Libro de Mercantil A J A
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Anchi Fretes ♥
MERCANTIL I
CAPITULO I
1. Ideas Preliminares
Algunas definiciones iniciales harán comprender el alcance del Derecho Comercial: “El
complejo de normas que regulan las relaciones provenientes de la práctica de actos de comercio y
los derechos y obligaciones de las personas que ejercen profesionalmente esos actos: los
comerciantes y sus auxiliares.
“Es el Derecho que regula las relaciones que surgen de las actividades comerciales”.
Vidani nos enseña, que el comercio es:
“El complejo de actos de intercambio entre productores y consumidores que, ejercidos
habitualmente y con el fin de lucro realizan, promueven y facilitan la circulación de los productos
de la naturaleza y de la industria, haciendo más fácil y rápido la oferta y la demanda”.
Derecho del Comerciante o derecho de los actos de comercio, el Derecho Mercantil es un
vivo contenido, en perpetuo reajuste, pero apuntando siempre a esos grandes conceptos: Comercio,
comerciante, institutos del comercio, expresa Jorge H. Escobar.
2. El Comercio desde el punto de vista económico.
Si bien en un principio, para quien se inicia en el estudio del Derecho Comercio es el
que constituye el mismo el derecho del comercio, y por consecuencia el derecho de los
comerciantes, dados sus antecedentes históricos; sin embargo, tal conceptuación no puede
admitirse.
Es necesario, para su comprensión, analizar qué se entiende por el concepto económico
de comercio que es una actividad humana que pone en circulación la riqueza producida,
aumentando así las utilidades.
En la Republica de Platón, obra que sigue vigente hasta nuestros días, el filósofo, al
investigar el origen de la justicia, indaga primero los orígenes del Estado. Precisamente por la
imposibilidad en que se encontraban los individuos de saciar con sus propias capacidades y
recursos todas sus necesidades, y que por ello son llevados a que se aproximen unos a otros para
intercambiar los productos que constituyen excedentes de su trabajo. Por eso, el hombre tiende a
vivir en grupo, constituyéndose en sociedad.
Es la llamada economía del trueque, porque en su fase primitiva los productos del trabajo
individual eran intercambiados directamente del productor al consumidor. Lo que a unos les
sobraba, a otros les faltaba.
Ives Guyot describe, lo que hace el comerciante. Citando a Turgot, señala que el cambio
se realiza en el momento en que cada uno atribuye a la cosa que adquiere más valor de la que
cede. En una variada forma de trueque cada parte compra a la otra: uno una cosa, otra una moneda;
todo en un acto de buena voluntad.(Guyot, Ives.El comercio y los comerciantes, pp. 2-3).
El comercio se inicia en forma rudimentaria con el trueque; después aparece la moneda y
luego el crédito.
La evolución económica que se ha operado en la Provincia del Paraguay, desde los
albores de la Conquista, configuró en el transcurso de casi toda su existencia, un sistema al cual se
reducían las operaciones comerciales: Fue el trueque la forma primitiva del cambio.
Por eso afirma Peramás : “La moneda no se usaba entre los guaraníes, siguiendo la
costumbre primitiva, permutaban mercancías por mercancías, sistema más apropiado a la
simplicidad natural”.
Así se usaban en los intercambios y como moneda el hierro, la vara de algodón, la
yerba y el tabaco, hasta el año 1779, cuando con la introducción de la moneda española la
economía de trueque evolucionó a la economía de mercado.
Desde la óptica del estudio de la economía, se podría precisar lo que significa la
actividad de comerciar. Así, por ejemplo:
“Comercio- dice Siburu -, es la actividad humana que tiene por objeto mediar entre
la oferta y la demanda para promover, realizar o facilitar los cambios y obtener con ello una
ganancia calculada sobre la diferencia de los valores de cambio”.(Siburu, Juan B. Comentario al
Código de Comercio Argentino, t. 1, p. 28).
“Los actos de comercio son los que realiza una persona no para satisfacer una
necesidad propia, sino como intermediario, persiguiendo habitualmente un fin de
especulación”(Zavala Rodríguez, Carlos J. Código de Comercio y leyes complementarias.
Comentados y concordados, t. 1, p. 5).
-Las Ordenanzas Reales de Castilla (1484). Los Reyes católicos depositaron su redacción en
Alfonso Díaz de Montalvo este Ordenamiento, que también lleva el nombre del autor. Consta de
1.163 leyes, divididos en capítulos.
1
Farina, Juan M. Contratos Comerciales Modernos. Editorial Astrea, Bs. As. 1994. p. 12-13.
durante todo el día, la superación de las barreras nacionales, el aumento de la celeridad
en las transacciones”2.
Finalmente, podemos decir, entre otros, que el contenido del Derecho Mercantil
se encuentra en la regulación de los actos de comercio, del comerciante en particular, de
la actividad comercial, y conexos como casa de depósito, almacenes generales, seguros,
transportes, organizaciones en forma de empresa, supermercados, auxiliares de
comercio, y demás actividades reguladas por la Ley 1034 del Comerciante, el Código
Civil paraguayo y las demás leyes especiales.
Se debe recordar que en sus orígenes el Derecho Mercantil nació en forma separada
del Derecho Civil, con el fin de regular la actividad profesional de los comerciantes,
considerándose el tráfico comercial como una actividad dinámica permanente, por la
cual, el derecho común se mostraba insuficiente e incapaz de resolver sus problemas.
2
Lorenzetti, Ricardo L. Comercio Electrónico, Editorial Abeledo - Perrot, Bs.As. p. 52
3
Argaña, Luís A. Tratado de Derecho Mercantil, Editorial Foro, Asunción 1983, p. 31.
4
Escobar, Jorge H., Derecho Comercial, La Ley Paraguaya, Asunción 1994, P. 45.
Estos dos ejes son los puntales que conforman el germen de un derecho especial.
El Código Civil Italiano de 1942, verdadera fuente del Código Civil Paraguayo en
materia de unificación de las obligaciones civiles y comerciales, constituye en realidad
un verdadero Código Privado, pues, no solo se estableció un sistema unitario de
obligaciones, sino también se logró incluir parte del Derecho Comercial y Empresarial,
así como las personas, el derecho de familia, de la propiedad (D. Reales), de las
obligaciones, de los contratos, de las promesas unilaterales, de los títulos de créditos,
gestiones de negocios ajenos, pago de lo indebido, enriquecimiento ilícito; el libro
quinto se ocupa del Derecho Laboral y el libro sexto de la tutela del derecho.
5
Lyon-Caen, Ch: De l`influence du droit comercial sur le droit civil depuis 1804. In Le Code civil. Livre
du centenaire, T.I,p.207. París 1904, citado por Silva Alonso, en Un giro geojurídico
6
a la Unificación de las Obligaciones en el Código Civil Paraguayo. Derecho Privado Paraguayo, Ed. La
Ley, Asunción 2007, Silva Alonso Obra citada P. 101.
7
Ya a principios de 1888, César Vivante presentó en Parma su trabajo Per un Codice Unico delle
Obligazioni, citado por Alterini.
8
Silva Alonso, trab. cit.
Según Jorge H. Escobar: “El nuevo derecho italiano regula el derecho de los
comerciantes (empresarios) y al hacerlo-replantea -el problema del acto de comercio,
pero ya desde otro punto de vista: al solo efecto de calificar al empresario”9.
Se debe destacar que hoy día existen claras tendencias de unificación, por las
razones expuestas más arriba. Así tenemos, en la Argentina se encuentra hoy en el
Congreso de ese país el Proyecto de Código Civil, redactado por el Prof. Atilio Aníbal
Alterini, firmando la presentación un conocido comercialista como Héctor Alegría y
otros juristas. Entre los fundamentos de la unificación cabe mencionar cuanto sigue: “El
Derecho de las Obligaciones tiene significativa trascendencia desde un doble punto de
vista. En lo cuantitativo, `todas las relaciones pecuniarias que existen entre los hombres
son vínculos de obligaciones´ (Mazeaud-Chabas) y, por ello, `es igualmente
indispensable para el conocimiento del Derecho Comercial y, de un modo general, de
todo el derecho privado ´ (Ripert-Boulanger). Se lo ha comparado con `una planta que
extiende sus raíces por todas las partes del derecho privado: en el derecho de familia,
en los derechos reales, en el derecho de sucesiones, nos encontramos a cada paso con
relaciones de obligació´ (Puig Peña). En lo cualitativo- ahora con palabras de
Josserand- `no es exaerado decir que el concepto obligacional constituye la armazón y
el sustratum del derecho, y hasta de un modo más general, de todas las ciencias
sociales”´10.
Otros autores, como Boffi Boggero, califican al Derecho de las Obligaciones como
la matemática jurídica, por su armonía lógica, capaz de ser el denominador común para
la construcción de sistemas jurídicos en diversas áreas.
9
Escobar Jorge H..ob. cit. P. 51
10
Proyecto de Código Civil de la Rca. Argentina, Ed.La Ley, 1999, p. 39
De la misma manera se debe destacar la regulación de la competencia comercial,
como la transferencia de establecimientos comerciales, donde se introdujo un
procedimiento cuya inobservancia acarrea la responsabilidad solidaria de todas las
partes intervinientes.
Como afirmáramos más arriba, existe una clara tendencia hacia la unificación, en
razón de que se ha experimentado una verdadera comercialización del Derecho Civil,
pues los nuevos sistemas de producción y consumo, así como las estructuras económicas
y sociales, han producido una verdadera mutación de paradigmas en nuestro tiempo,
donde existe una masificación de contratos, redes de contratos y un enorme público
consumidor, como también las nuevas formas de contratación (electrónica) que por su
velocidad y escasos costos hoy constituyen el sostén fundamental del nuevo orden
económico mundial.
11
Escobar Jorge H., ob. cit. P.. 53
12
“La idea unificadora tiene muy importantes antecedentes legislativos. Por lo pronto, el Código Suizo de
las Obligaciones –a partir del año 1881- que fue incorporado como libro V del Código Civil en 1912.
También fue aceptada por Túnez (1906), Marruecos (1912), Turquía (1926), Líbano (1934), Polonia
(1934), Madagascar (1966), Senegal (1967) y, comprendiendo materia civil y comercial, por los Códigos
Civiles de Italia (1942), Unión Soviética (1964), Perú (1984), Paraguay (1987), Cuba (1988), Holanda
(1992), Mongolia (1994), Vietnam (1995), Federación Rusa (1994), así como por los Códigos únicos en
lo Civil y Comercial de China (Taiwán) y del Reino de Tailandia, y por los principios generales del
Derecho Civil de la República Popular de China, de 1987. El Código Civil de Québec de 1992 transita un
camino semejante, en especial en cuanto introduce regulaciones propias del derecho de consumo. En el
sistema anglosajón la unificación rige desde el siglo XVIII, con dos características particulares: las reglas
comerciales predominan sobre las civiles, y subsisten normas especiales para ciertas figuras mercantiles”.
Exposición de motivos del Proyecto de Código Civil de la República Argentina, Ed. La Ley, 1999, págs.
2 y 3.
materia de contratos internacionales, sea de origen civil o mercantil y que pertenezca a
cualquier sistema jurídico.
Debemos reiterar que con la unificación desaparece el interés práctico del contenido
del Derecho Mercantil pues, las jurisdicciones donde se ventilarán los litigios hoy se
encuentran unificadas en la jurisdicción civil y comercial, aplicando simplemente los
principios del Código o de las leyes especiales sobre la materia.
La reforma del Código Civil o de códigos propios fue una necesidad largamente
sentida. Y ese gran anhelo fue implementado cuando por Decreto-Ley, que lleva el
número 200, de fecha 2 de julio del año 1959, se creó la Comisión Nacional de
Codificación, como un organismo destinado a revisar la legislación general del país y
promover su reforma en las diversas ramas del derecho. Dicho Decreto en su artículo 1º
dispone:
“Créase la Comisión Nacional de Codificación, con el objeto de proyectar la reforma
legislativa en el orden Civil, Comercial, Criminal, Rural, Minero, Procesal, Laboral,
Militar y Sanitario”.
Como se puede observar, la Comisión Nacional de Codificación fue creada con una
finalidad muy amplia, consistente en estudiar la reforma de las diversas legislaciones;
sin embargo, este objetivo persiste aún en el tiempo pues, las nuevas exigencias
imponen nuevos estudios conforme al desarrollo actual de la ciencia y la tecnología que
requieren de apropiadas regulaciones.
Con posterioridad, en fecha 31 de julio del mismo año, por Decreto Nº 6021, se
integró la Comisión Nacional de Codificación, con el Dr. J. Eulogio Estigarribia
(presidente), Prof. Dr. Juan José Soler, Prof. Dr. Luis De Gásperi, Prof. Dr. Luis
Martínez Miltos, Prof. Dr. Sigfrido Gross Brown, Dr. J. Augusto Saldívar, Prof. Dr.
Augusto Fúster, Prof. Dr. Luis P. Frescura y Candia, Prof. Dr. Víctor B. Riquelme, Dr.
Arquímedes Laconich, Cap. de Navío Dr. Mario López Escobar (miembros).
Esta Comisión ha encomendado al eminente civilista Dr. De Gásperi, Profesor de la
Universidad Nacional de Asunción, la tarea de preparar un Anteproyecto de Código
Civil para el Paraguay, atendiendo a la versación jurídica del maestro paraguayo. En
sesión de fecha 27 de setiembre del mismo año la Comisión Nacional de Codificación ha
resuelto encomendar el trabajo de la elaboración del anteproyecto al Dr. De Gásperi,
comunicándole por nota de fecha 30 de setiembre de 1959, en la que entre otras cosas
decía:
“La Comisión Nacional de Codificación, al encomendarle este delicado trabajo, ha
tenido en cuenta su vasta versación jurídica y el indudable patriotismo que le ha
impulsado siempre en sus determinaciones intelectuales y en sus afanes de
ciudadano”13.
El monumental esfuerzo del Prof. Luis De Gásperi ha sido coronado por el éxito, y
este pudo ofrecer a la Comisión Nacional de Codificación su Anteproyecto el 28 de
octubre de 1962, inspirado en la más moderna doctrina. Fruto de una singular
experiencia, el Anteproyecto realiza la fusión de las Obligaciones en materia Civil y
Comercial, inspirándose en su modelo, el Código Civil italiano del año 1942, algunas
disposiciones del Código Civil francés y otras del Código alemán.
El trabajo del Dr. De Gásperi ofrece un monumento imperecedero a la obra de la
legislación nacional; su enorme voluntad, su preparación y su vasto conocimiento de la
ciencia jurídica y particularmente del Derecho Civil, posibilitaron la conclusión de la
extraordinaria labor científica en muy poco tiempo.
Sin embargo, tuvieron que pasar 23 años para que el Congreso Nacional pudiera
aprobar el nuevo Código Civil Paraguayo. Habiendo sufrido el Anteproyecto de De
Gásperi algunas modificaciones introducidas por la Comisión Nacional de Codificación
y algunas por el Parlamento Nacional, fue aprobado por el Congreso Nacional en sesión
de fecha 18 de diciembre de 1985, y el 24 de diciembre el Poder Ejecutivo promulgó la
ley que sanciona el nuevo Código Civil. El citado cuerpo legal entró a regir desde el 1 de
enero de 1987.
5. Relaciones del Derecho Comercial con las demás ramas del Derecho
13
Nota publicada en el Anteproyecto de Código Civil. Editorial “ El Gráfico”Asunción, 1964.
propia Ley del Comerciante en su Art. 2º. Establece: “A falta de normas especiales de
esta ley, se aplicarán las disposiciones del Código Civil”.
Por otro lado, como la referida actividad es controlada por el Estado, se
encuentra igualmente relacionado con el Derecho Administrativo, la intervención y el
control del Estado se manifiestan de distintas maneras, por ejemplo los bancos, las
entidades financieras y de seguros, se hallan controlados por el Banco Central del
Paraguay, por medio de sus respectivas oficinas de Superintendencias, también los
Almacenes Generales de Depósitos, casa de bolsas y negocios en general.
La relación con el Derecho Tributario crece día a día, pues el enorme volumen
de los contratos comerciales genera tributos, para el ingreso fiscal del Estado y se ha
convertido en fuentes de recursos primordiales de los Estados modernos.
Por otro lado, no debemos olvidar que la presión tributaria sobre las actividades
mercantiles es mayor, por lo que obliga tanto a los comerciantes, como a los
profesionales del derecho a perfeccionar sus conocimientos, como sus técnicas
legislativas. Los empresarios deberán actualizarse, mediante sistemas informáticos a fin
de facilitar el control como la aplicación de las cargas tributarias.
Sin duda que con el Derecho Procesal, se encuentra igualmente relacionado, con
mayor razón en nuestra actualidad, pues el código de forma es un Código Procesal Civil
y Comercial, que regula el proceso civil como comercial. Igualmente se puede afirmar
que el Derecho Comercial tiene vinculación con el Derecho Laboral, pues la actividad
empresarial actúa como patronal en la relación laboral.
Según Pacheco: “El problema de las fuentes del derecho es complejo, porque
esa expresión tiene acepciones diferentes. Fuentes del derecho puede significar: a)
fuente del conocimiento de lo que históricamente es o ha sido el derecho (antiguos
documentos, colecciones legislativas, etc.); b) fuerza creadora del derecho como hecho
de la vida social (la naturaleza humana, el sentimiento jurídico, la economía etc.); c) la
autoridad creadora del derecho histórico vigente (Estado, Pueblo, etc.); d) acto
concreto creador del derecho (legislación, costumbre, decisión judicial, etc.); e)
fundamento de la validez jurídica de una norma concreta de derecho; f) forma de
manifestarse la norma jurídica (ley, decreto, reglamento, costumbre, etc.) y; g)
fundamento de un derecho subjetivo”1.
1
Luís Legaz y Lacambra. Filosofía del Derecho. P. 487 y 488, citado por Máximo Pacheco, en Teoría del
Derecho, Tercera Edición, Editorial Jurídica de Chile, P. 315.
Al notarse la complejidad del desarrollo de las fuentes del derecho, nos
limitaremos a circunscribirnos a las fuentes del Derecho Mercantil, donde además de la
ley, tienen mucho valor las costumbres y los usos mercantiles.
Las fuentes formales del derecho son las formas predeterminadas que deben
revestir las normas de conducta social. El conjunto de procedimientos técnicos para la
creación y vigencia de las reglas de conductas externas del hombre, para que integre el
sistema coactivo del derecho positivo.
2.1. La Ley
No todos los autores coinciden en la etimología de la palabra Ley, pero la más
aceptada es la que proviene de Cicerón, que considera su derivación del verbo latín
“legere”, que significa leer; conforme a la costumbre romana de grabar en tablas y
exponer al pueblo para su conocimiento. Pero otros pueblos, como el hebreo, ya
con anticipación han tenido leyes escritas.
La definición de la misma, igualmente, no es única, pero siguiendo a
Planiol, se puede definir como “una regla social obligatoria, establecida en carácter
permanente y sancionada por autoridad competente”.
En nuestro sistema, la ley debe ser sancionada por el órgano
competente, mediante una declaración formal y de acuerdo al procedimiento
constitucional preestablecido, para adquirir obligatoriedad y tener fuerza coactiva.
Hoy día, el Código Civil y Comercial es de aplicación directa; además de las leyes
especiales ya mencionadas, que regulan actividades comerciales de diversos géneros y
que se han insertado en el sistema jurídico como reguladoras de actividades mercantiles
específicas.
Para nuestra materia, es importante resaltar que este título regula la obligatoriedad
de las leyes escritas y de las leyes no escritas. En rigor, las leyes jurídicas son las
normas escritas, obligatorias, dictadas por autoridades u órganos competentes creados
por la sociedad para reglar la vida de la misma, en un tiempo y un territorio
determinados (El Congreso dicta leyes; el Poder Ejecutivo decretos; los órganos
administrativos resoluciones, edictos; la Junta Municipal, ordenanzas, etc.). Leyes
jurídicas por oposición a leyes naturales o simplemente leyes de tratos sociales.
Frente a estas leyes escritas existen las leyes no escritas, que sin embargo en
ciertos casos son igualmente obligatorias (Art. 7º última parte).
2
Messineo, Francesco. Manual de Derecho Civil y Comercial, T.I., traducción del Sentis Melendo,
Bs.As. 1979, P. 20.
costumbre. Ella brota del transfondo de la sociedad y se repite de generación en
generación, y el legislador se limita a reconocer o a interpretar las pautas repetidas por
el pueblo. Tal es así que el insigne maestro, en discordancia con el gran movimiento de
la codificación, decía: “Pero ellos ven la causa del mal en las fuentes del derecho y
estiman como buen remedio un Código, mientras por mi parte encuentro el mal en
nosotros mismos; y por tanto, creo que no está en condiciones adecuadas de proceder a
una codificación”3.
3
Savigny, F. Von. De la Vocación de nuestro siglo para la legislación y la Ciencia del Derecho, Editorial
Heliasta, Bs.As. 1977, P. 171, 172.
oleaje de automotores introducidos, o mercaderías de toda laya, comercializados
públicamente y tolerados por los municipios al otorgar placas y autorización para
circular, lo cual demuestra un claro ejemplo, en que la eficacia de una ley es vulnerada
por usos o prácticas sociales de una época determinada.
Este punto de estudio guarda una íntima relación con los caracteres que deben
reunir las normas jurídicas que son: la justicia, la validez y la eficacia. Una peculiaridad
se da en esta relación, porque la norma jurídica puede no ser eficaz, al no observarse su
mandato, sin embargo, la eficacia es una característica esencial de la costumbre, pues,
su repetición importa su eficacia4.
Planteada así la cuestión corresponde analizar si en nuestro sistema jurídico podría
admitirse válidamente tal concepción. La costumbre es fuente autónoma del derecho
pero no es fuente independiente, por tanto es inconcebible que una sociedad pudiera
crear normas (costumbristas) contrarias a las leyes establecidas por sus autoridades,
porque entonces no existiría tal autoridad. Sin embargo, en nuestra concepción la ley
como norma social es dictada por las autoridades sociales reconocidas con facultades
específicas para ella. Pero sí es posible admitir la existencia de una ley injusta que por
dicha razón haya caído en desuso, pero no la facultad derogatoria de la costumbre; a la
admisión de la facultad derogatoria de la costumbre se denomina consuetudo
derogatoria, que no es permitida en nuestro sistema jurídico.
3.5. Elementos
Podemos citar como elementos esenciales: a) el objetivo o material; y b) el
subjetivo o espiritual.
Según Pacheco, el elemento objetivo o material consiste “en que la norma de
conducta debe ser repetida y practicada en forma uniforme y constante por los
miembros de una comunidad. Se requiere que no exista otra norma de conducta
contraria, pues de otra manera perdería su característica de generalidad. La práctica
debe prolongarse en el tiempo, como expresión del acuerdo colectivo; de aquí que
algunas legislaciones antiguas fijaran de 10 a 40 años para aceptar su carácter
obligatorio. Por último, la costumbre debe ser pública, general y conocida por el público
y las autoridades; de otro modo deja de ser la voluntad colectiva y espontánea. Debe,
por tanto, reunir tres requisitos: generalidad, largo uso y notoriedad”5.
En cuanto al elemento subjetivo o espiritual está representado por el convencimiento,
la creencia o convicción de que la misma tiene fuerza obligatoria, y se respeta
voluntariamente.
4
Bobbio Norberto. Teoría General del Derecho, Editorial Temis Bs. As. 1997, P. 20, nos dice: “El
problema de la eficacia de una norma es el problema de si la norma es o no cumplida por las personas a
quienes se dirige (los llamados destinatarios de las normas jurídicas) y, en el caso de ser violada, que se la
haga valer por medios coercitivos por la autoridad que la ha impuesto. Que una norma exista en cuanto
norma jurídica, no significa que sea constantemente cumplida…hay normas que son cumplidas
universalmente de manera espontánea (y son las más eficaces); otras se cumplen por lo general solo
cuando van acompañadas de la coacción, otras no se cumplen a pesar de la coacción; y las hay que se
violan sin que ni siquiera se aplique la coacción (y son las más ineficaces)”.
5
Pacheco Máximo. ob. cit. P. 317
3.6. Caracteres
Como señaláramos más arriba, la costumbre tiene la característica de no ser norma
escrita, pero sí en su calidad de norma debe ser general, pública, es decir conocida por
todos, de repetición prolongada en el tiempo y cumplida voluntariamente por los
miembros de la comunidad.
4. Clasificación de los usos
4.1. Usos interpretativos
Los usos interpretativos sirven para interpretar los contratos, por haber existido
ambigüedad, oscuridad, deficiencia, insuficiencia, contradicción o simplemente
discordancia entre lo declarado en el instrumento. En estos casos, esas deficiencias
pueden ser suplidas por los usos constantes que la práctica comercial establece.
Los usos interpretativos deben surgir de la práctica comercial comprobada para que
pueda servir como una cláusula sobreentendida o tácita.
Además, no debe contradecir a una voluntad expresamente declarada, sino al
contrario, el significado de las frases técnicas, propio de la actividad comercial o el
simple silencio en las convenciones, podrá ser suplido por los usos que sirven para
interpretar la voluntad contractual.
Al respecto dice Argaña: “Constituyen indicios de cierta voluntad. El uso hace
presumir su existencia. La eficacia del uso radica, precisamente, en ser el indicio o la
presunción de esa voluntad, que es la que obra jurídicamente. Si una persona
manifiesta una cierta voluntad con la repetición de unos mismos actos, lógico es
presumir que la serie de actos repetidos responde a una voluntad constante, la que
subsiste aun cuando en un caso particular falte la correspondiente especial
manifestación. Así, si dos comerciantes en sus relaciones mercantiles han regulado
siempre su conducta de una cierta manera, la presunción lógica es que tiene la
voluntad de regular del mismo modo en lo porvenir. El valor, la eficacia de los usos
interpretativos depende de la voluntad presumida en ellos. De lo que se infiere: a) la
presunción de voluntad puede ser impugnada , demostrando que no es esa la voluntad
presunta en los usos; b) mientras no se impugne la presunción, el uso se considera
declaración de voluntad, como tal puede derogar la normas legales declarativas o
permisivas”6.
6
Argaña, Luís A. Tratado de Derecho Mercantil T. I, Ed. El Foro Asunción P. 49.
Son obligatorios no porque constituyen en sí mismo una norma jurídica, sino porque
integra el contenido de una disposición legal. Su fuerza obligatoria reside cuando la
solución jurídica del caso se remite a los usos o a la costumbre.
En estos casos, el legislador encuentra más fácil la solución jurídica en el uso y la
costumbre, por dicha circunstancia se remite a ellos, porque también los usos y prácticas
mercantiles van evolucionando constantemente y por ese medio se puede legislar con
mayor eficacia para el porvenir.
Es aplicable siempre que no exista una disposición legal en sentido contrario, o una
declaración expresa de voluntad, también en sentido contrario.
4.4. La propia y verdadera costumbre
Como señaláramos ya en los tópicos precedentes, la característica principal de la
verdadera costumbre es que origine conducta uniforme, general, constante, que
provenga de un tiempo prolongado y que se respete sin discusión alguna.
Hemos dicho que el Derecho Comercial nació de las costumbres, de las
corporaciones profesionales que desarrollaban actividades afines, por lo que en su seno
existía la repetición mecánica de la conducta, considerada en sí obligatorias, cumplidas
conscientemente y cuya fuerza a veces es superior a la Ley misma.
También se debe destacar la disposición del Art. 7º del Código Civil paraguayo y
del Art. 2º de la Ley 1034/83, que otorgase fuerza cuando la ley remite la solución
jurídica del caso a la misma, de lo contrario no tendrá fuerza obligatoria. Sin embargo,
nos remitimos a los estudios realizados en los puntos 3.1., 3.2., 3.3., 3.4., 3.5. y 3.6.
Finalmente, solo se debe señalar que en algunos países, como Inglaterra, la
costumbre mercantil es obligatoria, sin necesidad de norma escrita alguna, al contrario
prevalece incluso contra la norma escrita. A este sistema se lo denomina, según algunos
autores, como la propia y verdadera costumbre como fuente de derecho.
6.3. La Equidad
Como principio, la equidad no constituye fuente formal del derecho; incluso el
Código Procesal Civil prohíbe a los jueces juzgar la equidad de las leyes, en la
disposición del Art. 15. inc. c) “resolver siempre según la Ley, sin que les sea permitido
juzgar el valor intrínseco o equidad de ella ”; pero en materia de Tribunal Arbitral el
Art. 779 permite el juzgamiento de acuerdo a la regla de la equidad.
El Código Civil paraguayo, en materia de interpretación del contrato, se refiere a las
reglas de la equidad. El Art. 712 y el Art. 714 hablan de armonización equitativa de los
intereses y numerosas otras disposiciones, como la referida a la modificabilidad de la
cláusula penal (Art. 459), la lesión (Art. 671), etc.
La equidad significa, en principio, dar a cada uno lo suyo. Pero en realidad es la
realización de la justicia en las normas establecidas para cada caso concreto. También se
puede decir que la equidad es la aplicación sabia de la ley al caso particular, imponiendo
criterios justos y soluciones jurídicas justas.
7
Eduardo García Maynes. Introducción al Estudio del Derecho. P. 77, Citado por Pacheco, Máximo ob
cit. P. 350.
6.4. Su importancia del Derecho Moderno
En la actualidad la gran mayoría de las disputas comerciales encuentran su solución
fuera de los tribunales, es decir, fuera del Poder Judicial, recurriendo principalmente al
arbitraje, donde los componentes fuera del acuerdo arbitral, se guían principalmente por
la equidad para dar solución al caso concreto.
Este procedimiento resulta de preferencia, a fin de evitar costos excesivos y además
resulta más confiable que la propia administración de justicia.
7. Aplicación e interpretación de las leyes mercantiles
Desde la unificación de las obligaciones civiles y comerciales, los contratos en
general tienen idénticas pautas de interpretación. Debemos señalar que las reglas de
interpretación de los contratos comerciales se regulaban en el Art. 218 del Código de
Comercio; todas esas disposiciones fueron transportadas en el Código Civil paraguayo
en las disposiciones de los Arts. 708 al 714, como veremos más adelante. La única
disposición del antiguo Art. 218 que no fue trasegada es aquella que dice: “Los actos de
los comerciantes nunca se presumen gratuitos”. Sin embargo, esto resulta innecesario
porque la actividad comercial persigue el lucro.
En doctrina se estudian varios métodos de interpretación. Así tenemos el método
gramatical; el método exegético; el método lógico; el método dogmático y por último
debemos agregar el método positivista. Pero, para nuestro caso, estando legisladas
expresamente las reglas de interpretación, donde el magistrado cuenta con una
herramienta positiva para indagar la verdad, mediante la aplicación sistemática de las
normas, resultaría innecesario recurrir a las doctrinas tradicionales.
7.1. Concepto según la dictrina tradicional
Conforme queda demostrado precedentemente, en referencia a la trascendencia
en el derecho de la interpretación de los actos jurídicos, se puede decir que la misma
consiste en: “La tarea de desentrañar el verdadero sentido de las cláusulas ambiguas o
dudosas, arrojar luz sobre las expresiones oscuras, para fijar el alcance de sus términos,
de modo a conocer las obligaciones que surgen de las mismas”.
La interpretación, dice Savigny, consiste en: “Hacer brotar de la letra muerta el
pensamiento que ella oculta”.
b) Segunda
Está dada por el Art. 301 del Código Civil paraguayo que preceptúa: “Los actos
jurídicos producen el efecto declarado por las partes, el virtualmente comprendido en
ellos y el que les asigne la ley”.
c) Tercera
Es obvio que el Código, al regular en el capítulo VI, del Libro III, los efectos del
contrato y su extinción, ha sentado igualmente una regla de carácter general en materia
de interpretación de los contratos en su Art. 715, donde en primer término consagra a
las reglas formadas en los contratos como leyes para las partes; en segundo lugar, que
deben ser cumplidas de buena fe, y en tercer lugar, que ellas obligan a lo que esté expre-
sado y a todas las consecuencias virtualmente comprendidas.
La referida norma jurídica estatuye: “Las convenciones hechas en los contratos
forman para las partes una regla a la cual deben someterse como a la ley misma, y
deben ser cumplidas de buena fe. Ellas obligan a lo que esté expresado, y a todas las
consecuencias virtualmente comprendidas”. Esta norma jurídica otorga fuerza vincular a
la voluntad autónoma.
7.5. La buena fe
Esta buena fe significa que el hombre debe creer y confiar que una declaración de
voluntad surtirá en un caso concreto sus efectos usuales, los mismos efectos que
ordinariamente ha producido en casos iguales.
La buena fe es el deber de lealtad que preside los negocios jurídicos; es considerada
la regla de oro de la interpretación.
CAPITULO IV
Todos los conceptos del Derecho Comercial se encuentran influidos por la economía
y por la práctica de las operaciones comerciales. Así muchos de ellos tienen una orientación
económica y otra jurídica.
Desde del Código Francés de 1807. se intenta determinar con precisión los criterios
de comercialidad para obtener de esta forma una definición unificada de acto de comercio. Con
anterioridad al citado código, la discusión no existía, dado que actos de comercio eran los
realizados por los comerciantes y solo podían ser comerciantes los que se inscribían en las
corporaciones.--------------------------------
1
Al menos en su Vigésimo Primera Edición, Año 1992.-
Los criterios de comercialidad que desde un principio se han intentado utilizar ha
consistido en lo siguientes:
Las corporaciones eran comunidades reconocidas por las autoridades que unían a
individuos de una misma profesión. Eran características de la Edad Media y prolongaron su
existencia hasta fines del siglo XVIII y principios del XIX, según los países. Tenían el
monopolio del gremio, por lo que la adscripción a las mismas era obligatoria.
2
En su obra “Derecho Comercial”, Editorial Lexis Nexis, Bs. As. 2004. p.63
3
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Vigésimo Primera Edición, p.1355.
legal admite prueba en contra, es decir, que es posible probar que un acto realizado por un
comerciante no es un acto de comercio.
Para cerrar el concepto, debemos decir que por presunción entendemos 4 una
“proposición jurídica por la que la ley recoge un hecho prejurídico determinado y le asocia una
consecuencia jurídica diferente de aquel, con el que únicamente guarda una relación de
proximidad y probabilidad”.
5. El concepto objetivo
Un acto cualquiera es “objetivo” cuando existe fuera del sujeto que lo conoce.
Podemos decir, entonces, que en la determinación del acto de comercio lo establecido
expresamente en la ley como tal, existe aun sin la presencia de algún comerciante.
Como bien lo dice el título, durante más de cien años se ha “intentado” determinar y
definir el acto de comercio, de tal manera a hacerlo abarcante de todas las características
pensables del mismo. Tal esfuerzo ha resultado infructuoso en la consecución del objetivo; sin
embargo en el trayecto se ha logrado un importante avance en el ordenamiento y sistematización
dogmática de esta rama del derecho.
7. La teoría de Rocco
6
En su obra: “Derecho Comercial”, Editorial La Ley Paraguaya S.A. Asunción, 1991. p.89.
7
En su obra: “Derecho Comercial”, Editorial Lexis Nexis, Buenos Aires, 2004. p.61.
Se debe tener en consideración que la base del trabajo de Rocco ha sido la
Legislación Italiana de 1887. que enumeraba los actos de comercio en 24 ítems, de donde el
mismo intentó encontrar el rasgo común para desarrollar su teoría.
Ante la dificultad doctrinaria de dar una noción clara de los actos de comercio, los
autores han centrado sus esfuerzos en clasificar a los mismos en un intento de fijar caracteres y
elementos. Pero aun esta tarea tropieza con el hecho de que la evolución histórica del Derecho
Comercial ha variado el punto centro del hombre (persona física) comerciante a una
enumeración de las actividades que la ley reputa como actos de comercio.
En función a ello se han elegido tres elementos para una clasificación tentativa:
Esta clasificación depende de un criterio subjetivo de la persona humana que realiza el acto. Si
el mismo realiza el acto con el fin de lucrar con la variación del precio de un bien material o
inmaterial o simplemente realiza el acto de comercio en cumplimiento de un mandato o con el
fin de proteger su patrimonio. Como ejemplo de la primera hipótesis, tenemos el contrato de
compra y el contrato de venta, la permuta, etc. Y como ejemplo de la segunda, el mandato
comercial, una operación de seguros, una operación de transporte, etc.
Esta clasificación distingue dos formas de ejercicio del comercio, que son bien distintos:
a-) Como persona física, en la figura del comerciante; y b-) La empresa, entendida en su versión
económica de actividad organizativa de elementos para una determinada finalidad. Más tarde
profundizaremos este concepto.
En este punto debemos distinguir con claridad la diferencia pues de aquí saldrán
consecuencias diversas en la determinación de actos como de comercio o de derecho común.
Nótese que el Art.3º de la Ley del Comerciante dice que son comerciantes las personas que
realizan profesionalmente actos de comercio y las sociedades que tengan por objeto principal la
realización de actos de comercio.
La actividad del comerciante produce una serie de actos conexos que, mirados
objetiva y aisladamente, no son reputados como actos de comercio por la ley. Sin embargo, en
razón de la conexión mencionada, se les afecta en el sentido de darles el mismo tratamiento
normativo que a un acto de comercio; es decir, caen dentro de la zona de cobertura de la norma
comercial. El tratamiento metodológico correcto sería la determinación primero de la
comercialidad del acto principal y después la identificación de sus actos conexos o accesorios.
Por otro lado, también parece haber pretendido el Art. 71 y siguientes dejar un buen
margen al prudente arbitrio judicial, así por ejemplo, el Art.72 nos habla de la presunción de
comercialidad de los actos de los comerciantes salvo prueba en contrario, con lo cual se otorga
un buen margen de decisión para el órgano aplicador del derecho.
Pueden incluirse otros actos por analogía, siempre y cuando se los realice dentro de
cada categoría, no pudiendo en cambio crearse otras categorías.
El citado Art. 72. de la Ley del Comerciante dice: “Los actos de los comerciantes,
realizados en su calidad de tales, se presumen actos de comercio, salvo prueba en contrario”.
Para intentar determinar a qué actos se refiere este artículo tenemos que analizarlo
(dividirlo) el artículo en varias partes:
a-) Los actos de los comerciantes: Lo primero es determinar quiénes son comerciantes y al
respecto es indispensable acudir a lo que dispone el Art.3º de la Ley 1034/83 que
específicamente habla de ello.
b-) Realizados en su actividad de tales: Un comerciante bien puede realizar un acto para su
propio consumo o sin ánimo de reventa, por lo que en esa circunstancia no actúa en su calidad
de comerciante; por lo que este punto reviste particular importancia a la hora de discernir la
norma a aplicar.
c-) Se presumen actos de comercio: Como ya vimos, la presunción es un hecho de que la ley
tiene por cierto sin necesidad de que sea probado. Es decir, una vez que se determina que la
persona que realiza un acto es comerciante, la ley tiene por cierto que el mismo ha realizado un
acto de comercio sin que sea necesario que se pruebe la veracidad de tal afirmación.
d-) Salvo prueba en contrario: Sin embargo, a pesar de que la ley considera cierto un hecho,
admite la posibilidad de la prueba en contrario, con lo que se ajusta la posibilidad de que el
comercian te demuestre que en la ocasión no actuó en su calidad de tal.
Un acto unilateralmente comercial es aquel que es comercial para una sola de las
partes, por ejemplo, un comerciante realiza una compra de un inmueble con la intención de
volver a venderlo. La persona que realiza la venta no es comerciante ni ha comprado el
inmueble con anterioridad con la intención de volver a venderlo, sino que es la casa en que ha
habitado en los últimos cuarenta años.
b-) Manuel Broseta Pont9 dice que la empresa es: “Una organización de capital y de trabajo,
destinada a la producción o a la mediación de bienes o de servicios para el mercado”.
c-) El Prof. Dr. Jorge H. Escobar10 define que la empresa es: “La organización de elementos
humanos y materiales para una determinada finalidad”. A su vez cita a Jacobi con su muy
conocida definición: “Concurso de medios personales, materiales e inmateriales destinados a un
fin determinado, fijado por el empresario”.
En principio, debemos decir con Broseta Pont, que el concepto jurídico de empresa
debe coincidir con el económico, pues ambos se refieren a un mismo fenómeno de la realidad
social; aunque puedan ser observados desde diferentes ángulos, no pueden ser contrapuestos.
Sin embargo, desde el punto de vista jurídico se puede poner el acento en algunos de
sus elementos y desde allí intentar una visión totalizadora. El desarrollo de tal estrategia hasta el
momento no ha brindado resultados satisfactorios, pues todas las teorías propuestas han
demostrado sus insuficiencias o directamente sus falencias.
En principio hay que realizar una clara diferenciación entre estos dos conceptos y así
previamente debemos definir el fondo de comercio para iniciar la comparación y, si así fuere, su
11
Catedrático español de Derecho Mercantil en su obra: “Derecho Mercantil”, Vigésimo Quinta Edición, Madrid,
1998, p.37.
complementariedad. Nos dice el Prof. Jorge O. Zunino12 que la noción de fondo de comercio ha
sido vinculada históricamente a una serie de elementos integrantes de la explotación comercial;
en principio, solamente a las mercaderías y luego se lo amplía a la clientela y a la confianza
pública dentro de la propiedad moral. Hoy se los conjuga dentro de los elementos materiales e
inmateriales de una determinada explotación.
Con ello tenemos que la empresa es la actividad organizada que tiene como
instrumento al fondo de comercio. Entonces, como lo señala el Prof. Jorge H. Escobar, se trata
de conceptos complementarios que actúan, sin embargo, en niveles diferentes.
Tres teorías sobresalen de las demás: a-) La empresa como persona jurídica; b-) La
empresa como patrimonio separado o de afectación; y c-) La empresa como institución.
12
En su obra “Fondo de Comercio” , Editorial Astrea, Buenos Aires, 1982. p.2.
13
En su ob. cit., p. 90.
14
Según el Diccionario de la Real Academia Española, Vigésimo Primera Edición, 1992. p.1452.
empresa como comprensiva de hecho y luego como comprensiva de derecho. Veremos la
acepción en cada alternativa.
Esta tesis sostiene que en la empresa no existe ninguna realidad unitaria, que se trata
de elementos yuxtapuestos que no pierden su individualidad 15. Lo que existe es un
conglomerado económico, no una unidad jurídica.
El profesor Jorge H. Escobar sostiene que no hay empresa sin actividad organizada y
que a los fines de su consideración legal ella debe ser profesionalmente ejercida.
instrumentos personales y reales organizados por una persona física o ideal, para el
ejercicio de una actividad económica productora”.
El Dr. Marcos Satanowsky 17 escribe: “La falta de una clara separación entre empresa
y hacienda comercial, que se destaca en la doctrina alemana, invade también la italiana. Los
autores italianos que se ocupan de la hacienda comercial la definen en forma similar a la
empresa, es decir, como conjunto de bienes unidos en virtud de su destino común: El beneficio,
15
José Alberto Garrone en su obra ya citada, p. 92.
16
Según el Diccionario de Derecho Empresarial de Luis Ribó Durán y de Joaquin Fernandez Fernandez.-, Editorial
Bosch S.A., Barcelona.
17
En su obra: “Tratado de Derecho Comercial” , Editorial Tipográfica Argentina (TEA) , Buenos Aires, 1.957,
Tomo tercero, p.27 y ss.
como un conjunto de empresa como organización de actividades económicas y la hacienda
como organización de cosas y bienes.
Bibliografía:
• GARRONE, José Alberto obra “Derecho Comercial”, Editorial Lexis Nexis, Bs. As.
2.004.
• ESCOBAR, Jorge H. “Derecho Comercial”, Editorial La Ley Paraguaya S.A. Asunción
1991.
• BROSETA PONT, Manuel. Catedrático valenciano, citado por el mismo Garrone en su
obra ya indicada.
• URIA, Rodrigo. Catedrático español de Derecho Mercantil en su obra: “Derecho
Mercantil”.
• ZUNINO, Jorge O. “Fondo de Comercio”, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1982.
1. El comerciante individual
La Ley 1034/83 “Del Comerciante” inicia con una descripción muy gráfica del
objeto de la misma, en el cual la actividad del comerciante como personaje central –a
decir de Jorge H. Escobar, en la misma obra citada- será el eje en torno al cual girará la
misma normativa, al igual que el desarrollo doctrinario de ella. Al respecto, el Art. 1 de
dicha ley prevé: “La presente ley tiene por objeto regular la actividad del comerciante,
sus derechos y obligaciones, la competencia comercial, la transferencia de los
establecimientos mercantiles y caracterizar los actos de comercio”2.
“Son comerciantes :
a) las personas que realizan profesionalmente actos de comercio; y
1
Escobar, Jorge H., Derecho Comercial, La Ley Paraguaya S.A., Asunción, 1991, p. 113.
2
La misma Ley 1034/83 remite, en el Art.2º, al Código Civil la solución de los casos no previstos o no
resueltos por la Ley del Comerciante, en calidad esta de ley especial. Igualmente el mismo Art.2º da el
valor a los usos y costumbres comerciales, atribuyéndoles a estos fuerza solo en los casos en que la Ley
expresamente se remita a los mismos: Art. 2°.- “A falta de normas especiales de esta ley, se aplicarán las
disposiciones del Código Civil. Los usos y costumbres mercantiles pueden servir de regla solo cuando la
ley se refiera a ellos, para determinar el sentido de las palabras o frases técnicas del comercio y para
interpretar los actos o convenciones de la misma naturaleza”.
b) las sociedades que tengan por objeto principal la realización de actos
de comercio”.
2. El comerciante accidental
3
“Nuestra legislación –lo hemos visto ya- adopta la concepción subjetiva del Derecho Comercial; este
tiene por objeto regular la actividad profesional del comerciante (Art. 1º Ley 1034)… …El Código de
Comercio, anteriormente vigente en nuestro país, el Código Francés, el antiguo Código Italiano y otros
hacen referencia a los caracteres de profesionalidad y habitualidad del ejercicio de la actividad
mercantil. Debido a ello muchos son los tratadistas que enfocan el examen del concepto de comerciante
analizando los caracteres de profesión y hábito como modalidades diferenciadas del ejercicio del
comercio… Creemos, sin embargo, que el concepto de profesión ya envuelve al de habitualidad…”
(Escobar, Jorge H, Derecho Comercial, La Ley Paraguaya S.A., 1991, pp. 116 y 117).
como objeto de la norma a todos aquellos que de alguna u otra manera –en forma
habitual o no- realicen actos de comercio4.
Dentro del comercio se presenta un fenómeno que aparece en casi todos los
demás ámbitos de la vida humana: la simulación. Esta envuelve siempre una intención
de engañar a los demás, dando la apariencia de una realidad, cuando en verdad, la
misma es distinta.
Comerciante oculto, por ende, será aquel que no aparece en el negocio, a pesar
de tener interés en el mismo, y actuar a través del aparente. La doctrina desconoce al
4
“El ejercicio profesional de la actividad es opuesto al ejercicio o realización ocasional de actos. Esta
realización ocasional no atribuye la calidad de comerciante, pero sujeta, a quienes los realicen a la
legislación comercial” (Art. 5º Ley del Comerciante). (Escobar, Jorge H.. Derecho Comercial, La Ley
Paraguaya S.A., Asunción , 1991, p. 117).
5
Art. 13º Ley 1034/83: La inscripción de la matrícula del comerciante hará presumir su calidad de tal
para todos los efectos legales, desde la fecha en que se hubiere efectuado.
comerciante oculto como comerciante, estando por ende fuera del negocio en cuestión y
ajeno a las consecuencias que el acto genera, tal cual dijimos previamente.
4. Los Artesanos
Sabemos que las personas jurídicas son una ficción del Derecho. En realidad, las
mismas solo existen por creación de la Ley, y no corresponden a un ente palpable. A
pesar de ellos, son personas –ideales o jurídicas- y tienen la capacidad de adquirir
derechos y contraer obligaciones. Actúan en sociedad a través de sus representantes –
personas físicas- cuyas voluntades son las de la persona jurídica, trasladando el efecto
de la intención declarada de dichos representantes hacia las personas jurídicas, cuyas
consecuencias –beneficiosas o perjudiciales- son soportadas exclusivamente por ellas en
relación con los terceros, sin perjuicio de las acciones que tengan contra sus
representantes las mismas personas jurídicas, por los actos de aquellos7.
6
Art. 3°. “Son comerciantes :
a) las personas que realizan profesionalmente actos de comercio; y
b) las sociedades que tengan por objeto principal la realización de actos de
comercio”.
7
Art.96 Código Civil: “Las personas jurídicas poseen, para los fines de su institución, la misma
capacidad de derecho que las personas físicas para adquirir bienes o contraer obligaciones, por
intermedio de los órganos establecidos en sus estatutos. Dentro de estos límites podrán ejercer acciones
civiles y criminales y responder a las que se entablen contra ellos”.
Ahora bien, circunscribiéndonos a la determinación de la calidad de
comerciantes, habíamos dicho que las personas físicas se identifican como
comerciantes por la habitualidad –o carácter profesional- en la realización de actos de
comercio. Es por ello una cuestión fáctica; es una realidad constatable la que
determinará si aquellas –las personas físicas- son o no comerciantes.
Por otra parte, las personas jurídicas determinan su calidad de comerciante por
la redacción de su acto constitutivo. En el instrumento en el cual la persona jurídica se
constituye, es el mismo en el cual se determina su objeto social, y por ende, este será el
que indica si la persona jurídica será comerciante o no8.
Art.97 Código Civil:” Se reputan actos de las personas jurídicas los de sus órganos”.
Art.98 Código Civil: “Las personas jurídicas responden del daño que los actos de sus órganos
hayan causado a terceros, trátese de una acción u omisión y aunque sea delito, cuando los hechos han
sido ejecutados en el ejercicio de sus funciones y en beneficio de la entidad.
Dichos actos responsabilizan personalmente a sus autores con relación a las personas jurídicas.
Responden también las personas jurídicas por los daños que causen sus dependientes o las
cosas de que se sirven, conforme a las normas de este Código”.
Art.99 Código Civil: “ Los directores y administradores son responsables respecto a la persona
jurídica conforme a las normas del mandato. Estarán exentos de responsabilidad aquellos que no hayan
participado en el acto que ha causado daño, salvo que habiendo tenido conocimiento de que iba a
realizarse, no hayan hecho constar su disentimiento”.
8
“…La comercialidad de las sociedades, repetimos, se determina por su objeto; ellas se crean y
constituyen especialmente para ello. Solo pueden realizar los actos para cuyo objeto fueron creadas.
Fuera de sus fines, dice Orgaz, carecen enteramente de capacidad…” (Jorge H. Escobar. Derecho
Comercial, La Ley Paraguaya S.A., Asunción 1991, pp. 119).
9
Art. 6° Ley 1034/83: “Toda persona que tenga la libre administración de sus bienes puede ejercer el
comercio”.
fallidos o quebrados desde el momento de la declaración de su quiebra hasta el de su
rehabilitación judicial, puesto que durante este tiempo, el fallido pierde también la
administración de sus bienes10.
11
Art. 10 Ley 1034/83. “La prohibición del artículo precedente no comprende la facultad de celebrar
contratos de préstamos e interés, con tal que no hagan del ejercicio de esa facultad profesión habitual de
comercio. Tampoco les impide constituir sociedades mercantiles, siempre que no tomen parte en la
dirección o administración de las mismas”.
considerado como tal. Una vez liquidado el negocio, podrá establecerse
inequívocamente que la condición de comerciante igualmente se ha extinguido.
La capacidad ha sido definida como aquella aptitud que tienen las personas para
“adquirir derechos y contraer obligaciones”13. No nos explayaremos en demasía sobre
este punto en razón de ser un tema ya tratado –y suponemos, agotado- en otras materias
de la carrera. Sin embargo, nos limitaremos a recordar que la clasificación de la
capacidad se da entre capacidad de hecho y de derecho, siendo aquella primera la que
indica que una persona puede ejercer personalmente el derecho o la situación jurídica, y
la segunda –la capacidad de derecho- aquella en la cual una persona puede ser titular de
un derecho o una obligación.
Todos tenemos capacidad de derecho, con ciertas restricciones, lo que hace que
la incapacidad de derecho sea siempre relativa. Así, la Ley establece ciertas
restricciones jurídicas a ciertas personas, en atención a la calidad, funciones o profesión
de las mismas. Por ejemplo, el Art. 739 del CC14 establece una serie de restricciones en
12
Art. 12 Ley 1034/83: “La matrícula de comerciante deberá ser solicitadas al Juez de Comercio, a cuyo
efecto el interesado expresará :
14
Art.739 Código Civil. “ Se prohíbe la compraventa, aunque sea en remate, por sí o por interpósita
persona:
a) a los esposos entre sí, aun separados de bienes;
b) a los representantes legales o convencionales, de los bienes comprendidos en su representación;
relación a las personas y la posibilidad de que ellas realicen actos de compraventa,
estableciendo de esta forma una incapacidad de derecho relativa; y, como éste, existen
varios ejemplos.
La Ley 1034/83 al momento de entrar en vigencia tenía un Art. –el 7º- 17 que
reglaba la situación de aquellas personas que habían cumplido 18 años de edad y
deseaban ejercer el comercio. En aquel momento en que la Ley 1034/83 entraba en
vigencia, en mayoría de edad era superior a los 18 años, motivo por el cual la Ley
establecía un régimen distinto para las personas que hayan cumplido esa edad, en razón
de que los mismos eran menores de edad, en aquel entonces.
Los establecido en el inciso a) no rige para las adjudicaciones de bienes, que por liquidación de la
sociedad conyugal, se hagan los esposos en pagos de aportes o del haber de uno de ellos.
15
Ley 2169/03
“…Artículo 1°. Modifícase el Artículo 36 de la Ley N° 1183/85 “Código Civil”, el cual
queda redactado de la siguiente manera: “Art. 36.- La capacidad de hecho consiste en la
aptitud legal de ejercer uno por sí mismo o por si solo sus derechos. Este Código reputa
plenamente capaz a todo ser humano que haya cumplido dieciocho años de edad y no haya sido
declarado incapaz judicialmente”.
16
Art.37 Código Civil. “ Son absolutamente incapaces de hecho:
a) las personas por nacer;
b) los menores de catorce años de edad;
c) los enfermos mentales; y
d) los sordomudos que no saben darse a entender por escrito o por otros medios”.
Art.38 Código Civil. “ Tienen incapacidad de hecho relativa, los menores que hayan cumplido
catorce años de edad y las personas inhabilitadas judicialmente”.
17
Art. 7° Ley 1034/83: “Todo menor que haya cumplido diez y ocho años, podrá ejercer el comercio si
se halla autorizado legalmente o emancipado. En caso de oposición del representante legal deberá
resolver el Juez de Menores. La autorización otorgada no podrá ser retirada al menor sino por dicho
Juez, a instancia del padre, de la madre o del tutor según el caso”.
Hoy, el interés en esta distinción desapareció, en razón de que se alcanza la
mayoría de edad –y la plena capacidad- al momento de cumplir los 18 años de edad. Por
ello, la Ley 2169/03 derogó expresamente el citado Art. 7º de la Ley 1034/83, así como
el inciso a) del Art. 39 del Código Civil que establecía la emancipación por autorización
para ejercer el comercio dada a quienes –en aquel entonces- eran menores de 18 años18.
Hablar hoy día de restricciones de la mujer para realizar cualquier acto lícito,
entre ellos el ejercicio del comercio, parece casi un anacronismo. Con el correr del
tiempo, las leyes paraguayas han ido reconociendo paulatina e ininterrumpidamente el
pleno ejercicio de los derechos de las mujeres en ejecución de los principios
constitucionales de plena igualdad de las personas y de prohibición de discriminación a
las personas por diversos motivos, entre los que se citan, el sexo de las mismas.
Por ende, entrar a tocar tópicos como este, hoy superados por la equiparación
legislativa de los sexos, entendemos que no corresponde a un material como este
destinado al estudiante de Derecho, sin perjuicio de que el mismo pueda hacer una
revisión histórica de lo que fueron las normas –hoy derogadas, como la Ley 236-19 que
establecía discriminaciones negativas hacia la mujer fundadas, exclusivamente, en el
sexo de ellas.
18
Ley 2169/03. Artículo 2º. “Deróganse el inciso a) del Artículo 39 de la Ley N° 1183/85 “Código
Civil” y el Artículo 7° de la Ley N° 1034/83 “Del Comerciante”
Art.39 Código Civil “ Cesará la incapacidad de hecho de los menores:
a) de los varones y mujeres de diez y ocho años cumplidos, por sentencia de juez competente ante
quien se acredite su conformidad y la de sus padres, y en defecto de ambos, la de su tutor, que los habilite
para el ejercicio del comercio u otra actividad lícita”:
19
Art. 7º Ley 236: “…será necesaria la conformidad de ambos cónyuges para que la mujer pueda
válidamente realizar los actos siguientes: 1) Ejercer profesión, industria o comercio por cuenta propia o
efectuar trabajo fuera de la casa común…”
Art. 158 Código Civil: “Será necesaria la conformidad de ambos cónyuges para que la mujer
pueda realizar válidamente los actos siguientes: a) ejercer profesión, industria o comercio por cuenta
propia, o efectuar trabajos fuera de la casa;…”
Ambas normas se encuentran derogadas, por el Art. 98 de la Ley 1/92.
CAPÍTULO VI
Una de las innovaciones que trajo la Ley 1034/83 para nuestro país es la
posibilidad de establecer Empresas Individuales de Responsabilidad Limitada.
Sin embargo, los elementos o las vías que la Ley ponía a disposición de los
comerciantes –hasta antes de la entrada en vigencia de la Ley 1034/83- conllevaban
pasar forzosamente por las formas societarias, y obligaban a los comerciantes a
asociarse con otras personas o bien a simular una sociedad con el único fin de cumplir
las exigencias legales que indicaban que toda sociedad se componía con un mínimo de
dos personas1.
1
Art.959 Código Civil. “Por el contrato de sociedad dos o más personas, creando un sujeto de derecho, se
obligan a realizar aportes para producir bienes o servicios, en forma organizada, participando de los
beneficios y soportando las pérdidas”.
trate de liquidar una sociedad que nunca debió existir o cuando uno de los socios muera
y las cuentas –que tampoco debieron existir- deben arreglarse con los herederos del
mismo.
2. Sociedades de capital
3
Art.1049 Código Civil. “La denominación social, de cualquier modo que esté formada, debe contener la
indicación de ser sociedad anónima”.
4
Art.1166 Código Civil. “Las cuotas no pueden ser cedidas a extraños sino con el acuerdo de socios que
representen tres cuartos del capital, cuando la sociedad tenga más de cinco socios. No siendo más de
cinco, se requerirá unanimidad. La cesión de cuotas es libre entre socios, salvo disposición en contrario
3. De la Empresa Individual de Responsabilidad Limitada
4. Capacidad
5. Patrimonios Separados
Art. 15 2ª parte, Ley 1034/83: “Los bienes que forman el capital constituirán un
patrimonio separado o independiente de los demás bienes pertenecientes a la persona
física. Aquellos bienes están destinados a responder por las obligaciones de tales
empresas.
La responsabilidad del instituyente queda limitada al monto del capital afectado
a la empresa. En caso de dolo, fraude o incumplimiento de las disposiciones ordenadas
en esta ley, responderá ilimitadamente con los demás bienes de su patrimonio”.
5
Art.17, Ley 1034/83. La empresa individual de responsabilidad limitada será considerada comercial
a todos los efectos jurídicos.
6
Art. 15, 1ª Parte. Ley 1034/83. Toda persona física capaz de ejercer el comercio podrá constituir
empresas individuales de responsabilidad limitada, asignándoles un capital determinado.
del comerciante, quedando este último a salvo de responder por eventuales negocios
ruinosos.
La Ley 1034/83 exige la forma de Escritura Pública para constituir una Empresa
Individual de Responsabilidad Limitada. Deben, por ende, cumplirse las formalidades
previstas para dichos instrumentos, siendo otorgados ante un Escribano Público, en el
libro de Protocolo correspondiente. Obviamente, el único otorgante será el comerciante,
en razón de tratarse de un acto jurídico unilateral.
Asimismo, se exige que esta Escritura Pública sea inscripta en los Registros
Públicos y específicamente en el Registro Público de Comercio7.
8
Si bien en el Art.16 de la Ley 1034/83 no se menciona el requisito que la alocución de la frase “Empresa
Individual de Responsabilidad Limitada” debe ser completa, del Art. 20 de la misma ley, sí surge esta
exigencia: “Los libros, documentos y anuncios de la entidad llevarán impresos el nombre y apellido del
instituyente, la LOCUCIÓN COMPLETA “Empresa Individual de Responsabilidad Limitada” y el monto
de su capital…”
pues el nombre y apellido del constituyente deberá aparecer de todas formas, por lo que
lo aconsejable, a fin de cumplir esta normativa muy precisa, sería que se denomine la
Empresa, solo con el nombre y apellido del constituyente, y la alocución exigida por la
ley, seguidamente: “Juan Pérez. Empresa Individual de Responsabilidad Limitada”.
7. Publicación de la constitución
La Ley no define qué se entiende por diario “de gran publicación”. Quedará por
ende al prudente criterio judicial discernir cuáles diarios nacionales cumplen ese
requisito, debiendo guiarse por el sano criterio que impone la norma, la que busca que la
población se entere de la constitución de una Empresa Individual de Responsabilidad
Limitada, mandando comunicar el Edicto por un medio que haga efectivo ese
conocimiento11.
9
También debemos decir que la norma no impone la publicación de todo lo
expresado en la Escritura Pública constitutiva de la Empresa Individual de
Responsabilidad Limitada, sino simplemente de un extracto o resumen. El Actuario del
Juzgado deberá, por ende, redactar el edicto siendo aconsejable que, a los efectos de la
publicación, observe los requisitos formales previstos en el Art. 16 de esta Ley, a los
cuales nos remitimos, pudiendo omitir las partes formales, propias de toda Escritura
Pública.
Como ya vimos más arriba, y en forma hasta casi innecesaria, la Ley indica
expresamente en un artículado que la Empresa Individual de Responsabilidad Limitada
tiene un carácter comercial. No hubiese sido necesaria esta disposición, pues surge de su
naturaleza y de su esencia ese carácter, sin embargo, la norma pecando de redundante,
lo consagra expresamente: Art. 17 Ley 1034/83. “La empresa individual de
responsabilidad limitada será considerada comercial a todos los efectos jurídicos”.
Hemos dicho ya, anteriormente y lo repetimos ahora, que la norma citada –el
Art. 20- prevé idéntica consecuencia –la ilimitación de la responsabilidad del
constituyente- para el caso de que se omita la publicación del edicto previsto en el Art.
19 de la misma ley, y la Empresa Individual de Responsabilidad Limitada empiece a
operar, antes de realizada la publicación de marras.
10. Capital de la Empresa Individual de Responsabilidad Limitada
En forma muy acertada la Ley fijó el capital mínimo de una Empresa Individual
de Responsabilidad Limitada en Jornales. Ello, en razón de que fue siempre
desaconsejable la fijación en una suma específica por la constante variación
– normalmente, por la vía de la depreciación - de la moneda, y la consecuente
modificación de su equivalencia económica.
Por ello, la Ley prevé que el capital mínimo de una Empresa Individual de
Responsabilidad Limitada no podrá ser inferior al equivalente a dos mil jornales.
La misma norma impone que el capital debe integrarse, vale decir, debe
entregarse o hacerse efectivo en el mismo acto de constitución de la Empresa Individual,
no siendo permitida la aportación posterior.
Dispone igualmente la Ley en el Art. 21, que el Juez –que dispone la inscripción
de la constitución, suponemos, a pesar de que la ley no lo diga expresamente- ordenará
también “…la inscripción de los inmuebles en el Registro de Inmuebles de la
Dirección General de los Registros Públicos, y el depósito del dinero en efectivo en
cuenta bancaria a nombre de la empresa…”, con lo cual la Ley busca asegurar que
dichos bienes sean efectivamente tangibles y estén realmente afectados a responder por
las deudas que genere el giro comercial.
Art. 91, Ley 1034/83. “Las sociedades por acciones y las de responsabilidad
limitada deben efectuar una reserva legal no menor del cinco por ciento de las
utilidades netas del ejercicio, hasta alcanzar el veinte por ciento del capital suscripto”.
Cabe indicar que, por la última parte de la norma, nuevamente se cierne sobre el
constituyente la amenaza de la pérdida del privilegio que importa la limitación de la
responsabilidad, en caso de que no sean cumplidas por el instituyente o su administrado
las obligaciones que le son impuestas por la Ley, sin que la misma norma aclare a qué
obligaciones se refiere, debiendo entenderse, por ende, a todas aquellas que fuimos
viendo a lo largo de este reducido estudio. Igual consecuencia –la pérdida del beneficio
de la limitación de la responsabilidad- se dará si la quiebra de la Empresa Individual es
declarada culposa –aunque la ley menciona “culpable”- o dolosa, para cuya calificación
debemos recurrir a la Ley 154/6913.
Remitámonos a la Ley, a fin de revisar cuáles son las causales por las cuales
termina o concluye una Empresa Individual de Responsabilidad Limitada:
Art.25, Ley 1034/83. “La empresa termina por las causas siguientes:
a) las previstas en el acto constitutivo;
b) la decisión del instituyente, observando las mismas formalidades prescriptas
para su creación;
c) la muerte del empresario;
d) la quiebra de la empresa; y
e) la pérdida de por lo menos el 50% del capital declarado o en caso cuando el
capital actual se haya reducido a una cantidad inferior al mínimo legal determinado en
el artículo 21. En todos los casos el instituyente o sus herederos procederán a la
liquidación de la empresa por la vía que corresponda”.
9
Art. 20, última parte, Ley 1034/83: El incumplimiento de la presente disposición y el de la contenida
en el artículo anterior hará incurrir al empresario en responsabilidad ilimitada.
10
Art. 15 última parte, Ley 1034/83: “…La responsabilidad del instituyente queda limitada al monto
del capital afectado a la empresa. En caso de dolo, fraude o incumplimiento de las disposiciones
ordenadas en esta ley, responderá ilimitadamente con los demás bienes de su patrimonio.”
11
Art. 19, Ley 1034/83. A los efectos del artículo anterior, el Juez dispondrá previamente la
publicación de un resumen del acto constitutivo de la empresa en un diario de gran circulación, por
cinco veces en el lapso de quince días.
12
Art. 20, Ley 1034/83, última parte: “…El incumplimiento de la presente disposición y el de la
contenida en el artículo anterior hará incurrir al empresario en responsabilidad ilimitada”.
13
Artículo 165º Ley 154/69. Podrá considerarse dolosa la conducta patrimonial del deudor en los casos
en que se probare alguna de las circunstancias siguientes:
1. Si ha supuesto gastos o pérdidas o no justificase la salida o existencia del activo de su último
inventario y la del dinero o valores de cualquier género que hubiesen entrado posteriormente en su
poder.
2. Si ocultare dinero, créditos, efectos u otra clase cualquiera de bienes o derechos.
3. Si hubiere simulado deudas o se hubiere constituido deudor sin causa.
4. Si hubiere realizado enajenaciones simuladas de cualquier clase que fueren.
5. Si hubiere consumido y aplicado para sus negocios propios, fondos o efectos que le hubiesen sido
confiados en depósito, mandato o comisión, sin autorización del depositante, mandante o comitente.
6. Si hubiere comprado simultáneamente bienes de cualquier clase en nombre de terceras personas.
7. Si después de haberse hecho la declaración de quiebra, hubiere percibido y aplicado a usos
personales, dinero, efectos o créditos de la masa, o si por cualquier otro medio hubiere distraído de
ésta alguna de sus pertenencias.
8. Si no hubiere llevado los libros indispensables o si los hubiere ocultado o los presentare truncados,
falsificados o sustituidos.
9. Si se hubiere fugado u ocultado , y
10. Si se hubieren clausurado los procedimientos por insuficiencia del activo.
Artículo 166º Ley 154/69. Podrá considerarse culposa la conducta patrimonial del deudor cuando se
probasen algunas de las circunstancias siguientes :
1. Si hubiere sido declarado en quiebra por no haber cumplido las obligaciones de un concordato
precedente.
2. Si hubiere contraído por cuenta ajena, sin recibir valores equivalentes, compromisos que se juzguen
excesivos con relación a la situación que tenía cuando los contrajo.
3. Si tratándose de deudor comerciante no se hubiere presentado en el tiempo y en la forma establecidos
en esta ley.
4. Si se ausentare o no compareciere durante los trámites del juicio.
5. Si sus gastos personales o los de su casa se consideraren excesivos, con relación a su capital y al
número de miembros de su familia.
6. Si hubiere perdido sumas considerables en juegos de azar o en operaciones de agio o apuestas.
7. Si con el fin de retardar la quiebra hubiere revendido con pérdida o por un precio menor que el
corriente, efectos que hubiere comprado a crédito en los seis meses anteriores a la declaración de
quiebra, y cuyo precio se hallare todavía debiendo.
8. Si con el mismo propósito hubiere recurrido en los seis meses anteriores a la presentación, a medios
ruinosos para procurarse recursos.
9. Si después de caer en insolvencia hubiere pagado a algún acreedor, en perjuicio de los demás.
10. Si el deudor comerciante hubiere estado en débito, en el periodo transcurrido desde el último
inventario hasta la presentación o declaración de quiebra, por sus obligaciones directas, por una
cantidad doble del haber que resultare según el mismo inventario.
11. Si no hubiere llevado con regularidad sus libros en la forma determinada por la ley; o
12. Si no hubiere cumplido con la obligación de registrar las capitulaciones matrimoniales u otras
acciones especiales de propiedad de su mujer.
Artículo 167º Ley 154/69. En cualquier estado del juicio de quiebra en que el juez, el fiscal o el síndico
tuviesen motivos para presumir la existencia de hechos delictuosos por el deudor deberán ponerlos en
conocimiento de la justicia penal. El juicio criminal no detiene el juicio de quiebra.
14
Ver arts. 168 y siguientes de la Ley 154/69. Artículo 168. Tienen derecho a la rehabilitación todos los
deudores que hubiesen sido declarados en quiebra.
CAPÍTULO VII
1. CORREDORES
1.1. Concepto. Definición legal; Art. 26 de la Ley del Comerciante
La Ley del Comerciante define a los corredores como “...las personas que sin hallarse en
situación de dependencia, median entre la oferta y la demanda para la conclusión de
negocios comerciales o vinculen a las partes promoviendo la conclusión de contratos,
haciendo de dicha actividad profesión habitual. Para ser corredor se requiere la mayoría
de edad, poseer título de enseñanza secundaria y reunir las demás condiciones para el
ejercicio del comercio”.1
A su vez, el Código Civil, enfocando la figura desde el punto de vista de los contratos,
estipula: “Por el contrato de corretaje el corredor pone en relación a dos o más partes
para la conclusión de un negocio, sin estar ligado a ninguna por relación de colaboración,
de dependencia o de representación”2.
Es pues el corredor o mediador, como lo designa el derecho comparado (Art. 1754 del CC
Italiano)3 aquella persona que sin estar ligada a las partes por relación de dependencia o
representación, las pone en relación a los efectos de la celebración de un contrato. Es decir,
media entre la oferta y la demanda.
Del análisis de los conceptos previos pueden derivarse tanto sus caracteres particulares
como su naturaleza. Dentro de los primeros podemos señalar la autonomía, por cuanto no
se halla vinculado a las partes contratantes por relación de subordinación o dependencia; la
intermediación, lo que constituye su característica principal, es decir, poner en contacto a
las partes contratantes; y finalmente, la profesionalidad que surge del Art. 26 de la Ley
1034/83, en el sentido de que el corredor debe hacer de dicha actividad su profesión
habitual.
Las obligaciones particulares de los corredores están reguladas en el Art. 27° de la Ley
1034/83, que establece:
Artículo 27: “Todo corredor está obligado a matricularse en el Juzgado competente e
inscribir su matrícula y los documentos requeridos en el Registro Público de
Comercio. Para dicho efecto, la petición correspondiente contendrá la constancia de
tener la edad requerida, o de estar autorizado para el ejercicio del comercio”.
En lo que respecta a sus deberes, los mismos se establecen desde el Art. 28 al Art. 41 de la
Ley 1034/83, pudiendo agruparse los mismos en la siguiente clasificación:
a) Deber de actuación personal: Las funciones profesionales del corredor son
eminentemente personales, no pudiendo delegarse las mismas en otra persona. Ello
surge de distintos artículos de los cuales se desprenden deberes absolutamente
personales como ser los Arts. 33, 37, 38 y 40
Artículo 33: “Los corredores deberán asegurarse en todos los casos de la
identidad de las personas entre quienes intermedien para la conclusión de los
negocios, así como de su capacidad legal para celebrarlos.
Si a sabiendas o por negligencia culpable, intervinieren en un contrato celebrado por
persona incapacitada para hacerlo, responderán de los daños que se sigan y que sean
consecuencia directa de esa situación”.
Artículo 37: “Los corredores están obligados a guardar riguroso secreto de todo
lo que concierna a las negociaciones que se les encargare bajo responsabilidad
directa por los perjuicios que ocasionare su indiscreción”..
Artículo 38: “En las ventas hechas con su intervención, tienen los corredores la
obligación de asistir al acto de entrega de los efectos vendidos, si cualquiera de los
interesados lo exigiere”.
Artículo 40: “En los negocios que deban celebrarse por escrito, sea por convenio
de las partes o por exigencia de la Ley, el corredor tiene la obligación de hallarse
presente en el acto de la firma del instrumento, certificar al pie que se hizo con su
intervención y conservar un ejemplar bajo su responsabilidad”.
Artículo 28: “Los corredores deberán asentar en forma exacta y ordenada todas las
operaciones en que intervinieran, tomando nota de cada una inmediatamente después
de concluidas en un cuaderno manual foliado. Consignarán en cada asiento los
nombres, apellidos y domicilios de los contratantes, la calidad, cantidad y precio de
los efectos que fuesen objeto de negociación, los plazos y condiciones de pago y todas
las circunstancias que permitan el esclarecimiento del negocio y los resultados de su
gestión. Los asientos guardarán un orden cronológico, en numeración progresiva a
partir de uno, hasta el fin de cada año”.
Artículo 30: “Los asientos del cuaderno manual serán trasladados diariamente a los
libros exigidos a los comerciantes, trascribiéndolos literalmente, guardando la misma
numeración que llevan en el manual”.
Artículo 31: “Ningún corredor podrá dar certificado sino de lo que conste en sus
libros y con referencia a ellos. Solo en virtud de orden de autoridad competente podrá
atestiguar sobre lo que vio y oyó en lo relativo a los negocios de su oficio”.
Artículo 32: El corredor que expidiere certificado que contradiga a lo que constare
en los libros será pasible de la cancelación de su matrícula, sin perjuicio de la pena
que corresponda al delito de falsedad”.
Artículo 43:“El corredor que no llevare los libros que le son requeridos con las
formalidades especificadas, quedará obligado a la indemnización de los perjuicios
que por tal omisión ocasionare, y será suspendido en el ejercicio de su profesión por
tres a seis meses.
En caso de reincidencia, le será cancelada la matrícula”.
Artículo 35: “Los corredores propondrán los negocios con exactitud, precisión y
claridad, absteniéndose de hacer supuestos falsos o ambiguos que puedan inducir a
apreciaciones erróneas de los contratantes.
La proposición inexacta o equívoca motivará la responsabilidad del corredor por el
daño ocasionado cuando hubiere inducido a uno de los contratantes a consentir un
contrato perjudicial”.
Artículo 37: “Los corredores están obligados a guardar riguroso secreto de todo
lo que concierna a las negociaciones que se les encargare bajo responsabilidad
directa por los perjuicios que ocasionare su indiscreción”.
Art. 952.- “El corredor tiene derecho a remuneración de cada una de las partes, si el
negocio se concluye por efecto de su intervención.
La medida de la remuneración y la proporción en que esta debe gravar a cada una de las
partes, a falta de pacto, de tarifas o aranceles profesionales, serán determinadas por el
juez, según los usos, y en su defecto, por la equidad.
Cuando se hubiere convenido una retribución excesiva para el corredor, podrá el juez
reducirla equitativamente, a pedido del obligado”.
Art. 953.- “Los gastos del corredor no serán reembolsables, a falta de pacto expreso; pero
si lo hubiere, se le pagarán aun cuando el negocio no llegare a celebrarse”.
Artículo 45: “Cuando en una negociación interviniere un solo corredor, este tendrá
derecho a la comisión de cada uno de los contratantes. Si ha intervenido más de un
corredor, cada uno solo tendrá derecho a exigir la comisión de su comitente. La
remuneración del corredor no matriculado no se regirá por las disposiciones de este
Código. La comisión se debe aunque el contrato no se realice por culpa de alguno de los
comitentes, o cuando principiada la negociación por el corredor, el comitente la encargare
a otra persona o la concluyere por sí mismo”.
La Ley solo se refiere a las sanciones como motivos por los cuales cesa la actividad
profesional del corredor; por lo tanto, cuando el Art. 41 de la Ley 1034/83 se refiere a la
“...terminación de la actividad profesional del corredor por cualquier causa”, debe
entenderse también como referente a causas naturales como el fallecimiento del corredor o
impedimento físico que haga imposible el ejercicio de la profesión, o por causa de
interdicción, o inhabilitación declarada judicialmente, o por algún otro motivo que sea
incompatible con la profesión de corredor. Ahora bien, cualquiera sea la causa del cese de
las actividades profesionales, surge la obligación de entregar todos los libros de registros al
juzgado de comercio respectivo, hoy juzgados en lo Civil y Comercial, ya sea por él mismo
o por sus herederos, en caso de fallecimiento.
Artículo 41: “En caso de terminación de la actividad profesional del corredor por
cualquier causa, los libros de registros serán entregados al Juzgado de Comercio
respectivo por él o sus herederos”.
2. Rematadores
2.1 Concepto
4
Art. 160 De la calificación de la conducta patrimonial del deudor fallido. “Cuando del informe del síndico resultase que
el deudor incurrió en actos de conducta dolosa, el juez de oficio o a pedido de cualquier acreedor, promoverá el
procedimiento de calificación de la conducta patrimonial del deudor fallido. El procedimiento será iniciado en un plazo
no mayor de veinte días después de haberse terminada la verificación de créditos, o de dictado el auto de quiebra en el
caso que este hubiese sido precedido por un procedimiento preventivo. El incidente respectivo se tramitará por separado.
Si la quiebra fuere declarada como consecuencia de haberse producido la nulidad del concordato conforme lo disponen
los Arts. 61 y 62, el juez, de oficio y sin otro trámite, calificará la conducta del deudor como dolosa”.
5
Fernández, Raymundo L. y Gómez Leo, Osvaldo R. . Tratado Teórico Practico de Derecho Comercial, tomo
II, Editorial Depalma Bs. As. P. 423.
6
Subasta viene del latín sub-asta (bajo la lanza): la venta del botín tomado en la guerra se anunciaba con una
lanza.
7
Escobar, Jorge H. Derecho Comercial. Editorial La Ley Paraguaya S.A. Asunción. p. 166
como auxiliar de la justicia8 y en virtud de un mandato judicial. Difiere del corredor en que
el rematador actúa públicamente y concluye el negocio pudiendo inclusive percibir el
importe de las ventas, en tanto que el corredor nunca concluye el negocio y actúa
privadamente
8
Art. 3° del Código de Organización Judicial: “Son complementarios y auxiliares de la Justicia: ....-los
Rematadores”
4) Obligación de anunciar el remate:
c) Anunciar los remates con la publicidad necesaria, debiendo indicar en los avisos su
nombre y apellido, domicilio especial y matrícula, fecha, hora y lugar del remate,
descripción, condiciones legales y estado del bien ofertado;
14
Artículo 488 CPC.- COMISIÓN DEL REMATADOR EN CASO DE SUSPENSIÓN. Si el remate se suspendiere se
aplicará lo dispuesto por el artículo 167 del Código de Organización Judicial. La misma comisión le corresponderá al
rematador si la venta no se hubiere efectuado por falta de postores, adjudicándose el bien al ejecutante, en cuyo caso se
tomará como base el monto de la adjudicación. Si se tratare de bienes muebles o semovientes, la media comisión se
fijará tomando como base el monto del crédito reclamado. En caso de urgencia calificada, el juez podrá establecer
provisionalmente el monto de los gastos de publicación y transporte de las cosas, si los hubiere, a objeto de que, previo
depósito del mismo, ordene la suspensión.
15
Artículo 167COJ.- El peticionante de la suspensión de un remate deberá consignar la suma que el Juzgado fije para el
reembolso al rematador de los gastos de publicación o transporte de las cosas, si los hubiere, más el cincuenta por ciento
de la comisión que le correspondería de haberse llevado a cabo la subasta.
16
Ob. cit. Tomo II. p. 452
17
Artículo 142 CPC .- “FORMA DE LOS EDICTOS. Los edictos contendrán las mismas enunciaciones de las cédulas,
con trascripción sumaria de la resolución”.
de Organización Judicial18, se individualizará el inmueble, señalándose su
superficie y linderos, indicándose la base, condiciones de venta, estado de
ocupación, lugar, día, mes, año y hora de la subasta, juzgado y secretaría donde
se tramita el proceso, número del expediente, nombre de las partes y horario
dentro del cual se pueden examinar los títulos de propiedad.
Si se tratare de un bien sujeto al régimen de propiedad por pisos y
departamentos, en las publicaciones y en el acto del remate deberá indicarse el
monto de las expensas comunes correspondientes al último mes, y la deuda por
este concepto.
b) Tiempo de publicación: El Art. 484 CPC, dispone que tratándose de bienes
inmuebles, el remate se anunciará por avisos que se publicarán por cinco días
consecutivos, con anticipación de ocho días a la fecha del remate, en un diario
de gran circulación. Si se tratare de un inmueble de escaso valor, el juez podrá
reducir el número de publicaciones.
Finalmente, dispone también el C.P.C. en su Art. 478 que los interesados podrán emplear a
su costa cualquier otro medio de publicidad, sin perjuicio de los avisos analizados
precedentemente.
2.6.4. Realización del remate: lugar, hora y asistencia del secretario del Juzgado.
Lo propio está regulado en el Art. 169 del Código de Organización Judicial, el cual
claramente dispone:
Artículo 169.- “Todo remate judicial deberá efectuarse, bajo pena de nulidad, en horas
de la tarde, en la Secretaría del Juzgado en que radiquen los autos, o en el lugar
establecido para el efecto en los Tribunales. Al mismo asistirá el Secretario, quien
certificará el informe del rematador.
3. Despachante de Aduanas
3.1. Concepto y función
18
Artículo 168.- “Los rematadores, además de dar cumplimiento a las disposiciones del Código de Comercio y de la Ley
Procesal, están obligados a publicar con claridad el nombre del ejecutante y del propietario, número de finca, cuenta
corriente catastral o padrón en su caso, la localidad y la dirección y nombre actual de las calles de los inmuebles
urbanos a ser subastados; y en los rurales, el pueblo, localidad, paraje o compañía donde estuvieren los bienes.
El incumplimiento de esta disposición hará pasible de la cancelación de la matrícula a los rematadores, de la
pérdida de la comisión que correspondiere y la nulidad del remate”.
19
Código Aduanero
20
GARRONE, José Alberto. p. .559.
21
Art. 110 del Código Aduanero: “Despacho aduanero es el conjunto de formalidades y procedimientos que deben
cumplirse para la aplicación de un régimen aduanero”. Art. 110 del Código Aduanero: “Régimen aduanero: es el
tratamiento aduanero aplicable a las mercaderías objeto del tráfico internacional, de conformidad a lo establecido en
este Código y las normas reglamentarias”.
profesionalmente y son autónomos porque no están en relación de dependencia o
subordinación respecto de sus mandantes importadores/exportadores.
En cuanto a su función de auxiliar del servicio aduanero, el Código Aduanero22 establece la
obligatoriedad de la participación de los mismos en la gestión aduanera debido a la
complejidad de la misma; por tanto se requiere el concurso de un profesional calificado y
legalmente habilitado para la realización de dicha función.
Los requisitos para el ejercicio de la función de Despachante de Aduanas tienen dos fases;
siendo la primera, el otorgamiento de la matrícula correspondiente, la cual será dada por la
Dirección Nacional de Aduanas, previo cumplimiento de los requisitos exigidos por el
Código Aduanero (Ley 2422/05) y el Decreto Reglamentario Nº 4672/05.
Art. 20. 2. “La Dirección Nacional de Aduanas otorgará la matrícula de
Despachante de Aduanas, una vez cumplidos los requisitos establecidos en este
Código y las normas reglamentarias.
Dichos requisitos están establecidos en el numeral 3. del Art. 20.3., que dispone:
“Art. 20.3 Para otorgarse la matrícula de Despachante de Aduanas, el mismo deberá
llenar, entre otros, los siguientes requisitos:
a) ser paraguayo o extranjero con residencia permanente y arraigo comprobado,
y ser legalmente capaz.
b) poseer título de estudios de nivel secundario concluido o su equivalente,
realizados o reconocidos en la República.
c) no tener deudas pendientes vencidas con el fisco.
d) haber aprobado los exámenes de suficiencia ante la Dirección Nacional de
Aduanas, cuyas condiciones y requisitos serán establecidos en las normas
reglamentarias.
e) acreditar buena conducta.
f) no haber sido condenado por los delitos de contrabando, fraude o cualquier
hecho punible contra el fisco, ni haber sido declarado culpable de quiebra
fraudulenta.
g) todos aquellos profesionales graduados universitarios, cuyo currículum
académico sea aprobado por la Dirección Nacional de Aduanas, toda vez que hayan
aprobado el examen correspondiente establecido en el inciso d) de este artículo.
22
Artículo 22º CA.- Obligatoriedad de intervención del Despachante de Aduanas. El importador, exportador o quien
tuviere la disponibilidad jurídica de la mercadería, en las operaciones aduaneras deberá actuar obligatoriamente a
través de un Despachante de Aduanas habilitado.
5. Constancia Policial certificando el domicilio real constituido (Certificado de
vida y residencia).
9. Contar con una infraestructura acorde a sus actividades, que será verificada
por la Autoridad Aduanera. La Dirección Nacional de Aduanas dictará normas
complementarias para la reglamentación de este numeral.
Artículo 38. En cuanto al monto de la garantía para el ejercicio del Despachante de Aduana
el mismo se halla determinado en el Art. 38 del Decreto Reglamentario Nº 4672/05, el cual
establece:
23
Art. 21 de la Ley 2422/04 Código Aduanero
CAPÍTULO VIII
1.1. Concepto.
Ferrara define a los auxiliares del comercio en sentido amplio: “Todos los que tienen en
común la nota económica de colaborar jurídicamente en la actividad contractual del
empresario”. Son sujetos cuyas actividades están reguladas por el Derecho Mercantil. Son
considerados, entre otros, los corredores, rematadores o martilleros, administradores de casas
de depósito, factores o encargados, dependientes del comercio, porteadores o empresarios del
transporte.
JORGE H. ESCOBAR1 considera “…que, en efecto, la expresión de auxiliares o agentes
peca de ambigüedad, pues en sentido lato son auxiliares del comerciante también, los que
practican actos de comercio tanto a nombre propio, como los que realizaran a nombre y por
cuenta de otro, en forma habitual o simplemente ayudan al ejercicio del comercio. En este
sentido también debe incluirse a personas tales como los viajantes del comercio,
expedicionistas, despachantes de aduana, agentes de comercio, etc.”.
2. Representación.
2.1. Concepto.
JORGE H. ESCOBAR2, citando a Messineo, comenta que la representación es un caso de
colaboración o cooperación jurídica de una persona en los negocios de otra. Como tal, la
representación es un hecho, aun cuando sea un hecho que penetra en el mecanismo del
negocio jurídico. Comenta igualmente ESCOBAR, tal como lo hace notar Rocco, que para el
comercio - que fue local primero, nacional después y por último, universal-, es necesario
realizar simultáneamente negocios en lugar distinto; de ahí la posibilidad de obrar y
formalizar negocios mediante otros; es, por consiguiente, la representación un instituto del
mayor interés para las relaciones mercantiles. Sostiene el mismo autor que “..la
representación es una institución jurídica mediante la cual una persona llamada
representante realiza actos jurídicos en nombre del representado, con la consecuencia que
los efectos jurídicos de dichos actos recaen directamente sobre este último. Es decir, que el
1
Escobar, Jorge H. Derecho Comercial. Editorial La Ley Paraguaya S.A. Asunción, p. 181
2
Derecho Comercial. p 184
representante ocupa el lugar del representado, actuando como si él mismo actuara, con el
resultado de que los derechos y obligaciones derivadas de los actos ejecutados por el
primero vinculan al sujeto del interés o representado”.
En el mismo sentido, GARRONE explica que el representante “permanece extraño al
negocio” y por tanto todos los efectos del negocio concluido por el representante recaen
directamente en el patrimonio del representado; es el representado quien adquiere
inmediatamente derechos o créditos y responde de las obligaciones asumidas por medio de
su representante. Sostiene el mismo autor que entre representado y representante –
prescindiendo de la naturaleza de la relación interna, que puede ser variada- debe preexistir
una situación jurídica eficaz frente a la parte contraria, caracterizada por el poder conferido
al representante de imponer un orden vinculante al representado en relación a la
contraparte.
Se infiere del articulo trascripto, que el mandato puede ser expreso o tácito. El primero
deriva del poder respectivo otorgado por el mandante al mandatario. El segundo se infiere
de ciertas conductas de quien aparece o es señalado por quien invoca su representación,
como el mandatario. Sin embargo, entendemos que en estos casos, para que los actos
celebrados por el representante surjan efectos respecto del mandante, sería necesaria su
ratificación de dichos actos.
Vemos pues que, las obligaciones principales del mandatario respecto del mandante se
resumen en dos aspectos principales: 1) actuar siembre en beneficio del mandante
absteniéndose de realizar cualquier gestión que lo perjudique, por mas que éste facultado
a realizar dicha gestión, según se deduce del inciso b) del art. 891 CC ; y 2) actuar
siempre dentro de límites del poder y responder a las instrucciones recibidas por el
mandante. Cualquier gestión que se exceda de dichos límites no obliga al mandante salvo
que sean posteriormente ratificados, salvo que la gestión resulte en un beneficio mayor
que el indicado para el mandante, en cuyo caso no se considerará que hubo
extralimitación por parte del mandatario.
Las obligaciones del mandante son de distinta naturaleza a las del mandatario, por cuanto
se centran en la entrega de sumas de dinero o cosas en distintos conceptos como ser,
retribución convenida, reembolsos de gastos y anticipos, cantidades necesarias para la
ejecución del mandato etc. con excepción de los casos previstos en el Art. 900 CC.
Art. 900.- “El mandante no está obligado a pagar los gastos que realizó el mandatario:
a) si los hizo contra su expresa prohibición, salvo si quisiere aprovechar las ventajas
derivadas de ellos;
b) si fueron ocasionados por culpa del propio mandatario;
c) cuando los efectuó, aunque le hayan sido ordenados, si supiere el mal resultado que
tendría el negocio, ignorándolo el mandante; y
d) si se convino que los gastos fueren de cuenta del mandatario, o que este solo
pudiere exigir una cantidad determinada”.
Art. 901.- “El mandatario no puede reclamar en nombre propio la ejecución de los actos
jurídicos realizados a nombre del mandante, ni ser personalmente demandado por el
cumplimiento de ellos”.
Tratándose de una representación directa o propia, surge la exigencia por parte del
mandatario de hacer saber al tercero con quien contrata, antes o en el momento de
realizar el negocio, que lo hace en nombre del representado quien es sujeto del interés.
En tal caso, las consecuencias del acto afectan al mandante y no al representado.
Asimismo, como consecuencia de lo antedicho, la facultad de reclamar o la carga de ser
reclamado por la ejecución del negocio, no recae sobre e mandatario sino sobre el
mandante.
El mandato se extingue por causas derivadas del contrato de mandato en si mismo, como
ser las prescriptas en los incisos a) y b) del Art. 909 CC; o por causas derivadas de los
sujetos intervinientes en el contrato, sea mandante o mandatario, como los casos previstos
en los incisos siguientes de la citada norma.
3- Auxiliares subordinados.
3. Factor. Concepto
Factor, del latín facere (hacer), es el empleado que administra el comercio y representa al
dueño en forma amplia y permanente.
Cualquier establecimiento comercial requiere de empleados y subordinados para una mejor
atención. Razones de división del trabajo y la imposibilidad de que el comerciante atienda
todo el tráfico del negocio así lo exigen. Esto se da en todos los niveles de la empresa,
inclusive en los más altos, en que por comodidad o por necesidad, el comerciante delega en
un representante las más altas y complicadas funciones del manejo del establecimiento.
La Ley del Comerciante define al Factor en el Art 53 como “.. la persona legalmente
capacitada para el ejercicio del comercio, a quien el principal encarga mediante mandato la
administración de sus negocios o la de un establecimiento comercial”.
En cuanto al derecho comparado, el Cod. Civil Italiano, en su Art. 2203, define al factor como
“aquel que es propuesto por el titular para el ejercicio de una empresa comercial”.
Escobar, recordando a Vivante, sostiene que el factor es el representante general y permanente
de un comerciante dedicado al ejercicio de un comercio dado. En la obra ya citada de
Escobar3, el autor manifiesta: “el factor es, pues, la persona que sustituye al comerciante,
administrando su negocio con poder amplio, general y permanente. Su representación es
general, pues reemplaza al principal en la totalidad de sus actividades, dirige, contrata,
dispone en forma amplia, en su nombre”.
JOSÉ ALBERTO GARRONE comenta que el factor es el principal colaborador mercantil del
empresario, que con carácter de apoderado general ha sido por él nombrado y posee
facultades para administrar, dirigir y contratar sobre todo lo que constituye o forma parte del
giro normal u ordinario de la empresa.
Art. 7º de la Ley del Comerciante. –“ Todo menor que haya cumplido diez y ocho años,
podrá ejercer el comercio si se halla autorizado legalmente o emancipado. En caso de
oposición del representante legal deberá resolver el Juez de Menores. La autorización
otorgada no podrá ser retirada al menor sino por dicho Juez, a instancia del padre, de la
madre o del tutor según el caso”.
Con la modificación del Código Civil, el único requisito exigido es la mayoría de edad, la
cual actualmente se adquiere a los diez y ocho años.
3
Derecho Comercial. p 191
4
Derecho Comercial. p 192
Artículo 54: “La designación del factor deberá constar en instrumento privado o público
otorgado por el principal o por la autoridad competente que lo instituye. Solo surtirá efecto
jurídico respecto de terceros, desde la fecha de la inscripción del instrumento habilitante en
el Registro Público de Comercio”.
La norma no prevé una forma especial para la designación del factor, sin embargo se deduce
que no es posible la designación tácita debiendo ser siempre instrumentada por escrito. En
cuanto a los terceros, la designación surtirá efectos respecto de ellos, una vez inscripta en el
Registro Público de comercio.
Artículo 55: “El factor designado con cláusulas generales se reputará autorizado para
ejercer todos los actos inherentes a la dirección y administración del establecimiento
mercantil. El instituyente que se proponga reducir estas facultades, deberá consignar
expresamente en el instrumento habilitante las restricciones impuestas”.
Dada la rapidez y versatilidad que exige el trafico comercial, hace que los poderes conferidos
a los factores, deban ser lo mas amplios y abarcantes posible y expresados en términos
generales. En tales casos, se reputa que el factor puede ejercer todos los actos inherentes a la
dirección y administración del establecimiento mercantil, debiendo, al contrario, consignarse
expresamente, cuales son los actos que el instituyente restringe a las facultades del factor.
Artículo 56: “El factor debe tratar el negocio en nombre de su instituyente, expresando en
todos los documentos relativos al acto jurídico o giro del establecimiento, que firma como
representante autorizado de aquel”.
Al tercero debe hacérsele saber, antes o al momento de realizarse el acto, que la persona con
quien contrata – en este caso el factor- lo hace en nombre de otra persona. En caso contrario,
se reputa el acto por cuenta propia, salvo la excepción prevista en el Art. 58 de la ley del
Comerciante.
Artículo 57: “Si el factor ha actuado dentro de los límites de su mandato, todas las
obligaciones que contraiga en representación de su instituyente serán a cargo exclusivo de
este”.
Siendo el factor una especie de mandatario del dueño del establecimiento comercial, este es
responsable de las obligaciones que contraiga el factor, siempre y cuando actúe dentro de los
límites de su mandato.
Artículo 59: “Fuera de los casos previstos en el Artículo anterior, todo contrato celebrado
por un factor en nombre propio, lo obliga directamente hacia la persona con quien contrató.
Sin embargo, si se probase que la negociación fue hecha por cuenta del principal, el otro
contratante tendrá opción para dirigir su reclamación contra el factor o contra su principal,
pero no contra ambos”.
Esto es consecuencia directa del carácter de mandatario del factor. Cuando este se aparta de
los límites del mandato, los efectos de dichos actos no obligan al instituyente sino al factor
mismo. Entendemos que estos actos pueden ser ratificados por el instituyente.
Artículo 62: “El factor está obligado al cumplimiento de las reglas establecidas para los
comerciantes, relativas al registro de la contabilidad y de la rendición de cuentas”.
Siendo el factor un auxiliar del comercio, rigen para él las obligaciones relativas al registro de
la contabilidad y de la rendición de cuentas. Asimismo, no puede realizar acto alguno, por
cuenta propia o ajena (en este caso ajena no se refiere al principal sino a un tercero) que
pudiese perjudicar los intereses del principal. Finalmente, dado el carácter personal de la
figura, el factor, sin autorización expresa del principal, no puede delegar los poderes
conferidoles por este.
3.7. Extinción de los poderes del factor. Enajenación del establecimiento. Muerte del
instituyente
Artículo 61: “La personería del factor subsiste en caso de muerte del instituyente, mientras
no lo sean revocados los poderes conferidos, pero concluye por la enajenación que se hiciese
del establecimiento.
Sin embargo, serán válidos los actos jurídicos celebrados por el factor antes de que hubiese
sido formalmente notificado de la revocación del mandato o de la enajenación del
establecimiento”.
4.1. Concepto
Tanto los FACTORES (gerentes) como los DEPENDIENTES son trabajadores subordinados,
es decir, empleados del comercio.
Según JORGE H. ESCOBAR5, la diferencia esencial entre el dependiente y el factor radica en
que el mandato del factor es general, amplio por naturaleza, en tanto que el del dependiente es
limitado, especial, referido a la ejecución de ciertos y determinados actos. Como lo expresara
Vivaldi, el factor es un instrumento jurídico, mientras que el dependiente es un instrumento
técnico.
El mandato de los dependientes o empleados es siempre especial y limitado, prevaleciendo su
carácter de locador de servicios sobre el de mandatario, característico en los factores.
5
Derecho Comercial. p 198.
Algunos otros autores vuelven a distinguir entre dependientes y empleados inclusive. Estos
últimos son aquellos que no tienen poder alguno de representación.
Evidentemente, el término DEPENDIENTE, tal como lo comenta Escobar, se refiere a algo
más que al simple empleado u obrero, ya que se halla investido por el dueño del
establecimiento del poder de realizar en, su nombre ciertos y determinados actos mercantiles.
Sin embargo, vale la ocasión para aclarar que NO SON COMERCIANTES, ya que no
realizan actos en nombre propio.
Artículo 54: “La designación del factor deberá constar en instrumento privado o público
otorgado por el principal o por la autoridad competente que lo instituye. Solo surtirá efecto
jurídico respecto de terceros, desde la fecha de la inscripción del instrumento habilitante en
el Registro Público de Comercio”.
Del Art. 64 de la Ley del Comerciante no surge que la designación del dependiente deba ser
necesariamente por escrito, tal como se prevé para los factores por lo que se pude considerar
la posibilidad de la designación sea verbal e incluso, tácita, siempre y cuando sea legalmente
acreditable de conformidad al Art. 67 de la Ley del Comerciante, sin embargo, siempre que
las facultades conferidales al dependiente tengan la virtualidad de imponer obligaciones al
principal, deberá dársele autorización expresa, la que se registrará en el Registro Público de
Comercio para que surta efecto respecto de terceros.
Artículo 65: “Queda prohibido a los dependientes, salvo autorización expresa inscripta
en el Registro Público de Comercio, la realización de los siguientes actos por cuenta de
su principal:
Resulta de las normas transcriptas, al dependiente le está prohibido realizar actos que
impongan obligaciones al principal, salvo las autorizadas expresamente, al igual que
cualquier otro acto que no esté determinado en la designación, salvo las excepciones
previstas en el Art. 66 de la Ley del Comerciante
Artículo 68: “El dependiente es responsable ante el principal de cualquier daño que
cause a sus intereses por dolo, negligencia o falta de cumplimiento de sus órdenes o
instrucciones, sin perjuicio de su responsabilidad criminal”.
Artículo 69: “En el caso que el dependiente, encargado por su principal del recibo de
mercaderías adquiridas, o que por cualquier concepto le deban ser entregadas, las
recibiere sin objeción ni reservas, se considerará hecha la recepción sin admitirse
reclamación ulterior del principal, salvo que este justifique que las mercaderías fueron
entregadas en fardos o bajo cubierta que impidiere su reconocimiento. En este supuesto,
se estará a lo establecido para los contratos de compraventa y de transporte”.
Artículo 70: “Las disposiciones establecidas para los factores son aplicables, en lo
pertinente, a los dependientes a quienes se hubiere concedido la autorización prevista
por el Art. 64. Se aplicarán además las disposiciones del Código del Trabajo, a los
empleados dependientes de un establecimiento mercantil que hubieren celebrado
contrato individual de trabajo”.
Puede resultar que el dependiente esté relacionado con el principal, no solamente como
auxiliar subordinado del comercio sino también como trabajador en relación de
dependencia del mismo, a través de un contrato individual de trabajo. En tal caso, sus
relaciones van mas allá del ámbito estrictamente comercial introduciéndose al campo
laboral. En estos casos, aparte de las disposiciones previstas en la Ley del Comerciante,
también le serán aplicadas, en sus relaciones con el principal, las disposiciones del
Código dle Trabajo.
1
CAPÍTULO IX
SUMARIO: 1. Obligaciones comunes a todos los comerciantes. 1.1. Generalidades. 2. El registro mercantil.
2.1. Antecedentes históricos. 2.2. Objeto. 2.3. Utilidades. 2.4. Organización y funcionamiento. 2.5. Carácter
publico. 2.6. Valor de las inscripciones. 2.7. Secciones que comprende 3. De la matrícula de los
comerciantes. 3.1. Su objeto. 3.2. Historia. 3.3. Lugar de la matricula. 3.4. Oportunidad de la
matriculación. 3.5. Quienes deben matricularse. 3.6. Requisitos de la matriculación. 3.7. Modificaciones
que deben hacerse constar en la matriculación. Efectos de la matriculación y de la falta de matriculación.
3.8. Cancelación de la matricula 4. Registro de documentos. Finalidades. 4.1 Que documentos deben
inscribirse. 4.2. Publicidad en caso de transferencia de de Establecimientos comerciales. 5. Diversos
registros. 5.1. Del Registro De Buques. 5.2. De Aeronaves. 5.3. De Inmuebles. 5.4. De Marcas y Señales. 5.5.
Registro Prendario. 5.6. Derechos Intelectuales. 5.7. Registro General De Quiebras. 6. De la obligación de
hacer determinadas publicaciones. 7. De los libros de comercio. Necesidad De La Contabilidad. 7.1.
Teneduría de libros. Fundamentos importantes. 7.2. Métodos contables. Lacuenta. 7.3. El método de la
partida simple 7.4. La contabilidad en partida doble. 7.5. Mecanización y sistemas modernos. Autorización
judicial. 7.6. Presupuestos legales de contabilidad. 7.7. ¿Que comerciantes deben llevar libros?. 7.8.
Números de libros y sistemas de contabilidad. Libros indispensables. 7.9. Formalidades de los libros de
comercio. 7.9.1. Como deben llevarse los libros de comercio. 7.10. Libros diarios y de caja. 7.11. De
inventario. ¿Qué operaciones se registran en el libro inventario? 7.12. Inventarios y Balances. 7.13.
Principios a que se hallan sometidos los balances: sinceridad, exactitud, claridad, independencia. 7.14
Finalidades. Evaluancion del activo y del pasivo. 7.15. Conservación. 8. Libros de Sociedades. 8.1. Libros
de las sociedades por acciones. 8.2. Depósitos de la copia del balance. 8.3. Distribución de utilidades. 9.
Exhibición de los libros. 9.1. Caso de exhibición general 9.2. Caso de exhibición parcial. 9.3. Exhibición de
los libros de corredores y rematadores. 9.4. Exhibición de los libros auxiliares. 9.5. Prueba de los asientos
de los libros de comercio. 9.6. Fuerza probatoria de los libros de comercio. Casos. Requisitos y condiciones.
Esta actividad intermediadora requirió tanto para los que integran el gremio, como para los
terceros que realizaban actos de intercambio con los mismos, la adopción de determinadas
medidas que garanticen la seguridad de dichas transacciones, con miras a evitar los fraudes y
abusos.
A tal efecto, primero los gremios en que se agrupaban los comerciantes, y luego la propia ley
impuso a los mismos una serie de obligaciones, que deben cumplir a fin de que sus actos
gocen de las presunciones favorables que les concede la norma.
Dichas obligaciones, han persistido a través del tiempo, aunque actualizándose a las
modalidades de cada época, los principios que las inspiraron siguen vigentes.
Como veremos a continuación, la obligación de tener y llevar libros con el registro de sus
operaciones sigue existiendo, aunque la forma física y práctica haya variado con el tiempo, de
los folios, cuadernos y libros propiamente dichos, llevados a mano, a los sistemas de registros
informáticos más modernos y autorizados, vemos que la sustancial obligación de llevar libros
continua, aunque el soporte material haya cambiado.
2
De la enunciación que hace el artículo trascripto, surgen los elementos que serán objeto de
estudio en la presente, a saber, cuáles son las cargas, qué es el registro mercantil, en dónde
funciona y qué se debe inscribir o registrar , en qué consiste la matrícula, cuándo deben llevar
libros y cuáles son, así como los demás documentos a que hace referencia la ley.
Todo ello se encuentra legislado, ya sea en la Ley del Comerciante, en el Código Civil, en el
Código de Organización Judicial, y en otras leyes especiales, así como en normas de menor
jerarquía emanadas de las autoridades administrativas del ente registrador
2. El registro mercantil.
2.1. Antecedentes históricos
Relata Jorge H. Escobar que, aunque la Ordenanza Francesa de 1673 instituyó un régimen de
publicidad, el mismo se limitaba a las sociedades, no alcanzando al comerciante individual.
Francia la legisló mediante una ley especial de 1919, y en Italia el Instituto se incorpora con
el Código Civil de 1942, a través de la Organización de un Registro Publico de las
Empresas Comerciales.
Si bien la Ley del Comerciante, como hemos visto en el Art. 11, señala que el comerciante
debe inscribir en el Registro Público de Comercio, su matrícula y los documentos que la ley
exige, no enumera ni describe o señala cuáles son esos documentos, como ocurría en el
derogado Código de Comercio.
2.2. Objeto.
El objeto de la existencia del Registro Mercantil es asegurar la publicidad de los actos de
los comerciantes, ya sean individuales como sociales.
Para los terceros, la seguridad que otorga el conocimiento de la situación real del
comerciante con quien entra en negocios, ya que al ser el registro de acceso publico para los
interesados, se puede verificar la real situación legal de las personas inscritas en el mismo.
2.3. Utilidades
De lo expuesto en el apartado anterior, surge que la principal utilidad del Registro
Comercial, es generar la confianza entre los contratantes; lo cual constituye un elemento
esencial en las relaciones humanas, y más aún en el comercio, donde el crédito se obtiene
sobre la base de informaciones económicas, financieras, legales a las que se puede acceder
a través del Registro.
1. Inmuebles
2. Buques
3. Automotores
4. Aeronaves
5. Marcas y Señales
6. Registro Prendario
7. Personas Jurídicas y Asociaciones
8. Derechos Patrimoniales en las Relaciones de Familia
9. Derechos Intelectuales
10. Registro Público de Comercio
11. Poderes
12. Propiedad Industrial
13. Interdicciones
14. Quiebras
15. Registro Agrario
Como ya señalamos, la ley omite enumerar los datos que debe contener la inscripción de
los comerciantes individuales o sociales, a diferencia de las exigencias previstas en el Art.
278 del C.O.J. para la inscripción de inmuebles.
Según las técnicas de publicidad utilizadas en los registros, la información registrada con
relación a los entes es completa, incluyendo entonces la denominación, los socios, capital,
duración, datos de los antecedentes societarios, etc.
El Prof. Dr. Jorge H, Escobar enseña, citando a Fontanarrosa, que las inscripciones en el
registro público de comercio tienen un valor esencialmente declarativo y no constitutivo de
la calidad de comerciante.
7
Como este cuerpo legal ha sido derogada por el Art. 2810 del CCP y no se ha dictado ley
alguna que reglamente esta parte, el registro público de comercio sigue funcionando con el
mismo esquema establecido en el Código, que lo estableció originalmente, así como de la
Acordada Nº 21 del 26 de agosto de 1937.
Las secciones consisten en realidad en los distintos registros que se llevan, los cuales a su
vez tienen relación con el tipo de documentación que se inscribe. Ellos son:
a) El registro de la matrícula de los Comerciantes; como su nombre señala, en él se
inscriben las personas que deseen ejercer el comercio
b) El registro de los contratos sociales, donde se anotan las escrituras de constitución,
modificación de las sociedades comerciales, así como la constitución de la Empresa
Individual de Responsabilidad Limitada;
c) El registro de representaciones de acuerdo a lo dispuesto en la Ley 194/93;
d) El registro de rubricación de libros de comercio.
Derivado del vocablo latino MATRÍCULA, con este término se designa la lista o catálogo de
las personas que se inscriben para un fin determinado por las leyes o reglamentos, pero en
sentido estrictamente jurídico, puede decirse que es la inscripción que en un registro se hace
8
de personas, cosas, actos o circunstancias que asignan a los inscriptos una eficacia
determinada que habrá de producir efectos posteriores a la anotación.
El Art. 11 inc. b, de la Ley 1034/83 señala que es obligación del comerciante inscribir su
matricula y demás documentos en el Registro Público de Comercio.
Lo que se entiende por matrícula, vendría a ser la constancia que se le expide al interesado
de que el mismo se encuentra inscripto en dicha lista, es decir, que está matriculado.
3.1. Su objeto
La inscripción en la matrícula de las personas que deseen ejercer el comercio tiene por
objeto dar a publicidad dicha circunstancia, a fin de que sus actos caigan dentro de la esfera
de protección del Derecho Mercantil.
En la medida en que se han ido unificando el derecho civil con el comercial, la protección
se ha ido limitando, y resulta en una presunción que obliga a quienes se matriculan a
cumplir una serie de cargas, registro de operaciones, teneduría de libros, y otros, a los
cuales no se hallan obligados los no comerciantes.
Si bien el hecho de ejercer el comercio en forma irregular, es decir sin inscribirse, en caso
de conflicto pesará contra el comerciante irregular, frente a aquel que sí cumpla
regularmente las cargas que pesan sobre él.
9
3.2. Historia
Esta institución tiene su origen en las agrupaciones de mercaderes que existían en Grecia en
tiempos de Solón y en Roma con las listas o inventarios de que sus componentes efectuaban
las asociaciones de comerciantes.
Los estatutos de ciertas ciudades italianas, Pisa, Milán, Florencia, Pavía, entre otras,
llegaron a distinguir entre los NEGOTIATORES, que practicaban de hecho el comercio, y
los MERCATORES, que eran los comerciantes registrados.
En España, merece citarse la orden dada por Carlos III en 1773 en la Novísima
Recopilación, sobre la formación de la lista de los comerciantes de cada ayuntamiento.
Este mismo criterio es el adoptado por nuestra Ley 1034/83, que si bien impone la
obligación de matricularse (Art. 11), no lo incluye como condición para ser considerado
comerciante (Art.3º).
Posteriormente, con la reivindicación del carácter público del mismo, dicho registro pasó a
estar a cargo de los ayuntamientos de cada ciudad.
1
Con la formación de los Estados Nacionales y la desaparición del feudalismo, cada Estado
estableció dónde se debería registrar el comerciante, en algunos casos, fue en un organismo
central, y en otros se dejó en manos del ayuntamiento local.
La Ley 1034 nada dice respecto al momento en que debe efectuarse la inscripción en la
matrícula; de modo que es factible hacerla en cualquier tiempo.
Pero las presunciones que favorezcan al comerciante matriculado, solo podrán hacerse valer
a partir de su inscripción.
De ahí que es recomendable inscribirse en la matrícula al inicio de las actividades, para que
a partir de ahí la publicidad que lleva implícita la inscripción, permita hacer valer la
condición de comerciante en todos los actos que realice.
Por ende, la obligación del Art. 11 inc. b de la Ley 1034 es general, y de exigencia
obligatoria a todo comerciante, cualquiera sea el rubro mercantil de su actividad y el monto
del giro de sus operaciones.
El primero de los requisitos se acredita con los documentos de identidad de las personas
físicas, y en cuanto al género de la actividad la misma debe ser expresada en el escrito
dirigido al Juez. Así como el domicilio, que viene a ser el asiento principal del negocio.
Para el en caso que el negocio no vaya a ser administrado por el comerciante, deberá darse
cumplimiento al inc. d, presentando la designación del factor o factores, en la forma
establecida en los Arts. 53 y 54 de la Ley 1034.
Por ende, en realidad lo que debe acreditarse no es la capacidad, sino la falta de incapacidad
o de impedimentos legales para ejercer el comercio. Así los menores emancipados deberán
presentar la correspondiente autorización de sus padres, o en su defecto la judicial.
La necesidad de inscripción surge de la naturaleza del acto en sí, y de la ley en que se basa,
Código Civil o ley especial, que dispone la inscripción.
Como el comercio es una actividad que interesa a la sociedad en general, es necesario que
la misma esté en conocimiento cierto de aquellos actos que pudieran afectar a su
credibilidad y confianza hacia determinadas empresas o establecimientos comerciales.
Uno de los elementos que configura ese capital de confianza de la clientela hacia el
comercio, es el conocimiento cierto del propietario o responsable del mismo, ya que el
crédito y el buen o mal nombre del propietario influye sobre el crédito y la fama del
establecimiento, generando la confianza o la desconfianza del público, clientela potencial
en relación al establecimiento, en lo que hace a la calidad de los productos ofertados, la
garantía por los bienes que vende, el cumplimiento del compromiso con los proveedores y
otros aspectos de la actividad comercial donde la seguridad, la confianza y la buena fe de
los actores del comercio son esenciales para la realización de las transacciones.
A tal fin, la Ley 1034/83, así como el Código Civil, previenen, que de igual modo en que
cuando se constituye una sociedad mercantil, o se da inicio a la actividad de un comerciante
individual o social, dicho acto debe ser objeto de publicidad, a través de su inscripción en el
registro, cuando se produce la transferencia del establecimiento, dicho acto, debe realizarse
con conocimiento de los terceros.
Para ello la ley del comerciante prescribe dos modelos de publicidad del acto. Uno por lo
medios masivos de comunicación social, y otro por la inscripción en el registro del acto.
En primer término, el Art. 113 de la Ley 1034 dispone que toda transferencia de un
establecimiento comercial, ya sea por acto privado o por subasta pública, debe ser
publicitada por medio de anuncios en dos diarios de gran circulación, con veinte días de
anticipación a la fecha del acto, por cinco veces, durante diez días alternados.
Una vez que hayan transcurrido los plazos, si no existiere oposición, o habiendo existido, se
hubiese finiquitado el reclamo, se podrá efectuar la transferencia, la que deberá ser inscrita
en el Registro Público de Comercio, y recién a partir de dicha inscripción, tendrá validez
para los terceros. Art. 118 in fine, Ley 1034/83.
5. Diversos Registros.
5.1. Del Registro de Buques
El Art. 335 del Código de Organización Judicial dispone que en el Registro de Buques se
inscribirán previo registro en la Prefectura General de Puerto, solamente los buques
mayores a 6 toneladas.
Los actos relativos a los buques con el tonelaje señalado, que deben ser objeto de
inscripción son la propiedad, la constitución y cancelación de hipotecas, la locación y toda
clase de derechos reales sobre los buques, así como los embargos y sus levantamientos.
En los Arts. 265 al 334, que comprende todo el capítulo I del título IX de la Ley 879/81, en
seis secciones, se detalla cuidadosamente desde la organización interna de cada sección del
Registro, los instrumentos que deben inscribirse, así como la forma de llevar los registros.
Cada sección del registro de inmuebles realiza una división del trabajo en función a la
naturaleza de los actos que se inscriben. Ello a fin de facilitar un ordenamiento uniforme en
todas las secciones y la facilitación de la ubicación de las anotaciones.
Esa división es impuesta por la propia ley, en el Art. 265, al disponer que cada sección
contendrá las siguientes divisiones: Propiedad, Hipotecas, Inhibiciones, Embargos y otras
medidas cautelares, certificación, entrada y salida de documentos, Archivo y Estadística.
Entre los títulos que deben inscribirse podemos citar los derechos reales y sus
modificaciones, esto es la titularidad, la venta o la transferencia de dicho derecho, los
derechos reales de garantía que pesan sobre los mismos, los contratos de locación y
arrendamiento, los bienes afectados al bien de familia, así como los gravámenes y medidas
cautelares decretadas contra los inmuebles o sus propietarios.
La citada Ley regula todo lo concerniente a la forma de la inscripción, los efectos que ella
conlleva, así como los casos y consecuencias de la cancelación o extinción de la
inscripción.
Con la sanción de la Ley 879/81, el Registro Prendario fue instituido como una sección de
la Dirección General de Registros Públicos, en sustitución del Registro de Crédito
Prendario, instituido por el Decreto Ley 896 del 22 de octubre de 1943, que ubicó dicho
registro en el Ministerio de Agricultura y Ganadería.
Con dicha disposición, se dejó sin efecto el registro de derechos intelectuales, establecido
en el Art. 347 del Código de Organización Judicial, como una sección de la Dirección
General de Registros Públicos.
Este Registro establecido originalmente por el Art. 183 de la Ley de Quiebras, Nº. 154/69,
como parte del Registro General de la Propiedad, fue mantenido en la órbita de la Dirección
General de Registros Públicos, Art. 358 del COJ, debiendo inscribirse en el mismo los actos
que señala la ley especial, Ley de Quiebras, en su Art. 183, por medio de los
procedimientos establecidos en dicha norma legal, Arts. 185 y 186 de la Ley 879/83.
Siguiendo con la tónica de que los actos de los comerciantes deben ser públicos, dicha
publicidad no se agota en la obligación de inscribirse en determinados registros o
matrículas, su carácter de comerciante o determinados instrumentos, o que sus libros deban
ser previamente rubricados por una institución estatal para poder usarlo, dando fe de sus
asientos.
Debe reconocerse que si bien legalmente los actos e instrumentos adquieren publicidad
cuando son inscriptos en el Registro correspondiente, esa publicidad es más de ficción que
de realidad.
En tal sentido, la ley, tanto del Comerciante, 1034/83, como el Código Civil imponen al
comerciante que determinados actos deben ser puestos a conocimiento del publico, por
medio de los medios de comunicación social masiva, preferentemente medios escritos,
donde quedan registradas y asentadas dichas publicaciones.
Entre otras, citamos, sin que sean las únicas, la publicación en caso de constitución de
sociedades comerciales, Art. 1051 del CC, fusión o transformación de las sociedades, Arts.
1189 inc. d) y 1193 inc. c) del Código Civil, la constitución de la Empresa Individual de
Responsabilidad Limitada, Art. 19 de la Ley 1034/83, o la transferencia de los
establecimientos comerciales, Art. 113 de la Ley 1034/83.
Esta obligación de efectuar la publicación por diarios u otros medios masivos, no se halla
sistematizada en ningún cuerpo, sino que se encuentran dispersas al tratar cada instituto,
que resulta objeto de la publicación.
operaciones, y aun en su contra, para descubrir los fraudes que el comerciante quisiera
intentar contra sus acreedores.
Lo que al principio fue costumbre de los comerciantes ordenados y probos, con el tiempo se
convirtió en obligación y lo preceptuaron las leyes por interés general del comercio, y
nuestro derecho positivo no ha sido la excepción.
Si bien la ley deja a criterio del comerciante el número de libros, así como el sistema de
contabilidad, mínimamente señala que debe llevarse por lo menos el libro diario, y de
inventario, a más de aquellos exigidos por la ley para determinados comerciantes, como los
corredores, rematadores o las sociedades comerciales.
Si para cualquier persona el llevar un registro de entradas y salidas resulta de utilidad para
el manejo de su economía y finanzas personales, con mucho más razón, para el
comerciante, cuanto mayor sea la envergadura de su actividad, ese registro, no solo resulta
útil, sino a la vez necesario, y finalmente obligatorio por disposición de la ley.
Desde el punto de vista procesal, los libros de los comerciantes resultan en prueba, a favor o
en contra del mismo, en sus relaciones con otros comerciantes, o en los litigios con terceros,
quienes pueden acceder a una visión objetiva y exacta de la situación patrimonial del
comerciante.
La correcta o incorrecta teneduría de los libros interesa también en los casos en que el
comerciante entre en cesación de pagos, concurso o quiebra, porque demostrará la
existencia de diligencia y/o prudencia, o bien la inexistencia de los mismos, en aquel
comerciante a quien se le decrete la falencia.
Por último, los libros representan también un gran interés para el fisco, ya que de sus
asientos podrá extraerse, en casos necesarios, el volumen real de las operaciones asentadas,
y determinarse de eso modo, luego de los cálculos respectivos, el monto de los tributos o las
multas que deben ser percibidos por el Fisco.
Los métodos principales de contabilidad, como es sabido, son dos; el de la partida simple y
el de la partida doble. Elemento esencial de ambos métodos es la cuenta; es decir la
identificación que se hace del comerciante, la operación, así como el tercero con quien se
realizó dicha operación, y el resultado acreedor o deudor de la misma.
Se denomina con este nombre, porque la primera operación se escribe en el libro mayor,
por una sola vez, en una cuenta personal.
Cada cuenta ocupa un folio, en cuya parte superior se escribe el nombre del cliente o
comerciante, es decir la persona con quien realiza la actividad el titular del libro, a la
izquierda del nombre se debe, y a la derecha el haber.
El principal inconveniente que se atribuye a este método, es que como las operaciones al
contado, no siempre se registran en el Libro Mayor, sino solo en el Diario, pueden existir
diferencias al final de período en el momento del cierre de la cuenta, impidiendo un
adecuado control entre el libro Diario y Mayor.
Las operaciones se anotan en forma tal que cada asiento indica el deudor y el acreedor
correspondiente de cada una de aquellas cuentas especiales, así como los de las cuentas
personales que el comerciante vaya abriendo.
El sistema presenta ventajas con relación al método simple, por el control recíproco que
existe entre el libro mayor y el diario, ya que todas las operaciones son asentadas en ambos
libros, por lo que el comerciante está en condiciones de enterarse en todo momento de la
verdadera causa de sus ganancias o de sus pérdidas.
Como el Art. 76 de la Ley 1034 dispone que el método de contabilidad debe permitir la
individualización de las operaciones, así como sus correspondientes cuentas, acreedoras y
deudoras, y el Art. 80 de la misma ley exige que se asiente en el libro Diario todas las
operaciones en forma detallada, y en orden cronológico las operaciones efectuadas, es
obvio que nuestra ley, a pesar de la libertad que dice consagrar en el Art. 75 en cuanto a la
cantidad de libros que deben llevarse, ha optado por el método de la partida doble.
encuadernados con tapa dura, para mayor seguridad, y de hecho, muchos comerciantes
siguen llevando sus registros de manera manual, con estos libros.
Sin embargo, existen modernas formas de registrar las operaciones, por medios mecánicos e
informáticos, donde los asientos se realizan en forma virtual en el medio informático,
pudiendo imprimirse dichos asientos, en hojas de formulario especialmente diseñados, y
previamente rubricados por la autoridad competente.
Para llevar la contabilidad por estos medios, se requiere autorización judicial, otorgada por
el Juez de Primera Instancia en lo Civil, la primera vez. Señala la ley que los asientos
deberán llevarse por períodos globales que no podrán exceder de un mes.
La Contabilidad no puede ser llevada de cualquier forma o por cualquier persona. La ley
exige que el mismo esté a cargo de un contador matriculado, persona idónea y técnica en la
materia. Ello a fin de garantizar la eficiencia de los asientos y operaciones, desde el punto
de vista matemático y contable.
Registrará en los libros, con fidelidad los diversos documentos que le presente el
comerciante y que sirve de respaldo a los asientos.
De acuerdo al Art. 74 de la Ley 1034, la obligación de llevar libros pesa sobre los
comerciantes cuyo capital exceda la cantidad de mil jornales mínimos para actividades
diversas en la capital.
2
Si bien la Ley del Comerciante, en su artículo 75, señala que existe libertad en cuanto al
número de libros y el método contable que se llevarán, en la misma disposición expresa que
necesariamente deberán llevarse un libro diario y uno de inventario, a más de aquellos que
la ley determina obligatoriamente para determinados comerciantes.
a) Las fojas deben estar numeradas íntegramente, así se trate de libros propiamente
dichos, o de formularios continuos para impresoras informáticas, todas las hojas
deberán estar numeradas; fichas u hojas para otro tipo de contabilidad
informatizada, debidamente autorizada a llevar por el Juez la primera vez, siendo
innecesaria una nueva autorización para las siguientes veces, pero debiendo
presentarse siempre copia de dicha autorización al solicitarse la rubrica;
b) A más de estar numeradas, todas ellas antes de su utilización, deben ser presentadas
al Registro Público de Comercio para ser rubricada o selladas, y para que en la
primera foja del libro, o la primera hoja de los formularios, se asiente la fecha de su
presentación, rubrica y sellado, con expresión de la cantidad de hojas contenidas en
libros, o en el formulario; y
c) Una vez utilizado en su totalidad el libro, volver a presentar el registro, que
nuevamente certificará el cierre de la utilización, con mención de la ultima foja del
libro, u hoja del formulario utilizada, y la fecha del cierre.
El libro Diario es uno de los dos libros de tenencia obligatoria para todo comerciante.
Conforme al Art. 80 de la Ley 1034 en él deben asentarse en forma detallada las
operaciones diarias del comerciante, en el orden en que se hubiesen realizado, de modo que
de cada partida, resulte la persona del acreedor y la del correlativo deudor en la negociación
realizada.
El Art. 82 de nuestra Ley del Comerciante señala que en el libro de Inventario deben
asentarse:
2
a) la situación patrimonial al iniciar sus operaciones, con indicación y valoración del activo
y del pasivo; y
b) la situación patrimonial y los resultados que correspondan a la finalización de cada
ejercicio, con el cuadro demostrativo de pérdidas y ganancias.
De esta última disposición, se desprende que los balances anuales forman parte del libro
inventario.
Otros activos: Son aquellos que no se pueden clasificar en las categorías de activos
corrientes y activos fijos, tales como los gastos pagados por anticipado, las patentes, etc.
PASIVO: Es todo lo que la empresa debe. Los pasivos de una empresa se pueden clasificar
en orden de exigibilidad en las siguientes categorías, Pasivos corrientes, pasivos a
largo plazo y otros pasivos
Pasivos corrientes: Son aquellas deudas que la empresa debe pagar en un período menor a
un año, por ejemplo a proveedores, cuentas por pagar, impuestos, sobregiros.
Pasivos a largo plazo: Son aquellas cuentas que la empresa debe pagar en un período
mayor a un año, como las obligaciones bancarias a mediano o largo plazo
Otros pasivos: Son aquellos pasivos que no se pueden clasificar en las categorías de
pasivos corrientes y pasivos a largo plazo, tales como el arrendamiento recibido por
anticipado.
La Ley 1034/83, Art. 83 establece que todo comerciante está obligado a efectuar un balance
dentro de los tres primeros meses de cada año. El ejercicio, período de tiempo comprendido
entre un balance y otro, no puede ser superior a un año señala el Art. 84 de la misma ley.
Hoy día, de conformidad a las leyes fiscales, los ejercicios contables se abren el 1 de enero
de cada año, y se cierran el 31 de diciembre del mismo año, por lo que los comerciantes
tienen hasta el mes de marzo para efectuar sus balances.
7.13. Principios a que se hallan sometidos los balances. Sinceridad, exactitud, claridad,
independencia
La elaboración del balance se encuentra sometida a varias reglas o principios que son de
cumplimiento obligatorio para la validez conceptual del mismo.
Se destaca, en primer término, que los rubros, cuentas y cifras puestos en instrumentos
deben ser veraces y corresponderse con la realidad.
En segundo término los mismos deben ser precisos, lo cual no puede desde luego ser de
otra forma, ya que se trata de anotaciones numéricas y cálculos matemáticos. Pero la
exactitud se refiere más bien al resultado que expone el balance, el cual debe cerrar
perfectamente el círculo entre el activo y el pasivo, cuyos totales deben coincidir, reflejando
la utilidad, la pérdida o el equilibrio entre ambos.
La claridad de las cuentas también debe existir para que el balance sea de fácil
comprensión, aun para los legos.
Y por último, los números deben asentarse con independencia o abstracción de cualquier
interés, a favor o en contra de la gestión del comerciante o del administrador, de modo que
refleje con claridad, exactitud, veracidad, el estado real del comercio o la empresa.
No todos los balances son iguales. Debe tenerse presente cuál es la finalidad para la que se
elaboran, la cual debe especificarse en el encabezado del mismo.
Se conocen, entre otros, el balance de comprobación, cuyo objeto es cerciorarse que todas
las partidas han sido asentadas. El balance de fin de ejercicio, es ese el que nos hemos
estado refiriendo, marca una etapa en el desarrollo de las actividades del comerciante. El
balance de fusión o transformación, realizado a los fines de llevar a cabo dichas
operaciones. El balance de liquidación, efectuada al finalizar las actividades. El balance
impositivo, que debe realizarse en un formato predeterminado por la autoridad tributaria,
así como los balances a ser presentados ante los órganos jurisdiccionales, en los casos de
convocación de acreedores o quiebras.
Cada tipo de balance tiene una conformación diferente, según la finalidad que vaya a
cumplir. Por ello, para interpretar el balance, debe conocerse cuál es la finalidad para la
cual ha sido confeccionado.
7.15. Conservación
El Art. 85 de la Ley 1034, en concordancia con las disposiciones legales referidas a la
materia impositiva, Ley 125/91 y 2439/04, señalan que toda la documentación de los
comerciantes, se debe conservar por el plazo de cinco años.
Para los libros el plazo cuenta desde la última anotación registrada en ellos. Para los
comprobantes, facturas y otras documentaciones, el plazo principia desde el momento de su
expedición.
Los libros y la documentación constituyen una memoria que sirve para evaluar la conducta
comercial de su propietario. Es la prueba a favor o en contra del comerciante que avalará su
actitud previsora, prudente y sabia, o bien su negligencia, o su mala fe en el ejercicio de su
actividad comercial.
8. Libros de sociedades
Las sociedades que tengan por objeto la realización de actos de comercio, o que tengan una
forma conceptuada esencialmente comercial por su naturaleza, de acuerdo al Art. 1º inciso
b de la Ley del Comerciante, están obligadas a llevar además de los libros previstos para
los comerciantes en general, aquellos que sean exigidos a las mismas por su naturaleza. Así
lo dispone el Art. 86 de la Ley del Comerciante.
Otra obligación para los administradores de la sociedad es que deben depositar con quince
días de anticipación a la Asamblea, en la sede social de la entidad , el balance, el cuadro de
resultados, copia de la memoria del administrador, y del informe del síndico.
Las utilidades son el fin último perseguido por los accionistas de una sociedad. Ellas
constituyen las ganancias a la inversión efectuada al constituir la sociedad o incorporarse a
ella.
La utilidad debe ser distribuida a los socios en la proporción que le corresponde conforme
al monto de su aporte.
2
Pero para que los socios retiren sus utilidades, las mismas deben ser reales y darse, además,
una serie de condiciones antes que el beneficiario retire el dinero.
Pero para que las utilidades sean distribuidas, no deben existir pérdidas pendientes de
ejercicios anteriores, y aunque el balance, conteniendo utilidades, fuere aprobado por la
Asamblea, y con ello pueda distribuirse las utilidades a los socios, ello no libera a los
administradores y síndicos de la sociedad, por las responsabilidades legales debidos a la
violación de la ley o los estatutos que permitieran una distribución de utilidades
inexistentes.
Por otro lado, en el caso de que algún accionista percibiera de buena fe dividendos que no
correspondía aún ser repartidos, los mismos no podrán repetirse, dispone el Art. 94 de la
Ley del Comerciante.
Pero también los libros constituyen una fuente probatoria de las operaciones y relaciones
del comerciante con terceros, sean estos comerciantes o no, a quienes interesará
eventualmente demostrar las condiciones, la fecha o el monto en que se realizó la
transacción.
Esta exhibición se da solamente en dos supuestos, cuando leyes impositivas o del derecho
público lo impongan, y por disposición judicial, y se realiza, en algunos casos por decisión
oficiosa del juez, o a pedido de parte, al propio juez o a la contraparte, y puede referirse a
toda la documentación o solo a parte de ella.
La exhibición parcial solo puede decretarse por disposición judicial, ya sea en forma
oficiosa dentro del trámite de un juicio, o a petición de parte que demuestre legítimo interés
en examinar los libros de un comerciante, individualizando los asientos o las operaciones
que desea examinar.
La exhibición será efectuada al Juez, o a la parte que lo solicitó siempre en presencia del
titular de los libros o de su representante; la ley no los prevé, pero es lógico que para el
examen de los libros esté presente un profesional técnico, es decir un contador.
2
El examen podrá realizarse en la sede del Juzgado, en presencia del Juez o en su defecto del
Actuario. Terminada la exhibición podrán sacarse copias de las partes referidas al juicio,
para agregarse al expediente.
En general, para que proceda la exhibición parcial, el comerciante debe ser parte del juicio;
sin embargo, una excepción a la regla son los libros de los corredores y rematadores, que
podrán ser exhibidos, aun cuando el mismo no sea parte del juicio, siempre que hubiese
intervenido en el negocio objeto de la discusión.
En el caso de que el comerciante lleve estos libros, la exhibición de los mismos está sujeta a
las mismas reglas de los obligatorios.
Los asientos de los libros hacen plena prueba en contra del comerciante o sus sucesores,
pero la otra parte no podrá dividir los registros, para omitir el que la favorezca al
comerciante y hacer valer solo el que le perjudica. Este artículo no distingue si la otra parte
es o no comerciante.
En el caso de que ambas partes sean comerciantes, los asientos harán plena prueba a favor
de su titular, siempre que estén llevados correctamente, y su adversario no presente asientos
en contrario, también llevados correctamente, u otra prueba más concluyente.
Si ambas partes presentan libros llevados correctamente, pero sus asientos son
contradictorios, se anulan recíprocamente, y esta prueba será dejada de lado por el Juez,
quien resolverá en función a las otras pruebas.
Si una de las partes es comerciante, y la otra no, los libros correctamente llevados por el
comerciante, serán solo un principio de prueba, a ser valoradas con el resto de las probanzas
producidas.
2
Esto es lógico, puesto que el tercero no comerciante no tiene obligación de llevar libros,
con los cuales contrastar los presentados por el comerciante. Si se diera en este caso valor
de plena prueba, se estaría violando la igualdad de las partes, ya que una de ellas podrá
crear libremente y sin control pruebas a su favor o en contra de la adversa.
En conclusión, los libros de comercio, si bien son elementos importantes de prueba en los
litigios del comerciante, su valor como prueba varía de plena a simple indicio o principio de
prueba, teniendo en cuenta el tipo del litigio, la calidad de comerciante o no, de ambas
partes o de una sola de ellas.
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BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:
• VIVANTE, Cesar. Derecho Mercantil, traducción y notas Francisco Blanco
Contans, Valleta Ediciones, 2005
• ESCOBAR, Jorge H., Derecho Comercial, la Ley Paraguaya, 1991
• ARGAÑA, Luís A. Compendio del tratado de Derecho Mercantil, Recopilación
de Jorge H. Escobar, 1956
LEGISLACIÓN
1. Código Civil
2. Ley del Comerciante, 1034/83
3. LEY Nº 1328, DE DERECHO DE AUTOR Y DERECHOS CONEXOS
4. LEY Nº 1860, QUE ESTABLECE EL CODIGO AERONÁUTICO DE LA
REPÚBLICA DEL PARAGUAY,
5. LEY N° 2576, DE REINSCRIPCION DE MARCAS Y SEÑALES PARA TODOS
LOS PROPIETARIOS DE GANADO MAYOR Y MENOR,
3
El instituto que hemos de tratar, revela una estrecha e interdependiente relación entre
Derecho y Economía.
El contexto mundial actual se halla configurado de estructura multipolar en lo
económico, de internacionalización o globalización de los mercados, lo cual ha adquirido
magnitudes insospechadas y crecientes dimensiones de sus operadores, de cambio en las reglas
de competencia, niveles de concurrencia y de colaboración empresarial (1). (Rubén Segal.
“Warrants y Certificados de Depósito de Mercaderías. Instrumentos de crédito
mobiliario”. 2ª. Edición actualizada. Abeledo-Perrot, Bs. As. p. 9)
Ello determina y viene determinado a su vez, por la producción en escala, el consumo
masivo, la tecnología de rápido crecimiento, transformaciones de los sistemas de marketing, las
estructuras negociales y las modalidades contractuales e instrumentales, (2). (Rubén Segal, Ob.
cit. p. 9)
El desarrollo mencionado sería imposible sin que operara un factor dinamizador por
excelencia, el crédito, del que se dijera que es para la Economía “como el aire para la vida del
hombre” (Thaller, citdo por Héctor Cámara, Prenda con registro o hipoteca mobiliaria”,
Ediar S.A., Bs. As., 1961, pp. 2/3).
La temática referente a los instrumentos legales movilizadores del crédito se halla
estrechamente relacionada, también, con uno de los aspectos del mas subido interés general y de
la actividad económica en particular, la seguridad jurídica. (3) (Rubén Segal, Ob. cit. p. 9)
1.2. El marco de la realidad
2. Antecedentes históricos
Es interesante destacar que los depósitos -dice el autor citado-, siendo de naturaleza
pública, poseían una doble cerradura, una de cuyas llaves estaba en poder del Estado y otra de
los administradores de aquellos, de modo que ninguno podía acceder a los mismos sin el otro.
Por su parte, en los Estados Unidos la creación de establecimientos de esta índole fue
reglamentada por la Warehousing Law. La primera de las leyes que reguló la materia (1848) fue
sancionada con el propósito de dotar de un marco legislativo de orden federal, y tuvo sucesivas
correcciones en 1854 y 1868.
Según el Prof. Dr. Jorge H. Escobar, la mayoría de los comercialistas estiman que su
desarrollo, con las funciones que hoy le conocemos, tuvo lugar en Inglaterra y en Holanda
impulsado por la política de favorecer el despacho de los productos llegados de todas partes del
mundo. ( Derecho Comercial, Editorial La Ley S.A, Asunción, p. 238).
Siguiendo al Prof. Dr. Jorge H. Escobar, podemos decir que el vacío del antiguo Código
de Comercio en esa materia, fue llenado en parte en nuestro país, a raíz de la creciente
importancia del Mercado de Frutos, mediante la sanción de la Ley Nº 168 del 29 de noviembre
de 1915, que estableció la Carta Orgánica del Banco Agrícola del Paraguay, facultando a esta
institución a recibir en depósito en sus almacenes del mercado de frutos los productos agrícolas
señalados por el Consejo de Agricultura. El régimen establecido es incompleto, restringido a
emitir Certificados y Warrant solo sobre productos agrícolas depositados en los almacenes del
Mercado de Frutos.
Como queda expresado, el Código Civil en su Sección III del Capítulo XIII, se refiere a
esa institución bajo el nombre de Del Depósito en Almacenes Generales dedicándole cuatro
artículos (Arts. 1268 al 1271). (Escobar, ob. cit. p. 238).
4.- Definición
Parafraseando al Prof. Dr. Jorge H. Escobar: “Almacenes Generales son establecimientos
cuyo funcionamiento está autorizado y controlado por el Estado, puestos a disposición del
público, con el objeto de recibir en depósito mercaderías en general, con facultades de expedir
títulos representativos de la mismas destinados a su circulación, o al crédito real mobiliario”
(Ob. cit. p. 238).
El Art. 5º de la Ley Nº 215/70 dispone que los Almacenes Generales tendrán por objeto
la guarda, conservación, administración y custodia por cuenta de terceros de mercaderías o cosas
muebles de origen nacional o extranjero, y la emisión de Certificados de Depósito y Warrant.
Las exigencias del comercio y de la producción en gran escala que caracterizan nuestra
época, han acentuado la importancia de los Almacenes Generales de Depósito.
El Prof. Dr. Jorge H. Escobar (Ob. cit., p. 239/240), sintetiza muy acertadamente las
mismas al mencionar:
Como se organizan para prestar estos servicios en forma empresarial, llegan a una alta y
eficiente tecnificación de su actividad, lo que les permite la captación masiva de clientes y
depósitos. Se constituyen, así, en centros permanentes de transacciones.
Esta función de los Almacenes Generales de Depósito tiene una especial importancia: a
la clásica obligación de guarda y conservación (propia de todo depósito) se suma la de hacer
posible un crédito calificado y seguro (crédito real mobiliario). El depositante puede, por esta
vía, hacerse de recursos financieros y concurrir con más tranquilidad en la competencia, o salvar
sus propias necesidades de capital.
Ahora bien, todo título de crédito necesita para su circulación de la credibilidad de los
usuarios, y esta se obtiene en tanto posean las propiedades, de suyo esenciales, de seguridad y
certeza. Ello es así porque a fin de constituir implicada en el warrant no es necesario el
desplazamiento, sustituyéndose la misma por dicho título y diferenciándose de ese modo del
contrato de prenda (de cosas en general o con desplazamiento). (ver Garrigues, Joaquín,
Curso de Derecho Mercantil, p. 339).
Dicha seguridad real, por otra parte, sirve de estímulo al crédito permitiendo la reducción
de la tasa de interés. (Lafaille, Héctor, Tratado de los Derechos Reales. T. II, Nº 1611, p. 7).
Resulta así que, como lo señala Argaña, contribuyen a regularizar los precios en el
mercado.
El autor chileno Eduardo Sfeir Sfeir sostiene que además del esencial propósito de la
obtención de créditos sobre stocks y su fraccionamiento en la medida de los requerimientos del
consumo o de las conveniencias de los mercados internos e internacionales, también se recurre a
estas empresas con las siguientes finalidades: a) reducción del espacio de almacenamiento; b)
reducción del costo general de producción en general mediante su agilización o regulándola a
ritmo económicamente adecuado; c) regular, descentralizar y facilitar la distribución; d)
racionalizar la disponibilidad para la venta o exportación. (Almacenes Generales de Depósito.
Warrants. Editora Jurídica de Chile, Santiago de Chile, 1982, p. 73 a 79).
Como podrá observarse, son múltiples las utilidades que aportan los Almacenes
Generales de Depósito, actuando como elemento dinamizador de la economía y del fomento de
la circulación de la riqueza real mobiliaria.
Los Almacenes Generales son empresas que tienen por objeto la guarda, conservación,
administración y control; debe hacerse en forma organizada, empresarial; el contrato que se
celebra con ellos, el depositante y el dueño o administrador del almacén es un contrato de
depósito. El depósito en los Almacenes Generales de Depósito es siempre comercial. (Escobar,
Ob. cit., p. 240). Su carácter comercial deriva de que la Ley 1034 califica el depósito como un
acto de comercio, tal actividad ejercida profesionalmente es considerada comercial (Art. 71, inc.
g).
De acuerdo a los términos del Art. 5º de la Ley Nº 215/70, los Almacenes Generales
tendrán por objeto:
Por disposición expresa del Art. 3º de la misma ley, los Almacenes Generales deberán
constituirse bajo forma de Sociedades Anónimas.
Compartimos plenamente la opinión del Prof. Jorge H. Escobar, quien cree acertado este
criterio, pues dada la importancia del instituto hubiera sido imperdonable no asegurar su
continuidad jurídica, razón de ser de la disposición.
Gravísimas pueden ser las situaciones que podrían crearse en el caso en que este – y
otros institutos de análogas proyecciones sociales – pertenecieran a personas físicas: el
fallecimiento o incapacidad sobreviniente del dueño podrá paralizar el establecimiento, con sus
consiguientes graves perjuicios para los operantes y el equilibrio de miles de negocios.
9.- Capital
A su vez, como ya se dijera, actúan también como organismos fiscalizadores del Estado,
los Ministerios de Agricultura y Ganadería y/o de Industria y Comercio, para dictaminar sobre la
adecuación de las instalaciones para autorizar su funcionamiento, las cuales se circunscribirán al
aspecto técnico de las mismas así como de desempeñar idénticas funciones de vigilancia en el
actuar de las mismas. (Art. 2º del Decreto Reglamentario 22620/71).
La Ley 215170, que venimos examinando reconoce a los Almacenes Generales los
siguientes derechos:
- Derecho a una retribución (conforme a las tarifas aprobadas por la Superintendencia de
Bancos) (Ver Res. SB. SG. 488/97)
- Derecho de retención.
- Derecho de preferencia a otros acreedores (Privilegio).
El privilegio y el derecho de retención comprenden, también, los gastos y desembolsos
hechos a favor de las mercaderías depositadas, tales como el manipuleo, la entrada, salida,
seguros, impuestos, embalajes, transportes, jornales extras y los gastos efectuados para
salvaguardar o reacondicionar mercaderías que corren peligro de deterioro por su naturaleza.
Además, los pagos directos realizados por los mismos por cuenta y orden de sus clientes (Ver
Art. 10 , última parte, Ley 215/70).
Podrán retener (negarse a entregar) las mercaderías depositadas en tanto no se les abone
la retribución a que tienen derecho. (Art. 10, 1ª. parte)
El derecho de retención se halla legislado en el Libro Tercero, Título VII del Código
Civil. En efecto, el Art. 1826, 1ª. parte, establece: “El obligado a restituir una cosa podrá
retenerla cuando le correspondiese un crédito exigible en virtud de gastos efectuados en
ella, o con motivo de daños causados por dicha cosa”.
El derecho de retención se comprende que exista doquiera se hallen reunidos estos tres
clásicos requisitos: la posesión o tenencia de la cosa de otro por un tercero; obligación por parte
del propietario respecto del poseedor o tenedor; conexión entre la cosa retenida y el crédito del
que la retiene. (Luis De Gáperi, Tratado de las Obligaciones, Tomo III, Editorial Desalma
Bs. As. p. 373).
Por otra parte, el Art. 1832 del mismo cuerpo legal establece: “Los privilegios no podrán
hacerse efectivos sobre las cosas muebles, en perjuicio del derecho de retención”.
Dada la naturaleza de las funciones que ejercen los Almacenes Generales de Depósito, y
atendiendo, sobre todo, a las exigencias de su tráfico, la ley les faculta:
A solventar por cuenta y orden de sus clientes los gastos que ocasionaren en concepto de
transportes, seguros, empaques, limpieza y manipuleo y desecación de las mercaderías
depositadas, gastos que, en ningún caso podrá sobrepasar del 20% del importe de las
mercaderías (Art. 12).
A gestionar por cuenta y orden de sus clientes créditos sobre mercaderías en depósito
(Art. 12). Esta función facultativa es de muchísima importancia, pues tiende a desarrollar el
crédito de los depositantes.
13.- Obligaciones y responsabilidades
Así mismo, los Almacenes Generales de Depósito no serán responsables por el lucro
cesante que ocasionare la perdida, daño, merma o averías de las mercaderías, quedando limitada
su obligación a restituir especies iguales, cuando fuere el caso, en igual cantidad y calidad a las
depositadas, o si lo prefieren los Almacenes, el valor por el cual dichas especies se hubieren
registrado en su contabilidad (Art. 14 Ley 215).
Sin embargo, por acuerdo especial y mediante tasa convenida, los Almacenes Generales
pueden tomar a su cargo la indemnización de los perjuicios ocasionados a las mercaderías por
averías, vicios intrínsecos, falta de acondicionamiento y aun por los casos de fuerza mayor (Art.
21).
3) Obligación del seguro. El Art. 15, Ley 215 con todo acierto impone a los Almacenes
Generales de Depósito la obligación de asegurar los productos recibidos contra riesgos propios
de cada tipo de mercadería depositada.
El monto del seguro – dispone el citado artículo – será el valor declarado por el
depositante o estimado de oficio por los Almacenes Generales, debiendo ser igual al que figura
en el Certificado de Depósito y Warrants.
4) Aviso. Gastos urgentes. Están obligados los Almacenes Generales de Depósito a dar
aviso al depositante de las medidas y gastos extraordinarios necesarios para la conservación de
la cosa depositada, y a realizar los gastos urgentes requeridos por ella, los cuales serán por
cuenta del depositante (Art. 17).
El incumplimiento de esta obligación (aviso y realización de gastos urgentes) acarrea la
responsabilidad de las pérdidas e intereses que la omisión causare al depositante.
Como puede observarse, se trata de normas de orden público que escapan, por lo tanto, al
principio de la autonomía de la voluntad.
Los recibos son expedidos, puesto que la práctica demuestra que entre la recepción de los
bienes y la emisión de los títulos (certificado de depósito y warrant) no existe solución de
continuidad en la secuencia operativa; por tanto, es necesario algún lapso, entre dichas
operaciones, impuesto por la naturaleza de los productos o mercaderías a ser almacenados. Ello
hacer surgir la necesidad de emitir como recaudo mínimo un recibo provisorio, el cual, por
supuesto , no podrá contar con ninguno de los atributos que la ley asigna a los títulos de créditos
desde que no constituirán tales, teniendo por función solo el ser canjeados. (Rubén Segal. Ob.
cit. pág. 70).
Este título es emitido por las casas de depósito, a pedido de los interesados, con el
Warrant, documento este cuyo endoso confiere un derecho real de prenda sobre las
mercaderías depositadas.
Como acertadamente lo señala Carlos Gilberto Villegas, debe quedar claro, pues, que la
función que cumple cada uno de esos documentos es bien diferenciada. El certificado sirve para
acreditar “la propiedad” de las mercaderías depositadas y su endoso sirve , como consecuencia,
para transmitir a otra persona esa propiedad.
El warrant , en cambio, sirve para ser utilizado en forma separada del certificado, de
modo a posibilitar que el depositante pueda negociarlo, obteniendo un préstamo con la garantía
de las mercaderías depositadas, es decir, el warrant confiere a su tenedor un derecho de crédito
con la garantía mencionada; esto es, un derecho prendario. Se trata, en consecuencia, de una
garantía real que goza de los atributos de la “persecución” y la “preferencia” de que están
dotadas las garantías reales. (Villegas, ob. cit. pp.228/229).
Estos títulos serán extendidos siempre a la orden del depositante y en formularios que
expresarán:
a ) Número de orden;
b )Denominación de la empresa de Almacenes Generales de Depósito y su sede;
c )El nombre y domicilio del depositante, o de representante autorizado;
d )El lugar y plazo del depósito;
e ) La clase de mercadería, su peso, cantidad, calidad, así como los números y marcas de los
bultos;
f )La indicación del asegurador de las mercaderías, su domicilio y el valor del seguro;
g ) El valor de la mercadería almacenada; y
h ) La fecha de la emisión de los títulos y la firma de los directores y apoderados legales de la
empresa.
Los títulos mencionados serán extraídos de un talonario, en el cual se anotarán todas las
indicaciones mencionadas y el número de orden correspondiente (Art. 25, Ley 215).
Las empresas son responsables ante terceros de la exactitud de los datos consignados en
los títulos, relativos a cantidad, naturaleza y peso de las mercaderías.
El primer endoso del Warrant para su validez deberá ser registrado en los libros de
Registro del Almacén emisor (Art. 32).
Así mismo, el propietario de un Certificado de Depósito con Warrant podrá pedir que en
el depósito se consignen los bultos o lotes separados y que por cada lote se den nuevos
certificados con los Warrant respectivos, en sustitución de aquellos, que sean anulados. (Art.
36).
Se trata de títulos de crédito de los que surge la responsabilidad de todos los que
hubieren intervenido en su circulación. (Escobar, ob. cit. P. 247).
Los efectos legales del Warrant tienen un plazo de seis meses a partir de la fecha de su
emisión, siendo su renovación potestativa de las partes (Art. 40).
22.- Abandono
Transcurrido el plazo de seis meses sin que se haya solicitado la prórroga, las
mercaderías se considerarán abandonadas, y en tal virtud, los Almacenes de Depósitos, previa
notificación dentro del segundo día a los depositantes, al deudor, a los endosantes y acreedores
del Warrant, por carta certificada con aviso de retorno, podrán iniciar los trámites para la venta
en subasta de las mercaderías abandonadas (Art. 41).
25.- Protesto intimación de pago realizada por escritura pública del Warrant y venta de
las mercaderías
El Art. 12 del Decreto Reglamentario 22620 establece que la base para la subasta en los
casos previstos en la Ley será las tres cuartas partes del valor consignado en el Certificado de
Depósito o Warrant. En caso de no presentarse interesados en el día y hora fijados y previo
cumplimiento de las formalidades de publicidad y aviso a los interesados, se celebrará una
nueva subasta, sin base de venta.
Los acreedores que no quedaren íntegramente pagados por insuficiencia del producto del
remate o por la indemnización del seguro en caso de siniestro, tendrán acción para cobrar el
saldo contra los bienes de los endosantes solidarios, haya sido protestado o no el Warrant a su
vencimiento (Art. 49).
La venta de mercaderías por falta de pago del Warrant no podrá suspenderse por quiebra
o muerte del deudor, ni por otra causa que no sea orden escrita del Juez competente dictada
previa consignación del valor del Warrant, sus intereses y comisiones (Art. 50).
La Ley 215 contiene las sanciones impuestas a los Directores, Gerentes, Apoderados y
Administradores de Almacenes Generales:
Serán penados con penitenciaría de dos a seis años, los Directores, Gerentes, Apoderados
y Administradores de Almacenes Generales que emitieren Certificado de Depósito o de Warrant
sin que existan en depósito las mercaderías o géneros en ellos especificados o que emitieren más
de un Certificado de Depósito o Warrant sobre las mismas mercaderías o géneros, salvo en los
casos de expedición de documentos sobre bultos o lotes separados o el de pérdida o destrucción
del Certificado o Warrant (Art. 57).
Serán penados con penitenciaría de uno a dos años los Directores, Gerentes, Apoderados
y Administradores que abandonaren o permitieren el abandono de las cosas amparadas con un
Certificado de Depósito o el de un Warrant, con perjuicio del dueño o acreedor (Art. 60).
En todos los casos responderán además por los daños y perjuicios causados a los dueños
de mercaderías y acreedores de los depositantes (Art. 63).
La Ley 215/70 consagra en el Art. 64, que las disposiciones que consagran los artículos
57, 58, 59, 60 y 61 de esta ley, son de orden público y, en consecuencia, no pueden dejárselas
sin efecto por convenio de partes.
32.- Consideraciones finales
SUMARIO: 1.- Ideas generales del mercado financiero y las bolsas de valores y de
productos. 2.- Antecedentes históricos de las bolsas de productos y de valores. 3.- Bolsas
de comercio y de valores en el paraguay. 4.- La necesidad de diferenciar entre bolsas de
valores y de comercio o productos. 5.- Leyes que rigen las bolsas y el mercado de
capitales. 6.- Comisión nacional de valores. 7.- Función económica de las bolsas de
productos. 8.- Tipo de sociedad que asume la bolsa de productos. 9.- Función económica
de las bolsas de productos. 10.- Importancia de las bolsas de productos. 11.- Intervención
de la autoridad en la constitución y funcionamiento de la bolsa de productos. 12.- Sistema
consagrado por nuestra legislación. 13.- Operaciones que pueden realizarse. 14.-
Operaciones prohibidas. 15.- Formas de contratación y de pago. 16.- Cotización de bolsa.
Inadmisibilidad de los incapaces y prohibición de cotizar títulos legales. 17.- Estructura
de la bolsa de productos. 18.- Función económica de las bolsas de valores. 19.-
Importancia de las bolsas de valores. 20.- Sistema consagrado por nuestra legislación.
21.- Tipo de sociedad que asume la bolsa de valores. 22.- Cotización de bolsa. Prohibición
e cotizar títulos ilegales. 23.- Breve referencia a los títulos valores emitidos en serie. 24.-
Negociación de los títulos valores a través de la bolsa de valores. 25.- Autoridad de
control del mercado de valores. 26.- Las bolsas de valores. 27.- Las casas de bolsas de
valores. 28.- Agentes de bolsa o intermediarios colocadores. 29.- Las ruedas de bolsas.
30.- ¿Cuáles títulos valores son objeto de oferta pública en la bolsa de valores? 31.- ¿Que
sociedades pueden emitir títulos valores destinados a la oferta pública? 32.- Sociedades
emisoras y las de capital abierto y la bolsa de valores. 33.- Mercados de valores primarios
y secundarios. 34.- ¿Cuáles son las reglas circulatorias de los títulos valores por oferta
pública? 35.- Circulación de los títulos valores. 36.- Naturaleza jurídica diversa de los
títulos valores en relación a los títulos de crédito. 37.- Circulación de los títulos valores.
38.- La securitización o titulación y su incidencia en el mercado de valores. 39.- La
sociedad calificadora de riesgo y su función en el mercado de valores.
PRIMERA PARTE
1- IDEAS GENERALES DEL MERCADO FINANCIERO Y LAS BOLSAS DE
VALORES Y DE PRODUCTOS
En el mercado, como conjunto de factores económicos que hacen a la economía del país,
concurren por una lado la producción dada como el intercambio de bienes y servicios o la
producción de bienes, y que las denominamos sistema productivo (industrial, agrícola, etc.);
pero, por el otro, está el mercado financiero que concurre como factor que ayuda a formar el
capital del sistema productivo. El sistema financiero ayuda a financiar o crear el soporte de
dinero para el sistema productivo dado que lo requiere para su realización y este se conforma
de dos maneras: por un lado, por el mercado de crédito, que es el mercado dinerario y que
sirve para los créditos de corto plazo y, por el otro, el mercado de capitales que está formado
por el mercado de valores.
Entonces, la composición de ese mercado financiero está dada por el dinero como crédito a
corto plazo, que se canalizan por los bancos y las financieras, operando por dinero en efectivo
y los títulos de crédito de negociación individual. Este último a su vez se mueve e interesa a los
inversores particulares por su fácil circulación y produce nueva financiación que retroalimenta
el sistema. Tanto las financieras como los bancos se nutren de los ahorros y de la emisión de
títulos y con ellos forma el ciclo del mercado de crédito.
Sin embargo, en lo que a nosotros nos interesa, el mercado financiero también está compuesto
por el mercado de capital, que es el que lo nutre con crédito de mediano y largo plazos y opera
a través de las bolsas de valores que activan en el mercado de valores, por el cual se realiza las
inversiones en valores por oferta pública. También conforma el mercado financiero la bolsas de
productos que con la generación de compra a futuro es poderoso factor de activación
económica. La otra vertiente del mercado de capitales se conforma con los fondos
patrimoniales de inversión, los fideicomisos y las titulaciones.
Lo importante es entender que las bolsas de valores y bolsas de productos de comercio
conforman el mercado de capitales y son las que proveen la financiación a los medios
productivos. La ventaja del mercado de valores es el bajo costo de la financiación. Son más
bajos que el sistema bancario y tiene ventajas fiscales. Básicamente el sistema de mercado de
valores consiste en la emisión de títulos que se venden por oferta pública en la bolsa de
valores. El atractivo para la adquisición de los títulos valores como inversión son las rentas que
producen, que en el caso de algunos como los bonos del Banco Central seducen por la
seguridad de esas rentas, pero en lo que importa la venta de acciones de las SAECA que
ayudan a sustentar financieramente los emprendimientos económicos.
Las rentas de los títulos valores pueden ser fijas, cuando tiene señalado un porcentaje
preestablecido de intereses fijos o de rentas variables, como aquellas acciones de sociedades
anónimas que participan de las ganancias o de las pérdidas.
SEGUNDA PARTE
LAS BOLSAS DE PRODUCTOS
B) regularizando los precios en el espacio: el mayor o menor precio indicará mayor o menor
demanda o necesidad del producto. Conocido este estado de cosas, se harán mayores remesas a
la plaza que en sus cotizaciones revela necesitar ese producto; tales remesas aumentarán la
demanda y bajarán los precios, y en el tiempo: especulación, compra de una cantidad de
productos o valores a un precio con el fin de venderlos después a un precio mayor, ganando la
diferencia existente entre los dos precios; esta se realiza en las operaciones a término en las
cuales se posterga la entrega y el pago del precio para una fecha posterior fijada de antemano.
C) concretando las contratos: a término de productos o los contratos a futuro.
a) compraventa por subasta pública en la rueda de bolsas de productos físicos, como aquellos
que provienen de la agricultura ( soja, sésamo, mandioca, etc.), ganadería en venta de
haciendas por subastas públicas, selvicultura, agroindustria, minería, tanto para el consumo
como para la materia prima;
b) venta de títulos representativos de los productos señalada en el ítem “a);
e) contrato de opción sobre un contrato a futuro. Este contrato es aquel por el cual una persona
llamada titular adquiere de otra llamada lanzador, por un precio llamado prima, un derecho
alternativo que le faculta a comprar al lanzador un contrato a futuro de productos en los
términos establecidos en la opción si este lo ejerce o a liquidar la operación, mediante el pago
en dinero de las diferencias de precio de la prima de dicha opción. Vencido el plazo sin haberse
ejercido la opción, expira el derecho alternativo conservando el lanzador el precio de la prima.
Se conocen dos tipos de de opciones: Opción a la suba y opción a la baja, según que la
posición sea de compra o de venta.
Para la bolsa de productos puede que no se estipule ningún plazo ni para la entrega de la cosa
ni para el pago del precio. El pago puede ser:
1) a precio fijo; 2) a precio del día; 3) a precio medio; 4) al primer o último precio.
OPERACIONES A TÉRMINO
Aquella en la que se difiere el pago del precio y la entrega de la cosa a un plazo posterior a la
realización del contrato.
División: 1) venta firme (el vendedor debe necesariamente entregar la cosa y el comprador el
precio el día fijado); 2) venta libre o a prima (el comprador se reserva el derecho de rescindir el
contrato, entregando al vendedor una suma de dinero llamada prima); 3) reporte (compra de
mobiliarios al contado o a un cierto término para revenderlos en el mismo acto al vendedor a
término o a un término más lejano. El excedente entre el precio de compra y de reventa es lo
que se llama reporte.
CONTRATO DIFERENCIAL
Se llama así aquel contrato en el que en la venta ninguna de las partes se obliga al
cumplimiento efectivo del contrato, ni el comprador paga el precio, ni el vendedor realiza la
entrega de la cosa. Llegado el plazo para la ejecución del contrato, este se resuelve en el solo
pago de las diferencias que en nuestra ley se llama Opción de Contrato a Futuro de Productos o
Contrato a Futuro de Productos en los que se liquida la diferencia, y el contrato que a
cumplido.
TERCERA PARTE
LAS BOLSAS DE VALORES
En cuanto a las bolsas de valores su importancia puede decirse que es, por un lado, la de
promover el crédito, pero, por otro, facilita la capitalización de las empresas.
Si uno tratara de encontrar una explicación al gran desarrollo de los E. E. U. U, sin temor a
equivocarnos podemos decir que fue principalmente al desarrollo de su mercado bursátil. Es
significativa la relación entre el desarrollado del país y ese mercado. Es que la bolsa de valores
facilita la creatividad para desarrollar nuevos negocios, como sucede con las sociedades
anónimas emisoras de capital abierto, que abren un potencial enorme de lograr financiación
para capitalización y desarrollar los emprendimientos más increíbles. Aunque en nuestro país
aún no se la aprovecha convenientemente, es importante el aporte que puede hacer la
securitización o titulización conforme se explicará más adelante, pues ayuda a la capitalización
a partir de activos inactivos.
Las negociaciones primarias son aquellas realizadas con el propio emisor a través de un agente
intermediario colocador, con el fin de obtener directamente del público la captación de recursos
financieros por los valores colocados por primera vez, constituyéndose así en mercado
primario. Por ejemplo: en el caso de los debentures que emiten las sociedades anónimas, estos
se emiten a favor de un banco, que puede proveer el dinero que necesitan como captación de
recursos financieros y son los que después entregan los títulos para ser negociados en el
mercado secundario.
La negociación en el mercado secundario es aquella que se realiza con posterioridad a la
primera colocación y quienes reciben los recursos son los titulares como vendedores de los
mismos, sea a través de un intermediario o actuando su titular directa y privadamente, fuera de
bolsa.
La segunda regla y que hace la gran diferencia con los títulos de crédito ordinarios, es que estos
títulos valores deben estar autorizados y registrados en el Registro del Mercado de Valores,
para ser objeto de oferta pública. El Art. 5° de la Ley 1284/98 así lo dispone al establece:
“Toda oferta pública de valores requerirá autorización previa de la Comisión”. También el
emisor debe estar registrado y presentar la información jurídica, económica y financiera de si
mismo y de los títulos que pretende ofertar.
La excepción a está regla esta para el Estado, las Gobernaciones, los Municipios, las
intituciones públicas centralizadas y descentralizadas y el Banco Central, para los cuales la
inscripción se entenderá efectuada de pleno derecho y en todo caso bastará la simple solicitud
del emisor, para el cumplimiento de esa obligación.
La tercera regla es que la colocación de los valores debe efectuarse en la Bolsa de Valores a
través de las Casas de Bolsas .
Sexta regla es que la trasmisión de los títulos de crédito realizada a través de la bolsa de
valores, se hace por cotización bajo el criterio de oportunidad, prioridad, paridad y
precedencia; y por tanto, los certificados expedidos por una bolsa sobre el precio bursátil
inscripto en ella, ya concreta la operación de transmisión, dado que tiene fuerza probatoria de
instrumento público, independientemente del ajuste de la transferencia que debe realizarse
según las reglas de cada título.
La circulacion de negociación de los títulos valores puede ser dentro y fuera del recinto de la
bolsa, aunque siempre por la vía de la regla circulatoria de los títulos de crédito. O sea
negociación bursatil o es aquella que se realiza dentro del recinto de la bolsa de valores y que
puede ser,a su vez, en la rueda o fuera de ella. Pero también puede ser extrabursátil en el
mercado secundario, cuando se realiza fuera del recinto de la bolsa de valores, que permite la
propia ley.
Si admitiéramos los títulos valores como especie de los títulos de crédito o lo
equiparáramos a estos en cuanto a su ley circulatoria, aún en los casos de que no lo sean
por naturaleza títulos de crédito, tienen las mismas reglas circulatorias que los títulos
de crédito de oferta individual, o sea, siempre han de ser: al portador o a la orden, pero
estas modalidades circulatorias en los títulos valores están supeditadas, a su vez, a que
previamente sean admitidos por la Comisión Nacional de Valores para que su negociación
pueda hacerse a través de la bolsa de valores. Nos referimos a que estén ofertados a
través de la Bolsa de valores, de conformidad a los Art.s 31 al 33 de la Ley 1284/98,
porque según que la circulación sea en el mercado primario o secundario y esto a su vez
los sean por oferta pública o privada, lo cual varía el concepto. Los títulos valores son títulos
que se negocian por oferta pública y ahí ya aparece una importante restrición para admitirlo
como cambiario, aunque no para aceptarlo como título de crédito.
El artículo 4° de la Ley 1284/98 establece que “Es oferta pública de valores aquella que
se hace al público gruppo determinado, por cualquier medio de comunicación o mediante
ofrecimientos personales, para efectuar cualquier acto jurídico sobre los mismos”. Esta
disposición está complementada por el Art. 5° que dice “Toda oferta de valores
requerirá autorización previa de la comisión” De lo dicho se colige que oferta pública es el
ofrecimiento al público en general en forma indeterminada o a grupos determinados
siempre que dentro del grupo haya indeterminación del destinatario de la oferta, y toda
vez que tenga autorización expresa de la Comisión. Una oferta al público que lo sea sin
autorización de la Comisión no es de un título valor.
Esta particularidad circulatoria a través de la bolsa de valores repercute indefectiblemente
sobre la cancelación o privación de eficacia del mismo y que debe ser diferente a los títulos de
crédito de oferta individual. Además, los títulos que se negocian en la rueda no son
reivindicables. Es así porque necesariamente debe intervenir la bolsa de valores donde circula
y en su caso la Comisión. La privación de eficacia de estos títulos valores, en el caso que quepa
cancelarlo judicialmente, debe ser con la intervención de la bolsa de valores donde circula y
cabría en los títulos valores que no sean al portador, la revindicación de los mismos siempre
con intervención de la bolsa respectiva.
Pero, para nuestro Derecho, conforme lo establece el Art. 8°de la Ley 1284/98, que
regula en la actualidad los títulos valores, reproduce la clásica definición de Césare
Vivante de los títulos de crédito. El mencionado Art. dice : “Los valores se representarán
en títulos, que son instrumentos necesarios para ejercitar el derecho literal y Autónomo que en
ello se consigna. También podrá efectuarse oferta pública con valores no consegnados por
escrito que representen derechos de crédito, de suscripción, de propiedad, de participación, u
otros, en cuyo caso deberán expedir certificados en los que consten los derechos que confieren,
conforme lo reglamente la comisión”. Con la primera parte de esta cita no hace falta ser
demasiado perspicaz para percatarse de que coincide exactamente con la definición de
títulos de crédito y que , por tanto, deberíamos concluir que dogmáticamente, los títulos
valores son también títulos de crédito. Sin embargo, la última parte del mismo Art. echa
por tierra esta conclusión tan simplista.. Sin embargo todos los títulos de crédito que
se negocien al público a través de la bolsa de valores, son títulos valores por el hecho
de ser negociado en el mercado de valores y en el modo indicado en la ley que lo
regula. Por último, también es importante señalar que no toda oferta pública de valores lo
convierte por ese solo hecho en títulos valores, si es que no está expresamente autorizada
por la Comisión que lo autoriza según la ley.
En conclusión, existen títulos valores que son títulos de crédito; esa es la regla general,
pero también existen títulos valores que son simples papeles de comercio, que no tienen
el carácter de títulos de crédito. Pero, además, puede existir oferta pública de título de
crédito sin hacerlo por la vía regular que marca la Ley de Mercado de Capitales, y con
esto, concluimos que los títulos valores, aun en los casos que no sean por naturaleza
títulos de crédito , deben integrarse conceptual y sistemáticamente a la teoría de los
títulos de crédito, porque aun aquellos títulos valores, que por naturaleza no sean títulos
de crédito, participan de las características de los títulos de crédito, por lo menos en
materia circulatoria, y esta equiparación solo podrá hacerse trabajosamente por la vía
jurisprudencial. En el campo conceptual y teórico existen dos inconveniestes serios. Si los
títulos valores deben ser negociados necesariamente por la vía de la bolsa de valores, debemos
reconocer que los principios de literalidad y autonomía quedan resagados en los títulos valores,
pues lo que prevalece y debe prevalecer son las constancias de que existen los registros que
deben ser llevados por cada título y no los que constan en el documento.Entonces, lo de la
literalidad y autonomía, que algunos legisladores refirieron sin saber qué decían, exactamente
debe ser revisada por la vía interpretativa. De esto se infiere que los títulos valores son títulos
de créditos, porque son circulatorios pero no son cambiarios, como equivocadamente lo
pusieron en el Art. 8º de la Ley 1248/98.
(DINERO)
VALORES
NACIO
NAL
DE
DE PRODUCTOS
CÁMARA DE COMPENSACION
AGENTE O CORREDOR
DE BOLSA DE PRODUCTO
DE BOLSA DE VALORES
Nuestra legislación se aboca a establecer las normas aplicables para la transferencia del
establecimiento comercial, pero no lo identifica ni nomina, solo menciona los elementos que
pueden constituirlo.
Características
A pesar de que la gran mayoría de los autores no identifican las características del fondo de
comercio de forma específica, creemos importante recoger la exposición realizada por el Prof.
Jorge H. Escobar, siguiendo la doctrina prevaleciente, y para un mejor entendimiento:
- Es un bien de carácter mueble, a pesar de que pueda contener inmuebles, en vista de que lo
define es su conjunto, la unidad en sí 6.
3
Ley 1034 TÍTULO V De la transferencia de los establecimientos comerciales
Art. 112. – “Son elementos constitutivos de un establecimiento comercial, las
instalaciones, existencias de mercaderías, nombre y enseña comercial, derecho al local, patentes
de invención, marcas de productos y servicios, dibujos y modelos industriales, menciones
honoríficas y todos los demás derechos derivados de la propiedad comercial o industrial”.
4
Zunino, Jorge O., ob. Cit., p 3.
5
Zunino, Jorge O., Fondo de Comercio, obra citada, p 3.-
6
Escobar, Jorge H., ob cit, p. 269, nota al pie (4) menciona a Garo quien menciona la siguiente consecuencia,
argumentando que el fondo de comercio puede darse en prenda pero no en hipoteca.
- Es un bien incorporal, es decir que no obstante que algunos de sus elementos integrantes sean
bienes corporales (mercadería, maquinarias, etc…), lo definido del fondo es el conjunto unitario,
conjunto que en sí constituye un objeto inmaterial (Art.2312 Código de Vélez Sársfield).
Reafirmándose la idea de que el fondo es principalmente la organización de sus elementos, antes
que estos.
-Es un cuerpo cierto – no fungible, a pesar de que sus elementos sí lo sean.
Designaciones. Terminología.
Para la designación de fondo de comercio no existe uniformidad entre los autores, sean
nacionales o extranjeros. Algunos, por ejemplo, identifican hacienda comercial con empresa,
terminología inaceptable para nuestro concepto de empresa, sumado al hecho de la
multiplicidad de idiomas (italiano, francés, etc), y el ausentismo de nuestra regulación (Ley
1034) resulta imposible lograr unidad de criterios sobre este punto.
Los autores italianos definen de la misma forma tanto la empresa como la hacienda
comercial: “Un conjunto de medios e instrumentos personales y reales, organizados por una
persona física ideal, para el ejercicio de una actividad económica productora”7.
Otros autores intentan establecer una diferencia conceptual partiendo de que son aspectos
diferentes del mismo fenómeno, dinámico (actividad de la empresa) y estático (conjunto de
bienes de la hacienda).
Siguiendo la opinión del Prof. Jorge H. Escobar, para nosotros la empresa es un modo
especial de actividad del empresario mientras que hacienda es el instrumento de que se vale
el empresario para esta actividad.
La unidad que constituye este complejo de bienes, organizado, no puede negarse, en vista de
que tiene un nombre o denominación que lo individualiza como ente autónomo.
Nuestra Ley 1034 reconoce su existencia al regular su transferencia, encontrándose en otras
legislaciones la regulación de la locación y prenda.
Fiscalmente, el Estado le da una individualidad bien definida a los efectos de tributar sobre
sus actividades.
7
Satanowsky Vide, Marcos, Tratado. de Derecho Comercial III, p. 29, citado por Jorge H. Escobar, ob. Cit. p. 270.-
La ley protege a las casas de comercio o fondo de comercio de la competencia desleal,
considerándola una unidad y organización bien definida.
El cambio de los elementos que constituyen el fondo, no afecta su existencia y su
individualidad, con su fisionomía caracteristica8.
Concluyendo, la ley protege tanto los elementos que constituyen el fondo de comercio,
individualmente, como lo hace con la individualidad que representa el conjunto de estos
elementos.
Principales Teorías
Las principales teorías que intentan precisar la naturaleza jurídica del fondo de comercio,
son las siguientes:
Esta teoría ya no tiene muchos seguidores, a partir del momento en que no reconoce una
individualidad propia a este conjunto de cosas o elementos que la constituyen.
Esta teoría no adelanta ni desarrolla la figura del fondo de comercio, ni lo ayuda a una
mayor utilidad para el comercio ya que ignora su realidad que es la intención de los
comerciantes.
b) universalidad de hecho;
c) universalidad de derecho;
d) persona moral.
Emblema. Siglas
La enseña
8
Escobar, Jorge H., ob. Cit. p. 271.
En sus orígenes la enseña era el antiguo “Signum tabernae”, que era una figura
representativa del tabernero, y la “oculifería” de exhibición destinado a llamar la atención
del público; de ahí que se conceptúe la enseña como el signo distintivo del local que al ser
colocado comúnmente en el frente, por medio de carteles o papelería por ejemplo, lo
distingue y lo diferencia9.
Como hemos resaltado al inicio del presente capítulo, nuestra Ley 1034 del Comerciante no
define el fondo de comercio o establecimiento comercial, Pero en el Art.112 sí incluye los
dibujos y modelos industriales como algunos de sus elementos, y estos forman parte de su
transferencia, si no existiere pacto en contrario.
Por dibujo se entiende toda figura o combinación de formas, líneas y colores, de creación
propia, utilizada por el comerciante para distinguir sus productos 10. La diferencia entre
dibujo y modelo, que ejercen la misma función y son de la misma naturaleza, radica en que
el primero es una figura plana, mientras que el segundo es en relieve.
Indudablemente los dibujos o modelos que en sí no agregan utilidad al objeto, sino que lo
transforman en su aspecto, obtiene a real importancia en un mundo donde las formas y la
decoración participan notablemente como factores determinantes en la elección realizada por
la clientela11.
Menciones honoríficas
Algunos autores, como Jorge O. Zunino, hacen la diferencia entre las menciones honoríficas
que hayan sido otorgadas al establecimiento como tal o sus productos, y no a su titular en
forma personal halagando su cualidades de vendedor, por ejemplo.
Joaquín R. Rodríguez dice que es el producto de la inteligencia humana aplicada a hacer que
de un conjunto heterogéneo de elementos dispares (citado en nuestra Ley 1034 Art.112)
resulte una combinación apta para la obtención del fin deseado, que es un resultado
económico13.
El Prof. Jorge H. Escobar cita al italiano Mario Rotondi, al mencionar que este último
enseñaba: “En cada hacienda hay un avviamento derivado de la organización misma de los
factores de la producción, dentro de la unidad de la hacienda….,”. Por lo tanto, de esta
organización o adaptación y organización de los elementos del fondo de comercio conjugado
a las cualidades comerciales personales del titular adviene la llave y su valor.
Podemos ejemplificar estas dos cualidades, subjetiva y objetiva, de la llave, diciendo que la
primera depende del intelecto, experiencia y genio comercial del titular aplicada en forma
constante sobre los elementos del establecimiento, en el día a día de su explotación, como
planes de producción, campañas de publicidad, posibilidades crediticias, etc.; mientras que
la segunda cualidad, objetiva, depende de las virtudes de cada elemento organizados entre sí
para llegar al resultado económico perseguido o anhelado, tales como nombre o marca
prestigiosa, ubicación privilegiada, etc.
Es de advertir que algunos autores dividen las cualidades de los elementos del
establecimiento y los del titular, haciendo sub divisiones con el fin de identificar las cualidades
personales del titular, que no son transmisibles tales como el buen trato, la amabilidad y
habilidad comercial, simpatía, etc.
12
Según el diccionario de la Real Academia, el verbo advenir significa: Dicho de dos o más cosas: Hallarse en
armonía o conformidad. Concordar, ajustar las partes discordes.
13
Rodríguez y Rodríguez, Joaquín, Derecho mercantil, t.I., p.414, citado por el Prof. Jorge H. Escobar, Derecho
Comercial, Editorial La Ley Paraguaya, p. 285
14
Zunino, Jorge O, ob. Cit. p. 204.
15
Escobar, Jorge H., ob. cit. p. 286.
El valor comercial de la llave está directamente relacionado a las cualidades mencionadas
más arriba, ya que de ellas depende para la atracción y formación de la clientela, otorgando
al establecimiento esa posibilidad de superganancias o superutilidades que se ha denominado
valor llave. Sigue el Prof. argentino Jorge O. Zunino diciendo con mucho acierto: “Clientela
y valor llave tienen en nuestro medio especial significación como eje sobre el que gira el
mecanismo de la preceptiva especial en lo que son sus principales finalidades: a) la
protección a los terceros acreedores; y b) la integridad del fondo en manos del adquirente”.
Fernández los encuadra como elementos funcionales o dinámicos, que demuestran
claramente el error de considerar el fondo de comercio como un mero estático conjunto de
cosas y derecho16.
La clientela – recalca Garrigues- es un valor económico y una noción jurídica. Pero no existe
un derecho a la clientela, porque esta no es una cosa susceptible de dominación jurídica.
Para mayor ilustración, Zunino enumera los elementos que una Convención de Graduados
en Ciencias Económicas ha tenido en cuenta para valuar la llave de un establecimiento
comercial: a) una clientela hecha, que es consecuente o adicta en razón de la naturaleza,
calidad, utilidad, precio y marca de los productos que adquiere o de los servicios o tratos
recibidos; b) la existencia de un mercado fijo y de estimación inmediata; c) una serie de años
con beneficios superiores a los comunes en este tipo de actividad y la confianza que ellos
continuarán en el futuro; d) el prestigio comercial de una marca de comercio, de una patente
de invención o de una fórmula industrial secreta, sin perjuicio de que estos elementos sean
motivo, en casos especiales, de valuaciones separadas; e) inteligencia de un plan de
propaganda y publicidad ya desarrollado y en el cual se han hecho inversiones de
consideración; f) la ubicación del local de negocio, y la existencia de un contrato de locación
por vender, en la posibilidad o no de ser renovado; g) la competencia de la dirección o la
capacidad personal de quien conduce el negocio y con cuya iniciativa individual ha
establecido condiciones especiales para la obtención de resultados ventajosos que no estén
basados necesariamente en privilegios oficiales; h) la adecuada organización existente en
una empresa17.
Demostrado anteriormente que la ley, tanto de nuestro vecino país como la nuestra, no se ha
empeñado en definir el fondo o establecimiento de comercio sino su transferencia, luego de
estudiar la llave, su valor y la clientela, la gran mayoría de los autores argentinos siguen a
Fernández, quien define acertadamente el fondo de comercio como: “Un conjunto de
fuerzas productivas, derechos y cosas que tanto interior como exteriormente se presenta
como un organismo con perfecta unidad por los fines a que atiende, que no son otros que la
obtención de beneficios económicos en el orden comercial e industrial”18.
Nos parece importante seguir el análisis hecho por el Prof. Zunino y mencionar no solo
como elemento del establecimiento comercial a la clientela, y los derechos del adquirente
16
Fernandez, R. L., Código de Comercio, t. UU, p.24.-
17
Zunino, Jorge O, obra citada pag.205.-
18
Fernández, R. L., Código de Comercio, t. UU, p.24., citado por Zunino, ob. Cit., pag.8.
sobre la misma, sino también la interdicción de concurrencia que pesa sobre el vendedor del
negocio.
Siendo la clientela un elemento del establecimiento comercial comprendido dentro del valor
de la llave, su transferencia o venta incluye por parte del vendedor la prohibición de
concurrir o competir con el adquirente sobre la misma clientela. Para mejor ejemplificación,
al incluir la transferencia un deber de respeto a las cualidades del establecimiento vendido e
interdicción de competir, el vendedor no puede realizar ninguna actividad comercial que
pueda confundir o distraer la clientela en relación a la atracción o interés comercial ofrecido
por dicho establecimiento transferido, conducta que sería calificada de competencia desleal.
Inclusive el Código Italiano, a través de su Art. 2557, prohíbe expresamente al vendedor de
un establecimiento reestablecerse por un lapso de cinco años, en la cercanía del bien
vendido, explotando los elementos comprendidos en la transmisión.
Aclaramos que esta prohibición de concurrencia alcanza también a la clientela futura que se
tenía como objetivo captar desde el establecimiento comercial y con las cualidades que
contenía el mismo al momento de la venta.
Derecho al local
Siguiendo la doctrina unánime de que el derecho al local forma parte de los elementos
incorporales del establecimiento comercial y la transferencia del mismo incluye
necesariamente el contrato de arrendamiento, que tiene una influencia directa sobre el valor
de la llave y la clientela.
Si bien, como lo hemos mencionado más arriba, nuestra Ley 1034 no da un concepto claro
del fondo de comercio o establecimiento comercial, así como tampoco nomina un contrato
de transferencia del mismo, sí establece la forma de transferencia con el fin principal de
19
CN Paz, Sla II, 4/3/45, GP, 61-181, Fernández, R. L, La obligación de no restablecimiento del vendedor de un
fondo de comercio, LL, 52-297, Fernández, R. L., Código de Comercio, T. II, p. 83. citado por Zunino, Jorge O, ob.
cit. p.189.
proteger los derechos de terceros y del Estado que no forman parte de la negociación. La
forma se encuentra regulada por el Art. 113 de la citada ley, pudiéndose realizar por acto o
contrato privado o en remate público, lo que no impide que sea realizado ante escribano a fin
de dar fecha cierta al acto, en papel común o sobre protocolo notarial. Pero no incluye las
consecuencias del incumplimiento del procedimiento para las partes.
Requisitos.
El principal requisito para la transferencia, según el Art.113 de la mencionada ley, citado más
abajo, es cumplir con la publicación del acto, a fin de dar publicidad del mismo a terceros , sean
acreedores, deudores o simplemente contratantes (contratos de seguro, alquiler, etc….) que se
puedan ver afectados por el acto de la transferencia de este bien o parte de él. En cuanto a la
forma, puede ser por acto privado pero deduciendo del mismo artículo in fine, ante escribano, o
a través de un rematador público. Cumpliendo también con la inscripción de la transferencia en
los registros públicos para tener efecto contra terceros (Art.118).
Seguidamente, y una vez realizada la publicación arriba indicada, de conformidad al Art. 114:
“El enajenante entregará al adquiriente, en todos los casos, una declaración que contenga los
créditos y las deudas, con especificación del nombre y domicilio de los acreedores y deudores,
monto de los créditos y deudas y fecha de vencimiento de los mismos”.
Los acreedores del fondo de comercio tienen un derecho de oposición para impedir la
transferencia de este, que debe hacerse efectivo dentro de los diez días de realizada la última
publicación. Siendo la intención de los legisladores dar transparencia al acto, y cuidar los
derechos de terceros acreedores, creemos que el derecho de oposición debe ser extensivo a los
terceros que, sin ser acreedores, puedan llegar a serlo, manteniendo algún contrato sea comercial
o civil con dicho fondo, y cuya transferencia afecte la situación o condiciones pre-existentes a la
transferencia.
CRÉDITO CUESTIONADO
Asimismo, a fin de evitar la presión indebida de algún acreedor para impedir la transferencia de
un fondo de comercio, o abusar de su condición (oportunismo), las partes intervinientes en la
transferencia pueden cuestionar el crédito reclamado, siempre y cuando realicen el depósito
pertinente para garantizar el pago, y de esta manera realizar la transferencia. En caso de existir
tal cuestionamiento, el enajenante o depositante puede pedir al juez una autorización para retirar
la parte del precio de la transferencia correspondiente al crédito de que se trate, ofreciendo una
caución suficiente para responder por él. (Art.117).
Si bien la ley no precisa el procedimiento a seguir para los depósitos de acreencias opuestas, en
caso de que la transferencia tenga lugar por acto privado, es decir ante escribano, los mismos
deberán ser realizados ante el mismo, y en caso de remate público, en la cuenta judicial a ser
abierta a dicho efecto por el juez ordenante.
Importe de la transferencia
Claramente, el Art. 119 de la ley mencionada prohíbe la transferencia por acto privado de un
establecimiento comercial o industrial por un precio inferior a la suma del pasivo declarado, más
el importe de las demás deudas no declaradas cuyos acreedores hubieren hecho oposición, salvo
el caso de conformidad de los interesados. En cuanto a esta conformidad, si bien el artículo no lo
especifica, creo importante aclarar que ahí se establece una conformidad expresa, no tácita; es
decir que el transcurso del plazo de oposición no libera al enajenante del cumplimiento de este
artículo, debido a que la conformidad da lugar a una excepción a la prohibición mencionada
primeramente.
De esta forma, los créditos no objeto de oposición siguen siendo garantizados por el valor del
fondo de comercio o de sus elementos, sin que le afecte la transferencia, en una situación similar
a la que existía antes de está ultima.
Pero en caso de venta en remate público, el Art. 120 no menciona expresamente esta
prohibición, debido a la obvia situación de que se trata de la venta a través de un rematador
público, que tiene a su cargo y bajo su responsabilidad la disposición del importe recaudado,
respetando las retenciones y los depósitos en caso de oposiciones.
Es conveniente aclarar que en caso de venta en remate público, contemplado en el Art. 120 de la
Ley 103420, el rematador tiene las mismas exigencias que el enajenante en cuanto a las
publicaciones y su contenido. Y en caso de no alcanzar el importe del remate la suma de las
deudas, declaradas o no declaradas, y las que fueren objeto de oposición, la totalidad del
importe, una vez deducidos los gastos y comisiones del rematador, será depositada en una
cuenta especial. La finalidad de esta cuenta especial es el respeto al principio de “pars
creditorum”, es decir, el derecho de igualdad entre los acreedores, que se hayan opuesto o no,
para la realización de un pago proporcional. La violación del mencionado artículo por parte del
rematador, trae su responsabilidad solidaria con el propietario del fondo por los pagos realizados
ante los acreedores.
Además del artículo mencionado más arriba, que contempla la violación del procedimiento en
caso de venta en remate público, el Art. 12121 especifica la amplitud de la responsabilidad
solidaria que recae no solo sobre el rematador público y el vendedor, sino sobre el comprador y
en su caso al escribano que hubiera intervenido en la transferencia de un fondo de comercio.
Nuestra ley, en este punto, sigue encontrando su fuente en la ley argentina 11867/34, con
algunas modificaciones no compartidas por la mayoría de los autores, según el Prof. Jorge
H. Escobar, en una intención de resumir la fuente mencionada, eligiendo otro procedimiento.
A estas situaciones debemos mencionar que a través de la venta de unos pocos elementos de
un fondo de comercio, el propietario puede estar transfiriendo casi todo el valor del mismo,
razón por la cual debe ser atendido el espíritu de nuestra ley para la protección de los
intereses de terceros.
20
Ley 1034 del Comerciante, Art. 120.- “En los casos de transferencia total o parcial en remate público, el martillero levantará
previamente inventario de las existencias y lo anunciará en las publicaciones correspondientes, debiendo ajustarse a lo previsto
para el caso de oposición. Si el producto del remate no cubriere la suma a ser retenida, el rematador depositará en cuenta
especial el producto total de la subasta, previa deducción de comisión y gastos.
Si el rematador hiciere pagos o entregas al vendedor mediando oposición, quedará obligado solidariamente con este
respecto de los acreedores hasta el importe de las sumas entregadas”.
21
Art. 121.- “Las omisiones o transgresiones a esta ley harán responsables solidariamente por el importe de los créditos que
resulten impagos como consecuencia de ellas y hasta el monto del precio de lo vendido, al vendedor, al comprador, y en su caso,
al escribano o rematador que hubiere intervenido”.
por acto privado, y la necesidad o no de inscripción en los registros públicos de una
transferencia, si fuese parcial.
Ante la falta de regulación clara de este punto tan importante para la protección de los
intereses de terceros, acreedores o no, creo que debemos partir de la prohibición de
transferencia del fondo de comercio por acto privado, por un valor menor a la sumatoria de
su pasivo, incluyendo acreedores no denunciados que hayan presentado una oposición.
Partiendo de este punto, si la venta no es posible en estas condiciones, cualquier venta de
algún elemento del fondo de comercio que tenga por efecto disminuir su valor, tanto de
activo como de producción, debe ser le aplicado el mismo procedimiento que para la venta
total, con las mismas garantías.
Esta posición trae el peligro que significa hacer difícil al propietario disponer de los
elementos de su fondo, y en caso de elementos materiales, estaremos dificultando
directamente el desarrollo comercial del mismo, y su modernización, complicando también
su administración, elevando enormemente el costo de la transferencia parcial.
Locación o alquiler
Nuestra Ley 1034, que desde su Art. 112 no conceptualiza el fondo de comercio, sino que
solo enumera sus elementos como vimos anteriormente, tampoco menciona la posibilidad de
locación del mismo, pero tampoco lo prohíbe. La incertidumbre, sentimiento tan repudiado
por los comerciantes al momento de proyectar sus empresas, crea reales vallas que frenan el
comercio en sí, y leyendo al Prof. Argaña, así como buscando en la doctrina argentina,
especialmente con la obra ya mencionada del Prof. Jorge Zunino, tampoco encontramos
mayor alumbramiento sobre el objeto y la naturaleza de este contrato que preferimos llamar
de alquiler antes que de usufructo por cuestiones etimológicas, y siendo el alquiler la forma
más común utilizada por los comerciantes.
Existen ciertamente dos opiniones diferentes de los doctrinarios. La primera que considera al
contrato de alquiler de un fondo de comercio como un cuasi-alquiler, en vista de que parte
de los elementos, especialmente la mercadería, es consumida por el locatario del fondo,
entonces podemos interpretar que el locatario se vuelve propietario de estos elementos
consumibles y solo tiene la obligación de devolverlos en la misma cantidad y calidad.
La segunda opinión contraria a la primera expuesta más arriba, con el argumento de que la
misma confunde la mercadería con el fondo de comercio que es un conjunto de elementos,
una universalidad, y no es consumible como tal, aclarando que es la unidad la que no es
consumible no los elementos por separado, que pueden ser repuestos en sus sustancias. La
organización de los elementos del fondo de comercio, realizada o compuesta por el
propietario, es la que le da su valor.
Siguiendo la segunda corriente, que nos parece más cerca de la finalidad comercial del acto,
el locatario, al finalizar o ser rescindido el contrato, debe devolver al propietario el fondo en
el mismo estado en el cual le fue entregado. No es suficiente devolver el dinero que
representa las mercaderías vendidas, ya que tiene que conservar la sustancia de la cosa y su
dinámica. No sería lo mismo recibir un local comercial de venta de frutas, con las cámaras
frías o heladeras llenas, listo para abrir al día siguiente, y un local con sus instalaciones
vacías a pesar de tener la caja llena del dinero suficiente para llenar nuevamente el stock.
En cuanto al valor del fondo al momento de ser devuelto por el locatario, si bien este último
no tiene ninguna obligación de devolverlo con un valor superior, sí debe mantener sus
elementos actualizados para prestar el mismo servicio a la clientela. Es decir que debe
actualizar normalmente los elementos del fondo; por ejemplo, no podría seguir usando una
balanza manual años después, tomando en cuenta que todos los comercios de su clase ya se
han modernizado. Estas mejoras deberán tomarse en cuenta al momento de calcular la
plusvalía real que el locatario ha generado sobre el valor del fondo, y si le corresponde algún
reclamo.-
Conforme al Art.71 inc.i) de la Ley 1034, no existe duda de que es un acto de comercio la
adquisición o enajenación de un establecimiento comercial. Pero, Fontanarosa, citado por el
Prof. Jorge H. Escobar22 menciona las diversas situaciones: a) si uno adquiere a título
oneroso un establecimiento mercantil con intención de explotarlo, es indudable la naturaleza
mercantil del acto; b) cuando la adquisición del establecimiento mercantil se ha realizado
con la intención de enajenarlo (revenderlo o locarlo) lucrativamente, la comercialidad del
acto es indiscutible; c) si la enajenación se hizo con el propósito de clausurar el
establecimiento y evitar la competencia, el acto es mercantil; d) si se adquirió el fondo de
comercio para donarlo o para fines científicos, el acto es civil para el adquirente, por faltar el
ánimo de especular mediante la enajenación.
Bibliografía:
• RIPA ALBERDI, Vicente, Transmisión de establecimientos comerciales.
• ZUNINO, Jorge O., Fondo de Comercio, edit Astrea, Buenos Aires. ç
• SATANOWSKY, Marcos. Tratado. de Derecho Comercial III.
• ZABAA RODRÍGUEZ, C. J. Derecho de La Empresa.
• RODRÍGUEZ Y RODRÍGUEZ, Joaquín, Derecho mercantil.
• FERNANDEZ, R. L., Código de Comercio.
22
Ob. cit., p.293.-
Curriculo del Autor:
DE LA COMPETENCIA COMERCIAL
Todo comerciante tiene derecho a contender (competir) con otros en la lucha para la
obtención de clientes, de mercados y de mayores beneficios. No obstante, se deben
respetar requisitos impuestos por el principio de lealtad y la necesidad de garantizar
los mismos derechos para los otros comerciantes1.
1
GARRONE y CASTRO SAMMARTINO, Manual de Derecho Comercial, Abeledo – Perrot, 1996, Bs. As. Pág. 194.
El concepto de economía de mercado tiene uno de sus fundamentos principales en la
libre competencia, que resulta de la concurrencia libre en el mercado de ofertantes
que producen bienes o servicios similares y, a su vez, consumidores que toman
decisiones libres sobre sus compras en el mercado con información suficiente sobre
las características de precio y calidad de los productos, sin que en estas decisiones
intervengan fuerzas distintas a las del mercado mismo. El concepto de libre
competencia se aplica normalmente en un país, y toma en cuenta bienes nacionales
como extranjeros. Por ello, las políticas de libre competencia y de libre comercio
están estrechamente ligadas.
Reglamentaciones.
A más del ya mencionado Art. 107 de la Constitución Nacional que expresa: “…Se
garantiza la competencia en el mercado. No serán permitidas la creación de
monopolios y el alza o la baja artificiales de precios que traben la libre
concurrencia…”.
Los monopolios.
2
HALPERIN, I., Curso de Derecho Comercial, T. I., Depalma, Buenos Aires, 1975. Pág. 192.
3
FRANCESCHELLI,
4
BROSETA PONT, M, Manual de Derecho Mercantil, 2º de., Tecno, Madrid, 1974. Pág. 106.
en un mercado no define necesariamente una situación de privilegio, para lo cual se
requiere analizar la existencia de barreras de entrada que inhiban ingreso de rivales
potenciales a la industria en el largo plazo. (B. Behr)
El Art. 106 de la Ley 1034/38 del Comerciante establece: “El pacto que limite la
competencia será válido si se circunscribe a una zona y actividad determinada y por
no más de cinco años, siempre que no tenga por finalidad perjudicar a terceros. Si
no se hubiese estipulado plazo o se conviniere uno mayor al establecido en este
artículo, su duración será de cinco años”.
El Art. 107 de la Ley 1034/38 del Comerciante dispone: “El que fuere proveedor
único de un servicio o un producto está obligado a suministrarlo a todos los
interesados en igualdad de condiciones y precio”.
Son los revolucionarios franceses, en un segundo estadio, quienes en el año de 1791, ley
de marzo 2, abolieron los privilegios establecidos por los gremios (tales como la
matrícula mercantil solo para sus miembros; justicia privada dictada por los cónsules
del gremio, con base en normas distintas a las de la justicia común), y deciden suprimir
estas prácticas odiosas y discriminatorias en el ejercicio del comercio, para dar paso al
principio más pregonado en la Revolución Francesa: la igualdad de las personas.
En consecuencia, se establece que todas las personas, sin distinción alguna, pueden
ejercer el comercio sin necesidad de pertenecer al gremio, pudiendo libremente ejercer
cualquier actividad comercial, en igualdad de condiciones, sometiendo a todos los
ciudadanos a una justicia y a unas normas comunes.
Este tercer estadio, con algunas pocas modificaciones introducidas por las necesidades
sociales de nuestra época, es la que actualmente se proyecta en todos los ordenamientos
jurídicos no pertenecientes al common law (ley común).
A esta concepción moderna pertenecen las leyes especiales sobre prácticas restrictivas
de la competencia, que en ordenamientos jurídicos como el nuestro, implican una
limitación a la libertad para defender, precisamente, esa misma libertad; es decir, es una
libertad restringida que propende por una libertad igualitaria y por medio de la cual se
quiere, a través de la restricción, mantener la igualdad entre los concurrentes a una
actividad en el mercado.
Naturaleza y fundamento
En primer lugar encontramos esta teoría francesa que explica la naturaleza jurídica de la
competencia desleal asimilándola en un todo y por todo a la responsabilidad civil
extracontractual, que por lo tanto requiere de los mismos elementos integrativos de
aquella, esto es:
b. Un daño.
Tesis que es sostenida por el jurista alemán Kohler. Según este autor, las normas sobre
competencia desleal protegen el derecho de las personas en general, tanto del
consumidor como del competidor.
La violación de estas normas implica una afrenta contra la dignidad y el respeto que se
debe a las personas, el cual surge no solo de las normas penales sino también en el
ámbito de las normas que en el derecho privado protegen Ia competencia. Esta teoría
peca por su generalidad y abstracción por cuanto todo el derecho tiene por objeto
regular la conducta humana y garantizar Ia dignidad y el respeto que naturalmente se le
debe al hombre.
Esta teoría parte de la base que dentro de un régimen de libertad de comercio en el cual,
como premisa básica, está plenamente permitida la competencia, quien la ejerce por
fuera de los límites para cuya finalidad está establecida, desviándola y empleando
medios contrarios a la ley, a las prácticas y usos mercantiles, está abusando de su
derecho.
Ripert y Carnelutti sostienen que las normas sobre competencia desleal son constitutivas
de protección a la hacienda, al patrimonio de los demás comerciantes competidores. AI
parecer estos autores se olvidan del consumidor y de la protección jurídica que a este se
le brinda con las normas sobre prácticas restrictivas a la competencia.
5
GARRONE y CASTRO SAMMARTINO, Manual de Derecho Comercial, Abeledo – Perrot, 1996, Buenos Aires. Pág. 197.
competencia; c) desvío de empleados; d) cooperación en violación de contratos; e)
imitación servil de productos; f) normas incorrectas antieconómicas de venta al público.
El Art. 108 de la Ley 1034/38 del Comerciante establece que; “Sin perjuicio de lo que
dispongan las normas especiales sobre marcas, patentes y otros derechos análogos, no
están permitidos y se consideran actos de competencia desleal, entre otros, los que se
enuncian a continuación:
a) Usar nombres o signos distintivos que puedan causar confusión con los
legítimamente usados por otros;
b) Imitar los productos de un competidor, o realizar por cualquier otro medio actos
susceptibles de crear confusión con los productos o con la actividad de aquel;
c) Difundir noticias o apreciaciones sobre los productos o actividad de un
competidor, para ocasionar su descrédito o apropiarse de los méritos de los
productos de aquel;
d) Utilizar directa o indirectamente cualquier medio contrario a los principios de la
ética profesional que puedan causar daño al competidor.
Art. 110 :“Los actos de competencia desleal realizados con dolo o culpa del agente
le obligan a reparar el daño causado. La sentencia que así lo declare podrá ser
publicada”
Art. 111: “Se presume, salvo prueba en contrario, que el acto declarado de
competencia desleal es culpable. La acción encaminada a reprimir la competencia
desleal corresponde al particular afectado y a las asociaciones profesionales
interesadas”.
Art. 114: “El enajenante entregará al adquirente, en todos los casos una declaración
que contenga los créditos y las deudas, con especificación del nombre y domicilio
de los acreedores y deudores, monto de los créditos y deudas y fecha de vencimiento
de los mismos”.
El derecho de oposición
Art. 115: “La transferencia no podrá ser formalizada antes de transcurrido diez días
de la última publicación, plazo dentro del cual los acreedores podrán notificar su
oposición al adquirente, en el domicilio o denunciado en la publicación, o al
rematador o escribano que interviniere, exigiendo la retención del importe de sus
créditos y su depósito en cuenta especial.
El derecho de oposición podrá ser ejercido tanto por los acreedores reconocidos,
como por los omitidos que presentaren los títulos de sus créditos o justificaren su
existencia por asientos llevados en los libros y registros de contabilidad”.
Si no lo hicieren en dicho plazo, las sumas podrán ser retiradas por el depositante”.
Art. 117. “En caso de que el crédito del oponente fuera cuestionado, el enajenante
podrá pedir al Juez autorización para retirar la parte del precio correspondiente al
crédito de que se trate, ofreciendo caución suficiente para responder por él.
Inscripción de la transferencia
Art. 118: “Publicados los avisos y transcurridos los diez días de la última publicación
sin que se haya deducido oposición, podrá otorgarse válidamente el documento de
transferencia. También podrá hacerse en el caso del artículo anterior.
Para que la transferencia surta efecto respecto de terceros debe celebrarse por escrito e
inscribirse en el Registro Público de Comercio”.
Precio de la transferencia
Art. 120: “En los casos de transferencia total o parcial en remate público, el martillero
levantará previamente inventario de las existencias y lo anunciará en las publicaciones
correspondientes, debiendo ajustarse a lo previsto para el caso de oposición. Si el
producto del remate no cubriere la suma a ser retenida, el rematador depositará en
cuenta especial, el producto total de la subasta, previa deducción de comisión y gastos.
Responsabilidades
Art. 121: “Las omisiones o transgresiones a esta Ley harán responsables solidariamente
por el importe de los créditos que resulten impagos como consecuencia de ellas y hasta
el monto del precio de lo vendido, al vendedor, al comprador, y en su caso, al escribano
o rematador que hubiere intervenido”.
Bibliografía:
• GARRONE y CASTRO SAMMARTINO, Manual de Derecho Comercial,
Abeledo – Perrot, 1996, Buenos Aires.
• HALPERIN, I., Curso de Derecho Comercial, T. I., Depalma, Buenos Aires,
1975.
• BROSETA PONT, M, Manual de Derecho Mercantil, 2º de., Tecno, Madrid,
1974.
SUMARIO: 1.- Nociones generales del contrato de transporte. 2.- Concepto. 3.-
Legislación atinente al transporte terrestre. 4.- Caracteres del contrato de transporte. 5.-
Naturaleza jurídica del contrato de transporte. 6.- Clasificación de los contratos de
transporte. 7.- Las partes del contrato de transporte. 8.- Transporte gratuito y transporte
benévolo. 9.- El objeto del contrato como elemento objetivo del contrato de transporte.
10.- Itinerarios. 11.- Plazos. 12.- El transporte como empresa. 13.- Perfeccionamiento del
contrato de transporte. 14.- La forma del contrato de transporte. 15.- Prueba de contrato.
16.- Acciones de cumplimiento-caducidad de las acciones prescripción de las acciones.
17.- Transporte de personas. 18.- Prueba del contrato de transporte de personas. 19.-
Obligaciones y derechos de las partes en el contrato de transporte de personas. 20.-
Prohibición de limitar la responsabilidad en el contrato de transporte de persona. 21.-
Responsabilidad por retardo. 22.- Responsabilidad por inejecución del contrato. 23.-
Transporte de cosas. 24.- La carta de porte. 25.- Jurisprudencia y doctrina sobre carta de
porte. 26.- Enunciaciones que debe contener la carta de porte. 27.- Funciones que cumple
la carta de porte. 28.- Circulación de la carta de porte. 29.- Obligaciones del cargador, del
portador y del destinatario. 30.- Ejcución del contrato de transporte de carga. 31.-
Responsabilidad del transportador de carga. 32.- Cláusula de exoneración y limitación de
responsabilidad en el transporte de carga.
PRIMERA PARTE
2- CONCEPTO: En nuestra propia normativa del Código Civil, sobre contrato de transporte,
ya está prevista una definición en el Art. 922:” por el contrato de transporte el porteador se
obliga, mediante una retribución en dinero a trasladar a personas o cosas”.
Comentando esta definición legal, nos queda claro que no existe limitación en cuanto a la clase
de vehículos, toda vez que se muevan tocando tierra y, entonces, pueden ser medios de
transporte terrestre: la carreta, el ómnibus, los camiones de carga, camionetas, tractocamiones
con carretas, la tropa, incluso aquellos que se realizan sobre bestias equinas o bovinas,
ferrocarriles, ambulancias, buses de turismo, transporte escolar, transportador de caudales, etc.
Llama la atención que se da como nota principal de este contrato el carácter oneroso, al
asimilarlo a ello el transporte gratuito, cuando se trata de transporte de persona. Esta es una
excepción a la exigencia del carácter oneroso del mismo. En este único caso se asimila el
gratuito al oneroso, en cuanto a la responsabilidad por inejecución, o en los retardos en el viaje
o en los siniestros que causen daño al pasajero o a sus cosas. Por ley, el contrato de transporte
es comercial, y por tanto es oneroso y esto porque es condición sinalagmática del contrato la
correspondencia de prestaciones. El viaje contratado debe corresponderse a una
contraprestación dado en precio dinerario, llamado flete, pasajes, etc. Entonces, para entender
cómo el transporte gratuito es asimilado al oneroso, hay que entender que cuando se trasladan
personas, en un medio que usualmente se dedica al transporte como actividad lucrativa, es
evidente que es comercial, y es coherente que se presuma la responsabilidad del transportista
tomando en cuenta ese carácter, puesto que cuando se transportan personas resultan nulas las
cláusulas por la que se limitan su responsabilidad por los siniestros que afecten al viajero y lo
lógico suponer es que todos aquellos que viajan son pasajeros, aun cuando no pagaran el precio
del pasaje, a excepción de los tripulantes. Esta es la explicación del porqué el transporte
gratuito es equiparado al oneroso solo cuando es transporte de personas. No se irá a revisar a
un cadáver si tiene el billete del pasaje para indemnizarles a sus herederos. Por otra parte, es de
notar que el Art.924 C. C. “son nulas las cláusulas que limitan la responsabilidad del porteador
por los siniestros que afecten al viajero”. Esto es coherente con aquellas normas de
responsabilidad sin culpa, por el riesgo creado con la actividad del transporte de persona con
el ómnibus o el medio que sea. ¿Esta sería la explicación del porqué un transporte gratuito es
equiparado al oneroso a los efectos de la responsabilidad?
A raíz de esto, podría admitirse que en nuestro derecho existen también contratos civiles de
transportes y estos se dan cuando nos referimos al transporte benévolo o el transporte
ocasional, etc. Los contratos de transporte son civiles en aquellos casos en que no se entregan
carta de porte ni ningún comprobante del contrato y de la obligación de entregar la mercadería.
También serían contrato de carácter civil aquellos transportes que son realizados sin
habitualidad y, desde luego, sin profesionalidad y, se logra tal, cuando esta actividad se realiza
como empresa conforme lo exige ahora la ley para ciertos casos.
Ricardo Luis Lorenzetti define el contrato de transporte diciendo: “Existe transporte cuando
una parte, denominada transportista, se obliga a trasladar personas o cosas de un lugar a otro,
por el medio acordado, por un precio determinado en dinero”. De esto se deduce que el precio
integra el concepto, y solo por excepción se equipara el transporte gratuito de personas a un
contrato oneroso.
Lo que queda claro es que existe un inconveniente para acomodar el concepto estricto de la
definición, cuando se trata del trasporte gratuito e incluso el benévolo, pero esa es una
excepción y no afecta el carácter sinalagmático y oneroso del contrato de transporte, conforme
veremos más adelante al encarar el estudio del transporte gratuito y el benévolo.
El contrato de transporte propiamente dicho está previsto en los Arts. 922 al 943 del Código
Civil y estos están divididos en tres secciones. La primera se refiere a las disposiciones
generales de todos los contratos de transporte. La segunda sección para el transporte de
persona; y la tercera sección para el transporte de cosas.
Merece destacarse en nuestra legislación la Ley 1128 por la que se aprueba el Convenio sobre
transporte internacional terrestre. Es importante por las innovaciones conceptuales en cuanto
introduce la necesidad de que los contratos de transporte se hagan solo por medio de empresas.
También son importantes algunas innovaciones en cuanto a la carta de porte y otros.
Debemos, además, indicar como legislación relacionada al transporte la Ley 468/74 que crea
la Dirección de Transporte por Carretera.
Tiene trascendencia para el transporte de pasajeros el Decreto 11062/95 por el cual se aprueba
el documento de bases y condiciones para el otorgamiento de permiso de explotación de líneas
intermunicipales de pasajeros por zonas de servicios, porque en las condiciones establecidas, si
se cumplieran, se daría la profesionalidad que requieren las empresas de transportes
Sumamente importante, por ser desconocida, pero es hasta ahora la única norma general de
tránsito, es el Decreto Ley 22094/47 que establece El Reglamento General de Tránsito
Caminero.
El Decreto 16860/97 autoriza la vigencia en la República del Paraguay del “Acuerdo sobre la
reglamentación básica unificada de tránsito” protocolizada en el marco del Tratado de
Montevideo de 1980
Por otra parte, existen normas internacionales de transporte bilaterales y las relacionadas al
MERCOSUR.
Además, están las normas reglamentarias como las de la Setama y otros.
Existen también normas como la Ley del Seguro Obligatorio de Pasajeros que están
estrechamente vinculadas al derecho de transporte.
1-Bilateral: sin duda alguna el contrato de transporte es bilateral pues causa obligaciones para
las partes intervinientes.
2-Oneroso: Porque hay que pagar un precio, que además es en dinero, por la prestación del
traslado.
3-Conmutativo: Pues las partes tienen asignadas su correlación de ventajas, como es el pago
del precio para uno y el viaje para el otro.
4-Consensual: Para algunos autores es un contrato real, porque dicen que se perfecciona recién
con la entrega de la cosa; empero, la opinión prevaleciente es que es consensual. Lo demuestra
el hecho de que si uno saca un billete para transportar algunas mercaderías y no realiza la
carga, el contrato no se disuelve. Lo mismo cabe pensar en el contrato de transporte de
personas, en el cual uno saca un pasaje y si no se presenta a la hora indicada, el contrato sigue
vigente y no puede pedirse la devolución del pasaje.
7-De consumo: Algunos autores como Lorenzetti dicen que es un contrato de consumo, porque
se celebra para el destino final del usuario que es el consumidor.
8- Comercial: La Ley 1034, Art.71 inciso h, de la Ley del Comerciante establece como acto de
comercio “el transporte de personas y de cosas realizado habitualmente”. Por otra parte, se
reconoce como comerciantes: a) las personas que realizan profesionalmente acto de comercio
y las sociedades que tengan por objeto principal actos de comercio, según el Art. 3º, Incs. a y
b., de la Ley del Comerciante. De esto se colige que aquellos transportes realizados
ocasionalmente o accidentalmente, no son contratos comerciales y entonces solo pueden ser
civiles. La profesionalidad debe entenderse porque la persona física o la sociedad que realiza
profesionalmente el transporte, por los conocimientos que requiere, da carácter comercial al
contrato de transporte, y aquellos que no se adecuen a esta característica puede decirse que son
contratos civiles y la consecuencia es que para este tipo de transporte no se requerirían los
medios de prueba del contrato; deben ser más flexibles y, desde luego exonerar la exigencia de
carta de porte, aunque no de aquellos documentos especiales que se exigen por ley para ciertos
tipos de mercaderías.
7- LAS PARTES DEL CONTRATO DE TRANSPORTE: Son sujetos o partes esenciales del
contrato de transporte: el transportador y el pasajero o cargador, según que el transporte sea de
persona o de cosa.
Cuando se refiere a cosas, el cargador puede solicitar las cosas a favor de un destinatario que
puede ser un consignatario o el legitimado beneficiario del título sobre la carga. En este caso
las partes forman una relación trilateral, ya que una vez aceptado ser beneficiario de la carga,
implica que ya tiene una acción directa y para ello esto debe constar en la carta de porte, puesto
que la acción nace de la legitimación que otorga este título.
El transportador debe ser alguien que ejerza con habitualidad esta actividad, lo cual significa
estar autorizado por una autoridad a operar como transportista, que es lo que sucede en el
contrato de transporte comercial y para lo cual se exige que sea una empresa.
10) ITINERARIOS: El itinerario es una modalidad obligacional del contrato de transporte, por
el cual se establece el trayecto por acuerdo pactado o es bien establecido legalmente para
decidir cuál es la trayectoria del viaje desde la salida hasta el punto de destino. Puede no estar
pactado, en cuyo caso es a voluntad y experiencia del transportador o estar pactado
contractualmente o establecido administrativamente como parte de un servicio público.
El itinerario integra el objeto del contrato como una modalidad del mismo e integrando la
delegación gestoria y se entiende que es la vía más adecuada para ese propósito, si es que no
está pactado o señalado por una norma jurídica. En el caso de que no esté establecido
legalmente o no este pactado, este debe ser la vía más corta y la más segura o si se debe optar,
estar por la vía más segura para lograr el resultado de la gestión. Pero en el contrato o en el
acuerdo pueden estar marcados tanto el inicio como el destino, pero el itinerario tiene que ver
por dónde se hará el viaje para conectar esos extremos. En ese entendimiento la conexión del
desplazamiento puede estar señalada, y es esencial al contrato, para que se realice por una ruta
determinada, y esa ruta puede ser de interés del contratante tanto por la seguridad como por el
costo y el tiempo. Al constituirse el contrato de transporte, como objeto del mismo, puede
señalarse o no la ruta o el itinerario, pero, la ruta o itinerario hace a la profesionalidad del
servicio e integra parte de la finalidad misma del contrato que es obtener el resultado por lo
tanto, el transportista, si no está pactado el itinerario, debe desplegar su conocimiento técnico
para cumplirlo de manera más eficiente el servicio y hacerlo en el menor tiempo y en la forma
más segura.
El otro caso es el itinerario contractual como modalidad del mismo y que es el pactado en el
contrato, en cuyo caso su incumplimiento al variarse la ruta, genera responsabilidad en caso de
producir daño.
Por otro lado, está el itinerario legal, que es el caso del transporte como servicio público en el
cual está determinado por ley el establecimiento de un itinerario o ruta, cuyo cumplimiento
hace al orden público al tratarse de un servicio público y su incumplimiento, además de las
sanciones administrativas, genera responsabilidad en caso de producir daño.
La variación del itinerario solo puede ser justificada cuando existe fuerza mayor o caso fortuito
y demostrado estos extremos, exonerar de responsabilidad civil al transportista, pero el cambio
unilateral e inconsulto genera responsabilidad en caso de daño
11- PLAZOS. El plazo integra el objeto del contrato como modalidad del mismo y como parte
de esa delegación gestoria y sobre el punto puede también darse las tres hipótesis:
a) que no esté pactado ni exista previsión legal sobre el plazo;
b) que esté pactado, y que existen previsión para su cumplimiento. En este caso también cabe
distinguir si el transporte está afectado al servicio público. Si está afectado al servicio público,
entonces, el plazo es aquel que señala la autoridad administrativa y es la encargada de velar por
su cumplimiento especialmente en el caso de transporte público de pasajeros, que en nuestro
país está reglamentado a través de la Setama en la Capital.
Para el caso del transporte de persona pone a cargo del porteador el Art. 924 C. C., el
incumplimiento del plazo o de la inejecución, y esto último es lo mismo que no cumplir el
plazo. Se entiende que este plazo cuando no esta pactado debe ser el más idóneo para la
finalidad contratada; si está pactada, solo se debe cumplir el caso, pero si existe plazo legal o
administrativo es este el que debe cumplirse y no puede variarse por acuerdos contractuales. En
cuanto a la inejecución, es un tema que nos afecta mucho en el Paraguay, puesto que los
horarios del servicio en el transporte público de pasajeros ya está establecido y cuando las
empresas no reúnen la cantidad de pasajero simplemente dejan de hacer el viaje. Esto es una
inejecución del contrato, puesto que como servicio público, al ser una concesión de itinerario
con horario de salida y llegada, su incumplimiento además de la falta administrativa puede
generar responsabilidad civil por daños.
Para el transporte de carga el Art. 933 C. C. se refiere someramente al plazo señalando que
para la ejecución del contrato, cuando se han fijado varios plazos parciales, se determinará por
la suma de estos; pero debe tenerse en cuenta que en el transporte sucesivo cada parte responde
solo por su parte, no así en el transporte multimodal, donde existe una sola prestación y la mora
que es el incumplimiento del plazo establecido, genera responsabilidad solidaria.
12-EL TRANSPORTE COMO EMPRESA: La forma empresarial es, cada vez más, una
exigencia para ser sujeto de derecho en el transporte comercial. Si bien en nuestro derecho no
es una categoría legal e incluso no es sujeto de derecho por sí, en el derecho de transporte
adquiere relevancia el concepto de empresa, pues se exige dicha condición para concederle
autorización o habilitación para operar como empresa de transporte. La empresa importa la
idea de una actividad organizada. Esta actividad organizada, a su vez, implica el
profesionalismo que requiere esta clase de actividad y la necesidad de que tenga una
infraestructura para realizarlo. El transporte, como actividad, requiere ser una actividad
organizada y el anterior Código de Comercio, ahora derogado, se refería en su Art. 8º a “las
empresas de transporte de mercaderías o de personas por agua o por tierra”, lo cual ya
implicaba que esta actividad admitía que el constituirse como empresa posibilitaba ser sujeto
del derecho de transporte. La cuestión es si ¿es ineludible constituirse como empresa para ser
sujeto de derecho? Es una respuesta difícil. La empresa como tal es sujeto de derecho para el
derecho de transporte, en ciertos casos en que se le exige habilitación o autorización estatal al
dejarla sujeta a su integración empresarial. Esto, como dijimos, importa constituirse como
sociedad y además contar con cierta infraestructura y organización, además de un patrimonio
diferenciado al de sus componentes societarios. Empero, y lo cierto es que tanto a nivel
nacional como el internacional, para lograr la autorización o habilitación para ejercer la
actividad de transporte, ahora es necesario y es una exigencia, que estén constituidas como
empresa, lo cual nos da una idea de lo que significa empresa de transporte. Así, en la Ley
1128/91 en su Art. 2º, dispone: “El transporte internacional de pasajeros o carga solamente
podrá ser realizado por las empresas autorizadas en los términos de este Convenio y sus
anexos” . O sea, si no están organizadas en empresas, no pueden realizar contrato de transporte,
en forma válida. Sin embargo, en la Ley 1128, todavía persiste una confusión sobre lo que
debe entenderse por empresa, porque por un lado habla de que la persona puede ser natural o
jurídica, como si ambos puedan constituirse como empresa confundiendo la empresa con el
empresario, pero lo acepta toda vez que esté autorizada por la autoridad competente. Sin
embargo, en el Art. 22 de la misma ley habla de contratos sociales de las empresas, pero las
personas naturales no tienen contratos sociales. En principio, creemos que debe entenderse
como “empresa” a aquella, que además de estar organizada y constituida de alguna forma
como persona jurídica, estaría autorizada legalmente por la autoridad para el ejercicio de la
actividad de transporte y una vez que se cumplieron los requisitos para considerarla empresa;
para lo cual debe tener un patrimonio propio, pues la idea es que tenga responsabilidad y para
que ello ocurra solo podrá hacerse constituyéndolo como persona jurídica y con un patrimonio
real. Debe tener una infraestructura específica y organización para responder a dicha actividad.
En el orden de derecho interno también tiene relevancia lo de “empresa”, pues para obtener el
permiso de explotación de líneas de transporte intermunicipales de pasajeros, por zonas de
servicio, el Decreto 11062 expone una idea más clara del concepto de empresa de transporte,
pues en el Art. 8.1 exige que “Las empresas deben estar constituidas legalmente en sociedades
comerciales admitidas por el Código Civil paraguayo” o sea, la idea de empresa implica una
organización profesional para el servicio de transporte con capacidad de responder con su
patrimonio para afrontar sus deudas. Así el Art. 8.2 complementa estableciendo que “el
patrimonio líquido exigido será reglamentado por resolución ministerial del ministerio de obras
públicas”. En otros artículos reglamenta la idea de organización e infraestructura que requiere
esa organización y que, para ello, debe tener una playa de estacionamiento para sus vehículos,
cierta cantidad mínima de unidades, taller propio, las unidades de transporte deben ser en su
totalidad de propiedad de la empresa. En esta norma se trasunta la idea de que la empresa es
condición para ser sujeto del derecho de transporte y es el aspecto jurídico con la adopción de
alguna forma de sociedad, y en lo material la infraestructura y la organización para esta
actividad.
15- PRUEBA DEL CONTRATO: La prueba del contrato es el boleto o billete en el transporte
de persona o la carta de porte en el transporte de carga, pero cuando no existen estos
documentos se admite cualquier otro medio de prueba. Es que siendo consensual y no formal
este contrato, a falta de documentos se admite todo tipo de pruebas. Además, si existen
inexactitudes en la descripción de la carta de porte o el boleto, resulta obvio que se admitan
otros medios de pruebas. Raymundo L. Fernández y Osvaldo R. Gómez explican de una
manera espléndida, que tanto el boleto como la carta de porte “son los títulos legales del
contrato, por cuyo contenido se deciden las contestaciones que ocurren con motivo del
transporte, sin admitir más excepción en contrario que la falsedad o error involuntario de
redacción (…) o en su defecto, sea que no se haya extendido o que el transportador no la
presente, por cualquier medio de prueba. Lorenzetti también está en el mismo sentido.
Entonces, siendo consensual este contrato, el boleto o la carta de porte según sea de persona o
de cosas, prueban en forma excluyente el contrato, pues prevalece sobre los otros medios de
pruebas pero, solo a falta de estos o en defecto de estos, vale cualquier otra prueba.
c) PRESCRIPCION: El Art. 666 inciso “a” del Código Civil establece que “prescriben por un
año las acciones derivadas del contrato de transporte computado el plazo desde la llegada a
destino de la persona, o en caso de siniestro, desde el día de este. Tratándose de cosa, desde el
día en que fueron entregadas o debieron serlo en el lugar de destino. La norma no deja lugar a
dudas, el plazo es de un año para transporte de persona o de cosas, pero la diferencia está en el
momento que empieza el plazo. En el transporte de persona desde la misma llegada, si es que
no se trata de acciones derivadas de un siniestro producido antes de la llegada. Mientras que en
el trasporte de cosas, no es desde la llegada sino desde la entrega o el momento que debiera
entregarse la cosa.
SEGUNDA PARTE
TRANSPORTE DE PERSONAS
a) el de exigir y percibir el pago del precio del transporte o sea el pasaje, conforme a las
condiciones establecidas en el contrato y dentro de los límites del precio establecido por la
autoridad, pues en nuestro caso, es la SETAMA la que señala cuándo se dan las condiciones
para el aumento del pasaje y el Gobierno central lo dispone por decreto.
b) Exigir que el pasajero cumpla las disposiciones legales como el de no fumar dentro del
ómnibus y todas aquellas disposiciones contractuales o reglamentarias a cargo del pasajero.
Principalmente son:
a) realizar el transporte conforme a las condiciones pactadas y de acuerdo a las disposiciones
legales y municipales. Debe respetar especialmente las disposiciones de tránsito para la
seguridad del pasajero. El transporte tiene el fin de trasladar en las mejores condiciones de
acuerdo al contrato y, por tanto, evitar el sometimiento a peligros innecesarios o
incumplimiento de disposiciones legales como el cumplimiento del itinerario y el cambio
innecesario del mismo ponen a cargo del porteador la responsabilidad.
b) Cumplir las condiciones del contrato y de las normas jurídicas a su cargo. Es su obligación
cumplir el horario tanto de salida como de llegada, las condiciones de seguridad e higiene del
transporte.
21. RESPONSABILIDAD POR RETARDO: El código también pone a cargo del porteador la
responsabilidad por demora o retardo. Esto supone que existe un plazo acordado para cumplir
por parte del porteador y en la propia ley en el Art. 924 C. C. pone a su cargo la
responsabilidad por el retardo. También puede suceder que el plazo esté fijado en la ley
cuando establece horario de salida y de llegada. Pero aunque se establezca contractualmente, el
plazo por sí solo no genera responsabilidad, pues no es obligación dineraria; entonces, debe
demostrarse el daño para que proceda la indemnización por retardo.
TERCERA PARTE
TRANSPORTE DE COSAS
3- Por extensión, es también la prueba del contrato de transporte de cosas, aunque nada obsta
a que pueda hacerse un contrato de transporte por separado a la carta de porte.
III) OBLIGACIONES DEL PORTEADOR: En el Art. 923 del C. C., en su primera parte, se
señala como obligaciones del porteador:
a) aceptar los pedidos de transporte de personas o cosas que sean compatibles con los medios
ordinarios de la empresa. Esto es así especialmente en aquellos casos en que el transportista es
concesionario de un servicio público.
b) Realizar los transportes según el orden de pedidos. Si se formularen varios pedidos
simultáneamente siempre será preferido el que fuese del mayor recorrido.
c) en caso de que las condiciones generales del transporte admitiese concesiones especiales, el
porteador está obligado a aplicarla en igualdad de condiciones a todos aquellos que formulasen
el pedido.
IV) DERECHOS DEL PORTEADOR: Aparecen entre los derechos del porteador los
siguientes:
a) Exigir al remitente la entrega de la carta de porte firmada, con la consignación precisa de
todos los datos exigidos legalmente y necesarios para ejecutar el contrato y la determinación de
las condiciones del contrato de transporte, acompañado de los documentos que se exigen por la
ley para cierta clase de mercancías o cosas. En la práctica comercial no es el remitente quien
extiende la carta de porte, sino el mismo porteador dado que la actividad profesional está a
cargo del transportista. No obstante, el porteador tiene como carga suya cerciorarse de la
naturaleza, estado o condiciones de la carga, cuando el tipo de embalaje lo permite, que sería
cuando viaja sobre ballet. No obstante, lo corriente es que el porteador se escude en el
formulismo “que dice contener” que suele adosar a la carta de porte. De cualquier forma la
rotura del embalaje o cualquier observación es una carga suya para la determinación de la
responsabilidad por la carga, en caso de pérdida u otro caso de responsabilidad por avería.
Precisamente el Art. 937 C. C. establece que si el porteador no realiza la reserva sobre las
condiciones de la carga, se presume que fueron cargadas en buenas condiciones y sin faltantes
cuando el embalaje estaba en buenas condiciones. En el caso de los contenedores se crea una
nueva situación, porque en estos prácticamente no responde por las faltantes si no está alterada
la cerradura especial sellada que suelen traer.
Sin embargo, estas obligaciones toman aspectos particulares según que para llevar la carga, en
ejecución del contrato, se realice por un solo vehículo o bien por varios vehículos del mismo
tipo, o bien por varios tipos o modos de transporte, pero en un solo contrato. Avión en un
trayecto, tren en otro, y camión de carga en otro. La mercadería viaja con un conocimiento
especial y a cargo del operador multimodal, quien es el responsable de la carga.
Si consideramos el Art. 28 de la ley citada en sus incisos “a” y “g” y que estas conllevan la
nulidad de pleno derecho de las cláusulas abusivas, cabe pensar que aquellas cláusulas de la carta
de porte o del contrato de transporte de carga son abusivas y por tanto nulas: es que no puede
pactarse este tipo de cláusulas puesto que, según el Artículo 2° de la Ley 1334: “Los derechos
reconocidos por la presente ley a los consumidores no podrán ser objetos de renuncia,
transacción o limitación convencional y prevalecerán sobre cualquier norma legal, uso,
costumbre, práctica o estipulación en contrario”. El porteador o transportista es un proveedor de
servicios y no puede ampararse en una cláusula de exoneración o limitación de responsabilidad,
porque conspira contra las normas de orden público de la Ley del Consumidor: por tanto, el
hecho de no estar prevista una norma expresa en la parte del contrato de transporte de carga, no
autoriza a entender que está permitido.
La regla general que surge de todo esto es que está prohibida toda cláusula exonerativa de
responsabilidad para el resarcimiento por la carga. Esto no admite excepción, pues se basa en el
principio de conmutabilidad de la contratación de transporte y no puede romperse este principio
sin caer en una arbitrariedad que conspiraría contra el neminen laedere. Empero, aun cuando la
limitación se basa en el mismo principio general, sin embargo, existen situaciones de hechos
donde cedería la prohibición de la limitación de responsabilidad, y serían aquellas donde se
quebrantarían las condiciones injustas de contratación si no se la admitiera, solo para esos casos
debe admitirse la limitación, o sea en los transportes especiales debe aceptarse la limitación de
responsabilidad por la naturaleza del transporte, pero debe ser puntual y de ser posible señalarse
en la ley. Como nuestra ley de transporte no considera esta situación, surge el problema de cómo
equilibrar las posiciones en los casos de transportes especiales; por ejemplo, en el transporte de
valores, como dinero o efectos de valor o de aquellos casos sujetos a disminución o aquellos
relativos a las condiciones del embalaje con relación al valor de la carga. Es evidente que debe
morigerarse la regla general con el principio de razonabilidad para evitar condiciones injustas de
contratación. Esa razonabilidad debe basarse en ciertos criterios, como por ejemplo, la obligación
de declaración del valor por el cargador y el establecimiento de una tarifa especial que cree la
especialidad.
Pero debe admitirse la limitación para aquellos transportes de carga cuyo embalaje no dejan
comprobar el valor real de la carga, y en los que se acepta como tal el valor declarado pero
aceptado por el cargador. En la práctica el problema de la exoneración de responsabilidad se da
cuando en la carta de porte se agrega la cláusula “que dice contener”, en cuyo caso si el cargador
acepta anticipadamente como valor de indemnización el acordado en la carta de porte, es este el
que debe prevalecer, a no ser que en el conste la cláusula de que la carga fue sujeta a verificación
al momento de la carga.
1. CONCEPTO DE SOCIEDAD
Siburu destaca que “el concepto de sociedad es general y, como tal, comprensivo de un
gran número de relaciones diversas, cuyo elemento común y esencial es la idea de unión de las
fuerzas morales y materiales del hombre como medio de realizar un fin”. Al ocuparse del
objeto de la sociedad, el mismo autor especifica que puede ser altruista o egoísta, y que
únicamente bajo este aspecto la sociedad debe estar regida por el Derecho Civil y Comercial,
dentro de cuya disciplina la palabra sociedad implica siempre una relación jurídica de fin
económico2.
El Art. 959 del Código Civil define la sociedad en los siguientes términos: “Por el
contrato de sociedad dos o más personas, creando un sujeto de derecho, se obligan a realizar
aportes para producir bienes o servicios, en forma organizada, participando de los beneficios y
soportando las pérdidas”.
La regulación sobre este tema se encuentra en el Capítulo XI del Título II del Código
Civil. Este Capítulo se denomina: “De la Sociedad”.
1
Omeba, 1980 p. 713
2
Omeba, 1980 p. 714
1
Cabe señalar que con la unificación producida en nuestro Código Civil de las
obligaciones civiles y comerciales, las normas comprendidas en la Sección I del Capítulo XI
(Artículos 959 al 1012 CC) cuyo título es el de “Disposiciones Generales”, contiene reglas
aplicables a todo tipo de sociedad (civiles y comerciales, regladas y no regladas).
En las siguientes Secciones del mismo Capítulo, encontramos normas específicas para
diversas clases de sociedades. (Así tenemos, por ejemplo: Sección II: Sociedad simple; Sección
III: Sociedad colectiva, Sección IV: Sociedad en comandita simple, etc.).
Es decir, que las normas generales serán siempre aplicables a todas las sociedades no
regladas y también para aquellas reguladas en el Capítulo XI cuando existan vacíos o
circunstancias no legisladas en forma especial para ese tipo de sociedad.
EVOLUCIÓN
Desde que el hombre tuvo conciencia de que sus esfuerzos individuales no eran
suficientes para los fines que se proponía, debió agruparse y con ello formar los primeros
grupos o asociaciones.
3
VILLEGAS, Carlos Gilberto, TRATADO DE LAS SOCIEDADES, Edit. Jurídica de Chile, Santiago, 1995, p.17.
4
MASCHERONI, Fernando H- Muguillo, Roberto. MANUAL DE SOCIEDADES CIVILES Y COMERCIALES,
Edit. Universidad, Bs. Aires, Argentina, 1994, p. 23.
2
riesgo de su capital y el mercader con el de su trabajo, repartiéndose entre ambos, en la
proporción de sus respectivas inversiones, las pérdidas o las ganancias.
Otros autores explican que a raíz de la prohibición de la usura, surgió la sociedad “en
comandita”, pues se debió recurrir a esta figura para disfrazar el préstamo que el banquero o
comerciante realizaba al propietario de un buque para financiar una empresa marítima. Así, el
capitalista limitaba su participación y su responsabilidad al aporte de capital a cambio de una
participación en el resultado del negocio.
Fue en Florencia (año 1300) o, según otros estudiosos, en Venecia o Génova, donde se
visualizaron las primeras formas de sociedad que conocemos hoy. Recién desde el siglo XV,
con la aparición de los primeros bancos en Italia, comenzaron a formarse las sociedades que
conocemos como “anónimas”, que fueron evolucionando sobre todo en la época de los
descubrimientos y el posterior colonialismo, pues debieron formarse empresas que requerían de
grandes inyecciones de capital por parte de los que se aventuraban a los negocios incipientes
vislumbrados en el nuevo continente.
ELEMENTOS ESENCIALES
El Art. 959 del CC enuncia los elementos que pueden denominarse esenciales para que
exista una sociedad:
3-Obligación de cada uno de los socios de realizar aportes para producir bienes y
servicios.
Resulta evidente, pues, que nuestro Código reconoce la naturaleza contractual del acto
constitutivo de las sociedades; además, la existencia de una sociedad requiere una pluralidad de
socios, no solo por aplicación del texto del citado artículo, sino también por la esencia misma
de lo que debe comprenderse como sociedad.
3
a) Sociedad y asociación
Como dice Salvat, la palabra asociación sirve para designar todo tipo de agrupación entre
individuos, pudiendo quedar comprendido en este concepto todo tipo de sociedad, sea civil o
comercial, cooperativa, etc.
Sin embargo, la distinción que nos proponemos realizar es entre asociación privada o
civil y la de sociedad, y esta diferencia se determina según sea la finalidad que persigan.
Así, las asociaciones no persiguen finalidades económicas sino más bien de tipo político,
cultural, de investigación científica, de recreo, de religión, etc. En cambio, la sociedad persigue
una finalidad económica, un fin de lucro o ventaja pecuniaria o ganancia en dinero 5 . Además,
ambos institutos se rigen por normas diferentes.
El Art. 102 del Código Civil establece: “Las personas que quieran constituir una
asociación que no tenga fin lucrativo, cuyo objeto sea el bien común, expresarán su voluntad
mediante estatutos formalizados en escritura pública”, y el Art. 103 expresa: “Las asociaciones
-reconocidas de utilidad pública- se regirán por las reglas del Capítulo II, Título II, Libro
Primero del Código Civil y por sus estatutos”. Por otra parte, el Art. 118 del Capítulo III del
mismo libro determina: “Las asociaciones que no tengan fin lucrativo y que no hayan sido
reconocidas como personas jurídicas por el Poder Ejecutivo, podrán adquirir y ejercer los
derechos conferidos por el presente Capítulo, en las condiciones establecidas en el mismo”.
Las sociedades, por su parte, se rigen por las disposiciones del Capítulo XI, Libro Tercero
del Código Civil y otras normas complementarias.
b) Fundación y sociedad
La fundación es una persona jurídica constituida sin fines de lucro, por la voluntad de una
o más personas, con un propósito de bien común, mediante un aporte patrimonial razonable que
se destina a perpetuidad con el fin de realizar ese propósito. Pueden constituirse por escritura
pública o bien por testamento.
5
VILLEGAS, Carlos Gilberto, “Derecho de las sociedades comerciales”, 4ª ed. ampliada. Abeledo Perrot,
Buenos Aires, 1989, p. 13
6
MASCHERONI-MUGUILLO, Ob. cit. p. 28.
4
c) Empresa y sociedad
Dicha unidad de producción podría ser propiedad individual o social, de personas físicas
o ideales, con o sin responsabilidad limitada.
De la cobertura o la forma jurídica que la empresa revista, dependería para que la misma
pueda constituir una sociedad, siempre que persiga finalidades económicas y tenga por objeto
principal la realización de actos de comercio.
d) Sociedad y comunidad
En cambio la “comunidad” es una situación más bien de hecho, una figura que carece de
personalidad jurídica, en donde los “comuneros” son los propietarios de la cosa a título
personal, aunque mancomunadamente, y ellos son los únicos titulares de tales derechos o son
los obligados “por la cosa común” a prorrata de su respectiva “cuota” en la cosa.
7
VILLEGAS, Ob. cit. 1989, p. 7
8
VILLEGAS, Ob. cit. 1995, p. 34.
5
La sociedad civil es aquella que se constituye con los siguientes elementos: a) Un fin que
debe alcanzarse o perseguirse; b) Un interés común; c) Un aporte recíproco; d) Un contrato9.
La diferencia entre las sociedades civiles y comerciales está dada en el objeto principal
de la sociedad. Las sociedades comerciales deben tener por objeto principal la realización de
actos de comercio y las civiles no deben tener por objeto el ejercicio de una actividad
comercial.
En efecto, el Art. 1013 del Código Civil establece: “Será considerada simple la sociedad
que no revista los caracteres de alguna de las otras regladas por este Código o en leyes
especiales y que no tenga por objeto el ejercicio de una actividad comercial”.
También existen otras diferencias: las sociedades civiles no tienen obligación de llevar
ninguna contabilidad particular, mientras que las comerciales deben llevar los libros de
comercio que la ley determine. En cuanto a la responsabilidad de los socios, en las primeras,
estos responden frente a terceros por las deudas de la sociedad no solidariamente, pero frente a
los acreedores de la sociedad, responden en forma personal. En las comerciales, rige el
principio de solidaridad y subsidiariedad, puesto que si bien los créditos pueden ejecutarse
contra los socios y estos responden solidariamente, pueden formular el beneficio de excusión
con las excepciones previstas para cada tipo societario.
“Será comercial:
e) cualquiera otra actividad calificada como tal por la Ley del Comerciante”.
a) someterse a las formalidades establecidas por la ley mercantil, en los actos que realice;
9
OMEBA, p. 685.
6
d) conservar los libros de contabilidad, la correspondencia y los documentos que tengan
relación con el giro de su comercio, por el plazo establecido en el Art. 85 (cinco años a partir
de la fecha de la última anotación efectuada en ellos).
“Son comerciantes:
b) las sociedades que tengan por objeto principal la realización de actos de comercio”.
El Art. 71 de la misma Ley enumera los actos de comercio, en los siguientes términos:
a) toda adquisición a título oneroso de una cosa mueble o inmueble, de derechos sobre
ella, o de derechos intelectuales, para lucrar con su enajenación, sea en el mismo estado que se
adquirió o después de darle otra forma de mayor o menor valor;
7
ll) los demás actos especialmente legislados.
Por otra parte, nuestra legislación, en algunos casos, adopta el principio de “tipicidad”,
dependiendo de la forma jurídica que adopte la sociedad para que la misma sea civil o
comercial. Y como lo señala el Prof. Dr. Jorge H. Escobar, independientemente de su objetivo,
son comerciales las sociedades anónimas y las sociedades de responsabilidad limitada, las
cuales son comerciales por su forma de constitución.
Sociedad simple
La sociedad simple es según el Art. 1013 de nuestro Código Civil, aquella que no reviste
los caracteres de alguna de las otras regladas por este Código o en leyes especiales, y que no
tenga por objeto el ejercicio de una actividad comercial. En este tipo de sociedad, el contrato no
está sujeto a forma especial alguna, salvo las que exijan la naturaleza de los bienes aportados
(Art. 1014, Código Civil).
Sociedades comerciales
De todo lo expuesto, se puede inferir que la sociedad comercial es la que se forma para
realizar “actos de comercio”.
Existen diversos tipos de sociedades que históricamente se han dedicado a ejercer actos
de comercio como puede apreciarse en el siguiente esquema:
a) Colectiva
Comandita “simple”
b) En comandita
SOCIEDADES Comandita “por acciones”
COMERCIALES
c) Sociedad de Responsabilidad Limitada
d) Sociedad Anónima
Sociedad colectiva
8
Es aquella sociedad en la cual los socios contraen responsabilidad subsidiaria, ilimitada y
solidaria por las obligaciones sociales (Art. 1025 del Código Civil). El pacto en contrario no
produce efectos respecto de terceros.
Es una sociedad de “personas” y debe actuar bajo una razón social constituida por el
nombre de uno o varios socios, con la inclusión de la leyenda: “sociedad colectiva” o su
abreviatura. Si no figura el nombre de todos los socios debe agregársele la leyenda: “y
compañía”.
Sociedad en comandita
Pueden ser, a su vez, de dos tipos: en comandita simple y en comandita por acciones,
diferenciadas por la forma de representación del capital comanditario.
En comandita simple
La sociedad en comandita simple es una sociedad “mixta”, donde se asocian por un lado,
uno o más socios que limitan su responsabilidad al aporte del capital efectuado, y por el otro
lado, uno o más socios que aportan industria u otros bienes y actúan como socios “colectivos”,
con responsabilidad ilimitada10.
Existen dos tipos de socios: a) los socios colectivos; y b) los socios comanditarios. Los
primeros responden solidaria e ilimitadamente por las obligaciones sociales, mientras que los
segundos responden de las mismas hasta el límite de sus aportes.
Debe actuar bajo una razón social formada por el nombre de uno al menos de los socios
colectivos, con la indicación de ser “en comandita simple”. Igualmente, debe tener la palabra
“y compañía”, si no figuran los nombres de todos los socios colectivos.
El Código Civil no define la sociedad en comandita simple, sino que expresa sus
características.
Las cuotas de participación de los socios no pueden ser representadas por acciones (Art.
1038, Código Civil).
9
En estas sociedades también existen dos categorías de socios (los colectivos y los
comanditarios) al igual que en la sociedad en comandita simple. Sin embargo, en la sociedad en
comandita por acciones, los aportes de los socios comanditarios se representan por acciones, lo
cual no está permitido en la comandita simple.
Las sociedades de responsabilidad limitada son un tipo intermedio entre las sociedades de
personas y las sociedades de capitales.
Generalmente la ley limita un número máximo de socios. Según el Art. 1160 de nuestro
Código Civil, los socios no serán más de veinte y cinco, y solo responderán por el valor de sus
aportes.
11
MASCHERONI-MUGUILLO, Op. cít. p. 181.
1
c) Objeto. A este respecto existe restricción. En efecto, la sociedad de responsabilidad
limitada no podrá realizar operaciones bancarias, de seguro, de capitalización y ahorro, ni
aquellas para las cuales la ley exija otra forma de sociedad (Art. 1162, Código Civil).
Sociedad Anónima
Las cuotas de participación de los socios están representadas por acciones (Art. 1048,
Código Civil).
Por el contrato de sociedad de capital e industria, una parte se obliga a aportar un bien y
la otra su trabajo o industria. La sociedad será igualmente de capital e industria, cuando todos o
algunos de sus socios, además del capital aportado, se obligaren a prestar su trabajo o industria
(Arts. 2º y 3º, Ley 117/93).
Tienen calidad de socios capitalistas, los que aporten bienes en dinero o en especie; y de
socios industriales, los que presten su trabajo e industria. A la industria de los socios, se le
atribuirá un valor que será equivalente al promedio de remuneraciones abonadas por servicios
iguales o similares al tiempo de constitución de la sociedad, fijado por un plazo determinado de
trabajo, o por un número de piezas a producir (Arts. 4º y 5º, Ley 117/93).
Los socios, cualquiera sea su calidad, responden por las obligaciones sociales hasta el
valor de los bienes aportados y/o su industria (Art. 6º, Ley 117/93).
12
ARGERI, Saúl A., “Diccionario de derecho comercial y de la empresa”, Astrea, Buenos Aires, 1983, p
363.
1
La sociedad de capital e industria es comercial, y no podrá tener por objeto operaciones
bancarias, de capitalización, de ahorro, de seguros, ni otro objeto para el que las leyes exigen
una forma determinada de sociedad (Art. 7º, Ley 117/3).
La sociedad podrá actuar bajo una razón social constituida por los nombres de uno o más
socios capitalistas o industriales, o bajo la denominación del objeto de la sociedad, o de un
nombre de fantasía.
A las sociedades de capital e industria, les son aplicables las normas del Libro III, Título
II, Capítulo XI, Sección I, del Código Civil, en cuanto sean compatibles con las disposiciones
de la Ley 117/93).
Las sociedades de personas son las que tienen por base la mutua confianza de los socios
y, en principio, un socio no puede separarse sin el consentimiento de los demás; es igualmente
preciso dicho consentimiento para la admisión de un nuevo asociado; pueden ser disueltas por
la muerte, la quiebra o la incapacidad de alguno de sus socios.
Las sociedades de capitales tienen como fin fundamental agrupar capitales, sin tener en
cuenta las cualidades personales de sus miembros; son más impersonales, más duraderas y más
aptas a las grandes empresas que las sociedades de personas.
Así, por ejemplo, las sociedades colectivas y comanditarias simples son sociedades de
personas. La anónima es una sociedad de capitales. La comanditaria por acciones tiene carácter
mixto. La sociedad de responsabilidad limitada es una forma intermedia entre las sociedades de
personas y las de capitales.
Cooperativas
Son instituciones sin fines de lucro, fundadas en el esfuerzo propio, que tienen por objeto
la ayuda mutua, para producir bienes, organizar y prestar servicios13. Son entes con una
regulación propia en la mayoría de las legislaciones.
13
VILLEGAS, Carlos Gilberto, Ob. cit. 1995, p. 487.
14
Art. 3, Ley 438/94 “De Cooperativas”.
1
Sostiene Villegas que las cooperativas son, básicamente, la concreción jurídica de toda
una filosofía de vida fundada en la “fraternidad y solidaridad”; es el instrumento jurídico del
“cooperativismo”, que aspira a la realización plena del hombre.
Generalmente, en las cooperativas el ingreso es libre, cada asociado tiene un voto, tienen
un capital variable y son de duración ilimitada. No persiguen fines de lucro: eliminan las ideas
de “beneficios”, de “dividendos”, y solo distribuyen los “excedentes”. La responsabilidad de
sus asociados está limitada al aporte de capital. Pueden desempeñar diversos tipos de
actividades económicas: las más conocidas son las cooperativas de consumo, de producción, de
construcción o de vivienda, de créditos, de transporte, etc.
Sociedad en participación es la reunión accidental de dos o más personas, para una o más
operaciones de comercio, determinadas y transitorias, trabajando uno, algunos o todos en su
nombre individual solamente, sin firma social y sin fijación de domicilio. Es pues, una sociedad
que reviste carácter comercial por su objeto genérico, pero que debe constituirse,
exclusivamente, para realizar operaciones determinadas15.
Vivante las considera “formas impropias de sociedad”, que más bien deben llamarse
asociaciones. Sin embargo, la corriente doctrinaria moderna, especialmente la francesa,
sostiene que constituyen verdaderas “sociedades”.
También se denomina matriz a aquella sociedad que puede elegir o designar a la mayoría
de los directores o administradores de otra sociedad, que será la filial.
De modo que la relación existente entre matriz y filial es una relación de control.
15
OMEBA, p. 717.
16
VELAZQUEZ GUIDO, Ernesto, MANUAL DE DERECHO SOCIETARIO, Intercontinental Editora, Asunción,
Paraguay, 2000, p. 21.
1
Sociedades regulares e irregulares
Se definen las sociedades regulares como aquellas que cumplen con todas las
reglamentaciones previstas en la ley para su formación o acto constitutivo.
La sociedad de economía mixta es aquella sociedad comercial cuyo capital está formado
en parte por aportes de la Administración pública (que viene a ser el socio público) y en parte
por aportes de una o más personas físicas o jurídicas no dependientes de ninguna
Administración pública (o socio privado).
3. NORMAS GENERALES
17
http://vlex.com/vid/sociedades-economia-mixta-especialidades-371454
18
SILVA ALONSO, Ramón, Derecho de las Obligaciones, Intercontinental Editora, 5ª. Edición, Asunción, 1996,
p. 392.
1
Para Villegas, la sociedad es un contrato consensual, bilateral, típico, conmutativo, de
duración y normativo.
Así el Art. 966 del Código Civil, por su parte, establece: “A falta de contrato, la
existencia de la sociedad podrá justificarse por hechos de los cuales pueda inferirse, aunque se
trate de un valor superior al fijado por la ley”. Esta norma se refiere a la forma constitutiva “ad
probationem”, lo que hace que su inexistencia no invalide jurídicamente el contrato, que podrá
demostrarse por otros medios de prueba.
Será nula la sociedad que tenga fines ilícitos. Cuando se declare su disolución, los socios
podrán retirar sus aportes, pero no las utilidades, las que ingresarán al patrimonio del Estado
para ser destinadas al fomento de la educación pública.
Los socios, los administradores y quienes actúen como tales en la gestión social
responderán ilimitada y solidariamente por el pasivo social y los perjuicios causados (Art. 964,
Código Civil).
19
VILLEGAS, Carlos Gilberto, Op. cit. 1995, p. 76.
20
MASCHERONI, Fernando H., “Sociedades anónimas” 2ª ed. actualizada, Ed. Universidad, Buenos Aires, 1987,
p. 13
1
También existen situaciones especiales, consideradas por el Código Civil, entre las que se
mencionan las sociedades irregulares, las sociedades accidentales o en participación, las
sociedades en liquidación y las sociedades en formación.
ELEMENTOS GENERALES
Los elementos generales del contrato de sociedad, para Mascheroni y Muguillo, son los
relativos a la capacidad, consentimiento, objeto, causa y forma del instrumento constitutivo.
Nuestro Código no define cuáles son los elementos que en general debe contener el
contrato de sociedad, sea civil o comercial.
Son aquellos que dependen de cada tipo específico de sociedad y que difieren según las
características particulares de cada una. Por ejemplo, hemos visto que en algunas sociedades
existe una limitación en cuanto al número máximo de socios (sociedades de responsabilidad
limitada); o bien, existen diferencias en cuanto a la denominación de cada una (palabras
específicas o siglas que debe contener el nombre de la sociedad).
1
4- REQUISITOS PARA SU CONSTITUCIÓN: EL CONTENIDO DEL
INSTRUMENTO CONSTITUTIVO
El acto constitutivo de la sociedad debe contener ciertos elementos generales, que serán
desarrollados a continuación en forma más detallada:
Aquí se habla de datos identificatorios de los socios, como ser nombres, apellidos,
domicilios. Para las sociedades anónimas, se requiere en este punto el nombre, la nacionalidad,
estado, profesión y domicilio de los socios, el número de acciones suscriptas por cada uno.
Extraemos el esquema elaborado por el Prof. Jorge H. Escobar, que nos presenta con
didáctica claridad este tema, a los efectos de distinguir cuándo se habla de nombre, de razón
social o de firma social:
1
Así, siguiendo las enseñanzas del distinguido maestro, la Firma es una especie de
nombre comercial que individualiza al sujeto comerciante, la denominación con la que el
comerciante ejerce su propio comercio. Individualiza al sujeto y no a un conjunto de objetos.
Ahora bien, tratándose de sociedades, toda sociedad tiene un nombre con que se la
distingue dentro del comercio. Este nombre se llama razón social para ciertos tipos de
sociedades (como las colectivas o en comandita simple), y para otras, denominación ( S.A.,
S.R.L., Sociedad en comandita por acciones).
La razón social equivale a la firma de cada uno de los socios. No pueden hacer parte de
la firma social nombres de personas que no sean socios. Puede estar formado por el nombre de
todos los asociados, de varios o de uno solo, y se emplea como una forma de designar a la
sociedad como una persona diferente a la de sus socios 21.
El Art. 980 CC establece al respecto: “Salvo disposición especial referente a cada tipo
de sociedad, los negocios podrán girar bajo el nombre de uno o más de los componentes, con el
aditamento “y compañía” o sin él, de acuerdo con las reglas que siguen:
a) no podrá contener nombre de persona que no sea socio; pero a la sociedad
constituida fuera del territorio de la República, le será permitido en esta el empleo
del usado en el extranjero, aunque no corresponda al de ninguno de los miembros.
b) No podrá figurar el nombre del socio puramente industrial o comanditario; y
c) Los que hubieren sucedido en los negocios de una sociedad y los herederos de
aquellos, podrán continuar en el uso del nombre, con tal que mediare el
consentimiento de las personas incluidas en él, si vivieren”.
Domicilio de la sociedad: El Art. 95 del Código Civil dispone que las personas jurídicas,
salvo lo que se disponga en el acto constitutivo, tienen su domicilio en el lugar de su sede. Si
tuvieren establecimientos en diferentes localidades, su domicilio estará en ellas para el
cumplimiento de las obligaciones allí contraídas.
Es decir, las negociaciones sobre la cual versará el giro de la sociedad, que puede ser
cualquier actividad no contraria a la ley. En efecto, el Art. 963 del Código Civil dispone que
será nula la sociedad que tenga fines ilícitos.
21
ESCOBAR, Jorge H., DERECHO COMERCIAL, 2da. Edic., Edit. La Ley Paraguaya S.A., p. 279.
1
4) El capital social
El capital social está constituido por el aporte de cada uno de los socios. Puede referirse
a sumas de dinero, créditos, bienes muebles o inmuebles. Es el fondo común que se forma con
la sumatoria del aporte de los socios.
Este capital en algunas sociedades puede expresarse en “cuotas” (como en las SRL) o en
acciones (como en las S.A.).
5) El plazo de duración
Del Art. 1003 se colige que la sociedad puede subordinarse a la existencia de plazo o
condición. Dispone el citado artículo que la sociedad se extingue por vencimiento del plazo o
por cumplirse la condición a que fue subordinada su existencia.
Sobre este tema, el Art. 961 del Código Civil castiga con la nulidad los casos
siguientes:
1
inc.g) cuando al socio o los socios capitalistas se les prometiere restituir su aporte con
un premio designado, o con sus frutos, o con una cantidad adicional, haya o no ganancias.
Inc. j) cuando se convenga que todos los beneficios y aun los aportes a la sociedad,
pertenezcan al socio o socios sobrevivientes.
En estas cláusulas, los socios convienen sobre los retiros, reembolsos, reintegro de
pérdidas, la forma o el modo de solución de controversias, etc.
El Art. 989 del Código Civil establece que los socios podrán :
b) exigir que los demás permanezcan en la sociedad, mientras no tengan justa causa de
separación. Se entenderá que la hay cuando el administrador nombrado en el contrato social
renunciare o fuere removido, o si existiendo derecho para la exclusión de algún socio, no se le
permitiere hacer uso del mismo; y
c) renunciar en cualquier tiempo cuando la sociedad fuere por plazo indeterminado, a no ser
que dicha renuncia sea de mala fe o intempestiva.
Por otro lado, el Art. 992 dispone que ningún socio puede ser excluido de la sociedad
sin justa causa, y que se tendrá por tal:
2
b) el incumplimiento de cualquiera de las obligaciones para con la sociedad, tenga o no culpa el
socio;
d) cuando perdiere la confianza de los demás, por insolvencia, mala conducta, provocación de
discordia entre los socios, u otros hechos análogos.
La disolución es el acto por el cual las sociedades ponen fin a sus actividades, entrando en
liquidación ya sea por haberse cumplido el plazo establecido o por otras causales
explícitamente ennumeradas en el Art. 1003 del Código Civil22.
a) por vencimiento del plazo, o por cumplirse la condición a que fue subordinada su existencia;
en ambos casos, aunque no estén concluidos los negocios que tuvo por objeto;
c) por la imposibilidad física o jurídica de alcanzar dicho fin, sea por la completa pérdida del
capital, de una parte del mismo que impida lograrlo; o por quiebra;
a) por muerte, renuncia o remoción del administrador nombrado en el contrato social, o del
socio que pusiere su industria, o de algún participante cuya prestación personal fuere necesaria
para continuar el giro;
22
VELAZQUEZ GUIDO, Ernesto, Op. Cit. p. 61.
2
Art.1005.- En la disolución judicial de la sociedad la sentencia tendrá efecto retroactivo al día
en que tuvo lugar la causa generadora.
Mientras que la liquidación y la partición están reguladas en los Arts. 1006 al 1012 del
mismo cuerpo de leyes.
Los administradores deben entregar a los liquidadores los bienes y documentos sociales
y presentarles la cuenta de la gestión relativa al período siguiente a la última rendición de
cuentas.
Los liquidadores deben hacerse cargo de los bienes y documentos sociales, y redactar y
firmar juntamente con los administradores el inventario del cual resulte el estado activo y
pasivo del patrimonio social. (Art. 1008 CC).
Los liquidadores deben realizar los actos necesarios para la liquidación, y si los socios
no han dispuesto otra cosa, pueden vender en bloque los bienes sociales y hacer transacciones y
compromisos.
Los liquidadores no pueden distribuir entre los socios, ni siquiera parcialmente, los
bienes sociales, mientras no hayan sido pagados los acreedores de la sociedad o no hayan sido
separadas las sumas necesarias para pagarles.
Si los fondos disponibles resultan insuficientes para el pago de las deudas sociales, los
liquidadores pueden pedir a los socios las sumas todavía debidas sobre las respectivas cuotas, y
si hace falta, las sumas necesarias, dentro de los límites de la respectiva responsabilidad y en
proporción a la parte de cada uno en las pérdidas. En la misma proporción se distribuye entre
los socios la deuda del socio insolvente. (Art. 1010 CC).
Solo podrán distribuirse beneficios irrevocablemente realizados y líquidos”. (Art. 1011 CC).
2
En la división de los bienes de la sociedad se observará, en todo lo que fuere posible, lo
dispuesto en el presente Código sobre la división de las herencias, no habiendo en este Capítulo
disposiciones en contrario (Art. 1012 CC).
El Art. 965 de nuestro Código Civil reza: “Los contratos serán formalizados por escrito.
Lo serán por escritura pública en los casos previstos por este Código”.
En principio, pues, el contrato que da origen a una sociedad debe hacerse por escrito, a
través de instrumento privado o público, salvo que la ley determine la formalidad de la escritura
pública.
“A falta de contrato, la existencia de la sociedad podrá justificarse por hechos de los cuales
pueda inferirse, aunque se trate de un valor superior al fijado por la ley.
2
5- RÉGIMEN DE NULIDAD. INVALIDEZ EN RAZÓN DEL VÍNCULO.
OBJETO ILÍCITO. EL OBJETO PROHIBIDO EN RAZÓN DEL TIPO SOCIAL
Como sanción, solamente puede estar establecida en la ley: “Las únicas nulidades que
los jueces pueden declarar son las que expresa o implícitamente se establecen en este
Código” (Art. 355 Código Civil).
La doctrina distingue los actos nulos de los anulables, atendiendo a que el vicio se
presenta ante el Juzgador en forma manifiesta, ostensible, para los primeros, y requiriendo una
investigación, para los segundos.
También se distingue entre nulidad absoluta y relativa, según quién sea el titular del
interés que esté en juego: el orden público y el interés de la comunidad en la nulidad absoluta, y
el interés de uno o más particulares en la nulidad relativa.
Ahora bien, las sociedades tienen un régimen especial de nulidades, por constituir
contratos en donde se conjugan distintos tipos de relacionamiento y se tejen diferentes clases
de intereses: de la sociedad en sí, de los socios en particular y entre ellos, y de los terceros
frente a la sociedad.
Así las sociedades pueden resultar nulas, por defectos en el objeto mismo de la
sociedad, en la forma de concurrencia de los socios y en la forma de distribución de utilidades,
beneficios y pérdidas. Igualmente se sanciona con la nulidad a la sociedad que persiga fines
ilícitos.
c) Si el vicio afecta la voluntad de los socios a quienes pertenece la mayoría del capital.
2
Objeto ilícito
Art.963.- “Será nula la sociedad que tenga fines ilícitos. Cuando se declare su
disolución, los socios podrán retirar sus aportes, pero no las utilidades, las que ingresarán al
patrimonio del Estado para ser destinadas al fomento de la educación pública.
Los socios, los administradores y quienes actúen como tales en la gestión social responderán
ilimitada y solidariamente por el aviso social y los perjuicios causados”.
b) cuando uno de los contratantes concurriere con solo su influencia política o social, aunque se
comprometiera a participar en las pérdidas;
e) cuando cualquiera de los socios no pudiere renunciar o ser excluido, existiendo justa causa
para ello;
f) si en cualquier momento alguno de los socios pudiere retirar lo que tuviere en la sociedad;
g) cuando al socio o a los socios capitalistas se les prometiere restituir su aporte con un premio
designado, o con sus frutos, o con una cantidad adicional, haya o no ganancias;
j) cuando se convenga que todos los beneficios y aun los aportes a la sociedad, pertenezcan al
socio o socios sobrevivientes”.
Art.962.- “La nulidad del contrato podrá ser alegada por los socios entre sí para eximirse de las
obligaciones que él les imponga; pero no frente a terceros de buena fe, a quienes les será
permitido invocarla respecto de la sociedad y los socios. En caso de mala fe de los terceros, los
socios podrán aducir contra ellos la nulidad”.
Art.964.- “En todos los casos de nulidad, salvo el previsto por el artículo antecedente, los
socios podrán alegar entre sí la existencia del contrato para pedir que se restituyan los aportes,
2
se liquiden las operaciones comunes, se dividan las ganancias y adquisiciones e indemnicen las
pérdidas.
La sociedad tendrá derecho para demandar a terceros por las obligaciones contraídas a favor de
ella, sin que a estos les sea permitido alegar la inexistencia de la misma.
Los terceros, a su vez, podrán invocarla contra los socios sin que estos puedan oponer su
nulidad”.
Existen objetos prohibidos en algunos tipos societarios por ejemplo, las sociedades de
responsabilidad limitada no pueden realizar operaciones bancarias, de seguro, de capitalización
y ahorro, ni aquellas para las cuales la ley exija otra forma de sociedad.
Las sociedades irregulares, según Malagarriga, son aquellas en cuya constitución se han
omitido las condiciones de forma exigidas por la ley.
Dicho autor distingue las sociedades de hecho –en las que el acto constitutivo no se
hizo constar por escrito- de las sociedades irregulares propiamente dichas –las que habiendo
sido constituidas por contrato escrito, este no ha sido inscripto legalmente o tiene algún vicio de
forma en su constitución-. Esta distinción ha sido considerada intrascendente por buena parte
de la doctrina23; particularmente nuestra legislación considera a la sociedad de hecho en la
misma categoría que la sociedad irregular.
Los terceros que deban demandar a la sociedad, podrán optar por dirigirse directamente
contra esta, tal como si se tratase de una sociedad regular, o bien, podrán accionar en forma
particular contra los socios, quienes responden solidaria e ilimitadamente sin beneficio de
excusión por todas las obligaciones contraídas a nombre de la sociedad.
23
OMEBA, p. 759.
2
Por tanto, las sociedades irregulares son consideradas como personas jurídicas
susceptibles de detentar derechos y contraer obligaciones, aunque les falte el requisito de la
“tipicidad”. Pero esta personalidad es precaria, ya que cualquiera de los socios puede solicitar
su disolución en cualquier momento, y además es limitada, porque no produce los mismos
efectos que una sociedad constituida regularmente. Por ejemplo, sus bienes inmuebles solo
pueden estar registrados a nombre personal de los socios, y no de la sociedad 24.
En materia de sociedades, la ley les reconoce “personalidad jurídica”, razón por la cual
tienen nombre y domicilio propios; además, pueden ser titulares de derechos y capaces de
contraer obligaciones, con capital propio y patrimonio distinto de cada uno de los socios.
La personalidad jurídica a un ente colectivo es otorgada por la ley en pos del bien común
y el interés general.
Al contar con un medio técnico capaz de diferenciar y separar los patrimonios, derechos,
obligaciones y responsabilidades, se hace posible el desarrollo económico de los pueblos.
Pero las leyes no reconocen una aptitud ilimitada a la personalidad de los entes
colectivos: solo se les reconocen facultades en la medida necesaria para cumplir el objeto
propuesto en el acto de constitución o para alcanzar los fines sociales.
Evolución histórica
Tras la idea de dotar de forma jurídica a los grupos de personas que se organizan en pos
de la obtención de un fin y de conferir forma al patrimonio de las mismas, se hizo necesario
reconocer a estas organizaciones el carácter de sujetos de derecho diferentes a las personas
físicas de sus integrantes.
2
hoy por personas jurídicas. Posteriormente fueron reconociéndose como sujetos de derecho
distintos a sus integrantes, las corporaciones o corpus llamados “collegium”, “universitas”,
“sodalitates”.
Pero solamente en una posterior evolución se reconoció a la societas como una idea
independiente de cada uno de sus socios. Para Garrigues la evolución histórica muestra una
tendencia a separar la sociedad mercantil de las personas de los socios, porque la sociedad no
es la suma de socios, sino que está por encima de ellos.
A lo largo del tiempo, se han generado amplios debates en relación a la naturaleza de las
personas jurídicas: varias teorías surgieron en torno a este tema. Así, las principales son: la
Teoría de la ficción, la de la realidad, la organicista; o bien, otras le negaron la personalidad a
los entes colectivos (tesis negativistas).
Teoría de la ficción: cuyo principal expositor fue Savigny, para quien la personalidad
jurídica es algo distinto de la realidad. La persona jurídica es para este autor un sujeto de
derecho patrimonial creado artificialmente por la autoridad con el objeto de facilitar a las
asociaciones de individuos el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones.
Teoría de la realidad: Las teorías de la realidad parten de la idea de que una persona
jurídica es una realidad concreta preexistente a la voluntad de las personas físicas. Según esta
corriente, las personas jurídicas son una realidad social; son sujetos de derecho tan reales como
los seres humanos.
La teoría organicista se inserta dentro de las teorías de la realidad. Para esta teoría, las
personas jurídicas no son entes artificiales creados por el Estado, sino realidades vivas. Los
entes colectivos son organismos sociales dotados tanto como el ser humano de una potestad
propia de querer y por ello, capaces naturalmente de ser sujetos de derecho. Algunos de sus
seguidores comparan a la sociedad con un organismo biológico individual, como un ser dotado
de voluntad, cabeza y células, dado que los elementos que forman la persona colectiva tienen
similitud con las células de un organismo natural.
2
registro correspondiente. La falta de registro no anulará el contrato, pero la sociedad no
adquirirá el dominio ni derechos reales sobre los bienes registrables aportados por los socios.
No será oponible a tercero ninguna estipulación no registrada que se aparte del régimen
establecido por este Código, sea restringiendo los derechos de aquellos o los poderes conferidos
a los administradores”.
Además, el Art. 4º de la citada Ley 388 modifica el Art. 1050 del Código Civil, el que
queda redactado como sigue: “Las sociedades anónimas adquieren personalidad jurídica y
comienzan su existencia a partir de su inscripción en el registro de las personas jurídicas y
asociaciones creado por el Art. 345 de la Ley Nº 879/81. Deberán anotarse en el registro la
escritura en la que conste el acta constitutiva, los estatutos sociales y la designación del primer
directorio y del o de los primeros síndicos”.
b) Tienen derecho a un nombre que las identifique y las diferencie de los demás entes
colecivos;
c) Tienen domicilio propio; las personas jurídicas, salvo lo que se disponga en el acto
constitutivo, tienen su domicilio en el lugar de su sede. Si tuvieren establecimientos en
diferentes localidades, su domicilio estará en ellas para el cumplimiento de las obligaciones allí
contraídas (Art. 95, Código Civil).
d) Tienen responsabilidad civil. Se reputan actos de las personas jurídicas los de sus
órganos (Art. 97, Código Civil). Las personas jurídicas responden del daño que los actos de sus
órganos hayan causado a terceros, trátese de una acción u omisión y aunque sea delito, cuando
los hechos han sido ejecutados en el ejercicio de sus funciones y en beneficio de la entidad.
Dichos actos responsabilizan personalmente a sus autores con relación a la persona jurídica.
Responden también las personas jurídicas por los daños que causen sus dependientes o las
cosas de que se sirven, conforme a las normas de este Código (Art. 98, Código Civil).
e) Requieren una organización, es decir una determinación sobre los órganos que han de
gobernar, administrar y controlar su actuación.
2
El “holding” es un nombre inglés que define las sociedades que en su cartera poseen
acciones de otras sociedades, sobre las que tienen facultades de administración o dominio25.
En otras palabras, se designa con este nombre a las sociedades que no ejercen por sí
mismas ni la industria ni el comercio, sino que su objetivo es la tenencia y posesión de acciones
de otras empresas teniendo de este modo su control.26
Son acuerdos o alianzas (generalmente temporales) que se realizan entre una o más
sociedades, principalmente con el fin de presentarse como proponentes en procesos de
licitación pública.
La unión temporal se da, en cambio, cuando dos o más personas (física o jurídica) en
forma conjunta presentan una misma propuesta para la adjudicación, celebración y ejecución de
un contrato, respondiendo solidariamente por el cumplimiento total de la propuesta y del objeto
contratado, pero las sanciones por el incumplimiento de las obligaciones derivadas de la
propuesta y del contrato se impondrán de acuerdo con la participación en la ejecución de cada
uno de los miembros de la unión temporal.
Queda claro que una u otra no es una nueva sociedad, ya que es simplemente un
instrumento de cooperación entre empresas cuando requieren asumir una tarea económica
particularmente importante27.
25
OSSORIO, Manuel, Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, Edit. Heliasta, 30ª. Edición, Bs. As.,
p. 456.
26
http://www.dolarpeso.com/diccionario_financiero/diccionario.php?file
27
http://www.dolarpeso.com/diccionario_financiero/diccionario.php?file
3
BIBLIOGRAFÍA
3
• OMEBA, Enciclopedia jurídica, T. XXV, Buenos Aires, 1980.
Doctor en Ciencias Jurídicas por la Universidad Nacional de Asunción, con calificación “Cum
laude”. Abogado. Notario y Escribano Público. Egresado del curso de capacitación pedagógica
en tecnología didáctica para docentes universitarios, con calificación sobresaliente. Profesor
Titular de “Derecho de las Obligaciones”, primera cátedra. Profesor Titular de “Derecho
Mercantil II”, primera cátedra, ambas de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional de Asunción. Principales obras publicadas: “Honorarios de Abogados y
Procuradores”. Ley 1376/88 Ed. La Ley Paraguaya S.A. Asunción. “El Cheque. Régimen
Legal. Jurisprudencia”. Ed. La Ley Paraguaya S.A. Asunción. “Derecho Bancario” (Co autor
con los doctores Bonifacio Rios Avalos y José A. Moreno Rodríguez). Ed. La Ley Paraguaya.
Ministro Presidente de la Corte Suprema de Justicia. Miembro del Jurado de Enjuiciamiento de
Magistrados. Miembro del Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala, en la
Capital (1980-2004). Juez de Primera Instancia en lo Comercial del Tercer Turno en la Capital.
Miembro de la Comisión Nacional de Codificación. Miembro del Consejo Directivo de la
Facultad de Derecho (UNA) y Miembro de la Asamblea Universitaria de la misma
Universidad.
3
1
APENDICE CAPÍTULO XV
DE LA INTERVENCIÓN Y LA ADMINISTRACIÓN
Para entrar en tema necesariamente debemos referirnos a las medidas precautorias sobre
los entes ideales, que son sociedades, consorcios, sucesiones, masa de acreedores, etc.,
que no pueden emitir su voluntad sino a través de quien los represente.
De todos modos nos interesa dejar bien en claro que estos entes no tienen luz propia,
pueden desarrollarse de manera irregular o no desarrollarse, todo lo cual causa un grave
perjuicio a los interesados en ese ente ideal.
TIPOS
INTERFERENCIA
JUDICIAL ADMINISTRACIÓN. Provisoria.
ADMINISTRACIÓN Consorcios.
PROVISORIA. Sociedades
Liq. de sociedades.
APLICACIÓN
Admi. Sucesoria.
Veedor
INTERVENCIÓN. Sociedades Ejecutor.
Contralor.
Sociedad conyugal.
INTERVENCIÓN JUDICIAL
Art. 727. “Cuando no exista otra medida cautelar suficiente para asegurar los
derechos que se intenta garantizar o la decretada fuere ineficaz, A PETICIÓN DE
PARTE, podrá ordenarse la INTEVENCIÓN de un establecimiento comercial, una
explotación industrial o un capital en giro.-
HONORARIOS
4
El interventor solo percibirá los honorarios a que tuviere derecho, una vez aprobado
judicialmente el informe final de su gestión. Si su actuación debiera prolongarse durante
un plazo que a criterio del juez justificara el pago de anticipos, PREVIO TRASLADO
A LAS PARTES, se fijarán estos en adecuada proporción al eventual importe total de
sus honorarios. Para la regulación de sus honorarios se atendrá a la naturaleza y
modalidades de la intervención, al monto de las utilidades realizadas, a la importancia y
eficacia de la gestión, a la responsabilidad en ella comprometida, al lapso de la
actuación y a las demás circunstancias del caso. Carece de derecho a cobrar honorarios
el interventor removido por ejercicio ABUSIVO; si la remoción se debiere a su
negligencia, aquel derecho a honorarios o la proporción que le corresponda, será
determinada por el Juez. El pacto de honorarios celebrado por el interventor será nulo e
importará el ejercicio abusivo del cargo.
DE LA ADMINISTRACIÓN JUDICIAL.
Art. 728: “La administración judicial sólo podrá decretarse a solicitud de un socio,
condómino o comunero, y siempre que concurran los siguientes requisitos: a) que
se inicie la acción de remoción del administrador; y b) que haya peligro en la
demora”.
La administración judicial consiste en la interferencia en entes colectivos en los cuales
se va a desplazar la administración regular o entrar en lugar de ella por ausencia o
imposibilidad de concretarla, con facultades de DIRECCIÓN Y GOBIERNO.
En el consorcio la intervención judicial o administración provisoria, tiene por fin
regularizar el funcionamiento de los órganos consorciales, cuando posiciones
incompatibles o absolutas o la actitud del administrador, impiden llegar a la solución a
través de las vías que establece la ley.
--------------------o-----------------
5
1.- EL SOCIO
Tal “estatus” no sería uniforme, porque depende; 1º) del tipo de sociedad; 2º) de
los derechos y obligaciones en determinado contrato de sociedad (ob. cit., p. 351)
2. APORTES
El Art. 981 del Código Civil trata directamente primero las obligaciones de los
socios, para referirse en el parágrafo siguiente a los derechos de los mismos. El
mencionado artículo dispone: “Cada socio debe a la sociedad lo que prometió aportar y
será responsable por los vicios redhibitorios y por la evicción, en su caso. Si debiere
dinero, sin necesidad de requerimiento judicial, abonará los intereses desde el día en que
debió entregarlos.
Como comentario general podemos afirmar que las fuentes de este artículo son
principalmente el Código de Vélez Sársfield, el proyecto argentino de 1936, el Código
de Comercio derogado y el Anteproyecto de Bibiloni, legislaciones ya perimidas, por lo
que se hace necesaria una nueva reestructuración de este Art. 982.
El Art. 983 es reproducción del Art. 1710 de Vélez, con la diferencia de que este
está mejor redactado, por lo que lo reproducimos para su mayor comprensión: “Ninguno
de los socios podrá ser obligado a nueva prestación, si no se hubiese prometido en el
contrato de la sociedad, aunque la mayoría de los socios lo exija para dar mayor
extensión a los negocios de la misma; pero si no pudiese obtener el objeto de la
sociedad sin aumentar las prestaciones, el socio que no consienta en ello podrá retirarse,
y deberá hacerlo siempre que sus consocios lo exijan”.
Nuestro Art. 983 expresa: “Ninguno de los socios podrá ser obligado a nueva
prestación, si no lo hubiere prometido en el contrato, aunque la mayoría lo reclamare
para dar más impulso a los negocios; pero si no pudiere lograrse el fin de la sociedad sin
aquel aumento, el disidente podrá retirarse, y deberá hacerlo cuando sus socios lo
exigieren”.
6. PROHIBICIÓN AL SOCIO
El Art. 985 dispone una regla casi obvia: “El socio no podrá servirse, sin
consentimiento de los otros socios, de las cosas pertenecientes al patrimonio social para
fines extraños a los de la sociedad”.
El Art. 986 se refiere al caso del socio que hubiese cobrado por entero la parte
que le correspondía en un crédito social sin que lo hayan hecho los demás socios, está
obligado, si el deudor cae después en insolvencia, a traer al patrimonio social lo que
recibió, aunque hubiere dado el recibo solamente por su parte.
Como se advierte, este artículo hace referencia a los socios que aportaren su
industria o trabajo. Parecería algo desubicado, pues tenemos una ley que regula las
relaciones entre los socios capitalistas y los suministradores de trabajo. Pero sin
embargo, el caso planteado por el Código enfoca el problema desde otra perspectiva.
El artículo se refiere, en primera instancia, al caso en que el socio industrial no
prestare el servicio por causa que no le sea imputable. Y, en este caso, dispone que el
contrato podría resolverse. La solución nos parece bastante drástica, a no ser que el
servicio fuese fundamental para la sociedad y que la disolución la resolviesen la
mayoría de los demás socios. Asimismo, establece el Código una pena para el socio
industrial en caso de interrupción de sus servicios sin causa imputable a él, autorizando
en este caso a una disminución proporcional en las ganancias. El otro caso contempla el
del incumplimiento del servicio por su responsabilidad. En este caso, los consocios
tendrán la opción de excluirlo de la sociedad o disolver la misma.
El Art. 988 reza: “El socio tiene la obligación de abonar intereses a la sociedad
provenientes de las sumas que hubiere extraído de la caja social, desde el día que los
tomó, sin perjuicio de responder por los daños”. La fuente de este artículo es el 1722 de
Vélez Sársfield y tiende a precautelar el capital social, no permitiendo al socio utilizar
fondos sociales para gastos particulares, o pena del pago de interese y daños en su caso.
c) Renuncia del socio. El inc. c) del Art. 989 dispone como derecho del socio:
“Renunciar en cualquier tiempo cuando la sociedad fuere por plazo indeterminado, a no
ser que dicha renuncia sea de mala fe o intempestiva”.
Como vemos, la sanción para el socio que renuncia de mala fe es bastante dura,
pues se arriesga a perder íntegramente lo que hubiere pretendido, así como a soportar
por sí mismo todas las pérdidas que pudieren derivarse de la operación pretendida.
Prohibición de exclusión del socio sin justa causa. Se considerará justa causa:
“a) la cesión de derechos a terceros, no obstante la prohibición del contrato. Es decir
que en este caso el socio está violando deliberadamente el contrato social suscripto por
él; “b) el incumplimiento de cualquiera de las obligaciones para con la sociedad, tenga o
no culpa el socio”. Es una cláusula coercitiva que constriñe al socio a cumplir sus
obligaciones sociales. Somos del parecer que la misma peca de rigurosidad y falta de
ecuanimidad; “c) la incapacidad sobreviniente. La producida por falencia no causará
exclusión, cuando se tratare del socio industrial”; y “d) cuando perdiere la confianza de
los demás, por insolvencia, mala conducta, provocación de discordia entre los socios y
otros hechos análogos”.
c) “respecto de las deudas sociales, los acreedores conservarán, hasta esa fecha,
sus derechos contra el socio, del mismo modo que contra los que continuaren en la
sociedad, aunque estos tomasen a su cargo el pago total, salvo si por escrito hubieran
exonerado al saliente”.
Este artículo tiene su fuente principal en el Art. 1711 de Vélez Sársfield, el que a
nuestro parecer tiene una mejor redacción y es más sencillo de ser comprendido.
Hace referencia a este punto el Art. 995 del C.C. La sociedad considerará deudas
sociales aquellas que los administradores hubiesen contraído en su calidad de tales,
debiendo indicar de cualquier modo, invocar en forma clara y precisa (contemplatio
dominis), dichos títulos y obligaciones por cuenta de la sociedad o en representación de
ella. Es decir que, volvemos a repetir, no basta que se sea socio o administrador, sino
que es imprescindible que se indique esa calidad; solo así las obligaciones por cuenta y
representación de la sociedad surtirán efecto sobre ella. El párrafo final contiene una
presunción, al expresar que en caso de duda se presumirá que los administradores se
obligaron independientemente de su calidad de socio; es decir, en nombre particular, y
cuando hubiere duda respecto de si lo hicieron o no dentro de los límites de su mandato,
se entenderá lo primero. Ya un comentario de Llerena sostenía: “En los casos en que,
debiendo contratar a nombre de la sociedad, contrata a nombre propio, esta tiene
derecho para exigir la subrogación en los derechos adquiridos por cuenta propia y que
debió hacer en nombre de la sociedad; el administrador que estando obligado a contratar
a nombre de la sociedad, contratara para sí, comete una infidelidad en el cumplimiento
del mandato, aprovechando para sí lo encargado de adquirir para la sociedad; no debe,
pues, aprovecharse de su propia falta” (Llerena, Baldomero, “Concordancia y
Comentarios al Código Civil Argentino”, Ed. Jacobo Peuse, t. 5, p. 484).
El art. 996 expone el caso en que las deudas fueren contraídas en nombre de la
sociedad, con extralimitación del mandato y la sociedad no las ratificare, la obligación
será solo suya en la medida del beneficio, correspondiendo a los acreedores la prueba de
ésta.
Vemos, pues, que del principio general del Art. 999 pueden surgir consecuencias
que afecten el capital social sin que la sociedad en sí sea acreedora de terceros.
18. PROHIBICIÓN AL SOCIO
Hemos repetido que la sociedad es un ente distinto de cada uno de los socios. El
Art. 1001 confirma este princũpio fundamental de las relaciones entre socios, sociedad
y terceros, cuando dispone: “Los socios, en cuanto a sus obligaciones respecto de
terceros, deberán considerarse como extraños a la sociedad. La calidad de socio no
podrá invocarse por ellos, ni serles opuestas”.
No puede invocarse la acción “in rem verso”. Como sabemos, los contratos solo
producen efecto entre las partes; y el tercero, acreedor del socio, ninguna acción directa
podría tener contra la sociedad (Llerena, ob. cit., t. 5 p. 518,). En el mismo sentido
Vélez, al comentar el Art. 1744, fuente del 10025 nuestro, dispone: “La sociedad es una
tercer persona, no hay acción contra ella, como no la habría contra un particular a quien
el deudor hubiese entregado el dinero que tomase prestado”.
CAPÍTULO XVII
DESIGNACIÓN Y CESACIÓN.
El o los administradores de la sociedad deben ser designados en el acto de constitución de
la sociedad, por aquellos que conformaran la categoría de socios. Esta obligación de
designación en el contrato social se extrae de las normas que regulan la constitución de las
distintas sociedades comerciales.
También pueden ser designados los directivos de las sociedades en acto posterior. Los
directivos designados en acto posterior, lo son a consecuencia de la facultad de revocación
que tienen los socios o porque ha la renuncia de estos o talvez, hayan cumplido el periodo
para el cual fueron nombrados.
Las designaciones de los administradores deben ser registradas en el Registro público de
comercio, para que terceros no puedan alegar desconocimiento del carácter con el que esta
investido el administrador. Villegas, en obra Derecho de las sociedades comerciales, sostiene
que la inscripción tiene una función de publicidad, por lo que entiende que su omisión puede
generar responsabilidad frente a terceros perjudicados. En cuestiones que hacen a los
administradores, sobre aspectos no reglados en el Código Civil, debe tomarse en cuenta las
disposiciones de la ley del Comerciante, en la parte que regula sobre el factor, por la similar
naturaleza de ambos institutos.
En el ultimo compendio de normas nombrado, se establece que la designación del factor
debe ser registrado en el Registro Público de Comercio, lo que confirma la afirmación
realizada mas arriba sobre la inscripción del o los administradores de las sociedades, en razón
de la similitud de los institutos.
Como consecuencia de la facultad acordada a los socios para nombrar a los
administradores, se les reconoce la posibilidad de revocación de la designación, lo que quiere
decir que los socios pueden cesarlos en dichas funciones. En cuanto a la revocación, nada
refiere la ley, sobre la potestad que tienen los socios de hacer valer ese derecho de revocación,
sin que este motivada, por lo que puede concluirse que los mismos pueden ejercer ese derecho
sin causas, lo que no obsta a que el ejercicio de ese derecho sea reglado en el contrato, es
decir, se imponga las causas por las cuales los administradores pueden ser removidos.
RENUNCIA
Resulta que dicho articulo debe interpretarse de manera conjunta con lo dispuesto por el
Art. 1004 del Código Civil, que refiere que la sociedad “podrá” disolverse a instancia de uno
de socios, citando entre los motivos la renuncia de administrador nombrado en el contrato
social. Este articulo contempla la posibilidad de renuncia del administrador que fuere
nombrado en el acto constitutivo, teniéndolo como causal de disolución, que es una
posibilidad, es decir, no es imperativo que se disuelva la sociedad como consecuencia de la
renuncia del administrador de la sociedad nombrado en el contrato.
Entonces, tenemos dos cuestiones a partir de este ultimo artículo, la primera que habré la
posibilidad de renuncia a aquel administrador que fue nombrado en el contrato y la segunda,
que la renuncia no implica la necesidad de la disolución, por lo que si renuncia el
administrador nombrado en el acto constitutivo, puede seguir funcionando la sociedad.
Los administradores pueden renunciar por cualquier motivo, salvo pacto expreso en el
contrato. Aun así debería poder aplicarse, por analogía los dispuesto en los Arts. 990 y 991
del citado cuerpo legal, que regula la renuncia de mala fe o intempestiva, en cuanto a las
causales de separación del administrador, para la imputación de responsabilidad de este frente
a la sociedad.
La sociedad tiene un fin social que alcanzar y a dichos efectos, los administradores tienen
que tener el poder necesario para lograrlo. Estos poderes deben ser lo mas amplio posible para
que su trabajo no se vea truncado y, a dicho efecto, lo que podría establecerse son
prohibiciones, si los demás socios quieren reservar ciertos actos a otros socios o mandatarios.
Fuera de estas limitaciones, el administrador, se encuentra facultado para realizar actos que
tengan que ver con el giro de la empresa.
Es por eso que el Código Civil establece como naturaleza de la administración de la
sociedad el carácter de mandato general.
En virtud de dicho mandato, el administrador tiene la facultad de realizar todos los actos
que tengan que ver con el giro normal de la sociedad. Ante la falta de cláusula expresa en el
instrumento donde se lo instituye, en el que se determine el límite de su competencia, para la
interpretación sobre la amplitud de los poderes de administración, se atenderá a la naturaleza
y fin de la sociedad.
Los administradores no podrán encargar a otros sus labores, es decir, no podrán
delegar sus funciones de administración y representación, lo que no obsta a que los mismos
puedan otorgar poderes especiales para a otras personas para la ejecución de actos específicos
o hacer ejecutar a sus subordinados alguna cuestión administrativa que tiene con el giro de la
sociedad, bajo su supervisión y mas que nada, bajo su responsabilidad.
LIMITACIONES.
Como se ha dejado sentado, la administración de la sociedad comprende los negocios
ordinarios de ella con todas sus consecuencias, es decir, todos aquellos que tiene que ver con
el objeto de la sociedad.
Esas actividades están comprendidas dentro de lo que se entiende el giro normal, o mejor
todos aquellos actos tendientes a la consecución de fin. El poder asignado en el contrato social
o resolución de asamblea, a los administradores, tienen como fuente la esencia del objeto
social. Estas asignaciones son consideradas por la ley como un mandato general.
La ley considera que el administrador o administradores pueden realizar todos los actos
ordinarios, y para determinar que comprenden los mismos, lo hace a través de una definición
indirecta, es decir, señalando lo que no es, para que se entienda su esencia. Refiere la norma
que son negocios ordinarios aquellos que no requieren poderes especiales.
El Art. 883 del Código Civil, nos ayuda a entender mejor los alcances de la competencia
de los administradores. Estos son considerados como mandatarios con poder general y este
artículo no hace otra cosa mas que desentrañar el alcance del poder general, estableciendo que
solo comprende los de administración, por lo que se puede descartar entonces la posibilidad
de los administradores de realizar actos de disposición. Estos, estan reservados a los socios.
Entonces, los administradores, pueden realizar todos los actos que tienen que ver con el
giro normal de la empresa y que no requieren para su ejecución de poder especial. El Art. 884
del C.C. señala cuales son los actos que requieren poderes especiales, por lo que los mismos
les esta vedado a los administradores, salvo que se les extienda un poder especial a dichos
efectos.
DERECHOS Y OBLIGACIONES.
El Código Civil no ha determinado específicamente las obligaciones de los
administradores, por lo que debe recurrirse a la figura del mandato, dado que el este cuerpo
legal ha asimilado este contrato con lo realizado por los administradores. Pero estos deberes, a
los que debe adecuar su conducta el administrador, desarrollados en el Art. 884 del Código
Civil, constituyen una derivación los principios jurídicos del derecho comercial de lealtad,
diligencia de un buen hombre de negocios y legalidad.
Se hace referencia primero a estos principios, puesto que la ley constituye el corolario de
estos.
Con relación al primero (lealtad), el administrador debe actuar siempre teniendo en la
mira a la sociedad que tiene a su cargo, sin dejarse influenciar por otros intereses extraños a la
sociedad, es decir debe ser fiel a la sociedad para la cual trabaja.
Con respecto a la diligencia, el mismo debe desempeñarse como si el negocio fuere suyo.
En relación al de legalidad, se puede concluir que el administrador debe cumplir a
cabalidad con el estatuto, el contrato social y la ley. En caso de incumplimiento será pasible
de ser responsabilizado por daños y perjuicios ocasionados.
Como se dijo mas arriba, debe hacerse alusión a lo dispuesto en el Art. 884, por cuanto
este hace se refiere a las obligaciones del mandatario y dada la naturaleza asignada por el
Código Civil a los administradores, la norma señalada les es aplicable, por lo que los
administradores deben, según el este articulo: “…a) ejecutar fielmente el contrato de acuerdo
con la naturaleza del negocio y dentro de los límites del poder, ajustándose a las instrucciones
recibidas. No se juzgará que se apartó de ellas, si lo hubiese cumplido en una forma más
ventajosa que la indicada; b) abstenerse de ejecutar el mandato, cuando de ello resultare daño
manifiesto para el poderdante; c) tomar las medidas conservatorias exigidas por las
circunstancias, cuando se hallase en imposibilidad de obrar con arreglo a las instrucciones,
pero no estará obligado a constituirse en agente oficioso; d) responder por los daños y
perjuicios derivados de la inejecución total o parcial, si le fuere imputable; e) dar cuenta de
sus operaciones, sin que la previa relevación de ello por el mandante le libere de los cargos
que éste pueda justificar contra él; f) restituir cuanto recibió del poderdante y no hubiese
dispuesto por su orden, como también lo que obtuvo de tercero, aunque fuere sin derecho, las
ganancias derivadas del negocio, los títulos, documentos y papeles que le hubieren sido
confiados, salvo las cartas o instrucciones entregadas con motivo de la ejecución del contrato;
g) a falta de autorización del mandante, abstenerse de otro beneficio o provecho en el
desempeño del encargo, salvo el previsto al celebrarse el contrato; y h) posponer sus intereses
en la ejecución del contrato si mediare conflicto entre los suyos y los del mandante.
Si nos fijamos, los principios señalados mas arriba constituyen el fundamento de los
incisos del Art. 884 transcriptos, pues, como puede observarse, los incisos “a, b, e, f, g y h”,
constituyen la particularización del principio de lealtad. El “c” tiene que ve con el de
diligencia y el “d” con el de legalidad.
RESPONSABILIDAD DE LOS ADMINISTRADORES SOCIALES
Los administradores están obligados a actuar conforme a las normas del contrato y la ley.
Apartarse de las mismas implicaría responsabilidad para el o los infractores.
En el caso de que existan varios administradores que hubieran quebrantado las normas
apuntadas serán solidariamente responsables.
Para la aplicación de la responsabilidad el código civil exige que exista culpa al menos,
por ende, serán considerados, con mas razón aun, responsables aquellos que actuaron con
dolo o culpa grave.
A raíz del obrar violatorio del contrato o la ley, los socios podrán resolver la destitución
del cargo de administrador y la promoción de acciones civiles o penales en su caso.
Nótese que el articulo dispone que la responsabilidad esta dada respecto de la sociedad, lo
que no implica que terceros perjudicados con la actuación del representante o representantes
sociales, puedan accionar contra los mismos
Los administradores son responsables por los actos realizados por dependientes que están
bajo su dependencia conforme lo dispone el Art. 1842 del Código Civil.
FORMA DE OPERAR
CLASES.
La intervención judicial se divide, según los poderes que tengan los administradores,
según la competencia que le es asignada.
Encontramos aquella en la que solo el interventor realiza solo un trabajo de comprobación
y comunica lo verificado al Juez.
Mientras que en el otro, el Juez asigna al interventor una tarea participativa en lo que ser
refiere al giro de la sociedad, pudiendo trabajar en exclusividad o en forma conjunta con los
administradores cuya remoción se solicita.
PROCEDENCIA.
Esta medida cautelar se hará viable como consecuencia de los peligros que la actuación de
los administradores societarios generen respecto del normal funcionamiento de la sociedad y
su subsistencia.
Estos tienen que ver con actos u omisiones de los administradores que generen un peligro
para desenvolvimiento de la sociedad como tal.
Entre los actos podríamos citar como ejemplo la extralimitación en sus poderes, mientras
que como ejemplo de actos omisivos, tendríamos su ausencia en la dirección societaria.
Esta tiene como parámetro de procedencia la inexistencia de otra medida, concluyéndose
que la intervención tiene carácter subsidiario en relación a otras medidas cautelares que podan
ser solicitados para precautelar los derechos que se intenta garantizar o la decretada fuere
ineficaz.
Esta puede ser solicita por cualquier socio, en el juicio que promoviera para la remoción
de los administradores.
REQUISITOS.
Como parámetros para que sea otorgada la medida cautelar se tiene los siguientes:
A) Solo un socio podrá solicitar la medida, pero con la aclaración de que debe ser parte
en el juicio de remoción que sustenta a la presente medida cautelar. Deberá acreditar su
estatus de socio y para ello se servirá de documentos que estén en su poder y que lo avalen.
B) Que se inicie la acción de remoción del administrador. Esta es la única acción que hace
viable la implementación de esta medida judicial. En atención a lo dicho, se concluye que esta
medida cautelar no podrá ser solicitada antes de la interposición de la demanda principal con
la condición de que se presentara en el futuro.
C) Que haya peligro en la demora. El socio deberá acreditar el peligro que ocasionaría el
hecho de que no sea intervenida la sociedad en su administración. Debe establecer cual es
acto u omisión del administrador, cual es la consecuencia (tipo de daño) y la relación causal
entre el acto u omisión del administrador y el daño.
FISCALIZACIÓN.
FISCALIZACIÓN DIRECTA
FISCALIZACIÓN INDIRECTA
TERCEROS.
También son considerados como terceros, aunque tengan la calidad de socios, cuando
estos se vinculen entre si, pero dicho vinculo no tiene como fuente el contrato social. Por
ejemplo, un miembro del directorio de una S.A., le vende una casa propia a otro socio. Este
vínculo no puede ser considerado como consecuencia del contrato social. El director no será
considerado en este caso representante de la sociedad y por tanto, no sera un acto de la
sociedad, sino propio y por el hecho de que el comprador sea también socio, no cambia la
negativa de considerarlo como acto de la sociedad y por tanto, el director y el socio, en este
caso seran considerados extraños a la sociedad.
DEUDAS SOCIALES
Los administradores sociales son los representantes sociales. En razón de ello, son estos
los que hacen que la sociedad se obligue.
Esta comunicación no tiene formalidad alguna, tan solo, debe señalar que su actuación lo
hace por cuenta de la sociedad o en representación de la misma, o de cualquier otro modo
similar por el que se entienda que su actuación es para la sociedad y no, para que los efectos
que se produzcan, sean a su respecto.
En caso de duda sobre la calidad del representante social, se presumirá que los mismos se
obligaron a titulo personal. Esta presunción puede resultar perjudicial para las personas que
contratan con los administradores, habiendo dudas sobre la calidad de los mismos, por lo
gravoso que significa tener que desvirtuar una presunción y asi obligar a la sociedad. Ahora
bien, presunción resulta una suerte de presión para los administradores, por cuanto no
querrían quedar obligados, comprometiendo asi su patrimonio, en cuestiones que hacen a la
sociedad, y es por ello que tendrían que tener mayor cuidado de que no queden dudas sobre su
actuación en nombre de la sociedad.
Tienen que tener también cuidado de que actuar dentro de los limites establecidos en sus
mandatos, por las implicancias que puede traer haber actuado fuera de su competencia. Aun
asi en caso de dudas, cuando se este por obligar con un tercero, sobre si lo hacen o no dentro
de su competencia, se entenderá, para salvaguardar los intereses de los terceros de buena fe, lo
primero.
Ahora bien, para el caso en el que se determine posteriormente a la concreción del acto,
que el o los administradores actuaron con extralimitación de sus mandatos, la sociedad podrá
ratificar la actuación de este para quedar vinculada. En el caso de que no sea ratificada por la
sociedad, la única forma para que quede vinculada, sería que exista algún beneficio a su
respecto, resultando esta la medida de su vinculación, debiendo ser demostrado ese beneficio
por los acreedores. El resto, es decir, lo que no se considera beneficio para la sociedad, es
obligación del o los administradores.
La vinculación hecha fuera de los limites del mandato de los administradores, no puede
perjudicar a personas que no pudieron tener noticia de las mismas y que tan solo fueron
sorprendidas en su buena fe. Pudieron caer también, en el caso de que contrataran con un
socio, que no tiene facultades de representación (no fue designado para el efecto), en estos
caso tampoco podrían ser perjuidicadas, puesto que la buena fe será el escudo protector para
afrontar dichas situaciones perjudiciales. Esa buena fe se vera quebrantada en razón del
conocimiento que tenia de la situaciones señaladas, por lo que no podrá eximirse de
obligaciones que haya asumido ni beneficiarse del crédito que pudo haber tenido con la
sociedad.
DEUDORES SOCIALES Y ACREEDORES DEL SOCIO
Una persona pudo asumido obligaciones respecto de la sociedad como así también
respecto de alguno de sus socios. Este, en cuanto a sus obligaciones respecto de terceros,
deberá considerarse como extraños a la sociedad.
Es así que no puede ser vinculadas ambas obligaciones, por mas que ese socio, con el que
se concreto la obligación, sea administrador. Se evita el relacionamiento de obligaciones,
porque, en el caso de procederse de dicha manera, podría perjudicar los intereses sociales,
pues se podría dejar de percibir bienes con los que se contaba.
La calidad de socio, no podrá invocarse por ellos, ni serles opuesta. Tal es el caso de una
persona que contrata con la sociedad y a la vez con algún socio (este de manera particular) y
que este tercero, teniendo deudas con la sociedad, no quiera cumplir con la ella porque tiene
una crédito contra ese socio con quien también tiene vinculación. Como la sociedad, per se,
esta obligada respecto de este ultimo, una compensación, haría que no reciba lo que debía,
creando un desequilibrio económico en la sociedad, independientemente de que la sociedad le
deba rendir cuentas a su socio respecto del rendimiento económico, solo que esto ultimo lo
hace en razón del beneficio logrado y si se compensa, no se lograría beneficiar a todos los
socios de la misma manera tal vez que si se hubiese hecho efectivo el crédito.
ACREEDORES SOCIALES
Puede ocurrir que ese mismo acreedor haya entablado alguna relación obligacional con
algún socio, siendo acreedor de este por la prestación que le es debida.
Ahora bien el Art. 999 del C.C. refiere que los acreedores de la sociedad no lo son de los
socios, salvo disposiciones especiales referentes a cada tipo de sociedad.
El socio debe tener algún tipo de habilitación para proceder a efectivización de créditos y
con ello desobligar a los deudores. La habilitación societaria aludida puede tener como causa,
el carácter de administrador societario, sea su representante en los casos previstos por este
Código, o sin tener dichos cargos le fuera asignada dicha tarea a través de poder especial.
Todo ello es porque, de permitirse el cobro a cualquier socio, se estaría induciendo al caos
a la sociedad y a los terceros que negocian con ella. Por ejemplo, imagine que un socio cobra
un crédito social y no comunica a la sociedad en tiempo oportuno. Tampoco hace lo propio el
deudor societario en la creencia de que ya se desobligo y posteriormente, este último es
demandado por la sociedad, por un pago que ya hizo. Bien la ley ha previsto, situaciones
como esta, vedando la posibilidad de cobrar a cualquier socio.
DOCUMENTOS Y CONTABILIDAD.
OBJETIVOS.
El objeto de la contabilidad es permitir a su titular, para el caso de un comerciante,
conocer en cualquier momento el estado de sus negocios, probar sus derechos, y establecer el
resultado económico de sus negociaciones, en su propio interés y en el de los terceros en
general.
En el caso de las sociedades, resulta imprescindible para los socios por cuanto lo permite
un conocimiento cabal de la gestión de la sociedad. Deben ser llevados de acuerdo al modo y
forma exigidos al comerciante comun, puesto que a las sociedades le son aplicables las
obligaciones de los comerciantes en general, es decir toda sociedad comercial, deberá:
Registrar, en libros establecidos en la ley y necesarios conforme a la naturaleza del
negocio, una contabilidad ordenada y regular, que permita determinar su situación patrimonial
y los resultados de su actividad.
Dejar constancia de todas y cada una de sus operaciones, debiendo todos estos asientos
estar realizados de manera organizada y regular, de modo tal que de las mismas resulte un
esquema que refleje de manera verídica de sus negocios. Llevará los asientos de la forma
apuntada, sin posibilidad de dejar espacios en blancos, ni podrá realizar raspaduras ni
enmiendas, salvándose las equivocaciones y omisiones de la forma que la técnica contable
establezca.
Dichos asientos registrables deberán estar justificados de manera clara y además, estar
debidamente respaldados con la documentación respectiva.
Deberá conservar, además, su correspondencia mercantil y la documentación contable que
exija la naturaleza de su giro comercial, por el plazo establecido en la ley.
LIBROS CORRIENTES.
La ley del comerciante determina cuales son los libros indispensables de cualquier
comerciante. El término “comerciante” utilizado por la ley debe ser considerado como género,
en cual se encuentran incluidas la especie sociedad comercial.
Es así que, al igual que los comerciantes (personas físicas) las sociedades tienen la
obligación de llevar libros.
Existen libros que están obligados todos y cada uno de los comerciantes (incluidas las
sociedades) que son el libro diario y el de inventario.
LIBRO DIARIO
Es el libro donde la sociedad dejara sentado todos los movimientos que realicen durante
su giro comercial. En el libro Diario se asentarán en forma detallada las operaciones diarias de
la sociedad según el orden en que se hubiesen efectuado. Los movimientos se asientan de tal
manera que cada asiento indique el acreedor y el deudor en la negociación realizada.
Este libro es complementado por el libro denominado de caja, en el cual se deja sentado
todos las operaciones que se realizaren en efectivo. Si se cuenta con este libro, ya no es
necesario el asiento de dichos movimientos en el libro diario, por el carácter complementario
del libro de caja.
LIBRO INVENTARIO
Señala Argaña, Luis M., en su obra “Tratado de derecho mercantil, pag. 197” que el libro
de inventario es el aquel donde se asienta todo bienes pertenecientes al comerciante. No
obstante, atendiendo a lo que prescribe la ley del comerciante sobre el libro de inventario, se
tiene que, no solo el detalle de bienes aportados serán consignados en el libro inventario, sino
también las deudas. En el caso de las sociedades, las mismas también están obligadas a tener
un libro inventario. En el se registraran:
a) Con que bienes cuenta la sociedad y sus deudas, al iniciar el giro de la misma,
realizando una discriminación entre el activo y el pasivo de la empresa, con indicación y
valoración de cada cuenta.
b) El patrimonio (créditos, bienes y deudas) y el resultado de cada ejercicio, al que se
adjuntará el cuadro demostrativo de ganancias y pérdidas.
2) La transmisión de los títulos nominativos, la fecha en que se verifica y los vínculos que
se refieren a ella,
LA CONSERVACIÓN.
Las sociedades deberán conservar sus libros y registros contables por el plazo de cinco
años. Este plazo será computado a partir de la fecha de la última anotación efectuada en cada
uno de dichos documentos. También seran conservados por el mismo plazo los documentos
que respalde los asientos hechos en los libros, para su comparación, en caso de necesidad.
Respecto de estos documentos, el término señalado, se empieza a computar desde la fecha en
que hubieren sido extendidos. Por ultimo, la correspondencia mercantil deberá también ser
conservada.
DIVIDENDOS.
DERECHOS AL DIVIDENDO.
Brunetti, Antonio, en su obra “Tratado del derecho de las sociedades” señala que es
necesario distinguir fundamentalmente entre derecho de participación en las futuras ganancias
de la sociedad (derecho al dividendo) y derecho que nace de la determinación de un beneficio
susceptible de ser repartido referente a un determinado ejercicio social (crédito al dividendo)
El primero es un derecho potencial, el segundo un derecho actual. Porque con anterioridad
a la asamblea que acuerda este derecho existe solo una expectativa no tutelada; después del
acuerdo hay un derecho incondicional que no puede ser modificado o limitado por futuras
perdidas.
El Articulo 89 de la ley del comerciante, reza que no pueden ser aprobados ni distribuidos
dividendos a los socios sino por utilidades realmente obtenidas y resultante de un balance
confeccionado de acuerdo con la ley y los estatutos, y aprobado por el órgano social
competente. Por lo que no pueden ser distribuidos dividendos ficticios. Asi también, se señala
que en las sociedades por acciones no pueden ser repetidos los dividendos percibidos de
buena fe por los accionistas.
RESERVAS,
Las reservas constituyen, según Villegas, partidas de dinero que las empresas prevén en
salvaguardia de la intangibilidad de su capital.
Las sociedades guardan, por mandato de la ley o por que los socios se han obligado a ello,
una parte de las ganancias para resguardar el capital o para algún gasto determinado.
La sociedades por acciones y las de responsabilidad limitada, deben efectuar, al terminar
cada año, a partir de las utilidades netas obtenidas, una reserva que no puede ser inferior al
cinco por ciento, es decir, de esas ganancias deben guardar cinco por ciento, hasta completar
lograr tener como ahorro (reserva) de la empresa, un valor equivalente al veinticinco por
ciento del capital social.
Si estas fueren utilizadas por cualquier motivo, gastos o reintegración del capital, en el
ejercicio siguiente no podran repartirse las utilidades mientras no sea repuesta nuevamente la
reserva.
CAPACIDAD
Las sociedades constituidas en el extranjero que quieran realizar de manera habitual, actos
comprendidos en su objeto, se ajustarán a las prescripciones establecidas en la República.
Instituirán a dicho efecto una representación, filial o sucursal, que adquirirá personeria
jurídica en nuestro país desde su inscripción los Registros correspondientes, previa
acreditación de los requisitos señalados en el Art. 1197 del Código Civil. A partir, la
inscripción, serán plenamente capaces para vincularse jurídicamente en nuestro país.
Respecto de la capacidad para actos aislados será analizada separadamente en otro ítem.
FORMA.
b) Que la sociedad extranjera este debidamente constituida. Es asi que deberá demostrarse
con documentos pertinentes, que la sociedad se ha constituido conforme a las leyes de su pais.
ACTOS AISLADOS.
El Art. 1199 señala que la sociedad que se haya constituido en el extranjero pero tenga su
sede social en nuestro pais o su objeto principal se cumplira aquí, será considerada como
sociedad local a los efectos del cumplimiento de las formalidades de constitución o de su
reforma y fiscalización, en su caso.
Este articulo constituye una ratificación del principio de derecho internacional privado,
regulada en el Art. 1196, que para el análisis en lo referente a su existencia y forma se regirá
por las leyes del domicilio y que según el Art. 95 del C.C. lo tendrán en su sede. Si esta sede
“principal” esta instalada en el pais, a los efectos de la existencia y cumplimiento de
formalidades se estará a lo dispuesto por nuestras leyes.
Por tanto pueden realizar todo tipo de actos que hacen al cumplimiento del objeto para
cual fueron constituidas en el pais, incluyendo entre estas, la de representar en juicio.
Cada uno de los diversos tipos de sociedades posee un régimen jurídico distinto, el cual
afecta a la sociedad (como persona jurídica) y a los socios (como sus miembros). Surge
a veces la necesidad de transformar una sociedad concreta en otro tipo diverso, bien
porque ello interesa a la sociedad misma o bien porque conviene a sus socios (v. gr.
para limitar la responsabilidad)1.
Art. 1186 de nuestro Código Civil. “Cualquier sociedad puede adoptar, otro de los tipos
previstos, sin disolverse ni afectar los derechos y obligaciones existentes. No son
aplicables a la transformación de las sociedades las disposiciones sobre transferencia de
establecimientos mercantiles”.
HALPERIN señala, concretamente, que la justificación está en que la forma tiene una
función instrumental para la realización del objeto, y la ley permite introducir
modificaciones fundamentales en su estructura, con los requisitos que ella prefija según
los tipos2.
1
BROSETA PONT, M, Manual de Derecho Mercantil, 2º de., Tecno, Madrid, 1974, p. 278.
2
HALPERIN, I., Curso de Derecho Comercial, T. I., Depalma, Buenos Aires, 1975, p. 147.
consecuencia, su cambio implica un cambio de sociedad. La mayoría doctrinaria
considera a la forma solo un instrumento.
Requisitos y condiciones
La ley establece los requisitos que se deben cumplir para que sea viable la
transformación, al respecto el Art. 1189 del Código Civil Paraguayo dispone:
Régimen de responsabilidad
Fusión. Efectos
El Artículo 1192 del Código Civil, establece:
“Mediante la fusión, dos o más sociedades se disuelven sin liquidarse, para
constituir una nueva, o una de ellas absorbe a otras que se disuelven sin liquidarse.
La nueva sociedad, o la absorbente, se convierte en titular de los derechos y
obligaciones de las disueltas, desde que se formalice el acuerdo de fusión, pero este
no es oponible a terceros sino desde que se registre, y previa aprobación del cambio
de estatuto de la sociedad anónima afectada por la fusión, en su caso”.
Variedades
Del análisis del texto del Art. 1192 surgen, nítidamente diferenciadas, las dos
grandes especies o variedades que puede asumir en nuestro derecho positivo la
fusión de sociedades.
Se produce cuando dos o más sociedades se disuelven, para constituir una nueva,
que recibirá el patrimonio de las anteriores y se hará cargo, por sucesión, de los
derechos y obligaciones de las primeras. En símbolos, puede representarse esta
operación así: A, B y C se fusionan para constituir D.
Requisitos. Forma
33
MASCHERONI, Fernando, Sociedades Comerciales, Editorial Universidad, Buenos Aires, 1986, p. 96.
b) la publicidad requerida para la transferencia de establecimientos de comercio.
Los acreedores pueden formular oposición a la fusión convenida de acuerdo con
ese régimen, y este no puede realizarse si no son pagados o debidamente
garantizados. En caso de discrepancia sobre la garantía, se resolverá
judicialmente;
Inscripción
La sociedad comercial está concebida en nuestro derecho positivo como una persona
jurídica, integrada por una colectividad o pluralidad organizada de personas que
mantienen un haz de vínculos y relaciones jurídicas con terceros4.
44
GARRONE y CASTRO SAMMARTINO, Manual de Derecho Comercial, Abeledo – Perrot, Buenos Aires,
1996, p. 489.
La existencia de los tres elementos personales (sociedad, accionistas y terceros)
explica que el proceso de extinción de la sociedad deba transcurrir normalmente, por
dos fases complejas:
Para HALPERIN la disolución puede ser parcial. Parte de la doctrina sostiene que,
en tal caso, se trata de resolución.
Nuestro derecho positivo en el Art. 1003 del Código Civil inc. e), establece: “La
sociedad se extingue: e) Si fuere de dos o más personas, por la muerte de una de
ellas…,” de tal manera que la imperatividad de la norma es indisputable.
Asimismo, el Art. 1004 inc. a) del Código Civil, expresa: “La sociedad podrá
disolverse a instancia de cualquiera de los socios: … a) Por muerte, renuncia o
remoción del administrador nombrado en el contrato social, o del socio que pusiere
su industria, o de algún participante cuya prestación personal fuere necesaria para
continuar el giro…”.
Art. 1172 de nuestro Código Civil; “Para la transferencia de cuotas del socio
fallecido se aplican las disposiciones que rigen la cesión convencional, pero si el
contrato social prevé la continuación de la sociedad con los herederos, el pacto será
obligatorio para todos, y la incorporación de los sucesores se hará efectiva
acreditando su calidad”.
Respecto de la resolución parcial por muerte del socio, el Art. 90 de la Ley 19550
Argentina regula:
De la norma transcripta surge claramente que la muerte del socio ha dejado de ser
causal de disolución en las sociedades de personas. Se resuelve parcialmente y
continúa con los sobrevivientes.
El Art. 992 del Código Civil, establece: “Ningún socio puede ser excluido de la
sociedad sin justa causa.
Se tendrá por tal:
a) la cesión de derechos a terceros, no obstante la prohibición del contrato;
b) el incumplimiento de cualquiera de las obligaciones para con la sociedad, tenga
o no culpa el socio;
c) la incapacidad sobreviniente. La producida por falencia no causará exclusión,
cuando se tratare del socio industrial; y
d) cuando perdiere la confianza de los demás, por insolvencia, mala conducta,
provocación de discordia entre los socios, u otros hechos análogos”.
Asimismo, el Art. 993 del mismo cuerpo de ley dispone: “La exclusión o la renuncia
de cualquiera de los socios, tendrá los efectos siguientes:
a) en cuanto a los negocios concluidos, el saliente solo participará de las ganancias
realizadas hasta el día de la separación;
b) el excluido o renunciante continuará en la sociedad al solo efecto de participar
en las ganancias o soportar las pérdidas en las operaciones pendientes;
c) respecto de las deudas sociales, los acreedores conservarán, hasta esa fecha, sus
derechos contra el socio, del mismo modo que contra los que continuaren en la
sociedad, aunque estos tomasen a su cargo el pago total, salvo si por escrito
hubieran exonerado al saliente;
d) las deudas sociales ulteriores solo podrán ser exigidas contra los socios que
continuaren, y no respecto del excluido o renunciante, a menos que hubieren
sido contratadas ignorando los terceros dichas circunstancias; y
e) la separación solo perjudicará a los acreedores y a terceros en general cuando
fuere registrada, o si de otro modo la conocieren”.
En relación a la Sociedad Simple, el Art. 1022 del Código Civil dice: “La exclusión
de un socio puede tener lugar por grave incumplimiento de las obligaciones que
deriven de la ley o del contrato social, como por la interdicción o inhabilitación del
socio, o por su condena a una pena que importe su inhabilitación aunque sea
temporal para el desempeño de las funciones públicas. El socio que ha aportado a la
sociedad la propia obra o el goce de una cosa, puede también ser excluido por
ineptitud sobrevenida para realizar la obra o por el perecimiento de la cosa debido a
causa no imputable a los administradores. Igualmente puede ser excluido el socio
que se ha obligado con su aportación a transferir la propiedad de una cosa, si esta ha
perecido antes de que el dominio de ella haya sido adquirido por la sociedad”.
Por otro lado, en el marco del mismo tipo societario el Art. 1023 del Código Civil
sostiene: “La exclusión debe ser decidida por la mayoría de los socios, no
computándose en el número de éstos el socio que va a ser excluido, y tiene efecto
transcurridos treinta días desde la fecha de la comunicación a dicho socio. Dentro de
ese término, el socio puede formular oposición ante el juez, el cual puede suspender
la exclusión. Si la sociedad se compone de dos socios, la exclusión de uno de ellos
será pronunciada por el juez, a petición del otro”.
La exclusión (aun faltando norma expresa) se aplica a las sociedades anónimas por
mora en la integración (Art. 193), sea en cuanto se subastan las acciones del moroso,
sea que el estatuto disponga la caducidad de los derechos.
1) El socio excluido tiene derecho a una suma de dinero que represente el valor de
su parte a la fecha de la invocación de la exclusión;
2) Si existen operaciones pendientes, el socio participa en los beneficios o soporta
sus pérdidas;
3) La sociedad puede retener la parte del socio excluido hasta concluir las
operaciones en curso al tiempo de la separación;
4) El socio excluido no podrá exigir la entrega del aporte, si este es indispensable
para el funcionamiento de la sociedad y se le pagará su parte en dinero;
5) El socio excluido responde hacia los terceros por las obligaciones sociales hasta
la inscripción de la modificación del contrato en el Registro Público de
Comercio.
Retiro voluntario
Dice el Art. 989 incs b) y c) de nuestro Código Civil: “Los socios podrán: …b)
exigir que los demás permanezcan en la sociedad, mientras no tengan justa causa de
separación. Se entenderá que la hay cuando el administrador nombrado en el
contrato social renunciare o fuere removido, o si existiendo derecho para la
exclusión de algún socio, no se le permitiere hacer uso del mismo; y c) renunciar en
cualquier tiempo cuando la sociedad fuere por plazo indeterminado, a no ser que
dicha renuncia sea de mala fe o intempestiva”.
Art. 990 de Código Civil: “La renuncia será de mala fe cuando se hiciere con la
intención de obtener para sí algún provecho o ventaja que hubiere de pertenecer a la
sociedad. Será intempestiva, la producida sin estar consumado el negocio que
constituye su objeto, en cuyo caso el socio deberá satisfacer los perjuicios
causados”.
Art. 991 del Código Civil: “La renuncia de mala fe es nula respecto de los socios.
Lo ganado en la operación que se tuvo en mira al separarse, pertenece a la sociedad,
pero el renunciante soportará las pérdidas”.
Art. 992. del Código Civil: “Ningún socio puede ser excluido de la sociedad sin
justa causa. Se tendrá por tal:
a) la cesión de derechos a terceros, no obstante la prohibición del contrato;
b) el incumplimiento de cualquiera de las obligaciones para con la sociedad, tenga
o no culpa el socio;
c) la incapacidad sobreviniente. La producida por falencia no causará exclusión,
cuando se tratare del socio industrial; y
d) cuando perdiere la confianza de los demás, por insolvencia, mala conducta,
provocación de discordia entre los socios, u otros hechos análogos”.
Dice el Art. 1092 de nuestro Código Civil: “Los socios disconformes con las
resoluciones previstas en el artículo anterior, pueden separarse de la sociedad, con
reembolso del valor de sus acciones. De este derecho solo pueden usar los presentes
en las asambleas que hayan hecho constar en el acta su oposición, dentro del quinto
día, y los ausentes, dentro de los quince días de la terminación de ellas. Las acciones
se reembolsarán por el valor resultante del último balance aprobado, salvo que los
disidentes en el momento de ejercer su derecho solicitaren a este efecto su reajuste
conforme a valores reales. El balance reajustado deberá ser aprobado por la
asamblea dentro de los tres meses de vencido el plazo máximo para ejercitar el
derecho de receso. Es nula toda disposición que excluya el derecho de receso o
agrave las condiciones de su ejercicio”.
Puede ser previsto el retiro del socio (renuncia) siempre que no importe dejar sin
efecto disposiciones imperativas de la ley5.
55
GARRONE y CASTRO SAMMARTINO, Manual de Derecho Comercial, Abeledo – Perrot, Buenos Aires,
1996, p. 493.
Disolución de las sociedades. Causales
a) por el vencimiento del plazo, o por cumplirse la condición a que fue subordinada
su existencia; en ambos casos, aunque no estén concluidos los negocios que tuvo
por objeto;
b) por la realización del fin social;
c) Por la imposibilidad física o jurídica de alcanzar dicho fin, sea por la completa
pérdida del capital, de una parte del mismo que impida lograrlo, o por quiebra;
d) Por el acuerdo unánime de los socios;
e) Si fuere de dos personas, por la muerte de una de ellas; y
f) Por las otras causas previstas en el contrato social”.
Prórroga
Dice el Art. 1020 del Código Civil: “La sociedad queda tácitamente prorrogada por
tiempo indeterminado, cuando transcurrido el plazo por el que fue constituida, los
socios continúan cumpliendo las operaciones sociales y puede probarse su existencia
por hechos notorios”.
Disolución judicial
El Art. 1005 de nuestro Código Civil dispone: “En la disolución judicial de la sociedad,
la sentencia tendrá efecto retroactivo al día en que tuvo lugar la causa generadora”.
Se debe tener presente que el juez puede disponer la disolución únicamente por la
concurrencia de alguna de las causas taxativamente establecidas en la ley o por los
contratos. No está autorizado para resolver la disolución de una sociedad a pedido de las
autoridades de control (o de los socios interesados) si el pedido no va fundamentado en
la norma, aunque invoquen motivos que pudieren ser considerados “justos”6.
. 3. Liquidación de la sociedad.
Esta noción de autonomía del patrimonio social fundamenta la necesidad de reglar una
forma de liquidación en lugar de un proceso de partición o distribución de bienes, como
si se tratara de una simple masa de bienes. El objeto del proceso liquidatorio lo
constituye, pues, ese patrimonio integrado por un activo y un pasivo y cuya finalidad es,
en último análisis, revertir al patrimonio de los socios los bienes aportados a la
sociedad, que habían sido separados jurídicamente del patrimonio individual de cada
uno de ellos8.
Puede decirse con bastante exactitud que la disolución no extingue totalmente la vida de
la sociedad anónima, sino que la anula funcionalmente. Un resto de la actividad social
6
GARRONE y CASTRO SAMMARTINO, Manual de Derecho Comercial, Abeledo – Perrot, Buenos Aires,
1996, p. 499.
7
GARRONE y CASTRO SAMMARTINO, Manual de Derecho Comercial, Abeledo – Perrot, Buenos Aires,
1996, p. 502.
8
ZALDIVAR, E. y colaboradores, Cuadernos de Derecho Societario, T.I., Abeledo-Perrot, Buenos Aires,
1973, p. 345.
será dedicado, de ahí en más, al proceso de liquidación del patrimonio adquirido por la
sociedad durante su existencia como tal.
Dice el art. 1006 del Código Civil; “Disuelta una sociedad se procederá a liquidar su
activo. La sociedad subsistirá en la medida que lo requiera la liquidación, para concluir
los asuntos pendientes, iniciar las operaciones nuevas que ella exija, y para administrar,
conservar y realizar el patrimonio social”.
Aclara el art. 101 de la Ley 19550 Argentina que la sociedad en liquidación conserva su
personalidad a ese efecto – esto es, ya no para el cumplimiento de su objeto-, agregando
que se rige por las normas correspondientes a su tipo en cuanto sean compatibles (se
entienden compatibles con el proceso de liquidación y la consiguiente limitación de la
capacidad social que ella trae aparejada).
Aplicado al caso de la sociedad anónima, esto implica que, una vez disuelta y entrada en
liquidación, aquella conserva su estructura orgánica característica, continuando el
funcionamiento de la asamblea durante el período de liquidación, así como también el
del órgano fiscalizador, sea la sindicatura o el consejo de vigilancia. En cuanto al
directorio, es reemplazado, con funciones equivalentes, por el o los liquidadores9.
Liquidadores. Designación
Dice el Art. 1035 del nuestro Código Civil; “Debe registrarse la designación o cambio
de los liquidadores, correspondiéndoles desde ese momento la representación de la
sociedad en liquidación”.
Cuando así no fuera, atento a la existencia de cláusulas en contrario que deben resultar
del mismo contrato social y no de convenciones por separado, o en casos especiales,
como puede ser, por ejemplo, la acefalía total del órgano administrador, el liquidador o
liquidadores deben ser nombrados por mayoría de votos de los socios (no olvidemos
que la norma versa sobre todas las sociedades mercantiles) dentro de los treinta días de
haber entrado la sociedad en estado de liquidación.
Los principios generales que rigen las actuaciones de los liquidadores resultan de los
Arts. 1008 y 1009 del Código Civil Paraguayo.
Art. 1008. “Los administradores deben entregar a los liquidadores los bienes y
documentos sociales y presentarles la cuenta de la gestión relativa al período siguiente a
la última rendición de cuentas. Los liquidadores deben hacerse cargo de los bienes y
documentos sociales, y redactar y firmar juntamente con los administradores, el
inventario del cual resulte el estado activo y pasivo del patrimonio social”.
Art. 1009: “Los liquidadores deben realizar los actos necesarios para la liquidación, y si
los socios no han dispuesto otra cosa, pueden vender en bloque los bienes sociales y
hacer transacciones y compromisos. Representar también a la sociedad en juicio”.
Respecto a las facultades, es norma específica del Art. 105 de la Ley 19550 Argentina,
primer apartado: “Los liquidadores ejercen la representación de la sociedad. Están
facultados para celebrar todos los actos necesarios para la realización del activo y
cancelación del pasivo”. Es decir, que las facultades de gestión coinciden con las de
representación10.
10
GARRONE y CASTRO SAMMARTINO, Manual de Derecho Comercial, Abeledo – Perrot, Buenos Aires,
1996, p. 506.
Dice el Art. 1011 de nuestro Código Civil: “Para proceder a la partición de los bienes,
las pérdidas y las ganancias se dividirán conforme a lo convenido. Si solo se hubiere
pactado la cuota de cada socio en las ganancias será igual la correspondiente en las
pérdidas. A falta de toda convención, el respectivo aporte determinará la parte de cada
cual, debiendo determinarse por el juez equitativamente la del socio industrial. Solo
podrán distribuirse beneficios irrevocablemente realizados y líquidos.
El Art. 1012 de nuestro Código Civil expresa; “En la división de los bienes de la
sociedad se observará, en todo lo que fuere aplicable, lo dispuesto en el presente Código
sobre la división de las herencias, no habiendo en este Capítulo disposiciones en
contrario”.
BIBLIOGRAFIA
• BROSETA PONT, M, Manual de Derecho Mercantil, 2º de., Tecno, Madrid,
1974.
• HALPERIN, I., Curso de Derecho Comercial, T. I., Depalma, Buenos Aires,
1975.
• MASCHERONI, Fernando, Sociedades Comerciales, Editorial Universidad,
Buenos Aires, 1986.
• GARRONE y CASTRO SAMMARTINO, Manual de Derecho Comercial,
Abeledo – Perrot, Buenos Aires, 1996.
11 HALPERIN, I., Curso de Derecho Comercial, T. I., Depalma, Buenos Aires, 1975, p. 574.
HUGO JAVIER FERREIRA
CAPÍTULO XIX
Normas generales
2. Sociedad simple
El Art. 1013 del Código Civil define la sociedad simple en términos negativos,
diciendo: “Será considerada simple la sociedad que no revista los caracteres de alguna
de las otras regladas por este Código o en leyes especiales y que no tenga por objeto el
ejercicio de una actividad comercial”. Esta última parte excluye a todas las sociedades
comerciales, quedando bajo su reglamentación las sociedades civiles que también se
rigen, supletoriamente, por las normas generales.
Los otros socios solo son responsables hasta el límite de su aporte, salvo que se
hayan obligado solidariamente en forma expresa. Esta limitación de la responsabilidad
solo tiene efectos cuando el contrato social se pone a conocimiento de los terceros por
medios idóneos. De lo contrario, la limitación de la responsabilidad no es oponible a
aquellos que no han tenido conocimiento del mismo.
Por otra parte, el Código también prevé la situación del socio que entra a formar
parte de la sociedad con posterioridad a su constitución, estableciendo que este responde
con los otros socios por las obligaciones sociales, incluyendo las anteriores a su ingreso
a la sociedad (Art. 1018).
En cuanto a su duración, el Código prevé que una vez trascurrido el plazo por el
cual fue constituida la sociedad, en caso de que los socios continúen cumpliendo las
operaciones sociales y la existencia social pueda probarse por hechos notorios, se
considera que la sociedad quedó tácitamente prorrogada por tiempo indeterminado (Art.
1020).
Salvo el socio declarado en quiebra, cuya exclusión opera de derecho (Art. 1023
in fine), la exclusión debe ser decidida por la mayoría de los socios, sin computar en el
número de estos el socio que va a ser excluido. Una vez notificada la exclusión al socio
afectado, este tiene treinta días para formular su oposición ante el Juez, quien podrá
suspender la exclusión. Trascurridos los treinta días sin que se haya formulado
oposición, la exclusión produce todos sus efectos (Art. 1023). Si la sociedad se
compone de dos socios, la exclusión de uno de ellos será pronunciada por el juez, a
petición del otro.
El Código Civil prevé que en todos los casos en que la relación social concluya
respecto a un socio, este o sus herederos tienen derecho solamente a una suma de dinero
que represente el valor de la cuota. La liquidación de la cuota se hace sobre la base de la
situación patrimonial de la sociedad en el día en que se verifica la disolución, y el pago
de la cuota correspondiente debe realizarse dentro de los seis meses posteriores al día en
que se verificó dicha disolución. El Código establece que si existen operaciones en
curso, el socio o sus herederos participan en las utilidades y en las pérdidas inherentes a
dichas operaciones (Art. 1024).
3. Sociedad colectiva
La sociedad colectiva es caracterizada por el Art. 1025 del Código Civil como
aquella entidad de personas en la cual “los socios contraen responsabilidad subsidiaria,
ilimitada y solidaria, por las obligaciones sociales”, sin que el pacto en contrario
produzca efectos respecto de terceros.
Lo dicho implica que los acreedores de una sociedad colectiva tienen como
garantía no solamente el activo de la misma, sino también los bienes propios de cada
socio. En una palabra, la responsabilidad de los socios es personal e ilimitada. No
obstante, la responsabilidad del socio mantiene el carácter de subsidiaria, lo que implica
que el acreedor de la sociedad debe dirigir su reclamo contra la sociedad y, solo en caso
de impotencia patrimonial de esta, podrá ejecutar el patrimonio personal de los socios.
Además, esta responsabilidad es solidaria, alcanzando todos los compromisos y
obligaciones sociales.
1
HALPERÍN, Isaac, “Curso de Derecho Comercial”, Vol. II, Parte Especial Sociedades. Ediciones
Depalma, Buenos Aires, 1978, p. 6.
2
ZAVALA RODRÍGUEZ, Carlos Juan. “Código de Comercio Comentado” Editorial Depalma, Buenos
Aires, 1971, p. 330.
El Código de Comercio Argentino, que tuvo vigencia en nuestro país hasta la
promulgación del actual Código Civil, definía la sociedad colectiva mencionando su
carácter comercial. La Ley 19550, que modificó el Código de Comercio en la
Argentina, dejó de mencionar el rasgo comercial de estas sociedades, ya que las mismas
pasaron a ser mercantiles por su misma forma conforme a las disposiciones de la citada
ley3. No obstante, nuestro Código no menciona el carácter comercial como rasgo
intrínseco de este tipo de sociedades.
El Art. 1026 de nuestro Código Civil establece: “La sociedad colectiva actúa
bajo una razón social constituida con el nombre de uno o varios de los socios, con
inclusión de las palabras ‘sociedad colectiva’, o su abreviatura. Debe contener las
palabras ‘y compañía’, cuando en ella no figura el nombre de todos los socios”.
b) la razón social;
3
HALPERÍN, Isaac, “Curso de Derecho Comercial”, Vol. II, Parte Especial Sociedades. Ediciones
Depalma, Buenos Aires, 1978, p. 5.
4
Algunas legislaciones han suprimido la exigencia del uso de la razón social, v.g. la Ley 19550, erradicó
dicha exigencia en la Argentina ya en 1972.
5
Ver la Ley de Sociedades Comerciales de la República Argentina (Ley 19550), Ley General de
Sociedades Mercantiles de la República de México, Ley General de Sociedades de la República del Perú,
entre otras.
6
BATARDON, León, “Tratado de Sociedades Mercantiles”, Traducción de Agustín Vicente Gella.
Editorial Labor S.A., 1935, p.20.
e) el objeto de la sociedad;
h) las normas según las cuales se deben distribuir las utilidades y la cuota de cada
socio en ellas y en las pérdidas; e
i) la duración de la sociedad.
Este instrumento, así como sus modificaciones, deben ser presentados por los
administradores dentro de los treinta días de su otorgamiento para su inscripción en el
Registro Público respectivo (Art. 1029, Código Civil). Mientras esté registrada la
sociedad, el Código prevé que las relaciones de la sociedad con terceros se regularán
por las disposiciones relativas a la sociedad simple, sin perjuicio de la responsabilidad
ilimitada y solidaria de los socios. No obstante, se presume que cualquier socio que
actúe invocando el nombre de la sociedad inviste la representación social, incluso en
juicio. Existiendo pactos que confieran la representación a solo alguno de los socios o
que limiten los poderes de representación, deberá probarse que los terceros con quienes
se contrató estaban en conocimiento de ello; de lo contrario, estos pactos no podrán
serles opuestos (Art. 1030, Código Civil).
En cuanto a los acreedores particulares del socio, el Código no permite que estos
pidan la liquidación de la cuota del socio deudor mientras dure la sociedad (Art. 1033).
No obstante, finalizado el plazo para el cual fue constituida la sociedad, su prórroga no
podrá ser opuesta al acreedor particular del socio, cuyo crédito sea anterior al registro de
dicha prórroga. En este caso, sí se admite la liquidación de la cuota del deudor (Art.
1034).
No obstante la cancelación del registro, vale recalcar que los acreedores sociales
que no han sido satisfechos, pueden hacer valer sus créditos contra los socios. Ahora
bien, el Código prevé que, en caso de que la falta de pago sea imputable a los
liquidadores, estos también responderán ante los acreedores sociales (Art. 1037).
7
En algunas legislaciones, los socios colectivos son designados con el nombre de socios comanditados,
Ver Ley de Sociedades Comerciales de la República Argentina (Ley 19550), Ley General de Sociedades
Mercantiles de la República de México.
En virtud del tipo de responsabilidad que recae sobre los socios colectivos,
la administración de la sociedad queda a cargo de estos, por expresa disposición
de la ley (Art. 1043 in fine).
Asimismo, la razón social debe constituirse solo con el nombre de los
socios colectivos, aplicándose las mismas reglas que las previstas para la razón
social de la sociedad colectiva. Al respecto, la ley establece expresamente que en
caso de que el comanditario consienta que su nombre sea incluido en la razón
social, su responsabilidad respecto de terceros por las obligaciones sociales se
extiende al mismo grado que la de los socios colectivos, es decir, se torna
ilimitada y solidaria al igual que la de estos últimos (Art. 1039).
En cuanto a la forma del acto constitutivo, el Código exige que sea por escrito,
ya sea por instrumento privado o escritura pública; en el primer caso, el documento
debe contar con la autenticación de las firmas de los contratantes, aplicándose al
respecto, las normas previstas para las sociedades colectivas, por expresa remisión
legislativa (Art. 1040).
9
HALPERÍN, Isaac, “Curso de Derecho Comercial”, Vol. II, Parte Especial Sociedades. Ediciones
Depalma, Buenos Aires, 1978, pp. 40 y ss.
Por último, vale señalar que el Código establece expresamente que, en cuanto
sean compatibles con las normas establecidas específicamente para este tipo de
sociedades, le serán aplicables en forma supletoria, las normas relativas a las sociedades
colectivas (Art. 1040).
APORTES.
Los socios capitalistas pueden aportar a la sociedad bienes tanto en dinero o como en especie.
Estos deberán estar valorados, para su ingreso a la sociedad.
Para la valoración del aporte de los socios industriales recurrirá al honorario promedio
percibido por profesionales, por servicios iguales en el mercado. Si no existen otros profesionales
que realicen el mismo servicio, a los efectos de la avaluación se recurrirá a profesiones lo mas
similares posibles y buscará un promedio en lo percibido en las mismas.
El cálculo del promedio deberá realizarse al tiempo de constitución de la sociedad, para que sea
lo mas cercano a la realidad. Compartimos lo señalado por el profesor Velazquez Guido, quien
señala la dificultad en nuestro pais, debido a la inexistencia de uniformidad de precios por trabajos
profesionales, de obtener un promedio. A esto debe sumarse la informalidad con que se mueven los
profesionales.
Con respecto de los aportes en bienes, los mismos podrán estar conformados por cosas como
también por bienes abstractos. Cualquiera sea el caso, no debe obviarse su valoración para
ingresarlo como aporte.
CONSTITUCIÓN
El acto constitutivo se realizará en escritura pública o documento privado, debiendo serlo,
conforme lo dispuesto por el Art. 965 del C.C., por escritura pública en los casos previstos en el
Código Civil, como seria el caso de que se pretendiera aportar un bien inmueble.
En cuanto al procedimiento para su reconocimiento como sociedad debe estarse a lo
establecido para las sociedades en general: a) presentación ante Juez de primera Instancia en lo
Civil y Comercial, para la verificación de las formalidades de escritura, b) Inscripción en el registro
de Personas, c) publicación y d) Inscripción el Registro publico de Comercio.
El Artículo 9º de la ley 117 hace referencia al contenido del instrumento del acto constitutivo
el cual deberá mencionar:
RAZÓN SOCIAL.
Nuestra ley establece, para la individualización de la sociedad, que este tipo de sociedad podrá
actuar bajo razón social y para ello se podrá utilizar el nombre de alguno o varios socios, ya sean
industriales o capitalistas, sin distinción.
Un aspecto curioso de la ley que regula este tipo societario es que para la designación
societaria, hace también referencia a la posibilidad de que sea utilizada una denominación,
pudiendo la misma estar dada por la forma en que es conocida la actividad que constituye el objeto
social o por un nombre fantasía.
La curiosidad señalada se encuentra dada por la posibilidad de utilización de razón social como
de denominaciones, dado que para las demas sociedades la ley establece expresamente el uso de
una u otra, según sea el caso, ya que no son lo mismo. Por ejemplo para la colectiva, se utiliza
razón social y le esta vedado el uso de denominación, por pertenecer al tipo de sociedades
personales, donde el socio es lo mas importante y no el capital.
La razón social o la denominación deben estar seguidos de la expresión "Sociedad de Capital e
Industria".
ADMINISTRACIÓN Y REPRESENTACIÓN.
En lo que se refiere a la conducción de la sociedad y su representación, la ley abre la
posibilidad de que cualquiera de los socios, sin distinción, se haga responsable de la dirección y
representación.
Ahora bien, existen una condición para que un socio industrial se haga cargo de la
administración, el cual es que hubiera cumplido totalmente el trabajo (aporte) al que se obligo con
la sociedad en calidad de aporte.
Sobre la posibilidad de que la administración este en manos de un tercero, la ley no hace
referencia alguna, y ante la ausencia de prohibición, debe considerarse que es posible.
GOBIERNO SOCIETARIO
Las decisiones de la sociedad serán tomadas en asamblea de socios sin distinción de su calidad
(industrial o capitalista), por lo que todos los socios tendrán derecho a participar de las decisiones
de la sociedad.
Las decisiones serán tomadas por mayoría de socios, sin que se tenga en cuenta el valor de los
bienes aportados y/o industria. Es decir que, en la presente sociedad, todos y cada uno de los socios
tienen un voto, sin importar cuanto hayan dado a la sociedad en calidad de aporte. Tampoco,
entonces, existe la posibilidad de voto múltiple.
OPERACIONES PROHIBIDAS
Aunque esta sociedad ha sido caracterizada como comercial, no significa que se encuentre
habilitada para realizar todo tipo de actividad mercantil.
El Art. 7 de la ley que regula este tipo societario, señala que le esta vedado a las sociedades de
capital e industrial, la realización de operaciones bancarias, de capitalización, de ahorro, de
seguros, u otra actividad para la cual las leyes exigen una forma determinada de sociedad
(almacenes generales, bolsa de valores, etc.)
RESPONSABILIDAD
Los socios, por las obligaciones sociales, responden, sin importar si son capitalistas o
industriales, hasta el valor de los bienes aportados y/o de su industria. Sus responsabilidades se
encuentran límites en sus aportes, aunque se ha señalado anteriormente casos en los que
responderán de forma solidaria e ilimitada.
TRABAJOS DEL SOCIO INDUSTRIAL QUE NO SEAN DEL OBJETO SOCIAL
Para el cumplimiento de objeto social, tal vez es requerido que se realicen trabajos por parte de
los socios, que no fueron incluidos en el contrato social como aporte societario. Dichas labores
pueden ser desempeñadas por socios de cualquiera de las dos categorias.
Por trabajos de esta categoría se podrá acordar entre la sociedad y el que realizara la labor, una
remuneración que este conforme a la naturaleza de la misma.
UTILIDADES Y PÉRDIDAS
Las sociedades comerciales tienden a la generación de ganancias para sus socios.
Todos y cada uno de los que conforman la sociedad en la calidad de socios tienen derecho a
participar de las utilidades, las que estarán conforme a los aportes realizados para la sociedad. Es
decir, los mismos son proporcionales al valor de lo que haya entregado a la sociedad, ya sea capital
o trabajo.
En el contrato debe preverse la forma de distribución de utilidades y en el caso de que se haya
omitido indicar como percibirán la proporción de las utilidades, a estos les corresponderá, una
participación proporcional que será computada teniendo como parámetro la proporción de su aporte
respecto del capital social.
En el supuesto de que no se haya dejado constancia del la valoración de bienes en el contrato
social, para poder aplicar lo dicho anteriormente, la ley soluciona la cuestión, señalando que la
participación en las utilidades serán igualdad de partes. Si la omisión se produjo respecto de alguno
de los socios, éste tendrá una participación igual en las utilidades a la del socio que tenga derecho al
menor beneficio.
En relación a las pérdidas, si nada se hubiera convenido, se dividirán conforme a las cuotas de
cada socio en las ganancias.
APLICACIÓN SUPLETORIA
El Artículo 20 de la ley 117 establece que a este tipo de sociedades, les son aplicables las
normas del Libro III, Título II, Capítulo XI, Sección I, del Código Civil, en cuanto sean
compatibles con las disposiciones de esta Ley, es decir las normas que regulan disposiciones
generales sobre las sociedades. Las mismas serán utilizadas para situaciones no previstas en esta
ley.
Este tipo de sociedad al ser analizada tiene algunos condimentos de sociedades personales y
otros de sociedades de capital. Tiene la estructura personalista de la sociedad colectiva, pero sin
la extensión de responsabilidad de la misma, similar en esto las sociedades anónimas, que son
limitadas.
Con la S.R.L. se buscó sacarse de encima la responsabilidad de las sociedades colectivas y a
su vez tener una estructura menos rígida que la de las Sociedades Anónimas.
Según Maradiaga, Roberto, en obra “tratado de sociedades mercantiles, el inicio de esta
sociedad se encuentra en Inglaterra, como consecuencia de la Experiencia de la Private
Company que era una sociedad anónima con un número máximo de socios, en la que se
estableció una prohibición de transferir sus acciones ni cederse las partes sociales.
Existen dos elementos que ayudaron a que este tipo societario se difundiera, una era la
intención de que la responsabilidad societaria no se extienda mas allá del patrimonio social
aportado para la asunción de obligaciones de la sociedad. El segundo elemento, estaba dado en
la voluntad de evitar la complejidad estructural de la sociedad anónima.
CONCEPTO
Es posible entenderla solo a través de la enumeración de sus principales caracteres, por tanto
la Sociedad de Responsabilidad Limitada es aquella sociedad comercial que gira bajo una
denominación social y con un capital mínimo formado por cuotas, de participación de
circulación restringida, que limitan la responsabilidad de los socios al valor de las mismas.
CARACTERES:
a) Socios limitan responsabilidad al monto de su aporte.
b) Numero de socios reducido (no mas de 25).
c) Capital se divide en cuotas, que no estan representadas en títulos negociables.
d) No existe libre transmisibilidad de las partes sociales.
e) Posee denominación social (nombre sumado a las siglas S.R.L. o frase Sociedad de
Responsabilidad Limitada).
f) Suscripción total del capital al formarse la sociedad
g) No tiene limitación de capital mínimo.
h) Prohibición de suscripción publica.
i) Simplicidad de constitución.
j) Administración y representación mas sencilla que una S.A..
k) Fiscalización indirecta es optativa.
CONSTITUCION
Para que la sociedad de Responsabilidad Limitada pueda constituirse tiene que cumplirse
una serie de pasos.
En primer lugar, se ha establecido en la ley que, el contrato social deberá extenderse en
escritura pública.
Se tiene que hacer en acto único ya que no puede ser aplicado el método de suscripción
publica, pues este es privativo de las sociedades anónimas.
La escritura publica que contendrá los siguientes ítems:
a) Datos de los socios (nombres, dirección, etc.)
b) Denominación y domicilio social
c) Plazo de duración
d) Objeto social
e) Capital
f) Aportes - Cuotas
g) Gerentes (datos de los mismos)
h) Forma de administración y fiscalización
i) Bases de confección de balance para distribución de utilidades y perdidas
j) Cesion de cuotas
Cabe resaltar que en dicho acto de constitución, debe suscribirse la totalidad del capital que
será aportado e integrarse los bienes en especie en su totalidad y en dinerario en un cincuenta
por ciento por lo menos.
Posteriormente se presentara un pedido de reconocimiento al Juez, quien analizará la
formalización del acto constitutivo y determinara: a) Si se encuentra reunidas las condiciones
para su válida constitución; b) Si las personas son capaces; c) si escritura esta completa en
cuanto al contenido referido mas arriba; y d) Si las cláusulas del contrato no contraviene
ninguna norma.
Posteriormente a ese análisis formal, ordenará la Inscripción en el Registro correspondiente
(Registro Publico de Comercio y Registro de Personas jurídicas), para que posteriormente
disponga la publicación de un extracto del acto constitutivo.
DENOMINACIÓN.
Los socios tienen la posibilidad, a los efectos de la individualización de la sociedad, de
utilizar la designación que crean mas conveniente, por lo que no existe restricción alguna para la
adopción del nombre que identificará a la sociedad.
Puede ser utilizada una palabra que no necesariamente exista en el vocabulario castellano,
que provenga solo de la imaginación.
A dicha designación debe ser agregado la frase “SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD
LIMITADA” o sus siglas S.R.L.
La omisión en cualquier acto de señalar, en relación a la designación societaria la expresión
o sigla apuntada, tendrá como consecuencia la responsabilidad solidaria e ilimitada del Gerente
por realizar actos de esa manera
NUMERO DE SOCIOS:
Como esta sociedad es producto de un contrato, no se admite en la actualidad, en nuestra
legislación, una sociedad con un numero menor socios a dos. Nuestra ley también se encarga,
respecto de este tipo societario de poner un tope máximo de socios, prescribiendo que la S.R.L.
no podrá tener mas de veinticinco socios.
El porque de este límite, tiene que ver con la intención de que no se pierda el rasgo
personalista de esta sociedad, fundado en el conocimiento de todos los socios y confianza entre
los mismos. Mas personas se piensa que desdibujaría el ambito de conocimiento personal que
caracteriza a esta sociedad
CESIÓN DE CUOTAS
Uno de los derechos que tienen los socios, es la de decidir transferir su cuota social, ya sea
en parte o la totalidad de la misma. La transferencia de derechos se realiza con una cesión en
virtud a la prohibición que existe de que las cuotas estén representadas con títulos valores, como
lo son las acciones societarias que pueden ser transferidas, según la norma de circulación (a la
orden, al portador, nominada) por la simple entrega, por endoso o por cesión.
Las cuotas sociales solo pueden ser cedidas y para ello, el socio debe comunicar a la
sociedad que desea desprenderse de parte o la totalidad de la cuota que le corresponde, para que
la sociedad se manifieste sobre dicha intención.
Esta forma tiene dos motivos, la prohibición de representar en titulos las cuotas y la de
permitir a los otros socios que deseen tener mas participación en la sociedad.
Estos dos motivos tienen otra vez un fundamento dado en la intención de lograr una
sociedad mas personal. Esta motivación señalada adquiere mas fuerza si se tiene en cuenta la
comunicación a la sociedad, de la decisión de transferir las cuotas sociales a un tercero, dado
que esta cesión debe ser aceptada.
La cesión de cuotas, respecto de socios es libre, por lo que el socio, si quiere transferir sus
derechos societarios a otro socio tan solo debe comunicarlo a la sociedad, a los efectos de su
toma de razón.
Con respecto a la cesión de cuotas para terceros, la cuestión se hace diferente, dado que el
socio debe comunicar a la sociedad su intención de ceder y esta debe aceptarla.
Para ello la ley ha impuesto porcentajes de conformidad con la cantidad de socios que
integren la sociedad. Para la aceptación de la cesión a un tercero en una sociedad conformada
por mas de cinco socios es requerida la conformidad de los socios que representen tres cuartas
partes del capital social. En caso de que la sociedad tenga menos de cinco miembros se necesita
unanimidad.
El autor Ernesto Velásquez Guido, citando Escobar, señala que este sistema de porcentajes
establecido por la ley para la aprobación de la cesión puede resultar en ciertas situaciones
injusta. Señala como tal, el caso de que un socio sea titular de las tres cuartas partes del capital y
basta la aceptación de este, a pesar de que los otros dos o tres estén en desacuerdo en la cesión,
para que la misma se realice, o el caso contrario, que seria que un socio que tenga el veintiséis
por ciento del capital, se niegue a la cesión, para que la solicitud de cesión sea rechazada.
REGLAMENTACION CONTRACTUAL
No obstante la normativa señalada en los puntos anteriores, que tienen por objeto reglar los
casos de cesión de cuotas, en atención a la fuente contractual de la sociedad, las partes pueden
disponer sistemas de solución de cuestiones societarias, siempre y cuando la forma en que lo
hagan, no sea contraria a la naturaleza de la sociedad ni a la ley.
Por dicha razón, es que la ley admite que los socios, en el contrato social, incluyan cláusulas
que diriman cuestiones que hacen a la cesión de cuotas, en cuanto a su cesibilidad (no pueden
prohibir la cesión) y procedimiento, respetando siempre los principios de libertad de cesión
entre socios y restricción, aunque no imposibilidad, respecto de terceros.
También podrán acordar sobre el método de fijación de precio de las cuotas.
DESIGNACION
Los gerentes deberán ser nombrados en el contrato social asi como su organización. Sin bien
es cierto que en el Código Civil, en la parte que regula esta sociedad en particular, no hace
referencia al contenido del contrato social, este no puede ser diferente respecto de las demas, en
lo que se refiere a la necesariedad de designar en el contrato a los gerentes, ya que desde el
inicio de sus actividades resulta imprescindible saber quien maneja los hilos de la sociedad.
No obstante lo señalado, algunos doctrinarios sostienen que si bien es cierto, resulta
obligatoria estatuir en el contrato social la gerencia, ello se puede hacer en abstracto, es decir,
entienden que no es forzosa, ni condición ineludible la designación en el contrato de la persona
que ejercerá el cargo de gerente, elección que posible en acto posterior. En la teoría parece
posible, pero en la práctica sabemos que se necesita de una persona física de forma ineludible
para realizar actos en nombre de la sociedad desde un principio, es decir representarla, si lo hace
cualquier socio, se tiene el problema que, para la validez del acto (dado que no tiene poder
suficiente), la asamblea tiene que ratificar el acto, volviéndose todo muy enmarañado.
El órgano societario para designar gerentes, en acto posterior es la reunión o asamblea de
socios.
NUMERO DE MIEMBROS
La gerencia puede estar compuesta por uno o mas Gerentes, es decir, puede ser unipersonal
o colegiado. También podrán nombrarse uno o mas suplentes.
REQUISITOS Y FUNCIONAMIENTO
Los nombrados en calidad de gerentes pueden ser socios o no de la S.R.L., por lo que no se
hace relevante para acceder al cargo, el ser socio, sino que lo importa son las cualidades
personales para el ejercicio del cargo.
Se aplica lo dispuesto para los directores de sociedades anónimas sobre las
incompatibilidades e inhabilidades para el ejercicio del cargo. Se puede agregar a ello, que los
gerentes deben ser mayores de edad y estar habilitados para el ejercicio del comercio.
En relación a su forma de actuación, en el caso de que sea plural, el contrato deberá
establecer la manera en que podrán intervenir. Tendrá que determinar si es colegiada o
diferenciada, entendiéndose esto ultimo, en el caso de que no se haya establecido expresamente
la actuación colegiada los gerentes.
DURACIÓN
El Código Civil realiza una diferenciación respecto de los directores de sociedades
anónimas, en cuanto a la durabilidad en el ejercicio de sus funciones. Señala que los gerentes no
tienen limitación en cuanto al tiempo de desempeño de sus funciones, es así que no tienen una
restricción en cuanto al tiempo que pueden durar en sus funciones como si lo tienen los
directores de sociedades anónimas.
La no limitación legal en relación al plazo de ejercicio de la funciones del generen no quiere
decir que la misma no pueda ser temporal. Los socios pueden determinar en el contrato social
periodos de tiempo en relación a la duración en el cargo de los directores.
No obstante la posibilidad de que el gerente sea nombrado por tiempo indeterminado o de
forma temporal, no quiere decir ello que los socios, en cualquier momento y por causas
justificadas no puedan revocarles el poder.
GOBIERNO
Las líneas de conducción de la sociedad las delimita la reunión o asamblea de socios. La
forma en que lo harán (convocación y quórum) podrá estar establecida en el contrato social.
Para el caso de que se haya omitido dicha cuestión, deberá estarse, en lo que fuera
pertinente, a lo dispuesto para las asambleas de las sociedades anónimas, dado que no se
aplicará cuestiones, como deposito de acciones o quórum diferenciado, según el tipo de
asamblea, dado que en la S.R.L., no existe diferenciación de asambleas según su competencia
como lo hace la ley respecto de la sociedad anónima.
Las decisiones que tengan que ver con el cambio de objeto, transformación, fusión y otra
modificación del contrato social que implique mayor responsabilidad para los socios, requerirán
la conformidad de todos y cada uno de los socios, mientras que los demás temas serán decididos
por mayoría de capital. Lo cual implica que si uno de los socios tiene el cincuenta y un por
ciento del capital social, este decidirá prácticamente sobre todo lo atinente a la sociedad,
cuestión que resulta injusta.
FISCALIZACION
Independientemente del derecho que tienen los socios de fiscalizar la sociedad, pueden
estos acordar el establecimiento de un órgano que cumplirá específicamente con la función de
contralor, el cual estará compuesto por uno o más síndicos.
Este órgano social es entonces de carácter facultativo, y si los socios deciden instaurarlo
deberán hacerlo en el contrato social.
De lo dicho mas arriba se desprende que el órgano puede ser unipersonal o plural, dejando
abierta, además, la posibilidad de que se opte para el cargo por un socio o por otro que no lo es.
En cuanto a su funcionamiento se estará a lo dispuesto para la sindicatura de las sociedades
anónimas, debiendo aclararse que, a diferencia de esta, el órgano de control en la sociedad de
responsabilidad limitada, no esta regida por un plazo legal, lo que no obsta a que se lo haga por
los socios en el contrato social.
SOCIEDADES ACCIDENTALES.
En el sistema juridico paraguayo no se encuentra regulada esta figura, no obstante la
doctrina realiza una caracterización de la misma, dada la posibilidad de que se haga viable en la
realidad, es mas, en otros Estados, dada esa posibilidad, lo han reglado.
Tal es el caso de la Argentina, que ha regulado esta figura por ley 19550, donde fue
caracterizada como anómala, accidental o en participación, dado que carece de personalidad
jurídica. Esta fue denominada como sociedad accidental o en participación.
A nuestros fines nos apoyaremos en el estudio realizado por los doctrinarios del país vecino,
para poder caracterizar esta figura.
Farina, Juan, citado por Carlos Gilberto Villegas, en su obra, Derecho de las Sociedades
Comerciales, pag. 305, señala que los términos “accidental” y “participación” utilizados para
designar a esta sociedad, es errónea en la forma utilizada dado, que para dicho autor, no son
sinónimos, ni equivalentes.
Sostiene que hay sociedad en participación cuando dos o mas personas mediante aportes
destinados a constituir un fondo común, en virtud de un acuerdo privado que no trasciende a
terceros, encomiendan a uno de ellos, llamado socio gestor, la aplicación de ese fondo común a
una actividad económica para dividirse entre sí las ganancias o soportar las perdidas.
En cambio, agrega, la sociedad accidental es aquella que se constituye para una o mas
operaciones determinadas y transitorias, de modo que concluidas dichas operaciones la sociedad
se disuelve. Concluye su análisis señalando que, para la ley argentina señalada, que se trata de
dos figuras interdependientes.
Señala Carlos Villegas, que dentro del sistema normativo argentino, no es una sociedad
comercial, por que le faltan elementos esenciales para ser considerada como tal, apuntando a los
de publicidad e inscripción de manera especifica. Este autor, entiende, que al no poder ser
considerada sociedad, debe ser entendida como contrato bilateral, que da origen a una
asociación, pudiendo ser comercial o civil, según el tipo de actos que realice.
Ahora bien, esta conclusión (entendida como asociación) no se podría aplicar en el caso de
Paraguay, dado que estas son solo civiles.
Si entiendo que podría considerarse como contrato bilateral, para la realización de actos
específicos, pero no para formar una sociedad o asociación, porque no tiene los elementos para
que ello ocurra.
CARACTERES
Villegas, Carlos, ha deslizado las siguientes notas características de este tipo de sociedades,
señalando las siguientes:
a) Es una sociedad oculta, dado que solo existe para los socios y los bienes son
puestos a nombre de un gestor
b) Transitoria, en razón de que se constituye para la realización de determinados
actos.
c) No es sujeto de derecho, dado que no se inscribe en el Registro y no tiene
patrimonio propio
d) Carece de denominación social, dado que permanece oculta
NATURALEZA JURÍDICA.
No puede ser considerada a la sociedad accidental, a pesar de su nombre, como sociedad,
dado que le faltan elementos esenciales de tal.
Dado que existe acuerdo para la realización de actos determinados y transitorios, el mismo
puede ser caracterizado tan solo como contrato bilateral.
OBJETO
El objeto societario, conforme a la ley argentina, tomada como parámetro para el análisis de
esta figura, en una o mas operaciones determinadas y transitorias.
Farina señala que no obstante el acto o actos a ser realizados sean determinados, los mismos
no pueden ser de larga duración, sino que debe tratarse de operaciones a realizarse en tiempo
breve.
ADMINISTRACIÓN
DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN.
SOCIEDAD ANÓNIMA
a) Antecedentes históricos
Los precedentes más aceptados de las sociedades por acciones los constituyen por un
lado el Banco de San Giorgio, de Génova (siglo XIV), en el cual hallamos
particularidades tales como la representación de los aportes por medio de títulos
representativos similares a las acciones como las conocemos hoy día.
Asimismo, las compañías de las Indias (a comienzos del siglo XVIII), coincidentemente
con la primera explosión capitalista y expansión colonialista, han marcado un hito
histórico importante.
b) el capital se divide en títulos que a su vez son constitutivos del derecho del socio. La
acción es el instrumento que sirvió a los comerciantes para incorporar los recursos de
los terratenientes.
Concepto
Art. 959 del Código Civil: “Por el contrato de sociedad dos o más personas, creando un
sujeto de derecho, se obligan a realizar aportes para producir bienes y servicios en
forma organizada, participando de los beneficios y soportando las pérdidas”.
Ventajas. Importancia
Consideramos que la sociedad anónima es el medio perfecto y quizás único para lograr
la formación de grandes capitales, a fin de implementar, bajo un régimen de garantía y
responsabilidad, el desenvolvimiento adecuado para una explotación racionalizada e
inspiradora de confianza a los socios y terceros.
1
BROSETA PONT, M., Manual de Derecho Mercantil, 2ª ed., Tecno, Madrid, 1974, p. 188.
2
BROSETA PONT, M., Manual de Derecho Mercantil, 2ª ed., Tecno, Madrid, 1974, p. 189.
3
BROSETA PONT, M., Manual de Derecho Mercantil, 2ª ed., Tecno, Madrid, 1974, p. 192.
La división del capital en acciones de relativo bajo valor ha permitido acceder a ella a
grandes masas de personas, democratizando el capitalismo y constituyéndose en un
propulsor de la integración y la paz social. El dinamismo impreso en la conformación y
circulación del capital, el gobierno colectivo, la administración responsable, así como el
control y la fiscalización de su funcionamiento y resultados, la han convertido en la
preferida para los grandes emprendimientos, que a más de seguridad, también persiguen
ganancias, ya sea mediante dividendos o la negociación de las acciones en los mercados
de valores4.
Caracteres
Denominación
Art. 1049 del Código Civil. “La denominación social, de cualquier modo que esté
formada, debe contener la indicación de ser sociedad anónima”.
Queda bien en claro que la expresión “de cualquier modo que esté formada”, autoriza a
utilizar ya sea nombres de fantasía, así como los nombres propios de todos, o varios de
los nombres de los socios, sean o no ellos accionistas. Lo que la ley exige
obligatoriamente es que la denominación contenga la indicación de ser sociedad
anónima, obviamente para significar a los terceros los límites de responsabilidad de los
accionistas6.
Art. 1050 del Código Civil. “Las sociedades anónimas adquieren personalidad jurídica y
comienzan su existencia a partir de su inscripción en el registro de las personas jurídicas
y asociaciones creado por el Art. 345 de la Ley Nº 879/81. Deberán anotarse en el
registro la escritura pública en la que conste el acto constitutivo, los estatutos sociales y
la designación del primer directorio y del o de los primeros síndicos.
4
VELAZQUEZ GUIDO ERNESTO, La Sociedad Anónima, La Ley Paraguaya, Asunción, 1995, p. 31.
5
VELAZQUEZ GUIDO ERNESTO, La Sociedad Anónima, La Ley Paraguaya, Asunción, 1995, p. 42.
6
VELAZQUEZ GUIDO ERNESTO, La Sociedad Anónima, La Ley Paraguaya, Asunción, 1995, p. 43.
La sociedad debe constituirse por escritura pública. El acto constitutivo indicará:
7
El objeto de la sociedad es comercial, de tal manera que el mismo no requiere ser detallado y menos aún
vanamente expuesto en los estatutos con una extensión estéril, la cual no es sino simplemente
“ejemplificativa” y no limitativa de las facultades que las mismas tienen. De este modo, manifestar que
las mismas se dedicarán a ejercer las actividades comerciales, industriales y de servicios, es más que
suficiente a la hora de establecer el objeto social de las referidas sociedades, sin perjuicio de aclarar en los
casos de sociedades con actividades reglamentadas en forma más rígida como aquellas que ejercen la
banca, finanzas, seguros, cambios, securitización, en donde es suficiente exponer que las mismas se
dedicarán a tal actividad, de conformidad - v. gr. - a la Ley que las reglamenta.
8
A los efectos de establecer el valor de los bienes integrados en las socidades de capital cerrado,
ordinariamente el valor de los bienes en especie son estimados al arbitrio de sus integrantes; no obstante
ello, los mismos tienen facultad de revisar las estimaciones efectuadas por los con-socios de conformidad
a lo previsto en el Art. 1060 del Código Civil, el cual responde en forma inmediata a las condiciones de
integración de bienes en las sociedades integradas por suscripción pública, siendo esta última considerada
emisoras de capital abierto por la Ley 1284 /1998, en su Art. 122. El interés de terceros, a partir de que
los mismos integran un proyecto y no forman parte directamente en los órganos de gobierno, halla de esta
forma una garantía en el buen desempeño de los responsables de las entidades de capital abierto.
9
El Art. 1058 del Código Civil es claro al establecer que los socios fundadores no pueden recibir ningún
beneficio que menoscabe el capital social, en el acto de la constitución o ulteriormente, sancionando con
la fulminante nulidad todo pacto en contrario.
Ahora bien, ciertamente deben existir un incentivo y una contraprestación al esfuerzo efectuado
por quienes dan origen y llevan adelante la iniciativa de un nuevo emprendimiento con los riesgos que
ello implica y de esta forma se faculta a que los fundadores reciban una participación de hasta el diez por
ciento de las utilidades; por el término de hasta diez ejercicios sociales en los que se distribuyan
beneficios.
Bajo esta consideración la Ley no establece con claridad si el referido importe del diez por ciento
se establece como un límite a ser distribuido a prorrata entre todos los socios fundadores o si el porcentaje
referido debe ser acumulativo, situación esta no razonable porque podríamos hallarnos ante una cantidad
de más de diez fundadores que lleven más de la totalidad de las utilidades, siendo la interpretación más
sensata aquella inicial.
Asimismo, el tiempo en el cual se deba iniciar el cómputo de los diez ejercicios no
necesariamente debe establecerse en el primero de ellos, dado que ordinariamente en todo proyecto o
emprendimiento se debe tener en cuenta que en forma incipiente ordinariamente el objetivo es el recupero
de la inversión, hallándose un resultado eventual luego de varios ejercicios fiscales o anuales.
Art. 1051 del Código Civil.10 “Para proceder a la constitución de una Sociedad Anónima
es necesario que se haya suscripto por entero el capital social emitido11.
10
Con la novel modificación del mencionado Artículo de la Ley, nos hallamos ante un mayor
acercamiento a la ansiada modernización del sistema de constitución de sociedades, lo cual trae múltiples
beneficios para el comercio. Del extremo del inicio de los años noventa, en la época en que había que ser
“autorizado” por el Poder Ejecutivo para proceder a constitución de una Sociedad Anónima, hemos
pasado por una paulatina modernización del proceso de rigor, que trasladó a manos de los Jueces de
Primera Instancia en lo Civil y Comercial la gestión constitutiva de las sociedades mencionadas, hasta
llegar a dejar a cargo de la Abogacía del Tesoro la habilitación de las Sociedades Anónimas y de
Responsabilidad Limitada, evolución ésta que no termina, porque el desafío es aun mayor, debiendo
llegarse al objetivo de constituirlas en plazos aun más cortos, y con ello ser más competitivos en relación
a otros países.
11
Es errónea la expresión “capital social emitido” establecida en la ley, atento a que el capital social es el
monto establecido en un valor monetario, no siendo “emitible” dicho capital, sino que aquello que se
emite son las acciones que consisten en los títulos representativos del aporte de los socios en las
sociedades en las cuales los aportes son representados por este tipo de instrumentos.
12
La publicación prevista en el mencionado artículo de la Ley podría ser estéril, siendo la misma inútil al
momento que se desea conocer sobre la existencia, composición, y demás datos que puedan interesar a
terceros sobre una sociedad. Se halla claramente establecido en la misma norma la obligación de la
inscripción de las sociedades ante la Dirección General de los Registros Públicos, específicamente en el
Registro de Personas Jurídicas y Asociaciones, ante el cual quien legítimamente tiene interés en
informarse sobre la existencia y composición de una sociedad, puede obtener toda la información de
rigor.
existe responsabilidad ultra vires, en el sentido que los acreedores sociales no pueden
contar con la responsabilidad subsidiaria del socio”13.
Ahora bien, debemos recordar que el Art. 1111 del Código Civil nos dice que los
directores responden ilimitada y solidariamente ante la sociedad, los accionistas y los
terceros por la inejecución o mal desempeño del mandato, así como por violación de la
Ley o de los estatutos, y de cualquier otro perjuicio ocasionado por dolo, abuso de
facultades o culpa grave, exonerando de responsabilidad al director que no hubiere
participado en la deliberación o resolución, o que hubiere dejado constancia escrita de
su disconformidad y dado noticia a los síndicos antes de imputársele responsabilidad.
A sus requisitos y trámites hemos hecho referencia más arriba, al estudiar los Artículos
1050 y 1051 del Código Civil.
Art. 1053 del Código Civil: “La Sociedad puede también ser constituida por medio de
suscripción pública, sobre la base de un programa que indique su objeto y el capital, las
principales disposiciones del acto constitutivo, la eventual participación que los
promotores se reservan en las utilidades y el plazo en el cual debe ser otorgado el acto
constitutivo.
El programa consignado en escritura pública deberá ser registrado y publicado por tres
veces en un diario de gran circulación.
Promotores y fundadores
13
MESSINEO, F., Manual de Derecho Civil y Comercial, T.I, Ejea. Bs. As, 1979, p. 361.
14
VELAZQUEZ GUIDO ERNESTO, La Sociedad Anónima, La Ley Paraguaya, Asunción, 1995, p. 39.
La promoción de un nuevo emprendimiento y su fundación son las dos etapas
incipientes de la constitución de una Sociedad Anónima por medio de la Suscripción
Pública. Con posterioridad a la vigencia de nuestro actual Código Civil, se promulga la
Ley 1284/1998 que establece que las mismas son consideradas Emisoras de Capital
Abierto, y por ello amparadas y sometidas a la mencionada Ley del Mercado de
Valores.
En opinión del Profesor Ernesto Velásquez Guido existen diferencias entre estas dos
figuras que en el antiguo Código aparecían como identificadas, pero el vigente
considera “promotor” al que planea la constitución de la sociedad tomando a su cargo la
responsabilidad de ella, ejecutando todos los procedimientos y diligencias requeridas
para el funcionamiento legal de la misma. Es el que firma el programa y toma a su
cargo, ante todo, la oferta pública de acciones, en base a las pautas programáticas, hasta
la constitución de la sociedad. El “fundador”, en cambio, es aquel que suscribe el acto
original y, como tal, goza de ciertas preferencias y en las sociedades de constitución
simultanea no solo es “firmante constituyente”, sino que debe tomar disposiciones para
finiquitar la etapa constitutiva .
Art. 1053 del Código Civil segundo parágrafo. “El programa consignado en escritura
pública, deberá ser registrado y publicado por tres veces en un diario de gran
circulación”.
Art. 1053, último parágrafo del Código Civil. “La suscripción de acciones debe resultar
de acto público o de escritura privada autenticada…”.
Como bien lo expresa Messineo: “El programa de los promotores es una oferta in
certum personam¨, una oferta pública” (no promesa como dice el Art. 1989). Por tanto,
el “acto de suscripción del tercero es 'adhesión' a un acto constitutivo; o sea que hay
asunción de promesa, a la cual va unida la obligación de aportar; por consiguiente, es
manifestación de la voluntad de convertirse en socio según el contenido del programa, o
sea, participar en la sociedad “confiriendo a ella el propio aporte”.
Asimismo, debemos recordar que el Art. 122 del la Ley 1284/1998 establece que
también serán sociedades anóminas de capital abierto aquellas constituidas mediante el
procedimiento de suscripción pública, en cuyo caso los promotores redactarán un
programa de fundación por instrumento público o privado, que se someterá a la previa
aprobación de la Comisión (entiéndase , la Comisión Nacional de Valores).
Continúa diciendo la mencionada disposición normativa: Al respecto, regirán las
disposiciones contenidas en el Código Civil y la reglamentación que dicte la Comisión.
Art. 1056 del Código Civil. “Los promotores son solidariamente responsables ante los
terceros por las obligaciones asumidas para constituir la sociedad. La sociedad está
obligada a relevar a los promotores de las obligaciones asumidas por ellos y a
reembolsarles los gastos que hubieren hecho, siempre que hayan sido necesarios para su
constitución y aprobados por la asamblea. Si por cualquier razón la sociedad no se
constituyese, no podrán los promotores dirigirse contra los suscriptores de las acciones”.
El Artículo 1057 del Código Civil dispone: “los promotores son solidariamente
responsables para con la sociedad y los terceros:
a) Por la suscripción integral del capital social y por los desembolsos exigidos para la
constitución de la sociedad;
b) por la existencia de las aportaciones en especie, de conformidad con la declaración
jurada; y
c) por la veracidad de las comunicaciones hechas por ellos al público para la
constitución de la sociedad. Salvo la primera, que debe ser controlada por el escribano,
las otras responsabilidades están tomadas como medidas preventivas”.
Asamblea Constitutiva
La última parte del Art. 1054 del Código Civil establece: “Salvo que el programa
establezca un plazo distinto, los promotores, en los veinte días siguientes al plazo fijado
para el depósito, deben convocar a la asamblea de los suscriptores mediante
comunicaciones fehacientes que harán llegar a cada uno de ellos por lo menos diez días
antes del fijado para la asamblea, con indicación del objeto y materias de la
convocatoria”.
El Art. 1055 del Código Civil dispone: “La asamblea de suscriptores resolverá si se
constituye la sociedad, y en caso afirmativo, sobre los siguientes puntos que deben
formar parte del orden del día:
El promotor en caso de ser rechazada su gestión tiene derecho a ejercer las acciones
necesarias para defender su actuación.17
Mayoría necesaria
El Art. 1055 (última parte) del Código Civil dispone: “Las decisiones se adoptarán por
la mayoría de los suscriptores presentes que representen no menos de la tercera parte del
capital suscripto, sin que pueda estipularse diversamente. Para modificar las
condiciones establecidas en el programa, es necesario el asentimiento unánime de los
suscriptores”. Su fuente es el Art. 1663 del Anteproyecto De Gásperi.
Art. 1057 del Código Civil: “Los promotores son solidariamente responsables para con
la sociedad y los terceros:
a) por la suscripción integral del capital social y por los desembolsos exigidos para
la constitución de la sociedad;
b) Por la existencia de las aportaciones en especie, de conformidad con la
declaración jurada; y
c) Por la veracidad de las comunicaciones hechas por ellos al público para la
constitución de la sociedad”.
16
MARTORELL, ERNESTO EDUARDO, Sociedades Anónimas. Ed. Depalma. Bs. As. 1988, p. 56.
17
VERÓN, A. V., Sociedades Comerciales, Ed. Astrea, Año 1993, Bs. As. t. 3, p. 422/423.
18
VELAZQUEZ GUIDO, ERNESTO, La Sociedad Anónima, La Ley Paraguaya, Asunción, 1995, p. 65.
Beneficio de los promotores y fundadores
El Art. 1058 del Código Civil establece claramente que los promotores y fundadores no
pueden recibir ningún beneficio que menoscabe el capital social, en el acto de
constitución o ulteriormente. Todo pacto en contrario es nulo. Y el mismo artículo
agrega: “La retribución podrá consistir en la participación de hasta diez por ciento de las
utilidades y por el término máximo de diez ejercicios sociales en los que se distribuyan
beneficios. Si existiesen utilidades líquidas y realizadas y se resuelva no distribuirlas, el
promotor o fundador podrá reclamar su pago”.
Art. 1059 del Código Civil: “Si en el acto constitutivo no se ha establecido otra cosa, la
aportación debe hacerse en dinero. En este caso la integración no podrá ser inferior al
veinte y cinco por ciento de la suscripción”.
Art. 1060 del Código Civil:”Los aportes que no sean en dinero deben integrarse
totalmente en el acto constitutivo, consignándose el valor que se atribuye a los bienes
aportados y los antecedentes que justifiquen esa estimación”.
Art. 1060, segundo parágrafo del Código Civil: ”Los administradores y los síndicos,
dentro del término de seis meses computados desde la constitución de la sociedad,
deben verificar las valoraciones contenidas en la relación indicada en el parágrafo
anterior y, si existen motivos fundados, deben proceder a la revisión de la estimación.
Mientras las valoraciones no hayan sido verificadas, las acciones correspondientes a las
aportaciones en especie son inalienables, y deben quedar depositadas en la sociedad.
Si resulta que el valor de los bienes aportados era inferior en más de un quinto a aquel
por el que tuvo lugar la aportación, la sociedad puede reducir proporcionalmente el
capital social, y anular las acciones que resulten en descubierto. Sin embargo, el socio
que los aportó puede entregar la diferencia en dinero o separarse de la sociedad”.
A los efectos de establecer con solvencia el valor de los bienes a ser integrados en una
sociedad, el mejor método es la participación de un profesional perito tasador, el cual
eventualmente acompañado de un colegiado de similares profesionales pueda
determinar si no con exactitud, con la mayor precisión y acercamiento posible, el valor
del bien en cuestión.
Ahora bien, el transcurso del tiempo puede afectar el comportamiento de los valores de
mercado sobre los bienes avaluados, lo cual puede exponer a sus aportantes tanto a ser
perjudicados así como favorecidos por alzas o bajas en los valores, de tal manera que
del mismo modo que la Ley castiga al aportante por la pérdida del valor del bien, este
pueda ser beneficiado y de alguna manera deberá serle compensada la diferencia bajo
las mismas reglas de aplicación que fueran ejecutables para la hipótesis contraria, por
aplicación analógica de la disposición normativa en cuestión.
En opinión de Ernesto Velásquez tenemos que un punto crítico siempre fue la tasación
de los aportes no dinerarios, es decir, en bienes. Este artículo tiende a asegurar la
veracidad y exactitud de tales aportaciones, concediendo al socio que las haya efectuado
con estimación real inferior a un quinto por ciento en más del valor por el que tuvo
lugar la aportación, proporcionalmente a la reducción del capital social, anulando las
acciones que resulten en descubierto o sin respaldo real en bienes. La ley concede, sin
embargo, al socio aportante dos opciones: entregar la diferencia en dinero o separarse de
la sociedad. Solo así la sociedad tendrá un capital verdaderamente real y los terceros
contarán con la confianza de que el capital social esté verdaderamente cubierto.
Bibliografía:
Sostiene Broseta Pont que por su evolución histórica, por su sentido económico y por su
actual régimen jurídico, se afirma que la sociedad anónima es el prototipo de la
sociedad de capitales. Se la denomina sociedad de capital de estructura capitalista,
porque en la sociedad anónima la proporción de capital que se detenta suele condicionar
su control y su dominio, y, finalmente, porque la intensidad del ejercicio de los derechos
sociales depende del número de acciones que se posean.
Según Messineo: “El capital de la sociedad constituye su patrimonio inicial, y es, por
consiguiente objeto de “propiedad” de una sociedad; sobre el capital, como sobre una
garantía inicial, cuentan los terceros que entren en relación con la sociedad “(Principio
de la “fe pública”).
Intangibilidad
Para Alegría, dentro de la Sociedad Anónima el capital cumple una doble función bien
característica:
1) Expresa en dinero el valor originario de los bienes que los accionistas aportaron
o se obligaron a aportar;
2) Establece un valor mínimo obligatorio para el patrimonio social, que solo puede
disminuirse como consecuencia de pérdidas derivadas de operaciones sociales,
pero deben reponerse con las primeras utilidades. Según el autor citado, la
intangibilidad del capital es de orden público y no puede alterarse de ningún
modo por la voluntad, ni que sea unánime, de los socios.
Suscripción
El capital suscripto se halla formado por las sumas o valores que los socios se obligan a
aportar a la sociedad, ordinariamente dentro del plazo establecido en los estatutos. El
capital social debe suscribirse íntegramente, de conformidad a lo previsto en el Art.
1051 del Código Civil, que en su primer parágrafo dice que para proceder a la
constitución de una Sociedad Anónima es necesario que se haya suscripto por entero el
capital social emitido (término este último –emitido- objeto de crítica conforme se
fundamentara precedentemente).
Asimismo, debemos recordar que para las sociedades anónimas emisoras de capital
abierto, la regla constituye la integración de una tercera parte por lo menos del capital
social, y un plazo no superior a tres años para la integración total del mismo
Es así que, v. gr., al momento de procederse a la inyección de mayor capital por parte de
los accionistas en forma provisoria, se recurre a la figura contable del préstamo de
socios como una salida inmediata. Por otro lado, la revaluación de los activos de la
Sociedad Anónima por la mejor cotización de ciertos bienes, también trae aparejada,
ordinariamente modificaciones de la composición de la mencionada cuenta, lo cual se
relaciona con el capital social de la entidad. De esta forma y ante la hipótesis expresada
en la cual ambas situaciones traen como consecuencia el mayor valor de los bienes de la
Sociedad, se debe recurrir al aumento de capital, como herramienta idónea para buscar
lo que podríamos llamar el sinceramiento entre el capital de la misma y su composición
patrimonial.
Sostiene Brunetti que durante la vida de la sociedad, el desarrollo de la empresa puede
exigir el aumento del capital, sea para la expansión de ella o para sanear su pasivo
incorporando a los acreedores.
Art. 1080 del Código Civil: “Corresponde a la asamblea extraordinaria todos los asuntos
que no sean de competencia de la asamblea ordinaria, la modificación del estatuto y en
especial;
1. aumento, reducción y reintegración de capital;
2. rescate, reembolso y amortización de acciones;
3. fusión, transformación y disolución de la sociedad; nombramiento,
remoción y retribución de los liquidadores; consideración de las cuentas
y de los demás asuntos relacionados con la gestión de los liquidadores;
4. emisión de debentures y su conversión en acciones; y
5. emisión de bonos de participación”.
El aumento de capital constituye un acto muy importante, que debe ser resuelto por la
Asamblea Extraordinaria y que en nuestra legislación conlleva la modificación de los
Estatutos.
Dos teorías tratan de explicar la naturaleza del aumento de capital. Unos sostienen que
el aumento de capital es una modificación del acto constitutivo y otros, por el contrario,
creen que se trata de una constitución parcial2.
Un problema que puede aparecer en los casos de aumento de capital, según lo hace
notar Halperín, es el derecho de preferencia de los accionistas existentes para suscribir
la emisión.
Ahora bien, tenemos que para las sociedades anónimas de capital abierto, rige el Art.
143 de la Ley 1284/1998 que dice:
Transcurrido el plazo señalado en este artículo, las acciones y en su caso los bonos
convertibles en acciones serán colocados por la sociedad, conforme al procedimiento
indicado por los estatutos, o la asamblea respectiva, o en su defecto por el Directorio.
“Las acciones ordinarias, sean de uso múltiple o simple, otorgan a su titular el derecho
preferente a la suscripción de nuevas acciones de la misma clase en proporción a las que
poseían excepto en el caso del Art. 216, último párrafo, también otorgan derecho de
crecer en proporción a las acciones que hayan suscripto en cada oportunidad.
La sociedad hará el ofrecimiento a los accionistas mediante avisos por tres días en el
diario y además en uno de los diarios de mayor circulación general en toda la
República, cuando se tratare de sociedades comprendidas en el Art. 299.
Los accionistas podrán ejercer su derecho de opción dentro de los treinta días siguientes
al de la última publicación, si los estatutos no establecieran un plazo mayor.
Vale la pena ser conocidos los comentarios que hace Zunino. “El derecho de preferencia
asegura a todos los accionistas la posibilidad de mantenerse dentro de la sociedad en la
misma proporción que tienen, pese a que haya aumentos posteriores de capital. La Ley
21903 agrega el derecho de acrecer en forma proporcional en el nuevo capital: en todo
caso atiende la situación de quien 'puede' hacerlo. Por ello, la ley de reformas de la Ley
22903 ha instituido el derecho de receso a favor de los accionistas que no quieren o no
pueden afrontar las nuevas obligaciones”.
Oferta pública
Por diversas causas la sociedad puede verse obligada a reducir el capital social:
a) pérdidas;
b) abundancia de capital con relación a un limitado desarrollo;
c) amortización de acciones;
d) ejercicio del derecho de receso (los accionistas disconformes con las modificaciones
incluidas en el último párrafo del artículo anterior pueden separarse de la sociedad con
reembolso del valor de sus acciones).
El Art. 1080 del Código Civil establece que la reducción debe hacerse por Asamblea
Extraordinaria y como dicha medida implica una modificación de los estatutos; la Ley
388/94 establece que cualquier modificación de los estatutos sociales deberá hacerse
con las mismas formalidades establecidas para su constitución.
Otros la definen como el documento que consigna qué parte del patrimonio del
aportante del capital deja de ser de su propiedad para pasar a ser propiedad de la
sociedad, a cambio de participar en las utilidades que esta pueda generar mediante la
utilización del patrimonio cedido por el accionista, ya sea periódicamente, dividiéndose
o al disolverse la sociedad mediante la participación en los resultados de la liquidación3.
Las acciones son títulos que representan para el poseedor legitimado de ellas la
participación en el capital de la sociedad anónima, dado que esta tiene personalidad
propia y patrimonio independiente y el accionista es acreedor de la sociedad por la parte
alícuota de su aporte en la formación del capital4.
Valor igual
Forma y modalidades
Art. 1069 del Código Civil: “El estatuto social establecerá las formalidades de las
acciones y de los certificados provisionales. Son esenciales las siguientes menciones:
1) Denominación de la sociedad, domicilio, fecha y lugar de constitución, duración
e inscripción.
2) El capital social;
3
SASSOT BETES, MIGUEL. Sociedades Anónimas, Ed. Abaco, Bs. As., 1985, p. 31.
4
CASTIGLIONI, CARMELO. Títulos Circulatorios, Ed La Ley, Asunción, 2006. p. 351.
3) El número, valor nominal y clase de acciones que representa el título y derechos
que comporta; y
4) En los certificados provisionales, la anotación de las integraciones que se
efectúen.
Las variaciones de las menciones precedentes deberán hacerse constar en los títulos”.
Clasificación
Las acciones pueden clasificarse desde tres puntos de vista, sin que ello implique una
consideración total y amplia de los diversos tipos que pueden existir:
a) Acciones al portador:
b) Acciones nominativas:
Gay de Montilla la define como: “La representada por títulos que expresan el
nombre de una persona cierta y determinada, que coincide con el que figura
como poseedor del mismo en el libro de la sociedad que las ha emitido”, o bien
“como aquellas que llevan en su texto el nombre de la persona a cuyo favor se
emitan y cuya transferencia opera mediante su documentación en el título y en
los libros del emisor”5.
Las acciones ordinarias son las acciones comunes, que no otorgan a los socios
ninguna clase de preferencia o privilegio y cuyos dividendos se abonan
proporcionalmente al capital aportado.
Son las que poseen ventajas, casi siempre patrimoniales, de las cuales no gozan
las otras categorías de acciones. Gagliardo la define como “un título de crédito
que confiere una preferencia patrimonial sobre el patrimonio de la entidad a la
que accede sea en la distribución de los beneficios, o en el reparto de aquel, o en
ambos a la vez”.
Las acciones privilegiadas con voto múltiple, son aquellas que poseen un
número de votos superior al proporcionado al capital, pero el número de estos
votos no podrá superar la cantidad de cinco según nuestra ley.
Dichas acciones podrán, asimismo carecer de voto, o tener derecho de voto con
limitaciones, según se consigne expresamente en los estatutos.
b) Acciones diferidas:
Son aquellas que devengan utilidades luego que las ordinarias las hubieran
percibido. Estas acciones son emitidas generalmente en períodos de gran
prosperidad en que se emiten nuevas acciones, pero estas ganan dividendos
luego de que las ordinarias perciban determinados porcentajes6.
1. Acciones de industria:
Halperín sostiene que en este tipo de acciones la desvinculación del capital hace
que sus titulares no tengan el carácter de socios, y por tanto no participan en el
gobierno y la administración de la sociedad. Sus derechos son meramente
patrimoniales, y reducidos a la utilidad; no participan de los resultados de la
partición del patrimonio en caso de liquidación, ni en la distribución de las
reservas; son locadores de servicios, retribuidos con utilidades del ejercicio.
6
HALPERÍN, ISAAC. Manual de Sociedades Anónimas. Ed. Depalma, 1955, p. 135.
Estas acciones tienen por objeto premiar a las personas que con su labor antes o
después de la constitución de la sociedad, han contribuido al buen
funcionamiento de la misma7.
2. Acciones de trabajo:
Más que acciones son verdaderas formas de participación en los beneficios que
se conceden a los trabajadores de la empresa con una finalidad económico–
social. No tienen sus titulares ninguna intervención en la administración ni
gobierno de la sociedad anónima. Por eso más que acciones son, como los
denominan algunos comentaristas, “Bonos de trabajo”.
El Art. 1075 del Código Civil dice: “Las sociedades anónimas pueden emitir
bonos de participación por los siguiente conceptos:
1. A favor de los titulares de las acciones totalmente pagadas;
2. En retribución de aportes que no sean obligaciones de dar; y
3. A favor del personal de la sociedad con carácter intransferible y
mientras dure la relación de trabajo”.
Asimismo, en el Art. 1076 del mismo cuerpo de Ley se establece: “Los bonos de
participación dan derecho a utilidades pagaderas al mismo tiempo que los
dividendos; cuando hayan sido emitidos a favor del personal, se considerarán
gastos de ejercicio. Los tenedores de bonos de esta clase tendrán también
derecho al producto de la liquidación, después de reembolsado el valor nominal
de las acciones no amortizadas”.
Art. 1077 (C.C.): “Los estatutos podrán establecer las condiciones de emisión de
los bonos de participación, porcentaje en las utilidades y otras modalidades,
siempre que no contradigan las disposiciones de los Arts. 1074 y 1075”.
Son acciones emitidas a favor del fundador sin una contraprestación en bienes o
valores. Tampoco tienen participación en el capital social, sino a las ganancias
hasta el diez por ciento por un período máximo de diez ejercicios en los que se
distribuyan beneficios (Art. 1058 del C.C.).
Acciones escriturales:
7
VELAZQUEZ GUIDO ERNESTO, La Sociedad Anónima, La Ley Paraguaya, Asunción, 1995, p. 103.
“Si así lo faculta el estatuto, las acciones no se representarán en títulos. A dicho
efecto, la sociedad habilitará un registro de acciones escriturales, en el cual las
acciones se inscribirán en cuentas llevadas a nombre de sus titulares. Dicho registro
contendrá las mismas menciones del libro de registro de acciones. El registro de
acciones escriturales también podrá ser llevado por bancos de plaza o por cajas de
valores autorizadas por la Comisión.
Indivisibilidad
El Art. 1063 del Código Civil dispone que las acciones sean indivisibles. Según Fisher:
“Estriba en que al accionista le corresponde en bloque una acción, considerada como
parte alícuota del fondo – capital, acción que señala los límites de sus derechos y
deberes como socio, sin que, por tanto, pueda descomponer la acción en partes respecto
de la propiedad. Esta unidad es la que el accionista no podría ni puede desmembrar con
eficacia respecto de la sociedad, cediendo a otro una parte alícuota de ella; en el plano
de las relaciones entre la sociedad y el accionista la condición de socio es susceptible
también de una existencia única en lo que atañe a su volumen”.
Cesión. Transmisibilidad
En la misma línea de apreciación, por el Art. 214 de la Ley 19550 – “la transmisión de
las acciones es libre” – responde a la naturaleza específica de las sociedades de capital,
en las cuales la condición de socio va anexa a la tenencia o titularidad de las acciones,
cuya circulación como títulos de valores flexibiliza y multiplica el mercado de capitales.
La libre transmisión de la propiedad de las acciones reconoce – como es natural –
limitaciones emergentes de las diversas características de los títulos instrumentales.
Valores de la acción
Participar en las Asambleas con voz y voto; cada acción da derecho a uno o más
votos (Art. 1066 C.C.);
Ocupar cargos tanto en el gobierno como en la administración y fiscalización de
la sociedad (Arts. 1102 y ss; y 1117 y ss.);
Derecho a una parte proporcional de las utilidades netas y del patrimonio
resultante (Art. 1065 C.C.);
Transmitir la propiedad, constituir usufructo, prenda u otros derechos sobre la
acción (Arts. 1067 y 1068 C.C.);
Derecho de receso (Art. 1092 C.C.);
Derecho de impugnación (Art. 1098);
Derecho a solicitar la convocación de asambleas (Art. 1081 C.C.).
El Art. 1067 del Código Civil dispone: “La calidad de socio corresponde al nudo
propietario de la acción. El usufructuario tiene derecho a percibir las utilidades
obtenidas durante el usufructo. Este derecho no incluye a las pasadas a reserva o
capitalizadas, pero comprende a las nuevas acciones integradas por la capitalización.
El dividendo se percibirá por el tenedor del título en el momento del pago; si hubiere
distintos usufructuarios, se distribuirán a prorrata de la duración de sus derechos.
El Art. 1068 del Código Civil estatuye: “En caso de constitución de prenda o de
embargo judicial, los derechos corresponden al propietario de las acciones. En tales
situaciones, el titular del derecho real o el embargante queda obligado a facilitar el
ejercicio de los derechos del propietario mediante el depósito de las acciones en un
banco u otro procedimiento que garantice sus derechos. El propietario aportará los
gastos consiguientes”.
Tenemos así que hasta el momento en que se produzcan la ejecución y adjudicación del
título representativo de la acción y que la misma quede firme y ejecutoriada, la calidad
de socio corresponderá al primitivo titular de la misma.
Sostiene Ernesto Velásquez: sabemos que la prenda es un derecho real de garantía que
se caracteriza, en su forma histórica, por el desplazamiento del objeto dado en garantía
del cumplimiento de la obligación principal (préstamo), de poder del deudor (en este
caso el accionista) al del acreedor. Difiere esta categoría de la llamada “prenda sin
desplazamiento o con registro”.
Art. 1077 del Código Civil. “Los estatutos podrán establecer las condiciones de emisión
de los bonos de participación, porcentaje en las utilidades y otras modalidades, siempre
que no contradigan las disposiciones de los Arts 1074 y 1075”.
Los bonos son “títulos valores que no representan capital social y otorgan a sus
poseedores, fundamentalmente, derecho a percibir utilidades del ejercicio o una cuota
de liquidación, o ambos beneficios, en rango igual o diverso del que al respecto
confieren las acciones, sin perjuicio de otros derechos que les atribuye el estatuto de la
sociedad emisora8.
Señala el Prof. Carmelo Castiglioni que en la práctica estos títulos se emiten para
obtener recursos dinerarios, ya sea en el mercado de valores o fuera de él, respaldados
en la emisión de los debentures por la sociedad y con una clase de garantía previamente
acordada y enunciada en el título. Las emisiones pueden realizar las sociedades en
forma directa o por medio de fiduciarios debidamente habilitados por el Banco Central
del Paraguay.
El Art. 1127 del Código Civil dispone: “Las sociedades anónimas pueden, si sus
estatutos lo autorizan, contraer empréstitos, en forma pública o privada, mediante la
emisión de obligaciones negociables o debentures”.
La sociedad puede admitir otros títulos, además de las acciones “que no pueden faltar”,
de significado enteramente diferente, económico primero y después jurídico, que
precisamente representan no ya el capital, sino una deuda de la sociedad, y por tanto se
llaman “obligaciones”9.
“Los debentures son títulos valores de igual valor, representativos de créditos emitidos
en serie o no, al portador o nominativos, por las sociedades autorizadas (sociedades
anónimas, sociedades en comandita por acciones y sociedades anónimas con
participación estatal mayoritaria) en forma pública o privada, con garantía o sin ella,
como contrapartida de un préstamo o mutuo que contrae la emisora y por el cual se
obliga a satisfacer el interés y la amortización de capital determinado”10.
Naturaleza jurídica
Su naturaleza jurídica ha despertado un gran interés teórico entre los especialistas. Para
algunos es un título de crédito, con todas las particularidades del mismo, siendo el
tenedor acreedor de la sociedad emisora.
Clases de debentures.
Art. 1128: “Los debentures pueden ser emitidos con garantía flotante, común o especial.
La emisión cuyo privilegio no se limita a bienes inmuebles determinados se considerará
realizada con garantía flotante”.
a) Debentures con garantía flotante: Los regula el Art. 1129 del Código
Civil, la emisión de debentures con garantía flotante afecta a su pago
todos los derechos, bienes muebles o inmuebles, presentes y futuros o
9
BARBERO, D., Sistema de Derecho Privado, T. IV, p. 371.
10
VERÓN, A. V., Sociedades Comerciales, Ed. Astrea, Año 1993, Bs. As. t. 3, p. 422/423
una parte de ellos, de la sociedad emisora y otorga los privilegios que
corresponden a la prenda o a la hipoteca, según el caso.
b) Debentures con garantía común: Los regula el Art. 1133 del Código
Civil, Los debentures con garantía común cobrarán sus créditos en
condiciones paritarias con los acreedores quirografarios, sin perjuicio de
las demás disposiciones de esta sección.
c) Debentures con garantía especial: Los regula el Art. 1134 del Código
Civil, afectan a un bien o bienes determinados de la sociedad.
Art. 1135 del Código Civil, parte primera. “Los títulos de debentures deben ser de igual
valor, pero un título puede representar más de una obligación. Pueden ser al portador o
nominativos; en este último caso endosables o no”
Atento a que los debentures pueden ser emitidos al portador o nominativos, le son
aplicables las reglas generales para la transmisión de los títulos de crédito, con las
particularidades previstas en la sección correspondiente del Código Civil.
El Art. 1135 del Código Civil, en su última parte, dispone: “La transmisión de los
títulos nominativos y los derechos reales que los graven deben comunicarse a la
sociedad por escrito e inscribirse en un libro de registro que deberá llevar al efecto la
sociedad deudora”.
El Art. 1136 del C.C. sigue al expresar: “La transferencia no podrá ser opuesta a la
sociedad ni a los terceros, sino desde su inscripción en dicho registro. Tratándose de
títulos endosables se registrará el último endoso”.
e) La naturaleza de la garantía;
Pueden llevar adheridos cupones para el cobro de los intereses o el ejercicio de otros
derechos vinculados a los mismos. Los cupones serán al portador”.
Emisión
Art. 1138. “La emisión puede dividirse en series. Los derechos serán iguales dentro de
cada serie.
No pueden emitirse nuevas series, mientras las anteriores no estén totalmente suscriptas
e integradas.
Fideicomiso. Concepto
El Código Civil Paraguayo establece la exigencia que el fiduciario sea una institución
financiera. El Art. 1139 regula las obligaciones del mismo: “La sociedad que decida
emitir debentures, debe celebrar con una institución financiera un fideicomiso por el que
esta tome a su cargo:
11
SASSOT BETES, MIGUEL. Sociedades Anónimas, Ed. Abaco, Bs. As., 1985, p. 26.
a) la gestión de las suscripciones;
b) El control de las integraciones y su depósito cuando corresponda;
c) La representación necesaria de los futuros debenturistas; y
d) La defensa conjunta de sus derechos e intereses durante la vigencia del
empréstito hasta su cancelación total, de acuerdo a las disposiciones de este
Código.
El fiduciario puede ser removido del cargo (aun sin causa) por la asamblea de
debenturistas, o judicialmente con justa causa a pedido de uno o más debenturistas.
Art. 1141 del C.C.: “En los casos en que el empréstito se ofrezca a la suscripción
pública, la sociedad confeccionará un prospecto que se someterá a la autoridad
administrativa controladora de las sociedades anónimas, y que debe contener:
Asamblea de debenturistas
Responsabilidades
12
GUYENOT, JEAN. Derecho Comercial. Ed. Jurídicas, Europa-América, Bs. As, p. 651.
Bibliografía:
a) Asambleas. Generalidades.
Convocatoria
Podemos definirla como el acto público por el cual los accionistas son llamados
a concurrir a una asamblea para la consideración del Orden del Día. Esta convocatoria
debe efectuarse guardando los requisitos y formalidades exigidos por la ley y los
estatutos.
Plazo. Forma
a) Debe realizarse anualmente (1ª. Parte Art. 1081 del Código Civil). Ya
hemos expresado que la Asamblea es anual, aunque podrá reunirse en
cualquier época del año; solo para la consideración de los puntos
señalados por los incisos a) y b) del Art. 1079 debe efectuarse en
asamblea reunida dentro de los cuatro meses posteriores al cierre del
ejercicio.
b) Debe ser hecha por el órgano competente, el Art. 1081 del C.C. estatuye
que debe ser hecha por el directorio y, en su defecto, por el síndico. El
segundo parágrafo del mismo artículo dispone: “el directorio o el síndico
convocará a la asamblea para que se celebre dentro de treinta días de
recibida la solicitud”. El último párrafo expresa: “Si el directorio o el
síndico omitieren hacerlo, la convocatoria podrá hacerse judicialmente”.
Segunda convocatoria
La segunda parte del Art. 1082 del Código Civil dispone: “… La segunda
convocatoria, por no haberse llevado a cabo la asamblea, se hará dentro de los
treinta días siguientes, y las publicaciones se efectuarán por tres días con ocho
de anticipación como mínimo”.
2
VELAZQUEZ GUIDO ERNESTO, La Sociedad Anónima, La Ley Paraguaya, Asunción, 1995, p. 137.
Concordante con el Art. referido precedentemente, el Art. 1089 del C.C.,
segunda parte establece: “En la segunda convocatoria la asamblea se considera
constituida cualquiera sea el capital representado…”.
Con claridad se establece en el Art. 1081 del Código Civil que la Asamblea
ordinaria es anual y debe ser convocada por el directorio y, en su defecto por el
síndico.
Así también, el referido Art. faculta a los accionistas que en el caso de que el
directorio o el síndico no convoquen a asamblea extraordinaria para que la
misma sea celebrada dentro de treinta días de recibida la solicitud, los referidos
accionistas podrán hacerlo judicialmente
Participantes
De la asamblea participan los accionistas o sus mandatarios.
Representación
Libro de asistencias
Presidente
El Art. 1088 del Código Civil establece que la asamblea será presidida por el
presidente del directorio o su reemplazante, salvo disposición contraria de los
estatutos, y en su defecto, por la persona que designen los asistentes por
mayoría. En forma similar se nombrará secretario.
Cuando la asamblea fuere convocada por el juez, será presidida por el mismo o
por el funcionario que designe.
Secretario
El presidente dispondrá la lectura del Orden del Día, el que será puesto a
consideración de la Asamblea para su estudio y discusión separadamente, punto
por punto, los que también deberán ser votados separadamente. El uso de la
palabra no puede prohibirse a los socios, salvo el derecho de reglamentarlo por
razones de tiempo. Tienen derecho a mocionar todos los que tienen derecho a
voto; los participantes sin derecho a voto pueden hacer uso de la palabra, pero
no efectuar mociones, por ejemplo: los directores y síndicos en ciertos casos.
Mayoría
El Art. 1089 del Código Civil dispone: “La constitución de la asamblea ordinaria
en primera convocatoria requiere la presencia de accionistas que representen la
mayoría de las acciones con derecho a voto”.
Art. 1090 del Código Civil: “La asamblea extraordinaria se reúne en primera
convocatoria con la presencia de accionistas que representan el sesenta por
ciento de las acciones con derecho a voto, si los estatutos no exigen un quórum
más elevado”.
Es claro que los estatutos sociales pueden modificar las cantidades exigidas para
ambas convocatorias siempre por encima de lo previsto en la ley, es decir para la
primera sesenta por ciento o más y para la segunda el treinta por ciento o más.
Art. 1092 del Código Civil: “Los socios disconformes con las resoluciones
previstas en el artículo anterior, pueden separase de la sociedad, con reembolso
del valor de sus acciones. De este derecho solo pueden usar los presentes en las
asambleas que hayan hecho constar en el acta su oposición, dentro del quinto
día, y los ausentes, dentro de los quince días de la terminación de ellas.
Las causas más importantes y frecuentes que suelen anular las resoluciones
asamblearias, son:
Ejercicio de la acción
El Art. 1099 del C.C. determina: “El Juez podrá suspender, a pedido de parte, si
existieren motivos graves, la ejecución de la resolución impugnada, con garantía
suficiente para responder por los daños que dicha medida pudiere causar a la
sociedad, y sin perjuicio de terceros”.
Responsabilidad
4
VELAZQUEZ GUIDO ERNESTO, La Sociedad Anónima, La Ley Paraguaya, Asunción, 1995, pp.
193/194.
5
VELAZQUEZ GUIDO ERNESTO, La Sociedad Anónima, La Ley Paraguaya, Asunción, 1995, p. 198.
El Art. 1101 determina la responsabilidad solidaria e ilimitada de los accionistas,
que conociendo el vicio, hubieren votado favorablemente las resoluciones que se
declaren nulas, sin perjuicio de la responsabilidad correspondiente a los
directores y síndicos.
Del contexto de los artículos que regulan el régimen del directorio surge una
dependencia respecto de la voluntad de la asamblea y una relación de control. Pero, de
hecho, en las sociedades importantes se ha fortalecido el poder de los directores en
detrimento del poder y control de la asamblea de accionistas. El fenómeno se debe a
varias causas:
a) el hecho de que a los administradores corresponde la dirección y explotación de la
empresa;
b) la complejidad de la gestión y de la competencia económicas priva a los accionistas
de los conocimientos técnicos para un control eficiente; y
c) el progresivo abstencionismo de los accionistas que no asisten a las asambleas (se
preocupan solo del dividendo) deja en manos de los grupos de control, normalmente
ligado a los administradores, las decisiones relativas a la explotación económica del
objeto social y al normal funcionamiento de la sociedad2.
De acuerdo a lo dispuesto por el Art. 1102: “La administración estará a cargo de uno o
mas directores designados por la asamblea ordinaria, cuando no lo hubiere sido por el
acto constitutivo”.
1
GARRONE, JOSE ALBERTO y CASTRO SANMARTINO, MARIO E., Manual de Derecho
Comercial. 2ª edición, Abeledo Perrot, Bs. As. 1996. pp. 416/417.
2
GARRONE, JOSE ALBERTO y CASTRO SANMARTINO, MARIO E., Manual de Derecho
Comercial. 2ª edición, Abeledo Perrot, Bs. As, 1996. p. 417.
Nuestro Código acepta, como casi todas las legislaciones, un Directorio colegiado. El
número de directores puede variar, pero generalmente se nombra un número impar,
teniendo en cuenta que ello facilita los desempates en las votaciones. Cuando sean
designados por los Estatutos, estos determinarán el número máximo y mínimo.
Los Directores pueden o no ser accionistas. Es una novedad introducida por la Ley
paraguaya, siguiendo sus fuentes.
Renuncia
Art. 1106 del Código Civil: “La renuncia del director debe ser presentada al directorio,
que podrá aceptarla si no afectare el funcionamiento regular de la sociedad. De lo
contrario, el renunciante deberá continuar en sus funciones hasta la próxima asamblea”.
Establece, además, el Art. 1107 del Código Civil, que si los estatutos no establecen la
elección de suplentes para subsanar la falta de los directores por cualquier causa, la
elección de sus reemplazantes corresponde a los síndicos, debiéndose desempeñar en
sus funciones hasta la próxima asamblea ordinaria. Esta disposición, sin embargo, no
obsta a que se produzca una nueva asamblea general ordinaria, antes del siguiente
ejercicio fiscal, a los efectos de erigir un nuevo directorio, de conformidad a lo previsto
en el Art. 1079 del Código Civil.
Prohibiciones e incompatibilidades
a) Los incapaces;
b) Los que actúen en empresas en competencia con intereses opuestos;
c) Los quebrados culpables o fraudulentos, los fallidos por quiebra casual, hasta
cinco años después de su rehabilitación; los condenados a inhabilitación para
ejercer cargos públicos; los condenados por delitos contra el patrimonio y contra
la fe pública; los condenados por delitos cometidos en la constitución,
funcionamiento y liquidación de sociedades; y
d) Los que por razón de su cargo, no pueden ejercer el comercio, ni los
funcionarios de la administración pública cuyo desempeño se relacione con el
objeto de la sociedad.
Para ser director de una Sociedad Anónima se requiere tener mayoría de edad,
capacidad de contratar por sí mismo y no hallarse afectado por las restricciones
previstas en el Art. 1104 del Código Civil. Sin perjuicio de los requisitos básicos
mencionados precedentemente, la ley puede establecer limitaciones y mayores
exigencias dependiendo de la actividad a desarrollar por parte de cada sociedad en
cuestión, así como las consideraciones propias sobre la nacionalidad y el domicilio de
quien integra el directorio de una sociedad.
Art. 1103 del Código Civil: “Los directores pueden o no ser accionistas, son reelegibles
y su designación es revocable. Los estatutos no pueden suprimir ni restringir la
revocabilidad de la designación, pero el administrador designado en el acto constitutivo,
tendrá derecho a resarcimiento cuando fuere excluido sin justa causa”.
El Art. 1111 del Código dispone: “Los directores responden ilimitada y solidariamente
ante la sociedad, los accionistas y los terceros por la inejecución o mal desempeño del
mandato, así como por la violación de la ley o los estatutos, y cualquier otro perjuicio
ocasionado por dolo, abuso de facultades o culpa grave.
Extinción. Art. 1112. “Los directores no serán responsables ante la sociedad, cuando
hubieren procedido en cumplimiento de resoluciones de la asamblea, que no fueren
contraria a la ley o los estatutos. Tampoco responderán cuando sus actos fueren
aprobados por la asamblea, o esta decidiere renunciar a la acción, o transigir, siempre
que la responsabilidad no derivare de la violación de la ley o de los estatutos, y que no
mediare oposición de accionistas que representen por lo menos una quinta parte del
capital”.
a) La sociedad puede hacer valer esta acción cuando se haya causado un perjuicio
derivado de la violación de la ley, de los estatutos, reglamentos o de las propias
resoluciones asamblearias o culpa en la gestión de los negocios.
c) Los terceros pueden ejercer contra los administradores las acciones personales
por inobservancia de las obligaciones inherentes a la conservación de la
integridad patrimonial. La acción puede ser promovida por los acreedores
cuando el patrimonio social resulte insuficiente para la satisfacción de su crédito
(Art. 1115).
Gerentes. Funciones
Responsabilidades
Expone Velásquez Guido que en la Edad Media, con la aparición de compañías más o
menos de gran volumen, se vio la necesidad de garantizar las inversiones mediante un
riguroso control a cargo de funcionarios que rendían cuenta a los socios o accionistas.
En todas las legislaciones se completan los órganos sociales (de gobierno y de
administración) mediante un tercer órgano (que admite variantes) encargado de
controlar, vigilar y revisar de forma directa o indirecta la actuación de los
administradores.
3
GARRONE, JOSE ALBERTO y CASTRO SANMARTINO, MARIO E., Manual de Derecho
Comercial. 2ª edición, Abeledo Perrot, Bs. As, 1996. p. 430.
3) Son reemplazables. Los síndicos suplentes reemplazarán a los titulares
en caso de vacancia temporal o permanente. No siendo posible la
sustitución, el Directorio convocará inmediatamente a la Asamblea para
que se haga su designación a fin de completar el período (Art. 1121, 2ª
parte).
4) Deben ser idóneos para que el control que les corresponde ejercer sea
eficiente, atendiendo a la importancia y complejidad de las actividades
sociales (Art. 1118).
6) Son revocables “ad nutum”. Los estatutos indicarán el plazo por el cual
serán designados los síndicos, hasta un máximo de tres ejercicios, sin
perjuicio de ejercer sus funciones hasta que sean reemplazados.
Atribuciones y deberes
c) Verificar en igual forma las disponibilidades y títulos valores, así como las
obligaciones y la forma en que son cumplidas; igualmente pueden solicitar la
confección de balances de comprobación;
f) Suministrar a los accionistas que representen, cuando menos, el diez por ciento
del capital integrado y que lo requieran, información completa sobre las materias
que son de su competencia;
h) Hacer incluir en el orden del día de la asamblea los puntos que consideren
procedentes;
i) Vigilar que los órganos sociales den debido cumplimiento a las leyes, estatutos,
reglamentos y decisiones de las asambleas;
k) Investigar las denuncias que los accionistas les formulen por escrito,
mencionarlas en sus informes a la asamblea y expresar acerca de ellas las
consideraciones y proposiciones que correspondan, debiendo convocar de
inmediato a asamblea para que resuelva a su respecto cuando la situación
investigada no reciba del directorio el tratamiento que conceptúen adecuado y
juzguen necesario con urgencia”.
Responsabilidades
Art. 1122 del Código Civil: “El síndico que tuviere interés en determinada operación,
deberá abstenerse de participar en todo lo relativo a ella, so pena de perder el cargo y
responder de los daños y perjuicios causados a la sociedad”.
En opinión de Ernesto Velásquez esta disposición del Art. 1122 nos parece un poco
drástica, sin embargo, garantiza y precautela de manera eficaz los intereses sociales. Es
un caso de abstención obligatoria por parte del síndico, pues existe una evidente
incompatibilidad entre los intereses sociales y los del síndico.
El Art. 1125 preceptúa: “Los síndicos son ilimitada y solidariamente responsables por el
cumplimiento de las obligaciones que las leyes y el Estado les imponen. Su
responsabilidad se hará efectiva por decisión de la Asamblea. La decisión de la
Asamblea que declare la responsabilidad, importa la remoción del síndico”.
La responsabilidad del síndico, según el artículo trascripto, es solidaria e ilimitada. En
consonancia con el Art. 1079, inc. c), dicha responsabilidad se hará efectiva por
decisión de la Asamblea y la misma importa la remoción del síndico. Lógicamente que
esta responsabilidad se hace efectiva sobre actos ocurridos durante el ejercicio del cargo
por el síndico, no alcanza períodos anteriores; asimismo, la responsabilidad no alcanza
al síndico suplente que no haya incurrido en ningún acto perjudicial5.
5
VELAZQUEZ GUIDO ERNESTO, La Sociedad Anónima, La Ley Paraguaya, Asunción, 1995, p. 251.
6
MASCHERONI, FERNANDO, Sociedades Comerciales, Ed. Universidad, Bs. As., 1986, p. 423.
1) la necesidad de protección de terceros a causa de la responsabilidad limitada de los
accionistas; y
2) la necesidad de protección del pequeño accionista (ahorro público)7.
Art. 1179 del Código Civil: “En la sociedad en comandita por acciones los socios
colectivos responden por las obligaciones sociales como los socios de las sociedades
colectivas. Los socios comanditarios limitan su responsabilidad al capital que se obligan
a aportar; sus aportes se representan por acciones”.
Constitución
Art. 1182 del Código Civil: “El acto constitutivo debe indicar el nombre y domicilio de
los socios colectivos. Los socios colectivos son, de derecho, administradores y están
sujetos a las obligaciones de los administradores de la sociedad anónima, excluida la de
la caución.
Denominación
“La denominación social debe contener la indicación de ser sociedad en comandita por
acciones, o la sigla S.C.A. La omisión de dicha indicación hará responsable ilimitada y
solidariamente al administrador juntamente con la sociedad, por los actos que
concertaren en esas condiciones” (Art. 1180).
El capital
Administración
Art. 1182: “El acto constitutivo debe indicar el nombre y domicilio de los socios
colectivos. Los socios colectivos son, de derecho, administradores y están sujetos a las
obligaciones de los administradores de la sociedad anónima, excluida la de la caución.
La administración podrá ser igualmente conferida a terceros”.
Art. 1183. “Salvo disposición contraria de los estatutos, el socio administrador solo
puede ser removido con justa causa por juez competente, a requerimiento de la
asamblea de accionistas, o de una minoría que represente por lo menos el diez por
ciento del capital social integrado. Si la asamblea no designa representante especial para
la acción, esta será ejercida por el síndico”.
Este artículo indica la posible reunión de una asamblea de accionistas, que según De
Gásperi debe ser Asamblea Extraordinaria. La Asamblea tratará especialmente la
8
VELAZQUEZ GUIDO ERNESTO, Manual de Derecho Societario, Intercontinental, Asunción, 2000, p.
239.
remoción del administrador dispuesta por el juez competente a requerimiento de la
asamblea de accionistas, o de una minoría que represente el diez por ciento del capital
integrado, siempre que exista justa causa. Como bien lo expresa De Gásperi, “El
administrador no es nombrado por la asamblea de accionistas, o sea por los socios
comanditarios, sino por el acto constitutivo. Por consiguiente, dura en el cargo por
tiempo indeterminado, lo cual no quiere decir que sea inamovible.
Asamblea, fiscalización
El Art. 1184 del Código Civil dispone: “La asamblea se integra con socios de ambas
categorías. Las partes de interés de los socios colectivos se considerarán divididas en
fracciones del mismo valor que las acciones, a los efectos del quórum y del voto. Las
cantidades menores no se computarán”.
Bibliografía:
a) De la compraventa
2. Definición
1
Magíster por la Universitá Degli Studi di Roma “Tor Vergata”, Profesor Asistente de Obligaciones.
2
Garrone José A. y Castro Sammartino Mario E. “Manual de Derecho Mercantil”, 2ª. Ed., Abeledo
Perrot, Bs As. p. 764.
habitualmente el comercio, el objeto, que la compraventa sea a su vez para revenderla y
obtener un lucro, en cuyo caso se trata de una compraventa mercantil3, y en caso de
consumo o satisfacción personal del comprador se trata de una compraventa civil.
3.1. Consentimiento
3.2. Objeto
El objeto de la compraventa mercantil está claramente individualizado en la Ley
del Comerciante Art. 71, inc. a): Toda adquisición a título oneroso de una cosa mueble
o inmueble, de derechos sobre ella, o de derechos intelectuales. El Código Civil
complementa esta disposición estableciendo los caracteres que deben reunir el objeto y
son: a) deben estar determinados en cuanto a su especie (Art. 692); b) deben ser
posibles (Art. 694); c) deben estar dentro del comercio (Art.299); d) no deben estar
prohibidos por la ley (Art. 299).-
3.3. La forma
3.4. Precio
6. Pago
4
Silva Alonso, Ramón “Derecho de las obligaciones en el Código Civil Paraguayo”, Intercontinental
Editora, reedición 2003, p.353.
5
Garrone José A. y Castro Sammartino Mario E. op. cit. p. 770
plazos o según las cuotas convenidas, otorgándose o no garantías, seguridades o
privilegios a favor del vendedor.
La tarjeta de crédito puede definirse como el contrato atípico, en virtud del cual,
una parte entrega a otra en propiedad una cantidad determinada de dinero, bajo ciertas
condiciones y por un tiempo determinado; con obligación de restituir el valor
equivalente a tiempo diferido. Lo fundamental de la tarjeta de crédito es que otorga a su
tenedor la posibilidad de realizar compra de productos o mercadería y diferir el pago.
9. Cláusulas especiales
Las partes podrán libremente subordinar los efectos del contrato de compraventa a
condiciones, cargo o plazo, o a modificar de cualquier manera los efectos normales del
contrato, a través de cláusulas accesorias o cláusulas especiales. Dichas cláusulas están
permitidas, toda vez que no viole derecho de terceros o el orden público.
El Art. 768 del C.C. regula las ventas sujetas a ensayo y prueba: La venta sujeta
a ensayo y prueba, o a satisfacción del comprador, se presume bajo condición
suspensiva de que lo vendido fuere del agrado personal de aquel. El plazo para aceptar
no excederá de noventa días. El contrato se juzgará concluido, cuando el adquirente
pagare el precio sin reserva, o dejar de transcurrir el término sin comunicar su
respuesta. Situaciones como la prevista por el Código, pueden las partes interesadas
subordinar como condición en un contrato de compraventa; de igual manera lo podrían
realizar con los plazos de cumplimiento de la obligación o entregas de mercaderías;
pactos de preferencia (Art. 771) o pacto de mejor comprador (Art. 774), regulados todos
por nuestro Código.
Los incoterms han sufrido una serie de revisiones (1953, 1967, 1976, 1980 y 1990),
con lo cual se han ido actualizando a fin de unificar las distintas costumbres
mercantiles. Cuando las partes contratantes acuerdan uno de los términos incoterms,
para que la misma tenga validez, se debe hacer una mención expresa, indicando la
modalidad y el año, amén de incluir otras modalidades y detalles de la operación,
siempre que no desnaturalicen el término seleccionado. Existen en la actualidad 13
términos, clasificados en 4 grupos, según la última versión de la Cámara de Comercio
Internacional, citamos las más frecuentes:
En fabrica, término utilizado a fin de significar que la única obligación del vendedor es
la de poner a disposición las mercaderías en su fabrica, local o factoría, no asume
ninguna obligación de carga y transporte. El comprador asume la obligación y costo de
transporte y carga hasta su destino. Dicha modalidad es la más conveniente para el
vendedor, quien asume una mínima responsabilidad, limitándose a poner en condiciones
las mercaderías y a suministrar toda ayuda para obtener la licencia de exportación
gubernamental.
10.2 FAS (Free Along Side Ship). Franco al Costado del Buque
6
Sienrralta Ríos, Aníbal. “Contratos de Comercio Internacional”, 3ra. Ed. Pontificia Universidad Católica
del Perú, 1998, Lima, p. 326.
Con dicho término se alude a la operación en la cual el vendedor tiene la obligación
de poner las mercaderías al costado del buque, en el muelle o barcaza, hasta donde
surge su responsabilidad; por lo tanto, el comprador a partir de ahí asume el riesgo, sea
ella de transporte, carga y descarga de la mercadería.
Las partes contratantes, cuando utilicen este término de transporte, deben aclarar
expresamente si el DEQ, utilizado es “sobre muelle libre de derechos” o “sobre muelle
derechos a cargo del comprador”, a fin delimitar la responsabilidad por dichos trámites.
Este modo de realizar la compraventa quiere decir que el vendedor debe poner las
mercaderías a bordo del buque, en el punto convenido en el contrato de compraventa. El
vendedor debe hacerse responsable hasta la llegada del buque en el puerto de destino
acordado con el comprador.
Este medio de pago nació con el auge de las compraventa internacional, a fin de
otorgar garantías suficientes tanto al exportador, que por este medio se asegura el cobro
del precio de sus productos y el importador, de que el pago no se efectivice hasta que no
exista la seguridad de que las mercaderías fueron embarcadas o la entrega de los
documentos que representen de la propiedad las mercaderías.
El Art. 880 establece: “Por el contrato de mandato una persona acepta de otra poder
para representarla en el manejo de sus intereses o en la ejecución de ciertos actos”. El
mandato es el instrumento idóneo para ejercer la representación de las personas para el
manejo de sus intereses; si bien la redacción de la norma señalada no alude a la
definición de mandato civil o mandato comercial, posiblemente producto de la
unificación de las obligaciones; sin embargo, podemos definir el mandato comercial
como el vinculo jurídico mediante el cual una persona llamada mandante otorga poder a
otra llamada mandatario, a fin de que administre sus negocios o un establecimiento
comercial, mediante el pago de un precio.
16. Substituciones
En caso de substituciones, siendo la naturaleza del mandato comercial,
elementos personales y capacidad tenida en cuenta, la misma salvo convenio en
contrario, es personalísima, no pudiendo ser substituido o delegado sin autorización
expresa del instituyente.
17. Extinción
El mandato se extingue, conforme a lo establecido en el Art. 909 del C.C.:
a) por cumplimiento del negocio para el que fuere constituido;
b) por renuncia del mandatario;
c) por muerte; en cuyo caso el mandato continua vigente para aquellas
situaciones urgentes, hasta que los herederos dispongan otra cosa;
d) por revocación del mandante; y
e) por enajenación del establecimiento comercial.
1. Contrato de Comisión
1
Argaña, Luis A. “Tratado de Derecho Mercantil” reedición, tomo ll, Editorial el Foro, 1993, p. 9: “El
mandato se llama comisión o consignación cuando la persona que desempeña otros negocios
individualmente determinados, obra en nombre propio o bajo la razón social que representa”. Asi
mismo, debemos mencionar que el proyecto de unificación de los contratos civiles y comerciales de la
Republica Argentina (Art. 1920), cambia el nombre de comisión por el de consignación, estableciendo
que es un mandato sin representación para la compra venta de cosas muebles.
2
Lorenzetti, Ricardo Luis “Tratado de los Contratos”, Tomo ll, 2ª Edición ampliada, Rubinzal-Culsoni
Editores, Bs. As., 2004, p. 294: “La comisión puede ser calificada como una especie de mandato no
representativo, aunque presenta singularidades que han inducido a importantes autores a distinguirlos.
Se afirma que en la comisión no hay mandato oculto, sino una situación explicita; el contrato entre el
comisionista y el tercero es ajeno al comitente y no acción contra el tercero salvo cesión”.
El contrato de comisión es un contrato nominado, expresamente regulado por el
Código Civil; que es propio de los contratos mercantiles y podemos resaltar los
siguientes caracteres:
El contrato de comisión puede referirse a una serie de operaciones, siempre que ellas
estén explícitamente determinadas; no puede referirse a generalidades de administración
de negocios ajenos. Sin embargo, el mandato puede clasificarse en especiales y
generales, pudiendo establecerse administración general de bienes y patrimonio de
terceros.
7. El contrato de corretaje
Los actos prohibidos al corredor, están regulados en la Ley del Comerciante (Art.42)
y son:
a) Intervenir en cualquier operación en la que hubiere oposición entres sus intereses y
los de su comitente;
b) Hacer cobranzas y pagos por cuenta ajena;
c) Adquirir para sí o para su cónyuge, ascendientes o descendientes, las cosas cuya
venta le haya sido encargada, ni las que se hubieren encomendado a otro corredor, aun
cuando se pretenda que la compra se realizó para uso o consumo particular;
d) Promover la transmisión de letras o valores de otra especie o la venta de mercaderías,
procedentes de personas no conocidas en la plaza, salvo que un comerciante abone la
identidad de las personas;
e) Intervenir en contratos de venta de efectos en la negociación de letras pertenecientes
a personas que hayan suspendido su pago;
f) Pretender, además de la comisión, una remuneración sobre el mayor valor que se
obtuviere en las operaciones, o exigir mayor comisión que la establecida legalmente o,
en su defecto, la determinada por los usos comerciales, salvo convención en contrario.
Ahora bien, ¿cuándo podemos decir que estamos ante un depósito civil o
comercial? La respuesta debemos de buscar en la doctrina, puesto que la legislación
sobre la materia es de por sí ambigua y no ofrece una clara distinción para su
individualización. Sobre el punto, Joaquín Garrigues4 señala la concurrencia de tres
elementos5:
a) Que el depositario al menos sea parte;
b) Que las cosas depositadas sean objetos de comercio;
c) Que el depósito constituya una operación mercantil o se haga como causa o a
consecuencia de operaciones mercantiles.
Los presupuestos señalados por el insigne tratadista nos parecen acertados; sin
embargo, a estos elementos podemos agregar el costo del contrato, su onersidad6,
teniendo en cuenta que el comerciante tiene principalmente como actividad actos
mercantiles lucrativas. Al respecto la Ley del Comerciante establece quiénes son
3
Argaña, Luis A. “Tratado de Derecho Mercantil” T. 2, op. cit. p. 12.
4
Garrigues Joaquín, “Curso de Derecho Mercantil”, tomo IV, ed. Temis, Bs. As., 1987, p. 132
5
Argaña, Luis A. op. cit. p. 14. Para este autor, para que sea comercial un depósito, debe concurrir los
siguientes elementos: a) Que las partes contratantes sean comerciantes o por lo menos una de ellas; b)
que tenga por objeto actos de comercio o que nazca de el; c) que sea oneroso.
6
Ghersi, Carlos Alberto, “Contratos Civiles y Comerciales”, tomo I, 4ta. Edición, Ed. Astrea, Bs. As.,
1999. Sostiene que el depósito civil es siempre gratuito; al contrario con el depósito comercial, que es un
contrato oneroso, ahí radicaría de la diferencia.
comerciante (Art.3°)7, así como la situación de las personas que realizan
accidentalmente actos de comercio (Art.5°)8; dichos requisitos, si bien son insuficientes
para caracterizar al contrato de deposito civil o comercial; sin embargo, son integrados
por la doctrina, así como a los usos y costumbres, para su correcta individualización.
13. Naturaleza
7
Artículo 3°: Son comerciantes:
a) las personas que realizan profesionalmente actos de comercio; y
b) las sociedades que tengan por objeto principal la realización de actos de comercio
8
Artículo 5°: Los que realicen accidentalmente actos de comercio no son considerados comerciantes.
Queda, sin embargo, sujetos en cuanto a las consecuencias de dichos actos a la legislación comercial.
9
Nota: transcribo la opinión atinente sobre el punto de Guillermo en “Tratado de Derecho Civil,
Contratos II”, pag. 537: Sin duda alguna, lo que el codificador quiso destacar es que el depósito es por
naturaleza gratuito y que las obligaciones del depositario no varían (lo que es totalmente exacto) porque
se le haya prometido alguna remuneración. La postura asumida por Vélez en este punto revela como
sobreviven en las leyes algunas instituciones que ya han perdido su razón de ser. En el derecho romano
clásico, el depósito era necesariamente gratuito; como la entrega del depósito era un acto de confianza y
el recibirlo de amistad, chocaba al sentimiento común que pudiera ponerse precio a tales servicios; si
había remuneración, dejaba de ser depósito.
realizada en situaciones de fuerza mayor, exonera inclusive al depositante y al
depositario de las limitaciones sobre la capacidad, relativos a este tipo de contrato.
Nuestro Código Civil regula las situaciones en las cuales se plantea este tipo de
depósitos y sus consecuencias:
Art. 1257 CC: “Si el depósito fuere irregular, de dinero o de otra cantidad de
cosas fungibles, cuyo uso fue concedido por el depositante al depositario, queda éste
obligado a pagar el todo, y no por parte, o a entregar otro tanto de la cantidad de cosas
depositadas, con tal que sean de la misma especie y calidad.” La norma establecida en
nuestro Código contempla esta categoría de depósito irregular, y delimita su aplicación
a cosas fungibles y consumibles, como el dinero y otro valor dinerario. El depositante
tiene la facultad de prohibir su uso por el depositario, y para ello debe hacer
expresamente constancia; puesto que el uso y consumo se presumen en este tipo de
depósito.
16. La capacidad
10
Ripert George y Jean Boulanger “Tratado de derecho Civil”, T. VIII, Ed. La Ley, 1987, p. 515, define:
“Se llama 'depósito irregular' a aquel en que el depositario, en lugar de estar obligado a restituir
idénticamente la cosa recibida, está obligado a entregar cosas de la misma especie en igual cantidad. Es
deudor, pues de cosas de género determinado y no de un cuerpo cierto, como el depositario ordinario. No
es tenedor precario; adquiere la propiedad de la cosa que se le entregan”.
El principio en materia contractual, es que todas las partes deben tener plena
capacidad, tanto de hecho y de derecho, para celebrar contratos de depósito, sin
embargo pueden plantearse los siguientes supuestos:
Art. 1247 CC: “La persona capaz que aceptase el depósito efectuado por quien no lo
fuere, quedará sujeta a todas las obligaciones del depositario. Si el depósito fuere hecho
por una persona capaz con otra que no lo sea, el depositario incapaz podrá oponer la
nulidad, y la primera demandar la restitución de la cosa, así como todo aquello con que
se hubiere enriquecido el incapaz”.
A tenor del Art. 1247, señalado más arriba, el representante del depositario incapaz
tiene la opción de demandar la nulidad de acto y así evitar eventualmente la acción de
daños y perjuicios del depositante, en caso de deterioro de la cosa o enriquecimiento,
sea ella producto de la enajenación de la cosa o usufructo. En ambos casos el
depositante tiene la acción “in rem verso”.
Con este título, el Código Civil regula la relación que surge entre una empresa
dedicada a la hotelería, al hospedaje, y la del viajante o agente que utiliza este servicio y
los equipajes y efectos, hechos por el viajero en dichos lugares.
No debe entenderse, y menos aplicar las reglas de este capítulo a los dueños de
restaurantes, cafés, bares, casas de baños, Spa, peluquerías, ni los que accidentalmente
alojan en su propia casa.
El hotelero responde por el daño o la pérdida en las cosas y efectos del viajero, no solo
por hecho propio, sino también de su dependiente y demás personas que en ese
momento habitan el lugar; ello se desprende de lo establecido el Art. 1263 CC:
“Deberán indemnizar cualquier daño o perdida que sufrieren aquéllos por culpa de su
empleado, o de las personas que se alojan en la casa; pero no de las personas que les
acompañen y visiten. Esta responsabilidad se extiende a los vehículos y objeto de toda
clase guardado con noticia del hotelero o de su personal, en las dependencias del
establecimiento”.
Bibliografía
derivadas del mismo para la guarda de mercaderías. Pero no es cualquier depósito, este puede ser un
frigorífico, un silo, una bodega o un depósito, pero debe estar autorizado especialmente por ley y por
una institución específica.
12
Ripert George y Jean Boulanger, ob. cit. p. 518.
• ARGAÑA, Luis A. “Tratado de Derecho Mercantil” reedición, Tomo II,
Editorial el Foro, 1993.
• LORENZETTI, Ricardo Luis “Tratado de los Contratos”, Tomo II, 2ª
Edición ampliada, Rubinzal-Culsoni Editores, Bs. As., 2004.
• GARRIGUES, Joaquín, “Curso de Derecho Mercantil”, tomo IV, ed.
Temis, Bs. As., 1987.
• GHERSI, Carlos Alberto, “Contratos Civiles y Comerciales”, tomo I, 4ta.
Edición, Ed. Astrea, Bs. As., 1999.
• RIIPERT, George y BOULANGER, Jean. “Tratado de derecho Civil”, T.
VIII, Ed. La Ley, 1987.
• CASTIGLIONI, A. Carmelo. “Títulos Circulatorios, Acercamiento a una
teoría General”, La Ley.
CAPÍTULO XXVII
1. Del mutuo
Según el Art. 1292: “Por contrato de mutuo, o préstamo de consumo, una parte
entrega en propiedad a la otra una suma de dinero u otras cosas fungibles que esta
última está autorizada a consumir, con la obligación de restituirlas en igual cantidad,
especie y calidad, al vencimiento del plazo estipulado”.
4. Forma
10. La usura
Nuestra legislación penal sanciona con pena privativa de libertad o con multa a las
personas que incurren en usura4. El Código Civil (Art. 475) remite al Banco Central del
Paraguay la fijación de tasas máximas de interés a estipularse por el préstamo en dinero,
3
Borda Guillermo, op. cit. p. 334
4
Art. 193 CP: “1º El que explotando la necesidad, ligereza o inexperiencia de otro, se hiciera prometer u
otorgar, para si o para un tercero, una contraprestación que es evidentemente desproporcionada con
relación a la prestación en los casos de: 1. Un alquiler de vivienda o sus prestaciones accesorias;
2. Un otorgamiento de crédito;
3. Un otorgamiento de garantías excesivas respecto al riesgo; o
4. Una intermediación en las prestaciones anteriormente señaladas,
será castigado con una pena privativa de libertad de hasta tres años o con multa.
2º Cuando el autor:
1. realizara el hecho comercialmente;
2. mediante el hecho produjera la indigencia de otro; o
3. se hiciera prometer beneficios patrimoniales usurarios mediante letras de cambio,
pagaré o cheque,
la pena privativa de libertad podrá ser aumentada hasta diez años”.
la cual fija una tasa promedio al utilizado por el sistema financiero que varía según se
trate del tipo de préstamos.
13.1.2. Fianza convencional solidaria; así mismo, puede convenirse que la fianza sea
solidaria, es decir, que el fiador se obliga como liso y llano pagador junto con la fianza;
ello puede ocurrir cuando fue estipulado libremente en el contrato, y en caso de que el
fiador haya renunciado al beneficio de excusión de bienes.
El principio es que todas las personas que tengan libre administración de sus bienes
pueden otorgar fianza simple, salvo algunas excepciones establecidas en el Art. 1548
del CC:
a) los menores emancipados, aunque obtengan autorización judicial;
b) las asociaciones de utilidad pública y las fundaciones;
c) los padres, tutores y curadores de incapaces, en representación de estos, aunque sean
autorizados por el juez;
d) los administradores de sociedades, si no tuvieren poderes especiales para afianzar;
e) los mandatarios a nombre de sus mandantes, si no tuvieren poder especial;
f) el cónyuge administrador, bajo el régimen de comunidad de bienes, sin la
conformidad del otro.
Según nuestro C.C. y su modificación la Ley Nº 3120/06, a través de su Art. 2294: “Por
la constitución de prenda, se entrega al acreedor una cosa mueble o un título de crédito
en seguridad de una obligación cierta o condicional, presente o futura. La prenda
convencional podrá ser constituida por el deudor o un tercero. Este no quedará, en este
caso, personalmente obligado, pero responderá por la evicción. La prenda puede ser,
según el caso, prenda referida a deuda cierta o prenda abierta”.
1.1.3. Forma y prueba. Conforme al Art. 2296 del C.C., modificado por Ley Nº
3120/06, las formas requeridas para la constitución de una prenda y para que puedan ser
opuestas a terceros, deben constar en instrumento público o privado de fecha cierta, sea
cual fuere la importancia del crédito.
Siendo así, tenemos que la instrumentación (forma) de la garantía de prenda debe ser
realizada por Escritura Pública, o por instrumento privado con fecha cierta, es decir, con
certificación de las firmas por escribano público y toma de razón ante la Dirección
General de los Registros Públicos, todo ello a fin de dar publicidad al acto y fecha
cierta.
En cuanto a la prueba de la constitución de la prenda, vemos que el Art. 2296 consagra
expresamente el principio de “prueba por escrito”, concluyendo que la misma no puede
ser probada por medio de testigos, sin depender del monto o importancia del crédito.
Además de la forma, debemos referir, según el artículo estudiado, que el instrumento
debe mencionar el importe del crédito o tratándose de prenda abierta el monto máximo
de afectación de la cosa dada en prenda. Además, deberá contener una designación
detallada de la especie y naturaleza de los objetos dados en prenda, su calidad, peso y
medida, si estas indicaciones fuesen necesarias para individualizarlos
1.2. Derechos y obligaciones del acreedor. En cuanto a los derechos y obligaciones del
acreedor, podemos citar entre los principales los siguientes: Derechos: 1) El acreedor
tiene el derecho de tener la cosa, mientras su crédito no sea satisfecho en su totalidad; 2)
No efectuando el deudor el pago de la obligación y sus accesorios a su vencimiento,
podrá el acreedor pedir la venta en remate público de la cosa dada en prenda; 3) Recibir
en dinero los gastos ocasionados por la manutención de la cosa. Obligaciones: 1) No
servirse de la cosa; 2) Conservarla con la diligencia debida y exigida por la naturaleza
de la cosa. En dicho supuesto, y como se dijera precedentemente, el dueño debe
proveerle las expensas necesarias para la conservación; 3) Extinguido el derecho de
prenda, el acreedor está obligado a restituir al deudor la cosa empeñada, con todos los
accesorios que dependían de ella al tiempo de la constitución.
1.3. Indivisibilidad de la prenda. La prenda es indivisible de manera general. Se
considera indivisible, porque su efecto tiene esa calidad; es decir, el bien dado en prenda
garantiza el cumplimiento íntegro de la obligación debida; la cosa sigue gravada hasta
que la totalidad de la obligación sea cumplida, y por eso la prenda es una forma de
caución.
Esta característica está señalada por el Código Civil Paraguayo en sus Arts. 2300 y
2307. En el supuesto de que se encuentren constituidas varias prendas sobre un mismo
bien, la prelación se determinará según la fecha de inscripción de las mismas ante el
Registro Público.
1.5. Venta de las cosas prendadas. Considerando que el contrato de prenda mercantil es
un contrato consensual, la cosa dada en prenda puede ser vendida siempre y cuando
exista consentimiento de las partes, aun en el supuesto de no estar impaga la obligación
principal garantizada.
En el supuesto de moratoria, la forma de venta de las cosas prendadas es por la vía
judicial en pública subasta, conforme a las reglas contenidas en nuestro ritual. Si el
valor de la cosa no excediere de diez jornales mínimos legales, podrá el juez autorizar la
venta en privado.
Bienes que no pueden ser prendados. No podrán ser prendados los bienes mencionados
precedentemente (Art. 2328 del C.C.P.), cuando por virtud de hipoteca constituida sobre
el bien inmueble al cual accedan, sea por su adhesión física al suelo, con carácter de
perpetuidad o sin él, o por su destino, estén afectados al cumplimiento de otra
obligación, a no ser que el acreedor en conocimiento del anterior gravamen, acepte
expresamente la garantía, y se hiciere constar así con determinación clara del mismo, en
el documento en que se formaliza el contrato. La hipoteca inscripta con posterioridad a
la prenda, no afecta a esta.
Los bienes gravados con prenda registrada, garantizarán al acreedor, con privilegio
especial, el importe del préstamo, intereses y gastos, y la acción ejecutiva y secuestro en
los mismos casos en que procede a favor del acreedor hipotecario. Si la prenda es
abierta, la garantía se extiende solo hasta el monto máximo de afectación.
Llama la atención que la modificación del Código Civil Paraguayo (Art. 2339 del
C.C.P. modificado por la Ley Nº 3120/06), no prevé y no establece la forma de
instrumentación en pagarés en obligaciones condicionadas o futuras (abierta o flotante).
No obstante, y habiéndose ya reconocido la existencia de la prenda abierta o flotante por
medio de la Ley Nº 3120 del C.C.P., entendemos que las obligaciones garantizadas por
prendas abiertas deben ser instrumentadas en pagarés.
La diferencia de estos pagarés -que no son prendarios en la especie-, sería que ellos son
títulos circulatorios privados, y que se hallan vinculados hasta el monto máximo de
afectación establecido en el contrato de prenda.
La ratio legis del legislador ha sido muy clara en este sentido. Es decir, con dicho
artículo resulta indiscutible que la obligación principal puede ser instrumentada en
pagarés.
Igualmente es muy importante mencionar, lo que in fine sostiene el Art. 2339 del
C.C.P.: “El acreedor sólo podrá ejecutar su crédito haciendo valer su pagaré”.
De esa manera tenemos que si las partes contratantes han convenido instrumentar en
pagarés la obligación principal, el único documento hábil para su ejecución es el pagaré,
ya sea prendario o privado, en los distintos supuestos, teniendo en consideración que los
mismos han creado en su beneficio un instrumento complejo, que debe ser ejecutado y
respetado como tal.
Consideramos que dichas interpretaciones son muy forzadas, las que desvirtúan la
esencia y naturaleza jurídica misma del derecho real de garantía de prenda y las
obligaciones como tales.
3.5.2 Transformación o industrialización de los bienes prendados. La transformación o
industrialización de los bienes prendados solo podrá hacerse con la conformidad previa
del acreedor prendario. El nuevo producto que se obtenga en la transformación o
industrialización de la cosa gravada, quedará comprendido en la garantía prendaria,
procediéndose a tomar debida nota en el Registro. La conformidad del acreedor deberá
constar en acto auténtico. (Art. 2343 del C.C.P.).
Vemos que el Código Civil Paraguayo prevé el supuesto de transformación o
industrialización de bienes dados en prenda. No obstante, exige la conformidad del
acreedor que deberá constar en acto auténtico. Entendemos que debería ser
instrumentado de la misma manera en que se halla constituida la prenda, y si fuere en
documento privado, al menos con certificación de firmas realizada por Escribano
Público.
3.6. Pago por consignación de un crédito prendado. El pago por consignación es una
acción judicial realizada por el deudor ante la negativa, por parte del acreedor, de recibir
en pago las sumas dinerarias cancelatorias de la obligación debida.
Para mejor ilustración, el Código Civil Paraguayo, en su Art. 2345, establece la forma
de realizar el pago por consignación, el que establece cuanto sigue: “Cuando se
demandare el pago por consignación de un crédito prendario, el deudor podrá pedir al
Juez que, previa audiencia del acreedor, levante el gravamen y ordene su cancelación
en el Registro, siempre que se haya depositado el importe del crédito y obligaciones
accesorias convenidas, quedando embargada a las resultas del juicio la suma
depositada. La orden de cancelación de la prenda será recurrible al solo efecto
devolutivo”.
Del citado artículo podemos extraer puntualmente que, ante la negativa del acreedor de
recibir el pago de la obligación debida, el deudor puede solicitar al Juez el
levantamiento de la prenda constituida, siempre y cuando haya depositado judicialmente
el monto del crédito y sus accesorios.
3.7. Ejecución prendaria de los bienes pignorados. Secuestro de los bienes prendados
según la Ley 3120.
Siendo así, tenemos que la acción prevista es la de ejecutiva directa, la que deberá ser
iniciada conjuntamente con los pagarés, en el supuesto de que se halla instrumentada la
obligación en dichos títulos.
3.8 Preferencias. Las preferencias, son los privilegios que poseen ciertas obligaciones
sobre el producto de la realización del bien prendado.
El Art. 2353 del Código Civil Paraguayo, modificado por la Ley 3120/06, establece el
régimen de privilegios o preferencias, el cual se refiere al supuesto de venta de los
bienes prendados, sea por mutuo convenio o por ejecución judicial, estableciendo que
será liquidado en el orden y con las preferencias siguientes:
1. Generalidades
El Código Civil Paraguayo legisla esta figura en el Libro III, Título IX, Capítulo IV,
Sección II, De la Prenda sobre títulos de Créditos.
El Art. 2316 del Código Civil establece: “Si lo prendado fuere un crédito o título no
negociable por endoso, para que la prenda quede constituida deberá ser notificada al
deudor del crédito dado en prenda, y entregarse el título al acreedor, o a un tercero,
aunque su monto excediere de la deuda. No podrán darse en prenda créditos que no
consten en un título por escrito ni sean cesibles”.
La última parte de la disposición transcripta establece los requisitos para que un crédito
sea susceptible de ser prendado, a saber: a) Debe constar en un título por escrito; b) Ser
de naturaleza cesible.
Este primer requisito tiene su fundamento en que el derecho sin el título carece de valor.
El ejercicio del derecho es imposible sin el documento; no se puede transferir el derecho
sin el documento. (Jorge H. Escobar, Contratos Bancarios, Editorial La Ley
Paraguaya S.A., p. 277). El Prof. Dr. José Santiago Villarejo, al referirse a este
requisito, expresa que tiene que ver con la circunstancia de que la constitución de una
prenda requiere la entrega de una cosa mueble o del título de crédito (Art. 2294); entre
tanto solo habrá una promesa de prenda. (De los Derechos Reales en el Código Civil,
p. 382, Editorial La Ley S.A., Asunción, 1989).
Para Ignacio A. Scuti, el crédito debe constar por escrito, puesto que es menester la
entrega en posesión al acreedor para garantizar una obligación ajena al documento.
(Títulos de Crédito, 9a. Edición actualizada y ampliada, Editorial Astrea. Bs. As.
2006, p. 107)
El segundo requisito es el de la cesibilidad del crédito, es decir, que el mismo debe ser
de naturaleza cesible.
Ahora bien, como explica el Prof. Dr. José Santiago Villarejo en la obra citada, respecto
a la incesibilidad, la cual impediría la constitución del derecho real de prenda, encuentra
su concomitancia con el Art. 742 del Código Civil, sobre compraventa (aplicable a la
donación y permuta), donde se mencionan los bienes no susceptibles de ser objeto de
dichos contratos y por tanto tampoco de ser cedidos, como ser las acciones fundadas en
derechos inherentes a la persona o que comprenden hechos de igual naturaleza; los
derechos que en caso de ser ejercidos por otro alterarían su contenidos en daño del
deudor; las cuotas alimentarias, devengadas o no; las pensiones y otras asignaciones
declaradas inembargables por la ley, salvo en la parte embargable; aquellos derechos
cuya transferencia está prohibida por la ley, por el título constitutivo, o por un acto
posterior; y en fin, los bienes que no pueden ser objeto de contratos.
3. Forma de la cesión
De los términos del Art. 2316 del Código Civil, aunque no lo disponga expresamente, se
desprende que la transferencia o cesión del título al acreedor, se puede hacer de dos
formas, en atención a la transmisibilidad o no por endoso del título, como a
continuación lo veremos.
El Art. 1319 del Código Civil expresa: “Si el endoso lleva la cláusula 'valor en garantía',
'valor en prenda', o cualquier otra equivalente que implique una caución, el portador
puede ejercer todos los derechos derivados de la letra de cambio, pero un endoso hecho
por él solo vale como endoso a título de procuración. Los obligados no pueden oponer
al portador las excepciones fundadas en sus relaciones personales con el endosante, a
menos que el portador, al recibir la letra, haya obrado intencionalmente en daño del
deudor”.
Para el Prof. Dr. Ernesto Velásquez Guido se podría definir el endoso como un acto
unilateral, accesorio e irrevocable, por el cual el tenedor de la letra transmite a otro
acreedor sus derechos sobre ella. (La letra de Cambio en el Código Civil, Editorial La
Ley. Asunción, p. 75). Para Argaña es la fórmula breve y lacónica o la mera firma del
endosante inserta en la misma letra de cambio, por la cual el tener legítimo transmite la
propiedad del documento a favor de un tercero denominado endosatario (Tratado de
Derecho Mercantil, El Foro, Tomo III. Asunción).
El Código Civil trata del endoso en el Art. 1311 al establecer: “La letra de cambio,
aunque no sea girada a la orden, es transferible por endoso. Si el librador ha incluido en
la letra las palabras “no a la orden” o una expresión equivalente, el título solo es
transferible en la forma y con los efectos de una cesión ordinaria. El endoso puede
hacerse también a favor del girado, haya o no aceptado la letra del librador o de
cualquier otro obligado. Los mismos pueden endosar de nuevo la letra”.
3.2. Título no transmisible por endoso
Si el título es de naturaleza cesible pero no transmisible por endoso, la prenda puede ser
constituida por medio de la transferencia del mismo en la forma y con los efectos de una
cesión ordinaria, de conformidad con las disposiciones de los Arts. 524 y siguientes del
Código Civil.
A esta forma de cesión se refiere la primera parte del Art. 2316 del Código Civil al
establecer: “Si lo prendado fuere un crédito o un título no negociable por endoso, para
que la prenda quede constituida deberá ser notificada al deudor del crédito dado en
prenda, y entregarse el título al acreedor, o a un tercero, aunque su monto excediere de
la deuda”.
Por su parte el Art. 524 del Código Civil establece: “El acreedor puede transferir a título
oneroso o gratuito su crédito, aun sin consentimiento del deudor, siempre que el crédito
no tenga carácter estrictamente personal, o que su transferencia no esté prohibida por la
ley. Las partes pueden excluir la cesibilidad del crédito, pero el pacto no es oponible al
cesionario, si no se prueba que él lo conocía al tiempo de la cesión”.
La primera parte del Art. 2316, trascripto precedentemente, concuerda con las
disposiciones contenidas en el Art. 527 del mismo cuerpo legal al expresar: “Respecto
de terceros que tuviesen interés legítimo en objetar la cesión para conservar derechos
adquiridos después de ella, el crédito solo se transmite al cesionario, por la notificación
del traspaso al deudor cedido, o mediante la aceptación por parte de este”.
¿Cómo debe formalizarse la notificación a que aluden los Arts. 527 y 22316, 1ª. Parte
del Código Civil? La respuesta está dada por las disposiciones contenidas en el Art. 528
del Código de Fondo que establece: “La notificación debe hacerse, bajo pena de
nulidad, por disposición judicial, por medio de notario, por telegrama colacionado u
otro medio auténtico, y se transcribirá en ella la parte sustancial del contrato”.
En cambio, cuando la transferencia tiene lugar en virtud de la ley o de sentencia, ella es
oponible a los terceros sin ninguna formalidad, y aun independientemente de toda
manifestación de voluntad de parte del precedente acreedor. (Art. 525).
Las diferenciales sustanciales entre ambas formas de negociación del título son: a)
Notificación: Cuando el título se transmite por endoso, no se requiere de notificación
alguna al deudor cedido. En cambio, cuando la negociación se produce por la cesión
ordinaria, el crédito solo se transmite al cesionario por la notificación del traspaso al
deudor cedido, o mediante la aceptación por parte de este. (Arts. 527; 2316 C.C.); b)
Posición que asume el adquirente del documento: Una diferencia esencial radica en
la posición que asume el adquirente del documento cuando la negociación se ha
formalizado por la vía de la cesión ordinaria, a quien se le pueden oponer las defensas
que se tenían contra el transmitente, es decir, que en tal hipótesis no juega la autonomía
(Art. 535 C.C.P.) (Ignacio A.Scuti, Títulos de Crédito, 9ª. Edición actualizada y
ampliada, Editorial Astrea, Bs. As., 2006). En cambio, en la negociación por endoso,
como lo señala Messineo, el adquirente se halla inmune a las excepciones fundadas en
las excepciones personales con el librador o con los portadores anteriores” (Francisco
Messineo, Manual de Derecho Civil y Comercial, Edit. Egea, Bs. As., p. 95) (Ver
Arts. 1317, 1319, 1508 C.C.). Esto es como consecuencia del principio de Autonomía,
que como lo señala Jorge H. Escobar: “El derecho cartular de cada uno de los
adquirentes del título es autónomo, lo cual significa que ese derecho no deriva de quien
les transmitió, es decir, en cada traspaso nace ex novo, originariamente, el derecho
cartular. El adquirente tiene así un derecho nuevo, propio, no derivado de la situación
anterior, de su antecesor”. (Derecho Bancario, Editorial La Ley, Asunción, p. 294).
El Art. 2317 del Código Civil establece: “Cuando la prenda consistiere en un crédito,
el acreedor prendario no podrá solicitar su venta ni adjudicación. Sólo podrá pedir el
cumplimiento de la obligación”.
Art. 2318: “Cuando un crédito dado en prenda fuese exigible antes del garantizado en
ella, el constituyente puede, en virtud de motivos suficientes hacer notificar al deudor
que debe efectuar el pago por consignación a nombre común con el acreedor
prendario”.
Las disposiciones que anteceden son idénticas al Art. 2996 del Anteproyecto de Luis De
Gásperi, el que a su vez es copia del 2858 de Bibiloni.
Art. 2319: “El acreedor prendario puede exigir el pago del crédito dado en garantía, sin
perjuicio de lo prevenido en el artículo anterior, para el caso de que su propio crédito no
fuere aún exigible. Si lo pagado fuere una cosa mueble cierta o incierta, se trasladará la
prenda sobre ella. Si consistiere en dinero y el propio crédito también estuviere
liquidado en efectivo, se aplicará al pago de lo adeudado. Si el crédito del acreedor
prendario no consistiere en dinero, o la prenda no fuere estimada en la misma forma y lo
pagado fuere en moneda, quedará en prenda en seguridad del crédito prendado. Si la
prestación del crédito cobrado consistiere en la transferencia de un inmueble, quedará
en hipoteca en seguridad del crédito garantizado bajo la condición de su registro
inmediato”.
Nuestra norma, pues, concreta la forma de hacer efectivo el crédito dado en prenda, en
circunstancias complementarias de las consideradas en las anteriores. (José Santiago
Villarejo, ob. cit. p. 384).
Art. 2320: “Si el crédito dado en prenda fuere exigible antes que el garantizado en ella,
y lo percibido fueren cosas susceptibles de deterioro, pérdida de valor u ocasionaren
gastos de conservación, el juez podrá, a requerimiento del acreedor o deudor, autorizar
su venta. En tales casos continuará sobre los valores depositados o adquiridos”.
Esta norma preserva el derecho del acreedor prendario cuando el crédito constituido en
garantía fuere exigible con anterioridad al garantizado con ella. El Juez a petición de
parte, podrá autorizar la venta de cosas susceptibles de deterioro, pérdidas o gastos.
(Prof. Dr. Miguel Ángel Pangrazio, Código Civil Paraguayo Comentado, p. 1079).
Art. 2321: “Cuando existen varias prendas sobre el crédito prendado, el acreedor que
tiene la más antigua, ejerce el derecho de cobrar su importe en primer término”.
El Prof. Luis De Gásperi, al comentar el Art. 2970 que lo tiene como base, ha expresado
no haber creído necesario establecer reglas especiales para la realización de esa clase de
valores, debiendo resolver el Juez según el procedimiento, en razón de los gravísimos
abusos cometidos a veces al respecto y considerando que habrían que entrar en reglas de
detalle sobre papeles que tienen cotizaciones constantes en las bolsas y sobre los que no
las tienen, así como la posibilidad de que se preparen cotizaciones simuladas. (José
Santiago Villarejo, ob. cit. p. 386).
11.- Cuotas exigidas por los emisores del título dado en prenda. Posición del
acreedor
Art. 2323: “El acreedor prendario no estará obligado a satisfacer las nuevas cuotas
exigidas por los emisores de los títulos dados en prenda. Las abonará el deudor, salvo
convención en contrario; pero, si lo hiciese el acreedor, la prenda se extenderá a ellas
pudiendo exigir su reembolso inmediato”.
12.- Caso en que la exigibilidad del crédito pignorado dependiera del acreedor
prendario, caso contrario, cuando la opción le corresponde al deudor del crédito
pignorado.
Art. 2324: “Cuando la exigibilidad del crédito pignorado dependiera de una opción o
una declaración del acreedor, el acreedor prendario podrá efectuarla si su propio crédito
fuere exigible. No siendo así, deberá hacerla de común acuerdo con el obligado. Cuando
la opción o la comunicación correspondiere al deudor del crédito dado en garantía, solo
producirá efecto si fueren hechas al propio acreedor y al acreedor prendario”.
Art. 2325: “Cuando la prenda fuere constituida por un tercero, este podrá oponer la
compensación con su propio crédito”.
La disposición transcripta implica que en todos los casos de prenda sobre título de
créditos en que el deudor del título prendado y el acreedor prendario sean recíprocos
deudores y acreedores por motivo de la prenda, procederá la excepción de
compensación, pues, siempre el primero será un tercero en la relación trabada entre el
acreedor y el deudor prendario (Francisco Centurión Molina, Derecho Civil Comentado,
Tomo V, p. 380).
b) La transferencia del dominio de la cosa a favor del acreedor, por cualquier título que
sea.
Se debe dejar en claro que la cuenta corriente a la que nos referiremos es la cuenta
corriente mercantil, que tiene como una de sus especies la cuenta corriente bancaria. Hacemos
esta aclaración temprana en virtud de la frecuente confusión en el alumnado acerca de estos dos
institutos.
El concepto de la misma nos brinda el propio legislador quien en la primera parte del
Art.1393 C.C. nos dice: “Por el contrato de cuenta corriente dos corresponsales se obligan a
anotar en una cuenta, los créditos derivados de recíprocas remesas, considerándose inejecutables
e indisponibles hasta el cierre de la cuenta”.
Por otro lado, tenemos el concepto “se obligan a anotar”, lo cual significa que no
existe pago por la remesa enviada sino que con la anotación (crédito o débito) el operativo de
transferencia queda concluido. Anotar es, como dijimos, transferir el precio al debe o haber,
además de la fecha y el concepto.
1
Según el Diccionario de Derecho Empresarial de Ribó Durán y Fernández Fernández, ya citado, p. 250.
2
Vigésima Primera Edición, Año 1992. p. 409.
Finalmente “inejecutable” lleva consigo la idea que no es posible reclamar a la parte
deudora hasta tanto se compensen los “debe” y “haber” y surja el saldo final que indica el monto
que una de las partes debe al otro. Además, ese saldo sólo se podrá reclamar al cierre de la
cuenta, que como ya veremos, puede ser en una fecha convenida o cuando se dan ciertos
presupuestos que iremos analizando más adelante.
Utilidad e importancia
Además de todo ello, posibilita realizar negocios sin tener que movilizar dinero en
efectivo ni medios de pago bancarios que tienen también su costo operativo, logrando dinamismo
con mayor seguridad y rentabilidad.
Forma
3
En su obra Cuenta Corriente Mercantil , Editorial Depalma, Buenos Aires, 1988. p. 3
Elementos que comprende
Los elementos que comprende son los subjetivos y los objetivos: Y así tenemos la
capacidad, el consentimiento, el objeto y la causa.
En cuanto al objeto del contrato, el mismo son las remesas que ambas partes se
remiten entre sí, que como veremos más adelante son irrevocables salvo que se haya pactado una
cláusula que se denomina: “Salvo encaje” o como lo denomina nuestro Código Civil en su Art.
1399: “Salvo ingreso en caja”.
Funcionamiento de la cuenta.-
Hay que dejar en claro que, sin el contrato de cuenta corriente, el sistema contable es
solo una técnica operativa, que la base jurídica de su actuación lo brinda la existencia del
contrato, sin el cual se pierden muchas de las características de su utilidad. Este contrato tiene un
tiempo determinado de duración mediante el cual las partes no pueden exigirse el pago de una
remesa en forma individual ni tampoco el pago del saldo resultante de la compensación del
“debe” con el “haber”.
Durante el transcurso de la operativa, las partes cobran interés por el saldo resultante
en el tiempo trascurrido conforme a una tasa pactada de antemano o conforme a la tasa legal,
según el Art.1395 del Código Civil.
Si lo que ingresa en la cuenta son créditos contra terceros las partes pueden
considerarlas remesas ciertas e inscribirlas; pero si lleva la cláusula “salvo encaje”, la misma
4
Fragmentos tomados de Rodrigo Uría, en su obra: “Derecho Mercantil”, Vigésimo Quinta Edición,
Editorial Marcial Pons, Madrid, 1998.-
puede ser extornada (revertida) de la cuenta, si no es efectivamente pagada (ingreso a caja) por el
tercero.
Las partes pueden aceptar el saldo resultante o pueden remitir el caso a un arbitraje
o a la decisión judicial. Lo que se resuelva amigablemente o lo que establezca un árbitro o juez
será título suficiente para el reclamo a la parte deudora.
Aprobación
Art. 1402: “De la aprobación o impugnación del resumen. Término. El resumen de cuenta
transmitido por un cuentacorrentista al otro, se entiende aprobado, si no es impugnado dentro del
plazo pactado o, en su defecto, dentro de los quince días”.
Derecho de Impugnación
Ahora, hay que dejar en claro que la aprobación no quita la posibilidad de que en el
término de un año se impugne la cuenta por alguno de los siguientes conceptos: a-) Error de
escritura; b-) Error de cálculo; c-) Omisión; d-) Duplicación. Todo ello de conformidad a la
segunda parte del Art. 1402; El término empieza a computarse con la recepción del resumen
relativo a la liquidación de cierre de la cuenta.
El cierre de la cuenta.-
El cierre de la cuenta puede darse por motivos voluntarios y por motivos forzosos.
En el primer caso tenemos el acuerdo entre partes, y el cumplimiento del plazo acordado. En el
segundo caso tenemos la posibilidad de la muerte de uno de los cuentacorrentistas, su
inhabilitación (por demencia u otros) y, por último, por quiebra de uno de los contratistas.
En el estudio de las causales del cierre de la cuenta corriente siempre debemos tener
presente que nos encontramos ante un contrato “intuitu personae”, es decir, donde las cualidades
de las personas tienen gran relevancia. Más simple, no se firma un contrato de cuenta corriente
mercantil con cualquiera, por lo que al desaparecer (o ya no poder llevar adelante el contrato) la
persona, por una de las causales mencionadas, es razonable que esto se convierta en causal de
cierre de cuenta.
En cuanto a los motivos voluntarios, como sabemos, los contratos son acuerdos
voluntarios, y así como la voluntad crea los contratos, también puede deshacerlos y por ello es
obvio que el acuerdo de ambos de cerrar la cuenta es absolutamente válido. En este punto es
importante una aclaración: el cierre de la cuenta puede ser objeto de pacto en cuanto al plazo,
pero de no existir se realiza al final de cada trimestre computado desde la fecha del contrato, todo
conforme al Art. 1401 del Código Civil.
Asimismo, si el contrato es por tiempo indeterminado, cada una de las partes puede
separarse del contrato después de cada cierre de cuenta, dando aviso de ello por lo menos con
diez días de anticipación, conforme lo estipula el Art. 1403 del Código Civil.
Extracto de cuenta
Luego del trabajo de depuración de los resúmenes, el saldo resultante de la
compensación del “debe” y el “haber”, será definido dentro de un Extracto de cuenta, que será el
documento base de la reclamación que el acreedor tiene derecho a realizar al deudor. El reclamo
puede ser directo o puede realizarlo girando una letra de cambio por el valor del saldo resultante.
El reclamo directo puede ser amigable o judicial, teniendo el suficiente antecedente y fuerza
probatoria para obtener al menos medida cautelar contra el deudor.
Puede ocurrir también que los contratantes trabajen con garantías personales o reales
y este extracto de cuenta será la base para hacer efectivos los mismos. Repetimos, el extracto de
cuenta se obtiene luego de superar las objeciones (si hubiere) a los resúmenes de cuenta enviados
por una parte a la otra, o intercambiados entre sí.
CONTRATO ESTIMATORIO
Contrato de Agencia
El contrato de agencia es, según Manuel Brosetta Pont6, “aquel en virtud del cual un
empresario mercantil asume, de modo permanente y mediante retribución, la tarea de promover y
concertar contratos en nombre y por cuenta de otros, en una zona determinada.” Eduardo Ortega
Prieto7 pone énfasis en que las partes están ligadas por un contrato estable, duradero y continuo.
El mismo Chuliá Vincent8 lo conceptúa como “un contrato en virtud del cual un empresario
mercantil llamado agente, se obliga a promover y/o estipular contratos en una zona determinada,
por cuenta y en nombre de otro, durante un tiempo determinado o indeterminado, a cambio de
una retribución”.
Como sabemos, las relaciones entre las partes están (o deberían estar) pactadas en un
contrato, dado que para nuestro derecho positivo nos encontramos ante un contrato atípico.
Dentro del citado contrato cada parte tiene derechos y obligaciones, los que trataremos de
proyectar a continuación9:
6
p. 479.
7
Citado por Eduardo Chuliá Vicent y Teresa Beltrán Alandete, en su obra “Aspectos jurídicos de los
contrato atípicos” Tomo II, J.M. Bosch Editor S.A.,Barcelona 1995, p. 383.
8
p. 384.
9
Tomados de Eduardo Chuliá y Teresa Beltrán, ob cit, p. 385.
Obligaciones del Agente: 1- ) Velar por los intereses del empresario; 2- ) Ocuparse como es
debido y con la diligencia de un buen comerciante de los intereses y operaciones que se le
confían; 3- ) Comunicar toda la información posible a su mandante; 4- ) Ajustarse a las
instrucciones razonables del empresario; 5- ) Llevar una contabilidad independiente de los actos
u operaciones relativas a cada empresario por cuya cuenta actúa.
Obligaciones del empresario: 1- ) Poner a disposición del agente con antelación muestrarios,
catálogos, tarifas y demás documentos necesarios para el ejercicio de la actividad; 2- ) Procurar
al agente toda la información necesaria para la ejecución del contrato; 3- ) Dentro de un plazo
razonable comunicar al agente la aceptación o rechazo de la operación efectuada; 4- ) Satisfacer
la remuneración pactada.
Derechos del agente: a-) Cobrar la retribución en la cantidad, en el tiempo y en la forma
pactadas; b-) Limitación contractual de la competencia: A los efectos de que pueda asumir con
soltura la responsabilidad de llevar adelante la marca en su zona. c-) Indemnización en caso del
empresario que renuncie unilateralmente al contrato por los gastos de infraestructura realizados
por el empresario local a favor del empresario principal y por el aumento de la clientela del
empresario principal gracias al trabajo del empresario local.
Sus antecedentes los encontramos en Alemania con la venta de cerveza y luego cobró
enorme auge con los concesionarios de automóviles en los Estados Unidos, sobre todo durante la
época de la gran expansión en los años veinte (1920.- aprox.-). Es un concepto que nos viene del
Derecho Administrativo donde es la administración pública la que otorga a un particular la
posibilidad de explotar un bien o servicio público recibiendo en contraprestación los pagos de los
usuarios, y siempre bajo la vigilancia del Estado.
Desarrollamos juntos estos dos puntos en razón de que los derechos y obligaciones
en que se desenvuelven las relaciones entre las partes intervinientes en este contrato, hacen a las
cláusulas esenciales del mismo por lo que consideramos pertinente la unión de los dos temas.
El Prof. José Alberto Garrone 11nos dice: “A diferencia del contrato de agencia, el
concesionario adquiere en firme la mercancía de la casa representada. Todos los riesgos del
viaje, cobro y saneamiento de la entrega al cliente suelen estar a cargo del concesionario. Por
10
Chuliá Vicént y Teresa Beltrán Alandete, ob cit. p. 335.
11
ob cit, p. 871.-
otra parte mediante una serie de imposiciones o cargas (precio, forma de pago, mantenimiento,
publicidad, etc.) el concedente se asegura que la distribución se hará en las condiciones que más
prestigien a su producto. La fábrica impone normalmente al concesionario exigencias
minuciosas, no solo al otorgarle la concesión, sino después, a medida que se desarrollan las
relaciones”.
Bibliografía:
El término leasing es empleado no solamente en cuanto hace a una locación, sino que se
extiende a la idea de un instrumento de financiación que tiene como base a aquella, pero
que excede sus límites.
En efecto, para que una empresa del sector industrial, por ejemplo, tenga un desarrollo
económico adecuado y pueda mantener su competitividad, requiere mejorar su producción
para lo cual a su vez debe renovar su tecnología, maquinarias, instalaciones y otros. Esto
requiere de una importante inversión en términos económicos, y es ahí donde el
mecanismo de locación con opción de compra constituye una alternativa válida.
CONCEPTO
José Alberto Garrone, en su obra “Derecho Comercial”, tomando en cuenta el tipo más
frecuente que se da en la realidad de los negocios, define el leasing como el contrato por el
cual una parte –el locador- cede en locación un bien de capital a la otra –el locatario-, por
un plazo equivalente a la vida útil de dicho bien y por un precio que comprende la
amortización total de su costo, más un interés por el capital adelantado y una ganancia,
teniendo el locatario, además, la opción de adquirir en propiedad el bien al término de la
locación mediante el pago de un precio adicional llamado valor residual. A esta modalidad
se la denomina Leasing Financiero.
Por su parte, en la República del Paraguay rige la Ley No. 1295/98 “DE LOCACIÓN,
ARRENDAMIENTO O LEASING FINANCIERO Y MERCANTIL”, que en su Art. 8º
define el Contrato de Locación Financiera, Arrendamiento Financiero o Leasing
Financiero, como aquel que celebran una parte llamada dador y otra parte llamada
tomador, por el cual el primero se obliga a arrendar al segundo un bien inmueble edificado
de su propiedad; o un bien mueble no fungible o un inmueble edificado de propiedad de un
tercero especificado por el tomador, de quien se obliga a adquirir o a ser adquirido del
propio tomador, con el único propósito de arrendarlo al tomador. En contraprestación, el
tomador se obliga a pagar una suma de dinero establecida en cuotas pagaderas
periódicamente, contemplándose ,además, una opción de compra irrevocable a favor del
aquel, a la conclusión del contrato de arrendamiento, por un precio residual que será
libremente acordado entre las partes.
Asimismo, podrá convenirse que finalizado el plazo inicial del contrato o el de la prórroga,
en su caso, si el tomador no ejerciese la opción de compra, el bien se restituirá al dador,
pudiendo este último venderlo, pactando libremente el precio con el nuevo propietario, o
entregarlo en arrendamiento financiero a un nuevo tomador.
PARTES EN EL CONTRATO
a) El dador, que es la parte que se obliga a dar en locación al tomador una cosa
mueble no fungible o un inmueble de elección de este último.
b) El tomador, es decir, quien recibe un bien del dador, en locación, y se obliga a
pagar una cuota periódica durante el tiempo convenido.
CARACTERES
En efecto, al regular en forma particular los diferentes contratos, el Código Civil se ocupa
de la compraventa en general, y dedica una sección a la compraventa con cláusulas
especiales. En esa sección, el Art. 783 establece: “Si la resolución del contrato tiene lugar
por incumplimiento del comprador, el vendedor debe restituir las cuotas cobradas, salvo el
derecho a una compensación equitativa por el uso de la cosa, además del resarcimiento de
todo el daño. Si se hubiere convenido que las cuotas queden en este caso ser adquiridas
por el vendedor a título de indemnización, el juez, según las circunstancias, podrá reducir
la indemnización convenida, si la juzgare excesiva. La misma disposición se aplicará en el
caso de que el contrato se configure como locación y se convenga que al término del
mismo, la propiedad de la cosa se adquiera por el locatario, por efecto del pago de los
cánones pactados”.
Es un contrato bilateral, pues crea obligaciones tanto para el dador como para el tomador.
Es un contrato de tracto sucesivo, ya que no se agota con una sola prestación. Además, es
un contrato consensual, oneroso y formal, pues se perfecciona con el consentimiento de las
partes, y también requiere la formalidad de la escritura pública para los bienes registrables,
e instrumento privado con certificación de firmas por escribanía pública, para los demás
casos.
CLASES DE LEASING
La Ley 1295/98 prevé este tipo de contrato en el Art. 7° inciso b). En esta modalidad, el
dador percibe cuotas mensuales que se aplican en parte a la amortización del capital y
en parte al uso, gastos de financiación, contratación de seguros y otros.
Es importante citar la previsión del Art. 64 de la Ley 1295/98, para los casos en que el
objeto del arrendamiento financiero fuesen inmuebles destinados a viviendas, donde el
incumplimiento de la obligación del tomador de pagar las cuotas dará lugar a los siguientes
efectos:
b) Si el tomador hubiese pagado más de un cuarto pero menos del 75% (setenta y
cinco por ciento) de las cuotas pactadas, el dador deberá intimarlo al pago de la o
las cuotas adeudadas, para lo cual el tomador tendrá un plazo de sesenta días
contados a partir de la recepción de la notificación. Pasado ese plazo sin que el
pago se hubiese verificado, el dador podrá demandar el desalojo;
El desalojo se tramitará por el procedimiento establecido en los Arts. 621 y siguientes del
Código Procesal Civil.
1) las filiales de las entidades autorizadas por la Ley 861 del 24 de junio de 1996,
constituidas a tal efecto;
6) un proveedor del exterior sobre los bienes que provea desde el exterior; y
El contrato debe ser otorgado por escritura pública, si fuesen bienes registrables; y por
instrumento público o privado con firmas certificadas por escribano público, en los
demás casos. A petición del dador, el contrato de leasing financiero debe ser inscripto,
sea en el Registro de Inmuebles, Aeronaves, Automotores, Buques y Prenda con
Registro, según el tipo de bien objeto del contrato. Los efectos de la inscripción en el
registro respectivo, según el Art. 19 de la Ley 1295, son los siguientes:
b) el tomador no podrá enajenar ni constituir ningún gravamen, sobre el bien objeto del
contrato, salvo de conformidad con lo previsto en la presente ley;
c) las anotaciones de litis trabados sobre el bien objeto del contrato en juicio seguido
contra el dador, con posterioridad a la inscripción del contrato de arrendamiento, no
impedirán la utilización del bien por el tomador, ni podrá disponerse su secuestro.
Tampoco obstarán a la compra-venta ni a la transferencia de la propiedad en favor del
tomador; y
a) Utilizar el bien según los términos del contrato y su destino natural en el lugar
convenido.
Por último, es conveniente mencionar, aunque sea en forma general, el punto referente al
tratamiento fiscal de este tipo de operaciones en nuestro país. La Ley 60/90 establecía el
régimen de incentivos fiscales para la inversión de capital de origen nacional y extranjero,
y en uno de los capítulos regulaba los beneficios fiscales reservados al arrendamiento
financiero, que comprendían exoneraciones de tributos fiscales, aduaneros y municipales.
CONCEPTO
El contrato de licencia es aquel por el cual la persona titular de uno o varios derechos de
la propiedad industrial, autoriza su uso a cambio de una retribución (José Alberto
Garrone, ob. cit.). Este autor también refiere que éste contrato tuvo su origen en el
derecho de patentes de invención, y desde ahí se hizo extensivo a otros derechos de la
propiedad industrial, como ser marcas, diseños, modelos ornamentales, modelos de
utilidad y otros.
Ella define en su Art. 1º. El dibujo industrial como “toda combinación de líneas y
colores…”, y el modelo industrial como “… toda forma plástica de líneas y colores,
destinados a dar una apariencia especial a un producto industrial o artesanal y que
sirva de tipo para su fabricación”.
Esta ley en su Art. 2º., define la licencia como la “autorización o permiso que concede
el titular de los derechos (licenciante) al usuario de la obra u otra producción
protegida (licenciatario), para utilizarla en una forma determinada y de conformidad
con las condiciones convenidas en el contrato de licencia”.
Por otra parte, el Título IX, De la transmisión de los derechos y de la explotación de las
obras por terceros, en su Capítulo I Disposiciones generales, contempla la posibilidad
de transferir, por mandato o presunción legal, el derecho patrimonial que deriva de la
obra de un autor, mediante una cesión por actos entre vivos o transmisión mortis causa.
Pero el titular de derechos patrimoniales también podrá conceder a terceros una simple
licencia de uso, no exclusiva e intransferible, que se regirá por las estipulaciones fijadas
en el contrato respectivo y las referentes a la cesión de derecho, en cuanto sean
aplicables al caso concreto. El contrato por el cual el titular otorga una licencia de uso,
requiere como única formalidad la realización por escrito, salvo en los casos en que la
ley presume la transferencia entre vivos de tal derecho.
El Art. 105 de la ley permite también al autor, sus derechohabientes o a una entidad de
gestión, licenciar a una persona física o jurídica el derecho de representar o ejecutar
públicamente una obra literaria, dramática, musical, dramático-musical, pantomímica,
coreográfica o cualquier otra escénica, mediante compensación económica. Cualquiera
de estos contratos puede celebrarse por tiempo indeterminado o por un número fijo de
representaciones o ejecuciones públicas.
Por otra parte, se encomienda a la Dirección Nacional del Derecho de Autor a llevar el
Registro Nacional del Derecho de Autor y Derechos Conexos, donde podrán inscribirse
las obras del ingenio y los demás bienes protegidos por la ley, así como los convenios o
contratos (por ej.: contrato de licencia) que en cualquier forma confieran, modifiquen,
transmitan, graven o extingan derechos patrimoniales, o por lo que se autoricen
modificaciones a la obra. Este registro tendrá carácter meramente declarativo y no
constitutivo, por lo que su omisión no perjudicará el goce ni el ejercicio de los derechos
que reconoce la Ley 1328/98.
En su Art. 1º. Esta ley define a las marcas como “… todos los signos que sirvan para
distinguir productos o servicios…”. Quien quiera registrar una marca, deberá presentar
su solicitud ante la Dirección de la Propiedad Industrial, debiendo dicha solicitud
cumplir una serie de requisitos enumerados en el Art. 5° de la Ley 1294.
El registro de una marca efectuado de acuerdo con la ley, concede a su titular el derecho
al uso exclusivo de la misma, como también a ejercer ante los órganos jurisdiccionales
las acciones y medidas correspondientes contra quien lesione esos derechos.
En cuanto a las licencias de uso de marcas, la ley autoriza al propietario de una marca
registrada a otorgar por contrato escrito una licencia de uso de ella, por la totalidad o parte
de los productos o servicios que comprenden.
Serán nulas las cláusulas del contrato de licencia de uso que importen para el licenciatario
restricciones que no sean las propias de los derechos emergentes del registro de la marca.
La ley confiere al licenciatario el derecho de usar la marca durante la vigencia del contrato
de licencia y sus renovaciones, en todo el territorio nacional, salvo disposición en contrario
del contrato, y se deberá indicar sobre los mismos productos o servicios que la marca es
licenciada.
Si no existe en el contrato de licencia una estipulación en contrario, cuando ella haya sido
concedida con carácter de exclusividad, el licenciante no podrá conceder otras licencias
respecto del mismo territorio, la misma marca y los mismos productos o servicios, ni podrá
usar por sí mismo la marca en ese territorio respecto a esos productos o servicios.
Esta ley protege las invenciones en todos los campos de la tecnología, las que a su vez
confieren a sus autores los derechos y obligaciones inherentes.
La Ley 1630 autoriza al titular o al solicitante de una patente a conceder licencia para la
explotación de la invención, la que tendrá efectos legales frente a terceros desde su
inscripción en la Dirección de la Propiedad Industrial.
e) limitaciones a la exportación del producto protegido por la patente hacia los países
con los que existiera un acuerdo para establecer una zona de integración económica o
comercial.
Por otra parte, la Ley de Patentes contempla situaciones en las cuales se establecen
licencias de carácter obligatorio, regulando estos casos en los Arts. 43 al 50.
También está previsto el supuesto legal de las licencias obligatorias por prácticas
anticompetitivas, mediante resolución a ser emitida por la Dirección de la Propiedad
Industrial, previo ejercicio del derecho a la defensa y demás garantías por el titular de la
patente.
En cuanto a las licencias por dependencia de patentes, el Art. 46 de la Ley de Patentes
de Invención establece que se concederá una licencia obligatoria para permitir la
explotación de una nueva patente – segunda patente - que no pueda explotarse sin
infringir otra patente – primera patente -, siempre que se cumplan las siguientes
condiciones:
b) que el titular de la primera patente tenga derecho a obtener una licencia cruzada en
condiciones razonables para explotar la invención reivindicada en la segunda patente; y
La solicitud de la licencia obligatoria indicará las condiciones bajo las cuales pretende
obtenerse la licencia. De la misma se correrá traslado al titular de la patente por el
perentorio plazo de treinta días corridos, vencido el cual, de no mediar oposición
expresa, se considerará que la acepta.
En todos los casos, las decisiones relativas a los usos no autorizados por el titular de la
patente, estarán sujetas a revisión judicial, como así mismo lo relativo a la remuneración
que corresponda cuando esta sea procedente. Durante la revisión judicial no se podrán
dictar medidas precautorias que afecten la validez o la modalidad de la licencia
otorgada; solo podrá considerarse en la sentencia correspondiente.
Los recursos interpuestos con motivo de los actos administrativos que guardan relación
con el otorgamiento de licencias obligatorias y otros usos no tendrán efecto suspensivo.
La ley resguarda los derechos del titular de la patente objeto de una licencia obligatoria,
quien recibirá una remuneración adecuada según las circunstancias del caso, el valor
económico de la licencia y la tasa de regalías promedio para el sector de que se trate en
contratos de licencias comerciales entre partes independientes. A falta de acuerdo, el
monto y la forma de pago de la remuneración serán fijados por la autoridad
administrativa.
Por su parte, aquel que solicite una licencia obligatoria deberá acreditar que posee
capacidad técnica y económica para llevar adelante la explotación, circunstancias que
deberán ser evaluadas por la autoridad nacional respectiva designada por la Dirección
de la Propiedad Industrial para cada rama de actividad específica, quien elevará el
informe respectivo.
El Art. 49 de la ley dispone lo que debe establecer toda decisión de concesión de una
licencia obligatoria, a saber:
Por último, la ley establece en su Art. 50 los supuestos en los cuales una licencia
obligatoria podrá ser modificada o revocada.
Una licencia obligatoria podrá ser modificada por la autoridad judicial, a solicitud de
una parte interesada, cuando nuevos hechos o circunstancias lo justifiquen; en
particular, cuando el titular de la patente hubiese otorgado licencias contractuales en
condiciones más favorables que las acordadas al beneficiario de la licencia obligatoria.
Una licencia obligatoria podrá ser revocada total o parcialmente por la autoridad
judicial, a pedido de cualquier persona interesada, si el beneficiario de la licencia no
cumpliera las obligaciones que le incumben, o si las circunstancias que dieron origen a
la licencia hubieran dejado de existir y no fuese probable que vuelvan a surgir. En este
último caso, la autoridad judicial podrá dictar las disposiciones necesarias para proteger
adecuadamente los intereses legítimos del licenciatario afectado por la revocación.
CONCEPTO
En realidad bajo esta denominación se agrupan varios sub-tipos contractuales que tienen
por objeto transmitir conocimientos científicos, técnicos o empíricos, que no están
amparados por algún derecho de propiedad industrial, y que están destinados a la
producción de bienes o prestación de servicios.
El factor que caracteriza a estos contratos es que recaen sobre conocimientos que no
están protegidos por una patente, por lo que para tutelar esos conocimientos es
necesario que cada contrato que recaiga sobre los mismos sea estructurado con sus
propias reglas en base al principio de la autonomía de la voluntad.
CONTRATO DE KNOW-HOW
No es necesario que el know-how sea secreto, siendo suficiente que el mismo no sea
conocido por una de las partes que celebran el contrato.
OTROS CONTRATOS
ANTECEDENTES
El Código Civil Paraguayo regulaba el contrato de edición en sus Arts. 867 a 879. La
totalidad de dichos artículos fueron derogados por la Ley 1328/98 De Derecho de Autor
y Derechos Conexos.
El derogado Art. 867 del Código Civil caracterizaba el contrato de edición como aquel
que tiene por finalidad la reproducción uniforme de una obra literaria, científica o
artística, su difusión y venta al público. Salvo renuncia expresa, el autor o su sucesor
tendrá derecho a una remuneración.
El Art. 92 de la citada ley lo define como “aquel por el cual el autor o sus
derechohabientes ceden a otra persona, llamada editor, el derecho de reproducir y
distribuir la obra por su propia cuenta y riesgo”.
En virtud del Contrato de Edición, que es de carácter bilateral y oneroso, el editor asume
los siguientes deberes y obligaciones:
8. Solicitar el registro del derecho de autor sobre la obra y hacer el depósito legal, en
nombre del autor, cuando este no lo hubiere hecho.
9. Restituir al autor el original de la obra objeto de la edición, una vez finalizadas las
operaciones de impresión y tiraje de la misma, salvo imposibilidad de orden
técnico.
10. Dar aviso previo al autor en caso de una nueva edición autorizada en el contrato, a
fin de que tenga oportunidad para hacer las reformas, adiciones, o mejoras que
estime pertinentes si la naturaleza de la obra lo exigiere. En caso de que dichas
mejoras sean introducidas cuando la obra ya estuviere corregida en prueba, el
autor deberá reconocer al editor el gasto ocasionado por ella.
Cuando se trate de una cesión exclusiva y salvo pacto en contrario, ni el autor de la obra
ni sus sucesores podrán disponer total o parcialmente de la obra, en tanto no se hayan
agotado las ediciones que el editor tiene derecho de hacer.
Durante la vigencia del contrato, se acuerda al editor el derecho de exigir que se retire de
circulación una edición de la misma obra hecha por un tercero.
Otro derecho acordado al editor se refiere al inicio y prosecución ante las autoridades
judiciales y administrativas de todas las acciones a que tenga derecho, por sí y en
representación del autor, para la defensa y gestión de los derechos patrimoniales de ambos
mientras dure la vigencia del contrato de edición, quedando investido para ello de las más
amplias facultades de representación procesal.
El autor de la obra asume las siguientes obligaciones y deberes, en virtud del contrato de
edición:
Por otra parte, en caso de quiebra o liquidación judicial del editor se producirá la rescisión
del contrato y, en consecuencia, el autor podrá disponer de sus derechos libremente.
No obstante, los ejemplares impresos en poder del editor podrán ser vendidos y el autor
tendrá, en tal caso, derecho a percibir la remuneración respectiva según los términos del
contrato. Sin embargo, al proceder a la venta de los ejemplares, el autor tendrá preferencia
para adquirirlos, con descuento de mayorista, o ejercer sobre ellos un derecho de
compensación por las sumas que le sean adeudadas.
APLICACIÓN ANÁLOGA
Las disposiciones desarrolladas en los títulos anteriores también serán de aplicación a los
contratos de coedición en los cuales existe más de un editor obligado frente al autor.
Se trata de una modalidad del contrato de edición que regula la Ley de Derecho de
Autor y Derechos Conexos, y en cuya virtud el autor cede al editor el derecho exclusivo
de edición y lo faculta para que, por sí o por terceros, realice la fijación y la reproducción
fonomecánica de la obra, la adaptación audiovisual, la traducción, la sub-edición y
cualquier otra forma de utilización de la obra que se establezca en el contrato, quedando
obligado el editor a su más amplia difusión por todos los medios, y percibiendo por ello la
participación en los rendimientos pecuniarios que ambos acuerden.
El autor podrá ceder además al editor hasta un 50% (cincuenta por ciento) de los
beneficios provenientes de la comunicación pública y de la reproducción de la obra y
hasta un 33,33 % (treinta y tres coma treinta y tres por ciento) de la remuneración
compensatoria a que se refiere el Art. 34 de la Ley 1328/98.
El autor podrá también pedir la rescisión del contrato si la obra musical o dramático-
musical no ha producido beneficios económicos en tres años y el editor no demuestra
haber realizado actos positivos para la difusión de la misma.
CONCEPTO
Garrone define el contrato de publicidad como “aquel contrato por el cual una empresa
de publicidad, mediante un precio convenido, se obliga a divulgar para atraer al público,
noticias que el anunciante le encomienda” (José Alberto Garrone, obra citada).
NATURALEZA JURÍDICA
CARACTERES
• Bilateral
• Oneroso
• Consensual
• No formal
• Conmutativo
• Intuitu personae
Por su parte, la empresa de publicidad se obliga a realizar los anuncios por el medio u
órgano anunciador estipulado en el contrato, en base a las modalidades acordadas en la
campaña de publicidad pactada. El publicista no garantiza la eficacia de la propaganda.
Por último, se prohíbe a la empresa de publicidad efectuar cesión del contrato respectivo,
ya que sus obligaciones son de naturaleza intuitu personae.
La Ley 1334/98 tiene por objeto eestablecer las normas de protección y de defensa de los
consumidores y usuarios, en su dignidad, salud, seguridad e intereses económicos.
Ella define al consumidor y usuario como “toda persona física o jurídica, nacional o
extranjera que adquiera, utilice o disfrute como destinatario final de bienes o servicios de
cualquier naturaleza”. En tanto que se considera anunciante “al proveedor de bienes o
servicios que ha encargado la difusión pública de un mensaje publicitario o de cualquier
tipo de información referida a sus productos o servicios”.
El Art. 6°, inciso e) consagra entre los derechos básicos del consumidor, la adecuada
protección contra la publicidad engañosa, los métodos comerciales coercitivos o desleales
y las cláusulas contractuales abusivas en la provisión de productos y la prestación de
servicios.
Bibliografía: