24 Horas de La Pasión
24 Horas de La Pasión
24 Horas de La Pasión
Jesucristo
Contenido
Preparación Antes de la Meditación ..................................................................................................... 5
Ofrecimiento Después de Cada Hora .................................................................................................... 6
PRIMERA HORA – De las 5 a las 6 de la tarde ........................................................................................ 6
Jesús se despide de su Madre Santísima .............................................................................................. 6
SEGUNDA HORA – De las 6 a las 7 de la tarde .................................................................................... 10
Jesús se separa de su Madre Santísima y se encamina al Cenáculo .................................................... 10
TERCERA HORA – De las 7 a las 8 de la noche ..................................................................................... 13
La Cena Legal ..................................................................................................................................... 13
CUARTA HORA – De las 8 a las 9 de la noche ...................................................................................... 14
La Cena Eucarística ............................................................................................................................. 14
QUINTA HORA – De las 9 a las 10 de la noche .................................................................................... 22
Primera hora de agonía en el Huerto de Getsemaní ........................................................................... 22
SEXTA HORA – De las 10 a las 11 de la noche ..................................................................................... 25
Segunda hora de agonía en el Huerto de Getsemaní .......................................................................... 25
SEPTIMA HORA – De las 11 a las 12 de la noche ................................................................................. 30
Tercera hora de agonía en el Huerto de Getsemaní............................................................................ 30
OCTAVA HORA – De las 12 de la noche a la 1 de la mañana La captura de Jesús ................................ 38
NOVENA HORA – De la 1 a las 2 de la mañana .................................................................................... 40
Jesús, atado, es hecho caer en el torrente Cedrón ............................................................................. 40
DECIMA HORA – De las 2 a las 3 de la mañana Jesús es presentado a Anás ........................................ 43
UNDECIMA HORA – De la 3 a las 4 de la mañana Jesús en casa de Caifás ........................................... 44
DUODECIMA HORA – De las 4 a las 5 de la mañana ............................................................................ 47
Jesús en medio de los soldados .......................................................................................................... 47
DECIMATERCERA HORA – De las 5 a las 6 de la mañana Jesús en prisión ............................................ 49
DECIMACUARTA HORA – De las 6 a las 7 de la mañana ...................................................................... 52
Jesús de nuevo ante Caifás y después es llevado a Pilatos .................................................................. 52
DECIMAQUINTA HORA – De las 7 a las 8 de la mañana Jesús ante Pilatos. Pilatos lo envía a Herodes 54
DECIMASEXTA HORA – De las 8 a las 9 de la mañana ......................................................................... 56
Jesús de nuevo ante Pilatos. Es pospuesto a Barrabás. Jesús es flagelado. ......................................... 56
Jesús Flagelado .................................................................................................................................. 57
DECIMASEPTIMA HORA – De las 9 a las 10 de la mañana ................................................................... 59
Jesús coronado de espinas. “Ecce Homo.” Jesús es condenado a muerte. .......................................... 59
DECIMOCTAVA HORA – De las 10 a las 11 de la mañana .................................................................... 64
Jesús toma la cruz y se dirige al Calvario donde es desnudado. .......................................................... 64
La vía dolorosa al Calvario .............................................................................................................. 66
Jesús desvestido y coronado de espinas por tercera vez ................................................................. 68
DECIMANOVENA HORA – De las 11 a las 12 del día La Crucifixión de Jesús ........................................ 70
Las Horas de La Pasión - Luisa Picarreta 3
Apostolado de los Sagrados Corazones Unidos de Jesús y de María
Jesús crucificado. Junto con Él desarmamos a la Divina Justicia. ..................................................... 75
VIGÉSIMA HORA – De las 12 a la 1 de la tarde .................................................................................... 82
Primera hora de agonía en la Cruz La Primera Palabra ....................................................................... 82
VIGÉSIMA PRIMERA HORA – De la 1 a las 2 de la tarde ...................................................................... 85
Segunda hora de agonía en la cruz. Segunda, tercera y cuarta palabra sobre la cruz .......................... 85
Tercera Palabra .............................................................................................................................. 86
Cuarta Palabra ................................................................................................................................ 89
VIGÉSIMA SEGUNDA HORA – De las 2 a las 3 de la tarde .................................................................... 91
Tercera hora de agonía en la Cruz. Quinta, sexta y séptima palabra sobre la cruz. Muerte de Jesús ... 91
Sexta Palabra .................................................................................................................................. 92
Séptima Palabra ............................................................................................................................. 92
VIGÉSIMA TERCERA HORA – De las 3 a las 4 de la tarde ..................................................................... 95
Jesús muerto es traspasado por la lanza. El descendimiento de la cruz .............................................. 95
VIGÉSIMA CUARTA HORA – De las 4 a las 5 de la tarde La sepultura de Jesús ..................................... 97
Consagración del alma a la Divina Voluntad ..................................................................................... 103
Oración a la Santísima Trinidad para la glorificación de la Sierva de Dios Luisa Piccarreta ................ 105
JESÚS FLAGELADO
Mi purísimo Jesús, ya estás junto a la columna, los soldados enfurecidos te sueltan
para atarte a ella, pero no es suficiente, te despojan de tus vestiduras para hacer cruel
carnicería de tu santísimo cuerpo. Amor mío, vida mía, me siento desfallecer por el dolor
de verte desnudo, Tú tiemblas de pies a cabeza y tu santísimo rostro se tiñe de virginal
rubor, y es tanta tu confusión y tu agotamiento, que no sosteniéndote en pie estás a
punto de caer a los pies de la columna, pero los soldados sosteniéndote, no por ayudarte
sino para poderte atar, no te dejan caer. Ya toman las sogas, te atan los brazos, pero tan
fuerte que enseguida se hinchan y de la punta de los dedos brota sangre. Después, en
torno a la columna pasan sogas que sujetan tu santísima persona hasta los pies, y tan
fuerte que no puedes hacer ni siquiera un movimiento, y así poder ellos desenfrenarse
sobre de Ti libremente.
Despojado Jesús mío, permíteme que me desahogue, de otra manera no puedo
continuar viéndote sufrir tanto. ¿Cómo? Tú que vistes a todas las cosas creadas, al sol
de luz, al cielo de estrellas, a las plantas de hojas, a los pajarillos de plumas, Tú,
¿desnudo? ¡Qué atrevimiento! Pero mi amante Jesús, con la luz que irradia de sus ojos
me dice:
“Calla, oh hija. Era necesario que fuese desnudado para reparar por tantos que
se despojan de todo pudor, de candor y de inocencia; que se desnudan de todo bien y
virtud, de mi Gracia, y se visten de toda brutalidad, viviendo a modo de brutos. En mi
virginal rubor reparé las tantas deshonestidades y afeminaciones y placeres bestiales.
Por eso atenta a lo que hago y ruega y repara conmigo y cálmate.”
Flagelado Jesús, tu amor pasa de exceso en exceso, veo que los verdugos toman
los flagelos y te azotan sin piedad, tanto, que todo tu santísimo cuerpo queda lívido; es
tanta la ferocidad y el furor al golpearte, que están ya cansados, pero otros dos los
sustituyen y tomando varas espinosas te azotan tanto, que enseguida de tu santísimo
cuerpo comienza a chorrear a ríos la sangre, y lo continúan golpeando todo, abriendo
surcos y lo llenan de llagas. Pero aún no les basta, otros dos continúan, y con cadenas
de fierro continúan la dolorosa carnicería. A los primeros golpes esas carnes llagadas se
desgarran y a pedazos caen por tierra; los huesos quedan al descubierto y la sangre
brota tanto, que forma un lago de sangre en torno a la columna.
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Tercera Palabra
Mi Jesús crucificado y atormentado, tus penas aumentan siempre más. Ah, sobre
esta cruz Tú eres el verdadero Rey de los Dolores, pero entre tantas penas no se te
escapa ninguna alma, sino que das a cada una tu propia Vida. Pero tu amor se ve
impedido por las criaturas, despreciado, no tomado en cuenta, y no pudiendo
desahogar se hace más intenso, te da torturas indecibles; y en estas torturas va
investigando qué más puede dar al hombre para vencerlo y te hace decir: “¡Mira, oh
alma, cuánto te he amado, si no quieres tener piedad de ti misma, ten piedad de mi
amor!”
Entre tanto, viendo que no tienes nada más qué darle, habiéndole dado todo,
entonces ves a tu Mamá que está más que agonizante por causa de tus penas, y es tanto
Cuarta Palabra
Penante Jesús mío, mientras estrechada a tu corazón me abandono numerando
tus penas, veo que un temblor convulsivo invade tu santísima Humanidad, tus
miembros se debaten como si quisieran separarse uno de otro, y entre contorsiones
por los atroces espasmos, Tú gritas fuertemente: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?”
A este grito todos tiemblan, las tinieblas se hacen más densas, y la petrificada
Mamá palidece y casi se desmaya. Mi Vida, mi todo, mi Jesús, ¿qué veo? Ah, Tú estás
próximo a morir, las mismas penas tan fieles a Ti están por dejarte; y entre tanto,
después de tanto sufrir, ves con inmenso dolor que no todas las almas están
incorporadas en Ti, más bien descubres que muchas se perderán, y sientes la dolorosa
separación de ellas que se arrancan de tus miembros. Y Tú, debiendo satisfacer a la
Divina Justicia también por ellas, sientes la muerte de cada una y las mismas penas que
sufrirán en el infierno, y gritas fuertemente a todos los corazones:
“¡No me abandonéis! Si queréis que sufra más penas estoy dispuesto, pero no os
separéis de mi Humanidad. ¡Este es el dolor de los dolores, es la muerte de las
muertes, todo lo demás me sería nada si no sufriera vuestra separación de Mí! ¡Ah,
piedad de mi sangre, de mis llagas, de mi muerte! Este grito será continuo a vuestros
corazones: ¡No me abandonéis!”
Amor mío, cuánto me duelo junto contigo, Tú te sofocas; tu santísima cabeza cae
ya sobre tu pecho; la vida te abandona. Mi amor, me siento morir, también yo quiero
gritar contigo: ¡Almas, almas! No me separaré de esta cruz, de estas llagas, para pedirte
almas, y si Tú quieres descenderé en los corazones de las criaturas, los circundaré de tus
penas, a fin de que no me huyan, y si me fuera posible quisiera ponerme a la puerta del
infierno para hacer retroceder a las almas que quieren ir ahí y conducirlas a tu corazón.
Pero Tú agonizas y callas, y yo lloro tu cercana muerte. Oh mi Jesús, te compadezco,
estrecho fuertemente tu corazón al mío, lo beso y lo miro con toda la ternura de la cual
soy capaz, y para darte un alivio mayor tomo la ternura divina y con ella quiero
compadecerte, cambiar mi corazón en ríos de dulzura y derramarlo en el tuyo para
endulzar la amargura que sientes por la pérdida de las almas. Es en verdad doloroso
este grito tuyo, oh mi Jesús; más que el abandono del Padre, es la pérdida de las almas
que se alejan de Ti lo que hace escapar de tu corazón este doloroso lamento.
Sexta Palabra
Moribundo bien mío, el mar interminable de tus penas, el fuego que te consume,
y más que todo el Querer Supremo del Padre que quiere que Tú mueras, no nos
permiten esperar que puedas continuar viviendo. Y yo, ¿cómo podré vivir sin Ti? Ya te
faltan las fuerzas, tus ojos se velan, tu rostro se transforma y se cubre de una palidez
mortal, la boca está entreabierta, el respiro afanoso e intermitente, tanto, que ya no
hay esperanza de que te puedas reanimar. Al fuego que te quema lo sustituye un hielo
y un sudor frío que te baña la frente, los músculos, y los nervios se contraen siempre
más por la acerbidad de los dolores y por las perforaciones de los clavos; las llagas se
abren más y yo tiemblo, me siento morir. Te miro, oh mi bien, y veo descender de tus
ojos las últimas lágrimas, mensajeras de la cercana muerte, mientras que
fatigosamente haces oír aún otra palabra:
“¡Todo está consumado!”
Oh mi Jesús, ya lo has agotado todo, ya no te queda nada más, el amor ha
llegado a su término. Y yo, ¿me he consumido toda por tu amor? ¿Qué agradecimiento
no deberé yo darte, cuál no tendrá que ser mi gratitud hacia Ti? Oh mi Jesús, quiero
reparar por todos, reparar por las faltas de correspondencia a tu amor, y consolarte por
las afrentas que recibes de las criaturas mientras te estás consumiendo de amor sobre
la cruz.
Séptima Palabra
Mi crucificado agonizante, Jesús, ya estás a punto de dar el último respiro de tu
vida mortal, tu santísima Humanidad está ya rígida, el corazón parece que no te late
más. Con la Magdalena me abrazo a tus pies y quisiera, si fuera posible, dar mi vida
para reanimar la tuya.
Entre tanto, oh Jesús, veo que reabres tus ojos moribundos y miras en torno a la
cruz, como si quisieras dar el último adiós a todos, miras a tu agonizante Mamá que no
tiene más movimiento ni voz, tantas son las penas que sufre, y con tu mirada le dices:
“Adiós Mamá, Yo me voy, pero te tendré en mi corazón. Tú ten cuidado de los hijos míos
y tuyos.” Miras a la llorosa Magdalena, al fiel Juan; y a tus mismos enemigos y con tu
mirada les dices: “Yo os perdono y os doy el beso de paz.” Nada escapa a tu mirada, de
todos te despides y a todos perdonas. Después reuniendo todas tus fuerzas y con voz
fuerte y sonora gritas:
“¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!”