Trabajo Final Psicologia Forense

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CONSEJO DE LA MAGISTRATURA - ESCUELA JUDICIAL

SEDE CORONEL OVIEDO – FUERO PENAL

MÓDULO: PSICOLOGÍA FORENSE

“PSICOPATOLOGÍA FORENSE. TRASTORNOS


MENTALES IMPLICADOS EN EL DERECHO
PENAL”.

INTEGRANTES:
 MANUEL RAMOA ZELAYA
 ADA SILVA CABALLERO
 MARIA DEL ROSARIO PEZOA
 NORA RAQUEL CRISTALDO
 CARLOS SCAVENIUS
 MARIELA MARTINEZ
 JORGE CHAVEZ

PROFESOR: LIC. EDUARDO BIEBER

2018

1
ÍNDICE

Contenido

ÍNDICE...................................................................................................................... 2

INTRODUCCIÓN......................................................................................................4

MARCO TEORICO....................................................................................................5

PSICOPATOLOGÍA FORENSE. TRASTORNOS MENTALES IMPLICADOS EN EL


DERECHO PENAL....................................................................................................5

1. CONCEPTOS BASICOS....................................................................................5

1.1. Psicopatología................................................................................................5

1.2. Psicopatología Forense..................................................................................6

2. INIMPUTABILIDAD EN EL CÓDIGO PENAL.....................................................7

3. RESPONSABILIDAD CRIMINAL Y PSICOPATOLOGÍA....................................8

4. CLASIFICACIÓN DE TRASTORNOS MENTALES............................................9

4.1. Retraso mental...............................................................................................9

4.1.1. Conductas delictivas e imputabilidad..........................................................9

4.2. Trastornos de personalidad..........................................................................10

4.2.1. La imputabilidad en los trastornos de personalidad..................................11

4.3. Trastornos mentales orgánicos.....................................................................12

4.3.1. Conductas delictivas e Imputabilidad en el Delirium..................................13

4.3.2. Conductas delictivas e Imputabilidad en la Demencia...............................13

4.4. Psicosis endógenas......................................................................................14

4.4.1. Conductas delictivas e Imputabilidad en la Psicosis Esquizofrénica.........14

4.4.2. Conductas delictivas e Imputabilidad en la Paranoia o Trastorno Delirante15

2
4.5. Trastornos del estado de ánimo...................................................................16

4.5.1. Conductas delictivas e imputabilidad de los trastorno del estado de ánimo16

4.6. Neurosis.......................................................................................................18

4.6.1. Conductas delictivas e imputabilidad de la neurosis.................................18

4.7. Trastornos del control de los impulsos..........................................................19

4.7.1. Conductas delictivas e imputabilidad de los trastornos control impulsos...19

5. ALGUNAS CONSIDERACIONES DE LAS PSICOPATOLOGÍAS MÁS USUALES 20

5.1. Psicopatología usual en víctimas..................................................................20

5.2. Psicopatología usual en victimarios..............................................................21

CONCLUSIÓN........................................................................................................ 23

BIBLIOGRAFÍA.......................................................................................................24

3
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo tiene como tema principal “Psicopatología forense.
Trastornos mentales implicados en el derecho penal”.

El Código Penal establece una serie de condiciones psicobiológicas mínimas,


en base a las cuales se valora la imputabilidad del sujeto que delinque. En líneas
generales, todo sujeto adulto es imputable de sus actos, siempre y cuando sus
capacidades cognitivas y volitivas no se encuentren alteradas. Es aquí donde entra a
tallar las enfermedades o trastornos mentales, afecciones o síndromes psíquicos y
conductuales, opuestos a los propios de los individuos que gozan de buena salud mental.
En general, son causa de angustia y deterioro en importantes áreas del funcionamiento
psíquico, afectando al equilibrio emocional, al rendimiento intelectual y a la adaptación
social. La eximente de anomalía o alteración psíquica permanente es una circunstancia
que elimina la responsabilidad criminal por falta de imputabilidad.

El objetivo principal es analizar los aspectos fundamentales de los trastornos


mentales directamente relacionados en el derecho penal. Además, pretende proporcionar
los conocimientos necesarios de psicología jurídica y forense, que permitan comprender
las alteraciones o anomalías psíquicas que padece un acusado o las alteraciones
emocionales de la víctima, la criminalidad de cada grupo patológico concreto, valorar su
grado de imputabilidad o peligrosidad y las medidas a tomar con las personas imputables
o parcialmente imputables.

El esquema que seguiremos será el siguiente: analizaremos por separado los


distintos trastornos mentales recogidos en el DSM-IV, centrándonos en aquellos que
tienen mayor relevancia en el ámbito penal. En relación con cada uno de estos trastornos
nos detendremos en los criterios diagnósticos y su sintomatología clínica, para a
continuación detenernos en aquellas conductas delictivas que habitualmente van
asociadas a dicho trastorno y terminar haciendo referencia a las repercusiones que dicho
trastorno puede tener en las facultades psíquicas del individuo que lo sufre, es decir, en
su imputabilidad. El análisis de los criterios diagnósticos y de la sintomatología de los
trastornos se basará en aportaciones de la psicología y psiquiatría, mientras que las
referencias a la incidencia que los mismos tienen sobre la imputabilidad tendrán su apoyo
en opiniones de la doctrina y la jurisprudencia penales.

4
5
MARCO TEORICO

PSICOPATOLOGÍA FORENSE. TRASTORNOS MENTALES


IMPLICADOS EN EL DERECHO PENAL

1. CONCEPTOS BASICOS

1.1. Psicopatología

Según el Diccionario Definición.de (2018), afirma: “se conoce como


psicopatología a la disciplina que analiza las motivaciones y las particularidades de las
enfermedades de carácter mental. Este estudio puede llevarse a cabo con varios
enfoques o modelos, entre los cuales pueden citarse al biomédico, al psicodinámico, al
socio-biológico y al conductual”.

Es el estudio de las causas y naturaleza de las enfermedades mentales. Puede


desarrollarse según distintos enfoques o modelos, como el biomédico, el psicodinámico,
el socio-biológico y el conductual, entre otros. La Psicopatología estudia las
enfermedades mentales como la esquizofrenia, la bipolaridad que son trastornos mentales
que aparecen por un tiempo y lego desaparecen. Las conductas delictivas que
comenten con mayor frecuencia son aquelos contra la libertad sexual ya que son
actos impulsivos que difícilmente pueden controlar., hurtos o robos de cosas de
poco valor económico; delitos contra la integridad física o la vida que se
caracteriza por la impulsividad debido a la falta de planificación previa.

Etimológicamente, el término psicopatología (psyché (psyjé), alma o razón;


páthos (pazos), enfermedad; y logía o lógos, discernimiento o discurso racional) puede
ser usado en tres sentidos:

Como designación de un área de estudio: Es aquella área de la salud que


describe y sistematiza los cambios en el comportamiento que no son explicados, ni por la
maduración o desarrollo del individuo, ni como resultado de procesos de aprendizaje
también entendidos como trastorno psicológico, enfermedades o trastornos mentales. A
modo de ejemplo, encontramos el estudio que diferencia entre percepción normal/sana y
percepción que no es normal/sana, al margen de la definición de trastorno psicológico; en
este sentido, la alucinación hipnagógica es una percepción normal y sana.

Como término descriptivo: Es aquella referencia específica a un signo o síntoma


que se puede encontrar formando parte de un trastorno psicológico.

Como designación de un área de estudio en psicología que, en oposición al


estado de salud (tal y como es definida por la Organización Mundial de la Salud: social,

6
psicológica y biológica), se centra en estudiar los procesos que pueden inducir estados
«no sanos» en el proceso mental (De La Serna, 2018).

Las diferentes alteraciones que se dan que se pueden diferenciar en el DSM- IV


y en el CIE-10, tienen 4 criterios generales, los mismos que los veremos a continuación:

1. Tienen un comienzo antes de los 18 años.

2. Resulta clínicamente evidente, el daño o manifestación de las sintomatología,

3. Se pone de manifiesto al menos en un área de acción del sujeto que puede


ser: familiar social, laboral o escolar.

4. La sintomatología se presenta de manera estable por un periodo no menor a


6 meses.

1.2. Psicopatología Forense

Esta especialidad de la Psicología Jurídica se encarga del estudio de los


factores psicológicos que se encuentran en la base de la delincuencia, vinculando algunos
trastornos mentales con las conductas criminales, su diagnóstico y evaluación.

1.3. Criminología

La criminología es la ciencia que analiza los delitos, a los delincuentes y a las


víctimas, estudiando las causas, formas y consecuencias de cualquier acción delictiva. De
esta manera, la criminología proporciona una visión global de un crimen, estudiando
también cuáles son las regulaciones que el estado realiza en función de estos delitos y las
reacciones que provoca en el resto de la sociedad.

1.4. Imputabilidad

La imputabilidad es la capacidad psíquica de una persona de comprender la


antijuridicidad de su conducta y de no adecuar la misma a esa comprensión. Pero algunas
veces un sujeto deja de ser imputable por las llamadas Causas De Inimputabilidad que
son: enfermedad mental, grave insuficiencia de la inteligencia, grave perturbación de la
conciencia y ser menor de 14 años.

Las Causas de Inimputabilidad son aquellas situaciones que, si bien la conducta


es típica y antijurídica, hacen que no sea posible atribuir el acto realizado al sujeto por no
concurrir en él: salud mental, conciencia plena, suficiente inteligencia o madurez psíquica

2. INIMPUTABILIDAD EN EL CÓDIGO PENAL

7
La imputabilidad es la capacidad para comprender la criminalidad de
determinado acto y dirigir las propias acciones, o sea, la imputabilidad es una condición
jurídica que posee todo aquel que tenga:

.Madurez mínima, fisiológica y psíquica


.Salud mental
.Conocimientos de los actos que realiza

Se expone el tratamiento que el Código Penal realiza sobre la inimputabilidad


prestando especial atención a las personas que perpetran una conducta penada y se
catalogan dentro del colectivo de persona con discapacidad o con enfermedad mental. La
culpabilidad requiere de un presupuesto previo que es la culpabilidad

Muchas han sido las definiciones que los penalistas han  desarrollado del
concepto de inimputabilidad.  Básicamente, Castro A. (2015) lo define:

“es una falta de capacidad  de una persona  para ser culpable por una conducta
que ha realizado y está penada en el Código Penal ,  teniendo en cuenta que no tiene
conocimiento de la ilicitud  del hecho realizado  además  de  sufrir  una alteración de la
voluntad,  pero entendiendo que  la persona , en el momento  de ejecutar el hecho  o
conducta ,  está en tal estado que no puede comprender esa conducta como ilícita  ni
puede comportarse de forma distinta a como lo ha hecho por estar privado de la facultad
de poder conocer o comprender de otra forma. Esta persona debe estar en posesión de
condiciones intelectuales y de la voluntad que no le permitan conocer que su conducta es
ilícita y que no pueda actuar de otra manera.  

En resumen, para que una persona pueda ser imputable o no  tienen que 
conocerse  las características del sujeto que realiza esa conducta y su  situación concreta 
en el momento concreto del acto delictivo teniendo en cuenta que es necesario  padecer
algún trastorno mental , que puede ser transitorio o temporal , o no , y además que en el 
momento de realización de la conducta no  tenga entendimiento para detectar esa  ilicitud 
así como que esa persona no  pueda realizar  una  conducta distinta  en función de su 
comprensión. Por estar afecto a una enfermedad mental  esa persona no  deja de ser
imputable porque para ser inimputable  habrá que estar a  que el sujeto no pueda
comprender que el hecho o conducta realizada no es lícita o no pueda comportarse según
esa ilicitud.

Existen unos motivos por los que  se impide a una persona ser imputada por una
conducta que sea antijurídica y esos motivos son las causas de inimputabilidad  por las
que queda eximido  de responsabilidad criminal por no tener la aptitud o facultad
intelectual y de la voluntad para comprender el hecho o la conducta que ha realizado.

Las causas de inimputabilidad, según Frías Caballero, pueden ser las siguientes:

1. Defecto del desarrollo mental (oligofrenia)


2 .Perturbación profunda de la consciencia (epilepsia, intoxicación)

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3. Alteración morbosa del psiquismo (psicosis, demencias)
4. Alteraciones del psiquismo no necesariamente morbosas
5. (trastornos de personalidad). Este último ítem es discutible. En nuestra opinión, solo
son inimputables los trastornos de personalidad en determinadas circunstancias
sobreagregadas a dicho trastorno, por ejemplo: intoxicación o episodio psicótico, entre
otras. En el Código Penal en su artículo 23 se exponen las causas  que eximen de la
responsabilidad criminal rezando lo siguiente:

“Artículo 23.- Trastorno mental

1º No es reprochable el que en el momento de la acción u omisión, por causa


de trastorno mental, de desarrollo psíquico incompleto o retardado, o de grave
perturbación de la conciencia, fuera incapaz de conocer la antijuridicidad del hecho o de
determinarse conforme a ese conocimiento.

2º Cuando por las razones señaladas en el inciso anterior el autor haya obrado
con una considerable disminución de su capacidad de conocer la antijuridicidad del hecho
o de determinarse conforme a este conocimiento, la pena será atenuada con arreglo al
artículo 67”. (Ley Nº. 1.160/97 Código Penal Paraguay)

3. RESPONSABILIDAD CRIMINAL Y PSICOPATOLOGÍA

La eximente de anomalía o alteración psíquica permanente es una


circunstancia que elimina la responsabilidad criminal por falta de imputabilidad.

El Código Penal configura estas circunstancias exigiendo la presencia de un


elemento biológico y otro psicológico. En relación con la eximente concreta que nos
ocupa, el elemento biológico consiste en una alteración o anomalía psíquica permanente
y el psicológico en la anulación de las facultades intelectivas y volitivas provocadas por
dicha alteración o anomalía.

Montañés B. (2009, p.175) afirma: “la “anomalía o alteración psíquica” no es un


concepto que pertenezca al ámbito de la psicología o psiquiatría y que tradicionalmente
en la jurisprudencia penal se incluía en esta eximente la psicosis, la oligofrenia, la
psicopatía y la neurosis”.

Las nuevas orientaciones en la psicología y la psiquiatría han elaborado


distintas clasificaciones de los trastornos que poco tienen que ver con la que se venía
utilizando en el ámbito penal.

Por eso, la doctrina y la jurisprudencia penales más modernas utilizan las


clasificaciones que ofrecen estas nuevas orientaciones abandonando los, ya obsoletos,
criterios tradicionales.

4. CLASIFICACIÓN DE TRASTORNOS MENTALES

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Una de las clasificaciones que goza de mayor reconocimiento internacional y
sirve de referencia a los psicólogos y psiquiatras en todo el mundo es el DSM-V (Manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), clasificación que servirá de
referencia en la exposición que se realiza en esta investigación.

4.1. Retraso mental

Según Burón J (2009) la inteligencia se puede considerar como el conjunto de


todas las capacidades y medios convenientemente aplicados, utilizables en la adaptación
a los problemas de la vida.

Se entiende que la capacidad intelectual es significativamente inferior al


promedio, estableciéndose diversos grados de retraso en función del coeficiente
intelectual que se obtenga (como mínimo inferior a 70). Su inicio se traduce antes de los
18 años e implica alteraciones adaptativas al entorno. La presencia de trastornos
mentales asociados suele ser entre tres y cuatro veces mayor que la observada en
población normal. Así, presenta déficit cognitivo (pensamiento concreto), dificultades de
aprendizaje y de atención; inmadurez afectiva y escasa tolerancia a la frustración,
deficitario control de los impulsos.

Es decir, una persona (siguiendo esta concepción) será más o menos


inteligente según sea su capacidad de desplegar toda una serie de habilidades y recursos
para hacer frente a las dificultades cotidianas que vayan surgiendo en su vida; en la
medida en la que sea capaz de adaptarse a su propio entorno social. Los requerimientos
de adaptación social diferirán según cuál sea dicho entorno.

Es imprescindible tener en cuenta esta doble vertiente: no sólo evaluar las


aptitudes personales sino también analizar en qué medida dichas aptitudes facilitan la
adaptación del sujeto en su entorno concreto.

El retraso mental es una de las psicopatologías de la inteligencia. A pesar de


que la delictogénesis es baja en las personas con esta psicopatología, la imputabilidad o
inimputabilidad del sujeto estará determinada por una serie de factores que analizaremos
a continuación (Burón J, 2009).

Posteriormente analizaremos cómo este retraso puede afectar a la


imputabilidad.

4.1.1.Conductas delictivas e imputabilidad

Los delitos que con mayor frecuencia comenten los sujetos que padecen un
retraso mental son: “contra la libertad e indemnidad sexuales, como delitos de
exhibicionismo o abusos sexuales de poca gravedad, tratándose normalmente de actos
impulsivos que difícilmente pueden controlar (Pedreira Massa et al. 1994); delitos contra
el patrimonio, como hurtos o robos que tienden a ser burdos y sin premeditación,
obteniéndose objetos de escaso valor económico (Rodes y Martí Lloret, 1997);

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provocación de incendios (Pedreira Massa et al. 1994); delitos de lesiones y contra la vida
caracterizados por la impulsividad con la que se realizan, fruto de la irreflexión y la
ausencia de planificación previa (Rodes y Martí Lloret, 1997)” (Burón J, 2009, p.181).

La clasificación que tradicionalmente hacía la doctrina y jurisprudencia penal de


los trastornos mentales incluía la “oligofrenia”, término abandonado por la psicología y
psiquiatría modernas y que ha sido sustituido por el de “retraso mental”, por considerarlo
más correcto. A pesar de que esta denominación va introduciéndose cada vez con más
fuerza en el ámbito penal, todavía es frecuente encontrar referencias a la oligofrenia.

La aplicación de la eximente del art. 23 requiere la presencia de una anomalía o


alteración psíquica, en este caso el retraso mental (elemento biológico), y la imposibilidad
del sujeto de comprender la ilicitud del hecho o de actuar conforme a esa comprensión
(elemento psicológico) como consecuencia de dicho retraso mental; ambos elementos
deben concurrir en el momento de la comisión del hecho delictivo.

Del análisis de algunas de las sentencias en las que se aplica esta eximente por
retraso mental se puede concluir que, si el retraso mental es profundo, normalmente se
aplica la eximente por considerar que el sujeto es inimputable, si es de mediana
intensidad, y si es mínima, será de aplicación la atenuante analógica

Pero no siempre será determinante el coeficiente intelectual del sujeto puesto


que además de los tests de inteligencia también habrá que tener en cuenta otros
elementos que ayuden a determinar cómo ha afectado a las capacidades psíquicas del
individuo el retraso mental que sufre en la realización de la conducta delictiva que se
enjuicia.

4.2. Trastornos de personalidad

Consideramos la personalidad como la suma de dos factores: el temperamento


y el carácter. El primero de ellos es la actitud general que caracteriza la manera de
experimentar los afectos y la forma de reaccionar ante los mismos. Se considera que
tiene una base constitucional y se transmite genéticamente. Mientras que el carácter es la
actitud y respuesta ante el entorno que deriva de la interacción del sujeto con el medio
que le rodea y que modela la base transmitida genéticamente (temperamento). De forma
que la suma de lo heredado (o temperamento) y lo adquirido (o carácter) da como
resultado la personalidad, cuya manifestación externa es la propia conducta (Cabrera y
Fuertes, 1997).

A veces estas pautas de comportamiento y rasgos son compatibles con el éxito


y la satisfacción personal y social. Esto ocurre cuando el medio social acepta e incluso
recompensa los rasgos particulares del individuo.

Sin embargo, hay ocasiones en las que no ocurre así y puede derivar en la
aparición de un Trastorno de la Personalidad (García Andrade, 1994).

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Siguiendo los criterios diagnósticos del DSM-IV se establece que para
considerar la existencia de un Trastorno de Personalidad deben aparecer los siguientes
requisitos:

– El patrón permanente de comportamiento se aparta de forma intensa de las


expectativas de la cultura del sujeto, manifestado en:

– Formas de percibir e interpretarse a uno mismo, a los demás y los


acontecimientos.

– Alteraciones afectivas.

– Actividad interpersonal.

– Control de impulsos.

– Dicho patrón es inflexible, estable, de inicio en la adolescencia y se extiende a


una amplia gama de situaciones.

– Provoca malestar significativo o deterioro sociolaboral.

– Dicho patrón no se debe a ninguna enfermedad mental ni tampoco es


inducido por sustancias.

Según Montañés B. (2009) los Trastornos de Personalidad no se consideran


enfermedades mentales sino patrones desadaptativos en la interacción del individuo con
su entorno. El hecho de no ser enfermedades mentales plantea un gran debate desde el
punto de vista penal a la hora de valorar la imputabilidad del sujeto que sufre uno de estos
trastornos.

4.2.1.La imputabilidad en los trastornos de personalidad

La clasificación que tradicionalmente se hacía en derecho penal de los


trastornos mentales incluía las “psicopatías”, término que hace tiempo fue desechado por
la psiquiatría para sustituirlo por el de “trastornos de personalidad”.

También la doctrina y la jurisprudencia penales más modernas han acogido


este nuevo término y la referencia a la psicopatía y a los psicópatas son ya residuales.

Tradicionalmente la jurisprudencia negaba la relevancia de las psicopatías en la


imputabilidad, considerando que el sujeto que la sufría era completamente imputable y por
lo tanto culpable, sin admitir la aplicación de ningún tipo de atenuación de la pena. Esta
postura ha cambiado y en los últimos años no se pone en duda que el art. 23 permite
incluir estos trastornos en su redacción, puesto que tienen capacidad para afectar a las
facultades psíquicas del sujeto y tienen cabida en la expresión “anomalía o alteración
psíquica”, a pesar de que en sentido estricto no se trate de una enfermedad mental.

Una de las características de los trastornos de la personalidad es su variedad


en cuanto a las diferentes áreas del psiquismo que, tal y como acabamos de ver, pueden

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resultar afectadas, así como en cuanto a la diferente intensidad con la que esto puede
ocurrir. Por ello resulta difícil establecer reglas generales en relación con las
repercusiones que estos trastornos tienen en la imputabilidad del sujeto que los padece.

Una vez constatada la presencia de un trastorno de la personalidad (elemento


biológico), hay que determinar cómo ha influido en las capacidades intelectivas y volitivas
del sujeto (elemento psicológico), para saber con qué intensidad está afectada la
imputabilidad y así aplicar la atenuación más adecuada al caso concreto.

En ocasiones, igual que ocurre con otras anomalías o alteraciones psíquicas,


un sujeto puede sufrir brotes o crisis de manera que si lleva a cabo la conducta delictiva
en esos momentos, la imputabilidad del sujeto estará con toda probabilidad disminuida,
aunque en estos casos es más correcto hablar de trastorno mental transitorio.

4.3. Trastornos mentales orgánicos

Se entiende por Trastornos Mentales Orgánicos aquellos trastornos que tienen


como etiología una enfermedad o lesión cerebral u otra afectación causante de disfunción
cerebral (Cabrera Forneiro y Fuertes Rocañín, 1997). Esta disfunción puede ser:

– Primaria: es el caso de enfermedades o lesiones que afectan directamente al


funcionamiento cerebral.

– Secundaria: como en enfermedades sistémicas, metabólicas o infecciosas y


en trastornos que afectan a varios órganos o sistemas, entre ellos al cerebro (Rodes y
Martí Lloret, 1997).

Esta denominación, Trastorno Mental Orgánico, ha desaparecido del actual


DSM-IV. Actualmente, la categoría “Trastorno Mental Orgánico” ha derivado en la
siguiente clasificación:

– Delirium, Demencia, Trastornos Amnésicos y otros Trastornos Cognoscitivos.

– Trastornos Mentales debidos a una enfermedad médica.

– Trastornos por Consumo de Sustancias.

Según Montañés B. (2009) esta serie de trastornos pueden afectar a personas


de todas las edades, sin embargo son especialmente frecuentes en la vejez y en la
infancia.

La variedad de síntomas es amplia y depende del grado de afectación cerebral,


de las causas de la alteración y del sujeto en particular. En general suelen ir asociadas
alteraciones cognoscitivas, sexuales, afectivas y se acentúan los rasgos de personalidad
previos (Cabrera Forneiro y Fuertes Rocañín, 1997).

Nuestro estudio se va a centrar en el Delirium y en la Demencia por constituir


los dos trastornos que mayor relevancia tienen a nivel penal.

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4.3.1.Conductas delictivas e Imputabilidad en el Delirium

Debido a las profundas alteraciones de la consciencia y atención, las funciones


psíquicas superiores se encuentran severamente alteradas. El sujeto difícilmente se para
a analizar las consecuencias que pueden derivar de sus acciones, no existe ningún freno
crítico y se disparan las reacciones impulsivas y descontroladas, lo que en ocasiones
provoca la realización de conductas delictivas (Gisbert Calabuig y Sánchez Blanque,
1998).

El miedo intenso es una emoción que suele aparecer en el curso de las


alucinaciones visuales, generalmente de tipo amenazante. Es muy frecuente que el sujeto
trate de librarse del estímulo o la situación amenazante agrediendo a quien considere
necesario.

Los delitos más frecuentemente asociados al Delirium son los delitos contra las
personas, y en concreto las lesiones tanto al personal sanitario que les cuida, como a
familiares y agentes de la autoridad.

Una vez determinada la presencia de un Delirium (elemento objetivo), será


necesario determinar en qué medida han sido afectadas las facultades volitivas e
intelectivas del sujeto (elemento psicológico). Si éstas han sido anuladas, aplicaremos la
eximente 23; si únicamente han sido disminuidas, habrá que determinar cuál ha sido la
intensidad de esta disminución para aplicar la atenuante más adecuada.

En ocasiones, debido a la transitoriedad de este trastorno, la eximente más


adecuada será la de trastorno mental transitorio.

4.3.2.Conductas delictivas e Imputabilidad en la Demencia

Los individuos que padecen demencia suelen cometer fundamentalmente


delitos contra la propiedad en forma de pequeños hurtos o robos; agresiones a familiares,
normalmente debido a las alteraciones que sufren en el campo afectivo y delitos por
omisión, debido al trastorno de memoria.

De todos modos, la criminalidad de los dementes va disminuyendo conforme


avanza la enfermedad y suele distinguirse por lo absurdo de sus conductas (no toman las
menores precauciones, pueden buscar la complicidad de la propia víctima, etc.), porque el
delito no aporta ningún beneficio al sujeto (roba cosas de escaso valor material, por
ejemplo) y existe una gran diferencia entre el modo de actuar del individuo previo a la
enfermedad y la pauta comportamental actual.

La valoración de la imputabilidad es relativamente sencilla en los casos en los


que el cuadro demencial está ya intensamente establecido, puesto que suele estar
anulada, lo que permite la aplicación del art. 23. En el resto de los supuestos, habrá que
determinar con qué intensidad la demencia ha provocado una disminución de las

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facultades psíquicas del individuo, es decir, hasta qué punto tiene disminuido su juicio
crítico y la capacidad de dirigir voluntariamente su comportamiento, y aplicar la atenuación
que se considere más adecuada.

4.4. Psicosis endógenas

Las psicosis se dividen en dos grupos: exógenas, ya estudiadas en el apartado


anterior, y endógenas, que surgen de dentro de la personalidad (en ellas no ha podido
evidenciarse una causa cerebral). A su vez, dentro de estas psicosis endógenas podemos
encontrar: las Psicosis Esquizofrénicas, la Paranoia o Trastorno Delirante y las Psicosis
Afectivas o Maníaco-Depresivas.

4.4.1.Conductas delictivas e Imputabilidad en la Psicosis Esquizofrénica

Cada una de las formas clínicas de psicosis tiene unas características


delictivas:

A. Conductas delictivas en la Psicosis Esquizofrénica Paranoide:

Es la que con mayor frecuencia aparece en el ámbito penal. Sus actos


delictivos suelen estar relacionados con la temática delirante. Son sujetos potencialmente
peligrosos porque su capacidad intelectiva no suele estar mermada y sin embargo se
caracterizan por su hostilidad, agresividad y convicción delirante. Pueden cometer gran
variedad de delitos pero los más relevantes son los delitos de lesiones y homicidio.
(Gisbert Callabuig y Sánchez Blaque, 1998).

B. Conductas delictivas en la Psicosis Esquizofrénica Desorganizada o


Hebefrénica:

Pueden cometer cualquier tipo de delito: robos, hurtos, incendios, agresiones,


alteración del orden público, exhibicionismo, etc. Lo característico es la aparente ausencia
de motivo que explique la comisión del delito, y la posterior indiferencia en la que queda
sumido el delincuente (Rodes y Martí Lloret, 1997).

C. Conductas delictivas en la Psicosis Esquizofrénica Catatónica:

Si existe estupor, el sujeto difícilmente podrá realizar ningún tipo de acción


(incluso delictiva); el delito en estos casos podría ser, a lo sumo, por omisión. Sin
embargo, en el resto de los casos puede cometer todo tipo de delitos caracterizados por
su impulsividad y brusquedad. El sujeto actúa como en cortocircuito (de manera
automática sin ningún tipo de autocontrol) (Gisbert Callabuig y Sánchez Blaque, 1998).

D. Conductas delictivas en la Psicosis Esquizofrénica Residual:

Suelen cometer delitos contra la libertad sexual: agresiones, abuso,


exhibicionismo; sobre todo con menores (Rodes y Martí Lloret, 1997).

15
A efectos penales, el sujeto que padece una esquizofrenia no va a ser
considerado automáticamente como inimputable, puesto que aún hay que demostrar que
en relación con el hecho delictivo concreto existió una anulación de las facultades
intelectivas y volitivas, y esto no ocurre siempre (hay que recordar la necesidad de que
concurran los dos elementos, el biológico y el psicológico, para poder aplicar la eximente).
Es decir, no todo esquizofrénico va a ser considerado inimputable, aunque siempre va a
considerarse que sus facultades psíquicas estaban disminuidas.

En general, si el hecho delictivo se realiza durante los efectos del brote


esquizofrénico, se aplica la eximente completa; si no obra bajo los efectos de ese brote,
pero de las circunstancias concretas se deriva un comportamiento anómalo en el sujeto
que puede atribuirse a esta enfermedad, se aplica la eximente incompleta; en el resto de
supuestos se acude a la atenuante analógica porque se considera que todo
esquizofrénico, por el hecho de serlo, tiene sus facultades psíquicas disminuidas, al
menos levemente.

4.4.2.Conductas delictivas e Imputabilidad en la Paranoia o Trastorno Delirante

Este tipo de enfermos a pesar de que tengan una idea delirante, tienen
conservadas la inteligencia, memoria, consciencia y la capacidad de enjuiciar los
comportamientos (Rodes y Martí Lloret, 1997).

Los delitos perpetrados por los paranoicos suele estar en relación directa con la
temática delirante. Sin embargo, todos se caracterizan por la preparación y minuciosidad
con que han sido cometidos. Realizan la conducta delictiva porque, según su visión
delirante, consideran que no les queda otra alternativa. No se arrepienten del delito
cometido sino que lo confiesan sin reparo y lo justifican ante las autoridades.

Algunos ejemplos de delitos más típicos según la tipología clínica del Trastorno
Delirante son:

– Los de tipo persecutorio pueden amenazar de manera más o menos


encubierta, levantar falsas acusaciones, incluso llegar a cometer ciertas agresiones.

– El celotípico será homicida y atentará contra la vida del supuesto amante de


su pareja.

La valoración de la imputabilidad es compleja. En estos casos el sujeto sabe


que está actuando delictivamente y que por ello será penado. Sin embargo considera que
es el resto del mundo el que obra mal y que la forma correcta de pensar es la que él tiene.
Se trata de una persona que delira, de un enfermo mental. Habrá que establecer hasta
qué punto están en conexión el delito cometido con la temática delirante ya que, en el
caso de no existir tal interrelación (por ejemplo, un sujeto con Trastorno Delirante
Celotípico que simplemente roba un disco en una tienda porque no lleva en ese momento
dinero y quiere tenerlo), el sujeto sería imputable de su acción. Cabe señalar que, por
regla general, sí que existe relación entre la temática delirante y el delito.

16
4.5. Trastornos del estado de ánimo

La afectividad y sus alteraciones han sido objeto de estudio a lo largo de la


historia del hombre. Para el DSM-IV todos los Trastornos del Estado de Ánimo tienen
como principal característica una alteración del humor.

El DSM-IV divide en tres partes el apartado dedicado a estos trastornos:

A- Episodios Afectivos:

– Episodio depresivo mayor.

– Episodio maníaco.

– Episodio mixto.

– Episodio hipomaníaco.

Estos episodios no pueden diagnosticarse como entidades independientes sino


que sirven como base para el diagnóstico de los Trastornos del Estado de Ánimo.

B- Trastornos del Estado de Ánimo:

– Trastorno Depresivo: Trastorno Depresivo Mayor. Trastorno Distímico.


Trastorno Depresivo no especificado.

– Trastorno Bipolar: Trastorno Bipolar I. Trastorno Bipolar II. Trastorno


Ciclotímico. Trastorno Bipolar no especificado.

– Otros Trastornos del Estado de Ánimo: Trastorno del Estado de Ánimo debido
a enfermedad médica. Trastorno del Estado de Ánimo inducido por sustancias. Trastorno
del Estado de Ánimo no especificado.

4.5.1.Conductas delictivas e imputabilidad de los trastorno del estado de ánimo

Los distintos delitos cometidos durante una fase maníaca suelen ser diferentes
de los que se realizan en una fase depresiva, sencillamente porque el sujeto se encuentra
en circunstancias cognitivas, afectivas, psicomotoras muy distintas (incluso opuestas).

A-. Conductas delictivas e Imputabilidad en las Fases Depresivas:

Debido al estado de pasividad en el que suelen encontrarse estos sujetos, las


conductas delictivas más habituales se producirán por omisión, aunque no son
infrecuentes los homicidios denominados “altruistas”. En estos supuestos, el sujeto no
mata por venganza, odio o rencor, sino que lo hace para evitar a los seres más queridos
los mismos sufrimientos y desgracias que él está padeciendo o que percibe que pueden
padecer en un futuro más o menos próximo. Normalmente tras la comisión del homicidio
se produce el suicidio del sujeto.

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Una vez constatada la presencia de un trastorno depresivo (elemento
biológico), hay que determinar la intensidad con la que están afectadas las facultades
intelectivas y volitivas del sujeto (elemento psicológico), para determinar si su
imputabilidad estaba afectada en el momento de cometer el delito o no y, en su caso, con
qué intensidad estaba afectada.

De esta manera aplicaremos la exención o atenuación de la responsabilidad


criminal que mejor responda al caso concreto.

Normalmente el juicio crítico del sujeto así como su voluntad suelen estar
alterados de manera notable durante la fase depresiva, planteándose más problemas en
aquellos supuestos en los cuales el sujeto delinque durante un periodo intercrítico
(Fernández Entralgo, 1994).

B- Conductas delictivas e Imputabilidad en las Fases Maníacas:

La gravedad de los delitos que se cometen en estas circunstancias está en


relación directa con el grado de excitación bajo el que se encuentre el sujeto; a mayor
excitación, mayor gravedad delictiva.

Las conductas delictivas que con mayor frecuencia se cometen en estos


supuestos pueden agruparse de la siguiente manera: en primer lugar, las relacionadas
con el descabellado despilfarro de dinero como falsificación de firmas, firmas de cheques
sin fondos, estafas, etc., para poder comprar sin medida; en segundo lugar la provocación
de peleas mediante injurias, calumnias y provocaciones de todo tipo; en tercer lugar la
realización de actos escandalosos en lugares públicos como consecuencia del abuso de
alcohol; por último delitos de exhibicionismo, abusos o agresiones sexuales como
consecuencia de su elevado grado de excitación sexual.

Como regla general, la imputabilidad de los sujetos que delinquen durante una
fase maníaca está anulada o disminuida, puesto que tiene el juicio crítico severamente
alterado (capacidad intelectiva) y le será muy difícil poder controlar y dirigir
voluntariamente su conducta debido a la enorme excitabilidad bajo la que actúa
(capacidad volitiva).

Igual que ocurría con la fase depresiva, los mayores problemas se plantean en
las fases intercríticas, puesto que resulta más difícil determinar si la imputabilidad sigue
alterada, aunque sea levemente, o si por el contrario, las facultades psíquicas no sufren
ningún tipo de alteración. Algunos autores consideran que incluso en estas fases existe
siempre una disminución de la imputabilidad.

4.6. Neurosis

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Las Neurosis son consideradas como una serie de trastornos cuya
característica principal es la presencia de conflictos psíquicos que inhiben y modifican la
conducta social del individuo. El núcleo central de estas patologías es la angustia. El
sujeto siente grandes cargas de angustia y en ocasiones tratará de luchar contra ella. Las
reacciones neuróticas pueden ir dirigidas en dos planos: el psíquico (sentimiento de
tensión constante, de malestar, de inseguridad, etc.) y el somático (palpitaciones,
temblores, dolores, etc.).

4.6.1. Conductas delictivas e imputabilidad de la neurosis

Jurídicamente la tradición ha sido el considerar al neurótico que delinque como


imputable de su acción, considerando que tanto las capacidades cognitivas como volitivas
permanecían prácticamente inalteradas en el sujeto (Esbec Rodríguez y Delgado Bueno,
1994). Sin embargo, la tendencia actual es la de no estigmatizar al neurótico como
imputable de manera a priori, sino estudiar con detenimiento cada caso en particular ya
que, en los casos en los que la alteración es especialmente severa, comienza a valorarse
la posibilidad de apreciar una atenuante de la responsabilidad criminal del sujeto.

Los delitos cometidos por neuróticos, aunque escasos, pueden ser muy
variables dependiendo del trastorno en particular de que se trate.

De manera general y agrupándolos como establece el DSM-IV podemos decir


que:

A– En los Trastornos de Ansiedad, la extrema angustia o agitación que sienten


debido a la presencia del elemento fóbico, o la de una idea obsesiva, o revivencia de un
hecho traumático, puede llevar al sujeto a reaccionar violentamente de manera impulsiva
y difícilmente controlable agrediendo o lesionando a terceros.

En estos supuestos es principalmente la facultad volitiva la que puede verse


afectada, lo que implica una anulación o disminución de la imputabilidad que permitirá
aplicar la eximente del art. 23.

B– En los Trastornos Somatomorfos puede ocurrir que el neurótico delinca al


establecer falsas denuncias por mala praxis al considerar que no es tratado con la
diligencia necesaria. No suelen ser muy frecuentes de todas formas. En estos casos las
capacidades cognitivas y volitivas no suelen presentar alteraciones de modo que el sujeto
será generalmente imputable de su delito.

C– En los Trastornos Disociativos en el caso de que el trastorno de la


consciencia sea especialmente severo, puede compararse esta situación a la de estados
crepusculares (situación previa a aparición de un brote psicótico) que alteraría de manera
importante la capacidad cognitiva del sujeto. En estos casos la responsabilidad criminal
queda alterada en mayor o menor grado dependiendo de la severidad del trastorno lo que
posibilitará la aplicación de la eximente del art. 23 o, en su caso, alguna de las atenuantes
arriba mencionadas.

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4.7. Trastornos del control de los impulsos

El DSM-IV establece una categoría residual para todos estos trastornos que no
pueden ser incluidos en ninguna otra clase. Dentro de esa clasificación, el DSM-IV incluye
los siguientes trastornos:

– Trastorno Explosivo Intermitente.

– Cleptomanía.

– Piromanía

– Juego patológico.

– Tricotilomanía

– Trastornos Impulsivos no especificados.

Por convención se excluyen los trastornos por consumo de alcohol u otras


sustancias y los trastornos de impulsos y hábitos que afectan al comportamiento sexual y
a la conducta alimentaria (Delgado Bueno y Rodríguez-Martos Dauer, 1994).

Las características generales comunes a todos ellos son las siguientes:

– El sujeto presenta incapacidad para oponerse al impulso de llevar a cabo una


acción, que en principio es perjudicial para sí mismo o los demás.

– Generalmente se siente un aumento de activación antes de realizar la acción.

– Mientras se realiza esa conducta impulsiva se siente placer, gratificación o


simplemente liberación.

– Tras haber realizado la conducta, el sujeto puede sentir culpa o


arrepentimiento (Turón Gil, 1997).

Todos estos trastornos tienen una gran relevancia a nivel penal por dos
motivos: por una parte, porque es frecuente la comisión de delitos por parte de sujetos
con esta serie de trastornos, y por la otra, por el interesante estudio que deriva de la
valoración de la imputabilidad de estos individuos, ya que su área volitiva suele estar
especialmente mermada.

4.7.1.Conductas delictivas e imputabilidad de los trastornos control impulsos

Ya hemos visto la variedad de conductas delictivas que pueden llevar a cabo


los sujetos que padecen un trastorno del control de los impulsos dependiendo del tipo de
trastorno que se trate.

Estos trastornos normalmente no afectan a la capacidad intelectiva de manera


que el sujeto sabe lo que está haciendo, sabe que está castigado por la ley y en

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ocasiones, a pesar de la gratificación que les reporta la realización del hecho, siente culpa
y remordimientos. Es la capacidad volitiva la que suele resultar alterada: el sujeto siente
un impulso difícilmente controlable, tiene dificultades para dirigir voluntariamente su
acción.

Dependiendo de la intensidad con la que está afectada esta capacidad se podrá


aplicar la eximente del art. 23 o alguna de las atenuantes correspondientes, siempre que
la conducta delictiva guarde relación con el trastorno concreto que sufre el sujeto (si un
pirómano comete un delito contra la libertad sexual, no verá su imputabilidad disminuida
porque el trastorno que sufre no tiene ninguna relevancia en conductas de ese tipo).

Algunos de estos trastornos como la piromanía y la cleptomanía suelen ir


asociados al retraso mental; en estos casos habrá que tener en cuenta ambos trastornos
al analizar la imputabilidad del sujeto.

5. ALGUNAS CONSIDERACIONES DE LAS PSICOPATOLOGÍAS MÁS USUALES

5.1. Psicopatología usual en víctimas

Soria (2006) indica que las psicopatologías más frecuentes que se detectan
mediante los peritajes psicológicos en victimas de hechos delictivos son:

a-Trastorno por estrés post traumático: se identifica por la presencia de


síntomas concretos tras la exposición a un evento estresante y extremadamente
traumático, que implica daño corporal o de naturaleza amenazadora o adversa para la
persona.

b-Trastorno por estrés agudo: es un trastorno de ansiedad, en el que el


individuo sufre, temporalmente pero de forma aguda, un cuadro de angustia fisiológica en
respuesta a uno o varios sucesos altamente estresantes.

c- Trastorno adaptativo: consiste en un malestar, superior al esperado, debido a


un acontecimiento estresante que deteriora la actividad social, profesional o académica,
los síntomas no duran más de 6 meses.

d- Daño emocional o psicológico: se caracteriza por miedo agudo y amenaza


por la vida o el bienestar personal debido al cambio en la estructura mental del individuo a
raíz de un hecho estresante.

Zavala (como se citó en Marianetti, 2005) define el daño psíquico o psicológico


como una perturbación patológica de la personalidad de la víctima, que altera su equilibrio
básico o agrava algún desequilibrio precedente.

El daño psicológico puede provenir de diferentes situaciones como un accidente


de tránsito, mala praxis médica, ser víctima de un delito como violación, abuso
deshonesto, secuestro, asalto, extorsión, muerte o desaparición de un ser querido en
forma traumática o inesperada o por el uso de sustancias.

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Para determinarlo en forma fehaciente e indubitable conviene tener presente los
antecedentes tanto escolares, laborales, familiares e informes anteriores al hecho
delictivo, así también tomar en cuenta todo examen, pericia o estudio psicológico-
psiquiátrico anterior al suceso traumático, que permitirá al perito o examinador componer
y comprender el actual nivel psicológico y así poder establecer su grado de deterioro a
partir del hecho traumático.

Del Popolo (como se citó en Marianetti, 2005) indica que los síntomas del daño
psicológico pueden ser: sensación de riesgo, sentimientos de enojo, pesadillas,
retraimiento, miedo, remordimiento, problemas con figuras de autoridad, problemas
sexuales, uso de alcohol y drogas, pensamientos suicidas, ansiedad, dificultad en el
sueño, adormecimiento emocional, depresión, alienación, sentimientos de culpa y
aflicción.

5.2. Psicopatología usual en victimarios

Ávila (como se citó en Soria, 2006) indica que para la evaluación de sindicados
de cometer actos criminales, la función del psicólogo se centra en:

- La evaluación de determinados déficits básicos tanto intelectuales, de


personalidad neurobiológicos, psicofísicos y motores.

- La evaluación de procesos cognitivos y afectivos, con el objetivo de apreciar la


capacidad que el sujeto tiene de reconocer y percibir la significación de las propias
acciones, se evalúa la percepción, alteraciones de la atención, lenguaje, memoria,
razonamiento, pensamiento trastornos psicóticos y trastornos de la personalidad.

Otin (2010) indica que las enfermedades mentales son objeto de estudio de la
psicopatología y las define como aquellas disfunciones biológicas, psicológicas y del
comportamiento de las personas con manifestaciones conductuales, emocionales y
cognitivas, así también indica que las patologías psicológicas con mayor incidencia en
victimarios y en la actividad delictiva son:

a- Esquizofrenia: aguda perturbación del pensamiento, percepción y la emoción


unida al pérdida del sentido de la realidad que deteriora la adaptación social.

b- Retraso mental leve: se producen delitos en contra de la propiedad en forma


de hurtos burdos, delitos contra la libertad sexual o contra la seguridad como incendios
debidos a la impulsividad y dificultad de control de impulsos.

c- Psicosis delirantes: se debe a las ideas delirantes o creencias falsas, dentro


de este grupo de trastornos se encuentran los paranoides donde el acto homicida suele ir
antecedido por el desarrollo de ideas de persecución, conspiración e infidelidad.

d- Trastornos disociativos: aquellos trastornos neuróticos con alteración súbita y


temporal de las funciones integradoras de la conciencia, identidad o conducta motora.

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e- Trastorno de la personalidad: arrebatos desadaptativos y rígidos de los
rasgos particulares, que tienen su reflejo en la cognición, emoción, motivación, relaciones
y conductas de los individuos que los padecen.

f- Psicopatía: se caracteriza por deficiencia de control de las emociones a


impulsos, insuficiencia de adaptación a las normas morales, asociabilidad y tendencia a la
actuación y a las conductas antisociales, junto a la alteración del juicio crítico y de la
relación con la realidad, alteración en el pensamiento, ideas y construcciones delirantes y
perturbaciones en la senso percepción.

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CONCLUSIÓN
Al término del trabajo, se desea acotar los siguientes puntos como conclusión:

La psicopatología a la disciplina que analiza las motivaciones y las


particularidades de las enfermedades de carácter mental. Este estudio puede llevarse a
cabo con varios enfoques o modelos, entre los cuales pueden citarse al biomédico, al
psicodinámico, al socio-biológico y al conductual. Por otra parte, la psicopatología forense
es una especialidad de la Psicología Jurídica que se encarga del estudio de los factores
psicológicos que se encuentran en la base de la delincuencia, vinculando algunos
trastornos mentales con las conductas criminales, su diagnóstico y evaluación

El Código Penal configura estas circunstancias exigiendo la presencia de un


elemento biológico y otro psicológico para el estudio de su imputabilidad. Las Causas de
Inimputabilidad son aquellas situaciones que, si bien la conducta es típica y antijurídica,
hacen que no sea posible atribuir el acto realizado al sujeto por no concurrir en él: salud
mental, conciencia plena, suficiente inteligencia o madurez psíquica. Las llamadas
Causas De Inimputabilidad que son: enfermedad mental, grave insuficiencia de la
inteligencia, grave perturbación de la conciencia y ser menor de 14 años.

Una de las clasificaciones que goza de mayor reconocimiento internacional y


sirve de referencia a los psicólogos y psiquiatras en todo el mundo es el DSM-V (Manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), y son: retraso mental, trastornos de
personalidad, trastornos mentales orgánicos, psicosis endógenas, trastornos del estado
de ánimo, neurosis y trastornos del control de los impulsos.

Las psicopatologías más frecuentes que se detectan mediante los peritajes


psicológicos en victimas de hechos delictivos son: trastorno por estrés post traumático,
trastorno por estrés agudo, trastorno adaptativo, daño emocional o psicológico, entre
otros.

Así también se indica que las patologías psicológicas con mayor incidencia en
victimarios y en la actividad delictiva son: esquizofrenia, retraso mental leve, psicosis
delirantes, trastornos disociativos, trastorno de la personalidad y la psicopatía.

Finalmente, es importante tener en cuenta, para que una persona pueda ser
imputable o no  tienen que  conocerse  las características del sujeto que realiza esa
conducta y su  situación concreta  en el momento concreto del acto delictivo teniendo en
cuenta que es necesario  padecer algún trastorno mental (art. 23 Código Penal), que
puede ser transitorio o temporal, o no, y además que en el  momento de realización de la
conducta no  tenga entendimiento para detectar esa  ilicitud  así como que esa persona
no  pueda realizar  una  conducta distinta  en función de su  comprensión. Por estar afecto
a una enfermedad mental  esa persona no  deja de ser imputable porque para ser
inimputable  habrá que estar a  que el sujeto no pueda comprender que el hecho o
conducta realizada no es lícita o no pueda comportarse según esa ilicitud

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