Comiendo Papas Fritas Baratas - Michael W. Apple
Comiendo Papas Fritas Baratas - Michael W. Apple
Comiendo Papas Fritas Baratas - Michael W. Apple
Comiendo
papas fritas
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baratas Michael W. Apple2
El sol se reflejaba en el techo del pequeño auto-
móvil mientras recorríamos la ruta de mano única.
El calor y la humedad me hacían preguntar si al
final del viaje quedaría algún líquido en mi cuerpo.
Poco a poco comenzaba a apreciar, más de lo espe-
rado, el invierno de Wisconsin. La idea del invier-
no parecía muy remota en este pequeño país asiáti-
co por el cual tengo un gran aprecio. Sin embargo,
el asunto en discusión no era en aquel momento el
clima, sino las luchas de los/las educadores/as y
militantes sociales para construir una educación
considerablemente más democrática que la vigente
en aquel país de Oriente. El tema era peligroso. Se
toleraba discutirlo filosófica y formalísticamente en
términos académicos. Pero, llevarlo abiertamente a
la discusión y situarlo dentro de un análisis serio de
las estructuras de poder económico, político y mili-
tar que actualmente controlan la vida cotidiana de
ese país, ya era otra cuestión.
A medida que avanzábamos por aquella carrete-
ra rural, en el medio de una de las mejores conver-
saciones que tuve acerca de las posibilidades de
transformación educacional y sobre las opresivas
condiciones que tantas personas enfrentan en aque-
lla tierra, mi mirada fue atraída hacia un costado de
la ruta. De repente, en uno de aquellos aconteci-
mientos casi accidentales que aclaran y cristalizan
lo que la realidad es realmente, mi mirada se detuvo
sobre un objeto aparentemente sin importancia. A
intervalos regulares había pequeñas placas de seña-
lización clavadas en la tierra a escasos metros de la
carretera. La imagen de las placas me era mucho
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REFLEXIONES PEDAGÓGICAS Docencia Nº 20
más que familiar. Llevaban la insignia de uno de laciones entre nuestras luchas como educadores/as
los más famosos restaurantes de fast food de los Es- y militantes y las formas a través de las cuales el
tados Unidos. Transitamos muchos kilómetros pa- poder actúa de forma diferencial en la vida cotidia-
sando por terrenos aparentemente desiertos a lo na. No podré igualar aquí las tensiones y pasiones
largo de una planicie hirviente. Los carteles se su- que transmitía la voz de mi amiga mientras conta-
cedían uno tras otro, cada uno de ellos era la répli- ba su historia. Tampoco podré transmitir los ex-
ca del precedente: todos tenían, más o menos, me- traños sentimientos que nos asolaban al mirar aque-
dio metro de altura. No se trataba de outdoors. Ellos lla inmensa, por momentos bella, por momentos
difícilmente existen en esas pobres regiones rura- asustadora y crecientemente despoblada planicie.
les. Por el contrario, eran exactamente (¡exactamen- A pesar de todo, resulta crucial escuchar esta his-
te!) iguales a las pequeñas placas que se pueden toria. Escúchenla.
encontrar cerca de los campos del Medio Oeste nor- El gobierno nacional decidió que la atracción
teamericano y que indican el tipo de semilla de maíz de capitales extranjeros era fundamental para su
que cada agricultor sembró en su propiedad. propia sobrevivencia3. Traer norteamericanos, ale-
Formulé a la conductora —una amiga cercana y manes, británicos, japoneses y otros inversores ex-
ex alumna mía en Wisconsin, quien había vuelto a ternos permitiría la creación de empleos, inyectaría
aquel país para trabajar en las tan necesarias refor- un importante volumen de capitales disponibles
mas educacionales y sociales— una pregunta que para inversiones y transformaría a la nación, tor-
se reveló de cierta ingenuidad, aunque crucial para nándola más competitiva para ingresar rápidamen-
mi propia educación. ¿Por qué esos carteles del **** te en el siglo XXI. Una de las formas mediante las
están allí? ¿Hay uno de esos restaurantes aquí cer- cuales el gobierno, dominado por los militares, ha-
ca? Mi amiga me miró sorprendida. “Michael, ¿no bía planificado hacer esto, fue colocar parte de sus
sabes lo que esos carteles significan? No hay restau- esfuerzos en el reclutamiento de agro-business (ne-
rantes occidentales en un radio de ochenta kilóme- gocio agrario). Orientado por este objetivo, el go-
tros a la redonda. Estas placas representan exacta- bierno ofreció vastas extensiones de tierra a muy
mente la injusticia de la educación en este país. Es- bajo costo, de acuerdo con intereses internaciona-
cucha, por favor, lo que voy a contarte”. Y yo la les, en el área de los negocios agrícolas. De particu-
escuché. lar importancia para la zona que atravesábamos era
Se trata de una historia que dejó en mí una mar- el hecho de que gran parte de esta tierra había sido
ca indeleble porque condensa, en un único con- ofrecida al proveedor de una gran empresa norte-
junto importante de experiencias históricas, las re- americana de restaurantes de fast food. En esta tie-
rra se plantaban y cosechaban las
papas que, fritas, constituían una
de las marcas registradas de esta
cadena de restaurantes, y uno de
los secretos de su gran éxito en
todo el mundo.
Aquella empresa estaba ansio-
sa por aprovechar la oportunidad
de transferir parte de su produc-
ción de papas de los Estados Uni-
dos a Asia. Dado que muchos/as
trabajadores/as rurales en los Es-
tados Unidos están actualmente
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Agosto 2003 COMIENDO PAPAS FRITAS BARATAS
sindicalizados/as (por lo cual exigen salarios razo- menos que lo suficiente para comprar el alimento
nables), y ya que el gobierno de esta nación asiáti- necesario para reponer las calorías quemadas por
ca niega oficialmente cualquier tipo de organiza- los/as trabajadores/as en el proceso de producción),
ción sindical, el costo de plantar papas allí sería pero, si la persona tenía suerte, al menos podía con-
bastante menor. Por otro lado, la tierra en aquella seguir allí un empleo.
planicie era perfecta para la cosecha de papas con Mientras gigantescas máquinas comenzaron a
un número considerablemente menor de trabaja- cosechar las papas, las personas eran transferidas a
dores/as. La rápida incorporación de máquinas fue las ciudades. No es una linda historia. Pero, ¿qué
sustituyendo a los seres humanos. Finalmente, el tiene que ver con la educación? Mi amiga continuó
gobierno estaba muy poco preocupado con las le- educándome…
yes sobre protección del medio ambiente. Todo esto El gobierno militar dio a todas estas grandes
llevaba a considerar que dicha región era un buen empresas internacionales veinte años de exención
negocio para la inversión de capital. impositiva para facilitar las condiciones de su loca-
Obviamente, un número importante de perso- lización en el país. De esta forma, actualmente, hay
nas vivían de esa tierra, la cultivaban para su pro- muy poco dinero para financiar los servicios de sa-
pio consumo y vendían el excedente luego de sa- lud, vivienda, agua, cloacas, electricidad y escuelas
tisfacer sus, relativamente mínimas, necesidades. para millares de personas que buscaron su futuro
Esto “no detuvo a los interesados en el agro-business en las ciudades o fueron literalmente empujadas
ni al gobierno. En definitiva, el pueblo podría ser hacia ellas. El mecanismo para no ofrecer esos ser-
desplazado para dejar espacio al “progreso”. Los vicios era realmente hábil. Tomemos como ejem-
campesinos, ciertamente, no tenían los documen- plo la falta de instituciones de educación formal en
tos de posesión de aquella tierra (habían vivido allí dichos barrios periféricos. Para que el gobierno cons-
tal vez por centenas de años, bastante antes de la truyera escuelas debía demostrarse la existencia de
invención de los bancos, las hipotecas y las escritu- una “legítima” necesidad que justificase el gasto.
ras). No sería difícil trasladarlos de la planicie hacia Las estadísticas producidas oficialmente tenían que
otra área: y así dejar “libre” la región para la pro-
ducción intensiva de papas y para la “creación de
empleos”, quitando, con ello, el sustento de milla-
res y millares de pequeños agricultores.
Escuchaba con atención la historia. A medida
que mi amiga la iba contando atravesábamos cam-
pos (con los carteles de la referida empresa) y pue-
blos abandonados. Naturalmente, las personas cuya
tierra había sido tomada por tan poco, tuvieron que
mudarse. Así como en tantos otros lugares simila-
res, en aquellos países que los grupos dominantes
denominan “Tercer Mundo”, los campesinos debie-
ron migrar hacia la ciudad. Tomaron sus escasas
posesiones y se mudaron a los asentamientos pe-
riféricos, siempre en expansión alrededor del úni-
co lugar que podía ofrecer alguna esperanza de en-
contrar trabajo para poder sobrevivir (esto, claro, si
todos, incluyendo los niños, trabajaran).
El gobierno y los segmentos importantes de la
elite empresarial oficialmente boicoteaban estos des-
plazamientos, a veces contratando bandidos para
quemar las ciudades miserables. En otras ocasiones
mantenían las condiciones de adversidad, simple-
mente para que nadie “quisiera” vivir allí. Sin em-
bargo, los desposeídos se trasladaban en decenas
de millares hacia las ciudades.
En definitiva, las personas pobres no son
irracionales. La pérdida de la tierra tenía que ser
compensada de alguna forma, y si esto implicaba
ser amontonados en lugares infernales, ¿qué otra
alternativa tenían? Se estaban construyendo fábri-
cas en y alrededor de las ciudades. En ellas se paga-
ba salarios increíblemente bajos (algunas veces
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