Material para Catequesis de Confirmacion
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Sacramento de la Confirmación
Material para los Confirmandos
La comunicación nos permite expresarnos y saber más de nosotros mismos, de los demás y del medio en que vivimos.
Antes de que naciéramos, ya nos comunicábamos con nuestros padres al escuchar sus voces, sus movimientos y responder a ellos con
movimientos dentro del vientre de nuestra madre y una vez que nacimos, nos comunicamos con nuestros balbuceos, gestos y
primeras palabras, con nuestro llanto o con nuestras sonrisas.
Ten en cuenta
Que esta capacidad de comunicarnos nos sirve para expresar lo que sentimos, lo que necesitamos y lo que pensamos de los demás,
para entender el mundo que nos rodea y para ser escuchados; también, para conocer a las personas con las que nos relacionamos
diariamente.
Reflexiona
Para mejorar nuestra forma de relacionarnos y de comunicarnos, tenemos que conocernos bien: y reconocer que valor nos damos a
nosotros mismos, qué tanto nos apreciamos a nosotros mismos, con que respeto tratamos a nuestra persona, así como nos
preocuparnos por conocer y entender lo que piensan y quieren las otras personas.
¿Pero, en qué consiste "conocerse a sí mismo?.
Se puede pensar que está relacionado con nuestro carácter, con nuestra personalidad, con rasgos psicológicos, debilidades, defectos
o cualidades. Pero no. Es algo más que eso. Conocerse a sí mismo es conocer nuestro SER, ese núcleo que contiene nuestro SER REAL,
más allá de cualquier especulación intelectual o racional. Requiere profundizar en ese núcleo, en las profundidades de nosotros
mismos, a fin de saber ¿Quién soy? ¿Para qué nací? ¿Hacia dónde voy? Estas cuestionantes constituyen el principio filosófico de la
vida, y claves en la existencia del hombre y el consecuente el DESPERTAR de nuestra consciencia.
¿Cuándo no somos conscientes de nuestro verdadero Ser?
La respuesta es sencilla, y es cuando NO ESTAMOS DESPIERTOS, sencillo, y muy difícil comprensión cuando permanecemos en un
estado, hipnótico o aletargados. Los expertos estudiosos de este tema dicen que el porcentaje que utilizamos de nuestro cerebro solo
es un de 3 a 7% quedando más del 90% en desuso. Ese porcentaje es el que está adormecido. Significa entonces, que podemos
profundizar en aquello que desconocemos de nosotros mismos, se nos abrirá a un conocimiento de capacidades o potencialidades
que ahora no utilizamos.
La Raíz de todos los males es la ignorancia.
Y de allí provienen todos los sufrimientos. Despejando la ignorancia de nosotros mismos, acerca de quiénes somos, esto nos abre un
panorama mucho más amplio acerca de la concepción del Ser humano. Donde las separaciones y divisiones, son producto de una
visión reducida de nuestra verdadera realidad.
Conclusión
Conocer a los demás y conocernos a nosotros mismos, es una cualidad que conviene cultivar.
Si conocemos a los demás comprendemos porque piensan o se comportan tal como son, que valiosos son sus aportes como
hermanos, también qué cosas están relacionadas con ellos y de las que tenemos que cuidarnos, aprenderles y por supuesto tolerarles.
Si nos conocemos a nosotros mismos, descubriremos las ventajas o desventajas con las que contamos, tanto para llevarnos con los
demás, como para conducirnos en nuestras vidas.
Pero sobre todo, lo bueno de conocer bien, a los demás y a mí mismo, es para estar conscientes, que necesitamos esforzarnos en
superar esas desventajas que tenemos, para poder comprender y ayudar a otros, así como para llevar una vida más digna y apegada a
la voluntad de Dios.
Antes de explorar o proponernos o comenzar nuevas actividades surge lo desconocido, lo que está por venir que nos carcome, sin
quererlo vienen los temores a todo eso desconocido, siempre necesitamos vencer y superar los temores en general, pues de lo
contrario nunca emprenderíamos o descubriríamos nuevas cosas, pues nos paralizamos cuando iniciamos nuevos proyectos y
aventuras.
Examinemos algunos tipos de miedos que sufrimos los seres humanos:
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A lo desconocido – por ejemplo a la muerte o a una situación nueva, a una formación nueva como esta que estamos recibiendo.
A la soledad – a veces la gente teme a la soledad hasta el punto que no pueden soportar estar solos y prefieren perderse en
relaciones y actividades superficiales.
Al futuro – el aumento de las crisis en el mundo, sean políticas, económicas, medioambientales o sociales, crea o añade miedo
individual o colectivo al futuro.
A la enfermedad – a veces debido a su miedo a la enfermedad, la gente empeora las dolencias que padecen o viven atemorizados de
contraer algo terrible.
A los demás – suele ser el miedo peor: el miedo a la ira, el rechazo, el juicio y la violencia de los otros.
Al fracaso – algunas personas evitan hacer algo, o deciden no actuar, debido a que el miedo a fracasar paraliza su iniciativa y su
confianza.
A la autoridad – puede tratarse del miedo a un padre o a un director o hasta de Dios. Debido a que frecuentemente se ha hecho un
mal uso de la autoridad, o que ésta ha sido mal representada; para controlar y anular a la gente, se ha convertido en una fuerza
negativa, tanto personal como colectivamente, en la sociedad.
La esperanza es una de las virtudes teologales, es el fuerte convencimiento a que todo tendrá un final feliz o tranquilo. Es la certeza
de que Dios siempre nos ayudará y nos proveerá de mejores oportunidades, así como de evitarnos cualquier inconveniente en un
evento de nuestras vidas. Esta es una cualidad muy presente en los que creen en Dios.
Conclusión
Estamos iniciando esta formación para preparar nuestro sacramento de la Confirmación, tienen que haber dudas y expectativas sobre
este camino, pero debemos tener presente, que si preguntamos o dialogamos estas cosas, vamos a entender mejor y superar los
temores, especialmente cuando acudimos a la ayuda del Señor. Debemos practicar la virtud de la esperanza, confiando siempre en la
providencia de Dios, para superar cualquier situación adversa y disipar los temores.
Tema 3 La Amistad (Lecturas Bíblica 1ª Samuel 18: 6-9 ; 19: 1-7 Juan 15:9-17)
La amistad es una relación afectiva entre dos o más personas, es una de las relaciones interpersonales más comunes en el transcurso
de la vida de los seres humanos. Es un sentimiento convenido con otra persona, donde se busca confianza, consuelo, amor y respeto.
Se da en distintas etapas de la vida y en diferentes grados de importancia.
Las amistades proporcionan a los adolescentes oportunidades para desarrollar habilidades para resolver conflictos. Los amigos
proveen diversión y emoción con su compañía y recreación. Los amigos también se dan consejos entres si, hablan de muchos temas y
problemas con ellos.
Para estudiar bien y alcanzar el éxito escolar son necesarias tres cosas: poder, querer y saber estudiar.
Poder estudiar
Es tener inteligencia y el resto de facultades humanas. Es indudable que la inteligencia se relaciona mucho con el éxito escolar. En
igualdad de condiciones un alumno "inteligente" obtiene mejores notas que sus compañeros.
El querer estudiar es tener el deseo y la determinación de adquirir unos conocimientos.
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Hay estudiantes que con una inteligencia normal consiguen buenos resultados a base de esfuerzo personal y dedicar el tiempo
necesario. Tan importante o más que la inteligencia es la motivación o el querer estudiar. Muchos alumnos fracasan no por falta de
inteligencia sino por desinterés, por apatía, por dejar la tarea del estudio para el último momento, es decir, por falta de motivación.
Podemos hacer poco para mejorar la inteligencia, pero si podemos mejorar la motivación y sobre todo las técnicas de estudio.
Conclusión
Poder estudiar es tener inteligencia y el resto de facultades humanas. Es indudable que la inteligencia se relaciona mucho con el éxito
escolar. En igualdad de condiciones un alumno "inteligente" obtiene mejores notas que sus compañeros. Hay estudiantes que con
una inteligencia normal consiguen buenos resultados a base de esfuerzo personal y dedicar el tiempo necesario. Tan importante o
más que la inteligencia es la motivación o el querer estudiar. Puede ocurrir que un alumno tenga la inteligencia suficiente y dedique
bastante tiempo al estudio, pero los resultados son bajos e incluso fracasa. Probablemente se debe a que se emplean unas malas
técnicas de estudio. Los estudiantes pueden hacer muy poco para mejorar su inteligencia, pero si pueden mejorar su motivación y
sobre todo las técnicas de estudio, cuando tiene consciencia que los conocimientos les aseguraran éxitos en su vida futura.
Entendemos por trabajo a toda aquella actividad que realice el ser humano con el objetivo de ganar algún sustento a cambio que le
permita mantenerse en su día a día.
Independientemente de lo que se reciba a cambio del trabajo, este siempre será una de las actividades más importantes por estar
directamente relacionado con la subsistencia humana.
Es claro que el hombre para poder subsistir debe realizar actividades de diverso tipo que tienen como objetivo principal proveerle de
aquellos elementos necesarios como alimentos, abrigo, protección, etc.
Para los jóvenes que aún dependen de sus padres, su trabajo es el estudio y las tareas domésticas con las que puede contribuir en el
sostenimiento del hogar. Los muchachos, que son responsables en estas áreas son exitosos, ya cuando tienen que trabajar en una
empresa, pues ya tienen desarrolladas muchas capacidades para interpretar situaciones o problemas, para solucionarlas y poseen un
grado de independencia y perseverancia mayor para enfrentar nuevos retos y desenvolverse eficientemente en su actividad laboral.
Los jóvenes que no están desde temprana edad preparados hacia la responsabilidad y el trabajo, difícilmente tendrá éxito
laboralmente, porque están acostumbrados a ser dependiente del trabajo de los demás, y serán con seguridad una carga para su
familia y la sociedad.
Conclusión
Los jóvenes que dependen de sus padres, su trabajo es el estudio y las tareas domésticas con las que puede colaborar en el
sostenimiento del hogar. Los muchachos, responsables en estas áreas están mejor preparados para el éxito cuando trabajan en una
empresa, pues ya tienen desarrolladas muchas cualidades y capacidades para interpretar situaciones o problemas, como para
solucionarlas pues poseen un grado de independencia y perseverancia mayor. En cambio los que no poseen estas condiciones, no les
será tan fácil obtener el éxito laboral, ya que están acomodados a depender del trabajo de otros y con seguridad llevaran una vida con
más limitaciones.
No hay duda que en el ambiente de trabajo hay mucho por hacer pues hace falta conciencia y buena voluntad.
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Según el diccionario, diversión es una actividad que produce placer y distrae de las preocupaciones y el aburrimiento.
Sin embargo no todo lo que nos ayuda a no pensar en nuestros problemas es divertido, porque no todo nos produce alegría.
Trabajar o estudiar cómo locos, por ejemplo, nos puede ayudar a no pensar en los problemas familiares, pero no nos divierte, ni nos
ayuda a resolverlos.
Así como nuestro cuerpo necesita dormir y descansar para recuperarse y funcionar adecuadamente, necesitamos divertirnos para
recuperarnos del desgaste emocional y psicológico y aumentar nuestra salud y bienestar general.
Mejora la respiración y circulación, fortalece nuestro sistema inmunológico, libera endorfinas que disminuyen o eliminan el dolor y
producen una sensación de bienestar general, reduce la tensión y ansiedad, mejora nuestras relaciones, nos permite desarrollar una
actitud positiva ante la vida, nos da mayor claridad, para buscar las soluciones adecuadas a nuestros problemas, favorece nuestra
autoestima.
Conclusión
La diversión es una actividad necesaria para una vida más óptima y placentera y debe considerarse como parte importante de la vida
del ser humano. Es especialmente en la etapa de la adolescencia, donde se la diversión contribuye a amortiguar los cambios
drásticos, que experimentan los jóvenes después de ser “dependiente” a ser “independiente” y la carga de las responsabilidades que
conlleva asumirlas. Así como nuestro cuerpo necesita dormir y descansar para recuperarse y funcionar adecuadamente, necesitamos
divertirnos para recuperarnos del desgaste emocional y psicológico y aumentar nuestra salud y bienestar general. Por supuesto que
tenemos que estar conscientes de no subirnos en el tren de la diversión y el placer de forma permanente, porque nos podemos volver
adictos a la diversión, y esto significa olvidarse de atender o anular otras cosas fundamentales y necesarias para el llevar una vida
digna de un hijo de Dios.
Influencias
Se ha comprobado que la promoción de bebidas alcohólicas en los medios publicitarios influye en la decisión que toman los
adolescentes para beber, y existe evidencia que demuestra que esta publicidad aumenta las probabilidades de que los adolescentes y
jóvenes comiencen a beber, o aumenten su consumo de alcohol.
Las políticas gubernamentales pueden influir en estos patrones a través de diversas formas, inclusive mediante estrategias de fijación
de precios, restringiendo el abastecimiento de bebidas alcohólicas y regulando de forma rigurosa la comercialización de bebidas
alcohólicas.
Cabe destacar el papel que juegan las familias en el consumo de bebidas alcohólicas en los menores de edad. La composición familiar
y los niveles de ingreso y de violencia son algunas áreas asociadas al consumo de alcohol y uso de sustancias en menores de edad.
Los jóvenes se encuentran en constante riesgo debido a ciertos patrones de consumo debido a varios factores. Fisiológicamente, se
encuentran todavía experimentando cambios en su desarrollo. El cerebro del adolescente se encuentra en un alto nivel de desarrollo.
Este desarrollo establece las bases para las habilidades de la persona en su vida adulta, tales como la planeación, la integración de
información, la resolución de problemas, el discernimiento y el razonamiento. Estos importantes cambios que están sucediendo son la
razón de que el cerebro del adolescente sea más vulnerable a los efectos nocivos del alcohol en comparación con un cerebro adulto.
El alcohol y la educación
El alcohol perjudica las áreas del cerebro responsables del aprendizaje y la memoria, las habilidades verbales y la percepción visual-
espacial. Por consiguiente, el consumo excesivo de alcohol afecta la creación de nuevos recuerdos, las habilidades de resolución de
problemas, el pensamiento abstracto, la atención y la concentración. Los estudios sugieren que el consumo de alcohol en
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adolescentes afecta de forma negativa la función neurocognitiva, como la capacidad de estudiar y obtener buenos resultados en los
exámenes.
Debido a que la adolescencia es una etapa muy importante para el desarrollo cerebral, el consumo de alcohol puede tener efectos
negativos a largo plazo en su vida adulta.
El alcohol y el comportamiento
Los jóvenes corren el riesgo de desarrollar conductas perjudiciales debido al alcohol que incluyen beber en exceso, problemas en sus
relaciones, accidentes viales y relaciones sexuales de alto riesgo que han sido referidas por ellos mismos. Estas conductas tienen sus
propias consecuencias `para la salud y seguridad de los jóvenes, que incluyen daños al desarrollo cerebral, riesgo de lesiones y muerte
y un mayor riesgo de participar en actos de violencia y de contraer enfermedades contagiosas y mortales.
Conclusión
La adolescencia es una etapa muy importante para el desarrollo cerebral, el consumo de alcohol en esta etapa puede tener efectos
negativos a largo plazo en la vida adulta. Además lleva a los jóvenes a tener conductas con consecuencias `para la salud y su
seguridad, que pueden ser daños al desarrollo cerebral, riesgo de lesiones y muerte y un mayor riesgo de participar en actos de
violencia y de contraer enfermedades contagiosas y mortales.
Los jóvenes que consumen alcohol, son presa fácil para ser involucrados voluntaria e involuntariamente en ilícitos y actos deplorables
para ellos, su familia y la sociedad.
El uso de alcohol y otras drogas está relacionado con el aumento de la mortalidad en adolescentes y las causas principales de esta
mortalidad son los accidentes, el suicidio y el homicidio.
Hay estudios que sugieren que hay situaciones psicológicas que preceden el consumo de drogas, tales como la baja autoestima.
La depresión, el aislamiento, problemas de identidad, conductas rebeldes, impulsividad, conductas desviadas y su tolerancia,
problemas mentales, conductas infractoras y conflictos con el rol sexual, por lo que antes éstas señales hay que estar alerta para la
identificación temprana de problemas asociados al consumo de drogas.
El uso de drogas tiene severas consecuencias para la salud física, mental, familiar y social del paciente, tanto más grave cuanto más
precoz es el inicio de su consumo. Para los jóvenes, las ventajas físicas y sociales inmediatas del uso de las drogas superan cualquier
consecuencia desfavorable a largo plazo.
El consumo de drogas estimula las interacciones sociales, disminuye la tensión, la ansiedad, la fatiga, el fastidio.
El consumo excesivo de alcohol por parte de los adolescentes durante su tiempo libre, es un fenómeno cada vez mayor.
Este consumo excesivo no solo repercute en su cuadro de salud sino que tiene además una repercusión social.
Factores de riesgo
Muchas podrían ser las razones que inducen a las personas a drogarse, entre todas podríamos mencionar las siguientes:
Factores de Riesgo a Nivel Individuales:
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Padres punitivos que imponen su autoridad de Falta de comunicación adecuada.
manera violenta y ejerciendo castigo físico y Pocos sentido de pertenencia en la familia.
Psicológico. Conflicto familiares.
Padres permisivos Falta de prácticas recreativas en la familia.
Sobre protección o descuido. Modelos de consumo.
Ausencia de normal familiares.
Las Causas
Creer que todo el que prueba la droga se vuelve un drogadicto, es tan errado como creer que todo el que consume alcohol está
destinado a ser alcohólico. Las causas pertenecen en muchos casos a una inquietud o descontento indefinido, cuyas razones
profundas hay que buscar en la crisis de la sociedad, y que recibe el necesario abono por parte de los comerciantes que utilizan la
droga como un negocio más.
Entre las principales causas tenemos:
Por curiosidad: esto se da por ver que se siente. Dicen que entre más temprano es la edad en que se comienza a consumir la
droga, mayor es el riesgo de volverse adicto.
Por ignorancia: cuando un joven consume drogas y descubre que con ella se olvida de sus problemas, es seguro que cada vez
que las consuma en mayor cantidad y sin darse cuenta, se volverá un adicto.
Por soledad: mayormente se da porque tienen problemas familiares. Muchos de ellos sufren problemas psicológicos y de
adaptación social por efecto de malas amistades.
Por presión de los amigos o compañeros.
Porque está de moda.
Por forma de rebelión hacia la gente.
Por cierta sensación descontento e inquietud de los jóvenes ante las perspectivas que les ofrece la sociedad en la que viven.
Las Consecuencias
Las consecuencias son numerosas e inciden tanto en el plano individual como también en el ámbito familiar, académico y social.
La drogadicción acarrea al adolescente graves daños físicos y psíquicos. El joven pierde lo mejor de sí mismo: el autocontrol y
la fuerza de voluntad. Se vuelve apático, desinteresado, ansioso. Pierde el estímulo por los logros personales y profesionales. Se aísla,
desprecia los vínculos familiares y amistosos y se encierra en círculos por lo general marginales, donde le resulta fácil conseguir la
droga.
Conclusión
El incremento del consumo de drogas cada vez es más alarmante entre los jóvenes, las principales razones a nivel individual y familiar
son : ◦ La baja Autoestima, ◦ Carencia de metas y de proyecto de vida, ◦ Dificultades para la toma de decisiones frente a la presión del
grupo, ◦ Rebeldía, Curiosidad, ● Padres punitivos que imponen su autoridad de manera violenta y ejerciendo castigo físico y
Psicológico, ● Padres permisivos, ● Sobre protección o descuido, ●Ausencia de familiares, ● Falta de comunicación adecuada, ● Pocos
sentido de pertenencia en la familia, ●Conflictos familiares, ●Falta de prácticas recreativas en la familia, ●Modelos de consumo por
parte de los padres o familiares.
Hay muchas más razones, pero estas son las fundamentales y sobre las que la familia puede contribuir grandemente a superarlas
antes de llegar a ser otra familia más que sufren el embate del consumo de drogas.
La familia de un adolescente adicto, casi siempre se ve desbordada e impotente en su intento para hacer frente al problema, ya que
se producen conductas delictivas. En el ámbito social, las consecuencias más graves del consumo de drogas probablemente sean la
marginación y la delincuencia.
¿Te parece que nunca tienes suficiente dinero? Si tuvieras algo más en el bolsillo, podrías comprarte ese celular y el videojuego que
tanto quieres o esos zapatos que te quitan el sueño. O quizá estés en el mismo dilema de una joven llamada Johana, que dice:
“A veces mis amigos quieren que hagamos cosas que salen caras. ¿Y cómo voy a decirles que no? Yo también quiero divertirme.
A nadie le gusta decir: ‘Lo siento, no tengo dinero’”.
Pues bien, ¿y si en vez de preocuparte por el dinero que no tienes, aprendes a controlar el que sí tienes? Tal vez creas que tú
no necesitas aprender a administrar tus gastos porque todavía vives con tus padres. Pero piensa un momento. ¿Saltarías de un avión
sin saber cómo usar el paracaídas? Bueno, tal vez alguien diga que podría averiguar cómo funciona mientras cae a toda velocidad,
pero la verdad es que sería mucho mejor que aprendiera a usarlo antes de tirarse.
De igual modo, el mejor momento para aprender a administrar el dinero es mientras aún vives con tus padres, antes de enfrentarte a
la cruda realidad de la vida. “El dinero es [...] una protección”, escribió el rey Salomón ( Eclesiastés 7:12). Pero para que te proteja,
primero debes aprender a controlar tus gastos. Si lo haces, tendrás más confianza en ti mismo, y aumentará el respeto que tus padres
sienten por ti.
Aprende lo elemental
¿Les has preguntado alguna vez a tus padres cuáles son los gastos de la casa? Por ejemplo, ¿sabes cuánto pagan cada mes por la
energía eléctrica, a la alcaldía y el agua? ¿Cuánto gastan en comida? ¿Y cuánto cuesta mantener el alquiler, la cuota de la casa o el
pago de tu colegio?
No olvides que tú también generas parte de esos gastos, y si decides independizarte, serás tú quien tenga que pagarlos. Así que te
conviene saber cuánto dinero necesitarás para poder mantenerte. Pídeles a tus padres que te muestren algunas facturas y pon
atención cuando te expliquen cómo se organizan para pagarlas.
Hay un proverbio bíblico que afirma: “El sabio escucha y absorbe más instrucción, y el entendido es el que adquiere dirección diestra”
(Proverbios 1:5). Por ejemplo, una joven llamada Ana pidió ayuda a sus padres. Ella cuenta: “Con mi padre aprendí a hacer un
presupuesto y vi lo importante que es administrar el dinero de manera organizada”.
Su madre, por otra parte, le dio otras lecciones prácticas. “Me enseñó a comparar los precios. Hacía maravillas con muy poco dinero”,
explica Ana. ¿Cómo le beneficiaron todos estos consejos? “He aprendido a organizarme —contesta—. Soy muy cuidadosa con lo que
gasto y no tengo deudas innecesarias. Así vivo más tranquila.”
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La trampa de gastar más de la cuenta
Claro, es posible que te parezca fácil controlar tus gastos, sobre todo si vives con tus padres y además tienes un poco de dinero, ya sea
porque ellos te lo dan o porque estás trabajando. La razón es que en la práctica posiblemente sean tus padres los que pagan todas las
facturas. Por eso puedes usar gran parte de tu dinero en lo que quieras. ¿Y a quién no le gusta eso?
Pero los problemas pudieran empezar cuando otros jóvenes te presionan para que gastes más de lo que deberías. Elena, de 21 años,
dice: “A mis amigas les fascina ir de compras. Cada vez que salimos, todas dan por sentado que hay que gastar dinero para divertirse”.
Por supuesto, es normal que quieras encajar en tu grupo de amigos, pero pregúntate: “¿Gasto dinero porque puedo hacerlo, o porque
me siento obligado cuando salgo con ellos?”. Muchos lo hacen para ganarse el respeto y la admiración de sus amigos y compañeros.
Pero ¿quieres que los demás busquen tu amistad por lo que tienes y no por lo que eres? Ten presente que esta manera de hacer
amigos puede provocarte graves problemas económicos, sobre todo porque tienes que pedirles o engañar a tus padres para tener
más dinero.
Entonces, ¿cómo puedes evitar caer en la trampa de gastar más de la cuenta? Siendo consciente que puedes y debes gastar el dinero
en lo necesario, sino lo haces estarás aumentando la carga económica a tus padres, haciéndoles más difícil su situación, pues van a
tener que trabajar más, prestar o limitarse de comprar otras cosas útiles para ellos como podrían ser medicinas y otros.
Conclusión
Administrar bien el dinero no es cosa fácil, por la abundancia de necesidades y por lo escaso que resulta este, el problema es cuando
endiosamos el dinero y cuando nos convencemos que todo se resuelve con él, la biblia nos hace reflexionar para darle su verdadero
lugar al dinero, recordemos la canción de Alberto Cortez que dice -“Solo lo barato se compra con el dinero…”
Vanidad es sinónimo de presunción, envanecimiento y arrogancia. Como tal, la palabra proviene del latín vanĭtas, vanitātis, que
significa ‘cualidad de vano’.
En este sentido, la vanidad puede hacer referencia a la actitud de quien sobrevalora sus propias habilidades, atributos y
conocimientos y, en consecuencia, desarrolla un concepto de sí mismo tan exagerado que se cree superior a los demás, y se jacta y
vanagloria frecuentemente frente a otros. De allí que una persona vanidosa sea considerada engreída e incluso, soberbia.
Por otro lado, la vanidad también hace referencia a lo perecedero de las cosas terrenales, a lo breve del tránsito en la existencia y, en
este sentido, a lo inútil o vanas que pueden resultar las cosas de este mundo. Asimismo, vanidad puede referirse a una ilusión o
fantasía, en cuanto representa algo ficticio, que en realidad no existe.
Por su parte, para el cristianismo, la vanidad es uno de los siete pecados capitales y, entre ellos, el peor, pues supone por parte del
individuo una excesiva confianza en las cosas terrenas y en sí mismo, lo cual lo lleva a perder la noción de lo limitado de su existencia
y a creer que puede prescindir de Dios. En este sentido, el antecedente fundamental del pecado de vanidad lo constituye la conducta
que observó ante Dios Lucifer, quien, siendo el más hermoso y el más sabio de los ángeles, pecó de soberbia suponiéndose igual a
Dios y fue condenado a los infiernos.
Conclusión
La vanidad nos hace light, falsos, banales o superficiales, nos lleva a sobrevalorar las cosas terrenales y pasajeras, cuando existen
muchas cosas más importantes a las cuales les debemos darle su atención y valor. La Biblia nos asegura que “ante los ojos de Dios
todos somos iguales”, por eso abrigar un sentimiento de superioridad en nosotros, desarrollar ese concepto de sí mismo, tan
exagerado hasta creerse superior a los demás, jactarse y vanagloriarse frecuentemente frente a otros, nos hace engreídos o incluso,
soberbios, además se vuelve una grave falta ante Dios. La humildad es la virtud que nos ayuda a superar esta deficiencia psicológica y
espiritual.
Tema 11 La lengua (Lectura Bíblica Santiago 3:1-12 Proverbios 18:21 Isaías 58:9-10 )
La Biblia dice algo realmente importante acerca de la lengua y de las palabras de nuestra boca. La lengua tiene poder de vida y muerte
(vea Proverbios 18:21). El apóstol Santiago dice que si alguien nunca falla en lo que dice, es "una persona perfecta", capaz también de
controlar todo su cuerpo (vea Santiago 3:2).
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El Rey David oró a Dios que pusiera un centinela o un guardia en la puerta de su boca (vea Salmos 141:3). También oró que las
palabras de su boca y la meditación de su corazón pudieran ser aceptables a los ojos de Dios (vea Salmos 19:14). David sabía que Él no
podía controlar su boca sin la ayuda de Dios, y nosotros tampoco podemos.
Deberíamos evitar todas las palabras ásperas, duras e injustas (vea Isaías 58:9). Jesús dice que debemos tomar su yugo sobre nosotros
y aprender de Él, que es amable, manso y humilde, no áspero, duro, cortante ni apremiante (vea Mateo 11:29, 30).
Una lengua amable (con su poder sanador) es un árbol de vida, pero la lengua insidiosa deprime el espíritu (vea Proverbios 15:4).
Hasta el tono de nuestra voz es importante, porque revela la condición de nuestro corazón.
Podemos decir palabras que sanen o palabras que hieran; podemos edificar y construir o desalentar y derribar.
Las palabras son estuches de poder y acarrean poder sea positivo o negativo.
¡La decisión es nuestra! Las palabras son semillas que sembramos y con seguridad darán una cosecha en nuestra vida. Quienes
consienten su lengua, deben comer el fruto de sus palabras, sea para vida o para muerte (Proverbios 18:21).
Una de las cosas que deberíamos esforzarnos por hacer es pensar antes de hablar.
La Biblia dice que no debemos precipitarnos a hablar, pero ¿cuántas veces decimos algo y luego pensamos: "Oh, yo no quería decir
eso"? Pero ya es demasiado tarde, porque las palabras ya están haciendo su trabajo.
Se recomienda hacer un cuidadoso estudio de todos estos temas, y una oración sincera pidiendo a Dios que nos ayude a domar
nuestra lengua.
Conclusión
La lengua es la causa de muchas enemistades, las palabras son semillas que sembramos y con seguridad darán una cosecha en
nuestra vida. Los que consienten su lengua, deben comer el fruto de sus palabras, sea para vida o para muerte (Proverbios 18:21). La
Biblia dice que no debemos precipitarnos a hablar, pero ¿cuántas veces decimos algo y luego pensamos: "Oh, yo no quería decir eso"?
Pero ya es demasiado tarde, porque las palabras ya están haciendo su trabajo. La lengua genera conflictos en los que se desperdicia
recursos y esfuerzos que podrían servir en bien de la humanidad.
Entendemos por familia al grupo primario del ser humano. Esto es así ya que la familia actúa como el primer grupo de personas con
las cuales el ser humano que nace entra en contacto. La familia es el grupo responsable de cuidar y proteger al bebé pero también de
integrarlo al mundo y de hacer que, a través de la enseñanza de prácticas, reglas y pautas de convivencia, pueda adaptarse
exitosamente a las necesidades de la sociedad.
La importancia de la familia estriba principalmente en dos pilares fundamentales para la existencia del ser humano.
Por un lado, la familia brinda al recién nacido protección, cuidado y cariño, enseñándole a través de esas cosas reglas de
comportamiento, dónde está el peligro, qué cosas no se deben hacer, cómo ser sano, cómo ser saludable, qué significa cada
sensación, etc. Esto es así ya que un bebé (de cualquier tipo, no sólo humano) al ser abandonado sin ningún tipo de cuidado o
protección de posibles peligros no podría sobrevivir por sí solo.
Para los seres humanos, el cuidado y la protección de los padres es necesaria hasta la edad de la adultez. Momento en el cual se
entiende que la persona ya puede valerse y cuidarse por sí misma (en términos de edad, la adultez varía de país en país pero se suele
establecer alrededor de los 16 a 18 años).
El ser parte de una familia es una gran bendición.
Tu familia te puede proporcionar compañía y felicidad, ayudarte a aprender principios correctos en un ambiente de cariño y
prepararte para la vida eterna.
Las familias fuertes requieren del esfuerzo y el apoyo de todos sus integrantes.
Tu familia será bendecida a medida que hagas tu parte para fortalecerla. Sé alegre, servicial y considerado o considerada con los
miembros de tu familia. Muchos de los problemas que surgen en el hogar ocurren cuando los miembros de la familia hablan y actúan
de manera egoísta o descortés. Procura ser pacificador(a) en lugar de fastidiar, pelear o discutir. Demuestra amor por los miembros
de tu familia todos los días; comparte tu testimonio con tu familia por medio de palabras y acciones. Tu buen ejemplo puede marcar
la diferencia en el fortalecimiento de tu familia.
Honra a tus padres, demostrándoles amor y respeto; obedécelos a medida que te guían con rectitud.
Ayuda en casa de buena manera y participa en actividades y tradiciones familiares sanas. Únete a tu familia en la oración familiar, en
el estudio de las Escrituras. Guardar esos mandamientos fortalece y unifica a las familias.
Conclusión
La importancia autentica de familia se está debilitando ante la crisis generalizada en lo económico, en lo moral y religioso. Las
condiciones y penas en la que el sistema económico envuelve a las familias, obliga hoy en día a que ambos padres tengan que trabajar
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y ausentarse del hogar, los somete a horarios largos, nocturnos y rotativos, esto hace que muchos hijos crezcan sin la guía y el amor
cercano de sus padres, en nuestro país las familias se ha resquebrajado tanto, al grado que para sobrevivir alguno de sus padres han
tenido que emigrar lejos.
En lo moral, a nivel internacional es muy fuerte la presión de grupos para obtener el derecho al aborto, para legalizar los matrimonios
entre personas de un mismo sexo, y las adopciones de niños por estas parejas, exigiendo se les consideren familia y se les concedan
los mismos privilegios, menoscabando y reduciendo el valor auténtico de la misma. Esto también se suma a la influencia de una
cultura que prioriza el placer, la diversión, el sexo, el libertinaje y en la creencia de poderes espiritual y religioso que provienen de
objetos o cosas (Animismo), todo contrarrestando valores fundamentales, espirituales y religiosos, que se promueven dentro de la
familia, llevado a ignorar o relativizar la promoción de la misma.
Mantener limpia y en orden una casa no es tarea fácil, esto lo sabe todo el mundo. Recibos que ir a pagar, niños que cuidar, llevarlos a
la escuela e ir a traerlos, hacer la comida y otros son los quehaceres múltiples y el trabajo permanente con las que deben lidiar a
diario los padres como responsables del hogar.
Pero todo resulta mucho más llevadero y hasta encantador cuando la responsabilidad en los quehaceres de la casa es compartida.
Organizar las tareas, medir los tiempos, dividir asuntos domésticos, delimitar responsabilidades y, por cierto, comunicarse bien,
resultan condiciones vitales a la hora de mantener una relación de familia saludable.
Repartir las tareas no sólo les ayudará a terminar más rápido los quehaceres domésticos, sino también a cansarse menos y poder
pasar más tiempo juntos. Por supuesto, la repartición de tareas debe ser equitativa para todos y es necesario considerar las
habilidades y edad de cada quien. Una buena forma de lograr este punto es confeccionando una lista con las principales tareas que
deben realizarse en casa cada día, por ejemplo: limpiar la cocina, sacar la basura, lavar la ropa, pagar cuentas, hacer compras
pequeñas, encargarse del cuido de las mascotas, etcétera.
Siempre debes tener en cuenta que los ingredientes principales que nunca deben faltar en tu casa son amor, comprensión, tolerancia,
demostraciones de afecto, coqueteo, aprendizaje y mucho entusiasmo por construir un futuro juntos. No dejes que pequeños roces
producto del ajetreo, el estudio, o las responsabilidades cotidianas te separen de tus familiares, vivan juntos con el firme propósito
de amarse siempre, como Dios nos manda, “Ámense los unos a los otros”.
La colaboración y distribución de tareas domésticas dentro de un hogar no sólo fortalece los lazos de unión familiar, sino que
disminuye los trabajos que tradicionalmente cargamos injustamente o creíamos que debían ser realizados sólo por la mamá, o solo
por las mujeres, cuando sabemos que esa es una total mentira, pues el ejemplo lo tenemos en los hoteles o grandes establecimientos
que vemos hombres cocinando, haciendo limpieza, lavando platos, etcétera.
Las responsabilidades distribuidas en casa, según expertos, desarrolla virtudes de autonomía, compromiso y autoestima en los
hijos.
Es importante que estos hábitos sean incentivados por los padres e hijos. Los sicólogos recomiendan que aunque los más pequeños
no hagan las labores domésticas correctamente, es conveniente permitírselo y hacerlos sentir que con su colaboración contribuyeron
a la limpieza y orden en la que viven todos. Trabajar y colaborar en los quehaceres son actividades que deben recaer en todos los
miembros de la familia, y es necesario repartirlas de la manera más justa y equitativa.
Debido al trabajo de los padres, los horarios de los colegios y otras actividades, es buena idea convocar a todos los miembros de la
familia a una reunión periódica para analizar cuáles son las tareas necesarias y cómo distribuirlas equitativamente, para que el hogar
marche eficientemente. Así mismo, los jóvenes podrán participar en la enumeración de las tareas que se deberán realizar a diario,
semanal o mensualmente, pues su opinión aportará a crear un plan, en vez de una lista elaborada por papá y mamá. Los especialistas
en familia aconsejan delegar planes de rotación para algunos trabajos, como lavar los platos después de la comida, sacar la bolsa de la
basura, cambiar ropa de cama, limpiar vidrios de las ventanas.
Dentro de la distribución de tareas para compartir o dividir con cada uno de los miembros de la familia se debe:
* Enseñar a que los hijos dejen la cama tendida y el cuarto en • Los más pequeños deberán tener tareas acorde a su edad,
orden antes de salir de la casa. como estar pendiente de que no queden luces prendidas en
• Que ayuden a arreglar la mesa para comer, y turnarse el las habitaciones si no se necesitan, que los juguetes del cuarto
lavado y secado de los platos. deben quedar recogidos después de jugar o que los grifos del
• Ayudar a preparar la comida. agua estén abiertos innecesariamente.
• Ayudar en la limpieza de toda la casa.
• Si hay una mascota, cuidar que tenga comida y bebida, y que
el lugar donde permanece permanezca limpio.
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Conclusión
Al cumplir con las tareas del hogar tenemos más posibilidades de tener una mayor armonía y un buen ambiente en el hogar, además
trabajar y colaborar en los quehaceres son actividades que deben recaer en todos los miembros de la familia, y es necesario
repartirlas de la manera más justa y equitativa. Siempre debes tener en cuenta que los ingredientes principales que nunca deben
faltar en tu casa son amor, comprensión, tolerancia, demostraciones de afecto, coqueteo, aprendizaje y mucho entusiasmo por
construir un futuro juntos. Es importante que estos hábitos sean incentivados por los padres e hijos. Los sicólogos recomiendan que
aunque los más pequeños no hagan las labores domésticas correctamente, es conveniente permitírselo y hacerlos sentir que con su
colaboración contribuyeron a la limpieza y orden en la que viven todos.
Las Escrituras indican que el placer sexual es un regalo que Dios otorga a las parejas casadas.
Enseñan que él mismo creó dos géneros: “macho y hembra”, y que todo cuanto había creado llegó a ser “muy bueno” a su vista
(Génesis 1:27, 31). Cuando unió en matrimonio a la primera pareja, les dijo que tendrían que “llegar a ser una sola carne” ( Génesis
2:24). Eso significaba que todo matrimonio podría disfrutar de intimidad sexual y que estaría unido por un fuerte vínculo emocional.
La Biblia describe así el placer que el matrimonio concede al esposo: “Regocíjate con la esposa de tu juventud [...]. Que sus propios
pechos te embriaguen a todo tiempo. Con su amor estés en un éxtasis constantemente” (Proverbios 5:18, 19).
Dios también desea que las esposas disfruten de las relaciones sexuales, pues en 1ª Corintios 7:3 dice: “El esposo debe satisfacer las
necesidades sexuales de su esposa”
Debe mantener siempre la pureza. La intimidad sexual es solo cosa de dos personas debidamente casadas.
El adulterio y la fornicación, son dos pecados terribles que amenazan la integridad de una relación. La Biblia exhorta a que sea el
matrimonio honroso y que el lecho sea sin mancilla.
Las jovencitas y los jóvenes deben llegar vírgenes a la unión.
Es triste ver la vulgaridad con la que esas reglas se violan hoy con las relaciones a destiempo y el desenfreno pasional.
Dios ha dejado claro que solo las parejas casadas pueden tener relaciones sexuales.
En la Biblia se habla más en lo referente a matrimonio como institución creada por Dios, y se debe entender que debe haber una
etapa antes del matrimonio en la cual la pareja debe conocerse esta es el noviazgo, que es la antesala para el matrimonio, es muy
importante abordar este tema en la actualidad, en la cual la juventud esta desenfrenada y sin guía y sin mucho conocimiento
verdadero acerca este tema, el conocimiento que hay del noviazgo, es un concepto erróneo, porque está basado en la moral del
mundo, en lo que solo se ve sexo ilícito, caricias no aptas para esta etapa.
La Biblia dice: “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los
fornicadores y a los adúlteros” (Hebreos 13:4). Por tanto, los esposos deben ser fieles el uno al otro y fortalecer su sentido de
compromiso. Para disfrutar a plenitud del matrimonio lo más importante no es satisfacer los deseos propios, sino los del cónyuge.
Ya lo dice la Biblia: “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35).
El sexo antes del matrimonio se ha vuelto tan común por muchas razones. A menudo nos concentramos en el aspecto de “recreación”
del sexo, sin reconocer el aspecto de “re-creación”. Sí, el sexo es agradable. Dios lo diseñó de esa manera. El quiere que los hombres y
las mujeres disfruten de la actividad sexual (dentro de los límites del matrimonio). Sin embargo, el propósito primario del sexo no es
el placer, sino más bien la reproducción. Dios no declaró ilegal el sexo fuera del matrimonio para quitarnos el placer, sino para
protegernos de embarazos no deseados y de niños nacidos de padres que no los desean o no están preparados para ellos. Imagínense
cuán mejor sería nuestro mundo si fuera seguido el patrón de Dios para el sexo: menos transmisión de enfermedades sexuales,
menos madres solteras, menos embarazos no deseados, menos abortos, etc. La abstinencia es la única norma de conducta de Dios
cuando se trata del sexo antes del matrimonio. La abstinencia salva vidas, protege a los bebés, da el valor adecuado a las relaciones
sexuales, y lo más importante, honra a Dios.
Ahora es necesario decir que nuestros principios no son como los del mundo, a diferencia de ellos nosotros tenemos un manual de
vida que demanda de nosotros santidad. Porque escrito esta: Sed santos, porque yo soy santo. 2ª de Ped 1:16
La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana. La alternativa es clara: o el hombre
controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado.
Conclusión
El placer sexual es parte de la integralidad del ser humano, el sexo es un componente de la creación divina, Dios dejó al placer sexual
como un regalo intimo entre una pareja constituida por un hombre y una mujer, la debilidad el pecado es la limitación humana que ha
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contaminado este principio, al grado que ha llegado a justificar hasta las relaciones sexuales fuera del matrimonio y entre parejas de
un mismo sexo, lo cual constituye una grave desviación del fin o propósito con el Dios nos ha creado, pues se ha instrumentalizado y
superficializado. Una de las virtudes que nos ayudan a sobreponernos al instinto natural y vencer la tentación de incurrir en relaciones
sexuales fuera del matrimonio es la Castidad, pues se constituye en una fuerza que nos blinda a esa tentación y nos conduce a
mantener nuestra virginidad hasta llegar al matrimonio. Y eso solo lo posemos lograr con mucha oración.
Tema 15 El Amor (Lectura Bíblica 1ª Corintios 3: 1-13)
El amor forma parte del proceso de desarrollo humano y juega un papel muy importante en la construcción de la identidad de la
persona, y podemos distinguir dos elementos esenciales e inseparables: sentirse querido y saber querer.
Aquí la educación tiene un papel relevante: no ha de ser una simple voluntad, sino que ha de formar parte de unas intencionalidades.
Más aún cuando los valores dominantes promueven la superficialidad de los sentimientos, al reducirlos a una anécdota de consumo
(el «día de los enamorados»...) o al fomentar una visión «sentimentaloide» del amor.
El valor del amor en la educación del este nuevo siglo tiene que ser abordado con valentía, sin prejuicios, y más aún cuando la familia,
la paternidad-maternidad, la sexualidad, el matrimonio y el amor ya no se miran con los ojos de valores sagrados y absolutos
solamente, sino que más bien son entendidos como valores relativos y cambiantes. Y en esta nueva mirada la comunidad educativa y
los padres, no puede dejarse llevar, ni por la indiferencia vergonzosa, ni por las influencias del consumismo, que ha convertido el
amor en una caricatura sensacionalista.
El amor es el principio que crea y sustenta las relaciones humanas con dignidad y profundidad.
El amor espiritual nos lleva al silencio, y éste tiene el poder de unir, guiar y liberar a las personas.
El amor es la base para el principio de equilibrio entre el espíritu y la persona. Cuando el amor está combinado con la fe, crea una
base fuerte para la iniciativa y la acción. El amor es el trampolín para el cambio, el desarrollo y los logros.
El amor no es sólo un deseo, una pasión, un sentimiento intenso hacia una persona u objeto, sino una conciencia que es a la vez
desinteresada y satisface el propio ser.
Se puede sentir amor por el país de origen, por un propósito apreciado, por la verdad, la justicia, la ética, por las personas, la
naturaleza, el servicio a los demás y por Dios.
Conclusión
El amor no es un deseo o pasión sexual, el amor está ligado directamente con la responsabilidad, con respeto, con sentimientos
nobles que nos pueden llevar a aceptar el sacrificio. La madre Teresa de Calcuta decía “El amor tiene que dolernos”. Por eso, se dice
que el amor es sagrado, sin embargo nosotros hablamos mucho de él, pero poco se ve concretamente en nuestras vidas, en nuestros
hogares, en nuestros trabajos, en nuestras comunidades y en la sociedad. Jesús nos ha dejado el ejemplo más grande y sublime del
amor, la profundidad de ese sentimiento lo ha llevado a dar la vida por nosotros los pecadores.
Es una de las etapas más bonitas y disfrutables de la vida del ser humano. Es una relación transitoria entre un hombre y una mujer, la
cual les brinda la oportunidad de conocerse más a fondo para decidir en un determinado momento pasar a la siguiente fase que es el
matrimonio.
En el noviazgo se pasa de la mera simpatía o del simple "gustarse" a una nueva relación de mayor conocimiento, inspirada por el
espíritu de entrega, comprensión, de respeto y delicadeza.
La relación de noviazgo puede traer múltiples beneficios para la pareja:
- A los jóvenes el noviazgo le ayuda a relacionarse con los demás.
- Ayuda a conocerse recíprocamente en cuanto a carácter, sentimientos, gustos, aficiones, ideales de vida, religiosidad.
-Permite la formación de la voluntad, combate el egoísmo, fomenta la generosidad, confianza, honestidad, el respeto; estimula la
reflexión y el sentido de responsabilidad.
- Con el noviazgo se puede practicar la habilidad de resolver conflictos, sin el compromiso del matrimonio.
-El noviazgo provee la manera de encontrar una pareja apropiada.
- Ofrece la oportunidad de llegar a ser una persona más fuerte y lograr madurar en varios aspectos. Te puede ayudar a ver las cosas de
distintas maneras.
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- El noviazgo te permite que te tomes el tiempo necesario para decidir cuando quieres llevar esa relación a algo más estable y
definitivo.
Las reglas que los padres deben establecer para un noviazgo entre jóvenes
Las reglas estrictas son necesarias para evitar que sobretodo los jóvenes se expongan a tentaciones que sean casi irresistibles.
Los padres deben expresar lo que espera de ellos cuando sus hijos salgan con su pareja. Así les ayudará a que no pierdan el control.
Los novios pueden verse los fines de semana y para las ocasiones especiales, y NO son para después de la escuela.
Pueden salir en grupo y con personas mayores y responsables (ojo, escoja bien a estas personas).
Puede salir en el auto o a solas ÚNICAMENTE cuando ya haya terminado los estudios del bachillerato.
Puede salir ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE con una persona que se muestre responsable.
El joven tiene que avisar de sus planes (el lugar preciso donde estarán) antes de la salida, y llamar si hay un cambio de planes.
Los padres deben estar conscientes y tienen que hacerles saber a los hijos, que romper cualquiera de estas reglas DEBE tener
consecuencias.
Además de estas reglas sugeridas, debe establecerse PRECISAMENTE los parámetros de comportamiento mientras los padres no
están en casa.
Y recuérdese, solo los padres pueden apoyar a sus hijos con respecto a su noviazgo, estableciéndose vínculos permanentes que les
aseguren el amor y les ayuden a impulsar sus capacidades; siempre desde el afecto, la confianza y el respeto a su individualidad.
Escuchándolos y hablando continuamente con ellos.
Conclusión
El noviazgo es una fase indispensable para asegurar el éxito del matrimonio y no debe superficializarse o confundirse con la amistad
sincera, esta etapa tampoco debe ser impulsada únicamente por una atracción física es necesario asumirla con gran responsabilidad y
estar sustentada en el sentimiento del amor y el respeto, pues se trata de la entrega del uno para el otro.
Tu corazón es algo muy valioso para Dios. No debes dejar que la sociedad te envuelva en la moda de tener “noviazgos” sin propósito y
que solamente termines lastimado o lastimada por no saber mantener tu corazón en las manos de Dios. Si en La Biblia no se
mencionó la palabra noviazgo en si, podría ser debido a que El Señor quería evitar que estuviéramos dándole nuestra vida y corazón a
cualquier persona que posiblemente no es la que El tiene para nosotros. Antes de iniciar una relación de noviazgo, mejor busca tener
una buena amistad con esta persona. Veras como aprenderás a guardar tu vida de ser herido(a) y podrás llegar a conocer a esa
persona.
La libertad es un derecho natural de la persona, sin importar la edad, sexo o cualquier otra diferencia de cualquier índole. Gracias a la
libertad podemos realizar aspiraciones: un mejor nivel de vida, formar a los hijos para que aprendan a tomar mejores decisiones,
buscar un lugar adecuado para vivir, participar de manera activa en beneficio de la sociedad, llevar una vida congruente con la moral y
la ética en todo el quehacer profesional, buscar una educación de calidad... pero estos son los efectos de la libertad, no la libertad
misma.
La libertad puede entenderse como la capacidad de elegir entre el bien y el mal responsablemente.
Esta responsabilidad implica conocer lo bueno o malo de las cosas y proceder de acuerdo con nuestra conciencia, de otra manera, se
reduce el concepto a una mera expresión de un impulso o del instinto.
Toda decisión se enfrenta a la consideración de lo bueno y lo malo, del beneficio o el perjuicio de una acción. Si no se realiza este
juicio se puede incurrir con facilidad en un error pues se hace un uso irresponsable de la libertad.
Al igual que en otros aspectos de nuestra vida, el abuso se convierte en un actuar conforme a nuestros impulsos, sin reconocer
barreras, límites, moral o ética, es decir, se convierte en libertinaje.
El mal uso o abuso de este derecho, siempre tendrá repercusiones en nuestros semejantes.
Es inconcebible pensar que nuestro proceder es independiente y único, no podemos obrar como si fuéramos los únicos en el mundo o
imponer sin ton ni son normas a las cuales deben sujetarse los que nos rodean; si por alguna razón alguien con autoridad o poder de
cualquier índole afecta abusando "libremente" en perjuicio del prójimo, está olvidando las bases y principios que le han otorgado esas
capacidades para el servicio, bienestar y desarrollo de los demás.
Tal es la magnitud de la libertad, que ni Dios la condiciona o restringe, pues forma parte de nuestra naturaleza. Sus mandamientos
son una guía con la cual se puede ser más humano, nada parecido a un condicionamiento, pues se nota por las acciones, que todos
tenemos la capacidad de aceptar o rechazar lo propuesto, de asumirlo con alegría o rechazarlo abiertamente, haciendo lo que mejor
nos parece; sin que en este momento se juzgue si esa aceptación o menosprecio sea bueno o malo, podemos afirmar nuevamente
que siempre estaremos ejerciendo nuestro derecho de ser Libres.
La Libertad no se construye.
No es como en el caso de virtudes como la perseverancia, la fortaleza o la paciencia que requieren de un esfuerzo constante y
continuo para hacer de ellas una parte integral de nuestra vida. La libertad se ejerce de acuerdo con los principios fundamentales que
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nacen en la conciencia, en la familia y en la sociedad, es ahí donde este valor se orienta, forma, educa y respalda, forjando personas
íntegras.
Puede ocurrir que nuestra libertad se vea obstruida por cualquier motivo, lo peor sería dejarnos llevar por el desánimo o el
pesimismo, la Libertad siempre estará latente en nuestro ser y en nuestra mente. Siempre contaremos con la libertad de elegir cómo
nos afectan las circunstancias. Nuestra libertad, aun cuando sea obstruida, permanece en nuestro interior cuando elegimos si lo que
nos ocurre nos derrota, o permanecemos de pie.
Desgraciadamente es en condiciones adversas cuando se considera en toda su magnitud el valor que tiene la Libertad.
Por eso mismo se defiende la libertad de expresión, de traslado, de decidir por aquello que nos traiga un beneficio, de trabajar donde
se prefiera o de elegir lo mejor para la familia o para la sociedad.
Podemos percibir mejor la libertad en nuestra vida diaria en muchos aspectos: En el momento que procuramos enseñarle a los demás
(hijos, empleados, padres, amigos, etc.) a considerar lo bueno y lo malo de cada acto; cuando tenemos acceso a distintos medios de
comunicación y encontramos que se puede expresar opiniones con respeto y educación; cuando usamos correctamente de servicios
públicos.
Reflexionar en la libertad es una oportunidad para considerar lo que tenemos, cómo lo aprovechamos o desaprovechamos, lo que
hemos hecho y dejado de hacer. Vivir libremente es respetar, y al mismo tiempo es decidir, es ejercer un derecho.
Conclusión
La libertad es un derecho natural de la persona e implica conocer lo bueno o malo de las cosas y proceder de acuerdo con nuestra
conciencia, de otra manera, se reduce su valor a una mera expresión de un impulso o del instinto.
Al igual que en otros aspectos de nuestra vida, el abuso se convierte en un actuar conforme a nuestros impulsos, sin reconocer
barreras, límites, moral o ética, es decir, se convierte en libertinaje. El mal uso o abuso de este derecho, siempre tendrá repercusiones
en nuestros semejantes. La Libertad no se construye, no es como en el caso de virtudes como la perseverancia, la fortaleza o la
paciencia que requieren de un esfuerzo constante y continuo para hacer de ellas una parte integral de nuestra vida. La libertad se
ejerce de acuerdo con los principios fundamentales que nacen en la conciencia, en la familia y en la sociedad, es ahí donde este valor
se orienta, forma, educa y respalda, forjando personas íntegras.
Cada vez con más frecuencia vemos en las noticias la gran cantidad de cambios a los que nos vemos expuestos en nuestras vidas.
Estamos rodeados de cambios. Cambios en la economía, en la política, en las condiciones climatológicas, en la geografía, en la
ciencia, etc, el mundo está en constante cambio. La sensación es que ya muy pocas cosas permanecen inalterables.
Si volvemos la vista atrás es posible que muchos de nosotros hayamos pasado nuestra infancia en la misma casa, en el mismo barrio,
en el mismo colegio, con los mismos amigos, y nuestros padres hayan tenido un único trabajo en la misma empresa toda su vida,
hayamos vivido con la seguridad que todo ello nos proporcionaba. Hoy las cosas ya no son así. Si hay algo a lo que en los últimos años
hemos tenido que acostumbrarnos es a afrontar y gestionar el cambio. El cambio genera inseguridad, incertidumbre, miedo, angustia,
ansiedad, estrés por un lado, por otro supone aprendizaje y en muchos casos nuevas oportunidades de logro. Sin embargo, hoy nos
vemos abocados en muchas ocasiones a cambios no deseados que desestabilizan nuestras vidas y no podemos por menos que sentir un
gran vértigo cuando los afrontamos. Si bien esto sólo deber durar lo justo ya que rápidamente debemos superar esa sensación de
vértigo e intentar estabilizarnos, al menos hasta el próximo cambio.
Hoy construir una vida o tomar decisiones pensando que aquello sobre lo que decidimos no cambiará, ese punto de vista, es un poco
arriesgado. Cualquier decisión debe ser tomada pensando que las circunstancias que nos llevan a decidir, pueden cambiar en
cualquier momento, y al menos, debiéramos como medida preventiva, tratar de visionar esa realidad para evaluar e incluso intuir
nuestra posibilidad de adaptación a una nueva situación.
No es de extrañar por tanto que una de las habilidades más valoradas hoy sea la capacidad de adaptación y gestión del cambio.
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Muchos de nosotros queremos dejarle todo el trabajo a Dios y no ponemos de nuestra parte. Si bien es cierto que el único que puede
transformar nuestra vida es Dios, también necesita que nosotros dispongamos nuestro corazón y vida para que actúe de una forma
más efectiva.
Yo no puedo orar y pedirle a Dios que me ayude a cambiar, mientras yo no pongo absolutamente nada de mi parte. Él jamás nos va a
forzar para cambiarnos, Él no va a doblarnos la mano y a obligarnos para que de una vez por todas cambiemos, ¡No!, todo cambio que
Dios quiere realizar tiene que tener como terreno un corazón dispuesto a ese cambio y una vida obediente a sus instrucciones.
Conclusión:
Una de las habilidades más importantes que todos debemos adquirir es la de gestionar y afrontar el cambio como un hecho cierto en
nuestras vidas. Cada vez con más frecuencia cuando vemos o leemos las noticias no podemos evitar pensar en la gran cantidad de
cambios a las que nos vemos expuestos en nuestras vidas. Estamos rodeados de cambios. Cambios en la economía, en la política, en
las condiciones climatológicas, en la geografía, en la ciencia, etc., el mundo está en constante cambio, nuestra sensación es que ya
muy pocas cosas permanecen inalterables. Mientras el mundo está sumergido a una dinámica de cambios, puede ser que en la parte
individual o particular, no esté pasando lo mismo, ya que, todos tenemos áreas de nuestra vida que nos gustaría cambiar, esos hábitos
de los que no nos sentimos nada orgullosos. Seguramente todos hemos tenido esos encuentros especiales con Dios, cuando las lágrimas
corren por nuestras mejillas mientras con un sentimiento puro le pedimos al Señor que nos ayude, que no queremos seguir siendo los
mismos, que necesitamos de Él y que ya no podemos más.
Hay mucha gente que no puede cambiar porque no reconoce que tiene un problema, el orgullo es una de los obstáculos mayúsculos
que nos querrá evitar el cambio. La Biblia dice: “El orgulloso y arrogante al fin de cuentas fracasa.” Proverbios 16:18. Pero en
contraste con la humildad dice: “El orgulloso termina en la vergüenza, y el humilde llega a ser sabio.” Proverbios 11:2. Reconocer que
tengo un problema es el inicio de un posible cambio.
Tema 2 Debo descubrir los designios de Dios en los acontecimientos (Lectura Bíblica Salmo 27)
No es cosa fácil ni sencilla saber qué quiere Dios de nosotros o qué quiere que hagamos, y ni siquiera lo fue para San Francisco de
Asís. Nos consta que él tuvo hilo directo con el Espíritu Santo a través del cual le fuese revelado lo que tenía que hacer. Tampoco
Francisco supo de buenas a primeras cuál era su vocación y, mucho menos, la misión a que Dios lo destinaba. Todo esto lo fue
descubriendo gradualmente, con fases alternas frecuentemente dolorosas y nunca definitivas. Por lo demás, forma parte de la
naturaleza del hombre no saber al punto lo que Dios quiere de él, porque con frecuencia el hombre lo busca todo menos a Dios, y los
pensamientos humanos son muy diferentes que los de Dios.
El descubrimiento de la propia vocación por parte de Francisco fue fruto de un proceso de larga y difícil maduración. Francisco vivió
siempre en el filo de la incertidumbre, lo que demuestra cuán libre es el hombre en su respuesta al Dios que lo interpela. Y Dios
acepta de buen grado que el hombre repiense sus decisiones y las revise.
Cada uno de nosotros es un ser muy definido, inserto en una realidad histórica con sus límites y sus riquezas: tiene su propia
sensibilidad, su propia inteligencia, sus cualidades naturales, sus lagunas, su propio «hábitat» social, su propio universo cultural, y
precisamente en esta realidad tan concreta es donde resuena la llamada de Dios.
Una de las primeras cosas que hay que comprender y aceptar es que soy aquel ser humano que soy, que me ha sido dado y que tal
cual me asumo, y que nunca seré el personaje que sueño y proyecto ser en un mundo imaginario. Dios se me manifestará y me
mostrará su voluntad a través de las posibilidades y los límites de mi cuerpo y de mi espíritu, tal cual Él me los ha dado.
Entonces, la primera etapa de toda conversión es «convertirse» a uno mismo.
Tener dirección clara en nuestras vidas es un proceso que se edifica sobre una sólida vida espiritual, nuestras cualidades humanas y
los dones que el Espíritu Santo nos ha concedido. Este conocimiento es un proceso con seria oración y de búsqueda inteligente de su
designio.(el camino que cada uno debe recorrer hacia el encuentro con El y para crecimiento en la perfección del amor)
Cristo es el Camino y nuestra vida cristiana se trata de recorrer su Camino de una forma comunitaria y a la vez, personal. Cada uno
debe encontrar la forma en que está llamado a seguir al Cordero tras sus huellas. En los primeros años del cristianismo los que se
unían a las comunidades eran conocidos como seguidores del Camino. La vida espiritual tiene como meta “cumplir en todo la voluntad
de Dios”. Debe ser el único deseo de nuestro corazón: Hacer la Voluntad del Padre. Ese era el único deseo de Cristo:
Juan 4, 34: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra”
Juan 6, 38: “Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado”.
El propósito de la vida cristiana es estar en comunión con Dios y crecer cada día en esta comunión con su Corazón y con sus designios
para cada uno. Es estar plenamente en su Voluntad: “hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo”. ¿Saben lo que es que en
mi vida se haga su voluntad como se hace en el cielo? Por esto la gran tarea es discernir cual es la voluntad de Dios para nuestra vida.
Por esto la importancia del discernimiento: que es saber descubrir con claridad y convicción, cual es el designio de Dios para nuestra
vida, cual es la dirección que debo tomar y los medios para llegar a la meta. “Que lleguéis al pleno conocimiento de su voluntad con
toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que viváis de una manera digna del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda
obra buena y creciendo en el conocimiento de Dios”. (Col 1,9)
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El Señor nos ha revelado su Voluntad: a través de las Sagradas Escrituras, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. Pero quiere que
sepamos aplicarla en nuestra vida personal y en nuestras situaciones personales. Además quiere revelarnos su plan personal, en cada
momento de nuestras vidas. Para ello, debemos tener las disposiciones necesarias para escucharle.
Conclusión
Cada uno de nosotros es un ser muy definido, inserto en una realidad histórica con sus límites y sus riquezas: tiene su propia
sensibilidad, su propia inteligencia, sus cualidades naturales, sus lagunas, su propio «hábitat» social, su propio universo cultural, y
precisamente en esta realidad tan concreta es donde resuena la llamada de Dios. Una de las primeras cosas que debemos comprender
y aceptar es que somos humanos, que asumimos que nunca seremos los que creemos, soñamos o proyectamos un mundo imaginario.
Dios se manifestará y nos mostrará su voluntad a través de las posibilidades y los límites de nuestro cuerpo y de espíritu, tal cual Él
nos los ha dado. Obedecer es principalmente «escuchar». Es el Espíritu la fuente de todo discernimiento, sólo Él puede permitirnos
ver y creer en los signos y por medio de los signos humanos. Y toda intuición en este caso es un verdadero nacimiento.
Tema 3 Por el orden del Mundo, los hombres sufren (Lectura Romanos 8: 19-23)
Existen los pecados colectivos que provocan grandes desórdenes para la caridad fraterna y universal y cuya responsabilidad individual
queda diluida al resultar compartidos y repartidos en sus causas y en sus manifestaciones. Los podemos denominar pecados sociales o
estructurales y no son acciones concretas, sino resultados de acciones acumuladas y de relaciones complejas, estos son los que causan
gran sufrimiento a grandes masas a nivel mundial como son: la pobreza, el analfabetismo y el desempleo.
También son las injusticias provocadas por orden mundial impuesto en la producción y en el consumo de bienes y en el reparto de los
mismos en la población humana; la insolidaridad en la búsqueda de beneficios de cultura, salud y trabajo; las actitudes racistas y las
xenofobias provocadas por las masivas alteraciones de la población a causa de las guerras, de los emigraciones laborales o de
fenómenos desruralizadores incontrolados; las diversas discriminaciones ideológicas, políticas y sobre todo sexuales, en donde la
situación de la mujer o de determinados credos religiosos quedan inadecuadamente tratado en la sociedad.
Estos, y otros fenómenos similares, conducen al desequilibrio ético en el mundo moderno. La estimulación malintencionada de la
deuda externa en determinados países por parte de multinacionales sin entrañas o de potencias económicas nacionales de primer
orden, sobre todo si se genera mediante el tráfico de armas o la manipulación de alimentos o de medicinas es un ejemplo patente. Es
pecaminoso fomentar el consumo que beneficia a minorías privilegiadas, que sólo se sostienen con sistemas políticos totalitarios, y
abandonar a la mayor parte de la población a la pobreza e indigencia.
Situaciones de este tipo constituyen verdadero pecado estructural que clama venganza al cielo. Sus efectos son tremendos en lo
moral y en espiritual, pues atrofian toda sensibilidad ética en sus promotores y odio acumulados en las víctimas.
Entre los pecados que más fuerte impacto en el mundo en que vivimos se pueden recordar: abuso de menores en el trabajo
explotador; degradación femenina en las grandes redes de prostitución; mantenimiento de la ignorancia para conseguir masas
laborales no reivindicativas; aprovechamiento malvado de riquezas naturales a costa de exterminios de nativos; mantenimiento de la
esclavitud (niños convertidos en soldados armados o condenados a trabajos forzados); mutilaciones femeninas (ablación de niñas) en
culturas supersticiosas; mantenimiento artificial de bolsas de hambre y pobreza para potenciar la rentabilidad de monocultivos.
La mínima sensibilidad ética reclama repudio de estas estructuras pecaminosas y, en lo posible, la promoción de una conciencia
mundial más honesta. Esto se consigue lentamente: por ejemplo, con la denuncia valiente de opresiones, con la adhesión a
movimientos sociales no politizados, con la resistencia pasiva a la violencia y al armamento; con la objeción de conciencia al margen
de manipulaciones o de utopías irrealizables, etc.
Conclusión
Todos sufrimos por las injusticias provocadas en la producción y en el consumo de bienes y en el reparto de los mismos en la
población humana; la falta de solidaridad en la búsqueda de beneficios de cultura, salud y trabajo; de las actitudes racistas y las
xenofobias provocadas por las masivas alteraciones de la población a causa de las guerras, de las emigraciones laborales o de
fenómenos desruralizadores incontrolados; las diversas discriminaciones ideológicas, políticas y sobre todo sexuales, en donde la
situación de la mujer o de determinados credos religiosos quedan inadecuadamente tratados en la sociedad.
Esto conduce al desequilibrio ético en el mundo moderno. La estimulación malintencionada de la deuda externa en determinados
países por parte de multinacionales sin entrañas o de potencias económicas nacionales de primer orden, sobre todo si se genera
mediante el tráfico de armas o la manipulación de alimentos o de medicinas es un ejemplo real.
Es pecaminoso fomentar el consumo que beneficia a minorías privilegiadas, que sólo se sostienen con sistemas políticos totalitarios, y
abandonan a la mayor parte de la población a la pobreza e indigencia.
Tema 4 El amor es el testamento de Jesús y el gran ausente en nuestra sociedad (Lectura bíblica Lucas 10:25-37)
Aunque la palabra moderna solidaridad no aparece en los evangelios, éstos pueden considerarse, sin lugar a dudas, una constante
invitación a su práctica, como expresión de amor universal sin barreras de ningún tipo.
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La palabra más próxima a ésta, porque la supone y la incluye, es agapê que aparece 116 veces en el Nuevo Testamento (de las que
sólo nueve en los evangelios). Con ésta se indica en el amor que proviene o tiene por objeto a Dios, o al hombre en cumplimiento del
precepto divino: “Amarás a Dios... y al prójimo como a tí mismo”(Lc 10, 27)[1].
El principio de solidaridad se formula claramente en Mt 7,12. texto denominado “regla de oro”, donde Jesús resume el Antiguo
Testamento con esta frase: “Todo lo que querríais que hicieran los demás por vosotros, hacedlo vosotros por ellos, porque eso
significan la Ley y los Profetas”. Jesús invita a ser solidario, o lo que es igual, a ponerse en el lugar del otro, como si fuera uno
mismo, haciendo con él lo que uno desearía que le hicieran. Para ello hay que renunciar al egocentrismo; cada uno ha de considerar
que los demás tienen con él un destino común, y, que, por tanto, merecen su atención e interés.
Este principio de solidaridad en su formulación extrema se expresa en el evangelio de Lucas (6, 27-31): “Ahora bien, a vosotros los
que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, rezad por los
que os maltratan. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica; a
todo el que te pide, dale, y al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. O sea, tratad a los demás como queréis que ellos os traten”.
Ésta es la utopía a la que hay que tender: un amor que no excluye a nadie ni siquiera a enemigos y agresores; un amor tan solidario
del otro que no espera recompensa alguna y llega hasta la renuncia de los propios derechos.
Hay que notar, no obstante, que “el ámbito del amor cristiano va más allá de la solidaridad e incluye toda relación positiva entre
personas: la justicia, la generosidad, el respeto, la comprensión, la tolerancia, la ayuda, el afecto y la entrega, que forjan la unidad
entre los seres humanos”[2]. La solidaridad es, por tanto, una de las manifestaciones del amor que lleva al cristiano a fundirse o
identificarse con el prójimo.
Este amor, como Jesús lo practicó, es el pilar sobre el que se debe alzar la nueva sociedad, la sociedad alternativa que él anuncia: “el
reinado o reino” de Dios.
1 Yo, Jesús de Nazareth, viendo próxima mi muerte y estando en posesión de plenas facultades, para firmar este documento, deseo
repartir mis bienes entre las personas más cercanas a MI.
2. Siendo entregado para la salvación de la humanidad, creo conveniente repartir mis bienes entre todos. Y así les dejo: Todas mis
cosas que, desde mi nacimiento, han estado presente en mi vida y la han marcado de un modo significativo:
3. El pesebre A los que no tiene nada, ni siquiera un sitio para cobijarse o un fuego donde calentarse y poder hablar con un amigo.
4. Mis sandalias Para los que, deseen emprender el mismo camino que Yo recorrí; Y para aquellos que siempre estén dispuestos a
seguir mis pasos.
5. La palangana. Donde les he lavado los pies a mis amigos. Se la dejo *a quien quiera servir, * a quien desee ser pequeño ante los
hombres, pues será grande a los ojos de mi Padre.
6. El plato Donde partí el pan. Se lo dejo a aquellos que deseen vivir en fraternidad, a los que estén dispuestos a amar, ante todo y a
todos.
7. EL Cáliz Lo dejo a quienes estén sedientos de un mundo mejor y una sociedad más justa.
8. La cruz Para todos los que dispuestos a cargar con generosidad su propia cruz de cada día.
9. Mi túnica A todos aquellos que compartan sus bienes. A todos los que son capaces de dividir, y repartir lo que tienen.
10. También quiero dejar como legado a la humanidad entera, las actitudes que han guiado mi vida: actitudes que quiero que guíen
también la de ustedes.
11. Mi palabra Y la enseñanza que me confió mi Padre, a todo aquel que la escucha y quiera ponerla en práctica
12. El Amor, La alegría, La humildad, La generosidad.
13. Mi hombro A todo aquel que necesite un amigo en quien reclinar la cabeza, y al abatido por el cansancio del camino, para que
puedan descansar y recobrar fuerzas para seguir caminando.
14. MI perdón Es para todos, para los que día tras día, pecado tras pecado, sepan volver al Padre.
15. Y finalmente, Les dejo MI MADRE. Ella los amará Y cuidará Como lo hizo conmigo
16. Soy yo mismo, quien me quedo con ustedes para seguir caminando a su lado compartiendo preocupaciones y problemas, sus
alegrías y gozos”.
17. Nada más. El último consejo, Mi última voluntad: Manténganse unidos y ámense de verdad.
18. Yo los he amado hasta el extremo y los llevo en mi corazón. “Jesús”
Conclusión
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El amor cristiano va más allá de la solidaridad e incluye toda relación positiva entre personas: la justicia, la generosidad, el respeto,
la comprensión, la tolerancia, la ayuda, el afecto y la entrega, que forjan la unidad entre los seres humanos”. La solidaridad es, por
tanto, una de las manifestaciones del amor que lleva al cristiano a fundirse o identificarse con el prójimo. Jesús indica en el
evangelio de Juan la medida del amor solidario: “Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros igual que yo os he
amado”(Jn 15, 12). Con este mandamiento Jesús se propone a sí mismo como medida e invita a amar como él amó, hasta el punto de
entregar o dejarse quitar el don más preciado: la vida. Los que no son cristianos y no tienen por modelo a Jesús heredarán también el
reino practicando la solidaridad con los pobres y oprimidos, pues Jesús se ha identificado con ellos: “Venid, benditos de mi Padre;
heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me
disteis de beber, estuve desnudo y me vestisteis, estuve en la cárcel y fuisteis a verme... Os lo aseguro: Cada vez que lo hicisteis con
uno de esos hermanos míos tan insignificantes lo hicisteis conmigo” (Mt 25, 34-36. 40). Ante tanta pobreza, violencia, miseria,
corrupción, guerra, esclavitud e injusticia y tantos otros pecados más, estamos ante un panorama, que nos hace pensar que el amor y
testamento de Jesús está ausente en la realidad actual.
Tema 5 Mi vida está creciendo, ¿también está creciendo mi fe? (Lectura bíblica Lucas 2:52)
En una ocasión los discípulos de Jesús, al verse descubierta su poca fe, le suplicaron: «aumenta nuestra fe». También nosotros,
discípulos del Señor, experimentamos no pocas veces flaquear nuestra fe. Nos puede haber sucedido que, ante la prueba o debilidad,
no es tan fuerte como quisiéramos. A veces, incluso, desconfiamos de Dios, nos impacientamos, dudamos de su presencia, de su amor
por nosotros y nos hundimos -como Pedro- en las aguas turbulentas de nuestros miedos y temores.
Esta circunstancia, sin embargo, no nos debe llevar nunca al desaliento. Por el contrario, sabemos que Dios jamás nos abandonará, y
que todo esfuerzo que hagamos por acrecentar nuestra fe se origina en la invitación que Él nos hace constantemente para que nos
acerquemos cada vez más a su amor. Ello quiere decir también que la fe, que por don de Dios tenemos, necesita ser alimentada,
cultivada, cuidada, como se hace con una pequeña planta. La pregunta que debe urgirnos, por tanto, es la siguiente: ¿cómo puedo
alimentar mi fe?
La fe se alimenta también de la participación en la Eucaristía. ¿Cómo puede un cristiano nutrir su fe si no se alimenta de Cristo
mismo, de su Cuerpo y Sangre? Él ha dicho: «El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en Mí y Yo en él». Es esencial para
una rama permanecer unida al tronco, para que no se seque sino que dé fruto abundante, el fruto que procede de la fe y que es la
caridad. ¿Cómo podremos amar como Cristo si no estamos unidos a Cristo, si no nos nutrimos de Cristo? Como confesamos en la Misa,
el Cuerpo y Sangre de Cristo «es el Sacramento de nuestra fe».
La fe se sostiene y purifica gracias a la confesión sacramental. Acudir al Sacramento de la Reconciliación es ya en sí mismo un acto de
confianza en Cristo que fortalece nuestra fe. Cuando voy a confesarme estoy creyéndole al Señor, creo que Él transmitió el poder de
perdonar los pecados cuando dijo a sus apóstoles: «a quienes ustedes les perdonen los pecados les quedan perdonados ». Y junto con
el perdón de nuestros pecados, recibimos la gracia que nos fortalece en nuestra vida cristiana, en la lucha de cada día. Así, la gracia
recibida fortalece nuestra fe en la mente, en el corazón y en la acción.
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un agnóstico o ateo. Si queremos que nuestra fe permanezca, crezca y se fortalezca día a día, debemos amar a nuestros semejantes
como Cristo nos ha amado, con una caridad afectiva y efectiva. La fe, como nos los pide el apóstol Pedro, nos debe llevar así a la
perfección en la caridad.
Conclusión
¿Crecemos en la fe? Cada uno de nosotros debe reflexionar sobre esto. Si la fe es la provisión del Dios altísimo para que conozcamos
íntima y personalmente a nuestro Señor Jesucristo, mientras más nos acercamos a Él y experimentamos su voluntad, nuestra fe se irá
fortaleciendo, se convertirá en nuestro escudo (Efesios 6:16) para librar gloriosas batallas en Su nombre por el Evangelio que nos ha
sido dado como manifestación de la gracia de Dios. La fe es una manifestación sobrenatural de la gracia en la vida cristiana, que sólo
es dada a los que han creído en el Dios de Abraham, Habacuc, Daniel y Job y en la revelación divina que es su hijo Jesucristo, nuestro
Redentor; autor, proveedor y sustentador de la fe (He 12:2).
Entonces si crece la fe en nosotros, indudablemente también nuestra vida estará creciendo y estará dando abundantes frutos
para la honra y gloria de Dios.
Tema 6 Ya no soy niño, debo tomar en serio mi fe (Lectura bíblica Juan 14:15-19)
La fe es tomar a Dios en serio. Esta definición surgió como resultado de conocer a tantos creyentes que decían tener fe, pero que no
tomaban a Dios en serio. Tomar a Dios en serio significa tomar en serio Su Palabra. Si una persona nos habla, pero no le hacemos
caso, o hasta rechazamos una gran parte de lo que nos dice, indudablemente no la estamos tomando en serio. En realidad, le estamos
faltando el respeto. Esto también sucede con Dios. Si no le hacemos caso, o rechazamos una gran parte de lo que Él nos dice a través
de las Escrituras, no estamos tomándolo a Él en serio. La verdad es que estamos faltándole el respeto. Sin embargo, así es como
muchos creyentes tratan a Dios. Toman Su Palabra como si fuera un banquete: escogen aquellas porciones que les agradan, pasando
por alto las demás porciones. Hay cuatro maneras prácticas en las cuales la Palabra de Dios se aplica a nuestra vida: Sus promesas,
Sus mandamientos, Sus prohibiciones y Sus advertencias. Tomaremos algunos ejemplos de las primeras de éstas, y analizaremos cómo
aplicarlas en nuestra vida.
Las promesas de Dios En los cuatro evangelios, Jesús hace muchas promesas maravillosas, pero antes de reclamar estas promesas para
nuestra vida, es importante averiguar a quiénes fue hecha cada promesa. Los autores de los evangelios establecen una clara distinción
entre las palabras que Jesús habló a Sus discípulos y lo que dijo a las multitudes o a personas que no eran discípulos. Existen más de
900 versículos que registran las palabras de Jesús dirigidas a los discípulos, y unos 860 versículos que van dirigidos a personas que no
eran discípulos. El rasgo que caracterizaba a los verdaderos discípulos era el compromiso. Ellos se habían comprometido de manera
incondicional a seguir y obedecer a Jesús, sin importar lo que les costara. Jesús mismo estableció la siguiente condición: “El que no
lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo”. “Cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede
ser mi discípulo”. (Lucas 14:27, 33) Es obvio que los que estamos vivos hoy no estábamos presentes cuando Jesús decía estas palabras.
Antes de reclamar cualquiera de Sus promesas, tenemos que preguntarnos: ¿Soy el tipo de persona a la que Jesús estaba hablando?
¿Son para mí Sus promesas? ¿Tengo derecho a reclamarlas?
En Juan 14, por ejemplo, hay unas promesas gloriosas, tales como: “Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré”. “Si algo
pidiereis en mi nombre, yo lo haré”. “Porque yo vivo, vosotros también viviréis”. “La paz os dejo, mi paz os doy. No se turbe vuestro
corazón, ni tenga miedo”. (versículos 13, 14, 19, 27) Pero estas hermosas promesas iban dirigidas sólo a un grupo de discípulos
comprometidos. Pedro hablaba por todos cuando dijo: “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido” (Lucas 18:28,
Biblia de las Américas). Reclamar estas promesas sin cumplir con esta condición no es fe, sino presunción. Cada uno de nosotros
necesita preguntarse: ¿Soy un discípulo, o simplemente miembro de una iglesia? Los mandamientos de Dios “Y en esto sabemos que
nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es
mentiroso, y la verdad no está en él”. (1 Juan 2:3-4) Nuestra respuesta a los mandamientos de Dios revela nuestra verdadera
condición espiritual. El obedecer Sus mandamientos es una prueba de que conocemos a Dios.
Conclusión
Si no tomamos en serio nuestra fe, hacemos caso omiso o rechazamos en gran parte de lo que Dios nos dice a través de las Escrituras,
no estamos tomándolo a Él en serio. La verdad es que así le faltamos el respeto. Y somos inmaduros en la fe, Sin embargo, así es
como muchos creyentes tratamos a Dios. Tomamos su Palabra como si fuera un banquete: escogen solo aquellas porciones que les
agradan y pasan por alto las demás porciones.
El rasgo que caracterizaba a los verdaderos discípulos era el compromiso. Ellos se habían comprometido de manera incondicional a
seguir y obedecer a Jesús, sin importar lo que les costara. Jesús mismo estableció la siguiente condición: “El que no lleva su cruz y
viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo”. Nuestra respuesta a los mandamientos de Dios revela nuestra verdadera condición
espiritual. El obedecer Sus mandamientos es una prueba de que conocemos a Dios.
Tema 7 Qué difícil es ser consecuente en la vida (Lectura bíblica Mateo 26:36-46)
Hay personas que cambian fácilmente de opinión dependiendo de quién esté frente a ellos. De esta manera podemos ver, que existen
personas que hoy te defienden un planteamiento con más o menos convencimiento y vemos que a las pocas horas lo que dice es
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totalmente lo contrario... ¿Por qué sucede que hay personas que cambian con tanta facilidad de opinión? ¿Por qué se produce esta
situación?
Todos tenemos una opinión más o menos hecha sobre las cosas que nos rodean, sobre la manera de vivir y pensar. Construimos
nuestro pensamiento dependiendo de las ideas esenciales que tenemos. Tales ideas nacen generalmente de la propia experiencia, o
de experiencias cercanas que hemos analizado y nos permiten sacar conclusiones. Cada idea se modela en nosotros en los distintos
momentos de la vida: niñez, adolescencia, vida adulta, etc. Algunas ideas persistirán hasta la muerte. Otras ideas cambiarán por
motivos drásticos. La validez de las ideas que tenemos se demuestran luego en la vida, en su eficacia, en estas ideas que se pueden
llevar a la práctica.
No es extraño que con el paso del tiempo vayamos poco a poco modificando nuestras ideas y perfeccionándolas hasta hacerla
mejores.
Las personas más cercanas a nosotros son las que mejor nos van a escuchar, sobre todo las primeras veces. Esto sucede cuando
tenemos que tomar decisiones importantes para nuestra vida. Es con nuestros familiares y amigos más cercanos con quienes
compartimos nuestras ideas y orientaciones en la vida.
Todos admiramos a las personas que son consecuentes, que llevan a la práctica, lo que dicen y creen. Nos entusiasma ver cómo
personas son fieles a sus principios e ideas. Pero ocurre en ocasiones que las personas que dicen creer en algo concreto a la hora de
actuar hacen justo lo contrario.
Ser consecuente con las propias ideas es una de las varas de medir que se aplican a todo el mundo. Acabamos fiándonos más de las
personas consecuentes y consistentes, aunque no coincidan con nosotros, que de las personas volátiles, cuyos mensajes predicen poco
y mal cuál será su acción en el futuro. Es conveniente que poco a poco nos vayamos haciendo más consecuentes con lo que pensamos
y creemos. De esta manera no defraudamos a los demás ni a nosotros mismos.
Ser consecuente es poner en práctica lo que pensamos y creemos pero siempre para el bien de los demás y el nuestro.
No hay que hacer anuncios del tipo: “yo haría...” y después a la hora de la verdad echarse para atrás y no ponerlo en práctica.
Si no estás totalmente seguro de responder en la práctica del mismo modo que estás dispuesto a asegurar en la teoría, mejor es
estarse callado. Si no podemos estarnos callado por los motivos que sean, lo mejor es expresar nuestras dudas sobre el tema.
Evita ser radical en temas que afectan a otras personas pero no a ti. No hables más de lo que hagas. Hay que ser flexibles en nuestras
ideas y nuestra manera de actuar. Si cometemos errores, lo mejor es reconocerlos con humildad.
Conclusión
Todos tenemos una opinión más o menos hecha sobre las cosas que nos rodean, sobre la manera de vivir y pensar. Cada quien tiene su
propia concepción de la vida y de Dios, construimos nuestro pensamiento dependiendo de las ideas esenciales que tenemos. Tales
ideas nacen generalmente de la propia experiencia, o de experiencias cercanas que hemos analizado y nos permiten sacar
conclusiones. Cada idea se modela en nosotros en los distintos momentos de la vida: niñez, adolescencia, vida adulta, etc. Algunas
ideas persistirán hasta la muerte. Otras ideas cambiarán por motivos drásticos. Todos admiramos a las personas que son consecuentes
o coherentes, que llevan a la práctica, lo que dicen y creen.
Nos entusiasma ver a las cómo personas que son fieles a sus principios e ideas. Sin embargo, cada vez que juzguemos las decisiones,
puntos de vista o actitudes de otras personas, se nos presentara una inmensa oportunidad de reflexión, de enseñanza, de aprendizaje
y de posible cambio en nosotros, pues debemos estar abiertos mental y espiritualmente a valorar y considerar, las ideas o creencias
de otros, así cuando las confrontemos con los principios que Dios nos ha dejado, la que siempre estamos obligados por amor a ser
consecuentes, así podremos valorar, asimilar o desechar esas ideas de los demás, ya que la verdad y la razón no son del dominio de
una sola persona.
Tema 8 Qué difícil es, ser cristiano hoy (Lectura bíblica Juan 18:36-37)
El Arzobispo de Santa Cruz (Bolivia), Mons. Sergio Gualberti, afirmó que seguir a Jesús y su Evangelio es ir contracorriente de la
mentalidad actual y consideró que “ser cristiano hoy es tan difícil y comprometedor como en los tiempos de Jesús”.
En una reciente Eucaristía que presidió por los 30 años de la Pastoral Juvenil y Vocacional Arquidiocesana en la Catedral
Metropolitana Basílica de San Lorenzo, el Prelado resaltó que “la cruz y el Crucificado resultan incómodos y cuestionadores para una
sociedad sumida en el consumismo materialista, sin valores espirituales y sin referencia a lo sobrenatural. Ser cristiano hoy es tan
difícil y comprometedor como en los tiempos de Jesús”. La cruz, continuó el Arzobispo, “no es un signo de impotencia y de fracaso de
Dios, sino la expresión de su amor eterno y, por la resurrección, de su victoria sobre el pecado, el mal y toda clase de esclavitudes”.
Sobre la labor de la pastoral juvenil, el Prelado boliviano dijo que “seguir a Jesús y a su Evangelio exige ser valientes, ser
anticonformistas, ir en contracorriente de la mentalidad de hoy y estar dispuestos a sufrir incomprensiones, burlas y hasta
persecuciones”. El Arzobispo indicó también que “la cruz es indudablemente el signo de la fe cristiana, así lo entienden hasta los
enemigos de los cristianos: es noticia de estos días la destrucción sistemática de cruces en China y en países musulmanes. Pero,
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también en países que se definen democráticos, se retira la cruz de los espacios públicos bajo argumento de no ofender a personas
que profesan otras religiones o que no son creyentes”.
Según señala el sitio web de la Arquidiócesis de Santa Cruz, Mons. Gualberti destacó que la cruz llama a los católicos a ser
“misericordiosos y solidarios, a dar testimonio de amor, de justicia y de perdón, a sembrar esperanza en tantas personas sumidas en
la miseria material y moral, personas, en su mayoría, víctimas de la marginación y explotación de un sistema economicista injusto e
inhumano”.
“Tener la valentía de entregar nuestra vida junto a Cristo en la cruz, es salvarla: ‘El que quiera salvar su vida, la perderá y el que
pierda su vida por mí y la Buena Noticia, la salvará’. Esta propuesta de Jesús es totalmente inconcebible para la lógica del mundo que
tiene pavor y miedo a la palabra sacrificio y entrega, y huye ante el dolor”. El Prelado dijo luego que “la cultura actual busca la
felicidad en la vida cómoda y egoísta, en el consumismo, la moda, la diversión, el éxito, el erotismo y hasta la droga. Este es el
espejismo encantador del consumismo que se lo propone en particular a los jóvenes que están en el ojo de la publicidad: ellos son sus
señuelos y objetivos preferidos”.
“Se exalta a la juventud como un estado a guardar a como dé lugar, permanecer siempre jóvenes. Sin embargo, este mito de eterna
juventud y de una vida feliz, se funda sobre la inconsistencia de la apariencia, del momento fugaz, de la superficialidad y las falsas
ilusiones que, ante la dura realidad de la vida, se esfuma como neblina al sol dejando un vacío existencial profundo”. Tras recordar
que la Cruz permite la vivencia de un amor que libera de toda esclavitud, el Arzobispo dijo que “ante los falsos ídolos del consumismo
y ante el horizonte incierto de una cultura relativista, les invito a todos, en especial a ustedes jóvenes, a elevar la mirada a la cruz,
hacia él que ‘está levantado en cruz’ el único punto firme y seguro de la humanidad”.
Finalmente el Prelado exhortó a los presentes a “seguir con valentía y entusiasmo a Jesús en el camino de la cruz”, concluyó.
Conclusión
La cruz es el emblema de la persecución, la vergüenza y el abuso que el mundo cargó sobre el Hijo de Dios, y que el mundo cargará
sobre todos aquellos que elijan ir en contra la corriente. La cruz significa decir la verdad en todo momento, andar en la luz y
reprender las obras de las tinieblas. (Ef.5:7-12). Significa no avergonzarse del Señor delante de los hombres. (Lc.12:8,9). La cruz es
locura para muchos (incluidos cierto tipo de creyentes), pero para nosotros es poder de Dios. (1 Co.1:18). Una cruz vacía nos habla
de la victoria del Señor sobre el pecado y Satanás. (1 Jn.3:5,8). La cruz nos habla de que hemos sido redimidos de la maldición de la
ley, para que en Cristo Jesús nos alcanzase la bendición de Abrahám. (Gá.3:13,14). ¿Cuántos estamos dispuestos a caminar por esta
senda, la de la cruz? "El que no lleva su cruz... no puede ser mi discípulo". (Lc.14:27). Algunos quieren ser discípulos sin andar en el
camino de la cruz, pobre de ellos. Buscan, más bien, la gloria del mundo y de los hombres que la gloria de Dios. (Jn.12:42,43)
(Gá.1:10). El discípulo de Jesucristo adquiere una gran responsabilidad con lo que habla, predica y enseña. El Señor dijo en
Mt.12:36,37, que daremos cuenta de cada palabra ociosa (vana, inútil) que hallamos dicho. Y Pedro nos dice que, si alguno habla,
hable conforme a las palabras de Dios". (1 P.4:11).
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El atleta debe poder saltar o esquivar los obstáculos que hayan delante de él, Gálatas 5:7.
El atleta debe estar preparado física y mentalmente, para poder saltar o esquivar cualquier obstáculo que haya frente a él, que le
impida llegar a la meta. Lo mismo debemos hacer los creyentes en esta carrera, debemos esquivar o saltar obstáculos que siempre
habrá frente a nosotros, que trataran de impedir que lleguemos a la meta.
Estos obstáculos, cada vez serán más difícil o más grandes, pero, para eso debemos estar preparados y sabiendo que hemos tenido un
entrenador que tuvo, está y seguirá estando con nosotros en el desarrollo de esta carrera. Debemos vencer estos obstáculos,
enfermedad, escases, problemas, tristeza, desánimo, actitud negativa, persecución, etc.
El atleta, debe proseguir hacia la meta, no debe perder el tiempo, viendo los obstáculos que dejo atrás, Filipenses 3:14.
Si ya empezamos la carrera y esquivamos los obstáculos, debemos seguir hacia la meta, viendo al frente, no lo que dejamos atrás.
Debemos terminar lo empleado hasta conquistar la victoria, y no quedarnos perdiendo el tiempo, viendo hacia atrás, donde dejamos
los obstáculos y lamentarnos por lo que vivimos. Sino por el contrario, esto debe motivarnos a continuar adelante, y esos obstáculos,
en lugar de detenernos, deben impulsarnos a continuar adelante, porque el premio que esta al final de la meta será algo maravilloso.
Conclusión
Llegar a la meta no es fácil, siempre habrá que esforzarnos muchísimo para poder lograrlo. Tendremos que esquivar o vencer muchos
obstáculos, y aunque se torne cada vez más difícil, debemos proseguir hacia la meta y no quedarnos lamentando, ni perdiendo el
tiempo, viendo lo que dejamos atrás. Ya que lo que Jesucristo tiene para nosotros al final de la meta, es algo que no nos imaginamos,
pero sabemos que será algo maravilloso y hermoso.
Hay que correr con ánimo y valor, aunque parezca difícil alcanzar el premio. Tenemos que hacer el mayor esfuerzo poniendo todo de
nuestra parte, y aun dando más. Se debe luchar, con todo aquello que se ponga al frente y que le impida lograr el premio. No
tenemos que desanimarnos al ver todo lo que hay al alrededor, o sentir temor, porque esto puede hacernos, perder la carrera. No hay
que correr en vano o por gusto, sino para ganar y llegar a la meta (Filipenses 2:16). Hay muchos cristianos que empiezan a correr,
pero, conforme la carrera se va tornando más difícil se van quedando a medio camino o simplemente dejan de correr. Se apartan de
Dios, por lo difícil que muchas veces se va tornando la vida cristiana, y no hacen un esfuerzo para mantenerse en la carrera, se
fatigan fácilmente y todo lo que corrieron fue por gusto, porque no alcanzan a llegar a la meta, desisten fácilmente y no se esfuerzan
porque todo lo quieren fácil. Los obstáculos, pueden ser cada vez más difíciles o más grandes, pero, para eso debemos estar
preparados y más, sabiendo que hemos tenido un entrenador que está y seguirá estando con nosotros en el desarrollo de esta carrera.
Tema 10 La fuerza de Dios, dominó las dificultades y las tentaciones (Lectura Mateo 4:1-11, Gálatas 5:13-24)
Muy a menudo hemos escuchado de la boca de pastores, ministros, laicos y otras personas que han caído en pecado, utilizar la famosa
frase "el diablo me hizo hacerlo". Es una aseveración que se hace hoy muy a menudo solo para sentirse libre de toda culpa, pero,
¿Cuan cierto será eso? Es verdad que el diablo es un malhechor y desea por todos los medios que hagamos lo que va en contra de Dios;
pero ¿Quién es últimamente responsable por los pecados cometidos, el diablo o la persona quien comete el pecado?
De acuerdo a la Biblia, podemos ver que el ser humano será siempre responsable por todas sus acciones, malas o buenas.
Qué pensaría si dijéramos a alguien que ha hecho algo bueno que la recompensa por esa buena obra será dada a Dios. Pues si el
Diablo es quien se lleva la culpa por todo lo malo que se hace, sería lógico pensar que Dios debe llevar la recompensa por todo lo que
se hace bueno.
Sin embargo, cuando cometemos alguna falta o hacemos algo indebido rápidamente nos justificamos y buscamos a quien echarle la
culpa de lo sucedido. Acusamos a alguien que esté cerca o que directa o indirectamente esté relacionado con lo sucedido; si la ofensa
es muy clara y sabemos que somos los únicos responsables por lo cometido, entonces podemos fácilmente decir: "el diablo me hizo
hacerlo" y así quitar de nosotros toda culpa. (Esto de justificarnos lo hacemos muchas veces al momento de confesarnos)
De acuerdo a la lectura en Santiago 1:13-15, podemos comprender la forma como el pecado se desarrolla hasta que llega a suceder en
la vida del ser humano. Podríamos entonces decir que el pecado es un proceso que comienza con un simple mal pensamiento al cual
la Biblia llama 'tentación’. Tomemos el ejemplo de Cristo mismo: En Mateo 4:1-11
El problema no está en ser ‘tentado para pecar’, sino ceder ante tal solicitud. Como vemos, Jesús fue tentado, solicitado a pecar,
pero él no pecó. Si somos creyentes, el diablo no tiene poder sobre nuestras vidas. Pues ya no le pertenecemos a él. El que no ha
nacido de nuevo no es de Dios, es del diablo, él tiene control de su vida. Pero esto no quita la responsabilidad por sus hechos, pues
son ellos quienes han escogido seguir en pos del "príncipe de este mundo" Efesios 2:2. y "Dios les ha entregado a las concupiscencias
de sus corazones". Romanos 1:24-32.
Conclusión
Es interesante que sepamos que aunque el proceso de tentación (Seducción, Atracción) haya comenzado dentro de nosotros, todavía
existe la posibilidad de no llegar a cometer un pecado (Concepción.) Se puede evitar el pecado antes que sea concebido. Si la persona
está consciente que está en proceso de cometer un pecado, puede arrepentirse (cambiar de pensamiento), pedir perdón y desistir de
su intento. Muchos dicen que "el diablo conoce cuál es nuestra debilidad", y nosotros decimos "yo también sé cuál es mi debilidad".
Por lo tanto no debemos cederle el lugar al diablo para que tome provecho de nuestra debilidad, antes debemos fortalecernos en
el Señor y en el poder de su fuerza. (Efesios 6:10) Los malos deseos de la mente, son los que provocan al hombre o la mujer para que
haga lo indebido (pecado.) Por esta razón, es tan importante que estemos llenos del Espíritu, para controlar los malos deseos de la
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carne. Tanto Jesús como Pablo apuntan hacia “la carne” o la naturaleza carnal como el origen de los pecados (Mateo 15:19), por eso
debemos depender constantemente de Dios, de su Espíritu Santo, para vencer las tentaciones y controlar la naturaleza carnal.
Si leemos el encantador Evangelio de Marcos, nos encontramos como mandato final de Jesucristo con estas palabras: “Id por todo el
mundo y predicad el Evangelio a toda criatura”. Un mandamiento que significa una grave obligación, porque la salvación la ha
condicionado Dios a la fe y al bautismo, ya que sigue diciendo Jesús: “El que crea y se bautice, se salvará; pero el que se resista a
creer, se condenará”.
Por lo mismo, la Iglesia se encuentra ante un deber ineludible: evangelizar. La predicación del Evangelio, la Fe y el Bautismo están de
tal manera, entrelazados que no se pueden separar. Sin predicación, no hay fe; sin fe no hay bautismo; sin bautismo no hay salvación.
¿Qué debe hacer entonces la Iglesia, qué debe hacer cada comunidad cristiana, qué debe hacer cada bautizado? Ser instrumentos
fieles en la mano de Jesucristo para llevar a todos el misterio de la salvación, continuando la misión que el mismo Jesucristo trajo al
mundo recibida del Padre, y para la cual lo llenó el Espíritu Santo: “El Espíritu del Señor me ha ungido para anunciar a los pobres la
gran noticia: ¡ha llegado la salvación!”
La primera beneficiada por el cumplimiento de esta misión será la misma Iglesia, lo será cada comunidad cristiana, lo será cada
apóstol. Pues su mismo trabajo y su empeño por evangelizar los irá renovando en la fe que recibieron en el Bautismo.
Cuanto más evangelicen, más se robustecerá su propia fe. Dar la fe con entusiasmo creciente es la mejor manera de agradecer a Dios
el don de la fe y el mejor medio para conservar y acrecentar la propia fe.
Ahora, más que mirarnos cada uno en particular y mirar a toda la Iglesia, nos centramos en la comunidad cristiana a la que
pertenecemos: la parroquia, la asociación, el movimiento en el cual nos hemos comprometido... En esta pequeña comunidad se
centra para cada uno la Iglesia universal, y en esa comunidad desarrolla cada uno de nosotros la labor que le toca como miembro de
la Iglesia. ¿Qué vemos, qué observamos alrededor de nuestra propia comunidad? ¿Qué desafíos nos presenta? Ante todo, nos damos
cuenta de que son muchos los que desconocen prácticamente a Jesucristo. ¿Podemos quedarnos indiferentes, y no llevarles el
conocimiento del Señor Jesús?
No hay comunidad cristiana, no hay cristiano alguno, que esté libre de la obligación de hacer conocer a Cristo en todo el mundo. ¿Y
cuál es la parte del mundo, sino la que está a mí alrededor, la que me toca a mí como campo de mi trabajo, como parcela o territorio
en el que yo debo sembrar el Evangelio?
Cuando miramos así a la Iglesia como un campo inmenso que abarca todo el mundo, pero dividida en multitud de parcelas que no
rompen la unidad, sino que todas se conjuntan en la misma y única Iglesia, entonces entendemos eso de cuidar cada uno de nuestro
metro cuadrado, es decir, de esta parte de la Iglesia que me toca a mí, la que está a mi alrededor, y de la cual yo voy a responder. Es
entonces cuando se siente la urgencia del apostolado, y nadie tiene el mal gusto de quedarse con los brazos cruzados mientras hay
tanto que hacer por Jesucristo y por el Reino de Dios.
Los medios que la Iglesia pone a mi disposición para evangelizar son muy antiguos y resultan siempre nuevos:
La catequesis, por la cual enseño a los demás las verdades de la fe que no conocen. ¿Estudio yo a Cristo y la doctrina de la fe,
para poder comunicarlo a los demás que lo necesitan?
La liturgia, el culto de la Iglesia, que con la Palabra, los Sacramentos y los demás signos, es una lección continua de la fe
cristiana. ¿Participo activamente y hago participar a los demás en los actos del culto, sabiendo que con ellos evangelizo de una
manera muy poderosa?
La oración, con la cual se llega a todas partes y va mucho más allá que nuestra actividad externa. Jesús, contemplando la mucha
cosecha que había por delante, fue lo primero que nos encargó: La mies es mucha, rogad al Señor de la mies que mande operarios
a su campo. ¿Tomamos la oración en la comunidad como la actividad primera de nuestro apostolado?
El testimonio, es imprescindible. Hoy al mundo lo convencen los testigos, no los maestros. Si los de fuera nos ven consecuentes
con nuestra fe, serán arrastrados hacia Jesucristo y su Iglesia. En medio de nuestras limitaciones, ¿somos católicos convencidos,
con vida testimoniante?
Todo esto lo desarrollamos en el ámbito de nuestra comunidad particular parroquia, asociación o movimiento, pero nuestra mirada
debe ir mucho más lejos: hemos de vivir el espíritu misionero de la Iglesia de tal modo que no haya obra de la Iglesia universal que no
nos afecte, que no nos toque de cerca y que no sienta nuestra colaboración en la medida de nuestras posibilidades. Este mandato de
Jesús a toda la Iglesia, a cada comunidad cristiana, a cada creyente en particular a mí, en concreto es enardecedor y es exigente. Nos
entusiasma, porque todos hemos soñado alguna vez en ser misioneros, en ser apóstoles. Y aunque nos pida mucho, ¿medimos nuestra
grandeza al tener la misma misión que el Señor: llevar la fe, llevar la salvación al mundo entero?
Conclusión
Los medios que la Iglesia pone a nuestra disposición para evangelizar son muy antiguos y resultan siempre nuevos:
La catequesis, por la cual enseño a los demás las verdades de la fe que no conocen. La liturgia, el culto de la Iglesia, que con la
Palabra, los Sacramentos y los demás signos, es una lección continua de la fe cristiana. La oración, con la cual se llega a todas partes
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y va mucho más allá que nuestra actividad externa. El testimonio, es imprescindible, hoy al mundo lo convencen los testigos, no los
maestros. Si los de fuera nos ven consecuentes con nuestra fe, serán arrastrados hacia Jesucristo y su Iglesia, aquí en esta área, es
donde más se falla, porque no somos coherentes con lo que predicamos y hacemos, cuantos hermanos y hermanas decimos que somos
cristianos, y con nuestros actos y con la vida que llevamos, demostramos todo lo contrario, y lejos de acercar a otros hacia Dios los
alejamos, nos volvemos obstáculos o piedras de tropiezo, así solo vamos a ser unos verdaderos irresponsables, porque la misión de
Jesús se malogra y su sangre se habrá derramado inútilmente.
Evangelizar, es un mandato de Jesús a toda la Iglesia, es para cada comunidad cristiana, es para cada creyente en particular, a
nosotros en concreto, es también inspiradora, tierna, enardecedora y exigente esta misión, ya que el amor a Dios y a los demás tiene
que motivarnos a cumplirla. Recordemos que el regalo más grande que podemos darle a nuestro prójimo, es llevarlos al conocimiento
de Jesús su Salvador, su guía, su fortaleza, su amigo, su compañero de lucha y el Hijo de Dios Padre, por tanto, nuestro hermano(a)
también recibirá la salvación.
Tema 12 La Iglesia es una comunidad que sin autoridad no puede existir (Lectura bíblica Marcos 10: 41-45)
La obligación de obedecer las enseñanzas de la Iglesia es fuertemente resistida por aquellos cristianos que están fuera de la fe
católica. La Iglesia está llamada a reflejar la unidad de Dios mismo, Padre, Hijo y Espíritu Santo en la unión perfecta de la Santísima
Trinidad. Cristo no creó una denominación cristiana. Las denominaciones son la creación de aquellos que no han querido sujetarse a
las normas de la Iglesia que Cristo fundó. La Reforma Protestante comenzó con Lutero, Calvino, Zwinglio y otros católicos que
comenzaron a proclamar sus propias interpretaciones personales del Evangelio, rompiendo así una tradición de autoridad que había
durado mil seiscientos años desde la fundación de la Iglesia por Cristo.
Dios ha ordenado que su Iglesia sea jerárquica y no democrática. Observamos también que todas las grandes tradiciones de fe
reconocen el valor espiritual del sometimiento del alma a una autoridad superior a la propia.
Hebreos 13, 17 — Obedeced a vuestros dirigentes y someteos a ellos, pues ellos velan sobre vuestras almas como quienes han de dar
cuenta de ellas, para que lo hagan con alegría y no lamentándose, cosa que no os traería ventaja alguna.
La jerarquía de la Iglesia está ordenada por Dios. La Biblia nos enseña que estamos obligados a seguir al liderazgo de la Iglesia. Dios
podría haber formado a la Iglesia como una institución democrática pero no lo hizo. Dios creó la Iglesia como una institución
jerárquica. La Iglesia está dispuesta de tal manera que, aquellos en posiciones de liderazgo, son responsables por las almas de los
fieles y tendrán que dar cuenta a Dios por el rebaño confiado a su cuidado.
Mateo 28, 18-20 — Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Id, entonces y haced que todos
los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a cumplir todo lo
que yo les he mandado. Y yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo.
La Iglesia está investida con la autoridad de Jesús y nunca perecerá. Nuestra obligación es seguir a Cristo por medio de enseñar a
otros lo que él mismo nos ha enseñado. Cristo permanece con nosotros en persona y en sus enseñanzas. Si nos apartamos de las
doctrinas de Cristo y de la Iglesia, lo hacemos por nuestra propia cuenta y riesgo. Nótese que este pasaje de la Escritura muestra que
la autoridad y el poder de Jesús es lo que da fuerza a los mandamientos y las enseñanzas de la Iglesia. Cristo nos garantiza que
permanecerá con nosotros hasta que la misión sea cumplida. Aquellos que voluntariamente rompen filas para predicar sus propias
interpretaciones del Evangelio no forman parte de esta obra divina.
La Biblia enseña que la obediencia a la Iglesia es nuestra protección contra la apostasía. No gozan de esa protección aquellos que
forman sus propias denominaciones fuera de la Iglesia original. Es por eso que los grupos eclesiales nacidos de la Reforma Protestante
continúan dividiéndose hasta el día de hoy.
La Iglesia ha sido puesta por Dios en el mundo para ser la voz de la verdad, guiando a la humanidad en todo tiempo y lugar. Cada
decisión doctrinal que la Iglesia ha producido o producirá en el futuro, es ley para todos los cristianos católicos. Por supuesto,
siempre habrá quienes creen que pueden dar su opinión personal sobre lo que es o no es verdad. Ese espíritu de independencia a
ultranza que prevalece actualmente en el mundo, ha sido causa de que muchos pierdan el sentido de la fe. Dios nos da más que
suficiente libertad en todo aspecto de nuestras vidas, sin embargo nos demanda, en cuestiones espirituales, que le demos una
obediencia completa. La autoridad de la Iglesia y la garantía que tenemos de un Magisterio infalible, son los signos que guían a la
humanidad obediente a la gloriosa libertad de los hijos de Dios. (Romanos 8, 21).
Conclusión
San Pablo enseña que la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo. No tiene sentido esperar que un cuerpo humano pueda existir partido
en pedazos como imaginar que el cristianismo exista dividido. La Iglesia ha sido puesta por Dios en el mundo para ser la voz de la
verdad, guiando a la humanidad en todo tiempo y lugar. Cada decisión doctrinal que la Iglesia ha producido o producirá en el futuro,
es ley para todos los cristianos católicos. Por supuesto, siempre habrá quienes creen que pueden dar su opinión personal sobre lo que
es o no es verdad. Ese espíritu de independencia que prevalece actualmente en el mundo, ha sido causa de que muchos pierdan el
sentido de la fe. Dios nos da más que suficiente libertad en todo aspecto de nuestras vidas, sin embargo nos demanda, en cuestiones
espirituales, que le demos una obediencia completa. La autoridad de la Iglesia y la garantía que tenemos de un Magisterio infalible,
son los signos que guían a la humanidad obediente a la gloriosa libertad de los hijos de Dios. (Romanos 8, 21). Dios puso a la Iglesia en
el mundo como un signo visible para los creyentes. No debiéramos creer en interpretaciones de la Palabra que no sean autorizadas
por la autoridad apostólica de la Iglesia. La misión de las Escrituras no es suscitar en cada creyente un significado diferente.
Tema 13 ¿Me he preguntado sobre mi vocación? (Lectura bíblica 1ª Corintios 12: 7-11)
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La doctora estadounidense Susan Biali trabajaba como médico de cabecera en una clínica. Aunque siempre le interesó la salud, se dio
cuenta de que el trabajo de consulta no le llenaba. “Me aterraba ser el bicho raro que no tenía un propósito en la vida, y no sabía por
qué no lo encontraba”, explica Bialia en una entrada de su blog.
Ahora el sentido de su vida es ayudar a otros a encontrar su camino: dejó la clínica para dedicarse al coaching y escribir libros de
autoayuda. No es el primer profesional de la medicina que abandona la práctica ambulatoria para dedicarse a dar charlas y escribir
libros (en España, Mario Alonso Puig es un buen ejemplo), pero en su círculo, cuenta Biali, muchos creían que su decisión era una
insensatez.
La vocación puede encontrarse en cosas que parecen poco ambiciosas, pero que son igual de valiosas “Nuestra sociedad tiene unas
ideas muy específicas sobre qué vocaciones son dignas y adecuadas y cuáles pueden confundir y distraer”, asegura Biali. “Cuando
empecé a decirle a la gente que quería ser una educadora de la salud y el bienestar, y bailarina, en vez de una doctora normal la
gente me respondió con críticas para que me sintiera culpable. Una persona me acusó incluso de robarle al gobierno, que había
contribuido a financiar mi educación”.
Dando un sentido a la vida
Para Biali, debemos tener claro que “tiene que haber gente para todo”, y ninguna vocación es peor que otra. Mucha gente no
encuentra una meta vital porque piensa que debe encontrar algo grande que llene sus vidas, cuando, a veces, la vocación puede
encontrarse en cosas que parecen poco ambiciosas, pero que son igual de valiosas.
Aunque tener una meta en la vida es uno de los requisitos indispensables para ser feliz, no tenemos que volvernos locos buscándola:
lo habitual es que aparezca sola. Simplemente, debemos saber ver más allá de lo que nos dicta la sociedad. En opinión de Biali, hay
tres preguntas esenciales que debemos hacernos para saber cuál es, o debe ser, nuestro propósito vital.
1. ¿Qué es lo que más te gusta, aquello que harías aunque no te pagaran por ello?
El trabajo con el que te ganas la vida no siempre está relacionado con tu verdadera vocación. Y eso es siempre un problema. Lo cierto
es que la mayor parte del tiempo nos la pasamos en el trabajo, y si no hacemos algo que nos gusta, no seremos felices. ¿Qué te
gustaría hacer sin importar lo que te dieran a cambio? Quizás deberías dedicar más tiempo a esa actividad que te llena, ya sea tocar
un instrumento, patinar, o tejer bufandas.
2. ¿En qué asunto dice la gente que eres bueno?
Aunque no debemos hacer algo sólo por lo que nos diga la gente, tampoco podemos ignorar por completo lo que opinan los que nos
rodean de aquello que hacemos. Todos sabemos en qué asuntos nuestros amigos son particularmente brillantes, y así como es buena
idea animarles a que dediquen más tiempo a esas actividades, nosotros debemos hacerles caso en lo que respecta a nuestras
cualidades.
3. ¿Qué te gustaría experimentar, hacer o lograr, antes de morir?
Todos soñamos con cumplir un sueño concreto antes de dejar este mundo, pero a la mayoría nos parece algo inalcanzable porque
creemos que no contamos con el tiempo o los recursos necesarios. Biali confiesa que su objetivo vital era escribir un libro, y al final lo
logró con la publicación de Live a Life You Love: 7 Steps to a Healthier, Happier, More Passionate You.
Tras leer estas preguntas puedes pensar que no tienes una respuesta adecuada para cada una de ellas. Y es natural. “No te preocupes
si todavía no tienes una contestación”, asegura Biali. “Sigue haciéndote la pregunta, y mantén los ojos abiertos en busca de las pistas
que aparecerán en el camino.
Conclusión
La vocación puede encontrarse en cosas que parecen poco ambiciosas, pero que son igual de valiosas. Nuestra sociedad tiene unas
ideas muy específicas sobre qué vocaciones son dignas y adecuadas y cuáles pueden confundir y distraer, debemos tener claro que
“tiene que haber gente para todo”, y ninguna vocación es peor que otra. Mucha gente no encuentra una meta vital porque piensa que
debe encontrar algo grande que llene sus vidas, cuando, a veces, la vocación puede encontrarse en cosas que
parecen poco ambiciosas, pero que son igual de valiosas. Todos soñamos con cumplir un sueño concreto antes de dejar este mundo,
pero a la mayoría nos parece algo inalcanzable porque creemos que no contamos con el tiempo o los recursos necesarios. Y es
natural. No hay que preocuparse si todavía no tienes claro de cuál es tu vocación o el sueño que quieres realizar, sigue haciéndote las
preguntas, y mantén los ojos abiertos en busca de las pistas que aparecerán en el camino. Piensa y pregúntate ¿Cuál es tu
vocación? ¿Qué estás llamado a hacer? ¿Qué carrera profesional escoger? ¿Qué especialidad?. Algunas personas encuentran la respuesta
de forma clara en una etapa temprana de su vida. El filósofo griego Aristóteles decía “Allí donde se cruzan tus talentos y las
necesidades del mundo, está tu vocación”.
Tema 14 Los apóstoles son transformados en testigos de Cristo, por la fuerza del Espíritu
(Lectura bíblica 1ª Corintios 12: 7-11)
El libro de los Hechos se abre, al igual que el tercer evangelio se cierra, con la promesa del Espíritu que vendrá sobre los discípulos.
Una fuerza que, como lo dice el mismo Jesús, los conducirá a “ser mis testigos en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta los confines de la
tierra” (1, 8; ver Lc 24, 49).
Bautizando
Como Jesús ha sido ungido por el Espíritu para su misión evangelizadora y liberadora (10, 38; ver Lc 4, 16-30), así también la Iglesia,
toda la comunidad y cada uno en particular, está sustentada y guiada por el poder del Espíritu Santo. Con esto confesamos algo
evidente, pero a veces relegado en el olvido: el testimonio que damos como discípulos del Señor y misioneros suyos no está en
nuestras débiles fuerzas, sino en el poder de Dios, en su gracia, en su regalo.
El Espíritu, don para todos
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A través de un recorrido por diversos pasajes de los Hechos de los Apóstoles queremos fijarnos cómo el don del Espíritu, prometido
por Jesús para dar testimonio de él, no tiene fronteras ni límites. Es dado a todas las personas sin discriminación alguna.
El Espíritu sobre la comunidad naciente
Los apóstoles y demás discípulos, después de que el Señor se ha ausentado visiblemente de ellos, permanecen en oración con María la
madre de Jesús (1, 14). En ese clima de intimidad divina y fraterna, ellos se preparan a recibir el don del Espíritu Santo.
El acontecimiento de Pentecostés viene presentado por San Lucas con muchos rasgos simbólicos: viento, llamas de fuego, don de
lenguas, presencia de judíos provenientes de muchos pueblos. Todo ello nos habla de la irrupción del Espíritu sobre la comunidad
naciente ante una presencia de testigos que evocan, de alguna forma, el mundo entero. Todos los oyen proclamar las maravillas de
Dios, que con el envío del Espíritu lleva a su culmen terreno el misterio de la salvación realizada por su Hijo Jesús.
San Pedro lo explica como el cumplimiento de la profecía de Joel (3, 1-5) que anunciaba la efusión del Espíritu sobre todo ser
humano, en un primer momento de Israel, pero en una legítima relectura, de todo el mundo. Todo ser humano está llamado a recibir
el Espíritu Santo: hijos e hijas, jóvenes y ancianos, siervos y siervas. Es un don que no tiene barreras de sexo, edad o condición social.
Es el regalo de Dios, fruto de la muerte y resurrección de Cristo el Señor.
Es la promesa del Padre que Jesús envía a sus discípulos. Está destinado a todos los creyentes, a los que están cerca, los judíos, y a
los de lejos, los gentiles o paganos. Así lo señala Pedro a quienes le interrogan sobre qué hacer: “Conviértanse y que cada uno de
ustedes se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para perdón de su pecados; y recibirán el don del Espíritu Santo, pues la
promesa es para ustedes y para sus hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor Dios nuestro” (2, 38-39). Allí
comienza, de manera solemne, la vida de la Iglesia guiada por el Espíritu Santo para dar testimonio de Jesús. Es el bautismo en el
Espíritu anunciado por Jesús (1, 5).
San Lucas enfatiza cómo en la base de toda la vida eclesial y de cualquier seguidor de Jesús se necesita la presencia del Espíritu que
obra en todos sus miembros, sin excluir a nadie. Es la presencia misteriosa que se manifiesta en los diversos dones, ministerios y
carismas que enriquecen a la Iglesia de Dios. Cualquier auténtica acción eclesial está siempre movida por el Espíritu de Dios. Es lo que
Pablo también señala al constatar que no sólo en los grandes carismas o en los dones espectaculares, sino en la vida diaria de fe se
requiere la gracia y el impulso del Espíritu: “Nadie puede decir ¡Jesús es Señor!, sino es movido por el Espíritu Santo” (1 Cor 12, 3).
La misión que el Señor nos encomienda de ser sus testigos, la llevamos a cabo en el interior de la comunidad y en nuestro servicio a
los demás.
Conclusión
Persecución, indiferencia, conflictos internos son algunas de las pruebas que enfrenta la Iglesia de todos los tiempos al realizar su
misión. Ante la persecución estamos llamados a responder con firmeza y valentía realizando la misión evangelizadora y liberadora,
ante la burla y la indiferencia, hay que seguir proclamado la verdad y haciendo el bien.
Ante los conflictos internos en la iglesia debemos reaccionar en espíritu de diálogo, búsqueda, sin perder de vista nuestra meta. Es un
hecho que nuestras comunidades también están envueltas en el pecado en sus múltiples manifestaciones, en diversos conflictos
internos, en distintas posturas personales y eclesiales que entran en tensión. Lo fundamental ante esa realidad es que sepamos
aceptar los hechos, que podamos encararlos y que sepamos buscar, en clima de diálogo, verdad y justicia, las soluciones que
favorecen el bien de la comunidad en su misión y servicio a todos, especialmente a los más pobres, marginados y excluidos.
Al acercarnos al libro de los Hechos, tenemos la oportunidad para reforzar nuestra vocación y misión. Sabemos que en esta misión
nuestra fuerza no está en nuestra debilidad, sino en el poder del Espíritu Santo que se nos da a todos. Confesamos que es el Espíritu
el que nos acompaña y guía para llevar a cabo la encomienda que Jesús nos dejó de ser sus testigos.
Tema 15 También yo, puedo ser transformado por el Espíritu (Lectura bíblica Mateo 10: 32-33)
La Biblia dice que somos piedras vivas en la casa de Dios. Podemos imaginar a alguien que toma una piedra sucia, al lavarla por
primera vez, quitará mucha suciedad pero si tuviera manchas de grasa necesitará lavarla nuevamente para ver la piedra tal cual es.
Entonces podremos modificar su forma trabajando directamente sobre la piedra. Esto ilustra la forma en que el Señor trata con
nosotros. En nuestra conversión los pecados visibles desaparecen. Dios ha realizado la primera limpieza, pero luego habrá una acción
más profunda que incidirá sobre nuestro ser. Dios estará trabajando sobre nosotros allí donde haya conflictos espirituales debido a
nuestra forma de ser y su mano estará presente.
Debemos tomar la forma de Cristo
La forma de ser que teníamos tiene que cambiar paulatinamente (no es instantáneo) y de gloria en gloria seremos transformados.
No mirándonos a nosotros mismos (porque somos subjetivos).
No mirando al de al lado (su aspecto o cómo actúa). Romanos 8:29; 2 Corintios 3:18 habla de conformarnos: es hacernos igual a la
forma de Cristo.
Mirando “ La gloria del Señor”, es como seremos transformados.
Hebreos 5:8-9 dice que Jesús por sus padecimientos aprendió la obediencia. Él no era el mismo a los dieciocho que a los treinta y tres
años, pues con todo lo que vivió y padeció llegó a ser Cordero Inmolado. Así también ocurre con sus discípulos que siguen al Cordero,
para ser transformados a su imagen y semejanza.
Somos diferentes a los demás
La piedra o el diamante que saldrá de cada uno de nosotros será distinto uno de otro. Teniendo presente que somos diferentes.
Aunque parezca obvio, es de mucha ayuda tener conciencia de esto. Consideremos lo siguiente: Dios es mi Hacedor. Él nos ha dado
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dones diferentes a los de nuestro prójimo. Aceptémonos sin complejos ni soberbias, también a nuestros semejantes, sin esperar que
sean iguales a nosotros (esposos, hijos, familiares, hermanos en la fe, etc.).
Ejemplos de distintas formas de ser: encontramos diversidad de caracteres, mencionaremos cuatro posibilidades: el introvertido,
sumamente introvertido, el extrovertido y el super extrovertido.
Es muy probable que nos identifiquemos con algunos de estos o seamos una mezcla de varios, pero lo realmente importante, es que
Dios hará que algunas características permanezcan y crezcan y otras sean cambiadas por la obra del Espíritu Santo.
Debemos estar abiertos para reconocer nuestros errores y arrepentirnos cuando Dios nos hable. Juan 12:24 nos habla de cómo la
semilla muere para desarrollar el fruto. Nuestro yo, irá desapareciendo para dar lugar a la vida de Cristo en mí. El Espíritu Santo
crecerá y nosotros nos achicaremos dando lugar al Espíritu Santo que prevalecerá sobre nuestra personalidad. Las debilidades de
nuestra vieja naturaleza y que son un estorbo para Dios serán modificadas con el fin de hacernos aptos para la obra. No es
simplemente que he abandonado un vicio sino que en mí se manifiesta una nueva forma de vivir.
Siempre contaré con la ayuda del Espíritu Santo para transformarme, consolarme y enseñarme y que ira actuando sobre mi
conciencia.
Conclusión
Somos piedras vivas en la casa de Dios. Imaginemos a alguien que toma una piedra sucia, al lavarla por primera vez, quitará mucha
suciedad, pero si tuviera manchas de grasa necesitará lavarla nuevamente para ver la piedra tal como es. Entonces para modificar su
forma y tamaño tiene que trabajar directamente sobre ella. Esto ilustra la forma en que el Señor trata con nosotros. En nuestra
conversión los pecados visibles desaparecen. Dios ha realizado la primera limpieza, pero luego habrá una acción más profunda que
calará sobre nuestro ser.
Dios estará trabajando sobre nosotros precisamente allí, donde haya conflictos espirituales debido a nuestra forma de ser, su mano va
a estar presente para moldearnos. Y esa forma de ser que teníamos, tiene que cambiar paulatinamente (pues no es instantáneo) y de
gloria en gloria vamos a ser transformados. Esta transformación, no la logramos mirándonos a nosotros mismos (porque somos muy
subjetivos). Tampoco mirando a los lados (su aspecto o cómo actúan los demás). Solo lo lograremos cuando oramos y nos esforzamos
por vencer la tentación, buscando parecernos cada vez más a Cristo. Solo contemplando, admirando y agradeciendo “La gloria del
Señor”, es como vamos a ser transformados.
Tema 16 La fiesta para mi es una necesidad vital (Lectura bíblica Mateo 10: 32-33)
¿Te gusta ir a fiestas?... Pueden ser muy divertidas. ¿Crees que al Gran Maestro le parece bien que vayamos a fiestas?... Él fue con
algunos de sus discípulos a una fiesta en la que se celebraba una boda. Además, el Señor es el “Dios feliz”, y se alegra de que nos
divirtamos en las fiestas que a él le agradan (1 Timoteo 1:11; Juan 2:1-11).
En la Biblia se nos cuenta que Yahvé dividió las aguas del mar Rojo para que los israelitas pudieran cruzarlo. ¿Lo recuerdas?...
Después, el pueblo cantó y bailó, y dio gracias al Señor. Fue como una fiesta. La gente estaba muy contenta, y podemos estar seguros
de que Dios también lo estaba (Éxodo 15:1, 20, 21).
Casi cuarenta años después, los israelitas fueron a otra gran fiesta. En esa ocasión, quienes los invitaron no adoraban a Yahvé. En
realidad, adoraban a otros dioses y tenían relaciones sexuales con personas con las que no estaban casados. ¿Crees que estaba bien ir
a una fiesta como esa?... Al Señor no le pareció bien, y castigó a los israelitas (Números 25:1-9; 1 Corintios 10:8).
La Biblia también habla de dos fiestas de cumpleaños. ¿Se festejó en alguna de ellas el cumpleaños del Gran Maestro?... No. Las dos
fiestas se celebraron en honor de hombres que no servían al Señor. Una fue la fiesta de cumpleaños del rey Herodes Antipas, que
gobernaba el distrito de Galilea cuando Jesús vivía allí.
El rey Herodes hizo muchas cosas malas. Incluso le quitó la esposa a su propio hermano. El nombre de ella era Herodías. El siervo de
Dios llamado Juan el Bautista le dijo a Herodes que estaba mal lo que hacía. A Herodes no le gustó que se lo dijera, así que encarceló
a Juan (Lucas 3:19, 20). Mientras Juan estaba en la cárcel, llegó el día del cumpleaños de Herodes. Este dio una gran fiesta, con
muchos invitados importantes. Todos comían, bebían y se divertían. Entonces entró la hija de Herodías y bailó para ellos. A todos les
gustó tanto el baile que el rey Herodes quiso hacerle un regalo especial a la joven. Le dijo: “Cualquier cosa que me pidas, te la daré,
hasta la mitad de mi reino”.
¿Qué debía pedir? ¿Dinero? ¿Ropa bonita? ¿Un palacio para ella sola? La muchacha no sabía qué decir, así que fue a donde estaba su
madre, Herodías, y le preguntó: “¿Qué debo pedir?”.
Como Herodías odiaba con todas sus fuerzas a Juan el Bautista, le dijo a su hija que pidiera la cabeza de Juan. La muchacha volvió
ante el rey y le dijo: “Quiero que me des ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista”.
El rey Herodes sabía que Juan era un buen hombre y no quería matarlo. Pero Herodes había hecho una promesa y le preocupaba lo
que pensarían sus invitados si no la cumplía. Por eso envió a un soldado a la prisión para que le cortara la cabeza a Juan. El soldado
volvió enseguida con la cabeza en una bandeja y se la dio a la muchacha. Entonces ella se la llevó a su madre (Marcos 6:17-29).
La otra fiesta de cumpleaños de la que habla la Biblia tampoco fue buena. Se celebró en honor de un rey de Egipto. Durante aquella
fiesta, el rey también ordenó que le cortaran la cabeza a una persona. Además, después mandó que colgaran el cuerpo para que se lo
comieran las aves (Génesis 40:19-22). ¿Crees que Dios aprobó esas dos fiestas?... ¿Te hubiera gustado estar en ellas?...
Sabemos que todo lo que está escrito en la Biblia tiene un propósito. Pues bien, en ella solo se habla de dos fiestas de cumpleaños. Y
en las dos se hicieron cosas malas como parte de la celebración.
Conclusión
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Toda fiesta o celebración es motivo para dar gracias a Dios, fuere cual fuere el propósito de ella, hay que reconocer humildemente
que sin la ayuda de Él, nada podemos lograr. Jesús asistió a una fiesta de bodas en Canaán, él entiende y comprende la necesidad de
compartir la comida, la bebida y la alegría con los demás, al grado que hasta colaboró para que esta fiesta continuara y atendiendo
los ruegos de su madre la virgen María, realizo su primer milagro en público.
Cuando hacemos una fiesta o asistimos a ella, es importante primero dar gracias a Dios, por la bendición recibida o el motivo que nos
alegra, pues como seres limitados y agradecidos debemos reconocer que todo lo bueno que sucede en nuestras vidas, es gracias a
Dios, y esa ocasión tiene que ser una oportunidad para transmitir a los demás esa alegría, pero sobre todo compartir como hermanos
por esa bendición recibida. Como cristianos debemos ser alegres, entusiastas y dispuestos a compartir y celebrar, pero, sobre todo
tener el celo por evitar, todo lo que esté en contra de los mandatos de Dios, como el derroche, el lujo, lo suntuoso o estrafalario y
pagano.
Recibir el Sacramento de la Confirmación nos compromete de una manera muy especial, a difundir y a defender nuestra fe, es decir,
a hacernos verdaderos testigos de Jesús con las palabras y con la vida. El Sacramento del Bautismo nos compromete a seguir a Jesús,
a buscar ser como El, el Sacramento de la Confirmación va más allá, no sólo nos corresponde seguir a Jesús, sino también y muy
especialmente, darlo a conocer a los demás, dar testimonio de El en el lugar en el que vivimos, a las personas que comparten con
nosotros su vida, así como El dio testimonio del Padre.
Estamos llamados a ser Iglesia y a vivir en comunidad. Es una verdad que no podemos negar y que nos debe llevar al compromiso
constantemente. Al ser parte de una comunidad, desde el primer momento es indispensable la armonía con que se viva, pues no
olvidemos que todos necesitamos de todos. Tú en tu casa necesitas de tus padres y hermanos, así como ellos necesitan de ti; y para
que las cosas salgan bien, es necesario que cada quien cumpla sus obligaciones armónicamente. Para ello es indispensable la
presencia de Cristo, quien desde un principio asoció a sus discípulos a su vida y al Misterio del Reino compartiendo alegrías y
sufrimientos, ofreciendo una comunión más íntima para los que lo seguían de cerca: "Yo soy la vid y vosotros los sarmientos" (Jn 15,5).
Al ascender Jesús a los cielos no los deja solos, sino que les promete quedarse con ellos hasta el fin de los tiempos y les envía su
Espíritu, por lo que se hace más intensa esa comunión y constituye a su Iglesia en su cuerpo.
La Iglesia es, pues, una comunidad de vida y armonía en Jesucristo. Todos los miembros de este cuerpo (ancianos, adultos, jóvenes,
niños) se unen estrechamente a Cristo en virtud de los sacramentos, pero esta unidad del cuerpo supone la armonía de sus miembros,
los cuales son diversos y con funciones distintas. El mismo Espíritu Santo distribuye sus dones para el bien de la vida de la Iglesia,
estimulando entre los fieles la caridad, por lo que si un miembro sufre o goza, los demás sufren o gozan con él. Con esto vemos que la
armonía de los miembros de la Iglesia es indispensable para formar una verdadera comunidad de vida en la que no haya divisiones
humanas y todos sean iguales ante Dios. Hay que ofrecer recibir la comunión por la unidad de mi comunidad y de toda la Iglesia.
Cumplir mis obligaciones para favorecer a la armonía. Debemos memorizar: "Hemos sido bautizados todos en un sólo Espíritu, para
formar un solo cuerpo"(1 Co 12, 13).
Conclusión
La conexión del bautismo con la confirmación se expresa, entre otras cosas, por la renovación de las promesas bautismales y su
celebración dentro de la Eucaristía ayuda a reconocer la unidad de los sacramentos de la iniciación cristiana. Debemos recordar que
los Sacramentos de la Iniciación cristiana son: el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. La celebración de la confirmación es como
nacer de nuevo a la vida “de” Dios y “para” Dios. Tiene que llevar a que el Reino que Jesús anunció se manifieste y, por eso, nuestras
comunidades tienen que comprometerse para que reine la justicia y la comunión en el mundo en el que vivimos. Todo lo que hay de
justo y de bueno en la Iglesia, procede de la acción de ese Espíritu. El Espíritu Santo lleva a trabajar en favor de la justicia, tanto al
bautizado-confirmado.
Los signos que confirman la presencia de la vida nueva de Dios en el mundo, son las obras de la justicia al servicio del amor. Obras
que nacen del Espíritu de Jesús que impulsa a la manifestación del Reino de Dios. Es muy importante que se reconozca el valor del
sacramento de la Confirmación.
El Concilio Vaticano II, centrado sobre todo, en el tema de la Iglesia, nos recuerda la acción del Espíritu Santo incluso "fuera" del
cuerpo visible de la Iglesia. Nos habla justamente de "todos los hombres de buena voluntad", en cuyo corazón obra la gracia de modo
visible. Cristo murió por todos, y la vocación suprema del ser humano, en realidad, es la misma: ser transformados por la acción del
Espíritu Santo y participar de la vida divina. En consecuencia, debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos, de una manera que
solo Dios conoce, la posibilidad de que se unan y participen de los frutos de la Redención de Cristo.
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Pero la presencia divina en el mundo y en las personas se ha manifestado de modo nuevo y de forma visible en Jesucristo.
Verdaderamente en Él "se ha manifestado la gracia". La manifestación de la gracia en la vida de los humanos, mediante Jesucristo, se
realiza por obra del Espíritu Santo, que es el principio de toda la acción salvífica de Dios en el mundo: Él es el "Dios oculto" que, como
amor y Dones, "llena la tierra". Toda la vida de la Iglesia significa ir al encuentro del Dios oculto, al encuentro del Espíritu que da la
vida. Este Espíritu de Dios está en nosotros, permanece con nosotros y con nosotros quiere trabajar. Es necesario que este Espíritu de
verdad, que el mundo no puede reconocer porque no le ve ni le conoce (ver Jn 14,16-17), sea conocido, amado, invitado a vivir con
nosotros. ¡Muchos ni siquiera saben que existe el Espíritu Santo!
Gracias al poder del Espíritu Santo los hijos de Dios pueden dar fruto. El que nos ha injertado en la Vid verdadera hará que demos "los
frutos del Espíritu que son caridad, alegría, paz, paciencia, mansedumbre, templanza” (Gál 5, 22-23). "El Espíritu es nuestra vida"
cuanto más renunciamos a nosotros mismos más "obramos también según el Espíritu" (Gál 5,25; CIC 736).
El Espíritu Santo siempre está con nosotros. Llamémoslo ahora y siempre, repitiendo esta oración:
Ven soplo eterno del Padre, ven Espíritu divino, de Jesús vida y aliento.
Ven soplo eterno del Padre, que creas el hombre nuevo.
Ven intimidad de Cristo, que das sabia a la vid.
Ven energía divina, tempestad de Dios y viento, que abres las puertas cerradas,
que quitas todos los miedos, que liberas al esclavo, que rompes toda cadena.
Baja, fuego trinitario, bautízanos con tu fuego.
Somos carbón apagado, toda oscuridad e invierno.
Enciéndenos en amores, conviértenos en luceros.
Ábrete fuente dichosa, agua que emana en el cielo, que limpia las impurezas, que
riega todos los huertos, sacia nuestra sed profunda, conviértenos en manantiales.
Enséñanos tu lenguaje, que es sinfonía y silencio, lengua que todos entienden y
propicia los encuentros. Que ésta lengua del amor aprendan todos los pueblos.
Úngenos óleo santo y perfume delicioso, danos a beber tu amor que transforma, y
báñanos en tu alegría, que es propia de la criatura nueva.
Ven consejero y amigo, ven defensor y maestro, ven tesoro inagotable,
de todos los dones lleno, intimidad misteriosa, nuestro yo más verdadero.
Ven que te necesitamos, que eres lo que más queremos.
Conclusión
El signo de la Confirmación es la “unción”. Desde la antigüedad se utilizaba el aceite para muchas cosa: para curar heridas, a los
gladiadores de les ungía con el fin de fortalecerlos, también era símbolo de abundancia, de plenitud. Además la unción va unido al
nombre de “cristiano”, que significa ungido.
La Confirmación es “nuestro Pentecostés personal”. El Espíritu Santo está actuando continuamente sobre la Iglesia de modos muy
diversos. La Confirmación – al descender el Espíritu Santo sobre nosotros - es una de las formas en que Él se hace presente al pueblo
de Dios.
Conclusión
La originalidad del mensaje cristiano no consiste tanto en la afirmación de la necesidad de un cambio de estructuras sino en el
reconocimiento de que debemos trabajar por la conversión de cada persona. No tendremos un continente nuevo sin nuevas y
renovadas estructuras; pero sobre todo, no habrá continente nuevo sin personas nuevas, que a la luz del Evangelio, sepan ser
verdaderamente libres y responsables.
El soldado de Cristo debe estar preparado para dar la batalla al mal, esté donde esté, venga de donde venga, tenemos que luchar por
la justicia, la caridad y el amor de Dios, sobre todas las cosas, debemos exigir y dar origen a un amor efectivo al hombre, este es el
camino más excelente que determina la modalidad propia del compromiso del cristiano con el mundo.
La caridad consiste en amar a los hombres nuestros hermanos, como Cristo los ha amado hasta la muerte.
En el Sacramento de la Confirmación, durante la unción, el obispo repite la forma del sacramento: "Recibe por esta señal el don del
Espíritu Santo". ¿Por qué se dice que el Espíritu Santo es nuestro aliado? Porque es el que nos va a ayudar a llevar a cabo nuestra
misión como hijos de Dios. Pero el Espíritu Santo no podrá actuar ni transformarnos como lo hizo con los apóstoles si nosotros no se
lo permitimos. Al recibir este Sacramento recibimos la gracia y la fuerza necesaria para responder como auténticos hijos de Dios y
testigos de Cristo. Depende de nosotros aprovechar esa gracia tomando conciencia de los dones que recibimos y los compromisos que
adquirimos.
Así como los discípulos recibieron al Espíritu Santo en Pentecostés y salieron a proclamar la buena Noticia de Jesús, los confirmados
reciben el Espíritu Santo para poder testimoniar, difundir y defender la fe por medio de la palabra y de las obras, como auténticos
testigos de Cristo.
La ceremonia del Sacramento de la Confirmación es muy sencilla, pero el valor que tiene es muy grande. Cuando el Espíritu Santo
descendió el día de Pentecostés, encontró un grupo de apóstoles débiles, que no sabían cómo cumplir con la misión que Jesús les
había encomendado de llevar el Evangelio a todo el mundo y bautizar a todas las naciones, pero su acción logró una transformación
total e inmediata. Los Hechos de los Apóstoles nos dicen que tan sólo ese día se bautizaron más de tres mil personas.
Cuidar y cultivar el respeto por la vida de los demás; es luchar para evitar la entrada a las drogas, el alcoholismo y otras cosas
negativas. Respetar la dignidad de la mujer en todas las circunstancias. Tomar en cuenta que en la juventud es muy importante
valorar la vida como prevención para no tomar otros caminos que lleven a los vicios, a las drogas, pandillerismo, etc.
Como confirmados debemos admirar, agradecer y respetar el don de la vida, pero sobre todo defender toda la creación, por ser obra
divina y eso implica cuidar del planeta que es la casa común y en él está el legado que dejaremos a futuras generaciones.
Tema 5 Nos confirmamos para una misión (Lectura bíblica Lucas 5:14-25; Juan 15:18-20)
El sello de la Confirmación ha hecho pública nuestra misión, al igual que la misión de Jesús fue hecha pública en el Jordán. Desde ese
momento Su dignidad como Hijo de Dios, Rey, Sacerdote, Redentor y Salvador ya no estaba escondida. Estaba allí para que todos los
hombres la vieran. Este mismo Espíritu me ha sido dado, para que igual que Jesús, vaya y anuncie la Buena Nueva de Su Amor y a
través de ese amor cambiar el mundo. Me inundó de esa gracia que me hacen capaz de mantenerme siempre lleno y guiado por su
inspiración. Ayúdanos Señor a aceptar y cumplir nuestra misión en la vida con un corazón humilde. Y así, un día, cuando Tu amor me
llame de nuevo y Tú regales a mi alma la Luz de la Gloria, haz que el Padre pueda decirme como le dijo a Jesús: "Éste es mi hijo
amado".
Ciertamente que la Confirmación no es indispensable para la salvación como el Bautismo y el Sacramento de la Penitencia, si se ha
caído en pecado mortal; no es tan necesaria como la Sagrada Eucaristía, que por un prodigio de la Bondad divina podemos recibir
todos los días; pero si consideramos la gran abundancia de bienes espirituales que gratuitamente nos comunica este Sacramento,
todos debemos apresurarnos a recibirlo y invitar a recibir a quienes no lo hayan hecho.
Igualmente el cristiano confirmado está comprometido no tan solo a guardar la fe, sino a conquistar a los demás para Cristo.
En el mundo actual, olvidado de Dios, corrompido integralmente en la mentira, cohecho, el hurto, el hedonismo desenfrenado,
violencia y sexo, no será fácil mantenerse en esta lucha por el bien. Será vivir cuesta arriba o contra corriente todo el tiempo. Será
necesario evitar con cuidado toda clase de pecado, instruirse permanentemente en Religión, y sobre todo frecuentar los Sacramentos
de la Reconciliación y de la Eucaristía.
Por tanto, "ser confirmado" exige comprometerse y trabajar para la salvación de nuestros hermanos.
Ser confirmado exige y provoca una actitud: estar totalmente disponibles a lo que quiere el Espíritu, que por nuestro medio, quiere
manifestarse en todo y a todo el mundo.
Ser confirmado provoca que se trabaje y luche como soldados de Cristo. Como resultado de la confirmación debemos ser apóstoles
valientes. Por eso hay comprometerse con ánimo en el apostolado. No vayamos a ser indiferentes.
Conclusión
Cada cristiano está llamado a ser testigo del Evangelio con la propia vida, aunque ello no requiera necesariamente del martirio de
sangre, sino el de las dificultades de la vida cotidiana. El sacerdote, la religiosa, el profesional, el campesino, el obrero, el estudiante,
todos estamos llamados a ser testigos y a unirnos a Cristo, dejándonos guiar por el Espíritu y viviendo de acuerdo al Evangelio. La
misión de que se manifieste el Reino de Dios en el mundo corresponde a los confirmados de todos los tiempos. Nos corresponde,
pues, a nosotros, hacer realidad este deseo de Dios Padre.
El Espíritu Santo nos ha renovado como persona, nos ha restaurado interiormente y nos ha la capacitado para cumplir la nueva ley del
amor.
Sólo criaturas renovadas pueden construir una sociedad renovada. No basta con las acciones políticas, económicas o sociales para
lograr una sociedad justa y fraterna. Es indispensable la acción del Espíritu de Dios en nuestras vidas.
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La Biblia y la Iglesia nos enseñan que por el Bautismo nacimos en la Iglesia, que es la familia de Dios.
El día del Bautismo Dios nos reconoce oficialmente como sus hijos. Y casi sin notarlo, esa vida de Dios va creciendo y desarrollándose
en cada cristiano por la acción del Espíritu Santo, especialmente por el encuentro repetido que se tiene con Jesús, en los sacramentos
de la Reconciliación y la Eucaristía.
A través de la confirmación, nuestro Padre Dios marca con su sello a quienes han crecido en la fe. Nos consagra totalmente para El, al
ungirlos con el Espíritu Santo, como a los apóstoles el día de Pentecostés, para que seamos personas mayores en la familia, capaces
no sólo de vivir su fe, sino de ayudar a los otros a descubrirla y a vivirla, de reconocer en Jesús, al único Salvador.
Estamos llamados a ser Iglesia y a vivir en comunidad. Es una verdad que no podemos negar y que nos debe llevar al compromiso
constantemente. Al ser parte de una comunidad, desde el primer momento es indispensable la armonía con que se viva, pues no
olvidemos que todos necesitamos de todos. Tú en tu casa necesitas de tus padres y hermanos, así como ellos necesitan de ti; y para
que las cosas salgan bien, es necesario que cada quien cumpla sus obligaciones armónicamente. Para ello es indispensable la
presencia de Cristo, quien desde un principio asoció a sus discípulos a su vida y al Misterio del Reino compartiendo alegrías y
sufrimientos, ofreciendo una comunión más íntima para los que lo seguían de cerca: "Yo soy la vid y vosotros los sarmientos" (Jn
15,5).
Al ascender Jesús a los cielos no los deja solos, sino que les promete quedarse con ellos hasta el fin de los tiempos y les envía su
Espíritu, por lo que se hace más intensa esa comunión y constituye a su Iglesia en su cuerpo. La Iglesia es, pues, una comunidad de
vida y armonía en Jesucristo.
Todos los miembros de este cuerpo (ancianos, adultos, jóvenes, niños) se unen estrechamente a Cristo en virtud de los sacramentos,
pero esta unidad del cuerpo supone la armonía de sus miembros, los cuales son diversos y con funciones distintas. El mismo Espíritu
Santo distribuye sus dones para el bien de la vida de la Iglesia, estimulando entre los fieles la caridad, por lo que si un miembro sufre o
goza, los demás sufren o gozan con él. Con esto, vemos que la armonía de los miembros de la Iglesia es indispensable para formar una
verdadera comunidad de vida en la que no haya divisiones humanas y todos sean iguales ante Dios.
Conclusión
Estamos llamados a ser Iglesia y a vivir en comunidad. Es una verdad que no podemos negar y que nos debe llevar al compromiso
constantemente. Al ser parte de una comunidad, desde el primer momento es indispensable la armonía con que se viva, pues no
olvidemos que todos necesitamos de todos.
Todos los miembros de la Iglesia o Cuerpo de Dios (ancianos, adultos, jóvenes, niños) se unen estrechamente a Cristo en virtud de los
sacramentos, pero esta unidad del cuerpo supone la armonía de sus miembros, los cuales son diversos y con funciones distintas. El
mismo Espíritu Santo distribuye sus dones para el bien de la vida de la Iglesia, estimulando entre los fieles la caridad, por lo que si un
miembro sufre o goza, los demás sufren o gozan con él. Con esto vemos que la armonía de los miembros de la Iglesia es indispensable
para formar una verdadera comunidad de vida en la que no haya divisiones humanas y todos sean iguales ante Dios.
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