Este Es El Tiempo de Mexico

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ESTE ES EL TIEMPO DE MÉXICO

Reunión de Instrucción de Área


Elder Gerrit W. Gong
April 2022
Queridos hermanos, estimados líderes del sacerdocio—buenos días a todos. Les damos la
bienvenida a cado uno de ustedes.

Me encanta estar con ustedes. El Elder Jose A. Teixeira, Elder Rafael E. Pino, Elder Hugo
Montoya, y Elder Adrian Ochoa están aquí con nosotros.

En México hay veinte Setentas de Área, doscientos veintidós presidentes de estaca,


cuarenta y siete presidentes de distrito, treinta y dos presidentes de misión y trece presidentes del
templo.

Por favor levanten la mano los Setenta de Área ¿Los presidentes de estaca? ¿Los
presidentes de distrito? ¿Los presidentes de misión? ¿Los presidentes del templo? Gracias.

¡Hermanos, ustedes son magníficos! ¡Ustedes son asombrosos! Ustedes bendicen a


muchos.

Ustedes son los líderes del sacerdocio del Señor en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de
los Últimos Días. El Señor les ama. El Señor confía en ustedes. Nosotros les amamos y confiamos
en ustedes.

Hoy vamos a hablar sobre importantes temas específicos. Pero nuestro objetivo principal
es buscar la inspiración y revelación del Señor en cuanto al futuro de Su Iglesia restaurada en
México.

Hoy estamos aquí reunidos como Setentas de Area, presidentes de Estaca y distrito,
presidentes de Misión y de Templo. Las llaves del sacerdocio fueron restauradas cuando el
templo de Kirtland fue dedicado.

En esa sagrada ocasión, nuestro Salvador Jesucristo se apareció en persona al profeta José
Smith y a Oliver Cowdery. “[Los ojos del Señor] eran como llama de fuego […] su voz era
como el estruendo de muchas aguas” (D. y C. 110:3).
Luego vinieron Moisés, Elías y Elías el Profeta para restaurar las llaves del sacerdocio:
llaves para recoger a Israel, llaves para preparar a los santos para comparecer ante Dios; llaves
para sellar a las generaciones familiares por esta vida y la eternidad. Hoy, el presidente Russell
M. Nelson preside en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y dirige todas
las llaves del Reino.
Hermanos, ustedes tienen las llaves del sacerdocio para presidir las estacas y los
distritos, misiones y templos. Estamos unidos en la obra de salvación y exaltación del Señor.
El Señor promete: donde todas las cosas se unan en uno en Cristo (Efesios 1:10), todas las
cosas obrarán juntamente para nuestro bien (DyC 90:24), en Su tiempo y a Su manera.
Hoy les abro mi corazón. Estoy aprendiendo muchas cosas de ustedes acerca de México.
He amado a México y a su gente desde hace muchos años. Cuando yo tenía la edad de
diácono, nuestra familia visitó Guadalajara, Ciudad de México, Oaxaca, Cancún, Taxco y
Acapulco. En ese viaje, me compré una navaja. Aquélla pequeña navaja ha sido un recuerdo muy
querido por más de 50 años. Desde entonces, he visitado a líderes y miembros de México muchas
veces en diversos lugares.
México tiene un rico legado. El presidente Boyd K. Packer una vez me dijo que los pueblos
de la tierra se han desplazado y han migrado más de lo que la mayoría de nosotros nos
imaginamos. Nuestra visita al Museo Nacional de Antropología ilustró que México, entre sus
pueblos y civilizaciones se cuentan los olmecas, toltecas, teotihuacanos, zapotecas, mayas y
aztecas. En el siglo XVI, vino España y añadió su influencia, incluyendo el cristianismo.
Nuestros hermanos y hermanas en México son herederos del convenio del Señor. El Señor
prometió grandes bendiciones a la Casa de Israel por medio de Abraham, Isaac y Jacob. Nuestros
patriarcas en México me dicen que la mayoría de los miembros de la Iglesia en México son de la
Casa de Israel a través de los linajes de Efraín y Manasés. Hay algunos más de Manasés que de
Efraín. También hay representación de algunas tribus más como la de Benjamín. Al recoger a
Israel en ambos lados del velo, las promesas y bendiciones del convenio del Señor llegan a
incontables generaciones de familias y personas en esta vida y en la eternidad.
El país de México es abundantemente bendecido con ricos recursos humanos y naturales.
La población de México es grande y está creciendo. La población de México es la décima
más grande del mundo. La economía de México es la undécima más grande del mundo (2,4
billones de dólares estadounidenses de poder adquisitivo y 1,26 billones de dólares en tasa de
cambio).
La población mexicana es joven, urbanizada, con una gran esperanza de vida. La economía
de México se halla diversificada entre la agricultura, la industria y los servicios. El 55 % de la
tierra de México es cultivable. México es el lugar de origen del maíz, los frijoles y la calabaza,
las tres hermanas de los alimentos básicos.
Sin embargo, según algunos indicadores, el 41,9 % de la población de México vive por
debajo de la línea de pobreza. Los miembros de la Iglesia pagan los diezmos y las ofrendas con
fidelidad y generosidad. Cuidamos de los pobres y los necesitados. Edificamos la autosuficiencia.
El cambio económico mundial se desplaza hacia los servicios y la innovación, lo que significa que
la educación y la experiencia de la vida real (como servir en misiones de tiempo completo) son
importantes para nuestras generaciones futuras.
Los países y los pueblos tienen épocas y estaciones en el Señor. En el Antiguo Testamento,
en el libro de Daniel 2:21, leemos: “Y él es el que cambia los tiempos y las estaciones; quita reyes
y pone reyes; da sabiduría a los sabios y conocimiento a los entendidos”.
Este es el tiempo de México.
Hoy nos centramos en la doctrina y las acciones esenciales para fortalecer a las familias y
a las personas, a nuestras generaciones futuras, nuestras estacas, distritos, misiones y en hacer la
casa del Señor un centro de fortaleza todos los días de nuestra vida.
Hoy, también los invitamos a mirar hacia adelante, a encontrar la visión que el Señor tiene
para nosotros en cuanto al futuro de Su Iglesia restaurada en México.
Por ejemplo, con amor y urgencia, el profeta del Señor ha anunciado 19 Casas del Señor
en México– 13 templos dedicados y en funcionamiento; 1 templo en construcción (Puebla); 5
templos anunciados (Torreón, Querétaro, Culiacán, y ahora se incluyen San Luis Potosí y Ciudad
de México Benemérito).
Ahora y en los días venideros, en este tiempo de México, invitaremos a líderes del
sacerdocio y a miembros a reunir todas las cosas en Jesucristo y en el Santo Templo. Fortalezcamos
juntos, los corazones, los hogares, familias e individuos, mientras buscamos y encontramos
Santidad al Señor en la Casa del Señor. En los días que vienen, mientras más templos se acercan
a más personas en más lugares en México, ruego que nos acerquemos a nuestro Salvador y a las
bendiciones de Su expiación en y a través de la Santa Casa del Señor.
A medida que los individuos y las familias reciban aún más revelación, protección y guía
espiritual en la Casa del Señor, nuestras ramas y distritos, barrios y estacas, naturalmente también
se van a ver fortalecidos. Nuestros distritos se tornarán en estacas. Nuestras estacas se
multiplicarán. En un profundo camino centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia, nuestros
hogares, estacas, y distritos del templo se convertirán en centros espirituales de fuerza donde nos
enfocaremos en Jesucristo y en las bendiciones y promesas de la plenitud de Su evangelio
restaurado.

Juntos preparemos a los niños, jóvenes, jóvenes adultos, nuevos conversos y miembros que
regresan a la Iglesia, misioneros retornados, cada familia y a cada individuo a estar más cerca de
nuestro Salvador Jesucristo en nuestros hogares, barrios y ramas, estacas y distritos y en el Santo
Templo.

A medida que más templos se acercan a más hogares, barrios y estacas aquí en México,
nuestro servicio en el templo cambiará. En el pasado, para muchos era un sacrificio viajar al
templo, a veces viajando por días, o por largas horas y muchas millas para asistir al templo. En el
futuro, ese sacrificio cambiará. Cada vez más, sacrificaremos nuestro tiempo y esfuerzo para asistir
al templo con frecuencia. Sacrificaremos nuestro orgullo y preocupaciones mundanas para que
nuestros corazones se quebranten y contristen, y seamos más mansos y humildes, como nuestro
Salvador.

Por supuesto, manso y humilde de espíritu significa fuerte en el Señor: Su poder, Su


protección, Su revelación, consuelo y guía. A medida que fortalecemos nuestros cimientos
espirituales, nos conectaremos por convenio con el Cielo, con nuestros líderes y Su Iglesia, y entre
nosotros.
Hermanos, ¿puedo invitarlos a liderar por medio del ejemplo? Una manera sencilla y
conveniente de hacer algo que recoja a Israel es ir a la aplicación FamilySearch “Participa”, (“Get
Involved” en inglés). En forma alternativa, tengan a bien buscar el nombre de un antepasado (suyo
o de uno de alguien más) utilizando Ordenanzas listas en la aplicación del Árbol familiar en
FamilySearch o en Herramientas para miembros, bajo Templos. Si ustedes dirigen, nuestros
miembros los seguirán.

Actualmente hay 32 misiones en México: al norte, al sur, al este y al oeste. Tenemos


destacados líderes, compañeras de misión y misioneros. Estamos agradecidos por cada uno de
ellos.
Hermanos, debido a su fe y liderazgo en el sacerdocio, más hombres y mujeres jóvenes se
están preparando espiritual y temporalmente y uniéndose al servicio misional de tiempo completo.
¡Es una obra maravillosa! Y muchos más vendrán cuando prestemos atención a nuestro profeta
en cuanto al llamado del Señor a servir como misioneros.
A medida que más misioneros presten servicio, aceleremos la manera en que los
misioneros y los miembros trabajan juntos. En julio de 2022, 18 nuevos presidentes de
misión y sus esposas empezarán su servicio México. Setentas de Área, presidentes de estaca y
de distrito, ¿podrían recibir cordialmente a estos nuevos líderes de misión?
¿Les presentarán a los líderes del sacerdocio y a otros líderes de sus consejos
de coordinación donde sea posible y apropiado, a Elderes, a líderes de la Sociedad de socorro y a
la juventud, para que podamos trabajar codo a codo con ellos para mantener y aumentar
nuestro ímpetu misional actual?
Hemos aprendido muchas lecciones misionales valiosas durante la pandemia. A
medida que superamos esto, por favor, no volvamos al pasado; por favor regresen al futuro.
En México, amamos la familia. ¿Recuerdan la película de Coco? En Salt Lake City, vi la
película de Coco sentado junto a una familia llamada Rivera – Rivera, como Miguel Rivera de
Coco. De hecho, estaba sentado junto a la ofrenda del abuelo Rivera, con su fotografía y sus
cosas favoritas. La familia Rivera había comprado un boleto para la ofrenda del abuelo, de modo
que el abuelo pudiera estar con su familia. ¿Cómo podemos conectar con este amor de nuestros
ancestros y de familia para invitar a nuestros vecinos y amigos a compartir bendiciones
familiares eternas?
¿Podemos nutrir una cultura de fe, testimonio y servicio misional en México? ¿Podemos
conectar a nuestra juventud con el Cielo, con nosotros como líderes y como compañeros que se
apoyan unos a otros? ¿Pueden las presidencias de clase y de cuórum de los jóvenes ministrar
a cada hombre y mujer joven para que todos obtengan un fuerte testimonio de Jesucristo y
compartan el evangelio restaurado de Jesucristo como misioneros para toda la vida?
¿Puede haber más abuelos y abuelas preparándose espiritual y temporalmente para servir
como misioneros mayores, o para servir en el templo para ser ejemplos maravillosos para sus
familias y grandes siervos del Señor?
Actualmente hay cientos de miles de familias y personas en México que siguen la senda de
los convenios del Señor. Ayudemos a la nueva generación a comprender y cumplir las promesas
y responsabilidades de sus bendiciones patriarcales.
¿Podemos apoyar y alentar a nuestros padres y madres jóvenes, ocupados con la familia,
el trabajo y la Iglesia?
Para bendecir a la manera del Señor, ¿podrían por favor asignar a hermanos y hermanas
ministrantes a cada familia? Por favor, dejen que las entrevistas regulares de ministración puedan
“pastorear a los pastores” y ministrar a los ministrantes.
Muchas familias eternas están esperando por formarse. Muchas familias donde no todos
son miembros, muchas familias y personas menos activas y muchos buenos vecinos y amigos están
esperando recibir amor ministrante, que compartan con ellos y que les extiendan invitaciones.
Se dice que si hacemos lo mismo de la misma manera obtendremos los mismos resultados.
Muchos de nuestros resultados son maravillosos. Queremos continuar con eso. Pero el Señor
también nos invita a elevar aún más nuestra visión.
Este es el tiempo de México. El Señor nos ayudará a dar lo mejor de nosotros mismos, a
ser aún más bondadosos, aún más unidos, y a que invitemos más a nuestros vecinos y amigos,
familias y a nuestros antepasados. Que nos acerquemos más a nuestro Salvador Jesucristo por
medio de Su expiación y cada semana mediante la ordenanza de la Santa Cena.
Hermanos, el Señor no espera que corramos más rápido de lo que permitan nuestras
fuerzas, pero el Señor nos fortalecerá a medida que nos comprometamos y actuemos de acuerdo
con nuestras responsabilidades primordiales del sacerdocio ahora.
Nuevamente, Elder Teixeira, Elder Pino, Elder Montoya, Elder Ochoa y yo expresamos
profunda gratitud por quiénes son ustedes y por todo lo que hacen como buenos padres en sus
familias, buenos vecinos en sus comunidades y buenos líderes en sus responsabilidades del
sacerdocio.
Mientras nos “aconsejamos en consejo” en cada consejo (área, coordinación,
estaca/distrito, barrio/rama, consejo familiar), el Señor inspirará a cada uno de nosotros en nuestra
mayordomía y responsabilidades. La revelación vendrá a medida que busquemos diligentemente
ir de donde estamos a donde Él quiere que vayamos.
Por favor, escuchémoslo a El y unos a otros, incluyendo a nuestras hermanas. Mientras
regularmente “nos aconsejemos en consejo”, simple pero cuidadosamente planeemos agendas, con
temas claves de seguimiento, nos enfocaremos en lo que más importa. Nuestra fe y nuestros
mejores esfuerzos invitarán inspiración y gratitud.
El Señor bendecirá nuestro enfoque en familias e individuos centrado en el hogar apoyado
por la Iglesia. Veremos milagros a medida que nuestras ramas y barrios se fortalezcan, y nuestras
estacas aumenten en fuerza y número. Las estacas son el lugar de defensa y refugio del Señor de
las tormentas de hoy (D y C 115:6). Y los grupos de estacas, compuestos por familias e individuos
fieles, pueden ser el corazón de un distrito del templo, con la Santa Casa del Señor como nuestro
centro de fortaleza del evangelio.
Hoy expresamos profunda gratitud por las muchas bendiciones abundantes del Señor, aun
cuando procuramos más revelación y compromiso para llevar a cabo la visión del Señor para Su
Iglesia y Sus Santos de los Últimos Días en México.
Líderes del sacerdocio, los amamos y nos sentimos tan privilegiados y honrados de estar
con ustedes. Les prometo que a medida que nos comprometamos a escuchar y luego a actuar con
fe cuando el Señor nos inspire e instruya, el Señor derramará Su Espíritu, Sus revelaciones y
bendiciones sobre Sus Santos de los Últimos Días en todo México.
Hermanos, que nos levantemos como fieles Santos de los Últimos Días del Señor en
México. Este es nuestro momento para reclamar las bendiciones prometidas del Señor:
Este es el tiempo de México para tener más y mejores misioneros preparados sirviendo en
misiones de tiempo completo, con más matrimonios mayores también en una cultura de servicio
misional;
Este es el tiempo de México para que sacrifiquemos no solo el asistir al Santo Templo, sino
que sacrifiquemos nuestro tiempo y orgullo, y con humildad nos acerquemos más, mucho más a
nuestro Señor Jesucristo. Hermanos, ¿darán ustedes el ejemplo personalmente de cómo utilizar
nuestras aplicaciones de FamilySearch con regularidad para encontrar nombres y efectuar
ordenanzas sagradas en el templo?
Este es el tiempo de México mientas amamos y escuchamos a nuestras esposas, niños y
jóvenes como lo haría nuestro Salvador, uno por uno. Por favor, tómenlos en nuestros brazos y
bendíganlos por medio de Su santo sacerdocio; conectándolos con el Cielo por medio del servicio
y el amor, con nosotros como líderes, y unos con otros como hijos de Dios del convenio.
¿Recuerdan la historia del sinuoso camino de la montaña donde los autos a veces se perdían
y caían al valle donde se necesitaban ambulancias? Algunas personas dijeron que se necesitaban
más ambulancias. Las personas más sabias dijeron que era mejor colocar mejores cercas en la
montaña.
Hoy, para cada niño de primaria y cada mujer cada hombre joven, ¿podemos colocar
mejores cercas a tiempo para proteger y guiar a nuestra nueva generación? Estos incluyen prácticas
espirituales como la oración, las Escrituras, seminario, aprendizaje del Evangelio, servicio y
actividades edificantes. Más y mejor atención oportuna y mejores cercas ahora significará que
necesitaremos menos ambulancias más adelante.
Presidentes de estaca y de distrito, ¿podrían enseñar a sus obispos y presidentes de rama a
“apacentar las ovejas” cada día de reposo a través de reuniones sacramentales espirituales
centradas en Cristo? Ayude a sus obispos y presidentes de rama a planificar y priorizar sus
esfuerzos para que cada reunión sacramental sea espiritualmente edificante, con música y
oraciones edificantes, discursos y testimonios centrados en Jesucristo y Su evangelio restaurado y,
por supuesto, reverencia por la ordenanza de la Santa Cena donde hacemos un convenio semanal
con el Señor.
Comparto mi testimonio especial de que Dios, nuestro Padre, y Su Hijo Amado viven.
Ellos personalmente vinieron al joven profeta José Smith. La restauración de la plenitud del
Evangelio continúa, con poder y autoridad del sacerdocio, con ordenanzas y convenios, que se
encuentran en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. El Libro de Mormón es
otro testamento de Jesucristo, un don de profetas que vieron nuestros días y conocían nuestras
necesidades.
Hermanos, les prometo en el nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, que conforme
nos levantemos como los fieles líderes del Señor en México, Él derramará bendiciones como nunca
antes hemos visto. Él bendecirá nuestros rebaños y nuestros campos, nuestros esfuerzos en rectitud
y nuestro servicio consagrado, nuestros corazones y hogares, nuestras familias y posteridad por
todas nuestras generaciones.
Nuestro Dios es un Dios de milagros, y Su profeta nos ha invitado a que esperemos
milagros. Están llegando los milagros, pequeños y grandes. Que vivamos para verlos con ojos
para ver, oídos para oír y con corazones agradecidos para sentir y compartir su amor.
Hoy es el tiempo de México. Este testimonio lo comparto y estas bendiciones las prometo
con humildad y gran amor, en el sagrado y santo nombre de Jesucristo. Amén

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