LA MÚSICA EN LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD Por Eve

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1. LA MÚSICA EN LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD.

“La música que desplegamos junto al niño


va ayudando a modelar afectos, sentimientos, contactos, comunión,
los que confluirán directamente en las producciones que haga y despliegue
para mejorar su manera de estar en el mundo”
(Susana Dancyker)

4.1- Música y Educación Especial: Un camino entre lo educativo y lo


terapéutico.

Sabemos que ponerse a trabajar frente a un grupo de niños con discapacidad o


frente a un alumno integrado en una escuela regular no es una tarea fácil. Representa
para el docente común todo un desafío, porque se trata de un abordaje diferencial, y en
la mayoría de los casos desconocido. No existe un manual de instrucciones para el
trabajo con niños con NEE, pero hay una serie de aspectos a tener en cuenta, que
pueden servir de guía y reflexión ante esta realidad. Lo primero es reconocer, como
educadores, la importancia de nuestro trabajo y el alto grado de compromiso que
supone, ya que nuestras decisiones y modos de actuar influyen muchísimo en la vida de
las personas que nos son confiadas en su educación. Un educador comprometido es
capaz de captar las diferencias, aceptarlas y estimularlas. Aunque resulte más fácil tener
una mirada homogeneizadora, el compromiso será apostar por una educación para la
diversidad, sosteniendo una actitud donde lo heterogéneo favorezca el desarrollo
individual. En Educación Especial es ilógico intentar unificar, es necesario poseer y
promover con nuestro accionar una mirada individual y personalizada.

La música es un medio de comunicación y expresión que la hace especialmente


pertinente cuando se trabaja con personas que presentan dificultades o trastornos. Existe
una creencia muy común entre la gente, que le otorga a la misma un papel casi mágico
en relación a las personas discapacitadas, pero esto no siempre es así. La música puede
ser algo que estimule o que inhiba. Por ello, los docentes de música debemos ser
conscientes de que tenemos en nuestras manos una herramienta muy valiosa que,
dependiendo desde dónde nos paremos para trabajar, puede ayudar a que el niño mejore
su manera de estar en el mundo. Debemos saber que la música no sólo tiene un efecto
relajante y tranquilizador, sino que tiene gran participación en las funciones cerebrales
superiores, como la memoria, la atención, la orientación, y hasta en funciones motoras
como el equilibrio, la movilidad y la coordinación. Asimismo, puede contribuir a
romper las barreras que dificultan la comunicación y expresión de los niños con NEE y
liberar el potencial que llevan consigo. En Educación Especial, la música debe brindar
la oportunidad a nuestros alumnos de involucrarse en proyectos con significado, en los
cuales puedan destacar el propio conocimiento y el propio crecimiento personal. La
música es, entonces, un medio para obtener otros resultados, y a la vez fin en sí misma.

Según Knobel, “toda educación especial es terapéutica”, y desde allí se parte


con la afirmación de que la música en educación especial es un camino entre lo
educativo y lo terapéutico. El hecho de que nuestros niños con NEE puedan cantar,
ejecutar instrumentos, expresarse corporalmente, improvisar y aprender nos hace
descubrir que la música brinda experiencias que enriquecen sus vidas,
proporcionándoles un desarrollo emocional, psicofisiológico y social equilibrado. Desde
esta perspectiva, pocas cosas son más terapéuticas que el aprender. El poder terapéutico
se encuentra en la práctica personal de sus canciones, sus instrumentos, sus juegos
musicales, sus ritmos y de todo aquello que el niño sienta como suyo y se considere
capaz de realizar, hasta sus propias audiciones.

Pero no debemos confundirnos, y considerar que el abordaje musical en este


ámbito educativo es siempre y únicamente terapéutico. Si se lo pensara de esta manera,
caeríamos en un error y un tipo distinto de discriminación, asumiendo que los niños con
NEE no son capaces de conocer y apropiarse de los contenidos y habilidades musicales.
El desafío radica en no apuntar a las aptitudes musicales por pura estética, sino a los
principios de significatividad y funcionalidad de los aprendizajes artísticos. Esto es lo
que propone la perspectiva de educación musical como expresión, ofreciéndose como
una base sólida sobre la cual encuadrar nuestro trabajo, ya que promueve una mirada
más justa sobre nuestros alumnos. La búsqueda del desarrollo de ciertas habilidades o
destrezas musicales como objetivo principal puede resultar frustrante, tanto para los
alumnos como para los docentes, porque las características de los niños con NEE a
veces hacen que estos logros sean difíciles de observar a corto y largo plazo. En cambio,
si nos basamos en sus posibles modos de expresión, para desde allí plantear una
educación que tienda al desarrollo integral, el resultado será realmente positivo. El eje
debe estar puesto en que docentes y alumnos consigamos reconocer y valorar obstáculos
y logros, dentro de un espacio musical que ofrezca alegría y seguridad para expresarse
libremente. Esta corriente pedagógica hace que podamos ver y desplegar un amplio
abanico de posibilidades para el autoconocimiento, la autoexpresión, la
autodeterminación, y finalmente, la realización personal en los niños con discapacidad1.

El primer paso en este tipo de abordaje, es la creación de un vínculo, una


relación que nos conecte con esa persona especial de una manera especial, que nos haga
ver al ser que está detrás del diagnóstico que lo caratula como: ciego, sordo, deficiente
mental, paralítico, autista, psicótico, etc. No debemos nunca olvidar que primero es una
persona, y luego que tiene una necesidad especial. El reto está en conocer al niño: sus
necesidades, gustos, preferencias y deseos. La discapacidad acompaña a la persona. Y
cada una tiene una historia, y con esta un bagaje de experiencia, aunque la no
experiencia forme parte de ella. Muchas veces no la pueden contar por sí mismos,
entonces nosotros nos valdremos del lenguaje musical para poder armarla y contarla. Es
muy importante conocer al menos algo sobre la historia de los niños con los que vamos
a trabajar, las características particulares que sus patologías les generan, y sus
capacidades para realizar diferentes cosas. A veces, simplemente observando algunas
conductas que van más allá de lo verbal, nos podremos dar cuenta de cómo la patología
los afecta. Pero el hecho de saber que esa persona tan particular que tengo al frente es
capaz de sentir, vivir y disfrutar la música como cualquier otro niño, y tal vez más, será
lo que nos guiará. El vínculo interpersonal que se genere entre docente y alumno, dará
un clima de mayor intimidad y conexión, lo cual propiciará mayor tolerancia y
respuestas por parte de los niños. Sólo después viene el conocer acerca de su
discapacidad, que también es importante, porque es lo que nos permitirá ubicarnos en el
lugar de las posibilidades reales del niño, brindándonos así ciertas pautas de abordaje.

Al hablar de música y educación especial, es necesario recordar que los


destinatarios son en primera instancia niños a los que no les falta ni les sobra nada,
niños a los que en tanto sujetos se les suma, una necesidad educativa especial. En
ámbitos de aprendizaje que van más allá de lo convencional curricular, no tienen casi
dificultades y hacen grandes progresos. El secreto está en no ver a la discapacidad como

1
Pedro Boltrino. Música y Educación Especial. Nos unen las diferencias. Documentos educativos.
Ediciones PreDem. 2004.
un valor negativo, sino como algo que permite evolucionar y crecer interiormente, ya
que la mirada desde la negatividad genera lástima, y la lástima lastima, convirtiéndose
en el peor enemigo de los niños, y por lo tanto, del proceso educativo. Debemos tratar
de no abordar la discapacidad como un problema, sino como una capacidad diferente.
Trabajaremos potenciando las capacidades conservadas sanas y no sobre la parte
afectada. No existe un método específico para trabajar con ellos, y en vano sería buscar
recetas mágicas, ya que el único camino será el conocerlos y aprender a quererlos, para
poder sacar de ellos lo mejor de sí mismos. Muchas veces no entendemos qué pasa
dentro de ellos, porque la exteriorización de su ser se encuentra limitada, por eso
debemos aprender a leer sus gestos, miradas, sonrisas, lágrimas, y las indicaciones para
hacerlo no se encuentran ni en los libros ni en las teorías, simplemente en el sentido más
común que poseemos: el sentido común.

La perspectiva de música como expresión propicia espacios donde se logra hacer


música con lo que podemos, sin quedarnos en una sola opción, sino utilizando todas las
que están a nuestro alcance, partiendo de la expresividad y las ganas de cantar, tocar o
bailar de nuestros alumnos con NEE. En un primer momento, se hará una evaluación a
través de estas distintas experiencias. Así nos daremos cuenta a qué responde más cada
uno y podremos descubrir el tipo de vínculo con la música que más disfrutan.
Debemos respetarlos y no intentar invadir zonas, que a veces pueden resultar
nocivas para el niño, y por ende, la tarea. Esto se debe a que algunos niños rechazan
ciertas cosas, como el contacto corporal o con objetos (instrumentos), ciertos
movimientos, algún tipo de sonidos (muy agudos o extraños), etc. Debemos, entonces,
tratar de ir conociendo estos puntos de choque donde la personalidad se desborda, y
ofrecerles otros tipos de experiencias más placenteras. Además, para evitar sobresaltos,
por ejemplo, es conveniente anticipar con el discurso lo que se va a hacer y los
materiales que se van a presentar. Esto se puede hacer tanto verbalmente, como
sensitivamente (con el tacto), pero siempre de manera gradual.

La mayoría de los niños con discapacidad se desarrollan de una manera más


lenta, a un tiempo y ritmo distinto y muy particular en cada uno, y por ello requieren
mayor cantidad y diversidad de estímulos. Muchas veces su proceso de aprendizaje se
detiene, perturba, y hasta incluso retrocede. Nuestra tarea será intentar reconstruirlo con
paciencia, sin evitar la exigencia, pero una exigencia que parta de las reales
posibilidades y deseos del niño. Cuanto mayor sea una dificultad a superar, mayor
deberá ser nuestra creatividad para buscar las alternativas que tiendan a superarla.
Debemos saber que con práctica, adaptaciones y nuestra colaboración, ellos podrán
escuchar, cantar, bailar y tocar instrumentos, cosas que los harán sentirse felices como
cualquier otro niño.
Cada alumno en particular nos irá marcando el camino con su propia evolución,
sólo debemos ser pacientes y observar cada respuesta, pero siempre desde una mirada
esperanzada, nunca desde la pena que pueda producirnos la patología que posea. El
desarrollo de cada uno nos enseñará a ir interactuando con su discapacidad, sin perder
nunca de vista que ese sujeto es una persona que, como todo ser humano, se nutre
primordialmente de amor, y que uno de sus derechos principales es poseer una infancia
lo más feliz posible. El hecho de que todos persigamos ese objetivo, es el principal
desafío a asumir. Nuestra mirada debe fijarse en la realidad de los niños que tenemos al
frente, pero por sobre todas las cosas, debe reflejar la humanidad que habita en nosotros,
convirtiéndonos en seres más humanos, sensibles, frágiles y comprensivos. Y bajo este
horizonte pensaremos nuestra tarea como una obra, como Orlando Terre Camacho nos
dice: “Una obra de infinito amor, soñando con la esperanza y abandonando horas de
ocio, pensando en la oportunidad de disfrutar de un niño con discapacidad. La ternura
debe respirarse en el movimiento que genera el trabajo, en nuestro trabajo, y aplicar
los principios de solidaridad en relación a los discapacitados, o a aquellos potenciales
portadores de posibles discapacidades”2.

También es importante ir adquiriendo conocimientos acerca de las patologías y


sus respectivos cuidados y manejos físicos, psíquicos y emocionales, lo cual no es
sencillo, pero se va logrando de a poco y fundamentalmente con la experiencia. Estudiar
sobre las patologías es positivo, pero el mayor conocimiento lo brindará el contacto
directo con los niños y el trabajo en equipo con los profesionales que abordan las
patologías desde las distintas áreas. En educación especial se trabaja complementando
las áreas, haciendo un abordaje interdisciplinario, es una necesidad educativa primordial
el poder contar con los distintos profesionales que se ocupan de las patologías desde
distintos lugares. La interdisciplina es una modalidad de trabajo en equipo con visiones
de diferentes áreas que se integran en pro de objetivos en común, considerando a las

2
Gabriel F. Federico. El niño con necesidades especiales. Neurología y Musicoterapia. Editorial Kier S.A.
Buenos Aires. 2007.
personas en su contexto de vida. En nuestro país se va respondiendo cada vez más a
esta necesidad, es cierto que nos falta mucho por andar al respecto, pero ya en las
escuelas especiales nos encontramos con equipos interdisciplinarios de trabajo formados
por: médicos pediatras, fisiatras, kinesiólogos, fonoaudiólogos, psicólogos,
psicopedagogos, psicomotricistas, asistentes sociales, y docentes especiales con sus
orientaciones (discapacidad visual, auditiva y cognitiva). Comprometernos a integrarlos
a nuestra tarea en el aula, ya sea aportando ideas o estrategias, o trabajando en equipo
con ellos, es algo muy valioso, ya que enriquecerá nuestra práctica desde el saber que
cada uno aporta, en pos de alcanzar más beneficios para los niños. De estos
profesionales nos nutriremos para conocer aspectos importantes de nuestros alumnos y
cosas que no podemos dejar pasar por alto, como: las características propias de cada
niño, su tolerancia a realizar las actividades, si tiene algún malestar físico, si la
medicación lo afecta de alguna manera, si ese día está más asustado o irritado por
alguna situación particular, como venir de alguna terapia que lo cansó mucho, entre
otras cosas.
Además de formarnos profesionalmente, debemos ser creativos para diseñar las
diferentes modalidades de trabajo. Podemos tener alguna metodología, pero los
procesos deben ser dinámicos, deben tener movimiento, sin estancarse en ninguna
rigidez o prejuicio. Pero el aspecto más importante que debe guiar nuestra forma de
abordaje es considerar lo que el niño puede hacer, en vez de remarcar lo que no. Si el
niño no puede mover un brazo, vamos a ofrecerle que tome el instrumento con el otro.
La autonomía es algo primordial en el trabajo con estos niños. Con la posibilidad de
hacer cosas por ellos mismos, de crear música, sea de la forma que fuere, sus mentes
podrán desplegar alas y tendrán así una verdadera sensación de libertad. Es por ello que,
siempre que se pueda, debemos facilitar y promover nuevos aprendizajes, evitando la
frustración. Entender su propio ritmo y respetarlo, sin imponer consignas que los
desgasten. Transmitir alegría, sensaciones de seguridad, protección y autoestima por
medio de la música. La práctica vocal, instrumental o de movimiento debe ser continua,
pero puede producir desequilibrios si se expone a los niños a esfuerzos excesivos,
sometiéndolos a tareas que sobrepasen sus posibilidades.

Otro aspecto importante a tener en cuenta en el abordaje de niños con


discapacidad, es que debemos apuntar a estimular la curiosidad, ya que muchas veces
esta se encuentra limitada cuando no se tiene un sentido -como la vista o el oído- que
los invite a explorar y tocar; o al tener dificultades en algunas partes del cuerpo o en la
comunicación y lenguaje. Si reconocemos que la curiosidad es el origen de todo proceso
de aprendizaje y desarrollo personal, entenderemos que sin ella -o sin una motivación
que la produzca-, el aprendizaje será superficial y a corto plazo. La curiosidad permitirá
que el niño participe en interpretaciones y producciones individuales o grupales, lo
orientará para escuchar y ser escuchado, generando espacios de circulación de saberes
significativos. De la curiosidad nace el proceso creativo de nuestros alumnos. La
educación puede cultivar la creatividad o ahogarla. En una educación significativa, la
creatividad permite que el alumno sea agente activo de su propio aprendizaje, como
también de la exploración y descubrimiento del mundo, pudiendo enfrentarse a
problemas y dar respuestas alternativas. Para Rogers, “la creatividad favorece la
actualización del yo, el desarrollo y madurez personal. Ésta no sólo se manifiesta en el
sentido estricto de la invención, artística o científica, para que sean originales y
funcionales. En un sentido más amplio es la actualización del propio ser, es decir, un
estilo propio de vivir, de estar abierto a la experiencia, a las cosas y a los seres. La
creatividad es un signo de equilibrio personal. Ésta emerge cuando el sujeto actualiza o
desarrolla lo más posible su potencial afectivo y mental, y se siente librado de las
inhibiciones personales y sociales”.

4.2- Adaptaciones.

Para garantizar la igualdad de oportunidades para todos los alumnos, puede ser
necesario adaptar los materiales, recursos y actividades que se les encarguen, de modo
que puedan responder de forma positiva, y también los contenidos seleccionados para
ese grupo en especial y ese alumno en particular. Si es posible tener una mirada
individual para cada alumno, y hacer que ese aprendizaje sea significativo en su
proceso, poco importan sus necesidades educativas especiales, ya que todos debieran
tenerlas, sobre todo en disciplinas donde lo artístico entra en juego comprometiendo la
sensibilidad. No olvidemos el punto esencial del abordaje especial: Personas por sobre
la discapacidad, Personas con discapacidad. Es por ello que las adaptaciones y los
materiales que se utilicen deben estar siempre al servicio de los niños que tenemos al
frente, y deben estar pensadas y diseñadas en base a sus necesidades.
Los instrumentos musicales son un motivador muy especial y efectivo, son
facilitadores de situaciones y experiencias, pero deben ser seleccionados y adaptados
apropiadamente para optimizar su uso en cada uno de los casos. Nos muestran el modo
de vinculación con el entorno. Son objetos inanimados que cobran vida, generando un
clima mágico para los niños.
Así como se adaptan los materiales, deben adaptarse los recursos, para que todos
los alumnos tengan la posibilidad de participar en las actividades. Si un niño no puede
cantar, puede seguir una canción señalando láminas con fotos o dibujos que refieran a la
secuencia de la letra de la misma canción, por ejemplo. Otra actividad puede ser pegar
distintos elementos (arroz, café, polenta, yerba) sobre etiquetas que se adhieran al
teclado para obtener diferentes texturas y marcos de referencia. Muchas veces nos
encontramos con niños que no sienten casi nada o niños con hipersensibilidad, que hay
que estimular muy despacio y de a poco. Con este tipo de propuestas, se van
acostumbrando a tocar las diferentes texturas adquiriendo mayor tolerancia.
Puede suceder que algunos niños tengan muchos problemas de aceptación hacia
las actividades, o que no estén acostumbrados a esperar, porque siempre se les facilita
todo. En estos casos, deberemos trabajar en la puesta de límites, para permitirles superar
las situaciones de frustración y así aumentar la tolerancia. De por sí, la condición de
discapacidad los pone en un lugar diferente, pero esto es algo con lo que tienen que
aprender a convivir, por eso debemos ayudarlos a procesar las situaciones que tengan
que ver con la paciencia, la tolerancia y la espera. En los niños con discapacidad, los
tiempos son realmente diferentes.

Los cuentos sonorizados, improvisaciones y canciones, son recursos


organizadores que brindan una estructura que actúa como un sostén para los niños, y
esto es muy importante, porque la condición de discapacidad muchas veces desequilibra
y desestructura la personalidad de nuestro niños.
La canción como lugar intermediario entre el adentro y el afuera, vela por los
niños, tamiza, ordena, protege, guía, La construcción de una canción tiene un equilibrio
y una estructura que favorece que el niño, al percibirlas, las adopte y traslade a su propia
estructura emocional, mental y física. Hay un antes, un ahora y un después. La música
transcurre y construye el tiempo.
La melodía y el ritmo pueden servir para trabajar la memoria. Podemos pensar
canciones sobre las letras del abecedario, los colores, las formas o partes del cuerpo, los
números, etc. También sirve invitar a los niños a ordenar secuencias sonoras o tratando
que recuerden canciones o ritmos trabajados en clases anteriores. Así la escucha se
tornará activa y no pasiva.

4.3- La importancia de lo lúdico.

Para desarrollar las habilidades musicales que se encuentran latentes en todas las
personas a modo de inteligencia –sean discapacitadas o no-, se hace necesario aprender
jugando, mediante la experimentación y ejercitación. La actividad lúdica es el medio
más productivo y placentero para el trabajo con música, y deberá ser conscientemente
pensado según las edades y los intereses de nuestros alumnos. Lo lúdico simboliza lo
placentero, por lo cual debemos apoyarnos en ello para que el niño pueda desplegar el
placer que genera el escuchar o hacer música. El juego puede ser una herramienta que
nos permita conectarnos con los alumnos a cargo, pero para poder jugar con ellos
debemos interiorizarnos sobre qué cosas son las que les gustan y disfrutan. Jugar es un
derecho de los niños, pero no sólo es placer, es comunicación, expresión y ayuda al
desarrollo intelectual y emocional.
Existe algo muy importante a tener en cuenta, y que funciona como un motor
interno en los niños, y es el deseo. Sabremos si este existe en el contacto directo con los
niños. Para trabajar con niños con discapacidad, lo primero es conocerlos y desde ese
conocimiento, tratar de descubrir sus intereses y deseos. Desear es querer algo, pero
muchas veces somos los docentes los que deseamos. Debemos cambiar de postura, e
introducir el deseo de los niños en nuestras clases, como parte del abordaje con ellos. La
mejor manera de introducirlo, es mediante las experiencias lúdicas que podamos
ofrecerles.

4.4- Musicoterapia y Educación Especial.

En la música habita el deseo. Ella es la primera terapeuta, porque trata al niño de


manera directa y profunda, promoviendo su comunicación, aprendizaje y expresión,
atendiendo a sus necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas. El
musicoterapeuta Gabriel Federico manifiesta que: “La música nos dice siempre algo,
nos muestra el mundo interno del niño, nos presenta los habitantes que hay allí,
aquellos que no conocen a nadie y los que comparten su vida con otros. En ese mundo
habitan lazos familiares, formas de comunicarse, relaciones, fantasías, ilusiones, etc.” 3
El niño inconscientemente nos hablará de esto en su forma de hacer música y producir
sonidos, al hacer juegos musicales o canciones. La musicoterapia sirve para entrar en el
mundo del niño por una vía de acceso distinta a la palabra. Sobre el puente que se vaya
construyendo en este proceso, entrará y saldrá información directa desde su mundo
emocional.
La musicoterapia cuenta con una serie de técnicas, recursos y actividades
específicas, que pueden sernos de gran utilidad a los educadores para el abordaje con los
niños con discapacidad, sobre todo en los casos más severos, o de necesidades
múltiples.
La técnica es un conjunto de tácticas que permiten producir efectos en el niño.
Los recursos son todo lo que se utiliza para el trabajo: la voz, instrumentos,
micrófonos, música grabada, partituras, etc. Pero los recursos musicoterapéuticos
propiamente dichos son: la improvisación musical, el sostén vocal, el baño sonoro, la
creación de canciones, la estimulación sonora, las visualizaciones creativas con música,
la relajación a través del movimiento, los juegos sonoros grupales, entre otros.
Las actividades son las tareas que se proponen para generar diferentes efectos en
los niños, y sirven para realizar evaluaciones a lo largo del proceso.

También existen distintos tipos de intervenciones: las de adquisición,


relacionadas al aprendizaje; y las de facilitación, en las que se presta una ayuda para que
el niño logre hacer algo que por sus propios medios no puede. En estas últimas, hay que
ser cuidadoso, para no terminar haciendo las cosas por el otro, y que sea siempre el niño
quien las realice, en la medida de sus posibilidades.
Otro aspecto que desarrolla la musicoterapia y que tiene gran importancia, es el
de empatía. Se trata de un modo de vincularse con el niño, que nos da la posibilidad de
resonar con el otro, comprenderlo, aceptarlo, ponernos en su lugar, y así ubicarnos un
lugar donde él se sienta más seguro.
La modalidad de trabajo varía entre pasiva/receptiva y activa/creativa,
dependiendo el nivel intelectual y las posibilidades físicas de los niños. Algunos tienen
muy buen nivel intelectual, pero no pueden expresarse verbalmente; otros no se
conectan o no pueden fijar la mirada, y otros se dispersan por cualquier cosa. Todo esto
puede estar presente, y es allí donde entra en juego nuestra creatividad para elegir la
3
Ídem 52.
modalidad y la estrategia que mejor se adecúe para cada caso. Las actividades deben
adaptarse a las necesidades y posibilidades de cada uno de ellos.

Musicoterapia receptiva/pasiva
Gabriel Federico cita a Serafina Poch Blasco en su Compendio de
musicoterapia, quien afirma que: “La música es una fuente constante de asombro, una
posibilidad de maravillarse sin que la persona deba moverse de donde esté. La música
traslada a mundos diferentes y a regiones fantásticas, sugiere experiencias
impensables, posibilidades y esperanzas fuera de toda lógica, pero no irreales ni
imposibles como las del corazón y los sentimientos. El ser humano necesita soñar
despierto y evadirse de la realidad, pero de una forma sana y creativa”.
Pero debemos comprender que la musicoterapia receptiva es también dinámica.
Por más que se haga una actividad con música suave o pasiva, la receptividad es
también activa, porque el niño está en alerta y en movimiento interno.
Los momentos de relajación son muy importantes para los niños con
dificultades, porque permiten que se recupere la figura humana, que se transforma
debido a las contracciones o los movimientos involuntarios.

Musicoterapia activa/creativa
Se trata de las actividades donde el niño es quien ejecuta instrumentos, canta o
baila. A veces, nuestros niños tienen muchas dificultades para cantar, tomar los
instrumentos de manera adecuada o seguir un ritmo, entonces necesitamos hacer
adaptaciones para alcanzar estos objetivos. Los chicos disfrutan mucho cuando pueden
hacer algo por sí mismos, y esto es muy valioso a la hora de trabajar.

Encuadre, inicio y cierre del encuentro.


Otro de los aspectos que desarrolla la musicoterapia, y que puede ser muy
valioso de incorporar para los docentes, es el de encuadre, inicio y cierre de las sesiones,
que en educación debemos pensarlas como encuentros o clases. Estos deben tener
siempre una estructura, un marco de referencia para el niño. Deben organizarse de
manera tal que a través de ellos, los alumnos puedan anticipar lo que sucederá. Esto
ofrecerá un marco de contención, en el que aumentará el sentimiento de confianza y de
seguridad, que propiciará el mejor establecimiento del vínculo entre docente y alumno.
Si bien los educadores trabajamos esta dinámica en nuestras clases, a modo de
inicio, desarrollo y cierre de una clase, en el abordaje de niños con NEE se hace
fundamental aplicarla en profundidad y a conciencia, porque ellos necesitan bases y
estructuras más firmes que los niños sin dificultades.
A veces se puede comenzar el encuentro con una canción inicial de saludo,
luego continuar con las actividades planteadas para el logro de los objetivos propuestos,
y cerrar con una canción de saludo final.
Se puede crear una canción saludo particular, en la que se nombre a cada
integrante del grupo, y esto puede ser algo muy valioso para los niños, porque el
momento dedicado a cada uno los hará sentirse importantes, tenidos en cuenta, y los
invitará a participar activamente del encuentro.
Gabriel Federico propone crear recursos como la “mochila mágica”, de la que
surgen instrumentos que cobran vida. De esta manera, se pueden marcar claramente los
inicios y los cierres de los encuentros, despertando a los instrumentos al inicio, y
haciéndolos dormir al finalizar.
Otro recurso para marcar el encuadre es la utilización de una misma música, de
manera que suene cuando comience el encuentro al recibir a los niños, y también al
finalizar, al despedirlos, marcando el cierre.
La utilización de una canción final, transmitirá a los niños que esperamos verlos
en el próximo encuentro, reforzando positivamente su participación en el proceso.

4.5- Aula Taller: Una estrategia posible.

La realidad de hoy en nuestro país dista mucho de lo ideal para el trabajo con
niños con NEE, ya que los criterios para agruparlos en las escuelas especiales están más
encuadrados en cuestiones económicas que pedagógicas. Muchas instituciones se ven
obligadas a formar grupos por edades más que por capacidades o necesidades, por ello
nos encontramos con chicos con distintos diagnósticos y discapacidades en una misma
sala, lo que dificulta enormemente la tarea. Además, la mayoría de las veces, la cantidad
de alumnos por grupo es excesiva. Pero, más allá de este tipo de dificultades que existen
en el sistema, como educadores debemos comprometernos en la tarea, asumir el desafío
y generar propuestas que respondan de la mejor manera posible a las necesidades de los
niños que nos hayan sido asignados. La modalidad de Aula Taller puede ser una
respuesta ante esta realidad.
Cuando hablamos de Aula Taller, nos referimos a una instancia pedagógica de
aprendizaje basada en la construcción compartida, donde cada uno de los integrantes
dispone de una cuota de conocimiento, de saber, que puede aportar al conjunto. Esta
tarea en conjunto facilita el encuentro, la comunicación y la apropiación del objeto de
conocimiento, el transformar y transformarse; el aprender a pensar y aprender a
aprender.
El alumno integrante del taller es un sujeto protagonista, que “actúa, siente y
piensa” junto a otros. El docente del taller guía y disfruta de la tarea, está dispuesto a la
ruptura de hábitos y a la aceptación de divergencias. Es un ser pensante, capaz de
ejercer su autonomía y estar atento a las diferentes potencialidades y situaciones
espontáneas, aprovechando cada aporte y re-direccionando las demandas hacia las
opciones más óptimas. Es un docente que propone actividades que favorecen la
participación, el compromiso y la satisfacción, representando desafíos posibles de
alcanzar. Es alguien capaz de reconocer logros y hacer sentir que sí se puede, que sí es
posible intentar, hacer y superar.
Esta modalidad genera una relación entre docente y alumno diferente a la
vertical tradicional, en la que la autoridad no se basa en la imposición de conocimientos
y normas, sino en el conocimiento y escucha del otro que tiene algo importante y único
para dar: su voz, sus capacidades especiales, su calidez, entrega, esfuerzo. Por lo tanto,
es una construcción abierta al cambio, en la que todos enseñan y aprenden, aceptando el
error e integrando la teoría y la práctica.
Es importante desarrollar una visión realista, pero esperanzada, teniendo en
cuenta las condiciones y características de cada niño, tales como sus posibilidades
expresivas, de desplazamiento, limitaciones, edades, etc., para poder facilitarle la
interacción con los demás y con el objeto de conocimiento: la música. Para Thayer
Gaston, la expresión musical propicia el establecimiento o re-establecimiento de las
relaciones interpersonales, y esto se debe a que se basa en los sentimientos, por lo que
no requiere un complejo conjunto de signos para entenderse. Es así que entonces, en la
dinámica de grupo, el niño se siente útil, aprende a valorar lo que sus compañeros hacen
y a ser valorado por lo que hace.
El docente, entonces, debe evaluar qué condiciones tiene cada alumno y el grupo
en particular y desde allí trabajar, ajustándose a la realidad y tiempos de aprendizaje, lo
que ayudará a no perder de vista que nuestro objetivo no es formar artistas, sino
fomentar medios de expresión. Primero se debe explorar, jugar, sentir e internalizar
formas musicales y sólo luego surge la capacidad de transferir los conocimientos y
compartirlos. En definitiva, se debe buscar que surja el instinto a “hacer”, que los
sentimientos se expresen libremente, que la razón ayude a dar formas más bellas y que
el espíritu pueda disfrutar4.

El aula taller es una excelente oportunidad para ofrecerles a nuestros niños con
NEE actividades lúdicas musicales en un entorno social. Pero estas actividades deben
ser diseñadas pensando en las posibilidades funcionales de los integrantes y en la
dinámica grupal, donde respetaremos los tiempos de respuesta de cada uno y del grupo
en su totalidad. En esta modalidad se estimula a que aprendan a compartir, participando
en juegos y grupos instrumentales, propiciando el ensayo de aspectos sociales.

Lo que se evalúa en un aula taller, va más allá del aprendizaje de determinadas


habilidades o destrezas musicales, que son importantes en el proceso, sino que se tiene
muy en cuenta el grado de participación, motivación en la tarea, atención, expresiones
faciales, comunicación verbal, no verbal, etc., que se vaya logrando.

Desde el Taller de Expresión Artística Musical se propone que nuestros alumnos


puedan vivir la música y expresarse mediante ella utilizando todas las opciones que
estén a su alcance. Es por esto que se los invita a observar, descubrir, explorar y
experimentar con los diversos medios sonoros de su entorno, comenzando por su propio
cuerpo, que es el más acabado y perfecto instrumento musical, ya que de él surge la voz
y gran variedad sonidos. También con los instrumentos musicales convencionales o no,
ya que son muchísimos y de las formas más diversas, por lo que representan un material
de trabajo fundamental.

La propuesta debe basarse en que el niño tome contacto y se vincule con la


música a través de sus tres dimensiones principales:
1- Audición: escucha atenta de la música, que lleva a una reflexión o búsqueda
interior en la persona, logrando el desarrollo de la percepción, que posibilita una
mayor comprensión y sensibilización hacia el lenguaje musical (Apreciación
musical).

4
www.músicamaestros.com.ar/mm/apuntes
2- Reproducción musical: reproducir los sonidos percibidos, es decir interpretación
e imitación de situaciones musicales.
3- Producción musical: crear situaciones musicales utilizando experiencias previas,
organizándolas de un modo propio y dándole un sello particular.

En educación especial, el eje transversal en el cual se deben desarrollar las tres


dimensiones anteriormente mencionadas, es el de la “Comunicación a través de la
música”, entendiéndolo como el poder escuchar o realizar música entre todos, valorando
el aporte único de cada uno, lo cual permitirá crear un espacio de respeto por los demás,
autovaloración y afecto, en el que se compartirán experiencias y vivencias de
fundamental importancia para nuestros alumnos, cuyos medios y modos de vínculo con
el otro se encuentran a veces tan perturbados y limitados. Lo que se pretende con esto es
que se suelten, que busquen su propia originalidad, que sean dueños de sus propios
modos de sentir y pensar, siempre ricos y válidos.

Un Taller de Expresión Musical, desde este encuadre, propicia un espacio de


encuentro y comunicación con el otro a través de la música; promueve el desarrollo del
oído y la sensibilidad musical; estimula el desarrollo de la creatividad a través del
contacto con diferentes tipos de manifestaciones musicales y artísticas y favorece la
búsqueda de un modo adecuado de expresión de las propias vivencias y sentimientos.
La forma de lograr todo esto, es llevando a cabo proyectos basados fundamentalmente
en el trabajo cooperativo, en los que se busque la manera de que la música sea para
todos, que cada alumno participe y descubra a la música como una forma de
relacionarse con los demás. Antes que nada debe estar el goce por lo realizado, y sólo
luego viene la calidad, que también es importante, pero que no debe ser algo que pese
sobre ellos. Si bien es muy importante buscar la belleza y perfección sonora, se debe
tener muy en cuenta que hay niños, cuyas características determinan que les cueste
afinar, seguir pautas rítmicas con el cuerpo o en instrumentos y participar de ciertas
actividades. Esto no debe convertirse en un impedimento para que puedan expresarse a
través de la música, sino que debe ser un continuo desafío por parte de ambas partes:
-del docente, que debe crear espacios que favorezcan el desarrollo progresivo de
las habilidades musicales, sin caer en tecnicismos, generando climas de trabajo amenos
donde no se recalque el error sino el progreso;
-y del alumno, que en ese espacio buscará mejorar cada aspecto, poniendo lo
mejor de sí en la superación continua de conflictos.

4.6- Integrando otras expresiones.

Diseñar las propuestas en red es apostar por una educación como oferta de
oportunidades, lo que lleva más trabajo para los docentes, pero se debe intentar si
queremos que nuestros alumnos aprendan significativamente. El aprendizaje es personal
y debe garantizar el desarrollo de las múltiples capacidades de cada sujeto. Reconocer
las distintas inteligencias que tenemos, nos ayuda a guiar a nuestros alumnos con NEE
en una propuesta seria. La Unesco en su publicación “Aprender a ser” destaca que
“Todo individuo tiene derecho a aprender toda la vida y en un espectro de
oportunidades que abarque todos los saberes propios del hombre”5. Así, debemos
apostar por buscar múltiples maneras de enseñar para diferentes maneras de aprender.
Por ello todo docente puede y debe dar a sus alumnos incentivos múltiples a fin de
permitirles conocer, sentir, vivenciar y emocionarse.
La educación artística debe pensarse como una actividad integradora, lo que
conducirá a lograr aprendizajes superiores. En educación especial, el poder integrar es
fundamental, porque el objetivo principal a alcanzar es el desarrollo integral de los
niños con NEE.
Un taller de expresión musical debe estar abierto a la articulación e integración
con las otras expresiones (expresión corporal, literaria, plástica, etc), permitiendo que
los distintos saberes se entrecrucen para poder ofrecer más alternativas de expresión a
nuestros alumnos. Esto implica pensar que un taller expresivo no sólo es un espacio
recreativo, sino un lugar para el desarrollo pleno de cada sujeto 6. El trabajar en redes de
saberes y expresiones, enriquece ese desarrollo.
Expresión Corporal.
Como Gabriela Winnicki señala: “El cuerpo es el lugar donde habitamos, en él
están impresas las huellas de nuestro transcurrir. Es fuente de placer y receptáculo de
broncas. Todas las emociones tienen cabida en algún lugar de nuestro cuerpo”. Al
trabajar con discapacidad, muchas veces nos encontramos con rostros inexpresivos y

5
Prof. Bonetto de Andreatta. Teoría de las Inteligencias Múltiples. Transitando la Vida. 1º Congreso
Científico de Discapacidad. Fundación Apadim y Arcor. 2004.
6
Lic. Gabriela Winnicki. Taller expresivo: Un lugar propio. Transitando la Vida. 1º Congreso Científico de
Discapacidad. Fundación Apadim y Arcor. 2004.
cuerpos rígidos, con gran falta de conocimiento de sus partes y funciones, y con muchas
dificultades para moverlas. Son cuerpos que cargan la frustración, la falta de placer, y
con grandes demandas de abrazos y contención. A esto hay que agregarle el peso
cotidiano de la exigencia social de un cuerpo perfecto, cuyo modelo dista demasiado del
que poseen las personas discapacitadas. El trabajo corporal con ellas apunta a recuperar
el cuerpo perdido, y transformarlo en un lugar propio. Con todo esto, un taller de
expresión musical, puede integrar la expresión corporal como estrategia, ya que el
cuerpo es primer instrumento de expresión. El sentirlo, reconocerlo, darle paulatina
movilidad a zonas que parecen dormidas, conectarse con el placer del movimiento,
estirarse y relajarse, puede ayudar a encontrar una forma de comunicarse consigo
mismo y con los demás. La danza puede representar una necesidad para algunos niños,
y debemos poder respetarla y ser fieles a ella. El “como si” que ofrece el teatro, es muy
importante también, porque se presenta como la oportunidad de escenificar y
transformar la realidad de los niños. Muchos dejan salir allí sus verdades, temas con los
vínculos familiares y sociales, deseos no cumplidos, sueños, etc.

Expresión Literaria.
Integrar en el trabajo musical juegos con cuentos, poesías y textos, puede ser una
excelente estrategia para comunicar las ideas y sentimientos de nuestros niños. La
búsqueda de canciones con intercambio de ideas sobre los mismos puede ayudar a
profundizar en distintas temáticas y hacer conexiones y asociaciones. Musicalizar y
sonorizar historias, ponerle música a textos, cambiar letras a canciones conocidas son
recursos que ayudan a los niños a ponerse en contacto con diferentes sensaciones e
ideas. Cuando dejamos que la expresión literaria surja de nuestros niños, podemos
sorprendernos muchísimo. A su vez, el hecho de que ellos puedan escuchar lo que
lograron crear y mostrarlo a los demás, es muy importante para el reconocimiento de
sus posibilidades.
Expresión Plástica.
La pintura, el dibujo, el modelado y otras expresiones plásticas favorecen el
desarrollo de la capacidad creadora del niño y su crecimiento general. En un primer
momento, surgen por la necesidad del niño de colorear, dibujar formas, apretar, palpar,
triturar, aplastar, jugar con los materiales y manipularlos. Cuando se adquiere un
pensamiento simbólico, surge la creación, es decir que estas actividades se tornan en
expresiones mediante las cuales el niño da sentido al material.
La expresión plástica y la música pueden trabajarse de manera integrada, a
través de distintas propuestas. El poder representar con dibujos, pinturas o modelados
las melodías, ritmos, paisajes y cuadros sonoros, ayudan a activar el pensamiento
flexible que da lugar a creaciones muy interesantes en los niños. El diseño y confección
máscaras para determinados bailes, muñecos y vestimenta para proyectos de murga, por
ejemplo, dan una visión artística global que hace que los niños vayan configurando una
postura más integrada de sus propias expresiones. La construcción de cotidiáfonos
también es una actividad integradora, que posibilita trabajar las cualidades sonoras y las
cualidades de los materiales, ayudando a que los niños puedan explorar, seleccionar, y
finalmente crear. Este tipo de propuestas contribuyen al desarrollo de la creatividad,
porque hacen que los niños pongan en juego las más variadas habilidades que le
permitan llegar aproximadamente a las formas que han percibido y quieren representar.
Por esto, es muy necesario que en los talleres expresivos, los niños puedan pasar por
una amplia gama de experiencias que les permitan familiarizarse con formas, objetos,
materiales, animales, etc. 7

A algunos niños les costará más trabajar manualmente, dadas sus características
particulares, ya sea por problemas motrices o visuales, mientras que otros lo harán con
gran soltura. No debemos olvidar que ellos crecen mediante sus propias experiencias,
independientemente de lo más o menos estético que nos resulte la apariencia de sus
productos finales. Lo que interesa al aprendizaje es el proceso, las experiencias, en tanto
estas sirvan para la expresión individual.8
Cuando el niño trabaja los distintos materiales, como masas, arcillas, plastilina,
etc. su actitud varía, utilizando técnicas propias. Estas actitudes diferentes hablan de
diferentes maneras de pensar, de diferentes personalidades. De ahí la importancia que
encierra el respetarlas, ya que esto presupone respetar al niño, respetar su
individualidad. Al realizar trabajos manuales, se posicionan frente a un material sin
sentido, sin formas definidas y está sólo en ellos la elección del producto final que
buscarán lograr utilizando sus recursos y estrategias, favoreciendo así la posibilidad de
desarrollar las propias ideas, que hablan de un mundo interior activo que puede
expresarse al mundo exterior de manera creativa.

7
Herbert Red. Educación por el Arte. Editorial Paidós. Buenos Aires. 5ª edición 1973.
8
Víctor Lowenfeld. El niño y su arte. Editorial Kapelusz. Buenos Aires. 1958. (180-182).
En los casos de niños con desequilibrio emocional, el poder jugar con distintos
materiales, permite que liberen positivamente tensiones y agresiones, que buscarían
exteriorizarse de otra manera9.

4.7- Pensando en las distintas necesidades.

Al hablar de diferentes tipos de discapacidades, estamos hablando de diferentes


tipos de necesidades que deben ser tenidas en cuenta a la hora de enfrentarnos a un
alumno o un grupo en particular. Si bien el encuadre del abordaje es el mismo para
todas, hay ciertos aspectos importantes a reflexionar, para que las propuestas respondan
de la mejor manera a las necesidades de nuestros alumnos. A continuación, describiré
brevemente algunos.

Discapacidad Física.
En los niños con discapacidad motriz, no hay nada que dificulte el desarrollo de
la inteligencia musical, a excepción de los casos en los que el área de la comunicación y
el lenguaje estén afectados. Pero sí hay aspectos que deben ser tenidos en cuenta a la
hora de trabajar con ellos, porque la distorsión o falta de movilidad en ciertas partes del
cuerpo, conlleva realizar ciertas adaptaciones que posibiliten la participación en las
distintas propuestas.

En el caso de tener un cuerpo que no le permita explorar y conocer el entorno


por sí mismo, el niño va a crecer con limitaciones que debemos compensar para
ayudarlo a descubrir el mundo y apropiarse de él. Un niño que no puede desplazarse por
sus propios medios, no podrá tomar el instrumento que le guste de la mesa. Nosotros no
lo haremos por él, pero sí estaremos atentos a captar su intención y le brindaremos la
ayuda necesaria para que pueda alcanzarlo, poniendo todo de sí.
Muchas veces se contará con equipamiento complementario que se utiliza en su
tratamiento, el cual nos ayudará a corregir la postura antes de comenzar una actividad.
Se tratará de cuidar al niño, manteniéndolo en una posición funcional, confortable, sin
que se lastime, para poder entonces trabajar. A veces, los cuerpos muy rígidos nos
hacen acomodarlos con almohadones o masajearlos unos minutos previos al trabajo en

9
Pauline Tilley. El arte en la Educación Especial. Ediciones Ceac. 1991.
sí, lo que les dará la posibilidad de tener un momento de escucha musical más
placentera.
Desde la música se puede trabajar en incrementar la satisfacción y el placer de
escuchar, cantar y tocar, desarrollar intereses recreativos, aumentar y mantener
movimientos, estimular la coordinación de los mismos. Estimular las capacidades de
imitación y asociación, incentivar la memoria, organizar el contexto no verbal.
Vivenciar sensaciones, experiencias, emociones, deseos y necesidades, trabajar la
identificación, llevar al conocimiento del propio cuerpo en estos niños que son muy
invadidos por la mano de otro, promover la comunicación y el lenguaje y la
construcción de una identidad propia.
Tocar instrumentos musicales ayuda a ejercitar los músculos involucrados en la
motricidad fina y gruesa de los miembros superiores. Facilita las contracciones
musculares, incrementa las funciones respiratorias y ejercita la coordinación de los
movimientos. Quiere decir que al realizar este tipo de actividades, estamos ayudando al
desarrollo físico de estos niños también. A veces tendremos que crear o utilizar alguna
adaptación en los instrumentos, que les permitan sujetarlos sin que se les caigan.
Podemos usar guantes o engrosadores, por ejemplo, para que sean más manipulables.

Discapacidades Sensoriales:
Discapacidad Visual.
Es muy común pensar en la gran importancia que tiene la música para las
personas ciegas, y esto se debe a que deben apoyarse en sus sistemas sensoriales sanos
como vías de comunicación para lograr realizarse como personas. El tacto y el oído le
posibilitan relacionarse con la música, ya sea como oyente o intérprete, participando de
la misma en igualdad de condiciones con el resto de las personas. Asimismo, hay ciertas
cuestiones que deben tenerse en cuenta, para que las experiencias musicales sean lo más
positivas posibles para ellos.

Lo primero es descubrir la importancia de la estimulación de la curiosidad, ya


que suele encontrarse limitada en los niños con esta dificultad, ya que la vista es el
sentido que los invita a explorar y tocar. Nuestro reto no será acercarle las cosas para
que exploren y descubran, sino incentivarlos a acercarse por ellos mismos y así hacer
sus experiencias.
Otro aspecto de gran importancia al trabajar con personas con este tipo de
discapacidad es la organización y la anticipación. La vista es el sentido más global que
poseemos los seres humanos, y que nos posibilita conocer, dominar y manejarnos en el
espacio. Al tener este sentido limitado, a la persona se le dificulta el manejo del espacio,
produciendo desorganización. La vista posibilita controlar lo que existe y sucede en el
entorno. Por lo tanto, es muy importante que podamos anticipar a nuestros alumnos, por
medio de los sentidos que sí poseen (oído, tacto, gusto), los materiales con los que
trabajaremos y las actividades que se realizarán. Asimismo, el ofrecer propuestas
organizadas, dentro de un espacio físico ordenado también, posibilitará que nuestros
alumnos puedan participar con mayor comodidad y de manera más significativa de las
mismas, porque tendrán mayor control de la situación de aprendizaje.

Discapacidad Auditiva.
La música es un lenguaje que se transmite a través de sonidos, y es evidente
entonces que las dificultades con las que se enfrentan las personas con discapacidad
auditiva para apropiarse de la misma, son muchas. Estos niños van desde los sordos
hasta los hipoacúsicos más o menos graves. Hay que adecuar las propuestas musicales a
cada grado, pero incluso aquellos que son totalmente sordos tienen posibilidades de
participar de las mismas. Estos niños no oyen la música como los demás, pero sí
perciben vibraciones y sensaciones, y esto es lo que debemos aprovechar para trabajar.
El sistema de percepción que nos ayuda a suplir esta carencia es el Sistema Táctil-
Kinestésico. El mismo refiere a la interrelación del tacto y el movimiento con el fin de
obtener e interpretar la información del medio. Además involucra la posición del cuerpo
en el espacio. De esta manera, nos proporciona información muy valiosa, ya que si los
niños pueden percibir vibraciones en la piel y en los huesos, este sistema será el que les
ayude al establecimiento de la relación cuerpo-mente.
Es esencial para saber el grado de disminución auditiva que tiene cada niño, no
es lo mismo un niño o grupo de niños sordos, que hipoacúsicos, o que un grupo de
actuales sordos que alguna vez han oído. Por lo tanto, las actividades irán en función de
esto, planteando propuestas alcanzables desde las formas de expresión que usemos:
expresión corporal, danza, percusión, etc.
Es posible que algunos niños lleguen a distinguir alturas, sobre todo si se trata de
sonidos muy graves o muy agudos. Para empezar, podemos hacerles explorar materiales
sonoros que estimulen su curiosidad, y que aunque no puedan distinguirlos claramente,
puedan al menos descubrir que hay un mundo de sonidos a su alrededor y hasta incluso
puedan disfrutar de él.
El ritmo, en los niños con discapacidad auditiva, es un elemento de gran
importancia para la comprensión del mundo que le rodea. Ellos son capaces de
desarrollar actividades rítmicas en grupos, casi al mismo nivel que otros niños sin esta
dificultad. La utilización del ritmo en el movimiento, da lugar a una mejor coordinación
motora y corporal, una aptitud y desenvoltura del equilibrio y control postural, así como
una rehabilitación de la organización motriz. La danza es movimiento, y en el
movimiento estos niños pueden exteriorizarse, sentir sus cuerpos, salir de su soledad
interior y comunicarse con el otro, con el grupo, liberando de esta manera sus angustias.
La expresión y vivencia musical en los niños con discapacidad auditiva, además
de asentarse en el movimiento, se asienta en la práctica instrumental. Una vez que han
podido vivenciar el ritmo a través de las vibraciones de los pasos, golpes, etc., que se
perciben a través del piso y del aire, pasaremos a utilizar los instrumentos musicales.
Trabajar la percepción del sonido y las vibraciones no es fácil, pero se puede hacer
tocando la superficie vibratoria con las manos o con distintas partes del cuerpo, incluso
amplificándolas con la utilización de globos, por ejemplo10.

Discapacidad Cognitiva o Intelectual o “Retraso mental”.


La música es una gran fuente de motivación e inspiración para personas con
discapacidad cognitiva. Es muy común ver a personas con Síndrome de Down, por
ejemplo, desempeñarse con pasión en las distintas ramas: danza, canto o instrumento.
Esto se debe, en gran parte, a que la expresión musical no implica la utilización de
destrezas cognitivas pertenecientes al área lógico-matemática, que son las que
generalmente se encuentran desfasadas en estas personas. Por ello, pueden expresarse
musicalmente sin frustraciones, con fluidez y entusiasmo, demostrando un gran
desarrollo de habilidades.
Asimismo, muchos de estos niños presentan dificultades en el lenguaje, llegando
a casos severos. Es por ello que, antes de comenzar cualquier propuesta, es muy
necesario poder descubrir estas dificultades, para así plantear las actividades más
apropiadas para ellos. En los casos donde el lenguaje se encuentre muy limitado, no se
profundizará en el canto, ya que podría ser motivo de frustraciones.

10
J. Lacárcel. Musicoterapia en Educación Especial. Murcia: Universidad de Murcia. 1990.
Los alumnos con dificultades de aprendizaje necesitan un acercamiento positivo
a las experiencias y actividades musicales que puedan realizar, que remarquen las áreas
donde ellos se sientan más capaces y les garanticen entonces, poder realizarlas con éxito
y satisfacción. Generalmente, estos niños manifiestan inconvenientes para acceder a
simbolizaciones, por lo que le trabajo con materiales concretos debe ser muy fuerte en
ellos. El poder disfrutar de la exploración de los instrumentos, de su voz y su cuerpo en
movimiento, será una tarea muy valiosa y que les proporcionará gran satisfacción.

Discapacidad Psíquica.
En el caso de personas con severos trastornos emocionales, la música puede
parecer irrelevante, al no observarse respuestas concretas aparentes de procesos de
desarrollo de las habilidades, sea en los casos de autismo o psicosis, en los que la
relación con los objetos, las personas, y el mundo en sí se encuentra tan dañada. Sin
embargo, la música en muchos de estos casos actúa de manera imperceptible, logrando
momentos de equilibrio, de escucha atenta, de contacto visual, de reposo y hasta de
alegría, que nos hablan de la presencia de procesos internos, que aunque son difíciles de
entender por tratarse de personalidades tan diferentes, están y existen.
Cuando un niño se aísla, busca protegerse y sentirse seguro, formando una
coraza en la que a veces nadie puede penetrar. Al presentarle estímulos, estos pueden
ser vividos como invasiones o agresiones, lo que generará actitudes de rechazo e
intolerancia al contacto. Cuando el niño está desconectado, no se relaciona con ningún
objeto y se envuelve, muchas veces, en estereotipias que lo desconectan más aún. El
sonido puede ser fundamental en este tipo de realidades, porque aparece en la atmósfera
del niño casi sin invadir, simplemente está. Y el hecho de no tener un cuerpo palpable
táctilmente, puede hacer que penetre en su mundo y logre conexiones con el afuera, que
de otra manera no podrían lograrse. El sonido puede aparecer en su cabeza y ser el
único que traspase la barrera. Por ello, debemos saber observar y analizar si el niño ha
permitido que este pase, y si el paso es invasivo o no para él.
Cuando nos encontramos con un niño con rasgos autistas, tenemos que buscar al
verdadero niño que está escondido detrás de ese cuerpo, de esa muralla. Su cuerpo actúa
en función de un mundo interno muy grande, lleno de laberintos que no encuentran
salida, y es allí cuando se producen las estereotipias: los aleteos, balanceos, golpes o
descargas hacia el propio cuerpo o algún objeto, el caminar con los pies en punta. Pero
también aparecen los ojos extraviados, sin respuestas, pegados a objetos que giran, y allí
se van como de viaje, a veces sin retorno, hacia un mundo que nunca podremos conocer
más que de lejos.
Del grado de aislamiento dependerá el tipo de vínculo que se pueda establecer
con ellos. Algunos se escaparán todo el tiempo, otros se quedarán quietos, otros se
quedarán en un eterno movimiento, otros podrán establecer algún tipo de contacto.
Muchos niños autistas suelen ser afectuosos, aunque de un modo distinto: la
información entra y no sale; se dejan tocar y acariciar si nuestra presencia les da
contención, pero ellos no acarician.
La música puede funcionar como un puente para entrar a su mundo y, hasta
incluso, para que el niño que habita dentro de ese cuerpo, pueda salir por algunos
momentos a jugar fuera de él.
Desde la musicoterapia se han obtenido muchos logros, estableciendo
comunicaciones alternativas para que el niño pueda encontrar alguna vía de expresión
de sus emociones, brindando espacios de contención que eviten el desborde11.

Discapacidad Múltiple.
La discapacidad múltiple es un desafío múltiple. Se trata de niños con
discapacidades asociadas que hacen que su modo de relacionarse con el entorno sea
muy particular, dependiendo del tipo de combinación de problemáticas que posean:
niños sordociegos, ciegos con problemas motrices o emocionales, niños con
discapacidad intelectual y problemas emocionales, etc. Cada alumno con necesidades
múltiples es un sujeto caracterizado por una historia que lo moldea como ser único. Se
tiene en cuenta que la expresión de sus necesidades es múltiple; pero se valora un sujeto
particular. Es por ello que necesita, dentro del ámbito escolar, un programa pedagógico
personalizado, mucho más que un niño con una sola discapacidad.
Del análisis y comprensión de la realidad de cada niño, se acompañará un
proceso centrado en su forma particular de relacionarse, en su desenvolvimiento en la
vida diaria y en su propia posibilidad de desarrollar la adquisición de aprendizajes
realmente significativos.
La autonomía en estos niños es siempre relativa. Las dificultades que poseen
hacen necesario el apoyo y acompañamiento del adulto de manera casi continua.
Nuestra meta deberá ser, entonces, que logren un progresivo desenvolvimiento
11
Gabriel F. Federico. El niño con necesidades especiales. Neurología y Musicoterapia. Editorial Kier S.A.
Buenos Aires. 2007.
autónomo en la adquisición de destrezas y habilidades musicales, comprometiéndonos
en ir de lo imposible a lo posible, ajustando el ambiente y el entorno para que sea
mejorador de las funciones limitadas. En nuestra propuesta debe primar el alumno y su
proceso, antes que cualquier meta netamente artística.
Las actividades deben ser organizadas y secuenciadas, para asegurarles su
comprensión y significación. Cada niño aprehende el material y se apropia de los
contenidos según su deseo y posibilidades.
Más allá de todas las experiencias musicales que podamos compartir con ellos,
como docentes debemos transmitirles que, a pesar de la complicación que provoca tener
una discapacidad múltiple, siempre hay un abrazo, una mirada y un oído para sus
propias necesidades.

Discapacidad Social.
La desnutrición en la gestación y en los tres primeros años de vida provoca
deficiencias mentales irrecuperables. Los problemas sociales y emocionales derivados
de la pobreza y la marginalidad, a la vez generan problemas de conducta, e influyen
enormemente en los niños en edad escolar y los transforman en repitientes crónicos que
no tienen cabida en el actual sistema educativo. En el mejor de los casos estos niños
terminan la escuela primaria con una bajísima calidad educativa en establecimientos
urbano-marginales. Otros tantos, abandonan la escuela para dedicarse al trabajo en las
calles o a la delincuencia. Pero muchos de ellos son excluidos de las escuelas regulares
al no tener el personal capacitado ni los mecanismos pertinentes para contenerlos y
ayudarlos a superar sus dificultades, y son recibidos en escuelas especiales, remarcando
aún más este camino de abandono social al que han sido sometidos desde que nacieron.
Las causas de este fracaso tienen mucho que ver con la nula capacitación que reciben
los docentes de estos niños y la ceguera gubernamental en materia de políticas
educativas adecuadas a su realidad. Todo esto obliga a hacer un replanteo educativo, ya
que trabajando de la manera tradicional, la escuela de una manera u otra los termina
excluyendo, siendo así funcional al modelo de marginación social vigente.
Para estos niños nadie está preparado, ni docentes, ni sociólogos, ni psicólogos,
ni asistentes sociales. Nadie parece acertar con lo que realmente se necesita para
rescatarlos. La escuela, a pesar de que es la única institución que los recibe, tampoco
está preparada para atenderlos y ofrecerles lo que verdaderamente necesitan.
El área artística puede actuar como un medio de inclusión y de reconstrucción
social. Desde las expresiones artísticas se pueden generar espacios que nos permitan
trabajar contenidos y didácticas que revaloricen la identidad y la diferencia, así como las
vías de construcción de modos de relaciones humanas más igualitarias e inclusivas. Pero
para ello, como docentes debemos comenzar por preguntarnos qué es lo que necesitan
realmente estos niños para transformar y transformarse.
Lo principal es descubrir que, como personas, necesitan saber que existen para el
resto de la sociedad, saber que alguien se preocupa y ocupa de ellos. Necesitan
primordialmente ser atendidos, escuchados y respetados. La música puede constituir un
medio para llegar a ellos, permitiéndoles tener una oportunidad de mostrarle a los demás
y a sí mismos, que son capaces de desarrollar sus potencialidades de una manera
apropiada y creativa.
Existen proyectos de murgas, de talleres musicales o de arte integrados que
ayudan a ponerle voz a sus reclamos de inclusión y reconocimiento social, con
creatividad y sin violencia. Este es el desafío que tenemos como docentes, para poder
construir una sociedad más justa, con oportunidades para todos12.

4.8- Beneficios de la Expresión Musical en los alumnos con NEE.

En base a una presentación hecha por Dorothy Goodenough13 referida a los


niveles de desarrollo que propicia la música en las personas ciegas, mencionaré a
continuación los siguientes puntos, que considero alcanzan a todas los niños con NEE:

Desarrollo físico.
La música promueve el desarrollo de la discriminación auditiva y de la
percepción táctil. El niño, desde muy pequeño toma contacto con estímulos auditivos
presentes en su medio que le producen placer y mediante ellos comienza a desplegar su
sentido del oído, como cuando oye a su mamá cantarle. A medida que va creciendo, las
actividades auditivas deben orientarse de manera que contribuyan con el poder de
concentración del niño. Por otra parte, la música actúa como un verdadero incentivo
para el uso de los músculos, ya que invita al niño pequeño a dirigirse hacia la fuente
sonora, como pueden ser campanitas, colgantes musicales, cascabeles, etc. Cuando el
12
María Claudia Pettinari. Los discapacitados sociales.
13
Dorothy Goodenough. La importancia de la música en la vida del niño impedido visual. American
Foundation for Overseas Blind, Inc. Oficina Latinoamericana. Córdoba, Argentina. 1973. (16-20).
niño es más grande, disfruta interactuando con materiales sonoros y con instrumentos
musicales. Desde la música, se puede fomentar el desarrollo de dos nociones corporales
principales: el esquema corporal y el movimiento. En primer lugar, ayuda a sentir el
propio cuerpo, reconocerlo, conocer sus partes, logrando así una auto-imagen. A su vez,
colabora a dar movilidad a zonas adormecidas, conectarse con el placer que produce el
movimiento, encontrando la manera de comunicarse consigo mismo y con los demás a
través del cuerpo. Asimismo, propicia incentivos para la exploración sensorial, ya que
invita a escuchar sonidos, melodías y explorar objetos y espacios.

Desarrollo emocional.
La música promueve el desarrollo emocional de los niños con NEE, porque
actúa como descarga, aliviando las tensiones y frustraciones que muchas veces tienen su
origen en las propias dificultades o limitaciones físicas, psíquicas y/o de interacción
social y con el medio, que son bastante más marcadas al poseer una discapacidad.
Asimismo, ayuda a la auto-realización de la persona, porque representa un mundo más
satisfactorio y menos hostil en el cual pueden comunicarse, integrarse, identificarse, y
también refugiarse cuando le invaden el rechazo y el aislamiento. Contribuye a una
mejora de la auto-imagen, porque pone de manifiesto las habilidades y potencialidades
del niño que ejecuta algún instrumento o que gusta de cantar o bailar, ayudando a la
expresión de las emociones y al desarrollo de la creatividad.

Desarrollo Intelectual.
El trabajo que puede realizarse desde la expresión musical, brinda a los niños
con NEE la posibilidad de enriquecer sus habilidades senso-perceptuales, que son la vía
de conocimiento y comprensión del mundo. A través de los sentidos, el niño realiza un
aprendizaje que va desde la simple sensación, discriminación y reconocimiento, hasta la
percepción, donde se involucran funciones cerebrales superiores, entre las que se
encuentran: la memoria, la imitación, la adquisición de nociones y conceptos, el
lenguaje y la comunicación, la comprensión y el juicio crítico. La música actúa como un
incentivo muy importante que favorece el desarrollo de los dispositivos básicos que
permiten la adquisición de aprendizajes significativos, que son: atención, motivación,
memoria, habituación y senso-percepción.

Adaptación social.
La música es un factor primordial en la socialización del hombre, constituye un
incentivo para que las personas actúen en grupo. El escuchar música o realizarla entre
personas, permite crear un espacio de amistad en el cual se comparten experiencias y
vivencias. En las personas discapacitadas toma gran importancia, porque les permite
comunicarse, participar e integrarse con personas de distinta condición física y/o
mental. El poder interactuar con otros, ya sea escuchando o haciendo música, tanto en
núcleos familiares como en grupos de amigos, genera respeto por los demás,
autovaloración y gran satisfacción al sentirse capaz de relacionarse adecuadamente con
otros. Todo esto promueve la integración e identificación de la persona en una sociedad
y cultura determinada, dado que la participación en diferentes grupos y el estar en
contacto con los demás, permite aprender a respetar las diferencias, promoviendo el
desarrollo de una conciencia ética, donde primen valores como la solidaridad, empatía y
generosidad, entre otros.
Mediante las actividades expresivas, las personas con NEE se posicionan en una
actitud transformadora, de cambio y de reconocimiento social, permitiendo reconstruir
su identidad como personas, trabajando desde la capacidad y no instalados en la
discapacidad.

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