Resolución de Problemas
Resolución de Problemas
Resolución de Problemas
PRESENTADO POR:
DOCENTE
LICENCIATURA EN MATEMÁTICAS
URRAO
2015
TIPOS DE PROBLEMAS MATEMÁTICOS
A) PROBLEMAS ARITMÉTICOS:
Son aquellos que presentan datos en forma de cantidades y establecen entre ellos
relaciones de Tipo cuantitativo. Necesitan la realización de operaciones aritméticas
para su resolución. Se clasifican en primer, segundo o tercer nivel teniendo en
cuenta el número de operaciones que es necesario realizar para su resolución. Se
pueden distinguir:
De primer nivel.
Es necesaria una sola operación para su resolución. Podemos distinguir según el tipo
de operación:
*Adición– sustracción:
De combinación:
Se relacionan dos conjuntos que forman un todo. Se pregunta por una parte o por
un todo.
De comparación:
Se establece una relación de comparación (más o menos que) entre dos cantidades.
El abuelo de Pedro tiene 61 años, tiene 54 años más que Pedro. ¿Cuántos años tiene
Pedro?
De igualación:
¿Cuántos sellos debe conseguir Tomás para tener los mismos que Enrique?
*Multiplicación– división:
* De reparto equitativo:
Son aquellas situaciones en las que una cantidad se reparte entre un número x de
partes iguales. En el enunciado se hará referencia a tres informaciones: la cantidad a
repartir, el número de grupos a formar o el número de elementos por cada grupo.
En clase hay 18 alumnos. Después de repartir una bolsa grande de caramelos entre
todos los alumnos, a cada uno le han correspondido 8 caramelos.
De factor N:
De razón o tasa:
De productos cartesianos:
Se trata de combinar, de todas las formas posibles, los objetos del problema.
De segundo nivel.
Sólo aparece una pregunta final pero es necesario diferentes pasos para llegar a ella.
Un comerciante vendió las 350 botellas de aceite que había comprado a 1,10.euros
cada una.
De tercer nivel.
Son aquellos en los que los datos del enunciado no son números naturales
sino números decimales, fraccionarios o porcentuales. Las situaciones son
similares a las de primer y segundo nivel.
* 1, 3, 5, 7, 9,………….....
* 6, 9, 12, 15,………….....
* 1, 4, 9, 16, 25,…………
* Sea roja.
* Sea verde.
* Sea amarilla.
* No sea roja.
* No sea amarilla.
RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS
MIGUEL DE GUZMÁN
Pero si esta actividad, que fue un verdadero problema para los algebristas del siglo
XVI, se encuentra, como suele suceder, al final de una sección sobre el binomio de
Newton, no constituye ya ningún reto notable. El alumno tiene los caminos bien
marcados. Si no es capaz de resolver un problema semejante, ya sabe que lo que
tiene que hacer es aprenderse la lección primero.
* Porque muchos de los hábitos que así se consolidan tienen un valor universal, no
limitado al mundo de las matemáticas.
* El grupo proporciona apoyo y estímulo en una labor que de otra manera puede
resultar dura, por su complejidad y por la constancia que requiere.
Algunos de los aspectos que es preciso atender en la práctica inicial adecuada son
los siguientes:
* Exploración de los diferentes bloqueos que actúan en cada uno de nosotros, a fin
de conseguir una actitud sana y agradable frente a la tarea de resolución de
problemas.
Un equipo de trabajo puede constar de cinco o seis personas. Se podrían reunir una
vez por semana durante un buen período, como de un año. Una sesión típica puede
durar una hora y media. La sesión tiene dos partes bien diferenciadas, siendo la
segunda la verdaderamente importante. La primera parte tiene por objeto ir
ampliando el panorama de conocimientos teórico-prácticos del grupo.
Primera parte (media hora). Uno de los miembros del equipo ha preparado mediante
lecturas adecuadas un tema bien concreto de naturaleza teórico-práctica, que podría
consistir, por ejemplo en el estudio de los bloqueos mentales de naturaleza afectiva.
Lo expone en 20 minutos y se establece un período de discusión, comentarios,
preguntas, aclaraciones, de 10 minutos.
Segunda parte (una hora). Una de las personas del grupo va a actuar en esta segunda
parte como secretario, observador y seleccionador de problemas. Otra de ellas
actuará como moderador. Los papeles de los componentes del grupo serán
desempeñados por turno en diferentes reuniones.
El secretario para esta reunión ha elegido con anterioridad unos cuatro o cinco
problemas que propone al resto. Es conveniente que sean verdaderos problemas,
pero que al mismo tiempo no excedan la capacidad del grupo de resolverlos en un
tiempo sensato. Es conveniente que el mismo secretario se haya familiarizado con
las formas de resolver los problemas, pues aunque durante el proceso tendrá que
actuar meramente como observador, al final deberá él mismo iluminar y
complementar los resultados alcanzados por el grupo.
Hay que recalcar que la finalidad principal de la actividad que el grupo va a realizar
puede quedar perfectamente cumplida aunque los problemas no se resuelvan. Es
muy conveniente, sin embargo, desde el punto de vista de la motivación, que los
problemas elegidos, por una parte, constituyan un verdadero reto, pero que al mismo
tiempo sean susceptibles de solución por el grupo.
Como antes ha quedado dicho, de los otros cuatro o cinco componentes del grupo
uno actúa como moderador para esta reunión de trabajo. Los papeles de ponente,
secretario y moderador van rotando en cada sesión. La forma de proceder del grupo
hacia la resolución del problema puede ser muy variada y sería conveniente
experimentar diferentes esquemas para que cada grupo elija el que mejor se le
adapta.
Lo verdaderamente importante es que se cree una atmósfera en el grupo libre de
inhibiciones, libre de competitividad, en que cada uno esté deseoso de aportar sin
imponer, abierto a aceptar incluso lo que a primera vista pueda parecer más
estrafalario, colaborando gustosamente para mejorar las ideas iniciadas por los otros
y viendo con gusto cómo los otros van perfeccionando las ideas propuestas por l. La
tarea esencial del moderador es precisamente mantener permanentemente este
clima, estimulando, si hace falta, la aportación del que tiende a callar demasiado e
inhibiendo con suavidad la del que tiende a hablar en exceso, animando cuando el
grupo parece quedarse pegado, tratando de abrir nuevas vías cuando todo parece
cerrado...
El esquema concreto de trabajo puede tener lugar según estas cuatro fases que
pueden servir como marco muy general:
* El grupo selecciona y lleva adelante las estrategias que parecen más adecuadas.
1. FAMILIARIZACIÓN
· Comprender el enunciado.
· Idea clara de los datos que intervienen, las relaciones entre ellos y lo que se pide.
· Ser capaces de contar el problema con nuestras palabras (película del problema)
2. ESTRATEGIAS
· Apuntar ideas nuevas que puedan surgir sin que te desvíen del camino trazado.
4. REVISIÓN Y CONSECUENCIAS
· En este paso es importante tener un buen protocolo del problema: tener escritos los
datos, las ideas, los pasos, las conclusiones, los problemas,...
*Elaborar un esquema.
*Elegir variables simples, comunes a todas las relaciones y que permitan contestar a la
pregunta. Definirlas con precisión.
Ejemplos 1:
Análisis:
Dos números
1)
Suma es 59
2)
Diferencia es 15
¿Números?
Planteamiento:
Dos relaciones con dos incógnitas (los números)
(1ª): x=59-y=59-37=22
Solución:
x=22, y=37: números 22 y 37
Comprobación: 1)
22+37=59
2)
37-22=15
Ejemplo 2:
Pepe y Olga hacen un trabajo en tres horas. Si Pepe lo hiciera solo, tardaría
cuatro horas. ¿Cuánto tiempo tardaría Olga en hacerlo sola?
Un mismo trabajo a realizar
Relaciones:
Ritmo=trabajo/tiempo
[Ej.: 20 folios cada hora uno y 30 folios cada hora otro hacen 50 folios
Ritmo de Pepe:1/4;
Ritmo juntos:1/3;
Ritmo de Olga:1/t
MARGARITA A. DE SÁNCHEZ
Primer paso
Comprensión clara y precisa del enunciado: leer en su totalidad el problema
con el propósito de tener una comprensión inicial para identificar los datos y
la pregunta.
Segundo paso
Leer parte por parte el problema y extraer los datos: estado inicial, estados
intermedios y estado final, las restricciones y la pregunta.
Ejemplo: Antonio salió de compras con 600 pesos ya que debía comprar dos
artículos para cada uno de sus tres hijos. Compró tres pantalones en 180 pesos y tres
pares de zapatos en 300 pesos. ¿Cuánto dinero le quedó a Antonio después de
completar sus compras?
Datos iniciales: la cantidad de dinero que tenía Antonio antes de salir de compras
era de 600 pesos.
Productos intermedios: Antonio gastó parte del dinero que tenía en comprar tres
pantalones y tres pares de zapatos.
Restricciones (lo que se debe respetar): comprar sólo dos artículos para cada hijo.
Datos finales: tiene tres pantalones, tiene tres pares de zapatos y el dinero que le
sobró.
Tercer paso
Representar los datos en un diagrama o representación gráfica.
Diagrama
180 pesos en
tres pantalones
200 pesos en
tres pares de
zapatos
Diferencia:
220 pesos
Cuarto paso
Interpretar el diagrama y sacar conclusiones sobre lo que debemos hacer
para resolver el problema.
Conclusión: Para saber cuánto le sobró a Antonio, debo juntar lo que gastó en los
zapatos y pantalones, para sacar la cantidad total que gastó; después le quitaré a la
cantidad inicial lo que se gastó en total y la diferencia es lo que le sobró.
Quinto paso
Realizar los cálculos o las operaciones requeridas.
Operaciones:
Sexto paso
Responder a la pregunta planteada:
A Antonio le sobró lo siguiente después de realizar sus compras: 220 pesos.
JOSÉ ANTONIO FERNÁNDEZ BRAVO
A esta clase pertenecerían aquellos alumnos que identifican problema con una
determinada forma de presentación, en la que incluyen un conjunto de operaciones
"disfrazadas". Estos alumnos hacen operaciones con el fin de obtener un resultado
cualquiera, y no el resultado.
Lo importante es llegar a una solución, y tienen la seguridad de que ésta se recoge
después de hacer alguna operación. Acomodan –en una estética de la composición–
algo que les haga dar por terminado el problema. No estudian la solución; expresan
lo que han obtenido aunque nada tenga que ver con lo que se les ha preguntado.
Algunas de las concepciones sobre "problema" expresadas por estos alumnos son
las siguientes:
• "Una serie de palabras con números y preguntas que hay que averiguar el número
que tiene que salir"
• "Lo que se resuelve con operaciones"
• "Una frase que se responde con números"
• "Un escrito que hay que resolver con sumas, restas, multiplicaciones y solución"
2. Reflexión operativa
A esta clase pertenecerían los que admiten que un problema es algo que ayuda a
pensar. No obstante, esta clasificación está enmarcada en una complejidad; existen
alumnos que admiten que hay que pensar, pero no actúan pensando, y existen,
también, los que son consecuentes con lo que admiten. En este sentido, dentro de
esta clase habría dos subclases: Reflexión operativa consciente y Reflexión
operativa inconsciente. Estarían en la primera de las subclases, aquellos niños que
reflexionan, razonando la estrategia que utilizan. Suelen ser ágiles de pensamiento y
creativos. Generalmente, terminan correctamente el problema y son capaces de
explicar el proceso seguido. A la segunda de las subclases, pertenecerían aquellos
sujetos que saben que hay que pensar pero que no lo han asimilado en su forma de
actuar. La concepción de "problema" de todos estos alumnos es la misma,
distinguiéndose, únicamente, en su forma de actuar:
• "Algo muy pensativo que tienes que resolver."
• "Una situación difícil que nos ayuda a pensar."
3. Sustitución de contenido
Estos alumnos confunden el instrumento con su función. Entienden por problema un
conjunto de operaciones difíciles. Una operación es un problema siempre que ésta
sea difícil. Generalmente, no llegan a la solución. Dejan la resolución del problema
a medias. Lo dan por terminado cuando aún no es así; es el "hacer por hacer".
Utilizan expresiones parecidas a las siguientes para definir lo que entienden por
problema:
• "Una división, una suma o una resta difícil".
• "Un lío de operaciones cada año más largas y más difíciles".
• "Algo que nos dicen los profesores para aprender las cuentas".
4. Imitación de iniciativas
A esta clase pertenecen aquellos alumnos que hacen bien, únicamente, lo que saben
hacer. No son creativos y se sienten felices con la reiteración de ejercicios. Protestan
cuando no se han hecho problemas similares, descargando la responsabilidad en la
enseñanza del profesor.
Mecanizan procedimientos a partir de asociaciones intuitivas, buscando imitar algo
que se haya hecho anteriormente. Son aquellos alumnos que no saben calcular el
área de un rectángulo que aparece en posición vertical, porque su mente siempre
asocia un rectángulo en posición horizontal. Estos alumnos suelen expresar su
concepción de problema con un ejemplo o señalando una función práctica; así,
podríamos encontrar formulaciones como las siguientes:
• "Es aprender lo que le falta de dinero."
• "Es cuando te dicen tengo 10 caramelos y te dan 8 ¿cuántos caramelos tengo?"
• "Es lo que sirve para aprender mucho."
5. Negación consciente
Pertenecen a este grupo los sujetos que se han rendido ante la resolución de
problemas. Creen que es algo inaccesible para ellos. Suelen dejar el problema en
blanco, ni lo intentan. Aunque, en ocasiones, se limitan a rellenar el espacio que se
deja para su resolución con un dibujo, o copian algún dato del enunciado que
expresan de distinta forma a como aparece en el problema. Así, si en el enunciado
del problema aparece, por ejemplo, el dato numérico 30, en la resolución aparece
este dato como resultado de alguna operación:
10 + 20 = 30.
La concepción que estos alumnos tienen sobre "problema", la expresan con
estructuras similares a las siguientes:
• "Una manera de complicarte la vida"
• "Un rollo"
• "Un lío"
• "Algo difícil y aburrido"
Como se pude observar, después de haber analizado las cinco clases, una mejora de
los resultados indicaría un considerable volumen de alumnos integrados en la
clasificación de la Reflexión operativa consciente: "Lo que importa sobre todo es
que el niño aprenda a pensar. Que obre por principios, de los cuales se origina toda
acción" (Kant, 1803:39).
Analicemos: "Concebir un plan". Nada de lo que el niño hace es por azar. Todo,
absolutamente todo, tiene un por qué; otra cosa es que desconozcamos sus causas.
El desconocimiento de éstas no implica su inexistencia. El conocimiento científico
se apoya en esta consideración como principio de avance. El respeto al hacer del
alumno es de esencia pedagógica. Todo alumno que ha resuelto un problema ha
concebido un plan, aunque este no le haya llevado a la solución correcta. Lo
importante es cómo enseñar al alumno a concebir planes. Son muchas las ocasiones
en las que las formas de enseñar no se acercan a las formas de aprender, y se
acercan "recetas mágicas" con las que se cree cubierta la enseñanza, aunque no el
aprendizaje.Desatar los paradigmas que oprimen la creatividad y la intuición del
alumno es principio prioritario para aprender a concebir un plan. La receta apuesta
por un pensamiento paralelo al que ha tenido el que la ha creado; y una cosa es
enseñar y que el niño aprenda, y otra, muy distinta, es permitir que desarrolle su
propio pensamiento. La información de concebir un plan, nada dice sobre
concebirlo si no se ha concebido, y si se ha concebido, ¿para qué informar? Yo
puedo comprender intelectualmente el concepto dinero, pero eso no quiere decir que
sea millonario.
Analicemos: "Visión retrospectiva". Se trata de comprobar la validez de lo que se
ha realizado, verificar el resultado y el razonamiento. ¿Qué entiende el niño de
Educación Primaria por "comprobar"? ¿Qué hay que hacer para "comprobar"? La
comprobación, en estas edades, debe formar parte del proceso de explicación, de la
escucha a los demás, de la contrastación con sus compañeros; en definitiva, de la
comunicación. Esta debe estar apoyada en el diálogo, no en la exposición; y debe
hacer intervenir al profesor como un elemento más. El desarrollo de la
reversibilidad de pensamiento es la esencia de esta dialéctica de interacción
personal. No obstante, la intención de Polya se aleja mucho de la receta dogmática
que genera ideas brillantes. La indicación de las fases de realización de un problema
va dirigida a la atención de la mente adulta que es capaz de dirigir y tener en cuenta
para la consecución de objetivos claros, y no para que se ofrezcan, como se ofrecen
en las aulas (1), a la independencia del pensamiento y a la oportunidad del recurso.
Las fases, como reglas, obturan la capacidad inventiva y las facultades intelectuales
de descubrimiento. "Un gran descubrimiento resuelve un gran problema, pero en la
solución de todo problema, hay un cierto descubrimiento. [...] Si [El profesor]
dedica su tiempo a ejercitar a sus alumnos en operaciones rutinarias, matará en ellos
el interés, impedirá su desarrollo intelectual y acabará desaprovechando su
oportunidad”.
Solución: No... El niño tendrá que leer atentamente, y varias veces, el enunciado,
hasta comprender las relaciones que debe tener en cuenta para la expresión lógica de
la pregunta en cuestión. Se abrirá la oportunidad de saber cuáles son los datos
significativos, cuál es la incógnita, o si la condición es suficiente. No será necesario
que informemos de la necesidad de su lectura y comprensión; se ha provocado la
lectura del texto las veces que se precise desde una acción totalmente libre; se ha
elaborado una actividad que ha supuesto, en definitiva, la estrategia de elaboración
pretendida. Más que conocer las fases que intervienen en la resolución de un
problema, lo que necesita el alumno son situaciones significativas que le aporten
posibilidades de enfrentamiento a dicha resolución. Cuando a un alumno se le
propone un problema lo primero que hace es leerlo, pero leerlo significa seguir unas
palabras que el cerebro descodifica para proyectar la idea de lo que éstas significan;
más que leer lo que dice, intenta entender lo que pone. Esa intención provoca una
fotografía mental que va a permitir que el alumno enuncie el problema con sus
palabras, en una formulación interior que establece una dinámica de relaciones en
correspondencia con lo que ha entendido. Goza de exagerada importancia en la
resolución de problemas matemáticos permitir que el alumno elabore, enuncie y
genere ideas, –como si desglosásemos las necesidades que se requieren para
resolver problemas por orden de prioridad–. No es conveniente exigirle más, en un
principio.
Las etapas, aparentemente necesarias, para la resolución de problemas, son:
Elaboración, Enunciación, Generación de ideas, Trascripción simbólica de las
ideas –traducir al lenguaje matemático el plan abordado en la generación de ideas–,
Realización –utilización de los instrumentos de cálculo necesarios que me permiten
llevar a cabo las ideas traducidas, Contrastación –se establece una correspondencia
entre el resultado obtenido y todas y cada una de las etapas anteriores, estudiando la
concordancia lógica en función de la solución que se haya indicado, mediante la
comunicación de ideas llegando a conclusiones válidas.
Las primeras situaciones problemáticas a las que se tiene que enfrentar el alumno
son aquellas en las que el número no existe, es secundario o va apareciendo en la
medida que él lo considera necesario, y en este orden. "Se deja caer una pelota que
está encima de un armario y una pelota que está encima de una silla. ¿Qué pelota
llegará antes al suelo?" Observemos, a partir de esta situación, mediante el dialogo,
cómo ha sido elaborada, cómo enunciada en sus mentes y cuáles son las ideas que
pueden generar; que cojan confianza y seguridad en sí mismos, que todos puedan
hablar, que se enfrenten a una pluralidad de alternativas: ¿Se han dejado caer las dos
pelotas a la vez?, ¿dónde has supuesto que estaba la silla?, ¿podría estar la silla en
una posición más alta que el armario?, ¿crees necesario completar el enunciado para
contestar con seguridad?,...
Otra situación problemática que en estos comienzos se puede plantear: "Me he
quedado sin dinero" (sí, ya está); que elaboren, que enuncien, que busquen lo
necesario, que determinen lo que es o, no es, lógico, que construyan lo que falte:
¿Por qué te habrás quedado sin dinero?,¿Cuánto dinero llevabas?, ¿has prestado
dinero a algún amigo?, ¿Te has comprado algo?, ¿te has quedado sin dinero antes o
después de comprarlo?,...
Existen un sin fin de situaciones capaz de generar ideas y permitir que el alumno
profundice en el contenido implícito que se representa en la composición del
lenguaje, entendiendo que, más que palabras lo que tiene es una relación de
significados. Cuando lo que se pretende es dirigir la mente del alumno a situaciones
cuya solución depende de operaciones matemáticas, se parte de situaciones capaces
de generar ideas de distinción y comprensión de todas y cada una de las distintas
operaciones. El cómo lo indican las reglas de cálculo que permiten obtener una
solución. Antes de hacer la suma, que me permite, por ejemplo, dar solución a un
problema, el alumno ha tenido que elegirla de entre todas las demás operaciones. El
cómo se hace está subordinado al saber hacer.
La adición o Suma
Una cosa es hacer sumas y otra, muy distinta, es saber qué es sumar. En ocasiones,
el hacer no implica el saber y el saber no implica el hacer, y ambas implicaciones
son necesarias en la resolución de problemas. Empezaremos por interpretar
mentalmente una acción sumativa a partir de una propiedad fundamental: El
resultado de una suma es siempre mayor que todos y cada uno de sus sumandos,
cuando estos son distintos de cero. Mediante una situación abierta capaz de generar
ideas canalizaremos las respuestas del alumno hacia el descubrimiento y la
comprensión de esta propiedad fundamental. Sirva, como ejemplo, la siguiente
situación como propuesta de diálogo: "En una caja en la que hay un número de
canicas se echan 5 canicas. ¿Cuántas canicas hay, ahora, en esa caja?" Sus
expresiones serán variadas. La palabra "depende" saldrá rápidamente; el concepto
de función está en sus mentes: puede haber siete, ocho,... pero, no puede haber
cinco, no habrá menos de cinco, siempre más. "Se sabe que esa caja está rota y que
al moverla se pierden las canicas. Se sabe que se mueve, una y otra vez. ¿Cuántas
canicas se pueden perder?" No se sabe exactamente pero, sí podemos decir que se
pierden más de dos, y más de tres y, con seguridad, más de cinco, ¿Más de cinco?,
¿cuántas más? Las que hubiese en la caja antes de echar las cinco. Entonces, si antes
de echar las cinco, había tres canicas en la caja, ¿cuántas se pueden perder?
Digamos ocho, pero… seguimos diciendo más que cinco.
El alumno interpreta mediante este tipo de situaciones una acción sumativa debido a
que el alcance de las consecuencias previstas a partir de la información indica la
obtención de un número mayor. Como se puede observar se huye
intencionadamente de la asociación lingüística de palabras con la operación; sumar
no es juntar, porque si fuese juntar todo lo que no fuese juntar no sería sumar.
También se suma cuando se "pierde", cuando se "da", cuando se "presta"; podemos
decir, entonces, que sumar es aumentar, siendo el alumno el que interprete en las
expresiones de una multitud de situaciones la infinita extensión de esta idea.
La sustracción o resta
El resultado de una resta representa la diferencia numérica, atendiendo al orden de
los números naturales, que existe entre dos números: a - b = c. Esta diferencia
cumple una propiedad fundamental: c + b = a, sin entender esta propiedad
difícilmente se puede comprender la naturaleza del contenido intelectual de una
sustracción. Sirva como ejemplo la siguiente situación para una propuesta de
diálogo: Se dibujará en la pizarra un tramo de escalera de diez escalones entre dos
descansillos, de tal forma que para ir de un descansillo a otro sea necesario subir
esos diez escalones. Dibujando a dos niños en el descansillo inferior y una puerta en
el superior, plantearemos el siguiente desafío: "¿Qué crees tú que se disponen a
hacer estos niños?"
Diálogo: ¿Por qué? ¿Cuántos escalones pueden subir?, ¿Pueden subir más de diez?,
¿Pueden subir menos de diez?, ¿Se pueden parar?, ¿Por qué se paran?, ¿Dónde se
paran? "Un niño se para en el segundo escalón mientras que el otro no ha empezado
a subir, ¿a quién le quedarán menos escalones que subir?", ¿Cuántos menos? Y, si
se hubiese parado en el sexto escalón, mientras el otro aún no hubiese subido
ninguno, ¿a quién de estos niños le quedarían menos escalones que subir?, ¿A quién
le quedarían más escalones que subir?, ¿Cuántos más? Se sabe que un niño se para
en el tercer escalón, ¿cuántos escalones le quedan a este niño por subir? ¿Por qué, si
tiene que subir diez?, ¿Cuántos escalones le quedarán por subir al otro niño? Se sabe
que un niño se encuentra en el descansillo superior, mientras que el otro aún no ha
terminado de subir porque está descansando en uno de esos escalones, ¿cuántos
escalones tiene que bajar el que ya ha subido para situarse en el mismo escalón en el
que está el niño cansado?, ¿...?
Esta interacción de preguntas-respuestas genera ideas, capaces de intelectualizar los
factores intervinientes más importantes para la interpretación mental de la resta; a
saber:
• La diferencia entre la parte y el todo no puede ser mayor que el todo.
• La diferencia entre una parte A y el todo es otra parte B tal que la suma de A y B
equivale al todo.
Si un señor está en el kilómetro 23 y tiene que llegar al kilómetro 32, para averiguar
los kilómetros que le faltan por recorrer es necesario advertir que le faltan menos,
pero menos que qué. Si situamos al alumno en la posición cero, el número de
kilómetros que tiene que recorrer para llegar al kilómetro 32 es 32; si le situamos en
el kilómetro 10 observará que no son 32, que son menos que antes, que son 10
menos que 32.
La complementariedad implica la consideración de un total respecto a una parte de
ese total.
Será el alumno quien extienda la idea de disminución a un sin fin de situaciones
capaces de ser reconocidas por esta idea, con independencia de las expresiones
utilizadas –siempre que sean conocidas por él– en la información cuya pregunta
indique consecuencias de esta índole.
La clasificación de los problemas que se define por problemas de Cambio, de
Combinación, Comparación e Igualación, no tiene, a nuestro juicio, incidencia
alguna como aportación didáctica, ni por su estructura, ni por su tipología. El
alumno no debe distinguir un problema por su tipología porque estará memorizando
una forma de análisis que cuando no recuerde le hará fallar; su aprendizaje se debe
apoyar en la selección, distinción y discernimiento intelectual mediante una
dinámica de relaciones lógicas.
La multiplicación
La interpretación mental de las situaciones multiplicativas no equivale a la
interpretación mental de las situaciones sumativas. Ver los problemas en los que
interviene la multiplicación como una suma repetida aporta caracteres de confusión
en la distinción de las situaciones. En las situaciones sumativas aparece una sola
clase de elementos, en las multiplicativas, sin embargo, aparecen dos clases de
elementos bien diferenciadas y una relación constante entre ellas; así, bolsillos y
canicas, cajas y peras, estanterías y libros, duros y pesetas,... Esta sería la
diferenciación clara. Tendremos tantos factores distintos como clases de elementos
haya. Si se habla de cinco armarios, de siete cajones en cada armario y de 9 camisas
en cada cajón y se pregunta por el número de camisas, la relación se verá expresada
en la forma: 5 x 7 x 9. No habrá extensión de una idea multiplicativa mientras no se
advierta la relación constante entre clases de distintos elementos. Por mucho que
repita la suma de una longitud, jamás obtendré una superficie. Sirva, como ejemplo,
la siguiente situación para una propuesta de diálogo: " Me he comprado tres globos.
¿Cuántos euros he tenido que pagar?" Podemos suponer que los globos no son
iguales; la relación entre los euros y los globos no es constante. En la consideración
de la igualdad de los globos está la consideración de la igualdad del precio –que
saldrá como alternativa– es ésta relación constante la que implica una idea
multiplicativa que estará en función del precio de cada globo; así podrá ser 3 veces
1 Euro, 3 veces 2 Euros, 3 veces ... Si planteamos, a continuación, el problema en
función del número de globos se percibirá mejor la relación entre las dos clases de
elementos "globos-euros": "Un globo me cuesta 2 Euros. He comprado algunos de
esos globos. ¿Cuánto he pagado?" Volvemos a la palabra "depende", depende ¿de
qué? Si el número de globos fuese dos: dos veces 2 Euros; si fuese cinco: cinco
veces 2 Euros;... Es el alumno quien extenderá la idea multiplicativa a un sin fin de
situaciones, identificándola en una relación constante entre distintas clases de
elementos directamente proporcionales.
La división
La interpretación mental de la división comporta una multiplicación en la que se
busca uno de los factores. La división como consecuencia tiene por causa la
multiplicación. "He comprado algunas piruletas de igual precio. He pagado por
todas 2 Euros. ¿Cuál es el precio de una de ellas?" No se sabe, ¿por qué no se sabe?
¿He podido comprar 20 piruletas?, ¿Por qué?, ¿quizás 10?, ¿por qué? ¿Es posible
que haya comprado siete piruletas? ¿Por qué es o no es posible?,... conduciremos
abiertamente la posibilidad o imposibilidad de sucesos apoyándolos en la
comprobación lógica de la idea multiplicativa: sí he podido comprar diez y cada una
de ellas me habrá costado dos pesetas, porque diez veces dos equivale a veinte; no
he podido comprar siete, porque no hay un número exacto de veces por las que siete
equivalga a veinte,... Buscar el número que multiplicado por b equivale a c, se
representa matemáticamente mediante la expresión "c: b", que se lee: "c dividido
por b".
"Tengo que repartir ocho caramelos entre cuatro niños. ¿Cuántos caramelos recibe
cada uno?" Esta situación sería posterior. Es necesario que el alumno perciba, entre
la pluralidad de repartos, aquel en el que todos reciben lo mismo. Que se tengan que
repartir ocho caramelos entre cuatro niños no significa que todos tengan que recibir
el mismo número de caramelos; al niño uno se le pueden dar 3 caramelos, un
caramelo a otro de los niños, y dos a cada uno de los restantes. Dialogaremos con
los alumnos desde todos y cada uno de los distintos repartos que se hayan
considerado, viendo cuáles de ellos se pueden expresar mediante una multiplicación,
con la palabra veces. Así, el reparto descrito en el ejemplo no sería posible
expresarlo mediante la palabra veces debido a que todos y cada uno de los niños no
han recibido el mismo número de caramelos. Observado esto se conducirá de tal
forma que si en el enunciado introducimos la necesidad del reparto equitativo, el
alumno pueda libremente traducir la situación a la simbología "8: 4", debido a que
habrá que buscar qué número de caramelos cuatro veces equivale a ocho. La
información por parte del profesor/a de las propiedades expuestas en todas y cada
una de las distintas operaciones debilitará la comprensión por parte del alumno que
se dedicará a imitar lo que le ha sido indicado, cuando lo importante es que llegue
por sus propios medios a descubrir estas relaciones teniendo a su disposición la
opción de decidir mediante lógicos razonamientos.
La división no existe como operación independiente. Se define como la operación
inversa de la multiplicación. Es por ello por lo que también se apoya en dos clases
de elementos y una relación constante; caramelos-niños, piruletas-euros,...No
obstante, no se puede confundir el mecanismo de realización con el mecanismo
intelectual de identificación de situaciones, si se confundiese no se distinguiría una
situación multiplicativa de una situación de partición, indicando así que multiplicar
y dividir son una y la misma cosa. En la multiplicación el resultado es mayor que
todos y cada uno de los factores –siendo estos distintos del número cero y del
número uno–, en la división el resultado es menor (divisor mayor que 1).
Es el alumno quien extenderá la idea de división a un sin fin de situaciones
identificándola por la búsqueda de una relación constante inversamente
proporcional a dos clases distintas de elementos.
Estudiadas y comprendidas las propiedades que definen a todas y cada de las
distintas operaciones, se hace necesario, como decíamos anteriormente, no sólo
saber hacer sino saber cómo se hace, siendo imprescindible un dominio de las reglas
de cálculo para obtener resultados precisos y correctos en la realización de la
situación problemática, como etapa independiente.
Las cuatro reglas algorítmicas se basan en la propiedad de construcción de un
sistema posicional decimal, que es el que utilizamos para la numeración: Diez
elementos de un orden inferior equivalen a un elemento de un orden inmediatamente
superior, y viceversa.
Consideradas las etapas para el aprendizaje de la resolución de problemas como
etapas distintas por las que el alumno debe pasar, se pueden establecer fases de
resolución, en la medida en que la necesidad de éstas ha sido interiorizada
significativamente mediante una libertad de acción creativa con posibilidades de
extensión impredecibles. La escuela nunca podrá poner a disposición del alumno
todos los problemas que en un futuro tendrá que resolver, pero si podrá hacer que el
alumno se enfrente con una disposición de éxito a la resolución de cualquier
problema. Llegados a este punto, nos gustaría hablar de la última de las etapas,
aquella que se ocupa de la comunicación y elaboración de conclusiones.
Comunicación y conclusiones. El alumno comunica su proceso de resolución, sus
estrategias, sus ideas. Se genera un diálogo que sirve de contrastación del proceso.
Se defienden las iniciativas y se aceptan las refutaciones. Se desarrolla la autonomía
desde la explicación a los demás de su decisión creativa. Este ejercicio libre tiene
poder de expansión desde la investigación conjunta, y no competitiva. Las
situaciones problemáticas deben desplegar la capacidad inventiva del alumno para
que la capacidad de diálogo sea eficaz, alcanzando el gozo que este actuar
proporciona, independientemente del éxito obtenido. El aprendizaje se alimenta,
más que del acierto de la comunicación, de las conclusiones derivadas de ella.
Conclusiones que anotan el por qué de su acierto o de su error; la calidad de
comprensión del problema, las falacias utilizadas en su razonamiento, los métodos
que han demostrado la validez de la solución del problema: ensayo y error,
generalización, analogía, particularización, empezar desde atrás,... Las conclusiones
serán ideas que podamos utilizar en las sucesivas resoluciones de situaciones
problemáticas. El respeto y la tolerancia, la aceptación de ideas, la honestidad, la
colaboración y la asimilación de técnicas de base pertenecerán al contexto de
resolución de problemas. Si no hay comunicación las conclusiones no se objetivarán
y serán subjetivas en tanto al modo de proceder del alumno, o en tanto a la forma de
corregir del profesor. Cuando la conclusión es estrategia para el profesor y
elaboración para el alumno, el proceso de resolución, correcto o incorrecto, no
importa como calificación del sujeto, sino como cualificación del aprendizaje a
partir de unos fundamentos de los que somos capaces de responsabilizarnos. La
actividad escolar debe apostar esencialmente por tareas creativas, desde las que
puedan profundizar para encontrar nuevos conocimientos, inventar y reconstruir
problemas para llegar a conclusiones válidas mediante relaciones en sí y relaciones
entre relaciones, sin accidentalidad, sin adivinación y sin arbitrariedad. Inventar por
inventar, no sirve de nada; creatividad como forma de conocimiento no consiste en
permitir que el alumno haga todo lo que se le ocurra, sino en conseguir que al
alumno se le ocurra todo lo que científicamente se puede permitir.
EL ARTE DE PREGUNTAR
Mientras que el ser humano se comunique mediante el lenguaje toda didáctica que
articule aprendizaje descubrirá necesariamente el arte de preguntar.
Un lapicero cuesta menos que un bolígrafo. ¿Puedo comprarme el lapicero y el
bolígrafo?
Alumno 1: Yo sí porque a mí me lo paga mi madre.
Alumno 2: Pero, dice que si te lo puedes comprar tú.
A1: Yo no, porque no tengo dinero.
Profesor: Supongamos que nosotros tenemos dinero. ¿Podríamos comprarlo?
Alumnos: Podríamos sacarlo de la hucha; o de la paga;...
P: Entonces, veo que si lo sacamos de la hucha, o de la paga, podríais comprarlo.
A3: Eso depende de lo que saquemos.
A4: O de lo que tengamos en la hucha.
P: ¿Por qué?, no lo entiendo; si sacamos dinero podremos comprarlo.
(Contraejemplo).
A3: No, depende del dinero que tengamos.
P: Vamos a suponer un dinero. Abrimos la hucha, y ¿qué dinero sacamos?
(Ejemplo).
(Anotamos lo que nos van diciendo: 2, 5, 10, 20, 200,...).
• Entonces, ¿con 200 euros podremos comprarlo?
A: Sí, porque es mucho dinero.
P: De acuerdo. Entonces, borraremos 2 Euros, porque al ser poco dinero, estamos
seguros de que no podremos comprarlo con esos 2 Euros.
A: Claro.
P: ¿Si tuviésemos 2 Euros nos faltaría dinero?
A: Sí, bastante.
P: ¿Para qué nos faltaría dinero, para comprar el bolígrafo o para comprar el
lapicero?
(Contraejemplo).
(Algunos hay que dicen que nos faltaría dinero para las dos cosas; otros, para el
lapicero; y los más para el bolígrafo porque, según ellos, cuesta más que el lapicero.
Dialogando deberíamos llegar a establecer una clasificación de las posibilidades:
• Que nos falte dinero sólo para el bolígrafo.
• Que no es posible que nos falte dinero sólo para el lapicero.
• Que si nos falta dinero para comprar una y sólo una de las dos cosas, nos falta
dinero para comprar las dos cosas juntas.
Durante esta conducción de ideas, aparece con premura la cuestión lógica; algún
alumno hay que asegura que todo esto depende de lo que cueste el bolígrafo y el
lapicero).
A: Depende de lo que cueste el lapicero y el bolígrafo.
P: Entonces, ¿no depende del dinero que tengamos?
A: Sí, porque si no tienes dinero no puedes comprarlo.
P: ¿Cómo sabes si tienes dinero suficiente para poder comprarlo?
A: Tengo que saber cuánto cuesta el lapicero y el bolígrafo.
P: Según lo que dices, ¿con 2 Euros, podremos, o no?
A: Es que hay que saber...
P: Entonces, ¿vuelvo a escribir en la pizarra 2 Euros?
A: Claro, porque... (Y es en este momento, cuando te explican con sus propias
palabras la relación que han descubierto. Como si tú hasta ahora no te hubieses
enterado y ellos se encontrasen con la clara necesidad de informarte de algo
evidente que tú no quieres comprender. Te ponen ejemplos que muestran la
necesidad de tener el mismo o más dinero de lo que cuesta para poder comprarlo. –
Podemos asegurar que esta sencilla idea ha sido comprendida por vez primera en
algunos de estos niños–).
P: Esta bien, fijemos los precios de los objetos que aparecen en el problema.
(Diálogo. Unos hablan de caro y de barato, que depende..., que en su librería son
muy careros.
Surge la necesidad de inventar un nombre para la librería: "Lapicerín", del mismo
modo que surge la necesidad de determinar qué tipo de lapicero o bolígrafo porque,
como alguno dice, "y si es de oro...", y obtenemos la formulación del siguiente
enunciado: "En la librería Lapicerín un lapicero de la marca A cuesta 80 céntimos y
un bolígrafo de la marca B cuesta 1 Euro".
P: Si tengo 1 Euro, ¿tengo 80 céntimos?
(Algunos dicen que sí; otros, que no. Hablamos).
P: Si tienes 100, y sólo 100, ¿tienes 110?
A: No, porque nos falta.
P: ¿Lo que no tienes es lo que te falta?
A: Claro, porque... (Ponen sus propios ejemplos).
A: Yo no estoy de acuerdo porque si yo tengo 3 Euros, no tengo 10 pero tampoco
me faltan.
10. Lo que me falta no siempre coincide con lo que no tengo, sólo en el caso de que
no tenga nada. (Ayudado por el profesor en la formulación de la idea. – Los niños
suelen tener dificultad de expresión, no de comprensión–).
P: ¿Estáis de acuerdo con lo dice...?
A: Sí.
P: Entonces, podemos decir que lo que no tenemos es lo que nos falta para llegar a
tenerlo.
• Si tienes 80 céntimos, ¿qué te falta para tener 70?
A: Nada, me sobra.
P: Si tienes 80, ¿tienes 70?
(Todos afirman que sí, porque no te falta).
P: Volvamos al problema, ¿cuánto hemos dicho que cuesta el bolígrafo?
• ¿Cuánto hemos dicho que cuesta el lapicero?
• Si tenemos 1 Euro, ¿tenemos 80 céntimos?
• Sí.
• Entonces, con 1Euro, y sólo 1 Euro, podemos comprar las dos cosas, porque
tenemos para el bolígrafo y para el lapicero. ¿Qué pensáis? (Desafío) (Perplejidad
absoluta. Silencio. Tímidamente empiezan a hablar diciendo que si tenemos 1 y sólo
1 Euro, sólo podemos comprar una de las dos cosas. Ellos dan sus explicaciones
oportunas. Callamos. Cada vez participan más niños apoyando la misma idea. Es
entonces, cuando se les hace dudar:
Decíais que: "si tienes 1 Euro, tienes también 80", no entiendo por qué no podemos
comprar las dos cosas. Ellos, lo explican perfectamente)
Seguimos trabajando, establecemos "diferencia entre precios" para redactar el
enunciado:
"... Un lapicero cuesta 20 céntimos menos que un bolígrafo. Un bolígrafo cuesta 1
Euro."
Intentamos averiguar el mínimo dinero que necesitamos tener para poder
comprarlos. No hay muchas dificultades: Primero, el precio del lapicero, después, el
precio del bolígrafo.
Dado un precio cualquiera del lapicero, descubrir la regla general que me permita
obtener el precio del lapicero y el bolígrafo.
Dado un precio cualquiera del bolígrafo, descubrir la regla general que me permita
obtener el precio del lapicero y el bolígrafo.
Dado un precio cualquiera del lapicero y el bolígrafo, descubrir la regla general que
me permita obtener el precio del lapicero.
Para que los saberes matemáticos ingresen a la escuela deben sufrir una re-
elaboración didáctica, que los recontextualiza, los repersonaliza y los retemporaliza.
Esto es necesario, pues no debe olvidarse que el aprendizaje es el resultado de la
actividad matemática del alumno, mediada por las situaciones problema a través de
las cuales toman sentido y significado los conceptos matemáticos. Así, una situación
problema genera un ambiente en tiempo y espacio propio, sobre la base del
conocimiento de los alumnos para quien es diseñada, que da vida a los conceptos
matemáticos en el aula. Pero tomar en consideración a las personas, el tiempo y el
espacio para efectos del diseño de una situación problema, obliga a tomar decisiones
en términos de la forma, o de los elementos conceptuales que son pertinentes para
las circunstancias particulares del momento. Es en esta reelaboración didáctica
donde se debe centrar la actividad profesional del maestro de matemáticas, a fin de
propiciar para el alumno una verdadera actividad científica, pues sin este cuidado se
pueden proponer situaciones a los alumnos que, por su dificultad, superen sus
posibilidades de actuación, o que por su simpleza, no constituyan un reto intelectual.
En esta reelaboración didáctica juegan un papel fundamental los medios y los
mediadores, al igual que el motivo dentro del cual se desarrolle la situación
problema. Éstos, por así decirlo, deben constituir el contexto significativo de la
situación, entendiendo que un contexto es significativo en el marco de una situación
no porque recurra a elementos físicos, del medio, del entorno, de la cultura, de la
sociedad, etc., para darle sentido a la situación, sino, sobre todo, porque permita que
los alumnos analicen la situación con argumentos matemáticos. El motivo es la
excusa, la oportunidad, el evento, la ocasión, el acontecimiento, la coyuntura, o el
suceso, que puede ser aprovechado para generar una situación problema en el aula
de clase. Su elección es muy importante, pues determina en gran medida las
posibilidades de comprensión de la situación por parte de los estudiantes, y por
ende, el que la situación pueda constituirse en un verdadero problema. Por ejemplo,
a un grupo de estudiantes de grado sexto se les propuso la siguiente situación: Tres
alumnos, Pedro, Juan y Alberto, recorren una pista atlética de forma circular. Pedro
emplea 6 minutos en dar una vuelta, Juan tarda 4 minutos, Alberto sólo emplea 3
minutos. ¿Si salen juntos de la meta y en el mismo sentido, al cabo de cuánto
tiempo volverán a pasar juntos por la meta?
Con este tipo de formulación los estudiantes presentaron grandes dificultades, pues
el motivo seleccionado (las carreras atléticas) determinaron análisis guiados por su
conocimiento intuitivo sobre ellas: siempre se dan unas pocas vueltas, generalmente
el que sale más rápido desde el inicio se cansa y es sobrepasado por los demás, no
siempre se recorre cada vuelta en el mismo tiempo, etc. Todos estos elementos de su
experiencia personal impidieron que se realizaran análisis matemáticos de la
situación. Con base en estos resultados adversos, se decidió cambiar la formulación
de la situación como sigue: Una pista de carreras de autos tiene forma circular. Tres
autos de marcas Toyota, Honda y Mazda, inician la carrera desde la meta. Durante
el desarrollo de la carrera se observa que el carro Toyota siempre tarda 3 minutos en
dar una vuelta, que el carro Honda siempre emplea 4 minutos en dar una vuelta y
que el Mazda siempre tarda 6 minutos en dar una vuelta. La carrera está programada
para 200 vueltas. ¿En qué momento de la carrera los tres autos vuelven a pasar de
manera simultánea por la meta? El cambio de formulación fue altamente
significativo para los alumnos, entre otras cosas, porque cuando se propuso esta
situación en la clase estaban de moda las carreras automovilísticas de la Fórmula
uno, en las cuales un colombiano, Juan Pablo Montoya, era uno de sus
protagonistas. De esta manera, su intuición sobre lo que habían visto de las carreras
de autos les hacía ver que lo planteado en el problema era posible y, por tanto, sus
análisis se hicieron sobre la base de argumentos matemáticos. En el caso anterior, el
motivo (las carreras de autos) logra generar un contexto significativo para la
situación que la hace comprensible a los alumnos y, por tanto, les permite desplegar
su actividad matemática. Pero si bien el motivo es fundamental para que la situación
sea significativa para los alumnos, los medios y los mediadores sobre los cuales se
estructure la situación no son menos importantes.
Las tareas que conforman la situación problema son su parte visible. A través de
ellas el alumno desarrolla su actividad y, por ende, realiza las elaboraciones
conceptuales relativas a los problemas que enfrenta. En las actividades se cristalizan
los análisis realizados por el maestro sobre la red conceptual, los medios y los
mediadores, y se plasman en un diseño que, al ser vivido por el alumno, le permiten
la construcción del conocimiento.
La siguiente lista de preguntas orienta la decisión para determinar cuándo una
situación es realmente canalizadora del trabajo del alumno en la construcción del
conocimiento:
1. ¿Un alumno, es capaz de desarrollar una estrategia de su elección que conduzca a
respuestas, al menos parciales, del problema planteado?
2. ¿El alumno necesita convencer a sus interlocutores: los otros alumnos, el
profesor? ¿Existe un medio de justificar sus respuestas? ¿Está convencido que es su
obligación, que forma parte de su contrato de alumno?
3. ¿El enunciado da al alumno la responsabilidad de elegir los "instrumentos" y la
estrategia para resolver el problema?
4. ¿El enunciado determina una serie de pequeñas preguntas que determinan
completamente las estrategias a seguir?
5. ¿El enunciado requiere, en primer lugar y de forma explícita, los objetos
matemáticos que implícitamente serán los "instrumentos" adaptados para resolver el
problema planteado a continuación?
6. ¿Entre los "instrumentos" adaptados a la resolución del problema planteado, el
"objeto" matemático buscado es el, o uno de los más adaptados?
Los que han concientizado el proceso de resolver problemas como una importante
actividad en el desarrollo de las matemáticas han puesto atención tanto en el diseño
y presentación de problemas, así como en estudiar los procedimientos utilizados al
resolverlos. Hilbert (1900) presentó ante la comunidad matemática 23 problemas
que han sido fuente de inspiración para el desarrollo del conocimiento matemático.
Descartes, en el siglo diecisiete, conjeturó la existencia de reglas básicas para
resolver cualquier tipo de problemas. Su proyecto resultó muy ambicioso.
Actualmente, existe interés en identificar los procedimientos de resolver problemas
e incorporar actividades de aprendizaje que se relacionan con el uso de estos
procedimientos en el proceso docente.
Desarrollo
Algunos estudiantes tienen éxito con este método cuando resuelven problemas en el
mismo contexto, pero otros experimentan dificultades cuando el contexto del
problema es diferente. Esto nos motivó a investigar por qué estas ideas no daban
resultado o no son consideradas como guía en el proceso docente a la hora de
impartir este contenido.
Para resolver estos problemas debemos elegir algún valor desconocido para llamarle
“x”.
Conclusiones.