La Victoria Sobre La Tentación 1
La Victoria Sobre La Tentación 1
La Victoria Sobre La Tentación 1
Introducción
La tentación es un hecho de la vida; ningún cristiano debe jamás pensar que ha avanzado
tanto espiritualmente que ya nunca más será tentado. Una actitud así hace al individuo
vulnerable a los ataques de Satanás; cuando Dios permite que seamos tentados no es que
trate de destruirnos. Él permite la tentación para que podamos madurar espiritualmente. Las
tentaciones son las pruebas de la profundidad de nuestra dedicación a Cristo; de manera que
no es pecado ser tentado. El pecado es entregarse al tentador; nunca debemos suponer que
la entrega sea inevitable, junto con la prueba, Dios siempre provee un medio para la
victoria. Después de vencer la tentación hay más fuerza para resistir la prueba siguiente.
En la Biblia Dios nos advierte, mostrándonos las faltas de los que cayeron en tentaciones;
También ha documentado las victorias de sus hijos que se enfrentaron a la tentación y
vencieron.
Si el atleta corintio sólo se esforzaba a medias, no podía ganar. Tenía que luchar con todas
sus fuerzas. "Esforzándose para ser experto" sencillamente significa "competir en los
juegos". Los competidores en los juegos ístmicos entrenaban por muchos meses. Durante
ese tiempo, tenían que ejercer un estricto control de la dieta, el sueño y todos los aspectos
de la vida diaria. Pasaban cada minuto que estaban despiertos preparándose para el día de la
competencia. El atleta se controlaba en todo. El permitirse cualquier placer le podía costar
la carrera.
B. Mantenga el control
A. Un pueblo privilegiado
Pablo les escribía a los gentiles, pero en la historia de Israel hay poderosas lecciones
espirituales para todo el pueblo de Dios. Dios estaba comprometido con los israelitas por su
pacto con Abraham. Él les había confiado sus leyes. Sin embargo, eso no les daba
privilegios especiales para pecar con impunidad. Cuando el pueblo escogido se apartaba.
Dios lo disciplinaba, a veces severamente. Las verdades que podemos aprender del ejemplo
de Israel son eternas.
B. El abuso de la libertad
A pesar de esas terribles experiencias, esa generación entera (excepto Josué y Caleb) murió
en el desierto después de 40 años de andar errantes. Los israelitas dieron por sentados sus
privilegios y abusaron de su libertad, y por eso "no se agradó Dios".
Insatisfechos con todo lo que Dios les había provisto, el pueblo del pacto codició lo que
estaba prohibido (versículo 6). Eso los llevó a la idolatría, que tenía que ver con la
inmoralidad sexual (versículo 7). La expresión "se levantó a jugar" se refería a la
inmoralidad que sin duda incluía los pecados sexuales que se cometieron después que se
adoró al becerro de oro (Éxodo 32:1-6). La fornicación de los israelitas y la posterior
muerte de miles que se menciona en el versículo 8, se refiere a los pecados incitados por los
madianitas más tarde en la peregrinación de Israel (Números 25:1-9).
Tentar al Señor significaba ponerlo a prueba para ver hasta dónde podían llegar sin ser
castigados. Eso sucedió en más de una ocasión (Éxodo 17:2,7; Números 14:22). En
Números 21:5,6, la tentación al Señor causó la muerte de mucha gente por medio de las
serpientes.
Dios consideró la murmuración contra el liderazgo de Moisés como queja contra Dios
mismo. Dios les había dado ese líder (Números 14:1-9). En otra ocasión, la rebelión de
Coré, Datan y Abiram les trajo la destrucción a ellos y sus familias (Números 16:28-33).
Pablo aclaró que el pueblo de Dios ha tenido suficiente advertencia en lo tocante a las
consecuencias del pecado. El registro de las faltas espirituales de Israel enseña que tenemos
que caminar con Cristo. Al señalar la relación especial de los israelitas con Dios como su
pueblo escogido en un mundo rebelde. Pablo recuerda a los cristianos de Corinto su puesto
entre los paganos de su época. El pueblo escogido hoy en día está constituido por los que
aceptamos a Cristo. Hay que vivir de tal manera que otros vean que tenemos esa posición
privilegiada.
Las experiencias espirituales mayores no garantizan que un cristiano no pueda caer. Cuanto
más luz espiritual recibe una persona, mayor es su responsabilidad y más severas son las
consecuencias si peca contra el Señor. Como cristianos, estamos bajo la gracia y por lo
tanto gozamos de la libertad de venir a Dios por medio de Jesucristo para poder recibir
inmediatamente el perdón de los pecados. Pecar creyendo que "Dios me va a perdonar
cuando todo esto haya pasado" es burlarse de esa bendición. Los privilegios del creyente en
Cristo tienen el propósito de contribuir a su madurez espiritual. El ser adormecidos por un
falso orgullo que da por sentado que uno está en un pedestal muy alto como para recibir la
disciplina de Dios, traerá la ruina espiritual.
A. Una advertencia
El versículo 12 contiene la advertencia. "Así que" se relaciona con lo que Pablo decía sobre
las faltas de Israel. En el versículo 11 Pablo dijo que todas esas cosas se escribían para la
amonestación de los corintios. Eso también se aplica a los cristianos hoy. Todos debemos
recibir esa admonición. Nada hará al individuo más vulnerable a la tentación que el creer
que no puede caer.
B. La fidelidad de Dios
El peligro mayor del cristiano en la tentación puede venir después de caminar con el Señor
por mucho tiempo y de recibir el bautismo en el Espíritu Santo. El cristiano puede
descuidarse y pensar que los días del peligro de caer han pasado. Puede pensar que es
perfectamente capaz de permanecer de pie cuando en realidad está para caer. No importa
cuánto tiempo el creyente haya conocido al Señor, debe poner su fe constantemente en el
Señor, no en sí mismo. Debe recordar que otros cristianos también han tenido las mismas
tentaciones y Dios les dio la victoria. ¡El la dará también al que confía en El! La fuerza
humana puede fallar pronto. Los cristianos deben fijar su atención en la fidelidad, la
fortaleza, la sabiduría y el poder de Dios.
Aplicación
Todo cristiano tiene la responsabilidad de establecer una sólida relación con Dios que le dé
la victoria en los tiempos de prueba.
El cristiano también se debe cuidar de la indiferencia y detener demasiada confianza en sí
mismo. El pecado no es un asunto sin importancia. A menudo, las consecuencias del
pecado continúan mucho después de haberse cometido el acto.