Avivando La Llama - T. Lobsang Rampa

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T.

LOBSANG RAMPA

AVIVANDO LA LLAMA
EDICIONES TROQUEL / BUENOS AIRES

Título del original en ingles: FEEDING THE FLAME


Traducción:

ROSA ALBERT

Ilustró la tapa:

SILVIO BALDESSARI

PRIMERA EDICION

Diciembre de 1970
CUARTA EDICION Julio de 1971
Impreso en la Argentina Printed in Argentina Queda hecho el depósito
que previene la ley 11.723
©by EDITORIAL TROQUEL S.A., Buenos Aires, 1970
Dedicado a

Cleopatra, la persona más inteligente que jamás he conocido Tadalinka,


la más clarividente y telepática.
Estas pequeñas gatas siamesas han demostrado poseer gran
comprensión y simpatía. Nunca te refieras a los animales como "bestias
torpes e inexpresivas". ¡Son GENTE inteligente, civilizada¡
Es la verdad absoluta.

AVIVANDO LA LLAMA

Evitaré una cantidad de cartas si os digo por qué he elegido exactamente


este título. Se dice que "es mejor encender una vela que maldecir la
oscuridad". En mis primeros diez libros he tratado de encender una vela, o
quizá dos. En éste, el undécimo, pretendo Avivar la llama.

RAZA DE BRONCE

Este hombre es cobrizo; aquél, blanco como el día; amarillo es ese otro y
aún hay alguno oscuro como la noche… Son las cuatro coloraciones
principales que presenta el Hombre que se amalgamarán el día de mañana
en la Raza de Bronce.
Poema de W.A. de Munnik de Edmonton, Alberta
CAPITULO PRIMERO

Cuanto mayor sea tu conocimiento, mayor será tu necesidad de


aprender.
La carta era breve, incisiva y sin rodeos. "Señor - decía-, ¿por qué
malgasta tanto papel en sus libros? ¿A quién interesan sus exquisitas
descripciones del Tíbet? Díganos, más bien, cómo ganar el Sweepstake de
Irlanda." La segunda insistía intencionadamente sobre la idea: "Mi querido
Dr. Rampa -escribía- este descarado mozalbete- ¿por qué pierde tanto
tiempo escribiendo sobre la PROXIMA vida? ¿Por qué no nos dice cómo
hacer dinero en ésta? Quiero saber cómo hacerme rico ahora. Quiero
conocer el modo de influir sobre las chicas para que hagan lo que yo quiero
ahora. No me importa la otra vida; todavía estoy tratando de vivir ésta."
El anciano estrujó la carta y se echó hacia atrás en su
asiento, sacudiendo la cabeza tristemente. "Yo puedo
escribir sólo de acuerdo con mi sentir -dijo-, estoy divulgando VERDAD,
no ficción, de manera que… "
La niebla se asentaba pesadamente sobre el río. Zarcillos trepadores se
retorcían y ondulaban, olorosos de alcantarilla y ajo, deslizando sus
tentáculos amarillos como criaturas vivientes que buscaran penetrar en una
habitación. Desde el agua invisible llegó el apremiante sonido de la sirena de
un remolcador, seguido por una gritería bronca en dialecto canadiense-
francés. En lo alto, un sol rojo oscuro luchaba por traspasar la bruma
cargada de olores. El anciano, desde su silla de ruedas, escudriñaba con
disgusto en derredor suyo en el edificio húmedo, pegajoso. El agua se
escurría tristemente desde alguna moldura de la pared de concreto. Una
brisa errante agregó una nueva dimensión al mundo de olores que se
sumaban al conjuro de la niebla: cabezas de pescado podrido. " ¡Pah! -
murmuró el anciano- ¡Qué basural miserable! " y, con este íntimo
pensamiento, impulsó su silla hacia atrás, entró en el departamento y
rápidamente cerró la puerta.
Una carta cayó por el buzón. El anciano la abrió y dio un resoplido. "No
habrá agua esta noche -dijo-, ni calefacción." Y luego, como si de repente se
le ocurriera: "y dice que durante algunas horas tampoco habrá electricidad,
porque algún caño o algo ha reventado".
"Escribe otro libro" -había dicho la Gente del Otro Lado de la Vida. Y
por eso el anciano y su familia partieron en busca de tranquilidad.
¿Tranquilidad? Radios altisonantes, televisores retumbantes y chiquilines
gritones chillando por doquier. ¿Tranquilidad? Mirones abribocas espiando
tras las ventanas, golpeando puertas, exigiendo respuestas a preguntas
estúpidas.
Un lugar donde la tranquilidad no existe, donde nada se logra sin un
enorme esfuerzo. Un caño pierde, alguien informa sobre ello. Mucho después
llega un plomero para comprobar el daño por sí mismo. El plomero lo comunica
jerárquicamente al superintendente del edificio, el cual lo verifica personalmente
antes de ponerlo en conocimiento de la "Oficina". Esta avisa al superior, con
quien mantiene una conferencia telefónica. Mucho después se llega a una
decisión que es comunicada por la "Oficina de Montreal" al superior que, a su
vez, la informa al superintendente del edificio, el cual la hace llegar al plomero;
éste explica al inquilino: "La próxima semana, si tenemos tiempo, haremos el
arreglo".
"Lugar miserable", según alguien lo describió. El anciano no se
expresaba de manera tan delicada para referirse a él. Los hechos eran
mucho más elocuentes que las palabras; mucho antes que expirara su
contrato de alquiler, el anciano y su familia lo abandonaron, antes de
sucumbir en medio tan escuálido. Con alegría volvieron a la ciudad de Saint
John y allí, debido a las penurias sufridas en Montreal, el estado de salud
del anciano se agravó rápidamente hasta que una vez, muy avanzada la
noche, mediante un llamado urgente llegó una ambulancia que lo trasportó
al hospital…
La nieve caía blandamente como pensamientos desprendidos del cielo.
Una luz, en blanca nebulosa, semejaba una capa de merengue sobre una
torta de Navidad. Fuera, los vidrios de colores de los ventanales de la
catedral brillaban en la oscuridad, volcando verdes, rojos y amarillos
luminosos sobre la nieve que caía. Desmayadamente llegaron los sonidos del
órgano y un canto sonoro de voces humanas. En tono más alto, desde la
derecha bajo la ventana, se hizo oír la ardiente serenata que un gato
dedicaba a su amada.

El prolongado siseo de las frenadas, el golpe metálico de los portazos de


los autos y el arrastrar de los pies cubiertos con los zapatos de goma
sonaban en el camino cubierto de nieve. Otra congregación formando fila
ingresaba en el servicio del atardecer. Saludos en voz baja a medida que los
viejos amigos se encontraban y pasaban. El tañido solitario de una aguda
campana que exhortaba a los remisos a apurarse. Silencio, interrumpido
sólo por el rumor sordo del tránsito distante en la ciudad. Silencio,
interrumpido sólo por el maullido del gato en su reclamo amoroso,
recomenzando después de cada pausa. Por un panel roto de la ventana de la
catedral, destrozado durante alguna incursión violenta de adolescentes,
llegaba una visión fugaz del sacerdote, ataviado de ceremonia, en solemne
procesión, seguido por los chicos del coro que entre empujones y balanceos
cantaban y reían al mismo tiempo. El sonido del órgano se ampliaba y
disminuía. Pronto prevaleció la monotonía de una única voz que entonaba
viejas plegarias. El lamento sordo y prolongado del órgano y nuevamente el
pasaje de figuras solemnemente vestidas, regresando a la sacristía.
El ruido de muchos pasos y los portazos de los coches se hicieron oír
prontamente. El crujido de máquinas, el chirriar de engranajes y de ruedas
indicaban que el tránsito de la catedral se alejaba por otra noche. En el gran
edificio las luces desaparecieron una tras otra hasta que al fin quedó
brillando sólo la luz de la luna desde un cielo límpido. La nieve ya no caía, la
congregación se había dispersado y hasta el impaciente gato se perdió en su
vagabundeo de eterno reclamo.
En el hospital, frente a la catedral, el equipo de servicio nocturno se
aprestaba a ocupar su puesto. En la sala de enfermeras, exactamente frente a
los ascensores, un médico interno impartía las instrucciones de último momento
para el tratamiento de un enfermo grave. Las enfermeras controlaban sus
bandejas con drogas y medicinas. Las hermanas de caridad escribían sus partes,
y un practicante explicaba agitadamente que había llegado tarde porque un
agente lo había detenido por exceso de velocidad.
Poco a poco el hospital se preparaba para pasar la noche. Las
indicaciones de "sin desayuno" se fijaron en las camas de los pacientes que
habrían de ser sometidos a intervenciones quirúrgicas al día siguiente. Se
apagaron las luces principales, y asistentes vestidos de blanco se dirigieron
hacia una cama oculta tras un biombo. Silenciosamente una camilla con
ruedas también fue introducida detrás de él. Las órdenes fueron dadas en
voz baja, casi imperceptible, y una figura inmóvil, totalmente cubierta por
una sábana, quedó a la vista mientras era trasladada cuidadosamente al
corredor. Los asistentes permanecieron en silencio mientras el ascensor
llegaba al piso, y entonces, como si obedecieran a un solo pensamiento, los
dos hombres se movieron al unísono, impulsando la camilla rodante dentro
de él. Así descendieron a la morgue, la gran refrigeradora, depósito de
tantos cuerpos, que se levantaba como un inmenso archivo.
Las horas se arrastraban como si cada minuto se resistiera a entregar su
breve posesión de vida. Aquí, un paciente con respiración jadeante; allí, otro
se sacudía y gemía de dolor. Desde una alcoba lateral llegaba la voz
entrecortada de un anciano que llamaba incesantemente a su esposa. El
chasquido apagado de las suelas de goma sobre la baldosa, el roce rumoroso
de la ropa almidonada, el tintineo metálico contra el vidrio, todo dio paso a los
ronquidos que pronto se elevaron y descendieron en el ambiente nocturno.
Fuera, la sirena urgente de los bomberos provocó alarma entre los
pacientes insomnes que trataron de adivinar por un momento "donde
sería", para caer nuevamente en sus pensamientos, inquietos por su propia
suerte. Por la ventana entreabierta llegó el golpe sordo que producía un
trasnochador al vomitar sobre la acera. Una maldición sofocada cuando
alguien le gritó, y una ristra de imprecaciones cada vez que los vapores del
alcohol provocaban sus arcadas.
El Ángel de la Muerte seguía cumpliendo su misión piadosa, llevando
paz a un ser torturado, poniendo fin a la lucha inútil, sin esperanza de algún
enfermo de cáncer. Los estertores cesaron, se produjo la instantánea
contracción nerviosa refleja, sin dolor, fiel momento en que el alma
abandona el cuerpo y los asistentes, otra vez con su camilla rodante, se
adelantaron repitiendo una vez más su cometido. El último de los liberados
por la muerte era una personalidad política.
Al día siguiente, la prensa sensacionalista escarbaría en sus archivos y,
como de costumbre, publicaría sus mentiras e inexactitudes.
El viejo budista, despierto y dolorido, yacía inerte en una habitación que
miraba hacia el atrio de la catedral y desde donde podía divisarse un fugaz
reflejo del mar en la Bahía de Courtenay. Pensaba en muchas cosas. Una
vaga sonrisa se dibujaba en sus labios que se desvaneció rápidamente ante
el recuerdo de un incidente ocurrido en la mañana, temprano. Una monja
había entrado a su habitación; tenía un aspecto de santidad poco común. Miró
tristemente al viejo budista y las lágrimas brillaron en sus ojos. Parecía muy
apenada y se volvió para irse.
- ¿Qué le pasa, hermana? -inquirió el viejo budista-, parece usted muy
triste. Ella encogió sus hombros y exclamó:
- ¡Oh, qué pena, usted irá derecho al infierno!.
La boca del viejo budista se abrió en un gesto de asombro.
- ¿Ir derecho al infierno? -preguntó sorprendido- ¿Por qué?
- Porque usted es budista y solamente los católicos van al cielo. Otros
cristianos van al purgatorio, los budistas y otros paganos van derecho al
infierno. ¡Oh, tan bella persona como es usted que vaya directamente al
infierno! ¡Qué triste!
Y apresuradamente dejó la habitación dejando al asombrado budista,
perplejo ante el enigma.
El Ángel de la Muerte se adelantó, penetró en la habitación y se detuvo
observando al viejo budista. El anciano se volvió y lo miró intensamente.
- ¿Liberado al fin, eh? -preguntó-. Ya era tiempo. Creí que jamás
vendrías.
Suavemente el Ángel de la Muerte levantó su mano derecha y, cuando
iba a posarla sobre la cabeza del anciano se abrió repentinamente el aire de
la habitación y una Figura Dorada apareció en la tiniebla azulada de las
sombras de la medianoche. El Ángel detuvo su mano ante el gesto del
Visitante.
¡No, no, todavía no es la hora! -exclamó una querida voz, bien conocida-
; hay algo más que hacer antes de que partas para el Hogar.
El anciano suspiró. Ni aun la vista del Lama Mingyar Dondup podía
consolarlo de la idea de prolongar su vida en esta Tierra, una Tierra que
sólo le había deparado desazones a causa del odio fomentado y alimentado
por la prensa pervertida. El Lama Mingyar Dondup se volvió hacia el
anciano y explicó:
- Es necesario escribir otro libro, hay que trasmitir mayor conocimiento
y un pequeño trabajo referente a las auras y la fotografía. Sólo un poco más.
El anciano se lamentó en voz alta: -Siempre mucho que hacer y tan poco
para llevarlo a cabo con la consabida falta de dinero; ¿cómo se puede
adquirir equipo sin plata?
El Lama Mingyar Dondup permaneció de pie al lado de la cama. El y el
Ángel de la Muerte se miraron trasmitiéndose abundante mensaje
telepático. El Ángel inclinó su cabeza y se retiró lentamente continuando en
otra parte su tarea misericordiosa que acaba con el sufrimiento y libera
almas inmortales prisioneras en el barro del cuerpo camal. Durante un
momento todo fue silencio en ese pequeño cuarto de hospital. Fuera, los
ruidos de la noche: un perro vagabundo merodeando entre los tachos de
residuos, una ambulancia que traspone la Entrada de Guardia del hospital.
- Lobsang -el Lama Mingyar Dondup miró al anciano que yacía
sufriendo en el lecho-; Lobsang -repitió-, queremos que en tu próximo libro
dejes bien aclarado que, cuando abandones esta Tierra, no te comunicarás
con ninguna Médium de callejón ni asesorarás a aquellos que publican sus
avisos en las revistas de su preferencia.
- ¿Qué quieres decir, Honorable Guía? -dijo el anciano-. Yo no estoy
cooperando ni con Médiums ni con revistas. Ni siquiera las leo.
- No, Lobsang, eso ya lo sabemos. Lo que quiero que sepas es esto. Si
leyeras esas revistas, no tendríamos por qué decírtelo; pero hay gente
inescrupulosa que ofrece servicios de consulta, etc., pretendiendo que
establecen contacto con gente que ya no existe, Simulan recibir consejo,
poderes curativas y otras facultades desde el Más Allá, lo cual, por supuesto,
es completamente ridículo. Queremos que dejes establecido muy claramente
que de manera alguna estas favoreciendo todo ese engaño o charlatanería.
El anciano suspiro con eran contrariedad y contestó:
- No, jamás leo esas revistas, ni inglesas ni norteamericanas. Creo que
hacen mas daño que bien. Aceptan propaganda equívoca, la mayoría de la
cual es peligrosa y es tal la tendencia y antipatía personal hacia cualquiera
que no pertenezca a su propia pequeña camarilla que en realidad,
perjudican lo que pretenden estar favoreciendo. Haré lo que usted dice:
dejaré establecido sin lugar a dudas que, cuando abandone esta Tierra, no
volveré.
Lector, ¡oh, tú el más sensato entre la gente! ¿Puedo molestar tu
atención por un momento? En cumplimiento de mi promesa quiero decir
esto: Yo, Tuesday Lobsang Rampa, declaro por el presente solemne e
irrevocablemente que no volveré a la Tierra ni seré consultor de nadie que
pretenda que estoy actuando en tal carácter, ni apareceré ante ningún grupo
mediumnístico. Yo tendré otras obligaciones y no dispondré de tiempo para
dedicarme a estas cosas que íntimamente me disgustan. Así. lector, si alguna
vez lees algún aviso en donde tal o cual persona dice que se halla en contacto
espiritual con Lobsang Rampa, llama a la policía, llama al jefe de correos y pide
que la arresten por fraude, por intentar utilizar el servicio postal con fines
fraudulentos. Yo, cuando haya terminado con mi vida en esta Tierra, emprenderé
un largo, largo camino. De manera que aquí está: éste es mi mensaje especial.
Allí, en la habitación del hospital, con su tono verdoso, con una ventana
mirando hacia la catedral y con su reflejo de las aguas de la Bahía de
Courtenay, el Lama Mingyar Dondup determinaba lo que consideraba
necesario.
- Este, tu undécimo libro -dijo-, debe responder a muchas de las
preguntas, justas y razonables, que has recibido. Tú has encendido la llama
del saber y ahora, en él, has de alimentar la llama, es decir, inculcarla y
difundirla. -Su tono se volvió grave y triste cuando continuó-: Sé que sufres
enormemente, sé que saldrás de este hospital sin cura, sin posibilidad
quirúrgica y con pronóstico de poca vida, pero todavía tendrás tiempo de
realizar una o dos tareas que han sido descuidadas por otros.
El anciano escuchaba cuidadosamente, meditando sobre cuan injusto
era que algunos fueran los dueños de toda la salud y todo el dinero, que
pudieran hacer lo que quisieran y continuar sus propios quehaceres dentro
de las condiciones más cómodas posibles, mientras que él había padecido la
constante persecución y odio de la prensa y además la falta de medios
económicos. Pensaba qué triste era que no hubiera asistencia gratuita en esa
zona y lo caras que resultaban las recetas médicas.
Durante algunos momentos ambos, el anciano y el Lama Mingyar
Dondup, conversaron de su pasado como viejos amigos y rieron recordando
muchos sucesos que, si bien no fueron agradables en el momento en que
ocurrieron, resultaban divertidos al evocarlos. Un sordo ruido de pisadas
indicó la presencia de un asistente nocturno que iniciaba su trabajo. El Lama
Mingyar Dondup se despidió apresuradamente, la luz dorada se desvaneció y la
sencilla pieza de hospital se sumergió nuevamente en la tiniebla azul del alba.
La puerta se abrió dando paso a un practicante de blanco que con la luz
de su linterna formaba un disco luminoso frente a sus pies. Prestó atención
al ritmo de las respiraciones y luego, silenciosamente, se retiró continuando
su ronda nocturna. Desde el otro lado del pasillo, el anciano que
incesantemente llamaba a su esposa dejaba oír sus lamentos. Otra vez
surgió más allá del corredor desgranándose en un torrente de avemarías
infinita y monótonamente repetidas que hicieron recordar al anciano a
algunos de los monjes que repetían maquinalmente el Om Mani Padme
Hum sin cesar y sin la más mínima idea de lo que en realidad estaban
diciendo.
Desde algún lugar lejano un reloj anunció las horas, una, dos, tres. El
anciano se movió inquieto, el dolor era punzante y se había agudizado por la
tensión que acababa de soportar. El día anterior había sufrido un colapso
total y, aun dentro de un hospital, un colapso total es motivo de alguna
preocupación. Tres en punto. La noche era larga. Fuera, desde algún sitio de
la bahía de Fundy, un remolcador hacía sonar su sirena mientras, junto con
otros, se dirigía a traer un petrolero que esperaba para ser atracado al
costado de la refinería de petróleo.
Una estrella fugaz atravesó vertiginosamente el cielo dejando tras sí una
estela brillante. Desde la torre de la catedral un búho chilló y luego,
avergonzado de pronto por el ruido que estaba haciendo, emitió un
graznido de temor y voló cruzando la ciudad.

Las cuatro en punto y la noche era oscura. No había luna, pero


repentinamente la flecha de luz de un reflector atravesó la bahía y se posó
sobre un pequeño barco pesquero que probablemente se dedicaba a la pesca
de langostas. La luz se abrió de golpe dejando ver un remolcador que
arrastraba un enorme buque cisterna. Lentamente surcaron las aguas
turgentes de la bahía de Courtenay y, poco a poco, la brillante luz roja que
el petrolero ostentaba sobre el lado que daba al puerto se hizo presente
cortando el campo visual para esconderse detrás de las viejas casas que se
levantaban en las proximidades.
Desde el corredor se pudo percibir una repentina conmoción sofocada,
murmullos y el ruido controlado de una súbita emergencia. Luego una voz
nueva y un médico interno que apresuradamente dejaba el lecho para
atender la necesidad inmediata de una operación. Rápidamente, el asistente
de turno y una enfermera pusieron al paciente sobre una camilla de ruedas
y lo trasportaron silenciosamente frente a las puertas hasta el ascensor y
luego dos pisos más abajo, al quirófano. Durante algunos minutos se oyeron
voces apagadas y el runrún de ropas almidonadas. Nuevamente cesó todo
ruido.
Las cinco en punto. El anciano se sobresaltó. Alguien estaba a su lado:
un asistente de blanco. Despreocupadamente le dijo: -Ahora recuerdo que
debo decirle que no habrá desayuno para usted esta mañana. Tampoco
podrá beber nada-. Y sonriendo consigo mismo se volvió y salió de la
habitación. El anciano quedó maravillado ante la torpeza y la necedad que
hacía falta para despertar a un paciente que acababa de tomar el sueño
para enterarlo de que no habría desayuno para él.
Una de las cosas más mortificantes es yacer en una cama de hospital,
hambriento y sediento, y sentir que fuera, junto a la puerta abierta de la
propia habitación hay un inmenso artefacto repleto de comida, los
desayunos preparados para todos los pacientes que pueden tomarlo en esa
misma sala. El anciano echó una ojeada a su derecha y allí decía: "Sin
desayuno", tan simplemente como podía ser. Estiró su mano buscando un
trago de agua, pero… tampoco había agua. Nada para comer, nada para
beber. Otros estaban tomando su desayuno, alrededor se oía el ruido de la
vajilla y las bandejas que se posaban y entrechocaban. Luego cesó el barullo
y el hospital fue adquiriendo la fisonomía corriente del trajín matutino:
gente que va al quirófano donde tampoco lo pasan bien, gente que se
traslada a la sala de rayos X, que va a Patología y los felices que se retiran a
sus hogares. Quizá los más afortunados de todos fueron aquellos que ya han
encontrado su propio "verdadero hogar".
El anciano, acostado en su lecho, pensaba en el placer de pasar a la otra
vida. Lo único difícil es que, cuando uno muere, generalmente se produce
alguna destrucción física en alguna parte, cierto sector de la anatomía ha
sido invadida por un mal terrible, por ejemplo, o algo está padeciendo una
intoxicación. Naturalmente, eso produce dolor. Pero morir, en sí mismo, no
significa sufrimiento; nada debe temerse ante la muerte. Cuando se está
próximo a morir, llega una paz interior y se adquiere una sensación de
satisfacción con el convencimiento de que al fin el largo día ha terminado, el
trabajo ha cesado y la propia tarea, o ha sido hecha o por el momento queda
suspendida. Se experimenta la realidad de que uno se aproxima a su
"Hogar". Hogar, donde cada uno tiene asignada su peculiar tarea y donde
se integrará su salud espiritual.
Realmente es una sensación agradable. Uno está enfermo y llegan las
últimas etapas, el dolor que ya no es agudo, cesa repentinamente y un
adormecimiento, seguido rápidamente de una impresión de bienestar, se
traduce en un sentimiento de euforia. Entonces uno se da cuenta de que el
mundo físico se borra para dar paso al astral que brilla. Es como observar
una pantalla de televisión en la oscuridad; no hay nada que distraiga la
atención de la imagen de la pantalla si todo lo demás está en la oscuridad.
Esa visión televisiva representa la vida en la Tierra, pero no bien raya el
alba, cuando la luz del sol brilla en la ventana y choca contra la pantalla del
televisor, la imagen desaparece de nuestra vista. La luz solar representa el
día astral.
Así, el mundo físico que llamamos "Tierra" se desvanece. Las personas
aparecen desdibujadas, sus imágenes son borrosas, como sombras, los
colores terrenales se van perdiendo, y la Tierra se puebla de fantasmas
grises. El firmamento, aun en el día más esplendoroso, se torna purpúreo y,
a medida que nuestra vista se va nublando en la Tierra, adquiere
luminosidad en el astral. En el lecho de muerte podemos reconocer a los que
nos asisten, personas bondadosas que nos ayudarán a nacer nuevamente en
el mundo astral. Hubo quien nos brindó atención cuando llegamos a este
mundo, quizás un médico, tal vez una obstétrica, posiblemente un chofer de
taxi. No importa quién; alguien nos atendió. Pero esperándonos para que
ingresemos en el Otro Lado hay gente altamente experimentada,
sumamente diestra, muy comprensiva y simpática.
En la Tierra lo hemos pasado mal, ha sido una vida terrible. La Tierra
es un infierno, ya lo sabemos y debemos ir al "Infierno" para toda clase de
cosas. Muchos chicos piensan que el colegio es Infierno también. La Tierra
es la escuela de los rebeldes. Por eso nos hallamos en un estado de
conmoción y la mayoría de la gente teme la muerte, teme al dolor, teme al
misterio y temen porque no saben qué es lo que va a ocurrir. Temen
encontrar un Dios colérico que, blandiendo una horquilla se halle dispuesto
a clavar sus dientes en alguna parte de su anatomía, empujándolos
directamente hacia Satanás que los esperará con sus hierros candentes
listos.
Pero todo eso es tontería. No existe ese Dios iracundo. Si hemos de amar
a Dios, hemos de amar a un Dios bondadoso y comprensivo. Hablar del
temor a Dios es necedad, es criminal. ¿Por qué habríamos de temer a
alguien que nos ama? ¿Temeríais vosotros a un padre realmente bondadoso
y comprensivo? ¿Temeríais vosotros a una madre realmente bondadosa y
comprensiva? No, si gozáis de sano juicio. Entonces, ¿por qué temer a Dios?
Existe un Dios; decididamente sí, EXISTE un Dios, un Dios misericordioso.
Pero volvamos a nuestro lecho de muerte.
El cuerpo yace, la vista ya se ha apagado. Quizá la respiración todavía
lucha dentro del pecho, Al final, eso también se atenúa, cesa y se apaga. Se
produce una contracción que los hombres de prensa probablemente
denominen estertor de muerte. No es nada de eso; no es dolor o, para ser
más exactos, es una sensación de placer. Es como sacudirse de alguna
prenda de vestir fría y pegajosa para que nuestro cuerpo pueda gozar del
aire cálido y de la luz del sol. Un sacudimiento convulsivo y el cuerpo astral
se remonta. La impresión es indescriptible. ¿Podemos imaginamos lo que es
hallarse nadando en champaña mientras todas las pequeñas burbujas
rebotan contra nuestro cuerpo? ¿Cuales son las vacaciones mas
encantadoras que habéis tenido? ¿Habéis estado en alguna playa paseando
despreocupadamente sobre la arena, dejando que los rayos del sol se volcaran
sobre vosotros, el canto de las olas regalara vuestros oídos y una brisa suave y
fragante despeinara vuestros cabellos? Bien, esto no da la idea exacta, es un
pálido reflejo de la realidad. No hay palabras para describir el éxtasis puro que
se experimenta al abandonar el cuerpo e "ir al Hogar".
El anciano pensaba en estas cosas ahondando en sus recuerdos y,
sabiendo lo que era y lo que iba a ser, pasó el día o, mejor dicho, soporto el
día y pronto llegó nuevamente la noche. En este hospital no se permitían
visitantes: una epidemia declarada en toda la zona había obligado a todos
los hospitales a suspender las visitas, de manera que los enfermos se
hallaban solos. Los ubicados en salas colectivas podían hablar entre ellos.
Los que se hallaban en cuartos aislados, permanecían sin compañía… ¡lo
cual era muy bueno para la meditación!
Finalmente, un día o dos después -que pareció una eternidad-, el anciano
fue enviado a su casa. Nada pudo hacerse: no había cura, no era posible
operar, no había esperanza alguna. Decidió, entonces, hacer lo que le pedían
loa eruditos hombres del Otro Lado de la vida: escribir su undécimo libro
que será para contestar las preguntas de la gente.
Durante los últimos meses el anciano había estado investigando
cuidadosamente entre las cuarenta y tantas cartas que diariamente le
llegaban para seleccionar aquellas que contenían preguntas de interés
general. Escribió a una cantidad de personas de diferentes países
sugiriéndoles hacer una lista de lo que querían saber, y lo mismo hizo con
algunos buenos amigos. No debemos olvidar nuestra vieja amiga, Sra.
Valeria Sorock, pero el anciano quiere agradecer de manera particular a las
siguientes que han enviado sus preguntan que serán contentadas en este libro:
Sra. y Srta. Newman. Sr. "Yeti" Thompson y señora.
Sr. De Munnik. Sra. de Rodenhaver. Sra. de Ruby Simmons. Srta. Betty
Jessee. Sr. Gray Bergin. Sr. Hanns Czermak y señora.
Sr. James Dodd. Sra. de Pien. Sra. de Van Ash. Sr. John Henderson. Sra.
Lilias Cuthbert. Sr, David O'Connor. Las damas Worstmann.
Así, el anuario fue enviado a su hogar. "Enviado a su hogar." Breves y
sencillas palabras que probablemente nada signifiquen para el común de la
gente, pero para aquel que nunca había tenido hogar hasta hacía bastante
poco tiempo y bastante tarde en la vida tiene un significado importante.
"Enviado a su hogar"… bien, quiere decir hallarse entre seres queridos, en
ambiente familiar donde las penas no son tan grandes porque se comparten
y se dividen. Y el anciano fue enviado a su hogar. Cleopatra y Tadalinka
estaban allí, dentro de la mayor formalidad, para ver qué clase de extraña
criatura volvía del hospital. Arrugaron mucho sus narices y olfatearon
conscientemente. Loa olores de hospital son peculiares y ¿cómo era que el
anciano había conservado su integridad en vez de que lo hubieran
desmembrado? Todavía tenía dos brazos y dos piernas, por supuesto que no
tenía cola, pero tampoco la tenía antes.
Tanto Cleopatra como Tadalinka lo observaron muy seriamente
llegando a una conclusión.
- Ya sé -dijo Cleopatra-; me doy cuenta exactamente de lo que ha
ocurrido. Ha regresado para terminar el libro Alimentando la llama antes
que lo llevaran para que alimentara la del crematorio local. Estoy tan
segura como de que dos y dos son cuatro. Tadalinka parecía muy
preocupada, ciertamente.
- Sí -dijo-; pero, si sigue perdiendo peso, no tendrá con qué alimentar
llamas. Creo que le han hecho pasar hambre. Me pregunto si no deberíamos
darle algo de nuestra comida.
Cleopatra saltó sobre el pecho del anciano y lo olfateó, olió su barba, sus
orejas y detenidamente su boca.
- Me parece que está desnutrido, Tad -dijo-, tendremos que hablar con
Ma para superalimentarlo y rellenar todos esos huecos.
Pero no importa lo que diga Cleopatra, tampoco lo que diga Tadalinka
ni las intenciones de Ma por muy buenas que fueren; el anciano tendría que
estar a dieta por el resto de su vida, un régimen miserable, desgraciado,
escasamente suficiente como para mantener juntos el cuerpo y el alma.
Tadalinka se precipitó bajo la cama donde estaba Cleopatra.
- Dime, Cleo -gritó-; ¿sabes algo? Acabo de oír que hablaban que él está
perdiendo medio kilo por día, de manera que en doscientos setenta días él
ya no pesará nada.
Las dos gatas se sentaron pensando en todo esto y luego Cleopatra,
movió pensativamente la cabeza, con toda la sagacidad y sensatez que
corresponde a una gatita de cuatro años.
- Ah, sí, -exclamó; pero tú olvidas una cosa, Taddy. Cuanto más
hambriento esté, cuanto más enfermo se sienta, más clarividente será.
Pronto estará viendo cosas antes de que sucedan.
- ¡Qué noticia! -contestó Tadalinka-; él ya lo hace. Recuerda los
mensajes telepáticos que nos enviaba desde el hospital. Es una buena
preparación para comenzar su libro. Considero que tendríamos que
ayudarlo tanto como podamos.
El radiador estaba caliente y ambas gatitas saltaron sobre la ménsula
que está sobre él. Allí se estiraron cuan largas eran, de cabeza a cola,
buscando concentrarse antes de comunicar todos los pensamientos del día a
los gatos de la localidad. ¿Y el anciano? Bueno, el anciano estaba contento
de estar en la cama. De espaldas durante un rato pensó: "Este bendito libro,
supongo que tengo que escribirlo. Tengo que vivir y aunque no coma mucho
actualmente tengo que pagar por lo que coma." Así, al día siguiente,
decidió: "Empecemos este libro con la esperanza de que será terminado, y
aquí está. Ya está empezado, vosotros estáis leyendo el primer capítulo,
¿verdad? "
Una cantidad de personas han escrito preguntando cosas, toda suerte de
preguntas. Creo que sería una buena idea si dedicara este libro a contestar
lo que parecieran ser preguntas comunes. La gente tiene derecho a saber; de
otro modo concibe ideas fantásticas tales como aquellos que piensan que la
muerte es algo terrible y los que creen que no hay otra vida. Bueno, siempre
me ha hecho gracia que la gente diga que no hay otra vida simplemente
porque no la conocen. De la misma manera, el que vive en algún lugar de un
país remoto podría decir que no existe Londres, Nueva York o Buenos Aires
porque, en realidad, jamás las han visto. Después de todo, las fotografías pueden
ser falsificadas. He visto enormidad de trucos fotográficos sobre la vida del Otro
Lado, lo cual es una verdadera lástima. Existe un "Otro Lado" muy bueno y
resulta de lo más absurdo que "videntes" inescrupulosos y pervertidos produzcan
una cantidad de material falsificado. ¡Es tan fácil exponer la verdad! En realidad,
más fácil de lo que pudiera decirse.
Yo había alimentado la esperanza de continuar con la investigación del
aura. Desgraciadamente, he debido abandonar la idea por la falta de
dinero; y ahora… bueno… no hay una organización sanitaria aquí, como en
Inglaterra, y todo es terriblemente caro. Por tanto, el estudio sobre el aura
quedará para que otros lo realicen.
Yo tenía otro proyecto para desarrollar, y es éste: es absolutamente
posible fabricar un dispositivo que permita "hablar por teléfono" con el
mundo astral. En realidad, ya había sido hecho; pero el hombre que lo llevó
a cabo sufrió tal andanada de dudas, suspicacias y acusaciones de los
periodistas que se cansó, se descorazonó e, impulsado por la prensa insana,
destruyó su invento y se suicidó.
Es completamente factible inventar un teléfono para comunicarse con el
mundo astral. Consideremos ahora el habla. Cuando hablamos provocamos
una vibración que imparte su energía a una columna de aire la cual, a su
vez, da energía a algún aparato receptor, por ejemplo, el oído de alguien, de
manera que los sonidos que nosotros emitimos pueden ser recibidos. Esto se
interpreta como habla. Nadie ha llegado hasta ahora a pararse en la parte
superior de un mástil de radio para hablar al mundo y ser oído en todas
partes. Para lograr eso, las vibraciones se trasforman en una forma diferente de
energía, y los mensajes hablados que son trasformados en esta energía pueden
ser oídos en todo el mundo mediante aparatos adecuados. Yo he escuchado
Inglaterra, Japón, Australia, Alemania, en todas partes. Hasta he escuchado la
pequeña América en la Antártida Sur.
Algo parecido es el aparato para telefonear al astral. Trasforma las
ondas de radio actuales en algo incomparablemente más elevado,
exactamente como las ondas de radio, a su vez, son mucho más elevadas en
frecuencia que la palabra.
En días venideros la gente podrá hablar por teléfono con los que acaban
de morir de la misma manera que una persona puede ahora hablar al
hospital y, si tiene suerte y la enfermera está de buen talante, comunicarse
con un paciente que se está recuperando de una operación. Así sucederá con
aquellos que acaban de dejar esta vida y se están recuperando de la tensión
del tránsito, lo mismo que una madre y su bebé se recuperan de la tensión
del alumbramiento. Mientras tiene lugar este proceso de restablecimiento,
los parientes pueden llamar
telefónicamente a la zona de recepción y averiguar "como se encuentra
el paciente". Naturalmente, cuando el "paciente" ya esté recuperado y haya
pasado, a otras dimensiones se hallará demasiado ocupado para aceptar que
se lo moleste con los mezquinos y menudos intereses de esta Tierra. Esta
Tierra sólo es una pizca de polvo para un abrir y cerrar de ojos en lo que es
el tiempo REAL.
Para aquellos que tengan esta inquietud, quiero decirles que en verdad
he visto tal teléfono y lo he visto funcionando. Es una lástima que la prensa
necia no esté controlada por la censura porqué no debiera ser permitido
llevar a cabo actos alocados en obsequio del sensacionalismo e inhibir lo que
son descubrimientos reales.
Así, consideremos esto como un principio y el "fin del primer capítulo.
Juntos continuaremos y veremos lo que podemos hacer para responder
algunas de las preguntas en el segundo.
CAPITULO SEGUNDO

Jamás respondas a la crítica; hacerlo es debilitar tu argumento.

El anciano se hallaba solo en su casa. Ma, Buttercup, Cleopatra y


Tadalinka habían salido, atendiendo sus tareas habituales que parecen ser
las de todas las familias: compras. Porque aun en las comunidades mejor
organizadas existe siempre la inevitable necesidad de salir de compras.
Papas, copos para sopa y otros artículos diversos, incluyendo -digámoslo en
voz baja-, prendas y cosas de uso íntimo sin las cuales no es fácil manejarse
actualmente. El anciano yacía de espaldas sobre la cama, escuchando la
radio.
Se oía bien. El programa era trasmitido por el servicio africano de la
B.B.C. con toda claridad y buen volumen. Alguien ejecutaba los nuevos
éxitos musicales. El anciano sonrió al oír una pieza con el curioso título de
"Viaje astral". Tuvo que suspender su programa, porque el teléfono, al lado
de su cama, estaba sonando.
Una vez atendida la llamada, sintonizó nuevamente el trasmisor al
momento de escuchar uno de los últimos éxitos. Un locutor de la B.B.C. o
encargado de la programación de discos, o lo que fuera, anunció con el acento
popular londinense característico que iba a trasmitir de inmediato la última
novedad: "Sin la noche, no habría día".
Sin la noche, no habría día… ¿Sabía ese hombre que había dicho una
gran verdad? Uno tiene que tener extremos para tener algo. A veces, desde
los EE.UU., algún domingo en particular, se trasmite por onda corta un
horrible programa que lanza al aire un grupo de predicadores misioneros.
El estrépito sería suficiente como para volver a cualquiera en contra del
cristianismo. Y luego, desde alguna estación de Sudamérica, exactamente
por el Ecuador, hay otro grupo religioso de predicadores que alerta contra
el error de no ser cristianos, que condena irremisiblemente al infierno.
Ciertamente no es la mejor manera de predicar una religión sana.
Sin la noche no puede haber día; sin el mal no puede existir el bien; sin
Satanás no puede haber Dios; sin frío no puede haber calor. Sin los
extremos, ¿cómo puede haber algo? Si no hubiera extremos, sólo existiría
una condición estática. Pensemos en el mecanismo de la respiración. Se
inspira y se atrae abundante aire, lo cual, si se hace demasiado rápidamente,
produce una superventilación. Luego se espira, el otro extremo, porque para
todo fin práctico no se retiene el aire dentro porque se correría el peligro de
asfixia. Pero, nuevamente, si no se inspira y espira, nada se tiene y no se
puede vivir.
Algunas personas de Nueva Escocia, rematadamente tontas, me
remitieron, en pésima y rebuscada literatura, algo sobre los pecadores y
Satanás. Al parecer, la idea era de que yo habría de enviarles algún dinero
con lo cual ayudaría a hacer desaparecer tan indeseable personaje. ¿Hacer
desaparecer a Satanás? Quizás adquirirían algunos de los más modernos
detergentes rociando con él un trapo de piso especial, o algo parecido, tratando
de borrar al viejo Satanás de ese modo. De cualquier manera, el destino de toda
esa basura fue, como debía ser, el cesto de los desperdicios. Ha de existir lo
negativo para que podamos apreciar lo positivo. Debe existir lo opuesto para
justificar la moción. Todo lo que existe tiene moción. La noche da paso al día, el
día da paso a la noche; el verano da paso al invierno, el invierno da paso al
verano, etc. Tiene que haber moción, tiene que haber extremos. No es nada malo
tener extremos; ello sólo significa que dos puntos se hallan separados entre sí
tanto como pueda ser. Así, conservemos por algún tiempo al viejo y buen
Satanás, pues sin Satanás no podría haber Dios, sin Dios no podría existir
Satanás porque tampoco habría humanos. El peor "Satanás" es el terrible pedante
que intenta inculcar coercitivamente una religión a quien profesa otra. Yo soy
budista y me resiente decididamente toda la necedad de los que me envían
Biblias, Nuevos y Antiguos Testamentos, hermosas láminas -puramente
imaginarias, por supuesto-, de Crucifixiones, etc., ad lib, que me desagradan.
Soy budista. Pues bien, soy el otro extremo del cristianismo, y los cristianos son
el extremo mío como budista. No trato de convertir a nadie al budismo; en
realidad, una cantidad de gente me escribe interrogándome si pueden ellos
hacerse budistas y mi respuesta invariable es que deben continuar profesando la
religión en la cual han nacido a menos que algo realmente importante, una
condición o circunstancia poderosa así lo imponga. No me gusta la gente que
reniega de su religión sólo porque "es lo que se hace" o lo que está de moda o
porque quieren experimentar un sentimiento sensacional y que la gente los
indique diciendo: ¡Miren, es un budista!
Pero sin oscuridad no puede haber luz. Sí, señor locutor del
característico acento de voz, ciertamente usted ha dicho una gran verdad.
No persigamos tanto al viejo Satanás; él vivirá; de otra manera no habría
punto de comparación, ¿no es así? Si no se hablara de Satanás, ¿cómo se
apreciaría el bien? Si no existiera la maldad, no habría bondad.
Evidentemente, no, porque no habría cómo realizar la comparación. Porque
se debe poder establecer la diferencia entre la X y la Z, entonces nosotros
tenemos bueno y malo; exactamente lo mismo que en EE.UU. y Canadá se
habla de "buenos tipos" y "malos tipos". Los buenos tipos son siempre los
cabales y de hombría, todo norteamericano que luce traje Ivy League y la
sonrisa Pepsodent, mientras los malos tipos son los pobres indios que fueron
sacados de sus tierras con un montón de promesas aparentemente
justificadas. Consideremos el programa de televisión que no sería aburrido
si no hubiera buenos tipos que pudieran luchar contra los malos tipos, o si
no hubiera malos tipos que pudieran demostrar qué buenos son realmente
los buenos tipos. Así, a todos vosotros, gente que me escribe y dice que yo no
creo que el demonio deba ser destruido, eliminado o excomulgado, o
enviado a Rusia, u otra cosa, dejadme decir ahora… No, pienso que Satanás
es un buen tipo en el sentido de que nos da un tipo malo para lo bueno, nos
proporciona un nivel con relación al cual podemos medir lo bueno. Por
tanto, brindemos por Satanás, pero, sólo para que traiga suerte; pongamos
un poco de ácido sulfúrico y azufre en un vaso y démoslo vuelta hacia abajo,
es más seguro de esta manera.
El anciano refunfuñó al desdoblar la carta: "Escribí desde Inglaterra
por una Piedra de Toque -leyó-; hace ya cuatro semanas que les envié el
dinero, pero no he tenido respuesta. Creo que me han estafado."
El anciano rezongó en voz alta. Luego, miró el sobre y volvió a rezongar.
En primer término, él no se halla conectado ni interesado en asunto o
aventura comercial alguno. A veces, una firma se extiende y proclama que
se halla asociada a Lobsang Rampa, etc. Solamente existe un caso y él es con
una firma de Inglaterra, que está autorizada para usar el nombre de
Compañía Piedra de Toque Rampa. Repito, entonces, que el anciano quiere
aclarar sin lugar a dudas que no se halla conectado ni interesado en ninguna
empresa comercial. Hay una firma con la cual el anciano se encuentra muy
disgustado porque utiliza el nombre de su primer libro para anunciar una
compañía que se dedica al envío postal de mercadería sin su permiso ni
autorización. De manera que eso es todo; lo demás es asunto suyo.
Pero el anciano rezongó cuando vio el sobre porque ni en el sobre ni en
la carta existía dirección alguna. En los EE.UU. y Canadá la gente a veces
pone su nombre y dirección en el sobre, pero rara vez en la carta que es
donde debiera figurar. En Inglaterra y Europa en el mismo papel de la carta
se halla el nombre y dirección del remitente y así, siempre es posible
contestar las que llegan de esa procedencia. Y esta persona en particular
que se queja tan insultante y acerbamente de que ha sido estafada, no indica
dirección a la cual pueda respondérsele. ¿Qué se puede hacer? La firma sólo
es "Mabel", nada más, sin apellido, sin dirección y hasta el sello postal no
podría ser leído ni con lupa. De manera que aquellos que se quejan de que
no han recibido respuesta y de que han sido defraudados, pregúntense si
realmente han puesto su dirección en el sobre o en la carta.
Hace muy poco tiempo recibí una carta y no pude descifrar ni una sola
palabra. Quizá fuera en inglés, pero no me pude enterar de lo que decía, por lo
cual quedó sin contestación. El propósito de una carta es comunicar algo y, si la
escritura no puede ser entendida, fracasa en su intención y si, además, no tiene
dirección de remitente, representa sólo una pérdida de tiempo.
Escuchando en la radio el Programa Transoceánico de la B.B.C., el
anciano reflexionaba sobre ruidos. Pocos años atrás la música era algo muy
agradable, una cosa sedante o vivaz; pero ahora… ¿qué ha pasado en el
mundo? El material que viene de Inglaterra es como oír a una caterva de
gatos con sus colas enredadas. Eso no es música, no sé lo que es. Los
sonidos, los diferentes sonidos son peculiares de las diversas culturas. La
gente tiene ciertos sonidos a los cuales atribuye la virtud de hacerla buena,
tal como la emisión de "OM", correctamente pronunciada. En cambio, hay
otros ruidos que no son socialmente aceptables. La expresión "de cierta
palabra de cuatro letras, por ejemplo, no es socialmente aceptable y quizás
esos mismos sonidos son absolutamente correctos en el lenguaje de otra
cultura. Tal palabra ciertamente es feísima en inglés, mientras que en ruso
es absolutamente correcta, perfectamente decente y se pronuncia
muchísimas veces por día.
No concedáis demasiada importancia a los sonidos. Muchos se
enloquecen a veces preguntándose si estarán pronunciando "OM"
perfectamente. En sí misma, la sílaba "OM" nada significa ni aunque se
pronunciara como debe ser dicha en sánscrito. Es inútil emitir una "palabra
metafísica de poder" con corrección a menos que se piense también
correctamente.
Consideremos lo siguiente: pensemos en un programa de radio. Tenemos
ciertos sonidos que, por sí mismos, no pueden ser trasmitidos. Esos sonidos sólo
pueden lanzarse al aire si se dispone de una onda portadora. Una onda portadora
es similar a la luz que es necesaria para poder trasmitir una película
cinematográfica o televisiva o proyectar diapositivas. Las diapositivas por sí
mismas, sin luz, nada representan. Es indispensable el rayo de luz que es el
vehículo y, precisamente de la misma manera es indispensable la onda portadora
para poder trasmitir el programa radial.
Reitero, entonces, que, del mismo modo, el sonido "OM", etc. o
cualquier otra "palabra de poder" actúa simplemente como onda portadora
para corregir pensamientos.
¿Lo queréis más claro? Perfectamente. Supongamos que grabemos un
disco que registra nada más que "OM" correctamente pronunciado, "OM,
OM, OM, OM, OM", y pudiera hacerse oír durante toda la vida -siempre
que antes no se gaste- no se lograría nada bueno porque el tocadiscos, si
ocurre que se está en Inglaterra, es una máquina que no piensa. OM es útil
solamente cuando uno está pensando y pronunciándolo correctamente. La
mejor manera de progresar es abstraerse en el pensamiento exacto y dejar
que el sonido se cuide solo.
¡Sonidos! ¡Qué cosa poderosa puede ser un sonido! Puede añadir aliento
a los pensamientos. La música, buena música, es capaz de conmovemos y
elevarnos espiritualmente. Puede lograr que uno tenga mayor fe en la
honestidad del prójimo, lo cual seguramente es, en sí, la más satisfactoria de
todas las adquisiciones. Pero la música especialmente inspirada puede
convertir a un pueblo en un ejército belicoso. Las marchas ayudan a marcar
el paso con menor esfuerzo. Pero ahora, ¿qué le ha ocurrido al mundo?
¿Qué es todo esto peor que el jazz, peor que el rock and roll ¿Qué le ha
pasado a toda esa juventud que está tratando de enloquecerse con esa
cacofonía que pareciera estar destinada a hacer aflorar lo peor que hay en
ellos, a aficionarlos a las drogas, empujarlos a la perversión y a todo lo que
se le parece? Eso es lo que vosotros habéis de saber.
La gente sometida al sonido pernicioso puede llegar a desear las drogas.
Las canciones de los que beben pueden incitar a beber más; algunas de las
viejas canciones de las cervecerías germanas eran lo mismo que los saladitos
que servían algunos bares para aumentar la sed y hacer beber más para
mayor gloria de la ganancia del posadero.
Ahora tenemos guerras, revoluciones, odios y disturbios en todo el
mundo. El hombre lucha contra el hombre y todo va de mal en peor en vez
de que ocurra a la inversa. Los sonidos, los malos sonidos provocan todo
esto. Agitadores que gritan y vociferan enardeciendo los peores
pensamientos entre el populacho, exactamente como Hitler, orador
brillantemente dotado pero desviado, fue capaz de excitar a los alemanes,
normalmente sensatos y razonables a un frenesí, una orgía de destrucción y
salvajismo. Si sólo pudiéramos cambiar el mundo eliminando toda la música
discordante, todas las voces discordantes que predican odio, odio, odio. Si
sólo la gente pensara en el amor, la bondad y consideración hacia el
prójimo. No hay necesidad que las cosas continúen como están. Hace falta
nada más que unas pocas personas decididas, de pensamientos puros que
produzcan aquellos sonidos necesarios en la música y en la palabra que
hagan posible que nuestro pobre y totalmente insensible mundo recupere
algún viso de cordura en vez de presentar el vandalismo y la delincuencia
juvenil que nos ataca diariamente. Entonces, también, debería existir
alguna censura para la prensa, pues ella siempre, casi sin excepción, se
esfuerza en hacer que las cosas aparezcan más sensacionales, más sanguinarias,
más horrendas que lo que realmente son.
¿Por qué todos nosotros no tenemos un período de meditación, con
buenos pensamientos, pensando y también expresando buenos
pensamientos? Es muy fácil, porque el poder del sonido controla los
pensamientos de mucha gente. Sonido, siempre que encierre un pensamiento.
El anciano yacía en su cama, el pobre no tenía alternativa. Cleopatra,
acostada sobre su pecho, con la cabeza apoyada sobre su barba, ronroneaba
alegremente. Lo miró fijamente con los más azules de los ojos azules.
Cleopatra Rampa, la más inteligente de las personas, la más adorable y
bondadosa, sólo un pequeño animal para la mayoría aunque
excepcionalmente bello. Para el anciano era una persona, decidida,
inteligente, que había venido a esta Tierra para cumplir una tarea específica
y que la estaba llevando a cabo noblemente y con todo éxito. Una persona
con la cual el anciano mantenía largas conversaciones telepáticas y de la
cual aprendía mucho.
En la silla automática de ruedas, Tadalinka Rampa se hallaba
acurrucada, roncando. Cada tanto tiempo sus bigotes se retorcían y sus ojos
se movían detrás de sus párpados cerrados. Taddy era sumamente cariñosa,
a Taddy le gustaba la comodidad. Eso y la comida eran las principales
preocupaciones de Taddy y ella se ganaba su sustento y comodidad. Taddy,
la más telepática de las gatas, hacía su trabajo manteniéndose en contacto
con diversas partes del mundo.
En ese momento se oyó un golpecito en la puerta y el Vecino Amigo entró
y desplomó su sólida humanidad con un resonante "¡plaf!" sobre una silla que no
parecía adecuada para contener tal volumen.
- Quiere a sus gatas, ¿verdad Guy? -dijo con una sonrisa.
- ¿Quererlas? ¡Válgame Dios! ¡Claro que sí! Son como hijas mías,
notablemente inteligentes. Estas gatas hacen más por mí que los humanos.
Tadalinka estaba atenta, erguida, lista para gruñir, lista para atacar si
fuera necesario, porque ambas gatitas pueden volverse de una fiereza
realmente impresionante cuando se trata de defender lo que ellas
consideran sus responsabilidades. En nuestro departamento, una noche
intentó entrar un hombre. Ambas gatas saltaron hacia la puerta, y el pobre
diablo quedó irreconocible, porque el gato siamés enfurecido es un
espectáculo espantoso: resopla, cada pelo de su piel se estira en ángulo recto
con relación al cuerpo, esponja su cola y se yergue sobre la punta de sus
patas y semeja algo escapado del infierno. Entonces, en realidad, no puede
llamárselo gato, porque es la antípoda de él: ruge, gruñe y echa humo y
nada es tan peligroso para un gato siamés como tener que proteger una
persona o una propiedad. Existen muchas leyendas acerca de gatos siameses
guardianes -la mayoría originadas en Oriente- sobre cómo estos seres
custodiaban a gente importante o enferma. Pero… no hubo necesidad de
más. Jamás alguien intentó entrar nuevamente en nuestro departamento sin
nuestro conocimiento. La historia de las "fierecillas gatas Rampa" se hizo
popular, y parece que los salvajes gatos siameses inspiraron más temor que
los perros hidrófobos.
Así fue, debe ser y es que ahora, que el anciano se halla impedido, las
dos gatitas están alertas para acudir de inmediato en su defensa.
Entre las preguntas, he aquí la de una dama que quiere saber sobre
animales. ¿Dónde está? ¡Ah, aquí! "¿Puede usted decirme qué sucede con
nuestros animalitos queridos cuando abandonan esta Tierra? ¿Son
destruidos totalmente ó se reencarnan en seres humanos? La Biblia nos dice
que sólo los humanos van al cielo. ¿Qué dice usted de esto?"
Señora, tengo mucho que decir sobre esto. La Biblia se escribió mucho
tiempo después de haberse producido los acontecimientos que relata y
tampoco la Biblia constituye las Escrituras originales. Es una traducción de
una traducción de una traducción de otra traducción que había sido
traducida nuevamente para adecuarla a circunstancias del momento.
Considere la Edición King James o ésta, o aquélla o alguna otra. Sin duda,
las Escrituras originales reflejan gran verdad, pero cantidad de pasajes de
la Biblia ahora son tan inexactos como la inexactitud que caracteriza a la
prensa y cualquiera sabe qué representa eso.
La Biblia pareciera enseñar a los humanos que ellos son los reyes de la
creación y que el mundo entero fue hecho para el hombre. Bien, el hombre
ha hecho un horrible revoltijo del mundo, ¿verdad? ¿Dónde no hay guerra,
o rumores de guerra? ¿Dónde no hay sadismo, terror o persecución?
Tendréis que apartaros de esta Tierra si queréis una respuesta. Pero
estábamos hablando de animales y lo que les ocurre a ellos.
En primer término, existen especies muy diferentes de criaturas. Los
humanos son animales, quieras que no, los humanos son animales,
horribles, desgarbados, egoístas, más salvajes que cualquier otro tipo de
animal de la Naturaleza.
Porque los humanos tienen pulgar y dedos han sido capaces de producir
ciertos elementos, pues como pueden usar sus manos, fabrican cosas, mientras
que los animales no pueden. El hombre vive en un mundo muy material y sólo
cree en aquello que puede aprisionar entre sus dedos y su pulgar. Los animales
que no tienen pulgares y no pueden aprisionar una cosa en dos manos han tenido
que evolucionar espiritualmente y la mayoría de ellos son espirituales; ellos no
matan a menos que tengan absoluta necesidad de alimentarse y si un gato
"aterroriza y tortura" a una rata… bien, eso es una ilusión del humano; la rata
está completamente insensible porque está hipnotizada y no siente dolor. ¿Le
gusta eso?
Cuando una persona se halla bajo tensión, sus sensaciones son anuladas;
así, en tiempo de guerra, por ejemplo, un hombre puede haber sido baleado
en un brazo y, fuera de un inexplicable adormecimiento, él no lo sentirá
hasta que la pérdida de sangre lo debilite. Lo mismo pasa con el piloto de un
avión por ejemplo, que puede ser baleado en el hombro y seguirá
manejando su máquina hasta llevarla a destino con felicidad y sólo una vez
pasada la excitación del momento sentirá dolor. En el caso de nuestra rata,
en tales circunstancias ya no tendrá sensación.
Los caballos no se reencarnan en margaritas. Tampoco los pequeños
titíes en gusanillos o viceversa. La naturaleza presenta diversos grupos de
gente, cada uno de los cuales se halla separado, aislado en una "cascara"
que no choca con la existencia espiritual o astral de los otros. Lo que esto
significa realmente es que un mono jamás se reencarnará en un hombre, un
hombre en una rata, aunque, lo admitimos, muchos hombres se asemejan a
ellas en su falta de fortaleza íntima, lo cual es una manera política de
explicar…; bueno, ya se entiende.
Está decididamente determinado que ningún animal se reencarna en un
ser humano. Por supuesto que los humanos son animales también, pero
estamos utilizando la expresión comúnmente aceptada. Nos referimos a los
humanos y a los animales porque los primeros son vanidosos y pretenden
que no son animales, sino una forma especial de criatura, elegida de Dios…
humanos. Entonces, el animal humano jamás se reencarnará en un animal
felino, canino o equino. Y, del mismo modo, vieja amiga nuestra, a la inversa.
El animal humano tiene un tipo de evolución que debe seguir, el… -qué
diríamos- otro animal tiene otro diferente y no necesariamente paralelo. Por
tanto, no son entidades intercambiables.
Muchas Escrituras budistas cuentan que el hombre desciende de arañas
o tigres o algo así, pero por supuesto los budistas cultos no dan crédito a
ello, pues parte de un equívoco que se originó hace muchos siglos, al igual
del equivoco sobre Santa Claus, o sobre la niñitas que están hechas de
azúcar y especias y todas esas cosas lindas. Vosotros y yo sabemos que las
niñitas no son bonitas; algunas de ellas son MUY bonitas, otras apestan,
pero naturalmente vosotros y yo conocemos sólo las bonitas, ¿no?
Cuando un humano muere, se traslada al plano astral sobre el cual
hablaremos algo más adelante; y, cuando un animal muere, también va al
plano astral, donde se encuentra con los de su propia clase, donde existe una
comprensión perfecta y donde se establece una perfecta comunicación entre
ellos. Como en el caso de los humanos, los animales no pueden ser
molestados por aquellos que son incompatibles y ahora, estudien esto
cuidadosamente: cuando una persona que quiere a un animal muere y va al
mundo astral, se hallará en contacto con él y pueden estar juntos, si hay un
cariño absoluto entre ellos. Más aún, si los humanos fueran más telepáticos, si
fueran más crédulos, si abrieran sus mentes y recibieran mensajes, entonces sus
animales queridos que ya no existen aquí, podrían mantenerse en contacto con
los humanos aun antes que éstos dejaran la Tierra.
Permítaseme decir algo: yo todavía me hallo en contacto muy
ciertamente con una cantidad de pequeños amigos míos que han
abandonado este mundo. Entre ellos, una gatita siamesa, Cindy, con quien
me comunico día a día y que me ha ayudado enormemente. En vida, lo pasó
muy mal. Ahora, está constantemente ayudando, haciendo todo lo que
alguien puede hacer desde el Otro Lado por alguien que se halla en éste.
Aquellos que realmente quieren a sus "mimados" pueden estar seguros
de que, cuando esta vida acabe para ambos, estarán nuevamente juntos,
aunque de otra manera.
En esta vida los humanos son una banda de descreídos, cínicos,
mezquinos, hastiados, etc. Cuando llegan al Otro Lado, sufren una o dos
sacudidas que los capacitan para darse cuenta de que no son los reyes de la
creación como pensaban, sino parte de un Plan Divino. En el Otro Lado
comprenden que también otros tienen derechos, encuentran que ellos
pueden hablar con la mayor claridad a los animales que se hallan también
en el Otro Lado y que los animales responden en cualquier idioma que
deseen usar. Los humanos están limitados en el sentido de que, mientras se
hallan en la Tierra no son telepáticos y no conocen el espíritu, la capacidad
y las facultades que poseen los llamados "animales". Pero, cuando mueren
todo se vuelve claro para ellos y entonces se parecen a aquellos que han
nacido ciegos y repentinamente ven.
Sí, los animales van al cielo; no al cielo de los cristianos, por supuesto,
pero con ello nada pierden. Tienen un cielo real, sin ángeles con alas de
plumas de ganso, y un Manu o Dios que vela por ellos. Cualquier cosa que el
hombre puede obtener o lograr en el Otro Lado, puede también conseguirlo
un animal -paz, instrucción, progreso- lo que sea y todo.
Sobre la Tierra, el hombre se encuentra en la posición de ser la especie
dominante debido a las armas temibles que posee. Un hombre desarmado
no podría medirse con un tipo determinado de perro; armado con algún
medio artificial, como una escopeta, un hombre puede dominar a una
jauría, y fue sólo por sus vicios por lo que el hombre perdió el poder
telepático de comunicación con los animales, lo cual es, como sabemos, la
real historia de la Torre de Babel. La humanidad se comunicaba por regla
general telepáticamente y utilizaba el habla en dialectos locales nada más
que con los miembros de su familia cuando no querían que su conversación
no trascendiera a la comunidad. Pero el hombre atrajo con engaño a los
animales y los encerró en trampas, mediante una falsa telepatía y falsas
promesas. Como resultado y como castigo, la humanidad perdió su poder
telepático y ahora sólo unas pocas personas sobre la Tierra lo conservan y
para aquellos que lo poseemos es como si fuéramos uno que ve en el país de
los ciegos.
Bien, señora, para responder brevemente su carta: No, los humanos no
se reencarnan en animales y los animales no se reencarnan en humanos. Sí,
los animales van al cielo y, si usted realmente ama a su pequeño mimado,
podrá juntarse con él cuando muera, si su cariño es verdaderamente sincero
y no un deseo egoísta, insensato de dominar o poseer. Y, para terminar con
este tema, los animales no son una especie inferior. Los humanos pueden hacer
una gran cantidad de cosas que los animales no pueden hacer, y los animales
pueden hacer una gran cantidad de cosas que los humanos no consiguen realizar.
Son diferentes, y eso es todo: son diferentes, pero no inferiores.
Ahora Cleo que descansa tan cómodamente, miró hacia arriba con
aquellos ojos de azul límpido y envió un mensaje telepático: "A trabajar,
tenemos que trabajar o no comeremos". Y, diciendo así, se levantó
graciosamente y se retiró con toda delicadeza. El anciano, con un suspiro,
volvió a otra carta y otra pregunta.
"¿Existen mantras para enviar a los animales moribundos a reinos más
elevados y, si así fuera, quiénes son tales Mantras?"
No se necesitan mantras de humanos para animales; exactamente como
los humanos tienen sus propios auxiliares en el Otro Lado de la vida para
ayudar al hombre moribundo a renacer en el astral, así los animales tienen
sus propios asistentes. Por tanto, los Mantras no son indispensables para
ayudar a los animales que mueren a entrar en el mundo astral. Por otra
parte, los animales conocen por instinto, o premonición, mucho más de tales
cosas que los humanos.
No se debe esperar a que un animal se halle en trance de muerte para
prodigarle cuidado. La mejor manera de hacerlo es mientras vive y bien
sobre esta Tierra, porque son hermosas criaturas y no existen animales
malos o viciosos, a menos que se hayan vuelto así por el mal trato,
consciente o inconsciente, de los humanos. He conocido muchos gatos, pero
jamás a alguno que haya sido vicioso o irascible por naturaleza. Si un gato
ha sido atormentado por el hombre, o sus niños más probablemente, por
supuesto entonces tiene que adoptar una fiereza defensiva, pero pronto, con un
poco de bondad, todo lo olvida, y nuevamente tenemos un animal dócil y
sumiso.
Ya vemos cómo mucha gente se siente paralizada de miedo ante los gatos
siameses, comentando su ferocidad, su instinto destructivo, su crueldad. Y
eso no es cierto; no hay una sola palabra de veracidad en ello, ni una sola.
Cleopatra y Tadalinka jamás hacen algo que nos moleste. Si algo nos irrita,
basta con que le digamos: "¡Oh, no hagas eso, Cleo!", y no vuelve a hacerlo.
Nuestras gatas no destrozan muebles, cortinas ni tapizados, porque hemos
hecho un pacto con ellas: les proporcionamos un poste para arañar y
rascarse, de muy fácil confección, en realidad, tenemos dos. Son dos palos
firmes, fuertemente montados sobre una base cuadrada, cubiertos ambos
con una alfombra gruesa, pero no un pedazo de tapizado viejo donde se
apoyaba el tacho de desperdicios, sino una alfombra nueva, en realidad,
retazos. Bien, este encarpetado es asegurado firmemente a los postes y sobre
cada uno de ellos, en su plano superior, hay lugar para que la gata se siente.
Varias veces al día Cleopatra y Tadalinka van a sus postes de rascarse y
se estiran y arquean con tanta gracia que uno se siente mejor sólo de
observarlas. En ocasiones caminan por el poste en vez de saltar hasta
arriba, lo cual es muy bueno para sus músculos y sus garras. De esta
manera nosotros les damos los postes, y ellas nos retribuyen con
tranquilidad, porque no tenemos temor de que perjudiquen nuestros
muebles o cortinas.
Alguna vez he pensado escribir un libro de leyendas sobre gatos y su real
historia. Mucho lo hubiera deseado, pero mi decrepitud en aumento lo hace
improbable. Quisiera decir, por ejemplo, cómo en otro mundo, en otro
sistema, alejado del sistema solar, había una civilización superior de gatos. En
aquellos días, ellos podían usar sus "pulgares" como los humanos; pero tal como
los humanos lo están haciendo ahora, cayeron en desgracia y tuvieron que elegir
entre empezar una Vuelta toda de nuevo o trasladarse a otro sistema para ayudar
a una raza que aún no había nacido.
Los gatos son criaturas buenas y comprensivas y por eso toda la casta de
gatos con su Manu decidieron venir al planeta que llamamos Tierra.
Llegaron para observar a los humanos e informar a otras esferas sobre su
conducta, algo así como tener una cámara televisiva que observa todo el
tiempo. Pero ellos vigilan e informan no para perjudicar a los humanos sino
para ayudarlos. En las regiones superiores la gente no informa con el
propósito de hacer daño sino sólo para que los defectos puedan ser
superados.
Los gatos se hicieron naturalmente independientes para que no pudieran
ser dominados por el afecto. Se volvieron pequeños para que el hombre
pudiera dispensarles su bondad o su maldad, de acuerdo con la naturaleza,
humana.
Los gatos son buenos, una buena influencia sobre la Tierra. Constituyen
una extensión directa de un Gran Superyó de este mundo, una fuente de
información donde gran parte de ella es distorsionada por las condiciones
terrenales.
Sed bondadosos con los gatos, tratadlos cariñosamente, tened fe en ellos
con la convicción de que ningún gato jamás ha dañado a un humano, pero
muchísimos gatos han muerto por auxiliar a los humanos.
Tadalinka ha irrumpido con un mensaje telepático: "¡Eh! Guv,
¿adivinas? ¡Hay setenta y ocho cartas para ti hoy!"

¡Setenta y ocho cartas! Ya es tiempo de que me ponga a contestar


algunas que están esperando.
CAPITULO TERCERO

El sendero recto se halla muy cerca, a la mano; sin embargo, la humanidad lo


busca lejos.

"¿Cómo es ahora la vida en Lhasa? ¿Los novicios se hacen abrir su


'tercer ojo'? ¿Qué ha ocurrido con toda la gente que usted presentó en su
primer libro?"
Lhasa 1970, bajo la presión terrorista de los chinos rojos, es muy
diferente de la Lhasa anterior a la invasión. La gente se mueve
sigilosamente, espía sobre su hombro antes de aventurarse a pronunciar
palabra aun con sus allegados más íntimos. Ya no hay pordioseros en las
calles: o han sido colgados clavados de las orejas y hace tiempo han muerto
o han sido enviados a trabajos forzados. Las mujeres han perdido la alegría
y felicidad que las caracterizaba. Ahora, en el Tíbet sometido a la
dominación china, las mujeres son obligadas a casarse con los hombres
chinos que han sido deportados de su patria y enviados al Tíbet para ser los
primeros colonos.
Los chinos son culpables de genocidio, están tratando de matar la nación
tibetana. Muchos de ellos fueron arrancados del seno de sus familias y
enviados al Tibet para cultivar su duro suelo y ganarse penosamente la vida,
enviadas al Tíbet para casarse con mujeres no dispuestas a ello y para que
sean los padres de una raza de mestizos, mitad chinos y mitad tibetanos.
Tan pronto como nace un niño, es sacado a sus padres y colocado en un hogar
municipal, donde, a medida que crece, va aprendiendo a odiar todo lo que es
tibetano y a adorar todo lo que es chino.
Los hombres del Tíbet están siendo intervenidos para que ya no sean
hombres y no puedan ser padres. Muchos hombres y muchas mujeres,
también, han escapado quizás a la India o a lugares recónditos de las
montanas adonde no pueden llegar las tropas chinas. La raza tibetana no
desaparecerá, por lo contrario, sobrevivirá. Es una tragedia que los
tibetanos prominentes, los conspicuos tibetanos que ahora están en India no
tengan la inquietud de salvar al Tíbet.
Alguna vez abrigué la íntima esperanza de que estos encumbrados
personajes depusieran sus mezquinos celos y odios y cooperaran conmigo.
Desde hace mucho; tengo gran deseo de hablar como representante del
Tíbet ante las Naciones Unidas. No soy ni mudo ni analfabeto, conozco los
puntos de vista de Oriente y los de Occidente, y ha sido mi más ferviente
deseo servir al Tíbet apelando a los pueblos libres del mundo para despertar
su interés en favor de la gente ahora esclavizada que enfrenta la tentativa de
extinguir su raza. Pero, desgraciadamente, dijeron de mí muchas cosas, y
esos grandes señores que viven cómodamente en la India no han
considerado adecuado hacer algo para salvar el Tíbet. No obstante, esto es
otro asunto, es la "ambición de un hombre", ambición, aunque totalmente
desprovista de egoísmo, pues nada busco para mí mismo.
Mis libros son sinceros, cada uno de ellos, todos son absolutamente
verdad; pero desgraciadamente la prensa estimó que era mejor atacarme;
después de todo, es mucho más fácil y más espectacular para la prensa
tratar de hundir a alguien y de hacer algo sensacionalista de algo que no
existe, que admitir la verdad. Haciendo un examen retrospectivo, me parece
que aquellos encumbrados tibetanos que actualmente viven con holgura allí,
temen prestarme su apoyo en la idea errónea de que, si así lo hicieran,
perderían el favor de la prensa. ¿A quién puede importar la prensa, después
de todo? A mí, ¡no!
La gente que he conocido en el Tíbet? Los que gozaban de mayor
jerarquía han sido asesinados, torturados hasta morir. Por ejemplo, el
Primer Ministro del Tíbet fue arrastrado, atado a la parte posterior de un
coche que, a toda velocidad, recorrió las calles de Lhasa. Una soga
amarrada por un extremo al vehículo sujetaba por el otro uno de los tobillos
del infortunado. El coche fue cargado con chinos regocijados e insultantes y
partió llevando tras de sí y golpeándolo por las calles a un hombre
eminente, doblando, dando vueltas por los caminos rocosos, destrozando su
rostro y su cuerpo hasta que, ensangrentado y deshecho, fue tirado entre un
montón de basura para festín de los perros.
¿Mujeres que he conocido? Bueno, sus hijas fueron públicamente
violadas ante sus propias familias. Muchas mujeres eminentes fueron
arrojadas y sometidas por las tropas chinas en los prostíbulos. La lista de
estas atrocidades es larga y no viene al caso.
Ciertos hombres importantes capitularon cobardemente ante las
demandas de los chinos, convirtiéndose en sus lacayos, obedeciendo a sus
más insignificantes caprichos, imitándolos, sirviéndolos y permaneciendo en
cargos de "confianza" hasta que sus patrones, cansados de ellos, los
liquidaron.
Algunos consiguieron escapar a las montañas para continuar la lucha.
Muchos, por supuesto, se trasladaron a la India. Eligieron ese camino y, de
nuevo, me asalta el pensamiento de por qué los "grandes" que se hallan
libres en la India no hacen algo para ayudar a aquellos que no están a salvo.
Todas las láminas de oro que revestían los techos de los Grandes
Templos y del Pótala mismo, fueron desmontadas y llevadas a la China,
donde, presumiblemente, el oro fue fundido y trasformado en dinero.
Las imágenes sagradas también corrieron la misma suerte por su
contenido de oro y plata, así como las piedras preciosas que fueron
desengastadas. Con otras cosas, libros, manuscritos, pinturas y tallas se
formó una gran pira, donde ardió la historia de un país pacífico, inocente,
dedicado sólo a hacer bien a la humanidad.
Los lamasterios son ahora prostíbulos o barracas. Los monasterios…
bueno, los chinos consideraron de entrada que ya eran prostíbulos. Los
monumentos antiguos han sido destruidos para permitir un mejor
desplazamiento de las columnas armadas.
Lhasa ahora es la ciudad capital del terror, donde la gente es torturada y
asesinada sin que sepa por qué. Todo fue devastado y todo lo hermoso
destruido, excepto lo que algunos precavidos pudieron salvar a tiempo,
llevándolo penosamente hacia los refugios de las montañas en donde se
conservará para las generaciones venideras. El Tíbet resurgirá; no hay
batalla final hasta que no se haya librado la última batalla y sólo la última
es la decisiva. Quizás aparezca algún hombre fuerte que sea un gran líder y
que tenga la virtud de infundir nuevos bríos a aquellos que ahora han
buscado sólo seguridad y comodidad en su huida.
El Tíbet está rodeado actualmente de grandes caminos, grandes edificios
como barracas, albergue de trabajadores que tratan de hacer algún tipo de
trabajo fuera de las altas tierras estériles. No es una tarea feliz, porque los chinos
que han sido convertidos, contra su voluntad, en inmigrantes o colonos, odian la
tierra, odian la gente, y sólo desean retornar a sus propios hogares, y a sus
propias familias. Los tibetanos reciben un trato infrahumano, los colonos chinos
son tratados como prisioneros y mantenidos en el Tíbet contra su voluntad y
cualquiera que intentara huir sería torturado y públicamente ejecutado.
Mientras tanto las naciones del mundo continúan sus preocupaciones
cotidianas de las guerras aquí y allá… Corea, Vietnam, Israel y los países
árabes, África, la frontera chino-japonesa y algunos otros lugares. Mas, si se
elevara una Voz apropiada, quizás algunas de las naciones más perspicaces
del orbe podrían escuchar un pedido de ayuda de un representante
acreditado del Tíbet que pudiera reforzar la palabra hablada con la palabra
escrita, que pudiera presentarse ante las Naciones Unidas, que pudiera
aparecer en las pantallas de la televisión, que pudiera escribir buscando
apoyo para un pueblo abatido, antes que fuera demasiado tarde.
Desde el corredor llegó un bramido. Un estampido en la puerta y el
obeso vecino entró a los trancos. La cara roja como una puesta de sol, se
desplomó sobre una silla con un estrépito que pareció sacudir el edificio.
- ¿Sabe la novedad? -rugió-; ¡esos… de Halifax quieren aumentarme el
alquiler!
El anciano se sostuvo en la cama tratando de hallar algunas buenas
palabras adecuadas sobre "Halifax", pero tuvo que admitir que TODO
estaba subiendo: la leche, el alquiler, el franqueo, los fletes, las obras.

Abajo, en la entrada principal, el Superintendente, Angus Robichaud,


trabajaba empeñosamente en la limpieza de la alfombra. Mucho que hacer,
demasiado que hacer y excesiva responsabilidad. Angus Robichaud es un
buen hombre, un hombre leal que con todo éxito transita por el estrecho
sendero de hacer lo que le piden sus empleadores y complacer tanto como
puede a sus inquilinos. Un ser raro, cada vez más difícil de encontrar.
En el departamento del superintendente, la esposa de éste, señora de
Robichaud, estaba luchando para no perder la paciencia y mantenerse en su
sano juicio entre contradictorias llamadas telefónicas. La señora
Schnitzelheimer del 1027 decía malhumorada en su peculiar manera de
expresarse: "Sí… yo quiere decir cerrar la calefacción ya. Mi marido decir
estar asando… sí, demasiado calor". No bien colgó el auricular, de pésimo
talante, el teléfono sonó nuevamente: "Señora, dígale a su esposo que
encienda la calefacción EN SEGUIDA, o hablaré con el dueño y me quejaré.
¿Para qué cree usted que pago aquí? ¿Para congelarme?
¿Todo está subiendo? El anciano adivinaba que el sueldo del señor
Robichaud, no. ¡Qué lástima, pensó, que algunos de los propietarios de esta
casa de departamentos sean tan ciegos que pusieran a cargo de un edificio
que cuesta unos cuantos millones a un hombre al cual probablemente le
pagaran lo suficiente como para conservar el cuerpo y el alma juntos! Sí; los
precios estaban subiendo para que hicieran dinero aquellos que ya tenían
demasiado.
¿Pagar? ¿Pagar? ¿Suben los precios de todo? Sí, ésa es una buena
pregunta. Me preguntan por qué los ocultistas esperan que les paguen sus
servicios, su información. Es un error cobrar por el conocimiento oculto.
Perfectamente, señora Fulana, usted va a su abogado o a su médico o a
su almacén, va a donde usted quiera y, si necesita algo, tendrá que pagar
por ello. Su abogado tuvo que pagar una cantidad de dinero para adquirir
su práctica, tuvo muchos años improductivos como estudiante y como
abogado ya recibido. Invirtió dinero y tiempo en adquirir conocimientos,
conocimientos especializados, y espera, honestamente espera, tener una
justa retribución a su inversión.
Su médico también ha tenido muchos años de sacrificios como
estudiante de medicina. Tuvo que estudiar, hacer sus guardias por las salas y
posteriormente aprobar un difícil examen que determinó lo mucho o lo poco
que sabía. Si es buen médico, todavía tiene que seguir estudiando, debe
mantenerse actualizado sobre todo acontecimiento de su especialidad, debe
seguir leyendo para enterarse de los resultados de las investigaciones. Sus
estudios le costaron mucho dinero, invertido para lograr un futuro y, como
el abogado, como el corredor de bolsa, como cualquier otro, espera obtener
una retribución equitativa a su inversión.
Intente ir al almacén de su barrio para conseguir productos sin pagar.
Diga a su almacenero que es criminal que tenga tanta mercadería en sus
estantes mientras usted nada tiene en los suyos, hágale entender que es
infame que él posea tanto alimento mientras usted carece de él y que debe
dárselo sin cobrarle. Hágalo y probablemente será sacada del local a
empellones e internada en una casa de salud como enferma mental.
Los ocultistas y metafísicos genuinos -y yo soy uno de ellos- han pasado
mucho tiempo estudiando y sufriendo. Así, no obstante que con todo placer
hacemos cualquier cosa para ayudar a la gente, también nos asiste el derecho
de vivir, de comer, de usar ropa, y por eso cobramos. Pregunte a su médico, a su
almacenero o a su abogado si eso no es honesto.
Hay otra pregunta en la misma carta, quizá debamos contestarla al
mismo tiempo, ya que tiene relación con las observaciones anteriores.
La pregunta es: "He estado en Vancouver y vivo en British Columbia.
Existe allí un hombre que cobra grandes sumas de dinero para responder
preguntas. Dice que es discípulo suyo y que trabaja en estrecha relación con
usted, recibiendo su consejo cuando encuentra alguna dificultad. Este
individuo ya me ha costado mucho dinero y me ha dado información que es
completamente falsa. ¿Que tiene usted que decir a esto?"
En primer lugar, yo no estoy trabajando en conexión con nadie.
Tampoco tengo discípulos. Es absolutamente falso decir que estoy
trabajando con adivino alguno; yo no creo en adivinos. Muy a menudo,
cuando uno "predice el porvenir", induce a alguien a hacer lo que
normalmente no haría, pero ya trataremos esto en otra ocasión. Si usted
tiene motivos para creer que esa persona se está haciendo pasar por
discípulo mío y que está obteniendo dinero de usted pretendiendo serlo,
entonces vaya a la comisaría local y diríjase a la Oficina de Defraudaciones.
Explique allí el caso y, si le parece, exhiba este libro, muestre esta página
donde declaro rotundamente que no tengo discípulos y que, de manera
alguna trabajo con adivinos ni con nadie de esa especie.
Explique también que no tengo discípulos, que no quiero discípulos que,
en realidad, ¡son todos unos pelmazos! Lógicamente eso queda entre
nosotros. Los discípulos zumban alrededor: "Sí, maestro, esto; sí, maestro,
aquello", andan por el suelo, se arrastran desde la madera como termitas.
Hace ya muchos años que decidí que jamás tendría alumnos, jamás
discípulos y todo esto hace que su adivino de Vancouver, British Columbia,
parezca un poco tonto, ¿verdad? No, señora; no me culpe de información
falsa. Yo no las doy y ni siquiera las vendo. Escribo mis libros y aquí usted,
nuevamente, tiene mi afirmación cabal y positiva de que todos mis libros
son verdad. No lo juro sobre una pila de Biblias, porque no soy cristiano y
para mí sería como jurar sobre un montón de papel de diario; pero, repito,
todos mis libros son verdad.
No es prudente, ya sabemos, hacer caso de adivinos. Después de todo,
todos y cada uno de nosotros venimos a esta Tierra como estudiantes a un
colegio. Suponiendo que usted hubiera ido a un colegio y, durante un día de
vacación o de asueto perdiera su tiempo con alguna vieja vulgar de las que
usan grandes aros en las orejas y un turbante en la cabeza, y le dijera:
"Escucha, vieja, ¿cómo me va a ir en el próximo semestre? Yo nada te diré,
tú me lo dirás todo". Bueno, la vieja vulgar no podría decir mucho,
¿verdad? Ella no sabría qué año estaría usted cursando, cuáles serían sus
íntimas ambiciones y cuáles sus debilidades. ¡No! Y el adivino común es más
o menos como eso.
Ahora, lea esto cuidadosamente, grábelo en su memoria; nadie puede
consultar el Registro Ascásico de otro sin "Permiso Divino". Y usted puede
imaginarse que el Permiso Divino es tan difícil de obtener como un pelo
sobre un huevo; de manera que, si le dicen que van a suspender la
conversación por un momento para echar una mirada al Registro Ascásico
y volver con una copia de su pasado y de su futuro, dígale todo lo que piensa
y, si es lo suficientemente sensata, llame a la policía, si hay dinero de por
medio.
Cada uno de nosotros se halla aquí para hacer algo y, si escuchamos a
adivinos que, en realidad, no saben lo que dicen, podríamos desviarnos de
nuestro camino y, en vez de vivir con éxito nuestra vida, corremos el riesgo
de desilusionarnos, desanimarnos o desencantarnos profundamente. Lo
mejor es meditar con intensidad, pues de ese modo se puede llegar a conocer
mucho de uno mismo, una enormidad. Usted ha experimentado cosas en
donde ha procedido equivocadamente por haber escuchado a otros. Desde
luego, usted puede ESCUCHAR a otros, pero debe hacer una elección y
seguir su propio camino con toda responsabilidad.
Una de las afirmaciones más disparatadas que se han hecho es que el
hombre es una isla en sí mismo. Tonto, ¿no? Por supuesto, cada uno tiene
que ser "una isla en sí mismo".
Si uno integra cultos y grupos, entonces no se produce la individualidad,
se vive en comunidad. Si uno se convierte en miembro de un culto o grupo,
no se está aceptando la propia responsabilidad como individuo. Sin duda
esto provocará gran conmoción entre todos aquellos que anuncian cursos de
metafísica por correspondencia por los cuales se pagan grandes sumas de
dinero durante toda la vida sin obtener mayor beneficio en cambio, pero la
verdad es ésta: no importa lo que nos haya dicho nuestra madre que
hagamos, no interesa lo que el conductor de nuestro grupo nos indique
hacer o el eminente y místico poseedor de la llave simbólica del colegio
correspondiente; cuando uno deja esta vida, uno, y nadie más que UNO
tiene que responder ante el propio Superyó por lo que se ha hecho o se ha
dejado de hacer. Es enteramente inútil creer que puede decirse: "Oh, yo no
puedo ser culpado por eso; yo solamente hice lo que mi madre me dijo que
hiciera. Si estuviera aquí, ella misma lo diría". Pero eso es tonto, pues uno y
solamente uno debe asumir la responsabilidad. De manera que, si
únicamente uno es el responsable, como ciertamente lo es, ¿por qué dejarse
persuadir por gente que se halla empeñada en sacarnos el dinero o en
adquirir ascendiente sobre algún grupo? Ese tipo de persona no va a estar a
su lado cuando su Superyó esté juzgando su vida. Reitero que usted y
solamente USTED tendrá que responder a su Superyó, por lo cual usted y
solamente usted deberá vivir su vida y tomar sus decisiones, aceptando o
rechazando responsabilidades tanto como usted lo crea conveniente.
No tiene sentido escuchar al Sr. Dogwalloper, presidente de la Sociedad
Metafísica del Diente de Cerdo, que le dirá a usted esto o aquello o lo de
más allá, y además que, si se porta como lo sugiere su religión, tendrá
reservado un lugar en el cielo que incluye lecciones gratis de arpa. Usted
sabe que eso es mentira, pues, si el Sr. Dogwalloper supiera lo suficiente, no
diría tantas sandeces, estaría tan ocupado tratando de ordenar su propia
vida y preparándose para su propio juicio, que no se entremetería en lo que
a usted le incumbe.
De la misma manera es insensato dejarse influir por la cháchara y el
parloteo de esas mujeres y hombres viejos que pretenden que los que se
unen a su grupo religioso gozarán de la gloria eterna y los que no, estarán
condenados para siempre. Otra vez le pido que recuerde que toda esa gente
no responderá por usted más tarde.
Frecuentemente se oye: "La bendición de Dios sea con vosotros", como
si el que lo dice tuviera una autoridad directa de Dios para bendecir y dar la
absolución de hechos consumados. ¡Dios ha de estar terriblemente ocupado!
Esta gente es exactamente como cualquiera de vosotros, ni mejor ni peor
quizá. Puede ser que estén engañados y que piensen que, porque usan el
cuello al revés, lo de atrás para adelante, o leen un libro automáticamente se
convierten en santos.
Tener conocimientos de metafísica no significa necesariamente ser un
santo, ya lo sabemos. De acuerdo con la leyenda, el mismo viejo Satanás
sabe una o dos triquiñuelas de corte metafísico y no por eso ha de llamársele
santo, en manera alguna en el sentido correcto. Yendo al fondo del asunto,
cualquiera puede aprender cosas metafísicas, no importa lo mala que la
persona sea; para aprender tales cosas, no es indispensable poseer cierto
grado de espiritualidad primero. Pero una grande y misericordiosa
Providencia casi siempre -no siempre, pero casi siempre-, arregla todo de
manera tal que, si un villano empedernido estudia metafísica, lo trasforma
primero en simplemente villano y, a medida que el tinte se le va aclarando,
puede llegar a mostrar el tipo decente que lleva oculto. No hay que creer los
anuncios sobre el "Santo Fulano que ahora es Swami". Un Swami es un
señor, ¿no es así? No es ningún título místico; esa pequeña palabra, Swami,
en realidad tiene influencia sobre una cantidad de personas, pero vosotros
no os dejéis engañar por ella.
Y ahora aquí veo otra pregunta que, en realidad, acabo de contestar.
Ella es: "Dígame por qué no debe practicarse la metafísica en grupos y debe
hacerse sólo individualmente".
Ya he contestado eso, pero quizá pueda agregar algo todavía. Hace poco
recibí cierta propaganda de un grupo que quería que me asociara a ellos. Se
jactaban de nuclear diversas categorías de gente y todos meditaban juntos.
¿Habéis leído alguna vez mayor necedad? "…todos meditaban juntos".
Bueno, si hubieran tenido la más mínima noción de metafísica, hubieran
sabido que no podían meditar juntos. ¿Sabéis por qué? Cada humano
irradia energía, irradia ondas, ondas de pensamiento, ondas de prana; y
cada uno es, hasta cierto punto, telepático. De manera que, si se toma un
grupo de gente meditando sobre sus propios asuntos, evidentemente
confundirán sus objetivos, lo cual hace imposible realizar una meditación
individual útil.
Esto puede ser corroborado en las multitudes. Tomemos una tribuna dé
fútbol, por ejemplo; en ella podréis observar unos miles de sujetos
normales, algunos bastante equilibrados y otros tan locos como una cabra,
todos reunidos. Piensan en el juego y de pronto sucede algo, alguien imagina
determinada cosa y la dice y se produce una personalidad repentina de
grupo: histeria colectiva. La gente cae y es pisoteada, destrozan las
instalaciones, se produce el caos y la muchedumbre se abalanza hacia la
salida gritando, vociferando y atropellando todo lo que encuentra a su paso.
Más tarde, cuando la multitud se dispersa, los responsables, con horror, y
vergüenza, se preguntan qué pudo haberles ocurrido.
Exactamente igual sucede con los que meditan en grupo. Cada uno,
pensando en determinada cosa puede provocar la ley del Efecto Inverso. Me
refiero a "pensando la misma cosa". El simple acto de meditar es suficiente
porque, si uno está meditando, realiza un acto determinado, y cada persona
que medita imprime su propio genio a la forma del nuevo pensamiento y a
la personalidad de grupo y, a menos

que se trate de personas ampliamente ejercitadas -rara vez lo son-, que


puedan dominar las cosas, se produce toda suerte de reacciones nerviosas
resultantes de la reunión. Por tanto, repito, si queréis que ésta sea vuestra
última vida en la Tierra no os asimiléis a grupos o cultos, vivid vuestra
propia vida, aceptad vuestras propias responsabilidades y tomad vuestras
propias decisiones. Oh, sí, de todas maneras, no desechéis el consejo, tened
en cuenta las diferentes opiniones y decidid por vosotros mismos. Entonces,
cuando abandonéis la Tierra y os encontréis en el Salón de las Memorias,
sintiendo que vuestras rodillas tiemblan y se entrechocan por el miedo y
esperéis el juicio de vuestro Superyó sobre vuestros pecados, por omisión o
comisión, podréis hallar algunas palabras de propia alabanza y decir: "Sí,
sí, me alegro de haber seguido el consejo de Rampa. Después de todo, él
tenía razón".
El día terminaba y "la Familia" se hallaba reunida junto al lecho del
anciano. Cleopatra dirigía su mirada hacia afuera, a los barcos en el puerto;
Tadalinka yacía en los brazos del anciano, Ma dejó las primeras páginas del
escrito que había estado leyendo y casi simultáneamente Buttercup hizo lo
propio con la copia que también había estado leyendo.
- Y bien -inquirió el anciano-; ¿qué piensan de esto?
Ma se frotó la oreja y dijo: - Está bien, me ha hecho reír.
- Y tú, Buttercup, ¿qué piensas de eso?, dijo el anciano.
Buttercup… bueno, ella paseó la vista por el escrito nuevamente y luego
miró al anciano mientras decía: "Usted se repite. Esa parte sobre los metafísicos
que lucran ya había sido dicho más o menos en Más allá del Décimo".
- Por supuesto que me repito -dijo el anciano airadamente. "¿Cómo
puedo saber si la persona que está leyendo este libro ha leído Más allá del
Décimo"? Y estas cosas, a mi modo de ver, son tan importantes que se
justifica plenamente una reiteración. Después de todo, en la escuela el
maestro no se contenta con decir algo una sola vez esperando que sea
suficiente para que el alumno lo recuerde eternamente. Lo repite.
Ma intervino, casi como para evitar un altercado, -Usted menciona que
no tiene discípulos y que no tiene interés al respecto, ¿qué pasa con Juan,
entonces?
El anciano recordó su presión arterial, tuvo presente sus diversas
dolencias y recurrió a su válvula de seguridad, si el organismo tiene válvulas
de seguridad. De cualquier manera, reprimió -tantas veces últimamente
había tenido que reprimirse- los comentarios que surgían casi
espontáneamente.
- Perfectamente, haremos una excepción con Juan y aclararemos una o
dos cosas que ustedes dicen no se han tratado adecuadamente hasta ahora.
Aquí están.
Cada tanto se tropieza en la vida con un hombre o una mujer que tiene
una íntima urgencia de obedecer impulsos espirituales, de mejorar la
naturaleza y demostrar que el Karma puede ser superado. Una de esas
personas es Juan Henderson. Nosotros lo queremos mucho y permítaseme
decir por qué. Su afición es actuar y es muy buen actor excepto cuando
intenta representar el papel de sacerdote irlandés. Su acento irlandés es algo
así como el "bronx" en Nueva York, que, a pesar de todo, es una digresión.
Juan Henderson es un buen hombre que está estudiando y tiene éxito. Le he
sugerido insistentemente que más adelante, cuando sea algo mayor, organice
un Retiro Espiritual de manera que pueda ayudar a aquellos que necesitan
protección. El no será adivino, ni tratará de engañar a nadie. En cambio,
como persona verdaderamente espiritual intentará ser útil. Quizá, dentro de
tres o cuatro años, vosotros leeréis algo sobre Juan Henderson, en el buen
sentido, se entiende.
Buttercup comentó:
- Pero ¿COMO la metafísica ayuda a la gente a ser más espiritual?
Usted dice que cualquiera puede estudiar metafísica y generalmente hasta
los malos se vuelven buenos cuando lo hacen. ¿Cómo? Antes que los
comunistas invadieran el Tíbet, se podían leer diversas inscripciones
grabadas en los dinteles de las entradas a los lamasterios, tales como: "Mil
monjes, mil religiones", o "El hábito no hace al monje". Desgraciadamente,
hay muchos farsantes y embusteros redomados en el ocultismo y es tan
difícil desenmascararlos como interesarlos en lo que la gente quiere saber.
Algunos de esos vagos que estudian metafísica o pretenden estudiarla se
hacen de un pequeño conocimiento y luego actúan como si fueran dioses que
lo saben todo. En realidad, la mayoría de ellos son sólo eso: desocupados
ignorantes y nada más. No estudian con el verdadero propósito de progresar
ni con el deseo de ayudar a otros. Están tratando simplemente de adquirir
facilidad de palabra y un conocimiento superficial de ocultismo para poder
asegurarse unos cuantos pesos. Se dedican a un culto o tratan de imponer
uno nuevo. Se establecen con una pandilla de los llamados "discípulos" y
llevan a cabo toda suerte de crímenes espirituales, seducen a la gente y la
desvían de aquello que debe ser su verdadera misión.
Actualmente, desde los últimos años, irrumpió en la escena una horda de
individuos que justificadamente podría denominarse "la canalla". La
mayoría de ellos no son solamente sucios sino que apestan física y
espiritualmente. Pareciera que tienen como orgullo el usar harapos en vez
de ropa y hasta se vanaglorian de ser ordinarios y toscos, aunque ser
ordinario es ser tosco, ¿verdad? De cualquier modo, son ordinarios y toscos
además. Me permito decirles, como frecuentemente se los he dicho en
cartas, que no es una virtud andar sucios. En rigor de verdad, con algunos
de ellos me gustaría usar una rasqueta para limpiar cerdos y sacarles las
primeras capas de suciedad para ver qué hay realmente debajo.
Y ahora me ocuparé de la pregunta de Buttercup en el sentido de por
qué hay que estudiar metafísica. Estudiando metafísica se vuelve
exactamente a lo que debe ser un derecho de nacimiento. La metafísica tiene
un mal nombre, pero es porque mala gente ha abusado de su nombre. En
realidad, en tiempos idos, todos tenían capacidad metafísica, es decir, todos
eran clarividentes y telepáticos; pero como abusaron de esos poderes
perdieron tal capacidad, que se atrofió. Lo mismo ocurre con una persona
que debe estar en cama durante un lapso prolongado. En este último caso, si
el enfermo no ejercita el movimiento de su pierna, perderá la facultad de
caminar y hasta olvidará cómo se hace. Y si la enfermedad pasa y se cura
será indispensable enseñarle a caminar de nuevo.
Al que ha nacido ciego y repentinamente adquiere la vista gracias al
progreso de la ciencia, hay que enseñarle el arte de ver, pues cuando esto se
hace por primera vez no se aprecia lo que se está viendo. Tiene que
aprender a ver en 3D (tridimensional) y ser capaz de calcular distancias.
Sobre esto yo tengo una gran experiencia porque he sido ciego y
recobrar la vista repentinamente es todo un shock.
Por eso digo que la gente debe estudiar metafísica para recuperar las
facultades que los antepasados de sus antepasados tuvieron y perdieron. ¿Y
cómo la metafísica ayuda aún a la gente mala a hacerse menos mala y más
espiritual? ¡Fácilmente! Cuando uno estudia metafísica en realidad se
elevan las propias vibraciones y cuanto más alto están sus vibraciones más
espiritual se vuelve la persona. Así, si un asesino de pronto se arrepiente y
empieza a estudiar metafísica, el solo hecho de estudiar ciencias ocultas lo
hace más bueno, disminuyendo su calidad de asesino.
CAPITULO CUARTO

El éxito es la culminación de un gran esfuerzo y de una preparación


consciente y esmerada.

- ¿Qué es lo que hace que las multitudes pierdan el control? -Buttercup


no dejaría escapar la pregunta-. Usted dice que las muchedumbres que
llenan las tribunas del fútbol se descontrolan y sabemos que eso es así, pero
¿POR QUE, COMO llegan a hacerlo? ¿Cuál es el mecanismo que se pone
en juego?
El anciano dio un suspiro porque hubiera querido explicar algo muy
diferente, pero una pregunta es una pregunta y hay muchas personas que
están interesadas en POR QUE, COMO, etcétera.
Cada uno de nosotros tiene un campo magnético en torno a sí, tanto el
hombre como la mujer y, triste es decirlo, demasiado frecuentemente el campo
magnético que rodea a las representantes del sexo femenino de todas las especies
es más poderoso que la del masculino. ¡Posiblemente éste sea el motivo por el
cual la hembra en cada especie se considera más peligrosa! Todos entonces,
tienen un campo magnético en torno a su cuerpo. Este campo magnético no es el
aura, es lo etérico, y si lo encontráis difícil de visualizar, pensad que en vez de
un grupo de gente tenéis un grupo de imanes. Naturalmente que los veréis de pie
como las personas y digamos, que el norte apunta hacia arriba, y el sur, hacia
abajo. Bueno, inmediatamente tendréis una cantidad de elementos magnéticos
con sus campos en interrelación, unos más fuertes, otros más débiles, algunos
algo desviados y juntos integran una fuerza formidable con un poderoso efecto
sobre las estructuras cercanas.
De manera muy similar los humanos, con sus magnetos interiores,
actúan relacionándose entre sí. Algunos de los campos magnéticos son
campos de perturbación bastante opuestos a los otros y crearán una ola de
descontento que puede crecer afectando a personas que normalmente son
completamente sensatas y estables. En una multitud en una cancha de
fútbol cada uno está pensando más o menos en lo mismo, es decir, en el
juego. Sí, me doy perfecta cuenta de que quizá la mitad de ese público desea
que gane un equipo y la otra mitad, el otro; pero podemos ignorar esa
diferencia porque ambos están pensando sustancialmente la misma cosa:
"ganar". Así, en todo momento en que el juego se va desarrollando el
campo magnético crece, crece y crece por los pensamientos positivos de
"ganar". Cuando alguno de los jugadores comete un error, un sector se
regocija y se abandona a un oleaje de potencia, mientras que el sector
opuesto se desalienta y sufre un revés de potencia que, nuevamente, provoca
una nota discordante en lo que pudiéramos llamar la frecuencia básica
humana.
Una vez creadas ciertas condiciones, se desata la histeria colectiva.
Gente que de ordinario es correcta y se comporta bien, pierde su control y
hace cosas de las cuales se siente avergonzada más tarde.
Sabemos que todos llevamos un censor oculto, esa "pequeña voz interior
que nos mantiene dentro del camino recto y justo", y cuando la histeria
colectiva se instala, el Kundalini de la gente se ve afectado y la corriente
inversa (prestad atención de que se trata de una corriente inversa) recorre
la médula espinal, dominando los buenos impulsos del Kundalini y
venciendo y temporalmente paralizando el censor humano íntimo.
Cuando el censor queda anulado ya no hay límite para la destrucción, el
vandalismo y toda la barbarie de que el hombre es capaz. Cada nuevo acto
parece dar nuevas fuerzas. La gente no repara en las lastimaduras que
recibe ni en los moretones ni en las cortaduras y magullones que sufre en la
refriega.
Los más débiles caen y son pisoteados. El pánico cunde y la multitud en
masa se abalanza sobre las salidas y los cordones de contención y, por
simple peso de número, los destroza dejando tras sí muchas víctimas.
Cuando la muchedumbre se dispersa la concentración magnética decae
y se disipa y así la gente "recobra sus sentidos". Aquellos que retornan a sus
hogares, tienen tiempo para sentirse profundamente avergonzados de sí
mismos, mientras que los que son llevados en los carros celulares han de
serenarse en un calabozo que la policía llama irónicamente "la
refrigeradora". La refrigeradora es, por supuesto, una celda donde los
ánimos caldeados pronto se apaciguan.
Oh, sí, en menor grado ciertamente tales cosas pueden ocurrir con
reuniones o grupos de culto. Ocurren muchas cosas del mismo tipo cuando
una horda de gente se imagina que está meditando y sólo está produciendo
una corriente inversa que hace más daño que bien.
Damas y caballeros, los bienintencionados, los que tratáis de hacer algo
en favor de otros, os ruego la mayor atención para algo que es de vital
importancia para los que sufren.
¿Alguna vez habéis tratado de hacer lo que se llama una "cura de
intención"? ¿Alguna vez habéis escrito apresuradamente un puñado de
oraciones para los afligidos? ¿Creéis que estáis haciendo una obra de bien,
ayudando a curar? Como víctima que he sido de tales buenas intenciones,
quiero lanzar un grito de protesta en pro de los que sufren.
Supongamos que tres, cuatro, cinco o seis personas se hallen empeñadas
en hacer una cura de intención sobre un pobre ser doliente. Esas tres,
cuatro, cinco o seis personas pueden tener las más puras intenciones; pero
no saben exactamente la naturaleza del mal que aqueja al enfermo. Intentan
echar una manta curativa y, creedme, yo he recibido un daño definitivo por
culpa de las llamadas coberturas de manta.
Es sumamente peligroso hipnotizar a una persona en la creencia de que
no está enferma cuando, en realidad, está casi muriéndose de algún mal.
También es igualmente peligroso empeñarse en curas de intención a menos
que se sea un médico calificado y conozca la naturaleza del mal y los efectos
secundarios que pueda provocar tal actitud. Nuevamente amos con nuestro
viejo amigo o, más probablemente, viejo enemigo, la Ley del Esfuerzo
Negativo para luchar contra él.
Bajo ciertas condiciones, si alguien desea ardientemente una cosa y se
concentra en pensamientos desordenados sobre algo, entonces, en vez de
obtener algo positivo, se obtiene un resultado negativo. Cuando se tiene
cinco o seis personas, todas haciendo lo mismo, el sufrimiento de la
víctima… bueno, ¡yo lo conozco!
Mi ferviente recomendación, basada sobre la más desgraciada
experiencia personal, es que ninguno de vosotros trate de hacer curas de
intención sin conocer la naturaleza precisa de la enfermedad, sin saber
cuáles son los efectos secundarios que pueden surgir y sin estar al tanto de
la gravedad del mal.
¿Habéis estado alguna vez en una zona muy poblada intentando
sintonizar un programa de radio donde pareciera que había estaciones que
llegaban de todos lados, interfiriéndose entre sí con el resultado de que no
podía aislarse nada claro y todo era un sonido discordante cacofónico? Eso
es lo que se obtiene con la cura de intención. Yo escucho mucho por onda
corta; es mi único entretenimiento actualmente. A veces una estación es
interferida por Rusia o China, y los sonidos, que semejan lamentos
horripilantes, me obligan a cerrar la radio apresuradamente. Por desgracia
no es tan fácil desconectarse de un grupo de gente que está tratando
equivocadamente y en conflicto entre sí de practicar una cura de intención.
Pensad que tales personas pueden hallarse inspiradas por motivos elevados,
pero, a menos que estén adiestradas como sacerdotes o practicantes
médicos, su empeño no puede ser recomendado.
Días pasados, un chofer de taxi hizo una pregunta a Buttercup: "¿No
cree usted que la juventud actualmente es mucho más despierta y más
inteligente de lo que fueron sus padres?" Buttercup tenía su propia opinión
que, probablemente, coincidiría con esto.
¿Vosotros creéis que la juventud de ahora es más despierta de lo que
fueron sus padres a la misma edad?
¡No, por favor, no! Creo que están ciegos. Opino que algunos de ellos son
un montón de exhibicionistas con sus cabellos largos y sus harapos sucios, y
el hedor que despiden es tal, que le saca a uno el sombrero. No solamente
eso sino que muchos de ellos parecen directamente retardados.
Algunos años atrás, cuando los padres, o -no, retrotraigámonos aún
más-, cuando los abuelos eran adolescentes tenían que trabajar, tenían que
estudiar, no podrían haber estado frente a la televisión todo el tiempo ni
hacer retumbar la radio. Estaban obligados a hacer cosas, incluso su propio
motivo de entretenimiento. Esto los enseñaba a pensar. Actualmente la
juventud no se muestra capaz ni siquiera de hacerse entender en lo que
podría ser su propio idioma, son ignorantes, directamente insignificantes.
Hay algunos niños en edad escolar cuya expresión en la lengua materna es
simplemente un total desorden. Parecen hotentotes por lo ignorantes y no
saben lo que es la escuela. Personalmente creo que los niños y adolescentes
son así porque sus padres trabajan ambos e ignoran en absoluto la
necesidad esencial que tiene la nueva generación de recibir enseñanza y
orientación de la generación que están remplazando.
También creo que la televisión y el cinematógrafo son culpables en gran
parte de la falta de cultura y retardo mental del adolescente medio.
Los filmes y los programas de televisión presentan un mundo
absolutamente artificial, y un conjunto de condiciones totalmente
sofisticado. Exhiben casas hermosas, estancias magníficas y decorados y
muebles de ensueño. Y las estrellas y astros del cine parecieran poseer flotas
de Cadillacs y legiones de amigos y amigas. No se censura la inmoralidad,
por lo contrario, en realidad se estimula. La actriz Dinah Dogsbody, por
ejemplo, se jacta de la cantidad de hombres que pasaron por su vida y que
abandonó temblorosos y a sus pies; mientras que el actor Héctor Hogwash
hace gala de sus catorce esposas, presumiblemente divorciado de ellas una
tras otra. Me pregunto cuál es la diferencia que existe entre estos actores y
actrices que cambian de pareja con tanta facilidad como cae un… bueno, un
sombrero (iba a decir otra cosa, pero quizás haya damas leyendo esto) y la
prostitución.
Mi respuesta, entonces es que pienso que el nivel educativo está en
general descendiendo rápidamente. Creo que la educación en Europa es
sumamente más elevada que la de E.U.A. y Canadá, bien es cierto que en
Europa todavía existe una semblanza de disciplina paterna.
Actualmente más chicos pueden hacer un tipo de trabajo doméstico,
ocuparse pocas horas y obtener el suficiente dinero como para gastarlo
desenfrenadamente, comprar toda clases de radios caras, adquirir un coche
y casi cualquier cosa que se le ponga en la mente. Si no disponen de dinero
en efectivo, pronto abren una cuenta de crédito y se comprometen para toda
la vida exactamente como si se drogaran.
¿Cuál es el objetivo de educar a la gente si lo principal de tal educación
pareciera ser enseñarles que deben tener cosas que no tienen posibilidad de
obtener? Me parece que debe haber un retorno a la disciplina religiosa, no
necesariamente cristiana, no necesariamente budista, no necesariamente
judía, pero un retorno a alguna religión porque hasta que el mundo no
adopte alguna disciplina espiritual, continuará produciendo cada vez peores
tipos de humanidad.
Una cantidad apreciable de jóvenes me escribe diciéndome que soy un
viejo anticuado porque desapruebo el uso de drogas. Estos adolescentes de
dieciséis, diecisiete o dieciocho años piensan que lo saben todo, creen que
ante ellos se ha abierto toda la fuente de conocimiento, en vez de darse
cuenta de que acaban de iniciarse en la vida, de que prácticamente acaban
de salir del cascarón.
Me pronuncio definida, total e irrevocablemente enemigo de las drogas
cualesquiera que sean, a menos que sean administradas bajo estricta
supervisión médica.
Sí una persona echa un chorro de ácido en el rostro de otra, el resultado
es manifiesto: la piel se cambia, los ojos sufren quemaduras, el ácido marca
huellas profundas en la barba y desciende al pecho, todo lo cual es horrible.
Pero ello es un acto bondadoso comparado a lo que ocurre cuando alguien
se hace drogadicto.
Las drogas mal administradas -y toda droga es mal administrada sin
supervisión profesional- insensibilizan el cuerpo astral de la misma manera
que el ácido puede anular la sensibilidad del cuerpo físico.
Un drogadicto que muere y llega al mundo astral lo pasa muy mal. Tiene
que ir a lo que es en efecto un hospital mental astral, porque su cuerpo astral se
presenta retorcido y distorsionado y puede necesitar un lapso muy prolongado de
esmerada y consciente atención para recuperarse y colocarse en condiciones de
servicio.
Muchos se entusiasman por esa droga tan mortalmente dañina que es el
L.S.D. Pensad en el número de suicidios que ha habido; algunos de ellos que
han sido publicados y otros que quedaron en el silencio. Pensad en el mal
que ha provocado conduciendo a la demencia y a la violencia. L.S.D.,
marihuana, heroína, todo ello representa un daño diabólico.
Desgraciadamente, los jóvenes no parecen aceptar el consejo de los mayores
que tienen experiencia.
Es verdad, por ejemplo, que el L.S.D. hará que el cuerpo astral se separe
del físico, pero demasiado frecuentemente, por desgracia, el cuerpo astral
desciende al más bajo de los infiernos, uno de los horripilantes planos
astrales, y cuando retorna, el subconsciente mismo queda marcado con los
horrores que ha padecido. Vosotros, jóvenes que quizás estéis leyendo esto,
manteneos lejos de las drogas; no importa si pensáis que la droga X o la Y es
inofensiva, porque, si es administrada sin control médico, VOSOTROS, que
podéis tener una idiosincrasia que os haga particularmente sensibles a esas
drogas, os hallaréis rápidamente enviciados sin esperanza de recuperación.
Recordad, todas estas drogas son dañinas y, aunque por alguna
casualidad remota pueda no reflejarse en vuestro físico por el momento, se
presentarán indefectiblemente en vuestro astral y en vuestra aura.
Aprovechando el tema, diré que, si la gente se administra drogas y
perjudica el cuerpo astral, se coloca en la misma situación que los suicidas:
el que se suicida tiene que volver a esta Tierra para terminar su sentencia,
que es como puede considerarse, o terminar sus lecciones, lo cual es otra
manera de considerarlo. De cualquier manera que se lo vea, no hay
desertores de la Orbita Celestial ni tampoco de esta Tierra. Si esquiváis los
trabajos ahora y no aprendéis las cosas para las cuales habéis venido,
entonces tendréis que retornar tantas veces como sea necesario hasta que
sepáis vuestras lecciones. De manera que este asunto de drogas es muy
grave, ciertamente, y toda medida que tomen las autoridades para
solucionarlo jamás será demasiado severa. La mejor manera de encararlo, a
mi juicio, es que todos y cada uno de nosotros decida que nunca tomará
drogas. De este modo no nos convertiremos en suicidas espirituales y no
tendremos que volver a esta Tierra en condiciones permanentemente
desventajosas.
En el párrafo que antecede menciono los suicidas espirituales, y reitero
las consideraciones que al respecto hago en otros de mis libros. Recibo una
sorprendente cantidad de cartas de gente que me dice que va a suicidarse.
Posiblemente sufren contrariedades amorosas o no las tienen y se lamentan
de ello; pero, cualquiera sea el motivo, me asombra el número de cartas que
exponen intenciones de suicidio. Afirmaré una vez más -y lo haré siempre-
que el suicidio jamás se justifica. El que se suicida vuelve violentamente a la
Tierra para "entrar en clase" de nuevo. Por tanto no hay que pensar en
evadir responsabilidades estrangulándose o cortándose las venas o algo por
el estilo; no se puede.
Hace algunos años un muchacho de mentalidad aparentemente algo
inestable se suicidó y dejó una nota diciendo que volvería a los pocos años.
Desgraciadamente, se halló cerca de él un ejemplar de uno de mis libros
(Usted y la Eternidad) y la prensa tuvo realmente una fiesta romana,
delirante de gozo, imaginaron todo lo que humanamente se puede imaginar y
todavía recurrieron a otros para lograr algo más de lo que ellos pudieron pensar.
Y lo más sorprendente es que se dijo que yo fomentaba el suicidio. En realidad,
nunca favorecí la idea del suicidio. Pienso muy frecuentemente que me gustaría
matar a los hombres de prensa, pero ese destino sería demasiado bueno para
ellos. Hay que dejarlos que sigan cometiendo sus errores, que lo pagarán más
tarde. Personalmente creo que la mayoría de los periodistas son infrahumanos y
que la prensa es la fuerza más dañina que existe sobre la Tierra actualmente,
porque tergiversa las cosas y trata de estimular la excitación y el frenesí,
conduciendo los hombres a la guerra. Si los responsables de los gobiernos
pudieran sentarse a discutir juntos los asuntos sin que la prensa lanzara su
colección de mentiras destruyendo relaciones que son amistosas, entonces se
gozaría de mayor paz. Sí, enfáticamente lo afirmo basándome en mi propia
experiencia: creo firmemente que la prensa es la fuerza destructora más poderosa
que existe.
Digo todo esto porque los diarios también informaron que el muchacho
pensaba que volvería a la Tierra y empezaría de nuevo. Eso es verdad,
tendría que volver. Pero quiero decir una vez más que nunca he hecho la
apología del suicidio y que invariablemente y hasta el fin de mis días
repetiré que el suicidio JAMAS se justifica y que, a pesar de que algunos
budistas aparentemente recurren a tan trágica determinación en la creencia
de que con ello favorecen la causa budista o pacifista, mantengo que el
suicidio no tiene excusa. Por tanto, recomiendo cordialmente que no se
contemple esa medida extrema como solución para algo, pues hay que
regresar y en peores condiciones. Si recapacitamos, aquí no se está siempre
tan mal como tememos. Lo peor generalmente no sucede, solamente
tenemos miedo de que suceda.
Suicidios, cadáveres, etcétera. Y he aquí una pregunta que llegó ayer.
Una dama quiere saber: "La nube que se mantiene suspendida sobre un
cuerpo muerto durante tres días, ¿es el alma o el cuerpo astral? El alma que
abandona el cuerpo, ¿no pasa de inmediato al Otro Lado? "
Sí, por supuesto. El alma deja el cuerpo con la ruptura del Cordón de
Plata, de la misma manera que un niño se independiza enteramente del
cuerpo de su madre tan pronto como se corta su cordón umbilical. Hasta
que ello sucede, el pequeño se halla en coexistencia física con su madre. Del
mismo modo, hasta que el Cordón de Plata no se rompe, el cuerpo astral se
halla en coexistencia con el cuerpo físico.
La nube que queda suspendida sobre un cuerpo muerto durante tres
días más,o menos no es más que la energía acumulada que se está disipando.
Consideradlo desde otro punto de vista: supongamos que tenemos una taza
de té, recién servido, y, antes de empezar a tomarlo, debemos hacer otra
cosa. El té queda caliente, pero comienza a enfriarse cada vez más; de la
misma manera, en el asunto que nos preocupa, hasta que el cuerpo haya
perdido toda la energía acumulada durante el lapso de vida, una nube
queda suspendida como un manto sobre el cuerpo, y se dispersa
aproximadamente en tres días. Para ilustrarlo de otra manera, supongamos
que tenemos una moneda en el pequeño hueco cálido de nuestra mano y de
improviso la tiramos. La energía impartida en forma de calor desde la mano
no desaparece repentinamente; es necesario algún tiempo para que la
moneda pierda ese calor y recobre la temperatura normal que la rodea. De
la misma manera que el cuerpo astral puede desprenderse del cuerpo físico,
por el principio de la atracción magnética todavía puede sentir la carga
alrededor del cuerpo físico y así, hasta que toda ella se haya disipado, se dice
que el cuerpo físico y el astral están conectados.
Uno de los horrores de la muerte en esta parte del mundo especialmente
en Norteamérica es la práctica salvaje de embalsamar a los muertos. Es algo
así, para mí, como rellenar pollos. En mi caso particular, yo voy a ser
cremado, que es mucho mejor que ser manejado y trabajado por el
embalsamador y su mujer. Y, como cierta gata dijo: "El anciano está
tratando de terminar 'Alimentado la llama' antes que él la alimente". Por
mi parte, puedo decir que espero que no pongan en la puerta del crematorio
-cuando yo esté dentro-: "Esta noche, fritura".
Una dama -y estoy seguro de que es una dama, porque escribe
elegantemente- me pone en la tarea de contestar: "¿Por qué ustedes, los
ocultistas, siempre dicen que esto es así y aquello es así, pero nunca ofrecen
pruebas? La gente debe tener pruebas. ¿Por qué ustedes no presentan
pruebas? ¿Por qué nosotros debemos creer todo? Dios jamás me ha hablado
y los astronautas nada han visto que se parezca a cielo en el espacio".
¡Pruebas! Esa es una de las cosas más grandes; pero, decidme; si uno
fuera un vidente en la tierra de los ciegos, ¿cómo podría dar una prueba de
que existe la vista? Más aún, ¿cómo pueden darse pruebas cuando tanta
gente no creerá una cosa, aunque la tenga enfrente, golpeándole la nariz?
Ha habido muchos científicos eminentes (en este momento sólo recuerdo
a Sir Oliver Lodge), hombres famosos que se han interesado en la prueba,
en la ciencia en colaboración con el mundo oculto. Por ejemplo, Sir Oliver
Lodge, hombre muy espiritual, se dirigió así a una Asociación muy
importante de Inglaterra, en 1913: "O somos seres inmortales o no lo somos.
No podemos conocer nuestro destino, pero debemos tener alguna suerte de
destino. La ciencia no es capaz de revelar el destino humano pero, ciertamente
no debe oscurecerlo". Continuó diciendo que, en su opinión, los actuales
métodos científicos no producirían la seguridad de la prueba. También manifestó
que creía que, si científicos reputados tuvieran libertad para trabajar sin todos los
que se mofaban y dudaban, entonces podrían reducir las ocurrencias en el
ocultismo a leyes físicas y, evidentemente, había mucho de eso. Los que piden
pruebas, las piden como si fueran ladrillos que se apilan uno sobre otro; piden
pruebas a pesar de que durante todo el tiempo están tratando de evitar la prueba.
La gente que está en los estudios de ocultismo lo hace tratando de obtener
material de prueba como quien va al cuarto oscuro y prende la luz para ver si hay
alguna imagen en la película todavía no revelada. Sus propias acciones inhiben
decididamente cualquier manifestación de prueba.
En el mundo del ocultismo estamos trabajando con cosas abstractas, con
asuntos de una vibración extremadamente elevada y la manera en que la
gente se comporta actualmente es algo así como usar un martillo neumático
para excavaciones con objeto de obturarse una muela. Antes que puedan
aportarse pruebas en un sentido materialista, los científicos tienen que
adiestrarse en lo que puede ser y lo que no puede ser, pues no es sensato
tirarse como un toro sobre una puerta, ya que no están rompiendo ladrillos;
están tratando de descubrir algo que es tan fundamental como la
humanidad misma. Si la gente fuera honesta consigo misma; si se
mantuviera alejada de las pantallas del cine y la televisión y de cosas
similares; si meditaran como debe hacerse, entonces tendrían una visión
interior de lo que eso ES, conocerían su propia naturaleza espiritual,
suponiendo siempre que tal naturaleza espiritual no estuviera tan
degradada como para que no pudiera manifestarse.
Durante años, además de tener el deseo de fotografiar el aura que veo
alrededor de cada persona, quise inventar - como ya lo he manifestado- un
teléfono que permitiera a la gente común -no clarividente ni telepática-
comunicarse, con el Otro Lado. Pensad en lo divertido que sería consultar la
guía telefónica del Cielo y tener una información: ¿Fue arriba o abajo?
Supongo que las regiones inferiores han de tener una central telefónica
llamada Azufre o algo por el estilo. De cualquier manera, en lo futuro,
cuando los científicos sean menos materialistas, es posible que tengamos tal
teléfono. En realidad, ha existido, pero eso es otra historia.
Quizá debiera titular el próximo capítulo: Detened la prensa, porque ha
habido un llamado telefónico de Juan Henderson, desde unos cinco mil
kilómetros de distancia. Ha tenido ahora una prueba de la gente que se
halla en el Otro Lado de esta vida. Recibió un mensaje y tuvo la sensación
que le estaban golpeando la cabeza; ¡que es lo que una vez yo le dije que me
gustaría hacer con él! Pero, de cualquier modo, acaba de telefonear para
decir que al fin ha RECIBIDO EL MENSAJE. Ese mensaje fue directo
desde el Otro Lado y de ninguna manera provocado por mí. Algún día,
quizá, Juan Henderson pueda escribir un libro, en realidad debe hacerlo, y,
si cuenta esta ocurrencia, mucha gente dirá probablemente: "¡No me
gustaría que tales cosas me pasaran a mí! ¡Jamás!"
- ¡Eh, Guv! -dijo Taddy, sacudiéndose para despertarse del todo después
de un sueño profundo y silencioso que duró algún tiempo-. Yo tengo una
pregunta que ningún humano querrá contestar.
- Perfectamente, Tadikins; ¿cuál es?
Tadikins se sentó, cruzó sus patitas y dijo:
- Aquí está: nosotros, los gatos, sabemos qué clase de orden se ha hecho
en el Otro Lado, pero ¿por qué no le dice usted a los hombres cómo
planifican su vida sobre la Tierra?
Personalmente creo que ya he hablado de esto hasta el hartazgo y no
quiero que Buttercup dé un salto hacia mí diciéndome que me repito y,
después de haber escrito tanto sobre el suicidio, pareciera que escribir
nuevamente sobre la vida después de la muerte es algo así como un suicidio.
Así que tal vez trataré eso llamando esta respuesta Vida antes del
nacimiento.
En el Otro Lado de esta vida, una entidad ha decidido ir nuevamente al
colegio para hacer un curso especial. Es posible que algunas lecciones
fueran aprendidas previamente y el retorno al Hogar ha permitido que tales
lecciones sean abreviadas y facilitadas para que sean asimiladas. Entonces,
la entidad se sienta y reflexiona sobre eso. En la Tierra muchos estudiantes
examinan y discuten su futuro con un consejero, se interesan sobre cuál
curso es necesario para poder obtener cierta calificación. Por ejemplo, una
enfermera en Inglaterra quiere especializarse en cirugía; evidentemente ella
tiene algún conocimiento de anatomía, ¿qué necesita, entonces, para
ingresar en la Escuela de Medicina? Discute lo que tiene que hacer y luego
trata de lograrlo. De la misma manera, nuestro personaje desde el Otro
Lado de la vida en la Tierra decide, una vez orientado, cuáles son las
lecciones que tiene que aprender, qué tareas ha de superar y qué
dificultades tendrá que vencer. Entonces, todo el panorama se proyecta
cuidadosamente.
¿Jugáis al ajedrez? Si lo hacéis, conoceréis aquellos problemas que
aparecen en ciertas revistas. El tablero está preparado con peones, caballos
y torres en posiciones estratégicas determinadas. Vosotros, pobres almas,
tendréis que pensar y pensar hasta que vuestro cerebro estalle y hallar el
camino para ganar el juego. Algo parecido es planificar la vida que vendrá.
Todos los obstáculos están en juego, todas las condiciones están dadas: ¿qué
tenéis que aprender? ¿Tenéis que aprender a ser pobres y a soportar la
pobreza? Entonces no será bueno ir a una familia rica, ¿no es así? ¿Tenéis
que aprender a ser generosos con los otros y a manejar el dinero? Entonces
no es bueno ir a una familia pobre, ¿verdad? Vosotros debéis decidir qué es
lo que queréis aprender, qué tipo de familia se adaptara mejor a vuestros
requerimientos. ¿Ingresaréis a la familia de un comerciante o de un
profesional? ¿O quizás a una familia noble? Todo depende. Es como los
actores sobre la escena, uno puede representar a un rey en una obra y a un
mendigo en otra y es lo mismo en la vida, dependerá de lo que se tenga que
aprender. Enfrentaréis las situaciones, las condiciones, las dificultades, los
problemas y los obstáculos que vosotros mismos habéis elegido. Antes de
venir dispondréis vuestros problemas de una manera bastante parecida a un
problema de ajedrez que se prepara para que otro lo resuelva.
De ese modo, tenéis frente a vosotros un conjunto de problemas para
resolver y, en vez de sentaros y rascaros la cabeza tratando de hallar la
solución hacéis algo práctico. Observáis y halláis la familia, el país, la
localidad que mejor os permita vivir los problemas que os habéis propuesto
y resolverlos por el simple hecho de vivir y soportar las dificultades y
pruebas.
Después de todo, un estudiante que va a un curso de posgraduado sabe
que va a sufrir algunas contrariedades, sabe que tiene que obtener cierto
porcentaje de notas porque de otra manera no pasará y tendrá que repetir.
No ignora que tendrá que "servir" cierto tiempo en las aulas, pero él sabe
todo esto y quiere ingresar porque desea obtener las calificaciones y los
conocimientos que todo ello trae consigo. De tal manera, VOSOTROS
habéis proyectado todo, pero ninguno de vuestros proyectos pudo haber
incluido el suicidio. Si así fuera, significa que desertáis, que fracasáis y, si
alguien deserta, significa que no puede avanzar por la falta de calificación y
fortaleza interior. Siempre, sin excepción, aquellos que desertan de la vida
suicidándose, deben regresar y empezar todo de nuevo con un nuevo
conjunto de problemas asignados especialmente para que traiga suerte.
La próxima vez que veáis en algún diario o revista un problema de
ajedrez prolijamente dispuesto sobre los escaques blancos y negros,
recordad que VOSOTROS dispusisteis los problemas propios de manera
semejante antes de venir a esta Tierra.
¿Cómo los estáis resolviendo? ¿Los comprendéis bien? No os desalentéis,
¡recordad que vosotros los comenzasteis!
CAPITULO QUINTO

Cien hombres pueden hacer un campamento; hace falta una mujer para
fundar un hogar.

- Tsk, tsk "-dijo el anciano a Cleo que estaba sentada admirando la luz
del sol que penetraba por entre los paños de la cortina; volvió su cabeza
inteligentemente y clavó esos hermosos ojos azules-, Tsk, tsk -repitió él como si
gozara con el sonido-. Me gustaría ser un autor rico, y tener una importante
biblioteca de consulta. ¿Sabes cuántos libros tengo, Cleo?
El anciano volvió su cabeza y miró los únicos libros que poseía: un
diccionario, un manual para diabéticos, un manual de medicina para
capitanes de barcos, un libro sobre las banderas de los distintos países, un
catálogo Payette de Montreal sobre material para radio, un catálogo
canadiense de neumáticos de Toronto y, por supuesto, un atlas muy grande,
tan grande que hacían falta dos hombres y un perro para levantarlo,
ciertamente demasiado grande y demasiado pesado para un pobre hombre
confinado a la cama.
- Y todo eso es la biblioteca de este autor, Cleo -siguió el anciano con una
risa forzada-; realmente una lástima, ya que la gente pregunta una cantidad
de cosas que me harían poner los pelos de punta si no fuera que soy calvo.
Pero, todo esto es perder tiempo, tenemos que continuar con nuestro libro,
Cleo, y tú y Taddy podéis ir y gozar del sol mientras yo trabajo por el pan
de cada día.
La señora Sorock -nuestra vieja amiga Valeria Sorock-, pregunta sobre
el sueño. Válgame Dios, señora Sorock, ¿no sabe Ud. qué es el sueño? De
cualquier manera, una cantidad de personas han preguntado lo mismo, así
que veamos qué puedo hacer sobre esto.
En el plano físico un cuerpo trabaja y forma toxinas, que es veneno que
se acumula en los músculos. Cuando trabajamos en exceso en una tarea
determinada utilizando los mismos músculos, se forman cristales en el tejido
muscular y, como se trata de cosas sumamente agudas, penetran si continuamos
moviéndonos y nos hace sentirnos "rígidos", de manera que pronto debemos
cesar de movernos.
Todos los órganos del cuerpo son invadidos por las toxinas y así, después
de cierto tiempo, es necesario que el hombre se acueste y duerma, relajando
todo su mecanismo orgánico, se quede casi estático y, durante ese período de
sueño, las toxinas que producen cansancio y rigidez muscular, se eliminen.
Al despertar, entonces, nos sentimos tan bien, como nuevos. Toda la rigidez
desaparece, los dolores y malestares se han ido, la gente se siente renovada si
se ha acostado temprano y ha descansado lo suficiente. De lo contrario, si se
ha estado bebiendo y el mecanismo ha sido sobrecargado en exceso queda el
malestar propio de las borracheras. Pero no estamos tratando sobre ebrios y
tipos de esa especie. Hablamos de VUESTRA actitud hacia el sueño, la de
vosotros que sois personas sensatas.
Así, en el plano físico corriente, cuando dormimos es con el fin de
eliminar toxinas y cristales que nos vuelven pesados, cansados y llenos de
dolores y malestares.
Pero hay algo más que esto en el sueño. Del mismo modo que los
escolares regresan a sus hogares después de un día de clase, la mente
humana debe volver a casa a intervalos frecuentes.
Si el hombre debiera permanecer completamente despierto todo el
tiempo encontraría la vida insoportable, pudiendo experimentar toda suerte
de manifestaciones físicas extrañas. Por eso toma un lapso de sueño en el
mundo astral para recuperarse. Pensad si los niños tuvieran que estar en
clase durante las veinticuatro horas del día; por supuesto que no podrían
hacerlo, pero en el caso hipotético que así fuera, pronto no podrían ser
capaces de aprender nada y se hallarían incapacitados totalmente por la fatiga.
Lo mismo ocurre con el hombre.
Durante el sueño, el cuerpo físico se halla acostado sobre la cama, la
mayoría de las veces es sobre la cama o, de cualquier modo, la suficiente
cantidad de veces como para que podamos decir "acostado sobre la cama".
En esos momentos el cuerpo físico descansa y duerme evadiéndose de los
efectos de la existencia hasta el otro día. El motor del cuerpo, la mente,
también se evade, de manera que se instala el mecanismo físico llamado
subconsciente, y toda suerte de acciones reflejas se producen en el cuerpo. A
menudo los ojos se mueven detrás de los párpados cerrados, frecuentemente
se respira con ansiedad, se murmura o ronca repetidas veces porque el
cuerpo hace cierta cantidad de ejercicio durante el sueño con el fin de que
los cristales y las toxinas puedan dispersarse y eliminarse más rápidamente.
Esa es la razón por la cual la gente por lo general se mueve cuando duerme
y no siempre queda completamente inmóvil durante el sueño. Si lo hiciera,
tendría una nueva carga de toxinas en el punto de contacto entre el cuerpo y
la cama, ya que la misma parte de la persona estaría sometida todo el
tiempo a la presión.
El subconsciente durante el período de sueño queda completamente
liberado del control de la mente y así, en realidad, vaga entre las tarjetas del
fichero de la memoria como un chico tonto que puede tomar una tarjeta
aquí o quizá dos o tres, allá.
Si se toma sólo una tarjeta -y recordad que yo debería haber puesto
"tarjeta" entre comillas para demostrar que no es en realidad una tarjeta
de fichero, sino sólo una denominación simbólica; o, si lo preferís podríamos
llamarlo, para mejor entender, grupo de recuerdos relacionados- y esa tarjeta es
un grupo de recuerdos relacionados, tenemos un sueño que puede ser
completamente lúcido sobre algún acontecimiento en particular. Pero, si dos o
tres grupos de recuerdos (¡llamémoslos decididamente tarjetas!) son extraídos,
entonces el sueño se convierte en fantasía porque podemos soñar, por ejemplo y
a simple título ilustrativo, con un pez que está cabalgando por el camino porque
el recuerdo que surgió puede haber sido el de un pez grande y, superpuesto,
puede haber aparecido el recuerdo de un jinete. Si estas dos tarjetas se
superponen, tenemos la impresión distorsionada de un pez a caballo.
Sabemos que si tomamos una diapositiva o trasparentes de 33 mm
obtendremos una imagen muy nítida con sólo insertarla en el proyector;
pero si disponemos de dos diapositivas, una sobre otra, proyectaremos algo
que nunca ocurrió, producto de la superposición de placas. Y, si la
experiencia la repetimos con tres placas, originaremos una confusión. Lo
mismo sucede con los sueños: el sueño es una cosa simple, exactamente un
recuerdo común que aparece íntegra y directamente; pero, cuando recibe la
impresión o superposición de otra tarjeta de recuerdo diferente surge
entonces una fantasía y hasta una pesadilla. Se sueñan cosas que son
realmente imposibles, que jamás podrían ocurrir y que si se recuerdan al
despertar, cuando la conciencia vuelve al cuerpo, son consideradas pesadillas.
Durante el sueño, cuando la conciencia está ausente, el censor que
llevamos dentro también duerme y algunos de los recuerdos o fantasías
pueden ser eróticos o sádicos y así nos asaltan aquellos sueños terribles de
los cuales la gente se pregunta: "Pero… ¿qué me ha pasado?" Es imposible
confundir viajes astrales con sueños o pesadillas porque en los sueños casi
siempre hay algo inconsistente o improbable, muy a menudo se presenta algún
elemento que discrepa de lo que se conoce como real. Pueden ser los colores que
no concuerdan o quizás aparezca una persona con cabeza de tigre. Se puede
determinar con un poco de práctica, lo que es un sueño y lo que es un viaje
astral.
Los recuerdos de los sueños y los del viaje astral recorren el mismo
camino dentro de nuestra lucidez mental cuando nos despertamos; cuando
la conciencia retorna y el cuerpo despierta, puede decirse: "¡Oh, anoche
tuve un sueño terrible!" O, si se tiene práctica y se sabe cómo viajar
conscientemente al astral, se regresa con un conocimiento total de todo lo
que ha pasado. El cuerpo aún está en reposo, las toxinas se han eliminado,
pero la conciencia ha retenido la información de lo ocurrido en el mundo
astral.
Algunos escolares que gozan de un feriado se excitan de tal manera
cuando regresan a la escuela, que todo lo sucedido durante su día de fiesta
desaparece completamente de sus mentes o de sus memorias. Del mismo
modo, los que regresan del viaje astral pueden olvidar totalmente todo lo
ocurrido en la excitación del comienzo de un nuevo día.
Nunca será suficientemente repetido que, si se desea recordar un viaje
astral, simplemente debe decirse tres veces antes de dormir: "Dormiré
profunda y descansadamente y, por la mañana, sabré todo lo que he hecho
en el astral". Repetid eso tres veces antes de ir a dormir y, si realmente
pensáis en lo que estáis diciendo y en su significado, lo recordaréis al
despertar. No hay nada sobrenatural en esto. Es nada más que dirigirse a un
subconsciente bastante tonto y decirle, en realidad: "Eh, querido, debes
permanecer alerta esta noche, sin jugar ni desviarte en el trabajo dé mis
recuerdos y hazte a un lado, listo, para una carga nueva de recuerdos
cuando yo regrese". Por supuesto que la persona que tiene práctica en viajar
al astral puede hacerlo estando completamente despierta. Es corriente para una
persona práctica sentarse en una silla, entrelazar sus manos, poner juntos sus pies
y cerrar los ojos. Puede entonces decidirse a abandonar el cuerpo y dirigirse a
cualquier parte manteniéndose completamente consciente durante todo el
período del viaje astral de manera que, cuando el cuerpo astral se une al físico
trae consigo una memoria totalmente retentiva de todo lo que ha sucedido.
Esto exige práctica, por supuesto, y un poco de autodisciplina, pero no es
difícil adiestrarse para recordar lo que pasa cuando el cuerpo duerme.
Solamente tendréis que decirle a vuestro subconsciente, de la misma manera
que se le advierte a un escolar rebelde, que se mantenga callado. La primera
advertencia representa más o menos una pérdida de tiempo; en la segunda,
el subconsciente se inquieta algo y en la tercera existe la esperanza de que la
orden llegue profundamente y el subconsciente obedezca. Y, si lo hacéis
durante unas pocas noches, hallaréis que el subconsciente obedece.
Mucha gente prefiere tener una libreta y un lápiz al lado de la cama y,
no bien despierta por la mañana, escribe lo que sabe que ha ocurrido
durante la noche; de otro modo con la tensión y agitación que impone la
vida moderna existe una gran tendencia a olvidar lo pasado. Algún pobre
hombre despierta, por ejemplo, y piensa que va a llegar tarde al trabajo y
después se pregunta si su mujer tendrá voluntad de darle el desayuno o
deberá irse sin tomarlo. Con preocupaciones como esas en la mente no
puede hallarse en disposición de recordar lo que ocurrió durante la noche.
Por eso, acostumbraos a tener junto al lecho una libreta y un lápiz y la
primera cosa que debéis hacer al despertar es escribir
INMEDIATAMENTE todo lo que recordéis que haya ocurrido durante la
noche. Con la práctica hallaréis que es fácil y, perseverando, no necesitaréis la
libreta y el lápiz, pasaréis vuestros días sobre la Tierra con mucha más alegría
sabiendo que esto no es más que una difícil lección, descontando que al final del
ciclo escolar podréis volver a casa.
Últimamente parece que ha habido una racha de anuncios de toda índole
de firmas que pretenden enseñar cómo se aprende durmiendo. Quieren
vender unos aparatos caros y unas cintas magnetofónicas sobre cursos
completos más caras aún, con interruptor de tiempo, auriculares,
altoparlante para debajo de la almohada y todo lo que queráis.
Es completamente imposible que alguien pueda aprender algo
importante mientras duerme. Para empezar, lo que dirige el cuerpo está
ausente y todo lo que queda es una suerte de vigilante desdeñable llamado
"subconsciente". Investigaciones amplias que se han llevado a cabo en
importantes países del mundo han demostrado, sin lugar a duda, que el
aprender durante el sueño no resulta.
Si os mantenéis despiertos, es decir, si el sueño tarda en llegar, entonces
podréis captar algunos pocos trozos de conversación de tales cintas. Pero
ello no es una manera fácil de aprender; no podéis presionar un botón y
decir a la máquina: "¡Hola, estoy aquí!", porque eso no os convertirá en
genios durante la noche. Por lo contrario, perturbará vuestro descanso y os
volverá irritables, insoportables.
Suponed que dejáis vuestro coche en el garaje mientras vais a vuestra
casa a comer vuestros fríjoles con manteca y tostada o lo que acostumbréis a
comer antes de ir a la cama. Seríais demasiado optimistas si pensarais que
vuestro coche es capaz de aprender mediante cintas magnetofónicas
mientras vosotros no estáis en él. Es sabido que los fabricantes de automóviles
hacen diversas afirmaciones fantásticas e imposibles acerca de sus cajas
mecanizadas (no, yo no tengo coche), pero aun el más optimista de los
anunciadores de coches se resistiría a decir que sus coches aprenderán mientras
su dueño duerme.
Vuestro cuerpo es exactamente como un vehículo, un vehículo, por
medio del cual vuestro Superyó adquiere experiencia en la Tierra y en
algunos otros planetas; de manera que no tiene sentido que os jactéis sobre
vuestra inteligencia, importancia o algo por el estilo, porque cuando
analizamos y llegamos al fondo de la cuestión, cualquiera sea el nivel de
valores que queráis usar, llegamos a la conclusión de que vosotros sois nada
más que un montón de protoplasma que es dirigido durante el día por un
propietario que es vuestro propio Superyó. Podéis comparar esto al irlandés
y su burro. El animal permanece en el establo durante la noche y ninguna
cantidad de cintas magnetofónicas conseguirá que el burro hable inglés, ni
siquiera el norteamericano; sin embargo, durante el día su propietario
puede recibir lecciones hasta del inglés americano. Podría valer la pena el
intento de enseñar el dialecto gales a un irlandés para ver si puede lograrse.
Creo, en realidad, que merezco una medalla por poner de manifiesto
algunas de las cosas especialmente destinadas a sacar dinero a la gente,
dinero que ella gana con tanto sacrificio. ¿Piensa la gente siempre lo que
hay detrás de un aviso? Bueno, evidentemente lo que el anunciante quiere es
sacarle plata. Me recuerda a aquellos que publican cómo hacer un millón
en, digamos, tres lecciones fáciles; o como acertar el Sweepstake de Irlanda
y ganar el primer premio. Si las personas que se ocupan de esto pudieran
hacer tales cosas ellas mismas, no se molestarían en publicar avisos, ¿no es
así? Y si no pueden hacerlo… bueno, tienen que hacer dinero de cualquier otra
manera, pretendiendo que pueden lograr un millón en un mes. Y efectivamente
pueden lograrlo si un grupo numeroso de personas contestan sus avisos; pero
vosotros no estéis entre ellos, abotonad vuestros bolsillos, mantened vuestras
carteras cerradas, la boca también cerrada y los oídos bien abiertos.
¡Alabado sea Dios! ¡He aquí una pregunta! Hay que prepararse para
leerla cuidadosamente. Usted dice que el subconsciente es tonto y, sin
embargo, en El camino de la vida se lee que es sumamente inteligente, que
parece ser más inteligente que la parte de nosotros que se estima que es un
décimo consciente. Ahora, díganos francamente, ¿es tonto o es
superinteligente?"
Si hemos de volver a una cuestión básica como ésta, debemos decir que
el subconsciente no es ni inteligente ni deja de serlo porque no tiene
inteligencia, es completamente otra cosa diferente. El subconsciente solo es
un depósito de conocimiento, bueno y malo. Es como un fichero: contiene
todo lo oído, lo visto y experimentado. Recuerda las respuestas automáticas
cuando uno inspira y espira. Le advierte a la parte afectada de uno que
tiene que sacudirse y manifestarse cuando hay algo que le pica, etc. Es un
recordatorio automático.
¿Diríamos que un bibliotecario es inteligente? Por supuesto que eso es
motivo de opinión personal. Yo he intentado tratar con esos tontos
bibliotecarios de la Biblioteca del Museo Británico, los que anotan
referencias y he querido que me entendieran que las que se referían a mí
eran totalmente e incontrovertiblemente incorrectas, pero resultó un
trabajo ímprobo convencerlos y me quedé con la firme opinión de que los
bibliotecarios de la Biblioteca del Registro, en el Museo Británico, no son
inteligentes.
De cualquier manera, se trata de una opinión; pero hagamos esa
pregunta nuevamente, sólo para responder esta otra:
¿Podríamos considerar que un bibliotecario es un genio? ¿Podríamos
considerar que un bibliotecario podría responder a cualquier interrogante
sobre cualquier cosa o repetir lo que alguna persona ha dicho
anteriormente? Evidentemente, no. Ni siquiera si nosotros mismos fuéramos
bibliotecarios podríamos hacer tal afirmación. Por lo tanto, se podría
manifestar, correctamente, que no; no existe tal conocimiento en un hombre
consciente. Un bibliotecario puede saber, eso sí, cómo y dónde hallar una
información determinada. Los mejores bibliotecarios son aquellos que
pueden encontrar la información más rápidamente.
Nosotros podríamos ir a una biblioteca y buscar a tientas entre los
diversos gabinetes de archivo el título de algún libro que encerrara el tema
de nuestro interés. Hallaríamos quizá que tendríamos que referirnos a algo
más, o que el libro está agotado o fuera de circulación o fuera de la
Biblioteca. Perderíamos medio día o más en la búsqueda. En cambio, si
consultamos al bibliotecario, mediará un segundo durante el cual su
expresión será absolutamente de suspenso y luego, como en los sistemas
automáticos, la moneda parece caer con su sonido característico que indica
que el aparato, en este caso el bibliotecario, se pone en movimiento y
produce el libro con la información deseada. Si realmente está bien ubicado
en su puesto, recomendará muchas otras obras.
El subconsciente es como eso. Tan pronto como nuestro "yo" pensante
desea saber algo, el subconsciente trata de producir la respuesta. Eso no es
inteligencia, es enteramente automático y como es automático puede ser
adiestrado.
¿Adiestrado para qué? Bueno, la respuesta es simple. El subconsciente
es nuestra memoria. Si nuestra memoria es frágil significa que nuestro
décimo consciente no penetra en nuestros nueve décimos subconscientes. Si
se tiene una memoria deficiente quiere decir que el subconsciente no
responde al trabajo de proveer la información que necesitamos.
Supongamos que quisiéramos saber qué es lo que realmente dijo
Gladstone allá por el año 1800, más o menos. Probablemente lo hemos oído;
quizá, leído, por lo cual debe hallarse en nuestra memoria y, si nuestro
subconsciente no puede producirlo, significa que existe una falla en alguna
parte del mecanismo de trasmisión del mensaje.
Muchas personas son capaces de dominar una enormidad de
información sobre equipos de fútbol o béisbol y mencionar los ganadores
que hubo o cualquier otra cosa que se le pida ocurrida durante años
anteriores, pero es porque ellos están interesados en el tema, pues la gente
no puede recordar cosas en las cuales no se halla interesada. A mí, que
jamás he presenciado un partido de fútbol o de béisbol y sin tener el menor
interés en hacerlo tampoco, no me asiste la más vaga idea de lo que eso es.
Se me ha ocurrido que un rombo de béisbol, por ejemplo, podría ser una
cosa que se da de premio a los ganadores. Sin duda, alguien me escribirá
para decirme que es algo diferente.
Si queréis cultivar una buena memoria, debéis cultivar vuestro
subconsciente. Hay que interesarse en un tema, hasta que eso no suceda el
subconsciente no puede "captarlo". Muchas de nuestras lectoras conocerán
todo lo referente a los astros del cine; cuántas veces se han casado, cuántas
se han divorciado, cuántas han sido sus amadas de turno en su paso por el
mundo. Eso es fácil, pueden hacerlo; pero, si se les pide que vayan a una tienda
y compren un carrete de hilo fino común, quizás el tres-dieciséis, volverán sin él,
sin el menor pensamiento al respecto reflejado en el rostro.
Para adiestrar la memoria, es decir, el subconsciente, es indispensable
pensar con claridad en las cosas y poner interés en ellas. Si se les pide a los
hombres que vayan a comprar cosas de mujeres, volverán sin la menor idea
de ellas en sus cabezas, pero si prestan atención, sus memorias mejorarán.
Uno puede interesarse preguntándose por qué una mujer quiere tal o cual
cosa, así como la mujer puede pensar por qué ha de querer un hombre un
carretel de hilo fino tres-dieciséis, por ejemplo. Si se toma particular interés,
entonces puede recordarse.
Si tratáis de recordar algo específico como un número de teléfono,
imaginad la persona a quien pertenece tal número; y, si no la conocéis o no
podéis visualizarla, mirad al número telefónico. ¿Es una serie de círculos o
una cantidad de palos? Por ejemplo, los seises, nueves, ceros se vuelven
círculos, al igual que los doses y los treces. Pero los palos serían los unos, los
sietes, etc. y, por supuesto, los cuatros. Así, si podéis visualizar un número
por círculos o palos, lo recordaréis. Repetid el número telefónico tres veces
con la convicción absoluta de que siempre recordaréis tal número; y
podréis; ello es completamente fácil; no es nada difícil.
Otra cosa que puede hacerse durante el sueño es aproximarse a otra
persona sobre quien se desea influir. Aprender durante el sueño es inútil,
representa una absoluta pérdida de tiempo porque se está tratando de
enseñar al cuerpo cuando la entidad que lo controla está ausente. Pero podemos
tratar con otra cosa: influir sobre otros.
Supongamos que el señor Juan Brown desea vivamente un puesto en la
Compañía de Fabricación XYZ porque ha oído que esa firma es muy buena
y ofrece una oportunidad de empleo interesante.
El señor Brown ha tenido la suerte de concertar una entrevista con el
jefe de personal o alguna otra autoridad para, digamos, el día siguiente. Si
realmente quiere tener éxito, debe hacer lo que indicamos a continuación:
Conseguirá toda la información que pueda sobre la firma y,
especialmente, sobre la persona a quien va a entrevistar. Eso significa que el
señor Brown debe averiguar lo más exhaustivamente posible lo referente a
quién va a recibirlo. Inclusive, si estuviera en sus manos, conseguir una
fotografía de esa persona y, antes de ir a la cama esa noche se sentará
completamente solo y se verá a sí mismo conversando con su interlocutor
del día siguiente. El señor Brown expondrá convincentemente (en la
intimidad de su habitación) las razones por las cuales él sería el hombre
para el puesto, los motivos por los cuales él necesita ese empleo en particular
y por qué se considera capaz y digno de percibir más que lo que la firma
normalmente paga. Todo esto él lo expone a la fotografía, levanta sus pies y
los mete en la cama y coloca la fotografía de manera tal que quede frente a
él mientras está acostado sobre el lado que acostumbra.
El señor Brown va a dormir con el firme y definido propósito de salir de
su cuerpo y viajar hasta la casa del señor que va a entrevistar. Allí lo hallará
fuera de su cuerpo y el astral del señor Brown dirá al astral del otro señor lo
que el señor Brown le dijo en la intimidad de su cuarto.
¿Fantasía? ¿Locura? ¡No lo creáis! Esto realmente resulta. Si el que
solicitó la entrevista juega sus cartas correctamente, el entrevistado le dará
el empleo. Es seguro, definidamente, de real éxito.
Ahora, los que desean un puesto mejor o más dinero, relean estas
palabras y llévenlas a la práctica. Pueden influir sobre la gente de esta
manera, pero no para hacer daño. No se puede ejercer influencia sobre una
persona para que haga lo que normalmente no debe hacer, es decir, no se
puede influir sobre ella con una intención aviesa o un acto equívoco. Eso
significa que vosotros, muchachos que me escribís, preguntándome cómo
dominar a las chicas… bueno, no es posible, no se puede y no lo intentéis.
Sí, inocentes lectores, damas de alto rango y de la mayor pureza, a veces
recibo cartas de "caballeros" que me piden que les enseñe a hipnotizar a las
niñas, o a hechizarlas o la fórmula para rendirlas irremisiblemente a sus
pies. De cualquier manera os digo que la verdad es que, a menos que lleguen
a la corrupción, no podrán influir sobre otra persona para que haga lo que
su conciencia no permitirá normalmente. Y así es. Si la intención es limpia y
honesta, se puede llegar a tener ascendiente sobre otros, pero siempre para
el bien no para el mal. La mayoría de la gente no necesita de influencia
extraña para hacer mal, de modo alguno, pareciera que es cosa natural.
Podría también introducir aquí una pregunta que tiene relación con
algunas de las indicaciones hechas en los capítulos anteriores. Ella es:
"Usted dice que la gente viene a esta Tierra de tiempo en tiempo hasta
que la persona que corresponde haga su tarea específica. Usted también
dice que en ocasiones son grupos de personas las que vienen con el mismo
propósito. ¿Puede usted dar un ejemplo fehaciente de esto?"
En realidad, sí, puedo ilustrar fehacientemente mi afirmación. Hace
algún tiempo tenía yo un recorte en castellano que informaba sobre una
cantidad de detalles sobre una revista llamada "Excalibur" que había sido
publicada hacía algunos años, aparentemente en Durban, Sudáfrica.
Solamente tengo un comentario muy breve sobre el total del asunto, pero
parece que la revista publicaba algunas notables analogías ciertas entre la
vida y la muerte del presidente Lincoln de los E.U.A. y el presidente
Kennedy de ese mismo país. Ello responde adecuadamente a muchas
preguntas, por lo cual daré los detalles aquí. Vamos a numerarlos, para que
sea más fácil de recordar y discutir con los amigos:

1. Lincoln fue elegido para desempeñar el cargo de presidente el año


1860. Eso fácilmente puede ser comprobado en los libros de historia. Así,
Lincoln fue presidente en 1860 y he aquí la primera coincidencia: Kennedy
fue presidente en 1960, cien años después.
2. Puede producir alguna conmoción el hecho de que el presidente
Lincoln fue asesinado en un viernes, y en viernes fue asesinado también el
presidente Kennedy.
3. Todos hemos leído que el presidente Lincoln se hallaba disfrutando de
una representación teatral acompañado de su esposa, en presencia de la cual
fue asesinado. El presidente Kennedy estaba visitando Dallas, Texas, y se
hallaba en un automóvil con su esposa. El también disfrutaba de una
representación, cual es la aclamación del público, etcétera.
4. El presidente Lincoln fue herido de bala por la espalda mientras
estaba sentado en un palco del teatro. El presidente Kennedy fue herido de
bala por la espalda mientras estaba sentado en un automóvil.
5. Un hombre llamado Johnson sucedió al presidente Lincoln. Johnson
fue presidente después del presidente Lincoln; y en Texas, el presidente
Kennedy fue asesinado y el vicepresidente Johnson juró como presidente de
los E.U.A., a bordo de un avión que trasladaba de vuelta a la capital el
cuerpo del presidente muerto y el del nuevo presidente vivo.
6. Pero aún no hemos terminado con nuestra lista de coincidencias; nos
falta un buen rato. El Johnson que sucedió al presidente Lincoln era
demócrata del sur de E.U.A. y Lindon Johnson, que sucedió al presidente
Kennedy, también era demócrata del sur, de Texas. Ya tenemos un buen
número de "coincidencias", ¿verdad? Lo suficiente como para demostrar
que algo más que la casualidad se halla en juego y pensar que debe haber
algún "Plan Divino" que hace que la entidad que era el presidente Lincoln
quizás haya retornado como Kennedy para que pudiera cumplirse una
tarea determinada. Y ahora volvamos con:
7. Ambos Johnson habían sido miembros del Senado antes de ser
presidentes.
8. El sucesor de Lincoln fue Andrew Johnson. Andrew Johnson nació en
1808, y el Johnson que sucedió al presidente Kennedy nació en 1908.
9. Lincoln fue asesinado por un individuo bastante extraño, un total
resentido si hemos de creer en las noticias que ahora son historia, y ese asesino
de Lincoln fue John Wilkes Booth, nacido en 1839. Lee Harvey Oswald que,
según se afirmó, asesinó al presidente Kennedy parece haber sido también un
tipo de persona totalmente insatisfecha, un resentido, que frecuentemente se
hallaba en dificultades. Nació en 1939.
10. Para continuar con nuestra lista de "coincidencias", Booth fue
asesinado antes que pudiera comparecer ante el tribunal, lo mismo que
Oswald que fue matado mientras era llevado por la Policía y antes que
pudiera comparecer ante el tribunal.
11. Estas coincidencias que hemos visto se extienden no sólo a los
presidentes y a sus asesinos, sino también a sus esposas porque la señora de
Lincoln, esposa del presidente Lincoln, perdió un hijo durante su residencia
en la Casa Blanca, y la señora de Kennedy, esposa del presidente Kennedy,
perdió un hijo también durante su residencia en la Casa Blanca.
12. Lincoln tenia un secretario, y ese secretario se llamaba Kennedy. El
secretario Kennedy vivamente advirtió al presidente Lincoln que no fuera al
teatro donde fue asesinado. El presidente Kennedy tenía un secretario
llamado Lincoln y el secretario Lincoln advirtió vivamente al presidente
Kennedy que ¡no fuera a Dallas!
13. John Wiikes Booth tiró contra el presidente Lincoln por la espalda
mientras el presidente asistía a una representación de teatro y corrió a
esconderse en un depósito. Lee Harvey Oswald tiró contra el presidente
Kennedy desde un depósito y corrió a esconderse en un teatro. Si se lee esto
cuidadosamente de nuevo se apreciará lo extraño que es: un asesino tira en un
teatro y se esconde en un depósito; el otro, tira desde un depósito y se esconde
en un teatro.
14. L-I-N-C-O-L-N son siete letras y si contamos K-E-N-N-E-D-Y
encontraremos que también son siete.
15. Si contamos John Wiikes Booth hallaremos que son quince letras, y
si hacemos lo propio con Lee Harvey Oswald tendremos también quince
letras.
16. Se cree que Oswald mató a Kennedy y que tenía cómplices. Nada de
esto fue, en realidad, fehacientemente probado; es un asunto de evidencia de
indicios también que Booth mató a Lincoln, ya que nadie pudo probarlo. Lo
mismo que con Oswald se afirmó que tenía cómplices; pero nadie probó de
manera concluyente que Oswald matara a Kennedy y que tenía cómplices.
Encaremos esto lisa y llanamente: una evidencia de indicios señala tanto a
Booth como a Oswald, pero ¿cuánto de lo que pudimos leer era verdad y
hasta qué punto estaba la prensa prejuzgando y condenando a un hombre?
No sabemos y lo pongo de manifiesto porque es otra coincidencia en el caso
de ambos.
17. Recordaréis que el sujeto llamado Ruby, que era un tanto fanático,
mató a Oswald frente a las cámaras de televisión, se adelantó bruscamente
frente al policía, apuntó con un revólver y apretó el gatillo. Boston Corbett
también era un tanto fanático, también creía que estaba haciendo lo justo
cuando mató a John Wilkes Booth. En ambos casos estos dos hombres
mataron al hombre sospechado y acusado del asesinato de un presidente y
en ambos casos también se afirmó que el segundo asesino, Corbett y Ruby,
obró así respondiendo a una excesiva lealtad para con el presidente de su
tiempo. Pero en ningún caso se estableció el motivo real.
En otro libro he escrito sobre el Superyó manejando un grupo de títeres.
Pensad sobre ello a la luz de esta información donde dos presidentes fueron
elegidos mediando cien años de diferencia, fueron asesinados un viernes,
y… repasad la lista y reparad nuevamente en las diferentes coincidencias.
Ahora, ¿podéis seriamente pensar que pueden haber sido coincidencias? En
realidad, no es posible. Personalmente, creo que Lincoln no cumplió su
misión, por lo cual tuvo que volver para esencialmente el mismo trabajo que
no fue terminado y que debía acabar. La única manera de regresar era en la
persona de alguien que fuera presidente de los E.U.A. y así lo hizo. Se puede
deducir que a veces un Superyó tiene un "ensayo final" con títeres, así en el
caso de Lincoln la escena estaba preparada, suficientemente adecuada en un
teatro y un presidente fue asesinado. Nada pudo probarse contra el
presunto asesino y el presunto asesino fue asesinado por otra persona. Todo
esto fue de lo más desagradable, los motivos no se conocieron y jamás se
probó nada contra nadie. Así, quizás el Superyó se cansó de tal pérdida de
tiempo y energía y se preparó otro intento para cien años después porque en
el mundo astral el tiempo trascurre de manera distinta. El Otro Lado de la
muerte, el astral, podría haberse sentado a rascarse su metafórica cabeza,
por así decirlo, preguntándose qué haría la próxima vez. Y mientras se
movía nerviosamente y se rascaba se estaba deslizando un lapso de cien
años en la Tierra.
Cabe preguntarse ahora qué ocurrirá: ese Superyó, ¿quedó satisfecho
con el segundo intento o habrá un tercero? Personalmente creo que veremos
todavía un presidente de los E.U.A. que habrá de ser recluido por insano.
Ahora conozco todas las viejas ocurrencias sobre los presidentes de los
E.U.A. que se enloquecen de todos modos y muy lejos estoy de desalentarlos,
pero actualmente el asunto es serio y creo que antes de mucho veremos a un
presidente de E.U.A. que ha sido relevado de su cargo porque se halla
demasiado perturbado mentalmente como para continuar. Creo también
que asistiremos a algo muy delicado: muchos miembros importantes e
influyentes del gobierno estadounidense serán enjuiciados por desarrollar
actividades comunistas y prestar ayuda y facilidades al enemigo, vendiendo
su propio país al extranjero. Algunos de vosotros, los bastante jóvenes,
veréis todo eso, porque va a suceder. Pasarán cosas horrendas para los
E.U.A. ¡Mantened vuestras radios conectadas durante los próximos años!
CAPITULO SEXTO

Lo más valioso que puede perder el hombre es el tiempo

El anciano estaba en su nueva cama, la nueva cama de hospital con el


motor que movía la cabecera hacia arriba y hacia abajo y que, mediante la
presión de un botón, adaptaba su altura. Hacia arriba y hacia abajo estuvo
jugando con ella como si fuera un chico con un nuevo juguete, quizá, pero
no resulta tan cómoda -cuando uno no puede levantarse en absoluto y tiene
que permanecer acostado-, una cama tan baja que no permita mirar por la
ventana. Ahora el anciano tenia una cama, cuya altura podía adaptarse
mediante un motor eléctrico. Se imaginaba que estaba a bordo de un
submarino y que subía a la superficie para echar un vistazo al mundo.
- ¡Eh! -maulló Cleopatra-. ¿Cómo demonios crees que podremos saltar
sobre la cama si te lo pasas modificando su altura? ¿Cómo piensas que
podremos calcular nuestra distancia?
El anciano volvió a la realidad sobresaltado y rápidamente puso la cama
en su nivel más bajo. Cleopatra saltó y se irguió sobre el pecho del enfermo
llena de indignación.
- ¿Estabas tratando de librarte de mí? -preguntó-. Quieres que me
resulte difícil saltar sobre tu pecho, ¿no?
- No, ciertamente no, Cleo -replicó el anciano-; simplemente pienso que,
si te paras aquí, sobre mi pecho, podrás ver sobre ese estúpido balcón, por
nuestra ventana, los barcos en el puerto.
Juntos estuvieron mirando el puerto. Muy cerca, un buque descargaba
níquel; más allá, otro de bandera rusa, con la popa muy sumergida en el
agua y la proa a la vista demostraba que toda la parte delantera debía ser
descargada todavía. Un poco más lejos, dos muelles más allá, en realidad,
un barco surcoreano estaba cargando pulpa de madera para Corea.
- No entiendo por qué vienen aquí por pulpa de madera - dijo el
anciano-; Corea del Sur tiene enorme cantidad de árboles.
- Bueno -comentó Buttercup-, probablemente quieran hacer un trueque
o algo así, intercambiando pulpa de madera de Canadá con alguna otra
cosa.
Buttercup decididamente era la experta cuando el tema eran barcos y
embarques, y especialista cuando se trataba de banderas de navíos. La
desacostumbrada bandera surcoreana la desorientó durante unos
momentos, pero… cualquier otra cosa, Panamá, Monrovia y hasta la vieja
Enseña Roja, podía distinguirlas a millas de distancia.
Taddy miró hacia arriba.
- ¿Qué ESTAS haciendo, Guv? -preguntó bastante azorada-. ¿Te sientes
tan enfermo que estás hablando solo?
- No; no es que hable solo. Estoy tomando algunos apuntes para un libro.
¿No puedo hacerlo? ¿No puedo hablar sin que interfieras, Taddykins?
Taddykins sacudió su cabeza desconcertada, luego se enroscó en un
compacto y gracioso ovillo y quedó nuevamente dormida. Repentinamente
Cleo irguió sus orejas y Taddy se sacudió en actitud alerta. Una voz
estridente venía de fuera: "Hoy en el diario he visto que mi horóscopo no es
tan bueno como pensé. Entonces me dije: Vieja, si no tienes algo que hacer,
harías mejor en quedarte y meterte en la cama. Pero eso no puede ser
cuando una tiene que ganarse el sustento y un hombre para cuidar,
¿verdad?" La voz opinaba acompañada por las palabras de otra mujer que
probablemente volcaba de crasa manera sus propios problemas.
"Ah, sí -dijo el anciano-; esto me recuerda una pregunta que tengo aquí.
Veamos, ¿dónde está?" Y entre una pila de cartas barajó triunfalmente la
que buscaba.
El sello del correo correspondía a alguna parte en una de las lejanas
Islas. ¿Y el motivo?:
"Muy señor mío: Adjunto un dólar y la fecha de mi nacimiento. Le
ruego quiera enviarme, a vuelta de correo aéreo, un horóscopo completo y
descifrarme el porvenir. Si le sobrara del dinero que le envío aplíquelo a
alguien que no haya remitido para gastos de franqueo".
Y ahora, ¿qué pensáis de esto? Alguien cree que los horóscopos son
como la fruta que se arranca de los árboles. No es tan fácil, lleva tiempo.
Pero hay otra pregunta:
"¿Qué opina usted de los horóscopos? ¿Son estafa todos los
ofrecimientos que en tal sentido se publican? Jamás un horóscopo me
resultó. ¿Qué hay de verdad en todo esto?"
Bueno, la verdad en astrología es que, siempre que se den las
condiciones dentro de la posición correcta, la astrología no falla, es exacta.
Permítaseme antes prevenir contra todos esos anuncios en serie que
ofrecen horóscopos por un par de pesos o unas pocas monedas. Todo lo que
se obtendrá son unas pocas hojas escritas que pretenden constituir un
horóscopo; pero ese material sólo es digno del tacho de los residuos y, según
mi opinión, puede decirse lo mismo de todas esas sandeces que se afirma son
producto de las computadoras. No valen un céntimo. La astrología no es
exactamente un proceso mecánico. La astrología es una ciencia y un arte; no
puede producirse completamente como ciencia, necesita del arte; y no puede
expresarse totalmente como arte porque le falta la ciencia.
Para hacer un horóscopo correctamente -lo que se dice realmente
exacto-, es indispensable tener la fecha precisa del nacimiento así como su
ubicación determinada. Entonces, el proceso lleva muchos días de trabajo,
resolviendo los diversos aspectos, etc. No es posible hacerlo correctamente
por cien o doscientos pesos. Lo que se obtiene de esta manera es sólo una
guía muy rudimentaria que puede aplicarse a miles de personas diferentes.
En cuanto a lo que a mí se refiere, no haré ningún horóscopo por ningún
precio, porque no creo en la gente que manda hacer sus horóscopos. Si se
encarga un horóscopo significa que se va a proceder con arreglo a lo que el
horóscopo indica y un horóscopo no es en absoluto un molde de condiciones
de hierro fundido. Un horóscopo es un conjunto de posibilidades. Conociendo la
conformación astrológica de la persona se puede describir lo que debe ser el
aspecto y el carácter de ella. Por ejemplo, una persona quizá tenga un horóscopo
determinado que expresa que no puede elevarse sobre la condición en la cual ha
nacido, pero que puede realizar ciertas cosas con un enorme sacrificio.
A otra, podría corresponderle un horóscopo que dice que podrá elevarse
sobre su posición y progresar rápidamente casi sin sacrificio. Si realmente
queréis saber cómo es un horóscopo, consideradlo bajo este aspecto: es una
especificación, una indagación de informes sobre cuáles son las capacidades
de determinada persona.
Para exponer el pensamiento con más claridad pensemos en dos tipos de
automóvil. El "horóscopo" de un Rolls Royce puede decir que el coche será
muy silencioso, muy rápido, muy confortable, que podrá desarrollar una
cierta velocidad máxima y que necesitará una cantidad determinada de
nafta para rendir tantos kilómetros. El "horóscopo" del segundo coche,
quizá un Morris Minor, dirá que es un coche de poca potencia, sumamente
adaptable para excursiones locales, y que su velocidad máxima es una cifra
determinada, que no gasta mucha nafta y que es sumamente indicado por su
tamaño para manejarse entre el tránsito. Y bien, la gente es como ellos,
tienen sus propias especificaciones que nosotros llamamos horóscopos.
Un horóscopo no le dirá a la impaciente muchacha que está ansiosa por
conseguir marido que hallará cuando salga al "señor Pérez", bajo el tercer
poste de la luz cuando ella doble hacia la derecha o hacia la izquierda; o que
encontrará un joven morocho, ocupado en atarse los cordones de los
zapatos, que se enamorará de ella a primera vista.
Eso, de ninguna manera es horóscopo ni astrología real; sólo es engaño y
adivinación.
Existen muy pocos astrólogos realmente auténticos y capaces que hacen
propaganda. En realidad, ellos no la necesitan. Su fama y acierto pasan de
boca en boca y, si vosotros creéis que basta llenar un cupón y enviarlo con
cincuenta centavos o cincuenta pesos para obtener un vaticinio sobre
vuestro porvenir, debéis pensarlo dos veces, pues os hallaréis entre los
crédulos que realmente merecen ser atrapados por inocentes al pensar que
algo así puede ser tan económico. El valor de lo que se obtiene es sólo lo que
se paga por ello.
Yo no haré horóscopos por suma alguna. Si llego a hacerlos, será
simplemente por circunstancias muy especiales y no los cobraré. A mi
entender, ningún horóscopo que cueste menos de cien dólares es digno de
crédito porque indica que la persona que lo ha hecho no le dedicó suficiente
tiempo ni se tomó demasiada preocupación, por lo cual lo que ofrece es nada
más que una hoja de papel con unas pocas anotaciones.
En mi caso particular, mi pasado fue predecido por astrología con
asombrosa y total exactitud. Todo lo que se me predijo sucedió, aunque
también me ocurrieron otras cosas que no habían sido previstas por los
astrólogos, ¡todas malas!
Para contestar, entonces, si la astrología es algo auténtico, respondo que
efectivamente lo es: puede sugerir lo que será la vida de una persona e
indicar probabilidades, probabilidades solamente. De manera que no hay
que tomar la astrología demasiado en serio, a menos que se conozca algún
astrólogo que sea una verdadera alhaja que sepa exactamente lo que está
haciendo, dentro de la mayor ética, es decir, que diga la verdad, toda la verdad y
nada más que la verdad. Mucha gente, muchos astrólogos. tienen su
"información" y la vuelcan en unos pocos párrafos porque saben lo que la
persona quiere oír.
Aquí tenemos otra pregunta: "El marido de mi hija es un tipo de
hombre muy extraño; él no cree en las mismas cosas que yo creo, en el
ocultismo por ejemplo. ¿Qué puedo hacer para convencerlo?"
La única respuesta que cabe es afirmar rotundamente que nada puede
hacerse en el sentido que la señora piensa. Si una persona no está todavía
preparada para estudiar ciencias ocultas es absolutamente erróneo tratar de
impulsarla hacia ellas.
Todos tienen derecho a hacer uso de su libre albedrío y, cualquiera sea la
elección que hagan, será íntegramente de su incumbencia y responsabilidad.
Si Billy Bugsbotton decide que "todo lo que se refiere a ocultismo es una
porquería", ¿por qué tratar de persuadirlo de que está equivocado? Es su
creencia y su elección y es erróneo tratar de influir sobre él.
Muchos son los que me escriben preguntando cómo pueden hacer un
Mantra para empujar a algún pobre desgraciado a que haga algo que ellos
precisamente odiarían hacer y repito hasta el cansancio de que es un error
pretender influir sobre otro. Quizá la persona tiene algún motivo especial
para no querer estudiar astrología u ocultismo o no hacer bailar culebras o
sogas. De la misma manera es totalmente equivocado pretender que una
persona esté de acuerdo en todo con nosotros. Notaréis cómo Buttercup y yo
discrepamos. Hay muchas cosas que yo sé por propia experiencia que son
ciertas, pero Buttercup tiene derecho a tener su propia opinión y mis
creencias no son siempre sus creencias y ella elige y yo respeto sus ideas sin
influir sobre ella. La prensa vil a menudo publica artículos diciendo que
Buttercup es discípula mía; ¡no podrían estar más lejos de la verdad! No es
discípula mía, tampoco es budista. En primer término, yo no tengo
discípulos y jamás los he tenido; y en segundo término creo que es un error
cambiar y convertirse en budista cuando en realidad se quiere ser cristiano
o en cristiano cuando en realidad se desea ser budista. Con algo de
predisposición sobre el tema siempre digo que cuando una persona está
dispuesta se volverá budista automáticamente porque el budismo real sólo
significa obedecer la ley de comportarse con los otros como se quiere que
ellos se comporten con uno. Por supuesto que no me refiero a alguno de
estos cultos peculiares en Inglaterra y en los E.U.A. que se llaman a sí
mismos "templos" budistas. Esa no es en absoluto mi idea de budismo. El
budista de verdad no tiene que salir a convertir a nadie. Yo soy un
verdadero budista. Mientras nos hallamos dentro del tema de la astrología,
más o menos echemos un vistazo a otros dos sistemas. Ahora, la grafología,
que es la ciencia de leer el carácter en la letra, es algo que yo apoyo
completamente cuando está practicada por un experto. Grafología no es
adivinación; es, en cambio, el método más seguro de determinar el carácter
de una persona, sus posibilidades y todo lo que se relaciona con eso. Desde
luego hay que ser experto para lograrlo. Demasiados principiantes o
directamente impostores fundamentan sus conclusiones en sólo uno o dos
puntos de la escritura, pero ha de llegarse a tener alrededor de siete
confirmaciones antes de llegar con absoluta certeza a alguna conclusión, sin
temor de contradicciones.
La escritura revela el carácter y la capacidad personales. Es imposible en
toda forma predecir el futuro por la escritura y ningún grafólogo reputado
afirmará tal cosa. El empleo ideal de la grafología es para determinar la
capacidad del individuo para cierto tipo de tarea.
Hace algunos años, "Ma", a quien me referiré ahora como "Ra'ab",
realizaba estudios grafológicos para ciertas firmas industriales y lo hacía
con todo éxito. Tales firmas le facilitaban las solicitudes de las personas que
pedían empleo y Ra'ab, con toda exactitud, sugería cuál era el postulante
más apropiado para el cargo dando una semblanza de su carácter y sus
cualidades.
De paso diré cómo "Ma" se convirtió repentinamente en "Ra'ab". Las
gatas pensaron que el nombre anterior (Ma) recordaría a la gente
demasiado el Ma de Dinah Dripdry, la carbonera, por lo cual adoptamos un
nombre que llevaba ella en su vida anterior, Ra'ab. Esta es una de mis
desgraciadas digresiones al paso; pero no importa, es mejor incurrir en una
digresión que no hacer el libro, ¿verdad?
En este libro en particular va a haber muchas digresiones y muchas
repeticiones. He estado revisando una serie de preguntas y veo que es
indispensable insistir sobre algunas cosas ya tratadas, aunque a algunos de
vosotros no os guste. Por eso os advierto que habrá unas pocas repeticiones.
Puedo afirmar sin duda alguna que hasta ahora vosotros estáis leyendo el
libro y espero que lo hayáis comprado en lugar de haberlo pedido prestado
a alguna biblioteca. Un pobre infeliz autor no obtiene derecho alguno sobre
los libros que las bibliotecas prestan, vosotros lo sabéis, y cada libro que sale
del anaquel de una biblioteca es una merma de la renta, es decir, de la
comida del autor. Hay gente que me escribe diciéndome que han leído parte
de uno de mis libros en una biblioteca pública y me piden respuesta para
una cantidad de preguntas o el envío de un juego completo de mis libros
autografiados y con una fotografía mía para así tratar de encontrar tiempo
para leer mi obra. Pequeñas almas inocentes, ¿no? Así, ahora que habéis
llegado hasta aquí y presumiblemente habéis comprado este libro,
permitidme que os diga que sí, que tendrá algunas repeticiones, pero será
con un fin bueno. Espero que la reiteración irá grabando todo en el
subconsciente. Es necesario repetir para practicar antes de poder hacer uso
de las tablas de multiplicar y estoy intentando hacer lo mismo con vosotros;
ayudadme a grabar este conocimiento en vuestro subconsciente.
Hay muchas firmas que seleccionan los candidatos a sus puestos,
estudiando la escritura de ellos, por lo cual es de gran interés personal que
cada uno repase su letra. Así podrá obtenerse un empleo mejor o mayor
remuneración en el que ya se tiene. Podría también lograrse una evaluación
de carácter con un buen examen grafológico porque ayudará a superar
cualquier debilidad que acuse y a fortalecer las características que ya son
firmes. Pero jamás penséis que podréis tener la predicción del futuro
mediante el estudio de vuestra letra. Es imposible.
Uno de los métodos originales para descubrir el presente, pasado y
futuro es la quiromancia, o sea la lectura de las extrañas líneas de la palma
de la mano. Como en casos anteriores, si realmente se sabe cómo hacerlo es
poco menos que infalible. En resumen y suponiendo que se es diestro, la
mano izquierda indicará lo que se proyecta hacer en esta vida y las
condiciones con que se cuenta, es decir, si se es idealista, práctico, de
temperamento vivo o sereno. La mano izquierda dice lo que su dueño
proyecta, la derecha muestra lo que se ha logrado hasta ese momento. El
aficionado común puede producir un buen examen de carácter por las líneas
de la mano y los dedos, pero necesita ser mucho más que un practicante
corriente para ser capaz de predecir verdaderamente la vida pasada y las
probabilidades futuras. Ahora insisto en un punto: "probabilidades". Nada
hay sobre esta tierra que pueda predecir con precisión lo que ocurrirá a una
persona. No hay ciencia, no hay arte ni destreza ni invento alguno que
pueda indicar lo que va a pasarle a alguien más allá de cualquier sombra de
duda. Los auténticos practicantes admitirán siempre que ellos sólo pueden
producir probabilidades.
Tomemos como ejemplo a un pobre hombre que cae de un aeroplano sin
paracaídas. Habría motivo suficiente para pensar que ya puede
considerarse muerto desde el mismo momento en que empezó a caer porque
no bien se detenga se producirá un horrible impacto que dejará marca en la
tierra. Pero quizá no caiga sobre algo duro. Hay casos de personas que han
caído de un avión y han sobrevivido para narrar su historia. Yo mismo tuve
que arrojarme al vacío desde un avión en llamas desde una altura
aproximada de dos mil metros y sufrí daños muy graves en la espina dorsal,
lo cual provocó su curvatura. Otros cayeron sin sufrir lesión alguna. Hubo
quien cayó de un avión sobre una parva de heno y su único real peligro
radicaba en morir asfixiado antes que lo hallaran y lo extrajeran desde el
fondo de la parva. Tuvo un golpe o dos y un susto mayúsculo y eso fue todo.
Otro caso bien conocido ocurrió en Suiza. El piloto tuvo que abandonar
su nave al parecer sin su paracaídas y entre el frío aire suizo fue a aterrizar
en un profundo ventisquero. Su real peligro consistía sólo en morir
congelado y hubo que luchar frenéticamente para sacarlo de ahí y su único
daño fue el sentirse algo congelado. De manera que puede verse cómo
ningún astrólogo podría haber predicho que el hombre hallaría su muerte en
un accidente aéreo porque la probabilidad podría haberse dado allí, pero en
realidad, no se dio.
Si algún adivino, clarividente, astrólogo, quiromántico, etc., nos asegura
que tal cosa sucederá indiscutiblemente debemos tomar nuestro dinero y
salir corriendo. Sólo podrán predecir probabilidades y hay que tener
siempre presente que son sólo eso, probabilidades y nada más que
probabilidades. Si no se pierde la cabeza y se hace uso de sólo un poco de
fuerza de voluntad e imaginación, las probabilidades pueden ser superadas.
Hay un ejemplo clásico. Helo aquí: Sócrates, uno de los grandes sabios
de Grecia, parece ser que había hecho preparar su horóscopo cuando era
muy joven. El horóscopo indicaba que Sócrates sería uno entre los más
exaltados asesinos y criminales y que se vería envuelto en toda forma de
villanía de gran alcance. El joven Sócrates se dijo a sí mismo: "Bien, esto no
es para mí, cambiaré rápidamente", y decidió hacerlo. Con tal propósito
encauzó todas sus energías hacia el saber, la labor filosófica y ahora es
venerado como uno de los grandes sabios y ha dejado su huella indeleble
sobre las páginas de la vida mientras que si se hubiera abandonado,
doblegado bajo el peso de un horóscopo desfavorable habría dejado impreso
su paso en los anales de la delincuencia y el crimen. De esto se deduce que, si
un astrólogo o quiromántico nos predice algo que nos atemoriza
enormemente, hay que recordar que podemos conjurarlo, ya que siempre
podemos alejar las cosas malas.
He llegado a la conclusión leyendo las cartas que recibo que la mayoría
de los que me escriben tienen la convicción de que los autores como yo se
recuestan muellemente entre el esplendor y disponen de un elenco de
secretarias que corren ansiosas ante el menor pedido. También de que
disponemos de un Rolls Royce en la puerta, listo para trasportamos a nuestro
antojo. No es así, de ninguna manera. En realidad, me recuesto sobre una
incómoda cama del tipo de hospital y, actualmente, incapacitado, no puedo
escribir a máquina, de manera que Buttercup, la benevolente, lo esta haciendo
por mí del mismo modo que ha pasado a maquina la mayoría de mis libros, y lo
ha hecho muy bien, sea dicho de paso. Pero ¿sabéis qué clase de preguntas
recibo? Admito que conoceréis algunas de ellas, pero ¿pensáis que existen
algunas que no puedo normalmente contestar? ¿Cómo contestarías VOSOTROS
por ejemplo, ésta: Díganos algo sobre cómo desprenderse de la sombra estando
al sol? O esta otra: ¿Existe realmente la distancia y es la Tierra realmente
redonda? O si no: ¿Qué significa derecho esto o derecho aquello? ¿Quiere decir
que uno debe comer solamente con la mano derecha, o algo así?
Esta última pregunta es completamente razonable. Se podría pensar que
encierra algún tipo de acertijo, pero si se reflexiona sobre ella se verá que
tiene sentido. ¿Cuál es el significado de derecho esto o derecho aquello?
Todos sabemos que se pueden hacer las cosas de manera correcta o derecha,
evitando la equivocación. Sabemos que lo correcto es seguir el camino recto
o derecho en vez de elegir el equivocado o torcido pero, ¿sabíais que ambas
manos tienen polaridad? Una es positiva y la otra negativa. Si releemos
algunos párrafos anteriores en los cuales tratamos la quiromancia, veremos
que la mano izquierda responde a lo abstracto, es decir, cosas de antes de
que viniéramos a esta Tierra, cómo planeamos lo que haríamos; mientras
que la mano derecha es la mano práctica, la que dice hasta dónde hemos
alcanzado los objetivos que perseguíamos.
De la misma manera, algunos de los árabes de hace unos pocos años
tenían una determinación muy precisa sobre las manos. La izquierda se conocía
como "mano sucia" y sólo podía usarse para tareas subalternas tales como
algunos aspectos del aseo personal; y la derecha era "mano limpia" y sólo debía
usarse cuando se trataba de la comida. Todo lo que era alimento debía tocarse
con la mano derecha aunque uno podía levantar una taza o un vaso con la
izquierda. Sería interesante ahondar la investigación y descubrir cuánto influye
en la digestión el hecho de tocar el alimento con la mano derecha solamente y
luego, quizás un mes después, tocarla sólo con la mano izquierda.
La derecha es la mano indicada para empuñar una daga o una espada o
darla en un saludo a una persona. En la antigüedad la gente acostumbraba
a llevar un puñal o daga en la mano derecha como medio de repeler un
ataque, por eso cuando se encontraba un amigo se extendía la mano derecha
para demostrar que no se ocultaba arma alguna y que se brindaba en señal
de amistad. Y aquí tenemos cómo se inició la costumbre de dar la mano. Así,
al apretar la mano a alguien puede uno darse cuenta de que no está
sosteniendo un puñal con su pulgar contra la palma y si llevara algún arma
oculta en su manga, caería.
Del mismo origen nos llega otra pregunta. Y es: "¿Cómo conecta el
Cordón de Plata el cuerpo físico, el Superyó y el astral al mismo tiempo?"
El Cordón de Plata, como todo lo demás es una vibración que significa
que también es una fuente de energía. El Cordón no tiene necesariamente
que, conectar un solo objeto, es decir, no se limita a relacionar el cuerpo con
el alma. Las extensiones pueden salir de él de la misma manera que se
pueden sacar extensiones de una línea telefónica. Si tenemos un teléfono en la
sala, por ejemplo, no es tan difícil procurar una extensión hasta el dormitorio.
Es simplemente una cuestión de sentido común darse cuenta de que el
Superyó es la fuente de energía de cada persona, la fuente del ser de cada
uno y el Superyó, puede decirse, tiene a cada uno de un cordel. Exactamente
lo mismo que se puede tener a un perro de un cordel o diez perros de sogas
o cordeles, así el Superyó puede conectarse al cuerpo astral y al físico. Basta
para contestar esta pregunta decir que si se tiene un perro, digamos un
perro grande, atado al extremo de una soga es completamente fácil conectar
un perro chico al cordel del perro grande y eso correspondería al Superyó,
el astral y el Físico.
Con motivo de que escribo libros he tenido ocasión de comunicarme con
gente a todas luces desagradable, verdaderos taimados que bien podría
clasificárselos como evadidos de una casa de salud. Son la gran minoría
porque también me he conectado con bellísimas personas. Por ejemplo, hay
dos damas muy simpáticas en British Columbia, la señora y señorita
Newman, que tratan de enaltecer la vida para evitar el fracaso y creo que
están logrando éxito. Me han hecho varias preguntas y aquí, en este
capítulo, voy a satisfacer una de ellas por la razón particular de que viene al
caso. Aquí, entonces, contesto una inquietud especial de la señora y señorita
Newman. La pregunta es: "¿Quiere usted explicar qué es la
homosexualidad de la misma manera que nos explicó sobre los alcohólicos
en Más allá del décimo?"
Nuestro Superyó, como ya he explicado, hace experiencia sobre la
Tierra. El mismo es demasiado grande, demasiado poderoso y posee
vibraciones demasiado elevadas para venir a la Tierra, por lo cual debe
emplear esos montones de protoplasma que, en nuestra ignorancia, pensamos
que es la forma más alta de la existencia en todas partes. Los humanos somos
sólo trozos de carne que se mantiene unida sobre una estructura ósea y es
impulsada merced al Superyó, pero inevitablemente pueden ocurrir desajustes.
A veces un fabricante de autos se dice: "¡Oh, Dios mío, he conectado los
frenos al revés en tal o cual coche. Hay que repararlo". Así se avisa a los
propietarios de los coches y estos ingresan nuevamente en el taller para que
ciertas piezas sean puestas en orden.
En el proceso de trasladarse del mundo astral al mundo llamado Tierra
pueden producirse confusiones. Nacer es una experiencia traumática, es un
suceso de lo más violento y un mecanismo delicado puede fácilmente
trastornarse. Por ejemplo, está por nacer un bebé y durante el embarazo la
madre se ha descuidado un tanto sobre lo que comía y hacía, de manera que
el niño no recibió lo que podría llamarse un aporte de elemento químico
balanceado. Puede haberse visto privado de él por lo cual el desarrollo de
ciertas glándulas puede haber sufrido. Digamos que el nuevo ser iba a ser
una niña pero, por carencia de ciertos elementos químicos, etc., en realidad
nació como varón, un varón con inclinaciones femeninas.
Los padres pueden advertir que tienen un pequeño afeminado y
desechan los mimos, tratando de inculcarle de un modo u otro el espíritu
masculino, pero eso no da resultado: si las glándulas no son las que
corresponden, no importa qué clase de denominaciones se le asigne: el
muchacho es todavía una niña en un cuerpo de varón.
En la pubertad el joven puede no desarrollarse satisfactoriamente o,
nuevamente, puede pero sólo en apariencia exterior. En la escuela bien puede
parecer un mojigato, pero el pobre no puede evitarlo.
Cuando ya se ve un hombre encuentra que no puede vivir como tal y
que, en vez de sentirse atraído por el sexo opuesto, corre detrás de otros
muchachos. Por supuesto, ello sucede porque todos sus deseos son, en
realidad, femeninos. Su misma psique es así, pero por un desgraciado
conjunto de circunstancias la niña ha sido provista con equipo masculino
que llevará como una pesada carga.
El muchacho, entonces, se convierte en lo que se da en llamar una
"trinitaria" y tiene tendencias homosexuales. Cuanto más femenina sea su
psiquis, más fuertes serán sus tendencias homosexuales.
Si una mujer tiene psiquis masculina, entonces no se interesará por los
hombres sino en otras mujeres, porque su psiquis que está más próxima al
Superyó que lo que está su cuerpo físico está trasmitiendo mensajes
confusos al Superyó y éste le devuelve una especie de orden: "Ocúpate de lo
tuyo" y la pobre psique masculina rechaza evidentemente dirigirse a un
hombre y centra todo su interés en las mujeres y así se da el espectáculo de
una mujer haciendo el amor a otra. Esa mujer recibe el nombre de lesbiana
por cierta isla, Lesbos, fuera de Grecia, en donde esa anormalidad solía ser
lo normal.
No conduce a nada práctico condenar a los homosexuales, no son
despreciables. Por lo contrario deben ser considerados como enfermos pues
sufren trastornos glandulares y si los doctores en medicina tuvieran
inteligencia harían algo para curar ese estado glandular patológico.

Por experiencia propia reciente cada vez me convenzo más que los
médicos de Occidente son unos bandidos empeñados sólo en hacer dinero.
Lo que yo he sufrido ha sido francamente deplorable; pero ahora no
estamos hablando de mí sino de los homosexuales.
Si una lesbiana (mujer) o un homosexual (varón) llega a encontrar un
médico que se interese, podría recibir una medicación hormonal adecuada
que mejore enormemente su estado, lo cual haría más llevadera su vida,
pero desgraciadamente, con los galenos de nuestros días, que pareciera que
piensan nada más que en hacerse ricos, hay que buscar mucho para dar con
un buen médico. Pero no tiene sentido condenar al homosexual, no es suya
la culpa. Son gente muy desgraciada por la obvia confusión en que viven, no
alcanzan a comprender qué les sucede, saben que inspiran desprecio, pero
no pueden evitar que ello ocurra ni entender por qué ocurre, aunque
después de todo, sólo obedecen al impulso más poderoso que conoce el
hombre, el de la reproducción.
Los psicólogos, atrofiadores del cerebro, no auxilian en realidad
mayormente porque tardan años para hacer lo que el individuo medio haría
en pocos días. Si se explica claramente al homosexual que padece de un
desequilibrio glandular, podrá por lo general halancearlo. De cualquier
modo, las leyes están siendo modificadas para abordar tales casos en vez de
someterlos a una persecución tan implacable y hasta a prisión por lo que
verdaderamente es una enfermedad.
Existen diversas maneras de ayudarlos. La primera residiría en que una
persona muy entendida y bastante mayor, con una profunda simpatía por el
enfermo le explicara exactamente qué es lo que le sucede. La segunda sería
como la primera, pero con el agregado de que se le suministrara algún
medicamento para reprimir el impulso sexual. La tercera, nuevamente que
recibiera una explicación clara de lo que le ocurre y que un médico capacitado le
indicara inyecciones de hormonas o testosterona que pudieran facultar al
organismo definitivamente en un equilibrio sexual.
Pero lo que jamás debe ocurrir es condenar al homosexual, ya que no es
culpa suya y está recibiendo un castigo por algo que él no ha hecho, que es
obra de la naturaleza, quizá su madre ha ingerido alimento que no era
conveniente o quizá ella y su hijo eran químicamente incompatibles. No
obstante, desde cualquier aspecto que se considere, el homosexual sólo
puede ser ayudado mediante verdadera comprensión y simpatía y
posiblemente la prudente administración de un remedio.
Veo aquí una pregunta que, en realidad, ya he contestado anteriormente.
Y es: "¿De dónde pudo haber surgido la idea errónea de que los ocultistas
no pueden cobrar por sus servicios?" Es preferible, quizá, que la repita:
"¿De dónde pudo haber surgido la idea errónea de que los ocultistas no
pueden cobrar por sus servicios?"
La respuesta no es muy difícil. En el Lejano Oriente la mayoría de la
gente era desesperadamente pobre, no tenía aparatos de televisión ni coche
ni aviones particulares ni propiedad horizontal. Escasamente a veces podía
alimentarse y poseía alguna ropa. En algunos casos, ni llegaban a conocer el
dinero durante todo el trascurso de su vida. Entonces, hacía sus compras
mediante trueque, es decir, intercambiaban productos, huevos, etc., y hasta
trabajo por lo que necesitaban. Así, si un campesino quería los servicios de
un ocultista, no se le ocurría pagarle con dinero, porque no tenía y, en cambio, le
proveía de alimento, grano, por ejemplo, o fruta y, si no disponía de huevos,
cereales o fruta, trabajaba para el ocultista, remendaba su ropa, por ejemplo, le
tallaba un nuevo tazón. Si contaba con alojamiento, entonces el campesino se lo
limpiaba. Podía ser una cueva en la ladera de un cerro y en ese caso, le aseaba la
cueva varias veces, recogía el pasto viejo y desparramaba el nuevo sobre el piso,
suministraba leña para el fuego y hacía todo el trabajo que era necesario.
De todas maneras, esta es una forma de pago, ¿verdad? Si le daba
alimento, trabajo, es pago. Pero, en realidad, mi advertencia contra el pago
era totalmente diferente porque va dirigida contra los occidentales
inescrupulosos que anuncian servicios que honestamente no pueden llevar a
cabo y que están destinados a efectuar cobros insensatos. Algunos de los
avisos que he leído son verdaderamente demasiado fantásticos para ser
creídos. Se me ocurre muy gracioso imaginar un individuo que está
arreglando su maletín o su muda de noche y que se lanza al astral para leer
el Registro Ascásico de alguien, siempre, por supuesto, por honorarios
elevados. Eso es imposible, completamente imposible porque hay una
estricta ley oculta al respecto que dice que ninguna persona puede ver el
Registro Ascásico de otra que vive. Si vosotros queréis saber lo que sucedió
hace quinientos años, eso es algo diferente, es historia y podéis consultar el
Registro Ascásico en ese caso de la misma manera que podéis ir a una
filmoteca y elegir un filme histórico. Pero, así como muchas cosas están
clasificadas actualmente, no podéis informar la velocidad de cierto tipo de
aeroplano o decir cuan rápidamente puede desplazarse cierto tipo de
embarcación, tampoco podéis ver o discutir el Registro Ascásico de una
persona que aún vive. Después de todo, el mundo del espíritu, ya sabemos que
no existe solamente para alguno de estos anunciantes enloquecidos. Pensad en
esto cuando leáis algunos de los avisos y reíd conmigo.
CAPITULO SEPTIMO

El que agravia a otros, se agravia a sí mismo.

El día había sido muy agradable. En las últimas semanas habíamos


estado gozando de un límpido cielo azul y una temperatura cálida. Todo
parecía indicar que el invierno había terminado y que la primavera pensaba
seriamente en asomarse por una esquina del calendario, regalándonos calor,
sol y vida nueva a todos los cansados y vencidos por los gélidos inviernos del
Canadá.
En los valles, la nieve todavía era espesa y lo sería aún durante algunas
semanas más, quizá; pero en las capas más altas, expuestas a los calientes
rayos solares, estaba derritiéndose rápidamente en pequeños ríos
escurridizos que bajaban vertiginosamente para desembocar en el río San
Juan que crecía con su aporte.
La primavera se anunciaba en ese día con el vuelo de muchos pájaros
que retornaban a sus viejos lares; una bandada completa de patos pasó no
bien una enorme gaviota de lomo negro se deslizó desde el mar en raudo
vuelo para posarse en el techo. Desde ahí podía atisbar a su alrededor y
proferir sus roncos graznidos. La tarde se tornó helada. Había un dejo de
nieve en el aire. Repentina e inesperadamente se oyó el golpeteo del granizo
contra las ventanas, rebotando desde los balcones para dejar en un momento
una alfombra de hielo blanca, lustrosa sobre el camino.
El anciano pensó en el señor Robichaud: "¡Pobre, tendría que trabajar
nuevamente por la mañana!" Durante el día había estado muy ocupado
barriendo los charcos de nieve derretida y restregando duramente la grava
desparramada por los camiones urbanos con objeto de proporcionar
tracción al tránsito motorizado. Pero ahora el granizo había arrastrado
nueva grava enfrente del edificio aumentando la tarea de un hombre ya
sumamente recargado de trabajo.
La tarde pasaba y las luces de la ciudad se iban extinguiendo una por
una. En el hospital quedaban siempre encendidas, siempre listas para casos
de emergencia, de noche y de día.
El anciano volvió la cabeza y miró hacia afuera por la ventana, sobre el
balcón; abajo, en el puerto, todavía había actividad. El buque ruso que
cargaba cereal para Rusia era todavía una llamarada de luz. Se oía el
rechinar de la máquina y el siseo del vapor a alta presión.
Más cerca, el terrible y repetido fragor de una de las infernales
máquinas diesel de la Canadian National resonaba por los rieles sobre el
paso a nivel, ululando y retumbando como si el mundo se hubiera vuelto
loco. "Me pregunto si nadie le ha dicho al maquinista que hay señales
luminosas en el paso a nivel", pensó el anciano, porque parece cosa de
insano de qué manera las locomotoras en Canadá pasan del constante ulular
de las sirenas al incesante estruendo de las bocinas. Es algo así como una
pandilla de niños muy pequeños jugando con sus juguetes del modo más
estrepitoso posible. Canadá, aún más que E.U.A., debería conocerse como la
"Tierra del Ruido y la Bulla".
El anciano levantó su mirada nuevamente, más allá del paso a nivel y la
procesión interminable de los camiones que obstruían el camino. En el
puerto, los remolcadores se acercaban a un barco liberiano que acababa de
descargar siete mil toneladas de níquel. Anteriormente el buque había sido
arrestado por falta de pago de los impuestos en E.U.A. Había zarpado de un
puerto en la costa del Pacífico sin haber cumplido aparentemente con la más
mínima formalidad de pago de los derechos de puerto. El teléfono fue
mucho más veloz que el barco y el mensaje corrió desde la costa del Pacífico
en E.U.A. hasta la del este de Canadá y al rayar el día oficiales de policía
subieron a bordo y entregaron la orden de arresto al capitán.
Improbos trabajos dieron como resultado que se fijara un recaudo y
ahora el buque tenía libertad para salir por lo que los remolcadores lo
estaban llevando de popa, hacia atrás dentro del canal de aguas profundas y
luego, enfilando hasta tomar su correcta dirección, posiblemente navegando
hacia Australia.
El piloto estaba ya a bordo, el bote piloto se alejaba más allá de las boyas
esperando el barco que se acercaría más lentamente y el bote piloto se
pondría a su lado, levantaría a éste y entonces el barco se hallaría en
libertad de desplazarse por sí mismo.
El buque se alejó silenciosamente, sin sirenas ni bocinas ni siseos de
vapor; se escurrió como si estuviera avergonzado de haber sido arrestado
por la perfidia y mala fe de la humanidad, humanidad personificada por
aquellos que debían haber pagado los documentos que respondían a su
servicio.
Sobre toda la ciudad la gente dormida abandonaba sus cuerpos físicos
elevándose a los mundos astrales, sus Cordones de Plata estirados como hebras
de seda, en sí mismas iluminadas, brillantes, retorciéndose y sacudiéndose.
El anciano sonrió para sí porque desde una habitación llegaron los
suaves ronquidos de Buttercup. "¡Jamás creería la bulla que ELLA está
haciendo!", pensó el anciano. De pronto su forma astral apareció a través
de la pared dirigiéndose hacia afuera en vertical, tomando luego orientación
para E.U.A. Con su cuerpo astral fuera del físico, aumentaron los ronquidos.
Desde otra habitación Ra'ab también roncaba algo. En principio había
ido al país astral de los gatos donde se encontraba con algunos pequeños
mimados: Ku'ei, Fifí Bigotes grises, Cindy, Long Tom y Lord Furhead y
otros. Ra'ab tenía la ventaja de que sabía cuándo estaba yendo al país astral
de los gatos, pero de lo que no estaba enterada Ra'ab probablemente era de
lo estentóreos que eran sus ronquidos.
La gatita Cleopatra dormía también al lado de Ra'ab. También estaba
en el país astral de los gatos. En cambio la gorda Taddykins estaba de
guardia y estaría en servicio hasta las cuatro de la mañana. Descansaba
sobre una repisa exactamente sobre el radiador donde aprovechaba todo el
calor y el aire cálido que se elevaba. Con un brazo colgando y el otro
sosteniendo su barbilla, los cuartos traseros vueltos hacia un lado y los
delanteros hacia otro en una posición que solamente puede adoptar un gato.
A lo lejos, en la Bahía de Fundy, un barco pesquero prendió
repentinamente su reflector. Dio unas cuantas vueltas durante un momento
y de pronto se perdió sin dejar indicio. En toda la bahía había naves
pesqueras con sus líneas y sus redes listas en la esperanza de obtener peces
que no estuvieran contaminados con el mercurio de las aguas procedentes
de E.U.A., de alguna de sus importantes plantas industriales que vuelca su
descarga venenosa en las corrientes que traspasan sus fronteras. Y todavía
un petrolero que había estallado hundiéndose en las aguas, más allá de la
costa de Nueva Escocia, había agregado una nueva fuente de veneno
sacrificando pájaros y peces que constantemente eran arrojados a la orilla.
Por eso los pescadores de New Brunswick emprendían sus tareas bastante
desanimados pues conocían que su vida estaba en juego debido a una
maniobra criminal del hombre que contaminaba las fuentes de la
naturaleza.
Unas pocas nubes se deslizaban rápidamente en el cielo lo que parecía
indicar que tendríamos viento. Las tres banderas llameaban agitadamente
sobre el cerro y sus drizas golpeaban contra los mástiles al unísono con el
ondear del paño.
Más allá de Mispec, por encima del cerro, la luna llena se elevó de golpe
con sorprendente rapidez, ubicándose en un claro del firmamento,
arrojando su pálida brillantez sobre toda la escena. Las luces de las calles
perdieron luminosidad al igual que las del puente sobre el río San Juan y, a
medida que la luna elevaba su flecha de plata, la luz rozaba ondulante y
veloz la superficie del mar en todo el trecho desde Mispec hasta el puerto,
acariciando con sus brillantes dedos aquí una nave pesquera, allá una boya,
plateando una franja de tierra y deshaciéndose en irisaciones al chocar con
el desvelo de algún remolcador veloz.
El anciano se volvió bruscamente, sobrecogido por un dolor interno
agudo, punzante, desgarrador que lo dejó jadeante y casi en un estado
súbito de agonía desgraciada.
Dolor, su eterno compañero desde hacía mucho tiempo ya y que cada vez
se hacía más frecuente y más intenso, señalando inexorablemente en el
calendario el paso acelerado de la vida y su próximo fin.
En la repisa sobre el radiador la gorda Taddykins se irguió mirando
resueltamente al anciano, rezongó entre dientes y se acercó
apresuradamente a Ra'ab que todavía dormía. Pronto el Cordón de Plata
entre el cuerpo astral y el físico de Ra'ab se estremeció y empezó a
enroscarse con progresiva rapidez hasta que el cuerpo astral llegó también.
Segundos después Ra'ab apareció para ver qué podía hacer por el anciano
pero, ¿qué podía hacerse? El anciano había estado en una situación de
permanente sorpresa desde que había sido sometido a un "tratamiento
médico" en Canadá. En su ignorancia había pensado que el primer deber de
un médico era aliviar al que sufría como le habían enseñado. Que lo
primero era aliviar el sufrimiento y luego tratar de curar el mal que lo
provocaba. Pero ahora conoció el otro aspecto de la historia, no como
médico sino como paciente.
Había sufrido mucho dolor y tanto él como Ra'ab habían pedido a los
médicos que se le administrara algunas tabletas o algo así que fueran
analgésicas. Al principio manifestaron: "No, no queremos hacerlo todavía,
ello puede desfigurar los síntomas". Pero entretanto el anciano seguía con
su dolor, con su sufrimiento, debiendo ser trasladado al hospital como
recurso desesperado donde una compasiva enfermera en el primer hospital
había hecho lo que los médicos parecía que no eran capaces de hacer.
Luego llegó la segunda emergencia y otro hospital y el veredicto de que
nada podía hacerse. Así, si nada podía curar al anciano, ni éste ni Buttercup
ni Ra'ab entendían por qué nada podía hacerse para aliviar su sufrimiento,
disminuir su dolor, proporcionarle tranquilidad, pues - vuelvo a preguntar- ¿no
es esa la primera misión del médico: aliviar el dolor? Y, si no puede remediarse
el mal, seguramente habrá cómo aliviar el sufrimiento mientras haya vida.
Por eso Ra'ab miraba desesperadamente a su alrededor, ¿qué podría
hacer? Nada, no disponía de remedios, de nada. Así, una vez más tuvo que
sentarse y observar brindando nada más que simpatía y comprensión.
Pronto llegó Cleopatra que hizo su felina voltereta con la intención de
distraer al anciano de su dolor, en la esperanza de proporcionarle algún
consuelo y, junto con Taddykins empezaron a ronronear para demostrar
que comprendían cómo sufría. Dos pequeños personajes que para la
generalidad de la gente de la calle representan sólo dos hermosísimos
animalitos, pero para aquellos que realmente los conocen son algo distinto,
inteligentes, sumamente civilizados y completamente simpáticos y
comprensivos.
Por eso el anciano que yacía en su lecho de dolor no dejaba de
preguntarse por qué la comunidad médica local parecía no conocer los
analgésicos y, si disponía de ellos, por qué no los utilizaba y no ponía en
práctica algún método para procurar alivio a quien se hallaba en una
terrible desgracia.
Ahora el cielo oscureció, la luna desaparecía con el paso de negras nubes
bajas. Una neblina repentina cayó sobre el océano lejano y corrió
rápidamente hacia la tierra. Los vidrios de la ventana recibieron los golpes
de las primeras gotas de lluvia y una ráfaga de aire sacudió el edificio.
Pronto la tormenta desató toda su furia con un viento que rugía y bramaba
entre torrentes de lluvia con granizo. Y ahí se anegó todo el recuerdo de un día
placentero, el puerto escondido tras la cortina del aguacero. Las luces en las
calles aparecían de un azul verdoso espectral mientras las lámparas de sodio
vanamente trataban de penetrar la niebla tormentosa y el repiquetear de la lluvia.
El agua caía monótonamente, el viento bramaba y rugía doblando las
esquinas del edificio, lanzándose contra las ventanas, provocando el
golpeteo de las puertas. Todo ello hacía recordar al anciano cómo
semejaban las cosas a su estado de ánimo.
La noche era interminable; parecía que cada minuto era una hora y
cada hora un día. Ra'ab volvió a su cama a pedido del anciano. Taddykins
retomó su puesto sobre la repisa hasta las cuatro de la mañana oscura y
triste. A esa hora Cleopatra volvió a la habitación y saltó junto a Taddy.
Brevemente restregaron sus narices y Taddy dejó de un brinco la repisa a
Cleopatra que quedó casi en la misma posición que anteriormente aquella
había adoptado.
Fuera se ponían en circulación las primeras unidades del tránsito,
obreros que tempranamente se dirigían a los muelles. Debajo un hombre
hizo arrancar su coche, quizás iba al dique de carena para ver qué estaba
ocurriendo. Un remolcador solitario hizo sentir su sirena como si se hallara
perdido en la lluvia y en la oscuridad. No había indicio de faro, la lluvia
ocultaba totalmente sus rayos pero vagamente se hacía oír la tétrica
lamentación de la sirena de niebla.
Las horas se arrastraban. Finalmente, una opaca luz gris apareció sobre
los cerros de Mispec, tenue luz que poco hizo para disipar la tristeza porque
precisamente dejó ver un día totalmente desapacible, cada cosa se hallaba
saturada de agua, cayendo de los techos, corriendo por los caminos y repentinos
chubascos ocultando la vista del puente y el puerto.
Más horas iban pasando y más gente se ponía en movimiento. Ra'ab
volvió y poco después Buttercup. Otro día había comenzado.
El puerto parecía casi desierto. Un fletero Blue Star acababa de darse
vuelta hacia la corriente, listo para salir. También él estaba ansioso por
dejarnos. El buque ruso todavía estaba allí con el escape de un débil
penacho de vapor y abajo, sobre el embarcadero D.O.T. los estibadores
cargaban uno de los barcos de casco rojo de los que salen a buscar
provisiones para los cuidadores de faros y proporcionan el servicio a las
balizas y las boyas de seguridad. En medio del puerto, un remolcador
solitario estaba inmóvil; una figura que se elevaba a popa parecía estar
tirando una línea de pescar. ¡Quizás el hombre del remolcador estaba
tratando de obtener su desayuno!
El inevitable e incesante correo llegó volcando su carga. En este día, con
el estado de ánimo del anciano, la gata recogió setenta y ocho cartas, casi
todas de gente que quería algo, casi todas sin la más elemental cortesía de
una estampilla para la respuesta.
Una mujer escribía atropelladamente: "Doctor Rampa, me han dicho
que usted va a morir y necesito su ayuda antes que sea muy tarde. ¿Quiere
usted hacerlo por mí? Usted DEBE hacerlo antes de morir".
La gente escribía y escribía y el anciano hacía todo lo posible por
contestar las preguntas razonables. Buttercup trabajaba mucho y con toda
exactitud, pasando a maquina las cartas -lo que ya el anciano no podía
hacer-, pero la gente no daba tregua. Muchos de ellos, no bien habían
recibido una respuesta enviaban otra tanda de preguntas "antes que fuera
demasiado tarde".
Una "dama" de Toronto remitió siete cartas, todas en una sola entrega.
Al parecer, habría escrito una carta de varias páginas y luego, una vez
terminada y enviada por correo, se le ocurrieron otras cosas que deseaba
conocer y así hasta completar las siete cartas que llegaron.
El anciano tenía muchas experiencias extrañas con la correspondencia.
Una mujer de Ontario que se ingenió para conseguir su dirección le escribía
cartas realmente vehementes. Se puso en contacto con la policía y dijo que
era absolutamente necesario encontrar al Dr. Rampa, que era cuestión de
vida o muerte. Y así, nuestra simpática y bien intencionada policía local
envió un patrullero a donde el anciano vivía, enfermo, impartiéndole la
orden severa "Usted debe llamar por teléfono a este número
inmediatamente, es cuestión de vida o muerte". La misma mujer enviaba
cartas por expreso, telegramas, de todo. Y al final, el anciano ya no pudo
soportar más y este "final" fue provocado por una carta en donde la mujer
decía que a menos que el anciano se convirtiera en su "amigo" se suicidaría,
y adjuntaba tres páginas repitiendo exactamente lo mismo: "Morir
(nombre), morir (nombre), morir (nombre)". El anciano no pudo soportar
más, por lo cual avisó a la policía del distrito donde ella vivía y ésta se
apersonó a ella con motivo de estas cartas de carácter "amoroso". Ahora,
desde ese distrito, por lo menos, ha habido paz, se entiende, aunque el pobre
infeliz policía que tuvo que visitarla retornó a su puesto enormemente
perturbado por la experiencia.
Una noche en Montreal el anciano se hallaba en cama gravemente
enfermo. Alrededor de la media noche alguien llamó estrepitosamente a la
puerta. Ra'ab salió apresuradamente de su cuarto y el anciano se las arregló
para salir de la cama y ubicarse en la silla de ruedas, armándose de algo por
si fuera algún visitante indeseable. Pero dos policías franco-canadienses
aparecieron en la puerta y, en un inglés completamente inseguro exigieron
la presencia del Dr. Rampa. Uno de ellos pertenecía al departamento de
defraudaciones, el otro era el conductor de la repartición. Hicieron toda
clase de preguntas que debían ser contestadas en esa medianoche.
Finalmente, el anciano quiso conocer el motivo de tanta curiosidad y ambos
policías se miraron, uno se dirigió al teléfono y mediante un graznido
franco-canadiense se comunicó con su superior. Hecho lo cual sus maneras
cambiaron radicalmente. Explicó que un hombre que vivía en los estados
del medio oeste de E.U.A. había telefoneado a las oficinas principales de la
policía de Montreal informando que había una necesidad imperiosa de que
la policía encontrara al Dr. Rampa, de domicilio desconocido, haciendo que
llamara a cierto número que pertenecía a ese estado americano de medio-
oeste.
Al ser retrasmitido el mensaje a la patrulla policial, la información fue
algo confusa y como fuera recibida por un empleado de la oficina de
defraudaciones se pensó que el motivo de la visita al anciano era una estafa,
actuando entonces en consecuencia. Las cosas se aclararon y se pusieron en
su lugar, yéndose la policía. Hubo disculpas un poco tarde, mucho después
de medianoche, cuando ya se había despertado y molestado a un hombre
muy enfermo.
Lo mismo sucedió anteriormente cuando el anciano vivía en Saint John.
La policía recibió un llamado telefónico de una vieja ridícula de Montreal que
adujo que era un caso desesperado y así los representantes del orden se movieron
ansiosamente en la creencia que tenían que salvar una vida. ¡La estúpida mujer
sólo quería que el anciano le dijera a su marido que ella no debía tener vida
sexual con él! Entre paréntesis, ni la mujer ni su marido demostraron la menor
intención de pagar los gastos. Y esto es lo que ocurre generalmente, se piensa
que el anciano tiene mucho dinero y que se muere por correr en auxilio de otros
y hasta pagarles por este placer.
Hacía muy poco un hombre escribió desde Asia. Decía que quería hacer
el bien a la humanidad por lo cual pensaba que debía convertirse en médico.
En tal creencia instruía al anciano sobre cómo remitirle dinero
inmediatamente para el viaje de este presunto médico por vía aérea en
primera clase hasta Canadá. También le decía que él (el anciano) tendría el
honor de procurarle alojamiento y pensión y pagar todos los gastos,
terminando con la manifestación: "Nunca se lo devolveré pero, por lo
menos, usted sabrá que estoy haciendo el bien a otros".
Y aun hay otro caso que ocurrió en Montreal cuando un hombre llegó,
muy entrada la noche, con su equipaje. Frente a la puerta golpeó y golpeó
hasta que obtuvo respuesta. Venía desde la India y dijo: "Vengo a vivir con
usted como hijo suyo. Cocinaré para usted". Y trató de abrirse paso con su
equipaje.
El anciano pensaba sobre estas cosas, sobre la gente que le escribía,
sobre la mujer que le decía que había escrito un libro que ya estaba listo y
que había sido dictado telepáticamente por el anciano y que ahora pretendía
una carta de él pidiéndole al editor que lo publicara dándole el porcentaje a
ella.
Se podría escribir un libro muy divertido sobre algunas de las cartas
más notables que había recibido, pero en realidad el anciano prefería
dedicar el poco tiempo de que disponía en contestar las preguntas que
pudieran ser de utilidad a alguien. Pues, muchas de ellas son sumamente
razonables, como ésta: "¿Por qué es que jamás recordamos las tareas que se
supone debemos realizar cuando estamos en esta Tierra? ¿Por que estamos
presionados para seguir hacia adelante ciegamente sin saber lo que estamos
haciendo? ¿Puede usted decírmelo? "
Si, ciertamente, no hay nada de extraordinario en ello. Si la gente
conociera de antemano lo que tiene que hacer se concentraría
exclusivamente en eso y obtendría un conocimiento o experiencia muy
unilateral.
Se me dice que siempre comparo la vida de la Tierra con una escuela.
Así es, lo hago, porque es una escuela, una escuela para humanos. Y
volviendo a nuestra explicación de la escuela yo considero que cuando
estudiamos en la escuela siempre tendremos que pasar en un examen.
Sí, tendremos que someternos a un examen para descubrir lo que
sabemos. Vamos al examen sin saber cuáles son las preguntas que van a
hacernos. Si las supiéramos antes entonces ya no sería un examen porque
sólo nos dedicaríamos a unas pocas respuestas sobre muy pocos temas y,
evidentemente aprobaríamos la prueba con facilidad pero, en realidad, no
sabríamos nada.
En la escuela se estudia un amplio campo de conocimientos y para tener
la seguridad que nuestro saber abarca tal caudal de conocimientos, se
establecen los exámenes para alguna fecha futura. Los estudiantes no
ignoran que van a ser sometidos a la prueba, pero por supuesto no conocen
cuáles son los puntos motivo del examen. Así, es necesario estudiar el programa
completo que corresponde a la prueba y no especializarse solamente en uno o
dos temas.
Supongamos que un cirujano o, mejor dicho, un futuro cirujano deba
rendir un examen y no haya completado sus estudios. Supongamos que
alguien le informe sobre la precisa naturaleza de las preguntas que debe
contestar. Si el presunto cirujano no tiene escrúpulos ni principios
concentrará su atención sólo en esas preguntas y lógicamente aprobará.
Uno podría ser su primer paciente y, siempre en el terreno de la
suposición, recurrir a él con motivo de una operación renal, pero él sólo
estaría capacitado para extirpar un apéndice, ¿podría uno sentirse feliz?
¿Nos sentiríamos tranquilos si voláramos con un piloto que porque
conocía en que consistía el examen y algo más se ingenió para conseguir el
puesto? Por supuesto que no.
Vosotros no conocéis cuál es la tarea que tenéis asignada en esta vida y
entonces haréis todo lo humanamente posible (o por lo menos se espera que
así sea) para cumplir con la vida en todos sus aspectos. Podríais tener la
tarea de mostraros compasivos con los gatos; si vosotros lo supierais os
dedicaríais tan fanáticamente a los gatos que provocaríais angustia a los
perros o a los caballos ignorándolos completamente. No, señora Preguntona,
es providencial que los humanos no sepan cuál es su tarea sobre la Tierra. Si
así fuera habría un desequilibrio y pecarían de unilateralidad.
No creáis que todos los que escriben son tontos o trastornados. Eso es
inexacto. Yo me he relacionado con gente extraordinariamente encantadora:
Valeria Sorock, por ejemplo. Fue la primera que me presentó sus saludos
cuando llegué a Irlanda. Desde entonces somos amigos constantes. Tiene
una virtud maravillosa, es sumamente responsable. Como estoy físicamente
incapacitado, si necesito algo particularmente difícil de conseguir, Valeria
Sorock es la única que sabe dónde obtenerlo. No obstante que vivimos
separados físicamente por una gran distancia, estamos, muy cerca
espiritualmente.
Permítaseme saludar a Valeria Sorock aquí por su infalible constancia,
su lealtad y el enorme caudal de esfuerzo que empeña en hacer el bien. No
es en absoluto una mujer de fortuna; en realidad, tiene que trabajar
duramente y viajar muchos kilómetros para ganar lo que, en rigor de
verdad, es una magra pitanza. Sin embargo, Valeria Sorock siempre
encuentra tiempo para hacer algo en ayuda del prójimo. Por todo eso,
Valeria, quiero testimoniarle mi agradecimiento y mi eterna amistad en
retribución de la que usted siempre me ha dispensado.
Existe una cantidad de personas que son decididamente excepcionales,
muy decididamente excepcionales y es triste pensar que la mayoría de las
veces no se hallan bien dotadas con los bienes de este mundo. En gran parte
de los casos son tan decentes y tan modestas que subestiman sus propias
condiciones. Me viene a la memoria ahora dos de ellas, el señor y la señora
Czermak. De brillantes condiciones se hallan en dificultades porque, a mi
entender, no "se venden".
El señor Czermak es un hombre a quien cualquiera estaría orgulloso de
conocer, persona de la mejor clase con un cerebro privilegiado y que
sobresale en algo que siempre me ha derrotado… ¡NUMEROS!

La señora Czermak es una dama muy bien dotada ciertamente. Tiene


una habilidad artística extraordinaria; la cerámica, la fotografía y todo lo
que se relacione con el arte es un juego de niños para ella. Sin embargo
impide su propio progreso persiguiendo la perfección. No puede obtenerse
perfección en este mundo y si uno se empeña demasiado en conseguirla
pierde su tiempo corriendo detrás de algo imposible.
Pronto me ocuparé de dos preguntas, una del señor Czermak y la otra
de la señora Czermak.
En verdad, la gente me escribe exponiéndome toda clase de extraños
problemas y la carta más larga que he recibido de persona alguna estaba
escrita a máquina, a un espacio, sobre una tira de papel de alrededor de 25
cm de ancho por casi 4 m de largo. Por eso digo que es la carta más larga
que he recibido. ¿Qué hubierais hecho VOSOTROS con ella? ¡Lo mismo
hice yo.
Aquí tenemos también a Juan Henderson. Me relacioné con él con
motivo de una carta o dos que me escribió. Es un muchacho excelente, muy
capaz que está ganando situaciones. Espero que más adelante pueda
desplegar sus alas espirituales y escribir un libro o dos, crear un Retiro
Espiritual y llevar a cabo todo lo que le sea sugerido por los del Otro Lado.
Si. yo he hecho. relaciones muy agradables. Algunos que me escriben no
tienen el más mínimo interés en la metafísica, pero ¿qué importa si uno esta
interesado en la metafísica o no? Realmente podría ser una buena idea
ahora responder una pregunta del señor Hanns Czermak. "Si, yo tengo una
pregunta, Dr. Rampa -dice-. ¿Qué es lo más importante que debe o puede
hacer una persona para desarrollar una habilidad que tuviera latente en ella?
Lo pregunto porque pareciera que tengo dificultad para iniciarme en las cosas
que usted describe tan claramente en sus libros. Evidentemente hay algo que
estoy haciendo mal y pienso si no habrá alguna manera de preparar la mente y el
cuerpo."
En realidad, no tiene verdadera importancia que realice usted o no
viajes astrales conscientemente porque todos viajan al astral durante el
sueño. Pero, si usted halla dificultad en hacer algo, ¿está usted
completamente seguro de que desea hacerlo? ¿Está usted seguro de que no
es algún impedimento a que se halla sometido, digamos, por dificultades en
la vida pasada?
Supongamos que una persona -no usted, por supuesto- hubiera sido
bruja en la vida anterior. Supongamos que usted haya sido quemado en la
hoguera o asesinado de alguna manera igualmente extraordinaria;
entonces, si regresa a esta vida con mayor o menor interés en el ocultismo
podría tener inculcado el temor de comenzar de nuevo porque pudiera
terminar en la hoguera o pendiendo del extremo de una soga y entonces su
subconsciente clavaría los frenos y usted no podría adelantar. El único
camino, si se encuentra una real dificultad en dedicarse al ocultismo, es:
Reflexionar sobre el problema. ¿Realmente, sinceramente usted desea
viajar al astral o practicar clarividencia o leer las cartas o cualquier otra
cosa de este tipo?
Si así fuera, si usted puede decir "si", entonces pregúntese por qué desea
usted hacerlo. Debe aclarar todos estos problemas primero.
La siguiente pregunta que usted debe hacerse es: ¿teme que al salir de su
cuerpo no pueda luego retornar; tiene miedo de que algunas entidades
extrañas lo ataquen si abandona su cuerpo? Si así fuera, recuerde que ninguna
clase de daño puede ocurrirle si usted no está amedrentado.
Si usted tiene la seguridad de que en verdad quiere hacer ocultismo,
entonces lo mejor es dedicar algún tiempo todos los días, media hora por la
tarde, para pensar en ello. Y la mejor manera es imaginar tan
decididamente como sea posible que está haciendo lo que quiere hacer,
porque cuando pueda grabar en su subconsciente que usted quiere ir al
astral, el subconsciente abrirá metafóricamente la puerta y lo dejará en
libertad. Piense en el subconsciente como si fuera un tipo de tonto, tonto en
sumo grado, si así lo desea, que obedece órdenes al pie de la letra de manera
que si en algún momento del pasado usted le ha dicho "¡Ea! Por amor de
Dios, no me permitas salir del cuerpo!", le obedecerá hasta que usted pueda
vencer esa mente que sólo tiene una meta y remplazar la orden anterior por
otra.
Pero recuerde que, si usted piensa que no está progresando, es así
definidamente hasta tanto esté advertido de las cosas. Y mi consejo ferviente
es que, si está sufriendo obstáculos o dificultades, no se preocupe, espere
hasta que las cosas se asienten solas.
Hace muchos años, cuando yo estudiaba morse, fui advertido sobre "la
colina". Bueno, esta misteriosa "colina" me molestó hasta que llegué a una
velocidad de veintitrés palabras por minuto y de nada valía todo lo que me
esmeré ni cuantas horas practiqué, no podía pasar esa "colina". Demostró
ser una montaña en el camino de mi progreso hacia un morse más rápido
lidiando y recibiendo velocidad.
Un DIA proferí algunas palabras realmente feas con alguna vehemencia.
Dije en realidad: "Bien, si no puedo hacerlo más ligero es que evidentemente
no puedo".
Posteriormente me senté frente a mi tablero una vez más y hallé que
podía manejarme con mayor ligereza, en verdad llegué a casi treinta
palabras por minuto. Había traspuesto la "colina". Había estado
empeñándome demasiado y creo que probablemente usted, señor Czermak,
también se esta empeñando demasiado. Si encuentra obstáculos, no se
convierta en una topadora, tómese comodidad, piense en las cosas y hallará
que el camino de la menor resistencia lo ha capacitado para trasponer la
colina, y se sorprenderá del resultado.
Bueno, pienso que en pro de la armonía doméstica tendré que responder
a una pregunta de la señora Czermak en este mismo capitulo, ya que en él
he contestado a su esposo; de otra manera podría acusarme de algo así
como desunir matrimonios.
Y aquí está lo que escribe la señora de Czermak: "Una pregunta: bueno,
en el momento en que sea demasiado tarde para hacerlas, sé que estaré llena
de ellas. Especialmente ahora hay sólo un problema que todavía es muy
mío. podría ser que otros pudieran sacar provecho también si usted fuera
tan bondadoso de decir algunas palabras al respecto. Me refiero al tiempo o,
mejor dicho, a la escasez de tiempo. El DIA se divide en tantas horas y, sin
embargo, no son suficientes para hacer todas las cosas que uno quisiera
hacer. Desde ya que yo no rehúyo el trabajo pero lo que resulta una
frustración es que no sólo siempre se carece de tiempo para las cosas más o
menos mundanas que uno quisiera hacer sino que jamás se dispone del
necesario para lo espiritual a que uno quisiera dedicarse. Si es la
meditación, no pareciera que tengo mucha energía para levantarme más
temprano que lo que es habitual en mi aun en sábado o domingo en lugar de
dormir una hora más, y en cuanto al viaje astral, me duermo tan pronto apoyo la
cabeza en la almohada".
Las firmas comerciales, las fábricas y un gran número de oficinas
importantes tienen el mismo problema. Esta es la razón por la cual a
menudo recurren a expertos que se autodenominan "Tiempo y movilidad".
Todos disponemos de tiempo en una proporción de tres a cuatro veces más
de lo que pensamos tener, pero generalmente lo desperdiciamos de la misma
manera que se malgasta el agua no obstante la escasez mundial que hay
hasta de agua para beber.
Los expertos en tiempo y movilidad estudian el modo en que la gente
hace cosas. Por ejemplo, si se va a la cocina cuántas cosas se lleva de una
vez. Usted lleva una o dos cuando sabe perfectamente bien que enseguida
tendrá que volver por dos o tres más. Si la gente analizara solamente, con
inteligencia, las cosas que tiene que hacer, dispondría del tiempo adecuado
para llevarlas a cabo.
El modo de proceder es escribir una lista en un papel de todas las cosas
que se quiere hacer en un DIA dado. Deseche las que no son realmente
necesarias y proyecte las restantes de la manera más práctica en cuanto a
tiempo, sin necesidad de realizar dos o tres viajes cuando uno es suficiente.
Algunas personas tienen alguna compra que hacer y se corren hasta el
almacén de la esquina y vuelven con ella para cuando están en la cocina
encontrar que no tienen sal o azúcar o cualquier otra cosa lo cual las obliga
a hacer la misma operación de nuevo. Así corren el día entero.
Otras, quizá tienen cartas para echar al buzón y se movilizan sólo para
eso cuando si esperaran un poco más podrían hacerlo al salir de compras.
Debemos dividir el día exactamente como se dividen las clases en el colegio:
tanto para geografía, tanto para historia, tanto para aritmética, tanto para
recreo, tanto para la merienda. Si distribuyéramos nuestras tareas de una
manera razonable tendríamos tiempo de sobra para hacer cosas.
En el caso de la señora Czermak. se cuenta con un marido enormemente
inteligente que gustosamente ayudará a su esposa a planificar sus días;
tarea, por otra parte, para lo cual está excelentemente capacitado.
La respuesta es, entonces, que si la gente distribuyera convenientemente
las tareas que debe realizar en el día y no se desviara del plan que se ha
trazado tendría tiempo suficiente para todo. Es la voz de la experiencia
porque siempre practico lo que predico… ¡y con éxito!
CAPITULO OCTAVO

Si no escalas la montaña, no podrás contemplar el llano.

El anciano que descansaba en su lecho miraba hacia afuera, atravesando


la ciudad, con la vista en algunos nuevos edificios que se estaban edificando
y en un gran hotel, el más importante de toda la localidad.
Cleo y Taddy dormían. No habían pasado buena noche con motivo de
que el anciano se había sentido muy mal y, por supuesto, les tocaba a las dos
siamesas manejar las cosas cuando él no podía hacerlo. Por eso dormían
moviéndose algo, como hace la gente, enroscándose un poco, felices de
hallarse una cerca de la otra. El anciano pensaba en ellas con gran cariño,
como lo hubiera hecho con sus propios hijos, pues eran seres importantes
con forma de animal, pequeñas que habían venido a esta Tierra con una misión
que estaban cumpliendo espléndidamente.
En sus breves cuatro años de vida se habían movido mucho, habían
viajado bastante y habían sufrido y padecido enormemente a causa de la
incesante persecución de la prensa. El anciano yacía allí, en la oscuridad,
pensando en todo eso, en las condiciones en que vivía en Montreal y cómo
había tenido que irse de allí antes de que el plazo de su alquiler hubiera
terminado.
Había conseguido habitación en la ciudad de Saint John y, cuando ya
era demasiado tarde para hacer cambios, la persona que se hallaba en el
departamento halló que le era imposible dejarlo Por eso, la familia no tuvo
otra alternativa que hospedarse costosamente en un hotel: Admiral Beatty
Hotel que tenía verdaderamente tanto de hogar como de hogar podía tener
un hotel. Era y es un hotel feliz donde todos están satisfechos con el gerente
general, un hombre con muchísimos años de experiencia, que conoce todos
los problemas y, mejor aún, que sabe cómo resolverlos.
Uno de los botones, Brian, se mostraba siempre muy servicial y cortés y
como era amante de los gatos iba a menudo por Cleo y Taddy. Ellas,
coquetas como la mayoría de las chicas, jugaban con él, le ronroneaban, le
hacían mimos y, como la mayoría de las chicas, le hacían creer que él era EL
único.
La señora Catherine Mayes es otra de las amigas que hicieron en el
hotel. El anciano tenía una gran dificultad con su dieta, pues el menú de un
hotel no es adecuado a aquellos que deben observar un régimen limitándose
a ciertos alimentos. La señora Catherine Mayes se distraía de sus
quehaceres a menudo para asegurarse de que todo resultara tan bueno como
fuera posible. Ahora que la familia estaba en un departamento todavía recibía a
la señora Mayes de visita con todo gusto.
Las luces en el puerto se iban multiplicando. Los barcos se preparaban
para descargar en el próximo día laborable. Dos barcos rusos, otro de
Liberia, uno de India y otro de Chipre, todos anclados a lo largo de los
muelles, agobiados con la carga y todos balanceándose suavemente en el
cambio de marea.
El bote piloto se alejaba en ese momento de un recién llegado, su señal
roja luminosa moviéndose y guiñando. Pronto enderezó su rumbo
deslizándose de manera que los pilotos pudieran esperar el próximo barco.
Abajo, en el paso a nivel, los trenes infernales rechinaban y hacían sonar
sus pitos, produciendo tal conmoción que a cualquier persona le costaría la
cárcel por perturbar la paz. Sin embargo, estos ferrocarrileros incalificables
pareciera que piensan que es de su prerrogativa y sagrado deber arruinar la
tranquilidad de la ciudad entera. El anciano se preguntaba por qué el
ayuntamiento no revisaba lo atrasado y promulgaba esa proyectada ley
prohibiendo el ulular de sirenas de trenes que atraviesan la ciudad.
Pero el anciano pensó que es inútil perderse en reflexiones ociosas
cuando debía ser escrito un libro y creyó más efectivo hacer lo que el
Ayuntamiento tenía que hacer, revisar lo atrasado y poner manos a la obra.
Siguiendo con las preguntas, resulta asombroso el número de personas
que escribe: "háblenos sobre la vida después de la muerte y sobre la
muerte". Casi me da vergüenza volver a ese tema que ya he tratado tantas
veces; me avergüenzo de decirle a Ra'ab que estoy escribiendo sobre la
muerte nuevamente y me asusta un poco pensar en la dura mirada de
Buttercup cuando me diga que me estoy repitiendo. Pero la señorita o quizá
la señora Newman, pregunta sobre la vida después de la muerte y otra carta
quiere aquí "una completa explicación que se entienda fácilmente de lo que
se llama el estado post mórtem". Incursionando por estas preguntas, cada
vez encuentro más gente que quiere saber sobre la vida después de la
muerte. Parece que no podré librarme y tendré que escribir sobre ello, y si
vosotros no queréis leerlo pasad por estas páginas con los ojos cerrados
hasta que lleguéis a la parte que os guste.
Consideremos lo que pasa cuando sobreviene la muerte. Ocurre a veces
que una persona está enferma y, como resultado de esa enfermedad, alguna
parte de su organismo que es vital para continuar la permanencia sobre la
Tierra, pierde su capacidad de funcionar correctamente. Podría ser el
corazón y supongamos que se trata del corazón. Así, en nuestro caso
cardíaco, podemos decir que el músculo se ha convertido en una masa
fibrosa que ya no puede bombear sangre en el volumen adecuado para el
cerebro y así las facultades se entorpecen. A medida que las facultades se
van apagando la voluntad de vivir disminuye y hay menos estímulo para el
corazón para continuar en su trabajo de bombeo.
Llega el momento en que el corazón ya no puede continuar. Próxima a
esta etapa, la persona no tiene la energía para sentir dolor, se halla medio en
este mundo y medio en el otro, en el estado de un bebé que se encuentra
mitad en el mundo que es su madre y mitad en el mundo que se llama
Tierra. En el Otro Lado, los que ayudan en la muerte están preparados. Tan
pronto como el corazón cesa de latir se produce un sacudimiento, pero no es
un estremecimiento de dolor, no hay agonía de muerte, es una ficción
totalmente estúpida. La llamada "agonía de muerte" es simplemente una
acción refleja de los nervios y músculos que, liberados del control del
"conductor" del cuerpo, se contraen y sacuden -como queda implícito- sin
control. Mucha gente cree que esto es agonía pero no lo es, porque el ser que
estaba en el cuerpo se ha ido y habrá gestos en el rostro que sólo son
contracciones de los músculos.
El cuerpo, libre de su ocupante, puede contraerse o jadear durante un
breve tiempo. Puede sentirse ruido de los órganos dentro, pero todo esto no
es más que lo que puede ser un viejo traje que se ha dejado sobre una silla o
sobre la cama, que nada tiene dentro y que sólo sirve para ser enterrado o
incinerado, cualquiera de ambas cosas.
El nuevo habitante del mundo astral, ex conductor del cuerpo, hallará
ayudantes listos para servir en todo lo que puedan al recién llegado en el
proceso de aclimatación. Ocurre que, desgraciadamente, una persona
realmente ignorante no cree en la vida después de la muerte y entonces…
¿qué?
Si no se quiere creer en la vida después de la muerte porque existe un
estado de completa hipnosis, autohipnosis; y aun sobre la Tierra hay
muchos casos de gente que es ciega sólo porque piensa que lo es, mucha
gente que es sorda sólo porque desea serlo para escapar quizás a la tortura
de una esposa regañona. Estos casos están confirmados por la profesión
médica.
Si una persona no cree en nada después de la muerte, se halla envuelta
en una niebla espesa, negra y pegajosa. Los asistentes no pueden ayudarla
porque no pueden acercarse a ella porque no se los permite, rechazando
todo lo que se quiere hacer por ella pues está convencida de que no hay tal
cosa después de la muerte y piensa que está sufriendo una pesadilla
desagradable.
Entretanto, la persona empieza a darse cuenta de que debe haber algo
en esta vida después de la muerte; ¿por qué oye voces? ¿Por qué se da
cuenta que hay gente a su alrededor? ¿Por qué se percibe algo como una
música? Con la naciente conciencia de que posiblemente haya algo después
de la muerte, la espesa niebla negra se aclara y se vuelve gris, la luz puede
traspasarla, se pueden ver figuras borrosas que se mueven y empieza a oírse
más claramente. Así, poco a poco, a medida que sus prejuicios e inhibiciones
van cediendo, va tomando cuerpo la conciencia de que algo está sucediendo
a su alrededor. Los asistentes tratan constantemente de ayudarlo, tratan de
hacerle entender que quieren ayudarlo y lo invitan a aceptar su asistencia y
no bien tiene la sensación de que aceptará, la niebla se dispersa y puede ver
toda la gloria del mundo astral, colores que no existen en la Tierra, brillos y
luces y alrededores muy, pero muy agradables.
Nuestro pobre amigo que ahora empieza a darse cuenta de que existe
una vida después de la muerte, es llevado a lo que podría llamarse hospital,
hogar de descanso o centro de recuperación. Allí, mediante diversos rayos
sus inhibiciones mentales siguen dispersándose, su cuerpo espiritual es
fortalecido cobrando salud y también es alimentado.
Se le explica todas las cosas pues se halla más o menos en la misma
situación de un niño recién nacido excepto en que puede entender todo lo
que se le dice y aun responder, mientras que el bebé tiene que aprender
hasta a hablar. Así, recibe una explicación sobre lo que es la vida en el Otro
Lado. Si quiere polemizar, no puede, nadie lo hará con él. Por lo contrario,
se lo dejará pensar sobre la explicación que se le ha hecho y cuando la
acepte libremente, la explicación continuará. Jamás será persuadido, nunca
forzado a nada, tendrá siempre el derecho de elegir. Si no quiere creer
permanecerá en algún estado estático hasta que crea.
Muchos llegan a la otra vida con la convicción inquebrantable de que su
propia religión es lo único que existe. Estos desventurados se colocan en
situación bastante parecida a los anteriores porque los asistentes del Otro
Lado saben perfectamente bien que no pueden ayudarlos si simplemente su
aspecto destruye una creencia de toda la vida. Supongamos que una
persona, católica ferviente, cree en ángeles y demonios y toda esa
pantomima. Cuando llega al Otro Lado ve ciertamente las puertas del cielo
y un anciano con barba y un enorme registro en el cual cree que figuran
todos sus pecados. Todo se conforma de la manera que el pobre e inocente
católico quiere ver: ángeles con ligeras y temblorosas alas, gente sentada
sobre nubes tocando el arpa y, por el momento, se encuentra muy satisfecha
de haber llegado al cielo. Pero, poco a poco, cae en la cuenta de que todo
esto no suena a verdad, la gente no vuela en el ritmo exacto del batir de alas,
etcétera. El recién llegado se da cuenta de que aquello es una representación
y empieza a preguntarse qué es lo que hay detrás de ella, qué es lo que
ocultan las cortinas y toda esa estructura, cómo son en realidad las cosas y
exactamente cuando empieza a pensar en ese sentido comienza a ver
"grietas" en la fachada de la Casa Celestial. Se avecina entonces el
momento en el cual ya no puede seguir creyendo en esa pantomima, clama
por saber. Rápidamente los ángeles con sus ligeras alas se desvanecen, caen
los arpistas que, en ropa de noche estaban sentados en una nube, y los
asistentes, altamente experimentados, muestran al recién llegado que acaba
de despertar la realidad que remplaza a la ilusión y que es sumamente más
grata que lo que había sido ésta. Es lamentable que tanta gente vea unas
pocas láminas en la Biblia y las tomen como verdades irrefutables. Hay que
recordar que se emplean dibujantes para ilustrar la Biblia también.
No interesa de qué religión se trate si los que la profesan creen
incondicionalmente en sus leyendas o, digamos, fantasías. Ellos creerán
estarlas viviendo cuando abandonen la Tierra y entren en el plano astral.
Cuando el recién llegado pueda darse cuenta de la naturaleza del mundo
en el cual está, entonces podrá seguir adelante. Se dirigirá al Salón de las
Memorias y allí, solo, ingresará en un cuarto y presenciará la historia de su
vida: todo lo que ha hecho, todo lo que ha tratado de hacer y todo lo que ha
querido hacer. Además, cada cosa que le ha sucedido, lo que ha pensado
durante su permanencia en la Tierra y él, nadie más que él, podrá juzgar si
su vida ha sido un éxito o un fracaso.
El y nadie más que él podrá decidir si "vuelve al colegio" y comienza el
curso para repetirlo totalmente con la esperanza de superarlo en esa nueva
oportunidad.
No habrá madre, ni padre ni mejor amigo que esté a su lado para
arrogarse la culpa de lo que haya hecho mal. El estará solo, enteramente
solo, más solo aún de lo que pudo haber estado en cualquier lugar
anteriormente. Y será para juzgarse.
Ni demonios ni Satanás lo estarán esperando con la cola enroscada y
aliento fiero; nadie va a clavar horquillas o tridentes en sus carnes y, en lo
que respecta a las llamas, bueno… ¡ni ellos usan tales cosas para calefacción
central!
La mayoría de los que pasan esta prueba salen del Salón de las
Memorias considerablemente conmovidos y notablemente contentos de la
ayuda y simpatía brindada por los asistentes que esperan fuera.
Sobreviene después un período de ajuste, durante el cual el nuevo
visitante puede reflexionar sobre todo lo que ha visto, sobre los errores
cometidos y decidir qué es lo que piensa hacer. Esto no es cuestión de
resolverlo en unos pocos minutos; han de considerarse todos los aspectos del
asunto. ¿Vale la pena volver y empezar todo de nuevo? ¿Sería quizá mejor
permanecer allí unos pocos siglos esperando que se dieran condiciones
mejores para volver? Pero también piensa que no sabe cuáles serán las
condiciones mejores o qué probabilidad tiene de volver. A esta altura de su
meditación es invitado por los asistentes que estudian cada punto con él y lo
aconsejan sin ejercer presión alguna. En todo momento mantendrá su total
libertad de elección y de decisión y nadie influirá sobre su ánimo al respecto.
Si desea volver y atizar un poco el infierno de la Tierra, será su gusto y nada
más que su gusto.
Muchos recién llegados no saben que pueden extraer todo su sustento y
elementos de nutrición del aire, de las vibraciones que los rodean.
Recuerdan su vida terrenal y piensan en los alimentos selectos que hubieran
deseado haber comido y que no pudieron obtener. En cambio, ahora,
pueden tener lo que quieran, cualquiera sea el tipo de alimento que
pretendan. Si desean fumar habanos o cigarrillos o pipas malolientes,
también pueden lograrlo. En cuanto a ropa, ¡jamás podréis imaginaros la
variedad de atuendos que hay en el plano astral! Cualquiera puede usar la
moda que mejor le plazca que no será considerada fuera de lugar, nadie lo
comentará, es un asunto puramente personal. De manera que, si alguien
quiere vestirse de "hippy" con una brasa en cada mano, puede hacerlo; la
brasa no lo quemará; eso sucedería si lo hiciera en la Tierra, porque la
brasa del astral es enteramente inofensiva; la de la Tierra quema
horriblemente.
Pero el recién llegado pronto se cansa de no hacer nada, se hastía de
estar jaraneando viendo cómo pasa el tiempo astral. Si hubiera sido un tipo
perezoso en la Tierra, de esos a quienes sólo gusta vagar por las calles y
doblar silbando las esquinas, aun ésos, pronto se cansan de no hacer nada
en el ambiente del plano astral. Piden trabajo y lo obtienen. ¿Qué clase de
trabajo? Hay toda clase de cosas para hacer. Es imposible decir qué es lo
que hará exactamente como sería difícil predecir lo que haría una persona
aquí, en la Tierra, si se trasladara repentinamente a Timbucktoo o Alsacia
Lorena. Se dedicará a lo que se halle dentro de sus posibilidades y que, al
mismo tiempo, le produzca enorme satisfacción y bienestar.
Pero en todo momento se verá acuciado por el pensamiento de que tiene
que hacer algo. ¿Deberá permanecer en el astral durante mucho tiempo?
¿Qué haría otra gente? Pregunta y pregunta y también se le contesta
reiteradamente siempre la misma cosa, sin que exista en momento alguno la
intención de persuadirlo de algo. La elección es totalmente suya.
Finalmente, se da cuenta de que no puede seguir vagando como si fuera
un desertor de la escuela de la Tierra; tiene que regresar, cumplir con sus
lecciones correctamente y aprobar sus exámenes.
Hace conocer su decisión y es llevado ante un grupo especial de gente de
gran experiencia y que posee instrumentos extraordinarios. Se determina lo
que la persona tiene que aprender y cuál es la mejor manera de que lo logre.
¿Será de utilidad que vaya a una familia pobre? ¿O debe ir a una familia
pudiente? ¿Deberá ser un hombre blanco o uno de color? ¿O una mujer?
Ello dependerá de la suerte de desorden que haya existido en su vida
anterior, de lo bien que esté preparado para trabajar en su vida futura y de
lo que tenga que aprender. De cualquier manera, los asesores están
capacitados para ayudarlo, pueden sugerirle -sugerirle solamente- el tipo de
padres, de país y de condiciones. Cuando haya aceptado todo esto, entonces
se ponen en funcionamiento ciertos instrumentos para localizar los
presuntos padres. También se descubre la ubicación de los padres sustitutos,
los cuales son observados durante un breve lapso. Entonces, si todo es
satisfactorio, la persona ya lista para ser reencarnada va a un hogar especial
en el mundo astral. Allí se mete en cama y cuando se despierta esta en el
proceso de su nacimiento en la Tierra. No es de asombrar que produzca tal
conmoción y haga oír sus lamentos de desesperación.
Muchas entidades deciden no volver a la Tierra todavía y entonces
permanecen en los mundos astrales donde tienen mucho que hacer. Pero
antes de hablar de ellos consideremos un tipo especial de gente que no puede
elegir: los suicidas.
Si alguien voluntariamente pone fin a su vida en la Tierra antes de
cumplir el número de años que se le tiene asignado, debe volver a ella tan
rápidamente como sea posible, con objeto de completar el plazo
interrumpido, exactamente como si fuera un reo que ha escapado y ha sido
capturado. Así ha de cumplir su vida con un agregado extra como castigo.
Un suicida que ingresa al mundo astral es recibido de la misma manera
que si fuera un visitante corriente, normal, sin recriminaciones de ninguna
especie. Se lo trata igual que a los otros. Se le asigna un tiempo razonable
durante el cual se recupera de la conmoción de haber abandonado el cuerpo
físico quizá violentamente e ingresar en el astral.
Una vez que se ha recuperado lo suficiente tiene que ir al Salón de las
Memorias donde ve todo lo que le ha sucedido y la falta que ha cometido al
suicidarse. Y así lo dejan con el terrible sentimiento -sería mejor decir
terrible convencimiento- de que tiene que volver a la Tierra para vivir hasta
completar el plazo que no había expirado.
Es posible que el suicida sea una persona de una capacidad espiritual
deficiente, probablemente carezca de la fortaleza íntima para volver a la
Tierra y piense que sería entretenido permanecer en el astral y nadie puede
hacer nada en cuanto a eso. Eso no puede ser porque existe una ley que un
suicida tiene que volver a la Tierra y si no regresa por propia voluntad se lo
obliga a ello.
Si está dispuesto a volver, entonces en una reunión con consejeros
especiales se le informa sobre los días o años que constituyen su "sentencia"
en la Tierra. Tiene que vivir fuera todo ese tiempo sobre la Tierra y desde
que cometió el suicidio y antes de volver a la tierra nuevamente. Y así, quizá
le lleve un año salir de su confusión y decidirse a retornar y así añade un
año a su vida terrenal.
Se le informa cómo se encuentra la situación en la Tierra para que
pueda volver y enfrentar esencialmente el mismo tipo de condiciones que le
hicieron tomar su vida anterior y en el momento señalado se lo hace dormir
para que despierte en el instante de su nacimiento.
Si se muestra recalcitrante y no quiere retornar a la Tierra, entonces los
consejeros deciden por él sobre las condiciones que mejor se adecuen a su
caso. Si aún no quisiera ceder las condiciones serán un poco más severas de
lo que serían si lo hiciera voluntariamente. De esta manera, en la
circunstancia señalada, se lo hace dormir sin que tenga posibilidad de
elección y, al despertar, ya se encontrará sobre la Tierra.
A menudo se da el caso de que un bebé que nace y muere uno o dos
meses después es la reencarnación de una persona que se suicidó antes de
soportar dos o tres meses de agonía al hallarse sentenciado por un mal
incurable, cáncer inoperable, por ejemplo. El paciente puede haber puesto
fin a su vida dos o tres, o quizá seis meses o un año antes que se produjera la
muerte natural. Y todavía tiene que volver para completar el término que él
ha tratado de abreviar.
Se cree a veces que el dolor es algo inútil, que sufrir no tiene razón de
ser, que está bien matar a un enfermo incurable que sufre; pero aquellos
que sostienen eso, ¿saben realmente lo que los que sufren están tratando de
aprender? Su gran sufrimiento, la misma naturaleza de su enfermedad
puede ser algo sobre lo cual deseen hacer experiencia.
La gente a menudo me escribe y dice: "Doctor Rampa, con todo lo que
usted sabe ¿cómo tiene que sufrir así? ¿Por qué no se cura usted mismo y
vive siempre?" Pero eso es un disparate. ¿Quién quiere vivir eternamente? Y
los que me escriben con proposiciones como ésas, ¿cómo saben lo que yo estoy
tratando de hacer? Por supuesto que no, y eso es todo. Si una persona está
investigando cierto asunto, frecuentemente tiene que sufrir penalidades de toda
índole con objeto de cumplir su misión. Todos los misioneros que brindan ayuda
y sustento a los leprosos, por ejemplo, no saben cómo sienten o cómo piensan
ellos. Podrían estar ayudando al ser físico del leproso, pues otra cosa no saben
porque ellos no son leprosos. Sucede lo mismo con los enfermos de tuberculosis
o cáncer y aun con los que simplemente padecen de una uña encarnada. Hasta
que, en realidad, no se tiene el mal o el estado que es el momento en el que se
puede definir, no se está capacitado para hablar sobre una cosa ni la otra.
Siempre me ha divertido que los sacerdotes católicos romanos que no son
casados y no tienen hijos, salvo en el sentido espiritual de la palabra, se atrevan a
aconsejar a mujeres sobre la natalidad y todo lo que le concierne. Quizá puedan
hacerlo muchos de ellos que, en sus vacaciones -según he visto en Montreal-
tienen ocasión de tratar con muchas mujeres.
Es totalmente erróneo, entonces, suicidarse. Se está posponiendo el día
en que se abandonará legítimamente la Tierra y habrá que regresar al igual
que un reo que ha fugado y es capturado. El suicida se perjudica él
únicamente y es en él mismo en quien piensa, ¿no es así? Esa es una de las
cosas que debe ser superada, también.
El tipo de persona corriente que no es ni muy buena ni muy mala
permanece en el mundo astral durante diversos períodos de tiempo. No es
verdad que hay que quedarse allí durante seiscientos años, o uno o dos
siglos; depende enteramente de las condiciones que prevalecen en cada caso.
Existe un tiempo promedio de la misma manera que existe un hombre y una
mujer promedio y el tiempo medio es sólo una cifra.
Hay muchas cosas que hacer en el mundo astral. Algunos ayudan a los
que llegan a incorporarse a él, les sirven de "guía"; pero esta guía nada
tiene que ver con las sesiones de espiritismo o con las de las viejas damas
que piensan que su guía es un piel roja o un mandarín chino o un lama
tibetano. Lo que estas viejas damas generalmente tienen es un exceso de
imaginación. En realidad, si todo se contabilizara y se hiciera una lista con
los que aseguran tener un guía indio o tibetano, no habría suficientes indios
o tibetanos disponibles. De cualquier manera, esta gente del Otro Lado tiene
asignada su propia tarea que, evidentemente, no incluye revolver tazas de té
para que alguna vieja loca pueda leer en ella. Tampoco, hablar a través de
una trompeta de lata o hacer menear un trozo de tul. Todo eso que, por
supuesto es totalmente inútil, se origina en un poco de energía nerviosa de
parte de algún operador generalmente histérico. La gente del Otro Lado
tiene demasiado que hacer cuidando sus propios asuntos como para
trasladarse a la Tierra y husmear en cuartos oscuros, volcando su aliento en
la nuca de aquellos que se encuentran allí y quieren experimentar un
delicioso estremecimiento.
Los únicos que lo hacen asisten a esas sesiones desde el Otro Lado como
Espíritus de la Naturaleza de un tipo menor que se llaman Elementales.
Ellos están presentes para divertirse, para comprobar qué clase de tontos
son esos humanos que creen cualquier cosa y todo lo que se les dice. No lo
hagáis vosotros, mis amigos lectores, no os dediquéis a esas payasadas,
porque son payasadas.
Lo mismo se puede decir de la tabla con escritura espiritista. Hay quien
la compra y juega con ella y algún Elemental que está siempre dispuesto
como un mono travieso podrá observar lo que está haciendo e influirá
decididamente sobre la lectura. Se podría pensar que nada hay de malo en
ello, pero tampoco hay de bueno y al final la lectura de estas tablas hacen
daño si un Elemental se esmera en que el mensaje que ha de ser dado resulte
bastante verosímil, ya que es algo que ha sido extraído del propio
subconsciente de la víctima. Toda la vida de una persona puede ser afectada
de la peor manera si se cree en los mensajes de esta Tabla Ouija.
Otra cosa que constituye una vasta fuente de información errónea es el
movimiento de la tabla Ouija respondiendo al pensamiento colectivo de la
gente que se reúne a su alrededor. A menudo será impulsado por una idea
de deseo y, nuevamente, enviará un mensaje que puede ser sumamente
dañoso conduciendo a error. Lo más seguro es abstenerse de todo lo que es
tabla Ouija y sesiones espiritistas. Recordad que llegáis a la Tierra sin
conocer deliberadamente el objetivo preciso de vuestra visita y, si tratáis de
descubrir demasiado sin un motivo realmente justificado, haréis como el
estudiante que va al cuarto de examen e intenta sustraer una copia de los
trabajos del examen primero. Eso es simplemente un engaño y de manera
alguna resulta útil.
Una de las tareas que ha de cumplirse en el mundo astral es recibir a
aquellos que llegan durante las horas del sueño. Estas visitas son de todo
momento porque cuando es día en una parte del mundo es noche en otra.
Por eso hay una constante corriente de gente que aparece en el mundo
astral durante su período nocturno y son como chicos que vuelven de la
escuela. Exactamente como los niños desean ser recibidos por sus padres o
amigos, así también lo quieren estos viajeros de la noche.
Su tránsito tiene que ser dirigido, tienen que ser puestos en contacto con
aquellos a quienes desean encontrar, y muchos de ellos quieren información
y consejo durante, lo que es sobre la Tierra, la noche. Quieren saber cómo se
están comportando y lo que deben hacer al día siguiente. Esto lleva una
enormidad de tiempo a muchas personas.
Luego, hay otras entidades en el mundo astral que no se reencarnan en
la Tierra nuevamente. Ellas continúan elevándose cada vez más a un plano
superior de existencia. En el momento oportuno "morirán" muy
pacíficamente e insensiblemente para el mundo astral. En verdad, se
desvanecerán en el mundo astral para aparecer en un plano más alto.
Cada vez hay más gente que viene a la Tierra, que está naciendo en la
Tierra y muchos se preguntan por qué eso debe ser así. La respuesta es
simple: la Tierra no es nada más que un lunar de polvo entre billones de
lunares de polvo y, cuando alguien me pregunta por qué la población de la
Tierra aumenta, yo digo la verdad, que la gente llega a la Tierra desde otros
planos de existencia más nebulosos. Tal vez una persona proviene de un
mundo bidimensional e ingresa en la Tierra en su primer experiencia a un
mundo tridimensional; así comienza su vuelta de existencia en el mundo
tridimensional que llamamos Tierra. Y en todo momento cada vez es mayor
el número de gente que llega a medida que la Tierra se convierte cada vez
más en una calificada escuela de sufrimiento. Ese es el objetivo de la vida en
la Tierra: enseñar padecimientos, cómo soportarlos y cómo superarlos. No
se viene aquí para gozar de una existencia agradable sino para aprender de
manera que toda la información que se obtenga pueda ser trasladada al Superyó.
Después de este mundo está el plano astral y desde el plano astral, para
completar el tiempo, se nace hacia arriba a diferentes planos de existencia
hasta que al final la total entidad de que se trata se une con el Superyó. Así
es cómo éste se agranda.
Si habiendo crecido ya bastante, el Superyó decide que todavía hay
mucho más para aprender, se ponen nuevos "muñecos" sobre algún mundo
y el proceso total de los ciclos de la vida comienza de nuevo y cada vez que
los muñecos han completado sus ciclos vuelven purificados al Superyó que,
nuevamente, se agiganta con ello.
Cuando una persona está viviendo en el astral, es decir, cuando ha
"muerto" para la Tierra, ingresa en la vida plena del astral y ya no es sólo
un visitante como son los que llegan durante el momento en que sus cuerpos
duermen en la Tierra y, perteneciendo al tiempo total de ese mundo se
comporta como corrientemente lo haría en la Tierra. Es decir, cuando
finaliza un día astral, duerme. El cuerpo astral que, lógicamente, está
totalmente unido a la gente de ese mundo va a dormir y, otra vez, la psique
abandona el cuerpo astral en el extremo de su Cordón de Plata y entra en
un plano todavía superior. Allí aprende cosas que le serán de utilidad en lo
que podíamos llamar astral inferior cuando el espíritu retorna al cuerpo
que ha dejado. No penséis que el mundo astral es el más elevado, no creáis
que es el cielo, no es así. Hay muchísimos y diferentes ciclos o planos de
existencia.
Mientras nos hallamos en lo que llamamos "el mundo astral", podemos
tener una familia. Vivimos de una manera bastante parecida a lo que se vive
aquí con la excepción de que allá no hay peleas porque en el astral uno no se
encuentra con la gente con la cual es incompatible. De manera que, si se
contrae enlace en el astral, no se puede dar con una pareja regañona. Esto
no lo entiende generalmente la gente en la Tierra; mientras uno se halle en
el mundo astral no puede encontrarse con aquellos que han sido enemigos
en la Tierra, y la familia astral es tan solidaria con uno como lo era la gente
de la Tierra.
Los humanos no están solos en el mundo astral, los animales también
van allí. Jamás cometáis el trágico error de pensar que los humanos son la
forma más elevada de existencia, no es así. Son simplemente otra forma de
ser. Piensan de una manera mientras que los animales piensan de otra, pero
también hay entidades que -comparadas con los humanos- son superiores a
ellos de la misma manera que los humanos son superiores a las lombrices y
aun estas mismas saben que no constituyen la última forma de evolución.
Así, olvidad aquello de que sois el ser superior y concentraos en cumplir con
vuestra tarea de la mejor manera posible.
Los animales van al plano astral y también se remontan más arriba,
igual que los humanos, según los méritos que posean. Una de las grandes
dificultades que presenta la religión cristiana es que sostiene que la
humanidad es la evolución superior, que todas las criaturas existen para
satisfacción del hombre y esto ha llevado a algunas condiciones terribles. El
mundo animal y los Manus de los animales han sido increíblemente
tolerantes sabiendo que los humanos están mal informados por sus
conductores religiosos, por sus sacerdotes que en realidad modificaron el
Cristianismo para arrogarse el poder que ambicionaban.
Hay que aceptarlo como un hecho: en los mundos astrales no se
encontrarán perros que se agachan temerosos ni gatos espantados. En
cambio se hallaran compañeros, en todo sentido iguales a los hombres que
pueden comunicarse con ellos fácilmente por telepatía. Mucha gente me
pregunta sobre el aspecto físico y si un cuerpo se presenta como un haz de
gas o qué. Y contesto que no. Un cuerpo es tan sólido allá como lo es ese
montón de carne que sostenemos sobre dos vástagos óseos, y si dos personas
chocaran en el astral sufrirían el golpe de la misma manera que ocurre
aquí, en el plano terrenal.
Existe un gran amor en el astral, físico y espiritual, pero en una escala
que la mente, limitada a los pensamientos terrenos, no puede comprender
mientras se halla en el cuerpo físico. No se conoce la "frustración" porque el
amor es totalmente satisfactorio en todo momento para ambos en la pareja.
Algunos me piden una descripción de Dios. Dios no es algo como la
Cabeza de una gran Corporación, ya lo sabemos. Tampoco es el anciano que
usa larga barba y lleva una linterna en el extremo de un cayado. Dios es una
enorme Fuerza que sólo puede ser captada y comprendida cuando uno se
evade de la Tierra y visita el astral. Actualmente, en la Tierra, estamos en
un mundo tridimensional y la mayoría de la gente no podría entender,
digamos, la descripción de un objeto con nueve dimensiones.
Cada mundo tiene un Manu a cargo de él. Podríamos decir que el Manu
es como uno de los Dioses del Olimpo tan perfectamente descritos en las
leyendas griegas. O si queréis ser más modernos, podríais pensar que el
Manu es como un gerente general de la filial de una firma importante. Bajo
la autoridad del gerente general de esa sucursal -porque este mundo es sólo
una sucursal, después de todo-, tenemos los gerentes departamentales, a
quienes, en nuestra terminología, podríamos llamar los Manus de diferentes
continentes y de diferentes países. Estos subgerentes son responsables de la
marcha, digamos, de E.U.A., Alemania o Argentina, etc., y, al igual que los
gerentes humanos, tienen distintos temperamentos y así, el país que le concierne,
adopta características nacionales diferentes. Los alemanes, por ejemplo, son
completamente distintos de los italianos, los italianos de los chinos. Ello se debe
a que el "gerente" de ese departamento es diferente. Los Manus, no importa cuan
gloriosos parezcan ser, sólo son muñecos de una Gran Entidad o Superyó que
conforma a "Dios". Ese Gran Superyó utiliza a los Manus como muñecos de
manera bastante aproximada a la que el Superyó puede usar un conjunto total de
humanos con objeto de hacer experiencia.
Otra pregunta que recibo frecuentemente es: "El cuerpo astral
aparentemente está hecho de alguna clase de sustancia. Si tiene moléculas,
no interesa cuan fijamente dispersas, podría hallarse sujeto a destrucción o
daño por calor, frío o colisión. Si esto fuera así podría existir algún
desagrado y dolor en un sentido casi físico. ¿Cómo podría viajar el astral en
la vecindad de un astro físico?" Bien, cuando se habla de moléculas, se está
hablando de sustancias que existen en el plano terrenal. Una molécula es
una cosa física, un trozo de materia; pero, cuando nos referimos al plano
astral, estamos completamente fuera del bajo grado de vibración que
comprende todo sobre la Tierra. Un cuerpo físico en la Tierra puede ser
lastimado por otro cuerpo físico, pero un cuerpo físico en el astral no puede
en manera alguna ser dañado por un cuerpo físico de la Tierra; las dos
cosas son totalmente diferentes. Puede decirse, a título de simple ejemplo, y
no del mejor, que una roca y una luz no pueden chocar entre sí. Si
pudiéramos arrojar una piedra al cielo, ella no lastimaría al sol. Del mismo
modo, nada que ocurra en la Tierra puede dañar a un cuerpo astral, pero lo que
realmente perjudica a la gente en el astral es la crasa ignorancia de que hacen
gala los humanos sobre la Tierra tratando de chocar entre sí, liquidarse de
diversas lamentables maneras y comportarse generalmente como un puñado de
insanos en vez de hacerlo como entes que están en este mundo para aprender
algo. La conducta de la gente sobre la Tierra actualmente es como la de los
estudiantes que estropean computadoras de millones de dólares. Ya es tiempo de
que los humanos crezcan y que los estudiantes aprendan que concurren a las
aulas para aprender de quienes saben más que ellos.
CAPITULO NOVENO

Recuerda que la tortuga avanza solo cuando estira su cuello.

¡Válgame Dios! Creí que había dejado atrás toda discusión sobre
astrales, muertes y cosa que se le parezca, y ahora he aquí otra andanada de
preguntas todas girando alrededor de lo mismo. Por ejemplo: Una explosión
atómica que incinera miles de cuerpos humanos simultáneamente, ¿podría
provocar pandemonio en el plano astral? ¿Cómo los afecta o perturba?
No los daña físicamente, pero ciertamente causa una horrible confusión
por que miles de personas llegan al astral en agitado tropel. Muchos de ellos
estarán espantados, otros enloquecidos por el choque, de manera que todos
los asistentes disponibles se aprestarán para ayudarlos y remediar su
desgraciado estado. El cuadro, en realidad, es bastante similar al que se
presenta cuando se produce una verdadera calamidad en la Tierra como un
terremoto, por ejemplo, que reclama la presencia urgente de ayudantes y
voluntarios que agotan todos los medios para brindar asistencia. La
respuesta es entonces: ninguno sufre en el astral por la detonación de la
bomba, pero se experimenta un trastorno por el trabajo extraordinario que
demanda la atención de tanta gente al mismo tiempo porque, aunque
acontecimientos de esa índole podrían preverse, todas esas "previsiones"
son probabilidades y no necesariamente hechos concretos que tienen que
ocurrir.
La otra pregunta dice: "¿Cómo pueden supervisar los Manus de las
naciones los asuntos de la nación a su cargo? ¿Trabajan utilizando los
Representantes de las Naciones Unidas, los jefes de las naciones, sus
gabinetes y consejeros o qué?"
Si la O.N.U. fuera la organización que debiera ser, podría ser utilizada
como medio para el trabajo de un Manu, pero aquí diré algo que ha de
considerarse muy seriamente que puede desagradar y resultar chocante y
que sin embargo es un hecho real.
Este mundo en particular no ha progresado mucho. Verdaderamente es
una penitenciaría, un infierno, una dura escuela -llámeselo como se quiera-,
y muchos de los Manus a cuyo cargo se halla este mundo están ellos mismos
aprendiendo. A medida que van logrando experiencia y a medida que van
obteniendo éxito, entonces, al igual que un gerente departamental, es
ascendido y si el gerente general puede obtener éxito en las cosas de su
modesta filial entonces podría ser ascendido a una mucho más importante.
En realidad, es necesario considerar las cosas con amplitud de mente y
recordar que cuando se está en el Otro Lado, en el astral, no es para sentarse
sobre una nube y "rascar" las cuerdas de un banjo o de un arpa; hay que trabajar.
Cuando se está en las clases de un jardín de infantes se piensa que los
mayores de doce años que asisten a grados superiores son verdaderos dioses
que nada hacen excepto informar a los profesores adonde van; y estos
alumnos de doce a catorce años pueden también creer que los de sexto o
decimotercero, por así decirlo, son los dioses de la Creación. Pero estos
dioses de la Creación todavía tienen que hacer deberes, asistir a clases y
hacer experiencia. Por que eso es lo que es: la gente viene a esta Tierra para
hacer experiencia; los Manus cuidan de este mundo (más o menos) con el
objeto de hacer experiencia, y si hay unas pocas luchas entre los países
constituye una enseñanza tanto para los humanos como para los Manus.
En estados superiores, es decir, con mundos más adelantados, los Manus
pueden reunirse y discutir amigablemente cosas de manera que allí no
existen guerras ni crímenes en particular, pero eso es demasiado adelantado
para los tunantes de la Tierra. La gente aquí tiene que aprender de la
manera más dura porque no entendería la tierna y bondadosa. Si un tipo se
le acerca a uno y le da un golpe con un garrote o demuestra un marcado
deseo de darle un puñetazo en la mandíbula y dejarlo tendido, es
completamente inútil que uno le diga: "Te ruego, mi querido, que
gentilmente desistas de estas atenciones poco amistosas". En cambio, si se
procede con sensatez hay que aplicarle un puntapié donde más le duela y
hacer sonar el silbato para llamar a la policía.
Quedamos, entonces, en que los Manus de este mundo son estudiantes.
Están aprendiendo algo exactamente como vosotros y cuando hayan
aprendido lo suficiente como para enderezar un poco las cosas se dedicarán a
algo mejor. Pero, alegraos, vosotros tendréis que permanecer en la Tierra
aproximadamente unos setenta años más o menos, una vida; los pobres Manus
tienen una condena muchísimo más prolongada.
Aquí tenemos una preguntita escondida: "Se entiende que la rama del
decimotercero Dalai Lama era toda la misma alma. ¿Podría el
decimotercero hallarse ahora en el País de la Luz de Oro y aun
reencarnarse en el decimocuarto?"
Bien, esta es la pregunta más fácil de responder porque parece que el
decimocuarto Dalai Lama mismo admitió ante la prensa que él no es la
reencarnación del Gran decimotercero y ha de ser así porque este último es
una entidad sumamente activa en el mundo astral, que hace mucho bien y, a
mi entender, lamentablemente los actuales conductores en exilio en India no
hacen mucho para aliviar a los que sufren en el Tíbet. Yo traté este tema con
más detenimiento en uno de los primeros capítulos de este libro, por lo cual
quizá no debo repetirme si no es necesario.
Otra persona me escribe refiriéndose a "Mi visita a Venus", pero quiero
afirmar categóricamente aquí y ahora que no recomiendo ese "libro". Son
sólo unas pocas páginas que contienen algunos artículos que escribí hace
años, incluyendo algunas ilustraciones que rechazo porque no han sido
hechas por mí. Esta publicación que contiene partes de trabajo mío ha sido
completada con una cantidad de advertencias exageradas y lanzada al
público enteramente sin mi permiso y contra mi deseo.
Lo mismo puedo decir de un disco "El poder de la oración".
Categóricamente no lo recomiendo. Es de muy pobre calidad y jamás se
habló de ser reproducido en disco. Se trata de algo que hice hace
muchísimos años y, cuando dejé Norteamérica para trasladarme a
Sudamérica, me informaron que tal reproducción había sido hecha sin mi
permiso, contra mi deseo, durante mi ausencia del continente.
Si queréis comprar un verdadero disco está "Meditación" que hice
especialmente para ser grabado y con el fin de ayudar a la gente a meditar.
Puede obtenerse de:
Sr. E. Z. Sowter, 33 Ashby Road, Loughborough, Leicestershire,
INGLATERRA.
Diré que este señor Sowter tiene derechos universales para este disco y
para las "piedras de toque" y muchas otras cosas y es la única persona que
goza de mi autorización y acuerdo para vender mis grabaciones. y "piedras
de toque". También vende otras cosas diversas que produzco.
Esto es un anuncio sin cargo para el señor Sowter, que es un caballero
honesto que trata de hacer el bien.
Este libro no intenta ser un catálogo de personas agradables ni de pobres
tontos que se hallan al borde de la insania, pero no puedo terminar sin
mencionar una familia sumamente simpática en verdad: la señora
Worstmann y sus dos hijas. Recordaréis que dediqué uno de mis libros a la
señora Worstmann, mujer encantadora, esmeradamente educada a quien es
un placer conocer, y la conozco desde hace algunos años cuando todavía
vivía su marido. Me mantengo en contacto con este último ahora que está en
el Otro Lado. La señora Wortsmann es una de las personas más brillantes.
Ciertamente que fue lo suficientemente iluminada como para tener dos hijas
talentosas: Luisa, es enfermera en uno de los mejores hospitales londinenses.
No solamente es una buena enfermera sino que también es buena para muchas
cosas, es aficionada a las artes, en fin, no voy a enumerar todas sus virtudes, son
demasiadas para detallarlas en estas páginas; y Teresa, que también es talentosa.
Al igual que su hermana, es enfermera con muchos deseos de hacerse
instrumentadora, ya que tiene todas las condiciones para ello. En realidad todas
menos el dinero. He estado viendo si descubría alguna Institución Protectora que
hiciera posible que una joven altamente dotada se capacitara como
instrumentadora. Desgraciadamente todavía no he encontrado ninguna
posibilidad así que si alguno de vosotros, lectores míos, sabe cómo puede
obtenerse el dinero para que una joven capaz pueda pagar sus estudios en la
Escuela de Medicina tiene aquí la oportunidad de hacer bien.
Aclaro aquí formalmente que esta joven tiene la capacidad de hacer bien
a la humanidad como instrumentadora y resulta bastante desalentador que
se vea privada de una oportunidad como esa debido a la falta de dinero
para financiar sus estudios.
Hablando de cirugía nos referiremos a los trasplantes de corazón. Y aquí
tengo una pregunta: "¿Qué Puede usted decimos de la temeraria corriente
de los trasplantes cardíacos y otros injertos radicales de órganos, válvulas
plásticas, conductos, etc.? Desde el punto de vista fisiológico, puramente
material, pareciera que se considera un avance científico casi milagroso,
pero… ¿resuelve el problema? El empleo de diversos productos químicos,
¿entorpecerá la tendencia normal del organismo de rechazar todo cuerpo
extraño que se introduzca en él de esa manera? ¿O tal rechazo es inevitable
simplemente porque el injerto del nuevo órgano sano en el cuerpo para
remplazar al enfermo provocará uní perturbación entre el etérico del
miembro todavía informo y el sustituto artificialmente introducido? Y, más aún,
el individuo sometido al trasplante ¿realmente obtiene beneficio si agrega unos
pocos meses o aun años de invalidez a su actual permanencia en la Tierra,
aunque efectivamente los emplee para aprender cosas realmente de importancia
que, de otra manera habrían sido diferidas para otra reencarnación?"
Bien, ¡he aquí un bocado, ciertamente! Muchos cientos de siglos atrás,
en los días de Atlántida, la gente podía hacer trasplantes. Era posible
entonces injertar un brazo o una pierna, factible remplazar corazones,
riñones y pulmones, y fue un acto providencial de la Naturaleza que una
civilización que hacía tales cosas llegara a su fin. Al tratar de trasplantar
cerebros produjeron monstruos amorales.
Básicamente no es muy difícil injertar un corazón; se trata sólo de un
procedimiento mecánico. El corazón se extrae, separándolo de todo lo que lo
une al cuerpo y luego se ubica el remplazante adaptando exactamente todos
los "conductos". Cualquier cirujano competente puede hacer tal operación.
Físicamente el operado es un semiinválido. Después de todo, cuando se
hace una intervención quirúrgica tan radical ciertos pequeños nervios y
vasos sanguíneos no pueden ser unidos y toda la estructura se perjudica y
así, un hombre muy enfermo, agrega a su mal una nueva enfermedad:
desajuste de su organismo. Tal persona puede continuar durante un número
indefinido de años, viviendo una vida de semiinvalidez.
En el mundo astral, sin embargo, hay dos personas que sufren
enormemente porque han sido "entrecruzadas". Una de ellas está medio en
el astral, es decir, va al astral sólo durante el sueño, y la otra está
efectivamente en el astral, pero debido a que su corazón u otro órgano todavía
vive experimenta una suerte de atracción simpática por el Cordón de Plata de la
persona que ahora posee ese órgano.
A veces vosotros tenéis dos aparatos de radio; los sintonizáis en el mismo
cuarto, quizás en el mismo programa y si cerráis uno de ellos se produce un
volumen ligeramente mayor en el otro; y se trata sólo de radios, de cosas
que entretienen a algún conjunto de chicas mientras hablan de sus últimas
conquistas y de cómo han de ser de "mini" sus minifaldas la próxima
estación. Si nos referimos a seres humanos, la interacción es muchísimo más
fuerte y desajusta decididamente la eficiencia de una persona que vive en el
mundo astral al mantenerla "simpáticamente" conectada al cuerpo de otra
persona.
Creo firmemente que injertar órganos así es un error terrible y criminal
y que la gente, realmente, no debería permitir tal abuso de la Naturaleza.
Los reflejos del corazón del donante se presentan en el aura del que recibe,
y puede ser que ambos no hayan sido compatibles. El hecho de que uno sea
de raza negra y el otro blanca, nada tiene que ver con eso. Lo que tiene
importancia en todo es la velocidad básica de vibración, es decir, la
frecuencia que corresponde a cada persona. Por eso espero ciertamente que
tales trasplantes sean declarados ilegales.
Otra cosa diferente es si se está remplazando un órgano con otro de
material sintético, porque esto no es peor que una persona que usa anteojos,
audífonos para aumentar la capacidad auditiva, ni peor que usar una
muleta.
Opino que los que se dedican a la ciencia de la medicina deben ser
estimulados para que inventen órganos artificiales que puedan ser usados
con seguridad por los humanos. Así no se produciría el entrecruzamiento de
dos entidades lo que desiguala a ambas hasta que, liberándose de sus Cordones
de Plata, las dos van a vivir en el mundo astral. Contestando, entonces, esta
pregunta específica digo categóricamente que no soy partidario de los trasplantes
de órganos.
Aquí tenemos otra inquietud que puede ser de interés general. Y es:
"Quisiéramos que se nos informara o se nos diera instrucciones sobre
cómo un pequeño grupo de personas, trabajando devotamente, podría
lograr modificar la marcha de los acontecimientos mundiales".
Si un pequeño grupo de personas pensara decididamente perseverar
regularmente en un asunto particular, cualquier cosa que fuera podría en
realidad conseguirse. Actualmente, la gente no mantiene el mismo
pensamiento más de un segundo o dos. Si no lo creéis comprobadlo vosotros
mismos. Tratad de pensar sobre algo en particular mientras observáis el
segundero de vuestro reloj. Hallaréis, hablando honestamente, que vuestra
atención se desviará y perderá más rápidamente que lo que vosotros
estimabais posible. La atención se mantiene más o menos constante si el
pensamiento se concentra en uno mismo, algo que uno quiere o que quiere
hacer o que a uno lo afecta profundamente. Ninguna otra cosa, como la de
brindar ayuda a personas que jamás se han conocido, podrá despertar
interés durante mucho tiempo.
El pensamiento de la gente no es constante y nadie piensa en una misma
cosa, en el mismo momento, con la misma intensidad. Es igual a un núcleo
de gente que se arremolina, toda en movimiento y toda fuera de ritmo,
mientras que si pudiera pensar sincronizada y constantemente podría hacer
milagros. Si queremos reflexionar sobre esto un poco más, imaginemos un
ejército, un regimiento de soldados marchando sobre un puente. Si estos
hombres marchan marcando el paso al cruzar el puente lo destruirían y, por
tal razón se los instruye que antes de pasarlo "rompan filas". De esta
manera, lo atraviesan caminando, en grupo desordenado, sin marcar el
paso, sin ritmo y así, el efecto mecánico compacto de muchos individuos en
marcha desaparece, ya no tiene ni da la sensación de fuerza, y el puente no
sufre daño.
Si se pudiera obtener una cantidad de hombres marchando a ritmo
absoluto, destruirían cualquier puente que se hiciera y si se mantuviera el
paso en la marcha destruirían un edificio también porque la constante
energía del golpe hacia abajo y hacia arriba provocaría tales series de
vibraciones que crecerían incesantemente hasta más allá del punto donde la
elasticidad natural del puente o del edificio pudieran soportar y los
destrozarían exactamente igual como se quiebra un vaso.
Si se pudiera contar con media docena de personas y se las hiciera
pensar decididamente, deliberadamente en ondas que respondieran a un
patrón exacto podrían derribar o levantar gobiernos, hacer que un país
tuviera preminencia sobre todos los demás y lograr cosas que ahora podrían
parecer totalmente imposibles.
No deja de ser una suerte que no resulte tan fácil conseguir gente que
piense al unísono, exactamente en la frecuencia justa, porque me pregunto
muy seriamente, sin asomo de broma, si se tuviera una pandilla de
maleantes que se adiestraran para pensar de tal manera podrían idear abrir
el tesoro de un banco. Lástima que yo no tenga una pequeña pandilla; sería
muy grato juntarme con un montón de plata, ¿verdad? Sin embargo, el
hecho es muy posible, ya que en época de la Atlántida todos los días se producía
un suceso de tal índole.
Los salmos católicos son una reliquia de aquellos días idos, salmos que
algunos piensan que datan sólo de dos mil años atrás, pero en realidad se
basan en los cantos de poder originales de los sumerios y los atlantes. Quizá
debiera decir atlantes y sumerios porque los primeros constituyen la
civilización más antigua de las dos.
En ese entonces era posible levantar con el pensamiento trozos
compactos de piedra, mediante un conjunto de sacerdotes prácticos en
pensar al mismo tiempo obedeciendo a un conductor, de manera que la
piedra era levantada verticalmente en el aire.
Si creéis que esto es demasiado fantástico recordad que produciendo un
sonido es posible quebrar un vaso. Si el sonido se mantiene puede romperse
un vaso o una ventana y el pensamiento es exactamente otra forma de
sonido, es vibración. Todo es vibración y si la vibración justa se pone en
movimiento se puede lograr cualquier cosa.
Otro interrogante: "Los lectores se preguntan cuándo será el tiempo
adecuado para que el mundo libre conozca las cápsulas del tiempo".
El tiempo adecuado aún no ha llegado y no llegará hasta el fin de esta
civilización que es la actual. Más adelante - ¡oh, no en vuestro tiempo, no os
preocupéis! - mucho más adelante se producirán terremotos que sacudirán
la corteza terrestre y estas cápsulas del tiempo serán arrojadas a la
superficie listas para ser abiertas. Hay una cantidad de ellas. Una enorme se
encuentra en Egipto y supongo que técnicamente es una cápsula pero, en
realidad, es una amplia cámara que se halla profundamente debajo de las
arenas movedizas del desierto egipcio. La cámara es un museo completo de
artefactos que existieron hace decenas de miles de años, sí, "decenas de miles de
años".
Hay aviones de tipo sumamente diferente de los que ahora se usan,
aviones que funcionan por antigravedad, es decir que la potencia del motor
no se emplea en sostener el peso sino que se utiliza exactamente para
impulsar el vehículo hacia adelante. Os diré, con toda veracidad que yo he
visto tal avión.
Uno de los aparatos sería de especial interés para el ama de casa o para
la persona que se ve obligada a llevar pesos. Se trata de una especie de
manija que se adapta a cualquier cosa que deba trasportarse; se toma la
manija de la misma manera que se lleva una canasta. Si el paquete o atado
es pesado, la manija se afloja más y si no es muy pesado, no se afloja mucho.
cada uno de estos artefactos fue construido tanto para pesos de una
tonelada como de cinco kilos y la persona no hace esfuerzo por más de
medio kilo.
La antigravedad era algo perfectamente común y corriente en los siglos
pasados, pero los sacerdotes de entonces que también eran los que
conducían los ejércitos se disgustaron entre ellos y cada bando trató de
poseer armas más grandes y mejores que el otro con el resultado que
hicieron volar toda la civilización que cayó como polvo radiactivo.
Más adelante, cuando estas cápsulas del tiempo sean abiertas se verá
televisión en tres dimensiones (3-D), pero no la obtenida mediante dos
cámaras o dos lentes, sino algo en donde la gente parecerá real, en tamaño
disminuido por supuesto, representando obras, bailes y hasta en debates.
La fotografía también era diferente entonces. No había cosas tales como
la fotografía plana que ahora vemos. Todo era un "bulto", 3-D más que las
3-D en sí mismas. Lo más aproximado lo constituyen los hologramas
sumamente imperfectos con los que los científicos están experimentando
solamente y en los cuales casi se puede mirar detrás del objeto que se había
fotografiado. ¡Bien, en los días de Atlántida se podía mirar detrás!
Cientos de siglos ha, existió la civilización más poderosa que el mundo
haya visto hasta ahora, pero hubo tal cataclismo que la gente casi perdió la
razón. Aquellos que quedaron y los que debieron empezar casi desde el
estado salvaje y la época actual llamada Era de la Ciencia escasamente han
llegado a lo que podríamos llamar el jardín de infantes, cuando Atlántida se
hallaba en la cumbre.
Mucha gente no cree en Atlántida lo que, por supuesto, es insensato. Son
como los pescadores que van a pescar y porque no obtienen nada dicen: "Ya
no hay peces en los mares, han muerto todos".
Sí, Atlántida existió y aún hay restos de ella, en las profundidades de
cierta parte del mundo y permítaseme aclarar aquí que esa parte NO es
Mount Shasta. Esta es sólo una zona común que ha sido sobrepublicitada
por gente que quería no sólo asegurarse un dólar sino una bolsa llena de
ellos.
Me gustaría poder contar algunas de las cosas que efectivamente
CONOZCO, pero todo no puede ser dicho actualmente. Sé la real verdad
sobre los submarinos Thresher y Scorpión, lo que ocurrió y por qué. Esta
historia, si pudiera ser dicha, os daría escalofríos por la espina dorsal, pero
todavía no es tiempo. Hay muchas cosas que podrían decirse, pero estos
libros circulan por todos lados, muchísima gente los lee y hay muchos que no
deben saber que hay quienes saben lo que realmente está pasando. Podéis creer,
sin embargo, que el misterio del Thresher y el Scorpión es algo extraño que
jamás podría creerse.
"Usted parece ser muy aficionado a los animales -decía la carta-, y sin
embargo no cree en el vegetarianismo. ¿Por qué? ¿Cómo reconcilia ambas
cosas: amor por los animales y antipatía por el vegetarianismo?"
Creo firmemente que el hombre tiene un cuerpo que en esta etapa de la
existencia necesita carne para su subsistencia. Ahora permítaseme decir
algo: hace incontable cantidad de años -muchísimos años- existió una
especie de hombre que era enteramente, vegetariano. Estaba tan ocupado
en comer que no tenía tiempo para hacer nada más. Jamás se le ocurrió
comer carne y, con objeto de que pudiera habérselas con el enorme volumen
de vegetales, frutas y nueces necesarias tenía un órgano adicional, cuyo
último resto atrofiado es el apéndice.
El experimento fue todo un fracaso. Los "jardineros de la tierra"
hallaron que el hombre vegetariano no resultaba eficiente porque asimilar
la cantidad de celulosa necesaria para que fuera capaz de realizar algún
trabajo de provecho constituía una tarea a todas luces prohibitiva. Tendría
que estar comiendo el día entero, durante tanto tiempo que no le quedara
prácticamente momento para dedicarse a cualquier obra constructiva. Y
así, los "jardineros de la tierra" descartaron a este tipo de hombre y, si no
os gusta la palabra "descartaron", digamos que al producirse su evolución,
la humanidad se volvió carnívora.
Tenemos que encarar hechos fundamentales y éste es uno de ellos: todo
vegetal tiene como elemento principal la celulosa. Imaginémonos cortinas de
encaje, una hermosa red de trama abierta, cuyos agujeros taponamos con un
material en pasta que contiene alimento. Supongamos que debemos ingerir tal
cortina con objeto de que el valor nutritivo acumulado en los agujeros pueda ser
absorbido por el organismo. Resulta un poco fantástico ¿verdad? Pero eso es
exactamente lo que ocurre cuando se come una cantidad de lechuga o repollo u
otro vegetal o fruta. Lo que se está ingiriendo es una esponja de celulosa, cuyos
agujeros se hallan rellenos de alimento, pero la esponja requiere un lugar
bastante apreciable y así para obtener una cantidad adecuada de elemento
nutritivo es necesario ingerir un volumen excesivo de celulosa y ya sabemos que
el pobre organismo no puede digerirla y tiene que eliminarla.
En mi vida he conocido vegetariano alguno que estuviera capacitado
para realizar cualquier trabajo fuerte. Desde ya que si permanece sentado
todo el día dejando que otros trabajen, no hay duda que podrá subsistir
pero no brillará por su talento. Si por casualidad fuera inteligente, podría
deducirse entonces que, si viviera naturalmente, sería muchísimo más
brillante.
Con toda seguridad que jamás habéis conocido a un peón o persona
alguna que hiciera un trabajo duro y que viviera sólo alimentándose con
vegetales y fruta. ¿Podéis imaginaros por qué?
Volvamos sobre el asunto de los animales. En verdad soy un amante de
los animales, los quiero a todos y puedo asegurar que los animales saben
que son mortales y ayudan su propio karma si mueren por un objetivo útil.
Los animales que se crían para alimento son cuidados y mantenidos
esmeradamente. Su salud es vigilada. Las tropas, rebaños y manadas son
supervisadas de manera que sólo se componen de animales sanos.
En estado salvaje se encuentran animales enfermos o mal desarrollados,
o que han sido dañados de alguna manera y también los que padecen de
males tales como cáncer o afecciones pulmonares y arrastran una vida
miserable. Suponiendo que un animal se fractura una pata tendrá que
llevar una existencia realmente miserable hasta que muere de dolor e
inanición, mientras que el animal cuidado es atendido de inmediato.
Si no se mataran animales, pronto el mundo estaría inundado de todo
tipo de bestias. Habría ganado en cantidades enormes y cuanto más ganado
mayor sería el número de animales rapaces que la misma Naturaleza
tendría que proporcionar para controlarlo.
Si los humanos consumen carne es en su propio provecho que un animal
sea matado sin que sufra y rápidamente. Cuando se mata un animal para
que sirva de alimento también se está regulando la existencia de ellos de
suerte que su producción no exceda los límites razonables como también
evitar la degeneración del la especie si se cría en estado salvaje.
Nos guste o no nos guste, los humanos también tienen que someterse al
control en cuanto a número concierne. Si la existencia de hombres sobre la
Tierra sobrepasa lo previsto, inevitablemente se producirá una gran guerra
o un grave terremoto, quizás alguna suerte de plaga o enfermedad que
diezme considerablemente las filas humanas. Así es exactamente cómo los
"jardineros de la Tierra" las aligeran; el hombre, después de todo, sólo es
un animal de otra especie.
Y a toda la gente que deja oír sus protestas de pena ante la idea de que
alguien ingiera un trozo de bife le pregunto yo: ¿Qué se puede decir del que
come una lechuga cruda? Cuando se come un pedazo de carne o pollo, aquél a
quien perteneció ese trozo que nos sirve de alimento ya no puede sentir dolor
cuando le hincamos el diente, pero la lechuga o la pera cruda todavía puede -
¿cómo se reconcilian, entonces, sus llamados principios
humanitarios?
La ciencia, cínica y escéptica como es, ha descubierto ahora que las
plantas tienen sensibilidad, crecen mejor cuando son cuidadas por alguien
con quien simpatizan. Las plantas responden a la música. Hay instrumentos
que pueden indicar cuánto dolor soporta una planta. Puede no oírse el
gemido de un repollo cuando se arrancan sus hojas porque no posee cuerdas
vocales y sin embargo existen instrumentos que pueden registrar ese
lamento de dolor como un estallido de estática.
Esto no es un cuento de hadas, es un hecho real que ha sido investigado y
comprobado reiteradamente en laboratorios de investigación en Rusia,
Inglaterra y E.U.A.
Cuando se arrancan fresas y se deshacen en la boca, ¿qué podemos decir
de los sentimientos de la planta? No se puede arrancar una lonja de una
vaca y deshacerla en la boca, ¿no? Si se lo intentara, la vaca pronto
manifestaría su oposición, pero porque una planta no puede manifestar su
dolor, la gente cree que es enormemente humanitaria porque come vegetales
en vez de carne siendo que esta última no puede experimentar dolor al ser
ingerida. Francamente, creo que los vegetarianos son un montón de
maniáticos y extravagantes. Si solamente depusieran su tonta actitud y
recordaran que los "jardineros de la Tierra" han construido sus cuerpos
para ser alimentados con determinada comida, serían mejores y un poco
más cuerdos.
Si se tiene un coche no hay que vaciar el colector de aceite y llenarlo con
agua y decir que no es posible utilizar aceite porque puede provenir de
alguna parte de la tierra y perjudica a alguien que se encuentra enterrado
en ella. Si se intenta hacer funcionar el organismo con alimento para el cual
no está preparado, es exactamente lo mismo que pretender hacer funcionar
la bomba de aceite de un coche empleando en vez de aceite, agua salada.
Si tratamos de ser lógicos y decimos que el vegetarianismo es bueno,
entonces ¿qué podemos decir de la práctica de adornar habitaciones con
flores cortadas? Las plantas son entidades vivientes y cuando se cortan sus
flores se están mutilando sus órganos de reproducción para lucirlos en
floreros. En realidad, los humanos se sentirían terriblemente desgraciados si
otra raza diferente procediera en igual forma con ellos por placer.
Permítaseme aquí una digresión para decir que cuando estuve en el
hospital recibí una sorpresa muy agradable. Un grupo de damas muy
bondadosas, desde la lejana costa del Pacífico en E.U.A. cablegrafiaron a un
florista de la ciudad de Saint John para que me entregara unas plantas en el
hospital, gesto que aprecié hondamente. Las damas no dieron dirección pero
yo pude localizarlas.
No me gustan las flores cortadas, es una predilección personal. Me
parece que es una lástima cortarlas. Prefiero, en cambio, una planta
completa, ya que así se tiene algo vivo que está creciendo y no muriendo. A
menudo pienso que aquellos que envían grandes ramos de flores no
imaginan que igual podrían cortar las cabezas de niños pequeños e
insertarlas en un palo para lucirlas en una habitación.
¿Alguna vez habéis pensado en el estado en que se encuentra nuestra
vieja Tierra? Ya lo sabéis, es un caos.
Comparadlo con un jardín que si está correctamente conservado no cría
yuyos ni nada que se le parezca. Toda peste está controlada, la plaga no
azota los árboles y las frutas se ven lozanas y sanas.
Se entresaca y se elimina lo que está enfermo. Cada tanto tiempo los
árboles frutales han de ser podados y a veces injertados. Es indispensable
vigilar el jardín para prevenir la polinización cruzada entre las especies que
no se desean. Si el jardín es mantenido así, se convierte en un exponente de
belleza.
Pero, si se va el jardinero y el jardín se descuida durante un año o dos,
los yuyos crecerán y lastimarán y matarán las plantas más delicadas;
aparecerán las pestes incontroladas y las plagas se asentarán en los árboles.
Ya no habrá fruta de pulpa firme, lozana; pronto su aspecto será arrugado,
agrietado con toda suerte de manchas oscuras. Un jardín tristemente
descuidado ofrece una vista trágica.
Pasemos ahora del jardín al ganado en pie. ¿Alguna vez habéis visto
caballitos en un páramo o animales salvajes donde el pasto es escaso? No se
desarrollan bien, algunos sufren de raquitismo y otros de lesiones en la piel.
Generalmente ofrecen un aspecto patético, criaturas pequeñas, enanas, con
pelo deslustrado y muy salvajes.
En cambio, mirad en un corral bien mantenido. Podéis ver animales de
raza cuidadosamente criados, sin defectos. Caballos finos o vacunos
excelentes, saludables, grandes y de aspecto importante, contentos de vivir y
se los admira con placer sabiendo que no huirán despavoridos al veros.
Tienen conciencia de que están cuidados.
Ahora, pensad en la Tierra, pensad en la gente aquí. La especie cada vez
está más degenerada. La gente es viciosa, acostumbra su oído a "música"
depravada y su vista a filmes obscenos. Ya no es más la época de la belleza y
espiritualidad, ya no se ama la buena música, no se admira la buena
pintura, todo está en decadencia. No se puede hablar de un grande hombre
sin que alguna camarilla demente diga cosas indignas sobre él. Hasta uno de
los más grandes hombres de los tiempos modernos, Sir Winston Churchill,
que quizá salvó al mundo del yugo comunista tiene sus detractores sólo
porque existen espíritus del mal que enrarecen la atmósfera actualmente.
El jardín que es la Tierra y que es nuestro mundo, se está agostando. La
maleza se reproduce aceleradamente. Se puede notar en las calles: los
cabellos largos, los rostros sucios y hasta huelen a kilómetros de distancia.
Las razas necesitan ser podadas, la especie tiene que ser renovada y
llegará pronto el día en que los "jardineros de la Tierra" regresen en su
inspección periódica y encuentren que las condiciones aquí son intolerables.
Algo hay que hacer en esto. La humanidad no puede abandonarse y
desmerecer como lo ha hecho últimamente. Llegará el momento en que
todas las razas se unirán y ya no habrá gente negra, blanca, amarilla y roja.
Todo el mundo estará poblado por la "raza de bronce", y ése será su tono
predominante: bronce.
Con el advenimiento de la raza de bronce habrá vida nueva inyectada en
la raza humana. Volverá la gente a valorar las cosas espirituales y cuando la
humanidad vuelva a lo espiritual en grado suficiente, será posible para ella,
una vez más, comunicarse telepáticamente con "los dioses", los "jardineros
de la tierra".
Actualmente, el hombre se halla sumergido en el lodo de la
desesperación, en su propia falta de espiritualidad y, tan profundamente,
que sus vibraciones fundamentales se han reducido en grado extremo y no
puede ser escuchado telepáticamente por ninguna criatura superior, ni
siquiera por sus compañeros. Pero llegará el día en que todo será
remediado.
Yo no estoy tratando de venderos budismo, ni cristianismo ni judaísmo,
pero afirmo rotundamente que habrá que volver a alguna forma de religión
porque sólo la religión puede brindar la disciplina espiritual necesaria que
convertirá una caterva impía en un grupo de gente espiritualmente
disciplinada que lleve adelante la raza en vez de hundirla y coloque un
nuevo conjunto de entidades aquí.
Ahora, en el presente estado de discordancia, hasta los cristianos luchan
contra los cristianos. En la guerra del norte de Irlanda entre católicos y
protestantes no interesa quién tiene razón y quién está equivocado. Ambos
afirman que son cristianos, que obedecen a la misma religión. ¿Importa
acaso que los de un credo se persignen con la mano izquierda mientras que
los otros lo hacen con la derecha? Ello se parece mucho a uno de los cuentos
de Los Viajes de Gulliver en donde la gente que vivía en un país mítico fue a
la guerra para dilucidar por cuál extremo debe ser abierto un huevo
primero, si el más ancho o el más estrecho. ¿Cómo podrá el cristianismo
convertir otras naciones, otras religiones, cuando los cristianos luchan entre
ellos? Tanto católicos como protestantes son cristianos.
CAPITULO DECIMO

La gema no puede ser pulida sin fricción, ni el hombre perfeccionado sin


someterlo a prueba.

Ya había llegado al final del desayuno. No hacia falta mucho tiempo


para consumir un desayuno que consistía solamente en un huevo pasado por
agua de ciento cincuenta gramos, una pieza de pan y cinco gramos de
manteca. Las dos tazas de té permitidas tampoco llevaban mucho.
El anciano apretó el botón ubicado sobre el lado izquierdo de la cama,
un motor zumbó, y la parte de la cabecera se levantó en una inclinación de
cuarenta y cinco grados.
- ¡Oh! -sonrió Cleo-, me encanta cuando eso sube. Bien, ahora tengo que
trabajar, y ustedes, malas, no me molesten de nuevo. Ya nos hemos divertido
bastante ayer, ¿no es cierto?
Cleo enroscó graciosamente el extremo de la cola y se dirigió lentamente
a su lugar acostumbrado, el antepecho de la ventana, exactamente sobre el
radiador.
- ¿Qué hubo de divertido ayer? -preguntó Ra'ab-. No recuerda que
hubiera ocurrido nada divertido ayer. El anciano levantó la vista y dijo: -
Estaba tratando de escribir algo del libro por la tarde, y la gorda Taddy me
dijo que no debía hacerlo.
Consideró que yo no tenia buena cara y como yo no cediera me lo repitió
y estuvo saltando sobre mí y dándome manotadas.
- Hizo bien -replicó Ra'ab-; sólo lo está cuidando.
- Sí, seguro que me está cuidando, pero estuvo saltando sobre mí y
tratando de sacarme las cosas, intentó sentarse sobre mi pecho de manera
que no pude trabajar, y, si no continúo y termino este libro, ¿quién va a
pagar los honorarios de los médicos?
El anciano recordó con mucha tristeza a todos aquellos que todavía
estaban haciendo dinero a sus expensas: Secker amp; Warburg, por
ejemplo, los primeros que publicaron El tercer ojo, hace ya quince años. Lo
editaron con todos los derechos, que luego vendieron a otra reimpresora y
desde entonces Secker amp; Warburg están obteniendo el cincuenta por
ciento de la ganancia y el cincuenta por ciento del porcentaje. Y lo mismo
ocurre con otro editor de los E.U.A. Hay otros editores que están
aprovechando y, como dice el anciano, no es de extrañar que él jamás haya
tenido dinero cuando existe tanta gente, incluyendo los recaudadores de
impuestos, que tratan de ganar plata sin tener que trabajar. El anciano
siempre recordó con simpatía a Corgi de Inglaterra, porque a lo largo de
una sociedad de mucho tiempo jamás habían tenido un desacuerdo ni una
palabra altisonante. También pensaba con afecto considerable en su agente,
A. S. Knight de la firma Stephen Aske, hombre sumamente honesto que
siempre se había esmerado en todo lo posible. Todo esto vino con motivo de
que un agente que tenía anteriormente el anciano, le expresó: "Si conoce
algún agente mejor, búsquelo". Y eso es lo que hizo el anciano: señor
Knight.
Pero llegó el momento de trabajar nuevamente, de informar a gente que
lo agradecerá. El anciano volvió sobre sus papeles y la gorda Taddy irguió
su cabeza y clavó su mirada severa, enviando su fuerte mensaje telepático:
"Nada de juegos ahora; usted no puede hacer demasiado de una vez o Cleo
y yo saltaremos juntas sobre usted". Y, habiendo dicho eso, se hizo un ovillo
cómodamente y esperó los acontecimientos.
Una cantidad de preguntas llegaron para el anciano, una enormidad de
cartas. La gente quería cosas, quería ayuda, quería sugerencias, pero la
mayoría quería que el anciano coincidiera con ellos para justificar sus
propias maneras de pensar. Así muchos escribían sobre asuntos amorosos,
preguntando al anciano que decidiera entre una persona u otra, si serían
felices casados, etc. La mayor parte de la gente no quería consejo que
significara hacer algo, buscaba que se le dijera que lo que estaba haciendo
estaba bien hecho y que no necesitaba mayor esfuerzo, que el destino era
duro y que ellos eran dignos de la más profunda simpatía y que no hicieran
nada, que no se puede luchar contra el destino. Vosotros sabéis que podéis,
si queréis.
La humanidad viene a la Tierra con un plan muy cuidadosamente
elaborado que debe desarrollar. Está encendida de entusiasmo y
determinación, pues sabe exactamente el éxito que va a lograr en la
siguiente vida. Así parte para el viaje a la Tierra de la misma manera que lo
hacían los Cruzados, llenos de fervor. Cuando llega a la Tierra y adquiere
alguna experiencia, la invade la inercia o el letargo. La gente se desilusiona
con la vida que es una manera elegante de decir que se deja ganar por la
pereza que, en realidad, es la verdad. Trata de esquivar responsabilidades,
intenta desentenderse del plan que ellos y nada más que ellos aprobaron,
pues recordad que nada presiona a las personas para que vengan a
aprender y experimentar ciertas cosas que aún no están hechas. Del mismo
modo que un estudiante ingresa en la Universidad, que, no tiene que ir ni
tiene que aprender ciertas cosas, a menos que así lo desee. Si no aprende
entonces no obtendrá las calificaciones deseadas y eso es todo lo que hay en
ello; es su elección. Las personas piden consejo y orientación, prometen hacer
caso pero continúan de la manera más errónea, manera que es como tratar de
llevar un cerdo al mercado. ¿Habéis llevado alguna vez un cerdo al mercado?
¿No? Bueno, es algo así: uno sostiene un palo largo en cada mano y se sitúa
detrás del cerdo, tratando de orientar al animal en línea recta hacia adelante; los
palos son para dar un ligero golpecito si no sigue el camino indicado.
Actualmente, por supuesto, los cerdos son llevados en camiones al mercado, lo
cual resulta sumamente fácil, pero la gente trata de hacer cualquier cosa, salvo lo
más fácil. No puede entender que el camino está aquí, exactamente a su lado,
exactamente frente a sí y a su alcance. Eso no lo creerá. Por lo contrario, supone
que tiene que viajar a algún país exótico para hallarlo, ir al Tíbet, por ejemplo, y
buscar un guía o hacerse budista. Hay cantidad de personas que aseguran que
tienen un Lama tibetano como guía y esa cantidad no alcanza a ser exactamente
la población del Tíbet. Muchos otros me escriben y dicen que van a ir al Tíbet
para estudiar en un lamasterio, lo cual indica que muy pocas personas leen y
conocen la verdad y es que no pueden ir al Tíbet, los comunistas están allí y los
lamasterios están cerrados. Es tonto pensar que en un arrebato de entusiasmo se
pueda saltar sobre el océano y aterrizar pesadamente en Darjeeling, continuando
el viaje hasta el lamasterio más cerca sobre una alfombra estirada roja. ¿Para qué
creéis que están los comunistas allí? Están para suprimir la religión, matar a los
lamas y esclavizar a gente inocente. Y lo están logrando, porque parece que no
hay nadie que libre al pueblo tibetano de su barbarie, del oscurantismo del
comunismo y lo guíe hacia la luz (tal como es) del mundo libre.
Debo insistir una vez más en que quienes buscan consejo y lo reciben y
luego lo ignoran se comportan mucho peor que si no hubieran solicitado
ayuda en primer término, porque, si se les señala el camino que deben
seguir, si se les indica lo que deben hacer después que han pedido
sugerencias, abultan su karma si no se allanan. De modo que, si no queréis
hacer nada para mejorar vuestro estado, solucionar vuestra insatisfacción,
no pidáis consejo, porque sólo estaréis haciendo mayor vuestra propia
carga.
Aquí tenemos otra pregunta: "Se ha ido plasmando la idea de que los
esfuerzos por lograr la cura de los enfermos pueden ser desacertados
interfiriendo en el karma del paciente que se está tratando y,
consecuentemente el que prodiga la ayuda puede cargar con ese karma. Si
eso fuera así, ¿qué pasaría con el médico practicante? ¿Cuál sería el
volumen de karma que se arrogaría? ¿Se supone que uno intenta y ayuda y
cura o no?"
¡El pobre viejo karma otra vez en el tapete! No todo es debido al karma,
vosotros lo sabéis. La gente me dice que yo debo tener un karma terrible
para llevar una vida tan difícil, pero de ninguna manera es así. Por ejemplo,
si se realiza un esfuerzo intenso, cavar una zanja o correr una milla, puede
resultar penoso para muchos pero pueden estar haciéndolo porque les gusta
o porque les representa un medio para aprender algo. Pueden estar cavando
una fosa para descubrir una manera mejor de hacerlo.
Muchos llegan a esta Tierra con un plan definido de que sufrirán una
enfermedad determinada, podría ser tuberculosis, cáncer o cefalea crónica.
No importa lo que fuera, lo cierto que esa persona viene con un plan
definido para sufrir una enfermedad determinada. Puede incluso padecer
una enfermedad mental para realizar un trabajo extremadamente bueno en el
estudio de la gente psíquicamente enferma. Ello no significa, entonces, que esté
soportando un karma, por lo contrario, puede ser que venga para estudiar las
enfermedades mentales y, al retornar al Otro Lado, poder ayudar mediante el
mundo astral a esos enfermos de la Tierra.
Un médico general, especializado o cirujano se halla en una categoría
especial. Puede ayudar a todos los que necesiten ser auxiliados, puede
operar a los que, de otro modo, morirían y el paciente, si vino con la
intención de estudiar alguna enfermedad estaría en condiciones de aprender
cómo podría aliviarse al enfermo de tal mal.
Afirmo, sí, que los llamados "manosantas" hacen un mal tremendo
porque provocan vibraciones conflictuantes. El manosanta puede estar lleno
de buenas intenciones -el camino al infierno está sembrado de buenas
intenciones-, pero, a menos que sepa la causa exacta de la enfermedad, es
definidamente perjudicial ponerse a hacer este tipo de cura. Provoca
discordancia en el aura lo que, con demasiada frecuencia, empeora el
estado.
En estos casos de "curas milagrosas" muy a menudo ocurre que la
persona no tiene la enfermedad que se creyó y, simplemente, sufría de
neurosis. Mucha gente vive engañada durante años y se sumerge en un
estado de autohipnosis pensando que tienen cáncer, tuberculosis o cualquier
otra cosa. Frecuentan la sala de espera de algún médico, escuchan a otros
pacientes comentar sus síntomas y se asignan neuróticamente todos,
padeciendo una "enfermedad" después de otra. Y si el manosanta llega a
"curar" eso, a menudo hay un grave quebrantamiento después. Con toda
franqueza, yo no tengo tiempo ni paciencia para dedicar a estos
manosantas.
Cuando estéis enfermo, id a un médico reconocido. Si necesitarais
atención especializada, os aconsejará un médico calificado indicándoos
cómo y dónde hallarlo, pero enviar una suma de dinero a alguien que
anuncia en el "Tom Cat Times" su curanderismo, esto es simplemente locura.
Naturalmente, un médico reconocido no aumenta su karma por ayudar
a curar un enfermo. El asunto del karma se interpreta terriblemente mal.
No se puede pensar que el que ayuda a una persona va a cargar con todas
las penas, que pretende aliviar, sobre sus espaldas. Lo que significa es que si
se perjudica a alguien entonces hay que pagar por el daño. Si por
temperamento violento, maligno, digamos, se hiere a una persona,
impidiéndole realizar la tarea en la cual está empeñada, el propio sendero
queda impedido con lo cual se paga la culpa. Olvidad todo lo que se dice del
fuego del infierno y la condenación porque no existen tales cosas; nadie
queda condenado a tormento ni abandonado para siempre. El único
sufrimiento y tormento que se experimenta cuando se abandona esta tierra
es cuando se entra en el Salón de las Memorias y se presencia las tonterías
que se han hecho y eso se supera fácilmente. Si durante la permanencia
sobre la Tierra se hace lo humanamente posible por el bien, es seguro que la
visita al Salón de las Memorias no será tan desagradable después de todo.
Por supuesto que el rubor sube al rostro, ¿adivinamos por qué? Bien, hay
que pensar en todo lo que se ha hecho y en todo lo que no se ha hecho.
Aquí tenemos una pregunta sobre telepatía: "¿Podríamos obtener
mayores detalles sobre cómo alcanzar la octava por telepatía entre los
animales y los hombres? ¿Cómo se puede interceptar la longitud de onda de
los gatos, por ejemplo?"
Si se desea conversar telepáticamente con los animales, hay que lograr
una comunicación total con ellos. Es indispensable pensar en ellos como son,
amarlos y tratarlos como a iguales. La mayoría de la gente considera los
animales como especies inferiores, piensan en ellos como si fueran criaturas
tontas que no pueden hablar y, por consiguiente, no tienen inteligencia.
Permítaseme decir que mucha gente cree que los seres humanos sordos son
angustiados mentalmente. El que alguna vez ha sido sordo o lo han creído
sordo, a menudo habrá oído decir de él: "Oh, no es muy inteligente, no sabe
lo que estamos hablando, no hay que preocuparse por él".
Los animales, en todo sentido, son como los animales humanos. Son
distintos en forma, piensan observando cánones diferentes y por ello, su
longitud de onda básica es diferente.
He aquí otro motivo para pensar: ¿podéis hacer telepatía con un
prójimo? ¿No? ¿Sabéis por qué? A lo largo de los años el hombre ha
desconfiado del hombre y trata de ocultarle sus actos. Existe siempre, en
cierto modo, el intento de engañar al prójimo. Y así se trata
subconscientemente de adaptar la longitud de onda de la trasmisión de
pensamiento de manera diferente de la de la trasmisión del pensamiento del
otro de manera que no pueda captar los propios pensamientos. Si realmente
existiera verdadero "amor fraternal" sobre la Tierra todos serían
telepáticos entre sí. Solamente los humanos no lo son o, más bien, los que no
pueden usar su capacidad telepática.
Yo hablo con mis gatas tan definidamente, tan fácilmente como hablo
con otra persona. Hablo a esa gran gorda Taddykins y capta mi mensaje
con absoluta claridad y yo recibo su respuesta y, frecuentemente, la hermosa
reina Cleo viene precipitadamente de otra habitación de manera que pueda tomar
parte de la discusión. Al igual que una mujer, le gusta quedarse con la última
palabra.
Si uno quiere hablar telepáticamente con los animales hay que amarlos,
tratarlos como a iguales, dándose cuenta de que piensan algo diferente de
los humanos pero no son menos inteligentes por eso.
Un inglés y un español construyen sus oraciones de manera distinta, y lo
mismo pasa con los alemanes y los franceses. El mensaje básico es el mismo,
pero la construcción real es diferente. Ocurre más o menos lo mismo entre
los humanos y los gatos. También hay que tener presente que el punto de
vista de ellos sobre las cosas no es igual al del hombre. De manera que, a
menos que se piense como un gato, muchos de los mensajes que se reciben
resultan algo incomprensibles.
A título ilustrativo diré que, cuando yo vivía en Montreal, recibí un
mensaje sobre un artículo que yo quería. Obtuve una real imagen del
negocio en donde se vendía ese artículo, pero, debido a que la imagen se
reproducía desde la visual del gato, a pocos centímetros del suelo, y desde
ese ángulo peculiar, yo no podía leer el nombre del comercio por el
alargamiento excesivo de las letras. Sólo cuando el gato, especialmente para
obligarme, saltó sobre el techo de un auto, pude en realidad leer el nombre a
través de los ojos del gato, conseguí el artículo y fue satisfactorio.
Existen muchos casos parecidos. Una vez necesité una información que
ningún comercio pudo suministrarme. Entonces, Taddy, nuestra telepática
gata eminentemente dotada, dirigió un llamado general en la longitud de
onda telepática de los gatos y recibimos la referencia deseada de un gato
franco-canadiense. Aquí, en New Brunswick, hemos recibido el mensaje de un
gato de la provincia de Quebec y una llamada telefónica urgente localizó
verdaderamente lo que yo quería. No tenía la menor idea de cómo conseguir tal
artículo y, poniéndome en contacto con los gatos, pronto lo tuve en mi poder.
Tengo un amigo que vive a muchos kilómetros de distancia y que,
mediante mensajes telepáticos recibidos, ha sido salvado de muchos
inconvenientes. Taddy mantenía contacto telepático con un gato que vive
cerca de mi amigo y, como era muy telepático, él mismo pudo informar a
Taddy de ciertas cosas. Así me comuniqué con mi amigo y le proporcioné
información, confirmándome él que todo era exactamente como yo le había
dicho.
Si la gente practicara telepatía, podría pronto anular las compañías
telefónicas. Quizá vosotros y yo deberíamos reunimos y establecer un
sistema especial de comunicaciones telefónicas telepáticas. ¡Nos haríamos
ricos! Cuento aquí con otra pregunta que posiblemente es un poco tardía y,
como muchas otras preguntas que figuran en este libro, estarán fuera de
lugar. Antes de exponerla quiero decir algo más:
En este libro, deliberadamente, he presentado preguntas de manera algo
desordenada. De otro modo muchos volverían sobre aquella en la cual están
interesados o el capítulo que más atrae su atención ignorando el resto del
libro. Me escribirían quejándose de que no he tratado tal o cual tema que,
en realidad, no han leído sólo porque han olvidado de dar vuelta la página.
La pregunta es esta: "Es el espíritu que sobrevive, ¿verdad? Entonces,
cuando una persona padece de una perturbación mental, ¿significa que se
trata de1 algo más que desajuste físico, algo de lo que no se librará en el tránsito
a la otra existencia o automáticamente quedará libre de eso tan pronto como el
espíritu abandone el cuerpo, de la misma manera que no se sufrirá con una
pierna rota en el plano astral?"
Muchos vienen deliberadamente a la Tierra con una afección mental.
Quieren saber de entrada lo que es estar afectado mentalmente. Ello no
significa que su karma tenga la culpa de manera alguna, eso nada tiene que
ver. ¿Podría decirse que un caballo que corre con sobrecarga en una carrera
tiene karma? Sería absurdo, ¿verdad?
En algunas carreras entiendo que los caballos que son constantes
ganadores tienen que llevar cierto peso que se presume los retarda algo para
dar a otros una oportunidad. Sé bastante poco de caballos, jamás he
encontrado el estribo sobre uno de ellos, pero sé cuál es el extremo que llega
primero y cuál el que llega último. El extremo del frente, muerde y también
debe evitarse el de atrás por diversas razones que no es necesario detallar.
Ningún caballo puede ser acusado de tener karma cuando lleva peso
excesivo. De la misma manera ningún humano podría ser culpado de tener
karma cuando viene a la Tierra con un desajuste o desorden orgánico
deliberado; y si alguien llegara como lunático delirante en nada afectaría el
cuerpo astral. La parte enferma se desprende cuando el cuerpo astral "va al
hogar".
Además de los que vienen con algún padecimiento intencional para
estudiarlo acá, existen los otros con la desgracia de un daño producido por
la madre que no ha observado una dieta adecuada, o una obstétrica o
médico que ha utilizado mal los instrumentos. Por ejemplo, digamos que un
médico, al nacer una criatura, emplea algún instrumento con el cual lesiona el
cráneo, provocando un desajuste mental como resultado de tal daño. Pero ello no
es necesariamente el karma de la persona que está "pagando una deuda". Podría
ser un accidente desgraciado y nada más. Ni significa tampoco que el médico
haya cargado su karma porque algunas cosas son accidentes y no significan
motivo para acumular karma. Existe una interpretación errónea sobre el karma.
La persona que llega y es lesionada con un accidente desgraciado
obtiene "créditos" porque el fracaso de esa vida no ha sido por su culpa. Y,
si la lesión es muy grave, es decir, si reduce al ser a la condición de lo que se
llama vegetal humano, entonces el mismo astral irá y se ubicará en algún
lado y el corazón del vegetal humano continuará latiendo por el resto de la
vida, sin mejorar ni empeorar.
No hay antecedente en la Tierra de que alguna acción pueda provocar
locura a la entidad astral. Lo único más próximo a ello lo puede causar la
ingestión excesiva de drogas. Si se hace esto, el ser astral es lesionado
decididamente, no hasta el grado de insania violenta, por supuesto, pero sí
hasta el estado depresivo grave lo cual debe ser curado durante una
prolongada permanencia en el hospital astral.
Mucho de la misma condición prevalece cuando una persona es
alcoholista consuetudinario, porque con sus ataques de ebriedad afloja las
ligaduras del astral y el físico y estimula activamente a elementales de
menor grado a acometer contra el Cordón de Plata y hasta contra el cuerpo
físico totalmente. Esto motiva un choque muy grave al astral y, nuevamente,
aunque no provoca locura causa perturbación. El choque o perturbación es
parecido a lo que se experimentaría si, cuando se está dormido, toda una
pandilla de chiquilines bullangueros irrumpiera, no ya en la habitación, sino
en la cama, batiendo tambores y haciendo sonar trompetas. Esto sería causa
de un profundo vuelco: la piel se torna pálida, el corazón empieza a correr y
se sienten palpitaciones y sobrevienen sacudimientos. Cuando los chiquilines
han sido castigados y echados todavía es necesario una hora o dos antes de
recuperar la calma totalmente. Pero, si el cuerpo astral se halla en este
estado por el alcohol o las drogas, podrían ser indispensables varios años en
el astral para recobrarse.
Esto me lleva a otra pregunta: "¿Qué hay sobre los poderes que viven en
el plano astral afectando a veces el
Cordón de Plata?"
Vamos a identificar las condiciones que prevalecen. Supongamos que
estamos sentados en lo más alto de un edificio, quizás una hermosísima casa
cerrada con un bonito jardín terraza, descansando cómodamente pero, al
mismo tiempo, manteniendo contacto con una persona que se halla
exactamente abajo, en la planta baja. Manteniendo contacto, si se quiere,
mediante un par de cables telefónicos conectados a un juego de auriculares
que tenemos puestos y a otro y a una bocina que tiene puestos la persona
que se halla debajo. Nosotros recibimos sus impresiones y escuchamos todo
lo que dice y oye. Nuestros cables telefónicos son de tal naturaleza que
pueden pasar a través de los árboles y paredes sin inconveniente alguno,
pero pueden ser interceptados por cierto tipo de entidad.
Abajo, también, hay un grupo de chicos traviesos gritando. Tratan de
tomar el cable telefónico y cuando lo logran quieren romperlo o dejarlo sobre
una piedra en el suelo golpeándolo fuertemente con otra. No obstante que no
pueden llegar a hacer esto, provocan considerable chasquido y perturbación.
Impide al pobre que está intentando hablar y moverse.
Ahora ubiquémonos en términos astrales. Nosotros estamos en la Tierra
-desgraciadamente- y nuestro Cordón de Plata se estira hacia arriba al
mundo astral. Si somos tímidos o temerosos, es decir, si nuestra autoridad
no es respetada, cualquier elemental de grado inferior por cuyo territorio
pasa nuestro Cordón de Plata puede asirlo y hacer con él o tratar de hacer
mucho de lo que los chicos intentaban en la Tierra hacer con los cables
telefónicos. Quizá no puedan en realidad tocarlo, pero pueden dejar
impresas señales por inducción magnética de la misma manera que uno
puede hablar por un micrófono adaptado a un grabador y magnéticamente
nuestro mensaje queda impreso sobre la cinta que está pasando por el
grabador. Ahora, suponiendo que estamos haciendo una grabación,
ocupándonos de lograr nuestra mejor dicción, haciendo nuestra
composición más bella y cuando nos sentimos más orgullosos de la tarea que
estamos cumpliendo alguien se desliza detrás nuestro y grita "¡BOO!" en el
micrófono. Esto nos perturba y nos agita considerablemente e irrita cuando
se escucha la grabación.
Si los chicos lo respetan a uno -y por eso uno no tiene que pensar en
ellos-, no harán cosas tales como ensayar y gritar en los micrófonos, etc. De
la misma manera uno debe demostrar absoluta y completamente que no
tiene temor a los elementales. Los elementales trabajan duramente
buscando que los humanos que viajan al astral sientan miedo de ellos, se
alejan soplando, adoptan sus aspectos más fieros y profieren los más
extraños gritos que imaginar se pueda. En realidad, el astral inferior -
mundo de los elementales- es muy parecido a la sala del hospital local a
dedicada dementes. No obstante, siempre que uno mantenga disciplina lo cual es
fácil, y que no se asuste de estos estúpidos elementales, lo cual es más fácil
todavía, no habrá jamás motivo para preocuparse por las interferencias de las
entidades astrales. Recordad que nada existe que pueda trastornaros o
perturbaros o dañaros a menos que os dejéis embargar por el terror. Si estáis
aterrorizados, entonces vuestro estado de terror y sólo eso hará que vuestros
elementos químicos se trastornen. Si una persona recibe un gran susto sufre
malestar en su digestión, eso es todo lo que pasa. En realidad no se puede ser
perjudicado ni aun perturbado si uno no se presta al temor ni a la intimidación.
Y ahora tenemos una pregunta formulada por una madre: "Cuando los
niños van al Otro Lado, ¿crecen o conservan su infancia? ¿Cómo pueden los
padres conocer su hijo: ¿El crece ante sus ojos?"
Madre, no. No mencionaré su nombre porque no estoy autorizado y
jamás doy nombres sin permiso real de la persona, Madre, usted ha
entendido mal. Ahora lea esto cuidadosamente: la gente está en el Otro
Lado, es decir, en el astral. No son niños ni ancianos; son lo que podría
llamarse de una edad media, indeterminada, porque los años, en el Otro
Lado, trascurren de manera diferente. Pero, en cualquier caso, si una
persona -un adulto digamos- decide volver a la Tierra no puede hacerlo
como adulto, ¿no es así? Tiene que ingresar del modo convencional: va a
dormir y, cuando se despierta, se halla en el proceso del nacimiento como
bebé.
Entonces crece, digamos, hasta los diez años de edad, en que muere y es
enterrado. El astral es liberado del cuerpo y regresa al Otro Lado donde dice:
"Bien, ha sido una estada corta, felizmente. ¿Qué haré ahora?" En el Otro Lado
ya no es un niño pero, suponiendo que por alguna razón sumamente importante
tenga que ponerse en contacto con los que fueron sus padres en la Tierra no
estaría bien darles una impresión de sí mismo como adulto, quizá mayor que sus
padres. Así, suprime sobre su aspecto subconsciente una visión infantil de sí
mismo y los padres cariñosos se regocijan ante la vista del espíritu de su hijo de
diez años que ha llegado del cielo para decir: "¡Salud, padres!", o lo que quiera
decir.
Existen muchos casos auténticos en los que la gente ha regresado
materializándose en la Tierra por alguna razón especial y, si es
indispensable que sean reconocidos y ésa es, después de todo, la principal
razón para materializarse, deben hacerlo dentro de un aspecto fácilmente
reconocible por la gente que lo había visto antes de su muerte. Así siempre
la persona se concreta en un espécimen muy saludable del grupo de edad al
cual ha pertenecido cuando murió. Siempre tiene un aspecto mucho más
hermoso que el chico que fue en la Tierra y esto alegra el corazón de sus
padres.
Si los padres realmente aman al niño pueden encontrarlo en el astral y al
principio "el niño" aparece como tal, como el mismo chico que fue en la
Tierra que murió y renació en el astral. Pero no bien los padres lo
reconocen, entonces "el niño" reaparece como es en su yo natural.
Debéis recordar que aunque hayáis tenido madre y padre en esta vida no
serán necesariamente los mismos padres los que tendréis en un período de
seiscientos años. Podrá haber sido un padre o una madre, dependiendo del
sexo por supuesto, en una vida anterior. En rigor de verdad, la gente sobre la
Tierra es exactamente como un conjunto de actores que aparecen en escena y se
visten con los atuendos que más conviene al papel que les toca desempeñar. Así,
si una entidad tiene que aprender algo como mujer sería inútil que viniera a la
Tierra como hombre. Tiene que ser como mujer y de la clase que le permita
aprender las cosas para las cuales viene.
"Me pregunto cómo puede ser que tantos seres lleguen a este mundo por
vez primera y encuentren hambre, pobreza, injusticia, etc., cuando no
tienen deudas anteriores y porque la justicia kármica no debería ser negativa
para
ellos."
Bien, ellos tienen que venir de un modo u otro, por alguna razón,
¿verdad? Es imposible para una persona que llega a la Tierra por primera
vez poder hacerlo como rey o reina. Puede decirse que son "muchachos
nuevos". Los nuevos muchachos en el colegio, ya lo sabemos, los más nuevos
de ellos la mayoría de las veces sufren situaciones bastante desagradables
que les crean los muchachos mayores que los atacan y hasta que "se abren
camino" no llegan a ser populares ni con los profesores.
Si uno comienza como aprendiz tendrá que hacer los trabajos peores:
limpiar herramientas, equipos, pisos, etc. y, por la misma razón que se es
sólo aprendiz no se tiene mucho dinero y hasta en algunas ocasiones se sufre
hambre. Eso no significa que haya culpa de karma porque si viene por
primera vez a la Tierra no tiene mucho karma, ¿no?
Pero debemos partir de algún lado. Una persona viene a la Tierra por
primera vez y casi siempre esa persona es miembro de alguna raza salvaje,
alguna tribu realmente bárbara y derriba obstáculos y adquiere cierto
conocimiento, no importa cuan rudimentario sea, sobre cómo los humanos
se comportan.
No se oye que una persona venga, digamos, de Europa o Norteamérica
como primera encarnación. Podría llegar como miembro de una de las
salvajes y atrasadas tribus de África o Australia, de uno de aquellos lugares
que escasamente han sido visitados por la llamada civilización. Entonces
tiene que vivir de acuerdo con el equipo que trae, es decir, ¿es una buena
persona o una mala persona? En el primer caso adelantará bien. En el
segundo, no progresará en sociedad alguna. Así, aun dentro de las tribus
muy salvajes, una persona buena comprenderá mejor que una que no lo es.
Posteriormente la persona se encarna en sociedades cada vez más
avanzadas. Para ese entonces, por supuesto, ya ha adquirido algo de karma,
no simplemente desfavorable sino también en su favor. Muchos tienen la
idea, totalmente falsa, de que el karma es opresión y no lo es de ninguna
manera. Es como una cuenta de banco: si se hace bien a una persona, se
pone dinero en el banco. Si se hace daño, entonces se saca dinero del banco y
se tiene una deuda. Si se es deudor se tiene mal karma. Si se tiene dinero en
la cuenta es un crédito en favor y ese crédito es buen karma. Si se tiene
karma bueno se pueden hacer las cosas que se quiere hacer y se puede
negociar con el buen karma tanto como no se abuse y éste o su crédito
desaparezcan y uno se quede con deuda y haya luego que trabajar duro
para salir de ella.
"Se dice que nos reencarnamos muchas veces pero el tiempo que
pasamos en el plano astral varía de acuerdo con el grado de evolución que
hemos alcanzado. La cantidad de gente probablemente tendrá que declinar
o estabilizarse en lo futuro y así, ¿qué pasa con todas las almas que no
pueden volver a este mundo material para continuar su reencarnación?
¿Tendrán que permanecer en el astral más que lo que su karma realmente
lo permita?"
Aquí, nuevamente, karma. El individuo no tiene que reencarnarse
debido a su karma; lo hace porque quiere aprender algo más. No se va al
colegio nada más que para pagar más a alguien sino porque se quiere
aprender algo. De la misma manera se viene a la Tierra porque se quiere
aprender algo. Si se quisiera cumplir la deuda con el karma podría hacerse
permaneciendo en el astral. Hay muchísimo que hacer allí y haciendo bien a
otros se cumple con el karma, pero, si se queda uno en el astral, se
permanece "como uno era" y quizá se es un desertor de la escuela de la
Tierra. Si en realidad se desea progresar hay que bajar a la Tierra y tomar
algunas lecciones adicionales en sufrimiento, tolerancia, paciencia, etc. Es
necesario entender bien que no se vuelve a esta vida sólo porque alguno dice
que hay que hacerlo, no porque hay que sufrir por los errores que se hayan
cometido. Se viene a aprender y si las condiciones son un poco duras
entonces no hay que culpar al pobre viejo karma por ello, es lo que uno
mismo ha elegido, las condiciones que uno mismo se ha procurado. Muchos
sienten una particular satisfacción diciendo: "Oh, no lo he podido evitar, mi
karma me es adverso".
Desde luego que hay karma, pero entonces, lógicamente, hay cuentas de
banco. Si se tiene algo para vender o algo que otro quiere podrá obtenerse
dinero. Si otros tienen lo que uno quiere hay que pagarlo lo que significa
que sale dinero. Del mismo modo ocurre con el karma, si se hace bien a
otros se está atesorando buen karma, pero si se hace daño se pierde lo bueno
y se origina un débito de mal karma que tiene que ser pagado alguna vez en
alguna parte, no necesariamente sobre la Tierra. Recordad que hay una
cantidad de mundos diferentes y que se puede ir a mundos diferentes
exactamente como en la escuela se ha tenido que pasar de clase en clase o de
grado en grado.
CAPITULO UNDECIMO

Un hombre debe mantener mucho tiempo su boca abierta antes que una perdiz
asada desaparezca por ella.

El anciano dio un resoplido en la angustia de la preocupación: todas


estas cartas, todas estas preguntas, cómo ubicarlas dentro del ordenamiento
de un libro de respuestas de manera que verdaderamente sea de utilidad a
la gente, porque ése es el propósito de un libro, ¿no es así? Ayudar o
entretener. Y éste no es una edición de tiras cómicas, sino que pretende ser
una ayuda. Continuemos con la primera pregunta.
"No entiendo muy claramente esto del karma. Así que todo lo que
hacemos afecta a otro, ¿verdad? Entonces debemos acumular una terrible
cantidad de karma sin saber por qué."
No, eso no es exacto. La gente tiene las más fantásticas ideas sobre el
karma; quizá no han leído mis libros atentamente. A veces recibo cartas de
algunas personas que escriben alegremente: "Doctor Rampa, anoche he
leído La sabiduría de los ancianos esta noche voy a leer El camino de la
vida. Usted y la eternidad me ingenié para leerlo en dos horas". Bueno, en
realidad esto es exactamente una pérdida de tiempo, no beneficia a nadie ni
siquiera al autor saber que sus libros se repasan superficialmente así. Estas
obras merecen estudio. El karma es de vital importancia para todos
nosotros y, mediante mis libros, ofrezco la oportunidad de conocer
perfectamente lo que es karma. Significa, en síntesis, que si alguien hace
algo malo debe pagarlo. Si alguien hace algo bueno, alguien o algo se lo
paga. Como ya he dicho, es bastante similar a una cuenta bancaria. Se es una
especie de jefe de depósito que mantiene cosas buenas y malas en los estantes. Si
se vende algo que es bueno, se es pagado por bueno y, si sé vende algo que es
malo, entonces se libra un documento que representa una deuda. Y ahora
entendedlo muy claramente: cualquier cosa que hagáis, no es indispensable que
automáticamente pese sobre otra persona o criatura. Depende enteramente de las
circunstancias. Si, por ejemplo, alguien con un puñal hiere a una persona, no está
ejecutando una acción buena, por supuesto. En tal caso, el que hiere estaría
acumulando karma contra sí mismo. Pero, si hace algo que tiene efecto
indeseable sobre otro a quien no conoce, consecuencia desagradable que no ha
podido preverse, entonces no se tiene deuda con él. Os sugiero que leáis mis
libros detenidamente y así conoceréis mucho sobre karma.
Pregunta: "¿Qué estamos haciendo aquí, abajo, después de todo?
Cuando dejemos esto cual es nuestro objetivo, no exactamente representar
en el astral ¿pero qué queremos realmente hacer al fin?".
El Superyó no puede experimentar deseo, sufrimiento, placer, etc., por sí
mismo, DE LA MANERA COMO NOSOTROS LLEGAMOS A
CONOCERLO EN LA TIERRA, y así es necesario que el Superyó adopte
otro método de adquirir conocimiento. La gente, sobre la Tierra son sólo
prolongaciones del Superyó que pueden hacer experiencia. Por ejemplo,
supongamos que yo tengo una bolsa en la que no puedo meter la mano ni
ver lo que hay dentro. Si puedo abrirla lo suficiente como para introducir la
mano, la mano que es una extensión de otros sentidos, podrá tocar lo que
hay dentro y "decir" al cerebro qué es lo que toca. De manera análoga el
Superyó obtiene información mediante las prolongaciones que se llaman
seres humanos.
Cuando el Superyó ha adquirido suficiente conocimiento, cuando ha
avanzado tanto que ya no desea saber más sobre el ciclo terrestre, entonces
llama al hogar a todos los muñecos que son los hombres y todos se sumergen
nuevamente en el Superyó y juntos se convierten en la "Unidad", es decir, la
última forma de existencia porque aunque pareciera que es sólo una
entidad, cada parte de la entidad vive en comunicación con la otra parte.
Habéis oído hablar de almas gemelas. Bien, en el plano terrenal es imposible
para las almas gemelas andar juntas pero cuando retornan al Superyó las
almas gemelas se reúnen para formar una unión perfecta y así viven en un
estado de bienaventuranza hasta que el Superyó estima que quizás exista
todavía un conocimiento superior que podría ser investigado. Y el Superyó
envía otra vez sus muñecos, no al plano terrenal, sino a algún súper, súper
plano y vuelve a repetirse todo el ciclo. Los muñecos reúnen todo el
conocimiento a lo largo del lapso que para nosotros es avos de tiempo.
Nuevamente, cuando se ha recogido suficiente saber o experiencia el
Superyó llama a los muñecos y las almas gemelas se unen otra vez en un
estado más grande aún de bienaventuranza.
Ahora tenemos aquí una pregunta de la señorita Newman. Dice:
"¿Cómo deben ser destruidos los animales para que la muerte sea sin dolor
y no se lastime su cuerpo astral?"
La mejor manera es inyectar alguna droga que le haga perder la
conciencia y luego, el método de matarlo no es tan importante porque no
sufrirá. Si se logra la insensibilidad del animal primero, puede ser matado
mediante alguna droga letal que actúe muy rápidamente y así no se causa
dolor ni en el astral ni en el Superyó. Solamente existe una desgraciada
perturbación en el astral cuando el físico es atormentado por una muerte
lenta.Aquí tenemos algo, es una pregunta de un joven a quien llamamos
"Argie". El se reconocerá. Es un mozo notablemente brillante y es su peor
enemigo. Su talento es poco común, pero no lo utiliza de la mejor manera,
no le saca provecho porque prefiere rebelarse contra todo lo que es
autoridad. Argie no lo ha pasado muy bien, principalmente por su culpa.
Daremos dos preguntas que nos manda. La primera:
"El talento en los niños: ¿Cómo un niño se convierte en genio?"
En la mayoría de los casos la entidad que se halla en el Otro Lado, antes
de volver a la Tierra, se da cuenta de que hay una tarea especial y especifica
para hacer. Comprende que después de un cierto número de años puede
partir y quizá dejar un "guardián" en su lugar y entonces hace planes con
lo cual baja a la Tierra y nace dentro de un cuerpo con una memoria y
capacidad para hacer lo que debe ser hecho. Por ejemplo, una entidad
puede decidir que hay que hacer algo con referencia a cierto tipo de música
y entonces viene con una memoria sobre eso casi intacta. No bien puede
hablar o moverse a voluntad, la entidad encuentra que puede componer o
tocar y entonces se dice: "Es un genio, un niño prodigio". La mayoría de las
veces el pobre chico aparece frente a las cámaras cinematográficas o
televisivas o lo empujan sobre un escenario para hacer dinero para aquellos
que no saben qué es lo que pasa, y el niño está tan atareado haciendo plata
que la memoria heredada se desvanece.
En aquellos casos donde las representaciones de teatro o cine no
interfieren, el pequeño ejecuta divinamente y puede componer música
exquisita y, al alcanzar cierta edad, digamos veinte años, la entidad se da
cuenta que su tarea está cumplida y deja que otra entidad se haga cargo
mientras ella, la ocupante original, se va. Esto es lo que se llama trasmigración
de las almas y es mucho más común de lo que generalmente se supone.
Argie tiene otra pregunta: "¿Por qué los negros rara vez necesitan
aprender para tocar instrumentos musicales?"
Los negros constituyen un tipo especial de gente. Sus vibraciones básicas
son tales que se hallan "templados a tono con la música de los astros". A
menudo un negro puede tararear música que jamás ha oído antes,
frecuentemente puede pulsar un instrumento musical y tocarlo porque eso
es su naturaleza fundamental.
Tenemos cierto tipo de gente, como los europeos del norte, por ejemplo,
que son muy analíticos y calculadores. Son muy fríos en sus actitudes. Esa es
su naturaleza. Pero, si tomamos la raza latina son de naturaleza cálida,
simpáticos y propensos a la broma. Saben hallar el lado divertido de las
cosas, particularmente si el infortunio alcanza a otro. Esa es su naturaleza.
Los negros durante muchísimos años han padecido una vida dura, de
persecución, y la única cosa que los ha consolado ha sido su sentido musical,
su capacidad para hallar consuelo y solaz en la "música religiosa". Como
tal, esto es parte de su derecho de nacimiento, de su herencia y de su
naturaleza fundamental. Los negros son por lo general sumamente músicos
debido a su frecuencia básica que es tal que inconscientemente sacan música
de otras fuentes de manera muy similar al del pobre hombre que usa
audífono y a veces saca transmisiones de la compañía de taxímetros local.
He aquí otra pregunta: "Soy madre de un niño de cinco años, y sus
libros, verdaderos como son, me espantan por lo que mi hijo y todos los
otros jóvenes tendrán que sufrir debido a acontecimientos superiores a ellos
mismos. Lo veo deshecho por las bombas atómicas y en escenas horrendas
como ésas. Las líneas de la vida en sus dos manos se interrumpen
repentinamente a una edad de alrededor de treinta a cuarenta.
Yo encuentro consuelo en sus libros en lo que se refiere a mi muerte;
pero "¿puede una madre que profesa cualquier religión regocijarse ante la
muerte del su único hijo?"
Ahora, señora, usted está suponiendo que su hijo hallará la muerte o
será mutilado inevitablemente en una próxima guerra; pero recuerde que, si
usted le da una buena educación y lo deja especializarse en algo, será uno de
los que reciban protección. Triste es decirlo que la "carne de cañón" es
generalmente la persona fácilmente reemplazable, mientras que el
especializado que es útil a su país será protegido. Dé a su hijo, entonces, una
buena educación. Y en cuanto a las líneas de las manos, esté segura de que,
si éstas son las únicas indicaciones de la terminación de su vida,
posiblemente no signifiquen nada salvo un posible cambio de carrera.
Jamás debe usted tomar como definitivo que ocurrirá la muerte a menos
que existan siete indicaciones que la confirmen. Muy a menudo los
quirománticos son culpables de negligencia criminal al decir que una
persona está próxima a morir, etcétera, cuando sólo está para cambiar de
trabajo y de ubicación.
"Usted siempre afirma que la muerte y la posmuerte no provocan
sufrimiento aparte del que nos espera en nuestro propio juicio, pero en el
Bardo Thodol y específicamente en el estado de Chonyd el sufrimiento
parece ser atroz."
El Bardo Thodol no fue escrito en inglés, fue sólo, traducido a ese idioma
por algún cristiano inescrupuloso que modificó en algo las cosas para adaptarlas
a la creencia cristiana del infierno y la condenación. No existe infierno ni
condenación. Todo eso es un concepto erróneo fomentado por los sacerdotes
para acrecentar su propio poder de la misma manera que algunos padres mal
orientados asustan a sus hijos amenazándolos con llamar al policía si no se
portan bien. Por supuesto, no nos ponemos contentos cuando nos juzgamos a
nosotros mismos; realmente sentimos pena cuando pensamos lo tontos que
hemos sido. El propio desprecio puede ser un infierno francamente por lo cual
estaría muy justificada la descripción del "fuego del infierno". Como alguien que
goza de total recordación puedo decir categóricamente que no existe la tortura,
ni el dolor atroz, ni el sufrimiento feroz.
"Los espíritus que visitan las viejas casas, ¿todavía no han vuelto a
nacer?"
Los espíritus que visitan las viejas casas nada tienen que ver con las
entidades corrientes. Por ejemplo, una persona muere en circunstancias
trágicas y se genera mucha energía, pero la persona puede ir a un plano
completamente diferente y hasta volver a nacer mientras la energía que se
ha generado se disipa en forma de aparecidos. Es algo similar a cuando se
calienta una pieza de metal; el calor queda en el metal, desapareciendo
gradualmente, durante bastante tiempo después que la fuente de calor ha
sido retirada. He aquí un pensamiento; es muy posible para una persona
que muere en circunstancias extremadamente difíciles tener su energía
como una forma de pensamiento que frecuenta un lugar y hasta visitar la
encarnación del que recién ha nacido, ¿quién provocó toda la perturbación
en el primer caso? "¿Vuelven a nacer los humanos como animales? El
Bardo parece bastante incoherente a ese respecto o quizá yo no he
comprendido."
No, los humanos jamás vuelven a nacer como animales, y los animales
jamás como humanos. Nada que se pueda hacer podrá transformar un
repollo en una vaca ni un rinoceronte en una rosa. Ya he hablado sobre esto
bastante en páginas anteriores.
"¿Qué es la energía nerviosa? ¿De qué sirve que se nos hable de la
energía nerviosa si no tenemos idea de lo que es?"
La energía nerviosa es el poder que genera lo etérico y que
correctamente dirigida puede hacer rodar un cilindro de papel, como digo
en uno de mis libros. Todos, animales o humanos, generan electricidad,
hasta la Tierra tiene su fuerza magnética, su campo magnético si se prefiere
llamarlo así. Y, exactamente como un programa de radio, tiene que tener un
transportador de onda que lo sostenga. Así el hombre tiene que tener un
etérico que consiste en la fuerza o energía nerviosa que propaga el aura.
Esta, a su vez, se origina en ciertas células del cerebro. El alimento que
ingerimos va a la sangre y parte de él, bien mezclado con oxígeno, ingresa a
las células del cerebro, altamente especializadas, y nutre la generación de
una corriente eléctrica que rige los impulsos del pensamiento. Esto es
energía nerviosa. Si resultara difícil de creer, recordemos que puede
obtenerse un dispositivo consistente. en una caja de zinc con unos pocos
elementos químicos y una varilla de carbón dentro. Si se conecta eso a un
pedazo de cable dentro de un globo de vidrio desde donde el aire ha sido
extraído se tiene luz, luz eléctrica. Así se ha logrado electricidad mediante
una reacción química y en el hombre se obtiene electricidad de una reacción
química suministrada por el alimento que se ingiere.
Tengo una carta aquí del señor H., que escribe: "Incluyo dos preguntas
que deseo me conteste. Estaría muy interesado en la respuesta de la primera
sobre la cual quisiera extenderme un poco. Además del aspecto de la
responsabilidad personal, que considero muy importante, me hallo
desorientado con respecto de la identidad personal. Esto se reduce en
realidad a la definición de la palabra 'yo'. No obstante que entiendo que en
muchos aspectos 'yo' no soy el mismo 'yo' que era cuanto tenía veinte años y
presumiblemente no seré el mismo de aquí a veinte años, todavía mantengo
el sentido de identidad entre estos diversos 'yo'.
"Sin embargo, si un Superyó puede hacer actuar diez muñecos, ¿qué
pasa con el sentido del 'yo'? Y cuando todos los muñecos han muerto, ¿sigue
el Superyó haciendo actuar diez muñecos astrales? Y continuando con la
idea de futuro, ¿qué ocurre si de los diez muñecos la mitad han logrado
liberarse?
"Ya en una observación más particular a menudo me he preguntado por
qué era necesario que usted escogiera un camino tan difícil para su viaje a
Oriente. ¿No hubiera sido posible para usted ir a una Universidad en la
India o Europa y que hubiera fondos depositados en el Oriente para su uso?
Muchas de sus preocupaciones parecen provenir de la falta de dinero."
Bueno, señor H.; veamos qué podemos hacer para despejar sus dudas.
En realidad, la mayoría de ellas ya han sido dilucidadas en este libro o en
los anteriores, pero escribiremos a usted una carta imaginaria.
"Querido señor H.: Efectivamente usted se halla confundido; ¿no es así?
La mayor parte de esta confusión se origina en el hecho de que uno tiene
que escribir en términos tridimensionales e intenta describir la actuación de
un Superyó que trabaja, digamos, en un plan de existencia de nueve
dimensiones.
"Usted dice que piensa que un muñeco pierde identidad personal. Pero,
si realmente usted lo piensa, ése no es el caso.
"Considere el asunto así: Olvide todo lo que puede ser externo al cuerpo
y, a los fines de esta explicación, suponga que el cuerpo está dividido en
'compartimientos'. El cerebro, entonces, representa el Superyó, y todos
sabemos que el cerebro dirige las manos, los dedos, etc. Los dedos
representan los muñecos y el cerebro puede sugerir a los dedos que hagan
algo, pero los dedos son, a pesar de todo, entidades separadas o individuos
separados, sienten y pueden volverse sumamente diestros. A veces,
realmente, parecen desempeñarse por propia voluntad.
"El corazón es otro mecanismo que no puede ser controlado (salvo casos
especiales) por el cerebro-Superyó, porque, si el cerebro que representa
nuestro Superyó, pasa un mal momento, podría suponerse que pudiera
detener el corazón y suspender sus latidos y esto destruiría el total
mecanismo cerebro-Superyó y los órganos-muñecos. Así, usted ve, el
Superyó real suministra la sustancia de la cual están hechos los astrales
humanos, y cada entidad o cuerpo humano goza de un control completo y
de una íntegra elección de acción siempre, a condición de que tal acción no
comprometa el organismo Superyó-humano.
"Tomemos una firma importante con muchas sucursales. Allí tenemos un
presidente del directorio o un director.
Hay muchas cabezas departamentales y muchos gerentes generales que
forman el personal de todas las filiales de distrito y toda esta gente trabaja
con responsabilidad propia a pesar de que se hallan dentro de la estructura
de política interna. Ellos no tienen que informar al director sobre cada
pequeño detalle ni telefonearle a cada momento por decisiones que están
habilitados para tomar.
"El director o presidente, como quiera llamarlo, representa el Superyó,
y todas las cabezas departamentales y gerentes son los muñecos.
"Usted pregunta qué pasa cuando los muñecos mueren y si el Superyó,
privado de sus diez muñecos, queda paralizado. Permítame hacerle una
pregunta: ¿qué pasa si uno de los gerentes de sucursal se retira o es
suprimido por cualquier razón particular? Ni la firma ni la sucursal
cierran. En vez de eso, se nombra un nuevo gerente, o muñeco. Y de alguna
manera en este capítulo y hasta en el anterior ya he explicado cómo los
muñecos vuelven al Superyó.
"Si, yo podría haber tomado un camino más fácil. Podría haber ido a
una Universidad; podría haber tenido bolsas de oro alrededor mío, pero
dígame, señor H., ¿qué clase de conocimiento podría haber obtenido
entonces? Yo sería el reflejo del saber de otros, que hay que admitir que en
ocasiones es defectuoso. No habría logrado la experiencia que da la vida que
tengo actualmente y que es dolorosamente directa, créame. Los que van a la
universidad y aprenden todo de manera fácil simplemente asimilan la
opinión de otros desde páginas impresas, opinión que puede hallarse fuera
de actualidad. En la universidad un estudiante puede no atreverse a
preguntar sobre los preceptos de otro porque le enseñan que es imposible
hacer una cosa salvo de la manera que especifica el libro de texto, pero la
gente que no ha ido a la universidad va hacia adelante y hace lo imposible de
algún modo.
"Royce de Rolls Royce, Edison, Ford y miles de otros hombres muy
inteligentes no fueron a la universidad, por eso no supieron que la cosa que
ellos querían hacer era "imposible" y no lo supieron porque carecían de la
educación (!) para leer libros de texto que, en realidad, contienen las
opiniones de otros. Y así, Royce, Edison, Ford y otros, sólo se abrieron paso
e inventaron las cosas que los libros de texto decían que eran 'imposibles'.
Por eso al asistir a una universidad puede ser una desventaja.
"Eso debe aclarar algunas de sus preguntas, señor H; y espero que
ahora hallará que sus pensamientos están más asentados."
Otra pregunta dice: ¿Por qué tenemos enfermedad y cómo sería posible
diagnosticarla por el aura? Bien, la enfermedad, el mal, vienen o desde
dentro o desde fuera. Cuando viene desde fuera un germen o virus puede
ser contagiado de otra persona y no es la culpa del organismo en donde se
aloja.
Si tenemos un caso de enfermedad desde dentro, es decir, cuando el mal
viene de dentro, los elementos químicos orgánicos se ven afectados porque
todo llega desde el pensamiento, y entra en juego lo que los electricistas
llaman fuerza o energía electromotora. El pensamiento está generado por
impulsos eléctricos. Cuando pensamos generamos electricidad. La
electricidad es así la energía electromotora que hace que nuestros músculos
trabajen y hasta trastorna nuestra química orgánica. Si una persona se
siente frustrada, preocupada, triste, de mal humor, etc., o ha experimentado
una emoción inusitada, sus pensamientos generan una corriente eléctrica
defectuosa. Puede no tener la forma correcta de onda necesaria y, porque la
corriente eléctrica es defectuosa, los mensajes que envía a las glándulas son
equivocados y las secreciones glandulares cambian para enfrentar los
pensamientos y los mensajes equivocados, estos últimos provocados por los
primeros. Después de un tiempo la parte más susceptible es afectada por las
secreciones alteradas o el equilibrio químico alterado del organismo. Podría ser
que los músculos fueran los afectados y así uno adquiere, quizá, distrofia
muscular. Podría ser algo relativo a los huesos, artritis o algún mensaje
equivocado que provoca perturbación gástrica, los jugos gástricos pueden
volverse demasiado ácidos, demasiado fuertes y resolverse en úlcera. Más cerca
del origen, si los mensajes están demasiado localizados y afectan el cerebro,
entonces podría ser un tumor cerebral.
Si la química puede ser estudiada, entonces puede ser corregida por un
tratamiento de hormonas o algún otro apropiado y el mal puede ser curado
si se toma a tiempo. Si el daño es mucho entonces no puede ser curado pero
sí aliviado. La persona debe remediar la cosa o la emoción que provoca el
daño en primer término adoptando una perspectiva más equilibrada,
controlando las emociones o cambiando un conjunto de circunstancias tales
como un nuevo empleo, nuevo socio, etcétera.
Todas estas cosas pueden ser vistas en el aura. Cualquier cosa que le
pase al organismo, puede ser vista en el aura. Mirando el aura es como
mirar imágenes por radar. Se puede ver tierra o una conmoción tormentosa
que se encuentran mucho más allá de lo que la vista ordinaria puede
alcanzar. Si una enfermedad se inicia desde "dentro" o desde "fuera" puede
detectarse en el aura. Si uno contrae una infección de otra persona toma
cierto tiempo, período de incubación, para que se manifieste en el físico, sin
embargo, en el aura se muestra muy claramente en el mismo instante en que la
infección se instala. Presenta líneas o estrías de esfuerzo.
Si la enfermedad se origina desde "dentro" entonces el examen
periódico del aura evidenciará el peligro de una enfermedad mucho antes de
que el cuerpo se vea seriamente afectado y así, la enfermedad puede ser
curada casi antes que se manifieste.
Yo he estado trabajando durante toda la vida en conexión con esto y la
dificultad más grande ha sido conseguir que la gente se desvista. Cierta
noble dama en Inglaterra con quien yo estaba comentado el problema,
casada y con hijos, me dijo: "Usted quiere cuerpos desnudos; decididamente
haría cualquier cosa para evitar lo que exigiera a una mujer desvestirse o
exhibir ciertas partes de su cuerpo". Con gran esfuerzo me abstuve de
recordar a la noble dama que hasta ella había tenido que exhibir cierta
parte de su cuerpo cuando nacieron sus hijos.
CAPITULO DUODECIMO

Si usted no cree en otros, ¿cómo puede esperar que otros crean en usted?

El anciano yacía sobre su lecho. El sol del atardecer ya se estaba


poniendo detrás de los cerros bajos, reflejando sus últimos rayos en el agua
serena del río San Juan.
Fuera, a la izquierda, la fábrica de papel todavía arrojaba revueltas
nubes de humo y vapor, oscureciendo el cielo y contaminando la atmósfera
las veinticuatro horas del día. También volcaba sobre el río todos los
productos de desecho produciendo un hedor increíble en el aire de Saint John,
hedor del cual todos se quejaban pero sobre el cual nadie hacia nada.
Las nieves se derretían rápidamente. Era primavera, el despertar de la
primavera, y ahora que el sol se hundía prontamente detrás de los cerros,
los pájaros en bandadas y apresurado vuelo buscaban sus nidos en las
ramas, aprovechando la luz que todavía quedaba.
Exactamente debajo de la ventana, Sinjin, gato telepático, entonaba una
canción solitaria invitando a todas las gatas del vecindario a venir porque
serían bien recibidas por él. Su voz se elevaba y descendía temblorosa en la
intensidad de su emoción. De tiempo en tiempo se detenía, erguía bien alto
su cabeza y se sentaba tieso sobre sus patas traseras como un conejo
mientras aguzaba el oído para percibir cualquier respuesta a su invitación
en el sentido de que había sido aceptada. Desilusionado al no haber sido
correspondido se dejó caer sobre sus cuatro patas y, enroscando su cola
enternecido comenzó nuevamente su reclamo al igual que el buhonero
ambulante del Londres antiguo, pregonando sus mercancías que esta vez no
era "hierro viejo, trapos viejos" sino un grito diferente: "amor para los
libres, ven rápidamente, estoy esperando".
Los coches partían con ruido y estruendo y los cuidadores de los
negocios y sus asistentes entraban resueltamente a la playa de
estacionamiento y salían de sus coches haciendo sonar las puertas con un
"buenas noches, buenas noches", antes de apresurarse en la constante lucha
por hallar lugar en el ascensor.
El anciano seguía acostado y pensaba en el pasado, pensaba en las
dificultades de esta vida, en los pocos placeres y muchas penas. Una vida
dura, sí, pensó. Pero, alabado sea, la última de esta Tierra. Y ahora meditaba,
debo ordenar todo lo que ha de ser hecho, ordenar todos esos rincones vacíos,
desocupar los altillos y hasta tirar la basura.
- No tanto, no tanto -dijo una voz familiar y muy querida-; la tarea aún
no ha terminado.
El anciano se volvió sobre su lado y allí, muy próximo a él, vio la figura
superastral del Lama Mingyar Dondup, sonriendo y con un brillante
resplandor dorado.
- Usted me ha sobresaltado -dijo el anciano-, y me gustaría que
amortiguara un poco sus luces, me recuerda esto a cuando yo estaba en
Inglaterra, en Londres.
- Oh, ¿qué fue eso? -preguntó el Lama Mingyar Dondup-. ¿Es algo que
yo no conozco?
- Creo que sí -dijo el anciano-; se lo contaré. "Yo me hallaba en un
edificio en South Kensington, tarde en la noche y estaba sentado en la
oscuridad pensando, meditando sobre cosas y por alguna razón no había
bajado las persianas. Repentinamente se oyó un tremendo golpe en la
puerta. Me eché hacia atrás vuelto a la realidad y bajé para ver a que se
debía la conmoción. Dos grandes y musculosos policías londinenses se
hallaban allí. 'Señor - dijo uno, sargento creo por sus galones-, ¿qué está
haciendo en este edificio?' ¿Haciendo?, repliqué; 'creo que no estaba
haciendo nada. En realidad estaba sentado pensando.' 'Bueno -indicó el
sargento-, fuimos llamados urgentemente porque usted estaba encendiendo
luces muy brillantes por la ventana.' ¡Oh, dije yo, ciertamente no; pero, si lo
hubiera hecho, ¿hubiera sido un crimen?
"El sargento miró a su subordinado y encogiéndose de hombros dijo:
'Podría ser, usted podría estar haciendo señas a alguna pandilla criminal
para hacerles saber que el camino está despejado o algo por el estilo'.
Entonces tomó una decisión: 'Quiero revisar el lugar'. ¿Tiene usted
autorización para eso? -repliqué. 'No -dijo-; pero, si usted no me lo permite,
dejaré al alguacil aquí para que lo vigile mientras voy a buscar la
autorización.'
"Así, me encogí de hombros y dije: 'Perfectamente, haga lo que quiera y
vea lo que quiera'. Ambos policías merodearon por todas partes, miraron
todo y, lo que más me asombró, abrieron los cajones de mi escritorio
mirando adentro. No me explico qué pensaban encontrar allí. Pero de
cualquier manera, después de tres cuartos de hora reaparecieron satisfechos
y al momento de irse el sargento dijo: 'No lo vuelva a hacer, señor, por favor.
Esto da mucho trabajo'. Y se fueron."
El Lama Mingyar Dondup rió. "Cualquier cosa qué usted haga,
Lobsang -dijo-, pareciera que atrae una atención equívoca. Yo no sé de
ningún otro que casi hubiera sido arrestado sólo por mostrar su aura
cuando estaba pensando." El anciano parecía algo triste cuando expresó:
- ¿Así que usted piensa que mi tarea aún no está terminada? ¿Qué es lo
que no he hecho ahora? El Lama Mingyar Dondup replicó: -Usted ha hecho
todo, no se trata de que usted haya dejado algo por hacer. Usted ha hecho
mucho, mucho más de lo que se le había pedido que hiciera cuando vino
aquí, pero ocurre que ante el fracaso de otros hay todavía más que hacer. -
¿Qué? -preguntó el anciano.
El Lama Mingyar Dondup miró bajo su nariz y trató de no sonreír
cuando decía:
- Habrá otro libro para hacer, el duodécimo. Tendremos que pensarlo.
Ciertamente será apreciado. Pero hay otra pequeña tarea que debe hacerse,
algo relacionado con la invención que puede todavía estallar sobre este mundo
sobresaltado.
Durante algún tiempo el anciano y el Lama Mingyar Dondup
discutieron sobre cosas, pero éste no es el lugar para revelar todo lo que
dijeron. El anciano, enfermo casi de muerte, con gastos que aumentan por
los honorarios médicos y otros gastos indispensables, se preguntaba cómo
iba a mantenerse durante unos pocos meses más. Al final, el superastral del
Lama Mingyar Dondup se desvaneció y la luz vacilante del día desapareció
una vez más.
Tiempo. ¡Qué cosa extraña es este tiempo artificial! Uno podría viajar
desde el mundo astral y hasta aquí y volver en un cerrar y abrir de ojos y en
cambio aquí, en esta Tierra, uno se halla limitado por el reloj y por el
movimiento del sol que controla el reloj. Aquí, en New Brunswick, el sol se
estaba poniendo. Unos pocos miles de millas afuera Juan Henderson estaría
todavía ocupado en su trabajo en el promediar de la tarde. No demasiado
lejos, Valeria Sorock, prototipo de lealtad y exactitud, esté probablemente
dejando su oficina, su trabajo que es para ella, que se adapta tan
exactamente a su carácter: estadística, números, toda la contabilidad del
comercio moderno.
Estará dejando su oficina y quizá pensando en su té. Sí, muy
ciertamente, imaginó el anciano, Valeria estaría pensando en su té porque
una de sus debilidades era la comida. "Tendré que hablarle sobre su dieta",
dijo el anciano.
En la otra dirección, las señoras Worstmann probablemente estarían en
casa muy entrada la tarde, quizás oyendo radio, estudiando o una de ellas
saliendo para su tarea nocturna.
Allí, las damas Taddy y Cleo estaban en su juego del atardecer,
persiguiendo su juguete favorito que era un bonito, suave cinturón de lana
de una bata. El anciano pensó en Taddy y Cleo, cómo desde que habían
nacido habían sido tratadas como niños humanos, cómo todo se había hecho
de manera que ellas se sintieran entes tan importantes como cualquier ser
humano y la tarea había sido de lo más fructífera, los resultados muy
compensatorios, pues estas dos pequeñas eran, en realidad, gente. Desde la
medianoche hasta el mediodía Cleo era nombrada primero y desde el
mediodía hasta la medianoche, el nombre de Taddy se mencionaba antes. De
este modo ambas estaban seguras de que recibían igual tratamiento sin el
más mínimo indicio de favoritismo.
Taddy, ampulosa, rolliza y de aspecto satisfecho, le gustaba echarse
detrás de uno de los acolchados para restregarse, mientras que la
sumamente hermosa, espigada y graciosa Cleo brinca para arriba y abajo y
hace una salvaje e inaudita gimnasia.
Y la noche se hacía más oscura, el aire más frío y todavía quedaba algo
de escarcha. Fuera, la columna roja del termómetro descendía; fuera, la
gente en la calle estaba bien embozada.
El anciano había estado meditando, proyectándose más allá de este día,
en el que su libro undécimo sería terminado y podría hacer de lado todo
pensamiento de escribir otro y decir: "Ninguno más, todo está terminado,
no más escribir, mi tiempo sobre la Tierra está por acabar". Pero ahora, con
la visita del superastral del Lama Mingyar Dondup, el anciano pensó: ¿No
terminará nunca la tarea de uno? ¿Se lo lleva a uno como un viejo carro
desvencijado hasta que finalmente cae destrozado? Ya estoy yo destrozado
ahora, pensó. Pero aquí está, lo que debe ser será y cuando una tarea ha de
ser cumplida no se cumplirá a menos que alguien la haga. Así, pensó el
anciano, trataré de soportar un poco más y hasta escribir otro libro, ¿quién
sabe? Sería bueno hacer el número en inglés hasta doce. Se dijo: "Me
gustaría decir a todos, a todos los del mundo, que todos estos libros son
verdad, que todo lo que se lee en ellos es verdad y que lo afirmo
categóricamente".
Así llegamos al fin de lo que no es un día perfecto, después de todo,
porque la tarea no está terminada, la batalla final todavía no está ganada,
hay más que hacer y poco tiempo y poca salud para hacerlo. Podemos sólo
intentarlo.
Aquí y ahora quiero expresar las más sinceras gracias a la Sra. Sheelagh
Rouse, alias Buttercup, por el gran cuidado y trabajo que dedica a la
mecanografía de mis libros, cuidado y trabajo que es apreciado quizá más
de lo que ella supone.
También quiero agradecer a Ra'ab por el esmero y exactitud con que
controla todo y sus sugerencias verdaderamente valiosas. Ella ha ayudado en
mi tarea.
Y, finalmente, y de ninguna manera poco importante, agradezco a
Tadalinka y Cleopatra Rampa por el estímulo y entretenimiento que me han
dado. Estas dos pequeñas queridas han hecho que valiera la pena continuar
algo más, pues jamás a lo largo de sus cuatro años de vida han demostrado
mala voluntad, mal humor y ni siquiera irritación alguna. Si los humanos
fueran de un temperamento tan igual y bien inclinado como estas dos
criaturas no habría perturbación sobre la Tierra, ni guerras. Entonces sería
en verdad el Siglo de Oro para el cual la gente debe todavía esperar.
Y así, por último, llegamos en este libro al momento en que podemos
decir:

"Fin".
Cualquier religión es mejor que la propia adoración.

INDICE

CAPITULO PRIMERO… 9

CAPITULO SEGUNDO… 29

CAPITULO TERCERO… 47

CAPITULO CUARTO… 63

CAPITULO QUINTO… 79

CAPITULO SEXTO… 97

CAPITULO SEPTIMO… 117

CAPITULO OCTAVO… 137

CAPITULO NOVENO… 157

CAPITULO DECIMO… 177

CAPITULO UNDECIMO… 195

CAPITULO DUODECIMO… 209

(Contratapa)
Quienes conocen las obras anteriores de este difundido autor, hallarán
en la lectura de Avivando la llama nuevos motivos de asombro. Los extraños
poderes de que dispone, lo facultan para explicar a los lectores aquello que
resulta incomprensible para el hombre común. Tal es el caso de las analogías
registradas entre la vida y muerte de los presidentes Lincoln y Kennedy;
"coincidencias" tan precisas inducen a Rampa a fundamentar un designio
superior empeñado en que se cumpla una tarea específica aún inconclusa.
También responde a la inquietud de sus lectores relacionada con problemas de
orden médico-social; y otro tanto sucede con el análisis que realiza sobré
fenómenos inexplicables o poco conocidos por los lectores occidentales. La
trama del libro enhebra lo histórico con lo fantástico, el aparente acaecer
cotidiano con hechos paranormales. El estilo de Rampa es dúctil y flexible, por
lo cual se adecua muy bien a este contenido: del lenguaje coloquial; casi
familiar, pasa sin esfuerzo a la exposición objetiva y desapasionada de los más
variados hechos. Las páginas de este volumen depararán a los exigentes lectores
de Lobsang Rampa similar placer al que les proporcionó con anterioridad la
lectura de El tercer ojo.

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23/04/2013

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