Cimbras y Encofrados Hinchables

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Cimbras y encofrados hinchables

Proceso de presurización de la membrana de PVC.

Las estructuras hinchables pueden utilizarse como un medio


auxiliar que sirve como cimbra y encofrado a la hora de construir
cúpulas, canales de regadío, depósitos, tubos u otro tipo de
estructuras de hormigón. Son estructuras neumáticas que permiten
colocar el hormigón de una forma geométricamente eficiente con el
objeto de reducir los costes de ejecución. Se trata de utilizar como
molde un material flexible, fuerte e impermeabilizado, con formas
variadas que son estancos y presentan válvulas para el hinchado y
vaciado. El proceso constructivo consiste en inflar el encofrado en su
emplazamiento. Tras el hormigonado y posterior endurecimiento, el
encofrado se deshincha y se extrae para un uso posterior.
Estos medios neumáticos presentan ventajas como su rápida
disponibilidad, buen acabado y pocas juntas de hormigonado, su
economía y bajo coste de mantenimiento, poco peso, fácil reparación y
poco coste de transporte. Además, no necesita mano de obra
especializada y son estructuras provisionales que resisten bien los
esfuerzos de tracción y compresión. Sin embargo, hay que tener
presente la limitación que supone el empuje del hormigón fresco, lo
cual implica una preferencia de uso con elementos de pequeño
espesor.

Molde hinchable para alcantarillas


Existen distintas patentes de este procedimiento constructivo. Así,
en 1960 Dante Bini ideó el denominado “Método Binishell”. Este
método consiste en colocar a nivel de suelo la ferralla y se extiende el
hormigón con retardadores de fraguado, posteriormente se insufla aire
(con una presión entre 2 y 6 kN/m2) y se eleva la membrana junto con
el hormigón fresco y las armaduras hasta alcanzar la geometría
preestablecida.

Otra patente es el “domo de espuma”, donde se rigidiza la forma


neumática con espuma de poliuretano (o mortero de arcilla expandida
como alternativa) antes de colocar el hormigón y el acero. La espuma
garantiza la forma adquirida por el elemento hinchable y sirve como
superficie para recibir el hormigón proyectado. El proceso constructivo
comienza fijando la membrana de PVC sobre una cimentación y se
procede a su presurización. Sobre la membrana se proyecta
interiormente la espuma, que rigidiza la membrana, aumenta el
aislamiento térmico y disminuye la posibilidad de condensaciones en
el interior. A continuación se ferralla y se proyecta hormigón. Este
proceso de armado y proyectado se repite en sucesivas capas de 3-4
cm (lo que disminuye las retracciones), hasta la total construcción de
la estructura. La membrana queda como acabado exterior, con lo que
se garantiza la impermeabilidad. Son estructuras monolíticas cerradas
que permiten el depósito de materias primas, agua o gases. Se
pueden alcanzar luces de hasta 100 m sin apoyos, por lo que se
pueden constituir edificios de uso público como auditorios o
polideportivos.
Figura. Construcción de la bóveda de hormigón del Centro Cultural
Óscar Niemeyer en Avilés.

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