Resumen de La Lectura de Inés Dussel
Resumen de La Lectura de Inés Dussel
Resumen de La Lectura de Inés Dussel
A lo largo de los cuatro capítulos que componen la obra, la autora, discute y reflexiona
en torno al impacto que las nuevas tecnologías tienen en el campo del proceso de
enseñanza y de aprendizaje en el aula, de las transformaciones de competencias en los
profesores y de las nuevas formas de producir conocimiento, suponiendo que
efectivamente la presencia de nuevas tecnologías digitales en el aula necesariamente
inciden en los modelos de enseñanza que hasta hace poco prevalecía.
A continuación se abordarán cada uno de los contenidos que los capítulos que integran
la obra exponen.
I.- Debates sobre los cambios en las formas de enseñar y aprender con nuevas
tecnologías.
Para abordar esta discusión la autora propone que se parta de tres aspectos:
Otro de los rasgos derivados del uso de las TIC’s en el aula es la cuestión de la
presencia de nuevas fronteras entre lo escolar y lo no escolar. Al respecto en el texto se
menciona que esta nueva situación se “…Se define por los límites del espacio y el
tiempo de la escuela, y es cada vez más difícil de balizar. Hay que poner en evidencia
que hay mucho de “no-escuela” en el horario escolar.
Entonces podemos decir que como consecuencia de las nuevas tecnologías, el espacio
del aula se está redefiniendo tanto en su estructura material como en sus formas de
interacción; ya no hay un solo eje de interacción controlado por el profesor, sino una
comunicación múltiple, que exige mucha más atención y capacidad de respuesta
inmediata a diversos interlocutores.
entonces hay otro aspecto que en lo mediato puede llegar a cuestionar la organización
de los espacios y la agrupación de los estudiante en cuanto que las nuevas redes sociales
pueden presionar para reunir a sujetos con los mismos interés. Aunque la autora más
adelante no se muestra cautelosa ante la posibilidad de “ceder” a todas las presiones que
las nuevas tecnologías demandan, valorando aún el papel regulador de la escuela en
cuanto a la sistematización del conocimiento.
b) Cambios en la noción de cultura y de conocimiento
La escuela es una institución de transmisión cultural organizada en cierto momento
histórico –la modernidad de fines del siglo xviii y xix– en torno a una idea de cultura
pública y con el predominio del pensamiento racional, reflexivo y argumentativo.
Se estructuró en base a marcos de conocimiento disciplinados, representados sobre todo
por la ciencia moderna, pero también por las lenguas, la historia y el pensamiento
lógicomatemático, que tenía una jerarquía superior al saber popular y que estaba
centralizado, es decir, decidido por autoridades centrales.(22)
Se basó sobre todo en la cultura impresa, con un eje definido en la escritura a la que se
consideraba el indicador del pensamiento intelectual más sofisticado…
Este conocimiento fue seleccionado con horizontes más largos que la coyuntura
inmediata, y estuvo legitimado por su contribución a la producción de una cultura
pública nacional y en muchos casos cosmopolita, en la que todos los ciudadanos, ricos o
pobres, nativos o inmigrantes, hombres o mujeres, pudieran entenderse con un lenguaje
común y con referencias culturales compartidas.
La idea de una cultura modelada por “los usuarios”, que circula a través de redes que
son muy difíciles de controlar, censurar o recortar, sin duda desafía el modo de definir
el conocimiento valioso en la escuela, y abre un debate sobre su carácter más o menos
democrático respecto a la jerarquización y centralización del saber escolar, que fue
criticado por excluyente y reproductor de las desigualdades sociales y culturales ya
desde los años 70 (cf. Bourdieu y Passeron, 1977).
Por otro lado, también es importante que la escuela retome su función de transmisión y
archivo de la cultura, ya no entendido de forma rígida, pero sí pensando en un plazo más
largo y en una cultura que vaya más allá de los gustos e intereses individuales.
En este apartado deseo hacer algunas anotaciones breves suscitadas a raíz de la lectura y
del conocimiento que se tiene del uso de los medios digitales en educación superior.
Parto de algunas de las demandas que algunos alumnos realizan cuando demandan
mayores imágenes y películas en ocasiones según ellos, para que las clases no sean
aburridas.
Retomo la reflexión que realiza Dussel en el sentido de que se debe de analizar la
construcción perceptual que tienen algunos alumnos en cuanto a considerar que lo
“divertido” es la imagen o las películas rehuyendo en ocasiones al trabajo intelectual
que moviliza todos los recursos cognitivos: lógicos-argumentativos, conceptual y de
visión teórica global y con la necesidad de construir o elaborar un discurso que tiene
que expresar o comunicar mediante el recurso de la escritura, por lo general este tipo de
alumno, a mi parecer, tiende a buscar estas alternativas en la medida que se siente
inseguro e incompetente con el lenguaje escrito, lo que acusa en todo caso un nivel
formativo endeble.
No estoy seguro si las imagénes y la presencia de las nuevas tecnologías han llegado
para sustituir la comunicación escrita, que no lo creo; en todo caso no se estará
formando a individuos con un nivel competitivo frágil, incapaz para realizar actividades
reflexivas, críticas mucho más elevadas en términos intelectuales.
La cuestión es cómo vincular y articular los beneficios que proporcionan las muevas
tecnologías con la formación teórica, lógica y procedimental de las nuevas
generaciones.
Las críticas y advertencias que presenta Dussel en relación a recursos como el power
point, a mi parecer se encuentran asociados o emparentadas con niveles de formación
del alumno, quien sin el recurso referido o los que les ofrezca las TIC’s tiende a
reproducir el abordaje de los textos de manera simplista, por ejemplo el famoso “cortar
y pegar” es el equivalente al “copiar y escribir” o en el Power que se tiende a utilizarlo
como “karoeke” (al decir de una investigadora), es decir, utilizar el recurso para hacer
presentaciones insulsas y faltas de contenido; porque en ellas se combinan varias de las
acciones no gratas a las que recurren los estudiantes menos dedicados: copiar, cortar,
uso de información de fuentes no seguras, y el “karoeke”.
El tema es complejo, pero lo que se puede decir sin temor al error es que el recurso por
sí sólo no soluciona problemas de índole pedagógica, de profundidad del conocimiento,
de apropiación por parte del estudiante de los modelos lógicos de construcción de
conocimientos y de explicación y comprensión de las realidades. Es como pretender que
una cámara fotográfica de punta digital resolviera por sólo este hecho la obtención de
fotografías de alto valor artístico, para que esto ocurra antes bien el sujeto poseedor de
tal artefacto debe reunir en su persona otras capacidades o competencias y me atrevo a
decir, percepciones del mundo que le llevan a crear.
Lo mismo ocurre con el docente quien no sustituye sus deficiencias didácticas, de
conocimiento y de planeación con el uso de los recursos que le ofrecen las nuevas
tecnologías digitales, antes bien, de nueva cuenta, debe de existir un soporte teórico-
metodológico y en cierta medida de compromiso social, político, moral, filosófico.
[1] Desde la época de Comenio (1592-1670), el aula se estructuró en base al método frontal, esto es, una
disposición centrada en el frente, con un punto de atención en la figura adulta y en una tecnología visual
como la pizarra, la lámina o la imagen religiosa, que ordenaba los intercambios a la par que establecía
una relación asimétrica y radial entre el docente/adulto y los alumnos/niños (17)
Publicado por Jorge Gómez Guzmán en 12:36
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