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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DEL PERÚ

EL DERECHO A LA LIBERTAD DE TRÁNSITO Y EL BIEN


JURÍDICO DE LA SEGURIDAD CIUDADANA

Informe jurisprudencial Exp. N° 3482 – 2005 – PHC/TC

Docente:
Brayan Marco Orteaga Gonzales

Trabajo que como parte del curso de Derecho Constitucional presentan


los alumnos

INTEGRANTES:
1. Bellido Huanca Anderson Edwin U21214208
2. Collado Alva Alison Antonela U21210093
3. Cubas leandro Benjamin jheron U21207766
4. Guzmán Flores Diana Noemí Luz U21231950
5. Huarachi Huancco, Rudy Alfredo U21229795
6. Osnayo Mendoza, Jennifer Marina U21215818
7. Pastor Núñez Nicolás Sthefano U21200260
8. Rodríguez Medina Karla Daniela U21226655
9. Santome Salas Juan Carlos U21203646
10. Vasquez Riega Leslie Fiorella U20242598

Arequipa, 26 de mayo del 2022


Tabla de contenido
Introducción............................................................................................................................... 3
Marco teórico............................................................................................................................. 4
Tribunal Constitucional ...................................................................................................... 4
Proceso Constitucional ...................................................................................................... 4
Habeas Corpus ..................................................................................................................... 5
Libertad ................................................................................................................................... 5
Libertad de Tránsito ............................................................................................................ 6
Bien Jurídico ......................................................................................................................... 6
Seguridad Ciudadana .......................................................................................................... 7
Antecedentes............................................................................................................................. 8
Reseña histórica del derecho a la Libertad ................................................................... 8
Datos sobre la sentencia materia de análisis ............................................................... 9
Fundamentos jurídicos ......................................................................................................... 11
Legislación Internacional ................................................................................................. 11
Legislación Nacional ......................................................................................................... 13
Restricciones a la Libertad de tránsito ........................................................................ 15
• Limitación por razones de sanidad ........................................................................ 15
• Limitación por mandato judicial: ............................................................................. 15
• Limitación por Ley de Extranjería .......................................................................... 16
• Limitación por Estado de Emergencia: ................................................................. 18
El bien jurídico de la seguridad ciudadana ................................................................. 19
El derecho fundamental al libre tránsito y su relación con la seguridad
ciudadana como bien jurídicamente protegido ......................................................... 21
CONCLUSIONES..................................................................................................................... 23
Bibliografía .................................................................................................................................. 25
Introducción

El presente informe jurisprudencial sobre la sentencia de Expediente N° 3482 –


2005 – PHC/TC versa sobre un tema trascendental en la vida diaria, a saber: la
libertad de tránsito. En nuestro país, al igual que muchos de la región, la libertad
y todos los demás derechos que de ella se derivan (libertad de opinión, creencia,
tránsito, creación artística, etc.,) es considerado como un derecho inherente al
ser humano y parte de su dignidad personal y colectiva. De allí que sea
considerada como derecho fundamental y constitucional.

Al verse vulnerada la libertad de tránsito de un ciudadano por razones de


protección de un bien jurídico como es el de la seguridad ciudadana, el Tribunal
Constitucional atiende a la demanda de este y en un proceso de habeas corpus
se pronuncia al respeto en la sentencia antes referida. Vemos como surgen
algunos conceptos que ameritan una conceptualización, la cual se hará en el
marco teórico del presente informe.

En segundo lugar, desarrollaremos una breve reseña sobre el derecho a la


libertad y veremos algunos datos clave que se presentan en la sentencia a modo
de reconocer los puntos controvertidos que nos presenta el caso a analizar.

Luego de ver dichos antecedentes, haremos un análisis de cómo se legisla en


nuestro país tanto la libertad de tránsito como la seguridad ciudadana, de esa
manera lograremos tener una mayor comprensión de cómo se genera el conflicto
entre ambos conceptos.

Y finalmente, a modo de conclusión daremos un punto de vista grupal y unánime


respecto al tema tratado y la sentencia final.
Marco teórico
A lo largo del siguiente informe jurisprudencial haremos referencia a algunas
instituciones, procesos, derechos y otras denominaciones jurídicas, que a partir
de su conceptualización nos adentrará de una manera coherente y beneficiosa
a la comprensión de este trabajo.

Tribunal Constitucional
De entrada, debemos conceptualizar al órgano autónomo que es actor principal
en el siguiente informe. El Tribunal Constitucional es esencial para la existencia
y funcionamiento de un Estado constitucional y es creado directamente por la
Constitución. Morales (2014), define que el tribunal constitucional “Es un órgano
jurisdiccional y no político, por cuanto es un órgano autónomo e independiente,
principal característica de los órganos que imparten justicia, y porque la
Constitución le asigna competencias estrictamente jurisdiccionales” (p. 274).

En ese sentido, se puede afirmar que el Tribunal Constitucional cumple con


funciones sustanciales a sus competencias como es la de interpretar la
Constitución y ser el garante de esta. Sin embargo, es preciso mencionar que el
Tribunal Constitucional no solo es el guardián de la Constitución, sino también
es el garante del sistema constitucional, razón por la cual actúa en base a
principios preestablecidos, esto con el fin de garantizar el mayor nivel de
objetividad. Además de ello, el Tribunal Constitucional es el órgano supremo de
interpretación y control de la constitucionalidad; actúa como un legislador
negativo, es decir, carece de facultad de crear leyes, pero en el caso de que una
de las normas promulgadas vulnere lo dispuesto en la Constitución, el TC tiene
poder para expulsarla del ordenamiento jurídico, declarando su
inconstitucionalidad.

Proceso Constitucional
Desde que el Tribunal Constitucional empezó a funcionar, la actividad diaria de
este organismo gira en torno a la resolución de los procesos constitucionales que
tienen por finalidad garantizar la supremacía de la Constitución y la vigencia
efectiva de los derechos constitucionales. Por ello, es indispensable definir y
conceptualizar que son los procesos constitucionales. Según Gozaíni, “Los
procesos constitucionales son las vías específicas que se cuentan para
efectivizar el control de constitucionalidad de manera directa o indirecta, y el
mecanismo procesal que se aplica para garantizar efectivamente la protección
de los derechos humanos” (p. 29). En ese sentido, los procedimientos
constitucionales se realizan a través de mecanismos que aseguran la vigencia
de los derechos y las garantías constitucionales.

Los procesos Constitucionales nos permiten realizar controles de


constitucionalidad, directa o indirectamente (según el proceso) y tienen como
consecuencia positiva que se puedan salvaguardar los derechos humanos
(Gozaíni, 2006, p.29). En esta categoría de procesos constitucionales de
protección de derechos encontramos el habeas corpus, amparo, habeas data y
cumplimiento.

Habeas Corpus
Este proceso Constitucional en virtud del Art. 24° del Código Procesal
Constitucional, adquiere estatus de procedente cuando se ve bajo amenaza o
vulneración algunos de los derechos estipulados en el referido artículo y que
guardan estrecha relación con la liberta individual de cada persona. Podemos
decir que “El Hábeas Corpus, es el proceso garantía constitucional que procede
contra el hecho u omisión, por parte de cualquier funcionario o persona que
vulnera o amenaza la libertad individual o los derechos conexos a ella” (Aguila &
Pacheco, 2007, p.28).

Como podemos ver la libertad es un derecho amplio que conecta un buen grupo
de derechos que la tienen como núcleo central. De allí que el Habéas Corpus
sea uno de los procesos constitucionales más desarrollados. Cabe señalar que
el Habéas Corpus solicitado en la sentencia materia de análisis es uno de tipo
restringido por vulnerarse o verse amenazado el derecho al libre tránsito.

Libertad
La libertad como derecho esta consignada en el grupo de los derechos de
primera generación. Tiene un aspecto trascendental y de importante observancia
ya que su vulneración puede afectar otros derechos relacionados a la integridad
personal. En efecto, podemos decir que:

El derecho a la libertad, como un derecho trascendental de primera


generación, ha sido materia de constantes pronunciamientos de la
Corte Interamericana. Así, la corte […] indica: “… nadie puede
verse privado de la libertad personal sino por las causas, casos o
circunstancias expresamente tipificadas en la ley (aspecto
material), pero, además, con estricta sujeción a los procedimientos
objetivamente definidos por la misma (aspecto formal)”. (Calderón,
2007, p.33)
La libertad es la capacidad del ser humano de actuar según sus valores, criterios,
razón y voluntad, con el límite de respetar la libertad de los demás. Hay libertad
cuando las personas pueden actuar sin ser forzadas u oprimidas por otros
sujetos. Por esta razón, se dice que un individuo es libre de obrar cuando no se
encuentra en condición de prisionero, obedeciendo órdenes ajenas o bajo
coacción. Con la libertad viene un sentido de responsabilidad personal y social.

Libertad de Tránsito
La libertad de tránsito es la facultad que tienen las personas de poder circular
libre y con potestad de discrecionalidad, a cualquier parte del territorio nacional,
dentro de los límites que establezca la ley. Por otra parte, este atributo también
se reconoce en los artículos 12 y 13 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos y en el artículo 22 del Pacto de Derechos Humanos de los Estados
Unidos, constituyendo uno de los derechos más importantes en el ámbito
personal. Ramirez, C. (1959) determina que:

La facultad de un libre tránsito comporta el ejercicio del atributo de


sus movendi et ambulandi. Es decir, supone la posibilidad de
desplazarse auto determinativamente en función a las propias
necesidades y aspiraciones personales, a lo largo y ancho del
territorio, así como a ingresar o salir de él cuando así se desee.
En la sentencia materia de análisis vemos que el demandante refiere que su
derecho constitucional al libre tránsito se ve vulnerado a razón de que en su
unidad vecinal se han colocado rejas como medida de seguridad. Vemos aquí la
colisión entre un derecho y un bien jurídico

Bien Jurídico
Los bienes jurídicos y la protección de estos guardan relación con lo que se
conoce como pacto social. Es decir, estos bienes jurídicos son aquellos que el
Estado va a proteger, pero para brindar una protección adecuada se requiere
que los ciudadanos subyuguen algunas libertades, derechos y/o intereses
particulares por otro de índole colectivo. La seguridad ciudadana, por ejemplo,
entra dentro de esos bienes jurídicos colectivos. Colina Ramírez nos dice que
“[…] los bienes jurídicos colectivos son aquellas situaciones o estados
esenciales compartidos por la sociedad (de manera general), cuya protección
(personal) resulta primordial para la convivencia y desarrollo de estas.” (2018, p.
52)

Además, el bien jurídico colectivo no es una suma de intereses particulares.


Pueden tener una titularidad compartida, pero estos bienes jurídicos colectivos
tienen principios como de no exclusión en su uso, todos pueden usar y disfrutar
del bien jurídico; no rivalidad, en el sentido de que el uso individual del bien no
afecte a terceros; y el principio de no distributividad, en el sentido de que el bien
jurídico debe ser de un uso y disfrute igualitario y conforme al ordenamiento
jurídico. (Colina, 2018, p. 52)

Seguridad Ciudadana
Para desarrollar este punto, es necesario precisar que el concepto de seguridad
ciudadana no es unívoco, razón por la cual este término causa a veces confusión
con otros términos como el de orden público o la seguridad pública, y en
consecuencia hay quienes los toman como sinónimos. Esto debido a que existen
múltiples conceptos o nociones de lo que es seguridad ciudadana, haciendo que
su contenido pueda variar dependiendo del autor o quien lo utilice. No obstante,
existe un punto en el que gran parte de los autores concuerdan, y, es que este
término hace referencia a dos niveles de la realidad: el primero como un estado
o condición en que se encuentra un grupo de personas; y el segundo, como el
conjunto de políticas públicas dirigidos a proteger a los individuos.

Para lograr comprender este punto, el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (2006), menciona que, en el primer nivel, el termino seguridad
ciudadana tiene un significado descriptivo que se constituye en alcanzar un
objetivo, y define la seguridad ciudadana como la condición personal de
encontrarse libre de violencia o amenaza de violencia o despojo intencional por
parte de otros. Y el segundo nivel, hace referencia a los instrumentos con que
se cuenta para controlar y eliminar las amenazas contra la seguridad, esto con
el objetivo de proteger a la población ante las amenazas.

Estos son algunos conceptos. A continuación, veremos algunos antecedentes.


Antecedentes
La sentencia (Exp. N° 3482 – 2005 – PHC/TC), como ella misma señala, tiene
carácter de constituirse precedente vinculante, en concordancia con el artículo
VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional. Esta, desarrolla la
colisión que se ve en este caso específico, entre el derecho al libre tránsito y el
bien jurídico de la seguridad ciudadana. Antes de entrar a la parte de los
fundamentos jurídicos veremos unos breve comentarios sobre el derecho a la
libertad y señalaremos algunos datos que nos proporciona la sentencia.

Reseña histórica del derecho a la Libertad


La primera manifestación de libertades individuales y principalmente iguales se
dio con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en el año
1789 como documento fundamental de la revolución francesa, aprobado por la
asamblea nacional constituyente. Cuando estallaron las guerras mundiales en el
siglo XX, a su término, viendo la devastación que habían causado, se buscó
crear organismos internacionales duraderos que garantizaran la paz y se crearon
estatutos y recomendaciones para el trato entre las personas. Es entonces que
el 10 de diciembre del año 1948 es creada por la ONU (Organización de las
Naciones Unidas) la Declaración Universal de Derechos Humanos, tomando en
cuenta a cada uno de sus miembros.

La Ilustración, fuente intelectual de la Revolución Francesa, definió la libertad


como un derecho natural del hombre a actuar sin interferencias de ninguna clase,
al tiempo que estableció la necesidad de limitaciones a la libertad para con ello
procurar la existencia de una organización social propia.

Como podemos apreciar, a nivel internacional, los movimientos liberales de fines


del siglo XVIII fueron la semilla embrionaria para los procesos emancipadores de
las colonias americanas y de estos el surgimiento de nuevos estados y
republicas que se fundamentarán, entre otros derechos, en la libertad y
democracia.

De allí que, si la democracia es afín a la libertad, el autoritarismo o los gobiernos


de facto, no lo serán. En nuestro país hemos pasado por dictaduras tanto civiles,
como militares y muchas veces en ellas se ha vulnerado el derecho a la libertad.
Por ejemplo, en 1924 el presidente Leguía promulgo la Ley N° 4891, Ley de
represión de la vagancia. El historiador jurídico Carlos Ramos nos refiere que:

Las penas por vagancia oscilaban entre la reclusión por tres meses
a la expulsión del territorio nacional. La condición de “vago” suponía
una agravante genérica para otros delitos a la hora de imponer la
pena. Cabe destacar que se prohibía el uso del habeas corpus
contra los arrestos o expulsiones que fuesen impuestas conforme
a la ley de vagancia (Ley N° 4891, art. 8). (2019, p. 95)
Se evidencia como a los “vagos” se le vulneraba el derecho a la libertad e
inclusive a la relacionada con el transito libre, puesto que podrían ser expulsado
del país, no pudiendo circular con total independencia en el territorio peruano.

Así hay otros ejemplos de persecuciones y restricciones a la libertad que se han


suscitado en nuestro país. A inicios del segunde tercio del siglo XX se dieron las
persecuciones a los militantes apristas, restringiendo el derecho a libertad
política con la Ley de Emergencia; la Ley de Seguridad interna de 1948 durante
la dictadura de Odría, donde cárceles se llenaban por reos sin sentencia firme o
sin un debido proceso; y también podemos ver vulneración de las libertades en
el último cuarto del siglo pasado, en un contexto de terrorismo y guerras internas,
donde los procesos eran harto sumarísimos que en 48 horas ya se emitían
sentencias, con los magistrados y representantes del Ministerio Publico
irreconocibles por el uso de pasamontañas. (Ramos, 2019, pp. 96-112)

Datos sobre la sentencia materia de análisis


El presente trabajo, es un análisis de índole jurídico, dentro de la cual el Tribunal
Constitucional establece criterios de carácter general, con la modalidad de
precedente vinculante, con el fin de dar solución al controversial asunto de la
resolución emitida por la Tercera Sala Penal con Reos en Cárcel, con el Asunto
del Agravio Constitucional por el impedimento de libre tránsito tanto vehicular
como peatonal.

Dentro de lo establecido en la presente sentencia se hace mención que las


acciones de la junta vecinal no fueron las adecuadas, por esa razón el 16 de
noviembre del 2004 se interpone la demanda, si bien se indica que existe una
determinada autorización por parte de la alcaldía del distrito emitida el 20 de
agosto de 1992. Según la presente demanda esta tiene como objetivo la
implementación de las rejas para garantizar la seguridad de los ciudadanos o los
residentes de la comunidad, además de proporcionar un adecuado control
vehicular. Afirmándose por parte del demándate que dentro de las disposiciones
también se encuentra que la reja debería de permanecer abierta entre las 7:00
horas y las 20:00 horas, cosa que lamentablemente no se viene aplicando.

De la misma manera, dentro de lo testificado por el demandante, indica que


reside en la calle N°191 de la urbanización Monterrico Chico, desde el año 2000,
desde la cual se indica que empezó con los pagos de 30 nuevos soles peruanos
hacia la junta vecinal, la cual se encargaría de su posterior administración.

Ante el aumento exponencial de la delincuencia a nivel nacional, y con la


implementación de las rejas, se pensó que el demandante estaría seguro, pero
desafortunadamente sufrió un robo en su vehículo, según su testimonio; ante la
indiferencia frente a sus reclamos y la ineficiencia del sistema de seguridad de
vigilancia, decidió dejar de aportar la suma anteriormente mencionada.
Desencadenándose según lo estipulado dentro de la sentencia, una actitud hostil
y negativa de los miembros pertenecientes a la junta vecinal y de los vigilantes
de la urbanización, la cual fue manifestada en la retención de manera indebida
de su respectiva correspondencia, la obstaculicen del paso tanto vehicular, como
peatonal, la cual se encuentra infringiendo el derecho de la libertad de tránsito.

Tal situación de injusticia llegó a un punto verdaderamente alarmante donde


inclusive una ambulancia no puedo ingresar para poder brindar atención al hijo
de la familia del demandante, además de las constantes agresiones verbales en
su contra de su persona y de su amada esposa, rectificando que le negaron el
derecho al reclamo por la falta de aportación monetaria.

Evidenciándose como antecedente que el demandante tiene que bajarse de su


vehículo, para poder abrir las rejas por su propia cuenta, debido a que las rejas
se encuentran cerradas y los vigilantes no le permiten el paso, se denota una
discriminación, ya que cuando se trata de cualquier otro vecino el tráfico sigue
con completa normalidad.

Dentro de los antecedentes, los demandados hacen su descargo, indicando que


las declaraciones del demandante son incorrectas ya que afirman que la reja
permanece semiabierta, indicando que no existe impedimento alguno al acceso.
Siendo que el Cuadragésimo Tercer Juzgado Penal de Lima, el 17 de diciembre
del año 2004 declaro infundada la demanda en el extremo referido al retiro de
las rejas y fundada en el extremo referido al libre tránsito, entendiéndose
finalmente que la demanda anterior como antecedente quedo como
improcedente o infundada en parte.

Fundamentos jurídicos
Como hemos podido apreciar tanto en el marco teórico, como en los
antecedentes, nos encontramos frente a la rama del derecho procesal
constitucional. Ya sabemos lo que esto significa de una manera conceptual, pero
ahora analizaremos cuales fueron los fundamentos jurídicos que incentivaron la
procedencia al proceso de habeas corpus, es decir, las normas que se aplicaron
o inaplicaron, como se transgredió el derecho constitucional de la libertad de
tránsito y entender cómo es que se llegó al conflicto entre este y el bien jurídico
de la seguridad ciudadana. Para ello veremos a continuación cual es la
legislación referente a este derecho.

Legislación Internacional
Debemos empezar señalando que el derecho a la libertad de las personas es
uno de los pilares del Derecho Internacional de Derechos Humanos. De hecho,
a nivel internacional se tiene la mayor recepción de la clasificación de los
Derechos Humanos en generaciones, siendo los de la primera generación, los
derechos civiles y políticos, fundamentados en el principio de la libertad. Al
respecto la maestra de Derecho Constitucional, Ana Calderón, nos señala:

La práctica de los derechos civiles y políticos por parte del Estado


supone un dejar hacer, es decir, permitir y garantizar a la persona
sus derechos y libertades. Las manifestaciones originales de las
garantías a los derechos humanos se centraron en los derechos
civiles y políticos, cuyo objeto es la tutela de la libertad, la seguridad
y la integridad física y moral de la persona, así como su derecho a
participar en la vida pública. (2007, p. 32)
Se desprende de la cita que la libertad, valor central de los derechos de primera
generación, han de tener reconocimiento en todo Estado. Vale resaltar que esta
generación tiene como antecedentes a La Carta de Independencia Americana
de 1776 y a la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789,
producto de la Revolución Francesa. Ambos documentos dotan a los derechos
del hombre un carácter universal y de reconocimiento internacional.

En la actualidad, es más fácil hablar de la legislación internacional de lps


derechos humanos, ya que existen tratados y mecanismos de protección de
derechos humanos que contribuyen a este fin. Si bien es cierto que el Derecho
Internacional sigue en desarrollo, es uno al que podemos acudir para
salvaguardar los derechos humanos. El Dr, Torres nos dice que:

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), creada en 1945,


la Corte Interamericana de La Haya, y la Corte Europea para la
Protección de Derechos Humanos entre organismos
internacionales, representan un avance a la regulación jurídica de
las relaciones entre Estados. Pero esto no es suficiente como para
constituir un orden jurídico acabado, eficaz y seguro que garantice
la paz mundial. (2019, p. 400)
El autor señala, correctamente, que no existe una jurisdicción internacional
universalmente aceptada que pueda ser obligatoria o un poder legislativo
mundial, pero si hay herramientas que han surgido de esfuerzos voluntarios de
los Estados para la colaboración internacional. En ese sentido, algunas de las
instituciones señaladas en la cita forman parte de lo que se conoce como el
Sistema Universal de Protección de los Derechos Humanos. Podemos
mencionar que este sistema se compone básicamente por la Carta de las
Naciones Unidas, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los
Tratados específicos sobre Derechos Humanos. (Calderón, 2007, p. 39 – 41).

Asimismo, dentro de este Sistema Universal, existen otros que se derivan del
mismo, que podrían verse como sistemas regionales. Estos a su vez van a tener
sus propios instrumentos para ajustarse a la realidad en la que aplicarán sus
principios, instrumentos y procesos de protección de Derechos Humanos. En ese
sentido nuestro país se ajusta al Sistema Americano de Protección de los
Derechos Humanos. Este Sistema regional emana de la Carta de la
Organización de los Estado Americanos (OEA); además este sistema cuenta con
un órgano supervisor como es la Comisión Interamericana de Derecho
Humanos, pera también con un sistema de naturaleza jurisdiccional que emana
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (1945) y que agrupa
tanto la CIDH (sede en Washington) y a la “Corte Interamericana de Derechos
Humanos (con sede en Costa Rica). Este es el único órgano jurisdiccional en el
ámbito regional encargado de la protección de los derechos humanos.”
(Calderón, 2007, p.73-74).

Si hablamos de derechos humanos, como el derecho a la libertad y todos los que


se relacionan con ellos, son protegidos constitucionalmente pero también por la
Convención. Podemos señalar que:

Este instrumento internacional obliga jurídicamente a los Estados


americanos que la hayan ratificado o adherido a cumplir con los
preceptos de derechos humanos establecidos. La Convención
establece que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
puede recibir peticiones de cualquier persona o grupa de personas
e incluso de entidades no gubernamentales sobre denuncias o
quejas de violaciones de esta Convención por un Estado parte de
la Organización (artículo 44). (Calderón, 2007, p. 49).
Queda claro que nuestro País se adhiere a la Convención y, en ese sentido, se
ajusta a la regulación jurídica internacional de Derechos Humanos.

Legislación Nacional
Actualmente, según la legislación nacional en nuestro país, toda persona tiene
derecho a diferentes libertades, como por ejemplo la de información, opinión,
expresión y difusión del pensamiento mediante la palabra oral o escrita o la
imagen, por cualquier medio de comunicación social, sin previa autorización ni
censura ni impedimento algunos, bajo las responsabilidades de la ley, según
nuestro ordenamiento normativo.

Sin embargo, surgió una problemática respecto a la aplicación del derecho a libre
tránsito, para ello, es primordial conocer cómo se encuentra legislado en nuestro
país. Es así como este derecho, se encuentra mencionado y constatado en el
artículo 2° inciso 11) de nuestra Constitución, que señala, que toda persona tiene
derecho a:

“Elegir su residencia, a transitar por el territorio nacional y a salir de


él y entrar en él, salvo las limitaciones por razones de sanidad o por
mandato judicial o por aplicación de la ley de extranjería”.
Afirmando de esta manera el derecho fundamental al libre tránsito como un
derecho inherente o consustancial a toda persona humana. Además, se le puede
contextualizar como la facultad que tiene toda persona de poder desplazarse
libremente y con total discrecionalidad, por cualquier lugar del territorio nacional,
con los límites establecidos por las leyes. Por consiguiente, podemos mencionar
que el sujeto activo de este derecho es cualquier persona natural, y el sujeto
pasivo es el Estado o cualquier persona natural o jurídica, por tratarse de un
derecho fundamental.

Al respecto, Michael Espinoza, el abogado y catedrático especializado en


derecho procesal, señala:

Se trata pues, de un derecho que representa una de las


manifestaciones de la libertad humana, precisamente la libertad
para moverse de un lugar a otro sin más límites que los
establecidos en la Constitución o en la ley. Esta libertad de
locomoción resulta indispensable para el desarrollo de la persona
humana, ya que permite el ejercicio de otros derechos
constitucionales, como los políticos y los económicos, sociales y
culturales. (2011)
Por ende, este derecho se relaciona con otros derechos fundamentales que se
encuentran en nuestra Constitución, como por ejemplo con el derecho a la
igualdad de trato, porque a ninguna persona se le puede restringir su libre
circulación en atención a criterios de raza, sexo, religión, condición social o
económica, ideas políticas, etc. Por consiguiente, resulta evidente que la
protección del derecho al libre tránsito tiene por finalidad resguardar uno de los
pilares en que se sustenta el principio de dignidad de la persona humana: su
libertad; el cual se sitúa, a la vez, como uno de los valores en que se sustenta la
forma de organización democrática del Estado

En general, podemos señalar que el derecho a la libre circulación o libertad de


circulación dentro del territorio del país está reconocido en la lista clásica de
libertades o derechos fundamentales, es decir, en el núcleo duro puntual o básico
de los derechos reconocidos para cada una de las personas en las
constituciones.

La legislación nacional protege como un derecho constitucional el de libre


transito
Restricciones a la Libertad de tránsito
Reconocido y protegido nacional y supranacionalmente, el derecho a la libertad
de tránsito puede tener algunas restricciones específicas, tipificadas y aplicadas
debidamente por un proceso establecido en el ordenamiento jurídico. La
sentencia materia de análisis nos menciona algunas de estas restricciones y a
continuación las desarrollaremos.

• Limitación por razones de sanidad

En esta misma línea de pensamiento, se le considera un tipo de restricción para


el pleno ejercicio del derecho a la libertad de tránsito, en virtud.

Las razones de sanidad impiden, por ejemplo, el ingreso o salida del país
de personas con enfermedades contagiosas capaces de generar una
epidemia, asimismo el tránsito por el territorio nacional cuando existen
zonas o personas en cuarentena con la finalidad de observar o aislar
enfermedades graves. En tal sentido, podría limitarse el derecho a residir
en algunas zonas, debido al alto riesgo que estas significan para la salud
humana. (Gutiérrez, 2005, p, 178)
En relación con ello vemos que la cuarentena es una medida de seguridad que
también está consagrada expresamente en inciso b) del artículo 130° de la ley
N° 26842 Ley general de Salud. En virtud del artículo anterior (129°) se establece
que la Autoridad Nacional de Salud puede solicitar la ayuda de la fuerza pública
para hacer cumplir las medidas que puedan implementarse para el resguardo de
la salud.

Asimismo, se entiende de la cita que esta restricción limita el libre tránsito de


cualquier persona que se encuentre o posea una enfermedad como ahí lo
menciona, y que puede perjudicar a terceros desde el aspecto de la salud pública
propia de un estado o la prohibición de lugares que también sean peligrosos para
la salud.

• Limitación por mandato judicial:

Respecto a restricción de la libertad individual por mandato judicial, puede


entenderse que este limita la libre circulación, desplazamiento y la salida del
propio Estado donde se encuentra, de aquellos que deben asistir y presentarse
ante la justicia, por ejemplo, un arresto domiciliario o el impedimento de salida.
Ahora, es importante señalar que solo de estas dos maneras podría efectuarse
un mandato judicial, de tal forma que el Juez que ejecuta esta orden deberá
hacerlo en base a sus funciones, jurisdicción y en total acuerdo con las garantías
de una debida tutela procesal, en relación a ello también nos podemos referir a
la observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional, que se encuentra en
el inciso 3) del artículo 139° de la constitución y establece lo siguiente:

“Ninguna persona puede ser desviada de la jurisdicción


predeterminada por la ley, ni sometida a procedimiento distinto de los
previamente establecidos, ni juzgada por órganos jurisdiccionales de
excepción ni por comisiones especiales creadas al efecto, cualquiera
sea su denominación”. (La constitucion comentada, 2005)

Ahora, resulta necesario recalcar que el mandato judicial no puede estimar de


manera válida la expulsión o el ingreso al país de los nacionales en nuestro caso
los que somos de nacionalidad peruana, ello guiándose de la Convención
Americana de Derechos Humanos en el inciso 5) del artículo 22°.

En lo que confiere la sentencia, el mandato solo puede ser expedida por la


autoridad judicial, donde los derechos y libertades, en buena medida son
influenciados o afectados dentro de las funciones e instancias de la autoridad
judicial competente, empero no son llevadas muy al extremo, es decir que el juez
tenga esta facultad no significa que es una restricción absoluta, sino que de
acuerdo a lo que el juzgador tenga conocimiento, el deberá disponer el derecho
a la libertad de tránsito de la persona en investigación con la finalidad de no
interrumpir y perjudicar el proceso e investigación.

• Limitación por Ley de Extranjería

En principio, es importante mencionar que las libertades de tránsito y de


residencia tienen una gran importancia. Respecto a ello Vargas (2017) señala
que:

Las libertades de tránsito, particularmente lo tiene el hecho de que


se hacen valer universalmente, de forma que cualquier persona
pueda desplazarse por cualquier país del mundo y establecer
donde lo decida su residencia. Si la eficacia de dichas libertades
fuera universal se terminaría con las actuales condiciones de
discriminación que imperan en contra de los migrantes en muchas
partes del planeta.

No obstante, según las leyes de extranjerí,a existen supuestos de restricción


de libre tránsito en razón de la aplicación de esta ley, en parte advertido
desde la propia idea que el derecho de locomoción solo le corresponde a los
nacionales o extranjeros con residencia establecida. Por ende, supone que
quien, sin pertenecer a nuestro Estado, pretende ingresar, transitar o salir
libremente de su territorio, se expone a ser expulsado bajo las
consideraciones jurídicas que impone la ley de la extranjería.

Las restricciones al libre tránsito en razón de la aplicación de la ley de


extranjería, son aquellas que, basándose en el inciso 11 del artículo 2 de la
Constitución, derivan de la falta de aptitud legal de un extranjero para ingresar
al territorio nacional o para continuar residiendo dentro de él. Tales son los
casos siguientes:

- Por ingreso clandestino o fraudulento al territorio nacional.

- Por haber sido anteriormente expulsado del territorio nacional por razones
jurisdiccionales del poder de la policía (reglas de migración).

- Por ser prófugo de la justicia por delitos tipificados como ilícitos comunes en
la legislación nacional.

- Por haber sido expulsado de otro país por la comisión de delitos tipificados
como ilícitos comunes en la legislación nacional o por infracciones a normas
de extranjería homologas a las nuestras.

- Por encontrarse incurso en razones de seguridad.

- Por registrar antecedentes penales o policiales por delitos tipificados como


comunes en la legislación nacional.

- Por carecer de recursos económicos que le permitan solventar los gastos


de permanencia en nuestro territorio.

- Por haber realizado actos contra la seguridad del estado, el orden público
interno o la defensa nacional.
Ahora bien, dichos supuestos para las restricciones del derecho al libre
tránsito encuentran justificación, según el expediente 3482-2005-PHC
menciona:

La justificación para restringir el libre tránsito en aplicación de la ley de


extranjería se sustenta en que si bien los derechos fundamentales son
reconocidos universalmente, cuando se trata de aquellos cuyo ámbito de
ejecución trastoca principios esenciales, como la soberanía del estado o a la
protección de sus nacionales, el ordenamiento jurídico, sobre la base de una
equilibrada ponderación, puede hacer distingos entre quienes forman parte
del mismo (del Estado) y aquellos otros que carecen de tal vinculo.

En ese sentido, no es que se niegue la posibilidad de poder gozar de un


derecho a quienes no nacieron en nuestro territorio o no poseen nuestra
nacionalidad, sino que resulta posible o plenamente legitimo imponer ciertas
reglas de obligatorio cumplimiento a efectos de viabilizar el goce de dichos
atributos.

Por ende, el estado está facultado total o parcialmente para reglar, controlar
y condicionar la entrada y admisión de extranjeros, esto siempre y cuando se
cumplan las condiciones en cada caso.

• Limitación por Estado de Emergencia:


Los estados de emergencia nos pueden recordar a aquella institución romana de
la dictadura, entendiéndose esta, no como la conocemos actualmente, sino
aplicada de una manera democrática, en situaciones específicas y con un poder
total de parte del dictador, pero controlado. En los Estados Constitucionales
como el Perú los denominados estados de excepción (de emergencia y de sitio)
también se les puede decir que son una suerte de dictadura constitucional. En
estos casos extraordinarios se adoptan medidas que afectaran el funcionamiento
normal del ordenamiento jurídico, de los poderes públicos e inclusive se pasan
por altos algunos principios básicos y fundamentales del Estado. No es
redundante la aclaración de que para que sede una situación así, se han de
presentar ciertos elementos tales como: una situación de anormalidad, un acto
estatal necesario para responder a esa situación anormal y, en virtud del
segundo elemento, una legalidad excepcional, es decir, debe haber, a pesar de
la situación anormal, un marco normativo derivado de la misma. (Aguila, 2007,
pp. 253 – 258)

Los estados de excepción van a contemplar algunas situaciones en donde se


han de vulnerar, inclusive, algunos derechos fundamentales como el de la
libertad de tránsito. Una de esas situaciones son el estado de emergencia. El
catedrático en Derecho Constitucional, Bruno Aguila, nos dice que:

Estado de Emergencia es aquella eventualidad de perturbación de


la paz y el orden público. En este supuesto, la Constitución autoriza
al presidente de la República a suspender el ejercicio de los
derechos a la libertad y seguridad personales, la inviolabilidad del
domicilio, la libertad de reunión y transito en el territorio, que se
contempla en el articulo 2° de la Carta Fundamental. (2007, pp.
259)
Vemos como los derechos relacionados a la libertad quedan suspendidos en un
Estado de emergencia. Pero esta vulneración no es injustificada; de hecho, se
tienen que cumplir algunas situaciones como terremotos, pandemias,
derrumbamientos, incendios o cualquier suceso infausto que generen daños
materiales y numerosas víctimas; además cuenta con un plazo determinado a
saber, 60 días como máximo.

El bien jurídico de la seguridad ciudadana


En principio, es resaltante señalar que el concepto de seguridad ciudadana fue
recogido a nivel constitucional en nuestro país recién a partir de la Constitución
de 1993 que en su artículo 195°, en el Capítulo XIV del Título IV, sobre
descentralización, señalaba lo siguiente:

“La ley regula la cooperación de la Policía Nacional con las


municipalidades en materia de seguridad ciudadana.”
Posteriormente, cuando dicho capítulo fue modificado mediante la Ley de
Reforma Constitucional N° 27680, publicada en el diario oficial El Peruano el 7
de marzo de 2002, se trasladó dicha figura al artículo 197° que señala lo
siguiente:

“Las municipalidades promueven, apoyan y reglamentan la


participación vecinal en el desarrollo local. Asimismo, brindan
servicios de seguridad ciudadana, con la cooperación de la Policía
Nacional del Perú, conforme a ley.”
Según esta norma, la seguridad ciudadana es un servicio público a cargo de los
gobiernos locales, y esto concuerda con los artículos 73º (numeral 2.5) y 85º de
la Ley N° 27972, Ley Orgánica de Municipalidades.

A partir de dicha afirmación, Santamaria Pastor (2018), sobre servicios públicos


de la administración, podemos entenderlos como aquellas actividades cuya
finalidad es prestar una utilidad necesaria para el normal desenvolvimiento de la
vida social.

Sin embargo, podemos afirmar que la seguridad ciudadana no se trata


meramente de un servicio público garantizado a nivel constitucional, sino que
además la seguridad ciudadana es también un bien jurídicamente protegido por
nuestro ordenamiento constitucional, esto en vista de su vinculación con el
derecho fundamental de la persona a la seguridad, derecho que está consagrado
en el artículo 2° de nuestra Constitución, ya que tiene como fuente directa dos
deberes primordiales del Estado recogidos en el artículo 44º del mismo texto
constitucional, el cual es garantizar la plena vigencia de los derechos humanos
y proteger a la población de las amenazas contra su seguridad, dicho deberes
son inherentes o propios al Estado de Derecho.

Por otro lado, la seguridad ciudadana no puede constituirse en sí misma como


un derecho de naturaleza constitucional o legal, pero sí en un bien jurídicamente
protegido en tanto al conjunto de acciones o medidas destinadas a preservar
otros bienes o valores jurídicamente protegidos por nuestro ordenamiento
además de los derechos constitucionales como son el derecho a la vida,
integridad, propiedad, etc. Esto con el fin de garantizar la tranquilidad pública o
paz social, la prevención del delito, uso pacífico de los espacios y vías públicas,
erradicación de la violencia, etc.

En ese sentido Freixes San y Remotti Carbonell (1995), respecto a la seguridad


ciudadana como un bien constitucionalmente protegido, señalan que:

El objeto de esta consiste en las medidas de prevención,


protección, garantía y reparación que se tengan que adoptar para
que los ciudadanos puedan intervenir libremente y con garantías
en los distintos niveles y formas de participación que presenta la
vida en comunidad.
En consecuencia, el concepto de seguridad ciudadana se amplía para darle el
carácter de condición para el libre ejercicio de los derechos y libertades.

De lo señalado en este punto, se puede concluir que la seguridad ciudadana es


un bien jurídicamente protegido que se organiza bajo la forma de un servicio
público a cargo de los gobiernos locales en colaboración con la Policía Nacional
del Perú.

El derecho fundamental al libre tránsito y su relación con la seguridad


ciudadana como bien jurídicamente protegido

Los derechos fundamentales de la persona, como el derecho al libre tránsito,


están conformados por dos dimensiones, la subjetiva y otra objetiva. La primera
de ellas nos da a entender al hecho que asegura un status jurídico o la libertad
en un entorno de la existencia de la persona. La segunda, nos alude al hecho
que el mismo tiempo constituyen elementos esenciales de un ordenamiento
objetivo de la comunidad organizada, generalmente bajo la forma de un Estado
de Derecho, en cuanto dicha comunidad se forma como marco de un ámbito y
convivencia justa, pacífica y digna.

Ahora bien, si es que se suscita un posible conflicto tanto entre el derecho


fundamental y un bien jurídicamente protegido, nosotros recurriremos al método
de la ponderación y así poder facilitarnos la apreciación de la racionalidad o
proporcionalidad de cualquier método que restrinja la vigencia de uno u otro. Por
tal motivo, debemos partir por señalar que el principio de proporcionalidad antes
mencionado, procede a actuar como un “límite de límites” o un paradigma de
términos para el legislador o imputado. Tratándose de la restricción de derechos,
éste debe articular tal restricción del ejercicio de un derecho fundamental con la
existencia de otros derechos, principios, valores o deberes, que reconoce la
Constitución, asimismo, consecuentemente al estar frente a un conflicto entre el
derecho al libre tránsito y la seguridad ciudadana como bien jurídicamente
protegido, para poder acceder a esta última debemos estar completamente
seguros que el derecho fundamental al libre tránsito no va a ser desvirtuado o
anulado en su ejercicio, es por ello, que va a mantener su contenido esencial.

De tal forma, si se emanan las medidas de autorizar enrejados u otras reglas de


seguridad en las vías públicas, como restricciones de la libertad de tránsito,
posición que para nosotros solo debería ser regido por medio de una ley formal,
con dichas medidas se procederá a sujetarse a ciertos parámetros de legalidad
que se configuran a través del fin lícito perseguido: como la protección de la
seguridad ciudadana y de la proporcionalidad por una medida limitativa del
derecho al libre tránsito. Entonces, las medidas limitativas de derechos o normas
fundamentales, al ser sometidas al principio de razonabilidad o proporcionalidad,
estas estarán bajo la obligación de cumplir con tres imposiciones:

a. La limitación del derecho al libre tránsito debe ser adecuada para


preservar la seguridad ciudadana. Se debe comprobar que no existe otra
medida idónea para la finalidad perseguida: la protección del bien jurídico
“seguridad ciudadana”; es decir, la medida restrictiva del derecho
fundamental debe reunir las condiciones necesarias para alcanzar la
finalidad señalada. En tal sentido, si la medida legislativa no puede
alcanzar o no es adecuada para el fin de preservar la seguridad
ciudadana, entonces resultará desproporcionada y, por tanto, inválida.
b. La limitación debe cumplir con la exigencia de necesidad para llegar a ese
fin. Ello supone que se debe hacer un control la medida limitativa del
derecho fundamental al libre tránsito. Es decir, se debe evaluar que las
condiciones para otorgar una autorización para instalar una medida de
seguridad en una vía pública, la medida limitativa del derecho al libre
tránsito (el enrejado de una vía pública, por ejemplo), debe ser lo menos
gravosa de las que se puedan adoptar. En cuanto este punto, habría que
evaluar, por ejemplo, si los enrejados construidos sobre vías públicas
constituyen una medida indispensable y la de menor restricción para el
derecho al libre tránsito, ya que de lo contrario dicha medida como la
norma que lo autoriza sería desproporcionada.
c. La limitación, adecuada y necesaria, debe darse de manera proporcional
a la vigencia del derecho al libre tránsito. Es decir, la medida limitativa del
derecho fundamental al libre tránsito (el enrejado), deberá guardar una
relación de idoneidad, debe ser legitimo con el objetivo de procurar
alcanzar la seguridad ciudadana. (VARGAS PÉREZ, 2017)

Por lo tanto, se deberá realizar una evaluación o un determinado balanceo sobre


las ventajas y desventajas, de la medida de índole limitativa, teniéndose en
consideración que esta deberá de ser proporcional, desde un punto de vista de
carácter perspectivo del bien, valor o derecho que tutela, o de un derecho que
restringe y regula.

CONCLUSIONES
Luego de revisar la Sentencia la sentencia de Expediente N° 3482 – 2005 –
PHC/TC, como grupo llegamos a las siguientes conclusiones.

Primero, que el Tribunal Constitucional, como máximo intérprete de la


Constitución, debe interferir en actos jurisdiccionales en donde se vulnere o
amenace derechos fundamentales, como el de la Libertad. En virtud de ello
vemos que el demandante interpuso recurso de Agravio Constitucional, para que
el TC tomará parte del caso y de una sentencia firme.

Segundo, que los procesos constitucionales como el Habeas Corpus son una
herramienta que va a permitir a todo ciudadano ejercer sus derechos relacionado
a la libertad. En nuestro país, es uno de los procesos de mayor procedencia, y
en consecuencia a tenido un desarrollo jurídico extenso, En la actualidad se
reconocen hasta de 9 tipos de Habeas Corpus, siendo el de tipo restringido el
que resguarda el derecho al libre tránsito.

Tercero, que existen restricciones al libre tránsito totalmente legales y reguladas.


Por ejemplo, el mandato judicial que puede restringir este derecho será una
medida que toma el juez para ordenar la detención de cualquier ciudadano,
siendo este de carácter expreso, es decir escrito y motivado. La ordenanza y
ejecución solo son competencia de los jueces entre de sus funciones y
jurisdicción correspondiente. Hemos podido ver que toda restricción debe tener
un fundamento y una forma establecida de aplicarse.

Se puede afirmar que el derecho a la libre circulación dentro del territorio nacional
se encuentra reconocido en la lista clásica de libertades o derechos
fundamentales y este se encuentra relacionado con otros derechos
fundamentales constatados en nuestra Carta Magna. Así mismo, este derecho
sólo puede ser limitado por una autoridad en los casos y bajo las circunstancias
que el ordenamiento constitucional y los tratados internacionales aprobados por
el Estado peruano expresamente lo autoricen. De existir cualquier acto o medida
que suponga su afectación o surja la necesidad de evaluación, deberá analizarse
dentro de los márgenes de los principios de legalidad y razonabilidad que nuestro
ordenamiento jurídico consagra.

En relación con la seguridad ciudadana y como cuarta conclusión, podemos decir


que la implementación de rejas o cualquier otro tipo de medida, puede ser
señalada como inconstitucional siempre que su uso sea irrazonable,
desproporcional o por ejemplo si se llegara a cerrar por completo alguna vía
pública, lo cual afectaría esencialmente este derecho de libertad de tránsito.

Finalmente, podemos decir que la importancia de los derechos fundamentales


como el derecho al libre tránsito, recaen y toman importancia positivamente
desde la constitucionalización de las normas, por ende, no pueden ni deben ser
impedidas por ningún tipo de reglamentos que quieran sobrepasar dichas
libertades fundamentales establecidos dentro de nuestros textos
constitucionales e internacionales. Y para su correcta vigencia y resguardo
existen mecanismos que tutelan estos derechos, como es el Habeas Corpus, de
naturaleza restringida, por ejemplo. Como fue materia de análisis en el presente
trabajo ya que se tutelo la libertad de tránsito que estuvo ligado al libre tránsito
de las vías de uso público y el ingreso y salida del domicilio del demandante.

Estamos de acuerdo con la sentencia dada por el Tribunal Constitucional.


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