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1

UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN


MARCOS
(Universidad del Perú, DECANA DE AMÉRICA)
ESCUELA DE POSGRADO FACULTAD DE DERECHO Y
CIENCIA POLÍTICA

UNIDAD DE POSGRADO

“LA REPARACIÓN CIVIL EN LOS DELITOS DE CORRUPCIÓN DE


FUNCIONARIOS; Y, SU FALTA DE PRONUNCIAMIENTO Y MOTIVACIÓN
EN LAS SENTENCIAS JUDICIALES EMITIDAS EN EL DISTRITO
JUDICIAL DE AYACUCHO”

TESIS:

PARA OBTENER EL ACADÉMICO DE MAESTRO EN DERECHO


Mención en Derecho Penal

POR

Bach. LINKCOLN BREYDI CUADROS VÉLIZ

ASESOR

Dr.

Lima, 2021
2

Veredicto Jurado de Tesis


3

A la Divinidad
4

INDICE GENERAL

INDICE GENERAL..........................................................................................................................
RESUMEN........................................................................................................................................
ABSTRACT......................................................................................................................................
INTRODUCCIÓN.............................................................................................................................
ASPECTOS METODOLÓGICOS..................................................................................................
1. Situación problemática.............................................................................................................
2. Formulación del problema.........................................................................................
1.1. Pregunta general...................................................................................
1.2. Preguntas específicas............................................................................
3. Formulación de la hipótesis.......................................................................................
3.1. Hipótesis general...................................................................................
3.2. Hipótesis específicas.............................................................................
4. Objetivos de la Investigación....................................................................................
4.1. Objetivo general.....................................................................................
4.2. Objetivos específicos.............................................................................
5. Metodología Aplicada...............................................................................................
CAPÍTULO I: ESTADO DE LA CUESTIÓN.................................................................................
1. Antecedentes de la Reparación Civil en Delitos de Corrupción de Funcionarios
30
2. Antecedentes de la Motivación de sentencias Judiciales...........................................
3. Antecedentes de la Reparación Civil en delitos de Corrupción de Funcionarios
45
4. Investigaciones internacionales.................................................................................
5. Investigaciones nacionales........................................................................................
CAPÍTULO II: LA REPARACION CIVIL EN LOS DELITOS DE CORRUPCION DE
FUNCIONARIOS...........................................................................................................................
1. Fundamentos filosóficos, políticos y jurídicos...........................................................
1.1. Fundamentos filosóficos........................................................................
1.2. Fundamentos políticos...........................................................................
1.3. Fundamentos jurídicos...........................................................................
2. Creación, funcionamiento y limitaciones..................................................................
2.1. Creación................................................................................................
2.2. Funcionamiento.....................................................................................
2.3. Limitaciones...........................................................................................
5

3. Conclusiones preliminares.........................................................................................
CAPÍTULO III: EL DEBIDO PROCESO EN SEDE PARLAMENTARIA...................................
1. Fundamentos filosóficos, políticos y jurídicos..........................................................
82
1.1. Fundamentos filosóficos 82
1.2. Fundamentos políticos...........................................................................
84
1.3. Fundamentos jurídicos...........................................................................
85
2. El control jurisdiccional de las investigaciones políticas...........................................
88
2.1. El derecho a ser investigado sólo por causas de interés público...........
90
2.2. Derecho a la comunicación previa y detallada de la acusación.............
91
2.3. Derecho a la defensa técnica.................................................................
92
2.4. Derecho a la presunción de inocencia...................................................
93
2.5. Derecho a una investigación imparcial...................................................
95
2.6. Derecho a un plazo razonable...............................................................
96
2.7. Derecho a la debida motivación para el levantamiento del secreto
bancario 97
3. Los casos paradigmáticos..........................................................................................
98
3.3. Caso Alejandro Toledo Manrique......................................................................
99
3.4. Caso Alan García Pérez...................................................................................
104
4. Conclusiones preliminares.......................................................................................
109
CAPÍTULO IV: CONTRASTACIÓN DE LAS HIPÓTESIS........................................................
112
1. Análisis e interpretación de los problemas planteados.............................................
112
1.1. Desarrollo de la pregunta específica N° 1............................................
113
1.2. Desarrollo de la pregunta específica N° 2............................................
118
1.3. Desarrollo de la pregunta general de la investigación..........................
6

120
2. Presentación de postura personal.............................................................................
123
3. Impacto social de la propuesta.................................................................................
129
CAPÍTULO V: CONSECUENCIAS.............................................................................................
131
1. Costos de implementación de la propuesta..............................................................
131
2. Beneficios que aporta la propuesta..........................................................................
138
CONCLUSIONES.........................................................................................................................
141
RECOMENDACIONES................................................................................................................
145
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS...........................................................................................
148
7

RESUMEN

La dura realidad del estado peruano en cuanto a la denominada “corrupción” es un


ambiente muy real, más aún en las instituciones estatales donde se encuentra en un
nivel de enraizamiento muy evidente. Sin embargo, debemos de confiar en el
funcionamiento correcto de las normas jurídicas pues estas son fundamentales y
ordenadoras de todas las autoridades públicas y privadas en una sociedad. Es así que
según el Código Penal se sanciona este mal actuar generando las receptivas
sanciones a los ciudadanos que incurrieron en una inadecuada acción. Una de las
sanciones establecidas para este tipo de acciones es la reparación civil que tiene una
función eminentemente restitutoria del daño ocasionado. La reparación civil es una
institución propia del Derecho Civil que es regulada fundamentalmente por el
Código Civil ya sea que el daño se trate del incumplimiento de una obligación
proveniente de un contrato, de una ley u otra fuente obligacional. O se trate del
incumplimiento del deber genérico de no causar daño a otro. Es de entender que las
conductas delictivas llevan a la par de responsabilidades penales consecuencias
civiles y por ende la responsabilidad civil de recaer en el autor lo que le genera la
obligación de reparar los daños de una forma económica originados por su conducta
delictiva realizada.
Durante un proceso judicial la generación de las resoluciones en la meta final de
todo, pero estas deben de tener una estructura adecuada y exponer de forma expresa,
precisa y motivada sobre la cuestión controvertida declarando el derecho de las
partes, o excepcionalmente sobre la validez de la relación procesal. No obstante, en
estos tiempos se han logrado evidenciar una deficiencia en las resoluciones emitidas
por los magistrados causando una llamada de atención más aun en los procesos en
los cuales la denuncia engloba un delito de corrupción y el actor causante de esta
conducta delictiva es un funcionario del estado peruano. Esta situación, nos permite
afirmar que existe algún factor que este ocasionando este déficit y debilitando aún
más el poder judicial y generando un grado aún más elevado de desconfianza frente a
la sociedad.
Frente a la referida problemática, la presente investigación buscó esclarecer el déficit
en cuanto a las resoluciones emitidas en los procesos de corrupción en funcionarios
públicos. A partir de lo cual, se proponen cambios en los niveles de
perfeccionamiento en los magistrados para que las resoluciones generadas obtengan
un nivel de mayor nivel y así fortalecer el poder judicial.
Palabras clave: Reparación civil, Funcionarios públicos, derechos fundamentales,
resoluciones judiciales
8

ABSTRACT

The harsh reality of the Peruvian state in terms of the so-called "corruption" is a very
real environment, even more so in state institutions where it is at a very evident level
of rooting. However, we must trust in the correct functioning of the legal norms since
these are fundamental and ordering of all the public and private authorities in a
society. Thus, according to the Penal Code, this bad act is sanctioned, generating the
receptive sanctions to the citizens who incurred in an inappropriate action. One of the
sanctions established for this type of action is civil compensation, which has an
eminently restorative function for the damage caused. Civil reparation is an
institution of Civil Law that is fundamentally regulated by the Civil Code, whether
the damage is a breach of an obligation arising from a contract, from a law or from
another source of obligation. Or it is the breach of the generic duty not to cause harm
to another. It is to be understood that criminal behaviors carry criminal
responsibilities along with civil consequences and therefore the civil responsibility of
falling on the author, which generates the obligation to repair the damages in an
economic way caused by their criminal behavior.

During a judicial process, the generation of resolutions is the final goal of everything,
but these must have an adequate structure and expose in an express, precise and
motivated way on the controversial issue declaring the right of the parties, or
exceptionally on the validity of the procedural relationship. However, in these times
it has been possible to demonstrate a deficiency in the resolutions issued by the
magistrates, causing a call for attention even more in the processes in which the
complaint encompasses a crime of corruption and the actor causing this criminal
behavior is an official. of the Peruvian state. This situation allows us to affirm that
there is some factor that is causing this deficit and further weakening the judiciary
and generating an even higher degree of mistrust of society.

Faced with the aforementioned problem, the present investigation sought to clarify
the deficit in terms of the resolutions issued in the processes of corruption in public
officials. From which, changes are proposed in the levels of improvement in the
magistrates so that the resolutions generated obtain a higher level and thus strengthen
the judiciary.

Keywords: Civil reparation, Public officials, fundamental rights, judicial resolutions


9

INTRODUCCIÓN

En la actualidad el Gobierno Peruano, principalmente a través de sus diversos entes


estatales, realiza la contratación de bienes, servicios y obras, esto a fin de brindar a
los ciudadanos mayores beneficios; así mismo, para que estos puedan vivir en
armonía y se priorice el bien común sobre todo. En ese aspecto, el gobierno a través
de sus Ministerios y otras entidades públicas como son los Gobiernos Regionales y
las Municipales, tanto provinciales como distritales, realiza una gran cantidad de
obras dentro del territorio nacional, resultando más relevantes las obras de gran
envergadura como por ejemplo; la carretera interoceánica; el gasoducto sur peruano;
la construcción de puertos y aeropuertos, las mismas que resultan ser obras de gran
magnitud que por su tamaño y envergadura deberían brindar múltiples beneficios a
los ciudadanos, y, como consecuencia también a las empresas privadas.

Así, la contratación de bienes, servicios u obras para lo anterior señalado se debe


realizar previamente un proceso de selección; por lo que, la nueva Ley de
Contrataciones con el Estado - Ley N° 30225 y su reglamento, establecen y regulan
las diversas de formas de contratar con el estado; así como sus procedimientos. Sin
embargo, en el caso de los contratos que sean iguales o menores a 8 UIT’s (unidades
impositivas tributarias), se puede contratar directamente. A través de la licitación
pública se realiza la contratación de bienes y obras, mientras que a través del
concurso público se realiza la contratación de servicios. En mérito a las diversas
modalidades de contratación con el estado, las entidades públicas como ya se ha
señalado pueden adquirir bienes, servicios y obras.

De las denuncias por actos de corrupción y las investigaciones realizadas por la


Fiscalía anticorrupción a nivel nacional, se puede entender que en un gran número de
procesos de selección se producen actos de corrupción por parte de los funcionarios
públicos que han sido encargados para realizar estos procesos, quienes en lugar de
actuar con probidad en beneficio de la entidad que representan, cometen actos de
corrupción que afectan principalmente el correcto y normal funcionamiento de la
administración pública; y aparte de causar tal daño a la función pública, también
afectan los caudales del Estado, ya que se producen grandes perjuicios económicos
en contra de las entidades públicas, lo cual genera descontento en la población; así
10

como rechazo por parte de los ciudadanos hacia aquellos funcionarios que cometen
dichos actos de corrupción, lo cual, en muchas oportunidades, se generaliza debido a
que los ciudadanos consideran que todos los funcionarios públicos son corruptos y
por ende pierden confianza en ellos y en las entidades. Los delitos de corrupción de
funcionarios fundamentalmente ocasionan un perjuicio de carácter económico a las
entidades públicas; así como, al estado, lo cual incide en la disminución de obras que
afectan el desarrollo de las ciudades y del país, tanto en infraestructura, como en la
calidad de servicios que se obtienen, en detrimento de la sociedad.

En estos casos la indagación Fiscal a nivel preliminar resulta ser importante, ya que
permite obtener elementos de convicción concretos; posteriormente, en caso lo
considere el Fiscal, puede formalizar la investigación preparatoria, y, es desde esta
etapa en que la parte que se considera agraviada por el delito investigado puede
constituirse en la referida investigación como actor civil conforme así lo prevé el
artículo 98º del Nuevo Código Procesal Penal. En los casos de delitos cometidos por
funcionarios públicos, la parte agraviada viene siendo representada por la
Procuraduría Pública anti-corrupción; es decir, la parte agraviada va a tener una
intervención más activa en la investigación que se realice; en consecuencia, puede
solicitar diversos actos de investigación a fin de velar por sus intereses y coadyuvar
con la labor de la Fiscalía.

A nivel de la etapa intermedia el Fiscal puede solicitar el sobreseimiento de la causa


o formular acusación, en el primero de los supuestos una vez constituido en actor
civil el representante de la entidad agraviada, este puede oponerse al sobreseimiento;
y, en el segundo de los supuestos, el actor civil formulará su pretensión civil, en el
cual va considerar el daño patrimonial que es integrado por el daño emergente y el
lucro cesante; así como, el daño extrapatrimonial, lo cual va estar sujeto a un control
por parte del Juez de la Investigación Preparatoria.

En lo que respecta a la reparación civil requerida por el actor civil, se debe


mencionar que este aspecto resulta ser tan esencial como el aspecto de la pretensión
punitiva requerida por el Fiscal en su acusación, por cuanto, con la pretensión civil se
va a solicitar un resarcimiento de tipo económico a favor de la entidad agraviada;
mientras que, a través de la acusación se va requerir una pretensión punitiva
11

conforme al delito que se ha realizado, por consiguiente, ambas pretensiones resultan


ser esenciales ya que mediante ellas se va a buscar que se establezca la
responsabilidad penal y civil del acusado o de los acusados, para que se dicte una
pena, la misma que debe ser proporcional en torno al daño ocasionado.
En consecuencia, corresponde realizar un debido análisis de cada caso en concreto a
fin de que se establezca correctamente la pena y la pretensión civil que corresponda.
12

ASPECTOS METODOLÓGICOS

1. Situación problemática

El tema que será materia de análisis en el presente proyecto, guarda relación


principalmente con las resoluciones judiciales que no contienen un pronunciamiento
respecto de la reparación civil solicitada por el actor civil mediante un requerimiento
de pretensión civil en los procesos penales por delitos de corrupción de funcionarios;
pese a haber tenido una participación activa durante el desarrollo de un juicio oral;
sin embargo, el Juez Penal o Tribunal, no emite pronunciamiento alguno respecto de
dicha pretensión desconociendo lo establecido en el numeral 3 del artículo 12 del
Nuevo Código Procesal Penal y afectando el derecho constitucional de Tutela
Procesal efectiva. Así mismo, se observa que algunos jueces en las resoluciones que
emiten, sean estos autos de sobreseimiento o sentencia, desconocen que la
responsabilidad civil es independiente a la responsabilidad penal; así mismo, del
presente trabajo se demostrará que no es necesario que la conducta que generó la
responsabilidad civil sea dolosa, en el supuesto de que el delito imputado sea doloso.
Estos tres principales problemas van a ser desarrollados en el presente trabajo
de investigación.
La sumisión de todo poder a la Constitución Política se manifiesta en el respeto
irrestricto de los derechos fundamentales, el cual constituye el baremo para
determinar la existencia de un Estado constitucional de derecho. En él se garantiza la
protección frente a los abusos que el ciudadano pudiera sufrir por parte del poder
público. Ello no significa perder de vista las vulneraciones provenientes de los
poderes privados como el económico, el cual puede aprovechar las influencias que
les genera la disposición de recursos que provee el dinero, para acceder a cuotas de
poder. Asimismo, el acceso del poder económico a la dirección de políticas al
interior del Estado, lleva a inferir que no sólo el poder político conduce los destinos
de la nación, sino que este se ve condicionado, y algunas veces coaccionado por el
poder económico. Esta situación de facto termina imponiendo su proyecto de
gobierno a favor de sus intereses, los cuales no necesariamente se condicen con el
bien común. De esta manera se trastoca la democracia, la cual ya no es entendida
como voluntad popular. También afecta al Estado de derecho, convirtiéndolo en un
cascarón teórico, en donde se supone que gobierna la ley, pero en realidad gobierna
13

el poder económico.

2. Formulación del problema


2.1. Pregunta general

¿La reparación civil en los delitos de corrupción de funcionarios tendrá


falta de pronunciamiento y motivación en las sentencias judiciales
emitidas en el distrito judicial de Ayacucho?

La pregunta general nos permitió identificar si las sentencias emitidas en el distrito


judicial de Ayacucho en casos de corrupción de funcionarios presentan una adecuada
motivación o en caso contrario se encuentran expresas en estos documentos. La
referida pregunta de investigación permitió esclarecer una indeterminación
normativa existente en el Proceso penal, específicamente en el artículo…, el cual no
desarrolla adecuadamente cuáles son las especificaciones que deberían presentarse en
un proceso de corrupción de funcionarios y como debería de actuarse frente a la pena
de reparación civil.

2.2. Preguntas específicas

Pregunta específica N° 01

¿La responsabilidad civil en los casos de corrupción de funcionarios deriva


necesariamente de la comisión de un delito?
La presente pregunta específica nos permitió identificar si la reparación civil que se
plantea para los implicados en casos de corrupción de funcionarios son precisamente
procedentes de la responsabilidad penal y en una proporción como se exterioriza en
el código penal peruano, esto con el propósito de identificar si las sentencias emitidas
presentan las precisiones respectivas frente al tipo de estos actos ilícitos. Ante lo cual
advertimos que en las sentencias emitidas en el distrito judicial de Ayacucho no
garantiza que dicho proceso sea con las exigencias estipuladas por ley frente a la
reparación civil que debería necesariamente derivar del delito cometido y en la
proporción correspondiente.

Pregunta específica N° 02
14

¿Sólo si se demuestra la responsabilidad penal en los delitos de corrupción de


funcionarios, se puede determinar la responsabilidad civil y amparar la
pretensión civil?
Esta pregunta específica nos permitió identificar el nivel de relación que debería de
tener la responsabilidad penal del funcionario y la responsabilidad civil que debería
enfrentar. Ella nos permitió advertir que cuando se demuestra la responsabilidad del
delito cometido por funcionario, regulado por el Código penal, no hay motivación
que haga la falta de la responsabilidad civil en las sentencias emitidas en el distrito
judicial de Ayacucho.

Pregunta específica N° 03

¿En los delitos de corrupción de funcionarios, puede imponerse una reparación


civil por una conducta dañosa pese a que el delito imputado no sea doloso?
Esta pregunta específica nos permite entender sobre la capacidad de poder implantar
la reparación civil en condiciones diferentes a una sanción penal……………

3. Formulación de la hipótesis
3.1. Hipótesis general
Durante la emisión de las sentencias judiciales en el distrito judicial de
Ayacucho no existe el pronunciamiento y motivación respectiva frente
a la reparación civil en los delitos de corrupción de funcionarios

La falta de pronunciamiento y motivación respectiva frente a la reparación civil en


delitos de corrupción de funcionarios se debería sustancialmente a la falta de
imparcialidad y objetividad en la conducción de los procesos que realizan los
juzgados respectivos. Ello se debe a que los magistrados de la investigación se
encuentran con sobre carga procesal o tiene poca experticia para asumir la
responsabilidad de realizar estos procesos. Esto constituye una dificultad para
alcanzar la razonabilidad de la investigación debido a la existencia de esta falta de
pronunciamiento y motivación frente a la responsabilidad civil.

3.2. Hipótesis específicas


15

Hipótesis específica N° 01

En los casos de corrupción de funcionarios la responsabilidad civil


siempre deriva de la comisión de un delito.
La responsabilidad civil es una pena que según el código procesal debería ser….

Hipótesis específica N° 02

Cuando se demuestra la responsabilidad civil en los delitos de


corrupción de funcionarios esto siempre determinar la responsabilidad
civil y logra amparar la pretensión civil.
La responsabilidad civil es una pena que según el código procesal debería ser….

Hipótesis específica N° 03

Se debe imponer una reparación civil en los delitos de corrupción de


funcionarios pese a que la conducta fue dañosa y no sea doloso.
La responsabilidad civil es una pena que según el código procesal debería ser….

4. Objetivos de la Investigación

4.1. Objetivo general

Determinar porque ocurre la falta de pronunciamiento y motivación en


las sentencias emitidas por delitos de corrupción de funcionarios en el
distrito judicial de Ayacucho.

El presente objetivo general nos permitió comprobar si durante las investigaciones


políticas que realiza las comisiones parlamentarias de investigación del Congreso de
la República se respeta el derecho al debido proceso de los investigados, lo cual nos
permitió diseñar mecanismos idóneos para mejorar el control del poder político que
16

realiza dicho poder del Estado que en específico radicó en el esclarecimiento de la


indeterminación normativa existente en el Reglamento del Congreso en cuanto al
accionar investigatorio parlamentario y los mecanismos de tutela para su protección.

4.2. Objetivos específicos

Objetivo específico N° 01

Precisar si la responsabilidad civil en los casos de corrupción de funcionarios


deriva necesariamente de la comisión de un delito

Este objetivo específico nos permitió comprobar si el contenido esencial de los

Objetivo específico N° 02

Determinar que si solo se demuestra la responsabilidad penal en los delitos de


corrupción de funcionarios esta permitirá establecer la responsabilidad civil y
amparar la pretensión civil.
El presente objetivo específico nos permitió determinar que el nivel de protección
que ofrece la judicatura, entre ellos el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional, no
garantiza

Objetivo específico N° 03

Determinar si es que en los delitos de corrupción de funcionarios se puede


imponerse una reparación civil por una conducta dañosa pese a que el delito
imputado no sea doloso
El presente objetivo específico nos permitió determinar que el nivel de protección
que ofrece la judicatura, entre ellos el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional, no
garantiza

5. Metodología Aplicada

Tipo y diseño de investigación

La tesis titulada “La Reparación Civil en los Delitos de Corrupción de Funcionarios;


17

y, su falta de pronunciamiento y motivación en las Sentencias Judiciales emitidas en


el Distrito Judicial de Ayacucho” estudió un fenómeno de naturaleza jurídica. Esta
investigación fue básica, debido a que buscó comprender las razones que
desembocan en la falta de pronunciamiento y motivación de la reparación civil en las
sentencias emitidas en los delitos de corrupción de funcionarios. Para realizar la
presente investigación se ha tenido que realizar investigaciones dentro del campo del
derecho penal y la ciencia política, teniendo como punto de partida un gran grupo de
sentencias que se podían percibir la falta de estas consideraciones afectando a las
sentencias en su valor de credibilidad vulnerando la confianza en el poder judicial.

En cuanto al diseño, se trata de una investigación no experimental, transversal,


descriptivo-explicativo, en la medida que el investigador no intervino en el fenómeno
materia de investigación. Lo cual implica que se observó el fenómeno obteniendo
información durante el periodo del marco temporal de la investigación. Además
comprendió actividades de descripción, explicación e identificación de regularidades
en el fenómeno jurídico estudiado.

Unidad de análisis

Las unidades de análisis de la presente tesis as opiniones de los magistrados que


tuvieron la posibilidad de participar en estos procesos investigativos

Población de estudio

Se consideró a todas las sentencias emitidas en el distrito judicial de Ayacucho así


como los magistrados que pertenecen a este distrito judicial.

Tamaño de la muestra

La muestra está conformada por aquellas investigaciones parlamentarias donde los


investigados manifestaron la vulneración del debido proceso y solicitaron tutela
jurisdiccional. Por lo cual, se seleccionó, los casos de los ex presidentes de la
República Alejandro Toledo Manrique (2001-2006) y Alan García Pérez (2006-
2011). Se trata de una muestra por conveniencia que permite analizar casos
paradigmáticos donde el poder jurisdiccional pretendió controlar el control político,
18

esto es el sometimiento último del poder al derecho.

Selección de la muestra

La selección de la muestra consideró aquellas investigaciones realizadas por el


Congreso de la República, que por su trascendencia política y jurídica suponen una
especial atención, en tanto constituyen investigaciones políticas realizadas a dos
expresidentes.

Técnicas de recolección de datos

Se empleó como instrumentos de recolección de datos el análisis documental y la


lectura de expedientes.

Análisis e interpretación de la información

El análisis de la información se realizó mediante las herramientas teóricas


conceptuales provenientes de la Ciencia política y del Derecho constitucional.
19

CAPÍTULO I: ESTADO DE LA CUESTIÓN

1. Antecedentes de la Reparación Civil en Delitos de Corrupción de


Funcionarios

2. Antecedentes de la Motivación en Sentencias Judiciales

3. Antecedentes de la Reparación Civil en delitos Corrupción de


Funcionarios y la debida motivación en sus sentencias

4. Investigaciones internacionales

5. Investigaciones nacionales

CAPÍTULO II: LA REPARACION CIVIL EN LOS DELITOS DE


CORRUPCION DE FUNCIONARIOS
1. Fundamentos filosóficos y jurídicos

1.1. Fundamentos filosóficos

1.2. Fundamentos jurídicos

2. Conclusiones preliminares

Las comisiones parlamentarias de investigación son instrumentos del Congreso de la


República para el control del poder político. Tienen relevancia constitucional y se
constituyen mediante decisión del Pleno del Congreso, conformado por grupo de
congresistas en actividad, a los cuales se les encarga la misión de investigar un
asunto de interés público. La prioridad de las investigaciones se centra en el Poder
Ejecutivo, por lo que constituye un mecanismo de fiscalización política de gran
importancia en la coyuntura nacional.

Las comisiones parlamentarias pueden solicitar información de todo tipo, teniendo


como limitaciones el no afectar la intimidad ni la honra de las personas. También
pueden requerir el levantamiento del secreto tributario y bancario. Durante el
transcurso de las investigaciones deben respetar el debido proceso parlamentario, el
cual asegura al investigado las garantías mínimas durante la investigación:
20

presunción de inocencia, imparcialidad y toma de una decisión amparada en derecho.


Estas también incluyen la solicitud de tutela judicial efectiva ante los órganos
jurisdiccionales del Poder Judicial cuando el investigado considere que las decisiones
tomadas vulneren derechos fundamentales. Esta solicitud se realiza por intermedio
del proceso constitucional de amparo, al no existir otro medio igualmente
satisfactorio para la protección de los derechos de los investigados. Al respecto,
Sequeiros (2019) considera lo siguiente:

El procedimiento de control político podría vulnerar derechos fundamentales de


diversas personas, en el afán de cumplir con el control y ante la ausencia de
parámetros legales que regula esta forma de control. Aun cuando existan normas para
el procedimiento de control, dichas normas no necesariamente se circunscriben a un
proceso que reúna las exigencias constitucionales de un procesamiento, sino que
están sometidas a los rigores y exigencias del desarrollo político (Sequeiros, 2019, p.
57).

Las investigaciones que realiza la comisión parlamentaria son de naturaleza política.


En ellas prima lo subjetivo, la oportunidad y el número de votos; en la medida que el
interés de su creación dependa de la cantidad de respaldo que se consiga en el Pleno
para iniciar la investigación, así como del momento favorable en la agenda política
para realizarlo. Por ello las conclusiones a las que arriba una comisión parlamentaria
no vinculan al Congreso de la República, el cual en la sesión del Pleno puede adoptar
las recomendaciones realizadas. Estas pueden referirse a comunicar la existencia de
un delito al Fiscal de la Nación, o a la Comisión Permanente para dar inicio a una
acusación constitucional, en caso el investigado haya cometido un delito de función.

Respecto a las comisiones parlamentarias también podemos inferir que existe una
regularidad o certidumbre en el accionar del Congreso de la República al amparo del
artículo 97 de la Constitución Política. El legislativo constituye comisiones
parlamentarias de investigación para indagar responsabilidades de tipo criminal o
política del gobernante saliente. Al respecto, observamos que el Congreso de la
República del periodo 2011-2016 investigó la gestión presidencial de García Pérez
correspondiente al periodo 2006-2011. Esta es una constante respecto a los demás
mandatarios: a) en el caso de Alberto Fujimori, la “Comisión investigadora de la
gestión de Alberto Fujimori, como presidente de la República y de formular las
21

recomendaciones pertinentes para hacer efectiva la responsabilidad de quienes


teniendo derecho a antejuicio infringieron durante su mandato la Carta Fundamental
y la leyes”;
b) respecto a Alejandro Toledo, “Comisión Investigadora sobre presuntos
actos de corrupción presentados durante el gobierno de Alejandro Toledo Manrique,
la cual tiene como fecha de creación el 28 de setiembre de 2006”;
c) sobre Alan García, “Comisión investigadora multipartidaria encargada de
investigar la gestión del gobierno de Alan Gabriel García Pérez, como presidente de
la república, y de formular las recomendaciones quienes cometieron durante su
mandato infracciones a la constitución política, así como pertinentes para hacer
efectiva la responsabilidad de presuntos actos de corrupción y/o delitos económicos y
financieros durante el período gubernamental 2006-2011”; y d) respecto a Ollanta
Humala “Comisión investigadora sobre los presuntos actos de corrupción y cualquier
otro tipo de delito en los procesos de selección de las concesiones y los contratos de
concesión, incluida su ejecución durante el periodo gubernamental 2011 – 2016
referidos al Proyecto Línea 2 y Ramal de la Av. Faucett – Av. Gambeta de la Red
Básica del Metro de Lima y Callao, el contrato de Concesión del Proyecto Mejoras
de la Seguridad Energética del País y Desarrollo del gaseoducto sur peruano y los
contratos de explotación de gas Camisea y de la refinería de Talara”.

Consideramos que el Poder Legislativo presenta un patrón al investigar a todos los ex


presidentes que ha tenido la República durante el siglo XXI. Asimismo, las
investigaciones penales contra cada uno de los ex presidentes indican que nos
encontramos ante una espada de Damocles en la estructura constitucional diseñada
para el control político. Ello nos permite advertir que las comisiones parlamentarias
se inician o constituyen cuando el gobernante deja el poder. Tanto en el caso de
Toledo, García y Humala, el control político realizado por el Congreso de la
República se realizó cuando estos ya no estaban al frente del gobierno. En
consecuencia se trata de un control político a posteriori e ineficaz respecto del
balance de poderes. Se identifica al Ejecutivo y al Legislativo en un equilibrio en el
tiempo y el espacio, y a la utilización de los mecanismos de control político en
tiempo real. Es decir, las comisiones parlamentarias de investigación, en lugar de
operar como instrumentos para garantizar ese equilibrio y evitar los abusos del Poder
Ejecutivo —en específico del poder del presidente o de su círculo cercano — lo hacen
22

ex post.

Cuando el control no es concurrente, sino posterior al abuso de poder, no se está


controlando al poder político sino tan solo castigando su mal uso. Si bien la
responsabilidad por el uso indebido del poder es importante y necesaria para la lucha
contra la impunidad, la función de ello recae principalmente sobre el Ministerio
Público, cuando este constituye delito. Por su parte, la labor del Congreso de la
República de controlar al poder político debe ser concurrente, para evitar el
descontrol del poder y con ello casos de corrupción. Esta tarea le corresponde al
Poder Legislativo, pues tan importante como castigar el uso indebido del poder
político, es prevenir que esto suceda. En este sentido, podemos advertir las
diferencias entre el ámbito de actuación del Ministerio Público (jurídico) y el del
Congreso de la República (político). Lo contrario sería esperar que una vez
terminado su mandato constitucional, la persona que ocupe la máxima magistratura
del país, pase del sillón de Pizarro al banquillo de los acusados, en la medida que un
gobierno sin control es un gobierno con corrupción.

El control político que ejerce el Poder Legislativo sobre el Poder Ejecutivo debe ser
concurrente. Sin embargo, este control se da una vez culminado el ejercicio del
poder, debido a que el presidente es la institución política más poderosa del Estado.
En la medida que el presidente suele contar con representación parlamentaria, de
facto resulta difícil constituir comisiones investigadoras para esclarecer un abuso de
poder por parte del Ejecutivo, mientras este sea gobierno. Es decir, se tiene que
esperar a la nueva composición del Parlamento para que recién se constituya la
comisión encargada de investigar. Ello explica el por qué los Congresos que
precedieron a los presidentes Fujimori, Toledo, García y Humala son los que
decidieron constituir comisiones investigadoras contra los gobiernos salientes y no
los Parlamentos que estuvieron vigentes durante su mandato. Ello evidencia que el
control político es incipiente, pues solo alcanza a buscar responsabilidades, pero no a
limitar abusos mediante un control concurrente, ni a legislar cambios estructurales
que permitan que situaciones similares vuelvan a ocurrir.

Observamos algunos matices cuando las investigaciones parlamentarias no tienen


como objetivo a la figura presidencial. Así, las investigaciones contra alcaldes,
gobernadores regionales y diversos funcionarios públicos tienen en común el ruido
23

que la agenda política genera en la opinión pública gracias a la prensa. Esta puede
abordar el hecho irregular con la suficiente fuerza para generar que el Parlamento
considere necesario constituir una comisión investigadora. Sin embargo, estas
investigaciones de facto, no buscaban realizar control político, sino más bien
encontrar responsabilidades de tipo criminal, a pesar que estas conductas irregulares
ya eran investigadas por el Ministerio Público. Esto entorpece la investigación fiscal
al politizar investigaciones de naturaleza estrictamente penales.

En este marco de ideas, las comisiones parlamentarias de investigación no


contribuyen de manera idónea al control político del Poder Ejecutivo, en especial
respecto a la figura presidencial. En tanto se trata de un control no concurrente, estas
comisiones solo buscan encontrar responsabilidades, más no constituir un verdadero
balance del poder. Por otro lado, terminan investigando causas que tienen naturaleza
criminal, las cuales se encuentran a cargo del Ministerio Público. Con ello no solo
entorpecen las investigaciones, sino que las politizan y afectan la objetividad de los
hechos; pues el diseño estructural de la investigación no permite contar con
resultados lo suficientemente objetivos e imparciales. Es decir, no constituyen
instrumentos idóneos para que la Comisión Permanente del Congreso o el Ministerio
Público puedan utilizarlos para fundamentar una infracción constitucional o la
comisión de un delito, respectivamente.
24

CAPÍTULO III: LA DEBIDA MOTIVACIÓN EN LAS


SENTENCIAS JUDICIALES

1. Fundamentos filosóficos y jurídicos

1.1. Fundamentos filosóficos

1.2. Fundamentos jurídicos

2. La debida motivación

3. Los casos paradigmáticos

En este apartado de nuestra investigación hemos considerado dos investigaciones


donde los investigados acudieron a los órganos jurisdiccionales para buscar tutela por
la presunta vulneración de sus derechos fundamentales; a propósito de ser
investigados por comisiones parlamentarias creadas para tal efecto. Los casos
analizados corresponden a dos ex presidentes. El primer caso corresponde a
Alejandro Toledo Manrique, quien fue presidente de la República entre los años
2001 al 2006, cuando se instauró una comisión congresal contra su persona y su
esposa. Dicho ex mandatario presentó una demanda de habeas corpus, que fue
rechazada, tanto en primera como en segunda instancia, por el Poder Judicial. Llegó
mediante recurso de agravio constitucional al Tribunal Constitucional, donde en
pleno desestimó la demanda interpuesta. Este caso reviste especial relevancia para
nuestra investigación ya que el máximo intérprete de la Constitución decidió estudiar
a profundidad dicha institución desde una perspectiva jurídico-constitucional. Ello le
llevó a establecer un precedente vinculante a partir de la sentencia denegatoria.

En el segundo caso tenemos el proceso de amparo interpuesto por Alan García Pérez,
quien ejerció el cargo de presidente de la República entre los
25

años 2006 al 2011. Al término de su mandato el Poder Legislativo constituyó una


comisión parlamentaria de investigación en su contra. A diferencia de Toledo
Manrique, García Pérez presentó una demanda de amparo, la cual fue declarada
fundada en parte por el Juzgado Constitucional que vio el caso en primera instancia,
luego fue confirmada por la Sala Superior de la Corte Superior de Lima.

Ambos casos paradigmáticos comprenden a dos ex presidentes que fueron


investigados por comisiones parlamentarias de investigación, ambos recurrieron a
procesos constitucionales distintos (habeas corpus y amparo) y obtuvieron decisiones
diferentes. Mientras que la demanda del primero fue desestimada, en el caso del
segundo se declaró fundada en parte. En ambos casos se apreció un considerable
interés mediático, debido a la carga simbólica de los investigados, investigadores y el
juzgador. Estos casos nos permiten evaluar las teorías para conocer la fuerza de su
capacidad explicativa de la realidad.

3.3. Caso Alejandro Toledo Manrique

3.3.1. Sobre los fundamentos de la demanda

El abogado Luciano López Flores interpuso un habeas corpus a favor de don


Alejandro Toledo Manrique y doña Eliane Karp Fernenbug de Toledo, contra la
Comisión de Fiscalización y Contraloría del Congreso de la República. La pretensión
de la demanda radicaba en que el Poder Judicial declare la nulidad de la moción de
orden del día N° 7009; la cual otorgaba a dicha comisión facultades para investigar
presuntas irregularidades en la adquisición de inmuebles por parte de la suegra del ex
presidente, los cuales habrían sido valorizados en aproximadamente cinco millones
de soles. En la demanda se alega la vulneración de los siguientes derechos
fundamentales: a la debida motivación, a la observancia de la razonabilidad en la
utilización de la causal de interés público, a la defensa técnica y asistencia letrada, a
no ser compelido a declarar o reconocer culpabilidad contra sí mismo, a un
procedimiento pre
26

establecido por ley, a la comunicación previa y detallada de los cargos en sede


parlamentaria, a ser oído, a la concesión del tiempo necesario para preparar la
defensa, a intervenir en igualdad de condiciones, a una comisión parlamentaria
independiente e imparcial, a la defensa y debida motivación del levantamiento del
secreto bancario. El letrado señaló que estas vulneraciones en conjunto amenazaban
potencialmente la libertad de los beneficiados.

3.3.2. Sobre el iter procesal del habeas corpus (Expediente N° 23304-2013-0)

Admitida y trasladada la demanda, la Procuraduría Pública del Congreso de la


República la negó en todos sus extremos. Argumentó que ningún derecho de los
investigados fue vulnerado, ya que estos tuvieron conocimiento sobre los alcances de
la investigación parlamentaria. Además esta se sustentaba en el interés público, el
cual consistía en conocer el origen de los recursos que hicieron posible la compra de
los inmuebles materia de investigación. Precisó que en ningún momento se limitó el
derecho de defensa ni hubo entorpecimiento por parte del Congreso para la defensa
ejercida por el ex presidente. Dicha posición fue compartida por el Tercer Juzgado
Penal de la Corte Superior de Justicia de Lima, mediante la resolución emitida el 7
de enero del año 2014. En ella declaró improcedente la demanda por considerar que
los hechos y fundamentos no guardaban relación con el contenido
constitucionalmente protegido a la libertad personal. También indicó que el derecho
fundamental a la libertad no se encontraba amenazado, ni existía amenaza cierta de
su vulneración, pues esta posible agresión se basaba en suposiciones, conjeturas o
apreciaciones que no fueron sustentadas por la defensa técnica de expresidente. En la
apelación, la Cuarta Sala Especializada en lo Penal con Reos en Cárcel de la Corte
Superior de Justicia de Lima, actuó como ad quem constitucional, y confirmó la
resolución apelada con similares argumentos, manifestando que no existió
vulneración a la libertad individual ni a derechos conexos.
27

Conforme la existencia de una sentencia denegatoria en segunda instancia, el


demandante presentó un recurso de agravio constitucional, que fue visto por el
Tribunal Constitucional en el expediente N° 04968-2014-PHC/TC. Este recurso
resulta de especial relevancia, entre otras cosas, porque realizó una conversión
procesal del habeas corpus a un amparo. Asimismo, estableció reglas para limitar el
accionar de futuras investigaciones parlamentarias al declarar parte de la sentencia
como precedente vinculante constitucional. En cuanto al resultado, declaró infundada
la demanda respecto al ex presidente e improcedente en cuanto a la primera dama.

3.3.3. Sobre los argumentos del Tribunal Constitucional

El máximo intérprete de la Constitución se refirió al derecho invocado, relacionado


con el interés público como causa de formación de una comisión investigadora.
Indicó que, si bien las comisiones parlamentarias pueden investigar cualquier asunto,
estas tienen que guardar relación con el interés público. Visto el caso en concreto,
investigar el origen de los fondos por los cuales la suegra de un ex presidente realizó
compras inmobiliarias se encontraría dentro de lo que se debe entender por interés
público. Al respecto, el TC consideró que la compra de bienes inmuebles por una
suma aproximada a los 4 millones 900 mil dólares, constituía un tema de interés
público. Argumentó que el desembolso de tan elevado monto dinerario en un tiempo
relativamente corto, justifica un estudio detallado de dicha capacidad adquisitiva;
más aún cuando la compradora era la suegra del ex presidente, situación configura un
asunto de interés público.

En cuanto a la vulneración del derecho de defensa técnica y asistencia letrada, el


demandante manifestó que, habiendo designado un abogado de su elección para su
defensa ante la comisión parlamentaria, esta fue rechazada. Al respecto, la
procuraduría indicó que dicha denegatoria se debió a que la firma presentada en el
escrito de apersonamiento y designación de abogado defensor, por parte del
expresidente, no coincidía con la firma previamente registrada ante la comisión, ni
con la que figuraba en el Registro Nacional de
28

Identidad. Por su parte, el Tribunal Constitucional señaló que para la configuración


del estado de indefensión, invocado por el demandante, tiene que existir una
situación actual, efectiva y real, más no abstracta o potencial. Por ello el incidente de
la firma y designación de abogado no vulneró en forma efectiva el derecho a la
defensa técnica, más aún cuando este impasse fue superado antes de la presentación
de la demanda.

En cuanto al derecho de no ser compelido a declarar o reconocer la culpabilidad


contra sí mismo, el demandante argumentó que en la sesión parlamentaria del 25 de
octubre, diversos parlamentarios solicitaban al ex presidente que se acoja a la
confesión sincera. También indicó que permanentemente se le exigía que responda
preguntas que ya habían sido contestadas, aunado a la formulación de interrogantes
direccionadas a que declare contra sí mismo. Al respecto, el Tribunal Constitucional
consideró que dichos argumentos por el demandante no se encuentran comprendidas
dentro del contenido del derecho esencialmente protegido, sosteniendo además que
los beneficiarios en ningún momento fueron condicionados, amenazados o forzados a
reconocer culpabilidad alguna, además que pudo participar de la referida sesión
parlamentaria.

Respecto al derecho a no ser sometido a procedimiento distinto al previamente


establecido, el demandante manifestó que, al momento de la investigación, la
comisión parlamentaria no contaba con un reglamento con reglas claras para el
referido procedimiento parlamentario. Según el demandado, esta situación constituía
per se una violación al debido proceso. Al respecto, el Tribunal Constitucional
refiere que el procedimiento para la investigación congresal se encuentra regulado en
el artículo 88 del Reglamento del Congreso, de conformidad con lo establecido en el
inciso 3 del artículo 139 de la Constitución Política.

En relación al derecho a la comunicación previa y detallada de los cargos, el


demandante señaló que la comisión parlamentaria no comunicó la causa de la
acusación referida al tiempo, circunstancias y lugar. También omitió comunicar las
razones por las cuales el Estado formuló la imputación, los fundamentos de prueba y
la características legales, conforme los parámetros establecidos por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en el caso Barreto Leiva vs. Venezuela. Al
29

respecto el Tribunal Constitucional se remitió al referido caso para indicar que el


contenido de la notificación podía variar de acuerdo al avance de la investigación. En
suma, consideró que no se había afectado el contenido esencial del derecho al debido
proceso, pues al momento de la notificación se comunicó de la forma más detallada
posible la acusación, conforme al estado de la investigación congresal. También
precisó que dichas actividades no constituían per se una acusación.

Sobre el derecho a ser oído en un tiempo y por los medios adecuados para la preparar
la defensa, la parte demandante indicó que durante el proceso de investigación se
dirigió al presidente de la comisión parlamentaria, para solicitarle un espacio de
veinte minutos para exponer reflexiones y datos en torno a la investigación. Sin
embargo, dicho pedido se desnaturalizó y se pretendió hacerle declarar a pesar de
que el investigado no había preparado su defensa. En relación a la concesión de
tiempo para preparar su defensa, el demandante argumentó que el Reglamento del
Congreso no establece un plazo para hacer los descargos frente a las acusaciones, lo
que puso en peligro la preparación adecuada de la defensa. Ante dichos argumentos,
el colegiado consideró que el derecho a ser oído no fue afectado en su dimensión
material, es decir al ejercicio de la defensa; ni en su dimensión formal, referida a
contar con defensa técnica. Asimismo, señaló que en las sesiones parlamentarias a
las que fue citado el investigado, este hizo uso de la palabra. En cuanto a la supuesta
vulneración del derecho a contar con tiempo suficiente para la preparación de la
defensa, se aprecia que la citación a la sesión parlamentaria fue el treinta de
setiembre de 2013 y la fecha de la sesión fue el veinticinco de octubre de 2013, lo
que da un total de veinticinco días naturales, tiempo más que razonable para preparar
debidamente su defensa.

Sobre el derecho a intervenir en la actividad probatoria, en igualdad de condiciones,


y contar con una investigación parlamentaria independiente e imparcial, el
demandante alegó que la comisión parlamentaria no permitió que su defensa
participe en las declaraciones de testigos. En cuanto a la imparcialidad e
independencia de la investigación, refirió que los distintos miembros de la comisión
adelantaron opinión y prejuzgaron la responsabilidad de Alejandro Toledo y Eliane
Karp. Respecto a la participación de la defensa técnica del beneficiario en el
interrogatorio de los testigos, el colegiado consideró que las investigaciones
30

parlamentarias no son un procedimiento acusatorio y menos aún sancionatorio. Por


ello, el interrogatorio de los testigos por parte de la defensa del beneficiario no
constituía parte del contenido constitucionalmente protegido del debido proceso. En
cuanto a la imparcialidad e independencia en la conducción de la investigación, el
máximo intérprete de la Constitución refirió que la imparcialidad no es incompatible
con la progresiva formación de convicción del Parlamento respecto a la
responsabilidad de los investigados. Es inherente a una comisión investigadora, en la
medida que suman elementos de investigación, desarrollar hipótesis respecto a las
responsabilidades de los investigados. Sin embargo, consideró que si es exigible a la
comisión investigadora que sus miembros no tengan interés personal indirecto ni
indirecto en el resultado de la investigación, como garantía de la imparcialidad.

En cuanto al derecho a la defensa y debida motivación del levantamiento del secreto


bancario, el demandante argumentó que se le había levantado el secreto bancario sin
previa comunicación del hecho materia de investigación. Con lo cual, la comisión
parlamentaria no habría respetado el derecho a la comunicación previa y detallada de
la acusación, conforme los parámetros señalados en la STC 00156-2012-PHC. Al
respecto, el Tribunal Constitucional consideró pertinente rectificar el criterio
establecido en dicha sentencia, debido a que el objetivo del levantamiento del secreto
bancario radica en que este se realice aún sin conocimiento de que existe una
investigación; sin perjuicio del posterior conocimiento de la medida por los
investigados, con el propósito de corroborar que esta se encuentra debidamente
motivada y razonada.

3.4. Caso Alan García Pérez


31

3.4.1. Sobre los fundamentos de la demanda

El abogado Erasmo Reyna presentó una demanda de amparo contra la comisión


multipartidaria encargada de investigar la gestión del segundo mandato
constitucional de Alan García Pérez. Solicitó que se deje sin efecto lo actuado por
dicha comisión, la cual comprendía los siguientes casos: a) Agua Para Todos, b)
Interferencia Política en el Caso BTR, c) Venta de terrenos e instalaciones militares
de la base aérea de la Fuerza Aérea del Perú en Collique, la escuela cívico de
aviación y terreno e instalaciones de la empresa IDAER Perú S.A.C., d) Colegios
Emblemáticos, e) SEDAPAL – SIAC, f) Desbalance Patrimonial y/o
Enriquecimiento Ilícito, g) Indultos y conmutación de penas. El demandante señaló
que el referido procedimiento parlamentario vulneró el debido proceso parlamentario
reconocido en el artículo 139 inciso 3 de la Constitución Política. Precisó que los
derechos violentados comprendían el de no ser desviado del procedimiento
preestablecido por ley, la comunicación previa y detallada de los hechos que se le
imputan, el derecho a la defensa así como el derecho a un juez parlamentario
imparcial.

3.4.2. Sobre el iter procesal de la acción de amparo


(Expediente N° 14923-2013-0)

Admitida la demanda por el órgano jurisdiccional y una vez emplazada, la


Procuraduría Pública del Congreso de la República señaló que la Comisión
Parlamentaria, encargada de investigar la gestión del gobierno de Alan García Pérez
durante el periodo 2011 al 2016, se sujetó a lo dispuesto al artículo 88° del
Reglamento del Congreso de la República. Respecto a la comunicación previa y
detallada de los hechos, la procuraduría indició que el actuar de la comisión
parlamentaria actuó conforme los criterios establecidos por el Tribunal
Constitucional en la STC 00156-2012-PHC/TC; donde se establece que el contenido
de la notificación que comunica la acusación variará conforme al estado de la
investigación. Añadió que el demandante habría
32

confundido las citaciones realizadas por la comisión parlamentaria, ya que la


investigación no versaba sobre un delito o falta razón; precisó que las comisiones
parlamentarias de investigación carecen facultades acusatorias.

En cuanto al derecho de defensa, la procuraduría pública refirió que el demandante


tuvo conocimiento de la investigación realizada, además su condición era de
investigado, más no de acusado; y que la investigación se sustentaba en hechos de
interés público. Por último, en cuanto al derecho a ser juzgado por una autoridad
independiente, bajo criterios objetivos y razonables, refirió que el Parlamento tiene
como función fiscalizar los actos de interés público. Para ello, puede requerir
información de cualquier institución pública o privada. Precisó que la comisión
parlamentaria es independiente e imparcial debido a que sus miembros no solicitaron
que conforme tal comisión, de acuerdo al literal a) del artículo 88 del Reglamento del
Congreso. Por esta razón no hubo vulneración alguna al derecho del demandante en
cuanto a la imparcialidad de la investigación, ni tampoco hubo un interés de
inhabilitar políticamente al investigado.

Mediante resolución de fecha diecinueve de setiembre de 2013, el Quinto Juzgado


Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lima, declaró fundada en parte la
demanda. Dispuso que se declare nulo lo actuado por la comisión parlamentaria, con
posterioridad a la citación dirigida a García Pérez el ocho de marzo de 2013. Ordenó
que se proceda a citar nuevamente y se brinde el mayor detalle posible de los hechos
materia de investigación; también que se permita que el investigado conozca los
medios de prueba para el ejercicio de su defensa. Declaró infundada la demanda
respecto a la exclusión de la investigación parlamentaria, también sobre la desviación
del procedimiento preestablecido por la ley. Al ser apelada por el procurador público,
la sentencia del a quo, fue conocida por la Primera Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia de Lima, la cual confirmó la sentencia materia de apelación, el veintisiete
de diciembre de 2013.

3.4.3. Sobre los argumentos de la Sala Superior de Justicia


33

La Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima hizo una distinción
entre el accionar racionalista de la judicatura y el accionar voluntarista del
Parlamento, en los siguientes términos:

Los jueces actúan bajo la lógica de la racionalidad, de la mejor fundamentación, de


exponer razones que convenzan a los demás. En paráfrasis del filósofo alemán
Robert Alexy, en ese ámbito se hace más evidente la pretensión de corrección. En
cambio, el Parlamento se mueve bajo el principio de mayoría, del voluntarismo de la
decisión libre, que puede ser, a veces tumultuaria y apasionada. La voluntad puede
ser un capricho, inmotivada, coyuntural aunque represente a la mayoría. Los
Parlamentos deciden levantando la mano, aunque no existen justificaciones claras
para esa decisión. En este contexto la ley parece justificarse en la decisión libérrima
del Parlamento, pero ese voluntarismo es empujado por diversas circunstancias, entre
ellos la agenda ciudadana expuesta por la prensa, pues el hombre ha pasado a ser
homo videns (Sartori) (Exp. 14923-2013-0, sentencia de vista, fundamento 27)

La Sala Superior fundamentó su decisión en el contenido del derecho a no ser


desviado del procedimiento pre establecido por ley, en este caso al Reglamento
Interno de la comisión parlamentaria. Por su parte, la demandada refirió que dicho
reglamento era un documento de gestión interna, y que esta sólo se rige por el
Reglamento del Congreso (artículo 88). Al respecto la Sala Superior Civil, actuando
como Sala Constitucional, refirió que si bien el Reglamento del Congreso adolece de
lagunas y generalidades, no puede negarse que García Pérez había sido sometido a
un proceso establecido en el artículo 97 de la Constitución y cuyas reglas, por
escasas que sean, están determinadas en el artículo 88 del referido reglamento que
cuenta con rango de ley. En consecuencia, no se advierte la vulneración del derecho
a un procedimiento predeterminado por ley; por lo que confirmó la resolución venida
en grado que lo declaraba infundada en dicho extremo.

Sobre el derecho a la comunicación previa y detallada de los hechos imputados, el


demandado sostuvo que la comunicación remitida por la
34

comisión investigadora contiene hechos genéricos, sin detalles de tiempos, lugares,


actos o personas que le permitan determinar la presunta infracción constitucional o
presunto ilícito penal de manera puntual. Por ello, resultaba desproporcionado
responder por responsabilidades de funcionarios durante el tiempo que ejerció la
presidencia. Por su parte el procurador público precisó que la notificación realizada
el ocho de marzo de 2013 estaba debidamente detallada de acuerdo al estado de la
investigación, al momento de que fue realizada.

La Sala Superior de Justicia consideró que la comunicación detallada al imputado


constituye un derecho fundamental y como tal debe informársele de la forma más
detallada posible, esto es de manera adecuada y suficiente para ejercer su defensa.
Precisó que un proceso no es justo cuando la autoridad estatal realiza una
investigación inquisitorial o secreta, pues nadie puede defenderse si no conoce,
aunque sea preliminarmente, la infracción presuntamente cometida. En el caso, la
comisión parlamentaria ya contaba con más de dieciocho meses de instalada, tiempo
suficiente para dar a conocer al investigado detalles sobre la investigación que le
permitiesen ejercer su defensa. En este sentido, la referida Sala determinó que la
comisión parlamentaria consideró como investigado a García Pérez; sin embargo, no
se le informó sobre que ilícito se le investigaba, por lo que la investigación devino en
secreta, genérica y abusiva.

En cuanto al derecho de defensa, el demandante argumentó que la comisión


parlamentaria no le permitió conocer de manera precisa y clara los hechos por los
cuales se le citó. Precisó que la sesión parlamentaria se desarrolló en el marco de
generalidades e imprecisiones, aunado a la reserva del acervo documentario y de sus
actuados. Ello habría limitado el derecho de defensa de García Pérez. Al respecto, el
procurador público del Congreso de la República refirió que la comisión
parlamentaria solo se rige bajo lo dispuesto por el Reglamento del Congreso. Así,
cuando la defensa técnica del expresidente solicitó conocer en específico el informe
del Ministerio de Justicia sobre las conmutaciones de penas a sentenciados por el
delito de tráfico ilícito de drogas, el presidente de la comisión parlamentaria refirió
que estas aún se
35

encontraban en pleno estudio por el equipo de asesores de la comisión. La Sala


Superior de Justicia consideró que las citaciones realizadas al demandante se basaban
en generalidades, con términos como: de presuntas responsabilidades, presunta
participación o intervención en la concesión de indultos, emisión irregular de
decretos de urgencia, entre otros. Dichas generalidades e imprecisiones limitaban el
derecho a la comunicación previa y detallada de los hechos imputados; lo cual afectó
de forma desproporcionada el derecho de defensa del demandante García Pérez.

En relación al derecho a ser juzgado por una autoridad independiente, bajo los
criterios de objetividad y razonabilidad, el demandante alegó que los miembros de la
comisión —en especial su presidente y miembros de su partido — habrían filtrado
información a la prensa. Ello contribuyó a realizar constantes adelantos de opinión en
contra del demandante. Al respecto, la demandada señaló que no existe medio de
prueba que acredite lo que afirma la defensa del expresidente. La Sala estimó que el
derecho a la autoridad imparcial es fundamental en las actividades de investigación,
acusadoras o jurisdiccionales, pues lo contrario significaría que el proceso queda
convertido en farsa. En este sentido, consideró que la imparcialidad del órgano
investigador debe realizarse primero ante el mismo órgano, en caso de ser rechazado,
recién este debe ser conocido por el Pleno del Congreso de la República. A este
último le corresponde decidir sobre la imparcialidad de sus comisiones e integrantes.
En suma, la imparcialidad no puede juzgarse ex ante del informe final, sino ex
post, cuando la investigación haya finalizado.

La Sala también precisó que el Poder Judicial, por intermedio de sus jueces, no
puede apartar a un congresista de integrar una comisión parlamentaria, pues ello es
una potestad del Parlamento. Asimismo, indicó que intervenir en decisiones que son
de competencia exclusiva del Congreso no es labor de un tribunal de justicia. El
fundamento de dicho límite reside en el principio de separación de poderes.

4. Conclusiones preliminares
36

CAPÍTULO IV: CONTRASTACIÓN DE LAS HIPÓTESIS

1. Análisis e interpretación de los problemas planteados

Esta sección busca validar la teoría e información obtenida a partir de las


interrogantes planteadas al inicio del presente trabajo. Estas giraron en torno a dos
componentes: a) la comprensión del fenómeno político-constitucional configurado en
las comisiones parlamentarias de investigación, y b) el debido proceso parlamentario
aplicado a los mecanismos que realiza para controlar al poder político. También
tomamos en cuenta las observaciones de Núñez (2000) respecto a las investigaciones
jurídicas, las cuales deben ser convincentes: “(…) la tesis de derecho no tiene que ser
necesariamente verificable. Pero tiene la obligación de ser convincente y que
disponga de información empírica suficiente. Podría apoyarse en la observación,
pero no siempre en la experimentación” (p. 40).

Resulta necesario recordar que todas las ciencias, incluidas las jurídicas y políticas,
constituyen una creación humana: “la ciencia es la que se concibe como una
acumulación sistemática de conocimientos obtenidos mediante el método científico”
(Carruitero, 2014, p. 75). La ciencia también puede entenderse como un conjunto
acumulado de ensayos y errores que el hombre ha realizado para acercarse a la
verdad. En ello radica la principal característica de la ciencia, ya que, incluso el error
permite el crecimiento del conocimiento humano. El camino por el cual hemos
errado, servirá de advertencia para encontrar nuevos métodos para llegar a la verdad.

Para las ciencias sociales el error o la equivocación pueden suponer una afectación y
sufrimiento en la vida de miles de personas; pues la emisión de una mala ley o el
diseño de un sistema de gobierno inadecuado, puede privar de la libertad o la
integridad de muchos derechos. A diferencia de algunas ciencias abstractas, en donde
sus equivocaciones no suelen llegar a ser tan terribles (con excepción de la ciencia
aplicada), los científicos sociales son los que más esfuerzos debieran hacer para no
errar. Teniendo en consideración lo expuesto, procedemos a realizar respectivo
análisis que dan respuesta a nuestras preguntas de investigación, comenzando por las
preguntas específicas, conforme el método cartesiano. Asimismo, tenemos en
consideración un lenguaje certero, para una mayor certidumbre del conocimiento.
37

1.1. Desarrollo de la pregunta específica N° 1


Nuestra primera pregunta específica fue ¿La imparcialidad en las investigaciones que
realiza el Congreso de la República garantiza los derechos fundamentales de los
investigados? Durante la investigación apreciamos que en un Estado constitucional
de derecho no es posible la existencia de zonas exentas de control constitucional.
Esto significa que tanto las entidades de la administración pública, como los privados
y todos en general, se encuentran sometidos a la fuerza vinculante de la Constitución.
Ello implica que el accionar del Congreso de la República, incluidas las
investigaciones que realizan las comisiones parlamentarias, deben sujetarse a los
límites que impone la carta política. Entre ellos, identificamos en primer orden
aquellas sustentadas en la dignidad humana, que en concreto supone el respeto
irrestricto del debido proceso, entendido en este caso como debido procedimiento
parlamentario.

El Congreso de la República es uno de los tres poderes del Estado Peruano, contando
con tres funciones principales de relevancia constitucional: a) el de legislar,
consistente en normar la realidad social mediante dispositivos imperativos y
vinculantes, b) la de representar, mediante la fictio iure de la democracia electoral,
consistente en la elección periódica e universal de sus autoridades, ante el
Parlamento, y c) la de fiscalizar, o también denominada como control político. La
última función, además de ser un producto de la división de poderes, configura un
mecanismo constitucional de naturaleza política que utiliza el Congreso de la
República para controlar las acciones de los otros poderes, principalmente el del
Poder Ejecutivo y alcanza cualquier asunto de interés público.

La función de legislar antaño considerada como la función principal del Parlamento,


cuando el legislativo era el epicentro de la emisión normativa de un Estado, fue
decayendo. Esto se explica porque los temas a legislar resultaban cada vez más
complejos y diversos. Ello llevó al Congreso a delegar sus facultades legislativas en
el Poder Ejecutivo, con el fin de que este legisle dando cuenta sobre lo realizado. En
consecuencia, la emisión normativa actual recae en los gobiernos antes que en los
Parlamentos, los cuales comenzaron a realizar actividad de fiscalización y control.
Desde una perspectiva politológica, ceder funciones legislativas al Ejecutivo, en
realidad constituye una delegación de poder a las ya abundantes funciones del
38

gobierno. Por ello, los instrumentos de control del Parlamento son de vital
importancia para mantener un balance de poderes.

En dicho razonamiento, mientras mayor sea la cuota de poder con la que cuente el
Poder Ejecutivo, las labores de control que realiza el Poder Legislativo debe ser
mayor. Uno de los mecanismos de control político se configura a partir del artículo
97 de la Constitución Política y 88 del Reglamento del Congreso de la República.
Este consiste en que las comisiones parlamentarias de investigación pueden realizar
investigaciones sobre cualquier asunto de interés público. Para dicha tarea, deberán
observar requisitos análogos a los de un proceso jurisdiccional; entendiéndose por
ello el respeto del debido proceso, en la modalidad de debido proceso parlamentario.

Las actividades de las comisiones investigadoras se encuentran sujetas al control


jurisdiccional. Dicha protección abarca el debido proceso que como derecho
continente y alberga una serie de derechos orientados a garantizar un proceso justo.
En este orden de ideas, el debido proceso es un derecho fundamental de naturaleza
compleja que comprende los siguientes derechos: derecho de defensa, derecho a la
presunción de inocencia, derecho a un proceso imparcial, derecho a la igualdad
procesal, derecho al plazo razonable, derecho a la debida motivación basada en
derecho, entre otros. En conjunto, estos derechos aseguran que los procesos sean
justos.

Desde una perspectiva epistémica, el científico de la naturaleza así como el científico


social no deben partir de verdades a priori, ya que deben investigar para encontrar la
verdad en lugar de “probar su verdad”. Para ello, es imprescindible evitar sesgos,
pues no se puede esperar objetividad en la ciencia si el investigador se encuentra
comprometido con alguna causa; ya que, por más noble que sea, esta terminará
influyendo en las variables. De lo contrario, se pierde la objetividad, y se otorga, aún
sin proponérselo, mayor valor a unas variables en demérito de otras. Ello ocurre
porque la subjetividad personal limitará o distorsionará los resultados de la
investigación. Por ello consideramos que el científico social, por paradójico que
parezca, debe abstraerse de la sociedad y mirarla desde fuera, en la medida que ello
sea posible. De esta manera el acceso al conocimiento se tratará de la forma más
objetiva posible.
39

Las advertencias formuladas respecto a las ciencias sociales, son aplicables al


Derecho constitucional y en especial a la política, entendida como ciencia. Esta
última despiertas pasiones aún en las inteligencias más objetivas; lo que explica por
qué en la práctica política no se observa un legislador racional, que busque la verdad
en sus investigaciones. Por el contrario, observamos un legislador subjetivo y
oportunista que instrumentaliza la actividad investigadora del Parlamento para
condenar o absolver al investigado. Esta dirección se da conforme los intereses o el
juego político existente en un espacio y tiempo determinados. Ante ello, la
advertencia formulada por Sequeiros (2019) resulta pertinente: “el procedimiento de
control político podría vulnerar derechos fundamentales de diversas personas, en el
afán de cumplir con el control y ante la ausencia de parámetros legales que regule esa
forma de control” (p. 57)

En esta línea de ideas, la imparcialidad en las ciencias sociales, políticas y jurídicas,


como en las ciencias de la naturaleza es de un valor fundamental, en la medida que
nos permite acercarnos a la verdad. Por ello, aquel que conduce una investigación
parlamentaria no debe tener ningún interés particular en la decisión del mismo, pues
de hacerlo viciaría la investigación terminándola por oscurecerla y parcializarla. Esta
garantía se advierte mejor en los procesos jurisdiccionales, entre los que destaca el
penal por sus características garantistas. En él se requiere que los órganos que
investigan y los que sentencian sean diferentes. Así, cuando exista alguna situación
que afecte la imparcialidad de aquel que juzga, existen mecanismos procesales para
solucionarlo como la inhibición o la recusación. Además se exige objetividad al
órgano acusador e investigador.

La imparcialidad exigida en los procesos científicos así como en los jurisdiccionales,


se orienta a la búsqueda de la verdad. Ello no está garantizado adecuadamente en las
investigaciones políticas del Congreso de la República, debido a que el parlamentario
termina investigando a su rival político, directa o indirectamente. Así, en las
comisiones parlamentarias donde el investigado resulta ser un alto funcionario o líder
de una agrupación política, la investigación terminará sesgada, en atención a los
intereses evidentes o subrepticios de facción mayoritaria de la comisión
parlamentaria. En este punto consideramos como evidente, que el grupo
parlamentario que termine investigando a su propio líder político no ofrece garantías
40

de imparcialidad.

En términos prácticos, si el investigado y el investigador tienen los mismos intereses,


la actividad investigatoria del Parlamento se desnaturaliza y deviene en un
instrumento exculpatorio. Del otro lado, si el investigado es adverso a los intereses
políticos de la comisión parlamentaria, la investigación desplegará su investigación
de manera tan intensa que además de alejarse del propósito constitucional de la
actividad investigadora, viciará los resultados de la misma. Esto se puede explicar
por el afán de encontrar responsabilidades políticas o criminales, aunado a un
desconocimiento o menosprecio de los derechos fundamentales de los investigados.
También implica la inobservancia de las reglas que subyacen al debido proceso. Ello
coloca a la comisión investigadora entre Escila y Caribdis, ya que mientras mayor
sea su deseo de encontrar responsabilidad política —o de otro tipo— mayor será la
probabilidad de vulnerar el debido proceso parlamentario. Lo cual traerá como
consecuencias la nulidad de la investigación y propiciará la impunidad.

La falta de imparcialidad contribuye significativamente en la vulneración de los


derechos fundamentales de los investigados, en la medida que la igualdad de armas
no existe en un proceso parlamentario de investigación. Así, la debida motivación y
el plazo razonable se relativizan al no encontrarse reglamentadas en el artículo 88 del
Reglamento del Congreso, lo cual afecta gravemente el debido proceso
parlamentario. En consecuencia, la defensa técnica de los investigados solicitará la
tutela de los órganos jurisdiccionales, mediante procesos constitucionales de la
libertad (amparo y habeas corpus). El investigado exigirá la protección de sus
derechos violentados en sede parlamentaria, lo que conlleva a la anulación de todo el
proceso investigación en algunos casos. Esto supone, no solo el desperdicio de los
recursos públicos invertidos en la labor investigatoria (asesores, logística y horas
hombre en labor parlamentaria), sino que también contribuye al descrédito de este
instrumento de control político. Ello se debe a que el proceso investigatorio
parlamentario se desnaturaliza de la mano con el manejo que los medios de
comunicación hacen del tema, lejos de buscar soluciones integrales o exigir una
restructuración constitucional y política.
41

1.2. Desarrollo de la pregunta específica N° 2

Nuestra segunda pregunta de investigación específica fue ¿Cuál es el nivel de


protección jurisdiccional para garantizar la protección de los derechos fundamentales
violentados por las comisiones parlamentarias de investigación? Ante dicha
interrogante, la teoría de división de poderes asigna al Parlamento, al gobierno y a la
judicatura una función específica del Estado: legislar, gobernar y administrar justica
respectivamente. Además, a cada uno de estos poderes se le otorga mecanismos
constitucionales para controlar las funciones de los otros poderes, así como de los
órganos constitucionales. El propósito es lograr un balance de poderes que evite el
abuso del poder y fortalezca el principio de interdicción de la arbitrariedad.

El debido proceso constituye un instrumento para el control del poder de los jueces.
También brinda garantías mínimas de objetividad y justicia al ciudadano, respecto a
los procesos en los que es parte. Por ello, cuando un investigado considera que se han
vulnerado sus derechos fundamentales, durante una investigación parlamentaria en
curso, puede solicitar tutela ante el Poder Judicial, en la medida que los jueces son la
primera línea de protección de los derechos fundamentales. Bajo esta línea de
razonamiento, los procesos constitucionales señalados en el artículo 206 de la
Constitución Política permiten a los ciudadanos la tutela de los derechos
fundamentales. En el caso de los investigados por comisiones congresales, el proceso
constitucional de amparo es la vía idónea para la protección del debido proceso en
sede parlamentaria. Sin perjuicio de ello, en caso que el pedido guarde relación con
una supuesta vulneración a la libertad personal, el habeas corpus sería el medio
idóneo. Aun así, consideramos que dicha posibilidad resulta remota, ya que su
procedencia depende del peligro cierto que corra la libertad personal, y el Parlamento
no tiene la facultad constitucional para privar la libertad a los investigados.

De iniciarse el proceso constitucional de amparo bajo los parámetros del debido


proceso parlamentario, este tendría que ser presentado ante un juzgado constitucional
o ante juzgado civil o mixto, según corresponda. Ante la sentencia de primera
instancia, las partes podrían impugnarla mediante un recurso de apelación que deberá
ser absuelto por la Sala de la Corte Superior donde se presentó la demanda
constitucional. De ser declarada fundada la demanda, el proceso investigatorio
quedaría anulado. De emitirse la decisión opuesta, ya sea que el ad quem declare
42

infundada o improcedente la petición del accionante, el agraviado podrá presentar un


recurso de agravio constitucional ante el Tribunal Constitucional. Este colegiado
decidirá en última instancia si existió vulneración de los derechos fundamentales del
investigado, en la medida que el único que se debe interponer entre el ciudadano y la
coacción Estatal es un juez, mejor aun cuando este es constitucional.

Bajo dicho análisis estrictamente jurídico, podríamos argumentar que la justicia


constitucional otorga una tutela adecuada a los investigados por las comisiones
parlamentarias para la tutela de sus derechos. Sin embargo, desde una perspectiva
política esta postura se relativiza. En democracia, uno de los bienes políticos de toda
persona que participe en la lucha por el poder radica en el buen nombre y en la
credibilidad de lo que afirma y defiende. Alguien en quien no se confía, tendrá pocas
probabilidades de acceder a un puesto político, esto sin olvidar la alta desaprobación,
muchas veces justificada, que tiene la opinión pública hacia las personas que aspiran
a participar en política.

Bajo la consigna de la lucha por el poder, muchas veces se instrumentalizan a las


comisiones parlamentarias con fines que no guardan identidad con la función del
control. Por el contrario, lo que se busca es influir negativamente en la opinión
pública respecto del investigado. Pese a la eventual vulneración de los derechos
fundamentales del investigado o del pronunciamiento de la judicatura indicando que
en el proceso de investigación parlamentario se cometieron vicios; lo cierto es que en
la praxis política, en dichas comisiones priman intereses políticos. Estas dan
prioridad a socavar la imagen y credibilidad del investigado en demérito de un
efectivo control del poder. Esto explica por qué la vulneración del debido proceso, en
la modalidad de debido proceso parlamentario, constituye una constante.

En consecuencia, podemos afirmar que, fuera del proceso parlamentario, los órganos
jurisdiccionales no brindan mecanismos idóneos para la protección de los derechos
fundamentales de los investigados. En tanto las comisiones no respeten el debido
proceso, generan espacios de impunidad respecto del accionar de los investigados.
Lo cual se evidencia cuando al interior del procedimiento parlamentario de
investigación, no se encuentran normados los mecanismos intra-procesales para que
el investigado pueda solicitar la tutela de sus derechos, en los supuestos de
vulneración. Consideramos que esto se debe a la falta de previsión de mecanismos
43

efectivos e institucionales para la tutela de los derechos por parte de la Constitución


y del Reglamento del Congreso. Quienes consideren que sus derechos fundamentales
han sido vulnerados por los procesos de investigación parlamentarios, pueden
recurrir a los procesos constitucionales de amparo y habeas corpus, sin embargo
estos mecanismos de tutela no son suficientes para un garantizar un debido proceso
político, lo cual debe ser subsanado.

1.3. Desarrollo de la pregunta general de la investigación

Nuestra pregunta general de investigación consistió en lo siguiente ¿El debido


proceso constituye un mecanismo idóneo para limitar el poder político al interior de
las comisiones investigadoras del Congreso de la República? Al respecto, nuestra
investigación recopiló información, tanto teórica como práctica, de los alcances del
debido proceso en el marco del control político que realiza el Parlamento. A partir de
la teoría desarrollada y de los datos obtenidos del fenómeno político-constitucional
estudiado; podemos concluir que el debido proceso, en la modalidad de debido
proceso parlamentario, constituye un límite al poder de los congresistas concretizado
en las comisiones parlamentarias de investigación. Ello, en la medida que permite a
los investigados garantizar todos sus derechos fundamentales durante su accionar,
limitando cualquier arbitrariedad. Pese a ello, los derechos fundamentales no se
encuentran garantizados institucionalmente al interior de las comisiones
parlamentarias, en la medida que la estructura político- constitucional contribuye a
que los investigadores mantengan intereses evidentes o subrepticios en los resultados
de las investigaciones.

Debido a esta arquitectura constitucional, en las investigaciones parlamentarias


prima la voluntad sobre la razón, relativizando la verdad. Por ello no sólo deja de
lado las exigencias del debido proceso, al interior de la comisión investigadora; sino
que también, al ser una investigación deficiente, contribuye a que el Parlamento no
controle políticamente al gobierno y a otras instituciones. El resultado de dichas
deficiencias contribuye a deslegitimar los mecanismos de control parlamentarios, y
por extensión, al debilitamiento del sistema político en general.

La imparcialidad es el eje que sustenta todas las investigaciones, ya sean estas


académicas, jurídicas o políticas. Por ello, el investigador no debe tener interés en se
44

que comprometa el resultado de la misma; de lo contrario, la investigación resultará


viciada. Los procesos jurídicos se caracterizan por asegurar la objetividad del
investigador y la imparcialidad de juzgador. Así en los procesos jurisdiccionales de
naturaleza penal, dichas acciones se encuentran divididas en dos instituciones, el
Ministerio Público como titular de la acción penal pública, y el Poder Judicial que
una decisión a la cual se le exige imparcialidad.

Por su parte, el proceso de investigación parlamentaria se encuentra sujeto a


discrecionalidad política, desde sus inicios. Ello se debe a la falta de una regulación
más precisa a partir de lo establecido en los artículos 97 de la Constitución y 88 del
Reglamento del Congreso, respectivamente. Dicha regulación debería precisar cuáles
son las investigaciones que pueden realizar el Parlamento y las condiciones en las
que deben efectuarse. De esta manera, se evitaría que las decisiones respecto a los
procesos de investigación parlamentaria se sustenten únicamente en el número de
votos necesarios en el Pleno del Congreso. No corregir esta deficiencia permitirá que
las investigaciones parlamentarias se orienten sólo por la coyuntural y el
oportunismo, lo cual no contribuye al control del poder.

Si bien las investigaciones de las comisiones parlamentarias son realizadas por


congresistas con evidentes intereses políticos, debemos prever que la investigación
no estará exenta de subjetividad. Ello contribuye a relativizar la responsabilidad que
pueda ser hallada, sino que también a la vulneración del debido proceso en la medida
que los congresistas suelen carecer de formación jurídica técnica especializada. Si a
ello se suma la contienda política, resulta razonable concluir que los derechos del
investigado no se encuentran institucionalmente garantizados.

Asimismo, la motivación e interés subyacente para determinar la responsabilidad o


inocencia, según convenga y pese a la existencia de indicios razonables en uno u otro
sentido, aleja la institucionalidad del control político de los parámetros de la razón
para abandonarlos a la arbitrariedad y subjetividad. Ello da cuenta de la carencia de
un legislador racional que concibe a las instituciones del control político como
mecanismo de limitación del poder. En su lugar, apreciamos un legislador arbitrario
e irracional que utiliza los mecanismos de control político como mecanismos para el
provecho propio o partidario; lo cual deslegitima al Poder Legislativo y va en contra
del ideal de un Estado de derecho, pues “la idea de Estado de derecho parece
45

implicar la necesidad de que las decisiones de los órganos públicos estén


debidamente argumentadas” (Alarcón, 2007. p. 33).

Lo señalado permite advertir que los derechos fundamentales de los investigados por
las comisiones parlamentarias no se encuentren adecuadamente garantizados.
Mientras que en un proceso judicial, el investigado cuenta con una serie de
instrumentos que le permite acceder a las garantías constitucionales; en las
investigaciones políticas no existen mecanismos para una investigación objetiva.
Este vacío se observa en el artículo 88 del Reglamento del Congreso el cual no da
cuenta de dichos mecanismos en caso de que los derechos de los investigados sean
vulnerados.

Si bien las conclusiones a las que arriban las comisiones investigadoras no son
vinculantes para los órganos jurisdiccionales, lo cierto es que afectan bienes políticos
de gran relevancia. Así, para un político o alguien relacionado con la función
pública, la credibilidad y el buen nombre constituyen son indispensables para
desempeñar sus funciones. Un político sin credibilidad, tiene pocas oportunidades de
acceder a la esfera pública del poder. La carencia de mecanismos idóneos para
garantizar el debido proceso en el desarrollo de las investigaciones parlamentarias
contribuye a la demolición de la credibilidad del investigado ya que este no contará
con las medidas necesarias para defenderse adecuadamente.

En atención a lo expuesto y considerando que no existe zona exenta de control, la


justicia constitucional, por intermedio de los procesos de la libertad (habeas corpus y
amparo principalmente) puede proveer tutela para la salvaguarda de los derechos
fundamentales. No obstante, resulta evidente que al interior del procedimiento
parlamentario de investigación no existen mecanismos idóneos para la tutela de los
derechos de los investigados que consideren en caso de que estos sean vulnerados
durante el referido proceso. Por lo cual, terminan recurriendo a la justicia
constitucional, cuando lo correcto sería que al interior del procedimiento
parlamentario existan mecanismos para dicha tutela. Se ha documentado que los
parlamentarios que efectúan dichas investigaciones no actúan guiados por la razón y
la observancia del Derecho, sino por la voluntad política. También advertimos que el
Reglamento del Congreso no regula los mecanismos para la protección de los
derechos de los afectados, ni señala la institución encargada de garantizar una debida
46

investigación.

2. Presentación de postura personal


La finalidad de toda ciencia es la búsqueda de la verdad, pese a las dificultades
fenomenológicas para conocer la cosa en sí misma. Si bien podemos acercarnos a
ella, no podemos tener la certeza absoluta de haber encontrado la vedad definitiva,
con mayor razón las ciencias sociales, pues “lo que es válido para la ciencia también
vale mutatis mutandi, para las humanidades” (Bunge, 1999, p. 252). En este
sentido, la explicación científica suele centrarse, en la mayor parte de los casos, en
identificar el nexo causal entre dos fenómenos.

Si la incertidumbre y la falta de certeza es un problema fenomenológico para ciencias


objetivas y certeras como la física o las ciencias de la naturaleza, con mayor razón
para el científico social que investiga la realidad socio jurídica. Este debe
comprender que la investigación que realiza tiene límites provenientes de su propia
ciencia, en este caso las ciencias jurídicas y políticas, por lo que deberá tener como
punto intermedio al derecho constitucional:

El derecho constitucional es, por tanto, el punto de intersección entre la política y el


derecho. Esto es lo que define su posición en el ordenamiento jurídico. Y lo que lo
define no solo en el momento fundacional, de génesis de la Constitución, sino
también de manera permanente. El derecho constitucional arranca de la política y
acaba en la política (Pérez, 2012, p. 43).

Nuestra investigación tiene como punto de partida y llegada al derecho constitucional


en relación con una de las variantes más complejas en las ciencias sociales: la lucha
por el poder. Al respecto, la teoría política afirma que la naturaleza del poder tiende a
expandirse, por lo que el mejor método para controlarlo resulta ser el propio poder.
Bajo la teoría clásica de Montesquieu, la división de funciones resulta una labor
primordial; no obstante, dicha división no resulta del todo idónea en un Estado con
muchas más funciones de las que tenía en el siglo XIX.

También debemos tomar en cuenta a los nuevos órganos constitucionales, que sin
tener la categoría de un Poder del Estado, constituyen entidades con sus respectivas
cuotas de poder y que según la arquitectura constitucional, guardan el orden en una
47

sociedad política. El control del poder al interior de esta arquitectura política e


complejo ya que no sólo participan las instituciones del sistema político, sino
también los actores que las presiden, los cuales podrán un distintivo en su gestión.
No es lo mismo un Jefe de Gobierno agresivo ante un Parlamento debilitado, que un
Gobierno golpeado por actos de corrupción, sin respaldo popular ni agentes políticos
para su defensa. En ambos casos, se incrementan las situaciones propicias para actos
de corrupción de los cuales nuestro país no es ajeno.

Las instituciones son instrumentos de los que se valen los hombres para hacer
política, son formas organizadas y racionales de llegar al poder. Una de las formas de
control político que realiza el Parlamento sobre todo el sistema político, en especial
sobre el gobierno, son las comisiones parlamentarias de investigación. Se trata de
mecanismos que utiliza el Congreso de la República para hacer investigaciones sobre
cualquier asunto público, o casos relacionados con abusos de poder que
desencadenan actos de corrupción en las altas esferas del poder político. Bajo esa
lógica, el Parlamento por intermedio de estas comisiones parlamentarias, recolectan
información para elaborar un informe en donde recomiendan al Pleno del Congreso
tomar una decisión: determinar la existencia de responsabilidad política o jurídica.
Sin embargo, al ser una investigación de naturaleza política realizada por
parlamentarios con intereses diversos, esta podría carecer de idoneidad; es decir, no
ser imparcial ni objetiva. Conforme la teoría del Estado constitucional de derecho,
este estado de cosas debe erradicarse ya que no deben existir zonas exentas de
control constitucional. En este sentido, las acciones de las comisiones investigadoras
deberán respetar los derechos fundamentales de los investigados, conforme el
principio del debido proceso.

Los procesos constitucionales de la libertad son mecanismos para hacer efectivo la


vigencia de los derechos fundamentales de los ciudadanos, orientados a asegurar un
proceso justo y rápido. Los jueces constitucionales, las salas superiores y el Tribunal
Constitucional son los encargados de tutelar los derechos fundamentales al interior
de una comisión parlamentaria investigadora. Sin embargo, la justicia constitucional
no es lo suficientemente célere para ello, ya que el control que realiza dicha comisión
es político, y ello siempre implica inmediatez. En este sentido, lo que se discute es la
desprotección de un derecho constitucional que termina socavando la labor del
48

control político. Por esta razón, consideramos que el mecanismo de control político
que realizan las comisiones investigadoras requiere una reforma. Esta deberá
asegurar la imparcialidad de la investigación y el respeto de los derechos
fundamentales de los investigados, pues solo así se realizará un efectivo control del
poder político.

Para que las comisiones investigadoras congresales respeten el debido proceso y


garanticen la imparcialidad de las investigaciones es necesaria una modificación
normativa. Dicho cambio consistirá en establecer obligaciones a las referidas
comisiones para que respeten el debido proceso, garantizando los derechos
fundamentales de los investigados. Si bien un cambio normativo no garantiza por sí
solo un cambio en la realidad, prescindir de un estructura político constitucional que
contemple medidas para hacer efectivos los mecanismos de control no es coherente
con las exigencias del Estado constitucional de derecho.

Para que las comisiones parlamentarias respeten el debido proceso, se requiere que
los investigadores se encuentren sujetos a un control jurídico. Bajo esta lógica,
advertimos la necesidad de limitar el poder de sus integrantes a través de un órgano
de control. Este órgano y sus funciones serán de naturaleza jurídica y estará
orientado a controlar el poder político y garantizar una investigación objetiva que
respete los derechos fundamentales del investigado. Si a ello se suman los
parámetros de objetividad, los resultados de esta investigación política gozarán de
mayor legitimidad.

La reforma propuesta exige la imparcialidad del órgano controlador, para lo cual se


requiere que este provenga de una institución que no pertenezca al juego político.
Además deberá contar con conocimientos en materia jurídico constitucional para
vigilar que la investigación parlamentaria cumpla los parámetros de la Constitución y
del Reglamento del Congreso, en especial los derechos fundamentales del
investigado. De esta manera, culminada la investigación, el producto que se presente
ante el Pleno del Congreso asegurará la racionalidad del proceso. Conforme lo
expuesto, proponemos que el encargado de realizar esta tarea sea un juez de
garantías. Ante la magnitud de dicha tarea, es razonable exigir que dicho magistrado,
además de sus conocimientos técnicos de la materia, sea virtuoso, entendiendo a las
virtudes como “aquellas cualidades que hacen capaces a los hombres de superar los
49

males de sus tránsitos históricos” (Macintyre, 2004, p. 233).

Este juez de garantías no deberá tener ningún interés en el resultado, su misión


consistiría en garantizar una investigación objetiva para esclarecer los hechos. Al no
depender del poder político, sería inmune a las exigencias de los grupos políticos
interesados en el resultado de la investigación. Además, su formación jurídica, con
énfasis en lo constitucional, asegurará el debido proceso. Esta propuesta no supone
una intromisión en la autonomía del Parlamento; por el contrario, el Congreso
fortalecerá su autonomía al brindar un mayor parámetro de corrección a la actuación
de la comisión investigadora. Con esta medida se busca que la investigación recaiga
sobre un magistrado del Poder Judicial orientado a garantizar una investigación
virtuosa; esto es, evitar los vicios de los extremos que ocasionan la vulneración de
derechos fundamentales o que caiga en los extremos de una investigación ineficiente
ni complaciente. Esta es la antítesis de lo que ocurre cuando la investigación recae
sobre parlamentarios afines al investigado.

Ejemplos de vicios en la conformación y desarrollo de las comisiones investigadoras


los podemos apreciar en casos más recientes. Por citar un ejemplo, tenemos el caso
de la Comisión Lava Jato cuya presidenta terminó investigando a la lideresa de su
propio partido. En casos así, es razonable inferir que las indagaciones serán
complacientes y buscarán la absolución de investigado. Por otro lado, cuando la
investigación recaiga sobre parlamentarios adversarios del partido político del
investigado, que persigan una preconcebida responsabilidad en éste, se caracterizará
por indagaciones draconianas sin garantizar el debido proceso.

Debemos tener en cuenta que en ambos casos el problema reside en la falta de


mecanismos de tutela para garantizar el debido proceso político, al interior del propio
procedimiento parlamentario de investigación. Es decir, se configura un supuesto de
indefensión que evidencia un vacío normativo en el Reglamento del Congreso. La
salida pasa por diseñar mecanismos de tutela y sus respectivos procedimientos, entre
los que se encuentra la intervención de un juez de garantías. Dicho órgano deberá
garantizar una correcta investigación, así como un proceso justo donde se garantice
los derechos del investigado. De esta manera se superará la postura que considera
posible que una investigación de naturaleza política no respete las garantías mínimas
del debido proceso.
50

Podemos advertir una regulación incipiente sobre este juez de garantías en el artículo
88 del Reglamento del Congreso. Conforme dicho dispositivo, los actos
investigatorios que supongan la afectación del núcleo duro de un derecho
fundamental, requieren la intervención de un juez. Tal es el caso del requerimiento
para levantar el secreto bancario o la conducción de grado o fuerza para declarar, las
cuales requieren de una solicitud previa y la autorización de un juez penal. Sin
embargo, esta función de control de legalidad no abarca la protección de otros
derechos fundamentales que también resultan vulnerados por las comisiones
investigadoras. Ello lleva a los investigados a recurrir a mecanismos fuera del
procedimiento parlamentario de investigación, en específico la justicia
constitucional, para la tutela de sus derechos.

La labor del juez de garantías en sede parlamentaria se asemejaría a la del héroe


homérico Odiseo cuando en su trayecto de retorno a Ítaca tenía que pasar con su nave
por el estrecho de Mesina. Ante la posibilidad de caer en las fauces de los monstruos
Escila y Caribdis, que devoraban a los marineros que se les acercaban, debido al
estrecho que debía atravesar. Si se alejaba de uno, terminaría siendo devorado por el
otro. Esta figura nos ayuda a entender la importancia del juez de garantías, que al
igual que el héroe homérico debe evitar caer en los extremos identificables con las
posiciones de los grupos parlamentarios. Estos, en atención a sus intereses políticos
buscarán influir en los resultados de la investigación, con lo cual configurarán un
escenario propicio para la vulneración de derechos del investigado. La

labor del juez homérico consistirá en brindar la garantía de una investigación


virtuosa en el sentido aristotélico del término, como el punto medio entre dos vicios
opuestos

3. Impacto social de la propuesta

Una de las características esenciales de un Estado constitucional de derecho radica en


el sometimiento de todos los poderes públicos a la Constitución Política, la cual
constituye un esfuerzo del constituyente por controlar y encuadrar jurídicamente el
poder político. En ese marco de ideas, la plena vigencia del Estado constitucional de
derecho requiere la existencia de un guardián de la Constitución. En nuestro sistema
51

jurídico, este mandato recae en el Tribunal Constitucional que opera como guardián
de la Constitución y delegado del Poder Constituyente, así como el encargado de
proteger los derechos fundamentales.

El proceso de control constitucional puede recaer sobre cualquier acción de la


administración pública y de las entidades privadas que brindan servicios de
naturaleza pública. Al respecto, el artículo 148 de la Constitución dispone que los
actos administrativos que causan estado son susceptibles de impugnación, mediante
acción contencioso-administrativa. Ello supone acudir al Poder Judicial para que los
jueces especializados en lo contencioso- administrativo, así como las Salas
Superiores de la referida especialidad, y la Sala Constitucional y Social de la Corte
Suprema determinen si lo resuelto por la administración pública se sujeta a la
Constitución y a la ley. Este mecanismo de control da cuenta del control que ejerce el
Poder Judicial respecto de los actos de la Administración pública.

El máximo intérprete de la Constitución ha referido que no existe zona exenta de


control constitucional en reiterada y uniforme jurisprudencia. Ello nos lleva inferir
que las resoluciones que emite el Congreso de la República por intermedio de sus
comisiones parlamentarias de investigación per se deberían estar sujetas a control
jurisdiccional. Al respecto, la jurisprudencia de algunos
52

casos emblemáticos, sobre decisiones emanadas como consecuencia de procesos


parlamentarios de investigación, evidenciarían que al interior de las investigaciones
parlamentarias es posible la vulneración del debido proceso. Prescindiendo con ello
del conjunto de garantías mínimas para acceder a un proceso justo y fundado en
derecho.

Actualmente, la postura a favor de considerar que las decisiones que emite el


Congreso de la República, por intermedio de las comisiones parlamentarias de
investigación, no deben estar sujetas a control jurisdiccional se encuentran en
retroceso. El argumento más significativo para ello es la división de poderes, la cual
no puede ni debe entenderse como una separación total y absoluta de los poderes
públicos. No obstante, la jurisdicción constitucional debe ser considerada la última
ratio del ciudadano para la salvaguarda de sus derechos en caso de vulneración por
parte de las comisiones parlamentarias. Por lo tanto, corresponde al Estado tomar las
acciones necesarias para reestructurar dicha institución, con la finalidad de garantizar
la vigencia de los derechos fundamentales. Con lo cual, esta función del Congreso de
la Republica contará con la legitimidad y legalidad debida y cumplirá adecuadamente
la función encargada por el Constituyente para controlar el poder político.

Conforme lo expuesto, cualquier propuesta de modificación a la estructura y


funcionamiento organismos de carácter complejo, como lo son las comisiones de
investigación parlamentaria, debe tener en cuenta los factores jurídicos y políticos
presentes. Lo cual pasa por abordar los factores de tipo fáctico y político así como el
marco constitucional en el que se encuadra dicho fenómeno. Por ello, si bien nuestra
investigación se sustenta principalmente en el derecho constitucional; también tomó
aportes de la ciencia política, para poder comprender cómo el debido proceso puede
constituir un instrumento para controlar debidamente el poder político representado
en el Congreso de la República. Por este motivo, consideramos acertada la anotación
de Ferrero (2003) al respecto: “el estudio del derecho constitucional, que debería
circunscribirse a los textos legales supremos, se extiende hoy al análisis de las
instituciones políticas, tal y como funcionan en la realidad, casi siempre
53

existe disconformidad entre textos legales y los hecho” (p. 7). En síntesis, debemos
tener en cuenta los aportes de ambas ciencias para el estudio del poder ya que
permiten una mejor comprensión del Estado, permitiendo arribar a una teoría cada
vez más elaborada.

CAPÍTULO V: CONSECUENCIAS

1. Costos de implementación de la propuesta

Nuestra investigación permitió determinar que las comisiones parlamentarias de


investigación no garantizan de manera adecuada el debido proceso, en su variante de
debido proceso parlamentario de los investigados. Ello trae como consecuencia, la
vulneración de derechos fundamentales, y a la vez limita la facultad constitucional de
control político que realiza el Parlamento, acción fundamental para un Estado
constitucional de derecho.

En la medida que las comisiones parlamentarias de investigación no garanticen la


objetividad e imparcialidad de las investigaciones, estas resultarán viciadas. Lo cual
se apreciará a nivel jurídico en los procesos constitucionales de la libertad a cargo del
Poder Judicial o el Tribunal Constitucional; y a nivel político, en tanto la propia
ciudadanía desconfíe de la objetividad de las investigaciones realizadas. De esta
manera, el referido mecanismo de control político queda reducido y resulta poco
funcional al sistema constitucional. Esto va en contra de las necesidades de toda
democracia moderna que requiere mecanismos institucionalizados para el balance y
control del poder, mediante acciones de fiscalización y control.

Dada su naturaleza política, las comisiones parlamentarias de investigación tienden


estructuralmente a perder imparcialidad y objetividad. Esto se debe a que la
conducción de la investigación recae sobre parlamentarios en actividad, los cuales
responden a intereses políticos y subjetivos. Por ello, resulta necesario que la
investigación congresal encuentre mayor garantía y control a su labor; es decir,
cuente con órgano controlador. Conforme hemos mencionado up supra, toda
investigación supone un esfuerzo en la búsqueda de la verdad, pero esta búsqueda
tiene límites en los derechos fundamentales. Por lo cual, una investigación que
54

desconozca los derechos de los investigados e ignore los mecanismos para su tutela,
aun si argumentara que tiene como afán la búsqueda de la verdad, en realidad lo que
pretende subrepticiamente es contribuir con la impunidad generando la destrucción
de su propia construcción. Con ello, propicia el despotismo en el uso del poder que
manifiesta combatir, pues al ser una investigación con vicios, lo que en realidad hace
es otorgar argumentos al investigado para que este solicite la nulidad de la
investigación ante los órganos jurisdiccionales. Esta serie de deficiencias genera
impunidad, debilita el mecanismo de control político y deslegitima aún más al Poder
Legislativo. No debemos perder de vista que efectuar una investigación
parlamentaria vulnerando los derechos de los investigados, equivale a construir un
edificio con vigas de cristal, ellas serán aparentemente llamativas a los ojos de la
ciudadanía, pero quebradizas ante cualquier solicitud de tutela jurisdiccional de los
investigados.

El Tribunal Constitucional ha señalado, sin que ello constituya una lista cerrada, el
núcleo duro de lo que supone el debido proceso parlamentario: a) el derecho a una
comunicación previa y detallada de la acusación, b) el derecho a ser investigado solo
por causas de interés público, c) el derecho a la defensa técnica, d) el derecho a la
presunción de inocencia, e) el derecho a una investigación imparcial, f) el derecho a
un plazo razonable de la investigación, g) el derecho a la debida motivación para
intervenir en un derecho fundamental, y h) otros más que se desprendan del principio
de dignidad humana. Al respecto, el máximo intérprete de la Constitución consideró
que las comisiones parlamentarias pueden vulnerar derechos fundamentales, por lo
cual resulta necesario que la labor investigatoria cuente con mecanismos de tutela
urgente. El estudio de la casuística da cuenta de dos ex presidentes que acudieron a
procesos constitucionales de la libertad (amparo y habeas corpus) para la tutela de
sus derechos. Dichos procesos no han sido lo suficientemente céleres, ya que la
propia naturaleza de los procesos de garantía constitucional, no les permiten corregir
los errores que pudieran darse durante la investigación parlamentaria. En su lugar,
terminan invalidando toda la investigación congresal, tal como se sucedió en el caso
de García Pérez; o validándola, como en el caso de Toledo Manrique. Esta dinámica
dificulta la corrección de irregularidades durante el proceso investigatorio, lo que
conlleva a declarar la nulidad de todo el proceso.
55

Conforme a lo señalado, el Tribunal Constitucional considera que durante las


investigaciones parlamentarias se pueden vulnerar derechos fundamentales que
inciden en el debido proceso parlamentario. Por lo cual, consideramos racional y
necesario que la labor investigatoria parlamentaria se encuentre limitada por un juez
de garantías. Este órgano supervisará que la investigación cumpla con el contenido
esencial de los derechos fundamentales de los investigados; en concreto, los derechos
que suponen del debido proceso parlamentario, expuestos por el Tribunal
Constitucional en la STC 4968-2014- PHC-TC y los que se desprendan del principio
de dignidad humana. Esto implica que ante cualquier incidente en el que las partes
consideren que se ha afectado el contenido esencial del derecho al debido proceso,
ellas podrán acudir a dicha magistratura de garantías de derechos fundamentales.
Aquella deberá actuar con criterio técnico, imparcialidad y objetividad, brindadas por
la independencia de poderes. Ello le permitirá emitir una decisión conforme a
derecho y corregir los errores que pudieran darse al interior del proceso
investigatorio parlamentario, sin necesidad de acudir a los procesos de garantías
constitucionales fuera del proceso de investigación política.
Para cambiar este estado de cosas, se requiere el esclarecimiento de la normativa
existente en el Reglamento del Congreso, el cual en su artículo 88 regula
parcialmente el procedimiento parlamentario de investigación. Sin embargo, esta no
establece límites a la labor investigatoria, lo que termina ocasionando la vulneración
de los derechos fundamentales de los investigados, en la medida que no se cuenta
con un legislador racional. Por esta razón, consideramos necesario modificar el
Reglamento del Congreso para incluir el artículo 88-A, el cual deberá precisar la
existencia de un juez de garantías del debido proceso político. Para tal efecto, se
deberá designar a un magistrado de la Corte Suprema, el cual garantizará que todas
las garantías de un debido proceso (derecho de defensa, derecho a la cosa juzgada,
derecho a la presunción de inocencia, derecho al juez natural, derecho a la igualdad
procesal, derecho al plazo razonable, derecho a la debida motivación basada en
derecho, entre otros que se sustenten e la dignidad humana) sean tuteladas al interior
del procedimiento investigatorio. Ello brindará una tutela más operativa y oportuna
frente a los mecanismos fuera del procedimiento investigatorio.

La democracia como sistema político se sustenta en los jueces como garante de los
derechos fundamentales. Por ello, dejar a los ciudadanos en las fauces del Leviatán
56

sería traicionar los fundamentos en los cuales se inspira el Derecho constitucional,


que surgió como un mecanismo para controlar el poder político. Por ello, en tanto la
judicatura puede realizar un control constitucional externo al proceso investigatorio
congresal (mediante habeas corpus y amparo sustancialmente), con razón mayor,
dicho control puede realizarse dentro del proceso parlamentario de investigación. En
dicha tarea intervendrá un juez de garantías del debido proceso político, cuando se
adviertan supuestos de afectación a los derechos fundamentales.

El artículo 88 del Reglamento del Congreso establece que el investigado puede


solicitar tutela cuando considere que la labor investigatoria suponga una afectación al
núcleo duro de sus derechos fundamentales, en el marco del debido proceso
parlamentario. El referido dispositivo y el precedente vinculante emitido por el
Tribunal Constitucional en el caso Toledo Manrique, delimitan los deberes de las
comisiones parlamentarias de investigación. Adquiere especial relevancia el
requerimiento de información que suponga una afectación a los derechos de los
investigados; tales como el levantamiento del secreto tributario, o la concurrencia de
grado a fuerza a la sede parlamentaria para declarar. Estas deben realizarse mediando
una orden judicial de un juez penal, lo que equivale a un magistrado garante de los
derechos en sede congresal.

La figura del juez de garantías del debido proceso político es aún indeterminada en la
casuística y en la doctrina tanto constitucional como politológica. Ello puede ser
subsanado mediante la incorporación de un artículo que desarrolle tanto la existencia
de este juez de garantías del debido proceso político, como los mecanismos de tutela
que garanticen los derechos fundamentales adscritos. Este cambio permitirá afianzar
a la racionalidad como límite del poder político, a través del control judicial. No se
puede perder de vista que el Derecho presenta espacios de indeterminación, por lo
que dicha propuesta de reforma debe ser cautelosa respecto a la discrecionalidad del
juez —sustancialmente diferente a la arbitrariedad, pues una se sustenta en la razón y
la otra en el capricho— para que garantice una investigación justa, y con ello la
racionalización de la política. De esta manera se entenderá al Derecho como una
ciencia y no como mera actividad u arte.

Respecto a la indeterminación cabe indicar que: “aparece vinculada a la


indeterminación lingüística de las normas, la indeterminación lingüística supone que
57

no es posible identificar qué es lo que el derecho requiere debido a problemas de


lenguaje mediante el que éste se expresa” (Ródenas, 2012.
p. 27-28). Por esta razón, no solo es necesario mayores parámetros de control, sino
también un juez garante del debido proceso político; para que en aquellos intersticios
de la norma no prevista por el legislador, el juez, bajo los criterios de razonabilidad y
proporcionalidad, pueda determinar con criterios de justicia y equidad si durante la
investigación se da la afectación del debido proceso parlamentario.

La verdad constituye la brújula orientadora de todo proceso investigatorio, por ello


dicha labor debe orientar sus esfuerzos para obtenerla, pero no a cualquier precio.
Ello en atención a la principal característica de una sociedad democrática: la
constitución de los derechos fundamentales como hitos insuperables para el accionar
del Leviatán. Por citar el ejemplo de la investigación criminal, el Ministerio Público
es el titular de la acción penal, pero su labor se encuentra limitada por el respeto al
debido proceso; de tal manera que es deber del juez de garantías penales garantizar
que la investigación criminal se realice respetando los derechos establecidos en el
Código Procesal Penal.

En el caso de la labor investigatoria congresal, donde es posible que se vulneren


derechos fundamentales, el juez de garantías tendrá por función garantizar que las
investigaciones se sujeten a los parámetros constitucionales. Esta tarea se concretaría
ante el requerimiento de una acción que suponga la afectación de un derecho
constitucional, por parte del Parlamento; también cuando el investigado considere
que la labor investigatoria afecta el contenido esencial del derecho al debido proceso
parlamentario, señalado en su oportunidad por el Tribunal Constitucional. Ahora
bien, dado que toda decisión jurisdiccional es susceptible de ser impugnada,
consideramos que el magistrado idóneo para ello deberá ser un juez supremo de
garantías, designado para dicho efecto; así como el colegiado supremo encargado de
valorar las impugnaciones que pudieran realizarse al respecto. Si bien el detalle
técnico para la implementación, no constituye el propósito de nuestro trabajo
académico, consideramos necesario que el contenido esencial del debido proceso
parlamentario sea explícito. Para lo cual, los derechos señalados en el precedente del
Tribunal Constitucional deben ser incluidos expresamente en el Reglamento del
Congreso, mediante una la adición del artículo 88-A. Dicho dispositivo deberá
58

consignar de manera clara y sistematizada los derechos fundamentales que implica el


debido proceso parlamentario así como de las funciones del juez de garantías
constitucionales señalado para dicho efecto.

Advertimos que uno de los principales cuestionamientos a nuestra propuesta


radicaría en la aparentemente politización de la justicia, ya que un magistrado del
Poder Judicial debería mantenerse alejado de los temas políticos. Ante lo señalado,
consideramos que un Estado constitucional de derecho no existen zonas exentas de
control, en la medida que la labor de todas las instituciones públicas radica en buscar
el bien común. Al respecto, cabe indicar que los mayores índices de criminalidad que
afectan gravemente los intereses del Estado, y la sociedad en su conjunto, provienen
de un inadecuado control del poder político. En muy pocos casos se condena a los
culpables luego de haberse cometido el ilícito, lo cual evidencia que no existe un
control concurrente, sino mecanismos de sanción cuando ya se cometió la infracción.
En este orden de ideas, por intermedio de las comisiones investigadoras se
contribuiría con el fortalecimiento e institucionalización nuestro sistema político. En
dicha dinámica, el juez de garantías custodiará la investigación sin que ello suponga
la politización de la justicia, sino el sometimiento del poder político al Derecho. La
función de dicho órgano radicará en garantizar el debido proceso en sede
parlamentaria, lo que constituiría un límite al poder político. Ello no implica que el
juez de garantías determine responsabilidad alguna en el proceso parlamentario, pues
el encargado de ello sigue siendo el Congreso. Por otro lado, la comisión
parlamentaria seguirá participando de las investigaciones, en proporción a las fuerzas
políticas que constituyan el Congreso, pues ello contribuye a que las investigaciones
del Congreso de la República operen como instrumentos de control del poder de
manera eficiente y objetiva.

Esta propuesta también toma en cuenta las advertencias del profesor Giovanni
Sartori: no podemos cambiar la realidad con leyes y reformas constitucionales. Sin
embargo, consideramos que aunque existan buenos gobernantes y líderes en el
sistema político, poco podrán hacer, si no cuentan con un marco legal suficiente y
con instituciones débiles. Por ello, la reforma debe contar con mejores instrumentos
para el respeto del debido proceso parlamentario. Ella resulta necesaria ya que
contribuirá a un mejor control del poder político en una sociedad que ha padecido su
59

ausencia desde los orígenes de la república. Cambiar esta problemática requiere


propuestas y teorías nuevas desde una visión holística e integral. Ello pasa por
romper paradigmas como aquel que señala que las investigaciones políticas son
subjetivas, por lo que en ellas no debe participar otro organismo distinto al
Parlamento. Si la justificación era el temor a la politización de la justicia, el estado
actual de las investigaciones en sede parlamentaria demuestra que la ausencia de un
órgano de garantías ha dado como resultado que aquellas sean ineficientes y
arbitrarias.

Los esfuerzos realizados por controlar el poder político han sido infructuosos debido
al recurrente abuso del poder por parte de nuestros gobernantes desde el inicio de la
república. El constituyente incluyó mecanismos diseñados para controlar el poder
político, entre ellos, las comisiones parlamentarias de investigación. La casuística
peruana demuestra que aquellas no se han caracterizado por hacer un ejercicio
racional de sus facultades, ni tener en cuenta el objetivo teleológico del artículo 97 de
la Constitución Política el cual es controlar el poder. Ante lo cual, consideramos
necesario delimitar la función investigatoria parlamentaria y sujetarla a los
estándares del debido proceso. Para ello, el control jurisdiccional será realizado por
un juez de garantías del debido proceso político, mediante una reforma en el artículo
88 del Reglamento del Congreso. También se establecerán parámetros normativos
que resguarden los derechos fundamentales de los investigados, y de ser necesario
acceder a una tutela real y efectiva. Estas medidas fortalecerían esta institución
constitucional del control del poder político, pues en la medida que una investigación
política actúa conforme el criterio de razonabilidad, esta contará con mayor
legitimidad en la percepción de la opinión pública. Con ello se logrará, al menos en
parte, un mayor respaldo de la ciudadanía hacia el que debiera ser el primer Poder
del Estado, y a la vez el fortalecimiento del sistema democrático, al contribuir en la
confianza de la ciudadanía en sus autoridades.

2. Beneficios que aporta la propuesta

El Estado concretiza el monopolio de la fuerza en una sociedad; sin embargo, se


encuentra en desventaja con el sector privado, en la medida que las instituciones
públicas no priorizan el factor de competitividad. La falta de competencia contribuye
60

a la ineficiencia de los órganos del Estado en la


61

ejecución y logro de sus objetivos. Por ello, desde la filosofía social resulta necesario
repensar las instituciones existentes y exponerlas al análisis para encontrar
debilidades o inconsistencias.

El presente trabajo de investigación elaboró una propuesta para que las


investigaciones realizadas por las comisiones congresales se encuentren
acompañadas por un juez de garantías. Ante las objeciones, cabe señalar que la
medida pretende racionalizar la política, garantizando que durante el accionar
investigatorio no se vulnere el debido proceso y con ello los derechos fundamentales
de los investigados. Para ello, contar con la participación de un magistrado que por la
naturaleza de sus funciones, ofrecerá mayor imparcialidad y objetividad respecto del
estado actual donde no hay un control de la investigación. Con ello se contribuirá a
dos fines, uno mediato y el otro inmediato. Con relación al primero, este radicará en
la salvaguarda de los derechos fundamentales de los investigados por las comisiones
parlamentarias. A nivel jurídico la presunción de inocencia se destruye con una
sentencia condenatoria firme, por lo que el órgano titular de la acción penal debe
demostrar la culpabilidad del imputado. Sin embargo, esta lógica se invierte en los
procesos políticos, donde de facto, se considera culpable al investigado mientras no
demuestre su inocencia. En este punto resulta necesario realizar una aproximación
politológica al fenómeno, en la medida que los políticos o altos funcionarios per se
terminan siendo poco apreciados por la opinión pública en las democracias
modernas. Este fenómeno se debe a los reiterados y constantes actos de corrupción y
abuso de poder por parte de la clase política. No obstante, investigar sin respetar las
garantías procesales resulta contraproducente para la propia comisión, pues si no se
garantiza el debido proceso en las investigaciones, estas resultan viciadas. Ello
genera impunidad, ya que cuando las comisiones parlamentarias investigan, a nivel
político, un presunto abuso de poder sin respetar el debido proceso, terminan
fomentando impunidad. Dado que el fin inmediato de la constitución de las
comisiones parlamentarias de investigación, es garantizar el debido proceso del
investigado, desde el establecimiento de las razones públicas que ameritan la
creación de la comisión, hasta las conclusiones a las cuales arriben, no se debe perder
de vista que: “el debido proceso exige
62

motivación debida de las decisiones, concepto constitucional que tiene que ser
cumplimiento obligatorio, por tanto, las Comisiones del Congreso (si siguen
investigando crímenes) tienen que sustentar, debidamente, las conclusiones a las que
arriben” (Sequeiros, 2019, p. 315).

Con relación a los fines mediatos o posteriores, resulta oportuno recordar que las
comisiones investigadoras tienen por propósito fiscalizar el accionar del gobierno.
Con ello buscan evitar el abuso del poder y la corrupción en las altas esferas del
poder político. En este sentido, si las investigaciones que realiza el Parlamento
resultan viciadas por la vulneración del debido proceso, o simplemente se realizan
mal por intereses políticos u de otro tipo, el mecanismo de control será inexistente.
De esta manera, las personas involucradas se ocultarán en la impunidad, el control
del poder será inexistente, y se debilitará la confianza ciudadana en sus instituciones
democráticas. Ello resulta sumamente peligroso para la salud de un sistema político
que radica en la confianza ciudadana en sus instituciones. En consecuencia, los
beneficios de esta propuesta apuntan al fortalecimiento de la legitimidad de las
instituciones democráticas, lo cual puede ser realizado mediante una reforma
constitucional, la cual constituye una de los instrumentos sociales más poderosos con
los que cuenta una sociedad.
63

CONCLUSIONES

Toda investigación tiene como propósito la búsqueda de la verdad, en la medida que


esta pueda ser entendida como la relación efectiva entre la realidad del mundo y su
representación en nuestra conciencia, siendo la ciencia el método que utilizamos para
capturar dicha verdad en el mundo. En ese orden de ideas, nos propusimos conocer la
naturaleza del control político que realizan las comisiones investigadoras y su
estrecha relación con el debido proceso parlamentario, al respecto concluimos lo
siguiente:

Primero: En cuanto a la pregunta general ¿El debido proceso constituye un


mecanismo idóneo para limitar el poder político al interior de las comisiones
investigadoras del Congreso de la República?

Los aportes del derecho constitucional y de la ciencia política son enfáticos al


sostener que en el Estado constitucional de derecho no existe zona exenta de control
constitucional. Ello garantiza la interdicción de la arbitrariedad, lo cual resulta
imperativo para todo accionar público, más aún cuando este es político, lo cual
incluye a las investigaciones parlamentarias. Asimismo, la revisión de los casos
investigados por el Congreso de la República, por intermedio de sus comisiones,
evidencia que las garantías de un debido proceso político no se encuentran
aseguradas adecuadamente. Esto se explica por la falta de imparcialidad y
objetividad en el órgano político investigador, el desconocimiento de los alcances de
este derecho constitucional, y la ausencia de un marco normativo en el Reglamento
del Congreso que delimite las funciones, garantías y derechos fundamentales de los
investigados por las comisiones congresales. Este fenómeno valorado a partir del
conocimiento teórico y contrastado con la realidad empírica, nos lleva a concluir, en
la línea de razonamiento plasmada en nuestra hipótesis, que el debido proceso
constituye un mecanismo idóneo, no solo para controlar el poder de los jueces, sino
también para controlar el poder
64

político de los parlamentarios y de las comisiones congresales de investigación. El


debido proceso es un límite del poder con el que cuentan dichas comisiones
investigadoras, las cuales durante su accionar político vienen vulnerando el derecho
fundamental al debido proceso. Ello se evidencia en la falta de imparcialidad en la
conducción de las investigaciones, así como en la vulneración de derechos
fundamentales de los investigados. Esto se debe a un vacío normativo existente en el
Reglamento del Congreso, en cuanto a los parámetros de investigación congresal, así
como de los mecanismos de tutela en los supuestos que el investigado considere la
existencia en la vulneración de sus derechos.

Segundo: Respecto a la primera pregunta específica ¿La imparcialidad en las


investigaciones que realiza el Congreso de la República garantiza los derechos
fundamentales de los investigados?

Podemos evidenciar que la imparcialidad y la objetividad constituyen cualidades


imprescindibles de todo investigador, ya sea esta académica, jurisdiccional o política.
Por ello hemos advertido que la conducción de la investigación congresal puede
recaer en parlamentarios que sean afines, o incluso de la misma agrupación política
que el investigado. o en su defecto, de enemigos políticos del investigado. En ambos
casos, la imparcialidad y la objetividad de la investigación quedarán viciadas; en el
mejor de los casos, seriamente cuestionada al no haber certeza de que los resultados
guarden relación con el hecho investigado; o que éste tenga intereses subrepticios. En
consecuencia, al ser valoradas conjuntamente las aproximaciones teóricas y
contrastadas con los casos investigados por el Congreso de la República, en el marco
temporal de nuestro trabajo, concluimos en la misma línea de razonamiento realizada
en nuestra hipótesis, que la imparcialidad constituye el cimiento sobre el cual se
construye una debida investigación política. Si este cimiento resulta frágil o
quebradizo ante las tempestades propias de la política y la opinión pública, la
investigación parlamentaria terminará
65

convirtiéndose en un show, que denigra la política y deslegitima al Parlamento como


instrumento de control. Ello genera más impunidad de la que se afirma combatir, en
la medida que los verdaderamente responsables del ejercicio indebido del poder
terminan siendo sentenciados o absueltos por la justicia mediática y no por una
debida investigación.

Tercero: En relación a la segunda pregunta específica ¿Cuál es el nivel de


protección jurisdiccional para garantizar la protección de los derechos fundamentales
violentados por las comisiones parlamentarias de investigación?

Ante la presunta vulneración de sus derechos fundamentales, los investigados por las
comisiones parlamentarias recurrieron a los órganos jurisdiccionales, mediante
procesos de habeas corpus y amparo, los cuales fueron resueltos por el Tribunal
Constitucional en recurso de agravio y por el Poder Judicial. No obstante, estos
procesos constitucionales, al ser valorados en su conjunto, permiten concluir que la
protección jurisdiccional otorgada a los investigados por las comisiones congresales
no es idónea ni lo suficientemente célere. Ello torna a las vulneraciones al debido
proceso en irreparables, ya que dentro del proceso investigatorio no existe un
mecanismo idóneo para garantizar la protección de los derechos fundamentales de
los investigados. Por ello, al suscitarse una vulneración, el agraviado recurre a la
justicia constitucional, ya que dentro del proceso investigatorio congresal no existen
mecanismos idóneos para la tutela de los derechos fundamentales, que aseguren —
entre otras cosas— la garantía de la imparcialidad y defensa de los derechos
investigados.

Asimismo, alguien podría ser jurídicamente absuelto de los cargos de una


investigación congresal, pero fue condenado por “tribunales mediáticos” sus
aspiraciones políticas se verán afectadas. Esto se explica porque la relación de
confianza entre el político y la ciudadanía
66

termina siendo derruida por las comisiones congresales, lo que configura un supuesto
de vulneración del debido proceso, ante el cual los órganos jurisdiccionales no
pueden otorgar tutela. Si bien las comisiones parlamentarias realizan investigaciones
de naturaleza política, ello no debe ser óbice para que estas sean arbitrarias, pues ello
supondría la existencia de un poder sin control constitucional.

Conforme lo indicado, nuestra investigación se sustentó y legitimó teóricamente en


el estudio de la naturaleza del fenómeno del debido proceso en sede parlamentaria.
Ello nos llevó a analizar cómo una investigación de naturaleza política puede arribar
a conclusiones objetivas e incluso solicitar sanciones de naturaleza jurídica. No se
puede perder de vista que la democracia se legitima en la confianza existente entre
gobernados y gobernantes, por lo que resulta necesario fortalecer la confianza
ciudadana hacia sus representantes.

El Parlamento es una de las instituciones con menor índice de confianza ciudadana,


ello se debe —entre otras cosas— a que las investigaciones que realiza son utilizadas
con propósitos y motivaciones de naturaleza partidaria o personal. Por ello, la
presente investigación pretendió conocer en qué medida el debido proceso constituye
un límite al accionar de las comisiones parlamentarias de investigación. A partir de
dichas observaciones, se deben diseñar mecanismos idóneos para que el control
político pueda legitimarse en el respeto del debido proceso en las investigaciones.
Ello requiere una reforma del Reglamento del Congreso que delimite el proceso
investigatorio respetando las garantías del debido proceso y que establezca
mecanismos de tutela ante la afectación de un derecho fundamental durante el
accionar de la comisión congresal, logrando así un efectivo control del poder.
67

RECOMENDACIONES

En las sociedades modernas se suele considerar negativamente a las personas que


buscan ejercer el poder político. Este desprecio colectivo en el imaginario popular —
muchas veces justificado— conlleva a que cada vez contemos con un menor número
de cuadros para el ejercicio del poder en las instituciones imprescindibles para una
democracia. Esto configura una suerte de profecía autocumplida, en la medida que
tenemos peores políticos, debido a que cada vez se les tiene en menor valía en la
sociedad. Por ello, creemos que el fortalecimiento de la democracia pasa por el
fortalecimiento de sus instituciones. Si bien la modificación de las normas y
organismos, por sí solas no cambian la realidad, también es cierto que resulta difícil
que los que ejercen el poder democráticamente puedan hacer buen uso de este, si no
contamos con buenas instituciones. Ellas son herramientas e instrumentos
indispensables para lograr un adecuado control del poder político.

Por ello, teniendo en cuenta la teoría desarrollada y contrastada con la realidad


observable, realizamos las siguientes recomendaciones que contribuirán al
fortalecimiento del debido proceso parlamentario como requisito imprescindible para
un debido control político:

Primero: Se recomienda al Congreso de la República una modificación en su


Reglamento. Esta consistirá en incluir el artículo 88-A el cual deberá contener de
manera clara y sintética los derechos fundamentales correspondientes al debido
proceso político: a) el derecho a una comunicación previa y detallada de la
acusación, b) el derecho a ser investigado solo por causas de interés público, c) el
derecho a la defensa técnica, d) el derecho a la presunción de inocencia, e) el derecho
a una investigación imparcial, f) el derecho a un plazo razonable de la investigación,
g) el derecho a la debida motivación, h) otros que se desprendan del principio de
dignidad humana, así como del procedimiento y plazos necesarios para ejercerlo.
Para ello, se tendrá en cuenta el desarrollo ofrecido por el máximo intérprete de la
Constitución en el precedente vinculante establecido en la STC 4869-2004-PHC-TC.
68

Segundo: Se recomienda al Congreso de la República una modificación en su


Reglamento, de tal suerte que el artículo 88-A contenga de manera clara y sintética
las facultades del juez de garantías. Este, a semejanza del juez de garantías penales
establecido en el Nuevo Código Procesal Penal, será garante de la protección de los
derechos fundamentales de los investigados por las comisiones parlamentarias.
También deberá garantizar que la investigación congresal se lleve conforme a los
parámetros constitucionales. El referido artículo también deberá contener el
procedimiento para que las resoluciones de dicho juzgado, puedan ser sujetas a la
pluralidad de instancias. Para lo cual, deberá contar con un control, mediando
instancia superior, sugiriendo que la especialidad pueda estar a cargo de la justicia
constitucional y/o penal de la Corte Suprema de Justicia. Ello en atención a que el
control jurisdiccional del Poder Legislativo requiere del control de un juez de la
máxima jerarquía, por criterio de equidad: juez supremo – congresista de la
República.

Tercero: Se recomienda al Congreso de la República brindar mayor capacitación en


materia de derechos fundamentales a los parlamentarios que conforman una
comisión parlamentaria de investigación. Ello permitirá reducir la vulneración de los
derechos de los investigados, ya que advertirán la importancia de respetar el debido
proceso parlamentario para fortalecer y legitimar las investigaciones. De esta
manera, de desechará la creencia errónea de que respetar las garantías procesales,
debilita esta función congresal. Asimismo, la selección de parlamentarios encargados
de realizar la investigación exigirá mayor idoneidad, en la medida que la existencia
de un juez de garantías en sede parlamentaria reducirá la parcialidad y la subjetividad
en la investigación, lo cual dotará de mayor legitimidad a la investigación. De esta
manera el que investiga ya no sería una bancada o una facción de esta, sino que el
que concretiza la investigación sería el Parlamento, legitimándose como una
institución fundamental para la democracia.

Un sistema político constitucional saludable que se sustente en la democracia, radica


en la confianza de sus ciudadanos en sus instituciones, por ello se
69

suele decir que las democracias se construyen en el devenir del tiempo. En este
sentido, coincidimos con Linares (2017) en relación a la permanente construcción de
la democracia en tanto esta es “un proyecto esencialmente inacabado” (p. 335). En
ese orden de razonamientos, el fortalecimiento de la democracia, pasa por el
fortalecimiento de sus instituciones. La modificación de las normas y organismos,
por sí solos, no cambian la realidad, pero también es cierto que los que ejercen el
poder democráticamente tendrán dificultades para hacer buen uso de este, si cuentan
con instituciones sólidas, y con herramientas e instrumentos que permitan el
adecuado control del poder político.

Para finalizar consideramos, que una de las armas más poderosas con las que pueda
contar un sistema político democrático contra la corrupción y el abuso del poder,
radica en el control político-constitucional que supone una comisión investigadora
parlamentaria. Por ello, esperamos, por el bien de la sociedad en su conjunto, que las
recomendaciones propuestas puedan garantizar una sociedad peruana más libre y
justa.
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