Revolución Española

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Revolución Española

La Guerra Civil española tuvo lugar en España entre 1936 y 1939 entre el bando
republicano y el bando nacional, que estaba dirigido por el general Francisco
Franco. Por aquella época, el presidente de España era Manuel Azaña, un
republicano elegido democráticamente. Como parte del ejército español estaba
asentado en Marruecos, varios de los generales más influyentes, con Francisco
Franco a la cabeza, dieron un golpe de estado.
El bando de la izquierda fue el conocido como bando republicano y estaba
formado por el gobierno que había habido hasta ese momento, junto con
sindicatos, comunistas, anarquistas y muchos obreros y campesinos. En el bando
contrario, el nacionalista, estaba la parte rebelde del ejército, la burguesía, los
terratenientes y, por lo general, las clases más altas. Por diferentes motivos muy
ligados al contexto europeo de la época, el bando republicano estuvo apoyado por
la Unión Soviética y por las democracias europeas, mientras que el bando
nacionalista tuvo el soporte de los gobiernos fascistas de Alemania y de Italia, lo
que supuso que este bando estuviera mejor armado que el contrario.
La Guerra Civil fue una de las guerras más duras que se recuerdan en España.
Tras la victoria del general Franco y del bando nacionalista, comenzó una
dictadura en el país que duró casi 40 años, desde 1939 hasta 1975, año en el que
falleció el dictador español. A pesar de que el bando de Franco había recibido
ayuda alemana, el dictador decidió no involucrarse de manera directa en la
posterior II Guerra Mundial, ya que el estado en el que se encontraba España tras
su guerra civil era realmente lamentable. Solo fueron en apoyo de los alemanes un
pequeño grupo de voluntarios.
Durante toda la época de la dictadura de Franco, España sufrió un continuo
aislamiento internacional, pero que se fue debilitando con el paso de los años.
Como el dictador español quería que se reconociera a su país a nivel
internacional, poco a poco comenzó un cierto tipo de mejoras en la vida social. En
la década de los años 50, España fue aceptada como miembro de las Naciones
Unidas y en 1970, Franco nombró al príncipe Juan Carlos como su sucesor en el
mandato.
La idea de Francisco Franco era que Juan Carlos siguiera a la cabeza de la
dictadura que había llevado durante muchos años, pero tras la muerte del dictador
en 1975, el Rey Juan Carlos I fue coronado e instauró de nuevo la democracia en
España que dura hasta nuestros días.
las partes del conflicto se las suele denominar bando republicano y bando
sublevado:

 El bando republicano estuvo constituido en torno al Gobierno, formado por


el Frente Popular, que a su vez se componía de una coalición de
partidos republicanos —Izquierda Republicana y Unión Republicana— con
el Partido Socialista Obrero Español, a la que se habían sumado los marxistas-
leninistas del Partido Comunista de España y el POUM, el Partido
Sindicalista de origen anarquista y en Cataluña los nacionalistas de izquierda
encabezados por Esquerra Republicana de Catalunya. Era apoyado por
el movimiento obrero y los sindicatos UGT y CNT, los cuales también
perseguían realizar la revolución social. También se había decantado por el
bando republicano el Partido Nacionalista Vasco, cuando las Cortes
republicanas estaban a punto de aprobar el Estatuto de Autonomía para el
País Vasco.
 El bando sublevado, que se llamó a sí mismo «bando nacional», estuvo
organizado en torno a parte del alto mando militar, institucionalizado
inicialmente en la Junta de Defensa Nacional sustituida tras el nombramiento
de Francisco Franco como generalísimo y jefe del Gobierno del Estado.
Políticamente, estuvo integrado por la fascista Falange Española, los carlistas,
los monárquicos alfonsinos de Renovación Española y gran parte de los
votantes de la CEDA, la Liga Regionalista y otros grupos conservadores.
Socialmente fue apoyado por aquellas clases a las que la victoria en las urnas
del Frente Popular les hizo sentir que peligraba su posición; por la Iglesia
católica, acosada por la persecución religiosa desatada por parte de la
izquierda nada más estallar el conflicto y por pequeños propietarios temerosos
de una «revolución del proletariado» En las regiones menos industrializadas o
primordialmente agrícolas, los sublevados también fueron apoyados por
numerosos campesinos y obreros de firmes convicciones religiosas.
Ambos bandos cometieron y se acusaron recíprocamente de la comisión
de graves crímenes en el frente y en las retaguardias, como sacas de
presos, paseos, desapariciones de personas o tribunales extrajudiciales.
La dictadura de Franco investigó y condenó severamente los hechos delictivos
cometidos en la zona republicana, llegando incluso a instruir una Causa General,
todo ello con escasas garantías procesales. Por su parte, los delitos de los
vencedores nunca fueron investigados ni enjuiciados durante el franquismo, a
pesar de que algunos historiadores y juristas sostienen que hubo un genocidio en
el que, además de subvertir el orden institucional, se habría intentado exterminar a
la oposición política.c
Las consecuencias de la Guerra Civil han marcado en gran medida la historia
posterior de España, por lo excepcionalmente dramáticas y duraderas: tanto
las demográficas —mortandad y descenso de la natalidad que marcaron
la pirámide de poblacióndurante generaciones— como las materiales —
destrucción de las ciudades, la estructura económica, el patrimonio artístico—,
intelectuales —fin de la denominada Edad de Plata de las letras y ciencias— y
políticas —la represión en la retaguardia de
ambas zonas, mantenida por los
vencedores con mayor o menor intensidad
durante todo el franquismo, y el exilio
republicano—, y que se perpetuaron mucho
más allá de la prolongada posguerra,
incluyendo la excepcionalidad geopolítica
del mantenimiento del régimen de Franco
hasta 1975.
Revolución Rusa

La revolución rusa agrupa todos los sucesos que condujeron al derrocamiento del
régimen zarista imperial y a la instauración preparada de otro, leninista
republicano, entre febrero y octubre de 1917, que llevó a la creación de la
República Socialista Federativa Soviética de Rusia. El zar se vio obligado a
abdicar y el antiguo régimen fue sustituido por un Gobierno Provisional durante la
primera revolución de febrero de 1917 (marzo en el calendario gregoriano, pues el
calendario juliano estaba en uso en Rusia en ese momento). En la posterior
revolución de octubre, el Gobierno Provisional fue eliminado y reemplazado con un
gobierno bolchevique de tendencia comunista conocido como el Sovnarkom.
La Revolución de Febrero se focalizó, originalmente, en torno a Petrogrado (hoy
San Petersburgo). En el caos, los miembros del parlamento imperial o Duma
asumieron el control del país, formando el Gobierno provisional ruso. La dirección
del ejército sentía que no tenían los medios para reprimir la revolución y Nicolás II,
el último emperador de Rusia, abdicó. Los sóviets (consejos de trabajadores), que
fueron dirigidos por facciones socialistas más radicales, en un principio permitieron
al gobierno provisional gobernar, pero insistieron en una prerrogativa para influir
en el gobierno y controlar diversas milicias. La revolución de febrero se llevó a
cabo en el contexto de los duros reveses militares sufridos durante la Primera
Guerra Mundial (1914-1918),1 que dejó a gran parte del ejército ruso en un estado
de motín.
A partir de entonces se produjo un período de poder dual, durante el cual el
Gobierno provisional ruso tenía el poder del Estado, mientras que la red nacional
de sóviets, liderados por los socialistas y siendo el Sóviet de Petrogrado el más
importante, tenía la lealtad de las clases bajas y la izquierda política. Durante este
período caótico hubo motines frecuentes, protestas y muchas huelgas. Cuando el
Gobierno Provisional decidió continuar la guerra con Alemania, los bolcheviques y
otras facciones socialistas hicieron campaña para detener el conflicto. Los
bolcheviques pusieron a milicias obreras bajo su control y los convirtieron en la
Guardia Roja (más tarde, el Ejército Rojo) sobre las que ejercían un control
sustancial.
En la Revolución de Octubre (noviembre en el calendario gregoriano), el Partido
bolchevique, dirigido por Vladímir Lenin, y los trabajadores y soldados de
Petrogrado, derrocaron al gobierno provisional, formándose el gobierno del
Sovnarkom. Los bolcheviques se nombraron a sí mismos líderes de varios
ministerios del gobierno y tomaron el control del campo, creando la Checa,
organización de inteligencia política y militar para aplastar cualquier tipo de
disidencia. Para poner fin a la participación de Rusia en la Primera Guerra
Mundial, los líderes bolcheviques firmaron el Tratado de Brest-Litovsk con
Alemania en marzo de 1918.
Posteriormente estalló una guerra civil en Rusia entre la facción «roja»
(bolchevique) y «blanca» (antibolcheviques) —esta última contó con el apoyo de
las grandes potencias—, que iba a continuar durante varios años, en la que los
bolcheviques, en última instancia, salieron victoriosos. De esta manera, la
Revolución abrió el camino para la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS) en 1922. Pese a que muchos acontecimientos históricos
notables tuvieron lugar en Moscú y Petrogrado, también hubo un movimiento
visible en las ciudades de todo el estado, entre las minorías nacionales de todo el
Imperio ruso y en las zonas rurales, donde los campesinos se apoderaron de la
tierra y la redistribuyeron.
La Revolución rusa fue un acontecimiento decisivo y fundador del «corto siglo XX»
abierto por el estallido del macroconflicto europeo en 1914 y cerrado en 1991 con
la disolución de la Unión Soviética. Objeto de simpatías y de inmensas esperanzas
por unos (Jules Romains la describió como «la gran luz en el Este» y François
Furet como «el encanto universal de octubre»), también ha sido objeto de severas
críticas, de miedos y de odios viscerales. Sigue siendo uno de los acontecimientos
más estudiados y más apasionadamente discutidos de la historia contemporánea
Desarrollo de la Revolución rusa
La primera revolución rusa tuvo lugar en febrero. En el caos que se había
originado, el zar Nicolás II se dio cuenta de que no poseía poder militar suficiente
para combatir la revolución y vio que su única solución era abdicar. En este
momento, un gobierno provisional asumía el control del país (gracias a la unión
momentánea de socialistas y demócratas). El objetivo de este gobierno provisional
era aportar unos cimientos sólidos para la celebración en un futuro de unas
elecciones democráticas.
En un principio los soviets, que eran organizaciones formadas por obreros y
sectores socialistas más radicales, dejaron al gobierno provisional realizar sus
funciones, con el objetivo de asentar la revolución e impedir un posible intento de
regreso zarista. Sin embargo, pronto los soviets comenzaron a separarse del
gobierno provisional y se dio una lucha de poderes. El gobierno provisional poseía
el parlamento y el poder del estado, mientras que los soviets tenían el apoyo de
los obreros y de los crecientes sectores de izquierdas.
Esto terminó desembocando en la Revolución de octubre, en la que los
trabajadores soviéticos que formaban el partido bolchevique, dirigidos por Lenin,
derrocaban al gobierno provisional y
constituían finalmente un gobierno
socialista. La Revolución de 1917 marcaba
así el inicio de una nueva etapa para la
URSS, una etapa que se desarrollaría a lo
largo de todo el siglo XX, hasta su
disolución en el año 1991 (la Perestroika).

Revolución Cubana
La Revolución cubana es el principal resultado del movimiento revolucionario
cubano de izquierda que provocó la caída del régimen del dictador Fulgencio
Batista, y la llegada al poder del líder del Ejército guerrillero, Fidel Castro. Como
los revolucionarios continúan en el poder desde entonces, se considera a la
revolución como el período comprendido entre el alzamiento contra Batista y la
actualidad.
La Revolución cubana ha representado un evento importante en la historia de
América al ser la primera y con más éxito de varias revoluciones de izquierdas que
sucedieron en diversos países del continente. El régimen resultante de la
revolución —considerado por organizaciones como Amnistía Internacional como
autoritario y restrictivo — ha mantenido el gobierno en el país a pesar de la
enorme cantidad de adversidades, manteniéndose a flote incluso luego de la caída
del bloque socialista. Se le ha acusado de violar algunos derechos como la
libertad de expresión o la libertad de circulación, si bien en términos generales ha
resultado exitosa en muchas de las reformas que ha hecho, principalmente en el
sistema de salud y el sistema educativo público y gratuito. Estados Unidos
mantiene un embargo económico a la isla desde principios de los años 1960. Esta
política es considerada como «bloqueo económico» en el marco de las Naciones
Unidas y rechazada cada año por la Asamblea General de esa instancia
internacional que vota a favor de una resolución denominada Necesidad de poner
fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos
contra Cuba. A pesar de la presión internacional, Estados Unidos sigue
justificando su política anteponiendo la existencia de numerosas denuncias de
violaciones de los derechos humanos en la isla. Tanto la persistencia
estadounidense en las sanciones unilaterales contra Cuba como los efectos que
esto trae a su población quedan reflejados en múltiples resoluciones de las
Naciones Unidas desde el año 1992.
Inicio de la revolución cubana
En México, Castro organizó la expedición del yate Gramma que desembarcó en
Cuba en noviembre de 1956. Pese a su derrota inicial, Castro y su Movimiento 26
de Julio (M-26) crearon un foco guerrillero en Sierra Maestra, provincia de Oriente,
que sería la base del Ejército Rebelde. El M-26 había surgido de la izquierda del
Partido Ortodoxo con una ideología igualitaria, socializante, nacionalista y
antinorteamericana. Mientras la guerrilla se consolidaba en la sierra, la oposición
urbana también creció y comenzó a desarrollar acciones armadas en las ciudades,
en un contexto en que la represión contra los militantes antidictatoriales no dejaba
de crecer. En 1957 la guerrilla de Castro había logrado una cierta entidad, pero
aún no estaba en condiciones de impulsar la insurrección que acabara con Batista.
Su propuesta de huelga general fracasó en medio de la indiferencia popular y por
la falta de apoyo de los sindicatos oficialistas y comunistas. El Partido Comunista,
conocido como Partido Socialista Popular(PSP), rechazaba la táctica
insurreccional. Lentamente la guerrilla salió de su aislamiento gracias a una
ofensiva militar en los llanos, con quema de cañaverales y destrucción de
cosechas. La apertura de dos frentes guerrilleros, al mando de Raúl Castro y Juan
Almeida, y la coordinación de las acciones militares por Camilo Cienfuegos y
Ernesto Che Guevara, consolidaron el avance revolucionario, mientras la
integración militar del PSP en el M-26 aumentaba la agitación urbana. Por su
experiencia en la lucha revolucionaria y su mayor protagonismo, los cuadros
comunistas ocuparon puestos claves en el M-26 y controlaron el Ejército Rebelde
con el aval de Fidel y Raúl Castro. Este es uno de los elementos que explica el
rápido giro prosoviético de la revolución tras la toma del poder.
Caída de Batista
En Julio de 1958, el Pacto de Caracas consolidó la coalición anti-Batista y aceleró
la caída de la dictadura, ya sin apoyo de Washington, que desde abril no le
enviaba armamento. En agosto comenzó la ofensiva final y el 1 de enero de 1959,
con el pueblo en la calle y enarbolando las banderas de la moralización, el
nacionalismo y el antiimperialismo, los seguidores de Castro tomaron La Habana.
Fidel Castro toma el Poder
El respaldo popular del M-26 le permitió a Castro hacerse con el control de la
situación para impulsar transformaciones políticas, sociales y económicas.
Comenzó así un proceso revolucionario, caracterizado por el tradicional
nacionalismo cubano y con un gran consenso entre la población. Sin embargo, en
muy poco tiempo Castro impulsó un giro autoritario, de un fuerte contenido
personalista y marcado por su liderazgo y su carisma. El antiimperialismo y el
nacionalismo se convirtieron en los ejes del discurso revolucionario («Patria o
muerte» es la principal consigna del régimen), que adoptó el marxismo-leninismo,
y Castro señaló que en Cuba sólo se podía ser revolucionario si se era comunista.
Tras su integración en el bloque soviético, Cuba puso en marcha políticas
igualitarias para construir el socialismo, un objetivo al que todavía no ha
renunciado. Algunas explicaciones insisten en que la oposición norteamericana al
rumbo socializante de la Revolución explica el giro prosoviético, pero lo cierto es
que estas tendencias estaban respaldadas por Castro y muy asentadas en parte
del núcleo dirigente del M-26.
Causas de la Revolución Cubana
Antes de 1959, Cuba era un país que vivía bajo fuerte influencia de Estados
Unidos. Las industrias de azúcar y muchos
hoteles estaban dominados por grandes
empresarios norteamericanos.
Los Estados Unidos también influían
mucho en la política de la isla, apoyando
siempre a los presidentes pro-Estados
Unidos. Después de una economía basada
en el capitalismo con una fuerte
dependencia de los Estados Unidos, la
población sufría de la alta tasa de
desigualdad social.
Revolución Americana
La Revolución Americana, Revolución estadounidense, Revolución
norteamericana o Revolución de las Trece Colonias fue un conflicto político que se
inició en las Trece Colonias Británicas en Norteamérica en 1765 como rechazo a
una serie de leyes e impuestos establecidos por el parlamento británico para
intentar recuperar la economía británica de una severa crisis financiera provocada
por la Guerra de los Siete Años en Europa. la revuelta política pronto
desencadenó en un conflicto armado con Gran Bretaña que se extendió hasta
1783 cuando fue reconocida su independencia. Estados Unidos fue el primer país
en el continente americano en declarar su independencia, ir a la guerra contra una
potencia europea y obtener su emancipación del control colonial. El 22 de marzo
de 1765 el parlamento británico aprobó la Ley del Sello, en la que por primera vez
se estableció un impuesto a las colonias británicas en América. En octubre de ese
año las colonias se reunieron en el Congreso de la Ley del Sello y rechazaron la
autoridad del parlamento británico para imponer impuestos o leyes sobre sin que
estas tuviesen representación en el organismo. Las colonias mantenían una
posición de «No hay tributación sin representación». La década siguiente el
conflicto político se agravó cuando el parlamento británico impuso nuevas leyes
que eran rechazadas por los colonos. Nuevas protestas emergieron hasta que en
1773 se llevó a cabo el Motín del té, ocasionando que los británicos declarasen
estado de excepción, el cierre del puerto de Bostón y la instauración de las leyes
intolerables.
El 19 de abril de 1775 se inicia la Guerra de Independencia de los Estados Unidos
con las batallas de Lexington y Concord. El conflicto escaló a nivel internacional.
Los patriotas americanos más tarde se alinearon con Francia, España y Holanda
(que habían luchado contra los británicos en la Guerra de los Siete Años). Gran
Bretaña tuvo el apoyo de los lealistas, colonos americanos que permanecieron
leales a la corona británica durante la guerra y ofrecieron levantarse en armas
contra la revolución. El 4 de julio de 1776 el Congreso Continental declara la
Independencia de los Estados Unidos, y en 1789 entra en vigencia la nueva
Constitución, primera en su tipo, que más tarde sirvió de modelo para las
democracias republicanas en el mundo. Sin embargo, la guerra continuó hasta la
firma del Tratado de París en 1783 en el que Gran Bretaña reconoció la
independencia de los Estados Unidos y cedió territorios al oeste de las colonias
que no estaban en disputa.
Los representantes de las trece colonias reunidos en Filadelfia firman la
Declaración de Independencia (4 de julio de 1776) en la que estaban reflejados los
principales postulados del liberalismo político: libertad de reunión y de expresión,
igualdad ante la ley, división de poderes, soberanía popular, etc. (estos principios
básicos constituirían el lema de la Revolución Francesa). Tras años de guerra con
Gran Bretaña se firmó el tratado de paz de Versalles por el que Gran Bretaña
reconocía la independencia de los Estados Unidos, instituyéndose un régimen
democrático basado en los principios liberales y burgueses mediante la redacción
de una Constitución en la que se establecía como forma de gobierno una
república federal con un Presidente elegido cada cuatro años y la división de
poderes.
Nomenclatura El término Revolución Americana es una traducción de la expresión
original en inglés American Revolution que es el nombre historiográfico del
proceso político-militar que se inició en 1765, y culminó en 1783 con la
independencia de los Estados Unidos. También se suelen emplear los términos
«Revolución de las Trece Colonias», «Revolución norteamericana», «Revolución
estadounidense» o «Revolución de los Estados Unidos», aunque en los dos
últimos casos se presenta el inconveniente que el nombre «Estados Unidos de
América» no existió hasta la Declaración de Independencia el 4 de julio de 1776,
un año después que comenzó la guerra y once años después que iniciaron los
conflictos políticos. El uso de «americano» o «americana» es aceptado por la RAE
como adjetivo o sustantivo relativo al gentilicio «estadounidense», por lo tanto es
aceptable el uso de «Revolución Americana». El cambio de la expresión puede ser
una preferencia o decisión editorial, pero no hay una «revolución» regional o
continental como tal que pueda prestarse a confusión, a menos que en un cambio
de paradigma sea empleada para describir al proceso de descolonización de
América.
Guerra de la Independencia
Esta guerra fue un conflicto que ocurrió en, 1775-1783, entre las Trece Colonias
británicas en América del Norte contra el Reino de Gran Bretaña y la cual finalizó
con la derrota británica en la batalla de Yorktown y la firma del Tratado de París.
La guerra de la Independencia estadounidense comenzó en abril de 1775 y un
mes después se reunió en Filadelfia el segundo congreso continental, en donde se
autoproclamó el gobierno de las Colonias Unidas de América y se creó así el
ejército continental en donde el comandante en jefe fue George Washington. Las
colonias mantuvieron su lealtad al rey británico; pero solicitando ser obedientes a
las demandas, especialmente, a las peticiones de autonomía para poder
autogobernarse. Jorge III no obedeció a los colonos declarándolos rebeldes y fue
William Howe aquel que fue pasado al frente de las tropas británicas en
Norteamérica. El 4 de julio de 1776, el congreso continental adoptó la Declaración
de Independencia estadounidense, en cuya redacción habían participado
personajes tan importantes como Thomas Jefferson, Benjamin Franklin o John
Adams, entre otros. En 1778, Francia, quien fue considerado como el país
enemigo de Gran Bretaña, ayudó sigilosamente a los colonos desde el comienzo
de la guerra cuando reconoció la
independencia de las colonias. Hasta
entonces, Washington impidió que los
británicos conquistaran nuevamente las
colonias del norte. Desde 1779, los
independentistas fueron ayudados también
por España cuando el rey, Carlos III, declaró
la guerra a los británicos. Dos años más
tarde, el español Bernardo de Gálvez
reconquistó Florida a Gran Bretaña.
Revolución Mexicana
La Revolución mexicana fue un conflicto armado que se inició en México el 20 de
noviembre de 1910. Los antecedentes del conflicto se remontan a la situación de
México bajo la dictadura conocida como el porfiriato. Porfirio Díaz ejerció el poder
en el país de manera dictatorial desde 1876 hasta 1911. Durante estos 35 años
México experimentó un notable crecimiento económico y tuvo estabilidad política,
pero estos logros se realizaron con altos costos económicos y sociales, que
pagaron los estratos menos favorecidos de la sociedad y la oposición política al
régimen de Díaz. Durante la primera década del siglo XX estallaron varias crisis en
diversas esferas de la vida nacional, que reflejaban el creciente descontento de
algunos sectores con el porfiriato.
Cuando Díaz aseguró en una entrevista que se retiraría al finalizar su mandato sin
buscar la reelección, la situación política comenzó a agitarse. La oposición al
Gobierno cobró relevancia ante la postura manifestada por Díaz. En ese contexto,
Francisco I. Madero realizó diversas giras en el país con miras a formar un partido
político que eligiera a sus candidatos en una asamblea nacional y compitiera en
las elecciones. Díaz lanzó una nueva candidatura a la presidencia y Madero fue
arrestado en San Luis Potosí por sedición. Durante su estancia en la cárcel se
llevaron a cabo las elecciones que dieron el triunfo a Díaz.
Madero logró escapar de la prisión estatal y huyó a los Estados Unidos. Desde
San Antonio (Texas), el 20 de noviembre de 1910, proclamó el Plan de San Luis,
que llamaba a tomar las armas contra el Gobierno de Díaz. El conflicto armado se
inició en el norte del país y posteriormente se expandió a otras partes del territorio
nacional. Una vez que los sublevados ocuparon Ciudad Juárez (Chihuahua),
Porfirio Díaz presentó su renuncia y se exilió en Francia.
En 1911 se realizaron nuevas elecciones en las cuales resultó electo Madero.
Desde el comienzo de su mandato tuvo diferencias con otros líderes
revolucionarios, que provocaron el levantamiento de Emiliano Zapata y Pascual
Orozco contra el Gobierno maderista. En 1913 un movimiento
contrarrevolucionario, encabezado por Félix Díaz, Bernardo Reyes y Victoriano
Huerta, dio un golpe de Estado. El levantamiento militar, conocido como Decena
Trágica, terminó con el asesinato de Madero, su hermano Gustavo y el
vicepresidente Pino Suárez. Huerta asumió la presidencia, lo que ocasionó la
reacción de varios jefes revolucionarios como Venustiano Carranza y Francisco
Pancho Villa. Tras poco más de un año de lucha, y después de la ocupación
estadounidense de Veracruz, Huerta renunció a la presidencia y huyó del país.
A partir de ese suceso se profundizaron las diferencias entre las facciones que
habían luchado contra Huerta, lo que desencadenó nuevos conflictos. Carranza,
jefe de la Revolución de acuerdo con el Plan de Guadalupe, convocó a todas las
fuerzas a la Convención de Aguascalientes para nombrar un líder único. En esa
reunión Eulalio Gutiérrez fue designado presidente del país, pero las hostilidades
reiniciaron cuando Carranza desconoció el acuerdo. Después de derrotar a la
Convención, los constitucionalistas pudieron iniciar trabajos para la redacción de
una nueva Constitución y llevar a Carranza a la presidencia en 1917. La lucha
entre facciones estaba lejos de concluir. En el reacomodo de las fuerzas fueron
asesinados los principales jefes revolucionarios: Zapata en 1919, Carranza en
1920, Villa en 1923, y Obregón en 1928.
Actualmente no existe un consenso sobre cuándo terminó el proceso
revolucionario. Algunas fuentes lo sitúan en 1917, con la proclamación de la
Constitución mexicana, algunas otras en 1920 con la presidencia de Adolfo de la
Huerta o en 1924 con la de Plutarco Elías Calles. Incluso hay algunas que
aseguran que el proceso se extendió hasta los años 1940.
Porfirio Díaz, un mestizo oaxaqueño que se destacó en los ejércitos liberales
combatiendo contra grupos conservadores y que participó en la Intervención
Francesa, había asumido la presidencia desde 18768 tras el triunfo de la rebelión
de Tuxtepec, y para el final de su séptimo mandato, en 1910, había mantenido
una dictadura de 31 años. Durante los últimos años de su gobierno Díaz gozó de
poca credibilidad y sus opositores se iban incrementando debido a que se
padecieron diversas crisis simultáneas en todos los ámbitos: social, político,
económico y cultural
La principal consecuencia de la revolución mexicana fue la promulgación de la
Constitución de 1917, en la que se hace referencia, entre otros, el derecho a la
tierra expropiación por parte del Estado para fines de reforma agraria y devolver a
los campesinos sus tierras.
El reconocimiento del derecho indígena sobre el uso de tierras ancestrales; la
creación del salario mínimo y de la jornada de trabajo de ocho horas diarias; y la
separación definitiva entre Estado e Iglesia.
Los trabajadores pasar a tener derechos laborales reconocidos. Se organizan los
sindicatos y se consolida el sistema de educación nacional.
Otra consecuencia indirecta de ese movimiento fue el debilitamiento del
caudillismo.
Causas de la Revolución Mexicana
Las principales causas de la Revolución de México están vinculados a la
explotación capitalista y las injusticias sociales que ha traído. En efecto, la
aristocracia rural tenía el control de la producción agrícola (el 3% de la población
poseía las mejores tierras de México), mientras que el capital extranjero explotaba
las minas, los puertos y la extracción de
petróleo.
Por último, vale resaltar que Porfirio
Díaz agravó aún más esta situación, al
intensificar la explotación sobre la
población menos favorecida y abrir el
país hacia el capital extranjero,
provocando el descontento de parte de
las élites nacionales que lo apoyaban.
Revolución China
La Revolución china de 1949 o Revolución Comunista china fue el resultado de la
larga guerra civil china, iniciada en 1927, en la que se enfrentaron los
nacionalistas del Kuomintang, encabezados por el generalísimo Chiang Kai-shek,
y los comunistas del PCCh de Mao Zedong, y que se saldó con la victoria de estos
últimos, que instauraron la República Popular China —proclamada en Pekín el de
octubre de 1949—, mientras que Chiang Kai-shek y sus partidarios se refugiaban
en la isla de Taiwán, donde fundaron la República de China (Taiwán), conocida
durante los dos primeros decenios de la Guerra Fría como la «China nacionalista»
opuesta a la «China comunista».
Comenzó en 1946, después del final de la segunda guerra sino-japonesa, y fue la
segunda parte de la guerra civil china. Fue la culminación del impulso al poder del
Partido Comunista de China después de su fundación en 1921. En los medios
chinos, este período se conoce como la guerra de Liberación.
La primera revolución china de 1925-1927 fue una genuina revolución proletaria.
Pero fue abortada por la política errónea de Stalin y Bujarin, que subordinaron a la
clase obrera china al presunto democrático burgués Chiang Kai-shek. El Partido
Comunista de China se disolvió en el burgués Kuomintang (KMT) y Stalin incluso
invitó a Chiang Kai-shek a ser miembro del Comité Ejecutivo de la Internacional
Comunista.
Esta política desastrosa llevó a la derrota catastrófica de 1927, cuando el
“demócrata burgués” Chiang Kai-shek organizó la masacre de los comunistas en
Shanghái. El aplastamiento de la clase obrera china determinó más tarde el
carácter de la revolución china. Los remanentes del Partido Comunista huyeron al
campo, donde comenzaron a organizar una guerra de guerrillas basada en el
campesinado. Eso cambió radicalmente el curso de la revolución.
Podredumbre de la burguesía
La revolución de 1949 triunfó debido al absoluto callejón sin salida que
representaban el latifundismo y el capitalismo para China. El nacionalista burgués
Chiang Kai-shek, que llegó al poder en 1927 sobre los cuerpos destrozados de los
trabajadores de Shanghái, tuvo dos décadas para demostrar lo que podía hacer.
Pero al final, China dependía del imperialismo, el problema agrario no resolvió y
China siguió siendo un país atrasado, semifeudal y semicolonial. La burguesía
china, junto con todas las demás clases propietarias, que estaban entretejidas con
el imperialismo, formaba un bloque reaccionario que se oponía al cambio.
La podredumbre de la burguesía china quedó al descubierto cuando los
imperialistas japoneses en 1931 invadieron Manchuria. Durante la lucha para
derrotar a los invasores japoneses, los comunistas chinos ofrecieron un frente
único a los nacionalistas burgueses del Kuomintang encabezado por Chiang Kai-
shek. Pero en realidad el nivel real de cooperación entre las fuerzas de Mao y el
KMT fue mínima durante la Segunda Guerra Mundial. La alianza del PCCh y el
KMT era un frente único sólo de nombre.
La lucha de China contra Japón se fundió con la conflagración general de la
Segunda Guerra Mundial. Los comunistas asumieron la mayor parte de la lucha
contra los japoneses. Las fuerzas del KMT siempre estuvieron más preocupadas
de luchar contra los rojos. En diciembre de 1940, Chiang Kai-shek exigió que el
Cuarto Nuevo Ejército del PCCh evacuara las provincias de Anhui y Jiangsu. Eso
provocó enfrentamientos importantes entre el Ejército Popular de Liberación (ELP)
y las fuerzas de Chiang, causando miles de muertos. Eso significó el final del
presunto frente único.
La Segunda Guerra Mundial terminó con el enorme fortalecimiento del
imperialismo norteamericano y de la Rusia de Stalin, además del conflicto
inevitable entre ellos que ya era evidente antes del final de la guerra. El 9 de
agosto de 1945 las fuerzas soviéticas lanzaron la impresionante Ofensiva
Estratégica sobre Manchuria para atacar a los japoneses en Manchuria y a lo largo
de la frontera chino-mongola. En una campaña relámpago, el ejército soviético
aplastó al japonés y ocupó Manchuria. Rodearon a los 700.000 soldados
japoneses estacionados en la región y el Ejército Rojo conquistó Manchukuo,
Mengjiang (Mongolia interior), Corea del Norte, Sakhalin del sur y las islas Kuril.
La rápida derrota del Ejército Kwantung de Japón a manos del Ejército Rojo nadie
lo menciona hoy en día, pero fue un factor significativo en la rendición de Japón y
el final de la Segunda Guerra Mundial. También fue un elemento importante en los
cálculos de Washington sobre Asia. Los imperialistas norteamericanos temían que
el Ejército Rojo soviético marchara directamente hacia China y llegara al mismo
Japón, como había sucedido anteriormente en su avance a través de Europa del
Este. Finalmente Japón se rindió ante EEUU después de que la fuerza aérea
norteamericana lanzara las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. El
objetivo principal de destruir estas dos ciudades japonesas era demostrar a Stalin
que el arsenal de EEUU poseía una nueva y terrorífica arma.
Bajo los términos de la rendición incondicional japonesa dictados por EEUU, las
tropas japonesas en las zonas ocupadas chinas tenían que rendirse ante las
tropas de Chiang y no a los comunistas. La razón por la que en Manchuria las
tropas japonesas se rindieron ante la Unión Soviética fue simplemente que el KMT
no tenía fuerzas en esa región. Chiang Kai-shek ordenó a las tropas japonesas
mantenerse en sus puestos para recibir al Kuomintang y no entregar las armas a
los comunistas.
Después de la rendición japonesa el presidente norteamericano Truman fue muy
claro en lo que describió como “utilizar a
los japonesas para rechazar a los
comunistas”. En sus memorias escribe:
“Para nosotros estaba perfectamente
claro que si les decíamos a los japoneses
que entregaran inmediatamente sus
armas y que se marchasen hacia el
litoral, todo el país sería ocupado por los
comunistas.

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