Ejercicios Cuaresmales 2022

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 48

DIMENSIÓN DIOCESANA PARA LA ANIMACIÓN

BÍBLICA DE LA PASTORAL

Construyamos una Iglesia Sinodal en Salida Misionera

Ejercicios Espirituales de Cuaresma 2022

Hacia el Encuentro de Jesucristo Redentor,


bajo la Mirada Amorosa de Santa María de Guadalupe

“Peregrinando Juntos de Guadalupe al Redentor,

Construimos la Casita Sagrada”

PRIMERA JORNADA AÑO 2022


CONSTRUIMOS LA IGLESIA, CASITA SAGRADA QUE ANUNICA Y CONSTRUYE LA
DIGNIDAD HUMANA: “LIMPIEZA DEL TERRENO”
DIÓCESIS DE QUERÉTARO
DIMENSIÓN DIOCESANA PARA LA ANIMACIÓN
BÍBLICA DE LA PASTORAL

Santiago de Querétaro a 10 de marzo del año del Señor 2022.

Asunto: Presentación del material de reflexión para


el tiempo de Cuaresma 2022.

Queridos hermanos, en días pasados El Santo Padre el Papa FRANCISCO, en su Mensaje


para esta Cuaresma 2022 nos recordaba: “La Cuaresma es un tiempo favorable para la
renovación personal y comunitaria… La Cuaresma nos invita a la conversión, a cambiar de
mentalidad… Durante la Cuaresma estamos llamados a responder al don de Dios
acogiendo su Palabra ‘viva y eficaz’ (Hb 4, 12). La escucha asidua de la Palabra de Dios nos
hace madurar una docilidad que nos dispone a acoger su obra y nosotros (St 1, 21), que
hace fecunda nuestra vida. Si esto ya es un motivo de alegría, aún más grande es la llamada
a hacer colaboradores de Dios (1Co 3, 9), utilizado bien el tiempo presente para sembrar
también nosotros…

Haciendo eco de esta exhortación, y guiados por la reciente CARTA PASTORAL de nuestro
señor Obispo: El Mejor servicio al hermano es la Evangelización. Donde se ha propuesto
un itinerario para que juntos construyamos ‘La Casita Sagrada’. Asumiendo la mística anual
para este año: LIMPIEZA DEL TERRENO.

Desde la DIMENSIÓN DIOCESANA PARA LA ANIMACIÓN BÍBLICA PARA LA PASTORAL,


hemos preparado cinco breves reflexiones tituladas: ‘Construyamos una Iglesia Sinodal en
salida Misionera: Limpiemos el terreno’. Nuestra intención es que ellas puedan servir como
un apoyo en nuestras comunidades para que, en un ambiente de reflexión, propio de la
Cuaresma, guiados por la Palabra de Dios, podamos entrar en esta ‘mística’ diocesana.

Cada una de las reflexiones está preparada bajo un sencillo esquema de cinco momentos:
1) Invocamos al Espíritu Santo, 2) Escuchamos la Palabra, 3) Meditamos la Palabra,
4) Hacemos nuestra la Palabra y 5) Agradecemos la Palabra.

Los temas tomados de la Sagrada Escritura son:

1. Hagan lo que Él les Diga. (Jn 2, 1-10).


2. Ahora, pues, ve: yo te envío. (Ex 3, 1-10).
3. ¿Dónde está tu hermano Abel? (Gn 4, 9-10).
4. Conviértase y crean en el Evangelio. (Mc 1, 14-15).

1
5. Se acercó y, tomándola de la mano la levantó. (Mc 1, 29-319).

Para facilitar la distribución de este material hemos optado por realizar un folleto por cada
tema, mismo que está a disposición en formato PDF de manera que pueda ser impreso
libremente para uso pastoral. Dicho material estará disponible a través de los delegados
decanales de Pastoral Profética, además puedes solicitarlos enviando un e-mal a
[email protected]

Como lo dijo nuestro señor Obispo: Dios no quiere dejar solos a sus hijos, Él quiere
construir junto con nosotros un mundo más humano…, (1ª CARTA PASTORAL, El mejor
servicio al hermano…, 25), por eso confiados en el Señor, sabemos que Él suscitará en cada
uno de los agentes de pastoral, sabiduría y creatividad catequética para la implementación
y adaptación de estas reflexiones en la realidad de cada una de las comunidades.

N.B.: Anexamos la liga wetransfer donde encontrarás la carpeta con el material:


https://we.tl/t-kZTkL5KNyR

Atte.

DIMENSIÓN DIOCESANA PARA LA ANIMACIÓN BÍBLICA PARA LA PASTORAL

2
ENTRONIZACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Se coloca un altar digno a la Palabra de Dios

GUÍA: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.


Comencemos nuestro rito de entronización con el canto.

Canto

Tu palabra me da vida, confío en ti, Señor.


Tu Palabra es eterna, en ella esperaré. (2).

Mientras se canta, se avanza en procesión por el centro del lugar de reunión un ministro llevando en alto la
Biblia; se detiene al llegar adelante, mientras el Guía y los participantes hacen el primer responso.

PRIMER RESPONSO

GUÍA: La Sagrada Escritura es especial porque es la Palabra de Dios: «Toda Escritura


ha sido inspirada por Dios, y es útil para enseñar, para persuadir, para corregir,
para educar en la rectitud, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté
preparado para hacer el bien» (2Tm 3, 16-17).

TODOS: La Sagrada Escritura es especial porque está inspirada por el Espíritu Santo:
«En relación con esto, sepan que ninguna profecía de la Escritura puede ser
interpretada por cuenta propia, pues ninguna profecía procede de la voluntad
humana, sino que, impulsados por el Espíritu Santo, algunos hombres
hablaron de parte de Dios» (2Pe 1, 20-21).

GUÍA: La Sagrada Escritura es especial porque es también verdadera palabra de


hombre: «Dios habla en la Escritura por medio de hombres y en lenguaje
humano» (DV 12). La Palabra de Dios se encarnó en el lenguaje y en las
lenguas de los hombres en la Biblia.

TODOS: «Es necesario, pues, redescubrir cada vez más la urgencia y la belleza de
anunciar la Palabra para que llegue el Reino de Dios, predicado por Cristo
mismo» (VD 93).

El ministro sube al estrado y entrega la Biblia al Guía, el cual la toma y la presenta a los participantes, mientras
se dice el segundo responso.

3
SEGUNDO RESPONSO

GUÍA: Esta es la Palabra de Dios.

Todos: Creo en la Palabra de Dios que es luz para mi camino.

GUÍA: ¿Quién es esta Palabra?

TODOS: La Palabra de Dios aparece aquí como una fuerza e, incluso y más todavía,
como una Persona... Es la Palabra que viene del Padre y vuelve a Él: ¡Es Cristo!

GUÍA: ¿Qué va a suceder?

TODOS: Lo que la misma Palabra nos dice al ser pronunciada hoy, va a «empapar», a
«fecundar» y a «hacer germinar» algo en el corazón de cada uno de los
presentes. Cristo habla en las palabras de la Escritura y si encuentra un corazón
abierto: «empapa», «fecunda» y «hace germinar» frutos de conversión. La
Palabra de Dios es tan eficaz que basta con que sea pronunciada para que
obre y deje algo, si encuentra un oyente atento, una tierra dispuesta: «No
regresará a mí vacía, sino que cumplirá mi voluntad y llevará a cabo mi
encargo», dice el Señor.

GUÍA: ¿Cuál es el tema y el contenido de la Biblia?

TODOS: El tema y el contenido de la Biblia es Cristo. Él mismo nos dice: «Estudian las
Escrituras, pensando encontrar en ellas la vida eterna; pues bien, también las
Escrituras hablan de mí; y a pesar de ello, ustedes no quieren aceptarme para
tener vida» (Jn 5, 39-40).

GUÍA: ¿Por qué es provechosa y saludable la Palabra de Dios?

TODOS: Porque la Palabra de Dios es poderosa, porque la Palabra de Dios empapa con
sólo ser pronunciada, porque la Palabra de Dios es viva, eficaz y penetrante,
porque la Palabra de Dios ha sido inspirada por el Espíritu Santo y escrita en
lenguaje humano.

Canto

Tu palabra me da vida, confío en ti, Señor.


Tu Palabra es eterna, en ella esperaré. (2)

4
Al terminar el segundo responso y mientras se entona el canto, el Guía entroniza la Biblia en el lugar pre-
viamente preparado para dicho evento.

TERCER RESPONSO

GUÍA: Gracias, Señor, porque movido por tu gran amor has querido revelarte y hablar
a los hombres como amigo.

TODOS: Gracias, Señor, porque la Sagrada Escritura ha sido puesta por escrito bajo la
inspiración del Espíritu Santo.

GUÍA: Gracias, Señor, porque en la Sagrada Escritura nos hablas por medio de
hombres y en lenguaje humano.

TODOS: Gracias, Señor, porque has confiado al Magisterio de la Iglesia el oficio de


interpretar auténticamente la Escritura.

GUÍA: Gracias, Señor, porque la Iglesia siempre ha venerado la Sagrada Escritura


como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo.

TODOS: Gracias, Señor, porque en Jesucristo, la Palabra hecha carne nos sigue
hablando hoy en la Iglesia.

GUÍA: Gracias, Señor, porque donde dos o más se reúnen en tu nombre allí estás Tú
en medio de ellos.

TODOS: Te damos gracias, Señor.

ORACIÓN FINAL

Señor haz que seamos tus testigos,


para comunicar tu enseñanza y tu amor.
Concédenos poder cumplir la misión
con humildad y profunda confianza.
Que nuestro servicio sea de
una entrega gozosa
y viva en el evangelio.
Recuérdanos continuamente que la fe
que deseamos irradiar
la hemos recibido de ti como don gratuito.

5
Haznos verdaderos discípulos-misioneros de la fe,
atentos a la voz de tu Palabra,
amigos leales y sinceros de los demás.
Que sea el Espíritu Santo
quien conduzca nuestra vida;
para que no dejemos de buscarte y quererte,
para que no nos venza la pereza y el egoísmo
y podamos combatir la tristeza.

Señor, te servimos a ti y a la Iglesia


unidos a nuestra Madre Santísima,
que, como ella, sepamos guardar tu Palabra
y ponerla siempre al servicio del mundo. Amén.

Canto

Madre, eres ternura, eres una flor,


blanca y preciosa, llena de amor.

Sí, Señora ven a mí, ven, ven amí,


cúbreme con tu manto, lleno de amor (2).

6
CONSTRUYAMOS UNA IGLESIA SINODAL EN SALIDA MISIONERA

PRIMER DÍA

«Hagan lo que Él les diga». Jn 2, 1-10

1. INVOCAMOS AL ESPÍRITU SANTO

Aquí estamos, Espíritu Santo,


frenados por la inercia del pecado,
pero reunidos especialmente en tu Nombre.
Ven a nosotros y permanece con nosotros.

Dígnate penetrar en nuestro interior.


Enséñanos lo que hemos de hacer,
por dónde debemos caminar,
y muéstranos lo que debemos practicar
para que, con Tu ayuda, sepamos agradarte en todo.

Sé Tú el único inspirador y realizador de nuestras decisiones,


Tú, el único que, con Dios Padre y su Hijo,
posees un nombre glorioso,
no permitas que quebrantemos la justicia,
Tú, que amas la suprema equidad:
que la ignorancia no nos arrastre al desacierto;
que el favoritismo no nos doblegue;
que no nos corrompa la acepción de personas o de cargos.
Por el contrario, únenos eficazmente a Ti,
sólo con el don de tu Gracia, para que seamos UNO en Ti,
y en nada nos desviemos de la verdad.

Y, lo mismo que estamos reunidos


en Tu Nombre, así también,
mantengamos en todo la justicia,
moderados por la piedad,
para que, hoy, nuestras opiniones
en nada se aparten de Ti,
y, en el futuro, obrando rectamente,
consigamos los premios eternos. Amén.

7
2. ESCUCHAMOS LA PALABRA

Del evangelio según san Juan 2, 1-11

2 1 Tres días después se celebraba una boda en Caná de


Galilea y estaba allí la madre de Jesús. 2 Fue invitado
también a la boda, Jesús con sus discípulos. 3 Y no tenían
vino, porque se había acabado el vino de la boda. Le dice a
Jesús su madre: «No tienen vino.» 4 Jesús le responde:
«¿Qué nos importa a mí y a ti, mujer? Todavía no ha llegado
mi hora.» 5 Dice su madre a los sirvientes: «Hagan lo que él
les diga.».

6 Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o
tres medidas cada una. 7 Les dice Jesús: «Llenen las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta
arriba. 8 «Sáquenlo ahora, les dice, y llévenlo al mayordomo.» Ellos lo llevaron. 9 Cuando
el mayordomo probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los
sirvientes, sí que lo sabían pues habían sacado el agua), llama el mayordomo al novio 10 y
le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero
tú has guardado el vino bueno hasta ahora.» Palabra del Señor.

3. MEDITAMOS LA PALABRA

Tres días después se celebraba una boda en Caná


de Galilea. Este dato con el cual empieza el pasaje
que meditamos hoy, es una alusión al profeta Oseas
6, 2: Dentro de dos días nos dará la vida, al tercer
día nos hará resurgir y viviremos en su presencia.

La intención de san Juan tal vez sea recordarle al pueblo la promesa hecha por el profeta
Oseas: Después de “un tiempo determinado” Dios volverá a visitar a su pueblo en
misericordia. 4 Porque durante muchos días se quedarán los hijos de Israel sin rey ni
príncipe, sin sacrificios ni estela, sin efod ni ídolos. 5 Después volverán los hijos de Israel;
buscarán a Yahvé su Dios y a David, su rey, y acudirán con temor a Yahvé y a sus bienes en
los días venideros. Os 3. 4-5

La promesa básica de esta alusión es que el pueblo de Israel definitivamente puede esperar
que Dios los renueve. Pero esto no es una promesa sin condiciones. Más bien, requerirá
“vivir en su presencia” y conocerlo. Estas dos condiciones son una y la misma. Israel debe
y volverá a convertirse en la posesión especial de Dios, totalmente leal a él y bajo su
autoridad. Una boda a la cual fue invitado también Jesús con sus discípulos. La boda como
se sabe era un símbolo de la alianza, donde Dios aparecía como el esposo del pueblo (ver,

8
Os 2,n16-25; Is 1,n21-23; 49,n14-26; 54; 62; Jr 2; Ez 16). Esta boda anónima, donde ni el
esposo ni la esposa tienen rostro ni voz, es figura de la antigua alianza donde va a
presentarse Jesús.

La alusión al profeta Oseas, nos recordaba al pueblo de Israel separado de su Dios, esta
separación lo ha hecho infecundo, Jesús, el nuevo esposo, está presente en la antigua
boda, en ella anuncia el cambio de alianza que tendrán lugar en ‘su hora’ (2, 4).

Y no tenían vino, porque se había acabado el vino de la boda. El vino es un elemento


indispensable en la boda, como señal de alegría, también el vino es símbolo del amor entre
esposo y esposa, como aparece claramente en el libro de Cantar de los cantares (1, 2; 7,
10; 8, 2). En esta boda, que representa la antigua alianza, no existe la relación de amor
entre Dios y su pueblo.

Le dice a Jesús su madre: «No tienen vino». Ante esta


situación de tristeza por falta de vino (amor) interviene la
madre de Jesús, que se limita a informarlo, pero sin hacer
una petición. ‘La madre’ pertenece a la antigua alianza, que
conoce al Mesías y espera y en él, su primer trabajo consiste
en mostrarle la carencia:

«No tienen vino», exponiendo a Jesús lo intolerable de la situación, esperando que él


ponga remedio. No puede saber lo que Jesús hará, pero sabe muy bien lo que a Israel le
falta, la madre pone su confianza en el Mesías pues no se dirige al mayordomo, encargado
de procurar las provisiones y responsable de la carencia del vino, del mayordomo no hay
nada que esperar sólo el Mesías puede dar solución.

Jesús le responde: «¿Qué nos importa a mí y a ti, mujer?» Jesús le hace comprender que
aquella alianza ha caducado, la obra de Jesús, el Mesías, no se apoyará en las antiguas
instituciones. Jesús le explica que no existe dependencia determinante en la antigua alianza
carente de amor. Ni Jesús ni ella están vinculados en una alianza sin vida.

4Todavía no ha llegado mi hora. La ahora que será la de su muerte (Jn 13, 1. Su hora, la de
pasar de este mundo al Padre) estimula la esperanza, pero advierte que la realización no
es inmediata.

Con esta frase, el vino que hace falta en la boda se pone en conexión con ‘la hora’. Jesús
después de afirmar su independencia respecto al pasado insinúa una nueva alianza que no
puede comenzar antes de tiempo, pero al anunciar el tema de ‘la hora’ se deja ver que la
salvación no está lejana, de ahí la orden de la madre a los sirvientes: «Hagan lo que él les
diga». Hay que estar preparados para la nuevo por venir.

9
La madre no conoce los planes de Jesús, pero afirma que se debe aceptar su programa sin
condiciones y estar preparados para seguir cualquier indicación suya. Su frase hace alusión
a la que pronunció el pueblo de Israel en el Sinaí, comprometiéndose a cumplir todo lo
que Dios les mandase (Ex 24, 3.7). Entonces el pueblo entero contesto a una voz y dijo:
Todo cuanto ha dicho el Señor Dios nuestro, lo haremos. Ex 19, 8.

La madre, comprende por las palabras de Jesús que la antigua alianza ha caducado y que
el Mesías va a inaugurar la nueva alianza; pide, a los sirvientes, es decir, a los que colaboran
con el Reino que den su fidelidad a la alianza que Él va a promulgar. Si alguno quiere
servirme, que me siga; y que donde estoy yo, esté también mi servidor, si alguno quiere
servirme mi Padre lo honrará Jn 12, 26.

Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de


los judíos, de dos o tres medidas cada una. La narración se
interrumpe para señalar la presencia de las tinajas destinadas para
la purificación. La descripción es minuciosa: se menciona su
número, el material del que estaban hechas, y su capacidad. Estas
tinajas ocupan el centro del episodio, lo dominan; ellas presiden
la boda, e invaden todo el espacio.

Las tinajas al ser de piedra evocan la antigua alianza, haciendo una alusión al profeta
Ezequiel: Les daré un corazón nuevo y les infundiré un Espíritu nuevo; arrancar de ustedes
el corazón de piedra, les daré un corazón de carne, les infundiré mi Espíritu y haré que
caminen según mis preceptos y que guarden y practiquen mis mandamientos. Ez. 36, 26-
27.

El corazón de piedra corresponde al corazón sin amor, que hace faltar el vino en la boda
(alianza) al pueblo que ya no tienen vino. No se dice que las tinajas contuvieran agua. De
hecho, tendrán que ser llenadas siguiendo la orden de Jesús. El aparatoso ritual
purificatorio que los judíos practicaban está vacío. El sistema religioso propugnado por el
pueblo de Israel es ineficaz, existe solo lo externo sin contenido real.

El número seis es la cifra de lo incompleto en oposición al siete que indica la totalidad. Seis
será el número de las fiestas judías presentadas en el Evangelio de San Juan, (tres pascuas:
2, 13; 6, 4; 11, 55; una fiesta anónima: 5, 1; la fiesta de las Chozas, 7, 2; la de la Dedicación
del templo, 10, 22) indicando también su carácter incompleto pues van a hacer sustituidas
por la Pascua de Jesús preparada con su muerte. El número de seis tinajas indica de nuevo
la ineficacia de la purificación y la imperfección del sistema religioso que no alcanzaba su
objetivo de unir al hombre con Dios.

Les dice Jesús: «Llenen las tinajas de agua.» Jesús se dirige los sirvientes, que, por
indicación de la madre, están dispuestos a ejecutar lo que Él diga. Jesús sabe que las tinajas

10
están vacías y hace tomar conciencia de ello a los sirvientes. Pues da una orden, que pide
su colaboración en lo que se va a hacer. Los sirvientes obedecen: Y las llenaron hasta arriba.
Jesús hace llenar las tinajas solamente para hacer comprender que lo que, en la antigua
alianza era una ficción, va a hacer ahora realidad. Sáquenlo ahora, les dice, y llévenlo al
mayordomo. Ellos lo llevaron. Jesús da una segunda orden.

El mayordomo era el encargado responsable de la organización de la boda, pero


curiosamente no estaba al corriente de la falta de vino. El mayordomo representa una
actitud de despreocupación ante la situación del pueblo. Una situación totalmente
insostenible, e inaceptable, ¿Cómo la falta del vino en una boda, no es percibida por quien
debería sino por otros? Que Dios se encuentra alejado por causa de un sistema religioso
ineficaz parece una situación normal a la cual el pueblo se acostumbró, sólo algunos como
‘la madre’ notan que la situación es insostenible.

Cuando el mayordomo probó el agua convertida en vino, como


ignoraba de dónde era, los sirvientes, sí que lo sabían pues habían
sacado el agua. Importante notar cómo el agua se convierte en vino
después de haber sido sacada de las tinajas, no en ellas. El mayordomo,
que aprueba el vino, no reconoce el don mesiánico. Los sirvientes, sí,
pues ellos saben que el vino ofrecido procede de la acción de Jesús.

El vino, como ya hemos dicho, simboliza el amor. El amor queda Jesús, este amor es el que
purifica. La escena de Caná anuncia la Cruz, ‘su hora’ (Jn 2, 4) es ahí donde se manifestará
hasta el extremo (Jn 13, 1) el amor de Dios al hombre (Jn 17, 1) y si ofrecerá a todos el
espíritu (Jn 19, 34). Simbolizado aquí por el vino, significa alegría que produce la
experiencia del amor, propia de la nueva alianza (Jn 15, 11; 16, 22.24;17, 13).

Este vino se ofrece al mayordomo, simbólicamente a todo el que tiene una responsabilidad
en la comunidad, pero el mayordomo no lo reconoce. Jesús no viene a oponerse con
violencia a todas las estructuras caducas y sin sentido, sino que dará la posibilidad de
ratificar. Afirmando así qué hay muchas prácticas y actitudes que ya han caducado.

Y dijo a los que vendían palomas: «Quiten esto de aquí. No hagan de la casa de mi Padre
una casa de mercado.» Jn 2, 16. Llama el mayordomo al novio y le dice: «Todos sirven
primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino
bueno hasta ahora.» El mayordomo se dirige al novio con un reproche, dejando ver dos
cosas: 1) la superioridad el vino nuevo y 2) la sorpresa de que el nuevo sea mejor que el
antiguo.

El mayordomo no acepta el orden en el cual se sirven los vinos. No cae en la cuenta de


que el plan de Dios puede hacer nuevas todas las cosas y hacerlas progresar. Las personas

11
que no están abiertas al don de Dios, los que están satisfechos con el poder, no quieren ni
esperar que algo cambie.

Dejemos ahora unos breves momentos para meditar en la Palabra de Dios.

4. HACEMOS NUESTRA LA PALABRA

Nuestro señor Obispo, en su reciente Carta Pastoral: EL


MEJOR SERVICIO AL HERMANO ES LA EVANGELIZACIÓN”
nos ha propuesto el proyecto llamado: “Caminemos de
Guadalupe al Redentor” en el cual nos invitaba a 13
jornadas de trabajo anuales para construir la ‘Casita
Sagrada 2021+2033’. Este año 2022, la jornada se le ha
titulado: ‘limpieza del terreno’.

Ayudados con la luz de la Palabra de Dios queremos entrar en esta ‘mística’ de limpieza
del terreno, con esta clave queremos meditar el pasaje que hemos escuchado.

Recomenzar desde Cristo

La Iglesia está llamada a repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia su


misión en las nuevas circunstancias. No puede replegarse frente a quienes sólo ven
confusión, peligros y amenazas, o de quienes pretenden cubrir la variedad y complejidad
de situaciones con una capa de ideologismos gastados o de agresiones irresponsables. Se
trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra
historia, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos
y misioneros. Ello no depende tanto de grandes programas y estructuras, sino de hombres
y mujeres nuevos con Esperanza creativa, para comprometerse en un futuro de cambio
significativo (PRIMERA CARTA PASTORAL, El mejor servicio…, no. 3).

Pues No resistiría a los embates del tiempo una fe católica reducida a bagaje, a elenco de
algunas normas y prohibiciones, a prácticas de devoción fragmentadas, a adhesiones
selectivas y parciales de las verdades de la fe, a una participación ocasional en algunos
sacramentos, a la repetición de principios doctrinales, a moralismos blandos o crispados
que no convierten la vida de los bautizados. Nuestra mayor amenaza es el gris
pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con
normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad. Se
ha terminado el vino, nuestras tinajas son obsoletas, ineficaces por eso a todos nos toca
recomenzar desde Cristo, para propiciar un verdadero renacimiento pastoral.

Al encontrarnos con Jesús, se nos abrirá a un nuevo horizonte, Jesús es nuestro Salvador:
“Él es el Evangelio de Dios”. El Señor de la salud, Él es quien nos ha llamado para estar

12
con Él y Evangelizar, Él es el principio fundante el criterio y el punto de llegada de todo
un ministerio pastoral (PRIMERA CARTA PASTORAL, El mejor servicio…, no. 1). De este
modo, la conversión pastoral arranca de una experiencia personal con quien viene a
nuestro encuentro, Jesucristo. Sólo con esta luz se puede superar el gris pragmatismo que
envuelve la vida de nuestra Iglesia.

La Cuaresma es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos


conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado. La Cuaresma nos invita a la
conversión, a cambiar de mentalidad, para que la verdad y la belleza de nuestra vida sea
luz del mundo y sal de la tierra y no tinajas vacías, ineficaces y estorbosas. Durante la
Cuaresma estamos llamados a responder al don de Dios acogiendo su Palabra «viva y
eficaz» (Hb 4, 12).

La escucha asidua de la Palabra de Dios nos hace madurar una docilidad que nos dispone
a acoger su obra en nosotros (cf. St 1, 21), que hace fecunda nuestra vida. Si esto ya es un
motivo de alegría, aún más grande es la llamada a ser «colaboradores de Dios» (1 Co 3 ,9),
utilizando bien el tiempo presente. (Cf. S.S. PAPA FRANCISCO, Mensaje para la Cuaresma
2022).

Reflexionemos personalmente algunas preguntas y después se pueden compartir.

Vivir en la presencia de Dios y conocerlo son condiciones para una renovación interior.

1. ¿Cuánto tiempo dedico a la oración?


2. ¿En qué proceso de formación participo en mi parroquia?
3. ¿Ofrezco en mi hogar, en mi parroquia espacios de formación cristiana?

No tienen vino.

4. ¿Cuáles son los síntomas en mi vida, mi familia, mi comunidad, y mi parroquia, que


indican que se terminó al amor?

Había allí seis tinajas de piedra.

5. ¿Qué prácticas, requisitos, costumbres hay en mi vida, mi familia, mi comunidad, y mi


parroquia, que estorban e impiden el crecimiento?

Todos sirven primero el vino bueno, tú en cambio.

6. ¿Estoy abierto para descubrir y asumir cambios necesarios (conversión) en mi vida, mi


familia, mi comunidad, y mi parroquia?

13
Hagan lo que él les diga

7. ¿Qué me pide Dios en este momento?

5. AGRADECEMOS EL DON DE LA PALABRA

Virgen y Madre María, tú que, movida por el Espíritu,


acogiste al Verbo de la vida en la profundidad de tu humilde fe,
totalmente entregada al Eterno, ayúdanos a decir nuestro «sí»
ante la urgencia, más imperiosa que nunca,
de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.

Tú, llena de la presencia de Cristo, llevaste la alegría a Juan el Bautista,


haciéndolo exultar en el seno de su madre.
Tú, estremecida de gozo, cantaste las maravillas del Señor.
Tú, que estuviste plantada ante la cruz con una fe inquebrantable
y recibiste el alegre consuelo de la resurrección,
recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu
para que naciera la Iglesia evangelizadora.
Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados
para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte.

Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos


para que llegue a todos el don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación, madre del amor, esposa de las bodas
eternas, intercede por la Iglesia, de la cual eres el ícono purísimo,
para que ella nunca se encierre ni se detenga en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,


ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,
del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres,
para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra
y ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños,


ruega por nosotros. Amén.

14
SEGUNDO DÍA

«Ahora, pues, ve: yo te envío». Ex 3, 1-10

1. INVOCAMOS AL ESPÍRITU SANTO

Aquí estamos, Espíritu Santo.


Aquí estamos, frenados por la inercia del pecado,
pero reunidos especialmente en tu Nombre.

Ven a nosotros y permanece con nosotros.


Dígnate penetrar en nuestro interior.
Enséñanos lo que hemos de hacer,
por dónde debemos caminar,
y muéstranos lo que debemos practicar
para que, con Tu ayuda,
sepamos agradarte en todo.

Sé Tú el único inspirador
y realizador de nuestras decisiones,
Tú, el único que, con Dios Padre y su Hijo,
posees un nombre glorioso,
no permitas que quebrantemos la justicia,

Tú, que amas la suprema equidad:


que la ignorancia no nos arrastre al desacierto;
que el favoritismo no nos doblegue;
que no nos corrompa la acepción de personas o de cargos.

Por el contrario, únenos eficazmente a Ti,


sólo con el don de tu Gracia,
para que seamos UNO en Ti,
y en nada nos desviemos de la verdad.
Y, lo mismo que estamos reunidos en Tu Nombre,
así también, mantengamos en todo la justicia,
moderados por la piedad,
para que, hoy, nuestras opiniones
en nada se aparten de Ti,
y, en el futuro, obrando rectamente,
consigamos los premios eternos. Amén.

15
2. ESCUCHAMOS LA PALABRA

Del libro de Éxodo 3, 1-10

1 Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró,


sacerdote de Madián. Condujo al rebaño al fondo del
desierto, llegó hasta Horeb la montaña de Dios. 2 Allí se le
apareció el ángel de Yahvé en llama de fuego, en medio de
una zarza. Moisés vio que la zarza ardía, pero no se
consumía. 3 Dijo, pues, Moisés: «Voy a acercarme para ver
este extraño caso: por qué no se consume la zarza.»

4 Cuando Yahvé vio que Moisés se acercaba para mirar, lo llamó de en medio de la zarza:
«¡Moisés, Moisés!» Él respondió: «Aquí estoy.» 5 Le dijo: «No te acerques aquí; quita las
sandalias de tus pies, porque el lugar que pisas es suelo sagrado.» 6 Y añadió: «Yo soy el
Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.» Moisés se cubrió
el rostro, porque temía ver a Dios 7 Señor le dijo a Moisés: «He visto la aflicción de mi
pueblo en Egipto, he escuchado el clamor ante sus opresores y conozco sus sufrimientos.
8 He bajado para librarlo de la mano de los egipcios y para subirlo de esta tierra a una
tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, de
los hititas, de los amorreos, de los perizitas, de los jivitas y de los jebuseos. 9 Así pues, el
clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto la opresión con que los egipcios los
afligen. 10 Ahora, pues, ve: yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas,
de Egipto.» Palabra de Dios.

3. MEDITAMOS LA PALABRA

Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote


de Madián. Condujo al rebaño al fondo del desierto,
llegó hasta Horeb la montaña de Dios. Moisés se
presenta sólo y desorientado. Basta recordar lo que era
antes en Egipto, un noble de la corte del faraón, ahora
es presentando como un pastor, vulnerable y sensible
al dolor, fugitivo por vengar a un esclavo hebreo asesinado, preocupado por buscar el
sustento del rebaño de su suegro, había estado recorriendo grandes distancias en busca
de pastos, incluso más allá de sus rutas habituales a un lugar completamente nuevo,
extraño y distante, fuera del territorio familiar de los madianitas.

No hay indicios de que Jetró o algún otro supiera de esta montaña de Dios, La única
inferencia geográfica en este pasaje es que la montaña estaba más allá del área de
pastoreo habitual, es preciso notar que este lugar ahora reconocido como montaña de

16
Dios no está ni en Egipto, la tierra de esclavitud, ni tampoco en Canaán, el territorio de la
tierra prometida. La montaña de Dios está exactamente de camino hacia ella.

Este dato no es insignificante; pues pone de relieve que el pueblo deberá atravesar el
desierto y será ahí donde reciba la Torá que lo guiará en su vida. Mencionar la montaña
de Dios donde Moisés tendrá la revelación Divina y recibirá su misión, y que
posteriormente en esa misma montaña se entregue la Torá, da a la narración el sentido de
que Dios baja a esa montaña para buscar y encontrar a fugitivos, desorientados, perdidos
y hombres en busca de libertad, para un encuentro, para enviarlos a la misión.

Allí se le apareció el ángel de Yahvé en llama de fuego, en medio de una zarza. Moisés vio
que la zarza ardía, pero no se consumía. Después de la descripción de un Moisés
desorientado y ensimismado, se menciona la acción Divina: se le apareció el ángel de
Yahvé, no es un “ángel” en el sentido en que ahora se entiende, con frecuencia en el AT
hay un fluido intercambio entre símbolo, mensajero y Dios mismo (por ejemplo, Gn 18, Jue
6). En el texto que meditamos, Moisés ve el símbolo (una llamarada de fuego) y escucha a
Yahvé (vv 4–6, 7–10, 12), es decir a Dios mismo. La idea de que Dios se presente en fuego
es común en la Sagrada Escritura, debido a su carácter indócil y la capacidad de
transformar lo que toca, ya sea por sus efectos benéficos o por su acción destructiva y
purificadora.

Dijo, pues, Moisés: «Voy a acercarme para ver este extraño caso:
por qué no se consume la zarza.» La visión de la zarza envuelta
en un fuego que no la consume, ni depende de ella, sino que
simplemente está ahí, es la que atrae la atención de Moisés.
Cuando Yahvé vio que Moisés se acercaba para mirar, lo llamó de
en medio de la zarza: «¡Moisés, Moisés!» Él respondió: «Aquí
estoy».

El Dios que se manifiesta, busca crear un encuentro, pero requiere de la libertad de Moisés,
que deberá dejar momentáneamente su afán de buscar pastos y salir de sí mismo para
tomar la decisión de acercarse para ver, y es así como Dios sale al encuentro por su Palabra;
del ver se pasa al oír, para construir dialogo. Dios llama a Moisés y este responde.

Le dijo: «No te acerques aquí; quita las sandalias de tus pies, porque el lugar que pisas es
suelo sagrado.» La práctica de quitarse el calzado al pisar un lugar sagrado lo encontramos
solo aquí y en Jos 5,15, obrar así empuja a un contacto directo entre el cuerpo de la persona
y el suelo sagrado, pues si el calzado protege los pies de la dureza del suelo, al descansar
se afirma que ese suelo, por ser sagrado, no agrede al cuerpo, si no te otorga algo positivo
a la persona que lo pisa. Estar en contacto con lo sagrado, tener un Encuentro una
experiencia. Y añadió: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y
el Dios de Jacob.» Moisés se cubrió el rostro, porque temía ver a Dios. Este versículo es

17
notable por la designación precisa de a quién le está hablando Moisés, es decir, quién es
el verdadero Dios. Dios se presenta no como un desconocido, si no como el Dios paterno
ligado a una historia de amor y comprometido con unas promesas. Dios toma la iniciativa
y entra en la historia.

El Señor le dijo a Moisés: «He visto la aflicción de mi pueblo en


Egipto, he escuchado el clamor ante sus opresores y conozco sus
sufrimientos. He bajado para librarlo de la mano de los egipcios
y para subirlo de esta tierra a una tierra buena y espaciosa;
a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos,
de los hititas, de los amorreos, de los perizitas, de los jivitas
y de los jebuseos. Así pues, el clamor de los israelitas ha llegado
hasta mí y he visto la opresión con que los egipcios los afligen. Para entender mejor estos
versículos debemos advertir la estructura y notar el quiasmo que encierra:

A. He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto.


B. he escuchado el clamor.
C. He bajado para librarlo de la mano de los egipcios y para subirlo.
A’. el clamor de los israelitas ha llegado hasta mí.
B’. y he visto la opresión con que los egipcios los afligen.

En los extremos (A-A’) encontramos la afirmación de que Dios vio la opresión de su pueblo,
el verbo ver tiene un sentido muy físico en este caso, implica el sentido de percibir, sentir.
Hay un Dios que se entera de la suerte su pueblo. En el siguiente nivel (B-B’) el verbo que
se utiliza es oír. Es el clamor lo que Dios escucha, probablemente una respuesta a aquellos
que argumentarían que el Dios de Israel se ha olvidado de ellos y ya no los escuchaba. Este
clamor es la palabra del oprimido que brota de su situación y no deben entenderse como
un mero canto triste y pasivo, sino como una palabra activa qué al expresarse manifiesta
que está en busca de un camino de liberación.

En el centro del quiasmo (C) se muestra el mensaje principal de este versículo. Es decir, la
acción concreta que Dios obra una vez que ha visto y oído lo que sucede con su pueblo.
Se expresa con el verbo bajar aplicado a Dios y continúa con el verbo subir aplicado al
pueblo. Este movimiento de descender y subir responde a dos realidades totalmente
distintas; en el primer caso es Dios quien se mueve para allegarse hasta donde estaba su
pueblo. En el segundo se aplica la forma poética común en AT para referirse a entrar en la
tierra prometida, normalmente más alta que sus alrededores y por lo tanto hay que subir.

Pero ese bajar y subir implica un encuentro a mitad de camino entre la realidad de la
divinidad, que podía sentirse como lejana o ausente y la del pueblo, en crisis pues estaba
oprimido y caído en su desesperación. Es también un símbolo de lo que acaba de suceder
cuando Dios baja para encontrarse con Moisés, el cual debió subir a la montaña de Dios.

18
Debemos notar como la acción de Dios es la primera. Luego se presentan tres
descripciones de la tierra a la cual Dios conducirá su pueblo. Se dice de ella que es buena
y grande, que fluye leche y miel, qué es la tierra donde habitan varios pueblos. Esos tres
elementos buscan dar visión positiva de la tierra a la que Dios los haga subir.

La bondad, amplitud y la abundancia de alimentos contrastan


con su experiencia en Egipto. No se dice que en Egipto no hubiera
alimentos, claro que los había y de excelente calidad y en
abundancia gracias a la fertilidad del Nilo, lo que resalta es la
falta de acceso a estos elementos vitales que ellos mismos
contribuían a producir. Liberación a la cual Dios nos convoca
incluirá poder disfrutar de los dones y frutos de la tierra.
A la vez, es notable que se mencionen a los pueblos que en ese
momento habitan la tierra de Canaán sin que se diga que ellos
serán expulsados. No hay atisbos de guerra ni de la necesidad de exclusividad en la
posesión de la tierra, uno puede pensar que, si se dice que seis pueblos la habitan sin
mencionar conflictos entre sí, el mensaje es que Israel podrá ser uno más, el séptimo.

Estos versículos quieren resaltar la autonomía de Dios, quien decide actuar en respuesta a
la situación de opresión de su pueblo. Se muestra a un Dios sensible a su dolor y angustia
acepta descender y meterse en la historia humana asumiendo las limitaciones que esto
implica. Y es ahí donde su proyecto será abrazado o rechazado.

Ahora, pues, ve: yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto.
El plan de Dios es liberar a su pueblo, él es quien ‘primerea’ sin embargo, la metodología
es: acercarse a Moisés, tener un encuentro, para elegirlo y enviarlo. Ve: yo te envío.

Dejemos ahora unos breves momentos para meditar en la Palabra de Dios.

4. HACEMOS NUESTRA LA PALABRA

Es evidente que hoy vivimos un verdadero y profundo


cambio de época, marcado por un desarrollo científico e
innovaciones tecnológicas sorprendentes, un
extraordinario giro histórico que se percibe en todos los
campos de la vida humana.

Con ello están emergiendo nuevas formas de entender al hombre y todas sus relaciones
fundamentales. Es fácil perder el horizonte de una vida libre y en paz, es fácil cómo Moisés
huir desorientado y perderse en el desierto existencial.

19
Cada uno de los bautizados, al igual Moisés, debemos renovar, en medio de este mundo
cambiante, el encuentro personal con Jesucristo, o al menos, tomar la decisión de dejarnos
encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. El tiempo de Cuaresma es el
momento para decirle a Jesucristo: Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escape
de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito.
Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores. ¡nos hace
tanto bien volver a Él cuando nos hemos perdido!

Sólo gracias al Encuentro (o reencuentro) con el amor de Dios, que se convierten feliz
amistad, somos rescatados de nuestra conciencia aislada y de la autorreferencialidad.
Llegamos a ser plenamente humanos cuando somos más que humanos, cuando le
permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser
más verdadero. Porque si alguien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la
vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros? Toda experiencia auténtica
de verdad y de belleza busca por sí misma su expansión, y cualquier persona que vivió una
profunda liberación adquiere mayor sensibilidad ante las necesidades de los demás.
(Evangelii Gaudium n. 3 y 8). La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y
la comodidad. Esto es en definitiva la misión (Aparecida n. 360).

Acercarnos a la realidad del mundo y de nuestro pueblo es acercarnos a un lugar sagrado,


a la montaña santa, para encontrar el rostro de Dios mediante el encuentro del hermano.
Porque en ella se encuentran las alegrías y esperanzas más profundas, pero también ahí
contemplamos los dolores, las luchas y sufrimientos más sentidos.

Los obispos de México nos han dicho: Queremos acercarnos, a la realidad con los ojos bien
abiertos para contemplar este bendito espacio de vida, alertar bien nuestros oídos para
escuchar los gritos de nuestro pueblo y encender nuestro corazón para acoger con fe y
profundo amor la voz del Señor que se manifiesta a través de ella. (Proyecto Global de
Pastoral, n. 25).

Una Iglesia en salida misionera

En la palabra de Dios aparece permanentemente el dinamismo de salir: Moisés escuchó


llamado de Dios: ve, yo te envío (Ex 3, 10), e hizo salir al pueblo así la tierra prometida.
Hoy tenemos la responsabilidad como Iglesia, después de ver renovar nuestro encuentro
con Jesucristo, de ser una Iglesia salida misionera. Salir de la propia comodidad y
atreverse llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio, sin demoras, sin
ascos y sin miedo. (Evangelii Gaudium n 23).

Pero debemos tener claro en que consiste ser Iglesia en salida misionera, para no caer en
modas e ideologías carentes de Espíritu. Iglesia en salida misionera es la comunidad de

20
discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que
fructifican y festejan.

El Papa Francisco nos lo explica sencillamente: «Primerear»:


sepan disculpar este neologismo. La comunidad evangelizadora
experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en
el amor (cf. 1 Jn 4, 10); y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la
iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar
a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos.

Vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita


misericordia del Padre y su fuerza difusiva. ¡Atrevámonos un poco más a primerear! Como
consecuencia, la Iglesia sabe «involucrarse». Jesús lavó los pies a sus discípulos. El Señor
se involucra e involucra a los suyos, poniéndose de rodillas ante los demás para lavarlos.
Pero luego dice a los discípulos: «Serán felices si hacéis esto» (Jn 13,17).

La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los


demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida
humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así
«olor a oveja» y éstas escuchan su voz. Luego, la comunidad evangelizadora se dispone a
«acompañar». Acompaña a la humanidad en todos sus procesos, por más duros y
prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de aguante apostólico. La evangelización
tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límites.

Fiel al don del Señor, también sabe «fructificar». La comunidad evangelizadora siempre
está atenta a los frutos, porque el Señor la quiere fecunda. Cuida el trigo y no pierde la paz
por la cizaña. El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña en medio del trigo, no tiene
reacciones quejosas ni alarmistas. Encuentra la manera de que la Palabra se encarne en
una situación concreta y dé frutos de vida nueva, aunque en apariencia sean imperfectos
o inacabados. El discípulo sabe dar la vida entera y jugarla hasta el martirio como
testimonio de Jesucristo, pero su sueño no es llenarse de enemigos, sino que la Palabra
sea acogida y manifieste su potencia liberadora y renovadora.

Por último, la comunidad evangelizadora gozosa siempre sabe «festejar». Celebra y festeja
cada pequeña victoria, cada paso adelante en la evangelización. La evangelización gozosa
se vuelve belleza en la liturgia en medio de la exigencia diaria de extender el bien. La Iglesia
evangeliza y se evangeliza a sí misma con la belleza de la liturgia, la cual también es
celebración de la actividad evangelizadora y fuente de un renovado impulso donativo.
(Evangelii Gaudium n 24).

La Iglesia, es decir nosotros, debemos mirar y escuchar al hermano, para poder


acompañarlos e involúcranos en su realidad, así nos los recordaba nuestro señor Obispo

21
en su reciente Carta Pastoral: EL MEJOR SERVICIO AL HERMANO ES LA EVANGELIZACIÓN”
en el no. 5: Queremos oír y mirar con ojos y corazón de cristianos lo que Dios nos dice y
nos pide por medio de los grandes desafíos que estamos viviendo aquí y ahora así
podremos discernir y proponer el Evangelio y la evangelización como remedio y el mejor
servicio al hermano, queremos ver y oír lo que alegra y entristece a nuestros hermanos
para presentarles la alegría del Evangelio.

Hoy son innumerables los clamores del hermano, clamores que se convierten en gritos,
claros, crecientes, impetuosos y, en ocasiones amenazadores. (CELAM, Puebla n 89). Y
nosotros no podemos desoír, nuestras parroquias deben ser lugares de escucha (Primer
signo profético, Cf. 1ª Carta Pastoral, El mejor servicio al Hermano). Recordando que, en
este año dentro del proceso pastoral de nuestra Diócesis, para Redescubrir y consolidar la
alegría y la belleza de evangelizar, la jornada de trabajo anual la hemos llamado: LIMPIEZA
DEL CAMINO, personalmente reflexionemos algunas preguntas y después compartimos:

Moisés, condujo al rebaño al fondo del desierto…

1. ¿Dónde me encuentro?
2. ¿Qué estoy haciendo con mi vida?
3. ¿He perdido el sentido de mi vida?
4. ¿Estoy en Gracia de Dios?

Moisés vio que la zarza ardía, y dijo: «Voy a acercarme para ver…

5. ¿Llevo a la oración los acontecimientos de mi vida y la sociedad?


6. ¿Estoy consciente de que Dios me habla por medio de las circunstancias de la vida?
7. ¿Busco espacios para fortalecer mi vida espiritual?

Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar que pisas es suelo sagrado.

8. ¿Qué cosas obstaculizan mi encuentro con Dios?


9. ¿Estoy dispuesto a dejarlas?

El Señor le dijo a Moisés: «He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto, he escuchado el


clamor ante sus opresores y conozco sus sufrimientos…

10. ¿Imito la cercanía y ternura de Dios?


11. ¿Cuál es el clamor y sufrimiento de mi familia, de mi parroquia, de mi comunidad?
12. De los 7 clamores enunciados en la Carta Pastoral ¿Cuáles son recurrentes en mi
familia, en mi parroquia, en mi comunidad?

22
Ahora, pues, ve: yo te envío…

13. ¿Qué me pide Dios en este momento?


14. ¿Mi parroquia, mi comunidad, mi persona son lugares de acogida y testigos de la
redención?
15. ¿Qué cambios debo hacer en mi vida en mi familia, en mi parroquia, en mi
comunidad?

5. AGRADECEMOS EL DON DE LA PALABRA

Dios del cielo y de la tierra,


me has alimentado con tu Palabra
y enviado a amar y servir.
Un misionero, me has llamado a ser.

Incluso en mi pequeñez y en mi pecado


me elegiste para cantar el canto de tu amor,
el himno de tu misericordia,
el himno de tu justicia.
Guía mi camino, Señor.

Envíame entre las personas que has creado,


ya sea en todo el mundo o al otro lado de la calle.

Concédeme la gracia de ser tu testigo


y el valor para no sucumbir.

Que mis palabras inspiren esperanza


al invocar tu Espíritu.

Que mis actos de alivio


mientras demuestran tu fidelidad.

Aunque pueda vacilar, ayúdame a levantarme de nuevo,


haciendo tu voluntad siempre.

Y cuando me vaya, que digan:


“Ese es discípulo de Jesús. Amen.

23
TERCER DÍA

«¿Dónde está tu hermano Abel?» Gn 4, 9-10

1. INVOCAMOS AL ESPÍRITU SANTO

Aquí estamos, Espíritu Santo.


Aquí estamos, frenados por la inercia del pecado,
pero reunidos especialmente en tu Nombre.

Ven a nosotros y permanece con nosotros.


Dígnate penetrar en nuestro interior.
Enséñanos lo que hemos de hacer,
por dónde debemos caminar,
y muéstranos lo que debemos practicar
para que, con Tu ayuda,
sepamos agradarte en todo.

Sé Tú el único inspirador
y realizador de nuestras decisiones,
Tú, el único que, con Dios Padre y su Hijo,
posees un nombre glorioso,
no permitas que quebrantemos la justicia,

Tú, que amas la suprema equidad:


que la ignorancia no nos arrastre al desacierto;
que el favoritismo no nos doblegue;
que no nos corrompa la acepción de personas o de cargos.

Por el contrario, únenos eficazmente a Ti,


sólo con el don de tu Gracia,
para que seamos UNO en Ti,
y en nada nos desviemos de la verdad.
Y, lo mismo que estamos reunidos en Tu Nombre,
así también, mantengamos en todo la justicia,
moderados por la piedad,
para que, hoy, nuestras opiniones
en nada se aparten de Ti,
y, en el futuro, obrando rectamente,
consigamos los premios eternos. Amén.

24
2. ESCUCHAMOS LA PALABRA

Del libro de Génesis 4, 9-10

9 Yahvé dijo a Caín: «¿Dónde está tu hermano Abel?»


Contestó: «No sé. ¿Soy yo acaso el guardián de mi
hermano?» 10 Replicó Yahvé: «¿Qué has hecho? Se oye la
sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo.

Se sugiere leer todo el relato, es decir Gn 4, 1-16

3. MEDITAMOS LA PALABRA

Yahvé dijo a Caín: «¿Dónde está tu hermano Abel?» Al igual


que el relato de la caída, aquí también se presenta Dios
instantes después de ocurrir los hechos, (Gn 3,9)
evidenciando la libertad del ser humano. Ambos actos
de desobediencia están así vinculados, lo que indica que el
acto asesino de Caín tuvo sus antecedentes en el pecado
de su padre. Pero la pregunta ya no es «¿Dónde estás?», sino: «¿Dónde está tu hermano
Abel?». La responsabilidad del hombre ante Dios es por el hermano, la pregunta de Dios
se anuncia ahora con una pregunta social.

La pregunta es retórica, pues Dios sabe dónde está Abel (v 10). Con ella, Dios invita a Caín
a reconocer su responsabilidad por su hermano Abel. Ciertamente Abel es el hermano
menor, un punto teológico significativo, pues el nombre Abel refiere a la palabra hebrea
hébel «soplo», «nadería». En su nacimiento Abel a diferencia de Caín, no da ninguna
explicación de su nombre. Es verdad que el hijo mayor tenía ciertos privilegios legales (ver,
por ejemplo, Gn 25, 32; 27, 1–40; Dt 21, 15–17), las narraciones bíblicas regularmente
muestran que la elección de Dios recae sobre el hermano menor (por ejemplo, Isaac, no
Ismael); Jacob, no Esaú; Efraín, no Manasés; David, el hijo menor.

Por ser Abel más vulnerable, uno de los deberes del primogénito es cuidar de los hermanos
menores. Contestó Caín: «No sé» Caín se desentiende de esta pregunta, Dios ha querido
darle la oportunidad para confesar su culpa, sin embargo, mediante una insolencia llena
de desfachatez Caín responde mintiendo a Dios con toda frescura en su misma cara.

Cuando Adán fue desafiado, al menos dijo la verdad, si no toda la verdad (3, 10), pero Caín
dice una mentira descarada: No sé. «¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?» Caín
exagera con su pregunta buscando exculparse de la responsabilidad hacia su hermano

25
para poder negarla por completo, pues en el AT ningún hombre es llamado a actuar como
guardián del otro. “Guardar o cuidar,” a un hombre implicaría vigilarlo todo el tiempo, lo
que podría ser algo intrusivo. Sin embargo, la ley bíblica espera que el hermano de un
hombre sea el primero en ayudarlo en tiempos de angustia (Lv 25, 48). Es posible que Caín
no haya esperado “cuidar” a Abel, pero como su hermano ciertamente debería haber
estado listo para actuar como redentor y vengar su sangre cuando fue asesinado (Nm 36,
12–28). Su total negación de responsabilidad muestra que está mucho más endurecido
que la primera pareja humana, el pecado va tomando fuerza. Replicó Yahvé: «¿Qué has
hecho?

A la pregunta retórica planteada por Caín que requería necesariamente


una respuesta negativa, Dios responde contrariamente revelando el
Plan Divino de los orígenes: Adán fue designado “guardián, cuidador”
del jardín (Gn 2,15) y Caín al ser el primogénito debía observar esta
misión. El crimen de Caín es una violación particularmente atroz de
la solidaridad comunitaria.

La comunidad presuponía una responsabilidad mutua que era fundamental para el


compromiso del pacto (Lv 19, 18; Gal 5, 14). Incluso la muerte no eliminó las obligaciones
familiares con un miembro de la familia fallecido (Nm 35, 19, 21; Dt 25, 5–10).

La responsabilidad comunitaria se antepuso a las preferencias o derechos individuales. Los


términos de parentesco como “hermano” caracterizaban a aquellos que entraban en un
acuerdo de pacto mutuo. “Hermano” se usa con otros israelitas (Dt 1, 16; 15, 12) que están
protegidos de cualquier tipo de explotación (Lv 25, 35–43; Dt 23, 19); los extranjeros que
viven dentro de la comunidad son tratados como “nacidos en el país” (Lv 19, 33–34). La
moralidad humana asume un pacto tácito entre personas que se basa en la ‘ imago Dei’
intrínseca (9, 5–6). La comunidad cristiana siguió el mismo patrón de solidaridad que en
Israel, incluida la culpa colectiva (1 Cor 11, 30; Gal 6, 1–2). Si bien no se negaba la
individualidad, no se practicaba el individualismo en el sentido de que una persona
autónoma tuviera privilegios en oposición o a expensas del grupo familiar.

Se oye la sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo. Dios presenta un testimonio


condenatorio contra Caín: la sangre de tu hermano clama, refutando así la protesta de
Caín. Nuestro pasaje describe el llamado de reivindicación post mortem de Abel por parte
de esta espeluznante personificación: La sangre de tu hermano clama. Adán también
escucha la “voz” (“sonido”) de Dios y es llamado a rendir cuentas por sus acciones (Gn 3,
8). La fuente del grito inquietante es la “tierra” que está maldita por el pecado de Adán (Gn
3, 17) y ahora está contaminada por el derramamiento de sangre inocente. Irónicamente,
aunque Abel, («soplo», «nadería».) nunca habla, su clamor silencioso sigue hablando y su
voz pide justicia contra los inmorales que se oponen a la obra de Dios.

26
El Clamor del que no es estimado, del débil, del hébel es el grito desesperado de los
hombres sin comida (Gn 41, 55), esperando morir (Éx 14, 10), u oprimidos por sus enemigos
(Jue 4, 3). Es el grito de auxilio de una mujer violada (Dt 22, 24. 27). Es la súplica a Dios de
las víctimas de la injusticia (Ex 22, 22[23], 26[27]). La ley, los profetas (Is 19, 20; cf. 5,7) y los
salmos (34, 18[17]; 107, 6, 28) se unen a relatos como este (cf. 2 Sam 23; 1 Re 21), para
afirmar que Dios escucha los gritos desesperados de su pueblo.

Dejemos ahora unos breves momentos para meditar en la Palabra de Dios.

4. HACEMOS NUESTRA LA PALABRA

Nuestro señor Obispo en su reciente Carta Pastoral: EL


MEJOR SERVICIO AL HERMANO ES LA EVANGELIZACIÓN”
en los nn. 16-23, nos presentaba ‘siete clamores’, clamores
que se ha convertido en gritos claros, crecientes,
impetuosos que desafían a los discípulos-misioneros.

1. Primer grito de las víctimas originado por la pandemia COVID-19, y sus variantes:
¡Auxilio! ¡No puedo respirar! Después de sobrevivir, ante COVID-19 y otras pandemias
que padecemos, vemos las lágrimas y escuchamos los gritos y silencios de miles de
hermanas y hermanos que, desde la soledad, la impotencia, la pobreza y el sufrimiento en
el que viven están actualizando el grito de Jesús en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué
me has abandonado?” (Mt 27, 46).

Además, como lo constatamos en nuestro Proyecto Global de Pastoral: “También ha


aumentado el cuadro de enfermedades de índole nerviosa y el espectro del suicidio por
desgracia ha ido al alza en nuestras comunidades. Somos testigos de la implementación
de políticas y prácticas de anticoncepción y pro-abortivos en algunas regiones y centros
de salud que atentan contra la libertad y la dignidad de las personas” (PGP n. 63).

Así, a la crisis sanitaria se ha unido la crisis económica, la crisis social y otras crisis antiguas
y modernas, con causas y tendencias, que se convierten en un verdadero desafío para la
misión que Jesucristo resucitado nos ha encomendado (Cfr. FT n. 62).

2. Segundo grito de las víctimas de la inseguridad, la corrupción y la violencia: ¡Auxilio!


¡Tenemos mucho miedo! Reconocemos que la inseguridad y la violencia en nuestro país,
desafortunadamente, han pasado a formar parte de nuestro modo de ser (Cfr. Que en
Cristo nuestra paz México tenga digna n. 82 en adelante: CP). Sin embargo, también
advertimos que el comportamiento violento no es innato, que se adquiere, se aprende y
se desarrolla (Cfr. CP n. 83). Por eso creemos firmemente, que, si queremos responder al

27
mal con la fuerza del bien, tenemos que someternos a un proceso educativo para aprender
a pensar, sentir, hablar, y crear símbolos de paz a la manera de Jesús (Cfr. CP n. 198).

Esta situación como ya lo hemos ido experimentando, repercute negativamente en la vida


de las personas, de las familias, de las comunidades y de la sociedad entera; afecta la
economía, altera la paz pública, siembra desconfianza en las relaciones humanas y sociales,
daña la cohesión social y envenena el alma de las personas con el resentimiento, el miedo,
la angustia y el deseo de venganza (Cfr. PGP nn. 58-60).

3. Tercer grito de los pobres: ¡auxilio! ¡tenemos hambre! De acuerdo con el Censo de
Población y Vivienda 2020, en México viven 126,014,024 personas. Comparado con otros
países, México ocupa el lugar 11 dentro de las naciones más pobladas del mundo.
Siguiendo los datos del Consejo Nacional de Evaluaciones de la Política de Desarrollo
Social (CONEVAL), las personas en pobreza moderada sumaron 44.9 millones, mientras
que las personas en pobreza extrema fueron 10.8 millones.

Esto que ya lo constatábamos en el año 2018 en nuestro


Proyecto Global de Pastoral, y que ahora ha crecido a causa
de la crisis provocada por la pandemia. Decíamos antes de la
crisis: hay millones de pobres que siguen clamando
por lo necesario para comer dignamente, para tener una
educación de calidad, una vivienda digna, un trabajo estable con salario suficiente Y una
seguridad social que le salga vivir sin angustia subida de cada día (PGP n. 43). Ante el grito
de los pobres no cabe una actitud de impasibilidad. Tan grave es provocar ese grito, como
permanecer indiferente ante él. El Papa Francisco nos ha recordado que la pobreza, la
exclusión, el sufrimiento de nuestros pueblos empobrecidos y excluidos no solo deben ser
“vistos”, sino “escuchados”, “conocidos” y “tocados” en profundidad.

4. Cuarto grito de las mujeres: ¡Auxilio! ¡No nos maten! En el año 2020, marcado por
COVID-19, hubo otra lacra que el propio gobierno de México calificó recientemente como
“la otra pandemia” en nuestro país. Se trata de la violencia contra mujeres y niñas, que
continúa dejando cifras alarmantes en México, donde cada día se registran al menos diez
muertes violentas, según cifras oficiales. Ante esta situación, junto con los Obispos
mexicanos, Reconocemos el largo camino que nos falta por andar en materia de valoración
plena del género femenino, es decir, de la vocación y de la misión de las mujeres en la
sociedad y en la Iglesia. No podemos posponer una vez más su plena incorporación social,
la vigencia de sus derechos y la acogida de su aporte propio y específico para la
construcción de una sociedad más humana y una Iglesia más fiel a la novedad del anuncio
cristiano (PGP n. 53).

28
5. Quito grito de los adolescentes y jóvenes: ¡Auxilio! ¡No nos juzguen! Lamentamos
profundamente la desaparición y muerte de miles de jóvenes en los últimos tiempos.
Verdaderos ríos de sangre nueva que han corrido por nuestros
pueblos y ciudades; la situación de muchos de ellos
envueltos en la violencia, narcotráfico, trata de personas,
falta de oportunidades, desempleo, la migración y el descarte.
Un país sin adolescentes y jóvenes sanos, humana y
socialmente, es un país sin futuro. (Cfr. PGP n. 51).

6. Sexto grito de los migrantes: ¡Auxilio! ¡Somos sus hermanos! Aquí, se encuentra uno
de los dramas más significativos de nuestro tiempo y de este fenómeno globalizador. La
migración forzada de millones de seres humanos que han obligado muchos hermanos a
dejar su pueblo y su cultura, lo que deriva en pobreza, violencia, falta de oportunidades,
rechazo social, político y religioso, desintegración familiar, trata de personas, necesidad de
refugio, constitución de nuevas familias, soledad, y una vulnerabilidad jurídica ante su
situación de migrantes indocumentados. (PGP n. 38; Cfr. FT nn. 38-41).

7. Séptimo grito de la tierra: ¡Auxilio! ¡No me destruyas!


Hemos olvidado que somos tierra que camina; hemos
olvidado que la creación es la casa de todos. Así lo
afirmamos en nuestro Proyecto Global de Pastoral: El
sistema neoliberal criterio que privilegia la economía por
encima de las personas, está poniendo en riesgo la casa
común. Hay elementos esenciales para nuestra vida como
el agua, el aire, el campo y la biodiversidad, que se están
viendo gravemente dañados por una peligrosa
contaminación que afecta millones de personas por
desechos tóxicos y toneladas de basura que se producen
cada día, afectando a la naturaleza…
hermana que clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del
abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella (Laudato si n. 2; PGP n 34).

Tomado de la 1ª CARTA PASTORAL, El Mejor Servicio al Hermano…, nn 17- 24. Por todo
esto urge redescubrir la ruta que se nos ha confiado desde el bautismo, No es posible vivir
como si nada estuviera sucediendo, por eso el grito: El tiempo se ha cumplido, cambien su
manera de pensar y de actuar (Cfr. 1ª CARTA PASTORAL, El Mejor Servicio al Hermano…,
nn 25. 27), para no ser sordos al clamor de nuestro pueblo; quizás también hoy queremos
exculpar nuestra indiferencia, nuestra tibieza, nuestra falta de compromiso.

29
Reflexionemos personalmente algunas preguntas y después compartimos:

1. ¿Estamos atentos a las necesidades y dolores de nuestra familia, de nuestros


compañeros de parroquia, de las personas con las que convivimos todos los días?
2. ¿En mi familia en mi grupo, en mi parroquia, cuáles son los clamores que llegan al cielo?
3. ¿Qué pretextos y obstáculos existen en mi familia en mi grupo, en mi parroquia para
que los clamores sean atendidos?
4. ¿Qué me está pidiendo Dios en mi familia en mi grupo, en mi parroquia?
5. ¿Qué podemos hacer para promover el Ministerio Parroquial de escucha? (Signo
Profético propuesto para la segunda jornada de trabajo diocesano: Limpieza del
Camino).

5. AGRADECEMOS EL DON DE LA PALABRA

Señor y Padre de la humanidad,


que creaste a todos los seres humanos con la misma dignidad,
infunde en nuestros corazones un espíritu fraternal.

Inspíranos un sueño de reencuentro,


de diálogo, de justicia y de paz.
Impúlsanos a crear sociedades más sanas
y un mundo más digno,
sin hambre, sin pobreza, sin violencia, sin guerras.

Que nuestro corazón se abra


a todos los pueblos y naciones de la tierra,
para reconocer el bien y la belleza
que sembraste en cada uno,
para estrechar lazos de unidad,
de proyectos comunes,
de esperanzas compartidas. Amén.

30
CUARTO DÍA

«Conviértanse y crean en el Evangelio» Mc 1, 14-15

1. INVOCAMOS AL ESPÍRITU SANTO

Aquí estamos, Espíritu Santo.


Aquí estamos, frenados por la inercia del pecado,
pero reunidos especialmente en tu Nombre.

Ven a nosotros y permanece con nosotros.


Dígnate penetrar en nuestro interior.
Enséñanos lo que hemos de hacer,
por dónde debemos caminar,
y muéstranos lo que debemos practicar
para que, con Tu ayuda,
sepamos agradarte en todo.

Sé Tú el único inspirador
y realizador de nuestras decisiones,
Tú, el único que, con Dios Padre y su Hijo,
posees un nombre glorioso,
no permitas que quebrantemos la justicia,

Tú, que amas la suprema equidad:


que la ignorancia no nos arrastre al desacierto;
que el favoritismo no nos doblegue;
que no nos corrompa la acepción de personas o de cargos.

Por el contrario, únenos eficazmente a Ti,


sólo con el don de tu Gracia,
para que seamos UNO en Ti,
y en nada nos desviemos de la verdad.
Y, lo mismo que estamos reunidos en Tu Nombre,
así también, mantengamos en todo la justicia,
moderados por la piedad,
para que, hoy, nuestras opiniones
en nada se aparten de Ti,
y, en el futuro, obrando rectamente,
consigamos los premios eternos. Amén.

31
2. ESCUCHAMOS LA PALABRA

Del Evangelio de san Marcos 1, 14-15

Después que Juan fue entregado, llegó Jesús a Galilea; y


proclamaba la Buena Nueva de Dios: Y decía:

«El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca;


conviértanse y crean en la Buena Nueva.» Palabra del
Señor.

3. MEDITAMOS LA PALABRA

Después que Juan fue entregado… Una situación difícil y


violenta introduce el ministerio de Jesús. Así se manifiesta
Dios, en medio de las crisis y también en medio de las
pandemias y las guerras. Los males de nuestro mundo y
también los males en nuestra Iglesia no deben ser excusas
para reducir nuestra entrega y nuestro fervor, ellos son
desafíos para crecer, esa es la metodología de Dios. (Cf Evangelii Gaudium, 84). Como
sucedió con otros movimientos renovadores, el llamamiento de Juan Bautista fue acogido
por el pueblo sencillo y abierto al Don de Dios, en cambio los que ostentan el poder, los
autosuficientes y autorreferenciales no tienen interés alguno en que cambie la situación,
ellos los que están saciados han ignorado el mensaje de Juan Bautista encarcelando al
mensajero, pero el Mensaje continua.

…llegó Jesús a Galilea… Sin que se precise un intervalo de tiempo Jesús llega cumpliendo
la profecía: detrás de mí viene uno que es más fuerte que yo. Juan el Bautista se presentó
en el desierto; Jesús, en cambio, se presenta en Galilea, es decir que no vuelve a Nazaret,
ni a su vida privada, empieza su actividad teniendo como horizonte la región de Galilea,
mientras Juan llamaba al desierto, sacando a la gente de la sociedad, Jesús penetran en
ella y en la sociedad proclama la llegada del Reino de Dios, no comienza por Jerusalén, va
a Galilea, lejos del centro religioso y político del país, a una región de población mezclada,
judíos y paganos.

La presencia de Jesús en Galilea responde al texto de Isaías 8, 23 (versión de los LXX), citado
parcialmente a san Mateo 4, 15-16: 15 ¡Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del
mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles! El pueblo que habitaba en tinieblas ha
visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha
amanecido … y proclamaba la Buena Nueva de Dios: Jesús abre la proclamación que ahora
debe de ser continuada por la comunidad cristiana, nuevamente se confirma que en Jesús

32
se cumple la profecía de Isaías 59, 7: ¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del
mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a
Sión: «Ya reina tu Dios»!

Jesús nos trae el mensaje de alegría, sin embargo, Jesús es más que el portador o el heraldo
del Evangelio de Dios, Él es la Buena Nueva de Dios, Él es el Evangelio, que alcanza a todos
los hombres judíos y no judíos. Jesús transmite el mensaje de Dios, es decir, se presenta
como profeta, aunque el lector atento del Evangelio sabe ya que Jesús es el Hijo de Dios
como se ha dicho anteriormente (1, 11) su obra y autoridad son los mismas de Dios. Jesús
actúa en nombre de Dios y este garantiza su anuncio. El mensaje de Jesús no tiene su
origen en ideologías humanas, es de Dios.

Y decía: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca La Buena Nueva se
proclama una y otra vez, y aunque no se menciona los oyentes, sabemos que es en Galilea,
la periferia del ambiente político económico y religioso. El tiempo se ha cumplido, indica
que se avecina algo nuevo, donde lo de antes va a quedar definitivamente superado. El
momento ha llegado porque Dios ha visitado a su pueblo, generando una esperanza, una
alternativa de vida distinta a la actual. Esta realidad empezará a existir e irá avanzando
hasta su realización plena. Su cercanía supone cierta distancia, no solo temporal sino
también personal. El Reino de Dios llega, pero al mismo tiempo los hombres tienen que
acercarse a Él.

Así que todo poder que se interpone entre el hombre y Dios queda virtualmente
amenazado por esta noticia. El Reino de Dios no se presenta aquí como un suceso cósmico
con legiones de ángeles que se lanzan sobre el mundo, trompetas celestiales y tumbas
abiertas, Sino como un comienzo encubierto, discreto, modesto, que no todo ojo percibió,
si no únicamente el hombre que se convierte y tiene fe.

…conviértanse y crean en la Buena Nueva. Jesús exhortara, sin apelar a la imposición ni a


la violencia. La exigencia de conversión muestra que el Reino de Dios no se realizará sin
colaboración humana. El Reino de Dios no será impuesto por la fuerza; tampoco será
efecto de una fulgurante intervención divina en historia, sino que cuenta con la aceptación
libre del hombre, Su implantación no va a hacer, por tanto, triunfal y evidente para todos,
sino paulatina y sujeta a contradicción. De ahí que, Jesús exhorte a dar fe a este mensaje.

El Reino de Dios que se inserta en la historia exige confianza en que Dios actúa entre los
hombres y en que estos son capaces de responder a su acción. Jesús desmiente la
concepción fariseo pesimista, que veía como única solución a los males del pueblo la
intervención apocalíptica y mágica de Dios.

Para Jesús los hombres desempeñan un papel decisivo en la construcción de la nueva


sociedad. Los dos elementos de la exhortación: ‘conversión’ y ‘fe’, presentan la

33
metodología del éxodo propuesto por Jesús. La tierra de esclavitud de la qué hay que salir
es ahora una sociedad relativista que actúa como si Dios no existiera, y una ‘iglesia’
mundanizada que busca la gloria humana y el bienestar personal (Cf. Evangelii Gaudium
80 y 93).

De estas realidades se deben liberar los que desean a asociarse al Reino de Dios. El punto
de partida es la conversión, la rotura, la transformación, la renovación de estas estructuras
corrompidas y el punto de llegada es el Reino de Dios objeto de la Buena Noticia,
proclamada por Jesús.

Como pasó con la predicación de Juan Bautista, la exhortación a la conversión y a la fe son


generales, indicando que el relativismo y la mundanidad espiritual se encuentra en cada
individuo y en todos los niveles. Estos dos versículos son programáticos, pues estos dos
aspectos, inicial y final, del éxodo de Jesús configuran todo el Evangelio de san Marcos y
por ende, el de toda la vida del Iglesia.

Dejemos ahora unos breves momentos para meditar en la Palabra de Dios.

4. HACEMOS NUESTRA LA PALABRA

Debemos estar seguros de que, aunque la vida está llena


de sin sabores y dificultades, Dios camina con nosotros.
Nuestro señor Obispo nos dice al respecto: Dios no quiere
dejar solos a sus hijos con sus sufrimientos y desafíos, Él
quiere construir junto con nosotros un mundo más
humano, más justo y fraterno.

No es posible vivir como si nada estuviera sucediendo, por eso el grito: El tiempo se ha
cumplido, cambien de pensar y de actuar; crean que es posible humanizar el mundo; crean
en la fuerza del Evangelio; crean que otro mundo es posible. (1ª CARTA PASTORAL, El
mejor servicio al hermano…, 25).

La Iglesia avanza en su peregrinación a través de las persecuciones del mundo y de los


consuelos de Dios, las crisis y las pandemias de ayer, de hoy y de siempre…, han sido
grandes oportunidades para redescubrir principios, valores, signos y otras cosas, que jamás
debíamos haber olvidado… Por esta y otras razones, los discípulos de Jesús, luchamos por
no perder de vista, el mejor servicio al hermano es la evangelización.

Ante la actual situación que vivimos en el mundo y en la Iglesia tenemos que interpretar
los signos de los tiempos y hacer juntos los ajustes y opciones pastorales convenientes.
Urge proclamar que el amor es más fuerte, que hemos sido liberados y salvados, que Él

34
nos convoca en Iglesia y quiere multiplicar el número de sus discípulos misioneros en la
construcción de su Reino (Cf. 1ª CARTA PASTORAL, El mejor servicio al hermano…, 2-4).

Hoy necesitamos aprender la metodología del Evangelio: ante una situación crítica,
debemos ponernos en camino para Proclamar que el Reino de Dios está cerca. Esta
cercanía supone que El Reino de Dios llega, pero al mismo tiempo los hombres tienen que
acercarse a Él, por medio de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar
las cosas como están. (Cf. Aparecida n. 201).

Para hacer operativa la tan deseada conversión pastoral


necesitamos ver con sinceridad y con profunda humildad
delante de Dios y su Evangelio, delante de la sociedad y de
todos los que esperan algo de nosotros; si lo que somos,
corresponde a lo que Cristo pensó y quiso de su Iglesia a la
cual ama como Esposa suya santa e inmaculada (Ef 5, 27)
preguntémonos si el rostro que hoy la Iglesia presenta es
el de Cristo.

Hoy, por obra del Espíritu Santo, brota en muchos hermanos un anhelo generoso y casi
impaciente de renovación, es decir, de enmienda de los defectos que denuncia la
conciencia, a modo de examen interior, frente al espejo del modelo que Cristo nos dejó de
sí. Toda la renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a
su vocación. Cristo llama a la Iglesia hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma,
en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad. Sin vida nueva y
auténtico espíritu evangélico, sin «fidelidad de la Iglesia a la propia vocación», cualquier
estructura nueva se corrompe en poco tiempo.

La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este
sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en
todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en
constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes
Jesús convoca a su amistad. (Cf. Evangelii Gaudium 26-27).

La conversión que necesitamos en la nueva época que estamos viviendo no se pueden


improvisar. Requiere un largo tiempo de recogimiento y trabajo interior (Cf. 1ª CARTA
PASTORAL, El mejor servicio al hermano…, 27). El Santo Padre, el Papa FRANCISCO en su
EXHORTACIÓN APOSTÓLICA, Evangelii Gaudium, proféticamente nos mencionaba dos
actitudes que roban a los discípulos-misioneros la mística del Evangelio y el entusiasmo
misionero; ellas son:

1. El relativismo practico. Se desarrolla en los agentes pastorales, un relativismo todavía


más peligroso que el doctrinal. Tiene que ver con las opciones más profundas y sinceras

35
que determinan una forma de vida. Este relativismo práctico es actuar como si Dios no
existiera, decidir como si los pobres no existieran, soñar como si los demás no existieran,
trabajar como si quienes no recibieron el anuncio no existieran. Llama la atención que aun
quienes aparentemente poseen sólidas convicciones doctrinales y espirituales suelen caer
en un estilo de vida que los lleva a aferrarse a seguridades económicas, o a espacios de
poder y de gloria humana que se procuran por cualquier medio, en lugar de dar la vida
por los demás en la misión. (Evangelii Gaudium 80).

2. La mundanidad espiritual. La mundanidad espiritual, que se esconde detrás de


apariencias de religiosidad e incluso de amor a la Iglesia, es buscar, en lugar de la gloria
del Señor, la gloria humana y el bienestar personal. Es un modo sutil de buscar «sus propios
intereses y no los de Cristo Jesús (Flp 2, 21). Toma muchas formas, de acuerdo con el tipo
de personas. Por estar relacionada con el cuidado de la apariencia, no siempre se conecta
con pecados públicos, y por fuera todo parece correcto.

Esta mundanidad puede alimentarse especialmente de dos maneras profundamente


emparentadas. Una es la fascinación del gnosticismo, una fe encerrada en el
subjetivismo, donde sólo interesa una determinada experiencia o una serie de
razonamientos y conocimientos que supuestamente reconfortan e iluminan, pero en
definitiva el sujeto queda clausurado en la inmanencia de su propia razón o de sus
sentimientos.

La otra es el neopelagianismo autorreferencial de quienes en el fondo sólo confían en sus


propias fuerzas y se sienten superiores a otros por cumplir determinadas normas o por ser
inquebrantablemente fieles a cierto estilo católico propio del pasado. Es una supuesta
seguridad que da lugar a un elitismo narcisista y autoritario, donde en lugar de evangelizar
lo que se hace es analizar y clasificar a los demás, y en lugar de facilitar el acceso a la gracia
se gastan las energías en controlar. En los dos casos, ni Jesucristo ni los demás interesan
verdaderamente.

Esta mundanidad se manifiesta en la pretensión de «dominar el espacio de la Iglesia».


En algunos hay un cuidado ostentoso de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la
Iglesia, pero sin preocuparles que el Evangelio tenga una real inserción en el Pueblo fiel de
Dios y en las necesidades concretas de la historia.

En otros, la misma mundanidad espiritual se esconde detrás de una fascinación por


mostrar conquistas sociales y políticas, o en una vanagloria ligada a la gestión de
asuntos prácticos, También puede traducirse en diversas formas de mostrarse a sí mismo
en una densa vida social llena de salidas, reuniones, cenas, recepciones. O en un
funcionalismo empresarial, cargado de estadísticas, planificaciones y evaluaciones, donde
el principal beneficiario no es el Pueblo de Dios sino la Iglesia como organización. En todos

36
los casos, Ya no hay fervor evangélico, sino el disfrute espurio de una
autocomplacencia egocéntrica.

En este contexto, se alimenta la vanagloria de quienes se conforman con tener algún


poder y prefieren ser generales de ejércitos derrotados antes que simples soldados de
un escuadrón que sigue luchando. Así, negamos nuestra historia de Iglesia, que es gloriosa
por ser historia de sacrificios, de esperanza, de lucha cotidiana, de vida deshilachada
en el servicio, En cambio, nos entretenemos vanidosos hablando sobre «lo que habría que
hacer» —el pecado del «habriaqueísmo»— como maestros espirituales y sabios pastorales
que señalan desde afuera. Cultivamos nuestra imaginación sin límites y perdemos
contacto con la realidad sufrida de nuestro pueblo fiel.

Quien ha caído en esta mundanidad mira de arriba y de lejos, rechaza la profecía de


los hermanos, descalifica a quien lo cuestione, destaca constantemente los errores
ajenos y se obsesiona por la apariencia. No aprende de sus pecados ni está
auténticamente abierto al perdón. Es una tremenda corrupción con apariencia de bien.
¡Dios nos libre de una Iglesia mundana bajo ropajes espirituales o pastorales! (Cf Evangelii
Gaudium 93-97).

Personalmente reflexionemos algunas preguntas y después podemos compartir:

1. ¿Cuáles de estas Actitudes descubro en mi vida, en mi parroquia, en mi comunidad?

Limpiar el terreno, esta es la jornada pastoral para el año 2022, en vista a ir construyendo
la Casita Sagrada que anuncia y construye la dignidad humana.

2. ¿Qué me pide Dios en este momento para mi vida, mi parroquia, mi comunidad?


3. ¿Cómo puedo empezar un camino de conversión Pastoral?

5. AGRADECEMOS EL DON DE LA PALABRA

Virgen y Madre María,


tú que, movida por el Espíritu,
acogiste al Verbo de la vida
en la profundidad de tu humilde fe,
totalmente entregada al Eterno,
ayúdanos a decir nuestro «sí»
ante la urgencia, más imperiosa que nunca,
deje hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.

Tú, llena de la presencia de Cristo,


llevaste la alegría a Juan el Bautista,

37
haciéndolo exultar en el seno de su madre.
Tú, estremecida de gozo,
cantaste las maravillas del Señor.
Tú, que estuviste plantada ante la cruz
con una fe inquebrantable
y recibiste el alegre consuelo de la resurrección,
recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu
para que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados


para llevar a todos el Evangelio de la vida
que vence a la muerte.

Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos


para que llegue a todos
el don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,


madre del amor, esposa de las bodas eternas,
intercede por la Iglesia, de la cual eres el ícono purísimo,
para que ella nunca se encierre ni se detenga
en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,


ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,
del servicio, de la fe ardiente y generosa,
de la justicia y el amor a los pobres,
para que la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de la tierra
y ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,


manantial de alegría para los pequeños,
ruega por nosotros. Amén.

38
QUINTO DÍA

«Se acercó y, tomándola de la mano la levantó» Mc 1, 29-31

1. INVOCAMOS AL ESPÍRITU SANTO

Aquí estamos, Espíritu Santo.


Aquí estamos, frenados por la inercia del pecado,
pero reunidos especialmente en tu Nombre.

Ven a nosotros y permanece con nosotros.


Dígnate penetrar en nuestro interior.
Enséñanos lo que hemos de hacer,
por dónde debemos caminar,
y muéstranos lo que debemos practicar
para que, con Tu ayuda,
sepamos agradarte en todo.

Sé Tú el único inspirador
y realizador de nuestras decisiones,
Tú, el único que, con Dios Padre y su Hijo,
posees un nombre glorioso,
no permitas que quebrantemos la justicia,

Tú, que amas la suprema equidad:


que la ignorancia no nos arrastre al desacierto;
que el favoritismo no nos doblegue;
que no nos corrompa la acepción de personas o de cargos.

Por el contrario, únenos eficazmente a Ti,


sólo con el don de tu Gracia,
para que seamos UNO en Ti,
y en nada nos desviemos de la verdad.
Y, lo mismo que estamos reunidos en Tu Nombre,
así también, mantengamos en todo la justicia,
moderados por la piedad,
para que, hoy, nuestras opiniones
en nada se aparten de Ti,
y, en el futuro, obrando rectamente,
consigamos los premios eternos. Amén.

39
2. ESCUCHAMOS LA PALABRA

Del Evangelio de san Marcos 1, 29-31

29 Al salir de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa


de Simón y Andrés. 30 La suegra de Simón estaba en cama
con fiebre; y le hablan de ella. 31 Se acercó y, tomándola
de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a
servirles. Palabra del Señor.

3. MEDITAMOS LA PALABRA

Debemos notar que en este pasaje no se menciona el


nombre de Jesús, aunque se deduce, no deja de ser
intencionada esta omisión; tampoco aparecen las tales
palabras: ‘enferma’, ‘enfermedad’ o ‘curación’; en cambio,
dos veces se menciona la palabra ‘fiebre’, destacando su
importancia en el relato.

Al salir de la sinagoga… Jesús no se detiene ante la fama que ha suscitado en la sinagoga,


(Mc 27-28), no saca partido del entusiasmo popular que podríamos falsear sumisión. … se
fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. Aunque sin ser llamados hermanos se
mencionan en las dos parejas en el mismo orden que en el episodio del llamado,
manteniéndose entre ellos la relación de igualdad (Mc 1, 16-21), y estableciendo así un
paralelo de continuidad entre el relato de vocación de los primeros discípulos y lo que se
narra en este pasaje. Más adelante el Evangelio de Marcos en el relato de la institución de
los doce se nos revelará que Jesús llama a quien quiere para que estén con Él (Mc 3, 13) y
fueran testigos, por eso lo acompañan.

Únicamente Santiago y Juan acompañan a Jesús desde la sinagoga a la casa. Simón y


Andrés, en cambio, se insinúa no han asistido a la reunión del sábado, dejando ver así su
inconformidad con la situación de la institución religiosa judía.

La suegra de Simón estaba en cama con fiebre. No se dice que Jesús se encuentre en la
casa de Simón y Andrés, sólo aparece en ella la suegra de Simón. La situación de la mujer
se describe con dos rasgos: en primer lugar, por su estado, la postración, la impotencia
‘estaba en cama’; en segundo lugar, por la causa que lo provoca ‘con fiebre’.

En griego, los términos para indicar fiebre derivan del vocablo ‘fuego’. Esta fiebre/fuego
impiden toda actividad, y en particular el servicio a los demás, característica de los que
siguen a Jesús, que se ejercerá apenas la fiebre desaparezca (v 31). Liberar de la fiebre

40
significa así capacitar para el servicio/seguimiento. Ahora bien: al sentido teológico del
servicio debe corresponder un sentido teológico de la fiebre/fuego, que es el impedimento
para hacerlo. La figura del fuego se inspira el proverbial ‘fuego/celo’ de Elías, el profeta
de fuego, el gran adversario de la monarquía corrompida:

Eclo 48, 1.3.9 1 Entonces surgió el profeta Elías como un fuego, su palabra quemaba como
antorcha. 3 Por la palabra del Señor cerró los cielos, e hizo también caer fuego tres veces.
9 que fuiste arrebatado en un torbellino de fuego, en un carro de caballos de fuego.

I Re 19, 10.14 10 Él dijo: «Ardo en celo por Yahvé, Dios Sebaot, porque los israelitas han
abandonado tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a espada a tus profetas;
quedo yo solo y buscan mi vida para quitármela.»

II Re 1, 10.12.14. 10 Elías respondió al jefe de los cincuenta: «Si efectivamente soy un


hombre de Dios, descienda fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta hombres.»
Descendió fuego del cielo que lo consumió a él y a sus cincuenta hombres. 12 Pero Elías
les respondió: «14 Mira que ya descendió fuego del cielo y devoró a los dos jefes de
cincuenta anteriores y a sus cincuenta hombres. Pero ahora, ten consideración de mi vida.»

El fuego aparece, así como figura del ardiente celo reformista y violento propio de ciertos
círculos de la época. Aparece la correspondencia con la actitud anti institucional de Simón
y Andrés, manifestada al no asistir a la sinagoga. La fiebre de la suegra refleja la actitud de
ciertos círculos caracterizados por su celo contra la corrupción y la injusticia de las
instituciones, se define así a Simón y a su suegra como un grupo reformista molesto y
violento. y le hablan de ella. Jesús no había ido a la sinagoga a liberar al poseído; el
encuentro con este sobrevino mientras enseñaba a la gente (Mc 1, 21b-23). Paralelamente,
no ha ido a casa de Simón y Andrés con el propósito de levantar a la mujer postrada; sólo
al llegar recibe la información. Jesús va adquiriendo conocimiento y experiencia de las
circunstancias en la medida que está en camino, en salida misionera.

No precisa Mc quienes informan Jesús sobre el caso de la suegra. Son


intermediarios anónimos que consideran urgente su intervención; ni
siquiera expresan un ruego. Estos individuos conocen el programa de
Jesús y quieren colaborar con Él, no comparten el celo reformista
violento.

Son, pues, seguidores fieles y anónimos de Jesús. Su papel corresponde al de ‘los ángeles’
que prestaban servicio a Jesús en el desierto. Estos colaboradores en la labor de Jesús
aparecen con frecuencia en el evangelio de San Marcos (Cf 1, 32; 7, 32; 8, 22). En algunos
pasajes, la figura de ‘los ángeles’ se aplica a los seguidores de Jesús, reinterpretando la
calidad de hijos de Dios que se atribuye a ‘los ángeles’ en el AT y qué se aplica ahora a los
que han recibido el Espíritu. Su anonimato muestra lo callado de su labor.

41
No les preocupa que sea día de sábado, en el que, según la doctrina de los letrados, estaba
prohibido curar a un enfermo, salvo el peligro de muerte ( Mc 3, 1-7). Poner a la persona
por encima de legalismo. La acción liberadora de Jesús se ejerce gracias al interés de sus
seguidores. Existen, puedes, un grupo de verdaderos seguidores de Jesús que colaboran
con Él, pero manteniéndose en segundo plano. Cristo es el centro.

Se acercó…Basta la breve información para que Jesús actúe, se trata de liberar de una o
presión, en este caso de una ideología que priva al hombre de vida y actividad, tampoco
Jesús respeta la doctrina sobre el sábado. Mientras la persona esté aquejada por esta fiebre
(ideología violenta) no puede acercarse a Jesús. Ante esta imposibilidad, es Jesús quien
se acerca, mostrando su interés/amor y su deseo de poner fin a la situación negativa.
Quiere liberar al familiar de un discípulo que había empezado a seguirlo (Mc 1, 18).

…y, tomándola de la mano, la levantó. Al contrario que


en la sinagoga, Jesús no pronuncia palabra ni conmina a la
fiebre; se acerca, se abaja, toca a la persona postrada,
sin demoras, sin ascos y sin miedos, y la levanta; ante este
hecho, la fiebre desaparece por sí misma. ‘Levantar’,
designa a menudo la resurrección de un muerto
(Mc 5, 41; 6, 14.16; 9, 27; 12, 26; 14, 28; 16, 6). Yacer postrado y sin actividad, equivale estar
muerto.

Jesús, con su contacto, comunica vida. El problema no está, en el anhelo de cambio, ni en


el celo por la fidelidad a Dios, sino en el modo violento (fiebre/fuego) como se pretende
llevarlo a cabo. Una vez que se experimenta la fuerza de Jesús, se comprende cuál es el
verdadero camino para ello.

La fiebre la dejó y ella se puso a servirles. El efecto inmediato del contacto con Jesús de
la experiencia del encuentro es el servicio. El servicio a todos los miembros de la
comunidad de lo característico del seguimiento de Jesús y de la presidencia del Reino de
Dios. Se deduce que la fuerza debida comunicada por Jesús es el Espíritu Santo, el mismo
que lo ha capacitado a Él para llevar a cabo su misión ( Mc 1, 8.10.17): su presencia en el
hombre, elimina el deseo de violencia contra otros y dispone al amor manifestado en el
servicio (Mc 10, 45).

El servicio se presta al grupo. Han aparecido dos clases de servicio: Uno, cómo el que se
explicaba de ‘los ángeles’, de los que informan a Jesús sobre la situación (Mc 1, 30b); este
servicio o colaboración consiste en facilitar la labor de Jesús, procurando su contacto con
los que lo necesitan. El segundo servicio es el que manifiesta en el amor entre los miembros
de la comunidad. Uno y otro nacen de la adhesión a Jesús y la manifiesta.

42
Dejemos ahora unos breves momentos para meditar en la Palabra de Dios.

4. HACEMOS NUESTRA LA PALABRA

El cambio de época, la cultura mediática, nuestra falta de


testimonio, nuestra culpa vergonzosa por los pecados e
incoherencias de algunos miembros de la Iglesia además
de los crecientes ambientes anti eclesiales a veces,
transmiten una marcada desconfianza hacia el mensaje de
la Iglesia y un cierto desencanto.

Como consecuencia, muchos agentes pastorales y muchos hermanos desarrollan una


especie de enojo, como Simón, y se alejan rompiendo con la comunidad y ausentándose,
o bien como la suegra de Simón, cristianos enfermos y postrados en cama privados del
Evangelio y de la alegría de Evangelizar, o un complejo de inferioridad que los lleva a
relativizar u ocultar su identidad cristiana y sus convicciones (Cf. Evangelii Gaudium 79).

La crisis de identidad cristiana sea ha acelerado, (1ª CARTA PASTORAL, El mejor servicio de
hermano…, n 10). La Iglesia debe hacer una y otra vez el esfuerzo de desprenderse de esta
secularización y volver a estar de nuevo disponible para acompañar a Jesús, y aprender de
Él, que sale de la sinagoga y va al encuentro del hermano para tocarlo y levantarlo de este
círculo vicioso: sin Dios y sin la comunidad. Pues así se disuelve la identidad cristiana y se
terminan ahogando alegría misionera en una especie de obsesión por ser como todos y
por tener lo que poseen los demás. Así, las tareas evangelizadoras se vuelven forzadas y
se dedican a ellas pocos esfuerzos y un tiempo muy limitado.

Vemos que en nuestro opulento mundo occidental hay carencias, hermanos con fiebre y
postrados en cama, A muchos les falta la experiencia de la bondad de Dios. No
encuentran un punto de contacto con las Iglesias institucionales y sus estructuras
tradicionales. Pero, ¿por qué? ésta es una pregunta sobre la que debemos reflexionar muy
seriamente. Ocuparse de ella es la tarea principal de este año 2022, (limpiar el terreno).

Nuestra Iglesia en su teología, su liturgia y su gobierno está organizada de manera óptima.


Pero, detrás de las estructuras, ¿Hay una fuerza espiritual correspondiente, la fuerza de la
fe en el Dios vivo? Debemos decir sinceramente que hay un desfase entre las estructuras
y el Espíritu. Y añado: La verdadera crisis de la Iglesia en el mundo occidental es una crisis
de fe. Si no llegamos a una verdadera renovación en la fe, toda reforma estructural será
ineficaz.

Pensemos en tantas personas que como la suegra de Simón, les falta la experiencia de la
bondad de Dios. Necesitan lugares donde poder hablar de su nostalgia interior. Y aquí
estamos llamados a buscar nuevos caminos de evangelización. Uno de estos caminos

43
podría ser las pequeñas comunidades donde se vive la amistad que se profundiza
regularmente en la adoración comunitaria de Dios. Aquí hay personas que hablan de sus
pequeñas experiencias de fe en su puesto de trabajo y en el ámbito familiar o entre sus
conocidos, testimoniando de este modo un nuevo acercamiento de la Iglesia a la sociedad.

Ya lo indicaba el Santo padre, el Papa FRANCISCO:


Necesitamos crear espacios motivadores y sanadores para
los agentes pastorales, y para todos los hombres indiferentes
o lastimados y sin esperanza; lugares donde regenerar la
propia fe en Jesús crucificado y resucitado, donde compartir
las propias preguntas más profundas y las preocupaciones
cotidianas, donde discernir en profundidad con criterios evangélicos sobre la propia
existencia y experiencia, con la finalidad de orientar al bien y a la belleza las propias
elecciones individuales y sociales. (Cf. Evangelii Gaudium 77). Necesitamos facilitar la labor
de Jesús, como ‘los ángeles’, procurando su contacto con los que lo más necesitan.

Nuestro señor Obispo en su 1ª CARTA PASTORAL, El mejor servicio de hermano es la


Evangelización, en los n. 40-45 nos proponía como desafío: crear, fomentar y acompañar
pequeñas comunidades de discípulos-misioneros, basadas en cuatro columnas: 1) la
enseñanza de los apóstoles, 2) la comunión, 3) la fracción del pan, y 4) la oración.

En este año 2022 dentro de nuestra segunda jornada de trabajo titulada: limpieza del
terreno, se nos invitaba promover y fortalecer tres signos proféticos, dos de ellos son: 1)
la implementación de centros de formación básica, media y superior en nuestras
comunidades parroquiales y 2) la constitución de pequeñas comunidades, en torno a la
palabra de Dios (círculos Bíblicos) Cf 1ª CARTA PASTORAL, El mejor servicio al hermano…,
93).

Ante estos imperativos ¿Qué podemos hacer?

Reflexionemos en cinco criterios para comenzar y fortalecer las pequeñas comunidades


en nuestras parroquias.

1. ¿Existen centros de formación y animación cristiana en mi parroquia?


2. ¿Vivo mi fe individualmente, o vivo en pequeña comunidad?

Que el Señor nos indique siempre el camino para ser juntos luz del mundo y para mostrar
a nuestro prójimo el camino hacia el manantial donde pueden satisfacer su más profundo
deseo de vida. Ante las crisis y pandemias de ayer, de hoy y siempre. El mejor servicio al
hermano es la Evangelización.

44
5. AGRADECEMOS EL DON DE LA PALABRA
Virgen y Madre María,
tú que, movida por el Espíritu,
acogiste al Verbo de la vida
en la profundidad de tu humilde fe,
totalmente entregada al Eterno,
ayúdanos a decir nuestro «sí»
ante la urgencia, más imperiosa que nunca,
deje hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.

Tú, llena de la presencia de Cristo,


llevaste la alegría a Juan el Bautista,
haciéndolo exultar en el seno de su madre.
Tú, estremecida de gozo,
cantaste las maravillas del Señor.

Tú, que estuviste plantada ante la cruz


con una fe inquebrantable
y recibiste el alegre consuelo de la resurrección,
recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu
para que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados


para llevar a todos el Evangelio de la vida
que vence a la muerte.

Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos


para que llegue a todos
el don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,


madre del amor, esposa de las bodas eternas,
intercede por la Iglesia, de la cual eres el ícono purísimo,
para que ella nunca se encierre ni se detenga
en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,


ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,
del servicio, de la fe ardiente y generosa,
de la justicia y el amor a los pobres,

45
para que la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de la tierra
y ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,


manantial de alegría para los pequeños,
ruega por nosotros. Amén.

46

También podría gustarte