Este Es El Tiempo de Mexico
Este Es El Tiempo de Mexico
Este Es El Tiempo de Mexico
Me encanta estar con ustedes. El Elder Jose A. Teixeira, Elder Rafael E. Pino, Elder Hugo
Montoya, y Elder Adrian Ochoa están aquí con nosotros.
Por favor levanten la mano los Setenta de Área ¿Los presidentes de estaca? ¿Los
presidentes de distrito? ¿Los presidentes de misión? ¿Los presidentes del templo? Gracias.
Ustedes son los líderes del sacerdocio del Señor en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de
los Últimos Días. El Señor les ama. El Señor confía en ustedes. Nosotros les amamos y confiamos
en ustedes.
Hoy vamos a hablar sobre importantes temas específicos. Pero nuestro objetivo principal
es buscar la inspiración y revelación del Señor en cuanto al futuro de Su Iglesia restaurada en
México.
Hoy estamos aquí reunidos como Setentas de Area, presidentes de Estaca y distrito,
presidentes de Misión y de Templo. Las llaves del sacerdocio fueron restauradas cuando el
templo de Kirtland fue dedicado.
En esa sagrada ocasión, nuestro Salvador Jesucristo se apareció en persona al profeta José
Smith y a Oliver Cowdery. “[Los ojos del Señor] eran como llama de fuego […] su voz era
como el estruendo de muchas aguas” (D. y C. 110:3).
Luego vinieron Moisés, Elías y Elías el Profeta para restaurar las llaves del sacerdocio:
llaves para recoger a Israel, llaves para preparar a los santos para comparecer ante Dios; llaves
para sellar a las generaciones familiares por esta vida y la eternidad. Hoy, el presidente Russell
M. Nelson preside en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y dirige todas
las llaves del Reino.
Hermanos, ustedes tienen las llaves del sacerdocio para presidir las estacas y los
distritos, misiones y templos. Estamos unidos en la obra de salvación y exaltación del Señor.
El Señor promete: donde todas las cosas se unan en uno en Cristo (Efesios 1:10), todas las
cosas obrarán juntamente para nuestro bien (DyC 90:24), en Su tiempo y a Su manera.
Hoy les abro mi corazón. Estoy aprendiendo muchas cosas de ustedes acerca de México.
He amado a México y a su gente desde hace muchos años. Cuando yo tenía la edad de
diácono, nuestra familia visitó Guadalajara, Ciudad de México, Oaxaca, Cancún, Taxco y
Acapulco. En ese viaje, me compré una navaja. Aquélla pequeña navaja ha sido un recuerdo muy
querido por más de 50 años. Desde entonces, he visitado a líderes y miembros de México muchas
veces en diversos lugares.
México tiene un rico legado. El presidente Boyd K. Packer una vez me dijo que los pueblos
de la tierra se han desplazado y han migrado más de lo que la mayoría de nosotros nos
imaginamos. Nuestra visita al Museo Nacional de Antropología ilustró que México, entre sus
pueblos y civilizaciones se cuentan los olmecas, toltecas, teotihuacanos, zapotecas, mayas y
aztecas. En el siglo XVI, vino España y añadió su influencia, incluyendo el cristianismo.
Nuestros hermanos y hermanas en México son herederos del convenio del Señor. El Señor
prometió grandes bendiciones a la Casa de Israel por medio de Abraham, Isaac y Jacob. Nuestros
patriarcas en México me dicen que la mayoría de los miembros de la Iglesia en México son de la
Casa de Israel a través de los linajes de Efraín y Manasés. Hay algunos más de Manasés que de
Efraín. También hay representación de algunas tribus más como la de Benjamín. Al recoger a
Israel en ambos lados del velo, las promesas y bendiciones del convenio del Señor llegan a
incontables generaciones de familias y personas en esta vida y en la eternidad.
El país de México es abundantemente bendecido con ricos recursos humanos y naturales.
La población de México es grande y está creciendo. La población de México es la décima
más grande del mundo. La economía de México es la undécima más grande del mundo (2,4
billones de dólares estadounidenses de poder adquisitivo y 1,26 billones de dólares en tasa de
cambio).
La población mexicana es joven, urbanizada, con una gran esperanza de vida. La economía
de México se halla diversificada entre la agricultura, la industria y los servicios. El 55 % de la
tierra de México es cultivable. México es el lugar de origen del maíz, los frijoles y la calabaza,
las tres hermanas de los alimentos básicos.
Sin embargo, según algunos indicadores, el 41,9 % de la población de México vive por
debajo de la línea de pobreza. Los miembros de la Iglesia pagan los diezmos y las ofrendas con
fidelidad y generosidad. Cuidamos de los pobres y los necesitados. Edificamos la autosuficiencia.
El cambio económico mundial se desplaza hacia los servicios y la innovación, lo que significa que
la educación y la experiencia de la vida real (como servir en misiones de tiempo completo) son
importantes para nuestras generaciones futuras.
Los países y los pueblos tienen épocas y estaciones en el Señor. En el Antiguo Testamento,
en el libro de Daniel 2:21, leemos: “Y él es el que cambia los tiempos y las estaciones; quita reyes
y pone reyes; da sabiduría a los sabios y conocimiento a los entendidos”.
Este es el tiempo de México.
Hoy nos centramos en la doctrina y las acciones esenciales para fortalecer a las familias y
a las personas, a nuestras generaciones futuras, nuestras estacas, distritos, misiones y en hacer la
casa del Señor un centro de fortaleza todos los días de nuestra vida.
Hoy, también los invitamos a mirar hacia adelante, a encontrar la visión que el Señor tiene
para nosotros en cuanto al futuro de Su Iglesia restaurada en México.
Por ejemplo, con amor y urgencia, el profeta del Señor ha anunciado 19 Casas del Señor
en México– 13 templos dedicados y en funcionamiento; 1 templo en construcción (Puebla); 5
templos anunciados (Torreón, Querétaro, Culiacán, y ahora se incluyen San Luis Potosí y Ciudad
de México Benemérito).
Ahora y en los días venideros, en este tiempo de México, invitaremos a líderes del
sacerdocio y a miembros a reunir todas las cosas en Jesucristo y en el Santo Templo. Fortalezcamos
juntos, los corazones, los hogares, familias e individuos, mientras buscamos y encontramos
Santidad al Señor en la Casa del Señor. En los días que vienen, mientras más templos se acercan
a más personas en más lugares en México, ruego que nos acerquemos a nuestro Salvador y a las
bendiciones de Su expiación en y a través de la Santa Casa del Señor.
A medida que los individuos y las familias reciban aún más revelación, protección y guía
espiritual en la Casa del Señor, nuestras ramas y distritos, barrios y estacas, naturalmente también
se van a ver fortalecidos. Nuestros distritos se tornarán en estacas. Nuestras estacas se
multiplicarán. En un profundo camino centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia, nuestros
hogares, estacas, y distritos del templo se convertirán en centros espirituales de fuerza donde nos
enfocaremos en Jesucristo y en las bendiciones y promesas de la plenitud de Su evangelio
restaurado.
Juntos preparemos a los niños, jóvenes, jóvenes adultos, nuevos conversos y miembros que
regresan a la Iglesia, misioneros retornados, cada familia y a cada individuo a estar más cerca de
nuestro Salvador Jesucristo en nuestros hogares, barrios y ramas, estacas y distritos y en el Santo
Templo.
A medida que más templos se acercan a más hogares, barrios y estacas aquí en México,
nuestro servicio en el templo cambiará. En el pasado, para muchos era un sacrificio viajar al
templo, a veces viajando por días, o por largas horas y muchas millas para asistir al templo. En el
futuro, ese sacrificio cambiará. Cada vez más, sacrificaremos nuestro tiempo y esfuerzo para asistir
al templo con frecuencia. Sacrificaremos nuestro orgullo y preocupaciones mundanas para que
nuestros corazones se quebranten y contristen, y seamos más mansos y humildes, como nuestro
Salvador.