La Gran Convergencia - El Futuro Ya No Es Lo Que Era
La Gran Convergencia - El Futuro Ya No Es Lo Que Era
La Gran Convergencia - El Futuro Ya No Es Lo Que Era
Tecnologías de la Información y la
Comunicación
El futuro ya no es lo que era
La teoría de la Gran Convergencia de
Richard Baldwin
Sofía E. Mantilla
iei
Instituto de Estrategia Internacional
Abril 2018
El futuro ya no es lo que era: la teoría de la Gran Convergencia de Richard
Baldwin
Por Mg. Sofía E. Mantilla
Magíster en Historia de la Universidad Torcuato di Tella (UTDT). Licenciada en Economía
de la Universidad del CEMA (UCEMA). Directora del Observatorio China y del Observatorio
de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) del Instituto de Estrategia
Internacional (IEI). Coeditora del newsletter de economía internacional En Cont@cto Hoy
y editora del boletín En Cont@cto China.
iei
Instituto de Estrategia Internacional
En 1989 la CERA fundó como entidad semiautónoma, el Instituto de Estrategia
Internacional –IEI–, que es espacio de reflexión y análisis. En el mismo se respeta una
amplia libertad académica y además de desarrollos propios, cuenta con la contribución de
investigadores con una perspectiva diversa e independiente.
Algunos de los trabajos publicados se pueden consultar en www.cera.org.ar, Instituto de
Estrategia Internacional –Selección de Publicaciones–.
Las opiniones que se encuentran expresadas en las publicaciones son las de los autores y
no reflejan necesariamente las del IEI ni las de la CERA.
ÍNDICE
Presentación i
1. Introducción 1
2. Etapas de la globalización 3
2.1 Mundo preglobalizado 3
2.2 Gran Divergencia (1820‐1990) 4
2.3 Gran Convergencia 7
2.4 Predicciones sobre la globalización futura 14
Recuadro 1. El fenómeno de la industria 4.0 15
2.5 Recomendaciones para países desarrollados 19
Recuadro 2. El crecimiento de la robótica 21
2.6 Recomendaciones para países en vías de desarrollo 23
Recuadro 3. Marco de análisis de las cadenas globales de valor (CGV) 26
3. El debate actual 29
3.1 Factores sociales y culturales 29
3.2 La cuestión de los costos 29
3.3 El desafío para Bancos Centrales y gobiernos 30
Recuadro 4. ¿Qué opinaba el FMI sobre globalización
y desigualdad en 2007? 31
3.4 El fin de las ventajas competitivas sostenibles 32
4. Reflexiones finales 36
i
Presentación
En 1990, en el marco del Proyecto “Enfrentando el Futuro”, el Instituto de Estrategia
Internacional de la CERA publicó dos trabajos del doctor Javier Villanueva: “El crecimiento
económico y la carrera de fin de siglo” y “América Latina: Las incógnitas de la inserción
económica internacional en la década del 90”. Para recordar el clima intelectual de la
época, transcribimos los siguientes párrafos de la introducción de este último:
“Aparte de los conflictos y desafíos que siempre traen consigo las grandes
transformaciones tecnológicas e institucionales como las que se experimentan en
nuestros tiempos, hoy estamos todos participando, activa o pasivamente, en la
búsqueda de un nuevo orden internacional. Un nuevo orden que pudiera
reemplazar al extinguido de Bretton Woods y al existente “no‐sistema”
(“cooperative non‐system”). Un nuevo orden que, sin embargo, es todavía una
incógnita acerca de si realmente se podrá implementar en la práctica o de si ha de
ir amoldándose al impulso de las circunstancias.
“No existe todavía un esquema que suscite el acuerdo real de todos los
participantes en la escena internacional. Lo que hay es una búsqueda sujeta a los
avatares de una agotadora ‘negociación permanente’. En esta búsqueda, sin
embargo, se perfila hoy el paradigma de la ‘Pax Global Competitiva’ en el que los
miembros de la comunidad internacional dejarían de lado cualquier forma de
agresión armada para concentrar sus esfuerzos en el logro de conquistas y avances
por la vía exclusiva de la competencia económica universal”.
“La apertura, los movimientos de factores de producción (el capital,
especialmente), la eficiencia, la competitividad, el progreso tecnológico aplicado a
la construcción de ventajas oligopólicas, etc. son las armas de los nuevos combates
económicos, dentro del nuevo escenario. Como lo hemos señalado, en este campo
de ideas, algunos imaginan a la apertura y a la inserción en ‘bloques’, sólo como un
paso en dirección al sistema global que está en la cumbre del paradigma de la ‘Pax
Competitiva’. Pero, otros imaginan a los ‘bloques’, acuerdos bilaterales y
formación de ‘zonas de influencia’ como objetivos finales, más restringidos, del
sistema”.
“Un tema de fondo en este contexto, es el de definir ¿cuál es el tipo de inserción
que se ha de procurar alcanzar en este nuevo orden económico? ¿Una inserción
por la vía de las ventajas comparativas y la utilización eficiente de los recursos más
abundantes disponibles compitiendo con costos en mercados de bienes estándar y
múltiples oferentes? ¿O se trata de competir monopolísticamente, o bien
apropiándose de las fuentes de algún recurso natural no‐renovable, escaso y
altamente necesario; o bien por la vía de la ‘diferenciación’, del avance
tecnológico, es decir, de las ‘ventajas dinámicas o competitivas’; o bien por vía de
la concentración del poder económico (‘mergers’)?”
“Para ganar, en este contexto, los países y aún las empresas deberían disponer de
políticas e información, adecuadas y de flexibilidad operativa lo suficientemente
ii
desarrollada como para poder llevar a las mimas adelante sin fricciones
paralizantes”.1
Como se aprecia, no son pocos los paralelismos que pueden trazarse con la época actual.
A su vez, en 2007, cuando el IEI examinaba la hipótesis del “Gran Rebalanceo Global” –
movimiento de la fuerza de gravedad económica desde la tríada EEUU, Unión Europea y
Japón hacia China, Asia, y países subdesarrollados–, publicamos el estudio del licenciado
Bernardo Kosacoff: “¿La globalización avanza más rápido que Latinoamérica?” En este
trabajo, se evaluaba tendencias, efectos y análisis de la globalización de la producción,
señalando: “Creemos que el marco teórico de las Cadenas Globales de Valor (CGV)
constituye una herramienta útil para entender las consecuencias de las diferentes
modalidades de relación al interior de los sistemas internacionales de producción
liderados por las Empresas Transnacionales (ET), no sólo sobre el desempeño de los
agentes que forman parte de las CGV, sino también sobre los procesos de desarrollo
económico de las naciones en donde aquellos se localizan. También entendemos que es
necesario complementar dicho enfoque con un análisis que incluya el impacto de los
ambientes locales y las características propias delos procesos productivos involucrados y
los flujos de conocimiento que circulan en cada caso”.
Por otra parte, en 2013 el IEI publicó un estudio del doctor Alonso P. Ferrando: “Las
Cadenas Globales de Valor, los países en Desarrollo y sus PYMES”. En esta publicación se
indicó: “Resulta fundamental entonces conocer las relaciones de poder que se establecen
en estas CG, y la relación que guardan las cadenas globales con las cadenas locales y
regionales. O sea, no sólo es menester analizar su impacto en la economía de los países en
desarrollo, sino también en las Pymes de estos países, ya que la experiencia ha mostrado
que la inserción de las Pymes en las cadenas de valor es un juego en el que se intersectan
variables locales, regionales y globales”.2
También se afirmó que: “Un gran reto es cómo transitar de las etapas de menos
calificación y más baja integración productiva a segmentos más intensivos en
conocimiento que promuevan una mayor integración con cadenas productivas internas.
En otras palabras, cómo retener el valor generado a lo largo de la cadena con una
distribución equilibrada. Esa captura regional de valor debe ser la gran preocupación de
los tomadores de decisión y formuladores de políticas, y esto requiere una estrategia de
alta calificación”.
En este trabajo se citó el paper de 2012 del economista Richard Baldwin “Global Supply
Chains: Why They Emerged, Why They Matter, and Where They are Going”. Allí, Baldwin
1
Villanueva, Javier. “América Latina: Las Incógnitas de la Inserción Económica Internacional en la década del
90”, en “Enfrentando el Futuro, Proyecto: los 500 y el 2000”. Buenos Aires: IEI‐CERA, octubre de 1990. Pág.
5‐6.
2
Ferrando, Alonso. “Las Cadenas Globales de Valor, los países en Desarrollo y sus PYMES”. Buenos Aires: IEI‐
CERA, noviembre de 2013. Pág. 21.
iii
analizaba la evolución del valor agregado en las cadenas de valor a través de la llamada
“Curva de la Sonrisa”.3
Esta curva indica que en las décadas de 1970 y 1980, las etapas de preproducción (diseño,
concepto, I&D), fabricación y posproducción (ventas y comercialización) generaban valor
agregado similar, mientras que en la actualidad se genera mucho más valor agregado en
las etapas de pre y pos producción en comparación a la de fabricación. Esto representa un
desafío para los países en vías de desarrollo ya que la mayoría se encuentra en las etapas
de elaboración y producción. A su vez, las empresas líderes tienden a terciarizar o
externalizar las actividades de menor valor agregado, conservando para sí las áreas con
mayor valor agregado. De esta manera, ya se planteaban los desafíos significativos que
tienen los países en vías de desarrollo para realizar una inserción inteligente en las CGV.
En 2017 el IEI publicó el trabajo “La tesis de la desindustrialización temprana y el futuro
de la industria manufacturera” del magister Francisco G. Palmieri quien investigó los
nuevos conceptos y modelos surgidos en los últimos años para analizar la dinámica de la
industrialización y, en particular, el fenómeno de la desindustrialización temprana.
Palmieri concluyó que, en la actualidad, la forma tradicional de pensar las políticas
industriales se ve impactada por fenómenos tales como el menor crecimiento del
comercio, la concentración de las CGV en pocos países, la expansión de la industria 4.0 y la
tendencia a la “servificación” de la economía. “Si bien en el pasado la revolución
manufacturera llevó al catch up de los países en vías de desarrollo con los países
desarrollados por medio de un aumento de la productividad y un mayor empleo de baja
calificación, en el futuro las manufacturas no tendrían la capacidad para absorber a dichos
trabajadores”, afirmó. “La desindustrialización temprana pone en jaque al crecimiento de
los países, principalmente el de los países en vías de desarrollo, alterando sus perspectivas
de desarrollo”.4
En el presente trabajo, “El futuro ya no es lo que era”, se presenta un repaso del último
libro de Richard Baldwin, “The Great Convergence” (La Gran Convergencia) y se analizan
sus conclusiones a la luz del desarrollo de la Industria 4.0 y las transformaciones
tecnológicas del siglo XXI.
Como siempre, comentarios, críticas constructivas y sugerencias son bienvenidos.
Mg. Sofía E. Mantilla
Directora del Observatorio TICs
3
Baldwin, Richard. “Global Supply Chains: why they emerged, why they matter, and where they are going”.
Centre for Trade and Economic Integration. Julio de 2012. Acceso online:
http://graduateinstitute.ch/files/live/sites/iheid/files/sites/ctei/shared/CTEI/working_papers/CTEI‐2012‐
13.pdf
4
Palmieri, Francisco G. “La tesis de la desindustrialización temprana y el futuro de la industria
manufacturera”. Buenos Aires: IEI‐CERA, diciembre de 2017. Pág. 39
1
1. Introducción
En 2016 el economista Richard Baldwin publicó el libro “La Gran Convergencia. La
economía de la información y la nueva globalización” para explorar la pérdida de poder
relativo de los países desarrollados en las últimas décadas frente al ascenso de los países
emergentes.5 Para ello, Baldwin, profesor de economía internacional en el Graduate
Institute of International and Development Studies en Ginebra, Suiza, Presidente del
Centre for Economic Policy Research (CEPR) y Editor en jefe de Vox EU, realiza un análisis
histórico de larga duración que mira principalmente la globalización económica y los
cambios tecnológicos.
En el libro, publicado por The Belknap Press of Harvard University Press, Baldwin plantea
que las transformaciones que se han observado en las últimas décadas, como así también
las recomendaciones de políticas públicas, no pueden abordarse desde los modelos
conceptuales tradicionales. Es así que propone su “hipótesis de los tres costos”. Ésta
establece que las globalizaciones y sus efectos están vinculados a tres tipos de costos: i) el
costo de transportar bienes; ii) el costo de transportar ideas, y iii) el costo de transportar
personas. La evolución y los cambios en estos costos explican las características
particulares de cada uno de los procesos de globalización y explican por qué la
globalización no es siempre igual a sí misma.
A grandes rasgos, el autor traza el recorrido de la evolución de los costos con un enfoque
de larga duración:
Mundo pre‐globalizado (200.000 AC‐1820): en general, los sitios de producción y
consumo eran los mismos, y las economías se encontraban aisladas entre sí. El
transporte de bienes tenía costos altos por las limitaciones de la tecnología y, para
largas distancias, se solía realizar con una serie de intermediarios. Para las personas,
viajar también era costoso y hasta peligroso, por la existencia de bandidos,
impuestos, monopolios o prohibiciones. La transmisión de ideas se realizaba a través
de escritos o por medio del viaje de especialistas.
Gran Divergencia (1820‐1990): los adelantos tecnológicos de la Revolución Industrial
(fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX) generaron una reducción significativa del
costo de transporte de bienes, volviendo económicamente viable el comercio de larga
distancia, sobre todo por ferrocarril o vía marítima. Esto generó la desvinculación
entre los sitios de producción, que se concentraron en los llamados países del
“Norte”, y los sitios de consumo, mercados cada vez más alejados. Como resultado, se
produjo una divergencia Norte‐Sur en materia de industria, conocimiento, ingresos y
salarios. En este período, las ventajas comparativas se observaban a nivel de los
países. El telégrafo tuvo una influencia importante pero el costo de transmitir ideas
5
Baldwin, Richard. The Great Convergence. Information Technology and the New Globalization. Cambridge,
Massachusetts: The Belknap Press of Harvard University Press, 2016.
2
seguía siendo alto, sobre todo a nivel internacional, y el costo de transportar personas
también.
Gran Convergencia (1990‐actualidad): a partir de la revolución de las tecnologías de
la información y de la comunicación (TICs) en la década de 1990, se redujeron los
costos de transporte de ideas (algunos adelantos fueron teléfonos, fax, celulares,
Internet, y redes de telecomunicaciones más densas, confiables y baratas). Esto
facilitó la coordinación de procesos complejos a lo largo de grandes distancias y,
sumada a la brecha salarial entre el Norte y el Sur, incentivó a la relocalización de
procesos industriales trabajo‐intensivos hacia los países del Sur (offshoring).6 Como
resultado, se registró una industrialización relativa del Sur, con un incremento del
empleo y una mayor participación en el PIB global. Es decir, se produce una
convergencia Norte‐Sur. La misma se magnificó además porque, al subir la demanda
de los países recientemente industrializados, se generó un superciclo de commodities
que benefició a los países del Sur no alcanzados por el offshoring del Norte. En esta
etapa, las ventajas comparativas se desnacionalizaron y pasaron a observarse más
bien al nivel de las cadenas globales de valor.
Futuro cercano: las persistentes transformaciones en la tecnología que se observan
en la actualidad hacen pensar que pronto habrá una marcada reducción del costo del
transporte de personas ya que la telerobótica y la telepresencia constituyen sustitutos
razonables a las interacciones personales. Por lo tanto, los trabajadores podrán
ofrecer servicios en otro país sin tener que estar allí físicamente. Estas
transformaciones presentan grandes desafíos para gobiernos, empresas y
consumidores. Los cambios son cada vez más veloces, incontrolables, impredecibles y
granulares, dificultando la formulación de políticas públicas y la toma de decisiones de
negocios.
Gran
Los 3 costos Mundo pre‐ Gran Divergencia Convergencia Futuro
de transporte globalizado (Principios S XIX) (Fines S XX ‐ cercano
Actualidad)
Bajos (Revolución
Bienes Altos Bajos Bajos
Industrial)
Bajos (Revolución
Ideas Altos Altos Bajos
TICs)
Bajos
Personas Altos Altos Altos (Telerobótica/
telepresencia)
6
El fenómeno de offshoring se refiere a la decisión de trasladar etapas o procesos de producción desde
facilidades domésticas hacia otros países. Se diferencia del outsourcing que se refiere a la decisión que
toman las empresas de comprar insumos o servicios a otras empresas en lugar de producirlas ellas mismas.
3
2. Etapas de la globalización
En su libro, Baldwin ahonda en las características de cada una estas sucesivas etapas de
globalización.
2.1 Mundo preglobalizado
El mundo preglobalizado abarca desde el 200.000 AC al año 1820, dividido en dos grandes
períodos:
Mundo preglobalizado
En esta etapa, la globalización implicó la expansión de la presencia
del ser humano en regiones cada vez más distantes del planeta.
La supervivencia dependía del acceso a alimentación y era más
200.000 AC a
sencillo que las personas se trasladaran hacia los alimentos que los
10.000 AC
alimentos a las personas. Es así que la producción y el consumo
estaban vinculados espacialmente, pero este conjunto producción‐
consumo se trasladaba de manera constante.
En esta etapa, la globalización implicó la localización de la economía
global. La producción y el consumo seguían vinculadas en un mismo
espacio físico, pero ahora, por la Revolución de la Agricultura, ese
espacio era fijo. El período se subdivide en tres:
10.000 AC ‐ 200 AC: El ascenso de Asia: la estabilización del
clima y el crecimiento de las temperaturas hicieron que se
elevara la densidad de la población en regiones con largas
temporadas de cultivo y fuentes hídricas confiables. Se asistió al
crecimiento de grandes civilizaciones, con expansión de la
población y de las ciudades. El comercio también floreció –
10.000 AC gracias a la domesticación del camello, mejoras en la tecnología
a 1820 de navegación y avances en navegación costera–, aunque
primaba el intercambio de materias primas y artículos de lujo.
200 AC ‐ 1350 DC: Integración euroasiática: China estuvo menos
integrada hasta la apertura de la Ruta de la Seda en 200 AC que,
complementándose con la ruta marítima, ayudó a la integración
de las civilizaciones euroasiáticas. En este período, la geografía
económica se mantuvo relativamente estable, mientras que la
organización política de los clusters de producción/consumo
experimentó cambios notables. Dos reorganizaciones clave
fueron la Era Dorada del Islam y el Imperio Mongol. El comercio
de esta época tuvo un efecto importante para algunas ciudades y
4
para las elites de ciertas naciones. Sin embargo, la tecnología de
transporte todavía era rudimentaria y el comercio no alcanzaba
para mejorar el consumo de la persona promedio.
1350‐1820: El ascenso de Europa: además de bienes, por la Ruta
de la Seda viajó la peste bubónica, llegando a Europa en 1347 y
diezmando a más del 25% de la población europea. No obstante,
la peste fue el puntapié de transformaciones que eventualmente
llevaron al progreso de la región (a diferencia de lo que sucedió
en el mundo islámico). A su vez, en el siglo XV, se produjo la
caída de Constantinopla, el cierre de la Ruta de la Seda por la
fragmentación del mundo islámico, y el cierre intencional de la
dinastía Ming en China. A raíz estos cierres, hubo una
transformación que ha sido denominada “proto‐globalización”,
observándose el estancamiento relativo de las antiguas
civilizaciones, mientras que los ingresos per cápita de los países
de Europa occidental fueron en aumento, sobre todo los de
Reino Unido, Holanda, España y Portugal. Las economías
feudales y rurales europeas evolucionaron hacia las economías
urbanas y basadas en el mercado. De todas maneras, en
términos poblacionales, las economías asiáticas siguieron con
ventaja. En esta etapa, se produjeron importantes fenómenos,
con el Renacimiento y la Ilustración, la Era del Descubrimiento
con las exploraciones de Portugal y España, el descubrimiento de
América y el intercambio comercial de Colón, y el comienzo de la
Revolución Industrial en Gran Bretaña, el colonialismo europeo,
el auge de la intermediación financiera, y los movimientos
independentistas en las Américas (no generaron disrupciones en
cuanto al comercio en el Atlántico), la Revolución Francesa y las
Guerras Napoleónicas. A lo largo de todas ellas, se observó una
mejora sucesiva en las redes de transporte por agua y tierra, y
avances en la tecnología de navegación.
2.2 Gran Divergencia (1820‐1990)
En esta etapa, la globalización implicó la desvinculación entre la producción y el consumo.
Es decir, el consumo de un lugar dejó de estar sujeto a producción local.
El puntapié de esta transformación fue la Revolución Industrial, con el desplazamiento de
la fuerza animal, humana y eólica por el motor a vapor, y luego por los motores de
combustión interna y eléctricos. Se volvió económicamente viable el comercio de largas
5
distancias y se hizo posible consumir productos que habían sido fabricados en otras partes
del mundo.
Sin embargo, los beneficios no fueron parejos para todos. Los fenómenos de
industrialización, aglomeración e innovación llevaron a una gran brecha Norte (Economías
atlánticas y Japón)‐Sur (Asia y Medio Oriente) en materia de industria, conocimiento,
productividad y, como consecuencia, salarial. Este proceso es conocido como la Gran
Divergencia. El núcleo asiático se convirtió en la periferia y la periferia del Atlántico Norte
se convirtió en núcleo.
La aglomeración industrial fomentó la innovación y la competitividad, generando más
aglomeración aún. Pese a la dispersión internacional de los mercados, la producción se
concentró en las fábricas de los países desarrollados. Manejar la nueva complejidad
industrial era más sencillo, barato y seguro cuando todas las etapas de producción se
agrupaban en un mismo sitio. En términos de la hipótesis de los tres costos, las fábricas se
crearon para economizar el costo de mover ideas y personas, no el de bienes. Es así que
para fines del siglo XX, 2/3 de la actividad económica se concentraba en el G7 –Alemania,
Canadá, EEUU, Francia, Italia, Japón, Reino Unido– y los procesos manufactureros se
microconcentraron en las plantas industriales de estos países.
Durante esta etapa, los países se especializaron en sus productos y sectores más
competitivos, siguiendo los patrones predichos por la teoría de David Ricardo y las
ventajas comparativas.
Baldwin divide este período de Gran Divergencia en 3 subetapas, marcadas, primero, por
el avance de la globalización, en segundo lugar, por el retroceso que implicaron las dos
Guerras Mundiales, y tercero, por el avance renovado de la globalización y hacia niveles
más profundos que antes con la creación del General Agreement on Tariffs and Trade
GATT. A continuación se repasan algunos hechos clave en cada subetapa:
Gran Divergencia
El año 1820 coincide aproximadamente con fin de las Guerras
Napoleónicas, el Congreso de Viena y el inicio de la Pax
Britannica. Según el artículo “When did Globalization Begin?” de
Kevin O’ Rourke y Jeff Williamson, el inicio de la globalización
económica podría situarse alrededor de 1820 ya que los precios
1820‐1913 domésticos de Gran Bretaña pasaron a fijarse más por la oferta y
demanda internacionales que por las domésticas.
En esta etapa se observaron los siguientes fenómenos:
Crecimiento de volúmenes comerciados: los avances
tecnológicos como el motor a vapor generaron una drástica
reducción de los costos de transporte y, por lo tanto, una
6
expansión del transporte terrestre y marítimo.
A medida que se redujeron los costos de transporte, la política
comercial (fijación de aranceles) comenzó a jugar un papel más
importante sobre los flujos del comercio. En Europa, la reducción
de aranceles fue impulsada por Gran Bretaña (Repeal of the Corn
Act 1846) y no fue hasta 1879‐1914 que resurgió el
proteccionismo de la mano de Bismarck en Alemania. Fuera de
Europa, los países siguieron manteniendo aranceles altos.
Industrialización del norte y des‐industrialización del sur: el
fenómeno de la industrialización, que comenzó en Gran Bretaña
llegó a la Europa continental y luego, en la segunda mitad del
siglo XIX, a EEUU. Al tiempo que se industrializaron los países del
“Norte”, se registró una desindustrialización en los del “Sur”.
Hubo una gran divergencia entre los ingresos de las economías
del G7 contra el resto de los países, como así también una mayor
brecha en sus ingresos per cápita. Se registró un traslado masivo
de migración de fuerza de trabajo desde Europa hacia el
continente americano entre 1880 y 1914.
Urbanización: las economías del Atlántico norte experimentaron
un importante proceso de urbanización. Tomando ciudades de
más de 1 millón de habitantes, Europa estaba relegada contra
China y Japón en 1800 pero para 1900 ya tenía más ciudades de
este tipo que el resto del mundo combinado. Las Américas en
segundo lugar.
Las dos Guerras Mundiales generaron un drástico aumento de
los costos de transporte y perjudicaron los flujos comerciales
globales, volviendo a vincular la producción y el consumo en un
mismo sitio.
Los aranceles cayeron durante las guerras (más por el aumento
de la inflación que por una decisión explícita) pero crecieron de
forma drástica entre las mismas, impulsadas por el auge del
proteccionismo y el rechazo a la globalización.
1914‐1945 Gran Bretaña perdió hegemonía al no poder seguir sosteniendo
de manera unilateral el sistema comercial global, y en EEUU se
aprobó la Smoot Hawley Act (1930) que marcó una espiral
proteccionista y aislacionista en el país y la consiguiente reacción
en otros países del mundo.
Para fines de la década del 30, el mundo estaba dividido en
bloques comerciales definidos. Según el autor, el quiebre del
sistema comercial global aceleró el camino hacia la Segunda
Guerra Mundial. Esto generó la aceptación de las filosofías
7
2.3 Gran Convergencia
La Revolución de Tecnologías de la Información y la Comunicación redujo las limitaciones
a la distribución del conocimiento, operando así sobre el costo del transporte de ideas en
la hipótesis de los 3 costos.
El enorme crecimiento del poder computacional y de las capacidades de transmisión y
almacenamiento de la información, como así también la expansión de las redes de
telecomunicaciones, son emergentes de este fenómeno revolucionario y disruptivo. Según
Baldwin, entre 1986 y 2007 la capacidad global de almacenamiento de información creció
8
un 23% por año, las telecomunicaciones un 28% y el poder computacional un 58%. Entre
2006 y 2007 el incremento del volumen de información fue 1,06 x 1036 veces mayor que
toda la información transmitida en la década anterior. A su vez, a mediados de los 80 el
transporte aéreo se volvió comercialmente viable (Federal Express, DHL, UPS) y el
transporte aéreo de carga registró un gran incremento, siendo su principal atractivo la
velocidad. Esto siguió bajando los costos de transporte de bienes.
Durante esta etapa, se revirtieron algunas de las tendencias observadas en el período de
la Gran Divergencia.
La Revolución de las TICs hizo que cayera el costo de coordinar procesos complejos a lo
largo de grandes distancias. Es así que muchas empresas, hasta entonces concentradas en
los países del G7, movieron etapas trabajo‐intensivas del proceso productivo de los países
de altos salarios a países de bajos salarios.
Este proceso de “offshoring” transformó la globalización ya que se trasladó el “know how”
de los países avanzados a los países en vías de desarrollo. Los flujos de conocimiento que
anteriormente habían sido “intra‐fábrica” se volvieron flujos internacionales, atravesando
las fronteras Norte‐Sur. Como resultante, un número pequeño de países en vías de
desarrollo del Sur se industrializaron con una velocidad inusitada –principalmente los
países del así llamado I6 (Industrializing Six), compuesto por China, Corea del Sur, India,
Indonesia, Tailandia y Polonia–, mientras que hubo una desindustrialización relativa en el
norte. Reflejo de este fenómeno fue el cambio en las participaciones en el PIB global de
los países del G7 y del I6.
Sumado a esto, la industrialización del I6 tuvo como consecuencia un super‐ciclo de
commodities que benefició a los exportadores de commodities alrededor del mundo que
no habían sido abarcados por el fenómeno de offshoring.
En esta etapa, se registró una desnacionalización de las ventajas comparativas y una
reformulación de las fronteras de la competitividad. Las cadenas globales de valor hacen
que las fronteras nacionales no sean las únicas relevantes para pensar la competitividad
internacional. Sumado a eso, el comercio internacional se volvió más multifacético y
dichas facetas más interconectadas. La globalización tiene efectos más específicos, en el
sentido de que ya no tiene un impacto sectorial sino que puede afectar a las economías en
sus diversas etapas de producción e incluso en distintos tipos de empleo dentro de un
mismo sector. Por lo tanto el impacto es más individual y menos predecible, más
repentino y menos controlable.
Es así que los países que sólo piensan su inserción internacional o se proponen competir
pensando sólo en sus competencias nacionales, tendrán dificultades para competir contra
los países que estén dispuestos a combinar y hasta cambiar sus competencias nacionales.
9
La globalización de la Gran Convergencia sufrió cambios respecto a la globalización de la
Gran Divergencia. Baldwin señala las siguientes transformaciones:
La globalización es más individual: la competencia se volvió más refinada,
selectiva e individual, trasladándose desde los sectores generales hacia etapas
puntuales de producción. Hay una fraccionalización del proceso productivo en
cada vez más etapas y mayor dispersión geográfica de estas etapas. Un trabajador
de una determinada calificación puede ser beneficiado si el offshoring mejoró la
competitividad de su etapa de producción, pero perjudicado si su etapa de
producción es trasladada a otro país. Estos cambios socavan el poder de
negociación de los sindicatos que suelen organizarse por sector o calificación.
¿Cómo reaccionar si la globalización beneficia a algunos miembros del gremio pero
perjudica a otros? Otro cambio importante es que las empresas y las naciones ya
no tienen los mismos intereses, lo que rompe las alianzas nacionales. Como lo
resume Baldwin, lo que es bueno para General Motors ya no es necesariamente
bueno para EEUU.
La globalización es más repentina: la globalización de la etapa de Gran Divergencia
tuvo efectos trascendentales para las economías nacionales, pero se desarrollaron
a lo largo de décadas. En la actualidad, el impacto de la globalización se observa en
tramos de tiempo cada vez más cortos.
La globalización es menos predecible: antes el impacto de la globalización sobre la
economía era más predecible. A través de una perspectiva nacional y ricardiana,
con análisis de costos y mirando las tendencias históricas, se podía predecir con
relativa eficacia el impacto de la globalización sobre las economías. Sin embargo,
ahora es más difícil predecir las próximas etapas de producción a ser sujetas al
offshoring y su impacto sobre las economías, puesto que se han complejizado los
vínculos entre costos, procesos de producción y localización.
La globalización es menos controlable: hay que tener en cuenta que la mejora de
la tecnología de transporte introdujo cambios graduales a lo largo de muchos años.
La reducción de aranceles estaba bajo el control de los gobiernos u organizaciones
internacionales y, por lo general, se realizaba a lo largo de un período de tiempo
amplio que les daba a los agentes económicos un tiempo de adaptación. En la
actualidad, las mejoras tecnológicas y los avances en las telecomunicaciones, los
principales motores de la Gran Convergencia, no están bajo el control de los
gobiernos.
A continuación se presentan los principales fenómenos de esta etapa de Gran
Convergencia:
10
Gran Convergencia
La vieja globalización produjo una industrialización del Norte y
una desindustrialización del Sur.
La nueva globalización revirtió esta tendencia de forma
Impacto en dramática: los países del G7 registraron una pérdida de empleo
manufacturas y participación en las cadenas de valor, mientras que la
producción industrial creció de forma drástica en el I6: China
(sobre todo), Corea del Sur, India, Indonesia, Tailandia y
Polonia.
La participación del G7 en el PIB global pasó de 2/3 en 1990 a
menos del 50% en la actualidad. Los 11 países del “Rising
Eleven” representan 14 de los 17 puntos perdidos por el G7:
Impacto en
China, India, Brasil, Indonesia, Nigeria, Corea del Sur, Australia,
actividad
México, Venezuela, Polonia y Turquía. El resto del mundo
económica
representa los 3 puntos restantes.
Dentro del R11, China representó 7 puntos, y China, India y
Brasil representan en conjunto 10 puntos.
Los países del I6 son todos del R11 menos Tailandia. En su
caso, la industrialización explica el crecimiento económico,
pero fuera del I6, ¿cómo hizo el resto del R11 para crecer? La
primera explicación que propone Baldwin es que Brasil,
Indonesia, Nigeria, Australia, México, Venezuela y Turquía
fueron beneficiados por el super ciclo de las commodities.
Para comprobar esta hipótesis, Baldwin construyó en base a
los datos de la OCDE 3 categorías de los países R11 en base a
sus exportaciones de valor agregado:
Ganadores de
manufacturas
Sectores industriales dinámicos: China, Corea del Sur,
y PIB
Polonia, Turquía y México.
Exportaciones primarias: Australia (quizás Venezuela y
Nigeria cuyos datos no están incluidos).
Economía de servicios: India (aunque el sector de
manufacturas representa el 40%).
En cuanto a Brasil e Indonesia, no pueden ser fácilmente
clasificados ya que sus exportaciones de valor agregado
fueron generados un 40% por el sector primario y 40‐50%
por el sector industrial.
A medida que se reducía la participación del G7 en el PIB
global, el comercio internacional Norte‐Sur cambió de forma
Impacto en el
dramática, comenzando a parecerse cada vez más al comercio
comercio
Norte‐Norte (caracterizado por el intercambio de bienes
similares).
11
Esta tendencia se observó en muchos países en vías de
desarrollo, excepto en África y América Latina, y se concentró
en pocos sectores, más que nada maquinaria eléctrica y
productos electrónicos.
Entre mediados de los 80 y mediados de los 90 los países en
vías de desarrollo revirtieron décadas de oposición al libre
comercio e inversión, removiendo barreras al flujo de bienes,
servicios e inversiones. “Cuando la revolución de las cadenas
globales de valor comenzó a ganar impulso, muchos países en
desarrollo se dieron cuenta de que las barreras comerciales
estaban perjudicando sus probabilidades de obtener
participación en los trabajos trasladados offshore. La señal más
Impacto en obvia de esto fue el recorte unilateral de aranceles que
políticas de comenzó alrededor de 1990”, escribe Baldwin.7 Los aranceles
países en vías que pudieron haber sido “pro industria” bajo la vieja
de desarrollo globalización se habían vuelto “anti industria” en la nueva
globalización que exigía atraer los empleos industriales en las
cadenas de valor internacionales.
Asimismo, creció la cantidad de tratados bilaterales de
inversión y los acuerdos comerciales comenzaron a tratar
temas más allá de la reducción de aranceles.
En suma, la mayoría de los países en desarrollo liberalizaron
sus políticas de comercio, inversión, capital, servicios y
propiedad intelectual.
Entre 1980 y 1993 la cantidad de personas viviendo con menos
de USD 2 por día creció en 370 millones. Sin embargo, Baldwin
subraya que este aumento no puede ser atribuido
enteramente a la globalización. Por una parte, remarca que
hubo un crecimiento significativo de la población en países que
ya eran pobres y que muchos gobiernos de países en desarrollo
Impacto en la aplicaron políticas que mantuvieron o agravaron la pobreza.
pobreza No fue en estos países donde las industrias del G7 decidieron
trasladar puestos de trabajo. Por otra parte, observa que en los
países clasificados como “upper middle income” por el Banco
Mundial, hubo una importante reducción de la pobreza: en
estos países unas 650 millones de personas pudieron superar
el umbral de USD 2 por día. El grupo de “upper middle income”
contiene a la mayoría del R11, incluso China e India.
Desnacionalización En la vieja globalización, el frente de la batalla por la
de las ventajas competitividad eran las fronteras nacionales pero en la etapa
comparativas de la nueva globalización, las fronteras pasaron a ser las redes
7
Baldwin, Richard. The Great Convergence. Op. cit. Pág. 99.
12
y perdedores conocimiento es un factor de producción particular ya que es
“non‐rival”, es decir, puede utilizarse en muchos lugares al
mismo tiempo.
En una primera aproximación, el libro señala que los dueños
del know‐how de los países ricos se benefician de estos
cambios ya que pueden apalancarse en las fuerzas de trabajo
de los países ricos y emergentes. Otros ganadores son los
trabajadores de los países en vías de desarrollo ya que se
vuelven más productivos con el nuevo conocimiento. Sin
embargo, en los países desarrollados se observa una mayor
competencia de las importaciones extranjeras, la cual
perjudica a los trabajadores de bajas calificaciones en los
países desarrollados.
Cuando se analiza la evolución de los ingresos de la población
mundial, se observa que entre 1988 y 2008 los ganadores
fueron los sectores muy ricos y las clases medias, mientras que
los perdedores fueron las personas muy pobres y los sectores
del 80° percentil (los más pobres de los más ricos).
La tecnología y la automatización tuvieron un impacto positivo
sobre los trabajadores en las fábricas del G7 con alta
calificación y uno negativo para los trabajadores de mediana
calificación cuyos empleos fueron sustituidos por las máquinas
o trasladados a otros países. Otros trabajos de baja calificación
Fuerza de trabajo
(personal de limpieza, etc.) no fueron amenazados de forma
polarizada
directa por el offshoring ya que sus servicios son domésticos.
Estas tendencias se conocen como el fenómeno de “hollowing
out” o polarización de la fuerza de trabajo: los sectores altos y
bajos se mantienen o se benefician, mientras que los sectores
medios son netamente perjudicados por el offshoring.
La caída de los costos de transporte de ideas, en conjunción con la limitación del alto
costo de transporte de personas, significa que en la práctica el offshoring se realiza a
países donde la comunicación cara a cara es lo más sencilla posible. Es así que se crean
“redes de producción regionales”: Europa occidental hace offshoring a Europa central y
oriental, EEUU a México, y Japón a Asia oriental y el sudeste. África y América Latina, más
alejados, tienen más dificultades para ser receptores del offshoring.
2.4 Predicciones sobre la globalización futura
Siguiendo la hipótesis de los tres costos, ¿cómo ve Baldwin la evolución de los costos en el
futuro y su impacto sobre las economías?
15
El autor afirma que, si tras las crisis financiera de 2008 no hubo un auge proteccionista
sobre el comercio de bienes al estilo de la década de 1930, es difícil que se produzca
ahora. En su visión, el cambio en las redes internacionales de producción cambió la
política en torno a la protección. En cuanto a los precios del petróleo, Baldwin cree que
son determinantes pero que ya no tienen el papel protagónico que tuvieron en otras
épocas.
En cuanto al costo de transporte de ideas, Baldwin afirma que seguiría cayendo en los
próximos años. Propone distinguir entre tecnología de la comunicación y tecnología de la
información. Sobre la tecnología de la comunicación resalta que los adelantos
tecnológicos no son el único determinante de los costos, sino también las políticas
gubernamentales. El caso más emblemático es el de China y su gran cortafuegos. Sin
embargo, en la actualidad, los únicos países que tendrían incentivo para evitar que el flujo
de comunicación se corte en términos de la hipótesis de los tres costos son los países del
G7, pero para Baldwin en estos países el instinto de una sociedad abierta es más fuerte
que el de una cerrada.
La tecnología de la información tiene el potencial de generar enormes transformaciones
en las cadenas de valor globales. Por ejemplo, el CIM (computer integrated
manufacturing) ya es una realidad y cambia procesos de producción: antes las máquinas
ayudaban a los humanos a fabricar cosas, hoy en día son los humanos quienes ayudan a
las máquinas. Se vislumbran avances en la automatización y computadorización de
diversas tareas en el G7, no sólo en fabricación sino también en diseño, testeo,
distribución y servicios de posventa.
Es así que, dentro de los tres costos, el próximo a reducirse es el de transporte de
personas. Este escenario no está lejos de materializarse (ver “Recuadro 1. El fenómeno de
la industria 4.0”). La tecnología avanza de modo tal que ofrece sustitutos aceptables para
las interacciones sociales en vivo y en directo, permitiendo que las personas ofrezcan sus
servicios de trabajo sin tener que estar presentes físicamente en el lugar.
Recuadro 1. El fenómeno de la industria 4.0
La Industria 4.0, también conocida como Cuarta Revolución Industrial, es una nueva
etapa en la industria manufacturera moderna que se caracteriza por la digitalización
avanzada en el sector. Esta digitalización se observa en los modelos de negocios, los
procesos productivos, productos y servicios, y en las relaciones a lo largo de las cadenas
de valor.
En los últimos años, diversas tendencias disruptivas han contribuido a este fenómeno de
la Industria 4.0. En primer lugar, la expansión exponencial en los volúmenes de datos,
16
poder computacional y conectividad, enmarcados en lo que se conoce como Big Data. En
segundo lugar, el crecimiento asociado de las capacidades de inteligencia comercial y
analytics avanzado. Tercero, el auge de nuevas formas de interacción entre los humanos
y las máquinas, desde interfaces touch hasta sistemas de realidad virtual y realidad
aumentada. Cuarto, se han dado pasos significativos en la transferencia de instrucciones
digitales al mundo físico, sea a través de la robótica avanzada y la impresión 3D. Todas
estas tendencias llevan a la conformación de verdaderas empresas digitales –con
productos mejorados por interfaces digitales y servicios basados en datos– que operan
con proveedores y clientes en verdaderos ecosistemas digitales.
Algunos términos propios de la Industria 4.0 son: Big Data y analytics avanzado, Internet
de las Cosas, dispositivos móviles, tecnología de detección de la localización,
computación en la nube, la impresión 3D, los sensores inteligentes, interacción con
clientes multinivel, realidad aumentada, autentificación y detección del fraude,
interacción avanzada entre humanos y máquinas, inteligencia artificial y remota, bio y
nano tecnología, vehículos autónomos, blockchain.
Existen diversas periodizaciones de las sucesivas Revoluciones Industriales. Una posible
aproximación es la siguiente. La Primera Revolución Industrial comenzó a fines del siglo
XVIII con los primeros procesos de mecanización, en particular, en la industria textil de
Gran Bretaña. La Segunda Revolución Industrial se produjo a fines del siglo XIX hasta la
Segunda Guerra Mundial, y estuvo caracterizada por la producción en masa, el uso de la
electricidad, la expansión de las industrias de acero, petróleo, y por adelantos
tecnológicos tales como el teléfono y el motor de combustión interna. La Tercera
Revolución Industrial dio su puntapié en los años sesenta del siglo XX y se profundizó en
los ochenta. Esta revolución se caracterizó por la mayor automatización y por la
transición desde dispositivos mecánicos y analógicos hacia los dispositivos digitales y
electrónicos. Algunos adelantos de este período que persiste hasta hoy son la
computadora personal, Internet, y las TICs en general. Según el Foro Económico Global, la
Cuarta Revolución Industrial se construye sobre la Tercera de modo de ir hacia la fusión
de los mundos físicos, biológicos y digitales.
Industria 1.0 Industria 2.0 Industria 3.0 Industria 4.0
1784 1870 1969 Actualidad
Mecanización, Producción en Sistemas ciber‐
Automatización,
energía a masa, línea de físicos, Internet
computadoras y
vapor, telar ensamblaje, de las Cosas,
electrónica
mecánico energía eléctrica redes
Fuente: elaboración propia en base a Aberdeen Essentials.
Las consecuencias de la Industria 4.0 sobre el empleo, la creación y distribución de la
riqueza, no son comprendidas del todo. Una de las preocupaciones principales es el
impacto sobre el empleo en los países en vías de desarrollo. Además de lidiar con la
17
implementación de la Industria 4.0 los países en vías de desarrollo deben enfrentar las
consecuencias de su implementación en los países desarrollados. Por ejemplo, la
reversión de los flujos de IED y el crecimiento de la brecha tecnológica.
Según el Foro Económico Global: “La Cuarta Revolución Industrial está caracterizada por
una fusión de tecnologías que borra las líneas entre las esferas físicas, digitales y
biológicas”.9 La pregunta es si esos cambios tendrán un efecto positivo neto sobre las
sociedades y las economías en su conjunto.
Se destacan dos adelantos: la telepresencia y la telerobótica. La telepresencia, también
conocida como la “revolución de la presencia virtual” o la “presencia holográfica”,
proyecta imágenes holográficas de las personas en tiempo real y con sonido, de modo que
pareciera estar presente físicamente en el lugar. Esto permite que las personas puedan
interactuar e intercambiar servicios intelectuales a la distancia (sustituye interacción
directa persona‐persona). Por su parte, la telerobótica permite que las personas
manipulen, monitoreen o inspeccionen máquinas desde una localidad remota (interacción
persona‐máquina).
Para Baldwin, la caída de los costos de transporte de bienes y de las interacciones cara a
cara implica que continuarán las tendencias de fraccionamiento de los procesos
productivos en etapas cada vez refinadas y de internacionalización de las mismas. Subraya
que, aunque los salarios han subido en muchas localidades tradicionales del offshoring,
como China, México y Polonia, todavía hay millones de trabajadores de bajo salario que
buscan salir de la agricultura e ingresar a las redes internacionales de producción.
Sin embargo, el autor afirma que el impacto de la caída de los costos de transporte de
ideas son menos claras. Las tecnologías de comunicación tienden al fraccionamiento de
las cadenas globales de valor ya que reducen el costo de la especialización y facilitan la
coordinación de una división del trabajo más refinada.
En cambio, las tecnologías de la información como la robótica y la computadorización son
anti fraccionamiento. Reducen los beneficios de la especialización ya que facilitan que un
trabajador se encargue de una gama más amplia de tareas. El ejemplo emblemático es la
impresión 3D que implica una drástica reducción de las cadenas internacionales de valor al
sustituir el transporte de bienes por la transmisión de datos, y condensa todas las etapas
de fabricación en una sola máquina.
9
Foro Económico Global. “The Fourth Industrial Revolution: what it means, how to respond”. Enero de 2016.
Acceso online: https://www.weforum.org/agenda/2016/01/the‐fourth‐industrial‐revolution‐what‐it‐means‐
and‐how‐to‐respond/
18
En términos generales, la decisión de realizar offshoring de etapas de producción es
influenciada por las brechas salariales y los tres costos (transporte de bienes, ideas y
personas), pero también por el tamaño de los mercados.
A medida que sigue la Gran Convergencia, hay más incentivo para realizar offshoring a
países en vías de desarrollo ya que es allí donde hay mayor crecimiento de la cantidad de
consumidores. ¿Cuáles serán los próximos destinos del offshoring? Según Baldwin,
considerando el balance entre agregación y dispersión, el próximo destino es la costa
oriental de África. “Está cerca de Europa y más cerca de la India y Asia Oriental que
Sudamérica. Incluso desde la antigüedad, África Oriental era parte del patrón de comercio
entre Medio Oriente, India y China”, afirma.10
Baldwin cree que la convergencia entre los ingresos de países desarrollados y en vías de
desarrollo hará que el comercio norte‐sur se parezca cada vez más al viejo comercio
norte‐norte, es decir, el intercambio de bienes manufacturados en ambas direcciones.
Observa que hay una tendencia a que la competitividad se base menos en la brecha
salarial que en la excelencia de las firmas. Por ejemplo, China ha elevado la calidad de los
bienes intermedios que produce, pasando de importar equipos y componentes a ser un
exportador clave para el resto del mundo.
El autor también vislumbra una continuación de la polarización del trabajo en los países
del G7 entre empleos de alta y baja calificación, según la tecnología complemente o
sustituya los puestos. Los empleos que sobrevivirán en estos países son aquellos de alta
calificación y robots de alta tecnología, mientras que los trabajos de media y baja
calificación serán eliminados o trasladados a otros países (ver Recuadro 2).
La telerobótica y la telepresencia permitirán disociar aún más la presencia física de los
trabajadores de los servicios laborales que ofrecen. Esto permitirá a los trabajadores de
baja calificación de los países desarrollados “inmigrar virtualmente” a los países ricos y a
los trabajadores de alta calificación de los países ricos “viajar” a los países pobres.
Los trabajadores y gerentes de países desarrollados aplicarían sus talentos en un número
cada vez mayor de países en vías de desarrollo sin tener que viajar allí. Esto abriría
grandes oportunidades de arbitraje de conocimientos norte‐sur. Si la extensión geográfica
de la revolución de las CGV se expande, entonces más países en vías de desarrollo podrían
unirse a la rápida industrialización. Esto podría generar un nuevo super ciclo de
commodities y continuación de la Gran Convergencia.
Los trabajadores de países pobres podrían aplicar sus capacidades en países ricos sin dejar
sus hogares. Para los sectores de manufacturas, esto implicaría una continuación de la
fragmentación y el offshoring, pero en vez de enviar a las etapas de producción a otros
países, el trabajo se telecomunicaría a las fábricas que permanecen en los países
10
Baldwin, Richard. The Great Convergence. Op. Cit. Pág. 293‐294.
19
desarrollados. Para los servicios, el cambio sería mucho mayor ya que muchos productos
no transables se volverían transables. Esto presenta un desafío para los trabajadores de
servicios en países desarrollados y oportunidades para trabajadores en países no
desarrollados.
Estos cambios también permitirán la formación de esquemas de “micro trabajo” o “micro
outsourcing” en el que muchos individuos alrededor del mundo realizan tareas como
parte de un proyecto más grande.
2.5 Recomendaciones para países desarrollados
Ante la magnitud de las transformaciones que experimenta la economía global, Baldwin
traza una serie de recomendaciones.
Para los países desarrollados, destaca que, con la vieja globalización, se buscaba promover
el crecimiento y, por lo tanto, la inversión en capital humano, físico, social y en
conocimiento. Como las etapas de producción estaban concentradas en un mismo país,
las políticas se enfocaban en producir los mayores efectos cascada positivos o en corregir
las fallas de los mercados. Con la nueva globalización, es necesario que los países
desarrollados además tengan en cuenta cuáles son los factores internacionalmente
móviles y cuáles los inmóviles, y cómo es la relación de “stickiness” entre los distintos
factores.
Las políticas industriales dirigidas a factores de alta movilidad (capital financiero, I&D)
tendrán poco impacto. El capital físico tiene movilidad menor, una vez instalado, y su
impacto es intermedio. El empleo de alta calificación tiene baja movilidad y externalidades
positivas. Es así que muchos países se concentran en la promoción de la educación técnica
para promover la competitividad industrial. Una alternativa es la formación de clusters
industriales para promover el “conocimiento tácito” en torno a determinados sectores o
etapas.
Externalidades
positivas
Empleo de alta Ciencia
Capital social
calificación básica
Conocimiento
Capital físico Patentes
tácito
Empleo de Empleo de
Capital
calificación baja
financiero
media calificación
Movilidad
internacional
20
Es importante considerar la posición de las diversas actividades en las cadenas de valor.
Una actividad o trabajador demandado por un gran número de sectores tendrá más
facilidad para adaptarse a los cambios de la globalización. Es así que la capacitación y
educación debe concentrarse en las actividades más demandadas y más flexibles.
En la etapa de Gran Convergencia, los países desarrollados que quieran generar o
mantener empleos, o impulsar la competitividad de sus exportaciones, deben formular
políticas industriales que atiendan el fenómeno de “servificación” de la economía.
Paradójicamente, las políticas industriales deben concentrarse menos en la industria en sí
y más en los servicios asociados a las manufacturas (pre y pos fabricación), es decir, la
disponibilidad doméstica de servicios de excelencia y a buen precio comparativo.
Es así que las recomendaciones de Baldwin para las políticas industriales de los países
desarrollados son:
Dejar de pensar en las exportaciones de manufacturas y empezar a pensar en los
insumos de servicios asociados a ellos.
Dejar de pensar en los “sectores buenos” y empezar a pensar en los “trabajos
buenos”, principalmente en servicios.
Dejar de pensar en las fábricas domésticas como la base industrial y empezar a
pensar en el sector de servicios como la base industrial del siglo XXI.
Empezar a pensar en las ciudades como nodos de producción que fomentan la
combinación de servicios diversos y de clase mundial.
En cuanto al aspecto social, Baldwin subraya que la nueva globalización rompió el
“contrato social no escrito” que vinculaba el ascenso de una nueva tecnología y los
trabajadores domésticos de un país. Con la nueva globalización, una mejora tecnológica
puede beneficiar a trabajadores domésticos, pero también a los extranjeros. En este
sentido, las recomendaciones que hace Baldwin son:
Encarar las políticas pensando en la protección de las personas, no de los puestos
de trabajo.
Evitar que la flexibilidad propia del panorama actual no derive en una
precarización de los estándares de vida.
Proveer seguridad económica para ayudar a los trabajadores adaptarse a las
cambiantes circunstancias.
Las políticas en torno al comercio internacional también sufren transformaciones. Ya no se
tratan únicamente del comercio de bienes sino que involucran comercio, inversión,
servicios, propiedad intelectual, y estándares laborales y ambientales, entre otros temas.
Los acuerdos comerciales más recientes incluyen disciplinas que buscan:
21
Facilitar la realización de negocios en el exterior: tratamiento justo para dueños
del conocimiento extranjeros y respeto a los derechos de propiedad intelectual;
políticas de derechos de propiedad, derechos de establecimiento y prácticas anti
competitivas; garantías sobre flujos de capital vinculados al negocio desde IED
hasta repatriación del capital.
Asegurar que las facilidades de producción internacionales puedan permanecer
conectadas: garantías de servicios de infraestructura (transporte marítimo,
telecomunicaciones) y visas (para gerentes y técnicos).
En vista de esto, las barreras al comercio del siglo XXI son distintas a las del siglo XX e
incluyen política de competencia, movimiento de capital, derechos de propiedad
intelectual, garantías de inversión y movilidad regulatoria (para visas de trabajadores o
técnicos, por ejemplo). Los aranceles y otras medidas de frontera siguen siendo
importantes pero, a medida que se fragmentan las cadenas de producción, se reduce el
valor agregado de los despachos individuales. Baldwin destaca además que, en sí, las
cadenas globales de valor gozan de poca o nula regulación global.
Recuadro 2. El crecimiento de la robótica
En la actualidad, muchas empresas del G7 están tomando la decisión de hacer
“reshoring”, es decir, volver sus procesos de producción a los países de origen tales como
EEUU o Japón. Los adelantos tecnológicos expanden las capacidades de los robots
industriales y se reducen los costos de automatización en las fábricas.
La automatización no es un fenómeno nuevo. Lo que distingue la etapa actual es el paso
de la automatización hacia la autonomía. Con cambiar el software, una máquina puede
cambiar los procesos que realiza y ofrecer soluciones inteligentes a los problemas que
enfrenta en diversas industrias y aplicaciones.
Tradicionalmente los robots industriales estaban concentrados en el sector automotriz
pero ahora se expanden a otras etapas (packaging, pintura y depósitos) y sectores
(electrónica, cosmética, logística, alimentos y bebidas). Se estima que la penetración de
los robots industriales en los sectores no automotrices seguirá creciendo de forma
significativa en la próxima década.
El proceso de automatización es motorizado por la robótica industrial ya que las
empresas que necesitan adaptabilidad, precisión y consistencia más allá de la capacidad
humana para adecuarse a los productos pequeños y multifunción con ciclos de consumo
cortos.
A su vez, la adopción cada vez mayor de robots industriales genera un efecto contagio.
22
Las empresas estarán preocupadas por la emergencia de competidores nuevos con
costos menores y redoblarán sus esfuerzos por adoptar la última tecnología. Esta
competencia implicará más innovación, adopción y disrupción. En cuanto a los robots
vinculados a servicios, las principales aplicaciones han sido las militares y las médicas. A
medida que caigan los costos, se expandirá el uso de robots a otras áreas de la vida
cotidiana.
Las tecnologías suelen atravesar una primera etapa de precios altos y pocos adoptantes.
Luego, a medida que bajan los precios, se eleva la demanda. A veces se produce el
fenómeno de “aceleración” del economista Albert Aftalion. Suponiendo que los ingresos
tienen una distribución normal, un aumento de los ingresos o una disminución de precios
genera un incremento mucho mayor en la población que puede acceder a determinados
bienes.
Cabe preguntarse si hemos llegado al momento en que se produzca el fenómeno de
aceleración con la robótica industrial.
El país más especializado en robótica industrial es Japón, siendo el mayor productor y
consumidor global. El principal riesgo para Japón es la competencia de los nuevos
ingresantes al mercado, sobre todo de China y Corea del Sur. EEUU se especializa más en
los robots que se venden a los consumidores y usuarios finales, productos con márgenes
mayores pero con barreras de entrada cada vez menores.
En este contexto, la mayor adopción de la robótica, junto con los crecientes costos
laborales en muchas economías manufactureras, hace que los principales proveedores de
robótica se vean bien posicionados.
¿Cuáles son los empleos más amenazados por los robots?
Tareas no repetitivas, complejidad media: estos empleos no se encuentran
amenazados por el ascenso de la robótica. Se estima que serán la fuente de
trabajo más importante tanto en los países desarrollados como emergentes.
Ejemplos son peluqueros, plomeros, instructores o profesores de disciplinas
deportivas o artísticas, etc.
Tareas no repetitivas, alta complejidad: estos puestos de trabajo no se encuentran
amenazados sino beneficiados por el ascenso de la robótica ya que implica un
complemento clave a sus tareas. La demanda y los salarios de estos empleos
seguirán creciendo. Ejemplos son investigadores científicos, programadores de
software, ingenieros civiles y mecánicos, gerentes de hedge funds.
Tareas repetitivas, alta complejidad: estos empleos son los más perjudicados por
el ascenso de los robots. Algunos ejemplos son pilotos de aviones, cirujanos,
empleos industriales de alta calificación, y traders.
23
Tareas repetitivas, baja complejidad: las tareas industriales y agrícolas de baja
complejidad ya están siendo reemplazados por los robots en los países
desarrollados y correrán la misma suerte en los países emergentes.
Las transformaciones son sin duda disruptivas, sobre todo en mercados maduros y
estructurados, pero lo cierto es que, en una economía basada en el conocimiento,
algunos de los grandes beneficiados serán los dueños de la propiedad intelectual.
Si siguen cayendo los costos de los robots, entonces la búsqueda de países con bajos
costos laborales será una preocupación cada vez menor, y pasarán al frente otras
consideraciones de costos, tales como logística, energía y protección de la propiedad
intelectual. Es así que los países desarrollados verán un crecimiento en la inversión, ya
que tienen ventajas de este orden sobre los países en vías de desarrollo.
Los procesos de automatización destruyen puestos de trabajo y crean otros, pero las
cifras netas aún no son conocidas.
Los países en vías de desarrollo que han ofrecido su empleo relativamente barato como
modo de acceder al desarrollo deberán rever sus estrategias.
Lo cierto es que la “Robot‐lución” augura el advenimiento de un mundo con más
desigualdades económicas.
2.6 Recomendaciones para países en vías de desarrollo
Baldwin subraya que la mayor parte de la reducción de la pobreza desde 1990 hasta la
actualidad se produjo en pocos países en vías de desarrollo que fueron beneficiados por la
Gran Convergencia y la conformación de nuevas cadenas de valor internacionales. En
particular, se destaca el caso de China.
En este marco, el autor hace un repaso de los modelos intelectuales utilizados por los
gobiernos en el siglo XX para pensar el tema del desarrollo.
El primero fue que el círculo virtuoso del desarrollo debe iniciarse mediante la
industrialización por sustitución de importaciones. El segundo fue el llamado “Consenso
de Washington”, bajo el cual el desarrollo se lograba mediante la apertura de los
mercados y la apertura comercial.
En ambos modelos, se planteaba un caso de equilibrios múltiples, en el cual había un
equilibrio no industrial y uno industrial. En el no industrial, la mayoría de los recursos se
24
destinan a la agricultura, el trabajo agrícola es más productivo que el industrial, el sector
de manufacturas es poco competitivo y hay pocos empleos industriales. En el equilibrio
industrial, la industria logra una escala que la torna competitiva, con la creación y
aceptación de trabajos industriales.
¿Cómo pasar de un equilibrio a otro? Antes, con la vieja globalización, había que hacer un
“mínimo esfuerzo crítico” para que el empleo en la industria supere determinado nivel
crítico y alcanzar así el equilibrio industrial.
Con la nueva globalización, la industrialización es más sencilla para aquellos países que se
unen a las cadenas globales de valor:
1. El “gran empujón” puede hacerse dando pasos pequeños. Cuando un país se une a
una cadena global de valor, puede hacer “free riding” sobre las bases industriales
de los demás países. El país puede volverse competitivo en una etapa sin tener que
volverse competitivo en todas. Para Baldwin, la lógica de los equilibrios múltiples
todavía aplica (las fábricas deben cumplir escalas de eficiencia mínimas de
producción y la mano de obra local debe tener un mínimo de competencias), pero
a una escala menor. Esto significa que la industrialización se vuelve más accesible,
rápida y sencilla.
2. La revolución de las TICs facilita la coordinación, haciendo más fácil para los países
en vías de desarrollo exportar partes y componentes. Las empresas del G7
mejoraron el control y monitoreo de los procesos de producción en los países en
vías de desarrollo, volviendo más confiables los procesos y productos.19° Congreso
Nacional del PCC
3. Cuando la globalización opera sobre las economías con un grado de refinamiento
mayor, se magnifican las ventajas comparativas. Cada producto o servicio es fruto
de varias etapas de producción. Cuando todas las etapas se realizan en un país, la
competitividad del bien o servicio final es algún tipo de promedio de la
competitividad nacional en cada una de las etapas. Con la Nueva Globalización, los
países pueden explotar su competitividad en determinadas etapas o procesos, sin
tener que volverse competitivo en todas.
4. El know how necesario para establecer etapas de producción es más fácil de
absorber que un sector entero. Al concentrarse una etapa (o sub etapa) por vez,
los países en vía de desarrollo pudieron absorber mejor el conocimiento
transferido. Como contracara, las empresas de los países desarrollados se sintieron
más cómodos con una transferencia moderada o paulatina ya que se aseguraban
de no establecer un competidor, sino de mejorar su propia calidad y productividad.
5. No es necesario para el país alcanzar una escala determinada ya que las empresas
multinacionales que establecen las facilidades offshore ya alcanzaron la
25
competitividad global. Se mira la competitividad en términos de cadenas globales
de valor en vez de fronteras nacionales.
Con la vieja globalización, el pensamiento predominante indicaba que existía cierto tipo
de receta para el desarrollo. Había que comenzar la sustitución de importaciones
mediante una industrialización en sectores simples que no necesitaban una base industrial
existente (indumentaria, calzado, muebles, etc). Con el tiempo, se lograría sustituir las
importaciones mediante la fabricación de bienes intermedios y bienes de consumo y
producción durables. La pregunta era: ¿qué sector debería ser el próximo en
desarrollarse?
Sin embargo, en la mayoría de los casos, las industrias nunca alcanzaron las economías de
escala necesarias para volverlas competitivas a nivel internacional y los consumidores
terminaban pagando precios más altos por productos de inferior calidad.
Con la vieja globalización, se pensaba en términos de “bandada de gansos”: a medida que
el primer ganso tomaba vuelo, dejaba espacio a los próximos gansos a desarrollarse. El
vuelo era ordenado y jerárquico. Con la nueva globalización, es mejor pensar en términos
de una bandada de estorninos. Hay una formación, pero está en constante
transformación, y es muy difícil de predecir.
Gansos vs. Estorninos11
Fuente: Unsplash.
Con la nueva globalización, la pregunta es: ¿qué etapa, producto o parte debería ser el
próximo en desarrollarse? Las implicancias son:
11
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26
La ventaja comparativa se convirtió en un concepto más regional que nacional: al
mirarse la competitividad de los lugares desde la perspectiva de las CGV, los países
no deben analizarse de manera aislada sino en su contexto regional. En el caso de
América del Sur, se puede observar la dificultad para competir con México como
locación para etapas de producción que son trasladadas desde EEUU. Las
economías de aglomeración tienden a exagerar la ventaja de los países más
próximos al G7.
La distancia importa pero de manera diferente: hoy en día el principal factor
limitante es el de las interacciones cara a cara, por lo que el costo de viajar es un
determinante clave.
La política industrial es menos riesgosa: las viejas políticas de gran escala eran
caras y pasibles de gran captura política. Las CGV bajaron el costo de los errores de
política.
Sin embargo, estos procesos hicieron que los resultados finales fueran menos
significativos. Baldwin establece que la capacidad de incorporarse a una CGV creó una
nueva trampa para el desarrollo. Las CGV no ofrecen soluciones mágicas. La pregunta que
ahora deben hacerse los gobiernos es: ¿qué pueden hacer las políticas para que la
participación en una CGV beneficie la economía doméstica como conjunto mediante
empleos mejores, salarios más altos, mejores condiciones de vida, mejor capacitación,
infraestructura, etc? (ver Recuadro 3).
Recuadro 3. Marco de análisis de las cadenas globales de valor (CGV)
El 60‐80% del comercio internacional se realiza a través de las cadenas de valor globales,
convirtiéndolas en un fenómeno clave del panorama económico actual.12 Organismos
internacionales tales como la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), el Banco Mundial, la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), han investigado el fenómeno.
El análisis de las GGV requiere explorar los riesgos y oportunidades para los países en su
integración a la economía global. Es necesario mirar los distintos eslabones de la cadena,
las empresas y trabajadores involucrados, la ubicación geográfica de los distintos actores,
y las regulaciones gubernamentales e internacionales que rigen el empleo, la producción
y el comercio.
12
Gereffi, Gary; Bamber, Penny y Fernandez‐Stark Karina. “Promoting Decent Work in Global Supply Chains
in Latin America and the Caribbean. Key issues, good practices, lessons learned and policy insights”.
Organización Internacional del Trabajo, 2016. Acceso online: http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/‐‐‐
americas/‐‐‐ro‐lima/documents/publication/wcms_503754.pdf Pág. 10.
27
Cuando una empresa decide realizar un proceso, tiene varias opciones:
Insourcing doméstico: la empresa misma es la que realiza el proceso con sus
propios recursos, divisiones o sucursales domésticas.
Insourcing extranjero: cuando la empresa contrata a divisiones o sucursales que
tiene en un país extranjero, o cualquier instancia en la que mantenga el control
total del proceso contratado.
Outsourcing doméstico: cuando contrata a otra empresa del mismo país.
Outsourcing extranjero (Offshoring): cuando contrata a otra empresa que está en
un país extranjero.
Doméstico Extranjero
Establecer
Divisiones divisiones/afiliados
Insource
domésticas extranjeros (IED y
comercio)
Proveedores Proveedores extranjeros
Outsource
domésticos (comercio)
Fuente: Promoting Decent Work in Global Supply Chains in Latin America and the Caribbean. Pág. 17
Las empresas pueden realizar diversas mejoras o upgrading a lo largo de las CGV,
buscando mejorar la calidad técnica de procesos y operaciones, la calificación y salarios
de los trabajadores, y las ganancias de las empresas, de modo de moverse desde
actividades de bajo valor en las CGV hacia aquellas de alto valor. A medida que más
países ingresan a la competencia de las CGV, los actores que ya están participando en
ellas deben buscar maneras de asegurar su permanencia.
Algunos ejemplos son:
Mejora de procesos: mejoras en la eficiencia y productividad de los procesos
productivos a través de la incorporación de tecnología, automatización, o técnicas
de “lean manufacturing”.
Mejora de productos: transición hacia la fabricación de un producto de valor más
alto.
Mejora funcional: transición hacia nuevos segmentos de la CGV, lo que requiere
trabajadores con nuevas capacidades y salarios más altos para las áreas enfocadas
en tecnología.
28
Mejora en la CGV: utilización de las capacidades construidas en la CGV actual para
realizar una transición hacia otro sector diferente, minimizando la pérdida de
empleo en el movimiento intersectorial.
Mejora en el mercado final/canal: incursión en nuevos mercados finales, sea en
otro sector o en nuevos países. Esto permite mantener una mayor estabilidad
laboral y reducir las volatilidades.
Hay que tener en cuenta que estas mejoras se dan en el contexto de las condiciones
políticas, económicas, sociales, regulatorias y medioambientales de cada país y sector, y
depende, entre otros factores, de las políticas públicas y entramado institucional del país.
Los gobiernos nacionales diseñan e implementan políticas sobre comercio, inversión,
infraestructura y educación, las cuales moldean el ambiente de negocios. En este sentido,
las medidas de facilitación del comercio, los incentivos impositivos y la reducción de
costos de trámites para empresas son algunas medidas que favorecen el upgrading
económico.
Las organizaciones internacionales pueden contribuir con acuerdos del tipo financiero o
de apoyo técnico, brindando acceso a recomendaciones, compartiendo conocimiento y
mejores prácticas, y otros tipos de asistencia.
Para Baldwin, las preguntas principales para los países en vías de desarrollo son:
¿Cómo entrar a las CGV?
– Para que una empresa decida establecer parte de su cadena en un país, éste
debe ofrecer políticas de protección de los derechos de propiedad y garantías
de flujos transfronterizos.
– ¿En qué etapa insertarse? Los países alejados del G7 se beneficiarían más de
insertarse en las etapas en las cuales es menos relevante la distancia física, es
decir, servicios.
– ¿A qué tipo de CGV unirse, “buyer driven” o “seller driven”? Por lo general, las
CGV seller driven involucran más transferencia de conocimiento ya que suelen
ser manufactureros y no minoristas.
¿Cómo expandir y fortalecer la participación en las CGV?
– Es necesario conectar la actividad de las CGV con la economía doméstica más
amplia para crear más y mejores empleos. Para ello, es necesario fortalecer los
vínculos supply‐side, demand‐side y formación de capacidades.
29
¿Cómo transformar la participación en las CGV en desarrollo sostenible?
– Esto implica la transformación social, la igualación de oportunidades y
resultados creados por las CGV. Lo difícil es la implementación: desde la
capacitación, cambios políticos, sociales, económicos y generacionales,
infraestructura, infraestructura legal, etc. “Se necesitan más investigaciones
sobre cómo los países en vías de desarrollo pueden hacer que las CGV trabajen
para ellos”.
3. El debate actual
El trabajo de Baldwin abre diversas reflexiones, debates e interrogantes, algunos de los
cuales han sido tratados ya en los sucesivos recuadros.
3.1 Factores sociales y culturales
Una de las principales críticas al libro de Baldwin es que estudia el fenómeno de la
globalización como inherente a la actividad del hombre y no como un fenómeno de la
modernidad en el cual el capitalismo tiene necesidad de expandir mercados. La hipótesis
de los tres costos presupone que la única limitación a la globalización es tecnológica. El
autor no toma en cuenta los factores sociales, culturales e institucionales que moldean las
tendencias históricas y que se vinculan estrechamente con la capacidad de un país para
desarrollarse. Del mismo modo, las políticas y recomendaciones no toman en cuenta
diferencias culturales e institucionales entre los países.
3.2 La cuestión de los costos
La hipótesis de los tres costos engloba los costos de transportar bienes, ideas y personas.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos costos se encuentran vinculados a su vez
con otros que influyen sobre las decisiones de las empresas. A la hora de invertir, las
empresas miran una amplia gama de costos:
Costo del trabajo
Costo de la tierra
Costo del gobierno (impuestos, regulaciones y panorama jurídico)
Costo de la energía
Costo del capital
30
Desde la caída del muro de Berlín, el establecimiento de la Pax Americana, y sobre todo
después de la crisis asiática de 1997, el costo del trabajo tomó protagonismo como factor
de diferenciación entre las economías. En las últimas décadas, las operaciones de
offshoring se han visto impulsadas por los países del G7 y la OCDE para aprovechar el bajo
costo relativo del empleo en Asia, sobre todo China.
En la actualidad, existe la posibilidad de que la eventual caída del costo de los robots
industriales –y su expansión de su uso en diversos sectores y procesos productivos–, haga
que el costo marginal del trabajo ya no sea el factor más relevante a la hora de definir una
inversión, sino el costo de la energía.
Por lo tanto, el mapa desigual de los costos de energía alrededor del mundo tiene
implicancias sobre el comercio internacional, el crecimiento del PIB, la liquidez global y la
geopolítica.
3.3 El desafío para Bancos Centrales y gobiernos
La tendencia de los últimos 200 años es la producción de cada vez más bienes y servicios
con menos cantidad de trabajadores.
Los bancos centrales que tienen el mandato doble de mantener la estabilidad de precios y
bajas tasas de desempleo enfrentan un desafío significativo. En la actualidad, deben
preguntarse si las tensiones deflacionarias y la sobrecapacidad mundial se deben a
factores estructurales antes que cíclicos. En septiembre de 2016 se creó el Foro Global
sobre Exceso de Capacidad del sector de Acero para tratar justamente este tema,
desarrollándose en el B20 de Alemania 2017 y Argentina 2018.
Asimismo deben preguntarse por las reducciones de las tasas de interés de referencia que
vuelven casi nulo el costo del capital en algunos países desarrollados. Se estima que, como
resultado de la crisis financiera global de 2008‐09, en agosto de 2017 había USD 9 billones
en bonos colocados a tasa de interés negativa.13 Esta tendencia, junto con el panorama
regulatorio existente en torno al trabajo, contribuye a acelerar el reemplazo del trabajo
por el capital.
Los gobiernos centrales también enfrentan desafíos significativos. La mayoría de los
estados de bienestar de los países desarrollados se establecieron entre la Gran Depresión
de los treinta y los shocks petroleros de los setenta, cuando el trabajo era un factor fijo y
el capital uno móvil. Con el tiempo, el trabajo se fue volviendo más móvil y ahora la
Robot‐lución amenaza con crear tasas de desempleo estructuralmente altas. Es decir, las
estructuras impositivas han quedado obsoletas frente a las transformaciones económicas.
13
“Over $9tn of bonds trade with negative yields”, en Financial Times, 17 de agosto de 2017. Acceso online:
https://www.ft.com/content/86e1e87e‐81ed‐11e7‐a4ce‐15b2513cb3ff
31
Asimismo, el capital se vuelve cada vez más móvil. Las empresas adoptan cada vez más el
modelo de “plataforma”, se enfocan cada vez menos en manufacturas trabajo‐intensivas,
y deciden radicar sus actividades de investigación administración y marketing en los países
que ofrecen los menores impuestos. Mismo en EEUU, uno de los ejes de la reforma
tributaria del presidente Donald Trump fue la reducción de la tasa corporativa del 35% al
21%.
Con la Primera Revolución Industrial, el afianzamiento de los estados nación y la
centralidad del concepto de ciudadanía, los gobiernos proveían funciones básicas de
seguridad y justicia. Después de la Segunda Revolución Industrial, los gobiernos pasaron a
realizar funciones de redistribución del ingreso, educación, pensiones y jubilaciones,
salud, seguros de desempleo, entre otros. En esta estructura de producción, educación,
consumo y ocio masivos, tenía sentido la estructura de impuestos masivos para brindar
servicios uniformes. Sin embargo, con la Tercera Revolución Industrial de la actualidad, se
ha pasado a economías basadas en la generación, almacenamiento, procesamiento y
transmisión de información, organizaciones fluidas y estructuras organizacionales del
estilo “plataforma”, estilos de vida diversos, procesos de personalización e
individualización, y la estructura impositiva ya no tiene la misma lógica ni eficiencia. En
este contexto, ¿cuáles son los impuestos que tienen más probabilidad de sobrevivir?
Principalmente, aquellos que gravan los factores menos móviles.
El lema del manifiesto 2017 de la World Employment Confederation (WEC) es “No hay
futuro del empleo sin innovación social”.14 La WEC señala diversas transformaciones
estructurales en el mundo del trabajo: i) el desafío a los modelos de negocios
tradicionales, ii) la organización del trabajo en base a cadenas de valor de talentos
globales, iii) las nuevas actitudes y cuestionamientos en torno al trabajo y el mundo
corporativo, iv) las redefiniciones que genera la digitalización de las condiciones laborales
y la gestión, v) el creciente uso de la capacitación y desarrollo de capacidades como
recurso horizontal y abierto.
En la actualidad, existe la tendencia a que caigan los retornos del trabajo mientras que
sigan en alza los del capital, haciendo que el capital tienda a la concentración. Es así que
se ha formado una nueva clase de “terratenientes digitales” o “feudalismo de siglo XXI” en
torno a empresas como las FANG (Facebook, Amazon, Netflix, Google). Los impactos
distributivos no deben ser desestimados (ver Recuadro 4).
Recuadro 4. ¿Qué opinaba el FMI sobre globalización y desigualdad en 2007?
Ya en 2007 el Fondo Monetario Internacional indagaba en su informe de “Perspectivas de la
14
“Manifesto. No Future of Work Without Social Innovation! How to build open, inclusive, sustainable and
enabling labour markets”. World Employment Confderation, 2017. Acceso online:
http://www.wecglobal.org/fileadmin/media/pdf/WEC_Manifesto_2017.pdf
32
economía mundial” la relación entre la globalización comercial y financiera de los veinte
años anteriores y el crecimiento de la desigualdad observado en la mayoría de los países en
ese período.15
Subrayando los desafíos metodológicos para realizar comparaciones de distintos países en
distintas décadas, el FMI concluía que las transformaciones tecnológicas (el desarrollo
tecnológico medido como proporción del capital de TICs en el capital total) tenían mayor
impacto sobre la desigualdad que la globalización, sobre todo en los países en vías de
desarrollo. Ahora bien, dentro de ese menor impacto de la globalización, había que
distinguir entre la del comercio, que llevaba a una reducción de la desigualdad, y la
financiera (sobre todo la IED), que llevaba a un incremento de la desigualdad.
La desigualdad derivada del cambio tecnológico opera a través del incremento en la prima
por nivel de calificación del trabajo y la automatización de procesos realizados por el
trabajo de baja calificación.
En este contexto, se concluyó que las políticas de reducción de barreras comerciales, la
mejora del acceso a la educación para los trabajadores menos calificados, y la mejora de
acceso al crédito para los sectores más vulnerables eran políticas con efectos positivos
sobre la equidad. De todas maneras, el FMI señaló que “se subraya la necesidad de
comprender las dimensiones regionales y sectoriales de la desigualdad y su relación con la
globalización, así como las circunstancias de cada país con respecto a la estructura de la
economía. Por lo tanto, las políticas deberán adaptarse a la situación específica del país a
fin de aprovechar al máximo los beneficios de la globalización para el crecimiento y la
reducción de la pobreza”.16
3.4 El fin de las ventajas competitivas sostenibles
Cabe recordar el análisis de la profesora Rita Gunther Mc Grath en su libro “El fin de la
Ventaja Competitiva”17 donde postula que el objetivo de las empresas de alcanzar una
“ventaja competitiva sostenible” en el tiempo ha quedado obsoleto ante la magnitud y
velocidad de las transformaciones en el mundo de los negocios.
Las nuevas tecnologías, los procesos de digitalización y automatización, la emergencia de
competidores no tradicionales, las menores barreras de entrada y la globalización, entre
otros factores, hacen que las ventajas competitivas sean cada vez más efímeras. En
general, las empresas que logran una ventaja competitiva se vuelven complacientes, se
15
FMI, “Perspectivas de la economía mundial”, octubre de 2007. Pág. 153‐190.
16
Ibídem. Pág. 180‐181.
17
Gunther McGrath, Rita. The End of Competitive Advantage: How to Keep Your Strategy Moving as Fast as
Your Business. Boston, Massachusetts: Harvard Business Review Press, 2013.
33
aferran al status quo y toman decisiones organizacionales, presupuestarias y estratégicas
perjudiciales en el largo plazo.
Es así que la profesora Gunther Mc Grath afirma que las empresas ahora deben buscar
“ventajas competitivas transitorias”, abandonando cualquier expectativa de estabilidad.
Es decir, deben incorporar mayor flexibilidad a su estrategia general, estructura
organizacional y cultura laboral mediante la búsqueda constante de nuevas
oportunidades, implementación rápida de nuevas iniciativas, estrategias de entrada y
salida de diferentes proyectos, foco en la experiencia de los consumidores. El objetivo
nuevo que debe adoptarse es lograr ventajas individuales, muchas veces breves, a lo largo
del tiempo, construyendo una suerte de “portfolio” de ventajas competitivas transitorias.
Para lograrlo, las empresas deben tener en cuenta que los ciclos de los negocios y la
duración de las ventajas son más cortos y que, por lo tanto, es necesaria una mayor
comprensión de las etapas iniciales y finales.
Una ventaja competitiva consta de las siguientes etapas:
Lanzamiento: la empresa identifica una oportunidad y moviliza recursos para
capitalizarla. Se necesitan personas que propongan ideas y se sientan cómodas con
la incertidumbre y la experimentación.
Crecimiento: la idea se lleva a cabo a una mayor escala. Se necesitan personas que
puedan materializar propuestas y reunir los recursos necesarios en el momento
justo, con la calidad justa.
Explotación: en esta etapa crecen las ganancias y la participación de mercado, y se
generan reacciones entre los competidores. Se necesitan personas hábiles en
M&A, decisiones analísticas y eficiencia.
Reconfiguración: cuando aparecen competidores o las ventajas se debilitan, las
empresas necesitan personas que puedan generar los cambios necesarios. Se
necesitan personas que no tengan miedo de pensar de manera radical la manera
de llevar a cabo el negocio.
Desacople/Retirada: se retiran recursos extraídos hacia la búsqueda de una nueva
ventajas. Se necesitan personas capaces de tomar decisiones emocionalmente
complejas.
Como se ve, cada una de estas etapas requiere diferentes capacidades, métricas y
personal, y si se buscan múltiples ventajas el desafío es mayor ya que se deberán realizar
actividades que pueden resultar inconsistentes entre sí.
Las empresas que buscan “ventajas competitivas sostenibles” suelen concentrarse en la
etapa de “explotación” de los negocios. Las estructuras suelen estar creadas para
mantener las ventajas creadas y son pocos los incentivos para implementar cambios.
Gunther Mc Grath sostiene que las ideas erróneas o “trampas” que perpetúan esta
situación son:
34
La trampa del “first‐mover”: ser el primero en el mercado no siempre garantiza
una posición dominante de manera indefinida.
La trampa de la superioridad: muchas veces las empresas establecidas que están
hace años en un rubro no invierten en mejorar sus productos o servicios ya que los
competidores que recién empiezan no son lo suficientemente efectivos. No
obstante, en la actualidad, cuando los nuevos competidores ingresan en una etapa
de madurez –y hoy en día sucede a gran velocidad– puede ser demasiado tarde.
La trampa de la calidad: muchas veces las empresas dominantes ofrecen
productos de una calidad mayor o a mayor precio de lo que los consumidores
están dispuestos a pagar. El problema de este enfoque es que cuando aparece una
alternativa más barata o sencilla, los consumidores abandonan a la empresa
establecida.
La trampa de los recursos rehenes: en las empresas que están en la fase de
explotación, por lo general los altos gerentes no tienen incentivos para destinar
recursos a nuevos proyectos.
La trampa del espacio en blanco: las empresas no suelen tener estructuras
organizacionales que procesen de manera efectiva las nuevas oportunidades.
Cuando surgen oportunidades incompatibles con las estructuras existentes, se
hacen poco esfuerzo de reestructuración o adecuación.
La trampa de la construcción de un imperio: en las empresas donde se premia un
mayor número de activos y empleados, se terminan promoviendo la construcción
de burocracias, una mentalidad acaparadora, y la preservación del status quo. No
se fomenta la experimentación, la innovación, el aprendizaje iterativo y la toma de
riesgos.
La trampa de la innovación esporádica: muchas empresas no desarrollan sistemas
para identificar y actuar en función de nuevas oportunidades. Los procesos de
innovación son esporádicos e impulsadas por individuos, dejando a la empresa
vulnerable a la volatilidad de los ciclos de negocios.
Algunas recomendaciones de la autora son:
Pensar en “arenas”, no industrias: la línea divisoria entre industrias se vuelve cada
vez más borrosa. Los competidores no siempre son quienes se encuentran en un
momento dado en un sector, sino que pueden surgir de otros rubros inesperados.
Gunther Mc Grath sostiene que es necesario pensar en términos de “arenas” y no
de industrias. Una “arena” es una “combinación de un segmento de consumidores,
35
una oferta y un lugar en el que se realiza la oferta… hay que responder a los
‘trabajos por hacer’ de los consumidores en un espacio determinado”.18
Establecer lemas generales y dejar lugar a la experimentación: los estrategas
deben analizar los datos, pero también buscar patrones, realizar observaciones
directas e interpretar señales débiles. A partir de allí, deben establecer lemas
generales y liberar a las personas para que prueben diferentes enfoques y modelos
de negocios.
Adoptar métricas que apoyen el crecimiento: las métricas convencionales pueden
ser perjudiciales para los procesos de innovación ya que llevan a que las empresas
inviertan poco en nuevas oportunidades. La autora sugiere pensar en términos de
“opciones reales”, es decir, de crear un espacio en que se evalúen alternativas y se
genere el derecho de comprometerse a un nuevo proyecto en el futuro. Otra
recomendación es “enamorarse del problema” en vez de la solución.
Enfocarse en experiencias y soluciones a problemas: en la actualidad, las
características de los productos, e incluso de los servicios, pueden ser fácilmente
replicados. Por lo tanto, las empresas deben prestar más atención a las
experiencias de los consumidores.
Construir sólidas relaciones y redes: la formación de redes es una de las pocas
barreras de entrada que todavía quedan en el contexto actual. La construcción de
relaciones de confianza con los consumidores es una clave fundamental, dándoles
un papel protagónico en la resolución de problemas. Hay que tener en cuenta
además que las redes sociales tienen el poder de construir o destruir la reputación
de una empresa.
Evitar reestructuraciones brutales, hacer Desacoples/Retiradas sanas: las
empresas que mejor navegan la búsqueda de ventajas competitivas transitorias
cambian y ajustan sus recursos de manera continua y dan de baja los diferentes
proyectos de manera gradual, sin sobresaltos. Asimismo, es conveniente realizar
una transición suave con los consumidores, teniendo en cuenta que no todos
estarán listos para abandonar un producto al mismo tiempo.
Construir sistematicidad en torno a la innovación en las etapas tempranas: el
proceso de innovación debe ser cuidadosamente orquestado. Las estructuras
organizacionales deben tener presupuesto y personal separados para innovación,
procesos para la búsqueda sistemática de nuevas oportunidades, gerentes con la
noción de cómo las innovaciones se ubican dentro del portfolio y los estados de
avance de cada proyecto.
18
Gunther McGrath, Rita. “Transient Advantage”. Harvard Business Review, junio de 2013. Pág. 6‐7.
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