar, de otra forma, el sentido y los beneficios religiosos de esta práctica”54.

El planteamiento acerca de la dimensión antropológica se condensa en el espacio


teológico hacia (1999) con la propuesta del P. Martínez, S.J quien considera el

51
VERGOTE, Antoine. “El sacramento de la penitencia y la reconciliación”. Selecciones de Teología Vol. 37 nº
145 (1998), p. 71.
52
VERGOTE. “El sacramento de la penitencia y la reconciliación”. p. 71.
53
VERGOTE. “El sacramento de la penitencia y la reconciliación”. p. 72.
54
VERGOTE. “El sacramento de la penitencia y la reconciliación”. p. 80.
39
sacramento del la reconciliación como un “proceso” en el que el hombre es
invitado a un cambio de mentalidad y de vida (metanoia) constantes y
programáticos (actitud dinámica del sacramento); así lo indica al decir que, “El
signo antropológico de la reconciliación es la conversión”55, el elemento presente
esta en identificar el sacramento como una realidad antropológica de
transformación56 que se concreta en la vida del creyente.

En este punto es necesario decir que el hombre reconciliado (antropológicamente


hablando), tiene una “nueva” personalidad porque, “reconciliado consigo mismo,
puede reconciliar, puede dar y recibir perdón, puede aceptar al otro como es y con
todo lo que es”57. La posibilidad de reconciliarse consigo mismo se da en la
medida en que el individuo se sitúa en la perspectiva de Dios y de su Reino. La
fuerza de la reconciliación está en la conjunción entre sentirse amado y amar; la
unidad y la confrontación ante la misericordia de Dios (Lc 15,32) indican una
transformación en la persona que “se permite” descubrir la presencia de Dios en la
vida y se une plenamente, en libertad a su plan de salvación. La transformación
que se indica en este sentido es personal e interior y parte en sintonía con el plan
de Dios creador que “endereza” los caminos humanos desde el interior58.

Con respecto a lo indicado hasta ahora, Borobio en su libro “El sacramento de la


reconciliación”59, define la situación actual del hombre con respecto al perdón
como una “aspiración” (un ideal) personal (paz consigo mismo), más que como
una realidad concreta y posible; “El hombre es un ser desreconciliado consigo

55
MARTINEZ, Víctor. “El sacramento de la Penitencia: signo vital de reconciliación de cara al nuevo milenio”.
Theologica Xaveriana Vol. 49 (1999), p. 284.
56
Cfr. GRÜN, Anselm. Creer en la transformación. Navarra (España): Editorial verbo divino, 2009.
57
GRÜN, Creer en la transformación. p. 286.
58
GRÜN, Creer en la transformación. p. 281.
59
Cfr. BOROBIO, Dionisio. El sacramento de la reconciliación Penitencial. Salamanca: Editorial Sígueme,
2006.
40
mismo, en aspiración y búsqueda de una auto-reconciliación”60. Ésta problemática
existencial según Borobio se manifiesta en distintas experiencias antropológicas;
como por ejemplo, lo pragmático de la “no-totalidad (imposibilidad de ser
“totalmente él mismo”), en la experiencia de no-inocencia (fractura entre el ideal
de una inocencia a la que aspira… no puede evitar sentirse “culpable”); en la
experiencia de la dependencia (vienen a percibir que su no-totalidad y su no-
inocencia no dependen exclusivamente de él, sino también de “lo otro”
circunstancial)”61.

Borobio cree que se puede superar aquella situación de alienación que se


manifiesta en las experiencias de no-totalidad, de no-inocencia y de dependencia,
y para ello plantea cuatro alternativas posibles que la Iglesia en su misión
evangelizadora y humanizadora debe tener en cuenta. La primera consiste en
asumir la misión de humanización antropológica, es decir, “ayudar al hombre a ser
verdadera y plenamente hombre”62. La segunda, mostrar los “falsos” caminos de
reconciliación que no permiten una experiencia liberadora-reconciliadora. La
tercera es “conducir” al sujeto hacía una auto-reconciliación personal en donde se
acepte no como un “no”, ni como un “ya”, sino como un “todavía-no” (hombre en
proceso), en lucha a la plenitud. “Es inútil eliminar el conflicto o negar la tensión.
Asumirlos es la “condición” para una auto-reconciliación que niega el ser-así, ni
bloquea el dinamismo hacia el deber-ser”63. La última alternativa consiste en el
vivir la auto-reconciliación humana en un proyecto de hetero-reconciliación para
que sea verdadera, teniendo en cuenta que el punto de partida de un adecuado
proceso de reconciliación es el descubrimiento constante de la persona64.

60
BOROBIO. El sacramento de la reconciliación Penitencia. p. 27.
61
BOROBIO, El sacramento de la reconciliación Penitencial. p. 29.
62
BOROBIO, El sacramento de la reconciliación Penitencial. p. 32.
63
BOROBIO, El sacramento de la reconciliación Penitencial. p. 29.
64
Cfr. BONET, José Vicente. Sé amigo de ti mismo: manual de autoestima. Bilbao: Editorial Sal Terrae, 1997.
41
De esta manera concluye Borobio que: “…la Iglesia debe ofrecer y promover, con
palabras y obras, una verdadera “renovación antropológica”, que conduzca a
situar en el centro aquellas virtudes y valores que se relacionan…con el
reconocimiento de lo que el hombre es y está llamado a ser65. Todo ello enfocado
en la síntesis que muestra en su cuadro comparativo (que presento a
continuación), en el que se confrontan el ideal al que tendemos; la realidad que
muchas veces vivimos y lo que en el sacramento proclamamos, celebramos y
renovamos; todo esto a lo largo de todo el proceso que implica básicamente,
(conversión - confesión- satisfacción - reconciliación66.

Cuadro comparativo:

Ideal Realidad Sacramento.


1. Totalidad: plenitud No-totalidad: limitaciones Afirmación de plenitud en Cristo

2. Inocencia: no culpa Experiencia de culpabilidad. Se reconoce la propia verdad.

3. Justicia: en todo In-justicia que me implica Nueva justicia según el Evangelio

4. Libertad: aspiración Dependencia múltiple Libertad de los “hijos de Dios”

5. Unidad: en amor Divisiones: personal, social… Comunión nueva en Cristo-Iglesia

6. Paz: interna-externa Inseguridad: conflicto, guerras Paz con Dios-Iglesia, los demás

7. Convivencia Soledad: individualismos Fraternidad: relación comunitaria

8. Vida gozosa: feliz Sufrimientos: desgracias Alegría del perdón y el amor.

Como bien se puede observar en el recorrido presente, los autores con quienes se
ha “dialogado” en la investigación, enfatizan la necesidad de fundamentar el
sacramento de la reconciliación desde una antropología, siendo concordes con
ello se intenta “recuperar” el sentido humanizador del sacramento que se ha ido
perdiendo a lo largo de la historia y que conduce a espacios de desvinculación que

65
BOROBIO. El sacramento de la reconciliación Penitencial. p.30.
66
Cfr. BOROBIO. El sacramento de la reconciliación Penitencial. p. 39.
42
no favorecen un proceso integral entre el sacramento de la reconciliación y la vida
sacramental.

Sumado a lo anterior es necesario resaltar que los diversos estudios que se


matizan en el marco de las “ciencias humanas”, han manifestado una clara
intervención en el campo de la reconciliación, formulando elementos reveladores
en los procesos de autocomprensión y de dinámicas de reconciliación emergentes
en los diversos espacios de relación humana; se ha podido establecer que el
hombre necesita integrar su “yo” de manera real con los espacios sociales de
desarrollo que se estiman en y desde la contemplación de mecanismos de
intereracción (benéficos) que conduzcan a la reconciliación.

2.1.1 Perspectiva Psicológica de la Reconciliación:

Con la reflexión precedente en la que se mostraba la necesidad de “apostar” por la


antropología en el campo de la reconciliación se propone una visión focal sobre el
aporte general de la psicología al ámbito del sacramento de la confesión y en ello
atender a la cuestión de ¿qué significa la reconciliación para el hombre de hoy?;
se refiere de manera establecida al “marco psicológico”, recalcando ante todo el
auge que esta ciencia ha tenido y tiene en la comprensión de la psiquis humana
pero ante todo en los procesos de relación vitales que confluyen en el
67
descubrimiento del otro desde la aceptación del yo .

En este sentido tenemos que el sacramento de la reconciliación y el hecho mismo


de la reconciliación individual y colectiva/social, tiene implícita una dimensión
humana (antropológica) en la que se abren paso muchas ciencias desde las
cuales se estudia y aporta al hombre en pro de la “integridad” y “calidad de vida”

67
Cfr. BONET. Sé amigo de ti mismo: manual de autoestima. pp. 33-44.
43
(en clave de relaciones humanas). En tal perspectiva tenemos que la
reconciliación es más que un concepto, es una realidad que debe abordarse a
partir de una interdisciplinariedad. Es así como desde la psicología la
reconciliación se relaciona directamente con el sentimiento de culpabilidad del
hombre y éste como resultado de una “falla” al momento de “alcanzar” el ideal del
“yo” que fue y que es proyectado en el momento del reconocimiento del otro (en la
infancia); cuya función es (a modo de espejo), la de “modelar” constructiva o
deconstructivamente la formación del “yo”68.

La formación del ideal moral se sustenta sobre el amor propio considerado por
Freud como rasgos básicos del narcisismo y desde el cual se puede inferir, que
está implícito el deseo de ser apreciado y admirado por los demás 69, por lo tanto;
la falta y el sentimiento de culpabilidad del ser humano trasciende desde lo
individual-espiritual al ámbito social y cultural desde donde se inicia un proceso de
auto–restauración que incluye en la reconciliación un “reconocimiento” de la falta y
perdón personal para reconciliarse luego con su propio contexto (aceptación de la
realidad).

En cuanto a la falta y el sentimiento de culpabilidad que se ha presentado, es


pertinente exponer el aporte de Jacques Alain Miller en su Libro séptimo del
seminario de Lacan, titulado “La ética del Psicoanálisis”70 en el cual se afirma que:
“Propongo que de la única cosa de la que se puede ser culpable, al menos en la
perspectiva analítica, es de haber cedido en su deseo… Lacan hace eco aquí de
Freud del Malestar en la cultura, según el cual – Cada renuncia a la satisfacción
pulsional se vuelve una fuente dinámica de la conciencia moral, cada nueva

68
Cfr. ALAIN Miller, Jacques. Los tres tiempos del Edipo. Buenos aires: Editorial Paidos, 1990. En Seminario
de Jacques Lacan libro 5. p. 198.
69
Cfr. VERGOTE. “El sacramento de la penitencia y la reconciliación”. p. 73.
70
Cfr. ALAIN Miller, Jacques. La ética del Psicoanálisis. Buenos Aires: Editorial Paidos, 1959-1960. En
Seminario de Jacques Lacan libro 7.
44
renuncia aumenta la severidad y la tolerancia de ésta – Lo que significa según
Freud que el sentimiento de culpabilidad inconsciente nunca es tan vivo como
cuando el sujeto sacrifica su goce al ideal moral”71.

Es importante resaltar que la falta; el reconocimiento y sentimiento de culpa, el


perdón y la reconciliación producen una serie de comportamientos diversos e
implicaciones psicológicas ambivalentes de acuerdo al tipo de “estructura” de
personalidad que posee cada individuo; por lo cual puede presentarse una
patología causada por la angustia de la culpabilidad manifestada a través de
síntomas neuróticos y psicosomáticos o según su personalidad puede no existir el
sentimiento de culpa en sus conductas. Generalmente en una estructura
neurótica ante la falta (acto cometido), se presentan dos caminos de acción, a
saber: el no-reconocimiento de la falta o el reconocimiento que lleva a reparar el
pacto o la relación rota con el otro y consigo mismo desde el interior72.

En consecuencia se puede registrar que a través de la práctica del psicoanálisis


muchos individuos reconocen sus faltas y expresan sus sentimientos de
culpabilidad, buscan un “auto-reconocimiento” y una “auto-aceptación”; además
siendo la emoción considerada como uno de los procesos básicos del ser humano
desde la cual se interrelaciona e interactúa el individuo consigo mismo y con los
demás, el psicólogo clínico Worthington73 quien luego de analizar las emociones
relacionadas con el “no-perdón” tales como la ira, el miedo, el odio, el enojo y la
venganza, identifica este conjunto de emociones como una emoción compleja que
inicia con miedo condicionante seguido de una idea fija de manipulación
cognoscitiva sobre el evento original que le produce dicha emoción (episodio de la
vida no reconciliado).

71
ALAIN. La ética del Psicoanálisis. p. 382.
72
VERGOTE. “El sacramento de la penitencia y la reconciliación”. p. 73.
73
Cfr. http://www.kolping.org.uy/perdon/Principios_teoricos_1.pdf (consultado, el 26 de Agosto de 2010)
45
Por su parte la psicoanalista Anna Freud afirma que el “no-perdonar” consiste en
uno de los mecanismos de defensa que permite al individuo o víctima el
autocontrol, “asumiendo la conducta violenta o amenazante del agresor,
transformándose a sí mismo de amenazado a amenazante”; esto en aras de
aumentar el autodominio y la dignidad. Con lo referente a la ira, vista como una de
las emociones básicas y agente póstumo a la falta, tiene consecuencias
cognitivas, en ocasiones fisiológicas y especialmente conductuales en las que las
personas reaccionan de acuerdo a tres mecanismos básicos: la negación
consciente e inconsciente, la manifestación agresiva y el perdón.

En el ámbito social observamos cómo en la niñez temprana se impone negar el


enojo, lo cual tiene sus “repercusiones” en las demás etapas del ciclo vital,
especialmente en la adolescencia y juventud. Con este enfoque se tiene que,
expertos en el tema de la reconciliación han coincidido en la necesidad de trabajar
en cuatro etapas principales en el proceso de reconciliación y perdón tales como
catarsis, decisión, acción y resultados.

Grupos de intervención con personas víctimas del conflicto en países como


Colombia entre otros lugares de Latinoamérica (contexto situacional), han
desarrollado proyectos e investigaciones a fin de reconciliar al individuo consigo
mismo con el ofensor y con los demás. Estos estudios se han estructurado sobre
bases teóricas desde las cuales se resalta la importancia de una fase preparatoria
la cual busca crear simpatía y seguridad en el ambiente, ayudados por elementos
físicos, culturales, espirituales, conductuales como técnicas de exposición como
relajación o inundación, danza, yoga, entre otros.

En la fase de la catarsis se busca ayudar a los sujetos a recobrar su autocontrol,


autorespeto y autodominio para lo que se orienta hacia una identificación de la
ofensa o falta y darle nombre para poder afrontarla. La fase de decisión implica
46
una “justicia restaurativa” hacia el ofensor, es decir que se motiva a la persona a
practicar la compasión. En la fase de la acción se ayuda al individuo a liberarse de
sus propias ataduras y aceptar y reconocer con libertad y alegría su propia vida
para lo cual toma gran importancia la reconexión con la comunidad y la
proyección. Por otra parte, otro de los ejercicios desde la psicología es a través de
la reparación simbólica, por medio de la cual las personas recuperan
gradualmente la seguridad, sentido de la vida.

La reconciliación se puede comprender desde la psicología sistémica a través del


concepto de resiliencia74; entendida esta como la capacidad del ser humano para
enfrentar las adversidades de la vida, aprender de ellas, superarlas y
transformarlas. La resiliencia funciona en el ser humano como una reconciliación
consigo mismo, con el entorno y con las situaciones que se puedan presentar.
Este concepto comparado con nuestro tema de estudio, se asemeja al
acercamiento a conciliación con el contexto, consigo mismo y con Dios en el
ámbito sacramental y vivencial en el cual se obtiene la satisfacción de una
comunión sin consecuencias aversivas para el hombre como las tendría las
adversidades y el pecado, sino por el contrario una preparación ante las mismas
para celebrar la vida misma y las situaciones a partir de una nueva actitud.

Algunos estudios en resiliencia identifican algunos factores como resilientes; es


decir que ayudan a que la persona supere las adversidades de forma efectiva.
Para comprender más fácilmente, Henderson75 los clasifica como:

74
Es un concepto de la psicología moderna que expresa la capacidad personal del sujeto para “reponerse” a
los momentos y dificultades de la vida teniendo presente su estado personal y los mecanismos propios de
desarrollo. (Cfr. Comentario de ANGARITA, Estella; Docente de la Pontificia Universidad Javeriana en clase
de resiliencia, segundo semestre de 2009).
75
Cfr, HENDERSON, Edith. La Resiliencia en el mundo hoy: Cómo superar las adversidades. Barcelona
(España): Editorial Gedisa, 2006.
47
Apoyo externos: Son factores que promueven la resiliencia tales como
familiares, amigos en quienes confiar y que le amen, buenos modelos a imitar,
familia, salud… también son llamados “Yo tengo”.
Fuerza interior: Son factores que se desarrollan a través del tiempo mantienen
al individuo ante la adversidad; en este grupo se encuentra el auto concepto,
cualidades, valores. Son llamados también “Yo soy”.
Factores interpersonales: Capacidades interpersonales o de resolución de
problemas, entre los cuales están las capacidades de generar nuevas ideas
para hacer las cosas, terminar lo que inicia, expresar sentimientos y
pensamientos, encontrar el humor a la vida, pedir ayuda, controlar su
comportamiento, etc. Se identifican como “Yo puedo”.

La forma de aplicar la resiliencia es a través de familias o grupos basados en el


fortalecimiento de la identidad y de la confianza en el individuo, rescatando los
factores anteriormente mencionados y buscando una relación más amena,
gratificante y armoniosa con su propia vida.

Por último, a partir del artículo titulado “Resiliencia y espiritualidad en la familia”


publicado en el periódico el catolicismo de Bogotá el 13 de agosto de 2007, se
presenta a Jesús como el modelo del perdón: Jesús perdona al hombre y con su
palabra enseña a perdonar. En muchas ocasiones para salir adelante en una
situación difícil, lo primero que se requiere es perdonar, lo cual significa el
reconocimiento de la acción o situación destructiva, no desconoce los sentimientos
ni el dolor, pero abre en medio de estos una puerta a la vida. A pesar del dolor, la
persona resiliente se apoya en la razón que existe para que sucedan las cosas,
puede o no entender esa razón, la acepta con sentido optimista y busca maneras
de superarla.

48
En síntesis la reconciliación tiene un sustrato antropológico coherente con la forma
como se ven las relaciones humanas; partiendo de un reconocimiento de la
persona, desde la forma como ésta se comprende a sí misma; en el
descubrimiento constante y coherente de sus vacios. Es decir: “ser conscientes de
nuestras limitaciones, aceptarlas y (aceptarnos) con ecuanimidad mesura” 76, esa
sería la clave para iniciar un proceso de reconciliación que involucre la propuesta
espiritual del P. Nouwen.

2.2 Marco histórico:

Los sacramentos son signos sensibles de la gracia de Dios en la cual se


manifiesta la bondad de su amor haciendo operante la “gracia santificante” 77 por la
cual Dios nos apremia con su misericordia y nos muestra lo importantes que
somos todos los hombres en su economía de salvación; "fue Jesucristo quien
instituyó los signos sacramentales asumiendo una realidad simbólica ya existente
y llena con la plenitud de su propio ser y su misión, con la cual le otorga un nuevo
significado y lo convierte en sacramento"78.Tal afirmación concatena con la
presentación que “los Sacramentos son dones del amor gratuito de Dios que en
Jesucristo asume al hombre para hacerle partícipe de la vida divina”79.
La participación en la vida divina de la cual se habla tiene en cuenta que “los
Sacramentos forman parte de nuestra vida, porque siempre que los celebramos
nos encontramos con la persona de Cristo"80; es justamente desde el sentido de la
unidad y el encuentro donde los sacramentos se integran en la proyección de la
vida y se instauran como “mecanismos” eficaces para el descubrimiento del plan

76
BONET. Sé amigo de ti mismo: manual de autoestima. p. 50.
77
ROYO Marín, Antonio. Teología de la perfección cristiana. Madrid: Editorial Biblioteca de autores
Cristianos, 1994. p. 43.
78
ROBERTI, Francesco. Diccionario de Teología Moral. Barcelona: Editorial Liturgia Española, 1990. p. 349.
79
JORMAN, Karl. Diccionario de Moral Cristiana. Barcelona: Editorial Herder, 1978. p. 98
80
CONCILIO VATICANO II. Sacro Santum Concilium. Nº 59.
49
de Dios y la armonía con su mensaje desde el testimonio. Con esto se invita a
recordar que los sacramentos no son “figuras” externas “inactivas” en la fe del
creyente sino que por el contrario constituyen un aspecto verosímil de la vivencia
de seguimiento que plantea Jesús y que se constata en la vida cotidiana desde la
cual se integra la experiencia del amor misericordioso.

Ahora bien, teniendo en cuenta lo anterior es necesario decir que el sacramento


de la confesión es uno de estos “signos visibles” 81 que permiten al cristiano
experimentar la misericordia y bondad de Dios; tal aspecto se impulsa desde una
“necesidad” constante del seguidor de Jesús por unirse a él (Jn 17, 21) al tiempo
que refleja el camino interior en el momento de dejarse llevar por el Espíritu (Gal 5,
16-18), informándose en él y buscando la libertad (Gal 5,13-14).

En tal perspectiva tenemos que "el Sacramento de la Penitencia es la significación


personal y eclesial de una lucha contra el pecado que, reconociendo el pecado
humano y confesando el ideal cristiano, exige la conversión y conduce a la
reconciliación y al perdón"82. La lucha constante es el origen primigenio de la
reconciliación y desde él la necesidad de buscar una configuración personal con
Cristo desde el seguimiento de su vida y la presencia de la misericordia del Padre.

La referencia al pecado es necesaria al momento de hablar de la reconciliación ya


que sólo en ella se interactúa y se “valora” tal realidad. Desde la tendencia del
hombre al pecado se instaura por tanto la reconciliación como una gracia de Dios,
inmerecida por el hombre que constituye una clara premura de las bondades del
Padre para con sus hijos. Esta es la clave de lectura de la reconciliación que
propone la escritura (1Jn 3-6). y de la propuesta argumentativa de Nouwen.

81
ROBERTI. Diccionario de Teología Moral Diccionario. p. 349.
82
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA. Catecismo Básico para adultos. Santafé de Bogotá, 1988. p.286.
50
2.2.1 La reconciliación en el Antiguo Testamento:

El Antiguo Testamento distingue diversas clases de pecado (Num 15, 22-31 y Lev
4,2); en ellos se tienen por un lado los pecados de “inadvertencia” es decir
aquellos que son involuntarios o inconscientes, también el pecado “voluntario” y el
denominado “de mano alzada”; éste último supone contumacia, rebelión y lesión
seria de la voluntad de Dios y de las leyes de Israel. La pena o expiación de cada
pecado se explícita en la escritura teniendo presente la gravedad del mismo y las
referencias formuladas en la Ley.

Así, los pecados inconscientes o involuntarios son perdonados por medio de la


confesión (Lev 5,5 y Num 5,6); ésta se puede hacer ante otro (modo personal)
como explícita el caso de David ante Natán (2R 12,13), o bien en una liturgia
penitencial en la cual se hacía una confesión “en común” de los pecados, (Esd
10,1-6); otra forma de espiar estos pecados y aquellos que se comprenden como
“voluntarios” están presentes en “actos externos” que manifestaban la contrición
del penitente. Dentro de éstos actos externos de penitencia se encuentran, el
ayuno según (Joel 2,15-17), la oración como se explícita en (Esd 9,6-13) y los
signos referentes a las vestiduras (saco y ceniza) como se enseña en (2R 12,16-
17); además del gemido y el llanto como se presenta en (Bar 1, 5).
Adjunto a lo anterior se destacan los sacrificios, éstos podían ser de orden común
(Lev 1,5) o de orden “solemne” (Ex 32,20 y Num 17,11-12); dentro de éstos
últimos tenemos por ejemplo la “fiesta anual de expiación”, denominada “Yom
Kippur” (Lev 16,20-34), ésta “era el signo máximo de reconciliación para todo el
pueblo, e incluía también un rito simbólico de “excomunión”, que consistía en la
imposición de manos sobre el macho cabrío y su envío o expulsión al desierto,
llevando consigo las iniquidades del pueblo”83. Los gestos y fórmulas “rituales” de

83
BOROBIO. La Reconciliación penitencial. pp. 29-30.
51
las celebraciones estaban explícitas en la Ley de Moisés y por lo tanto constituían
una “norma fija” para el pueblo de Israel en su relación con YHWH.

Por otro lado se tiene que los “pecados de mano alzada” correspondientes a la
blasfemia, idolatría, adulterio y homicidio implicaban la “exterminación” o la
“excomunión”, debido a su gravedad (Ex 12,15; Lev 7,25-26; 18,6-29 y Num 15,
30ss). El castigo por estos pecados más graves era diverso según los casos e
iban desde la muerte y la lapidación hasta la excomunión por un tiempo
determinado (Dt 13, 6-11; 15-17 y Lev 20, 3-17), dentro de éstos pecados se tenía
diversas “pruebas” que concatenaban con la justificación del proceso emprendido
contra el pecador.

El sentido de la penitencia se encontraba en la “vuelta a Dios”, cada uno de los


gestos externos y de las palabras por lo general se enmarcaban en momentos de
dificultad para el pueblo en los cuales sentían el “abandono de YHWH” y era
necesario un arrepentimiento. Una de las finalidades primordiales de estas
ceremonias penitenciales era la de provocar y manifestar delante de Dios la
conversión, el cambio de corazón. los oráculo de salvación o la bendición, le
anunciaban al pueblo que la reconciliación se había llevado a cabo y que Yahvé
perdonaba a su pueblo y volvía a cuidarse de él84.

Dentro de tales prácticas de pueblo se destaca ante todo la fidelidad de YHWH a


la alianza y su caridad por la “miseria” del pueblo; tales elementos se convierten
en el fundamento de la fe en la misericordia de Dios (Ex 3,7ss) y en el vínculo
existente entre la elección y predilección del pueblo de Israel en torno a la
promesa (Dt 31,6). Esta misericordia se entiende en el hecho de que “Dios no
quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva” (Ez 18,21-23). La

84
Cfr. RAMOS Regidor José. El sacramento de la Penitencia. p. 128
52
reconciliación se extiende a todos los hombres (Sal 102) y se manifiesta incluso en
los sufrimientos “castigos” (Is 47,6). La bondad de YHWH con su pueblo se hace
vital en todo momento de la narración salvífica, destacando ante todo el valor de la
promesa, el vínculo unitivo de la alianza y las “fallas” constantes del pueblo.

En referencia a lo anterior podemos decir que las palabras de YHWH al pueblo por
medio del profeta “aunque el pueblo es infiel, yo permanezco fiel” (Os 11,7-9; 14,5)
refieren al sentido de la conversión; comprendida como don de Dios (gratuito) pero
al mismo tiempo como un compromiso libre del hombre que descubre en Dios su
“fuente y fortaleza” (Sal 18,3). Con este “reconocimiento” encuentra sentido para el
Israelita decir “conviérteme Señor, y me convertiré” (Jer 31,18-19) en tanto que se
ejercita una relación común que infiere en la vida del israelita y en el sentido de la
alianza desde los mandatos expresos en la Ley.

Desde ésta noción el perdón de los pecados es don de Dios; se manifiesta para el
perdonado como una curación (Is 6,10; Jer 3,22), o una purificación (Sal 51,4) que
conduce o “ha de conducir” a un aislamiento del pecado (Sal 103,12). Por parte
de YHWH se tiene un olvido del pecado (Ez 18,2), y la promesa real de dar “un
corazón nuevo” (Ez 36,26). Se debe observar finalmente que la forma de
reaccionar del pueblo de Dios frente al pecado no es solamente la expiación sino
la petición de perdón a Dios y el compromiso de una verdadera conversión.

A manera de conclusión baste decir que el pecado en el Antiguo Testamento no


es una “ofensa” del hombre a Dios, sino más bien una infidelidad a una Alianza de
amistad y de amor. Aparece entonces el pecado como ingratitud, mentira,
soberbia, idolatría, aniquilación y origen de muerte (Jr 23,10). Aquí está
precisamente el valor teológico del concepto de Pecado en el Antiguo Testamento.
No se trata de ofender a Dios, sino de falta de honestidad u honradez en el
cumplimiento de un pacto, de una alianza, de una amistad. La reconciliación
53
constituye por tanto el “ejercicio” del hombre por buscar reconocer de nuevo el
vínculo con Dios y de YHWH por continuar prefiriendo al pueblo a pesar de su
pecado (Lc 5,17-26).

2.2.2 La reconciliación en el Nuevo Testamento:

La referencia al AT nos pone en contexto ante la comprensión judía de la


reconciliación; el camino presentado por Jesús de Nazaret tiene en cuenta los
elementos reflejados en la Ley y la comprensión de las expresiones.
Etimológicamente en la mentalidad judía, el término ““najam” que significa
arrepentimiento y dolor va acompañado de consuelo “shub”. Los LXX traducen
ambos términos por “metanoeo” y epistrefo”, expresando con el primero la idea de
arrepentimiento y la idea de retorno con el segundo”85. Los dos vocablos son
reconocidos en los textos neotestamentarios y al mismo tiempo confluyen en el
sentido de reconciliación que se indica en la predicación de Jesús.

Más allá de los términos es necesario pensar en la propuesta salvífica que se


entroniza en el Nuevo Testamento y que constituyen la clave de lectura del mismo.
Jesús a lo largo de su vida y en su misión predicó el Reino de Dios, caracterizado
en la opción por la justicia y por mostrar la necesidad de la libertad; los diversos
elementos de los evangelios (predominantemente en los sinópticos) dan a
entender que la conversión hace parte de la iniciativa por el Reino (Mt 4,17) y al
mismo tiempo confluye en condensarle como una característica fundamental del
mismo (Lc 5,32).

85
APECECHEA, Perurena, Juan. “Proceso religioso de la conversión cristiano en la Biblia”. Phase 37, 1967. p.
20.

54
Los textos de énfasis sobre la penitencia la enuncian como una gracia de Dios (Lc
15,4-8), es Él quien toma la iniciativa y “busca” al pecador para conducirlo de
vuelta; pero al mismo tiempo exige una respuesta del hombre que necesita
“dejarse conducir” (Hch 2,38). La predicación sobre el perdón de los pecados se
convierte en la columna vertebral del anuncio del Reino (Rom 11,32) pues, sólo en
la medida que se descubre tal indicio de Dios se logra un acercamiento hacia Él
de la forma como se plantea en las escrituras (Cfr. Rm 5,11; Mt 5,24; 1Co 7,11; Ef
2,16; Col 1,20).

Como se puede apreciar, no existe otra característica más sobresaliente en la


predicación de Jesús que la cercanía con el Padre, entablada desde la
misericordia que tiene para con nosotros; esto fue un escándalo latente para todos
los que observaban en las actitudes de Jesús una “contradicción” con las
propuestas de la Ley (Torá). El hecho de comer con pecadores y acogerlos (Lc
15,1-2) era una forma de indicar que el Reino está dispuesto para todos y que en
él se data una “formula” de la misericordia del Padre.

Es necesario destacar además de todo aquello que se ha dicho, la íntima relación


entre el perdón de los pecados y la fe. Pareciese indiscutible decir que se
complementan directamente, así lo indican los textos cuando Jesús expresa el
perdón (Lc 5,15-26); otro elemento que refiere en relación con el perdón es la
caridad (Lc 7,36-50). Éstos puntos concretan la predicación de Jesús y el deseo
de liberación que se expresa en los evangelios; se ha de tener en cuenta que para
los judíos la relación entre enfermedad-pecado era latente, aspecto que indica que
las curaciones de Jesús no eran simples manifestaciones taumaturgas sino que
por el contrario tenían como fuente la muestra constante de la misericordia del
Padre.

55
A manera de conclusión se puede decir que el perdón esta unido a la experiencia
del Reino y en ella a la búsqueda de la libertad humana. Para Jesús el pecado no
es la transgresión de una norma sino todo aquello que sale del corazón y que
perjudica al hombre mismo y a su prójimo (Mt 15,11), adjunto a ello se ha de
centrar la experiencia del perdón en la caridad y la fe, adrede de una conciencia
de encuentro que está a la base de dicha experiencia como agente de posibilidad
real que construye la doble vía (el perdón dado de Dios y la libertad de recibirlo y
aceptarlo). La experiencia incluye cercanía con el Padre y una “dosis” importante
de novedad y por lo mismo de escándalo y controversia como se percibió en
Palestina con los gestos y actitudes de Jesús (Mt 9,2-8).

2.3 La Reconciliación a partir de la obra del P. Henri Nouwen S.J.

Ante todo es necesario indicar que la obra escrita por el P. Henri Nouwen S.J, se
denomina “El Regreso del Hijo Pródigo” 86 y pretende hacer una lectura espiritual
de la parábola del Hijo Prodigo de Lc 15. Tal escrito no es una lectura netamente
exegética del texto sino que provee de elementos reflexivos desde una básica
experiencia espiritual personal que hace el autor en torno al cuadro de Rembrant.
En esta obra se explicita el “sentido” de la parábola del “hijo prodigo”; que sumada
a los elementos relacionales permea en el ámbito espiritual del P. Nouwen dando
origen al “camino espiritual” que suscita el texto (el Hijo Pródigo) y que se propone
como clave de relación desde la mirada de la reconciliación para todo cristiano.

Cabe notar que la reconciliación desde la obra del regreso del hijo prodigo del
Padre Nouwen es en última instancia una senda en la cual todos los cristianos y
no creyentes por medio de la reflexión de la pintura de Rembrant y la parábola del
“padre misericordioso” (formulada por algunos) en el siglo I, encuentra un
86
Cfr. NOUWEN, El regreso.
56
“paradigma” de seguimiento de Jesús a pesar de la complejidad de nuestros
contextos del siglo XX.

Ante tal cometido (identificar los factores que impiden el compromiso cristiano de
los jóvenes de confirmación de la Parroquia Santa María de Jerusalén en torno al
sacramento de la reconciliación); es pertinente hacer una reflexión teológica en
torno a la propuesta del P. Nouwen, destacando la perspectiva documental de tal
escrito; a este respecto tenemos que: el libro “el regreso del hijo prodigo”
constituye un trabajo de meditación frente al cuadro de Rembrandt en y desde el
cual se realiza una experiencia espiritual en línea exhortativa que puede llegar a
reconocerse87 a la hora de presentar el espíritu de acogida de Dios ante nosotros
sus hijos.

La propuesta de este escrito tiene en cuenta la mirada de la reconciliación desde


la misericordia del Padre. El escrito presenta una “exegesis espiritual” de (Lc 15),
la parábola del “hijo prodigo” que en momentos es llamada como la parábola del
“padre misericordioso” ya que constituye un escrito de perdón y de apertura de
parte de Dios desde el cual se comprende la presencia del Reino en la
presentación evangélica de la reconciliación y la apertura constantes.

El escrito es de tinte narrativo y fomenta la perspectiva de la confesión desde el


tema central del encuentro, la experiencia que se relata hace parte del
reconocimiento del hombre como en conciencia de sus “miserias” y pecados para
adentrarse en la visión del Evangelio que es objetiva y concreta al momento de
expresar la realidad tácita y real que contiene el encuentro con Cristo que es en su
mismidad una esperanza constante de transformación. La presencia del relato en
el evangelio (Lc 15), representa la actitud del hombre ante Dios pero sobre todo la

87
Referido al conocimiento de sí mismo como explica el padre José Vicente Bonet en su libro Sé amigo de ti
mismo.
57
urgencia de dejarse llevar hacia sus brazos siempre; alejando las diferentes
preconcepciones que no permiten el encuentro de forma libre.

El texto “el Hijo pródigo”, presentado en Lc 15 es llamado por muchos como “la
parábola del Padre misericordioso”, atendiendo de forma eminente al perdón dado
por el Padre en relación a las actitudes que presenta el hijo (menor). El texto de
Nouwen presenta un recorrido de “introspección” por cada uno de los personajes
de la parábola, destacando sobre todo la relación entre los mismos. A lo largo del
tema de la confesión queda abierta una mirada prospera que invita a reconocer en
aquel que es ministro del sacramento de la confesión (presbítero) una
“sensibilidad” para reconocer en el rostro del otro como penitente un Hijo de Dios
que le busca por amor.

La respuesta paternal no cuestiona, no da una mirada hacia atrás que represente


juicio, al contrario se extiende una invitación a ver un hombre-mujer libre y que
movido por el Espíritu Santo busca la reconciliación con Dios, consigo mismo y
con el prójimo.
El texto de Henri Nouwen como se ha subrayado; hace énfasis en los personajes
que presenta el cuadro de Rembrandt desde el cual constituye su escrito,
destacando los tres personajes de la parábola que presenta la Escritura (Lc 15);
estos son: el hijo menor, el hijo mayor y el Padre. Cada uno de estos personajes
es asumido por Nouwen para realizar su travesía espiritual. Teniendo presente
esto, a continuación, se realiza una breve reseña de cada uno de los espacios que
indica el texto:

A.- El hijo menor:

Teniendo en cuenta la parábola, el hijo es presentado como aquel que pide la


herencia de su padre (desea su muerte) y se lanza a gastarla con sus amigos y
58
con malas mujeres, la respuesta del Padre es positiva ante la “exigencia” del hijo,
decide el hombre repartir su herencia entre los hijos, el menor (motor de la
entrega) se despide del padre y viaja a un país lejano88. La presentación que hace
Rembrandt del hijo, parece ser alguien joven, la experiencia fuera de casa le trae
problemas, pierde toda la herencia aunque luego “recapacita” y descubre que en
medio de los pesares (sin casa, sin dinero y sin comida) tiene alguien que trata
bien a sus empleados, es su Padre.

El cuadro como presenta el autor (Nouwen) hace ver al hijo como un “mendigo”,
sus zapatos rotos y sus vestidos desgastados dejan entrever la crueldad del
camino, no trae nada y su pensar es “decirle al Padre que ya no merece llamarse
su hijo, Trátame como a uno de tus siervos…”; la reflexión es lógica, luego de la
desgracia y de “desvirtuar” el nombre del Padre necesita reconocer sus errores,
manifestar que ya no es digno de ser hijo pero que es siervo. El cuadro refleja la
miseria del hijo, el abandono y los sufrimientos fuera de casa; sin embargo refleja
que en el reconocimiento de su error vuelve a casa.

B.- El hijo mayor:

La figura de este hijo es importante para la pintura de Rembrandt y lo es del


mismo modo para Nouwen en tanto que él al estar siempre con el Padre reclama
por la acogida que el Padre hace a su hermano a quien llama “…ese hijo tuyo” (Lc
15), dejando en claro que no hay relacionalidad (aunque antológicamente exista);
él recrimina y juzga la actitud del otro (hijo menor) y no comprende cómo y por que
el Padre celebra su regreso. El reclamo deja entrever que aunque estaba siempre
cerca del Padre (físicamente), la verdad, estaba más ausente; no se sentía un hijo
sino un funcionario, alguien que trabaja para su Padre desconociendo la realidad y

88
Cf. NOUWEN. El Regreso del Hijo Pródigo. pp. 31-50.
59
la experiencia de ser hijo. En el cuadro se ve como alguien triste, quien no
comprende y por lo tanto ajeno al espíritu que mueve al Padre, no entra a la fiesta
que se organiza por el regreso de su hermano y la presencia se hace
“desconocida”.

C.- El Padre:

Rembrandt en su pintura coloca al Padre al igual que la parábola de Lucas como


un hombre anciano, misericordioso que ama y que reconoce en ese amor la fuente
de todo; acoge a su hijo sin decirle nada, lo espera (quizá lo ha hecho por mucho
tiempo), buscando sobre todo su consuelo. No permite que el hijo le diga nada, el
discurso preparado por el hijo se pierde en el abrazo “efusivo” que presenta el
Padre. Las manos del padre en el cuadro de Rembrandt son una de hombre y otra
de mujer quizá para mostrar con una la dulzura y con la otra la autoridad que
representa89. Las entrañas del padre están abiertas siempre.

El trabajo procesual que presenta Nouwen en su escrito coloca en primera


instancia al hijo menor y dice que es más fácil reconocernos como tal; aunque
invita a encarnar el egoísmo del hijo mayor, recordar que muchas veces cuesta
ser hijos y pensamos que somos funcionarios. El objetivo del escrito es atenuar
que hemos de buscar ser padres, las actitudes del anciano han de ser las de todos
aquellos que nos unimos a una verdadera experiencia cristiana.

A manera de conclusión se tiene que la reconciliación esta en descubrirse


necesitado de misericordia y recibirla de Dios pero, al mismo tiempo en integrar
esa misericordia en la vida cotidiana, logrando así mostrar el rostro amoroso de
Dios a los hermanos. El esquema precedente refiere al marco histórico de la

89
Cf. NOUWEN. El Regreso del Hijo Pródigo. p. 32
60
reconciliación en la cual se descubre una cristología anclada en mostrar la bondad
de Dios para con el hombre, ella conduce a una eclesiología de la inclusión donde
todos somos hermanos e hijos del mismo Padre, aspirando a ser como él debido a
que “todo hijo llegará algún día a ser padre, esa es su vocación”90.

En el siguiente apartado se pretende retomar los anteriores elementos,


destacando de forma sistemática las implicaciones de reconocer la misericordia
como un llamado constante de Dios a la “identidad” con él. Para ello, se resaltará
el contexto de los jóvenes de confirmación de la Parroquia Santa María de
Jerusalén en su relación con el sacramento de la confesión y en el dialogo
constante con su entorno como lugar real de confrontación ante la propuesta del
P. Nouwen.

90
NOUWEN. El Regreso del Hijo Pródigo. p. 114.
61
CÁPITULO 3

APLICACIÓN DEL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN:

Teniendo en cuenta el trabajo precedente en el cual se indica el contexto de la


presente investigación (jóvenes de confirmación de la parroquia Santa María de
Jerusalén) y la fundamentación histórica del sacramento de la confesión en clave
de reconciliación, es necesario preguntarnos ¿qué entienden y cómo viven el
sacramento de la reconciliación los jóvenes de confirmación de la parroquia? Para
tal cuestión es pertinente revisar las encuestas propuestas para examinar
formalmente los ítems que se han formulado en la investigación (ver anexo 2)91.

En este orden de ideas, el cometido del presente capítulo es realizar una


propuesta pastoral en torno a las encuestas realizadas a los jóvenes que muestran
someramente la falta de conocimiento que se tiene sobre el sacramento de la
confesión y su importancia para la vida concreta de todo bautizado. Todo esto en
consonancia con la reflexión del P. Nouwen que se ha referenciado anteriormente.
Es decir que el trabajo consiste en presentar algunos de los aspectos relevantes
de las encuestas en torno al tema de la confesión y examinarlas con las
indicaciones del texto de (Lc 15) que se refieren a la reconciliación.

91
El sentido de la encuesta tuvo como finalidad rastrear en los jóvenes confirmandos la comprensión que
tienen sobre el Sacramento de la Reconciliación.
62
3.1 Análisis de las encuestas realizadas a los jóvenes de confirmación de la
Parroquia Santa María de Jerusalén.

Los jóvenes de confirmación de la Parroquia Santa María de Jerusalén tienen


varias perspectivas sobre el sacramento de la reconciliación; están aquellos que lo
conciben como una realidad aislada de la vida que: “no sirve para nada” 92. Existen
otros que lo consideran un “acto necesario para perdonar pecados”93. Además de
estas concepciones existen otros (la gran mayoría) que ignoran su presencia y
contenido94. Ante este panorama general95 se destaca una “ignorancia” sobre el
sacramento de la reconciliación y al mismo tiempo una falta de motivación por
descubrirlo.

En relación con lo anterior, se descubre que los jóvenes de confirmación de la


parroquia se sienten “indiferentes” hacia aquello que representa el sacramento de
la reconciliación. Pues, dentro de su “pensar” no aparecen con frecuencia
elementos que refieran a tal formulación y aunque consideran que es necesario
“reconciliarse con Dios”; no están muy de acuerdo con la forma como la Iglesia
plantea dicha experiencia96.

Antes de continuar el estudio, es necesario indicar que las afirmaciones que se


realizan en relación a los confirmandos son “parciales” en tanto que: generalizar
en un tema tan delicado como este traería consecuencias para la investigación y
para la propuesta que pretendo realizar, es decir que la investigación ésta ligada a
las respuestas de los jóvenes (en las encuestas) y al mismo tiempo a la variedad

92
Cfr, anexo 2, pregunta abierta Nº 1. (Respuesta Nº 5, 7, 9 y 15).
93
Cfr, anexo 2, pregunta abierta Nº 2.
94
Cfr, anexo 2, pregunta abierta Nº 2.
95
Aunque las premisas formuladas a lo largo de este apartado refieran a las encuestas, estas hacen parte de
un racionamiento posterior (evaluativo) a las mismas. Se es consciente de las limitantes a la hora de realizar
el ejercicio de “toma de muestras” en la presente investigación”.
96
Cuando me refiero a la “formula”, se está comprendiendo el hecho de “confesarse con un sacerdote”, al
cual conciben como un “pecador mas”.
63
de las mismas. Esta aclaración ayuda a indagar por las concepciones de los
jóvenes.

Además tenemos que, los jóvenes de confirmación, según lo que se percibe (con
el análisis del contexto); “quieren vivir la vida plenamente”97. Su mayor deseo está
centrado en la felicidad de “tener y poder” 98 (quizá como fruto de nuestra sociedad
capitalista y consumista); el hacer lo que “deseo” en el momento actual “el ya y el
ahora”99 es la máxima por excelencia de la mayoría de sus vidas. Claro está que la
búsqueda de sentido por la vida no es un simple deseo de “organizar proyectos”
sino que al contrario es el “deseo de plenitud” que todo hombre en algún momento
de la existencia integra desde la pregunta por ¿quién soy yo? 100

Por tanto, se tiene que la forma de ver la “vida” de los jóvenes confirmandos,
“existe un deseo de poder y tener; aunque para conseguirlo sea necesario
olvidarse del camino que conduce a la vida plena y al amor enseñada y
experimentada por Jesús (el cual muchos no han experimentado)”101. El joven no
se “preocupa” (salvo algunas ocasiones) de tomar tiempo para sí mismo, es
“enemigo” del silencio interior que le permite una autoconfrontación y casi siempre
se encuentra “perdido” en el ruido que le rodea; olvida la amistad, construida con
un corazón generoso. Con relación a la forma de interactuar con los otros se
evidencias malas comprensiones de la amistad, ésta se sitúa desde la “rumba y el
goce”; en torno a la vida familiar hay un “olvido” de que sus padres quieren cariño

97
En el sentido “inmediatista- materialista” de la afirmación.
98
Las actitudes de los jóvenes de confirmación y sus mociones en los encuentros de catequesis me llevan a
concebir “en marcos generales” esta expresión como una “definición de actitudes”.
99
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2005/august/documents/
hf_ben-xvi_spe_20050819_cologne-synagogue_sp.html. (Consultado el 20 de mayo de 2010).
100
Cfr. MESA, José Luis, y Arango, Oscar Albeiro, “Discernimiento y proyecto de vida, Dinamismos para la
construcción de sentido”. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2006. pp. 25-48.
101
MORAL. ¿Jóvenes sin fe? Manual de primeros auxilios para reconstruir con los jóvenes la fe y la religión.
p. 140.
64
y cercanía con él/ella; se olvida además con facilidad de que las personas
necesitan conversación y cercanía102.

Con este referente se puede decir que: es “característico” que los jóvenes con sus
“olvidos y desatenciones” no se percaten de que Dios quiere nacer en su corazón
constantemente, como un amor de plenitud y libertad103. Esto se indica en torno a
las encuestas realizadas a los confirmandos con miras a “recoger” algunas
muestras documentales y prácticas que permitan la realización de la presente
investigación (aspecto metodológico que se ha indicado con antelación).

Es necesario presentar que la encuesta realizada a los jóvenes confirmandos se


estructuró en base a diez preguntas “cerradas” y dos “abiertas” de opinión que
evidencian aspectos importantes en cuanto a la forma como entienden el
sacramento de la reconciliación104. Con este análisis se destaca someramente
que:

1. Se muestra cómo los jóvenes encuestados dicen haberse confesado105


anteriormente, con la particularidad de experimentar “quitarse un peso de
encima”106; un alivio o paz interior.

2. La forma como fueron recibidos por el confesor para algunos fue


“traumática”, su mirada y forma de “reaccionar” hacia las cosas que le
compartían evidenciaban en momentos (según ellos) falta de comprensión.

102
Cfr. MORAL. ¿Jóvenes sin fe? Manual de primeros auxilios para reconstruir con los jóvenes la fe y la
religión. pp. 120-146.
103
Cfr. CASTILLO, José M, y ESTRADA, Juan A, El proyecto de Jesús. Salamanca: Ediciones Sígueme, 2004. pp.
12-34.
104
Teniendo presente que las encuestas hacen parte de un referente general de la investigación. El análisis
lo complemento con la convivencia con los jóvenes (aspecto relacional del proyecto).
105
Cfr, Anexo: Pregunta cerrada N° 2 de la Encuesta.
106
Cfr, Anexo: Pregunta cerrada N° 4 y preguntas abiertas.
65
3. Se percibe una cierta “preferencia” a confesarse con sacerdotes jóvenes
quizá en promoción de una búsqueda activa de “identidad”.

4. Para ellos, el sacramento de la confesión consiste sólo en acudir al


sacerdote con una “lista de pecados” para recibir tranquilidad.

Según, lo anterior tenemos que la encuesta realizada muestra datos de la


“incomprensión” por parte de los jóvenes sobre el sacramento de la confesión; la
constante está en que para ellos es “simplemente” decir los pecados para
“quitarse” un peso de encima. No existe por tanto una conciencia clara del pecado
y de sus implicaciones sociales sino que al contrario se expresan en sentir
“personalista”. La búsqueda de valores profundos de conversión y conformidad
con el Evangelio no es un “problema que les genere actualidad” sino que al
contrario les es “indiferente” aunque paradójicamente se encuentren “atravesados”
por ellos.

Durante la catequesis de confirmación a los jóvenes se les habla (preferentemente


en la cuaresma) sobre la importancia del sacramento en un entorno social como el
que les rodea. Adjunto a esto se indican las “pautas” para una buena confesión y
se invita a realizarla con una plena conciencia del significado para la vida del
creyente. Aunque es certero indicar que las solas “charlas” no dan un
acercamiento al sacramento, al contrario tienden a veces por la complejidad y
“teoría” a aburrir y decepcionar.

En síntesis, las encuestas sirven para mostrar que el contexto de los jóvenes
confirmandos se encuentra abrumado por la violencia y por la falta de sentido
(debido a la violencia y los problemas sociales que les rodea)107. Con lo dicho

107
Es necesario remontarnos al capítulo primero de la investigación y recordar las dificultades que allí se
esbozan.
66
hasta ahora tenemos que: al parecer no existe un vínculo con la reconciliación
(formalmente hablando) debido a la “escases de luz” que se pueda descubrir en el
entorno. A este respecto Vidal Ayala cita:

“Felices los amantes de la paz... los que siembran luces y palomas en todos los
rincones de este mundo.
Los que cuidan el jardín interior de su propio ser reconciliado.
Los que declaran puertas abiertas y reparten el gesto amistoso, la sonrisa, el
abrazo.
Los que proclaman desde las azoteas, el año de gracia interminable del Señor.
Los que enlazan las manos en guirnalda, para cantar audaces primaveras de paz.
Los que tienden puentes de diálogo las orillas enfrentadas.
Los que, hombro a hombro, frenan el avance de las armas y las palabras de
guerra.
Los que resisten, con fortaleza no violenta, la provocación y las agresiones.
Los que pregonan la paz urgente a todas las conciencias y levantan un arcoíris de
luz universal.
Los que viven demostrando que es mayor la fuerza del amor que la del odio.
¡Ellos serán llamados los hijos de Dios!”108.

Dentro de los referentes anteriores se destaca un desconocimiento sobre el


Sacramento de la Confesión por parte de los jóvenes. Al examinar las encuestas
se juzga oportuno identificar que el compromiso reconciliador del sacramento no
hace mella en las experiencias de ellos y quizá “desentonan” con la formulación
antropológica que descubren en sus hogares.

La experiencia de reconciliación se encuentra al parecer alejada de sus contextos


familiares y de los entornos sociales en los cuales se comunican constantemente.
Teniendo como referencia este planteamiento se puede comprender por qué los
108
http://www.ciudadredonda.org/articulo/textos-para-la-paz. (Consultado, el 24 de Agosto del 2010).
67
jóvenes de confirmación no comprenden el sacramento de la Confesión como un
acto de reconciliación ya que al no descubrir la presencia de esta experiencia en la
sociedad y en sus vínculos contextuales, no se genera un acercamiento al
carácter personal del mismo109.

3.2 El compromiso cristiano de la Reconciliación a partir de “El Regreso del


Hijo Pródigo” desde la obra del P. Henri Nouwen J.

Teniendo en cuenta que, para la presente investigación el texto del P. Henri


Nouwen, “Meditaciones sobre el Hijo Prodigo” se convierte en el eje transversal
para la propuesta pastoral; es necesario indicar que el compromiso cristiano de la
reconciliación desde la obra es ante todo descubrir constantemente el amor
incondicional de Dios en cada acontecimiento de la vida e interactuar con la
invitación persistente a transmitir dicho amor.

En sí es encontrar un paradigma de seguimiento de Jesús a pesar de la


complejidad de nuestro contexto, a partir de la experiencia de reconciliación con el
Padre110. Tal camino se entroniza en tener claridad de que en las vidas caóticas
de los jóvenes (desde el punto de vista antropológico)111 y “ahogados” en
ocasiones por las angustias, las preocupaciones del trabajo, la familia y el agobio
interminable de las ciudades industrializadas; lograr percibir una “luz en la vereda”
de la existencia.

109
Cfr. BONET. Sé amigo de ti mismo, manual de autoestima. pp. 24-57.
110
Cfr, NOUWEN. El Regreso del Hijo Pródigo.
111
Analizado del capítulo primero.
68
Con lo dicho tenemos que el hombre constantemente está en un profundo anhelo
de búsqueda; para algunos esto se denomina “sentido de vida” 112 y constituye en
encontrar un camino que les permita encontrarse consigo mismo. La búsqueda de
felicidad lleva a muchos a interactuar con propuestas de “pare de sufrir” 113, que
presentando de forma “mágica” la acción de Dios “impiden” el regreso al padre
misericordioso desde el reconocimiento de los vacios y dificultades reales. Los
anhelos emocionales de cada persona se entrelazan con las expectativas de la
vida misma y en ellos se encarna la reconciliación como una experiencia vital de
conversión.

Haciendo una formulación en clave de búsqueda se manifiesta que todo hombre


busca y que en tal actitud conmina constantemente el entendimiento y los
sentimientos en toda su plenitud. Estima sentidos de confrontación y abandono
pero sobre todo de crisis que “se trata de cuestionarnos”114, el aspecto
característico esta en descubrir el “yo” personal y en ello hacer un “análisis”
histórico de la realidad del sujeto con miras a integrar el crecimiento espiritual con
la vida concreta.

En sí después de haber revisado la propuesta del P. Nouwen; la exhortación es a


sentirnos con esperanza, dando sentido a esa parte de nosotros de que antes no
éramos consientes (amor de Dios) y que no queríamos escuchar; es sentir que a
través de la reflexión que Nouwen; los errores o pecados que hayamos cometido
en el pasado son ahora pilares o testimonios de lo que la reconciliación ha hecho
112
Cfr. MESA, y ARANGO. Discernimiento y Proyecto de vida, dinamismos para la construcción de sentido. En
este texto se formula el discernimiento como una opción de vida que da sentido a la existencia de cada uno
de los sujetos. Entrelaza de manera proyectiva el proyecto de vida con el discernimiento que está ligado en
sí mismo a la búsqueda constante de la voluntad de Dios.
113
Expresión característica en relación a la búsqueda de milagros y manifestaciones “espectaculares” de
Dios.
114
MILLÁN. “La penitencia hoy. Claves para una renovación”. Aula De Teología De La Universidad De
Cantabria Ciclo II: La Celebración De Los Sacramentos, Hoy. Santander: Universidad Pontifica Comillas de
Madrid, 27 de febrero de 2007.
69
en nosotros iniciando así un nuevo proceso de vida, es decir, un volver al
115
Padre .

Dicho proceso en la vida del hombre inicia un camino de conversión y hace


posible que en un contexto como el de la Parroquia Santa María de Jerusalén;
nuestros jóvenes de confirmación puedan integrar este proceso desde la óptica
de la reconciliación; por ello es factible que la propuesta de Nouwen, llegue a un
contexto desfavorecido con una realidad social des-reconciliada, con el fin de
reconocer a Dios en la grandeza del hombre a pesar de su miseria y pecado.

En otras palabras, la propuesta de la reconciliación va dirigida a lograr mediante la


inminente disyuntiva que plantea esta obra, volver al Padre Misericordioso o, no
hacerlo116; ver el valor de la libertad desde el reconocimiento de sí mismo, con
claridad, matizando la bondad de Dios y su apertura constante a perdonar y amar.
La obra del hijo pródigo que relata Nouwen indica un reconocimiento de la
condición (saber si se está en el plano del hijo menor, del hijo mayor o del padre
según el relato de Lc 15), para desde allí iniciar el proceso espiritual de conversión
y reconciliación. Teniendo claro que el llamado es a ser como el Padre es decir a
una unión de misericordia hacia aquellos que se sienten abandonados y
oprimidos.

3.3 Propuesta pastoral:

Según lo anterior, vemos que la propuesta pastoral está enmarcada en hallar un


camino de regreso al Padre misericordioso y así ir descubriendo el itinerario de fe
del creyente como un don de Dios para con el ser humano. Por tal motivo, para los

115
Cfr, NOUWEN. El Regreso del Hijo Pródigo. p. 39
116
Cfr, NOUWEN. El Regreso del Hijo Pródigo. p. 54
70
jóvenes que van descubriendo su compromiso en el sacramento de la
confirmación parece apropiado presentar el texto del Hijo prodigo como el hilo
conductor que permita la apertura y constante entrega desde el compromiso a la
vivencia de la fe en reconciliación.

Por consiguiente, el itinerario de formación que se encuentra en la parroquia Santa


María de Jerusalén tiene en cuenta el “sacramento de la confesión” 117 como un
tema clave en las “explicaciones” y “talleres” que se dan a los jóvenes de la
catequesis; sin embargo se constata que la formación intelectual y documental
que se realiza no hace suficiente mella en los muchachos quienes buscan
“experiencias concretas” de dichos temas. Es por ello que la propuesta de
reconciliación que se extrae del texto del P. Nouwen no es sólo una referencia al
tema de la confesión como sacramento imprescindible para el camino de
santificación del creyente sino que se constituye en el eje transversal de dicha
propuesta.

Tener en cuenta la misericordia de Dios en torno al sacramento del Espíritu Santo


es ahondar en la figura neotestamentaria mas representativa de la predicación
cristiana e internarse en la clave de lectura cristiana de la revelación. Así lo
demuestra la encíclica Redentor Hominis118 del Papa Juan Pablo II que muestra el
alcance de la obra redentora de Cristo en el hombre y como éste no “puede vivir
sin amor”119. Es justamente esta realidad la que entroniza la misericordia como la
clave de lectura del Evangelio y al mismo tiempo le permite una concreción en su
espacio real de acción.

117
PARROQUIA SANTA MARÍA DE JERUSALEN, Propuesta de plan formativo (temas para la catequesis de
confirmación), Bogotá 2010.
118
JUAN PABLO II, Carta encíclica Redemptor hominis, Dada el 04 de Marzo de 1979. Este escrito constituye
el primero de los textos dados por el Papa en el cual se marca el “derrotero” de su misión eclesial y el
carácter de su apostolado. Es un escrito corto que presenta la importancia de Cristo como Redentor del
hombre y de la llamada de esta a “responder” a dicha exhortación desde la acción concreta en el mundo.
119
JUAN. Redentor hominis. N° 10.
71
Desprendido de esto se tiene que la misericordia que presenta la parábola del hijo
prodigo en la que:

“Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: "Padre, dame la parte
de la hacienda que me corresponde." Y él les repartió la hacienda. Pocos días
después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó
su hacienda viviendo como un libertino. «Cuando hubo gastado todo, sobrevino un
hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad.

Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a
sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que
comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo:
"¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí
me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra
el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus
jornaleros." Y, levantándose, partió hacia su padre. «Estando él todavía lejos, le
vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente.

El hijo le dijo: "Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado
hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y
vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el
novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío
estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado". Y
comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se
acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le
preguntó qué era aquello. Él le dijo: "Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el
novillo cebado, porque le ha recobrado sano." El se irritó y no quería entrar.

Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: "Hace tantos años que te
sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito
para tener una fiesta con mis amigos; ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha

72
devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!" Pero
él le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía
celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha
vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado." (Lucas, 15,11-32).

Es un texto que invita a ver a Dios “esperando” (Lc 15, 20), pero que al mismo
tiempo le intuye como un ser lleno de dadivas (Lc 15,12), en constante dar, dar y
dar. Es por eso que el escrito habla de que el hijo “recibe” la herencia de su Padre
y este no “objeta” en nada para entregarla (Lc 15,12). Con esta parte se puede
decir que la invitación esta en hacerse la pregunta de ¿Cuánto Dios nos ha dado?
Y de descubrir en tantas gracias aquellas que pertenecen a la “herencia” es decir
como lo explícita la encíclica citada con antelación la “redención”120.

El recorrido que hace Nouwen en torno al cuadro de Rembrandt tiene en cuenta la


“encarnación” de su situación en cada uno de los personajes de la parábola; es así
como parte desde la vivencia de abandono del hijo menor, como aquel
“vagabundo” que gasta todo aquello que tiene y se “interna” en una realidad de
pecado que no le permite ser feliz. El atractivo de “salir de la casa del Padre” y el
motivo por el cual pide la herencia es ante todo el disfrute.

En las perspectivas que se anotan sobre los jóvenes, esa realidad no resulta
ajena; ellos “están” en muchos momentos inmiscuidos con realidades efímeras en
las cuales se “entregan sin medida”. La situación de muchos de ellos presenta
realidades de conflicto interior y exterior, algunos consumen o han consumido
sustancias psicoactivas, otros se han entrelazado en el alcohol y en la “farra” y
consideran tal espacio como vital y “necesario” para el curso de sus vidas. Por eso
al iniciar un plan de catequesis desde la mirada del hijo prodigo, incluye un

120
Cfr, JUAN, Redentor, Nº 10.
73
reconocimiento de su ser personal, de su situación de “miseria” que viven y del
encuentro consigo mismo.

La fuerza de esta experiencia esta en el reconocimiento de la vida, parte de la


pregunta ¿Quién soy yo? Y se interna en el medio de conexión que les rodea
(amigos, padres y docentes etc.) La caracterización de esta parte del proyecto
está en incentivar el deseo de conocerse a sí mismo; haciéndolo no como una
“norma” fija para el proceso sino ante todo en el “vinculo de necesidad” que se
instaura en relación a la búsqueda de la misericordia de Dios. El trabajo que se
propone en esta etapa es ante todo personal y se busca el reconocimiento de la
historia (biografía) en relación a los afectos, sentimientos, pensamientos y estados
de proyección (expectativas) de cada uno de los jóvenes.

La propuesta entonces se esmera por hacer un “rastreo” del contexto del joven, de
su situación de vida constante y del compromiso implícito para “dejarse descubrir”.
El catequista sería el “foco” de guía del proceso que sirve como “tutor” del
encuentro y se descubre también como un caminante. El trabajo es personal y por
tanto durante tal momento del proceso, cada actividad, encuentro y referencia ha
de estar en línea de lograr en el joven un autodescubrimiento de sí mismo en
clave de reconocimiento de actitudes y defectos.

Seguido a este paso, en el que Nouwen advierte, “es más fácil ser identificado” 121
debido a la “facilidad” que se tiene de sentirse pecador y malvado; es necesario
hacerse el paralelo con el hijo mayor de la parábola. En este aspecto, el recorrido
anterior es fundamental en tanto que involucra la autoacepción del sujeto, el
reconocimiento de su historia y el “descubrir” elementos que “amenazan” la

121
NOUWEN. El Regreso del Hijo Pródigo. p. 22.
74
relación consigo mismo. Saber que el hijo mayor es aquel que está en casa
“siempre” (Lc 15, 31) y que contribuye a las “finanzas” de su Padre.

En el entorno del proceso, este espacio corresponde a la relación del joven con
Dios; desde la pregunta ¿Quién es Dios para mí?, sólo en dicha respuesta se
puede advertir una clave de revelación que construye el tema disyuntivo de ¿soy
siervo? o ¿soy hijo?. De la respuesta pende el sentido del paralelismo. El joven de
la parábola no se siente hijo, se siente un esclavo del Padre y por eso reclama (Lc
15,28). La fuerza esta puesta en lograr que la experiencia de confirmación sea un
“aliciente” para identificarse como hijo de Dios. Para ello es pertinente que se
muestre la correlación entre Dios y la historia de cada uno.

La interpretación del N.T en relación al tema del Padre o Abbá como indica Jesús
es sobre todo en clave de relación filial. La aventura que se estima en este
apartado confluye en identificar los momentos en los cuales el confirmando ha
sentido el “amor de Dios” para desde allí indicar que esa es justamente la
característica confluyente de la experiencia cristiana constante; es decir sentirse
como el hijo menor es “evaluar” la forma como el confirmando se siente ante Dios,
como lo ve y como lo ha presenciado a lo largo de la vida.

Es el momento clave para descubrir que la experiencia de Dios está conectada


con una clara relación de “intimidad” con Él, desde el reconocimiento como hijo. La
propuesta se entroniza en lograr “identificar” aquellos aspectos característicos de
la relación del confirmando con Dios, fundamentada en la lectura antepuesta de sí
mismo y estipulada en línea de misericordia.

Con lo dicho hasta ahora se tiene que el camino por el hijo menor y el mayor
conllevan a un “reconocimiento” de la persona, en identificar ¿Quién es el Padre?
Y en “aventurarse” a sentirse hijo. La meditación de Nouwen va mas allá de esto
75
pues, lo importante es “llegar a ser como el Padre”122, esa es la clave directriz de
la presente propuesta. No es sólo el indicar a los jóvenes el sentido de Dios como
Padre y de “admirar” su misericordia para con cada uno. Es ante todo mostrar
dicha misericordia con el prójimo.

El recorrido pastoral se entabla en desencadenar en los confirmandos el deseo y


“compromiso” de transformar el entorno desde la misericordia; llegando a una
identificación de ser como el Padre. Por ello, se hace necesario indagar por la
necesidad de la redención en el camino propio hacia la reconciliación. Con tal
objeto, la propuesta del P. Nouwen se matiza al momento de descubrir la relación
entre sacramento de la confesión y reconciliación; resaltando que se correlacionan
mutuamente con base en el deseo de identidad con el Padre.

A modo de conclusión, la reconciliación vista desde este ángulo incluye


compromiso además de un trabajo conjunto entre el contexto del confirmando y su
persona; Por eso, vale la pena además indicar que no se trata de unos “pasos”
para seguir en torno al tema de la misericordia sino que ante todo es un ambiente
de dialogo constante con Dios (oración), de conocimiento de sí mismo y de vinculo
con el entorno circundante. Todo ello implica una cercanía a las experiencias de
cada joven, invocando el sentido del Sacramento de la confesión como un acto
vivencial de misericordia que se entrelaza en la vida concreta y real de cada uno.

Es decir que el proyecto está en mostrar la confesión como un acto unido a la vida
sacramental en el cual hay reconocimiento de la condición personal,
reconocimiento de las mociones de Dios en cada uno y por último una interacción
de compromiso hacia los demás. El sacramento de la confirmación en este
aspecto se ve informado del actuar de Dios y se dinamiza constantemente en la

122
NOUWEN. El Regreso del Hijo Pródigo. p. 34
76
persona quien se ve exigida a dejarse conducir por Dios en un clima de
discernimiento constante y constructivo de configuración con la misericordia del
Padre.

77
ANEXO 1

78
ANEXO 2

ENCUESTA JÓVENES Y RECONCILIACIÓN


PARROQUIA SANTA MARÌA DE JERUSALÈN

Edad:

EDAD TOTAL
14 20
15 10
16 10
17 06
18 04
TOTAL 50

1.- ¿Usted cree que existe el Sacramento de la Reconciliación?

TOTAL
SI 48
NO 02
TOTAL 50

2.- ¿Ha recibido el Sacramento de la Reconciliación?

TOTAL
SI 47
NO 02
NS/NR 01
TOTAL 50

79
3.- ¿La reconciliación en general es?

TOTAL
Es algo necesario para el ser humano 27
Es signo de inmadurez y debilidad 03
Me ayuda a conocerme a mí mismo 19
NS/NR 01
TOTAL 50

4.- ¿Con qué asocia el sacramento de la reconciliación? (puede señalar


varias)

TOTAL
Paz interior 20
Reencuentro consigo mismo 15
Una liberación 13
Una fiesta 08
Una penitencia 06
Una culpa 07
Un encuentro con Dios 17
Algo superado 06
Un hecho personal sin relación con la comunidad 07
Una obligación 01
Una necesidad 14
Un invento de la Iglesia católica 05
Un llamado divino a la conversión 05
NS/NR 0

80
5.- ¿En qué momentos, el hombre es llamado a la reconciliación
sacramental?

TOTAL
Cuando está en peligro de muerte 0
Cuando lo descubren culpable 0
Cuando reconoce que hizo mal uso de su libertad y 45
cometió pecado
Nunca
NS/NR 05
TOTAL 50

6.- ¿Con qué regularidad se confiesa?

TOTAL
Una vez al mes 0
Cada dos meses 0
Cada seis meses 0
En semana Santa 0
Cuando me nace 09
Cuando lo necesito 30
Nunca 11
TOTAL 50

7.- De las siguientes opciones cuál responde mejor a la pregunta ¿por


qué se confiesa?

TOTAL
Necesidad de paz interior 28
Cumplir lo impuesto por la Iglesia 2
Necesidad de reconciliación con el prójimo 0
Concientizarse para cambiar 10
Como única manera de dar fin al pecado 05
Para poder comulgar 0
Para tener paz en la familia 05
Para renovación espiritual en fechas especiales 0
TOTAL 50

81
8.- De las siguientes opciones cuál responde mejor a la pregunta ¿para
qué se confiesa?

TOTAL
Buscar paz interior 05
Acercarse a Dios, conversión, cambio 10
Para obtener el perdón de los pecados 27
Tener una mayor relación con los demás 0
Buscar comprensión en el confesor 0
Cumplir una ley 0
Poder comulgar 08
Para nutrir su vida de fe 0
Para evitar condenarme 0
Para pagar una promesa 0
TOTAL 50

9.- ¿Qué obtiene cuando se confiesa? (puede señalar varias opciones).

TOTAL
Alivio, paz, alegría 30
Poco o nada 06
Conversión, renovación, superación 04
Un compromiso con el prójimo 0
Crecimiento en la fe y el amor 20
Reconciliación con los hermanos O8
Reconciliación con el Señor 22
Un compromiso a vivir la reconciliación
02
en la vida diaria

82
10 ¿Usted no se confiesa? ¿Por qué? (puede señalar varias opciones).

TOTAL
No sabe cómo hacerlo 22
No es necesario 0
Es un invento de la Iglesia 0
No le parece importante 0
El sacerdote no tiene la autoridad para perdonar 10
porque es un pecador
No encuentra la ocasión para hacerlo 24
Es un signo de inmadurez y debilidad 0
No tiene nada de qué confesarse 0
No le encuentra sentido 0
Se confiesa directamente con Dios 22

Preguntas abiertas: A continuación las preguntas abiertas con las


respuestas que expresaron los jóvenes confirmandos encuestados.

1.- ¿Qué pensaba usted antes de la catequesis de confirmación de las


personas cercanas a su entorno social, que frecuentaban el
sacramento de la reconciliación?
R. 1- Que es algo importante porque nos hace llegar a el cambio, pero
teniendo una iniciativa propia.
R. 2- Yo pensaba que solo se confesaban para recibir esa ostia, no sabía que
lo que estaban recibiendo era a Jesús, también pensaba que lo que hacían
era librarse de los pecados para quedar santos por decirlo así y que no se
tenía que volver a pecar.
R.3- no sé, no me daba cuenta si asistían a confesarse.
R.4- pensaba que no era muy importante a sentir una reconciliación con otra
persona y tampoco confirmarse para poder tener la Palabra de Dios.
R.5- yo pensaba antes que no servía para nada y que no tenía ningún
significado.

83
R.6- Lo que antes pensaba era que las personas que hacían la confirmación
se entregaban a Dios y también que era que perdonaban los pecados en el
entorno que hacían la confirmación que era entregarse en cuerpo y espíritu a
Dios.
R.7- pues yo antes pensaba que no era tan importante hacer la confirmación y
tampoco reconocer algo relacionado con la reconciliación.
R.8- ¿Qué como hacen eso? ¿Qué de que se habla? ¿Qué sentirían después
de confesarse? ¿Qué hacen para acercarse a Dios?
R.9- Yo pensaba que eran unas personas muy ilusas por que se confesaban
con una persona que también es pecadora.
R.10- tengo una amiga que se confiesa con frecuencia y a mí no ,me gusta
mucho porque es como contarle los secretos a una persona cualquiera y no
me importaría que fuera padre, además ella se confiesa con mucha
tranquilidad pero ella también es muy libre.
R.11- pensaba que esas personas iban donde el cura a pedirle perdón pero no
sabía que eran perdonadas por Dios.
R.12- que lo hacen por querer ser mejor persona cada día, pedirle perdón a
Dios si en algo ha fallado y por medio de la confesión puede perdonar y pedir
perdón.
R.13- yo pensaba que cuando un amigo se confesaba que era algo aburrido.
R.14- pues yo pensaba que era de pronto por un pecado muy grande y por
eso les tocaba confesarse ante un cura, pero como digo por un pecado muy
terrible.
R.15- que no creía en los padres y que no tengo la necesidad de contarle mis
pecados a otras persona. Esas personas son tan bobas que como sabía que
Dios perdonaba yo no creía que Dios me perdonará por que el padre me decía
que ya estaba perdonada.
R.16- pues yo pensaba de este sacramento que era muy importante para
cada uno de nosotros y para mí es un sacramento muy importante.
84
R.17- pues la verdad esto lo veía mucho y pues la verdad yo me preguntaba
de por qué hacían eso y la verdad pensé que estaban locos o no sé como si
fueran estúpidos ya que esto porque lo hacían.
R.18- yo pensaba que esto no era necesario hacer, porque hasta donde yo se
Jesús no hizo sino el bautismo.
R.19- yo pensaba que no servía de nada, solo lo hacían para ganar plata y ya.
Yo nunca pensaba que esto era muy importante porque esta uno cerca de
Dios y no lejos.
R.20- lo que yo pensaba es eso se veía muy aburrido.
R.21- no tenía muy claro lo que era el sacramento de la reconciliación, me
parecía innecesario hablar con el Padre poner vallas a los que se confiesan
por que no es santo ni mucho menos, la idea que entiendo es pedir perdón a
Dios por medio del Padre de la Iglesia.
R.22- creo de que es un bien para la persona puesto que está demostrando
que tiene fe en un Dios y hace todo lo posible para estar consigo mismo y su
Dios.
R.23- creo que antes de la catequesis pensaba que era algo que un día me
tocaba hacer y de las personas que frecuentaban esto que hacían lo que
debían.
R.24- yo pensaba antes de la catequesis que me daba pereza pero al fin es
un sacramento que debemos cumplir y del entorno social pues me parecía un
poco rara la forma de pensar.
R.25- pues no pensaba nada porque yo también quería llegar a prepararme
para recibir la catequesis de la confirmación.
R.26- yo pienso que las personas que frecuentaban la catequesis era por
estar más cerca de Cristo unas porque otros solo venían por apariencia.
R.27- que era un acercamiento a Dios más profunda con manifestaciones y
soluciones de unión.

85
R.28- que era algo muy común y la verdad no me gustaba, estoy aquí por que
mis padres me dicen que es un requisito.
R.29- tal vez no tenía conocimiento de algunas cosas que he aprendido y al
igual me ha servido porque frecuento más la Iglesia y me confieso.
R.30- que era algo necesario para poder vivir en paz y estar con Dios.
R.31- en realidad yo pensaba que este no era un sacramento importante,
luego mi familia empezó a hablarme acerca de esto porque yo tampoco
entendía mucho del tema, entonces me dijeron que esto era de suprema
importancia y desde ahí me empezó a interesar.
R.32- pues la verdad algo normal y muy bueno también por parte de ellos por
confesar cada pecado que ellos cometen para que Dios los perdonara y
pudieran ser libres de culpa.
R.33- yo pensaba que todo el mundo puede tener algo que me sirve para
aprender y así caracterizar un buen aprendizaje.
R.34- que era una forma de hablar con Dios y darnos cuenta de lo bueno y lo
malo que habíamos hecho.
R.35- pensaba que la catequesis que estoy tomando es para ser una mejor
persona y que supiera lo lindo que es Dios.
R.36- que estas personas hacían esto como en forma de pedir perdón a Dios
es decir buscar una reconciliación con Dios.

2.- ¿Después de este tiempo de catequesis, cual es hoy su percepción


personal sobre el sacramento de la reconciliación, ha cambiado en
algo?
R.1- sí, he cambiado mi forma de ser, he dejado de ser tan malgeniada y
también he asistido a misa con más frecuencia.
R.2- Yo pienso que si, por que el sacramento de la reconciliación me hizo
cambiar en mi forma de ser, me hizo ser mejor persona.

86
R.3- pienso que en este tiempo de catequesis mi cambio ha sido muy notorio,
y mi percepción personal es muy buena ya que me parece que la confirmación
o la catequesis es un espacio donde puedo sentirme bien y sobre todo
explotar toda mi personalidad.
R.4- pienso que ahora que el sacramento de la reconciliación que es muy
importante para sentir paz interior con uno y todos los que me rodean.
Confirmarse para tener muy clara la Palabra de Dios.
R.5- Mi percepción personal es de que sirve para tener un acercamiento con
Dios y gran cambio.
R.6- Yo creo que ahora que yo la estoy haciendo que significa mucho para mí
porque estoy siguiendo algunos sacramentos y a cambiado porque ahora si
me siento bien haciendo la confirmación y de verdad me siento que me estoy
entregando a Dios en algunas cosas y me siento como más cerca a él ya que
antes no era así.
R.7- Ahora entiendo que es muy importante realizar la confirmación porque sin
esto no nos podríamos casar si quisiéramos tener la bendición de Dios y en lo
de la reconciliación deberíamos hacerla para tener un gran entorno social y
espiritual.
R.8- Pues que hay una penitencia para poder cambiar lo que uno ha hecho,
uno se siente liberado de las culpas o pecados se siente con más tranquilidad
y se puede llegar a un lado con más paz y no sentir culpa de lo que hizo.
R.9- nos sirve para quitarnos un peso de encima, porque Dios por medio del
padre nos perdona y estando bien con Dios podemos vivir tranquilos.
R.10- Me parece igual que siempre no quiero por que la primera vez lo hice
mal y me siento mal con Dios y preferiría hacerlo sola sin ningún (HP) cura y
no confío.
R.11- yo pienso que es un sacramento muy importante para nosotros porque
uno le pide perdón a Dios por todos los pecados que hemos hecho. Puede ser
perdonado según la persona.
87
R.12- la confesión es un alimento para el alma, la persona que se confiesa
pide perdón a Dios y espiritualmente queda limpia.
R.13- que es un sacramento de mucho valor y por eso yo ciento que esto es
algo valioso pero por eso yo respondo que es importante para las personas
que no creen en Dios.
R.14- no sé porque no me he confesado. Me parece que este sacramento es
muy bonito porque nos confesamos ante Dios y le pedimos perdón por
nuestros pecados y nuestro corazón se siente en paz.
R.15- que no tengo la necesidad de ningún medio para pedir perdón por mis
pecados.
R.16- si, por que me he sentido muy bien, cada vez que siento este
sacramento me siento desahogada, siento mucho alivio.
R.17- Pues la verdad yo pienso que es una forma de pedir perdón de nuestros
malos actos y forma de tener reconciliación con nuestro señor.
R.18- pienso que esto es muy importante.
R.19- que es bueno tener una reconciliación ya que uno debe por lo menos
estar bien con Dios. La catequesis me parece que es algo bueno ya que
podemos tener una conexión con Dios o más bien uno puede estar más cerca
a él.
R.20- se me ha hecho cambiar, porque antes muy poco iba a misa y pues
ahora leo mucho la Biblia.
R.21- si por que las personas que dan el curso mandados por la Iglesia
entienden a los jóvenes y saben cómo llamar nuestra atención.
R.22- no, es el mismo que tenía cuando entre que no era venir por venir, sino
tratar de que esto mejorara nuestro diario vivir.
R.23- que me ha cambiado en la familia en la forma de hablar de Dios.
R.24- si porque me ha acercado mucho a Dios y he aprendido a tener más
confianza en mí misma.
R.25- ahora creo que el sacramento es el camino para estar bien con Dios.
88
R.26- yo pienso que el sacramento me ha hecho cambiar en el aspecto
personal porque ahora estoy más cerca de Jesús.
R.27- no, mi forma de pensar y como a cambiado no se diferencia en nada
solo en los seres humanos como actuamos ante los demás.
R.28- la verdad me ha parecido algo interesante, pero confesarme no.
R.29- si ya que ahora lo veo de otra forma y veo que es una reconciliación
con Dios.
R.30- para aprender más acerca de lo que fue Dios y para podernos confesar
y estar mejor en la vida.
R.31- me parece muy bien además durante este tiempo me he acercado
muchísimo a Dios y estoy dispuesta a seguir adelante, ofreciéndole mi
corazón a él, además ahora entiendo mucho las cosas que antes no entendía.
R.32- que es muy importante porque se quita un peso de encima diciendo los
pecados delante de Dios y para ello no volver a cometer aquellos errores
puesto que yo casi no me confieso hace arto, diría que es muy bueno porque
se siente liberado.
R.33- la verdad solo he podido ver que cada persona después de estar
reconciliada se sienten más tranquilos en el aspecto de las culpas.
R.34- en que es necesario que el sacerdote este como intermediario para
estar en reconciliación con Dios.
R.35- primero contar con Dios sobre todas las cosas y aprender para de aca a
un futuro que termine la universidad enseñarle a mis hijos que cuentan con un
ser supremo.
R.36- sí, ya que ahora tengo más claridad sobre el sacramento de la
reconciliación.

89
CONCLUSION

Realizar un trabajo investigativo lo considero como una ocasión más para


aprender que para querer enseñar. La experiencia reflexiva en torno a los
documentos, a los casos, al sentir de la gente, a la acción pastoral y a las
experiencias que tienen de Dios y del mundo; no pueden hacer del investigador y
menos del investigador teólogo un ser frío y apático. El teólogo pone el corazón en
lo que dice y hace, teniendo siempre presente el servicio que presta a la
comunidad de fe: ser pontífice entre el misterio, la historia y la realidad de sus
hermanos, los hombres.

La problemática escogida resultó bastante iluminadora en primer lugar para mí, en


mi condición de aspirante al presbiterado. Porque definitivamente la formación de
los jóvenes confirmandos, atañe en primer lugar a los mismos jóvenes aspirantes
al sacramento de la confirmación, responsables de su propia evolución integral en
la ruta de la fe, pero inmediatamente después, incumbe y está bajo la
responsabilidad de las personas que pueden dársela: pastores, catequistas,
padrinos123 y principalmente la familia, siendo siempre acompañados en el
compromiso cristiano.

Las razones para esta investigación sobran. Mientras el mundo avanza a pasos
agigantados debido al desarrollo tecnológico, económico y científico, muchos
jóvenes permanecen apáticos en su comprensión de los fenómenos sociales
según la luz del Evangelio, muchos subsisten con una fe infantil, que resulta corta
a la hora de resolver los duros retos y problemas que presenta la vida diaria, están

123
Quien se compromete a acompañar al joven en el crecimiento de la fe para que adquiera actitudes a su
condición de testigo de Cristo cumpliendo las obligaciones inherentes al sacramento.
90
timoratos y llenos de incertidumbre sobre su papel como miembros del Pueblo de
Dios en el actual estado de cosas.

Expuesto lo anterior mencionaremos a las conclusiones que fruto del trabajo


realizado se han obtenido:

1. No son pocos los jóvenes que se dejan alienar por el poder creciente de la
sociedad, aunque ésta contraste paradójicamente con una humanidad
escandalizada por los altos índices de pobreza, violencia, intolerancia y
guerra que caracterizan la “cultura de la muerte”, en palabras del Juan
Pablo II.

2. Ad intra de la Iglesia, se lamenta la falta de identidad, la dualidad de vida, la


pérdida del sentido litúrgico–celebrativo de la fe, el desinterés por la
renovación del panorama social excluyente. En cambio, Ad extra se
impone la “dictadura del relativismo” y un sincretismo desmedido al que se
abocan algunos jóvenes buscando saciar su sed de espiritualidad.

3. Este panorama de inercia, pasividad y confusión ha ocultado la elocuencia


de los valores cristianos. Se piensa que “basta con ser honesto o no hacer
daño a los demás” para vivir la esencia del cristianismo sin atender el
requisito de una identidad definida. Falta la pasión por la meta normal de la
vida cristiana que es la perfección de la caridad en la vocación específica
de cada bautizado. Se ha perdido la solicitud por la santificación integral de
las personas, se ha caído en la tibieza de eso que los santos llamaban “el
celo ardiente por la gloria de Dios”.

91
4. La raíz de la indiferencia de muchos de estos jóvenes confirmandos se
puede resumir en la sentencia de san Agustín: «nadie ama lo que no
conoce124».

5. Cuando no se conoce la lógica de la fe, en nuestro caso a través del


sacramento de la Reconciliación ¿cómo se podrá llevar a la práctica este
compromiso? ¿Cómo se podrá valorar, apreciar? Es claro que la Iglesia no
vive de proselitismos, ella predica la palabra a tiempo y destiempo, y son
los seres humanos quienes en libertad, movidos por la luz de la razón
iluminada por la fe y por el suave influjo de la gracia, deciden acoger el
mensaje de la revelación ofreciendo un homenaje de entendimiento y
voluntad al Señor y desde allí, proponen renovar su vida y alcanzar la edad
del hombre perfecto en Cristo Jesús. Perfección que sólo se puede lograr
en el contacto con la comunidad, en el compartir existencial con los
hermanos, compañeros de camino en la senda de la salvación.

6. El camino direccional del sacramento se constituye desde la realidad


Pascual, el misterio de Cristo se configura constantemente desde la clave
de la revelación y en ella se instaura la urgente necesidad de la
comunicación simbólica, aquella que interpela y confronta.

7. La situación vital propia del sacramento de la reconciliación: “Es una


situación de pecado, con el deseo de conversión en la esperanza del
perdón”. Esta indica por su parte no algo centrado en sí mismo, sino algo
abierto hacia los otros; es el acto interpersonal en el que el acento se pone
en el encuentro, la comunicación, la amistad, la paz y donde la mediación

124
AGUSTÍN DE HIPONA. Obras Completas, Op. cit., Tomo V, p. 581
92
reconciliadora es muy importante bien sea en relación con Dios, con la
Iglesia, consigo mismo, con los hermanos y con la naturaleza.

8. El Señor a nadie excluye pues ha ordenado predicar el evangelio a la


entera creación, hacer discípulos de todos los pueblos y bautizar125. Si el
Señor confía en que la infusión de la gracia y la enseñanza de la fe son
necesarias para otorgar a los hombres la salvación eterna, es la Iglesia y
cada uno de sus miembros, los que necesitan redoblar su generosidad
misionera, su misericordia hacia los hermanos, enseñando al que no sabe y
bendiciendo en todo momento.

9. Pues bien. Se ha comprobado a lo largo y ancho del presente trabajo que la


situación de los jóvenes en su compromiso a través del sacramento de la
Reconciliación es difuso y poco alentador, pero sí debe considerarse como
una de las prioridades pastorales de la comunidad parroquial, sí es que
esta quiere proyectarse hacia el futuro como un organismo vivo, consciente
y dinámico, operante y transformante de su contexto desreconciliado.

10. Este es el anhelo, el fruto que se espera de este trabajo a través de la


propuesta desde la obra del P. Nouwen. Empezar primero con una
concientización a los jóvenes si es posible de manera personalizada para
que comprendan a lo que se comprometen como cristianos a través del
sacramento de de la Reconciliación.

Finalmente Dios quiera, fuente de todo conocimiento y de sabiduría, mover


generosamente la voluntad y los corazones para que los enriquecidos con la
saludable doctrina de Cristo estén dispuestos a remediar la indigencia del hombre
sumido en las consecuencias de la desrreconciliación y la ignorancia.
125
Cf. Mt 28,18–20
93
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