Avivando La Llama - T. Lobsang Rampa
Avivando La Llama - T. Lobsang Rampa
Avivando La Llama - T. Lobsang Rampa
LOBSANG RAMPA
AVIVANDO LA LLAMA
EDICIONES TROQUEL / BUENOS AIRES
ROSA ALBERT
Ilustró la tapa:
SILVIO BALDESSARI
PRIMERA EDICION
Diciembre de 1970
CUARTA EDICION Julio de 1971
Impreso en la Argentina Printed in Argentina Queda hecho el depósito
que previene la ley 11.723
©by EDITORIAL TROQUEL S.A., Buenos Aires, 1970
Dedicado a
AVIVANDO LA LLAMA
RAZA DE BRONCE
Este hombre es cobrizo; aquél, blanco como el día; amarillo es ese otro y
aún hay alguno oscuro como la noche… Son las cuatro coloraciones
principales que presenta el Hombre que se amalgamarán el día de mañana
en la Raza de Bronce.
Poema de W.A. de Munnik de Edmonton, Alberta
CAPITULO PRIMERO
Cien hombres pueden hacer un campamento; hace falta una mujer para
fundar un hogar.
- Tsk, tsk "-dijo el anciano a Cleo que estaba sentada admirando la luz
del sol que penetraba por entre los paños de la cortina; volvió su cabeza
inteligentemente y clavó esos hermosos ojos azules-, Tsk, tsk -repitió él como si
gozara con el sonido-. Me gustaría ser un autor rico, y tener una importante
biblioteca de consulta. ¿Sabes cuántos libros tengo, Cleo?
El anciano volvió su cabeza y miró los únicos libros que poseía: un
diccionario, un manual para diabéticos, un manual de medicina para
capitanes de barcos, un libro sobre las banderas de los distintos países, un
catálogo Payette de Montreal sobre material para radio, un catálogo
canadiense de neumáticos de Toronto y, por supuesto, un atlas muy grande,
tan grande que hacían falta dos hombres y un perro para levantarlo,
ciertamente demasiado grande y demasiado pesado para un pobre hombre
confinado a la cama.
- Y todo eso es la biblioteca de este autor, Cleo -siguió el anciano con una
risa forzada-; realmente una lástima, ya que la gente pregunta una cantidad
de cosas que me harían poner los pelos de punta si no fuera que soy calvo.
Pero, todo esto es perder tiempo, tenemos que continuar con nuestro libro,
Cleo, y tú y Taddy podéis ir y gozar del sol mientras yo trabajo por el pan
de cada día.
La señora Sorock -nuestra vieja amiga Valeria Sorock-, pregunta sobre
el sueño. Válgame Dios, señora Sorock, ¿no sabe Ud. qué es el sueño? De
cualquier manera, una cantidad de personas han preguntado lo mismo, así
que veamos qué puedo hacer sobre esto.
En el plano físico un cuerpo trabaja y forma toxinas, que es veneno que
se acumula en los músculos. Cuando trabajamos en exceso en una tarea
determinada utilizando los mismos músculos, se forman cristales en el tejido
muscular y, como se trata de cosas sumamente agudas, penetran si continuamos
moviéndonos y nos hace sentirnos "rígidos", de manera que pronto debemos
cesar de movernos.
Todos los órganos del cuerpo son invadidos por las toxinas y así, después
de cierto tiempo, es necesario que el hombre se acueste y duerma, relajando
todo su mecanismo orgánico, se quede casi estático y, durante ese período de
sueño, las toxinas que producen cansancio y rigidez muscular, se eliminen.
Al despertar, entonces, nos sentimos tan bien, como nuevos. Toda la rigidez
desaparece, los dolores y malestares se han ido, la gente se siente renovada si
se ha acostado temprano y ha descansado lo suficiente. De lo contrario, si se
ha estado bebiendo y el mecanismo ha sido sobrecargado en exceso queda el
malestar propio de las borracheras. Pero no estamos tratando sobre ebrios y
tipos de esa especie. Hablamos de VUESTRA actitud hacia el sueño, la de
vosotros que sois personas sensatas.
Así, en el plano físico corriente, cuando dormimos es con el fin de
eliminar toxinas y cristales que nos vuelven pesados, cansados y llenos de
dolores y malestares.
Pero hay algo más que esto en el sueño. Del mismo modo que los
escolares regresan a sus hogares después de un día de clase, la mente
humana debe volver a casa a intervalos frecuentes.
Si el hombre debiera permanecer completamente despierto todo el
tiempo encontraría la vida insoportable, pudiendo experimentar toda suerte
de manifestaciones físicas extrañas. Por eso toma un lapso de sueño en el
mundo astral para recuperarse. Pensad si los niños tuvieran que estar en
clase durante las veinticuatro horas del día; por supuesto que no podrían
hacerlo, pero en el caso hipotético que así fuera, pronto no podrían ser
capaces de aprender nada y se hallarían incapacitados totalmente por la fatiga.
Lo mismo ocurre con el hombre.
Durante el sueño, el cuerpo físico se halla acostado sobre la cama, la
mayoría de las veces es sobre la cama o, de cualquier modo, la suficiente
cantidad de veces como para que podamos decir "acostado sobre la cama".
En esos momentos el cuerpo físico descansa y duerme evadiéndose de los
efectos de la existencia hasta el otro día. El motor del cuerpo, la mente,
también se evade, de manera que se instala el mecanismo físico llamado
subconsciente, y toda suerte de acciones reflejas se producen en el cuerpo. A
menudo los ojos se mueven detrás de los párpados cerrados, frecuentemente
se respira con ansiedad, se murmura o ronca repetidas veces porque el
cuerpo hace cierta cantidad de ejercicio durante el sueño con el fin de que
los cristales y las toxinas puedan dispersarse y eliminarse más rápidamente.
Esa es la razón por la cual la gente por lo general se mueve cuando duerme
y no siempre queda completamente inmóvil durante el sueño. Si lo hiciera,
tendría una nueva carga de toxinas en el punto de contacto entre el cuerpo y
la cama, ya que la misma parte de la persona estaría sometida todo el
tiempo a la presión.
El subconsciente durante el período de sueño queda completamente
liberado del control de la mente y así, en realidad, vaga entre las tarjetas del
fichero de la memoria como un chico tonto que puede tomar una tarjeta
aquí o quizá dos o tres, allá.
Si se toma sólo una tarjeta -y recordad que yo debería haber puesto
"tarjeta" entre comillas para demostrar que no es en realidad una tarjeta
de fichero, sino sólo una denominación simbólica; o, si lo preferís podríamos
llamarlo, para mejor entender, grupo de recuerdos relacionados- y esa tarjeta es
un grupo de recuerdos relacionados, tenemos un sueño que puede ser
completamente lúcido sobre algún acontecimiento en particular. Pero, si dos o
tres grupos de recuerdos (¡llamémoslos decididamente tarjetas!) son extraídos,
entonces el sueño se convierte en fantasía porque podemos soñar, por ejemplo y
a simple título ilustrativo, con un pez que está cabalgando por el camino porque
el recuerdo que surgió puede haber sido el de un pez grande y, superpuesto,
puede haber aparecido el recuerdo de un jinete. Si estas dos tarjetas se
superponen, tenemos la impresión distorsionada de un pez a caballo.
Sabemos que si tomamos una diapositiva o trasparentes de 33 mm
obtendremos una imagen muy nítida con sólo insertarla en el proyector;
pero si disponemos de dos diapositivas, una sobre otra, proyectaremos algo
que nunca ocurrió, producto de la superposición de placas. Y, si la
experiencia la repetimos con tres placas, originaremos una confusión. Lo
mismo sucede con los sueños: el sueño es una cosa simple, exactamente un
recuerdo común que aparece íntegra y directamente; pero, cuando recibe la
impresión o superposición de otra tarjeta de recuerdo diferente surge
entonces una fantasía y hasta una pesadilla. Se sueñan cosas que son
realmente imposibles, que jamás podrían ocurrir y que si se recuerdan al
despertar, cuando la conciencia vuelve al cuerpo, son consideradas pesadillas.
Durante el sueño, cuando la conciencia está ausente, el censor que
llevamos dentro también duerme y algunos de los recuerdos o fantasías
pueden ser eróticos o sádicos y así nos asaltan aquellos sueños terribles de
los cuales la gente se pregunta: "Pero… ¿qué me ha pasado?" Es imposible
confundir viajes astrales con sueños o pesadillas porque en los sueños casi
siempre hay algo inconsistente o improbable, muy a menudo se presenta algún
elemento que discrepa de lo que se conoce como real. Pueden ser los colores que
no concuerdan o quizás aparezca una persona con cabeza de tigre. Se puede
determinar con un poco de práctica, lo que es un sueño y lo que es un viaje
astral.
Los recuerdos de los sueños y los del viaje astral recorren el mismo
camino dentro de nuestra lucidez mental cuando nos despertamos; cuando
la conciencia retorna y el cuerpo despierta, puede decirse: "¡Oh, anoche
tuve un sueño terrible!" O, si se tiene práctica y se sabe cómo viajar
conscientemente al astral, se regresa con un conocimiento total de todo lo
que ha pasado. El cuerpo aún está en reposo, las toxinas se han eliminado,
pero la conciencia ha retenido la información de lo ocurrido en el mundo
astral.
Algunos escolares que gozan de un feriado se excitan de tal manera
cuando regresan a la escuela, que todo lo sucedido durante su día de fiesta
desaparece completamente de sus mentes o de sus memorias. Del mismo
modo, los que regresan del viaje astral pueden olvidar totalmente todo lo
ocurrido en la excitación del comienzo de un nuevo día.
Nunca será suficientemente repetido que, si se desea recordar un viaje
astral, simplemente debe decirse tres veces antes de dormir: "Dormiré
profunda y descansadamente y, por la mañana, sabré todo lo que he hecho
en el astral". Repetid eso tres veces antes de ir a dormir y, si realmente
pensáis en lo que estáis diciendo y en su significado, lo recordaréis al
despertar. No hay nada sobrenatural en esto. Es nada más que dirigirse a un
subconsciente bastante tonto y decirle, en realidad: "Eh, querido, debes
permanecer alerta esta noche, sin jugar ni desviarte en el trabajo dé mis
recuerdos y hazte a un lado, listo, para una carga nueva de recuerdos
cuando yo regrese". Por supuesto que la persona que tiene práctica en viajar
al astral puede hacerlo estando completamente despierta. Es corriente para una
persona práctica sentarse en una silla, entrelazar sus manos, poner juntos sus pies
y cerrar los ojos. Puede entonces decidirse a abandonar el cuerpo y dirigirse a
cualquier parte manteniéndose completamente consciente durante todo el
período del viaje astral de manera que, cuando el cuerpo astral se une al físico
trae consigo una memoria totalmente retentiva de todo lo que ha sucedido.
Esto exige práctica, por supuesto, y un poco de autodisciplina, pero no es
difícil adiestrarse para recordar lo que pasa cuando el cuerpo duerme.
Solamente tendréis que decirle a vuestro subconsciente, de la misma manera
que se le advierte a un escolar rebelde, que se mantenga callado. La primera
advertencia representa más o menos una pérdida de tiempo; en la segunda,
el subconsciente se inquieta algo y en la tercera existe la esperanza de que la
orden llegue profundamente y el subconsciente obedezca. Y, si lo hacéis
durante unas pocas noches, hallaréis que el subconsciente obedece.
Mucha gente prefiere tener una libreta y un lápiz al lado de la cama y,
no bien despierta por la mañana, escribe lo que sabe que ha ocurrido
durante la noche; de otro modo con la tensión y agitación que impone la
vida moderna existe una gran tendencia a olvidar lo pasado. Algún pobre
hombre despierta, por ejemplo, y piensa que va a llegar tarde al trabajo y
después se pregunta si su mujer tendrá voluntad de darle el desayuno o
deberá irse sin tomarlo. Con preocupaciones como esas en la mente no
puede hallarse en disposición de recordar lo que ocurrió durante la noche.
Por eso, acostumbraos a tener junto al lecho una libreta y un lápiz y la
primera cosa que debéis hacer al despertar es escribir
INMEDIATAMENTE todo lo que recordéis que haya ocurrido durante la
noche. Con la práctica hallaréis que es fácil y, perseverando, no necesitaréis la
libreta y el lápiz, pasaréis vuestros días sobre la Tierra con mucha más alegría
sabiendo que esto no es más que una difícil lección, descontando que al final del
ciclo escolar podréis volver a casa.
Últimamente parece que ha habido una racha de anuncios de toda índole
de firmas que pretenden enseñar cómo se aprende durmiendo. Quieren
vender unos aparatos caros y unas cintas magnetofónicas sobre cursos
completos más caras aún, con interruptor de tiempo, auriculares,
altoparlante para debajo de la almohada y todo lo que queráis.
Es completamente imposible que alguien pueda aprender algo
importante mientras duerme. Para empezar, lo que dirige el cuerpo está
ausente y todo lo que queda es una suerte de vigilante desdeñable llamado
"subconsciente". Investigaciones amplias que se han llevado a cabo en
importantes países del mundo han demostrado, sin lugar a duda, que el
aprender durante el sueño no resulta.
Si os mantenéis despiertos, es decir, si el sueño tarda en llegar, entonces
podréis captar algunos pocos trozos de conversación de tales cintas. Pero
ello no es una manera fácil de aprender; no podéis presionar un botón y
decir a la máquina: "¡Hola, estoy aquí!", porque eso no os convertirá en
genios durante la noche. Por lo contrario, perturbará vuestro descanso y os
volverá irritables, insoportables.
Suponed que dejáis vuestro coche en el garaje mientras vais a vuestra
casa a comer vuestros fríjoles con manteca y tostada o lo que acostumbréis a
comer antes de ir a la cama. Seríais demasiado optimistas si pensarais que
vuestro coche es capaz de aprender mediante cintas magnetofónicas
mientras vosotros no estáis en él. Es sabido que los fabricantes de automóviles
hacen diversas afirmaciones fantásticas e imposibles acerca de sus cajas
mecanizadas (no, yo no tengo coche), pero aun el más optimista de los
anunciadores de coches se resistiría a decir que sus coches aprenderán mientras
su dueño duerme.
Vuestro cuerpo es exactamente como un vehículo, un vehículo, por
medio del cual vuestro Superyó adquiere experiencia en la Tierra y en
algunos otros planetas; de manera que no tiene sentido que os jactéis sobre
vuestra inteligencia, importancia o algo por el estilo, porque cuando
analizamos y llegamos al fondo de la cuestión, cualquiera sea el nivel de
valores que queráis usar, llegamos a la conclusión de que vosotros sois nada
más que un montón de protoplasma que es dirigido durante el día por un
propietario que es vuestro propio Superyó. Podéis comparar esto al irlandés
y su burro. El animal permanece en el establo durante la noche y ninguna
cantidad de cintas magnetofónicas conseguirá que el burro hable inglés, ni
siquiera el norteamericano; sin embargo, durante el día su propietario
puede recibir lecciones hasta del inglés americano. Podría valer la pena el
intento de enseñar el dialecto gales a un irlandés para ver si puede lograrse.
Creo, en realidad, que merezco una medalla por poner de manifiesto
algunas de las cosas especialmente destinadas a sacar dinero a la gente,
dinero que ella gana con tanto sacrificio. ¿Piensa la gente siempre lo que
hay detrás de un aviso? Bueno, evidentemente lo que el anunciante quiere es
sacarle plata. Me recuerda a aquellos que publican cómo hacer un millón
en, digamos, tres lecciones fáciles; o como acertar el Sweepstake de Irlanda
y ganar el primer premio. Si las personas que se ocupan de esto pudieran
hacer tales cosas ellas mismas, no se molestarían en publicar avisos, ¿no es
así? Y si no pueden hacerlo… bueno, tienen que hacer dinero de cualquier otra
manera, pretendiendo que pueden lograr un millón en un mes. Y efectivamente
pueden lograrlo si un grupo numeroso de personas contestan sus avisos; pero
vosotros no estéis entre ellos, abotonad vuestros bolsillos, mantened vuestras
carteras cerradas, la boca también cerrada y los oídos bien abiertos.
¡Alabado sea Dios! ¡He aquí una pregunta! Hay que prepararse para
leerla cuidadosamente. Usted dice que el subconsciente es tonto y, sin
embargo, en El camino de la vida se lee que es sumamente inteligente, que
parece ser más inteligente que la parte de nosotros que se estima que es un
décimo consciente. Ahora, díganos francamente, ¿es tonto o es
superinteligente?"
Si hemos de volver a una cuestión básica como ésta, debemos decir que
el subconsciente no es ni inteligente ni deja de serlo porque no tiene
inteligencia, es completamente otra cosa diferente. El subconsciente solo es
un depósito de conocimiento, bueno y malo. Es como un fichero: contiene
todo lo oído, lo visto y experimentado. Recuerda las respuestas automáticas
cuando uno inspira y espira. Le advierte a la parte afectada de uno que
tiene que sacudirse y manifestarse cuando hay algo que le pica, etc. Es un
recordatorio automático.
¿Diríamos que un bibliotecario es inteligente? Por supuesto que eso es
motivo de opinión personal. Yo he intentado tratar con esos tontos
bibliotecarios de la Biblioteca del Museo Británico, los que anotan
referencias y he querido que me entendieran que las que se referían a mí
eran totalmente e incontrovertiblemente incorrectas, pero resultó un
trabajo ímprobo convencerlos y me quedé con la firme opinión de que los
bibliotecarios de la Biblioteca del Registro, en el Museo Británico, no son
inteligentes.
De cualquier manera, se trata de una opinión; pero hagamos esa
pregunta nuevamente, sólo para responder esta otra:
¿Podríamos considerar que un bibliotecario es un genio? ¿Podríamos
considerar que un bibliotecario podría responder a cualquier interrogante
sobre cualquier cosa o repetir lo que alguna persona ha dicho
anteriormente? Evidentemente, no. Ni siquiera si nosotros mismos fuéramos
bibliotecarios podríamos hacer tal afirmación. Por lo tanto, se podría
manifestar, correctamente, que no; no existe tal conocimiento en un hombre
consciente. Un bibliotecario puede saber, eso sí, cómo y dónde hallar una
información determinada. Los mejores bibliotecarios son aquellos que
pueden encontrar la información más rápidamente.
Nosotros podríamos ir a una biblioteca y buscar a tientas entre los
diversos gabinetes de archivo el título de algún libro que encerrara el tema
de nuestro interés. Hallaríamos quizá que tendríamos que referirnos a algo
más, o que el libro está agotado o fuera de circulación o fuera de la
Biblioteca. Perderíamos medio día o más en la búsqueda. En cambio, si
consultamos al bibliotecario, mediará un segundo durante el cual su
expresión será absolutamente de suspenso y luego, como en los sistemas
automáticos, la moneda parece caer con su sonido característico que indica
que el aparato, en este caso el bibliotecario, se pone en movimiento y
produce el libro con la información deseada. Si realmente está bien ubicado
en su puesto, recomendará muchas otras obras.
El subconsciente es como eso. Tan pronto como nuestro "yo" pensante
desea saber algo, el subconsciente trata de producir la respuesta. Eso no es
inteligencia, es enteramente automático y como es automático puede ser
adiestrado.
¿Adiestrado para qué? Bueno, la respuesta es simple. El subconsciente
es nuestra memoria. Si nuestra memoria es frágil significa que nuestro
décimo consciente no penetra en nuestros nueve décimos subconscientes. Si
se tiene una memoria deficiente quiere decir que el subconsciente no
responde al trabajo de proveer la información que necesitamos.
Supongamos que quisiéramos saber qué es lo que realmente dijo
Gladstone allá por el año 1800, más o menos. Probablemente lo hemos oído;
quizá, leído, por lo cual debe hallarse en nuestra memoria y, si nuestro
subconsciente no puede producirlo, significa que existe una falla en alguna
parte del mecanismo de trasmisión del mensaje.
Muchas personas son capaces de dominar una enormidad de
información sobre equipos de fútbol o béisbol y mencionar los ganadores
que hubo o cualquier otra cosa que se le pida ocurrida durante años
anteriores, pero es porque ellos están interesados en el tema, pues la gente
no puede recordar cosas en las cuales no se halla interesada. A mí, que
jamás he presenciado un partido de fútbol o de béisbol y sin tener el menor
interés en hacerlo tampoco, no me asiste la más vaga idea de lo que eso es.
Se me ha ocurrido que un rombo de béisbol, por ejemplo, podría ser una
cosa que se da de premio a los ganadores. Sin duda, alguien me escribirá
para decirme que es algo diferente.
Si queréis cultivar una buena memoria, debéis cultivar vuestro
subconsciente. Hay que interesarse en un tema, hasta que eso no suceda el
subconsciente no puede "captarlo". Muchas de nuestras lectoras conocerán
todo lo referente a los astros del cine; cuántas veces se han casado, cuántas
se han divorciado, cuántas han sido sus amadas de turno en su paso por el
mundo. Eso es fácil, pueden hacerlo; pero, si se les pide que vayan a una tienda
y compren un carrete de hilo fino común, quizás el tres-dieciséis, volverán sin él,
sin el menor pensamiento al respecto reflejado en el rostro.
Para adiestrar la memoria, es decir, el subconsciente, es indispensable
pensar con claridad en las cosas y poner interés en ellas. Si se les pide a los
hombres que vayan a comprar cosas de mujeres, volverán sin la menor idea
de ellas en sus cabezas, pero si prestan atención, sus memorias mejorarán.
Uno puede interesarse preguntándose por qué una mujer quiere tal o cual
cosa, así como la mujer puede pensar por qué ha de querer un hombre un
carretel de hilo fino tres-dieciséis, por ejemplo. Si se toma particular interés,
entonces puede recordarse.
Si tratáis de recordar algo específico como un número de teléfono,
imaginad la persona a quien pertenece tal número; y, si no la conocéis o no
podéis visualizarla, mirad al número telefónico. ¿Es una serie de círculos o
una cantidad de palos? Por ejemplo, los seises, nueves, ceros se vuelven
círculos, al igual que los doses y los treces. Pero los palos serían los unos, los
sietes, etc. y, por supuesto, los cuatros. Así, si podéis visualizar un número
por círculos o palos, lo recordaréis. Repetid el número telefónico tres veces
con la convicción absoluta de que siempre recordaréis tal número; y
podréis; ello es completamente fácil; no es nada difícil.
Otra cosa que puede hacerse durante el sueño es aproximarse a otra
persona sobre quien se desea influir. Aprender durante el sueño es inútil,
representa una absoluta pérdida de tiempo porque se está tratando de
enseñar al cuerpo cuando la entidad que lo controla está ausente. Pero podemos
tratar con otra cosa: influir sobre otros.
Supongamos que el señor Juan Brown desea vivamente un puesto en la
Compañía de Fabricación XYZ porque ha oído que esa firma es muy buena
y ofrece una oportunidad de empleo interesante.
El señor Brown ha tenido la suerte de concertar una entrevista con el
jefe de personal o alguna otra autoridad para, digamos, el día siguiente. Si
realmente quiere tener éxito, debe hacer lo que indicamos a continuación:
Conseguirá toda la información que pueda sobre la firma y,
especialmente, sobre la persona a quien va a entrevistar. Eso significa que el
señor Brown debe averiguar lo más exhaustivamente posible lo referente a
quién va a recibirlo. Inclusive, si estuviera en sus manos, conseguir una
fotografía de esa persona y, antes de ir a la cama esa noche se sentará
completamente solo y se verá a sí mismo conversando con su interlocutor
del día siguiente. El señor Brown expondrá convincentemente (en la
intimidad de su habitación) las razones por las cuales él sería el hombre
para el puesto, los motivos por los cuales él necesita ese empleo en particular
y por qué se considera capaz y digno de percibir más que lo que la firma
normalmente paga. Todo esto él lo expone a la fotografía, levanta sus pies y
los mete en la cama y coloca la fotografía de manera tal que quede frente a
él mientras está acostado sobre el lado que acostumbra.
El señor Brown va a dormir con el firme y definido propósito de salir de
su cuerpo y viajar hasta la casa del señor que va a entrevistar. Allí lo hallará
fuera de su cuerpo y el astral del señor Brown dirá al astral del otro señor lo
que el señor Brown le dijo en la intimidad de su cuarto.
¿Fantasía? ¿Locura? ¡No lo creáis! Esto realmente resulta. Si el que
solicitó la entrevista juega sus cartas correctamente, el entrevistado le dará
el empleo. Es seguro, definidamente, de real éxito.
Ahora, los que desean un puesto mejor o más dinero, relean estas
palabras y llévenlas a la práctica. Pueden influir sobre la gente de esta
manera, pero no para hacer daño. No se puede ejercer influencia sobre una
persona para que haga lo que normalmente no debe hacer, es decir, no se
puede influir sobre ella con una intención aviesa o un acto equívoco. Eso
significa que vosotros, muchachos que me escribís, preguntándome cómo
dominar a las chicas… bueno, no es posible, no se puede y no lo intentéis.
Sí, inocentes lectores, damas de alto rango y de la mayor pureza, a veces
recibo cartas de "caballeros" que me piden que les enseñe a hipnotizar a las
niñas, o a hechizarlas o la fórmula para rendirlas irremisiblemente a sus
pies. De cualquier manera os digo que la verdad es que, a menos que lleguen
a la corrupción, no podrán influir sobre otra persona para que haga lo que
su conciencia no permitirá normalmente. Y así es. Si la intención es limpia y
honesta, se puede llegar a tener ascendiente sobre otros, pero siempre para
el bien no para el mal. La mayoría de la gente no necesita de influencia
extraña para hacer mal, de modo alguno, pareciera que es cosa natural.
Podría también introducir aquí una pregunta que tiene relación con
algunas de las indicaciones hechas en los capítulos anteriores. Ella es:
"Usted dice que la gente viene a esta Tierra de tiempo en tiempo hasta
que la persona que corresponde haga su tarea específica. Usted también
dice que en ocasiones son grupos de personas las que vienen con el mismo
propósito. ¿Puede usted dar un ejemplo fehaciente de esto?"
En realidad, sí, puedo ilustrar fehacientemente mi afirmación. Hace
algún tiempo tenía yo un recorte en castellano que informaba sobre una
cantidad de detalles sobre una revista llamada "Excalibur" que había sido
publicada hacía algunos años, aparentemente en Durban, Sudáfrica.
Solamente tengo un comentario muy breve sobre el total del asunto, pero
parece que la revista publicaba algunas notables analogías ciertas entre la
vida y la muerte del presidente Lincoln de los E.U.A. y el presidente
Kennedy de ese mismo país. Ello responde adecuadamente a muchas
preguntas, por lo cual daré los detalles aquí. Vamos a numerarlos, para que
sea más fácil de recordar y discutir con los amigos:
Por experiencia propia reciente cada vez me convenzo más que los
médicos de Occidente son unos bandidos empeñados sólo en hacer dinero.
Lo que yo he sufrido ha sido francamente deplorable; pero ahora no
estamos hablando de mí sino de los homosexuales.
Si una lesbiana (mujer) o un homosexual (varón) llega a encontrar un
médico que se interese, podría recibir una medicación hormonal adecuada
que mejore enormemente su estado, lo cual haría más llevadera su vida,
pero desgraciadamente, con los galenos de nuestros días, que pareciera que
piensan nada más que en hacerse ricos, hay que buscar mucho para dar con
un buen médico. Pero no tiene sentido condenar al homosexual, no es suya
la culpa. Son gente muy desgraciada por la obvia confusión en que viven, no
alcanzan a comprender qué les sucede, saben que inspiran desprecio, pero
no pueden evitar que ello ocurra ni entender por qué ocurre, aunque
después de todo, sólo obedecen al impulso más poderoso que conoce el
hombre, el de la reproducción.
Los psicólogos, atrofiadores del cerebro, no auxilian en realidad
mayormente porque tardan años para hacer lo que el individuo medio haría
en pocos días. Si se explica claramente al homosexual que padece de un
desequilibrio glandular, podrá por lo general halancearlo. De cualquier
modo, las leyes están siendo modificadas para abordar tales casos en vez de
someterlos a una persecución tan implacable y hasta a prisión por lo que
verdaderamente es una enfermedad.
Existen diversas maneras de ayudarlos. La primera residiría en que una
persona muy entendida y bastante mayor, con una profunda simpatía por el
enfermo le explicara exactamente qué es lo que le sucede. La segunda sería
como la primera, pero con el agregado de que se le suministrara algún
medicamento para reprimir el impulso sexual. La tercera, nuevamente que
recibiera una explicación clara de lo que le ocurre y que un médico capacitado le
indicara inyecciones de hormonas o testosterona que pudieran facultar al
organismo definitivamente en un equilibrio sexual.
Pero lo que jamás debe ocurrir es condenar al homosexual, ya que no es
culpa suya y está recibiendo un castigo por algo que él no ha hecho, que es
obra de la naturaleza, quizá su madre ha ingerido alimento que no era
conveniente o quizá ella y su hijo eran químicamente incompatibles. No
obstante, desde cualquier aspecto que se considere, el homosexual sólo
puede ser ayudado mediante verdadera comprensión y simpatía y
posiblemente la prudente administración de un remedio.
Veo aquí una pregunta que, en realidad, ya he contestado anteriormente.
Y es: "¿De dónde pudo haber surgido la idea errónea de que los ocultistas
no pueden cobrar por sus servicios?" Es preferible, quizá, que la repita:
"¿De dónde pudo haber surgido la idea errónea de que los ocultistas no
pueden cobrar por sus servicios?"
La respuesta no es muy difícil. En el Lejano Oriente la mayoría de la
gente era desesperadamente pobre, no tenía aparatos de televisión ni coche
ni aviones particulares ni propiedad horizontal. Escasamente a veces podía
alimentarse y poseía alguna ropa. En algunos casos, ni llegaban a conocer el
dinero durante todo el trascurso de su vida. Entonces, hacía sus compras
mediante trueque, es decir, intercambiaban productos, huevos, etc., y hasta
trabajo por lo que necesitaban. Así, si un campesino quería los servicios de
un ocultista, no se le ocurría pagarle con dinero, porque no tenía y, en cambio, le
proveía de alimento, grano, por ejemplo, o fruta y, si no disponía de huevos,
cereales o fruta, trabajaba para el ocultista, remendaba su ropa, por ejemplo, le
tallaba un nuevo tazón. Si contaba con alojamiento, entonces el campesino se lo
limpiaba. Podía ser una cueva en la ladera de un cerro y en ese caso, le aseaba la
cueva varias veces, recogía el pasto viejo y desparramaba el nuevo sobre el piso,
suministraba leña para el fuego y hacía todo el trabajo que era necesario.
De todas maneras, esta es una forma de pago, ¿verdad? Si le daba
alimento, trabajo, es pago. Pero, en realidad, mi advertencia contra el pago
era totalmente diferente porque va dirigida contra los occidentales
inescrupulosos que anuncian servicios que honestamente no pueden llevar a
cabo y que están destinados a efectuar cobros insensatos. Algunos de los
avisos que he leído son verdaderamente demasiado fantásticos para ser
creídos. Se me ocurre muy gracioso imaginar un individuo que está
arreglando su maletín o su muda de noche y que se lanza al astral para leer
el Registro Ascásico de alguien, siempre, por supuesto, por honorarios
elevados. Eso es imposible, completamente imposible porque hay una
estricta ley oculta al respecto que dice que ninguna persona puede ver el
Registro Ascásico de otra que vive. Si vosotros queréis saber lo que sucedió
hace quinientos años, eso es algo diferente, es historia y podéis consultar el
Registro Ascásico en ese caso de la misma manera que podéis ir a una
filmoteca y elegir un filme histórico. Pero, así como muchas cosas están
clasificadas actualmente, no podéis informar la velocidad de cierto tipo de
aeroplano o decir cuan rápidamente puede desplazarse cierto tipo de
embarcación, tampoco podéis ver o discutir el Registro Ascásico de una
persona que aún vive. Después de todo, el mundo del espíritu, ya sabemos que
no existe solamente para alguno de estos anunciantes enloquecidos. Pensad en
esto cuando leáis algunos de los avisos y reíd conmigo.
CAPITULO SEPTIMO
¡Válgame Dios! Creí que había dejado atrás toda discusión sobre
astrales, muertes y cosa que se le parezca, y ahora he aquí otra andanada de
preguntas todas girando alrededor de lo mismo. Por ejemplo: Una explosión
atómica que incinera miles de cuerpos humanos simultáneamente, ¿podría
provocar pandemonio en el plano astral? ¿Cómo los afecta o perturba?
No los daña físicamente, pero ciertamente causa una horrible confusión
por que miles de personas llegan al astral en agitado tropel. Muchos de ellos
estarán espantados, otros enloquecidos por el choque, de manera que todos
los asistentes disponibles se aprestarán para ayudarlos y remediar su
desgraciado estado. El cuadro, en realidad, es bastante similar al que se
presenta cuando se produce una verdadera calamidad en la Tierra como un
terremoto, por ejemplo, que reclama la presencia urgente de ayudantes y
voluntarios que agotan todos los medios para brindar asistencia. La
respuesta es entonces: ninguno sufre en el astral por la detonación de la
bomba, pero se experimenta un trastorno por el trabajo extraordinario que
demanda la atención de tanta gente al mismo tiempo porque, aunque
acontecimientos de esa índole podrían preverse, todas esas "previsiones"
son probabilidades y no necesariamente hechos concretos que tienen que
ocurrir.
La otra pregunta dice: "¿Cómo pueden supervisar los Manus de las
naciones los asuntos de la nación a su cargo? ¿Trabajan utilizando los
Representantes de las Naciones Unidas, los jefes de las naciones, sus
gabinetes y consejeros o qué?"
Si la O.N.U. fuera la organización que debiera ser, podría ser utilizada
como medio para el trabajo de un Manu, pero aquí diré algo que ha de
considerarse muy seriamente que puede desagradar y resultar chocante y
que sin embargo es un hecho real.
Este mundo en particular no ha progresado mucho. Verdaderamente es
una penitenciaría, un infierno, una dura escuela -llámeselo como se quiera-,
y muchos de los Manus a cuyo cargo se halla este mundo están ellos mismos
aprendiendo. A medida que van logrando experiencia y a medida que van
obteniendo éxito, entonces, al igual que un gerente departamental, es
ascendido y si el gerente general puede obtener éxito en las cosas de su
modesta filial entonces podría ser ascendido a una mucho más importante.
En realidad, es necesario considerar las cosas con amplitud de mente y
recordar que cuando se está en el Otro Lado, en el astral, no es para sentarse
sobre una nube y "rascar" las cuerdas de un banjo o de un arpa; hay que trabajar.
Cuando se está en las clases de un jardín de infantes se piensa que los
mayores de doce años que asisten a grados superiores son verdaderos dioses
que nada hacen excepto informar a los profesores adonde van; y estos
alumnos de doce a catorce años pueden también creer que los de sexto o
decimotercero, por así decirlo, son los dioses de la Creación. Pero estos
dioses de la Creación todavía tienen que hacer deberes, asistir a clases y
hacer experiencia. Por que eso es lo que es: la gente viene a esta Tierra para
hacer experiencia; los Manus cuidan de este mundo (más o menos) con el
objeto de hacer experiencia, y si hay unas pocas luchas entre los países
constituye una enseñanza tanto para los humanos como para los Manus.
En estados superiores, es decir, con mundos más adelantados, los Manus
pueden reunirse y discutir amigablemente cosas de manera que allí no
existen guerras ni crímenes en particular, pero eso es demasiado adelantado
para los tunantes de la Tierra. La gente aquí tiene que aprender de la
manera más dura porque no entendería la tierna y bondadosa. Si un tipo se
le acerca a uno y le da un golpe con un garrote o demuestra un marcado
deseo de darle un puñetazo en la mandíbula y dejarlo tendido, es
completamente inútil que uno le diga: "Te ruego, mi querido, que
gentilmente desistas de estas atenciones poco amistosas". En cambio, si se
procede con sensatez hay que aplicarle un puntapié donde más le duela y
hacer sonar el silbato para llamar a la policía.
Quedamos, entonces, en que los Manus de este mundo son estudiantes.
Están aprendiendo algo exactamente como vosotros y cuando hayan
aprendido lo suficiente como para enderezar un poco las cosas se dedicarán a
algo mejor. Pero, alegraos, vosotros tendréis que permanecer en la Tierra
aproximadamente unos setenta años más o menos, una vida; los pobres Manus
tienen una condena muchísimo más prolongada.
Aquí tenemos una preguntita escondida: "Se entiende que la rama del
decimotercero Dalai Lama era toda la misma alma. ¿Podría el
decimotercero hallarse ahora en el País de la Luz de Oro y aun
reencarnarse en el decimocuarto?"
Bien, esta es la pregunta más fácil de responder porque parece que el
decimocuarto Dalai Lama mismo admitió ante la prensa que él no es la
reencarnación del Gran decimotercero y ha de ser así porque este último es
una entidad sumamente activa en el mundo astral, que hace mucho bien y, a
mi entender, lamentablemente los actuales conductores en exilio en India no
hacen mucho para aliviar a los que sufren en el Tíbet. Yo traté este tema con
más detenimiento en uno de los primeros capítulos de este libro, por lo cual
quizá no debo repetirme si no es necesario.
Otra persona me escribe refiriéndose a "Mi visita a Venus", pero quiero
afirmar categóricamente aquí y ahora que no recomiendo ese "libro". Son
sólo unas pocas páginas que contienen algunos artículos que escribí hace
años, incluyendo algunas ilustraciones que rechazo porque no han sido
hechas por mí. Esta publicación que contiene partes de trabajo mío ha sido
completada con una cantidad de advertencias exageradas y lanzada al
público enteramente sin mi permiso y contra mi deseo.
Lo mismo puedo decir de un disco "El poder de la oración".
Categóricamente no lo recomiendo. Es de muy pobre calidad y jamás se
habló de ser reproducido en disco. Se trata de algo que hice hace
muchísimos años y, cuando dejé Norteamérica para trasladarme a
Sudamérica, me informaron que tal reproducción había sido hecha sin mi
permiso, contra mi deseo, durante mi ausencia del continente.
Si queréis comprar un verdadero disco está "Meditación" que hice
especialmente para ser grabado y con el fin de ayudar a la gente a meditar.
Puede obtenerse de:
Sr. E. Z. Sowter, 33 Ashby Road, Loughborough, Leicestershire,
INGLATERRA.
Diré que este señor Sowter tiene derechos universales para este disco y
para las "piedras de toque" y muchas otras cosas y es la única persona que
goza de mi autorización y acuerdo para vender mis grabaciones. y "piedras
de toque". También vende otras cosas diversas que produzco.
Esto es un anuncio sin cargo para el señor Sowter, que es un caballero
honesto que trata de hacer el bien.
Este libro no intenta ser un catálogo de personas agradables ni de pobres
tontos que se hallan al borde de la insania, pero no puedo terminar sin
mencionar una familia sumamente simpática en verdad: la señora
Worstmann y sus dos hijas. Recordaréis que dediqué uno de mis libros a la
señora Worstmann, mujer encantadora, esmeradamente educada a quien es
un placer conocer, y la conozco desde hace algunos años cuando todavía
vivía su marido. Me mantengo en contacto con este último ahora que está en
el Otro Lado. La señora Wortsmann es una de las personas más brillantes.
Ciertamente que fue lo suficientemente iluminada como para tener dos hijas
talentosas: Luisa, es enfermera en uno de los mejores hospitales londinenses.
No solamente es una buena enfermera sino que también es buena para muchas
cosas, es aficionada a las artes, en fin, no voy a enumerar todas sus virtudes, son
demasiadas para detallarlas en estas páginas; y Teresa, que también es talentosa.
Al igual que su hermana, es enfermera con muchos deseos de hacerse
instrumentadora, ya que tiene todas las condiciones para ello. En realidad todas
menos el dinero. He estado viendo si descubría alguna Institución Protectora que
hiciera posible que una joven altamente dotada se capacitara como
instrumentadora. Desgraciadamente todavía no he encontrado ninguna
posibilidad así que si alguno de vosotros, lectores míos, sabe cómo puede
obtenerse el dinero para que una joven capaz pueda pagar sus estudios en la
Escuela de Medicina tiene aquí la oportunidad de hacer bien.
Aclaro aquí formalmente que esta joven tiene la capacidad de hacer bien
a la humanidad como instrumentadora y resulta bastante desalentador que
se vea privada de una oportunidad como esa debido a la falta de dinero
para financiar sus estudios.
Hablando de cirugía nos referiremos a los trasplantes de corazón. Y aquí
tengo una pregunta: "¿Qué Puede usted decimos de la temeraria corriente
de los trasplantes cardíacos y otros injertos radicales de órganos, válvulas
plásticas, conductos, etc.? Desde el punto de vista fisiológico, puramente
material, pareciera que se considera un avance científico casi milagroso,
pero… ¿resuelve el problema? El empleo de diversos productos químicos,
¿entorpecerá la tendencia normal del organismo de rechazar todo cuerpo
extraño que se introduzca en él de esa manera? ¿O tal rechazo es inevitable
simplemente porque el injerto del nuevo órgano sano en el cuerpo para
remplazar al enfermo provocará uní perturbación entre el etérico del
miembro todavía informo y el sustituto artificialmente introducido? Y, más aún,
el individuo sometido al trasplante ¿realmente obtiene beneficio si agrega unos
pocos meses o aun años de invalidez a su actual permanencia en la Tierra,
aunque efectivamente los emplee para aprender cosas realmente de importancia
que, de otra manera habrían sido diferidas para otra reencarnación?"
Bien, ¡he aquí un bocado, ciertamente! Muchos cientos de siglos atrás,
en los días de Atlántida, la gente podía hacer trasplantes. Era posible
entonces injertar un brazo o una pierna, factible remplazar corazones,
riñones y pulmones, y fue un acto providencial de la Naturaleza que una
civilización que hacía tales cosas llegara a su fin. Al tratar de trasplantar
cerebros produjeron monstruos amorales.
Básicamente no es muy difícil injertar un corazón; se trata sólo de un
procedimiento mecánico. El corazón se extrae, separándolo de todo lo que lo
une al cuerpo y luego se ubica el remplazante adaptando exactamente todos
los "conductos". Cualquier cirujano competente puede hacer tal operación.
Físicamente el operado es un semiinválido. Después de todo, cuando se
hace una intervención quirúrgica tan radical ciertos pequeños nervios y
vasos sanguíneos no pueden ser unidos y toda la estructura se perjudica y
así, un hombre muy enfermo, agrega a su mal una nueva enfermedad:
desajuste de su organismo. Tal persona puede continuar durante un número
indefinido de años, viviendo una vida de semiinvalidez.
En el mundo astral, sin embargo, hay dos personas que sufren
enormemente porque han sido "entrecruzadas". Una de ellas está medio en
el astral, es decir, va al astral sólo durante el sueño, y la otra está
efectivamente en el astral, pero debido a que su corazón u otro órgano todavía
vive experimenta una suerte de atracción simpática por el Cordón de Plata de la
persona que ahora posee ese órgano.
A veces vosotros tenéis dos aparatos de radio; los sintonizáis en el mismo
cuarto, quizás en el mismo programa y si cerráis uno de ellos se produce un
volumen ligeramente mayor en el otro; y se trata sólo de radios, de cosas
que entretienen a algún conjunto de chicas mientras hablan de sus últimas
conquistas y de cómo han de ser de "mini" sus minifaldas la próxima
estación. Si nos referimos a seres humanos, la interacción es muchísimo más
fuerte y desajusta decididamente la eficiencia de una persona que vive en el
mundo astral al mantenerla "simpáticamente" conectada al cuerpo de otra
persona.
Creo firmemente que injertar órganos así es un error terrible y criminal
y que la gente, realmente, no debería permitir tal abuso de la Naturaleza.
Los reflejos del corazón del donante se presentan en el aura del que recibe,
y puede ser que ambos no hayan sido compatibles. El hecho de que uno sea
de raza negra y el otro blanca, nada tiene que ver con eso. Lo que tiene
importancia en todo es la velocidad básica de vibración, es decir, la
frecuencia que corresponde a cada persona. Por eso espero ciertamente que
tales trasplantes sean declarados ilegales.
Otra cosa diferente es si se está remplazando un órgano con otro de
material sintético, porque esto no es peor que una persona que usa anteojos,
audífonos para aumentar la capacidad auditiva, ni peor que usar una
muleta.
Opino que los que se dedican a la ciencia de la medicina deben ser
estimulados para que inventen órganos artificiales que puedan ser usados
con seguridad por los humanos. Así no se produciría el entrecruzamiento de
dos entidades lo que desiguala a ambas hasta que, liberándose de sus Cordones
de Plata, las dos van a vivir en el mundo astral. Contestando, entonces, esta
pregunta específica digo categóricamente que no soy partidario de los trasplantes
de órganos.
Aquí tenemos otra inquietud que puede ser de interés general. Y es:
"Quisiéramos que se nos informara o se nos diera instrucciones sobre
cómo un pequeño grupo de personas, trabajando devotamente, podría
lograr modificar la marcha de los acontecimientos mundiales".
Si un pequeño grupo de personas pensara decididamente perseverar
regularmente en un asunto particular, cualquier cosa que fuera podría en
realidad conseguirse. Actualmente, la gente no mantiene el mismo
pensamiento más de un segundo o dos. Si no lo creéis comprobadlo vosotros
mismos. Tratad de pensar sobre algo en particular mientras observáis el
segundero de vuestro reloj. Hallaréis, hablando honestamente, que vuestra
atención se desviará y perderá más rápidamente que lo que vosotros
estimabais posible. La atención se mantiene más o menos constante si el
pensamiento se concentra en uno mismo, algo que uno quiere o que quiere
hacer o que a uno lo afecta profundamente. Ninguna otra cosa, como la de
brindar ayuda a personas que jamás se han conocido, podrá despertar
interés durante mucho tiempo.
El pensamiento de la gente no es constante y nadie piensa en una misma
cosa, en el mismo momento, con la misma intensidad. Es igual a un núcleo
de gente que se arremolina, toda en movimiento y toda fuera de ritmo,
mientras que si pudiera pensar sincronizada y constantemente podría hacer
milagros. Si queremos reflexionar sobre esto un poco más, imaginemos un
ejército, un regimiento de soldados marchando sobre un puente. Si estos
hombres marchan marcando el paso al cruzar el puente lo destruirían y, por
tal razón se los instruye que antes de pasarlo "rompan filas". De esta
manera, lo atraviesan caminando, en grupo desordenado, sin marcar el
paso, sin ritmo y así, el efecto mecánico compacto de muchos individuos en
marcha desaparece, ya no tiene ni da la sensación de fuerza, y el puente no
sufre daño.
Si se pudiera obtener una cantidad de hombres marchando a ritmo
absoluto, destruirían cualquier puente que se hiciera y si se mantuviera el
paso en la marcha destruirían un edificio también porque la constante
energía del golpe hacia abajo y hacia arriba provocaría tales series de
vibraciones que crecerían incesantemente hasta más allá del punto donde la
elasticidad natural del puente o del edificio pudieran soportar y los
destrozarían exactamente igual como se quiebra un vaso.
Si se pudiera contar con media docena de personas y se las hiciera
pensar decididamente, deliberadamente en ondas que respondieran a un
patrón exacto podrían derribar o levantar gobiernos, hacer que un país
tuviera preminencia sobre todos los demás y lograr cosas que ahora podrían
parecer totalmente imposibles.
No deja de ser una suerte que no resulte tan fácil conseguir gente que
piense al unísono, exactamente en la frecuencia justa, porque me pregunto
muy seriamente, sin asomo de broma, si se tuviera una pandilla de
maleantes que se adiestraran para pensar de tal manera podrían idear abrir
el tesoro de un banco. Lástima que yo no tenga una pequeña pandilla; sería
muy grato juntarme con un montón de plata, ¿verdad? Sin embargo, el
hecho es muy posible, ya que en época de la Atlántida todos los días se producía
un suceso de tal índole.
Los salmos católicos son una reliquia de aquellos días idos, salmos que
algunos piensan que datan sólo de dos mil años atrás, pero en realidad se
basan en los cantos de poder originales de los sumerios y los atlantes. Quizá
debiera decir atlantes y sumerios porque los primeros constituyen la
civilización más antigua de las dos.
En ese entonces era posible levantar con el pensamiento trozos
compactos de piedra, mediante un conjunto de sacerdotes prácticos en
pensar al mismo tiempo obedeciendo a un conductor, de manera que la
piedra era levantada verticalmente en el aire.
Si creéis que esto es demasiado fantástico recordad que produciendo un
sonido es posible quebrar un vaso. Si el sonido se mantiene puede romperse
un vaso o una ventana y el pensamiento es exactamente otra forma de
sonido, es vibración. Todo es vibración y si la vibración justa se pone en
movimiento se puede lograr cualquier cosa.
Otro interrogante: "Los lectores se preguntan cuándo será el tiempo
adecuado para que el mundo libre conozca las cápsulas del tiempo".
El tiempo adecuado aún no ha llegado y no llegará hasta el fin de esta
civilización que es la actual. Más adelante - ¡oh, no en vuestro tiempo, no os
preocupéis! - mucho más adelante se producirán terremotos que sacudirán
la corteza terrestre y estas cápsulas del tiempo serán arrojadas a la
superficie listas para ser abiertas. Hay una cantidad de ellas. Una enorme se
encuentra en Egipto y supongo que técnicamente es una cápsula pero, en
realidad, es una amplia cámara que se halla profundamente debajo de las
arenas movedizas del desierto egipcio. La cámara es un museo completo de
artefactos que existieron hace decenas de miles de años, sí, "decenas de miles de
años".
Hay aviones de tipo sumamente diferente de los que ahora se usan,
aviones que funcionan por antigravedad, es decir que la potencia del motor
no se emplea en sostener el peso sino que se utiliza exactamente para
impulsar el vehículo hacia adelante. Os diré, con toda veracidad que yo he
visto tal avión.
Uno de los aparatos sería de especial interés para el ama de casa o para
la persona que se ve obligada a llevar pesos. Se trata de una especie de
manija que se adapta a cualquier cosa que deba trasportarse; se toma la
manija de la misma manera que se lleva una canasta. Si el paquete o atado
es pesado, la manija se afloja más y si no es muy pesado, no se afloja mucho.
cada uno de estos artefactos fue construido tanto para pesos de una
tonelada como de cinco kilos y la persona no hace esfuerzo por más de
medio kilo.
La antigravedad era algo perfectamente común y corriente en los siglos
pasados, pero los sacerdotes de entonces que también eran los que
conducían los ejércitos se disgustaron entre ellos y cada bando trató de
poseer armas más grandes y mejores que el otro con el resultado que
hicieron volar toda la civilización que cayó como polvo radiactivo.
Más adelante, cuando estas cápsulas del tiempo sean abiertas se verá
televisión en tres dimensiones (3-D), pero no la obtenida mediante dos
cámaras o dos lentes, sino algo en donde la gente parecerá real, en tamaño
disminuido por supuesto, representando obras, bailes y hasta en debates.
La fotografía también era diferente entonces. No había cosas tales como
la fotografía plana que ahora vemos. Todo era un "bulto", 3-D más que las
3-D en sí mismas. Lo más aproximado lo constituyen los hologramas
sumamente imperfectos con los que los científicos están experimentando
solamente y en los cuales casi se puede mirar detrás del objeto que se había
fotografiado. ¡Bien, en los días de Atlántida se podía mirar detrás!
Cientos de siglos ha, existió la civilización más poderosa que el mundo
haya visto hasta ahora, pero hubo tal cataclismo que la gente casi perdió la
razón. Aquellos que quedaron y los que debieron empezar casi desde el
estado salvaje y la época actual llamada Era de la Ciencia escasamente han
llegado a lo que podríamos llamar el jardín de infantes, cuando Atlántida se
hallaba en la cumbre.
Mucha gente no cree en Atlántida lo que, por supuesto, es insensato. Son
como los pescadores que van a pescar y porque no obtienen nada dicen: "Ya
no hay peces en los mares, han muerto todos".
Sí, Atlántida existió y aún hay restos de ella, en las profundidades de
cierta parte del mundo y permítaseme aclarar aquí que esa parte NO es
Mount Shasta. Esta es sólo una zona común que ha sido sobrepublicitada
por gente que quería no sólo asegurarse un dólar sino una bolsa llena de
ellos.
Me gustaría poder contar algunas de las cosas que efectivamente
CONOZCO, pero todo no puede ser dicho actualmente. Sé la real verdad
sobre los submarinos Thresher y Scorpión, lo que ocurrió y por qué. Esta
historia, si pudiera ser dicha, os daría escalofríos por la espina dorsal, pero
todavía no es tiempo. Hay muchas cosas que podrían decirse, pero estos
libros circulan por todos lados, muchísima gente los lee y hay muchos que no
deben saber que hay quienes saben lo que realmente está pasando. Podéis creer,
sin embargo, que el misterio del Thresher y el Scorpión es algo extraño que
jamás podría creerse.
"Usted parece ser muy aficionado a los animales -decía la carta-, y sin
embargo no cree en el vegetarianismo. ¿Por qué? ¿Cómo reconcilia ambas
cosas: amor por los animales y antipatía por el vegetarianismo?"
Creo firmemente que el hombre tiene un cuerpo que en esta etapa de la
existencia necesita carne para su subsistencia. Ahora permítaseme decir
algo: hace incontable cantidad de años -muchísimos años- existió una
especie de hombre que era enteramente, vegetariano. Estaba tan ocupado
en comer que no tenía tiempo para hacer nada más. Jamás se le ocurrió
comer carne y, con objeto de que pudiera habérselas con el enorme volumen
de vegetales, frutas y nueces necesarias tenía un órgano adicional, cuyo
último resto atrofiado es el apéndice.
El experimento fue todo un fracaso. Los "jardineros de la tierra"
hallaron que el hombre vegetariano no resultaba eficiente porque asimilar
la cantidad de celulosa necesaria para que fuera capaz de realizar algún
trabajo de provecho constituía una tarea a todas luces prohibitiva. Tendría
que estar comiendo el día entero, durante tanto tiempo que no le quedara
prácticamente momento para dedicarse a cualquier obra constructiva. Y
así, los "jardineros de la tierra" descartaron a este tipo de hombre y, si no
os gusta la palabra "descartaron", digamos que al producirse su evolución,
la humanidad se volvió carnívora.
Tenemos que encarar hechos fundamentales y éste es uno de ellos: todo
vegetal tiene como elemento principal la celulosa. Imaginémonos cortinas de
encaje, una hermosa red de trama abierta, cuyos agujeros taponamos con un
material en pasta que contiene alimento. Supongamos que debemos ingerir tal
cortina con objeto de que el valor nutritivo acumulado en los agujeros pueda ser
absorbido por el organismo. Resulta un poco fantástico ¿verdad? Pero eso es
exactamente lo que ocurre cuando se come una cantidad de lechuga o repollo u
otro vegetal o fruta. Lo que se está ingiriendo es una esponja de celulosa, cuyos
agujeros se hallan rellenos de alimento, pero la esponja requiere un lugar
bastante apreciable y así para obtener una cantidad adecuada de elemento
nutritivo es necesario ingerir un volumen excesivo de celulosa y ya sabemos que
el pobre organismo no puede digerirla y tiene que eliminarla.
En mi vida he conocido vegetariano alguno que estuviera capacitado
para realizar cualquier trabajo fuerte. Desde ya que si permanece sentado
todo el día dejando que otros trabajen, no hay duda que podrá subsistir
pero no brillará por su talento. Si por casualidad fuera inteligente, podría
deducirse entonces que, si viviera naturalmente, sería muchísimo más
brillante.
Con toda seguridad que jamás habéis conocido a un peón o persona
alguna que hiciera un trabajo duro y que viviera sólo alimentándose con
vegetales y fruta. ¿Podéis imaginaros por qué?
Volvamos sobre el asunto de los animales. En verdad soy un amante de
los animales, los quiero a todos y puedo asegurar que los animales saben
que son mortales y ayudan su propio karma si mueren por un objetivo útil.
Los animales que se crían para alimento son cuidados y mantenidos
esmeradamente. Su salud es vigilada. Las tropas, rebaños y manadas son
supervisadas de manera que sólo se componen de animales sanos.
En estado salvaje se encuentran animales enfermos o mal desarrollados,
o que han sido dañados de alguna manera y también los que padecen de
males tales como cáncer o afecciones pulmonares y arrastran una vida
miserable. Suponiendo que un animal se fractura una pata tendrá que
llevar una existencia realmente miserable hasta que muere de dolor e
inanición, mientras que el animal cuidado es atendido de inmediato.
Si no se mataran animales, pronto el mundo estaría inundado de todo
tipo de bestias. Habría ganado en cantidades enormes y cuanto más ganado
mayor sería el número de animales rapaces que la misma Naturaleza
tendría que proporcionar para controlarlo.
Si los humanos consumen carne es en su propio provecho que un animal
sea matado sin que sufra y rápidamente. Cuando se mata un animal para
que sirva de alimento también se está regulando la existencia de ellos de
suerte que su producción no exceda los límites razonables como también
evitar la degeneración del la especie si se cría en estado salvaje.
Nos guste o no nos guste, los humanos también tienen que someterse al
control en cuanto a número concierne. Si la existencia de hombres sobre la
Tierra sobrepasa lo previsto, inevitablemente se producirá una gran guerra
o un grave terremoto, quizás alguna suerte de plaga o enfermedad que
diezme considerablemente las filas humanas. Así es exactamente cómo los
"jardineros de la Tierra" las aligeran; el hombre, después de todo, sólo es
un animal de otra especie.
Y a toda la gente que deja oír sus protestas de pena ante la idea de que
alguien ingiera un trozo de bife le pregunto yo: ¿Qué se puede decir del que
come una lechuga cruda? Cuando se come un pedazo de carne o pollo, aquél a
quien perteneció ese trozo que nos sirve de alimento ya no puede sentir dolor
cuando le hincamos el diente, pero la lechuga o la pera cruda todavía puede -
¿cómo se reconcilian, entonces, sus llamados principios
humanitarios?
La ciencia, cínica y escéptica como es, ha descubierto ahora que las
plantas tienen sensibilidad, crecen mejor cuando son cuidadas por alguien
con quien simpatizan. Las plantas responden a la música. Hay instrumentos
que pueden indicar cuánto dolor soporta una planta. Puede no oírse el
gemido de un repollo cuando se arrancan sus hojas porque no posee cuerdas
vocales y sin embargo existen instrumentos que pueden registrar ese
lamento de dolor como un estallido de estática.
Esto no es un cuento de hadas, es un hecho real que ha sido investigado y
comprobado reiteradamente en laboratorios de investigación en Rusia,
Inglaterra y E.U.A.
Cuando se arrancan fresas y se deshacen en la boca, ¿qué podemos decir
de los sentimientos de la planta? No se puede arrancar una lonja de una
vaca y deshacerla en la boca, ¿no? Si se lo intentara, la vaca pronto
manifestaría su oposición, pero porque una planta no puede manifestar su
dolor, la gente cree que es enormemente humanitaria porque come vegetales
en vez de carne siendo que esta última no puede experimentar dolor al ser
ingerida. Francamente, creo que los vegetarianos son un montón de
maniáticos y extravagantes. Si solamente depusieran su tonta actitud y
recordaran que los "jardineros de la Tierra" han construido sus cuerpos
para ser alimentados con determinada comida, serían mejores y un poco
más cuerdos.
Si se tiene un coche no hay que vaciar el colector de aceite y llenarlo con
agua y decir que no es posible utilizar aceite porque puede provenir de
alguna parte de la tierra y perjudica a alguien que se encuentra enterrado
en ella. Si se intenta hacer funcionar el organismo con alimento para el cual
no está preparado, es exactamente lo mismo que pretender hacer funcionar
la bomba de aceite de un coche empleando en vez de aceite, agua salada.
Si tratamos de ser lógicos y decimos que el vegetarianismo es bueno,
entonces ¿qué podemos decir de la práctica de adornar habitaciones con
flores cortadas? Las plantas son entidades vivientes y cuando se cortan sus
flores se están mutilando sus órganos de reproducción para lucirlos en
floreros. En realidad, los humanos se sentirían terriblemente desgraciados si
otra raza diferente procediera en igual forma con ellos por placer.
Permítaseme aquí una digresión para decir que cuando estuve en el
hospital recibí una sorpresa muy agradable. Un grupo de damas muy
bondadosas, desde la lejana costa del Pacífico en E.U.A. cablegrafiaron a un
florista de la ciudad de Saint John para que me entregara unas plantas en el
hospital, gesto que aprecié hondamente. Las damas no dieron dirección pero
yo pude localizarlas.
No me gustan las flores cortadas, es una predilección personal. Me
parece que es una lástima cortarlas. Prefiero, en cambio, una planta
completa, ya que así se tiene algo vivo que está creciendo y no muriendo. A
menudo pienso que aquellos que envían grandes ramos de flores no
imaginan que igual podrían cortar las cabezas de niños pequeños e
insertarlas en un palo para lucirlas en una habitación.
¿Alguna vez habéis pensado en el estado en que se encuentra nuestra
vieja Tierra? Ya lo sabéis, es un caos.
Comparadlo con un jardín que si está correctamente conservado no cría
yuyos ni nada que se le parezca. Toda peste está controlada, la plaga no
azota los árboles y las frutas se ven lozanas y sanas.
Se entresaca y se elimina lo que está enfermo. Cada tanto tiempo los
árboles frutales han de ser podados y a veces injertados. Es indispensable
vigilar el jardín para prevenir la polinización cruzada entre las especies que
no se desean. Si el jardín es mantenido así, se convierte en un exponente de
belleza.
Pero, si se va el jardinero y el jardín se descuida durante un año o dos,
los yuyos crecerán y lastimarán y matarán las plantas más delicadas;
aparecerán las pestes incontroladas y las plagas se asentarán en los árboles.
Ya no habrá fruta de pulpa firme, lozana; pronto su aspecto será arrugado,
agrietado con toda suerte de manchas oscuras. Un jardín tristemente
descuidado ofrece una vista trágica.
Pasemos ahora del jardín al ganado en pie. ¿Alguna vez habéis visto
caballitos en un páramo o animales salvajes donde el pasto es escaso? No se
desarrollan bien, algunos sufren de raquitismo y otros de lesiones en la piel.
Generalmente ofrecen un aspecto patético, criaturas pequeñas, enanas, con
pelo deslustrado y muy salvajes.
En cambio, mirad en un corral bien mantenido. Podéis ver animales de
raza cuidadosamente criados, sin defectos. Caballos finos o vacunos
excelentes, saludables, grandes y de aspecto importante, contentos de vivir y
se los admira con placer sabiendo que no huirán despavoridos al veros.
Tienen conciencia de que están cuidados.
Ahora, pensad en la Tierra, pensad en la gente aquí. La especie cada vez
está más degenerada. La gente es viciosa, acostumbra su oído a "música"
depravada y su vista a filmes obscenos. Ya no es más la época de la belleza y
espiritualidad, ya no se ama la buena música, no se admira la buena
pintura, todo está en decadencia. No se puede hablar de un grande hombre
sin que alguna camarilla demente diga cosas indignas sobre él. Hasta uno de
los más grandes hombres de los tiempos modernos, Sir Winston Churchill,
que quizá salvó al mundo del yugo comunista tiene sus detractores sólo
porque existen espíritus del mal que enrarecen la atmósfera actualmente.
El jardín que es la Tierra y que es nuestro mundo, se está agostando. La
maleza se reproduce aceleradamente. Se puede notar en las calles: los
cabellos largos, los rostros sucios y hasta huelen a kilómetros de distancia.
Las razas necesitan ser podadas, la especie tiene que ser renovada y
llegará pronto el día en que los "jardineros de la Tierra" regresen en su
inspección periódica y encuentren que las condiciones aquí son intolerables.
Algo hay que hacer en esto. La humanidad no puede abandonarse y
desmerecer como lo ha hecho últimamente. Llegará el momento en que
todas las razas se unirán y ya no habrá gente negra, blanca, amarilla y roja.
Todo el mundo estará poblado por la "raza de bronce", y ése será su tono
predominante: bronce.
Con el advenimiento de la raza de bronce habrá vida nueva inyectada en
la raza humana. Volverá la gente a valorar las cosas espirituales y cuando la
humanidad vuelva a lo espiritual en grado suficiente, será posible para ella,
una vez más, comunicarse telepáticamente con "los dioses", los "jardineros
de la tierra".
Actualmente, el hombre se halla sumergido en el lodo de la
desesperación, en su propia falta de espiritualidad y, tan profundamente,
que sus vibraciones fundamentales se han reducido en grado extremo y no
puede ser escuchado telepáticamente por ninguna criatura superior, ni
siquiera por sus compañeros. Pero llegará el día en que todo será
remediado.
Yo no estoy tratando de venderos budismo, ni cristianismo ni judaísmo,
pero afirmo rotundamente que habrá que volver a alguna forma de religión
porque sólo la religión puede brindar la disciplina espiritual necesaria que
convertirá una caterva impía en un grupo de gente espiritualmente
disciplinada que lleve adelante la raza en vez de hundirla y coloque un
nuevo conjunto de entidades aquí.
Ahora, en el presente estado de discordancia, hasta los cristianos luchan
contra los cristianos. En la guerra del norte de Irlanda entre católicos y
protestantes no interesa quién tiene razón y quién está equivocado. Ambos
afirman que son cristianos, que obedecen a la misma religión. ¿Importa
acaso que los de un credo se persignen con la mano izquierda mientras que
los otros lo hacen con la derecha? Ello se parece mucho a uno de los cuentos
de Los Viajes de Gulliver en donde la gente que vivía en un país mítico fue a
la guerra para dilucidar por cuál extremo debe ser abierto un huevo
primero, si el más ancho o el más estrecho. ¿Cómo podrá el cristianismo
convertir otras naciones, otras religiones, cuando los cristianos luchan entre
ellos? Tanto católicos como protestantes son cristianos.
CAPITULO DECIMO
Un hombre debe mantener mucho tiempo su boca abierta antes que una perdiz
asada desaparezca por ella.
Si usted no cree en otros, ¿cómo puede esperar que otros crean en usted?
"Fin".
Cualquier religión es mejor que la propia adoración.
INDICE
CAPITULO PRIMERO… 9
CAPITULO SEGUNDO… 29
CAPITULO TERCERO… 47
CAPITULO CUARTO… 63
CAPITULO QUINTO… 79
CAPITULO SEXTO… 97
(Contratapa)
Quienes conocen las obras anteriores de este difundido autor, hallarán
en la lectura de Avivando la llama nuevos motivos de asombro. Los extraños
poderes de que dispone, lo facultan para explicar a los lectores aquello que
resulta incomprensible para el hombre común. Tal es el caso de las analogías
registradas entre la vida y muerte de los presidentes Lincoln y Kennedy;
"coincidencias" tan precisas inducen a Rampa a fundamentar un designio
superior empeñado en que se cumpla una tarea específica aún inconclusa.
También responde a la inquietud de sus lectores relacionada con problemas de
orden médico-social; y otro tanto sucede con el análisis que realiza sobré
fenómenos inexplicables o poco conocidos por los lectores occidentales. La
trama del libro enhebra lo histórico con lo fantástico, el aparente acaecer
cotidiano con hechos paranormales. El estilo de Rampa es dúctil y flexible, por
lo cual se adecua muy bien a este contenido: del lenguaje coloquial; casi
familiar, pasa sin esfuerzo a la exposición objetiva y desapasionada de los más
variados hechos. Las páginas de este volumen depararán a los exigentes lectores
de Lobsang Rampa similar placer al que les proporcionó con anterioridad la
lectura de El tercer ojo.